sociologia

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1 Unidad 1 El marco teórico. Objetivo particular. Al termino de la unidad, el alumno identificara y explicara las notas características de los conocimientos que hacen de la Sociología una Ciencia a la luz de las teorías o corrientes sociológicas diversas: su ubicación en el contexto de las ciencias sociales, la filosofía, las disciplinas históricas y otros saberes o afirmaciones ideológicas, e igualmente las herramientas conceptuales que utiliza la investigación y el saber sociológico. Contenido académico. 1. El carácter científico de la Sociología: A) Por su objeto. B) Por su método. C) Por el alcance de sus explicaciones y generalizaciones. D) Por las teorías que producen las investigaciones sociológicas. 2. La Sociología como Ciencia: A) Como Ciencia positiva. B) Como disciplina histórica. C) Como Ciencia de las finalidades de la acción social. D) Como ciencia de los estados finales y las funciones. E) Como Ciencia de estructuras. 3. La ubicación de la Sociología en el contexto de las ciencias sociales. A) El desarrollo histórico de las ciencias sociales. I) Principalmente escuelas y tendencias sociológicas contemporáneas. B) Ciencias sociales y afirmaciones ideológicas. I) La interrelación entre Sociología e ideología. 4. Las herramientas de las investigaciones sociológicas: A) Los conceptos. B) Los esquemas de clasificación. C) Los tipos de leyes y generalizaciones. D) Los métodos sociológicos y desarrollo selectivo de un método empírico. 5. El objeto de la Sociología. A) Lo social y sus factores. B) La acción social. C) Los hechos sociales. D) Los procesos sociales.

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Unidad 1 El marco teórico. Objetivo particular. Al termino de la unidad, el alumno identificara y explicara las notas características de los conocimientos que hacen de la Sociología una Ciencia a la luz de las teorías o corrientes sociológicas diversas: su ubicación en el contexto de las ciencias sociales, la filosofía, las disciplinas históricas y otros saberes o afirmaciones ideológicas, e igualmente las herramientas conceptuales que utiliza la investigación y el saber sociológico.

Contenido académico. 1. El carácter científico de la Sociología: A) Por su objeto. B) Por su método. C) Por el alcance de sus explicaciones y generalizaciones. D) Por las teorías que producen las investigaciones sociológicas. 2. La Sociología como Ciencia: A) Como Ciencia positiva. B) Como disciplina histórica. C) Como Ciencia de las finalidades de la acción social. D) Como ciencia de los estados finales y las funciones. E) Como Ciencia de estructuras. 3. La ubicación de la Sociología en el contexto de las ciencias sociales. A) El desarrollo histórico de las ciencias sociales. I) Principalmente escuelas y tendencias sociológicas contemporáneas. B) Ciencias sociales y afirmaciones ideológicas. I) La interrelación entre Sociología e ideología. 4. Las herramientas de las investigaciones sociológicas: A) Los conceptos. B) Los esquemas de clasificación. C) Los tipos de leyes y generalizaciones. D) Los métodos sociológicos y desarrollo selectivo de un método empírico. 5. El objeto de la Sociología. A) Lo social y sus factores. B) La acción social. C) Los hechos sociales. D) Los procesos sociales.

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Fichas bibliográficas de los documentos que componen la unidad 1.

DOCUMENTO

FICHAS

1-A

AZUARA PÉREZ, Leandro. Sociología . México, Porrua, 1986. Pags. 13-20

1-B

RECASENS SICHES, Luis Sociología. México, Porrua, 1986. Pags. 9-11

1-C y 1-G

BOTTOMORE T. B. Introducción a la Sociología. España, Península, 1973. (1-C 43-49, 115-119) (1-G 36-49)

1-D

AGRAMONTE D., Roberto. Principios de Sociología. México, Porrua, 1965 Pags. 18-19

1-E

GOMEZJARA, Francisco. Sociología. México, Porrua, 1991. Pags. 304-308.

1-F

BARCELO G., M. Abel. Sociedad y Derecho. Buenos Aires, Ediciones estudio, 1979. Pags. 120-122

1-G

BOTTOMORE T., B Introducción a la Sociología. España, Península, 1973. Pags. 36-49, 51-65

1-H

AZUARA PÉREZ, Leandro. Sociología. México, Porrua, 1991. Pags. 16-20

1-I

RECASENS SICHES, Luis Sociología. México, Porrua, 1986. Pags. 578-586.

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1-A

AZÚARA PÉREZ, Leandro. Sociología, México, Porra, 1986, pág. 13-20

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CAPITULO I

CUESTIONES METEOROLÓGICAS DE LA SOCIOLOGÍA

LA RELACIÓN DE CONOCIMIENTO El problema del conocimiento ha recibido a través de la Historia de la Filosofía diversas soluciones, de tal suerte que exponerlas todas implicaría, propiamente hablando , exponer una teoría del conocimiento en su aspecto Histórico . Aquí me concretare a exponer solamente de manera breve los diversos modelos de la relación de conocimiento en una forma esquemática . El lector atento podrá advertir que hay una conexión entre la forma de entender la relación de conocimiento y la concepción que se tenga de la sociología . Enseguida paso a ocuparme del modelo realista de la relación de conocimiento .

MODELO REALISTA El sujeto de conocimiento tiene como función reproducir las cosas que se encuentran en el mundo. Este existe independientemente del sujeto de conocimiento, así como todas las partes que lo integran, como todos los seres que los forman. Los seres y las cosas que existen en el mundo están impregnados de una inteligibilidad , es decir, son inteligibles. La tarea del sujeto consiste en reflejar como si fuera un espejo las cosas que se encuentran en el mundo y esto es posible en virtud de que son inteligibles. El sujeto de conocimiento refleja la realidad , de tal suerte que entre el pensamiento del que conoce y la realidad, no hay ninguna discrepancia. Cuando se afirma que el pensamiento es verdadero , se quiere decir con ello que entre él y la cosa, que es objeto de conocimiento, se da una adecuación perfecta. En resumen , la verdad sería la educación entre el pensamiento y la cosa pensada. A continuación me ocuparé del modelo idealista de la relación de conocimiento.

MODELO IDEALISTA

El sujeto de conocimiento no refleja un objeto considerado como inteligible, sino que por el contrario va a buscar el fundamento de la existencia objetiva del mundo en el pensamiento. Este juega un papel activo en la relación de conocimiento . El centro del interés ya no se va a concentrar en las cosas sino en la búsqueda de una realidad más inmediata que es la realidad del pensamiento . La existencia de éste ya no es problemática, no me ofrece ninguna duda, en virtud de que me es más próximo a mí que las cosas. Estas van a resultar fundamentadas en su existencia, en virtud de que el pensamiento es capaz de ordenarlas ,de conocerlas y en consecuencia de mostrar su existencia . El mundo exterior se va a fundar el pensamiento, en el yo pensante, el cual tiene una función determinante no solo en lo que toca a su relación con el objeto de conocimiento, sino a su relación con la existencia de éste . Por ultimo tratare el modelo dialéctico de la relación de conocimiento .

MODELO DIALÉCTICO En un tercer modelo de conocimiento, que aun cuando puede ser en algún sentido comprendido por el modelo realista de conocimiento, para el cual como vimos, el sujeto es un instrumento que refleja de manera

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pasiva el objeto, se atribuye al primero un papel activo, pero a su vez esta sometido a condicionamientos diversos, particularmente a determinismos sociales, los cuales introducen en el conocimiento una visión de la realidad transmitida socialmente . Este modelo propone un tipo de relación de conocimiento en el cual el sujeto y el objeto conservan su existencia objetiva y real y al mismo tiempo se establece una interacción entre ellos, esta relación recíproca se produce en el marco de referencia de la práctica social del sujeto que percibe al objeto, no de manera puramente pasiva, sino tomando en cuenta su actividad en un contexto social empíricamente determinable.

EXPOSICIÓN DE CUATRO MÉTODOS LÓGICOS

El inductivo.- Es el razonamiento que parte de los hechos singulares para llegar a una verdad, por ejemplo: El principio de Arquímedes según el cual: Todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta una pérdida de peso igual al líquido que desaloja. Para establecer este principio se partió de la observación empírica que permitió llegar a un concepto general. El deductivo.- El razonamiento que parte de un principio universal para llegar a una conclusión particular, por ejemplo: Todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, luego Sócrates es mortal. El análisis.- Que constituye en descomponer al todo en las partes que lo constituyen, por ejemplo: La descomposición del agua en sus elementos hidrógeno y oxígeno a través de un procedimiento químico. La síntesis.- Que consiste en la unión de las partes para llegar a formar un todo, por ejemplo: La suma o total, que es la reunión de todos los sumandos.

EL PROBLEMA DEL MÉTODO EN LA SOCIOLOGÍA

Se puede decir que la sociología emplea cualesquiera de los métodos anteriormente mencionados en la medida en que su objeto de estudio sea algo que pertenezca al mundo de la naturaleza, en virtud de que se da una correlación entre el método y el objeto de conocimiento. Cuando el objeto de estudio de la Sociología tiene un carácter cultural entonces se emplea el método Comprensivo que pretende desentrañar el sentido o significación del obrar social.

EL OBJETO DE CONOCIMIENTOS DE LA SOCIOLOGÍA

Enseguida analizaremos las diferentes posibilidades en relación con el objeto de conocimiento de la Sociología. a) Se puede pensar que el objeto de la Sociología es una realidad de la naturaleza, es decir, que está compuesto de fenómenos análogos a los estudiados en cualquier Ciencia natural, como la Física, la Química y la Biología. De aquí se sigue que se han de aplicar a la Sociología los mismos conceptos fundamentales que manejan las ciencias naturales, así por ejemplo, la casualidad y la cantidad, que por lo tanto se ha de aplicar en el conocimiento del objeto de la Sociología el método de la observación empírica de hechos que son perceptibles por medio de los sentidos, la cuantificación y la medición de sus hechos, y la consiguiente expresión simbólica de los mismos. b) Si el objeto de la Sociología es un objeto cultural se ha de ocupar dicha Ciencia del estudio de las significaciones de las conductas humanas, lo cual permite afirmar que se ha de aplicar al conocimiento de dichas significaciones el método comprensivo característico de las ciencias culturales. Para las direcciones antinaturalistas no han de ser idóneos los métodos experimentales para llegar a conocer el objeto de estudio de la Sociología, sino que hay que indagar, los motivos, los propósitos, en resumen, la significación de la conducta social y hechos sociales en general. Un tercer modelo de teoría sociológica que considera que la sociología no sólo es Ciencia natural o cultural, sino que comprende tanto las características de las ciencias naturales coma las de las ciencias naturales, es el de Max Weber quien definió nuestra Ciencia como: “una Ciencia que pretende entender

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,interpretándola, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos”. 1 Aquí podemos observar que la sociología no se concreta a interpretar los sentidos o significaciones del obrar social, ya que la interpretación mencionada es el medio para lograr la explicación causal del obrar social tanto en su desarrollo como en sus efectos . La sociología es para Weber : Ciencia cultural, interpretativa; y Ciencia natural causal . Por lo que toca a la naturaleza de la sociología podemos encontrar tres alternativas que son: 1.- La sociología es Ciencia del espíritu, es decir es una Ciencia que analiza solamente significaciones o sentidos. 2.- La sociología es Ciencia natural, es decir, es una Ciencia que explica exclusivamente hechos y lo hace a través de la causalidad formulando sus leyes por medio de la observación empírica. 3.- la sociología además de ser una Ciencia causal-explicativa, es decir, una Ciencia natural, es una Ciencia comprensiva de las significaciones o sentidos del obrar social, es decir, es una Ciencia del espíritu o de la cultura. Es conveniente aclarar que cuando se afirma que la sociología es una Ciencia natural que utiliza la causalidad para explicar las relaciones entre los hechos sociales , no hay una concepción única sobre lo que se entiende por causalidad sociológica, de aquí que parece pertinente ocuparse de las dos concepciones principales de la causalidad sociológica, con la finalidad de esclarecer en qué sentidos se puede utilizar el concepto de referencia.

CAUSALIDAD SOCIOLÓGICA

Cuando nos referimos al problema de la causalidad en el ámbito social nos hemos de enfrentar a un problema en el cual intervienen diversos factores o variables . La cuestión fundamental reside en saber si dentro de la constelación de factores es posible destacar uno que tenga prioridad universal. Ya sea la religión , la razón , las ideas, el poder político, la infraestructuración económica , el factor que se eleve a primer plano explicativo de los fenómenos sociales ; toda doctrina va a aparecer influida por la naturaleza de dicho principio .”Se destaca el factor de la conjunción dentro de la cual ,únicamente, posee fuerza dinámica , y se convierte en cosa como causa integral e independiente.” 2 Por otra parte, podemos entender la causación social o causalidad sociológica como un conjunto de factores que se encuentran entrelazados en un grado tal , que no es posible aislarlos individualmente dentro de este proceso, con la finalidad de estudiar la eficiencia causal de cada uno de ellos. Dichas categorías o factores se obtienen mediante un procedimiento de abstracción a partir de la totalidad de la experiencia social. Para llevar a cabo dicha abstracción es conveniente aplicar el método inductivo ,o sea, el que va de lo particular a lo general y de esa manera hemos de obtener factores que actúan como un conjunto de un contexto social determinado . Una vez que hemos obtenido el conjunto de factores que se incluyen como causas productoras de efectos dentro de la realidad , podemos utilizarlos para fines de análisis intelectuales o bien para dirigir nuestra actividad a través de las técnicas y de las organizaciones . Enseguida me ocuparé del tema relativo al sujeto de conocimiento.

EL SUJETO DE CONOCIMIENTO EN LA SOCIOLOGÍA

En el campo de la sociología como en el de cualquier otra Ciencia se da una relación de conocimiento entre sujeto y el objeto de conocimiento . Ahora bien, lo importante para el estudioso de los problemas metodológicos en el área de la Sociología consiste en determinar cuál es la función del sujeto de conocimiento en relación con el objeto de conocimiento en el ámbito de la sociología. El sociólogo, como cualquier otro científico, puede aproximarse al conocimiento de su objeto tomado en cuenta como instrumental metodológico para llevar a cabo dicho conocimiento, un repertorio de conceptos cuya función consiste en describir empíricamente las características de su peculiar objeto de conocimiento que

1 Weber, Max. Economía y Sociedad . Versión española de José Medina Echavarría, p.4, Tomo I .

Fondo de Cultura Económica 2 Maclaver, Robert. Causación Social. Versión española de Moisés González y Eugenio Imaz, p. 104. Fondo de Cultura

Económica

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es la sociedad y las formas de interrelación que la integran . Dentro del conjunto de conceptos que utiliza el sociólogo para llevar a cabo el conocimiento de su objeto podemos mencionar los de cultura, grupo social, status social, autoridad, proceso social, relación social, cambio social. La definición de estos conceptos, requiere del análisis de las cosas a las cuales se refieren, con la finalidad de que el concepto respectivo describa de manera adecuada la naturaleza de los fenómenos analizados. Por otra parte, los conceptos sociológicos se refieren a tipos o series de acontecimientos, de personas y de relaciones ,no se encaminan de ninguna manera a descripciones de carácter individualizado sino a descripciones generalizadoras ,así por ejemplo ,la sociología se interesa por el concepto de revolución en tanto concepto general, y no por la revolución mexicana, la revolución cubana o cualquier otra revolución históricamente existente . Lo que interesa al sociólogo en tanto sujeto de conocimiento que se aproxima a su objeto de estudio es, metodológicamente hablando, el procedimiento generalizador que no es característico de la historia. Los conceptos sociológicos nos permiten encontrar las regularidades, las uniformidades, los tipos y las leyes que se encuentran en el seno de la convivencia humana integrada por las relaciones y los procesos sociales. Los conceptos de la sociología nos permiten seleccionar aquellos aspectos de la realidad social que son interesantes para la reflexión sociológica . Se puede aclarar lo anterior diciendo que un mismo fenómeno social se puede analizar desde diversas perspectivas una de las cuales es la sociológica , y precisamente la función de los conceptos sociológicos es la de permitirnos llevar a cabo dicha selección, así por ejemplo , el fenómeno de la migración de los trabajadores a un país extranjero se puede analizar desde el punto de vista económico o desde el punto de vista sociológico. Para hacer un análisis de este segundo tipo tendríamos que recurrir al concepto sociológico de movilidad social, y luego plantearnos el problema consistente en saber: de qué clase de movilidad social ,se trata, ya se refiera a la movilidad social horizontal o vertical. La sociología tiene relaciones con una serie de ciencias afines, de ellas se tratará a continuación poniendo el acento en la distinción entre la sociología y las ciencias que se encuentran próximas a ella. Me ocuparé en primer término de la distinción entre la sociología y la historia.

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1-B

RECANSENS SICHES,Luis Sociología México, Porrúa, 1986, Págs. 9-11

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5.- SOCIOLOGÍA E HISTORIA

Considera correcta la distinción ofrecida por Francisco Ayala entre sociología e historia establecida en el párrafo transcrito al final del epígrafe precedente. Pero el problema de la diferencia entre Sociología e Historia y sobre todo el problema de las relaciones entre esas dos disciplinas son asuntos muy complejos que ofrecen muchas y variadas facetas . Examinaré sumariamente algunas de esas facetas . Está bien caracterizar la historia, como lo hace Francisco Ayala y como en diversas variantes lo han hecho muchos otros ,3 diciendo que es el estudio de la creación única ,individual, singular a la abstracción más o menos generalizada. A este respecto Braudell 4 dice que la historia no es solamente la diferencia, lo singular, lo inédito, lo que no se verá dos veces. Lo inédito no es nunca por completo inédito; por el contrario, cohabita con lo repetido o regular. Parece que en los hechos históricos podemos advertir una parte de singularidad única, y una parte de regularidad.5 Y ambas dimensiones se hallan íntimamente combinadas , hasta el punto de que, Sociología e historia son una sola y misma aventura del espíritu ,”no como el anverso y reverso de un mismo tejido, sino como ese tejido mismo en todo el espesor de sus hilos” “Sociología e historia -dice Julian Marías- son dos disciplinas inseparables, porque una y otra consideran la misma realidad , aunque en perspectivas distintas . La historia se encuentra en el seno mismo de la sociedad, y ésta solo históricamente es inteligible; a la inversa, no es posible entender la historia más que viendo a qué sujeto acontece, y este sujeto es una unidad de convivencia o sociedad, con estructura propia, tema de la sociología . Sin claridad respecto a las formas y estructuras de la vida colectiva, la historia es una nebulosa; sin poner en movimiento histórico la “Sociología”, ésta es un puro esquema o un repertorio de datos estadísticos que no llegan a aprehender la realidad de las estructuras y, por tanto la realidad social . -... La falta de claridad sobre el sujeto de la historia ha llevado inevitablemente a una aceptación de unidades aparentes , por ejemplo ,a la proyección en el pasado de unidades actuales , o bien a la identificación de las unidades actuales , o bien a la identificación de las unidades políticas con las sociedades reales , en vista de que algunas veces coinciden ; o, por último, cuando se ha tenido conciencia del problema , a un mero empirismo informativo -es decir, a la renuncia a la historia- ... Miradas las cosas desde el otro lado, la sociología sin historia cae en un formalismo que sólo considera relaciones abstractas y está muy lejos de convertirse en conocimiento real, o si no engendra un empirismo paralelo al histórico, en que la acumulación de sucesos corresponde una acumulación de datos. Si en la historia se han sólido contar que han pasado muchas cosas, sin saber en rigor a quién le han pasado, la sociología al uso localiza ciertos hechos prescindiendo de que pasan, esto es , de que su realidad consiste en haber acontecido .El resultado es en ambos casos el mismo : la

3 Así, Mantoux(Paul)-Historie et sociologie, en Rev. De Synthese historique ,1903-decía que lo particular , lo que sólo sucede una vez es del dominio de la historia. Emile BREHIER-citado por RAUDELL(Fernand), Histoire et sociologie en Traité de Sociologie,publié sous la direction de Georges GURVITCH, vol. I, Presses Universitaires, Paris,1958,p.86-sostiene que lo que se repite en la vida pasada pertenece al dominio de la sociología.BARDEL(Eric) -Histoire, science du concret , Paris, 1946 -con un sentido existencialista subrraya la singularidad del hecho histórico. 4 Cfr. Ob.cit. en la nota precedente , p. 86. 5 Cfr. LACOMBE(Paul),la science de phisthoire...en reune de synthesy 1900,p.32.

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ininteligibilidad. Sólo se aclara un poco el problema si se tiene presente que vida histórica y vida social o colectiva son dos dimensiones que se complican recíprocamente, y que ambas son incomprensibles si no se sabe primero qué es vida en su sentido primario y radical, esto es, vida humana individual . El análisis de la vida humana en esta realidad efectiva descubre en ella la sociedad y la historia como constitutivos suyos, en ella radicados.6 Se podría decir que el objeto de la sociología está dentro de una realidad esencialmente, necesariamente, histórica: la vida humana .Pero mientras que la historia se fija en las características individuales y singulares de cada hecho, la Sociología tiende a la abstracción, a la triplicación, y al descubrimiento de regularidades .Claro que en la descripción, la reconstrucción y comprensión de los hechos singulares y concretos el historiador maneja conceptos generales -más o menos generales , pero no individuales- de índole sociológica , por que de no ser así, el quehacer del historiador se convertiría en algo inefable, inexpresable, incomunicable; y acaso todavía en algo más difícil, en algo incomprensible para el historiador mismo; pues los materiales de la experiencia deben ser ordenados, para lo cual hace falta usar conceptos clasificatorios. La realidad humana como, en fin, toda la realidad- es siempre concreta e individual; pero si queremos aprehender esa realidad, y entenderla, entonces es necesario manejar conceptos, tipos, puntos de referencia, sobre cuyo telón de fondo se podrá destacar las singularidades y las unicidades. Ahora bien, esas singularidades y concreciones no podrían ser captadas ni comprendidas sin dispones de aquel telón de fondo. Por otra parte, la sociología, por ser una Ciencia que estudia realidades humanas, tendrá que manejar no sólo conceptos especiales, abstractos p.e. mando, ruego, Derecho, etc.- , sino que tendrá que operar con muchos conceptos que tienen origen empírico, conceptos que sean ido formando a través de la experiencia. Respecto de lo primero, de que la Historia tiene que dejar conceptos generales, es decir, sociología, esto es tan cierto y es tan importante, que a la Sociología la corresponde suministrar a la Historia el sistema de categorías o de conceptos básicos de que la Ciencia de la Historia ha menester, entre otros, por ejemplo, los conceptos que delimítenlo que es un “hecho histórico”. Precisamente gracias a este auxilio, a esta fundamentación, que la Sociología puede suministrar a la historia, y está ya suministrándoselo, la historia podrá llegar a ser lo que siempre quiso ser pero no había podido lograrlo: una Ciencia. Con conmovedora ingenuidad, en el fondo con notoria torpeza, el gran historiador alemán Ranke había dicho que la Historia se propone averiguar las cosas que han pasado tal y como efectivamente han pasado. Pero ¿qué cosas? Claro, la historia no se ocupa de las cosas, la naturaleza; por ejemplo, no se ocupa de los eclipses que han ocurrido. “Se supone que en la Historia se trata de lo que ha pasado, ocurrido, acaecido al hombre”. Pero si la Historia se ocupa sólo de lo que le ha acontecido al hombre o de lo que el hombre ha hecho, no se ocupa de todo lo que ha pasado al hombre, ni de todo lo que éste ha realizado o intentado. Imaginémonos una comisión de historiadores que ha recibido el cargo de escribir la Historia de su país, sin que quienes le han dado la tarea hayan puesto ninguna limitación en cuanto a la extensión de esta obra, ni en cuanto a los gastos de que la misma vaya ocasionar, si en cuanto al tiempo para llevarla a cabo. A pesar de que a la comisión de historiadores se le ha pedido que su obra sea lo más rica posible, que aspire a acercarse a lo completo, y a pesar de que no ha establecido ninguna limitación de espacio, ni de tiempo, ni de presupuesto económico, lo cierto es que dichos historiadores no recogerán, no podrán recoger muchos hechos humanos que acontecieron en su país en esos dos siglos, por ejemplo, no recogerán: los amores entre dos adolescentes, Juan y María, de sus peleas y reconciliaciones, etc.; ni de la bronca del inquilino de un departamento con la portera, acaecida cierto día; ni el dolor que el muchacho José sufrió por un reprobado en sus exámenes; ni la quiebra del pequeño tendero de la esquina; etc. Ninguno de tales hechos y del sin número de sus similares se ha recogido en aquella Historia -a pesar de que ésta podría abarcar centenares de volúmenes-, sencillamente por esos hechos, aunque humanos, por lo visto no son hechos históricos. Parece, pues, que no todos los hechos pertenecen a la Historia. Sólo los hechos humanos que tiene rango histórico son los que la Historia debe recoger. Ahora bien, ha de ser la Sociología, principalmente en su parte básica -en la ontología de lo social y en un estudio general de Sociología de la cultura-, con algunas implicaciones filosóficas, la que tendrá que explicar cuáles hechos humanos son los que pertenecen a la Historia, y por qué; es decir, tendrá que suministrar a la Historia de los cimientos y las categorías de que antes había carecido; pues las que quisieron darle Hegel y Marx fueron menos caprichosos arbitrarios, pero no los fundamentos y los conocimientos básicos de la Historia, auténticamente suyos.

6 Cfr. MARÍAS (Julián), La estructura social, teoría y Método. Sociedad de estudios y publicaciones.Madrid.1955.p.32-33

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1-C y 1-G

BOTTOMORE T,B. Introducción a la sociología España, Península, 1973, (1-C 43-49, 115-119) (1-g 36-49)

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Tipos de generalización Ante ciertas pretensiones de madurez científica para la sociología es, a veces, sorprendente constatar la escasez de intentos de establecer de manera sistemática y de valorar los diferentes tipos de generalización utilizados en el hacer sociológico. Uno de estos pocos intentos es el breve análisis de M. Ginsberg en su ensayo The problem and methods of Sociology Ginberg distingue seis tipos de generalización en la Ciencia social; 1. Correlaciones empíricas entre fenómenos sociales concretos (por ejemplo, vida urbana e índice de divorcios). 2. Generalizaciones sobre las condiciones en que surgen las instituciones u otras formaciones sociales (por ejemplo, los diversos análisis de los orígenes del capitalismo). 3. Generalizaciones que afirman que los cambios producidos en instituciones concretas van regularmente unidos a cambios en otras instituciones (por ejemplo, la asociación entre los cambios en la estructura de las clases y otros cambios sociales en la teoría de Marx). 4. Generalizaciones que afirman la reaparición rítmica de fases de diversos tipos (por ejemplo, intento de distinguir las <<etapas>> del desarrollo económico, Bücher, Schmoller y otros). 5. Generalizaciones de describir como un todo las principales tendencias en la evolución de la humanidad (por ejemplo, la ley de Comte. de los tres estudios, la teoría marxista del desarrollo desde la sociedad primitiva hasta la sociedad comunista, la teoría de Hobhouse del desarrollo social) 6. Leyes que establecen las implicaciones de determinados supuestos sobre el comportamiento humano (por ejemplo, algunas leyes de la teoría económica). Como puede verse, el nivel y el alcance de esto tipos de generalización son muy distintos; también difiere en cuanto a su posible validez. Las generalizaciones del primer tipo son generalizaciones empíricas; muchas de ellas pueden considerarse bien establecidas pero no han sido incorporadas a un sistema de leyes más generales como parte de una teoría científica. Las generalizaciones de los tipos 2 y 3 pueden ser consideradas como formulaciones de leyes universales relativas a tendencias de índole analizada más arriba . Por otro lado, las generalizaciones de los tipos 4 y 5 no son verdaderas generalizaciones de los puros compuestos de afirmaciones e interpretaciones descriptivo, históricas. La ley de los tres estudios de Comte y la teoría de Hobhouse del desarrollo social describen el aumento de conocimiento; la teoría marxista del desarrollo social describe el aumento de la tecnología y de las fuerzas productivas. Todas ellas interpretan los cambios históricos en función de los fenómenos que cada una considera esenciales. Finalmente, las generalizaciones del tipo 6 parecen existir únicamente en la teoría económica. La sociología investiga, precisamente, estos supuestos básicos del comportamiento humano. Los sociólogos han mostrado un interés más bien escaso por la construcción de amplias generalizaciones a partir de las correlaciones empíricas ya establecidas. Sin embargo, es perfectamente posible hacerlo; algunos ejemplos lo demuestran. En un estudio célebre “Durkheim estableció una relación entre algunos índices de suicidio y el grado de integración de los individuos en un grupo social. Los hallazgos de

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Durkheim han sido modificados en algunos aspectos, pero en general, han sido confirmados por estudios superiores. Se pueden calcular los índices de otros fenómenos sociales (homicidio y otros tipos de delitos, enfermedades mentales y estos índices pueden ser relacionados diversamente con el grado de integración en el grupo. Por lo tanto, es posible construir una ley más general sobre la integración social, de la cual los índices de suicidio sean un caso particular. El estudio del conflicto social nos puede dar otro ejemplo. En un ensayo sobre el conflicto Simmel formuló un cierto número de proposiciones relativas al conflicto dentro de los grupos sociales y entre ellos, sobre la base del conocimiento general. Estas proposiciones han sido ampliadas, revisadas, reformuladas y relacionadas con la investigación empírica en un estudio reciente de Lewis Coser, The Functions of Social Conflict.” Coser concluye su estudio con algunas reflexiones teóricas sobre las funciones del conflicto, parece también posible utilizar estas proposiciones en la explicación causal en su ensayo The Sociological Estudy of Conflict, Jessie Bernard resume y examina algunos intentos realizados en esta dirección. “Todo ello demuestra la posibilidad de construir leyes generales sobre la incidencia y la extensión del conflicto. Y a base de dichas leyes, es posible hacer afirmaciones sobre tendencias o incluso predicciones definidas sobre la aparición del conflicto. Incluso en nuestra época me parece posible hacer predicciones simples en cuanto a los efectos de algunos cambios particulares sobre el grado de conflicto dentro de algún grupo; por ejemplo la predicción de que si el grupo se ve envuelto en un conflicto externo el conflicto interno disminuirá. Las hipótesis sobre el conflicto entre el grupos han sido sometidas a prueba experimental en algunos estudios sobre grupos pequeños. Por todo lo dicho, se puede aducir que la teorización sociológica tendría que dedicarse cada vez más a la construcción de grandes generalizaciones, a partir de las correlaciones empíricas ya establecidas. Estas generalizaciones podrían ser comprobadas, luego, por una investigación posterior. De este modo la sociología se acercaría más a la construcción teórica acumulativa, característica de otras ciencias. Esto permitiría, además, vencer algunos de los peores propensiones de los sociólogos -la pasión por la apertura de nuevas vías y la inclinación a considerar únicamente aquellos hechos que favorecen una generalización o una teoría particulares.

CONCEPTOS Y ESQUEMAS DE CLASIFICACIÓN

Los dominios en que la sociología ha sido más productiva , hasta ahora, son los de la conceptualización y la clasificación, los nuevos conceptos sirven para dos propósitos. En primer lugar, distinguen diversas clases de fenómenos que hasta entonces no eran considerados como constitutivos de clases separadas ;los distinguen y centran la atención en ellos. En segundo lugar los conceptos siguen como descripciones abreviadas de los fenómenos y como instrumentos para el análisis ulterior . A lo largo de esta obra introduciremos y analizaremos los principales conceptos, pero puede ser útil mencionar ya los más importantes . los sociólogos (y otros científicos)utilizan con regularidad y frecuencia términos como estructura social ,institución social ,papel, función, parentesco, grupo primario, clase social, status, movilidad, burocracia, ideología, comunidad, asociación, etc. Estos términos forman parte del utillaje necesario para la organización de su pensamiento, para la realización de investigaciones y para la comunicación de los resultados de éstas. Una gran parte de la sociología como disciplina académica consiste en enseñar a los estudiantes a utilizar adecuadamente estos términos. Es cierto, sin embargo, que los conceptos sociológicos son todavía insatisfactorios . En primer lugar, puede decirse que si bien han sido definidos muchos términos útiles, aún no han sido descubiertos aquellos conceptos centrales que más podrían contribuir a la elaboración de una teoría sistemática . En segundo lugar, cabe decir que muchos conceptos son empleados en sentido diferente por los distintos sociólogos . En tercer lugar, los conceptos no están unidos firmemente por ninguna red descriptiva o explicativa. Parece, efectivamente, que la utilización equívoca de los conceptos constituye una de las causas básicas de las dificultades . En algunos intentos recientes de mejorar el <<marco conceptual>> de la sociología -especialmente en el intento de Talcott Persons y sus colaboradores - todo el énfasis se sitúa en la definición de conceptos y no en la utilización de los conceptos en el proceso de explicación. En comparación con la obra de Durkheim y de Max Weber - dos autores que introdujeron y definieron los conceptos en el curso y elaboración de teorías explicativas - estos intentos constituyen un verdadero paso atrás.

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Al exponer su método del <<tipo ideal>>, Weber trata este problema con mucha mayor claridad que cualquier otra obra posterior ; si sus ideas hubiesen sido aceptadas la sociología se habría ahorrado muchas discusiones confusas y gratuitas . Su argumento consiste , esencialmente, en decir que todas las definiciones son ,en parte , arbitrarias , y que el valor de una definición (es decir ,de un concepto) es determinado por su rendimiento, por su efectividad en la investigación y en la teorización. En el terreno de la clasificación social se ha avanzado mucho más , aunque no se hayan establecido todavía esquemas de clasificación de aceptación general. Podemos considerar, en primer lugar , los diversos intentos de clasificación de sociedades, empezando por los de Compte, Spencer, Marx y Hobhouse. En estos intentos se utilizan criterios distintos para diferenciar un tipo de sociedad de otro: Marx utiliza un criterio económico ,Spencer utiliza los criterios de dimensión y complejidad , Comte y Hobhouse utilizan principalmente el criterio de los niveles de desarrollo intelectual . Sin embargo, las clasificaciones no difieren tanto entre sí y todos los autores mencionados atribuyen gran importancia a la estructura económica como elemento determinador del tipo de estructura social . Actualmente ,parece dudoso que pueda establecerse alguna clasificación realmente útil sobre la base de un criterio único; puede también ocurrir que una clasificación no sea útil para todos los propósitos . Es evidente , por ejemplo, que las clasificaciones propuestas por los primeros sociólogos tenían su significado en las teorías de la evolución social con que se relacionaban . La sociología actual se ocupa de las sociedades industriales y de los procesos del crecimiento económico y, a la vez, de la relativa autonomía de las instituciones económicas y políticas . Por eso , quizá sería útil intentar una nueva clasificación de las sociedades a base de su estructura económica y elaborarla ulteriormente con una subclasificación basada en los sistemas políticos. Esto podría reforzarse con los intentos de elaborar con más precisión algunas de las clasificaciones utilizadas por los sociólogos y antropólogos : por ejemplo, la distinción entre sociedades primitivas y civilizadas o la distinción entre países desarrollados y subdesarrollados . En los últimos años , se ha dedicado escasa literatura a dichos problemas de clasificación , pero hay que mencionar las obras de K. Wittfogel, Raymond Aron y Georges Gurvitch. En la clasificación de los grupos sociales encontramos muchas distinciones conocidas: grupos de presencia y grupos impersonales, grupos primarios y secundarios , grupos y casi grupos , grupos diferenciados en términos de dimensión (Símmel), etc. Muchas de estas distinciones son útiles para el análisis sociológico ; por ejemplo; la distinción entre grupos personalizados y las grandes asociaciones impersonales o el sutil análisis de Simmel de las conexiones entre el tamaño de los grupos , su estructura y las relaciones entre sus miembros . Pero estas distinciones no equivalen todavía a una tipología satisfactoria de los grupos. Alguna obra reciente ha intentado ir más allá . Así , por ejemplo , en su obra, la vocation actuelle de la sociologie, Georges Gurvitch propone una compleja serie de criterios para la clasificación de los grupos sociales ; entre ellos hay algunos de los utilizados por los primeros sociólogos , tales como la dimensión, la duración , el reclutamiento de los miembros , etc. Pero hay también algunas características nuevas. Aunque el esquema sea planteado de una manera muy abstracta ,Gurvitch demuestra su posible utilidad con un análisis de la clase social , análisis que quiere ser una ejemplificación de su empleo. Finalmente , examinaremos los intentos de clasificación de las relaciones sociales. Las formas de estos intentos han sido muy diversas. Hay , en primer lugar , las descripciones de los grandes tipos de cohesión social . Hobhouse distinguió tres grandes<<tipos de unión social >>, basados , respectivamente en el parentesco , la autoridad y la ciudadanía. Durkheim distinguió dos tipos principales de <<solidaridad social>>: mecánica y orgánica. También Tonnies distinguió dos tipos de cohesión social, que denominó comunidad (Gemeinschaft) y sociedad (Gesellschaft). De modo parecido , sir Henry Maine estableció una distinción entre sociedades basadas en el status y sociedades basadas en el contrato . Estas descripciones de los tipos de relación social subyacentes en la unión social no son completamente divergentes ; entre los tipos descritos por Durkheim, Tonies y Maine hay una evidente afinidad . La distinción de Hobhouse es más estrechamente política ,y, por lo tanto , de objetivo más parecido a la distinción realizada por Max Weber entre tipos de autoridad tradicionales ,carismáticos y burocráticos. Pero estos dos esquemas de clasificación son muy distintos en otro sentido: el tipo de sistema político que Hobhouse denomina <<ciudadanía>> es llamado por Weber <<burocracia>> ; estos términos reflejan una divergencia fundamental en el centro de interés y en la perspectiva filosófica. Si examinamos clasificaciones más generales , especialmente la de Tonnies, parece razonable suponer que pueden ser empleadas para diferenciar grupos sociales y para diferenciar sociedades . La distinción de Tnnies, ha ,sido, de hecho , ampliamente utilizada en este sentido ; y ha sido también revisada y ampliada por muchos autores que intentaban establecer una clasificación más adecuada de los tipos básicos

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de reelección social . Así , por ejemplo .Schmalenbach distinguía tres grandes tipos : comunidad ,federación y sociedad, y Gurvitch ha propuesto una clasificación parecida: comunión , comunidad y masa. En este terreno encontramos también los intentos de distinguir las relaciones sociales básicas como tales. El pionero es , aquí , Simmel; sus análisis del conflicto , de la competición ;de la autoridad , de la subordinación, etc. ,Influyeron sobre todos los sociólogos alemanes posteriores. Las distinciones de Simmel fueron sistematizadas por Von Wiese, el cual intentó clasificar todas las relaciones sociales en función de su tendencia a la asociación o a la disociación , a la disminución o al aumento de la distancia social entre los individuos . Finalmente, tenemos las clasificaciones en términos de acción social , muy importantes en la sociología contemporánea. El iniciador de este tipo de clasificación de las relaciones sociales fue Max Weber ; su distinción entre los tipos de acción tradicionales, efectivos , racionales en términos de fines ,(zweckrational), constituye la base de muchas obras posteriores . El autor que más se ha destacado en la exposición y en el desarrollo de la tipología de Weber es Talcott Parsons. El concepto de acción social ha sido considerado por algunos sociólogos recientes como el concepto clave de la sociología, pero no ha sido aún muy fructífero en el análisis de los sistemas sociales . En la obra de Max Weber , la tipología de la acción social constituía solamente una parte de un esfuerzo mucho más amplio de clasificación de estructuras e instituciones sociales . Weber no solo era sociólogo sino también historiador ;o quizá fuera mejor decir que era un sociólogo-historiador ,extremadamente dotado para captar los rasgos distintivos de períodos históricos particulares y de los diversos tipos de sociedad. Es, precisamente, este sentido de la historia , esta sensibilidad para las sociedades históricamente existentes lo que más se echa en falta en la obra de los autores que se han ocupado de desarrollar las teorías de la acción social. Esta breve descripción muestra que, pese a haberse elaborado muchas distinciones útiles ,no existe todavía una clasificación adecuada de las sociedades , de los grupos sociales y de las relaciones sociales. Cabe añadir a esto que el interés de los sociólogos por estos problemas han disminuido : el último análisis importante de las diferentes formas de clasificación es el de R. Steinmetz, publicado en l’Année Sociologique de 1898-1899. Esta disminución del interés por los problemas de la clasificación va ligado al escaso interés por las teorías explicativas y al auge creciente de la clasificación conceptual y del análisis funcional . El análisis de las sociedades industriales y de los cambios en las sociedades económicamente subdesarrolladas puede constituir un nuevo punto de partida para la clasificación de los fenómenos sociales : en el primer caso, es necesario diferenciar las sociedades industriales de otros tipos de sociedad ,presentes y pasados ; en el segundo caso , es indispensable ,si de verdad queremos llegar a una explicación, distinguir entre los diversos tipos de sociedad subdesarrollada.

TEORÍAS EXPLICATIVAS

Puede ser conveniente empezar con algunas observaciones sobre la explicación científica .En general ,los autores que se han ocupado recientemente de cuestiones metodológicas han aceptado la definición de la explicación dada por J. S. Mill: <<Decimos que un hecho concreto es explicado cuando señalamos su causa , es decir , cuando establecemos la ley o leyes de causalidad ejemplificadas por la producción del hecho concreto . Del mismo modo, decimos que una ley o una uniformidad natural es explicada cuando se señala otra ley u otras leyes , de las cuales la ley en cuestión es únicamente un caso en particular y puede ser deducida de ellas >>. L S Stebbing en A Modern Introduction to logic (tercera edición , 1942 ,cap. 20 ) y R. B. Braithwaite en Scientific Explanation (1953, cap. 1)Dicen prácticamente lo mismo . K. R Popper en The logic of scientific Discovery(traducción inglesa 1960) y en The Poverty of Historicism(1957) ha propuesto una modificación de la definición de Mill en lo que concierne a los <<hechos concretos >>. Dice que la <<explicación causal de un hecho específico significa la deducción de una afirmación que describe este hecho a partir de dos tipos de premisas : algunas leyes universales y algunas afirmaciones singulares que podemos llamar condiciones iniciales específicas >>. Esto permite hacer una distinción entre dos tipos de explicación causal : el tipo científico y el tipo histórico . En la explicación científica , la atención se centra en la relación entre un hecho particular y una ley universal ; en la explicación histórica , la atención se centra en la relación entre un hecho particular y las condiciones iniciales específicas . La explicación científica es causal en el sentido indicado. Pero sí concebimos la explicación de una manera más general, como una respuesta a la pregunta << ¿por que?>> , veremos que puede tomar una de estas dos formas : explicación causal del tipo de << porque>> y explicación teológica del tipo de << para>>.

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Este último tipo puede ser , aún , subdividido , como lo hace R. S. Peters . Al examinar detalladamente las diversas explicaciones propuestas en las teorías psicológicas , este autor distingue entre explicaciones causales, explicaciones en términos de intención y explicaciones en términos de estados finales .Hemos visto ya que muchos sociólogos clásicos consideraban que la sociología , en tanto que Ciencia generalizadora , ha de proponerse el establecimiento de conexiones y de leyes causales . Por otro lado, el tipo de explicación del comportamiento humano que primero se nos ocurre es el teológico , la explicación en términos de intención. Es, precisamente, desde este punto de vista que los partidarios de la <<interpretación >>,argumenta contra una <<Ciencia natural de la sociedad>>. Entre estos dos tipos de explicación - el <<social-causal> y el <<individual-finalista>> - podemos situar las explicaciones en términos de estados finales de la sociedad . La teoría funcionalista se propone explicar los fenómenos sociales en función de la parte que desempeñan en el mantenimiento de la existencia de una sociedad. Esta observación ha de ser matizada en seguida diciendo que una versión de la teoría funcionalista - la de Malinowski- se proponía explicar los fenómenos sociales refiriéndose a las necesidades biológicas individuales y a las <<necesidades culturales derivadas >>. En la práctica, Malinowski oscilaba entre la descripción y las explicaciones psicológicas y la teoría funcionalista, tal como él la presentaba, no tiene ya ningún partidario. El funcionalismo, como teoría sociológica , tiene su origen en Durkheim: la obra clásica de la explicación funcionalista es el libro de Durkheim , Les formes elementaires de la vie religieuse. Cabe observar , sin embargo , que Durkheim propuso dos tipos de explicación incompatibles - el tipo causal y el funcional -, que nunca resolvió la cuestión de cuál de ellos era el más apropiado en sociología, que nunca consideró sus relaciones mutuas y que , en general , no parecía tener conciencia de hallarse ante un problema a resolver. Es cierto que en sus primeros escritos señalaba que la explicación funcional por si sola era inadecuada ; el hecho de que un fenómeno social tenga una función , no explica su existencia: ésta tiene que ser explicada en términos de causas eficientes. Pero en sus obras posteriores, se limitó a explicar los fenómenos sociales por sus funciones sin matización alguna. Radcliffe-Brown adoptó en gran parte esta misma posición ; se declaró partidario de la explicación causal y de una <<Ciencia natural de la sociedad>>, pero también utilizó el concepto de función social , formulándolo de tal manera que, a su entender ((erróneamente sin embargo ); eliminaba las implicaciones teológicas << La función de una actividad , tal como el castigo de un crimen o una ceremonia funeral, es la parte que desempeña en la vida social como un todo, es decir, su contribución al mantenimiento de la comunidad estructural,(de la sociedad). >> Más explico que Durkheim, Racliffe-Brown distinguió diversos problemas : a su entender, la investigación sistemática de la vida social implica tres tipos de problemas : 1) ¿que tipos de estructura social existen?; 2)¿cómo funcionan las estructuras sociales?; 3)¿cómo surgen los nuevos tipos de estructura social ? Pero no demostró Durkheim, que las respuestas a estas preguntas podían ser convertidas en un sistema teórico único riguroso. Después de Radcliffe-Brown, la explicación en la antropología social británica (y hasta cierto punto en toda la antropología social) consistió en elucidar las funciones de las actividades o instituciones en un sistema social; posteriormente, este mismo tipo de explicación llegó a predominar en sociología a través de la influencia de Talcott Parsons, R. K. Merton y otros. Podemos preguntarnos, sin embargo, si el funcionalismo constituye una verdadera teoría. En primer lugar, puede engüirse que la postulación de estados finales no puede ser nunca explicativa y que, ciertamente, no siempre es explicativa. Lo único que tenemos es una descripción o una redescripción .Podemos señalar aquí que en las ciencias biológicas - donde la noción de función ha sido especialmente utilizada - se ha pasado progresivamente de la descripción funcional a la explicación causal . En segundo lugar, puesto que el concepto de función se basa en una analogía entre la vida social y la vida orgánica, se puede engüir que la analogía no es lo suficientemente clara para que el funcionalismo pueda dar explicaciones válidas de los fenómenos sociales - si es que realmente de alguna explicación. L analogía presenta diversas dificultades: las sociedades cambian su estructura y los organismos no; es imposible determinar la salud o la enfermedad de las sociedades tal como podemos hacerlo con los organismos y, por lo tanto, es imposible hablar con precisión sobre el funcionamiento <<normal>> y <<patológico>> de los <<órganos>> o sobre la <<función >> y la <<disfunción>> (de hecho, todas estas expresiones ,referidas a las sociedades, implican un juicio de valor); es difícil determinar la función de una actividad o de una institución sociales con la misma precisión con que la biología puede determinar la función de los órganos , mediante el examen de numerosos casos (además, en el mundo orgánico hay una correspondencia única entre órgano y función , cosa que no parece existir en el mundo social ). De todas estas dificultades, se deduce: 1) que aunque algunas explicaciones funcionales de los fenómenos sociales pueden ser válidas, el enlace de la explicación es limitado, puesto que los fenómenos realmente importantes

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del cambio estructural no pueden ser explicados ; 2) que no podemos decidir, en muchos casos, cuál es la contribución de una actividad social al mantenimiento de un sistema social ; sólo podemos hacerlo en términos estimativos ; 3) que no podemos atribuir fácilmente una función especifica a una actividad social particular . Sobre este último punto ,E. A. Gellner ha observado que en las sociedades humanas pueden existir << apéndices sin función >> y que, en general, es necesario un estudio comparativo (incluyendo un estudio histórico) si queremos verificar una afirmación sobre el funcionamiento real de una actividad en una sociedad concreta. De hecho, el funcionalismo como teoría -en el sentido que le dieron Durkheim y Radcliffe-Brown- ha sido prácticamente abandonado, y se tiende cada vez más a presentarlo como un enfoque o un método útil en el estudio de la sociedad. Como tal lo examinaremos en el próximo capítulo. En lo que tiene de intento explicativo , el concepto de función se utiliza sobre todo en su sentido matemático, para demostrar que las actividades sociales particulares se relacionan funcionalmente, es decir, que X varía cuando varía Y. La sociología reciente se ha ocupado en mucho menor grado de la construcción de teorías generales. La obra de Talcott Parsons y sus seguidores parece constituir una excepción, pero, en realidad, no ha creado un sistema teórico sino un marco conceptual muy elevado para posibilitar la formulación en una etapa posterior, de hipótesis y teorías. Esta tentativa puede criticarse por el hecho de que, hasta ahora, sólo ha permitido la formulación de pocas hipótesis y de ninguna teoría . La mayoría de las aportaciones recientes a la sociología han sido descriptivas, <<interpretativas>> o se han limitado a la comprobación de hipótesis muy limitadas << de sentido común >> Algunos sociólogos -muy pocos - han prestado atención a lo que R k: Merton ha llamado <<teorías de alcance medio>> Merton las define como <<teorías intermedias entre las hipótesis de trabajo menores , abundantemente sugeridas en la investigación cotidiana, y especulaciones generales que comprenden un esquema conceptual básico, del cual se espera deducir un gran número del comportamiento social empíricamente comprobables>>. Como ejemplo de estas teorías de alcance medio, basadas en una serie limitada de datos (teorías que pueden desarrollarse en la situación actual ), da como ejemplo, decimos , las teorías de dinámica de la clase, de las presiones de grupo conflictivas, del flujo de poder y el ejercicio de la influencia interpersonal. En capítulos posteriores examinaremos algunas de estas teorías . Más arriba hemos sugerido ya algunas otras áreas donde pueden surgir teorías como las citadas: por ejemplo, teorías del conflicto social y de la integración de grupo. Hay signos indicadores, también de la elaboración de una teoría sociológica de la industrialización o del crecimiento económico. La atención prestada, nuevamente a las teorías centradas en los datos empíricos, es decir, en la verificación, constituye un signo esperanzador. Pero la teoría sociológica padece todavía de una especialización excesiva (que ha separado la teoría de la investigación) y de algunas concepciones erróneas sobre la naturaleza de la teoría científica. La antropología social se ha beneficiado grandemente de la institucionalización de la labor sobre el terreno; esto obliga al antropólogo a verificar sus conceptos, sus hipótesis o teorías en la investigación que él mismo realiza. En cambio, en sociología ha sido demasiado fácil para los especialistas elegir entre la teoría y la investigación; ha sido, también, demasiado fácil para los teóricos tejer sus intrincadas redes con la esperanza de que sean aplicadas algún día ( y por otra persona) en el mundo empírico. Pero, tanto la antropología social como la sociología han padecido de un defecto aún más radical: la incapacidad de tomar en serio la etapa previa a la formulación de un problema teórico. En este sentido, hay mucho que aprender todavía de Durkheim y Max Weber, dos autores que comprendieron muy bien que la Ciencia de la sociedad ha de empezar, con toda Ciencia, planteando cuestiones. Desde este punto de vista, las grandes obras de Durkheim, en particular, son modelos ejemplares de investigación y de exposición científicas. Siempre empieza fijando claramente el problema teórico, pasa luego al examen y a la crítica de las explicaciones propuestas y presenta, finalmente, su propia solución con los hechos que la demuestran. En muchos casos, Durkheim complementa sus estudios con un análisis de las implificaciones prácticas de sus conclusiones y descubrimientos teóricos. En la sociología posterior, seria difícil encontrar muchos estudios que formulen problemas tan significativos o que procedan con tanto rigor científico. Lo único que puede decirse en favor de los estudiantes más recientes, y contra alguna de las obras de Durkheim, es que la recolección y el análisis de los datos son más completos y precisos. Este capitulo puede concluir con algunas consideraciones sobre la formulación de los problemas teóricos. El origen de estos últimos puede ser diverso. Una de las causas originarias puede ser un problema práctico. Por ejemplo: El problema de la pobreza en Gran Bretaña, durante el siglo pasado, dio lugar a una serie de investigaciones que identificaron a la enfermedad y al paro forzoso como las principales causas de la miseria; este descubrimiento estimuló el interés por el análisis de las causas del paro forzoso, un interés que

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provocó la aparición de teorías sobre el ciclo económico y sobre el funcionamiento de los sistemas económicos capitalistas. Actualmente, hay un complejo problema practico, el de la inducción o estimulo del crecimiento económico en los países subdesarrollados, que plantea numerosos problemas teóricos a los sociólogos, los economistas y otros especialistas. Una segunda fuente de problemas teóricos es la de las teorías ya existentes; estas pueden ser invalidadas por la presentación de ejemplos contrarios; también puede demostrarse su insuficiencia con la presentación de casos no comprendidos en ellas. En sociología, la teoría de las clases de Marx, la teoría de la división del trabajo de DurKheim y la teoría de la burocracia de Marx Weber han provocado controversias teóricas que pueden dar lugar a la formulación de nuevas teorías. Finalmente los problemas teóricos pueden derivarse de las concepciones filosóficas sobre la naturaleza del hombre y de la sociedad; las doctrinas socialistas sobre una <<sociedad sin castas y sin clases>>, el concepto de alienación humana en las sociedades industriales, la critica de las medidas políticas utópicas, pueden excitar la curiosidad del sociólogo y llevarle a plantear nuevas cuestiones sobre las causas de los hechos sociales. No es que no podamos formular los problemas teóricos de la sociología; lo que ocurre es que pocos sociólogos se han visto a si mismos, hasta ahora, dedicados de manera coherente a una actividad resolutoria de problemas.

VII. ESTRUCTURA SOCIAL, SOCIEDADES Y CIVILIZACIONES

La <<estructura social>> es uno de los conceptos centrales de la sociología, tal como se le emplea no es ni coherente ni unívoco . Herbert Spencer, uno de los primeros autores que utilizo el termino, estaba demasiado fascinado por sus analogías biológicas (estructura y evolución orgánica) para dar claridad a su concepto de estructura de una sociedad. También Durkheim dejo el termino en la vaguedad. Muchos sociólogos y antropólogos sociales posteriores han intentado darle un significado más preciso, pero sus concepciones de la estructura social son muy divergentes. Radcliffe-Brown, por ejemplo, considera como “una parte de la estructura social todas las relaciones sociales de persona a persona. Al estudiar la estructura, social, la realidad concreta de que nos ocupamos es la serie de relaciones existentes en un momento dado, que ligan entre si a ciertos seres humanos”. Pero sigue diciendo que el objeto que intentamos describir y analizar es la forma estructural, es decir, las relaciones generales, al margen de las variaciones y de los individuos concretos que aquellas implican”. Esta forma estructural es lo que la mayoría de autores designan como el nombre de estructura social. La definición de Radcliff-Brown, es como ha señalado Firth, muy laxa. “No establece distinción alguna entre los elementos efímeros y los elementos duraderos de la actividad social y hace casi imposible distinguir la idea de la estructura de una sociedad de la totalidad de la sociedad.” Otros autores han limitado el termino a las relaciones más permanentes y organizadas de la sociedad. Así, por ejemplo, M. Ginsberg considera a la estructura social como el complejo de los principales grupos e instituciones que constituyen las sociedades. Esta concepción es importante por el énfasis que da a la conexión entre las relaciones sociales abstractas y los grupos sociales que las originan están implicados en ellas. Desde este punto de vista, puede iniciarse el estudio de la estructura social en términos de organizaciones institucionales o de relaciones entre los grupos sociales o de ambas cosas a la vez, con manifiesta utilidad para el estudio efectivo de las sociedades”. Si limitamos, pues, el significado de la “estructura social” al de estos grupos y relaciones más permanentes e importantes, quizá necesitaremos otro termino para referirnos a las restantes actividades de la sociedad, actividades que constituyen con frecuencia, simples variaciones con respecto a las formas estructurales. R. Firth ha propuesto el termino de “organización social” que define como la “organización sistemática de las relaciones sociales mediante actos de elección y de decisión”. “En la estructura social recibe el principio de continuidad de la sociedad; en la organización social recibe el principio de variación o de cambio al permitir la evaluación de la elección individual”. Dos libros recientes, The Theory of Social Structure de S.F. Nadel y Character and Social Structure, de H. Gerth y C. W. Mills proponen una tercera vía de aproximación al tema: la que utiliza la noción de rol social y define la estructura social de manera aun más limitada. Nadel dice que <<.. llegamos a la estructura de una sociedad abstrayendo, a partir de la población concreta y de su comportamiento el modulo o red (“o sistema”) de relaciones entre los actores en su capacidad de desempeñar papeles o roles que se relacionen recíprocamente>>. Gerth y Mills dicen que el concepto de rol es <<... el termino clave en nuestra definición de institución>>; <<del mismo modo que el rol es la unidad que utilizamos para construir nuestro concepto de institución, esta ultima es la unidad que utilizamos para construir nuestro concepto de estructura social>>.

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Este párrafo demuestra claramente - como lo demuestra también el de Nadel- que el análisis de la estructura social en términos de roles sociales no difiere fundamentalmente de un análisis en términos de instrucciones sociales puesto que una institución es un complejo o un racimo de roles. Me parece, sin embargo, que hay una cierta diferencia en la intensidad, en el énfasis. La introducción del concepto de rol presenta algunas ventajas, puesto que como observan Gerth y Mills, constituye un importante eslabón entre el carácter y la estructura social. Facilita la necesaria cooperación entre la psicología y la sociología en el estudio del comportamiento social. Ahora bien, poner el acento en los factores individuales que desempeñan roles tiene, también, sus desventajas. Tiende a producir una concepción excesivamente individualista del comportamiento social, en la que la sociedad es vista como un agregado de individuos relacionados únicamente a través del complejo sistema de roles de la sociedad en general, como un todo; los grupos sociales que esta contiene son dejados al margen. Más adelante veremos que así ocurre efectivamente en algunas teorías recientes sobre la estratificación social en términos de rol y de status; en ellas, se presta poca atención a la existencia de grupos sociales distintos (por ejemplo, clases sociales) y a las relaciones de competición y de conflicto que mantienen entre ellos. Quizá vale la pena observar que el concepto de rol parece haber sido aceptado con más facilidad por los psicólogos especialmente interesados en el estudio del comportamiento individual y por los antropólogos sociales que estudian sociedades que presentan una escasa diversidad de grupos sociales. Cabe mencionar, además otro punto. A veces se opera una distinción entre la estructura social, como sistema de relaciones “ideales” entre las personas, y la estructura social como sistema de relaciones efectivas y concretas. Esta distinción es frecuente, sobre todo, entre los antropólogos que se dedican al estudio de las comunidades pequeñas y que pueden comparar las descripciones de los informantes sobre las relaciones y el comportamiento de dichas comunidades con las relaciones y el comportamiento que ellos mismos observan directamente. Los sociólogos no pueden hacer lo mismo al estudiar las sociedades históricas. E incluso al estudiar las sociedades actuales se ven obligados con frecuencia y a causa de las dimensiones y de la complejidad de las sociedades, a concentrarse en el sistema “ideal” de instituciones, más fácilmente observable tal como se expresa en el Derecho, en la moral y en los códigos religiosos. Pero la distinción es importante. Y la investigación sociológica debería adoptar la actitud del antropólogo y observar, con métodos adecuados, las manifestaciones reales del comportamiento social. De todas las concepciones que hemos examinado, la más útil es, a mi entender, la que considera la estructura social como el complejo de las principales instituciones y de los principales grupos de la sociedad. No es muy difícil identificar estas instituciones y estos grupos. Puede demostrarse de la existencia de la sociedad humana requiere un mínimo de ordenamientos o de procesos, o como se ha dicho, que existen algunas “premisas funcionales de la sociedad”. Las exigencias mínimas parecen ser las siguientes : 1) un sistema de comunicación; 2) un sistema económico que gire en torno a la producción y a la distribución de mercancías; 3) organismos y ordenamientos (incluyendo a la familia y a la educación) para la socialización de las nuevas generaciones; 4) un sistema de autoridad y de distribución del poder; y quizá, 5) un sistema de ritos que mantenga o incremente la cohesión social y otorgue reconocimiento social a acontecimientos personales significativos, tales como el nacimiento, la pubertad, el noviazgo, el matrimonio y la muerte. Las instituciones y los grupos principales son los que se ocupan de estas exigencias básicas (salvo la primera, satisfecha en cuanto existe un lenguaje). De ellos surgen otras instituciones como la estratificación social, por ejemplo -- que, a su vez, les influyen. En los capítulos siguientes examinaremos con algún detalle estos “elementos” de la estructura social. Hemos de enfrentarnos , todavía, con otra dificultad. Toda sociedad tiene una estructura social, aunque diversas aunque diversas sociedades puedan tener estructuras sociales parecidas. Pero, entre ¿como podemos determinar que es una sociedad? O, dicho de otra manera ¿como podemos determinar la extensión de otra manera, determinar la extensión de una estructura social particular?. ¿Puede decirse que Grecia era una sociedad? ¿O bien que cada ciudad-Estado constituya una sociedad distinta?. ¿Puede decirse que la India era , hasta hace poco una sociedad única? ¿O hay que decir, que más bien, que era un agregado de sociedades unidas, hasta cierto punto, por una tradición cultural y, especialmente, religiosa? En muchos casos, resulta difícil determinar los limites de una sociedad . R. Firth dice que <<...a menos que exista un claro aislamiento físico, no podemos fijar ningún limite definido a una sociedad .>> Con frecuencia el criterio que se utiliza para identificar a una sociedad es la independencia política. I. Schapera ha utilizado este criterio del modo siguiente: << Al decir “ comunidad política “ -escribe- quiero referirme a un grupo de personas organizadas en una sola unidad . que llevan la gestión de sus asuntos propios al margen del control anterior ...ninguna comunidad esta completamente aislada...pero , mientras decida por si misma las cuestiones de interés local ,

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mientras no se someta a un dictado exterior y mientras sus decisiones y sus acciones no pueden ser invalidadas por una autoridad superior, podemos decir que goza de independencia política . A pesar de esto, las dificultades subsisten, pues la “independencia política” es relativa (existen países satélites, por ejemplo) y queda por decidir el grado de independencia que nos permitirá calificar de sociedad plena a un grupo determinado. Además tenemos muchos ejemplos de absorción de sociedades en unidades mayores o al revés, de la división y subdivisión de estas en sociedades separadas. Este es el caso, por ejemplo de las sociedades feudales surgidas con la descomposición del Imperio Romano. Y ya hemos visto como algunos observadores calificaban a las aldeas indias de “pequeñas repúblicas”. Pese a todas estas dificultades, el criterio de la independencia política es valido: allí donde exista independencia política junto con instituciones económicas, religiosas y familiares diferenciadas podemos considerar al grupo, con toda seguridad, como perteneciente a una sociedad separada y plena. Hasta ahora hemos estado examinando la separación espacial de las sociedades, pero ¿que diremos de su separación temporal? La Gran Bretaña es una sociedad, pero ¿es la misma sociedad en 1962 que en 1862 o en 1762? ¿Puede decirse que la India sea la misma sociedad que hace cien o doscientos años? En este punto, es fácil encontrar un criterio, aunque no siempre sea tan fácil aplicarlo en la practica. Allí donde se produce un cambio importante en la estructura social de un grupo particular hemos de considerar que la sociedad que resulta de este cambio es una sociedad nueva y distinta. Hay que decir previamente, sin embargo, en que consiste un cambio importante y esto no es fácil. Podemos decir, provisionalmente, que es un cambio que transforma todas las instituciones de la sociedad o la mayoría de ellas. Así, por ejemplo. La Inglaterra y la Francia capitalista son sociedades diferentes de la Inglaterra y la Francia feudales, la Unión Soviética es una sociedad diferente de la Rusia zarista. Pero nuestro juicio se vera influido hasta cierto punto por consideraciones mas generales sobre la clasificación de las sociedades este temas es le que vamos a examinar.

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1-D

AGROMONTE D., Roberto. Principios de Sociología. México, Porrua, 1965. Pags. 18-19

3. LA SOCIOLOGÍA Y LAS CIENCIAS SOCIALES.- Las ciencias sociales: la Teoría del Estado, la Ciencia Política, la Historia de las Doctrinas Sociales, la Historia Social, la Asistencia Social, la Economía, la Demografía, la Estadística, el Urbanismo, la Moral Social, la Cívica, la Educación, la Historia de la Cultura, la Antropología Social, la Psicología Social, el Derecho y otras. Cada una de estas disciplinas estudia un aspecto parcial de la sociedad, estudia la sociedad desde su propio punto de vista. El objeto de análisis es el mismo: la sociedad, pero el Urbanismo estudiara la sociedad como organización local, la Cívica como comunidad hecha para la vida ciudadana, la Historia de las doctrinas sociales desde el punto de vista de la reforma económico-social de dicha sociedad, la Asistencia Social desde el punto de vista de como deben erradicarse los males de la comunidad -alcoholismo, mendicidad, pobreza-, la Estadística computando el numero y frecuencia de los fenómenos sociales por ejemplo, de los matrimonios, divorcios o defunciones que ocurren en un periodo de la sociedad en las diversas fases de una sociedad. Ahora bien, de acuerdo, con la tesis de Guillermo De Greef, la Sociología ha de ser una “síntesis de las ciencias sociales particulares” ha de aunar los resultados generales aportados por estas ciencias y dar una visión de conjunto de la sociedad. Según esta concepción la Sociología es “introducción” a las ciencias sociales particulares, siendo ella la ciencia general, al igual que la Biología, es la Ciencia general de los fenómenos del mundo viviente. Al ser introducción fija el campo a cada una de las ciencias sociales, establece sus fronteras. Pero a la vez es culminación, síntesis de todas ellas. O para emplear un similar del propio

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Worms, la sociedad puede considerarse como una pirámide, en la que la base y el vértice son la Sociología y las caras son las ciencias particulares. Esta concepción de la Sociología como síntesis de las ciencias sociales se le ha denominado peyorativamente de “caja de sastre” o del “puchero”. Simmel es uno de los que mas han argumentado contra esta concepción de la Sociología. Nuestra Ciencia no contiene ningún objeto temático, ningún contenido, que no este ya tratado en otras disciplinas ya existentes, así en la Historia, la Antropología Cultural, la Economía, la Psicología social. Pero la Sociología es en cambio, un nuevo método científico para estudiar la sociedad. De hecho todo lo que es “actividad humana” es objeto de la Sociología, pues la Sociología todo lo que no es

OBJETO DE LA SOCIOLOGÍA Ciencia de la naturaleza exterior”. Ahora bien el hecho de mezclar todas las ciencias sociales, echándolas en un gran puchero con una etiqueta que diga “Sociología” no implicaría mas que obtener un nombre nuevo, sin que haya nada nuevo en si. La Sociología es en esencia, por eso, algo propio: es el estudio de las “categorías sociales” y delimitar y esclarecer estas constituye una alta tarea científica.

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1-E

GOMEZJARA, Francisco. Sociología. México, Porrua, 1991 Pags. 304-308

CAPITULO XIV. LAS CLASES SOCIALES. 1. Los individuos dentro de la sociedad ocupan diversas posiciones jerárquicamente superpuestas y

representadas a través de capas sociales superiores e inferiores. Estos sectores sociales se llaman clases sociales y forman parte de la estructura social. Si bien no siempre han existido las clases sociales, como en la sociedad primitiva, a partir del régimen esclavista la sociedad se encuentra dividida en clases.

Una variante de la clase social es la casta existente en la India y el Japón. Mantiene ciertos rasgos comunes con las clases del feudalismo y el esclavismo, pero en si, tiene sus peculiaridades especificas a) es hereditaria y para toda la vida, b) el matrimonio esta restringido a la casta, c) están vinculadas unas a otras por la ocupación: el tejedor de ropas a la casta de agricultores a cambio de parte de la cosecha, etc.; d) los que violan de las castas (descastados) , son expulsados y trabajan en las ocupaciones más pobres; e) el cambio individual de casta es imposible, sólo cuando la casta entera mejora colectivamente; f) todos los miembros de una casta tienen la misma ocupación; g) a pesar de que existen 4 castas principales en la India, los censos recogen informes sobre unas 2 mil castas principales con mil quinientas subcastas cada una; h) el origen de la casta. es

Comentario [AEU1]: Página: 21

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"divino", o sea parte de un prejuicio de linaje de una preeminencia social que explica una diferencia social a partir de la rara; i) con el proceso de industrialización resienten cierta desintegración.. 3. El estamento es un grupo endógamo, relativamente impermeable, con tradiciones y costumbres propias, basados en la división del trabajo y en la aprobación jurídica en el ámbito de una estructura social determinada. Éste, a diferencia de la casta, vio se mantiene unido por rituales o conceptos religiosos, pero no llega tampoco a tener las características de las clave: la posibilidad de cambiar sus integrantes entre una y otra clase. Así el estamento se considera como una forma histórica preindustrial intermedia entre la casta y la clase. 4. Dentro de la sociología existen otros grandes tendencias que definen las clases sociales con criterios particulares, a saber: 4.1. La corriente subjetiva que determina a la clase social atendiendo lo que los individuos Piensan de sí mismos, por la noción de prestigio o por lo que los demás individuos piensan del Sujeto. 4.1.1. Así encontramos que se define a la clase social como un grupo de gentes que quieren o actúan de la misma manera cuando persiguen un fin similar" (11. Rugg. The American Blind and Class Problem, citado por Sorokin, p. 7) o también cose llama clase social a toda división permanente en el seno de la sociedad,, que se funda sobre diferencias de rango relativamente constantes y que están separadas de otras capas por una distancia social" (E. T. Hiller, Príncipes oí Sociology, citado por Sorokin, p. 7). Como puede apreciarse, el rango o jerarquía no es más que una manifestación secundaria de las relaciones de clase y no tan criterio científicamente indispensable para definir la clase. 4.1.2. Otras de las escuelas - subjetivistas atribuyen al individuo la preparación y el conocimiento necesario para ubicarse dentro de la clase que le corresponde. Consideran como verdadera la idea que cada individuo tiene de la clase social a la que pertenece, a pesar de que objetivamente sea falsa. Afirman que a pesar de todo, ese' criterio es una buena y demostrativa base para estudiar la estructura de las clases sociales, porque si en conjunto todos los hombres tienen una idea errónea de la clase social objetiva, esa "mentira" colectiva se vuelve valedera para analizar o ubicar a los hombres dentro de las clases sociales "reales", porque todos giran alrededor de ese "error común". 0 sea que si la generalidad de las gentes tienen una idea de su clase que no concuerda con la teoría de las clases, quiere decir que ésta es imposible de generalizar a toda la población, y la mejor forma de encontrar el indicador verdadero de la clase social, es indagar el criterio, práctico que rige entre los individuos de la zona estudiada. El científico inglés Vernal los rebate afirmando que "esta corriente en lugar de basar los cálculos en el mundo material, toma como fundamento el mundo ideal en el ella, todo esta sujeto a la opinión personas, de tal manera que la respuesta de las personas interrogadas, puede quedar determinada por un prejuicio subconsciente, a pesar de los refinamientos empleados en el cálculo. 4.1.3. Otras interpretaciones subjetivas son las de Weber: “considero a la clase social como probabilidades de conductas individuales, que tienen significaciones sociales". 0 la de Znanieki que las define como "grupos sociales amplios e indefinidos estructuralmente aunque determinados en funcione, sociales, de orden territorial, profesional o religioso". Pero resulta que las visiones o la conciencia del individuo respecto a su clase, son producto de ésta y no a la inversa, por lo, tanto, estos criterios no son la causa que determina la clase, sino su efecto. 4.1.4. Finalmente, la teoría que identifica la clase social con el status o sea la posición o prestigio social de una persona en .su grupo o del grupo en su comunidad. Posición relativa al rango o la reputación. Algunos de los criterios por los que se juzga al status son: el liderazgo, la dominación, la capacidad de éxito, la profesión y otros medios de reconocimiento designados por título, grado, cualidad de miembros, vestido, comportamiento, etc. Esta escuela, sin embargo, de lo que se preocupa es de la ubicación de cada individuo en particular-, pero con ello, es difícil analizar grandes áreas sociales, pues los altos grados de comparación varían según los criterios personales de prestigio de una zona a otra.

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4..2. La otra corriente es la objetiva, o sea la que considera que el concepto de clase social es independiente de que el individuo lo conozca o lo acepte. Pertenecen a esta corriente: 4.2.1. Las definiciones tradicionalistas y casi siempre superficiales de la clase social. Iniciadas por Platón y Salustio y continuadas por Von Stein y Berstein, consideran que la sociedad dividida en dos clases permanentes: la rica y la pobre. 4.2.2. Los conceptos de clase social basados en las características psicológicas o raciales son por lo regular fruto de criterios irracionales y pseudocientíficos, ejemplo de ello lo dan "Aristóteles con su teoría de los amos y esclavos eternos. Gobineau, Chamberlain y Ratsenhoffer y otros teóricos de las razas los pueblos elegidos o superiores. 4.2.3. Autores como Bauer identifican a la clase, social las profesiones y dividen a la sociedad en ocupaciones dirigentes como los legisladores, jueces, estadistas, el clero, los intelectuales, igual como sucede con Schumpeter quien señala también a los empresarios, y frente a ellos la clase de los dirigidos: los campesinos, los obreros, los comerciantes, los delincuentes, etcétera. El error de esta corriente es ignorar que es la clase la que determina la ocupación y no al contrario. 4.2.4. La escuela descriptiva y por ello simplista, enriquecida con la corriente estructuralista, parte del estudio del tipo de producción y ocupación y señala que si bien la estructura social de la sociedad preindustrial es fundamentalmente la familia, en 1a actualidad es la industria, el comercio y los servicios, de allí, resulta que los individuos se agrupan según su papel o rol que desempeñan en la sociedad: industriales altos, bajos o medios; comerciantes altos, bajos o medios, etc. 4.2.5. La escuela neopositivista o behaviorista se preocupa por estudiar la conducta y el comportamiento externo de los individuos, porque afirman, es lo único mensurable y posible de comprobar. Esta corriente considera a la clase social a partir del uso de determinados elementos clave: los que usan automóvil y los que no lo usan; los que tienen casa propia y los que la alquilan; los que viajan al extranjero y los que no lo hacen, etc. 4.2.6. Otra corriente es la de la estratificación social que concibe a la sociedad formada por segmentos o estratos. Para medir o ubicar a los individuos dentro de cada estrato utiliza los indicadores de bienestar social: ingresos, salud, alimentación, vivienda, escolaridad, vestido. Etcétera. De esta forma, encuentra estratos de altos, medios o bajos ingresos; lo mismo respecto a los demás indicadores. Estos estratos, lejos de suplantar a la clase social porque no expresan ni su origen ni su dinámica, son nada mas muestras sobre el bienestar de las clases sociales, sin embargo, tales agrupamientos se utilizan estadísticamente con fines de planificación y para detectar grados de malestar social o posibles conflictos. 4.2.7. Por último, la escuela del materialismo histórico el la teoría más aceptable. Define a las clases sociales, como: grandes grupos de personas que se diferencian entre si por el lugar que ocupan en determinado sistema histórico de producción (relaciones establecidas y formalizadas por leyes); por la función que cumplan en la organización social del trabajo, y, en consecuencia; por el modo y la proporción en que reciben la parte de la riqueza social de que se dispone. Las clases sociales están determinadas entonces por: l. El periodo histórico en que se vive (esclavismo, feudalismo, capitalismo) 2. El sitio que ocupan dentro de la sociedad respecto a la propiedad de los medios de producción: poseedores y desposeídos. 3. A la parte que reciben de la riqueza nacional: ingresos. 4. Según sea que vivan de su propio trabajo o compren fuerza de trabajo ajeno. 5. Al grado de cultura o conciencia de clase.

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BARCELO G., M. Abel. Sociedad y Derecho, Buenos Aires, Ediciones estudio, 1979. Págs. 120-122

La relación social ideológica Con los desarrollos anteriores podemos ahora comprender como la relación jurídica es una -relación social ideológica. Esta denominación, que fue empleada originariamente por Lenin, comienza a delinearse teóricamente en las investigaciones actuales. En la polémica sobre las tesis de Lojkine, Jesús Ibarrola afirmaba que:

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"El problema crucial es pues el del pasaje de la relación de producción a la relación ideológica. Es necesario, pues, previamente a fundizar el contenido de la noción de las relaciones ideológicas", precisando luego "que en ningún caso las relaciones ideológicas pueden asimilarse a relaciones científicas.” Balivar, en su estudio autocrítico sobre un trabajo anterior dé Leyendo "El capital". ha esquematizado la operatividad del concepto: "Como nosotros comenzamos ahora a saberlo, un efecto ideológico (es decir un efecto de alusión-ilusión, de reconocimiento-desconocimiento, objetivamente producido por y en la práctica social) no puede ser explicado sino por una causa POSITIVA, por la existencia y el funcionamiento de verdaderas RELACIONES SOCIALES IDEOLÓGICAS (jurídicas, morales, religiosas, estéticas, políticas, etc.), históricamente constituidas en la lucha de clases. Relaciones sociales específicas, realmente distintas de las relaciones de producción, aunque determinadas por éstas «en última instancia». «Realmente distintas, significa realizadas, materializadas en prácticas específicas, dependientes de aparatos ideológico particulares, etc. Bien entendido, tal concepción teórica de las relaciones sociales ideológicas tiene su verificación en la práctica. Se verifica en la práctica de la lucha de clases, donde el proletariado descubre la existencia, la necesidad de las relaciones sociales ideológicas (que en tanto que relaciones, si producen ilusiones, no son ilusorias islas mismas, no son simples «ilusiones. sino una realidad material).” Pensemos en las prácticas específicas que sustentan a las relaciones jurídicas contractuales, en actos y formalidades indispensables para constituirlas. Se trata de la materialización de una práctica mejor] consolidada, proveniente de la costumbre o impuesta por la ley. Reparemos, también, en como las luchas de la clase obrera han gravitado sobre la relación jurídica del contrato de trabajo. desembocando en la autonomía del Derecho laboral. El concepto de "relación social ideológica" constituye la herramienta apropiada para poder concebir teóricamente a las ideologías, superando el empirismo o el antropológismo que son también ideología discursivas. Solamente después de constituido ese concepto teórico se pueden explicar los campos ideológicos internos donde están los individuos. Como relación ideológica, su punto de origen estructural reside ,m las relaciones sociales de producción. En la parte anterior hemos mostrado que la "causa" del contrato reside en las relaciones del cambio y circulación. También Marx ubica en las relaciones del cambio a "la base" de la ideología: "De manera, pues, que el proceso del valor de cambio que desarrolla la circulación no sólo respeta la libertad y la igualdad: las crea, es su base real.” Si la fuente originario y en ultima instancia, de la “libertad” y de la “igualdad” reside en las relaciones económicas del cambio y la circulación, esa "libertad" y esa, "igualdad" son objeto inmediato de una modelación proveniente de otras relaciones sociales diferentes ya que: "Como ideas puras, son expresiones idealizadas de sus diversas fases: sus desarrollos jurídicos, políticos y sociales no son mas que su reproducción en otros planos.” En los Gründrissen se aclara: "No sólo se trata, pues de que la libertad y la igualdad son respetadas, en el intercambio basado en valores de cambio, sino que el intercambio de valores de cambio es la base productiva, real, de toda igualdad y libertad. Estas, como ideas puras, son meras expresiones idealizadas de aquel al desarrollarse en relaciones jurídicas, políticas y sociales, éstas son solamente aquella base elevada a otra potencia.” La “libertad" e "igualdad", producidas por el cambio y la circulación, no son objetos ideales que se proyectan en otras esferas del todo social, ni tampoco puede limitarse la explicación a la transposición lingüística por medio de la metáfora, como lo formula Thomas Herbert. En realidad, esta asimilación con los efectos del lenguaje no revela sino el vacío o la carencia del concepto teórico adecuado. Son las relaciones sociales ideológicas las que en su funcionamiento material modelan, idealizan, sistematizan, especifican, etc., a la "libertad" e “igualdad" en cada nivel. Así, son. las relaciones ideológicas, jurídicas, políticas o vinculadas al Estado coactivo o a otros aparatos, la escuela, la iglesia, la comunidad de los grupos intelectuales, etc., las que “trabajan”, en su plano, al material ideológico proveniente de la base social. Si las relaciones sociales materiales son las que determina objetividad de los procesos económicos y sociales:. La explotación la acumulación, la concentración, la socialización, etc., sociales ideológicas funcionan plasmando el material significativo "ideal" de las representaciones; son pues una matriz de las ideologías en segunda instancia. Y es sobre estas relaciones ideológica la lucha de clases, también en cada plano específico, 0, mismo, las relaciones simples ideológicas constituidas entre las clases sociales son también instrumentos de esa lucha.

