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    Las formas de recepcin de una Teora de la Recepcin.

    Contemporanea, Vol. 3 no2 p 29 - 52 Julho/Dezembro 2005 29

    Las Formas derecepcin de una teora

    de la recepcin.

    La teora de losdiscursos sociales deEliseo Vern

    Mara Elena Bitonte

    Este trabajo tiene el propsito de seguir ciertos recorridos de la teora de losdiscursos sociales o socio-semitica, formulada por Eliseo Vern a mediados dela dcada del 70. Seguir las pistas de aquellos conceptos cargados de signifi-caciones histricas, instituidas, que la teora adopta (nombra, usa). Conceptosque toma y hace circular dibujando sus propios contornos (los lmites ms all delos que no puede ir sin perder su coherencia interna) y los puntos de fuga que lepermiten desplegarse, entrelazarse, alimentarse y crecer. La idea es bosquejar

    * Docente investigadora de la U.B.A., profesora de Semitica de los medios, en laFacultad de Ciencias Sociales de la U.B.A. Ha publicado artculos, traducciones yreseas crticas para diversas publicaciones nacionales e internacionales: Promesao Contrato de Lectura? (con Liliana Demirdjian) en Comunicacin y Sociedad N 40,Universidad de Guadalajara, 2 semestre de 2003; Ver o no ver. La mirada sobre latelevisin, enContemporanea,Journal of Communication and Culture, vol. 1, nmero1, Universidad Federal da Bahia, Brasil, diciembre de 2003; Bajo los signos de deSaussure, Peirce y Lacan,enAesthethika,online, bilingual journal, vol 1, N 1, Fall2004, U.B.A. y Universidad de Illinois, Urbana-Champaign, U.S.A.; Siempre la misma

    historia, en Miradas. Revista del audiovisualN 8, abril de 2005, Revista de la EscuelaInternacional de Cine y Televisin de San Antonio de los Baos, La Habana, Cuba.([email protected])

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    ese mapa de filiaciones y observar cmo es el reconocimiento en una teora quees, en gran medida, una teora de la recepcin. De modo que, paradjicamente,si usamos esta estrategia para leer a la teora de los discursos sociales, de algnmodo, estamos enfrentando a esta teora consigo misma.

    Teora de los discursos sociales - recepcin - reconocimiento

    This work aims to follow certain consequences of the theory of social discourse(or social semiotics), as formulated by eliseo vron, in the mid-70s. we pretendto trace the pathways of these concepts, in their historical meaning and outline(insofar they dont lose their internal coherence), as also in the points of escapethat allow these concepts to detach and to mix themselves, and to feed andto grow likewise. Our idea is to present this map of theoretical filiations, andobserve how to recognize this theory and dimension it as a theory of reception.

    In such a paradoxical way that the reading of concrete social discourses is, insome way, the confrontation of the theory with its own foundations.

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    Hay un tipo de crtico que se pasa todo el tiempodisecando lo que lee para encontrar ecos, imitaciones e

    influencias, como si nadie fuera sencillamente s mismo, sinoalguien compuesto por un montn de otras personas

    Stevens

    No se trata de ir al encuentro de una supuesta originalidaden los conceptos que componen una disciplina, ni de alcanzar esaFuente, ese Origen, ese Autor de donde provienen sus conceptos,sino de asignarles a las expresiones una correspondencia es eltrmino que Baudelaire eligi para describir las misteriosas asocio-

    nes del poeta- con su interdiscurso1

    . No se trata entonces, de unaescrutacin hermenutica al estilo de Jauss, como si la recepcinfuera el terreno tranquilo de los intercambios comunicativos2. Ho-racio Gonzalez prefera hablar en sus cursos de la recepcin comocampo de batalla3.

    Desde hace tiempo se ha tomado conciencia de que las pa-labras llevan la carga enorme de su sentido histrico. Y an en elcaso en que la remisin no sea explcita, an cuando forme parte

    de lo no-dicho o del inconsciente de la teora, todo discurso socialsegn, entre otros, Vern- lleva las huellas de sus condiciones deproduccin. Pero a veces la atribucin se vuelve opaca. Culpa dicenalgunos- de la ideologa. Otros dicen - del inconsciente. Y ni hablarde la mala intencin. Yo prefiero ahora detenerme en la responsa-bilidad del reconocimiento. Uno de los sentidos que precisamenteVern se ocup de divulgar, vincula el reconocimiento a la actividad

    de lectura. Habra que considerar tambin, que el reconocimiento,supone advertir (distinguir, no confundir) cierta jurisdiccin ajena alpropio discurso y cierta profesin de respeto que puede llegar inclusoal agradecimiento. Un diccionario4vigila esta acepcin: Otorgar aalguno, con la solemnidad de rigor, la cualidad y relacin de paren-tesco que tiene con el que hace este reconocimiento y los derechosque son consiguientes. Voy a hablar, entonces, no solamente delreconocimiento de las figuras fuertes que sealaron el sendero de

    la teora de los discursos sociales, sino de la recepcin que borrasus huellas, o que deja seales como migas de pan en el camino

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    del bosque. Es decir que bien mirados, hay conceptos que podranconvertirse en puertas hacia espacios (mundos) posibles5de la teora.De este modo, lo que podra parecer un lmite teora, resultar sin

    embargo, una va de expansin.El problema ser, finalmente, dada la relacin ideolgica entre

    una teora y los conceptos que utiliza, cmo se asume esa relaciny cules son las formas de reconocimiento de aquellos tericos (delos guardianes del otro discurso, de los Autores) que le donaron susmodos de nombrar. Para eso voy a recurrir a las formas de reco-nocimiento y de desconocimiento que Harold Bloom (1995) pens,en relacin con los poetas, en La angustia de las influencias y queac resumo:

