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@JarochoCuantico @jarochocuantico La ciencia EN VERACRUZ ¿Qué hacer?

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@JarochoCuantico

@jarochocuantico

Suplemento Científico de La Jornada Veracruz � La Jornada Veracruz � La Jornada Veracruz Domingo 3 de abril de 2016 � Año 6 � Número 61 � Coordinador: Manuel Martínez Morales

La cienciaEN VERACRUZ

¿Qué hacer?

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La investigación científica en Veracruz ya tiene una trayectoria larga, con énfasis en tratar de entender al propio territorio y a las sociedades que lo han habitado, y más recientemente en áreas que trascienden sus límites geográficos. No obstante, se puede decir que al menos durante el sexenio que está por concluir ha predominado el soslayo de parte del gobierno estatal, cuya máxima expresión es la deuda financiera que tiene con la ins-titución de educación superior y de investigación más grande del estado, la Universidad Veracruzana.

Editorial

Director: Tulio Moreno Alvarado / Subdirector: Leopoldo Gavito Nanson Coordinador: Manuel Martínez Morales / Edición: Mayra Licona Aguilar

Corrección: José Armando Preciado Vargas

El Jarocho CuántiCo al son de la ciencia

Correspondencia y colaboraciones: [email protected]/ElJarochoCuantico Twitter: jarochocuantico

Comité Editorial: Carlos Vargas Madrazo, Valentina Martínez Valdés, Lorenzo M. Bozada Robles, Hipólito Rodríguez y Lilia América Albert

2 El Jarocho cuántico 3 dE abril dE 2016

Cuando aparezca esta edición de El Jarocho Cuántico, ya habrá oficialmente candidatos a gobernador. Quien resulte electo tendrá apenas dos años para ordenar la administración pública y retomar estímulos y apoyos al desarrollo económico, cultural y social que en la última década han sido contaminados por la demagogia o de plano sepultados, junto con los mínimos de seguri-dad y paz en la convivencia a que tiene derecho toda sociedad.

La investigación científica en el estado es necesaria, en primer término, para comprender las coordenadas espaciales y temporales que nos corres-ponden y atisbar las vendieras, pero si se le acompaña con una estrategia de mayor visión podría ser detonante de mejores niveles de vida de los veracruzanos. No es casualidad que las naciones –y los estados del país– que menos invierten en ciencia, tecnología e innovación sean los menos desarrollados.

En este número de El Jarocho Cuántico se presenta un diagnóstico de la investigación científica estatal en general, y de las ciencias sociales en particular, a cargo de Manuel Martínez y de Hipólito Rodríguez, respectiva-mente. Adalberto Tejeda retoma una propuesta ya hecha pública anterior-mente, sobre los criterios básicos para impulsar distintas áreas del saber a falta de recursos para fomentar muchas a la vez, e Irving Méndez recupera la esencia del Programa Veracruzano de Investigación Científica y Desarro-llo Tecnológico, elaborado hace más de una década, y plantea la necesidad de que el nuevo gobierno se replanteé un instrumento de esta naturaleza con una vigencia que cubra al menos hasta el año 2024, cuando concluya el gobierno que le suceda.

Este número, entonces, apenas pretende abrir el debate y es de esperarse que le sucedan muchas expresiones públicas más al respecto, que lleven a acciones concretas en los próximos años.

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33 dE abril dE 2016 El Jarocho cuántico

En este texto hablaremos sólo de algunos aspectos de lo que, desde este campo cien-tífico, se produce en el estado de Veracruz. Dentro del campo de las ciencias sociales

se encuentran las siguientes disciplinas: sociolo-gía, antropología, arqueología, geografía, economía, ciencias políticas, historia, lingüística, pedagogía, comunicación y turismo. Es un universo disciplinario muy amplio y complejo, en el cual incluso se cele-bran alianzas entre sus integrantes o asociaciones muy diversas con otras disciplinas de frontera. Den-tro de este campo pueden observarse algunos de-bates en su interior. La economía, por ejemplo, que es la disciplina dominante, tiene varias escuelas. La que es asumida por el gobierno federal y los orga-nismos internacionales es la neoclásica o neoliberal: cuenta por tanto con cierta capacidad de influencia y posee la verdad oficial de los asuntos económi-cos, verdad que se difunde en la prensa y en otros medios de comunicación. Es la esfera en la que se toman decisiones que afectan a todo el conjunto social, pues el economista es quien propone opcio-nes al mundo económico. Acepta como un hecho incontrovertible que la única fuente de riqueza es la empresa. Y que, por tanto, lo que haga el Estado debe ser subsidiario. Si éste va más allá, entonces estorba o no es deseable. El economista neoliberal quiere un Estado esbelto, es decir, con poco gasto fiscal, pocos impuestos y poca intervención: que se las arreglen todos en el mercado.

Las otras escuelas económicas no coinciden con la orientación dominante. No creen que la riqueza se produzca solo por las empresas. No aceptan que el Estado se limite a cuidar o brindar seguridades a las empresas. Hay otras fuentes de riqueza y por consiguiente es posible que haya otros actores que merezcan parte del pastel: los ecosistemas, los trabajadores, las poblaciones originarias, los crea-dores. ¿Qué hacen los economistas veracruzanos? Hay algunos que producen estudios sobre cómo mejorar el desempeño económico de algunos sec-tores: la agroindustria, la hotelería, la ganadería, la cafeticultura, etc. Hay otros que se preocupan por ver los avatares de nuestros territorios: el Plan Pue-bla Panamá y el futuro del istmo de Tehuantepec, la economía del Golfo y el porvenir del puerto de Veracruz, las hidroeléctricas y la industria energética en la región, el petróleo y la inversión extranjera, la minería y su impacto regional. Hay otros que exami-nan al conjunto y se preocupan por la marcha de las finanzas públicas, la eficiencia de las instituciones gubernamentales, un conjunto de conocimientos pertinentes para evaluar la forma en que se ejercen los fondos públicos. Su evaluación se sujeta a los estándares de la economía neoclásica: competitivi-dad, rendición de cuentas, transparencia, etc. Por desgracia, a lo largo de estos años, es poco lo que han podido ventilar: es tan grande la oscuridad que acompaña a un gobierno autoritario.