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Este deslinde respecto a las relaciones directamente matrices de lo ideológico, es señalado por Marx refiriéndose a la "libertad" que según hemos visto, concierne a la noción jurídica del "sujeto": "Por lo tanto, si la circulación es, en todos sus aspectos, una realización de la libertad individual, su proceso considerado como proceso, pues LAS RELACIONES DE LIBERTAD NO INTERESAN DIRECTAMENTE A LAS FORMAS ECONÓMICAS determinadas del intercambio, sino que se refieren a su FORMA JURÍDICA.... Marx llama aquí "relación de libertad." a la forma jurídica, habiendo señalado la implicancia entre la "libertad" y la noción de "sujeto" considerado como centro creador: "De tal modo, pues, se realiza la total libertad del sujeto.. Transacción libre; nada de violencia de una parte ni de la otra; uno sólo a convierte en medio para otro a fin de ser un medio para sí o para ser su propio fin." Es entonces el desarrollo activo de las relaciones jurídicas, determinadas en última instancia por el de las económicas, el que produce las formas ideológicas. Aplicamos, pues, la noción de "relación' tú como Marx la ha concebido respecto a las de producción: l) En su existencia positiva, como una relación configurante de sus propios sostenes: "...en general las relaciones, si han de adquirir fijeza, sólo pueden ser pensadas diferenciándolas de los sujetos que ellas relacionan 2)Como "PROCESO GENERADOR O AUTODINAMICA CONSTRUCTIVA en las palabras de Lucien Séve; es decir, constituidas y constituyentes, tal como Marx presentó a la relación del capital: "El capital no es una relación simple, sino un proceso, en cuyos diversos momentos nunca deja de ser capital." 3) Es ella la que, desde la Ciencia, permite pasar a explicar las relaciones singulares; los contratos entre partes individuales, por ejemplo.

La ideología del sujeto El “sujeto libre” es el producto crucial de las relaciones económicas del cambio y de las relaciones ideológicas. En los procesos de desarrollo de las relaciones económicas y jurídicas del capital, "el sujeto será la materia prima de sucesivas modelaciones de sí mismo, y mediante las que la ideología recrea las formas del sujeto” sujeto persona física, sujeto persona jurídica, sujeto-patripor nacer, sujeto-Estado, etc., Edelman ha metamorfosis del sujeto en relación a los derechos del autor sobre su obra fotográfica o cinematográfica, desde el Sujeto creador (el artista), al Sujeto-colectivo (el equipo), al Sujeto-patrimonio (el capital), etc.... 'Así la ideología jurídica, en su funcionamiento, implica que todo debe pasar en las relaciones entre sujetos, y que una «relación de Derecho» no es otra cosa sino una relación entre “-cupla de sujetos “ es la existencia de un Sujeto (que es lo que hace al Derecho y el estado) la que da coherencia y unidad a la regla del Derecho, que no tiene existencia sino por la mediación de los sujetos de Derecho." Hemos de examinar las limitaciones de Edelman, derivadas, en parte, de identificar a la relación social ideológica, que es tan material como cualquier otra relación social, con las representaciones que son sus productos: "los Sujetos Libres", "Iguales", etc. No sólo la noción de sujeto es producida por el conjunto de las relaciones matrices (económicas y jurídicas); también se constituyen otras nociones que examinaremos: los "derechos" y las "obligaciones" de los sujetos, por ejemplo. Caracterizado el aspecto matriz, como ya hemos subrayado en la Parte Primera, las formas ideológicas -recubren "formas de la individualidad" que son "investidas" por aquellas, según lo apunta Séve en su libro sobre la: personalidad:

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BOTTOMORE T., B. Introducción a la Sociología. España, Península, 1973 Págs. 36-49, 51-65

III. Los métodos sociológicos

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El matemático francés Henri Poincaré definió una vez la sociología como «la Ciencia que cuenta con más métodos y con menos resultados». Este juicio es excesivamente duro. Es cierto que los sociólogos han producido, durante el siglo pasado, pocas generalizaciones de alto nivel (sí es que han producido alguna) que puedan constituir los elementos de un cuerpo de teoría científica. Sin embargo, como hemos señalado ya en el capítulo anterior, se han conseguido bastantes resultados en un nivel inferior de generalización científica, en la elaboración de un cuerpo de conceptos, en la clasificación de los tipos sociales y en el establecimiento de algunas correlaciones elementales entre los fenómenos sociales. Sin embargo, la principal contribución ha sido, quizá, hasta la fecha, la de la sociología y la antropología descriptivas. Muchas sociedades, muchas formas institucionales y muchos grupos sociales han sido descritos de manera exhaustiva y precisa, esta descripción hace posible el establecimiento de correlaciones ulteriores y suministra una base para la clasificación y para diversos tipos de interpretación. La observación de Poincaré contiene una parte de verdad: que se ha discutido excesivamente sobre los métodos más adecuados para la tarea sociológica y ha habido una inclinación en todos los sociólogos (como en todos los metafísicos) a proponer nuevas vías de aproximación al terna. Vale la pena empezar describiendo a grandes rasgos la controversia entre los que conciben la sociología como una Ciencia natural y los que la conciben como un hacer más próximo a la historia o a la filosofía. ¿Cuáles son las diferencias entre «naturaleza» y «sociedad» que exigen métodos de investigación radicalmente diferentes? Estas diferencias fueron expresadas claramente, por primera vez, por Ditheyl y fueron ampliamente analizadas. con posterioridad, por los historiadores v filósofos alemanes, especialmente Windelband y Rickert.' Entre el mundo natural y el mundo social o cultura] hay dos grandes diferencias. En primer lugar, el mundo natural sólo puede ser observado y explicado desde el exterior.-. el mundo de la actividad humana, en cambio, puede ser observado y comprendido desde el interior, y sólo es inteligible porque nosotros mismos pertenecemos a este mundo y nos enfrentamos con productos de mentes similares a la nuestra. En segundo lugar, las relaciones entre los fenómenos del mundo natural son relaciones mecánicas de causalidad; en cambio, las relaciones entre los fenómenos del mundo humano son relaciones de valor y de intención. Para Dilthey, esto quiere decir que los «estudios humanos» no han de ocuparse del establecimiento de conexiones causases o de la formulación de leyes universales, sino de la construcción de tipologías de la personalidad y de la cultura que puedan ser de marco para la comprensión de los esfuerzos y de los propósitos del hombre en situaciones históricas diferentes. No puedo examinar aquí, en toda su complejidad, la descripción diltheyana de los métodos de los «estudios humanos». Su concepción ha sido reafirmada, recientemente, en forma extrema por F. A. Hayek argumentando contra el «cientificismo»; 1 está implícita, asimismo, en las concreciones de Evans-Pritchard y Carr-Saunders, ya citadas. Las ideas de Dilthey son importantes para la distinción, pues la explicación causal, la explicación en términos de intención, la explicación en términos de estados finales -ya examinadas- y gran parte de la «explicación funciona]» de la antropología social parecen aceptar su concepción metodológica. Por ejemplo. Malinowski relaciona la función de las instituciones con las necesidades biológicas modificadas por la intención consciente. La mayoría de los funcionalistas posteriores, aunque sin abandonar el nivel de la explicación sociológica, sin recurrir a la psicología :o la biología, interpretan las instituciones sociales en términos de los valores e intenciones de los individuos miembros de las comunicadas estudiadas. Los partidarios de la unidad del método científico no han sabido, en general, replicar adecuadamente a la crítica diltheyana. Radcliffe-Brown, uno de los propugnados más dogmáticos de la «Ciencia natural de la sociedad» habla de «leyes»' y de «explicaciones» sociológicas sin examinar jamás su carácter lógico. En su Poverty of Historicism, K. R. Popper resume (en el capítulo 1, «la doctrina antinaturalista del historicismo») algunas de las objeciones contra la aplicación de los métodos de la física a las ciencias simples, Incluyendo la distinción entre explicación causa¡ en física y la comprensión de las intenciones y significados en sociología. Pero, cuando entra en la crítica de las doctrinas antinaturalistas se limita a analizar ciertos aspectos parciales («evolucionismo» e historicismo») y no hace referencia alguna a la distinción fundamental de Dilthey. Hay que decir que Dilthey no se proponía abrir un abismo entre las ciencias naturales y los estudios humanas. Los dos sectores están relacionados y utilizan, hasta cierto punto, los mismos métodos de investigación. Pero los estudios humanos utilizan también otros métodos y llegan a resultados diferentes. Estas ideas fueron examinadas, más tarde, por Max Weber, pero este autor dio una importancia muy grande a la explicación causal. Su posición se resume en la idea de que la explicación sociológica ha de ser, a la vez, causalmente, adecuada en términos de significación. La mejor ilustración de ello es su estudio sobre las

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relaciones entre el protestantismo y el capitalismo: es una explicación causa¡ histórica (con una referencia implícita a leyes universales que más tarde examinó) del desarrolla del capitalismo occidental; al mismo tiempo, Weber presenta la explicación de tal manera que nos permite «comprender» la afinidad entre la ética protestante y el credo económico del empresario capitalista. Dilthey y Weber formularon sus concepciones metodológicas sobre la base de su propia labor en el terreno de los «estudios humanos», en la historia y en la sociología, respectivamente. La mayoría de los análisis metodológicos recientes no han seguido, desgraciadamente, su ejemplo; no se han basado en un estudio efectivo y concreto.' Si nos preguntamos qué conclusiones metodológicas pueden sacarse de la gran masa de Investigaciones sociológicas de estos últimos veinte o treinta años, no creo que podamos dar una respuesta concluyente. Los sociólogos han llegado a establecer muchas generalizaciones empíricas, pero no han producido ninguna ley sociológica importante. En antropología social, algunos estudios parecen adoptar la concepción diltheyana de la interpretación de los valores e Intenciones humanos; en general, los antropólogos se han Interesado mucho menos que los sociólogos en la formulación de leyes generales. Todo parece indicar, sin embargo, que los progresos realizados, en sociología se deben a la creciente utilización de los métodos de la Ciencia. La mayoría de los estudios Importantes de las últimas décadas han seguido el procedimiento de investigar los problemas teóricos partiendo de la formulación de una hipótesis (afirmadora de una conexión o de una correlación causases) y comprobando la hipótesis en cuestión mediante la recolección y el análisis de datos significativos. Las técnicas de recolección y análisis de datos son cada vez más refinadas y exactas. La sociología difiere de la mayoría de las ciencias naturales por tratar de fenómenos difíciles de medir o calcular -a veces la medida o el cálculo son imposibles de incluir en relaciones de causalidad; pero esto no implica ninguna diferencia radical en los métodos de investigación. Implica, simplemente, la necesidad de considerar los límites de la investigación sociológica y dé -comprender de manera realista sus posibilidades. Pero, antes de entrar en este tema, examinaré algunas de las reglas metodológicas específicas que parecen haber originado el hacer sociológico. Podemos distinguir cuatro importantes métodos: el histórico, el comparativo, el funcional y el formal o sistemático. Sociología histórica El enfoque histórico ha adoptado dos formas principales. Una de ellas es la de los primeros sociólogos, influidos por la filosofía de la historia, y, posteriormente, por la teoría biológica de la evolución. Este enfoque implica un determinado orden de prioridades en los problemas de la Investigación y de la teoría; se concentra en los problemas de los orígenes, del desarrollo y de la transformación de las instituciones sociales, de las sociedades y de las civilizaciones. Se ocupa de toda la historia humana y de las grandes instituciones de la sociedad (como ocurre en las obras de Comte, Spencer y Hobhouse) o bien del desarrollo global de una institución social particular como la History of Human Marriage de E. Westermarck o The State de F. Oppenbelmer. Se ha dicho ya que no existe ninguna «ley de la evolución»'y que estas obras evolucionistas son, de hecho, descripciones e Interpretaciones históricas. Un crítico severo ha señalado que «el método comparativo evolucionista ha producido una masiva cantidad de futilidades en las vastas obras de Frazer y Westermarck ... »." Es difícil que los sociólogos adopten, en el futuro. estos esquemas evolucionistas. La obra de los evolucionistas va ligada a las controversias de los siglos XVIII y XIX sobre el progreso social; surgió bajo la influencia de esta «idea animadora y controladora», como la ha llamado Bury. En un ensayo de hace ya algunos años, Ginsberg" replicó a algunas críticas detalladas del enfoque evolucionista, pero justificó el concepto de evolución en sociología por su significación en el análisis de la dirección del desarrollo humano a mi parecer, estas preocupaciones han dejado de ser actuales. El interés por los problemas del desarrollo social se centra casi totalmente en la Industrialización y el crecimiento económico; es decir, -se ocupa de un fenómeno histórico particular y reconoce la existencia de diversos puntos de partida, de diversas líneas de desarrollo y de diferentes resultados posibles. En todo caso, no se ve bien qué podría aportar a nuestra comprensión de los cambios sociales en el mundo moderno el intento de situarlos en un esquema comprehensivo de todo el desarrollo social de la humanidad. Hay que reconocer francamente, además, que hay muchos esquemas evolucionistas, divergentes entre sí, y que en muchos casos han adquirido un carácter dogmático que obstaculiza el pensamiento y la investigación. Un ejemplo evidente es el marxismo ortodoxo: el «hilo conductor» que Marx siguió en su estudio del capitalismo moderno ha sido transformado en una doctrina de la evolución social, tediosamente reiterada y cuidadosamente alejada de aquella posibilidad concebida por Spencer: la posibilidad de que «un hecho destruya una deducción».

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Esto no significa despreciar las conquistas auténticas de los primeros evolucionistas. Clasificaron con gran claridad una verdadera masa de materiales etnográficos e históricos e iniciaron posibles tipologías de la sociedad humana. Hicieron importantes contribuciones a nuestros conocimientos de los cambios sociales. Su obra nos permite distinguir algunos de los factores del cambio en las estructuras sociales; nos permite, quizá, formular, en lugar de una descripción general de la evolución social, un cierto número de leyes y de condiciones importantes para determinada formas de cambio. El enfoque histórico es, también, característico (aunque en forma distinta) dé la obra de Max Weber y de otros sociólogos posteriores, influidos por él. Criticando a los marxistas de su tiempo, Weber argüía que «la llamada concepción materialista de la, historia, tiene que ser rechazada en tanto que Weltanschauutig o en tanto que fórmula para la explicación causa¡ de la realidad histórica. Pero la profundización de la interpretación económica de la historia es uno de los objetivos más importantes de nuestra revista».' Weber propugna la «Interpretación» contra la explicación causal -como método omnisuficiente y se opone a la pretensión marxista de explicar toda la trayectoria de la evolución social. Su enfoque histórico particular aparece especialmente en los estudios sobre los orígenes del capitalismo, el desarrollo de la burocracia moderna y la influencia económica de las grandes religiones mundiales. Los principales rasgos metodológicos de estos estudios consisten en la investigación de los cambios históricos particulares de las estructuras sociales y de los tipos de sociedad (los cuales son comparados, en algunos aspectos, con otros tipos de cambio y de sociedad), y en la aceptación simultánea de la explicación causal y de la interpretación histórica. En la obra de Weber está también implícita fa noción de que las proposiciones sociológicas generales se refieren únicamente a tendencias y que su aplicación a sociedades y situaciones particulares exige un estudio histórico detallado; incluso entonces choca con el limite impuesto por la facultad creadora del hombre cuyos resultados ni el sociólogo ni el historiador,)r pueden predecir. En la sociología reciente, este enfoque histórico ha orientado la obra de autores como C. Wright Milis" y Raymond Aron; ambos han dedicado ensayos a la metodología de Weber. El creciente interés por los cambios sociales en las sociedades industriales, por la industrialización de las sociedades subdesarrolladas, provoca una mayor aceptación del método de Weber en la formulación de problemas, en la definición conceptual de «tipo ideal» y en el propósito de suministrar explicaciones causases e interpretaciones históricas. El método comparativo Durante mucho tiempo, el método comparativo ha sido considerado como el método de la sociología por excelencia. Fue utilizado, por primera vez. por los sociólogos evolucionistas, pero esto no quiere decir que su utilización implique una aceptación del enfoque evolucionista.' En Les regles de la méthode sociologique Durkheim definió claramente, por primera vez, el significado de] método. Después de proclamar que la explicación sociológica «consiste enteramente en el establecimiento de conexiones causales», observa que la única manera de demostrar que un fenómeno es la causa de otro consiste en examinar los casos en que ambos fenómenos se encuentran simultáneamente presentes o ausentes y, de esta manera, establecer si uno depende o no del otro. En muchas ciencias naturales, el establecimiento de conexiones causases es facilitado por la experimentación. -Pero, en sociología la experimentación es imposible y por eso, dice Durkheim, estamos obligados a utilizar el método de la experimentación indirecta, es decir, el método comparativo. Aunque sea dudoso que en el dominio de las ciencias sociales puedan demostrarse de manera rigurosa las conexiones usuales, podemos aceptar, por lo menos, que las comparaciones sistemáticas son ilustrativas, en cuanto muestran que algunos fenómenos sociales van asociados frecuentemente con otros o aparecen frecuentemente en un orden regular de sucesión Ahora bien, como observó Radcliffe-Brown «el método comparativo, por sí solo, no nos da nada. La tierra no produce si no sembramos en ella. El método comparativo es simplemente, una manera de comprobar hipótesis.," Las dificultades que surgen al utilizar el método comparativo parecen debidas, en parte, a la falta de hipótesis o de hipótesis claramente formuladas, al principio, y, en parte, al problema de definir la unidad de comparación. Así. por ejemplo, la utilización del método comparativo por Comte para establecer su «ley de los tres estadios» se basa no ya en una hipótesis científica sino en una concepción filosófica del desarrollo de la humanidad, como un todo. Podemos hacer una crítica similar a la obra de Hobhouse. En Morais in Evolution por ejemplo, Hobhouse no se ocupa tanto de comparar instituciones sociales en diferentes tipos de sociedad para comprobar hipótesis limitadas, cuanto de trazar el desarrollo general de las diferentes instituciones sociales en términos de una concepción filosófica del progreso.

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Al definir la unidad de comparación, surgen ocultas. La comparación de sociedades enteras con otras, plantea problemas formidables. El procedimiento más comúnmente utilizado ha sido la comparación de instituciones sociales particulares o la relación entre dos instituciones en sociedades diferentes. Los críticos del método comparativo han señalado que aquellas Instituciones que parecen similares en un análisis superficial pueden ser, de hecho, Instituciones muy diferentes en las sociedades examinadas; han señalado, también, que una institución separada del contexto de la sociedad en que funciona puede ser, fácilmente, mal interpretada.' Estas objeciones se refieren. á dificultades reales. Quizá puedan obviarse limitando el alcance de la comparaciones a aquellas sociedades claramente similares en líneas generales, es decir, sociedades del mismo tipo, identificadas como tales por una clasificación anterior. Naturalmente, esta clasificación Implica comparación, pero sólo de un tipo muy amplio y general. Su comparaciones detalladas, necesarias para la comprobación de hipótesis, podrían ser realizadas, entonces, con ciertas garantías de que las unidades de comparación no son totalmente dispares o radicalmente incomprendidas. De hecho, parece que el método comparativo ha dado los máximos frutos cuando ha sido utilizado de esta manera. Lo demuestran algunos estudios concretos, antiguos algunos de ellos, recientes, otros. Hobhouse, Weeler y Ginsberg llevaron a cabo un estudio comparativo sistemático de algunas de las instituciones principales de las sociedades primitivas.' Su método consistía en distinguir, dentro de las sociedades primitivas, diversos tipos de sistemas económicos y examinar, luego, hasta que punto las variaciones en las Instituciones de gobierno y en la estratificación social se relacionaban con las diferencias económicas. Más recientemente, la International Sociological Association ha patrocinado un cierto número de estudios sobre la estratificación y la movilidad sociales en los sociedades industriales." Estos estudios, aunque realizados de manera independiente, fueron planificados para facilitar las comparaciones, y utilizaron deliberadamente métodos y categorías de análisis similares. En ninguno de esto-. estudios se intenta comprobar claramente hipótesis previas, pero todos ellos están conectados, de hecho, con hipótesis implícitas y con teorías más generales. del desarrollo social, en un caso, y de la clase social en el otro. Otros estudios recientes sobre las características de las sociedades industriales se han propuesto, más deliberadamente, la comprobación de hipótesis mediante la investigación comparativa; citaremos entre ellos, Social Mcbility in Industrial Society (1959) de S. M. Lipset y R. Bendix y los estudios de S. M. Lipset sobre el comportamiento electoral y sobre los requisitos sociales de un gobierno democrático, contenidos en su obra Political Man (1960). Para encontrar estudios comparativos más rigurosos, hemos de acudir a las investigaciones más limitadas sobre variaciones en el interior de sociedades particulares. El mejor ejemplo es el estudio de Durkheim sobre el suicidio,' obra que se propone descubrir las causas sociales del suicidio relacionando los índices estadísticos de suicidios en los diferentes grupos sociales ron ¡,as características de estos grupos. Muchas investigaciones sociológicas recientes se han concentrado en la comprobación de hipótesis limitadas mediante comparaciones en pequeña escala: por ejemplo, conexiones entre la vida urbana y los índices de divorcio y de delincuencia. entre las dimensiones de la familia y la movilidad social, entre las clases sociales y la educación, etc. Estos estudios han dado como resultado la correlación y la generalización empíricas que ya hemos analizado en el capítulo anterior. Los partidarios decimonónicos del método comparativo lo consideraban, sin embargo, como un método de aplicación general. E. A. Freeman proclamaba que «el estaba. cimiento del método de estudio comparativo ha sido la mayor conquista intelectual de nuestro tiempo.»" Citaba, especialmente, los resultados obtenidos en el estudio del lenguaje y afirmaba que podría ser aplicado al estudio de las instituciones sociales. Después de un período en que ¡el método comparativo ha sido ampliamente utilizado en estudios a pequeña escala dentro de sociedades particulares, con técnicas de investigación muy mejoradas, asistimos actualmente, como ya hemos indicado, a un interés renovado por la comparación entre ciudades distintas. Estas comparaciones son necesarias, en muchos casos, para comprobar las conclusiones de los estudios a pequeña escala. El funcionalismo El enfoque funcionalista en sociología y en antropología social apareció, inicialmente, como una reacción contra los métodos y las pretensiones de los evolucionistas. Constituía una crítica, de la utilización ingenua y superficial del método comparativo y de los métodos de la «historia conjetural», los cuales utilizaban datos no verificados y sistemáticos de las sociedades primitivas contemporáneas, para reconstruir los primeros estados

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de la vida social humana. Constituía también una crítica de la intención o de la pretensión de los evolucionistas de describir científicamente toda la historia social de la humanidad. La noción de «función social» había sido ya formulada en el siglo XIX, sobre todo por Herbert Spencer. Se basa en una vieja analogía entre la sociedad y el organismo, pero el desarrollo de la moderna biología le había dado la posibilidad de presentarse como una capa más científica. Sin embargo, Spencer, como la mayoría de los autores Influidos por las concepciones biológicas, se proponía, -sobre todo, elaborar una teoría de la evolución social; sus análisis de la estructura y de la función sociales en Principles of Sociology, son breves y poco convincentes, aunque algunos tengan cierto interés. 1 Como dice Insistentemente Radclíffe-Brown,' fue Durkheim quien dio, por primera vez, una formulación. rigurosa del concepto de función social en De la división du travail social y Les regles de la méthodo sociologique. Durkheim definió la función de una Institución social como la correspondencia entre ella y las necesidades del organismo social. Hemos visto ya, al examinar el funcionalismo como teoría, las dificultades que plantea esta analogía entre la sociedad y un organismo y las que plantean intentos como el de Durkheim de distinguir entre el funcionalismo «normal» y el «patológico» de los instituciones. Como método, el funcionalismo no puede ser totalmente separado de sus imperfecciones teóricas; tiene sin embargo, algunos rasgos que hay que considerar independientemente. La forma extrema del enfoque funcionalista, propagada por Malinowski, decidió a muchos antropólogos sociales a dedicarse a la descripción detallada y meticulosa del comportamiento social en sociedades particulares y a rechazar y. condenar el enfoque histórico y el método comparativo. La adopción del método funcionalísta en sociología provocó resultados parecidos aunque en este caso -y debido a la diferencia de dimensión de las sociedades estudiadas se tradujo prácticamente en la limitación de la investigación a los estudios locales y comunitarios. Esta orientación del centro de interés permitió y dio algunos resultados positivos. especialmente en el estudio de las sociedades primitivas, por la insistencia en la labor investigadora directa, con observaciones exactas y registros adecuados del comportamiento social. Pero, en la obra de Malinowski el enfoque funcionalista implicaba la afirmación dogmática de la Integración funciona¡ de toda sociedad y no la formulación de una hipótesis -sobre la interrelación de las instituciones. De esta manera, toda actividad social tenía una función en virtud de su existencia y las actividades singulares se integraban de manera tan completa con todas las demás que ningún fenómeno concreto era. Inteligible al margen del contexto social total. Esto significaba, también, que era difícil, por no decir imposible, dar una explicación del cambio en una sociedad, que no fuese en términos de influencias extremas. En el transcurso del tiempo, el enfoque funcionalista ha sido modificado, en el sentido de quitarle carga dogmática y exclusivismo. R. K. Merton lo presenta como un acceso posible del estudio del comportamiento social e Intenta aumentar su utilidad introduciendo un cierto número de matices y reservas.'» Uno de estos rhatices, la distinción entre función y distinción (que quiere permitir la posibilidad del cambio social endógeno y rechazar la acusación de que el funcionalismo expresa una ideología política conservadora) es, sin embargo, tan inaceptable como la distinción de Durkheim entre el funcionamiento «normal» y el «patológico» (del cual deriva) puesto que pretende establece- una distinción científica entre actividades que, en ]si mayoría de los casos, constituyen materia exclusiva de la valoración moral. la otra distinción importante de Merton -la distinción entre funciones manifiestas y latentes una elaboración del principio de Durkbeim de que las funciones de las Instituciones sociales no son evidentes y no siempre son, realmente, aquello que parecen ser. Esta distinción nos lleva a un estudio más cuidadoso -y también más imaginativo- del funcionamiento efectivo de las institucionales sociales frente a las interpretaciones preestablecidas de éste. Indica, también, que toda institución puede tener diversas funciones, potencialmente cruciales en una sociedad particular. A esta misma conclusión llega Merton, aunque en forma distinta, al criticar la teoría de la religión de Durkhéim. Durkheim pretendía haber descubierto la función social de la religión: la expresión y el reforzamiento de la solidaridad social. Esto puede ser cierto en algunas sociedades, pero la religión ha sido también, con frecuencia, una causa de discordias y de conflicto social. Esto quiere decir que para descubrir el alcance de las funciones de una institución social es necesaria la investigación histórica y comparativa. Quiere decir también que nos hallamos frente a un fenómeno muy diferente de la «función» en sentido biológico y que sería mejor hablar de «funcionamiento» de una Institución o del «modo en que se relaciona con otras instituciones o actividades sociales específicas». A más valioso del enfoque funcionalista es el relieve y la claridad que da a la idea de que en toda sociedad particular las diferentes actividades sociales se hallan interrelacionadas. Sin embargo, hay que descubrir en cada caso qué actividades se hallan relacionadas y cómo lo son.

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La sociología formal La sociología formal o sistemática también representó una reacción contra la Ciencia evolucionista y enciclopédica de los primeros sociólogos. Su iniciador fue George Simmel. Y puede decirse que ha constituido, en gran parte, el método alemán especifico de la sociología. La controversia sobre la posición de las ciencias sociales frente a las ciencias naturales y la escuela filosófica de la fenómeno ejercieron una importante influencia en este desarrollo teórico. Mero su origen inmediato hay que buscarlo en la intención de definió el dominio de la sociología frente a las demás ciencias conceptuales. La concepción de la sociología de Simmel fue muy discutida en su propia época, pero los sociólogos posteriores no se han preocupado, hasta hace pocos años, de estudiarla atentamente." Esta concepción es expuesta, esencialmente, en su primer ensayo «El problema le la Sociología»," contenido en su Soziologie (1908). Simmel arguye, en primer lugar, que la sociología es un método nuevo, un nueva manera de observar los hechos ya tratados por otras ciencias sociales. Este nuevo enfoque consiste en considerar las «formas» de asociación o interacción como formas particularizadas por el contenido histórico.' En segundo lugar, quiere decir que la sociología se ocupa también de aquellas formas de interacción que no han sido estudiadas por las ciencias sociales tradicionales, formas que aparecen no ya en las grandes instituciones -como el Estado, el sistema económico, etc.- sino en las relaciones menores y huidizas entre los individuos. Simmel pretende, sin embargo, que estas últimas son importantes en las masas y que presentan a la sociedad status mascendi. La obra de Simmel fue continuada por otros pensadores, pero se dividió en dos vertientes. Von Wiese desarrolló el método e intentó construir una sociología general a base de conceptos relacionados como los de «distancia social», «acercamiento, y «alejamiento». Otros autores, y más recientemente G. C. Homans, se han dedicado al estudio de las «formas elementales del comportamiento social» (o grupos pequeños), pero se han separado frecuentemente de la intención de Simmel al reducir las descripciones de estas relaciones a términos psicológicos. La sociología de Simmel tiene mucho más alcance de lo que indican los estudios posteriores influidos por ella. En su Soziologic, se ocupaba de las formas «menores» de la interacción, pero en la Philosophie des Geldes examina algunas relaciones sociales importantes, especialmente en las sociedades capitalistas modernas. Cabe también señalar, al reexaminar la concepción simétrica de la amiología, que entre las escasas proposiciones que pueden aducirse para demostrar que la sociología es una Ciencia generalizadora, muchas son debidas a Simmel: por ejemplo, las proposiciones sobre el conflicto y sobre los efectos de los cambios en la dimensión de los grupos sociales. De los métodos sociológicos que hemos examinado, dos el evolucionista y el funcionalista- parecen haber sobrevivido a su momento de utilidad concreta. Los evolucionistas aportaron algunos esquemas instructivos de clasificación y algunas interpretaciones sugestivas de la historia social de la humanidad; su mayor contribución fue la formulación y análisis de los problemas del cambio social. Pero sus interpretaciones no son las científicas de la evolución social; sus concepciones generales de la evolución no han dado lugar, tampoco -ni parece que hayan podido hacerlo en ningún momento- a una teoría científica de los factores o mecanismos del desarrollo mundial. Por esta vía no creo que pueda esperarse ningún progreso. Los funcionalistas hicieron un buen servicio 91 centrar la atención en el funcionamiento afectivo de las instituciones sociales (incluyendo sus interrelaciones) en sociedades particulares; pero la analogía biológica en que se basaba su enfoque es teóricamente insatisfactoria y proyecta, al mismo tiempo, una imagen errónea dé la cohesión social. La sociología formal y la sociología comparativa aportan métodos apropiados para el estudio sistemático de la sociedad humana. Tienen en común la formulación de generalizaciones científicas; son también complementarias en el sentido de que la sociología formal puede ser considerada como una microsociología dedicada al análisis de las interrelaciones informales y cotidianas entre los individuos, mientras que la sociología comparativa se ocupa de las instituciones sociales formales. En otro sentido pueden ser consideradas como métodos alternativos, pero esto exigiría un análisis más extenso del que podemos hacer aquí. ¿Hasta qué punto podemos hablar, en el caso de estos dos métodos, de procedimiento científico de la sociología? A mi entender, la disciplina es científica en su método y en sus intenciones. Los rasgos importantes de un método son: l) que se ocupa de hechos (y no de juicios de valor sobre éstos); 2) que aporta pruebas empíricas en apoyo de las afirmaciones,- 3) que es objetivo (en el sentido de que todos pueden fundamentar sus afirmaciones sobre las pruebas aportadas). En su intención científica, la sociología se

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propone alcanzar: l) una descripción exacta mediante el análisis de las propiedades y relaciones de los fenómenos sociales; 2) una explicación mediante la formulación de proposiciones generales." Hay que admitir que la sociología, en tanto que tarea científica, choca con grandes dificultades en todos estos terrenos. Pero, los análisis profundos de las dificultades confirman únicamente que la disciplina existe porque esta por convertirse en Ciencia -actual, empírica, objetiva, descriptiva y explicativa-. Podemos concluir este capítulo examinando brevemente cuáles son las posibilidades y los límites de los métodos de investigación sociológica. En primer lugar, el sociólogo puede reunir datos empíricos que posibilitan un juicio más racional sobre las cuestiones prácticas que el juicio basado en las ideas tradicionales. En segundo lugar, puede llegar a hacer, en algunas ocasiones, predicciones razonables, incluso cuando es incapaz de explicar los fenómenos en cuestión. En tercer lugar, puede llegar a explicar algunos fenómenos sociales, es decir, incluir las afirmaciones sobre éstos en afirmaciones de tipo general. Aquí es donde los métodos sociológicos chocan con limitaciones más serias, debido a la complejidad o a la interrelación de los hechos sociales y a la creatividad humana. Se sigue de esto que las generalizaciones sociológicas sólo describen tendencias. Al igual que todas las generalizaciones científicas, pueden ser corregidas por el descubrimiento de nuevos hechos, pero también pueden serlo por la creación de nuevos casos mediante el ejercicio de la libertad humana. Y cuando se las finalizan para descubrir casos específicos, hay que complementarias con una investigación histórica detallada que ponga de relieve los rasgos singulares de la situación. El hecho de que la sociología utilice cada día con mas intensidad los métodos cuantitativos no es, como algunos creen, un signo de madurez científica. Pero sí es un signo de madurez el hecho de que los amiólogos sean cada día más modestos en sus pretensiones y más autocríticos en la valoración de sus métodos y resultados.

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1-H

AZUARA PÉREZ, Leandro. Sociología México, Porrua, 1991, Págs. 16-20

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EL OBJETO DE CONOCIMIENTO DE LA SOCIOLOGÍA. Enseguida analizaremos las diferentes posibilidades en relación con el objeto de conocimiento de la Sociología. a) Se puede pensar que el objeto de la Sociología es una realidad de la naturaleza, es decir, que está compuesto con fenómenos análogos a los estudiados en cualquier Ciencia natural como la Física, la Química y la Biología. De aquí se sigue que se han de aplicar a la Sociología los mismos naturales de la Sociología el método de la observación en hechos que son perceptibles por medio de los sentidos, la cuantificación y la medición de sus hechos, y la consiguiente expresión simbólica de los mismos. b) Si el objeto de la Sociología es un objeto cultural se ha de ocupar dicha Ciencia del estudio de las significaciones de las conductas humanas, lo cual permite afirmar que se ha de aplicar al conocimiento de dichas significaciones el método comprensivo característico de las ciencias culturales,) Para las direcciones antinaturalistas no han de ser idóneos los métodos experimentales para llegar a conocer el objeto de estudio de la Sociología, sino que hay que indagar, los motivos, los propósitos, en resumen, la significación de la conducta social y de los hechos sociales en general Un tercer modelo de Teoría Sociológica que considera que la Sociología no solo es una Ciencia natural, sino que comprende tanto las características de las ciencias naturales como las de las Ciencia culturales, es el de Max Weber quien definió nuestra Ciencia como:” una Ciencia que pretende entender, interpretándolo, la acción social para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos”1 . Aquí podemos observar que la Sociología no se concreta a interpretar los sentidos o significaciones del obrar social, ya que la interpretación mencionada es apenas el mecausal del obrar social tanto en su desarrollo como en sus efectos. La Sociología es para Weber: Ciencia cultural, interpretativa; y Ciencia natural causal. Por lo que toca a la naturaleza de la Sociología podemos encontrar tres alternativas que son: 1. La Sociología es Ciencia del espíritu, es decir es una Ciencia que analiza solamente significaciones o sentidos. 2. La Sociología es Ciencia natural, es decir, una Ciencia que explica exclusivamente hechos y lo hace a través de la salacidad formulando sus leyes por medio de la observación empírica. 3. La Sociología además de ser una Ciencia causal-explicativa, es decir, una Ciencia natural, es una Ciencia comprensiva de las significaciones o sentidos del obrar social, es decir, es una Ciencia del espíritu o de la cultura. Es conveniente aclarar que cuando se afirma que la Sociología es una Ciencia natural que utiliza la causalidad era explicar las relaciones entre los 'hechos sociales, no ay una concepción única sobre lo que se entiende por causalidad sociológica, de aquí que parece pertinente ocuparse de las dos concepciones principales de la causalidad sociológica con la finalidad de esclarecer en qué sentidos se puede utilizar el concepto de referencia.

CAUSALIDAD SOCIOLÓGICA.

1 Weber, Max, Economía y sociedad. Versión española de José Medina Echavarría, p.4 tomo I. Fondo de Cultura Económica

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Cuando nos referimos al problema de la causalidad en el ámbito social nos hemos de enfrentar a un problema en el cual interfieren diversos factores o variables. La cuestión fundamenta¡ reside en saber si dentro de la constelación de factores es posible destacar uno que tenga prioridad universal. Ya sea la religión, la razón, las Ideas, el poder político, la infraestructuración económica, el factor que se eleve a primer plano explicativo de los fenómenos sociales; toda vez que va a aparecer Influida por la naturaleza de dicho principio. 'Se destaca el factor de la conjunción dentro de la cual, únicamente, posee fuerza ea, y se convierte en cosa como cama integral e Independiente " Por otra parte, podemos estar en la social o causalidad sociológica como un conjunto de factores que se encuentran entrelazados en un grado tal, que no es posible aislarlos individualmente dentro de este proceso, con la finalidad de cada uno de ellos' se obtienen mediante un a partir de la totalidad de la experiencia social. Para nevar a cabo dicha abstracción es conveniente aplicar el método inductivo o sea, el que va de lo particular a lo general y de esa manera hemos de obtener factores que actúan como un conjunto en un contexto social determinado. Una vez que hemos obtenido el conjunto de factores que se incluyen como causas productoras de efectos dentro de la realidad, podemos utilizarlos para fines de análisis Intelectuales o bien para dirigir nuestra actividad a través de las técnicas y de las organizaciones. Enseguida me ocuparé del tema relativo al sujeto de conocimiento.

EL SUJETO DE CONOCIMIENTO EN LA SOCIOLOGÍA. En el campo de la Sociología como en el de cualquier otra Ciencia de conocimiento entre sujeto y el objeto de conocimiento. Ahora bien, lo importante para el estudioso de los problemas metodológicos en el área de la Sociología consiste en determinar si es la función del sujeto de conocimiento en relación con el objeto de conocimiento dentro del ámbito de la Sociología. El sociólogo, como cualquier otro científico, puede aproximarse al conocimiento de su objeto tomado en cuenta como fundamental metodológico para llevar a cabo dicho conocimiento, un repertorio de conceptos cuya función consiste en describir empíricamente las características de su peculiar objeto de conocimiento que es la sociedad y las formas de interrelación que la integran. Dentro del conjunto de conceptos que utiliza el sociólogo para llevar a cabo el conocimiento de su objeto de conocimiento podemos mencionar los de cultura, grupo social, status social autoridad, proceso social, relación social, cambio social. La definición de estos conceptos, requiere del análisis de las cosas a las males se refieren, con la finalidad de que el concepto respectivo describa de manera adecuada la naturaleza de los fenómenos analizados: Por otra parte, los conceptos sociológicos se refieren a tipos de personas y de relaciones no se encaminan de ninguna manera a descripciones de carácter individualizador sino a descripciones generalizadoras, así por ejemplo, la Sociología se interesa por el concepto de revolución en tanto concepto general, y no por la revolución mexicana, la revolución cubana o cualquier otra revolución históricamente existente. Lo que interesa al sociólogo en tanto sujeto de conocimiento que se aproxime a su objeto de estudio es, metodológicamente hablando, el procedimiento generalizador que nos es característico de la Historia. Los conceptos sociológicos nos permiten encontrar las regularidades, las uniformidades, los tipos y las leyes que se encuentran en el seno de la convivencia humana integrada por las relaciones y los procesos sociales. Los conceptos de la Sociología nos permiten seleccionar aquellos aspectos de la realidad social que son interesantes para la reflexión sociológica. Se puede aclarar lo anterior diciendo que un mismo fenómeno social se puede analizar desde diversas perspectivas una de las cuales es la sociológica, y precisamente la función de los conceptos sociológicos es la de permitirnos llevar a cabo dicha selección, así por ejemplo, el fenómeno de la migración de los trabajadores a un país extranjero se puede analizar desde el punto de vista económico o desde el punto de vista sociológico. Para hacer un análisis de este segundo tipo tendríamos que recurrir al concepto sociológico de movilidad social, y luego planteamos el problema consistente en saber: de qué clase de movilidad social, se trata, ya se refiera a la movilidad social horizontal o a la Vertical. La Sociología tiene relaciones con una serie de ciencias afines, de ellas se tratará a continuación poniendo el acento en la distinción entre la Sociología y las ciencias que se encuentran próximas a ella. Me ocuparé en primer término de la distinción entre la Sociología y la Historia.

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1-I

RECASENS SICHES, Luis Sociología México, Porrua. 1986. Págs. 578-586

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CAPITULO XXXII

SOCIOLOGÍA DEL DERECHO

SUMARIO. 1. Diferenciación entre las siguientes disciplinas: A) Ciencia dogmática o técnica del Derecho positivo. B) filosofía del Derecho. C) Historia del Derecho y D) Sociología del Derecho. 2. El Derecho como hecho social. Temas de la Sociología del Derecho. 3. Tipos de necesidades sociales que el Derecho trata de satisfacer: A) Resolución de los conflictos de intereses. B) Organización del poder político. C) Legitimación del poder político. D) Limitación del poder político. 4. Los principales tipos de intereses que demandan protección jurídica. 5. El deseo de certeza y de seguridad como motivación del Derecho positivo y la necesidad de cambio. 6. El “Derecho vigente” como resultado del poder social predominante. El “hecho constituyente” como origen del sistema formal del Derecho vigente. 7. La acción del poder social en el apoyo y desenvolvimiento ulteriores del Derecho. 8. El poder social no es relación de violencia material. 9. Análisis de los factores de la producción y transformación del Derecho. 10. Tipología sociológica de los varios entes colectivos en relación con el Derecho 11. Uniformidades sociales preexistentes y Derecho. 12. La lucha por el Derecho. 13. Fuerzas conservadoras y fuerzas reformadores en el Derecho. 14. Fuerzas sociales que actúan sobre la legislación: A) Consideraciones generales. B) La acción de la opinión publica sobre la legislación. C) Oposición entre los varios intereses. D) Acción de los grupos organizados sobre la legislación. E) Acción de los partidos políticos sobre la legislación. F)Medidas de hostilidad para influir sobre la legislación. G) La legislación F)Medidas de hostilidad para influir sobre la legislación. 15. Influencia de los factores sociales en las sentencias judiciales y en las resoluciones administrativas. 16. El Derecho positivo constituido actúa como una poderosa fuerza social 17. El problema del reconocimiento o de la adhesión a las normas jurídicas. I.-DIFERENCIACION ENTRE LAS SIGUIENTES DISCIPLINAS: A) CIENCIA DOGMÁTICA 0 TÉCNICA DEL DERECHO POSITIVO; B) FILOSOFÍA DEL DERECHO; C) HISTORIA DEL DERECHO; Y D) SOCIOLOGÍA DEL DERECHO. Para entender con claridad y precisión qué es lo que la Sociología del Derecho estudia, conviene diferenciar rigurosamente el objeto de esta disciplina frente a los respectivos propósitos de otras disciplinas que se ocupan también del Derecho, a saber: la Ciencia jurídica dogmática o técnica, la Filosofía del Derecho y la Historia del Derecho. La Ciencia jurídica dogmática o técnica estudia las normas de un determinado sistema de Derecho positivo vigente, o de una rama de éste, por ejemplo:, Derecho civil mexicano, Derecho penal francés, Derecho procesal uruguayo.

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Aunque no voy a ofrecer aquí una caracterización total de la Ciencia jurídica dogmática o técnica, importa destacar en ella los siguientes rasgos A) La Ciencia jurídica dogmática o técnica considera el Derecho vigente sobre todo como un conjunto de normas, es decir, como un conjunto de pensamientos normativos que intentan regular una determinada realidad social. Cierto que esas normas no se hallan flotando, desconectadas de la realidad social, antes bien se dan en estrechas relaciones con esa realidad: en primer lugar, son normas surgido del seno de dicha realidad colectiva; y en segundo lugar, son no cuyo propósito es precisamente ordenar esa concreta realidad social, cuyos contenidos responden a los problemas planteados por la vida social en una particular situación histórica, y cuyo sentido se refiere a la realidad de esa situación histórico-social. Pero aunque sea así, el jurista no trabaja directamente con realidades social, sino con normas, esto es, con ideas normativas. Claro que el jurista debe aplicar esas normas a las realidades sociales concretas, para lo cual tendrá que conjugar el sentido de las reglas generales con la significación de los casos particulares. Sin embargo, en todo caso el objeto de la Ciencia jurídica dogmática o técnica no está constituido por puros hechos, sino por normas. No es enunciativa de realidades. sino que es especificadora de preceptos. Y cuando el jurista tiene que habérselas con realidades humanas, no las estudia como meros hechos, sino que las toma en consideración desde el punto de vista normativo: toma en cuenta sólo aquellas realidades que son jurídicamente relevantes, y sólo en los aspectos que vienen en cuestión para el Derecho, y únicamente a los efectos prácticos de establecer las consecuencias normativas que se derivan de aplicar las normas a tales realidad En suma, lo que interesa a la Ciencia jurídica dogmática o técnica es averiguar cuál sea el deber ser jurídico respecto de determinadas realidades, según el Derecho positivo vigente. 0, dicho con otras palabras, al jurista, en tanto que tal, le interesa averiguar los deberes jurídicos y los derechos subjetivos de las personas implica en una determinada situación social- bien en términos abstractos e hipotéticos, como lo hace por ejemplo, un tratadista de Derecho civil, bien en relación con un caso concreto y real, como lo hacen el abogado y el juez. B) Las normas jurídico-positivas vigentes tienen para el jurista -abogado o juez- un valor dogmático. Es decir, el jurista recibe del orden jurídico positivo en vigor las normas con las cuales tiene que operar, y las recibe del orden jurídico vigente de un modo autoritario, es decir, como mandatos que deban ser obedecidos. Nótese que he dicho que las recibe del "orden jurídico positivo vigente", y no ha dicho que las reciba de "la ley". Lo primero es lo concreto; decir lo segundo sería un error, porque el orden jurídico positivo consta no solamente de leyes y reglamentos, sino además de otra serie de fuentes normativas, tales como son los negocios jurídicos válidos, las sentencias judiciales, las resoluciones administrativas, y consta además de las valoraciones positivas en que se inspiró el legislador, así como quién de ciertas regla consuetudinarias. Por, lo tanto, la autoridad dogmática no debe ser publicada de la ley en singular, sino de la totalidad del orden jurídico positivo. La dimensión dogmática de la Ciencia jurídica técnica consiste en que al jurista no le corresponde criticar las normas vigentes, ni menos sustituirlas con su personal criterio, sino que, para él, tales normas tienen el carácter de dogmas. Es verdad que el jurista, especialmente el juez, tiene una función creadora así establecer las normas individuales o -concretas de la sentencia; pero en esa labor creadora, el juez está siempte limitado y dirigido por el orden jurídico positivo. Así, cuando tiene que zanjar contradicciones entre dos preceptos legales de igual rango formal, o cuando tiene que averiguar si una ley es aplicable a determinado caso, o no lo es, a pesar de que a primera vista pareciese serio, o cuando tiene que llenar lagunas, y en ellos al interpretar, es decir, al determinar las consecuencias individuales de una regla, aunque su valor es creadora en alguna medida, el juez debe atenerse a los criterios objetivados en el orden jurídico vigente.1 C) La Ciencia jurídica dogmática o técnica tiene esencialmente un propósito práctico, a saber, el propósito de averiguar qué es lo que el Derecho vigente determina para una cierta situación social; es decir, indagar los deberes y derechos de una persona, hallar la solución para un problema práctico, decidir sobre una controversia o conflicto. Por lo tanto, la Ciencia jurídica dogmática o técnica debe hallar solución para cualquier cuestión que se le plantee. Está presidida por el principio llamado de la plenitud hermética del Derecho, esto es, por el principio de que el juez no puede negarse a fallar en un conflicto jurídico, cuando la ley u otras fuentes del orden positivo resulten oscuras, insuficientes o contradictorias. Si tropieza con

1 Sobre las características de la Ciencia del Derecho, vease mis libros RECASENS SICHES (Luis), Tratado General de Filosofía del Derecho, Editorial Porrúa. México, 1959 pp. 5 y ss. 627-665 Nueva Filosofía de la Interpretación del Derecho, Coleccion Diana, Centro de Estudios Filosóficos, Universidad Nacional Autónoma de México, Fondo de Cultura Económica, México, 1956

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oscuridades debe aclararlas; si advierte contradicciones debe zanjarlas; si se halla ante lagunas o huecos debe proceder a llenarlos. Al juez le está prohibido encogerse de hombros; por el contrario, el juez tiene el deber de resolver cualquier cuestión que caiga bajo su jurisdicción. Dicho sea de paso, este deber de hallar solución práctica no lo tienen ni el sociólogo del Derecho -quién meramente describe realidades ni el historiador del Derecho, quien se limita a relatar cómo era un cierto orden jurídico, con sus defectos y lagunas. Veamos ahora cuales son las motivaciones y consiguientemente los temas de la Filosofía del Derecho. La Ciencia dogmática o técnica del Derecho - presenta dos órdenes de limitaciones. El jurista, al trabajar sobre las normas positivas vigentes, que recibe de un modo dogmático, se vale de un instrumental de conceptos puros (es decir, no empíricos), por ejemplo: el concepto universal de lo jurídico; la esencia del Derecho pura y simplemente; el concepto de persona en sentido jurídico; el concepto de relación jurídica; los conceptos de supuesto y de consecuencia; etc.2 La explicación de tales conceptos no puede ser dada por la Ciencia del Derecho, porque precisamente esos conceptos constituyen los supuestos de esta Ciencia. La explicación de tales supuestos y conceptos corresponde a la disciplina llamada Teoría fundamental del Derecho, la mal es una de las partes de la Filosofía del Derecho. Así pues, la Teoría fundamental del Derecho, la cual tiene corno misión el esclarecimiento de la esencia de lo jurídico y de los conceptos jurídicos básicos, constituye una investigación sobre la esencia de lo jurídico, desde el punto de vista lógico y ontológico. La otra meditación a la que se consagra básicamente la Filosofía, es la estimativa; es decir, el estudio sobre los criterios situados mas allá y por encima de las normas positivas, para el enjuiciamiento de estas, y de los cuales consiguientemente se recogen directrices para la corrección para la reforma y para la reelaboración progresiva del ordenamiento jurídico positivo. Es en definitiva, la investigación sobre la idea de la justicia y los valores por esta implicados, la investigación sobre la idea de la justicia y los valores por esta implicados, la investigación sobre el tema conocido tradicionalmente con la expresión de “Derecho natural”. La Historia del Derecho, al igual que la Ciencia Dogmática, al igual que la Ciencia Dogmática o Técnica del Derecho, se ocupa del Derecho positivo, pero del Derecho positivo no vigente, del que estuvo vigente el año pasado pero ya no lo esta. Precisamente por esto, aunque estudia Derecho positivo, como quiera que este ya no esta vigente , lo estudia desde un punto de vista diferente del adoptado por la Ciencia Dogmática o Técnica del orden jurídico vigente. A diferencia de esta, la Historia del Derecho no tienen ningún propósito practico, es decir, no estudia unas normas positivas para sacar de ellas consecuencias con las cuales dirimir los conflictos que la vida social plantea. Por lo tanto, la Historia del Derecho no tiene que zanjar las contradicciones que se pueden dar entre dos o mas normas, no tiene que llenar los vacíos o lagunas. Porque el Derecho que estudia ya no esta vigente: contempla las normas tal y como fueron formuladas, pero ya no opera con esas normas para dictar sentencias. Veamos ahora en que consiste la Sociología del Derecho que para el jurista aparece como un conjunto de significaciones normativas y que es estudiado como tal por la Ciencia jurídica sensuestrictural en cambio, ante el punto de vista sociológico se presenta como un hecho social, como una forma colectiva real en sus vínculos de causalidad interhumana. Desde el punto de vista de la consideración sociológica, el Derecho aparece como un hecho social, que es efecto de otros hechos sociales, y que se halla en interacción con otras formas colectivas, y además una vez ya constituido el Derecho aparece como un hecho social, que es efecto de otros hechos sociales y que se halla en interacción con otras formas colectivas, y, además una vez ya constituido el Derecho como una fuerza social que actúa a modo de factor configurante de la colectividad y que produce efectos sobre otras manifestaciones de la vida social. Ya el gran sociólogo francés Emilio Durkheim había definido los temas de la Sociología del Derecho, diciendo que esta debe investigar: 1.- como las reglas jurídicas se han constituido real y efectivamente es decir, las causas que las han suscitado y las necesidades que tratan de satisfacer, 2.- la manera como funcionan en la sociedad.

2 Vease RECASENS SICHES (Luis) Tratado General de Filosofía del Derecho, México, 3ª edición editorial Porrua, México, 1959, pp. 11-13. Estudios de Filosofía del Derecho (publicados juntos con la Filosofía del Derecho de G. Del Vecchio ). 3ª ed. U.T.E.H.A. México, 1945, tomo I. Pp-. 28, 36, 37, 304-330. Los temas de la filosofía del Derecho, en perspectiva histórica y visión de futuro. Ed. Bosch,

Barcelona, 1934. Nueva Filosofía del Derecho. Coleccion duianoia, centro de Estudios Filosóficos. Univ. Nac. Auton. De México. Fondo de Cultura Económica, México , 1946. En esos cuatro libros mios trata con mayor extensión los temas apuntados en el texto.

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2.- EL DERECHO COMO HECHO SOCIAL. TEMAS DE LA SOCIOLOGÍA DEL DERECHO Acabo de mostrar que el Derecho, aparte de ser un conjunto de significaciones normativas, es también desde otro punto de vista, un conjunto de fenómenos que se dan en la realidad de la vida social. En efecto, el Derecho en su producción, en su desenvolvimiento, en su cumplimiento espontaneo, en las transgresiones que sufre, en su aplicación forzada, en sus proyección practicas, se muestra como un conjunto de hechos sociales. Hay gentes que dictan leyes, reglamentos, sentencias, etc. Todas esas cosas no son actos de la vida individual. Son hechos sociales. Hay también hombres que conciertan sus voluntades para determinar de ese modo las normas que han de regir su conducta reciproca, p. e., mediante contratos. Vemos que las gentes se afanan, en sus movimientos políticos, por la configuración del Derecho en un determinado sentido. En esos procesos sociales encaminados a la gestación y desenvolvimiento del Derecho pesan o influyen: las tradiciones de unos determinados modos colectivos de la vida; las necesidades presentes; las creencias religiosas, las convicciones morales; las ideas políticas, los intereses económicos, las representaciones colectivas que los hombres tienen de la nación de la región, de la aldea, de la humanidad; los sentimientos familiares; los sentimientos colectivos de reparación de esperanza y de preferencia de que están animados, etc. Por lo tanto, todos esos fenómenos constituyen también hechos sociales. Hay hombres que obran por su voluntad de determinada manera y no de otra, precisamente porque el Derecho positivo vigente prescribe aquella conducta. Con eso practican modos sociales de comportamiento. Gracias al Derecho, muchas personas pueden realizar actos que serian incapaces de cumplir, si tuvieran que contar exclusivamente con sus propias fuerzas naturales. Por ejemplo: envían dinero a países lejanos mediante un cheque o una transferencia bancaria; un gerente domina sobre una compañía, un agente de transito detiene la circulación; el propietario de un terreno lo es aunque este asentado materialmente en el, etc. En todos esos hechos y en la innumerable multitud de otros similares, nos hallamos con actos humanos que producen determinados efectos no por si mismos sino en virtud de una organización jurídica. Hallamos también el ingrediente jurídico efectivo, solo que en otra forma , en aquellas conductas ilegales, cuyos autores están dominados por la preocupación de eludir las consecuencias que el Derecho prescribe para tales comportamientos. En todos los aspectos presentados por las consideraciones anteriores, quedan claras dos cosas: A) El Derecho, que en un determinado momento, constituye el resultado de un complejo de factores sociales B) El Derecho, que desde un punto de vista sociológico es un tipo de hecho social, actúa como una fuerza configurante de las conductas , bien moldeándolas, bien interviniendo en ellas como auxiliar o como palanca , o bien preocupando en cualquiera otra manera al sujeto agente. Consiguientemente cabe asignar dos series de temas a la Sociología del Derecho: 1. El estudio de como el Derecho en tanto que hecho representa el producto de procesos sociales. 2. El examen de los efectos que el Derecho ya producido (de cualquier índole que sea) causa en la sociedad. 3. Estos efectos pueden ser de varias clases: positivos, de configuración de la vida social; negativos, es decir,

de fracaso; de interferencia con otros factores (económicos, religiosos, etc.), produciendo combinaciones muy diversas e imprevistas algunas veces; de reacción contribuyendo a formar corrientes adversas contra las normas vigentes, para derogarlas y sustituirlas4

Las dos series de estudios enunciadas en el párrafo anterior pueden desenvolverse de dos maneras o bien como monografía descriptiva, respecto de determinada situación; o bien como un estudio sociológico general. Se trata de la diferencia entre los estudios sociograficos y los propiamente sociológicos. Así como cabe una Historia general sociografica y los propiamente sociológicos. Así como cabe una Historia general sociografica, cabe también una Historia sociografica del Derecho. Pero cabe también una Sociología general del Derecho que estudie los fundamentos, el proceso de gestación y de desarrollo sociales del Derecho, así como la reversión social de este, es decir, sus efectos sobre la colectividad considerando todos esos fenómenos en sus tipos y regularidades principales. Como investigación sociológica general, la Sociología Jurídica no versara sobre la sucesión de acontecimientos singulares en un determinado proceso histórico concreto, sino que estudiara en términos

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generales la realidad social del Derecho analizando la disposición y el funcionamiento de los factores que intervienen en su gestación y en su evolución. No se ocupa, como lo hace la Historia, de relatar en su individualidad y en su sucesión los hechos que han pasado, sino que estudia el funcionamiento de los tipos de mecanismos productores de esos hechos; estudia las constelaciones típicas de factores que influyen en la génesis y en la configuración del Derecho; estudia las formas y los complejos sociales en los cuales y para los cuales surge el Derecho; la relación en la realidad social entre el Derecho y los otros contenidos de la vida (religiosos, científicos, técnicos, económicos, sexuales, etc.). 3.- TIPOS DE NECESIDADES SOCIALES QUE EL DERECHO TRATA DE SATISFACER Antes de estudiar la mecánica de producción del Derecho, lo cual haré en los epígrafes siguientes, voy ahora a analizar los tipos de necesidades sociales que el Derecho trata de satisfacer. __________________________________________ 4 Aparte de las obras ya citadas y de las que se mencionan después, puede verse en materia de Sociología del Derecho los siguientes trabajos: SENIOR (Alberto), Lo social como contenido del Derecho, en “Rev. Mex. de Sociología”, I, No. 1; BARRAGÁN (René), Ensayo de una Determinación sociológica del Derecho, en “Rev. Mex. de sociología”, II No. 2, Posibles Contenidos sociales de la forma jurídica en “Rev. Mex. de Soc.”, No. 3 RODRÍGUEZ DE LA VEGA (Vinicio), El ensayo sociologico-juridico de Novitza Kralyevitch en “Rev. Mex. de Soc.”,

A) Resolución de los conflictos de intereses Cada persona tiene una multitud de deseos que anhela satisfacer. Como dice el refrán, cada quien desea poco menos que la tierra entera. Pero mientras que los seres humanos son muchos, en cambio, solamente hay una tierra. Así, los deseos de cada uno, esto es, los intereses de cada cual frecuentemente caen en competencia o incluso en conflicto con los deseos de sus prójimos. Hay competencia y conflictos entre los intereses de los varios seres humanos. En este sentido, se entiende por interés, la demanda o deseo que los seres humanos traten de satisfacer, bien individualmente, bien a través de grupos y asociaciones, bien en sus relaciones con los demás. Como la satisfacción de todos los intereses de todos los seres humanos, no es posible, por eso hay competencia entre los humanos no es posible, por eso hay competencia entre los hombres en cuanto a sus varios intereses concurrentes; y esa competencia da origen muy a menudo a conflictos. En principio no hay mas que dos procedimientos para zanjar los conflictos de interés: o bien a la fuerza — triunfo de quien sea mas fuerte, por su vigor muscular o por las armas que tenga, o por su astucia — o bien, una regulación objetiva (es decir, que no derive de ninguna de las partes en conflicto, sino que sea impuesta a ellas por un igual) la cual sea obedecida por los antagonistas. Las normas jurídicas positivas representan precisamente la opción del segundo tipo de procedimiento para resolver los conflictos de intereses, es decir, el camino de una regulación objetiva, que se imponga por igual a las partes en oposición, con el fin de evitar que sea la fuerza la que decida tales conflictos. Para zanjar los conflictos de intereses entre los individuos o entre los grupos el Derecho positivo obra de la siguiente manera: A) Clasifica los intereses opuestos en dos categorías: I, Intereses que merecen protección; y II, intereses que no merecen protección. B) Establece una especie de tabla jerárquica en la que determina cuales intereses deben tener prioridad o preferencia sobre otros intereses, y los esquemas de posible armonización o compromiso entre intereses parcialmente opuestos. C) Define los limites dentro de los cuales estos intereses deben ser reconocidos y protegidos, mediante preceptos jurídicos que sean aplicados congruentemente por la autoridad judicial o por la administrativa , en caso necesario, es decir, en caso de que tales preceptos no sean espontáneamente cumplidos por sus sujetos.

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D) Establece y estructura una serie de órganos o funcionarios para: a) declarar las normas que sirvan como criterio para resolver los conflictos de intereses (poder legislativo, poder reglamentario); b) desenvolver y ejecutar las normas (poder ejecutivo y administrativo); y c) dictar normas individualizadas — sentencias y resoluciones — en las que se aplican las reglas generales (poder jurisdiccional). En la realización de dichas tareas (esto es, en la clasificación de los intereses, la determinación de los limites dentro de los cuales algunos intereses merecen protección, la especificación de las prioridades y preferencias de unos intereses sobre otros, y la formalicen de esquemas de compromiso o armonización entre intereses contrarios), operan muchos y variados hechos sociales. El modo de cumplimiento concreto de esas tareas esta influido por una serie de factores sociales. Así, los conflictos concretos de intereses y su solución dependen de cuales sean las situaciones sociales en que tales antagonismos surgen. Dependen de las necesidades que las gentes sientan. Dependen de la mayor abundancia de medios naturales o técnicos para la satisfacción de esos deseos. Dependen de las creencias o convicciones sociales vigentes sobre lo que es justo, sobre lo que es decente y sobre lo que es honesto. Dependen de la influencia que las ideas y los sentimientos religiosos ejerzan sobre tales convicciones. Dependen de la acción de las tradiciones tengan sobre tales creencias. Dependen de la intensidad mayor o menor con que las gentes anhelan un progreso, o de la fuerza mayor o menor con que se sientan adheridas a los modos del pretérito. Dependen de las aspiraciones colectivas que vayan prendiendo en el animo de la mayor parte de las gentes. Dependen de los peligros por los que las gentes se sientan inminentemente amenazadas a la defensa contra los cuales estén dispuestos a sacrificar otros deseos. Dependen de la respectiva influencia que sobre la vida nacional ejerzan los varios estratos o clases sociales. En suma, las pautas que se establezcan para la resolución de los conflictos de intereses dependen de una muy variada multitud de factores sociales, entre los cuales hay factores de la naturaleza, hay factores espirituales, hay factores económicos, hay factores de situación y de dinamismo colectivo, hay factores políticos. Y entre todos esos factores hay que distinguir entre aquellos que son los problemas que nacen de determinadas realidades sociales, tal y como ellas son en un momento determinado, por una parte, y factores que consisten en fuerzas dinámicas propulsoras de cambios sociales, por otra parte, p.e., ideales, aspiraciones y tendencias. Todos esos factores actúan sobre la mente y la voluntad de quienes hacen el Derecho: legislados, funcionarios administrativos, entes colectivos (en la medida en que ellos fabrican autónomamente sus propias reglas a la vida interior), particulares (quienes en uso de la competencia que se les conceda elaboran normas contractuales) y jueces. La tarea del orden jurídico consistente en reconocer, delimitar y proteger eficazmente los interés reconocidos, nunca llega a terminarse definitivamente, sino que, por el contrario, esta siempre en curso de reelaboración. Es así, porque los intereses hoy no reconocidos siguen ejerciendo constantemente una presión para obtener mañana el reconocimiento que ayer no consiguieron. Los intereses hoy reconocidos solo parcialmente se esfuerzan por ampliar el ámbito de protección. Viejos intereses reconocidos en el pretérito, al cambiar las circunstancias, al modificarse las realidades sociales, pierden volumen e intensidad, pierden titulo razonable, aparecen nuevas demandas, que presionan al legislador, al gobierno o a los jueces. Al transformarse las realidades sociales, resulta a veces modificadas las relaciones entre varios intereses concurrentes; y sucede que esa modificación afecta a las consecuencias que se siguen de aplicar los criterios de valoración para el reconocimiento de los intereses y para la reciproca delimitaron de estos. Por otra parte, suele acontecer con frecuencia que la solución dada por el legislador, o por el gobierno, o por los jueces, a determinados tipos de conflictos al ser llevada a la practica, produce resultados contrarios a los que se querían o se muestra como ineficaz, lo cual plantea tanto al legislador como a los tribunales el problema de testificar los criterios antes establecidos. Los órganos del Derecho (legislador, gobierno, jueces) se hallan también ante el conflicto entre las fuerzas sociales que desean conservar lo que ellas llaman.(falta 62)

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UNIDAD 2 ENTORNO SOCIAL DE LA VIDA HUMANA. Objetivo particular : Al termino de la unidad, el alumno ubicara y describirá a los individuos en los roles que desempeñan y los status que ocupan en los grupos sociales: los principales procesos de integración de los individuos a los grupos y de estos a las organizaciones mayores y la interrelación de los grupos en la sociedad y la cultura: asimismo los componentes básicos de estas dos grandes realidades y la organización social a partir de los principales procesos de la vida colectiva.

Contenido académico. 1. La población y los grupos sociales: a) Aspectos cuantitativos y cualitativos de la población. b) Factores que inciden en la variables demográficas: I) Volumen y densidad. II) Estructura. III) Dinámica y distribución. c) El crecimiento demógrafo: i) La eugenesia y el control de los nacimientos. d) La concentración y dispersión de la población. e) El fenómeno de las ciudades. f) Medio ambiente, ecología y sociedad.

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2. Los agrupamientos sociales y la mecanización social: a) Grupos y cuasigrupos: I) Características e interrelación. II) Tipologías de grupos. b) Las clasificaciones modernas. c) La pequeña comunidad. d) Formas y modos de relación entre sociedad y sus grupos. I) La organización social. 3. Sociedad y cultura. a) Características de todas las sociedades. b) La interrelación entre sociedad y cultura. c) Noción, características y elementos de la cultura. d) Individuo, sociedad y cultura. i) Rol y status. e) Cultura y personalidad. f) El proceso de socialización. 4. Las instituciones y procesos sociales. a) Instituciones simples relaciones. b) Componentes materiales y psicológicos de las instituciones. c) El proceso de institucionalización d) Las instituciones jurídicas. e) Los procesos sociales como dinámica de los grupos y las instituciones y como realización funcional de las estructuras.

FICHAS BIBLIOGRÁFICAS DE LOS DOCUMENTOS QUE COMPONEN LA UNIDAD 2.

DOCUMENTO FICHAS

2-A BOTTOMORE T., B. Introducción a la sociología. España, Península, 1973, Pags. 87-95

2-B

AGRAMONTE D., Roberto. Principios de sociología. México, Porrua, 1956 Pags. 568-572

2-C

BOTTOMORE T., B. Introducción a la sociología, España, Península, 1973

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Pags. 101-111

2-D

RECASENS SICHES,Luis. Sociología México, Porrúa, 1986, Pags. 164-185

2-E

RECASENS SICHES, Luis Sociología México, Porrua, 1986. Pags. 458-465.

2-A

BOTTOMORE T., B. Introducción a la sociología

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España Península, 1973. Pags. 87-95

V. Población y sociedad. El fenómeno de la población constituye el dominio especifico de una Ciencia especial, la demografía, una de las primeras ciencias sociales, en el tiempo. Durante el siglo XVIII, esta Ciencia contribuyo muchísimo a estudiar a las restantes ciencias sociales y siempre ha permanecido estrechamente ligada a la sociología. Cuando sale de la esfera de la simple medida y del calculo para estudiar las causas o consecuencias de los cambios de población, de fecundidad y de mortalidad y otros problemas similares, el demógrafo penetra en el dominio de la sociología. Los problemas demográficos mas interesantes siempre han implicado factores sociales como los que estudia la sociología. Al mismo tiempo, es evidente que la dimensión, la distribución y las cualidades de la población son datos básicos para el sociólogo. Durkheim hizo de la dimensión de la población uno de los principales elementos de aquella rama de la sociología que denomino morfología social. Las sociedades pueden ser clasificadas según su volumen y densidad. Por volumen, Durkheim entendía el numero de unidades sociales (es decir, individuos) de la sociedad. Por densidad, Durkheim entendía el numero de “relaciones sociales” en una sociedad; distinguía entre densidad material influida por la concentración de la población, por el crecimientos de las ciudades y por el desarrollo de los medios de comunicación y la densidad moral, medida por el numero de individuos que mantienen efectivamente relaciones mutuas (no solamente relaciones económicas sino también relaciones culturales). Durkheim creía que el incremento del volumen provocaba generalmente un incremento de la densidad y que los dos factores, conjuntamente producían variaciones en la estructura social. En de la División de Travail Social (1893) se produce, a través de la división del trabajo, el paso de un tipo de sociedad basado en la “solidaridad mecánica” a otro basado en la “solidaridad orgánica”. La sociología reciente se ha ocupado poco de estas relaciones generales entre el tamaño de la población y el tipo de estructura social, aunque el problema ha sido examinado de una manera particular por D. Riesman en The Lonely Crowd.

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En sociología y en las otras ciencias especiales, el tamaño y los cambios de la población se han relacionado generalmente con aspectos particulares de la estructura social o con fenómenos sociales concretos. Algunos sociólogos han estudiado, por ejemplo, la relación entre los cambios demográficos y la guerra 116. También ha habido machismos análisis de las relaciones entre el cambio demográfico y la actividad económica, desde el Essay on Population, de Malthus, hasta los estudios recientes sobre la influencia de los movimientos de población en el crecimiento económico, como el de W. Arthur Lewis en The Theory of Economic Growth. 117 Siempre se ha reconocido que existe una relación reciproca entre la población y la estructura social, es decir, que la estructura social influye sobre los cambios de población y es influida por estos. Pero los estudios sociológicos se han centrado esencialmente en el análisis de las influencias sociales sobre las dimensiones de la población. La literatura sobre este tema es muy extensa y solo se pueden resumir los principales resultados. Naturalmente los problemas cambian de un tipo de sociedad a otro. Los demógrafos y sociólogos occidentales se han interesado, sobre todo, por los factores sociales que influyen en el descenso del índice de nacimientos, descenso que ha hecho disminuir, a su vez, el índice de crecimiento de la población y en algún momento pareció incluso que iba a producir poblaciones estacionarias o incluso regresivas. La literatura ha distinguido y analizado los diversos factores sociales. Podemos mencionar los estudios de Alva Murdal, Nation and Family ( Londres 1945); de A. M. Carr-sauinders, Policies an Movements in Europe (Oxford 1940) y el reciente estudio llevado a cabo en Inglaterra por la “Royal Comission on Population “ 118. El informe de la “Royal Comission” ordena y examina algunas de las influencias que fomentan la limitación de las familias; estas influencias se refieren a la experiencia británica, pero son muy parecidas a las que operan en todas partes. Es evidente que el perfeccionamiento de los métodos de control de nacimientos y el conocimiento mas general de estos métodos facilitan la limitación del numero de hijos. Pero el deseo de limitar la dimensión de la familia tiene, también, otras causas: entre ellas el resentimiento de las mujeres contra la excesiva carga de la educación de los hijos; la emancipación de las mujeres, que ha hecho efectiva a su protesta; la importancia cada vez menor de la familia como unidad productiva; la creciente carga económica representada por los hijos ( como resultado de las limitaciones impuestas al trabajo infantil y la extensión de la educación obligatoria); La aparición de nuevas necesidades que compiten con el deseo de tener hijos; la elevación de los niveles de la atención paterna y, especialmente, el deseo de los padres de dar a los hijos las mejores oportunidades posibles en la vida. Esta ultima influencia esta afectada, a su vez, por las posibilidades de movilidad social en una economía en expansión y en una sociedad menos rígidamente estatificada: solo con la limitación de nacimientos pueden darse a cada hijo las mejores oportunidades de elevación en la jerarquía social. Muchos estudios han demostrado las ventajas de que goza, en este sentido, el hijo de una familia poco numerosa. En estos estudios se demuestra también otro aspecto de la limitación del numero de hijos: empezó en los estratos superiores de la sociedad y se extendió gradualmente a los estratos inferiores. Podríamos explicar esto, en parte, por los mayores conocimientos de los primeros, pero esta explicación es insuficiente, un estudio reciente 119 sugiere que en Gran Bretaña la limitación del numero de hijos en las clases medias empezó con la crisis económica de 1870, que amenazo sus niveles de comodidad. Su extenso gradual a otras capas sociales podría ser explicada por la limitación de un modelo social, así como por la percepción de las ventajas de que goza una familia de pequeñas dimensiones en la lucha competitiva por el ascenso económico y social. Los demógrafos y los sociólogos se ocupan no solo de las dimensiones de la población sino también de su distribución. El fenómeno mas notable de los últimos tiempos, en Europa occidental y E.U: (pero ya, también en el resto del mundo) es la creciente concentración de la población en las zonas urbanas, por efecto de la industrialización. Esto ha impulsado la realización de estudios sobre las condiciones que favorecen el crecimiento de las ciudades y algunos especialistas han intentado construir una tipología de las ciudades mediante la investigación comparativa. Se ha comprobado que la existencia de ciudades depende, en primer lugar, de la existencia de un sobrante económico y que su crecimiento es afectado por el crecimiento de la industria, del comercio y de la administración. Las relaciones entre los centros urbanos y el campo han variado de un tipo de sociedad a otro. En la mayoría de los casos las ciudades dependían del campo, no dominaban a la sociedad en su conjunto y estuvieron sometidas a variaciones en su tamaño y en su importancia. El urbanismo solo se ha convertido en el modo de vida predominante en las modernas sociedades industriales. En muchas sociedades, ha existido un conflicto ente la ciudad y el campo, en su obra sobre las ciudades medievales, Pirenne demuestra el papel desempeñado por las ciudades europeas, especialmente durante los siglos XIV, XV y XVI, en la disolución de las relaciones sociales feudales y en el socavamiento del orden social feudal. En su Universal History, Ibn Khadun compara la vida tribal con la vida urbana y esboza una

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teoría del conflicto entre los habitantes sedentarios de la ciudad y las tribus nómadas para explicar la expansión y la decadencia de las ciudades árabes. La demografía también ha entrado en el terreno de la geografía humana y de la sociología urbana, con el estudio de fenómenos sociales relacionados con la concentración de la población. Las principales características son la existencia de zonas y sectores particulares en las arreas urbanas, diferenciados por rasgos económicos, técnicos, clasistas, etc., las diferencias entre las zonas urbanas y rurales respecto de fenómenos como el delito, el divorcio y el suicidio y mas generalmente, las diferencias en los tipos de relación social y de perspectivas culturales. La noción de zonas y sectores urbanos fue desarrollada por R. E. Park, E.w. burgess y otros miembros de lo que se dio en llamar “escuela ecológica” en los E.U. R.E. Park distinguió diferentes zonas dentro de la ciudad norteamericana: “ hay zonas....donde apenas hay niños... zonas donde el numero de niños es muy elevado: en los barrios pobres, en los barrios residenciales de la clase media... Hay otras zonas ocupadas casi exclusivamente por jóvenes solteros... Hay zonas cuyos habitantes casi nunca vota... zonas donde el índice de divorcios es mas alto que en cualquier Estado de la Unión y otras zonas de la misma ciudad donde apenas hay divorcios... Hay zonas donde el índice de divorcios es más alto que en cualquier Estado de la unión y otras zonas de la misma ciudad donde apenas hay divorcios... Hay zonas donde el índice de suicidios es elevadísimo; otras zonas donde hay ... mucha delincuencia juvenil”120. Otro miembro de esta escuela, H.W. Zorbaugh, estudia en su obra The Goldcoast and the Slum /Chicago 1929), dos zonas extremas de la ciudad y contrasta sus características sociales. Algunos estudios ecológicos recientes sobre la ciudad han intentado establecer una clasificación general de las zonas combinando la noción de áreas concéntricas con la de sectores. Un ejemplo es el estudio de Chombart de Lauwe sobre París 121, que trata separadamente las áreas concéntricas, las unidades elementales separadamente las arreas concéntricas, las unidades elementales (distritos) y la distribución de las clases sociales, para combinar luego todos estos elementos en una tipología general. El urbanismo, en tanto que modo de vida, ha atraído a muchos estudiosos. Los diversos índices - de divorcio, de suicidio, etc.- demuestran que hay importantes diferencias entre los habitantes de la ciudad y los de las zonas rurales; esta divergencia alcanza su grado máximo en las grandes ciudades. Los sociólogos han intentado explicar estas diferencias, no solo en termino de la situación social y de las afiliaciones de grupo de los habitantes de la ciudad, sino también en términos de la cultura de las ciudades. En un estudio ya clasico,122 Simmel demostró que la vida urbana favorece el desarrollo intelectual del individuo y crea un tipo diferenciado de personas. Otro autor, Lewis Mumford, da en su obra Culture of Cities, una visión mas pesimista, insistiendo en los aspectos patológicos de la vida urbana: el aislamiento del individuo. La fragmentaron de sus contactos sociales y de su personalidad, el aumento de la fragmentaron de sus contactos sociales y de su personalidad, el aumento de la frustración, del aburrimiento y del sentido de inutilidad. Los rasgos principales de la vida urbana han sido examinados de manera mas imparcial por L. Wirth en su ensayo Urbanism as a vay of life.123

Los aspectos cualitativos de la población fueron también objeto de mucha atención en el siglo XIX. Su estudio se realizo desde dos ángulos. En primer lugar, hubo varios intentos de distinguir a las sociedades en términos de características raciales o nacionales, concebidas como cualidades innatas. Estos intentos han sido generalmente abandonados, puesto que se ha encontrado una escasa relación entre la raza. Definida por la antropología física, y las cualidades intelectuales o temperamentales relevantes para el psicólogo y el sociólogo. Los estudios sociológicos modernos sobre la raza se ocupan de los prejuicios y de las relaciones raciales. 124 El carácter nacional, en cambio se concibe como el resultado de la organización institucional de una sociedad o como el “modulo cultural” reflejado en la educación individual o como el producto de ambos factores a la vez. En segundo lugar, había los estudios sobre preguntas diferencias innatas entre individuos o grupos dentro de la sociedad; estos estudios se relacionaban con las teorías de las elices (Pareto) o surgieron al tratar de los efectos de la fertilidad diferencial sobre la calidad (física o intelectual) de la población. En Inglaterra, esta ultima especialidad dio lugar al movimiento eugenésico iniciado por Francis Galton y continuado por Karl Pearson desde su puesto de profesor de eugenesia en la Universidad de Londres. Todo esto se relacionaba con un movimiento intelectual mas amplio. -El “darwinismo social”- influido por las desafortunadas analogías biológicas de Herbert Spencer. La eugenesia tiene muy poca relación con la sociología moderna pero hay un problema concreto que ha seguido provocando discusiones: la presunta relación entre la fertilidad diferencial y la inteligencia nacional. Se suponía que la disminución del índice de natalidad en los estratos superiores de la sociedad - es decir la incapacidad de estos estratos de reproducirse a si mismos- podía producir una disminución gradual del nivel general de inteligencia. El problema fue

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cuidadosamente estudiado por Sir Cyril Burt en un articulo publicado en 1950 125 y ha sido analizado a fondo por el “Scottish Council for Research in Edutacion” 126. La conclusión de Burt es que puede establecerse alguna forma de “equilibrio” y que es necesario ampliar las investigaciones para determinar el carácter de los cambios en el nivel nacional de inteligencia, así como los factores que entran en ellos. Parece que uno de los factores mas importantes es el aumento del bienestar general: por lo menos así lo indica el informe del “Scottish Council”. Podemos concluir diciendo que los factores sociales tienen una gran importancia - y quizá una importancia preeminente- en la determinación de la cualidad de una población. Las descripciones en términos raciales o biológicos son claramente inadecuadas. La fecundidad diferencial desempeña un papel evidente en la determinación de las características generales de una población, pero no parece que su influencia compense la de la elevación de los niveles de nutrición, de asistencia media, de vivienda y de educación.

