laclau y verón

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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas versión On-line ISSN 1851-9490 Estud. filos. práct. hist. ideas v.10 n.1 Mendoza ene./jun. 2008 ARTÍCULOS Laclau y Verón: discusiones teóricas y contribuciones para la praxis en dos teorías del discurso 1 Laclau and Verón: Theoretical Discussions and Contributions to the Praxis in Two Theories of Discourse Hernán Fair* CONICET Resumen A partir de la década del '50, la teoría post-estructuralista, por un lado, y la semiótica, por el otro, iniciaron una fuerte crítica hacia las corrientes teóricas neopositivistas, afirmando que no existe nada más material que el discurso y que era necesario trascender el análisis de contenido, hasta entonces dominante. No obstante, ambas corrientes suelen ser vistas como incompatibles entre sí, obligando a elegir entre uno u otro de los enfoques. Este trabajo intenta mostrar que, más allá de ciertas divergencias, pueden tenderse puentes de unión teórica y empírica. Para ello, se toma como referencia a dos de sus más importantes corrientes: la teoría sociosemiótica de Eliseo Verón y la teoría de la hegemonía de Ernesto Laclau. Según se sostiene, existen entre estas dos teorías importantes fuentes de compatibilización y complementariedad, observables en la primacía que ambas otorgan a las condiciones de posibilidad y a la dimensión conflictiva de todo discurso. Palabras clave: Laclau; Verón; Discurso; Semiótica; Teoría política. Abstract As of the decade of '50, the post-estructuralist theory, on the one hand, and the semiotics, on the other, initiated a strong critic towards the neopositivists theoretical currents, affirming that it does not exist nothing else material that the speech and that was necessary to extend the content analysis, until then dominant. However, both currents usually are seen like incompatible to each other, forcing to choose between one of them of the approaches. This

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Estudios de filosofa prctica e historia de las ideasversinOn-lineISSN1851-9490Estud. filos. prct. hist. ideasv.10n.1Mendozaene./jun.2008ARTCULOSLaclau y Vern: discusiones tericas y contribuciones para la praxis en dos teoras del discurso1Laclau and Vern: Theoretical Discussions and Contributions to the Praxis in Two Theories of DiscourseHernn Fair*CONICETResumenA partir de la dcada del '50, la teora post-estructuralista, por un lado, y la semitica, por el otro, iniciaron una fuerte crtica hacia las corrientes tericas neopositivistas, afirmando que no existe nada ms material que el discurso y que era necesario trascender el anlisis de contenido, hasta entonces dominante. No obstante, ambas corrientes suelen ser vistas como incompatibles entre s, obligando a elegir entre uno u otro de los enfoques. Este trabajo intenta mostrar que, ms all de ciertas divergencias, pueden tenderse puentes de unin terica y emprica. Para ello, se toma como referencia a dos de sus ms importantes corrientes: la teora sociosemitica de Eliseo Vern y la teora de la hegemona de Ernesto Laclau. Segn se sostiene, existen entre estas dos teoras importantes fuentes de compatibilizacin y complementariedad, observables en la primaca que ambas otorgan a las condiciones de posibilidad y a la dimensin conflictiva de todo discurso.Palabras clave:Laclau; Vern; Discurso; Semitica; Teora poltica.AbstractAs of the decade of '50, the post-estructuralist theory, on the one hand, and the semiotics, on the other, initiated a strong critic towards the neopositivists theoretical currents, affirming that it does not exist nothing else material that the speech and that was necessary to extend the content analysis, until then dominant. However, both currents usually are seen like incompatible to each other, forcing to choose between one of them of the approaches. This work tries to show that, beyond certain divergences, bridges of theoretical and empirical union can tender. For it, it is taken like reference to two from his more important currents: the sociosemiotic theory of Eliseo Vern and the theory of the hegemony of Ernesto Laclau. According to one maintains, it exists between these two important theories sources of making compatible and complementariness, observable in the priority that both grant to the conditions of possibility and the conflicting dimension of all speech.Key words:Laclau; Vern; Speech; Semiotics; Political theory.1. IntroduccinEl discurso como mtodo de anlisis ha sido comnmente denigrado en las Ciencias Sociales en general y en la Ciencia Poltica en particular acusado de "idealista" o poco "cientfico". En ese contexto, frente al auge de los modelos cuantitativistas y racionalistas que derivan del Conductismo y la Teora de la Eleccin Racional, se suele sealar que el discurso carece de relevancia terica como objeto de estudio o que slo la tiene desde una visin "matematizable" (Downs, A., 1992; Rikker, W., 1992), o bien, desde la sociologa poltica marxista, que menosprecia la primaca de la base material (Born, A. y Cuellar, O., 1983; Born, A., 2000; Veltmeyer, H., 2006). A partir de la modernizacin y el auge de la propaganda de los aos '30, y en particular desde la dcada del '50, con los aportes de Levi Strauss, Saussure, Barthes y Jacobson, la teora post-estructuralista, por un lado, y la semitica, por el otro, iniciaron una fuerte crtica hacia estos preceptos, afirmando que no hay nada ms material que el discurso y que era necesario trascender el anlisis de contenido de la corriente conductista dominante (Mangone, C. y Warley, J., 1994). No obstante, ambas corrientes de anlisis del discurso suelen ser vistas como contradictorias entre s, obligando a elegir entre uno u otro de los mtodos de anlisis. En este trabajo intentaremos mostrar que ambas perspectivas no resultan necesariamente incompatibles y que, ms all de ciertas cuestiones en las que parece existir una divergencia casi total, hay otras en las que pueden tenderse puentes de unin terica. Para ello, entre las mltiples perspectivas dentro de cada una de las corrientes dominantes, hemos seleccionado a dos de sus ms importantes: la teora sociosemitica del discurso de Eliseo Vern y la llamada teora de la hegemona, cuyo mximo exponente es el terico post-marxista Ernesto Laclau.Varios estudios recientes en el campo de la comunicacin, y especialmente en la teora poltica, han afirmado en relacin a estas dos perspectivas una supuesta incompatibilidad, e incluso contradiccin terica, que impedira complementarlas en el anlisis emprico, ya que la primera de ellas hara hincapi en las estrategias enunciativas y la segunda rechazara la nocin de estrategia para centrarse en las prcticas de articulacin hegemnicas (Barros, S., 2002). Al mismo tiempo, se afirma que los tres tipos de destinatarios que fija la teora de Vern no logran dar cuenta de los cambios en la construccin de las identidades polticas (Aboy Carls, G., 2001a). Como intentaremos demostrar en este trabajo, aunque existen algunas divergencias relacionadas bsicamente con la rigidez de los tipos de destinatarios veronianos frente a la articulacin contingente e indecidible de la