los tres peronismos - baixardoc.com

10
LOS TRES PERONISMOS Estado y poder económico 1946-1955/1973-1976/1989-1999 por Ricardo Sidicaro Siglo veintiuno editores argentina s.s.

Upload: others

Post on 22-Jul-2022

4 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

LOS TRES PERONISMOS

Estado y poder económico 1946-1955/1973-1976/1989-1999

por Ricardo Sidicaro

Siglo

veintiuno editores argentina s.s.

Page 2: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

3. La crisis del Estado y el gobierno peronista 1973-1976

Los cambios del peronismo (1955-72)

_f,p.tre 1955 y 1972 el peronismo se convirtió en un movimien­to político de organización e ideología imprecisas. Sus adherentes ~e unían en la defensa global de los principios sosteni~n sus años de gobierno y en la exigencia del regreso al país de su exilia­do líder. Desaparecidos los efectos de unificación que antes surgían de la común pertenencia al Estado, sus dirigentes tendieron a di­vidirse, y Perón cumplió, en muchos casos, el papel de árbitro. Los ~~jetivos compartidos por las diferentes tendencias se combinaron con ideas de carácter opuesto, y el peronismo conoció así sus ver­siones centristas, fascistas, falangistas, socialistas, socialcristianas, ~ Las fracturas aparecieron, también, por las disímiles tácticas .ffente a las políticas de los gobiernos, civiles o militares, que busca­ron la colaboración de dirigentes peronistas, manteniendo, global­mente, la situación de proscripción. A pesar de esos conflictos y di­visiones, continuó la adhesión a Perón en los sectores populares.

Los principales dirigentes de la denominada rama polítl'Ca del Pe.Eonismo, en su gran mayoría, habían ocupado responsabilidades c:!e gobierno hasta 1955. El peronismo se dotó de esa forma de un conjunto de "notables" que, dada la prohibición para organizarse como partido político, fundaban su autoridad y legitimidad en la antigüedad de su pertenencia, "la primera hora", y en sus vínculos, más o menos directos, con Perón. En las grandes áreas urbanas, esos políticos carecían, prácticamente, de seguidores propios y sus posibilidades de reconocimiento dependían de la confianza del exiliado líder. En cambio, en aquellas provincias o distritos de me­nor desarrollo económico y culturalmente más tradicionales, ese tipo de dirigentes contaba con bases propias y no faltaron los que se distanciaron de la autoridad de 'Perón y formaron partidos neo-

Page 3: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

,_ 1

104 RICARDO SIDICAR-6

peronis~as g_t~ co~~~ie~?~~ccede~~!:_<?_ntrol de gobiernos loe~ les y a representaciones parlamentarias. Entre 1972 y comienzos d~-197~(ai aprestarse el peronismo a vol~er al gobierno, esos "no­tables" se encontraron bien posicionados para aspirar a las candi­daturas y cargos públicos.

!-a~2~if!~Ecalj_~lpc;_r~f!ism~_!=()_m.~m;ó ªreconstruirse po­co de~"'ü'és del golpe militar de 1955. La~_pe~~~c::11c~11<:~ co~ g~~_qiaÜ~ifi~_~uyier?n c?_ll1C? consec~~!lcia no buscada la ren~ ción~_g_i_~~genc~a~ s_índicales. Los sistemas de predisposiciones burocráticas de los diez años del gobierno de Perón no eran los más adecuados para la siguiente etapa. De un sindicalismo depen­diente del Estado se pasó a otro orientado a la confrontación y la nueva generación de dirigentes gremiales logró su reconocimien­to a partir del entrelazamiento de los conflictos políticos con las reivindicaciones laborales. Luego de la dictadura militar de Aram­

buru, ~-~!J~~<:_sid~gte f ro1:1c:J.jú2_~~stªb_leció la Ley de Asociaé:: nes Profesionales, con Ja cre<:_i_cióri._c!<: .aRaratos sindicales muy fuer--~~~~~Ri~i~nrnl y con abundan~e~ recursos económicos140.

Los sindLcalistas_~umentaron su gravita~ión en las decisiones del ~~~t~ ~~l ~_ovimi~nto, objetivam.e:r~t~f<!_"._C?!~-9dos por la pros­cr!,Qci_ó_I_l que pesaba sobre el Partido Peroni~ta~ La autonomía de ~ores d!:!_sjncfü;_a~i~i:!!_ü __ <::on respec::~?- aJ>erón -~e manifestó ple-namente a mediados de la década del 6-Q, cuando la fracción van­

doris~i2~~~vió una escisió_11. Más allá de su carácter momentá­ñ~~ esa ruptura mostró la influencia creciente del ala gremial, cuyo peso fue determinante en las discusiones sobre l<¡.s tácticas a adoptar frente a los distintos gobiernos y, más en general, en la designación de las conducciones locales del peronismo141 .

La tercera forma organizativa, cuya importancia creció a par­-~rÁ_e_p_r.Ln_~!P-los d<; l_a década del 7o, seJ"!:I_ndamentó ~estio­_11~~-~_:~erací<:!l1ª1~s con la formación de g~up?_~ g~~~~~~~~te co- _

14° Véase Marce lo Cavarozzi, Sindiwtos y ¡1olítica en Argentina, Buenos Ai-

res, CEDES, 1984. 111

141 Véase juan Carlos Torres, Los sindicatos en el gobierno 1973/1976, Bue­

nos Aires, CEAL, 1989, cap. l.

LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976 105

nocidos como Juventud Peronista?sin mayores articulaciones con los dirigentes de las otras ramas. En esa época se crearon varios grupos guerrilleros urbanos que se identificaban con la tradición de la llamada resistencia 'pero nis ta surgida como respuesta al gol­pe de 1955142. Esas prácticas armadas, ligadas a alguna_s tenden­cias de los sectores juveniles, fueron estimuladas pór Peron en tan­to medio táctico útil para debilitar a los militares. Los asesina~~ de algunos dirigentes sindicales peronistas perpetrados por los gíüi}os guerrilleros revelaron las tensiones extremas existentes en la heterogénea fue~_política 9ue alcanzó el ~bierno en 1~73.

Ninguno de los principales sectores internos del peromsmo tenía relaciones estables o medianamente orgánicas con las cor­poraciones empresarias. Las ideas compartidas por la mayoría de los peronistas remitían a la defensa de los intereses de los sectores populares y consideraban al país como perjudicado por la "explo­tación imperialista" de los Estados Unidos y de las empresas trans­nacionales. En el plano nacional, desde Perón hasta el menos in­fluyente de sus partidarios, coincidían en criticar a los grandes propietaiios rurales, la "oligarquía", considerada aliada de lo~ in­tereses de las grandes potencias internacionales. A esos enemigos les asignaban la responsabilidad del golpe de 1955 y de las poste­riores persecuciones y proscripciones.

Por su situación en las negociaciones salariales, los sindicalis­tas mantenían contactos permanentes con el mundo empresario y de esa relación surgían múltiples conflictos. La conciliación entre el capital y el trabajo, postulada en la doctrina peronista, suponía un Estado conducido por gobiernos favorables a la justicia social, y para los gremialistas los años iniciados en 1955 se caracterizaban por el avance del capit:<fl en detrimento de la equidad distributiva. Al lle ar el momento del retorno al obiernQ... el sin~~i!!!-§mqy~-=. ronista tenía un carácter bifronte onflicti~!~_§pecto aJa_, f>atronal por su histo!i~.l~!!iediata Y.R2!' saj1m.~jQQf:!~--~2rp_<~E<lti-

142 Al respecto, consultar la compilación de Robert Baschetti, Documen­

tos ( 1970-73). De la guerrilla peronista al gobierno popular, Buenos Aires, De la Campana, 1995.

Page 4: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

106 RICARDO SIDICARO

vas_ ~cuerdista y conciliador por su inserción en un movimien­~~o gue colocaba el pacto social en el centro de su proyec- ~ to gubernamenta)..

Los dirigentes de la rama política podían mantener indivi­dualmente vinculaciones con sectores empresarios, o ser ellos mis­mos. propietarios de establecimientos comerciales, industriales o rurales, pero esas situaciones personales no se reflejaban en sus propuestas públicas. Considerados como conjunto, los políticos peronistas se expresaban de un modo más tradicional que los sin­~os proQ!emas de la sociedad y del Estado, pues los mayores méritos q11e reivindicab<!!l_remitían a su P-articipación en_ <:l .período 1943-1955, narrado de una manera "antioligárguica" y .eso les dio a alfillp.os de ellos apoyo~ en los jóvenes radicalizados.

!/En las provincias más tradicionales, sus planteos pidiendo la repa-

iración de las injusticias sociales o de las desigualdades regionales

¡ no favorecían, tampoco, las buenas relaciones con las grandes em-1 presas nacionales y extranjeras. 1

En la determinación de la línea programática del nuevo go-bierno peronista le cupo a Perón.un papel decisivo. Si bien el an-ciano caudillo reunía menos unanimidad que en otras épocas pa­ra definir los predominios internos, mostró una neta preocupación por conformar a todos los sectores reunidos bajo su conducción. Con singular pragmatismo, unió a los sindicalistas, a los políticos y a los jóvenes, y manejó iniciativas que, en principio, escapaban a su control. Por su visión del juego político, inspirada en una matriz de tipo militar que lo llevaba a pensar en la inevitable confronta­ción con adversarios, Perón procuró ampliar las alianzas y las con­vergencias con actores y bloques provenientes de los más diversos horizontes143

• J;:l aliado empresario lo encorrtró en la nueva Con­federación General Económica.

La C.G.E. había sido disuelta luego del gobierno militar de 1955 y recuperó su personería gremial a mediados de 1958, por

@Sobre las ideas políticas de Perón, véase Ricardo Sidicaro, Juan Do­

,..,. mingo Perón, la paz y la guerra, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1996.

.?­>

LA CRISIS DELESTADOYELGOBIERNO PERONISTA 1973-1976 107

decisión de la administración de Frondizi. Su anterior y ventajosa situación de asociada al Estado había desaparecido y el retorno a la acción corporativa recibió la franca hostilidad de las entidades empresarias tradicionales. Para la Unión Industrial Argentina, la Sociedad Rural Argentina y la Bolsa de Comercio, la reqabilita­ción legal de la C.G.E. fue el signo del interés del gobierno de Frondizi de hallar apoyos para el intervencionismo~l, así, la ruptura del campo empresario perduró y se reflejó én las luchas políticas nacionales144• En la época en que la C.G.E. recuperó la legalidad, bajo la dirección del empresario José Ber Gelbard, las principales entidades tradicionales crearon Acción Coordinadora de las Instituciones Empresarias Libres (A.C.I.E.L.), en la que tam­bién participaban otras corporaciones menos importantes pero igualmente partidarias del liberalismo económico.

