análisis de los contextos verbales en act.luciano y otros

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  • 7/27/2019 Anlisis de los contextos verbales en ACT.LUCIANO Y OTROS.

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    Revista Latinoamericana de Psicologa

    2005, volumen 37, No 2, 333-358

    * Correspondencia: CARMEN LUCIANO SORIANO. Departamento de Personalidad, Evaluacin y Tratamiento Psicolgicos,Universidad de Almera. La Caada de San Urbano, s/n. 04120-Almera (Espaa). E-mail:[email protected]

    ABSTRACT

    The functional diagnostic dimension labeled as Experiential Avoidance Disorder (EAD) isa conceptualization of psychological disorders that has received increasing attention in recentyears. A similar interest has been raised by clinical strategies that have evolved from a clinicaltarget focused in changing cognitive contents to a new target focused in changing the contextsthat maintained the relationship that the client has with their cognitive events. This newapproach is being known as the third wave of Behavior Therapy. The promising results of thethese approaches to Psychopathology and Treatment emphasize the need for a specific analysisof the verbal contexts that are used to explain EAD (literality, evaluation, cognitive reasons asgood causes for behaving, and, consequently, behaving to control such cognitive reasons)as well as for the analysis of the basic processes involved in the clinical methods of Acceptanceand Commitment Therapy (ACT). This paper presents EAD along an analysis of the verbalcontexts that sustain it. Additionally, ACT is briefly presented as a therapy addressed to altersuch verbal contexts, with an emphasis in the clinical methods based in contextual changes thattransform functions and break down the relation between cognition and action, that is, thedestructive verbal regulation.

    Key words:verbal behavior, cognition, experiential avoidance, acceptance and commitment

    therapy, verbal contexts, values, private events, self-dimensions, derivation of functions,relational frame theory.

    CARMENLUCIANOSORIANO*, OLGAGUTIRREZMARTNEZY

    MIGUELRODRGUEZVALVERDEUniversidad de Almera, Espaa

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    LA EVITACIN DEL SUFRIMIENTO Y LACONDICIN HUMANA

    Probablemente el criterio ms general queengloban los trastornos psicolgicos es un fun-cionamiento personal que se acompaa de sufri-miento persistente y que finalmente no resultaproductivo para la persona. Es as que las accio-nes de una persona pueden no slo no llegar aproducir un nivel adecuado de satisfaccin per-sonal, sino que tambin el sufrimiento va en

    aumento a la par que la persona se siente cadavez ms atrapada en un crculo del que, por logeneral, no entiende cmo lleg a existir, ni sabecmo salir, a pesar de los constantes y numero-sos intentos para dar algn tipo de solucin a loque le pasa, para sentirse bien al encontrar unsentido para su vida. Seguramente, esta obviedadque caracteriza la mayora de los trastornospsicolgicos es, de un modo u otro, el punto de

    inicio de cualquier terapia psicolgica, y sualteracin o cambio ms o menos sostenido, elpunto final. La necesidad consciente de acabarcon un estado de sufrimiento o malestar es labase de la mayora de demandas de ayuda psico-lgica. Empero, no es lo mismo lo que en cadatrastorno se identifica con el sufrimiento, comotampoco coinciden los modos que cada personapone en prctica para acabar con el mismo.

    En unos trastornos lo que se quiere eliminar es

    la ansiedad, en otros, se busca acabar con lossentimientos de tristeza o falta de sentido, enotros, olvidar los recuerdos o las imgenes rela-cionadas con un acontecimiento traumtico, etc.Aunque estas diferencias delimitan o definen lostrastornos en los sistemas de clasificacinsintomticos y sindrmicos (DSM y CIE), unanlisis de las funciones de esos repertoriosconductuales diferenciales muestra que stos tie-

    RESUMEN

    El inters por la dimensin funcional diagnstica del trastorno de evitacin experiencial(TEE) se ha extendido rpidamente en los ltimos aos, a la par que se han generado estrategiasclnicas que han evolucionado desde el objetivo de la terapia cognoscitiva de la conducta,centrado en el cambio del contenido cognoscitivo o de eventos privados, hacia un nuevo fococentrado en el cambio de los contextos verbales que mantienen la relacin que el pacienteestablece con esos contenidos cognoscitivos. Esta nueva va de terapias est siendo conocidacomo tercera generacin. Los resultados iniciales que se han derivado de estas aproxima-ciones a la psicopatologa y su tratamiento, son prometedores y resaltan la necesidad tanto deun anlisis especfico de los contextos verbales, base del TEE (la literalidad, la valoracin, lasrazones cognoscitivas como buenas causas de la accin, y, consecuentemente, la accindirigida a regular o controlar tales eventos privados), como de los contextos verbales quedefinen los mtodos clnicos que llegan a producir la alteracin de funciones en la Terapia de

    Aceptacin y Compromiso (ACT). En este artculo se aborda el TEE en un anlisis msespecfico sobre los contextos verbales que le sirven de base. Y se presenta brevemente ACTcomo terapia dirigida a alterar tales contextos verbales, resaltando los mtodos clnicos decambio contextual orientados a la transformacin de funciones y, as, al cambio de la relacinfuncional entre cognicin y accin, es decir, la ruptura de la regulacin verbal destructiva.

    Palabras clave: conducta verbal, cognicin, evitacin experiencial, terapia de aceptaciny compromiso, contextos verbales, valores, eventos privados, el yo-contexto, derivacin defunciones, teora del marco relacional.

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    335TRASTORNO DE EVITACIN EXPERIENCIAL Y ACT.

    nen como tronco comn un elemento funcionalque se ha denominado la evitacin experiencialdestructiva o trastorno de evitacin experiencial (TEE)(Hayes, Wilson, Gifford, Follette & Strosahl, 1996;

    Luciano & Hayes, 2001).La necesidad de eludir o evitar el malestar

    sostenido es, pues, un hecho comn en el mbitode los trastornos psicolgicos formalmente esta-blecidos y, an fuera del terreno de laspsicopatologas, podra considerarse que es unade las caractersticas comunes de la vida en elmundo occidental. Pero, por qu los humanos,organismos con un nivel de inteligencia tanevolucionado, se emplean tan duramente ennegar, reducir o rechazar el malestar que es

    normal en tanto que es una caracterstica inelu-dible de habernos convertido en seres verbales?A diferencia de los organismos no verbales, laadquisicin de relaciones o niveles lingsticoscada vez ms abstractos nos convierte en serescon autoconocimiento, lo que nos puede facili-tar tanto una mejor adaptacin en determinadascircunstancias, como tambin originar un gransufrimiento en otras. En este ltimo caso, elautoconocimiento desarrollado en la historiaindividual estara limitando la vida personal, loque nunca podra ocurrir en el caso de losanimales, quines viven tanto las consecuen-cias positivas como las negativas pero sin poderreparar en s mismos y en lo que les sucede en elpresente o en su significado en el futuro. Disfru-tan y sufren, o sea, viven, sin reparar o saber quedisfrutan, sin comparar el hoy y el ayer, es decir,sin disponer de una parte de ellos mismos que lespermita darse cuenta de lo que ven, sienten,piensan o recuerdan (Hayes, 1984; Skinner, 1953).Sin embargo, en el caso de los humanos la re-flexin o vuelta hacia uno mismo, hacia delante y

    hacia atrs, es parte del repertorio que conocemoscomo autoconocimiento y que por su naturalezaverbal tiene ventajas y desventajas, como ha sidorecogido en distintas ocasiones (p.e., Hayes,Strosahl & Wilson, 1999; Russell, 1930; Skinner,1969; Wilson & Luciano, 2002).

    Al igual que nos aproximamos hacia lo quetenga un valor reforzante y nos alejamos de lo

    que tenga un valor aversivo, tambin al aprendera comportarnos verbalmente, aprendemos a re-lacionar contextualmente estmulos de modoque la funcin de uno de ellos se propaga o

    transforma segn las claves verbales. As, de-pendiendo de las condiciones presentes queconcurren en cada circunstancia, se actualizanvaloraciones, pensamientos, recuerdos y sensa-ciones sin que necesariamente se busquen. En elhecho de convertirse en humanos verbales figu-ra el aprendizaje de pensamientos, sentimientosy emociones, a la par que su calificacin comopositivos o negativos y al mismo tiempo que suvalor o significado para explicar lo que hace-mos. Una de las facetas de comportarnos verbal-mente es que los recuerdos vienen sin que

    necesariamente se tenga intencin alguna derecordar. Por ejemplo, es algo extraordinaria-mente natural dados los contextos verbalespertinentes que ciertos recuerdos sobreven-gan cargados de emociones negativas ante sea-les remotas y arbitrarias (lo mismo cabra decirde emociones que evaluamos en positivo). Porlo mismo, es un efecto natural que sobrevenganpensamientos negativos (o positivos) al compa-rar la vida de otro y la propia, o al comparar lavida de hoy y la de ayer o la de hoy y la futura.Es natural que sobrevengan ms sensacionesnegativas cuando un evento traumtico ocurrecerca de uno mismo, bien fsica o psicolgica-mente, que cuando ocurre en un contexto lejanoe incluso opuesto a uno mismo. Por nuestracondicin verbal, la etiqueta dolor se sita enequivalencia o en comparacin o en oposicin amuchas situaciones de modo que aunque eldolor tiene su valor como seal para reponeralguna alteracin biolgica, tambin puede ex-tenderse hacia eventos que no sean seal depeligro pero que se presenten como literalmente

    peligrosas y conlleven actuaciones para su con-trol que puedan ser claramente limitantes (Hayes& Wilson, 1993; Wilson & Luciano, 2002).

    El malestar psicolgico es la cara ocultaineludible de sentirse bien y, ante su aparicin,podemos simplemente admitirlo, o bien, cen-trarnos excesivamente en l, llegar a tratarlocomo si fuera un problema o un objeto a

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    reparar, cuando no siempre es ese el caso. Loseventos privados que calificamos de negativosno portan la propiedad de ser destructivos por supropia naturaleza, ni tampoco la de convertirse

    en objetos, ni la de tomar funciones causales.Este efecto ocurre cuando las metforas que seemplean para generarlos en el proceso de socia-lizacin se literalizan siguiendo el estilomecanicista y mentalista que ya denunciara Rylehace aos (Ryle, 1949). La cosificacin de loseventos privados, as como su conversin en unagente causal proviene del hecho de seguirciertas reglas culturales ajustadas a explicacio-nes o causas mentales del porqu de lo quehacemos (una amplia consideracin sobre lascausas psicolgicas en Prez-lvarez, 2003).

