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RECONQUISTAS Y REPARTOS EN 1234 CON SUS OTRAS NOTICIAS YCORRESPONDIENTES ÓBITOS FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

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RECONQUISTAS Y REPARTOS EN 1234

CON SUS OTRAS NOTICIAS

YCORRESPONDIENTES ÓBITOS

FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO

~ 1 ~

Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes que ha tenido a mano o por medio de la red in-

formática. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a tra-

vés de cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de

algún texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún per-

juicio, ni propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este

libro, así como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse

ni manipularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se

reproduzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia,

etc.

~ 2 ~

~ 3 ~

A MODO DE PRÓLOGO

LA TOMA DE HORNACHOS EN 1234

Era domingo cuando empezó el año 1234, un año en el que, ya a 8 de diciembre, se

produjo la toma de Hornachos por capitulación de sus habitantes musulmanes, recon-

quistándose así esta plaza mora por las tropas castellanas que capitaneaba el maestre de

la Orden de Santiago, Don Pedro González Mengo, sirviendo al rey Fernando III el

Santo.

No tardó mucho el monarca en darle al maestre la encomienda de la población con-

quistada, cuando ya echaba a andar el año 1235. Se la entregó “con los montes, fuentes,

ríos, aguas, prados, pastos, viñas, tierras cultas e incultas, árboles y todas sus perte-

nencias y sus términos que tenía en tiempo de los sarracenos”.

Sepamos de qué se trata cuando decimos encomienda: que fue una institución socioe-

conómica mediante la cual un grupo humano o población debía retribuir y contribuir a

quienes se le imponían exigiéndoles trabajos, obligaciones, tributos, especies o aporta-

ciones para disfrutar de un bien o una prestación que hubiesen recibido o se hubiese

negociado, pactado, etc., como cuando estaba establecida aquella institución de clientela

propia de la época del Imperio Romano. En cualquier caso, existía una relación de de-

pendencia por la que el más fuerte o vencedor se imponía dando protección al más débil

o vencido, comprometiéndose éste a guardar fidelidad, a mostrar lealtad y a beneficiar

con la entrega de determinados servicios, tareas, prestaciones…, teniendo difícil pros-

perar y enriquecerse, pues lo hacía la encomienda y el comendador, no el encomendado.

En los reinos peninsulares o españoles de la Edad Media, muy particularmente en las

coronas de Castilla y Aragón, las encomiendas consistían muy mucho en territorios,

inmuebles, rentas o beneficios pertenecientes a una orden militar, a cuyo frente, como

comendador, se encontraba un caballero de hábito, devoto y eficaz administrador, que

era nombrado por el maestre de la orden. Las encomiendas constituyeron auténticas

circunscripciones de las órdenes militares y tuvieron su papel en la reconquista, pues los

cristianos precisaban de un sistema social de organización con el que gestionar y re-

poblar los territorios conseguidos tras sus victorias.

Más habría de todo ello, como sabemos, a raíz de las conquistas en América tras

descubrirse el Nuevo Mundo por Colón, y lo mismo pude decirse respecto a todo lo

relacionado con el desarrollo del mundo colonial en la Edad Moderna.

Hornachos está en la provincia de Badajoz: Se trata de una población peculiar como

enclave geográfico y por el desenvolverse de su historia. Hay allí, en su elevada y es-

carpada serranía, un castillo actualmente ruinoso. La mayor parte de lo conservado está

construido con encofrado sobre cimientos de mampostería, aunque también hay muros y

torres cilíndricas levantadas enteramente con mampostería por los cristianos que to-

maron el lugar. A través de las visitas que la Orden de Santiago realizaba a la fortaleza,

conocemos algo de la misma, de las partes que componían la edificación, incluida la

capilla dedicada al Apóstol Santiago, además de las dependencias de tipo residencial,

~ 4 ~

militar y doméstico, nada demasiado espacioso. Pasada la Edad Media era ya inhabita-

ble este castillo.

Además del apartado y elevado castillo, hay en Hornachos mucho sabor y recuerdo

morisco, mucho del principal aire mudéjar que lo impregnó todo en esta zona. Lugar

digno de verse es la llamada fuente de los moros, pasando por su acueducto de rojos la-

drillos. Pueden encaminarse también nuestros pasos hacia el pósito, que fue mezquita y

actualmente está destinado a centro de interpretación de la prolongada cultura morisca

hornachega. No lejos está la iglesia parroquial de la Purísima Concepción (no podía ser

de otra manera, dada la festividad coincidente con el día de la toma de Hornachos, el 8

de diciembre). Es esta parroquia un magnífico ejemplar de arte y estilo arquitectónico

mudéjar, con destacado y hermoso artesonado. También de estilo mudéjar es la iglesia

conventual franciscana del lugar, de donde no está lejos la llamada fuente de los cris-

tianos. Del recorrido se pude descansar junto al pilar de los cuatro caños.

Dada la naturaleza del enclave muy destacadamente morisco y mudéjar que distinguió

y caracterizó a la villa de Hornachos hasta el siglo XVII (antes de la expulsión de la

población morisca), esta es una de las poblaciones más singulares de la región extreme-

ña. Se asienta sobre la ladera de mediodía de la denominada Sierra de Hornachos, ocu-

pando un emplazamiento escabroso de extraordinaria grandiosidad y belleza paisajís-

tica, entre dos valles (dicen el de los moros y el de los cristianos) rodeados de dehesa y

monte bajo.

La Sierra de Hornachos se alza céntrica en la Extremadura Baja o del Sur, configu-

rando una importante espina rocosa que establece la divisoria comarcal entre Tierra de

Barros y La Serena, siendo Hornachos una realidad geográfica difícil de adscribir a

ninguno de los dos territorios. También marcó Hornachos los límites entre los reinos

moros o taifas de Badajoz y Toledo, lo mismo que tras la reconquista los límites juris-

diccionales de las Órdenes de Santiago (Tierra de Barros) y Alcántara (La Serena), con

el intermedio divisorio de Medellín como Comunidad de Villa y Tierra de Realengo.

Concluimos en este a modo de prólogo ofreciendo algunas fotos.

~ 5 ~

~ 6 ~

Pervivencia e integración de los moriscos en Hornachos avanzando el tiempo

~ 7 ~

AÑO 1234

~ 8 ~

PALACIOS DE LA VALDUERNA (REINO DE CASTILLA)

PATRIMONIO QUE PASA A LA CORONA

En este año 1234 vuelve a ser patrimonio regio Palacios de la Valduerna,1 una villa y

señorío que se ubica en el valle del río Duerna.2 También hay que mencionar aquí a

Ribas de la Valduerna.

En estas tierras construyó el rey Alfonso V de León (999-1028)3 una residencia que

fue la que dio origen a la villa y señorío que estamos mencionando, llamándose prime-

ramente Palacios del Rey.

En 1167 fue este lugar una capital o centro de realengo importante, igualmente re-

lacionado con la Orden Hospitalaria o de San Juan y con el monasterio de San Pedro de

Montes.4

1 Provincia de León, en las conocidas comarcas de La Valduerna y La Bañeza, ambas de mucha historia,

que habrá que seguir considerando.

2 Correspondiente a la cuenca del Duero.

3 Conocido como el de los Buenos Fueros.

4 Monasterio que fundó San Fructuoso allá por el año 635, siendo, al igual que el monasterio de Santa

María de Carracedo, un cenobio muy prestigioso y de poder, con amplios dominios bercianos pero no po-

co esquilmados por usurpadores feudales y regios.

~ 9 ~

POR TIERRAS DEL GUADIANA (REINO DE CASTILLA)

RECONQUISTAS Y REORGANIZACIÓN CRISTIANA EN LA ZONA

Tropas del rey Fernando III fueron reconquistando castillos y tierras en avance por la

cuenca del Guadiana, llegando, entre otros lugares,5 a Magacela, Medellín y Horna-

chos.6

Magacela es una vieja población7 que se fue formando en torno a su castillo, siendo

lugar muy disputado8 por sus características o circunstancias de frontera. Magacela

viene siendo uno de esos pueblos con defensas militares que forman un frente preciso o

bien situado en vanguardia para frenar ataques o para acometer operaciones de des-

pliegue hacia el sur repeliendo a los musulmanes.

Se sabe que a finales del siglo XII, y hasta estos años de 1232-1234, los almohades

estaban bien presentes y guarnecidos en Magacela, siendo reconquistada en este año

1234 por las tropas del rey Fernando III de Castilla, concretamente por el sexto maestre

de la Orden de Alcántara, Arias Pérez (1227-1234), siendo el sucesor de Arias el sép-

timo de los maestres: Pedro Yáñez.9 Así lo recogerán las crónicas.

10

5 Por ejemplo Puerto de Santa Cruz (Cáceres).

6 Las tres localidades en la provincia de Badajoz.

7 Al noroeste de la comarca de La Serena. El nombre de este pueblo, “Magacela”, se explica por diver-

sas referencias antiguas (de no mucha certidumbre y en las que no entramos aquí a considerar) y por una

legendaria historia, referida a lo que dijo en una ocasión una mora principal del lugar, morando en el cas-

tillo. La leyenda dice así: “La princesa mora que lo habitaba había comido opíparamente, y hubo de de-

jar los postres ante el estruendoso aparato de guerra de los cristianos, que ya asomaban por almenas y

portillos, dándose por muerta a la vez que exclamaba: „Amarga cena, amarga cena para mí‟. De ahí vino

Malgacena y de ahí pasóse a como la conocemos”.

Puede leerse Agúndez, A. (2002): Magacela. El patrimonio de un municipio de la Orden de Alcántara,

Badajoz, Diputación de Badajoz.

8 Entre órdenes militares y el poder regio, los musulmanes de una parte y los portugueses por otra, etc.

9 O Pedro Ibáñez (1234-1254).

10

Estuvo Magacela, como antes se indicaba (según Agúndez), en manos almohades y cristianas alternati-

vamente, hasta la toma definitiva por los cristianos con los ejércitos de Fernando III. Sin embargo, tam-

bién hay ligeras discrepancias entre los historiadores españoles de aquella época en cuanto a la fecha de la

toma definitiva del castillo de Magacela apoyándose el historiador Agúndez en que Mélida aporta un pri-

vilegio de Fernando III fechado en mayo de ese mismo año, si bien las diferencias son de dos o tres años.

~ 10 ~

Fernando III, a 24 de abril de este año 1234, donó Magacela a la Orden de Alcántara,

a cambio de Trujillo11

(de reciente reconquista, como sabemos), constituyéndose así

Magacela en encomienda, desde la que se va planificando la repoblación comarcal.12

Todo esto viene expresado en una carta que en la citada fecha firmó el monarca estando

en Zamora, diciendo: “Por el presente escrito [...] yo, Fernando, por la gracia de Dios,

rey de Castilla y de Toledo, de León y de Galicia [...] expido carta de donación, con-

cesión confirmación y estabilidad que tenga validez perpetua ante Dios y la Orden de

Alcántara y de Pereiro y ante vos, el señor Pedro Yánez, actual Maestre de la misma, y

ante vuestros sucesores y el convento de los hermanos que allí mismo continúen. Así

pues os doy y os concedo Magacela, villa que está al otro lado del río Guadiana, con su

castillo y con todos sus términos, pertenencias y directorios para que la tengáis con

derecho hereditario y la poseáis irrevocablemente para siempre [...] Y vos y todo vues-

tro Convento de Alcántara y de Pereiro me quitáis toda palabra, toda demanda, todo

derecho y toda la jurisdicción que tengáis sobre Trujillo [...]”.13

En cuanto a Medellín, que tiene un importante castillo, se reconquistó con la inter-

vención conjunta del obispo Adán de Plasencia14

y del maestre (Pedro Yáñez) y ca-

balleros de la Orden de Alcántara. Queda Medellín como Comunidad de Villa y Tierra

de Realengo, separando las posesiones de las Órdenes de Alcántara y Santiago.

Medellín, la Metellinum romana, fue fundada15

por el cónsul Quintus Caecilius Mete-

llus Pius, que vivió entre los años 130-63 a. de C., siendo en honor al fundador como se

llamó Metellinum, muy histórica.16

Las relaciones de Medellín con otros núcleos urba-

nos desde tiempos atrás favorecían las comunicaciones desde Mérida con Toledo y, sal-

vando el Guadiana, con una bifurcación hasta Córdoba.

En la época visigoda no perdió Medellín su importancia, porque seguía siendo desta-

cada su estratégica localización, por su proximidad a Mérida, entre otras cosas.

Los musulmanes llegaron a Medellín en el año 768, yendo al mando de los mismos

Shaqya ibn Abd al-Wahid. Cuando ya se aposentaron en Medellín, reconstruyeron la

Se puede constatar este asunto siguiendo los escritos de Antonio Agúndez que fecha la toma definitiva en

febrero de 1235.

11

Provincia de Cáceres.

12

De La Serena.

13

Fernández Delgado, B. (2000): Magacela. Páginas de su historia, Badajoz, Diputación de Badajoz,

66-70.

14

El tercero de los obispos de Plasencia, siendo su pontificado de los años 1234-1262.

15

Año 79 a. de C., aproximadamente.

16

Existen diversos restos tiempos romanos que demuestran la vitalidad de la zona por entonces, con su

proximidad respecto a Mérida. Hay restos de un puente romano que más tarde sería sustituido por uno

medieval; lo mismo existen villas romanas o restos del foro aún por excavar en la falda del castillo, apre-

ciándose allí el teatro romano. También hay restos o hallazgos de características orientalizantes.

~ 11 ~

fortificación romana, aprovechándola por su valor estratégico en el territorio, dotando el

lugar de correspondientes aljibes.

Como podemos recordar, tras varios intentos de reconquista del rey Alfonso IX de

León,17

según fue transcurriendo este siglo XIII, fueron reconquistándose definitiva-

mente Coria, Alcántara, la misma Medellín, Cáceres, Mérida y Badajoz. Fue fluctuando

algo esta reconquista sobre todo por el lado de Medellín, desde aquel año 1227. En efec-

to, Medellín volvió a manos musulmanas, como sus cercanas Alange y Guareña. Pero

en este año 1234 puede darse por sólida y definitiva su reconquista cristiana, integrán-

dose Medellín en la diócesis de Plasencia. Se erige como una Comunidad de Villa y

Tierra de realengo18

en la Extremadura castellana, actuando como territorio tapón entre

La Serena (al este), perteneciente a la Orden de Alcántara, y las otras tierras (al oeste),

adjudicadas a la Orden de Santiago.

En cuanto a la reconquista de Hornachos tenemos que esta población se remonta a

muy viejos tiempos.19

Ptolomeo la menciona como Fornacis, lo que puede referirse

también al castro situado en el próximo cerro de Hornachuelo.20

El caso fue que, con el

tiempo, Hornachos fue de dominio musulmán, con su reforzado castillo en la sierra.

Hornachos marcó frontera o límites entre los reinos taifas de Toledo y Badajoz, al

igual que ahora, con la reconquista cristiana, delimita bastante las jurisdicciones de la

Orden de Santiago al oeste21

y de la Orden de Alcántara por el este,22

mediando entre

ambas jurisdicciones la Comunidad de Villa y Tierra de Realengo de la también re-

conquistada en este año población de Medellín.

La reconquista de Hornachos, efectuada por los caballeros de la Orden de Santiago,

con su maestre Pedro González Mengo23

al frente, al servicio del rey Fernando III de

Castilla, ocurrió en el día 8 de diciembre de este año 1234. La ocupación de la villa fue

bastante pacífica, lograda por capitulaciones no deshonrosas y consentido mucho grado

de tolerancia por los ocupantes cristianos.24

Ahora bien, la Orden de Santiago impuso

sus tributos y particular legislación a la población musulmana.

17

Muerto en 1230.

18

Recordémoslo en Epílogo I.

19

Del período Neolítico y hasta la Edad del Bronce, según consta por las numerosas pinturas rupestres

esquemáticas que se hallan en abrigos de la conocida como sierra del Pino; también hay pinturas rupestres

en otras zonas.

20

Ya en el término municipal de la vecina Ribera del Fresno.

21

Comarca de Tierra de Barros.

22

Comarca de La Serena.

23

Décimo quinto maestre de la Orden (1226-1237).

24

Así parece deducirse por los datos históricos con que se cuenta, aunque no son muchos y sí conjetura-

bles.

~ 12 ~

Más tarde,25

como consecuencia del reparto jurisdiccional de Medellín, fue donada la

villa de Hornachos como encomienda a la Orden de Santiago.

25

Realmente a 22 de abril de 1235.

~ 13 ~

MÉRIDA Y BADAJOZ (REINO DE CASTILLA)

NOTICIAS ECLESIÁSTICAS

Se restauró la diócesis de Mérida, pero considerándola en su traslado a Badajoz, sin

ser archidiócesis ni metropolitana. El obispo de Badajoz es fray Pedro Pérez,26

empe-

ñado en la construcción de la proyectada como catedral, en el emplazamiento de una

antigua iglesia visigoda y mozárabe, en el conocido Campo de San Juan, extramuros de

la alcazaba y a cierta distancia de la mezquita que se usó como catedral desde aquel año

123027

en el que Mérida y Badajoz fueron reconquistadas por el rey Alfonso IX de

León.28

26

No se sabe si franciscano o procedente de la Orden de Alcántara, siendo su pontificado, según el epis-

copologio oficial, de entre los años 1255-1266, reinando ya Alfonso X.