La nueva C.G.E. se prop11-so repr~s~ntaJ_<!l~mpr~sariad<;> <!eL interior del país, asumi~_la_d_t:fe_nsa de la industria -en especial, de las emQresas medianas y_e~ql_leñas~, y _su_progr_ama se cen!Tó en el proteccionismo de l~s <\_qividades económicas nacionales y

~ planteos favorables a ~'.:1-~i~trj~t~<:ión más equit<l_tiva .?e los in­~&- En algunos estudios fomentados por la entidad se cuestio-nó el modo de desenvolvimiento del sector agropecuario, visto co­mo un factor limitante del desarrollo económico. Por otra parte, para la C.G.E. era necesario COf1:!!~pesa~ c:g.r_J. ~ª ac~iórL~tal.JQ§_ __ efectos negativos que podían -~·~·H_Ki~ de !a~cc:i§~~ i:!~l capi!(:l_l~x~p::_

~!.º' cuyas maneras de op~ra~ ocasionaban distorsjon~§ .4.~l.a.. es~

tructura productiva naciona_l! 45• La visibilidad pública de la enti­

-dad creció notablemente entre 1971 y comienzos de 1973. El reconocimiento logrado por los dirigentes cegeístas en el

§sobre las orientaciones de l:~s corporaciones empresarias tradiciona­les en el período, véanse Mirta Palomino, Tradición y poder: la Sociedad Rural

Argentina (1955-1983), Buenos Aires, Cisea-GEL, 1988;Jorge Schvarzer, Em­

presarios del Pasado. La Unión Industrial Argentina, Buenos Aires, Cisea - Imago

Mundi, 1991. @Respecto a las ideas de la C.G.E.. véase Julio Broner y Daniel Larri­

queta, La revolución industrial argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1969.

Page 5: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

108 RICARDO SIDICARO

seno dé. todas las conducciones de los partidos fue un factor favo­rable para su afianzamiento en las relaciones corporativas y polí­ticas. Gelbard se convirtió en un interlocutor de los peronistas y

de los radicales; con buenas vinculaciones con el gobierno militar¡­del general Lanusse, y, para completar el panorama, diversas fuc1"'' zas de izquierda lo caracterizaban como el representante de la "burguesía nacional y antiimperialista"146. En su momento de apo­geo, la C.G.E. se definía como una organización democrática y fe­deralista, y estaba integrada por tres confederaciones -la Confe­deración General de la Industria, la Confederación General de la Producción y la Confederación General de Comercio y Servicios­cuyas federaciones representaban a 2.000 cámaras y a 800.000 em­presari~dados. Sobre la base del programa de la C.G.E., po­co antes de la finalización del régimen militar, la entidad suscri­bió con la C.G.T. un conjunto de acuerdos en los que se plasmó el proyecto del segundo gobierno del peronismo. En esa época, las rupturas internas que dividieron a sus adversarios de AC.I.E.L. y realinearon a los dirigentes de la U.LA.junto a la C.G.E. abrieron un proceso de fusión de ambas entidades.

Los cambios de la economía y de la situación social y estatal (1955-72)

En J~~_q":lince afias anteriores a 19_7~ el valor de la produc-~ndu~trial, ~~-llloneda constante, s_e duplicó. En la ~ormación total del ~~~.:.L.!a ~~cl_ljstria pasó del 31,7% en 1958 al'37,9% en _1973

147. ~l c!:~-ci~~-I1!º manufacturero_ft!e impulsado, fundamen­

~n~e~ por 13: radicación de filiales de E~:r:~~snadonales .Y. por las 1~~er~iones de industrias controladas por el Estadol4s. Con_

146 V' M , S . , ease ana eoane, op. czt., cap1tulos 4 y 5. 147

Banco Central <le la República Argentina, Sistema de cuentas del pro­

ducto e ingreso de la Argentina, Buenos Aires, 1975. 148

Véase Juan Sourrouille, El impacto de las empresas transnacional,es so!Jre

el empl,eo y los ingresos: el caso argentino, Ginebra, O.I.T., 1976.

LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976 109

esa nueva fase de desarrollo del sector secundario, el país pudo sac tlsfacer la demanda interna de productos de consumo durable y

~~maquinarias y eg!!!pos relatiyamente complejos para la indu~­_!!ia.-Se completó así una estructura fabril cuyas empresas de capi­tales nacionales más antiguas operaban en las ramas agroindustria­les, a las que se habían sumado otras nuevas pequeñas y medianas dedicadas la mayoría de ellas a la elaboración de textiles y de pro­ductos metalúrgicos utilizando tecnologías poco complejas149. Du- _ _r~te esos tres lustros, las grandes empresas de capital extranje~ consolidaron posiciones de predominio, con control oligQQÓlic_~ 2-e algunas de las principales ramas de las industrias dinámicas15º. Con independencia de sus niveles tecnológicos y de su incidencia sobre los respectivos mercados, todas las empresas, nacionales o fi­liales de extranjeras, operaban beneficiándose con el marco de las protecciones estatales propio de las economías cerradas.