¿Qué hacen los antropólogos y los sociólogos? Para responder a esta pregunta, acudimos al Informe sobre las Ciencias Sociales en México (Coordinado-res: Cristina Puga Espinosa y Oscar F. Contreras), publicado en diciembre 2015 por el Consejo Mexi-cano de Ciencias Sociales. En este texto, Esteban Krotz y Maria Alejandra Rimada Barragán señalan algunos rasgos que distinguen a la región Sur-su-reste: la desigualdad socioeconómica y la pobreza extrema, situaciones que afectan particularmente a las poblaciones indígenas; la escasa escolaridad formal, que es igual o inferior a la media nacional; la importancia de las actividades turísticas, que se alimentan del legado indígena y de la biodiversidad y el patrimonio cultural que se encuentra asociado a ellas, pero a los cuales se descuida; la situación fron-teriza, que convierte a la región en un corredor de flujos migratorios, y que permite la proliferación de actividades extractivas, realizadas contra muchas

resistencias locales; la creciente presencia de la mi-gración internacional e interna; las transformaciones religiosas; y, finalmente, importantes movimientos so-ciales, siendo la rebelión neozapatista el más notorio, pero destacándose los que luchan contra proyectos vinculados a la minería, las hidroeléctricas, los par-ques eólicos, y los cultivos transgénicos.

Al examinar este texto, observamos que la pre-sencia de instituciones de educación superior pri-vadas ha aumentado en Veracruz: tenemos 10 públicas frente a 87 privadas. En el caso de las entidades académicas –que realizan investigación y docencia– en ciencias sociales, la relación es de 29 públicas/124 privadas. Los programas de licencia-tura se reparten así: 22 públicas/ 84 privadas. A nivel de maestría hay 17 públicas/ 42 privadas; a nivel doctorado 6 públicas/11 privadas. Aun cuando es mayor la oferta privada, ésta posee poca formalidad: no cuenta con el reconocimiento de la federación de instituciones mexicanas particulares de educación superior. De 87 entidades académicas privadas, solo 12 cuentan con ese reconocimiento. Muchas de ellas no tienen antigüedad (13.5 años en promedio: o sea, surgieron a principios del siglo XXI).

En general, en el sur-sureste predominan las carreras de educación, comunicación y turismo. En Veracruz se registra la misma tendencia, aunque un rasgo peculiar es la importancia de los programas de licenciatura y maestría en administración pública (11). La matrícula indica que, a nivel licenciatura, en Veracruz 4595 personas (75%) están en escuelas privadas y 1577 (25%) en públicas. A nivel pos-grado, 705 estudian en establecimientos públicos, y 623 en privados. Veracruz concentra el 34% de toda la región. En cuanto al personal académico, la cosa es pareja: en entidades públicas hay 649 per-sonas, y en privadas 642. Sin embargo, de tiempo completo, son 205 en escuelas pública y solo 76 en privadas; de medio tiempo, 15 en públicas y 46 en privadas; de tiempo parcial, son 208 en públicas y 520 en privadas. Hay 221 personas sin un tiempo determinado en las públicas. En el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), de 281 profesores/inves-tigadores de tiempo compleo, 177 son miembros del mismo (63%, una cifra muy significativa). A nivel país, la región sur-sureste solo tiene 8% de sus in-vestigadores dentro del SNI. Por nivel: en Veracruz hay 29 candidatos, 122 nivel 1, 17 nivel 2 y 9 nivel 3.

Al considerar la presencia de publicaciones, ve-mos que en Veracruz hay 14, de las cuales 9 son exclusivas del campo científico social (tres editadas por entidades privadas) y 5 son mixtas. De ellas, 9 están disponibles en línea, pero ninguna está en el padrón de Conacyt. Las publicaciones circulan mal: no están en venta en otras ciudades del país, o no sostienen su periodicidad. Si consideramos la presencia de proyectos de vinculación, vemos que la hay sobre todo en relación con el sector público: 39 se asocian al gobierno (22 por parte de escuelas privadas), y son menos (21) los que cooperan con el sector privado (20 en entidades privadas) y con el sector social (14). Son escasos los diplomados (11) y muy pocos los cursos de educación continua (17).

Krotz no deja de apuntar que los organismos no gubernamentales (ONG) también hacen inves-tigación, la cual se orienta a la promoción de los derechos humanos, el desarrollo sustentable y el empoderamiento indígena. Las ONG promueven una formación descolonializada, y son un ámbito de crítica al saber oficial. El salto a lo heterodoxo ahí tiene lugar, ya que la ciencia “normal” no está gene-rando los resultados deseables.

Desde mi perspectiva, la mercantilización del saber científico se exhibe con la proliferación de los centros privados de escasa calidad. Las escuelas que ofrecen títulos en dos o tres años, en defini-tiva hacen daño a la sociedad. Afirman tener una orientación para atender un mercado de trabajo, y sin embargo no toman en cuenta la formación ciudadana ni elevan la calidad del desempeño pro-fesional. La erradicación de las tesis de licenciatura

(cosa que también prolifera en los centros públicos), permitiéndose la titulación con promedio o con exá-menes de conocimiento, es un indicador de la caída de la calidad de la formación científica. La despoli-tización del estudiante y el profesor, con sindicatos que no sostienen posiciones críticas y promueven redes clientelares, daña también la posibilidad de construir vínculos sólidos con las necesidades de la sociedad. La desvinculación de la docencia con la investigación incide en el mismo sentido. La falta de diálogo con los otros saberes (indígenas, cam-pesinos, populares, alternativos) contribuye a la fragmentación del debate científico. Una excepción que debe destacarse es el papel de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), cuya presencia en las zonas indígenas merece fortalecerse.

Las ciencias sociales tienen que demostrar que su intervención es vital para el mundo contemporá-neo. ¿En qué temas se concentran nuestros estu-diantes de ciencias sociales? Para responder a esta pregunta, consulté el inventario de tesis concluidas en los dos programas de maestría más importantes de nuestra región: el del Instituto de Investigaciones Historico-Sociales de la UV (IIHS) y el del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropo-logía Social (CIESAS), unidad Golfo, con sede en Xalapa. El resultado está en la tabla.

