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SALUD COLECTIVA, La Plata, 1(1): 33-58, Enero - Abril, 2005 33 ARTÍCULO / ARTICLE RESUMEN El trabajo es una mirada sobre la vida, en sus múltiples expresiones y desde distin- tas atalayas, señalando las contradicciones que se generan al enfocar el tema de esta manera. Se utilizan las nociones piagetianas de "intra", "inter" y "trans", en comparación con los "momen- tos" del pensamiento según Hegel, para destacar los aspectos de proceso dialéctico que se enfrenta al vivir, tanto en sentido biológico como social, y la relación con el "en sí" y "para sí" marxianos. Se menciona el significado como lógica de la vida, junto a la necesidad de construc- ción de sentido que es lo que conforma la identidad, que aparece ligado a los problemas de organización individual y social. Las nociones de "sujeto" e "intermediación" completan el arse- nal categorial, que se organiza en un doble eje: niveles y estado, donde se articula el proceso de constitución del sujeto y para lo cual se intenta responder a las preguntas ¿quién, cómo y para qué se organiza? Por último, se examina el papel de la vida cotidiana y del espacio público en esta construcción, para terminar con la relación entre identidad e ideología. PALABRAS CLAVE Vida; Sujeto; Significado; Sentido; Organización; Constitución; Identidad; Ideología. ABSTRACT The paper is a gaze upon life, in its multiple expressions and from different points of view, pointing at the contradictions generated under such approach. The notions "intra", "inter" and "trans", taken from Piaget, in comparison with the "moments of thinking" taken from Hegel, are used to emphasize the dialectical process of living, both in the biological and social sense, jointly with the marxists concepts of "in itself" and "for itself". Meaning is mentioned as the logic of life, together with the necessity of the building of feeling which is what conforms the identity, related to problems of individual and social organization. Notions of "subject" and "intermediation" complete the arsenal of categories, organized in a double axis: levels and state, where the process of constitution of the subject is articulated, for which the question of whom, how and for what organizes? intents to be answered. At last, the role of everyday life and public space are examined in this construction, to end with the rela- tion between identity and ideology. KEY WORDS Life; Subject; Meaning; Feeling; Organization; Constitution; Identity; Ideology. Vida. Señas de Identidad (Miradas al Espejo) Life. Signals of Identity (Glances at the Mirror) Mario Testa 1 1 Doctor Honoris Causa Universidad Federal de Bahía. Brasil Profesor Titular de la Maestría en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud. Universidad Nacional de Lanús. Argentina. [email protected]

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33ARTÍCULO / ARTICLE

RESUMEN El trabajo es una mirada sobre la vida, en sus múltiples expresiones y desde distin-

tas atalayas, señalando las contradicciones que se generan al enfocar el tema de esta manera. Se

utilizan las nociones piagetianas de "intra", "inter" y "trans", en comparación con los "momen-

tos" del pensamiento según Hegel, para destacar los aspectos de proceso dialéctico que se

enfrenta al vivir, tanto en sentido biológico como social, y la relación con el "en sí" y "para sí"

marxianos. Se menciona el significado como lógica de la vida, junto a la necesidad de construc-

ción de sentido que es lo que conforma la identidad, que aparece ligado a los problemas de

organización individual y social. Las nociones de "sujeto" e "intermediación" completan el arse-

nal categorial, que se organiza en un doble eje: niveles y estado, donde se articula el proceso

de constitución del sujeto y para lo cual se intenta responder a las preguntas ¿quién, cómo y para

qué se organiza? Por último, se examina el papel de la vida cotidiana y del espacio público en

esta construcción, para terminar con la relación entre identidad e ideología.

PALABRAS CLAVE Vida; Sujeto; Significado; Sentido; Organización; Constitución; Identidad;

Ideología.

ABSTRACT The paper is a gaze upon life, in its multiple expressions and from different points

of view, pointing at the contradictions generated under such approach.

The notions "intra", "inter" and "trans", taken from Piaget, in comparison with the "moments of

thinking" taken from Hegel, are used to emphasize the dialectical process of living, both in the

biological and social sense, jointly with the marxists concepts of "in itself" and "for itself".

Meaning is mentioned as the logic of life, together with the necessity of the building of feeling

which is what conforms the identity, related to problems of individual and social organization.

Notions of "subject" and "intermediation" complete the arsenal of categories, organized in a

double axis: levels and state, where the process of constitution of the subject is articulated, for

which the question of whom, how and for what organizes? intents to be answered. At last, the

role of everyday life and public space are examined in this construction, to end with the rela-

tion between identity and ideology.

KEY WORDS Life; Subject; Meaning; Feeling; Organization; Constitution; Identity; Ideology.

Vida. Señas de Identidad (Miradas al Espejo)

Life. Signals of Identity (Glances at the Mirror)

Mario Testa1

1Doctor Honoris CausaUniversidad Federal deBahía. BrasilProfesor Titular de laMaestría en Epidemiología,Gestión y Políticas deSalud. UniversidadNacional de Lanú[email protected]

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PARA EMPEZAR

Un soneto me manda hacer Violante que en mi vida me he visto en tanto aprieto;...

Sombras nada másentre tu vida y mi vida...

Caen las grandes torres desde donde casi se puedetocar el cielo y La Vida cambia para siempre.

(11/IX/2001)

El tema que nos convoca hoy puede serconsiderado desde muy distintos puntos de vista.Desde la vida propia de cada uno de nosotros, laque a veces compartimos durante algún tiempocon otro/a, como sugiere la estrofa de la canciónarriba, o como la que compartimos con el restode la humanidad, como nos recuerda la terriblefrase que le sigue.

Esa consideración de múltiples enfo-ques se coloca en el centro de una contradicciónal tener que compatibilizar el estudio de un obje-to epistémico muy concreto y específico en tér-minos de tiempo, lugar, condiciones de contor-no, con una mirada desde distintos puntos deobservación en el que un mismo observadornecesita ubicarse.

Ya nos lo había enseñado Marx cuandodijo que lo concreto es la síntesis de múltiplesdeterminaciones lo que, directamente, alude alos múltiples enfoques mencionados, e indirecta-mente a la necesidad de diversas disciplinas queson las que nos permitirán la mirada plural.Reaparece entonces la contradicción señalada,porque la ciencia –nos lo dijo Piaget– no admiteesa fragmentación disciplinaria. La ciencia, comocategoría analítica, se ve implementada median-te las disciplinas que aparecen, entonces, comoconceptos operacionales. En el diálogo que segenera entre ambas se encuentra la respuesta alos interrogantes planteados (se "resuelve" la con-tradicción marcada).

Lo dice de esta manera John Berger, enel ensayo que dedica al arte de Durero:

¿Por qué se pinta un hombre a sí mismo? Unode los motivos, entre otros muchos, es elmismo que el que lleva a cualquier persona aquerer que la retraten. Para producir pruebas,unas pruebas que seguramente le sobrevivan,de que ha existido. Su mirada permanece; y eldoble sentido de la palabra inglesa "look", que

significa tanto "aspecto" como "mirada", sugiereel misterio o el enigma contenido en esa idea. Sumirada interroga a quienes contemplamos elretrato intentando imaginar la vida del artista.

Algunos de esos puntos de vista oniveles de observación son más pertinentes uobvios para los trabajadores de salud, como porejemplo el biológico, ecológico, psicológico,demográfico y epidemiológico, pero otrosmenos pertinentes pueden resultar más signifi-cativos, como el filosófico, antropológico osociológico.

Como consecuencia de esta multiplici-dad, consideraré sólo algunas de esas discipli-nas, las más cercanas a mi práctica. Por otraparte, es de sobra conocido que la parcialidaden la elección del punto de vista tiene conse-cuencias serias sobre la manera en que tratamoslos problemas que se confrontan en la realidad,pero por lo mismo (es decir porque es conocidoy se encuentra incorporado en lo que es elconocimiento común) podemos, en esta cir-cunstancia, dejarlo de lado. Baste mencionarcomo ejemplo lo que se conoce como "modelomédico hegemónico", cuyo fundamento princi-pal es la parcialidad de lo biológico.

En lo que sigue, intentaremos conser-var cierta homogeneidad metodológica –asabiendas de que vamos a traicionar ese sanopropósito– que consistirá en poner ejemplospara cada una de las afirmaciones que realice-mos, como acabamos de hacerlo en el párrafoanterior.

Lo anterior sugiere que es necesarioadoptar algún procedimiento que nos orienteen lo concerniente a la ubicación conceptualdesde la que observamos el tema y sus implica-ciones. Es decir, no es lo mismo pensar la vidadesde la biología que hacerlo desde cualquierotra disciplina, aunque también es menesterreconocer que desde cualquiera de ellas estare-mos observando el mismo "objeto" o pensandoel mismo tema general. Como ejemplo retórico:la vida de la célula, ¿es compatible con el signi-ficado de vida para la religión? (alguna reli-gión). Si esta pregunta suscita alguna confusióno inquietud, piénsese en las discusiones y/oopiniones desencadenadas a partir del anunciorealizado a fines de noviembre de 2000, respec-to a la clonación de embriones humanos.

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Para poner en evidencia esta contradic-ción y poder analizarla, utilizaré una categoriza-ción que facilite la tarea. Por eso, y también paraintentar llenar el vacío habitual entre las distintasdisciplinas tributarias de un problema –con loque se restablece la continuidad de las discipli-nas científicas–, dividiré esta presentación entorno a las nociones de "intra", "inter" y "trans".

Estas nociones, derivadas de Piaget, serefieren a "procesos" de pensamiento, que en eltexto que se cita a continuación son descritas dela siguiente manera:

El segundo mecanismo de pasaje... es elproceso que conduce de lo intra-objetal (o análi-sis de los objetos), a lo inter-objetal (o estudio delas relaciones y transformaciones) y de allí a lotrans-objetal (o construcción de las estructuras).

Desde el punto de vista general, la suce-sión intra-, inter- y trans-, que reencontraremosen todos los dominios y en todos los niveles, esla expresión de las condiciones que las leyes deasimilación y de equilibración imponen a todaadquisición cognoscitiva. Cada vez que el suje-to aborda un dominio nuevo, se encuentra enprimer término con la obligación de asimilar losdatos a sus propios esquemas (de acción o con-ceptuales...) De aquí surge el carácter intra- deestos comienzos de conocimiento. Pero los nue-vos esquemas así construidos no podrían perma-necer aislados: tarde o temprano el proceso asi-milador conducirá a ciertas asimilaciones recí-procas, y las exigencias de equilibración impon-drán a los esquemas o subsistemas así vincula-dos formas más o menos estables de coordina-ciones y de transformaciones. De aquí surge elcarácter inter- de esta segunda etapa. Pero unatercera forma de equilibrio tendrá lugar necesa-riamente, a su vez, puesto que la multiplicaciónde subsistemas amenazará la unidad del todo,mientras que las diferenciaciones obligadasserán contrarrestadas por las tendencias integra-doras... De aquí surgen las estructuras de con-junto, de carácter formador, que caracterizan elnivel trans- (1). (énfasis en el original)

Encuentro que estas ideas presentanuna similitud –tal vez un homomorfismo– con lanoción hegeliana de "momentos" del pensa-miento (2). Samaja la describe de la siguientemanera:

La concepción de primero constituye elprimer momento de todo pensamiento, en laque el ser de algo se determina sólo como unpuro ser-en-sí; como puramente posible, pero sin

que pueda constatarse ese ser en ninguna de susmanifestaciones todavía de manera particular...

La concepción de segundo se presentacomo un segundo momento en el desarrollo delpensamiento y en ella, el ser se afirma como mani-festación, como reacción a toda acción; como ex-istencia (sic); como saliendo "fuera de sí" y actuan-do... En el paso de la primeridad a la segundidadvamos de la cosa en sí, al fenómeno...