27

Quizás no exageramos –siguiendo la web arteguias.com– al decir que la catedral de Badajoz es una de

las menos conocidas y visitadas de las seos medievales españolas. Tampoco es de las mejor estudiadas y

sobre su historia se ciernen numerosas sombras y dudas, en lo relativo al proceso constructivo. Y ello no

significa que no sea apreciable desde el punto de vista artístico e histórico.

Como es lógico, la catedral de Badajoz (dedicada a San Juan Bautista, Patrono de la ciudad) está vin-

culada a la reconquista extremeña y particularmente de Badajoz en 1230 por parte del rey Alfonso IX de

León.

Inmediatamente a la reconquista de la ciudad se decidió cristianizar o cristianar la mezquita mayor

usándola como catedral al menos provisionalmente, siendo ésta una costumbre generalizada durante aque-

llos siglos de reconquista cristiana. Aquella mezquita-catedral se dedicó a Santa María del Castillo. Se

creó o instauró entonces la sede episcopal de Badajoz, siendo su obispo a la sazón fray Pedro Pérez.

En 1232 se decidió la construcción de una nueva iglesia catedralicia, extramuros de las murallas de la

alcazaba, en el Campo de San Juan. Se sabe de su consagración en 1276, aunque no es posible conocer la

envergadura o la trayectoria de las obras. De todos modos, se dice también que el edificio sólo es obra del

siglo XV, pero la teoría más aceptada es que su construcción fuese lenta (aunque manteniendo una misma

línea estilística) desde el siglo XIII al XV, en un estilo gótico severo, fuerte, poco estilizado (alejado de

los cánones franceses y muy típica de lo propiamente español y fronterizo).

Tan dilatada construcción se justifica por los problemas de la Baja Edad Media en España (y también en

Europa) con un siglo XIV calamitoso, de muchos desastres, y que provocaría el parón o en el mejor de los

casos la intermitencia de los trabajos.

Ya en la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII) se seguirían ciertas reformas secundarias, como la cons-

trucción de las capillas laterales, el claustro (erigido entre 1509 y 1520) y las portadas.

El resultado es que se trata de una construcción gótica de tres naves, crucero y tres ábsides, con poca

tendencia a la verticalidad y a la apertura de vanos acristalados. El material es piedra granítica, difícil de

trabajar, lo que acentúa su severidad. Los pilares son fasciculados para recoger los nervios de las bóvedas

de crucería.

~ 14 ~

La mezquita de Badajoz en época almohade

y planta de su adaptación como catedral

Parte destacada del conjunto catedralicio pacense es su claustro, obra de las primeras décadas del siglo

XVI y que tiene sus pandas abiertas al interior del patio mediante arcos apuntados. Las galerías llevan bó-

vedas de crucería compleja, propias de estas fechas tan tardías.

Del exterior, lo más significativo es su enorme torre campanario de más de cuarenta metros de altura.

Como en estos casos, la ausencia de una segunda torre sólo obedece a problemas prácticos (económicos,

por ejemplo) y no a criterios de diseño arquitectónico.

Este potente prisma muestra diversos cuerpos, pero todos ellos denotan una construcción de los siglos

XV o más bien del XVI. Aunque hay quien cree que el ventanal del cuerpo inferior es románico, en ver-

dad es tardogótico, mientras que los superiores ya denotan formas características del Renacimiento. Como

sucede con el resto de la catedral, este campanario está coronado por almenas, puesto que el carácter fron-

terizo con Portugal aconsejaba la fortificación de las iglesias (hecho más que usual durante la Edad Me-

dia). 28

Probablemente sean estas noticias de años posteriores a este 1234. Ir a Epílogo II.

~ 15 ~

Supuesta antigua catedral de Santa María del Castillo en Badajoz

adaptando la que fuera mezquita en el siglo XIII

Badajoz. Torre de la que fue mezquita junto a la alcazaba

~ 16 ~

Badajoz. Torre (albarrana) de Espantaperros

~ 17 ~

La catedral de Badajoz (de San Juan Bautista) en la actualidad

(el Ayuntamiento al fondo)

~ 18 ~

Mérida. Concatedral de Santa María

Mérida. Restos de la primitiva catedral metropolitana de Mérida. Museo Visigodo

~ 19 ~

BOLONIA Y ROMA

DOMINGO DE GUZMÁN CANONIZADO POR EL PAPA GREGORIO IX

El Papa Gregorio IX canonizó en este año 1234 (3 de julio) al castellano Domingo de

Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, conocida también como de los domini-

cos. Hace 13 años de la muerte, en Bolonia, del nuevo Santo. Ha de celebrarse su fiesta

el 8 de agosto. El Papa, contando con el correspondiente proceso y autenticidad de los

milagros, declaró estar completamente seguro de la preclara santidad de Domingo, mos-

trándose como amigo y admirador suyo.29

Fue pasando que se generalizó la devoción al fundador de los dominicos por parte de

mucha gente. Estaba claro que Dios había manifestado la santidad de su Siervo Do-

mingo por los numerosos milagros constatados por su intercesión u obrados en su se-

pulcro. Se veían sin cesar enfermos, alrededor de la losa que cubría sus restos, pasar allí

el día y la noche, y volver glorificándolo por su curación. De las paredes próximas col-

gaban exvotos en recuerdo de los beneficios que de él habían recibido, y no se des-

mentían con el tiempo los signos de veneración popular. Con todo, una nube cubría los

ojos de los Hermanos de la Orden de Predicadores; mientras que el pueblo exaltaba a su

Fundador, ellos, sus hijos, en vez de preocuparse por su memoria, parecían trabajar en

oscurecerla. No sólo dejaban su sepultura sin adornar sino que arrancaban de los muros

los exvotos y no secundaban el culto que se reclamaba por doquier. El caso fue que los

dominicos llegaron a descuidar por completo la tumba del Fundador. Pero algunos se

conmovieron al respecto, de modo que en la Orden se decidió hacer un venerable tras-

lado de los restos o reliquias de Domingo a una digna y más cobijada sepultura, en

mejor y no abandonado recinto.

El Papa Gregorio IX recriminó a los dominicos que se le presentaron informándole de

cómo no se habían cuidado lo suficiente de venerar la tumba del Padre Fundador. Y les

dijo: “Yo conocí en él a un hombre seguidor de la norma de vida de los Apóstoles, y no

hay duda de que está asociado a la gloria que ellos tienen en el cielo”.30

Hasta quiso

asistir en persona al traslado; mas, impedido por los deberes de su cargo, escribió al ar-

zobispo de Rávena que fuese a Bolonia con sus sufragáneos para asistir a la ceremonia.

Era Pentecostés de 1233. Se había reunido Capítulo General de la Orden en Bolonia

bajo la presidencia de Jordán de Sajonia, sucesor inmediato de Domingo en el genera-

lato.

Estaban en la ciudad de Bolonia el arzobispo de Rávena, obediente a las órdenes del

Papa, y los obispos de Bolonia, Brescia, Módena y Tournay. Habían acudido más de

29

Cf. Lacordaire, E. (1989): Santo Domingo y su Orden, Salamanca-Madrid, Sígueme, 191-197.

30

Así lo cuenta Jordán de Sajonia (BAC, 125).

~ 20 ~

trescientos religiosos de todos los países. Los hostales rebosaban de señores y ciuda-

danos notables de las ciudades vecinas. Todo el pueblo estaba en expectación. “No obs-

tante,31

los Hermanos estaban intranquilos: oran, palidecen, tiemblan, porque temen

que el cuerpo de Domingo, expuesto largo tiempo a la lluvia y al calor en una vil sepul-

tura, aparezca comido de gusanos, exhalando un olor que disminuyese la opinión de su

santidad”. Atormentados por este pensamiento, pensaron abrir secretamente la tumba

del Santo; pero Dios no permitió que así fuese. O porque hubiese alguna sospecha, o

para comprobar más la autenticidad de las reliquias, el podestà de Bolonia mandó que

día y noche guardaran el sepulcro caballeros armados. Sin embargo, a fin de tener más

libertad para el reconocimiento del cuerpo, y evitar en el primer momento la confusión

de la muchedumbre llegada en masa a Bolonia, se convino en abrir el sepulcro de no-

che. El 24 de mayo, lunes de Pentecostés, antes de la aurora, el arzobispo de Rávena y

los demás obispos, el maestro general con los definidores del Capítulo, el podestà de

Bolonia, los principales señores y ciudadanos, tanto de Bolonia como de las ciudades

vecinas, se reunieron, a la luz de las antorchas, en tomo de la humilde piedra que cubría

hacía doce años los restos de Santo Domingo. En presencia de todos, fray Esteban, pro-

vincial de Lombardía, y fray Rodolfo, ayudados por otros varios hermanos, empezaron

a quitar el cemento que sujetaba la losa. Por su dureza, difícilmente cedió a los golpes

del hierro. Cuando lo hubieron quitado, fray Rodolfo golpeó la mampostería con un

martillo, y con ayuda de picos levantaron penosamente la piedra que cubría la tumba.

Mientras la levantaban, un inefable perfume salió del sepulcro entreabierto: era un aro-

ma que nadie pudo comparar a cosa conocida, que excedía a toda imaginación. El ar-

zobispo, los obispos y cuantos estaban presentes, llenos de estupor y alegría, cayeron de

rodillas, llorando y alabando a Dios. Acabaron de quitar la piedra, que dejó ver en el

fondo el ataúd de madera que contenía las reliquias. En la tabla de encima había una

pequeña abertura, por donde salía en abundancia el aroma percibido por los asistentes, y

que creció en intensidad cuando el ataúd estuvo fuera. Todo el mundo se inclinó para

venerar aquella preciosa madera; raudales de llanto cayeron sobre él, acompañados de

besos. Por fin, la abrieron arrancando los clavos de la parte superior, y lo que quedaba

de Domingo apareció a sus hermanos y amigos. No era más que osamenta, pero llena de

gloria y de vida por el celestial perfume que exhalaba. Sólo Dios conoce la alegría que

inundó todos los corazones, y no hay pincel capaz de representar aquella noche embal-

samada, aquel silencio conmovedor, aquellos obispos, caballeros, religiosos, todos

aquellos rostros brillantes de lágrimas e inclinados sobre un féretro, buscando a la luz de

los cirios al grande y santo hombre que los miraba desde el cielo, y respondía a su pie-

dad con esos abrazos invisibles que inundan el alma de intensa felicidad. Los obispos no

creyeron sus manos bastante filiales para tocar los huesos del Santo; dejaron ese con-

suelo y honor a sus hijos. Jordán de Sajonia se inclinó sobre aquellos sagrados restos

con respetuosa devoción, y los trasladó a un nuevo féretro hecho de madera de cedro.

Dice Plinio que esta madera resiste a la acción del tiempo. Se cerró el féretro con tres

llaves, entregándose una al podestà de Bolonia, otra a Jordán de Sajonia, y la tercera al

31

Como señala el Beato Jordán de Sajonia, íbid.

~ 21 ~

provincial de Lombardía. Luego lo llevaron a la capilla, donde estaba preparado el mo-

numento: éste de mármol, sin ningún adorno escultórico.

Representación de la muerte de Santo Domingo de Guzmán

Cuando llegó el día, los obispos, el clero, los hermanos, los magistrados, los señores,

se dirigieron de nuevo a la iglesia de San Nicolás, abarrotada ya de gente de todas las

naciones. El arzobispo de Rávena cantó la misa del día, martes de Pentecostés, y por

tierna coincidencia, las primeras palabras del coro fueron éstas: Accipite jucunditatem

gloriae vestrae.32

El féretro estaba abierto, y difundía por la iglesia sublimes aromas no

contrarrestados por el suave humo del incienso; el sonido de las trompetas se mezclaba,

a intervalos, con el canto del clero y de los religiosos; infinita multitud de luces brillaba

en manos del pueblo; ningún corazón, por ingrato que fuese, era insensible a la casta

embriaguez de aquel triunfo de la santidad. Terminada la ceremonia, los obispos deposi-

32

“Recibid el gozo de vuestra gloria”.

~ 22 ~

taron bajo el mármol el féretro cerrado, para que allí esperase en paz y gloria la señal de

la resurrección. Pero ocho días después, a instancias de muchas personas respetables

que no habían podido asistir al traslado, se abrió el monumento; Jordán tomó en sus ma-

nos la venerable cabeza del santo Patriarca, y la presentó a más de trescientos hermanos,

que tuvieron el consuelo de acercar a ella sus labios, y conservaron por mucho tiempo el

inefable perfume de aquel beso; porque todo lo que había tocado los huesos del Santo

quedaba impregnado de la virtud que poseían.

Jordán de Sajonia se expresaba así:33

“También nosotros experimentamos la mencio-

nada fragancia, y testificamos cuanto hemos visto y sentido. Aunque permanecimos de

propósito por largo tiempo junto al cuerpo de Domingo, no lográbamos saciamos de

tanta dulzura. Aquella dulzura disipaba el malestar, aumentaba la devoción, suscitaba

los milagros. Si se tocaba el cuerpo con la mano, la correa o con cualquier otra cosa,

permanecía el olor por largo tiempo adherido a ellos”.

Los notorios milagros que habían acompañado el traslado del santo cuerpo de Do-

mingo determinaron a Gregorio IX a no retrasar más el asunto de su canonización. Por

una carta de 11 de julio de 1233, para proceder a la investigación de su vida, comisionó

el Papa a tres eclesiásticos eminentes: Tancredo, arcediano de Bolonia; Tomás, prior de

Santa María del Rin, y Palmeri, canónigo de la Santísima Trinidad. La encuesta duró del

6 al 30 de agosto de aquel año. Los comisarios apostólicos oyeron, en este intervalo, y

bajo la fe del juramento, la declaración de nueve religiosos de nuestra Orden, elegidos

entre los que habían tenido más intimidad con Domingo. Eran ellos: Ventura de Verona,

Guillermo de Montferrato, Amizo de Milán, Bonviso de Piacenza, Juan de Navarra,

Rodolfo de Faenza, Esteban de España, Pablo de Venecia y Frugerio de Penna. Como

todos estos testigos, salvo Juan de Navarra, no conocieran al Santo durante los primeros

años de su apostolado, los comisarios de la Santa Sede creyeron necesario establecer en

el Languedoc un segundo centro de información, y delegaron para ello al abad de San

Saturnino de Toulouse, al arcediano de la misma iglesia y al de San Esteban. Se oyeron

veintiséis testigos, y más de trescientas personas respetables confirmaron con juramento

y firma todo cuanto aquellos testigos habían dicho sobre las virtudes de Domingo y los

milagros obtenidos por su intercesión.

Enviadas a Roma las declaraciones de Bolonia y Toulouse, Gregorio IX deliberó con

el Santo Colegio.34

Finalmente, consecuencia de todos estos procesos y deliberaciones,

resultó la bula de canonización, expedida en Rieti, el 3 de julio de 1234.35

33

BAC, 127.

34

Un autor contemporáneo refiere que dijo en esta ocasión hablando de Santo Domingo: “No dudo más

de su santidad que de la de los apóstoles Pedro y Pablo” (Esteban de Salagnac: De las cuatro peculiari-

dades con que Dios distinguió a la Orden de Predicadores, BAC, 699).

35

Puede leerse el texto de dicha bula (BAC, 190-193). El culto de Santo Domingo no tardó en extenderse

por Europa con la bula que lo canonizaba. Se le dedicaron muchos altares, pero Bolonia se distinguió

siempre en su celo por el gran conciudadano que la muerte le había deparado. En 1267, trasladó su cuerpo

del sepulcro sencillo en que descansaba a un sepulcro más rico y adornado. Esta segunda traslación se ve-

rificó por manos del arzobispo de Rávena, en presencia de otros varios obispos, del Capítulo General de

la Orden, del podestà y de los nobles de Bolonia. Abrieron el féretro, y la cabeza del Santo, después de

~ 23 ~

recibir sendos ósculos de los obispos y religiosos, fue presentada a todo el pueblo desde lo alto de un púl-

pito levantado fuera de la iglesia de San Nicolás. En 1383, se abrió por tercera vez el féretro, y la cabeza

se colocó en una urna de plata para facilitar a los fieles la dicha de venerar aquel precioso depósito. Por

fin, el 16 de julio de 1473, se levantaron de nuevo los mármoles del monumento, y fueron sustituidos por

esculturas más acabadas, del gusto del siglo XV, obra de Nicolás de Bari, representando diversos pasajes

de la vida del Santo. Todo es digno de admirar y venerar, rezumando la bondad de la santidad.

~ 24 ~

CALERUEGA – GUMIEL DE IZÁN (REINO DE CASTILLA)

MURIÓ FRAY MANÉS DE GUZMÁN

Próximo a Caleruega,36

donde mismo había nacido, murió en este año 1234 fray Ma-

nés de Guzmán,37

hermano del recién canonizado Santo Domingo de Guzmán y miem-

bro de su Orden de Predicadores. Tenía 64 años de edad.38

La muerte le sobrevino en el

monasterio cisterciense de San Pedro de Gumiel de Izán,39

donde recibió sepultura. Fue

segundo hijo de Félix de Guzmán y de Juana de Aza.40

Domingo fue su hermano menor

y contó siempre con la gran ayuda de Manés.41

Fue Manés educado por sus padres y también por su tío el arcipreste Gonzalo de Aza,

en Gumiel de Izán. En su momento, ya dominico, fue enviado a París, juntamente con

otros frailes españoles, colaborando allí con la fundación del convento de Santiago

(Saint-Jacques). Su hermano Domingo dispuso que, acompañado de fray Miguel de Fa-

bra, realizara un viaje a España para así consolidar y afianzar las nuevas casas de la

Orden en sus tierras de origen. En 1219 le fue encomendada por su hermano Domingo

la atención de las monjas dominicas del convento de Madrid.