teora laclausiana, pueden hallarse importantes fuentes de compatibilizacin y complementariedad en la primaca que ambos otorgan a las condiciones discursivas y a la dimensin conflictiva del discurso y tambin en la nocin de sujeto de enunciacin de la teora de Vern.1.1. AntecedentesDurante siglos se crey firmemente en la posibilidad de que pudiera existir una representacin "objetiva y transparente" para nombrar la realidad. Este modelo representacional encuentra sus primeros antecedentes en el idealismo platnico, pero se halla tambin presente en la mayora de las perspectivas dominantes, incluso hasta la actualidad (Mangone, C. y Warley, J., 1994). No obstante, a partir de la feroz crtica inicial nihilista de Friedrich Nietzsche (1996), el existencialismo de autores como Martin Heidegger (1997) y toda la corriente estructuralista francesa, comenzando por Claude Levi-Strauss (1977), esta idea "neopositivista" acerca de la existencia de una representacin objetiva que reflejara una verdad ontolgica que debera buscarse o "descubrirse" all donde se encuentra "escondida" comenzara a ser fuertemente criticada (Follari, R., 2000). Al mismo tiempo, desde los precursores del anlisis semitico, las crticas de Charles Ducrot (1986) y Emile Benveniste (1980) al sujeto como emisor del discurso, el anlisis de los mitos de Barthes (1961) y la crtica desde el marxismo a la condicin supuestamente superestructural de la ideologa y el lenguaje por parte de Voloshinov (1976) han contribuido tambin a romper con la corriente hegemnica.Sin embargo, ser recin a partir de los aportes de tericos como Ferdinand de Saussure (1961) y el segundo Wittgenstein (1988), que el lenguaje comenzar a perder definitivamente su falsa "transparencia". A partir de all, el llamado modelo topolgico, que crea, desde Platn (1988), que el lenguaje expresa de manera fiel, objetiva y neutral el pensamiento del que habla deja, entonces, de tener sentido (Mannoni, O., 1994: 20-21). A partir de este "giro semitico" (Fabbri, P., 2000), tal como lo expresarn mltiples autores, deja de creerse (al menos en la teora) en la "unicidad del sujeto hablante". En realidad, lo que existe es lo que Bajtn denomina una "polifona" de la enunciacin, es decir, una "pluralidad de voces que hablan" (Ducrot, Ch., 1986: 175). A partir de all, como seala Ducrot, no existe un sujeto autor que "habla", sino un acto de producir un enunciado (Ibid., 183 y ss.). En efecto, "el que emite la enunciacin (locutor o narrador) lo hace como responsable de l, pero el discurso puede ser atribuido a enunciadores de los que l se distancia" (Ibid., 213). Tenemos, entonces, que es el acto de producir un enunciado -lo que Benveniste denomina "acto de enunciacin" (Benveniste, E., 1980: 86), y no el texto del enunciado; y Steimberg, en una definicin ms elaborada, define como el "efecto de sentido de los procesos de semiotizacin, por lo que en un texto se construye una situacin comunicacional,a travs de dispositivos que podrn ser o no de carcter lingstico"2(Steimberg, O., 1998: 44)- lo que constituye el objeto de anlisis.Llegamos, as, al campo especfico de la semitica, entendida como el estudio de los sistemas y procesos de significacin (Ibid., 36). En efecto, la semitica, desde Saussure en adelante, tiene como objeto de estudio los signos comprendidos como un todo social. Desde la perspectiva de este autor, la lengua debe ser entendida como un sistema de signos diferenciales en los que la relacin de cada uno otorga significado al conjunto. De este modo, no se estudia el signo aislado, sino en su relacin con otros signos. De ah, su condicin de significancia (Benveniste, E., 1980: 49). En este sentido, seala Saussure, todo signo no slo es diferencial sino que tambin es relacional. Ahora bien, la hiptesis central de lo que llama semiologa consiste en sealar que el signo se caracteriza por su "arbitrariedad", esto es, que un significante (palabra o imagen acstica) puede estar asociado amltiples significados (conceptos concretos) y viceversa3(Saussure, F., 1961). Mediante esta definicin, el lingista francs sent las bases para el anlisis de los sistemas de signos o, mejor an, de smbolos (Todorov, T., 1982: 56), que constituye el objeto de estudio de la disciplina denominada comnmente como semitica.Existen, sin embargo, mltiples teoras discursivas, y no todas comparten cada uno de los presupuestos mencionados (vanse Mangone, C. y Warley, J., 1994: 13-56; Fabbri, P., 2000). As, la corriente iniciada por autores como Saussure, Barthes (1991) y Jacobson (1985), entre otros, ha ejercido tambin gran influencia en el desarrollo de lo que se conocera como la corriente post-estructuralista, especialmente en su vertiente del psicoanlisis lacaniano (Lacan, Miller, Roudinesco) y muchos de sus desarrollos posteriores (Derrida, Badiou, Ranciere, Deleuze, Zizek, Copjec, Mouffe).A continuacin, nos centraremos en el anlisis de dos de los principales exponentes tericos de estas dos perspectivas. Ambas, la teora sociosemitica de Eliseo Vern y la teora del discurso de Ernesto Laclau, han influenciado en mltiples trabajos empricos en los ltimos aos. Entre muchos otros, podemos destacar los anlisis de Oscar Landi en relacin a la enunciacin alfonsinista (1988), Scandoglieroet. al.(2001) y Paula Canelo (2002) en lo que refiere a la enunciacin menemista, o el anlisis de las campaas ysloganselectorales en Argentina de Carlos Mangone (1994) y de Hadida y Prez (1999). En cuanto a la teora de la hegemona, se destacan en relacin al caso argentino, los trabajos de Gerardo Aboy Carls (2001a, 2001b, 2003, 2005a, 2005b), Sebastin Barros (2002, 2006a, 2006b) y Paula Biglieri (2006, 2008). Ninguno de ellos, sin embargo, ha intentado hasta el momento tender un puente de unin entre ambos enfoques de anlisis del discurso poltico,al entender la mayora4que existe una fuerte incompatibilidad terica. En lo que sigue, intentaremos hacerlo.2. La teora del discurso de Eliseo VernEliseo Vern es considerado actualmente como uno de los mximos tericos de la perspectiva semitica de anlisis del discurso. Entre sus principales trabajos se encuentranLa palabra adversativa(1987a),La semiosis social(1987b),Semiosis de lo ideolgico y el poder(1995) yPern o muerte.Los fundamentos discursivos de la enunciacin peronista(2003) este ltimo junto con Silvia Sigal [1986]. En lneas generales, su perspectiva se ubica dentro del campo de anlisis sociosemitico del discurso poltico. En ese contexto, cabe destacar la influencia ejercida en su obra por autores como Charles Peirce, Ducrot, Benveniste, Voloshinov, Bajtn y la pragmtica de los "actos de habla" de Searle y Austin (Mangone, C. y Warley, J., 1994: 24-25).Dejando en un lugar secundarioel vasto campo de estudio de la retrica5y el anlisis "descriptivo" y cuantitativo de contenido -esta ltima, corriente dominante actualmente a partir de la influencia del conductismo en los Estados Unidos- la teora de Vern se centra en lo que el autor denomina la "dimensin ideolgica" o dimensin de la enunciacin de todo discurso. Segn afirma, todo enunciado se encuentra relacionado con lo que denomina los "dispositivos de enunciacin". Esto corresponde a la relacin que se establece