La concepción de tercero es el momentodel desarrollo del pensamiento que se alcanzacuando se determina el ser de algo como aque-llo que llega a la existencia como resultadonecesario del sistema completo de las relacionesen el que está inserto, de modo que su existen-cia es el resultado necesario o la expresiónmisma de las posibilidades que ya estaban dadasen sus vínculos con las restantes cosas. El tránsi-to de la segundidad a la terceridad se expresacomo el paso del fenómeno a la ley del fenóme-no. (énfasis en el original).

Compárense las dos citas anteriores y sepodrá constatar una parcial coincidencia, aunquelos conceptos implicados fueron planteados encontextos diferentes: la psicogénesis y la historiade la ciencia, frente a la reflexión filosófica oepistemológica.

Esta formulación (la hegeliana) fue utili-zada especialmente por Marx en relación con suestudio sobre las clases sociales (3), dando a laidea de clase "en sí" el significado de pertenecer"objetivamente" a una determinada clase social.En cambio, la clase "para sí" correspondería a laexistencia en sus componentes de una "concien-cia de clase". Ambos aspectos han sido definidospor otros autores posteriores como "situación declase" y "posición de clase" (4,5).

La decisión de utilizar la formulaciónde Piaget y García corresponde a lo que entien-do una mayor adecuación con el problema atratar, debido a que el proceso descrito no sedetiene al llegar a la fase "trans", sino que secontinúa mediante la vuelta al inicial "intra",constituyéndose así un movimiento dialéctico"espiral", sin límites en su evolución posible, talcomo la vida misma.

LA VIDA EN PROCESO

¿Qué es la vida? un frenesí¿Qué es la vida? una ilusión

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Si nos atenemos a la definición previasegún la presentación de Piaget y García, la vidaintra no se refiere al fenómeno de la vida sino a loque precede a su manifestación como tal, es decir,a las consideraciones interpretativas acerca de loque eso "es" (la vida "en sí", según Hegel). Peroresulta difícil pensar en esos términos, como yanos lo avisó Popper al cuestionar el "esencialismo"(6). Sin embargo, es fácil percibir que el tema sedespeja si pensamos en términos de disciplinas, yaque aparece con claridad como el objeto de estu-dio de la biología.

El inicio para pensar la vida es lo queestudia la biología y tal vez el aspecto de la mismaque mejor se adapte a la concepción de primero,en la definición hegeliana, sea la base codificadade la vida contenida en el ADN (puro ser-en-sí...sin que pueda constatarse ese ser en ninguna desus manifestaciones todavía de manera particular),de manera que no hay una diferencia radical en elfundamento de la misma para cualquier nivel deexpresión en el que se manifieste esa existencia,desde "la bacteria más aburrida en el intestino deuna gallina" al decir de Marcelino Cereijido (7)hasta el más culto y sabio de los seres humanos.

Avancemos al nivel ecológico para decirque su consideración resulta no sólo pertinentesino también significativa, dado el nivel de agre-sión que la ecología viene sufriendo desde hacedécadas (a), aún por aquellos países que dicendefenderla. O los que, algo más sinceros, declaranque no van a atender los reclamos que los ecolo-gistas, pero no sólo ellos, dirigen a quienes tomanlas decisiones al respecto. Esto ha hecho hacepoco el presidente de los Estados Unidos deAmérica, al rechazar frontalmente los acuerdosalcanzados en Kyoto.

Hemos cambiado la fase del proceso,pasando de lo "intra" a lo "inter", ya que la eco-logía es una expresión clara del "para sí", puestoque representa un fenómeno relacional "inter-objetal" que se manifiesta no sólo en los equili-brios que ocurren entre los diferentes componen-tes sino en las relaciones que sostienen la cadenatrófica de la vida.

El tema de la ecología podría presentarsediciendo que la vida no tiene un propósito pero síuna lógica, y que si nuestro propósito es defender lavida debemos respetar su lógica. El irrespeto a lalógica de la vida es tanto individual como colectivo:

fumamos tabaco sabiendo el daño que produce,pero... fumar es un placer, genial, sensual...

No respetar esa lógica en forma colecti-va, como es habitual en muchos de los países delmundo, es arriesgar el futuro –y en algunos luga-res, el presente– de la humanidad (el agujero deozono amenaza en especial al hemisferio sur, porel uso indiscriminado, sobre todo en el hemisfe-rio norte, de los tetrafluorocarbonados; esa esuna política suicida, ya que lo ecológico no tienefronteras geográficas, y menos políticas).

Pero la ecología tampoco es el miradorque vamos a elegir. Introdujimos esa breve refle-xión para poder afirmar la ausencia de un propó-sito para la vida, para señalar ahora que esaausencia de propósito no comporta la ausenciade significado, y tampoco la de sentido.

Hablar de sentido es cambiar la escalapara pasar a lo estrictamente humano, ya que esdifícil percibir ese sentido (en la forma que utili-zo este término, que será explícito más adelante)en otros niveles de la vida.

Decir que la vida no tiene un propósitono significa que ninguna vida lo tenga, sino queno hay algo intrínseco o trascendente que formeparte de cualquier vida humana, aunque esta afir-mación sería cuestionada por muchos, en espe-cial los partidarios de alguna religión para quie-nes el propósito se sintetiza en la sigla AMDG(Ad majorem Deus gloriam). Al decir esto, cam-biamos de nuevo de lo "inter" a lo "trans", dondeya no estamos hablando de "fenómenos" sino delas leyes –no sólo científicas sino también meta-físicas– que los rigen.

También numerosos filósofos o pensado-res sobre estos temas han afirmado que el propósi-to de la vida es la búsqueda de la felicidad (8), oalgún otro objetivo de ese tipo, lo que ha dado ori-gen a distintas corrientes filosóficas a lo largo de lahistoria. Y en ese sentido comparto la crítica de lafelicidad (9)(b), que hacen Benasayag y Charlton,basada en recuperar la categoría tiempo en unaforma similar a la que utilizo en mis textos.Comenta Abelardo Castillo acerca de Chejov:

"Su única teoría estética era que sus persona-jes no debían ser actuados, sino vividos, senci-llamente porque la verdadera vida es así: loque más hace la gente es comer y hablar ton-terías; no anda declarando su amor todo eltiempo o cortándose el pescuezo."

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O, en palabras del autor:

"Es preciso hacer una obra donde la gente entrey salga; coma y hable del tiempo, juegue a losnaipes, que todo sea tan complicado y al mismotiempo tan sencillo como la vida. La gentecome, no hace otra cosa que comer, pero mien-tras tanto va forjando su destino dichoso o des-truyendo su vida."

SIGNIFICADO...

El significado de la vida no es otro que lalógica que la sustenta, de manera que toda y cual-quier vida tiene significado.

Y tomamos el término como lo hace JuanDavid García Bacca: "...un singular determinado ycoherente... que proviene de la estructura de lacosa misma... y mantiene su unidad a lo largo de lahistoria de la humanidad y de la biografía del indi-viduo" (10). En esta definición, hemos tomado tresfrases del autor citado que, a nuestro juicio, sinteti-zan de manera adecuada la idea de significado. Enprimer lugar aparece lo concreto (un singular –osea único, no plural– determinado –preciso, defini-do– y coherente –sin heterogeneidad–), luego seinsiste en la firmeza del origen (porque proviene dela estructura de la cosa misma, no inventado por elinvestigador o el observador sino formando partedel fundamento propio –su "ser en sí"– del fenóme-no que se observa o investiga), por fin la permanen-cia sin cambios históricos ni biográficos. En esteúltimo punto hemos expresado nuestro desacuerdocon el autor citado por las razones que damos enotro lugar (11).

La forma en que García Bacca define elsignificado lo hace similar a una posible respuesta"esencialista" (diría Popper) a la pregunta ¿quées...? (donde los puntos suspensivos tienen que sercambiados por: el significado). Sin embargo, tam-bién hay una correspondencia entre esa definicióny la "categoría analítica" (11), que definí comoexplicativa y abstraída de la realidad. Una reflexiónadicional a este respecto corresponde a la maneraen que son "descubiertas" las categorías analíticascomo una forma de "iluminación", como una per-cepción del "ser en sí" o la esencia de las mismas,que se aleja de las concepciones más duras de laepistemología para acercarse al "lado oscuro de larazón". Pero no invadamos territorios ajenos (12) yvolvamos a la vida.

...Y SENTIDO

Este regreso nos devuelve a la otra cate-goría que habíamos postulado como constituyen-te del propósito de la vida, que es el sentido dela misma. Volviendo a García Bacca, diremosque el sentido es "...un plural inconexo y folcló-rico tal como es el campo de los sentimientos",de donde se deduce que ya no podemos atribuir-le un único significado, porque es plural, ni tam-poco que sea coherente, porque es inconexo, yademás que se encuentra estrechamente ligado acada quien, ya que es folclórico y está ligado alcampo de los sentimientos. ¿Cuál es, entonces, elsentido de la vida?

O, para ponerlo en otros términos, ¿esposible concebir la vida sin sentido? Sin dudaque sí, como nos lo demuestra todos los días elconocimiento de seres particulares que deambu-lan sin propósitos y sin destino, seres para quie-nes vivir es reproducir una cotidianidad monóto-na en la que nunca se cuestiona nada, dondetodo lo que existe es lo que debe existir porqueasí lo dictamina una tradición que se entiendecomo lo que la moral y las buenas costumbreshan decidido para marchar por la vida. Pero estono nos da respuesta a las vidas que sí tienen sen-tido, ya que no hemos logrado definir cuál seríaeste, lo que intentaré dilucidar en lo que sigue.

Voy a aprender a llorar sin sufrir,sin detenerme a mirar una flor,

a encallecer lentamente,igual que la gente sin alma y sin voz.

Voy a entender que se puede moriry latir... al compás del reloj,

como una máquina fiel,igual que un robot... sin piel.

MARCHAR POR LA VIDA

Marchar por la vida nos hace recordar alCanguilhem de Lo normal y lo patológico (13) (c),donde ese modo adquiere otro significado al adju-dicarle nada menos que la capacidad de decidiracerca de lo que es "normal", lo que por lo tantonos lleva a reconocer que la normalidad, en elsentido en que lo plantea este autor, se encuentraligada no a una noción abstracta de individuo,sino a una identidad como característica propia e

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irrenunciable, de ese particular individuo quelo distingue frente a todos los demás. Y esto esasí porque se puede "marchar por la vida" dediferentes maneras, cada una de las cuales deja-rá su marca identificatoria (es difícil eludir eltérmino) sobre la persona en cuestión, sobre"su" normalidad.

La identidad es, al mismo tiempo, intra-objetal y trans-objetal, lo que equivale a decirque es un comienzo y un resultado: comocomienzo es algo sobre lo que se construyen susmanifestaciones, inexistentes para el puro con-cepto –por lo tanto un "en sí"–, como resultadoes aquello a lo que se llega como construcción alo largo de la vida de cada cual –claramente un"para sí"–, de manera que se completa la espiraldialéctica que se menciona más arriba en estetexto.

Si es cierto que la identidad es, almismo tiempo, intra y trans-objetal, tambiéndebe, por necesidad, ser inter-objetal, (no sepuede pasar de lo intra a lo trans sin la interme-diación de lo inter) es decir, que establece unarelación con otras identidades ajenas a la propia.¿Ajenas?, pero entonces el inter perdería sentido.Este dilema sólo puede resolverse si admitimosque la identidad es el resultado de una construc-ción social, es decir colectiva o que se da en losespacios de encuentro de diferentes individuali-dades. Y ya que, como sabemos, la espiral dialéc-tica no tiene fin, tampoco lo tiene esta construc-ción. ¿O sí?

No cabe duda de que el fin de cual-quier construcción que tiene que ver con indivi-duos es la muerte; de sí mismo pero no de lo quese construye. Todo esto apunta a la direccionali-dad de esta construcción (d), para la que propon-go algo a mi juicio inalcanzable, que es la conti-nuidad de sentimiento, pensamiento, discurso,acción (pienso lo que siento, digo lo que pienso,hago lo que digo) (e), secuencia que fue afirmadapor el comandante Ernesto Guevara como carac-terística central del hombre nuevo (y entiéndase"hombre" según su significado genérico, comosin duda el mismo Che lo hubiese querido).