Tras la canonización de su hermano (3 de julio de este año), marchó a Caleruega para

proponer la construcción de una iglesia en honor al nuevo Santo en el lugar de su naci-

miento.42

36

Provincia de Burgos.

37

Beato, conmemorándose en el santoral el 18 de agosto.

38

Si nació, como parece ser, en 1170.

39

Provincia de Burgos. El citado monasterio no existe en la actualidad.

40

Beata Juana de Aza, muerta en 1205. Se conmemora en el santoral el 2 de agosto.

41

De él se cuenta que pudo entrar en un monasterio cisterciense por la zona de Caleruega. Estuvo pre-

sente en el envío o dispersión de los frailes dominicos el 15 de agosto de 1217.

42

Más tarde habrá aquí monasterio de dominicas. Lo fundará el rey Alfonso X el Sabio, transformándose

poco a poco la casa solariega de los Guzmán en casa monástica con una gran iglesia. En 1270 (Primer

Centenario del nacimiento de Santo Domingo) el propio rey lo inauguró y les concedió a las monjas que

lo ocuparon con el señorío de Caleruega, con el fin de que pudieran vivir y cumplir su misión de guar-

dianas del lugar de nacimiento de Santo Domingo.

El Monasterio de Santo Domingo de Caleruega, por su carácter de señorío es ciertamente peculiar den-

tro de la Orden Dominicana. Surgió, con su fisonomía, como una institución a cuya sombra protectora se

~ 25 ~

Fray Manés43

fue de carácter amable y recogido, de vida contemplativa y muy dis-

creto.44

En la personalidad de Manés podemos adivinar rasgos comunes con Domingo:

austeridad, sobriedad y rudeza amable de varón castellano. También coinciden en la in-

clinación y curiosidad por ir más allá de los amplios horizontes de Castilla. Su espíritu

de servicio y acoplamiento al proyecto fundacional de su hermano muestra que Manés

tuvo talante de gregario y hombre de segunda línea, sin que esto sea de poca impor-

tancia.

Igualmente se entrevió en Manés grande y acertada capacidad para la fraternidad y la

vida comunitaria, obediente y fiel en función de la misión que se le presentaba. Su for-

ma de ser y su manera de hacer muestra un destello dominicano: hacerse a sí mismo

mientras se hace la comunidad y viceversa, hacer la comunidad mientras se hace uno

mismo. Importancia a resaltar para la posteridad y perpetuidad de la Orden.

Hay que reconocer que la importancia de Manés para la posteridad y para la Orden

está muy supeditada a su condición de hermano de Domingo. De hecho, su popularidad

apenas trasciende en la práctica los límites de su Caleruega natal. Pero eso no oculta su

importancia como compañero de Domingo, no sólo en su infancia en Caleruega, sino

también en algunos años en el sur de Francia. Con el tiempo, Manés no sólo se mostrará

como hermano de sangre sino también como hermano en la fe y en la esperanza de sal-

var almas. Domingo lo siente a su lado y confía en él. Le encarga al tiempo una misión

de gran importancia para su proyecto. Los resultados de los encargos realizados por

Manés hablan por sí solos.

¿Qué resaltar como obra y herencia suya o legado? No destaca Manés por su obra

escrita, y sí por sus obras en el desarrollo de la Orden. Su principal aportación es la de

compartir con su hermano Domingo el proyecto fundacional, un apoyo afectivo y efec-

tivo que sin duda Domingo fue agradeciendo. Sus huellas principales nos remiten al ce-

lo con que cumplió el encargo de Domingo de atender a las monjas. Finalmente, su

acogían los antiguos vasallos del señor de Guzmán. Por esta condición, los derechos tributarios y los de-

beres de gobierno, recaían directamente sobre las monjas.

Actualmente, se encuentran en el Archivo del Monasterio varios Privilegios reales, donaciones a la fun-

dación, ordenaciones de algunos Maestros de la Orden, Bulas papales, etc., desde el siglo XIII y muy

bien conservados.

Durante siglos hasta hoy las monjas han sido aquí fieles guardianas, no sólo de estos documentos sino

que también han sido excelentes cuidadoras de la casa familiar de Domingo, de la espiritualidad domini-

cana y de la misión en el mundo de la Orden de Predicadores, para la cual este monasterio es un faro de

luz hacia donde todo dominico mira.

Hoy, los grandes espacios del monasterio están habitados por doce monjas que se expresan así: “Nues-

tra misión desde el carisma de dominicas contemplativas es hacer fecunda la Iglesia por nuestra manera

de vivir, consagradas a Cristo en la oración y el silencio, alabando al Señor e intercediendo por nuestros

hermanos los hombres, siendo también asiduas en el estudio, escrutando con un corazón ardiente la pa-

labra de Dios, de tal manera que ésta fecunde y pueda ser alimento para los demás”.

43

Como recogen las fuentes, también nombrándole Mamés o Mamerto.

44

Siendo, como se supone, el segundo de tres hermanos, siendo Antonio el primogénito y domingo el

menor.

~ 26 ~

principal herencia fue la de mantener viva la tradición y el recuerdo de Domingo en

diversas formas: promoción de monasterios y conmemoración en Caleruega de la vida

del Santo.

Beato Manés de Guzmán

~ 27 ~

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE BUENAFUENTE DEL SISTAL

(REINO DE CASTILLA)

COMPRA DEL ARZOBISPO DE TOLEDO

Don Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, compró en este año el monas-

terio cisterciense de Santa María de Buenafuente del Sistal,45

que pasa a dominio del

cabildo de la catedral toledana.46

45

En la provincia de Guadalajara, término municipal de Olmeda de Cobeta.

46

Hasta 1242. Los primeros canónigos llegaron a Buenafuente procedentes del monasterio de Bosque

Bertaldo en Francia, a instancias del rey Alfonso VIII de Castilla que quiso (tras la reconquista de las

tierras de Medinaceli y Molina de Aragón) repoblar y proteger estos pagos del Alto Tajo en la orilla de-

recha del río con la ayuda de los monjes y con la construcción de varios monasterios. El primer docu-

mento conservado relacionado con Buenafuente data de 1176, pero en él no se da una cronología precisa

sobre su fundación. El conde Pedro Manrique de Lara, II señor de Molina (muerto en 1202), y su esposa

Margarita, donaron su heredad en Grudes (1187) al monasterio de Santa María de Alcallex (cerca de Ara-

goncillo) para que los canónigos regulares fundasen ahí un monasterio. Por un documento de 1193 (hay

autores que señalan la fecha de 1190) puede saberse que los canónigos se trasladaron desde esas casas a la

nueva donación de Buenafuente.

Tampoco hay una fecha segura para determinar su desaparición o abandono, ni las causas. La idea de

que tal vez quedaran pocos clérigos y decidieran regresar a Francia está apoyada en el manuscrito que se

conserva en la Biblioteca Nacional (signatura 13.974) en donde se detalla una cesión que hizo el prior de

Bosque Bertoldo al arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada y un acuerdo que toman los dos per-

sonajes resaltando la frase referida a “Buenafuente y los cuatro canónigos que aún allí estaban”. Es po-

sible que el propio prior reclamase a esos cuatro canónigos.

Tras estos acuerdos, el arzobispo adquirió los derechos de compra en 1234; y en 1242 cedió el mo-

nasterio y sus pertenencias a Berenguela de Castilla (hija de Alfonso VIII y madre de Fernando III el San-

to), con la petición adjunta de que ocupara el monasterio una comunidad de monjas bajo la advocación de

la Virgen Santa María. Sin mucho tardar, Berenguela lo cedió a su hijo el infante Alfonso, señor consorte

de Molina y Mesa.

El 16 de noviembre de 1243 el infante Alonso de Molina vendió el monasterio y todo su territorio a su

suegra Sancha Gómez por 4.000 (cuatro mil) maravedíes alfonsíes, solicitando la condición de que fuera

creado un monasterio con una comunidad de monjas cistercienses.

~ 28 ~

Monasterio femenino cisterciense de Santa María de Buenafuente del Sistal

Imágenes románicas de Buenafuente del Sistal

~ 29 ~

CONSTANTINOPLA (IMPERIO LATINO)

MATRIMONIO DE BALDUINO II DE COURTENAY

CON MARÍA DE BRIENNE

Berenguela de León, hermana de Fernando III y esposa del coemperador latino de

Constantinopla Juan de Brienne,47

casó a su hija María de Brienne, de 8 años de edad,

con el otro coemperador, Balduino II (Balduino de Courtenay), de 17 años de edad.48

47

Berenguela de León era hija de Alfonso IX de León y de su segunda esposa, Berenguela de Castilla.

En 1224 contrajo matrimonio en Toledo con el ex-rey de Jerusalén Juan de Brienne. Este matrimonio,

como podemos recordar, fue impulsado por su madre, Berenguela de Castilla, en una maniobra política

que evitó que Juan de Brienne desposara a alguna de las hijas que Alfonso IX tuvo con su primera es-

posa Teresa de Portugal, con lo que evitaba que el rey leonés dispusiera de otro candidato varón que le

disputara el trono a Fernando III. Del matrimonio entre Berenguela de León y Juan de Brienne nacieron

cuatro hijos: Alfonso, Luis, Juan y María de Brienne.

48

Como podemos recordar, el emperador latino de Constantinopla, Roberto I, falleció en enero de

1228. Su hermano Balduino II le sucedió en el trono, pero se necesitaba un regente para el Imperio, ya

que el nuevo rey apenas contaba 10 años de edad. Iván Asen II de Bulgaria se mostró dispuesto a asumir

la regencia, pero los barones del Imperio sospechaban que lo que deseaba era unir los territorios impe-

riales a su reino. Por tanto, ofrecieron la corona imperial a Juan de Brienne, aliado de la Santa Sede.

Después de meses de negociación, Juan y los representantes imperiales firmaron un tratado en Perugia

(9 de abril de 1229), tratado que confirmó el Papa Gregorio IX. Juan recibía así el título vitalicio de em-

perador, como colega de Balduino, quien desposaría a María, la hija de Juan; éste quedaría como sobe-

rano principal del Imperio. El tratado también estipuló que, aunque Balduino obtendría el gobierno de los

territorios de Asia Menor cuando cumpliese los 20 años, quedaría como monarca sólo tras la muerte de

Juan. Éste también exigió que sus hijos heredarían Epiro y Macedonia, pero estas dos regiones pertene-

cían aún al emperador de Tesalónica, Teodoro Comneno Ducas.

Después de firmar el tratado, Juan regresó a Sulmona, permitiendo, según el cronista Mateo de París,

que sus soldados saqueasen los monasterios cercanos para obtener dinero. Levantó el asedio de Sulmona

a comienzos del 1229 para unirse al cardenal Pelagio (muerto en 1230), que emprendió una campaña con-

tra Capua. Federico II (que se había coronado rey de Jerusalén en la iglesia del Santo Sepulcro) regresó a

Italia y obligó a las fuerzas pontificias a replegarse.

Juan viajó a Francia a reclutar soldados que le acompañasen a Constantinopla. El Papa Gregorio IX no

proclamó como cruzada la expedición al Imperio Latino, pero prometió que los que se uniesen a ella go-

zarían de los mismos privilegios que se concedían a los cruzados. Durante su estancia en Francia, Juan

actuó nuevamente de intermediario entre magnates y firmó un tratado de paz entre Luis IX y Hugo de Lu-

signan. Regresó a Italia a finales del 1230. Sus enviados firmaron un tratado con Jacopo Tiepolo, Dogo de

Venecia (muerto en 1249), quien accedió a transportarlo con su ejército de quinientos caballeros y cinco

mil peones a Constantinopla a cambio de la confirmación de los privilegios y posesiones venecianos en el

~ 30 ~

TUDELA (REINO DE NAVARRA)

CAMBIO DINÁSTICO EN EL REINO DE NAVARRA

TRAS LA MUERTE DE SANCHO VII Y SUCEDERLE TEOBALDO I

Hemos de contar, con fecha 7 de abril, viernes, de este año 1234, el final de la dinastía

Jimena en el reino de Navarra tras conocerse la muerte del rey Sancho VII, en su cas-

tillo de Tudela,49

entristecido y a consecuencia de haberse agravado su ulceración va-

Imperio Latino. Poco después de que partiese hacia Constantinopla, en agosto, el Papa Gregorio IX acep-

tó el derecho de Federico II al gobierno del reino de Jerusalén.

Juan fue coronado emperador latino en Santa Sofía (otoño de 1231). Para entonces, su territorio era re-

ducido, estaba limitado a Constantinopla y su comarca. Los venecianos le animaron a acometer a Juan III

Vatatzes, emperador de Nicea, que sostenía una rebelión contra ellos en Creta. Según la Crónica Rimada,

de Philippe Mouskes, Juan no podía hacer “ni la guerra ni la paz”; al no invadir el Imperio de Nicea, la

mayoría de los caballeros franceses que le habían acompañado a Constantinopla regresaron a Francia tras

su coronación. Para mejorar la situación financiera del Imperio Latino, Godofredo II de Acaya (el vasallo

más poderoso de Juan) le pagó un subsidio anual de treinta mil hyperpyra (moneda en la que derivó el só-

lido bizantino) a partir del momento de la coronación.

Aprovechando la invasión de Rodas emprendida por Juan III Vatatzes, Juan realizó una expedición mi-

litar en Anatolia contra el Imperio de Nicea en 1233. Esta campaña, que duró tres o cuatro meses, apenas

obtuvo resultados; los latinos sólo se apoderaron de Pegai (la moderna Biga, en Turquía). Con el bene-

plácito de Juan, dos frailes franciscanos y otros tantos dominicos negociaron una tregua entre el Imperio

Latino y Nicea en 1234, tregua que nunca llegó a firmarse. En una carta que contaba sus negociaciones,

los frailes describieron a Juan como un “mendigo” abandonado por sus mercenarios.

49

Castillo que fue en su momento alcazaba musulmana, tal vez sobre anterior recinto, y que actualmente

no existe sino en algunos restos arqueológicos. Fue construido en el siglo IX, y remodelado varias veces

tras la reconquista a principios del siglo XII. Estaba situado en el cerro de Santa Bárbara, donde hoy se

alza el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, en una posición de mucho valor estratégico, dominando

el paso del Ebro, que fue frontera en mucho tiempo.

Aquí dominaron aquellos muladíes que fueron los Banu Qasi, quienes hicieron de Tudela ciudad capital

de sus territorios, los cuales pasaron a ser posteriormente de los Tuyibíes del reino taifa de Zaragoza, has-

ta constituirse en taifa independiente como taifa de Tudela, todo ello hasta ser zona reconquistada en 1119

por las tropas del rey Alfonso I el Batallador (1104-1134). Estas tierras formaron parte entonces de la Co-

rona Navarro-Aragonesa, hasta que reinó García Ramírez el Restaurador (1134-1150), siendo ya Tudela

y su castillo plenamente del reino de Navarra.

Cuando Tudela fue de dominio cristiano, la alcazaba musulmana pasó a ser el típico castillo medieval

que seguramente reconstruyó, amplió y mejoró Sancho VII. Y todavía habría de hacerse castillo palaciego

en tiempos posteriores. Finalmente se llegó a la destrucción y desaparición del castillo, sobre lo que ahora

no entramos aquí a considerar.

En cuanto a la dinastía Jimena, puede ir el lector al Epílogo III.

~ 31 ~

ricosa en una pierna. Fue larga y dolorosa su enfermedad. Sancho VII tenía 64 años de

edad. Recibió cristiana sepultura en la iglesia parroquial de San Nicolás.50

En su testamento, el monarca difunto cede el reino de Navarra al rey Jaime I de Ara-

gón, tal como estaba pactado –que podemos recordar– en 1231. Pero los nobles nava-

rros, resistiéndose a ello, se niegan a aceptar lo resolutivo de dicho testamento. Según el

derecho sucesorio navarro, los nobles del difunto se determinan de otro modo y eligen

rey de Navarra a su sobrino (hijo de su hermana Blanca de Navarra) el conde Teobaldo

IV de Champaña y Brie, vasallo del rey de Francia, que se ha comprometido a reparar

los agravios causados a los nobles por su tío y al que elevan éstos sobre un escudo

blocado en la catedral de Pamplona, proclamándolo rey como Teobaldo I.51

Ocurrió esto

el 8 de mayo, entrándose así en una nueva dinastía (francesa).52

Sancho VII de Navarra, conocido y recordado como el Fuerte,53

reinó en Navarra du-

rante 40 años, desde 1194. Era hijo y sucesor de Sancho VI el Sabio54

y fue su hermana

Berenguela de Navarra,55

casada con Ricardo I de Inglaterra (Corazón de León).56

Sancho VII se casó con Constanza de Tolosa (Toulouse), hija del conde de allí Ramón

o Raimundo VI, muerto en 1222. La boda se celebró en 1195.57

50

Aunque años después sus restos fueron trasladados a la Real Colegiata de Santa María de Roncesva-

lles, de gran belleza gótica, siendo admitida la hipótesis de que hubo allí, o no muy lejos, una iglesia an-

terior a la actual que es del siglo XIII.

La actual iglesia se construyó propiciada por Sancho VII para que sirviera también de enterramiento.

No hay datos concretos sobre las fechas de construcción, pero se sabe que fue a principios del siglo XIII,

entre los años 1215 y 1221. Luego siguió edificándose.