LA POBLACIÓN EN LA INDIA. El estudio de los problemas de la población en la India se ve favorecido (en comparación con otras sociedades económicamente subdesarrolladas)por la existencia de mucha información básica, suministrada por censos regulares, informes estadísticos e investigaciones independientes. 127 Aunque faltan algunos datos esenciales, por la inexistencia de un sistema efectivo de registro de nacimientos, de fallecimientos y de migraciones, es posible construir una imagen bastante exacta de los cambios ocurridos en la población india durante los 80 años últimos. 128 Para el periodo anterior al primer censo, solo disponemos de estimaciones de la población y aun con variaciones tan amplias que no podemos utilizarlas para calcular el índice de crecimiento de la población. Indican, sin embargo, que el crecimiento constante de la población empezó después de 1800, año en que la población del Indostán podía calculare en 120 millones de personas, aproximadamente el mismo numero que el de la antigua India. Después el primer censo (1867-1872) podemos trazar ya con mas exactitud el ritmo de crecimiento de la población. La población del Indostán aumento continua y rápidamente (1871-1941 ). Este aumento no es en si mismo especialmente notable, puesto que el mismo proceso se registro en la mayoría de los países. Además, el índice de crecimiento de todo este periodo (0.60% anual) era ligeramente menor al índice inferior al índice mundial y quedaba muy por debajo del de muchos países europeos, del de los Estados Unidos y del de Japón durante el mismo periodo. Los rasgos distintivos de la situación india son que el crecimiento de la población fue acompañado por un desarrollo industrial relativamente lento y que el índice de crecimiento de la población a aumentado recientemente, al tiempo que disminuía en los piases europeos y en los Estados Unidos. Tabla 1. Estimación de la población entre 1871 y 1961.* INDIA año Indostán

(millones) (millones) % de aumento sobre la

década anterior.

1871 255.2 - - 1881 257.4 - - 1891 282.1 - - 1901 285.3 235.5 -0.2 1911 303.0 249.0 5.8 1921 305.7 248.2 -0.4 1931 338.2 275.5 11.0 1941 389.0 314.9 14.1 1951 - 356.9 13.5 1961 - 436.4 22.3

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Podemos decir, por consiguiente que el problema demográfico del Indostán consiste en que el aumento rápido de la población se produjo antes de la industrialización y que la perspectiva es de un aumento rápido y continuo antes de que empiecen a opera los obstáculos sociales que frenan la fecundidad en las sociedades industriales avanzadas. Hasta aquí hemos analizado el problema del Indostán; los datos de los censos de 1951 y 1961 y la corrección de los datos de los censos de 1931 y 1941 demuestran, sin embargo, que podemos aplicar las mismas observaciones a la India. En la ultima década, 1951-1961, el índice anual de aumento de la población fue del 2.2% y se espera que este índice se eleve al 2.5% durante los años 1961-1966. Las implicaciones económicas y sociales de un índice tan elevado son muy serias. Los factores que influyen inmediatamente en las dimensiones de la población son la fecundidad, l7a mortalidad y la migración. En el caso de la India ha habido una perdida constante de población por emigración, pero esta perdida ha sido demasiado pequeña para ejercer algún efecto importante sobre el tamaño de la población. Los factores realmente importantes han sido la fecundidad y la mortalidad. Durante el siglo actual, han disminuido tanto el índice de natalidad como el índice de mortalidad, pero la disminución ha sido mas pronunciada en este ultimo. Como ya hemos explicado, el calculo de los índices de natalidad y de mortalidad en la India es difícil por la deficiencia del sistema de registro. En la tabla siguiente, ofrecemos algunos promedios decenales calculados a base de registros particulares y de estimaciones realizadas con el método reverse survival. Tabla 2. Índices de natalidad y de mortalidad, 1901-1950 * estimado con el

método

reverse survival. década registrado índice natal índice mortal índice natal índice mortal. 1901-10 37 - 48.1 42.6 1911-20 37 34 49.2 48.6 1921-30 33 26 46.4 36.3 1931-40 34 23 45.2 31.2 1940-50 28 20 39.9 27.4 Puede esperarse que continúe el descenso del índice de mortalidad, a medida que se extiendan los servicios sociales y, especialmente, la asistencia medica y, también a medida que aumente el nivel de vida general. En cuando al índice de natalidad no podemos abrigar tales esperanzas hasta ahora no hay apenas indicios de que alguna influencia social poderosa pueda imponer la limitación deliberada de los nacimientos como hemos mostrado ya, al referirnos a los piases industrialmente desarrollados la limitación de nacimientos se limito en los centros urbanos y en los estratos sociales superiores. En la India, la fecundidad diferencial de este tipo es escasa. Los bajos índices de fecundidad en las zonas urbanas de la India parecen atribuibles a la normal proporción de los sexos en dichas áreas: en ellas, el numero de mujeres es inferior al de los hombres y a la mayoría de los trabajadores jóvenes que no están casados.

* . He tomado las cifras hasta 1941 de la obra de Kingsley Davis, The Population of India and Pakistán. Para el periodo 1871-1921 las estimaciones han sido obtenidas mediante la corrección de los datos del censo. Los métodos utilizados para esta corrección son descritos en el libro. Las cifras de 1951 se han tomado del censo indio y las de 1961 del censo provisional tomados de S. Chandrasexhar, Population and Planed Parenthood in India, p.8. * tomados de S. Chandrasekhar, population and planned parenzthood in india, p.8

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2-B AGRAMONTE D., Roberto. Principios de sociología. México, Porrua, 1965, Pags. 568-572

II. ESTUDIOS ECOLÓGICOS SOBRE LA CIUDAD DE MÉXICO. 1. EL ESTUDIO DE HAYNER SOBRE LA CIUDAD DE MÉXICO. En ciudad de México, donde la industrialización y la comercialización han alcanzado verdadero desarrollo, Norman S. Hayner en su trabajo “México City: Its Growth and Configuration” (Amer. Jour or social enero,1945) dio cuenta del proceso de cambio sufrido por esta ciudad en su configuración o mapa ecológico. Así mismo estudio el fenómeno visible de que, bajo el influjo del aumento de la población y de los modernos medios de comunicación y transporte todas las grandes ciudades Latinoamericanas de hoy se están configurando en su mapa urbano de un modo similar al de las actuales ciudades norteamericanas. La configuración urbana original de México, parece ser semejante al de Mérida examinada antes. Entonces el área central o “centro” comprendía un radio que podía medirse por una distancia corta y fácil de caminar desde la Plaza Mayor o desde el Zócalo- Centro Histórico de la Ciudad- hasta la residencia del funcionario empleado y relacionado a su vez con la tradicional costumbre de regresar al hogar durante el periodo de la “siesta” que era un habito.

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Con el crecimiento y modernización de la comunidad, aparecen - en contraste con el vecindario de tipo colonial centralizado- nuevas zonas: la “zona de transición”, 8 y la de los “arrabales” - o barrio fuera del recinto de la población, en sitios extremos-. La primera se ve en la rápida decadencia de los barrios residenciales de las clases altas en centro de la cuidad. Empero, el cambio de una estructura basada en la “centralización” a una estructura altamente dinámica o descentralizada, está lejos de ser completo. Los tipos de “declives” o “gradientes” ecológicos -desniveles- a base del valor de la tierra sí son enteramente norteamericanos en su tendencia general; y la amplia casa tradicional -colonial- para una sola familia y de patio interior está casi en desuso. Además, los cuatro peores barrios bajos, en 1941, eran todos periféricos y tenían denominaciones nuevas. Estos son, pues, cambios ecológicos en cuidad de México. Es más, el viejo mercado público, que aún se localiza en el centro o corazón de la cuidad, en el Zócalo, se extendía de un lado a otro, con sus tiendas de venta al por menor, pero con dos señalados cambios: con el sistema norteamericano de precios fijos -a diferencia del “regateo”9- y con las tiendas avitualladas de mercancías importadas. Desde el punto de vista de las zonas de vivienda, ese dinamismo o “descentralización” se ha introducido en que la clase alta se ha trasladado del corazón de la cuidad a urbanizaciones (“colonias”) muy alejadas del centro. Por otra parte, los barrios bajos se encuentran todavía en las mismas zonas que durante siglos fueron ocupadas por viviendas de las clases más humildes. Según el mencionado ecólogo Hayner, el crecimiento de la cuidad de México, entre 1930 y 1940, fue más rápido en la zona central que en los suburbios y arrabales. La concentración de profesiones y oficios de este centro de la cuidad, así como de la educación y el liderazgo político y la posibilidad en él para los aspirantes de obtener cargos en el Estado, es todavía hoy extraordinariamente alta en la capital, que lo controla casi todo, y es por tanto centro ecológico dominante. La desproporción relativa de los sexos (con un índice de 97.0 en 1955; esto es, de 12.696,935 hombres por 13.094,028 mujeres) es algo interesante dentro del nuevo tipo urbano. En suma, la cuidad de México muestra a las claras cómo perduran ciertos elementos de la estable estructura ecológica de los primeros días, aún bajo el impacto de la modernización y de un crecimiento rápido e irregulado. (Vid. Hayner, “Differential Social Change in a Mexican Town”, Social Forces, 26 de mayo, 1948, pp. 381-90). 2. METODOLOGÍA DE LOS DOTSON EN GUADALAJARA.- Floyd Dotson y Lillian O. Dotson diseñaron en 1951, basándose en la observación de manzanas y barrios, por cálculos que hicieron del valor de terrenos y por la distribución del servicio telefónico, el mapa ecológico de la cuidad de Guadalajara. A base de esta pesquisa o tipos socioeconómicos y arquitectónicos, diferentes entre sí y diferenciables a simple vista por su mera apariencia externa. (Veámoslos en el mapa ecológico de la cuidad de México, fig. 99.) He aquí los 5 grupos-tipos:

Grupo-tipo I. Residencias nuevas para gente de mayores ingresos, del moderno estilo arquitectónico “internacional” (funcional”).

Grupo-tipo II. Las casonas o mansiones antiguas, grandes y bien conservadas, de arquitectura colonial (abundan más en Guadalajara que en otras ciudades mexicanas); sus moradores tienen altos ingresos, al igual que los del grupo I. La I y II no implican “clases sociales” sino meramente ingresos.

Grupo-tipo III. Casas viejas, en su mayoría del tiempo colonial, con piso interior. Pero también algunas de este grupo III son casas nuevas, pequeñas, o son edificios de apartamientos. Las ocupan personas de ingresos medianos, como comerciantes y profesionales, y la parte mejor retribuida de trabajadores “de cuello blando”.

8 “ la zona de transición es un área urbana del centro temporalmente en estado de deterioro, cuya tierra por tener inferior uso que antes

vale menos, por ejemplo, casas de vecindad que reemplazan a lo que fue antaño una zona residencial exclusiva. 9 El “regateo” (de re, y captare, coger, discusión en la compra) hace que en ciertas tiendas menores de México, como en el Medio Oriente, una sencilla compra de un objeto suela prolongarse, pues el tendero pide 100 pesos, el marchante objeta una y otra vez, y al fin

la mercancía es vendida por 20 pesos.

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Grupo-tipo IV. Casas de dos o tres cuartos. Aquellas en que hay patio interior, éste es pequeño y sencillo. Están pintadas, tienen buena fachada y buen piso de duela,10 y se ubican en calles pavimentadas o empedradas; disfrutan de buen servicio de agua, de alcantarillado y de electricidad. Las ocupan los obreros manuales mejor pagados y familias de la clase media inferior (empleados públicos, vendedores de libros, empleados de bancos). Contrastan estas casas de mediano pasar con otros tipos de casas de obreros y de gente de posición económica muy humilde.

Grupo-tipo V. Casas de adobe sin terminar, casi siempre sin piso en los cuartos, y con frecuencia sin servicio de agua, alcantarillado y sin otras comodidades esenciales. Son casuchas nuevas o relativamente nuevas. Casas muy deterioradas que antes pertenecieron a un tipo mejor, se incluyen en el grupo V.

La clasificación previa se hizo a pie o yendo despacio en automóvil, manzana por manzana, y luego los datos se asentaban en el mapa, a base del método de “observación controlada”. Esta pesquisa ecológica, que se hico en Guadalajara en 1951, se reiteró en 1953 en otras ciudades de México de más de 10, 000 almas (México. Luego se llevó a cabo una observación “por zonas”. Se encontró que a veces en una misma manzana había viviendas de 3 grupos-tipos. El objeto de la pesquisa -dicen estos investigadores- era hacer resaltar cuales eran las normas actuales del crecimiento urbano y el sentido del cambio ecológico en las ciudades principales de México. 3. ECOLOGÍA DE LA CIUDAD DE MÉXICO.- Vamos a contraernos ahora -destacándola entre aquellas, y aplicando el método ensayado por primera vez en la cuidad de Guadalajara- a la cuidad de México, por su tamaño mayor comparado a otras, y por se centro ecológico dominante de este país, en lo político, económico y social. Continúa en lo que sigue la pesquisa de los Dotson. I. La característica ecológica más importante de cuidad de México es el grado de deterioro de los antiguos edificios residenciales que han sobrevivido, y son observables en torno al distrito central comercial. En comparación a otras ciudades mexicanas, esa extensa zona interior deteriorada resulta extraña y única. Es comparable a la “zona de transición” de las ciudades norteamericanas (supra, p.568). hay en esto una inclinación al patrón ecológico de las ciudades norteamericanas. Se advierte el contraste con Guadalajara, la cual no muestra deterioro en el centro. Y en Puebla el centro es sitio de residencia preferido por los individuos de la clase media y de la alta, lo que implica la persistencia de una característica colonial, tradicional, y no causa con el proceso de “modernización”. II. La segunda característica de la cuidad capital estudiada es la enorme extensión de nuevas viviendas del Grupo-tipo III -especialmente de edificios de apartamentos- para la gente de clase media en los puntos marginales de la cuidad (véase el mapa figura 99, las zonas “en rejilla” correspondientes al tipo III). Esto es general en todas las ciudades mexicanas de hoy. III. La tercera característica-tambien general de todas las ciudades mexicanas- es la relativa al aislamiento de los mejores barrios o barriadas residenciales, verbigracia, la concentrada en las Lomas de Chapultepec, pero que se han extendido rápidamente sobre el Pedregal, al occidente de la nueva Ciudad Universitaria, a ,60 minutos del Zócalo. En la mayor parte de las ciudades mexicanas la mejor zona residencial tiende a formar un sector que va desde algún punto del centro hasta la periferia de la cuidad. IV. La cuarta característica es ésta: debido al rápido y extenso crecimiento de la cuidad, el centro histórico de la misma -el Zócalo- no es el centro geográfico de la misma. Las causas de esto son principalmente los accidentes topográficos. El crecimiento de la cuidad hacia el oriente del Zócalo se ha visto obstaculizado por las desventajas de construir edificios directamente sobre el antiguo lecho del Lago, debido a que, en ése como “piso de azogue”, pueden mucho o poco, como ha ocurrido con algunos edificios. Así, pues, modernamente la cuidad ha crecido hacia el Occidente, a través de las Avenida de Madero y Juárez y del Paseo de la Reforma. Pero si se extiende indefinidamente hacia el Occidente, tropieza con la cadena de montañas que están detrás de Chapultepec, donde se ubica el histórico lugar de descanso de Moctezuma y el Museo histórico. El México moderno, por eso, se va extendiendo hacia el Sur. Esto significa que el centro

10 De tabloncillo, de madera.

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geográfico de la cuidad se encuentra a lo largo de la Avenida Insurgentes, según aclaran los Dotson. En este centro geográfico hay una amplia zona con moradores del Grupo-tipo III, y tiende a dar paso al Grupo-tipo IV. Rodeando la cuidad se encuentran los barrios paupérrimos del Grupo-tipo V o “arrabales”. El movimiento de la clase media hacia la periferia -advierten los Dotson- continuará y se verá acelerado a medida que esta clase aumente, parejamente con el aumento de la población. Un rápido aumento del nivel de vida de dicha clase acelerará este proceso, puesto que sus integrantes podrán tener automóvil y así podrán vivir con comodidad en la periferia. Probablemente este movimiento vaya pari passu con el deterioro en las cercanías del centro. Pero tiene que haber un verdadero y significativo cambio en el nivel de vida de la población para que puedan ser eliminadas o dignificados los barrios bajos de los arrabales: los tugurios.

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2-C

BOTTOMORE T., B. Introducción a la sociología España, Península, 1973, pág. 101-111

VI. Tipos de grupo social

La distribución de la población en grupos sociales y las dimensiones, el número y las características de estos grupos son aspectos importantes de la estructura de una sociedad. Para Ginsberg, <<la descripción y la clasificación de los principales grupos e instituciones sociales constituyen en el estudio de la estructura social>>. Para la investigación es difícil, y probablemente indeseable, establecer una distinción rígida entre el

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estudio de los grupos y el estudio de las instituciones, puesto que estas últimas (que podemos definir como módulos duraderos de comportamiento) surgen de las actividades de los grupos. En cambio, a los efectos de la exposición, conviene analizar en primer lugar las distintas agrupaciones que puedan existir en una población. Empezaremos distinguiendo a los grupos sociales propiamente dichos de las asociaciones más laxas denominadas por algunos autores <<cuasi-grupos>>. Un grupo social puede ser definido como un agregado de individuos que lo componen y cada uno de ellos es consistente del grupo social tiene, por lo menos, una estructura y una organización rudimentarias (incluyendo, reglas, ritos, etc.) y una base psicológica constituida por la conciencia de sus miembros. Una familia, un pueblo, una nación, un sindicato o un partido político son grupos sociales en el sentido indicado. Un cuasi-grupo, en cambio, es un agregado sin estructura u organización y cuyos miembros pueden ser inconscientes o débilmente conscientes de la existencia del grupo. Ejemplos de estos cuasi-grupos es fluida y variable. Los cuasi-grupos pueden dar lugar a grupos sociales organizados (así por ejemplo, las clases sociales dan lugar a partidos políticos o el grupo sexual femenino da lugar a asociaciones feministas) o bien pueden convertirse en grupos plenamente organizados (así, por ejemplo, los grupos de edad que se convierten en verdaderos centros organizados en algunas sociedades primitivas). Los grupos sociales pueden clasificarse de manera muy diversa. Podemos considerar, en primer lugar, el carácter de la relación en tres los miembros. La distinción mas conocida, al respecto, es la propuesta por Tönnies entre Gemeinschaft (comunidad) y Gesellschaft (sociedad o asociación). La comunidad se define como una <<vida conjunta íntima privada y exclusiva>> y Tönnies da como ejemplos de grupos basados en este tipo de relación a la familia o al grupo familiar, la vecindad (aldea rural) y el grupo de amigos. La sociedad se define como <<vida pública>>, como algo vivido consciente y deliberadamente; Tönnies menciona como ejemplos aquellos grupos que se ocupan de intereses económicos. Para definir la comunidad y la sociedad, Tönnies utiliza dos criterios principales. En primer lugar, los individuos viven en las comunidades como personas completas que pueden satisfacer todas sus finalidades den el grupo, mientras que en la sociedades los individuos no participan plenamente sino que buscan la satisfacción de finalidades específicas y parciales. En segundo lugar, una comunidad permanece unida por un acuerdo racional de intereses. En la obra de Tönnies la distinción entre comunidad y sociedad se aplica a los grupos sociales de una sociedad determinada y a las sociedades mismas. En este último sentido, tiene afinidad con otras distinciones que analizaremos en el próximo capítulo. Al aplicarla a los grupos sociales, se parece a la distinción hecha por C.H. Cooley entre <<grupos primarios>> y otros grupos. <<Por grupos primarios entiendo los que se caracterizan por una asociación y cooperación íntimas y directas. Desde el punto de vista psicológico, el resultado de la asociación íntima es una cierta fusión de individualidades en un todo común, de manera que la personalidad de cada miembro, por lo menos en muchos sentidos, está constituida por la vida y por la finalidad comunes del grupo... implica aquel tipo de simpatía y de identificación mutua expresado por el término “nosotros”>>. Como ya hemos indicado, la definición de Cooley del grupo primario implica tres condiciones: la proximidad física de los miembros, la pequeñez del grupo y el carácter duradero de la relación. Tönnies, en cambio, pretendía aplicar su distinción a todos los grupos sociales, aunque vale la pena señalar que sus ejemplos de <<comunidad>> (familia, pueblo, grupo de amigos, cuidad medieval) también implican en cierto grado, las tres condiciones citadas. Tenemos. Por tanto, algunos criterios para la clasificación de los grupos sociales: la finalidad para la cual existe el grupo, el carácter emocional o intelectual de las relaciones entre sus miembros, la naturaleza personal o impersonal de estas relaciones, las dimensiones del grupo y su duración. Algunos de estos factores han sido analizados con más profundidad que otros. La dimensión de los grupos, por ejemplo, ha sido estudiada desde diversos puntos de vista. En un ensayo muy conocido, Simmel examina la relación entre el numero de miembros y la estructura de un grupo. En otro estudio, muestra de que modo la concentración de la población en las ciudades hace cambiar la naturaleza de las relaciones sociales. Otros sociólogos han examinado el problema general de los cambios en las dimensiones de la organización social. Como ya hemos visto, Durkheim explicaba la división del trabajo y la aparición de una nueva forma de sociedad basada en la solidaridad orgánica mediante el aumento de la población. Hobhouse adoptó el aumento de dimensión como uno de los criterios del desarrollo social per, a la vez, examinó la persuciones de este aumento en otros factores de desarrollo. Es evidente que uno de los principales problemas de la vida social ha sido el establecer y mantener la solidaridad social en los grupos de grandes dimensiones, donde son imposibles las relaciones intimas de los grupos primarios. Los estudios recientes sobre los grupos sociales han orientado en diversas direcciones. Ha habido intentos de establecer una tipología mas sistemática de los grupos. Uno de los mas comprensivos es el de G.

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Gurvitch. Este autor ha propuesto quince criterios de clasificación: contenido, dimensión, duración, ritmo, proximidad de los miembros, base de formación (voluntaria, etc.) acceso (abierto, semicerrado, cerrado), grado de organización, función, orientación, relación con la sociedad en que están incluidos, relación con otros grupos, tipo de control social, tipo de autoridad , grado de unidad. Este esquema de clasificación hace suyas muchas de las distinciones ya analizadas, pero está por ver todavía si los criterios adicionales hace posible una tipología que revele las diferencias significativas entre los grupos. Un segundo enfoque es el estudio de los grupos primarios de G. C. Homans. Este autor da varias razones para el estudio de dichos grupos: entre ellas la de <<quizá no podemos llegar a una síntesis sociológica aplicable a comunidades y naciones enteras, pero si es posible llegar a una síntesis aplicable a los grupos pequeños>>. Se propone, por tanto, formular generalizaciones aplicables a todos los grupos pequeños sobre la base de un reexámen de los datos aportados por los estudios empíricos. Se sitúa todo el énfasis en las similitudes entre los grupos y no en las diferencias, como ocurre en los intentos de establecer una tipología. El análisis y la interpretación del material aportado por los estudios empíricos son, a veces, muy penetrantes, pero la importancia o la validez de las generalizaciones son mas bien dudosas. Es difícil tomar en serio proposiciones como esta: <<Cuanto mas frecuente es la interrelación entre dos personas -cuando ninguna de las dos es la causa de la interacción mutua y mayor la sensación de placer experimentada por cada una de ellas en presencia de la otra>>. El ejemplo de las relaciones entre humanos es desafortunado, pues las antipatías mas violentas surgen precisamente entre estos. La descripción de la vida de familia por Miss Ivy Compton-Burnett parece tan cercana a la verdad como la de Homans. La obra de éste ha hecho revivir, sin embargo, el interés por el estudio de los grupos primarios. Y ese interés ha sido aumentado por otros intentos, tales como los estudios sociométricos de J. L. Moreno. Una de las atracciones del estudio de los grupos pequeños es la posibilidad de realizar experimentos; en este sentido se ha llevado a cabo una labor limitada, pero útil. En su libro Homans dice claramente que el estudio de los grupos pequeños es, únicamente, una de las posibles aproximaciones al estudio de la sociedad. Pero en otros casos el entusiasmo por los grupos pequeños ha provocado verdaderas deformaciones. La obra de Cooley anunciaba ya un error. Escribía que los grupos primarios <<son primarios en varios sentidos pero, sobre todo, en el de constituir la base de la formación de la naturaleza social y de los ideales del individuo>>. Decía, también, que estos grupos (<< no cambian en la misma proporción que las relaciones mas elaboradas, sino que constituyen una fuente relativamente constante de donde emanan siempre estas ultimas ... Son fuentes de vida, no solo para el individuo sino para las instituciones sociales, Cooley y otros sociólogos posteriores consideran posible -al parecer- pasar del estudio de los grupos pequeños al de las sociedades que los contienen. Esto va ligado a la concepción de que los grupos pequeños tienen una influencia determinante en la vida social. Ahora bien, todos los síntomas indican lo contrario. Históricamente hablando, los grupos pequeños han sido formados por la sociedad en mucho mayor grado que lo que aquellos han contribuido a formar a esta. La familia occidental moderna, por ejemplo, es un producto de la industrialización. También puede decirse que la transformación de la comunidad rural es debida a cambios mas generales en la sociedad que la englobaba. Así lo demuestran claramente diversos estudios sobre la India, que examinaremos en este mismo capitulo. Otra aproximación al estudio de los grupos es la sugerida por R. Redfield en su obra The Little Community. Redfield justifica la elección de este tema de estudios en términos parecidos a los de Homans. “ Ha elegido la pequeña comunidad -dice- porque se trata de un colectivo humano ya muy conocido por los antropólogos y porque es mas fácil elaborar una serie de raciocinios en relación con aldeas y tribus que en relación con personalidades, civilización y literaturas” . Además “la pequeña comunidad ha sido la forma predominante de la vida humana en toda la historia de la humanidad... puede calcularse que las tres cuartas partes de la raza humana viven aun en aldeas”. Redfield define la pequeña comunidad por cuatro características: 1) claridad de la distinción- “es fácil ver donde empieza y donde termina la comunidad” 2) pequeñez de las dimensiones - “o bien constituye ella misma la unidad de observación personal o bien es un poco más extensa, sin perder su homogeneidad, y contiene una parte plenamente representativa del todo que puede convertirse en unidad de observación personal>> -; 3) homogeneidad -<< las actividades y los estados mentales son muy parecidos en todas las personas del mismo sexo y de la misma edad; cada generación repite la trayectoria de la anterior>>-; 4) autosuficiencia -<<(la comunidad) resuelve todas las actividades y necesidades de sus miembros. La pequeña cantidad satisface las exigencias de la vida desde la cuna hasta la tumba>>. Después de definir el objeto de estudio, Redfield pasa a analizarlo en función de los conceptos generales aplicados a todos los tipos de grupos y de sociedades: ecología, estructura social, ciclos vitales,

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personalidad, valores culturales, cambio social. Su estudio aclara algunos de estos conceptos y sugiere la necesidad de modificarlos. En los últimos capítulos examina directamente el problema que hemos planteado sobre la relación entre los grupos pequeños y las comunidades mas amplias en que existen, hasta llegar a la sociedad global. En primer lugar, cabe decir que hay diferentes tipos de relación. Los indios Siriono constituyen un grupo muy diferenciado y autosuficiente que mantiene contactos muy escasos con otras tribus indias y no tiene ninguno con los hombres blancos. En cambio, las relaciones de los Nuer (descritos por Evans-Pritchard) con la sociedad global pueden ser representadas mediante un diagrama de círculos concéntricos. La aldea de Chan Kom (estudiada por Redfield) mantiene relaciones más complejas con el Estado de Yucatán y con toda la sociedad mexicana. Hay algún complejo agregado de reglas, disposiciones y acuerdos con los cuales... se relacionan las aldeas, a través de tipos diversos de relaciones y de funciones>>. Redfield sugiere la necesidad de <<establecer una serie de tipos de comunidad según su grado respectivo de independencia respecto de la cuidad, de la hacienda señorial, del Estado nacional o de cualquier otro centro con un modo de vida diferente o más desarrollado>>. Y termina proponiendo, con referencia a las comunidades campesinas o a las comunidades rurales parcialmente urbanizadas, una distinción entre formas abstractas de vida, entre sociedad popular-tradicional y civilización. Con ello continúa la línea metodológica de sociólogos anteriores -Mine, Tönnies, Durkheim- cuyas dicotomías hemos ya analizado brevemente. El problema de la relación entre los grupos y la sociedad que los engloba puede plantearse de otra forma. Podemos preguntarnos cómo y hasta qué punto los tipos de sociedad pueden ser diferenciados en términos de los grupos sociales que existen en su interior. Existe una distinción muy conocida entre sociedades <<primitivas>> y <<civilizadas>> en función del número y de la diversidad de los grupos sociales que contienen. Spencer - y más todavía Durkheim- utilizaron esta característica en su calificación de las sociedades. Los antropólogos no consideran ya a las sociedades primitivas como sociedades simples, pero es indudable que son menos diferenciadas. La contraposición efectuada por Durkheim en La división du travail social es sólo exacta en líneas generales; y hay mucho que decir sobre la relación que establece entre el individualismo y la creciente diferenciación social, basada, en ultimo análisis, en la más amplia división del trabajo. Otro enfoque consiste en clasificar loas sociedades en función de los tipos predominantes de grupos sociales. Ha habido diversos intentos. Uno de los más conocidos es la distinción entre sociedades donde predominan los grupos secundarios. Desde que Tönnies estableció la distinción entre <<comunidad>> y <<sociedad>>, muchos sociólogos la han utilizado como un criterio de análisis, con ligeras variaciones de significado. En la sociología moderna es ya un lugar común referirse a las relaciones impersonales, racionalizadas y fragmentarias de los individuos en las sociedades urbanas-industriales y contraponerlas a las relaciones existentes en las sociedades primitivas y no industriales. Ahora bien, estas dicotomías parecen demasiado simples, pues, a pesar de todas las investigaciones sociológicas, aún no se conoce bien el detalle, la índole de las relaciones sociales de los hombres modernos; quizá nos sorprender ver hasta que punto siguen teniendo importancia las relaciones de parentesco. La clasificación seria, quizá, mas útil si identificáramos los tipos de grupos específicos y característicos de las distintas sociedades. Vamos a ilustrar esto con un ejemplo: la comparación entre la India y la sociedad industrial occidental. No es difícil identificar los principales tipos de grupo en la sociedad india: la comunidad rural, la casta y la comunidad familiar. En cambio, los tipos de grupo mas importantes y característicos de la sociedad industrial occidental parecen ser las organizaciones económicas, las clases sociales y la familia estricta. Además, en esta tiene mucha mayor importancia la sociedad global (la nación-estado). ¿Que podemos decir sobre la sociedad india, en función de estos grupos característicos? Mas adelante analizaremos con cierto detalle la comunidad familiar (cap. X) y las castas (cap. XI). Puede ser útil, en cambio, decir ya algo de la comunidad rural, considerada a menudo como el rasgo mas importante de la estructura social; - como ya hemos visto- es indudable que esta comunidad plantea muchos problemas en relación con el proceso de urbanización. Los primeros estudios sobre la idea india ponían el acento en su autosuficiencia y en su estabilidad. Autosuficiencia quería decir que la aldea contaba con sus propias instituciones políticas y económicas. “Las comunidades rurales son pequeñas repúblicas, disponen en su seno de casi todo lo que necesitan y no dependen de las relaciones externas. Parecen tener la capacidad de subsistir allí donde nada subsiste”. Sir Henry Maine se refería a la constitución como, una institución que nunca acepta voluntariamente innovación alguna. Las conquistas y las revoluciones parecen sistemas de gobierno mas beneficiosos han sido siempre, en la India, los que han convertido a la comunidad rural en base de la administración general”. Insistiendo sobre

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la autosuficiencia económica de la aldea, Karl Marx vio en esta cualidad la clave de la inmutabilidad de la sociedad india y de otras sociedades asiáticas: “La simplicidad de la organización de la producción en estas comunidades autosuficientes que se reproducen constantemente en la misma forma y si por azar son destruidas vuelven a surgir en el mismo lugar y con el mismo nombre, esta simplicidad, digo, constituye la clave del secreto de la inmutabilidad de las sociedades asiáticas, inmutabilidad que tan profundamente contrasta con la disolución y la creación constantes de estados asiáticos y los incesantes cambios de dinastía. La estructura de los elementos económicos de la sociedad no es afectada por las tempestades del cielo político”. El hecho de que bajo el dominio musulmán no se desarrollasen las relaciones feudales y la inexistencia de un desarrollo urbano en una etapa posterior son dos problemas teóricos que no han sido investigados a fondo. De hecho, las aldeas indias continuaron siendo, hasta cierto punto, autosuficientes y autónomas hasta bien entrado el siglo XIX cuando, bajo el dominio británico, el desarrollo del capitalismo empezó a ejercer su influencia”. El aumento del ritmo de la industrialización y de la urbanización a partir de 1947 han provocado, indudablemente, cambios muy importantes. Para comprender la naturaleza de estos cambios hay que acudir a algunos estudios sobre la aldea india. En uno de estos, sobre Shamirpet, aldea de Hyderabad, S.C. muestra la creciente influencia de la cuidad de Hyderabad sobre la aldea (situada a solo 25 millas de distancia) gracias al desarrollo del transporte, que hace posible una mayor movilidad y a la atracción de las facilidades educativas de la cuidad. Otros factores influyentes son los organismos de beneficencia del gobierno y las actividades de los partidos políticos de escala nacional. El resultado de estos contactos con una sociedad mas amplia es un cambio en la jerarquía social y política de la aldea: las nuevas causas de prestigio y de influencia son, entre otras, la riqueza, la educación y la posición en un organismo gubernamental. Sin embargo, el cambio es lento y la “presión del sistema tradicional sigue siendo fuerte”. La obra de R. Redfield sobre la “pequeña comunidad” tiene una evidente importancia para la India. En 1954 un seminario dirigido por los profesores Redfield y Singer en la Universidad de Chicago desarrollo el tema “la aldea India”. En el seminario fueron elaborados ocho estudios, posteriormente publicados, estos estudios constituyen una aportación muy valiosa al análisis de la vida de la aldea contemporánea. Los cambios son evidentes. Como dicen Redfield y Singer en su presentación: “en la aldea india, las instituciones básicas tradicionales pierden su relieve: la casta, la comunidad familiar, las fiestas y las creencias religiosas. La escuela, el partido político, el cine , la planificación central, empiezan a llegar incluso hasta las aldeas mas remotas”. Pero la entidad de los cambios es distinta según las regiones, los ocho estudios citados no pretenden agotar toda la problemática de las aldeas indias (mas de medio millón). Otro estudio reciente ha demostrado la importancia de los factores económicos (especialmente el aumento del comercio) en la transformación de la vida rural. La creación de una tipología de las aldeas y las distinción de los diversos factores que influyen en la promoción del cambio o en la resistencia a este serán de gran valor para el estudio de las relaciones entre la India rural y la india urbana. En su discurso presidencial ante la sección de Antropología Social de la Conferencia India de Sociología de 1958. S. C. Dube considero que el estudio de una muestra representativa de aldeas, con personal preparado y disponibilidades económicas suficientes, constituía un ideal para un futuro muy lejano, de todas maneras, señalo algunas deficiencias de los estudios ya existentes sobre las comunidades rurales, especialmente la falta de un marco de referencia relevante para toda la estructura de la sociedad india. En su prefacio, ya citado, Redfield y Singer reconocen que, en la India el ámbito social no siempre avanza hacia el modo de vida urbano y cosmopolita sino que también implica una reaparición y una extensión de elementos mas antiguos de la cultura y de la religión hindúes. Dube sugiere que un marco conceptual adecuado para el estudio de la aldea tiene que incluir conceptos como dos de “grandes y pequeñas tradiciones”, la sanscritización y la distinción entre tradicional-popular y urbano. Hay otras pruebas de que la “cultura tradicional-popular” de la aldea (es decir, la cultura de la gran mayoría del pueblo indio) puede afectar todavía profundamente a la estructura de la sociedad india. La india es actualmente una nación-estado y lo es como jamas lo ha sido en el pasado. Hay partidos políticos nacionales, organizaciones económicas a gran escala, una política económica y social de carácter nacional y una planificación central bastante intensa, los medios de comunicación (tanto en el transporte como en la información) han mejorado mucho. Sin embargo, la industrialización puede producir efectos muy distintos a los de Occidente. Un síntoma de ello es la influencia del movimiento de Vinoba Bhave en favor de bhoodan y gramdam, inspirado en los ideales ghandianos. Este movimiento es apoyado por muchos socialistas, entre ellos Jaya Prakash Narayan, el antiguo dirigente del Partido Socialista Praja, quien ha afirmado recientemente que la comunidad rural, expresión de los dos ideales de limitación voluntaria de los deseos y de la unanimidad en las concepciones sociales y políticas, debería considerarse como el elemento fundamental del sistema político indio.

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El sociólogo que quiere determinar el lugar exacto de la comunidad rural en la estructura social y elucidar los cambios que se están produciendo, necesita una tipología más comprensiva y precisa de los grupos sociales que las que han sido propuestas hasta ahora. Una tipología de esta índole permitirá contar con un marco adecuado para la investigación acumulativa y comparativa. Pero, hasta ahora, la sociología occidental no cuenta con ningún instrumento de estas características. Ignoramos como contribuyeron los individuos su tiempo, su dinero, sus intereses, su afección entre los diferentes grupos y relaciones sociales. También ignoramos sus efectos que dicha distribución produce en sus personalidades. El constraste entre la vida urbana y la rural se presenta, a menudo, en términos vagos, imprecisos, románticos, se ha progresado poco después de los ensayos de Simmel y Louis Wirch. Necesitamos un mapa preciso y detallado de la <<red de afiliaciones de grupo>> (esbozado por Simmel, basado en la enumeración y en la clasificación de los tipos de grupo social. En este marco, podrían plantearse y contestarse algunas preguntas precisas sobre la estructura social india. ¿Qué ocurre con los individuos que se trasladan de la aldea a la cuidad (de diferentes tipos de aldea a diferentes tipos de cuidad)? ¿Como afecta este traslado a su vida social, cómo cambian sus valores y sus creencias? ¿Qué reciben de la cuidad y que elementos de la vida y de la cultura rurales introducen en ella? Por ejemplo: en el capítulo anterior mencionamos algunos de los resultados obtenidos en el estudio de las castas y de la comunidad familiar en las zonas urbanas. ¿Cómo se introduce y es absorbido el cambio en la aldea? ¿Qué individuos y grupos son los portadores del cambio y con que individuos y grupos son los portadores del cambio y con que individuos y grupos se enfrentan? Estas investigaciones no solo constituirán una importante contribución al análisis de la estructura social india, sino que contribuirán a aclarar algunas de las distinciones entre tipos de relaciones sociales, de grupos sociales y de sociedades, distinciones que ya hemos analizado brevemente en este capítulo y que hay que reexaminar y formular con toda urgencia.

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2-D

RECASENS SICHES,Luis. Sociología México, Porrúa, 1986, pág. 164-185

CAPITULO IX

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LA CULTURA Y SU FUNCIÓN EN LA SOCIEDAD. CULTURA OBJETIVA, CULTURA SUBJETIVA, Y

CULTURA COMO HERENCIA Y PATRIMONIO SOCIAL

SUMARIO:- Los objetivos culturales.- 2. Cultura como vida humana objetivada en la sociedad.- 5. Cambios en la cultura. 6.-. la cultura como sistema de funciones de la vida humana.- 7. Aspectos y dimensiones sociales del mundo de la cultura: la cultura como herencia social.- 8. Clasificación e integración de los objetos y pautas culturales.- 9. Integración de los varios elementos culturales en el individuo y en la sociedad.- 10. Influencias socio-culturales en la configuración de la personalidad; estudios de M. Mead, Benedict y otros. Caracterizaciones por Madaraga y Samuel Ramos.- 11. El factor individual en la personalidad socialmente configurada.- 12. Variados ambientes y subsectores dentro de una misma cultura particular.- 13. Influencia de las experiencias infantiles en la formación de la personalidad. 14.-. categorías universales de la cultura.

I.- LOS OBJETOS CULTURALES

Hay en el mundo una serie de objetos que no son hechos ni cosas producidos por la naturaleza, sino que son creados por los hombres, o resultados de actividades de éstos, por ejemplo: utensilios, máquinas, estatuas, cuadros, leyendas, mitos, plegarias, poemas, libros (con múltiples y variados contenidos: científicos, filósofos técnicos, literarios, etc.), recetarios, máximas y reglas de conducta (morales, sociales, jurídicas), modos consuetudinarios de comportamiento (usos, hábito), valoraciones, instituciones, etc. Tales objetos no son propiamente vida humana auténtica, es decir, viva, pero constituyen rastros, huellas, resultados o productos de vidas humanas. Esas cosas constan de ingredientes materiales (por ejemplo, el mármol de la estatua, o el papel y la tinta del libro) o psíquicos (verbigracia, el recuerdo de una virtud o de una canción); pero su ser esencial, lo que son peculiarmente no consiste en esos componentes, sino en su sentido o significación, esto es, en constituir la expresión de intencionalidades humanas. Una herramienta tiene materia física; pero su ser específicos, peculiar, es decir, lo que tiene de herramienta, no consiste en el metal de que está compuesta, ni en su forma geométrica, sino en constituir algo que encarna un sentido humano, esto es, un trebejo fabricado por el hombre para un fin utilitario. Un cuadro, una estatua, constan de materiales -tela, tabla, mármol, bronce, barro, etc.-, de colores y de formas; pero su “ser cuadro” no consiste en esos materiales configurados y coloreados, sino en su peculiar sentido, en constituir obras de arte, obras humanas que expresan una intencionalidad estética. Es corriente llamar “mundo de cultura” al conjunto de esos objetos. Pero me parece preferible denominarlo vida humana objetivada. Por varias razones muy fundadas, que paso a exponer seguidamente.11 2. CULTURA COMO VIDA HUMANA OBJETIVADA Vida humana objetivada u objetivaciones de la vida humana no son tan sólo la obras preclaras, sino también todas las manifestaciones -en número ingente- de las actividades de los hombres, que dejan un huella o signo expresivo, por muy humildes que sean: el letrero indicador en una carretera, el hacha de sílex rudimentaria, el consejo trival contenido en un refrán, la indicación “se prohibe fumar”, la forma elemental de un trueque, el convencionalismo intrascendente, la carta familiar, la superstición rudimentaria, la más simple receta de cocina, etc. Esas cosas no constituyen espíritu objetivo, como algunos pensadores han pretendido, sino pensamiento humano objetivado. Su índole, su ser esencial, consiste en pensamiento; pero adviértase bien, en una peculiar forma de pensamiento, porque no es pensamiento vivo, es decir, no es pensamiento que está siendo pensado, producido por una mente, sino pensamiento ya pensado, ya hecho, ya separado de la conciencia en que se gestó, pensamiento objetivado, pensamiento cristalizado, pensamiento convertido ya en una cosa, es decir, en objeto.

11 Cfr RECANSENS SICHES (Luis), Vida Humana Sociedad y Derecho, 3a de., Editorial Porrúa, México, 1953, pp. 93-106.

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Esos pensamientos congelados, confiscados, objetivados, fueron antes, cuando se producían, fenómenos activos en una vida individual. El quijote, por ejemplo, en los momentos en que era escrito constituyo un pedazo de la vida palpitante de Cervantes. Pero después de escrito y aun después de muerto su autor, sigue ahí como un conjunto de pensamientos cristalizados, que pueden ser revividos, vueltos a pensar por quienquiera que lea esa novela. Lo mismo puede decirse de todos los demás objetos de esta clase, por ejemplo, de unas reglas morales, como las virtudes franciscanas; de un esquema de organización industrial, como el fordismo de un utensilio, como el automóvil, de un cuadro, como “Las hilandera” de Velázquez de una estatua como la Venus de Milo de una composición musical, como el bolero de Ravel, de un código, de un tratado científico y también de cualquier objetivación modesta de unos pensamientos, verbigracia, una epístola trivial12. 3.- ESTRUCTURA DE LAS OBJETIVACIONES DE LA VIDA HUMANA. Estas cosas culturales u objetivaciones de la vida humana poseen una estructura análoga a la de la vida humana propiamente dicha, esto es, de la vivida por los individuos, pues en fin de cuentas son su producto son su cristalización. Tienen, o son además obras con un propósito y entonces responden a un porque o motivo, y se orientan hacia un para que o finalidad. Pero tales objetos, aun poseyendo la misma estructura de la vida humana, en tanto que cristalizados, carecen de todo dinamismo -que es lo que caracteriza a la vida de los individuos- no cambian, son inmóviles, rígidos, inertes. No son el hacer, sino lo hecho, no son acto, sino cosa; no son agentes, sino huellas. 4.- LA CULTURA VIVIDA EN LA SOCIEDAD. Las objetivaciones de la vida humana, en tanto que cristalizaciones, son incapaces de transformarse por si misma, porque en definitiva no son vida autentica sino fotografías de vida que fue. Por eso constituye monstruoso error pensar esos productos como realidades substantes vivas, con movimiento propio, cual lo hicieron Hegel y los románticos alemanes. No hay un espíritu objetivo como realidad substante, no hay un alma nacional ni colectiva con existencia propia, distinta de las almas individuales. Esos objetos no son espíritu objetivo aparte, sino objetivaciones del espíritu de sujetos humanos, la cultura no vive por si misma, antes bien es algo que fabricas los hombres. Ya fabricada, queda ahí tal y como fue hecha, fósil, petrificada. 12 La meditación científica y filosófica sobre esos objetos, producidos por el hombre en su vida y a lo largo de su historia, tiene remotos precedentes, aunque nada mas que embrionarios ya en el pensamiento antiguo (Vease MONDOLFO R.) en los orígenes de la Filosofía de la cultura. De. Imán, Buenos Aires, 1942. Precedentes mas próximos en la obra genial de Juan Bautista Vico, que en este punto se anticipo mucho a su tiempo y en algunos estudios de Bayle, Voltaire, Montesquieu, Turgot, Condorcet y Lessing. Cfr. Recasens Siches (Luis) estudios de Filosofía del Derecho 3ª. Edición como adiciones a la filosofía del Derecho de g. Del Vecchio, U.T.E.H.A. México 1946 tomo I pp. 168 y ss.). Pero propiamente el estudio de esos objetos comenzó a ocupar de modo central al atención filosófica desde principios del siglo XIX por virtud del influjo del romanticismo y del pensamiento de Hegel, pues ambos subrayaron que aparte de los problemas normativos ideales (que eran los que mas habían preocupado a la filosofía desde sus inicios hasta entonces) se debe estudiar la realidad de los productos humanos en la historia, es decir, que aparte de la meditación sobre el Derecho que debe ser, y de los ideales éticos puros, y de los principios de la estética y de los principios de la lógica, etc. Se debe estudiar la realidad del derecho histórico, la de las costumbres efectivamente producida, la de las obras de arte creadas por los hombres, la de los ensayos científicos elaborados en el proceso humano, etc. Ahora bien, sucedió que las dos corrientes de pensamientos mencionadas -romanticismo y Hegel- incurrieron en el gravisimo error de considerar esos objetos como una realidad independiente con vida propia. Aparte las vidas de los individuos como manifestaciones de la supuesta alma nacional (según los románticos) como espíritu (según Hegel). Después, la Teoría de la cultura y de la historia ha tenido una serie de múltiples desenvolvimientos, en cuyo curso y tras no pocas peripecias ha logrado depurada precisión en su ultima fase, entroncándose con la filosofía actual del humanismo trascendental. De ello se hablara mas adelante, cuando resulte necesario dar el concepto del objeto cultural y el concepto de lo sociológico, para delimitar con todo rigor los perfiles de este y sus diferencias con las obras cristalizadas. A guisa de mero anticipo indicador y tan solo como guión enumerativo, es oportuno recordar aquí, para no dejar trunca la exposición del desenvolvimiento de la teoría de la cultura -cuyos precedentes quedan ya mencionados- los sig. Momentos (que no son los únicos, pero probablemente si los mas importantes): la contribución del pensamiento de Comte; la interpretación psicológica de WUNDT; la escuela sudoccidental alemana - WINDELBAND, RICKERT, LASK, MUNCH, etc. - que desarrollo una doctrina de inspiración neo-kantiana, las capitales aportaciones de GUILLERMO DILTHEY, que se propuso hacer la teoría del conocimiento de la historia y de las ciencias del Derecho, del Estado, del Arte, etc. Como expresión de funciones esenciales de la conciencia humana que se desarrollan históricamente, los trabajos de sus discípulos MAX FRISCHEISENKOHLER Y EDUARDO SPRANGER, la obra del gran filosofo judío JAMES Y DEWEY, la inspiración de la metafísica de la vida de JOSÉ ORTEGA Y GASSET y por fin, la teoría de la vida humana objetivada en la cual trato de llevar mas lejos las

consecuencias de dicha filosofía de la vida o humanismo trascendental.

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Claro que esta caracterización de “inerte” se refiere solamente a las objetivaciones de la vida en tanto que tales, en tanto que expresadas en símbolos o formas petrificadas. Ocurre, sin embargo, que tales objetivaciones de la vida que quedan ahí, como pensamientos expresados en un libro o en una ley o en una estatua o en una maquina etc. Están a la disposición de otros seres humanos. Esos otros seres humanos, al leer el libro, al cumplir o aplicar una ley, al contemplar la estatua, al utilizar la maquina, vuelven hasta cierto punto a pensar de nuevo los pensamientos depositados en tales objetos, viven de nuevo, reviven la vida humana objetivada en esas cosas. De tal manera las objetivaciones de vida humana, cristalizadas, inertes, cobran nueva vida efectiva y actual en las conciencias y en las conductas de las nuevas personas que sucesivamente piensan y viven otra vez las significaciones insertas en tales cosas. Una objetivación de vida humana, que esta ahí como pensamiento convertido en cosa a la disposición de todos para que lo repitiese quien quiera hacerlo, como un bien de aprovechamiento comunal, cuando en efecto ese pensamiento es repensado por un individuo, vuelto a ser vivido por una persona, cobra nueva vida en la existencia irreal de esa persona. Si una objetivación de vida humana, en lugar de ser repensada o revivida por un individuo o por unos pocos individuos, es repensada o revivida por la totalidad o por la mayoría de los que integran un grupo social, entonces ese objeto pertenece al patrimonio cultural de ese grupo social, es un ingrediente de ese grupo social, puesto que constituye un modo colectivo de vida de los miembros de ese grupo. Unas líneas mas abajo describiré la cultura como herencia y patrimonio social. El hecho de que las objetivaciones de la vida humana, u objetos culturales, son revividos, repensados, reactualizados sucesivamente por nuevos seres humanos, ya individual o ya colectivamente explica el hecho de que tales objetos, a pesar de ser ellos en si inertes, cristalizados, adquieren vida, cambian y evolucionan. Claro que no son esos objetos por si mismos, como tales objetivaciones o cristalizaciones de vida humana, los que vuelven a vivir, y los que mudan ,se transforman y evolucionan. Lo que vive son las vidas humanas en las que tales objetos son vividos de nuevo, repensados, reactualizados, repracticados etc. Y esos objetos cambian y evolucionan no por si solos, sino al ir pasando a través de la acción de nuevas vidas humanas, en las que se modifica en mayor o menor parte la realidad original de tales objetos. 5.- CAMBIOS EN LA CULTURA. En efecto, las nuevas personas, que reactualizan o reviven esos objetos culturales, reelaboran o recrean, en mayor o menor proporción lo que antes había sido elaborado o creado por otros. Los sucesivos sujetos que piensan otra vez las obras culturales que leen un libro que cumples un reglamento que contemplan una obra de arte, etc. No se suelen limitar a reproducir fotográficamente en su conciencia el pensamiento cristalizado en tales productos, sino que muchas veces añaden, suprimen, rectifican y aportan innovaciones a las obras anteriores que reviven, y de tal suerte las modifican, o crean otras nuevas, aunque inspiradas por las pretéritas, bien de manera positiva o bien por vía polémica. Una obra -de Ciencia, arte, Derecho etc.- contiene pensamientos que tal vez no obtuvieron en ella un desarrollo correcto ni plenario, o premisas de las cuales no se actualizaron todas las consecuencias, o barruntos no desenvueltos, o contradicciones no zanjadas. Pues bien, sucede que cuando esa obra es pensada de nuevo por otros individuos, en los nuevos pensamientos vivos de estos las ideas antes pensadas por el autor (y que quedaron cristalizadas en la obra) logran el desarrollo o la corrección que no tuvieron en aquella obra, o bien sucede que incitado el nuevo sujeto por la obra anterior crea otra nueva para sustituirla. Así también, ocurre que al vivir una vieja costumbre, los sujetos que la reviven, que la están cumpliendo de nuevo, sienten que esa añeja pauta de comportamiento ya no esta en congruencia con las nuevas realidades del presente. Entonces, si la discrepancia o la inadecuación es enorme, suele suceder que alguno inician un movimiento de rebeldía contra aquella costumbre, dejan de cumplirla o incluso hacen una ofensiva activa contra ella. A esos algunos se unen otras gentes, y a estas mas y mas gentes, hasta que la costumbre deja de serlo, el uso cae entonces en desuso y deja de se r cumplido, es decir, la forma de conducta en el encarnada deja de ser revivida y queda ahí nada mas que como forma inerte y arrumbada o desechada. O puede suceder también que en una costumbre de antaño las gentes que hoy siguen cumpliéndola adviertan algunas inadecuaciones o desajustes con el presente, y que mas o menos conscientemente, mas o menos deliberadamente, introduzcan en la misma costumbre algunos cambios, algunas modificaciones. La iniciativa que uno o varios tuvieron en modificar en parte aquella pauta consuetudinaria de comportamientos adoptada e imitada por un numero cada vez mayor de gente, hasta que la vieja costumbre queda reformada.

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Al revivir una institución jurídica de antaño, suele acontecer que las gentes que la cumplen o la aplican perciben el hecho de que algunos defectos aquejan a tal institución, ora porque siempre los tuvo - y la experiencia sucesiva ha ido haciéndolos mas notorios- ora porque el cambio de las circunstancias la hacen inadecuada para la época posterior a la de su creación. Y entonces a alguien se le ocurre que seria conveniente modificar esa institución. Al hacer publica esa opinión, varios concuerdan con ella, después son muchos los que la apoyan y por fin, aquella opinión, que se convirtió en poderosa corriente de opinión publica, opera eficazmente sobre el legislador o sobre los jueces y la norma en cuestión o su interpretación, es modificada o es sustituida por otra. De esa manera, la cultura, el arte, la técnica, las costumbres, el Derecho, etc., constituyen los modos reales de vida social - que son vividos real y efectivamente por los hombres, y , en la medida en que nuevas personas introducen modificaciones en ese legado del pretérito, cambian y evolucionan. Ahora bien téngase presente que los productos culturales no viven por si mismos una vida propia, sino que reciben por así decirlo prestada su vida de los hombres que los viven, o expresado con exactitud, que los reviven, ni evolucionan por si mismos en virtud de una intrínseca fuerza interior, o de un dinamismo propio, sino que cambian porque nuevas gentes, al establecer nuevos contactos con ellos, los remoldean, los transforman, los reelaboran. El hecho de que esas modificaciones y ampliaciones que la cultura va cobrando a lo largo del proceso histórico se deban siempre a la acción de los únicos sujetos vivos, que son solamente los individuos, no quiere decir de ningún modo que se pueda explicar la cultura tan solo en función de factores individuales. Por el contrario, la producción, el cambio, y el crecimiento de la cultura están siempre bajo la influencia importantisima y a veces decisiva de varios factores sociales. Cierto que agente creador de cultura solamente puede serlo el individuo, porque la obra cultural es un producto de vida humana objetivada, y únicamente el individuo es el sujeto de vida humana. Recuérdese otra vez que nadie ha visto jamas un grupo que tenga una conciencia propia, piense, sufra, goce, anhele y desee. Solo los individuos piensan, sufren, gozan, anhelan y desean. Pero sucede que en la producción de la obra cultural por individuos reales de carne y hueso actúan muchos otros factores que no son individuales, sino que son de carácter social histórico. Esos factores no producen directamente la obra cultural, pero actúan sobre los hombres reales que la producen bien como inspiración, bien como necesidad, bien como estimulo, bien como ayuda, o bien como presión, etc. Los factores sociales que actúan e influyen en la producción de la cultura son múltiples y de muy variada índole. Por de pronto solo a modo de unos pocos ejemplos, mencionare los siguientes: los sentimientos, las ideas, formas de vida, pautas de conducta que el sujeto ha aprendido de los demás, de los demás vivos y de los antepasados muertos a través de los vivos, precisamente por el hecho de pertenecer a una serie de colectividades (nación, circulo de cultura, etc.) todo lo que ha aprendido de gentes pertenecientes a otros grupos (por ejemplo a otros pueblos, a otras tradiciones, a otra civilización, etc. ) y que ha obrado como estimulo para revisar, completar o reformar el propio patrimonio cultural, la incitación que para el han representado las influencias que ha recibido de los prójimos con quienes esta en interacción, los acicates que le ofrecen las situaciones sociales concretas en que vive, acicates positivos, que sirven de inspiración, y acicates negativos, por carencia, por necesidad, que obran disparando la imaginación en busca de nuevas actividades o creaciones con que satisfacer esas urgencias, los auxilios y las facilidades que ha obtenido de otras personas y de los grupos a que pertenece o con los cuales esta en contacto, para llevar a cabo su propia obra, la cooperación y ayuda que ha recibido de otros individuos o de colectividades, para completar una obra cuya realización excede las posibilidades individuales, etc. A la luz de las consideraciones que anteceden se hace claro cuan inadecuada es la palabra evolución para referirse a los cambios en la cultura. Como certeramente hace notar el profesor Paul Kirn13, de la Universidad de Francfort del Meno, la palabra evolución resulta adecuada tan solo para seres dotados de una ley interior de crecimiento, los cuales experimentan un proceso de formación y de configuración de carácter orgánico hasta que llegan a su forma y estructura completa. Por eso es ilegitimo emplear la palabra evolución para designar los cambio culturales, pues estos se operan por virtud de las interferencias de nuevas vidas humanas, bajo el estimulo de muy variados factores. En los cambios culturales no se trata de nada parecido a la evolución del huevo en pollito, ni de la transformación de la oruga en mariposa, no se trata de que lo nuevo haya salido de lo anterior, donde ya estaba contenido en germen. Se trata de un hecho de un tipo por completo diferente de un hecho humano, de un hecho histórico.

13 Cfr. KIRN (Paul) Einfubrung in die Geschichtswissenschaft. Dritte durchgesehene Auflage, Gruyter, Berlín, 1959, pp. 84-85

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6.- LA CULTURA COMO SISTEMA DE FUNCIONES DE LA VIDA HUMANA. En el conjunto de obras culturales u objetivaciones de la vida humana, vemos la expresión de una serie de funciones de esta. Vemos que los hombres han hecho y hacen siempre en su vida -en todas las épocas y en todas las situaciones históricas- las siguientes tareas: preocupaciones sobre la dependencia de una realidad superior trascendente (religión), ensayos de conocimiento, regulación moral del comportamiento, tentativas de dominio de la naturaleza en torno (técnica), expresión artística de emociones, normación jurídica de las relaciones sociales, actividades económicas, etc. Seguramente esas funciones responden a la esencia misma de la vida humana y constituyen notas constantes de esta: El contenido de la Ciencia, del arte, de la filosofía, de la técnica, del Derecho, de la economía etc. Ha variado y varia históricamente: es diverso en los varios pueblos y en las sucesivas épocas. Pero si tales funciones varían en cuanto a sus resultados o productos, en cuanto a sus formas y estructuras y en cuanto a sus contenidos, en cambio todas ellas persisten como quehaceres esenciales de la vida humana con sus mismos sentidos funcionales. Por ejemplo, el sentido funcional de la técnica es lograr un ámbito de seguridad en la circunstancia natural en que el hombre se halla y conseguir algún dominio sobre esta, pues bien, ese sentido funcional o intencional lo hallaremos en todas las múltiples y variadisimas manifestaciones de la técnica en los diversos pueblos y la sucesión de los tiempos. Y lo mismo cabe observar respecto del sentido funcional de cada una de las otras ramas de la cultura o funciones de la vida humana, persiste a través de sus diversificaciones y de sus cambios históricos el mismo sentido funcional en cada una de ellas, si bien sus productos sean muy diferentes en cada situación en cada época. Así, para poner algunos otros ejemplos el contenido del Derecho de hoy en una nación difiere del que tuvieron los ordenamientos jurídicos de otros pueblos y de otras épocas, pero la función a que se encamina el Derecho de todas las comunidades y de todas las etapas es la misma: la seguridad en la vida colectiva queriendo orientarse hacia la justicia. Por diverso que sea el contenido del pensamiento de Tales, Parmenides, Socrates, Platón, Aristoteles, San Agustín, Descartes, Leibnitz, Kant, Hegel, Husserl, etcétera. todas las filosofías responden a la misma necesidad funcional: la de encontrar una certidumbre radical y fundamental, es decir, una verdad primaria. (Que no se funde en otra y se baste a si propia) y que sirva de base para todas las demás. Todas las múltiples y heterogéneas manifestaciones del arte tienen seguramente en común una función expresiva al servicio de un afán de sublimación. El numero de funciones que integran la vida humana y que se manifiestan en sus objetivaciones o mundo de la cultura, no es indefinido, antes bien, cabe asegurar que es determinado. Quizá el análisis de la estructura de la vida humana y de sus funciones no haya llegado a suficiente grado de madurez para que quienes nos hallamos empeñados en esa investigación podamos desde luego afirmar cual es el numero de dichas funciones pero, si parece bastante fundado suponer que se trata de un numero concreto. Además, parece también que esas varias funciones que integran la existencia humana, no se dan a manera de mero repertorio, es decir, tan solo las unas al lado de las otras, antes bien, por el contrario, articuladas entre si, formando sistema, presidida por una unidad de la vida humana. Creo, asimismo que esas funciones acaso tengan que ser clasificadas entre propias de la vida individual y características de la vida colectiva. 7.- ASPECTOS Y DIMENSIONES SOCIALES DEL MUNDO DE LA CULTURA: LA CULTURA COMO HERENCIA SOCIAL. Además de los factores sociales que intervienen en la producción de la cultura, factores de los cuales se ha hecho y mención, hay que estudiar otros aspectos y dimensiones sociales del mundo de la cultura, sin perjuicio de insistir después con mayor detenimiento en aquellos factores. Hasta aquí, en este capitulo se ha hablado de la cultura en términos abstractos, es decir, generales, y de tal manera se ha definido el mundo de la cultura como el conjunto de objetivaciones de la vida humana, objetivaciones de la conducta con sentido, que queda ahí como un patrimonio a la disposición de otras gentes, y que en gran parte es revivido por sucesivas gentes, tanto individual como socialmente. Pero ahora aquel estudio general y abstracto debe ser completado con la consideración de la cultura desde el punto de vista sociológico, como la herencia social de un grupo que es reactualizada y modificada por las gentes de ese

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grupo, en la medida en que ellas reviven esos modos de existencia y los cambian. En este sentido se suele definir la cultura como el conjunto de creencias, pautas de conducta (mental, emocional y practica) actitudes, puntos de vista, valoraciones, conocimientos, utensilios, arte, instituciones, organizaciones, lenguaje, costumbres, etc., compartidos y transmitidos por los miembros de una determinada sociedad. En suma, cultura en ese sentido es lo que los miembros de una determinada sociedad concreta aprenden de sus predecesores y contemporáneos en esa sociedad y lo que le añaden y modifican. Es la herencia social utilizada, revivida y modificada. A veces no se da la debida importancia a la influencia de la cultura concreta sobre la vida humana, ni se calibra el decisivo alcance que tiene en esta, porque esa cultura es algo así como el aire que se respira, tan próximo, tan obvio, que no se para mientes en ello. Es algo así como el pedazo de tierra en que se apoyan nuestros pies, esencial para sostenernos y en el cual rara vez pensamos. Se cae en la cuenta de lo que la cultura concreta de un grupo representa para los individuos que pertenecen a ese grupo, cuando observamos personas de diferentes culturas, y advertimos los contrastes que su vida presenta con la nuestra. Cierto es que esta observación es muy antigua. El primer hombre que penetro en un campo extraño y se encontró con que no podía hablar con la gente de allí ni entender todo lo que allí veía, tuvo que cobrar conciencia de los que significan las diferencias entre las varias culturas. Durante siglos, viajeros e historiadores han coleccionado datos e informaciones sobre diferencias culturales, pero muchas veces, sin sistema ni método, mas bien con el espíritu de quien colecciona curiosidades, sobre todo en lo que se refiere a los modos de vida de pueblos no europeos. Cuando se paso del mero coleccionar curiosidades a la investigación científica sobre la conducta humana, fueron perfilándose nuevos productos de vista en esta tarea. Se cayo en la cuanta de que para la comprensión de la vida humana en general son mas importantes las semejanzas entre las varias sociedades y culturas que las diferencias, por grandes que estas sean. Así, dice Linton14, el hecho de que todas las sociedades tienen alguna especie de organización familiar, en definitiva es mucho mas significativo que el hecho de que las mujeres del Tibet de la clase social baja ordinariamente tienen varios maridos. El primer hecho suministra una pista para entender las necesidades y las potencialidades de la humanidad en general, mientras que el segundo constituye un pequeño problema especial, que puede ser resuelto solamente a la luz de la situación y de las historias locales. También ha ido abriéndose camino el punto de vista de que muchos problemas pueden enfocarse y resolverse solamente cuando se estudio a la cultura de una determinada sociedad en su conjunto, como una especie de todo sistemática, porque hay una correlación reciproca, una mutua interdependencia entre los varios aspectos o las varias ramas de esa cultural particular. Así, por ejemplo, para entender las modalidades que el matrimonio presenta en una particular cultura, aunque podemos aprender algo comparando esas modalidades con las modalidades del matrimonio en otras culturas, aprenderemos mucho mas estudiando las correlaciones que el matrimonio presenta en esa particular sociedad con otras instituciones, con sus creencias, con su economía, con sus ideales. Etc. El sociólogo se halla , pues, ante el hecho de la existencia de múltiples y variadas culturas, cada una de ellas como herencia social y como modos de la vida efectivos de una sociedad particular . La palabra “cultura” , usada en singular, expresa en términos abstractos un concepto genera, que cubre la totalidad de las culturas particulares. Per el hecho real con el que nos encontramos es el de la multiplicidad y variedad de culturas particulares, tanto en el pretérito como en presente. Tal variedad, sin embargo, no excluye, como ya se explico, que halla dimensiones comunes que permitan lograr el concepto general de cultura tal y como lo he expuesto en paginas anteriores; ni excluye, tampoco, que las varias culturas, además de las normas que integran la noción genérica de cultura, presenten semejanzas muy importantes por debajo de sus diferencias. La cultura en tanto que existe, es decir, no solo como huella de las actividades del ayer , sino como patrimonio revivido y reactualizado en el presente por un grupo de seres humanos, constituye el conjunto de los modos o pautas de la vida de las gentes que integran una determinada sociedad. Esas pautas son en su mayor parte la herencia cultural transmitida socialmente por el grupo . Claro que cada individuo , a pesar de esa herencia socio-cultural, en ciertos aspectos de su vida sigue siendo un individuo, y por tanto produce ciertas formas de conducta únicas, suyas propias. La cultura es una serie de pautas de conducta humana heredadas, recibidas de los contemporáneos, algo así como unos papeles, roles determinados . Sin embargo, en el cumplimiento de esas pautas o en el desempeño de esos papeles, el hombre añade esas aportaciones propias no contenidas en la pauta o en el role preexistente. Y lo que uno o

14 Cfr. Linton (Ralph) The Cultural Baskground of Personality, Appleton Nueva York, 1945, pp. 29 y ss.

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varios hombres añaden o modifican puede ser adoptado por los otros miembros del grupo. De esta suerte la cultura heredada sufre modificaciones. En efecto, cuando los hombres cooperan, compiten o caen en conflicto, se introducen constantemente variaciones en las pautas o en los papeles preestablecidos, modificaciones de las cuales algunas son incorporadas desde entonces a tales pautas o roles. Claro que las modificaciones o innovaciones individuales no son incorporadas a la cultura viva del grupo sino hasta que tales modificaciones o innovaciones son socializadas, es decir, sino hasta que son adoptadas por los demás miembros del grupo, y, por consiguiente, transmitidas sucesivamente. Las culturas cambian también por causa de otros fenómenos, por ejemplo, en virtud de contactos establecidos por una cultura con otras culturas, hecho que puede acontecer de muy diversas maneras. Gentes de una cultura visitan sociedades con cultura diferente, y, al regresar a su propia colectividad , relatan lo que vieron y mereció su admiración y su adhesión, lo ponen individualmente en practica, y hallan imitadores en su propio grupo. Los portentosos medios de intercomunicación y de información en nuestros tiempos ponen en contacto a las gentes con los modos de vida de grupos remotos y heterogéneos ; y de esos contactos nacen imitaciones, funciones o combinaciones de modos de vida de diversos pueblos . Así el cinematógrafo, el autobús, la radio y la televisión son poderosísimos agentes de información de comunicación , de reciproco conocimiento, sobre todo de difusión de las pautas culturales de los pueblos mas adelantados del mundo occidental, y , consiguientemente, dan ocasión a que las gentes de un circulo cultural adopten formas de vida de las gentes de otro circulo. La conquista militar y la anexión política determinan también fenómenos de fusión entre las culturas del pueblo vencedor y del pueblo vencido, ocurriendo a veces que, cuando la del ultimo tiene un nivel mas alto, suele extenderse sobre la del primero y predominar sobre ella; por ejemplo la cultura griega conquistando a los romanos vencedores. En términos generales, uno de los modos mas importantes de cambio cultural es la acumulación progresiva de nuevos descubrimientos, de nuevos conocimientos, de nuevas ideas, de nuevos artefactos, de nuevas técnicas, de nuevas formas de vida. Tal acumulación se produce por diferentes caminos. Por una parte, como ya se indico, la acumulación puede ser debida a invenciones y descubrimientos realizados dentro del mismo circulo cultural por nuevos individuos, quienes consiguen que el grupo adopte sus innovaciones. Por otra parte, el contacto entre los varios pueblos origina que unos adopten modos de vida de otros o los combinen con los suyos propios. La transmisión histórica de la cultura por el vehículo de la sociedad hace posible la acumulación de las invenciones del presente a la herencia cultural. 8.—CLASIFICACIÓN E INTEGRACIÓN DE LOS OBJETOS Y PAUTAS CULTURALES. Ya se ha apuntado que el mundo de la cultura en general, así como cada cultura concreta, o sea cada patrimonio socio-cultural particular, consta de una riquísima variedad de materiales: idioma, conocimientos (vulgares, científicos, filosóficos), creencias(religiosas, morales, políticas , sociales, etc.), idearios, leyendas, tradiciones, símbolos, formas usuales de comportamiento, normas de conducta(religiosas, morales, jurídicas, higiénicas, del trato social, agrícolas, culinarias, medicas, etc.), máximas valorativas o estimaciones, refranes , formas de organización social, formas de organización política, estructuras o instituciones jurídicas, pautas y organizaciones económicas, novelas, dramas, poemas, canciones, estatuas, pinturas, composiciones musicales, bailes, edificios, utensilios, trebejos, artefactos, modos y prendas de vestir, maquinas, bailes, ceremonias, etc. Algunos sociólogos contemporáneos (Scheler, Alfred Weber, Sorokin, etc.), 15 se han preocupado de intentar una clasificación de los tan variados materiales que constituyen el patrimonio cultura. No parece que un libro de la índole del presente sea el lugar adecuado para discutir críticamente los mas importantes de esos ensayos de clasificación. Por otra parte, los intentos de clasificación de Max Scheler y de Alfred Weber apuntan no tanto a la clasificación de materiales, sino mas bien a la de los diversos tipos de factores que

15 Cfr. SCHELER (Max), Die Wissenformen und die Gesellschaft, 1928(hay trad. Esp. De José Gaos, bajo el titulo “Sociología del saber” , Rev. De Occidente , Madrid, 1935); WEBWER (Alfred), Kulturgeschichte als kultursoziologie, 1935 (hay trad. Esp. De Luis Recasens siches bajo el titulo de “Historia de la Cultura Económica, México, 1942);Sorokin (Piritim A.) Society Culture and Personality Their Structure and dynamics. A System of General Sociology, Harper, Nueva York, 1947.

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intervienen en el proceso de producción y de desarrollo histórico de la cultura.16 por estas dos razones, me limitare a exponer aquí la clasificación formulada por Sorokin,17 en la cual se señalan tres clases de elementos culturales: 1) los ideológicos, 2) los relativos a la conducta, 3) los materiales. I. Elementos ideológicos. Este grupo de elementos culturales comprende la totalidad de ideas, valoraciones y normas. Este grupo abarca la religión, la filosofía, la Ciencia, la ética, el Derecho, las bellas artes, y el idioma oral y escrito. II. Elementos relativos a la conducta. Este segundo grupo incluye la totalidad de las pautas o de los esquemas a través de los cuales aparecen objetivados, manifestando y socializados, en la conducta efectiva, las ideas, las significaciones, los principios, las valoraciones y las normas. Claro es que generalmente no todas las máximas, las valoraciones y las normas aparecen objetivadas y manifestadas en formas de comportamiento, ni las que parecen objetivadas y manifestadas lo están con fidelidad, pues frecuentemente se da una divergencia entre los principios, valoraciones y las normas por una parte y los modos usuales de conducta, por otra. III. Elementos materiales de la cultura. Este grupo comprende los objetos materiales, cosas y energías biofísica, utensilios, artefactos, instrumentos etc. 9.- INTEGRACIÓN DE LOS VARIOS ELEMENTOS CULTURALES EN EL INDIVIDUO Y EN LA SOCIEDAD. Se presenta ahora la cuestión de averiguar cuales son las relaciones que se dan entre los varios elementos culturales que se han mencionado en la clasificación expuesta en el epígrafe precedente. Esta cuestión sobre las relaciones entre los varios elementos culturales se plantea en 2 planos: a)relaciones entre los varios elementos culturales de una misma clase, es decir que relación por ejemplo tienen entre si los varios elementos del grupo material, y b) relaciones entre las tres clases de elementos culturales: ideológicos, de conducta, y materiales. Sorokin ha analizado este problema y llega a la conclusión de que los hechos culturales, en sus mutuas relaciones de unos con otros, pueden darse en tres tipos de relación: a) integrados (solidarios), b) no integrados (neutrales) y c) contradictorios (antagónicos). Dos o mas hechos culturales están integrados o en una relación solitaria, cuando entre ellos media una mutua coherencia lógica o estética. Así, por ejemplo, pueden considerarse como integrados o solidarios los sig. Hechos culturales: la lógica aristotélica, la matemática, la geometría, la legislación ateniense. También las catedrales góticas, la suma de Santo Tomas de Aquino, el Tratado de Monarchia de Dante, el canto gregoriano. Otro ejemplo: la filosofía de Descartes, la nueva física matemática de Galileo, Kepler y Newton las doctrinas de Derecho natural de la Escuela Clásica (Althusio, Grocio, Tomasio, Pufendord, etc.) la doctrina política de la democracia liberal, la Plaza de la Concordia en París, las declaraciones francesas de Derechos del hombre y del ciudadano. Dos o mas hechos culturales no están integrados o son neutrales entre si, cuando no guardan ninguna relación entre si, ni de coherencia, ni de incompatibilidad., limitándose simplemente a coexistir, por ejemplo: un poema modernista, el fútbol, la cocina francesa, la teoría de la relatividad y la fe Católica. Ninguno de esos elementos es afín de los demás pero tampoco es incompatible con ellos. Dos o mas hechos culturales son contradictorios o antagónicos, cuando resultan lógica o espiritualmente compatibles, aunque de hecho puedan coexistir en un determinado individuo o en un cierto grupo. Así, por ejemplo fe cristiana y fascismo, filosofía idealista y nazismo, derechos del hombre y militarismo, regla de lucro individual y socialismo, etc. En las épocas claramente delimitadas, notoriamente definidas, con una coherencia espiritual, sólidamente establecidas, con un sentido de seguridad, hallamos sistemas ideológicos combinados, en los cuales las mismas ideas, valoraciones y normas, o las ideas, valoraciones y normas mutuamente complementarias, se hallan articuladas en una teoría científica, en una doctrina filosófica, en una fe religiosa en unas convicciones políticas, en unos estilos artísticos literarios, en unas costumbres y en unas normas jurídicas. Así, por ejemplo: Grecia en el siglo V a. De C. La Roma republicana, la cultura católica medieval, los siglos de oro españoles; la cultura de la ilustración en la Europa del siglo XVII. En cambio en las épocas de grave crisis histórica hallamos precisamente lo contrario: la aglomeración

16 Expongo algunas de las doctrinas de Max Scheler y de Alfred Weber sobre sociología de la cultura en el cap. XXVIII de este libro. 17 Cfr. Ob.cir. en la nota Nº.4 de este capitulo pp. 313 y ss.

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de hechos culturales antagónicos y contradictorios, sin que ningún sistema coherente logre establecerse como base fundamental de la sociedad, ni como patrimonio cultural realmente común. Cabalmente lo que caracteriza a las grandes crisis históricas (la que se dio entre el hundimiento del mundo clásico y la instalación de la cultura cristiana, la de la caducación de la Edad Media hasta el establecimiento del mundo moderno occidental, y la de nuestro tiempo) es el hecho de que las valoraciones y creencias sobre las cuales se había edificado la vida en el pretérito han perdido vigencia y de que aun so se ha establecido un nuevo sistema congruente de valoraciones para substituir al que naufrago o esta naufragando. Entonces, suele acontecer que como no hay sistema coherente en vigor de modo efectivo -el pretérito hizo o esta haciendo quiebra y aun no hay otro nuevo efectivamente establecido- coexisten en confusa aglomeración o en franca pugna reciproca valoraciones, principios e ideales contrarios y antagónicos dentro de un mismo grupo.18 Ahora bien, como se apunto ya, la cuestión sobre la integración o no integración se da no solamente respecto de los múltiples elementos que pertenecen a una misma categoría cultural, por ejemplo, respecto de los hechos u objetos de la cultura ideológica -tal y como se acaba de mostrar someramente- sino que se da también respecto de las relaciones entre las tres categorías culturales: la ideológica, la relativa a la conducta y la material. Y el problema se da en dos planos: en el subjetivo individual y en el objetivo social. ¿Practica siempre un hombre lo que su cultura ideológica predica? ¿Representa el aprovechamiento que hace de los bienes de su cultura materia la fiel expresión de los principios, valoraciones y normas que profesa? Por una parte, es patente que la cultura ideológica constituye la base de la vida humana, individual y social. Por otra parte, es también un notorio hecho de experiencia que casi nunca hay una plena concordia entre los principios y valoraciones reconocidos en vigor por un individuo o por los miembros de un grupo y la conducta efectiva. Ni siquiera existe una tal concordancia plena entre aquellos principios y valoraciones por una parte, y las pautas de la conducta reconocidas como vigentes, por otra parte. Así, pues cabe decir que nunca existe una plenaria integración entre las tres categorías de elementos culturales en una persona ni en los miembros de un grupo, ni siquiera en las pautas reconocidas como vigentes, aunque si se de alguna integración parcial o incompleta. El ser humano no es perfectamente lógico y racional, ni es tampoco enteramente ilógico e irracional. Es ambas cosas, parcialmente y a la vez. Claro que antes de analizar el problema de la integración entre los elementos ideológicos y las pautas de conducta, y los objetos materiales, se plantea el problema de saber hasta que punto la cultura ideológica de una persona esta integrada y en que medida no lo esta. Esto varia de persona a persona así como de grupo a grupo. Pero siempre hay una parte, mayor o menor, de integración de los elementos ideológicos. En todo caso hay un mínimo de tal integración, salvo en los plenamente idiotas. Sin un mínimo de conocimiento, el cual implica siempre necesariamente alguna integración de ideas, ningún individuo podría sobrevivir. Incluso las tribus mas primitivas han subsistido durante decenios o siglos, y si perecieron esto fue debido no a una total carencia de conocimientos sino a calamidades externas. Esto significa pues que incluso las tribus mas primitivas tienen un mínimo de lógica y de conocimiento que es necesario para su supervivencia. Toda persona humana, al actuar como tal, en sus relaciones con las demás se sirve del lenguaje. Ahora bien todo idioma es un sistema coherente de significaciones. Además la experiencia muestra que generalmente la cultura ideológica total de las personas de mente sana se halla parcialmente integrada por una serie de sistemas de ideas, valoraciones y normas lógicamente coherentes entre si, y que, en parte contiene también algunos elementos no integrados y aun contradictorios o antagónicos. Así, por ejemplo, hay casos en que la ideología política y nacional de una persona contradice algunas normas de su fe cristiana. Esta ultima le prescribe: “ama a tu prójimo, incluso a tu enemigo”, mientras que su credo político y nacional le dice, sobre todo en tiempo de guerra: “debes ser patriota y matar a tus enemigos”. Hay muy pocos cristianos, sea cual fuere su ideología política, que ofrezcan la otra mejilla. Análogamente, muchas de sus ideologías profesionales en parte no guardan relación y en parte están en oposición con sus ideologías religiosa, moral, política y nacional. Cuando esta en el templo sinceramente profesa el principio “ama a tu prójimo”. Como hombre de negocios, es su despacho cree con no menor sinceridad en la máxima de “el negocio ante todo” y en su corolario de competencia despiadada. Como patriota, especialmente en tiempo de guerra, cree sinceramente en el deber de sacrificarse por su país, pero como comerciante o como trabajador, intenta obtener el mayor provecho o el salario mas alto que pueda, sin

18 Cfr. Mannheim (Karl), mensch an Gesellschaft in Zeitalter des umbaus. Leiden, 1935. De. Inglesa revisada y ampliada: man an Society in an Age of Reconstruction. Nueva York, 1940 (har trad. De R. Landa el tit. Libertad y planificación social. Fondo de Cultura Econ. México 1942.