Una de las maneras de andar por la vidaes aceptar lo que las costumbres arraigadas nosimponen, que incorpora sin críticas comporta-mientos que "siguen la corriente". Seguidismoque desde hace varias décadas tiene expresiones,

diríamos, paradigmáticas, todas las cuales obede-cen a un patrón común, posible de percibir endiferentes manifestaciones de la vida cotidiana.

Así, hemos aceptado una pauta generalque se ha impuesto como si fuera la manera lógi-ca que debe regir todas nuestras formas de actuaren muy diversos ámbitos de nuestra vida social.La pauta es la desconexión con los otros. Su ori-gen es difícil de rastrear, pero es fácil seguir susmanifestaciones: los mercados de bienes de con-sumo, por ejemplo, se han transformado en luga-res donde no es necesario ningún intercambioverbal con nadie; entramos, recogemos un carropara colocar las mercancías, recorremos los pasi-llos tomando lo que deseamos adquirir, lo depo-sitamos en el mostrador donde un/a silencioso/acajero/a registra con una máquina los preciosmarcados en los paquetes y nos entrega el recibodonde figura el total (alternativa: puede mencio-nar la suma requerida), entregamos el dinero,recibimos el vuelto, colocamos los paquetes enla bolsa que está a nuestro alcance (no hace faltapedirla) y nos retiramos sin haber tenido la nece-sidad de pronunciar una sola palabra.

Volvamos a casa, donde a la hora delalmuerzo o de la cena podremos sentarnos fren-te al televisor (no frente al otro comensal) mien-tras ingerimos el alimento, y habremos eliminadotambién la necesidad de hablar con nuestrosfamiliares. Y podríamos seguir con los juegos,cada vez más centrados no en lo lúdico (querequiere básicamente de la comunicación con losotros) sino en lo competitivo (para lo que esnecesario concentrarse en uno mismo), o con lacomunicación, realizada en su mayor parte víacorreo electrónico (no cara a cara, no telefónica,no epistolar).

En el pasado quedaron las conversacio-nes sobre la vida y la muerte que se manteníancon las personas que nos facilitaban las comprasen el almacén (ya casi desaparecido) o loscomentarios con familiares o amigos durante lacomida, o los juegos de salón donde se tramabancomplicidades que facilitaban el enfrentamientocon los avatares cotidianos.

Solo, increíblemente solocomo están los que se mueren,los que sufren, los que quieren

así estoy, por tu impiedad

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Dije que el origen de la pauta de desco-nexión es difícil de rastrear. Rechazo la idea deun deliberado maquiavelismo –que podría funda-mentarse diciendo que hablar es el principiobásico y la herramienta que permite "ponerse deacuerdo"–, pero no puedo dejar de notar queexiste un paralelismo con la organización de tipoburocrática de los procesos de trabajo, base fun-damental de la prioridad de la eficiencia (normalo patológica) de los mismos, en la que tampocoes necesario hablar para que las instituciones fun-cionen, ya que la cadena de gestión sólo requie-re la circulación de expedientes o memorandosentre funcionarios, no el contacto entre sereshumanos.

Lo que surge de la descripción anecdó-tica de mercados, hogares y juegos, sumado a labreve reflexión acerca de los procesos de trabajo,nos está indicando que "hablar", o mejor "dialo-gar", es el primer paso hacia la conformación deuna organización, de manera que uno de losresultados del comportamiento señalado es difi-cultar la organización de personas o grupos quepuedan proponerse objetivos comunes.

Hablemos de un amorseremos ella y él

El tema de la organización adquiereentonces una dimensión muy significativa paranuestro propósito de analizar el tema que noshemos propuesto. Ello nos lleva a formularnosalgunas preguntas que nos permitan ordenarnuestro pensamiento. ¿Quién organiza?, ¿cómo?,¿para qué?

PARA QUÉ

Comenzando por el último interroganteresulta claro que no todos los espacios donde seplantea la cuestión tienen la misma importanciao significación. Los procesos de trabajo han sido,por lo menos desde los inicios del capitalismo,una arena fundamental en relación con los pro-cesos organizativos en cuanto herramienta cen-tral de los aspectos básicos del funcionamientocapitalista: la producción de excedente (más omenos equivalente a plusvalía en la terminologíamarxista), la acumulación de capital, el controldel proceso productivo, la productividad, la

competitividad y la permanente contradicción –aveces transformada en conflictos– entre el capitaly el trabajo. Sobre la organización de los proce-sos de trabajo se construye, entonces, todo elaparato –conceptual y técnico– del desarrollocapitalista, pero no sólo de éste.

Junto a las consecuencias económicas deesa organización, aparecen también las correspon-dientes a los aspectos sociales en forma de valores,ideologías y toda una constelación de comporta-mientos y modificaciones de la subjetividad –delas personas y de los colectivos– que acompañana los aspectos organizativos propiamente tales(14). Quiere decir que la respuesta a nuestra pre-gunta respecto de los procesos de trabajo nopuede ser respondida con un sencillo argumento"económico": se organiza para aumentar la pro-ductividad a lo que se agrega, por añadidura, losotros aspectos mencionados. Porque hay cuestio-nes subjetivas en ese para qué, cuya respuestaestablece un mundo de diferencia, como intenta-remos mostrar en el curso de este texto.

CÓMO

¿Cómo se organiza? es la pregunta delmillón, a cuya respuesta están destinadas bibliote-cas de literatura de organizaciones que, en gene-ral, no contextualizan históricamente la situaciónque en teoría resuelven. Pero aquí la teoría "pura"no alcanza para dar cuenta de una situación queexcede lo teórico o, mejor dicho, una cierta con-cepción de lo teórico que se fundamenta en laausencia de intermediaciones canalizadas por lossujetos que conforman el problema (f).

Los aparatos conceptuales

Para tomar debidamente en cuenta esacircunstancia, vamos a completar nuestro aparatoconceptual, planteando un doble enfoque analíti-co cuyo núcleo será, por una parte, la categoría"sujeto" y, por la otra, la consideración explícitade las intermediaciones que intervienen en losprocesos de transformación de unos sujetos enotros. Esto significa, implícitamente, que ambascategorías –sujeto e intermediación– son "cate-gorías analíticas", es decir, que permiten la com-prensión del problema bajo estudio.

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Esas intermediaciones van a aparecercomo el momento particular del sujeto genérico,conformado por los niveles comunitario, institucio-nal y político, dentro de los cuales el papel másdestacado va a estar a cargo del segundo, y enespecial de la relación que se establece entre losconceptos de institución y organización, que repre-sentan lo potencial y lo constituido en ese nivel(ver Cuadro 1).

A su vez, el nivel comunitario, a travésde la agrupación, es el intermediario entre elsujeto específico y la organización, en tanto queel militante del nivel político juega el mismopapel entre la organización y el actor social en elEstado. Pero estas caracterizaciones quedaránaclaradas (espero) más adelante, al realizar sudescripción de manera precisa.

Los niveles y el estado de organización

Para intentar aclarar los procesos detransformación voy a utilizar un primer aparatoconceptual con una visión múltiple, construidapor cinco niveles desde los cuales observar lagénesis, la posición y el significado del sujeto encuanto a sus estados organizativos. El procesogenético estará contenido en la transformación,para cada nivel de observación, del sujeto poten-cial desorganizado en un sujeto organizado, loque le permitirá asumir su papel fundamental.

Es necesario aclarar, en el contexto enel cual trabajo, lo que significa para mí el térmi-no "sujeto", dado que el mismo admite varias yencontradas acepciones, como lo señalan lassiete del Diccionario de la Lengua de la RealAcademia Española (vigésima edición, Madrid,1984), o mejor aún las veinte de la tercera edi-ción del Novo Aurélio Século XXI (Rio deJaneiro, Nova Fronteira, 1999) para el "sujeito"del idioma portugués.

En este último texto, las seis primerasacepciones se refieren al individuo que estáimpedido de actuar ("súbdito, esclavizado,constreñido, obediente, dependiente, pasivo")en tanto que la duodécima se refiere al queactúa ("el individuo real, que es portador dedeterminaciones y que es capaz de proponerobjetivos y realizar acciones"), generando unadificultad de comprensión que responde a con-diciones objetivas, para referirnos con este otro

término (también ambiguo) a lo que la realidadnos muestra en la vida cotidiana.

El cuadro donde se presentan los com-ponentes y sus articulaciones contiene una seriede definiciones implícitas. La primera líneacorresponde al sujeto potencial (g) o estado deorganización caótica (esta adjetivación es sinduda exagerada, pero entiéndasela con el signifi-cado de la definición adoptada). La segunda líneapresenta el resultado de la constitución del suje-to en su forma más desarrollada. Una terceralínea define como singular el nivel individual,particular los niveles comunitario, institucional ypolítico y universal el correspondiente al Estado.

Las flechas señalan las posibilidades detransformación, que comienzan con el individuoy sus potenciales desplazamientos a "masa","funcionario", "consumidor votante" o "habitan-te" en su misma línea, pero también su transfor-mación en "sujeto" al atravesar la barrera entre lopotencial y lo constituido. Ese mismo pasaje exis-te para los niveles comunitario e institucional,pero no para el político y estatal, lo que significaque la transformación en "participante", "militan-te" o "luchador", requiere la transformación pre-via en "sujeto constituido".

Es imposible enfatizar en exceso estaúltima afirmación ya que significa, ¡nadamenos!, que la principal actividad de la política,o la construcción de su base firme, se realiza enlos niveles no políticos –individual, comunita-rio, institucional– de estas consideraciones acer-ca del sujeto (15). Es como decir que, una vezque se llega a los niveles político y estatal, lapolítica ya está.

Nótese el doble uso del término "suje-to" como definición general que abarca tanto lopotencial como lo concretado y como la formaque asume esa generalidad en el nivel individual.

Otro componente básico del cuadroson las flechas; no por lo que señalan sino por-que introducen en forma gráfica la idea de pro-ceso, de génesis y en particular de génesis histó-rica. Dicho en otros términos: ¿qué es lo quedetermina la transformación de individuo ensujeto, de masa o comunidad en agrupación, deinstitución en organización?, o bien ¿cómo sepasa de individuos a masa o comunidad, deéstos a instituciones, a consumidores votantes oa población?

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Y también: ¿cuáles son las condicionesque hacen que los sujetos se agrupen, las agrupa-ciones se organicen, las organizaciones deven-gan en militantes y éstos en actores? Estos interro-gantes, derivado del original acerca de cómo seorganiza, serán dilucidados más adelante.

La relación institución/organización

Otro de los aparatos conceptuales conque se puede pensar la respuesta al interroganteplanteado, parte de considerar una diferencia-ción entre el continente de los procesos de traba-jo, que siempre es una institución, de las formasorganizacionales que ocasionalmente contiene.Lo que identifica en esas formas su principalcomponente: el sujeto.

El sujeto de la relación institución/orga-nización (Cuadro2), es siempre un sujeto com-puesto o colectivo. Entiendo entonces por tal a unagrupamiento de individuos que puede asumir

una de dos formas principales: organización oinstitución (16). Como este uso del lenguaje noes el habitual, me veo obligado a aclarar denuevo el significado que asigno a estos térmi-nos.

En ambos casos se trata de un grupo depersonas, pero la organización es un agrupa-miento de individuos con un propósito común;se reúnen para alcanzar algún objetivo en tornoal que generan consenso. Institución es tambiénun agrupamiento de individuos sometidos a unanorma que los obliga a ciertos comportamientos"institucionales". Se reúnen porque están obli-gados a hacerlo (i).

Ambas caracterizaciones son indepen-dientes; una organización puede ser una institu-ción (si se formaliza) y una institución puede seruna organización (si se organiza, es decir, siencuentra la manera de generar consenso entorno a objetivos propios, más allá de las obliga-ciones fijadas por las normas). En síntesis:

SUJETONIVELES

Individual Comunitario Institucional Político Estatal

Estado deorganización

Individuo Masa Institución Receptor Población

(funcionario) (consumidor)

(votante)

(habitante)

CaóticaPotencial

Constituido

Sujeto Agrupación Organización Participante Actor social

(analizador) (militante)

(luchador)

(decisor)

Organizada

Concepto

Fuente: Elaboración propia.

