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D iecinueve de Octubre.Los alumnos de clásicasnos disponemos a visitar

en una ruta por varios munici -pios los tesoros que los pueblosque nos han precedido nos lega -ron en su día. El tiempo acom-paña: mañana soleada deotoño. Tras montar en el auto-bús y emprender con ello nues-tro viaje, la primera parada esEl Burgo de Osma. Con algo masde cinco mil habitantes, su nom-bre ha sufrido una evoluciónsingular a lo largo de los siglos.Hace dos mil quinientos añosfue bautizada por el pueblo cel -tíbero como Usama , hasta que,hace aproximadamente dos mil

años, los romanos llamaron aesta nueva ciudad conquistadacon el nombre de UxamaArgaela. El nombre evolucionóhasta llamarse Osoma alrededordel seiscientos d.C. y, con laconquista árabe, la ciudad fuerebautizada como Waxsima. Elnombre actual, Osma , se sitúaen el tiempo a partir del año mildespués de Cristo hasta laactualidad. En esta pequeñaciudad soriana nos detenemospara visitar el AulaArqueológica. Asentamiento,como ya se ha dicho, celtíbero,estaba situado en el cerro quese erige actualmente frente aOsma. Tras las terribles guerras

celtíberas, Roma arrasó comple -tamente la ciudad, sobre cuyasruinas construyeron una nuevaurbe. La ciudad romana, quegozó de una relativa importan-cia, alcanzó una superficie amu-rallada de 28 hectáreas, contócon importantes edificios públi-cos, como el foro, situado enuna plaza mayor que contabacon columnas y soportales,donde se reunían sus habitan-tes, templos dedicados a losdioses, y una estructura urbanaorganizada: la ciudad teníasoportales y las calles estabanbien pavimentadas. En la ciudadfueron construidas cisternasexcavadas en la roca, para reco-ger agua y disponer de ella encaso de necesidad. De hecho,esta recogida de las aguas per-mitió su llegada a las casas deUxama. Éstas gozaban de ungran patio interior y un grancomedor, así como de conforta-bles estancias. En este AulaArqueológica nos encontramosuna reproducción, la reproduc -ción de una casa, la casa de losplintos, una maravillosa vivien -da de mil metros cuadrados, lamás lujosa, que contaba con sir -vientes y esclavos. Aún eranmás las construcciones a desta-car de esta ciudad: una basílica,unas termas o un gran acueduc-

Celtíberos y romanos

por Álvaro Cancela Cilleruelo

Álvaro Cancela Cilleruelo, alumno de 1º A deBachillerato

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to, así como las necrópolis. Losromanos trajeron consigo lamoneda y su acuñación, prácticaque se extendió en las ciudadesceltíberas.

Actualmente, de todo eso no quedanada. La ciudad romana sufre unamazazo con la caída de Roma y laruralización del imperio. Cambia denombre y en el siglo octavo cae enmanos árabes, quienes también larebautizan. Bajo el dominio árabe seconstruye el castillo y en sus alrede-dores atalayas de observación, edifi-caciones de defensa que aún hoyconservamos. Los cristianos resis-tían en reductos al norte del país,reconquistan Burgos y Osma, repo-blando los territorios con asturianos.En el periodo de dominación cristia-na, el nombre de la ciudad cambia alde Osma y se construye su edificiomas emblemático, la catedral.Contemplamos arte celtíbero, algu-nas inscripciones y muestras decerámica celtíbera y romana, la terrasigillata. Así, tras disfrazarnos demujeres romanas, acuñar monedas ycontemplar una falcata, abandona-mos el Aula de Arqueología para diri-girnos, a media mañana, a la ciudadtristemente conocida por su asedio ysu resistencia, Numancia.

Numancia.

D escendemos del autobúspara visitar, pasear yconocer la ciudad que

durante veinte años se resistió asucumbir bajo la bota romana.Situada bajo el cerro Mula deGarray, a apenas siete kilóme-tros de Soria, demostró unatenaz resistencia frente a lastropas romanas desde quecomenzó el asedio el año 153 a.C., derrotando a todos los gene -rales que desde Roma fueronenviados, hasta la llegada de

Publio Cornelio Escipión, elAfricano, que arrasó la ciudadcuando ésta fue vencida por elhambre, adquiriendo con ello elsobrenombre de el Numantino .Los habitantes de Numancia,antes que morir a manos roma-nas, se quitaron la vida enmasa, y los supervivientes fue -ron, si los hubo, vendidos comoesclavos. Tal fue su heroicaresistencia, que su gesta fueensalzada por los propios escri-tores romanos.