    Clinamen:Es el desvo, la mala lectura del precursor que apa-rece, las veces bajo la forma de correccin en el propio texto.Tsera: Es la lectura que completa el texto del precursor.Agrega el fragmento que supuestamente le faltaba.Knosis: Es la ruptura que aparece como mecanismo de de-fensa frente al temor a la compulsin a la repeticin. Tiene un

    grado de humillacin del precursor (como cuando Jess renunciaa su condicin divina).Demonizacin: Es la relacin entre un sublime y un contra-sublime. El poeta posterior elabora su obra dando cuenta delcarcter nico del anterior.Ascesis: Es la renuncia absoluta a toda ligazn con el precursor,con la consecuente disminucin de la propia obra.Apofrades:Es el retorno de los muertos. El poeta posterior dejasu obra tan abierta a la influencia del precursor que se dira queel posterior ha escrito incluso el poema del anterior.

    El recorrido que tengo in mentepasa por los conceptos de Su-jeto, Ideologa y Poder -las maysculas no se las pongo yo, se laspuso la Historia. Y para realizarlo deberemos desentumecer(nos) yactivar los vnculos entre el discurso de la teora de los discursos

    sociales y los que cita, esto es, aquellos a los que invita a participarde su produccin. Me voy a referir especialmente a Charles Peirce,

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    Karl Marx, Michel Pecheux, Noam Chomsky, Jacques Derrida, CliffordGeertz, Michel Foucault y L.Wittgenstein.

    AdvertenciaEste ensayo puede perecer una reivindicacin de los que que-

    daron entre telones. Se trata, antes bien, de ver cmo una teorase constituye a partir de un doble movimiento de identificacin ydiferencia: apropiacin y reconocimiento de aquello con lo que seidentifica y rechazo de aquello que le resulta tan ajeno que se diraque teme parecrsele. La demarcacin de este territorio, a partir deinclusiones y exclusiones, configura su propia identidad.

    Interdiscurso

    El proyecto terico de Vern se ajusta a un tipo de pensamien-to que muchos han denominado adivinatorio o indicial, opuesto almodelo positivista, encarnado segn Vern sobre todo en Saussurey prolongado en los desarrollos de la teora comunicacional (Vern:1974; 1986c; 1988a etc.). Tanto las teoras comunicacionales como

    la lingstica pragmtica se vieron afectadas por una perspectivafuncionalista que pretendi encontrar el sentido en la intenciona-lidad del sujeto. Sin embargo, a la hora de explicar el paradigmallamado indiciario o semitico, es notable que los ejemplos can-nicos que figuran en la bibliografa sobre el tema (las pisadas delos animales, los sntomas de la enfermedad, los lapsus, los rasgosde la mano del pintor, los vestigios del delincuente, la huella dac-tilar etc.), todos comparten el rasgo de ser producidos de modoinvoluntario. Corolario: los signos son independientes de cualquierintencionalidad.

    Por lo tanto, la concepcin del sujeto que propone la teora delos discursos sociales la unidad de anlisis no es el sujeto hablantesino el actor social. El anlisis sociosemitico se interroga, por unaparte, acerca de la especificidad del tipo de discurso estudiado y res-ponde siempre a esta pregunta confrontando un discurso con otro,

    es decir, por diferencia: Liberado del funcionalismo, el estudio de laproduccin discursiva no tiene ya al sujeto hablante como soporte:

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    el sujeto no es ms la fuente del sentido, sino ms bien el puntode pasaje en la circulacin del sentido, relevador en el interior deun tejido de prcticas discursivas. La unidad de anlisis minimal

    no puede ser otra que la de la interdiscursividad, es decir, aquelladel intercambio (Vern,1986c: 5). De este modo, el concepto deinterdiscurso le sirve a Vern para escapar del tranquilizador recursoa al intencin como determinante del sentido, que haba dominadola tradicin funcionalista y comunicacional: Cul es la relacinentre un discurso ay otro discurso bque aparece como respuestaal primero? se pregunta Vern: ([1986] 2003,:20) -Trabajandosobre el inter-discurso, el anlisis no necesita recurrir a ningnconcepto concerniente a las intenciones o los objetivos de losactores sociales que intervienen en los procesos estudiados. Comovemos, Vern hace suyoel concepto de interdiscursode Pecheux,aunque rechaza su teora general (kenosis), principalmente por suconcepcin reproductivista de lo ideolgico6.

    Diferencia y desfasaje en la produccin de sentido

    El problema del sujeto como causa del discurso que emergede la nocin de intencionalidad, condujo a Vern a formular la ideade una brecha a la que llam desfasaje. A partir de este planteo loque le interesa al anlisis de los discursos no es ya el texto en s,sino las distancias entre los discursos.

    En algunos trabajos ms recientes de Vern (1986b; 1988c)podemos observar la transformacin que se produce en su conceptode desfasaje, con respecto a los escritos ms antiguos de La semiosissocial(que datan de los 70),debido a la imprecisin de dicha nocin,textos en los que prefiere hablar ya de manera ms general, de nolinealidad de la circulacin discursiva. El cambio de denominacionesse relaciona con una cuestin claramente metodolgica, a saber, silos efectos de sentido de un discurso no son calculables a partir delanlisis de sus reglas de produccin cmo llevar adelante el anlisissemitico? Vern propone una doble entrada al anlisis que resuelve

    el problema terico-metodolgico, conciliando el anlisis sincrnicoy el diacrnico (ahora denominado anlisis secuencial7).