El problema que se había presentado al desenvolvimiento in­dustrial durante el gobierno de Perón subsistía y revelaba su ca­rácter estructural. El sector fabril re~s intermedios y

~pos importados y su crecimiento se hallaba condicionado P?i­la evolución de las exportaciones, originadas en un 85% por el sec­tor agro:e_ecuario. La disponibilidad de saldos exportables, era irre­~lar y se generaban frecuentes cuellos de botella en los intercam-

lbios internacionales y falta de divisas. Para alentar el incremento de las exportaciones el Estado favorecía el aumento de los precios de los productos rurales, y si bien en lo inmediato se deterioraban

149 En la formación del P.B.I. de la economía argentina, a principios de la década del 70, la producción del sector agrario contribuía aproximada­mente con el 14%; la industria manufacturera con el 31 % y el sector servi­cios con el 45%. Durante el período 1960-70, el crecimiento anual del P.B.I.

· fue del orden del 4,2%, con índices anuales del 2,3% para la agricultura, del 5,7% para la industria manufacturera y del 3,3% para el sector servicios. La evolución del agro y la industria en los cuatro años comprendidos entre 1970 y 1973 registró el estancamiento del primero y un crecimiento del orden del 23% del segundo. .

@Al respecto, véase Mario Rapoport y colaboradores, Historia económi­

ca, política y social argentina, Buenos Aires, Macchi, 2000, caps. 5 y 6.

Page 6: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

110 RICARDO SIDICARO

los ingresos urbanos, luego, con la expansión de los saldos expor­tables, se mejoraban los equilibrios.

Entre los años 1958 y 1973 los sectores asalariados urbanos, y en especial la clase obrera industrial, ampliaron su presencia en el sistema político y su poder de negociación en los conflictos por la distribución del ingreso. Ambos aspectos se encontraban estre­chamente vinculados. Los asalariados industriales contaban a su favor con la unidad política adquirida en la década peronista, y eso contribuyó a fortalecer sus organizaciones sindicales. Si bien los_ dirigentes gremiales peronistas rechazaban las ideas anticapi­tahstas, en múltiples coyunturas impulsaron programas de lucha y movilizaciones radicalizados, y sus demandas de reformas labo­rales o de aumentos salariales culminaron en no pocos casos en huelgas generales y ocupaciones de fábricas. Aun los dirigentes ~ás negociadores aparecieron como una amenaza para la mayo­na de los sectores empresarios. Además, dada la falta de unidad política e ideológica del resto de los sectores sociales, la cohesión de los asalaiiados cobró mayor importai1cia simbólica1s1.

El intervencionismo económico estatal sólo retrocedió en as-

. ~e-:<:!_~~_earciales_ desJ?_~é~~~-~;;:~c~~~~~~J'.i§_g_~El Estado siguió par­t!Cipando en la reproducción de la vida económica y social, pero al debilitarse la continuidad y coherencia de los proyectos guber­namentales se deterioraron sus capacidades políticas, técnicas y burocráticas. Los frec~e elencos gobernantes, re-

- ~i_d~_c>r la !nestable alternancia cívico-militar, provocaron la _P_~rdida de ef!.~~e_i::<:i_;;t_~<:__~~~g~is~o~úblicos y se fueron acu­mulando orien~~~~.~.e~.c:~:m~!J:d!~torias y medidas surgidas de los

_ ~~asion~edom!_l!i2.s_~~}~!YS<;§.~s emr-resari~re los meca­nismos de toma:;~~~~i-~_i~I)._s:~e imp,lementación de políticas

-:•·~s. En esas condiciones, el intervencionismo se expandió se-= gún la lógica e intensidad de las presiones de los actores socioeco-

151 Sobre el tema, véanse Grade; Ducatanzeiler, Syndicats et politique en

Argentine, Montreal, PUM, 1980; Daniel James, Resistencia e integración. El pe­

romsmo Y la clase trabajadora argentina 1946-1976, Buenos Aires, Sudamerica­na, 1990.

LA CRISIS DEL ESTADO Y EL GOBIERNO PERONIS' J'A 1973-1976 111

nómicos y políticos que, en forma más o menos efímera, grávita­ron sobre la conducción del Estado, dejando un conj1~e tra­zas en las estructuras institucionales que sobrevivieron, total o par­cialmente, al retroceso de su influencia. Como resultado de ese proceso las actividades estatales se multiplicaron, creándose un amplio e incoherente entramado de regulaciones intervencionis­tas en lo económico y de funciones de carácter benefactor en lo social, y heterogéneas empresas públicas152•

Mediante disímiles mecanismos se buscó orientar la marcha de L'.reconomía hacia metas que se considcraha imposible alcanzar de-

-Jando jugar libremente las fuerzas del mercado. Así, se promovie­ron determinadas producciones industriales, se fomentó el desa­rrollo de regiones, se establecieron sistemas de créditos subsidiados para favorecer la expansión de actividades juzgadas prioritari.as, etc. Especial importancia asumieron las regulaciones para transferir in­gresos entre sectores de la economía. El comercio exterior fue un dominio en el que el Estado tuvo una presencia permanente para evitar déficit en los intercambios y para orientar, según c1ite1ios pre­ferenciales cambiantes, la utilización de las divisas disponibles .

