tuneles de espanya

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Túneles de España

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  • De la ingenieraromana y medievala los modernostneles del siglo XXI

    Tneles de Espaa

    FomentoFomentoRevista del Ministerio de

    Julio-agosto 2009 N 586 6

  • Catlogo general de publicaciones oficiales: http://publicacionesoficiales.boe.es

    Tienda virtual de publicaciones del Ministerio de Fomento: www.fomento.es

    Edita: Centro de Publicaciones Secretara General Tcnica Ministerio de Fomento

    NIPO: En Tramitacin

    Esta publicacin no se hace necesariamente solidaria con las opiniones expresadas en las colaboraciones firmadas

  • Julio-agosto 2009 1

    Galeras para la eternidad. Agua,minera y defensa, orgenes de lostneles espaoles de la antigedad.

    Por los cuatro puntos cardinales.La extensin de la red ferroviaria enlos siglos XIX y XX generaliz laconstruccin de tneles por toda lageografa nacional.

    Subterrneos urbanos. Laconstruccin de la red de metro enMadrid y otras ciudades espaolas.

    Veteranos, pero en forma. Laconstruccin de tneles carreterosen el siglo XX.

    La seguridad, de boca a boca.Los grandes tneles carreteros delsiglo XXI.

    En el corazn de la capital. Tnelde Cercanas entre Atocha yChamartn.

    Atravesando la Btica. Laconstruccin de los tneles delCorredor Sur de alta velocidad.

    Tneles hacia Levante. La LAV aValencia discurrir durante ms de54 kilmetros bajo tierra.

    Buscando la frontera. Laconstruccin de subterrneos en lalnea Madrid-Barcelona-Francia.

    Colosos del noroeste. Tneles deGuadarrama, Pajares, San Pedro y AMadroa, los cuatro grandes deEspaa.

    Bibliografa

    Director de la Revista: Antonio RecueroEdicin: Javier R. Ventosa. Maquetacin: J. A. Laiz. Secretaria de redaccin: Mercedes Cantero. Fotografa: Jos Caballero. Portada: F.F.E. Archivo fotogrfico: Juan Santiso.

    Elaboracin pgina web: www.fomento.es/publicaciones. Concepcin Tejedor. Colaboran en este nmero: Mara del Carmen Heredia Campos, Pepa Martn, Mara del Mar Merino, Begoa Olabarrieta,Jos Ignacio Rodrguez, Raquel Santos y Beatriz Terribas. Suscripciones: Aurora San Juan. Tel.: 91 859 07 07 Correo-e: [email protected]

    C./ Eduardo Costa, 21 - local 2 bis Minicentro El Bulevar 28250 Torrelodones (Madrid). Informacin de publicaciones del Ministerio de Fomento: (91) 597 64 49/78. Direccin: Nuevos Ministerios.Paseo de la Castellana, 67. 28071 Madrid. Telf. (91) 5 97 80 84. Fax. (91) 5 97 84 70. Redaccin: Telf. 5 97 72 64 / 65. E-mail: [email protected]

    Comit de redaccin. Presidencia: Jess Miranda Hita (Subsecretario del Departamento). Vicepresidencia: Fabiola Gallego Caballero (Secretaria General Tcnica).Vocales: Flix Albertos Carrin (Director de Comunicacin), Juan ngel Mairal Lacoma (Director del Gabinete de la Secretara de Estado de Planificacin e Infraestructuras), Carlos Ibarz del Olmo

    (Director del Gabinete de la Secretara de Estado de Transportes), Andrs Hernndez Gonzlez (Vocal asesor de la Secretara General de Relaciones Institucionales y Coordinacin),Toms Moreno Bueno (Jefe del Gabinete Tcnico del Subsecretario), Ramn M. Lorenzo Martnez (Subdirector del Centro de Publicaciones), Antonio Recuero Almazn (Director de la Revista).

    Impresin, publicidad y distribucin: Tilde Comunicacin Corporativa S.L. C./ Eduardo Costa, 21 - local 2 bis 28250 Torrelodones (Madrid) Tel.: 91 859 07 07 Fax: 91 859 04 89 Correo-e: [email protected]. Director de Produccin: Luis Puig. Publicidad: Cristina Fernndez Tel.: 648 104 395. Dep. Legal: M-666-1958. ISSN: 1577-4589. NIPO: 161-09-002-1

    Esta revista se imprime en papel conun 60% de fibra reciclada postconsu-mo y un 40% de fibras vrgenes FSC.

    Edita:Centro de Publicaciones.

    Secretara General TcnicaMinisterio de Fomento

    Esta publicacin no se hacenecesariamente solidaria con las opinionesexpresadas en las colaboraciones firmadas

    Sumario Julio-agosto 2009

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    167FE DE ERRORES. El reportaje Prevencin a bordo, aparecido en elnmero 585 de la revista, fue errneamente atribuido a Jos IgnacioRodrguez, cuando su verdadera autora es Begoa Olabarrieta.

  • APasajes en laoscuridaddiferencia de otras obras de ingeniera, no

    se han prestado casi nunca los tneles a laadmiracin fcil. Y en ello ha debido influir,sin duda, la alta carga simblica y religiosaque el mundo subterrneo ha soportado entodas las civilizaciones. Desde tiemposprehistricos, la gruta fue morada y sor-prendente testigo de los vacilantes progre-sos de la especie homo en su evolucin ha-cia la categora sapiens, refugio segurofrente a las hostilidades del medio y lugarpropicio a las primitivas elucubraciones pa-ra dominarlo, recinto donde tcnicas, sabe-res y creencias, el bagaje espiritual de la es-pecie obr su trascendencia. Y en esa nochede los tiempos hay que situar tambin el ta-b que lo subterrneo ha tenido para el hom-bre como espacio de ultratumba, lugar dedescanso de los muertos y sus espritus an-tes del regreso a otras vidas.

    El mundo subterrneo, en definitiva, hainspirado desde siempre en el hombre tantotemor como necesidad de adentrarse en l.Y bien para saciar la sed, o en procura demetales que multiplicaban el poder de susherramientas y armas de piedra, se hizoconstructor de tneles. En la antigua Meso-potomia, hace ms de 3.000 aos, traz unasorprendente red de ros artificiales subte-rrneos, los qanats, cuyo colapso dio tam-bin al traste con una de las civilizacionesms prsperas de la historia. Y en el Egiptode los faraones, ms all de otras conjetu-ras, cabe entender las pirmides como colo-sales recipientes donde acoger inextricablesredes de tneles cuyo misterio y prodigiosconstructivos an hoy nos anonadan.

    Nuestro pas ha tenido tambin desde lacolonizacin romana una no menos porten-tosa tradicin en la construccin de tneles.Durante ese periodo se trazaron aqu algu-

    nas de las obras subterrneas ms admira-bles, como las galeras excavadas en roca alo largo de ms de 5 kilmetros en Cella (Te-ruel) o Penya Cortada (Valencia), para eltransporte de agua, sin olvidar tampocootros asombrosos tneles mineros (Las M-dulas, Cartagena, Riotinto, Almadn, etc).Tambin la cultura rabe nos leg su tradi-cin de qanats en los viajes de agua que, enMadrid y hasta 1830, alcanzaron una red de130 kilmetros que permiti el abasteci-miento a cerca de 200.000 personas en unascondiciones de salubridad envidiables enotras capitales europeas. Y, en pleno Rena-cimiento, en la localidad aragonesa de Da-roca, la ingeniera de la poca concibi unode sus hitos ms singulares: la monumentalmina, cuyos vestigios an se conservan, pa-ra el desvo del Jiloca y defender a la po-blacin de sus temibles avenidas.

    Hoy, singularmente en esta ltima d-cada, los progresos en la tcnica construc-tiva han permitido que Espaa no slo semantenga en la vanguardia de esa tradicintunelera sino superar tambin una de susgrandes rmoras: la difcil orografa comocondicionante de una red de comunicaciny transporte eficaz. La red de alta velocidadsuma ya ms de 500 kilmetros de tnelesfinalizados o en fase de ejecucin avanza-da. Y cuando esa red est operativa a su con-clusin en apenas poco ms de una dcada,el viejo sueo de unir los puntos ms dis-tantes del pas en el tiempo ms corto posi-ble se habr hecho plenamente realidad. Yseguramente, entonces, lucir con fuerza laluz que marque el final del largo tnel de losatrasos seculares en nuestras redes de co-municaciones.

    ANTONIO RECUERO ALMAZN

    Presentacin

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  • 4 Julio-agosto 2009

    Agua, minera y defensa, orgenes de los tnelesespaoles de la antigedad

    Romanos y musulmanes son los maestros de las grandes construcciones subterrneas

    de la antigedad en Espaa, los primeros tneles que se horadaron en la roca para que el

    agua discurriera por ellos, con fines de abastecimiento o para minera. A estos usos se

    sumaron en la Edad Media los tneles con finalidades puramente defensivas. La

    longevidad de algunos de estos subterrneos excede en ocasiones los 2.000 aos.

    Galeras para laeternidadGaleras para laeternidad

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    unque las primeras obras subterrneas de que se tie-ne conocimiento son las antiguas tumbas reales ex-cavadas en la roca del Antiguo Egipto, lo cierto esque el surgimiento de los tneles, hace unos 3.000aos, obedeci a la necesidad de transportar de for-ma segura un bien absolutamente necesario como elagua en las civilizaciones del Creciente Frtil. Sonlos qanats, canales de irrigacin subterrneos yabiertos en la roca, que tomaban el agua de acufe-ros distantes y que, a travs de planicies, atravesa-ban las colinas, a veces con un recorrido de ms de40 kilmetros.

    MARA DEL MAR MERINO

    Izquierda, galera romanapara la conduccin de agua

    en Tiermes (Soria). Fotoprincipal, las montaas de

    Las Mdulas (Len) fueronhoradadas con galeras por

    los romanos para la explota-cin de un importante yaci-

    miento aurfero.

    La tcnica del qanat fue adoptada e introducidaen Espaa por los romanos, maestros en la cons-truccin de obras hidrulicas, de las que han dejadonumerosos ejemplos en nuestro pas, pero tambindominaron la ejecucin de tneles para extraer ma-teriales valiosos de las explotaciones mineras. Ladominacin musulmana nos ha legado asimismoimportantes realizaciones subterrneas relaciona-das con el agua, mientras que en la posterior EdadMedia surgi el empleo del tnel como medio de-fensivo para hacer frente al asedio de ciudades y for-talezas. A continuacin proponemos un viaje por lostneles de la antigedad en Espaa, asociados a di-ferentes usos segn las pocas.

  • Tneles hidrulicos romanos

    La mayor parte de los restos de construccionessubterrneas romanas que se conservan en Espaacorresponden a sistemas de abastecimiento deaguas a ncleos urbanos, aunque la ingeniera mi-nera tambin ha dejado importantes muestras de t-neles, como los que se conservan en Las Mdulas(Len), La Mancha (Almadn), Andaluca (Riotin-to) o Levante (Mazarrn-Murcia).

    Los romanos optaban generalmente por buscarel agua en las cabeceras fluviales, seleccionandoaguas de buena calidad, aunque para ello estuviesenms lejanas al punto de destino y fueran necesariasobras de infraestructura ms complejas. En Hispa-nia sucedi as muy a menudo, lo que supuso laconstruccin de numerosos acueductos y largasconducciones, como los 60 kilmetros necesariospara el abastecimiento de Cdiz o los ms de 40 ki-lmetros para que el agua llegara a Toledo.