Singular Particular Universal

Cuadro 1. NIVELES Y ORGANIZACIÓN DEL SUJETO

Relación InstituciónOrganización

Consenso formal Consenso informal

Formal sin consenso Grupo vacíoOrganización

Institución

SÍ NO

NO

Cuadro 2. RELACIÓN INSTITUCIÓN - ORGANIZACIÓN

Fuente: Elaboración propia.

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El consenso formal de la celda superiorizquierda puede ser alcanzado por cualquiera delas vías que se identifican en el cuadro: una orga-nización que se formaliza o una institución quese organiza. Ambas definen cuestiones y génesisdistintas: en el primer caso, un grupo que sereúne sobre la base de intereses comunes, enalgún momento de su existencia informal resuel-ve pasar a regirse por un conjunto de normas quelo institucionaliza (se representa en el cuadro porel pasaje de la celda superior derecha a la supe-rior izquierda), en tanto que el segundo es la con-quista de una mística de trabajo por una institu-ción cuya creación no implica esa especial visiónde una misión que se debe cumplir más allá delas obligaciones que fijan los reglamentos (des-plazamiento de la celda inferior izquierda a lasuperior en la misma columna).

Por último, el grupo vacío es un gruposin consenso ni formalización, cuyo ejemplopodría ser lo que se conoce como masa y talvez también comunidad, pero con la potencia-lidad de adquirir una o ambas de esas caracte-rísticas (por eso el nivel "comunitario" del cua-dro anterior forma parte del momento particu-lar del sujeto, o de la intermediación que yaseñalamos).

Ya tenemos un principio de respuestapara nuestra segunda pregunta: se organizamediante la búsqueda de consenso para lo que,como es obvio, no existen respuestas obvias puescircunstancias diferentes darán origen a formasdiversas para encontrar los caminos necesariosdel acuerdo.

Sin embargo, es posible decir algomás, ya que en cualquier caso se requiere, departe de los involucrados en la situación, de uncompromiso con la organización, junto a laresponsabilidad por el cumplimiento de losobjetivos institucionales. A su vez, de parte dela institución, es menester que se reconozca lasubjetividad –aún la presente en forma dedeseo– de los trabajadores involucrados, consus necesidades que van más allá de los obje-tivos institucionales. Esta relación de ida yvuelta entre los trabajadores y la instituciónjuega un papel básico en una teoría organiza-cional que supere las tradicionales carenciasque presentan las teorías formuladas en los paí-ses capitalistas desarrollados (11, 17).

El principio de organización va más alláde la búsqueda de consenso, ya que rige tambiénpara situaciones en que la conciencia no formaparte del problema. Tal vez el mejor ejemplo loconstituya el hecho de que los mismos compo-nentes que conforman la base del ADN existen entodos los niveles de la vida biológica. La diferen-cia, como es obvio, no puede estar dada sino porla organización de esos componentes. Este fenó-meno, cuya frecuencia en la naturaleza es prácti-camente infinita, es la manifestación más potentede la capacidad antientrópica de la naturaleza y afortiori de la vida. Afirmación que contradice unade las más frecuentes opiniones acerca de lasociedad y su naturaleza entrópica, que se repitecon insistencia –y, diría, irresponsabilidad– pormuchos trabajadores de las ciencias sociales quepostulan la vigencia del difícil segundo principiode la termodinámica, válido para los sistemas físi-cos con clausura (j), para los sistemas sociales.

QUIÉN

Vayamos entonces a nuestra tercerapregunta, acerca de quién es el organizador. Sivolvemos al Cuadro 1, correspondiente al primeraparato conceptual, percibiremos que hay unadoble posibilidad, representada por las flechasverticales y horizontales; es decir, se puede orga-nizar para modificar el estado de organización, ose puede cambiar de nivel, o las dos cosas. Enambos casos se trata de un proceso que requierede alguna instancia que se ocupe de orientar,dirigir o administrar el mismo.

De potencial a constituido

Veamos en primer lugar lo que corres-ponde al tránsito entre lo potencial y lo constituido:(individuo ↓ sujeto, masa o comunidad ↓ agrupa-ción, institución ↓ organización).

Nivel individual

En el nivel individual, la responsabili-dad de la transformación se encuentra en el indi-viduo mismo que se transforma; es lo que desdeel punto de vista de la psicología se conoce comoconstrucción de subjetividad.

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El individuo es el organizador de sutransformación en sujeto, y a pesar de que puedeser ayudado en esta tarea, no puede eludir suresponsabilidad sobre la misma. Esto genera unauniformidad que no se va a repetir en los restan-tes niveles, de modo que su estudio puede resul-tar muy significativo para el análisis del fenómenoque llamo "constitución del sujeto" y al que vol-veré a referirme más adelante.

Nivel comunitario

En el nivel comunitario las cosas se pre-sentan con mayor complejidad, entre otras cosaspor la ambigüedad del concepto de comunidad.Admito la existencia de dos colectivos dentro deeste nivel: por una parte, el señalado en el cuadrocon el término "masa" y por otro, el que corres-ponde a "comunidad". Ya los habíamos encontra-do en el otro aparato conceptual como el grupovacío de la relación organización/institución.

Entre ambos existe una diferencia signi-ficativa, ya que el primero se conforma por elsimple agregado de individuos, de inicio sin ele-mentos integradores claros (aunque el hecho deestar juntos debe significar algo), en tanto quepara el segundo es imprescindible algún compo-nente integrador, algún interés común, porimpreciso y aún conflictivo que sea; por ejemplo,una "comunidad" de vecinos, cuyo único interéscomún puede ser el de una convivencia sin ten-siones desagradables. En otros casos el interéspuede identificarse mejor, como en una comuni-dad de trabajadores.

La imprecisión de los conceptos utiliza-dos en este nivel (tanto "masa" como "comuni-dad" no tienen una definición precisa –en el sen-tido estructural, como puede serlo la noción de"clase social"– en la literatura sociológica o polí-tica), además de su papel mediador secundario,hace que no se pueda establecer un significadodefinitivo para esta categoría, como puede versesi se replantea la posición que ocupa separandoun nivel para "masa", más próximo a individual,y otro para "comunidad", que sería intermedioentre el anterior y el institucional.

Si adoptáramos esa posición, la "masa"tendría una similitud con el "individuo" delnivel anterior sin trazas de identidad, en tantoque la "comunidad" habría alcanzado un nivel

organizativo superior, al existir la posibilidad deuna identificación parcial, aunque no completa(la comunidad podría autoafirmarse como "estacomunidad", aun sin estar organizada como serefiere a continuación).

La diferencia señalada tiene su correla-to en lo relativo a la instancia organizadora encada caso. Para la masa, el organizador es exter-no, viene de afuera. El texto donde Sigal yVerón analizan los discursos de Juan DomingoPerón (18), señala como una de las característi-cas centrales del personaje que se trataba dealguien que "venía de afuera", de la instituciónmilitar en sus primeros períodos de gobierno odel exilio en España en su último período presi-dencial, y que por lo tanto no estaba inserto oformando parte del grupo cuya organizacióncomandaba.

La relación líder-masa que se establecebajo estas circunstancias no tiene parangón conninguna otra de las situaciones examinadas aquí.Pero constituye un factor básico de la aglutina-ción de la clase obrera que, a pesar de frondososantecedentes en ese sentido, nunca había alcan-zado la representación que logra establecerdurante la vigencia del régimen peronista (k).

En cuanto a la comunidad, la diferenciaes que el potencial organizativo, de manera simi-lar al caso del individuo-sujeto, se encuentra enla comunidad misma, lo que no significa que esaposibilidad se concrete. La concreción del poten-cial auto-organizativo depende de otras circuns-tancias, también externas, lo que establece unasimilitud parcial con el caso de la masa. La cir-cunstancia externa varía en cada caso, pero siem-pre es algo que pone en tensión el interés comúnde la comunidad (l).

Ningún organizador externo aparece enel caso de las Madres o Abuelas de Plaza deMayo, pero el factor que produce la tensión esclaro: el reclamo por la "desaparición" de sushijas/os o nietas/os en un ambiente social indife-rente u opuesto, y en un ambiente político fran-camente hostil hasta el nivel del terrorismo, sim-bolizado en la siniestra figura de uno de losrepresentantes de la marina: el asesino AlfredoAstiz, "obediente debido". Así, la comunidad demadres o abuelas se conforma como agrupacióny genera una dinámica que va mucho más alládel reclamo.

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Nivel institucional

Para el nivel institucional ya se han dis-cutido sus aspectos principales sobre la base delotro aparato conceptual. Resta señalar que elorganizador de la transformación es el analizador,tal como lo define Lourau (19). El analizadorpuede ser externo a la institución o interno a lamisma; es decir, puede ser un funcionario queasume ese papel, lo que conlleva cierto riesgo sies interpretado como una amenaza por los gruposdirectivos, que puede estar dirigida contra esosgrupos o contra la misión o las funciones institu-cionales. En cualquier caso, el funcionario puedeconfrontar el riesgo de despido o de limitación desus actividades por desplazamiento a otras posi-ciones para impedir su acceso a lugares desdedonde realizar su actividad organizadora. Cuandoel organizador es externo, generalmente debemediar un "contrato", no necesariamente formal,entre los funcionarios que intentan crear una orga-nización intrainstitucional y el organizador.

Los niveles institucional, comunitario ypolítico son espacios de intermediación que, porlo tanto, juegan un papel básico en los procesostransformadores. Esa intermediación se realizaentre lo que ocurre con los individuos y su posi-ble transformación en sujetos, tal como se detallapreviamente, y los siguientes espacios que sonlos directamente implicados en los procesos his-tóricamente significativos, aunque no puede des-cartarse que las transformaciones que acabamosde considerar como intermediarias no tengan sig-nificado histórico, sino que el mismo se manifies-ta en los espacios de lo cotidiano, o lo que ÁgnesHeller llama el "pequeño mundo", sobre el queharé comentarios más adelante.

Niveles político y estatal

Reitero que en los niveles político yestatal no existen organizadores que motoricenel pasaje de potencial a constituido (de "consu-midor" o "votante" a "militante" o "luchador" ode "habitante" a "actor social" o "decisor"), sinoque la aparición de un sujeto constituido, y noun mero receptor o poblador, requiere de suconformación como sujeto en alguno de losniveles anteriores: individual, comunitario oinstitucional.

El tema aquí no es la transformacióndel sujeto potencial en constituido, sino la deuna verdadera participación, no manipuladora,simbolizada en la capacidad de acceso a la posi-bilidad de decisión en las cuestiones políticas,es decir, en las que afectan significativamente lavida de la gente, de toda la población, constitui-dos o no como sujetos sociales. Pero esta posi-bilidad requiere de pasos previos, algunos delos cuales ya he descrito antes y otros lo serán acontinuación.

Como se ve, eludimos intencionalmen-te el término "ciudadanía", tanto para el sujetopotencial como el constituido, correspondientesa la política o al Estado (14), por las ambiguasconnotaciones de dicho término centradas habi-tualmente en la enumeración taxativa de deberesy derechos, mientras que aquí intentamos separarla capacidad para introducir temas de debate enla agenda del Estado, que caracteriza al actorsocial según nuestra concepción del mismo (n),del habitante o poblador, quien carece de esacapacidad, junto a las luchas pertinentes paraalcanzarla.

En consecuencia, estos niveles, esdecir el Estado y la política como acción direc-ta, son el núcleo duro sobre el que se asientala política en su sentido más amplio y sustanti-vo, mucho más allá de las representaciones através de los partidos políticos y otras formasindirectas de expresión de las voluntades,mayoritarias o no.