El primer aspecto que llama la atención es que los estudios dedicados a examinar los procesos políti-cos representan casi un tercio del total (19 de 60). Es claro que entender la singularidad de la cultura polí-tica en Veracruz (un enclave autoritario) atrapa gran parte del esfuerzo de investigación. En segundo lugar, figuran los estudios que abordan la proble-mática generada por la situación de estancamiento económico que vive nuestro estado desde hace ya dos décadas: la recomposición de los mercados de trabajo, el desempleo, la pobreza y la migración son procesos que demandan más investigación para entender cómo la sociedad se reorganiza para en-frentar los impactos de la reestructuración neoliberal en la región.

En tercer lugar, se encuentran los estudios en torno a la (in)seguridad pública: el ascenso de la cri-minalidad, la impunidad y el deterioro del estado de derecho han merecido la atención –a pesar del riesgo que implica estudiar estos fenómenos– de nuestros jóvenes científicos. En cuarto lugar, se halla la inda-gación de las problemáticas que enfrentan nuestros pueblos indígenas, un tema que absorbe el esfuerzo de buena parte de las nuevas generaciones de an-tropólogos. En quinto lugar, advertimos la presencia de investigaciones en torno a la reorganización de los territorios, los cambios que están experimentando nuestras ciudades y los impactos ambientales de proyectos asociados a iniciativas como la minería. Finalmente, vemos dos temas. De un lado, el papel que desempeña la prensa en los procesos políticos ha recibido también una atención especial, y, del otro, la forma en que nuestra población encara situa-ciones como el embarazo adolescente, el cáncer o la discapacidad, ocupa el interés de los nuevos an-tropólogos. De alguna manera, se trata de temáticas en las cuales se advierte el peso de las tradiciones disciplinarias, campos en los que nuestros centros de estudios han ido generando fortalezas.

Como podemos ver, las ciencias sociales están abordando los principales problemas que a la so-ciedad actual le preocupan. Sus contribuciones, hechas con rigor, merecen más difusión, a fin de que las sociedades regionales tengan acceso a sus hallazgos. Verse en ese espejo puede contribuir a construir una modernidad alternativa, donde la democracia resulte fortalecida y la gestión pública pierda sus rasgos autoritarios. Para Veracruz es fundamental ver que la equidad y la sustentabilidad pueden dejar de ser una mera propuesta para con-vertirse en rasgos del proceso de desarrollo.

w Hipólito Rodríguez

Las ciencias sociales en Veracruz

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4 El Jarocho cuántico 3 dE abril dE 2016

Ciega, la Ciencia inútil gleba labra.Loca, la Fe vive el sueño de su culto.Un nuevo Dios es sólo una palabra.No busques ni creas: todo es oculto.

Fernando Pessoa

I. El Entorno socIoEconómIco

Las carambolas de la vida han dado a Mané la oportunidad de conocer como se hace ciencia en distintas partes del

país y del extranjero. En sus años adolescentes fue asiduo visitante de los laboratorios de fisiología y farma-cología en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en los cuales, además de dejarlo curiosear por ahí, los inves-tigadores lo instruyeron acerca de la forma de realizar ciertos experimentos in vivo, en gatos y ranas. Puede ser que aquella experiencia lo haya hecho desistir de buscar su futuro en las ciencias biomédicas experimentales. Además, los estudiantes a veces lo agarraban de chalán y le pedían que instalara, reparara o construyera dis-positivos electrónicos que se usarían en los experimentos. Es probable que ahí se diera cuenta con toda claridad que lo experimental, lo manual, no era lo suyo. Así que se entretenía más cuando algún investigador ponía en sus manos algún libro sobre biología matemática o acerca de las teorías sobre el funcionamiento del cerebro. Porque en aquellos años felices de eso se trataba: de entretenerse, de divertirse, ya fuera pedaleando una bicicleta o acercándose a la ciencia.

Años más tarde, en tanto realizaba estudios de posgrado, trabajó de algo así como ayudante de investigador en la Universidad de Edimburgo, tra-tando –con lo poco que entendía- de formular un modelo matemático para

estimar la cantidad de carne, hueso y grasa que el cuerpo de alguna vaca contenía, sin necesidad de matar al animal y destazarlo, ¿cómo la ven desde ahi?

Posteriormente, la necesidad y el destino lo llevaron a desempeñarse otra vez como chalán en El Colegio de México, donde desarrollaba programas de cómputo para analizar datos rela-cionados con investigaciones que en aquella institución desarrollaban algu-nos economistas. Por la misma época completaba el gasto chambeando en el Departamento de Farmacología del CINVESTAV –igualmente de chalán, sus credenciales no daban pa’ más- también desarrollando programas de cómputo para análisis estadísticos que los investigadores requerían.

Hasta que, un buen día, la suerte quiso que Mané pudiera formarse y emplearse como investigador, lo cual le ha permitido no solamente desa-rrollarse en la disciplina de su interés, sino también disponer de espacio y tiempo para abordar el estudio de la historia y filosofía de la ciencia e incursionar en el terreno de la comu-nicación y divulgación de la ciencia.

En pocas palabras, Mané es un metiche en todo lo que huela a ciencia. Así que por eso despertó su interés el

hecho de que hace un par de años se dio a conocer el diagnóstico sobre ciencia, tecnología e innovación para el Estado de Veracruz (2004-2010), informe que vale la pena considerar. Sobre todo porque, además de que es el más reciente, proviene del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), el cual –de acuerdo con el artículo 36 de la ley de Ciencia y Tecnología- es un organismo autó-nomo, permanente y de consulta del Poder Ejecutivo, del Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación y de la Junta de Gobierno de CONACYT, te-niendo también una estrecha colabo-ración con las Cámaras de Diputados y Senadores, así como con los con-gresos locales.

Los resultados de este diagnós-tico se plasman en el documento: “Veracruz: Diagnóstico en Ciencia, Tecnología e Innovación”, en cuya presentación se afirma: “La experien-cia de los países avanzados, con los mayores índices de bienestar social y económico, revela que su progreso es proporcional a la inversión que han hecho en educación, ciencia, tecnología e innovación. Por ende, la lección es clara: si queremos pro-gresar social y económicamente, te-nemos que promover el desarrollo educativo, científico y tecnológico.”

Es decir, se presume una relación causal entre el desarrollo educativo, científico y tecnológico y los índices de bienestar social, cuando es bien sabido que una simple correlación entre dos indicadores no implica necesariamente una relación causal, sino que la asociación observada en-tre indicadores puede estar mediada por la interacción compleja entre muchos otros factores no necesaria-mente considerados en el estudio.