entre lo que se enuncia y su enunciacin. Es precisamente en este mbito en donde el "sujeto de enunciacin" construye la relacin de su discurso, no con lo que dice (nivel del enunciado), sino en su relacin particular con aquello que dice (nivel de la enunciacin). As, analizar la dimensin ideolgica implica analizar la relacin estratgica que se establece entre el sujeto de enunciacin del discurso y sus "condiciones sociales de produccin" (Vern, 1987a, 1987b, 1995, 2003: 19-24).Mediante la aplicacin de estas nociones, que deben mucho a los aportes de autores diversos como Michel Foucault (1970, 1973) y Emilio De pola (1983), la perspectiva de Vern se aleja del anlisis de las "ideologas" burguesas que se encontraran "detrs" de los discursos, como es el caso del anlisis de los mitos de Roland Barthes (1991), luego remedado enS/Z(1970). En su lugar, se analizan las condiciones discursivas que posibilitan el surgimiento de todo discurso.Al mismo tiempo, su nocin de sujeto de enunciacin le permite alejarse de las perspectivas que, desde la Teora de la eleccin racional y el conductismo norteamericano, entienden que existe un sujeto racional que puede prever las estrategias de todos los actores sociales y sus mltiples consecuencias (Downs, A., 1992; Rikker, W., 1992). En efecto, para Vern, dado que el lenguaje es polifnico, la enunciacin es, en realidad, "la instancia de la instauracin del sujeto de la enunciacin (el sujeto productor del discurso, quien no debe ser confundido con los sujetos de estado y de hacer actualizados en la sintaxis narrativa) que abarca dos posiciones actanciales: la del enunciador y la del enunciatario" (Greimas, A. y Courts, J., 1990: 79; Maingueneau, D., 1976). En ese contexto, a diferencia de lo que afirman autores como Aboy Carls (2001a) y Barros (2002), lejos est Vern de afirmar que el discurso es generado por un actor estratgico que puede medir cuantitativamente los costos y beneficios de su accionar. Al contrario, Vern sostiene que el objetivo de su enfoque consiste en analizar las estrategias que se desprenden del discurso enunciado por el sujeto de la enunciacin, una enunciacin que se encuentra abierta a mltiples y variadas interpretaciones por parte del analista del discurso y que puede generar, a su vez, mltiples efectos en cada destinatario.Desde la perspectiva sociosemitica de Vern, todo "sujeto de enunciacin" construye una relacin discursiva con tres tipos de destinatarios: los adherentes o "prodestinatarios", los indecisos o "paradestinatarios" y los adversarios o "contradestinatarios". Al tiempo que el enunciador intenta reforzar la creencia presupuesta con los prodestinatarios, ejerce una estrategia de persuasin con los paradestinatarios y, al mismo tiempo, una lectura destructiva con sus contradestinatarios (Vern, E., 1987a: 17-18, 1987b, 1995). A partir de all, el anlisis ideolgico consiste en examinar las distintas "posiciones del sujeto" en relacin a cada uno de estos destinatarios, dando cuenta de las diferentes estrategias polticas a las que apela el enunciador para legitimar sus posiciones. De lo que se trata a continuacin es de recolectar y analizar un corpus discursivo para dar cuenta de las estrategias del enunciador, a partir del "ncleo invariante" y el "sistema de variaciones" diacrnico del campo discursivo. En pocas palabras, se trata de examinar al menos dos discursos para dar cuenta de sus aspectos inmodificables, los que son modificados y las estrategias que explican esas transformaciones histricas. Para ello, se analiza desde dnde se sita y cmo legitima el enunciador lo que expresa frente a sus seguidores, con especial nfasis en los"colectivos de identificacin"6que utiliza, cmo persuade a los indecisos que se encuentran por "afuera" de su propia creencia y, al mismo tiempo, cmo deslegitima el discurso de sus adversarios poltico-discursivos (Vern, E., 1987a, 1987b, 1995, 2003).3. La teora del discurso de Ernesto LaclauEl terico argentino Ernesto Laclau es considerado, al igual que Vern, como uno de los mximos exponentes de la teora poltica del discurso. Entre sus principales trabajos se destacanHegemona y estrategia socialista(junto con Chantal Mouffe, 1987) [1985], que marcara la fundacin de la perspectiva de anlisis postmarxista,Nuevas revoluciones sobre la revolucin de nuestro tiempo(1993) [1990],Emancipacin y diferencia(1996a) [1994] yLa Razn populista(2005a).El fundador de la llamada Teora de la hegemona se ha nutrido de fuentes muy diversasdesde el primer libro escrito en 19787. En particular, ha sido notable la influencia que han ejercido sobre este autor tres corrientes principales: la desconstruccin derridiana, el post-estructuralismo lacaniano y la nocin de hegemona de Antonio Gramsci. En sus primeros trabajos se advierte, adems, su fuerte impronta althusseriana, a partir de su nocin de posiciones de sujeto, aunque tambin puede observarse all una crtica a la nocin de este autor acerca de ladeterminacin material en ltima instancia8(Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987).En resumidas cuentas, la teora del discurso de Laclau parte de la base de que el discurso en sentido amplio resulta la fuente principal de constitucin de los sujetos. En otras palabras, parte de la idea -cuyos antecedentes se encuentran en el psicoanlisis lacaniano (Lacan, J., 1987, 2001, 2006) y en algunos desarrollos posteriores que tambin han influido sobre el autor, como el filsofo esloveno Slavoj Zizek (1992, 1993, 2001) en una primera etapa, y Joan Copjec (2006), en una segunda- de que no existe una realidad estructurada por fuera del lenguaje como tal, y que es el propio discurso el queconstituye al sujeto en sus prcticas sociales y no viceversa9.Derivada de esta cuestin, existe en la teora de Laclau una fuerte crtica a lo que denomina el reduccionismo de clase del marxismo. Segn el terico argentino, los antagonismos, aunque son constitutivos de toda sociedad, no pueden ser reducidos a nociones tales como clase obrera y clase capitalista. En la misma lnea, rechaza la idea de que pudiese existir algn tipo de determinacin econmica en cualquiera de sus variantes. En efecto, desde la perspectiva de Laclau, no existe ninguna "aprehensin conceptual pura" (Laclau, 2005a: 95). De este modo, el autor argentino se aleja de los anlisis marxistas -comenzando por el propio Marx (1975)-que, en su gran mayora10, crean que existen intereses objetivos de clase constituidos a priori. Segn Laclau, no existe ningn grupo o clase social que exista previamente, ya sea como "autonoma relativa" (Poulantzas, N., 1971), ya sea a travs de la determinacin "en ltima instancia" de la base material (Althusser, L., 1968, 1988; Cardoso, F. y Faletto, E., 1970; Miliband, R., 1975, Lechner, N., 1977) o en su variante de "socialismo tico" (Benjamin, W., 2005). Lo mismo ocurre con la determinacin de la Razn, como crea la Ilustracin y llegara a su mxima expresin en el "panlogicismo" de Hegel. En este sentido, Laclau, si bien reconoce, a diferencia de sus primeros trabajos (Laclau, E y Mouffe, Ch., 1987: 126 y 211), la "centralidad de los procesos econmicos en las sociedades capitalistas" debido a la "importancia de la reproduccin