Y aquí no existe un organizador identi-ficable en el afuera, como en los anteriores nive-les comunitario e institucional, sino que se tratade la capacidad de auto-organización que pose-en o crean los grupos de población que se agre-gan en torno a algún interés común, tal como lohemos definido para la "comunidad" (cuyo signi-ficado no es otro que el de comunidad de intere-ses). La diferencia consiste en que la comunidadexiste "en sí", en tanto que estos grupos no sonespontáneos sino "para sí", constituidos sobre labase de su conciencia de sí.

La existencia de un grupo "para sí" noalcanza para su conformación como sujetosocial; además debe adquirir en forma concretala capacidad de introducir temas de debate en laagenda del Estado, que es una cuestión de poder,no de constitución del grupo.

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De individual a estatal

A partir de aquí examinaremos el otroeje del cuadro, donde se postulan pasajes quecambian de nivel: (individual→comunitario→institucional→político→estatal), en lugar detransformar lo potencial en constituido (20).

Comenzando por el principio diré que,si en el caso anterior del cambio de estado setrataba de formas de organización más comple-jas, ahora lo que está implicado es una cuestiónde espacios. Y aquí es claro que se pueden ocu-par varios espacios simultáneamente o, mejordicho, lo normal es que se ocupen varios espa-cios de manera simultánea. De modo que la pre-gunta inicial acerca de quién es el organizador,debiera transformarse en ¿quién organiza el espa-cio de referencia?

En los dos primeros niveles (individual,comunitario) puede afirmarse la ocurrencia deuna auto-organización del espacio, con la dife-rencia de que se trata de un proceso inconscien-te en el sujeto potencial, y consciente o delibera-do en el constituido, pero en ambos casos noexiste un organizador externo al espacio.

A partir del siguiente nivel (institucio-nal), la situación experimenta significativas dife-rencias dada la cualidad definitoria de lo institu-cional en la vida moderna: se institucionalizanindividuos, comunidades o masa, en todos loscasos a través de alguna intervención que casinunca parte del grupo que se institucionaliza.

De todas maneras, el inicio siempre seencuentra en el individuo, lo que destaca la fun-damental importancia de ese objeto de preocu-pación, muchas veces, o mejor dicho casi siem-pre, desconsiderado en la reflexión en torno a lapolítica.

El espacio estatal, en sus dos modalida-des, resume todo lo que corresponde a la temáti-ca del Estado, su conformación, sus funciones yel papel que le corresponde en las actuales cir-cunstancias internas y externas (21).

La transformación de lo potencial en loconstituido adquiere importancia, ya que no eslo mismo pasar de individual a comunitario si setrata de un sujeto potencial que si ya se estáconstituido en ese carácter. La diferencia, yainsinuada en afirmaciones anteriores, estriba enque cuanto antes se realice la transformación, el

comportamiento va a estar regido, en todos loscasos, por la preocupación y el compromisocon lo político.

El sujeto en potencia

Cada individuo recibe el espacio de suvida cotidiana como algo dado, aunque sutranscurrir en el mismo lo va modificando segúnuna dinámica que, al mismo tiempo, actúasobre el mundo exterior y sobre la particulari-dad de cada quien (22).

Los individuos se juntan para conformaruna masa o una comunidad, movidos por razo-nes históricas que, como sabemos, son general-mente inconscientes, conformando lo que losfenomenólogos llaman un "motivo porqué" (23).

En las instituciones, los individuos–ocasionalmente una comunidad– son incorpo-rados a una propuesta que surge a partir de unproyecto que tiene en su base un "para qué", demodo que existe algo nuevo respecto de los nive-les previos.

A partir de aquí habrá siempre un"porqué" y un "para qué", aunque ello no defi-na necesariamente la existencia de una organiza-ción con sentido. Se puede funcionar en las insti-tuciones (eso es lo que indica el término "funcio-nario"), en la política y en el Estado –y es fre-cuente que ello ocurra– sin que ello signifique laexistencia de sentido (o).

El organizador del espacio institucionales el o los autores o ejecutores del proyecto quecrea o reforma la institución, a partir de las nor-mas que definen sus funciones y misión. El fun-cionario cumple con las normas y percibe porello lo que estipula el contrato de incorporación.

Este espacio, que puede ser público oprivado, garantiza que los procesos productivosy reproductivos fundamentales de la sociedadse mantengan sin altibajos importantes (14), loque no quiere decir sin cambios, sino que es enlos espacios institucionales donde la sociedad"funciona".

El sujeto político potencial es un sim-ple receptor (en la sociedad actual o posmoder-na, casi un espectador), que en el terreno eco-nómico aparece como consumidor de mercan-cías y en el terreno político stricto sensu, comovotante ocasional.

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...Hay tantas maneras de no sertanta conciencia sin saber,

adormecida...

El organizador es doble, según se tratedel espacio económico o político. El primero, enla actualidad va a estar en dependencia estricta del"mercado", o mejor dicho de los mercados, queabarca no sólo los comerciales donde realizamosnuestras compras cotidianas, como los financieros,donde los poderosos (en dinero) realizan las trans-acciones de papeles que ordenan –a veces demanera perversa, como sabemos en los países delcapitalismo subdesarrollado dependiente– los pro-cesos sociales en la sociedad actual. El segundoestá en dependencia del Estado, cuya actividadprincipal en este sentido va a ser, por lo general,tratar de impedir la conformación de nuevos suje-tos sociales que obliguen a su redefinición.

En lo que corresponde al espacio estatalcomo sujeto potencial, se trata de la poblaciónque ocupa el espacio geográfico político que elEstado define como Nación, aunque puede ocu-rrir que otros estados entren en contradicción conla definición (por ejemplo en las Islas Malvinas).

Población no significa ciudadanía (14),sino que está conformada por los individuos queocupan el espacio territorial. No está conforma-da por los niveles comunitario ni institucional;no hay pasaje desde esos niveles a la población.El personaje característico es el habitante y suorganizador son los aparatos de gobierno comomanifestación significativa del Estado. La acciónde gobierno a este respecto será definitoria parala posibilidad de que los habitantes generen con-diciones de vida y de trabajo adecuadas a susnecesidades.

La importancia de este espacio, enton-ces, es que se trata del lugar donde se desarrollala vida cotidiana, pública o privada. Esta impor-tancia, en consonancia con la característica gene-ral de la línea correspondiente del cuadro, espotencial; es decir, que la vida cotidiana puedegenerar otros espacios o circunstancias donde serevele, en los hechos, la significación asignada,incluida la posibilidad de creación de sentidopara sus actividades.

...a pesar de todo me besa tu risay el duende y el ángel del vino y la brisa.

El sujeto constituido

Los sujetos se asocian para realizar unaobra en común ("motivo para"). El espacio quecrean define no sólo el significado de la agrupa-ción, sino también su forma o estructura organi-zativa que responderá a las características delobjetivo buscado: club para jugar al fútbol o alpóquer, grupo mafioso para delinquir (que en ellenguaje legal se conoce como "asociación ilíci-ta") (p), agrupación de profesionales para defen-der la salud de la población, sindicato de trabaja-dores para pelear por condiciones de vida y detrabajo, partido político para intervenir en lalucha por el poder formal, banco comercial parael lavado de narcodólares, etcétera.

No es indiferente la vía por la que sellega a la agrupación, ya que existe la posibili-dad del tránsito desde el nivel anterior, o elpasaje desde lo potencial a lo constituido. Esaimportancia se manifiesta con claridad cuandose piensa que las transformaciones se van a rea-lizar con mucha mayor facilidad cuando ocurreinicialmente la transformación de individuo ensujeto, ya que la ausencia de "motivos para" yla incomprensión y descontrol de los procesosinconscientes atenta contra la realización de lastransformaciones necesarias.

La transformación de una agrupaciónen una organización presenta aspectos contra-dictorios, ya que la idea de agrupación, quecomo dijimos admite un "para qué", implica,de alguna manera, la existencia de algunaforma de organización. Sin embargo, la idea deorganización es la que se expresa en estemismo trabajo cuando se refiere la existenciasimultánea de institución y organización (enrelación al otro aparato conceptual), donde estaúltima asume el papel de un excedente libidi-nal, tal como se lo plantea en el trabajo reciénmencionado (14).

La diferencia con la organización delespacio institucional es que el organizador noes externo al espacio que se organiza, constitu-yéndose en base a la misma agrupación que setransforma en algo más sólidamente estructura-do, o para decirlo con palabras institucionales,con una misión más fuerte, a partir de asumircada funcionario un compromiso explícito conel ámbito organizacional.

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El espacio originario que se organizapuede estar constituido no por agrupacionessino por sujetos, aunque este caso es similar alanterior ya que implica la existencia virtual deuna agrupación. El hecho de que la organizaciónsea un espacio virtual, a diferencia del institucio-nal que casi siempre tiene una sede material, essignificativo en relación a la idea de compromiso,ya que ésta no se concibe en términos materialessino ideológicos. En cualquier caso, se trata deprocesos conscientes cuya determinación princi-pal –su categoría analítica– es el propio sujeto ensu carácter individual o colectivo. Pero así comola institución siempre tiene funcionarios, la orga-nización que es también una institución siemprecontiene a uno o más "analizadores", cuya pre-sencia ayuda a profundizar el proceso organiza-dor y su continuidad.

Defino al sujeto político como militanteo luchador, se entiende que reivindicando cuestio-nes "políticas" (11,15). De manera más rigurosa,puede afirmarse que este sujeto es el que intervie-ne en la lucha por transformarse en sujeto social,es decir, en acceder primero a su incorporación alEstado e intervenir después en las decisiones quese toman en éste. El organizador del espacio polí-tico es cada uno de los sujetos constituidos en losniveles previos, sea sujeto individual, agrupacióncomunitaria u organización institucional.

Afirmé que no hay pasaje de potenciala constituido en este nivel. Ello quiere decir quela conformación de sujeto no ocurre como apela-ción desde el mismo nivel político, por ejemplodesde un partido político, sino que requiere deese pasaje previo, en especial como forma delcompromiso (q), en el que cada uno de nosotrosasume una "identidad de sentido".

Vayamos por fin al espacio estatal en sucapacidad de decisor. Debe entenderse que nose trata de decisiones como las que toman losfuncionarios en las instituciones, sino del Estadocomo "lugar" de la decisión que hace a las políti-cas que se ponen en vigencia. Esto no quieredecir que haya una formalidad para tomar esadecisión, sino que se genera la posibilidad, parael actor social, de introducir temas de debate enla agenda de discusión del Estado.

A diferencia del cambio de nivel para elsujeto potencial, aquí el espacio de origen inclu-ye no sólo el mismo nivel potencial, sino todos

los niveles previos en cuanto sujetos constitui-dos. Por lo tanto, el actor social puede ser previa-mente un sujeto individual, una agrupación, unaorganización o militantes políticos, tal como hansido descritos estos niveles y circunstancias.

El organizador del actor social es el suje-to de los niveles previos, en la medida que consi-ga apropiarse de la capacidad que se requierepara acceder a la agenda. Insistimos en que no setrata de una cuestión formal. Nadie autoriza eseacceso, sino que es una conquista de hecho,cuyos mecanismos difieren para los diferentessujetos en consideración.

La transformación de un sujeto indivi-dual en actor social es excepcional. Casi nuncaocurre y si lo hace es de tal visibilidad que nopasa desapercibida para nadie (el caso de EvaPerón es paradigmático). Y aun cuando ocurra,una vez que se ha realizado generalmente se creauna agrupación o institución que le da apoyo ypermanencia (la Fundación). Por lo común,entonces, la transformación de un sujeto indivi-dual en actor social pasa por la fase intermediade una agrupación u organización, incluida lamilitancia política. El elemento central que inter-viene es alguna forma de poder.

Lo que interesa destacar es que esteespacio se encuentra en permanente conforma-ción. No hay una forma definitiva para el Estado,en cuanto espacio de confluencia de todos aque-llos que intervienen en los debates que abren elcamino para las decisiones de políticas. La entra-da o salida de sus constituyentes es permanente,debido a circunstancias externas –internaciona-les– o internas –nacionales– producidas por losavatares económicos, políticos o sociales.