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    Otro texto donde se puede observar la transformacin delconcepto de desfasaje es La presse: produit, production, recep-tion, de 1988. All se hace evidente que el concepto de diacrona

    que le haba servido para analizar en una perspectiva histrica larelacin entre la instancia de produccin del Curso de lingsticageneraly la de su lectura, no le sirve ya para analizar la vertiginosadinmica de produccin discursiva en las sociedades para decirlosuavemente- posindustriales mediatizadas:

    En el pasado he insistido mucho sobre la solucin de continuidad entreel anlisis en produccin y el anlisis en reconocimiento de los discursossociales. Para expresar esta solucin de continuidad, cuya principal con-secuencia es que el anlisis de un discurso en produccin no nos permiteinferir sus efectos, he debido hablar de desplazamiento entre la producciny el reconocimiento. Esta nocin de desplazamiento me parece hoy en dainapropiada, en particular cuando se trata del sistema productivo de losdiscursos de la prensa y en forma ms general, de los medios de comuni-cacin (Vern, 1988b:12).

    En efecto, en las sociedades capitalistas, la distancia tem-poral entre produccin y reconocimiento se redujo a una mnima

    expresin y el hervidero que parece ser hoy ese campo competiti-vo entre discursos, ahora designados comoproductos, exige unamodificacin. La nocin de desplazamiento dice- se justificabaen relacin al tipo de problema con el cual me haba enfrentado enesa oportunidad: se trataba de la formulacin de un modelo relativoal surgimiento de las disciplinas cientficas en la historia desde elpunto de vista de los funcionamientos discursivos, modelo aplicadoal caso particular de la lingstica de Saussure (Vern, 1988b:12).El concepto de desfasaje, siempre supuso en Vern un doble matizfundamentalmente temporal e ideolgico, a diferencia de otrostericos (Eco, Hall, Bettetini) para quienes se juega sobre todo unacuestin cultural (enciclopedia, competencia). Hoy el problema seresuelve en funcin de la lgica de las azarosas trayectorias entreespacios mentales (Vern, 2002), que determinan universos decontextualizacin y recontextualizacinde los discursos.

    En resumen, por un lado, en el marco de la produccin de dis-cursos mass-mediticos en la sociedad contempornea, los otrora

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    designados como discursos, devinieronproductos, es decir, mer-cancas definidas por su valor, cuyo funcionamiento se caracterizatanto por la competencia con otros productos como por su posicin

    en este espacio de competencia8. Es decir que lo que antes eracomprendido como el campo de lo social, ahora parece reducirse almercado (la mercanca se presenta as como fetiche). Pero Vernse corre de las discusiones sobre la industria cultural. Parte de labase de que no hay capitalismo sin mercado y que en las sociedadespost-industriales la produccin de sentido es mercantilizable9. Y eneste marco, el anlisis sociosemitico propone el circuito inverso delde la produccin publicitaria de las mercancas, donde la operacines borrar las huellas de la produccin. En Semiosis de lo ideolgicoy del poder(Vern [1978], 1984: 49) afirma:

    El dominio de lo ideolgico concierne en realidad a todo sentido producidosobre el cual hayan dejado huellas las condiciones sociales de su produccin.Esa es entre las lecciones de Marx, una que no hay que abandonar: l nosha enseado que si se sabe mirar, todo producto lleva las huellas del sistemaproductivo que lo ha engendrado. Esas huellas, estn all, pero no se las ve:son invisibles. Cierto anlisis puede hacerlas visibles: se trata del anlisisconsistente en postular que la naturaleza de un producto slo es inteligible enrelacin con las reglas sociales de su generacin.

    La relacin que Vern establece con la obra de Marx le permitedar cuenta de la grandeza del precursor. Se trata, sin duda, de ungesto de demonizacin.

    Entonces, si el estudio de los procesos semiticos que en-tran en juego en la produccin social, es posible en la medida en

    que dicho proceso ha dejado huellas ostensibles en la superficiediscursiva (premisa que remite a una formacin discursiva evi-dentemente marxista), las nociones de marca y huellaque usaVern (1988a), tambin las haba empleado Derrida (1968) parareferirse precisamente a la ausencia del sujeto (si est la huellaes porque no est el sujeto). La huella indica una doble ausencia:la del sujeto y la del objeto y, paradjicamente, es la nica ma-nera de apuntarlos. Esta formulacin comn a Vern y Derrida,

    es coherente con una posicin anti-representacionalista y anti-esencialista que se caracteriz desde siempre por la oposicin

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    entre sujeto y objeto. Al respecto, Vern (1988 a:129) sostieneque no hay, propiamente hablando, huellas de la circulacin: elaspecto circulacin slo puede hacerse visible en el anlisis como

    diferencia, precisamente, entre los dos conjuntos de huellas, de laproduccin y del reconocimiento. El concepto de circulacin slo es,de hecho, el nombre de esa diferencia En resumen, el conceptode diferencia conserva en Vern la disemia que lo caracteriz enDerrida: el sentido temporal de intervalo, en la circulacin, porun lado, y el de distinto, por otro. La impronta de Derrida aparecetambin en un fragmento de la alocucin de Vern en el SeminarioInternacional de Semitica de 1986, donde afirma: Un discursono produce jams un efecto nico; disemina, por el contrario, uncampo de efectos posibles (1986c). Hay indicios de Derrida di-seminados en el texto de Vern. Pero no lo nombra. Tal vez hayapalabras ms poderosas que el nombre de su propio autor. O talvez, en trminos de Bloom (1977: 23), haya un movimiento haciala discontinuidad con respecto al precursor (kenosis)en el quetanto el precursor como el posterior resultan vaciados.