material de la sociedad" (Laclau, E., 2005a: 294-295), adems de otorgarle una particular importancia a la construccin discursiva, niega que exista algn elementoque sobredetermine por s mismo11(Laclau, E., 1993: 130, 2005a: 130).En cuanto al enfoque del desconstructivismo derridiano, Laclau toma la nocin, tambin presente en Lefort (1990), acerca de la imposibilidad de que existan identidades que puedan constituirse de manera plena. En efecto, todo discurso posee siempre una alteridad antagnica que, al tiempo que permite edificar la propia identidad como externa a aquella alteridad, le impide paradjicamente constituirse plenamente (Derrida, J., 1989a, 1989b, 1995, 1997).En ese contexto de imposibilidad de una identidad transparente y a-conflictiva -una inmanencia que se observa en teoras tan diferentes como el marxismo, el contractualismo de Hobbes (1980), la nocin de democracia deliberativa y de "accin comunicativa" y la fe en el consenso racional de autores comoHabermas (1994), Rawls (1972) y Rorty (1991)12, el gobierno de los filsofos de Platn, e incluso la nocin kantiana de "paz perpetua" (Kant, I., 1996), adems de, por supuesto,la utopa del Fin de la Historia del neoliberalismo13- la teora de la hegemona coloca un especial nfasis en la nocin derridiana de articulacin contingente e "indecidible". Para ello, toma como base laconcepcin de la hegemona de Antonio Gramsci14. Segn Laclau, mediante su nocin de hegemona, el terico italiano habra logrado trascender, no sin contradicciones, los reduccionismos clasistas y economicistas que caracterizan al marxismo ortodoxo, incrementando la autonoma del campo poltico.Basndose y reformulando en gran parte15este marco terico, que hace hincapi en la necesidad de trascender los intereses locales de grupo para presentarse como representando"voluntades colectivas" ms generales16(Gramsci, A., 1975, 1984), Laclau sostiene que todo discurso tiene como objeto la articulacin de demandas sociales insatisfechas que trasciendan su particularidad inherente para formar nociones ms universales. En ese contexto, destaca la necesidad de todo discurso de constituir unacadena equivalencial de significantes17que logren"vaciarse" de manera tendencial18para articular un espacio ms amplio que trascienda su inscripcin originariamente particularista para hegemonizar el espacio social (Laclau, E., 2003, 2005a, 2005b). En trminos ms simples, subraya la necesidad inherente de todo discurso de generar palabras o imgenes trascendentales (orden, justicia, libertad, etc.) que trascienden su contenido sectorial para articularse con otras demandas sociales de inscripcin equivalente.4. Revisando ambas teorasA primera vista, parece haber una fuerte asimetra entre la teora sociosemitica de Vern y la teora de la hegemona de Laclau. Las principales divergencias se deben, bsicamente, a que la teora de Vern instituye de manera fija la presencia de los destinatarios del discurso. En efecto, todo discurso posee un prodestinatario, un paradestinatario y contradestinatario definidos estticamente. De este modo, como seala Aboy Carls (2001a), la perspectiva no logra dar cuenta del proceso de transformacin de aquellos destinatarios.La teora de Laclau, en cambio, tiene la ventaja de que posee una nocin ms flexible del discurso. De este modo, la construccin del mismo puede variar de manera constante, de forma tal que lo que era el "exterior constitutivo" (Staten, H., 1984), es decir, el antagonismo inherente a todo discurso que le permite al tiempo que le impide constituirse como tal (contradestinatario, en los trminos de Vern), pase a formar parte de la "cadena equivalencial interna", o resulte el nuevo "prodestinatario", en el sentido veroniano. En otras palabras, la teora de Vern no dara cuenta del pndulo constante de inclusin y exclusin del contadestinatario que, desde la perspectiva de Laclau, resulta unacondicin constitutiva de todo discurso poltico19.Ahora bien, ms all de esta crtica, que muestra cierta incompatibilidad terica entre ambas perspectivas, entendemos que existen algunas cuestiones en las que ambas teoras se asemejan de manera sugestiva. Comencemos, en primer lugar, por la nocin de sujeto de enunciacin. En efecto, como dijimos, Vern se aleja de las perspectivas que hacen hincapi en la presencia de actores racionales y estratgicos que pueden manejar los efectos de su discurso. En su lugar, su mtodo consiste en analizar, a partir de los variantes e invariantes observados en un corpus discursivo determinado, las estrategias que se desprenden del discurso enunciado. Un ejemplo de esta lgica lo podemos hallar en su libroPern o muerte,publicado originariamente en 1986. All, Vern (2003) se propone analizar, junto con Silvia Sigal, las modalidades enunciativas del discurso peronista. Segn observa, Pern se situaba discursivamente como un "outsider" que llegaba a la poltica desde un campo apoltico como es el cuartel del ejrcito y con el nico propsito de servir a la Patria. As, lograba constituirse discursivamente como encarnacin del Pueblo y, al mismo tiempo, excluir a sus adversarios por ser el Anti-Pueblo o la Anti-Patria. En su tercera presidencia, el "modelo general de la llegada" era ahora proveniente de un exterior geogrfico representado por el exilio, donde haba sido confinado en 1955. Pern ya no representaba al Pueblo, sino a la Nacin en su conjunto. Sin embargo, el dispositivo de enunciacin, basado en la estrategia de presentarse como ajeno a la poltica, en lo que considera constituye un "vaciamiento del campo poltico"se mantendra vigente20.Como se puede observar, el modelo de Vern no analiza las intenciones estratgicas de Pern, sino las modalidades y condiciones de produccin de su discurso, esto es, las condiciones que hicieron posible el surgimiento y posible eficacia de su discurso. En el caso de Pern, su modalidad enunciativa ser, desde la interpretacin veroniana, su particular origen ajeno a la poltica partidaria y su constitucin como representante de la sociedad en su conjunto condensada en su persona en tanto representante del Pueblo, la Patria y la Nacin en su conjunto. Segn Vern, este tipo de estrategia enunciativa le habra permitido vaciar el campo poltico, rechazando la pertinencia de sus contradestinatarios, a quienes podr acusar de ser el Antipueblo o la Antipatria (Vern, E. y Sigal, S., 2003).La teora de la hegemona de Ernesto Laclau parte de este mismo supuesto. En efecto, el propio Laclau afirma que todo discurso se relaciona con ciertas "condiciones discursivas de posibilidad" (Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987: 156; De pola, E., 1983: 114). Aunque puede criticrsele -y de hecho algunos autores lo han hecho (Aboy Carls, G., 2001a; Barros, S., 2002)- que Vern olvida la importancia de las prcticas articulatorias en la constitucin del discurso peronista, como la movilizacin inicial a Plaza de Mayo del 17 de octubre y el posterior vnculo que se formar a partir de all con el lder, o la importancia de la nocin de justicia social en su discurso como condicin de hegemonizacin social, ambos parten del supuesto que enfatiza la primaca del discurso y de su dimensin conflictiva, y especficamente, de las condiciones