51

Su reinado se prolongará hasta 1253.

52

Que habrá de durar hasta 1512.

53

Se le apodó el Fuerte debido a su enorme estatura y fortaleza. Según su biógrafo y catedrático médico

forense de Pamplona, Luis del Campo Jesús (1912-1995), medía entre 2,22 y 2,31 metros de altura; llegó

a tal conclusión extrapolando al resto del cuerpo la medida que de su fémur dio en 1622 el subprior

Huarte, que vio sus restos mortales. Cf. Del Campo, L. (1952): “La estatura de Sancho el Fuerte”, en

Príncipe de Viana, 48-49, 481-494.

54

Siendo su madre Sancha de Castilla (hija de Alfonso VII y de Berenguela de Barcelona), muerta en

1179. Se sostiene que Sancho VII nació en Tudela, residencia familiar bastante habitual, pero también

pudo haber sido otro el lugar de su nacimiento. Sí es cierto, sin embargo, que él tuvo su residencia conti-

nua en Tudela y que allí murió totalmente recluido en su castillo.

55

Muerta en 1230.

56

Muerto en 1199.

57

Probablemente. Pero en 1200, sin descendencia legítima, se divorciaron, por repudio y nulidad, casán-

dose ella luego con Pedro Bermond II de Suave, naciendo de este matrimonio: Pedro Bermundo, Rai-

mundo, Bermundo, una hija de nombre desconocido, Beatriz y Sibila, la cual, casada con Barral de Baux,

estará en la ascendencia o parentesco de los Reyes Católicos (Fernando II de Aragón e Isabel I de Cas-

tilla).

~ 32 ~

Sancho VII tuvo altura, además de física, también política, diplomática, militar y co-

mo administrador capacitado en ganancias financieras. Como su padre y predecesor,

continuó acertadamente sus relaciones con los reinos de Castilla y de Aragón, más to-

davía, como sabemos, con Aragón. En 1196 se propició por la Santa Sede y por los tres

reinos intentos muy interesantes de posible unión, aunque no cuajó la soñada o deseada

iniciativa.

Alfonso VIII de Castilla invadió Álava, prolongando largos asedios sobre Vitoria,

Guipúzcoa y el Duranguesado, cuando corría el año 1199. Sancho VII acudió a negociar

con los almohades para que atacaran a Castilla y con un segundo frente tuvieran que

levantar el asedio, sin lograrlo. Tras la importante pérdida territorial del reino de Na-

varra, años después firmaría con Castilla una tregua por cinco años, el 29 de octubre de

1207, concretamente en Guadalajara, no reconociendo allí Navarra la pérdida de los

territorios vascongados. Sin embargo, el tiempo fue consolidando las posiciones caste-

llanas.

Desde entonces sus relaciones fueron tensas con Alfonso VIII, aunque de buena gana

colaboró con él en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), donde obtuvo prestigio y

mejoró en su posición respecto a los otros reyes cristianos, con la recuperación de al-

gunas plazas. En esta batalla, las tropas navarras de Sancho el Fuerte llegaron hasta la

tienda de Muhammad An-Nasir, el califa almohade conocido como Miramamolín, lle-

vándose las cadenas que a éste protegían (y también la esmeralda que el Miramamolín

lucía).58

Fueron mejores sus relaciones con los territorios de allende los Pirineos, por donde

varios señores se declararon sus vasallos, inclusive firmando un tratado a favor del rey

Juan I de Inglaterra en 1202, lo mismo que con los reyes aragoneses Pedro II y Jaime I.

Como podemos recordar, Sancho VII de Navarra y Jaime I de Aragón, en 1231, fir-

maron un tratado de prohijamiento (que queda sin cumplirse) comprometiéndose a que

aquél de los dos que sobreviviese al otro, ocuparía el reino del finado sin obstáculos.

Pero no ha sido así. A pesar de tener varios hijos ilegítimos, y a pesar de la existencia

del pacto de prohijamiento que establecía que Jaime I de Aragón sucedería a Sancho

VII, la hermana del monarca difunto, Blanca de Navarra, que le representaba oficial-

mente llevando una cierta regencia durante su enfermedad, estando retirado de todo en

el fortificado recinto de Tudela, había llamado a su hijo (sobrino del difunto) Teobaldo,

Por cuanto respecta a Sancho VII, no consta seguro del todo, aunque puede que sí, que contrajera otro

matrimonio, pero sí se sabe que tuvo varios hijos bastardos. Según la Crónica del Príncipe de Viana,

Sancho tuvo un hijo que murió por una mortal caída de caballo cuando era de 15 años de edad. Pero lo

cierto es que murió sin descendientes legítimos.

58

Se dice que en recuerdo de esta gesta (ya lo tratábamos al respecto en su momento), el rey Sancho hizo

sustituir el antiguo escudo del reino navarro (de gules con águila de sable), el arrano beltza (águila negra

y real), por el actual escudo (de gules con cadenas de oro). Se ha demostrado la falsedad de dicha afir-

mación, por encontrarse el escudo con algo parecido a las famosas cadenas en fecha anterior a esa batalla.

Así, según Tomás Urzainki (autor de escritos y publicaciones sobre historia de Navarra), se pueden apre-

ciar en la iglesia de San Miguel de Estella (1160), en un relieve de la catedral de Chartres (1164) y en mi-

niaturas de la Biblia de Pamplona (1189).

~ 33 ~

conde de Champaña y Brie, para que heredase el trono y se mantuviese así el poder real

en la familia.59

En este año 1234 tiene Teobaldo I de Navarra 33 años de edad. De este

modo, Teobaldo I subió al trono navarro en Tudela el 7 de abril de este año, estable-

ciéndose en el reino navarro la dinastía de Champaña y dándose fin en consecuencia a la

dinastía Jimena, con Sancho VII como su último representante.

Arrano beltza o escudo y sello real de Sancho VII de Navarra

59

Blanca de Navarra, como podemos recordar, fue condesa consorte de Champaña (1199-1201) por su

matrimonio con Teobaldo III de Champaña, de quien tuvo a su hijo Teobaldo. A partir de 1201, quedando

viuda, Blanca gobernó el condado de Champaña como regente, siendo una regencia llena de dificultades,

pues su cuñado Enrique II de Champaña, habiendo administrado malamente el condado, dejó una deuda

muy elevada a la que ella no pudo hacer frente. De otra parte, se cuestionó la legitimidad del infante Teo-

baldo en el momento de heredar el condado. Blanca fue desafiada por la hija de Enrique II, Felipa y su

marido Erardo de Brienne, uno de los condes más influyentes de la región. En 1215 se produjo la guerra

entre los Brienne por la sucesión del condado, que no se resolvió hasta que Teobaldo llegó a la mayoría

de edad, en 1222, siendo Teobaldo IV de Champaña.

Para finalizar las disputas, tuvo que pagar Blanca una sustanciosa cantidad de dinero a los Brienne, ase-

gurando sólo así su estabilidad. Se vio obligada a pactar la dote matrimonial de su sobrina Alicia, hija de

Enrique II, al casarse en 1230 con el rey de Chipre, vendiendo los derechos del condado de Blois, de

Sancerre y Chateaudun al rey de Francia.

Blanca murió en 1229, a sus 52 años de edad, no sin antes haber asegurado la entera posibilidad de que

su hijo Teobaldo reinara en Navarra.

Así pues, muerto Sancho VII, los navarros olvidaron la voluntad del rey o no tuvieron consideración de

la misma, rechazando que heredase el reino de Navarra el rey Jaime I de Aragón. Los nobles navarros en-

tronizaron a Teobaldo, a un mes de la muerte de su tío, juró los fueros del reino y así quedó nutrida la co-

rona navarra con un recuperado conde y una reconocida dinastía de adinerados vasallos franceses.

Ya seguiremos el desenvolverse de su reinado en Navarra, pero podemos adelantar o informar que Teo-

baldo se casó en tres ocasiones. Primero con Gertrudis de Dagsburgo, en 1220 (de ella se divorció en

1222, sin que tuvieran hijos, muriendo en 1225). En 1222 se casó en segundas nupcias con Inés de Beau-

jeu (nació una hija, Blanca, la cual progresó como aristócrata). Habiendo muerto Inés, en 1231, Teobaldo

se casó en terceras nupcias, con Margarita de Borbón. Tuvieron seis hijos: Leonor, Pedro, Margarita, Teo-

baldo (que reinará como Teobaldo II de Navarra: 1238-1270), Beatriz y Enrique (que reinará como Enri-

que I de Navarra: 1270-1274).

Blanca de Navarra, hija de Teobaldo y de Inés de Beaujeu, pudo haberse casado con Alfonso de Casti-

lla, hijo de Fernando III y futuro Alfonso X el Sabio, pero este asunto no prosperó, quedando sólo en ten-

tativa que trataron las monarquías castellana y navarra. Alfonso era de 13 años y Blanca de 8 de edad.

~ 34 ~

El Reino de Navarra en la época de Sancho VII el Fuerte:

Reino de Navarra

Territorio perdido ante Castilla (1198–1200)

Territorios conseguidos mediante vasallaje (1196–1203)

Reino de Castilla

Reino de Aragón

~ 35 ~

Tras el tratado de paz alcanzado con Castilla en 1179, Sancho VI el Sabio (1150-

1194) fundó las ciudades de San Sebastián, en 1180, y Nueva Victoria sobre la aldea

de Gasteiz, en 1181. También creó nuevas tenencias favorablemente defensivas para el

reino de Navarra como las de Arluzea, Treviño y Antoñana (1181), Zaitegi (1188), Bu-

radón, Portilla, Laguardia de Navarra, San Vicente de la Sonsierra y Aitzorrotz (1184).

Sancho VI el Sabio murió en 1194 dejando el reino a su hijo Sancho VII el Fuerte

bastante mermado en materia territorial, pero muy estable en lo político, lo cual no le

resultó fácil al monarca, pues castellanos y aragoneses no dejaban de urdir el modo de

repartirse territorios en merma de Navarra, tanto que Sancho VII tuvo que aliarse con

los almohades. Tuvo sus andanzas por el norte de África, como podemos recordar. Tam-

bién tuvo que pactar con ingleses y franceses.

Llegado el momento y estando en paz con Castilla y con Aragón, Sancho VII se vio

obligado por el Papa (Inocencio III) a participar junto a Alfonso VIII en la célebre ba-

talla de Las Navas de Tolosa (1212).

La delicada situación económica del reino de Aragón y las buenas o saneadas finan-

zas del navarro, hicieron que Sancho VII lograra una serie de castillos en la frontera

aragonesa: Xabier (1217), Grisén (1219), Los Fayos y Sádaba (1221), además de una

serie de fortalezas que le permitían acercarse hasta la frontera almohade y conseguir

unos ingresos extraordinarios. En 1231, mediante nuevos préstamos, consiguió varios

castillos en la zona del Moncayo y en otros lugares.

El caso es que, a la sazón reina ahora en Navarra Teobaldo I, el cual tiene ya de-

cretado que los judíos navarros, que no son pocos, han de cumplir con las disposiciones

que emanaron del IV Concilio de Letrán, del año 1215, llevando sus signos distintivos

en presentación y vestimenta.

De otra parte, el vizconde Ramón Guillermo IV de Zuberoa,60

vasallo del rey de In-

glaterra, no tardó en declararse feudatario del rey de Navarra Teobaldo I.

También pasó que el castillo y villa de Gallur61

vuelven a ser del reino de Aragón, tras

haber sido de dominio real navarro como garantía de un préstamos efectuado en 1209.

60

Sola en castellano y gascón correspondiente al más pequeño de los territorios históricos del País Vasco

Francés. Está situado en el departamento de los Pirineos Atlánticos, en el Valle del Saison (Uhaitzako

Arana en euskera). En francés es denominado en ocasiones Pays de Soule. Según la Real Academia de la

Lengua Vasca sería uno de los siete “territorios” que forman Euskal Herria, es decir, un territorio de ca-

racterísticas culturales, antropológicas y etnográficas comunes, como la presencia del euskera.

61

En la provincia de Zaragoza. Durante la dominación musulmana se edificó el mencionado castillo, em-

plazado en la zona donde actualmente se alza la iglesia parroquial. Con el tiempo fue atrayendo a su al-

rededor pequeños grupos de trabajadores y pobladores que vivían en sus cercanías, lo que significativa-

mente incrementó la población de la villa.

Gallur fue reconquistada en 1119 por Alfonso I el Batallador, siendo repoblada con mozárabes zarago-

zanos y de Al-Ándalus. La primera cita de Gallur en la documentación cristiana data de septiembre de

1125, cuando Alfonso I concedió diversas tierras en Gallur y en otros lugares a su merino Banzo Fortu-

ñón, aludiéndose también al castillo que hubo en la localidad. En 1147 se libró una importante batalla en

su término entre el rey navarro García Ramírez el Restaurador y el famoso conde Ramón Berenguer IV.

La estratégica situación fronteriza de Gallur entre los reinos de Navarra y Aragón facilitó que los reyes

aragoneses utilizaran la villa para cubrir sus necesidades económicas. Esto ocurrió en el año 1209, du-

~ 36 ~

Sancho VII el Fuerte de Navarra

rante la reunión mantenida por los reyes Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra, cuando el monarca

aragonés solicitó al navarro un préstamo para poder hacer frente a sus problemas financieros, ofreciendo

en prenda, entre otros lugares, el castillo y villa de Gallur, la misma que retorna al reino de Aragón en es-

te año 1234. También se interesarán por esta villa y por su castillo los templarios y los caballeros de la

Orden de Malta.

~ 37 ~

Teobaldo I de Navarra

~ 38 ~

EUSKAL HERRIA

~ 39 ~

MOSQUERUELA (REINO DE ARAGÓN)

UNA RECONQUISTA POPULAR

Los vecinos de Mosqueruela (en el reino de Aragón),62

población ganadera y lanera, le

arrebataron a los moros el vecino castillo del Mallo (o Majo).63

Mosqueruela fue reconquistada a los musulmanes en 1181 por el rey Alfonso II de

Aragón (1164-1196).64

62

Provincia de Teruel. La localidad, de estratégica posición fronteriza con las tierras castellonenses, se

aprovechó por parte del rey Jaime I como bastión inicial para la reconquista del reino de Valencia.

63

Este castillo, calificado actualmente como zona arqueológica, está situado sobre la cima de un mallo.

De origen islámico, el castillo bloqueaba la expansión de los cristianos turolenses hacia el este. Son pocos

los restos que quedan del mismo. También pugnó por su dominio la localidad de Villafranca del Cid

(Castellón).

En cuanto a un mallo, éste es una formación geológica característica del valle del Ebro, de grandes fara-

llones (promontorios rocosos) y agujas de conglomerado formado por cantos de tamaño medio envueltos

en arcilla, arena y cementados con material calcáreo, sedimentos detríticos correspondientes a los aluvio-

nes depositados por los afluentes del río que bajaban desde los Pirineos hacia la depresión central del

Ebro a partir del período Eoceno y durante casi todo el Mioceno. Tras ser moldeados por la erosión, estos

depósitos aparecen como promontorios residuales adosados a las laderas plegadas y más antiguas de la

sierra. Con el tiempo, estos escarpes evolucionan por la acción combinada del agua, el hielo, el viento y el

sol hacia pináculos con zonas superiores redondeadas.

La etimología más probable de la palabra “mallo” puede ser la del término latino malleus (mazo), por

semejanza con la forma de mazos o martillos.

64

Según el historiador cronista (del siglo XVI) Jerónimo Zurita. Fue Cronista Mayor del Reino de Ara-

gón durante los años 1548-1580.

~ 40 ~

ARZOBISPADO DE TARRAGONA (REINO DE ARAGÓN)

UN PONTIFICADO PECULIAR

La sede arzobispal de Tarragona, estando propiamente vacante en este año 1234, tuvo

nominados o electos como candidatos cuatro posibles arzobispos: Berenguer de Palou,65

Egidium, Raimundo de Peñafort66

y Guillem (o Guillermo) de Montgrí.67

65

Obispo de Barcelona (1212-1241). El Papa Gregorio IX no aprobó la elección que hiciera (en 1233) el

capítulo catedralicio de Tarragona y revocó el nombramiento.

66

San Raimundo de Peñafort, dominico (se celebra en el santoral el 7 de enero). La historiografía merce-

daria lo presenta como uno de los cofundadores de la Orden de la Merced, en especial por su rol de le-

gislador, sosteniéndose que fue él quien entregó a los mercedarios la Regla de San Agustín a la vez que

las Constituciones de la Orden de Predicadores como base para la nueva institución. El Papa Gregorio IX

le ofreció el arzobispado de Tarragona, pero él, sintiéndose cansado y enfermo, rechazó el ofrecimiento,

lo mismo que otros honores, acabando retirado en el convento barcelonés de Santa Catalina a partir de

1236. Muere en 1275, no sin haberse ocupado antes de muchos asuntos o menesteres.

67

Hijo de Pere de Torroella, señor del señorío gerundense de Torroella de Montgrí. El rey Jaime I le con-

cederá el señorío de la isla de Ibiza, conquistada en 1235, por lo cual prácticamente no pasará de ser ad-

ministrador apostólico en la archidiócesis de Tarragona. Guillem participará activamente en la reconquis-

ta de Ibiza y de Formentera. Ya había participado antes en la reconquista de Mallorca, con su hermano

Bernat o Bernardo (gobernador de Mallorca y Consejero Real). Guillem había conseguido un botín de se-

tenta y nueve caballerías de tierra señorial en Mallorca.