    Los miembros de la comunidad aprenden que laaccin se ha de ajustar o corresponder a lo quese piensa y a lo que se siente, lo que redundaren que en lugar de entender las relaciones entrepensar, sentir y actuar como relaciones arbitra-rias establecidas a lo largo de la historia indivi-dual (Hayes & Brownstein, 1986), se tomen lasmismas inexcusablemente en una direccin ni-ca, vistiendo as a los eventos privados de unafuncin que no les corresponde por su propianaturaleza, confirindoles un papel predomi-nante en las acciones que tomamos. Este es elcaso, por ejemplo, cuando ciertos pensamientosdesagradables se convierten en agentes causalespara hacer la vida de uno en tanto que la mayorparte de las acciones se centran en apartar esoscontenidos negativos y conseguir pensamientoso sensaciones positivas como estrategia de fun-cionamiento vital (por ejemplo, comportarse deacuerdo a enunciados como con estas sensa-ciones y pensamientos no puedo estar con mishijos, ni hacer mi trabajo). Los eventos priva-dos llegaran as a convertirse en algo con vida

    propia que la persona necesita tener bajo controlpara poder actuar; adquieren un papel degendarmes de lo que hacemos. Lo triste deltema es que esos eventos privados no sabennada de la vida, pero la relacin entre ellos y laaccin bajo su control queda sujeta por lascontingencias de modo que el valor de estoseventos sobre lo que hacemos se fortalece.

    El natural doble sentido del autoconoci-miento no tiene que ser necesariamente unobstculo. Lo que adquiere matices problem-ticos y puede llegar a alcanzar cotas de limita-

    cin considerables es no admitir de modocronificado las dos caras del autoconocimiento(Hayes, Strosahl & Wilson, 1999; Luciano &Hayes, 2001). El rechazo reiterado del malestarnatural en los humanos (pensamientos, recuer-dos y sensaciones que vienen cargadas negati-vamente) es una lucha sin cuartel contra loseventos privados amenazantes, como si se tra-tara de una lucha contra un enemigo de carne yhueso. Una persona se ve atrapada por talesestrategias a pesar de que no se cumpla elpropsito que las gua y, en lugar de conducir

    a la paz personal, paradjicamente tien deguerra cualquier aspecto vital, de modo que lassensaciones negativas se extienden al reaccio-nar para controlarlas. Las acciones de luchapara eliminar un enemigo que naturalmente nolo es, pero que es tomado como si fuera unmonstruo literal, tienen un costo muy eleva-do. Este patrn limitante se ha venido a deno-minar un patrn de evitacin experiencialdestructivo (Hayes et al., 1996; Luciano &Hayes, 2001). La evitacin experiencial comotal es una prctica comn en el ser humano (elrechazo de lo que uno no quiere) pero resulta enun problema cuando se convierte en un patrngeneralizado rgido y, por tanto, exento deacciones controladas por lo que es finalmenteimportante para la persona. Esto es, la actua-cin de evitacin de eventos privados esdestructiva siempre que est orientada en con-tra de lo que uno quiere verdaderamente a lalarga. Este funcionamiento que tiene un valorvital escaso, a pesar de que el plan que lapersona pretende se le brinda como un plan

    con valor vital, es un elemento central ycomn a numerosos trastornos psicolgicos.Es el tronco comn, decamos antes, aunquesus races hayan sido nutridas por diferentesproductos en la historia individual y, por tanto,sus manifestaciones sean distintas (los snto-mas) como diferentes se presentan las ramasdel tronco.

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    337TRASTORNO DE EVITACIN EXPERIENCIAL Y ACT.

    EL TRASTORNO DE EVITACINEXPERIENCIAL (TEE) COMO ELEMENTO

    FUNCIONAL COMN EN DIFERENTESTRASTORNOS PSICOLGICOS

    El trastorno de evitacin experiencial (TEE)ocurre cuando una persona no est dispuesta aestablecer contacto con sus experiencias priva-das (los estados o sensaciones de su cuerpo, suspensamientos, sus recuerdos, etc.) y se compor-ta deliberadamente para alterar, tanto la forma ofrecuencia de tales experiencias, como las con-diciones que las generan. Aunque este patrncomportamental pueda resultar aparentementeefectivo a corto plazo (por cuanto consiguereducir o eliminar temporalmente el malestar y,

    por tanto, da la razn o potencia la estrategiaperseguida), si se convierte en crnico llega aproducir una limitacin en la vida personal (Hayeset al., 1996; Luciano & Hayes, 2001). Las nume-rosas formas de responder a los signos de males-tar, de sufrimiento, conforman una clasefuncional una operante reforzada positiva(por hacer lo que uno cree que es correcto) ynegativamente (porque de modo inmediato re-duce en parte el malestar o el dolor). Sin embar-go, estas conductas ajustadas a la reduccin del

    malestar, de los miedos, son contrarias a aque-llas conductas que iran cargadas de vitalidadpor estar encaminadas hacia lo que importa. Esel caso, por ejemplo, de una persona que funcio-na bajo la lgica de que necesita estar completa-mente segura que no ser daada para iniciar omantener una relacin personal y que, progresi-vamente, va viendo mermado su crculo social.As, su patrn de control para sentirse seguraproduce un estancamiento en sus valores referi-dos a la amistad, a la par que extiende su sensa-cin de inseguridad y malestar. Es decir, la

    solucin que se da al supuesto problema que noes, es justamente el problema. Por tanto, es unasolucin paradjica que indicara que se tomacomo problema lo que no es y como solucin loque es el problema. Este patrn comn enmuchos trastornos formalmente diferenciadostiene una psicopatologa funcional centrada enel conflicto entre las contingencias naturales y

    las que sustentan las reglas o el plan que lapersona sigue en su inters por conseguir unadireccin de vida.

    Al mismo tiempo que es un hecho la presen-cia del TEE en diferentes trastornos, tambin sonevidentes los elementos comunes que compar-ten distintos sistemas teraputicos que se dirigena trastornos aparentemente distintos, al menos sinos atenemos a su modo de expresin, esto es, asu forma o estructura. Por ejemplo, aunqueteniendo presente las limitaciones de los estu-dios de valoracin de tratamiento, las terapiascognoscitivo-conductuales se consideran relati-vamente exitosas en su aplicacin a diferentestrastornos. La existencia de tcnicas y terapias

    equivalentes que filtran diferentes sintomatolo-gas sirve nuevamente de reflexin acerca tantode la falta de especificidad de las terapias, comode la falta de especificidad de los trastornos.Ante esto, cabra plantearse si alguno de losnumerosos contenidos de las terapiascognoscitivas y cognoscitivo-conductuales concierta efectividad se dirigen a atacar o alterarprecisamente aquello que es funcionalmentecomn en diferentes trastornos. Este hecho deja-ra sin especificidad a las terapias y, a la par, a lostrastornos psicolgicos, al menos respecto a laespecificidad que se plantea en los sistemastaxonmicos usuales. Adems, la efectividad deterapias estandarizadas y vlidas donde lo hansido ha de afrontar las recadas as como loscasos para los que no son efectivas y, habra deafrontarse tambin la explicacin de los meca-nismos de cambio o el porqu de la efectividado fracaso de las tcnicas.

    No es este el espacio para una revisin de loscriterios que se utilizan para determinar la efec-

    tividad de las terapias psicolgicas, ni tampocopara reparar en la necesidad de anlisis sobre suscomponentes esenciales o activos (Prez-lvarez& Fernndez Hermida, 2001; Fernndez Hermida& Prez-lvarez, 2001). Un paso previo, cohe-rente con la propuesta analtica-funcional yexitosa en otros mbitos (ej. Iwata, Dorsey,Slifer, Baimon & Richman, 1982; Iwata, Smith

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    & Michael, 2000) pasara por el anlisis deltronco funcional en la mayora de los trastor-nos psicolgicos en vez de los elementos dife-renciales (nada nuevo, por cierto, en las

    asunciones conductuales; vase, por ejemplo,Baer, Wolf & Risley, 1968; Bijou, 1976; Skinner,1953). Es ms, si como parece, resulta til elanlisis del tronco funcional en diferentestrastornos, habra sobrados fundamentos parasostener que tambin resultara de utilidad elaislamiento del tronco comn de psicoterapiastenidas por diferentes trastornos. Este trabajo nopretende en modo alguno abarcar la amplitud detal universo, sino slo abordar algunos de estospuntos, especialmente el que concierne al anli-sis de las reglas genricas que atrapan a los

    clientes y el anlisis de las frmulas verbales quese utilizan en terapia para deshacer el nudo en elque el sufrimiento se acrecienta, tanto ms,cuanto ms se rechaza el malestar natural opropio del ser verbal y al hacerlo cada vez se estms lejos de lo que se valora. Y esto esgeneralizable tanto cuando el sufrimiento pato-lgico se manifiesta como sensaciones de an-gustia o tristeza, cuando sobrevienen voces,cuando un razonamiento obsesivo impide llevara cabo acciones valiosas, cuando los pensa-mientos sobre el futuro y el pasado (o los senti-mientos de culpa o la necesidad de beber o dedrogarse) se viven como bloqueantes, en tan-to que cualquiera de esos eventos privados seconvierten en el corazn de la vida y uno quedasometido casi involuntariamente a ellos, supe-ditado a su eliminacin para poder vivir.

    Para lo que aqu concierne, el problemagenrico es que en el TEE se ha generado comovalor prioritario, la necesidad de eliminar sig-nos de malestar, de sentirse bien de inmediato,

    como un paso previo para embarcarse en accio-nes valiosas. Con todos los sentidos puestos eneliminar o evitar el malestar inmediato, la perso-na queda fusionada con sus productoscognoscitivos, a costa, en ocasiones, de la pro-pia vida. Lo paradjico es que, por la propiahistoria socioverbal, la persona est convencidade la coherencia de sus acciones con lo que

    busca y cree que est haciendo justamente locorrecto para poder vivir (comportarse, por ejem-plo, de acuerdo con la regla no puedo vivir conestos pensamientos taladrantes, tengo que hacer

    algo para quitrmelos). Es pues un patrn rgi-do y generalizado de seguimiento de reglas deevitacin, controlado, por un lado, por una dis-minucin inmediata y tramposa del malestar y, ala par, por el extraordinario poder que tiene elhecho de tener razn o de ser coherente con loque uno piensa que es correcto hacer de acuerdoa cmo explica su comportamiento (Hayes et al.,1996; Luciano & Hayes, 2001). Comportndosebajo ese plan, las posibilidades de respondereligiendo entre sentirse bien de inmediato yperder a la larga, o perder a la corta en beneficio

    de acciones con un valor probable a la larga,simplemente no existen. Cuando se propicianaccidental o deliberadamente mltiplesinteracciones longitudinales a favor del controlde eventos privados aversivos, se llega a confor-mar la clase de regulacin verbal inefectiva quetendra que ver tanto con un seguimiento exce-sivo de reglas bajo control de consecuenciasmediadas por otros (no puedo comportarme asporque me sentira mal si no me aceptan), comocon un seguimiento de reglas bajo control deconsecuencias naturales del comportamientoimprobables, paradjicas y sobredimensionadas(me volver loco si no controlo la ansiedad),a la par que por el seguimiento de ciertas reglasque hubieran alterado o propiciado, por vezprimera, valores reforzantes o aversivos a even-tos verbales y no verbales (por ejemplo, com-portarse de acuerdo con la tristeza es mala,con no es normal tener estos pensamientos tannegativos de uno y los dems) (Hayes et al.,1999; Wilson & Luciano, 2002).