    Peirce

    El mencionado artculo de Vern, Semiosis de lo ideolgico ydel poderse abre haciendo una presentacin general de cmo suteora concibe el proceso de produccin de sentido, de un modoque recuerda la primera carta de Peirce (1987) a Lady Welby(12/10/1904) ya que ambos emprenden la exposicin general y agran escala de los fundamentos de su teora. Es as que podemoscotejar las correspondencias entre ambas formulaciones. Cito aVern:

    Se trata aqu de concebir a los fenmenos de sentido como adoptando, poruna parte, siempre la forma de investiduras en conglomerados de materiassensibles que, a raz de eso llegan a ser materias significantes (investidurassusceptibles de resultar descriptas como conjuntos de procesos discursivos),y como remitiendo, por otra al funcionamiento de un sistema productivo. Todosistema productivo puede considerarse como un conjunto de compulsionescuya descripcin especifica las condiciones bajo las cuales algo es producido,circula y es consumido (Vern, 1984: 43).

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    Veamos el siguiente cuadro:

    Por su parte, la primera carta que Peirce le dirige a Lady Welbypuede ser tomada a la vez como sntesis y organizacin de su pro-yecto terico. Su tesis comienza planteando la dificultad de presentarun modelo nuevo a partir de conceptos cargados histricamente designificacin. Por eso para designar a este nuevo campo, aunque sereconoce como kantiano y aunque entiende como Kant, que de larealidad slo se conoce su aparicin fenomnica, no usa el trminofenomenologa sino que inventa los de ideoscopa o faneroscopa10.Peirce progresa planteando que tambin como en Kant- el estatutode los fenmenos y su conocimiento supone un cierto orden lgico.Entonces, todos los fenmenos, pueden ser agrupados de acuerdocon tres categoras: la Primeridad (la posibilidad, los afectos), la

    Secundidad (la existencia, los perceptos) y la Terceridad (la realidad,los conceptos).

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    As, en Peirce el conocimiento como proceso semitico parte delos fenmenos y se organiza en categoras. En Vern, quien com-parte su perspectiva anticartesiana, tambin el punto de partida son

    los fenmenos y podemos observar cmo su modo de organizarlosse corresponde con el esquema de Peirce: lo que Vern presentacomo conglomerados de materias sensibles(ver cuadro) es lo queen Peirce aparece como Primeridad, esto es, la esfera de las cua-lidades del sentir, es decir, todo aquello que tiene la posibilidad deser pero an no es. Estas materias sensiblesslo cobran existenciaen la medida que devienen materiales concretos en virtud de suconexin dinmica con el objeto y perceptibles (hechos). Esto esa lo que Peirce denominaba la esfera de la Secundidad y que enVern aparece bajo la forma de materias significantes. Finalmente,estas materias significantesrevisten un carcter social, es decirque se instituyen como la realidad, en tanto sean codificados odecodificados (descriptibles) como Discurso. Esto sera en Peircela esfera de la Terceridad, el lugar de las regulaciones culturales.Ahora bien, Vern parte de la base de Peirce y pega un salto hacia

    un planteo de lo ideolgico - que desarollar luego - como si agre-gara a una vasija el fragmento que le faltaba para reconstruirla(tsera). Dice Bloom: Un poeta completa a su precursor al leerel poema-padre conservando sus trminos, pero logrando otrosignificado, como si el precursor no hubiera ido suficientementelejos (Bloom, 1977: 23).

    Chomsky

    Es interesante notar cmo, partiendo del modelo semitico dePeirce, Vern llega a una formulacin de la produccin social desentido que parece arrastrar elementos naturalizados por estruc-turalismo y que sin embargo, y vuelve fructferos en el marco desu propia teora. Si toma la nocin de gramtica, no es tanto pordevocin estructuralista sino porque Chomsky la convierte en algoproductivo, semejante incluso, a la semiosis infinita11. Gramtica,

    en Chomsky deja de ser un conjunto de reglas descriptivas de unalengua para convertirse en la capacidad de producirlas:

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    El transformacionalismo se presenta con un sesgo hipottico-deductivo (ex-plicativo) por oposicin al alcance puramente clasificatorio atribuido al estruc-turalismo, que derivara del hecho de que la nocin de lengua es una nocinesttica, que solo puede dar lugar a una concepcin taxonmica del sistemaabstracto. La teora chomskyana se basa en cambio en un principio generativoy estara por lo tanto en condiciones de dar cuenta, en un sentido dinmico,de la capacidad de lenguaje (Vern,1971: 256).

    Por eso, en el marco del par competence performance, elconcepto de lo ideolgico dice Vern, debe entenderse del lado dela competencia, como potencialidad, como posibilidad productiva:

    La nocin de competencia se refiere a la capacidad intrnseca de unhablante-oyente ideal para producir-interpretar un nmero indefinidode frases en una lengua determinada (Vern, 1971: 256).

    La crtica de Vern a Chomsky (clinamen) es que si bien in-corpora la dimensin de la creatividad humana en la produccin delenguaje, pierde el carcter social que tena la lingstica tradicional,que consideraba la lengua como institucin y queda atrapada en unindividualismo psicologista.

    Su concepcin de lo ideolgico se actualiza, como anticip, en

    Semiosis de lo ideolgico y del poder(Vern, 1984).En este texto,(que tiene como correlato el captulo II. 6, de La semiosis social,La red de distancias),se explica la produccin de sentido en sumaterialidad, como resultado de un proceso complejo, a partir dela categora de gramtica. All tambin, renueva su crtica en msduros trminos: La lingstica como ciencia de la lengua, comociencia extraa a lo social, slo pudo constituirse sobre la base de undispositivo metodolgico destinado a expulsar lo social del lengua-

    je, reduciendo la actividad relativa al lenguaje (siempre discursivay siempre social) al modelo de la produccin de oraciones por un

    hablante-oyente ideal (Vern, 1984: 46).