    Dada la complicada orografa espaola, los in-genieros romanos recurrieron a la explotacin de losacuferos a travs de pozos y galeras subterrneasde captacin, donde brill su tcnica. Como en M-rida, donde el sistema de galeras o minas romanasha suministrado agua a la ciudad a lo largo de 2.000aos y hasta fechas muy recientes. Este tipo de cap-tacin y transporte de aguas subterrneas es el quea partir de la Edad Media usaron los musulmanes enEspaa, con sus qanats o viajes de agua.

    La tipologa de estas obras subterrneas seguaun patrn tcnico con pocas variaciones. En primerlugar, se cavaban varios agujeros hasta la profundi-dad deseada y se iniciaba la excavacin de la gale-ra. Estos agujeros se mantenan una vez finalizadala obra para asegurar la aireacin, el mantenimien-to o la reparacin de la galera.

    Las galeras solan ser abovedadas, o cubiertascon losas, sin revestir o revestidas con mamposte-ra, y con un canal en el suelo por el que se trans-portaba el agua filtrada en la zona de captacin. El

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    Arriba, grficode la bajada delagua al aljibe enMrida. Debajo,sistema de al-cantarillado dela misma ciu-dad. Izquierda,grabado de unagalera romanapara toma deagua.

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    revestimiento se poda impermeabilizar usandomortero de cal en el rejuntado de las piezas de mam-postera o de ladrillo. Las dimensiones variaban, pe-ro generalmente eran las suficientes para permitir eltrabajo de una persona en los avances a pico y palay en el trabajo de los revestimientos.

    En Espaa existen numerosos ejemplos de estasconducciones asociadas a sistemas de abasteci-miento urbano, y unidas a otras obras de infraes-tructura: canales, acueductos, cisternas, fuentesEs el caso de Uxama (Osma, Soria), donde las ex-cavaciones arqueolgicas han hecho aflorar el re-corrido de un acueducto con muchos de sus tramosconstruidos en galera subterrnea, excavada en ro-ca viva. Algunos tramos son visitables, como la Bo-ca de la Zorra, una galera de 133 metros de longi-tud, con 3,20 metros de altura y anchura mxima de1,83 metros. En ella se observan detalles de cons-truccin como dos profundos spiramina, o pozos deventilacin, y las repisas colocadas en la pared, re-alizadas para colgar lmparas, que facilitaban el tra-bajo y el trnsito.

    El tnel de Cella

    Un ejemplo espectacular de la ingeniera roma-na es el tnel-acueducto de Cella, que llevaba elagua de Albarracn a Cella (Teruel). Es una de lasobras hidrulicas ms importantes del Imperio ro-mano en el Mediterrneo. Adems, su tnel exca-vado en la montaa, de 5 kilmetros de longitud, es

    Izquierda, galerade la mina de lapisspecularis en Se-gbriga (Cuenca).Derecha, galeraexcavada en la ro-ca del complejo hi-drulico de PeaCortada (Valen-cia).

    el ms largo hallado hasta ahora para conduccin deaguas. Se sabe que esta obra mide en total 25 kil-metros, de los cuales slo se conoce la mitad, mien-tras que el resto ira por el interior de las laderas ybajo campos de cultivo. El acueducto de Albarra-cn-Gea-Cella, construido en el siglo I d. C., es elprimer trasvase de aguas realizado en la pennsulaIbrica desde una cuenca hidrogrfica levantina, co-mo la del Guadalaviar, a otra diferente, como es ladel ro Ebro.

    El acueducto alterna en su recorrido la cons-truccin en mampostera con la excavacin de ga-leras subterrneas o superficiales. El estado de con-servacin es excepcional en algunos tramos: el msespectacular se observa en el paraje del Azud deGea. All, en la base de las paredes rocosas, apare-cen unas ventanas excavadas en la roca que formanparte de la galera rupestre ms larga de la zona. Es-tas ventanas laterales (spiramina o lumina) sirvie-ron tanto para excavar el interior como para extraerla roca. Las galeras tienen caractersticas comunes:excavadas en roca caliza, seguramente con instru-mentos de punta triangular (dolabra), con dimen-siones entre 1,70 y 2,20 metros de altura y una an-chura mxima de 1,25 metros.

    A partir de la caada de Monterde, el canal (spe-cus) es subterrneo para salvar las lomas que sepa-ran Gea de Cella, a una profundidad media de 25metros, pero puede llegar a los 50-60 metros en zo-nas centrales. En su recorrido son visibles las ho-yas, pozos de excavacin que permitan construir

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  • varios tramos de forma simultnea. El acueductotermina en la plaza Mayor de Cella, donde en 1998se localiz una enorme cisterna (castellum), cons-truida con mortero hidrulico y revestida interior-mente de opus signinum, con una probable funcinde almacenamiento de agua y no de distribucin.

    Esta obra de ingeniera da una idea del nivel tc-nico que alcanzaron los romanos. El acueducto esun trabajo de gran precisin topogrfica, lo que ancobra ms valor si se considera que las obras se eje-cutaron en todo el acueducto al mismo tiempo conel objetivo de rentabilizar al mximo el trabajo, puesno podan trabajar dos personas en el mismo puntoa causa de la estrechez de las obras. Y todo ello em-pleando instrumentos tcnicos tan sencillos como lalibella, dos piezas de madera en forma de A, o elchorobates, un nivel de agua de 6 metros de largoque ofreca nivelaciones muy precisas.

    Actualmente, esta faranica obra de ingenieraes en parte visitable, pues el Gobierno de Aragn yla Diputacin de Teruel han invertido en obras deacondicionamiento en un proyecto de recuperacinpatrimonial que ha incluido la consolidacin, exca-vacin y conservacin de los restos. Gracias a lostrabajos se han recuperado para visitas 1.200 metros

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    discontinuos de acueducto, de los cuales ms de 300son de nueva apertura gracias a la excavacin ar-queolgica. Entre ellos pueden recorrerse variostramos de las galeras subterrneas, situados en elparaje de El Azud y en el castillo de Santa Croche,la llamada Galera de los Espejos. En breve est pre-vista la apertura de un centro de interpretacin delacueducto en Gea de Albarracn que permitir la di-vulgacin y revalorizacin de este patrimonio.

    Un segundo ejemplo de notable infraestructurahidrulica romana en Espaa, contemporneo deltnel de Cella, lo constituye el complejo de PeaCortada, formado por acueductos, acequias y tne-les para abastecer con aguas del ro Tujar los cam-pos de Villar, Casinos y Lliria, en Valencia. Aun-que su ms reconocida obra es el puente-acueductoque salva la rambla de Alcotas, el complejo incluyeuna sucesin de tneles, excavados a cielo abiertoo en el interior de la montaa, con longitudes de 200a 300 metros, alturas de 1,50 a 190 metros y an-churas de 1 a 1,20 metros.

    Tneles mineros hispanorromanos

    Los romanos explotaron las riquezas mineralesespaolas de una forma sistemtica y organizada,alcanzando el momento del mximo esplendor en laminera antigua. Avanzaron espectacularmente enla tecnologa empleada y en los criterios de explo-tacin que aplicaron, originando la ingeniera de mi-nas como disciplina cientfica.

    Los principales yacimientos hispanorromanosse concentraban en Andaluca minas de Riotinto(Huelva), Linares (Jan), Sierra Morena, Murciancleo Cartagena-Mazarrn, la zona cantbricacon produccin de hierro, Almadn (Ciudad Real)o el noroeste peninsular, con la explotacin aurfe-ra de Las Mdulas (Len), donde los sistemas de ex-traccin empleados, basados en la fuerza del agua,no fueron superados hasta muchos siglos despus.

    Muchas fueron las aportaciones de los romanosa la minera, entre ellas la aplicacin a esta activi-dad de los avances tecnolgicos conseguidos enotros campos, como la topografa y la hidrulica.

    Resto del canalde desage ro-mano en Cdiz.Debajo, galerade conduccinde agua de Pe-a Cortada(Valencia).

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    Otra fue la explotacin racional de los yacimientos,apoyada en un conocimiento efectivo de las condi-ciones geolgicas del terreno, adquirido in situ ycon conocimientos experimentales previos. La con-juncin de estos nuevos referentes permiti acome-ter trabajos de gran envergadura desconocidos has-ta la poca.

    La tcnica utilizada por los romanos consista enpozos y galeras, rectangulares, de pequea secciny profundidades hasta los 200 metros, como en lasierra de Cartagena o en Riotinto (Huelva). Los po-

    Arriba, interior dela galera de con-duccin del acue-ducto de Cornalvoy escaleras delacueducto de Rabode Buey (Badajoz).Debajo, cisternahelenstica de laciudad romana deAmpurias (Giro-na).

    zos comunicaban no slo las labores subterrneascon el exterior, tambin se abran pozos verticalespara comunicar entre s los distintos niveles de lamina. Su perforacin era muy cuidada, con paredesrecortadas a pico, usando cerchas de madera o re-vestimiento de piedras en las zonas de terrenos msblandos. En ocasiones los pozos eran escalonados,con lo que se alcanzaban mayores profundidades.

    El alumbrado de las minas se realizaba median-te lmparas de aceite colocadas en pequeas cavi-dades (lucernarios) excavadas en los hastiales parasu colocacin a la altura deseada. Otra novedad fueel empleo generalizado de tiles de hierro (picos, pa-las, cuas metlicas o martillos) frente a las herra-mientas de piedra y hueso de pocas anteriores. Pa-ra el avance en el interior de las galeras usaban confrecuencia el sistema de torrefaccin, utilizando fue-go para ablandar el terreno. Tambin se introducancuas de madera, que se humedecan con agua y alhincharse provocaban el derrumbe. La fortificaciny sostenimiento de las galeras se haca con maderay obras de mampostera con arcos o bvedas de pie-dra, estas ltimas de mayor duracin.

    Junto a estas innovaciones, las galeras de desa-ge fueron el gran avance tecnolgico romano en laminera. Solucionaron con xito el problema de lapresencia de agua en el terreno, ya sea de origen su-perficial o de la propia circulacin natural de lasaguas subterrneas. A mayor profundidad de las ga-

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    Interior restaurado del complejo de origen romano de Las Cuevas de Hrcules, en el centro urbano de la ciudad de Toledo.

    Las Cuevas de Hrcules en ToledoEs uno de los lugares subterrneos ms

    misteriosos de Toledo. Estas cuevas,situadas en el n 3 del callejn de San Gins,

    en pleno centro urbano, han sido consideradas comoun paradigma de la magia toledana, pues, segn laleyenda, en ellas se basa la fundacin de Toledo, y allse sita el palacio encantado en el que los reyesvisigodos guardaban sus tesoros. En realidad, estemtico espacio formaba parte de las cisternas delabastecimiento romano de Toledo, constituyendo unagran cisterna de agua hacia el siglo I d. C. Conposterioridad, encima de este depsito se levant untemplo cristiano en poca visigoda, y ms tarde losrabes lo convirtieron en mezquita, para despusconvertirse en otro templo en honor a San Gins,demolido en el XIX.

