análisis crítico
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UNEARTE -Mérida
EOE I
Prof. Ricardo Verenzuela
17.04.15
BREVE ANÁLISIS CRÍTICO
DEL TEXTO “DE LA COMPOSICIÓN MUSICAL”
DE IGOR STRAVINSKY
Por Ananda Troconis
“Para buscar al duende no hay mapa ni
ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre
como un tópico de vidrios, que agota, que
rechaza toda la dulce geometría aprendida,
que rompe los estilos…”
Federico García Lorca
El proceso de la composición artística, en cualquiera de las
actividades y oficios del arte, supone una serie de eventos creativos que
para todo creador se manifiesta de manera distinta, con intensidad,
orden y duración variables. En su texto “De la Composición Musical”,
Stravinsky intenta poner en orden y arrojar luz sobre su propio proceso
creativo y sobre conceptos tan polémicos y debatibles como la
imaginación, la inspiración y la fantasía, y su rol en la creación.
Stravinsky describe un proceso delicado y complejo que comienza
con una suerte de apetito que lo hace presentir lo que vendrá, lo hace ir
en busca de algo que está oculto. Ese apetito, que lleva consigo la
urgencia de la necesidad, lo hace embarcarse en el viaje de la
observación consciente. Entonces busca, escudriña, hurga, y ante la
posibilidad de un primer hallazgo, surge la emoción. Es en ese momento,
y no antes, cuando surge la inspiración nacida de aquella turbación
emotiva. La búsqueda continúa y se suscita una “cadena de
descubrimientos, y cada descubrimiento en sí, es lo que da nacimiento a
la emoción […], emoción que sigue siempre, y de cerca, las etapas del
proceso creador”. Todo este asunto, para Stravinsky, está contenido en
una idea de libertad que, paradójicamente, se potencia con los límites
concretos que enmarcan la creación; ese cimiento sin el cual sería
imposible llegar de la imaginación a la realización.
La primera tesis que seduce mi atención es el hecho de que la
inspiración no ocurre como un suceso mágico, provocado por una musa
o una visión sublime, el impulso original de la creación artística, sino que
es secundaria en el orden del tiempo y sólo puede ser consecuencia de
una emoción previa, originada a su vez por un descubrimiento al que se
llegó por la necesidad de hurgar.
En su conferencia Teoría y Juego del Duende, García Lorca
expone poderosamente todo lo que se encierra en el espíritu de la
profunda Andalucía, concentrado en lo que significa tener o no tener
duende. Cuando se habla del duende se habla del misterio, lo que se
siente pero no se puede explicar, esos sonidos negros que nos conectan
Comentario [R1]: En cursivas iría el título del libro donde están las seis conferencias que dio en 1932 en no recuerdo qué universidad: Poética Musical.
Comentario [R2]: Pertinente en este caso considerando que has usado dos incisos desde el anterior punto y seguido.
con ese algo que es sustancial en el arte. En la contundente ilustración
de lo que podría parecer sumamente místico o mágico, García Lorca
logra llegar a la raíz de la creación artística, y muy en consonancia con la
idea de inspiración trabajada, cuando declara que “el duende es un
luchar y no un pensar”. Stravinsky, por su parte y en esta misma dirección,
dice que como creadores “nuestra misión no es la de pensar, sino la de
obrar”, y habla de “la intuición de una incógnita ya poseída” que sólo se
concreta a través del esfuerzo constante y una técnica vigilante.
Volviendo a García Lorca:
“Todo hombre, todo artista llamará Nietzsche,
cada escala que sube en la torre de su
perfección es a costa de la lucha que
sostiene con un duende, no con un ángel,
como se ha dicho, ni con su musa. Es
preciso hacer esa distinción fundamental
para la raíz de la obra.”
Esta idea de una inspiración que se logra desde el obrar me
atrapa, me mueve, me equilibra, define en alguna medida, aún no
calculada, mi aproximación intelectual, aún cambiante, al proceso de
composición artística. La lucha sostenida con el duende, que sólo
aparece con el desgarro, con el hacer riguroso, contrapuesto a la idea
griega de la musa que posee al artista y lo hace instrumento para obrar a
través de él, le otorga un sentido más contundente a la creación
humana como proceso de invención, de parto.
La segunda tesis que considero sumamente relevante en el texto
de Stravinsky es la libertad en la creación, esa que sólo puede ser
alcanzada a partir de los límites. Dice Béjart en sus Cartas a un Joven
Bailarín que “la libertad en el arte consiste en superar las limitaciones y no
en esquivarlas. Una libertad que no se conquistó no es una libertad”.
Trabajar libremente con todas las posibilidades a su alcance, las
brillantes y las mediocres, es espeluznante para Stravinsky, quien no
puede concebir ni por un segundo la idea de emprender una
composición sin una base sólida sobre la cual fundamentar sus esfuerzos.
Se me ocurre un árbol cuyas raíces necesitan el peso y la presión
constante y envolvente de la tierra húmeda para poder crecer y
expandirse hacia la luz. Si las raíces fueran completamente libres de la
solidez y el anclaje de la tierra, podrían ir en cualquier dirección, sí, pero
no podrían emprender ni sostener el crecimiento de un tronco fuerte y un
follaje generoso. Creo que la libertad empieza por elegir los límites; ante
Comentario [R3]: Imagino que será consciente esta postura de seguir acentuando el sólo, a pesar de la decisión de la RAE de quitarle el acento.
la libertad abrumadora e intimidante, elijo los límites que me sirven de
raíces, elijo los componentes que me procuran contención.
Sería un error pensar que de la libertad absoluta puede germinar
una creación brillante o al menos relevante. La idea de Stravinsky me
conquista: “mi libertad será tanto más grande y más profunda cuanto
más estrechamente limite mi campo de acción y me imponga más
obstáculos”. Hay que estar dispuesto a morir ante cada obstáculo y a
nacer con cada nuevo descubrimiento. Esa es la lucha con el duende.
Ese morir y nacer, morir y nacer, una y otra vez, esa circularidad de la
invención creativa se convierte en espiral ascendente en el que se
manifiesta la libertad.
Creo que hay tantos posibles procesos creativos como inventores
de arte hay en el mundo. Y no descarto la posibilidad de que hayan
tantos como obras creadas. O acaso un solo proceso posible, como una
idea platónica de la que cada artesano participa según sus
necesidades: como si todos recorriéramos, sin saberlo, el mismo camino
pero cada quien recorriera una parte diferente de él, a ritmos distintos y
en direcciones variables. De cualquier forma creo que no todos se cruzan
al duende en el recorrido.
Comentario [R4]: Excelente la analogía… nunca se me hubiese ocurrido.