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UN CESTO DE CULTURAS EL SIGLO XI (1031-1040) Francisco Suárez Salguero

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UN CESTO DE CULTURAS

EL SIGLO XI (1031-1040)

Francisco Suárez Salguero

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~ 1 ~

Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes ha tenido a mano o por medio de la red informá-

tica. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a través de

cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de algún

texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún perjuicio, ni

propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, así

como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse ni mani-

pularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se repro-

duzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia, etc.

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A MODO DE PRÓLOGO

CONSTRUYENDO IGLESIAS ROMÁNICAS

Las pocas iglesias que a ambos lados de los Alpes representan el arte constructivo

cristiano durante los siglos de la Alta Edad Media –si exceptuamos aquellas de tipo

basílicas edificadas en Roma y en Rávena– ofrecen demasiada variedad, por no decir

confusión, siendo de diversidad estilística y de definición difícil en lo artístico, mucho

de ello debido también a que la mayoría de ellas han sufrido retoques y reconstrucciones

muy considerables.1

De los elementos que sobreviven podemos deducir la profunda desorientación artística

en que se encontraba gran parte de Italia y de Europa tras las invasiones bárbaras y lo

arduo que fue el consolidarse la nueva y grande etapa histórica que sucedió a la del Im-

perio Romano. No obstante, en la Italia de Liutprando (712-744) y en la Francia de los

carolingios se advierte un oscuro y tenue madurarse de nuevas formas, de las cuales sur-

girá un nuevo estilo: el románico.

Este estilo nuevo, fusión de elementos bárbaros, de influjos orientales y de reminis-

cencias clásicas, iniciado ya durante los siglos VIII-IX con los maestros lombardos, a

orillas del lago de Como, se afirma vigoroso en Occidente a partir del año 1000, y fue

llamado románico, porque es derivado o evolucionado del arte romano. En efecto, los

nuevos constructores, especialmente en el norte de Italia, partieron del tipo tradicional

de la basílica latina, aunque buscando nuevos sistemas para cubrir de bóvedas las naves,

siendo ésta la idea madre o clave de toda la arquitectura medieval en Occidente. La ar-

quitectura románica siguió un proceso evolutivo continuo de perfeccionamiento y de

resolución de problemas tectónicos en busca de la altura y la luz. De la diversa manera

de construir y de equilibrar las bóvedas difieren los procedimientos románicos de los

posteriores góticos, y así descubrimos el desarrollo y el progreso del arte. En el período

románico lo encontramos como formándose para llegar a la madurez del gótico.

El estilo románico –al que le prestaremos Dios mediante la atención de un libro si-

guiendo los principales monumentos y sus características– presenta un fondo común,

sobre el que se dieron numerosas escuelas regionales europeas, con las más variadas

aportaciones y diferencias. Sin embargo, se pueden resumir como siguen las principales

características compartidas:

División en tres naves, de las cuales la central es el doble de larga que las la-

terales y está separada de éstas mediante columnas o, más frecuentemente, pila-

res macizos de piedra, solitarios o reunidos en haz. A veces, el muro que está en-

1 Dom Gregori Maria. Página Infocatólica.com.

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cima dividiendo las naves va perforado por una serie de pequeños arcos con dos

aberturas, que forman una segunda galería.

La cobertura de la nave del medio en las pequeñas iglesias está hecha con una

bóveda en forma de pipa, reforzada por arcos transversales; para naves de ma-

yores dimensiones se adopta la bóveda en crucero, que permite la abertura de

ventanas en la parte superior de las paredes. La bóveda en crucero es construida

con la aplicación –importantísima para toda la arquitectura románica y gótica–

de un arco especial (ojival) de sostén en las esquinas del crucero.

Para neutralizar los empujes, los muros exteriores de las pequeñas naves son

gruesos, provistos de espuelas o contrafuertes; los capiteles de las columnas o

pilastras están esculpidos para poder recibir los comienzos de las bóvedas y los

arcos o costillones de refuerzo.

El presbiterio está mucho más elevado que el nivel de la iglesia, teniendo en co-

rrespondencia una cripta subterránea (iglesia hiemal), a la cual se llega desde el

plano de la nave por dos series de escaleras.

Las ventanas son en un primer tiempo pocas, largas y estrechas, por lo cual en el

interior la luz es escasa; posteriormente se engrandecieron y se adornaron al

exterior con esguinces y columnitas con arcos concéntricos, de manera que, en

las iglesias más perfeccionadas, la luz, el aire y el espacio son más abundantes.

La decoración está casi enteramente confiada a la escultura, que se adhiere sobre

todo a las vigas arquitectónicas, entallando con las figuraciones geométricas las

columnas y las cornisas de los portales, los ángulos del edificio, los capiteles de

las pilastras, los rosetones y las ménsulas; escultura fuerte y contorsionada, que

prefiere animales verdaderos o fantásticos, quimeras, centauros, monstruos, án-

geles, demonios; y sólo en las iglesias del período último adquiere una mayor

perfección estilística.

Las construcciones románicas no eran edificios son vida sino que albergaban, como

iglesias y monasterios, mucha actividad y presencia humana, entregada y generosa, civi-

lizada y piadosa.

Desde el punto de vista cultural, la Edad Media es –en su justa medida– tan brillante

como otras épocas; a pesar del feudalismo presenta algunas manifestaciones de activi-

dad espiritual y humanista que merecen señalarse; y no solamente por el valor que tie-

nen es sí mismas, sino también porque constituyen los primeros pasos de las culturas

nacionales posteriores en Europa. La Edad Media fue un amplio y gran momento de

civilización cultural de inspiración cristiana. Se cimentaron entonces las preocupacio-

nes, los temas, las ideas, las directrices, todo cuanto contribuye a caracterizarnos como

europeos y como occidentales. Indudablemente, había muchas reminiscencias clásicas

de la Antigüedad, especialmente greco-latinas; pero todo fue filtrado a través de la men-

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talidad cristiana, que los conforma según sus propios ideales y sus principios de valor,

tanto bíblicos como patrísticos e históricos en general.

El monasterio de Montecasino, fundado por San Benito, entre tantos otros, fue un

hervidero de estudio, meditación y reflexión del saber clásico y antiguo. Se tradujeron y

copiaron todas aquellas obras que fueron el lazo más relevante entre la Edad Media y el

posterior brillo del Renacimiento y del pensamiento Humanista.

Las abadías o claustros religiosos fueron los hogares más importantes de la vida es-

piritual y no menos de la vida cultural. No obstante, los ambientes caballerescos fueron

también propicios a ciertas formas de creación estética, la cual, naturalmente, adoptaba

otros estilos y aspectos, diferentes a los del ámbito de los claustros. Acaso el rasgo más

señalado de esta nueva línea de creación sea, en lo literario, el uso de la lengua vulgar

en vez de la latina. Así aparecieron los primeros monumentos de las literaturas en len-

guas romances, tras los cuales se desarrollaron ricamente las formas nacionales. Pero no

hay ninguna duda en decir que los monasterios, cada uno con su sriptorium, y la cultura

monacal fueron los ejes y los nidos en los que se preparó y se cocinó el caldo cultural

del que Europa fue alimentándose.

Los monasterios –que aparecen en Europa desde el siglo VI– atrajeron a todos los es-

píritus reflexivos y ascéticos, sobrios y austeros, abiertos al conocimiento y amantes del

saber. Una de las actividades ineludibles a las que se debían dedicar los monjes era el

estudio y la copia de manuscritos; así resultó que, mientras desaparecía todo ambiente

propicio para el saber en la vida civil, los monasterios se transformaron en los únicos

centros de estudio y de transmisión de la mejor cultura. Y no sólo porque era propio de

los monjes el dedicarse a la lectura y la reflexión, sino porque los monasterios fueron

los únicos lugares donde se guardaron y salvaguardaron los escasos manuscritos de la

antigüedad; allí se custodiaban con amor; y como los monjes apreciaban su valor y

conocían el deseo de poseer copias que abrigaban otras comunidades, se dedicaron a

hacer copias, gracias a lo cual se aseguró la subsistencia de muchas obras antiguas que,

de otro modo, se hubieran perdido.

La Edad Media no fue una época de ignorancia y oscurantismo (cosa que algunos no

cesan aún de propagar). Fue sin duda un hervidero de saber y conocimiento, también de

ciencia y arte; durante ese largo período de la historia, la sabiduría de los monjes al-

canzó un vasto conocimiento y, aunque declinara en algunas regiones, abundaron mu-

chos monasterios y monjes totalmente dedicados al estudio, la meditación y reflexión de

los clásicos, traduciendo además las obras antiguas al latín, con prolijo y esmerado es-

fuerzo; si todo ello no cuajó siempre en obras nuevas, sí aseguró la conservación del

saber para épocas más propicias, preparando al mundo para el devenir humanista y rena-

centista. Gracias a esos monjes, además de a cuantos aportaron conocimiento y cultura

desde los ámbitos musulmanes y judíos, conocemos a los clásicos greco-latinos, los an-

tiguos egipcios y los tratados árabes, y todo cuanto había después del desaparecido Im-

perio Romano, tan saqueado por invasiones bárbaras. Numerosos monjes cristianos for-

jaron las nuevas bases de nuestra civilización.

Una de las actividades importantes de los monasterios fue, frecuentemente, la redac-

ción de anales y crónicas para los reyes y señores, siendo compuestos dichos escritos

por encargo de quienes querían dejar memoria de sus hazañas; gracias a eso –y a los

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simples anales de los propios monasterios– se posee una rica colección de información

y noticias sobre la vida de la época y sobre el devenir histórico. Además solía haber en

los conventos –como en las catedrales– escuelas de todo tipo, en las que se enseñaban

sobre todo las artes liberales, la teología y la filosofía.

También hemos de destacar y no olvidar –sobre todo en España– la presencia de dos

culturas orientales durante la Edad Media: la árabe y la hebrea. Hubo, pues, aquí, una

corriente vívida cultural, narrativa, sapiencial, de muy fecundo intercambio de saberes,

conviniendo mucho todo ello a las tres culturas, todas en el mismo cesto además de ca-

da una en el suyo.

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AÑO 1031

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MELUN (Francia)

En Melun,2 el 20 de julio, soportando la guerra que le hacían sus hijos Roberto y

Enrique, murió el rey Roberto II3 de Francia. Tenía 59 años de edad y reinó durante 35

años, como segundo representante de la dinastía de los Capeto, siendo hijo de Hugo Ca-

peto (938-996) y de Adelaida de Aquitania (952-1004). Recibió sepultura en la iglesia

basílica de Saint Denis. Francia, con muchos avatares, se encuentra ahora en mucha

evolución política.

Podemos recordar cómo en el año 987 Hugo Capeto logró de la nobleza el reconoci-

miento de Roberto como rex designatus para sucederle. Y cuando Roberto empezó a

reinar (año 996) logró lo mismo a favor de su hijo Hugo, pero por haber muerto (año

1025)4 no es éste quien le sucede sino su otro hijo, Enrique I, de 23 años de edad.

5

Roberto II gozó de buena formación, debida en gran parte a su preceptor (Gerberto de

Aurillac, que más tarde fue el Papa Silvestre II). A fin de engrandecer su reino, territo-

rialmente escaso al comenzar su gobierno y totalmente rodeado por muchos y poderosos

duques feudalmente independientes, se casó con Rosala (año 988), viuda del conde Ar-

nulfo III de Flandes, hija de Berengario de Italia, a la cual repudió muy pronto (al año

de estar casado) para unirse a su amante Berta, esposa del conde Eudes I de Blois, Char-

tres y Tours, con la que contrajo matrimonio al quedar viuda (año 996). Podemos re-

cordar que, aunque esa boda fue asistida por el arzobispo de Reims, el Papa Gregorio V,

predecesor de Silvestre II, la anuló, porque los esposos eran primos hermanos. No obs-

2 Es un municipio francés situado en la región conocida como Isla de Francia, en su parte oriental, entre

los ríos Sena y Marne. Melun se encuentra a 40 kilómetros de París, al sureste, en un meandro del Sena,

entre las comarcas de Brie y Gâtinais.

3 De sobrenombre el Piadoso. Aunque Roberto II fue un soberano con mucho enfrentamiento y desafío

hacia la Iglesia, siempre movido por sus intereses defensivos y de conquista o engrandecimiento de su

reino, se distinguió siempre por su talante muy religioso, siendo virtuosamente prudente y caritativo,

constructor de iglesias, promotor de la vida monástica (cluniacense), así como de las ciencias y las artes.

Tuvo una cultura como pocos en su tiempo y destacó como músico y poeta. A él se debe –en cierto modo

o según se cree– el origen o composición, entre otros, del célebre himno Veni Sancte Spiritus. Pero Veni

Sancte Spiritus, secuencia de Pentecostés, es un poema en latín cuyo texto se atribuye al arzobispo

Stephen Langton de Canterbury (1150-1228), aunque también tienen atribución de su autoría Roberto II

el Piadoso y el Papa Inocencio III, de entre los siglos XII-XIII.

4 Hugo fue asociado al trono de Roberto II en el año 1017, habiendo tenido lugar la correspondiente ce-

remonia en la iglesia de San Cornelio de Compiègne.

5 Enrique I de Francia fue segundo hijo de Roberto II y de Constanza y, como veremos, le disputó el tro-

no su hermano menor Roberto, apoyado por su madre. Enrique I fue coronado como rex designatus en la

catedral de Reims (año 1027). Debido a la dificultad de gobernar a los señores feudales, demasiado cons-

cientes de su poder y soberanía, este rey ha sido llamado en la historiografía como rey de París, evi-

denciándose así que su poder estuvo bastante mermado. Ya veremos la evolución de su reinado.

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tante, Roberto y Berta siguieron juntos, por mucho que el Papa les hubiera excomul-

gado. El Papa había lanzado también su anatema contra el arzobispo de Reims y contra

todos los que asistieron a la boda.

La cosa cambió cuando ya fue Papa Silvestre II, siéndole este pontífice más favorable

al rey. Pero el sucesor de Silvestre, Juan XVII, volvió a anatematizar a Roberto, siendo

muy presionado otra vez por la excomunión. El asunto, complicado para Roberto, no

podía seguir así. Políticamente hablando tenía muchas desventajas, pues dada la exco-

munión no podía tener a su favor ni a sus vasallos ni a sus siervos. Finalmente, Roberto

tuvo que repudiar a Berta (año 1001), sin dejar descendencia de ella, y en el año 1003 se

casó con Constanza de Arlés,6 heredera de Provenza, a la que nunca amó ni soportó de

buen grado, aunque le dio al hijo que ahora le hereda y sucede como Enrique I.7

Constanza había introducido en la corte francesa a muchos provenzales, verdadera-

mente detestables para el monarca, con los que no compartió nunca ni modos de vida ni

costumbres, vestimentas, licencias habituales en ellos, etc. Francos y borgoñones se es-

candalizaban mucho por todo ello, de modo que no hubo tardanza en formarse dos ban-

dos o partidos verdaderamente antagónicos en torno a los provenzales bertianos y en

torno a los franceses propiamente dichos. Fue una verdadera lucha política. En ese con-

texto se entiende que Berta mandara ejecutar a Hugo de Beauvais,8 uno de los más fieles

compañeros del rey, que había sido elevado al título de conde del Palatinado y que ejer-

cía una considerable influencia en los designios regios. Roberto II, harto de las intro-

misiones de su esposa y viéndose en peligros de usurpación, apeló, sin resultado positi-

vo alguno, a la Santa Sede, para obtener la anulación matrimonial y poder controlar así

los feudos que pugnaban en su contra. Este control sí lo fue consiguiendo. La lucha por

el importante ducado de Borgoña, que comenzó en 1002 y terminó en 1016 con la vic-

toria de Roberto II y el reconocimiento de éste por todos los nobles del reino como

duque de Borgoña, permitió que el ducado fuera confiado a su segundo hijo, el que aho-

ra le sucede como Enrique I, ya que el primogénito, Hugo, como contábamos, había fa-

llecido.

Cuando en 1025 murió Hugo, Enrique fue asociado al trono por Roberto, dueño abso-

luto de Borgoña, de lo que era muy contraria Constanza. Ésta reclamó el título real para

su hijo Roberto. Enrique y Roberto, hermanos, lucharon contra su padre (Roberto II)

causándole una gran derrota (año 1030). Roberto II tuvo que refugiarse en Beaugency

(en las afueras de París), desde donde se vio obligado, no mucho antes de su muerte, a

6 Su muerte será en 1034.

7 La descendencia de Roberto II y Constanza fue ésta: Hedwige (casada con el conde Renauld de Ne-

vers), Hugo (el que murió en 1025), Enrique (el que hereda el trono de Francia como Enrique I), Adela de

Flandes (casada con el conde Balduino V de Flandes, cuya hija, Matilde, será esposa de Guillermo I de

Inglaterra), Roberto (que será abuelo de Enrique de Borgoña, padre de Alfonso I de Portugal y de Cons-

tanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI el Bravo, rey de Castilla y León), Eudes (retrasado mental), y

Constanza.

8 De 58 años de edad (año 1008).

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dividir la herencia territorial entre los dos hijos. Enrique heredó el trono francés y Ro-

berto heredó el ducado de Borgoña.9

Roberto II de Francia

9 Y sus herederos gobernarán aquí hasta el año 1361.

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CÓRDOBA

En Córdoba (mes de noviembre), las turbas populares enardecidas en rebeldía, acaba-

ron tomando e incendiando el alcázar, morada residencial del califa Hisham III. Al fren-

te de la rebelión estuvo el que había sido visir Abu al-Hazm ibn Yahwar, abanderando

al joven príncipe omeya (marwaní) Umayya ibn Abderramán ibn Hisham ibn Sulay-

mán.10

Los sicarios de este príncipe acabaron con la vida del visir Hakam ibn Said. La

revuelta acabó con la expulsión de todos los omeyas de la ciudad, incluido Umayya. El

califa Hisham III fue apresado y conducido a las Torres de Joray, en el castillo de Ez-

navejor.11

De allí fue desterrado yendo a parar a Lleida o Lérida, donde fue acogido por

su nuevo gobernador Sulayman ibn Muhammad ibn Hud.

Se da por terminado el califato de Córdoba, no sucediéndole nadie a Hisham III. El te-

rritorio cordobés, muy disminuido, queda convertido en uno más de los reinos de taifa

peninsulares, siendo su rey Abu al-Hazm Yahwar ibn Yahwar, iniciándose así en el lu-

gar la dinastía de los Banu Yahwar o Yahwarida.12

Hisham III fue el duodécimo y último de los califas de Córdoba, desde el año 1027,

como contábamos en ese momento, cuando Córdoba estaba en manos de los hammu-

díes.13

Podemos recordar cómo delegó el gobierno califal en el visir Hakam ibn Said, el mis-

mo que provocó una irrecuperable quiebra económica imponiendo un aumento de im-

puestos que los ulemas (estudiantes y docentes legislativos) cordobeses consideraron

ilegal y anticoránico. Los ulemas fueron quienes alentaron al pueblo a rebelarse, siendo

consecuencia de la rebelión, como queda dicho, el asesinato de Hakam y el destierro de

Hisham.

De otros reinos de taifa podemos destacar el de Santaver con capital en Uclés.14

Es un

reino regido por bereberes que se han hecho con mucho territorio toledano, territorio

que había sido gobernado por Abu Bakr Yais ibn Muhammad ibn Yais al-Asadi. En

Uclés reina actualmente Abderramán ibn Di-l-Nun, que había sido gobernador militar

de Toledo en tiempos de Almanzor.

10

Tataranieto de Abderramán III.

11

En Villamanrique (Ciudad Real).

12

Que se perpetuará hasta el año 1069.

13

Hisham III era Omeya, hermano de Abderramán IV, que fue el séptimo de los califas cordobeses.

Ocupó el trono califal tras una vacancia de casi un año desde que huyera del mismo su predecesor, el

hammudí Yahya al-Muthal. Hisham III fallecerá en Lérida (año 1036).

14

Provincia de Cuenca. La ciudad de Santaver, de no poca historia, no existe en la actualidad.

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De otra parte, el reino taifa de Sevilla tiene anexionado el territorio de Jaén y el reino

taifa de Almería el de Murcia. Ceuta forma parte del reino taifa (hammudí) de Málaga.

La Península Ibérica en el año 1031

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EUROPA

Refiriéndonos a Europa en general podemos notificar varios hechos y cuanto por tan

extenso territorio acontece, diciendo sobre todo que las numerosas contiendas feudales

la tienen hundida, ocasionando una dramática hambruna que se perpetúa.15

Azarosos están también los tiempos en Italia, con parte de sus territorios meridionales

ocupados por los bizantinos (formando catapanato o provincia aliada de Constantinopla)

y con no pocos ataques sarracenos. El catapán Poto Argyro murió en este año. Le suce-

de Miguel Protospatario.

Interesante podría ser también adentrarnos en la historia de Gunnora de Crepon, es-

posa de Ricardo I de Normandía, igualmente fallecida en este año. Gunnora se ganó el

afecto de Ricardo, perdidamente enamorado de ella,16

teniéndola como amante (a la da-

nesa)17

durante mucho tiempo antes de contraer matrimonio canónico. Uno de sus hijos,

Roberto, es arzobispo de Ruan y conde de Évreux.

15

Cf. Renée Doehaerd (1984): Occidente durante la Alta Edad Media: economías y sociedades, Barce-

lona, Labor.

16

La conoció casualmente en una cacería. Era muy bella.

17

Matrimonio poligámico.

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AÑO 1032

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~ 16 ~

ROMA

El 6 de noviembre,18

con mucho rechazo por parte de la nobleza romana, murió en

Roma el Papa Juan XIX,19

pasando ya el año noveno de su pontificado, al que accedió

de modo simoníaco o de manera no muy limpia, siendo hermano de su predecesor el Pa-

pa Benedicto VIII, todo tal como en su momento lo contábamos. De manera igualmente

poco limpia estuvo a punto de conceder indebidas prerrogativas al patriarca de Cons-

tantinopla (Eustaquio), reconociendo a esta sede una universalidad (de patriarca ecu-

ménico) que no le corresponde. Aquello conmocionó mucho en Italia, de modo que el

Papa tuvo que retractarse de su supuesta decisión, y los diputados bizantinos que estu-

vieron en Roma regresaron a Constantinopla sin el efecto al que aspiraban o que hubie-

ran deseado.20

De Juan XIX podemos recordar que, tras la desaparición de Enrique II por su falleci-

miento, coronó a Conrado II y, como emperatriz, a su esposa Gisela (año 1027). A la ce-

remonia asistieron, entre muchas notables personalidades, Rodolfo de Borgoña y Canu-

to de Inglaterra. Evidentemente, no hubo ninguna representación húngara ni polaca, ya

que Conrado II, defendiéndose y estabilizándose, se mantuvo en permanente conflicto

con esos territorios.21

El Papa optó por unirse más bien al emperador de Occidente

18

Como fecha históricamente probable.

19

Sin que sepamos su edad, ya que se desconoce el año de su nacimiento.

20

Aunque las negociaciones se mantuvieron en secreto, el asunto trascendió, también en los círculos más

religiosos, particularmente reformistas cluniacenses, que protestaron. se hizo público, y los círculos más

religiosos, especialmente los que promovían la reforma eclesiástica en Italia y Francia, se levantaron. La

opinión pública obligó al Papa a rehusar los regalos, lo que ocasionó que el Patriarca Eustaquio de Cons-

tantinopla hiciera borrar de los dípticos de sus iglesias, el nombre del Papa. A la vez de esto, este pon-

tificado tuvo que vérselas con la regulación de otras muchas pretensiones sobre preeminencias requeridas

por diversos prelados. En este sentido, no fue fácil el pontificado de este Papa, de quien a fin de cuentas

hemos de valorar su fiel complimiento del ministerio petrino como servicio a la unidad. De todos modos,

el pontificado de este Papa, Juan XIX, pasa a la historia como muy discutible o poco meritorio en los

aspectos económicos y administrativos, aspectos que podemos tildar de bastante simoníacos.

21

Conrado II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1027-1039), había sido, antes de su

coronación como tal, rey de Alemania (1024-1039), siendo su dinastía salia y franconiana. Se interesó

con energía en reforzar su autoridad imperial, consiguiéndolo en gran parte al casarse con Gisela, duquesa

viuda de Suabia, en el año 1016.

Fue hijo de Enrique y de Adelaida de Tigesheim, bisnieto del lotaringio Conrado el Rojo (fallecido en la

batalla de Lechfeld, en el año 955) y descendiente, por línea materna, de Otón I.

A la muerte del emperador Enrique II (San Enrique) se extinguió la dinastía sajona y se hizo necesaria

la elección sucesoria, lográndose en línea matrilineal en relación a Enrique I el Pajarero (876-936). Los

apoyos para la elección de Conrado provinieron de la alta nobleza y clero alemanes, mientras que el

partido monástico, se opuso, ya que Conrado no se había comprometido mucho con la reforma clunia-

cense. En todo caso, Conrado II fue elegido rey en la dieta reunida en Camba (8 de septiembre de 1024) y

poco después, coronado en Maguncia.

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~ 17 ~

(Conrado II) y no al de Oriente (Basilio II). Conrado II, sin embargo, de no mucha

excelencia en su catadura religiosa, no estuvo a la altura de esa armonía que hubiera

podido haber cultivado con el Papa.

De Juan XIX podemos destacar también su contribución al arte sacro muy concreta-

mente musical. Protegió al compositor Guido de Arezzo, creador de las siete notas mu-

sicales, denominadas desde siete primeras sílabas sálmicas o de la himnodia católica.22

Sus primeros años de reinado los gastó Conrado II en consolidar su posición y suprimir revueltas di-

rigidas por su hijastro, Ernesto de Suabia, y por los magnates de Italia y Lorena. Tras su coronación,

recorrió los territorios de sus dominios recogiendo las debidas muestras de lealtad, siendo sus consejeros

los prelados de Augsburgo y Estrasburgo. En 1025 cedió Slesvig a Canuto I de Dinamarca y le hizo reco-

nocer la supremacía sobre Escandinavia del arzobispo de Bremen. Con esta nueva alianza se sellaban ade-

más las fronteras del norte y este del Imperio a los ataques o afanes de conquistas de los polacos.

En 1027 inició su expedición a Italia para recibir la corona imperial. Aquel año fue investido en Milán

con la célebre Corona de Hierro de los lombardos, y después de vencer la oposición de las ciudades de

Pavía y Rávena, fue coronado por el Papa Juan XIX en Roma (26 de marzo del año 1027). En mayo, el

emperador debió regresar a Alemania, donde la coronación de su hijo (futuro Enrique III) como sucesor y

su asociación al trono, habían provocado la revuelta de Conrado el Joven, de su hijastro Ernesto de Sua-

bia, que después del tratado firmado en Basilea (1028) entre Conrado II y Rodolfo de Borgoña veía cómo

se esfumaban sus aspiraciones al ducado de Borgoña, y de otros nobles, como los poderosos condes

Güelfo II y Werner de Kyburgo. El emperador los sometió de forma definitiva en agosto de 1030 y sólo

entonces pudo ocuparse de otro acuciante problema que debilitaba al Imperio: las invasiones del duque de

Polonia y de Esteban de Hungría (San Esteban), que desde 1028 habían protagonizado incursiones en

suelo alemán. En 1032, Conrado II venció a Miecislao de Polonia y pudo restablecer las marcas orientales

del Imperio.

22

Guido de Arezzo (991/992-1050) fue monje benedictino, italiano y figura de gran importancia en la

historia de la música, igual que otros personajes, como Hucbaldo (del monasterio francés de San Germán

de Auxerre), que podríamos considerar.

Guido pasó sus primeros años de estudio en la abadía de Pomposa, cerca de Ferrara, en la costa

adriática. Ingresó como maestro en la escuela catedralicia de Arezzo, donde sobresalió en la enseñanza

del arte vocal y escribió su tratado principal, el Micrologus de disciplina artis musicae. Durante su es-

tancia allí se percató de la dificultad de los cantantes para recordar los cantos gregorianos e inventó un

método para enseñarlos y para que aprendieran en poco tiempo y con mínimo esfuerzo. Este método

pronto se hizo famoso en todo el norte de Italia. Sin embargo, la hostilidad de los monjes del monasterio

le obligaron a marcharse a Arezzo, ciudad que no contaba con abadía, pero que tenía un numeroso grupo

de cantantes con falta de aprendizaje.

Guido desarrolló esas nuevas técnicas de enseñanza incluyendo el tetragrama (pauta musical de cuatro

líneas), precursor del pentagrama, y la escala diatónica. Perfeccionó la escritura musical con la implan-

tación definitiva de líneas horizontales que fijaron alturas de sonido, cercano a nuestro sistema actual y

acabando con la conocida como notación neumática. Finalmente, después de ensayar varios sistemas de

líneas horizontales se impuso el pentagrama (de cinco líneas).

Como queda dicho, Guido dio también los nombres a las notas musicales, que hasta entonces se deno-

minaban por medio de las primeras letras del alfabeto: A, B, C, D, E, F, G (comenzando por la actual nota

la). En aquella época solía cantarse un himno a San Juan Bautista (el conocido Ut queant laxis) atribuido

a Pablo el Diácono (720-800), que tenía la particularidad de que cada frase musical empezaba con una no-

ta superior a la que antecedía. Guido tuvo la idea de emplear la primera sílaba de cada frase para iden-

tificar las notas que con ellas se entonaban. El texto latino de este himno era así:

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~ 18 ~

A Juan XIX le sucede su sobrino Teofilacto, jovencísimo y realmente indeseable (al

menos por su corta edad, de 12 años),23

sin meritoria trayectoria, habiendo sido movida

la elección por los intereses tusculanos. Teofilacto, el nuevo Papa, adopta el nombre de

Benedicto IX. Hace el número 145 en la sucesión de San Pedro.24

El Papa Juan XIX

Nota Texto original en latín Traducción

Ut-Do

Re

Mi

Fa

Sol

La

Si

Ut queant laxis

Resonare fibris

Mira gestorum

Famuli tuorum

Solve polluti

Labii reatum

Sancte Ioannes.

Para que puedan

exaltar a pleno pulmón

las maravillas

estos siervos tuyos

perdona la falta

de nuestros labios impuros

San Juan.

23

O 14 años como mucho, según algunas fuentes.

24

Como iremos viendo, fue Papa en tres respectivos y azarosos períodos diferentes: De 1032 a 1044, de

abril a mayo de 1045 y de 1047 a 1048. Su muerte, como monje, será en 1055.

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~ 19 ~

AÑO 1033

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~ 20 ~

LEÓN

Este fue el año de la suntuosa boda de Sancha (20 años de edad), hermana del rey

Bermudo III de León, con el jovencísimo Fernando (17 años de edad),25

hijo del rey

Sancho III de Pamplona y de su mujer Muniadona.26

No cabe duda alguna acerca de la

conveniencia política de esta boda, vista desde el punto de vista del expansionismo na-

varro.27

Castilla y León pasan por momentos aún difíciles, de dificultad muy parecida, debido

sobre todo al ascenso al poder de príncipes menores, aún muy jóvenes, incapacitados

por eso para gestionar y administrar debidamente sus territorios. Sancho III de Pamplo-

na se aprovecha de ellos. Con el matrimonio de Fernando y Sancha se pretende equi-

librar los dominios territoriales, a la vez que ponerlos bajo el control de adultos.

A García Sánchez de Castilla (1017-1028) le habría venido bien la oportunidad de

liberarse de Sancho III de Pamplona, su cuñado, de modo que, en León habría emergido

un contrapoder al gran influjo navarro constituido en torno a la reina regenta Urraca. En

todo caso, León necesita salir de su extrema debilidad, de la que aún no se ha recupe-

rado bastante desde los tiempos de Almanzor.

La desaparición del conde García Sánchez, fuera o no urdida por Sancho III, le con-

venía perfectamente. Extendía así su señorío sobre el condado castellano, puesto que su

esposa, Muniadona, hermana del fallecido conde e hija mayor de Sancho García de Cas-

tilla, heredaba, en ausencia de otra descendencia masculina, el título de condesa propie-

taria de Castilla. La situación, además, ofrecía al rey de Pamplona la ocasión de un acer-

camiento mayor con el reino de León, gracias al matrimonio de su hijo Fernando con la

infanta leonesa Sancha, eximida de su compromiso por el fallecimiento del infante Gar-

25

Las respectivas edades de Sancha y de Fernando son históricamente conjeturables, pero lo cierto es

que eran muy jóvenes, tal vez de menos años de los que aquí hemos señalado, casi en la niñez.

26

Hermana de García Sánchez de Castilla, el cual pasó a la historia como el último conde castellano en-

tre los años 1017-1028, siendo esta última fecha la de su concertado pacto matrimonial con Sancha, hija

de Alfonso V y hermana de Bermudo III de León. Podemos recordar el asesinato de García Sánchez

cuando iba a conocer a su prometida para luego celebrar la boda. Tras este asesinato, el rey Sancho III de

Pamplona se hizo con el gobierno de Castilla, arrogándose ese derecho por su matrimonio con Mu-

niadona. Fernando, hijo de Sancho III de Pamplona y de Muniadona de Castilla fue el conde de Castilla

en 1029 y luego pasará a la historia como el primero de los reyes de Castilla y de León, aunque no todos

los historiadores están de acuerdo con esta atribución (sosteniendo que el primer rey de Castilla será su

hijo Sancho II).

27

No obstante haber sido una boda políticamente de conveniencia, la pareja llegó a ser muy amorosa, de

dos personas muy enamoradas entre sí, aunque también en medio de unas azarosas circunstancias de lu-

chas territoriales no poco complicadas.

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~ 21 ~

cía. Las crónicas recogen que Sancho III de Pamplona vengó el asesinato de su cuñado

matando a los asesinos.28

28

Interfectores autem cognati sui infantis Garsie digna ultione interfecit. Hay varias versiones más de

crónicas al respecto.

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~ 22 ~

MONASTERIO DE SAN

SALVADOR DE OÑA

Sancho III de Pamplona y su esposa Doña Mayor (Muniadona), el 30 de junio, otor-

garon escritura por la que el monasterio de San Salvador de Oña29

pasa a depender úni-

camente de los monjes cluniacenses,30

los cuales funda aquí una iglesia.31

Podemos recordar que este monasterio fue fundado (dúplice)32

en el año 1011 por el

conde Sancho García de Castilla,33

nieto de Fernán González, para su hija Tigridia.34

29

Provincia de Burgos, en la comarca de la Bureba, próximo al valle de Tobalina.

30

Siendo a partir de este momento cuando mayor desarrollo e influencia adquiere, llegando a estar bajo

su jurisdicción más de setenta monasterios e iglesias repartidos geográficamente por el norte de la actual

provincia de Burgos, Cantabria y el palentino valle del Pisuerga. Será uno de los más importantes mo-

nasterios de Castilla, en el que se encuentran sepulturas de condes y de monarcas castellanos y navarros

(Sancho García y su esposa Urraca, García Sánchez, Sancho III el Mayor de Pamplona y su esposa Mu-

niadona y Sancho II de Castilla). El patrimonio constructivo y artístico que aquí se conserva es muy am-

plio e interesante, mostrándonos obras y estilos muy variados y de diferentes épocas.

Su actual iglesia es básicamente una construcción de estilo gótico tardío, conservando elementos romá-

nicos anteriores. Hay columnas románicas de capiteles decorados con bestias fantásticas y de decoración

muy similar a la que se encuentra en el monasterio cisterciense de las Huelgas en Burgos. En la fachada

occidental se conservan dos ventanales románicos que se corresponden con los primeros momentos cons-

tructivos. Se encuentran situados simétricamente y servían para iluminar el recinto. También la puerta

central, aunque reformada, conserva aún el guardapolvos ajedrezado original.

Su cabecera es de espectacular arquitectura, colosal en su inmensa bóveda estrellada de ocho puntas.

En su interior destaca su retablo barroco y su magnífica sillería coral (del siglo XV). Y hay importantes

pinturas de estilo gótico lineal (siglo XIII) que muestran la vida de Santa María Egipcíaca.