Ello no obstante, es pertinente considerar el contexto socioeconó-mico del Estado de Veracruz como un factor condicionante del desa-rrollo científico y tecnológico de la entidad. Pues bien puede ser que sea el progreso social y económico lo que genere las condiciones que posibiliten el desarrollo científico y tecnológico, y no al contrario como se sugiere en la presentación.

En fin, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico se propuso realizar un diagnóstico de la situación actual que presentan la ciencia, la tecnolo-gía y la innovación en cada una de las entidades federativas, con la fina-lidad de apoyar a los gobiernos esta-tales para que puedan instrumentar estrategias en el corto, mediano y largo plazos, orientadas a abatir di-cho rezago mediante la aplicación del conocimiento. En el diagnóstico también se detectan y reconocen las fortalezas y logros de cada una de

las entidades federativas.-¡Qué chido!- exclama Mané.En cuanto al entorno so-

cioeconómico, según consigna el diagnóstico, el Estado de Veracruz produce 4.25% del Producto Interno Bruto de México. Es la sexta eco-nomía más grande del país, sólo detrás del Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Chihuahua. En 2006 el valor de su PIB ascendió a 31,966 millones de dólares (mdd), monto superior al de países como Bulgaria (31,656 mdd), Serbia (30,527 mdd) y Guatemala (30,231 mdd). Entre 1996 y 2006, el PIB veracruzano creció a una tasa promedio anual de 2.37%, tasa infe-rior al promedio nacional y una de las más bajas del país, sólo por arriba de Oaxaca, Tabasco y Guerrero. El sector terciario es el que mayor par-ticipación tiene en la economía de Veracruz, particularmente el comer-cio, restaurantes y hoteles, y los ser-vicios; sin embargo, las actividades que tienen una mayor participación que el promedio nacional son: las del sector agropecuario, silvicultura y pesca; construcción; electricidad, gas y agua, por lo que es en estos sectores donde se ha especializado la actividad económica del estado.

En 2006, Veracruz ocupó la po-sición 24 en el PIB per cápita; el monto fue de 4,427 dólares, cifra muy inferior al promedio nacional. Haciendo el comparativo con algu-nos países, este indicador es si-milar al que tienen Serbia (4,118), Bulgaria (4,111.7) y Belice (4,022.4). Este bajo desempeño se debe a que la proporción de población que vive en Veracruz es superior a la parti-cipación que tiene el estado en la economía del país; cuenta con 7.29 millones de habitantes, de los cuales 40.2% es parte de la población eco-nómicamente activa.

El tamaño de su economía tam-poco corresponde a los niveles de competitividad: ocupa la posición 22 tanto en el Índice de Competitividad Estatal del IMCO (2006) como en el Índice de Uso de los Recursos de COPARMEX (2004), y mejora su posición en el Índice de Potencial de Innovación estatal donde se encuen-tra en el lugar 16.

En lo tocante a su capacidad em-presarial, cuenta con 177 mil unida-des económicas, lo que representa 6.1% del total nacional, la cuarta mejor posición en el país; también es una de las entidades con mayor número de empresas grandes y me-dianas (INEGI, Censos Económicos, 2003). En cuanto a los índices de al-fabetismo, es la 29ª entidad con me-nor porcentaje de población alfabeta (86.4% de la población) y la número 30 en cuanto al número de años

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Veracruz, diagnóstico sobre ciencia y tecnología

w Manuel Martínez Morales

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53 dE abril dE 2016 El Jarocho cuántico

promedio de escolaridad (9.3 años).El desempeño de Veracruz en los

indicadores sociales es bajo. Ocupa la posición 29 en los índices de Desarrollo Humano y de Marginación de CONAPO y es una de las enti-dades con mayor porcentaje de su población en condiciones de po-breza: 27.99% vive en condiciones de pobreza alimentaria, 36.3% con pobreza de capacidades y 59.3% con pobreza de patrimonio.

Todo lo cual se resume en el cuadro anexo.(Veracruz: Diagnóstico en Ciencia, Tecnología e Innovación 2004-2010. FCCYT, 2010)

A partir de estos datos puede concluirse que siendo el Estado de Veracruz uno con gran potencial económico –medido por el PIB-, la riqueza se distribuye muy desigual-mente (en cuanto al PIB, Veracruz ocupa el lugar 6, en tanto que res-pecto al PIB per cápita estamos en el lugar 24). Tenemos un índice de analfabetismo de 13.6 % y, como se ve, una baja escolaridad promedio y altos índices de pobreza y margi-nación.

Sintetizando, puede concluirse que Veracruz es un estado rico (véanse el PIB, la tasa de desem-pleo, la población económicamente activa, el número de unidades econó-micas) y con una notable diversidad productiva, pero con una aparente ineficiencia en el uso de recursos y un gran rezago social en cuanto a distribución del ingreso, educación, niveles de marginación y pobreza y capacidad de innovación.

¿En este entorno –se pregunta Mané- cuál es la situación que guarda el desarrollo científico y tecnológico?

II. EstratEgIas para El dEsarrollo

cIEntífIco y tEcnológIco En ElEstado dE VEracruz-¡Eso es, eso es!- piensa Mané mien-tras contempla la variedad de flores en el pequeño jardín frente a su casa, que con tanto esmero cultiva su com-pañera.

La única forma en que la ciencia y la técnica den sus mejores frutos –se dice Mané- es cultivando una diver-sidad de disciplinas científicas, per-mitiendo que florezcan mil escuelas de pensamiento, liberando la energía creadora de investigadores, ingenie-ros y estudiantes. No es posible, se dice Mané, que una ciencia sujeta casi por completo a los dictados de la burocracia esté en posibilidades de rendir resultados que en verdad

tengan un impacto social, ya sea en la producción, la salud pública, la educación o en la administración y planificación económica.

-Pero, aguanta tantito Mané- le dice su alter ego, el doctor Malacates: date cuenta que en las condiciones actuales no es posible hacer ciencia sin un cierto grado de planificación y organización, la ciencia y el desarro-llo tecnológico requieren de grandes inversiones que solamente puede ca-nalizar el estado. Además, es nece-sario organizar el quehacer científico y tecnológico en un sistema nacional mediante la articulación de los dis-tintos agentes que realizan tareas de investigación científica y desarrollo tecnológico. Por lo cual, para obtener resultados significativos y socialmente pertinentes es necesaria la interven-ción del estado, no sólo aportando recursos, sino incidiendo en la orga-nización y articulación de sistemas estatales y regionales de ciencia, tec-nología e innovación.