    En torno a este espacio subterrneo se tejieronleyendas sobre tesoros, prcticas diablicas o hechosinexplicables. Una de ellas alude a Hrcules, quien, alllegar a Toledo, construy un palacio para guardar untesoro bajo un gran candado. Al pasar los aos, losreyes visigodos cumplan la tradicin de colocar otrocandado en la puerta del palacio como respeto aHrcules, que advirti que nadie penetrara en l parano causar un gran mal. Cuando la puerta tena ya 24candados, comenz a reinar Don Rodrigo, ltimo reyvisigodo, que, en vez de cumplir la tradicin, accedi al

    palacio para satisfacer su curiosidad. La maldicin quecay sobre Espaa fue la ocupacin rabe.

    Tanto misterio envolva a las cuevas que, en 1546,el cardenal Silceo orden reconocer este espacio. Losexploradores que se internaron en las galerasaparecieron demacrados y contando cosas tan terriblesque la cueva se tapi. En 1839, tras otroreconocimiento, se describe el lugar como un espacioformado por bvedas de piedras paralelas ysemicirculares, de fabricacin romana, unidas porarcos prcticamente cerrados. En los extremos de laestancia, boquetes o puertas tapiadas que comunicancon alguna bveda inmediata.

    Fue en 2003 cuando el Consorcio de la Ciudad deToledo inici los trabajos arqueolgicos en el recinto, loque ha permitido datar este depsito de agua, concapacidad superior a los 273 m3, en la segunda mitaddel siglo I. Su construccin se realiz con piedras conmortero de cal, yeso, arena y sillares de granito, que anpueden apreciarse. El estudio arqueolgico tambin haarrojado luz sobre la planta de la iglesia de San Gins, laubicacin de los accesos y los espacios que se utilizaronpara realizar enterramientos. Estos trabajos derestauracin garantizan la conservacin de uno de losespacios ms sugerentes de la ciudad, que, desde enerode 2008 puede visitarse los viernes y los domingos enrutas organizadas por el Consorcio toledano.

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    Arriba, cister-nas de Montur-que (Crdoba)y bomba deCtesibius. De-bajo, galera deuna mina delapis specula-ris.

    leras, ms probabilidades de encontrarse con esteproblema. Los romanos encontraron la solucin enla realizacin de galeras de drenaje con trazados devarios kilmetros de longitud, como en Coto Fortu-na (Mazarrn, Murcia), donde se haca circular elagua por una galera de 2 kilmetros de largo y 1,30metros x 2 metros de seccin, a 70 metros de pro-fundidad. Tambin introdujeron sistemas mecni-cos de desage, como la noria o rueda de cangilo-nes, el tornillo de Arqumedes, o ms complejos,como la bomba de Ctesibius.

    A cielo abierto

    El gran paso tecnolgico de la ingeniera roma-na en las explotaciones a cielo abierto fue la utili-zacin extensiva de la fuerza hidrulica aplicada enlos yacimientos aurferos del noroeste peninsular.El agua se utiliz como elemento de trabajo prin-cipal, tanto en el proceso de extraccin como en ellavado de materiales y la evacuacin de estriles.Con ello se redujo la necesidad de mano de obra,

    elevando tambin la capacidad tcnica de movi-miento de tierras a un nivel que no se super hastael siglo XIX.

    El ejemplo ms emblemtico de estos trabajoses la explotacin aurfera de Las Mdulas, en ElBierzo (Len). El despliegue de medios aplicado eneste yacimiento minero fue impresionante, con laconstruccin de una enorme red hidrulica de cap-tacin, trada y almacenamiento de agua. El agua secaptaba en ros y manantiales, conducindose porcanales, para lo que los romanos debieron solventarlos problemas impuestos por la orografa, mante-niendo un perfecto nivel de la pendiente de la con-duccin del agua. Para ello se construyeron kil-metros y kilmetros de tneles excavados en la rocaque horadan el interior de las montaas de Las M-dulas.

    El agua, una vez captada, se conduca por los ca-nales a la cima de la explotacin, almacenndose engrandes estanques (stagmas). Y se es el comienzode la compleja tcnica extractiva conocida comoruina montium. El agua embalsada llenaba por com-pleto los estanques. Cuando lo crean conveniente,abran las compuertas de estos embalses y hacanpasar el agua por las galeras excavadas en la mon-taa, producindose la erosin de los materiales. Lainmensa masa de agua y barro se arrastraba hacialos canales de lavado, donde se cribaba la tierra has-ta separar el metal.

    Esta tcnica, para la que fueron necesarios laconstruccin de casi 600 kilmetros de canales y ga-leras, dej en el lugar una huella paisajstica es-pectacular, barrancos ruiniformes y de color rojizode ms de 100 metros de altura, que sobresalen en-

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  • tre la vegetacin de castaos, matas de roble y bre-zos. Este paisaje singular que ha dejado la actividadminera fue incluido en la lista de Patrimonio Mun-dial de la Unesco en 1997.

    Qanat hispnicos

    Espaa, donde la huella rabe es profunda, ate-sora numerosos ejemplos de este sistema de abaste-cimiento de agua de origen oriental, basado en laconstruccin de galeras subterrneas, tneles o mi-nas para captar las aguas de lluvia retenidas en ca-pas permeables del terreno, apoyadas sobre otrasimpermeables.

    El origen del arte del qanat o galera subterr-nea se remonta a pocas prerromanas, y en su evo-lucin, romana, rabe o medieval, reproduce varioselementos esenciales: Galeras: captan las filtraciones del terreno,

    se distribuyen en planta arborescente o cruciforme,sin revestir cuando el terreno lo permita, pero fre-cuentemente revestidas de ladrillo o losas de piedra.Conducen el agua por gravedad.

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    Dimensiones casi fijas: entre 17- 2 metros dealtura y de 06 a 1 metros de anchura. Pozos verticales de ventilacin, que conectan

    la galera con el exterior. Existencia a lo largo del recorrido de las ga-

    leras principales de salas o estancias abovedadas(cubas o qubbiyas) con arcas para el reposo, mezclao distribucin del agua. Presencia del castellum aquae o piscina li-

    maria en la salida de la galera principal, de dondeparte la conduccin que lleva el agua a la villa, fuen-te o campo de regado.

    En la pennsula Ibrica, la tcnica del qanat lle-g a al Andalus en los primeros aos de la conquis-ta rabe pero no se puede descartar que este arte mi-lenario proceda de poca romana, como loatestiguan los restos de estas construcciones en Es-paa, como en Mrida, donde los acueductos pre-sentan un largo specus con pozos subterrneos.

    La presencia histrica de los qanats es muy im-portante en los pases mediterrneos. Se han en-contrado conjuntos de cierta relevancia en Francia,Portugal, Crcega, Sicilia, Egipto, Israel-Palestinao Irn. En Espaa la huella es evidente y existenejemplos en Andaluca, Mallorca, Madrid Hayque destacar tambin la transferencia tecnolgicade las galeras a la Amrica hispana, donde coexis-tieron antiguas tcnicas autctonas, como los apan-tles mejicanos y puquos andinos, con las galerasconstruidas en tiempos coloniales siguiendo la tec-nologa al uso en Espaa.

    Viajes de agua

    Este ancestral sistema de captacin y distribu-cin de aguas tiene en la ciudad de Madrid uno delos ejemplos ms significativos de la historia hi-drulica de Espaa. Las galeras, llamadas en Ma-drid viajes de agua, fueron el nico sistema deabastecimiento con que cont Madrid desde su fun-dacin en poca musulmana (siglo IX) hasta me-diados del XIX, cuando se cre el Canal de IsabelII. Para Santos Madrazo, los viajes de agua han si-do la gran originalidad de la capital durante siglosy sus habitantes se han sentido siempre orgullososno slo por la abundancia y calidad de las aguas, si-no por su original sistema de captacin. De la im-portancia histrica, tcnica y cultural de estos via-

    Excavacin enroca en elmonte Furadopara canalizarel agua del rohacia el yaci-miento de LasMdulas.

    El qanat, galerasubterrnea para captaraguas pluviales, se remontaa pocas prerromanas,pero fue muy empleado porlos musulmanes durante laocupacin de Espaa

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    jes baste decir que la Unesco recomend en 2002 suproteccin como Herencia Mundial.

    Para conocer mejor la construccin de estos via-jes de agua, el investigador Emilio Guerra Chavari-no da tres nombres bsicos: Andrs Garca de Cs-pedes, cosmgrafo mayor de Felipe II, inventor delcuadrante geomtrico, instrumento de nivelacinaplicado en la construccin de galeras; TeodoroArdemans, fontanero mayor con Felipe V y, entreotros cargos, veedor de las conducciones de agua ymaestro mayor de las fuentes de Madrid, y Juan An-tonio Arnar de Polanco, autor de varios tratados so-bre las aguas de Madrid, las fuentes y los viajes sub-terrneos. A travs de esos especialistas y sus obrasconocemos la tcnica y evolucin de este sistema deabastecimiento.

    Los primeros viajes madrileos son de origen is-lmico aunque no se ha conservado de ellos ningu-na referencia escrita. Ardemans los describe en sustres partes esenciales: red de pozos y galeras de cap-tacin, galeras de conduccin y otra red de distri-bucin que termina en las fuentes para el consumo.Eran como ros subterrneos artificiales que de-sembocaban en aljibes, desde donde se distribua elagua a travs de fuentes pblicas.

    En 1830 existan en Madrid 30 viajes de agua, conun recorrido de ms de 124 kilmetros de galeras, delos cuales 70 correspondan a los cinco viajes princi-pales: Alto y Bajo Abroigal, Alcubilla, Amaniel y

    Fuente Castellana. Los puntos de arranque de las mi-nas estaban situados casi siempre al norte y este de lavilla, principalmente en el camino de Fuencarral yAlcal, distantes de la capital entre 7 y 12 kilmetros,y con desniveles entre 80 y 100 metros, lo que equi-vale a una pendiente en torno al 1%.

    Al llegar los viajes de agua a la ciudad comen-zaba la red de distribucin por medio de galeras deconduccin, que iban revestidas interiormente yprovistas de canalones que podan ser de barro, tu-bera de hierro fundido, de canaleta Desemboca-ban las galeras en las fuentes, pblicas o privadas.En Madrid existieron unas 500 fuentes particularesy unas 77 pblicas que suministraban agua gratuitaa 128 caos. En un principio, a las fuentes iban losvecinos a recoger el agua, surgiendo posteriormen-te el oficio de aguador, la persona encargada de su-ministrar cntaros de agua a domicilio.

    El auge de los viajes de agua tuvo lugar en tiem-pos de Felipe III, cuando la corte vuelve a Madrid yes necesario abastecer a una poblacin que pas enpocos aos de 14.000 a 42.000 habitantes. Es en-tonces cuando se construyen las galeras de Alto yBajo Abroigal, el viaje de la Castellana y el deAmaniel, que conduca sus aguas al antiguo alczar.A lo largo de los siglos XVII, XVIII y primera mi-tad del XIX, los viajes de agua son la nica fuentede abastecimiento de la ciudad y constante tema depreocupacin, tanto por la cantidad como por la ca-

    Izquierda, gale-ra del complejode Pea Cortada(Valencia). De-recha, galera deuna mina de la-pis specularis yentrada a unamina aurferaromana en Astu-rias.