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tomar en cuenta ningún deber de sacrificio.19 Aparte y además de esas pautas contradictorias, se atiene también a otros principios, valoraciones y pautas sobre diferentes asuntos, que no están ni en armonía ni en contradicción con otras creencias suyas, siente entusiasmo por el baile flamenco y gusta de la cocina con chile. Las contradicciones, así como la aglomeración de elementos neutrales se deben principalmente -aunque no de modo exclusivo- a dos razones: A) El hecho de la variedad, heterogeneidad y contradicción parcial entre las varias necesidades de un individuo tanto de las biológicas como de las socio-culturales. B) El hecho de que una misma persona pertenezca a varios grupos sociales, entre cuyos principios, normas, ideales y propósitos no haya siempre armonía. Tratemos ahora de la cuestión de hasta que punto la conducta efectiva y la utilización de los objetivos culturales materiales guarde armonía con la cultura ideológica de una persona, es decir, de la cuestión de la integración entre las tres categorías de elementos culturales (la ideológica, la de la conducta y la material). En términos generales se puede decir que la total conducta manifiesta y la totalidad de elementos de cultura material de una persona nunca están completamente integradas con su cultura ideológica, ni tampoco enteramente integradas entre si. Esto es así, por varias razones. En primer lugar téngase en cuenta que los varios elementos de su cultura ideológica nunca están perfectamente integrados entre si en un todo armónico, sino que hay también meros conglomerados, e incluso contradicciones. Adviértase también que hay principios, valoraciones y normas que no hallan expresión o articulación con la conducta manifiesta, ni con el uso de los objetos materiales. Y por fin, ocurre también que en la conducta efectiva con frecuencia se interfieren factores subconscientes, impulsos biológicos, hábitos, etcétera. En esta cuestión de la integración de las formas de conducta y el uso de los objetivos materiales con la cultura ideológica se pueden registrar diversos niveles de divergencia o de concordancia. Un grado muy grande de divergencia esta representado por los hipócritas que practican algo opuesto o diferente de lo que predican, por los casos de mentira, engaño, insinceridad o falsedad intencionales. Otros casos de divergencia o falta de integración son debidos a la intervención de impulsos biológicos, de pasiones, de intereses. Entre las gentes que suscriben los valores y las normas de moderación en el comer y en el beber, hay sin embargo algunos glotones y alcohólicos. Desde tiempo inmemorial la humanidad ha exaltado el valor de la paz y sin embargo, una paz justa y duradera es todavía una mera esperanza y la guerra ha seguido siendo una triste realidad. Casi todos son en su cultura ideológica mucho mas sabios, sensatos, racionales, nobles, generosos y altruistas que lo que en su conducta realizan de tal cultura ideológica. Anadease a todo esto el hecho de que muchas veces los hombres, para tratar de eludir la acusación que mana de las contradicciones en que incurren, para tratar de justificar conductas que se oponen a algunos principios que profesan, tejen falsas racionalizaciones, excusas o legitimaciones de esas conductas20. Las normas fundamentales “no mataras”, “no mentiras”, “amaras a tu prójimo”, son violadas a menudo por actos de matar, mutilar, herir, arruinar, calumniar, infamar y engañar al prójimo, todo ello en nombre de “Dios”, la “Humanidad”, la “Justicia”, el “Progreso”, el “Proletariado”, un “Mundo mejor para el futuro”, etcétera. La observación de tales discrepancias y contradicciones no debe, sin embargo, determinar una pintura demasiado negra, pues pone de manifiesto solamente un de los aspectos de la realidad, pero no la realidad entera tal y como ella es. La realidad muestra, en otras de sus facetas, que una parte de la cultura ideológica de una persona o de un grupo social halla expresión y realización adecuada, o por lo menos aproximada, en la cultura practica y material de esa persona o de ese grupo. Las conclusiones alcanzadas sobre la integración de la cultura de un individuo son aplicables en general -sólo con muy ligeras variantes- a los círculos culturales es decir, a las áreas culturales, así como a los grupos organizados o institucionales. En definitiva, hay una constante interacción entre el individuo y los grupos a los que el pertenece. Lo que ocurre en el individuo es en parte el reflejo de las pautas del grupo. Y, viceversa las pautas del grupo se encuentran constituidas por la conducta de las personas que pertenecen a ese grupo.

19 Cfr. Sorokin (Piritim A.) Ob.cit. en la Nota Nº.4 de este cap. Pp. 327 y ss. 20 Cfr. Sorokin, Ob.cit., p. 330; Pareto (Vilfredo), Trattato di sociología generale, Florida 1916; Bousquet (G.H), Precis de Sociologie d’apres Vilfredo Pareto, Paris 1925.

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10.- INFLUENCIAS SOCIO-CULTURALES EN LA CONFIGURACIÓN DE LA PERSONALIDAD: ESTUDIOS DE M. MEAD, BENEDICT Y OTROS. CARACTERIZACIONES POR MADARIAGA Y SAMUEL RAMOS. Cuando en el capítulo VII de este libro se analizado la personalidad concreta del individuo y se paso revista a los múltiples y variados tipos de componentes que la integran, se mención ya, como muy importantes, los factores sociales de la personalidad. “Nunca encontraremos a un hombre en general, observa Asch21. Lo que siempre hallamos es una persona nacida dentro de una determinada sociedad en una particular etapa del desarrollo de esta. No hay hombres en general, como tampoco hay ambientes o contorno en general. Desde su nacimiento, el individuo esta inserto en situaciones concretas que son características de su tiempo y del lugar donde vive. El modo como es alimentado, sostenido, llevado y arropado, y el tipo de solicitud y de disciplina que se le da cuando niño, son modalidades especificas de la sociedad donde ha nacido. Al crecer, se encuentra con que allí se dan especiales relaciones entre hombres y mujeres, entre jóvenes y viejos. En una sociedad, se encontrara con que la enfermedad es atribuidas a infracciones de las normas morales, mientras que en otra lo es a violaciones de las reglas de higiene. Según cual sea la cual sea la sociedad en que viva, se encontrara con diferentes conceptos sobre lo que es considerado como decente y lo que es considerado como vergonzoso”22 Parece, pues, adecuado estudiar aquí al hecho de como diferentes culturas modelan de diferentes manera la personalidad. Esto hecho, que desde luego puede ser observado fácilmente en cada una de las culturas históricas, ha sido especialmente ilustrado por estudios llevados a cabo por notables antropólogos. Siguiendo directrices trazadas por los grandes maestros Boas,23 Malinowski24 y otros varios investigadores han estudiado y comparado las respectivas personalidades de miembros de diferentes culturas. La famosa antropóloga Margaret Mead25 llevo a cabo serios estudios sobre las culturas y los caracteres personales de varias áreas culturales en Samoa y en las islas del Almirantazgo en Nueva Guinea, y comparo los resultados entre si y además con los rasgos de los norteamericanos. Como ejemplo mas representativo, resumiré los resultados de sus estudios sobre caracteres sexuales, espirituales y temperamentales entre grupos primitivos de Nueva Guinea: Los Arapesh, los Mundugumor y los Tchambuli, grupos diferentes desde el punto de vista cultural, aunque homogéneos desde el punto de vista étnico. Los Arapesh son una sociedad cooperativa en la que se acentúa y se estima la gentileza, la atención y la mutua ayuda. Aceptan la naturaleza como buena y minimizan las diferencias de edad y sexo. El ideal Arapesh consiste tanto para los hombres como para las mujeres en ser amables, afectuosos, maternales y no agresivos. Los Mundugumor, que fueron antes una tribu caníbal, son pendencieros y hostiles. Dan una prima al valor físico y la violencia. A los niños se les trata rudamente, y se les da una educación espartana. El ideal Mundugumor es igual para los dos sexos: tanto los hombres como las mujeres deben ser violentos, con espíritu de competencia, con actitud sexual agresiva, celosos, prontos para percibir y vengar el insulto, y aficionados a la exhibición, a la acción y a la lucha. Desdeñan a las gentes amables y tranquilas, porque estas contradicen la tradición de que tanto hombres como mujeres deben ser orgullosos, ásperos y violentos, y de que los sentimientos tiernos son inadecuados para ambos sexos. El tercer grupo, los lacustres Tchambuli, posee una cultura artística muy elaborada, en la cual las ceremonias tribales tienen gran importancia. En contraste con los Arapesh y los Mundugumor, los Tchabuli han diferenciado tajantemente los respectivos pápelos del hombre y de la mujer. Las mujeres son quienes ejercen el verdadero poder; ellas pescan, manufacturan y controlan el comercio. Son las que toman la 21 Cfr. Asch (Solomon), Social psychology, Prentice-Hall, Nueva York, 1952 pp. 365 y ss. 22 Esta observación sociológica no afecta a la legitimidad y verdad de la tesis según la cual hay valores ideales objetivos, justificables filosóficamente. Vease RECASENS SICHES (Luis). Tratado General de Filosofía del Derecho, Edit. Porrua, México, 1959 pp. 58-72, 195-198. 404-405, 417-418, 422-470, 472-476, 531-541 23 Cfr. BOAS (Franz), the mind of Primitive Man, Nueva York, 1911, General Anthopology, 1938 24 Cfr. Malinowski (Bronislaw), Crime an Custom in Savage Society, 1926, Sex and Repression in Savage Society 1927, the Sexual

Life of Sarages in North-Western Melanesia. 1929, Freedom and Civilization, Roy Nueva York 1944. 25 Cfr. Mead (Margaret) Sex and Temperament in three Primitive Societies. Morrow, Nueva York 1935, Coming of age in Samoa. Morrow, Nueva York 1928, Growing un in New Guinea. Morrow, Nueva York 1930.

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iniciativa en el cortejar, son tolerantes y aprecian los juegos y los espectáculos teatrales ofrecidos por los hombres. Los hombres tienen sus propios clubes, son pendencieros, coquetos, astutos y recelosos. La conclusión que saca Mead de este estudio comparativo es que algunas de las creencias predominantes sobre supuestas características innatas masculinas y femeninas son erróneas. La supuesta naturaliza humana en este respecto, como en muchos otros, es superlativamente maleable y se determina sobre todo por la configuración cultural que se le imprime durante la primera infancia26 Ruth Benedict27 explica que cada circulo socio-cultural ha seleccionado y organizado de modo especial una parte del extenso ámbito de posibilidades en cuanto a intereses y tipos de conducta. A esta selección especialmente organizada es a lo que ella llama “pautas culturales”. Ha analizado en detalle tres culturas: la Zuñi de Nuevo México, la de los Dobu de Nueva Guinea, y la Kwakiutl en la isla de Vancouver en la costa de Pacifico. Los Zuñi acentúan las ceremonias rituales y los convencionalismos, hasta el punto de cohibir sobremanera la iniciativa individual. Tienen como ideal la persona llena de dignidad, afable cortes, que evita tanto las desviaciones de la pauta común, como el caudillaje. La moderación, la suavidad y la sobriedad y apenas hay conflictos o sentido de culpa. Por el contrario, los Dobu de Nueva Guinea son violentos, competidores, suspicaces y traicioneros. Engañan y creen en la magia. Cada persona y cada aldea parece ser hostil a las demás. La madre arregla el casamiento de su hija atrapando al muchacho que encuentra en trato intimo con esta. El marido debe pasar años alternos en la aldea de su mujer, durante los cuales sufre humillaciones, tratado como un extraño. Y su mujer sufre de modo semejante el año siguiente cuando reside en la aldea de su marido. En las actividades económicas rige una competencia implacable y todas las ventajas se obtienen a expensas del rival derrotado. Triunfa socialmente quien mediante engaños consigue desplazar a otros. La suspicacia reina en todas las relaciones sociales, incluso entre marido y mujer. La hechicería y brujería son medios normarles y prestigiosos para conseguir la realización de los propios propósitos en detrimento de otras personas. Las vida en Dobu fomenta formas extremas de animosidad y malicia. Mientras que muchas sociedades han reducido al mínimo al animosidad y la malicia. Mientras que muchas sociedades han reducido al mínimo la animosidad y la malicia por medio de sus instituciones, los Dobu acatan esas actitudes al grado máximo. Toda la existencia aparece como una lucha implacable, en la cual los antagonistas mortales son lanzados unos contra otros, en una feroz competencia por cada uno de los bienes de la vida. Los indios Kwakiutl, de la isla de Vancouver, en el norte del Pacifico, son idealistas y competidores y llevan su pasión por la propiedad privada a dividir no solamente la tierra, sino también las playas, el fondo del mar, las canciones, los mitos y los títulos, repartiendo todas esas cosas entre los varios individuos. El tema principal de la cultura Kwakiutl es la voluntad de superioridad y de autoglorificación. Tales estudios no deben interpretarse rígidamente en el sentido de que se suponga que el ambiente cultural modela de un modo determinista la personalidad. La influencia modelante de la cultura concreta ambiente se proyecta sobre la realidad de la personalidad individual, la cual es diferente en cada sujeto, no solo en cuanto al yo profundo, sino también en cuanto a los componentes de ella y a la singular organización de esos componentes, así como también con la organización total y unitaria de la personalidad. La misma Ruth Benedict ha declarado lo siguiente: “Ningún antropólogo que tenga experiencia de otras culturas ha creído jamas que los individuos sean autómatas, que ejecuten los decretos de la civilización a la que pertenezcan. Ninguna cultura hasta ahora observada ha sido capaz de borrar las diferencias. Ninguna cultura hasta ahora observada ha sido capaz de borrar las diferencias entre los temperamentos de las varias personas que pertenezcan a ella. Se da siempre un proceso de dar y recibir... Esta relación (de reciproca influencia entre la individualidad y la cultura en la que esta se halla inserta) es tan estrecha, que no es posible tratar de pautas culturales sin considerar al mismo tiempo especialmente su relación con la psicología individual”28 El antropólogo Raplh Linton y el psicoanalista Abram Kardiner empezaron conjuntamente una serie de exploraciones sobre la relación entre cultura y personalidad, estudiando datos de varias sociedades primitivas y de una aldea norteamericana. Llegaron a la conclusión de que cada cultura tiende a crear un “tipo

26 Cfr. Mead (Margaret), Sex and temperament in three Primitive Societies, Morrow, Nueva York, 1935 p. 279

27 Cfr. Benedict (Ruth), patterns of Culture. Houghton Mifflin, Boston, 1934 (hay una nueva ed. De bolsillo, Mentor Books, Nueva York, 1950). 28 Cfr. Ob.cit. en la nota precedente, pp.253-4.

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básico de personalidad” el cual consiste en el conjunto de características que son afines con el ámbito total de las instituciones comprendidas dentro de una determinada cultura, características que presentan la mayor parte de los miembros de una sociedad, como resultado de las anteriores experiencias que tienen en común. Adviértase que esa concepto de “tipo básico de personalidad” no se refiere a la personalidad total de un cierto individuo, sino mas bien a aquellos aspectos que este tiene en común con los demás miembros de la misma sociedad, y que lo distinguen frente a los miembros de una cultura diferente. Salvador de Madariaga, en su libro ingleses, franceses, españoles, ensayo de psicología colectiva comparada29 dice que una ojeada a los pueblos ingles, francés, y español, permite observar cierta unidad... debida a un conjunto de ideas generales común a toda civilización europea. Pero si ahondando bajo la corteza de las ideas conscientes, se intenta penetrar en la zona de las ideas subconscientes, de las reacciones primarias frente a la vida , se vera como en cada uno de estos tres pueblos se afirma una actitud distinta, característica de cada uno de ellos, que constituye la norma de su conducta, la clave de sus emociones y el motor de su acción. Esas actitudes características son respectivamente: para el ingles, fair play, para el francés, le droit, para el español, el honor. “Fair play es un termino de deporte. Nótese ya este primer punto: sports, acción pura Fair play designa la adaptación perfecta del jugador al juego considerando en su conjunto. Rige las relaciones del jugador con sus compañeros de equipo y también con sus adversarios, sin los cuales no seria completo el juego. Aquí se ve aflorar la sabiduría... Sabiduría. Vista de conjunto. Intuición del todo como un solo juego, y de la oposición como una colaboración. El fair play exige ciertas abnegación del individuo ante el equipo y aun del equipo ante el juego. Pero esta abnegación no es anulación. Lejos de ello. Lleva al individuo a su rendimiento máximo en un conjunto perfectamente organizado. Esta apreciación intuitiva e instantánea del equilibrio entre el individuo y la colectividad es la característica del fair play. El fair play no puede reducirse a fórmulas y se eleva por encima de todas las reglas, es espíritu vivo. Inasible es exacto; elástico, es exigente; y se adapta a los contornos móviles de la vida como el guante a la mano. Como todo espíritu viviente, no se manifiesta mas que en acciones concretas....es acción”. “Le droit es una idea. Es la solución que el espíritu calculador ha hallado al problema del equilibrio entre el individuo y la colectividad. Le droit es una línea geométrica que, en el mapa intelectual, define las fronteras de la libertad de cada cual. Mientras que el fair play se adapta a la acción, sino que la precede... Y mientras el fair play funde al sujeto y al objeto en el acto y activo, no es subjetivo ni objetivo, por ser lo uno y lo otro a la vez, le droit es fríamente objetivo, y a las propuestas del ser rebelde a la geometría, opone la infalibilidad de la inteligencia. Le droit es inteligencia”. “El honor es una especie psicológica cuya idea bastante embrollada, requiere cuidadoso ajuste.. Para comprender mejor los hechos, remontémonos a los textos... a tres de ellos, en los que se manifiesta la idea del honor con toda claridad. El primero es aquella cuarteta que dice con voz enérgica y autoritaria el alcalde de Zalamea, inmortalizado por Calderón: -”Al rey la hacienda y la vida- se ha de dar; pero el honor -es patrimonio del alma; y el alma solo es de Dios” - El segundo, un trozo del Romancero, que relata un famoso episodio de la leyenda del Cid. Desterrado, el Cid necesita dinero, que pide prestado a dos judíos de Burgos, dejando en prenda dos cofres llenos de arena, que asegura encerrar oro. Victorioso y rico mas tarde, devuelve el préstamo dando al mensajero las instrucciones siguientes: “rogarle seis de mi parte -que me quieran perdonar, -que con acuita la dice -de mi gran necesidad; -que aunque cuidan que es arena - lo que en los cores esta -quedo soterrado en ella -el oro de mi verdad” -finalmente, el tercer texto es el curioso Fomance del conde de León: -Ese conde Don Manuel -que de León es nombrada -hizo un hecho en la corte -que jamas será olvidado, -con Doña Ana de Mendoza, -dama de valor y estado: -y es que, después de comer, -andándose paseando -por el palacio del rey, -y otras damas a su lado, -y caballeros con ellas -que las iban requebrando, -a unos altos miradores, -por descanso se han parado. -Y encima de la leonera -la Doña Ana ha asomado, -y con ella casi todos, -cuatro leones mirando, -cuyos rostros y figuras -ponían temor y espanto. -Y la dama por probar -cuál era mas esforzado, -dejose caer el guante, -al parecer, descuidado: -dice que se le ha caído -muy a pesar de su grado. Con una voz melindrosa -de esta suerte ha proposado: -¿Cual será aquel caballero -de esfuerzo tan señalado -que saque de entre leones -el mi guante tan preciado? -Que yo le doy mi palabra - que será mi requebrado; -será entre todos querido, -entre todos mas amado. -Oído lo ha Don Manuel, -caballero muy honrado, -que de la afrenta de todos -también su parte ha alcanzado -Saco la espada de cinta, -revolvió su manto al brazo; -entro dentro de la leoner, -al parecer demudado. -Los leones se lo miran, -ninguno se ha meneado -saliose libre y exento -por la puerta do había entrado. -Volvió la escalera arriba, -el guante en la

29 2ª. Edición. Espasa-Calpe. Madrid. 1931.

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izquierda mano, -y antes que el guante, a la dama -un bofetón le hubo dado, -diciendo y mostrando bien -su esfuerzo y valor sobrado: -Tomad, tomad, y otro día, -por un guante desastrado -o pondréis en riesgo de honra - a tanto buen fijodalgo; -y a quien no le pareciere -bien hecho lo ejecutado, -a ley de buen caballero -salga en campo e demandallo”. Estos tres ejemplos nos permiten observar el honor actuando en la vida... Estos ejemplos acusan sentido positivo. Se manifiesta con toda evidencia en el episodio del Cid, cuyo carácter utilitario es evidente. Pero el romance del Conde de León es quizá mas instructivo todavía. -...Conviene insistir sobre la índole, por decirlo así, razonable y practica del honor. -...El honor consiste en alzar al individuo por cima de toda ley exterior -sea esta ley espontanea y natural (fair play) o calculada e intelectual (droit) es pues una ley subjetiva el imperativo que todo hombre bien nacido lleva en si. Pero esta emancipación... de toda ley social no es admisible mas que para los hombres bien nacidos, es decir, aquellos que están dispuestos a no usar de su libertad para fines mezquinos. Como garantía, el hombre bien nacido da su propia sangre... El Cid deja en prenda dos cofres de arena; pero es para ir a batirse y lo que garantiza el préstamo no es la arena, sino el oro de su veracidad. Oro, porque la veracidad es la del Cid, hombre bien nacido. El Conde de León se permite este acto inaudito para un caballero: pegar a una mujer. Pero acaba de salir de la jaula de los leones y esta dispuesto a firmar con su sangre la sentencia que acaba de dictar contra la dama demasiado ligera que quiso jugar con el honor. -Pero el honor, ya lo dice el alcalde de Zalamea, es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios. El Rey, es decir, la sociedad, el equipo, no tienen derechos sobre nuestra alma, ni, por tanto, sobre nuestro honor. En todo instante el alma permanece libre de entenderse con su Dios y de obrar en consecuencia. Subordinación total de la sociedad al individuo salvo esta prueba a posteriori la oferta de la vida (física o en el caso del hombre “deshonrado” moral). “Hemos visto al fair play coincidir con la acción: le droit precederla: el honor la sigue. En la norma inglesa, regla y acción se confunden; en la norma francesa, la regla se impone razón en el ingles, sometida a la razón en el francés, triunfa con el español de la razón y la esclaviza. El honor es, pues, subjetivo, inefable, incomunicable. El honor es pasión”. “El grupo fair play-droir-honor nos conduce al grupo acción-inteligencia-pasión. Guardémonos de la puerilidad de amputar dos tercios de sus facultades a cada uno de los tres pueblos. Nuestra hipótesis general se limitara, pues, a sentar que el centro de gravedad psicológica de cada uno de ellos se halla: para el pueblo ingles, en el alma y que la reacción natural de cada uno de esos tres pueblos en la vida es: para el ingles, la acción; para el francés, el pensamiento; y para el español, la pasión.” A continuación Madariaga desenvuelve en su citada obra un minucioso estudio, que en gran parte explica esas tres variantes de la personalidad, en función del influjo de cada uno de los tres medios culturales e historico-sociales que analiza. Independientemente del asentamiento o de la discrepancia que en el lector pueda suscitar algunos puntos de ese estudio, este constituye un análisis de gran interés para las relaciones entre los factores socio-culturales y la personalidad, el cual ofrece un gran interés y estímulos muy valiosos. Samuel Ramos, en su famoso libro El perfil del Hombre y la Cultura en México30, analiza la personalidad del mexicano en función de los factores socio-culturales históricos, examinando las relaciones reciprocas entre la uno y los otros. La riqueza de cuestiones estudiadas al hilo de este tema hace prácticamente imposible resumir en unas pocas líneas esta egregia obra de Samuel Ramos, por lo que tengo que contenerme solamente con recomendar encarecidamente su lectura. 11.- EL FACTOR INDIVIDUAL EN LA PERSONALIDAD SOCIALMENTE CONFIGURADA. Ya se hizo notar antes que la verificación de la gran influencia que el medio cultural ambiente ejerce en la configuración de la personalidad no debe oscurecer otros aspectos o dimensiones muy importantes de la personalidad, que no pueden explicarse en función de esa influencia, sino están determinados por características individuales. En definitiva, la personalidad concreta individual, desde cierto punto de vista, debe ser considerada como una configuración de repuestas que el individuo va desarrollando en función de su propia realidad bio-psiquica, de la singularidad única de su yo, así como en función de sus experiencias en la vida. Por consiguiente, bajo las mismas influencias socio-culturales se desarrollan tipos muy varios de personalidad individual, aunque entre todos ellos suelen darse, hasta cierto punto, características comunes, e incluso algo

30 2ª. Ed., Editorial Pedro Robredo, México, 1938. Vease también los excelentes estudios ya citados

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así como una fisonomía espiritual similar, precisamente por obra de aquellas comunes influencias, en suma, por obra de los rasgos semejantes, que Linton llama “tipo básico de personalidad”, debido a la acción configurante del medio cultural concreto. 12.- VARIADOS AMBIENTES Y SUBSECTORES DENTRO DE UNA MISMA CULTURA PARTICULAR. Pero a esta observación, que acabo de reiterar, debe añadirse otra relativa a otro genero de variantes dentro del mismo circulo cultural hay hasta cierto punto diferentes sub-sectores. Así, por ejemplo, dentro de la misma cultura existen varias clases sociales, diferenciaciones por sexo y por edad, múltiples profesiones, diversos credos políticos, etcétera. Así, pues en muchos casos diferentes configuraciones personales en las respuestas o reacciones sociales son características respectivamente para hombre y mujeres, para adolescentes y adultos, para los miembros de la clase superior y los de la inferior, para paisanos y militares, para intelectuales y hombres de negocios, amos y sirvientes, etcétera. A esos aspectos se les puede llamar personalidades funcionales o situacionales las cuales están, por decirlo así, colocadas sobre el “tipo básico de personalidad”.31 Así pues cada circulo socio-cultural además de su propio “tipo básico de personalidad” tiene también su propia serie de personalidades funcionales y situacionales. 13.- INFLUENCIA DE LAS EXPERIENCIAS INFANTILES EN LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD. Aparte de los factores constitucionales -tanto biológicos como psicológicos- y aparte de la unicidad del yo de cada individuo, en cuanto a los determinantes socio-culturales, los primeros años infantiles tienen una gran influencia en la configuración de muchas actitudes características de la personalidad. 14.- CATEGORÍAS UNIVERSALES DE LA CULTURA. En la sección 6 en este mismo capitulo esboce ya la hipótesis de que seguramente la vida humana social abarca un conjunto de funciones esenciales y constantes, por ejemplo, lenguaje, religión, conocimiento, técnica, economía, Derecho, arte, etcétera. Apunte también que muy fundadamente puede suponerse que esas funciones esenciales de la vida humana, las cuales se manifiesta en el mundo de la cultura, son en un numero determinado; y que, además están interrelacionadas formando un sistema, al menos en principio, -sin perjuicio de las faltas de integración concreta que podamos advertir en las diversas culturas históricas. La experiencia histórica, y asimismo la antropología, muestra que en todas las sociedades humanas se ha producido y se produce: religión, conocimiento, economía, técnica, arte, política, Derecho, etcétera. Y el análisis filosófico de la vida humana tiende al resultado de que eso no ha sucedido ni sucede por casualidad, sino que obedece a la estructura misma de la humana existencia. Ahora bien, a la constataron de esa esencialidad y constancia de las funciones de la vida humana, que se manifiestan socialmente en la cultura, hay que añadir algo mas. La sociología y la antropología contemporáneas han demostrado, por observación empírica, que hay elementos constantes y generales entre todas las varias culturas, o dicho en otras palabras han mostrado que las variantes culturales, que desde luego son muchísimas y con una asombrosa diversidad, tienen, sin embargo, sus limites. Así, por ejemplo se ha mostrado que las relaciones familiares son constantes, a pesar de las muy variadas formas que toman en cada cultura particular. Se ha descubierto también que hay constantes universales en todos los idiomas: todos constan de vocales y consonantes, todos tienen la forma de expresión “sujeto-predicado” así como el genetivo o denotación de posesión, todos contienen en alguna manera la expresión de los tres pronombres personales (yo, tu y el) etcétera. Se ha hallado el hecho sorprendente de la generalidad de un mismo simbolismo en regiones las unas muy apartadas de las otras y entre las cuales no hubo comunicación como se hizo manifiesto en algunos trabajos de Freud32 y de otros.

31 Cfr. Linton (Ralph), cultural Background of Personality, Appleton, Nueva York 1945, p.130 32 Cfr. Freud (Sigmund),totem y tabu trad. De L. Ballesteros, Madrid, 1923; Psicologia de las masas y análisis del yo, trad. Id. Madrid 1924

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A la luz de esos datos y de muchísimos otros similares, se confirma desde tal punto de vista -el de la observación empírica del hombre a través de historia y el del estudio antropológico de las varias cultura-33 se confirma una realidad que se ha formulando también desde el punto de vista filosófico: la realidad de que es esencial característica del hombre el ser siempre diferente y no obstante siempre el mismo. El hombre hace siempre lo mismo, pero eso mismo que hace siempre, lo hace siempre de maneras diferentes. El hombre cumple siempre las mismas funciones, pero siempre las desenvuelve de diversas manera: hace las mismas cosas, pero cada vez en forma nueva. Como dice A. Irving Hallowell34 profesor de Antropología en la Universidad de Pennsylvania, los antropólogos, aunque a veces no lo haya formulando expresamente, han supuesto o presentido que hay constantes psicológicas y culturales: emociones, como odio y pena, autoconciencia y pensamiento reflexivo, un esquema de valores éticos, una concepción del mundo, etcétera. Las diversidades culturales y los denominadores comunes de la cultura son dos aspectos esenciales de la realidad total del hombre. El filosofo alemán Kurt Riezler, después ciudadano norteamericano y profesor de la Nueva Escuela para la Investigación Social de Nueva York publico en 1950 un notable libro con el muy significativo titulo: “El hombre: lo mutable y lo inmutable en El”. En el cual aborda precisamente este tema, el tema sobre cual sea lo permanente del hombre en el limitado cambio y en la variedad de sociedades y de culturas.

2-E

RECASENS SICHES, Luis Sociología. México, Porrua, 1986. Pags. 485-465

33 Cfr. Kluckhohn (Clyde), universal categories of Culture. En Kroeber (A.L) -editor- antropology today, The Univ. Of Chicago Press 1954 pp.507 y ss. 34 Cfr. Hallowell (Irving) psychology and Anthropology en el libro For a Science of man edited by John Gillin, MacMillan, Nueva

York, p. 225.

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CAPITULO XXIV LOS ENTES COLECTIVOS INSTITUCIONALES, EN GENERAL SUMARIO: l. Conceptos fundamentales. -2. Diferencia entre instituciones con finalidades objetivas y asociaciones de provecho personal. -3. Definición de los grupos o entes institucionales. Su permanencia, sus funciones y sus ingredientes. -4. La realidad no substante de los entes institucionales 5. Factores que han suscitado el error de pensar los entes institucionales como substantes. 6.- Ideales, deseos, experiencias técnicas, psicológicas y sociales, y estructuras para la superación de obstáculos, en los entes institucionales. :I.- CONCEPTOS FUNDAMENTALES Ya en el capítulo XX, epígrafe 13, de este libro, se ofreció la caracterización general de los grupos institucionalizados en comparación diferencial con los complejos "no institucionalizados". Es oportuno recordar aquí que los grupos institucionalizados o institucionales se caracterizan por estar estructurados, organizados, conforme a unas reglas que prescriben a sus miembros conductas especificas en tanto que tales miembros, reglas que dividen o distribuyen entre los varios miembros individuales o entre las diversas clases de miembros las varias funciones propias del grupo. Ejemplos de tales grupos o entes institucionalizados son: la familia, la comunidad local (urbana o rural), la región (en algunos casos), la nación, el Estado, la Iglesia, las Naciones Unidas, las corporaciones públicas -verbigracia, provincias, municipios, entidades administrativas autónomas, etc.-, las corporaciones culturales como las universidades, las academias, los museos, etc., las asociaciones religiosas, filantrópicas, científicas, literarias, musicales, etc., las corporaciones profesionales, los sindicatos, etc. En algunos casos las normas que rigen los entes institucionalizados, que organizan su estructura, y que prescribe en ciertas conductas a sus miembros, son regias de carácter consuetudinario -valoraciones, principios, usos, costumbres, convencionalismos. Esto es lo que pasa, p. e., con las comunidades locales, regionales y nacionales. En cambio, otros entes institucionalizados están regidos por normas explícitamente declaradas, tales como leyes jurídicas, estatutos, reglamentos, directrices o instrucciones, etc. Tal cosa sucede, por ejemplo, con los municipios, el Estado, la Iglesia, las corporaciones, las asociaciones, etc.

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Dentro de la clase de los grupos institucionalizados figuran tanto comunidades (pero no todas ellas), como también grupos asociativo. Así, por ejemplo, figuran, entre otros, los siguientes complejos comunitarios: la familia, la comunidad local la nación. Pero figuran también muchos grupos admirativos. tales como cl municipio, el Estado, los entes públicos, las corporaciones y sociedades culturales. Etc. He advertido que dentro de la categoría de los grupos institucionalizados, aunque hay comunidades, no caben todas las comunidades; pues hay complejos comunitarios no institucionalizados, como, por ejemplo, algunos círculos colectivos, los grupos culturales, etcétera. Tampoco todos los grupos asociativos entran en la categoría de entes institucionales. No entran dentro de esta categoría, por ejemplo, los complejos meramente contractuales y transitorios que persiguen el provecho personal de los socios. Sobre este punto ofreceré a continuación algunas aclaraciones. 2.- DIFERENCIA ENTRE INSTITUCIONES CON FINALIDADES OBJETIVAS Y ASOCIACIONES DE PROVECHO PERSONAL Si tomásemos al pie de la letra la caracterización de los entes institucionalizados, tal como quedo expuesta en el capitulo XX, y tal como se ha desenvuelto en el epígrafe precedente, tendríamos que incluir dentro de este concepto las sociedades civiles -por ejemplo las de copropietarios, de aprovechamiento de pastos. etc.- y las sociedades mercantiles (colectivas, comanditarias, de responsabilidad limitada y anónimas). Ahora bien, tanto esas sociedades civiles como todas las sociedades mercantiles, si bien tienen en común con los entes institucionalizados el hecho de estar estructuradas conforme a determinadas- reglas, y, por tanto, de estar dotadas de una unidad de acción, en cambio, se diferencian de los llamados entes institucionales por la diversa calidad de los fines que persiguen. En efecto, aquellas sociedades civiles, como la de los propietarios de los varios departamentos de un edificio, y las sociedades mercantiles tienen corno fin la ventaja o el lucro personal de sus socios. En cambio los entes institucionales mencionados en el epígrafe I de este capítulo -p. e., la familia, el municipio, la nación, el Estado, la Iglesia, las corporaciones culturales, las asociaciones religiosas, artísticas, deportivas, etc.-, tienen el propósito de cultivar de modo permanente unas funciones cuyo cumplimiento se considera valioso con independencia de quienes sean los miembro individuales. Por eso, Wiese, clasifica los entes sociales organizados en dos categorías: a) simples -dentro de los cuales figuran las asociaciones que persiguen tan sólo el provecho personal de sus miembros, o las de carácter transitorio-; y b) entes colectivos abstractos o corporaciones, se caracterizan porque su existencia no está adscrita a unas personas individualmente determinadas, son permanentes, y cultivan funciones valiosas en las que se ve un bien digno de ser promovido. Esta clasificación de Wiese parece muy acertada, aunque tal vez la terminología por él empleada no lo sea tanto. Pero, en todo caso, si parece necesario aceptar esta clasificación bimembre de los grupos organizados, en: a) grupos permanentes, que actúan al servicio de una función valiosa objetivamente, para los cuales podemos reservar la denominación de entes institucionales; y b) asociaciones de provecho personal. Esta diferencia está justificada en principio y tiene aplicación en general. Digo "en general" solamente, porque hay desde luego en la realidad algunos casos mixtos, por ejemplo grandes empresas industriales, que si bien persiguen el lucro de sus socios, desenvuelven también valiosas funciones sociales, por ejemplo, la investigación científica, el progreso técnico, el servicio al público, la difusión cultural, y la asistencia filantrópico. Estos casos mixtos deben ser tratados precisamente como mixtos, es decir, como combinación de los dos tipos. 3.- DEFINICIÓN DE LOS GRUPOS 0 ENTES INSTITUCIONALES. SU PERMANENCIA, SUS FUNCIONES Y SUS INGREDIENTES Son entes institucionales aquellos grupos en los que: a) se cultiva con carácter permanente una función o varias funciones que se reputan como un bien; b) independientemente de cuáles sean los individuos que integren el grupo en cada momento; c) por lo cual, su duración indefinida tiene pleno sentido;

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d) que, además, poseen una estructura organizada; y e) actúan unificadamente. La nota de permanencia no implica perpetuidad. No es eso. Se trata de que la institución no es creada para un determinado tiempo delimitado de antemano, sino con el propósito de que dure indefinidamente. Algunas instituciones vienen durando a lo largo de muchos siglos; otras desaparecen a los pocos meses de fundadas; pero esto último es una especie de accidente que troncha la vida de la institución, la cual de ninguna manera surgió con el propósito de una duración limitada. La función propia de una institución se inspira en el propósito de realizar reiteradamente un fin o varios fines, en cuyo cumplimiento, reconoce un valor. Se entiende que la realización de las funciones propias de un ente institucional puede beneficiar a quienes quiera que sean sus miembros, así como también que aporta el cumplimiento de un valor objetivo el cual puede beneficiar además, fuera de la institución, a un conjunto indeterminado de personas. Así, por ejemplo, el cumplimiento de las funciones de una organización musical beneficiará a los miembros de dicha asociación elevando su nivel cultural, afinando su sensibilidad estética, y proporcionándoles goce espiritual y entretenimiento; pero beneficiará también a la comunidad local, a la nación y al círculo cultural. Por lo tanto, el ente institucional no queda subordinado al hecho de que sus integrantes sean unos ciertos individuos. Por el contrario, pueden serlo cualesquiera capaces de actuar al servicio de la finalidad y de las funciones que encarnan en el ente institucional. Según se dijo ya antes -pero conviene recordarlo ahora- el ente institucional está regido por normas, las cuales organizan su estructura, y las cuales prescriben a sus miembros determinadas conductas. Por virtud y a través de esa organización se elabora una voluntad, que vale como voluntad propia del ente institucional. Claro que esta expresión "voluntad del ente institucional" es meramente metafórico. Ya sabemos que un ente colectivo, porque carece de subjetividad y de sustancialidad, porque carece de un yo propio, no puede tener voluntad en e! sentido auténtico de esta palabra. Pero con tal expresión se trata de mostrar otra cosa: el hecho de que, mediante los procesos volitivos individuales de los componentes o de los directivos de la institución, se forman procesos sociales que desembocan la resultante de una decisión, que vale como propia del ente colectivo. Generalmente, al hablar de los entes colectivos, se suele decir que éstos constan de un conjunto de sujetos humanos; es decir, se incluye dentro del ente colectivo a los individuos cuyas conductas lo integran. Con esto, se confunden los procesos y las relaciones sociales, que constituyen el ente colectivo, con los hombres de quienes dimanan y entre quienes se realizan tales procesos y relaciones. Es más correcto considerar que los entes colectivos no son el conjunto de los hombres que los componen, sino que consisten tan sólo en la trama de los procesos y de las relaciones sociales que los constituyen y que se dan entre aquellos hombres. Es más correcta esta concentración, sencillamente por la razón de que ninguno de los sujetos que componen un ente colectivo queda absorbido por éste en la totalidad de su vida humana. En efecto, una parte del ser de los individuos asociados en un ente colectivo queda fuera de éste. Así, la pertenencia a un determinado ente colectivo dista muchísimo de agotar la realidad del sujeto. Adviértase, en primer término, que un mismo sujeto pertenece a entes colectivos muy diversos. Por lo tanto, a cada uno de esos entes sociales pertenece tan sólo una parte de la conducta de sus integrantes. Pero hay más todavía y de mayor importancia, a saber: la entrañable intimidad del individuo, su singular e incajable raíz vital no pertenece a ningún ente colectivo, antes bien constituye algo propio, personal, no socializado. Como quiera que el ente institucional carece de un yo propio. no puede decirse que la institución tenga conciencia y voluntad en el sentido estricto de estas palabras. Pero sucede que muchos pensamientos, emociones y deseos de los individuos que integran una institución tienen -precisamente por virtud de su pertenencia a ésta- caracteres en armonía con los modos, las normas y los propósitos de la institución. Los miembros de la institución adquieren un estado de ánimo por virtud del cual se sienten identificados con los demás miembros y, sobre todo, con el grupo como una unidad. Ese estado de ánimo consiste en un sentirse formando un conjunto solidario que determina una serie de actitudes mentales Y emotivas, así como de conductas prácticas, en los miembros de la institución. Estas actitudes mentales se perfilan más todavía, cuando se las compara en contraste con las actitudes diferentes que tengan los sujetos que no pertenecen a una institución, o con las que posean los integrantes de instituciones diferentes.

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4.- LA REALIDAD NO SUBSTANTE DE LOS ENTES INSTITUCIONALES La realidad efectiva de las instituciones consiste en complejos de conductas humanas homogeneizadas y articuladas u organizadas. Son, en definitiva, únicamente configuraciones estructuradas y unificadas de procesos y relaciones fieles. Son complejos de interactividades. En parte, esas interacciones o procesos se reiteran por cauces preestablecidos, es decir, de acuerdo con los modos colectivos propios de la institución estatutos, reglamentos, costumbres, pautas. Pero, en parte, también las interactividades, que forman la actuación de la institución como tal, contienen innovaciones, porque el cumplimiento del propósito del grupo se especifica renovadamente en la sucesión de nuevas circunstancias y de nuevos problemas. Ahora bien, esas nuevas conductas son gestadas de acuerdo con los nuevos propósitos de la institución. con su ideología, con sus valoraciones y con su modo peculiar de concebir los valores a cuyo cumplimiento apunta. La existencia de todo ente colectivo, incluso del más antiguo, del más extenso, del más fuerte y del más complicado, se apoya en última instancia sobre fenómenos de voluntad humana. Toda la realidad y toda la fuerza del ente colectivo se componen exclusivamente de determinadas conductas de los hombres que forman; por lo tanto, se componen tan sólo de energías humanas enlazadas. Por ende, cuando faltan esas energías humanas, se acabó el ente colectivo. Si fuese posible lo cual es de hecho tan difícil, que prácticamente no resulta dable que una mañana todos los sujetos que integran un Estado despertasen con la firme voluntad de no aportar los comportamientos que forman parte de la realidad de este Estado, y además, de poner en práctica las conductas negativas para borrar la existencia de él, y se condujesen efectivamente de las maneras necesarias para la realización de tal propósito, en el momento en que todo eso ocurriera, dicho Estado habría dejado por completo de existir. Claro que de hecho no sería posible esa súbita coincidencia de todas las voluntades para hacer desaparecer un Estado; pero esto no quita ninguna validez al argumento. Pues si bien no cabe que tal cosa suceda en la realidad, en cambio, es perfectamente pensaba como suposición. Cierto que en el Estado como también en otros entes colectivos hay ingredientes ideales, por ejemplo, idearios y programas políticos, pero la mera presencia de esos pensamientos no constituye la realidad del Estado, la cual sociológicamente se compone de conductas humanas. Y cuando se habla de la realidad de un ente colectivo, no refiriéndose exclusivamente a su realidad presente en determinado momento, tal y como se di en la experiencia actual de unos procesos sociales, sino refiriéndose a una realidad permanente de él, entonces lo que se hace es -como dice Max Weber-, enunciar un juicio de probabilidad de que se sigan produciendo en el futuro los procesos sociales, que integran ese ente colectivo. Es decir, se considera que hay indios tan poderosos que permiten prever con bastante probabilidad que mañana y sucesivamente se seguirán produciendo los comportamientos humanos sociales, que hoy forman la realidad de ese ente colectivo. 5.- FACTORES QUE HAN SUSCITADO EL ERROR DE PENSAR LOS ENTES INSTITUCIONALES COMO SUBSTANTES Acabo de mostrar que la realidad de los entes institucionales se reduce a combinaciones persistentes de procesos sociales al servicio permanente de determinadas funciones consideradas como valiosas, y bajo el imperio de unas normas que crean una organización; por lo tanto, su realidad consiste en peculiares racimos o hacinamientos organizados de determinadas conductas humanas. Consiguientemente es un máximo error el pensar que los entes institucionales sean realidades substantes, esto es, independientes de la conducta de los individuos, que los integran, y con existencia en sí por sí. Es un superlativo disparate concebir los entes colectivos como cuerpos sólidos o como almas substantes. En ese mayúsculo error incurrieron varias concepciones: el organicismo, que considera los entes colectivos como cuerpos biológicos; el romanticismo alemán, que los define como almas colectivas; y Hegel, que los identifica con las formaciones del espíritu objetivo. En páginas anteriores de este mismo libro he expuesto ya las criticas que considero pertinentes, contra esas doctrinas. Ahora bien, sucede que, independientemente de aquellas teorías que erróneamente substancializaban los entes sociales, con frecuencia incurre la mente vulgar en la misma equivocación. En efecto, es corriente la tendencia -desde luego errónea- de atribuir a los entes colectivos, y especialmente a algunos de ellos como por ejemplo la nación, una realidad sólida, substantiva, independiente, e incluso inmortal. Para desvanecer este gravísimo equivoco conviene darnos cuenta de cuáles han sido y son los resortes psíquicos que suelen conducir a tan enorme falsedad. Los principales estímulos para caer en ese error son los siguientes:

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A) Frecuentemente incita a esa fantástica substancialización de algunos entes colectivos la fortaleza y la persistencia con que éstos se presentan. En contraste con la debilidad del individuo y con lo efímero de su vida, la firma y la duración de los entes colectivos ejerce una impresión de algo sólido y abrumador, frente a lo cual nada o apenas nada pueden una o varias personas singulares. Los entes, colectivos acumulan una enorme cantidad de fuerza, por varias causas: a) por el gran número de energías humanas amontonadas en ellos, las cuales, al reunirse, no sólo quedan sumadas, sino más bien multiplicadas; b) por la inercia que desarrolla un conjunto coligado de energías, la cual constituye un formidable impulso motor, o, en su caso, frente a cualquier acción contraria, una dura resistencia, difícil de vencer; c) por la fuerza con que la organización dota al conjunto, pues las estructuras articuladas aumentan el vigor y la eficacia de las energías que intervienen en los procesos constitutivos del ente social; y d) porque los entes sociales se han formado y se desenvuelven al calor de motivos suscitados por necesidades humanas, las cuales, por persistir, requieren constante satisfacción. B) Por el complejo de inferioridad de algunos sujetos, el cual se ve compensado mediante la impresión de apoyo que se recibe al arrimarse a una colectividad fuerte, los sujetos que padecen ese complejo de inferioridad, o también un complejo de resentimiento (en virtud de la impresión de su debilidad o de su incapacidad), se sienten elevados y vigorizados al formar parte del conjunto. Hay personas pobres de espíritu, de alma mezquina, atormentadas (en lo subconsciente) por su desvalimiento, las cuales, para contrarrestar esas impresiones, apetecen sentirse insertas, e incluso disueltas, en un ente colectivo fuerte; y, entonces, se experimentan vigorizadas por la energía que irradia de la colectividad. De esta guisa, al percibir su propia individualidad como algo débil, y, por el contrario, el ente colectivo como algo muy fuerte, tienden a desvanecer su propio ser individual al entre colectivo C) Por el anhelo de consagrarse a algo más, fuerte, considerado como superior, y por creer que ese algo es precisamente una entidad colectiva. Es el patológico prurito, que desgraciadamente tanto ha florecido en nuestra época, de crear un Dios terreno, de individualizar las colectividades., al impulso casi siempre de la más baja embriaguez pasional. D )Por el influjo que sobre la conciencia ejercen los símbolos con que suelen expresarse dichos entes, como banderas, escudos, sellos, insignias. etc., lo cual crea la impresión de que son realidades independientes y unitarias. A la mente vulgar le ocurre a menudo que confunde el símbolo con lo simbolizado. A este respecto dice MacIver que la mente vulgar "hace carne, sangre y alma de lo que el escultor simboliza en piedra, o el artista caricaturiza en el papel. El escultor representa en piedra su concepción de Bretaña, y el artista dibuja en el papel su concepción de John Bull, pero muchas gentes sin reflexionar, consideran esas concepciones no como abstractas, simbólicas y representativas, sino como algo real . . . Un agudo observador social ha comentado ese error (H. G. Wells, The Nel Machiavelli). Refiriéndose a ciertas personas a quienes supone culpables de tal error dice: Eran realistas en el sentido escolástico (que contradice tan extrañamente al uso de la palabra). Creían que las clases eran reales, e independientes de sus individuos. Este es el hábito común de las personas llamadas cultas, pero que carecen de educación metafísica y que no tienen aptitudes para ésta. Este error les conduce a una progresiva desinterpretación del mundo ... Una sociedad consiste en relaciones sociales ... Pues bien, las gentes que cometen aquel error, piensan estas relaciones como lazos literalmente entre hombre y hombre, independientes en cierto modo de las cosas que unen, al igual que los enganches de dos vagones son independientes de los mismos. Es extraordinariamente difícil hablar de estas relaciones sin incurrir en esta implicación falsa. El resultado es ... que los hombres se acostumbran a pensar la sociedad como algo mayor que el conjunto de sus partes y en cierta manera independiente de ellas. Pero esta falsa concepción de la sociedad desaparece con una estimación justa del significado de las relaciones. 6.- IDEALES, DESEOS, EXPERIENCIAS TÉCNICAS, PSICOLÓGICAS Y SOCIALES, Y ESTRUCTURAS PARA LA SUPERACIÓN DE OBSTÁCULOS, EN LOS ENTES INSTITUCIONALES Todo ente institucional responde fundamentalmente al propósito de la realización continuada de una función o de varias funciones en que se ve algo valioso, según se expuso ya en el epígrafe 3 de este capitulo. Inspira, pues, sus conductas en un ideal, en el ideal que se trata de cumplir mediante aquellas funciones. Además, según observa atinadamente Wiese, los entes institucionalizados son como nidos de especiales fuerzas anímicas: de instintos, de anhelos, de afanes, de tendencias, de deseos, de pasiones. Así,

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por ejemplo, en la familia se condensan, se encauzan y se organizan el impulso de perpetuación de la especie, la satisfacción regular del apetito sexual y el afán de hallar un refugio en el trabajo y labor de la vida. En el Estado obtienen expresión determinadas indicaciones varoniles (ímpetus de actividad, apetitos de mando, deseos de reconocimiento, de consideración, de explotación) por parte de los gobernantes; y también los anhelos de seguridad, de paz y de justicia de los gobernados. En otras corporaciones, se satisface el sentimiento de unidad con las gentes análogas. Puede añadirse que, en general., en casi todos los entes institucionales se manifiesta por parte de sus componentes así como también en el ellos que los inspira, el deseo de perduración más allá de la muerte de los individuos concretos que los forman en cada momento. Y al hilo de ese deseo se producen también otros afanes concomitantes: el anhelo de seguridad, el de orden, el de continuidad, y el de aprovechamiento de las experiencias acumuladas. En las instituciones sucede que los deseos humanos que las engendran y configuran se objetivan en forma de representaciones ideales. Así, por ejemplo, el afán posesorio crea determinadas instituciones jurídicas; así también el anhelo de seguridad. Y puede decirse que en el campo de lo humano no hay anhelo, ni esperanza. ni temor, ni experiencia, de veras importantes, que no actúen como impulsos hacia la constitución de entes colectivos abstractos, o hacia el ingreso o la acción en ellos. Ahora bien, para que esto suceda, es menester que tales afanes se hayan generalizado en las conciencias; además se requiere que sean comunizados por el uso; y , por fin, que sean representados por la fantasía. Los entes colectivos institucionales contienen además un caudal común de experiencias humanas, que se han convertido en patrimonio común de un conjunto de gentes, y que pasan a formar parte de la institución. Estas experiencias son de varias clases: a) experiencias técnico-materiales, es decir, conocimientos sobre la naturaleza sobre la manera de defenderse de sus fenómenos, sobre el modo de aprovecharlos utilitariamente, sobre las cosas y el modo de emplearlas o de lograrlas, etc.; b) experiencias psicológicas, esto es, experiencias sobre la manera de ser de los hombres, sobre sus mecanismos mentales y emotivos, sobre sus reacciones prácticas. sobre sus impulsos, tendencias y apetitos, sobre sus pasiones, etc.; y c) experiencias de carácter social; es decir, experiencias de situaciones y procesos sociales, de éxitos y de fracasos en tales situaciones y procesos, experiencias sobre el modo de ejercer un influjo sobre los demás, sobre la manera de articular una acción cooperativa, etc. La formación, el desenvolvimiento y la pervivencia de un ente colectivo institucional requieren que se haya superado precisamente aquellos instintos, apetitos o pasiones, que representarían un obstáculo para la realización de las finalidades, que se tratan de llevar a cabo en y mediante la entidad corporativa. Esta necesidad de superar determinados tipos de obstáculos suscita una acumulación y una estabilización de los procesos y relaciones sociales, que hacen falta precisamente para vencer aquellas dificultades. Así, mediante la familia, se trata de vencer las vacilaciones del instinto sexual y de remediar el desvalimiento de los hijos. Mediante la gente, la estirpe o el pueblo, se intenta superar las dificultades de lo convivencia de hombres de igual origen, y sobre todo los estorbos procedentes de personas o de grupos de origen diverso. Mediante el Estado, se pretende anular aquellas dificultades con que tropiezan la convivencia y la cooperación de sujetos diferentes y aminorar el desenfreno de los egoísmos. Las asociaciones de la vida espiritual (científicas, artísticas, etc.), se proponen superar el peligro de la falta de solidaridad, y del desconocimiento o del desdén del mundo en torno. Los estamentos, los gremios o colegios organizados constituyen complejos profesionales que sirven a una economía regida por el principio de división del trabajo; y apuntan a vencer las singularidades, las conexiones y las antítesis entre los hombres que dentro del mismo pueblo se dedican a iguales o parecidas tareas. Las organizaciones económicas quieren representar la esfera de la producción como relativamente independiente de la del consumo, y pretenden vencer el peligro de que los poderes públicos desconozcan o desdeñen el fundamento material de su existencia.

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Unidad 3 Estructura y función de las sociedades Objetivo particular Al concluir esta parte del curso, el alumno analizará los diferentes conceptos de estructura aportados por diversas escuelas o corrientes sociológicas y, a partir de ello, explicará e identificará las partes estructurales de las sociedades, en especial de la sociedad mexicana: los modelos constitucionales analíticos y modelos ideales de estructura: su interrelación entre estos componentes estructurales de los sistemas a partir de las principales instituciones de la estructura y la jerarquización social de los individuos y grupos en los diferentes modelos estructurales. Contenido académico l. Los conceptos de estructura social. a) Materialismo histórico. b) Estructuralismo y funcionalismo.

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c) Concepto operativo que se adopta. d) El análisis sistemático de Parsons. e) Las modernas teorías de estructuras y escenarios. 2. Las principales estructuras concretas de la sociedad. a) Las instituciones económicas. b) Las instituciones políticas. c) La familia y el parentesco. d) La estratificación y la movilidad social. 3. Las instituciones como sistemas de control. a) El encuadramiento institucional de la conducta. b) Conformidad y desviación social.

Fichas bibliográficas de los documentos que componen la unidad 3

DOCUMENTO FICHAS

3-A

AZUARA PÉREZ, LeandroiSociologíaiMéxico, Porrua. 1991.iPp. 111-132

3-B BOTTOMORE T., B.iIntroducción a la sociología.NEspaña, Península, 1973ipp. 137-208

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3-C CHINOY, ElyiLa sociedad. Una introducción a la sociologíaNMéxico, Fondo de Cultura Económica, 1975.iPp. 349-391

3-A

AZUARA PÉREZ, Leandro.iSociología,NMéxico, Porrua, 1991.iPp. 111-132

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En primer término es conveniente mencionar que en la Teoría Sociológica encontramos concepciones que no tienen como finalidad formular un sistema social, pero al lado de éstas, se hallan aquellas concepciones que sí tienen propósitos definidos en relación con la formulación del sistema social. Aquí se habrá de analizar solamente la concepción sistémica de lo social que ofrece el estructural funcionalismo. Este modelo representa la combinación de los elementos mecánicos y orgánicos del sistema social, que respectivamente suministran los modelos mecánico y orgánico del sistema social. Los desarrollos de la teoría estructural funcionalista en Parsons y Merton se tratarán a continuación. EL ANÁLISIS ESTRUCTURAL FUNCIONAL DE LOS SISTEMAS SOCIALES. Al llevar a cabo un análisis estructural funcional de los sistemas sociales, desde luego voy a seguir el orden de ideas expuestos en relación con este tema por aquellos que son considerados como los clásicos representantes de la corriente que se trata, a saber: Talcott Parsons y Robert Merton. El hecho de que se vaya a tratar solamente de la aplicación de la teoría estructural funcionalista al campo da la Sociología, excluye el tratamiento de esta doctrina como una escuela, y en consecuencia no se aludirá a la utilización de la teoría mencionada en el campo de otras disciplinas tales como la Biología, la Fisiología, la Psicología, la Arquitectura, etcétera. Ahora bien, si se reconoce que el objeto de estudio de la Sociología es el sistema social, no se tratará aquí, consecuentemente, el sistema de la personalidad y el sistema de la cultura. La Sociología no se mueve exclusivamente dentro de un ámbito teórico, sino que también para

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integrarse formalmente ha menester de una serie de hipótesis que extraídas del sistema social deben alcanzar una verificación empírica. Concretando, es conveniente afirmar que en el análisis del sistema social ha de tomarse en cuenta, en primer término, el cuadro de categorías que se desprenden, de la teoría general de la acción; y en segundo el cuadro categorial analítico propio del sistema social el cual es diferente al de los otros dos sistemas a los que alude Parsons. Por otra parte, es oportuno destacar que frente al cuadro categorial de referencia de la teoría de la acción no es superfluo el sistema de categorías que se desprende de un análisis estructural funcional de los sistemas sociales. Esto es así, en primer término por el carácter general y abstracto del análisis de la acción, y en segundo, porque las categorías que utilizan en relación con la acción social son puramente descriptivas y no analíticas de la misma, y consecuentemente, no permiten distinguir un tipo de acción de otros tipos de ésta. El esquema analítico indudablemente constituye el instrumento conceptual distinguir cada una de las ciencias de acuerdo con la forma en que se presenta la acción en la realidad social. Como me voy a ocupar del análisis estructural funcional de los sistemas sociales, es conveniente, para mayor claridad en la exposición de este tema, registrar la definición de sistema social con los propios términos de Parsons: “Un sistema social -reducido a los términos más simples- consiste pues, en una pluralidad de actores individuales que interactúan entre sí en una situación que tiene, al menos, un aspecto físico o de medio ambiente, actores motivados con una tendencia a obtener un óptimo de gratificación cuyas relaciones con sus situaciones -incluyendo a los demás actores- están mediadas y definidas por un sistema de símbolos culturales estructurados y compartidos. Contamos ya con una definición de sistema social y en virtud de que se trata de exponer el análisis estructural funcional de los sistema sociales, en primer término nos vamos a ocupar de precisar el concepto de estructura; y en segundo, de determinar y desarrollar el concepto de función en lo que atañe a los diversos sistemas sociales. Cuando se alude a la estructura de algo, se refiere uno a un conjunto de interrelaciones relativamente estables entre las partes que lo integran, o en términos de Parsons: " una estructura es un conjunto de vínculos uniformes relativamente estables. Dado que la unidad del sistema social es el agente, debe concluirse que la estructura social es un conjunto de vínculos uniformes entre los agentes. Pero como en las acciones en las que interviene el agente no lo hace íntegramente sino con una parte de su acción total, a esta parte o sector de la propia acción se denomina papel o rol. Una vez hecha la aclaración anterior, estamos en condiciones de definir la estructura social diciendo, que es un sistema de vínculos uniformes entre los agentes, quienes desempeñan diversos papeles. Al hablar de roles o papeles sociales que desempeña el agente en tanto unidad de los sistemas sociales, aludimos a una categoría analítica que nos permite señalar cuál es el elemento relevante para la Sociología. El actor desempeña diversos roles, que varían según sea el sistema en el que participe, por ejemplo, si participa en el sistema educacional, podrá desempeñar el papel de maestro o de alumno, si interviene en el sistema político el papel de funcionario, de ciudadano, etcétera. El actor no participa en ningún sistema como totalidad, sino con un segmento muy limitado de su acción social. En forma muy ilustrativo podríamos decir, que la estructura social está integrada por un conjunto de roles que desempeñan los individuos, y a través de los cuales se vinculan. Para poder determinar con mayor precisión la naturaleza de los vínculos de que se trata, hay que tomar dos perspectivas; la primera, es la del sistema social, y desde este punto de vista el rol viene a ser la norma generalizada de la acción de los individuos que participan en el mismo. La segunda, es la del agente y en cuanto a éste, su papel se define según el conjunto de expectativas de carácter normativo que tienen los individuos de una colectividad, de acuerdo con sus tradiciones, o dicho en otras palabras, en relación con el agente su papel se define por la conducta esperada, la cual tiene una significación normativa para los miembros de una determinada colectividad. Si el agente se comporta según lo que se espera de él, esto trae como consecuencia una aprobación de la colectividad; si por el contrario, no lo hace así, entonces esto trae como consecuencia una reprobación de su conducta por parte de los miembros que integran el grupo social al cual pertenece. Las expectativas normativas llegan a ser parte de la personalidad del agente. Esto tiene lugar en el del proceso de socialización, en virtud de que durante el agente asimila tanto los valores como las normas

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colectivas y éstas se incorporan a su personalidad, y como consecuencia de ello se convierten en fuerzas efectivas que influyen sobre su comportamiento. Desde el aspecto últimamente analizado, se puede afirmar que la estructura social se basa en el conjunto de expectativas normativas que son las que delimitan el comportamiento de los individuos que integran colectividad. Esta delimitación viene a ser el rol o papel que el individuo desempeña socialmente. El sistema mencionado está reforzado por los motivos que influyen en los individuos para comportarse de acuerdo con lo que se espera de ellos y por la serie de penas que se les imponen en caso de no acomodar su conducta a las expectativas de que se trate. Cabe decir, que dicho sistema de expectativas normativas desde el punto de vista del sistema social al que pertenecen y por mantener un cierto grado de estabilidad activa, que hace que se les considere legítimas, reciben el nombre de instituciones o expresado en términos de Parsons “son aquellas pautas que definen lo esencial de la conducta legítimamente esperada de las personas en cuanto estas desempeñan roles estructurales importantes en el esquema social. En consecuencia, los modelos institucionales, que tienen un carácter estable, son los que sirven para el análisis teórico de los sistemas sociales, en virtud de que delimitan el papel de los agentes que los integrar. Ahora bien, los papeles que se encuentran delimitados por las instituciones pueden ser analizados desde un punto de vista funcional y en este sentido la potencialidad de la naturaleza humana se integra dentro de un sistema uniforme y total, el cual permite tanto a la sociedad como a sus miembros satisfacer las exigencias y necesidades que se vayan presentando. Ahora bien, los papeles institucionalizados en relación a las potencialidades de la naturaleza humana, que lo son de acción, tienen dos funciones; la Primera consiste en que tienen un carácter selectivo y por esta razón escoge entre las posibles formas de comportamiento aquellas que se acomodan a las necesidades de la estructura social, eliminando o corrigiendo a las otras; y la segunda, reside en que los propios papeles por medio de mecanismos de interacción aseguran un grado elevado de motivación para la conducir que se conforme con los roles o papeles de que se trata, para aclarar lo anterior vamos a recurrir a un ejemplo de un papel institucionalizado que desempeña un padre de familia que se espera, por los demás miembros del grupo social, que eduque a sus hijos y los cuide, esto constituye una motivación para que la acción se amolde al papel que debe desempeñar el propio padre de familia. Como hemos visto, el actor no participa, al actuar en sociedad, con la totalidades su acción, sino con un sector limitado de ésta, este sector si se le analiza presenta dos aspectos fundamentales del sistema social; por una parte, se encuentra la posición, esto es, el lugar que ocupa el actor en relación con los demás actores dentro del sistema social. A este primer aspecto se le denomina status. Por otra parte, encontramos, el aspecto de la actividad, del proceso, es decir, la que el actor lleva a cabo en relación con otros actores, y por ende, el comportamiento esperado por éstos. A este aspecto se le da el nombre de rol o papel. De lo expuesto anteriormente se puede concluir que dentro de un sistema social nos encontramos con una serie de actores que ocupan ciertos status y desempeñan varios roles. El hecho mismo de que el mencionado sistema sea necesario para la determinación del status y del rol revela que estos dos aspectos de la conducta del actor deben tener importancia funcional para el sistema social. Por consiguiente, tanto el status como el rol se encuentran en función del sistema social. Me parece que se puede ilustrar esta idea cuando se advierte, que cada sistema social le da importancia a ciertos criterios para la determinación del status, y considera el desempeño de algunos roles más trascendentes que el desempeño de otros para el funcionamiento del sistema social. Una vez aclarada la importancia funcional del status y del rol para el sistema social, veamos en qué forma Ely Chinoy explica la relación entre ambos conceptos: “Los términos usados en nuestros ejemplos -policía, verdugo, soldado, marido- se refieren a tales posiciones, o, en término sociológico, status. Cada uno de estos status supone un repertorio de reglas o normas que prescriben, a la que lo ocupa, cómo deberá o no actuar bajo determinadas circunstancias. Llamamos papel a este conjunto de normas. Status y papel son, pues, dos lados de una misma moneda el status es una posición socialmente identificada; el papel es el patrón de conducta aplicable a las personas que ocupan un status particular." Es de destacarse que los conceptos de status y de rol, categorías analíticas del sistema social presentan una nota según la cual permiten observar la conducta de los actores no en una forma individual sino de manera regular, estable, repetida. Los sujetos que tienen un cierto status y desempeñan determinados roles, al actuar, lo hacen de acuerdo con la posición que ocupan y el papel que desempeñan y los demás miembros de un grupo social esperan que los sujetos mencionados en primer término se comporten de acuerdo con su status y su rol. Desde esta perspectiva podemos advertir una diferencia entre la Sociología y la Historia, ya

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que mientras la primera se ocupa de la conducta que se repite, y que por ende presenta cierta regularidad; la segunda, toma el acto humano en su singularidad, como acto único, irrepetible. Ahora bien, después de haber aclarado los conceptos de status y de rol, como categorías analíticas del sistema social, parece oportuno señalar que el concepto de estructura social es estático. Recordemos que la estructura de algo viene a estar constituida por las interacciones relativamente estables entre sus partes. Entonces, si un sistema social se íntegra por un conjunto de interrelaciones entre los sujetos que desempeñan determinados roles, la estructura del mismo se debe buscar en la regularidad de los propios actos. Como hemos visto, la garantía de ella está en que los sujetos que interactúan son ocupantes de roles. Cabe señalar que la estructura social no solamente está integrada por roles, sino también por otros elementos tales como los subgrupos de varias clases vinculados por normas de relación, normas de regulación que se refieren a los subgrupos y a los roles y por valores culturales. Es importante caer en la cuenta que el concepto de estructura tiene un valor formal, en tanto instrumento metódico para el análisis de la realidad social, la cual tiene una significación de procesos de acción. Como la categoría de estructura constituye una abstracción de carácter racional su tendencia es a ser estática. Ahora bien, el análisis estructural funcionalista intenta enlazar las categorías estructurales con aquellos elementos que van dentro del sistema. Este enlace se lleva a cabo a través del concepto de función. A este concepto se le han dado diversas significaciones. El concepto de función de la doctrina estructural funcionalista admitido como válido, es el que se toma de las ciencias biológicas, y en este orden de las ideas Radcliffe Brown sostiene, que la función que desempeña un proceso de carácter fisiológico, que tiene regularidad, consiste en la correspondencia que se da entre el propio proceso y las necesidades del organismo, cuya satisfacción es indispensable para que éste subsista, por lo que hace a la esfera social, en la cual los seres humanos, que constituyen las unidades esenciales del sistema social, se encuentran conectadas por redes de interacciones sociales que forman un todo, “La función de toda actividad recurrente, tal como el castigo de un delito, o una ceremonia fúnebre, es el papel que dicha actividad representa en la vida social como un todo y, por lo tanto, la aportación que hace a la conservación de la continuidad estructural". El concepto de función nos permite determinar cuáles son los elementos o factores que figuran dentro de un tema social dado. Es oportuno destacar que dichos elementos o factores figuran dentro del propio sistema, en la medida en que tienen una relevancia funcional para él. Y tienen esta importancia funcional para el sistema cuando sirven para la conservación y mantenimiento del mismo. Por lo expuesto anteriormente se puede concluir que la existencia del sistema como totalidad es previa a la consideración de los elementos que lo integran, ya que de no ser así, no sería posible hablar de la funcionalidad de los multicitados factores y elementos para el sistema, lo cual implica, además, que a éste se le tiene como válido vigente. Conviene hacer un comentario sobre las categorías de estructura y función. Indudablemente que a través de la estructura se destaca el carácter estático de esta categoría para el análisis de los sistemas sociales; pero como los elementos de éstos son variables, aparece el concepto de función que enlaza la estructura con sus elementos, en la medida en que estos son funcionales ara el mantenimiento v preservación del sistema; sin embargo, en contra de lo que pudiera pensarse en el sentido de que el concepto de función, que supone la variabilidad de los elementos que integran el propio sistema, se encaminaría a aplicar la transformación de éste, tiende a su conservación, por lo cual surge una de las criticas más duras que se han dirigido al análisis estructural funcionalista, la cual consiste en que éste tiene un carácter conservador. Me parece conveniente agregar que dos de los problemas más importantes de la reflexión filosófica han sido el del reposo y el del movimiento. Pues bien, paralelamente, -la Sociología desde sus únicos hasta nuestros días, siempre se ha preocupado de una estática y cae una dinámica sociales, en tanto que la doctrina que se analiza tiene indudablemente un carácter conservador. No obstante esto, uno de los más destacados representantes de la corriente que se analiza, Merton, considera que el problema del cambio en los sistemas sociales, se puede abordar a través del concepto de disfunción, y al respecto expresa: "El concepto de disfunción, que implica el concepto de esfuerzo, tirantez y tensión en el nivel estructural, proporciona una actitud analítica para el estudio de la dinámica y el cambio. Para entender el concepto de disfunción lo vamos a relacionar con el concepto de función y el de la función. En este sentido -podemos afirmar, de acuerdo con Merton, que las funciones son las consecuencias

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observadas que permiten la adaptación o el ajuste de un determinado sistema; disfunciones son las consecuencias no funcionales, o sea, aquellas que no mantienen ninguna relación con el sistema de que se trata. Indudablemente que el planteamiento anterior, nos conduce a practicar un balance en relación con aquellos factores o elementos que actúan funcionalmente, disfuncionalmente o afuncionalmente. Esto, claro está, ofrece grandes y graves dificultades, ya que por un lado es muy difícil establecer un control sobre las diversas variables que entran en juego en un sistema dado; y por otro, puede ser aún más difícil determinar el valor o importancia de dichas variables para el sistema, si es que se trata, por lo menos de establecer una teoría empírica de los sistemas sociales. Merton habla de una distinción muy importante por lo que toca a las funciones, y al respecto considera que hay dos clases de éstas: las funciones manifiestas y las latentes. Las funciones manifiestas son aquellas en las que las consecuencias objetivas son queridas o reconocidas por los sujetos que las llevan a cabo. Mientras que las funciones latentes, son las consecuencias objetivas para la sociedad no queridas o reconocidas por sus actores. La distinción entre los dos tipos mencionados de funciones es muy importante para llevar a cabo un análisis sociológico correcto. Y, además, la idea de función se logra ubicar correctamente dentro del sistema. Sin esta diferenciación el análisis seria imperfecto y se manejaría deficientemente el concepto de función. Es importante advertir que los conceptos de estructura y función constituyen una estrategia para la elaboración de la teoría. En este orden de ideas, utilizando los dos conceptos mencionados debe procederse a la elaboración de la Teoría Sociológica, partiendo del material empírico suministrado por la realidad social. Ahora bien, con la finalidad de que dicho material no se ofrezca en forma caótica, sino ordenada y coherente, se necesita distinguir los siguientes problemas que ha de tratar el análisis estructural funcionalista: I. La teoría de la estructura social. II. La teoría de los procesos motivacionales que ocurren dentro del sistema social, y III. La teoría del cambio social. En los manuales y tratados de Sociología se denomina a la teoría de la estructura social, teoría de la organización social, y a la teoría del cambio social, teoría de la evolución social. En realidad, el propio Parsons, cae en la cuenta de que es necesaria una distinción entre la estática y la dinámica social, al hablar de una teoría de la estructura y de una teoría del cambio sonar sólo que las limitaciones mismas de la teoría estructural-funcionalista le impiden un desarrollo de la doctrina del cambio social en virtud de que los conceptos de estructura y de función que maneja, están al servicio, como hemos visto, de una ideología conservadora que se encamina fundamentalmente a la conservación del sistema social, el cual constituye el objeto del análisis que lleva a cabo la teoría de que se trata. Conviene registrar que la finalidad principal que Merton le asigna al paradigma es la de suministrar una guía, que tiene el carácter provisional, para llevar a cabo análisis funcionales con éxito. Desde luego que para poder cumplir con esta finalidad, el paradigma debe contener una serie de conceptos que el sociólogo tiene que manejar para poder llevar a cabo el análisis funcional en forma adecuada; y además, puede servir para determinar las aportaciones y las deficiencias de las investigaciones anteriores. VARIACIÓN CRITICA DE LA TEORÍA ESTRUCTURAL FUNCIONALISTA Al hacer una critica de la teoría que nos ocupa, se señalarán los aspectos que constituyan sus antecedentes y supuestos teóricos, los elementos que representan una limitación de la misma, así como aquellos ángulos que encarnen las directrices de una auténtica superación de la Teoría Sociológica. Es indudable que la teoría de que se trata está construida con conceptos de otras teorías. Me parece que la teoría estructural funcionalista, en Parsons, toma en cuenta el concepto de Simmel sobre la interacción, ya que como hemos visto el autor mencionado el primer término al definir el sistema social alude, entre otros elementos que lo integran, a los actores que se encuentran en una relación recíproca. Por otra parte, como el propio Parsons lo reconoce, el análisis estructural funcionalista tiene un importante antecedente en la moderna corriente de la Antropología Social y Cultural. Y señala a Malinowsky como el autor más importante en relación con la orientación funcional de esas disciplinas, lo cual implica que la Teoría Sociológica no es el suelo originario de la orientación funcionalista, en el sentido de método para el análisis de un determinado núcleo de problemas. Por lo que toca la significación del concepto de función que utiliza la teoría de que se trata, no es el

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que originalmente ha sido utilizado en Matemáticas, sino en la Biología, lo cual revela que la idea de totalidad es anterior lógicamente hablando, y las partes se encuentran relacionadas con el todo cuando desempeñan la función especifica que les corresponde. Parsons habla de las ciencias de la acción, y la Teoría Sociológica es una Ciencia de la acción, en el sentido de que tiene por objeto de estudio del sistema social que es un sistema de acción. Paralelamente la Psicología Social estudiaría el sistema de la personalidad y la Antropología Cultural el sistema cultural. Aun cuando en gran medida la formación sociológica de Parsons se la debe a Max Weber, no se plantea el problema de la ubicación de la Sociología en el campo de la realidad natural o en el mundo del espíritu, a la manera de los seguidores de la dicotomía de Dilthey de ciencias naturales y ciencias del espíritu. Esta dicotomía de las ciencias si está presente en el pensamiento de Weber, al definir la Sociología, diciendo que es una Ciencia que además de interpretar el obrar social pretendía explicarlo causalmente en su desarrollo y efectos, con lo cual el gran sociólogo alemán consideró que nuestra Ciencia estaba ubicada tanto en el ámbito de las ciencias naturales como en el campo de las ciencias del espíritu. En general podemos afirmar que en el desarrollo de la obra de Parsons, no existe la preocupación intelectual de colocar la Sociología en el marco de una clasificación dictómica de las ciencias, ya sea ésta la de Ciencia natural y cultural (Rickert), Ciencia ideográfico y normatética (Windelband) o ciencia natural y del espíritu (Dílthey). Por lo que toca a Merton, cuya formación teórica es menos importante que la de Parsons, tampoco se advierte esa preocupación, sino más bien, y éste es el propósito plausible, la de vincular la Teoría Sociológica y la investigación empírica; pero esto se puede llevar a cabo, en gran medida, en un país en el que el caudal de la investigación social empírica sea muy grande como en los Estados Unidos; pero en un país como el nuestro en el cual desgraciadamente todavía no se ha alcanzado un desarrollo suficiente de la mencionada investigación, el propósito de Merton sólo se puede llevar a cabo en una pequeña medida. Por otro lado, aun cuando compartimos con Merton la idea de la necesidad de la investigación empírica como base para el desarrollo de las hipótesis que maneja la Teoría Sociológica, que son flor de un día, así como la idea sostenida por el autor mencionado de rechazar los sistemas de Filosofía de la Historia, por no partir de la comprobación de las hipótesis que manejan y por no ser acumulativos, debemos aclarar que jamás estaríamos de acuerdo con la supresión de una disciplina tan importante como la Filosofía de la Historia, lo que no sería posible, al estilo grandioso de Comte, de un Marx, de un Spencer o de un Spengler, ya que las hipótesis que estos autores manejan, que no son flor de un día, revelan una característica del hombre occidental que es la búsqueda de lo duradero, de lo permanente, lo cual constituye el afán de este tipo de hombre, que no se quiere diluir en lo transitorio, en lo cambiante, en lo efímero, que con tener un valor importante como es el de servir a los requerimientos que plantean las circunstancias y los momentos concretos, tratándose de las teorías de alcance medio de Merton, no responden a la necesidad estrictamente humana que es la de la búsqueda de lo imperecedero, no en un ultramundo, sino en algo humano, como es la Historia. Sobre el carácter conservador del análisis estructural funcionalista se ha insistido en el desarrollo de esta obra, así como una de las posibles formas de responder a esta objeción. Quien se esfuerza, a mi juicio, sin éxito, en mostrar el carácter científico del análisis de que se trata es Merton en su obra. ALGUNAS CRITICAS A LA TEORÍA ESTRUCTURAL-FUNCIONALISTA De lo expuesto anteriormente podemos concluir que no estarnos en presencia de una teoría original ni en Parsons, ni en Merton. El primero tiene una formación europea, el segundo, es discípulo del primero. No puede negarse el auge de la Sociología en Estados Unidos; Parsons mismo se encarga de señalarlo, pero tampoco hay que echar las campanas a vuelo por dicho auge. Hay un gran número de intereses que interfieren en las investigaciones empíricas, por lo cual los resultados de éstos no son muy seguros. De cualquier manera los esfuerzos de Parsons y de Merton son dignos de elogio, aun cuando más equilibrado el segundo que el primero acerca de las posibilidades científicas de la Sociología, ya que el propio Parsons cree que esta Ciencia ya ha logrado una madurez que en el mejor de los casos está en vías de alcanzar. A los juicios anteriormente expuestos, agregaré un comentario que sobre las criticas no apasionadas sino serenas, han dirigido el análisis estructural funcionalista algunos distinguidos sociólogos. Tímasheff, en su obra denominada la Teoría Sociológica registra las siguientes críticas a la obra de

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Parsons: “Primera: la teoría de Parsons se basa en el supuesto arbitrario (y, desde nuestro punto de vista, incorrecto de que la teoría sociológica es un aspecto parcial de una teoría general de la conducta humana. Segunda: La teoría sociológica de Parsons, no obstante sus explicaciones limitadoras, como hemos observado más arriba, es inseparable de la teoría psicológica. Tercera: aunque la teoría de la cultura sustentada por Parsons responde a esas objeciones, él, como muchos antropólogos culturales, considera la cultura como sistemas normados de símbolos que son objetos de la orientación de actores, y la interpreta, no como un sistema empírico, como describe la personalidad y la sociedad, sino como una especie de abstracción de elementos de esos sistemas. Pero si reducimos la cultura a símbolos, “no queda nada para que lo simbolicen los símbolos culturales”. Por lo que toca a la primera crítica me parece infundada, en virtud de que sostener que se parte de un supuesto arbitrario cuando se dice, como Parsons, que la Teoría Sociológica es un aspecto general de una teoría de la conducta humana, es proceder arbitrariamente, puesto que no se fundamenta en qué consiste tal arbitrariedad. Por el contrario, probablemente tener el propósito de sistematizar los conocimientos sociológicos, al lado de otros conocimientos sobre lo social, partiendo de la armazón de referencias que suministra la teoría de la acción, constituye, a mi juicio, algo plausible como es la creación de una lógica de las ciencias sociales. En lo que se refiere a la segunda crítica formulada en el sentido de que la Teoría Sociológica de Parsons es inseparable de la Teoría Psicológica, es pertinente aclarar que esta crítica cae por su base cuando se advierte que en el pensamiento de Parsons se distingue con pulcritud entre ambas teorías, y el hecho de que se relacionen entre si, no implica ninguna objeción a la Teoría Sociológica de Parsons. Y, por último, formular un reproche a Parsons porque no hace del sistema cultural un sistema acción de carácter empírico, sino un sistema de símbolos es intentar refutar no sólo al autor mencionado, sino a una gran parte de las concepciones que sobre la cultura han desarrollado importantes, tales como Ernesto Cassirer, en su Filosofía de las Formas Simbólicas, y en su Antropología Filosófica. El autor Juan Carlos Agulla, sostiene en su ensayo Estructura y Función, que la teoría estructural funcionalista comporta una serie de limitaciones, de las cuales vamos a registrar solamente aquellas que nos parecen más importantes. En opinión de Agulla no se da una integración lógica entre las categorías descriptivas de la teoría de la acción y las categorías analíticas del sistema social, en el plano empírico, sino solamente en el plano abstracto. Esto, desde luego, estaría en contra del propósito de Parsons. Cuando se expuso aquí que los instrumentos analíticos del sistema social eran los conceptos de status y de rol, de acuerdo con Parsons es necesario una dependencia lógica de ellos en relación con las categorías descriptivas de la acción, tales como el actor, la situación de la acción y la orientación de la acción en la situación. Pero cuando se trata de demostrar la operancia de la teoría estructural funcionalista en la experiencia, entonces el recurrir a la teoría de la acción tiene una importancia práctica mínima. Si la dependencia entre las categorías analíticas del sistema social y las descriptivas de la acción, sólo opera en determinados casos, entonces dicha dependencia es artificial en virtud de que puede servir para fines que no son estrictamente los del análisis funcional. La conclusión lógica que se extrae de lo anteriormente expuesto es que los conceptos de status y de rol no se derivan, como pretende Parsons, del sistema categorial de referencia. Por otra parte, la pareja de conceptos, status y rol estructural-función se han utilizado en los trabajos de Levy, Blau, Merton, y además en los trabajos de los etnólogos y antropólogos culturales como Radcliffe-Brown, Malinowsky y Levy Strauss, sin apelar, al formular sus teorías, al cuadro de referencia de la teoría de la acción de Parsons. Otro aspecto de las limitaciones de la teoría de que se trata, se encuentra, como se ha visto ya, en la teoría del cambio social. Los propios representantes de la teoría estructural funcionalista reconocen lo endeble de la teoría del cambio social dentro de esa doctrina considerada en su totalidad. Los partidarios de la doctrina de referencia intentan dar poca importancia a las debilidades, reconocidas por ellos de la teoría del cambio social, como parte de la teoría estructural funcionalista. La razón fundamental de esto estriba en que los partidarios de la doctrina mencionada, para formularla, han tenido en cuenta, en forma preferente el sistema en reposo. Desde otro punto de vista la afirmación de Parsons formulada en el sentido de que la dicotomía entre la estática y la dinámica es falsa, tiende a demostrar la escasa importancia de los problemas del cambio social

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dentro de la teoría estructural funcionalista. Lo que buscan los partidarios de la doctrina estructural funcionalista, es, en última instancia, el equilibrio del sistema social, y los conceptos de status y de rol sirven para describirlo cuando se le considera en reposo, pero no son idóneos para describir los procesos de cambio dentro del sistema social. Por otra parte Agulla llega a la conclusión de que el análisis estructural funcionalista no es una teoría sistemática y empírica, sino más bien una estrategia para la formulación de algunas teorías empíricas y sistemáticas. El análisis estructural funcionalista, considera Agulla que tiene posibilidades de éxito para el análisis de la realidad social, pero que en tanto teoría comporta grandes limitaciones tanto teóricas como prácticas, ya que en su concepto no se ha pedido elaborar, en forma sistemática, la teoría empírica y sistemática que se ha buscado. En resumen se puede afirmar que: “Entendido el problema del estructural-funcionalismo como 'estrategia' para la formulación de hipótesis, o sistemas de hipótesis o teorías, si podemos apreciar muchas teorías elaboradas bajo el patrocinio de este método de 'inducción sistemática'. Y los ejemplos son muchos. Me voy a ocupar de lo que considero como crítica fundamental, que el sociólogo español Antonio Perpiña Rodríguez dirige al análisis estructural funcional, la cual este autor la expresa en los términos siguientes: “Pero aún hay más. Si a pesar de esas reservas queremos aplicar los criterios funcionales y estructurales con referencia a los elementos substanciales del sistema social (los individuos), al hacerlo, sin darnos cuenta, operamos un verdadero escamoteo del objeto de conocimiento, porque al aplicar la categoría de función hemos eliminado el sujeto sustancial para colocar en su puesto las acciones relaciones. La función es siempre algo fenoménico, desustancializador, y definir y comprender a los hombres por su rol social, no es simplemente pasar de lo concreto a lo abstracto, sino de lo sustancial a lo verbal (que diría Wiese), del supuesto subsistente que actúa como sujeto a las simples actuaciones. Cuando se coge a un hombre y se le considera únicamente como soldado, por ejemplo, más que una eliminación parcial de su personalidad, hemos operado una eliminación total de ésta: lo que cuenta no es ya el soldado, sino las actividades militares que despliega”. Se advierte la preocupación de Perpiña de mantener en el tratamiento de la sociedad la categoría de substancia de los sujetos que la integran, no la de la sociedad entendida como un todo, a la manera substancialista de Savigny con su doctrina del alma nacional. La critica que se analiza tendría validez si se parte del preconcepto de que es necesario para la conceptuación de la sociedad mantener la unidad substancial del hombre, la casi desde nuestro punto de vista no entra en cuestión para la determinación de la esencia de la sociedad. LAS CRITICAS FUNDAMENTALES AL ESTRUCTURAL FUNCIONALISMO DIRIGIDAS POR LA TEORÍA MODERNA DE LOS SISTEMAS SOCIALES. Una de las críticas que dirige Buckley al sistema de Parsons, consiste en que no incluye dentro de sí a las desviaciones estructuradas, a los esfuerzos y a las tensiones, ya que el sistema termina por identificarse con la estructura dominante institucionalizada y al respecto expresa: 'El sistema social de relaciones determinadas viene a incluir única, o esencialmente, aquellas relaciones que forman una estructura dominante institucionalizada de conformidad con las expectativas de rol. Así, se asigna a esta estructura dominante carácter de punto fijo de referencia en relación con el cual se concibe menos como potencialmente disruptivas a otras estructuras o consecuencias latentes. "Estas últimas proponen 'problemas' de control (imperativos funcionales) al 'sistema' (es decir, a la estructura institucional dominante), que deben ser resueltos si se quiere mantenerlo o conservarlo. De este modo, el 'sistema social' se reduce, para abarcar nada más que algunas relaciones determinadas: las que corresponden a la presumible 'coexistencia pacífica, o a las definiciones alternativas que del 'orden' ha dado Parsons. 'Ello significa que los diversos tipos de desviación y de tensiones son residuales en el modelo, pues no se les concede el pleno status de partes integrales del sistema. Esa desviación o esas tensiones, se manifiesten ora en síntomas neuróticos difusos, ora en la conducta delincuente y criminal, ora en movimientos sociales parcial o totalmente organizados, ora en la innovación ideacional, deben agruparse y ser tratados como disfuncionales para el sistema.