Precisamente, el diagnóstico del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) se ocupa de este punto central, analizando la configuración del Sistema Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTI) para el caso de Veracruz. Comenzando por resumir las políticas estatales enfocadas al desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación.

En el documento se señala: “El Plan Veracruzano de Desarrollo (PVD) 2005-2010 es el instrumento de planeación más importante en la ad-ministración estatal; este documento contiene los ejes de política sobre los cuales el gobierno del estado define sus líneas de acción. En lo que respecta a ciencia, tecnología e innovación, el Plan no cuenta con un apartado específico, sin embargo, el tema es considerado de manera transversal en al menos cinco ejes de política: crecimiento y empleo, sector primario, industria, medio ambiente, educación y salud. La educación es el eje donde mayormente se aborda el tema de CTI, es incluso uno de los criterios básicos que dan sustento a los objetivos, estrategias y acciones específicas del PVD. A pesar de que el tema de CTI se encuentra pre-sente en el Plan, sería conveniente jerarquizarlo a nivel de eje; el funda-mento de esta propuesta es la Ley de Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave (LFICyTV) donde en el Artículo 2 se menciona que ‘la investigación científica y tec-nológica, el desarrollo tecnológico y la transferencia y aplicación del conoci-miento son actividades prioritarias del Gobierno del Estado y los Gobiernos Municipales (…)’.”

Mané considera este punto par-

ticularmente importante, pues se establecen los ejes de una política estatal en la cual ciencia, tecnolo-gía e innovación son apreciadas en cuanto a su impacto transversal en los dominios correspondientes a los ejes mencionados. Suponemos que El Plan Veracruzano de Desarrollo (PVD) 2005-2010 sigue vigente, pues el actual gobierno no ha dado a cono-cer otro diferente.

Y habrá que ver cuáles son las áreas prioritarias a las que se orienta esta política. En el documento aquí glosado se apunta al respecto que el Plan Veracruzano de Desarrollo men-ciona recurrentemente que la investi-gación científica y tecnológica deben orientarse hacia las necesidades so-ciales y empresariales de la entidad; sin embargo, no se definen clara-mente los sectores en los que ha-brán de enfocarse los esfuerzos para impulsar la CTI en la entidad. Lo que sí se especifica son los sectores que el gobierno del estado promoverá en su estrategia sectorial: Agroindustria, Ganadería, Industria, Pesca y acua-cultura, Pequeña minería, Silvicultura y floricultura, Transportes y servicios de logística, Turismo y Vivienda.

Otros sectores que se mencio-nan también dentro de los diferentes documentos son: puertos/transporte, extracción de petróleo e industria petroquímica.

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El Jarocho cuántico 3 dE abril dE 20166

De sonar, suena bien, pero pon-gamos atención a las estrategias generales señaladas en el Programa. (Ver cuadro anexo)

Para llevar a cabo las políticas que se desprenden de las estra-tegias generales se define que la dependencia encargada de integrar y ejecutar la política de ciencia, tec-nología e innovación en Veracruz es el Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (COVEICYDET), la cual encabeza el SECTI. Esta dependen-cia quedó instalada formalmente el 14 de marzo de 2005.

La LFICyTV establece que la es-tructura orgánica del COVEICYDET estará integrada por un Consejo Directivo, un Consejo Técnico Asesor, una Dirección General y un Órgano de Vigilancia. El Consejo Directivo es la máxima autoridad del COVEICYDET; dentro de este con-sejo participan: el Gobernador del Estado (Presidente), el Secretario de Educación y Cultura (Secretario Ejecutivo), el Director General del COVEICYDET (Secretario Técnico). También participan como vocales los titulares de varias secretarías.

Además de la participación de estos representantes, la LFICyTV también contempla la participación de representantes del sector aca-démico, empresarial y del gobierno federal. La conformación de este Consejo es muy amplia y completa, por lo que es conveniente garantizar la participación de todos sus miem-bros y que se reúnan regularmente.

Si este Consejo alguna vez se ha reunido y ha tomado decisiones sobre la aplicación de las estrategias mencionadas es algo que Mané ig-nora, y supone que podría tratarse de otro ente burocrático sin mucha agilidad en su funcionamiento. Habrá que indagar cuánto se ha avanzado en cada una de las estrategias se-ñaladas.

III. rEcursos paracIEncIa, tEcnología

E InnoVacIón

-¿Y con qué ojos, divino tuerto?- respondía una de las tías de Mané, cuando éste le pedía que le hiciera unos sabrosos tamales. La res-puesta era una manera de indicar que no había con queso las tortillas, es decir que no había recursos para comprar los ingredientes necesarios para la preparación de aquellos le-gendarios tamales.

Igualmente, Mané se pregunta con qué recursos se cuenta en el Estado de Veracruz para impulsar, en serio, el desarrollo de la ciencia,

la tecnología y la innovación. En el documento comentado se afirma que dentro del Presupuesto de Egresos de Veracruz para el ejerci-cio fiscal 2009, queda de manifiesto que el programa de Fondos Mixtos del CONACYT es una de las princi-pales herramientas del gobierno del estado para impulsar proyectos de CTI; sin embargo, su participación inició en 2005 a pesar de que los FOMIX comenzaron a operar en 2002 y su participación no ha sido constante. Al cierre de 2009, se ha-bían logrado comprometer recursos por un monto de 193 millones de pesos y se habían aprobado 126 proyectos por un monto de 136.84 millones de pesos.

En cuanto a recursos humanos se dice que de acuerdo con datos del CONACYT, ubican a Veracruz en la posición número 10 en la ges-tión de recursos de este programa. Actualmente en el estado se cuenta con 456 investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), lo cual repre-senta 2.76% del total de investigado-res pertenecientes a este sistema en el país. Durante el periodo de estudio, estos investigadores presentan una tasa de crecimiento promedio anual de 13.71% de 2004 a 2009; no obs-tante, de inicios del periodo a la fecha el número de investigadores se ha duplicado, pasando de 211 a 456 in-vestigadores.