que hacen posible su existencia. En efecto, al plantear Vern la nocin de sujeto de la enunciacin y al afirmar que todo discurso poltico posee una "dimensin polmica" inherente -a pesar de que muchas veces resulta ocultada en pos de obtener legitimacin poltica- si bien limita el anlisis en el aspecto de construccin de hegemonas, el autor se sita en la misma perspectiva post-estructuralista que Laclau, quien hace hincapi en la nocin de antagonismo constitutivo y critica el racionalismo y objetivismo conductista. Al mismo tiempo, al enfatizar el anlisis diacrnico de las condiciones discursivas de posibilidad del discurso, con sus "huellas" instituidas como condiciones de produccin (Vern, E., 1987a, 1987b, 1995), el enfoque veroniano resulta nuevamente similar al de Laclau, al punto tal que esta ltima nocin se asemejaen gran medida a la que utiliza Derrida21.As, por ejemplo, en otros trabajos Vern analiza lo que denomina alternativamente como discurso "tecnocrtico" (1985, 1995), discurso "didctico" (1987a) o discurso "cientfico" (2003). Se refiere con ello a un tipo de discurso que se sita por fuera de la poltica para legitimar su discurso. En uno de sus trabajos iniciales, Vern afirma, en ese sentido, que la estrategia a la que apela lo que denomina el discurso tecnocrtico, consiste en "jugar el juego de la poltica mientras parece jugar a otro juego" (Vern, E., 1985: 2). No obstante, agrega, si bien parece excluir los antagonismos que caracterizan a toda identidad poltica, es con los propios polticos con quienes antagoniza. En otros trabajos, seala, en la misma lnea, que "el discurso cientfico se estructura de modo diferente al discurso poltico". En lugar de decir "creo en", afirma "verdades eternas". Es decir, que se ubica "afuera de la creencia", situndose como una "verdad objetiva e indiscutible". As, "estoy indicando a mi interlocutor que no puede rechazar mi afirmacin sin correr el riesgo de quedar fuera del sentido comn" (Vern, E., 2003: 22-23).Al igual que en su trabajo sobre la enunciacin peronista, este tipo de estudios, centrados en el anlisis de "desde donde se dice lo que se dice", permite observar con nitidez el modo por el cual Vern, lejos de analizar a un sujeto racional y omnicomprensor, se sita en el anlisis de las estrategias que se desprenden de la enunciacin poltica. As, por ejemplo, Vern afirma que en este tipo de discurso que formula una "verdad universal e intemporal" (Vern, E., 1987a: 21),y que es propio del discurso neoliberal22, pero tambin del maestro y el cientfico, el sujeto de la enunciacin logra situarse en una posicin de asimetra de poder en desmedro de su interlocutor, quien no sabe o no logra entender lo que sabe quien enuncia. Segn Vern, ello se debe a su particular modalidad de enunciacin, que elimina todo rasgo de presencia de los "colectivos de identificacin" con el enunciador,tales como pueblo, peronistas, argentinos, etc.23(Vern, E., 1985, 1995). De este modo, agrega, parece estarafirmando una descripcin objetiva de la "realidad"24.En la misma lnea, la teora de Laclau resulta campo propicio para el anlisis de las diferentes modalidades enunciativas de los discursos sociales. En efecto, el propio Laclau afirma, en el trabajo realizado junto con Chantal Mouffe, que la predominancia del saber de los expertos implica la "despolitizacin de las decisiones fundamentales, tanto a nivel econmico, como a nivel social y poltico" (Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987: 218). En efecto, como seala, en un discurso basado en la pura administracin no habra antagonismos y, por lo tanto, no tendra poltica. Esto lo lleva a afirmar, en un texto ms reciente, que "no puede alcanzarse ni la pura administracin ni la pura diferencia, porque, sino,ninguna clase de poltica sera posible"25(Laclau, E., 2005b: 42).Por otra parte, debemos tener en cuenta que una de sus mximas influencias, el psicoanlisis lacaniano, se refiere a la existencia de cuatro tipos de discursos de legitimacin. Al igual que en Vern, cada uno de ellos posee diferentes condiciones discursivas de posibilidad. As, particularmente en suSeminario XVII, Lacan (2006) diferencia, por ejemplo, entre el discurso del Amo antiguo, que remite a la dialctica hegeliana Amo-Esclavo, y el discurso del Universitario o del Amo moderno, basado en una legitimidad cientfica basada en su "Sujeto supuesto Saber" o "sujeto al que se supone saber" (S.s.S.) (Lacan, J., 1987),que le permitira el acceso objetivo a la Verdad26.Se puede observar, en este sentido, que este tipo de discurso basado en la legitimacin a partir del saber "superior" y "objetivo" coincide con el tipo de discurso didctico y antipoltico que Vern, y muchos otros autores -como Foucault (1970, 1973), Lyotard (1992) y Ranciere (1996)- han abordado previa y posteriormente. Al igual que en el sujeto supuesto saber lacaniano, desde la perspectiva de Vern se analiza de qu modo el maestro, el cientfico o el economista tecnocrtico logran legitimar su discurso a partir del saber superior que poseen sobre sus interlocutores.Lo que queremos destacar, en pocas palabras, es que la teora de la semiosis social veroniana ha sido injustamente criticada por parte de muchos delos ms destacados intelectuales de la teora de la hegemona27, olvidando, as, los muchos puntos de contacto que pueden hallarse entre ambos enfoques.Pero adems, para que no queden dudas de la fuerte impronta estructuralista en la teora del discurso de Vern, debemos tener en cuenta que en el trabajo sobre la enunciacin peronista, este autor observa que el propio discurso de Pern tena diferentes recepciones segn a qu receptor se refiriera. A partir de un exhaustivo anlisis de los diarios de la poca, el terico argentino observa que en los sectores de la izquierda del peronismo, el discurso de Pern era entendido como un discurso que llevara a la instauracin del socialismo nacional. La derecha del peronismo, en cambio, entenda que el liderazgo de Pern representaba el retorno del orden perdido por la violenciasocial de los sectores de la izquierda28. Quizs influenciado por estas mltiples recepciones del discurso, Vern incorpora en sus anlisis posteriores dos mtodos de estudio. Segn seala, todo discurso puede ser analizado colocando nfasis en sus condiciones sociales de produccin (C.S.P.), o bien, en sus condiciones sociales de recepcin o reconocimiento (C.S.R.) (Vern, E., 1987a, 1987b, 1995). Aunque a priori esta teora, basada en gran medida en el anlisis ternario de Peirce (1955), parece alejarse nuevamente del anlisis laclausiano, en realidad le permite a Vern distanciarse definitivamente de la nocin de estrategia racional. En efecto, al incluir tambin el anlisis de las condiciones sociales de recepcin del discurso, su teora acepta implcitamente la presencia de mltiples recepciones que puede tener una enunciacin. Al mismo tiempo, incluye un interesante mtodo para confirmar las hiptesis planteadas por el analista del discurso. Si bien Vern utiliza, como dijimos, el mtodo de relevamiento de fuentes secundarias de diarios y revistas para dar cuenta de la recepcin del discurso, pueden utilizarse tambin otros mtodos como ser las entrevistas, la observacin