Jaime I estableció un contrato de infeudación con Guillermo de Montgrí a cambio de la conquista de

Ibiza y Formentera en un período de poco menos de diez meses. A esta iniciativa se unieron el infan-

te Pedro de Portugal (que fue conde consorte de Urgel, como podemos recordar) y el conde Nuño Sán-

chez de Rosellón, los cuales participarían de las baleares tierras señoriales como vasallos de Guillermo de

Montgrí. De este modo, el 8 de agosto de 1235, las tropas comandadas por Guillermo conquistarán la

villa de Ibiza y posteriormente toda la isla y la de Formentera.

Ambas islas se repartirán después entre los tres señores (Guillermo de Montgrí, Pedro de Portugal y

Nuño Sánchez), divididas en cuatro partes denominadas cuarteradas, según las tropas aportadas en com-

bate. Además, la ciudad y el castillo de Ibiza se dividieron también entre los tres y para el uso del mo-

narca. Montgrí aportó la mitad de los hombres, el infante portugués una cuarta parte y la otra cuarta parte

el conde de Rosellón. También se repartieron las ganancias producidas por las salinas de Ibiza. De esta

manera Guillem de Montgrí se quedó con la señoría de la cuarterada de las salinas y la cuarterada de Ba-

lansat en Ibiza y la cuarterada de La Mola y la cuarterada del Carnaje en Formentera. Posteriormente los

derechos de Nuño Sánchez pasaron al rey Jaime I y el arzobispo aprovechó para comprarle al monarca las

cuarteradas del conde de Rosellón, la cuarterada de Portmany en Ibiza y la cuarterada de Portossalé en

Formentera. Las cuarteradas ibicencas de Santa Eulalia y las formenteranas de Es Cap pasaron al infante

Pedro de Portugal.

Hemos de señalar que los señoríos de Ibiza y Formentera eran un título personal. Así, cuando Guillem

de Montgrí renunció a la archidiócesis de Tarragona, se aseguró su dominio a cambio de que las islas pa-

~ 41 ~

REINO TAIFA DE NIEBLA

IBN MAHFUZ SE DECLARA INDEPENDIENTE DE LOS ALMOHADES

Ibn Mahfuz,68

en este año 1234,69

como emir de Niebla,70

declaró su independencia

del Imperio Almohade en Al-Ándalus, siendo muy extenso su reino, en el suroeste pe-

ninsular.71

sasen al arzobispado de ésta cuando muriese y de este modo lo hizo constar en su testamento. Por este

motivo, durante el período que no fue arzobispo (sino administrador apostólico) de Tarragona hasta su

muerte, fue el señor de Ibiza y Formentera en lugar de los arzobispos de Tarragona. Mientras era señor de

Ibiza cedió a los ibicencos las salinas y éstas fueron la principal fuente de riqueza natural para los isleños

durante siglos. Las salinas fueron administradas por la Universidad de Ibiza desde su creación hasta los

Decretos de Nueva Planta, que pasaron a pertenecer a la monarquía. También se inició la construcción de

la iglesia de Santa María de Ibiza, antecesora de la que actualmente es la catedral de Ibiza.

Los conocidos como Decretos de Nueva Planta son los promulgados entre los años 1707-1716 por el

rey Borbón Felipe V, vencedor de la Guerra de Sucesión Española, siendo por dichos decretos por los que

quedaron abolidas las leyes e instituciones propias del reino de Valencia y del reino de Aragón (29 de

junio de 1707), del reino de Mallorca (15 de noviembre de 1715) y del principado de Cataluña (16 de

enero de 1716), dominios todos ellos integrantes de la Corona de Aragón, poniéndose así fin a la estruc-

tura compuesta de la Monarquía Hispánica de los Austrias. La Nueva Planta también fue aplicada a la or-

ganización jurídica y administrativa de la Corona de Castilla. Formalmente, los Decretos eran una serie

de Reales Cédulas por las que se establecía la “nueva planta” de las Reales Audiencias de los estados de

la Corona de Aragón y la Corona de Castilla.

68

Musa ibn Muhammad ibn Nassir ibn Mahfuz, o bien Su’ayb ibn Muhammad ibn Mahfuz, según las

fuentes. Fue el último emir de la taifa de Niebla, hasta 1262, año de la reconquista de Niebla por el rey

Alfonso X de Castilla (1252-1284).

69

Año islámico 631-632 de la Hégira.

70

Localidad histórica y bien destacada de la provincia de Huelva, a orillas del río Tinto. Hay allí restos

de su pasado romano y visigodo, habiendo sido sede episcopal. Y permanecen sus magníficas murallas,

en conjunto muy bien conservado, así como otras partes monumentales de sus tiempos andalusíes (mez-

quita, alminar, patio de abluciones, hermosos arcos…) y cristianos hasta nuestros días.

71

De Sierra Morena al Océano Atlántico, abarcando desde la desembocadura del Guadalquivir (Sanlúcar

de Barrameda) al cabo de San Vicente, en Portugal.

De la taifa islámica de Niebla han de considerarse tres épocas o períodos diferenciados: de 1023 a 1053

(período de primeras taifas), de 1145 a 1150 (período de segundas taifas) y de 1234 a 1262 (período de

terceras taifas).

Los orígenes musulmanes de Niebla como reino se remontan al año 1023, a raíz de aquella desintegra-

ción del califato de Córdoba, como podemos recordar desde 1009. En 1053 fue conquistado el reino taifa

de Niebla por el reino taifa de Sevilla. Fueron éstos los tiempos de las primeras taifas.

La familia andalusí de los Banu Yahsub, encabezada por Abu-l-Abbas Ahmad ibn Yahya al-Yuhsubi,

proclamó entonces la independencia de la cora de Labla y fundó la taifa de Niebla, una taifa menor que

~ 42 ~

Niebla

finalmente resultó conquistada por la de Sevilla, como ocurrió con las de Algarve, Algeciras, Arcos, Car-

mona, Huelva, Mértola, Morón, Ronda y Silves.

Posteriormente, durante las segundas taifas, surgió de nuevo la de Niebla, siendo por poco tiempo (un

lustro).

Y finalmente llegó el reino o taifa de Niebla en el tercero de los períodos al respecto, coincidiendo con

el inevitable declive almohade, siendo emir el mencionado Ibn Mahfut, el cual dominó por gran parte del

Algarve portugués, abarcando tierras desde el Aljarafe sevillano hasta el río Guadiana, desde Sierra Mo-

rena, por lo que actualmente es la provincia de Huelva e incluyendo poblaciones como Moguer, la misma

Huelva y Gibraleón. Desde 1253 era Ibn Mahfut vasallo de Alfonso X, hasta que finalmente, en febrero

de 1262, el monarca castellano se adueñó de Niebla. Alfonso X le permitió a Ibn Mahfut que se refugiara

en Sevilla, y allí vivió hasta su muerte.

~ 43 ~

REINO TAIFA DE MURCIA

EL CALIFATO DE BAGDAD

RECONOCE AL EMIR IBN HUD DE MURCIA

Recordemos que el reino islámico de Murcia (en estos tiempos o períodos de terceras

taifas andalusíes) se caracteriza por el dominio aquí de los Banu Hud. Esta taifa se

originó con la sublevación de Ibn Hud contra los almohades en el valle de Ricote (año

1228), entrando en la ciudad o medina de Murcia el 4 de agosto de ese año, expulsando

al gobernador almohade y proclamándose emir. Los sucesos acaecidos en Murcia se

propagaron luego por todo Al-Ándalus, hasta el punto de que, en 1229, sólo Valencia y

algunos puntos del Estrecho de Gibraltar escapaban al control de Ibn Hud y de su estado

organizado y capitalizado desde Murcia, edificándose allí su conocido Alcázar Se-

guir,72

sobre los restos del anterior edificio Al-Dar al-Sugra, en el arrabal de la Arrixaca.

Aunque la reconquista cristiana sigue su avance hacia el sur peninsular desde los rei-

nos del norte, con no poco quebranto para Ibn Hud, éste recibe en este año 1234 el re-

conocimiento y respaldo del califato abasí de Bagdad, autorizándole para su gobierno

islámico en Al-Ándalus.73

Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr de Arjona se ve obligado a declararse vasallo de Ibn

Hud si quiere seguir protegiéndose,74

siendo reconocido como señor de Arjona, Jaén y

Porcuna.

Atentos y en todos los movimientos que se generan y producen al respecto están los

cristianos, con el rey Fernando III muy al frente de todo, como sabemos.

72

Actual monasterio de Santa Clara la Real, de monjas clarisas.

73

Pero no se prevé ya sino debilidad y declive de los Banu Hud, no menos que le sucede a los almohades

y le sucederá a los abasíes. Lo iremos viendo, comprobando, considerando…

74

El que ya sabemos como precursor del reino nazarí de Granada, tal como vamos considerando en estos

años (y seguiremos considerando).

~ 44 ~

Ibn Hud

~ 45 ~

REINO DE SUECIA

ÓBITO DEL REY CANUTO II

En el quinto año de su reinado (desde 1229) murió en este 1234 el rey Canuto II de

Suecia (Canuto Holmergsson).75

Era de la familia, concretamente bisnieto, del rey Erico

el Santo, muerto en 1160.76

Canuto II fue miembro del Consejo Real de Suecia entre los años 1222-1229, cuando

reinaba (siendo menor de edad) su predecesor Erico XI Eriksson, el mismo que ahora

vuelve a reinar sucediendo al difunto Canuto, puesto que ya es mayor de edad. Pasó que

tras un levantamiento ambicionando el poder regio, Canuto acabó quitándole la corona a

Erik, permaneciendo así, como rey, hasta su muerte.

Canuto II se casó con Helena Pedersdatter Strange.77

Moneda con Canuto II de Suecia

75

Del cual, como de su mismo reinado, se sabe bastante poco, pues no se tienen muchas noticias. Ni si-

quiera se conoce su edad, pues se desconoce su año y circunstancias de nacimiento.

76

Es el Santo Patrono de Estocolmo y se celebra su fiesta el 18 de mayo.

77

De la cual igualmente se sabe bastante poco. Parece ser que era hija del jarl Folke Bigersson y que mu-

rió en fecha anterior a 1227. Le nacieron dos hijos: Holmger y Felipe. Ambos murieron en distintos mo-

mentos (1248 y 1251), mientras combatían contra el poderoso jarl Birger (que muere en 1266), con mu-

cha regencia y mando en Suecia.

~ 46 ~

CORBIE (NORTE DE FRANCIA, picardía)

TRAGEDIA EN UN TORNEO

Tras disputarse un torneo, el 19 de julio de este año 1234, murieron en Corbie,78

del

modo que ahora contamos, los condes Florencio IV de Holanda y Felipe Hurepel de

Clermont.

Florencio IV de Holanda iba a cumplir sus 24 años de edad; había nacido en La Haya,

el 24 de junio de 1210. Fue conde de Holanda desde 1222, cuando tenía 12 años de

edad. Era hijo del conde Guillermo I de Holanda (muerto en 1222) y de Adelaida de

Güeldres (muerta en 1218).

Siendo menor de edad, Florencio estuvo tutelado y regentado por su tío materno el

conde Gerardo de Güeldres. En mayo de 1222 acudieron tío y sobrino a Aquisgrán,

donde fue coronado Enrique de Hohenstaufen79

como rey de Romanos.

En 1224, con sus propios fondos y teniendo sus bien aconsejados 14 años de edad,

fundó en Loosduinen (suburbio de La Haya) un monasterio de monjas cistercienses. Y

adquirió la tierra de Heusden y Altena.

Apenas iniciado su gobierno, se vio envuelto en la disputada guerra que su tío Ge-

rardo mantenía con Otón II de Lippe, obispo de Utrecht.80

Sin que entremos en por-

menores o detalles que se nos escapan o esconden sobre la tensión, lo cierto es que los

holandeses saquearon Gein y redujeron a cenizas la casa que allí tenía el obispo. Poco

después, un legado pontificio de la Santa Sede concertó una tregua que, gracias a Dios,

se perpetuó como paz sólida, siendo ésta total en 1225.

Sin embargo, en 1227, apoyó Gerardo la revuelta de los campesinos de Drente frente

al obispo Willebrando de Utrecht. En 1233, su hermano Otón fue nombrado obispo de

Utrecht, sede vacante tras la muerte del obispo Willebrando.

78

Al norte de Francia, en la región de Picardía.

79

Hijo único (y bien díscolo, como veremos) del emperador germano Federico II y de su primera esposa,

Constanza de Aragón (muerta en 1222).

80

No se sabe muy bien la causa de la disputa, pero podría tener su origen en las exacciones de impuestos

a los súbditos del obispo en la comarca de Saaland. Es posible que los aduaneros del conde de Güeldres

hubieran exigido con demasiada severidad los derechos de peaje, lo que perturbaba fuertemente el comer-

cio que los mercaderes de Utrecht hacían a lo largo del Rin.

~ 47 ~

Bien para favorecer a su hermano, o para defender a Holanda de las inundaciones, el

conde, que acababa de casarse con Matilde, hija del duque Enrique de Brabante, mandó

construir un dique desde Amerongen hasta Schoohoven.

Pasó luego, o también, que los habitantes de la ciudad de Stade (al norte de Alemania,

en la Baja Sajonia), de la diócesis de Bremen, empezaron a estar cada vez más bajo

sospecha de herejía, por lo grave de extravagantes doctrinas, además de porque se ne-

gaban al pago de los diezmos eclesiásticos. En 1234 (en este año en que estamos), el

Papa Gregorio IX publicó una cruzada contra toda esa gente que se muestra de modo

pagano e idólatra.

El conde Florencio IV de Holanda, lo mismo que otros nobles, marchó como cruzado

y bien pertrechado contra Stade, que resultó sometida, aunque hubo que hacer constar

sus sacrificios.81

Pasó luego lo del torneo de Corbie, lugar y evento a los que el conde Felipe Hurepel

de Clermont invitó al conde Florencio IV de Holanda. Celebrado el torneo según impe-

cable y magnífico desarrollo, el conde de Holanda causó la admiración de todos los pre-

sentes por su destreza, agilidad y valor, al punto de que la joven condesa de Clermont,

Matilde,82

le prodigó los elogios más halagüeños. Sea porque los fuertes aplausos de su

joven esposa disgustaron al maduro conde Felipe (de 33 años), sea porque todos sus

paladines habían sido vencidos por Florencio…, la cosa acabó en tragedia; lo que em-

pezó siendo divertimiento deportivo, un simple juego de entretenimiento, acabó como

algo muy serio y muy triste. El conde de Clermont, ayudado por los suyos, atacó al con-

de de Holanda, y tras una fuerte resistencia y forcejeo de éste, lo mató. Tras esto, Teo-

dorico, conde de Clèves, vengó a su vez la muerte de Florencio lanzándose sobre el

conde de Clermont y acabando con su vida.

Florencio fue llevado a enterrar a la abadía de Rijnsburg. Como sabemos, había estado

casado con Matilde de Brabante, ahora viuda, hija del duque Enrique I de Brabante y de

Matilde de Boulogne y Alsacia. Son hijos de Florencio y Matilde: Guillermo (nacido en

1227 y ahora conde de Holanda como Guillermo II, sucesor y heredero de su padre),83

Florencio, Adelaida, Margarita y Matilde.

En cuanto a Felipe Hurepel de Clermont, nacido en 1201, fue conde de Clermont, de

Boulogne, de Aumale y de Dammartin, siendo hijo del rey Felipe II Augusto de Francia

(muerto en 1223) y de Inés de Merania (muerta en 1201). En 1218 le cedió su padre,

como patrimonio, el condado de Clermont. En 1216 se casó con Matilde de Dammartin,

condesa de Boulogne y de Dammartin,84

hija de Renaud de Dammartin (muerto en

81

Hay quienes sostienen que entró en el Mar del Norte con una flota de más de trescientas velas, repletas

de holandeses y zelandeses. Se indica que los holandeses perdieron en esta guerra, entre otros muchos, al

célebre abad Guillermo de Egmond, una muy relevante e histórica abadía benedictina.

82

Condesa de Dammartin, de Boulogne (como Matilde II) y de Aumale (1214-1260), llegando a ser pos-

teriormente reina consorte de Portugal (1248-1253).

83

Sus tíos Guillermo y Otón se encargaron de la regencia del condado entre los años 1234-1239. Tam-

bién será rey de Romanos (1247-1256). Su muerte, en 1256, será trágica.

84

Nacida en 1202 y muerta en 1259.

~ 48 ~

1227)85

y de Ida de Lorena (muerta en 1216). Felipe y Matilde tuvieron dos hijos:

Juana86

y Alberico (que ahora sucede y hereda al padre).87

Felipe Hurepel, en 1226, acompañó a su hermano el rey Luis VIII de Francia (1223-

1226) a la cruzada albigense. Posteriormente, en 1229, tomó partido por los barones que

estaban en desacuerdo con la regencia de Blanca de Castilla88

e intervino en la rebelión

de los mismos.89

Su muerte ya la hemos contado, en el torneo de Corbie, dejando viuda a Matilde de

Dammartin y condesa de Boulogne.90

Florencio IV de Holanda

85

Le podemos recordar como prisionero del rey Felipe II de Francia tras la batalla de Bouvines (1214),

lo mismo que Fernando de Portugal, conde de Flandes.

86

Nacida en 1219 y muerta en 1252. Casada en 1250 con Gaucher V de Châtillon, conde de Nevers. Tras

la muerte de Juana, el condado de Clermont volvió a la Corona de Francia.