Así mismo, se observa cómo en 2008 se da un importante impulso al número de investigadores, ya que es en este año cuando se presenta una tasa de crecimiento de un año a otro de 37%, la más grande del periodo, pasando de 257 investigadores a 352. Igualmente, el número de investigado-res por millón de habitantes (mhab) indica que en el estado a inicios del periodo se contaba con 29 investiga-dores por cada mhab mientras que para fines del periodo son 63, lo cual representa una tasa de crecimiento de 13.4% en promedio cada año del periodo.

A pesar de este notorio avance, to-davía hay mucho por hacer en cuanto

a este rubro. Pues en Veracruz, de acuerdo a estos datos, el número de investigadores por cada mhab es de 63 en tanto en el nivel nacional este indicador es de 211; es decir estamos muy por abajo de la media. Para al-canzar la media nacional deberíamos tener 1470 investigadores registrados en el SNI.

En cuanto a recursos asignados, consideremos la participación del Estado de Veracruz en los fondos federales dedicados a la ciencia. Veracruz aporta un poco más del 4% al PIB, ocupando el sexto lugar, entre las otras entidades federativas, en cuanto a este indicador, y sola-mente recibe el 2.2 % de recursos CONACYT, ubicando a Veracruz en la posición número 10 en la gestión de recursos de este programa.

Es decir, también se nota rezago en cuanto a los recursos federales invertidos en ciencia y tecnología.

El estado de la ciencia, la tecnolo-gía y la innovación puede resumirse en los coeficientes de los Indicadores Nacionales en Ciencia, Tecnología e Innovación para el Estado de Veracruz por grupo de variables (ver Cuadro 8). Estos coeficientes se construyen considerando muchas de las variables incluidas en el estudio. Para fines de esta exposición basta entender que toman un valor entre -1 y 1, y su valor se interpreta de la siguiente manera: un “score” igual a 1 significa una alta concentración de recursos, el -1 representa una au-sencia de recursos y el 0 que son del orden de la media nacional. Valores intermedios deberán interpretarse consecuentemente; por ejemplo un número negativo, digamos -0.35, in-dica deficiencia; en tanto números positivos indican posiciones más o menos aceptables en el tema.

Del cuadro 8 puede concluirse que el estado que guardan ciencia, tec-nología e innovación en el Estado de Veracruz es lamentable: Todos los coeficientes (score) son negativos ex-cepto el de infraestructura para la investigación y el “componente institu-cional” que, según Mané, bien puede servir para dos cosas. El promedio

global para el Estado es negativo.Las conclusiones del Diagnóstico

se resumen en la siguiente aseve-ración: “Veracruz tiene un bajo des-empeño en muchos de los indicado-res que componen los Indicadores Nacionales en CTI, sobre todo si se toma en cuenta que es la sexta economía más importante del país. Muchas de las variables donde tiene bajo desempeño se ven influidas por el rezago socioeconómico que impera en la entidad; los bloques de variables donde peor desempeño tiene son: formadores de recursos humanos, productividad científica, infraestructura empresarial, acceso a tecnologías de la información y el entorno socioeconómico. Sin em-bargo, ha habido una buena inicia-tiva por parte de la administración estatal en crear un marco institucio-nal que fomente el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en la entidad.”

Para cerrar, se muestra un cuadro que presenta las fortalezas, opor-tunidades, debilidades y amenazas (FODA) detectadas en el sistema de CTI de Veracruz, que cabría anali-zar con más detalle posteriormente. (Cuadro 10)

Mientras contempla las flores que crecen en su modesto jardín y re-cuerda los deliciosos tamales que le preparaba su madrina, Mané con-cluye que para que la ciencia, la tecnología y la innovación sean una realidad en el Estado de Veracruz hace falta reducir a su mínima expre-sión la burocracia y la demagogia, y dejar que sean los propios agentes vinculados directamente a la inves-tigación (investigadores, tecnólogos y estudiantes) quienes, desde sus respectivos campos de trabajo, lleven la iniciativa y sean merecedores de un bono de confiabilidad, de un voto de confianza, por parte de quienes toman decisiones y reparten los re-cursos. Solamente así tendremos en Veracruz un verdadero jardín de la ciencia y la tecnología donde broten mil flores de pensamiento y acción.

Si así no fuera, no hay modo ni manera diría Pánfilo Natera.

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3 dE abril dE 2016 El Jarocho cuántico 7

IV. conclusIonEsRecordando los pesimistas versos de Pessoa sobre la ciencia, a Mané no le queda más que seguir su camino, la ruta que eligió cuando años ha llegó a una bifurcación del camino. Nunca sabrá hacia donde conducía el otro sendero. No hay de otra.

Así que intentando compren-der lo que el documento “Veracruz: Diagnóstico en Ciencia, Tecnología e Innovación” propone se esfuerza por dar un remate a su desentonado aná-lisis, una coda que cierre su escueto discurso. (Qué no te importe la ciencia, ni la uses…..)

Para este final conviene concen-trarse en el análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenzas (FODA) para la ciencia, la tecnología y la innovación en el Estado de Veracruz, análisis que en el “Diagnóstico…” se resume en el cuadro anexo.

En cuanto a las fortalezas, éstas pueden resumirse en el hecho de que Veracruz cuenta, al menos formalmen-

te, con un marco institucional completo que incluye una Ley de Ciencia y Tec-nología, un Consejo y un Programa y, por otra parte, parece ser que la base educativa (en el nivel superior) que puede sostener un Sistema Estatal de Ciencia y Tecnología es adecuada, si bien –en opinión de Mané- insuficiente y precaria. Aquí cabría comentar que, aún cuando ese marco está correcta-mente definido, falta darle mayor ope-ratividad.

Las debilidades se concentran so-bre todo en una falta de definición clara sobre la estrategia a seguir, lo cual no se logrará si no convoca a un mayor número de individuos e instituciones para establecer un programa, sólido y factible, para el desarrollo científico y tecnológico del Estado de Veracruz.

Y no hay que dejar de lado que la mayor debilidad, en este contexto, es la baja tasa de crecimiento económico de la entidad, condición que de per-sistir será una gran limitante para que ciencia y técnica alcancen el nivel que contribuiría, precisamente, a alcanzar un mayor crecimiento económico.