Volvamos a nuestra preocupación ini-cial, para buscar nuevas relaciones de sentidoacerca de la vida. Ello nos llevará a considerar nosólo las preguntas de para qué, cómo y quién esel organizador del sujeto en los diversos nivelesen que ello ocurre, sino aproximarnos a lo quellamé el sentido.

LA VIDA COTIDIANA COMO ESPACIO DE CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD (r)

Vida cotidiana es lo que hacemos todoslos días. Su significado –dijimos su lógica– no es

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otro que las articulaciones que se establecenentre sus distintos momentos como algo dado,que no admite cuestionamientos en sus prácticas.

Pero más allá de estas prácticas, quepodríamos llamar la cotidianidad "vulgar", existeotra que no tiene la misma visibilidad pero quese vuelca de inmediato sobre nosotros mismospara cuestionarnos –desequilibrarnos, diríaPiaget–, de manera que golpea sobre aspectos delo que somos en su nivel más profundo, menosexterior, llegando en ocasiones a desestructurar-nos para exigir una respuesta que logre re-equili-brar lo que somos. Entiendo que esto es lo quelos trabajadores de salud mental llaman construc-ción de subjetividad y que yo prefiero llamarconstrucción de identidad.

Tal vez haya una diferencia entre ambostérminos. Pienso que subjetividad se refiere a loque ocurre en lo íntimo de cada persona, en loque le es propio, en su "ser en sí". En cambio,entiendo identidad como algo que excede esenivel restringido ya que se encuentra inextricable-mente entrelazado con lo social; no hay identidadsin socialidad, como muy bien lo expresa la her-mosa expresión con que el comandante ErnestoGuevara describía al "hombre nuevo".

La continuidad entre sentimiento, pen-samiento, discurso y acción, puede ser considera-da como una identidad "plena", cuya posibilidaden el capitalismo es inexistente en la práctica, yaque el poder de dominación, característica cen-tral del mismo, requiere la fragmentación de esacontinuidad (si digo lo que pienso, o hago lo quedigo, pierdo poder)

...faz o que eu digonão faz o que eu faço...

de manera que en esta sociedad en que vivimos,la política central del capitalismo es la de impedirla construcción de esa identidad plena.

La mejor expresión de esa política no esotra que el desarrollo histórico de las formas deorganización del trabajo, signada por la perma-nente fragmentación de su proceso, primero a tra-vés de la expropiación de las herramientas de tra-bajo del trabajador directo y después del conoci-miento del mismo proceso lo que, afirma Marx,fragmenta la personalidad del trabajador. Es decir,la política central del capitalismo no es otra quela alienación, la fragmentación de lo que está

integrado. Su consecuencia no puede ser otra quela de producir individuos alienados, divididos, sinidentidad plena y, en el extremo, sin identidad.

En el capitalismo sólo pueden existir,si acaso, identidades parciales, a partir de dis-continuidades en la secuencia aceptada para laidentidad plena. Veamos las posibles consecuen-cias, en la medida en que esas discontinuidadespuedan ser consideradas "tolerables".

La primera separación, entre sentimientoy pensamiento, parece ser una condición para laexistencia de la sociedad, puesto que abre la posi-bilidad al cálculo "racional" que nos permite salirdel estado de naturaleza cuyo destino no pareceser otro que la lucha de todos contra todos.

Sin embargo, la fractura en ese nivel nopuede ocurrir sin consecuencias individuales–una inevitable pérdida de "animalidad" o, si sequiere, del "en sí" biológico, para ingresar sinretorno en la dimensión de lo intelectual–, ocolectivas (¿el "malestar en la cultura"?). Estecarácter de condición necesaria justifica su faltade inclusión en la secuencia definida por ErnestoGuevara.

Por otra parte, la discontinuidad recupe-ra parcialmente la situación que experimenta elniño antes de adquirir el lenguaje o, mejor dicho,es imposible que el problema se formule antes deesa incorporación. Las secuencia para el infantecorresponde a: pulsión acción (20).

La segunda discontinuidad posible esentre pensamiento y discurso, ya no una condi-ción de existencia, pero una presencia casi per-manente en el capitalismo subdesarrolladodependiente, ahora como condición de la cons-trucción de poder, es decir, con claro contenidoestratégico. No decir lo que se piensa es una delas maneras de construir poder, como es fácilcomprobar en las prácticas políticas de los paísesdel CSD.

El hecho de que esto sea habitual en lapráctica política de estos países no lo hace menoscuestionable desde la propia política ni desde laética:

llorar es un sentimiento, mentir es pecado (Saúl "querido" Ubaldini al presidente Raúl Alfonsín)

desde la política porque, en el mediano plazo, dis-minuye la legitimidad del emisor, a veces inclu-yendo a todo el grupo de pertenencia del mismo.

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El caso de Argentina en los últimos tiem-pos (última década del siglo XX, primeros años delXXI) es paradigmático de esa deslegitimación queha alcanzado un nivel que hace difícil pensar ensu recuperación.

Sin embargo, el cuestionamiento a estadiscontinuidad tiene sus límites, puesto que, comohe argumentado en otro lugar (15), dicha disconti-nuidad es una condición de la acción estratégica,por lo menos en el CSD.

Pero surge de inmediato la pregunta:¿dónde está el nuevo límite que separa la ética, queapoya al cuestionamiento, de la conveniencia polí-tica? En este pantanoso terreno quedan embarradosmuchos de los autoconvocados dirigentes de nues-tros países, que confunden a sabiendas la conve-niencia personal con conveniencia política.

Por supuesto que esta segunda disconti-nuidad no es patrimonio exclusivo del ámbito polí-tico, sino que encuentra expresiones en casi cual-quier otro ámbito de la vida social, donde se repro-ducen los mismos problemas mencionados enpárrafos precedentes.

Nuestra tercera discontinuidad es la queexiste entre discurso y acción. Lo que aquí aparecees la ineludible relación con el afuera, puesto quecualquier acción que yo realice impacta de algunamanera en el afuera (mi pequeño mundo o mi granmundo), en particular a los otros que ocupan esosespacios. Y tanto el mundo, grande o pequeño,como los otros condicionan mi accionar, de modoque este condicionamiento pone fuera de mí laposible continuidad que estamos discutiendo.

Quiere decir que la continuidad discursoacción es una construcción social, ya que me plan-tea el problema de lo que tendría que hacer antes

de realizar la acción que me propongo, de manerade obviar las dificultades previsibles que el afuerao los otros formulan. Por eso la acción entra en elterreno de lo social: lo que es posible construircomo viable.

Veamos en el Cuadro 3, un mapa de lasecuencia y algunas de sus determinaciones y con-secuencias.

Es obvio que la linealidad del mapa esincorrecta, pues esta secuencia presenta obviasrecursividades. No es posible que nuestras accio-nes no tengan repercusión sobre nuestros senti-mientos, lo mismo que nuestros pensamientos odiscursos. De todos modos, el resultado final delas idas y vueltas no es otro que la construcciónsocial que realizan nuestras acciones en los espa-cios que señalamos antes para el desarrollo desujetos sociales.

De modo que esta simultánea construc-ción de subjetividad y de lo social tiene estrechospuntos de contacto con las respuestas alcanzadashasta ahora, ya que los espacios donde se desen-vuelven son los mismos. La intersección de estasconstrucciones es la de la identidad.

Merecer la vida no es callar y consentirtantas injusticias repetidas...es una virtud, es dignidad

y es la actitud de identidadmás definida

EL ESPACIO PÚBLICO

Hasta hace algún tiempo, lo públicoera un lugar de encuentro y diálogo para tratarlos temas de interés tanto para la vida cotidiana

La primera fragmentación es lacondición de existencia de lasociedad y la cultura

La segunda está en relacióncon la subjetividad y la ética

La tercera es expresión de lo socialcomo posible construcción de lo viable

Sentimiento Pensamiento Discurso Acción

Cuadro 3. TRÁNSITO DEL SENTIMIENTO A LA ACCIÓN

Fuente: Elaboración propia.

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privada como para la vida de los conjuntos socia-les; en suma, se trataba del espacio de construc-ción de la historia.

Lo público de ahora, en cambio, se hatransformado en un lugar de no encuentro, o un"no-lugar". Es decir, un lugar sin identidad,donde las personas que concurren a esos sitiospermite identificarlos como "no personas" (s).

Por eso es que en la actualidad contem-plamos el triste espectáculo del deterioro de algu-nos de los espacios públicos importantes (15), delo que ha sido constitutivo de la vida social denuestros países, en especial los que correspon-den a la salud y a la educación.

Ese deterioro se produce, sin embargo,en lo que es, literalmente, el terreno de disputade una de las más enconadas luchas dentro de laclase dominante, ya que se trata de uno de losnegocios más redituables para los inversoresinternos –para no llamarlos "nacionales", que nolo son– o externos. En ese contexto es que se pro-duce la estructuración del espacio urbano, de lamano de quienes se conocen como organizado-res del mismo ("urban developers"), es decir, dequienes se ocupan de la incorporación de tierraurbana para la vida social.

¿Cuál es la razón de esta disputa entorno al espacio? Se trata de ganarlo para unade las dos funciones que cualquier sociedaddebe cumplir, que son su propia producción yreproducción.

Ambas funciones se encuentran relacio-nadas: la producción de valor implica la de valoresde uso, o sea, la de objetos que se utilizan en lareproducción de los sujetos, que a su vez se utilizancomo trabajadores en la producción de los objetos.

Esto pone en evidencia que produccióny reproducción no son más que fases de unmismo proceso sin discontinuidades. De maneraque resulta más claro hablar de fase productiva,

durante la que se producen los objetos, y fasereproductiva, donde los objetos se consumenpara producir los sujetos que intervienen en lafase productiva (Cuadro 4).

En la actualidad, y sobre todo en lospaíses capitalistas subdesarrollados dependien-tes, ambos términos, que siguen expresando lasdos funciones más importantes de la sociedad,deben ser resignificados pues abarcan procesossin cuya comprensión no puede entenderse elfuncionamiento y las necesidades que correspon-den a nuestras circunstancias.

Para esto, el enfoque económico esinsuficiente: además de la producción de valor,hay que tomar en cuenta la producción de senti-do. Además de la reproducción del capital, hayque tomar en cuenta la reproducción de las con-diciones de vida.

Una redefinición está ligada a la otra, yaque si hay que considerar el sentido, ello implicaradicalmente las condiciones de vida. Pero estarelación es más compleja que lo expresado hastaaquí, puesto que la producción de sentido estácontenida en la fase reproductiva más que en laproductiva. Y lo contrario sucede con la repro-ducción de las condiciones de vida.

Nuestra argumentación central es que lafunción productiva en la fase reproductiva del pro-ceso, que corresponde a la producción de sentido,pertenece en forma necesaria al ámbito público.

Los otros componentes de la matrizpueden considerarse como sistémicos: hay unarelación obligatoria que articula la producción deobjetos de consumo con la reproducción de suje-tos trabajadores, puesto que éstos no podríanreproducirse sin esa producción, y esta reproduc-ción con la producción de los objetos de consu-mo y la reproducción de objetos de capital, sin laque no podrían producirse los objetos para lareproducción de los trabajadores.

Sociedad Proceso

Función

Productiva

Reproductiva

Fase productiva Fase reproductiva

Objetos [consumo] Sujetos [sentido]

Objetos [capital] Sujetos [trabajadores]

Cuadro 4. FASES Y FUNCIONES DEL PROCESO PRODUCTIVO

Fuente: Elaboración propia.

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Esta circularidad sistémica excluye laproducción de sentido, porque toda la articula-ción mencionada puede realizarse como unasimple lógica de funcionamiento –es decir, comoun significado– que es, de hecho, lo que postulala ideología del capitalismo: la producción desentido no entra en sus consideraciones.