En la Sala Capitular destacan como lo más interesante los ventanales románicos (actualmente cegados)

que daban al claustro. Se trata de bellos arcos de medio punto decorados con puntas de diamante en sus

aristas y capiteles de decoración zoomorfa. Un hecho que aumenta el valor de este conjunto es que se

conserva gran parte de la policromía original. También se conservan en la Sala Capitular los arcos poli-

cromados de una extraordinaria arquería románica que probablemente ocupó parte del refectorio.

El claustro principal del monasterio, terminado hacia 1500, es gótico y obra de Juan de Colonia, gran

arquitecto de la catedral gótica de Burgos. El claustro tiene planta trapezoidal y cuatro galerías above-

dadas con crucería compleja. Las crujías están delimitadas exteriormente por un extraordinario conjunto

de ventanales con arquerías agudas y con elegantes tracerías del gótico final. Hay que fijarse en la deco-

ración escultórica que salpica de manera continua las galerías, especialmente la de las tumbas resguar-

dadas en arcosolios. También hay aquí restos románicos esparcidos, como la arquería sostenida por dos

grupos de tres columnas paralelas, algo poco frecuente.

31

Esta iglesia no existe en la actualidad.

32

Con monjas procedentes del monasterio de San Juan de Cillaperlata y monjes del de San Salvador de

Loberuela.

33

Hijo de García Fernández de Castilla y de Ava de Ribagorza.

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~ 23 ~

CONDADO DE ÁLAVA

Del condado de Álava35

es conde actualmente Munio González,36

habiéndolo nombra-

do como tal el rey Sancho III de Pamplona.

Hasta Munio González, los condes alaveses (todos bajo soberanía astur-leonesa me-

nos su predecesor, el último que mencionamos a continuación) fueron:

Rodrigo (siglo IX), al que el rey Alfonso III le encomendó someter a Eylon.37

Vela Jiménez (siglo IX).38

Gonzalo Téllez (siglos IX-X).

Munio Velaz.39

Nuño Vela.

Fernando Díaz.

Álvaro Herraméliz.40

Fernán González.

García Fernández.41

Sancho García. Conde de Álava y Castilla, vinculado al reino navarro. Su muerte –co-

mo ya se contó– abrió graves dificultades para Castilla, acentuadas por el hecho de que

su heredero García Sánchez era un niño de cuya regencia y tutoría se encargó el rey

Sancho III de Pamplona, su cuñado.

34

Santa Tigidria, cuya tumba se halla también en este monasterio. Se conserva en el mismo una extraor-

dinaria imagen gótica conocida como Cristo de Santa Tigidria (de mediados del siglo XI).

35

Se corresponde más o menos con la actual provincia de Álava y su territorio fluctuó entre los reinos as-

tur-leonés y navarro antes de ser plenamente incorporado a Castilla a partir del año 1200.

36

Probablemente de la familia de los Vela y residiendo en la entonces localidad de Término, entre Na-

varra y Castilla (actual Santa Gadea del Cid, en la provincia de Burgos) y en Lantarón (provincia de Ála-

va). También hemos de tener en cuenta la localidad burgalesa de Cerezo de Río Tirón.

37

Personaje que tal vez fuera Vela Jiménez.

38

También nombrado como Vigilia Jiménez. Su existencia se recoge en la Crónica Albeldense (año 883)

narrándose, con Diego de Castilla (873-885), su lucha contra los musulmanes (muladíes) Banu Qasi del

valle del Ebro y los de Córdoba en Cellorigo y Pancorbo.

39

Mencionado en el Cartulario de Valpuesta (siglo X).

40

Hijo de Herramel. Mencionado en el Cartulario de Valpuesta como conde de Lantarón. Casado con

Sancha de Navarra, viuda de Ordoño II de León. Afín a la corte navarra del rey Jimeno Garcés. A su

muerte, su viuda Sancha se casó con Fernán González de Castilla.

41

Hijo de Fernán González de Castilla y de la infanta Sancha de Pamplona.

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~ 24 ~

MONASTERIO DE SAN

MARTÍN DE ALBELDA

El monasterio de San Martín de Albelda42

se ha convertido en sede episcopal43

de los

obispos de Calahorra,44

ciudad aún muy castigada por los musulmanes.

Sancho III de Pamplona, apoyando mucho la reforma cluniacense, cedió por estas fe-

chas varios dominios suyos al monasterio, destacando, por ejemplo, la donación del cas-

tillo de Clavijo.

Las tierras en las que se sitúa Calahorra son aún de carácter fronterizo (y combativo)

entre los dominios cristianos y musulmanes o andalusíes. Puede decirse que estas tierras

vinieron siendo más o menos pertenecientes a Al-Ándalus, estando situados en un es-

pacio intermedio sus principales enclaves, de mucha toponimia árabe en las comarcas

(iqlim) de las coras.45

42

En la riojana Albelda de Iregua. El monasterio se encuentra actualmente en estado ruinoso. Fue fun-

dado por Sancho Garcés I de Pamplona y por su esposa Toda o Tota en el siglo X, conmemorando la

conquista de Nájera y Viguera a los moros, llevada a cabo en el año 923 con Ordoño II de León como

aliado.

Se tiene cierta constancia de que en el año 950 había allí 200 monjes benedictinos, siendo ese año el del

registro en ese lugar del primer peregrino que se conoce hacia Santiago de Compostela, que fue el obispo

Gotescalco, francés, obispo de Puy. Paró en el monasterio y encargó que se le realizara una copia de una

obra de San Ildefonso de Toledo que recogería a su vuelta.

En el año 976, el célebre copista Vigila elaboró aquí su Codex Vigilanus o Crónica Albeldense. En el

folio 12 de los 430 que componen el pergamino del Codex, entre maravillosas imágenes miniadas, poe-

mas, cánones con noticias de concilios y decretales pontificias, además de leyes civiles, aparecen, por

primera vez en los registros conocidos, las entonces nuevas cifras, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9, que junto al 0

constituyen los caracteres numéricos que todavía continuamos utilizando. Y aparecen, como podemos

observar en las correspondientes ilustraciones reproducidas en el libro, la mayoría bajo la misma forma en

que las empleamos hoy, y con muy pequeñas diferencias en los casos de 2, 3, 4 y 5. Este es, el registro

más antiguo en Europa de estos nueve números de la base decimal.

43

Lo será hasta el año 1092.

44

Lo primero que se sabe del cristianismo en Calahorra se tiene en referencia al martirio de los Santos

Patronos Emeterio y Celedonio, que fueron legionarios romanos convertidos a la fe y murieron deca-

pitados a finales del siglo III, durante la persecución de Diocleciano o tal vez de Valeriano. Se supone que

el lugar de ese doble martirio fue el que hoy ocupa la catedral de Santa María.

Del siglo IV se sabe que Calahorra era sede episcopal, con mucho territorio en derredor. La importancia

estratégica de Calahorra fue de mucha relevancia durante la dominación musulmana, cambiando perió-

dicamente de manos, hasta que fue incorporada por Alfonso VI al reino de Castilla.

45

Ejemplos: Albelda (de al-balda = "la villa"; o de al-bayâ' = "la blanca"), Alberite (de al-barîd = "la

posta"), Alcanadre (de al-qanatir = "los puentes"), Alfaro (de al-faro = "el faro"), Alhama (de al-hamma

= "fuente termal"), Almarza (de al-marya = "el prado"), Azarrulla (de al-za`rûra = "el acerolo"), Azofra

(de al-sujra = "el tributo"), Gimileo (de Yâmi`at al-`uyûn = "la aljama de las fuentes"), Mahave (de

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~ 25 ~

ZONA LEVANTINA DE

ESPAÑA

Odilón, abad de Cluny,46

tal como le había pedido Sancho Guillermo de Gascuña o

Guasconia,47

tío y vasallo de Sancho III de Pamplona, promovió y organizó una expedi-

ción combativa48

contra los musulmanes del levante español.

Muhabbab = "rico en granos"), y Nájera (de nasara = "águila"), además de señalar otros dos términos

probablemente arábigos aunque de más imprecisa etimología: Aljamil y Almunurtia. Mahave podría

provenir de muabb (amado) siendo nombre de persona. Zahale, de “sail”, viene a significar “ribera”.

Azagra, localidad cercana a Calahorra, proviene de al-ajra (“la peña”).

46

San Odilón, 5º abad de Cluny (994-1049). Se conmemora el 1 de enero. A él se debe la institución de-

finitiva de la conmemoración de los fieles difuntos cada 2 de noviembre (cf. Mensaje del Papa Juan Pablo

II al abad de Cluny con motivo del milenario de la conmemoración de los fieles difuntos instituida por

San Odilón, 2 de junio de 1998). Tuvo mucha vigencia la doctrina pastoral o espiritualidad acerca del

Purgatorio. Del medievalista Jacques Le Goff (1979: The Usurer and Purgatory, en The Dawn of Modern

Banking, New Haven, Yale University Press), tenemos esta descripción del purgatorio: “Un monje natu-

ral del Rouerge regresaba de Jerusalén. Exactamente en medio del mar que se extiende desde Sicilia a

Tesalónica, encontró un viento muy violento que empujó su navío hacia un islote rocoso donde vivía un

ermitaño, servidor de Dios. Cuando nuestro hombre vio que el mar se sosegaba, se puso a charlar con él

de toda clase de cosas. El hombre de Dios le preguntó que de qué nacionalidad era y él respondió que de

Aquitania. Entonces, el hombre de Dios quiso saber si conocía un monasterio que llevaba el nombre de

Cluny y al abad del mismo, Odilón. El monje respondió: „Lo conozco y muy bien, pero me gustaría saber

por qué me haces esa pregunta‟ y el otro: „Te lo voy a decir, y te conjuro a que nunca olvides lo que vas

a oír. No lejos de nosotros se encuentran unos lugares que, por manifiesta voluntad de Dios, lanzan con

la mayor violencia un fuego abrasador. Las almas de los pecadores, durante un tiempo determinado, se

purgan allí en medio de variados suplicios. Una multitud de demonios está encargada de renovar sin

cesar sus tormentos: reanimando las penas día tras día, haciendo cada vez más intolerables los dolores.

A veces, yo mismo he escuchado las lamentaciones de estos hombres que se quejaban con vehemencia: la

misericordia de Dios permite, en efecto, que las almas de estos condenados se vean libres de sus penas

gracias a las plegarias de los monjes y en las limosnas dadas a los pobres en lugares santos. En sus

llantos, se dirigen sobre todo a la comunidad de Cluny y a su abad‟.”

47

El condado de Gascuña o Guasconia (Vasconia), como entidad feudal, se remonta a los tiempos de

Carlomagno en Aquitania allá por el año 781 a favor de su hijo Ludovico Pío. El condado se organizó en

torno a la ciudad de Bayona y en el valle del río Adur, al suroeste de Francia y en la vertiente hispana de

los Pirineos.

Del conde Sancho Guillermo no se tienen demasiadas noticias históricas.

48

Uno de los antecedentes de las que posteriormente serán las cruzadas.

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~ 26 ~

REINO TAIFA DE MÉRTOLA

Podemos dar constancia del reino de taifa de Mértola, en la zona portuguesa que re-

corre el Guadiana.49

Su reyezuelo es Ibn Tayfur, de quien se sabe que, en el año 1030

participó contra el reino taifa de Sevilla al lado de Muhammad al-Muzaffar de Bada-

joz.50

En ese mismo año, Abul Qasim Muhammad I de Sevilla había ordenado aquí la

crucifixión de un hermano de Ibn Taifur que murió así por su participación en los ata-

ques aftasíes de Badajoz.51

49

Este pequeño reino duró desde este año hasta el 1044, cuando fue conquistado por Almutadid de Sevi-

lla. Pasó luego a ser un territorio anexionado al reino de taifa de Badajoz y fue de nuevo independiente

entre los años 1144-1151, tras la caída de los almorávides. La villa de Mértola está próxima a Beja.

50

De él no se sabe mucho más.

51

También se puede destacar de este año que, en Calatrava (Ciudad Real), alguien notificó que había vis-

to por allí a Hisham II, supuestamente superviviente y regresado de incógnito a Al-Ándalus. Pero en

realidad era un sosias o doble del que fuera califa cordobés, un esterero llamado Jalaf. No obstante, Abul

Qasim de Sevilla lo nombró hayib. Más tarde, Jaraf será muerto por orden de Almutadid.

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~ 27 ~

PALESTINA

El 26 de noviembre se registró un terremoto en Palestina, dejando muy afectadas y

con muchos destrozos las ciudades de Ramla y Nablus, con un saldo de 70.000 muertos.

Restos monumentales de Ramla

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AÑO 1034

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~ 30 ~

LEÓN

Sancho III, rey de Pamplona, mostrándose en toda su reconocida grandeza por parte

de todos, está contribuyendo a que entren en el suelo hispano las corrientes culturales

europeas y el influjo del otro lado de los Pirineos.52

Se muestra poderoso en su eco-

nomía y es muy valorada su moneda. Se está potenciando mucho la peregrinación hacia

Santiago de Compostela.53

Más que a un rey se está pareciendo a un emperador.54

No

podemos ignorar que sus ansias expansivas, con su política de alianzas familiares, há-

bilmente calculada en relación a los castellanos y a los leoneses, están caracterizando

estos tiempos.55

52

Sancho III orientó mucho sus relaciones hacia el exterior de la Península. En 1010 viajó a Saint-Jean

d'Angely, con motivo del descubrimiento de la cabeza de San Juan Bautista. Era el primer viaje de un

monarca hispano a una corte extranjera.

Mantuvo relación con (San) Odilón de Cluny, para cuya abadía destinó importantes sumas económicas

y envío a su hijo García a Roma, lo que demuestra una excelente relación con la Santa Sede.

Sus contactos con el abad Oliba (también obispo de Vich) potenciaron la llegada de clérigos catalanes a

sus territorios, fomentado las renovaciones benedictinas. Poncio, abad de San Saturnino de Tavérnoles,

pasó a ser obispo de Oviedo y Bernardo, monje de Ripoll, fue el primer obispo de Palencia, diócesis

fundada por Sancho III para dominar los territorios del Cea y del Pisuerga, origen de litigios fronterizos

sempiternos entre León y Castilla. Por encargo de Sancho III, el obispo de Oviedo, Ponce o Poncio, agranda la capilla visigoda de Pa-

lencia, iniciando la construcción de su catedral románica (de la cual sólo se conserva la cripta de San

Antolín), como se recoge en la tradición asturiana de la Cámara Santa y de Santa María del Naranco, a

cuyo alrededor se irá poblando de nuevo la ciudad ovetense, aunque muy lentamente.

El estilo románico, ya extendido en Cataluña (de donde procede el obispo y donde fue abad), se in-

troduce así en las tierras palentinas, donde hoy se conserva la mayor concentración de iglesias románicas

de Europa.

53

Para poder asegurar sus dominios, desvió el Camino de Santiago hacia el sur, de tal manera que por un

lado fomentaba el tránsito de comerciantes a través de la ruta xacobea y, por otro, potenciaba una vía de

comunicación fluida para el desplazamiento de sus ejércitos a través de todos sus territorios.

54

Pero en resumen podemos decir que Sancho III no tuvo el afán de unificar todos los reinos peninsulares

bajo su mandato ni pensó en la europeización de sus territorios. Su propósito fue más bien el de acumular

dominios por ansias de poder, entregándose así a muchos contactos traspasando fronteras, lo cual per-

mitió la entrada de nuevas corrientes culturales en la Península. De no haber sido así, no se explicaría la

división de su reino entre sus hijos, acaecida tras su muerte (año 1035). A García le correspondió Na-

varra, Castilla a Fernando, Aragón a Ramiro y Sobrarbe y Ribagorza a Gonzalo. Esto causó que, durante

muchos siglos, todos los reyes peninsulares descendieran de un tronco común, el del pamplonés Sancho

III.

55

Hijo del rey navarro García Sánchez II ("El Temblón") y de Jimena, mujer perteneciente a un linaje

nobiliario leonés; biznieto del castellano Fernán González y nieto de la castellana infanta Urraca; marido

de Muniadona, hija del conde Sancho García de Castilla y cuñado de Alfonso V, rey de León, Sancho III

de Pamplona tenía vínculos familiares con todos los territorios anexos a su reino, que originalmente se

circunscribía a Pamplona y muy nuclearmente a las tierras najerenses y al condado de Aragón.

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El contexto histórico en el que estamos podemos describirlo así: Hemos sobrepasado

ya, en prosperidad económica, cultural y social, el umbral del primero milenio. Estamos

ya a una buena distancia del año 1000. Los cristianos del norte peninsular están más op-

timistas. ¡Y eso que este año 1034 es de gran sequía y hasta se pasa necesidad por todas

partes! Pero se ha ido superando la desolada situación que se había creado cuando Al-

manzor lo invadía todo.

El condado de Ribagorza fue el primero que llamó poderosamente la atención de

Sancho III. Tras la muerte del conde Guillermo (año 1010), los dominios ribagorzanos

pasaron a Doña Mayor, hija de Ava y viuda del conde castellano García Fernández. La

heredera había sido repudiada después de haberse casado con el conde Ramón III de

Pallars, quien aprovechó la ocasión para hacerse con el condado, provocando la huida

de Doña Mayor. La coyuntura fue aprovechada por Sancho III para intervenir a favor de

su pariente.

En mayo del año 1017, Sanco III había recuperado así el control de Buil, en Sobrarbe

y, posteriormente, tomó a los musulmanes la parte sur del condado ribagorzano. En

1025, Doña Mayor renunció a sus derechos a favor de la esposa de Sancho III y se retiró

a Castilla, donde terminó sus días de modo monacal, como abadesa en San Miguel de

Pedroso, mientras Sancho III se expandía hacia el este.

En 1017 murió el conde castellano Sancho García, dejando como heredero al infante

García Sánchez, muy niño aún. Las injerencias leonesas y la división de la nobleza pu-

sieron en peligro la integridad del condado castellano, lo que provocó la intervención

del monarca pamplonés, cuñado del infante, actuando desde ese momento como su tu-

tor. En 1029, en la víspera de su boda con doña Sancha, hermana del rey leonés Ber-

mudo III, el infante García fue asesinado. Inmediatamente, Sancho III, amparado por la

potestad de su esposa, asumió la tutela definitiva del condado de Castilla, poniendo al

frente del mismo a su segundo hijo, Fernando.

Con la incorporación de Castilla a sus dominios, Sancho III acabó consolidando su

influencia sobre Álava y el resto de la Vasconia hispana, ampliando también sus fron-

teras hacia el oeste. Sancho III aprovechó la muerte de Alfonso V de León en el cerco

de Viseo para ejercer su derecho de tutoría sobre el heredero de la corona leonesa, Ber-

mudo III, que era menor de edad. De esta forma, sus dominios se extienden desde el

condado de Aragón hasta el reino astur-leonés, constituyendo la mayor unidad territorial

de los reinos cristianos peninsulares después de la dominación musulmana.56

Es muy probable que recibiera en herencia el reinado de Pamplona hacia el año 1000, pero sus primeros

pasos estarían supeditados a la regencia de su tío Sancho Ramírez. En 1004 asumiría las riendas perso-

nalmente, pero bajo la observación y consejo de su madre Jimena y su abuela Urraca, que junto con los

prelados de Pamplona y Nájera dirigirían el devenir de su gobierno hasta su plena madurez, que llega en

el año 1011. 56

Pese a lo que históricamente se ha insinuado, Sancho III no llegó a dominar ni Gascuña, ni los

condados catalanes. Es cierto que mantuvo una intensa relación, tanto con Sancho Guillermo, al que

prestó protección frente al condado de Tolosa, como con Berenguer Ramón I, que firmó como testigo en

algunos documentos oficiales de la Corte pamplonesa. Sin embargo, ninguno mantuvo con él ninguna

relación de vasallaje.

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Aunque en 1031 se produjo la desintegración de Al-Ándalus en reinos de Taifas, San-

cho III no dirigió su poder militar hacia el sur. Únicamente se conformó con tomar algu-

nas posiciones repoblando las orillas del río Gállego57

y reforzando puestos fronterizos

en las sierras y presierras pirenaicas. Su dominio territorial se forjó a base de hábiles

gestiones familiares y golpes militares escasos, concretos y certeros en sus fronteras este

y oeste, dirigidos hacia sus vecinos cristianos.

Cristiano él, Sancho III refundó el monasterio de San Juan de la Peña (año 1025) y

mimó cuidadosamente al de San Salvador de Leyre,58

potenciando también la vida be-

nedictina en Irache, Albelda y Oña.59

En este año 1034, Sancho III ocupó León, siendo allí coronado como rex ibericus60

bajo el poderoso y entusiasta Sampiro,61

auspiciado por el poderoso Oliba de Vich y que

había sido mayordomo (cargo de máxima confianza) de Alfonso V de Asturias. Ber-

mudo III queda desplazado a tierras gallegas, tierras a las que también aspira Sancho III.

Sancho III de Pamplona

57

Afluente del Ebro, llamado así porque sus aguas proceden de la romana Galia.

58

En el que probablemente transcurrió su infancia.

59

Donde fue sepultado en 1035.

60

Título como equivalente casi a emperador.

61

Es célebre su Crónica de Sampiro, escrita entre finales del siglo X y principios del XI por Sampiro, se-

gún recoge el obispo Pelayo de Oviedo. Sampiro fue notario real de Bermudo II, mayordomo de palacio

de Alfonso V y obispo de Astorga entre los años 1035-1041. La Crónica de Sampiro continúa la de

Alfonso III de Asturias recogiendo el reinado de éste y de sus sucesores hasta Alfonso V. No se conserva

el original pero la conocemos por estar recogida en la Historia Silense y en la Crónica del Obispo Pelayo

aunque entre ambas versiones existen numerosas diferencias.

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CONSTANTINOPLA

El 11 de abril murió, parece ser que envenenado por su esposa Zoe, hija de Cons-

tantino VIII,62

el emperador bizantino Romano III. Tenía 66 años de edad y su reinado,

a poco de 6 años de duración, hay que valorarlo como desafortunado. Gastó mucho en

construir nuevos edificios y en dotar económicamente a muchos monasterios, queriendo

suavizar por otra parte la presión fiscal sobre los grandes terratenientes. Para las finan-

zas imperiales de Bizancio fue un desastre. Había sido obligado por Constantino VIII a

casarse con Zoe (año 1028), convirtiéndose así en su sucesor, sin que llegara nunca a

alcanzar popularidad.63

En el año 1030, contra las invasiones musulmanas en las fronteras orientales de Bi-

zancio, se esforzó en dirigir personalmente un gran ejército contra Alepo, pero fue sor-

prendido en su marcha y sufrió una grave derrota (en Azaz, cerca de Antioquía). Aun-

que este desastre fue compensado por la defensa de Edesa por parte del general Jorge

Maniakes y por la derrota de una flota árabe en el Adriático, Romano nunca recuperó su

popularidad. Demostró ser un esposo poco de fiar para Zoe y un emperador inútil. Apa-

reció muerto en su baño. Zoe se casó enseguida, sin ni siquiera esperar a que Romano

fuera sacado del baño, con el ahora Miguel IV de Bizancio (34 años de edad).64

62

Y sobrina de Basilio II.

63

Zoe (que en griego significa vida) fue la emperatriz de Bizancio con varios co-emperadores hasta el

año 1042.

64

Será emperador de Bizancio hasta su muerte en el año 1041. El siguiente emperador (co-emperador de

Zoe) fue su hijo adoptivo Miguel V (Calafates), sobrino de su segundo marido, cuyo corto reinado sólo

duró hasta el año siguiente. Durante dos meses en 1042 Zoe compartió el gobierno con su herma-

na Teodora Porfirogéneta, hasta que pudo encontrar otro marido, el tercero y último permitido por

la Iglesia Ortodoxa. Su elección recaerá en Constantino IX (Monómaco), que reinará durante los años

1042-1055), sobreviviéndole cuatro años a Zoe (muerta en junio del año 1050).

El sucesor de Romano III, Miguel IV, era una persona de poco carácter que sufría además frecuentes

ataques epilépticos. Delegó todo su poder en su hermano Juan el Eunuco, que había sido primer ministro

con Constantino VIII y con Romano III. Las reformas de Juan en el ejército y el fisco permitieron un

cierto resurgir de la potencia bizantina, que se mantuvo frente a los ataques enemigos.

En la frontera oriental, la importante ciudad de Edesa será liberada tras un largo asedio. Los musul-

manes occidentales serán prácticamente expulsados de Sicilia por Jorge Maniakes (en campañas durante

los años 1037-1040), pero una expedición contra los normandos de Italia sufrió sucesivas derrotas y

finalmente se perdieron muchas de las conquistas que se habían logrado en Sicilia.

En el norte, los serbios tendrán éxito en su revuelta del año 1040, aunque la peligrosa rebelión de búl-

garos y de otros eslavos de los Balcanes, muy amenazantes sobre ciudades de Tracia y Macedonia, se

reprimirá por Miguel IV antes de su muerte.

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POLONIA

El 10 de mayo murió el príncipe de Polonia Miecislao II Lampert.65

Le sucede su hijo

Casimiro I (18 años de edad).66

Miecislao II de Polonia

65

Habiéndose casado con Riquilda de Lorena, tuvo de ella a Riquilda de Polonia (esposa del rey Béla I

de Hungría, que lo será entre los años 1061-1063), Casimiro I el Restaurador (su sucesor) y la princesa

Gertrudis de Polonia. Esta princesa se casó con Iziaslav I de Kiev (año 1043), con quien tuvo tres hijos:

Yaropolk, Mstislav y Sviatopolk. Poseyó un célebre manuscrito medieval, del siglo X, el que se conoce

como Salterio Egberto o de Tréveris. En este manuscrito incluyó ella su libro de oraciones, siendo sobre

todo de rezos por su hijo Yaropolk.

66

Su muerte será en 1058.

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GLAMIS (ESCOCIA)

El 25 de noviembre, en Glamis,67

murió el rey Malcom II de Escocia, a sus 54 años de

edad y 29 de reinado, tras haber sucedido al asesinado Kenneth III en el año 1005.

Recibió sepultura en el célebre monasterio de Iona.68

Le sucede su muy joven nieto

Duncan I.

Malcolm II de Escocia según un grabado del siglo XVII.69

67

Su castillo, germen de esta localidad, es uno de los mejores de Escocia, muy visitado.

68

Recordamos que fue fundado por San Columba en el año 563.

69

Su aspecto real se desconoce.

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Castillo de Glamis (Escocia) en la actualidad

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AÑO 1035

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PALENCIA

El 21 de enero, con la presencia de Sancho III, tuvo lugar en Palencia la consagración

de su catedral,70

presidiendo la celebración el obispo Ponce de Oviedo,71

haciéndose

cargo de esta diócesis su sobrino Bernardo.72

También se están restaurando muchas

iglesias que habían sido destruidas por las incursiones amiríes de Almanzor.

El año 1032 fue de crucial importancia para Ponce, declinando en su poder. La reina

Urraca, tras la muerte de su esposo el rey Alfonso V, había dejado de ser bien vista en

León a la vez que su hijo Bermudo III llegaba a la mayoría de edad.73

70

Dedicada a San Antolín, sobre cuya antigua cripta se construyó.

71

El obispo Ponce de Oviedo, de origen catalán (había sido monje en Ripoll y muy cercano a Oliba) fue

un gran difusor de la reforma cluniacense. Provenía, como abad (hasta 1025), del monasterio de San Sa-

turnino de Tavèrnoles (Barcelona), actuando allí como embajador entre el condado de Barcelona y San-

cho III de Pamplona. Ponce fue a León como consejero de la reina Urraca (hermana de Sancho III y es-

posa de Alfonso V). En esa circunstancia fue nombrado obispo de Oviedo. Fue un gran impulsor del culto

o veneración de las reliquias de la Cámara Santa, extendiéndose su fama más allá de los Pirineos y dando

lugar a una gran devoción popular.

72

Será obispo de Palencia hasta el año 1040. Sancho III y su esposa donaron a este obispo villas e igle-

sias, entre ellas la célebre de Santa María de Husillos.

73

El mismo Ponce acabaría siendo un personaje marginado, teniendo que volverse a las tierras navarras y

muriendo más tarde, en Roma, en este mismo año de 1035.

También murió en este año Velasquita de León, que había estado casada con Bermudo II y fue repu-

diada por éste, como podemos recordar (año 989).

Velasquita se retiró a Oviedo en compañía de su hija la infanta Cristina Bermúdez y profesó como

monja en el monasterio de San Pelayo de esa ciudad, en el que era abadesa la reina viuda (de Sancho I de

León) Teresa Ansúrez. Es probable que allí surgiera la idea de unir ambas líneas reales mediante el ma-

trimonio de Cristina, la hija de Velasquita, y el nieto de Teresa Ansúrez, el infante Ordoño Ramírez el

Ciego.

Velasquita aparece en ese monasterio confirmando una donación hecha por Bermudo II y su nueva es-

posa la reina Elvira García (4 de marzo del año 996). También estuvo presente y confirmó la fundación

hecha por su hija, la infanta Cristina, del monasterio asturiano de Cornellana (año 1024).

Es de tradición que después de su fallecimiento, el cadáver de la reina Velasquita recibió sepultura en el

monasterio asturiano de San Salvador de Deva, que ella había fundado en el año 1006. Actualmente sólo

se mantiene en pie la iglesia de este viejo monasterio.

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MONASTERIO DE SAN

SALVADOR DE OÑA

En el monasterio de San Salvador de Oña74

recibió sepultura el rey Sancho III de

Pamplona y a la sazón rex ibericus,75

pasando a la historia con el apelativo de El Mayor,

habiendo muerto el 18 de octubre, a la edad de 45 años,76

tras haber reinado desde 1004,

durante 31 años.77

Resultó que Bermudo III de León, alentado por sus consejeros, salió

con sus partidarios gallegos en contraofensiva al encuentro de Sancho III, que había

conquistado Astorga, Zamora y la misma León. Ciertamente se asestó un duro golpe a

los navarros, a orillas del Pisuerga. El monarca navarro, que habitualmente había resi-

dido en Nájera, falleció a consecuencia de las heridas recibidas en el combate.78

74

Provincia de Burgos. De todos modos, el lugar de enterramiento sigue aún incierto (tanto el monasterio

de San Salvador de Oña como el Panteón de los Reyes de San Isidoro de León tienen respectivas tumbas

supuestamente del rey Sancho III de Pamplona, y también hay respectivas fuentes documentales que a la

vez lo acreditan). No obstante, la mayoría de los historiadores coinciden en el monasterio de San Salvador

de Oña como el más cierto de esta sepultura.

75

Oliba lo denomina así en una carta y el monje cronista galo Rodolfus Glaber (980-1047) lo presenta

actuando como rege Navarriae Hispaniarum. Y Germán de Iruña (siglo XX), entre otros, sostienen que,

dominando León, se hizo llamar Imperator totius Hispaniae. Se basa para ello en la inscripción (Impe-

rator) de una moneda atribuida al monarca y acuñada en Nájera, pero dicha moneda no se considera ac-

tualmente sino de acuñación posterior a Sancho III, por lo que ese título carece de fundamento.

76

Aunque su nacimiento se estima entre los años 990-992.

77

Por matrimonio alcanzó progresivamente el dominio sobre los condados de Castilla, Álava, Monzón,

Cea, Sobrarbe y Ribagorza desde el año 1015. Sobre su presencia en el reino de León hay mucho y dispar

debate histórico, aunque lo cierto es que tuvo dominio pleno en el mismo, tal vez por una muy directa in-

tervención de colaboración con Bermudo III, aunque desplazado éste, ya que no disponemos de docu-

mentación histórica cierta sobre luchas entre leoneses y navarros.

Sus padres fueron García Sánchez II (el Temblón) y la reina Jimena Fernández, hija del conde Fernando

Bermúdez de Cea y de la condesa Elvira Díaz de Saldaña. Ascendió al trono entre el año 1000 y el 1004,

heredando el reino de Pamplona con el condado de Aragón, bajo la tutoría de un consejo de regencia in-

tegrado por los obispos del entorno, su madre y su abuela Urraca Fernández.

Su reinado coincidió con la crisis del califato de Córdoba tras la muerte de Almanzor y con el comienzo

de los reinos de taifa hispanos o andalusíes.

78

Habiendo hecho testamento y a tenor del derecho navarro de entonces, el reino de Pamplona fue he-

redado por su hijo primogénito García Sánchez III (reinará sobre Pamplona y sobre algunas tierras ara-

gonesas, y pasará a la historia como el de Nájera). El condado de Castilla, herencia de su mujer Mu-

niadona pero vinculado al reino de León, fue repartido entre dos hijos legítimos: a García le correspondió

Álava y gran parte del condado de Castilla (La Bureba, Montes de Oca, Trasmiera –cántabra–, En-

cartaciones –vizcaína– y Castilla Vieja); a Fernando le correspondió la mermada Castilla condal que se

corresponde con las tierras burgalesas de la cuenca del Duero, aunque había sido designado conde de

Castilla en 1029, quedando dependiente de su hermano García, igual que sus otros hermanos: Ramiro

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Podemos decir que pretendió la unificación de los reinos cristianos, bien por vínculos

de vasallaje o sometiéndolos a su gobierno, mediante una política de matrimonios (co-

mo hemos ido contando) o con luchas y abriendo sus dominios a las influencias de

allende los Pirineos.

Sancho III se vinculó muy bien con el condado de Castilla por su matrimonio con Mu-

nia (o Municadona), hija de Sancho García, naciéndole de ella Fernando (conde de

Castilla sucesor de Sancho García), Gonzalo (régulo de Sobrarbe y Ribagorza) y sus hi-

jas Mayor y Jimena, reina de León al casarse con Bermudo III.79

En el año 1016, Fortún Ochoa de Cameros80

representando a Sancho III y Nuño Ál-

varez de Bureba representando a su vez al conde Sancho García de Castilla, convinie-

ron, mediante acuerdo formal, las fronteras entre Navarra y Castilla, extendiéndose des-

de el riojano Monte San Lorenzo81

hasta Garray.82

Desde entonces pasó a ser más in-

fluyente Navarra que Castilla en las tierras del entorno del monasterio de San Millán de

la Cogolla.83

De Sancho III el Mayor de Pamplona podemos decir que fue tan pamplonés como his-

pano, ente otras cosas porque los orígenes y el mantenerse del reino de Pamplona son

(tenido de soltero por Sancho de Sancha de Aibar, en Aragón y Navarra) y Gonzalo (Sobrarbe y Riba-

gorza con algunos terrenos aragoneses alejados). Sobre todo esto hay mucha discusión y debate entre los

historiadores, porque es bastante contradictorio que el mismo Sancho unificador sea a la vez desinte-

grador, etc. El desmembrado condado de Castilla heredado por Fernando I (casado con Sancha de León,

hermana de Bermudo III de León), tras la muerte de Sancho III, volvería a estar bajo la autoridad del rey

de León, como pone de manifiesto la documentación castellana, donde se sigue consignando el nombre y

título del rey de León. Iremos viendo la evolución histórica de todo esto.

79

Sancho III apoyó el matrimonio entre García Sánchez de Castilla (hijo de Sancho García) y la infanta

Sancha de León. Cuando García se dirigía a León para desposarse, fue asesinado. Por su matrimonio con

Muniadona de Castilla (hermana de García Sánchez), correspondió a Sancho III regir o decidir los des-

tinos de Castilla y Álava, como hemos ido contando. El conde de Castilla (y luego –tal vez– su primer

rey) será el segundogénito de Sancho, Fernando I.

80

Fortún Ochoa, hombre de confianza de Sancho III, era miembro de una de las familias descendiente de

los Banu Qasi de Tudela, poderosos entre los siglos VIII-X.

81

Perteneciente a la Sierra de la Demanda.

82

Provincia de Soria.

83

Se puede apreciar esto con mucha claridad en la documentación de dicho monasterio que se conserva.