La LIX Legislatura del Estado de Veracruz aprobó la Ley Número 869 de Fomento a la Investigación Científica y Tecnológica del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, publicada en la Gaceta Oficial del estado número 223 el 8 de noviembre de 2004.

En dicha Ley se establece la creación del Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológica (COVEICYDET), en cuyo director general recae la facultad y obligación de coordinar la elabora-ción del Programa Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (PROVEICYDET), oficialmente el instrumento rector de la po-lítica del gobierno del estado en esta materia, con el objeto de impulsar y fortalecer la generación, difusión, divulgación y aplicación de la ciencia y la tecnología.

Hasta el momento sólo se ha elaborado el PROVEICYDET 2005-2010, que partió de las propuestas presentadas en el Foro Diagnóstico sobre Ciencia y Tecnología celebrado el 26 de mayo del 2005 en el Museo de Antropología de Xalapa, donde se presentaron alrededor de unas 130 po-nencias y 300 asistentes del ámbito científico, tecnológico, empresarial y social.

El documento consta de cinco puntos: Política general, diagnóstico, áreas y líneas prioritarias de investigación científica y tecnológica, me-canismos de financiamiento y evaluación y seguimiento de resultados. Dentro de las áreas de investigación el Programa destaca: prevención de desastres; alimentos y salud; medio ambiente y recursos hídricos; desarro-llo agropecuario, forestal y pesquero; desarrollo de las ciencias sociales y las humanidades; desarrollo de las tecnologías de la información, y la necesidad de generar programas específicos ante demandas puntuales de las dependencias del gobierno estatal, el sector académico y la iniciativa privada.

La Ley Número 869 establece que el Programa debería ser autorizado por el Gobernador y publicado en la Gaceta Oficial del estado, lo que no se cumplió; como tampoco su integración, ejecución, evaluación y revisión anual por parte del COVEICYDET, como también lo establece en dicha Ley. Tampoco se cumple algo que obliga la Ley 869: que las Secretarías del gobierno estatal consideren en su presupuesto erogaciones para la realización de acciones y apoyos a la investigación científica y tecnológica en beneficio del crecimiento y desarrollo veracruzano.

Por otra parte, debe uno preguntarse ¿cómo está ubicada la entidad veracruzana a escala nacional en ciencia, tecnología e innovación? En este mismo suplemento el doctor Manuel Martínez responde detalladamente la pregunta. Para fines de contextualizar la necesidad de un nuevo Programa en la materia, que sea socialmente construido y oficializado y promovido por al menos los próximos dos gobiernos estatales, en esta nota se res-catan sólo unas cifras ranking publicado en 2013 por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A.C., con el respaldo del CONACYT y de los or-ganismos de ciencia y tecnología de los estados del país, elaborado con la metodología del Regional Innovation Scoreboard de la Unión Europea: ahí se ubica al estado de Veracruz en la posición 24 de 32 entidades; seis años antes se ubicaba en el lugar 18.

Veracruz obtuvo la primera posición en matrícula en institutos tecnoló-gicos por cada 10 mil de la Población Económicamente Activa 2010-2011 y tasa de legisladoras mujeres en las Comisiones de Ciencia y Tecnología 2013 (esta posición compartida con 12 entidades). En contraste, ocupó las posiciones 28 al 31 en matrícula de licenciatura afín a las Ciencias Sociales y Humanidades por cada 10 mil de la PEA 2010-2011, obtención de re-cursos concursados por el CONACYT respecto al PIB estatal 2010-2011, solicitudes de diseño industrial por 100 mil habitantes 2009-2012 y usuarios de computadora por cada mil integrantes de la PEA 2011, por ejemplo.

No obstante las cifras anteriores, el estado de Veracruz cuenta con gru-pos destacados en muy diversas áreas que podrían convertirse en puntas de lanza a nivel nacional, con fuertes interacciones internacionales, como por ejemplo en ecología, riesgos por fenómenos naturales, inteligencia artificial, neurociencias, salud pública, historia, ciencias políticas comuni-cación, evaluación educativa. Por tanto, se recalca la necesidad de que el gobierno próximo llegue el 1 de diciembre con un Programa en la materia, surgido de la consulta formal y efectiva a los sectores de la investigación, la tecnología y la innovación; a grupos sociales, a la iniciativa privada y al sector oficial, con un horizonte mínimo de los ocho años que corresponden a los dos próximos gobiernos estatales. (Con la colaboración de A. Tejeda Martínez).

* Investigador del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana.

w Irving R. Méndez Pérez*

El programa estatal de C y T, en el olvido;

urge reformularlo

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Una especulación sobre el futuro de la investigación científica en el estado de Veracruz debería partir de un diagnós-tico claro –y, si es posible, sencillo– de la

situación presente. La distribución territorial del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) permite una visión de la geografía de la investigación en México. La densidad es muy alta en la Ciudad de México y Morelos (9.2 y 5.4 SNI por cada diez mil personas), seguidos de estados que rebasan la tasa de dos y menor a tres: las Bajas Californias, Querétaro, Yucatán, Colima, San Luis Potosí y Nuevo León y finalmente los que llegan a tener menos de un SNI: Veracruz, estado de México, Quintana Roo, Oaxaca, Tabasco, Tamaulipas, Chiapas y Guerrero.

Una panorámica un poco diferente se obtiene con la cantidad de miembros del SNI por cada 100 kilómetros cuadrados. Ésta es una medida indirecta de la capacidad de respuesta de cada entidad federativa a los problemas ambientales, en principio más cuantiosos en cuanto mayor es el territorio.

Obviamente, las cifras para la Ciudad de México, Morelos y estado de México se disparan (550, 21 y 6, respectivamente), pero si se excluye a esta zona del país, la media nacional es de uno. Destacan en alrededor de 5.5 Querétaro y Tlaxcala con cuatro; entre dos y cuatro, Aguascalientes, Colima, Guanajuato y Puebla; entre uno y dos están Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Yucatán, Michoacán, Baja California, San Luis Potosí y Veracruz. El resto tiene menos de un SNI por cada 100 kilómetros cuadrados.