Los intentos de desideologización conque los teóricos del capitalismo avanzado nosbombardean en forma ininterrumpida son laexpresión más clara de esta lógica del significa-do. La argumentación es irrebatible, el único pro-blema que genera es que sin el espacio público–el de la construcción de la historia– la vida notiene sentido.

Lo que asume mayor importancia esque, tal como se presenta el cuadro, la ubicaciónde la producción –de objetos– y la reproducción–de sujetos– pueden ocurrir tanto en el espacioprivado como en el público o en ambos en formasimultánea. Esto crea dudas en torno a la diferen-ciación estricta de estos ámbitos, dudas que yahace un tiempo circulan en los ambientes acadé-micos y políticos, como consecuencia de losdebates que se han abierto en forma reciente, apartir del muro pero también de otros avatares sin-tetizados en la onda neoliberal que como moder-no fantasma de la modernidad recorre el mundo.

Siglo XX cambalacheproblemático y febril...

LA VIDA COTIDIANA

Los espacios donde se desarrolla la vidacotidiana son los que componen lo que ÁgnesHeller llama el "pequeño mundo", que no es otracosa que el mundo familiar que conocemos, alque llegamos inesperadamente y que se conformade circunstancias individualizadas, ya que es dife-rente para cada uno de nosotros, como es fácil decomprobar si se contrastan las vivencias de quie-nes han estado presentes en algún episodio que enlo sucesivo resulta familiar, o en alguna circunstan-cia común para algunos y extraña para otros.

¿Qué significa Boca Juniors para unhabitante de Reykjavik? ¿Qué significa la des-aparición de las Torres Gemelas para quiennunca salió de Tucumán, comparado con unvecino de Manhattan?

Me moriría de una muerte cotidianaSi no te viera cuando subo las persianas

En la vida cotidiana, dice Heller, elparticular se reproduce a sí mismo y a sumundo (el "pequeño mundo") directamente y elconjunto de la sociedad (el "gran mundo") demodo indirecto (24). Esto apunta a que debe dis-tinguirse el concepto de vida cotidiana, si acep-tamos la propuesta de Heller, de "lo que ocurretodos los días", pues la reproducción incluyesucesos que no cumplen con ese criterio, comoson el nacimiento y la muerte, como la mismaautora señala.

El debate sobre estos aspectos no estáterminado; por el contrario, perdura de diversasmaneras que no permiten una conclusión defini-tiva. Lo que está en juego no es sólo una defini-ción de un concepto clave para el análisis de lasociedad desde alguno de los puntos de vistaposibles, sino lo que se ha mencionado previa-mente como el sentido de la vida.

Una de las opiniones interesantes, tam-bién citada por Heller, es la de Henri Lefèbvre,quien afirma que la vida cotidiana es la media-dora entre la naturalidad y la socialidad del hom-bre (24), lo que es criticado por la autora porqueno todas las mediaciones entre la naturaleza y lasociedad son cotidianas y porque la vida cotidia-na no se agota en este papel de mediación.

Comparto con fuerza la idea de la vidacotidiana como espacio de mediación, pero creoque debe especificarse mejor las característicasde la misma. Para hacerlo intentaré una reflexiónbasada –ya lo había anunciado– en algunosejemplos.

La vida cotidiana y no cotidiana de Galileo (25)

La extraordinaria biografía que DavaSobel escribe sobre Galileo incluye reproduc-ciones de numerosas cartas que su hija Virginia(sor María Celeste) le envía desde el conventodonde se encuentra recluida (las cartas deGalileo a su hija no se hallaron). En ellas hayuna permanente oscilación entre los comenta-rios referidos a la vida cotidiana en su significa-do más habitual: el lavado de ropa, la prepara-ción de comidas:

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De las cidras que me mandasteis para hacer con-fitura, señor, sólo he podido devolveros estostrocitos que ahora os envío porque me temo quela fruta no estaba suficientemente madura comopara confitarla... Os devuelvo el mantel en elque envolvisteis el cordero que enviábais; y vos,señor, tenéis una funda de almohada nuestraque dejamos debajo de las camisas en la cestade la ropa limpia...

Y las cuestiones que han perdurado enla historia como uno de los logros más importan-tes de la historia de la ciencia, reconocido por laIglesia católica 350 años después de ocurridoslos hechos:

...Tampoco creo lo más mínimo que estéistachado, como vos decís, del libro viventium, nisiquiera en la mayor parte del mundo o en vues-tro propio país; por el contrario y por lo que sé,me parece más bien que aunque podáis habersido eclipsado o apartado brevemente, en estemomento ya habéis vuelto a ocupar vuestrolugar y sois reconocido, lo cual es algo que measombra porque sé bien lo que se dice normal-mente: “Nemo propheta acceptus in patria sua”.

La vida de todos los días de Galileotenía que ver con cidras y sábanas (su "pequeñomundo" y su "naturalidad"), pero también con laobservación del cielo con un rudimentario (paralos patrones actuales) telescopio (el "gran mundo"que construía y su "socialidad"), y resulta difícilver que tiene que ver una cosa con otra, de modoque en esa vida cotidiana no se percibe reflejadala intermediación postulada por Lefèbvre.

Pero también había un aspecto no coti-diano en la vida de Galileo, que no tenía que vercon su reproducción pero sí con el "gran mundo"que estaba construyendo de una manera tal queiba a modificar la cotidianidad de todos sus con-temporáneos y hasta la nuestra propia:

Tan súbita e inesperadamente como las noticiasde vuestro nuevo tormento llegaron hasta mí,señor, así desgarró mi alma dolorosamente elhecho de conocer la sentencia que finalmente seha dictado y por la que se os censura a vos tanseveramente como a vuestro libro.

La diferencia entre la vida de un perso-naje excepcional como Galileo frente a la gentecomún es que todos nosotros tenemos una vida

cotidiana, aunque pocos construimos desde ellael gran mundo que es privilegio de pocos. Ymenos aún participamos de la vida no cotidianaque ocasionalmente, para bien o para mal, tocala vida de los elegidos.

De todas maneras, la vida de Galileo esejemplar también en otro sentido: el de demostrarcomo el poder de las cúpulas –en este caso de lamuy católica, apostólica y romana Iglesia– intervie-ne con la intención de provocar discontinuidadesen la secuencia identitaria que, en algunos casos,llegan al extremo de la pérdida absoluta y total dela identidad: la muerte. De eso se trata lo que sigue.

La vida en ese infierno (26)

Me resulta difícil recordar un libro tanhumano como el que acabo de citar. El diálogode esas mujeres en una situación por la quenadie desearía pasar, pero que muchos hemosfantaseado, revela una faceta de la vida difícil desoportar, como lo muestra la cita inicial recogidadel testimonio de Gertrud Kolmar, una escritorajudía asesinada en Auschwitz:

De modo que, para contar mi historia, aquí estoy.Ustedes me escuchan hablar, pero...

¿me escuchan sentir?

Tal vez la forma más clara en que seexpresa ese sentimiento de desconexión, deausencia, de soledad, es el agradecimiento deLiliana, dirigido a Cristina, Elisa, Miriam y Munú.Y sin embargo está presente la necesidad de dartestimonio, de contar, para que se conozca, paraque no se olvide, para que no se repita.

Debo decirlo, lloré leyendo alguna deesas páginas, aun cuando sabía lo ocurrido, habíaoído los relatos, las culpas, los sufrimientos, lasdudas, los arrepentimientos y el terror cotidiano.¿Qué dicen esas mujeres que dialogan en mediode la agonía?

El relato, a veces aterrorizado, otras casitrivial, se desenvuelve en un ambiente gris, pormomentos siniestro, donde el significado no está–me parece– contenido en lo que se dice sino enel contexto espacial y social.

No se trata exactamente de una cárcel(no hay rejas), sino de algo peor, ya que la muer-te tiene presencia todo el tiempo que allí transcu-rre. Pero no es precisamente la muerte lo que

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asusta; por el contrario, a veces se manifiesta eldeseo de que se haga presente lo antes posible.

Lo que estos diálogos nos muestran esel intento deliberado que hacen los torturado-res y asesinos de conquistar las mentes de susprisioneras, de hacerles perder la voluntad deresistir y de quitarles su identidad para transfor-marlas en dóciles serviles de sus propiosdeseos.

Lo señala de esta manera LeónRozitchner en el prólogo que escribe:

...Podemos señalar cuatro de estas agresiones,quizá las más crueles que ellas vivieron y que,expandidas, se encuentran ahora como amenazalatente en cada uno de nosotros: -Quitarle todo sentido a la vida-Predominio del poder de darnos muerte-Complicidad de las instituciones disciplinarias(para el caso, la Iglesia Católica)-Identificación con el represor

Es verdad, eso es exactamente lo quedicen esas cinco mujeres, donde el poder dedar muerte y la complicidad de las institucionesdisciplinarias es instrumental para quitarle sen-tido a la vida, casi equivalente a la identifica-ción con el represor, porque significa la pérdi-da de la propia identidad. Pérdida que encuen-tra su lógica conclusión en la pérdida de lavida, punto.

La vida en "ese infierno" es un casoextremo que revela con prolija minuciosidad loque ocurre con la vida en "este infierno" cuan-do no somos capaces de construir un sentidopara nuestra propia vida. Lo que pone a su vezen claro que el espacio de la vida cotidianatiene sentido como el lugar donde se construye–y en ocasiones reconstruye, como consiguenhacerlo esas cinco mujeres una vez fuera de esadolorosa y trágica situación– nuestra identidad.Eso es lo que constituye el sentido de la vida.

VIDA... ¿Y MUERTE?

Las dos secciones anteriores puedenser malinterpretadas, en el sentido de inducir apensar que la muerte es lo opuesto de la vida. Yno es, de ninguna manera, mi intención afirmartal cosa.

–Hay un tema que usted suele tratar y que, amí, me gusta especialmente. Me refiero altema de la muerte. Recuerdo un viejito agoni-zando en su cama. La muerte se acerca. El vie-jito la agarra de un manotazo y se acuesta conella. Luego aparece la muerte por ahí, con gua-daña y todo, empujando un cochecito. Mesentí feliz.

–En cambio, hay gente que se angustia con esetema. Hice una tira con viejitos que, en lugar deestar en "el otoño de la vida" están en "la prima-vera de la muerte". Una señora me llamó y medijo: "Le hablo como madre, no tiene derecho aamargarme la vida". (Entrevista a Quino deMaría Esther Gillio)

En la película Tierra de Sombras, elpersonaje de Anthony Hopkins se enamora delque interpreta Debra Winger. Ella enferma y vaa morir, y ante el sufrimiento de él ella dice: loque hay que entender es que el sufrimiento deentonces (para cuando ella muera) es parte de lafelicidad de ahora. Y después de morir ella,queda él desconsolado con el hijo de ella hastaque consiguen hablar y él le dice al niño: el tratoes que el dolor de ahora es parte de la felicidadde entonces.

Es verdad, ese es el trato. La muerte noes "lo otro" de la vida sino parte de la misma.Tanto así que puede servir como la prueba másimportante de una identidad bien constituida.

La buena muerte no es sino el signo queconfirma una vida plena. Y siguiendo con el cine,en la película Kaos, donde los hermanos Tavianirinden homenaje a Luigi Pirandello presentandovarios de sus trabajos, uno de los episodios mues-tra el significado exacto de lo que llamo "buenamuerte". Una aldea en lo alto de una montañaespera la muerte de su viejo fundador y patriarcaquien está sentado al lado de la tumba abiertaque lo va a recibir, rodeado por toda su gente,muchos de ellos de su propia familia, con susniños y su dolor, pero también su esperanza.

Esa tumba inaugura el cementerio queconsolida definitivamente el establecimientode la aldea en ese lugar, que ha sido invadidopor quienes lo ocupan, lo que suscita una inter-vención de las autoridades para desalojarlos,pero que se retiran cuando presencian el espec-táculo de esa población que forja de esa mane-ra una identidad duramente conseguida. Buenamuerte, sin duda.