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En la transcripción anterior se puede observar la influencia del modelo orgánico en el modelo de Parsons, ya que así como el organismo constituye un punto de partida fijo, normal, para evaluar los procesos desviados y disfuncionales, el modelo del sistema social formulando por Parsons le da a la estructura social dominante, institucionalizada, el carácter de punto fijo, normal, en relación con el cual se concibe la posibilidad de que otras estructuras entren en conflicto con el a través de la tensión o la desviación con la estructura social dominante, institucionalizada. El modelo mecánico y el biológico se combinan para dar lugar, al modelo estructural funcional, y ello da origen a algunas críticas que se dirigen contra este último modelo, y que siguiendo a Buckley se exponen enseguida. 'Finalmente, gran parte de la dificultad suscitada por el modelo parsoniano reside en el hecho de que básicamente, es una mezcla del modelo biológico de estructura-función con el de equilibrio mecánico. Es significativo que los modelos biológicos y mecánicos fracasen en relación con el sistema social precisamente allí donde el modelo de Parsons es más débil y particularmente susceptible de crítica. a) En un sistema organismico tenemos una estructura relativamente fija, normal para la especie en un momento dado. b) Esta estructura biológica normal nos suministra criterios muy definidos para evaluar las estructuras y los procesos desviados y disfuncionales. c) A medida que aparecen dichas tendencias de desviación con respecto a la estructura normal (esencialmente por obra de causas externas, como la enfermedad, condiciones atmosféricas extremas, etcétera), entran en acción mecanismos automáticos homeostáticos de 'control' para contrarrestar aquellas y conservar la estructura normal. d) Cuando estos mecanismos fracasan, el organismo se desintegra (muere) y se fusiona con el medio. Sin embargo, un sistema social no posee una estructura fija normal, de suerte que, sí cambia dentro de los limites estrechos, se produzca necesariamente la 'muerte del sistema’. A diferencia de lo que acontece en un sistema organismíco, en los sistemas sociales aparece como característica esencial la propensión a cambiar la estructura durante su 'lapso vital, culturalmente continuo. Así, Parsons extiende el modelo organismico más allá de sus límites, cuando se reduce a emplear una estructura física existente como punto de referencia para la evaluación de los “imperativos funcionales” de un sistema social. Dichos imperativos bien podrían referirse a las posibilidades mismas de existencia de un sistema en general (por ejemplo, cualquier sistema, sea cual fuere su particular estructura interna, debe contemplar las necesidades de alimentación abrigo, reproducción y otras semejantes); pero, como lo demuestra cualquier texto antropológico o histórico, no existe una estructura interna particular o 'normal' que por si sola satisfaga tales imperativos. Aun habiendo límites dentro de los cuales pueden variar los rasgos estructurales del sistema social esos a pesar de todo continúan siendo compatibles con el mantenimiento del sistema. Cabe decir que estos limites, en el caso de un sistema social comparado con un organismo o un sistema mecánico, son bastante amplios. Y precisamente dentro de ellos se plantean la mayoría de los interrogantes que nos interesan desde el punto de vista sociológico. " Una vez que se ha demostrado, de acuerdo con lo anteriormente transcrito la insuficiencia del modelo orgánico de referencia, cabe agregar que al tomar como punto de partida fijo al organismo, ello, nos sirve para evaluar los procesos de desviación que se consideran como disfuncionales en relación con el funcionamiento normal del propio organismo, dichos procesos disfuncionales nos muestran lo que no debe ser en relación con el deber ser que se manifiesta en funcionamiento normal del organismo. Aquí advertimos una tendencia normativa de la moderna sociología estructural funcionalista que pretende, a partir de la combinación del modelo mecánico y del orgánico, establecer un modelo (el estructural funcional), que muestra los procesos de desviación de la conducta como lo opuesto al funcionamiento normal del sistema social; y que ve en dichos procesos la realización de la conducta indebida, u opuesta a la conducta debida que se expresa en el funcionamiento normal del sistema social. Esto es así en virtud de que el modelo estructural funcional considera la sociedad como un organismo que constituye un punto de partida, fijo para evaluar los imperativos funcionales del sistema social. A BuckIey le parece 'inadmisible de acuerdo con los razonamientos que expresa en la última transcripción citada la aplicación del modelo orgánico a los sistemas sociales. Ahora bien, en el comentario que he hecho sobre el estructural funcionalismo me he concretado a señalar que trasladar, el modelo orgánico al sistema social, es decir, considerar a éste como un organismo es mostrar, de acuerdo con las razones que se expusieron, una tendencia normativa de la nueva Sociología, frecuentemente mezclada con nociones causales. Al no distinguir entre el método normativo y el causal, la moderna Sociología los confunde en sus aplicaciones llegando a estructurar nociones causales y normativas mezcladas acriticamente.

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BOTTOMORE T., B. Introducción a la Sociología España, Península , 1973 Pags. 137-208

VIII. Las instituciones económicas. En general, las teorías económicas modernas no han mostrado mucho interés por el estudio de la estructura económica, aunque muchos manuales económicos contienen breves descripciones de la organización de la industria, de la división del trabajo, de la estructura de las empresas, etcétera. En cambio, la

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sociología económica se ha dedicado casi totalmente a los problemas de la estructura económica. Los puntos principales, que examinaremos sucesivamente, son la división del trabajo y la especialización, el sistema de propiedad, los tipos de cambios económicos y estructurales (especialmente el proceso de industrialización), la estructura de la empresa industrial y las relaciones industriales.

La división del trabajo Una de las obras más conocidas de Durkheim en su estudio de la división del trabajo, donde analiza las funciones sociales de esta división e intenta demostrar que constituye en las sociedades modernas, en contraste con las sociedades primitivas, la fuente principal de la cohesión o de la solidaridad sociales. En el desarrollo de su investigación, Durkheim distingue dos tipos de solidaridad, la mecánica y la orgánica, que asocia con dos tipos de Derecho que denomina represivo y restitutorio. Hacia el final del libro, Durkheim analiza las formas anormales de la división del trabajo en las modernas sociedades industriales, esto es, las formas de división del trabajo que debilitan la cohesión social en vez de fomentarla. Distingue dos formas anormales principales: la división del trabajo <<anómica>> y la <<impuesta>>. Por la primera entiende una condición de especialización extrema en la cual el individuo termina aislado en su especialidad; es, particularmente, una condición en la que existe una división permanente entre el capital y el trabajo. Durkheim propone como remedios el fomentos de contactos regulares y prolongados a través de las asociaciones y corporaciones profesionales y a través de una organización institucional especialmente prevista para la discusión y la negociación entre el capital y el trabajo. Por la segunda forma, Durkheim entiende una condición en la cual los individuos no eligen libremente sus preocupaciones, sino que se ven obligados a realizarlas. Para él, esta discrepancia entre la capacidad de los individuos y las funciones principales del conflicto de clase. Durkheim creía que las sociedades modernas podían y debían eliminar estas formas anormales de la división del trabajo, y es interesante comprobar hasta qué punto sus esperanzas se han realizado. En muchas sociedades industriales, las relaciones entre el capital y el trabajo han sido institucionalizadas mediante procedimientos bastante refinados de consulta, de negociación y de arbitraje; y la elección de ocupaciones es ahora más libre como resultado de una mayor igualdad de oportunidades. Es indudable que estos cambios han hecho disminuir la intensidad del conflicto de clase. Otros sociólogos han analizado la división del trabajo en su relación con la estratificación social. Marx esbozó una teoría de la estratificación social que convertiría a ésta en efecto de la división del trabajo, y, especialmente, de lo que llama la <<primera gran distinción entre el trabajo manual y el intelectual>> G. Schmoller presentó una teoría más elaborada, que define a las clases como grupos ocupaciones, creados por la división del trabajo y mantenidos por la herencia. Estas teorías son muy relevantes para el sistema de castas de la India, cuya, cuya diferenciación se ha producido, en gran parte, en términos de ocupaciones tradicionales. De hecho, tiene más importancia en este caso en cualquier otro sistema de estratificación, donde lo que ha de explicarse es la agregación de ocupaciones en los grupos más amplios: estrato, clase, o grupo de status. Muchas investigaciones sociológicas contemporáneas provienen, precisamente, de esta preocupación por las consecuencias sociales de la división del trabajo. Una de estas derivaciones es el estudio sociológico de las ocupaciones, que trata particularmente de la conexión entre la ocupaciones y el status social, pero también de los problemas del ingreso en las ocupaciones (es decir, de una de las cuestiones estudiadas por Durkheim). Esta sociología ocupacional se ha concentrado especialmente en el estudio de las ocupaciones que dan más influencia y prestigio, las profesiones liberales. Una segunda derivación extrema del trabajo en la industria moderna y sus consecuencias e implicaciones sociales y psicológicas. En un estudio reciente, George Friedmann examina la moderna división del trabajo en lo que afecta al trabajo y al tiempo libre, y hace un excelente resumen de las investigaciones realizadas en este terreno. También examina críticamente la teoría de Durkheim sobre las funciones sociales de la división del trabajo y en un largo apéndice estadístico presenta datos sobre la extensión y el carácter de la especialización en algunas sociedades industriales. En la India, la división del trabajo no es tan intensa ni amplia como en los países industriales avanzados. Sin embargo, la industrialización plantea dificultades y problemas parecidos y es urgente llevar a cabo una investigación en la zonas industriales. Además, el estudio de los efectos de la creciente división del trabajo sobre el sistema de casta presenta un interés particular. En el pasado, cuando se producían cambios en la técnica o surgían ocupaciones totalmente nuevas se constituían, a menudo, nuevas casta. Es importante ver hasta que punto esto sigue ocurriendo en las nuevas ocupaciones industriales o si, al contrario, las divisiones de casta están siendo sustituidas por las divisiones sindicales y de clases. Al mismo tiempo, es interesante estudia el ingreso en las profesiones liberales, en relación con las diferencias de casta, para ver hasta que

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punto estas diferencias se mantienen con formas nuevas. También hay que mencionar un problema más amplio. Al organizarse en forma de sistema de castas, la división del trabajo tenía las funciones integradoras puestas de relieve por Durkheim. En la economía rural realización de funciones necesarias (transmisión de la habilidad manual, etcétera. ) y estas funciones se organizaban mediante el intercambio directo de servicios entre las castas (el sistema jajmani). En una economía industrial y monetaria, la división del trabajo es mucho más compleja y el intercambio de servicios se realiza a través del mercado o de la planificación central o de ambos a la vez. El resultado de todo ello, es que la casta pierde importancia desde el punto de vista de la división del trabajo; de hecho (y al igual, también que los grandes medievales), las castas pueden constituir un serio obstáculo para el desarrollo económico. El sistema de casta conserva algunas funciones integradoras, en el nivel cultural, pero estas funciones perderán probablemente importancia, a medida que la cohesión social dependa cada vez más de la división económica del trabajo y del sentimiento de nacionalidad. La propiedad Para decirlo con las palabras de Hobhouse, la propiedad <<ha de concebirse en términos del control del hombre sobre las cosas>>, un control reconocido por la sociedad, más o menos permanentemente y exclusivo. La propiedad puede ser privada (individual o colectiva) o común. En su descripción del desarrollo de la propiedad, Hobhouse observa que en todas las sociedades existe una cierta propiedad privada personal, pero que en la mayoría de las sociedades primitivas los principales recursos económicos eran de propiedad común (por ejemplo, el terreno de caza, el terreno de cultivo, los pastos). En las sociedades agrícolas más desarrolladas predominaba la propiedad privada. Pero Hobhouse señala que aunque desaparece la propiedad tribal común, esta propiedad común puede seguir existiendo para la comunidad familiar. En un breve y excelente estudio sobre la propiedad, R. H. Lowie utiliza mucho material comparativo de las sociedades primitivas y civilizadas y llega prácticamente a la misma propiedad privada personal, incluyendo la de nombres, danzas, canciones, mitos, regalos ceremoniales, donaciones, armas, utensilios domestico. En lo que concierne a los <<instrumentos de producción>>, hay diferencias entre los pueblos cazadores y los pueblos recolectores, por un lado, en los cuales la tierra es de propiedad tribal (aunque no siempre bien definida), y los pueblos agricultores y pastores, por otro lado. Entre los agricultores, se encuentra con frecuencia la propiedad privada de la tierra, aunque el clan o la tribu pueda ejercer algún control sobre su uso o su enajenación común la tierra, pero no el ganado; <<La propiedad del ganado desarrolla fuertemente el sentido de propiedad individual>> (Lowie). La propiedad común de la comunidad familiar existe en muchas sociedades. En Europa, la Zadruga yugoslava constituía un ejemplo bien conocido, pero encontramos formas de propiedad parecidas en todas las sociedades campesinas. A principios del siglo XX, la propiedad común había sido ya sustituida en la gran mayoría de ellas por la propiedad individual. La naturaleza del Derecho de propiedad en la comunidad familiar hindú durante el periodo verídico no es del todo clara. Macdonell y Keith afirman que todos los fragmentos (verídico) niegan la idea de que la propiedad de la familia fuese una propiedad familiar: <<es evidente que se trata y que los restantes miembros de ésta sólo tenían un Derecho moral que el padre podía ignorar...>>. Pero K. M. Kapadia ha llegado a la conclusión de que la literatura védica no hay ninguna indicación clara de que el único tipo de organización familiar fuese la familia patriarcal. Según este autor surgieron, posteriormente, tendencias hacia la desintegración de la comunidad familiar y se amplió el alcance de la propiedad individual, pero la vieja tradición patriarcal se utilizó para reforzar a la comunidad familiar. Por consiguiente, nunca hubo propiedad familiar común, aunque en periodos más avanzados hubo limitaciones a la facultad del jefe de familia de enajenar la propiedad. En general, con el desarrollo de la agricultura, de la manufactura y del comercio se extendió la propiedad individual o colectiva de los recursos productivos; pero en la mayoría de las sociedades siguió subsistiendo una cierta propiedad común. Así ocurría, por ejemplo, en el sistema señorial de la Europa feudal, donde la comunidad conservaba un control general sobre el cultivo y algunos derechos en la resolución de las disputas. En Rusia, este control de la comunidad duró hasta entrado el siglo actual. El rasgo característico de todos estos sistemas de propiedad, como señaló Hobhouse, era que concernían al uso de ésta; incluso cuando ya la propiedad individual se había desarrollado considerablemente, se mantenían un cierto control y una cierta responsabilidad de la comunidad para impedir que ningún miembro individual fuese completamente despojado. La propiedad para el poder y la adquisición ilimitada de riqueza individual fueron productos específicos del capitalismo; esta propiedad alcanzó su punto culminante en Europa y Estados Unido, durante el siglo XIX, pero fue limitada nuevamente por la comunidad, con relativa rapidez. La historia reciente de la

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propiedad es, esencialmente, la historia de la imposición o de la re-imposición de límites comunitarios los propietarios individuales de los recursos económicos Y, en su última fase, es la historia de la redistribución o apropiación deliberadas de dichos recursos por la comunidad. Un cierto número de autores han intentado distinguir los principales tipo de sistemas de propiedad o las principales etapas del desarrollo de la propiedad. Ya hemos mencionado el esquema de Hobhouse, con sus tres fases: la primera se caracteriza por la escasa diferenciación social, la escasa desigualdad y la propiedad común o el control estricto de los recursos económicos por parte de la comunidad; en la segunda, la riqueza aumenta, aparecen grandes desigualdad y la riqueza individual o colectiva escapa al control de la comunidad; en la tercera, se intenta deliberadamente reducir la desigualdad y restaurar el control de la comunidad. Este esquema tiene alguna similitud con la distinción marxista de las tres etapas: la de la sociedad primitiva sin clase, la de las diferenciación clasista y el aumento de la desigualdad y la etapa final de una sociedad sin clases a un nivel superior. Vinogradoff distinguía cuatro estadios principales: el establecimiento de los derechos de propiedad de un contexto tribal y comunal; la aplicación de la noción de posesión de la tierra; el desarrollo de la apropiación individual y, finalmente, la imposición de restricciones bajo la influencia de las modernas ideas colectivistas. Otros autores más recientes han puesto de relieve la complejidad del problema y han rechazado la noción de una evolución unilineal. Existen bastantes estudios comparativos sobre la propiedad en las sociedades primitivas que demuestran la dificultad de determinar el carácter y la extensión de los derechos de propiedad. Sin embargo, la extensión la propiedad en la Europa Occidental es bastante clara; los historiadores la han documentado a fondo y sus fases recientes, se reflejan en las ideologías sobre la propiedad, desde la teoría del Derecho natural de John Locke hasta las doctrinas socialista modernas. En la India, la historia del Derecho de propiedad no es ya tan clara. Hasta hace poco, la forma principal de propiedad productiva era la tierra, y la tenencia de la tierra se regulaba por la costumbre hindú, complementada más tarde por el Derecho musulmán. La tenencia de la tierra sólo se reguló de modo preciso bajo la dominación británica, después de la Bengal Permanent Settlement Regulation de 1793. Es dudoso que en el Derecho hindú —tal como se expresa en el código de Manú— se reconociese el Derecho de propiedad sobre la tierra. El rey tenía Derecho a una parte del producto y el cultivador tenía Derecho a ser protegido en la ocupación de su tierra y a transmitir ésta a sus herederos. La versión del Derecho musulmán que se aplicaba en la India después del siglo XII parece haber creado algunos derechos de propiedad claramente definidos para los zamindars, es decir, para los primitivos recaudadores de impuestos empleados por los conquistadores musulmanes que constituyeron, más tarde, una pequeña nobleza territorial. En otros lugares —Bombay, Madras— se dictó otra disposición (el sistema ryotwari) que creó una clase de propietarios rurales. Los resultados generales de la legislación británica fueron, por consiguiente, el establecimiento inequívoco de derechos de propiedad sobre la tierra y la conversión de ésta en una mercancía enajenable, esto es, la incorporación de la tierra al sistema general de propiedad de una economía capitalista. Los estudios sociológicos recientes sobre la propiedad en las sociedades industriales se ocupan, esencialmente, de dos aspectos: 1) la distribución de la propiedad y sus efectos sociales; 2) la separación entre la propiedad y el control de las empresas industriales en el capitalismo moderno. Existen numerosos estudios sobre la distribución de la riqueza y de la renta. En Gran Bretaña, la obra de R. H. Tawney, Equality (cuarta edición revisada, Londres, 1952) examina con cierto detalle las desigualdades de la riqueza y de los ingresos en relación con el sistema de clases. En un estudio anterior, The Inequality of Incomes (Londres, 1920). H. Dalton demuestra que la desigualdad en la distribución de la riqueza es uno de los factores principales de las desigualdades en los ingresos. Para los Estados Unidos, la obra de C. Wridght Mills The Power Elite (Nueva York, 1956, cap. 5 <<The very rich>> y cap. 7 <<The corporate rich>>. (Hay traducción española, Fondo de Cultura Económica) ofrece mucha información sobre la distribución de la riqueza y de los ingresos. Este y otros estudios indican que desde principios del siglo XX existe una tendencia hacia una mayor igualdad en muchos de los países industriales avanzados, aunque esta tendencia se manifiesta más claramente en lo que respecta a los ingresos que en lo que respecta a la propiedad. Así, por ejemplo, en Gran Bretaña el 1% de la población poseía el 65% de toda la propiedad privada en 1911-13 y en 1946-47, poseía todavía el 50%. La igualación de los ingresos, en cambio, ha procedido con mayor rapidez, a causa de una fiscalidad altamente progresiva y de la expansión de los servicios sociales. En los países socialistas, la escala de ingresos parece ser similar a la de las democracias capitalistas, aunque es difícil llegar a conclusiones ciertas por falta de una investigación sociológica seria. Tenemos poca información fehaciente sobre la distribución general de la propiedad y de los ingresos en la India. La renta y la riqueza per capita parecen bajas en comparación con los países industrializados; en

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cambio, la escala de ingresos parece tan amplia como la de éstos. Un estudio sobre Poona, en 1936-38, analizaba los ingresos de las distintas ocupaciones, distribuidas en diez grados; los ingreso anuales medios de las profesiones del grado I (obreros manuales no calificados) eran de 80 rupias, mientras que los grandes empresarios) <<superaban ampliamente>> las 2.000 rupias. El autor calculaba, también sobre la base del presupuesto vital mínimo elaborado por el Bombay Textile Labour Enquiry Committee, que el 65% de las familias de Poona vivían por debajo del <<límite tolerable>>. R. Mukerjee ha publicado datos sobre el periodo 1943-46 que relacionaban los ingresos con las necesidades de alimentos, de ropa, etcétera., y demuestran la existencia de variaciones en los ingresos de la clase obrera según los diferentes centros industriales y las regiones. El autor llega a la conclusión de que <<las cifras demuestras claramente que la dieta alimenticia de la mayoría de los obreros indios no alcanza a la exigencia mínima de 3.000 calorías diarias>>, a pesar de que una gran proporción de los ingresos se gastan en alimentación ( el 60-75%). Las condiciones son algo mejores en algunos grandes centros industriales, como Bombay y Ahmedabad. La separación entre la propiedad y el control de las empresas industriales es un fenómeno que ha interesado mucho a los sociólogos que se ocupan del desarrollo del capitalismo moderno. Esta separación es debida a la extensión del principio de la sociedad por acciones. Los capitalistas industriales de comienzos del siglo XIX eran, a la vez, propietarios y directores de sus empresas. Pero a medida que éstas crecían, se necesitaba más capital exterior: la aportación de este capital fue posible gracias a la legislación sobre sociedades por acciones. Actualmente la gestión de compañías que denominan las principales ramas de la industria está en manos de individuos que no son sus propietarios. Los propietarios de la mayor parte del capital son los miles de pequeños y medianos accionista que únicamente se interesan por los beneficios de la compañía y pueden incluso no llegar a saber nunca que es lo que ésta produce. En una obra muy conocida, The Modern Corporation and Private Property (Nueva York, 1933), A. A. Berle y G. C. Means examinaron detalladamente las grandes empresas de los Estados Unidos. Sus conclusiones constituyeron la base para las teorías posteriores sobre la <<revolución directorial>> y la transformación del capitalismo. Algunos autores han exagerado el alcance de estos cambios. Aunque los directores de la industria moderna no son propietarios de las empresas, acostumbran a ser importantes accionista y gozan de grandes ingresos personales; no hay ningún divorcio fundamental. En su obra The Logic of British and American Industry (Londres, 1953), P. Sargant Florence demuestra que <<en las grandes compañías, un promedio de veinte accionistas de un total de 10 a 20.000 controlan, en Gran Bretaña y en Estados Unidos, casi una tercera parte de las acciones>>, lo cual es suficientes para darles el control de la compañía. El autor dice que <<todo demuestra que la revolución directorial no ha ido tan lejos como se cree a veces (o como se afirma sin fundamento) y que las decisiones últimas sobre la política de las empresas están en manos, en la mayoría de éstas, de los grandes accionistas, C, Wright Millis, en The Power Elite (Nueva York, 1956), demuestra que la propiedad y el control están profundamente entrelazados en la industria norteamericana; observa que <<los principales directores de empresas y los grandes capitalistas no constituyen dos grupos distintos y claramente separados>>. Algunos estudios publicados recientemente en Gran Bretaña y los Estados Unidos trazan un cuadro notable sobre la concentración del poder económico. Las grandes compañías dominan la economía; en los Estados Unidos, el 0.2% de todas las compañías industriales y mineras emplean el 50% de todo el personal de estas industrias; en Gran Bretaña, 12.000 compañías por acciones controlan el 50% de la actividad económica total, es decir, tanto como el conjunto de las 250,000 compañías privadas de las industrias nacionalizadas y otras empresas. La propiedad de acciones de las grandes compañías no esta extendida; en Gran Bretaña, menos del 5%, y en los Estados Unidos, menos del 7% de la población adulta, posee acciones. Además, dentro del grupo de los accionistas hay que distinguir entre el pequeño sector (menos del o,2% del total) que posee grandes cantidades de acciones, y el resto que posee, individualmente, cantidades de acciones, y el resto que posee, individualmente, cantidades muy pequeñas. Finalmente, la interrelación entre los grupos dirigentes concentra todavía más en manos de los grandes propietarios el control de la industria. Esta imagen es algo distinta de la que presentamos al analizar la distribución general de la riqueza y de la renta. En la próxima sección examinaremos su significación para el estudio de las sociedades industriales. Tipos de economía

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En uno de los capítulos anteriores hemos indicado que la clasificación de las sociedades se ha basado, a menudo, en una clasificación preliminar de los sistemas económico. Este era el caso, por ejemplo, de la distinción efectuada por Marx entre cinco grandes tipos de sociedad: la sociedad primitiva, la sociedad antigua, la sociedad asiática, la sociedad feudal y la sociedad capitalista. Según las presuposiciones básicas de Marx, la distinción no solamente se hace en términos de la propiedad y de las relaciones de clase. Otros autores han propuesto clasificaciones parecidas, especialmente los economistas y sociólogos alemanes de la escuela histórica, tale como Bücher y Sombart. Esta clasificación de los tipos de economía parece haber gozado de una aceptación general y existen diversos intentos de distinguir subgrupos dentro de los tipos principales. Así, por ejemplo, Hobhouse Wheeler y Ginsberg distinguen diferentes tipos de organización económica entre las sociedades primitivas y demuestran que las diferencias entre las otras instituciones sociales (estratificación, gobierno, etc.) se relacionan con dichos tipos. La distinción entre pueblos recolectores, cazadores, pastores y agricultores, en el caso de las sociedades primitivas, es ya un verdadero lugar común. En cambio, algunos estudios más recientes han expresado dudas sobre la correlación entre el tipo de economía y las formas de las restantes instituciones sociales. Por ejemplo, Daryll Forde, en un estudio global de las sociedades primitivas, demuestra que hay muchas variaciones en las instituciones dentro del mismo tipo de economía. En el caso del capitalismo moderno, H. Pirenne distingue diversos estadios en la <<historia social del capitalismo>> en términos de las principales direcciones de la actividad económica y des grupos sociales que ejercen la hegemonía en cada estadio concreto. A partir de la obra de Marx, los sociólogos han dedicado una gran parte de sus esfuerzos al análisis del capitalismo como sistema económico y social. Aparte del debate sobre los orígenes del capitalismo moderno, se ha prestado mucha atención al desarrollo creciente y, en particular, al crecimiento de las grandes empresas. Los autores marxistas hacen una distinción entre el capitalismo del siglo XIX, y el <<capitalismo monopolista>> del siglo XX, que relacionan con el imperialismo. Los fenómenos que describen son reconocidos casi unánimemente, pero , pero pocos sociólogos aceptan la interpretación marxista. El rápido aumento de las grandes empresas y la concentración del poder económico son fenómenos existentes en todos los países industriales, tanto si se basan en un sistema de propiedad esencialmente privada, como en un sistema de mezcla de la propiedad publica y de la privada o en uno de propiedad completamente colectiva. Para muchos sociólogos, el concepto de << propiedad de los medios de producción>> ha de ser sometido a un nuevo examen . en la Unión Soviética, al igual que en Gran Bretaña y los Estados Unidos, un pequeño número de individuos dirigen las empresas de que depende el bienestar material y deciden las grandes cuestiones económicas y la utilización de los recursos. En los tres casos, estos individuos gozan de un gran poder, y cada vez es más difícil para la masa de la población el control de su utilización de este poder. Contra lo que opina el marxismo ortodoxo, el control popular puede incluso ser mayor en los países capitalistas, puesto que los sindicatos independientes pueden presionar sobre las direcciones de las empresas y la competencia entre los grupos políticos impide el surgimiento de una minoría omnipotente. En aquellos países capitalistas sonde han sido nacionalizadas algunas industrias básicas, se han planteado difíciles problemas sobre el control de las corporaciones públicas que dirigen dichas industrias. Desde el punto de vista del empleado y del ciudadano medio, las burocracias públicas pueden ser más difíciles de tratar que la s burocracias privadas, sin que sean forzosamente más igualitarias o más sensibles a las exigencias del bien común. En muchos países comunistas, el coste de la burocracia pública ha sido dolorosamente reconocido en estos últimos años. Todo esto no hace más que confirmar la importancia del análisis de la burocracia realizado por Max Weber. En su ensayo Politics as a vacation, Weber. En sugiere un paralelo entre la concentración de las fuerzas productivas y la concentración de las fuerzas administrativas. Al analizar el desarrollo del Estado moderno, observa que el príncipe, en su conflicto con la nobleza, abrió la puerta ala expropiación de los poseedores autónomos y privados del poder ejecutivo, los poseedores, por Derecho propio de los medios de administración, de fomento del bienestar, etc. <<El proceso corresponde exactamente al desarrollo de las empresas capitalistas a través de la expropiación gradual de los productores independientes>>. Weber veía en el desarrollo futuro de la sociedad industrial el peligro de que el socialismo pueda terminar no liberando al hombre, sino sometiéndolo al poder de una burocracia omnipotente. Los estudios sociológicos sobre un tipo de sistema económico, han contribuido notablemente a las recientes controversias políticas. En su obra Contemporary Capitalism, John Strachey observa un conflicto entre la democracia política y las tendencias oligárquicas del capitalismo moderno. En The Power Elite, C. Wright Mills señala la aparición de una <<sociedad de masas>> en los Estados Unidos, en la cual el poder se concentra cada vez más en manos de los dirigentes de las grandes organizaciones, tanto en el terreno

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económico como en los demás. En las sociedades totalitarias, el proceso de concentración del poder en una pequeña minoría alcanza su grado máximo. Estos cambios sociales han despertado nuevamente el interés por los problemas del control del poder económico, mediante la descentralización y la institución de una <<democracia industrial>> (que analizaremos en la próxima sección) y por el análisis de las tendencias oligárquicas que se manifiesta en las organizaciones políticas (problema que examinaremos en el capítulo siguiente) así como por las características generales de la organización burocrática. En el estudio de los tipos de economía demuestra el valor de un enfoque sociológico que intente ver sinópticamente y elucidar las complejas interrelaciones entre el sistema de propiedad, la organización política. También lo demuestra el estudio del paso de un tipo de economía a otro. Una de las primeras controversias sociológicas, iniciada por Marx y continuada especialmente por Max Weber, era la relativa a los orígenes del capitalismo. Es imposible resumir aquí este debate; pero si podemos formular las grandes líneas de lo que parecen ser sus conclusiones razonables. El desarrollo del capitalismo requería la generalización de unas actitudes ante el trabajo y la riqueza que hasta entonces habían sido excepcionales en las diversas sociedades humanas. La ética social del protestantismo contribuyó a la difusión de dichas actitudes, aceleró el desarrollo del capitalismo en Europa Occidental y en los Estados Unidos y puede haber contribuido a darle algunas de sus características específicas (como lo pretende Weber). La importancia de los valores y de las ideologías en el funcionamientos de los sistemas económicos ha sido demostrada en algunas obras posteriores sobre la <<decadencia del capitalismo>>; en el libro de J. A. Schumpeter, Capitalism, Socialism and Democracy, se dice, por ejemplo, que la decadencia del capitalismo se deberá, en gran parte, a la repudiación de los valores <<burgueses>> no hundimiento económico. Este argumento recuerda la expresión de Max Weber: <<Los puritanos querían que el trabajo fuese su vocación; nosotros nos vemos obligados a querer que lo sea>>, frase que expresa una gran desilusión y una evidente hostilidad hacia la cultura del capitalismo. Quizá sea más significativa la importancia adquirida recientemente por la teoría de las sociedades industriales y de la industrialización, que toma en cuenta muchos factores sociales (incluyendo las ideologías) y representa, factores sociales (incluyendo de las ideologías) y representa, actualmente, el principal punto de convergencia de la economía y de la sociología. La literatura publicada al respecto, insiste en la distinción entre dos tipos de economía, la industrial y la no-industrial, y se ocupa más del industrialismo que del capitalismo, por considerar evidente que la industrialización puede producirse de manera muy diversa en contextos sociales y políticos diferentes. W. Arthur Lewis examina de manera general los factores económicos y de todo tipo que actúan en el crecimiento económico: el deseo de mercancías, las actitudes ante el trabajo, la influencia de los sistemas de propiedad, la movilidad social, la religión y la estructura familiar, los efectos del aumento de población y el papel del gobierno. En su obra Industrialization and Labour (Nueva York, 1951), W. E. Moore estudia exhaustivamente un problema específico de la industrialización: el reclutamiento y preparación de la mano de obra para su utilización industrial en los países agrícolas. Este es uno de los problemas principales para los países no-industriales puesto que el trabajador agrícola que se incorpora el trabajo industrial se traslada, al mismo tiempo, del campo a la cuidad y el proceso de ajuste a las nuevas condiciones puede ser largo y difícil. En Europa, el problema de los <<obreros de origen campesino>> y de sus familias ha sido investigado a fondo, y con utilidad, en dos países de industrialización colectivista: Polonia y Yugoslavia. El estudio del crecimiento económico tiene una importancia particular para la India. La economía india sigue siendo, esencialmente, una economía campesina. Actualmente, más de la 4/5 partes de la población viven en el campo y el 70% de esta trabaja en la agricultura. La industrialización empezó hacia 1850 y avanzó con una lentitud extrema. El Dr. Anstey ha hablado de un <<desarrollo económico reprimido>> y ha demostrado que la proporción de personas que vivían en las ciudades apenas aumentó entre 1881 y 1931, al tiempo que la proporción de obreros industriales entre toda la población activa disminuía entre 1911 y 1941. Además, antes de 1947, el desarrollo industrial era unilateral; las principales empresas radicaban en las industrias ligeras, mientras que la producción de hierro y de acero permanecía inexistente. Desde la independencia. Al mismo tiempo se han dedicado muchos esfuerzos a la elevación de la productividad (que era extremadamente baja) en la agricultura, como base indispensable para la acumulación de capital y la expansión industrial. No vamos a ocuparnos aquí de los aspectos puramente económicos. Es de lamentar, sin embargo, que existan ahora pocos estudios sociológicos sobre problemas tan fundamentales. Un informe de las Naciones Unidas examinado los problemas generales de los países subdesarrollados, llamando la atención sobre los factores sociológicos y demográficos de la industrialización. El mejor exámen sociológico de los problemas del reclutamiento de mano de obra industrial es la obra de W. E. Moore, Industrialization and Labour, ya

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citada. Los estudios de que disponemos demuestran claramente que el crecimiento económico de la India se ve obstaculizado por numerosos factores sociales: fecundidad excesiva, sistema de castas, resistencia a las innovaciones fundada en creencias religiosas, dependencia del individuo respecto de la comunidad familiar y otros. Pero no está ya tan clara la importancia que debe atribuirse a los diversos factores y menos aún como puede modificarse su influencia. No hay razón alguna para suponer que los valores culturales en conjunto se oponen el desarrollo económico y social; por ejemplo, el aumento del nacionalismo desde finales del siglo XIX se basaba, en parte, en un renacimiento cultural. De hecho, la cultura hindú ha absorbido muchos elementos del mundo industrial de Occidente y ha redescubierto algunos rasgos similares en su propia tradición. El ideal de ascetismo, que puede ejercer una influencia muy fuerte contra el desarrollo económico, no es el único ideal del hinduismo y ni siquiera el más prominente. Hay muchos síntomas indicadores de un deseo ardiente de progreso económico y una aprobación general de la planificación nacional del apoyo prestado por el gobierno al desarrollo de la empresa privada. Pero, no tenemos ninguna certeza en cuanto a la influencia ejercida por estos valores sobre el individuo en la elección de una ocupación y en su comportamiento laboral . todo lo que sabemos al respecto proviene, esencialmente, de estudios relativos a otros problemas: las comunidades rurales y las ciudades. Ahora, bien, la industrialización y el crecimiento económico dependen tanto de la comprensión de estos factores sociales como el cálculo económico; la investigación sociológica puede constituir, en este punto, una contribución importantísima. La empresa industrial y las relaciones industriales Dentro del dominio general del estudio de las sociedades industriales ha surgido en los últimos años una rama más limitada. Llamada sociología industrial, que ha adquirido una posición muy destacada en la sociología a causa del aumento de las investigaciones del número de personas dedicadas a éstas. La sociología industrial se ocupa de dos aspectos de la vida industrial: la organización interna de la empresa y las relaciones sociales que en ella existen, por un lado, las relaciones entre los diferentes grupos de la industria, especialmente entre los propietarios y directores, supervisores y oficinista y obreros manuales. Dos obras recientes condensan una gran parte de los problemas de la sociología industrial: Industrial Relations an the Social Order de W. E. Moore (Nueva York, 1946) y Problemes humains du machinisme industriel (segunda edición revisada, París, 1954) de Georges Friedmann. Los autores dan algunas indicaciones sobre el desarrollo de los estudios de sociología industrial. En un primer momento, estos se centraron en los problemas de la fatiga, del aburrimiento, del absentismo y otros factores que afectaban adversamente a la producción. El estudio de estos problemas se hizo particularmente urgente durante la primera guerra mundial con la creciente demanda de productos industriales; fue en aquella época cuando se llevaron a cabo las primeras investigaciones sistemáticas (por parte de psicólogos) en Gran Bretaña. La fase siguiente fu la aparición del movimiento de la <<organización científica del trabajo>>, impulsado por el ingeniero norteamericano Tylor y entusiásticamente patrocinado por industriales como Ford. La tercera fase se inició con los estudios de Elton Mayo, el primero que dio al examen de estos problemas un carácter claramente sociológico. Todos estos estudios se ocupaban básicamente de la productividad y de los factores psicológicos y sociales que influyen sobre ésta. Los sindicatos y el movimiento obrero presionaban, desde otro ángulo, para mejorar las condiciones de trabajo, para crear un ambiente laboral más humano y para crear oportunidades para el avance y la promoción individuales. Todos estos intereses confluyeron para favorecer los estudios sociológicos sobre las relaciones sociales en la empresa, sobre todo a medida que los problemas se hacían más agudos con el desarrollo de la producción en masa, con la producción en cadena y, últimamente, con la automación. Los principales temas de estudio, durante los últimos diez años, han sido las relaciones interpersonales en los grupos de trabajo y su influencia sobre la productividad, el papel de los supervisores, los problemas de la gestión y de la burocracia, los efectos del trabajo especializado y las posibles compensaciones en el tiempo libre, y los problemas creados por el cambio tecnológico. Se ha prestado una atención especial a determinados grupos de trabajadores, como el de los jóvenes y de las mujeres. El volumen de investigaciones y de literatura es muy vasto, pero los principales resultados se resumen en las obras de Friedmann, Le travail en miettes (nueva edición, revisada y ampliada, París, 1964). La investigación se ha realizado en las industrias de propiedad pública y en las de propiedad privada, en los países industriales capitalistas y socialista y también en los países subdesarrollados. Ya hemos dicho que la concentración del poder económico ha hecho revivir el interés por los problemas de la <<democracia industrial>>. Este interés se ha visto también estimulado por el descubrimiento de que la propiedad pública de

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la industria no resuelve todos los problemas de la empresa ni elimina los conflictos (aunque los gobiernos autoritarios pueden suprimir el conflicto manifiesto), y por la preocupación sobre la <<falta de sentido>> del trabajo industrial especializado y sus efectos sobre el individuo y sobre la producción. En los últimos años ha habido numerosos experimentos de participación de los obreros en la gestión de las empresas o de gestión obrera directa, experimento que han sido cuidadosamente estudiados por los sociólogos. La obra de Friedmann, Problemes humains du machinisme industriel, describe algunas de las investigaciones realizadas al respecto y en un reciente simposio publicado por la <<International Sociological Association>>, se pone de manifiesto la similitud de estos problemas en sociedades con regímenes políticos diferentes. El otro aspecto de la sociología industrial, las relaciones industriales en sentido amplio, fue eclipsado durante una cierta inclinación, especialmente entre los sociólogos norteamericanos, a explicar las relaciones industriales en sentido amplio en términos de relaciones internas de la empresa y a reducir estas últimas a problemas de personalidad individual, de relacione familiares, etc., con total ignorancia del marco institucional de la propiedad, del sistema de clase y de las instituciones políticas. Esta fase se ha superado. Existen numerosos estudios sobre los diferentes grupos implicados en el conflicto y la negociación industriales; sin embargo, estos estudios tienden a concentrase en el examen de los sindicatos y a dejar un poco al margen la estructura y la política de las organizaciones de técnicos, de directores y de propietarios. Esto es debido, en parte, al crecimiento experimentado por los sindicatos después de la guerra, especialmente en Gran Bretaña y en los Estados Unidos, y al hecho de que el clima social más favorable del << Estado benefactor>> les ha dado un mayor poder; a la vez, la extensión de la propiedad pública ha creado difíciles problemas de relación entre los sindicatos y los órganos de gestión de las industrias nacionalizadas. Los estudios sobre la dirección y la organización de los sindicatos han sido, en todo caso, muy numerosos. También se han estudiado, aunque no con tanta intensidad, los procesos de negociación, se arbitraje y de conflicto. Uno de los análisis más penetrantes del conflicto industrial es la obra de K. G. J. C. Knowles, Strikes: A Study in Industrial Conflict (Londres, 1952). El <<American Journal of Sociology>>, LX (3), noviembre, 1954, público un notable simposio sobre el conflicto industrial en las diferentes sociedades. En uno de los capítulos anteriores, hemos mencionado ya un cierto número de contribuciones sociológicas al estudio de la negociación y de la determinación de los salarios, que complementan los trabajos de los economistas en este terreno. En la India, todavía no se han planteado los problemas de la industrialización en gran escala. Pero se plantean en escala más reducida los problemas de las relaciones y de los conflictos industriales y diversos autores se han ocupado ya de ellos. Los principales problemas son, sin embargo, los de la industrialización, ya examinados. IX. Las instituciones políticas Las instituciones políticas se ocupan de la distribución del poder en la sociedad. Max Weber definió al Estado como <<una comunidad humana que reclama con éxito el monopolio del uso legítimo de la fuerza física dentro de un territorio determinado>>. El estado es, por consiguiente, uno de los organismos más importantes del control social; realiza sus funciones por medio del Derecho con el recurso último a la fuerza física si es menester. Es una asociación dentro de la sociedad y no toda la sociedad. Y Max Weber hico de la territorialidad una de las características del sistema político. En un capítulo anterior ya examinamos la distinción entre la <<la sociedad civil >> y el Estado, distinción que constituyó un paso importante en la formación de la sociología como Ciencia. Los primeros sociólogos, después de establecer esta distinción, procedieron a examinar las relaciones entre la sociedad civil y el Estado e intentaron una clasificación de los sistemas políticos a base de las diferentes formas de sociedad civil. Su enfoque era evolucionista; lo que les interesaba primordialmente los orígenes y el desarrollo del Estado. Consideraban a esta como una asociación dentro de la sociedad, caracterizada por límites territoriales definidos, y conocían —gracias a la creciente literatura etnográfica— la existencia de sociedades primitivas que no parecían contar con una organización política; todo ello les llevó, casi de modo natural, a analizar la cuestión de los orígenes; algunos se dedicaron, también a especular, bajo la influencia de la filosofía de la historia, sobre el futuro del Estado. Esta misma filosofía de la historia (y las revoluciones políticas de la época) determinaron su interés por las diferentes formas históricas del Estado. Especialmente en la civilización occidental. Por escaso que sea lo que podamos aceptar de estos esquemas de evolución, unilineal, lo cierto es que la clasificación de los sistemas políticos

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sigue siendo una de las tareas esenciales de la sociología política, como base para la generalización. En este sentido, podemos aprender mucho de los autores del siglo XIX. Empezaremos, pues, examinando los tipos de sistemas políticos. Analizaremos, después, con mayor detalle, la organización y el comportamiento políticos en las sociedades actuales directamente observables por el sociólogo y por el antropólogo social, y en torno a las cuales gira la mayor parte de la literatura sobre el tema. Los tipos de sistema político Los sociólogos evolucionistas establecieron una distinción entre las sociedades que contaban con un sistema político y las que carecían de él, pero la establecieron por distintas vías y sus descripciones del los orígenes del Estado resultaron divergentes. Spencer distinguía dentro de su categoría de <<sociedades simples>> algunas que no contaban con ninguna jefatura y algunas que sólo tenían jefaturas ocasionales o inestables. Sólo en la etapa de las <<sociedades doblemente combinadas>> era posible encontrar organización política elaborada. Hobhouse distinguía tres tipos de sociedad caracterizados por lazos sociales fundamentalmente distintos: el parentesco, la autoridad y la ciudadanía. En una obra posterior estudiaba más de cerca las instituciones de las sociedades primitivas y demostraba la existencia de una correlación entre el nivel de desarrollo económico, la creciente diferenciación social y el surgimiento y consolidación de una autoridad política regular. Esta clasificación coincide prácticamente (en lo que pueda aceptarse) con el esquema marxista. Marx y Engels elaboraron una clasificación de las sociedades en la que el Estado sólo empezaba a existir cuando el desarrollo económico provocaba la aparición de clase sociales antagónicas. Sus concepciones fueron confirmadas por las investigaciones antropológicas de L. H. Morgan. La formulación sistemática de la concepción marxista por parte de Engels en Los orígenes de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado (1884), se basaba en la obra de Morgan y en los comentarios de Marx sobre esta. Las explicaciones de la aparición del Estado pueden clasificarse, en líneas generales, en dos categorías. Spencer y Comte la consideraban como una consecuencia de la dimensión y de la complejidad crecientes de las sociedades; en éstas la organización de la guerra constituía uno de los principales factores. Según Spencer, la guerra consolidaba a la <<sociedad combinada>> y todavía más a la <<sociedad doblemente combinada>> de provocar la expansión de las sociedades humanas, y el establecimiento de una autoridad política fija. Estas concepciones coincidían, en algunos aspectos, con la teoría de F. Oppenheimer; este autor consideró, al criticar al marxismo, que el origen del Estado y de las clases sociales radica en la conquista de una tribu por otra: <<El estado es una institución jurídica impuesta unilateralmente a un pueblo conquistado por los conquistadores, con el objeto de someterles al pago de un tributo>>. En contraste con todo ello, la teoría marxista explica la aparición del Estado por la diferenciación de la comunidad en clases sociales, al crecer las fuerzas productivas y la riqueza. El estudio de las sociedades simples por Hobhouse, Wheeler y Ginsberg, si bien no propone ninguna explicación, muestra una correlación entre la diferenciación social y la autoridad política estable. Los recientes estudios sociológicos y antropológicos han confirmado algunas de estas distinciones y han modificado otras. En general, todos los autores están de acuerdo en que algunas sociedades primitivas carecen de una autoridad política. Lowie escribe al respecto: <<Las primeras comunidades deben haber sido grupos diminutos e igualitarios parecidos a una tribu Semang o Esquimal. Tales comunidades eran, esencialmente, grupos consanguíneos...>> Cabe decir, al respecto, que no ha de exagerarse el papel del parentesco en el mantenimiento de la unidad social, como hicieron, probablemente Hobhouse, Morgan y otros. En su Ancient Law, Morgan afirma que en las sociedades primitivas el parentesco era <<la única base posible de las funciones políticas de la comunidad>>. Lowie señala que esta afirmación constituye una >>exageración de la concepción correcta de que el parentesco ha desempeñado un papel enorme en la vida social de los pueblos aborígenes y arcaicos>>; y continúa diciendo: <<La demostración de que no hay que prescindir totalmente del ligamen territorial viene dada, a fortiori, por dos casos extremos de tribus dominadas por las relaciones de parentesco. La Ifugao y la Yurok>>. Uno de los rasgos distintivos de las sociedades primitivas es que allí donde existe una autoridad política separada, esta se relaciona íntimamente con el parentesco, con la religión y con otras instituciones. No vamos a ocuparnos aquí de las diversas descripciones del desarrollo político hecha por los sociólogos evolucionistas. Vale la pena, sin embargo, señalar dos puntos concretos. Dichos autores analizaron los problemas de la transformación de las comunidades pequeñas en sociedades más amplias. Este problema presenta un interés sociológico general. Algunos autores, Spencer o Comte, insistieron en la parte

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desempeñada por la conquista militar, factor que examinaremos más adelante. Otros insistieron en la integración provocada por el desarrollo económico o religioso. Así, por ejemplo, en La cuidad Antigua, Fustel de Coullanges atribuye la formación de las ciudades griegas y romana a la elaboración de una religión más cerrada. Algunos estudios recientes señalan que tanto el conflicto como la cooperación han desempeñado un importante papel en diferentes épocas y en diferentes lugares. Esto puede comprobarse en el caso de aquellas sociedades primitivas que se convirtieron en federaciones o ligas. Y en el mundo moderno es evidente que la religión ha constituido un importante factor para la unidad política de muchos Estados: la India, los Estados árabes del Oriente Medio, Israel. En segundo lugar, los sociólogos evolucionistas coincidían en la descripción de la evolución general de la civilización occidental des los Estados autoritarios hasta tipos de sistemas políticos menos coercitivos, diversamente denominados: <<Sociedad industrial>>, <<ciudadanía>> o <<sociedad sin clase>>. Su optimismo fue recusado, más tarde, por Burckhardt, Spengler, Max Weber y otros. No me propongo a examinar aquí sus profecías históricas. Pero sí cabe decir que, al formularlas, analizaron las relaciones entre la autoridad política y otros fenómenos sociales (por ejemplo, el poder económico, la estratificación social) con una penetración que todavía hoy resulta útil. Los tipos de sistema político distinguidos por los sociólogos del siglo XIX eran relativamente escasos y, además, definidos en términos de un esquema evolucionista que sólo era aplicables a la civilización occidental. Las principales formas eran sociedades primitivas arcaicas, las ciudades-Estado, los Estados feudales y las democracias modernas. El tipo de sociedad y de gobierno asiático —examinado en un capítulo anterior— fue objeto de escasa atención. Actualmente, parece posible trazar una clasificación más general y comprensiva que puede presentarse esquemáticamente así: Sociedades primitivas 1. Sin una estructura política diferenciada y permanente. 2. Con una estructura política diferenciada y permanente, pero con una fuerte influencia del parentesco y de la religión. Ciudades-Estado Imperios basados en las ciudades -Estado Estados feudales Estados asiáticos con una burocracia centralizada Estados nacionales 1. Estados democráticos modernos. 2. Estados totalitarios modernos. Imperios basados en los Estados nacionales. Esta clasificación es esencialmente descriptiva, pero toma en cuenta la dimensión de las sociedades, el sistema económico, la estratificación social, la religión y otros factores, de importancia reconocida en la determinación de la estructura política. Probablemente podría establecerse una clasificación más sistemática en términos de relaciones políticas fundamentales, utilizando el materia suministrado por los modernos estudios de Ciencia política. Pero, hasta ahora no se ha intentado nada en este sentido. Esta clasificación no puede ser analizada aquí en detalle; en el apartado siguiente examinaremos las instituciones políticas de las sociedades modernas. Pero pueden ser útiles algunas reflexiones sobre la estructura política de la India del concepto de <<sociedad asiática>>. Ello implicaba ya una clasificación política, puesto que uno de los rasgos esenciales del tipo de sociedad asiática es la existencia de un gobierno autoritario que domina a través de una burocracia centralizada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de gobierno se superpone a un gran número de comunidades pequeñas y, hasta cierto punto, autónomas. Existen, pues, dos niveles de organización y de acción políticas. El Estado centralizado puede ser, simplemente, un órgano para la recaudación de impuestos y la realización de obras públicas, sin que exista una integración política fundamental, al tiempo que se manifiesta una fuerte tendencia centrífuga de las unidades autónomas integradas en el Estado. En el desarrollo histórico de la unidad política de la India pueden verse en acción las fuerzas de conquista y de cooperación examinadas más arriba. La India fue unificada en diversas ocasiones por conquista —los imperios Maurya y Gupta, la conquista musulmana y, sobre todo, la conquista británica. Sin embargo, en todos estos períodos —y más todavía en los períodos de hundimiento de la autoridad central- —

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la unidad de la sociedad se mantenía gracias al sistema de castas y a la religión. Esto dio una importancia particular a la casta sacerdotal en el Estado indio. La autoridad secular y la religiosa estaban íntimamente ligadas y la influencia de los brahmanes aumentó sin cesar. «Desde la época védica, el rey tenía siempre a su lado a un sacerdote, el purohita; este dignatario se convirtió pronto en su consejero en todas las cuestiones importantes.». Además, la ley era escrita e interpretada por los brahmanes y el Derecho indio conservó siempre, hasta hace muy poco (y aún conserva en ciertos aspectos) un carácter fuertemente religioso. La situación es parecida a la de otras «sociedades asiáticas» examinadas por Wittfogel: Bizancio, el Imperio Inca, el antiguo Egipto. La importancia política de los sacerdotes parece que se relacionaba, en parte, con la rigidez de la estratificación, rigidez que requería una justificación religiosa. En la historia india posterior esta estructura política se complicó con la introducción de las relaciones de tipo feudal, después de la conquista musulmana. Estas características de la constitución política de la India no sólo constituyen un importante material de estudio para la sociología histórica: las tradiciones políticas subsisten e influyen en la orientación de la política actual. La comunidad rural, la burocracia, la religión y el papel político de los brahmanes han contribuido a dar forma al pensamiento político y a los problemas políticos de la India moderna. Las instituciones políticas occidentales y el legado de la dominación británica, son factores que ejercen una influencia evidente, pero no son los únicos. Las instituciones y el comportamiento políticos contemporáneos En las líneas generales, podemos distinguir en el mundo contemporáneo tres tipos de situación política. En primer lugar, la situación de las sociedades tribales que, bajo la influencia occidental a menudo bajo el control o la guía occidentales, se industrializan y buscan o han creado ya instituciones políticas y formas de expresión política más modernas. Nos referimos, principalmente, a las sociedades africanas. Hasta ahora los cambios que están ocurriendo se han estudiado poco desde el punto de vista sociológico; se pueden detectar ya ciertas constantes e identificar algunos problemas comunes, pero los datos de que disponemos no permiten una generalización válida. En segundo lugar, está la situación de los países no-industriales de civilización antigua que se están industrializando después de haberse emancipado del dominio colonial y feudal o autocrático. En esta categoría entran muchos de los países de Asia y del Oriente Medio y también, con algunos matices, los países de América Latina. Los cambios políticos ocurridos en estos países han sido estudiados con mayor detalle; nosotros examinaremos, concretamente, el caso de la India. En tercer lugar, están los países industriales; en ellos surgió la sociología y han sido objeto de una investigación sociológica y han sido objeto de una investigación sociológica intensiva. En esta categoría cabe distinguir dos tipos principales de sistema político: el democrático-capitalista o democratico-socialesta y el comunista-totalitario (con algunas otras variantes de totalitarismos). Más adelante examinaremos a fondo esta distinción. Las características políticas generales de las sociedades industriales modernas son: 1) la comunidad política es un Estado nacional; 2) existen partidos políticos y grupos de presión; 3) los órganos Políticos ejecutivos son elegidos por sufragio universal; 4) los asuntos públicos son administrados por una amplia burocracia centralizada. Los sociólogos han prestado poca atención, en general, a la primera de estas características." Puede decirse que, en conjunto, se ha subestimado la importancia del Estado nacional y especialmente, su contribución al desarrollo del capitalismo. El nacionalismo, en tanto que ideología y sus relaciones con la religión o con los intereses de clase han sido mucho menos estudiados que otras ideologías políticas. Sin embargo, la fuerza del nacionalismo en el mundo moderno es muy grande y plantea serios problemas en relación con el orden internacional. Algunos de los principales problemas actuales han surgido por las contradicciones entre la necesidad de fina autoridad política internacional y la fuerza de los nuevos nacionalismos y de los imperialismos viejos y nuevos. En cambio, en los últimos años se ha desarrollado muchísimo, por vías diferentes, el estudio de los partidos políticos y de las elecciones. Se ha investigado a fondo la conexión entre los partidos políticos y las clases sociales, conexión que constituye el concepto central de la teoría marxista de la política y del Estado. Es innegable que entre los intereses de clase, la afiliación a un partido y la decisión electoral existe una relación muy íntima. Numerosas investigaciones han demostrado que, en la mayoría de sociedades, los electores ven a los principales partidos políticos como representantes de intereses de clase y que la mayoría de los electores votan según lo que ellos consideran como sus propios intereses de clase. Sin embargo, esta relación no es ni tan simple ni tan precisa como pretenden el marxismo popular y algunas variedades del marxismo intelectual. Los partidos políticos también se conciben como representantes de diversos elementos

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de una tradición nacional y como organismos que se ocupan, hasta cierto punto, de intereses generales más que de intereses de clase o sectoriales. Además, no todos los individuos votan de acuerdo con su posición de clase, como puede comprobarlo cualquier observador externo. En las elecciones generales británicas de 1951 los votos de la clase obrera (obreros manuales) y de la clase media se distribuyeron entre los dos partidos principales de la siguiente manera: clase social

número de votos (millones) part. Conservador part. laboratorista

Clase obrera ........................................ 6,2 11,2 Clase media ........................................ 6,5 1,9 Es decir,, más de una tercera parte de los obreros votaron por el partido conservador, pese a que este partido es considerado por una gran mayoría de los electores como el partido de las «clases altas». En los Estados Unidos, el sistema de clases difiere en algunos puntos importantes del de los países europeos y las ideologías de clase son rnenos Influyentes; sin embargo, se ha comprobado la existencia de una correlación parecida entre el status socio-económico y la decisión electoral, con las mismas o mayores divergencias. En este país existen, sobre todo, importantes factores regionales y religiosos que influyen sobre la afiliación de partido y el voto electoral. En Francia, país que ha conocido violentos, conflictos de clase y donde existen ideologías políticas extremistas, se manifiestan divergencias similares. Se acostumbra a concebir a la clase obrera francesa como una clase políticamente homogénea y firmemente ligada a los partidos de izquierda; la realidad, sin embargo, no es ésta: en las elecciones de junio de 1951, sólo el 63 % de la clase obrera votó por los partidos socialista y comunista. Aparte de los estudios de sociología electoral, los estudios sobre la afiliación a los partidos demuestran que la clase social o el status socio-económico ejercen una influencia predominante sobre la afiliación política, pero no una Influencia exclusiva. Estas investigaciones empíricas han provocado ciertas dudas sobre la teoría de «interés» en política. Dichos estudios sugieren la posibilidad de otras motivaciones políticas y llaman la atención sobre la existencia de «grupos de intereses» más específicos que los partidos políticos (los cuales tiene que apelar a todos los sectores en las sociedades democráticas si quieren obtener el poder): a saber, lo que se ha dado en llamar «grupos de presión». Estos grupos cumplen importantes funciones políticas en todas las sociedades modernas, funciones que pueden ser útiles o perjudiciales para la estabilidad o el progreso de la sociedad. Cuando existe una autoridad política estable, los grupos de presión pueden ser un medio útil para que los individuos puedan dar a conocer los deseos o los agravios sectoriales o para suministrar una información valiosa para la administración; cuando la autoridad política es débil, los grupos de presión más poderosos pueden usurpar las funciones gubernamentales o ejercer un chantaje sobre el resto de la comunidad, como ocurrió en Francia después de la guerra. Otra vía de estudio interesante es la que inició la obra clásica de Robert Michels, Polifical Parties. Michels, colega y amigo de Max Weber, llegó a la conclusión de que los modernos partidos de masas no tienen ni pueden tener una organización democrática en la lucha por el poder. Al contrario, los partidos son dirigidos por una pequeña oligarquía que controla el aparato burocrático. Un estudio reciente de los partidos británicos ha confirmado ampliamente la conclusión de Michels. Y otros estudios realizados sobre los partidos comunistas de los países donde éstos ejercen el poder tienden a confirmar la concepción de Michels de que los partidos revolucionarios se burocratizan y se someten al dominio de una oligarquía más fácilmente que los demás. Un amplio estudio comparativo de Maurice Duverger revela el carácter oligárquico de la dirección de los partidos, especialmente en las sociedades con un sistema de partido único. Duverger formula también un cierto número de generalizaciones sobre la relación entre el sistema electoral y el número de los partidos, con especial referencia a los efectos de la representación proporcional y de la segunda vuelta en las elecciones francesas. Las conclusiones de Michels estaban muy influidas por la concepción más general de Max Weber sobre el aumento de la burocracia en las sociedades modernas. Desde que Weber escribió su obra, la burocracia ha sido objeto de un estudio cada vez más intenso en la administración pública, en la industria, en los sindicatos y en los partidos políticos. Las líneas de estudio son muy diversas pero, en general, todos los

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autores insisten en la separación entre los dirigentes y las masas en las grandes organizaciones modernas, sean del tipo que sean, y en la aparición de una clase dirigente burocrática. Este último problema se ha estudiado, especialmente, en relación con los países socialistas y por ello pasaremos a examinar este segundo tipo principal de sistema político. Desgraciadamente, contamos con pocas investigaciones sociológicas sobre las sociedades socialistas (excepto en Polonia y en Yugoslavia, recientemente). Es por lo tanto, imposible, examinar con precisión y detalle sus instituciones políticas o el comportamiento político de sus ciudadanos. El rasgo más característico de estas sociedades es la existencia de un partido único que monopoliza el poder político. Esta situación se justifica, en términos de teoría marxista, como la expresión de la unidad social resultante de la eliminación de las clases sociales antagonistas. La dictadura del Partido se identifica con la dictadura del proletariado en un período de transición que sirve para crear las bases de una sociedad sin clases posterior. Según la teoría marxista ortodoxa, al instaurarse la sociedad sin clases el Estado y todos los partidos políticos «desaparecerán». Los autores han criticado tanto la teoría como la práctica del comunismo. Señalan que el aparato coercitivo del Estado ha aumentado considerablemente en las sociedades socialistas, en detrimento de la libertad individual, y que las diferencias sociales entre los dirigentes y los funcionarios, por un lado, y la masa del pueblo, por el otro, son muy grandes. En los últimos años, se han expresado críticas sobre la concentración del poder dentro de las mismas sociedades socialistas, en forma de ataques contra el «stalinismo» Y las <<tendencias burocráticas», en uno de estos países. Yugoslavia, se ha intentado descentralizar la autoridad política. Desde el punto de vista sociológico lo más criticable del marxismo ortodoxo es su afirmación contra toda evidencia, de que el poder político siempre se ha basado y únicamente puede basarse en el poder económico, y su incapacidad de analizar de manera científica y exacta la noción del «poder económico>>. Este último punto fue examinado brevemente en el capítulo anterior, cuando llamamos la atención sobre la antigüedad de la noción de <<propiedad de los medios de producción». La afirmación de una relación causal directa entre el poder económico y el poder político se debe a la distinción, técnica del siglo XVIII, entre, <<sociedad civil» y Estado, y a la impresión que causó en los teóricos sociales, la rápida emancipación de la vida económica respecto de la regulación política en las primeras etapas del capitalismo industrial. Pero con una perspectiva histórica más amplia, y sin dejar de reconocer la importante influencia que la estructura económica ejerce sobre las restantes instituciones sociales, hemos de admitir la relativa autonomía de la política. Este problema será examinado con más detalle en un capitulo posterior, en relación con la teoría marxista de las clases sociales. Aquí concluiremos señalando la importancia de la contribución sociológica al estudio del poder político, representada por el análisis de la burocracia de Max Weber, por los estudios más recientes sobre el poder burocrático y por la teoría de las élites de Paralelo, cuyas partes más interesantes y útiles son los análisis históricos de la motivación política y de las luchas por el poder. Los sociólogos contemporáneos son muy sensibles al problema del poder: sus investigaciones a partir de la obra de Weber, de Michels y de Pareto, han contribuido considerablemente a una mayor comprensión de las complejidades del poder y de la dificultad de controlarlo en las organizaciones a gran escala y en las sociedades de masas. En comparación con este conocimiento científico cada vez más extenso, las proposiciones del marxismo ortodoxo parecen ingenuas; en la teoría social, vienen a ser el equivalente de la física aristotélica. La sociología política se ocupa de muchos más temas que los que aquí podemos examinar. El estudio detallado del comportamiento y de la organización administrativos ha aportado una serie de útiles conocimientos que pueden ser y son aplicados al perfeccionamiento de la administración. El conflicto de las ideologías, dentro de una sociedad particular y entre sociedad y sociedad, ha impulsado los estudios sobre los factores sociales que influyen en las creencias políticas. Karl Mannheim contribuyó grandemente a esta rama de la sociología del conocimiento, especialmente en su ensayo clásico sobre el «pensamiento conservador». Las ideologías socialistas han sido menos estudiadas, aunque cabe citar el análisis de C. Bouglé sobre la influencia de la estructura social en el surgimiento y expansión de las ideas igualitarias y el de R. Aron sobre los factores sociales que influyen en la aceptación del marxismo. Estos estudios han provocado un interés cada día mayor por el examen de la función política de los intelectuales, especialmente en los países subdesarrollados, donde los intelectuales representan, frecuentemente, a la cultura occidental moderna y viven separados de los valores culturales tradicionales de la masa de sus compatriotas, cuando no en conflicto con ellos. Esta es una de las causas de la tensión existente en países como la India, sometidos a un proceso de industrialización, y puede constituir, también, una de las causas del autoritarismo político en cuanto que el aislamiento cultural de los intelectuales hace aumentar la separación entre la élite y las masas.

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La política en la India La India ha adoptado, con un éxito considerable, las instituciones políticas occidentales. Al final de un estudio muy completo sobre el gobierno parlamentario en la India, W. H. Morris-Yones, observa que «el “experimento” funciona y las instituciones parlamentarias están establecidas con mayor firmeza en la vida del pueblo indio que en muchos países de Europa». Los partidos políticos funcionan más o menos de acuerdo con el modelo occidental y el analfabetismo no ha sido un obstáculo serio para el ejercicio del Derecho de voto. El predominio de partidos de alcance nacional indica hasta qué punto la unidad política es firme. Las diferencias regionales de cultura y de lengua se han expresado políticamente en los debates sobre el número y la delimitación de los estados que componen la Unión India pero no han provocado, hasta hace muy poco, el surjimiento de movimientos políticos organizados de cierta importancia. La influencia del sistema de castas sobre la vida política ha sido diversamente apreciada. Unos autores afirman que su influencia ha aumentado en los últimos años, pero no aducen pruebas concluyentes. Morris-Jones habla del conflicto entre los brahmanes y no-brahmanes como uno de los factores dominantes de la política en Madras. El número de miembros de las castas elegidos para los puestos no reservados del Parlamento indio aunque sea pequeño parece indicar que muy pocos hindúes pertenecientes a las castas están dispuestos a votar por candidatos intocables, Por otro lado, la Scheduled Castes Federation no tuvo éxito en su aspiración a ocupar los puestos reservados y esta falta de éxito indica que el electorado no ve con buenos ojos a los partidos explícitamente organizados sobre una base de casta. En realidad, las elecciones de 1951-52 y de 1957, demuestran una fuerte preferencia de los electores por los partidos de tipo occidental. En 1957, el Partido del Congreso siguió siendo el más fuerte, aunque perdiese votos, el Partido Socialista Praja mantuvo sus posiciones y el Partido Comunista ganó votos; en cambio, los partidos hindúes y los pequeños partidos de la oposición perdieron puestos. En un estudio de las elecciones de 1951-52 se analiza la influencia de las castas en diversas zonas. En Delhi, ni la afiliación a una casta ni la afiliación clasista o religiosa parecen haber ejercido una influencia importante sobre los electores; en su gran mayoría, votaron a favor del Partido del Congreso. La influencia de la casta y de la religión es, naturalmente, más fuerte en las regiones predominantemente rurales. El informe sobre Rajasthan señala que «la casta, la tradición, las creencias religiosas, e incluso las amenazas y los sobornos, influyeron sobre los votantes mucho más que en otros estados». Pero la única investigación detallada con que contarnos, la de A. H. Somjee, demuestra que en la aldea de Gujarat, ni la casta ni la religión ejercieron una influencia preponderante sobre los electores. Cada una de las castas de la aldea estaba políticamente dividida y sólo una casta intentó influir sobre sus miembros para que votasen por un candidato determinado. El factor principal en la decisión de los electores fue el interés económico; los grandes propietarios territoriales votaron, esencialmente, contra el Partido del Congreso; en cambio, los empleados gubernamentales y los pequeños propietarios votaron por este partido. No disponemos todavía de estudios sobre la composición, la organización y la ideología de los partidos, estudios que nos darían algunas indicaciones sobre las influencias que actúan en la afiliación política. Actualmente, los miembros de todos los partidos políticos parecen proceder esencialmente de la clase media y de los sectores urbanos y juveniles de la población. Un informe del Partido Socialista Praja de Bombay (1953), muestra que de un total de 469 miembros «activos», 136 eran obreros industriales y que los restantes procedían de la clase media. Por los datos de que disponemos, puede afirmarse que los miembros del Parlamento proceden de un círculo social todavía más limitado; y entre ellos predominan claramente los miembros de las profesiones liberales, especialmente de la abogacía. Parece evidente que los intelectuales, en sentido amplio, dominan la vida política de la India y que la participación activa en la política no constituye todavía una actividad normal para la masa de la población. El principal sector de reclutamiento para el trabajo político activo es el de los estudiantes, y este hecho explica, en parte, el predominio de faccionalismo en los principales partidos. Weiner indica que las facciones estudiantiles subsisten en la vida política posterior y que estas facciones asumen para el individuo «muchas de las funciones de la comunidad familiar tradicional, del sistema de castas y de la comunidad rural». Otros estudios, en cambio, consideran que el predominio del faccionalismo constituye una característica de la cultura rural tradicional. Además de la influencia de las castas, que en el estado actual de nuestros conocimientos no puede ser exactamente determinada, y del predominio de las facciones, la vida política India presenta otros rasgos específicos que mencionaremos brevemente. Uno de ellos es que el sistema de partidos no parece haber alcanzado todavía su forma definitiva. Weiner ha examinado las razones de la existencia de un sistema rnultipartidista en la India pese a un sistema

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electoral al de «mayoría simple a una sola vuelta» generalmente favorable a la institucionalización de un sistema bipartidista. La reserva de puestos parlamentarios para las castas y tribus registradas ha fomentado la aparición de algunos partidos menores, pero las causas principales parecen ser, en primer lugar, la posición dominante ocupada por el Partido del Congreso, con un prestigio conseguido en la lucha victoriosa por la independencia, y la consiguiente incapacidad de cualquier otro partido para presentarse como grupo de oposición con posibilidades de alcanzar el poder y, en segundo lugar, la oposición entre la cultura tradicional y la civilización occidental, que ha provocado la aparición de partidos hindúes tradicionalistas. Sin embargo, desde las primeras elecciones generales se han producido algunos cambios que parecen tender hacia la creación de un sistema bipartidista. Después de las elecciones, diversos partidos se fusionaron para crear el Partido Socialista Praja y ha habido otros intentos, no conseguidos, de fusión. En las elecciones de 1957, como ya hemos dicho, los partidos menores perdieron terreno. La mayoría de ellos se parecen más a grupos de presión que a partidos políticos en el sentido occidental. Y tienden a convertirse en grupos de presión pura y simplemente. Un segundo rasgo peculiar es la existencia en la India de un tipo particular de pensamiento y de comportamiento políticos inspirado por la doctrina religiosa y la política gandhiana, que se opone directamente a las actitudes políticas por el sistema de partidos al estilo occidental. Su influencia puede comprobarse por la importancia atribuida al movimiento de reforma de las comunidades rurales; de Vinoba Bhave, y por el apoyo que este movimiento ha encontrado en destacados dirigentes políticos de estilo occidental, como Jayaprakash Nárayan. Al mismo tiempo, difícilmente podemos considerar a este estilo político como una alternativa real al sistema de partidos. Parece, más bien, un resultado del choque de culturas en la India y su futuro residirá posiblemente, en una dedicación al reforzamiento de la bate ética de la política ordinaria más que en una propuesta de soluciones para los problemas sociales «situados más allá de la política». Este examen de las instituciones políticas nos permite comprobar la existencia de problemas parecidos a los de la esfera económica: el conflicto entre las actitudes sociales tradicionales fijadas en el sistema de castas y en la religión, y las nuevas relaciones creadas por el desarrollo económico. También es evidente que los lazos políticos pueden ser reforzados por otras relaciones sociales o pueden entrar en conflicto con ellas.

X. La familia y el parentesco La familia estricta La familia estricta es un fenómeno social universal. Como dice Löwie: «No importa que las relaciones matrimoniales sean permanentes o temporales; que haya poligamia o poliandria o licencia sexual; que las condiciones se compliquen por la adición de miembros no incluidos en nuestro círculo familiar: el hecho es que, en todas partes, el marido, la mujer y los hijos menores constituyen una unidad aparte del resto de la comunidad.» La universalidad de la familia estricta puede atribuirse al carácter indispensable de las funciones que cumple y a la dificultad de que estas funciones puedan ser realizadas por otro grupo social. «En la familia estricta se agrupan cuatro funciones fundamentales de la vida social humana: la sexual, la económica, la reproductora y la educativa.» Podemos distinguir entre las funciones sociales y las funciones psicológicas de la familia. Kingsley Davis habla de cuatro grandes funciones sociales: reproducción, mantenimiento(de los hijos menores), colocación y socialización. De ellas, las dos primeras y la cuarta son las más importantes, puesto que la colocación, en el sentido de atribución de un lugar en el sistema ocupacional o en la jerarquía social, no es una función universal; se manifiesta en las sociedades rígidamente estratificadas (por ejemplo, en la sociedad de castas), pero no invariablemente, y ni siquiera predominantemente, en las sociedades industriales modernas. Las funciones psicológicas, son esencialmente, la satisfacción de las necesidades sexuales de los cónyuges, y de la necesidad de afecto y seguridad, tanto para los padres como para los hijos. Además de las mencionadas, la familia ha tenido, a menudo, otras funciones. Murdock observa que- «En tanto que constelación social firme ejerce frecuentemente, pero no universalmente, otras funciones. Así, por ejemplo, es a menudo el centro del culto religioso, con el padre como sacerdote familiar. Puede ser la unidad primaria de posesión de la tierra, de ejercicio de la venganza o de diversión. El status social puede depender más de la posición familiar que de la actividad individual, etc.»