Por el Norte, la frontera del reino pamplonés estaba en los Pirineos (caso de haberse extendido la auto-

ridad de los reyes navarros hasta el Baztán, lo que es lo más probable, pero que no se puede acreditar

hasta el 1066), y no se modificó. No es cierto, pese a todas las veces que se ha dicho, que Sancho III lo-

grara el dominio de Gascuña (la única Vasconia de entonces, es decir, el territorio entre los Pirineos y el

río Garona, en el que la población que podemos considerar vasca por su lengua sólo era una minoría). El

rey navarro únicamente pretendió suceder en 1032 al duque Sancho Guillermo de Gascuña, muerto sin

descendencia, lo que bastó para que en algunos documentos se le cite reinando en Gascuña. Pero la ver-

dad es que la herencia recayó en Eudes.

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hispanogodos y para nada incompatibles con las raíces vasconas del mismo. Tanto por

su familia como por sus ascendientes y descendientes y por sus vinculaciones, puede

decirse eso mismo del rey Sancho III de Pamplona: hispano. Su política ha ido mirando

a consolidar los reinos y territorios cristianos desde Galicia, pasando por León y Astor-

ga, hasta Ribagorza y Cataluña, coincidiendo todo ello con la desintegración de Al-Án-

dalus en los diversos reinos de taifa.

Sancho III el Mayor de Pamplona será merecedor (debería de serlo) de toda la aten-

ción histórica, objetiva y desapasionada.84

Se puede empezar por saber que el reino de

Pamplona es un compuesto de valles y comarcas unidas y a la vez separadas, con cos-

tumbres propias, en un entorno pirenaico y entre vascones del norte y musulmanes o

muladíes por el sur. Así se fue aglutinando este reino y así ha sido regentado por Sancho

III el Mayor.85

84

Sin embargo no es una de las figuras más conocidas o es mal conocida. Creemos que debería suscitar

mayor interés por nuestra parte. Resulta que ninguna crónica contemporánea nos narra sus hechos; y del

siglo XII, por diversos motivos y circunstancias, nos vienen relatos acerca de él ya bastante deformados,

cosa que sigue ocurriendo también actualmente. Las primeras crónicas que relatan su reinado fueron

compuestas en el ámbito castellano-leonés, donde la intervención de Sancho III fue interpretada como una

injerencia hostil o indebida. Y esto pervive en parte de la actual historiografía. Esta interpretación fue

seguida por J. Pérez de Urbel en la primera biografía de Sancho III. La imagen contraria, del rey Sancho

III interviniendo en los territorios vecinos para proteger a sus parientes, es defendida por J. M. Lacarra

(1907-1987) y también tiene su eco en los historiadores actuales. (Cf. J. M. Lacarra, 1972: Historia

política del reino de Navarra, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra).

El reino pamplonés (más que navarro) de Sancho III, que era de unos 15.000 metros cuadrados,

constaba de tres partes o unidades: 1) la Navarra original del entorno de Pamplona y su parte meridional

(más bien musulmana); 2) el remotamente conocido como condado de Aragón (del que derivará Aragón

propiamente dicho); 3) La Rioja (la alavesa y la restante o Rioja propiamente dicha). Por mucho que se

empeñen no pocos historiadores de clarísimo tono nacionalista vasco, Navarra no tiene su origen en un

supuesto (e inexistente) dudado merovingio de allende los pirineos y tocante a la Vasconia más indígena.

Siendo de raíces vascas, Navarra es mucho más que sólo vasca en su historia.

85

Evidentemente el reino de Pamplona tiene unos indiscutibles orígenes vascos, pero no están suficien-

temente bien estudiados. Pero también son claros sus orígenes hispanos, entendiendo Hispania, la del si-

glo VIII, desde sus anteriores períodos romanos y visigodos, de antes de la presencia musulmana y du-

rante la misma.

No hay que olvidar que el origen del reino de Pamplona tuvo lugar en la ciudad misma de Pamplona, no

siendo reino de Navarra sino a partir del año 1162. Este mismo hecho indica que, a diferencia de la rural

Vasconia, Pamplona se distinguió como urbe (y obispado visigodo), es decir, según las características

hispano-romanas y visigóticas de que no gozó el territorio vasco más aislado. De Guipúzcoa, por ejemplo,

no hay noticias en el primer milenio, como sí las hay de Pamplona (y no digamos de Al-Ándalus). Podría

decirse que cuando ya había mucha historia en la Península Ibérica, en Guipúzcoa, para nada articulada

políticamente, se estaba aún en la prehistoria, más que en ningún otro lugar de Occidente.

El reino de Pamplona surgió en la primera línea de lucha contra Al-Ándalus y así se fue configurando

su monarquía (isidoriana), tan decisiva en la que sería la denominada Reconquista. Pamplona, con gran

diferencia, fue la ciudad hispano-cristiana que más veces se rebeló contra los musulmanes en el siglo

VIII. Dada la sumisión de la Hispania mozárabe, esta actitud singular parece revelar la existencia de una

alianza de los antiguos adversarios (pamploneses y vascones) frente a un enemigo común, mucho más

poderoso y peligroso (algo similar sucedió a mediados del siglo VIII entre el reino de Asturias y los

habitantes de Vizcaya y Álava). En todo caso, antes o después esa alianza terminó por producirse y tuvo

su repercusión en la compleja gestación del reino de Pamplona y en su trascendencia española. Todo

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A Sancho III de Pamplona hay que estudiarlo como vasco pero sobre todo como his-

pano. Fue hijo de García Sánchez II el Temblón (994-1000).86

Su madre, Jimena, era

hija del conde leonés Fernando Bermúdez y de su esposa Elvira. Es decir: Sancho III era

tan sólo algo vasco y en mayor parte hispano. Es más: la sangre castellana abundaba en

la ascendencia paterna de Sancho III el Mayor, pues era biznieto de Fernán González

(933-970) y nieto de la infanta castellana Urraca (es decir, tres de sus cuatro abuelos no

fueron vascos). Esto era así porque la dinastía Jimena, que reinaba en Pamplona desde

el año 905, había seguido una política matrimonial de enlaces con sus vecinos, parti-

cularmente los reyes de León y los condes de Castilla (que maniobraban entonces hacia

la independencia y encontraron en los enlaces con la familia real navarra un poderoso

medio en ese sentido). Esta política matrimonial la siguió también el rey Sancho III.

Y más relevante aún que los orígenes biológicos de Sancho III es el hecho de que su

madre, Jimena, y su abuela, Urraca, dirigieron la política del reino durante su minoría de

edad, pues Sancho era muy niño cuando murió su padre. Entre los años 1000-1004, su

tío materno Sancho Ramírez (primo carnal de García Sánchez II) parece que se hizo

cargo de la monarquía con el título de rey (aunque tan sólo fuera tutor o regente de he-

cho). La prematura muerte de este oscuro personaje, aún joven, supuso que Sancho III

fuera entronizado cuando era aún adolescente, pues hubo problemas para encontrar a

alguien como Sancho Ramírez, recayendo no obstante el gobierno efectivo de Pamplona

en los obispos, en la madre y en la abuela, mirando mucho a los intereses sobre León y

Castilla. Consecuencia de ello fue que Sancho III se casara con Muniadona, hija de San-

cho García de Castilla, que fue seguramente lo más destacado de su vida.

A Sancho III el Mayor de Pamplona le sucede, pues, su hijo García Sánchez III, de 23

años de edad. Fijó su capital en Nájera.87

queda reforzado o avalado por los nombres de personas y por los términos toponímicos que aparecen en

las fuentes documentales, de poca derivación propiamente vasca.

86

El monarca peor conocido de todo el siglo X en España.

87

Y enseguida inició allí, en pleno Camino de Santiago, la construcción del monasterio de Santa María la

Real destinándolo a panteón de reyes.

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~ 43 ~

LEÓN Y CASTROJERIZ

Tras la muerte de Sancho III de Pamplona, Bermudo III recuperó León, aunque en li-

tigio con la nobleza del lugar y del entorno, dividida por las pretensiones sucesorias de

los navarros.

También pasó que hubo una masacre de judíos88

en la aljama89

de Castrojeriz,90

los

cuales estaban muy tensos y hastiados por los fuertes impuestos a los que los tenían so-

metidos los nobles y los eclesiásticos del lugar, que además los acusaban de usura en

sus empréstitos o préstamos.91

88

Según las fuentes murieron 60 varones judíos y cuatro funcionarios reales.

89

Aljama (judería) que resultó casi del todo destruida.

90

Provincia de Burgos, en pleno Camino de Santiago.

91

Las fuentes de esta noticia son de historiadores judíos. Cf. Baer, F. (1981): Historia de los judíos en la

España cristiana, Madrid; Beinart H. (1992): Los judíos en España, Madrid; Cantera Burgos, F. – C.

Carrete Parrondo (1975): Las juderías medievales en la provincia de Guadalajara, Madrid.

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~ 44 ~

JACA

En torno a Jaca,92

a raíz de la expedición que llevó a cabo Carlomagno en el año 778,

puede decirse que surgió, muy incipiente aún, el condado de Aragón, el mismo que, a

partir de este año 1035, viene a convertirse en reino. Al frente del naciente condado de

Aragón, vinculado al de Perigéux, puso Carlomagno a Oriol, Cuando éste murió, fue su-

cedido por Aznar Galíndez, el cual acabaría siendo expulsado de aquel entorno de Jaca

y luego resarcido con los condados de Urgel y Cerdaña. No mucho tiempo después,

Galindo Aznárez, hijo de Aznar Galíndez, recuperó Jaca como condado.

Los opositores a Aznar Galíndez fueron en realidad los opositores a los carolingios,

encabezados por Galindo Belascótenes, con señorío sobre los valles pirenaicos de Sa-

lazar y el Roncal. Sin embargo, con Aznar II (864 - 893), Aragón y Navarra tuvieron ya

estrechas relaciones, pues Aznar contrajo matrimonio con Oneca, hija del rey García

Íñiguez de Pamplona. Más aún, a partir de la boda de la nieta de Aznar II, Andregoto

Galíndez, con García I Sánchez de Pamplona, fue cuando el condado de Aragón quedó

plenamente incorporado al reino de Pamplona.

Durante el reinado de Sancho III de Pamplona, que incorporó Sobrarbe y Ribagorza a

su reino y desarrolló su activa política en el condado de Castilla y en el reino de León,

se llevó a cabo –como hemos contado– una cierta unificación de los reinos hispanos de

dominio cristiano. Luego, paradójicamente, a la muerte de Sancho III, se sucede la divi-

sión, el reparto de sus posesiones y tierras de influencia entre sus hijos, correspondiendo

Pamplona a García III Sánchez, el condado de Castilla a Fernando, Sobrarbe y Riba-

gorza a Gonzalo y Aragón a Ramiro, que es el que empieza a reinar aquí como Ramiro

I, no sin ciertas dificultades con sus hermanos y con la política de crecer y expandirse o

disminuir y desaparecer, además de tener que reconquistar los territorios de dominio

musulmán.93

Iremos viendo el sucederse de los acontecimientos. De momento, el aún

incipiente reino de Aragón, regido por Ramiro I, tiene otorgada la capitalidad del mismo

a la ciudad de Jaca. En la villa fronteriza de Sos,94

se está reconstruyendo su castillo.

92

Provincia de Huesca.

93

El cual, del que algunos historiadores opinan que no era hijo bastardo, a la muerte de su hermano Gon-

zalo, que sí era bastardo, incorporará enseguida a su reino de Aragón, los condados de Sobrarbe y Ri-

bagorza, extrañando a muchos cómo dichos condados no pasaron a García III, primogénito de Sancho III.

94

Sos del Rey Católico (Zaragoza).

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~ 46 ~

RODA DE ISÁBENA

El obispo Arnulfo de Roda de Isábena95

consagró la remodelada catedral96

del lugar y

sede suya,97

dedicada a San Vicente mártir y a San Valero confesor.98

95

Provincia de Huesca.

96

Románica, habiendo sido iniciada en el estilo lombardo, estilo que se denomina así por proceder de la

Lombardía, en el norte de Italia, región de la había emigrado mucha gente desde los tiempos de Carlo-

magno, llegando algunas familias o grupos al nordeste de la Península Ibérica, haciendo sentir por aquí

sus influencias.

Son varias las características que nos permiten reconocer el denominado estilo románico lombardo. En

primer lugar, el material de las edificaciones, muy a la medida humana, es básicamente de sencillo si-

llarejo, apenas desbastado a maza y colocado a soga y tizón. La decoración escultórica brilla por su au-

sencia, siendo los motivos decorativos sencillamente geométricos: series de bandas sobresalientes en los

muros a modo de pilastras, llamadas lesenas, que junto con los arquillos ciegos bajo los aleros aportan un

bello efecto de luces y sombras a los muros. Y en lo edificativo, el uso de bóvedas de arista y pilastras de

triple esquina o pilares cruciformes en el caso de ser exentos. Presbiterio atrofiado y vanos con adin-

telados con arcos de descarga son sus detalles definitorios. También se utiliza mucho una pequeña orla de

sillarejos alineada sobre el trasdos de los arcos, llamada "dobladura lombarda". Todo se conforma con el

modo de hacer tardo-romano desde aplicaciones cristianas en la arquitectura religiosa.

97

El obispado aragonés de Roda de Isábena fue establecido en el siglo X, habiendo sido uno de los en-

claves militares de los francos en el siglo IX, donde se originaron luego los condados cristianos de So-

brarbe (año 800), Ribagorza (año 806) y Aragón (año 830). En un principio, la iglesia rodense (o rotense)

fue de inspiración carolingia, muy decisiva en la cristianización y en la vida social y económica de los

valles del Alto Aragón. Así, la estructuración eclesiástica en los condados de Aragón y Sobrarbe, por lo

difícil de las comunicaciones, se hizo de espaldas o al margen del obispo mozárabe de Huesca, pero en el

condado de Ribagorza se procuró bastante contactando con el obispo de Urgel (por precepto real de Lu-

dovico Pío a partir del año 814), hasta que la evolución política del condado propició la independencia

eclesiástica con la creación propia de la sede de Roda por el conde Bernardo Unifredo (o Bernat Unifred)

de Ribagorza en el siglo X.

Tras la destrucción de la iglesia carolingia por las sucesivas algazúas de Almanzor y de su hijo Abdal-

malik a finales del siglo X y comienzos del siglo XI respectivamente, el rey Sancho III de Pamplona y su

hijo Ramiro I de Aragón, reformaron también aquí la liturgia, implantando la cluniacense y romana y

sustituyendo las anteriores, tanto carolingia como mozárabe. Se planteó todo en adelante como iglesia de

reconquista contra los moros.

Hubo mucha inmigración europea en la zona, entre ella de monjes y clérigos, y se despertó no poco

recelo indígena y hasta antagonismo a dos bandos. El bando indígena tuvo al frente al obispo (e infante)

García de Jaca (hijo de Ramiro I) y el foráneo al obispo Ramón Dalmacio de Roda (1077-1094). De-

rrotado el obispo infante se planeó por el bando vencedor, apoyado por los legados pontificios y ante la

inminencia de la reconquista de Barbastro y Huesca, el traslado de la sede de Roda a Barbastro con ju-

risdicción sobre la zona entre los ríos Alcandre y Cinca. Así, en 1100, el obispo Poncio de Roda (1097-

1104), ordenado como tal por el Papa Urbano II (1088-1099), de acuerdo con el plan, trasladó su sede a

Barbastro después de la reconquista de esta ciudad.

Tras la reconquista de Huesca (año 1096), el obispo Pedro de Jaca (1087-1099) se había apresurado a

tomar posesión de la catedral oscense y su sucesor, el intrépido obispo Esteban de Huesca-Jaca (1099-

1130) intentó recuperar, en franca rebeldía contra la Santa Sede, la zona entre el Alcanadre y el Cinca.

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~ 47 ~

Las obras de la proyectada remodelación se iniciaron durante el reinado de Sancho III

de Pamplona, interviniendo en las mismas maestros navarros aportando una nueva con-

cepción arquitectónica relacionada con la espiritualidad del peregrinar a Santiago de

Siendo ya rey de Aragón Alfonso I (1104-1134), el partido indigenista y el obispo Esteban obtenían del

rey el favor o privilegio perdido en tiempos del obispo infante García de Jaca, victoria que se tradujo en

una acción conjunta del rey, el obispo Esteban y los nobles barbastrenses que, de común acuerdo,

expulsaron violentamente de Barbastro al obispo Ramón Guillermo (1104-1126), el conocido como San

Ramón de Roda (que se conmemora el 21 de junio), reduciendo la jurisdicción eclesiástica episcopal a la

sola sede de Roda, incorporando a Huesca las tierras entre el Alcanadre y el Cinca.

El obispado rotense se trasladó a su nueva sede de Lérida cuando esta ciudad fue reconquistada en el

año 1148, lo cual significó ya la paulatina desaparición de la apartada sede ribagorzana, si bien la iglesia

de Roda de Isábena conservó el título de sede catedralicia y un capítulo catedralicio de ocho miembros

bajo la dirección de un prior. Ello implicó también la anexión al obispado de Lérida de las diócesis de

Ribagorza, la comarca oscense de la Litera y la ribera del Cinca.

En el siglo XIV perderá definitivamente Roda su carácter episcopal quedando allí en adelante tan sólo

un priorato con cierto dominio y con la jurisdicción de algunas parroquias. A mediados del siglo XIX,

Roda pasó a ser una más de las parroquias del entonces obispado de Lérida.

El territorio inicial del obispado o diócesis de Roda de Isábena coincidía con el del condado de Pallars y

Ribagorza, zona no sometida a los musulmanes y zona muy disputada en mucho tiempo por estas fechas.

Así, el obispado de Urgel pronto se ocupó de la casi totalidad de los dos territorios (alto y bajo) de Pallars

y más tarde de los valles de Bohí y Barrabés, así como también, en 1004, una parte del Sobrarbe, con el

valle de Gistaín, fue unida a Huesca. En 1203, a raíz del traslado a Lérida, la zona de Barbastro, la Bar-

batania, también fue anexionada a Huesca.

En 1573 se separó el arciprestazgo de Benasque, que fue unido a la diócesis de nueva creación de

Barbastro, de manera que la parte del obispado de Lérida que procedía del antiguo obispado de Roda fue

quedando reducida a una franja que recorría hacia el norte el río Noguera Ribagorzana. Finalmente, la

casi totalidad de este antiguo obispado fue traspasada al actual obispado de Barbastro-Monzón, quedando

como único residuo del viejo obispado una serie de parroquias (hoy en día la mayoría cerradas y en

desuso y muy alejadas de su sede) que pertenecían al obispado de Lérida y que actualmente pertenecen a

la diócesis de Barbastro-Monzón.

98

San Valero, de quien San Vicente mártir (de Diocleciano) fue discípulo y diácono en Zaragoza, fue

obispo de esta sede en el siglo IV y está catalogado como santo confesor, siendo el patrono de Zaragoza,

donde se veneran sus reliquias. Si fiesta se celebra el 29 de enero, siendo tradicional en esta fecha una

tradicional degustación de unos peculiares roscones, por lo que se dice: “San Valero, ventolero y ros-

conero”.

San Valero de Zaragoza, del que apenas se conserva alguna documentación, participó en el concilio de

Elvira, en los primeros años del siglo IV. El poeta Prudencio (de finales del siglo IV y comienzos del V)

nos cuenta que San Vicente estuvo a su servicio como diácono.

Cuenta la tradición (un tanto novelesca) que San Valero era de dificultoso hablar, por lo que los per-

seguidores, del tribunal romano que lo juzgó junto a San Vicente en Valencia, acabaron fijando su

atención en el joven y fogoso diácono, siendo muerto por su audaz y valiente discurso, de enardecida pre-

dicación. A San Valero lo dejaron con vida.

Cuando empezaba Aragón a ser reino, pasadas ya las más dramáticas épocas musulmanas en la zona,

hubo noticias de que se habían descubiertos los restos de San Valero en tierras pirenaicas. Y su supuso

que ello se debía a que el santo obispo había sido exiliado a esas tierras señaladas como poco hospi-

talarias. Fue en el año 1050 cuando los restos o reliquias de San Valero fueron llevadas a la catedral de

Roda de Isábena, que era entonces la principal sede eclesiástica de Aragón. Posteriormente (entre 1118 y

1170) fueron llevadas las reliquias del Santo a Zaragoza. En 1170, reinando Alfonso II de Aragón, el

Casto, llegó a Zaragoza el cráneo de San Valero.

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~ 48 ~

Compostela: un edificio (proyectado) de tres naves con cabecera triple de ábsides semi-

circulares precedidos de tramo recto.99

99

El más septentrional está actualmente reformado. Al lado sur se levanta una torre. A comienzos del

siglo XII se alzaron las tres naves y se construyeron criptas en los ábsides, para lo cual fue necesario alzar

el pavimento. La portada, que se encuentra en el muro sur, data del siglo XIII y tiene un pórtico moderno.

La división de las naves se produce mediante pilares cruciformes en los que descansan las bóvedas de

arista de las naves laterales y la de cañón apuntado de la nave central. El pavimento presenta diferentes

niveles dada la presencia de una tribuna, los accesos a la cripta y la presencia de la misma en la cabecera.

La cubrición de los ábsides se realiza por medio de bóvedas de cañón apuntadas en el presbiterio, y

bóvedas de cuarto de esfera en la central, que si bien está oculta por el retablo barroco, se puede apreciar

si lo rodeamos.

Tres criptas en niveles diferentes se hallan bajo la cabecera. La cripta central o Cripta de San Ramón es

la más compleja y amplia, puesto que consta de tres naves con cabecera semicircular, siendo su principal

peculiaridad el hecho de que la cripta se encuentra descubierta y casi al mismo nivel que la nave central,

lo que obligó a sobreelevar el altar. Ello fue debido a la dificultad para excavarla en la roca sobre la que

se asienta el conjunto. En el ábside sur se ha descubierto una cripta recientemente y la del lado norte,

conocida como Archivo y Sala del Tesoro, presenta interesantes pinturas murales románicas.

En el lado norte se sitúa el precioso claustro, de planta trapezoidal y arquerías de medio punto en las

que descansa un tejado que vierte al interior en un aljibe, que recoge el agua de lluvia. Las columnas del

claustro son únicas y tienen capiteles de sencilla decoración. En torno a éste se distribuyen dependencias

catedralicias: la Sala Capitular y el Refectorio, además de una capilla llamada de San Agustín. Esta es-

tancia, de planta rectangular y ábside semicircular, está decorada con pintura mural.

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~ 49 ~

URGEL

En Urgel ocurrió un hecho triste. El obispo Ermengol,100

de esta sede, murió acciden-

talmente al caerse de un puente en construcción sobre el río Segre.101

Este obispo había

consagrado recientemente, el 21 de septiembre, la iglesia del monasterio de San Pedro

de Portella,102

habiendo estado presentes en dicha consagración el arzobispo Guifré de

Narbona, y el obispo de Carcasona, que también se llama Guifré. En la misma celebra-

ción fue ordenado para obispo de Barcelona Guilabert, que es también regente vizconde

de Barcelona.103

También cabe destacar que en la iglesia de San Pedro de Portella queda

fundada una cofradía, que tiene mucho que ver con la promoción de carácter social de la

zona, mejorada en sus condiciones de vida y en el fomento de las vías de comunicación.

Ermengol era hijo de los vizcondes del Conflent Bernardo y Guisla. Sucedió a su tío

el obispo Sala.104

También había consagrado la iglesia de San Julián de Coarner (año

1024).

100

San Ermengol, venerado como tal al poco tiempo de su muerte. Es el patrono de la diócesis de Urgel.

Se conmemora el 3 de noviembre. Su pontificado como obispo de Urgel se prolongó durante los años

1010-1035. Comenzó la construcción de la nueva catedral de Urgel, consagrada en su momento (año

1040) por su sucesor el obispo Eribau.

101

Este puente era de importancia para comunicar con la Cerdaña.

102

En el término de La Quart (Barcelona), en la comarca del Berguedá.

103

Guilabert (o Guislabert) de Barcelona (1035-1062) era hijo de los vizcondes Udalard y Riquilda (hija

del conde Borrell II de Barcelona). Antes de ser sacerdote había estado casado y tuvo tres hijos. Siendo ya

obispo consagró varias iglesias, entre ellas la de Sant Pere de Reixac. Asistió al concilio de Narbona del

año 1043 en el que se dieron anatemas contra los usurpadores de bienes del monasterio de Cuixà. Se su-

blevó contra el conde Ramón Berenguer I. Consagró la catedral románica de Barcelona sufragada por los

condes Ramón Berenguer I y Almodis.

104

Mencionado por primera vez como obispo de Urgel el 2 de marzo del año 981. Hijo de Isarn y Ranlo,

vizcondes de Conflent, donde nació, es sin duda una de las figuras más relevantes de la Iglesia en Cata-

luña de esos tiempos. Fue bastante constructor y restaurador de iglesias, cosa a la que también se dedicó

mucho su sucesor Ermengol.

Mantuvo muy buenas relaciones con los condes de Barcelona y Urgel. En el año 1001 acompañó a

Ermengol I de Urgel a Roma, donde obtuvo del Papa Silvestre II una bula de inmunidad y de confor-

mación de bienes para la Iglesia de la Seu, bula escrita en papiro y que se conserva todavía. Unos años

después, antes del 1003, pactó con el mencionado conde un acuerdo que, mediante una contribución pe-

cuniaria y la promesa de fidelidad, garantizó al sobrino (San) Ermengol, hijo de su hermano Bernardo, la

sucesión episcopal. Un conflicto con la condesa Ermengarda de Cerdaña y sus consejeros, en el año 991,

llevado a la vez con energía y prudencia, parece haber constituido un episodio pasajero y sin conse-

cuencias de ninguna gravedad, aun desconociendo el desenlace final.

En su largo pontificado (981-1010), el patrimonio de la Iglesia de Urgel experimentó un aumento consi-

derable, especialmente en la Cerdaña y en el alto Urgel. Por otro lado, la adquisición de los alodios con-

dales de los valles de Andorra, cedidos por el conde Borrell II de Barcelona a cambio de otros bienes, en

el año 988, hizo posible el nacimiento y la consolidación señorial del obispado en aquellas tierras.

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Planeó, dirigió y ejecutó personalmente la reconquista de Guisona,105

arrebatándosela

a los moros en el año 1020, construyéndose aquí un palacio residencial. Obtuvo del Pa-

pa Benedicto VIII (1012-1024) una bula de confirmación de las pertenencias y de los

límites territoriales del obispado, entre los que pueden mencionarse tierras de Ribagor-

za. Esto explica su intervención destacada en la elección y consagración del obispo Bo-

rrell de Roda (año 1017), y la promesa de fidelidad que éste le prestó como su superior

jerárquico en aquella ocasión.

El Santo obispo Ermengol de Urgel

105

Provincia de Lérida, en la comarca de la Segarra. También fue reconquistado por los cristianos el cas-

tillo de Santa Linya en Noguera (Lérida), concediendo los condes de Urgel carta de población a la zona.

Fue pujante y dinámica la vida catalana de estos tiempos, tanto en lo referente a los condados como a los

obispados y a las poblaciones.

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Tortosa SE CONSTITUYE

EN REINO DE TAIFA

El de Tortosa106

es un pequeño reino, uno más de los que se forman tras desintegrarse

el califato de Córdoba. De cora andalusí se pasa aquí a reino, siendo su rey Muqatil

Muizz ad-Dawla, después de haber dominado la zona el amirí Labib.107

106

Turtusha la llamaron los musulmanes, situada cerca del Delta del Ebro, en la desembocadura de este

caudaloso río.

107

Con el tiempo dominarán este pequeño reino los de taifa de Zaragoza y Játiva. Finalmente será zona

plenamente catalana.

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REINO DE TAIFA

DE MÁLAGA

Yahya al-Mutali,108

contando con el apoyo de los ziríes de Granada, constituidos allí

en reino de taifa, reinó con su título de califa en vez de tan sólo como emir o rey en su

taifa de Málaga. Yahya al-Mutali se caracteriza por estar enfrentado a los abadíes que

dominan la taifa de Sevilla, contra la cual se hizo con cierto dominio sobre el reino de

taifa de Carmona. Pero Yahya al-Mutali murió en este año 1035, quedando su territorio

dividido en dos partes que pasan a ser consideradas respectivamente como reino de taifa

propiamente de Málaga, regida por Idris al-Mutaayyad, hermano de Yahya, y el reino de

taifa de Algeciras, regido por Muhammad ibn al-Qasim ibn Hammud al-Mahdi, sobrino

de Yahya.

108

Bereber de la dinastía hammudí, que fue el noveno califa de Córdoba y había sido expulsado de allí en

el año 1026.

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CÓRDOBA

El 11 de abril, a la edad de 43 años, por un ataque de apoplejía, murió en Córdoba el

poeta Ibn Shuhayd, del que, a pesar de ser un libertino, podemos decir que ha de consi-

derarse como uno de los grandes literatos de Al-Ándalus.109

Destaca sobre todo como

autor de la célebre risala titulada Epístola de los genios.110

Fue muy amigo de Ibn Hazm, ambos pro-omeyas, y su escuela literaria fue muy hostil

a la sociedad musulmana que le tocó vivir, siendo sobre todo muy contrario a los bere-

beres.111

Su vida transcurrió en plena fitna andalusí y en los momentos más desinte-

gradores del califato de Córdoba. La poesía de Ibn Shuhayd tiene mucho de trasfondo

histórico (y político).

Ibn Shuhayd era hijo de un ministro de Almanzor. Se crió en la complaciente intimi-

dad palaciega. Aspiró a ser secretario canciller del califato, pero la limitación de sus ma-

les auditivos o sordera lo impidió. Ibn Shuhayd lo sufrió amargamente contribuyendo

todo ello a su introspección, una introspección que le exacerbó neuróticamente su tem-

peramento y su genio artístico.112

109

Abū 'Āmir ibn Šuhayd, de linaje aristocrático árabe vinculado a la dinastía omeya, cultivó la poesía

áulica dedicada a los califas y magnates cordobeses; además, cultivó también otros géneros, como la ele-

gía, la sátira, el poema báquico o el descriptivo.

110

Esta obra está considerada como una de las obras maestras de la literatura andalusí, tanto por su con-

tenido como por su invención: un viaje al país donde habitan los genios inspiradores de los poetas y pro-

sistas, e incluso de los críticos, da lugar a la exposición de unas teorías literarias que resultan sorpren-

dentes por su originalidad para la época. Puede decirse que se trata de una obra precursora de la Divina

Comedia de Dante.

La obra fue compuesta hacia el año 1025, en plena crisis política califal y andalusí. El poeta muestra en

ella su espíritu crítico, inconformista, que cuestiona muchas de las ideas recibidas y transmitidas por la

filología de su tiempo. Así, los filólogos son los peor parados en su composición, frente al criterio de los

grandes poetas que, según él, conocen mejor los secretos de la escritura poética por haber tenido que

resolver las grandes dificultades que exige la composición de poemas en la literatura árabe. Y todo ello a

causa de que la escritura de la poesía árabe requiere resolver multitud de problemas técnicos: desde nece-

sidades de estructura, servidumbres de la rima, rigor en la medida de los pies debido a la métrica cuan-

titativa y reiteración de lugares comunes sin caer en el plagio, lo que hacían de la poesía una disciplina

extremadamente exigente y muy apreciada por la sociedad islámica.

111

Llegó a ser el eje de la sociedad literaria cordobesa, con mucho influjo andalusí, y podemos presumir

que sería durante sus años juveniles cuando estableció amistades con príncipes, visires y literatos, muchos

de los cuales impulsarían después la creación de un cenáculo literario cuya cabeza y representante era él,

siendo el más crítico de todos, más que el célebre Ibn Hazm.

112

Huérfano a los 13 años de edad, ya había experimentado el primer sinsabor en su carrera, puesto que

su suerte, por esa causa, estaba unida a la de los amiríes. Aunque él no se diera cuenta comenzaba a con-

templar la tragedia del islamismo español por la fitna que durante casi un cuarto de siglo bastaría para

extinguir el califato y arruinar su capital, Córdoba.

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Aunque tuvo solicitudes varias para cambiar de residencia, permaneció siempre muy

vinculado a su amada Córdoba, aunque se lo pasó fatal cuando la ciudad estuvo salva-

jemente asediada por los bereberes, asedio que acabó con el saqueo y la destrucción de

Medina Azahara, incendiada el 9 de mayo del año 1013, resultando entonces la rendi-

ción de la ciudad. Corrió mucha sangre.113

Ibn Shuhayd, pasada ya su adolescencia, empezó a tener una forma de vida muy dife-

rente a la que le hubiera deseado su padre. Llevó una vida libertina y escandalosa, tanto

que sus muchos enemigos aumentaron, reacios a su pedantería en el hablar y en el com-

portarse.114

Ciertamente llevó una vida desenfrenada, de pésima reputación. Sus ataques

hacia muchas personas en sus discursos o alocuciones le crearon muchos enemigos.115

Su poesía, aunque de elevada calidad, no dejó de ser obscena, lo cual, sin embargo, le

aportó notoriedad. En su risala dice que “desde que aprendí las primeras letras, los es-

critores me atraían y me enamoré de la composición de discursos. Frecuentaba las reu-

niones y me sentaba a los pies de los maestros, de modo que la vena de mi entendi-

miento latía y la arteria de mi conocimiento se llenaba de sustancia espiritual. Una pe-

queña ojeada me sobraba, y con sólo consultar los libros me servía, porque el pellejo

de la erudición ya tenía su cubierta”. Las opiniones de Ibn Shuhayd sobre los bereberes no podía constituir una recomen-

dación para el califa, quién, por otra parte, era incapaz de comprender su poesía. Pero

mientras estas circunstancias contribuyeron a su descrédito, no hay duda de que sus ene-

migos se aprovecharon de su notorio libertinaje para procurar su reclusión en prisión.

Durante su estancia en la cárcel, compuso el poeta uno de sus más célebres poemas,

defendiéndose contra la acusación de frivolidad al alegar que su única culpa era la de

sentirse feliz solamente cuando componía versos. Expone en su contexto que la poesía

constituye la satisfacción de una imperiosa necesidad psicológica. El resultado de su

poema es un irónico comentario a la incultura de los régulos bereberes al encarcelarle

por su exaltado amor a la poesía bajo el pretexto de escarmentarle.

Fue liberado cuando comenzó el reinado de Al-Qasim, que duró tres años como califa,

y entonces hubo una cierta tranquilidad, aunque no mucha, en Al-Ándalus. Este período

de cierta paz sufrió una sola interrupción, cuando el pretendiente omeya Abderramán IV

se sublevó contra el gobierno. Los bereberes granadinos –como podemos recordar– ase-

sinaron al pretendiente a califa antes de que llegara a Córdoba.

113

Parece ser que perecieron más de 20.000 cordobeses. Ya vimos las descripciones de Ibn Hazm desde

su refugio en Almería.

114

En una ocasión, contra un personaje influyente, de nombre Ibn Fath, escribió: “Este mono no es una

persona digna de ser aludida con palabras excelentes, ni tratado con fina elocuencia. Sería mejor que su

retrato fuera expuesto a la entrada de una tienda o en una casa de baño con la corona de una palmera

que saliese de su trasero y una colmena de abejas entre el follaje, o podría ser retratado en un sello

montado en un puerco y atormentado por un avispero en el ano”.

115

Los enemigos del poeta se mostraban implacables en sus esfuerzos para desacreditarle, siendo proba-

blemente entre los años 1016-1023 cuando esos esfuerzos tuvieron más éxito.

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~ 55 ~

El regreso de Ibn Hazm a Córdoba (año 1019), tras seis años de ausencia, reforzó la

mutua amistad entre ambos poetas, pero la fitna lo arruinaba todo, también lo literario,

que tuvo que encauzarse más bien por el género epistolar. Un tempestuoso día, visitan-

do Ibn Shuhayd a Ibn Hazm, éste le improvisó la siguiente respuesta: “Si el mundo nos

separara como el océano separa los continentes, y el cielo resplandeciera con el re-

lámpago y nos aturdiera con el trueno, el amor que siento por ti descubriría un sendero

que me llevará a tu lado; porque ningún obstáculo podría impedirme llegar hasta ti”.