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    El qanat de Ocaa, una reliquia hidrulicaImpresionante obra

    hidrulica donde sereconocen elementosromanos, rabes,

    medievales yrenacentistas, el qanat de

    Ocaa (Toledo) es un ejemplo de losviajes de agua que abastecieronMadrid hasta mediados del XIX. Bienconservada, an hoy sigueproporcionando el 20% delabastecimiento de agua a la ciudad.

    La ciudad se enclava en la Mesade Ocaa, con buenas condicioneshidrogeolgicas. Pramo alto deterreno calizo, a sus pies nacenmanantiales que se han aprovechadopara el abastecimiento humano,abrevado de animales, riego dehuertas, etc Estos manantiales secaptaron tambin para elabastecimiento de Aranjuez. Incluso

    Fernando VI, en 1757, viendo lacalidad de esta agua, ms fina que ladel Tajo, mejor las conducciones yaument las arcas de limpieza, en unviaje de captacin y transporte dems de 10 kilmetros paraabastecer de agua el palacio ycasero del Real Sitio, algo que haperdurado hasta los aos 80.

    Por las caractersticashidrogeolgicas del terreno, se dannotables variaciones en la calidad delagua, y precisamente el qanat deOcaa se dise teniendo en cuentaestas variaciones. As, la FuenteGrande, por sus diversos caos yabrevaderos, conduceindependientemente desde su origenlas distintas calidades de agua sinmezclarlas, dedicando las mejores alconsumo humano y las peores alabrevado de animales y al lavado de

    ropa y enseres.El qanat participa de las viejas

    tcnicas hidrulicas romanas yrabes. El conjunto es unpalimpsesto, que nace a partir deuna galera romana. sta sereconstruy en el siglo XVI en estiloherreriano con numerosos tneles ysalas abovedadas. Tiene dosgaleras principales de 400 metros.La Galera Antigua lleva direccinnordeste desde la Fuente Grandeaguas arriba. Es fcil seguir surecorrido gracias a los pozos deaireacin, espaciados cada 40metros, con una profundidad de 7 a11 metros. Exteriormente selocalizan por su remate en forma decapirote, con varios taladros en suextremo que sirven de respiraderosy coronados por una bola de piedra.La galera, de amplias dimensiones,

    lidad de las aguas. Por ello, en 1617 se crea la Jun-ta de Fuentes, encargada no slo de buscar nuevasminas, sino tambin del cuidado, reparacin y dis-tribucin equitativa del agua, as como de controlarlos caudales de los viajes.

    A pesar de los numerosos proyectos realizados,en la primera mitad del XIX Madrid segua bebien-do de los viajes, por lo que el Ayuntamiento, prin-cipal propietario de los mismos, segua abriendonuevos caudales, ampliando galeras, haciendo re-formas... Aun as, la necesidad de agua de la ciudadera evidente. Hacia 1850 los madrileos slo dis-ponan de 7 litros diarios por persona para 220.000habitantes. Ante esta situacin, se pens en la con-veniencia de conducir a la capital las aguas de roLozoya. ste fue el germen del Canal de Isabel II,

    Izquierda, galera romanaen Tiermes (Soria). Arriba,canalizacin del acueductode Tempul (Cdiz).

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    conduce las aguas de maneraindependiente segn su calidad.As, por el suelo se disponen doscanales encastrados, separadospor un andenillo por donde sepuede transitar. La galera,rectilnea, posee obras deinfraestructura como la Cmara deIsabel la Catlica, de grandesdimensiones y bella arquitectura,cubierta por una bveda de mediocan, donde se encuentra laarqueta de reparto general de lasaguas que llegan por las galeras.Otro espacio de inters es la SalaOscura o Cmara Oculta.

    La segunda galera principal, laGalera Nueva, con recorridosureste, tiene un trazadocomplicado, con dos cmarasprincipales, varias salas y galerashoy tabicadas. Destaca la Sala de

    los Secretos, donde reposan y seclarifican las aguas. Tambin brillala Sala del Pozo, que toma el aguade un pozo excavado y presentaunas aguas de intenso colorturquesa. Este viaje nuevo selevant en tiempos de Felipe II,siendo la parte renacentista de estasingular obra hidrulica. Sigue elmismo estilo de la fuentemonumental: galeras y salas defbrica de ladrillo, gran porte de lascmaras, simetra en la disposicinde salas y galeras

    Enmarcada en una espectacularplaza empedrada de 200 m2 sesita la monumental FuenteGrande, de estilo herreriano,construida entre 1573 y 1578 yatribuida a Juan de Herrera. Porsus numerosos caos de broncebrota el agua para consumo

    humano (el agua fina), mientras quelas aguas ms duras van a un granlavadero con dos enormes pilonesde los que podan hacer uso hasta300 lavanderas simultneamente.Su racional distribucin yconstruccin haca que las aguassobrantes se canalizaran para elriego de los huertos circundantes.

    Actualmente, el qanat de Ocaasigue abasteciendo en parte a laciudad, y es que su estado deconservacin es excelente. Suinters arqueolgico, cultural,arquitectnico e hidrogeolgico espatente, por lo que su futuro, en elque ya trabajan el Ayuntamiento yotros organismos pblicos, puedeser de mbito cultural, haciendocircular de nuevo el agua por suscaos, como un bien artstico yturstico de primer orden.

    que acometi en 1851 la primera gran obra hidru-lica del pas, la presa del Pontn de la Oliva, desdedonde se captaron las aguas que, por medio de uncanal de fbrica de 70 kilmetros, llevaba el aguadel Lozoya hasta el gran depsito de aguas deChamber. El agua lleg por fin en 1858.

    A partir de ese momento, los viajes cayeron endesuso por abandono y contaminacin de las aguas.En la actualidad se conservan algunos tramos aisla-

    dos, pero en peligro de desaparicin. Los ms nota-bles son los de Fuente del Berro, Amaniel y San Isi-dro. Queda como reliquia, en perfecto estado, el qa-nat de Ocaa (Toledo), an utilizado en parte paraabastecimiento de la poblacin.

    Tneles en la Edad Media

    Al margen de las construcciones subterrneasque siguieron las pautas y tcnicas de romanos y ra-bes, son pocos los ejemplos medievales de otro ti-po de construcciones subterrneas en esta poca decierto retroceso tcnico. Por eso hay que destacarlos restos del complejo subterrneo del castillo deBurgos, con su impresionante pozo y las galeras,que constituyen una gran obra de ingeniera medie-val. Y es que en este castillo, situado en el cerro de

    Izquierda,acceso a unamina de lapisspecularis.Arriba, galerasubterrneaexcavada por losromanos enTiermes (Soria).

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    Grabados deaguadores,profesin sur-gida en Madridpara la distri-bucin de cn-taros de agua adomicilio.

    San Miguel, se ha conservado de forma casi intactaun impresionante pozo de 62 metros de profundi-dad, alrededor del cual se desarrolla un entramadode galeras subterrneas de ms de 300 metros delongitud.

    Aunque el castillo comienza a construirse en elao 884, el pozo data de los siglos XII y XIII. Ca-lificado como imponente legado de la construc-cin y cultura medieval, este pozo consiste en ungran cilindro hueco de casi 62 metros de profundi-

    dad y 1,75 metros dedimetro, con husilloslaterales, hasta 6, de1,40 metros de dimetrointerior, construidos pa-ra poder acceder hastasu fondo. Todo ello ensillera de piedra caliza.

    Histricamente, esteconjunto ha maravilladoa todos cuantos lo hanvisitado. Vicente Lam-prez lo defina comouna impresionanteconstruccin; BarrioVillamor (1657) lo con-sideraba como una obrade encantamiento, porsu excelente construc-cin, y Leopoldo Cente-no lo define como algoexcepcional, nico, so-berbiamente militar yconstructivo, de gran in-

    genio militar, un modelo de pozo castelar.El pozo tiene obra de fbrica de sillera, predo-

    minando la caliza de la zona. Esta obra de sillera daforma al pozo, un cilindro hueco vertical de 61,50metros de profundidad y 1,74 metros de dimetrointerior. A lo largo de su permetro hay numerososventanucos de ventilacin e iluminacin. Para el ac-ceso al fondo estn los 6 husillos, escaleras de ca-racol que forman una nica estructura con el pozo.Cada husillo tiene una altura media de 10 metros,con un nmero variable de escalones, que oscilanentre los 33 y los 54. Para combatir la sensacin demareo que produce descender 278 escalones, los hu-sillos se disponen con un descenso en la direccinde las agujas del reloj los cuatro primeros y en sen-tido contrario los dos ltimos.

    El diseo de pozo y husillos se concibi de for-ma conjunta, pues estos ltimos no son aadidos alpozo sino que forman parte de la construccin glo-bal de la fbrica. Lo ms probable es que sta se rea-lizara de abajo arriba, es decir, excavacin y levan-tamiento de la sillera desde el fondo hasta lasuperficie sin juntas horizontales.

    Las galeras

    Los investigadores de esta obra creen probableque su finalidad fuera la obtencin de agua, aunque

    otros, como Gil Gabilon-do, sostienen que el pozoera un mero respiraderoconstruido como huecode ventilacin para faci-litar el trabajo de las ga-leras que hay en su fon-do. Las galeras son laparte ms enigmtica.Podran ser caminos in-

    El subsuelo del castillo deBurgos es recorrido poruna larga red de galerasque constituye una granobra de la ingenieramedieval

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    Arriba, galerasubterrnea delcastillo de Bur-gos. Debajo, cas-tillo de la Mota,cuyo subsuelo es-t horadado porredes de galerasde naturalezaprincipalmentedefensiva.

    ternos de comunica-cin con la ciudad encaso de asedio. Otrosconsideran que se tra-ta de minas y contra-minas realizadas enpocas de asaltos a lafortaleza. Tampocopuede descartarse quesean excavacioneshechas en pocas re-cientes.

    Estos pasadizosse componen de unaamplia red de galeraslabernticas, como la-Cueva del Moro, de60 metros de longitudy sinuoso trazado a 10metros de profundi-dad, abierta en calizasy con dos fosos en losextremos: el del ini-cio, muy profundo, acasi 25 metros, y el l-timo, poco profundo.Ninguno de estos po-zos y galeras tiene sa-lida. Las galeras de laCarretera, la Cavi-dad, los Bomberostambin mueren sintener salida. Aparen-temente no conducena ninguna parte. Paralos expertos, estamosante un entramado delucha subterrnea,minas y contraminasconstruidas a lo largode 1.000 aos de ase-dios, de ah las extra-as conexiones entregaleras, las vas sinsalida y la existenciade los fosos, que sonautnticas trampas dedefensa.

    Actualmente, lafortaleza de Burgosest parcialmente re-construida y todo elrecinto se ha convertido en un centro de interpreta-cin de la historia de la ciudad. Las puertas del cas-tillo se abren, pues, tras una larga rehabilitacin, queha recuperado tanto la fortaleza como su entorno.Adems de pasear por el interior de sus muros, la vi-sita obligada es bajo tierra, pues ya se puede reco-rrer parte del complejo subterrneo. En concreto,est habilitado el trayecto de la galera principal, lla-mada tambin la Cueva del Moro. Una vez que losvisitantes han recorrido la galera, ascendern por

    la escalera de caracol, los husillos, hasta el brocaldel pozo, donde finaliza la visita a la fortaleza.