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Los antropólogos han insistido en las funciones económicas de la familia en la sociedad primitiva. El lazo entre el padre y la madre no consiste únicamente, y ni siquiera esencialmente, en los privilegios sexuales atribuidos a los casados, puesto que muchas sociedades primitivas permiten las relaciones sexuales prematrimoniales sin limitación alguna, y algunas las permiten o bien sin limitación o bien entre parientes. Uno de los principales factores de la conservación de la familia es la cooperación económica basada en la división del trabajo entre los sexos. Lévi-Strauss ha descrito gráficamente la miserable situación de los solteros en la mayoría de las sociedades primitivas; en una de sus obras, narra el espectáculo de un hombre joven en una aldea del centro del Brasil «agachado durante horas en un rincón de una cabaña, triste, descuidado, terriblemente delgado y, al parecer, en el más completo abandono... Salía raramente, si no era para ir a cazar solo, y en las comidas familiares alrededor del fuego permanecía en ayunas si un pariente no colocaba de vez en cuando una pequeña porción de alimentos junto a él, para que la comiese en silencio. Cuando pregunté que le ocurría, creyendo que padecía alguna enfermedad grave, mis interlocutores se echaron a reír y me contestaron simplemente: Es soltero.» La cooperación económica también refuerza los lazos entre padres e hijos y entre hermanos. La pérdida de estas funciones productivas y de la labor cooperativa que implican por parte de los miembros de la familia es uno de los rasgos más significativos de la familia en las modernas sociedades industriales. Más adelante examinaremos este punto con algún detalle. La estructura básica de la familia depende de los tabúes de incesto; esto demuestra que el núcleo familiar es discontinuo en el tiempo y se limita a dos generaciones. La tercera generación sólo puede surgir con la formación de nuevas familias mediante un intercambio de varones y hembras entre las familias estrictas existentes. En consecuencia... el adulto normal, en todas las sociedades humanas, pertenece, por lo menos, a dos familias estrictas: una familia de orientación, en cuyo seno ha nacido y ha sido educado, y que incluye al padre, a la madre. a los hermanos y a las hermanas, y una familia de procreación, que establece con su matrimonio y que incluye a su marido, a su mujer, a sus hijos y a sus hijas.». Los tabúes de incesto y su extensión constituyen el origen de todas las complejidades en los usos y en la terminología del parentesco, que más adelante examinaremos brevemente. Aquí señalaremos simplemente que la extensión de los tabúes de incesto establece una interdependencia entre las familias, los «sibs»* y los clanes, y desempeña, por lo tanto, un importante papel en la integración de las sociedades primitivas. Tipos de estructura familiar La universalidad de la familia estricta no significa que la estructura de la familia sea la misma en todas partes. Al contrario, es extremadamente variable. Kingsley Davis enumera algunas de las principales causas de variación en las relaciones matrimoniales (número de esposas o de esposos, autoridad, solidez de los lazos matrimoniales, elección de cónyuge, residencia, etc.), en la relación entre padres e hijos y en las relaciones entre hermanos. Podemos establecer, sin embargo, una distinción general entre aquellos sistemas familiares en que la familia estricta es relativamente independiente y aquellos sistemas en que la familia Estricta está incorporada o subordinada a un grupo más extenso, la familia poligínica o extensa. La familia estricta independiente es característica de las sociedades industriales modernas. Su predominio parece debido al incremento del individualismo, reflejado en la propiedad, en el Derecho y en los ideales sociales de felicidad y de plenitud individuales; también parece debida a la movilidad geográfica y social. La creciente preocupación del Estado por el remedio de los infortunios individuales también ha afectado al núcleo familiar: el individuo no depende ya. de su familia en los momentos de aflicción. El predominio del núcleo familiar relativamente autónomo constituye un fenómeno reciente, cuyas manifestaciones más claras se registran en las sociedades industriales más avanzadas, particularmente en los Estados Unidos. La solidaridad de este tipo de familia depende, sobre todo, de la atracción sexual y del compañerismo entre el marido y la mujer y del compañerismo entre los padres y los hijos. Esta base no parece tan firme como el complejo de derechos y de obligaciones (económicos, sexuales, etc.) que existen en la familia en sentido amplio, La pérdida de las funciones económicas es más importante de lo que acostumbran a creer la rnayoría de los sociólogos. El divorcio es frecuente en los Estados Unidos y aumenta constantemente

* -Sib-: Grupo de parentesco unilincal basado en la descendencia común y tradicional. Suele caracterizarse por la unidad de totem. (Nota del traductor.)

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en la mayoría de los países occidentales. La solidaridad del núcleo familiar independiente es mayor cuando existen hijos menores pero, a medida que los hijos crecen, los lazos tienden nuevamente a debilitarse a causa, en primer lugar, de la influencia de grupos similares y, más tarde, de la movilidad social y geográfica. Las formas compuestas de la familia se encuentran frecuentemente en las sociedades primitivas pero también en muchas sociedades no industriales. En Europa, la forma yugoslava de la familia en sentido amplio, la Zadruga, sobrevivió hasta comienzos del siglo actual. En Asia, e incluso en un país industrializado como el Japón,' son frecuentes, todavía, diversos tipos de familia ,Ampliada. En la India, la comunidad familiar existe desde los tiempos más remotos. En el pasado, era un organismo corporativo que poseía las cosas en común, veneraba en común a una deidad tutelar y se sometía a una misma autoridad ejercida por el jefe de la familia (normalmente, el varón más viejo de la línea masculina más antigua). Según el Derecho hindú, la propiedad familiar no era estrictamente indivisible, pero la división no era muy frecuente y muchas familias constaban, habitualmente, de tres o cuatro generaciones que vivían, trabajaban y comían en común.' Además de la propiedad y del trabajo, otra de las fuerzas importantes que unían a la comunidad familiar era la religión, puesto que entre sus miembros se incluían no sólo los vivos, sino también los muertos y los aún no nacidos. Como escribe Prabhu: «Los miembros vivos de la familia, son, por así decirlo, fideicomisarios de la casa que pertenece a los pitris, los antepasados, en interés de los putras, miembros futuros de la familia... La idea central es el culto de la familia (Kula) como templo de tradiciones sagradas (parampara).». Uno de los deberes más importantes de los miembros de la familia era el de mantener encendido el fuego sagrado. Estas características generales pueden comprobarse en el profundo estudio de la comunidad familiar realizado por M. N. Srinivas entre los Coorgs de la India meridional que se consideran a si mismos Kshatriyas, es decir, pertenecientes al segundo grado en la jerarquía tradicional de las castas. «La okka o comunidad familiar patrilineal y patrilocal constituye el grupo básico entre los Coorgs. Es imposible imaginar a un Coorg al margen de la okka a que pertenece. Ésta influye en todos los aspectos de su vida y en todas sus relaciones con el mundo exterior. Las personas que no pertenecen a una okka no tienen ninguna existencia social y los más ancianos siempre presionan para que los hijos nacidos fuera del matrimonio sean incorporados como miembros a la okka del padre o a la de la madre.» La pertenencia a una okka se adquiere por nacimiento y el mundo exterior siempre identifica a un hombre con su okka. La asociación con su okka no termina ni siquiera después de la muerte, puesto que entonces se convierte en un miembro más de un grupo de antecesores venerados (karanava) que, según la creencia, cuidan de la okka a que pertenecían cuando vivían. Los miembros rinden culto a estos antecesores y en determinadas ocasiones les hacen ofrendas de alimentos y de bebidas (bharani). Antiguamente, todos los muchachos de la okka, hijos de padres asignados, llevaban el ganado de la okka a pastar, cazaban pájaros y jugaban siempre juntos. Cuando se hacían mayores, cuidaban conjuntamente de los bienes ancestrales, bajo la dirección del jefe de la okka. La pertenencia a una okka determina, en gran parte, la elección del cónyuge. En primer lugar, están prohibidas las relaciones matrimoniales entre miembros de la misma okka. Cuando la agnación la desborda, el tabú se extiende a los parientes asignados que no son miembros de la okka. Los hijos de das hermanas no pueden casarse entre si. Antiguamente, se consideraba indivisible la propiedad ancestral e inamovible de una okka. Dicha propiedad pasaba, normalmente, de una generación de varones asignados a otra, sin dividirse a lo largo del proceso. Sin embargo, se procedía a la partición cuando todos los miembros adultos de la okka lo deseaban. Pero esto era más bien raro (por lo menos así nos lo dicen). La dificultad de la partición y la preferencia por ¡las uniones leviráticas aumentaban la fuerza de la okka. Los miembros de esta han de vivir juntos desde el nacimiento hasta la muerte. Están unidos por lazos numerosos y sólidos y cooperan en la realización de tareas comunes. Después de la muerte, se convierten en antepasados que siguen interesándose por los destinos de la okka y piden bendiciones para sus descendientes. La okka es algo más que el conjunto de miembros que la componen en un momento dado. Es una verdadera continuidad a través del tiempo; el cuerpo de sus miembros vivos, en un momento determinado, constituye únicamente un aspecto de ella. Los propios Coorgs dicen claramente que la okka tiene una vida más larga que sus miembros. También son conscientes del hecho de que un individuo vive, en sentido social, tanto como vive su okka. Todos desean la continuidad de esta y no hay calamidad mayor que su extinción. Cuando la okka corre el peligro de extinguirse, se recurre a ciertas medidas tradicionales para perpetuarla.» En los últimos tiempos, la importancia de la comunidad familiar ha disminuido. Como señala Srinivas, la okka de los Coorgs «es una institución mucho más fuerte que la comunidad familiar de las castas superiores de la India meridional. La teoría de la indivisibilidad de la propiedad tradicional y la preferencia

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por las uniones leviráticas la protegen fuertemente contra la escisión. Añadamos que normalmente se elige para el matrimonio a un primo cruzado. Con todo ello, se convierte prácticamente en inexpugnable». Sin embargo, también este tipo de familia se está debilitando, está perdiendo cohesión. No contamos con estudios tan detallados de la comunidad familiar para las demás regiones de la India (especialmente en lo que respecta a las zonas urbanas) y por ello no podemos llevar a cabo comparaciones sistemáticas. Sin embargo, pueden establecerse las causas generales de los cambios en la comunidad familiar y disponemos de una información adicional gracias a algunos estudios recientes, entre ellos uno sobre una muestra urbana. Los cambios económicos han ejercido una influencia importante, especialmente en la diversificación de las ocupaciones y en el fomento de un espíritu individualista y adquisitivo. Este último se refleja en los cambios ocurridos en el Derecho de propiedad. Después del establecimiento del dominio británico, los hindúes empezaron a utilizar, con creciente intensidad, la facultad de disponer testamentariamente de sus bienes. Una ley de 1870 estructuró el ejercicio de la facultad testamentaria de acuerdo con la regulación de¡ Derecho británico. La legislación posterior modificó todavía más la posición legal de la comunidad familiar; la Gains of Learning Act (1930) reconocía un Derecho individual a la propiedad adquirida gracias a tina educación pagada con los fondos familiares y la Hindtt Law of Inheritance (Amendment) Act de 1929 permitió no sólo la herencia patrilineal sino también la matrilincal. La Hindú Succession Act de 1956 es otro paso en el establecimiento del Derecho de propiedad individual. El informe sobre el censo indio de 1951 contiene alguna información y algunos comentarios sobre la condición de la comunidad familiar. Basándose en una clasificación de los hogares familiares según el número de sus miembros, el informe dice que las familias «no siguen ya unidas según la costumbre tradicional del país; la tendencia a separarse de la comunidad familiar y a fundar hogares separados es muy fuerte». I. P. Desai ha criticado estas conclusiones, por varias razones."' En primer lugar, demuestra, basándose en el censo del Estado de Bombay, que si examinamos la distribución de los individuos en tipos de hogares, el 40% viven en hogares de dimensiones medias, otro 40 % en hogares grandes o muy grandes y sólo el 20 % en hogares pequeños. En segundo lugar, arguye que muchos de los hogares Urbanos que se consideran separados, con entidad propia, son, de hecho, ramas de las comunidades familiares de las aldeas. Finalmente, aduce como argumento general el hecho de que con el cambio de las condiciones externas «las antiguas características de la comunidad familiar, tales como la corresidencia, la comensalidad, el culto e incluso la propiedad pierden importancia como criterios de comunidad ... » «El sentimiento de comunidad familiar no desaparece con la separación de residencias,>. Pero esto no es del todo convincente, pues parece razonable suponer que con la desaparición de las características fundamentales de la comunidad familiar tradicional se debilitarán los sentimientos tradicionales y, hasta ahora, no existe ninguna prueba que demuestre lo contrario. En la práctica, el sistema de comunidad familiar se está convirtiendo en un sistema de relaciones de parentesco mucho más vago y menos constrictivo. Sin embargo, el propio I. P. Desai ha demostrado muy claramente, en un estudio reciente sobre la familia realizado en una pequeña cuidad de Saurashtra, que el sentimiento de comunidad familiar sigue siendo muy fuerte. Y otro autor, Kapadia, indica también en un estudio sobre 513 maestros de escuela en el Estado de Bombay que la mayoría (el 57 %), viven en comunidades familiares y que el número de los que se declaran partidarios de la comunidad familiar es incluso superior (61 %). Aparte del estudio de I. P. Desai, carecemos todavía de un estudio detallado del funcionamiento de la comunidad familiar actual y del tipo de relaciones que existen en la práctica entre sus miembros, especialmente en las zonas urbanas. A falta de dichos estudios, es imposible analizar de manera precisa, los procesos de cambio; además, el problema se complica a menudo por las batallas ideológicas entre los tradicionalistas (que idealizan a la familia hindú, del mismo modo que sus equivalentes británicos idealizaban a la familia victoriana) y los partidarios del cambio. Sin embargo, es posible aislar algunos de los factores de la supervivencia de la comunidad familiar y de los sentimientos favorables a ésta. Ha disminuido su importancia como unidad productiva pero cumple, todavía, importantes funciones como órgano de servicios sociales, Desai observa que el individuo aún acude a la comunidad familiar en busca de ayuda en caso de enfermedad, de paro forzoso o de vejez; frecuentemente, acude también a solicitar ayuda para los estudios. Kapadia muestra que los tres principales motivos aducidos por las personas interrogadas para considerar deseable a la comunidad familiar son: l) que permite compartir la carga económica; 2) que es la única institución efectiva de seguridad social; 3) que fomenta determinadas cualidades deseables en el individuo. El matrimonio

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Las formas de matrimonio son tan diversas como los tipos de sistema familiar. La estructura básica de la familia estricta se ve poco afectada por la diversidad de las costumbres matrimoniales; ocurre más bien lo contrario que el matrimonio se ve influido por las diferencias entre la familia estricta e independiente y las formas familiares compuestas. Cuando predomina la familia extensa, lo más probable es que el matrimonio sea de tipo o rural (puesto que es económicamente ventajoso), la elección del cónyuge estará en manos del jefe de la familia, el matrimonio irá acompañado de transacciones económicas y el divorcio será poco frecuente. Allí donde la familia estricta sea relativamente independiente, el matrimonio será monógamo, los individuos elegirán a sus cónyuges, el matrimonio irá acompañado de escasas transacciones económicas y los divorcios serán, probablemente, frecuentes. Las costumbres matrimoniales presentan, sin embargo, algunas uniformidades. La monogamia es la forma de matrimonio que predomina en todas las sociedades, por la sencilla razón de que la proporción entre los sexos es, aproximadamente, de uno a uno, en la mayoría de las épocas y de los lugares. Como dijo Samuel Johnson: «Un hombre sólo puede tener dos mujeres sí impide a otro que tenga una.» La poliandria (el matrimonio de una mujer con dos o más hombres) es tan rara que Murdock la ha podido calificar de «curiosidad etnográfica». Existe de manera esporádica en algunas sociedades, pero allí donde tiene una cierta permanencia puede ir acompañado por el infanticidio sistemático de las niñas, como ocurre entre los Toda de la India meridional. La poligamia (el matrimonio de un hombre con dos o más mujeres) es más frecuente y se justifica por un exceso de mujeres debido a una superior mortalidad de los hombres. Sin embargo, incluso allí donde se permite la poligamia, la forma predominante del matrimonio es la monógama y, normalmente, sólo los varones más ricos y poderosos tienen más de una mujer. El divorcio es controlado y limitado de alguna manera en todas las sociedades, puesto que un índice de divorcios muy elevado pondría en peligro las funciones de una familia en el mantenimiento y la socialización de los hijos. La regulación del divorcio o su predominio dependen de numerosos factores. La influencia de la religión ha sido muy fuerte en la esfera de las relaciones matrimoniales y algunas de las principales religiones (por ejemplo el hinduismo y el catolicismo) no permiten el divorcio. Como ya hemos observado, la frecuencia o la infrecuencia de los divorcios depende de la mayor o menor implicación de la familia extensa y de los grupos de parentesco y de la existencia de obligaciones económicas. También depende de la existencia de otros medios de satisfacción sexual y emocional, tales como el matrimonio plural o la aceptación de las relaciones sexuales extra-matrimoniales. Según la ley hindú, el matrimonio es un sacramento y no un contrato y era, antiguamente, indisoluble (excepto en algunas castas inferiores donde existía la costumbre del divorcio, y en el caso de la conversión de uno de los cónyuges al cristianismo). Pero, al mismo tiempo, la poligamia era legal y existían formas legales de concubinato. Estas disposiciones satisfacían, únicamente, las necesidades de la población masculina. La ley fue modificada, por primera vez, por la Botnbay Preventioti of Uitidu Bigamous Marriages Act de 1946, que reforzó la monogamia en el Estado de Bombay y fue complementada pronto por la aceptación legal del divorcio (en la Bombay Hindú Divorce Act, 1947). Desde entonces, la monogamia y la legalización del divorcio se han extendido a toda la India, con la Hindú Marriage Act, de 1955. En las sociedades industriales de Occidente, los divorcios han aumentado rápidamente desde comienzos del siglo actual y los sociólogos se han dedicado con mucha intensidad al análisis de los problemas de la «inestabilidad» de la familia y de las condiciones de la armonía matrimonial. Las causas del aumento de los divorcios no son del todo claras, pero una comparación con las sociedades primitivas y con muchas sociedades no-industriales, puede ser interesante. En estas sociedades, el matrimonio se concibe como una institución con fines económicos y de procreación de hijos (por razones económicas y religiosas) y no simplemente como una institución para la satisfacción de las necesidades sexuales; cuenta, además, con el apoyo de un grupo familiar más amplio y no se atribuye una Importancia excesiva a la satisfacción personal de los dos individuos que contraen matrimonio. En algunas sociedades occidentales, especialmente en los Estados Unidos, la combinación del matrimonio monógamo con un ideal de amor romántico, con una ética puritana rígida que condena severamente las relaciones sexuales pre y extra-matrimoniales, ha producido un modelo de relaciones matrimoniales muy difícil, por no decir imposible, de realizar. El matrimonio no es ya una asociación económica ni se apoya en grupos familiares más extensos. Finalmente, el deseo de una progenie numerosa se sustituye por el deseo de limitar las dimensiones de la familia. El lazo matrimonial se reduce, de esta manera, a una simple relación de atracción mutua, lazo mucho menos sólido que la red de intereses económicos, rituales y familiares que unen a la familia en otras sociedades, Podemos considerar, pues, al índice de divorcios elevados como un aspecto concomitante del individualismo moderno, de la busca de felicidad y del control estricto de las relaciones sexual extra matrimoniales. En la práctica, las sociedades

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occidentales han relajado considerablemente su control sobre el comportamiento sexual en los últimos años; esto puede disminuir el deseo exclusivo de alcanzar la felicidad sexual en el matrimonio, y afectar, por consiguiente, al índice de divorcios. El parentesco Como ya hemos señalado, el tabú del incesto y el hecho resultante de que todo individuo normal sea miembro de dos familias estrictas (familia de orientación y familia de procreación), provocan la aparición de los sistemas de parentesco. Las ramificaciones del parentesco son considerables. Todo individuo tiene parientes primarios en las familias estrictas a que pertenece; fuera de éstas, puede tener 33 tipos de parientes secundarios, 151 tipos de parientes tércianos y así, sucesivamente, en número creciente. Ninguna sociedad, ni siquiera las de las tribus australianas, donde el parentesco tenía un papel preeminente, toma en consideración todos los grados de relación que existen en sus sistemas de parentesco. Pero podemos calificar a las sociedades según los tipos de parentesco a los cuales se atribuye más importancia, tanto desde el punto de vista terminológico como desde el punto de vista de comportamiento. Löwie y Kirchhoff han distinguido cuatro tipos principales de terminología, según el trato dado a la generación paterna. Murdock ha establecido una clasificación más elaborada de once «tipos de organización social», en la cual seis tipos se diferencian por la terminología y los otros cinco (caracterizados por términos de parentesco parecidos a los anteriores) por la descendencia. Los antropólogos sociales han dedicado muchos esfuerzos al análisis de los sistemas de parentesco de las sociedades particulares y a su estudio comparativo. Este interés de los científicos es un reflejo de la importancia suprema del parentesco en las sociedades primitivas. Es un factor fundamental para la conservación de la unidad social y constituye el marco donde el individuo cumple sus funciones económicas y políticas, adquiere derechos y obligaciones, recibe la ayuda de la comunidad. etc. Por consiguiente, el camino más efectivo para estudiar la estructura social de una sociedad primitiva consiste en iniciar dicho estudio con un análisis del parentesco. En la obra de los primeros antropólogos y sociólogos evolucionistas el estudio comparativo de los sistemas de parentesco ocupaba un lugar muy importante; pero, desde entonces, la atención prestada a este estudio ha disminuido sensiblemente y, como dice Löwie, «apenas queda ya nada por hacer en este terreno». Los sistemas de parentesco han sido clasificados muy diversamente (por Lüwie y Mardock, por ejemplo) pero resulta extremadamente difícil encontrar un marco de explicación general que pueda dar cuenta de los tipos particulares de parentesco. Murdock ha insistido en la importancia de la residencia y ha demostrado que este factor se ve, a su vez, influido, por factores económicos, políticos y religiosos. De momento hemos de considerarnos satisfechos con estas explicaciones parciales. Los sociólogos modernos se han interesado poco por los problemas del parentesco, puesto que su importancia es escasa en la vida de las sociedades industriales que constituyen su principal objeto de estudio. Esta falta de atención puede ser debida a su preocupación (especialmente en los Estados Unidos) por los problemas de la familia urbana de clase media, que es la que más claramente presenta las características de la familia estricta independiente. En la clase obrera industrial el parentesco es todavía importante para controlar el comportamiento individual y como sistema de ayuda mutua. El parentesco está desempeñado y continúa desempeñando un papel importante en la consolidación de la unidad de las clases superiores y de los diversos tipos de élite. Pese a esto, es verdad que el parentesco y la estructura familiar no ejercen ninguna influencia fundamental en la estructura social de las sociedades modernas. En las sociedades anteriores, y en las sociedades no industriales de la actualidad, el parentesco tiene una mayor importancia. Lo hemos demostrado ya en el caso de la India, donde, a pesar de la inexistencia de una residencia común y de la comensalidad en muchos casos, la comunidad familiar subsiste y goza todavía de una alta estima como grupo de parentesco cuyos miembros tienen derechos y obligaciones específicos. Sin embargo, incluso en este país las castas y las clases tienen mucha más importancia que el parentesco en la determinación del lugar ocupado por el individuo en la sociedad. Es indudable que entre la casta y la comunidad familiar existe una conexión muy íntima, pero la casta representa todavía un principio estructural muy distinto del parentesco. La familia y la sociedad

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Al estudiar el parentesco y la familia, los primeros sociólogos y antropólogos se proponían, sobre todo, construir esquemas de tipo evolutivo. Se suponía que el matrimonio y la familia habían surgido de la promiscuidad primitiva a través de diversas formas de matrimonio plural, hasta llegar a la monogamia. Se consideraba el parentesco como una institución surgida de. la descendencia matrilineal y convertida, a través de la descendencia patrilineal y del patriarcado. en un sistema de descendencia bilateral asociado a la familia estricta independiente. La hipótesis sobre la prioridad de la descendencia matrilineal y su conexión con los niveles inferiores de la cultura primitiva fue formulada, por primera vez, por Bachofen. Esta hipótesis gozó de una amplia aceptación y muchos especialistas se dedicaron a formular esquemas evolutivos hasta comienzos del siglo actual. El enfoque evolucionista ha sido abandonado en las obras más recientes. Los antropólogos se han concentrado en el estudio funcional o histórico de sistemas particulares de parentesco y de formas familiares y la mayoría de los sociólogos se han interesado únicamente por los problemas de la familia en las sociedades industriales contemporáneas. Las pruebas - suministradas por la antropología han obligado a abandonar la hipótesis de una sola línea de desarrollo. Se ha revelado extremadamente difícil la posibilidad de elaborar un marco explicativo que pueda dar cuenta de la diversidad de los tipos de parentesco y de las estructuras familiares o de los cambios ocurridos en el parentesco y en la familia. Sin embargo, como ya hemos indicado-, es posible establecer algunas clasificaciones generales» los sistemas de parentesco y de los tipos de familia. Pero las costumbres asociadas al parentesco parecen variar de manera más casual y arbitraria que el matrimonio y la familia. En relación con los tipos de familia y los cambios producidos en ellos parece posible formular un cierto número de generalizaciones útiles que los relacionan con otros elementos de la estructura social. La prirnera generalización se refiere a la naturaleza de la relación entre la familia y la sociedad. Como ya hemos dicho, la familia estricta constituye un fenómeno universal porque cumple funciones sociales indispensables. Es uno de los grupos más importantes en toda sociedad, pero esta importancia es muy peculiar y específica. Los seres humanos jóvenes permanecen en un estado de inmadurez durante un período relativamente largo, si tenemos en cuenta la duración media de la vida humana; durante este tiempo han de ser, mantenidos y socializados. Esta es la función principal de la familia estricta. Su cumplimiento es independiente de la forma de la familia, de las relaciones de parentesco, de das costumbres matrimoniales, del tipo de control de la conducta sexual o de la realización de funciones adicionales por parte de la familia. Todos estos aspectos varían con los cambios producidos en otras instituciones sociales. Además, la manera en que la familia estricta cumple su función principal viene determinada, también, por otros elementos de la sociedad. La familia socializa al niño, pero no crea los valores que le inculca; estos valores proceden de la reunión, de la nación, de la casta o de la clase. El carácter específico de la familia estricta, sea cual sea el tipo de sociedad, está determinado, pues, por otras instituciones y no al revés. Diremos, también, que los cambios sociales se originan en otras instituciones, y no en la familia: la familia cambia en respuesta a estos cambios. Más adelante examinaremos este punto con mayor detalle, al tratar de los efectos de la industrialización. Pero ya podemos señalar que todo lo dicho sobre la familia estricta puede aplicarse igualmente a los grupos primarios, como tales. En uno de los capítulos anteriores, examinamos la concepción de Cooley de que dichos grupos -como la familia, el núcleo vecinal, etc.-, son primarios, sobre todo, por el hecho de ser «fundamentales en la formación de la naturaleza social y de los ideales del individuo». El estudio de la familia estricta demuestra la falsedad de esta proposición. La familia transmite valores creados fuera de ella, es un simple agente transmisor. En los grupos primarios podemos, quizá, estudiar mis fácilmente los efectos de las principales «fuerzas sociales», pero no podemos investigar las fuerzas en sí mismas ni explicar su acción. Los sociólogos modernos han subestimado, con mucha frecuencia, otra característica de las relaciones entre la familia y la sociedad. Ningún otro grupo social está tan sometido a la influencia de la religión y de las normas morales.- El hecho es sorprendente. La codicia y el afán de poder parecen impulsos individuales tan modernos como el deseo sexual y son, en potencia, factores tan destructores de la comunidad como éste. En la actualidad, la sociedad humana parece mucho más amenazada por la guerra nuclear que por el incremento de los divorcios o por la extensión de las relaciones sexuales prematrimoniales. Sin embargo, los códigos religiosos y morales raramente han prestado tanta atención a los problemas económicos y políticos como prestan al comportamiento sexual y a la familia. Esta conexión entre la familia y la religión puede comprobarse en la preocupación sentida en las sociedades occidentales por la «promiscuidad» sexual y el divorcio y, en la que se siente en la India sobre el futuro de la comunidad familiar. Dicha conexión tiene dos consecuencias importantes: en primer lugar ha dificultado, o imposibilitado totalmente hasta hace pocos años,

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las investigación científica de] comportamiento sexual y de la vida familiar; en segundo lugar ha hecho más difícil que en otros sectores de la vida social la imposición de cambios racionales. Las religiones han contribuido normalmente a mantener los formas familiares existentes; en cambio, los cambios producidos en las instituciones económicas han constituido un importante factor de los cambios ocurridos en la familia. Durkheim observó una vez que el estudio de la familia demostraba más claramente que ningún otro la inadecuación de la concepción «materialista económica» de la historia." Pero esto es dudoso. Es cierto que hay que rechazar los primeros esquemas evolucionistas, incluyendo el de Engels, pero también es innegable que pueden descubrirse períodos y secuencias de cambio más limitados y que en ellos desempeñan un papel muy importante los factores económicos, Los antropólogos (especialmente Löwie y Murdock) que han realizado estudios comparativos sobre el parentesco y la familia insisten en este punto. La Influencia del industrialismo moderno sobre la familia es reconocida por todos. La mayoría de los autores atribuyen las características especificas de la familia occidental moderna al desarrollo de la sociedad industrial. En la India, como ya hemos indicado, los cambios en la comunidad familiar se relacionan estrechamente con la aparición y el crecimiento de una economía industrial. Al examinar algunas tendencias recientes de la familia hindú, K. M. Kapadia señala que el dominio británico introdujo un nuevo orden económico, una nueva ideología y un nuevo sistema administrativo que empezaron a transformar a la cultura india. El capitalismo y el liberalismo impulsaron el esfuerzo individual y la racionalidad, y la extensión de estas ideologías minó los sentimientos que mantienen unida a la comunidad familiar. El desarrollo económico fue acompañado por el aumento de las ciudades y por la destrucción del aislamiento rural; estos cambios también estimularon al individualismo y provocaron una rebelión contra la posición inferior de las mujeres en la comunidad familiar. Kapadia demuestra también que, en los últimos años, el desarrollo de los seguros sociales ha hecho disminuir la importancia de la comunidad familiar como organismo de seguridad social. De hecho, la comunidad familiar india no sólo cambia a causa de la industrialización; ha de cambiar forzosamente porque es incompatible, en muchos sentidos, con las necesidades del desarrollo económico. En primer lugar, es, hostil a la independencia y al esfuerzo individuales. Paradójicamente, la comunidad familiar es, a la vez, demasiado amplia y demasiado estrecha. Es demasiado amplia en cuanto limita y restringe a sus miembros individuales y especialmente a las mujeres; es demasiado estrecha en cuanto reduce las relaciones sociales y las lealtades del individuo y obstaculiza la unidad y el esfuerzo nacionales. En segundo lugar, la comunidad familiar tiende a fomentar una tasa de natalidad elevada, puesto que, según la concepción tradicional, la fuerza y el potencial económico de la familia aumentan cuanto mayor es el número de sus miembros; además, una natalidad elevada constituye la garantía de que siempre habrá descendientes para cumplir los ritos religiosos de la familia. De esta manera, las ideas religiosas y sociales asociadas a la vida de la comunidad familiar obstaculizan la tarea imperativa y urgente de reducir la tasa de natalidad india. A largo plazo, y a medida que progrese la industrialización, no hay razón alguna para suponer que el sistema familiar indio será muy diferente del que existe actualmente en las sociedades occidentales. Esta estructura familiar implica una tasa de natalidad reducida (puesto que la de mortalidad también lo es), un breve período de educación de los hijos y la consiguiente dedicación de las mujeres casadas a un trabajo extradoméstico, la provisión de las necesidades educativas por parte del Estado y la limitación de las funciones de la familia, analizadas más arriba. Pero, a corto plazo, la industrialización misma depende, en parte, de la rapidez con que se produzca la transformación de la comunidad familiar. Y ésta puede depender, a su vez, de la relación entre la familia y la religión. K. M. Panikkar dice que ni el sistema de castas ni la comunidad familiar tienen base alguna en las doctrinas del hinduismo. Otros autores, sin embargo, consideran a la comunidad familiar, esencialmente, como un grupo de culto ritual y opinan que esta condición explica su permanencia y su vigor. La investigación sociológica no ha dado todavía mucha luz al respecto. Hemos señalado ya que algunos estudios recientes muestran que las actitudes favorables hacia la comunidad familiar se basan (por lo menos abiertamente) en consideraciones utilitarias. Pero todavía no se ha investigado hasta qué punto influye el sentimiento religioso en estas actitudes. XI. La estratificación social La división de la sociedad en clases o estratos que constituyen una jerarquía de prestigio y de poder es un rasgo prácticamente universal de la estructura social y siempre ha atraído la atención de los filósofos y de los teóricos sociales. Pero sólo con el desarrollo de las modernas ciencias sociales ha sido sometido a un estudio y a un análisis críticos. Los sociólogos acostumbran a distinguir cuatro tipos principales de

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estratificación social: la esclavitud; los estamentos, la casta, la clase y el status sociales. Examinaremos brevemente los dos primeros tipos, consideraremos luego con mayor detenimiento el fenómeno de la casta y de la clase social (que ofrecen una importancia particular para la India moderna) y examinaremos, finalmente, algunas teorías generales de la estratificación social. La esclavitud L.T. Hobhouse definió al esclavo como «un hombre considerado por el Derecho y la costumbre como propiedad de otro. En los casos extremos carece completamente de derechos, es un simple utensilio; en otros casos, puede gozar de una cierta protección, pero no mayor de la que tienen un buey o un asno.» Hobhjuse continuaba diciendo: c ... si (el esclavo) goza de algunos derechos (por ejemplo, si puede heredar bienes) que no pueden serle negados, excepto en caso de delito, deja de ser un esclavo y se convierte en siervo.». La esclavitud representa, por tanto, una forma extrema de desigualdad, en la que algunos grupos de individuos carecen totalmente o casi totalmente de derechos. Ha existido esporádicamente en muchas épocas y en muchos lugares, pero hay dos casos principales de sistema de esclavitud: las sociedades del mundo antiguo, basadas en la esclavitud (especialmente Grecia y Roma) y los estados del sur de los Estados Unidos durante los siglos XVIII y XIX. H. J. Nieboer hizo una excelente descripción de la condición social del esclavo en tales sistemas. «En primer lugar, todo esclavo está sometido a un dueño. Y esta sujeción es de tipo peculiar. Contrariamente a la autoridad que un hombre libre ejerce a veces sobre otro, el poder del dueño sobre su esclavo es limitado, por lo menos en principio. Toda restricción del ejercicio libre del poder del dueño es una mitigación de la esclavitud, una restricción que no pertenece a la naturaleza de ésta, de la misma manera que en el derecho romano el propietario puede hacer con su propiedad todo lo que las leyes especiales no le impidan hacer. La expresión más adecuada de la relación entre el dueño y el esclavo es, pues, la de que el esclavo es la "posesión" o la "propiedad" del dueño, expresiones que encontramos con frecuencia. El esclavo no tiene derechos políticos, no elige a su gobierno ni forma parte (le los organismos públicos). Desde el punto de vista social es un ser inferior. En tercer lugar, siempre relacionamos con la esclavitud la idea de trabajo obligatorio. El esclavo está obligado a trabajar; el trabajador libre puede abandonar el trabajo si quiere, pero será a costa de morir de hambre. Sin embargo. no todo el trabajo obligatorio es trabajo de esclavo; este último requiere aquel tipo peculiar de obligación que se expresa en las palabras "posesión" o "propiedad", como ya hemos dicho.». La base de la esclavitud siempre es económica; como dice Nieboer la esclavitud constituye un sistema industrial. Junto con ella existe siempre una aristocracia que vive del trabajo de los esclavos. Pero, la mayoría de los autores opinan que la decadencia de la esclavitud se explica por la escasa productividad del trabajo de los esclavos. Existe, sin embargo, otro factor que influye en la decadencia de la esclavitud y que puede observarse claramente en el mundo antiguo. Siempre existe un serio conflicto entre la concepción del esclavo como un objeto del Derecho de propiedad y la concepción del esclavo como un ser humano que posee derechos. Tanto en Grecia como en Roma vemos que, al desarrollarse la esclavitud por deudas, se establece una distinción entre los esclavos extranjeros y los esclavos que forman parte del grupo. En Atenas, la esclavitud por deudas fue prohibida por Solón y en Roma fue finalmente abolida por influencia de los estoicos. Hobhouse señaló que «la existencia de esclavos por deudas ejerció una influencia suavizadora sobre la institución de la esclavitud: el esclavo cautivo seguía siendo sin enemigo a los ojo, del Derecho y de la moral y carece, por consiguiente, de todo Derecho; en cambio el deudor o el criminal era un miembro de la comunidad y en la relación con él pudo establecerse alguna limitación al poder del dueño». En el mundo antiguo, la esclavitud se fue modificando gradualmente por la limitación progresiva del Derecho del dueño a castigar a los esclavos, por la atribución de derechos personales al esclavo (matrimonio, adquisición y transmisión hereditaria de la propiedad) y por el establecimiento de la manumisión. Esta última fue apoyada y fomentada por la Iglesia Católica en el Imperio Romano y, más tarde, en la Europa feudal, por lo menos en cuanto se refería a los cristianos. Los estamentos Los estamentos feudales de la Europa medieval tenían tres importantes características. En primer lugar, estaban definidos legalmente: cada estamento tenía un status, en el sentido de un complejo legal de

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derechos y de deberes, de privilegios y de obligaciones. Se ha dicho, al respecto, que «para conocer la verdadera posición de una persona, había que ver, ante todo, cual era la ley que se le aplicaba». En el siglo XII en pleno incremento de la servidumbre, y cuando empezaba a formularse una teoría jurídica del Estado feudal, el jurista inglés Glanville enumeró las incapacidades de los siervos de la manera siguiente: incapacidad de pedir justicia al rey, carencia de derechos sobre sus utensilios y pertenencias, sujeción al pago de las multas de merchet y de heriot. También pueden comprobarse Las diferencias que existían entre los estamentos con la diversidad de las penas que les eran aplicadas por los mismos delitos. En segundo lugar, los estamentos representaban una amplia división del trabajo y la literatura de la época los consideraba como depositarios de funciones definidas. «La nobleza se encargaba de defender a todos; el clero, de rezar por todos, y el pueblo de suministrar alimentos a todos.». En tercer lugar, los estamentos feudales eran grupos políticos. En su Constitutional History of England, Stubbs escribía: «Una asamblea de estamentos es una agrupación organizada... de los diversos órdenes, estamentos o condiciones de los hombres que poseen el poder político.» En este sentido, los siervos no constituían un estamento. El feudalismo clásico solo reconocía dos estamentos, la nobleza y el clero. La decadencia del feudalismo europeo después del siglo XII va ligada a la aparición de un tercer estamento, no ya el de los siervos o villanos, sino el de los habitantes de los burgos que, durante un largo período, actuaron como un grupo diferenciado dentro del sistema feudal antes de transformarlo ó derrocarlo. El sistema de los estamentos feudales era más complejo y variado y, a la vez, menos rígido, de lo que puede parecer con esta breve descripción. Las diferencias existentes dentro de los estamentos y los aspectos políticos del feudalismo son descritos de manera excelente en la obra de Marc Bloch, La société féodale (volumen II «Les classes et les gouvernement des hommes»). En otras dos obras, The Making of the Midle Ages (Cap. 11) de R. W. Southern, y Obligations of Society in the Twelfth and Thirteenth Centuries de A. Lane Poole, se examinan las posibilidades de los individuos para cambiar de posición social. Algunos historiadores y sociólogos modernos se han ocupado de las similitudes entre las sociedades feudales europeas y otras sociedades que pueden considerarse como pertenencias al mismo tipo. Algunos autores, Marc Bloch, por ejemplo, en la obra citada y R. Coulborn en Feudalism in History, han descrito al sistema social del Japón, a partir del siglo XII, como un sistema feudal. Más discutible es la existencia del feudalismo en la India. En primer lugar, cabe señalar que aunque en algunos períodos de la historia india existieron relaciones feudales, coexistían con las relaciones de casta y estaban íntimamente mezcladas con éstas; esto quiere decir que no podemos calificar a dicho sistema social de feudal sin hacer importantes reservas. En segundo lugar, es evidente que el «feudalismo» de los imperios Maurya, Gupta y Mogul y de sus períodos correspondientes de decadencia, carecía de algunas de las características del feudalismo europeo. Todos los especialistas están de acuerdo en que el «feudalismo» indio se basaba en la agricultura de las aldeas independientes y no en el sistema señorial; para decirlo con las palabras de K. S. Shelvankar: «El feudalismo indio tuvo un carácter fiscal y militar, no fue un feudalismo señorial.»' Muchos especialistas sostienen también que la concepción del poder real en la India era tan diferente de la concepción occidental que no podía establecer un sistema feudal. «En la India, el rey no podía crear, en teoría, propietarios territoriales subordinados porque él mismo no era, en teoría, el propietario supremo de la tierra. Lo único que delegaba a sus intermediarios era el Derecho específico e individual de zamin, es decir, la facultad de recaudar las rentas y los impuestos.». Esta opinión no es aceptada por todos los autores, pero en general están de acuerdo en que las relaciones feudales se fortalecían, a menudo, en los períodos de decadencia de los imperios: en dichos períodos, los recaudadores de rentas e impuestos podían establecer más fácilmente sus derechos de propiedad sobre la tierra y usurpar las funciones políticas y judiciales. Los materiales históricos de que disponemos no bastan para determinar cual fue la influencia del sistema de castas, de la administración central de la irrigación y del surgimiento periódico de las relaciones de tipo feudal. Y esto es así, incluso en el caso del imperio Mogul y todavía más en el de la India antigua. Seguramente, nunca llegaremos a disponer de la documentación histórica necesaria para el estudio del período primitivo, pero los historiadores podrían contribuir mucho a elucidar la naturaleza de la estratificación social en relación con la propiedad y con la autoridad desde el establecimiento del dominio Mogul hasta la llegada de los ingleses. Las castas El sistema de castas indio es verdaderamente único entre los sistemas de estratificación social. Esto no quiere decir que no podamos compararle con otros tipos de estratificación o que no existan elementos de casta en otros sitios. En primer lugar, la casta posee la característica común de estar en clara relación con la

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diferenciación económica. Esto se comprueba cuando consideramos los grupos de casta efectivos (jatis) o los cuatro varnas tradicionales de los Brahmanes, los Kshatriyas, los Vaisyas y los Sudras. Como señaló Senart en un estudio clásico, las varnas se parecían, en un principio, a los estamentos feudales. Se parecían no sólo por su carácter sino también por la ordenación jerárquica de los grupos (sacerdotes, guerreros y nobles, comerciantes, siervos) y también por el hecho de no constituir grupos totalmente cerrados: los individuos podían pasar de una varna a otra y se aceptaba matrimonio entre miembros de varnas diversas. Los jatis surgieron más tarde y aumentaron constantemente en número, gracias a la creciente división del trabajo, a la incorporación de tribus y, en menor medida, a la influencia de factores como la innovación religiosa; estos grupos constituyen las unidades básicas del sistema de castas tradicional. En la India moderna hay unos 2.500 jatis en cada región principal. El jatis es el grupo endógamo y el principal grupo de referencia del individuo; encarna un modo de vida propia y diferenciado y lo mantiene mediante una serie de sanciones basadas en la costumbre y, en épocas anteriores, en la ley. La significación económica de los jatis es muy clara: constituyen, en su inmensa mayoría, grupos profesionales; y en la economía tradicional de la aldea, el sistema de castas constituye el mecanismo esencial para el intercambio de mercancías y de servicios. Por otro lado, en todas aquellas sociedades donde existe una separación más o menos estricta de grupos particulares, pueden observarse elementos de casta: por ejemplo, en los casos de segregación de los individuos que se dedican a ocupaciones «sucias» o de los que pertenecen a un grupo étnico particular. Pero estos rasgos específicos no constituyen un sistema de castas. Los únicos casos de sistema de castas, además de los hindúes, son los de los grupos no-hindúes de la India (por ejemplo, los musulmanes) y los de los grupos hindúes establecidos fuera de la India, especialmente en Ceilán. El problema sociológico planteado por la casta es, por consiguiente, la explicación de la existencia y de la persistencia de este tipo único de estratificación social. Podemos intentar esta explicación por dos caminos: en función de los hechos históricos o en función de algún factor o de algunos factores vigentes en la sociedad india y no en las demás. En el estado actual de nuestros conocimientos, toda explicación histórica será forzosamente especulativa y su valor consistirá principalmente en la incitación a llevar a cabo nuevas investigaciones históricas." Una de las explicaciones más plausibles es la de J. H. Hutton," quien sugiere que los primeros invasores arios de la India, con sus estamentos diferenciados, introdujeron el principio de la estratificación social en una s<>ciedad dividida ya en grupos tribales exclusivos a causa de los tabúes relacionados con los alimentos, y adoptaron y consolidaron estos tabúes como un medio para mantener la distancia social entre ellos -los invasores- y la población sometida. t>e esta manera, se reforzó el principio de grupos exclusivos y estratificados y se sancionó dicho principio en forma de una doctrina religiosa y mágica de la contaminación a través de los alimentos y, más tarde, de la contaminación a través del simple contacto. La segunda explicación de las castas en función de otros rasgos específicos de la sociedad india exige una breve consideración de las relaciones entre el jati y la varna. Los estudiosos modernos que se han ocupado del problema de las castas, insisten en la función de las ideas mágicas y religiosas del sistema varna, tal como lo expone la literatura religiosa antigua. M. N. Srinivas señala que las nociones de karma -que «enseña al hindú que ha nacido en una subcasta particular porque así lo merecía>> y de dharma —el código de los deberes o de las reglas de la casta«han contribuido grandemente a la consolidación de la idea de jerarquía, inherente al sistema de castas». El concepto de contaminación dice -es «fundamental para el sistema de las castas» y es el principio que guía todas las relaciones entre ellas. Sin embargo, K. M. Panikkar dice, basándose en la distinción entre jati y varna, que el sistema de castas no tiene ningún fundamento en la religión hindú y es, más bien, el producto del Derecho hindú tradicional y de la debilidad de la autoridad política central durante la mayor parte de la historia india. Pero, aunque esta concepción llame la atención sobre estos factores que pueden ser importantes para explicar la persistencia del sistema de castas, es, en lo esencial, un intento de reinterpretación del hinduismo. De hecho, las castas y subcastas se relacionan directamente con el sistema varna; como señala Srinivas este sistema constituye un marco de referencia para toda la India; en él pueden integrarse las innumerables subcastas de cada región y, a la vez, encarna una escala de valores de aceptación general. La distinción que Panikkar establece entre la influencia de la religión y la del Derecho difícilmente puede aceptarse, puesto que el Derecho tradicional hindú está dominado por Ideas religiosas. Las nociones de karma, de dharma y de contaminación tienen una gran importancia tanto para el pensamiento religioso como para el pensamiento jurídico y forman conjuntamente una doctrina que constituye, sin duda, uno de los principales puntos de apoyo del sistema de castas. Podemos decir, pues, que la explicación del sistema de castas implica, necesariamente, la referencia a alguna teoría general de la estratificación social, a los rasgos específicos de la religión hindú y, posiblemente, a otros factores, como la fragmentación de la sociedad india y la subsistencia de una economía tradicional.

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Dicha explicación podría comprobarse, aunque fuese con dificultades, con estudios sobre la influencia de los cambios económicos y políticos recientes en el sistema de castas. En realidad, apenas se ha realizado ningún estudio de este tipo. La principal contribución a un conocimiento más preciso del sistema de castas tradicional ha sido la de las investigaciones empíricas realizadas en los últimos diez años. Casi todas ellas se han llevado a cabo en áreas rurales, donde el impacto de los cambios económicos y políticos es más difícil; pese a ello, algunas de estas investigaciones ponen de relieve la existencia de cambios significativos. La riqueza y la educación son accesibles tanto a los miembros de las castas inferiores como a los de las superiores, aunque quizá no en los mismos términos. S. C. Dube ha mostrado hasta qué punto estas nuevas posibilidades afectan a la comunidad; la riqueza, la educación o las cualidades personales pueden dar prestigio y poder a un individuo pese a su pertenencia a una casta inferior. Pero los cambios han sido producidos por fuerzas externas y no afectan todavía seriamente al viejo orden. Dube señala que « ... la presión del sistema tradicional es todavía fuerte y las personas que pertenecen a las castas inferiores o son de origen humilde han de actuar con mucho tacto y discreción si quieren aumentar su influencia y su importancia en la comunidad». Otro autor, F. G. Bailey demuestra, en un estudio sobré una aldea de Orissa, que la «ampliación de las fronteras» de la economía y de las Instituciones políticas provocan una serie de cambios. Con el desarrollo del comercio y de la economía monetaria, la tierra deja de ser la principal fuente de riqueza; las castas inferiores se enriquecen con el comercio y utilizan su riqueza para comprar tierra y adquirir, así, prestigio y poder. La extensión del gobierno y de la administración también contribuye a modificar el equilibrio de fuerzas: las castas Inferiores de la aldea no están ya indefensas puesto que pueden apelar, fuera de la aldea, a los funcionarios públicos y a los órganos administrativos. Pero Bailey llega también a la conclusión de que las castas siguen siendo poderosas en la aldea, puesto que aún pueden frenar la movilidad social y mantener la jerarquía tradicional, gracias a su aspecto ritual. En principio, parece que los cambios en el sistema de castas han de ser mayores en las zonas urbanas que en las aldeas, puesto que los cambios económicos son más profundos, el anonimato de la vida urbana facilita la movilidad social y la vida intelectual de la cuidad es más favorable al cambio. Sin embargo, la escasez de estudios sobre las castas en las zonas urbanas e industriales hace imposible, todavía, determinar hasta qué punto las nuevas actividades, las asociaciones y las ideas -sindicatos, organizaciones profesionales o políticas, ideologías- han debilitado la adhesión a las castas. En un estudio realizado sobre un grupo de maestros del estado de Bombay por K. M. Kapadia,' se encuentran algunas informaciones sobre el predominio del sentimiento de casta. Demuestra que aunque la mayoría de los maestros interrogados se muestran favorables a los matrimonios entre los individuos de castas diferentes, y lo admiten incluso para sus propios hijos, hay muchos organismos que tienden a mantener el sentimiento y la endogamia de casta. Así, por ejemplo, existen muchas fundaciones y organismos de beneficencia con carácter específico de casta, y muchas castas publican periódicos propios y ejercen funciones sociales. Una tercera parte de los maestros interrogados son suscriptores del periódico de su casta respectiva y están dispuestos a participar en las actividades sociales de la casta. Kapadia llega a la conclusión de que el 42 % de los maestros interrogados experimentan un sentimiento de casta bastante intenso. Esta falta de estudios sobre las zonas urbanas explica en parte las incertidumbres y los desacuerdos que reinan entre los autores sobre si las castas se fortalecen o se debilitan en la sociedad india actual. Muchos sociólogos han observado que las asociaciones de casta se han desarrollado rápidamente, especialmente en las ciudades, M. N.. Srinivas escribe: «Se puede decir, con fundamento, que la conciencia y la organización de casta han aumentado en la India moderna. Lo demuestra la proliferación de bancos, de residencias, de sociedades cooperativas, de organismos de beneficencia, de conferencias y de periódicos de casta en las ciudades indias.» Los autores no están de acuerdo sobre la influencia de las castas en la política; es cierto que esta influencia varia de una región a otra, pero es indudable que las castas desempeñan un papel importante como organizaciones electorales; los estudios empíricos demuestran, sin embargo, que las castas locales se dividen frecuentemente en materia de política y que en la adhesión influyen otras muchas consideraciones. La casta sigue siendo importante en la esfera de la educación y de las oportunidades de movilidad profesional; la educación superior sigue siendo accesible, únicamente, a los miembros de las castas más elevadas con pocas excepciones. Por otro lado, casi todos los autores están de acuerdo en que los efectos de la legislación, de la democracia política y la industrialización son adversos a las castas. Es cierto que ha disminuido la discriminación abierta y que ha mejorado la posición de los intocables; cabe dudar, sin embargo, de que estos factores hayan debilitado la conciencia de casta y la adhesión a ésta. Puede argüirse que aún no ha habido tiempo material para ello; la industrialización, en particular, no ha avanzado lo suficiente, todavía, para ejercer

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una influencia decisiva. Pero los efectos de la industrialización no pueden ser previstos con certeza y, en este sentido, las comparaciones con los países occidentales pueden desorientar. En los países europeos que se industrializaron durante el siglo XIX los obreros industriales no se encontraban sometidos a unos lazos tan estrictos y tradicionales corno los de la casta y de la comunidad familiar y, en este aspecto, no encontraban ningún obstáculo para la constitución de asociaciones económicas y políticas de tipo moderno. Además, ni los obreros ni los empresarios se encontraban bajo la influencia de una religión tradicional. Las conexiones reales entre la industrialización y los cambios en las castas (y en la comunidad familiar) han de estudiarse, por consiguiente, en la India misma y de manera directa; esto exige un nuevo tipo de investigación centrado en las zonas urbanas antes que en las rurales y en los grupos profesionales más importantes de una sociedad industrial moderna antes que en las profesiones de casta tradicionales. En el informe ya citado, M. N. Srinivas especifica algunos de los temas a investigar: ' la interrelación entre casta y clase, la relación entre casta, clase y residencia rural-urbana para la utilización de las facilidades educativas, el papel de la casta y de la clase en la burocracia, la función de la casta en los sindicatos y en la vida política en los diferentes niveles, la urbanización de castas seleccionadas en diferentes partes del país, la relación entre casta y desarrollo económico, las castas dominantes en diversas partes del país, las castas hipergamicas, y el papel de las ideas de pureza y de contaminación en los sistemas de castas de la India septentrional y de la India meridional. Sólo cabe añadir que también hay que estudiar sistemáticamente las ideas religiosas que sirven de apoyo a las castas. Hasta ahora se ha estudiado poco la religión en la India moderna, y la verdad es que se trata de un terreno muy importante y muy prometedor para la investigación. Como hemos visto, los autores estiman de manera muy diversa la solidez de las castas y las tendencias al cambio, y las pruebas no son ni abundantes ni claras. Pero, dígase lo que se diga sobre la solidez de las castas y sobre la adhesión de los individuos a sus castas respectivas, parece innegable que el sistema de castas tradicional ha sido profundamente alterado. En este sistema, cada casta concreta tenía adscrito un lugar concreto y cooperaba con otras castas en la economía tradicional y en los ritos. Es cierto que siempre existía alguna competencia entre las castas y que se producían cambios de posición en la jerarquía del prestigio; pero no existía una competencia generalizada. En las modernas asociaciones de casta ocurre precisamente lo contrario; existen para competir con la obtención de riqueza, de oportunidades de educación y de prestigio social en una sociedad mucho más abierta. Estas asociaciones son, de hecho, grupos de intereses de tipo moderno; para utilizar la terminología de Tönnies, diremos que constituyen «sociedades», mientras que los grupos de casta tradicionales eran «comunidades». Es fácil comprender que surgiesen sobre la base de las castas tradicionales; pero también es fácil ver que contradicen al sistema de castas y pueden dar lugar a la aparición de los grupos seculares propios de una sociedad moderna -sindicatos, asociaciones profesionales, clases sociales- o ser absorbidos por éstos. Clase social y «status» Un sistema basado en las clases sociales difiere radicalmente de los sistemas, que hasta ahora hemos examinado. las clases sociales son grupos de facto (no grupos definidos y reconocidos legal o religiosamente). Son grupos relativamente abiertos y no cerrados. Su base es indiscutiblemente económica, pero son algo más que grupos económicos. Son grupos característicos de las sociedades industriales que se han desarrollado a partir del siglo XVII. Cuando se intenta especificar el número exacto de clases sociales o definir de manera precisa los criterios de la pertenencia a ellas surgen dificultades considerables. Sin embargo, la mayoría de los sociólogos estarán probablemente de acuerdo en reconocer la existencia de una clase superior (que comprende a los propietarios de la mayoría de los recursos económicos de una sociedad), una clase obrera (compuesta principalmente por los asalariados industriales) y una clase media o unas clases medias (grupo más amorfo, considerado a menudo como una categoría residual, pero que incluye a la mayoría de los empleados y a la mayor parte de los miembros de las profesiones liberales). En algunas sociedades se acepta también la existencia de una cuarta clase: el campesinado. El desacuerdo entre los sociólogos empieza generalmente cuando se trata de definir el grado de cohesión de las diferentes clases, su papel en la sociedad y su futuro. Dejaremos estos problemas para más adelante, cuando examinemos algunas teorías de la estratificación social. Sus diferentes clases, y especialmente la clase media, han sido objeto de muchos estudios. En relación con la clase obrera, la obra clásica es The Proletariat, de G. Briefs, que empieza con una definición marxista y la amplía para diferenciar más claramente a la clase obrera de los empleados de clase media. Entré los estudios generales sobre esta

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última citaremos White Collar de C. Wright Mills y The English Middle Classes de Lewis y Maude; pero existen muchos análisis de grupos específicos dentro de las clases medias y, especialmente, de las profesiones liberales. Más difícil ha sido, naturalmente, estudiar a la clase superior; en este sentido, las obras sociológicas van desde el estudio teórico e histórico de las élites a los estudios, basados en la información estadística, sobre la propiedad, los ingresos, los privilegios educativos, etc. La descripción de la estratificación social en las sociedades industriales se complica por la existencia de grupos status, junto a las clases sociales. Max Weber fue el primero que estableció una distinción rigurosa entre uno y otras y examinó su interrelación: «Simplificando un poco, podríamos decir que las “clases” se estratifican según su relación con la producción y la adquisición de bienes; en cambio, los “grupos de status” se estratifican según los principios de su consumo de bienes, representado por “estilos de vida” especiales.» 1 La noción de status social ha sido analizada por numerosos autores y, especialmente, por T. H. Marshall. En un ensayo sobre este tema, Marshall examina los factores que producen diferencias en el status, así como distintos tipos de status -personal, social, etc. Más recientemente, ha examinado los cambios producidos en la estratificación social de las sociedades capitalistas, afirmando que se ha registrado -un desplazamiento de la organización de la clase a la organización de status, o, para emplear sus mismos términos, de los grupos multivinculados pero unidimensionales, a los grupos multidimensionales pero univinculados. Los estudios empíricos sobre los grupos de status son bastante numerosos, especialmente en lo que interviene a la diferenciación profesional; de hecho, la mayoría de las investigaciones recientes sobre la estratificación y la movilidad sociales se han llevado a cabo en términos de escala de prestigio profesional. La insistencia de los sociólogos en el estudio del status y de la movilidad sociales, es debida a diversos factores. Las necesidades de la investigación han favorecido el empleo de escalas profesionales, puesto que facilitan el planteamiento y la realización de proyectos de estudio. Un factor importante ha sido el predominio de la sociología norteamericana, Estados Unidos es la única sociedad industrial de Occidente que no tiene una fuerte tradición de organización de clase o de conflicto ideológico; por ello los sociólogos se dedican, de manera natural, al estudio de la estratificación social en aquellos aspectos que caracterizan a la sociedad norteamericana: el status y la movilidad. Pero, la singularidad de la sociedad norteamericana no ha sido comprendida por todos los autores, de modo que algunos de éstos han confundido el status con la clase 1 y otros han intentado analizar la estratificación social aplicando el modelo norteamericano en todas las sociedades. Un tercer factor son los cambios que se producen en las sociedades occidentales y que dan como resultado una disminución de las diferencias y de los conflictos de clase. Sin embargo, solo podremos comprender claramente el proceso de este cambio si distinguimos cuidadosamente los fenómenos de clase de los fenómenos de status y examinamos sus interrelaciones. En otro lugar he examinado brevemente este problema afirmando que en las sociedades occidentales «la jerarquía social se basa cada vez menos en las clases sociales y cada vez más en los grupos de status. En líneas generales, la diferencia se establece entre una jerarquía de unos cuantos grupos económicos organizados total o parcialmente, que mantienen relaciones antagónicas, y una jerarquía de grupos numerosos, verdaderos agregados de individuos, con el mismo prestigio social, basados en semejanzas no exclusivamente económicas y cuyas relaciones mutuas no son esencialmente antagónicas sino, en parte, competitivas y en parte evolutivas. Por consiguiente, en lugar de las clases que persiguen intereses económicos propios a expensas de la comunidad, las sociedades democráticas tienden hacia un sistema de grupos menos exclusivos, menos definidos, menos separados al nivel social y menos dedicados a la persecución de intereses de grupo estrechos.» Estos cambios han sido provocados por el aumento continuo de la renta nacional, por el desarrollo de las profesiones administrativas y burocráticas, por la movilidad social, por la redistribución de la riqueza y de los ingresos, por una mayor Igualdad de oportunidades educativas y otros factores. El análisis de la estratificación social en las sociedades capitalistas occidentales es complejo y difícil. También lo es, y quizá más, el estudio del segundo tipo de sociedad industrial moderna, presentado por la Unión Soviética y algunas democracias populares. Un obstáculo inicial es la falta de datos sobre la distribución de los ingresos, sobre las oportunidades de educación, sobre las actitudes y sentimientos de grupo en estas sociedades, a causa de la escasa investigación sociológica de tipo sistemático. Además, las realidades sociales son oscurecidas por la furia del combate ideológico. Los marxistas ortodoxos pretenden que en los países de tipo soviético las clases sociales, o por lo menos el sistema de clases jerárquico, han desaparecido con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Los críticos aducen la existencia de grandes desigualdades económicas, los privilegios educativos, la monopolización del poder político por una pequeña minoría y otras características que equivalen a un verdadero sistema de estratificación social. Una

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gran parte de esta controversia teórica gira en torno a la relación entre la estructura de clase y el poder político, a la cual nos hemos referido ya en un capítulo anterior y que volveremos a examinar más adelante. Esta controversia demuestra claramente que la noción clásica de clase social en la literatura marxista y en la no-marxista se relaciona íntimamente con la noción de poder político y especialmente con el concepto de «clase dominante». Sin embargo, esta relación puede dar lugar a dos líneas de pensamiento diferentes: una, la marxista, que hace depender el poder político del poder económico y la otra que trata a la economía y a la constitución política como dos sistemas interrelacionados, cada uno de los cuales puede ser, en momentos distintos, «base» o «superestructura». Estos problemas, muestran la necesidad de renovar el estudio de la estratificación social. El fenómeno del conflicto político puede constituir un buen punto de partida. Los grupos sociales, implicados en dicho conflicto pueden ser las élites o las clases. En la sociología de Pareto -al menos en su examen de la «élite del gobierno»- los términos «clase» y «élite» son prácticamente sinónimos; Pareto consideraba que la noción del conflicto social es la contribución más importante de Marx a la sociología, precisamente en el contexto de su propia teoría de la «circulación de las élites». Recientemente, algunos sociólogos han utilizado el término «élite» para referirse a grupos más pequeños y más cohesionados que pueden relacionarse más o menos estrechamente con las clases sociales, tal corno se las concibe tradicionalmente. Uno de los mejores estudios sobre la relación entre las élites y las clases sociales es el de Rayrnond Aron. Para él, se trata del problema de la relación entre la diferenciación social y la jerarquía política en las sociedades modernas, y demuestra que la «abolición de las clases» (en el sentido clásico de abolición de la propiedad privada de los medios de producción) no resolverá los problemas de la diferenciación social, de la formación de élites y de las desigualdades en el ejercicio del poder político. De hecho, los conflictos entre las élites y las clases en las sociedades capitalistas presentan algunas ventajas, puesto que limitan el poder de los grupos dominantes. Podemos resumir este breve examen diciendo que en el siglo XIX el estudio de los problemas de la clase social iba estrechamente ligado al estudio de la democracia y del poder político, pero que las conclusiones a que llegaron los autores confundieron los dos problemas y dieron litigar a equívocos. Los sociólogos del siglo XX, guiados por Max Weber y, sobre todo, sometidos a la influencia de los hechos, han intentado estudiar directamente el poder político y examinar de qué manera los grupos minoritarios obtienen apoyos, dirigen las luchas políticas y alcanzan o no llegan a alcanzar el poder, así como las condiciones en que el poder de una minoría es controlado o escapa a todo control. Para este tipo de estudios, la clase social constituye únicamente uno de los elementos de la situación aunque sea uno de los más importantes. Al mismo tiempo, se ha intensificado el estudio de la diferenciación y de la estratificación sociales, para tomar en consideración los fenómenos del status y de la movilidad sociales. La mayoría de ellos sólo tienen una relación indirecta con el poder político, pero son importantes en otros aspectos. Las teorías de la estratificación social Ha habido dos grandes intentos de formulación de una teoría general de la estratificación social, el de Marx y el de los funcionalistas. Las líneas principales de la teoría marxista son muy conocidas, aunque ni Marx ni ningún pensador marxista posterior las formularan de manera sistemática. En esta teoría, las clases sociales se definen por su relación con los medios de producción (propiedad o no propiedad) y esto constituye la base de la concepción de que en toda sociedad existen dos clases principales que se oponen mutuamente. La naturaleza de las clases depende del modo de producción y éste, a su vez, depende del nivel de la tecnología en las diferentes sociedades. Como observó Schumpeter, Marx se interesaba esencialmente por el desarrollo de las clases y, añadiremos nosotros, por su papel en los cambios sociales y políticos. Sus propios estudios se centraban en los orígenes de la burguesía y el establecimiento del capitalismo y, sobre todo, en la formación y crecimiento del proletariado como clase dentro de la sociedad capitalista. Marx empieza distinguiendo al proletariado como una «clase en sí», como un agregado de individuos que están en la misma situación económica e intenta luego demostrar cómo se convierte en una «clase para sí», es decir, como adquieren conciencia sus miembros de la comunidad de sus intereses. En Miseria de la Filosofía y en El Capital Marx describe las circunstancias que favorecen esta adquisición de la conciencia de clase: la concentración de la industria, el desarrollo de las comunicaciones, la creciente distancia económica y social entre la burguesía y la

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clase obrera, la creciente homogeneidad de esta última como resultado de la decadencia de la artesanía y de los oficios especializados, etc. Marx era consciente de que la diferenciación social producía muchos otros grupos con intereses conflictivos, además de las dos clases principales, pero no examinó seriamente las dificultades que esto planteaba a su teoría. Esta falta de atención puede explicarse por diversos factores: que consideraba a la relación del individuo con la propiedad como el factor crucial y determinante de la acción social (concepción que le era confirmada por el carácter de los conflictos sociales y políticos de su época); que estaba excesivamente influido por una concepción filosófica (derivada de Hegel) del desarrollo, como un proceso que se realiza a través de las contradicciones y de los antagonismos de dos entidades opuestas; o que su análisis del sistema de clases era deformado por su adhesión política al ideal de una sociedad sin clases. Es probable que todos estos factores influyesen, pero el más importante parece el primero. La teoría de las clases de Marx tenía, y tiene todavía, un gran valor explicativo en relación con los conflictos sociales y políticos. No hemos de concebir su noción de las clases sociales como una simple descripción de las características económicas de agregados particulares de individuos. Se trata, más bien, de que la situación de los individuos respecto de la propiedad constituye una base para la formulación de proposiciones sobre la probabilidad de algunos tipos de acción social y especialmente de acción política. Max Weber interpretaba a Marx en este sentido y sugería, a la vez, un enfoque crítico de la teoría marxista cuando alguna que «una clase no constituye por sí misma una comunidad», aunque las situaciones de clase vienen provocadas por una acción comunitaria. Hasta qué punto una clase llega a convertirse efectivamente en comunidad es cosa que depende de los factores que integran o dividen a sus miembros, del carácter general de la sociedad global y de sus relaciones con otros grupos y clases sociales. Marx hizo algunas predicciones específicas sobre el desarrollo futuro de la sociedad capitalista y esperaba, en función de ellas, una creciente comunidad de la clase obrera. Algunas de estas predicciones fueron erróneas y la clase obrera de las sociedades industriales avanzadas no se ha desarrollado tal como Marx esperaba. Marx y los marxistas dieron por sentado con demasiada facilidad que el paso de la comunidad potencia¡ a la comunidad efectiva sería un hecho en el caso de las clases sociales y únicamente en este caso. Puede hacerse todavía una crítica más general la teoría marxista, y es que si bien resulta altamente útil y relevante para el análisis de los conflictos sociales y políticos en las sociedades capitalistas durante un período determinado, su utilidad y su relevancia parecen menos evidentes en otros terrenos. Sin embargo, la teoría se presenta con una pretensión de validez universal. Choca con muchas dificultades cuando se aplica a formas particulares de estratificación social, tales como el sistema de castas de la India; y en muchos otros casos su capacidad explicativa disminuye al insistir en que la única base posible para la acción política es la clase social. La teoría funcionalista de la estratificación social parte de -los presupuestos generales del funcionalismo, ya examinados. Kingsley Davies y Wilbert Moore la han expuesto de esta manera sucinta y clara en un artículo: «Partiendo de la proposición de que ninguna sociedad es "sin clases" o no estratificada, se intenta explicar en términos funcionales la necesidad universal de la estratificación en todos los sistemas sociales... la necesidad funcional que explica la presencia universal de la estratificación es, sobre todo... la exigencia que se plantea a toda sociedad de colocar y motivar a los individuos en la estructura social... La desigualdad social es, por lo tanto, un recurso inconscientemente creado por las sociedades para asegurarse de que las posiciones más importantes son ocupadas conscientemente por las personas más calificadas.» Podemos dejar de lado, aquí, las dificultades de la explicación funcionalista. Hay muchas críticas concretas que acerca la teoría. En primer lugar, presupone que la estratificación es universal, cosa que no es cierta en cuanto implica la existencia de un sistema definido de estratos en todas las sociedades. También presupone que en todas las sociedades se pueden definir inequívocamente conceptos como el de «las posiciones más importantes» y «las personas más calificadas», independientemente de la influencia de los grupos interesados. Cabe observar también que la teoría se concibe en términos de clasificación jerárquica de los individuos y no explica la existencia de grupos sociales bien definidos: grupos de status, élites y clases. Además, la teoría se limita a reconocer la existencia de diferentes tipos de estratificación social y de procesos de cambio de un tipo a otro, pero no lo explica. Finalmente, no presta la más mínima atención al papel de la fuerza en el establecimiento y conservación de sistemas de estratificación y por ello apenas tiene nada que decir sobre la relación entre la estratificación social y el conflicto político. La teoría marxista refleja inequívocamente el carácter de los conflictos sociales y políticos en la Europa del siglo XIX; la teoría funcionalista refleja, con la misma claridad, la situación social de los Estados Unidos, donde no ha existido nunca un firme movimiento político de la clase obrera ni una ideología obrera y

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donde la jerarquía social se concibe esencialmente como un sistema de grupos de status laxamente organizados, respecto de los cuales se definen las aptitudes individuales. La teoría marxista subraya la importancia del conflicto entre grupos amplios y estables, dotados de fuertes sentimientos comunitarios; en cambio, la teoría funcionalista da importancia a la función integradora de la estratificación social, basada en el mérito y en la recompensa individuales. El funcionalismo presenta muchos puntos de semejanza con la teoría de la división del trabajo de Durkheim, sin los matices y reservas que Durkheim sugirió en su análisis de las formas anormales de dicha división. Ninguna de las dos teorías posee la universalidad que pretende tener. Una teoría realmente adecuada tendría que tener más en cuenta la diversidad de los sistemas de estratificación, tendría que ver a la estratificación social como una institución derivada, estrechamente ligada no sólo a la propiedad y a la división del trabajo, sino también a la guerra y a la religión y tendría que tratar de forma más sistemática las conexiones entre la estratificación social, las instituciones políticas y los fenómenos culturales.

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3-C CHINOY, Ely La sociedad. Una introducción a la sociología México, Fondo de Cultura Económica. 1975 pp. 349-391

XVI. CONFORMIDAD Y CONTROL SOCIAL El problema del control social LA SOCIOLOGÍA, como hemos dicho, comienza con dos hechos básicos: la conducta humana sigue normas regulares y recurrentes, y la gente, en todas partes, vive con los demás y no sola. En su mayor parte, las regularidades en la conducta humana reflejan la presencia de la cultura y de un repertorio ordenado de relaciones sociales, y nuestro análisis se ha ocupado de algunas de las principales formas en que está organizada la vida social, así como de la manera en que las instituciones definen y controlan los actos de los hombres. Así, aunque el orden social está mantenido en cierto sentido por las normas que rigen las relaciones existentes entre los hombres -tradiciones, costumbres, leyes y otras reglas-, debemos explicar aún por qué los hombres se conforman generalmente a las instituciones que definen la conducta apropiada o exigida.

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La conformidad, de la que nos ocuparemos aquí, es corrientemente, para muchos norteamericanos, un schimpfwort, término odioso que sugiere una creciente estandarización de la acción, la actitud y la creencia, y una decreciente voluntad de enfrentarse a las mareas prevalecientes de opinión y moda. Los críticos sociales lamentan la tendencia a aceptar las cosas tal como son, a asumir la actitud del Pangloss de Voltaire, que veía en todas partes el “mejor de los mundos posibles”. Puede haber en verdad bases para estas quejas, aunque alguna medida de conformidad es obviamente un requisito de toda sociedad ordenada. La sociedad no podía existir si la gente no fuese capaz de predecir cómo van a actuar los demás, si los hombres no cumplen con sus deberes ordinarios v si todas las regias sociales son violadas o ignoradas. Solamente si la sociedad estuviese ordenada como un panal o un hormiguero, o si, como en el Brave New World de Aldous Huxley, los hombres estuviesen rigurosamente condicionados como embriones para sus futuros papeles sociales, habría una completa conformidad. Algunas áreas de la conducta permanecen no reguladas en todas las sociedades, y aun dentro de una sociedad totalitaria el material humano refractario encuentra a menudo diversas técnicas para oponerse a la subordinación total.' Sin embargo, el significado de la individualidad y la no conformidad se encuentran sólo en relación a las normas sociales a que debe conformarse el mayor número de personas durante el mayor tiempo. La gente está obligada a obedecer los dictados de su cultura según formas diferentes. Desde un punto de vista, las obligaciones son eternas, derivadas de la cultura y de las demandas de la vida social, las cuales operan en las situaciones concretas en que se encuentran los hombres. Hemos visto ya cómo el poder, la autoridad y la religión sirven para imponer el respeto a las normas sociales, y hay otras formas institucionales de control social que deben ser examinadas. Desde otra perspectiva, las obligaciones son internas, derivadas de las necesidades, los deseos y los intereses del individuo. En cierto sentido, estas presiones intemas son también intenas (biográfica e históricamente), ya que se incorporan a la persona a lo largo de su experiencia social. Estas dos formas de control social -internas y externas, o desarrollables y situacionables- están estrechamente interrelacionadas. Nuestra tarea consiste aquí en ver cómo la conformidad a la costumbre llega a ser un hábito personal o una obligación; cómo la aceptación de la autoridad llega a ser parte de la personalidad; y cómo los objetivos socialmente sancionados llegan a convertirse en ambiciones privadas. Las respuestas a estas cuestiones necesariamente destacan la influencia de la cultura y la sociedad sobre el individuo, pero no es preciso considerar a la persona como una mera creación de su medio social. Como ya señalamos antes (véase el capítulo IV), la relación entre el individuo v la sociedad es continua y dinámica, e implica procesos recíprocos. Ésta relación es a veces armónica, a veces antagónica. La adhesión a las normas sociales -que con frecuencia admite alguna variación en la conducta- puede ser espontánea y voluntaria, libre de incertidumbres y dudas. Pero también puede ser reluciente y opuesta a la voluntad, o incluso ser aceptada solamente bajo la imposición o la amenaza de la fuerza física, o de otras fuertes sanciones externas. Además, siempre hay aquellos que desprecian algunas o incluso la mayoría de las normas sociales, y tienden a desviarse de sus exigencias. Ningún individuo obedece todas las reglas en todo momento; es decir, nadie refleja exactamente la cultura, un hecho que es inherente a la vida social como sabemos bien. En el capítulo XVII nos ocuparemos de la naturaleza v las fuentes de la conducta desviada. Aquí intentaremos explorar las formas en que la gente es inducida a seguir, con diversos grados de variaciones que corresponden a la idiosincrasia permitida, los dictados de su cultura. La socialización Las coacciones internas, que hacen que los hombres obedezcan las reglas de la sociedad, son adquiridas de modo peculiar por cada individuo durante el proceso de socialización que transforma al niño en una persona capaz de participar en la vida social. Al describir este proceso, sin embargo, no necesitamos preocupamos por las condiciones biológicas de la socialización -por ejemplo, ciertas tendencias orgánicas y la capacidad de aprender y de hablar- o por la compleja secuencia de la maduración y el desarrollo del cual surge, como una estructura distintiva, la personalidad. Tampoco es necesario explorar en detalle la naturaleza de tal estructura o la dinámica psicológica que ella implica: éstos son problemas que corresponden a la psicología. Los sociólogos se preocupan más por los agentes de la socialización y los mecanismos gracias a los cuales se aprenden y llegan a formar parte de la personalidad la conducta social y los patrones morales.

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El principal agente en el proceso de socialización es usualmente la familia o el grupo de parentesco, los cuales cuidan al niño en sus primeros años de formación. Casi desde el momento de su nacimiento, se asignan al niño papeles sociales a los cuales debe conformarse y para los cuales se le prepara o medida que participa dentro de la familia, al principio en forma pasiva y después corno un miembro cada vez más activo de ella. Como nuestros vínculos más estrechos son generalmente aquellos que mantenemos con nuestros padres, nuestros hermanos y con otros parientes, la experiencia y las expectativas familiares suponen un especial peso emocional y tienen por ello particular importancia en la configuración de la personalidad y en la transmisión de las exigencias culturales. En todas las sociedades, sin embargo, hay también otras personas o grupos que participan en el proceso de socialización. En algunos pocos casos, otros agentes pueden remplazar prácticamente a la familia. El kibbutz israelita asigna el cuidado de los niños a las niñeras de la comunidad, con excepción de algunas horas durante el día en que los niños son atendidos por sus padres; cuando los niños abandonan la guardería, permanecen todavía con sus compañeros de la misma edad en un establecimiento comunal, en vez de volver a sus familias. Los grupos de compañeros se encuentran de hecho en la mayoría de las sociedades, y en algunas de éstas cumplen importantes funciones en la definición de la conducta apropiada, en la determinación de patrones y en el inculcamiento de finalidades, así como en la imposición de la conformidad mediante distintas sanciones institucionalizadas. En contraste con la familia, que es más autoritaria (y así es en cierto grado, desde el punto de vista del niño) y más susceptible de trasmitir valores tradicionales, el grupo de compañeros ofrece por lo general una experiencia más igualitaria aunque también puede en algunos casos llegar a ser bastante autoritaria y proporciona con frecuencia oportunidades para explorar temas prohibidos en las relaciones con los adultos. En cualquier sociedad industrial compleja, donde la sola familia no puede formar adecuadamente a los niños para sus papeles adultos, otros agentes, especialmente la escuela, también contribuyen de modo significativo en la preparación para la vida social adulta. No solo se espera que la escuela trasmita habilidades y conocimientos prácticos, sino también valores culturales importantes: patriotismo, ambición, puntualidad, preocupación por los demás, etcétera. La influencia de la escuela es afectada, por supuesto, por las actitudes y la conducta familiares, que pueden facilitar o impedir los esfuerzos formales de tipo educacional. La propia escuela incluye tanto a la organización formal, con programas preparados y procedimientos establecidos, como a los profesores con los cuales pueden establecer los estudiantes relaciones personales que afectan de manera importante sus actitudes y su conducta; ella también constituye un centro adecuado para el desarrollo de los grupos informales de compañerismo. Finalmente, en la sociedad contemporánea. los medios de comunicación de masas también contribuyen a la socialización del niño, así como a la constante socialización del adulto. En los modelos de conducta que aportan y los valores que expresan y ejemplifican, los medios de comunicación de masas pueden reforzar los esfuerzos de la familia y la escuela, o bien debilitarlos y diluirlos. Los niños pueden aprender directamente de esos instrumentos, los cuales también pueden comunicar a los padres y amigos los patrones de conducta que trasmiten. Los medios pueden ser utilizados deliberadamente para la educación y el adoctrinamiento, como, por ejemplo, la televisión educativa en los Estados Unidos, o las formas de comunicación de masas que existen en la Unión Soviética, donde el régimen utiliza todos los métodos para difundir y mantener los valores aprobados. En una sociedad compleja y heterogénea, carente de valores "oficiales" y en la que no existen dirección y control centralizados, la influencia de los medios de comunicación de masas es incierta y no responde a un plan, es potencialmente disfuncional en relación a los patrones prevalecientes en ciertos grupos, o en lo que respecta a la sociedad en su conjunto. Aun en una sociedad totalitaria puede haber, sin embargo, un abismo entre la intención y el resultado, con posibles consecuencias no previstas ni deseadas que provienen tanto del contenido como de la técnica de los instrumentos de difusión. Estos agentes de socialización operan mediante diversos mecanismos. A medida que crece, toda persona aprende a seguir inconscientemente muchas de las rutinas que le son impuestas -por ejemplo, comer tres alimentos al día en vez de dos o cuatro, tomar la comida con instrumentos en vez de hacerlo con los dedos, saludar a la gente con la mano en vez de besarla o rozarle las narices. Los modelos de estas formas convencionales de conducta se encuentran en la familia, entre los compañeros, en la escuela y en los medios de comunicación de masas, pero llegan a formar parte de los patrones habituales gracias a la repetición y a la imposición. Como la gente está condicionada para responder a muchos estímulos sociales mediante gratificaciones a la conformidad y castigos a la desviación, sus impulsos son canalizados dentro de lineamientos culturalmente definidos.