    Lo ideolgicoy el poderEl concepto de ideologa que enuncia Vern tiene su primera

    forma de expresin en la compilacin que hace en 1971, El proceso

    ideolgico;este es el punto de referencia para comprender su propiaconcepcin ya que no slo la seleccin de autores constituye, segn

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    sus propias palabras el horizonte conceptual que gui su abordaje,sino que el artculo de su autora, que integra la seleccin, tituladoCondiciones de produccin, modelos generativos y manifestacin

    ideolgica, se asienta sobre los postulados de aquellos mismosautores que incluye en el volumen. De hecho, los nombres que citacomo propia fuente bibliogrfica, son precisamente aquellos queconforman el ndice del libro.

    Fundamental fue la incidencia de uno de ellos, Clifford Geertz, conquien comparte la concepcin de la accin social como una trama derelaciones en ltima instancia discursivas, lo que supone, en principio,analizar la ideologa como sistema simblico y leer la sociedad como untexto, tal como aparecer luego, claramente, en Pern o muerte:

    Como todo comportamiento social, la accin poltica no es comprensible fueradel orden simblico que la genera y del universo imaginario que ella mismaengendra dentro de un campo determinado de relaciones sociales. Ahorabien, el nico camino para acceder a los mecanismos imaginarios y simblicosasociados al sentido de la accin es, el anlisis de los discursos sociales (...)La distincin entre accin y discurso no corresponde en modo alguno a la dis-tincin entre infraestructura y superestructura; no corresponde tampoco ala distincin entre hacer y decir, puesto que la accin social misma no es

    determinable fuera de la estructura simblica e imaginaria que la define comotal (Vern [1986a] 2003:15)12.

    En resumen, la apreciacin de la cultura como texto y de loideolgico en trminos de lenguaje, parte de la propuesta de Geertz.Es desde esta perspectiva que se hace posible entender la dimen-sin significante de la violencia como una especie de discurso. Contodo, en lo que Vern considera una ampliacin de su campo de

    aplicacin, lo que entiende como manifestacin ideolgicaabarcano slo el campo de lo textual sino tambin los diversos procesosde accin social (comportamientos sociales, rituales, prcticas, con-sumos, instituciones, objetos y especialmente la organizacin delos objetos en el espacio (Vern, 1971: 269 y ss.). Es decir que enVern, la manifestacin ideolgica es una configuracin discursivaque supone no slo significaciones lingsticas o simblicas sinotambin la accin13. Este movimiento de retoma y desvo parecetener la forma del clinamen.

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    Por otra parte, Vern, incipiente lector de Peirce14, estableceen El proceso ideolgico los enclaves de su formulacin sobre loideolgico (Peirce, Marx y Chomsky), y tambin, las exclusiones:

    El desarrollo de esta teora cobra una primera forma cientfica enEl Capitalde Marx (...) La contribucin de la llamada semiologa osemitica (...) tiene a mi juicio una gran importancia sin embargo,advierte enseguida- Hay sntomas bastante claros de una especiede pansemiologismo (Vern, 1971: 252)15.

    As, la concepcin de lo ideolgico como proceso inscribe a Vernen la llamada semitica de segunda generacin (Kristeva, Derrida,Foucault, Deleuze y otros), que focaliza el aspecto generativo de laproduccin de sentido, acorde con una lgica de matriz peirceana.Pero Vern traza el rea en la que inscribe su propia teora, dejandoafuera prudentemente, a los integrantes de grupo Tel Quel, a quie-nes se ocupa de denostar en el considerable espacio dedicado a laprimera nota al pie de su artculo, en los siguientes trminos:

    Pienso en especial, en los trabajos del grupo Tel Quel(...) la mitologa de laescritura que han elaborado entusiastamente, constituye la anulacin de la

    posibilidad (real) de conectar de manera fecunda la teora marxista con losdesarrollos de la semiologa. En efecto, o bien se limitan a proponer lo que enel fondo no es ms que una nueva e inofensiva teora de la literatura o bienen el mejor de los casos- desembocan en una nueva e igualmente inofensivafilosofa, no obstante su ardiente retrica revolucionaria. En ambos casos,caen en la vieja trampa burguesa: neutralizar la incorporacin efectiva deconceptos vinculados (o vinculables) con el pensamiento marxista, al campode al prctica cientfica (Vern, 1971: 252).

    Vern se pone a salvo de posibles malas interpretaciones que

    lo emparentaran con la vertiente post-estructuralista a partir de lasnociones de genotexto, diseminacin, differancey otras por el estilo,y deja establecido que su formulacin de lo ideolgico en trminosde proceso es una lectura de la teora generativo-transformacionalde Chomsky16. Podramos ver en este mecanismo de ruptura algosemejante a lo que Bloom describa como un mecanismo defensivopor temor a la repeticin (kenosis).

    Me voy a referir ahora, particularmente al artculo tituladoSemiosis de lo ideolgico y del poder, cuya primera edicin data

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    de 1978. All, antes de especificar su idea sobre la dimensin ideo-lgica, Vern nos alerta acerca de lo que denomina el obstculomarxista, aludiendo a cierta reificacin de algunos conceptos claves,

    tales como los de infraestructura ysuperestructura(base material ycontenidos). El asunto cobraba forma de malentendido en tanto quepareca entonces que slo el contenido era ideolgico mientras quela forma, neutra: Una ideologa afirma Vern- no es un repertoriode contenidos (opiniones, actitudes o incluso representaciones),es una gramtica de generacin de sentido, investidura de sentidoen materias significantes (Vern, 1984: 48).