participante, los estudios de campo o las metodologas basadas en encuestas para dar cuenta del modo en el que se recepcion en cada uno de los distintos sectores de lasociedad un tipo de discurso particular29.5. A modo de conclusinEn el transcurso de este trabajo nos propusimos analizar comparativamente dos perspectivas de anlisis del discurso comnmente entendidas como incompatibles entre s: la teora sociosemitica de Eliseo Vern y la teora de la hegemona de Ernesto Laclau. En efecto, vimos que varios autores, principalmente en el campo de la teora poltica contempornea, sostienen la incompatibilidad terico-conceptual entre ambas teoras, al entender que se excluyen mutuamente. Sin embargo, si apartamos algunas nociones algo problemticas, como la idea de que existen en todo discurso poltico tres tipos de destinatarios rgidamente establecidos, consideramos que la teora del discurso de Vern no resulta necesariamente incompatible con la teora postmarxista de Laclau. Ello se debe a que, contrariamente a lo que algunos suponen, la teora veroniana no se centra en estrategias racionales de un supuesto actor estratgico, sino que analiza los actos de enunciacin que se desprenden de todo discurso. De este modo, el anlisis en trminos de la dimensin ideolgica se aleja de todo determinismo "objetivizante" basado en elementos racionalistas. Al mismo tiempo, ambos coinciden en la importancia ejercida por las condiciones sociales de produccin de todo discurso. De este modo, pueden resultar adecuadas para analizar diferentes estrategias discursivas de enunciacin, tales como la apelacin a un tipo de discurso tecnocrtico o la ubicacin discursiva como un outsider del campo poltico. Finalmente, destacamos que mientras la teora semitica de Vern puede nutrirse de la nocin de articulacin hegemnica, aquella puede aportarle a esta ltima el anlisis enunciativo del discurso. De manera especfica, el anlisis en trminos ideolgicos parece resultar particularmente til para indagar en el modo de legitimacin de los sectores sociales identificados arraigadamente dentro de una tradicin y en el anlisis de las diferentes estrategias y modalidades enunciativas construidas en un tipo de discurso poltico a partir de las huellas de sus condiciones sociales de produccin y en relacin a sus colectivos de identificacin, mientras que la teora de la hegemona parece poder aportarle al campo semitico la importancia de las prcticas articulatorias en la construccin y reformulacin de las identidades polticas.Como podemos observar, ambas teoras poseen un vasto alcance terico y emprico y sobre todo resultan en muchos sentidos complementarias. Este trabajo slo pretende contribuir al desarrollo de la teora y a fomentar la integracin de enfoques en vista de contribuir a la produccin de nuevos desarrollos que fomenten una mayor comprensin y explicacin de las muchas veces complejas e impredecibles transformaciones polticas, econmicas, sociales y culturales que estamos observando en los ltimos aos. Queda, a partir de aqu, la ardua tarea de continuar profundizando y discutiendo acerca del desarrollo y pertinencia de ambas teoras tanto a nivel terico como en la praxis de estudios de caso concretos.Notas1Este trabajo surge como respuesta terica y prctica a una discusin del autor con diferentes integrantes del CEDIS, especialistas en la teora de la hegemona, acerca de la conveniencia de abordar la teora de Vern en confluencia con la teora laclausiana. Agradezco muy especialmente los comentarios y crticas realizadas por Paula Biglieri, Sebastin Barros y Gerardo Aboy Carls y excluyo, por supuesto, a estos autores de las interpretaciones vertidas en este trabajo. Quisiera agradecer, adems, a Alicia lvarez y a Alejandro Groppo por las sugerencias de lectura realizadas en relacin al psicoanlisis lacaniano.2Esto ltimo se relaciona con lo que Vern (1987a, 1995) denomina "cuerpo significante". En este trabajo, sin embargo, dejaremos de lado este aspecto de su anlisis para centrarnos especficamente en el dispositivo lingstico. Resulta interesante observar, no obstante, de qu modo Vern utiliza una nocin clave en el enfoque laclausiano como es la de significante.3En realidad, como bien dice Todorov, ms que arbitraria, la relacin entre un significante y un significado es inmotivada. De todas maneras, aunque todo signo es inmotivado, su unidad simblica, esto es, la relacin que representa o simboliza, slo puede ser motivada (Todorov, T., 1982: 54-55).4La excepcin (slo terica, hasta el momento), la constituye Paula Biglieri, quien ha reconocido en conversaciones con el autor cierta compatibilidad entre ambos enfoques. Gerardo Aboy Carls y Sebastin Barros, en cambio, sostienen la imposibilidad de incluir el anlisis conjunto.5Al respecto, podemos citar los trabajos acerca de la metfora y la metonimia, inicialmente desarrollados por Roman Jakobson (1985), por parte de Le Guern (1976) y Lakoff y Johnsonn (1998), entre muchos otros. Cabe sealar adems, en este sentido, que la teora de la hegemona ha desarrollado en los ltimos aos una fuerte confluencia con estas nociones de la retrica en su anlisis acerca de la construccin discursiva de las identidades polticas. Al respecto, vase Laclau (2004, 2005a). Para una aplicacin reciente de algunas de estas nociones, vase Fair (2008a).6Los "colectivos de identificacin" se refieren a las "entidades del imaginario poltico" que relacionan al enunciador poltico con sus partidarios. Se definen a partir de un "Nosotros" inclusivo y un "Ellos" (por ejemplo, nosotros los "peronistas" frente a ellos, los "antiperonistas) (Vern, E., 1987a, 1987b, 1995). Esta dicotonoma "Nosotros"-"Ellos" nos remite, a su vez, a la famosa dicotonoma schmittiana "amigo-enemigo" (vase Schmitt, C., 1987: 56 y ss.). Debe sealarse, adems, que Vern incorpora a su tipologa la nocin de "metacolectivos" que, a diferencia de los colectivos de identificacin, que corresponden a un "Nosotros inclusivo" enumerable y fragmentable (por ejemplo, peronistas), se refieren a colectivos singulares que no admiten cuantificacin o son difcilmente fragmentables (por ejemplo, Repblica) (Vern, E., 1987a: 18, 1987b, 1995).7Nos referimos aPoltica e ideologa en la teora marxista(Laclau, E., 1978).8Esto ltimo le ha valido la crtica de muchos tericos del marxismo (vanse Born, A. y Cuellar, O., 1983, Born, A., 2000; Geras, N., 1987; Veltmeyer, H., 2006), quienes lo acusan de ir en contra de la doctrina marxista, al negar tanto la determinacin de la base material como as tambin la nocin de clases sociales inmanentes y con intereses contradictorios. Desde estas perspectivas, la teora de Laclau no sera tanto post-marxista como anti-marxista. Otros autores, como el ltimo Zizek (2003a, 2003b), han sido ms ambiguos, aunque tambin han criticado fuertemente su desprecio a las contradicciones inherentes de clase.9Hay tambin aqu una crtica a la idea foucaultiana acerca de la existencia de una realidad "extradiscursiva" que podra diferenciarse de la realidad "discursiva". Desde la perspectiva laclausiana, por el contrario, no existe una realidad o una prctica que pueda constituirse por fuera del lenguaje como tal (al respecto, vanse Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987; Laclau, E., 