    En contraposicin de un patrn de actuacinde evitacin rgido estara la formacin de unpatrn flexible ante tales eventos, de modo quese vivieran con o sin pasin, dependiendo de suutilidad para acciones valiosas (definido por lasdirecciones construidas como valiosas en cadapersona). El aislamiento de las condiciones quegeneran las direcciones de valor como contin-

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    gencias construidas verbalmente sera un pasonecesario si se pretende una explicacin com-pleta de la personalidad y los trastornos psicol-gicos, pero tal investigacin es incipiente. El

    anlisis de las condiciones que determinan losvalores es una investigacin necesaria que tienesus races, por un lado, en el estudio de laprocedencia de los reforzadores a nivelfilogentico y en las condiciones que conformanlos reforzadores condicionados, y por otro lado,en el estudio del proceso verbal a travs del cuallas contingencias inmediatas adquieren valorsimblico para finalmente explicar los valoresmorales y ms abstractos (Harrington, Fink &Dougher, 2001; Hayes, Gifford & Hayes, 1998;Luciano, Gmez & Valdivia, 2002; White &

    Dougher, 2004). Dicho de otro modo, la proce-dencia de los valores o el marco de valor quedefine la vida de una persona apela a las condi-ciones que convierten a un ser humano en unindividuo con un proyecto de vida, con unasapetencias frente a otras, con unos valores queredunden en lo ms prximo (bien temporal-mente o bien en relacin slo a los lmites fsicosde uno) o en las consecuencias a la larga relacio-nadas con el legado que su comportamientopueda generar en otros cercanos o en generacio-nes venideras.

    LOS CONTEXTOS VERBALES QUEDEFINEN LA EVITACIN EXPERIENCIAL

    PATOLGICA (TEE)

    Un anlisis radical del TEE implica que seespecifiquen las condiciones en las que los even-tos privados se conforman situados en la dimen-sin positivo-negativo, a la par que se conviertenen esenciales o causales de lo que se hace para

    vivir. Ms especficamente, las condiciones enlas que el malestar se ampla y la vida quedaempequeecida a pesar de todos los intentospara que esto no sea as, son aspectos esencialespara analizar experimentalmente, ms all decorrelaciones entre eventos privados y tipos deafrontamiento. En esa direccin, el TEE se hacaracterizado por los contextos verbales, a sa-

    ber, la literalidad, la evaluacin, el dar razones oexplicaciones cognoscitivas del comportamien-to y, finalmente, la regulacin verbal de la evita-cin destructiva (Hayes et al., 1996; Luciano &

    Hayes, 2001; Wilson, Hayes, Gregg & Zettle,2001; Wilson & Luciano, 2002). El contextoverbal del significado literal o de la literalidad,implica responder a un evento en trminos deotro sobre la base de la bidireccin, combina-cin y transformacin de funciones. Supone nodistinguir que las palabras tienen diferentes fun-ciones dependiendo de claves contextuales, ysupone no diferenciar las dimensiones del yo,como explicaremos ms adelante. El contextoverbal de la evaluacin o valoracin provee elvalor positivo o negativo a eventos privados o

    cognoscitivos y da contenido al contexto de laliteralidad. El contexto de dar razones se refiereal apoyo cultural para concebir la emocin y lacognicin, como causas de la conducta y tam-bin proporciona el contenido al contexto de laliteralidad. Finalmente, todo ello da sentido alcontexto de la regulacin verbal o el plan segui-do para controlar lo que se consideran comocausas de la conducta el control de los eventoscognoscitivos aunque sin ste no parece que losanteriores pudieran llegar a tener tanta potencia.Esto es, la actuacin verbalmente regulada es laque sin poder ser de otro modo ira cerrando elcrculo que fortalece el resto de contextos verba-les, ya que son las acciones dirigidas a su controllas que contienen las contingencias que poten-cian la estrategia de evitacin y convierten enms potente las cogniciones negativas a la parque su valor aparentemente causal para laaccin. Brevemente exponemos algunas carac-tersticas de los marcos verbales que envuelvena los pacientes en una evitacin experiencialdestructiva y que, por tanto, definen los contex-

    tos verbales implicados en el TEE.

    Las caractersticas del comportamiento ver-bal (o sea, la inevitable derivacin de funcionessegn diferentes claves verbales) sitan a loseventos verbales en el contexto de la literalidady en algo ms o menos problemtico o centralsegn la funcin que uno aprenda,

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    especficamente segn se aprenda que son unelemento esencial para vivir, y por tanto, lapersona aprenda a comportarse repetidamentesiguiendo una estrategia para su control. Lo que

    se plantea sera que a pesar de que se derivenfunciones negativas para unos u otros eventosprivados y que se consienta u ofrezca una expli-cacin que no es de las acciones, el crculoparece quedar cerrado por las acciones regula-das verbalmente, o sea, acciones dirigidas acontrolar los eventos privados cargados de ma-lestar de modo que se ajusten a reglas del tipoprimero controla tu pensamiento, o tus sensa-ciones o tus recuerdos, y luego podrs hacertu vida. En este sentido, las contingencias de laaccin que reducen el malestar (aunque de modo

    efmero) y dan coherencia a las reglas del mane-jo de los eventos privados para vivir (ya explci-tamente formuladas por los adultos o bien en elproceso de moldeamiento cuando se dispone delrepertorio autodescriptivo pertinente), termina-ran dando un papel extraordinario y supersti-cioso a los eventos privados como determinantesfundamentales del comportamiento. Lapotenciacin de la literalidad o fusincognoscitiva al hilo de las actuaciones paracontrolar los eventos privados evaluados nega-tivamente, imposibilita la eleccin de actuar, yaque la nica reaccin posible en esas circunstan-cias es el escape de los eventos privadosamenazantes. Hemos indicado que los contex-tos verbales de la literalidad, valoracin, y darrazones cognoscitivas, entendidos como causas,estn todos supeditados en su formacin alcierre contingencial que los fusiona y que propor-ciona una retroalimentacin entre todos estos(cierre contingencial en el sentido seguido porFuentes, 1994) hasta el punto que los eventosprivados fortalecen su funcin emocional y

    evitativa. Ello hara ya ineludible la necesidad deresponder bajo su control, precisamente paracontrolarlos y slo entonces dar permiso paraocuparse en acciones importantes.

    Wilson, Hayes, Gregg y Zettle (2001) reco-gen un conjunto de unidades o marcos verbalesmnimos que parecen ser necesarios para produ-cir psicopatologa. Son los marcos de coordina-

    cin ( es igual o equivalente a ), de causalidad(si , entonces ; porque), de compara-cin ( ms/menos que ), de jerarqua (pertenece a ), y de toma de perspectiva. Es

    decir, si una persona no muestra en su lenguajebsico, todos y cada uno de estos tipos derelaciones, su comportamiento verbal sera limi-tado a muchos niveles y, por ello mismo, nopodra mostrar la psicopatologa que tiene comoelemento central el TEE. Sin embargo, si esoscinco comportamientos relacionales forman partedel repertorio verbal, entonces, la personainteracta mucho ms eficazmente con su am-biente y se habran construido los elementosmnimos que caracterizan a una persona y quedefinen un nivel de autoconocimiento que inclu-

    ye los valores personales correspondientes a suhistoria. Por lo mismo y como hemos adelan-tado en los prrafos anteriores tales personasseran ms vulnerables a la parte delautoconocimiento que nos hace ms suscepti-bles de la trampa del lenguaje. Nos detendremosen una serie de condiciones que a partir de esasunidades mnimas, seran facilitadoras del pa-trn de evitacin experiencial destructivo o bienpodran inmunizar del mismo.

    En los apartados que siguen, slo trataremosde profundizar en porqu el control de los even-tos privados llega a ser destructivo en el marcode los valores personales y porqu ese controlexacerba el propio evento que se pretende elimi-nar. La evidencia emprica sobre estos hechos seha recogido en diversas ocasiones (por ejemplo,Hayes et al., en prensa; Hayes et al., 1996;Hayes, Stroshal & Wilson, 1999; Luciano &Hayes, 2001; Wilson & Luciano, 2002). Lo queaqu presentamos se refiere a algunos de losmecanismos implicados en los contextos verba-

    les que conforman una parte central delautoconocimiento con su posibilidad destructiva(TEE) y cuyo cambio transformar eseautoconocimiento en uno con valor de supervi-vencia. Los contextos de literalidad y valoracindan sentido al de explicacin, pero sin la regula-cin verbal en correspondencia con tal explica-cin, los anteriores perderan su valor y cohesin.Dicho de otro modo, los contextos verbales de la

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    341TRASTORNO DE EVITACIN EXPERIENCIAL Y ACT.

    literalidad y valoracin estn incorporados en elcontexto de la explicacin y todos quedanenmarcados en la operante de la regulacinverbal de evitacin. Este tipo de operante, como

    relaciones conducta-conducta, implican elautoconocimiento que asumimos con las accio-nes emprendidas para manejar nuestra vida, yque en el caso de la regulacin de evitacindestructiva est controlada por las explicacio-nes o razones que damos de lo que hacemos (yde lo que hacen otros), centradas en los eventoscognoscitivos valorados y que son entendidoscomo agentes causales de la accin. Conse-cuentemente, en los contextos verbales (de laexplicacin y la regulacin) estn presentes tan-to las direcciones valiosas de la propia vida,

    como el papel funcional que se le da al eventoprivado en la consecucin de lo que hacemos.En el TEE, lo que la persona quiere para su vidaes el contexto en el que su lucha con los eventosprivados cobra sentido pero, a la par, resultadestructiva. A la vez, para que lo anterior sea unhecho, la persona tiene que estar obligada areducir algo extremadamente negativo para ella,lo cual adems, se entiende como causa. Estaobligacin de deshacerse de los eventos mo-lestos viene sealada por los contextos deliteralidad y valoracin, ya que la literalidadsupone una nula o reducida diferenciacin entrelos eventos privados y las funciones que stostienen, y entre los propios eventos cognoscitivosy el individuo con sus valores, al actuar respectode stos. Por todo ello, no hay distancia entreel individuo y sus productos cognoscitivos, sinoun todo matizado por la funcin negativa que losltimos pudieran haber adquirido en la historiaindividual. Analizamos en detalle, estos doselementos siguiendo un trabajo previo(Luciano, Rodrguez & Gutirrez, 2004): pri-

    mero, los marcos verbales en los que losvalores de la persona se ven amenazados y,segundo, las relaciones entre el individuo ysus eventos cognoscitivos donde estos lti-mos se viven amenazantes y mantienen oexacerban an ms su potencia destructorapara comportarse de acuerdo a lo que la per-sona quisiera para su vida.