Las funciones sociales del Estado que se ocupaban de la sa­lud, la educación y de la vivienda conocieron un desarrollo errá­tico durante el período analizado, sin embargo, en todo momen­to fueron consideradas como problemas de los cuales el aparato estatal debía hacerse cargo y dar soluciones. Cuando esto no se hacía, los gobiernos se justificaban argumentando la ausencia de recursos, pero sin poner en duda.la legitimidad de la intervención en esos ámbitos. En algunos casos estas actividades se cumplieron en asociación con los sindicatos, fundamentalmente en lo que res­pecta a viviendas y salud; en otros, las autoridades nacionales, pro­vinciales o municipa!es se ocupaban de encarar esas tareas socia­les. La importancia de las funciones de carácter benefactor se encontró estrechamente relacionada con la mayor o menor per-

152 Al repecto, véanse R. Mallon y J. Sourrouille, La política ernnómzca en

una sociedad conflictiva. El caso argentino, Buenos Aires, Amorrortu, 1976 y ., :~ O'Donell, El Estado burocrático autontario, Buenos Aires, Ed. de Belgrano, 1982.

Page 7: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

112 RICARDO SIDICARO

meal'>ilidad de los gobiernos para aceptar las demandas de los sec­tores afectados por los distintos problemas. En el mismo sentido, el Estado intervenía en la ftjación del nivel de ingresos mediante la estipulación del salario mínimo y, más en general, a través de

los roles arbitrales que desempeñaba en las negociaciones en_,~e asalariados y empresarios. Esas funciones sociales favorecían lacre­ciente politización de los conflictos sociales153•

Las empresas estatales tenían presencia en los más diversos sectores de actividad: desde petróleo y electricidad hasta emisoras de televisión y de radio, incluyendo, también, bodegas y fábricas de armas. Si en algunos casos las actividad_es estatales eran el resul-

- ~':1~() de jniciativas tomadas a fin de asegurar.la PI.2Y.i~i{>n de bienes . o ser~:considerados estratégicos o de i11:t<:':~§Q.a_<::ÍQna.l&n otros se tram del traspaso al sector público de firma..~. ~~_udOI:.ª8 d~ fisco

· ()_<:~ dificultades económicas y que pasab~~_<;t_c;;¡,rgo d.<:!J Estado pa­ra evitar el despido de los asalariados. Como resultado de estos pro­cesos, a principios de la década del 70 el Estado controlaba apro­ximadamente el 50% del valor agregado en el sector de servicios de provisión de electricidad, gas y agua; alrededor de la mitad de la actividad minera; el 40% en el transporte y almacenaje; un ter­cio en las finanzas y seguros, y el 4% en la industria. Algunas de las principales empresas públicas registraban en sus balances impor­tantes déficit económicos, compensados con transferencias de fon­dos del presupuesto nacional.

El segundo gobierno peronista

El peronismo ganó las elecciones de marzo de 1973 con el 49,59% ele los sufragios. Desde el 25 de mayo de 1973, Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima ejercieron la presidencia y la vi-

1"3 Para el caso argentino de la época a la que nos referimos, con los de­

bidos recaudos, se podría aplicar la idea de la "revolución de los derechos crecienles", desarrollada por Daniel Bcll en The Cultural Contradictions of Ca­

¡1italis111, Nueva York, Basic Books, 1976, cap. 6.

• 1

l f¡

1 j

1 ¡

1

LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976 113

cepresidencia de la República hasta el 13 .de julio de ese mismo año; renunciaron aduciendo su voluntad de permitir que Perón fuese candidato en una nueva compulsa electoral. Bajo el interi­nato del presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, se realizaron nuevas elecciones el siguiente 23 de septiembre, y la fór­mula Juan Perón - María.Estela Martínez de Per6n se impuso con el 61,85% de los votos. Los nuevos mandatarios asumieron el 12 de octubre. El 12 de julio de 1974 falleció Perón y fue sucedido por su esposa, destituida por los militares en marzo de 1976.

Tal como señalamos, el peronismo sólo tenía una definición amplia y general de sus objetivos, y eso había facilitado la coexis­tencia en su seno de numerosos sectores carentes de unidad de me­tas y programas, lo que le permitió capitalizar simpatías y adhesio­nes en casi toda la sociedad. Esa situación dejó, objetivamente, de favorecerlo al acceder al gobierno. Los distintos jefes y sus séqui­tos libraron luchas extremadamente tensas para justificar sus aspi­raciones a ocupar cargos y posiciones en los organismos públicos. Como consecuencia de esos conflictos, se agudizó la crisis y el de­bilitamiento de las capacidades estatales. La renuncia del presiden­te Cámpora, las de varios gobernadores de las principales provin­cias, los cambios en el gabinete nacional, fueron, entre otras, las manifestaciones de ese proceso. En el período se multiplicaron los enfrentamientos armados entre facciones peronistas.