Sin considerar a la Ciudad de México ni a Morelos, el mayor número de investigadores en ciencias físicas están en Puebla, Guanajuato y Baja California, mientras que en biología y quí-mica son más abundantes en Veracruz, estado de México y Jalisco. Las ciencias de la salud tienen más investigadores en Jalisco y Nuevo León, llama la atención que en Aguascalientes no se encuentre ni un solo investigador en esta área; las humanidades y las ciencias sociales, en Jalisco y estado de México; las agropecuarias, en estado de México, Nuevo León y Yucatán, y las ingenierías, en Nuevo León, Querétaro, estado de México, Coahuila y Puebla.

Esas disparidades se presentan, además, en un contexto nacional de escasez de investigado-res y presupuestos reducidos, temas recurrentes entre la comunidad académica.

No obstante, se puede plantear una serie de consideraciones mínimas para lograr una mejor distribución de las capacidades de investigación en el país. Dos lugares comunes, pero que se

debe mencionar, son las necesidades de descen-tralizar ya no la investigación, sino la vida nacional toda, y vincular a los centros de investigación con el desarrollo regional.

Lo anterior orilla a plantear que cada entidad del país contemple el crecimiento de la planta de investigación al menos en tres niveles que se describirán a continuación.

Primero: puesto que el trabajo científico no se realiza de manera individual sino grupal, alrede-dor de una línea de investigación sólida se van derramando capacitación y entrenamiento califi-cado para continuar con la labor académica, pero también para el desempeño altamente profesional en la industria, el campo o los servicios. Esta es la razón por la que no pueden concebirse más los programas de enseñanza de licenciatura o posgrado desvinculados de la experiencia inves-tigativa.

Segundo: hay una cantidad importante de pro-blemas que como sociedad tenemos que afrontar y que tienen que ver con los fenómenos medioam-bientales, o sociales, como la migración y el em-pleo, o francamente económicos, como la mejora en la calidad y competitividad de los productos, y que se deben conocer, es decir, comprender antes de resolver, porque los grandes centros de investigación del mundo difícilmente vendrán a ofrecer soluciones gratuitas. El conjunto de estos problemas constituye el reto de la sustentabilidad.

Tercero: la preservación de valores y apor-tes culturales de una sociedad requiere de un soporte in-vestigativo para no ser borrado, sino más bien adaptado y adoptado dentro de los procesos de globalización. Es vá-lido aquí hacer una digresión para intro-ducir una definición heterodoxa pero práctica de globali-dad: el conjunto de condiciones econó-micas, culturales y medioambientales que inhiben que un grupo social perma-nezca aislado en lo

cultural, lo económico o lo medioambiental. Al primer plano lo podemos llamar investiga-

ción de fondo, donde caben temas que requieren una atención local porque los problemas presen-tan peculiaridades propias. Los grupos de inves-tigación deberán abordar fenómenos muy locales que no pueden entenderse a partir de otros de mayor escala sin al menos un análisis intermedio, como el medio ambiente, la salud pública, la cul-tura, el desarrollo social y el desarrollo económico, por ejemplo.

En este nivel es claro que no basta con generar grandes núcleos como el mencionado Ciudad de México-Morelos, sino que las capacidades deben estar esparcidas nacionalmente, pues los temas puestos como ejemplo no se comprenden ca-balmente sin la combinación de una perspectiva foránea y otra interna.

En virtud de las limitaciones presupuestales y ante la fragmentación de instituciones de in-vestigación, a veces combinada con una gran extensión territorial, el trabajo en este primer nivel se vería enriquecido con redes temáticas locales o estatales.

Un nivel intermedio lo constituyen diversas áreas del conocimiento que permiten conectar el contexto nacional o mundial con las situaciones locales. Debe potenciar el desarrollo vía la de-tección de oportunidades y de posibilidades de insertarse en el marco nacional o internacional y aprovecharse de las riquezas propias. Como ya se dijo, requiere de un soporte investigativo para que ni el medio ambiente, ni la economía, ni la cultura locales sean borrados, sino más bien adaptados y adoptados dentro de los procesos de globalización.

Al igual que en el caso de la investigación de fondo, las capacidades se pueden acrecentar por medio de redes, preferentemente extendidas más allá de los límites de un estado; se les podría lla-mar redes de cuenca, con el fin de que abarquen el territorio que contribuye al escurrimiento de cierto problema de investigación.

Un tercer nivel son las puntas de lanza. Que cada estado impulse al menos un área de in-vestigación que estaría cercana a la vanguardia internacional, con un presupuesto relativamente alto, pues sería alta su capacidad para recuperar recursos. Como en los dos niveles anteriores, sus investigadores deberían insertarse en una red, pero en este caso obligadamente internacional.

Desde luego, el segundo nivel tendría que soportarse en el primero, y el tercero en los dos inferiores. Las redes no sólo facilitan la labor investigativa y la distribución geográfica de las fortalezas por medio de la articulación de grupos de investigación, sino que refuerzan la formación de estudiantes cuya movilidad entre centros de investigación les permitirá ser egresados que van más allá de la aplicación de recetas.

Este planteamiento animó, hace más de una dé-cada, la elaboración del Programa Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico 2005-2010, documento que pretendió fijar las políticas estatales para impulsar y fortalecer la generación, difusión, divulgación y aplicación de la ciencia y tecnología en la Entidad, bajo la coordinación del Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico. Desde inicios del Gobierno del Estado que está por irse, Programa y Consejo se dejaron a su suerte, sin los financiamientos mínimos para su mínimo funcionamiento. Ni caso tiene evaluar el cumplimiento de los objetivos planteados enton-ces, pues los escasos logros en la materia son más resultado de los esfuerzos de los directivos e integrantes del Consejo que de la ejecución de políticas estatales. Relanzar el Consejo con un nuevo Programa, acorde a la realidad externa y a la precariedad interna, deberá ser tarea inmediata del próximo gobierno, para dotar al estado, en la década por venir, de un mecanismo detonador de mejores niveles culturales y económicos, pues en la actualidad ¿puede hablarse de cultura y de economía sin sustento en la ciencia, la tecnología y la innovación?

* Académicos, respectivamente, de la Licenciatura en Ciencias Atmosféricas y del Centro de Ciencias de

la Tierra de la Universidad Veracruzana

8 El Jarocho cuántico 3 dE abril dE 2016

La (defi)ciencia en Veracruz:

2010-2016w Adalberto Tejeda-Martínez e Irving R. Méndez-Pérez*