    La discusin ocupaba la atencin de gran parte de los intelectualesen la dcada del 70 e impuls a Vern a recontextualizar la cuestin.Es notable la afinidad que se percibe en las descripciones del estadode la cuestin que aportan algunos intelectuales de la poca:

    Se ha retomado la dicotoma infraestructura superestructura dice Vern-esta concepcin geolgica o ms bien piramidal de la sociedad, que querraque esta ltima estuviera constituida por mesetas superpuestas. Se trata,ciertamente, de una metfora, pero mucho es lo que dice sobre las otras pro-piedades de la teora donde ella aparece. La base (extraa, como es obvio,

    a lo ideolgico, que se encontrara en otra parte) es determinante en ltimainstancia; la superestructura, ms o menos desligada, sigue a dicha base(Vern, 1984: 47).

    Como puede percibirse, la descripcin de Vern trae los ecosdel lenguaje y las metforas de Deleuze cuando irrumpa con im-genes como esta: Los estratos son fenmenos de espesamientoen el cuerpo de la Tierra, a la vez moleculares y molares: acumu-

    laciones, coagulaciones, sedimentaciones, plegamientos (Deleuze,1988: 512).En similares trminos, en la primera de una serie de conferen-

    cias dictadas en Ro de Janeiro en mayo de 1973, Foucault aluda alproblema que pareca constituir centro de los debates franceses dela poca: las malas lecturas de Marx.

    Existe una tendencia dice- que podramos denominar, de una manera un tantoirnica, marxista acadmica, o del marxismo acadmico, que consiste en buscarcmo las condiciones econmicas de la existencia encuentran en la concienciade los hombres su reflejo o expresin. Creo que esta forma del anlisis, tra-

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    dicional en el marxismo universitario de Francia y de Europa en general, tieneun defecto muy grave: el de suponer, en el fondo, que el sujeto humano, elsujeto de conocimiento, las mismas formas del conocimiento, se dan en ciertomodo previa y definitivamente, y que las condiciones econmicas, sociales ypolticas de la existencia no hacen sino depositarse o imprimirse en este sujetoque se da de manera definitiva (Foucault, [1973] 1992: 14).

    Su disertacin cierra volviendo sobre esta cuestin, pero re-lacionndola ahora con la idea de falsa conciencia: En los anlisismarxistas tradicionales dice- la ideologa es presentada como unaespecie de elemento negativo a travs del cual se traduce el hecho deque la relacin del sujeto con la verdad, o simplemente la relacin de

    conocimiento es perturbada, oscurecida, velada por las condicionesde existencia, por las relaciones sociales o formas polticas impuestasdesde el exterior, al sujeto del conocimiento (p. 32).

    El referido artculo de Vern ( [1978] 1984) est muy en sintonacon las formulaciones de Foucault no slo en el tratamiento de lacuestin de lo ideolgico sino tambin del poder. All, para explicar suidea del poder Vern recurre directamente a Foucault, quien un parde aos antes la haba expuesto en su Historia de la sexualidad I:

    Qu es se pregunta Vern- el poder? No podra decrselo mejor do lo que lohace Foucault: (...) el poder, no es una institucin, ni una estructura, no escierta potencia de la que algunos estaran dotados: es el nombre dado a unasituacin estratgica compleja, en una sociedad determinada. Ahora bien, esasestrategias no existen fuera de los paquetes significantes que las contienen, noexisten sin el acople, en las relaciones sociales, de los innumerables discursosque atraviesan la sociedad, no existen sin la intercalacin de producciones desentido y de reconocimiento de sentido, en una semiosis que Peirce describicon justeza como infinita (Vern [1978]1984: 49).

    Como vemos, Vern toma la definicin de Foucault pero inme-diatamente se desva para continuar. En efecto, toma de Foucaultuna concepcin del poder no como sistema de dominacin prove-niente de una institucin o grupo sino como juego de relaciones defuerza, como estrategia de irradiacin capilar (microfsica)17. As,desde la perspectiva de Vern, el poder que detentan los medios esinconcebible en trminos de manipulacin de las conciencias, pero

    s como el efecto de una estrategia, sobre los cuerpos: La nocinde poder de un discurso afirma Vern- slo puede designar los

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    efectos de ese discurso en el interior de un tejido determinado derelaciones sociales (...) Si, por ejemplo, tal tipo de mensaje delos medios masivos tiene efectivamente un poder sobre los recep-

    tores, ese poder slo puede interesarnos en la forma del sentidoproducido: comportamientos, palabras, gestos (Vern, 1984: 48).Vern se pone a salvo de aquellas interpretaciones a las que cali-fica de discurso terrorista-apocalptico asociado a la nostalgia deun pasado imaginario, perdido para siempre (Vern, 1984: 50).La crtica va dirigida a las aproximaciones marxistas reificantesque slo dejan lugar para una concepcin reproductiva de lo ideo-lgico (Al estilo de Frankfurt). En trminos de Bloom, esto podraleerse como una prctica de ascesis,es decir, un movimiento deautopurgacin que tiene como meta lograr un estado de soledad(Bloom, 1977: 24).