    Marcos verbales en los que los valores de la

    persona se ven amenazados

    Las estrategias tramposas que siguen los

    pacientes con TEE resultan en una amenaza a loque pretenden para sus vidas (incluso cuandodicen no anhelar nada o que nada les importa).Son varias las posibilidades que definen talestrampas. Una de ellas es que lo que valoran estdefinido por la consecucin de objetivos que noson compatibles con la vida y la naturalezahumanas, de modo que las acciones emprendi-das se caracterizan por la incomprensin o bienel rechazo a lo que significa la condicin huma-na (por ejemplo, no querer morir o enfermar,querer tener control sobre la propia vida y la de

    otros, rechazar los pensamientos y recuerdosnegativos, buscar sentirse siempre bien, no ad-mitir percepciones negativas de uno mismo,buscar una vida plena de placer (sea en lasrelaciones sociales, relaciones ntimas, proyec-tos laborales, ), pero sin estar dispuesto asentirse daado o vulnerable, ni a pasarlo mal enel proceso, etctera. Puede ocurrir tambin quelo que desee, an siendo viable y compatible conla condicin humana, no tenga que ocurrir nece-sariamente (por ejemplo, sentirse amado, prote-gido, comprendido y ayudado por otros); o bienque se considere una trayectoria de valor sindiscernir que el valor que la sustenta no esrealmente un valor elegido por la persona. Demanera semejante, puede que la vida se orientea conseguir todos los objetivos de modo inme-diato, sin esfuerzo, sin presin, etctera. Porejemplo, comportarse bajo la idea de que unarelacin ha de ser reforzante en cada interaccin,o pretender conseguir un trabajo cualificado singastar tiempo en su preparacin. En tales casos,la actuacin personal en esas direcciones queda-

    r interrumpida en tanto surja cualquier dificul-tad, sin llegar a valorar la demora, los obstculos,la necesidad de persistencia en un camino quenecesariamente ha de recorrerse en soledadpsicolgica. En todos estos casos, la personaparece no haber generado los recursos suficien-tes para resolver los problemas que conllevavivir, lo que incluye asumir los dos lados de

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    cualquier eleccin. Es ms, que no es posibleaceptar slo el anverso de, por ejemplo, sentirsebien (con pensamientos halagadores hacia unomismo o con recuerdos positivos), sin aceptar el

    reverso (el dolor, el malestar en compaa depensamientos o recuerdos negativos, entre otros).

    De este modo, pretender que la vida se definapor la consecucin de lo que en muchas ocasio-nes no es posible, conduce a poner en prcticaestrategias que se consideran correctas de cara aobtener lo que se busca, pero que finalmenteresultan intiles. La persona se embarcapersistentemente en acciones cuyo beneficio acorto plazo prevalece sobre las prdidas quellevan a largo plazo. Especficamente, el contex-

    to verbal de explicacin, que proporciona unvalor causal a los eventos privados, abarca re-glas del tipo para poder vivir bien, primerotienes que sentirte bien y eso significa que antesque nada tienes que controlar tu depresin, tuansiedad, tu dolor, etc.. En el seguimiento deestas reglas se halla la trampa verbal que envol-ver a la persona, ya que las estrategias decontrol pueden proporcionar de manera inme-diata cierto alivio del malestar (reforzamientonegativo) lo que, a la vez, potencia el razona-miento del que se parta (reforzamiento positivode tener razn, seguir el plan adecuado), demodo que aunque a la larga se pierda mucho, esecosto no parece que compita con las contingen-cias inmediatas del control. Esa trampacontingencial que relaciona conductas (lo que sepiensa o siente y lo que se hace) resulta altamen-te costosa en el marco de los valores personalesy por ello exacerba mucho ms el sufrimientoante el que slo se sabe dar una respuesta hacercualquier cosa para tener los eventos privadosbajo control y as poder hacer lo que uno quiere

    para su vida. Empero, el verdadero problemano est en los eventos privados en s, sino en elplan emprendido que no es ms que las accionesajustadas a una frmula verbal tramposa sobre lavida. Slo lo que se hace acaba generando lascontingencias que moldean la vida de la perso-na. La pregunta crtica que el paciente tendr queafrontar es si al final de tantos intentos paraeliminar los eventos cognoscitivos evaluados

    negativamente, de tantas acciones encaminadasa ese fin, su vida est mejor o peor.

    La clave de esta potenciacin del sufrimiento

    se encuentra en las relaciones aprendidas entrelos eventos privados valorados negativamente yla direccin de las acciones vitales. Los eventosprivados con funciones dolorosas se viven comoopuestos, e incompatibles con actuar de modovalioso a lo que gua la vida de uno. En defini-tiva, como si fuesen una barrera para actuarvaliosamente (por ejemplo, tengo ansiedad,estoy triste, tengo dolor, oigo voces, me macha-can los pensamientos, y entonces, no puedoseguir, no puedo trabajar, no puedo vivir conesto, tienen que acabar, no puedo ms). Esta

    relacin temporal de oposicin entre elementos,siendo el primero doloroso y el segundo aquelloque uno quiere, provoca inevitablemente que eldolor presente se viva de manera extremada-mente aversiva en tanto que se acta de acuerdocon las barreras y, por tanto, en contra de queha-ceres valiosos. Este punto ha sido abordado en lainvestigacin clnica-experimental sobre proto-colos de clarificacin de valores empleados en eltratamiento de la evitacin experiencialdestructiva. Estos protocolos se centran en cam-biar la relacin entre eventos privados y lasacciones valiosas desde un marco temporal deoposicin a uno de coordinacin (Luciano, Pez,Valdivia, Molina & Gutirrez, 2003; resumen enLuciano, Rodrguez & Gutirrez, 2004: p. 386).

    La Teora de los Marcos Relacionales (TMR)(Hayes, Barnes-Holmes & Roche, 2001) permi-te una explicacin tanto de los resultados de estetipo de investigacin como de los efectos dife-renciales de las estrategias de control y acepta-cin con respecto a cmo se experimentan los

    eventos privados (Gutirrez, Luciano, Rodrguez& Fink, 2004). En breve, las estrategias decontrol pueden entenderse como relaciones tem-porales de oposicin entre eventos privados yacciones valiosas, mientras que las estrategiasde aceptacin pueden entenderse como relacio-nes de coordinacin entre dichos eventos yacciones. Cuando dos elementos, uno A convalor negativo y otro B con valor positivo, se

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    sitan en una relacin temporal de oposicin, osea, que para llegar a B no se puede tener A,entonces si A est presente, su propio valornegativo aumentar. Esta transformacin de

    funciones est determinada por la relacin tem-poral de oposicin entre ambos elementos. Deacuerdo con esta relacin, la presencia de Aimplica la prdida simblica del valor positivode B, lo que transforma el propio valor negativode A incrementndolo y, en consecuencia, dan-do cada vez ms prioridad a la eliminacin/supresin/evitacin de A: si es necesario evitarlo negativo para actuar hacia lo positivo, cuantoms negativo/doloroso sea A, ms centradasestarn las propias acciones en la eliminacin deeste elemento. Esto explicara porqu actuar

    siguiendo un marco temporal de oposicin (en larelacin entre eventos privados y acciones va-liosas) tiene como consecuencia que el dolor/malestar presente se viva de manera ms des-agradable y dolorosa que si el dolor se coordina-se temporalmente con las acciones valiosas.Esto es, centrar todas las actuaciones en la evita-cin (A) impide actuar en B (por tanto, supone laprdida del valor positivo de B). Actuar siguien-do esta regla de evitacin facilita la fusincognoscitiva en tanto que al actuar se producencontingencias centradas en A y no se producenlas acciones valiosas (B) cuyas consecuenciasms o menos valiosas podran transformar,en parte, el valor negativo de A. Inversamente,si con los mismos valores se acta bajo reglasque no definen A y B como temporalmenteopuestos, sino como temporalmente coordina-dos, donde pasar por A es parte del proceso dellegar a B, entonces el valor negativo de A nocambiar a positivo pero s disminuir en parte,en tanto que A y B formaran parte de un todo enrelacin jerrquica (en tanto uno con sus

    valores es mucho ms que un evento privadoen particular). Lo anterior sera el anlogo delproceso involucrado cuando se aprende que lasacciones valiosas para uno no necesariamentehan de paralizarse porque surjan los eventosprivados con funciones negativas. Si uno apren-de a no hacerlos relevantes, esos contenidossimplemente tendrn el malestar propio de lacondicin humana segn cada historia personal,

    pero no adquirirn el aadido o suplementoaversivo que proviene de contemplarlos comobarreras hacia acciones de valor, como reciente-mente hemos aislado a nivel experimental

    (Luciano, Barnes-Holmes et al., 2005).La evidencia disponible hasta el momento

    muestra la conveniencia de fomentar el segui-miento de reglas que potencien actuaciones ajus-tadas a la condicin humana, reglas que indiquenque la experiencia del malestar es natural comoseres verbales, y que sta no es incompatible conla vida, sino parte de ella. Nada especialmentenovedoso, podra sealarse, si el proceso desocializacin se generase normalizando lo quees natural al hecho de convertirse en seres verba-

    les, o sea a asumir la condicin humana! Estoconllevara que uno aprendiese a vivir a pesardel relativo malestar que de vez en cuandoconllevan los eventos cognoscitivos segn lahistoria personal.

    Consecuentemente, se demandan actuacio-nes que no proporcionen a los eventos privadosms valor que el que han de tener, de modo quese reduzca la probabilidad de acrecentar el ma-lestar natural y que con ello se generen pautasrgidas de funcionamiento personal que acabenconvirtiendo en un problema lo que no tieneporqu serlo.

    Marcos verbales de uno y sus eventos

    privados que exacerban la funcin

    aversiva y de evitacin

    Como hemos visto, las actuaciones persona-les siempre tienen lugar en un contexto de valor(tanto si ese contexto es explcito como si no), yes ste el que confiere un significado al sufri-

    miento (como ha sido recogido por numerososautores tiempo ha), y, por tanto, la base sobre laque siempre habra de llevarse a cabo el anlisisfuncional y el tratamiento del TEE. A ello, hayque aadir que el patrn destructivo de evitacinexperiencial crnico implica no slo un segui-miento de las reglas que no le sirven sino tam-bin un grado muy reducido de diferenciacinentre l y sus contenidos psicolgicos. En lo que

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    sigue, nos detendremos brevemente en los mar-cos relacionales que podran permitir diferentestransformaciones de funciones y que podranestar implicados en la consecucin de un grado

    u otro de distanciamiento o discernimiento deuno con lo que valora y sus pensamientos,recuerdos y emociones.

