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$c¡ftsta$ luan Rivano Profesor ds Filosoffa de la Univorsidad de Ghilo t0mtra Santlago, f966

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$c¡ftsta$luan RivanoProfesor ds Filosoffa de la

Univorsidad de Ghilo

t0mtra

Santlago, f966

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"!

$0fistasluan R¡uanoProfesor do Filoeoffa de l¡

Univer¡lded de Ghile

tontra

Santlagor 1966

o

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@ Juan Rivano, 1906,

Iascripcióu No 31489

Talleres G¡áJicosEncuade¡nado¡a Hispano-Suiza, Ltda,

Santa Isabel 0174 - Sanriago.

Y raspoadicndo lcslt,les dijo: ,,yotdrnbvn ot ,¡¿gt tttú¿ uíd. ldldbra,la cual si mc dijateis, ta,mbün 1to osditl con qté o.utoti¿a¿ hdgo ¿t o:. El bautisno de Juat ¿da dó¡dc ¿¡a?¿del cialo o dt los hoñbrGt?"

Elhs crtonc¿s p¿ntaTor antr¿ rr, ili-ci¿¡do: "Si dijhmos, del cialo, nosdirá: ¿Pot qul ¡tcs tto h cr¿isrc;t?Y si dijéemo¡, ¿¿ lor hombrcj, t.ñ.-t¡ot al pt¿ablo; porqle lo¿ot tien¿í aJ¡tan por trofe¡¿.

Y r¿ttot di¿r¿o a JGsús, díi.tuí:"No sabamos".

(rr.^tBo; cúr. 2I; 24.27)

I

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't

PREFACIO

Me parece que la forma dada a este libro revela a las

claras la función que le asigno. En mis años de docencia

universitaria innumerables veces he tenido ante mí al jo_

ven que me pide auxilio contra el sofista; con tal estímulo,

siempre estuvo dando vueltas en mi cabeza la idea de un

pequeño tratado que respondiera a esta necesidad,

Por otla parte, a fines del año pasado anduvieron los

sofistas ladrando en to¡no mío con tal furor que fue para

mí un dulce desahogo poder entretenerme un par de sema-

nas ¡edactando las páginas que sigpen. Agradezco, puer,

a los bandidos arriba aludidos su rLntribución a la salud

mental de nuestra juventud,

Santiago, Enero de 1966.

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I Ir

l¿

Ioven lector: Dos cosas se muestran principales y-hasta

';;;;;;;t" andar a tientas por el mundo: Maes-

tros v experiencia. La última excede a la Primera en luer-

;;;'"#á;á; ;"to cl maestro supera a Ia experiencia en

;;"'d;.;; y .on.i",to Verdad que el maestro fue a su

ii"*oo air"ip,tto y anda atento entre los hombres; de mo'

io ou" u"ndo hacla atrás como el cangrejo vas-a enconlrar

que'la maleria de la sabiduría es Pura. experiencla rero'

i'Lrstamente así conoces que es necesario el maestro por-

'".t. frr,á-.¿" "n h"."n.ia una experiencia de siglos que

s'in hacerte su discípulo te se¡á inaccesible'

pienso nue más vate un maestro con quien puedas

tralar personalmente que uno lejano o muerto -Ya' Y que

.¿l",rut"t en sus libros; mi caso es el segundo' de manera

que no aventuro más en la comParación'

El buen maestro se prrreba en el acuerdo que Ie re-

"onoo ,ru"r*" "*peri"ncia;

y alcanza la excelencia cuan-

áo-o"n"rru sustan;ialmentc esta experiencia enriquecién-

dola v activándola. El genio del maestro lo mrdes cuanoo

;; ;ir;;.i;; leua,'tu" tu vida v, también' cuando el

*.rndo ".ry"

experiencia haces no agota nl con mucno la

clave de sus enseñanzas'

AsÍ me pasa a mí; por eso -siquiera

en mi, caso-

-" ,"pr"r"r,,o a mis maestros como genios Uno de ellos'

po, "je*plo,

me ha enseñado que este medlo soqal en

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10 JUAN RIVANOCONTRA SOFISTAS 11