El período creador más fructífero de Ibn Shuhayd fue precisamente el de los cinco

años anteriores al de su muerte, cuando sufría ataques de apoplejía, falleciendo en uno

de esos.

A principios de septiembre del año 1034 su salud empeoró seriamente. Parece justi-

ficado suponer que experimentó los síntomas propios de la hemiplejia: la parálisis de

uno de sus costados y una lesión en el lado opuesto del cerebro. Sin embargo, podía mo-

verse, apoyándose en un bastón.

En este último año de su vida compuso no menos de 10 poemas, incluyendo su obra

maestra, la Epístola de los genios. En esos poemas aparece la genuina genialidad de Ibn

Shuhayd, contándonos los sucesivos estados de ánimo por los que pasaba.

Los temas de esos poemas versan sobre la amistad y la muerte. La amistad, tema del

que nos ofrece rico anecdotario, significaba mucho para Ibn Shuhayd. Antes de que em-

peorara su salud oyó que su amigo Abu Yafar Ibn al-Lama (que fue secretario canciller

del califato cordobés) estaba a punto de morir, y compuso una elegía, siendo el tono pa-

tético de la misma como un preludio de la muerte que a él mismo le sobrevendría pron-

to.

De que Ibn Shuhayd tenía afeminamiento no cabe la menor duda y él no lo disimula

en su poesía, destacándolo mucho en el último tramo de su vida, cuando ya presentía su

muerte y estuvo frenética y apasionadamente enamorado de un joven o efebo llamado

Amr. Hay sentimientos de desesperanza hacia él, como describe al escribirle a su amigo

Ibn Hazm:

Saluda a todos los amigos, y especialmente a Amr con la más pura luz de sa-

lutación. Y dile: Oh la persona más querida para mí entre toda la gente y la más

digna de honor. Dios sea contigo: te lo desea un hombre impedido a quien el

Destino ha impuesto un amor irreprochable. Tu amor fue una lluvia mañanera

llena de perfume; Dios no permita que mi amor por ti tenga nada vituperable, si

la muerte cruel quiere que el más propicio de nosotros sea el primero en morir.

Dios te proteja, yo estoy conforme en ser el primero. Si la tierra desea un cuerpo

para consumirlo, permite que ese cuerpo sea el mío y que esta honra que se me

hace te sirva a ti de rescate. Hemos vivido algún tiempo como dos amigos, con

su amor sincero, hasta que se levantó el pájaro de mal agüero anunciando nues-

tra separación. Las vicisitudes del tiempo han roto violentamente nuestra amis-

tad y no han servido de nada ni mi voluntad ni mi estrella.

Este poema se lo dedicó a Amr:

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~ 56 ~

Entre ellos tengo una estrella, cuyo poniente está en mi corazón, y su oriente

en mis entrañas. Dios sabe que yo jamás me separo de él sin que en mi pecho

sienta un ardor apasionado.

Durante este tiempo envió una epístola, a sus amigos que le escribían regularmente

durante el curso de su enfermedad. El poema introduce el tema de su propia muerte que

ya no duda ser inevitable:

Aquí está mi carta, escrita mientras la mano de la muerte me expulsa de la vida

con vuestro recuerdo aún vivo en mi corazón. Si he cumplido en mi vida con

escasez respecto a lo que vosotros teníais derecho, ahora voy a Dios sin derecho

ni vida. Me aflijo por las resplandecientes estrellas acerca de las cuales nunca di-

je la verdad, sino que la luna se hizo más oscura que el brillo de aquellas. Salu-

dad a Almanzor, el mejor de los que se aplicaron a vengar al pueblo musulmán

haciéndolo prevalecer. Y unid otro saludo para al-Muzafar [el hijo de Alman-

zor], porque representó el triunfo y la victoria.

Al final del poema el recuerdo de Amr aumenta su angustia:

Lo extraño es que tengo en mi pecho una pasión ardiente como las chispas que

vuelan de las ascuas, que me agita mientras que la muerte excava en mi vida y

me perturba cuando tengo el alma en la boca.

Durante sus últimos meses de vida Ibn Shuhayd había conservado la capacidad de

moverse, pero luego, veinte días antes de su muerte, sufrió un ataque fulminante, que le

dejó tan malparado que tenía que ser llevado muy cautelosamente en litera, porque se

asfixiaba y sentía agudos dolores al recostarse. Shuhayd llegó a desesperarse y pensó en

suicidarse. Renunció a ello superándose y compuso el poema en el que cuenta cómo lo

logró:

Lloro por mi alma y me lamento por su nobleza,

pues en la adversidad he pensado matarla.

Acepto la sentencia del Señor,

en cualquier situación, y sus decretos:

de su justicia estoy seguro.

Inválido, en mi casa permanezco;

a mi lado el bastón, como requiere

una pierna que ha debilitado la enfermedad;

y lloro la grandeza de un ser humano

que actúa como un niño en cuya mano

el mal puso una espada.

¡A cuantos oponentes he rechazado!

¡Cuántas tristezas he aliviado!

¡De cuantas casas fui la lluvia en la sequía!

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~ 57 ~

¡Y cuanta poesía moribunda

resucité en discursos cuyo mérito nadie ignora!

¿Quién dirá a los amigos que su hermano

un espantoso golpe, sin igual, ha recibido?

Llegue a vosotros el saludo de un amigo

que ha mordido la muerte, mas no olvida

los ojos que sus flechas le clavaron,

y que os habla

mientras la mano de la muerte

va arrancándole el alma.

¡Ah!, dentro de ella hay un amor

que hace más llevadero verse privado de la vida.

No todas las facultades de Shuhayd quedaron lastimadas por su ataque más fulmi-

nante: las de pensar y hablar seguían funcionando normalmente, de modo que podía en-

contrar alivio a su dolor en la conversación y en la composición poética. Sus pensa-

mientos se concentraban sobre la naturaleza y sentido de su enfermedad, creyendo que

Dios le castigaba con ella para que pudiera expiar sus pecados mediante el sufrimiento.

Aquí, otra vez más, aparece evidente la contraposición complicada y paradójica de su

carácter, pues aunque ya era físicamente incapaz de pecar, no le había abandonado, sin

embargo, la habitual concupiscencia.

No obstante, sintiéndose purificado por sus sufrimientos, Ibn Shuhayd logró producir

su obra maestra, en este poema tranquilo y abnegado116

dirigido a su amigo ibn Hazm:

Viendo que la vida me ha vuelto la cara y sintiendo que la muerte va inexo-

rablemente a atraparme, sólo desearía poder vivir en una cueva situada en el más

alto lugar donde sopla el viento, en la cima de una montaña, solitario por lo que

me queda de vida, nutriéndome con granos caídos y agua de las grietas. Amigos

míos: todos prueban el sabor de la muerte una vez, pero yo, en verdad, lo he pro-

bado cincuenta veces. Ahora, cuando estoy a punto de partir, parece como si no

hubiera obtenido del mundo más de lo que dura el fulgor de un relámpago.

¿Quién informará de mi estado a Ibn Hazm, el que fue mi ayuda en todas mis tri-

bulaciones?

Fue entonces cuando instruyó a su amigo Ibn Hazm para que pronunciara su oración

fúnebre. El poema derrocha pasión a raudales hasta alcanzar una intensidad que po-

dríamos calificar de incandescente al suplicarle por esa oración: “Emociona con ella,

por Dios, a nuestros espíritus afines, ardientes y hermosos, cuando me entierren”.

No obstante, la exaltación sentimental queda controlada y, en el último verso, el poe-

ma queda resuelto en su totalidad básica, cuando el poeta, sacudida su memoria por ha-

ber evocado la música, reza impetrando el perdón divino:

116

Que puede ser considerado como uno de los mejores de la poesía árabe andalusí.

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~ 58 ~

Confío en que Dios, al apreciar lo que realmente soy, me perdone lo que mere-

cen los pecados que cometí contra Él. Yo le miro mientras la muerte me aprieta,

y encuentro alivio mientras me estoy debatiendo en mis últimos respiros.

Fue entonces cuando Ibn Shuhayd dio las últimas instrucciones para su entierro.117

Luego, en un último poema, revisa toda su vida y se despide de sus amigos.

Ibn Shuhayd cantó los placeres de la vida: el amor, el vino, la caza, el sentimiento

grato de la naturaleza…, todo aquello que reflejaban su forma de vivir, su evidente acti-

vidad báquica y bisexual, su actitud en contra de lo socialmente establecido. En uno de

sus poemas,118

tras describir una fiesta con jóvenes mujeres en flor, aparece un paje real,

un efebo adolescente y afeminado:

Yo le seguí hasta la puerta de su casa,

porque hay que seguir a la pieza hasta alcanzarla,

le até con mis riendas

y fue dócil a mi bocado.

Fui a beber a los pozos del deseo

y pasé por encima de la vileza del pecado...

Podemos repasar y dar cuenta de cómo ha venido siendo hasta el momento la litera-

tura andalusí.119

Desde mediados del siglo X, si no antes, fue madurando y progresando el mundo

cultural andalusí, siendo patente su despertar científico, médico, literario, filosófico,

teológico, artístico… Al-Ándalus fue territorio de gente por lo general culta, más o me-

nos refinada, siendo muy común que la gente supiera leer y escribir, cosa que no ocurría

así en el resto de Europa en esos tiempos. Hubo verdadero culto a los libros, tanto entre

los musulmanes como entre los cristianos o mozárabes y entre los judíos o sefardíes. La

más importante biblioteca medieval europea fue la de Alhakén II.120

Eran habituales las

bibliotecas en muchos domicilios y era rara la casa en la que no hubiera al menos uno o

varios libros. Había mucho cultivo y afición a la poesía. Eran frecuentes y muy gene-

ralizados los recitales, no sólo en Córdoba sino también en ciudades como Sevilla, To-

ledo, Badajoz, Zaragoza, Almería, Murcia, etc. La lírica andalusí tuvo mucha expan-

sión, influyendo mucho hasta en tierras lejanas. Los temas giraban en torno a los jardi-

117

Fue enterrado en su propio jardín, cubierto por un gran manto de flores.

118

Diwan.

119

Garulo, T. (1998): La literatura árabe de Al-Ándalus durante el siglo XI, Madrid, Hiperión; Vernet, J.

(2002): Literatura árabe, Barcelona, El Acantilado.

120

Parece ser que contuvo unos 400.000 libros, muchos de ellos únicos.

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~ 59 ~

nes y las flores o en referencia a la naturaleza en general y al amor. Lo mismo abun-

daron los panegíricos, las elegías, la poesía filosófica, etc.

En cualquiera de los temas, los poetas andalusíes, al igual que los orientales, com-

ponían sus casidas llenas de metáforas variadísimas y hasta rebuscadas.121

Igualmente

surgieron y se desarrollaron otras típicas composiciones, como el zéjel122

y la moaxa-

ca.123

Son formas líricas populares relacionadas con la música que suponen una ruptura

con la rigidez de los poemas clásicos como la casida.

Las moaxacas son bastante diversas, se prestan fácilmente al canto y expresan sobre

todo temas delicados o ligeros (el amor, los placeres, las descripciones de la naturaleza,

la comida, el vino…). Una moaxaca es un poema de cinco o más estrofas que en con-

junto forman una jarcha,124

rimando tres versos entre sí y dos más que riman con el es-

tribillo.125

121

Composiciones de 30 a 120 versos de idéntico metro, acabados todos con la misma rima. Muchas de

las casidas nos resultan difíciles a nuestros oídos o a nuestra sensibilidad de hoy, siéndonos extrañas sus

posibles interpretaciones.

122

De composición muy semejante a la de los primitivos villancicos castellanos. Se basa en un estribillo

o jarcha (“salida”) asonantado, sin número fijo de versos, y una mudanza de cuatro versos, rimando con

el estribillo el último de ellos.

123

El nombre hacer referencia a los collares femeninos.

124

Estribillo o refrán, en donde se mezclaron las lenguas mozárabe, hebrea y árabe del pueblo, constitu-

yéndose así en una de las primeras manifestaciones de poesía en lengua romance de España.

125

Las normas de esta composición fueron fijadas a finales del siglo IX por el poeta Ibn Hammud Al-

Qabri, conocido como “el Ciego de Cabra”.

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~ 60 ~

BARCELONA

Murió el conde Berenguer Ramón I de Barcelona.126

Tenía 30 años de edad. Al morir

su padre (año 1017), Ramón Borrell, siendo Berenguer Ramón todavía menor de edad,

su madre, Ermesenda fue su tutora y regente hasta 1023. Pero cuando Berenguer Ramón

llegó a la mayoría de edad no empezó a gobernar en solitario, sino que Ermesenda si-

guió del todo asociada al gobierno.

En el año 1021, con 16 años de edad, contrajo matrimonio con Sancha Sánchez, de 15

años de edad, hija del conde Sancho García de Castilla, de la que nacieron dos hijos:

Ramón Berenguer (primogénito en 1023) y Sancho.

Sancha Sánchez murió en 1027, con 21 años de edad, y Berenguer Ramón, con 22

años de edad, volvió a casarse de nuevo, con Guisla de Lluça, hija del veguer127

de

Balsareny.128

En 1028 tuvieron un hijo, al que pusieron por nombre Guillermo.

Berenguer Ramón I pasa a la historia como hombre ecuánime y de paz, bien relacio-

nado en este sentido con los demás condes de su entorno, igual que podemos destacar

sus buenas relaciones con la Santa Sede, a donde realizó un viaje en el año 1032, cuan-

do Benedicto IX sucedió a Juan XIX.

Además, viajó en diversas ocasiones a Zaragoza y a los territorios navarros para tener

encuentros con Sancho III de Pamplona y unificó criterios de relaciones políticas con

los condes de Tolosa (Toulouse, en Occitania). Entre otros hombres de confianza de Be-

renguer Ramón I podemos destacar a Oliba, abad y obispo de Vich.

En el año 1025, decretó que se liberase a los propietarios de tierras de cualquier vin-

culación jurisdiccional que no fuera la del condado barcelonés e igualmente los liberó

de impuestos.

De todos modos, el carácter de Berenguer Ramón I era débil e indeciso. Además, su

política de paz con los musulmanes fue contraria a los deseos de los nobles más beli-

cosos, que ven en la guerra la única forma o la mejor para conseguir gloria y riquezas.

Por eso se las tuvo que entender dificultosamente con algunos nobles actuando al mar-

gen del poder condal de Barcelona. Su madre, Ermesenda, sin embargo, más enérgica y

decidida, impone más autoridad. No obstante, su condición de mujer le impide ejercer

militarmente como se debiera, sin llevar a cabo las expediciones militares que desearían

los aristócratas más guerreros.

126

Apodado el Curvo (el Corbat, en catalán). Hijo de Ramón Borrell y de Ermesenda de Carcasona.

127

Magistrado o juez que actuaba en representación del conde, cuyas competencias variaban en Cataluña

según zonas y momentos.

La veguería (vicaría) era una forma de jurisdicción administrativa medieval que se dio en el sur de

Francia (Occitania) y en Cataluña.

128

Provincia de Barcelona.

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~ 61 ~

A su muerte, Berenguer Ramón I ha repartido sus dominios entre sus hijos, tocándole

Gerona y Barcelona (hasta el Llobregat) a Ramón Berenguer I, el territorio fronterizo

desde el Llobregat hasta los dominios aún musulmanes a Sancho (formándose así el

condado del Penedés, con capital en Olèrdola) y siendo finalmente el territorio de Osona

para Guillermo.

Berenguer Ramón I

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~ 62 ~

CONDADO DE FLANDES

El 30 de mayo murió el conde Balduino IV de Flandes, cuando tenía 55 años de edad,

siendo titular del condado durante 48 años, desde el año 987. Era hijo de Arnulfo II de

Flandes y de Rozala de Italia.

Al contrario que sus predecesores, Balduino centró su atención hacia el este y el norte

del condado, donde se hizo de feudos, delegando el gobierno en el sur de sus dominios a

los condes de Guînes, de Hesdin y de Saint Pol, vasallos suyos.

Zelanda, en el norte, la recibió como feudo del emperador Enrique II.129

En los terri-

torios franceses del condado supo mantener su supremacía. Llevó a cabo una buena la-

bor de repoblación costera y amplió el puerto de Brujas y la ciudad misma.

Contrajo matrimonio en primeras nupcias de Ogiva de Luxemburgo, hija de Federico

de Luxemburgo, naciendo de este matrimonio su hijo y heredero Balduino V (23 años

de edad).

Mas tarde, al enviudar, se casó con Leonor de Normandía, hija de Ricardo II de Nor-

mandía, de la que nació Judit.130

129

San Enrique.

130

La cual se casará, en 1051, con Tostig Godwinson y, de nuevo, al enviudar, con Güelfo I de Baviera.

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~ 63 ~

DUCADO DE NORMANDÍA

El 3 de julio, con 21 años de edad, murió el duque Roberto I de Normandía, que go-

bernó durante 18 años, desde agosto de 1027, siendo su señor feudal el rey Enrique I de

Francia.131

131

La temprana muerte de Roberto I de Normandía, hizo que Normandía se viera sumida en un pro-

longado caos sucesorio, que sólo se resolverá en la batalla de Val-ès- Dunes (año 1047). Roberto I, de Ar-

lette de Falaisse, tuvo (ilegítimos) una hija (Adela de Normandía) y Guillermo I de Inglaterra.

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~ 64 ~

SHAFTESBURY

En Shaftesbury (condado inglés de Dorset) murió el rey Canuto,132

el 12 de noviem-

bre, cuando tenía 40 años de edad, recibiendo sepultura en la catedral de Winchester.

Canuto fue el segundo de los hijos varones del vikingo danés Svend I, siendo su ma-

dre la polaca Swietoslawa (conocida como Gunhilda a partir de su matrimonio), que era

hija de Miecislao I de Polonia.

Acompañó a su padre durante su exitosa invasión a Inglaterra (en agosto de 1013), y a

la muerte de éste (3 de febrero de 1014), fue proclamado rey de Inglaterra por la tropas

danesas, pero regresó a Dinamarca (abril de 1014), aprovechando entonces el destrona-

do y exiliado rey inglés Etelredo II el Indeciso para volver a Inglaterra y ser allí procla-

mado rey de nuevo por la Witenagemont o asamblea de nobles ingleses.

En agosto de 1015, Canuto volvió a invadir Inglaterra. Se entablaron indecisas bata-

llas contra Etelredo II y, desde abril del año 1016, contra su hijo Edmundo II (Brazo de

Hierro). Todo se decidió a favor de Canuto en la batalla de Assandun133

(octubre del

año 1016). Entonces ambas partes se entrevistan (en una isla del río Severn) y se llegó a

un acuerdo por el cual Edmundo II y Canuto se dividieron el reino en dos partes iguales,

pero la muerte de Edmundo (noviembre de 1016) dejó a Canuto como el único rey de

Inglaterra, siendo aclamado soberano por la Witenagemot en enero del año 1017.

Canuto se casó (a la manera legal danesa) con Aelfgifu Aelfhelmsdotter (considerada

concubina por la eclesiástica legislación canónica). Los hijos fueron Sveinn y Haroldo.

Para consolidarse en Inglaterra, Canuto decidió casarse con la reina madre, viuda de

Etelredo II, la bella Emma de Normandía (2 de julio de 1017), lo que fue muy útil al

132

Canuto II el Grande, de Dinamarca, Inglaterra y Noruega. En 1018 muere su hermano mayor, el

rey Harald II de Dinamarca, y Canuto lo sucede en el trono, pero dejando como jarl o lugarteniente del

reino a su cuñado Ulf Thorgilsson. La ausencia de Canuto en Dinamarca hizo que los reyes Anund de

Suecia de Suecia y Olaf Haraldsson de Noruega trataran de sacar ventaja. Ulf convenció a los nobles del

reino para proclamar rey a Canuto Hardeknut, el hijo legítimo de Canuto, teniendo Ulf la regencia del

trono por la minoría de edad del legítimo soberano.

Enterado Canuto de lo ocurrido en 1026, regresó a Dinamarca, y con la ayuda de Ulf, derrotó a las

fuerzas noruegas y suecas en la batalla de Helgeå; pero el monarca no perdonaría la traición de su cuñado:

al día siguiente, en la Navidad de 1026, Canuto ordenó a uno de sus guardias asesinar a Ulf en la catedral

de la Trinidad.

En 1028, conquistó el reino de Noruega con una flota de 50 barcos de Inglaterra, además de tener el

apoyo de los mismos nobles noruegos, descontentos con su rey por la derrota de Helgeå. Decidió en-

tonces dejar la lugartenencia del reino noruego a su hijo Svend y a su madre Aelgifu, los cuales perderían

el reino poco después de su muerte al rebelarse el país y restaurarse la dinastía anterior en la persona del

hijo de Olaf Haraldsson, Magnus I.

Las amistosas relaciones de Canuto con el emperador germano Conrado II se estrecharon cuando su

hermosa hija Gunhilda fue prometida al hijo de Conrado, el futuro Enrique III; además, Conrado le cedió

a Canuto las marcas de Schleswig y Pomerania para que reinara en ellas.

133

Probablemente la actual Ashington, en el condado de Essex.

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~ 65 ~

establecimiento de relaciones políticas y comerciales entre Inglaterra y Normandía, pre-

valeciendo en ello el modo de proceder cristiano, ya que Emma era ferviente y devota

católica. Siendo Emma considerada la legítima esposa, Canuto nombró heredero y su-

cesor de Inglaterra a su hijo tenido con ella (y no a los hijos tenidos de su anterior

unión). Así, a Canuto II de Inglaterra le sucede su hijo Canuto Hardeknut (el Recio).134

No obstante, Canuto Hardeknut, con 17 años de edad a la muerte de su padre, entregó

la lugartenencia del reino de Inglaterra a su medio hermano Haroldo Harefoot (“pie de

liebre”, pues es muy ligero corredor y cazador), ya que él no podía tomar posesión efec-

tiva de dicho reino, al encontrarse empeñado en la lucha contra el rey Magnus I de No-

ruega.135

Canuto II el Grande

134

Canuto y Emma (exiliada en Flandes cuando murió Canuto su esposo) tuvieron también una hija,

Gunhilda, conocida como Cunegunda al casarse con el emperador Enrique III del Sacro Imperio Romano

Germánico.

135

Magnus I de Noruega, apodado el Bueno, de 11 años de edad al comenzar su reinado, era hijo del san-

to rey Olaf y de una concubina suya llamada Alvhild. Consiguió expulsar de Noruega a Sveinn, el lugar-

teniente e hijo (ilegítimo) de Canuto II. Sveinn había muerto cuando ya reinó Magnus en Noruega. A su

vez, Magnus había apoyado a Canuto Hardeknut, con quien se disputaba Noruega, contra su medio her-

mano Haroldo para reinar en Inglaterra.

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AÑO 1036

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~ 68 ~

LÉRIDA

Hisham III (Hisham ibn Muhammad), que fue el duodécimo y último de los califas de

Córdoba en Al-Ándalus, con el título o laqab de al-Mutadd bi-llah (“el que confía en

Alá”), exiliado en Lérida desde el año 1031, murió en esta ciudad, a la edad de 61

años.136

Sus años como califa fueron los comprendidos entre 1027-1031, pero en reali-

dad ocupó el trono cordobés en diciembre del año 1029, después de haber huido de Cór-

doba su predecesor el hammudí Yahya al-Muhtal.137

Hisham III era de dinastía omeya, hermano del malogrado Abderramán IV al-Murta-

da, que fue el séptimo califa cordobés. A toda prisa delegó las tareas de gobierno en su

primer ministro el visir Hakam ibn Said (un advenedizo intrigante, que había trepado al

poder desde su antiguo oficio de tejedor), el cual, como valido, gobernó impopular-

mente, provocando la quiebra o total descalabro económico del ya mortecino califato al

aumentar escandalosamente los impuestos, de un modo que los ulemas (legistas islámi-

cos) consideraron del todo contrario a la ley coránica. Y todo fue libertinaje y frivolidad

en Córdoba, derroche de lujo y disipada vida inmoral.138

Por eso, los ulemas alentaron

al pueblo para que se soliviantara, siendo doble el resultado del levantamiento: fue ase-

sinado Hakam y fue exiliado Hisham.139

Éste permaneció un tiempo en Alpuente,140

pe-

136

Había nacido en Córdoba, en el año 975. Murió de manera oscura y sin que la historia haya podido

aclarar. Fue enterrado en un cementerio de las afueras de la ciudad.

137

Habiendo echado de Córdoba a Yahya al-Muhtal, el último califa hammudí (1021-1023 y 1025-1026),

gracias a la colaboración o intervención de los reyezuelos Jayrán de Almería y Muchahid de Denia, en

junio del año 1026, los magnates cordobeses, liderados por un miembro de la familia de abolengo Banu

Abda, Abu al-Hazam Yawar, intentaron por última vez restaurar el califato en un Omeya, y así resultó ser

califa Hisham III. Podemos recordar cómo los notables de Córdoba acordaron como requisito para en-

tronizar al candidato que éste fuera reconocido por los numerosos jefecillos y señores eslavos y anda-

lusíes independientes que pululaban por todo Al-Ándalus, con el fin de presentarlo como una especie de

aglutinador o campeón nacional en la lucha contra el enemigo común, el cuantioso número de bereberes,

considerados como los únicos culpables de todos los males que venía sufriendo Al-Ándalus desde la caída

de los amiríes en el año 1009.

138

Hakam despidió a casi todos los funcionarios de la Corte califal, cuyos puestos cubrió con jóvenes

libertinos menos escrupulosos si cabe que el visir y el califa pelele, atentos sólo a divertirse y a medrar

personalmente. Para paliar la ausencia del dinero en las arcas públicas, Hakam obligó a una serie de im-

puestos contrarios a la ley coránica con los que pudo recabar el dinero suficiente para cubrir los gastos

derrochadores de una Corte abandonada por completo a la lujuria constante y a la deriva administrativa y

política. Ante las lógicas protestas de los juristas coránicos, Hisham III y Hakam amenazaron a éstos con

iniciar una represión sangrienta en contra de todo aquel que osara enfrentarse al poder del califa y al de su

visir. Semejante episodio colmó la paciencia de la aristocracia cordobesa y selló el principio del fin, tanto

del reinado de Hisham III como de la propia institución califal de Al-Ándalus.

139

Para acabar con tan nefasta situación en Córdoba, los notables de la ciudad provocaron la más cruel

revuelta popular, haciendo cabecilla de la misma al también omeya Umayya ibn Abderramán ibn Hisham

ibn Sulaymán, al que la aristocracia cordobesa prometió el trono si asesinaba al odiado visir Hakam. La

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~ 69 ~

ro acabó refugiado en Lérida, acogido por su reyezuelo Sulaymán ibn Hud,141

y aquí

murió, en este año 1036, cuando ya los reinos de taifa vienen proliferando por todo el

territorio del que fue Al-Ándalus y que no queda ya sino para el recuerdo histórico y pa-

ra la nostalgia musulmana. Y así acabó la que fue gloriosa dinastía omeya en Córdo-

ba.142

promesa como tal no era cierta, ya que los notables cordobeses, con Abu al-Hazam a la cabeza, habían

decidido de antemano prescindir definitivamente del califato como forma de gobierno, dignidad ficticia

que ya no correspondía a ninguna realidad, ni temporal ni espiritual, y sustituirlo por un Consejo de No-

tables que se encargaría de administrar la ciudad y el poco territorio que dependía de ella.

Umayya cumplió con su palabra. Reunió a un nutrido grupo de partidarios descontentos y se apostó con

ellos en la calle por la que de ordinario pasaba el visir para ir a palacio. Hakam fue muerto y literalmente

despedazado (30 de noviembre de 1031); luego fue paseada su cabeza por la ciudad, clavada sobre una

pica, siendo muy grande el regocijo y jolgorio de los cordobeses ante tan macabra exhibición.

Una vez calmados los ánimos, el infeliz Umayya fue conminado a abandonar la ciudad lo antes posi-

bles, so pena de muerte. Hisham III, al darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor, se refugió, muerto

de miedo, en una apartada dependencia de la mezquita aljama, aprovechando un pasadizo que unía dicha

estancia con el alcázar. Y reunido el Consejo de Notables, el veredicto de la asamblea fue la pena del des-

tierro para el califa destronado. Aunque Hisham III se atrevió todavía a protestar dicha decisión, en el

fondo se felicitó por haber podido salvar la vida, cuando la tónica general ante semejante situación no era

otra que la de ser condenado a muerte o peor aún de que hubiera sido inmediatamente ejecutado.

140

Provincia de Valencia. Fue uno de los reinos de taifa. A partir de un antiguo asentamiento bereber,

este reino fue gobernado por los descendientes de los Banu Qasi, hasta que en los primeros años del siglo

XII fue conquistado su territorio por los almorávides.

Hisham III fue acogido por un tiempo en el castillo de Alpuente, siendo este castillo del dominio de

Abd Allah ibn Qasim al-Fihri, el mismo que le había acogido antes de que tomara posesión, sin prisas, del

trono califal en Córdoba.

141

Sulaymán ibn Hud al-Mustain I, rey de la taifa independiente de Lérida desde el año 1031, siéndolo

también de la de Zaragoza, de 1039 a 1047, fue el fundador de la dinastía Hudí o de los Banu Hud, que

reinaron también en Huesca, Tudela y Calatayud. De joven destacó mucho en las tropas de Almanzor y

estuvo luego muy implicado en la fitna que se sucedió posteriormente. Tras la caída del califato mantuvo

sus tensiones con la taifa de Zaragoza y también se enfrentó a Sancho III de Pamplona.

Puede contarse de él también que apoyó a Fernando I de Castilla en su enfrentamiento con el reino de

taifa de Toledo por la posesión de las tierras de Guadalajara, teniendo los toledanos el apoyo de García

Sánchez III de Pamplona. Fue difícil el equilibrio de fuerzas y alianzas en estos tiempos.

A su muerte (en el año 1047), sus cinco hijos, que gobernaban las distintas capitales de distrito bajo su

dominio, comenzaron a declararse independientes (ya lo venían procurando desde 1046), siendo y te-

niendo todos ellos mucha rivalidad entre sí y con sus entornos. Todos ellos acabaron proclamándose

régulos y acuñaron moneda en su respectiva ciudad como signo de soberanía. Fue Al-Muqtadir quien,

desde Zaragoza, la más importante de las referidas ciudades, alcanzaría la hegemonía, reduciendo a su

dominio a las demás taifas enfrentadas y rivales (año 1051), aunque no logró someter a su hermano Al-

Muzaffar de Lérida sino hasta el año 1078.

142

Hay mucho escrito sobre ello. Como algunas referencias bibliográficas al respecto tenemos: Arie, R.

(1984): La España musulmana, Barcelona, Labor; Chejne, A. G. (1980): Historia de España musulmana,

Madrid, Cátedra; Glick, T. F. (1991): Cristianos y musulmanes en la España medieval (711-1250), Ma-

drid, Alianza; Guichard, P. (1995): La España musulmana: Al-Ándalus omeya (siglos VIII-XI), Madrid,

Ed. Grupo 16; Vallvé, J. (1985): Los omeyas, Madrid, Ed. Grupo 16.

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~ 70 ~

JACA

El 22 de agosto se celebró en Jaca, que cada vez se prevé más importante y próspera,

la boda de Ramiro I de Aragón con Ermesinda,143

hija y heredera de Bernat (Bernardo)

Roger y de Garsenda, condes de Foix-Bigorre, por lo cual se afianza y se legitima mu-

cho el reino de Aragón, extendiéndose más allá de los Pirineos y dominando el leridano

valle de Arán, que hasta el momento era parte del condado de Comenge (o Commin-

ges).144

En resumen, se prevé o ya se está viendo que Ramiro I de Aragón engrandecerá su

reino y reforzará sus fronteras, llevando a cabo una alianza según la tradición de vincu-

laciones familiares y por las donaciones en los territorios que se defienden por castillos

fronterizos, así como por las donaciones y relaciones de tipo eclesiástico.145

143

Antes llamada Gisberda o Gilberta.

144

Con los hijos e hijas de este matrimonio quedará asegurada la dinastía real aragonesa.

145

A la muerte de Ramiro I de Aragón (año 1063) daremos cuenta de todo ello, de su legado y de su im-

portancia en la historia.

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~ 71 ~

BOLTAÑA

La villa de Boltaña,146

muy estratégica y defensiva contra los musulmanes que inten-

taban adentrarse en el condado de Sobrarbe por la cuenca del río Ara, pasó a ser gober-

nada en este año por Sancho Galíndez.147

Boltaña posee un buen castillo.148

146

Provincia de Huesca.

147

Se tiene constancia de que Abderramán III nombró como gobernador del lugar a Amrus ibn Muham-

mad. Se desconoce la fecha exacta en que tuvo lugar la reconquista cristiana, pero se sabe que en el año

941, el rey García Sánchez I de Pamplona poseía ya esta villa. Y en el siglo XI, bajo el reinado de Sancho

III de Pamplona, fue aquí gobernador su sobrino Jimeno Garcés, durante los años 1028-1031, suce-

diéndole ahora, bajo el reinado de Ramiro I de Aragón, Sancho Galíndez, que gobernará en el lugar hasta

el año 1080.

148

Se trata de un recinto fortificado compuesto de una muralla pentagonal y una torre en su extremo nor-

te. El acceso al conjunto se realiza por el este mediante una portada de en arco de medio punto. Posee dos

saeteras, una en el lienzo este y otra en el sur.

La torre, desaparecida en gran parte, está construida en sillarejo. Podemos ubicarla en lo alto del re-

cinto, donde el espacio se estrecha considerablemente. Tiene planta hexagonal, siendo cuadrada en el in-

terior.

Sobre esta y otras construcciones puede leerse Castán Sarasa, A. (2004): Torres y castillos del Alto Ara-

gón, Huesca, Publicaciones y Ediciones del Alto Aragón.

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ZARAGOZA

Murió en Zaragoza149

(reino de taifa) Yahya ibn Mundhir I (Yaḥya ibn Mundir al-Tu-

yibí al-Muzaffar) tras más de una década reinando en el lugar, habiendo llevado a cabo

una buena reforma de la mezquita aljama de la ciudad, en el año 1023 y siguientes.150

Continuó la política de Mundir I, su padre, consolidando el reino y promoviendo la

cultura del mismo, que alcanza buen nivel en artes y letras. Podemos valorar como de

buenas sus relaciones con el poderoso reino de taifa de Toledo, para lo cual se casó con

la hermana mayor del rey toledano (Ismail al-Zafir),151

de quien tuvo a su hijo, heredero

y sucesor Mundir II. Lo mismo puede decirse de sus relaciones mantenidas con Sulay-

mán ibn Hud, cadí o gobernante de los distritos de Tudela y Lérida.152

Pero Yahya guerreó bastante contra Sancho III de Pamplona, tanto como contra sus

hijos García Sánchez III y Ramiro I. Emprendió razias recorriendo el Ebro y asoló las

tierras de Nájera y la propia ciudad, llevándose del lugar muchos cautivos y cuantioso

botín.

Los reinos de taifa en el año 1037

149

Llamada entonces Saraqusta por los musulmanes.

150

Actualmente la Seo de Zaragoza.

151

Este rey toledano le dio en este año la ciudad de Cuenca a su hijo primogénito, de nombre Yahya, con

ocasión de alcanzar éste su mayoría de edad. Se acuñaron monedas conmemorativas, dinares de gran va-

lor y primorosamente fundidos en estos momentos.

152

Sulaymán ibn Hud, en 1039, se convertirá en el primer rey de la dinastía hudí en Zaragoza.