2005a).10Las excepciones que encuentra son, como veremos, la nocin de hegemona de Gramsci y, en menor medida, el concepto de "huelga general" de Sorel (vanse Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987, Laclau, E., 2005a).11Aqu podemos encontrar algunos antecedentes que remiten al terico Carl Schmitt. En efecto, este autor crea que "lo poltico puede extraer su fuerza de los mbitos ms diversos de la vida humana, de antagonismos religiosos, econmicos, morales, etc." Sin embargo, agrega, actualmente asistimos a una "economificacin" en la que las categoras centrales son "la produccin y el consumo" (Schmitt, C., 1987: 68 y 111-114). En la misma lnea se inscribe la nocin de amigo-enemigo en este autor como lgicas constitutivas de lo poltico. Sobre el particular, vase Arditi (1995).12Si bien compartimos la crtica de Laclau (1996a) a la "utopa consensualista" de Rorty, deberamos tener en cuenta tambin que el terico norteamericano se sita en una posicin muy cercana a la de Laclau cuando en ese mismo trabajo rechaza la idea de verdad como descubrimiento representacional y defiende fuertemente la nocin de contingencia (al respecto, vase Rorty, R., 1991).13Para una crtica en este sentido, vase Fair (2008b, 2008c).14En realidad, el concepto de hegemona, como sealan Laclau y Mouffe (1987), tiene su origen en la socialdemocracia rusa (Anderson, P., 1991). No obstante, se ha hecho famoso a partir del anlisis de Gramsci. Debe recordarse, sin embargo, que Laclau se aleja de este autor ya que, para l, la hegemona no es necesariamente material, ni tampoco pregona el liderazgo por parte de una cada vez ms inexistente "clase obrera", como an crea el pensador italiano (vase Laclau, E., 1996a, 2005a).15La mayora de las crticas que recibe la teora de la hegemona por parte de la sociologa poltica marxista se refieren, como dijimos, a su crtica a la nocin de lucha de clases y a la determinacin material. En ese contexto, existe una tercera crtica que se refiere a la supuesta "distorsin" del pensamiento marxista de Gramsci por parte de Laclau (Born, A. y Cuellar, O., 1983; Born, A., 2000; Veltmeyer, H., 2006). Si bien coincidimos con muchas de estas crticas, que transforman su pensamiento revolucionario en "reformista", debemos destacar la fuerte importancia que el terico italiano otorga a las ideas en la lucha poltica. Para un anlisis en esta misma lnea reformista del pensamiento gramsciano, vase especialmente Portantiero (1999).16Sobre la nocin gramsciana de "voluntad colectiva", vase especialmente De pola y Portantiero (1989). De pola (1983), adems, ha sido el primero en diferenciar entre las dimensiones "nacional-popular" y "nacional-estatal" que caracterizan a todo liderazgo populista y, particularmente, al peronista. Sobre la aplicacin prctica de estas dimensiones, vase Aboy Carls (2001a, 2001b, 2003, 2005a, 2005b). Para un anlisis de estas categoras en relacin al discurso menemista, vase tambin Fair (2007a y 2007b).17Aqu se observa la impronta ejercida por Ferdinand de Saussure (1961) sobre su pensamiento, lo que parece contrastar parcialmente con la perspectiva ms peirceana de Vern. No obstante, si bien el pensamiento ternario de Peirce (1955) se separa del pensamiento binario de Saussure, debemos tener en cuenta la fuerte crtica que Laclau realiza a este ltimo autor (al respecto, vase Laclau, E., 1996a, 2005a). Por otra parte, vimos que Vern incorpora tambin la nocin de significante de Saussure para referirse a las mltiples significaciones que puede simbolizar el cuerpo dentro del discurso poltico. Incluso en el referido trabajo sobre la enunciacin peronista, Vern y Sigal sostienen, en trminos llamativamente similares a la teora laclausiana, que afirma que Pern constituir el "significante vaco" o "punto nodal" que articular su discurso (Laclau, E. y Mouffe, Ch., 1987), que el "enunciador-lder" articular a travs de ese mismo "punto nodal" (vase Vern, E. y Sigal, S., 2003: 47).18Aqu debemos diferenciar, no obstante, entre sus primeros trabajos, donde se refera a la nocin de "significante vaco" como aquel significante que lograba vaciarse para articular nociones ms amplias (Laclau, E., 1996a, 1996b) y la nocin ms actual de "significante tendencialmente vaco", que seala la imposibilidad de un vaciamiento total del significante (Laclau, E., 2003, 2005a, 2005b). Para un detalle de estas transformaciones tericas del pensamiento laclausiano, vase Aboy Carls (2001a).19La mayora de los trabajos que se insertan dentro de esta corriente (Aboy Carls, Barros, Biglieri, Groppo, Melo y el propio Laclau) hacen hincapi, en ese sentido, en los componentes de orden y ruptura que definen a la lgica poltica del discurso denominado populista. Persisten, sin embargo, algunas divergencias muy marcadas. Por una cuestin espacial, quedar para un trabajo posterior la caracterizacin de este debate terico.20Segn Vern, el funcionamiento del "modelo de la llegada" estaba asociado a la estrategia de Pern, quien sala del cuartel movido por el sentido del deber ineludible de reestablecer la justicia en la sociedad. Su llegada a la poltica era el encuentro de los valores inmutables de la institucin militar, ntimamente ligados al servicio y defensa de la Patria y el Pueblo, con los valores degradados de la sociedad civil. Pern se situaba como "enunciador abstracto" de la Patria a travs de la unin de los colectivos singulares Ejrcito, en tanto "humilde soldado", y Pueblo, como "Primer Trabajador". Como ser peronista era igual a ser argentino, los contradestinatarios eran excluidos del campo poltico y situados, irremediablemente, en el plano de la "Antipatria". Durante su ltima presidencia, el modelo de llegada era desde el exilio y marcaba un cambio en la estrategia discursiva. Ahora el lder aceptaba la idea de que haba diferentes formas de entender y de servir a la Patria. Puesto que las diferencias entre peronistas y no peronistas eran de grado y de opinin pero no de oposicin, los diferentes partidos deban colaborar en la tarea de Unidad Nacional. De este modo, los paradestinatarios no peronistas lograban ingresar en el "nosotros" argentinos. Sin embargo, las divisiones antipatriticas no desaparecieron, sino que se trasladaron desde fuera del peronismo hacia el interior del movimiento. En este sentido, Vern concluye que el "vaciamiento del campo poltico" continuar presente, en tanto seguir vigente el enfrentamiento con un otro Antipatria que es vaciado de toda legitimidad (Vern, E. y Sigal, S., 2003: 29-97). En esta lnea, vanse tambin los trabajos de Canelo (2002) y Rosa (2006), quienes se centran en las estrategias enunciativas del menemismo en relacin al discurso de Pern. Se le ha criticado a Vern el afirmar la nocin acerca de un supuesto vaciamiento del campo poltico. Para Aboy Carls, por ejemplo, el discurso de Pern trat ms bien de un reordenamiento del mismo, en razn de que lo poltico nunca puede ser eliminado totalmente (Aboy Carls, G., 2001a: 134, 2005b). En esta misma lnea, se ubica tambin la crtica de Barros (2002: 40-41). Si bien coincidimos con ambos autores, debemos recordar que Vern no cree que el campo poltico pueda ser eliminado