    La literalidad o fusin entre estmulos/pala-bras/eventos privados y su funcin, surge comoresultado de comportarse verbalmente(bidireccin y transformacin de funciones), ydadas las circunstancias, puede dar lugar a ac-tuaciones literales centradas en dichos eventosprivados pero en contra de sus valores. Estaliteralidad destructiva se podra conformar a

    travs de una historia en la que los contenidoscognoscitivos no se habran relacionado convarias funciones diferentes, de modo que latransformacin de funciones ocurrira siempreen una nica direccin. De modo semejanteocurrira cuando no se diera la historia personalque permitiera la abstraccin del yo. Esto es, queno se hubieran diferenciado el acto de pensar,recordar, sentir, etc., de los contenidos que res-pectivamente se piensan o sienten y, consecuen-temente, de quin es depositario de talescontenidos y acciones (Hayes, 1984; Kohlenberg& Tsai, 1991). Si as la historia personal, esprobable que se acte sin diferenciar entre lasdimensiones del yo, es decir, que se acte fusio-nado con los contenidos cognoscitivos en lugarde actuar de manera flexible respecto de stossegn lo que fuera valioso en cada momento. Laseparacin entre eventos cognoscitivos (recuer-dos, sensaciones, pensamientos, etc.) y uno mis-mo, como el contexto en el que estos eventostienen lugar, podra no haberse establecido total-mente de acuerdo con los marcos de diferencia,

    oposicin y jerarqua. Esto es, conocer que unono es lo mismo que sus pensamientos, que unoes mucho ms que ellos. Y de todos modos, sonparte de uno; apreciar que uno es la personaque es consciente de ellos y de lo que se valorapara la vida, a la par que uno los experimentacomo parte del propio ser. Siguiendo la pro-puesta en Luciano, Rodrguez y Gutirrez (2004),si uno acta fusionado con sus eventos y proce-

    sos cognoscitivos, entonces no puede, por defi-nicin, actuar a la vez sin estar en fusin conellos. Sin embargo, si a lo largo de la historiapersonal se han provisto las condiciones ade-

    cuadas para realizar la abstraccin necesaria, enun determinado momento uno puede actuar enfusin con sus contenidos cognoscitivos, ensi-mismado, y un instante despus actuar sin estaren fusin con ellos (o sea, con perspectiva deellos yen la perspectiva o bajo el control delo que sea conveniente o valioso para l). Cuan-do la persona acta frecuentemente sin distan-ciarse de sus pensamientos, recuerdos ysensaciones, puede que no lleve a cabo una vidavaliosa, ya que desde esa posicin no es posibleelegir una direccin. Si no se es capaz de hacer

    esa discriminacin, o bien no se ha aprendido acambiar desde actuar fusionado a actuar conperspectiva, entonces la relacin entre uno mis-mo y sus eventos privados se sitan metafrica-mente al mismo nivel, como un todo, y la personano es capaz de distinguir entre s misma y unasensacin experimentada momentneamente, demodo que no puede actuar con perspectiva conrespecto a esa sensacin. Uno sera funcionalmen-te idntico a sus eventos privados, de modo queel valor negativo que dichos eventos pudierantener se transferira a la persona, que quedaraimpregnada de las funciones negativas (opositivas) de sus pensamientos y actuara literal-mente como si ella y sus pensamientos fuesen lomismo, sin perspectiva ni trascendencia de loscontenidos cognoscitivos (Barnes-Holmes,Stewart, Dymond & Roche, 2000; Barnes-Holmes, Hayes & Dymond, 2001). Es ms, laperspectiva del yo podra no haberse desarrolla-do plenamente o slo haberlo hecho en determi-nadas condiciones de modo que los eventosprivados estuvieran bajo control de variables

    inapropiadas, o bien ni siquiera se hubieranformado ciertos eventos privados (por ejemplo,la empata y la toma de perspectiva socialmenteapropiada). Todo ello resultara en diferentestrastornos psicolgicos en referencia al yo(Kohlenberg & Tsai, 1991).

    Ms especficamente, una escasa prctica endiferenciar las dimensiones del yo (en trminos

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    de lo que se hace) significa que ambas sefunden y que ineludiblemente esa unidad sesita en el aqu y en el ahora.El resultado esque la persona acta sin distanciarse, sin pers-

    pectiva de su malestar, de sus pensamientosnegativos, bajo la necesidad imperiosa de aca-bar con ellos para sentirse bien y esto a menudosignifica mnimas actuaciones valiosas. Sin em-bargo, practicar la toma de-perspectiva (elcomportamiento en de-fusin con las funcio-nes), es ser capaz de poner lo que se piensa/siente en un marco de oposicin aunque enjerarqua con uno mismo (ya que uno es msque sus pensamientos pero stos son de uno),es decir, desde el Yo/pensamientos-aqu al Yocon los pensamientos pero situando stos en

    el all simblico, y permitiendo, pues, actua-ciones con la perspectiva de lo que es valiosopara uno. Cabe tomar nota de que el ser humanoslo tiene el momento presente, el aqu y ahora(L. Hayes, 1992), incluso cuando verbalmentehaya desarrollado un pasado y un futuro. Estosignificado que lo que se piensa o siente (siem-pre en el aqu y en el ahora) puede situarse encoordinacin con la vida como indicbamosen el apartado previo y sabiendo que es partede uno, situarlo desde el yo/pensamiento-aqu alyo-aqu-pensamientos-all . Este movimientogenera una transformacin de funciones emo-cionales al pasar el contenido del Yo-aqu al Yo-all (marcos verbales opuestos) pero al ocurrir enun contexto de jerarqua (uno y sus pensamien-tos), el resultado es una transformacin de fun-ciones emocionales de negativas a menosnegativos (Luciano, Barnes-Holmes et al., 2005;Luciano, Molina, Valdivia et al., 2004).

    Estos comportamientos verbales suponentanto una ventaja como una desventaja. Por

    ejemplo, vivir el pasado o futuro simblicoscomo si estuvieran ocurriendo aqu y ahorapuede alcanzar cotas de limitacin, al no dife-renciar los recuerdos con sus funciones de lapersona en la que obran tales contenidos en losdiferentes marcos temporales y espaciales. Estamanera de presentar las cosas, inevitablementecon el lenguaje que en su forma es dualista,puede dar la apariencia de una visin dualista del

    ser humano, sin embargo, esta forma de presen-tacin no est reida con una posicin analtica-funcional, ya que tanto la persona o el s mismocon sus valores y sus contenidos psicolgicos,

    como los marcos verbales que les dan funcin,se consideran todos ellos resultado de la historiapersonal, sin duda en el ambiente social dereferencia (Biglan & Hayes, 1996; Bijou, 1976;Hayes & Brownstein, 1986; Luciano & Hayes,2001; Prez, 1996, 1997; Skinner, 1945, 1953).Es por esto que tambin es parte del desarrollosocioverbal de una persona, la capacidad decambiar desde una actuacin fusionada con loseventos privados a otra defusionada o flexible,dependiendo de lo que sea valioso en cadamomento. Dicho de otro modo, aprender a dis-

    cernir cundo hemos de hacer caso a lo que elsistema verbal de uno instaurado a lo largo dela vida nos invita o aconseja hacer.

    La investigacin experimental en torno alanlisis del TEE est en su infancia. Queda unbuen trecho por recorrer en aras a esclarecer lascondiciones por la que unas personas son mssensibles a quedar atrapadas por ciertas frmu-las de vida dadas socialmente y centradasen la bsqueda inmediata del bienestar, con unreducido nivel de tolerancia al malestar a pesarde la prdida o ausencia generalizada dereforzadores relevantes a la larga. Esto es, enaras a aislar las condiciones para diferenciar loque se hace de lo que se piensa o se siente con laflexibilidad de haceres ajustada o sensible a lascontingencias en trayectorias valiosas. Todo estoredundar en la prevencin de la trampa verbalpara impedir conformar diferentes tipos de evi-tacin experiencial destructiva. Mientras estetrabajo se lleva a cabo, no es factible dejar deintervenir ante casos que presentan el TEE como

    elemento esencial. Y en esa labor se han emplea-do las numerosas terapias identificadas para eltratamiento de los sndromes clnicos usadas enel campo de la salud mental. En ese recorrido, laterapia de aceptacin y compromiso ACTes la intervencin especficamente diseada paraocuparse de alterar los contextos verbales quedefinen el TEE.

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    TERAPIAS DIRIGIDAS ALTRATAMIENTO DEL TEE

    En Luciano y Hayes (2001) expusimos que

    las estrategias ms frecuentemente utilizadaspara dar salida a numerosos trastornos psicol-gicos se asientan en la estrategia de control deeventos privados a fin de poder actuar consentido y vitalidad. Las tcnicas disponibles sonnumerosas tanto en el circuito entendido cien-tfico como en otros menos prximos a lasprcticas cientficas en psicologa. El abanico deterapias plantea el problema de la diversidad delos modelos y, por tanto, de la ausencia de unmodelo unificado en la profesin y en la psico-loga en general pero quiz la diversidad no

    sea tal si se contempla que la estrategia msfrecuente en las terapias del circuito cientficofomentan, al menos en teora, estrategias decontrol de eventos privados como un paso pre-vio para comportarse de acuerdo a vivir como lapersona quisiera. Sin duda, es la estrategia porexcelencia en las terapias farmacolgicas. Si nosatenemos a que las estrategias basadas en elcontrol de los contenidos privados potencian, depleno o intermitentemente, los contextos verba-les de explicacin y regulacin destructiva, secomprende cmo, aunque se pueden produciraparentes mejoras en la sintomatologa y en elhacer, stas dejan de serlo en cuanto reaparece elmalestar, (o el dolor, o los pensamientos pertur-badores) o bien este malestar alcanza cotas altas.

    Son numerosas las tcnicas y terapias dispo-nibles para el tratamiento de los trastornos psico-lgicos y aunque no es este el espacio para unanlisis de las mismas, s lo es para recordar quelas tcnicas en s mismas no son nada, sino quelo determinante es la direccin en que la tcnica

    se orienta y le da sentido. Y a partir de ah, esesencial descubrir el porqu de su funciona-miento o, dicho de otro modo, de sus componen-tes funcionales bsicos. Por ejemplo, si ladireccin que se persigue tanto por el terapeutacomo por el paciente es eliminar, reducir; ensuma, tener bajo control los eventos privadospara poder vivir, entonces, cualquier mtodoincluida la aceptacin si se usa para contro-

    lar estara al servicio del mismo fin, con lo quesera ms de lo mismo y quedara sin deshacerel nudo que envuelve la evitacin experiencialdestructiva. Las terapias dirigidas a maximizar el

    control sobre los eventos privados fomentan ogeneran nuevas respuestas pero siguen la mismalgica en la que el paciente es ya de por s dadasu historia un gran experto. Cuando estasterapias resultan eficaces no se conoce bienporqu lo hacen, en tanto que estn integradaspor distintos componentes que en ocasionespersiguen objetivos contradictorios (de controly de exposicin a la par que se instruyen actua-ciones mltiples que proveen consecuencias yalteran los problemas). No obstante, no llega adetectarse finalmente qu ingrediente ha sido de

    valor para alterar el caso. Ms an, si ese ingre-diente se hubiera aislado, la cuestin sera cono-cer los mecanismos verbales que lo definen. Ensuma, resulta una tarea difcil saber porquhan funcionado (por ejemplo, a veces, seincorporan estrategias tanto dirigidas al con-trol de los eventos privados como a su acepta-cin), especialmente cuando, en vez de elegirel anlisis experimental, se elige como herra-mienta los metaanlisis sofisticados que, enmodo alguno, cabra sostener que aslen loselementos que definen su funcionamiento y, ala par, plantean numerosas dudas para el an-lisis de la eficacia y efectividad teraputica(Prez & Fernndez, 2001).