Tras esta breve introducción históri-ca, nada más bajar del autobús nosencontramos dos monumentos erigi-dos sobre la zona de termas roma-nas. Ambos contemporáneos, recuer-dan la amarga derrota numantina.Comenzando a pasear nos encontra-mos con los primeros restos roma-nos, los caldarium, pequeños bañosen los que el agua sobrante salía yera canalizada por desagües. Apocos metros se encuentra la callecentral, que nos lleva al centro deNumancia. De ella se han encontra-do dos tipos de trazado, uno celtíbe-ro y otro romano, éste superpuesto alanterior. A su lado, encontramos unaljibe de uso público muy bien con-servado. Caminando por esta calle, yen el primer cruce con otra, nosdamos cuenta de su trazado: de este

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a oeste la mayoría, para evitar el fríoviento norte. Éstas contaban conaceras empedradas, y piedras pasa-deras cuya función era la de pasarde un lado a otro evitando el fango yel agua que por ellas circulaba. Nosacercamos a la reconstrucción de lacasa romana, que al lado cuenta conun segundo aljibe de uso privadomuy bien conservado, con escaleraspara acceder a él. Al alzar la vistanos encontramos frente a una edifi-cación de mayor tamaño que la casaceltíbera, construida en piedra con eltecho de paja, que el humo imper-meabilizaba. La zona trasera estabadedicada a almacenar grano y herra-

mientas y tenía un corral dedicado alos animales. La casa tiene un patioexterior con un pozo y un horno depan, cuya boca se encontraba en lacocina, y en el interior estaba dividi-da en varias estancias: un vestíbulo,con telares y herramientas delabranza, una cocina con mesa yfuego, y al lado dos habitacionessombrías. Tras salir de la casa roma-na nos acercamos a la celtíbera, quetiene junto a si la reconstrucción deuna muralla celtíbera. De menortamaño que la romana y construidaen adobe y madera sobre base depiedra, también contaba con techosde paja. Su interior quedaba dividido

en una habitación central, lugardonde se cocinaba y se hacía lavida, otra habitación y una tercerazona dedicada a la despensa.Contaba con una pequeña bodegabajo sus pies y un cobertizo para losanimales. Continuamos la visita porel barrio romano, el barrio sur, en laque residía la clase dirigente, y quecontaba con construcciones muysuperiores: tejado de teja, ya no depaja, casas de dos alturas en lasque la vivienda se situaba en lasegunda planta, dejando la plantainferior para el personal y un pórticocon columnas. Dejando atrás estebarrio sur, nos dirigimos a recepción,donde nos mostrarán un video y, deahí, en autobús, nos desplazamoshasta uno de los campamentos queasediaron Numancia, aún no excava-dos, para, de ahí, ir hasta Soria acomer. El Museo Numantino nosespera.

El Museo Numantino.

A nuestras espaldas quedaNumancia, y tras el tiem-po reservado a la comida

y paseo por la bella capitalSoriana, el Museo Numantinonos abre sus puertas para cono -cer los tesoros que esconde. Laexposición temporal que albergahasta diciembre lleva como títu-lo Celtiberos, tras la estela deNumancia. El nombre es greco-rromano, la Celtiberia, territorioocupado por dos pueblos, celtase iberos, que, tarde o temprano,entran en contacto. Tras avanzarlos primeros pasos en el museo,nos encontramos con la primerasala con objetos: dos cascos,uno con plumas y otro con unacuriosa ave, unos vasos y variosobjetos de belleza, como fíbulas(alfileres), pulseras y un cintu-rón. También encontramos enesta sala armas, dos espadas yuna lanza, y un vaso tipo cuer-