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AÑO 1037

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VALLE DE TAMARÓN

El 1 de septiembre, en el Valle de Tamarón,153

luchando contra el conde Fernando

Sánchez de Castilla,154

herido de muerte falleció el rey Bermudo III de León, último

descendiente en línea masculina del rey Don Pelayo de Asturias, protagonista histórico

de la célebre batalla de Covadonga en el año 722. La que ahora se recoge para la his-

toria es la batalla de Tamarón.155

La mediación del abad de Sahagún no pudo impedir

esta guerra, causada también por autoproclamarse como rey de Castilla (ya no sólo con-

153

En la provincia de Burgos, a unos 25 kilómetros de esta capital. Bermudo y Fernando eran cuñados.

154

Fernando I (primer rey de Castilla, cuando ésta pasó definitivamente de condado a reino), hijo de San-

cho III de Pamplona. De todos modos, según no pocos historiadores, como venimos contando, no

concuerdan en esto, ya que es a Sancho II de Castilla, hijo de Fernando I, al que se le atribuye ser el

primer rey de Castilla.

155

Distintas fuentes o versiones de los hechos difieren tanto en las fechas de los mismos (30 de agosto, 1

de septiembre ó 4 de septiembre) como en el emplazamiento de la batalla (Tamarón, en la actual pro-

vincia de Burgos, o Támara de Campos, en la de Palencia). Las Crónicas najerense y silense, así como el

Chronicon mundi del obispo Lucas de Tuy y también los Anales toledanos, compostelanos y castellanos

segundos [los anales castellanos primeros se suponen escritos hacia el año 940 y los segundos son de la

primera mitad del siglo XII] dan como lugar de la batalla el valle de Tamarón. Las crónicas recogen que

la batalla se libró después de que Bermudo III, con sus tropas, pasara la frontera de los cántabros (el río

Pisuerga) y que tuvo lugar en el valle de Tamarón "super vallem Tamaron", y Tamarón es el actual pue-

blo de Burgos que se halla en el marcado valle que forma el arroyo de Sambol. Támara, que nunca fue

llamada Tamarón, no está situada en ningún valle. Es con De rebus Hispaniae, de Jiménez de Rada, en el

siglo XIII, donde viene la confusión, ya que dicho autor situaba la batalla junto al río Carrión, que se

encuentra relativamente cerca de Támara (Palencia).

Los orígenes de la batalla tienen como escenario la comarca de Tierra de Campos, los territorios entre

los ríos Cea y Pisuerga disputados entre León y Castilla desde el siglo IX. Dicha zona había sido in-

corporada a Castilla en tiempos de Sancho III de Pamplona, por iniciativa de este monarca, y Bermudo III

de León quería recuperarlas. Fernando I, por su parte, consideraba esa zona como dote de su esposa San-

cha, hermana del rey leonés, con la que se había casado.

Las tropas de Fernando I, con el apoyo militar de su hermano García Sánchez III de Pamplona, ven-

cieron a Bermudo III de León, que perdió la vida en esta batalla, según se cuenta a manos de siete ene-

migos que le hirieron de muerte mientras se adelantaba para ir al encuentro de su cuñado Fernando I.

Autopsias realizadas en el siglo XX demuestran que sufrió unas cuarenta de heridas de lanza, muchas de

ellas en el bajo vientre, lo que era normal en los caballeros medievales cuando eran derribados de sus

cabalgaduras. Por otra parte, según las crónicas y algunos supuestos, el número de heridas que recibió

Bermudo denota tal vez la saña con la que fue desmontado y matado en mitad de la lucha al caer en me-

dio de las filas enemigas.

Muerto Bermudo III sin descendencia (se había casado con Jimena Sánchez, hija de Sancho III de Pam-

plona, casi a comienzo del año 1035, naciéndole Alfonso, que murió en cuestión de días), el trono pasó a

su hermana Sancha y con ella a su esposo Fernando I, coronándose así éste como rey de León (y Asturias)

y siendo ésta también la (supuesta) causa de empezar a ser igualmente rey de Castilla.

Puede leerse a Martínez Díez, G. (2004): El Condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la

leyenda, Valladolid, Junta de Castilla y León.

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~ 75 ~

de) Fernando I.156

Bermudo III tenía al morir 20 años de edad, siendo el año noveno de

su reinado, como rey de Asturias y León.157

Bermudo III sucedió a Alfonso V, su padre, al morir éste en el asalto a Viseo (año

1028). Al ser Bermudo menor de edad (11 años), se desencadenó una cruel lucha por la

regencia entre el conde Sancho Garcés III de Castilla y el intrigante linaje castellano-

leonés de los Vela, cabeza visible de la aristocracia leonesa.158

Sancho III de Pamplona

(Sancho el Mayor) concertó entonces el matrimonio de su hijo García Sánchez con la

hermana de Bermudo, doña Sancha, como refuerzo de su labor regente. Pero los Vela

(supuestamente) asesinaron al infante García (año 1029) en la puerta de la Iglesia leo-

nesa (de San Juan Bautista) donde habría de celebrarse la boda. Esto provocó difíciles

circunstancias entre castellanos y navarros y no menos difíciles entre leoneses y nava-

rros. Sobre todo a la muerte de Sancho III el Mayor, Bermudo III tuvo que hacer frente

a las pretensiones sobre el trono leonés del sucesor del mismo en Castilla, su hijo Fer-

nando I (Fernando Sánchez). Y la coalición navarro-castellana acabó con la vida de

Bermudo.159

La consecuencia ha sido la unificación territorial de los reinos cristianos

156

De todos modos, trataremos este asunto, no tan claro de momento, al resumirnos la vida y legado de

Fernando I en el momento de su muerte, en el año 1038.

157

Existe controversia en lo referente al lugar sepulcral en el que reposan los restos mortales de Bermudo

III.

En San Isidoro de León existe un sepulcro en piedra con el siguiente epitafio en latín: HIC EST CON-

DITUS VEREMUDUS JUNIOR, REX LEGIONIS, FILIUS ADEFONSIS REGIS. ISTE HABEBIT GUE-

RRAM CUM COGNATO SUO REGE MAGNO FERNANDO, ET INTERFECTUS EST AB ILLO IN TA-

MARA PRAELIANDO. ERA MLXXV.

En el Monasterio de Santa María La Real de Nájera se conserva un sepulcro donde aparece la imagen

yacente de un rey, con barba, y las manos sobre el pecho. La imagen está adornada con coraza, envuelta

en un manto y llevando una corona real en las sienes. A los pies del sepulcro aparece escrito lo siguiente:

EL REY DON VERMUDO DE LEÓN

158

Bermudo III se convirtió en rey de León con tan sólo 11 años de edad, siendo su madrastra Urraca la

que ejerció de regente, viéndose entonces acuciado el joven Bermudo por dos graves problemas: el po-

derío y esplendor del reino navarro y el expansionismo emergente del condado de Castilla.

159

Fernando I de Castilla y su hermano García Sánchez III de Pamplona habían pactado sus reclama-

ciones y la declaración de guerra conjunta contra Bermudo III de León mientras estaban presentes en los

carnavales de Audicana (Álava), en marzo.

En el ambiente rural, llegado el mes de febrero los beneficios de la matanza de noviembre escaseaban,

pudiendo considerarse de alguna manera el sacrificio cristiano de la Cuaresma como sacralización de las

penurias de entonces. El Carnaval o Inauteria era, la última oportunidad del invierno para que los jóvenes

efectuaran una cuestación con cuyos beneficios se regalaban un gran banquete.

Como en casi toda Europa, en los territorios que actualmente conforman el País Vasco y Navarra, con

en tantos otros lugares, había necesidad de alimentos; por eso se aprovechaban aquellos festejos para po-

der comer en medio de ciertos ritos, canciones y momentos jocosos. El que esta situación hoy en día no se

dé como antaño ha dado lugar a que esta costumbre se haya ido perdiendo, aunque actualmente se rea-

vivan muchas de aquellas tradiciones. Podemos caer en la cuenta de que el quebrantamiento de las reglas

de vida habituales que acompañan los festejos carnavalescos no es igual hoy en día, ya que existen mu-

chas más válvulas para el desfogue y nuestra cultura está mucho más secularizada. El carnaval ha ido

cambiando mucho en el transcurso de las épocas, pero sigue siendo, como siempre, la fiesta cuyo objetivo

es pasarlo bien y desinhibirse durante unos días.

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del norte español, contando también con el condado de Portugal, que pierde su autono-

mía. Aunque se puede decir que Fernando I es ya rey de León, ha dejado allí gober-

nando (de manera más bien delegada) al conde Fernán Laínez (o Flaínez).

La cronología biográfica de Bermudo III de León (y Asturias) fue ésta:

Hijo de Alfonso V y de Elvira Menéndez, nació en el año 1017.

El 2 de diciembre del año 1022 murió su madre, cuando él tenía 5 años de edad.

En el año 1023, Alfonso V, su padre, contrae segundas nupcias con Urraca de Pam-

plona, hermana de Sancho III el Mayor.

En 1028 muere Alfonso V, alcanzado por una flecha en el asedio de Viseo.

Año 1029: Se concierta el matrimonio de su hermana Sancha con el conde García de

Castilla. Para ello lleva como dote los territorios situados entre los ríos Cea y Pisuerga y

motivo de frecuentes disputas entre el reino de León y el condado de Castilla. El 13 de

mayo de este año el joven conde castellano acude al enlace, siendo asesinado en la ciu-

dad de León por los Vela, parece ser que en respuesta a una afrenta que sufrieron por el

anterior conde de Castilla, Sancho García.

Sancha, muy apenada, se hace monja (ingresa en el monasterio de San Pelayo de

Oviedo). Los Vela son perseguidos y ajusticiados por Sancho III de Pamplona cerca del

castillo de Monzón de Campos.160

Sancha se casará luego (saliendo del monasterio) con

Fernando.161

Sancho III de Pamplona exige que se le entreguen los territorios que se habían esta-

blecido como dote por la boda a favor de León y ocupa el condado de Castilla al consi-

derarse con derechos a heredarlo por estar casado con Munia, la hermana del conde ase-

sinado. Pero como Sancho se da cuenta de que la aristocracia leonesa desconfía de él

decide delegar su dominio sobre Castilla en su joven hijo Fernando.

Año 1034:162

Sancho III de Pamplona, apoderándose de Astorga, decide atacar León,

por lo que Bermudo marcha a Galicia para ayudarse. Vienen aquí también (como conta-

bamos) las intervenciones de Sancho III en los asuntos eclesiásticos referentes a la dio-

cesis de Palencia (yendo en detrimento de la de León).

160

Provincia de Palencia.

161

Y parece ser que en este año 1037, les nace, en Zamora, su primogénito, el que será Sancho II el Fuer-

te, rey de Castilla.

162

De fuerte sequía en España.

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CASTILLO DE NAVIA

(GALICIA)

Durante este año se está construyendo el castillo de Navia en la localidad gallega de

Pobra.163

163

Una parroquia de la actual Navia de Suarna (Lugo, en la comarca de Los Ancares).

En realidad, no se sabe a ciencia cierta la fecha de la construcción de este castillo, pero aparece do-

cumentado en 1037. Destruido en las revueltas irmandiñas (del siglo XV contra la opresión señorial ga-

llega, de lo que hablaremos en su momento), fue vuelto a edificar por los condes de Altamira (año 1450.

Actualmente, situado sobre unas rocas sobre las que está construido, conserva restos de murallas y to-

rreones, con puertas a diferentes alturas.

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BAR-LE-DUC (FRANCIA)

El conde Eudes II (de Blois, Chartres, Châteaudun, Provins, Reims y Tours desde el

año 1004)164

murió en combate cerca de Bar-le-Duc durante uno de sus ataques sobre

Lorena. Tan completo y poderoso señor feudal, absoluto y constante guerrero, de agre-

siva política, era hijo de Eudes I de Blois y de Berta de Borgoña, hija de Conrado de

Borgoña.

En primeras nupcias se había casado con Matilda, hija de Ricardo I de Normandía, la

cual murió en el año 1006. Entonces Eudes inició una violenta disputa con su cuñado

Ricardo II de Normandía acerca de la dote, que consistía en una parte de la ciudad de

Dreux (fronteriza con Normandía). El rey Roberto II (su padrastro, pues estaba casado

con Berta, la madre de Eudes)165

impuso su criterio y otorgó la posesión de Dreux a

Otón Guillermo de Borgoña, el tío de Berta.

Eudes II trató de ocupar Turena,166

pero fue derrotado por Fulco III de Anjou y Her-

berto I de Maine (batalla de Pontlevoy, el 6 de julio de 1016). En 1025, ambos conten-

dientes intentaron conquistar Saumur,167

pero no lo lograron.

Los barones lombardos le ofrecieron la célebre Corona de Hierro italiana, pero final-

mente se echaron atrás para no tener problemas con el rey de Francia. En 1032, Eudes II

invadió Borgoña, cuando murió su rey Rodolfo III, pero se retiró por no poder contra la

alianza hecha entre Enrique I de Francia y el emperador Conrado II.

De su segunda esposa, Ermengarda, hija de Roberto I de Auvernia, Eudes II tuvo cua-

tro hijos: Teobaldo (heredero del condado de Blois y de otras muchas posesiones), Es-

teban (heredero de los condados de Meaux y Troyes), Berta (casada con el duque Alan

III de Bretaña) y Almodis (casada con Godofredo II de Preuilly).

Estas son las cosas del imperante feudalismo europeo, tal como se han venido dando

desde el siglo V, cuando cayó el Imperio Romano. El colapso de aquel memorable Im-

164

Posteriormente, también, como Eudes IV, fue conde de Troyes, y de Meaux como Eudes I. No paró de

guerrear para anexionarse territorios.

En 1023, a la muerte sin herederos de su primo Esteban I de Champaña, Eudes se apoderó de Troyes.

Desde esta posición atacó a Ebles, arzobispo de Reims, y a Thierry I, duque de la Alta Lorena. Sólo una

alianza entre el rey Roberto II de Francia y el emperador Enrique II podía detener a Eudes. Fue obligado a

devolver el condado de Reims al arzobispo.

165

Ya contábamos las peripecias habidas en torno a este matrimonio, mal visto por la Santa Sede (con

excomunión), pues Roberto y Berta eran primos hermanos. Roberto estuvo casado con Berta en segundas

nupcias. Berta era sobrina del duque Otón Guillermo de Borgoña. El matrimonio de Roberto con Berta

tuvo como consecuencia que Roberto se hiciera con el ducado de Borgoña y con los condados de Dreux y

Melun. Roberto no tuvo descendencia de Berta.

166

Actual departamento francés del Indre-et-Loira.

167

Actualmente en el departamento francés de Maine y Loira.

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~ 80 ~

perio se debió básicamente a la gran extensión del mismo y a la paulatina incapacidad

de sus emperadores para controlar y gestionar tan vastas extensiones y, en medio de una

crisis económica cada vez más generalizada, por las continuas incursiones de los que

pasaron a llamarse pueblos bárbaros, que empezaron a atacar y saquear las provincias

más periféricas respecto a la capital imperial, Roma.

A partir del siglo X ya no quedaba ni resto en Europa del que fuera el Imperio Ro-

mano, sin que lo pudieran resucitar intentos y proyectos, que no faltaron, como fue el

caso de la dinastía carolingia. La realeza no desapareció, pero sí perdió todo su poder

realmente efectivo, conservando, eso sí, una especie de autoridad sobrenatural, legislada

de un modo religioso. Con esa autoridad divina, el rey, sin embargo, no gobierna sino a

través de pactos de vasallaje con los grandes señores (feudales), que en realidad son

quienes eligen y deponen personas y dinastías.

La Iglesia, formada por gente de su tiempo, hace cuanto puede por regular la vida

feudal imperante. En teoría al menos, los señores feudales, por “el poder recibido de

Dios” que tienen, están obligados a procurar la paz, renovándola en lo posible de gene-

ración en generación. Pero se conforma, para ese fin, como para satisfacer las ambicio-

nes, un modelo de vida con “gente armada” de la que los eclesiásticos han de procurar

que se mantengan la moralidad y la función social.

Cada castillo, encaramado en una elevación de terreno, es la representación del poder

y de la fuerza señorial, siendo en teoría el lugar o baluarte protector de la población y el

ámbito de regulación en los conflictos entre vasallos.

Las personas libres están sometidas a unas mínimas normas de obediencia, defensa

mutua y servicios prometidos. Los demás son siervos y llevan modos de vida con cierta

residual semejanza con la de la antigua esclavitud (que también sigue habiéndola en

estos tiempos).

En los lugares donde la dominación romana fue más intensa o duró más tiempo (Italia,

Hispania, Provenza, etc.), las ciudades se conservan, si bien con menor importancia nu-

mérica y a salvo de los señoríos emergentes. Sin embargo, en los países europeos más al

norte, donde los romanos se asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reduc-

ción de la población en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos impor-

tantes que había y el feudalismo se implantó con más fuerza.

La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia Iglesia, son

queridos por Dios y por lo mismo indiscutibles. La primera clase u orden (de tipo reli-

gioso) es la de los que sirven a Dios, cuya función es la salvación de todas las almas y

que no pueden encomendar su tiempo a otra tarea. La segunda clase (de tipo militar) es

la de los combatientes, aquellos cuya única misión es proteger a la comunidad y con-

servar la paz. La tercera clase (de tipo laboral) es la de los que trabajan, de modo que,

con el esfuerzo de sus tareas, mantengan a las otras dos clases.

Surgieron dos instituciones clave: la del vasallaje y la del feudo.

- La del vasallaje: como relación jurídico-política entre señor y vasallo, de contrato

sinalagmático (es decir, entre iguales, con requisitos por ambas partes) entre se-

ñores y vasallos (ambos hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles), consis-

tente en el intercambio de apoyos y fidelidades mutuas (dotación de cargos, hono-

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res y tierras –el feudo– por el señor al vasallo y compromiso de auxilium et con-

silium, es decir, auxilio o apoyo militar y consejo o apoyo político), que si no se

cumple o se rompe por cualquiera de las dos partes da lugar a la felonía o des-

lealtad, y cuya jerarquía se complicaba de forma piramidal (el vasallo era a su vez

señor de vasallos).

- La del feudo: como unidad económica y de relaciones sociales de producción, en-

tre el señor del feudo y sus siervos, no un contrato igualitario, sino una imposición

violenta justificada ideológicamente como un quid pro quo de protección a cam-

bio de trabajo y sumisión

El vasallaje es un pacto entre dos miembros de la nobleza de distinta categoría. El ca-

ballero de menor rango se convierte en vasallo del noble más poderoso, que se convierte

en su señor mediante el ceremonial del Homenaje y la Investidura (en la llamada Torre

del Homenaje del castillo).

El homenaje, del vasallo al señor, consiste en la postración o humillación, habitual-

mente de rodillas, con el beso, las manos del vasallo unidas en posición orante, acogidas

entre las del señor, y alguna frase reconociendo el vasallo que se convierte en hombre

del señor.

Tras el homenaje se produce la investidura (del señor al vasallo), haciéndole entrega

de un feudo (dependiendo de la categoría y poder del señor y de quién sea el vasallo),

pudiendo ser un condado, un ducado, una marca, un castillo, una población o un simple

sueldo; o incluso un monasterio, si el vasallaje es eclesiástico. El señor da entonces un

símbolo o señal del territorio o de alimentos (que el señor debe al vasallo) y un espal-

darazo (el vasallo recibe una espada, siendo suavemente golpeado con ella en los hom-

bros, o un báculo, si el feudo es religioso).

El señor feudal tiene derecho a revocar el feudo a su vasallo, si éste no se comporta

como tal, con la debida lealtad, o si conspira contra su señor, o si no cumple entregando

hombres a las tropas en caso de guerra, etc., siendo todo ello delito de felonía.

Un felón es un mal vasallo, alguien de no fiar, siendo la felonía una terrible mancha y

un total deterioro de la reputación para siempre. Un felón es lo contrario de un recono-

cido caballero.

En el régimen feudal se da también la que se conoce como encomienda, mediante la

cual el señor feudal acoge a los campesinos en su feudo, a modo de reserva señorial con

obligación de trabajar por parte de los siervos (en pequeños terrenos para explotaciones

familiares o mansos feudales para subsistir). Obligación del señor es protegerles en caso

de ser atacados y mantener el orden y la justicia en el feudo. A cambio, el campesino se

convierte en su siervo y se compromete jurídicamente al pago de rentas por el uso de

tierras y al sometimiento.168

168

La distinción entre propiedad y jurisdicción no era en el feudalismo algo claro, pues de hecho el

mismo concepto de propiedad era confuso, y la jurisdicción, otorgada por el rey como merced, ponía al

señor en disposición de obtener sus rentas.

No existieron señoríos jurisdiccionales en los que la totalidad de las parcelas pertenecieran como pro-

piedad al señor, siendo muy generalizadas distintas formas de legados en los campesinos. En momentos

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Junto con el feudo, el vasallo recibe los siervos que hay en él, no como propiedad es-

clavista, pero tampoco en régimen de libertad; siendo así tal condición servil les impide

abandonarlo y les obliga a trabajar. Las obligaciones del señor del feudo incluyen el

mantenimiento del orden, o sea, la jurisdicción civil y criminal, lo que da aún mayores

oportunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos pueden obtener

después de las obligaciones de trabajo en corveas o sernas y en la reserva señorial, o del

pago de renta en especie o en dinero. Suelen ser monopolio señorial los de la explota-

ción de los bosques y la caza, los caminos y puentes, los molinos, las tabernas y las

tiendas. Todo conlleva oportunidades de obtener más renta feudal, incluidos derechos

tradicionales, como el derecho de pernada, que se convirtió en un impuesto por matri-

monios, buena muestra de que es del excedente de donde se extrae la renta feudal de

forma extraeconómica (en este caso en la demostración de que una comunidad campesi-

na crece y prospera).

La mencionada división en tres órdenes se subdivide a su vez en estamentos com-

pactos y perfectamente delimitados.

En una primera división, se encuentra el grupo de los privilegiados, todos ellos seño-

res, eclesiásticos o caballeros. En la cúspide se halla el rey, después el alto clero (arzo-

bispos, obispos y abades) y el bajo clero (monjes y clérigos) y, finalmente, la nobleza.

Este grupo de los privilegiados es el formado por los señores y caballeros, que a su vez

pueden ser señores de otros caballeros, según cotas de poder y dominios territoriales o

jurisdiccionales.

El alto clero, además de las tareas que se le encomiendan dentro de los tres órdenes

antes mencionados, ha de ser la guía espiritual y mantenedora de la moral, ciertamente

una moral de índole feudal. Entre otras cosas, los privilegiados no tributan ni pagan im-

puestos.

Los no privilegiados son los integrantes de la llamada burguesía, los artesanos, los sir-

vientes y los campesinos, que a la vez se dividen en colonos y aldeanos. A éstos les co-

rresponde verse sometidos a la tierra y, por tanto, a quien de ella dependa, trabajándola

y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien, en el caso de artesanos y burgue-

ses, debiendo sumisión y obediencia a quien les garantiza la defensa de la ciudad y la

entrega de bienes o dinero.

Los eclesiásticos (el alto clero, el episcopado) tienen poderes terrenales y dominios

equiparables a los de los señores laicos. El resto del clero está sometido a ellos (o a sus

abades los monjes).

En las abadías o monasterios, se fueron perfilando modelos distintos: de donaciones o

de propiedades. Por un lado, están aquéllos que no son poseedoras de grandes propie-

dades y que dependen para su supervivencia de las limosnas de los fieles, y de algunas

donaciones entregadas por los señores del lugar para garantizar el sustento de la comu-

nidad religiosa. La necesidad de dinero favorece que sea en este instante en el que la

figura de la limosna es ensalzada como deber fundamental para el creyente y camino pa-

posteriores de despoblamiento y refeudalización, como la crisis del siglo XVII, algunos nobles intentaban

que se considerase despoblado completamente de campesinos un señorío para liberarse de todo tipo de

cortapisas y convertirlo en coto redondo reconvertible para otro uso, como el ganadero.

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ra la salvación del alma, para ir al cielo. De otra parte, hay monasterios que poseen ex-

tensas propiedades, actuando, por tanto, su abad como un señor feudal, en algunos casos

incluso nombrando caballeros que le protejan o favoreciendo la creación de órdenes re-

ligioso-militares de gran poder. Sea como fuere, en éstos el dinero proviene de las rentas

que son entregadas por los siervos, generalmente en especie, así como de las aporta-

ciones, muchas de ellas generosas, y a veces interesadas, de otros señores. La necesidad

de mantener una buena relación con el abad de un monasterio poderoso favorecerá que

otros señores entreguen ofrendas de alto valor y ayuden a la construcción y embelleci-

miento de iglesias y catedrales que simbolizaban el poder.

El diferente destino de los eclesiásticos venía determinado por su ascendencia social.

Se trata del estamento social más abierto, pues cualquier persona libre puede incorpo-

rarse al mismo pagando una cantidad de dinero o dote. Éste será el elemento que de-

termine dentro del estamento la posición que, efectivamente, va a ocupar cada uno. Los

hijos de los señores que se integran (por profesión u ordenación) dentro de la Iglesia

aportarán cuantiosas sumas que garantizan, no sólo su supervivencia de por vida, sino

un incremento patrimonial notable para el cabildo catedralicio o monástico en el que se

integran, y un rango alto de los donantes dentro del sistema. Son éstos los que ocuparán

más tarde los cargos episcopales. Por otro lado, los clérigos más numerosos serán los

hijos de los campesinos y, en general, de los no privilegiados, y cuyas funciones, ade-

más de las propiamente religiosas, estarán limitadas, más que en los demás casos, al ora

et labora. La consecuencia de todo esto es lo que lleva a una generalizada simonía, tan

difícil de erradicar en estos tiempos, como a veces contamos y concretamos sobre casos

personales o de grupos, familias, etc.

A la cabeza del alto clero está el Papa, Vicario de Cristo en la tierra. Los Papas de

estos tiempos, procurando ser independientes en una Iglesia independiente, ciertamente

monárquica (jerárquica teocrática), se ven transformados en autoridades universales y

de política semejante a la de los reyes y emperadores del momento (o más).

Hay que decir que el clero desempeña un papel muy importante, imponiendo el princi-

pio del orden, prestando ayuda a los más débiles y conservando los restos de civiliza-

ción grecolatina, pues gran parte de ella había sucumbido ante los ataques bárbaros y

tras el colapso del Imperio Romano.

Los países o territorios cristianos se encuentran divididos en diócesis, cada una de

ellas con su obispo (si es sufragánea). Los arzobispos son los titulares de las sedes o

diócesis metropolitanas. Los obispos, los clérigos en general y los párrocos viven entre

los fieles, muy en contacto con todos (siendo por eso por lo que se les denomina se-

culares). Por su parte, junto a este clero secular, los curas, existen los clérigos regulares

o monjes, los que habitan en los monasterios o abadías, rigiéndose por las reglas, siendo

la más habitual, al menos en Occidente, la de San Benito (que a partir del año 529

inspiró a las demás). La labor de los monjes, en sus órdenes religiosas, es muy impor-

tante, tanto social como culturalmente.169

169

De hecho, todos los textos y libros que se conservan de la literatura grecolatina proceden de los ma-

nuscritos copiados por ellos, así como también las crónicas que nos narran las formas de vida durante la

Edad Media. Las escuelas públicas, cuyos conocimientos eran impartidos por los monjes en latín, hicieron

posible que personas de muy baja condición económica pudieran educarse y aprender materias como gra-

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La obligación primordial del vasallo, en cuanto caballero, es cumplir con los deberes

militares, sobre todo la defensa del señor y sus bienes, pero también la defensa del pro-

pio feudo y de los siervos que en él se encuentran, así como de los más necesitados. Una

obligación pareja es la de aportar una parte mínima de los tributos recaudados al señor

para engrandecer sus propiedades.

El caballero, en realidad, no tiene un dueño, ni está sometido a poder político alguno.

Por eso hay caballeros que luchan en las filas de un rey un día y al siguiente en las de

otro. Su deber real es sobre todo el de la camaradería con un señor determinado o con

otro y mutuamente entre otros caballeros.

En el siglo IX aún se usaba el término milites para hacer referencia a los caballeros,

aunque pronto los idiomas locales fueron gestando términos propios que se agrupaban

en “jinetes” o “caballeros”. Su importancia fue en aumento al prescindirse cada vez

más de la infantería. El caballero debía proveerse de caballo, armadura y armas, y dis-

poner de tiempo de ocio o liberado para cumplir su misión.

Aunque abierto al principio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse, convir-

tiéndose en hereditario. Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al terminar la ado-

lescencia por un compañero de armas en una ceremonia sencilla. En este momento ya

no importa la fortuna, sino la ascendencia, creándose diferencias notables entre los mis-

mos. Los más pobres disponen de un pequeño terreno, y ocupan su tiempo entre las la-

bores propias del campesino y la guerra. Los más poderosos, que disponen de tierras y

fortuna, comenzarán a formar la auténtica nobleza, concentrando poder económico y

militar. Este es el origen de los nobles del momento.

En los reinos de la Península Ibérica, los reyes, siempre necesitados de tropa para en-

frentarse a los moros, promueven la caballería entre sus súbditos de modo muy sencillo:

denominando caballero al que es capaz de mantener un caballo y montarlo, requirién-

dose para ello al menos una mínima fortuna, pues el caballo no sirve para las tareas del

campo.170

Al cabo de tres o cuatro generaciones, manteniendo un caballo, se adquiría la calidad

de hidalgo (hijo de alguien).171

mática, aritmética, astronomía y música. A fines del siglo XI (Salerno) y en el siglo XII (Bolonia, París y

Oxford) surgieron las universidades en Europa, como consecuencia de la evolución de las escuelas

eclesiásticas. Otras órdenes, con el tiempo, fueron la de los franciscanos (basada en el ideal de humildad

de San Francisco de Asís, hijo de un comerciante italiano que recibió la vocación de abandonar las como-

didades de la vida para ayudar a los más pobres) y la de los dominicos (cuya principal orientación estuvo

dirigida hacia la enseñanza y el estudio teológico en las universidades).

170

Tener un caballo suponía poder participar en las guerras del rey y, comportándose valientemente, op-

tar a la posibilidad de que el rey le concediera mercedes.

Esta organización, mucho más permeable socialmente, tuvo dos consecuencias: fortalecer el poder real

frente a los nobles, puesto que el rey tenía ejércitos sin necesitar su ayuda, y haciendo más fuerte el poder

real, hacer más poderoso el país (cada reino, de momento).

171

Ésta es la razón por la que Alonso Quijano, don Quijote (en la célebre novela de Cervantes), tuviera un

caballo flaco: para seguir llamándose hidalgo y el hecho de que quisiera ser armado “caballero”, una

burla más de Cervantes que entendían quienes, en la época, sabían que hidalgo era más que caballero.

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El conjunto de laicos libres que no pertenecen a la reducida categoría caballeresca son

los no privilegiados en cuyo trabajo descansa el orden económico del feudalismo.

El grupo más numeroso lo forman los campesinos libres, que trabajan la tierra, gene-

ralmente ajena, o pequeñas parcelas propias.

Entre los campesinos sigue habiendo diferencias, según se sea labrador, que dispone

de una yunta de bueyes, o mero peón. En algún caso singular, campesinos libres llegan

a poseer grandes extensiones que les permitirán más tarde llegar a la condición de terra-

tenientes y, de ahí, a nobles, pero serán situaciones excepcionales. En cualquier caso, lo

que les distingue como estamento, como siervos, es su situación de dependencia frente a

un señor que no han elegido y que tiene sobre ellos el poder de distribuir la tierra, admi-

nistrar justicia, determinar los tributos, exigirles obligaciones militares de custodia y

protección del castillo y los bienes del señor y apropiarse como renta feudal de una

parte sustancial del excedente, en trabajo, en especie (porcentajes de la cosecha) o dine-

ro.

Los villanos son, por otra parte, los habitantes de las villas y dedicados a la agricultura

en las mismas. Hay dos clases de villanos: los siervos (que no son dueños de las tierras

que trabajan y son conocidos también como siervos de la gleba) y los campesinos libres.

Los siervos, no sólo no son dueños de las tierras que trabajan sino que también forman

parte de las mismas, sin que puedan irse de las mismas sin consentimiento del señor al

que sirven, necesitando también de éste el consentimiento en lo referente a contraer ma-

trimonio.

Un señor, si vende sus tierras, con ellas vende también a sus siervos. Los siervos sub-

sisten como pueden en las tierras de sus señores, pagando por ellas y sirviendo gratis al

señor.

De otra parte, los campesinos libres sí pueden cambiar de lugar sin permiso específico

de los señores y pueden contraer matrimonio libremente. Sus propiedades (por lo gene-

ral mínimas) pueden ser heredadas por sus descendientes, lo mismo que sus otros bienes

o pertenencias. Sin embargo, por muy libres que sean estos campesinos, están obligados

al servicio militar y a pagar sus impuestos (en dinero o especies) a sus correspondientes

señores por el uso de las tierras.172

Podemos recordar cómo las invasiones sufridas en Occidente durante el primer mile-

nio según se avanzaba al año 1000, invasiones de normandos, eslavos, musulmanes…,

tras la caída del Imperio Romano y la debilitación del Imperio Carolingio, no trajeron

más que freno económico.

No obstante, se extendieron nuevas técnicas agrícolas y se mejoraron las anteriores.

Aumentó el uso de los molinos de agua como fuerza motriz y de las acequias en el rie-

go, incrementándose los cultivos a menos costo de mano de obra. Mejoraron también

172

La vida medieval de los villanos resultó ser siempre muy dura, siendo gente sufriendo frecuentemente

de hambrunas y enfermedades y epidemias de peste u otras. Como veremos, cuando se dé el fenómeno de

las cruzadas, se enrolarán muchos villanos a las mismas, contribuyendo eso al declive propio del feu-

dalismo desde el punto de vista político, emergiendo a partir de entonces otras realidades y otras épocas

en la historia.

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los modos de enganche de los animales de trabajo o de tiro y del caballo. Los utensilios

agrícolas, con el aporte del hierro, mejoraron considerablemente.

Con todo, la explotación agraria feudal, como la economía en general de estos tiem-

pos, sigue siendo de subsistencia. Los siervos cultivan lo suficiente para mantenerse a sí

mismos o a sus familias y para pagar los diezmos a la Iglesia y la renta al señor. De cada

cosecha se separan también las semillas necesarias para la siguiente siembra. Los mer-

cados urbanos se abastecen con las porciones de diezmos rentas.

Los cultivos, en torno a las poblaciones, se organizan circularmente, siendo el círculo

más cercano o aledaño el de huertas y frutales, el siguiente para los cereales y final-

mente el último para pastos y como montes comunales. Estos montes impiden la expan-

sión del cultivo de cereales, tan necesario para la población.

La rotación de cultivos es el principal sistema que se utiliza para evitar el deterioro de

la tierra. Este método consiste en dejar en barbecho o sin cultivar una parte de la tierra

cada año para permitir su regeneración. En las regiones mediterráneas se usa la rotación

bienal, según la cual la mitad de las tierras queda en barbecho cada año. En las regiones

europeas atlánticas se usa la rotación trienal: un tercio de la tierra para cereal de ciclo

largo o de invierno, otro tercio para cereal de ciclo corto o de verano y un último tercio

en barbecho. La tierra que queda sin cultivar se dedica al uso comunal, permitiendo que

los animales pasten en ella (esta práctica se conoce como derrota de mieses).

Ya en el presente siglo XI, se da un aumento de la producción y un descenso de las

prestaciones laborales, aumentando el sistema de arrendamiento. Los campesinos au-

mentan sus rentas disponibles y ganan en independencia.