La cor~orativización de los aparatos estatales fue un fa<_:~<:?r que contribuyó al proceso general de crisis política del trieniq_. El empresario José Ber Gelbard ocupó el cargo de ministro de Eco­nomía en representación de la C.G.E., y un alto dirigente de la C.G.T., Ricardo Otero, fue designado ministro de Trabajo. El re­conocimiento oficial de los poderes corporativos supuso un cam­bio de las relaciones del Estadó con los principales sectores socia- -les. El doble carácter asumido por las organizaciones de los empresarios y de los asalariados implicó una "invasión" de los apa­ratos estatales por las corporaciones. Sin mayores condiciones _!li _interés para filtrar las demandas de las entidades patronales y s~.!1.:

dicales a las que representaban, las autoridades surgidas de las cor-__ eoraciones provocaron lo que en términos sistém~~°-~-s~j_en~¡J1i~ ~~~~~-~-ºl:~~~g~-~~l_s_~~~(!_!l.l~_~stat:<t.~:..La administración peronista

Page 8: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

114 RICARDO SIDICARO

terminó tratando de convertir en medidas de gobierno un con­junto contradictorio y poco compatibilizado de demandas de los sectores empresarios y de los sindicatos, cuyas consecuencias ten­dieron a dislocar el funcionamiento de la estructura económica.

En octubre de 197 4, con la renuncia del ministro Gelbard y de los equipos de la C.G.E., los sindicatos obtuvieron mayor gra­vitación sobre las decisiones estatales, y en esa situación limitaron las alternativas de política económica por las que podía optar el gobierno. El poder de veto sindical alcanzó su mayor expresión a mediados de 1975 al movilizar a sus bases para hacer dejar sin efec­to el plan del ministro de Economía Celestino Rodrigo, que esta­blecía la reducción de los salarios reales como parte de una estra­tegia para resolver la crisis económica. Desde esa coyuntura se abrió una fase marcada por el aumento de las protestas empresa­rias y surgieron sectores.peronistas que pedían la renuncia de la presidenta. En la escena política así convulsionada, el sindicalis­mo incrementó aún más su influencia sobre el gobierno. Sin em­bargo, los dirigentes sindicales revelaron carecer de proyectos po­líticos para orientar la acción estatal, y su preocupación, al igual que la de las otras facciones con las que disputaban, se limitó a re­clamar cargos y espacios de poder. En realidad, el auge del sindi­calismo fue el signo del aislamiento político del gobierno.

El programa económico y social

En el proyecto inicial del gobierno peronista resulta muy di­ficil separar los aspectos que remitían a las reformas sociales de aquellos concernientes a la política económica o, más aún, a las

..;•relaciones internaCionales. El diagnóstico trazado por el presiden­te Cámpora en su mensaje inaugural al Congreso de la Nación re­sumió los de su perspectiva gubernamental:

"La Argentina se ha convertido c:n un campo de saqueo de los intereses extranjeros. Al tiempo.'que los empresarios naciona­les se hallan postrados, jaqueados por la quiebra y por la desi­gual competencia de los monopolios, el Estado asiste impávido ·

1

1 1

1

1

l 1

1

1

LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO l'ERONISTA HJ7~l97lí

al triunfo de lo extranjero sobre lo nacionai. El ahorrq~vs argentinos dejó de estar al servicío del crecimiento prÓpio, del sostenimiento de la empresa nacional y de la multiplicación de las fuentes ocupacionales. La captación del ahorro nacional por sucursales de los bancos extranjeros aumentó considerable­mente y bancos de capital argentino pasaron a ser controlados por compañías externas ( ... ). El control dei sistema financiero por el interés externo determina que los planes de expansión de la economía árgentina y los planes sociales de asistencia po-

,,.. pular, queden rezagados a favor de la penctracíón del capital extranjero. Se plantea así, por 1111a parte, b escasez del ahorro interno para financiar el desarrollo y, por la otra. ese magro ahorro va a incorporarse al capital de giro de empresas no na­cionales que eluden traer recursos financieros genwnos. En la cúspide del sistema, los argentinos estamos financiando a ·ras grandes corporaciones multinacionales, el poder de las cuales es, a veces, superior al del propio Estado. Todo ello se agrava con el elevado monto de la deuda externa y la sangría en divi­sas que significa, año por año, solventar el servicio de la misma. ( ... )El hombre argentino sabe, en carne propia, de la explota­ción a que es sometido por el régimen. Mientras avanzaban la concentración de la riqueza, y la desnacíonalización de nues­tra economía y el endeudamiento, la participación de los asa­lariados en el ingreso nacional disminuía drásticamente. Los monopolios y las oligarquías fueron los beneficiarios directos de esta explotación del trabajo humano. De la misma manera los beneficios de la mayor productividad del trabajo no fueron

. a manos de los trabajadores. El desarrollo nacional autónomo es indispensable para alcan­zar un ritmo intenso y autosostenido en el crecimiento de la producción de bienes y servicios dentro de una concepción de la economía de ple!lo empleo y demanda constante en el mar­co de la estabilidad monetaria. La justicia social es la que permite distribuir equitativamente los esfuerzos que demandará alcanzar ese desarrollo, aumen­tar la participación de los asalariados en el conjunto· del ingre­so nacional, promover el rápido acceso a condiciones dignas de trabajo, salud, educación y vivienda, liberar de cargas impositi-

·o -:.· vas al trabajo y crear las bases de una comunidad igualitaria, so­lidaria y democrática.