    Tneles renacentistas

    Como ejemplo de la tcnica tunelera del Rena-cimiento, Espaa atesora uno de los testimoniosms relevantes de toda Europa, el tnel o mina deDaroca (Zaragoza), obra hidrulica singular cons-truida entre 1555 y 1560 para evitar las inundacio-

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    nes torrenciales en esta ciudad. Su construccin fueun hito importante en la ingeniera del Renacimien-to. Est considerado como el monumento hidruli-co ms importante de Europa en la poca moderna,es decir, entre los siglos XVI y XVIII.

    Es obra del ingeniero, arquitecto y escultor fran-cs Quinto Pierres Bedel, especialista en obras hi-drulicas, que disfrut de gran prestigio en Aragn

    durante el reinado de Felipe II. A este ingeniero tam-bin se debe la trada de aguas a Teruel, quizs lasdos obras ms importantes de Bedel en Espaa.

    La mina es, a grandes rasgos, un largo tnel dems de 600 metros de longitud y hasta 8 de alturaque atraviesa de lado a lado el cerro de San Jorge.El problema de la ciudad era que la calle Mayor eraun barranco natural que funcionaba como tal cuan-

    Arnedo y sus tneles La ciudad de Arnedo (La Rioja)

    conserva una serie de obras subterrneasque atraviesan el interior de la ciudad, de

    gran inters pero poco estudiadas. Para algunosespecialistas son un ejemplo de ingeniera medievalde carcter militar. Otros opinan que son parte delsistema de abastecimiento de aguas a la ciudad.Antonio Gonzlez Blanco cree que son una obramusulmana de finalidad militar, como poterna paraentrada o salida de la ciudad desde el castillodurante los asedios. Son de grandes dimensiones,10 metros de alto por 4 de ancho, y de carcterlaberntico, pues junto a la galera principal sedesarrollan otros tneles menores hechos comopara desorientar al que osara transitar por ellos. Loms inquietante: no se conoce ni su comienzo ni sufinal, pero tienen ms de 2 kilmetros de recorrido

    en galera subterrnea. El tnel principal secomplementara con otros cuyo fin sera elabastecimiento de agua y que se centran en elcolector que sirvi para entubar el agua que ancorre en direccin oeste-este.

    No existen datos para identificar los orgenes deestas galeras, su cometido, los usos que hayanpodido tener o su cronologa. La utilidad comoconduccin de agua sigue siendo una posibilidadrealista, aunque las grandes dimensiones de lostneles son desmesuradas para un uso hidrulico.No obstante, otros indicios avalan el uso hidrulico,como las marcas en las paredes o la existencia dealiviaderos en algunos tramos. De ser as, parececlaro que se concibi para llevar un volumen de aguaimportante, pero tampoco se sabe si lleg afuncionar con eficacia en algn momento.

    Interior de lasCuevas deHrcules, enToledo.

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    do las lluvias eran fuertes. La finalidad del tnel eraen desviar las aguas directamente hacia el ro Jilo-ca, evitando los graves perjuicios que las riadas pro-vocaban a la poblacin.

    En 1555 comenzaron las obras, que duraran po-co ms de cinco aos. Se trataba de horadar un t-nel en el que se moveran ms de 100.000 metroscbicos de tierra y piedras, levantar ms de 2.000millones de kilogramos de materiales y perforarms de 600 metros de longitud por 6 de anchura y 8metros de altura bajo una montaa que se elevabams de 100 metros por encima del tnel.

    Los trabajos comenzaron por los dos extre-mos a la vez con el objetivo de que las dos cua-drillas de picadores del tnel se encontraran en elcentro. Los clculos deban ser muy precisos, noslo de direccin, sino tambin de la inclinacindel tnel, pues el lugar por donde se inicia y pordonde tiene su salida no estn al mismo nivel. Lanivelacin de la pendiente tambin era bsica, pa-ra que el agua discurriera de forma natural en elinterior y no se produjeran estancamientos ni re-tenciones. Los trabajos de las cuadrillas fueronagotadores, eran entre 30 y 50 picadores, dividi-dos en 2 grupos. La perforacin se culmin el 7de febrero de 1560, cuando se encontraron las dosbrigadas en el centro el tnel, de acuerdo con losplanes trazados.

    Merecen destacarse por su inters arquitectni-co varias obras asociadas al desarrollo de la mina.

    En primer lugar, la Barbacana, enorme dique de pie-dra sillar de ms de 300 metros de longitud que ser-va de presa para recoger las aguas que venan delbarranco y encauzarlas hacia la entrada de la mina.Destaca tambin la chimenea de ventilacin, para loque se perfor la montaa perpendicularmente dearriba abajo. Se sita a unos 30 metros de la boca desalida y su finalidad era igualar la presin que pue-de ocasionar la corriente de agua. Cuenta con 25 me-tros de anchura y 20 de altura.

    El tramo a cielo abierto conserva un azud, lla-mado la Rodadera, a base de piedra sillar, cons-truido para proteger otra de las acequias de pocarabe que pasa por debajo.

    Tambin destaca un pequeo acueducto, muybello, de un solo arco y de construccin similar a losarcos del acueducto de Teruel. Este tramo a cieloabierto se construye para el paso de las aguas de otrade las acequias rabes de la zona.

    Las dos bocas de la mina se embellecieron consendas portadas de sillares, con doble funcin de-corativa y protectora a la vez. Los sillares, lamenta-blemente, han desaparecido. En el interior tambinse construyen recios arcos de piedra para evitar po-sibles desplomes, sobre todo en los tramos finales,donde los materiales son ms blandos y oponen me-nor resistencia.

    Actualmente, esta obra hidrolgica del sigloXVI, nica en su gnero, est un poco olvidada, aun-que su estado de conservacin es muy bueno.

    Dos instant-neas del tnelo mina de Da-roca (Zarago-za), cuyo obje-tivo era evitarlas avenidasde agua en laciudad.

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  • 22 Julio-agosto 2009

    La extensin de la red ferroviaria en los siglos XIX y XX generaliz laconstruccin de tneles por toda la geografa espaola

    La historia de los tneles ferroviarios de Espaa, como la de su ferrocarril en

    general, est llena de aciertos y fracasos, diseos arriesgados y sencillos, tneles

    en servicio desde hace 150 aos y tneles abandonados o no-natos, largos

    trayectos sin un solo tnel y cortos donde se enlazan como un rosario. El viajero,

    aun atrado por su misterio, ansa ver la luz que se le ofrecer al final del tnel.

    Puente entre tneles en la lneaMadrid-Barcelona, en Jubera

    (Guadalajara), en 1912.Derecha, trabajadores con grasjunto al tnel de Matarraas, enla lnea Zaragoza-Barcelona, en

    1933. Debajo, operario en la obradel tnel de Andjar, en la lneaManzanares-Crdoba, en 1912.

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    Por los cuatropuntos cardinalesPor los cuatropuntos cardinales

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    MARA DEL CARMEN HEREDIA CAMPOS

    n 1865, Madrid, eje del sistema radial de comuni-caciones heredado de la red de caminos reales delsiglo XVIII, ya se comunicaba con los principalespuertos de mar espaoles y atravesaba la fronteracon Francia por medio de un nuevo sistema de trans-porte que entraba con fuerza y se impona rpida-mente sobre los transportes por caminos de rueda:el ferro-carril. La burguesa espaola, necesitada deobtener materias primas para sus industrias de lospuntos de extraccin, as como de ofrecer sus pro-ductos elaborados al mercado exterior, acortandolos tiempos de traslado, fue la principal promotorade la introduccin del ferrocarril arriesgando su pa-trimonio en unos tiempos en que el Estado, caute-loso con un sistema nuevo y costoso, slo ofreca laconcesin y alguna subvencin. Argumento, ste,suficiente para comprender que los inversores en es-te nuevo medio de transporte deseasen disearlo enfuncin de sus necesidades. Pero la pennsula Ib-

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  • rica, que por su complicada orografa, haba consti-tuido histricamente un reto para el establecimien-to de las comunicaciones, no lo iba a ser menos pa-ra el trazado de un ferrocarril que, adems, debaceirse a unas limitaciones en pendientes y curvasimpuestas por la potencia de las locomotoras de lapoca que tenan que tirar de pesados convoyes afuerza de paladas de carbn.

    Un componente nuevo se impona: el tnel fe-rroviario, presente en casi todas las lneas espao-las, como elemento fundamental para sortear obs-tculos montaosos y ahorrar recorridos largos ytortuosos, participando en la vertebracin del terri-torio peninsular y en la formacin del nuevo mer-cado nacional, as como proporcionando una im-portante oferta de trabajo, aunque ensombrecida porlos mltiples accidentes que se producan y, a pesarde los avances, se han venido produciendo en grannmero hasta casi nuestros das. Grandes retos fue-ron los recogidos por los ingenieros de la poca pa-ra tunelar el segundo pas ms montaoso de Euro-pa, despus de Suiza.

    La meseta Central, en alto y rodeada de sistemasmontaosos por sus bordes, deba afrontar el reto desalir de Madrid hacia las fronteras y las costas sal-vando, hacia el norte, la cordillera Cantbrica paraalcanzar aquel litoral y Galicia; hacia el nordeste, elsistema Ibrico con la serrana de Cuenca para lle-gar a los Pirineos y los puertos catalanes; y hacia elsur, los montes de Toledo y sierra Morena para lospuertos andaluces y la frontera portuguesa. La vacon menos impedimentos era la de los puertos le-vantinos, y mientras el norte y noreste tienden cor-tas lneas locales en los aos 50, Madrid ya enlazacon Alicante y Valencia en 1859 con slo tres t-neles. Entre los aos 60 y 80 s tienen un desarrolloespectacular y a finales del siglo XIX, la red espa-ola, con 12.000 kilmetros, prcticamente est di-

    seada: desde Ma-drid se llega a Galicia,Gijn, Santander,Bilbao, los puertos deLevante y Andalucay las fronteras conFrancia y Portugal.En los aos 80 del si-glo XX, prxima laalta velocidad, cente-nares de tneles con-

    El gran reto del XIX: conectar la Meseta

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    Arriba, un tren devapor sale de untnel en El Chorro(Mlaga), en 1950,y prueba de cargadel puente de Ma-tarraas, junto altnel del mismonombre, en 1931.

    El tnel de Reinosa,construido en el ao1866, fue el primersubterrneo ferroviariomayor de un kilmetro enEspaa

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    vencionales horadan los recorridos. Muchos deellos, protagonistas de este artculo, superan el ki-lmetro de longitud.

    Hasta el ao 1861, la tcnica habitual para cons-truir tneles en Espaa era prcticamente toda ellaa mano. Si el tnel era de tierra,tocaba pico y pala. Si era de ro-ca, un operario sujetaba y gira-ba la barrena de hierro mientrasotro la golpeaba con un martilloapropiado. Terminados loshuecos, se rellenaban con pl-vora y se proceda a la voladu-ra, sistema que, es obvio, pro-duca frecuentes accidentes ylentitud en el proceso.