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Sin embargo, la adquisición de hábitos culturalmente normados no es un proceso mecánico, pero está generalmente ligado a juicios sobre lo recto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Estos patrones morales y culturales, que refuerzan y mantienen muchos hábitos individuales, son adquiridos por cada persona en formas diversas y complejas, pero siempre en interacción con los demás. Los valores, como los hábitos, se aprenden en su mayoría de los padres, en parte a través de expresiones de aprobación o desaprobación frente a la conformidad o la no conformidad. Un niño de clase media en los Estados Unidos que tome algo que no le pertenece se ve obligado a "devolverlo" y se le enseña que uno no debe tomar lo que es propiedad de otros. Si él no cumple con alguna tarea que le ha sido asignada la tarea escolar, la siega del pasto, la práctica del piano o del violín, se le recordará la importancia que tiene el persistir y el hacer bien las cosas. En los hogares de clase media se critica el desaliño, la falta de cuidado y la dilación, mientras que se aplaude la limpieza, la precisión y la puntualidad en las tareas domésticas. En otras sociedades, por supuesto, o en otras clases sociales, se estimulan diferentes valores y, normas: por ejemplo, la modestia, subrayada generalmente en las familias norteamericanas, puede tener relativamente poca importancia, como ocurre entre los isleños trobriandeses; el respeto a los mayores, que es fuertemente subrayado entre las clases media y alta de la Gran Bretaña es menos destacado en los Estados Unidos; la igualdad, que es un valor fundamental en Norteamérica, es mucho menos importante en la mayoría de las sociedades de la Europa Occidental. Los niños adquieren valores no sólo a través de preceptos explícitos y premios y castigos públicos, sino también gracias a la sugestión, a la implicación y al ejemplo. Nada necesita decirse explícitamente para que el niño reconozca las cualidades que son altamente valiosas y aquellas que no lo son. Puede oír en la escuela que "el humilde heredará la tierra", pero también podrá testimoniar admiración hacia el fuerte. Sensible a los matices emocionales que hay en la conducta paterna, puede reconocer a menudo la aprobación o desaprobación implícitas de sus actos o de los de cualquier otra persona, aun si ello no se expresa abiertamente. Los padres no necesitan decirle que copie su conducta para que logre imitarlos, ya sea abierta o discretamente. En la compleja interacción que hay entre padres e hijos, la persona no sólo aprende acerca de las convenciones y normas que rigen la vida social, sino también las interioriza, es decir, las incorpora a su propia personalidad. El proceso mediante el cual son interiorizados los valores y las reglas específicas es complejo, pero está generalmente vinculado de modo estrecho a las relaciones íntimas que existen entre los hijos y los padres. Debido a estos vínculos emocionales, los hijos tienden a identificarse con sus padres: quieren llegar a ser, hasta donde sea posible, como ellos. Los hijos tienden a identificarse con sus padres, las hijas con sus madres, aunque el proceso es a veces sólo parcialmente completado, a veces no lo es nunca, y a veces asume formas poco usuales o distorsionadas. Los patrones de los padres -que son por lo general también los patrones de la sociedad- llegan a ser eventualmente parte de la personalidad del niño, una especie de guardián interior que vigila y juzga sus actos. En cierto sentido, el padre está siempre presente, y cuando no se logra vivir de acuerdo con los patrones paternos puede generarse un sentimiento más o menos doloroso de culpabilidad, pues estas normas interiorizadas constituyen la conciencia o, en términos de Freud, el super ego. Por supuesto que podemos por varias razones desobedecer tales reglas y sufrir las congojas de la culpabilidad, pero en la mayoría de los casos parece que el temor a la culpabilidad sirve para inducir la conformidad hacia aquellas normas sociales que fueron incorporadas a los preceptos paternos. Este proceso sumamente generalizado está sujeto por supuesto, a infinitas variaciones. Las familias se desintegran y no ocurren las secuencias usuales. Otros adultos reemplazan a los padres, que pueden ser rechazados por sus propios hijos. En una sociedad en que todos los niños son cuidados por las mujeres, el original apego del hijo a su madre puede ser tan fuerte que el niño encuentra difícil establecer su fidelidad al padre e identificarse completamente con él. Por distintas razones, el hijo puede quedar ligado a la madre y la hija al padre. En estas variadas circunstancias, puede ocurrir que el niño no llegue nunca a interiorizar los valores de su cultura o no asigne a ciertos valores la misma importancia que tiene para los demás. Alternativamente, el niño puede adquirir valores o tendencias psicológicos apropiados a las exigencias prevalecientes de carácter social y cultural gracias a estas secuencias menos típicas. Como han señalado Warner y Abegglen, por ejemplo, muchos activos ejecutivos de los negocios en los Estados Unidos carecen de fuertes apegos a sus padres, pero están en cambio profundamente influidos por sus madres2 si existen diferencias en la estructura familiar, otros parientes distintos al padre o a la madre pueden desempeñar un

2 W. Lloyd Warney y James Abegglen, Big Business leaders in América, Nueva York: Harper, 1955, cap. 5. Ver también Franz Alexander, “Educativa Influencie of Personality Factors in the Environment “, en Clyde Kluckhohn, Henry A. Murray y David M. Scheneidir (eds) Personality in nature, Society and Culture, Nueva York: Knopf, 1953, pp. 431-32.

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papel central en el desarrollo de la personalidad3 . Los valores derivados de los padres o de otros adultos, y asimilados a la personalidad, no consisten solamente en "haz esto" y "no hagas esto", sino también incluyen finalidades y aspiraciones positivas. Al tratar de ser como el padre o vivir de acuerdo con sus expectativas -ahora interiorizadas y formando parte del carácter de la persona-, el individuo es conducido a buscar objetivos socialmente aprobados. Gracias a la influencia de los adultos que sirven como una especie de banda de transmisión cultural, él aprende a desear lo que la cultura le impone como objeto de su deseo -llegar a ser rico y famoso, realizar algunas tareas socialmente válidas, ser un ciudadano respetable y apegado a la ley-, a menos que su modelo o mentor haya sido un criminal, un excéntrico o un rebelde. Es decir, la persona no está simplemente limitada por restricciones interiorizadas o constreñidas a modos exigidos de conducta por su conciencia, sino también adquiere generalmente por parte de sus padres los resortes de la acción que pueden canalizar los impulsos y energías hacia cauces que son potencialmente útiles desde el punto de vista social y remuneradores desde el punto de vista personal. Las tendencias hacia la conformidad -y no podemos definir estas fuerzas internas como más determinantes de la conformidad que las tendencias Presas, ya que ellas operan en situaciones sociales que pueden afectar también la conducta de modo significativo- derivan no sólo de valores interiorizados, sino también de actitudes y sentimientos generados en el transcurso del cuidado y la formación del niño. Los intelectuales de orientación psicoanalítico han tratado de demostrar la existencia de una relación entre los métodos utilizados para la alimentación, la enseñanza del aseo la disciplina del niño, las distintas instituciones, creencias y valoraciones4 . Aunque parece haber poca evidencia concluyente para aceptar una conexión directa entre las técnicas de la atención infantil y las normas específicas de conducta, los rasgos generales de la personalidad parecen estar afectados en cierto grado de importancia por la manera como han sido cuidados y formados los niños. Por ejemplo, el tipo de disciplina que ha sido impuesta al niño puede generar una actitud hacia la autoridad en general que parece tener alguna importancia en la configuración de las reacciones adultas hacia el ejercicio de la autoridad en diversas situaciones sociales. Los niños educados dentro de familias rígidas y autoritarias, sin suficiente ternura y afección (se ha argumentado sobre la base de por lo menos cierta evidencia empírica), tienden a devenir personalidades rígidas que son sumisas hacia la autoridad constituida y disfrutan al mismo tiempo mandando a los demás5 . (Bajo ciertas circunstancias, no obstante, estas "personalidades autoritarias" pueden también rebelarse violentamente contra la autoridad debido a que sus propios sentimientos son de hecho profundamente ambivalentes, y su fácil aceptación de la autoridad provoca a menudo una fuerte hostilidad y un gran resentimiento contra la rígida disciplina a la que estuvieron sometidos alguna vez). Otros rasgos importantes de la personalidad -por ejemplo, la agresividad, la retención, la desconfianza, el espíritu de contradicción y la aceptación- reflejan también no solamente los valores explícitos de la cultura, sino los modos de la educación infantil. De allí que la gente no sólo actúe generalmente como se espera que lo haga, sino sea también por lo común la clase de gente que se espera llegue a ser. En la medida en que los rasgos de la personalidad son coherentes con las tendencias culturales prevalecientes y permiten una fácil adaptación a las exigencias de los, papeles sociales que debemos desempeñar; ellos contribuyen en forma importante al orden social. La coherencia entre los rasgos de la personalidad y los requerimientos cultural es siempre incompleta o parcial, y en algunos casos no existe en absoluto. Por ejemplo, las personas agresivas pueden ser miembros de una sociedad en que la manifestación abierta de las agresiones está prohibida o confinada a ciertos casos y momentos. Aunque hay a menudo una aparente sumisión a los requerimientos adultos, la experiencia en la infancia puede proporcionar de hecho poca preparación emocional para los papeles adultos. Entre los mandos de la Nueva Guinea, los niños son libres y no están sometidos a ninguna restricción, carecen de responsabilidad, y están sujetos a muy poca o a ninguna autoridad; sin embargo, cuando llegan a la madurez son introducidos repentinamente a un complejo sistema de deberes, obligaciones y responsabilidades que deben aceptar6 . Parece probable, sin embargo, que las sociedades que estimulan sentimientos y tendencias emocionales adecuados a sus requerimientos institucionales aseguran con mayor facilidad la obediencia a sus normas, a diferencia de lo que ocurre en

3 Ver Broinislaw Malinoswski, Sex an Repression in Savage Society ,Nueva York: Meridian ,1955 4 Ver por ejemplo, Abram Kardiner y otros, Fronteras psicológicas de la sociedad, trad. De Ramón Parres (México F.C.E.,1955) 5 Theodore W. Adorno y otros, The authoritarian Personality, Nueva York: Haper, 195. 6 Margaret Mead, Growing up in New Guinea, Nueva York, W.Morrow & Co., 1930.

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sociedades que imponen requerimientos onerosos, contrarios a las predisposiciones psicológicas adquiridas. (Sin embargo, como veremos después, existen a menudo aparatos institucionalizados que aseguran la conformidad suavizando las tensiones que crean semejante discontinuidad.). Los mecanismos de socialización que operan en el seno de la familia son perceptibles también, según grados diversos, en otros agentes. Los grupos de compañeros o los profesores expresan aprobación y ofrecen premios a la conducta culturalmente sancionada. Si ellos condenan o castigan la violación de las reglas sociales, ayudan por otra parte a extinguir o inhibir las inclinaciones no conformistas. (También pueden, por supuesto, estimular la conducta desviada, como en el caso de las pandillas juveniles.) Las medidas con las cuales los agentes no familiares exigen la conformidad a sus demandas también contribuyen al desarrollo de los rasgos de la personalidad que son apropiados - o impropios- para los papeles que debe desempeñar la gente. Una rígida insistencia en la necesidad de obedecer, y el castigo físico, el desprecio y el ridículo en los casos de transgresión, producen con toda probabilidad resultados psicológicos muy distintos a los que se obtienen cuando existe una tolerancia hacia las diferencias individuales, una explicación racional sobre la necesidad de vivir de acuerdo con las normas, y la expulsión del grupo cuando se desdeñan sus convenciones. Sin embargo, los efectos de cualquiera de estas medidas depende en parte de la naturaleza de las relaciones sociales que tengamos; mientras más estrecha e íntima sea la relación, más efectivo será el amigo, el profesor o cualquier otro como un agente de socialización. Como ya hemos señalado, la influencia dominante de la familia proviene del hecho de que las relaciones con los padres y los hermanos son mucho más fuertes que las que se mantienen con gente que no pertenece a la familia. Debido a la constante preocupación humana por las opiniones de los demás, los juicios y reacciones qué provoca nuestra conducta no sólo contribuyen al aprendizaje y a la interiorización de las normas sociales, sino también sirven directa y continuamente como instrumento de control social. En el ejemplo de teoría sociológica que ofrecimos en el capítulo I, la premisa mayor era la afirmación de que la gente tiende a vivir de acuerdo con las expectativas de los demás. Esta tendencia, sin embargo es en sí misma dependiente del proceso de socialización del cual emerge. Los padres, los profesores y los compañeros pueden estimular o desalentar la sensibilidad hacia las actitudes de otra gente, ya sea disminuyendo o acentuando la importancia de la impresión social que uno produce, o ya sea por las actitudes hacia la idiosincrasia, las relaciones interpersonales y el ajuste social. Los padres pueden destacar como más importantes la obtención de amigos que el dominio de habilidades físicas; la escuela puede dar más atención al trato que tengamos con los compañeros de clase que a la importancia de completar cierta tarea; los amigos pueden preferir la “broma sana" hacia las personas que poseen intereses o habilidades poco usuales. En suma, la socialización estimula la conformidad en tres formas diferentes: inculcando una conciencia de la costumbre y la tradición, inspirando una conciencia autorreguladora que incorpora valores sociales, y sensibilizando al individuo frente a los juicios y expectativas de los demás. Estas tres formas de conformidad se distinguen para los propósitos del análisis; en cualquier situación concreta, están por lo común estrechamente interrelacionados, aunque no siempre se retuercen mutuamente. Pueden, por supuesto, exigir la misma conducta, pero también pueden constituir un conjunto conflictivo e incoherente de presiones que empujan hacia diferentes direcciones. La tradición puede requerir cierta acción, nuestra conciencia puede dictar otra, y otras personas pueden esperar una tercera. Tal incoherencia refleja en parte una falta de integración en la propia sociedad. Pero también refleja los hechos del cambio social y las verificaciones de la opinión pública que pueden no ser ya coherentes con la tradición o la conciencia privada. Además, las situaciones dentro de las cuales debe actuar la gente son frecuentemente complejas; sus respuestas, pues, no son automáticas ni simples. Los hombres deben a menudo escoger entre varias opciones, todas ellas socialmente aceptables; en cierto sentido, su conducta forma parte de un constante drama en el que las personas deben equilibrar la tradición, los patrones personales y las expectativas sociales. La necesidad -y la oportunidad- de tal elección estimula por igual la conciencia y la individualidad que podría inhibir, un sistema estrechamente integrado de control social. Modos cambiantes de la conformidad

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Estos modos de la conformidad -la influencia de la tradición, las normas autoimpuestas y la sensibilidad a los juicios de los demás- no tienen necesariamente la misma importancia, como David Riesman ha subrayado en The Lonely Crowd, sino pueden variar en lo que respecta a su influencia sobre la conducta. Aunque los tres son operativos, en el proceso de socialización uno de ellos puede adquirir un mayor peso que los otros. Por ejemplo, los niños pueden ser estimulados a ser sensibles hacia las opiniones y expectativas de los demás, y su formación puede hacer poco por inculcarles una fuerte e inflexible conciencia. Riesman llama "dirigidas por los otros" a las personalidades que están dominadas por una preocupación hacia las opiniones. Alternativamente, "el carácter" puede tener más importancia que la sensibilidad social, produciendo entonces personalidades "dirigidas internamente". O, en fin, el tercer modo, es decir, la "dirección tradicional", puede ser estimulada a expensas de los otros dos. La importancia relativa de estos tres modos de la conformidad -al igual que la que tienen los rasgos psicológicos predominantes- parece ser generalmente. la misma dentro de los grupos homogéneos. Sin embargo, entre los miembros de una sociedad más grande y compleja, la tradición, la conciencia y la atención hacia los demás están combinadas de diversas maneras, y, en diferentes épocas, puede variar el equilibrio entre tales orientaciones. Los Estados Unidos del siglo XIX, dice Riesman, representaron una era en la que la dirección interna era evidente entre las personalidades más destacadas; fue un periodo que destacó la conciencia individual y en la que prevalecieron los hombres autocontrolados por sus demonios privados. La era moderna, por otra parte, agrega Riesman, está cada vez más dominada por la dirección de los demás, sobre todo en la clase media alta. Este desplazamiento procede de alteraciones fundamentales ocurridas tanto en los valores culturales como en la estructura social. La gente se preocupa más por el consumo que por la producción. Los individuos deben funcionar cada vez más dentro de contextos burocráticos en los que la "personalidad", es decir la manera como impresionamos a los demás, llega a ser más importante que el "carácter". La sensibilidad hacia los demás es, por tanto, más útil para arreglárnosla en el mundo que la independencia y la autoafirmación. Tales cambios han hecho que muchos padres destaquen nuevos valores y sigan diferentes métodos en la educación infantil, estimulando a las escuelas para que adapten sus técnicas y su contenido educacional a las nuevas exigencias. Los libros que se leen y el contenido de los medios de información masiva se orientan en direcciones semejantes. Como resultado de ello, los niños son estimulados para que desarrollen, según la frase de Riesman, una sensibilidad de "tipo radar" hacia los otros, en vez del "giroscopio" interno que mantiene firme a la persona dirigida internamente. Aunque la sensibilidad hacia las opiniones de los demás el siempre importante, y quizás haya aumentado en la Norteamérica contemporánea, no siempre tiene relevancia el juicio de cualquier individuo. En vez de ello, la gente se preocupa principalmente por aquellas personas particulares cuya buena opinión merece respeto. Los padres, por supuesto, son particularmente importantes como "otros" cuyos serios juicios merecen atención. Pero, sugiere Riesman, en la clase media alta la influencia paterna ha disminuido en la medida en que se da más atención a las opiniones de los amigos, los cuales juegan por tanto un papel crecientemente importante en la socialización el grupo de compañeros, a su vez, toma muchos de sus valores directamente de los medios de comunicación de masas, cuyo efecto también ha aumentado. Los modos dominantes de la conformidad reflejan no sólo los métodos de educación infantil sino también los valores aceptados cuales, a su vez influyen por supuesto en la manera como se educa a los niños. Los atributos de la personalidad, como la conducta pública son juzgados mejores o peores, más o menos aconsejables. Los cánones de la amistad y la fácil adaptación de las demandas sociales pueden recibir mayor atención que la perseverancia en la búsqueda irremisible de objetivos privados, aunque sean socialmente aceptables. Por otra parte, el reconocimiento de las normas tradicionales puede ser considerado como más importante que la satisfacción de las necesidades personales o la sociabilidad amistosa; un código de honor "aristocrático", por ejemplo, tiene mayor importancia que otros valores. La propia cultura, por tanto, puede ser caracterizada como cultura dirigida internamente por los demás o por la tradición, y podemos preguntarnos hasta dónde se “adaptan" la cultura y los modos de la conformidad que prevalecen entre los miembros de la sociedad. Cuando los valores y los modos prevalecientes de conformidad tienden a coincidir, la gente es más susceptible de adaptarse con facilidad a sus papeles sociales; cuando los valores determinan una conducta que no congenia con las personas socializadas para responder a otras normas, disminuye la posibilidad de sumisión a las demandas culturales -aunque, sin embargo, las presiones externas pueden ser suficientemente fuertes para asegurar la adhesión a los requerimientos institucionales. El análisis de Riesman ha sido discutido tanto desde el punto de vista teórico como desde el terreno histórico. Se ha dicho que la sociedad norteamericana del siglo XIX era ya una sociedad dirigida por los

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otros; los valores y normas de conducta atribuidos principalmente a la clase media alta de mediados del siglo XX se consideran como característicos de los norteamericanos, del pasado y del presente. Como muchas otras ideas germinales dentro de las ciencias sociales, las interpretaciones históricas de Riesman no resultan fácilmente comprobables y la evidencia está sujeta con frecuencia a explicaciones alternativas. Por ello, algunos sociólogos han rechazado el análisis de Riesman, ya que según afirman, éste sólo ofrece aproximaciones sugestivas en vez de presentar un cuerpo de proposiciones científicas comprobables. A pesar de estas críticas, el trabajo de Riesman tiene considerable valor e importancia. Vincula dentro de un esquema teórico a proposiciones aceptadas relativas a la importancia de la tradición, los valores interiorizados y la interacción social, introduciendo este esquema al análisis del proceso de cambio social. Aun si algunas de las afirmaciones concretas se revelan inadecuadas - como ha ocurrido ya con varias de ellas- y toda la teoría resulta falsa, Riesrnan tiene el mérito de haber introducido nuevas luces en lo que se refiere a las fuentes de la conformidad. Junto con observadores como Erich Fromm, William F. Whyte y David Potter, que encuentran normas semejantes en la cultura y la personalidad norteamericanas," Riesman ha ofrecido también una sugestiva interpretación de la sociedad y la cultura norteamericanas de la época contemporánea. Aunque uno de los objetivos centrales de la investigación sociológica es llegar a proposiciones comprobadas dentro de una teoría sistemática, todavía tienen un papel importante los ensayos convincentes y sugestivos -como The Lonely Crowd- que proporcionan frescas perspectivas y sugieren nuevas hipótesis. En realidad, el propio progreso científico requiere un intercambio considerable entre la cuidadosa investigación empírica, la teoría sistemática, las observaciones perceptibles y las interpretaciones especulativas. La reciprocidad Aunque el proceso de socialización crea importantes tendencias hacia la conformidad, puede no conducir a una aprobación automática de las normas sociales o las exigencias de los demás. La dinámica de la personalidad y la naturaleza de la propia sociedad impiden tal obediencia infalible e irresistible a los imperativos sociales y culturales. La recompensa personal y la conformidad social están frecuentemente reñidas; aun la más perfecta socialización no podrá subyugar completamente los impulsos privados, y puede, de hecho, crear fuertes presiones para que la gente soslaye las normas sociales. La propia sociedad requiere a menudo una conducta que resulta molesta, difícil y tediosa, y es probable que tengan que movilizarse entonces potentes fuerzas para asegurar la obediencia. El individuo no sólo está en cierta medida motivado y habituado a seguir los dictados de su cultura y su sociedad, sino también está constreñido por diversas circunstancias externas, especialmente por sus relaciones con los demás y las sanciones institucionalizadas. Toda persona está en cierto grado dentro de una red de expectativas y obligaciones recíprocas que lo obligan a llevar a cabo ciertas actividades sancionadas socialmente. La importancia de la reciprocidad como un medio para asegurar el cumplimiento de las normas sociales lo ha mostrado claramente Bronislaw Malinowski en su estudio sobre los isleños trobriandeses. El "salvaje", dice Malinowski, no sigue a la tradición y a la costumbre "'servilmente', 'inconscientemente, espontáneamente', gracias a una 'inercia mental' combinada con el miedo a la opinión pública o al castigo sobrenatural; o debido también a un 'potente sentimiento de grupo si no es que a un instinto de grupo10 . Aunque es probable que la mayoría de los hombres acepten voluntaria y espontáneamente buena parte de los dictados de su cultura, existen a veces, aquellos que son inclinados a despreciar sus deberes socialmente prescritos a fin de poder satisfacer sus propios intereses, personales. La conformidad está asegurada por la necesidad de cumplir con las obligaciones recíprocas. Estos deberes sociales están a menudo claramente definidos: el intercambio económico, por ejemplo, asume la forma de regalos a los clientes regulares. Entre los trobriandeses, la aldea interior proporciona verduras al pescador; la comunidad de la costa corresponde con pescados... (este) sistema de obligaciones mutuas... obliga al pescador a corresponder cada vez que ha recibido un regalo de su asociado del interior y viceversa. Ningún asociado puede rehusarse a ello, ni ser avaro en su regalo correspondiente, ni debe retrasarlo11 . Nominalmente, estos obsequios se ofrecen libremente, aunque se conserva un cuidadoso registro, y, a la larga, se espera que las cosas dadas y las recibidas se equilibren, beneficiando por igual a ambos lados.

10 Bronislay Malinowski, Crime and Custom in Savage Society, Paterson: Littefield, 1959, p.10 11 Ibid,. p.22

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Un sistema de intercambio económico es quizás el más obvio y visible ejemplo de reciprocidad, pero también puede encontrarse en muchas otras esferas de la vida social. Como señala Malinowski, los vínculos maritales y familiares entre los trobriandeses descansan en obligaciones recíprocas; el hermano de una mujer le proporciona alimentos, pero su esposo debe hacerle obsequios periódicos a él. El duelo de una viuda por un esposo fallecido un deber hacia el clan de éste exige pagos rituales. Las relaciones sociales son rara vez definidas por los participantes en términos de servicios y obligaciones recíprocas, aunque a menudo la gente está ligada por un intercambio correlativo de beneficios. Se espera que los amigos se inviten mutuamente a cenar, que los parientes se intercambien obsequios, que los políticos correspondan a las contribuciones de su campaña con cargos u otros favores. Este dar y recibir también se lleva a cabo de un modo sutil y casi imperceptible. Simmel escribe: ... Un individuo, quizás, da "espíritu", esto es, valores intelectuales, mientras que otro muestra su gratitud correspondiendo con valores afectivos. Otro más, por ejemplo, ofrece los encantos estéticos de su personalidad, y el que los recibe, que resulta de una naturaleza más fuerte, le compensa inyectándole poder de voluntad, firmeza y resolución.12 La participación en cualquier sistema de reciprocidad depende indudablemente del hábito, de la aceptación de la costumbre y la tradición, y de la preocupación por mantener el buen nombre, pero además existen a menudo recompensas importantes que pueden obtenerse de la conformidad, y también pérdidas que serán sufridas en el caso de no poder cumplir con las obligaciones. Tanto el pescador como el cultivador trobriandeses sacan provecho de su intercambio, y ambos saldrían perdiendo si no llegaran a cumplirse los acuerdos existentes. Los amigos obtienen provecho de su mutua sociabilidad, el esposo y la esposa obtienen placeres recíprocos, los parientes disfrutan con la generosidad de los otros, y los políticos y contribuyentes de su campaña se benefician con la ayuda que se dan mutuamente. Bajo estas formas de beneficios recíprocos, sugiere Alvin Gouldner, hay una "norma de reciprocidad" que exige que la gente ayude a quien la ha ayudado, y se cuide de molestar a aquellos de quienes ha recibido beneficios. Esta norma, dice Gouldner, se encuentra en todas las sociedades, aunque las obligaciones específicas son por supuesto definidas de modo muy variado por las diferentes culturas y a menudo son contingentes en lo que se refiere a los valores de los servicios rendidos.13 Las sanciones A pesar de los elementos que inducen a la conformidad y que están incorporados a la personalidad o contenidos en las normas de obligaciones recíprocas, subsisten inevitablemente ciertas tendencias a despreciar la costumbre y la ley. Junto con las exigencias morales y tradicionales de la cultura, y las recompensas positivas por hacer lo que se espera de uno -por ejemplo, la celebridad, el prestigio y la ganancia económica-, hay varias clases de sanciones o penas externas que se aplican a quienes desafían las normas sociales y son descubiertos. Las infracciones privadas o no descubiertas permanecen naturalmente sin castigo, con excepción de la ansiedad o el sentimiento de culpabilidad que pueden provocar. Es seguro que, en sí misma, la amenaza de sanciones no es siempre suficiente para evitar la no conformidad, pero forma parte de la completa constelación de fuerzas que ejerce presión para que se obedezcan las prescripciones culturales. Cada organización o grupo tiene sus propias sanciones, las que serán impuestas a sus miembros cuando exista violación a las normas del grupo. Los miembros de un grupo informal de amigos pueden castigar a un ofensor de sus normas mediante el ridículo y la mofa, o, si la ofensa es grave, mediante la expulsión. Los padres norteamericanos de la clase media utilizan diversas sanciones para hacer efectiva una conducta correcta: prohibición temporal de los placeres habituales como, por ejemplo, ver la televisión o ir al cine; suspensión de la asignación regular; una azotaina, o, en casos extremos, el retiro temporal del afecto. En las organizaciones formales hay por lo general castigos regularmente definidos para las ofensas que se cometen contra sus reglas. Un trabajador que desobedece las reglas de la compañía puede ser suspendido por algún tiempo o incluso cesado. " violación del código de la ética profesional de los médicos puede llevar a la expulsión de la Asociación Médica Americana, y, cosa aún más importante, del grupo local de profesionistas, o, en casos graves, la suspensión de la licencia para la práctica profesional. De manera similar, la conducta inmoral de un abogado puede suponer la exclusión de la actividad profesional. Los

12 Georg Simmel, Sociology, traducido y editado por Kurt Wolff, Glenooe, III The Free Press, 1950, p. 390 13 Alvin W.Gouldner, “The Norm of Reciprocity”, American Sociological Review, XXV, abril de 1960, 161-178

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miembros de un sindicato pueden ser expulsados por "conducta indebida", y los jugadores profesionales de béisbol pueden ser multados por practicar una conducta inadecuada en el campo de juego. Todas estas sanciones pueden ser impuestas sólo por aquellos que están autorizados a hacerlo, y en muchos casos están sujetas a una revisión legal. En su calidad de asociación, la Iglesia puede también imponer sanciones -excomunión, penitencia, amenaza de condenación eterna-, pero éstas son "suprasociales"', ya que afectan no sólo a las relaciones entre el individuo y la Iglesia, sino también a las relaciones que existen con un poder más alto14 . La efectividad de las sanciones religiosas depende de la creencia en las ideas religiosas y en la aceptación de la autoridad o el poder del dirigente o funcionario religioso. Con excepción de la familia y a veces, de la escuela,. que pueden imponer penas físicas menores, solo el Estado posee el derecho legítimo y reconocido para aplicar la fuerza física con vistas a mantener el orden y la conformidad. Además de la cárcel, del trabajo forzado o la pena de muerte, el Estado puede, por supuesto, aplicar otras Penalidades - por ejemplo, multas y suspensión de privilegios legales. Pero detrás de estos castigos se mantiene la posibilidad de medidas coercitivas. Debido a este poder, el Estado constituye claramente una de las instituciones básicas para hacer obligatoria la adhesión a muchas normas sociales. Su influencia, sin embargo, como vimos en el capítulo XIII, también está por lo general definida y limitada mediante la ley y la tradición. Puede esperarse que el Gobierno actúe con grandes restricciones, limitando sus sanciones potenciales a una gama reducida de actos prohibidos o requeridos, o, como ocurre en las sociedades totalitarias, puede tratar de controlar todas las esferas de la vida social. Las sanciones controlan la conducta ya sea directamente, mediante formas de disuasión de la mala conducta, o indirectamente, mediante el reforzamiento de las reglas establecidas. Aunque es probable que la mayoría de los hombres se vean impedidos de violar las leyes o las convenciones, por lo menos en parte, debido a las posibles consecuencias, hay siempre quienes de un modo voluntario o por descuido se arriesguen a recibir castigos cuando tratan de lograr sus objetivos personales. La posibilidad de ser ejecutado no ha detenido las manos de muchos asesinos, y el criminal profesional supone frecuentemente que es bastante hábil para escapar a la captura. Pero, como ha señalado Durkheim, la importancia sociológica del castigo depende de sus efectos tanto sobre aquellos que lo imponen como sobre aquellos que lo reciben. La reacción social que llamamos "castigo" se debe a la intensidad de los sentimientos colectivos que ofende el crimen; pero, desde otro ángulo, tiene la útil función de mantener estos sentimientos en el mismo grado de intensidad, ya que disminuirían muy pronto si no fueran castigadas las ofensas contra ellos15 Es probable que la abierta contravención a la Ley o a la convención, por parte de algunos individuos, pueda provocar en otros ciertos deseos reprimidos u ocultos de hacer lo mismo. El Rey Lear de Shakespeare ve claramente esta posibilidad:

¡Bellaco esbirro, detén tu mano ensangrentada! ¿Por qué azotas a esa prostituta? Desnuda tu Propia espalda, ya que ardes en deseos de cometer con la moza el delito por que la castigas. El usurero hace prender al ratero.

El castigo del ofensor ayuda a reprimir este nuevo estímulo de los impulsos y refuerza así el respeto a las normas sociales.

Válvulas de seguridad institucionalizadas. Como sugerimos antes las sanciones son necesarias debidas a la persistencia de los deseos e inclinaciones personales, y a las presiones generadas por la propia sociedad. En el capítulo IV advertimos que una de las principales contribuciones de Freud a nuestra comprensión de la personalidad es el conocimiento de

14 Robert M. MacIver y Ribert H. Page, Society, Nueva York: Rinehart, 1949 p. 168. 15 Emile Durkheim, The Rules of Sociological Method, traducción de Sarah A. Solovay y John H. Mueller, Chicago: University of Chicago Press, 1938, p.96

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la tensión persistente que existe entre las tendencias básicas y los requerimientos de la vida social. El propio proceso de socialización, que crea deseos y dirige impulsos dentro de cauces culturalmente aprobados, también impone necesariamente límites a la expresión de las tendencias fundamentales. Aunque muchos de los sentimientos y emociones generados por la experiencia social se adaptan a las necesidades de la sociedad, algunos de ellos son siempre difíciles de ser expresados en formas aceptables. Como advertimos antes, ninguna sociedad está tan organizada -por fortuna- de manera que exista una completa - correspondencia entre la cultura y la personalidad, con cada persona adaptándose fácilmente dentro de su nicho social, y adoptando sin ninguna reticencia los medios culturalmente aprobados para buscar fines también socialmente sancionados. Más aún, la propia vida social impone frustraciones y restricciones aun sobre las necesidades y las aspiraciones que ella crea; las incongruencias en la cultura y la organización social dejan insatisfechos casi inevitablemente algunos deseos y ambiciones. Muchas categorías de normas culturales, entre ellas, por ejemplo, las bromas, los juegos y los deportes, las diversas clases de rituales, y las formas reguladas de conflicto, proporcionan salidas a las tensiones generadas por las restricciones sociales y por las incongruencias culturales y estructurales. Sin tales salidas, estas tensiones podrían aparecer bajo la forma de distintas clases de conducta desviada, o conducir a la ruptura de las relaciones sociales establecidas y las estructuras sociales existentes. Entre las numerosas funciones sociales y psicológicas del humor, está el descanso emocional que proporciona en las situaciones difíciles, un resultado que se logra haciendo conscientes nuestros disturbios o expresando agresión contra personas hostiles o amenazantes. En un malicioso comentario sobre su pobreza crónica, los judíos de Europa Oriental bromeaban diciendo que "si un judío pobre come un pollo, uno de los dos debe estar enfermo". Los gentiles, que representaban un peligro, eran a menudo el blanco de las bromas judías, las cuales resultaban así una salida sana para la hostilidad. Dollard ha advertido una función semejante del humor entre los negros del Sur, los cuales tienen pocas oportunidades para expresar directamente su enojo y su antagonismo hacia los blancos dominantes.16 La siguiente broma, por ejemplo, se contaba entre los estudiantes negros de la Universidad.

Una sirvienta de color y su patrona blanca quedaron embarazadas y dieron a luz al mismo tiempo. Pocos meses después, la mujer blanca llegó corriendo a la cocina y dijo: ! oh, mi niño dijo hoy su primera palabra! El pequeño niño de color, que se encontraba en una canasta sobre el piso, miró alrededor y le dijo: "¿y qué fue lo que dijo?17

Para los grupos dominantes, el humor puede servir como forma de justificar y mantener su posición privilegiada; los blancos, por ejemplo, cuentan historias para mostrar la buena voluntad con que los negros aceptan un status subordinado, y los gentiles hacen bromas sobre la agresividad de los judíos. Gran parte del humor se refiere a actividades que están a menudo estrictamente reguladas, como la conducta sexual. En la conversación ligera o mediante las bromas es posible dar salida, aunque sea indirectamente, a los sentimientos que puede provocar una rígida restricción. De manera semejante, las relaciones que son delicadas o ambiguas, como aquellas que se tienen con las suegras, son con frecuencia el blanco del humor, el cual proporciona una salida institucionalmente aprobada para la hostilidad o el antagonismo. Las relaciones difíciles son a veces suavizadas gracias a bromas o burlas regulares entre las personas implicadas. Los juegos y los deportes, como el humor, pueden también servir de salidas para las emociones reprimidas. "Todo mundo, dice Max Lerner, por civilizado que sea, debe tener una oportunidad para exigir sangre.18 (Si Freud tiene razón, la necesidad de este tipo de descanso aumenta, más que disminuye, con el progreso de la civilización.) Muchos populares deportes norteamericanos el box, la lucha libre, el fútbol, el hockey permiten experimentar en forma sustituta el puñetazo, la caída, la "llave" corporal. Y sin embargo, estas actividades resultan ligeras frente a la violencia ritualizada de la corrida de toros, la arena romana, la pelea de gallos o la horca pública. Es una hipótesis plausible, aunque sujeta a ser verificada sistemáticamente,

16 John Dollard, Caste and Class in a Southern Town, Garden City: Coubleday Anchor Books, 1957, pp. 309-10 17 Russell Middletown y John Moland, “Humor in Negro and White Subcultures: a study of jokes among american studentes”, American Sociological Review, XXIV, febrero de 1959, 67 18 Max Lerner, América as a Civilization, Nueva York: Simon and Schuster, 1957, p.812

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que el grado de violencia tolerada y sancionada en una sociedad varía directamente con la fuerza de los impulsos agresivos generados por el proceso de socialización y las demandas culturales prevaleciente. El ritual y el ocio también proporcionan descanso a las tensiones que se producen en el desarrollo normal de la vida social. La mayoría de las sociedades primitivas tienen ocasiones regulares en que las rutinas cotidianas son modificadas o alteradas, o, en ciertos casos, remplazadas por la licencia ritualizada. En la Europa Medieval, los días de fiesta constituían interrupciones en la monotonía de las actividades cotidianas, y permitían también un olvido momentáneo de las convenciones establecidas y un escape temporal de las norma . s aceptadas de deferencia y respeto. Durante la Fiesta de los Tontos, por ejemplo, se celebraba una misa burlesca acompañada con actos de bufonería y seguida por celebraciones festivas. La esencia de la fiesta "era que la relación entre el señor y el siervo, el amo y el esclavo, debía ser trastrocada por un momento".19 Aunque las modernas actividades de ocio cumplen otras funciones -por ejemplo, como símbolos de status o cauces de la sociabilidad-, ofrecen obviamente un cambio de ritmo y una oportunidad para la expresión personal. Parece que la difusión de vacaciones formalizadas, la creciente participación en deportes como el golf, el tenis y el boliche, y la gran popularidad que han alcanzado la caza, la pesca, la navegación, esquiar y el paseo en bote en los Estados Unidos, reflejan no solamente una prosperidad económica, sino también la necesidad de escapar a la impersonalidad y a la organización formal de una sociedad cada vez más burocratizado. Muchas de estas actividades de recreación llegan a ser en sí mismas altamente ritualizadas y superorganizadas, disminuyendo así la espontaneidad y el descanso que pueden proporcionar. Pueden encontrarse otras salidas en muchas zonas de la vida social. El ritual religioso también ofrece oportunidad para la catarsis emocional, al mismo tiempo que refuerza las normas sociales al vincular a la gente dentro de una comunidad unida. "En las sociedades primitivas, dice Clyde Kluckhohn, la brujería puede servir como una salida para la hostilidad, al mismo tiempo que estimula la conformidad por temor de ser encantado.20 La intensa vida emocional que se resiente en la familia moderna de clase media sirve de descanso, por lo menos en muchos casos, a las tensiones que provoca un mundo de trabajo cotidiano, impersonal, burocrático. Como indica Parsons, la seguridad emocional en algunas relaciones sociales -la comprensión, la aceptación y la seguridad dada por otra persona disminuye las tendencias hacia la conducta agresiva o desviada.21 Solidaridad y consenso Finalmente, la conformidad hacia las normas sociales es estimulada por el mantenimiento de la solidaridad (cohesión social). Cuanto mayor es la identificación recíproca de los miembros de una sociedad, más fuertes son los vínculos que los unen dentro de un todo social, y menores las probabilidades de que violen la costumbre, la convención o la Ley. Debe notarse que la solidaridad no es necesariamente buena o mala; sus consecuencias en cada situación deben juzgarse separadamente. Las dictaduras, por ejemplo, pueden estimular un alto grado de devoción hacia la nación, mientras que las democracias favorecen a menudo una mayor preocupación por los intereses privados. Una sociedad de esclavos puede estar estrechamente integrada, con una gran conformidad hacia las normas sociales, mientras que una sociedad libre puede tolerar un gran volumen de excentricidad y de no conformidad. Cualquier sociedad, sin embargo, sea libre o esclava, debe exigir alguna lealtad común e imponer un acuerdo suficiente en tomo a valores culturales si desea sobrevivir como una forma ordenada de vida. En la sociedad primitiva, como ha mostrado Durkheim, la cohesión social descansa principalmente en aquellos valores en los que confían todos los miembros del grupo; en sociedades más complejas y diferenciadas, este consenso no es ya suficientemente amplio para mantener unido al edificio social, ya que varios grupos pueden sostener diferentes, si no contradictorias, concepciones de lo bueno y lo malo, de lo recto y lo equivocado. La solidaridad en las sociedades avanzadas descansa en parte en la interdependencia,

19 G.G. coulton, Medieval Panorama, Nueva York: Meridian Boods, 1955, p. 606 20 Ver Clyde Kluckhohn, Navaho Witchcraft, Cambridge: Papers of the Peabody Museum of American Archeology and Ethnology, Harvard University Press, vol. XXXII nº.2, 1944, pp. 45-72 21 Talcott Parsons, The Social System, Glencoe, III: The Free Press, 1947, p. 299-300

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la división del trabajo, con su estructura de papeles interrelacionados, obligaciones mutuas y servicios recíprocos.22 No obstante, sin la existencia de valores compartidos puede debilitarse o ponerse en peligro la unidad de una sociedad compleja. La sociedad norteamericana, por ejemplo, se mantiene unida, hasta cierto grado, gracias al acuerdo en la conveniencia y la importancia de la realización y el éxito del trabajo, la eficiencia, la igualdad, el progreso, la libertad, la democracia y el patriotismo.23 Pocos norteamericanos negarían la autoridad moral del Decálogo o del Sermón de la Montaña, aun si su relevancia en situaciones concretas es a menudo confusa, o si otras fuerzas sociales mueven a los hombres a desentenderse de ellos. La justificación y defensa de los valores culturales son los mitos y las leyendas, las versiones aceptadas de la historia, los hechos y los supuestos en torno al hombre, la sociedad y la naturaleza, que, junto con otros valores, constituyen una ideología. Las ideologías se organizan rara vez dentro de un todo lógicamente coherente o cuidadosamente verificado frente a la realidad que tratan de describir y explicar, aunque los "ideólogos" escritores e intelectuales- tratan frecuentemente de formular una posición intelectual clara y consistente, sobre todo cuando sus valores y creencias son puestos en duda. Los individuos tampoco suscriben necesariamente todos los principios de una ideología. No obstante las creencias comunes sobre el mundo, aún si son erróneas o incoherentes, también sirven, como los valores que justifican, para unificar a los elementos de una sociedad. Más aún, al proporcionar una interpretación común de los hombres y los hechos, dichas creencias conducen a la gente a definirse y responder ante las situaciones sociales de un modo semejante, aceptando lo apropiado -o lo inevitable- de sus actos y los de los demás. (Las diferencias ideológicas, por supuesto pueden provocar y justificar la hostilidad y el conflicto; las revoluciones contienen y se apoyan en ideologías que desafían el orden establecido y las diferencias de grupo -internacionales o nacionales- son a menudo reflejadas y apoyadas por ideologías discrepantes.) Los símbolos y rituales que expresan los valores y creencias comunes, y que destacan la unidad del grupo, también refuerzan el consenso y la solidaridad. La bandera, la corona y la cruz simbolizan a la nación, al imperio, a la comunidad y la doctrina religiosa, y sirven para unificar los focos de interés que estimulan y refuerzan las lealtades comunes. El ritual -por ejemplo, el saludo a la bandera, la toma de posesión de un presidente, la coronación de un soberano o una revista o desfile militar fortalece la fidelidad al grupo mediante la celebración de acontecimientos colectivos de importancia y solemnidad, recordándole al individuo sus responsabilidades sociales y su carácter de miembros dentro de un todo. Además, el ritual también tiene un significado simbólico, ya que representa el mito, la tradición, los valores comunes y las obligaciones aceptadas. Cada grupo dentro de la sociedad reclama naturalmente exigencias concretas a sus miembros, cuya efectividad depende en parte del consenso y la solidaridad que existan dentro de él. En la medida en que las clases, los grupos étnicos, las burocracias monopólicas, los sindicatos, las asociaciones profesionales, los movimientos sociales organizados y otros grupos exigen la misma conducta que la sociedad global y están subordinados a sus normas, su cohesión interna contribuye a la unidad de todo el orden social. Pero si algún grupo llega a sostener valores distintos o a aprobar una conducta inaceptable para los otros, su cohesión debilitará precisamente la de toda la sociedad. Los blancos del Sur se sienten envalentonados para desafiar las decisiones de los tribunales y la policía cuando están en presencia de otros que piensan como ellos: los estudiantes negros, conscientes de sus intereses comunes y su mutuo apoyo, organizan manifestaciones desafiando las restricciones legales y las costumbres de la comunidad. Durante la segunda Guerra Mundial, los trabajadores de las minas de carbón fueron a la huelga a pesar de un vigoroso repudio público contra su acción. Se protegieron contra las presiones externas aislándose en pequeñas poblaciones mineras, y fueron apoyados gracias a su gran fidelidad a sus correligionarios y a su sindicato, y también por una ideología que responsabilizaba de la situación a los propietarios y gerentes de las minas. La mayoría de los delincuentes juveniles, como veremos en el capítulo XVII, realizan sus actividades de acuerdo con formas organizadas, a menudo como miembros de grupos solidarios que rechazan los valores de la clase media. El efecto perturbador del resquebrajamiento social se suaviza a veces gracias a los peligros extremos y a los conflictos con los extranjeros. El Enrique IV de Shakespeare aconsejaba a su heredero: Mantén ocupadas las mentes ociosas

22 Emile Durkheim, The División of Labour in Society, tra. Por George Simpson, Glencoe, III: The Free Press, 1947. 23 Para una descripción y una análisis resumidos de los valores norteamericanos vease Robin M. Williams Jr. American Society, Nueva York: Knopf, 1960 pp. 415-70

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con disputas en el extranjero, que la acción, que de ello nacerá, consumirá el recuerdo de los días anteriores. "Las exigencias de la guerra con los extranjeros escribió Sumner-, atraen la paz interna, ya que existe el miedo de que las discordias interiores puedan debilitar al grupo en la guerra.24 Los desacuerdos frecuentemente disminuyen cuando los individuos, los grupos o las naciones se enfrentan a un enemigo común. Las facciones dentro de los grupos minoritarios están dispuestas a olvidar sus diferencias y a cerrar filas cuando hay elementos ajenos que tratan de intervenir. La mayoría de los estratos pertenecientes a la administración y al trabajo en los Estados Unidos dejaron a un lado sus disputas durante la segunda Guerra Mundial, y la Gran Alianza -la Gran Bretaña, la Unión Soviética y los Estados Unidos- sobrevivió mientras sus miembros tuvieron que combatir juntos contra Alemania. Cuando existen muchos grupos con intereses contradictorios, el consenso y la solidaridad dependen en parte de la obligación común que tienen en lo que respecta a respetar las reglas que rigen sus conflictos. A menos que sea posible resolver las diferencias de grupo dentro de un marco institucional aceptable para todos, que por lo general depende en parte de cierto grado de consenso ideológico, la sociedad llega a ser un campo de lucha intestina, como ocurrió en el Congo en 1960 y principios de 1961; o bien se somete a una autoridad centralizada que impone la paz y establece un cierto grado de estabilidad sin consideración de ninguna clase hacia alguno o la mayoría de los intereses de grupo. Aunque algunos sociólogos han considerado al conflicto interno como dañino para la "eficiencia societaria"25 puede contribuir de hecho al mantenimiento del orden social. Mientras los grupos sociales pueden defender sus intereses contrapuestos dentro del marco de la sociedad no necesitan negar la legitimidad de la estructura social y las instituciones prevalecientes. Pero aquellos que no tienen cauces aceptables a través de los cuales puedan buscar el mejoramiento de sus condiciones, llegan a ser enemigos potenciales explosivos del orden existente o caen en la apatía, que es en sí misma una forma de conducta desviada aunque no constituya un desafío directo a la autoridad, al derecho o a la costumbre.26 La conformidad y la individualidad La solidaridad y las necesidades del orden social se enfrentan a menudo a las exigencias del individuo, como si la única alternativa a la conformidad fuese la no conformidad, y como si la individualidad sólo pudiera realizarse negando o desdeñando les demandas de la cultura y la sociedad. Por supuesto que la individualidad puede expresarse ignorando las normas sociales -con la excentricidad, el crimen o la acción revolucionaria (que trata de instaurar nuevas normas)-, pero es obvio que también pueden existir dentro de una sociedad ordenada. MacIver y Page escriben: ... Decimos que un ser social tiene más individualidad cuando su conducto no es simplemente imitativa o resulta de la sugestión, cuando no es totalmente esclava de la costumbre o incluso del hábito, cuando sus reacciones frente al medio social no son automáticas y subordinadas, cuando la comprensión y el propósito personal son factores en sus actividades... el criterio de la individualidad no consiste en advertir la manera como cada uno es divergente del resto. Es más bien la manera como cada uno, en sus relaciones con los demás, actúa autónomamente, según su propia conciencia y de acuerdo con su propia interpretación sobre las exigencias que los otros hacen de él mismo.27 La individualidad, por tanto, no es un rechazo de la sociedad y sus exigencias, sino es en gran parte un producto de la vida social. La propia sociedad puede fortalecer o inhibir la posibilidad de que surja y se exprese la individualidad. La personalidad está configurada por la experiencia social junto con las potencialidades biológicas y el proceso de madurez, y la conducta está siempre constreñida en cierto grado por fuerzas externas. Pero la estructura social y la cultura pueden proporcionar una gama de alternativas, así como exigir ciertas normas fijas de acción. Aunque nuestro conocimiento de las condiciones que facilitan la autonomía y la

24 William Graham Summer, Folkways, Boston: Ginn and Company, 1906 p.12 25 Ver Kingsley Davis, Human Society, Nueva York: Macmillan 1949 p. 160 26 Para un análisis sobre las funciones sociales del conflicto vease Lewis A. Coser, Las funciones del conflicto social (México: F.C.E., 1961) 27 MacIver y Page op.cit. pp.50-51

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individualidad es aún fragmentario y tentativo, parece claro que la capacidad de elegir libre y eficazmente entre las alternativas asequibles un producto de la propia biografía y las circunstancias en las cuales nos encontramos. La individualidad puede ser estimulada por los valores prevalecientes, pero no debe confundirse con el "individualismo", una filosofía que a veces considera a la sociedad y a la persona como irreconciliable, ignorando así la inevitable -y fructífera- interdependencia entre ellas.28 El estímulo de la racionalidad y la tolerancia de lo excéntrico y lo antitradicional, así como el apoyo al espíritu creador que desdeña la convención, hacen posible un grado de individualidad que no se logra mediante una rígida insistencia en la conformidad. Como señala Simmel, la autonomía, individual y la autodeterminación también pueden ser fortalecidas gracias a la participación en varios grupos sociales. Aunque estas múltiples afiliaciones pueden provocar conflictos y tensiones, "el ego puede llegar a ser más claramente consciente de su unidad (interna), en la medida en que se vea más obligado a reconciliarse consigo mismo dentro de una diversidad de grupos de intereses.29 Como ninguna sociedad está completamente integrada, hay siempre algunas tensiones presentes que estimulan o requieren la autocomprensión y el juicio independiente, aunque una sociedad sumamente desorganizada es con toda probabilidad menos hospitalaria a la autonomía personal y a la elección racional. Parece que los periodos más creadores de la historia han ocurrido cuando los tradicionales vínculos sociales empezaron a disolverse, pero sin desaparecer totalmente. En tales periodos, los hombres podían encontrar su sostén moral e intelectual en una tradición todavía significativa, pero derivando también fresco discernimiento y nuevas ideas de los cambios que estaban ocurriendo. Los artistas creadores que trabajaron en tales épocas como el Renacimiento, la edad de Shakespeare y la última etapa del siglo XIX en Rusia no estuvieron enajenados de su sociedad, aunque tampoco se sentían totalmente contentos en ella; su individualidad reflejaba su habilidad para trascender el inmediato medio social y cultural, aunque manteniendo buena parte de él. Los adelantos económicos e intelectuales de los siglos XIX y XX reflejan también la alegre perspectiva de nuevos horizontes sobre las persistentes tradiciones y perspectivas. La Individualidad en el mundo moderno, a juicio de algunos estudiosos, está seriamente amenazada por las exigencias de la burocracia, con sus reglas impersonales y su jerarquía formal; por la complejidad de la vida contemporánea, que hace difícil la convención racional -y por tanto el control- de las fuerzas que determinan nuestro destino; por la posibilidad de una manipulación anónima por parte de quienes controlan las técnicas eficaces o impersonales creadas por la tecnología moderna. Frente a estas circunstancias, sugiere Wright Mills, el individuo se "adapta". Las alternativas que puede buscar la broma, el ocio, el deporte están eventualmente sujetas a fuerzas de la misma magnitud. Esta adaptación del individuo y sus efectos sobre su medio y su yo tiene por consecuencia no sólo la pérdida de su oportunidad y, con el tiempo, de su capacidad y su voluntad para razonar; afecta también a sus oportunidades y su capacidad para obrar como un hombre libre. Verdaderamente, ni el valor de la libertad ni el de la razón parecen serle conocidos.30 Esta concepción, sin embargo, ha sido discutida no por su teoría de que la posibilidad de lo individual depende de la cultura y la Organización, sino debido a su imagen de la sociedad norteamericana. Junto con la burocratización, se dice, la creciente complejidad y las mayores posibilidades utilizables han llevado también a patrones de vida más altos y a una mayor preocupación por las necesidades y la sensibilidad de los otros. Además, -y esto quizás sea más importante-, existe la comprensión racional de los problemas y requisitos de la individualidad que está potencialmente representada por la "imaginación sociológica". La conciencia de las amenazas a la individualidad que son inherentes a la sociedad moderna es quizás el primer paso hacia su alivio.31 XVII. CONDUCTA DESVIADA Y DESORGANIZACIÓN SOCIAL

28 Ibid, pp. 54-55 Ver también A.D. lindsay, “individualism”, Encyclopedia of the social sciences, Nueva York: Macmillan, 1932, vol. VII, pp. 674-80 29 Georg Simmel, Conflict, trad. De Kurt H. Wolff y the Web of Group Affiliation, trad. De Reinhard Bendix, Glencoe III: The Free Press, 1955 p. 142 30 c: Wright Mills. La imaginación sociológica, trad. De florentino M. Torner (México, F.C.E) pp. 182-183 31 Ver. William L. Kilb “values, Politcs, and Sociology” (reseña del libro de Mills arriba citado), American Sociological Review, XXV, diciembre de 1960 pp. 966-69

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La conducta desviada y la estructura social A pesar de los numerosos mecanismos que imponen o favorecen la conformidad, ninguna sociedad -o grupo dentro de ella- es completamente inmune a ciertas formas de desdén por sus normas, a cierta desviación de sus patrones de conducta. " conducta desviada varía desde los pequeños pecadillos de la mayoría de la gente hasta el incesto, el asesinato y la traición. Incluye igualmente diversos actos como la excentricidad, que trata solamente de divertir o irritar, la negligencia apática de las responsabilidades convencionales, las violaciones a los reglamentos burocráticos, el abierto desafío a las costumbres sexuales, la delincuencia y el crimen. Desde un punto de vista psicológico, los orígenes de la conducta desviada descansan en la personalidad: en las necesidades insatisfechas, en las tendencias incontrolables o en los problemas de tipo emocional. En el malestar en la civilización, Freud encuentra las raíces de la no conformidad en los impulsos biológicos que tratan constantemente de inmanifestarse a través de las restricciones culturales. Aunque las tensiones pueden en realidad producirse en la interacción entre las necesidades o tendencias humanas y el orden social, una teoría que destaque solamente la fuerza de tales impulsos es claramente inadecuada para explicar por qué ellas irrumpen a través de los controles sociales en ciertas épocas o los actos específicos que precipitan. Las interpretaciones psicológicas de la conducta criminal o no convencional no necesitan apoyarse en los instintos o en las tendencias innatas, como el propio Freud lo sugiere en sus análisis de la dinámica de la personalidad. Los individuos pueden llegar a ignorar los dictados culturales debido a su particular experiencia social. El descuido paterno, las exigencias excesivas sobre el niño, la autoridad rígida o el constante conflicto entre el padre y el hijo, por ejemplo, pueden producir tendencias psicológicas que estimulan el rechazo o el desdén de las prescripciones culturales. Como las primeras experiencias son particularmente importantes en la formación de la personalidad, la no conformidad parece reflejar a menudo el fracaso de la socialización: la poca voluntad o la incapacidad para inculcar el respeto a los demás o hacia los valores sociales prevalecientes, el estímulo de los sentimientos hostiles o agresivos, o aún la directa transmisión al niño de hábitos o intereses socialmente objetables. El análisis de las fuentes psicológicas de la desviación y sus raíces en la biografía de cada persona es necesaria y conveniente para la comprensión de los casos individuales. Todo asesino o delincuente, todo excéntrico o enemigo de la organización tiene una historia privada que explica sus actos. Pero los hechos sobre la experiencia individual o la personalidad no pueden dar razón de la frecuencia con que se manifiestan las formas especificas de la desviación o su distribución entre diversos grupos o categorías sociales. El crimen, la delincuencia y el índice de suicidios fluctúan de año en año, y a veces de época en época; el juego ilegales, y el desdén por las normas sexuales y la corrupción política son más o menos importantes según las circunstancias cambiantes. Muchas formas de la no conformidad están raras veces distribuidas equitativamente en todos los sectores de la sociedad. El robo de automóviles, el hurto y el asalto son más frecuentes entre las clases bajas, en tanto que el fraude o el desfalco se dan más en la clase media. Las pandillas juveniles de delincuentes son en gran medida, aunque no totalmente, un fenómeno característico de los barrios bajos urbanos. Los hombres de la clase baja favorecen con más frecuencia la prostitución que los de la clase media, mientras que estos últimos son más propensos al jugueteo sexual y a las formas desviadas de la conducta erótica. Tales hechos sólo pueden explicarse haciendo referencia a variables sociológicas y, a veces, psicosociales. Desde una perspectiva sociológica, las violaciones a la ley y a la costumbre provienen de las características de la cultura y de la organización social en que ocurren. Son las relaciones entre los hombres, los papeles que desempeñan, sus instituciones y valores, y los vínculos entre estas variables, lo que afecta a la forma, proporción y distribución de la conducta desviada. Como la cultura y la organización social no están nunca totalmente integradas, con sus complejos y variados elementos adecuándose y apoyándose recíprocamente, hay siempre tendencias a la no conformidad que son inherentes a la propia vida social. La fuerza de tales tendencias va con el grado de desorganización social, que está siempre parcialmente presente, pero que puede agudizarse en ciertas partes de la sociedad o llegar a ser incluso característico del conjunto. El estudio de la desorganización es, en aspectos importantes, inseparable del estudio de la organización; en un análisis acabado de la sociedad y la vida social deben ser incluidos los dos.

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La desorganización social, es un concepto que abarca variados fenómenos como el conflicto social, el conflicto de culturas, el desajuste entre los medios y los fines socialmente aprobados, y otros tipos de incompatibilidades o contradicciones. Los grupos o individuos que -están más expuestos a las presiones generales por estas formas de desorganización son más susceptibles de ignorar o violar las normas sociales. Sus reacciones dependen de los valores, expectativas y necesidades -que llevan consigo cuando se enfrentan a las particulares dificultades que les crean sus circunstancias. El papel y el conflicto de valores La desorganización social asume a veces la forma de normas y valores incompatibles o contradictorios que parecen exigir diferentes tipos de conducta en una misma situación. ¿Será el hombre de negocios escrupulosamente honesto o utilizará algunas indebidas estratagemas de dudosa legitimidad al tratar de aumentar sus ganancias? ¿Debe el político expresar sus puntos de vista sinceramente o confeccionar sus pronunciamientos públicos en interés de la conveniencia política? ¿Debe el revolucionario que ha tenido éxito mantener fidelidad a los ideales que motivaron su rebelión, o a las necesidades de sostenerse en el poder? ¿Debe el hijo de padres inmigrantes obedecer los valores de éstos, o mas bien los patrones de la nueva sociedad en la que viven? Tales contradicciones culturales imponen con frecuencia difíciles elecciones. Si la existencia de valores opuestos se acepta generalmente como válida, la gente encuentra difícil el admitir uno y rechazar el otro. En vez de ello, sin un rechazo abierto de cualquiera de dichos valores, el individuo ofrece frecuentemente alguna razón socialmente aceptable para ignorar cualquiera de éstos. El hombre de negocios culpable de falta de ética se refugia en la máxima de que "los negocios son los negocios" o en cualquier otra equivalente, o bien argumenta que, desde el momento en que no ha violado ninguna ley, no ha cometido falta alguna a la moral. El político que olvida sus principios para mantener su cargo destaca la contribución que puede hacer mediante la política que sigue, al mismo tiempo que oculta o niega sus violaciones a cualquier regla moral. Estas racionalizaciones se incorporan a la cultura como normas de conveniencia, ayudando a perpetuar la existencia de valores incompatibles a pesar de la inevitable necesidad de ignorar a veces cualquiera de ellos. Si ninguno de los valores opuestos permite la presencia del otro (si no existe, por ejemplo, ninguna justificación aceptable para ignorar alguna de las alternativas), puede surgir entonces una tendencia hacia otra solución, quizás desviada. La doctora Alice Hamilton, que antes de la primera Guerra Mundial trabajó durante algún tiempo en Hull House, un famoso conjunto urbano en los arrabales de Chicago, relata el siguiente incidente: [Un día] "invité a un grupo de mujeres italianas a pasar conmigo la tarde del domingo en HuIl House, todas ellas eran casadas y con numerosas familias. La conversación se orientó muy pronto en tomo a los abortos y a los mejores métodos para producirlos, y quedé consternada al oír las experiencias de estas mujeres, las cuales habían pasado graves riesgos y sufrimientos con tal de no agregar nuevos hijos a sus ya repletas casas. Una de ellas dijo que se había arrojado dos veces por las escaleras de la bodega sin ningún resultado. Otra contestó: "La próxima vez toma una tina de agua y arrójate con ella. Yo ya lo hice y funcionó bien." Estas mujeres eran católicas, pero cuando les hablé de ello alzaron simplemente los hombros.1 El conflicto entre los principios de la Iglesia, que prohibe el control de la natalidad, y sus responsabilidades maritales, por un lado, y su deseo de limitar el número de sus familiares, por el otro, condujo a semejantes soluciones de desesperación. El choque constante de valores, sin embargo, puede debilitar progresivamente el apego a ambas alternativas, aumentando así la posibilidad de que ninguna de ellas puedan servir como una guía eficaz para la acción. En los Estados Unidos, por, ejemplo, los hijos de inmigrantes, que carecen de un fuerte apego a las normas de sus padres o a las de una cultura más amplia, han contribuido a aumentar desproporcionadamente el número de criminales y delincuentes. Debe notarse que los propios inmigrantes han estado al margen de ello; en realidad, muchos estudios informan que los índices de criminalidad son más bajos entre los extranjeros que entre los nativos. Pero aquellos que llegan al país siendo niños cometen más violaciones a las leyes que quienes llegan como adultos. Mientras mayor es la diferencia entre la cultura de los inmigrantes y las formas

1 Alice Hamilton Exploring the dangerous trades, Boston: Little Brown 1943, p. 112

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de vida norteamericanas, más alto es el índice de criminalidad entre los nacidos fuera y sus hijos2 ; aunque hay notables excepciones a estas reglas , por ejemplo, entre algunos grupos de chinos y judíos. Además de estos conflictos generalizados de valores, hay con frecuencia normas o valores contrapuestos que derivan de los papeles incompatibles en que puede encontrarse simultáneamente un individuo. Un policía que descubre a su hijo comprometido en actividades delictivas debe elegir entre los sentimientos paternos y sus responsabilidades oficiales. Un empresario que tiene tratos con un pariente puede tener dudas sobre la manera correcta de tratarlo. Los jóvenes comunistas de Rusia tienen a veces el problema de escoger entre las exigencias del régimen y la fidelidad a sus padres que lo critican. Una estudiante universitaria que asiste a un salón en el que hay coeducación puede tener que decidir a veces desarrollar sus habilidades académicas o seguir siendo una mujer "femenina", atractiva ante sus compañeros masculinos. Las consecuencias de tales conflictos de papel son similares a lo que resultan de los conflictos de valores más amplios; a menos que pueda encontrarse algún método para reconciliar o evitar exigencias incompatibles, debemos ignorar una u otra norma. El policía protege a su hijo; el empresario ignora la posibilidad de obtener ganancias al tratar con un pariente; el joven comunista rechaza a sus padres; la estudiante da poca importancia a sus conocimientos. Estas elecciones, por supuesto, pueden crear tensiones en las relaciones que se tienen con aquellas personas cuyas expectativas desdecíamos. Para escapar a las tensiones que surgen con las exigencias de papeles incompatibles, la gente trata a veces de evitar las situaciones conflictivas. Los empresarios evitan el trato con los parientes. Los padres e hijos en la Unión Soviética, que discrepan sobre cuestiones políticas, sobre todo entre la minoría intelectual, tienden a evitar la discusión abierta sobre sus diferencias.3 Los ajustes o racionalizaciones provocadas por papeles incongruentes o valores generales opuestos pueden también producir cambios sociales o culturales. Los papeles incompatibles favorecen la aparición de nuevas definiciones de la conducta adecuada o necesaria; nuevos valores surgen de los viejos. Algunos grandes monopolios, por ejemplo, han establecido reglas que prohiben el nepotismo, o incluso el empleo de cualquier pariente, de manera que no pueda surgir alguna situación en que el empleado tenga que escoger entre la lealtad a la empresa y las obligaciones con los parientes. Cuando el interés material se coloca por encima de las reglas éticas aceptadas o amenaza los valores comunes, el Estado -como resultado de presiones políticas- puede intervenir mediante alguna legislación restrictiva o regulativa. La existencia de conflicto de papeles o de valores no necesita resolverse necesariamente en una conducta desviada o producir cambios en las instituciones, las creencias o las relaciones sociales. Valores aparentemente contradictorios pueden ser situados de hecho en una jerarquía de prioridades, de manera que el valor dominante precederá por lo general a los demás. Por ejemplo, en un choque entre sus necesidades de la seguridad nacional y la insistencia de los científicos para que se publiquen los resultados de la investigación, preponderarán por lo general las medidas de seguridad. Los conflictos de valores también pueden resolverse vinculando las normas opuestas a papeles diferentes, los cuales se separan entonces unos de otros. Los valores económicos y familiares en los Estados, Unidos son muy diferentes: los primeros están dominados por la racionalidad, la impersonalidad y el interés;. los segundos por el amor, la intimidad y la entrega. Estos valores abiertamente opuestos crean pocos problemas, ya que se aplican a papeles claramente diferenciados que por lo común no se desempeñan al mismo tiempo. El papel del marido como sostén de la familia exige cierta racionalidad económica, pero se supone que no la extenderá hacia las otras actividades familiares. Aun si los conflictos de papeles y valores no son resueltos con tales expedientes, no conducen inevitablemente a una conducta desviada, ya que muchas personas no se sienten impelidas a violar las convenciones vigentes. En numerosos casos, las fuerzas de control social evitan con eficacia la conducta desviada. Sólo una minoría de la segunda generación de norteamericanos llegan a ser delincuentes o criminales, aunque los índices de criminalidad y delincuencia son más alto entre ellos que entre los demás. La propiedad de algún negocio y la conducta política pueden ser dudosas, pero la mayoría de los empresarios y los políticos probablemente resuelven sus conflictos de papeles y de valores sin graves consecuencias. Las características distintivas de aquellos que responden a estos dilemas culturales en forma desviada no han sido

2 Para obtener resúmenes de datos importantes, vease Mabel A. Elliot Crime in Modern Society; Nueva York: Harper, 1952 pp. 284-97 y Edwin H. Sutherland y Donald R. Cressey, principales of criminology, Chicago: J.B. lippincott, 1955, p8 3 Ver Alex Inkeles y Raymond H. Baueer, The Soviet Citizen, Cambridge, Harvard University Press, 1959, pp. 216-18

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exploradas en forma completa. Sólo la investigación -detallada en cada tipo de situación puede identificar los rasgos personales importantes o las circunstancias sociales. La desorganización social: cultura y estructura social De mayor importancia que los conflictos de papeles o de cultura como fuente de conducta -desviada es probablemente el desajuste que se encuentra a menudo entre la cultura -normas y -Valores- y la estructura social el sistema organizado de papeles y status que definen las relaciones entre grupos e individuos. Toda cultura establece objetivos e intereses que los miembros de la sociedad deben buscar, y prescribe los métodos que deben utilizarse para alcanzar estas finalidades aprobadas. Para alcanzar popularidad entre los jóvenes, se espera que las muchachas norteamericanas aprendan a comportarse, subrayen su femineidad, sepan mantener una conversación ligera y adulen el ego masculino. Los boxeadores que se preparan para una pelea evitan las actividades normales recluyéndose en un campo de entrenamiento donde se ajustan a las normas tradicionales de preparación física y psicológica. La gente con aspiraciones políticas adquiere gradualmente la habilidad para hablar en público y el trato privado que son supuestamente necesarios para obtener un cargo público. Mientras los medios institucionalizados permitan la realización de fines socialmente valiosos, la gente obtiene recompensa "como producto y como proceso, como resultado y como actividades4 . Pero si se pone énfasis excesivo en los objetivos o si los medios definidos se revelan inadecuados o inaccesibles, las presiones hacia la conducta desviada pueden aparecer en aquellos que son incapaces, debido a su posición en la estructura social, de obtener los fines que han llegado a valorar y desear. Este tipo de desorganización social se muestra con claridad en la tendencia, norteamericana a destacar el éxito económico dentro de una sociedad en la que algunos grupos no tienen las mismas oportunidades para llegar a puestos de alto nivel o para enriquecerse. La cultura norteamericana no sólo atribuye gran valor al logro económico, asignándole un alto prestigio a quien ha llegado a ser rico, sino también estimula a todo mundo para que se proponga los mismos objetivos. Los padres, los profesores y los líderes religiosos estimulan la ambición; los periódicos, las revistas, el cine, la radio y la televisión destacan los valores peculiarios y afirman la existencia de una realidad que permite la oportunidad y la posibilidad de éxito. A pesar de un volumen sustancial de movilidad social en los Estados Unidos, las oportunidades para el mejoramiento económico no son de hecho igualmente asequibles a todos los grupos; los negros, los puertorriqueños, los trabajadores manuales y sus hijos encuentran graves obstáculos para su mejoramiento; y muchas personas de la clase media, cuyas oportunidades son mayores que las de la clase trabajadora, tampoco encuentran manera de vivir de acuerdo con las prescripciones de la cultura. Quienes tienen que elegir entre los incentivos culturales y las realidades sociales pueden reaccionar de varias maneras ante las circunstancias difíciles. -Algunos individuos persisten tenazmente en sus esfuerzos para tener éxito, a pesar de los obstáculos que encuentran. Los que son incapaces de resistir las tensiones creadas por la discrepancia -entre la cultura y la estructura social son susceptibles de desviarse de las normas sociales establecidas, pero su conducta desviada, como señala Merton, puede asumir diferentes formas. Merton identifica cuatro tipos distintos de no conformidad: el ritualísmo, el retraimiento, la innovación y la rebelión.5 1. Ritualismo. Incapaz de realizar los objetivos valorados, el ritualista renuncia a ellos, pero continúa no obstante conformándose a las reglas prevalecientes que rigen el trabajo y el esfuerzo. No hay evidencia pública de desviación, pero su reacción interna es claramente "un alejamiento” del modelo cultural en que los individuos están obligados a esforzarse activamente, de preferencia mediante procedimiento institucionalizados, para avanzar y ascender en la jerarquía social.6 Junto con esta renuncia a la lucha aparece con frecuencia una adhesión compulsiva a las formas externas, un ritualismo que puede aliviar las ansiedades creadas por la disminución de los niveles de aspiración. La perspectiva del ritualista es la del tímido empleado o la del burócrata rigidamente apegado a los reglamentase 2. Retraimiento. A diferencia del ritualista, que renuncia a los objetivos pero se adhiere a las normas sancionadas de conducta que se supone conducen a tales objetivos, la víctima del retraimiento renuncia a

4 Robert K. Merton Teoría y estructura sociales, trad. De Florentino M. Torner (México: F.C.E. 1964) p. 143 5 Ibid. 6 Merton op.cit. p. 159

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ambos. El total escape de las contradicciones de la situación se manifiesta en el vagabundo, el alcohólico, el drogadicto, el psicótico; recientemente puede observarse también entre los beatniks, algunos de los cuales niegan la conveniencia del éxito y se rehusan a conformarse a las exigencias de la moral de clase media, frecuentemente sin sustituir sus valores con otros que sean eficaces o tengan sentido. E1 retraimiento también lo encontramos en la apatía de los campesinos de un pueblo relativamente aislado del sur de Italia, estudiado por Edward Baiifield. La pobreza trituradora, los violentos antagonismos de clase, un gobierno distante y endurecido, y la ausencia de cualquier organización efectiva de la comunidad -así como la falta de cualquier institución o sistema de valores que pudieran estimular los esfuerzos cooperativos para el mejoramiento personal o del grupo- representan graves barreras para que dichos campesinos puedan mejorar sus condiciones, aun cuando el contacto creciente con el mundo externo estimula sus deseos. Como resultado de ello: el campesino se siente parte de una vasta sociedad en cuyo seno "está", pero a la que no pertenece. Vive dentro de una cultura en la que tiene gran importancia el ser admirado, y se da cuenta de que, de acuerdo con los patrones de ella, no puede ser admirado de ninguna manera, mediante dichos patrones, él y todo lo que le rodea son despreciables o ridículos. Sabiendo esto, se siente fastidiado por su suerte y le enoja el destino que le ha sido asignado.7 A pesar de este resentimiento y frustración el campesino no hace practicamente nada, hundiéndose en "la torva melancolía -la miseria- que ha sido la atmósfera constante de la aldea durante más tiempo del que cualquiera puede recordar.8 3. Innovación. Quizá la reacción desviada más fácilmente perceptible frente al desajuste entre la cultura y la estructura social es la innovación, el uso de nuevas o ¡lícitas técnicas para obtener los propósitos deseados. Cuando estos objetivos son más destacados por la cultura que los métodos mediante los cuales pueden ser alcanzados, la gente tiene propensión a soslayar las restricciones morales, legales y habituales sobre los esfuerzos que realizan para lograr sus fines. Como la Lady Wishfort del Wav of tile World, de William Congreve, su lema llega a ser: "toda oportunidad es legítima". El amplio uso de drogas que hacen los corredores profesionales de bicicleta en Europa muestra la influencia que tiene el atribuir demasiada importancia a los fines. Son tan grandes las recompensas que obtiene un corredor e ha triunfado -y tan extenuantes las pruebas y dura la competencia-, que muchos hombres toman drogas durante las pruebas de distancia: a fatiga y estimular el esfuerzo. A pesar de algunos escándalos o tragedias (por ejemplo, la muerte de un ciclista danés durante los juegos olímpicos de 1960, debido al empleo de un estimulante antes de la competencia y con una temperatura de 93º), los intentos para eliminar el uso de drogas han fracasado, pues siguen persistiendo las condiciones que estimulan la "lubricación" de los ciclistas. Las presiones para que sean ignorados los métodos convencionales, para alcanzar objetivos culturalmente aprobados son por supuesto mayores entre aquellos cuyo acceso está bloqueado debido a su posición dentro de la estructura social. En tanto que algunos hombres de negocios se ven obligados a emplear prácticas astutas debido a su deseo de incrementar sus ganancias, aquellos que se encuentran en la base de la sociedad o cerca de ella pueden llegar al crimen o al juego. Como lo han señalado muchos observadores, el crimen y la corrupción política han sido durante mucho tiempo escalones de la movilidad social en la sociedad norteamericanas.9 El juego -sobre todo la apuesta en las diversas formas legales de lotería- ha sido popular durante mucho tiempo entre los negros de los arrabales; no teniendo apenas oportunidad para mejorar sus condiciones mediante el trabajo rudo, la frugalidad, la abstención y la sobriedad, el pobre apuesta sus monedas con la esperanza de que la suerte le aporte ambas ganancias. La innovación, sin embargo, no necesita tomar la forma de conducta desviada. Puede lograrse un importante margen de acción gracias a nuevos métodos y técnicas restringidos sólo por las formas generales de propiedad y legalidad. En una sociedad liberal puede también ser posible buscar cambios en las instituciones que limitan el acceso a los fines culturalmente sancionados; las oportunidades para que la gente de la clase baja y los miembros de grupos minoritarios "progresen" pueden ser incrementadas, por ejemplo, extendiendo las facilidades educativas o eliminando la discriminación racial y étnica. 4. La rebelión. Finalmente, las frustraciones que surgen cuando existen oportunidades limitadas para alcanzar u obtener fines culturalmente,- sancionados pueden conducir a un rechazo total de los fines y las instituciones que permiten su obtención, seguido de la defensa o la introducción de valores distintos y nuevas

7 Edwasrd C. Banfield The moral basis of a backward Society, Glencoe, III: The Free Press, 1958, p.65 8 Ibid., p.175

9 Ver ejemplo William Foote Whyte, Street Corner Society Chicago: University of Chicago Press, 1955.

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formas institucionales y de organización. La rebelión, no obstante, debe distinguirse del resentimiento, en el cual la condenación explícita de los valores tradicionales oculta en el fondo una profunda vinculación a ellos. En tales casos, el odio y la hostilidad, un sentimiento de impotencia y una idea constante de frustración, se expresan en la renuncia abierta a los fines que no pueden alcanzarse. En el resentimiento condena uno lo que anhela en secreto; en la rebelión, condena el anhelo mismo. Pero aunque son dos cosas diferentes, la rebelión organizada puede aprovechar un vasto depósito de resentidos y -descontentos a medida que se agudizan las dislocaciones institucionales.10 Los beatniks, algunos de los - cuales parecen ser meros nihwstas pasivos que rechazan el mundo pero no ofrecen ningún otro (víctimas del retraimiento), también proporcionan ejemplos de rebelión y resentimiento. Bajo el rechazo abierto de las normas prevalecientes, probablemente subsiste en muchos casos una constante aceptación de los valores convencionales a los que volverán los heatniks después de cierto tiempo. Pero algunos beatniks buscan nuevos valores, sobre todo destacando el "acto creador11 y las “experiencias" de tipo -sexual, mística, o incluso la que se logra mediante drogas- a través de los cuales buscan ellos penetrar en la "realidad última". Junto con estos valores hay un estilo diferente de vida: el "pad",* la barba, el jazz, la jerga y las ocupaciones intermitentes que no exigen especial destreza. Aunque esta rebelión ha tenido poca influencia en los valores básicos de¡ mundo que rechazan los beatniks, sus innovaciones en lo que respecta al vestido, al habla, a la música y a la literatura, se han diseminado ampliamente gracias a los medios de comunicación de masas. (La moderna sociedad norteamericana, que busca la evidencia de originalidad y diferenciación, tiende absorber dentro de la "cultura de masas" algunos de aquellos que critican y desafian la convención y la tradición; es difícil mantener hoy un verdadero círculo bohemio.) Los tipos más importantes de rebelión asumen una forma política; para realizar nuevos valores que sustituyan a los viejos, se hacen esfuerzos deliberados para ganar el poder político y alterar la estructura social en la que se localizan las fuentes de la frustración. Si los valores e instituciones centrales de una sociedad son puestos en duda, puede ocurrir una revolución fundamental -por ejemplo el derrocamiento de las jerarquías tradicionales en las revoluciones francesa y rusa-, aunque, por supuesto, también pueden estar presentes otras circunstancias que expliquen los cambios que ocurren. La revolución requiere por lo general al menos la desafección de la masa, un conflicto violento entre gobernantes y gobernados, y líderes revolucionarios eficaces, además de la crisis que provoca una "situación revolucionaria". En la mayoría de los casos, por supuesto, o quizás en todos, el proceso de reforma o de revolución abarca una mezcla compleja de valores nuevos y viejos, de apego a las vías tradicionales junto con la defensa de cambios institucionales y organizativos. La posibilidad de que la conducta desviada resulte de las incongruencias entre la cultura y la estructura social -y la naturaleza de tal conducta-- varía de un grupo a otro, de acuerdo con los valores prevalecientes y la situación general de carácter social y cultural. No todos los norteamericanos, por ejemplo, aceptan por igual la necesidad de ser ambiciosos; la falta de interés aparece con más frecuencia entre los trabajadores manuales que entre los empleados no manuales.12 Aquellos que nunca buscan el mejoramiento o que aceptan valores alternativos, aunque socialmente aceptables, probablemente no experimentan con la misma fuerza las contradicciones que pueden estimular la conducta aberrante. El tipo de reacción desviada que se encuentra en aquellos que se sienten frustrados porque ven pocas relaciones entre sus esfuerzos y las recompensas presentes o los prospectos futuros, está vinculado a la posición que tienen en la estructura social. La innovación, la rebelión y el retraimiento ocurren con más frecuencia entre los trabajadores manuales que entre los empleados asalariados que se siente "clavados", mientras que estos últimos son más propensos al ritualismo, como sugiere Merton, debido a la "fuerte disciplina para la conformidad" que caracteriza la cultura de la clase media baja.13 El liderazgo en el crimen 10 Merton op.cit. p. 165 11 Ver Kenneth Rexroth “Disengagemente: The Art of th Beaat Generation” en Gene Feldman y Max Gartenberg (eds) Teh Beat Generation and the Angry Young Man, Nueva York : del 1959, pp. 350-67 * El sonido constante y rítmico que se obtiene haciendo chasquear los dedos o golpeando el suelo con el zapato [T.].