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no. Avanzamos unos pasos para,en otra sala, contemplar objetosy arte ibero. Figurines, una fal-cata con empuñadura decoradacon motivos ecuestres y masarmas, escudos y lanzas.Admirando la cerámica de lacultura ibera, nos podemos darcuenta de su mayor avance cul-tural y artístico, arte que luegola sociedad celta también des -arrolló. Caminando por las salasdel museo, la sociedad celtíberadesvela ciertos secretos. Lasciudades eran independienteslas unas de las otras, es decir,tipo ciudad-estado. La casatenía, como ya vimos enNumancia, tres estancias y enella se desarrollaba la vida comocentro de trabajo. En la vida dia -ria se servían de multitud deobjetos, como tijeras, cuchillos,cerraduras con llave, azadas,hachas, monedas (que Romaintrodujo en Hispania) embudos,vasijas o biberones. Trabajabanla cerámica con torno, y la deco-raban con pincel o compás pin -tándola de blanco, rojo y negrocon motivos ecuestres, muycomunes, divinos y terrenales,en una especie de contradicciónde ambos mundos. Trabajabantambién el hierro, fundiéndolo ydando forma al metal incandes-cente con un martillo, para hacerarmas, que luego, una vez elguerrero moría en combate, eranenterradas en la tierra. Estaclase social, los guerreros, cons-tituía el grupo más importanteen la sociedad celtíbera y lamujer ocupaba una posiciónsocial respetable, en compara-ción con su importancia en elmundo romano, decidiendo conqué hombre deseaba casarse. Encuestiones de lengua y escritura,los celtíberos de nuevo se basanen la cultura ibera, utilizando unidioma, parcialmente silábico,que aún hoy no ha sido descifra-do. Entre urnas que contienenmuestras de arte prerromano,nos encontramos con una ins-

cripción muy significativa, undocumento en lengua celtíberabautizado con el nombre debronce de Botorrita, una placade dicho metal que contiene lamayor escritura en celtíbero quese conoce y que fue hallado enla provincia de Zaragoza. Con laconquista romana, se produce laromanización del pueblo celtíbe -ro, imponiéndose así las leyes, lavestimenta, la moneda, las cos -tumbres, la lengua, en definitiva,la cultura de Roma. Aun así, laúltima sala del MuseoNumantino nos muestra cómo,

pese al olvido que ha recaídosobre el mundo celtíbero, sumodo de vida aún se ha conser-vado latente en la sociedad ruralde esta zona de Castilla.

Abandonamos el museo, nos esperaa la puerta el autobús, y regresamosa Aranda de nuevo, dejando atrásSoria, tierra a la que los poetas hancantado y que esconde, conNumancia, Soria o El Burgo de Osma,resquicios de la historia que nos pre-cede y que aún el tiempo no hasepultado.

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N o hace mucho tiempohemos tenido el privile-gio de poder ver una

excelente exposición en nues-tra ciudad del denominadoArte Fontino.

El nombre viene de su creador,Carmelo de la Fuente. Un auténticoartista ribereño, amante de lo ruraly lo religioso.

Este tipo de arte podemos definir-lo como novedoso ya que haypocas personas que se atrevencon el hierro.

La elaboración de la obra consisteen martillear una capa de hierro deun milímetro de grosor, con el tactoy la precisión idónea, como parano romperlo y, por supuesto, darleforma determinada.

"Me lleva muchas horas de tra-bajo, y un golpe en falso, puederomper el hierro", afirmaCarmelo.

El trabajo mediante los golpes demartillo y otros utensilios quedaculminado mediante el toque finaldel fuego, ya que por éste el hierroadquiere un sutil y bello tono,característico de sus obras.

"Tengo que retirarme a mi finca adar golpes, ya que si lo hago en micasa, volvería locos a mis vecinos",comenta Carmelo de la Fuente.

La temática de sus obras, siguevarias pautas que podemos consi-derar las más importantes y bási-

cas en la exposición. Amante,como dije antes, de lo rural, nosexpone cómo van quedando en elolvido los pueblos de Castilla, quenuestro autor mira con pena yrepresenta aún con más, si cabe,en sus cuadros. Otorga importan-cia a los habitantes, los pocos quequedan, que en su mayoría sonpastores; "Los pastores son sabios

y hay que aprender mucho deellos, pero las personas no locreen así", dice un indignadoCarmelo. La religión y los oficioscastellanos antiguos, cada vezmenos utilizados, ocupan el restode sus superficies férreas.

Bajo mi punto de vista, unaexposición realmente digna dever, de un arte para nosotros"nuevo", con mucho sentimiento,de nuestro amigo Carmelo de laFuente.

por Rubén Peña Almendáriz

Rubén Peña Almendáriz, alumno de 2º A deBachillerato

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