115

Page 9: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

116 RICARDO SIDICARO

!,.a indep~ndencia económica es una finalidad para asegurar a los ar?entmos el poder de decisión económico y financiero que c~nsutuye un atributo indispensable de la soberanía política, ehmmando la acción de los monopolios internacionales y de los personeros del imperialismo económico y financiero, pro- ¡

moviendo la presencia nacional en las áreas estratégicas del de- -;1

sarrollo energético, industrial, minero, agrario y financiero"i54.

Quince días después de la alocución de Cámpora, la C.G.E. y ~a ~.G.T. suscribían el "Acuerdo Social", donde se pautaban los ob­jetivos y lo~ compr~1;1isos ~ontraídos por ambas corporaciones pa­~a conducir la gestion social y económica del gobierno: "Primero:

implantar como sistema de política salarial todas las medidas des­t~nad~·.11~ajusta distribuci?;1 del ingr~so, cuya finalidad supe­nor ~-t~rmme la conformacion de salanos con creciente poder adqmsitivo. Segundo: eliminar la marginalidad social mediante la acción efectiva del Estado en materia de vivienda, educación, sa­lud y asistencia social. Tercero: absorber en forma total y absoluta la desocupación y el subempleo de los trabajadores argentinos. .Cuarto: mejorar en forma irreversible la asignación regional del mgreso. Quinto: terminar con el descontrolado proceso inflacio­nario y la fuga de capitales"l55.

En comparación con el gobierno destituido en 1955, el pro­yecto anunciado en 1973 tenía posiciones más cuestionadoras del orden económico y social capitalista. Como se vio en el capítulo prec.cdcnte, a comienzos ele la década del 50 los peron,istas habían mongcraclo sus críticas a los intereses económicos internaciona­les Y buscad_o reconciliarse con el gran empresariauo· industrial y agropecuano. _El nuevo peronismo se presentó más beligerante respecto al capital extranjero y más crítico de los "dueños de la tie­r~a". En su c~mpaña electoral con vistas a los comicios presiden­ciales de septiembre de 1973, Perón sostuvo: "el antiguo sistema

154 M . d lP 'd ensaJe e res1 ente de la Nación Argentina Dr. Héctor José Cárn-pora, Congreso de la Nación, Buenos Aires, 25 de mayo de 1973, p. 9.

155 El A d · cuer o Social fue suscripto en el Congreso de la Nación el día 8 de junio de 1973 Y la vigencia prevista era hasta el 12 de junio de 1975.

¡ 1

1

1

¡ t

1

1

1 1 1

1

1 1 !

!

1

LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976 117

demoliberal-capitalista ha muerto, Hay algunos que todavía lo de­fienden, y yo he encontrado tontos que suspiran por lo que pasa­ba en el Medievo. De manera que no debe admirarnos que haya quien suspire por el demoliberalismo-capitalista, hoy totalmente superado por la evolución"156.

Del proyecto del nuevo gobierno presidido ¡Jor Perón corres­ponde destacar: VÍ)\la política agraria que combinaba las transfe­rencias de ingres6ihacia otros sectores de la economía, con las pro­puestas de modernr~ción para incrementar la producción y los saldos exportables;~;las medidas tendientes a favor?\er el desa­rrollo industrial y a las empresas de capital p.{lcional;ie))la mejora de la situación de los sectores asalariados;/~))la restricción de las actividades de las empresas transnacionales, considerando que ha­bían sido tratadas de forma privilegiada por los gobiernos anterio­res. Todas las metas mencionadas suponían el aumento de la inter­vención estatal en la vida económica y social.

La comparación con lo ocurrido en su anterior experiencia de gobierno fue muchas veces abordada por Perón para reivindi­car el pasado e indicar los pasos a seguir, criticando a quienes lo ha­bían sucedido:

"Cuando nuestro gobierno cayó en 1955, nunca decíamos que en la Argentina había tantos miles de pesos per cápita, porque sabíamos que ése era un cuento chino. A nosotros nos interesa saber cuál era el coeficiente de rendimiento bruto del país co­rrespondiente a los que lo elaboran trabajando y cuánto es lo 'que corresponde a los que lo elaboran dirigiendo y realizando las empresas. En 1955 el trabajador recibía el 47,6 por ciento del producido neto¡ las empresas recibían el resto. En este mo­mento los obreros perciben el .33 por ciento del producido bru­to y el 67 por ciento corresponde a los patrones. Eso tenemos que nivelarlo sin provocar una destrucción de valores. Tenemos que lograrlo por un acuerdo mediante el cual un día se sacrifi-

156 Juan Domingo Perón, discurso pronunciado en la sede de la C.G.T. el 30 de julio de 1973, reproducido en Eduardo Astesano (comp.), Doctrina

universal., Ediciones Culturales Argentinas.