    El primer tnelkilomtrico: Venta deBaos a Santander

    Una sencilla venta palenti-na, dependiente de Baos deCerrato, fue designada comopunto de confluencia ferrovia-ria de la Meseta Norte con el ca-

    Las excavaciones pioneras: pico y plvoraGrabado contrabajadoresdel tren minerode El Langreo.

    mino a Santander as como punto de encuentro conla lnea Madrid a Irn, en su tramo Valladolid a Ven-ta de Baos (Palencia) ya en ejecucin. La lnea seconstruye por tramos, por su gran dificultad, y en1857 se abre el primero desde Alar del Rey a Rei-nosa, importante punto de concentracin de los ce-reales castellanos para su trasladado por carreteraspor el Camino Real de Burgos a Santander desde elsiglo XVIII. Hasta nueve aos despus el tren no pu-do pasar de la rampa Reinosa-Brcena (en las Ho-ces) hacia Santander, ya que implicaba bajar un des-nivel de 562 metros. En 1868 el eje fue terminadocon proyecto del ingeniero Cayetano Gonzlez.

    De sus 32 tneles, el ms importante y emble-mtico es el de Reinosa, de 1866, construido por laCompaa del Ferrocarril de Isabel II. Hoy da dis-curre bajo Reinosa, aunque no fue as en sus co-mienzos, pues la actividad comercial se desarrolla-ba en torno al Camino Real hasta que Reinosa laatrajo a sus dominios. Sus 1.276 metros de longitudde va nica se elevan a una cota de carril de 829metros sobre el nivel del mar entre curvas y rectas,bajando un escaln entre sus bocas de 20 metros.

    Madrid-Alicante-Valencia

    Primera y temprana lnea completa es la que uneMadrid con Alicante. Se desliza plcidamente porAranjuez y Albacete sin necesidad de tneles hastaLa Encina, antes de bajar hacia Alicante, donde na-ce el ramal La Encina a Valencia que pronto atra-viesa uno de los pioneros tneles kilomtricos es-paoles, el tnel de Madariaga, en Fuente laHiguera, de 1.510 metros, construido en 1859 porla Sociedad de Ferrocarriles de Almansa a Valenciay Tarragona, para superar el cordal de Albarizas ybajar siguiendo el ro Canyoles hasta la capital va-lenciana. El tnel tiene el carril a una cota de 590metros y la embocadura, construida con sillera,presenta un arco de medio punto flanqueado por dosfuertes pilastras adosadas. Rodeado de vegetacin

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  • y fuera de uso por el nuevo trazado de la lnea paraalta velocidad, espera su adecuacin para el paso detrenes de mercancas con ancho ibrico.

    Por la misma lnea se construye otro ramal des-de Chinchilla, la lnea Chinchilla a Cartagena, deMZA, de 210 kilmetros, que abri su primer tra-mo en 1863 entre Murcia y Cartagena. El proyectodel ingeniero Jos Almazn justificaba su trazadopor Cieza hacia Murcia porque yendo por donde

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    est apiada la poblacin y la riqueza agrcola de laprovincia de Murcia, el trfico parcial adquirir undesarrollo inmenso. De sus seis tneles, del ao1865, cinco se localizan en Helln (Albacete), sien-do el ms largo el de Los Almadenes, de 1.055 me-tros, en el angosto paraje del mismo nombre, de unasola va, a una cota de rail de 362 metros.

    Zaragoza, encrucijada de comunicaciones

    Importante encrucijada de caminos desde tiem-pos antiguos, Zaragoza se convierte en punto neu-rlgico y tambin pionero para el ferrocarril. La l-nea Madrid-Zaragoza parte en 1859 de Madridpasando por Guadalajara y Soria y llega a Zarago-za en 1864, donde se establecer el nudo de comu-nicaciones con el Pas Vasco, con la frontera fran-cesa por Canfranc, con Barcelona e, incluso, conValencia. La continuacin desde la capital arago-nesa hasta Barcelona acoger una serie de tneles,ocho de ellos, de 1859, entre Castellbell y Vacari-sas, y 25 en el paso de la sierra de Castelltallat. Sinembargo, habr que esperar a la poca de Renfe pa-ra contar con tneles de longitud considerable.

    En los aos 60 se terminan importantes lneas yel tendido ferroviario alcanza los 3.000 kilmetros,lo que implica una gran actividad en la construc-cin de galeras. Sigue un estancamiento en los pri-meros 70, por la inseguridad poltica, y un relanza-miento al final de la dcada que continuar en alzaen los 80. Los mtodos de avance ms utilizadosson el austriaco, abriendo el tnel a toda seccin, y

    El lanzamiento de los 60 y 70:dinamita

    Arriba, grabadodel tren minero ElLangreo, primerferrocarril enAsturias, de 1852.leo de VzquezVillarroel.Izquierda, boca detnel en eldesfiladero de LosGaitanes hacia1867, principalpaso ferroviariodesde el centropeninsular hastaAndaluca en elXIX.

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    el belga, el ms utilizado, abrien-do una galera de avance de pe-quea seccin al nivel de losarranques que se va ensanchan-do en diferentes secciones hastaque el tnel adquiere las dimen-siones finales de la bveda. Elsistema ms usual sigue siendomanual, aunque con la utiliza-cin de dinamita.

    Hacia los Pirineos: Madrida Irn-Hendaya

    La lnea ms llamativa de los60, conocida como la europea,es la que parte de Madrid bus-cando la unin ferroviaria con elpas galo a travs de los Pirine-os. Era una realidad que para elintercambio comercial y de via-jeros con Europa se haca nece-sario atravesar la magnfica y di-fcil cordillera y sus accesos msbajos eran las orillas cantbricay mediterrnea. Hacia el prime-ro se dirige la lnea, construidapor Norte, con la intervencin deingenieros famosos como Sa-gasta, Santa Cruz, Uhagn,Echnove y otros, inaugurada en1864 con grandes festejos de lascortes reales espaola y france-sa, recorriendo 650 kilmetroshasta llegar a Irn. El largo reco-rrido se marc por las provinciasde Madrid, vila, Valladolid,Palencia, Burgos, lava y Gui-pzcoa con las mayores cotas enel sistema Central y en las escar-padas rampas que escalonan eldescenso desde la meseta hastael mar en Guipzcoa.

    El punto ms alto, La Caa-da (vila), a 1.350 metros, acoge al primer tnel, ydesde ah se inicia el descenso recorriendo otros 58tneles, ms de la mitad de doble va algo excep-cional para la poca, de los cuales cinco superan elkilmetro. El primero, en Herradn de Pinares (vi-la), el tnel de Navalgrande, de 1.004 metros, seconstruy en 1863 a una cota de 1.309 metros en l-nea recta. A su salida se despliega un amplio pano-rama de valles y suaves sierras y sigue el descensohasta llegar a la Brjula I, en Barrios de Colina (Bur-gos), de 1.041 metros, construido en 1862 en curvay recta a una cota de 931 metros. Ya en Zegama, seinicia el recorrido ms complicado de la lnea portierras guipuzcoanas, resuelto con los tneles deOztzaute, de 1864, con 1.156 metros de longitud auna cota de 610 metros, a cuya salida se desciendehasta el valle, y el de Onzurza, de 2.954 metros, elmayor de la lnea terminado en 1864, que perfora el

    Arriba, tnel enconstruccin enBarcelona, 1922-26. Debajo, tneldel Salto de elRun (Huesca), aprincipios de1910.

    monte Aikorri entre curvas y rectas a una cota de515 metros. Finaliza la serie con el tnel de Urnie-ta, en Andoan, de 1.004 metros, a 54 metros sobreel nivel del mar, del ao 1863.

    Los industriales vascos buscan salida:Castejn de Ebro a Bilbao

    Vizcaya ser de las provincias ms tempranasen intentar la unin ferroviaria con el mercado inte-rior castellano y con el europeo. La corporacionesvizcanas que obtienen la primera concesin de laimportante lnea Madrid-Irn, para pasarla por Bil-bao, tienen que abandonarla por falta de capitalis-tas inversores, pero s emprenden la construccin desu primer trazado de va ancha, con la lnea Caste-jn-Bilbao, esencialmente comercial, para conectarel puerto de Bilbao con el alto Ebro y al mismo tiem-

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  • po con la lnea Madrid-Irn en Miranda de Ebro(Burgos). La primera locomotora, La Celestina,parti de Castejn hacia Tudela el 29 de abril de1861, y en 1863 ya se haba completado el recorri-do hasta Bilbao-Abando.

    La lnea, de 249,5 kilmetros, cuenta con 19 t-neles. La mayor concentracin se produce en el la-zo de galeras que se dibuja en la altiplanicie de lasierra de Gibijo (lava), aunque el mayor de ellosse localiza al final de la lnea entre Bilbao-Abandoy Basauri, el tnel de Cantalojas. Con 1.075 metrosde longitud, fue construido en 1863 por la Compa-a del Ferrocarril de Tudela a Bilbao, a una cota de37 metros, con el recorrido en pendiente. Hoy da,este tnel ser reutilizado en la nueva lnea Bilbao-Ordua y en su caverna, que ha tenido que ser am-pliada, se alojar la estacin de Miribilla que ser,

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    con 50 metros bajo tierra, lams profunda de Espaa.

    Dos caminos para ir aGalicia

    Dos lneas se disputan elcamino hacia Galicia en losprimeros 60, ambas entron-cadas con la lnea Madrid aBurgos por Valladolid. Una,al norte, buscando el puertode La Corua desde Palenciapor Len y otra, ms al sur,buscando el de Vigo partien-do de Medina del Campo ha-cia Zamora y Orense. Vencela primera en la pugna y lle-ga a Astorga en 1866, sin t-neles, donde esperar a losaos 80 para atravesar los tre-chos ms complicados. La l-nea por Zamora slo llega aToro en 1864, y ah esperaran ms, pues el Plan Gene-ral de Ferrocarriles de 1864excluye la lnea Zamora-Orense por no ofrecer bene-ficios debido a las dificulta-des del terreno y a la pocavida de la comarca que atra-viesa. Queda, por tanto, ex-pectante en la histrica ciu-dad hasta ser completada enel siglo XX, momento en queexcavar sus tneles mscomplicados.

    Abrir el amplio valle delGuadalquivir

    Varias compaas se inte-resan prontamente por el ca-mino hacia el sur. Andalucesy MZA compiten por el trfi-

    co de los plomos de Linares o los carbones de la sie-rra cordobesa. Otras lo harn por los minerales depiritas, hierro y cobre de Huelva y, ms tarde, porlos de Almera y Granada, para embarcarlos para laexportacin. Relieves como Sierra Morena y la Pe-nibtica se oponen a sus planes dando lugar a rele-vantes puentes, viaductos y tneles.

    En 1862, ya abierto el trfico entre Alczar deSan Juan y Santa Cruz de Mudela, con origen en Ma-drid y descenso por Aranjuez, el ferrocarril esperapacientemente a las puertas del difcil paso de Des-peaperros, en Sierra Morena. Cuatro aos despus,el tren cruza el legendario desfiladero y llega a Cr-doba para enlazar con el ferrocarril que prestaba ser-vicio, desde 1859, entre Crdoba y Cdiz con eje enSevilla. El tramo de Santa Elena a Crdoba, cons-truido en 1866 por MZA, tuvo que atravesar once

    Vista de la fiesta enel tnel de Can-franc (Huesca) pa-ra inaugurar superforacin. Deba-jo, trabajos en laboca del tnel deSomport, en Can-franc.

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    Vista de la boca del t-nel de Somport en el la-do francs. Debajo, in-

    terior del tnel deCanfranc en pleno pro-

    ceso de construccin.

    tneles cortos para finalizar con el ki-lomtrico de Andjar (Jan), con1.024 metros de galera, todos de am-plia boca semicircular para doble vaaunque slo se instal una.