Dara oue andes seguro clonde and¿ba yo a tlentas y al-

lun.",'lo q.l" ,r,lniu alcanzaré. Aprende pues conmiqo y

compara tu experiencia con mis palabras; así podrás juz-

gar.' No pi"nr"r, sin embargo, encontrar alguna novedad

en mi tr;tadoj el material ei obvio y los principios en jue-

so son vieios como el mundo. Lo que si imPorta es que

i"ng", u -uno la mayoria de las liguras que emplea el

sofiita y que des un vistazo a la fachada que exhiben en

lo act.,a[áud. No esperes, tampoco, que baste la lectu¡¿

de estas pjqin¡< para estar cn condiciones dc cnlren(ar al

solista. Muy por el contrario. debcs meditar cllanto pue-

das en cada figu.a, co-po.ut con tu experiencia y cono-

cimientos, observar atentamente allí donde se producen y

buscarles por tu cuenta variedad y aplicación

Si me haces caso en esto, entrarás en la ruta de la

destreza dialéctica y -si tienes corazón- te ha¡ás odioso

y temido para el so{ista, que huirá delante de ti dando vo-

ces de auxilio.

que.vivo aherroja al homb¡e en una rnáquina espantabledc d¡fo¡rtaciones. eue l" ol,liga. u.¡,,í. "'.".itur'unu-io_nadlla sLn ton ni son; allí. a l¡onar con fr.rscs dc mo¡rs_truo..desnatu¡aliz¿do; njs allj. a rond¡r cn un charcopestilente como bruto sin destino. y -i ""p"ri";;;";;;;li"^] -"-l

*,."d* dilercnLes. de prolundidaj y ,,iri,]"., c""_trrrca tan lamenteble ve¡dad.Nfe dice también este maestro qué dcbo hacer y có_mo; y haciendo lo que ól dice, y como él dice, carlaibra

nre muestra- su sabiduríe: y ando agolado de la mañana

1,,u,1o"n" srn alcanzar- ni por asonro satisfacción y tenien_

do sremp¡e tarea por delante.Con.t¿les condicioncs. picnso quc un hornbrc rieneaulondad. siquiera cuarrla no

"*""du. el Iug.rr donde se

:Tl:",,: y la direcc;ón en que camina. p"or" ",o. pu"r.

-"1,8 Tto me dirijo a-ti con á¡imo s"guro y cla.o iesie_nro. gr¡rcro que aprcndas dc rni experiencia y esrudio ilarte dc,de"¿nud¿¡..y dcspcjar delanie de tr, áj., i, _"_chcdumbre de sonil"sios sofísticoq par¿ que haia clar.idadcn torno.tuyo.y vr.as )9 q¡" qui"icn o.ult".te, "l uban_qono. la inJust cra y ia mjse¡j¿.para que te disponga a la

i::_,,"1 ,r.":'"ról indign:do: pala que enrres con ojo se_

Suro en vrda vcrdade¡a y valiosa.

, Porque ¡o anduve largos años enrcdado en la sofis_¡erla oe gen tc - lrrespon"a hle y torcida; muy rarde en mivrca encontré la ciencia de los b

tuve que desenred- p., *i- """,illK;Tffi:: J"il::i:renuncia¡ al intento de evita¡te tanto t¡aúajo y-qu" ar,,I,,,

1::::lll""o: la pól'ora y ta rueda; y q,i;,"'i,',;",;.;;;;,-uespelaqo et canltno en lus años de vigor y o|tirrrisrrro,

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i

PRELIMINARES

l.- Ante todo, allí donde requieren tu asentimiento, de-bes despejar y poner en términos explícitos la proposicióndcl caso. No admitas que pase el pensamiento

-eu -manera

metafórica, sibilina, retórica o encubierto con recursos deespecie parecida, Si, por ejemplo, te dicen: .,Marx no creeen el ,hombre" pregunta con toda ingenuidad: .,¿Deboentender que dice Marx: 'Yo no creo en el hombre'i" Asíobligarás a que declaren la idea y pongan la proposiciónen que se funda tal opinión. Si ----otro ejemplo- té asegu-ran que "el arte es el alma de una era" has de objeiardirectamente y con claridad diciendo: ,.No me parece elarte alma ninguna, ni la era cosa comparable ai cuerpo"y de_esta manera, destruyendo el envóltorio probarás sunadidad. Fxigir la proposición, te será muy provechosqporque así podrás verificar tu ignorancia y la áe los otros.Y- si en tales condiciones experimentas necesidad de saber,tómalo como signo auspicioso; si no es así, considéralo se-riamente porque puede signüicar que estás en lugar querro te corresponde.