Se incrementa la cantidad de tierras roturadas y empiezan a eliminarse bosques, se

drenan cada vez más las tierras empantanadas y la extensión de los terrenos arados cada

vez más apartados de las villas o de las aldeas hace que se den cada vez más numerosas

las viviendas dispersas de campesinos por doquier. Donde hay buenas tierras se produce

inmigración. Ocurre esto por muchas extensiones de Europa. Crece la población, la de-

mografía, desapareciendo paulatinamente las hambrunas.173

173

En el siglo XII se incrementará el comercio, lo cual permitirá que surja una incipiente burguesía mer-

cantil, que realizará su trabajo pagando igualmente una parte de sus beneficios en forma de tributos a los

señores, los cuales a su vez incrementan sus recursos. Las rutas de peregrinación son también caminos

comerciales. Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela son los destinos, pero las comunidades situadas

en sus vías de acceso florecen. Las ciudades (burgos) son al mismo tiempo espacios de defensa y de co-

mercio, gestándose así una nueva sociedad que despegará en los siglos XIII y XIV. Con todo eso ocurrirá

la crisis del feudalismo, como ya tendremos ocasión de considerar más a fondo en su momento, ya en el

siglo XIII.

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HAMADÁN (PERSIA)

En la ciudad persa de Hamadán,174

en agosto, murió Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd

Allāh ibn Sīnā, conocido en Occidente como Avicena (de ibn Sīnā), célebre científico,

médico y filósofo, todo un polifacético o polímata del saber.175

Tenía 57 años de edad.

De familia musulmana (su padre destacó como funcionario), había nacido en Afshana,

cerca de Bujará.176

Fue precozmente inteligente y estudioso, de prodigiosa memoria.177

Leyó mucho al filósofo Al-Farabi (872-950), sintiéndose muy impresionado por cómo

dicha lectura le ayudó a entender debidamente la Metafísica de Aristóteles. Sus obras

más famosas son El libro de la curación y El canon de medicina.178

Tenía 20 años de edad cuando, por mediación de Abu Bakr al-Barjuy, escribió 10 vo-

lúmenes conocidos como El tratado del resultante y del resultado y un estudio de las

costumbres de la época conocido como La inocencia y el pecado. Con estos libros su

fama como escritor, filósofo, médico y astrónomo se extendió por toda Persia, por don-

de se dedicó a viajar. Llevó siempre una vida muy ajetreada y apasionada.

También fue víctima de intrigas políticas y tuvo que ir a parar a la cárcel, de donde,

disfrazado de derviche,179

consiguió escapar, yéndose a Ispahán, donde gozó de protec-

ción personal y de amparo político.

La obra de Avicena es de importancia capital, pues supone la presentación del pensa-

miento aristotélico (y también platónico) ante los pensadores occidentales de su tiempo

y del tiempo futuro.

Avicena supo amalgamar bien el pensamiento aristotélico con las doctrinas neoplató-

nicas, adaptando además ese resultado a la cultura islámica.

Como filósofo, distinguió entre la esencia abstracta y el ente concreto que no exige

existir, pero existe por la esencia. Además, el ente está compuesto por una parte nece- 174

Se cree que Hamadán (actualmente en Irán) es una de las ciudades más antiguas del mundo, y la de

mayor antigüedad de Irán. Algunos historiadores apuntan que se fundó y se construyó en el III milenio a.

de C., o hacia el siglo XII a. de C. según las crónicas asirias.

175

Compuso cerca de 150 libros sobre diferentes temas, principalmente medicina y filosofía.

Parece ser que la causa de su muerte, estando de viaje en Hamadán, fue una grave dolencia intestinal, ya

bastante crónica, que le sobrevino por exceso de trabajo y de placeres. Intentó curarse a sí mismo, pero

procedió de manera fatal y murió.

176

Ciudad del actual Uzbekistán (al norte de Afganistán).

177

Con 16 años de edad ya dirigía a médicos famosos y a los 17 gozaba de fama como médico por salvar

la vida del emir Nuh ibn Mansur, del reino samaní (dependiente del califato abasí de Bagdad).

178

Éste se conoce también como Canon de Avicena y consta de 5 volúmenes. Lo tradujo al latín Gerardo

de Cremona (1114-1187).

179

Miembro de una especie de orden mendicante y mística del Islam.

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saria (en este caso Alá, Dios, que existe siempre) y una parte de “lo posible” (el resto

de los seres del mundo, que sólo existen por una causa: la voluntad de Dios). Avicena

niega la inmortalidad del alma como ente individual. Supo armonizar, aunque a veces

no lo consiguiera del todo o satisfactoriamente, y a la manera islámica, la relación entre

fe y razón.

Como médico (y tratadista de medicina), Avicena se detiene mucho en la descripción

de los síntomas, de todas las enfermedades catalogadas en su época, incluso aquellas

que atañen a la psiquiatría y se puede presentar como un adelantado en cirugía.180

Se

interesó mucho por la medicina preventiva y por los medios (éticos) para mantenerse sa-

ludable, recomendando la vida deportiva y la hidroterapia. Insistió mucho en la impor-

tancia de las buenas relaciones humanas para tener buena salud, tanto física como men-

tal. Promovió la deontología médica.

Avicena

180

Puede ser considerado el inventor de la traqueotomía, cuyo manual operatorio sería precisado por el

célebre cirujano árabe Abulcasis de Córdoba (936-1013). En época renacentista se sabe de una inter-

vención semejante llevada a cabo por el médico italiano Antonio Musa Brassavola (1500-1554).

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AÑO 1038

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MONTE HUA (PROVINCIA

CHINA DE SHAANXI)

El 9 de enero se registró en una amplia zona en torno al monte Hua, en la provincia

china de Shaanxi) un devastador terremoto. Se cuenta que el número de muertos rebasó

los 23.000.181

La zona es altamente sismográfica.

181

Cf. Gates, A. E. – D. Ritchie (2007): Encyclopedia of aerthquakes and volcanoes, New Yor, Facts on

File.

En esta zona de China abundaron siempre muchas viviendas excavadas en roca.

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~ 91 ~

LEÓN

En León, a 22 de junio, con 22 años de edad,182

fue coronado como rey de León Fer-

nando I, conde de Castilla desde 1029.183

Los notarios aragoneses le reconocieron a

Fernando I el título de emperador hispano. La coronación se celebró como consagra-

ción, con unción por el rito mozárabe llevado a cabo por el obispo leonés, Servando, en

la catedral de Santa María. Fernando I había negociado su entrada en León con su go-

bernador más o menos nominal pero efectivo Fernán Laínez.184

Éste le había aceptado

como rey leonés reconociéndole el derecho de heredar el trono por su matrimonio con

Sancha, hermana de Bermudo III (muerto sin descendencia, justo cuando Fernando le

atacaba, en la batalla de Tamarón).185

De todos modos, Fernán Laínez le exigió a Fer-

nando que gobernaría en León de por vida y nombraría sucesor suyo a su hijo.186

182

Fernando I de León tuvo que nacer después de 1015, probablemente en 1016, y no hay ninguna se-

guridad de que fuera el segundo vástago de Sancho III el Mayor de Pamplona, como tradicionalmente se

sostuvo. La mayor parte de los documentos auténticos de la época lo sitúan como el cuarto de los hijos de

Sancho, habiendo nacido después de Ramiro I de Aragón, García Sánchez III el de Nájera y Gonzalo I de

Ribagorza. En 1029, al acceder al condado castellano, Fernando no tendría más de 13 años de edad.

Cuando el conde Sancho de Castilla falleció (año 1017), dejando como heredero suyo a García Sánchez,

niño de 7 años de edad, comenzó un tiempo de serias turbulencias políticas en el condado castellano. Fue

entonces cuando Alfonso V de León recuperó para sí las tierras comprendidas entre los ríos Cea y Pi-

suerga, las tierras que había conquistado años antes para sí el rey Sancho III de Pamplona, interviniendo

así supuestamente para proteger a su joven cuñado García Sánchez. Así se apoderó Sancho III de varias

plazas fronterizas. Cómo se sucedieron luego los hechos ya lo hemos contado, incluyendo la trágica

muerte de García Sánchez.

183

Si bien no ejercería el gobierno efectivo de este condado hasta la muerte de su padre en 1035.

184

Era tío de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y abuelo de Jimena Díaz, su esposa, quienes

pronto aparecerán en nuestros relatos.

185

Hemos contado los antecedentes de esta batalla. Fernando I se había casado con Sancha (año 1032), la

prometida de su difunto tío, obteniendo como dote las tierras comprendidas entre los ríos Cea y Pisuerga.

En 1037, Bermudo III tomó por mujer a Jimena, hermana del difunto conde García, y reclamó dichas tie-

rras, lo que condujo a la guerra entre ambos cuñados, siendo en este momento cuando algunos autores

consideran que el conde Fernando cambió su título por el de rey de Castilla, si bien no hay constancia

documental de ello (aunque nosotros, en su momento, apuntábamos esa posibilidad).

El conflicto entre cuñados se dilucidó en la batalla de Tamarón (probablemente a comienzos del mes de

septiembre del año 1037). Las tropas castellanas fueron reforzadas por el ejército del rey García de Pam-

plona (el de Nájera). Bermudo III de León, con el ímpetu propio de su edad aún juvenil, picó espuelas a

su caballo (de nombre Pelagiolo) y se introdujo en las filas enemigas, resultando allí muerto a lanzadas.

Los leoneses trasladaron su cuerpo a León y le dieron sepultura.

Al morir Bermudo III sin descendencia, era su hermana Sancha, esposa de Fernando, su sucesora en el

trono. Sin embargo, los leoneses tardaron algún tiempo en aceptar a los nuevos monarcas (Fernando I y

Sancha). Durante meses el conde Fernán Laínez se negó a entregar la ciudad a quien consideraba un

usurpador, si no un asesino. Según la Crónica Silense (escrita en latín en el primer tercio del siglo XII,

conocida también como Historia legionense, habiéndose concluido que históricamente no se compuso en

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~ 92 ~

Silos), Fernando I llegó a León desde Sahagún (desde “los confines de la Galaecia”). Finalmente, tras

asegurar su posición en la Curia Regia de la ciudad, Fernando y su esposa entraron pacíficamente en

León. Luego tuvo lugar la coronación.

Según las crónicas, tanto silense como najerense, los primeros dieciséis años de su reinado tuvo que de-

dicarlos a los asuntos internos de su reino, sin poder dedicarse a la reconquista de las tierras de Al-Án-

dalus. Para todo ello, confirmó el Fuero de León que provenía de su difunto suegro Alfonso V, mandando

observar el código (canónico) visigótico como ley fundamental del reino leonés. Totalmente influido por

Sancha, acabó adaptándose a los usos y costumbres leoneses.

186

Sus primeros años siendo rey de León –como ya hemos anotado– transcurrirán dedicados a resolver

los problemas internos del territorio y empeñados en las disputas fronterizas con su hermano García III de

Pamplona. Como veremos en su momento, estas disputas, entre castellanos y leoneses contra García III

de Pamplona, acabarán en guerra abierta, resultando de ella la muerte de García en la batalla de Ata-

puerca (1 de septiembre de 1054).

Tradicionalmente se ha considerado que Fernando I fue el primer rey de Castilla y como tal el fundador

de la monarquía castellana, siendo aun muchos los historiadores que mantienen esta tesis. Sin embargo,

parte de la historiografía actual, bien documentada, considera que Fernando I no fue nunca rey de Cas-

tilla, y que el origen de este reino se sitúa a raíz de su muerte, cuando dividió sus dominios entre sus hi-

jos, legando entonces el condado de Castilla a su primogénito Sancho con título de rey, reinando como

Sancho II.

Según el medievalista Gonzalo Martínez Díez, S. J., podemos y debemos afirmar con absoluta certeza

el hecho de que Fernando nunca fue rey de Castilla, y que ésta nunca cambió su naturaleza de condado,

subordinado al rey de León, para convertirse en un reino, hasta la muerte de Fernando I en el año 1065.

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~ 93 ~

MONASTERIO DE SANTA

MARÍA DEL PUERTO

(CANTABRIA)

Cuando se repoblaba la zona cántabra y se construía el recién fundado monasterio de

Santa María del Puerto con una comunidad de monjes benedictinos, en el siglo VIII, ya

se contaba que nada menos que el glorioso Apóstol Santiago anduvo por allí, y que

nombró como obispo del lugar a San Arcadio.187

En el siglo X, los monjes benedictinos habían abandonado el monasterio, siendo

ahora, en este año 1038, cuando lo estuvo reorganizando el abad Paterno, repoblando de

nuevo la zona,188

con lo cual se funda la localidad de Santoña,189

en la hermosa bahía

del mismo nombre.

Santa María del Puerto Patrona de Santoña

187

Este San Arcado, evidentemente, es, en todo caso, distinto del más conocido como mártir mauritano

del siglo IV. Hay remota tradición de que este discípulo de Santiago es el que se corresponde con el San

Arcadio que es patrono de Osuna (Sevilla). La mencionada tradición es, no obstante, muy confusa.

188

Comarca de Trasmiera.

189

Conocida en la Edad Media como Puerto o Puerto de Santoña. El topónimo de Santoña es anterior a la

conquista romana, anterior al nombre de Portus que le dieron los romanos. El origen de la palabra puede

ser celta, derivado de una gens de la tribu de los sanntones o sántonos, asentada en el suroeste de la Galia.

Desde muy antiguo, en los documentos que citan esta zona, se habla de Santoña refiriéndose al monte,

mientras que el núcleo de población que fue creciendo al amparo del primitivo cenobio respondía al

nombre de Puerto. También en época del conde castellano Sancho García se conocía el lugar como el Pe-

ñate de Sancta Onia en una desfiguración del topónimo. El conde proclamaba el peñate como una pro-

piedad del abad y la abadesa del burgalés monasterio de Oña, al mismo tiempo que lo repoblaba con gen-

tes que se dedicaban al comercio y a la captura de ballenas.

En 1579, cuando el rey Felipe II firmó la Cédula Real para que pasara a ser villa de realengo, el escri-

bano Diego de Puerta la inscribe con el nombre de Puerto de Santoña. Así viene llamándose y así se re-

gistra en el catastro del marqués de la Ensenada (año 1753). Años más tarde, todavía en el siglo XVIII

desapareció el nombre de Puerto, quedando únicamente el de Santoña.

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~ 94 ~

BARCELONA

En Barcelona tuvo lugar la boda de García III de Pamplona, conocido como el de

Nájera,190

con Estefanía de Foix,191

la hija menor de Bernardo Roger de Carcasona, y de

Garsenda de Bigorre.192

Podemos recordar que, en el año 1036, su hermano Ramiro I se

casó con otra hija de los mencionados señores y condes, llamada Ermesinda. Así tene-

mos a dos hermanos casados con dos hermanas. La dote por arras aportada por García a

su esposa fue la comarca riojana de los Cameros (ambabus Cambaribus).

190

Teniendo en estos momentos 26 años de edad.

191

Tendrán 9 hijos (como veremos al relatar la conclusión del reinado de García III a su muerte, en 1054).

192

Bernardo (o Bernat) Roger, de la Casa de Cominges, fue hijo de Roger I de Carcasona y de Adelaida

de Rouergue. Sucedió a su padre al frente de los condados de Conserans y Foix. Estuvo casado en pri-

meras nupcias con Beatriz, de la que tuvo dos hijos, Roger y Pedro; y se casó en segundas nupcias con la

condesa Garsenda, aportándole ella su condado como dote. De Garsenda nacieron Ermesinda, que se casó

con Ramiro I de Aragón, Estefanía, la ahora esposa de García III de Pamplona, Heraclio, que fue obispo

de Foix, y Bernardo II, que heredó el condado de Bigorre. El segundo hijo (tenido de Beatriz), Pedro, he-

redó los condados de Carcasona y Foix a la muerte de su hermano mayor, Roger, que murió sin des-

cendencia en el año 1064.

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JERUSALÉN

El conde Ermengol193

II de Urgel, muy querido y popular, estaba durante este año co-

mo peregrino en Jerusalén, cosa que hacen muchos, tanto de Oriente como de Occi-

dente, y allí le sobrevino su muerte.194

Estuvo al frente de su condado desde el año

1011, durante 27 años.195

Le sucede su hijo Ermengol III, el cual, siendo aún niño, viene

tutelado por la regencia de su madre, Constanza, conocida también como Velasquita.196

Ermengol II y Arnau Mir

193

Hermenegildo en castellano. Pasa a la historia apodado como el Peregrino.

194

No sabemos su edad, al desconocerse el año de su nacimiento.

195

Siendo hijo de Ermengol I de Urgel, sucedió a su padre siendo aún niño. Su tío, el conde Ramón Bo-

rrell de Barcelona, ejerció como su tutor hasta el año 1018.

Con la ayuda de su tío, Ermengol II consiguió reconquistar una buena parte de las tierras del sur de su

condado: Montmagastre, Alós, Malagastre, Rubió y Artesa. Recibió también ayuda del obispo de Urgel,

igualmente llamado Ermengol, que reconquistó y repobló la zona de leridana de Guissona, allá por el año

1015. También le ayudó Arnau Mir de Tost, que ocupó el castillo y el valle de Áger (Lérida). De los reyes

moros de Lérida y Zaragoza recibió diversas parias o impuestos, los mismos que cedió en parte a la dio-

cesis de Urgel.

196

Ermengol II se había casado en primeras nupcias con Arsenda, que probablemente fuera hija del viz-

conde Guillermo I de Besièrs (o Béziers). De ella, que murió pronto, no dejó descendencia.

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MONASTERIO DE SAN

salvador de breda

(Cataluña)

En Breda,197

el 4 de junio de este año, por la iniciativa de los vizcondes gerundenses

Guerau I de Cabrera y su esposa Ermesenda de Montsoriu, se iniciaron las obras de

construcción de un nuevo monasterio para benedictinos, dedicado San Salvador.198

El

encargado de supervisar las construcciones fue el recién nombrado primer abad del lu-

gar, Sunyer.199

197

Comarca gerundense de La Selva, muy cerca del macizo de Montseny.

198

Declarado Monumento Histórico Artístico en 1974. Se cuenta que sus fundadores lo levantaron y

abrieron para “salvar sus almas” (de las penas del infierno o del purgatorio) y para que Dios los librara

de sus enemigos. Son muy frecuentes las donaciones y fundaciones señoriales en estos tiempos por estos

motivos. Se sucedieron las donaciones de la familia Cabrera a este monasterio, lo que hizo que prosperara

y fuera muy notoria su comunidad monacal.

A comienzos del siglo XIX era aún muy notable aquí la vida monástica, hasta que llegaron los franceses

durante la invasión napoleónica. Las tropas francesas se llevaron de aquí un total de 17 campanas. En

1821, un decreto ordenó que los monjes abandonaran el monasterio durante un período de tres años, lo

cual ocasionó mucho expolio. Finalmente, en 1835, los ocho monjes que aún quedaban junto con el abad,

Isidre Santacreu, abandonaron de forma definitiva el recinto, dando por finalizada la vida monacal en la

villa de Breda.

Actualmente se conserva muy poco de la construcción románica original. El antiguo campanario de la

iglesia (del siglo XI), es la parte que mejor se conserva. Es una esbelta torre (32 metros de altura) de

planta rectangular. Consta de cinco pisos con ventanas en los cuatro superiores.

La antigua iglesia, gótica de entre los siglos XIV-XVI, está abierta como parroquia. Tiene un claustro

de estilo románico tardío, que fue parcialmente destruido en 1877, durante las contiendas carlistas. Junto

al claustro se encuentra la antigua casa abacial, incluyendo su amplio patio con ventanales y arcos góti-

cos. Las tumbas de los nobles que se enterraron en el cenobio, entre ellos los Cabrera, fueron profanadas

y expoliadas, quedando poco de todo ello, aunque destaca la antigua losa de los vizcondes de Cabrera

(siglo XVI). También hay actualmente en el lugar un museo con la obra pictórica y de cerámicas de Josep

Aragay (1889-1973).

199

Este abad murió antes de que se terminaran las obras, continuando en ello su sucesor, el abad Amat.

La consagración de la iglesia monástica, albergando santas reliquias (de los mártires cordobeses, del siglo

III, hermanos, San Acisclo Santa Victoria, reliquias actualmente desaparecidas, desde 1820-1823), tendrá

lugar en 1068 (el 4 de octubre), llevando la ceremonia los obispos de Gerona y de Barcelona, con asis-

tencia de Ponç (Ponce) Gerau, hijo de los vizcondes fundadores, acompañado de muchos nobles y seño-

res.

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~ 97 ~

Tanto este nuevo monasterio como el castillo de Montsoriu200

están muy vinculados a

los vizcondes de Gerona, así como a los Cabrera.

San Salvador de Breda en la actualidad

200

Situado entre las poblaciones de Arbucias, Breda y San Leiu de Baisalleu, se encuentra ubicado sobre

una colina de 650 metros de altitud, dentro del Parque Natural de Montseny. Su primera datación do-

cumentada es de 1002, siendo a partir de esta fecha de mucha importancia histórica. También pasó por

otras varias vicisitudes, como las motivadas por un fuerte temporal en el año 1240.

Este castillo está formado por tres recintos amurallados, siendo la parte más alta la reservada a la torre

del homenaje (de la segunda mitad del siglo X). en el primero de los recintos, en su parte norte, hay una

pequeña capilla pre-románica (dedicada a San Pedro), con ábside y restos de pinturas murales. Otra ca-

pilla vino a sumarse entre los siglos XII-XIII. Su patio de armas, de forma trapezoidal, es muy digno de

consideración.

En el siglo XIII fue ampliado, construyéndose uno de sus recintos, el que alberga una excelente sala,

conocida como gótica, y otras dependencias, que se continuaron durante el siglo XIV.

El castillo tiene sus leyendas, entre otras la que cuenta que cada año, a la medianoche del día de San

Juan, una dama desnuda (la Dama Roja) aparece arriba de la torre del castillo con una antorcha encendida

en la mano izquierda y llevando en la derecha un cuerno de caza que, al sonar, hace que aparezca un ca-

ballero con un caballo negro, montando a la dama en su grupa y desapareciendo con ella en la negrura de

la noche.

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REINO TAIFA DE GRANADA

Los Banu Ziri, ziríes bereberes, encabezados por Zawi ibn Ziri, como podemos re-

cordar, se hicieron con la cora de Elvira en el año 1013, cuando se desintegraba en taifas

el califato de Córdoba.

Como la ciudad o medina conocida como Elvira se encontraba difícilmente emplaza-

da, según consideraron los ziríes, decidieron trasladar la capitalidad del reino a Medina

Granata, la ciudad que desde entonces se conoce como Granada.

En el año 1019, Zawi ibn Ziri, para su perdición, decidió abandonar Granada para ir a

conquistar Ifriqiya, aprovechándose de la muerte del rey de allí y de que su hijo y suce-

sor era niño aún. Como hemos dicho, fue para su perdición, porque su sobrino Habús

ibn Maksan se hizo con el poder granadino, mientras Zawi ibn Ziri moría envenenado

en el norte de África.

Ahora, en 1038, murió Habús ibn Maksan, tras haber reinado prósperamente desde

aquel año 1019, cuando se marchó su tío Zawi. Efectivamente, el reino de Granada, ha

destacado en estos años tanto económica como culturalmente,201

contando con muy

acertado protagonismo en todo ello el judío (oriundo de Mérida y educado en Córdoba)

Samuel ibn Nagrela,202

visir desde el año 1030 y destacado poeta.203

201

Uno de los sabios granadinos, precisamente fallecido en este año (el 29 de mayo), rondando los 60

años de edad, fue el célebre astrónomo Ibn al-Samh. En Córdoba fue alumno de Maslama (“el Madri-

leño”). La escuela matemática de Maslama, situada cronológicamente entre finales del siglo X y prin-

cipios del XI, debe su prestigio principalmente a la introducción y adaptación en Al-Ándalus de las tablas

astronómicas indias, de la mano del matemático persa al-Juwarizmi, y de la tradición astronómica ptole-

maica mas evolucionada. Por ejemplo, Ibn al-Samh utilizó para su tratado sobre el ecuatorio parámetros

numéricos derivados de los usados por Ptolomeo y también de Al-Battani (858-929).

Cuando se trasladó a Granada con su familia, abrió en esta ciudad su propia academia, en la que expli-

caba matemáticas y astronomía. Llegó a conocer y estudiar bien los libros de Ptolomeo y, al igual que

Azarquiel (1029-1087), fue famoso por sus observaciones astronómicas; de hecho, el rey Alfonso X uti-

lizó sus libros y sus apuntes para sus obras de astronomía, entre ellas su Libro de los planetarios, que

escribió hacia el año 1026 y que Alfonso X mandó corregir y traducir bajo el nuevo título de Libro de los

instrumentos de las láminas de los siete planetas. Esta misma obra fue continuada posteriormente por

Azarquiel hacia el año 1081.

202

O Samuel ben Nagrela. Hacemos observar que, al menos en adelante, lo mismo se puede decir (y

escribir) ibn que ben, siempre con el significado de “hijo de”.

203

En 1027 fue investido con el título de Naguid o Príncipe de las aljamas judías del reino y en el mismo

año fue nombrado visir de del rey de la taifa de Granada. En 1038 actúa como general de los ejércitos del

hijo mayor de Habús ibn Maksan, su sucesor en Granada, Badis ibn Habús, en la prolongada lucha (a lo

lardo de veinte años) contra los reinos de taifa vecinos: Sevilla, Málaga, Almería y Carmona. Ibn Nagrela,

como valido en Granada, fue el verdadero gobernante de este reino hasta su muerte en el año 1057. Mien-

tras gobernó, el reino de taifa de Granada se extendió hacia el norte, por buena parte de la que fue la cora

de Yayyan (correspondiéndose con la actual provincia de Jaén y bastante territorio de las provincias ac-

tuales de Ciudad Real y Almería.

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~ 99 ~

A Habús ibn Maksan le sucede su hijo Badis ibn Habús, aunque una parte de los

granadinos apoyó a su sobrino Yaddair ibn Hubasa (se sabe que conspiró para hacerse

con el trono). Pasó que Samuel ibn Nagrela apoyó a Badis, quedando así éste (lo mismo

que Samuel) reforzado en el poder. En este mismo año 1038, Badis tuvo que enfrentarse

a Zuhair, rey de la taifa de Almería,204

incitado por su visir Ibn Abbas. Badis logró so-

focar el ataque (en la batalla de Al-Funt, no lejos de Granada, el 4 de agosto) y con-

quistarle después parte de su territorio a Zuhair, que resultó muerto en el combate.205

Ibn Abbas fue hecho prisionero y llevado a Granada. El 24 de septiembre murió ejecu-

tado.

Samuel ibn Nagrela mostró un permanente apoyo a las ciencias, muy particularmente desde el punto de

vista judío y talmúdico, siendo gran erudito y literato, sin renunciar a ser un gran polemista con los que

consideró errores del islamismo.

Fue un gran poeta elegíaco, lamentando la ausencia de parientes y amigos, así como la efímera inestabi-

lidad de todo lo humano, lamentando mucho los errores y los horrores de las guerras. Casi todas sus com-

posiciones destacan por su elevación moral y filosófica, cercana en ciertos aspectos a la poesía de este

género escrita muchos años después por nuestro clásico Quevedo (1580-1645). Su obra literaria se reco-

ge, en su mayor parte, en Diván (o Diwan) donde se incluyen composiciones poéticas en hebreo con mar-

cada influencia de temas y formas árabes. Entre sus obras poéticas destacan Ben Tehillim (Nuevos Sal-

mos), Ben Michlé (Nuevos Proverbios) y Ben Qohélet (Nuevo Eclesiastés), todas ellas, como sus títulos

indican, de inspiración bíblica. Escribe asimismo, en prosa, una Introducción al Talmud, El libro de la

riqueza. Cultiva también la poesía profana, de temática variada, que comprende desde composiciones mi-

litares y políticas hasta poemas amorosos y elegías. Como otros grandes poetas de estos tiempos, inclui-

dos los judíos, Ibn Nagrela cultivó también la poesía homoerótica. Es la figura principal de la espléndida

novela histórica del malogrado Felipe Romero (muerto en 1998) El mar de bronce, donde se reconstruye

su rivalidad con Salomón ibn Gabirol.

204

Amirí sucesor de Jayrán.

205

A Zhair le sucedió, con muy breve reinado, Abu Bark al-Ramini. Con él desapareció el reino de taifa

de Almería, que resultó repartido en su territorio por los reinos de taifa vecinos.

Abdalaziz al-Mansur, rey de Valencia, entró en la alcazaba de Almería (a primeros de septiembre) y se

anexionó luego los territorios de la taifa correspondientes a los dominios murcianos y almerienses. Abda-

laziz emprendió una nueva reforma de la alcazaba de Almería adaptándosela para sí y para la nueva si-

tuación. En Murcia mantuvo el poder como gobernador Muhammad ibn Ahmed ibn Tahir, miembro de

una poderosa familia local, dependiendo ahora del rey valenciano.

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Reino taifa de Granada en el año 1037

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~ 101 ~

HILDESHEIM

(BAJA SAJONIA)

El 5 de mayo, en Hildesheim (Baja Baviera), murió Gotardo (Gotthard), su obispo, en

el décimo sexto año de su pontificado, tras breve enfermedad.206

Tenía 79 años de edad.

Había nacido en Reichersdorf, cerca de Niederalteich, distrito de Deggendorf, en la

Baja Baviera. Su padre, Ratmund, era vasallo de los monjes de la abadía de Niederal-

teich. Gotardo se educó allí, estudiando con buenos resultados bajo la guía del monje

maestro Uodalgisus. Luego fue sirviente en la corte del arzobispo austríaco de Salz-

burgo, siendo administrador. Después de viajar por varios países (incluida Italia) como

monje itinerante, completó sus estudios mientras era sirviente de Liutfrid en la escuela

catedralicia de Passau (Baviera).

Cuando Enrique II de Baviera207

decidió transformar la casa capitular o colegio de

Niederalteich en monasterio benedictino, Gotardo permaneció allí como novicio, llegan-

do a profesar luego como monje en el año 990, cuando era abad Ercanbert. En el año

993 fue ordenado sacerdote y se convirtió a partir de entonces en prior y rector del no-

viciado. En 996, habiendo sido elegido abad, implantó allí la reforma cluniacense, ha-

ciéndola extensiva e intensiva a otros lugares, muy amparado y protegido en todo por el

patronazgo imperial de Enrique II.

El 22 de diciembre del año 1022, Aribo, arzobispo de Mainz, lo nombró obispo de

Hildesheim, desde donde pronto consiguió fondos para construir unas treinta capillas en

la zona. En verdad fue un hombre santo y de mucha valía espiritual y pastoral.

San Gotardo de Hildesheim

206

San Gotardo o Gotardo de Hildesheim, sin duda uno de los Santos más significativos de la Edad Me-

dia. Fue canonizado por el Papa Inocencio II en el año 1131. Se conmemora el 4 de mayo.

207

Luego Emperador y Santo.

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~ 102 ~

SZÉKESFEHÉRVÁR Y

ESZTERGOM (HUNGRÍA)

En la ciudad húngara de Székesfehérvár, el 15 de agosto, recibió sepultura el rey Es-

teban I de Hungría.208

Tenía 63 años de edad,209

habiendo reinado durante los 38 últi-

mos, siendo el primero de los reyes húngaros con tal reconocimiento internacional. Hijo

de Géza (972-997) y de Sarolta,210

se casó con Gisela de Baviera.211

La boda se celebró

en la abadía alemana de Scheyern (año 996), después de las tensiones producidas por

Enrique de Baviera el Pendenciero sobre todo un año antes. Tras la muerte de su padre,

gobernó como Gran Príncipe entre los años 997-1000 y posteriormente como rey, tras

solucionarse todo lo referente a la rebelión de Cupan (desde el año 997).212

Mucho lleva

recorrido este reino de Hungría en los tiempos que han transcurrido desde la muerte del

Príncipe Árpád (año 907), siendo ya un reino unificado y sólido después de tantas vici-

situdes tribales. Tiene este reino de vecino nada menos que al Sacro Imperio Romano

Germánico. Estuvo muy acertado Géza en aproximarse a este Imperio y a la Santa Sede.

208

Canonizado como Santo y reconocido como el Patrono de Hungría. Se conmemora el 16 de agosto.

Este santo rey promovió la construcción de numerosas abadías, monasterios e iglesias, dando término a

otras edificaciones ya iniciadas por su padre, como por ejemplo la abadía de Pannonhalma. Pero la cons-

trucción más significativa y emblemática de Hungría fue la imponente y grandiosa basílica de Székes-

fehérvár, donde se coronaron y enterraron muchos de los monarcas húngaros.

En la basílica de San Esteban, en Budapest, se conserva como reliquia la mano derecha del santo rey

húngaro.

209

Habiendo nacido en Esztergon (Estrigonia), la ciudad real de Hungría.

210

Hija del jefe tribal húngaro Gyula de Transilvania. Según la tradición, antes de que el futuro monarca

húngaro naciese, el protomártir San Esteban se le apareció a su madre Sarolta y le anunció que su hijo

sería un gran monarca, y que debería llevar su nombre. De esta forma, si bien San Esteban recibió el

nombre pagano de Vajk, una vez que su familia se cristianizó adoptó el nombre de Esteban y llevó vida

ejemplar como cristiano.

211

Hermana de San Enrique, el emperador Enrique II.

212

Cupan pretendió tomar por esposa a la reina viuda de Géza y no reconocer a Esteban. En conse-

cuencia se produjo un enfrentamiento militar cerca de la actual ciudad húngara de Veszprém, donde Cu-

pan fue derrotado por las tropas húngaras y germánicas. Puesto que Gisela, la esposa de Esteban, era de

Baviera, vinieron con ella numerosos caballeros, clérigos y nobles germánicos, entre ellos el conde Ven-

celino de Wasserburg con el caudillo húngaro Csanád, quienes comandaron la batalla de Veszprém contra

Cupan.

Cupan acabó (literalmente) descuartizado, cortado en cuatro pedazos que fueron enviados a las cuatro

ciudades más importantes de Hungría entonces: Veszprém, Esztergom, Fehérvár y Gyulafehérvár. Allí

fueron colocados esos trozos del muerto en las respectivas puertas de cada ciudad como claro mensaje pa-

ra aquellos paganos que, como Cupan, desearan seguir oponiéndose al cristianismo y al Príncipe Esteban.

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~ 103 ~

La cercanía y buenas relaciones entre Esteban I de Hungría y el emperador Enrique II

hemos de valorarlas de forma muy positiva.

Siendo la familia de Esteban ya cristiana, éste recibió una sólida formación bajo la

guía del santo obispo Adalberto de Praga, gran evangelizador de Hungría.

Una vez coronado formalmente (diciembre del año 1000) como “rex pannoniarum”

(rey de los panonios), posteriormente sería conocido como “rex ungarorum” (rey de los

húngaros), Esteban se convirtió oficialmente en un rey cristiano y Hungría pasó a ser

reino.213

Esteban creó pronto nuevas diócesis, hasta diez, en este su reino.214

Con todo,

tuvo que atender y dirigir también personalmente todo lo concerniente al ejército y a las

campañas militares. Tenía un gran sentido de la seguridad y de la paz, del orden y de la

libertad. Cabe que destaquemos cómo se alió con Basilio II de Bizancio contra el zar

búlgaro Samuel, siendo éste derrotado en el año 1018. Y cuando Conrado II, sucesor del

emperador Enrique II se propuso atacar e invadir Hungría (año 1030) y someter a Es-

teban a vasallaje, éste, comandando su ejército con su hijo Emérico,215

no dudó en ha-

cerle frente y derrotarlo (batalla de Gyor). Conrado II no volvió a importunar con su in-

vasiva presencia a Esteban.

Habiendo muerto su único hijo Emérico, Esteban I de Hungría nombró sucesor suyo a

su sobrino Pedro Orseolo, hijo de una hermana suya y del dux de Venecia Otón Orseolo

(cuñado).216

Ante esto, un noble húngaro llamado Vazul, de la dinastía de Árpád como

213

Fue el segundo de los reinos que se crearon en la Europa central-oriental, después de Croacia. Polonia

y Bohemia, entre otros territorios, sólo tenían aún el rango de Principado o Gran Ducado.

El arzobispo San Anastasio de Esztergom (otro de los pupilos de San Adalberto de Praga y tercero de

los arzobispos de Esztergom, durante los años 1007-1036), actuando como legado enviado por el Papa

Silvestre II, fue quien realizó religiosamente la coronación de San Esteban I de Hungría.