    Mlaga enlaza con Crdoba

    El trazado de la radial Madrid-C-diz, y los beneficios que poda apor-tar el unirse a ella, impulsan al capi-tal malagueo (Loring, Heredia yLarios) a construir la lnea Crdoba aMlaga. Esta se abre en 1865, por laCompaa del Ferrocarril de Crdobaa Mlaga, con un trazado por campi-as cordobesas hacia otro de gran be-lleza y dificultad, a partir de Bobadi-lla, por la sierra malaguea deAbdalajs. Este paso se resolvi si-guiendo el curso del ro Guadalhorcehasta Mlaga mediante importantesobras de ingeniera en puentes y t-neles, abiertos con pico y dinamita, enel paraje llamado El Chorro. Variosde sus 14 tneles del siglo XIX, cor-tos por su dificultad y construidos pa-ra doble va que nunca se instal,ofrecen al viajero el magnfico es-pectculo del desfiladero de Los Gai-tanes, aunque habr que esperar a1972 para tener dos tneles que supe-ren el kilmetro nacidos tras la inun-dacin de parte del trazado por lasaguas del embalse del Guadalhorce.Estos tneles que, en parte, reutilizanotros anteriores, son el de Vado-Yeso (Antequera),de 1.684 metros, y el del Gaitn (Campillos), de5.321 metros, ambos de Renfe y a cotas de 372 y374 metros, respectivamente.

    La comunicacin radial con Barcelona

    La unin entre Madrid y Barcelona se proyecten dos tramos: Madrid-Zaragoza y Zaragoza-Bar-celona por Caspe. El primer tramo se construye en-tre 1859 a 1864 por MZA, con 26 tneles, muchosde doble va. La lnea escala hasta su punto ms al-to entre Sigenza (Guadalajara) y Medinaceli (So-ria) donde se excava el tnel de Torralba, en 1863,a 1.090 metros de cota. Tiene 3.231 metros de lon-gitud de doble va y una amplia embocadura en laque se abre un gran arco semicircular con dos semi-pilastras adosadas a ambos lados. Le sigue el tnel

    Un reto no siempresuperado

    Trabajo duro y nuevo era construir losprimeros tneles ferroviarios para sortear los

    importantes obstculos montaosos espaoles. Losingenieros, antes de construir un tnel, no slo tenan queelegir el lugar adecuado sino tambin estudiar el tipo deroca, paso de manantiales, maquinaria apropiada, sistemade excavacin, entibados a utilizar, recubrimientos, etc. Aunas, no pocas veces surgan sorpresas a medida que ibanexcavando e, incluso, se vean obligados a abandonar lasobras. Con muchos condicionantes fsicos y fuertes gastos,cualquier lnea ferroviaria decimonnica y de los primerosaos del siglo XX poda constituir un reto econmico ytecnolgico que no todas las iniciativas privadas superaban.

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  • de Torralba viejo, llamado as aunque pertenezca auna variante de 1959, de 1.012 metros, en perfectaarmona con la arquitectura del anterior aunque endesuso hoy da. A partir de Medinaceli empieza unsuave descenso pasando por Calatayud entre las l-timas sierras hasta los 374 metros de la capital ma-a, donde la lnea esperar casi treinta aos a sercontinuada.

    Desde finales del siglo XIX a los aos 30 del XXse producen los primeros planes de obras subterr-neas de gran importancia. La tcnica de excavacinde tneles avanza con la utilizacin de la perfora-dora de aire comprimido, aunque se evita por su ma-yor costo frente a la perforacin manual, y a finalesde siglo ya se utiliza la perforadora Ferroux, con-sistente en un imponente carro accionado por airecomprimido que mova simultneamente seis ba-rrenas orientables, con mucho rendimiento.

    El difcil camino de Len a Gijn

    Asturias, a pesar de haber iniciado temprana-mente las gestiones para su ferrocarril, tarda veinteaos en conseguirlo, y no slo por las extraordina-rias dificultades del recorrido, sino por su negativaa construir un ferrocarril barato que luego tuviesedificultades para su explotacin. La lnea frrea deLen a Gijn, obra de ilustres ingenieros como Re-gueral, Sanz, Inchaurrieta y Angulo, obligada a ex-cavar mltiples y difciles tneles para salvar las

    Ingeniera de finales del XIX:mecanizacin

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    fuertes pendientes,abri su primer tramoms fcil entre Len yla Pola de Gordn en1868, pero no pudo fi-nalizar las obras has-ta agosto de 1884, ce-lebrndolo con laasistencia a su inau-guracin de los reyesAlfonso XII y MaraCristina. Cuenta con100 tneles, muchosde doble va, 91 deellos del siglo XIX,en un camino de vuel-tas y revueltas, espec-tacular entre Pajares yLena, hasta alcanzarGijn.

    Los primerosgrandes tneles de lalnea se construyeronen 1874 entre Lena yMieres por Caminosde Hierro de Asturias,Galicia y Len, pero

    el paso de Pajares requiri cuatro aos de excava-ciones (1880-84) y 69 tneles para salvar el desni-vel entre los 1.237 metros de altura de Busdongo(Len) y los 420 de Campomanes. Empieza la seriede 1884, con el tnel de la Perruca, entre Villama-nn y Lena (Len y Asturias) de 3.072 metros, im-portantsima obra orgullo de la ingeniera del siglo

    Boca del tnel deArgentera, que sal-va la sierra tarra-conense del mismonombre, construi-do en 1890. Dere-cha, sistema deventilacin del mis-mo tnel.

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    XIX espaol, recto y a 1.270 metros de cota, el pun-to ms alto de la lnea, con una embocadura de lasms originales de Espaa, a modo de entrada de pa-lacio con dos pilastras flanqueando el ingreso re-matado por un frontn curvilneo con placa. A par-tir de l se inicia un largo descenso hacia Gijn. EnLena se atraviesan los tneles ms importantes: LaPisona (1.050 metros en curva y recta, a 1.022 me-tros de cota), La Sorda (1.076 metros, a 860 metrosde altura, en el que se alternan curva y recta), Con-gostinas (1.170 metros de longitud y cota de 760metros en curva y recta), El Capricho (1.838 metrosde galera recta, a 580 metros), Orria (1.057 metros,a 508 de cota), Sanriella bis (2.490 metros de reco-rrido, a una altura de 270 metros) y Padrn bis(2.625 metros, a 183 metros de altura). Con la fina-lizacin de la rampa de Pajares, el viaje entre Ma-drid y Gijn pas de realizarse en cuatro das en ca-rruaje a unas veinte horas en ferrocarril. Son tnelesno muy amplios, de piedra y boquillas de arco demedio punto. En 1979, Renfe aade el tnel del Pa-drn, de 1.728 metros, en el mismo punto kilom-trico que el Padrn bis.

    Madrid a Segovia, camino desechado hacia Irn

    En la lnea Madrid-Irn, con paso obligado porValladolid, el paso del macizo de Guadarrama seplante, en principio, por Segovia, lo que suponaun tnel de 16 kilmetros de longitud, pero el inge-niero Jos Almazn demostr que por el puerto deLas Pilas, en vila, el camino tena menor dificul-

    tad orogrfica, por lo que el trazado se lanz por laciudad de Santa Teresa no sin oposicin por partede los segovianos. No se abandon, sin embago, laidea del ferrocarril segoviano y aos ms tarde seconstruy esta lnea, muy montaosa, perforandosiete tneles, en 1888, por la Compaa Norte, paraatravesar la sierra de Guadarrama, divisin naturalentre las mesetas norte y sur. El mayor de ellos, eltnel de Guadarrama, entre Madrid y Segovia, con2.380 metros de longitud construidos con pico y pa-la, accidentes y epidemias, pasa bajo el Alto del Le-n escalando una pendiente en curva y recta a unacota de 1.296 metros Es un tnel sencillo que abresu salida encajonada entre dos cerros en El Espinar.

    Se completa la lnea Madrid a Barcelona

    La importante lnea Madrid-Barcelona, por Cas-pe, cuyo primer tramo hasta Zaragoza qued termi-nado en 1864, reanuda sus obras en los aos 80 conel trayecto ms complicado y conecta con Barcelo-na en 1894, dejando as de usar la va a Barcelona,de otra compaa, ya existente por Lrida. Hubo queabrir 56 tneles entre 1890 y 1894, construidos porFerrocarriles de Tarragona a Barcelona y Francia(TBF), que se unieron a los 20 ya excavados en el

    Operariostrabajando en1890 en laexcavacin deltnel deArgentera, enTarragona.

    A finales del siglo XIX seintrodujeron las primeras

    perforadoras de airecomprimido en la

    construccin de tnelesferroviarios en Espaa

    Marqus de la ArgenteraIngeniero de Caminos. Nacido en Barcelona en

    1855 en una familia acomodada y con un abuelodirectamente relacionado con el ferrocarril Barcelona a

    Matar, Eduardo Maristany sigui su carrera profesionalpor el mismo camino ferroviario con muchos xitos. Su obramagistral fue la construccin del tnel de Argentera, en el quedesarroll un trabajo fundamental que le vali el ttulo demarqus de la Argentera. Pero su principal legado para lahistoria tal vez sea el tratado que escribi con los datos de suconstruccin, El tnel de Argentera, de 1305 pginas, lamitad de ellas de ilustraciones, por lo que pudo aportar aotros estudiosos que le siguieron en una materia tan nuevacomo el ferrocarril.

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    tramo Barcelona-Tarragona entre 1881 a 1884. Sehicieron con sillares y sillarejos de buenas piedrascalizas del lugar, de fcil labrado y ms econmicasque el ladrillo que haba que traer de lejos. Es unalnea muy original y nica en el diseo de sus tne-les; casi todas sus bocas son de arco ovalado, a ve-

    ces flanqueado por pilastras laterales, coronado conun frontn recto adornado con molduras horizonta-les. La boquilla ms interesante es la del tnel delFayn Antiguo, con un arco de medio punto inscri-to en otro ojival rematado con doble nervadura querecuerda el portn de una iglesia gtica.

    Siguiendo el orden de los tneles mayores de unkilmetro, en primer lugar, en Nonaspe (Zaragoza)se abren, en 1892, el tnel de Sol de Horta, de 1.202metros, al terminar un puente que atraviesa el to-rrente de Val de Batea, excavado para evitar los 7kilmetros de zig-zag que hubieran exigido el se-guir la ladera derecha del ro Matarraa y el ro Al-gs, y el tnel de Tasconeras, de 1.409 metros, cons-truido para evitar otros 9 kilmetros en zig-zag quebordean el mismo ro Matarraa. Por sus dificulta-des, ambos tneles tuvieron que ser abiertos a ma-no. Sigue una serie de tneles cortos muy prximosunos a otros a una cota muy baja y se llega al del Fa-yn antiguo (Fayn), de 1.846 metros en recta y cur-va, hoy en desuso, horadado para salvar un contra-fuerte entre los ros Ebro y Matarraa. Cost 1,4millones de pesetas y su construccin se realiz en17 meses. La boca de entrada se halla sobre un acan-tilado de 200 metros de altura bajo las enormes pe-as de Bugarreig, lo que oblig a construir un trozode tnel a cielo abierto de 10 metros de longitud so-bre el ro Matarraa para garantizar la seguridad delos trenes. En este lado se aplic una moderna per-foradora Ferroux mientras que la otra boca, en cur-va, se excav exclusivamente a mano.