87

Nacido en 1222 y muerto aproximadamente en 1284. Conde de Clermont, que dejó en manos de su

hermana todas sus posesiones para irse a Inglaterra.

88

Hija de Alfonso VIII de Castilla y de Leonor de Plantagenet. Viuda de Luis VIII y madre de Luis IX

(el rey San Luis).

89

Aunque parece ser que fue perdonado.

90

Tras la muerte de Felipe Hurepel, Blanca de Castilla se encargó de casar a Matilde con el infante Al-

fonso de Portugal, futuro rey Alfonso III de Portugal (1248-1279). El condado de Boulogne pasó a los

condes de Auvergne o Auvernia.

~ 49 ~

Felipe Hurepel de Clermont y Matilde de Dammartin

~ 50 ~

REINO DE INGLATERRA

FALLECIÓ EN ESTE AÑO HUGH DE NEVILLE

Hugh de Neville, muerto en este año 1234, fue el Jefe de Guardabosques en el reino

de Inglaterra durante los reinados de Ricardo I Corazón de León (1189-1199), Juan I Sin

Tierra (1199-1216) y ahora de Enrique III.91

También fue a lo largo de su vida sheriff

de varios condados.

Neville estuvo muy al servicio de Ricardo I ya desde que éste era príncipe y siguió

luego, más o menos fielmente, como servidor de la monarquía inglesa, si bien con cierto

decaimiento y declive en sus últimos años. Su nombre aparece en la Carta Magna –del

año 1215, como podemos recordar– siendo uno de los principales consejeros del rey

Juan, pero mal consejero, en suma, según algunas apreciaciones y por parte de algún

cronista. Se alejó del rey Juan tras la invasión francesa a Inglaterra por el año 1216, pero

regresó para jurar lealtad a su hijo, el actual rey Enrique III, cuando éste subió al trono

en ese mismo año.

Hugh de Neville era hijo de Ralph de Neville y nieto del también jefe de Guarda-

bosques Alan de Neville. Hugh tuvo un hermano, Roger de Neville, el cual, de parte del

rey Juan, tuvo la custodia del castillo de Rockingham. Otro hermano era William, a

quién se le dieron algunas de las tierras de Hugh en 1217. Hugh, Roger, y William es-

taban relacionados a un cierto número de otros oficiales reales y a clérigos, como Geof-

frey de Neville (un chambelán real), o Ralph de Neville (que llegó a ser obispo de Chi-

chester). Hugh de Neville y Ralph de Neville supieron hacer carrera, promocionarse.

Hugh de Neville acompañó a Ricardo de Inglaterra en la tercera cruzada (1187-1191),

siendo luego uno de los pocos caballeros que luchó junto al rey el 5 de agosto de 1192

fuera de los muros de Jaffa, cuándo el rey y una fuerza pequeña de caballeros y balles-

teros lucharon contra un ataque sorpresa de las bien pertrechadas fuerzas de Saladino.

Fue difundido ampliamente que durante esa batalla Saladino envió dos monturas a Ri-

cardo de Inglaterra para evitar que el monarca combatiera a pie.92

En 1194 tuvo Neville la tutela de Joan de Cornhill, hija de Henry de Cornhill, y se

casó con ella cuatro años más tarde, en 1198. También en 1194 le fue dada la custodia

de la ciudad de Marlborough, en Wiltshire, siendo sucesivamente sheriff de varios lu-

gares, como antes dijimos.

Hugh de Neville fue nombrado Jefe de Guardabosques por el rey Ricardo I en

1198. Como el oficial a cargo de los bosques reales, era uno de los cuatro grandes ofi-

91

Entre 1216-1272.

92

El relato de Neville sobre estos acontecimientos fue una fuente importante para el cronista Ralph de

Coggeshall sobre la participación de Ricardo Corazón de León en la tercera cruzada.

~ 51 ~

ciales del reino y estado (los otros son los cargos de justiciar, canciller y tesorero). El

Guardabosques es el responsable de aplicar la muy especial Ley de Bosques de Ingla-

terra, y presidir todo cuanto a los tribunales al respecto, en materia forestal, se refie-

re. El cargo es de gran importancia económica, administrativa y organizativa.

Neville continuó también a cargo de la oficina de Jefe de Guardabosques durante el

reinado de Juan I, acompañando con frecuencia al rey en sus juegos de azar y apuestas,

la gran afición que tenía.

En 1210, el rey Juan multó a Neville con mil marcos porque dejó que Peter des Ro-

ches, obispo de Winchester, cercara tierras de caza sin permiso real; a pesar de que

Roches era cercano al rey, su acción era una infracción a la Ley de Bosques Reales. La

gran multa impuesta a Neville era probablemente una advertencia de que el rey tenía

serias intenciones de aplicar la Ley de Bosques, pero eventualmente la multa fue reti-

rada.

En 1213, Neville fue puesto a cargo de los puertos marítimos a lo largo de la costa

inglesa que va de Cornwall a Hampshire, pero parece que en algún momento de 1213

perdió el favor real, aunque las causas de ello son desconocidas, no han sido esclare-

cidas. Tuvo una multa de seis mil marcos debido a que, entre otras infracciones, dejó a

escapar a dos presos.

La manera de gobernar de Juan Sin Tierra, y sus derrotas en la Europa continental

(año 1214), produjeron contra él el alejamiento de muchos de sus nobles. Inicialmente,

una parte de los barones forzó a Juan a firmar la Carta Magna para evitar un gobierno

caprichoso o arbitrario del rey. Aun así, después de aceptar las demandas de los baro-

nes, Juan se aseguró de que el Papa, más adelante (1215), anulara el documento. En-

tonces fue, como podemos recordar, cuando los barones ingleses invitaron al delfín Luis

de Francia para que pudiera acceder al trono de Inglaterra. Con su ejército llegaba Luis

a Inglaterra en mayo de 1216.

Neville se unió a los barones rebeldes en ese año, poco después de la llegada del

príncipe Luis. Neville entregó a Luis el castillo de Marlborough, castillo real que tenía

bajo su cuidado y custodia; esto pasaba a mediados de 1216, sin que Luis sitiara el cas-

tillo ni emprendiera campaña al respecto.

Cuando el rey Juan se percató del cambio de bando de Neville, le confiscó sus tierras

(las recibidas del rey) y en septiembre de ese mismo año 1216 confiscó también el rey

las tierras que Neville (y su hijo)93

había recibido de otros rebeldes anteriormente con-

fiscados. Y todo fue muy confuso, pues los rebeldes y sublevados fueron cambiando de

bando según estrategias y conveniencias de interés o desinterés mutuos.

Después de la muerte del rey Juan I (octubre de 1216), Neville y su hijo se pusieron al

servicio del nuevo rey, Enrique III, hijo de Juan I. Ambos tuvieron sus tierras restau-

radas, en 1217, pero los cargos que Hugh de Neville había ostentado no fueron restau-

93

De La vida matrimonial y familiar de Hugh de Neville se puede decir que su primera mujer, Joan de

Cornhill, murió posteriormente a diciembre de 1224. Algún tiempo antes de abril de 1230 se casó con

Beatrice, la viuda de Ralph de Fay y una de las cinco hijas de Stephen de Turnham. Joan y Neville tu-

vieron al menos tres hijos: Juan, Henry y Herbert. También se sabe de una hija de Hugh de Neville lla-

mada Joan.

~ 52 ~

rados inmediatamente. La custodia de algunos bosques reales le fue regresada en 1220,

pero el cargo de Jefe de Guardabosques no le fue devuelto hasta algún tiempo más tar-

de. En 1218 se suponía que tendría de nuevo bajo su custodia el bosque de Rockingham,

pero William de Forz, conde de Aumale, que ostentaba el cargo, se negó a devolver-

lo. No fue sino hasta 1220 cuando Hugh de Neville consiguió recuperar la custodia del

bosque de Rockingham. Para 1224 Neville era de nuevo Jefe de Guardabosques, pero

nunca recuperó el poder y la influencia que había tenido bajo el reinado de Ricardo I o

de Juan I. Y hay cosas por clarificar en la trayectoria final de Hugh de Neville.

~ 53 ~

EPÍLOGO I

LAS COMUNIDADES DE VILLA Y TIERRA

Las comunidades de villa y tierra constituyeron una forma de organización política de

la Extremadura castellana, las tierras conquistadas por el reino de Castilla a los domi-

nios musulmanes de Al-Ándalus particularmente entre los siglos XI y XII.

Hacia el reino de Aragón, en la correspondiente Extremadura aragonesa, existieron

unas instituciones parecidas, las comunidades de aldeas aragonesas.

La comunidad de villa y tierra consistió propiamente en tierras comunadas que in-

cluían a distintas aldeas alrededor de una villa mayor y que se subdividían, a su vez, en

~ 54 ~

seis sexmos o sexmas u ocho ochavos.94

Estas tierras podían ser, según su dueño, de

realengo si son del rey, de abadengo si son de un abad o de un obispo, de solariego si

son de un noble u orden militar o de behetría si son los propios habitantes quienes eli-

gen al señor.

En este nuevo sistema, el centro y eje del esquema administrativo será la villa. Los

vecinos o villanos, organizados en concejo, reciben del rey un amplio territorio de cen-

tenares y aún millares de kilómetros cuadrados, sobre el que van a ejercer los derechos

de propiedad y organización que anteriormente correspondían al rey, magnates y abades

o eclesiásticos.

Éstas eran las competencias del concejo:

Poblamiento: Dirigiendo el surgir o nacimiento e instalación de las aldeas en su

territorio, reparte las heredades entre los vecinos y reserva otras tierras para

aprovechamiento concejil y comunal.

Normas jurídicas. La Villa establece las normas que regulan las relaciones en-

tre la propia aldea y otras, así como entre los vecinos de unas y otras. Las nor-

mas venían reguladas por los Fueros, sancionados por el monarca.

Autonomía. La villa dependía únicamente del rey. Elegían de modo anual, ve-

cinalmente o por parroquias (barrios), a sus propias autoridades, con una dura-

ción de los cargos de un año, y estos ejercían todas las competencias guber-

nativas, judiciales, económicas y aún militares.

Las competencias de la Comunidad y su autonomía no están reñidas con la presencia

en la misma de un representante del rey, para velar por sus intereses, especialmente

fiscales. Todas las Comunidades son iguales y sólo se relacionan directamente con el

rey, pues éste es el único lazo de unión con la Corona.

Así se pueblan y organizan las tierras al sur del río Duero, en cuarenta y dos comuni-

dades, que integrarían la denominada Extremadura castellana. Este régimen de liberta-

94

Un sexmo, con sus comunicaciones, por lo general rudas o sencillas, fue una división administrativa

medieval castellana que generalmente comprendía una parte del término rural dependiente de una ciudad.

Es equivalente a los ochavos según la comunidad de villa y tierra donde se aplicase.

Los sexmos fueron una división administrativa circunstancial que, en un principio, equivalían a la sexta

parte de un territorio determinado, aunque posteriormente el número de sexmos pertenecientes a una de-

terminada comunidad de aldeas o comunidad de villa y tierra podía aumentar o disminuir.

En cada sexmo había un procurador de tierra que recibía también los nombres de procurador común o

sexmero. En el sexmo de villa, la localidad capital o cabeza se llamaba procurador síndico. En cada sex-

mo los labradores pecheros elegían al sexmero.

Todos estos procuradores o sexmeros eran los representantes y portadores de la voz de todas las aldeas,

representándolos ante la ley. Aunque sus funciones fueron variando según el momento histórico, princi-

palmente realizaban las siguientes actuaciones concejiles:

- Oficiales recaudadores de impuestos.

- Repartidores de terrenos concejiles.

- Administradores del patrimonio territorial del común de los vecinos.

~ 55 ~

des y autonomía será considerado como una situación de privilegio por las poblaciones

más antiguas de Castilla. Mientras al norte del río Duero, el proceso de señorización

englobaba en el siglo XIII a la mitad de sus aldeas, en las comunidades de villa y tierra,

el avance señorial es frenado casi totalmente por la mayor capacidad de resistencia de

éstas, que sólo comenzará a romperse en la segunda mitad del siglo, en las comunidades

de menor extensión.

La primera repoblación de la cuenca del río Duero, que se realiza entre los años 850 y

975 partiendo de la base cantábrica del baluarte defensivo creado por Alfonso I de As-

turias (739-757), va a seguir una pauta organizativa uniforme, lo mismo en la zona leo-

nesa que en la castellana.

Aplicando la tradición jurídica romana, todas las tierras abandonadas (y lo son todas

las de la meseta) pasan a ser propiedad del rey, integrándose en su patrimonio, que no

distingue entre la Corona y el Soberano en cuanto persona privada. Así, el rey se con-

vierte en propietario de todas las nuevas tierras que se van a repoblar durante los siglos

IX y X.

Este carácter de realengo, donde el rey es el señor feudal inicial, no se mantuvo du-

rante mucho tiempo, pues muy pronto el rey comienza a ceder algunas porciones a favor

de magnates e infanzones que dirigen o colaboran en las tareas de repoblación y tam-

bién de entidades eclesiásticas, como monasterios, iglesias y catedrales. Estos dominios

serán de importancia relativamente escasa, por dos razones principalmente:

1ª.- De una manera cuantitativa, porque ninguno de estos señoríos llega a competir, ni

de lejos, con la extensión del realengo.

2ª.- Por el carácter disperso de estos señoríos, pues no formaban un todo continuo y

compacto, sino que estaban diseminados en docenas de pueblos separados por varias de-

cenas de kilómetros.

Conviviendo con esta estructura político-administrativa, en manos eminentemente del

rey, los magnates y la Iglesia, existía otra propiedad inferior, que recaía sobre las mis-

mas tierras, en manos de los cultivadores, hombres libres en su inmensa mayoría, que

disfrutaban del derecho de transmisión en vida, en muerte, de venta, de donación, etc.

La única obligación, respecto del primer propietario, era abonarle el censo y cumplir las

obligaciones establecidas por la costumbre o por la carta de poblamiento, que no solía

referirse a las tierras cultivadas sino, a un tanto por fuego (hogar).

De esta forma, conviven las siguientes soberanías territoriales:

El rey. Reúne todos los poderes políticos, judiciales y militares del reino.

Los condes. Delegados regios removibles, que gobiernan diversas comarcas del

reino.

Jueces o sayones. Desde un castillo regían pequeños territorios, llamados al-

foces o suburbios.

~ 56 ~

Aldeas. Centros de población local, de entre cinco a veinte familias, cada aldea

con su concejo. Estos centros de población no estaban jerarquizados, ya que la

organización no rebasaba los límites del concejo.

Este es el marco en que se desenvolvieron, hasta el siglo XI, los territorios que for-

maban la Merindad Mayor de Castilla, todos los cuales fueron repoblados antes del año

975, viniendo luego el nacimiento de las comunidades.

Las campañas de Almanzor (976-1002) significarán una interrupción, más aún, un re-

troceso, en este proceso repoblador. Cuando después de 1010 ha desaparecido el peligro

musulmán, los cristianos dirigieron sus esfuerzos a restaurar, material y demográfica-

mente, los territorios situados al norte del río Duero conforme al anterior esquema ins-

titucional, las merindades.

Pero ya en la segunda mitad del siglo XI comienza la repoblación de las tierras al sur

del Duero. Especialmente después de la ocupación cristiana del reino de Toledo (1085)

es preciso repoblar con urgencia los territorios despoblados situados entre las aldeas

del río Duero y los nuevos territorios al sur del Sistema Central, donde se va a seguir

otro sistema, en vez de condados, alfoces y aldeas: van a nacer las comunidades de villa

y tierra, que fueron evolucionando.

En todas estas poblaciones se acepta a cuantos quieran repoblar, siempre que respe-

taren los fueros (fijar en ellas su domicilio, al menos un año), por lo que son eximidos

de tributos feudales, como la mañería95

y el nuncio;96

así como de peajes, portazgos y

montazgos. Cada concejo tiene sus milicias, con las que los reinos mantuvieron sus

fronteras durante los ataques de almorávides y almohades, destinándose a estas guerras

y escaramuzas (cabalgadas) una fuente importante de ingresos que recibían estas mili-

cias; y eso se halla estipulado en los fueros, con el reconocimiento de superior categoría

95

Tributo que permite al colono “mañero” sustituir, a su muerte, la devolución de las tierras a su señor

por un impuesto. Relación jurídica establecida ente dos personas con motivo de la entrega por parte de

una de ellas, situada en una posición preeminente, de unas tierras en prestimonio a la otra, y de las cuales

ésta no podía disponer más que en favor de sus hijos legítimos. Derecho de reversión puro en su origen...

se convirtió en un derecho de sucesión que recaía sobre aquellos bienes del mañero que no habían sido

recibidos directamente de su señor, para acabar siendo un impuesto sobre las trasmisiones de bienes mor-

tis causa.

96

El nuncio o luctuosa, palabra esta última propia del ámbito gallego, era “la prestación que el colono de

dominio ajeno debía pagar al dueño o señor para poder transmitir a sus descendientes el disfrute del

mismo. Muchas veces se trataba de la mejor cabeza de ganado”. También llamado tributo mortua manu

o ultimus census, este derecho destacaba especialmente por lo extraordinario en una época que no conoció

nada semejante al actual impuesto de sucesiones. El colono sin descendencia u hombre mañero, debía pa-

gar la mañería “para poder transmitir por vía hereditaria su derecho de disfrute del predio” que, de otro

modo, volvía a la libre disposición del señor: la mañería es, en realidad, una redención en metálico para

evitar que tal cosa ocurriera, como debió suceder en los primeros tiempos. Las ossas o huesas eran “la

prestación económica que las mujeres de condición servil tenían que entregar a su señor cuando que-

rían casarse. A veces es también la pena pecuniaria que se impone por haberse casado sin permiso del

señor”.