    La falta de anlisis sobre los componentesesenciales y los elementos bsicos de actuacinque definen las terapias se hace ms salientecuando no logran cambios efectivos o cuando seproducen recadas. La literatura especializadamuestra que esos resultados son bastante fre-cuentes lo que no es de extraar si consideramos

    que en la lgica y en los objetivos de muchasestrategias teraputicas sobresale la necesidadde tener bajo control las sensaciones, preocupa-ciones o pensamientos, como un paso previopara que el paciente cambie su actuacin. Lo queel especialista ofrece al paciente, si se atieneverdaderamente a esa lgica, parece servir parapotenciar aun ms el plan de control y el resul-tado es que el paciente tiene una gran probabili-

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    dad de afianzar la fusin con sus contenidospsicolgicos y de seguir enredado en el planpara cambiarlos o eliminarlos, aunque sea conmodos o tcnicas ms especializados y

    sofisticados (Luciano & Hayes, 2001). Estapotenciacin de la trampa verbal puede serespecialmente contraproducente, ya que el es-pecialista es, en este caso, la verdadera autori-dad en la materia que viene a confirmar (y dealgn modo a sancionar) la estrategia problem-tica generalizada que el paciente ha venidoutilizando intilmente hasta el momento. Poruna parte, el terapeuta confirma el plan generalde que es necesario controlar los contenidossupuestamente causales para funcionar, a lo quese aade que, si hasta el momento ese plan no le

    ha servido al paciente, es porque no lo ha llevadoa cabo correctamente, no se ha empleado afondo o no conoce las estrategias especficasadecuadas, entre otras.

    Un planteamiento radicalmente distinto es elque ofrecen un conjunto de terapias que hanvenido a calificarse como de tercera genera-cin (Hayes, en prensa) y que tienen en comnrenunciar al control de los eventos privadoscuando no produce rditos importantes, de acuer-do a la experiencia del paciente. En consonanciacon otras tradiciones teraputicas de corte con-ceptual, alejadas del circuito cientfico de lasterapias cognoscitivo-conductuales, las aproxi-maciones de tercera generacin se centran en elabandono de la lucha contra los eventos priva-dos con el fin de que el paciente est en condi-ciones de responsabilizarse de lo que elige hacer.Respetando la experiencia del paciente (sus con-ductas de evitacin dirigidas a intentar resolversu problema y sin conseguirlo), lo que secuestiona es precisamente esa estrategia y no los

    eventos privados con valor negativo. As, seplantea su aceptacin como una alternativa alcontrol (tanto cuando vengan con signo positi-vo, como con signo negativo); una aceptacinactiva en tanto que el paciente se centre enacciones responsables de acuerdo con lo que esimportante para su vida. Por tanto, se parte deque habr acciones valiosas que llevarn pensa-mientos y sensaciones de malestar con lo que tal

    malestar estar en trayectoria valiosa y, por ello,alterar su valor negativo.

    Estas intervenciones psicolgicas de terce-

    ra generacin han progresado desde las tera-pias cognoscitivas de segunda generacin,centradas no slo en el manejo de las contingen-cias sino principalmente en el cambio de loscontenidos cognoscitivos como el elemento cen-

    tral, hacia un nuevo objetivo centrado en laaceptacin de los eventos privados que se sitanen trayectorias de valor; un objetivo perseguidoesencialmente a travs del cambio de larelacin(o del plan) que el paciente establece con esoscontenidos a travs de la alteracin del contextoen el que stos ocurren. Entre estas terapias

    sobresalen: la psicoterapia analtico-funcionalFAP (Kohlenberg & Tsai, 1991); la terapiacognoscitiva dialctica (Linehan, 1993), la tera-pia integrativa de pareja (Jacobson & Christensen,1996), y la terapia de aceptacin y compromiso(Hayes, Strosahl & Wilson, 1999). Entre ellas, laterapia de aceptacin y compromiso (a la quedenominamos con una sola palabra: ACT) des-taca por: (1) una conceptuacin funcional del ejecentral de los trastornos psicolgicos el TEE;(2) por su fundamento clnico-experimental asen-tado en la Teora del Marco Relacional (Hayes,Barnes-Holmes & Roche, 2001; Wilson, Hayes,Gregg & Zettle, 2001; Barnes-Holmes et al.,2004); (3) por los trabajos dirigidos al anlisis desu efectividad (Hayes et al., 2004); y (4) por elinters en el anlisis experimental an inci-piente de los mtodos clnicos, o sea, respon-der al porqu las metforas, o la exposicin a loseventos privados, llegan a producir alteracin defunciones, emocionales y evitativas (Hayes, enprensa; Hayes et al., 1999; 2004; Barnes-Holmeset al., 2004; Gutirrez et al., 2004; Luciano,

    Rodrguez & Gutirrez, 2004). Lo que sigue eneste trabajo no es ejemplificar los modos deactuacin en ACT, ni ofrecer una descripcinexhaustiva de sus caractersticas y componenteso de su validez clnica. El objetivo es msmodesto y pretende slo exponer una sntesissobre los elementos bsicos de algunos de losmtodos clnicos de ACT que se introducen paraalterar los contextos verbales del TEE que ten-

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    dran atrapado al paciente. Con ello, se trata deaproximar al terapeuta tanto a los mtodos yfines de ACT como a la necesidad de conocerlos hallazgos a nivel bsico sobre los mtodos

    clnicos. Remitimos al lector en profundizaren el fundamento de ACT y sus mtodosclnicos al manual original de Hayes, Stroshaly Wilson (1999), al manual de Wilson yLuciano (2002), y ms recientemente a Hayesy Stroshal (2004) y a Dahl, Wilson, Luciano yHayes (2005).

    Caractersticas centrales en ACT. En dife-rentes ocasiones se han expuesto los fundamen-tos conceptuales y experimentales de ACT sobrela base de la investigacin en lenguaje como

    comportamiento relacional (Barnes-Holmes,Barnes-Holmes, McHugh & Hayes, 2004; Hayes,Stroshal & Wilson, 1999; Luciano, Rodrguez &Gutirrez, 2004; Wilson & Luciano, 2002; Wilsonet al., 2001). ACT es una terapia con una posi-cin conceptual basada en el contextualismofuncional ajustada a las aportaciones analtico-funcionales, siendo su eje central de interven-cin el cambio de contextos verbales para alterarlas funciones discriminativo/aversivas que loseventos privados hubieran adquirido. Es decir,se trata de alterar las funciones o las relacionesdesadaptativas entre pensar-sentir y actuar, loque significa alterar la funcin discriminativa deevitacin que tienen los eventos privados comorazones vlidas para dirigir la vida. En ACT sebusca alterar o romper la relacin potentementereforzada que el paciente muestra con sus pro-pios contenidos psicolgicos de modo que lle-gue a actuar ante stos con la responsabilidad delo que defina su vida. Los objetivos de la rela-cin paciente-terapeuta y de todos los mtodosclnicos que se utilicen confluyen en actuacio-

    nes que permitan al paciente darse cuenta de suexperiencia al seguir una estrategia de control(que entiende como solucin al problema) juntocon actuaciones que permitan al paciente elegirla direccin de los pasos de su vida; pasos oacciones sometidas a contingencias que, en scada una conllevan el significado de lo que esvalioso para uno.

    Como todo producto humano, ACT es unmodo de hacer en alguna direccin y sta sedefine por las acciones que resultan de valorpara el paciente, lgicamente, dentro de los

    lmites permisibles. Esta direccin consiste enproporcionar mtodos para que la persona sehaga cargo de su condicin de ser humano yaprenda a vivir a travs de aquellos contenidosde los que, por su experiencia, no puede desha-cerse o bien el costo de tal operacin es destruc-tivo para su vida. Se trata de realzar elautoconocimiento til que permita a la personavivir asumiendo la ineludible responsabilidaden cada momento. Es una terapia conductual-funcional que en su filosofa casa perfectamentecon una perspectiva orteguiana de la vida, con

    un relativo aire de familia con otras terapiascomo ha recogido acertadamente Prez-lvarez(1996) (tambin Carrascoso, 2001), pero quetiene la base y la tecnologa experimental sufi-ciente para el anlisis de los mtodos y de lapsicopatologa funcional, alternativa a los siste-mas taxonmicos.

    Los mtodos ACT van dirigidos a producir,a travs de numerosos ejemplos y prctica, alte-raciones en los contextos verbales del TEE a finde flexibilizar las reacciones ante los eventosprivados. Los mtodos clnicos son metforascualesquiera que capten las funciones y ca-ractersticas del sufrimiento de la persona,paradojas y ejercicios para la exposicin a con-tenidos temidos o barreras psicolgicas. Preten-den: (1) permitir al paciente clarificar lasdirecciones valiosas y no valiosas para l yhacerse cargo de los pros y los contras, y (2)reducir el impacto literal del lenguaje con mlti-ples oportunidades de exposicin a los eventosprivados que se toman como barreras, practican-

    do la diferenciacin entre el yo como contexto(el yo o la persona que acta con valores) ycualesquiera contenidos cognoscitivos que sur-jan en diferentes momentos. Las metforas con-tienen en s analogas del problema y alternativasde solucin, y las paradojas muestran las tram-pas verbales o los juegos del lenguaje y lascontingencias. Los ejercicios experienciales

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    349TRASTORNO DE EVITACIN EXPERIENCIAL Y ACT.

    adoptan diversas formas pero todas van dirigi-das a la exposicin a los eventos privados entoda su extensin (tal cual se presentan en cadamomento dada la historia personal) desde la

    posicin del yo observador, contexto o contene-dor de todos ellos. Se trata de experimentarloscomo lo que son (y no como lo que dicen ser)y as situar al paciente en condiciones de apre-ciarlas y, entonces, actuar eligiendo con respon-sabilidad la direccin de sus pasos. Las accionesen sesin encajan con los fundamentos de laterapia analtico-funcional (FAP) (Kohlenberg& Tsai, 1991), en tanto que stas son analizadascomo muestras o ejemplos equivalentes a lasacciones que conforman la clase funcional pro-blemtica ms all de la sesin clnica. El valor

    del anlisis clnico de las conductas en sesin esprioritario, en tanto que son oportunidades paraque el paciente discrimine lo que hace y ladireccin que ello conlleva, a la par que nota laequivalencia funcional con otras respuestas fue-ra de la sesin (Dougher & Hayes, 2000;Kohlenberg & Tsai, 1991; Luciano, 1999). Sir-ven, pues, para familiarizar al cliente en la prc-tica de experimentar las reacciones psicolgicascomo lo que son (pensamientos y slo eso,sensaciones y slo eso, recuerdos y slo eso,etctera, al tiempo que uno es y ser siemprems que cualesquiera de esas reacciones psico-lgicas), mientras hace lo que importa, con y apesar de ellos. En ltimo y primer trmino, locierto es que las sensaciones, pensamientos,recuerdos y otros eventos cognoscitivos, nopueden saber nada de lo que es relevante parauno; son ciegos a las direcciones de valor(Hayes et al., 1999).