totalmente, ms bien se trata de una estrategia de enunciacin, que comparte, adems, como a continuacin veremos, con el discurso tecnocrtico.21En efecto, Derrida se refiere a su mtodo de desconstruccin como un mtodo basado en las "huellas" que deja un discurso y que, dada la condicin de "iterabilidad", pueden ser apropiadas en un discurso posterior (vase Derrida, J., 1989a, 1989b, 1995, 1997). Se puede observar aqu de qu modo resulta similar esta nocin de "iterabilidad" a la nocin de "enunciador segundo" que utilizan Vern y Sigal (2003) para referirse a las diversas interpretaciones del discurso peronista, una nocin que es apropiada tambin por Canelo para analizar la enunciacin menemista (vase Canelo, P., 2002).22Sobre la "cientificidad" del discurso neoliberal, vase particularmente Gmez (1995). Para un anlisis del discurso cientificista en el caso argentino, vase Fair (2008b).23Dado que el discurso de Menem se sita por afuera de los intereses polticos, algunos autores sealan que se trata de un discursooutsiderde la poltica (Novaro, M., 1994; Palermo, V. y Novaro, M., 1996) o que lleva a cabo un "vaciamiento del campo poltico" (Canelo, P., 2002; Rosa, G., 2006). Sin embargo, debemos tener en cuenta que en su discurso el propio Presidente reivindica a la poltica, en el sentido aristotlico, como "la ciencia de las ciencias que tiende al bien comn", adems de afirmar que resulta inseparable de la economa. Por otra parte, difcilmente poda situarse Menem como unoutsider, ya que haba ingresado en poltica mucho antes, siendo incluso encarcelado por sus ideas polticas. Para un anlisis ms detallado del particular, vase Fair (2007a).24Varios autores critican desde la corriente de la semitica "narratolgica" esta idea que consiste en plantear un relato objetivo de la realidad o una descripcin narratolgica de la verdad para legitimar un discurso mtico o un relato fantasioso, afirmando que pese a que las huellas de su enunciacin son ocultadas, siempre hay en los relatos un autor que es responsable de lo que se enuncia y que intenta imponer implcitamente sus ideas. Al respecto, vanse entre otros Segre (1985), White (1992), Parret (1995) y Genette (1998). Del mismo modo, algunos tericos inmersos en el enfoque laclausiano han analizado tambin la importancia de los mitos, ya sea ms orientados a la teora del primer Barthes (Aboy Carls, G., 2001a), ya sea ms orientados a la perspectiva que brinda Laclau (1993) en "Nuevas Reflexiones" (Barros, S., 2002).25Como antecedente de este enfoque se encuentra nuevamente Schmitt, cuando afirma que "si sobre la tierra no hubiese ms que neutralidad, no slo se habra terminado la guerra, sino que se habra acabado tambin la neutralidad misma, del mismo modo que desaparecera cualquier poltica" (Schmitt, C., 1987: 64). En la misma lnea, vase tambin Barros (2002).26Sobre la teora de los discursos de Lacan, vanse Garca Hogdson (2005) y lvarez (2006).27En esta misma lnea se ubica tambin Julin Melo, quien ha discutido estos temas en un Seminario organizado recientemente (abril de 2008) por el CEDIS en el marco de la llegada al pas de Ernesto Laclau.28En efecto, en su exhaustivo anlisis de las estrategias discursivas utilizadas por Pern entre 1944 y 1974, Vern y Sigal (2003) enfatizan la ambigedad de la "enunciacin" peronista. Si en una primera etapa predominar la confrontacin con la "oligarqua" y el "imperialismo" y en una segunda, la conciliacin o "unin nacional" (vanse pp. 29-97), estos autores analizan tambin lo que sera una especie de etapa intermedia entre ambas en la que el lder enfatizar deliberadamente la ambigedad constitutiva del peronismo. Esta etapa, que se extiende entre 1955 y 1973, con Pern en el exilio, tendr la particularidad nica de que los mensajes del lder no podan comunicarse de manera directa. Por el contrario, se trataba de mensajes que deban ser interpretados por "enunciadores segundos" que se relacionaban con el lder mediante cartas y mensajes personales. Aprovechando esta situacin, y tambin para mostrar su "infalibilidad papal", el lder alternar estratgicamente en sus discursos en el exilio entre ambos polos ideolgicos, emitiendo rdenes cambiantes y contradictorias, de manera tal de no definir nunca una postura "oficial" sobre ningn tema (pp. 101-139 y 154). Segn estos autores, la consecuencia de ello, -y ms all que efectivamente hubo un "giro" a la izquierda del propio lder a finales de la dcada del '60, con el auge de la Revolucin Cubana y el "Cordobazo", lo que se expresara en la "Actualizacin doctrinaria" y la nocin de "socialismo popular"-, ser que la vertiente de izquierda de la JP (principalmente, a travs de su peridicoEl Descamisado, que luego se convertira enEl Peronista), interpretar que el Pern que regresaba en 1973 era un lder "socialista" que iba a enfrentarse al "imperialismo" (pp. 136-215). Del mismo modo, una vez regresado el lder desde el exilio, la izquierda del movimiento (en especial, la Juventud Peronista) continuar con sus ideas acerca de la doctrina de Pern, a pesar de comprobar que el lder se refera a "infiltrados" y no a "traidores", y que rechazaba el "socialismo popular" y la "actualizacin doctrinaria", objetivo principal de esta corriente. Estas ideas sern interpretadas en su peridico oficial como "mensajes cifrados" del lder, debido a que existan "cercos" (representados principalmente por el ministro de Bienestar Social Jos Lpez Rega) que impediran expresarse al "verdadero" Pern (vanse pp. 163-222 y 238-240).29Por ejemplo, en relacin al discurso menemista, hemos realizado en otro lugar (Fair, H., 2007b, 2008d), un anlisis que, si bien se centra en las condiciones de produccin social del discurso, al analizar el discurso de Menem, se basa en declaraciones de diarios y revistas y en encuestas como mtodo de observacin de las condiciones de recepcin sectorial del discurso. Otros trabajos, entre los que podemos destacar los de Martucelli y Svampa (1997) e Isla et. al. (1997), analizan el mismo fenmeno, aunque colocando nfasis en el mtodo de entrevistas personales a distintos sectores sociales para dar cuenta de la recepcin del discurso menemista en cada uno de estos sectores. En la misma lnea, podemos destacar tambin el estudio que realiza Mariana Podetti (1994) acerca de las condiciones sociales de recepcin del discurso poltico en la sociedad a partir de diferentes entrevistas.Bibliografa1. Aboy Carls, Gerardo. 2001a.Las dos fronteras de la democracia argentina. La reformulacin de las identidades polticas de Alfonsn a Menem.Rosario: Homo Sapiens.[Links]2. Aboy Carls, Gerardo. 2001b. El gora turbia: reflexiones sobre populismo y ciudadana en la Argentina. EnPoltica e instituciones en las nuevas democracias latinoamericanas. Compilado por Isidoro Cheresky e Ins Pousadela. Buenos Aires: Paids.[Links]3. Aboy Carls, Gerardo. 2003. Repensando el populismo.Poltica y Gestin,Vol. 4. Rosario: Homo Sapiens.[Links]4. Aboy Carls, Gerardo. 2005a. Populismo y democracia en la Argentina contempornea. Entre el hegemonismo y la refundacin.Estudios Sociales(Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral) 28.[Links]5. Aboy Carls, Gerardo. 2005b. 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