~ 57 ~

social, como caballeros villanos (típicamente castellanos), concejiles o populares que

alternan la guerra con el pastoreo.97

La superioridad militar de estos pastores-guerreros sobre los campesinos sedentarios,

provocó una diferenciación social, al encomendarles no sólo la defensa permanente del

territorio, asignado a la villa, sino la protección del ganado comunal. Ser caballero, dis-

poner de un caballo, es una obligación para todos los que disponen de medios econó-

micos suficientes y es, al mismo tiempo, un honor que lleva consigo la exención de de-

terminados impuestos. Riqueza y eficacia militar convierten a los caballeros villanos en

los personajes más influyentes de los concejos, que con el tiempo, se reservaran en

exclusiva el gobierno de la villa.

De otra parte, en la Extremadura aragonesa, existieron, como antes se dijo, unas ins-

tituciones medievales denominadas comunidades de aldeas, que aunque diferentes,

guardaban una cierta semejanza o similitud con las comunidades de villa y tierra cas-

tellanas. Existieron cuatro comunidades de aldeas: de Calatayud, de Daroca, de Teruel y

de Albarracín, desarrolladas por el solar de la antigua Celtiberia.

Reconstrucción poblacional de la Antigua Celtiberia

97

Recuérdese el Fuero de Castrojeriz (Burgos) del año 974.

~ 58 ~

Posible extensión de la Antigua Celtiberia. Arévacos Pelendones Berones Belos Tittos Lobetanos Lusones

~ 59 ~

EPÍLOGO II

HISTORIA ECLESIÁSTICA DE LA ARCHIDIÓCESIS MÉRIDA-BADAJOZ

La historia de la archidiócesis se remonta a la antigua Emérita Augusta (actual Mé-

rida), que fue importantísima sede arzobispal en época visigoda, aunque desaparecida

durante muchos siglos tras la dominación musulmana.

Las primeras comunidades cristianas estables aparecen ya suficientemente arraigadas

en la Lusitania del siglo III.98

La conocida Carta de San Cipriano al clero y pueblo de

Emérita Augusta, por los años 255-257, es el documento más antiguo que poseemos de

la Eclesiástica Provincia Metropolitana de Lusitania, con capitalidad en la Augusta

Emérita, de la que fueron sufragáneas las diócesis de Pax Iulia (Beja), Olissipo (Lisboa),

Ossonoba (Faro), Idigitania o Egitania (Idanha-a-Velha), Conímbriga (Coímbra), Bis-

seon (Viseu), Lameco (Lamego), Caliabria (¿?), Ebora Liberalitas Iulia (Évora), Sal-

mántica (Salamanca), Ábula (Ávila), Cauria (Coria) y Numancia (Zamora), de las que

solamente Caliabria ofrece dudas sobre su localización.

De la época en que Mérida fue cabeza de esta extensa archidiócesis se conservan noti-

cias muy esporádicas o meramente puntuales de sus arzobispos. En el siglo III sí co-

mienza la serie de metropolitanos emeritenses más destacados, como Marcial (¿-255),

depuesto por sus propios feligreses que colocaron en su lugar a Félix (255?).

En el siglo IV aparece el pontificado de Liberio, que asistió al Concilio de Ilíberis o

Elvira (311) y al celebrado poco después en Arlés (314). Fue el primer arzobispo de

Mérida después del Edicto de Tolerancia promulgado por el emperador Constantino I el

Grande (año 313); le sucedió Florentino, de quien se conservan pocos datos. Hacia fi-

nales de esta centuria se sitúa el pontificado de Idacio, que persiguió, junto con el obis-

po Itacio de Ossonoba, al hereje Prisciliano y a sus partidarios, en los años 384-400,

hasta que se consiguiera su condena a muerte. Esto le ocasionó un duro enfrentamiento

con sus feligreses, que terminaron por deponerle. Siguen Patruino (385-402) y Grego-

rio, citado en una de las Decretales de Inocencio III (1198-1216). La ocupación de His-

pania por los pueblos germánicos no afectó a la sede arzobispal emeritense, que fue res-

petada.

Continúa la sucesión con Antonio (445-449), que lucha contra maniqueos y priscilia-

nistas; y Zenón (c. 483), Vicario Apostólico en España. San Paulo de Mérida (530-560),

médico de origen griego, promovido a la Sede Arzobispal ya en el siglo VI y cuyo largo

pontificado fue uno de los más comprometidos por la lucha contra los herejes arrianos,

mayoritarios en la Archidiócesis. Asoció a la Sede a su sobrino San Fidel, que le suce-

dió al morir. A Fidel le sucedió en la sede o silla metropolitana la relevante figura

98

Lusitania es el nombre que tuvo una de las provincias romanas en el oeste de la Península Ibérica. En

época Republicana, desde el siglo II a. de C., su territorio formaba parte de la provincia Hispania Ulterior,

ocupando la mayor parte de la actual Portugal al sur del Duero y una zona de España, fundamentalmen-

te Extremadura y la provincia de Salamanca. Su capital fue la ciudad de Augusta Emérita, la actual Mé-

rida.

~ 60 ~

de San Maussona (o Masona), el más destacado de los arzobispos de Mérida y una de

las personalidades más notables de su época. Sufrió persecución por parte del rey Leovi-

gildo, quien le proponía que se hiciera arriano; aconsejó San Maussona al príncipe Her-

menegildo (San Hermenegildo),99

convertido en católico (en contacto con San Leandro

de Sevilla), y asistió al III Concilio de Toledo (589), en el que el rey Recaredo abjuró de

la herejía arriana y se convirtió en católico.100

A Maussona vinieron a sucederle, en el siglo VII, los siguientes prelados: Inocen-

cio (606-616); Renovato (616-632); Esteban I (632-637) que estuvo en el IV Concilio

de Toledo; Oroncio (638-653) que asistió al VII y VIII Concilios de Toledo; Profi-

rio (666); Festo (672); Esteban II (680-684) que asistió al XIV Concilio de Toledo; un

Zenón, cuyo pontificado se cree tuvo lugar en el siglo V; Máximo (688-693), y Ariulfo,

último de los metropolitanos que corresponde a época visigoda, ya que en su pontifica-

do se produjo la invasión y ocupación de Lusitania por los musulmanes.

Esta ocupación musulmana de Mérida por los bereberes africanos (714) bajo el man-

dato de Mussa-Ibn-Nusair no debió significar una ruptura en la línea de sucesión de los

arzobispos emeritenses, ya que aún bajo la dominación musulmana se menciona a Arul-

pho (862), citado por San Eulogio de Córdoba como uno de los asistentes al Concilio de

aquella ciudad convocado por el emir Abderramán II (822-852) para hacer frente a los

martirios voluntarios de mozárabes que se sucedieron y que vinieron a refugiarse en la

fortaleza de Bathalios (Badajoz) bajo la protección del reyezuelo (fundador de Badajoz)

Ibn Marwan al-Giliqui (el Gallego), renegado cristiano que se había sublevado contra el

emir cordobés.

Y vino a pasar luego, ya en el siglo XII (año 1119), cuando el Papa Calixto II (1119-

1124), al crear la Provincia Metropolitana de Santiago de Compostela,101

trasladó a ella

todos los derechos y privilegios, así como las sedes sufragáneas del arzobispado emeri-

tense, hasta que se reconquistase Mérida y se repusiese su Silla Arzobispal. Esta cir-

cunstancia de reconquista se produjo en 1228 y 1230, protagonizándose en campañas

por el rey Alfonso IX de León, como podemos recordar. Pero el hecho de que colabo-

rasen con el monarca leonés el arzobispo compostelano, Bernardo, y el maestre de la

Orden de Santiago hizo que ninguno de los dos estuviese dispuesto a restablecer la sede

metropolitana emeritense.

El papa Gregorio IX insistió en la restauración de la Sede de Mérida, mediante bula

del 29 de octubre de 1230, dirigida al citado arzobispo Bernardo de Santiago de Com-

postela, el cual dio cumplimiento a las exigencias del Pontífice, nombrando a Alfonso,

porcionario de la Iglesia de Santiago, como obispo de Mérida, pero sería anulado este

nombramiento a los pocos meses por el mismo arzobispo compostelano. Y con el fin de 99

Existe una tradición según la cual San Hermenegildo también anduvo refugiado en Hornachos huyen-

do de la persecución de su padre el rey Leovigildo.

100

Paulo, Fidel y Masona son considerados los Santos Padres de Mérida, celebrándose en el santoral el

14 de noviembre.

101

Siendo Diego Gelmírez el (primer) arzobispo compostelano. Este arzobispo, por su interés, fue el que

“removió Roma con Santiago”.

~ 61 ~

evitar una nueva restauración, cedió Mérida y su tierra a los Caballeros de la Orden de

Santiago, que establecieron en ella el Provisorato de la Provincia de León de dicha Or-

den.

En cuanto a la diócesis de Badajoz, hemos de contar que se remonta al siglo X, en

tiempos del califato de Córdoba, siendo obispos de Badajoz: Theodocutus (904); Iu-

lius (932), en tiempos de Abderramán II, y Daniel (en el año 1000). Luego todo es con-

fuso y difuso.

Tras la invasión musulmana, la sede episcopal pacense se restaurará, ya en el siglo

XIII, mediante bula del Papa Gregorio IX. Sin embargo, no sería hasta el reinado de

Alfonso X el Sabio, a partir de 1252, cuando venga a crearse en Badajoz propiamente

un cabildo catedralicio, con sus privilegios, y se determine una circunscripción terri-

torial separada de la jurisdicción de las órdenes militares o de caballería; esto será por la

bula del Papa Alejandro IV, en 1255, con el nombramiento en ella del obispo fray Pedro

Pérez de Badajoz.

El área territorial diocesana de la Sede Pacense o de Badajoz fue durante siglos muy

pequeña, ya que se extendía en una pequeña y estrecha franja sobre la frontera portu-

guesa, desde Alburquerque hasta Zafra y Fregenal de la Sierra. El acontecimiento his-

tórico más relevante para esta diócesis fue la publicación de la bula “Quo gravius”, de

1873, emitida por el Papa Pío IX (1846-1878), por la cual se suprimían los Prioratos de

las Órdenes Militares de Santiago (Llerena) y de Alcántara (Magacela y Zalamea de la

Serena), cuyos amplísimos territorios jurisdiccionales quedaron, en su gran mayoría, in-

tegrados en la Diócesis de Badajoz; con lo cual aumentaría en más de cinco veces su

superficie territorial y su población.

Ya en el siglo XX se modificarían de nuevo los límites diocesanos de Badajoz por un

Decreto de la Sede Apostólica (1958) que agregó al Obispado de Badajoz el Arcipres-

tazgo de Castuera, que venía perteneciendo a la Diócesis de Córdoba, así como algunos

pueblos de la Diócesis de Coria. En cambio, perdió el Arciprestazgo de Montánchez,

quedando agregado a la Diócesis Cauriense.

Contamos finalmente que, a 28 de julio de 1994, el Papa Juan Pablo II, mediante la

bula “Universae Ecclesiae sustinentes”, creo la nueva Provincia Eclesiástica de Mé-

rida-Badajoz, que comprende a las tres diócesis extremeñas: Badajoz, Coria-Cáceres y

Plasencia (sin total coincidencia geográfica con Extremadura propiamente). Así se res-

tituyó este arzobispado, tomando posesión como arzobispo Don Antonio Montero Mo-

reno, a 12 de octubre de 1994, en Mérida.

~ 62 ~

EPÍLOGO III

LA DINASTÍA JIMENA

Reyes de Pamplona de las dinastías Íñiga y Jimena.

Sancho V (como Sancho I), Pedro I y Alfonso I fueron además reyes de Aragón

~ 63 ~

La dinastía real de Navarra fue anteriormente pamplonesa y hasta incluso aragonesa,

remontándonos al año 905 y llegando hasta el 1234, cuando concluyó o llegó a su final

la dinastía Jimena, la cual se compuso de los siguientes monarcas:

1.- Sancho Garcés I (905-925)

2.- García Sánchez I (925-970)

3.- Sancho Garcés II (970-994)

4.- García Sánchez II (994-1004)

5.- Sancho Garcés III (1004-1035)

6.- García Sánchez III (1035-1054)

7.- Sancho Garcés IV (1054-1076)

8.- García V Ramírez (1134-1150)

9.- Sancho VI (1150-1194)

10.- Sancho VII (1194-1234)

A partir del año 905 la situación política del reino de Pamplona cambia radicalmente

como consecuencia de una crisis dinástica no bien aclarada y ciertamente enigmática. El

nuevo rey de Pamplona es Sancho Garcés I (905-925). Con él, la dinastía Íñigo o Arista

quedó quedó desplazada por la Jimena que se mantuvo hasta el año 1234, coincidiendo

con la muerte de su último representante, Sancho VII el Fuerte.

Los primeros éxitos militares de Sancho Garcés I acreditaron lo acertado de la elec-

ción. Finalizada la política de sujeción y alianza respecto al Islam de sus predecesores,

Sancho Garcés pasó a la acción. Tomó la tierra de Deio (Deierri), las riberas del Ega,

Arga y Aragón y de La Rioja Alta (Nájera, Viguera, Arnedo, Calahorra). En los veinte

años de reinado de Sancho extenderá este monarca su dominio desde las tierras arago-

nesas de Sobrarbe hasta Nájera. La línea fronteriza por él establecida y fortificada va a

sufrir escasas variaciones en más de un siglo: pérdida y recuperación de Calahorra y

Arnedo y poco más.

Para consolidar la hegemonía del reino, los de la dinastía Jimena se apoyaron tanto en

las comunidades aldeanas como en la aristocracia local. Crearon así un reino compacto

en el que todos sus componentes se necesitaban, al quedar estructurado en una pirámide

de poder y autoridad en cuya base estaban las aldeas, de la que muchas carecían de otra

autoridad que no fuera el monarca, quien las defendía de la injerencia de señores ex-

traños capaces de alterar su organización. Por su parte, estas aldeas garantizaban que

pudieran darse los éxitos de la colonización de nuevos espacios hasta entonces públicos,

recién conquistados a los musulmanes o pertenecientes al patrimonio real. Las dona-

ciones piadosas que los monarcas efectuaron a los grandes monasterios, como Leyre,

Albelda o Iratxe, son buena prueba del extenso patrimonio diseminado por todo el reino.

Las nuevas tierras conquistadas permitían satisfacer las ambiciones de la aristocracia.

A cambio de fidelidad, auxilium y consejo recibieron beneficios y el gobierno de dife-

rentes distritos que le permitía incrementar sus bienes. A pesar de ello, las atribuciones

del rey eran amplias; por un lado, a título personal era dueño de un extenso patrimonio

(villas, heredades, iglesias, etc.) y por otro, era jefe de los ejércitos y el encargado de

administrar justicia.

~ 64 ~

Entre las funciones de la corona estaba también la de gobernar y organizar el reino.

Para ello los monarcas dividieron el territorio en distritos de reducidas dimensiones, en

la mayor parte de nueva creación, aunque en otras respetando antiguas demarcaciones.

Al mando de éstos colocaron a miembros de su propia familia o de otras con las que

establecieron vínculos de dependencia.

El nuevo reino, dotado del suficiente soporte territorial y libre de los poderes franco y

cordobés, tuvo que construir el ideario, el programa político que garantizara el mante-

nimiento de la monarquía, que justificara su expansión por tierras meridionales y que

asegurara su preeminencia sobre otras familias notables. Se asumirá el ideal neogótico

de la corte ovetense, resaltando la figura del soberano como defensor del pueblo, fuente

de justicia, jefe militar y paladín de la cristiandad, al igual que el modelo de escritura, el

sistema de cómputo del tiempo y los usos litúrgicos. Es decir, ahora daba sus frutos el

trasvase de ideales político-religiosos iniciado a raíz de la colaboración entre García Íñi-

guez y Ordoño I de Asturias.102

Finalizaba la política de alianzas con el poder musul-

102

Rey de Pamplona entre los años 852-882, hijo del rey Eneko Aritza a quien sucede en el trono en mo-

mentos difíciles. Se le ve combatir en 843 al lado de su padre en la desastrosa jornada de las proximi-

dades de Pamplona y seguramente intervino en todos los encuentros que Aristas y Banu Qasi libraron

contra las tropas de Abderramán II entre los años 847-850, por tierras de Pamplona y Tudela.

A consecuencia de la batalla de Albelda (852/859) se producen cambios políticos, rompiéndose con la

Tudela de los Banu Qasi. García Íñiguez se ve obligado a pactar y tratar con asturianos y francos. Entre-

tanto Musa ibn Musa, engreído y victorioso, se intitula III rey de España. Los vascos han perdido Albelda

y Viguera. En 853 los vascones intervienen en un asunto interno del emirato cordobés siendo derrotados

con sus aliados en la batalla de Guadalacete (854).

Entre 859-860 aparecen los normandos en el reino subiendo hacía arriba del río Ebro y penetrando en

tierra. El historiador Ibn Haiyan cuenta el enfrentamiento contra los vascones matando a muchos y ha-

ciendo prisionero al rey García Iñiguez (Garsiya ibn Wannako). El rescate se fijó en 70.000 piezas de oro.