    Dos aspectos iniciales y esencialmente pre-sentes, de un modo u otro, a lo largo de todo el

    recorrido teraputico son, por una parte, el con-texto de los valores del paciente lo que quierepara su vida y las barreras para actuar con esedireccin, la experiencia creativa de la deses-peranza que muestra cmo el control de loseventos privados es, de acuerdo con la experien-cia del paciente, el problema en vez de la solu-cin, atenindose a los resultados que obtiene ala corta y a la larga. Por otra parte, este contexto

    de valor y la experiencia del paciente sitala necesidad de la aceptacin de los eventosprivados y es ah donde cobran todo el sentidolos mtodos clnicos dirigidos a la

    desliteralizacin y de la toma de perspectiva delos eventos privados. Los valores son el fondosobre el cual han de operar todos los mtodos afin de re-situar los eventos privados, aceptn-dolos sin reservas si se hallan en la direccin devalor. A una breve exposicin de los mtodosque buscan la alteracin de funciones a travsdel cambio contextual, dedicamos los siguientesapartados.

    ALGUNOS CONTEXTOS VERBALES QUE

    ALTERAN LAS FUNCIONES AVERSIVASY EVITATIVAS QUE DEFINEN EL TEE

    Los componentes de ACT se han presentadocon ligeras variaciones en los distintos textos quesobre la terapia se han ido publicando desde eltexto original (Hayes et al., 1999). Entre ellos, elmanual en castellano (Wilson & Luciano, 2002);la excelente gua prctica (Hayes & Strosahl,2004) y el reciente manual aplicado al dolor deDahl, Wilson, Luciano y Hayes (2005). En lasversiones prcticas ms recientes, se resaltan seisprocesos centrales en ACT que confluyen o defi-nen la flexibilidad psicolgica como objetivoprioritario en contra de la rigidez conductual deltrastorno de evitacin experiencial. Estos seisprocesos, cruzados entre s, son: Aceptacin,Defusin cognoscitiva, el Yo como contexto, elContacto con el momento presente, los Valores, yel Compromiso con la accin. Todos estos ele-mentos son los implicados en los ms genricosde aceptacin y conciencia de la experienciaprivada a la par que en el compromiso y cambio

    conductual (remitimos al lector a los textos cita-dos para su completa exposicin).

    En los prrafos que siguen, se describenbrevemente algunas fases y mtodos utilizadosen ACT con el fin de analizar los marcos verba-les en los que pudieran sostenerse de modo quepueda clasificarse porqu alteran funcionesemocionales y evitativas.

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    350 LUCIANO, GUTIRREZ Y RODRGUEZ

    El planteamiento de ACT se inicia con elestablecimiento y mantenimiento de las condi-ciones que permiten una relacin genuina entreterapeuta y paciente, orientadas a la efectividad

    en trminos de que el cliente tome direccionesvaliosas (hacindose cargo de su condicin his-trica) en cada sesin lo que se sostiene sobre lasfunciones o consecuencias que, a la corta y a lalarga, tienen sus conductas. Esto significa que enla misma presentacin del trabajo a realizarseentre terapeuta-paciente se minimizan las fun-ciones del terapeuta y se resalta la responsabili-dad de uno al responder en cada momento antelo que siente y piensa (para una exposicinamplia sobre el establecimiento de un contextoteraputico, Hayes et al., 1999; Wilson &

    Luciano, 2002). La desesperanza creativa esuna experiencia explcita del cliente y del tera-peuta que puede alterar las funciones verbales(discriminativas para evitar) de los eventos pri-vados. Se lleva a cabo al introducir frmulasverbales que alteran el contexto de la regulacinverbal para controlar los eventos privados (ejem-plos metafricos y paradjicos), a la par quealteran el valor de la explicacin y de laliteralidad. Esto se consigue al confrontar alpaciente con su propio hacer, con lo que preten-de y lo que consigue a corto y a largo plazo, enrelacin tanto a su vida (ms empequeecida),como a su sintomatologa (ms extendida yvoluminosa a la par que ms poderosa). Laexperiencia de desesperanza creativa slo esposible en un contexto de valor para el cliente yes posible incluso cuando ste no verbalizaexplcitamente desear o valorar nada. Esta con-frontacin entre lo que hace y consigue (insufi-ciente claramente por el sufrimiento que muestra)ataca una relacin rgida, inflexible y potente-mente enraizada en la historia del paciente: la

    relacin entre su sintomatologa y lo que hacecomo solucin para eliminarla y entonces poderactuar en torno a lo que valora.

    Los mtodos ACT buscan alterar la funcindiscriminativa de los eventos privados de unaevitativa para controlarlos a una de aceptacinde los mismos al actuar en una trayectoria valio-sa. Con ello se est abriendo la puerta a acciones

    que conlleven consecuencias, que antes o des-pus contengan valor. As, las funcionesreforzantes de los actos de evitacin son trans-formadas de positivas a la corta (algo negativo

    es eliminado) y razonables (se tiene razn en loque se hace) a mnimamente positivas, al noconseguir el efecto deseado a la larga y, portanto, en oposicin con lo que el paciente querrao sera reforzante en su vida, y menos positivasy razonables porque paradjicamente no con-sigue eliminar los eventos privados molestospara lo que ha puesto tanto empeo. Esto mismoabre alternativas nuevas al paciente al enmarcarlas funciones aversivas de los eventos privadosen coordinacin con las acciones valiosas (conlo que el valor negativo y causal se comienza a

    flexibilizar). Las metforas tiles son aqullasque consiguen atrapar o ser equivalentes con loscomponentes y funciones de los problemas quemuestren cada paciente. Es decir, cualesquieraque ejemplifiquen la lucha del paciente contralos eventos privados a la par que el resultado dela misma, a la corta y a la larga, tanto en relacina las facetas importantes en su vida como enrelacin al malestar o eventos contra con los quese lucha. Teniendo, por tanto, en consideracinque la efectividad de una metfora es un asuntoindividual, cabra nombrar algunas que han re-sultado efectivas para tal fin en un buen nmerode pacientes. Por ejemplo, la metfora del hombreen el hoyo cavando para salir del mismo, lametfora del tigre, la metfora del jardn, la met-fora de las arenas movedizas.

    La clarificacin y el trabajo en valores noslo producen un relativo espacio de paz a pesardel malestar, sino que resulta en actuaciones endireccin valiosa en vez de seguir las reglas deevitacin experiencial como nica opcin. Por

    qu?, qu funciones se alteran en el proceso declarificacin y con base en qu? La clarificacinde valores implica mtodos, por un lado, para re-situar al cliente en lo que valora tomando res-ponsabilidad de los productos cognoscitivos(procedentes de su condicin como ser verbal-histrico) para diferenciar lo que valora y lo quehace. Por otro lado, implica mtodos para en-marcar las funciones verbales de sus eventos

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    privados (sean pensamientos negativos, sensa-ciones dolorosas, etctera) en coordinacin tem-poral con las acciones valiosas para l en vez demantenerlas situadas en oposicin con lo que le

    importa a la larga. A travs de mltiples ejem-plos y sobre la base de la experiencia del pacien-te (no segn una argumentacin lgica acerca delo racional e irracional de los contenidos priva-dos) se busca: (1) diferenciar entre lo que puedey no puede ser cambiado, (2) diferenciar lo quese puede cambiar pero uno elige no hacerlo deacuerdo a sus valores, (3) darse cuenta de lasoledad de uno frente a sus propias sensaciones,pensamientos, etc., notndose obligado a res-ponder en cada circunstancia, (4) la responsabi-lidad de cualquier accin en tanto que no hay

    nada gratis, esto es, apreciar el costo de actuarpara nutrir el sentirse bien cuanto antes mejor yevitar cualquier indicio de sufrimiento perohacindose cargo de la limitacin que esa accinsupone a la larga, y viceversa, apreciar el costode actuar en direccin valiosa pero hacindosecargo de los eventos privados que sobrevenganen el camino. La clarificacin implica operacio-nes verbales contenidas en metforas, parado-jas, y ejercicios para simplemente notar laexperiencia privada que pueden alterar las

    funciones de los eventos privados (los miedos,la angustia, la depresin, las barreras en suma) alcoordinarlas con acciones valiosas. Ejercicioscomo el Funeral (ver manuales) seran unejemplo de traer al presente lo que uno quisieraque prevaleciese de sus acciones al morir, ydespus compararlo con lo que uno lleva ha-ciendo durante meses. La metfora del Jardnevidencia lo que se hace con las plantas lasreas importantes y las malas hierbas (loseventos privados molestos), y lo que se consi-gue. La metfora del Autobs con el conductor

    y los pasajeros es un modo ejemplar de darsecuenta de quin conduce en la vida (quinacta), de cundo se conduce bajo control de lospasajeros que contiene el autobs (los pensa-mientos y otros eventos privados conformados alo largo de la vida de uno) y de la direccin quetoma el conductor y sus resultados. La conduc-cin bajo control de los eventos privadosamenazantes impide que el conductor con-

    duzca en la direccin de valor de modo que surecorrido estara atascado o en direccin con-traria a la que quisiera. Bajo la amenaza y elmiedo a los pasajeros, la conduccin se aleja de

    la va importante y retomar la direccin valiosapara uno supondr aprender a llevar en el auto-bs, dndose cuenta de los pasajeros molestos,pero guiado por la trayectoria valiosa.

    Todo este proceso va minando el contexto delas explicaciones centradas en los eventoscognoscitivos, de la literalizacin, en tanto quepone al descubierto la ineficacia de la regulacinverbal que tiene atrapado al paciente. Las fun-ciones aversivas de los contenidos psicolgicosquedan transformadas, quizs, en parte, en me-

    nos negativas, como consecuencia de habertransformado al establecer la relacin de coor-dinacin entre contenidos cognoscitivos y ac-ciones valiosas las funciones discriminativaspara la evitacin. En suma, uno de los ejesprincipales de la clarificacin de valores suponecambiar los eventos privados desde un marcotemporal de oposicin con la actuacin valiosay elegida por el paciente hasta un marco decoordinacin o continuidad con lo que importa.Recientes estudios clnico-experimentales (sn-

    tesis en Luciano, Rodrguez & Gutirrez, 2004,pg. 386) y experimentales (Pez, Luciano,Gutirrez, Rodrguez & Ortega, 2004) muestranel impacto de una intervencin dirigidaespecficamente a estos fines. No obstante, laintervencin en valores va ms all al interesarsepor establecer las condiciones para que el pa-ciente pueda vislumbrar lo que realmente esimportante y elegido por l (remitimos a losmanuales para una exposicin sobre este proce-so esencial en ACT).