.t**

2.- Cuando tienes la proposición, considera sus térmi-nos. Si Ia admitiste como proposición es porque los térmi-

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14 JUAN RrvANo

nos te son familiares. Supongamos que la proposición sea:

"Los óentauros existen". Sabes qué significa "centauro"y qué "existencia". Aho¡a examinas la proposición queafi¡ma la existencia de los centauros, y es claro que debes

lechaz¡¡la como falsa. Quicn propuso, entonc¡'s, si qLriere

defender la ve¡dad de su proposición, sólo tiene dos cami-nos: O n¡elve a los 'orígenes' y trae de allí un centauroen sus cuatro Patas o

-asunto menos onefoso y más aca-

démico- introduce un distingo diciendo que además de laexistencia que te es familiar hay una existencia propia decentauros. En esto, andarás con mucha cautela y pedirásla relación de ambas existencias: si hay colisión entre ellas,si los centauros un buen dia pueden caer sobre nosotros,si no suscitarán estas creaturas alguna especie de nostalgiacentáurica, hundiéndonos en el desprecio y abandono denuest¡¿ existencia bípeda. Y por todas partes procederásigual: averiguando si existe aquello de que se habla y silo que se dice de ello se acue¡da con tu experiencia.

3.- El viejo Aristóteles dice que lo por excelencia real€s lo existente en el sentido de este lápiz, aquel hombre. Ytodo 1o demás, agrega este filósofo, es real en cuanto atri-buto o relación de lo existente. Así, cuando te dicen que"La justicia es deseable" debes remitirte cuidadosamenteal sujeto de estos términos; porque este sujeto es el hom-bre; y debes, con ayuda y esfuerzo, considerar las dispo-siciones del hombre y las acciones suyas que te hacen atri-buirle la justicia y el deseo. Sólo así darás lugar a esta

coNTRA soFrsras 15

cxigr:rrcia cardinal: que son existentes o susceptibles decxistir los.tórminos que trae la proposición, porque, miralricl, ,;qué representaciones te haces cuando dices ;,justi-r ir''':) Prrdic¡as no s¡lir de una imaginería de almanaóue vs()r'r¡rr'¡rrlc un sobrt.rrelieve dondc hay una señorita con los.irn rcrrdado:, una balanz¿ y una espada. ¿No será prefe_lilrlr.quc imagines un homb¡e delerminado que e¡""u'ra,.,nrr, ro irrsro? ¿ Y po-dnis anricipar las noricias que i" ug.,ur_(l:I¡ ¡¡!,r'csta ¡uta? Anda tú a saber si no te echas a úo¡er,:,'r¡ru r¡¡r niño por encontrar que no hay un aclo iusto vvcrific:rs con tus lágrimas la deseabilidad de la justüia. O,pol cl contrario, si mi¡as en la manera "o-o prledes ,er¡¡lslo ün te¡¡eqo concreto y actual, es decir, c"'.rando ioso.1r's y olvidaldo quó hay en lq" platillos de la balanza ¿ nocs clrr o quc la justicia que puedes ¡ealjzar no

", "n -u.r-"."rr¡ngurra tlcseable? Mira, pues, cómo sujetándote a tansunlrcs cxrgencias vas abriendo los ojos y deshilando el ve_lo clcl l¡ablar literario.

. Si la cosa no te parece existir ni como un ,esto-aquí'ni corno propio y contenido en un ,esto_aquí, ,ri

"o*o'."_l;rcirin cntre ta)es existencias, pedirás que i" inrt.,_,yuo.o_lx(. li cxistencia del caso. Si, por ejemplo, se trat; de la'';r¡)ttrrsria metafisica,, pedirás que te traigan a una perso_D¡ ;ri¡ angustrada y la interrogarás hasta el punro en que¡ror corrrpalación. con iu propia experiencia o suscitacíón'l: ¡rrr1 cxPcnencra nucva para rí, sepas del sujete y ¿" 1u.(r.r\¡)osr(toncs del suJeto, y puedas entonces auina¡ cuandojrll.íurcn alirme: ',El hombre padece angusrias metalisicas,,. l

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16 JuaN RrvANo

4,- Y sobre esas extrao¡dinarias construcciones como el"Renacimiento" o la "Qarta Fundamental" no creas quedebas hacer excepción, Porque ¿a qué llamas "Renaci-miento" sino al pensamiento, volición y comportamientode ciertos hombres que vivieron en el pasado? ¿Y por quédestacas y agigantas tales hechos sino por el comporta-miento de los homb¡es que vinieron después influidos gran-de y notoriamente por aquellos ancestros? Porque tú con-templas un cuad¡o del Tiziano o lees la histo¡ia de León X,y haces la experiencia de un modo dc ser y sentir propioo caracte¡ístico que entra con otlos elementos de especieparecida en lo que llamas "Renacirniento"; y eso es todo.Así también ¿ qué es la "Carta Fundamental" sino el juicio y volición de quienes formaron la asamblea constitu-yente? ¿y qué hacían ellos allí si¡o representar, bien omal, consciente o inconscientemente, el pensar y el quererde sus conciudadanos? ¿Y qué es la vida histórica de estoque llamas carta fundamettal sino de una parte la apela-ción de unos hombres, de la otra, el asentimienlo o some-timiento de otros hombres y todo ello asentado en la at-mósfera espiritual del comportamiento y el encuentro? Mí-ralo como quieras y por donde quieras

-siempre que estés

mi¡ando de verdad- y en ello, como en otras cosas seme-jantes, encontrarás que el sujeto es el hombre y que todolo de¡nás encuentra realidad y verdad como ¡elación entrehombres o por inherencia en el hombre.