Page 10: LOS TRES PERONISMOS - baixardoc.com

118 RICARDO SIDICARO

ca un sector y otro día lo hace otro. Lo constructivo es el diálo­go y el acuerdo; con la lucha y el enfrentamiento destructivo no se gana nada. Ese equilibrio, que actualmente está roto, lo impondremos poco a poco, hasta llegar nuevamente a lo que eljusticialismo aprecia que debe ser: un 50 por ciento del pro­ducto bruto para cada una de las partes. En eso estamos; en lo justo, en lo posible y en lo conveniente. Por ello tenemos que luchar y estamos luchando, pero hagámoslo todos unidos, a tra­vés del acuerdo. Para eso sirve la organización. Cuándo la Con­federación General del Trabajo y la Confederación General Económica hari llegado a un acuerdo inicial que tiende a res­tablecer las condiciones anteriores, se ha establecido lo quepo­dríamos llamar un convenio colectivo de trabajo, ¿o acaso no es un convenio colectivo de trabajo el que se realiza en el hori­zonte de los sindicatos, en el horizonte de las federaciones y en el horizonte de las confederaciones? Son acuerdos; en conse­cuencia, son convenios colectivos de trabajo. Indudablemente, esto no da la perfección, porque ella se alcanzará cuando dis­criminadamente podamos darle a cada uno, lo que a cada uno le corresponde. Pero eso es producto de la reconstrucción de que hemos hablado; es decir cuando hablábamos de recons­trucción estábamos refiriéndonos a ese problema"1s1.

El papel de la C.G.E. fue elogiado por Perón, argumentando

como si su propuesta contase con mejor comprensión en la enti­

dad patronal que en la plana mayor de los gremiosl58. A comien-

1571 D . p , M . d L •. ..,,. uan ommgo eron, ensa;es e octulffe a dzaemúre 1973, Presiden-cia de la Nación, Secretaría de Prensa, Buenos Aires, 1974, pp. 27-28;

158 Al respecto:Juan Carlos Torre señala: "Si se analiza la lógica de la polí­tica concertada se advierte que, una vez debatidos y firmados los acuerdos, los sindicatos habían comprometido todo su poder institucional, mientras que los empresarios sólo habían condicionado parcialmente su gestión económica. Al acordar la suspensión de las negociaciones colectivas por dos años, la C.G.T. ha­bía obligado a los sindicatos a congelar/ por igual lapso, el uso del único poder de control económico que institucionalmente les era reconocido, el de afectar el comportamiento de los salarios. Los empresarios, por su parte, no habían re­signado, sin embargo, el control sobre una serie de variables económicas cru-

LA CRISIS DEL ESTADO YEL GOBIERNO PERONISTA 1973-1976 119

zos de la gestión económica de Gelbard los empresarios habían

apoyado las políticas oficiales, o bien disminuido las críticas públi­cas, eso hizo más visibles las objeciones sindicales. Perón, a poco de asumir la presidencia consideraba que la Confederación Gene­ral Económica le había dado al gobierno "la garantía de éxito que

no hubiera podido asegurar ninguna otra institución, ni menos nin~na otra persona. Para mí, lo que ya se ha realizado a través de,;Í~ conducción económica eficíentísima, inteligente y honesta, qlie es lo que se necesita para estas cosas del país, nos garantiza a

l l . , d l bl "1 r,q corto plazo a so uCion e os pro emas · · . _Ml1YJ~!-2!!!~ .. ~_(!J:J.J~-~I10torio que la concertación deinter~~-c~ _

entre los empresarios y los _ayalaríados necesitaba de u_i_:i_'.l_ aq:IOI_!_

de!_poder político_gue de~ge_ e~ Es_tado en crisis no_~e p_o<:lí_;;i. p_r~ __

p~rcionar. El aumento de las_~<::~iyi.d<!9e_s c:conómicas_"~n ne_f2~º~' fue un problema que trajo ~Js!o~siones denunciadas por las_au::­

tQ.riQades, pero ante el que adop_iaron medic:las que r~sult~~.Q!L _!gQp_erantes160. El debilitamiento de las capacidades estatales

fue reconocido por Perón, consciente de que en su anterior ges­tión gubernamental había contado con aparatos estatales mucho

más eficientes. El deterioro de las capacidades estatales para con­

trarrestar las acciones contrarias a la ley y a las reglamentaciones en el plano económico en las más disímiles escalas fue ilustrado

por el presidente con una observación de carácter puntual, con

dales para el desenvolvimiento del plan económico. Ellos contaban todavía con la posibilidad de decidir si habrían de invertir o no, si habrían de interrumpir o incrementar la producci0n, esto es, contaban con una capacidad de manio­bra frente a las disposiciones de la política de ingresos muy supe1ior a la que te­nían los sindicatos. Esta asimetría de las limitaciones impuestas por la política concertada a empresarios y sindicatos, respectivamente, tuvo consecuencias de­cisivas ya en los primeros tramos de la vigencia del pacto social". Juan Carlos Torre, Los sindicatos en el gobierno 1973-1976, Buenos Aires, CEAL, 1989, p. 81.

159 Juan Domingo Perón, Los rnensayes de enero a marzo .f 974, Presidencia

·o .<fe la Nación, Secretaría de Prensa, Buenos Aires, 1975, p. 29. .. 160 Sobre la evolución de los índices del P.B.l. informal de esos años, véa-se José María Dagnino, El nuevo look de la economía argentina, Buenos Aires,

Crespillo, 1995, pp. 35-37.