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IDENTIDAD E IDEOLOGÍA

Pienso que soy lo que pienso. Si esto esverdad, mi identidad tiene todo que ver con laideología que construyo para mí o que compartocon otros. Ideología –palabra prismática, porquese refleja en muchas direcciones–, dijo LudovicoSilva (27,28) que tiene múltiples raíces, algunasde ellas indeterminadas aunque conectadas entresí, como los mitos (antiguos o modernos), la reli-gión (las religiones) o la historia, y otras que deri-van casi linealmente de las prácticas profesiona-les o sociales que realizamos.

Cuanto más plena la vida, que es comodecir cuanto más firme la identidad que construi-mos, las raíces de la ideología se desplazandesde los mitos a la religión y a la historia, aun-que posiblemente siempre conservemos residuosprevios de cada uno de esos componentes, aun-que no en la misma forma o a través de la mismaexpresión (de los mitos, por ejemplo).

Ideología no es equivalente a identidad,pero es una parte muy importante de ella. Ycorresponde ahora corregir lo que dije al iniciareste acápite. Soy, también, lo que hago (un obje-to –en este caso yo en cuanto objeto– dice Piaget,significa lo que se puede hacer con él). Lo que sepuede hacer con lo que soy son las prácticas querealizo. Ese es, entonces, mi significado.

La ideología que construyo forma tam-bién parte del sentido que he caracterizado comouna construcción histórica en el espacio público.

La identidad se encuentra conformada,entonces, tanto por la ideología como por lasprácticas y por las interrelaciones que las ligan de

manera necesaria, perceptible en la definiciónestablecida por Ernesto Laclau como "prácticaconstructora de sujetos" (29).

Los párrafos anteriores abren la temáti-ca –o tal vez debiera decir: continúan con latemática– de lo subjetivo y lo objetivo. El comen-tario que interrumpe esta frase se debe a que nohemos hecho otra cosa que hablar de eso, sirepasamos con más rigor el contenido de los tér-minos utilizados, ya que la sociedad es una reali-dad objetiva y subjetiva simultáneamente, comolo señalan y lo detallan Berger y Luckmann en laobra citada.

Para completar lo ya dicho (22), en elcapítulo III del libro citado: "La sociedad comorealidad subjetiva", el tema central es la interna-lización de la realidad, básicamente mediante lasocialización, y la identidad. Por otra parte, en elcapítulo II "La sociedad como realidad objetiva",los temas son la institucionalización y la legitima-ción. La interacción entre esos cuatro temas no esotra cosa que la vida. Hay un paralelismo entreambos pares: la identidad es a la socialización loque la legitimación a la institucionalización. Yestas dos últimas son comparables a la externali-zación de la subjetividad.

En el Cuadro 5, reemplazo lo que losautores definen como "identidad" con el término"sujeto", ya que, para mí, un "sujeto" no es otracosa que un individuo con identidad. La identi-dad, a su vez, es lo que se construye en todos losespacios que aparecen en las intersecciones queconforman el cuadro y que, a manera de ejemplo,son las instituciones más representativas –perosin duda no las únicas– donde se desarrollan las

Institucionalización Legitimación

Socialización

Sujeto

Escuela Familia Comportamiento

Trabajo Sociedad Sentido

Profesión Significado Vida

Externalización de la subjetividadExpresiones

Internalizaciónde la realidad

Expresiones

El espacio de la vida dondese construye la identidad

Cuadro 5. ESPACIOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD

Fuente: Elaboración propia.

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NOTAS FINALES

a. Sus consecuencias son cada vez más eviden-tes, poniendo en serio riesgo el futuro de lahumanidad.

b. Algunos títulos del índice: "La felicidad es siem-pre para mañana", "Felicidad inmóvil y tiempo sinfallas", "El tiempo como moneda intercambiable ohacia un tiempo estallado", "Tiempo libre, tiempoalienado", "Un paisaje irregular del tiempo","Pensar el tiempo", "Tiempo de ruptura, tiempo delo nuevo, nuestra encrucijada". No resisto la tenta-ción de citar, (página 124): ...En la actualidad todoocurre como si nos encontráramos en el piso vigé-simo de un edificio en llamas, cuyas salidas estarí-an irremediablemente clausuradas. En varias opor-tunidades, en el curso de los últimos sesenta años,grupos de personas saltaron por las ventanas cre-yendo encontrar en ello una salida válida. Y seestrellaron... Después del 11 de setiembre de2001 ¡habría que agregar el "tiempo milagro"!

c. "He aquí quizá por qué la patología ha tomadotan poco en cuenta hasta el presente ese carácterpropio de la enfermedad que consiste en ser ver-daderamente para el enfermo otro modo de andarde la vida" (página 62, énfasis en el original).

d. ¡Vade retro!, vuelve a aparecer aquí, inespera-damente, la idea de una imagen objetivo, tanduramente rechazada en todos mis otros trabajos.

e. La frase recuerda –en el nivel colectivo– a lacomunidad ideal de diálogo de Habermas, lo quees prueba de su imposibilidad, ¡por lo menos enel CSD!; Teoría de la acción comunicativa,Taurus, Madrid, 1987; original alemán de 1971.

f. Como consecuencia de la inscripción casi uni-versal de la teoría de organización en el ámbitoepistemológico funcionalista, donde las interme-diaciones funcionan como "caja negra" (esta es larazón por la que la teoría de sistemas es tan carapara ese ámbito).

actividades representadas por el cruce correspon-diente. Así, la escuela es la socialización institu-cionalizada, cuyo resultado visible es un compor-tamiento y una profesión.

Sirva como ejemplo de esta difícilnoción de identidad la manera en que se intentóidentificar a quienes formaban parte de un grupoindígena, a través de componentes "objetivos":hablar un mismo lenguaje (como lengua mater-na, o hablada en el hogar, o tener capacidad parahablar una lengua indígena), tener antecedentesfamiliares dentro del grupo, compartir una cultu-ra, ocupar un territorio. Cada uno de esos crite-rios generaba una solución diferente para la pre-gunta acerca de quiénes pertenecían al grupo encuestión. La solución "subjetiva", en cambio,consistió en otorgar identidad al grupo que se lla-maba a sí mismo "nosotros" (30).

En este diálogo, entre el adentro y el afue-ra, está lo más humano de cada uno de nosotros,

únicos animales capaces de construir el mundoque nos contiene y nos construye.

El otro nombre del diálogo es una pala-bra conocida: amor.

Cerrar podrá mis ojos la postrerasombra que me llevare el blanco día

y podrá desatar esta alma míahora, a su afán ansioso, lisonjera.

Más no de esotra parte en la riberadejará la memoria en donde ardía;nadar sabe mi llama la agua fríay perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,venas, que humor a tanto fuego han dado,médulas, que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejarán, no su cuidado;serán cenizas más tendrán sentido:polvo serán, más polvo enamorado.

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g. Hugo Spinelli ha insistido en la categoría de"potencia" que yo entiendo como forma depoder pre-existente –"en sí" o "intra"– o nodesarrollada, pero que en ciertas circunstanciasadquiere la capacidad a la que se refiere lanoción de poder. Spinelli no está de acuerdo conesta interpretación, por entender que también elsujeto constituido dispone de potencia, o quetambién hay potencia en el poder. Esta concep-ción (la de Spinelli) es más dialéctica que la mía,al proponer implícitamente que la categoría másdesarrollada –poder– conserva, anula y superalos dos polos de la contradicción "potencia-nopotencia".

h. Véase el §91 de la Lógica Breve de Hegel, (ori-ginal alemán de 1817; la versión actual es unatraducción del francés realizada por Juan Samaja)en la tercera parte del texto Semiótica yDialéctica, op.cit. (Tercera parte "El concepto",Primera sección, página 261 y siguiente).

i. Los términos "para" y "porqué" tal como se losutiliza aquí, originarios de la fenomenología,sugiere una similitud –con los debidos recaudos–con la formulación hegeliana "en sí y para sí". Paraprofundizar en su examen consultar la Lógica de laPropedéutica o Lógica Breve de Hegel en el textode Samaja citado y el capítulo "Conciencia deClase", en el volumen 1 de Historia y Concienciade Clase, Georg Lukács, op.cit.

j. Y sin embargo... La noción física de "clausura"como "cierre" implica la ausencia de comunica-ción de lo clausurado con el exterior. La similitudcon la pauta de desconexión descrita sugiere quecuanto mayor sea ésta, más se aproxima la socie-dad a una situación entrópica.

k. La "doctrina" peronista está contenida en loslibros escritos por el líder de ese movimiento. Enlo que respecta al papel de Juan Domingo Peróncomo organizador de masas, sus consideracionesforman parte del libro “La comunidad organiza-da” escrito en la década del 40.

l. La descripción realizada de este nivel muestracómo las discontinuidades establecidas –entreniveles y entre estados de organización– no secorresponden con la realidad, que funciona

sobre la base de transformaciones continuas ocon múltiples intermediaciones.

m. "Se denominará analizador a lo que permiterevelar la estructura de la institución, provocar-la, obligarla a hablar." Página 282 (énfasis en eloriginal.)

n. No sólo lo caracteriza, sino que se constituyecomo una de las categorías analíticas de lo políti-co. Véase la entrevista a Guillermo O'Donnellpor Nora Veiras Hay síntomas de muerte denuestra democracia, publicada en Página 12 el 6de junio de 2001: ...Cuando se estrecha así laagenda y todos los contenidos que podrían ser detransformación social quedan excluidos porsupuesto que los conservadores ya ganaron. Enpolítica uno sabe que el gran elemento del poderes controlar la agenda: si yo logro sacar los temasque al otro le interesan y dejo solamente los míosy después digo: "Vení y discutí", ya gané.

o. No hay duda de que para los argentinos, en lasegunda mitad del año 2001, la ausencia de sen-tido al nivel de la política y el Estado no requierede mayor demostración. La indiferencia frente alas elecciones del 14 de octubre es claramentevisible en la propaganda de casi todos los parti-dos políticos, básicamente destinada a tratar dedisminuir la masiva elección por el voto en blan-co o alguna de sus variantes.

p. Muy frecuente en Argentina durante las últi-mas tres décadas, como lo muestran los numero-sos juicios que se tramitan en la actualidad porese motivo.

q. "La política comienza cuando uno se proponeno representar a las víctimas, proyecto en el cualla vieja doctrina marxista quedaba prisionera delesquema expresivo, sino ser fiel a los aconteci-mientos donde las víctimas se pronuncian. Estafidelidad sólo es sostenida por una decisión. Yesta decisión, que no promete nada a nadie, noestá a su turno ligada sino por una hipótesis. Setrata de la hipótesis de una política de la no-dominación, de la cual Marx ha sido el fundadory que se trata hoy de re-fundar... El compromisopolítico no es inferible de ninguna prueba, nitampoco es el efecto de un imperativo. No se

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, La Plata, 1(1): 33-58, Enero - Abril,2005

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deduce ni se prescribe. El compromiso es axio-mático". Alain Badiou, "La ética", AcontecimientoN° 8, Buenos Aires, 1994.

r. Muchos escritores han tratado el tema, pero talvez pocos como el novelista suizo Max Frisch, dequien recuerdo dos títulos en los que desarrollaampliamente sus ideas al respecto: No soy Stillery Pongamos que me llamo Gantenbein.

s. Creo que una buena manera de identificar un"no-lugar" es considerarlo como el espaciodonde todo lo que sea "social" (definido escueta-

mente por la relación entre personas) o "natural"(definido no menos escuetamente por la relacióncon la naturaleza) ha desaparecido para ser reem-plazado por lo construido o artificial, donde larelación no es entre personas sino entre, porejemplo, "consumidores" y "proveedores".Compárese lo que ocurre en una plaza (juegos),una "Reserva Ecológica" (contacto con la natura-leza) o un bar (contactos sociales), frente a lo quesucede en un aeropuerto (espera) o un centro decompras (donde hasta los niños pasan a ser"pequeños consumidores", según los definió unexperto en "marketing").

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Recibido el 10 de febrero de 2005

Versión final presentada el 18 de febrero de 2005

Aprobado el 25 de febrero de 2005