    Para terminar, Vern es tributario, por un lado, de una con-cepcin eminentemente relacional del poder, de matriz foucaultiana(Foucault habla,de relaciones de poder,de mecanismos del poder)y por otro, de una perspectiva que inscribe el poder en la tensin

    entre estrategias y efectos18. Pero tambin Vern es tributario de unaconcepcin foucaultiana, en tanto que ambos entienden lo ideolgicoy el poder como grillas de inteligibilidad del campo social. La idea decondiciones de produccin como conjunto de reglas de generacinde los discursos se emparenta entonces, en algn sentido, con elconcepto de formaciones discursivasde Foucault (1970), quien lasdefine como sistemas de dispersin (por oposicin al sistema dediferencias, que es la lengua) en el que se puede describir ciertaregularidad entre los objetos, conceptos, elecciones temticas y tiposde enunciacin. Las formaciones discursivas constituyen reglas deformacin a las que estn sometidos los elementos del discurso yque organizan sus condiciones de existencia, co-existencia, conser-vacin, transformacin y desaparicin (Foucault, 1970). Podemosagregar que en Foucault, como en Vern, las diversas formas deagenciamiento discursivo se especifican a travs del reconocimiento

    de un sistema de invariantes y variantes(nociones emblemticas,si las hay, acuadas por el Estructuralismo.

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    Concluyendo, el reconocimiento de Foucault resulta dificulto-samente ubicable entre el clinamen y la tseraporque una vez quefue tomado el aporte, no se prolonga ni se completa y ni siquiera se

    desva. Directamente, se ignora.

    Wittgenstein

    Vern hace suya la nocin de juegos de lenguaje en numero-sos textos19para explicar los intercambios comunicativos fuera deuna dinmica mecanicista de accin y reaccin, que fue el modeloque caracteriz a las teoras, de matriz funcionalista que hegemo-nizaron el campo de la comunicacin. El sentido dice Vern ([1986a]) 2003:18)

    no opera segn una causalidad lineal (...) Este carcter no lineal (o si se prefiere,no mecnico) de la circulacin del sentido, conduce a distinguir dos grandescaptulos en la investigacin de los discursos sociales, que corresponden a dosmodos de anlisis del discurso: la produccin y el reconocimiento. Si utilizamosproduccin en lugar de emisin y reconocimiento en lugar de recepcines porque emisin y recepcin son trminos inevitablemente asociados a lasteoras de la comunicacin social.

    Esto supone fundamentalmente, que un discurso no tiene comoefecto otro discurso predeterminado.

    Ahora bien, para distanciarse del paradigma comunicacional,Vern toma la expresin juegos de lenguaje del filsofo austracoWittgenstein20, quien los define del siguiente modo: Sistemas demutuo entendimiento (...) voy a llamarlos juegos lingsticos (...)Cuando aprendemos en la escuela especiales lenguajes tcnicos de

    signos, como el uso de diagramas o tablas, geometra descriptiva,frmulas qumicas, etc, seguimos aprendiendo juegos lingsticos(Brand, 1987: 121). La idea de juegos discursivos le sirve a Vernpara acentuar el carcter regulado y a la vez azaroso de la dinmicacomunicativa. La condicin regular y regulada de todo discurso seexplica a travs del concepto de gramtica(hay una gramtica deproduccin), aunque los efectos de un discurso no son predecibles(puede haber mltiples gramticas de reconocimiento). Lo que quieredecir que un discurso no puede significar cualquier cosa. Un discurso

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    afirma Vern- genera en un contexto social dado, un campo deefectos posibles.

    Esta idea de campo de efectos remite por un lado al concepto

    peirceano de ground (esto es, el terreno de las posibilidades signi-ficativas de un signo) y, por otro, nuevamente, a la idea de clculoque Wittgenstein asocia a los juegos lingsticos: Si el significadode una palabra es su uso podemos decir tambin que el significadode una palabra es el modo y manera como se calcula con ella en un

    juego lingstico -dice Brand (1987: 133), y cita a Wittgenstein- dijeque el significado de una palabra es el papel que juega en el clculo

    del lenguaje (la compar a una pieza de ajedrez).Entonces, as como en cualquier juego, pongamos el mismo

    caso del ajedrez, cuando un jugador va a mover una pieza, puedeanticipar ciertas jugadas posibles de su adversario y tambin sabeque hay jugadas que jams hara, las jugadas y contra-jugadasdiscursivas se mueven en una lgica de accin similar. Ese es el tipode clculoque Vern expresa en trminos de campos de efectos.La interaccin discursiva est determinada por ciertos presupuestos

    (cierto groundo esquemas virtuales de acciones comunicacionalesposibles). Para explicar esta dimensin de los intercambios Wittgens-tein haba recurrido tambin a la fecunda metfora de gramtica:

    El supuesto fundamental del clculo o del juego dice Brand (1987:133) parafraseando a Wittgenstein- determina su recinto de sentido.Un cambio de la gramtica de ese juego nos lleva realmente a otro

    juego diferente (v. Gr.68). Creo ver en esta forma de recuperacinuna suerte de tsera, cuyo sentido, para Bloom conserva el rasgode contrasea. En efecto, la mencin de juegos discursivos y de

    clculo son las contraseas para reconocer al precursor.La simparta por Wittgenstein haba sido compartida tambin

    por Foucault quien sostena que haba llegado el momento pues,de considerar estos hechos del discurso ya no simplemente por suaspecto lingstico sino, en cierto modo y aqu me inspiro en lasinvestigaciones realizadas por los anglo-americanos -, como juegos

    (games), juegos estratgicos de accin y reaccin, de preguntay respuesta, de domincacin y retraccin, y tambin de lucha

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    (Foucault, 1992: 15).La recuperacin de los juegos de lenguajepermite a la siguiente generacin de tericos plantear una nocinde verdad al margen de cualquier idea de inmanencia; una idea de

    verdad que alcanza para cuestionar los lugares de donde se defi-nen las reglas de juego y se consensan los saberes, las prcticasy las formas de subjetividad de la sociedad. Si hay un punto endonde la terceridad peirceana y los juegos de lenguaje se cruzan,es precisamente este.

    Conclusin

    Las palabras que se traen de otras formaciones discursivas,acarrean cierta tradicin, no son neutras. Mi trabajo fue hacer per-ceptibles las formaciones discursivas de donde se desgajaron algunasexpresiones que conforman la teora de los discursos sociales.