San Atanasio, que se conmemora el 12 de noviembre, fue el primer abad de Pannonhalma y muy

acertado consejero de la monarquía húngara. Fue en el año 999 cuando San Esteban la mandó a Roma

para gestionar todo lo referente a su coronación ante el papa Silvestre II.

214

Numerosos obispos y arzobispos, además de abades, muchos de ellos canonizados, sirvieron inte-

lectual y religiosamente al monarca San Esteban de Hungría, asistiéndole en lo legislativo y en todo lo

concerniente a la vida política, administrativa y moral. También en lo económico, acuñando moneda,

prosperó el reino de Hungría.

San Esteban de Hungría facilitó también el caminar en peregrinación a Tierra Santa, siendo esos cami-

nos los que luego se utilizaron en las expediciones de las cruzadas. En Roma y en Jerusalén fundó resi-

dencias de hospedaje para los húngaros peregrinos a esos lugares.

215

San Emérico (se conmemora el 4 de noviembre). Fue canonizado a la vez que su padre y que su pre-

ceptor, San Gerardo Sagredo, obispo de Csanád, mártir (se conmemora el 24 de septiembre) y otros

santos más. Esta canonización, solicitada por el rey Ladislao I de Hungría estando debidamente presen-

tada según todos los requisitos canónicos, la celebró el Papa San Gregorio VII en el año 1083.

San Emérico, sobre el que se conservan muchas leyendas, fue el único hijo que tuvieron San Esteban de

Hungría y su esposa Gisela. Murió a causa de las heridas que le proporcionó un jabalí durante una cacería

(año 1031).

216

Pero Esteban favoreció al dux Orseolo, porque contaba con Gisela como buena aliada y porque desde

Venecia habían acudido a apoyar a Esteban contra Conrado II, habida cuenta de que éste premeditaba

también el hecho o posibilidad de invadir Venecia.

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~ 104 ~

Esteban, se negó a aceptar la resolución del monarca tachándola de inconveniente e im-

prudente. Después de ser llamado al orden por el monarca, sin conseguir entrarlo en ra-

zones, Esteban mandó que lo arrestaran y lo cegaran.217

Así pues, Pedro Orseolo, con 28

años de edad, es quien sucede a Esteban.218

Pedro está casado con Judit de Schwein-

furt, princesa de Baviera. Gisela queda viuda, permaneciendo muy participativa en los

asuntos del reino húngaro.219

Escultura del Rey San Esteban I en la Catedral de Budapest

San Emérico San Gerardo Sagredo

217

Después de esto, los hijos de Vazul, los príncipes Andrés y Bela, escaparon a tierras lejanas, pero re-

gresarán y, en su momento, sucederán en el trono a Pedro Orseolo.

218

Como tendremos ocasión de considerar, reinará en Hungría en dos ocasiones o períodos diferentes:

entre 1038-1041 y entre 1044-1046.

219

Su muerte acaecerá en el año 1059. Un año antes será la muerte de Judit de Schweinfurt.

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AÑO 1039

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~ 106 ~

MONASTERIO DE SAN

CUGAT DEL VALLÉS

En el monasterio de San Cugat del Vallés220

se celebró la boda del conde Ramón Be-

renguer I de Barcelona, de 16 años de edad, con Isabel de Nimes.221

Al contraer estas

nupcias se da por supuesto el reconocimiento de la mayoría de edad del conde.222

220

Este monasterio, sin duda el de mayor importancia del condado de Barcelona, fue construido en el

siglo IX y de él podemos destacar su impresionante claustro. Los orígenes de su construcción se debieron

a la decisión de unir a una fortificación ya existente la pequeña iglesia (del siglo V) que contenía los res-

tos o reliquias de San Cucufato (o San Cucufate, que en catalán se dice Cugat) bajo la custodia de una co-

munidad de monjes benedictinos (documentada esta comunidad a partir del año 878).

San Cucufato fue un mártir cristiano que participó vivamente en la evangelización de Cataluña durante

el siglo III. Murió degollado durante la persecución del emperador romano Galerio Maximiano (293-311).

Esto fue lo último, porque legendariamente se cuenta que primero le abrieron el vientre y le sacaron las

tripas, pero él mismo se curó de ello, procediendo con milagrosa habilidad. Posteriormente fue condenado

a morir en una hoguera, la cual se apagó milagrosamente cuando pusieron en ella al santo mártir. Luego

de esto fue cuando lo degollaron.

El monasterio de San Cugat fue uno de los lugares atacados por las tropas de Almanzor (año 985), aun-

que no sufrió demasiados daños y pronto fue todo reconstruido bajo la dirección de su abad de entonces,

llamado Odón (Otón).

Después del siglo XI tuvo mucha gestión y administración sobre este monasterio el obispado de Barce-

lona.

221

Isabel de Nimes era probablemente hija del vizconde Ramón Bernat I de Nimes, ciudad del sur de

Francia, actualmente capital del departamento de Gard. Es una ciudad famosa por su monumentalidad de

la época romana, de la que se conservan muchos restos. Destacan su anfiteatro (la Arena de Nimes, el an-

fiteatro romano que mejor se conserva en todo el mundo), en la que aún se celebran espectáculos y co-

rridas de toros, y un antiguo templo romano (la Maison Carrée, el único templo romano del mundo que se

conserva íntegro). En el entorno de la ciudad, con las que fueron las murallas romanas, se hallan la torre

Magna y el puente romano del Gard (uno de los más célebres acueductos romanos, construido por Agripa

cuando aún no estábamos en el siglo I de nuestra era). La llanura de Nimes se fue llenando de colonos

romanos, muchos de ellos veteranos del ejército, que recibían tierras para asentarse.

Nimes, en el siglo II, a pesar de que existía Narbona, fue la capital de la provincia romana Narbonense.

Después cayó en poder de los visigodos (año 462), sucediéndose luego la batalla de Vouillé (entre vi-

sigodos y francos, en el año 507) y el final del reino de Toulouse formándose a partir de entonces la Sep-

timania visigoda.

Anduvieron por aquí también los musulmanes y los visigodos perdieron Nimes (año 719). En el año

754, habiendo pasado a manos de los carolingios, se asentó aquí un condado vinculado a la Septimania y

más tarde al condado de Toulouse (año 872). Los vizcondes de Nimes aparecen en el siglo IX y pronto

entroncaron con la casa vizcondal de Albi, feudataria (nominalmente al menos) de Toulouse. Nimes, sede

episcopal desde el siglo V, vio construirse o remodelarse mucho su catedral de San Castor a partir del si-

glo XI.

Hasta el año 1185 no reconocieron los vizcondes de Nimes la soberanía feudal de Toulouse sobre ellos.

Nimes será ocupada por los cruzados de Simón de Monfort (año 1215) pero volverá a manos de los

vizcondes por mucho tiempo, hasta que sea plenamente incorporada a la Corona de Francia. Nimes tendrá

muchos momentos de todo tipo a lo largo de su historia, siendo, por ejemplo, en los tiempos renacentistas

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~ 107 ~

Monasterio de San Cugat del Vallés

de la Reforma, un bastión importante de los hugonotes. A partir del siglo XIX es una ciudad próspera en

una zona próspera.

222

Ramón Berenguer I, como habrá ocasión de ver, se casará en otras dos ocasiones (1051 y 1056) y ten-

drá varios hijos.

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~ 108 ~

UTRECHT Y ESPIRA

Enfermo de gota, el 4 de junio, murió en Utrecht el emperador Conrado II del Sacro

Imperio Romano Germánico,223

en el año décimo quinto de su reinado, cuando tenía 49

años de edad. Recibió sepultura en la catedral de Espira, que aún está en construc-

ción.224

Se había anexionado a sus dominios los amplios territorios de Lorena, Borgoña y Sua-

bia. Sus primeros años de reinado los dedicó mucho a consolidar su autoridad y a su-

primir las revueltas dirigidas por su hijastro, Ernesto de Suabia, y por los magnates de

Italia y Lorena. Tras ser coronado, recorrió todos los territorios de sus dominios para re-

cabar lealtad y sumisión.

Sus principales consejeros fueron los arzobispos de Augsburgo y Estrasburgo. En el

año 1025 cedió la norteña Slesvig al reino de Dinamarca, donde hubo de reconocerse la

supremacía del arzobispado de Bremen sobre toda las tierras escandinavas, sirviendo

todo ello para fijar fronteras y defensas por el norte y también por el este, por donde se

extienden los polacos.

En 1027 se dirigió a Italia para procurarse su coronación imperial. En ese mismo año

recibió en Milán la emblemática Corona de Hierro de los lombardos y, después de ven-

cer a la oposición de las ciudades de Pavía y Rávena, fue coronado emperador en Roma,

por el Papa Juan XIX (el 26 de marzo), con presencia de muy altos dignatarios, entre

ellos los reyes de Dinamarca y de Borgoña.

En mayo de ese mismo año 1027 regresó a Alemania, procediéndose allí a la coro-

nación de su hijo Enrique, el que ahora le sucede como Enrique III, habiendo estado

asociado antes al trono paterno. Esto provocó revueltas entre otros familiares y al final,

con el tiempo y con los debidos procedimientos, se fue arreglando todo.

Luego de ello, Conrado II pudo ocuparse de los otros problemas acuciantes en su Im-

perio: las siempre amenazantes incursiones expansionistas de húngaros y de polacos. En

223

Primer monarca de la dinastía salia o francona en este Imperio, tras la dinastía sajona que se cerró en

el año 1024 con Enrique II (San Enrique).

Hijo de los condes Enrique y Adelaida de Tigesheim, Conrado era biznieto de Conrado el Rojo y des-

cendiente matrilineal de Otón I. En 1016, por su matrimonio con Gisela de Suabia, viuda, aumentó

extraordinariamente sus dominios. Al morir el emperador Enrique II se extinguió la dinastía de Sajonia y

era necesario elegir un sucesor que perteneciese a la descendencia de Enrique I el Pajarero. Los apoyos

para la elección de Conrado provinieron de la alta nobleza y clero alemanes (aunque los monjes se opu-

sieron, porque no veían a Conrado comprometido con la reforma cluniacense). En todo caso, Conrado II

fue elegido rey en la dieta reunida en Camba el 8 de septiembre de 1024, siendo más tarde coronado en

Maguncia.

224

En realidad, sus vísceras y sus intestinos fueron enterrados en la catedral de San Martín de Utecht,

siendo llevados los demás restos de su cuerpo a la catedral de Espira.

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~ 109 ~

1032 venció Conrado II a Miecislao de Polonia y pudo restablecer las marcas orientales

del Imperio.225

Tras la muerte de Rodolfo de Borgoña (septiembre del año 1032), su sobrino, el conde

Otón de Champaña, reclamó sus derechos hereditarios a la corona borgoñona. Conrado

II lanzó contra él un poderoso ejército que venció, de modo que en el año 1034 pudo

ceñirse también la corona de Borgoña, quedando este reino definitivamente anexionado

al Imperio.

Con el fin de reforzar su poder regio e imperial, Conrado II hizo hereditaria la corona,

reconociendo el derecho de sucesión en sus feudos, de modo que mejoraron las relacio-

nes con los grandes señores mediante una nueva regulación de las obligaciones entre se-

ñores y vasallos. A excepción de Borgoña y de Sajonia, todos los demás ducados fueron

cedidos a su hijo, su sucesor ahora, Enrique III. El ducado de Suabia lo adquirió tras la

muerte de su hermano menor, Germán, que lo poseía.

El emperador Conrado II fue reclamado para ir a Italia en el año 1036, cuando se

produjo un levantamiento de la pequeña nobleza contra el arzobispo Ariberto de Milán.

En un primer momento Conrado se puso del lado del prelado, pero en la dieta de Pavía

(año 1037), después de conocer las expoliaciones y abusos llevados a cabo por Ariberto,

lanzó contra él una severa condena y puso sitio a Milán. Fue durante este asalto cuando

el emperador promulgó su Edictum de beneficiis, ordenando que los feudos no otorga-

dos por el soberano deban pasar en herencia de padre a hijo o de hermano a hermano,

beneficiándose así la pequeña o baja nobleza.226

El significado del Edictum de beneficiis

no es otro sino el del cambio de las instituciones eclesiásticas por las civiles, lo cual

traerá sus consecuencias, sobre todo porque su hijo y sucesor, Enrique III, se muestra

más propicio a intervenir e imponerse en los asuntos eclesiásticos, ciertamente siendo

favorable a la reforma cluniacense, aunque a su manera.227

225

Tras la muerte de su predecesor (el emperador San Enrique II, que apoyó a los húngaros en su proceso

de cristianización y en llegar a ser reino), Conrado II, sin mantener las buenas relaciones con Hungría

pretendió más bien ganarles terreno. De inmediato expulsó de Hungría al dux Otón Orseolo de Venecia y

a su hijo Pedro Orseolo, casado con una hermana del santo rey Esteban I de Hungría, desplazándolos

cuanto pudo de cualquier aspiración de poder. En 1030, invadió Conrado II Hungría, siendo entonces

cuando se libró la batalla de Gyor, en territorio húngaro. Esta ofensiva de Conrado fue desastrosa para él,

pues el santo rey Esteban I expulsó a sus tropas y las persiguió hasta Viena. En 1031 tuvo que firmar

Conrado II un tratado de paz con el rey húngaro y sólo así terminaron sus pretensiones de conquistas

sobre el territorio de Hungría.

226

Mediante el Edicto de Pavía o Edictum de beneficiis (del 28 de mayo de 1037), Conrado II convirtió en

hereditarios los pequeños feudos o valvasores italianos, disminuyendo así su dependencia de los capitanei

o vasallos directos de algún obispo o conde, lo cual repercutió en tener a su favor la pequeña nobleza. Sin

embargo, Conrado II se mantuvo enfrentado a los grandes señores y al pudiente clero terrateniente que de

tanto apoyo sirvió anteriormente a sus predecesores, desde Otón I a Enrique II. Las nuevas directrices de

Conrado II, que tendrán sus repercusiones socio-económicas y políticas, produjeron también una libera-

lización del mercado que contribuyó al auge del comercio y, por lo tanto, a la prosperidad.

227

Enrique III, que pasará a la historia apodado como el Negro, será coronado Emperador por el Papa

Clemente II en el año 1046 y marcará la pretendida supremacía del Imperio sobre el Papado. Durante su

reinado llegará el Sacro Imperio Romano Germánico a su más destacado apogeo, un apogeo sólo com-

parable al de los tiempos de Carlos V (y Carlos I de España) en pleno siglo XVI.

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~ 110 ~

Al regresar Conrado desde Italia a Alemania, sus ejércitos fueron diezmados por la

peste y él se agravó en su enfermedad de gota; murió en Utrecht, como queda dicho. Su

hijo Enrique III, sucediéndole, se hace cargo del Imperio, cuando tiene 22 años de edad.

Está casado (desde al año 1036) con Guninda, una hija de Canuto II de Dinamarca. Ha-

brá que ir viendo el desarrollo de su política, también la de repercusión internacional.

Tomando muy en serio sus títulos de Emperador Romano y Rey de los Romanos,

Conrado II consideró que Italia y Roma deberían ser partes integrales del Imperio. Esta

política le puso en oposición con los más destacados eclesiásticos y con las ciudades

más comerciales y mercantiles de Italia. Por eso necesitó Conrado II apoyarse en la pe-

queña nobleza.228

Conrado II tuvo éxito en lo concerniente a la administración imperial,

al frente de la cual puso a familiares y personas de toda su confianza. Se perfila con ello

un sobreponerse cesaropapista del Imperio sobre la Iglesia. El tesoro imperial está só-

lidamente pertrechado y es abundante. Habrá que ir viendo, pero eso del cesaropapismo

es lo que se prevé.

Conrado II

228

Sus sucesores evitarán estas directrices marcadas por Conrado II.

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REINO TAIFA

DE ZARAGOZA

El 23 de agosto, asesinados, murieron el rey de la taifa de Zaragoza, Al-Mundhir II, y

su visir, el judío Yekutiel ben Isaac.229

Todo se produjo en la rebelión instigada por Abu

Muhammad Abd Allah ibn Hakam al-Muzaffar, pariente lejano de Al-Mundhir, al que

le arrebata el trono. De todos modos, con él termina la dinastía yemení tuyibí en el do-

minio de la zona, porque acabó depuesto (el 20 de septiembre) por el muy defraudado

gobernador de Lérida y de Tudela, Sulaymán ibn Muhammad ibn Hud al-Mustain, el

cual, de ascendencia árabe yemení, como lo son también los Banu Hud, reclamó a su

vez el trono de Zaragoza.230

229

Este judío fue el maestro y mecenas del poeta Ibn Gabirol, el cual se trasladó a Granada, siendo allí

secretario-poeta al servicio del visir, y también poeta, Samuel ibn Nagrela.

230

Según las crónicas, en este año 1039, Abd Allah ibn Hakam al-Muzaffar, después de asesinar al rey de

la taifa de Zaragoza, escapó como pudo del alcázar de Zaragoza llevándose sus tesoros y se refugió en el

castillo de Rueda de Jalón. Allí retuvo también como rehenes a dos hermanos del rey asesinado y a otros

destacados cautivos. La taifa de Zaragoza fue años después dividida y repartida. Al-Muqtadir, que se

había quedado al mando de Zaragoza, logrará incorporar a su dominio Lérida (año 1081) y convertirá el

castillo de Rueda en prisión perpetua para Al-Muzaffar.

Resumiendo, según las crónicas y haciendo síntesis acerca del desarrollo o evolución del reino de taifa

de Zaragoza, podemos relatar que todo empezó con la dinastía tuyibí de Al-Mundir I en el año 1018.

Quiso Al-Mundir darle a Zaragoza mucho esplendor y categoría de gran Corte. Por eso restauró, remo-

zó o amplió los más emblemáticos edificios, tales como la mezquita aljama (lugar que hoy ocupa la Seo o

catedral de Zaragoza). También se rodeó de sabios secretarios-poetas, destacando entre ellos Ibn Darray y

Said al-Bagdadi.

El gobernador de la taifa de Lérida, Sulaymán ibn Hud al-Mustain (que años después será proclamado

rey de Zaragoza), iniciará allí la dinastía hudí. Para contrarrestar las apetencias de Al-Mustain, Al-Mundir

I tuvo que aliarse con los condados de Barcelona y de Castilla, logrando así mantener la paz en su reino.

A partir del año 1022, habiendo muerto Al-Mundir I, fue rey de la taifa de Zaragoza Yahya al-Muzaffar,

su hijo, que tuvo que hacer frente a las hostilidades de Sancho III de Pamplona. Yahya llevó a cabo una

campaña contra Nájera y consiguió entonces cautivos y mucho botín. Se casó con la hermana de Ismaíl,

rey de Toledo desde el año 1028. Fruto de aquel matrimonio nació Al-Mundir II (Mu'izz al-Dawla), que

fue quien le sucedió al morir (año 1036).

Asesinado ahora por Abd Allah ibn Hakam, Al-Mundir II pasa a la historia como el último de los tu-

yibíes reinando en la taifa de Zaragoza. De Abd Allah ibn Hakam hay que decir que sólo fue rey de la

taifa de Zaragoza por unos días que no llegaron a juntar un mes (aunque le dio tiempo a acuñar moneda

con su nombre). Finalmente, con la ayuda de la descontenta nobleza de la ciudad, se impuso en Zaragoza

el gobernador (de Lérida y de Tudela) Sulaymán ibn Hud. Así pasó a reinar en Zaragoza la dinastía hudí,

la cual se mantendrá allí hasta el año 1110. Será una dinastía que le dará a Zaragoza su máximo esplendor

político y cultural.

Sulaymán ibn Hud destacó mucho en el ejército de Almanzor. Tras los disturbios de sobras conocidos

desde entonces, el prestigio de Sulaymán en la zona hizo que fuera bien recibido en Zaragoza. Pronto

aprovechó esta circunstancia de ser acogido para ganarse el afecto de los zaragozanos. Asumió el poder

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Los rebeldes asesinaron también a la esposa de Al-Mundir II, la hermana del rey

Ismail de la taifa de Toledo. Éste lo dispuso todo para vengar los crímenes en Zaragoza,

pero no logró poder entrar en la ciudad.

También murió el célebre médico Marwan ibn Yanah,231

habiendo huido de Zaragoza

a raíz de las trágicas circunstancias de este año, al igual que había huido de Córdoba

cuando se recrudecía allí la fitna y se desataba una peste.

La aportación científica y médica de Marwan ibn Yanah es encomiable y de gran

interés. Su obra principal Kitab al-Taljis (vademécum o libro resumen de sus procedi-

mientos médicos o de curación) es un tratado fundamental sobre terapias y tratamientos

con novedosas innovaciones.

Patio del Palacio de la Aljafería (Alegría) de Zaragoza, residencia de los hudíes

en toda la zona y se lo aseguró instalando a sus hijos como gobernadores de los distritos de Huesca, Tu-

dela y Lérida.

Se alió con Fernando I de León para intentar extender sus territorios a zonas de la actual provincia de

Guadalajara, ante la oposición de la taifa de Toledo, que buscó como aliado a García III de Pamplona,

siendo estos respectivos aliados cristianos e hijos de Sancho III de Pamplona. Estas alianzas eran conse-

guidas a cambio de pagos anuales, por lo que tanto Toledo como Zaragoza comenzaban a pagar parias o

impuestos a los reinos cristianos, circunstancia ésta que iría debilitando progresivamente su poderío eco-

nómico, militar y político en beneficio de los reinos del norte o cristianos.

Sulaymán ibn Hud, el primer rey de la dinastía hudí en Zaragoza, habrá de morir en el año 1047.

Entonces, como ya antes se veía venir, sus cinco hijos acabarán separándose, independizándose, acuñando

moneda propia cada uno y, en fin, fragmentando todo lo que su padre unió. Todo quedará como sigue:

Lérida (con Yusuf al-Muzaffar), Huesca (con Lubb o Lope), Tudela (con Al-Mundir), Calatayud (con

Muhammad) y Zaragoza (con Ahmad al-Muqtadir). Será Al-Muqtadir de Zaragoza quien se impondrá

sobre sus hermanos y podrá poner fin a tanta división y guerra fratricida.

231

Parece ser que judío, nacido en Lucena (Córdoba).

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REINO TAIFA DE MÁLAGA

El lunes 8 de octubre de este año 1039, encontrándose en Bobastro, murió el rey de la

taifa de Málaga, Idris ibn Alí (Al-Muta Sayyad o Mutaayyad), hammudí,232

sin que de-

jara de llamarse califa. Iba a cumplir 45 años de edad. Su no muy prolongado reinado,

de cuatro años, se desarrolló en paz gracias a los eslavos y bereberes que le apoyaron

siempre.233

Durante el califato de Alí ibn Hammud (1016-1018), Idris se encargó del gobierno de

Málaga, que era la cabeza de puente que habían establecido los hammudíes en Al-Án-

dalus, mientras su hermano Yahya gobernaba en Ceuta, sucediendo allí a su padre. En el

año 1018, Idris se convirtió en hombre de confianza de su hermano, cuando Al-Qasim

ibn Hammud, tío de ambos, sin respetar el testamento político de Alí ibn Hammud, que

había nombrado heredero del califato a Yahya, se hizo proclamar califa en Córdoba.

Aquel año Idris fue enviado por Yahya al norte de África, mientras él mismo afianzaba

su dominio sobre Málaga y esperaba allí la ocasión propicia para derrocar a Al-Qasim y

dar así cumplimiento al testamento de Alí ibn Hammud. En 1021 accedió Yahya al tro-

no califal y nombró a Idris su heredero, aunque más adelante cambió su decisión y nom-

bró heredero a su hijo Hassan.

A la muerte de Yahya (año 1035) sus hijos eran muy jóvenes y el eslavo Abu-l-Fawz-

Nachá y el beréber Abu Chafar Ahmed ibn Abi Musa ibn Baqanna, clientes de los

hammudíes y que a su vez habían desempeñado cargos de gobierno con Yahya, ofre-

cieron a Idris el trono de Málaga, que tras la descomposición del califato en el año 1031

se había declarado independiente y cuyos gobernantes, desde Yahya, se habían titulado

califas. Idris, que se encontraba en el norte de África, recibió noticia de su elección y

viajó a Málaga, donde en noviembre de 1035 fue proclamado califa a condición de que

nombrase heredero a su sobrino Hassan y le entregara el gobierno de las plazas africa-

nas. Posteriormente recibió el juramento de fidelidad del pueblo de Málaga y de las

comarcas vecinas, con el reconocimiento también por parte de las taifas de Granada y

Almería. Idris adoptó el título de Al-Mutayyad bi-Llah y desde al menos 1037 emitió

moneda desde Málaga con su nombre. En 1036 mandó estrangular a su tío Al-Qasim,

que había sido capturado a comienzos del año 1024 por Yahya y había sido encerrado

232

De origen bereber pero con ascendencia árabe, sus padres fueron Alí ibn Hammud y Labbuna, una hija

de Muhammad al-Arizal, que fueron también los padres de Yahya ibn Alí, el que fuera califa de Córdoba

entre los años 1021-1023 hasta que fue derrocado y se estableció seguidamente en Málaga sin dejar de

llamarse califa pero independiente de Córdoba. También hubo una hermana (cuyo nombre no fue con-

signado en las crónicas) que se sabe que se casó con Muhammad, hijo del que también fue califa de

Córdoba el hammudí Al-Qasim.

233

Hermano y sucesor de Yahya I al-Mutali (que fue el noveno califa de Córdoba, de cuyo trono fue

expulsado y marchó entonces a Málaga, sin dejar de llamarse califa), la muerte de éste supuso la división

del territorio de la taifa malagueña en la taifa de Málaga propiamente dicha, gobernada por él, y la taifa de

Algeciras que se independizó y fue gobernada por su primo Muhammad ibn al-Qasim.

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en el alcázar de Málaga; después ordenó entregar el cadáver a sus hijos, sus propios

primos Muhammad y Hassan, que vivían entonces en Algeciras.

Idris nombró visir y principal consejero a Ibn Baqanna, que además desempeñó el

cargo de secretario canciller, y a Nachá lo designó como consejero y vigilante del prín-

cipe Hassan, a quien nombró gobernador de Ceuta. A finales de 1039 Idris se vio obli-

gado a intervenir en la lucha que sostenían las taifas de Granada, Almería y Carmona

contra Abu-l-Qasim Muhammad de Sevilla. En septiembre de aquel año, al mando de

Ibn Baqanna, envió un ejército a socorrer a Muhammad I de Carmona, pues éste había

sido atacado desde Sevilla.234

Tras la victoria sobre los sevillanos por los aliados en

Écija (5 de noviembre de este año 1039), Idris cayó gravemente enfermo y fue llevado a

Málaga, sin que pudiera llegar a la capital, pues murió en Bobastro.235

A Idris ibn Alí le sucede su hijo Yahya II ibn Idris, de 19 años de edad, adoptando el

título califal de Al-Qaim bi-amr Illah, con la kunya de Abu Zakkariyya. Todo ello ha

ocurrido en la misma ciudad de Málaga. Quien proclamó califa a Yahya II ibn Idris fue

el visir de su padre, el bereber Ibn Baqanna.

No pocos entendieron enseguida que con la proclamación de Yahya II se vulneró el

testamento político de Idris I ibn Alí, que había aceptado como una de las condiciones

para acceder al trono de Málaga que nombrara heredero y sucesor a su sobrino Hassan

ibn Yahya, gobernador de Ceuta cuando le sobrevino la muerte a su tío Idris. Hassan ibn

Yahya tenía como tutor y consejero al eslavo Nachá o Naya al-Siqlabi, que resulta ser

enemigo acérrimo de Ibn Baqanna.

Así pues, Hassan ibn Yahya, invocando el testamento de Idris I ibn Alí, denunció la

ilegitimidad califal de Yahya II ibn Idris y, atacándolo eficazmente, logró destronarlo.236

Todo provino desde Ceuta. La proclamación de Yahya II ibn Idris no fue bien recibida

allí y Nachá se apresuró a poner remedio proclamando califa a Hassan, lo cual fue jura-

do por los ceutíes y por los demás habitantes de las plazas africanas. Ante la flota que

organizó Nachá desde África para tomar Málaga y hacer valer los derechos de Hassan,

Yahya asistió inactivo y desconcertado, metido en la ciudad y sin atreverse a salir de

ella. Cuando la situación se hizo insosteniblemente tensa, Yahya se avino a parlamentar

con los sitiadores y acabó abdicando a favor de Hassan, haciendo valer la condición de

234

Se sabe que Badis ibn Habús, rey de la taifa de Granada, fue el más interesado en frenar el expan-

sionismo de la taifa de Sevilla, lográndolo en Écija con los aliados de Málaga y de Badajoz, otra taifa que

necesitaba frenar el expansionismo sevillano por sus dominios.

235

Según las crónicas, Idris fue un buen gobernante, de mucho talento y distinguida generosidad, siendo

su reinado bastante pacífico y próspero. Pero le pasó finalmente lo que parece que fue habitual entre los

hammudíes, que su testamento político fue ignorado.

236

Este destronamiento ocurrió ya en febrero del año 1040 (lo anticipamos aquí por mera razón argu-

mental de nuestro relato). Así pues, el reinado de Yahya II ibn Idris en el reino de taifa de Málaga fue

breve, no pasó de cuatro meses de duración.

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no ser muerto y de conservar sus más elementales pertenencias, así como las de sus par-

tidarios, que tampoco habrían de morir.237

La alcazaba de Málaga

237

Como queda dicho, todo esto ocurrió ya en el año 1040, entre febrero y marzo. Después de su abdi-

cación no tenemos noticias de las crónicas sobre él, salvo que Hassan se encargó de que fuera envene-

nado, sobre todo por sus recelos contra los bereberes, que ya sabemos que fueron los generalmente consi-

derados culpables de todos los males que se habían cernido sobre Al-Ándalus.

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Año 1040

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EL CAIRO

En El Cairo,238

murió Abu Alí al-Hasan ibn al-Hasan ibn al-Haytam, comúnmente co-

nocido en Occidente como Alhazen o Alhacén, célebre matemático, astrónomo y cien-

tífico árabe.239

Tenía 75 años de edad.

Contribuyó acertadamente a establecer los principios de la óptica, sin que nadie ante-

riormente hiciera las aportaciones que él hizo sobre esta materia.240

Sin duda pasa a la

historia como un físico de primera magnitud e importancia. Sus trabajos fundamentales

están referidos a la óptica geométrica, defendiendo, al contrario que Ptolomeo, que la

luz procede del sol, sin que los objetos la tengan propia sino que la reflejan (y por eso

los vemos). Puso por escrito sus Dudas sobre Ptolomeo en muchos aspectos.

Alhacén

238

Sólo como probabilidad histórica.

239

Se le considera el creador del método científico.

240

Con sus trabajos y descubrimientos sobre lentes, espejos, refracción, reflexión lumínica, etc. Escribió

el primer tratado amplio sobre lentes, describiendo la imagen que se forma en la retina del ojo debido al

cristalino. Tuvo en cuenta –y así lo plasmó en sus obras– cómo se origina el arco iris. Construyó la pri-

mera cámara oscura, sin que se tenga constancia histórica de este invento anteriormente. Igualmente defi-

nió la idea de la finitud del espesor de la atmósfera terrestre. Algunos fundamentos sobre la fotografía son

inexplicables sin su referencia.

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HESSE (ALEMANIA):

MONASTERIO DE

KAUFUNGEN

En el monasterio alemán de Kaufungen, en la ciudad de Hesse, murió Cunegunda de

Luxemburgo,241

como religiosa benedictina después de enviudar del emperador alemán

Enrique II en el año 1024, habiendo sido, por tanto, emperatriz. Tenía 65 años de edad.

Recibió sepultura en la catedral de Bamberg, encontrándose su tumba muy cerca de la

de su difunto e ilustre esposo.242

241

Santa Cunegunda de Luxemburgo. Fue canonizada por el Papa Inocencio III en el año 1200 (29 de

marzo). Se conmemora el 3 de marzo. Fue hija del conde Sigfrido I de Luxemburgo y de Eduviges de

Nordgau. Recibió una esmerada y piadosa educación. Es la Santa Patrona de Luxemburgo.

242

San Enrique, al que nos hemos referido en muchas ocasiones.

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PITGAVENY (ESCOCIA)

El rey escocés Duncan I (Donnchad mac Crínáin) fue asesinado en Pitgaveny, cerca

de Elgin, el 15 de agosto, combatiendo a enemigos ingleses.243

Era hijo del abad laico y

hereditario Crínán de Dunkeld y de su mujer Bethóc, hija del rey Máel Coluim mac

Cináeda.244

Le sucede Macbeth.

Duncan I de Escocia

243

Sus propios hombres le asesinaron. Parece ser que participó en ello su sucesor, Macbeth, el rey prota-

gonista de una de las célebres obras de teatro de William Shakespeare.

244

Malcom II de Escocia (1005-1035), que también acabó asesinado.

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OXFORD (INGLATERRA)

Haroldo, de sobrenombre Harefoot (“pie de liebre”),245

murió en la ciudad inglesa de

Oxford, a la edad de 24 años, el 17 de marzo. Podemos recordarlo como uno de los hi-

jos (ilegítimos) de Canuto II el Grande (rey de Dinamarca, Noruega e Inglaterra), fruto

del matrimonio de éste (a la manera danesa) con Aelfgifu Aelfhelmsdotter.

A la muerte de Canuto (12 de noviembre del año 1035), su medio hermano Canuto

Hardeknut (hijo –legítimo– de Canuto II el Grande y de la reina consorte Emma de Nor-

mandía),246

le entregó la lugartenencia de Inglaterra mientras él se empleaba comba-

tiendo a Magnus I de Noruega.

Haroldo se proclamó rey de Inglaterra (año 1037). Durante su reinado ordenó cegar y

matar a Alfred Atheling, que con su hermano Eduardo247

se disponía a recuperar el tro-

no inglés.248

Mientras ocurría la muerte de Haroldo, su medio hermano Canuto Hardeknut se pre-

paraba para invadir Inglaterra y destronar a Haroldo (lo que hubiera hecho de encon-

trarlo vivo). Lo que sí hizo Canuto Hardeknut, una ven entronizado, fue desenterrar a

Haroldo de su sepultura (había sido sepultado en la abadía de Westminster), ordenando

que el cadáver fuera arrojado a un corral lleno de animales. Y así se hizo.

Haroldo Harefoot

245

Por su velocidad y destreza en la caza.

246

Mientras reinaba Haroldo en Inglaterra, Emma de Normandía se encontraba exiliada en Flandes.

247

Eduardo el Confesor, Santo, que será rey de Inglaterra entre los años 1042-1066.

248

Ambos eran hijos de Etelredo II el Indeciso (978-1016).

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Metz (FRANCIA)

El conde Fulco III de Anjou,249

murió en Metz, el 25 de junio, a los 63 años de edad.

Al regreso de una de sus varias peregrinaciones a Tierra Santa.

Este conde había ampliado mucho su condado de Anjou, gracias a sus dominios de

fuerza militar y habiendo atacado de continuo a sus nobles rivales y vecinos.250

Guerreó

mucho contra el condado de Blois.251

De esta manera se hizo fuerte ante la Corte fran-

cesa. También fue promotor de muchas construcciones de todo tipo, tanto civil como re-

ligioso.

Fulco III de Anjou fue un hombre contradictorio e inestable, de carácter a la vez im-

pulsivo y apacible, tan violento y agresivo como piadoso, dando pie a poderse convertir

en un personaje legendario. Y es que la crueldad de Fulco ha sido proverbial, ya fuera

con sus enemigos, sus súbditos o su propia familia. En el año 999, habiendo sorprendido

a Elizabeth De Vendôme, su primera mujer, con otro hombre, ordenó quemarla viva

vestida con su traje de novia. Pasado tan macabro y cruel episodio, volvió a casarse, con

Hildegarde de Aquitania (año 1001), de quien tuvo a su heredero, Godofredo II de An-

jou (nacido en 1006).