    A la par, se ofrecen numerosas oportunida-des para que el paciente aprecie en su experien-cia los efectos paradjicos del control de eventoscognoscitivos como el verdadero problema, yas dar la entrada a la aceptacin de los mismoscomo una alternativa, lo que viene igualmentea minar los contextos verbales que sustentan elTEE. Los componentes verbales son equivalen-tes a los mencionados anteriormente a lo que se

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    unen ejercicios y metforas que llevan incorpo-rados componentes de desactivacin de funcio-nes discriminativas sobre las razones planteadaspara actuar de modo valioso. La transformacin

    de funciones no se plantea sobre la discusin derazones racionales o irracionales sino sobre laverdad del cliente centrada en su experien-cia al intentar controlar sus eventos privadoscomo un paso previo para poder vivir. En uncontexto de valor para el paciente en el queste experimenta la ineficacia de las accionesde control y donde se ha abierto la puerta ala aceptacin es cuando de un modo msespecfico y directo se orientan las accionesen sesin a practicar la aceptacin a travs delos numerosos mtodos de la desliteralizacin

    y de la diferenciacin del yo contexto y loscontenidos del yo.

    La desliteralizacin implica el desarrollo deejercicios dirigidos a establecer discriminacio-nes entre evento y funcin (palabras y funcin)a travs del cambio de contexto verbal. Talesactuaciones alteran los contextos de la literalidady de las valoraciones de los eventos privados.Numerosas oportunidades se dan en sesin coneste fin que permiten que el paciente abstraiga ladiferenciacin entre el evento privado y susfunciones (ambos construidos en la historiasocioverbal personal). La prctica consiste ensituar el contenido psicolgico en distintos mar-cos verbales para flexibilizar y romper la fusinevento-funcin. Por ejemplo, dada una ciertahistoria con una taza de chocolate, se pide a unapersona lo siguiente: piense en una taza dechocolate, y ahora imagine que pone unacuchara en la taza, imagine que la llena dechocolate y se la lleva a la boca Este ejemplopresentado de modo que induzca las funciones

    pertinentes segn la historia, puede traer al pre-sente las funciones marrn, espeso, sabordulce, etc. Sin embargo, ciertamente no haychocolate qu llevarse a la boca. Se trata defunciones verbales provistas por la historia per-sonal que se actualizan con el ejemplo. Sidespus de haberlo conseguido, le decimos:piense nuevamente en la taza llena de chocola-te y ahora imagnese echando trocitos de hgado

    crudo, y ahora imagine que se los lleva a laboca. Es probable que se frunza el ceo y quese tenga sensacin de repugnancia. Nuevamen-te, tampoco est el hgado presente, pero esta

    combinacin habra alterado las funciones pre-vias: el chocolate se habra situado de acuerdo ala historia personal en dos marcos de relacionesdistintas (por un lado, en una taza, caliente,sabroso y, por otra parte, en combinacin con elhgado crudo, que no es dulce, ni tampoco esusual ingerirlo crudo, ni se encuentra, natural niarbitrariamente, coordinado o mezclado conchocolate). Este cambio de contexto verbal haraque el valor de los eventos privados cambiase designo de modo que si antes el chocolate resulta-ba agradable, despus se tornase desagradable

    en un contexto verbal diferente. A travs demuchos ejemplos con los eventos privadosque tienen funcin aversiva comienza el pro-ceso de desmantelamiento de sus funciones yconsecuentemente su rigidez comienza a serminada. Su impacto llega a ser otro al aprenderque la funcin de los pensamientos y sensacio-nes depende de cmo se sita contextualmenteel evento en cuestin.

    Las prcticas son numerosas. Por ejemplo,otra prctica de desliteralizacin viene dada cuan-do el paciente muestra en sesin un pensamientocon funcin aversiva y discriminativa para evitar.Como respuesta, se le invita a repetir una y otravez tal frase dolorosa durante unos minutos paramostrar cmo esa funcin inicial cambia. Estono significa que ms tarde no vuelva a aparecer,pero este tipo de prctica, ayudan a flexibilizar laenorme capacidad de control que tienen sobre elpaciente ciertos contenidos psicolgicos. Ensuma, se trata de situar el evento privado encontextos verbales distintos para facilitar la trans-

    formacin de sus funciones de modo que elpaciente pierda el respeto a sus contenidospsicolgicos y se rompa la reaccin literal, o sease rompa la relacin rgida entre tales eventos yla evitacin como nica posibilidad de reaccin.Con esto, aprender a usar tales eventos priva-dos cuando le sean tiles, en funcin de loscaminos que quiera recorrer para su vida. Estu-dios experimentales recientes ponen de relieve

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    la transformacin de funciones en los mtodosde desliteralizacin a travs de los cambios decontexto verbal (por ejemplo, Masuda, Hayes,Saskett & Twohig, 2004; Valdivia, Luciano,

    Molina & Cabello, 2003).Otros muchos ejercicios de desliteralizacin

    se ofrecen en los textos con el objetivo, anterior-mente mencionado. Por ejemplo, repetir, escri-bir los contenidos en tarjetas, fisicalizar lasemociones (un ejercicio apropiado es el mons-truo de cuerda y hojalata), y cualesquiera otrosque permitan romper la funcin literal que elpaciente tiene con sus contenidos cognoscitivos.

    Finalmente, son numerosos los ejercicios y

    metforas para diferenciar las dimensiones delyocon el fin de potenciar el contexto o recipien-te (metafrico) de todos los contenidos psicol-gicos (pensamientos, atribuciones, recuerdos,activaciones fisiolgicas, temores, miedos, ale-gras) que son estricta y radicalmente de unoy que se tienen y llevan en la ms absolutasoledad, incluso cuando uno est acompaado.Nuevamente, son numerosos los ejercicios uoportunidades para potenciar la diferenciacinentre actuacin desde el yo con sus valores y laactuacin fusionada a los contenidoscognoscitivos y, por tanto, ciega a los valores.En algunos casos, el proceso es rpido y sencillo(apenas alguna metfora y ejercicios para des-vincular los contenidos psicolgicos del yo comocontexto de todos ellos) mientras que en otroscasos es necesaria la implementacin de nume-rosos ejercicios de exposicin que conduzcan ala formacin de la abstraccin o a una diferen-ciacin pronunciada entre uno como contextoquin acta con sus valores y los conteni-dos cognoscitivos que sustenta. Se va a recurrir

    a una de las metforas (el autobs) que se usaen la prctica clnica de ACT para ilustrar esteproceso clnico de la diferenciacin de las di-mensiones del yo (todas, en cualquier caso,construidas en la historia socioverbal del pacien-te). En esta metfora se apela al conductor de unautobs (que tiene nicamente una puerta deentrada) quin conduce el vehculo de acuerdoa lo que en su historia se ha conformado como

    una direccin valiosa para su vida. Los pasajerosdel autobs seran todos los contenidos psicol-gicos (pensamientos, sensaciones, recuerdos tantolos valorados en positivo como en negativo) que

    han entrado directa o derivadamente a lo largode la vida y que una vez dentro permanecen adisposicin de que se den las circunstanciasoportunas. Se introducen ejemplos ah mismoque muestren la facilidad de introducir un pasa-jero con una valencia correspondiente (por ejem-plo, se le dice algo que pueda activar o hacerentrar un pasajero que evala positivamente obien uno que considere negativo) y se preguntapor el pasajero que est en curso en ese momen-to. Se plantea que el conductor no quiere condu-cir con los pasajeros cerca (le dan miedo, le

    amenazan, le critican, le hacen dudar de suconduccin, de l mismo, etctera). Ha aprendi-do que si hace lo que, de un modo u otro, leaconsejan (salir de la va y pararse o girar haciaotro lado), entonces no se acercarn tanto, se irnal final de autobs y no los ver. Pero para ello,tiene que conducir pendiente de ellos y en la vaque no conduce a ningn lugar importante paral, con el espejo retrovisor hacia dentro para versi se acercan. Mientras no los ve, gira otra vez porla va que le importa, pero rpidamente se dacuenta de que se activan en el autobs, se leacercan, amenazndole, criticndole, etctera,hasta que finalmente vuelve a renunciar y gira elvolante hacia la va sin inters, una va muertaque no conduce a ningn sitio.

    En la presentacin inicial de esta metfora, eshabitual que el paciente se identifique con lospasajeros, sin verse claramente como el conduc-tor del autobs, ni apenas diferenciar entre elconductor y los pasajeros. Plantean que su expe-riencia les indica que el conductor no tiene

    direccin, sino que conducen los pasajeros (lossentimientos negativos, los recuerdos desagra-dables, la inseguridad, etc.). Esta metfora ayu-da al paciente a reconocer a sus pasajeros, losque le gustan y cree que son buenos compaerosde viaje (aunque tambin pueden engatusarle yalejarle de la direccin de valor), y los que vivenegativamente. Y le ayuda a darse cuenta de sireacciona o acta ante ellos desviando el auto-

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    bs de la carretera por la que querra ir. Pareceque conducen sus pasajeros. No obstante, sinpoder ser de otro modo, slo l lleva el volantey la direccin del autobs incluso cuando la

    pierde. Este tipo de ejemplos ponen las condi-ciones para notar la experiencia de sentir a lospasajeros como lo que son (pasajeros en elautobs, a su albedro en tanto que segn lascondiciones presentes se activarn unos uotros); son tan slo como pasajeros que nopuede conducir el autobs ni saben nada de ladireccin que conviene al conductor. Cierta-mente y aunque pueda no parecerlo a veceses el conductor quien siempre conduce inclusocuando lo hace bajo las rdenes de algunospasajeros sin diferenciarse de ellos, o sea, ac-

    tuando literalmente segn stos aconsejan. Elconductor siempre lleva las riendas del autobsy, por tanto, nuestro paciente habr de aprendera discriminar cundo y a qu pasajeros tomar enserio segn las direcciones de valor para uno. Sele pide, por ejemplo, que se imagine a un con-ductor cuyo inters fuera tener controlados to-dos los pasajeros para poder conducir su vida y,por tanto, pusiera el espejo retrovisor hacia elinterior del autobs en vez de hacia el exterior:Qu resultado augura a este conductor? Antesde la intervencin, prcticamente no haba dife-rencia entre pasajeros y conductor, slo haba unautobs a la deriva manejado por un conductor,que no saba que lo era, inducido por lospasajeros. En estos casos, el conte