    En la provincia de Tarragona, a 329 metros decota se accede al tnel ms importante de la lnea,el tnel de Argentera, conocido como el tnel dela Torreta, de 4.040 metros, construido en 1890 pa-ra pasar la sierra de Argentera tras graves dificulta-des que le valieron a su constructor, el joven inge-

    Mquina elctri-ca del Norte yconvoy en laseccin asturia-na de Pajaressaliendo de untnel.

    Viaducto y tnel del Gaitn, en la lnea Crdoba a Mlaga.

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    niero de Caminos EduardoMaristany, el ttulo de mar-qus de la Argentera. Costcasi cinco millones de pese-tas y se perfor con mqui-nas Ferroux, al igual que eltnel del Fayn. Ya a la vis-ta del mar, en Sitges (Barce-lona), a 19 metros de cota, seatraviesa el tnel de PenyesRoges, de 1.872 metros, ex-cavado por MZA en 1881, yunido a l, un paso atrs yms corto, el tnel del Fran-cs, cayendo ambos, sobreun paraje muy bello al bor-de del roquedo marino.

    En 1964, Renfe constru-ye la variante de Fayn, concuatro tneles, dos de ellosde gran envergadura en laPobla de Massaluca, de2.994 y 3.741 metros, res-pectivamente.

    Se busca nueva entrada a Francia por Port Bou

    Conectada Espaa con Francia por Irn desde1864, se busca ms tarde reforzar tanto el intercam-bio hispano-francs por la orilla mediterrnea con lalnea Tarragona a Port Bou (Gerona), con distintoancho de va para franceses y espaoles, como porIrn. El trayecto, con origen en 1854, fue construi-do en distintos momentos y por distintas compaashasta su puesta en servicio en enero de 1878, perosus 15 tneles, construidos entre 1859 y 1887, per-tenecan a TBF. De seccin semicircular, muchos deellos presentan una sobresaliente clave en el arco do-velado de sus boquillas. El ms importante es el t-nel de Canyellas (Vilajuiga, Gerona), del ao 1878,con 1.224 metros de longitud a 60 metros de cota,con su salida empotrada entre dos altas laderas.

    Alcanzado el finis-terrae: Palencia-La Corua

    Esta lnea, construida por Caminos de Hierro deAsturias, Galicia y Len, que en 1864 llegaba a As-torga desde Palencia y en 1875 a Lugo desde La Co-rua, deja para los 80 el tramo central y ms com-plicado de los montes de Len y del macizo Galaico.En los montes de Len la va logr realizar uno delos ms espectaculares trazados del ferrocarril es-paol, el Lazo de La Granja, que, con esa figura,rodea los cerros a diferentes cotas de altura y losatraviesa con el primer tnel importante, el del La-zo (Villagatn), de 1.041 metros a 840 de cota. Con-tina la lnea hacia Ponferrada, donde se abre el t-nel de Las Fragas (Congosto), con 1.008 metros delongitud a 570 de altura, inicindose a su salida unrecorrido que acompaa al Sil por apretados cao-nes con otra impresionante serie de 24 tneles has-ta Sarri, en Lugo, donde se cal el tnel ms largo

    de la lnea, el del Oural, de 1.907 metros de longi-tud. All enlazar la lnea con diez tneles cortosprocedentes de La Corua.

    La lnea completa tiene 85 tneles, construidosentre 1880 y 1883, todos de va nica. Unos con lasalida tallada en la roca desnuda, otros de amplio ar-co de medio punto con grandes dovelas labradas; al-gunos, rodeados de agua y verde. El ms original esel de Las Fragas, de piedra y con un frontn trian-gular coronando su arco de ingreso de medio punto.

    Se cruza la frontera con Portugal

    Varias lneas llegaron a Portugal, en el sigloXIX, donde enlazaran con el mismo ancho de vaque el espaol (1,67 metros). La primera, desde Ma-drid por Ciudad Real y Badajoz, en servicio desde1866, ha dado paso al pas lusitano durante muchosaos. Sus 513 kilmetros de recorrido slo necesi-taron dos tneles cortos, uno de ellos en el nico tra-mo complicado, en la sierra de la Rinconada, entrelas provincias de Crdoba y Badajoz. Lo mismoocurre con el paso de la frontera por Cceres desdeValencia de Alcntara; la lnea parte de Madrid ypasa por Torrijos y Plasencia con 11 tneles cortos

    de 1881 y de 1969, ca-si todos en Garrovi-llas. La lnea Salaman-ca a Barca de Alba(Portugal), de 1887,fue la ms complicaday una importante y sin-gular obra de la inge-niera espaola por susbellos puentes de hie-rro. Con un primer tra-mo corto construido

    El obstculo de Pajaresse salv entre 1880 y1884 con laconstruccin de un difciltrazado ferroviario en elque existen 69 tneles

    Boca de uno de lostneles de Paja-res, principal pasoferroviario desdela Meseta hasta elPrincipado de As-turias.

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  • 34 Julio-agosto 2009

    Locomotora dela SNCF (ferro-carriles france-ses) engalanadaen la estacin deCanfranc.

    por la Compaa del Ferrocarril de Salamanca a laFrontera con Portugal, naciente en Fuente de SanEsteban, en tan slo sus 15 ltimos kilmetros, enLa Fregeneda, se excavaron 20 tneles para des-cender hasta el puente internacional del ro guedapor un lado del barranco paralelo al ro que ofreceuna vista espectacular. El ms importante es el lla-mado tnel de la Carretera de Salamanca (por pasarpor debajo de dicha carretera), de 1.594 metros delongitud. La conexin con el tramo vila-Sala-manca, y de paso con Madrid, no se termina hastael siglo XX con cuatro tneles cortos en el cruce delAdaja y en las estribaciones de la sierra de vila.

    Extremadura y el activo puerto de Huelva

    Una lnea de estos aos, no radial, con muy bue-nos rendimientos tanto comerciales como para via-jeros, fue la de Zafra al puerto de Huelva, construi-da entre 1886 y 1889 por la Compaa de losFerrocarriles Zafra a Huelva, para el embarque deminerales para la exportacin. Nace en Zafra, en lalnea Mrida a Los Rosales (Sevilla), y recorre 184kilmetros hasta llegar al puerto onubense atrave-sando los quebrados paisajes que forman las crestasy valles de la sierra de Aracena. Tiene 18 tneles,de los cuales el mayor es el de Almonster-Corte-gana I (Almonster la Real, Huelva), de 1.354 me-tros, del ao 1889. La pretensin de leoneses y ex-tremeos era unir todo el territorio mediante unagran lnea que enlazase Len, Zamora, Salamancay Extremadura con Sevilla y Cdiz, que sera lla-

    mada Ruta de la Plata rememorando la antigua varomana.

    En los primeros 20 aos del siglo XX, el ferro-carril, que ya tiene los 12.000 kilmetros de tendi-do al empezar el siglo, sigue siendo el transporte porexcelencia por su rapidez y economa, y la cons-truccin de tneles se ve favorecida con un nuevoimpulso en los aos de la dictadura de Primo de Ri-vera (1923-30) con el Plan Guadalhorce del minis-tro de Fomento Rafael Benjumea, aportando capi-tales estatales para terminar las comunicacionesradiales con Madrid y construir lneas no rentablespara los inversores privados por su alto coste y du-dosa rentabilidad. Algunos recorridos se terminan,otros se construyen de nueva planta y otros msacortan caminos mediante el tendido de lneas trans-versales a otras ya existentes. Nuevas perforadorasaparecen en los aos 20, mejorando las Ferroux, co-mo las Ingersoll de martillos perforadores, igual-mente accionados por aire comprimido.

    Nuevos caminos por los Pirineos

    El 18 de julio de 1928 Alfonso XIII y el presi-dente de la Repblica Francesa se encuentran bajoel tnel internacional de Somport (Canfranc) e inau-guran solemnemente la lnea Zaragoza-Pau. Una

    Impulso ferroviario primo-riverista

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    Boca del tnelSol de Horta, de1.202 metros delongitud, cons-truido en 1892cerca de Nonaspe(Zaragoza) comoparte de la lneaentre Zaragoza yBarcelona.

    docena de proyectos se haban redactado entre losdos pases para el paso central transpirenaico, peroslo dos llegaron a buen puerto: el paso por Can-franc (Huesca) y el de Puigcerd (Gerona), que seinaugurara al ao siguiente. Tanto para un paso co-mo para el otro hubo que excavar importantes tne-les, costosos, con maquinaria y material de primerafila y con los mejores ingenieros de la poca.

    En el caso de Canfranc, el difcil relieve reservla peor parte para Francia tras el paso de Somportcon pendientes de 43 por mil a las que no tenan na-da que envidiar las pendientes espaolas de 20 pormil. Este proyecto proceda de otro iniciado porNorte como ferrocarril transpirenaico de Zuera aOlorn, en 1893, con 10 tneles en el tramo Hues-ca a Jaca, en conexin con Zaragoza. En 1928, lamisma compaa complet la lnea con el tramo msalto y difcil entre Jaca y Canfranc, con participa-cin estatal, y 20 tneles ms, siendo el ms impor-tante el que discurrabajo el macizo de Som-port en el Pirineo os-cence con un total de7.847 metros, 3.796 deellos por territorio es-paol. El proyectoaprobado fue el del in-geniero Joaqun Belli-do y la excavacin serealiz con perforado-ras Ingersoll-Rand ydinamita, mediante el

    sistema austriaco, en su mayor parte, y el sistemabelga, modificado y ms barato, en ocasiones. Lasbocas del tnel se acordaron entre los Gobiernos es-paol y francs tras laboriosas negociaciones al te-ner que contemplar no slo el punto de vista cons-tructivo, sino tambin el de la defensa militar. Es untnel espectacular con una fachada que recuerda laentrada a un castillo con dos rdenes, adornado elsegundo con un friso con arquillos ciegos, escudo ycartel conmemorativo en el centro. La boquilla dearco de medio punto muestra un elegante almoha-dillado. Este paso se interrumpi en 1970 hastanuestros das, debido a un grave accidente ferrovia-rio en el lado francs.

    La entrada a Francia desde Gerona, con la lneaRipoll a Aix-les-Thermes, se inaugur en julio de1929. El tramo espaol, Ripoll-Puigcerd, de 48,6kilmetros, ya fue construido por el Estado entre1910 y 1922, enlazando con otra lnea que vena deBarcelona. Lnea muy arriesgada, cuenta con10.523 metros de galeras distribuidos en 43 tne-les, alcanzando la cota ms alta de los ferrocarrilesespaoles, a 1.480 metros, en el interior del tnel deTosas, considerado el de mayor dificultad de la l-nea, en el que trabajaron 250 obreros. Se empez acalar en 1912 por la boca sur, en Tosas, y se termi-n en 1919 al encontrarse las galeras de avance nor-te y sur con un error de 7 centmetros, resultado ex-traordinario que se atribuy al mrito de su autor, elingeniero Martnez de Velasco. Mide 3.904 metroscontando la prolongacin artificial de la boca norteo de la Molina. La seccin de la bveda es semicir-

    El pr