De Fulco III de Anjou puede decirse que era tan frío y calculador como tempera-

mental y apasionado en crueldad, pasando arrebatadoramente del pecado a la penitencia.

Efectivamente realizó varias peregrinaciones a Tierra Santa.252

En la siguiente ilustración se muestra su sello.

249

Conocido también como Fulco Nerra, El Halcón Negro o El Constructor.

250

Era hijo de Godofredo I de Anjou (938 - 987) y de Adelais o Adelaida de Vermandois. Destacó por su

valor en las campañas del rey Lotario (954-986) contra los normandos.

251

Este enfrentamiento se resolverá finalmente cuando Godofredo II de Anjou, su hijo y sucesor, derrote

a Teobaldo III de Blois (batalla de Nouy, en el año 1044).

252

Se cuenta que trajo varias supuestas reliquias de Jerusalén, entre ellas un trozo de piedra del Santo Se-

pulcro, que se le ablandó mientras la besaba y luego se volvió a endurecer, y un trozo de la Santa Vera

Cruz que pudo comprar allí.

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EPÍLOGO

LA GASTRONOMÍA ANDALUSÍ Y SU INCIDENCIA EN OCCIDENTE

Era habitual la comida rápida y en la calle, la misma que abundaba en los zocos, en

numerosos puestos y por parte de vendedores ambulantes. Lo mismo se comían sal-

chichas mirkás253

que buñuelos, bebiéndose agua de azahar o multitud de variados xa-

rab (jarabes), una mezcla de diferentes frutas, flores, especias, hierbas…

El mercado andalusí estaba bien organizado, aunque a veces no diera esa impresión.

Se desarrollaba en los establecimientos de venta en las medinas, en los zocos y en las al-

caicerías o mercados cubiertos (como nuestras plazas de abastos, que hoy están desapa-

reciendo a causa de las grandes superficies). Era habitual el consumo de frutas y alguna

otra comida o bebida en medio del zoco, paseando por las calles o sentándose enfrente

de un comercio o en la puerta de las casas.

La costumbre de las tertulias en las calles al solecito del invierno o al frescor de la no-

che en verano degustando algunos platos y algún refresco nos viene de entonces.

El comercio andalusí se basaba en la venta de carne, en el despacho de pescado, ce-

reales, frutos secos, aceite, hortalizas, huevos leche, sal, frutas, requesón, vinagre, acei-

tunas y platos preparados. Eran frecuentes las salchichas y los pinchitos, las almojába-

nas (unas tortas fritas de queso blanco con canela y miel), los buñuelos, la carne a la

plancha o asada, los roscos…

Las disposiciones que regulaban el mercado diario tenían mucho que ver con las nor-

mas de tipo religioso. No se podía vender nada antes de hacer la oración mayor. Ade-

más había que observar las normas sobre el sacrificio de los animales y sobre su venta,

así como sobre la venta del pescado:

No estaba permitido vender dos carnes diferentes en una misma tabla.

Había que quitarles las asaduras (excepto en algunos casos) y venderlas por separado.

Las reses de labranza o las hembras reproductoras sólo se podían sacrificar cuando

fueran viejas o tuvieran alguna tara.

Estaba prohibido en el zoco vender animales o carne de animales si era desconocida

su procedencia o no se identificaba a su dueño.

No se podía vender pescado si no era fresco.

También estaba prohibido alimentarse de carne de animales que no hubieran sido sa-

crificados por musulmanes, ni se podían comprar frutas u hortalizas si se sabía que no

venían de los campos.

Cada molinero tenía la obligación de satisfacer la diferencia si faltaba algo de peso en

las sacas de harina tras moler el trigo u otro tipo de grano.

253

Pinchos morunos.

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También se velaba por la limpieza y por la debida amplitud de los espacios, sin que se

permitiera el excesivo abigarramiento.

El muhtasib mutawwi durante la dominación islámica en la Península Ibérica (deno-

minación que acabó designando al almotacén castellano, el que se desvela en lo comer-

cial por el bien de la comunidad) tenía las siguientes funciones consustanciales al cargo:

control de pesos y medidas, fijación de precios, limpieza y urbanismo.

Para las infracciones, adulteraciones o mezclas indebidas de las mercancías había

multas y castigos. La calidad del pan era muy vigilada.

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~ 125 ~

Frente a la clásica trilogía cristiana de trigo, carne y vino, los andalusíes crearon nue-

vos hábitos alimenticios, con las frutas y las verduras como base imprescindible de la

alimentación, si bien había que comer igualmente de todo: carnes, sopas, pescados…

Había infinidad de recetas culinarias.

Las verduras se cocinaban y aderezaban a modo de purés untuosos, como el de habas

o guisantes; a modo de ensalada, o bien asadas y guisadas. Las ensaladas, a base de le-

chuga, berros, jaramagos y toda clase de plantas comestibles silvestres se aderezaban

con aceite de oliva y se acompañaban de aceitunas, ya fueran verdes, previamente ma-

ceradas en salmuera, con hierbas aromáticas, o negras, ya que, además de deliciosas,

consideraban los andalusíes que estimulaban el apetito.

Las legumbres, soja, garbanzos, lentejas y judías de toda clase, era un alimento consi-

derado altamente nutritivo; se corregían las ventosidades que producen, mediante el uso

del tomillo, orégano o comino. Se ha conservado el nombre original musulmán de las

judías, "al-lubiya".

En cuanto a las frutas, desde el siglo XI se daban en Al-Ándalus prácticamente las

mismas que hoy se encuentran en nuestros campos. Las más consumidas eran la sandía,

que provenía de Persia y del Yemen, el melón, del Jorasán, y la granada de Siria, con-

vertida, en la imaginación colectiva, en el símbolo por excelencia de la España musul-

mana. Se aclimataron también, procedentes de otros lugares, el membrillo, el albarico-

que, y un sinfín de frutos más.

Se utilizaban mucho las especias; se introdujo la canela, procedente de la China, así

como el azafrán (az-za‟faran, en persa safrón), el comino (kammún), la alcaravea, el

jengibre, el sésamo (o ajonjolí), el cilantro, la nuez moscada y el anís (anisún). Estas es-

pecias, además de utilizarse como condimento en la elaboración de los diversos platos,

eran exportadas fuera de Al-Ándalus, al resto de Europa e incluso a Egipto y al norte de

África, lo que favorecía, entre otras cosas, el desarrollo de la economía.

El comercio de las especias, a las que tan aficionados había sido los árabes preislá-

micos, se intensificó, enriqueciendo la gastronomía andalusí hasta niveles desconocidos.

De tal manera que nuestra cocina superó en calidades a la persa y a la bizantina, que

presumían de ser el no va más de la época. El tono vital de aquellas sociedades y el flo-

reciente comercio trajeron la mostaza, el jengibre, la canela, la galanga, la nuez mosca-

da, el clavo, el cardamomo, el comino, el azafrán, etc.

En efecto, las especias eran usadas en las cocinas de forma muy habitual. Las más uti-

lizadas fueron: el azafrán, la hierbabuena, el espliego, el comino, el cardamomo, la alca-

ravea, el orégano, el cilantro, el jengibre, la mostaza, la pimienta, la albahaca, el clavo,

la nuez moscada, la ruda, la galanga, el perejil, la cayena, el anís, el ajonjolí…, por no

citar más que algunas.

Con cilantro cocinaban los andalusíes la mayor parte de los platos, ya que además de

apreciar su aroma, lo consideraban por sus propiedades digestivas. El comino se utili-

zaba en la elaboración de platos con vinagre y salsas sofritas, y también espolvoreado

sobre huevos revueltos. El azafrán, era utilizado en la preparación de distintas carnes, y

especialmente en las famosas albóndigas. El orégano y la alcaravea eran considerados

por sus propiedades carminativas, y se aconsejaba su uso en la preparación de las le-

gumbres y de la col, ya que "disuelve ventosidades". La canela se utilizaba para la re-

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postería, la preparación de las carnes guisadas y de volatería. El tomillo y el espliego se

utilizaban principalmente para condimentar la caza.

Con la compleja alquimia de las especias se conseguían muchas formas distintas de

preparar la carne, así como el pescado o las mismas verduras, consiguiéndose una gama

de sabores desconocidos en aquella época, y que daban fe de la refinada y exquisita gas-

tronomía que se desarrolló en Al-Ándalus.

Otro de los innumerables vocablos heredados de la cultura andalusí es la palabra sor-

bete (del árabe sherbet). En los largos y calurosos veranos de Al-Ándalus, se refrescaba

la gente con esencias de flores y frutos, mezclados con agua fría o con hielo que sabían

fabricar o conservar en pozos adecuados. Sobresalió en esto, evidentemente, la zona

granadina de Sierra Nevada.

A los andalusíes debemos también la introducción de la caña de azúcar en Europa, que

vino a sustituir a la miel en su función de edulcorante, aunque ésta, la miel, continuó

siendo siempre muy valorada. Como las especias, el azúcar tiene numerosas cualidades

y ventajas, no siendo la menor de ellas su utilidad para mantener conservados durante

algún tiempo unos alimentos tan frágiles y tan perecederos como las frutas, que en tanta

abundancia y variedad conocieron los musulmanes en general. De su importancia debió

de ser consciente el propio almirante Cristóbal Colón, quien llevó la caña de azúcar al

continente americano en uno de sus primeros viajes.

En Europa hicieron fortuna –y lo siguen haciendo– las combinaciones de azúcar y

frutas, en formas de jaleas, mermeladas, refrescos... que fueron recibiendo curiosos

nombres de sabor oriental, como arropes (jarabe de mosto con trozos de fruta), del

árabe rubb (zumo), jarabes y siropes del árabe sharáb (bebida), o sorbetes (del mismo

origen, también incorporado al turco).

Los cereales, base de la alimentación de los andalusíes, eran utilizadas en forma, no

sólo de pan, sino de gachas, sémolas y sopas. Se mejoraron las especies ya existentes, y

se introdujeron otras nuevas: el trigo negro, el trigo rojo (al-ruyún) y el tunecino. De

hecho existe una clase de trigo, que no se consume habitualmente en nuestro país y sólo

se encuentra en las tiendas especializadas en dietética, llamado "trigo sarraceno", que

conserva íntegra su cáscara, y es de textura agradable y cremosa.

Entre las primeras tareas de las mujeres de la casa, constaba la de amasar una cantidad

de harina suficiente para el pan de todo el día. Una vez hecha la masa, se colocaba en-

cima de una tabla de madres y se tapaba con una servilleta; a continuación, se mandaba

por medio de algún chiquillo a cocerlo al horno. Cada casa tenía una marca específica

que imprimía en el pan, por la cual se sabía, una vez cocido, a quién pertenecía.

Con harina de trigo se elaboraba la pasta que, contrariamente a la creencia de que fue

Marco Polo quien la introdujo en Occidente –trayéndola de China–, procedía del norte

de África; aunque también es cierto que en China se elaboraba desde hacía tiempo, pas-

ta de arroz.

Un plato muy popular eran los fideos ("fidaws", del verbo árabe "fidear": crecer, ex-

travasarse...). Se preparaban a base de una masa fluida de harina, que posteriormente se

colocaba en un colador, presionándola hasta que se formaban los fideos a través de los

agujeros, secándose posteriormente al sol. Se cocinaban con carne de cordero, o bien

con leche y miel a modo de postre.

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Otro producto hecho a base de pasta eran los macarrones. Y sin duda la manera más

apreciada de utilizar la harina de trigo era en forma de sémola, con la preparación del

famoso cuscús, plato de origen bereber, que fue introducido por los almohades en el si-

glo XIII, y pronto se convirtió en uno de los más prestigiosos durante el reino nazarí.

La carne más consumida por los hispanomusulmanes era la de cordero, vaca, cabrito,

conejo, así como todo tipo de volatería, y caza de venado, muy estimada por ellos. Se

preparaba de mil maneras distintas, tanto asada, como guisada o frita. La tradición

bereber las guisaba con hinojo, berenjena, acelgas, espinacas, e incluso melón y pepino.

Por el contrario la tradición oriental, las cocinaba con almendras, ciruelas, pistachos,

trufas, dátiles, o alguna fruta como la cidra o el membrillo, con los que se obtenía una

extraordinaria textura. ¡Todo especiado y aromatizado!

Con la carne triturada, se elaboraban unas famosas salchichas de cordero y vaca. Las

albóndigas ("al-bunduqa": la avellana, la bola) provenían de Bagdad y eran muy habi-

tuales en Al-Ándalus y todavía las conservamos en nuestras recetas.

También había, como sigue habiendo, mucho aprecio por el pescado, tanto de mar o

de agua salada como de agua dulce, si exceptuamos el que se obtiene del cieno y de las

aguas estancadas. Se preparaba de distinta formas, frito en aceite de oliva, relleno con

una masa a base de migas de pan y especias, guisado con nabos, en escabeche ("iska-

bay", adobo realizado a base de vinagre y especias) y "almorí", que consistía en una

pasta elaborada con harina, miel, sal, uvas pasas, avellanas y almendras trituradas, que

servía para agregar y dar sabor a las salsas. Hubo opiniones acerca de que la mejor

manera de todas era la del escaldado en agua, poniéndolo luego en una cazuela de barro

con un poco de aceite, vinagre y jengibre.

Igualmente era muy valorados y consumidos los frutos secos y los productos lácteos.

De la leche, con gran virtualidad, se aprovechaba y se sacaba todo. Se elaboraba una

rica y espesa mantequilla que a menudo se batía con sal para mantener su conservación.

También se estimaba mucho el queso tierno, así como la cuajada, con cuajo de cabra

agregado, sirviéndose fresca y acompañada de miel.

Tanto la gente principal como la más popular, con imaginación, amaba los placeres

que la tierra proporciona. Se podía disponer de muchos productos en cualquier mo-

mento, por lo que se produjo la aparición de una literatura culinaria, reflejo de una so-

ciedad que tenía una cocina rica y variada.

Varios hitos marcaron el "arte de la buena mesa" andalusí; en el siglo IX, con la lle-

gada a Al-Ándalus del kurdo Ziryab (“el Mirlo”) procedente de Bagdad, se estableció el

orden determinado en que los platos han de servirse en la mesa, tal y como hoy lo co-

nocemos: primero sopas y caldos, después entremeses, pescados y carnes, finalizando

con los postres. Hasta entonces se había comido más o menos de un modo caótico y

desordenado. Con Ziryab se introdujo el uso de las cucharas y de las copas (diversas) en

la mesa.

Precisamente fue en la repostería en lo que mejor quedó marcada la influencia anda-

lusí en nuestra cocina, mediante la elaboración a base de dulces de almendras, pistachos,

delicados piñones rociados con agua de azahar y de rosas, embebiendo la miel transpa-

rente y dorada, hojaldres, dulces de masa quebrada espolvoreados con azúcar fino y se-

millas de ajonjolí (sésamo), con aceite de almendra dulce, o de sésamo, etc.

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En Al-Ándalus encontramos dos grandes grupos de dulces, ligados a los procesos bá-

sicos de elaboración: fritura y horneado; no obstante, también se daban otras formas

combinadas o intermedias. A nivel popular los más consumidos eran los fritos, las frutas

de sartén, especialmente los buñuelos y las almojábanas.

Dichas almojábanas eran unas tortas blancas de queso preparadas de la misma forma

que los buñuelos: se amasaba harina con agua hervida y aceite y se le añadía leche hasta

formar una pasta; tras esta operación se freían y, finalmente, se metían en miel. La única

distinción entre ambos dulces, era la forma geométrica de los mismos y la capa de queso

que se ponía en medio de la masa de las susodichas almojábanas.

Del carácter eminentemente popular de ambos dulces dan sobrada cuenta las múltiples

amonestaciones de los almotacenes andalusíes a quienes los preparaban en los zocos,

con el fin de evitar fraudes, al mismo tiempo que les indicaban la forma correcta de ela-

borarlos:

"El queso de las almojábanas tiene que lavarse; las sartenes para freír bu-

ñuelos y almojábanas estarán estañadas, porque el cobre con el aceite cría car-

denillo, que es muy venenoso".

"Los buñuelos hay que freírlos en un buen aceite de oliva, no poniendo en su

masa más que agua hervida".

También están en la repostería los mazapanes, caramelos blandos y duros, merengues,

etc. Las materias primas eran, aparte de la miel y el azúcar, almidón en polvo, aceite,

frutos secos de corteza dura, a veces huevos, con o sin leche, y a menudo productos

aromáticos y especias.

Entre las variedades de dulces está el turrón, sobre cuyo origen hay mucho escrito, sin

que la palabra turrón (antes torró) tenga que ver con la lengua árabe.

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Las labores del campo o agrícolas

Las labores del campo se desarrollaban de acuerdo con un calendario popular: en ene-

ro se amontonaba las cañas de azúcar; en marzo se plantaba el algodón; en abril apare-

cían las violetas y las rosas y se plantaban las palmeras y las sandías. Las lluvias de ese

mes hacían crecer el trigo, la cebada y los demás cereales; en mayo cuajaban ya la acei-

tunas y aparecían los albaricoques, las ciruelas y las manzanas tempranas. Se recogían

las habas, se segaba la cebada y las abejas producían la miel; junio y julio eran los me-

ses de la siega y de la trilla; a finales de agosto (como siempre) maduraban la uvas y los

melocotones, se recogían las nueces, se sembraban los nabos, las habas, y los espárra-

gos; septiembre traía la vendimia y la recolección de granadas y membrillos; en octubre

se preparaba la carne de membrillo; en noviembre se cosechaba el azafrán; diciembre

era mes de lluvias abundantes y en los huertos se plantaban calabazas y ajos.

La primera medida que tomaron los musulmanes al llegar a la Península en el siglo

VIII fue la parcelación y redistribución de las tierras, haciendo desaparecer la mayoría

de los antiguos latifundios visigodos, convirtiéndolos en pequeñas explotaciones fami-

liares y huertos de regadío, con cultivos intensivos. Fueron surgiendo las almunias, pero

no se generalizaron los latifundios extensos. En las almunias se entremezclaban exóticas

flores de ornamentación con plantas aromáticas, árboles frutales, juegos de agua y al-

bercas rodeadas de pavos reales que se contoneaban desplegando impasibles toda su be-

lleza. Todo ello lo reflejó la literatura poética. En el siglo XI, por lo general próximos a

los hospitales o casas de salud, ya se crearon los primeros jardines botánicos, casi siem-

pre con fines farmacológicos y terapéuticos además de estéticos o propiamente cultura-

les.

Se seleccionaban los tipos de cultivo según las características del terreno, la compo-

sición de la tierra y la climatología del lugar. En el secano abundaban los algarrobos y

los olivos. También tuvo su importancia el cultivo de vid para la obtención de uvas,

siendo las pasas, muy utilizadas en la gastronomía andalusí, de gran fama y muy valo-

radas tanto dentro como fuera de la Península. Tenía fama el esparto de Alicante y el

azafrán de Valencia. Abundaban las moreras para la cría de los gusanos de seda, tam-

bién introducidos por los árabes. Abundaban igualmente los árboles frutales en tierras

levantinas, higueras, perales, palmeras datileras, almendros... y también se produjeron

plantas en viveros y se practicaron los injertos.

Los musulmanes introdujeron nuevos productos que hasta hoy nos resultan muy po-

pulares. Un ejemplo es la berenjena (badinÿana), originaria de la India y difundida por

el Mediterráneo a través de Irán. Tan apreciada llegó a ser ésta en Al-Ándalus, que a los

almuerzos de mucho bullicio y gentío se les llamó “berenjenales”.

Entre las verduras también trajeron las alcachofas (jarshuf) y los espárragos, que te-

nían la propiedad de evitar los malos olores de la carne. Las hortalizas más cultivadas

eran, además, la calabaza, los pepinos, las judías verdes, los ajos, la cebolla, la zana-

horia, el nabo, los jaramagos, las acelgas (as-silqa), las espinacas (isfanaj), y muchas

otras.

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El higo, que llegó a ser reputado en Al-Ándalus hasta el punto de exportarse a Oriente,

se introdujo en la Península, procedente de Constantinopla, en tiempos de Abderramán

II. Los cítricos, como el limón (laimún), el toronjo y la naranja (del árabe: naranÿa, y

éste del persa: naranguí) amarga fueron importados de Asia oriental. Eran utilizados pa-

ra conservar los alimentos, pero también se extraía de ellos para la elaboración de zu-

mos y de sus flores esencias para la elaboración de perfumes. Igualmente, mediante los

injertos, se desarrolló en Al-Ándalus una extraordinaria variedad de pomelos.

El limón, cuyo nombre deriva del árabe "laymun", fue introducido en la Península o

mejorado en sus cultivos como no lo había sido anteriormente.

El cidro o toronjo, llegado desde la India, era conocido con el nombre de origen persa

turuny y también como utruyy. Es un árbol de unos 3 a 5 metros de altura, con hojas

ovaladas y apuntadas; da flores rosáceas o purpúreas. Prácticamente todos los autores de

la época lo mencionan y admiten la existencia de dos variedades, una ácida o agria con

las hojas color verde intenso, de leña oscura y espinas largas, y otra dulce, con el follaje

amarillento y de espinas cortas.

Se hacía referencia a que florecía varias veces al año manteniendo flores y frutos casi

continuamente, circunstancia que –destacaban– no sucedía con los otros cítricos conoci-

dos. Además constataban que los frutos procedentes de la floración de marzo y abril

eran más dulces y apetitosos.

Su aromático fruto, mucho mayor que el limón, siendo ovalado y frecuentemente cita-

do en los tratados andalusíes, se conservaba en recipientes de arcilla y se utilizaba pro-

fusamente en comidas, zumos, dulces y cuidados estéticos.

Dentro de la gastronomía y de la medicina, encontramos el consumo de la confitura y

del jarabe de la pulpa del cidro. El vinagre del cidro era utilizado para cuajar la leche.

Hacia el mes de enero se preparaba un tradicional jarabe de pulpa de cidra ácida, que

debía tener propiedades medicinales, y se elaboraba una tradicional confitura de toron-

jas, siendo diciembre el mes en que maduraban estos frutos. El perfume compuesto de

toronja y almizcle, al que se le agregaba agua de rosas, era recomendado en verano,

cuando la pulpa de cidra podía tomarse como aperitivo para refrescarse y apagar la sed.

En medicina, la cáscara de la toronja se recomendaba para perfumar el aliento, y se

utilizaba para fabricar dentífricos muy eficaces para fortalecer las encías, mientras que

la hoja se consumía para facilitar la digestión. El cocimiento de toronja era eficaz contra

la diarrea y el vómito. El grano, ingerido en pequeña cantidad con agua tibia, era un re-

medio rápido contra los venenos en general, y especialmente contra la picadura de ser-

pientes y escorpiones, según la medicina tradicional islámica.

Se utilizaba también medicinalmente, contra estreñimiento y ventosidades, un aceite

obtenido de la corteza de la naranja, que se aplicaba en el baño cuando la temperatura

era muy alta, aunque sólo hacía efecto si se utilizaba con perseverancia. Además, de la

flor del naranjo extraían un aceite muy suave que fortificaba las articulaciones.

La flor del naranjo se destinaba frecuentemente para fabricar agua de azahar, muy

apreciada y aplicada en la elaboración de dulces, bebidas refrescantes, y en perfumería.

Entre otros productos aromáticos, se empleaba la cáscara de la naranja como desodo-

rante, frotando con el interior de la cáscara la parte del cuerpo a perfumar.

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Tiene propiedades medicinales como sedante ligero, antiespasmódico y digestivo. El

jarabe de la corteza de naranja se usa en el tratamiento contra la fragilidad capilar. La

variedad dulce es mucho más conocida y mucho más empleada en la cocina por la can-

tidad de vitamina C que contiene, pero con la variedad amarga también se preparan be-

bidas y confituras.

Se elaboraban unas pastillas con vinagre de limón, culantrillo de pozo, menta y ha-

rinas varias que, disueltas en agua, se aplicaban sobre zonas de la piel donde hubiera ci-

catrices, para limpiarlas. Al parecer, esta especie de pomada era prescrita por los médi-

cos andalusíes para paliar los efectos destructores de la lepra.

La corteza amarilla del limón contiene unas glándulas portadoras de aceite esencial

que le da el olor característico a este fruto y está recubierta de sustancias aéreas. En su

interior está dividido en gajos que a su vez están recubiertos por una fina piel y en-

cierran las vesículas que contienen el zumo y las semillas, cuando las hay. En España se

consumen dos variedades, el de mesa y el verna. El primero es de piel más fina y con

más cantidad de zumo y el verna tiene la piel más gruesa, ovalado y con tres o cuatro

semillas por fruto. Para medir la madurez se establece una relación entre sus azúcares y

la acidez. El ácido cítrico que contienen es bactericida y portadores de varias vitaminas,

desde la C a la P.

Por su contenido en vitamina C se utilizó durante algún tiempo para combatir el es-

corbuto. Tiene una acción como desinfectante natural. Puede usarse para quitar manchas

de tinta y para abrillantar el bronce y otros metales. El zumo es de gran valor dietético,

aporta minerales, hídricos, vitaminas y glúcidos. El zumo se ha usado para fabricar be-

bidas refrescantes y además tiene propiedades diuréticas y facilita la digestión. La cor-

teza se usa en perfumería, pastelería, etc.

Se tomaba también el zumo de limón caliente para combatir la fiebre, y además se ob-

tenía de él un aceite para controlar los problemas de ciática, calambres, escalofríos, do-

lores de muelas, estimulante para el crecimiento del cabello, etc.

Por su parte, el zumo de pomelo es alcalinizante, favorece la eliminación de toxinas y

posee propiedades depurativas. Es aperitivo, mejora las funciones digestivas y favorece

las hepáticas. Constituye una de las mejores bebidas para estómagos delicados, sobre

todo tomando el zumo en ayunas o antes de las comidas. También los que sufren de hi-

perclorhidria tienen en los pomelos una de las mejores medicinas.

En invierno el jugo se templa algo y se toma frío en verano. Se le puede añadir algo de

miel o de sirope. En la India a los zumos de cítricos (limón, naranja, etc.) se les añade

sal; de esta manera obtienen una bebida refrescante para los días calurosos del verano.

Además, el ión sodio de la sal repone la pérdida líquida por la transpiración, previnien-

do peligrosas deshidrataciones.

Recientemente se ha descubierto también que extractos de las semillas del pomelo son

un poderoso medicamento antifúngico y antiparasitario. Ya se comercializa en casi todo

el mundo un preparado (Cetricidal) que contiene dicho extracto. En España desde hace

pocos años existe otro similar con el nombre de Panacitril.

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Los cereales y el cuscús

Los cereales han sido una fuente fundamental de la alimentación humana en todas o

casi todas las latitudes. Es un hecho que los antiguos pastores latinos cenaban casi siem-

pre plus, una harina de farro, cebada y alforjón (o alforfón) acompañada con verduras,

aceitunas, cebolla, ajo y queso.

También la cebada se utilizaba con bastante frecuencia, mientras que los antiguos ha-

bitantes de Campania, los sármatas (originarios de Caucasia y Ucrania) y los etíopes

preferían los sustanciosos bizcochos de mijo, y el panizo por su parte encontraba asi-

duos consumidores en la Galia, en la región padana y en el Ponto de Italia. Eso sin tener

en cuenta que hace ya unos ocho mil años, el hombre, junto con el descubrimiento del

cultivo de las plantas –y de los cereales, en particular– había hallado el modo de cocinar

una harina que consistía en un puñado de semillas desmenuzadas, a la que convertía en

una pasta añadiéndoles agua y luego cocía a fuego lento.

Los cereales, decididamente, se merecen el puesto que ocupan en la alimentación hu-

mana y aquellos que hoy conocemos son el fruto de una paciente selección que el hom-

bre ha ido realizando a lo largo del tiempo.

En su forma integral, sin refinar, los cereales pueden presumir de una composición

discretamente equilibrada en proteínas, azúcares, grasas, y sales minerales, si bien se

caracterizan principalmente por la presencia notable de almidón, un azúcar complejo

que puede llegar a constituir hasta casi el 80 % del peso de un grano de arroz. Contiene

además varias vitaminas. Desgraciadamente, no obstante, una intención de perfecciona-

miento malentendido, típica de nuestra civilización, en menos de un siglo ha cambiado

la potencialidad inherente a estos alimentos. Se ha difundido cada vez más el hábito de

refinar.

Con la introducción de las máquinas con muelas de acero se ha pasado a la producción

en escala creciente e harina blanca. La fibra cruda (celulosa, hemicelulosa, lignina) en la

que los cereales sin refinar son ricos, desapareció súbitamente de la mesa, donde antes

no faltaba gracias a que no existían técnicas de refinado avanzadas. Los cereales y ha-

rina refinados, ricos en valores calóricos, son pobres en muchos elementos importantes

que constituían su patrimonio original y que estando contenidos en las capas externas

del grano o de la semilla han sido eliminados con el refinado. La fibra cruda o salvado,

por ejemplo, a pesar de que no es digerible por nuestro organismo, tiene la capacidad de

desempeñar funciones importantísimas. Permite, en primer lugar, aumentar el volumen

de las heces, y con su acción ligeramente laxante, favorece el tránsito intestinal con ven-

tajas notables: ayuda a resolver problemas de estreñimiento, limita el contacto de la ma-

sa fecal con las paredes del intestino, reduce el estancamiento de esa masa fecal, impi-

diendo la fermentación que incrementa la posibilidad de producir inflamación, contri-

buye a la eliminación de colesterol, etc.

Los alimentos integrales –y los cereales en primer lugar– que se caracterizan por con-

servar casi todos sus componentes, son por sí mismos alimentos equilibrados, sin exce-

sos. Permiten una alimentación rica en principios bionutritivos (enzimas, oligoelemen-

tos, vitaminas, aminoácidos esenciales, etc.) que solamente se hallan en los productos

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naturales, sin refinar o “vivos” (es decir, que mantienen la potencialidad de originar una

nueva vida). Los alimento refinados, por el contrario, son alimentos sin vitalidad o

“muertos” (es decir, privados, en el caso de los cereales, de la capacidad de transmitir la

vida), aparte de que normalmente son tratados con variados productos de síntesis quí-

mica, ya sea durante el cultivo, la conservación o la transformación.

Para que los cereales, como en el caso de otros productos de cultivo, ofrezcan su me-

jor calidad, es indispensable que se obtengan de manera que no contengan residuos tóxi-

cos. La agricultura moderna ha introducido en los cultivos el uso exagerado de fertili-

zantes y pesticidas de síntesis química. Por tanto deben provenir de tierras cultivadas

con métodos naturales, biológicos o biodinámicos.

Los alimentos integrales que no hayan sido obtenidos de manera biológica son un ver-

dadero contrasentido. Los cereales que provienen de cultivos en los cuales no se prac-

tican métodos biológicos, y especialmente cuando se ofrecen como productos integrales,

al final no son más que un concentrado de sustancias peligrosas, que además se encuen-

tran en gran medida en las partes externas del grano, y por tanto sobre nuestra mesa. Por

ello es muy oportuno dirigirse directamente a los productores o a la ya amplia red co-

mercial de estos productos, que tiene capacidad para informar acerca de la procedencia

de los productos ofertados y del tipo de cultivo.

Ciertas pastas alimenticias que se encuentran en la estantería del supermercado, por

ejemplo, y también en la farmacia, no parecen ofrecer hasta el momento garantías sufí-

cientes de seguridad desde este punto de vista. Frecuentemente se aprovechan de la

sacrosanta demanda de productos cultivados con métodos naturales para realizar opera-

ciones de verdadera piratería que generan confusión en el consumidor.

Pues bien: en el norte de África, a partir del grano, se fue elaborando el cuscús, que

pasó a nuestras tierras hispanas andalusíes y que significa simplemente comida. El cus-

cús se consigue a base de sémola (harina gruesa o poco molida) de trigo.

Gustaban en Al-Ándalus del pan elaborado con la mejor harina de trigo, de la volate-

ría, de la carne de cordero, de los platos especiados, de las frutas frescas y confitadas, de

los frutos secos, de los dulces, y del consumo de verduras frescas.

En nuestras modernas cocinas podemos ver que existen variadas formas de preparar

los alimentos que nos vienen de Al-Ándalus. Entre ellas podemos destacar:

Los cocidos, en los que se mezclan tres elementos básicos de la alimentación:

verduras, carnes y legumbres.

Las albóndigas y empanadas, que sirven para aprovechar las carnes sobrantes de

platos anteriores.

Las gachas, hechas sobre todo de harina de garbanzos.

Las migas hechas de trozos de pan sobrantes.

Los salazones, que ya tenían una tradición reconocida desde la época tartásica,

pero que mejoraron considerablemente.

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Los escabechados con vinagres y plantas aromáticas.

Los fritos, tanto en lo que concierne a los pescados y la carne, como a las llama-

das frutas de sartén: buñuelos, churros, pestiños, roscos de huevo, piñones, etc.

Otra característica de la cocina andalusí que nos ha llegado hasta hoy es el uso de los

condimentos con multitud de especias y plantas aromáticas; la utilización de los sabores

dulces en platos salados a través del empleo de frutos secos como almendras, castañas,

piñones, etc., y frutas secas como higos y pasas fundamentalmente, o la miel en el

guisado de carnes o pescados.

Generalmente, apreciaban las comidas con mucha mezcla de sabores, como podía ser

un plato de carne de ave con una salsa a base de ajo y queso, sazonado todo con vina-

gres y azafrán.

Con los árabes se fomentó el pastoreo y la trashumancia, en la agricultura de secano

introdujeron el barbecho durante uno o dos años, se ampliaron y difundieron los siste-

mas de conservación de los alimentos, se aplicaron las plantas medicinales y parece ser

que se creó la primera farmacopea naturista. Cultivaron el trigo, la cebada, el sorgo, la

avena… No obstante, en los primeros tiempos o en los períodos de escasez importaron

cereales, ganado y cueros del interior norteafricano desde puertos atlánticos magrebíes o

marroquíes.

Algunos autores, como Lucie Bolens (1992),254

llegan a hablar de la existencia de una

revolución agrícola en los siglos XI y XII en el Islam de Occidente, con incidencia en

Europa, lo que supuso una mejora considerable en la alimentación.

Todo esto determinó que, llegando al siglo X y los que continuaron, el Magreb y Al-

Ándalus vivieron momentos que se cuentan entre los más prósperos y brillantes. El

sucesor de Abderramán III, Alhakén II, propició un enorme desarrollo de las ciencias y

las artes que tendrían su incidencia en el llamado Renacimiento Europeo.

Fueron características esenciales de ese período andalusí un gran desarrollo de la

horticultura, una importancia de la arboricultura, tanto como de la oleicultura y de la

viticultura.

254

La cocina andaluza, un arte de vivir. Siglos XI-XIII. Con este libro, la autora nos permite seguir uno

de los rastros más interesantes y universales de nuestra cultura, a través de la compilación de casi tres-

cientas recetas de cocina arábigo-andaluza, judía y árabe de los siglos XI al XIII. Cuando España no era

todavía España, Córdoba fue la ciudad más avanzada, poblada y civilizada entre Europa y Asia Central.

Al-Ándalus era un crisol de civilizaciones.

En ese marco, Lucie Bolens aporta lo que será España, que ya es cuna y crisol donde se funden las cul-

turas de Oriente y Occidente, aportando a la civilización una Dietética que parte de Aristóteles, una gas-

tronomía anterior a los primeros tratados franceses, un arte de vivir, y un arte de la cocina, la urbanidad,

la mesa y su servicio que influyeron en el nacimiento de la urbanidad y la lírica provenzales.

La profesora Lucie Bolens es gran especialista en temas bíblicos e históricos, que van por la historia de

los perfumes, la agronomía andaluza medieval y la historia del comercio de elixires y plantas alimenti-

cias, entre otros. Concilia la erudición con los placeres de la buena mesa, y su libro constituye una apor-

tación especial a la historia de la alimentación, que es una buena parte de la vida misma.

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