AONTRA SOFISTAS

ll. - Y cuando te hagan argumentos con ideas que sonlijas y como 'independientes del cambio diciéndote ,,Ellas

v)n lcales, y sus atributos y relaciones son verdades eter-r¡¡i ,onsid¡ra el punto con el mirimo dc atención. Antetoclo pcdirás la mane¡a y grado en quc hay identidad en-l¡c lcrrlidades como este lápiz y la realidad que disfrutanliLs iclcas; y no aceptarás que te den lazones para postularll cxistencia de éstas sino que pedir.ás y sólo pedirás (haz-nr(: caso en esto) que te digan la mancra y grado de aque,ll;r idr:utidad. I-Iarás p¡eguntas sobre si están las ideaj en;Ll¡¡írn lugar', en alguna mente) y pronto tendtás el resul-lirdo clc esto. Y si te dicen clue las ideas son mera posi-lrilidad, que son la condición de posibilidad de un mundoo una cxperiencia, tú pcdirás que te den una figuraciónrl' , r1.,\ (oqas: 5i son posibilidadc. i¡s ,deeq en un¡ n,cnletlr.rrririrgica al modo de la casa en la mente del arquitectoo si so¡ ¡ncLa posibilidad sin relación a sujcto nineuno. yr rt¡urlo 1c rospond¿n sobre esto, s.,br '.s rnucho ácl quclr;rbl¿r de estas cosas: si es un teólogo o un ingeniero me-tido a lógico. En el primcr caso, te se¡"á f:icil defendcrte;crr c1 scgundo, podrás estar de acr¡erdo con quien piensar*í, ccrl la sola diferencia que miettras ó1 dicé estas cosasilc cuanto puebla el mundo tú las dices tan sólo de lar, rrlidad que es inerte y sin movimiento propio ni riquezairrir lior'. Porque no es posible aplicar ni atr.ibutos ni ¡cla-, i',ncs fijas e inmutables al hombre, p. ej., polque en él las¡l, torninaciones oscil¿n entre cosas cont¡a¡ias y ora estálrrloso ola gozoso, o¡a percibe al otro de ve¡dad ora cie-n:r cl acceso a todo vinculo- Y {íjate tanbién en que elIrorrrJrl ¡¡¡6.*.".r y se hace cad¿r vez más serio y miduro.

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18 JUAN RwANo

De modo que aquel que hace ruido con las condiciones deposibilidad del hombre sólo ve al hombre de hoy día, noel de mañana; y ni siquiera como homb¡e de hoy día love bien.

6.- Cuando comicnces a aplicar esros principios y vayasadquiriendo el hábito de hacello tend¡ás mucha ocasiónde admirarte, sobre todo de tu ignorancia y la ajena, ytambién del descuido y desidia en que andabas flotando.Y con el tiempq llegarás a medir con tu propio esfuerzoun vasto campo donde misteriosamente se origina y tra-baja todo un ejército de quimeras, toda una multitud deespectros prodigiosos que ahora, cuando tienes curiosidadde verismo y realidad, se desvanecen ante tus ojos o re-tuercen ante tí su adefesio enigma; son la maquinaria queoperaba a espaldas o debajo de tu asentimiento superlicial;son el mito, la superstición y la estulticia amontonados entu cabeza en los años pueriles, y enma¡añados en fea tela-raña; son el esquema recurrente, anquilosado y maquinaldel temor, el egoísmo, la vanidad y la soberbia que confun-dieron tu asentimiento y enfrentaron ru corazón en la fi-gura del sofista . . .

Para que no entles) pues, a tientas en ciénaga tanpelig¡osa y extraña voy a poner en tus manos el itine¡ariode mi experiencia; así no tendrás exceso "de decepción ydespacharás con menos dificultad un trago tan amargo.Y para dar algún orden y división a mi exposición fingiré

CONTRA SO¡ISTAS 19

que estás frente a un adversario, porque ésta será frecuen-temente tu condición. También, a las figuras de los argu-mentos sumaré las figuras de quienes los hacen; y así con-jugarás unos signos con otros y acertarás más pronta yfácilmente.