    Observar formaciones discursivas supone rastrear las huellas deformaciones ideolgicas. En el caso de formaciones tericas o disci-plinas, esto implica muchas veces, reconstruir un tejido con retazos

    de la propia teora y de otras que vienen a cubrir provisoriamentelos agujeros que ella dej, como quien emparcha (o como quieninterpreta). Un agujero o una falta de enlace es una invitacin a lainferencia. La interpretacin surge, precisamente en el lugar de lahendidura. Interpretar es emparchar.

    Notas1Interdiscurso es una nocin que viene a reemplazar lo que en los estudios lingsticos

    era considerado bajo la forma de lo extra-lingstico (contexto, situacin, refe-rente, etc.). En Pecheux (1984), fundamentalmente, toma la forma de lo no-dicho(presupuestos, implcitos) y emerge como discurso otro o discurso del Otro. Poreso interdiscurso se vincula metodolgicamente con la concepcin foucaultiana dearqueologa: postula que el anlisis del discurso debe buscar las huellas histricas deotros discursos, en la medida que concibe estas huellas como nudos en una red.

    2Cito a Jauss (1982: 28): El juicio esttico, que exige de todos un respeto a la co-municacin general, satisface un inters mucho ms alto; recupera estticamentealgo del contrato social originario: cualquiera espera y exige de cualquier otro elrespeto a la comunicacin general, como si se tratara de un contrato originariodictado por la propia humanidad.

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    3Seminario Formas y estilos de la recepcin en la cultura intelectual argentina,Maestra en Comunicacin y Cultura, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, 2000, enalusin a Harold Bloom (1995:18): La tradicin no es slo una entrega de testigoo un amable proceso de transmisin: es tambin una lucha entre el genio anteriory el actual aspirante, en la que el premio es la supervivencia literaria o la inclusinen el canon.

    4Enciclopedia ilustrada de la lengua castellana, Bs.As: Sopena.

    5El nuevo concepto de espacios mentalesanunciado en Vern: 2001, El cuerpo de lasimgenesy desarrollado en Vern: 2002, Efectos de agenda II, viene a reemplazaral de representacin mental, y alude a una configuracin dinmica de trayectoriassemiticas a partir de las cuales se conocen y organizan los fenmenos.

    6El nuevo concepto de espacios mentalesanunciado en Vern, 2001; El cuerpo de lasimgenesy desarrollado en Vern, 2002; Efectos de agenda II, viene a reemplazaral de representacin mental, y alude a una configuracin dinmica de trayectorias

    semiticas a partir de las cuales se conocen y organizan los fenmenos.7 Para seguir la controversia ver S.Fisher-E.Vern: 1973, Branne est un crme,

    Communications N 20,p162 a 181 y M.pecheux: 1975,Analyse du discurs, lan-gage et ideologies, Langages 37, p 14.

    8actualizado a partir de la dinmica dejuegos de lenguajede Wittgenstein.

    9Se dira que se trata de un esquema muy similar al de una estructura, sin embar-go a Saussure jams se le hubiera ocurrido plantear que el valor de un signo (susignificacin) depende de la percepcin que se tenga en produccin, de la masa delectores. Los postulados de Vern se apartan as de ese paradigma. De hecho cadavez que emplea sistema, nocin de matriz funcionalista, siempre agregaproductivo,

    que remite al transformacionalismo.10Cito la objecin que anticipaba Jauss a este tipo de abordajes: El discurso acrtico

    sobre el carcter comercial del arte actual ignora que hasta los productos de laindustria cultural siguen siendo artculos de consumo sui generis, cuyo carcterartstico permanente no puede comprenderse mediante categoras como el valorde uso o la plusvala, ni su circulacin explicarse por la relacin oferta-demanda(1982: 24).

    11 En griego clsico, significaba aparecer, hacer visible, designar, lo quesupona sobre todo la idea de que algo de eso quedaba oculto.

    12Lo que llamamos gramtica no es otra cosa que el sistema (finito) de reglas que

    define la competencia y que debe dar cuenta de la propiedad bsica de la capacidadlingstica; engendrar, sobre la base de dicho sistema finito de reglas, un conjuntoinfinito de frases (Vern, 1971: 254).

    13La operacin de lectura de Pern o muerteconsiste en el anlisis de la recepcinde la palabra de Pern por parte de la juventud peronista, a su vez confrontadacon el peronismo tradicional (sindical). Esto es, el discurso de la juventud peronistacomo efecto de sentido del discurso de Pern.

    14La accin es un mensaje (Vern,1971: 171).

    15Hacia 1970 me sumerg en los Collected Papers de Peirce (Vern,1991: 154)

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    La afeccin mencionada se refiere a los miembros del llamado grupo Tel Quel.17Esta lnea de pensamiento que renov las tradicionales frmulas estructuralistas, se

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    inaugur con Syntactic structuresque data de 1957 y fue absorbida, evidentemente,por los intelectuales del ambiente francs de fines de los 60 y 70.

    18las estrategias ... que las tornan efectivas y cuyo dibujo general o cristalizacininstitucional toma forma en los aparatos estatales, en la formulacin de la ley, en

    las hegemonas sociales (Foucault [1976] 1983:175).19La racionalidad del poder es la de las tcticas (Foucault [1976] 1983: 176).

    20Ver Vern 1986 a; 1986b; 1987; 1988 etc.

    21(1889-1954) de gran influencia en el crculo de Viena y en la filosofa inglesa. SuTractatus logico-filosoficus(1921) sent las bases del conductismo y la pragmticadentro de las teoras del lenguaje.

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