Por diferirse el pago de una parte de ese rescate soltaron al rey y quedaron como rehenes sus hijos. No se

sabe cuánto tiempo estuvo prisionero el rey ni quién ejerció sus veces, si la familia Jimena o los hijos del

rey, Fortún y Sancho. Sea lo que fuere, el rey recobró su libertad y siguió gobernando hasta edad muy

avanzada.

Desde Guadalacete debió de suscribirse un trato de amistad entre vascones y asturianos. Signo visible

de esta alianza debió ser la boda de la princesa asturiana Leodegundia, hija del rey Ordoño I de Asturias,

con el príncipe Fortún, hijo mayor de Garcia Íñiguez. En 859 sufre el ataque de su cuñado Muza ibn

Muza, que alarmó al rey hasta el punto de pedir ayuda militar a Asturias. Los asturianos penetraron en la

Rioja y tomaron la plaza fuerte de Albelda (batalla del Clavijo). No parece que el rey García Íñiguez

hubiera tomado parte en esta segunda batalla del mismo nombre. Como suele suceder algunas veces, la

victoria resulta contraproducente a corto plazo. En esta ocasión da lugar a que el emir Muhammad penetre

en tierras de Pamplona (860) y caiga prisionero de los musulmanes el príncipe heredero Fortún Garcés y

la princesa Oneka (Iñiga) que casó con Abd Allah.

Tras algunos otros sucesos, el año 871 fue bastante movido, teniendo lugar la boda de la princesa pam-

plonesa Ximena con Alfonso III de Asturias y la de Oneka, hija de Garcia Iñiguez, con el conde de Ara-

gón Aznar Galindo II. Quiere esto decir que se establece un eje Oviedo-Álava-Pamplona-Jaca, netamente

cristiano.

En 880 recupera su libertad el infante Fortún Garcés, prisionero en Córdoba desde hacía veinte años. Es

el año de treguas, tratados y canjes de prisioneros. Ahora el pacto de amistad se extiende también a Tu-

dela. Posteriormente los Banu Qasi se hacen la guerra entre sí imponiéndose el revoltoso Abdalah, que en

882 arremete contra la parte oriental del reino llegando a Aibar, que era algo así como la puerta fortifi-

cada de ese lado de la frontera. En la lucha pereció el rey García Íñiguez en el lugar que unos historia-

~ 65 ~

mán local de los Banu Qasi iniciado por Iñigo Arista y se asumía un ambicioso proyecto

político de expansión territorial y religiosa que terminaba con el simple enclaustramien-

to defensivo anterior. El avance sobre el espacio riojano no ha de entenderse como una

mera expansión territorial, pues contribuyó a ensanchar las bases económicas, sociales y

culturales del reino. Las nuevas tierras descongestionaron el exceso demográfico del

área pamplonesa y alavesa; Nájera aportó modos de vida urbana casi desconocidos; y el

floreciente monacato riojano impulsó la vida religiosa y cultural.

La nueva articulación socio-política del nuevo reino cambiaba de dirección, centrada

ahora de norte a sur, sobre el eje Pamplona-Nájera. La naciente monarquía pamplonesa

adquirió pronto una estabilidad, un dinamismo y un prestigio sorprendentes. Resalta,

primero, el vigor de un linaje que por línea paternofilial de primogenitura trasmitió du-

rante seis generaciones los poderes y atributos de la realeza y, con ellos, los nombres de

Sancho y García, como símbolo de la gloria y los carismas atribuidos al epónimo fun-

dador de la dinastía.

Después de la muerte de Sancho Garcés I (año 925) parece que su único hijo va-

rón, García Sánchez I (925-970), menor todavía, quedó al cuidado de su tío Jimeno Gar-

cés y cuñado de Toda, la reina viuda. No se conoce que hubiera ningún conato de usur-

pación por parte de Jimeno, aunque se dejan entrever dificultades por parte del hermano

mayor de Sancho, Enneco (o Eneko) Garcés. Se sabe que uno de sus hijos murió vio-

lentamente en Liédena y otros tres huyeron a Córdoba. Alegando lazos familiares (Ab-

derramán III era nieto de Onneca, madre de la reina Toda), ésta consiguió que el so-

berano cordobés reconociera el dominio pamplonés a favor de García Sánchez I. En el

tratado concertado a tal efecto (año 934) se renovaban en cierta medida las cláusulas de

fidelidad y subordinación del antiguo pacto, pero no se contemplaba el signo de perma-

nente dependencia efectiva que era el pago anual. No obstante, la sumisión al califa

andalusí fue pasajera y, como prueba de ello, en 939, García Sánchez I, junto a Ramiro

II de León, lo derrotaron en la batalla de Simancas.

Después de las conquistas de Sancho Garcés I, la creciente hegemonía y poder militar

del califato instaurado en Al-Ándalus (año 929) por Abderramán III iba a obligar a los

monarcas pamploneses a frenar sus impulsos ofensivos y más bien a salvar su incipiente

reino, guardando debidamente sus nuevas fronteras, bien con las armas o bien con ma-

niobras diplomáticas. Dentro de este tono defensivo se pueden diferenciar dos etapas:

una primera fase en la que predominan las hostilidades e incluso los oportunos contra-

ataques; y otra de agobiante presión califal, claudicaciones y ruinas. Ante los alardes

cordobeses de fuerza militar a los que no podía responder el reino de Pamplona, los mo-

narcas siguieron hábiles vías de negociación en los momentos precisos para salva-

guardar sus dominios, reponerse de los estragos causados por el enemigo y obtener en

ocasiones determinadas ventajas políticas. En esta labor destaca especialmente la figura

de la reina viuda Toda, tanto con los señores cristianos peninsulares y aquitanos como

con su sobrino Abderramán III.

dores denominan Larumbe, otros Lumbier e incluso, Larráun. Así murió el rey de Pamplona en manos de

sus parientes Banu Qasi, Abdalah e Ismail.

~ 66 ~

La reina regente Toda refuerza los nexos políticos y familiares con el reino de León

mediante bodas entre los linajes reinantes, y haciéndolos extensibles a los condes de

Castilla, Álava, Bizkaia, Aragón y Gascuña. La reina había casado a su hija Onneca con

el nuevo rey leonés Alfonso IV (925-931) y luego a su otra hija, Urraca, con Ramiro II

(931-951), hermano y sucesor del anterior. A su vez, García Sánchez I había tomado

hacia el 941 como segunda esposa a Teresa, hija de Ramiro II, tras repudiar a su primera

mujer, Andregoto, hija del conde aragonés Galindo Aznar II.103

Las maniobras diplomáticas ante los diferentes califas cordobeses tienen como objeto

salvaguardar los territorios pamploneses aunque algunos vuelven al poder califal como

Calahorra.

Hasta el año 940 el dominio de Abderramán III es claro y envía varias expediciones

de castigo contra el corazón del reino pamplonés (años 920, 924, 937), aunque también

se produce alguna victoria del bando cristiano como la muy sonada de Simancas en el

939. Los siguientes tres lustros y debido al silencio de los textos invita a suponer que

discurrió una fase de calma siquiera relativa en las fronteras, con el consiguiente alivio

para la sociedad pamplonesa.

Tras el fallecimiento del califa Alhakén II (976) se produjo el rápido ascenso de Al-

manzor (Abu Amir Muhammad). Durante un cuarto de siglo iba a acosar de manera im-

placable todos los dominios cristianos peninsulares. De sus catalogadas 52 campañas, se

ha cifrado en 9 el número de las que lanzó contra el reino de Pamplona. El rey Sancho II

Garcés, conocido como Abarca (970-994), optó en varias ocasiones por la vía diplo-

mática para salvaguardar su reino, pactando con el enemigo y entregando a su propia

hija con la que se casó Almanzor y era conocida como Vascona. Fue madre de Abde-

rramán, al que en recuerdo de su abuelo ella le daba el nombre de Sanchuelo. A pesar de

todo, Pamplona no se libró de varias expediciones que “asolaron el país de los vas-

cones” según las fuentes cordobesas. Para calmar a Almanzor o para pedir la paz, San-

cho Garcés realizó un viaje a Córdoba en 992; y un año después Gonzalo, hijo del rey,

acudía a Córdoba sin duda para confirmar lo convenido por su padre y dar seguridades

de que Pamplona seguiría una política amistosa.

El hijo y sucesor de Sancho Garcés II, García Sánchez II, el Temblón (994-1004),

inicia una política opuesta a la de su padre, y no mucho después de acceder al trono se

enfrenta con Almanzor. En el 998 Almanzor entró en la capital del reino y sometió al

monarca. Se puede decir que durante los reinados de Sancho Garcés II y García Sánchez

II Pamplona vivió sometida al yugo cordobés.

Entre las características de esta nueva monarquía se puede relacionar el criterio de no

desintegrar el reino, es decir, transmitir al sucesor todos los territorios adquiridos por la

forma que fuese, al contrario que en el reino de Asturias y León, donde asomaron ideas

103

Andregoto Galíndez fue reina de Pamplona y condesa de Aragón. Era hija del conde aragonés Galindo

Aznar II y de Doña Sancha, por lo que, al casarse con García Sánchez I de Pamplona, aportó el condado

de Aragón a su matrimonio. Disuelto dicho matrimonio, por razones de parentesco (primos hermanos),

los derechos de Doña Andregoto pasaron a su hijo Sancho Garcés II Abarca (970-994), el cual ejerció su

poder sobre el condado aragonés en cuanto alcanzó la mayoría de edad. Doña Andregoto se retiró a la

villa navarra de Aibar y allí murió, hacia el año 972.

~ 67 ~

secesionistas y los hijos se reparten los dominios. Así la sucesión al trono se realizó sin

incidentes y García Sánchez II pudo trasmitir a su hijo Sancho el Mayor el patrimonio

territorial sin menguas ni divisiones.

Así, con el fin de siglo, tiene lugar un cambio de coyuntura decisivo: el califato cor-

dobés se hunde y los reinos del norte comienzan a tomar la iniciativa. En este nuevo pa-

norama tiene lugar el ascenso al trono pamplonés de Sancho Garcés III el Mayor (1004-

1035), inaugurándose una de las etapas más gloriosas de la monarquía pamplonesa al

extender su hegemonía al resto de espacios políticos cristianos de la Península. En efec-

to, a la herencia paterna, compuesta por el reino de Pamplona y el condado de Aragón,

añadió los condados de Castilla, Sobrarbe y Ribagorza, su protectorado sobre el reino de

León y unas iniciales pretensiones sobre el ducado de Gascuña a la muerte de su titular,

su tío Sancho Guillermo, fallecido en 1032. Sin embargo, a pesar de controlar un terri-

torio tan extenso, no tuvo un proyecto de reino unitario sino que, al contrario, mantuvo

el estatus jurídico y político de cada condado y reino y a su muerte los dividió a través

de la dotación de sus hijos.

De los cuatro hijos que sobrevivieron a Sancho, Ramiro, el primer nacido (de padre

soltero), no reunía la condición legal de primogénito, pero era reconocido. Sólo a García

Sánchez III (1035-1054), por su condición de primogénito, le correspondió la herencia

paterna, es decir los territorios del reino de Pamplona, además del País Vasco peninsular

y la Castilla Vétula. Su segundo hijo, Gonzalo, recibió los condados de Sobrarbe y Ri-

bagorza. Fernando, fue el depositario de la otra mitad del condado castellano, la Castilla

burgalesa por la que debía vasallaje a su hermano mayor García, mientras que Ramiro

se quedó con el condado de Aragón, más los dos anteriores a la muerte de su hermano

Gonzalo. Esta división de los hijos de Sancho III desataría una relación cainita entre los

hermanos y sucesores que finalizaría con la desintegración de la hegemonía pamplonesa

consumada en dos actos: la batalla de Atapuerca (1052), donde es derrotado y muere

García Sánchez III perdiendo el territorio de Castilla Vétula a favor de su hermano Fer-

nando, para entonces rey de León; y el regicidio de su sucesor, el rey Sancho Garcés

IV (1054-1076) en Peñalén, como consecuencia de una conspiración de la nobleza en la

que participaron los propios miembros de la familia real. El desconcierto creado y el

vacío de poder fueron aprovechados por Alfonso VI de Castilla para tomar La Rioja,

Bizkaia, Álava y Gipuzkoa y por Sancho Ramírez de Aragón para hacerse con el resto

del reino de Pamplona.

La etapa de unión dinástica de los reinos de Pamplona y Aragón coincidió con los mo-

narcas Sancho Ramírez (1076-1094), Pedro I (1094-1104) y Alfonso I el Batallador

(1104-1134). Por el tratado de Támara (1127) que ponía fin a las disputas entre el reino

de Castilla y el de Aragón, se fijaron las fronteras según estaban en tiempos de Sancho

III el Mayor, esto es, el País Vasco peninsular, La Rioja y Castilla Vétula dentro del

reino de Pamplona.

La muerte de Alfonso I sin sucesión directa abría una crisis profunda en el reino de

Aragón como consecuencia de su testamento, que repartía su reino entre las órdenes

militares, y a falta de un heredero directo, se celebró el pacto de Vadoluengo (enero de

1135) entre Pamplona y Aragón para confirmar la separación y establecer las fronteras.

En Pamplona se nombra rey a García Ramírez (1134-1150). Su hijo y sucesor Sancho

~ 68 ~

VI el Sabio (1150-1194) cambiaría la tradicional denominación de reino de Pamplona

por el de reino de Navarra. Con este monarca se iniciaba el proceso urbanizador en

Guipuzkoa con San Sebastián y se extendía por Álava con Vitoria, Laguardia y Ber-

nedo. Además, durante su reinado tuvo que enfrentarse al expansionismo castellano de

Alfonso VII por el espacio navarro. Tras el pacto de Westminster (1177) y el posterior

de Cazola (1179) Sancho VI pierde los territorios de La Rioja y Bizkaia, excepto el Du-

ranguesado bajo dominio navarro.

A partir de entonces Navarra fue un reino a la defensiva ante el acoso y la expansión

de Castilla y Aragón. Tras esa primera perdida territorial, Alfonso VIII de Castilla in-

corporó a su reino, en 1200, los territorios de Álava, Guipuzkoa y Duranguesado, que-

dando Navarra reducida a los actuales límites territoriales además de Ultrapuertos104

y

un apéndice suroccidental en La Rioja Alavesa. Sancho VI, mediante la boda de su hija

Berenguela con el rey Ricardo Corazón de León de Inglaterra, amplió su territorio al en-

clave de la Baja Navarra.

Su sucesor, Sancho VII el Fuerte (1194-1234) poco pudo hacer por recuperar los terri-

torios perdidos en manos castellanas. A su muerte, y al no tener descendencia directa, el

reino pasó a manos de su sobrino Teobaldo I (de Champaña), hijo de su hermana Blan-

ca, poniendo fin a la dinastía Jimena y dando comienzo a la sucesión de diferentes di-

nastías francesas en el trono pamplonés, siendo la primera esta mencionada de la Casa

de Champaña.

ALGO DE BIBLIOGRAFÍA

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- (1972): Historia política del reino de Navarra. Desde sus orígenes hasta

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I.

- (2000): Historia del reino de Navarra en la Edad Media, Pamplona, Caja

de Ahorros de Navarra.

~ 70 ~

~ 71 ~

ÍNDICE

A modo de prólogo

La toma de Hornachos en 1234 ……………………………………… pág. 3

Palacios de la Valduerna (reino de Castilla)

Patrimonio que pasa a la corona ……………………………………... pág. 8

Por tierras del Guadiana (reino de Castilla)

Reconquistas y reorganización cristiana en la zona ………………….. pág. 9

Mérida y Badajoz (reino de Castilla)

Noticias eclesiásticas ………………………………………………….. pág. 13

Bolonia y Roma

Domingo de Guzmán canonizado por el Papa Gregorio IX …………. pág. 19

Caleruega – Gumiel de Izán (reino de Castilla)

Murió fray Manés de Guzmán ………………………………………... pág. 24

Monasterio de Santa María de Buenafuente del Sistal (reino de Castilla)

Compra del arzobispo de Toledo ……………………………………… pág. 27

Constantinopla (Imperio Latino)

Matrimonio de Balduino II de Courtenay con María de Brienne ……. pág. 29

Tudela (reino de Navarra)

Cambio dinástico en el reino de Navarra tras la muerte de Sancho VII

y sucederle Teobaldo I ………………………………………………… pág. 30

Mosqueruela (reino de Aragón)

Una reconquista popular ……………………………………………… pág. 39

Arzobispado de Tarragona (reino de Aragón)

Un pontificado peculiar ………………………………………………. pág. 40

Reino taifa de Niebla

Ibn Mahfuz se declara independiente de los almohades ……………. pág. 41

Reino taifa de Murcia

El califato de Bagdad reconoce al emir Ibn Hud de Murcia ………… pág. 43

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Reino de Suecia

Óbito del rey Canuto II ………………………………………………. pág. 45

Corbie (norte de Francia, Picardía)

Tragedia en un torneo ……………………………………………….. pág. 46

Reino de Inglaterra

Falleció en este año Hugh de Neville ……………………………….. pág. 50

Epílogo I

Las Comunidades de Villa y Tierra …………………………………. pág. 53

Epílogo II

Historia eclesiástica de la Archidiócesis Mérida-Badajoz ………….. pág. 59

Epílogo III

La dinastía Jimena …………………………………………………... pág. 62

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