12 Para ahondar en esta materia, véase Merton, op. cit., pp. 17&M. Para un estudio detallado de las distintas actitudes frente al éxito y las respuestas a la discrepancia entre los valores del éxito y las oportunidades reales, véase Ely Chinoy, Autamobife Warkers and the American Dream, Nueva York: Random House, 1955 13 Merton op.cit. p.160

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organizado ha cambiado de manos y la forma de actividad criminal varía a medida que los grupos sucesivos de inmigrantes y sus hijos han tenido que enfrentarse a las limitadas perspectivas de mejoramiento. Los irlandeses desempeñaban papeles dirigentes en la corrupta maquinaria política de las zonas urbanas, los judíos en el gangsterismo industrial y laboral, y los italianos en el juego y el tráfico de licores. Estas diferencias reflejan por igual las cambiantes circunstancias históricas y las características económicas y sociales peculiares de dichos grupos étnicos. A medida que sus miembros han encontrado mayores oportunidades, de acuerdo con formas más convencionales, el propio grupo llega a ser menos importante en el mundo de los alborotos, el gangsterismo y la trampa.14 La subcultura desviada: el caso de la delincuencia juvenil, Al tener que enfrentarse y resolver los problemas creados por la desorganización social, los individuos encuentran frecuentemente soluciones desviadas ya existentes. Los estudiosos de la criminalidad y la delincuencia, por ejemplo, han advertido a menudo la existencia de subculturas que educan y apoyan a los ofensores de la ley, ya sean adultos o jóvenes. La importancia de la subcultura se revela en el hecho de que sólo alrededor dé una quinta parte de los delincuentes juveniles actúan aisladamente, según se ha estimado, mientras que la gran mayoría lleva a cabo sus actividades en compañía de otros que sostienen semejantes actitudes y valores.15 Los beatniks, algunos homosexuales y ciertos drogadictos han llegado también a desarrollar sus actividades de acuerdo con formas de vida organizadas que parecen representar una respuesta a algunos de sus problemas. De acuerdo con el "principio dé la asociación diferencial", sugerido por Edwin H. Sutherland, muchos criminales y delincuentes se reclutados aquellos que han tenido acceso a una subcultura existente, de la que han adquirido hábitos, motivos, actitudes y habilidades de carácter criminal. Los ciudadanos respetuosos de la ley pueden tener impulsos que conduzcan al crimen, pero no han tenido la oportunidad de aprender la destreza necesaria ni han desarrollado los sentimientos y actitudes apropiados a ello.16 El análisis del proceso de "transmisión cultural", por el cual los hábitos, opiniones, conocimientos y valores desviados se trasmiten a neófitos receptivos, arroja considerable luz sobre los orígenes de la conducta desviada, pero las cuestiones sociológicas más importantes se refieren a la existencia de la propia subcultura. ¿Qué es lo que explica su desarrollo? ¿Cuáles son las condiciones, que permiten su persistencia? Es seguro que no toda conducta desviada puede vincularse a una subcultura desviada. Por ejemplo, los crímenes pasionales y los "crímenes de cuello blanco", como el desfalco y el fraude, son cometidos frecuentemente por individuos que tienen poco contacto o ninguno con otro tipo de ofensores, y carecen de cualquier conocimiento sobre las formas de la criminalidad. Estos hechos, sin embargo, sólo subrayan el carácter elástico de conceptos tomo crimen y delincuencia, conceptos que abarcan diversos tipos de conducta, cada una de las cuales exige una explicación distinta. Aquí nos ocuparemos de la "delincuencia subcultura", que se encuentra por lo general en las pandillas juveniles, como un ejemplo de reacción regulada frente a los aspectos desorganizados de la vida social. La mayoría de las pandillas de delincuentes se localizan en los arrabales urbanos, y a veces se atribuye su existencia a -los rigores de la pobreza, a los hogares rotos, a las familias desorganizadas y a otras difíciles condiciones que allí se encuentran. Aunque esas condiciones son parte de la constelación de factores que generan la delincuencia, ni la pobreza ni otras situaciones de ruptura pueden explicar por sí mismas. la frecuencia de las actividades delictivas o las formas que asumen. La pobreza, por ejemplo, es capaz de llevar a una conducta delictiva y a la aparición de una subcultura desviada sólo cuando va asociada con un desajuste entre los fines culturalmente sancionados y las oportunidades disponibles; muchos estudios comparativos revelan que no hay una correlación consistente entre los hechos de la pobreza y los índices de criminalidad o delincuencia. En un penetrante análisis, Albert K. Cohen encuentra los orígenes de las pandillas delincuentes en los problemas de status a que se enfrentan los jóvenes de la clase trabajadora.17 Su educación y experiencia los dejan frecuentemente mal preparados para participar en un mundo más amplio en el que debe tenerse generalmente un status aprobado. La cultura urbana de la clase trabajadora tolera más la agresión que la que permite usualmente la clase media. A diferencia de los hijos de trabajadores no manuales o de empresarios

14 Bell op cit. Pp. 128-34 15 Richard A. Cloward y Lloyd E. Ohlin, Delinquiency and Opportunity, Glencoe, III: The Free Press 1960, pp. 41-42 16 Ver Sutherland y Creesy op, cit. Pp. 77-80 17 Albert K. Cohen Delinquente Boys Clencoe, III: The Free Press 1955

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independientes, los hijos de la clase trabajadora frecuentemente no aprenden a posponer los beneficios presentes en aras de las recompensas futuras18 ; ni son tampoco estimulados para que sean ambiciosos, racionales y responsables19 . No aprenden las maneras "propias", ni adquieren con frecuencia ningún respeto por la propiedad privada El contacto con el mundo de lacrase media, sobre todo en la escuela, su falta de maneras, actitudes y valores apropiados les significa una pérdida de nivel; como la conformidad hacia las expectativas de la clase media exige el usual requisito de "progresar en el mundo", sus oportunidades para lograrlo son muy estrechas. "En la medida en que valúa el status de la clase media, ya sea porque aprecia la buena opinión de las personas de dicha clase o porque ha interiorizado en cierta medida los patrones de ella (el joven de la clase trabajadora) se enfrenta a un problema de ajuste y necesita encontrar una solución.20 Es cierto que el problema existe sólo hasta el grado en que son realmente aceptados los fines de la clase media; si existe, por ejemplo, poco interés por los valores expresados en los productos ubicuos los medios de información de masas, hay entonces poca tensión y tirantez de este tipo particular. Pero parece muy probable que la mayoría de los niños de la clase trabajadora no pueden escapar a la influencia de la cultura dominante. La manifestación de los valores de la clase media en la escuela y a través de los medios de información para las masas sin duda ejerce una influencia considerable en las esperanzas y deseos. Aun los padres, incapaces de proporcionar a sus hijos los conocimientos, la calificación o las actitudes que les permitan tener éxito, estimulan a menudo las ambiciones sancionadas por la ideología del éxito. Es claro que la solución delictiva a estas dificultades es sólo una de las diversas posibilidades abiertas a la juventud de la clase obrera. Aquellos que dispongan de la habilidad requerido y el suficiente estímulo de los padres o de otros adultos pueden emprender activamente la búsqueda del mejoramiento y del éxito, rechazando muchos de los valores del tipo de cultura obrera en que fueron educados. Otros tratan de arreglárselas lo mejor posible dentro de sus condiciones, encontrando un status y un respeto dentro de los grupos que les son familiares. Los delincuentes rechazan explícitamente los valores de la clase media v encuentran una fuente alternativa de status en la participación dentro de una subcultura que Cohen describe como maliciosa, no utilitaria y negativa.21 Expresan abiertamente una agresión que desagrada a la clase media; se burlan de los convencionalismos en las maneras y destruyen deliberadamente, a la propiedad. Roban más para "mandar al diablo la cosa", que por el uso o la utilidad que pueden sacar de ella. Esta fuerte reacción contra los valores de la clase media, dice Cohen, refleja la constante atracción de dichos valores entre la juventud de la clase trabajadora. Como los patrones de la clase medía están profundamente arraigados y tienen una gran influencia, no pueden ser simplemente ignorados, sino deben ser más bien enérgica y persistentemente reprimidos. Un aspecto muy importante de la agresión, de la destructividad, de la rapiña y de otras formas de violencia y daño malicioso aparentemente sin propósito, es el. significado simbólico y emocional que tienen para el delincuente, más que su valor utilitario, conformándose a estos patrones desviados, muchos delincuentes se aseguran un status frente a sus compañeros como un sustituto del que no pueden encontrar en una comunidad más amplia. La subcultura y el grupo en el que ella se expresa surgen gradualmente entre la gente joven que se enfrenta a problemas similares; a medida que se relacionan unos con otros, tienden a explorar tentativamente algunas soluciones alternativas a sus dificultades, hasta que finalmente se configuran un patrón común de conducta y un repertorio de normas que encauzan sus emociones y sus deberes. Mientras -la subcultura proporciona un medio para resolver aparenta resolver- sus dificultades, ella persiste, atrayendo nuevos miembros que también encuentran en ella una solución a sus propios problemas. Eventualmente, observa Cohen, “ella puede durar más tiempo que la vida de quienes han participado en su creación, pero sólo subsistirá mientras continúe sirviendo a las necesidades de aquellos que han sucedido a sus creadores”.22 A pesar de su apego a esta subcultura, muchos delincuentes, señalan Gresham M. Sykes y David Matza, no están totalmente liberados de un sentimiento de culpabilidad que refleja un fuerte apego a los valores y normas que han sido rechazados. Al "neutralizar" este sentimiento de culpa y mitigar la fuerza de los patrones convencionales -facilitando así el camino para la conducta delictiva-, la subcultura aporta un

18 Ver Louis Schneider ly Sverre Lysgaard, “The Deferred Gratification Pattern: A preliminary Study “ American socilogical Review XVIII, abril de 1953 142-49 19 Ver Melvin L. Kohn “Social Class and Parental Values, American Journal of Sociology LXIV enero de 1959, 337-51 y “Social class and parental authority” american sociological Review, XXIV, junio de 1959, 352-66. 20 Cohen, op.cit. p. 119 21 Ibid p. 25 22 Ibid, p.65

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repertorio de, justificaciones capaces de parecer válidas a los miembros adolescentes de la banda. La fidelidad a ésta se considera más importante que cualquier otro tipo de lealtad. La crítica externa y el peligro de la auto-acusación pueden evitarse asignando la responsabilidad de su conducta a fuerzas impersonales que han hecho de los delincuentes lo que son y sosteniendo que nadie sufre realmente con acciones como el tomar "prestado" el automóvil de alguien. Se defiende la agresión contra los demás afirmando que las víctimas de la violencia -el empleado deshonesto, el profesor injusto o el homosexual- "recibieron sólo lo que tenía que ligarlés". Se desafía la legitimidad del castigo real o potencial atacando la honestidad o la integridad de los policías, los profesores, los jueces o incluso los padres.23 Aunque la subcultura analizada por Cohen y por Sykes y Matza comprende una sustancial -aunque, no especificada- proporción de la delincuencia pandillera, es obvio que no la comprende a toda. Richard Cloward y Lloyd Ohlin han dado así otro paso más en el estudio de la delincuencia al estudiar tres clases de pandillas delincuentes: la criminal, la conflictiva y la víctima del retraimiento. Las bandas criminales se dedican principalmente al robo, al secuestro y a otros tipos de actividades ilícitas con fines monetarios. Son más racionales que las bandas descritas por Cohen y más preocupadas por obtener el dinero que les permita comprar el estilo de vida y los símbolos materiales del status apreciado en la comunidad general. Los grupos conflictivos, que parecen semejantes a los analizados por Cohen, consideran la violencia como la fuente fundamental del status. La pandilla de retraimiento destaca el uso. de drogas, un problema cada vez más grave entre los jóvenes de clase baja el¡ las zonas urbanas, y otras "protestas" que están "fuera de este mundo.24 Las condiciones básicas que dan nacimiento a estos tres tipos de pandillas son en buena medida las mismas y derivan del abismo que existe entre los objetivos y las oportunidades. El tipo de subcultura que surja de ello dependen en gran parte de la naturaleza de la vecindad urbana en que aparece.25 En aquellas zonas en que existe un mundo criminal adulto que ofrece a los adolescentes modelos de posibilidades de "carrera" ilícita, aunque atractiva, y además proporciona ayuda, estímulo e información, el grupo juvenil está en condiciones de convertirse en una banda criminal. Donde no hay un trasfondo adulto, los adolescentes carecen no sólo de oportunidades legítimas para tener acceso a los valores de la clase media, sino también de las oportunidades legítimas que proporcionan las actividades criminales organizadas. Sin una guía, los jóvenes tienden a las manifestaciones explosivas y violentas con las que expresan sus sentimientos y se aseguran recíprocamente un status. El uso de drogas u otras formas de retraimiento, según Cloward y Ohlin, refleja un fracaso no sólo en las actividades convencionales, sino también en las conductas legales que están abiertas algunas veces a los adolescentes formados en los arrabales. Estos tres tipos de subculturas delictivas son naturalmente abstracciones de la compleja y concreta realidad en que se dan las actividades y la organización de las bandas juveniles. Las pandillas criminales, por ejemplo, no están al margen de la violencia o incluso, en ciertas ocasiones, del uso de drogas, aunque pueden tratar de limitar ambas actividades. Los grupos conflictivos también utilizan a veces las drogas o llevan a cabo robos bien planeados para obtener algún objeto deseado y no solamente como una forma de desafiar los valores de la clase media. Aun las bandas víctimas del retraimiento llegan a veces a la violencia, a la destrucción y al crimen. A pesar de esta yuxtaposición, hay una tendencia en cada banda hacia uno u otro de estos patrones subculturales, y el predominio de un tipo de actividad puede influir significativamente en el futuro de los miembros del grupo. A medida que el joven delincuente se acerca a la madurez, aumentan las presiones que exigen la conformidad hacia las costumbres vigentes y la mayoría de ellos probablemente se convierten en adultos apegados a la ley. Sin embargo, entre aquellos que han vivido dentro de la subcultura criminal, los más adeptos a ella y más capaces se incorporan al mundo adulto del crimen en el que forjan exitosas "carreras". Si los otros, junto con los miembros de grupos conflictivos que han restringido sus oportunidades de llegar a ser criminales "profesionales", no logran tener la adaptación necesaria a papeles adultos respetables, tenderán probablemente hacia alguna forma de conducta retraída. Evasiones institucionalizadas

23 Gresham M. Sykes y David Matza “Thechniques of Neutralization: A Theory of Delinquency, American sociologial Review, XXII (diciembre de 1957, 664-70. 24 Ver Cloward y Ohlin op.cit. pp. 20-27 25 Esta fundamentación se basa en ibid., caps. VI y VII.

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Semejantes en algunos aspectos a la desviación subcultural del tipo delictivo, existen varias "evasiones institucionalizadas" de las normas sociales.26 Actividades desviadas como la colusión en los casos de divorcio, el embotellamiento de licores en la época de la Prohibición, el empleo de escritores fantasmas en los trabajos académicos y el concubinato, son formas reguladas de conducta muy difundidas a pesar de los reproches que se les hacen. Al igual que lo que ocurre con una gran proporción de la delincuencia, son generadas usualmente por la propia vida social y por las normas que prohiben -o dificultan- su satisfacción. A diferencia de la mayoría de los casos de delincuencia, estas desviaciones de la ley o de la convención, aunque se sabe ampliamente que existen, provocan pocos esfuerzos para reprimirlas; en vez de ello son por lo común ignoradas o toleradas a menos que, por alguna circunstancia, ciertos casos individuales lleguen a atraer la atención pública. Las evasiones reguladas se desarrollan sólo cuando la gente está determinada a hacer algo que está formalmente prohibido y la correspondiente ley o costumbre está tan firmemente apoyada que no puede ser repudiada o cambiada con facilidad. Como se mostró en el capítulo VIII, por ejemplo, muchos matrimonios no tienen éxito debido a ciertas características de la familia moderna, y muchas parejas llegan a divorciarse o desean hacerlo. En ningún Estado de Norteamérica, sin embargo, puede obtenerse el divorcio legalmente sobre la base del mutuo consentimiento o el simple deseo de marido y mujer. Se debe iniciar un juicio contra el otro; uno debe ser el culpable, el otro la víctima de esa culpa. En la práctica, pues, si ambos cónyuges desean disolver su matrimonio, se hacen por lo general discretos arreglos para que uno de ellos acuse al otro de actos que constituyen bases legales para el divorcio. Se ha calculado que la colusión, que en los Estados Unidos constituye un impedimento específico de divorcio si es conocida por la Corte, ocurre realmente en más del 90 por ciento de todos los casos. En el Estado de Nueva York, la única causa legal realmente efectiva para el divorcio es el adulterio, el cual, cuando ocurre, no es con frecuencia la razón más importante para disolver un matrimonio. Sin embargo, debido a las exigencias legales, se fabrica frecuentemente la evidencia con el acuerdo de ambas partes, colocando por lo general al marido en circunstancias aparentemente comprometedoras. El juego en los Estados Unidos ofrece otro ejemplo de evasión institucionalizada de las normas sociales. Algunos juegos son legítimos, por ejemplo, las apuestas en el sistema de "quinielas" que admiten ciertos Estados de la Unión, pero otras formas -las apuestas de trasmano en las carreras, las "loterías" privadas, las máquinas traga-monedas- son ilegales en la mayoría de los Estados, con excepción de' Nevada, que tiene toda una industria legalizada de juego. La tendencia al juego, que ha favorecido la aparición de una industria que se considera como una de las más grandes y productivas de la nación, tiene diversas causas. Para muchos negros y blancos de las clases bajas, el juego a los números ofrece cierta excitación al mismo tiempo que una oportunidad para obtener grandes sumas a cambio de pequeñas apuestas; sabiendo que hay poca probabilidad de que un esfuerzo serio y trabajador sea grandemente remunerado, vuelven sus esperanzas hacia la suerte, esperando que la fortuna les sonreirá. Para los miembros de la clase media, no hay duda de que la apuesta, legal o ilegal, o las máquinas traga-monedas de juego, les proporcionan una emoción al mismo tiempo que la posibilidad de obtener algún dinero extra dentro de una rutina que de otro modo sería tediosa. Como alguna vez hizo notar el Mr. Dooley de Finley Peter Dunne, "el vicio sirve en gran medida para hacer soportable la vida... Hasta el mejor de los hombres saboreará siempre un pequeño vicio 27 Durante la segunda Guerra Mundial y en los años subsecuentes, como dice Bell, "la fiebre del juego" alcanzó a "la nueva clase media alta que tenía su primera oportunidad para hacer un consumo considerable.28 A pesar de la gran propensión al juego que se observa entre los miembros de varios grupos, han resultado infructuosos los esfuerzos tendientes a legalizar las apuestas clandestinas o manejar loterías públicas que canalizarían hacia el tesoro público algunos de los 12 a 30 mil millones de dólares que, según los cálculos, se gastan anualmente en los Estados Unidos. Los adversarios de la legalización del juego discuten su moralidad y expresan su temor en tomo a las posibles consecuencias que tendría el sancionar públicamente una conducta que, aunque esté muy difundida, es considerada todavía por muchas personas, si no es que por la mayoría de ellas, como una conducta que no es completamente recta o adecuada. Por tanto, el juego ilícito continúa, interrumpido a veces por las redadas policíacas de corredores de apuestas clandestinas, organizadores de loterías y casas de juego. Estas redadas significan, una reafirmación simbólica de la ley y de los principios morales que la inspiran, pero no sirven gran cosa para desterrar el gran deseo de arriesgar poco

26 Esta fundamentación se apoya fuertemente en Robin M. Williams, Jr. American Society, Nueva York: Knopf, 1960 pp. 3281-91 27 Finley Peter Dunne, Mr. Dooley at His Best ed. E. Ellis, Nueva York: C. Scribeners Sons, 1938. Pp. 120-1 28 Bell, op.cit. p.135

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dinero con la esperanza de obtener ganancias rápidas. Muchas evasiones reguladas pueden subsistir sin ninguna interferencia mientras no lleguen a tener amplia publicidad, en cuyo caso puede favorecerse la tentación de otros a violar las reglas correspondientes. Los funcionarlos públicos pueden ignorar los aspectos turbios de la vida urbana (y muchas veces sacar provecho de ellos), a condición de que los reformadores no insistan en llamar la atención sobre el verdadero estado de cosas. Los amantes no son sancionados a pesar de que sus amigos conocen sus actividades; los estudiantes pueden copiar sus trabajos académicos sin ninguna crítica por parte de sus compañeros. Pero si los amantes o los estudiantes tramposos son exhibidos públicamente, deben sufrir entonces las consecuencias. Un ejemplo adicional de la relación que existe entre la sanción y la manifestación pública de las evasiones reguladas lo encontramos en las Islas Trobriand, donde, según informa Malinowski, son frecuentes las violaciones al tabú del incesto, por lo menos hasta donde éste, se época fuera de la familia nuclear; dichas violaciones no provocan por lo general ninguna acción, aun cuando sean conocidas por los otros miembros de la comunidad. Pero si llega a hacerse pública cualquiera de estas transgresiones, los ofensores deben ser castigados de acuerdo con la ley y la costumbre, a pesar de que haya otros que continúen llevando a cabo discretamente las mismas actividades.»29 Si las evasiones reguladas llegan a ser suficientemente difundidas, las propias normas pueden ser puestas en duda y cambiar. Los esfuerzos por reformar las leyes sobre el divorcio y legalizar el juego se suceden constantemente, aunque las fuerzas que sostienen las normas vigentes han sido bastante potentes para resistir a la mayoría de los cambios propuestos. Pero el conocimiento de que existen violaciones de ciertas leyes, extendidas y discretamente toleradas, puede corromper su moral o su autoridad legal. La Ley seca, por ejemplo, apenas sobrevivió una docena de años; su incapacidad para controlar el constante apoyo político y el desprecio general a las restricciones legales sobre las bebidas condujo finalmente al retiro de la Enmienda Octava. Desorganización social y cambio social Las diversas formas de desorganización social que conducen a la conducta desviada están estrechamente relacionadas con el continuo proceso de cambio social. Es muy probable que no todos los cambios en los valores, instituciones, papeles, relaciones sociales y tecnología provocan desorganización. Muchas alteraciones culturales y estructurales representan mecanismos de ajuste a las nuevas circunstancias, o implican una solución a problemas persistentes y la eliminación de fenómenos de desorganización. No obstante, las innovaciones tecnológicas e institucionales, las transformaciones graduales de las prácticas y las creencias, y los nuevos patrones de interacción social, crean frecuentemente contradicciones y tensiones que generan la conducta no conformista. En muchas partes del mundo, el cambio social impuesto por los extranjeros ha causado una desorganización sustancial de la cultura y la sociedad. Dondequiera que los europeos han ganado el control político, por ejemplo, en Asia, en África, en Oceanía y en Norteamérica, tienden a debilitar o destruir la autoridad de jefes y gobernantes locales. Los misionarios cristianos han tratado en muchas partes por la fuerza, con el apoyo de las autoridades civiles o por la persuasión de eliminar prácticas tradicionales, aunque no cristianas, como la poligamia y las relaciones sexuales premaritales. La abolición de las prácticas aceptadas que han cumplido importantes funciones dentro del orden social exigen complejos reajustes que no siempre se logran exitosamente. Las innovaciones, aun introducidas con la mejor intención, han tenido a menudo efectos imprevistos y destructivos. Como dijera a la antropóloga Ruth Benedict un Digger indio de California, en el principio, Dios dio a todos una copa, una copa de arcilla, y de esta copa han bebido su vida... Todos la han sumergido en el agua, pero sus copas eran diferentes. Nuestra copa se ha roto ahora; ha desaparecido.30 Sin embargo, la cultura europea no solo ha sido impuesta por la fuerza, pues los pueblos nativos de casi todas partes copian ávidamente muchos objetos, técnicas e ideas de los occidentales. Las armas de fuego, los instrumentos modernos, la ropa procedente de fábricas y otros productos manufacturados poseen un gran atractivo para quienes viven prácticamente en un nivel de subsistencia. Por ejemplo, en una de las tribus bantu de Sudáfrica, los BaKxatla, después de haber tenido contacto con la civilización europea, "las telas para vestir, las mantas, la ropa masculina, los arados, las ollas, las hachas, los azadones, las cubetas, las jofainas,

29 Bronislay Malinowski, Crime and Custom in Savage Society, Paterson: Adams, Littlefielk 1959, pp. 71-84 30 Ruth Benedict, Petterns od Culture, Nueva York: Penguin. p.19

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los espejos, la loza, los abalorios, los aretes, los cerillos, el tabaco, la sal, el jabón, el té, el azúcar y el pan (encontraron) fácil venta, y muchos de ellos (Llegaron) a ser considerados como objetos de primera necesidad más que de lujo.31 Aunque muchos africanos se vieron obligados a ir a las ciudades debido a la sobrepoblación moral y a la necesidad de obtener dinero para pagar los impuestos, también fueron estimulados por la posibilidad de ganar lo suficiente para comprar estos nuevos productos. Debido en parte a la superioridad tecnológica y política de los europeos, los nativos de muchas regiones adoptaron igual. mente otros rasgos culturales del Occidente -por ejemplo, el nacionalismo, el cristianismo y la creencia en la democracia, aunque a menudo enfatizaban ciertos aspectos de las ideas e instituciones occidentales o las modificaban de acuerdo a sus propias necesidades. Entre los BaKxatla, el contacto con la cultura europea y la dominación de los blancos significaron una considerable desorganización. La necesidad económica y el deseo de obtener un nivel de vida material más alto gracias a los blancos condujeron a muchos nativos a desplazarse a las ciudades, a las minas o a las grandes plantaciones donde podían obtener trabajo seguro. La emigración llegó a ser eventualmente una regla normal entre la mayoría de los jóvenes. Aunque muchos regresaban a las aldeas durante alguna época del año o se quedaban allí definitivamente, otros permanecían fuera por largos periodos. Este ir y venir ha tenido graves repercusiones, sobre todo en el marco de la familia. En ausencia de su esposo, la mujer disfruta de una nueva independencia a la que con frecuencia no quiere renunciar cuando regresa el marido. Si éste pertenece fuera mucho tiempo, la esposa puede buscarse un amante. Los hombres que viven solos por algún tiempo en una comunidad urbana heterogéneo adquieren nuevas actitudes hacia la conducta sexual, de manera que cuando regresan a la aldea tienden a desdeñar frecuentemente las restricciones convencionales. Como numerosos jóvenes viven fuera de la tribu y la poligamia ha sido prohibida por la Iglesia, muchas muchachas que no quieren esperar a encontrar un hombre casadero se convierten en concubinas o emigran también a las ciudades.32 El verse expuesto a normas o valores conflictivos, como ya indicamos, puede conducir al rechazo de ambas alternativas, esto es, a un estado de anomia, o carencia de normas, en el que no existen reglas sociales efectivas que rijan la conducta. Ante la disyuntiva de lo nuevo y lo viejo, los hombres ignoran ambos y tratan de satisfacer sus deseos momentáneos sin tener muy en cuenta las normas de lo correcto o lo equivocado, sin ninguna seria preocupación por las sanciones sobrenaturales o la autoridad establecida. Como los lazos sociales tradicionales se han debilitado, quedan pocas formas efectivas de control social que pudieran prevenir la conducta desviada o evitar el colapso personal que es con frecuencia un resultado de la desorganización social. La anomia parece, ser una característica importante entre los bantu que se han desplazados hacia las grandes ciudades de Sudáfrica. Los arrabales nativos en que están confinados los africanos, en los aledaños de ciudades como Johannesburg y Natal, muestran elevados índices de criminalidad, de alcoholismo, de prostitución y otras formas de conducta estigmatizada tanto por la cultura nativa como por la europea. En dichas ciudades se desarrollan también ideologías y movimientos políticos que buscan sin duda el poder, pero que representan por igual esfuerzos destinados a restaurar el sentido y el orden dentro de la sociedad africana. Es claro que las influencias externas no son la única causa de cambio o desorganización. Aún las sociedades más tradicionales, estables y aisladas sufren en su oportunidad algunas modificaciones, y en las sociedades industriales son poderosas y persistentes las fuerzas inmanentes que llevan al cambio. Allí donde es estimulada la innovación, pueden introducirse con facilidad los nuevos objetos, técnicas, prácticas e ideas, a menudo con grandes e imprevisibles consecuencias. Los nuevos implementos o productos debilitan las costumbres que están ligadas a la tecnología tradicional. El automóvil, por ejemplo, aumentó la libertad de movimiento que por mucho tiempo ha sido considerada fundamental en la cultura norteamericana, y en alguna época el deseo de aprovechar esta libertad contribuyó en muchos lugares a hacer declinar la costumbre de ir a la iglesia los domingos.33 Al permitirle a la gente escapar de su comunidad local, el automóvil ayudó también a la disminución de las restricciones sociales sobre la conducta, permitiendo una mayor libertad que algunas veces puede desembocar en distintas formas de desviación o de creación. A diferencia de la inventiva, los cambios en la estructura social aparecen a menudo casi en forma imperceptible, como resultado de la conformidad hacia las normas y los valores vigentes, aunque estos cambios pueden, por supuesto, ser promovidos o decretados por la propia ley. A este respecto, las instituciones pueden contener en su seno las semillas de nuevas relaciones y normas sociales. En los Estados

31 I.Schapera, ·Presenet-Day-Life in teh Nativa Reserves”, : George Routledge and sons, 1934. p.43 32 Ibid,. Pp. 46-52 33 Ver Robert S. Y Helen M. Lynd, Middletown, Nueva York: Harcourt, Brace, 1929, pp. 258-61.

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Unidos, por ejemplo, los empresarios independientes que buscan su propio interés han transformado el sistema competitivo de pequeños productores en un sistema casi monopólico de grandes empresas. la industria y la ciencia contribuyeron a la prolongación de la esperanza de vida que ha cambiado la distribución de los grupos de edad; y el incremento en la proporción y número de los ancianos ha impuesto otras cargas a un nuevo sistema de fama nuclear incapaz de atender adecuadamente a miembros de edad avanzada. En la India, la práctica de dividir la tierra entre todos los herederos, en vez de trasmitir toda la granja a un solo hijo, ha dejado a muchos campesinos en posesión únicamente de pequeñas parcelas que no bastan para el sustento de sus familia, disminuyendo así el nivel de vida y forzando a mucha gente a abandonar la tierra para ir a las ciudades. Cuando tales cambios imprevistos crean problemas que no pueden resolver adecuadamente las instituciones y organizaciones establecidas, se producen presiones que pueden conducir a una conducta desviada, a cambios en la práctica o en la estructura, a la aparición de nuevos valores, o a todos estos resultados juntos. Cuando los grupos numerosos son afectados por cambios sociales que rompen sus rutinas tradicionales o ponen en duda su status o sus valores, pueden surgir esfuerzos organizados para introducir las reformas necesarias a la solución de sus dificultades. Así, los ancianos que se enfrentan a problemas económicos que no pueden resolver individualmente, presionan en favor de pensiones y otras ayudas, creando algunas veces poderosos movimientos sociales y económicos, como ocurrió en California y en otras partes en los años treinta. Los trabajadores que son víctimas de la mecanización, más recientemente, de la automatización, apoyan a menudo las medidas destinadas a amortiguar el efecto de los cambios tecnológicos; en Inglaterra, entre 1811 y 1816, los luddistas* trataban de destruir las nuevas máquinas que, a sus ojos, amenazaban su subsistencia y provocaban desempleo, mientras que los sindicatos norteamericanos están presionando actualmente en favor del reparto de utilidades y de las pensiones de retiro para ayudar a los que están siendo deslazados por la tecnología automatizada. Hoy en día, en los Estados Unidos, muchos pequeños empresarios amenazados por las grandes empresas y los grandes sindicatos tratan de limitar el poder de alguno de estos grupos, o de ambos, adoptando posiciones políticas conservadoras; lo mismo ocurrió en Francia, en época reciente, citando esos mismos sectores apoyaron al movimiento semi-fascista de Poujade. El éxito o fracaso de estos esfuerzos depende de factores tan complejos e inciertos como el liderazgo, la organización, la ideología y las relaciones entre las fuerzas políticas actuales. Los movimientos sociales y políticos pueden también satisfacer otras necesidades que han sido estimuladas por cambios sociales de grandes dimensiones y por la desorganización que éstos generan. Si nuestra posición social es puesta en entredicho, la participación dentro de un nuevo grupo puede proporcionarnos una base alternativa de status. Para mucha gente la participación en algunos nuevos esfuerzos colectivos sirve psicológicamente para reemplazar los vínculos que han sido debilitados o destruidos. Si la vida parece vacía o sin sentido debido a que las ideologías o valores vigentes hasta entonces no parecen ya válidos, los nuevos patrones y ciencias representan substitutivos que dan cierto significado a la acción y proporcionan una aparente explicación satisfactoria sobre las cosas del mundo y el lugar que ocuparemos en el.34 Estas funciones de los movimientos sociales parecen haber ganado creciente importancia durante las pasadas seis o siete décadas a causa de las tendencias hacia la desorganización que parecían ser inherentes a la sociedad occidental. Muchos escritores -incluyendo, por ejemplo, a sociólogos como Emile Durkheim, Georg Simmel y Pitirim Sorokin e interpretes de las tendencias sociales como Lewis Munford y Erich Fromm- han sugerido que la gran división del trabajo, la difusión del individualismo, las crecientes aglomeraciones urbanas y la extensión de la organización racional e impersonal dentro de la economía el gobierno y etcétera. Han debilitado o destruido los vínculos comunes disminuyendo así el peso de los valores tradicionales y diluyendo las fuerzas del control social.35 La anomia que sugiere de estas tendencias favorece al aumente del colapso personal-suicidio y enfermedades mentales- y las distintas formas de conducta desviada, como el crimen, la

* Se llamo luddistas (por aplicación del nombre de Ned Lud, un trabajador que en 1779 destruyo dos telares pertenecientes a un industrial de Leicestershire) a los obreros que, entre 1811 y 1816 protestaban contra la reducción de salarios ly el desempleo destruyendo las nuevas maquinas textiles. [T.] 34 Ver por ejemplo. Theodore F. Abel , Why Huter Conte into Power, Nueva York: Prentice Hall 1938 Gabriel A. Almond,The Appeals of Communism, Princeton: Princeton University Press, 1954; Hadley Cantril, The psychology of Social Movements, Nueva York: John Wiley and Sons 1941; Ralph H. Turner y Lewis M. Killian, Collective Behavior, Englewood Cliffs: Prentice -Hall, 1957, Parte IV, especialmente caps. 18-19 35 Para varios ejemplos de esta interpretación, véanse Emile Durkheim, Suicide , Glencoe III. The Free Press, 1951, Libro tercero y el prefacio de la segunda edición: pp. 409-24, “The Sociology of George Simmel, Glence III: The Free Press, 1950.

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delincuencia, “la bohemia” y otras excentricidades. También estimula los movimientos políticos totalitarios que ofrecen resolver los apremiante problemas económicos y políticos y devolver el sentido, la estabilidad y la seguridad -aunque sea a costa de un precio elevado.36 La desorganización -y la reorganización- no son menos aspectos estáticos de la estructura social y cultural sino procesos que están en movimiento continuamente, incluso en forma simultánea, dentro de la vida social. Cuando la desorganización llega a extenderse, es probable que algún grupo o grupos introduzcan nuevos valores o traten de ajustar mejor la realidad en sus necesidades y deseos. A medida que varios grupos se empeñan en eliminar las fuentes de donde proceden sus dificultades, surgen eventualmente las soluciones que pueden restablecer el consenso, la solidaridad y la integración de la cultura y la estructura social que se requiere para que la gente viva unida dentro de una sociedad ordenada -sólo para tener que enfrentarse, inevitablemente, a nuevos problemas que afectan por igual a los grupos y a los individuos.

Unidad 4 Estabilidad y cambio social: la función integrativa del derecho

Objetivo particular Al término de la unidad, el alumno explicará y analizará los componentes normativos y estructurales del orden social y los factores endósenos y exógenos del cambio: las funciones sociales del conflicto y la función integradora del derecho en el marco de los procesos y mecanismos de control social; así como su carácter de factor casual del consenso y forma racional de solución de los conflictos.

Contenido académico 1 . La estabilidad social y el problema del orden. a) La coerción y el orden. b) Elite y coerción.

36 ver Daniel Bell (ed.) The New American Right, Nueva York, Criterion Books 1955; Syemour Martin Lipset, Political Man, Garden City: Doubleday, 1960 caps. 4 y 5; Hanna Arendt, The Origins of Totolitarianism, Nueva York: Hancourt Brace 1951

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c) El orden y la teoría del interés y sus variantes. d) El orden y la teoría del consenso de valores. 2. El cambio social y sus factores. a) Conflicto y rompimiento de la estabilidad. b) El cambio de las instituciones. c) La ley como institucionalización y como imposición del cambio. d) Factores exógenos y endósenos del cambio. e) Los factores conflictivos. i) Ideológicos, económicos, políticos, religiosos y raciales. f) Las guerras y revoluciones. g) La desintegración social macro (naciones) y micro (familia y comunidades). 3. Conflicto, consenso y control social. a) Abogados y jueces. b) Aparato judicial y cuerpo de la ley, como factores de solución de conflictos. c) Adopción de consensos y control social. 4. Los tipos y mecanismos de control social.

Fichas bibliográficas de los documentos que componen la unidad 4

DOCUMENTO

FICHAS

4-A

RECASENS SICHES,Luis Sociología México, Porrua, 1986 pp. 225-233

4-B

AZUARA PÉREZ, Leandro Sociología México, Porrua, 1991

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pp. 175-187

4-C

RECASENS SICHES, Luis Sociología México, Porrua 1986. Pp. 583-588

4-D

MANDUJANO OVILLA, Manuel. Teoría del Derecho. México, Porrua, 1990 pp. 48-50

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4-A

RECANSENS SICHES, Luis Sociología

México, Porrua, 1986 Pp. 225-233

CAPÍTULO XI

EL CONTROL SOCIAL

SUMARIO:- l. Concepto de control social. Sus principales niveles y formas directas entre controles individuales y controles sociales. 2.- Supuestos de los controles sobre la vida humana. 3.- Principales medios

y formas de control social. 4.- Aumentos y nuevas peculiaridades de las presiones colectivas y controles sociales en nuestro tiempo. -5. La tiranía de la técnica. -6. El hombre "Perteneciente la Organización”. -7.

Tipos de carácter Personal y sociedad. La muchedumbre solitaria de Riesman. -8. Las "autoridades anónimas e individuales según Erich Fromm.

I.- CONCEPTO DE CONTROL SOCIAL SUS PRINCIPALES NIVELES Y FORMAS. DIFERENCIA

ENTRE LOS CONTROLES INDIVIDUALES Y CONTROLES SOCIALES Esta expresión "control social" ha sido puesta en uso y generalizada sobre todo por los sociólogos norteamericanos. Con esas palabras se trata de designar en conjunto todas las normas colectivas así como

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también las autoridades y los poderes sociales, que a diferentes niveles y de diversas maneras, regulan la conducta humana en sus aspectos o resultados exteriores. Por lo tanto dentro de esa denominación quedarían incluidas realidades sociales muy diferente, pero toda, ellas con el denominador común de querer normar la conducta humana externa. y de regularla efectivamente en una gran medida. Quedarían comprendidas dentro de ese concepto, por ejemplo, las siguientes realidades: usos, costumbres, convencionalismos, determinados preceptos religiosos atingentes a aspectos sociales del comportamiento, convicciones éticas, normas jurídicas, autoridades familiares, eclesiásticas. pedagógicas, jurídicas -legislador, gobierno, funcionarios con mando, agentes ejecutivos (como policías), ministerio público, jueces, carcelero, determinados entes colectivos (por ejemplo: los colegios profesionales, los sindicatos, las asociaciones deportivas, etc.; la mirada vigilante de los miembros conocidos de un mismo grupo, relativamente pequeño; etc. etc. En suma, llámase control social al conjunto de medios, precisamente sociales o con repercusiones sociales para ordenar y regular el comportamiento humano externo en muy diversos aspectos. J. S. Roucek define la expresión control social como "un término colectivo para aquellos procesos, planeados o no, por medio de los cuales los individuos son enseñados, persuadidos o compelidos a adaptarse a los usos y a las valoraciones de los grupos de que forman parte.1 Las medidas o los procesos de control social operan a tres niveles diferentes, o sea en tres formas diversas: a) control ejercido por un grupo sobre la conducta de los miembros de otro grupo, por ejemplo una oligarquía política sobre la totalidad del pueblo; b) control ejercido por un grupo sobre los miembros integrantes de éste, verbigracia, por medio de los usos o de las costumbres que imperan en un círculo, a través de las autoridades de una asociación; y c) control ejercido por unos individuos sobre otros individuos, sea por influencia carismática, sea por . virtud del prestigio, sea usando la fuerza, etcétera. Es obvia la diferencia entre control social y autocontrol. En todo control social nos encontramos con una autoridad colectiva -personificada o difusa, colegiada o individual (pero que en este caso habla en nombre de un grupo), etc. que influye sobre otros, mientras que, por el contrario, el autocontrol se refiere al intento que hace un individuo para regular su propia conducta de acuerdo con una valoración, con una norma, o con un propósito que ha concebido previamente, o con un deseo suyo. Parece que la idea más genérica de control de la conducta humana denota algún modo de intervención o de presión o de estímulo del comportamiento voluntario. En cambio, los instintos -en la mínima o casi nula medida en que existen en el hombre-, los actos reflejos y los movimientos biológicos automáticos, aunque todos ellos son factores que pueden influir en la conducta, sin embargo no suelen quedar incluidos dentro del concepto de control, porque no se dirigen a la persona individual como instancia de decisión. No obstante, puede haber algunos fenómenos biológicos que provoquen consideraciones mentales y por esta vía influyan en una decisión que libremente tome el sujeto. Así, las perturbaciones gastrointestinales, que produzcan en ciertos sujetos algunos manjares o algunas bebidas, pueden suscitar en éstos la libre decisión de autolimitarse en sus comidas y en sus libaciones. Puede haber controles basados en una instancia objetiva, pero referidos esencialmente a la vida individual. Tales, por ejemplo: la influencia que ejercen las creencias religiosas y las convicciones estrictamente morales.. Pero puede suceder que esas regulaciones, aunque esencialmente se hallen referidas a la persona como individuo, cuenten además por añadidura con una especie de traducción al mundo de las realidades sociales, como, por ejemplo, a entes colectivos, cual una organización eclesiástica, o a modos colectivos de vida, cual serían las costumbres en materia ética. En los casos citados nos encontraríamos con el hecho de que controles no sociales, aunque objetivos, referidos al individuo, producen "dobles" en el mundo de lo social, es decir, producen controles correspondientes o paralelos en el campo social. Hay controles individuales de carácter subjetivo, cual son los impuestos por los deseos, las aspiraciones, los afanes o los anhelos que alienten en una persona. Entonces, esa persona, para consumir la realización de sus propósitos norma ella misma su conducta de modo adecuado: se autocontrola para lograr la realización de lo que apetece, selecciona los medios para el cumplimiento de su objetivo. En los múltiples y variados casos de autocontrol, este control trata de poner prácticamente al sujeto de acuerdo consigo mismo, de llevarle a la empresa de realizar su propio programa de vida, de facilitarle la 1 Cfr. Rouche (Joseph S.) and Associates, Social Control, 2ª ed. Van Nostrand. Nueva York, 1956. Vease también: Bernard (l.L), Social Control in Its Sociological Aspects. MacMillan, Nueva York, 1939, Social and Individual Freedom in Modern Society (Ensayos por estudiantes de Robert M. Maciver ), Van Nostrand, Nueva York, 1954; Lapiere (R.T) A Theory of social Control, McGraw-Hill, Nueva York, 1954; Kuhne (Otto), Allgemeine Soziologie: Lebenswissenschafilicher Aufriss Grundproblemem, Duckler & Humblot, Berlín 1958, pp. 508 y ss.

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lealtad a sí mismo, de conseguir su individual autenticidad. Y eso es así, incluso cuando el propósito o el modelo que un individuo se haya puesto a sí mismo esté inspirado por vías sociales -sea por imitación interindividual, sea por haber hallado un estímulo singular en realidades colectivas. En estos casos el origen de la meta o del proyecto no es individual, sino que es social -ora interindividual, ora colectivo-; pero el acto de adoptar esa meta o ese proyecto, ese acto sí es individual, porque responde a una libérrima decisión propia de la persona. En cambio, los controles sociales consisten en algún modo la presión de una autoridad, coerción, estímulo, de carácter colectivo, que viene desde fuera y tiende a modelar la personalidad y la conducta del sujeto en concordancia con las convicciones vigentes, con lo ordenado en los modos colectivos, o con lo dispuesto por las autoridades de entes sociales. Toda forma de control social trata de producir una especie de conformidad, de solidaridad y de continuidad en un grupo.

2.- SUPUESTOS DE LOS CONTROLES SOBRE LA VIDA HUMANA

Pero antes de desenvolver el tema sobre el control social y las muy diversas maneras de éste, debemos prestar atención a algunos supuestos sobre los cuales se basa dicho control social, así como también otros controles de la vida humana. En términos generales y a pesar de muy hondas diferencias en cuanto a concepciones filosóficas, el hombre ha sido casi siempre considerado como un ser moral, es decir, como un sujeto sobre el cual recae la misión de cumplir determinadas normas, o de participar en un reino de valores, o de llevar a cabo la realización de unos ciertos fines. Y todo eso como una tarea que debe ser desarrollada por el sujeto por su propia cuenta y riesgo, bajo su personal responsabilidad, como obra suya propia. Claro que este punto aparece con diáfana nitidez en una concepción que reconozca que el hombre es albedrío. Sucede, sin embargo que la idea de que sobre el hombre recaen múltiples y variados deberes, de que su existencia es tarea a realizarse por sí propio, figura, aunque parezca raro, también en concepciones deterministas. El ser humano no es algo así como una paja o como una hoja que sea movida fatalmente al impulso de los vientos, según por donde estos soplen; no es un pedazo de la naturaleza inserto en variados complejos de fuerzas ciegas-. no es un momento en una maquinaria que se mueve de modo inexorable en la cadena de la casualidad. Por el contrario, el hombre es un centro propio de acción, sobre cuyas posibilidades pesan llamadas normativas. Los valores, los fines fundados en éstos, y las normas al servicio de dichos fines, son de varios tipos: religioso, moral, jurídico, del trato social decente o decoroso, higiénico, médico, técnico, etc. Muchos de esos imperativos se presentan con carácter incondicionado, categórico, cual sucede, por ejemplo, con los preceptos religiosos, los principios morales, las normas jurídicas, - las reglas del trato social, etcétera. Pero hay otros imperativos condicionados o hipotéticos, los cuales se refieren a las conductas necesarias para realizar un fin, supuesto que el sujeto se halle interesado en conseguir dicha meta, por ejemplo: si quieres conservar la salud debes observar determinadas reglas; si ,quieres curarte de una determinada dolencia debes poner en práctica ciertos comportamientos; si quieres producir determinada cosa tienes que atenerte a los métodos conducentes; etcétera. Lo normativo, es decir, cualquier norma del tipo que sea implica el suponer que entre las múltiples y muy variadas posibilidades de comportamiento hay unas que son debidas, es decir, de cumplimiento obligatorio, otras que están prohibidas, y otras que quedan como libres, o sea como permitidas. Cualquier norma constituye una selección entre las posibilidades del comportamiento humano, selección que se basa en un juicio de preferencia, y este juicio de preferencia se funda, a su vez, en un juicio de valor. Nótese además que los requerimientos o las consecuencias de esos juicios de valor no se realizan de un modo automático, es decir, no son de cumplimiento forzoso. El hecho de que algo sea considerado como valioso no lleva anexa la garantía de que eso vaya a cumplirse forzosamente, de modo ineluctable. 0 sea, con otras palabras: ni los valores, ni las valoraciones, constituyen resortes reales o efectivos que se disparen necesariamente hacia la consecución de su meta. En un tratado de sociología no quiero abordar los problemas filosóficos sobre el valor, de los cuales me he ocupado en otros libros míos. Aquí me importa referirme a los valores en una actitud que podríamos llamar neutral respecto de las varias controversias filosóficas en estimativa o axiología. Esto es, estoy haciendo respecto de los valores observaciones que pueden ser suscritas lo mismo por quienes profesen una

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concepción subjetivista que por aquellos que consideren que los valores tienen una entidad objetiva. De esta índole son las observaciones que he formulado, y que son las necesarias para formarnos una idea somera sobre los controles de la vida humana. Es obvio, según he apuntado ya, que los valores no obtienen una realización automática, que se funde y se mueva por su pura condición de tales valores. Entonces, quien esté interesado en el cumplimiento de unos valores, debe producir estímulos, establecer mecanismos, o montar dispositivos que propicien la efectuación de tales valores. Así, por ejemplo, en el campo de los valores religiosos y morales el estricto sentido de esta palabra, moralidad en su acepción estricta, como cumplimiento del supremo destino- para favorecer la realización de ellos se acude a la enseñanza, esto es, al adoctrinamiento, a la predicación, al estímulo del amor de Dios y de la caridad para con el prójimo, al aliciente de la esperanza- de un premio -satisfacción de la propia conciencia, cielo- o al temor de castigos -remordimiento, infierno-, a entusiasmos místicos, al sentimiento de respeto a la ley moral, etc.; y en esos campos actúan diversas autoridades -el sacerdote, la familia, los maestros, etc. En el terreno de las valoraciones, finalidades y normas relativas al trato social, los controles suelen efectuarse mediante las sanciones que el grupo impone, las más de las veces espontáneamente, al infractor -censura, exclusión, etc. En la esfera de lo jurídico las normas cuentan con numerosos y rígidos controles -autoridades legislativas, ejecutivas Y judiciales, especialmente el ministerio público, los tribunales, la policía, etcétera.- y el control tiene la característica de la imposibilidad inexorable es decir, de la coercitividad que en principios no tolera ninguna rebeldía ni ningún incumplimiento.2 Con la materia de los diversos tipos de control sobre la conducta humana se relaciona en alguna medida importante, la concepción que se tenga de la naturaleza del hombre, por ejemplo, de si éste es substancialmente bueno, 0, por el contrario, espontáneamente malo. No es posible tratar aquí de todas las implicaciones de estos temas, ni menos de las diversas doctrinas que se han producido obre ellos en la historia. Pero sí habré de formular a continuación algunas observaciones fundamentalísimas. En los mecanismos biopsíquicos o psíquico-biológicos que existen en el hombre, figuran lo mismo tendencias, apetitos, impulsos hacia valores positivos. que tendencias, apetitos e impulsos hacia disvalores o antivalores; figura tanto la capacidad de amar como la de odiar; figura no sólo el deseo de elevación sino también el de rebajamiento; figuran disposiciones constructivas y disposiciones destructoras; alientan indicaciones sociales y movimientos antisociales; laten deseos de superación Y de mejora, por una parte, y se dan, por otra parte, también conformistas; existen resortes de obediencia y afanes de rebeldía. Tan real es lo uno como lo otro. Posiblemente, es más, muy probablemente o casi seguro, muchas de las actitudes y tendencias negativas (de odio, destrucción, etc.) no sean primarias, no sean innatas, sino que sean efectos de la frustración del impulso y afán de amor, de amar y de ser amado, según sostiene, entre otros, Ashley Montagu -de lo cual me ocuparé en el capítulo XV (epígrafe I). Pero, con independencia del problema del origen de los tipos de impulsos y factores, se ha de tomar en cuenta el hecho de que real y efectivamente nos hallamos con que en la vida humana actúan los dos tipos de tendencias, las positivas y las negativas. Los valores pueden ser realizados por los hombres gracias a la existencia de los mecanismos positivos. Sin embargo, para la realización de los valores es necesario establecer y poner en movimiento controles que detengan y sometan las tendencias negativas. A este respecto observa Sorokin que el hombre es no sólo un ser sensato, amante de la paz, altruista, compasivo, sino que es también un sujeto lleno de rencor, crueldad y bestialidad. No sólo tiene una conciencia clara, con aguda mirada, sino que a menudo resulta ciego; no sólo es amable y creador, sino también salvaje y destructor. No sólo es bondadoso y tolerante, sino también agresivo; no sólo trabaja, sino que siente también el aliciente de la pereza. No solo desea tranquilidad y seguridad, sino que además siente también amor por la aventura. Y a este respecto recuerda las palabras de Pascal: "El hombre es como un ángel, con un diablo oculto debajo. La segunda observación, que precisa hacer, tan fundamental como el primer es que el campo cubierto por la llamada "naturaleza humana" es muchísimo menos extenso de lo que habitualmente se había creído. El hombre puede hacer con su propia vida las cosas mas diversas que no uno pueda imaginar y, de hecho en la historia tenemos la evidenciación de esta fantástica plasticidad de lo humano, según expuse ya en la sección 18 del capítulo VII en este libro. En el desarrollo de cada uno de los muy diferentes tipos de ser humano que han existido y de los muchos ,otros que pueden existir, intervienen a la vez factores de iniciativa individual e Influencias del medio social ambiente, -de los modos colectivos imperantes.

2 Crf. Recasens Siches (Luis). Tratado General de Filosofía del Derecho. Editorial Porrua, México, 1959, pp. 182-186, 209-211, 228-230

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La tercera observación fundamental que debe hacerse aquí, es la de que el hombre, aunque nace sin llevar dentro un mecanismo automático de control, posee sin embargo los resortes que lo hacen potencialmente regulable, es decir, que hacen posible que sobre él puedan actuar diversos tipos de control, entre los cuales tipos figuran las varias formas de control social.

3.- PRINCIPALES MEDIOS Y FORMAS DE CONTROL SOCIAL Son tantos en número y tan variados los medios de control social, y tan diferentes las formas que presentan, que sería aventurado intentar una clasificación; y sería todavía más arriesgado cualquier intento de sistematización en esta materia. Por eso renuncio a todo propósito de enumeración exhaustiva y de cuadro sistemático. Me limitaré mencionar tan sólo algunos de los mecanismos de control social: A) El uso de la violencia material directa, de la fuerza bruta: matanzas, conquistas, pillaje, encadenamiento, esclavización, encierro, etc. B)El empleo de la intimidación y el miedo para asegurar mediante la amenaza de la fuerza la realización del propósito deseado. Este es el método empleado por el atacador contra su víctima; el puesto en práctica por un conquistador para imponerse a las poblaciones que esclavizó -así, exempla gratia, por los nazis en los países ocupados, por los soviéticos sobre Hungría y otros países satélites dominados por el Imperio Comunista Ruso; etcétera. C) El Derecho, el cual es la forma de la intimidación justificada, legítima, pues caracteriza esencialmente a las normas jurídicas la nota de imposibilidad inexorable, esto es, de poder ser implicadas mediante la fuerza. Contienen pues las normas jurídicas una amenaza de medidas violentas para el caso de su incumplimiento: por ejemplo, la amenaza de la ejecución forzosa en la vía civil o el apremio en la vía administrativa, y la amenaza de una sanción penal en el caso de delitos. D) El empleo de fraudes o engaños para mediante ellos conseguir el sometimiento de otras personas. Estos procedimientos los hallamos en múltiples terrenos: en el político, en el mercantil, y en otros.3 Así, antiguos reyes, nobles, magos, caudillos y privilegiados mantenían en obediencia. a sus súbditos y a sus subordinados haciéndoles creer que poseían dotes sobrenaturales. Censurables procedimientos puestos en práctica por algunas agencias anunciadoras de hoy en día tratan de conseguir compradores para productos mediante engaños. Así, hay multitudes de agentes, libres en principio, que aceptan una especie de esclavitud moral como víctimas de los fraudes empleados por el comerciante explotador, por el director de la moda, o por los que van en pos del poder político a toda costa. De hecho gran número de mercachifles y politicastros adquieren formidable control sobre las masas en virtud de artimañas netamente fraudulentas. Los métodos de propaganda fraudulenta van desde el engaño, que a veces llega a constituir la figura jurídica de la estafa, hasta el uso sutil y avieso de técnicas inspiradas en descubrimientos realizados por el psicoanálisis, técnicas que se encaminan a controlar la conducta por la acción ,sobre las zonas inconscientes o subconscientes. Y en efecto, se ha denunciado la existencia, de lo que se llama los "persuadidores ocultos"4 . Entre esos dos extremos, del engaño burdo y la refinada maniobra de raíz psicoanalítico, se da una numerosa escala de variados grados intermedios: el anuncio capcioso; la deliberada irritación nerviosa. los métodos avasalladores, etc. E) Por procedimientos de propaganda y métodos de persuasión no fraudulentos los cuales, sin intención de engaño, se limiten a llamar la atención sobre las bordades de determinadas mercancías, o sobre las virtudes de ciertos hombres públicos o sobre la verdad de ciertas ideas, etc. Claro es que resulta difícil que en las realidades comerciales y Críticas se dé ese tipo de propaganda pura, de mera publicidad. sin elementos de engaño. Pero en todo caso, hay que señalar en principio esta posibilidad-, o los casos en que la forma honesta de propaganda es la preponderarte, aunque no tal vez exclusiva. Aparte de los campos de propaganda y publicidad en materia mercantil y en materia política hay un sinnúmero de terrenos en el cual se puede dar una acción persuasiva de buena fe que se encamina a que otros reconozcan determinadas verdades, determinados valores, determinados ideales. Etcétera. F) Por procedimientos educativos, en los cuales se combinan múltiples y variados métodos formativos, informativos, enriquecedores, refinadores, vigorizantes orientadores, etc., de la personalidad.

3 Crf. Bernard (L.L) Social Control in Its Sociological Aspects, MacMillan, Nueva York 1929 4 Crf. Packard (Vance), The Hidden Persuaders, Cardinal, Nueva York, 1958.

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G) Por medio de esclarecimientos científicos y técnicos, esto es, por ilustraciones y enseñanzas sobre hechos científicos a los que se ligan efectos técnicos beneficiosos, como p. e., consejos higiénicos, excitativa a usar las vacunas pertinentes, etcétera. H) La literatura y el arte. La influencia de la literatura y el arte, como medio de control social, puede efectuarse sin que haya existido ningún propósito previo en esa dirección. Pero puede suceder también que la literatura y las artes sean utilizadas adrede con finalidades preconcebidas de control social. Como ejemplos de lo primero es decir, de efectos espontáneos no preconcebidos ni planeados tenemos la influencia que determinadas obras literarias ejercen al poner en ridículo convencionalismos y costumbres cuyo sentido ha caducado. Se produce entonces el efecto de la debilitación o desaparición de algunas de esas costumbres, porque muchos sujetos les niegan adhesión y observancia. La famosa novela "Sin Novedad en el Frente" de Erich María Remarque contribuyó a desacreditar en grandes sectores del mundo y especialmente en algunos círculos alemanes el espíritu militarista. Así como la novela "Las Aventuras del Cabo Asch" ha producido' el efecto de desacreditar hondamente la vida del cuartel. Ejemplos de los segundo, esto es de la influencia previamente planeada de obras de arte y literarias lo son todos los casos en que gobiernos totalitarios, prostituyendo letras y artes, las utilizan como instrumento para el manejo de sus súbditos: y, en escala menor, también toda la literatura, el teatro y el cine inspirado en móviles propagandistas I) La distribución del poder económico. La administración o distribución de la riqueza y de la pobreza por quien tenga poder para llevarla a cabo, o al menor para propiciarla, constituye obviamente un poderosísimo medio de control social. J) La acción del conductor, del guía, del líder, del caudillo por una especial influencia que emana de su persona, por algo así como un efluvio carismático, por un poder de sugestión y de seducción que determina que, sin coacción, sin intimidación, un gran número de gentes lo sigan con entusiasmo. Max Weber5 describe la dominación carismática como aquella que descansa en la entrega . . . a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y las ordenaciones por ella creadas o reveladas ... Se obedece al caudillo, carismáticamente calificado, por razones de confianza personal en la revelación, heroicidad o ejemplaridad, dentro del círculo en que la fe en su carisma tiene validez. Y mas adelante añade Max Weber6 que "debe entenderse por carisma la cualidad, que pasa por extraordinaria (condicionada mágicamente en su origen, lo mismo si se trata de profetas que de hechiceros, árbitros, jefes de cacería o caudillos militares), de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas y por lo menos específicamente extracotidianas y no exequibles a cualquier otro-, o como enviado de Dios, o como ejemplar y, en consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder. El modo como habría de valorar la cualidad en cuestión, sea desde el punto de vista ético. estético u otro cualesquiera, es cosa del todo indiferente en lo que atavíe a nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se valora por los dominados carismáticamente, por los adeptos. K) La acción de la autoridad fundada en ordenamientos considerados como legítimos desde el punto de vista racional; es decir, la llamada dominación racional por Max Weber7 , la cual "descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal)". Tal es el tipo de control ejercido por las autoridades jurídicas sobre todo en los países civilizados de la cultura occidental moderna, principalmente por los funcionarios legítimos; por los directores mesurados, equilibrados y racionalizados de organizaciones colectivas tanto simples (de mero provecho para sus miembros) como institucionalizadas (al servicio de funciones continuadas y valiosas para la sociedad). L) Por virtud del poder que ejercen las tradiciones, basado en la creencia en la santidad de las formas tradicionales "que rigieron desde lejanos tiempos, y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad (autoridad tradicional)" -por ejemplo: mandos señoriales y feudales, mando de los ancianos, costumbres de origen inmemorial, etc. M) El ofrecimiento o expectativa de ventajas o beneficios en posición en lucro económico, en ascensos o promociones, en rango profesional, en faena, en recompensas o premios de diversas clases, etc. Los hombres se mueven no sólo para evitarse sinsabores, perjuicios, penalidades, sino que se mueven también,

5 Cfr. Weber (Max) Economía y Sociedad, tomo I. Trad. De José Medina Echavarría. Fondo de Cultura Economía, México, 1944, pp. 224-25, 252-53 6 Cfr. Weber (Max). Ob.cit., pp. 224-35 7 Cfr. Weber (Max), Ob.cit., pp. 224, 235-52

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y sobre todo. para satisfacer ambiciones, apetitos, deseos de vivir mejor, de disfrutar mas, de conseguir mayores contentos y placeres. Los ejemplos que anteceden lo son de procedimientos o técnicas de control social pero no de las maneras, las formas y las instancias que éste. El control social es ejercido de manera difusa por modos colectivos de conducta (hábitos sociales, usos, costumbres, convicciones, creencias, etc. sostenidos y apoyados por la totalidad o por la inmensa mayoría de los miembros de un grupo, los cuales pueden y suelen reaccionar con críticas, censuras y exclusiones contra los infractores. Puede el control social ser ejercido además por entes institucionales como, por ejemplo, la familia. las asociaciones privadas (culturales, sindicales, deportivas, etc.). la iglesia, etc. También puede el control social ser ejercido por instituciones públicas como el Estado (y los entes subordinados que lo integran, por ejemplo, municipios)-. por las escuelas en todos sus grados; por la prensa como factor que contribuye a formar la opinión pública; etc.

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4-B AZUARA PÉREZ, Leandro. Sociología México. Porrua, 1991 pp. 175-187

CAPITULO X

FACTORES DEL CAMBIO SOCIAL

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La filosofía de la historia y el cambio social. Indudablemente que la Sociología del siglo XIX se ocupó del cambio social pero no lo hizo atendiendo no a razones empíricas, sino más bien su intención era formular una ley explicativa del cambio social. Si tomamos como teorías del cambio social aquellas sostenidas por Comte, Spencer y Marx hemos de reconocer que en estos tres grandes sociólogos se mostró la preocupación de descubrir la ley explicativa del cambio histórico. En Comte a través de "La Ley de los Tres Estados', en Spencer con su doctrina dé "La Evolución' y en Marx con su teoría del Materialismo Histórico. Estos tres autores se ocupaban del cambio social no buscado los factores internos, aquellos que se dan dentro de tina estructura social determinada sino aquellas causas que explicaban las transformaciones de la sociedad en su totalidad, de tal suerte que los tres llegaron a sostener que la sociedad se podía trasladar con todas sus partes de una etapa a otra, y con ello se interesaron también por describir el sentido del destino histórico y en este aspecto indudablemente que cayeron en el ámbito de la Filosofía de su historia. Es indudable que dichos autores se preocuparon fundamentalmente por el tema del progreso y en los tres está este tema presente a través de todo su pensamiento sociológico. Actitudes frente al cambio social. Al ocuparnos nosotros del cambio social y de sus factores nos van a interesar ante todo cuya influencia permite explicar cambios dentro de la estructura social y que pueden explicarse empíricamente. Antes de tratar de los factores del cambio social es necesario hablar de las actitudes de los actores frente al cambio social. Tres son las actitudes más importantes frente al cambio social, a saber: la conservadora, la progresista o reformista y la radical. La actitud conservadora se muestra contraria o adversa, frente a cualquier intento de cambio social, tanto en el sentido de adoptar algo que se considera como una novedad, como para retomar a algo que por viejo ha sido desplazado. Es pertinente distinguir entre la actitud conservadora y la reaccionaria o tradicionalista, la cual no solamente manifiesta un propósito de oponerse a toda novedad, sino que desea sustituir el presente por antiguos modelos que fueron operantes en el pasado, pero que probablemente ya no lo san en el presente. Es conveniente distinguir dos tipos de actitud conservadora, los cuales son: el conservadurismo desinteresado y el interesado. Ahora bien, es pertinente advertir que estos dos tipos de actitud conservadora se encuentran frecuentemente mezclados en la realidad histórica de carácter empírico. El conservadurismo desinteresado obedece a varias razones, entre las cuales cabe anotar las siguientes: a una convicción sincera, a una gran estimación por la seguridad, al temor de que los cambios que puedan ocurrir no traigan como consecuencia verdaderos beneficios, sino por el contrario, auténticos perjuicios, a una carencia de interés por la crítica, a una comodidad en relación con las instituciones existentes y con los modos de vida que prevalecen en una determinada sociedad. 'El conservadurismo interesado encuentra su razón de ser fundamentalmente en el deseo de proteger los privilegios que se disfrutan de acuerdo con el estado de cosas presente. La actitud progresista o reformista considera que es deseable el cambio moderado dentro de las instituciones sociales, siempre y cuando no rompa de manera tajante en el pasado; y pretenda un cambio gradual tanto de las instituciones como de los modos de vida que estén vigentes en el seno de una determinada sociedad. La actitud que nos ocupa muestra simpatía por todo aquello que pueda significar adelanto o mejora, pero experimentan temor ante cambios bruscos y de gran alcance que de alguna manera puedan trastornar el orden social y el desarrollo cultural. Se pueden mencionar dos tipos importantes de actitudes progresistas o -reformistas, a saber: I. El primer tipo es aquel que se manifiesta en una tendencia real según la cual paulatinamente lo nuevo se va separando de lo viejo, tendencia que supone existe en sí misma; y por lo tanto no se pretende que los cambios sociales puedan ser el resultado de la actividad de los individuos; II. El segundo tipo es aquel según el cual hay que trabajar afanosamente para que se produzcan las reformas que han de servir para mejorar el orden social. La actitud radical es aquella que pretende que el orden social debe ser modificado a fondo, inclusive por medio de procedimientos violentos. Los motivos que inspiran a esta actitud son los siguientes: sentimiento de malestar, de desajuste, de injusticia. Por lo general la actitud radical se manifiesta como un irrefrenable deseo de innovación sólo que cuando la realización de este deseo encuentra obstáculos, es cuando la actitud se vuelve radical y entonces quiere derrumbar desde sus cimientos todo el orden social para sustituirlo por uno nuevo. Por lo que toca a los procedimientos que utiliza la actitud radica! para demoler el orden social existente y sobre sus ruinas edificar uno nuevo se advierten dos tipos que son: I. El tipo evolutivo, según el cual la sustitución total del orden social existente se puede llevar a cabo en forma gradual,

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a través de etapas sucesivas, y II. El tipo revolucionario, según el cual la sustitución total del orden social existente por uno nuevo, sólo es posible mediante la violencia revolucionaria. Las Sociedades Relativamente Estáticas y las Dinámicas o Avanzadas. Se denominan relativamente estáticas aquellas en las que predominan los factores que tienden a mantener la estabilidad del sistema social tales como: el Derecho, la religión, las costumbres, la moral y la tradición. Los ejemplos clásicos de sociedades relativamente estáticas son: la sociedad tribal, primitiva, y la sociedad feudal. Las sociedades dinámicas son aquellas en las que se produce el cambio social con gran celeridad, es decir, los factores dinámicos del cambio social preponderan sobre los factores estabilizadores del sistema social. Entre los factores del cambio social que lo producen de manera acelerada encontramos: la ciencia y la técnica. Un ejemplo en que se pone de manifiesto todo el carácter dinámico de la sociedad, es el de la sociedad moderna. Factores del cambio social. Los elementos activos de la transformación de la estructura social son los factores del cambio social. Estos factores son: 1. Externos de la Naturaleza. 2. Cambios en el Nivel y Composición de la Población. 3. Trastornos Sociales. 4. Influjos Culturales. 5. Contacto entre los diversos pueblos v cultura. 6. Factores Económicos. A continuación se tratará de cada tino de los factores del cambio social que se han mencionado. 1. Externos de la naturaleza. -El hombre vive en un medio físico y en consecuencia está influido por todos los factores físicos que lo integran. Como factores externos de la naturaleza podemos mencionar los cataclismos que no solamente modifican la estructura superficial morfológica de la sociedad sino también producen otros cambios sociales como por ejemplo los movimientos migratorios. Un temblor de alto grado que acontezca en el seno de una sociedad produce cambios sociales, desde luego, como veíamos, en el aspecto exterior de la sociedad. Veremos que la configuración exterior, de la sociedad como consecuencia del temblor se modifica: se caen algunos edificios, otros permanecen deteriorados, otros destruidos parcialmente y ello nos permitiría afirmar que el temblor de nuestro ejemplo ha producido cambios en el aspecto morfológico de 1a sociedad; pero además produce otro tipo de cambios sociales como son los movimientos migratorios, los habitantes de la cuidad de nuestro ejemplo se verían obligados a desplazarse hacia otros lugares por razones obvias: haber perdido su habitación, haberse tornado aquel lugar insalubre, haber perdido su trabajo, por haberse destruido la fuente misma de su ocupación, etc. Por otra parte, cabe decir que se podrían producir cambios de tipo jurídico, por ejemplo: en el reglamento de construcciones, el cual se tornaría más exigente en relación con los requisitos para construir con la finalidad de darle mayor seguridad a los que habitaran un edificio o casa determinados. 2. Cambios en el número y composición de la población. Indudablemente que tino de los factores más importantes del cambio social es el cambio en el número de la población y también el cambio en su composición, se pueden poner numerosos ejemplos en los cuales se manifieste la importancia que tiene el cambio numérico de la población. Voy a recurrir a un ejemplo histórico, en la Edad Media, en el siglo XV, se dio -una epidemia que diezmó a gran parte de la población europea, lo cual trajo como consecuencia el aumento en la oferta por parte de los propietarios de los feudos para emplear mano de obra y como consecuencia -de ello el encarecimiento de ésta. En nuestro tiempo se pueden registrar modificaciones innumerables producidas por los cambios en el número y en la composición de la población. Los cambios en el numero de la población, sobre todo en nuestro tiempo se expresan, por el incremento demográfico llamado 'la explosión demográfica", han generado cambios sociales de gran envergadura no sólo en lo, que se refiere al aspecto morfológico; la aparición de viviendas para un gran número de personas llamadas multifamiliares, la creación cada vez más creciente de habitaciones a nivel de edificios con un gran número de departamentos; la necesidad de aumentar la red telefónica, la necesidad de aumentar el servicio de transporte, el volumen de agua y, en general, de incrementar todos los servicios.

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Estos cambios pueden considerarse como cambios a nivel morfológico, a nivel de la corteza social hablando metafóricamente. Por otra parte el aumento de la población trae como consecuencia fenómenos de cambio de valores, de cambios en las valoraciones, de cambios dentro de la estructura social; por ejemplo, es mucho más difícil permanecer todavía ligados a una estructura política democrática tal y como se mantuvo en el siglo XIX se requiere un gobierno que ejerza una mayor autoridad sobre la población, así como la necesidad cada día más creciente de una intervención del Estado en los asuntos sociales. También los cambios en la composición de la población, por ejemplo en lo que se refiere al número, de jóvenes, que es un cambio que vive la sociedad de nuestra tiempo, indudablemente que produce a su vez cambios sociales de gran importancia puesto que estos jóvenes están reclamando nuevos empleos, nuevas fuentes de trabajo, nuevas formas de ocupación y si el Estado y las organizaciones privadas no suministran estos empleos entonces pueden provocarse graves y grandes crisis sociales cayendo hasta en fenómenos de conflicto social que son observables en nuestra sociedad. También el aumento en el número de ancianos produce la necesidad de introducir cambios sociales: instituciones de beneficencia, formas adecuadas para que el anciano desarrolle una actividad productiva, incorporación del anciano a los nuevos cambios sociales mediante las instituciones correspondientes, etcétera. 3. Trastornos sociales.- Entre los trastornos sociales fundamentales se pueden mencionar las revoluciones y las guerras. Las revoluciones y las guerras producen cambios sociales muy importantes en virtud de que pueden influir en las transformaciones políticas. Por ejemplo, una revolución influye en las transformaciones políticas y crea un nuevo régimen constitucional a partir del cual se van a pronunciar enseguida las decisiones políticas fundamentales, pero además la revolución modifica el número de la población y su composición la cual hace que a su vez se produzcan otros cambios sociales de gran importancia. Durante la época revolucionaria existe una inestabilidad profunda dentro de las distintas partes que integran la estructura social y ello hace que el fenómeno de conflicto no solamente se convierta en conflicto bélico sino también se convierta en conflicto cultural. Por otra parte, una vez que la revolución ha triunfado es necesario establecer las bases, los fundamentos de una nueva estructura social, los eternos son fundamentalmente de carácter jurídico y a partir de ello se van a promover nuevos cambios sociales. Las guerras a nivel internacional y mundial producen cambios también de gran envergadura en lo que toca a la estructura social de la sociedad nacional, en virtud de que no solamente modifican el aspecto puramente morfológico al que me he estado refiriendo, sino también se modifica la geografía política del mundo, ya que puede lograrse como consecuencia de las guerras una anexión de territorios, se puede lograr también descolonización que es lo que ha sucedido en las últimas décadas en relación con las colonias que tenían algunos países europeos en África y en la India. En fin, las guerras producen una mengua considerable en la población, generan hambre, producen profundos procesos de ajuste en las épocas de postguerra, procesos de ajuste que implican una grave crisis dentro de la estructura social de las sociedades nacionales. 4. Influjos culturales.- Me voy a ocupar de varias importantes fuentes dé influjo cultural: los influjos religiosos, el desarrollo de la Filosofía, los adelantos científicos y los inventos técnicos. La adopción de una nueva fe religiosa produce cambios sociales de un valor incalculable en virtud de que esa nueva fe va a sustentar nuevos valores, los que a su vez van a servir de basamento de la nueva estructura social en un nivel valorativo. Así, por ejemplo la adopción de la fe religiosa cristiana produjo, en relación con el paganismo una serie de cambios sociales de gran importancia sobre todo registrables en el mundo jurídico. Propició el cristianismo la igualdad entre la mujer y el hombre, la desaparición, de la ominosa institución de la esclavitud, el levantamiento de instituciones de beneficencia pública y privada, extendió la caridad por el mundo e instaura una nueva idea del hombre: de origen estoico, de carácter igualitario, con lo cual se borraron las fronteras entre los hombres, en la auténtica idea de una comunidad cristiana. La Filosofía racionalista de Sócrates introdujo a través de su pedagogía democrática cambios sociales incalculables en la estructura social de la sociedad ateniense de sus días, frente -a las formas autocráticas de enseñanza, basadas sobre todo en las autoridades de los dioses del panteón politeísta griego. Precisamente en la muerte de Sócrates se refleja que él mismo está representando el momento máximo de la crisis social que le tocó vivir en su época, por haberse opuesto a las autoridades tradicionales mencionadas. Por otra parte, se puede afirmar válidamente que la filosofía racionalista francesa y el iluminismo en general produjeron cambios sociales tan importantes como fueron el de servir de base ideológica a las constituciones modernas

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con sus. catálogos de derechos del hombre de tal suerte que las concepciones de Rousseau y de Locke, por ejemplo, sirvieron de base al moderno constitucionalismo cuya influencia todavía se deja sentir en nuestros días. Nadie puede negar también la influencia de la Filosofía marxista en los cambios sociales producidos en la sociedad de nuestro tiempo, aun cuando aparentemente un sistema de ideas filosófico no influye en la producción de cambios sociales, indudablemente que no se puede entender el mundo moderno en toda su complejidad si no se parte de las concepciones hegelianas y marxistas de carácter filosófico. Los descubrimientos científicos también han tenido y tienen una gran importancia en lo que se refiere a los cambios producidos en la sociedad contemporánea.. Indudablemente que estos cambios producidos en la sociedad de nuestro tiempo se deben fundamentalmente a los descubrimientos científicos, piénsese por ejemplo en los descubrimientos científicos relativos a la Física atómica, a los enormes descubrimientos científicos llevados a cabo en el campo de la Química los cuales han coadyuvado a la formación de la sociedad moderna. Para entender mejor el impacto que ha provocado la ciencia en la sociedad, conviene citar lo que al respecto expresa Bertrand Russell: "Decir que vivimos en la ciencia es un lugar común. Pero, como la mayoría de los lugares comunes, sólo es verdad en parte. A nuestros predecesores, si pudieran ver nuestra sociedad, les apareceríamos, sin duda, como seres muy científicos; pero a nuestros sucesores es probable que suceda justamente lo contrario. La ciencia como factor en la vida humana es muy reciente. El arte estaba ya bien desarrollado antes de la última época glacial, como sabemos por las admirables pinturas rupestres. No podemos hablar con igual seguridad de la antigüedad de la religión; pero es muy probable que sea contemporánea del arte. Aproximadamente se puede suponer que ambos existen desde hace ochenta mil años. La ciencia, como fuerza importante comienza con Galileo y, por consiguiente, existe desde unos trescientos años. En la primera mitad de este corto periodo, fue como un anhelo se los eruditos, sin afectar a los pensamientos o costumbres de los hombres corrientes. Sólo en los últimos ciento cincuenta años la ciencia se ha convertido en un factor importante, que determina la vida cotidiana de todo el mundo. En este breve tiempo ha causado mayores cambios que los ocurridos desde los días de los antiguos egipcios. Ciento cincuenta años de ciencia han resultado más explosión que cinco mil años de cultura precientífica. Seria absurdo suponer que el poder explosivo de la ciencia esta! agotado o que ha alcanzado ya su máximo.1 Los inventos técnicos también han producido cambios sociales de una gran importancia, así por ejemplo, el teléfono, que produjo y sigue produciendo cambios sociales de una trascendencia extraordinaria en virtud de que permite la interacción humana a distancia con todas las consecuencias que ello puede traer. Los periódicos, la radio, la televisión como instrumentos masivos de comunicación han introducido cambios sociales que están a la vista en nuestro tiempo y que han permitido indudablemente estructurar un nuevo modelo de sistema social que es el sistema social de nuestros días. Cabría pensar en los cambios sociales que ha producido la televisión: ha producida, en cierta medida, una semejanza entre las conductas, comportamientos, modos de vida de la cultura campesina y de la cultura urbana, ha contribuido a la creación de una personalidad automatizada altamente manipulable a través del medio de difusión que nos ocupa, ha permitido el desarrollo de gran número de procesos imitativos que están al servicio de aquellos que manipulan el medio de difusión de que se trata, en lo que toca a las relaciones interfamiliares, ha aislado el contacto interhumano que se da entre los miembros de la familia con lo cual los valores de los padres no son internalizados de manera tan efectiva, como en otra época, por parte de los hijos. 5. Contacto entre los diferentes pueblos y culturas.- Otro de los factores que influyen de una manera muy importante en la producción de cambios socioculturales es la transculturación entre distintos pueblos; para que se produzcan los cambios sociales se requiere que haya por lo menos dos pueblos: el pueblo que podríamos denominar: pueblo de cultura donante y el pueblo que podríamos llamar: pueblo de cultura donatoria. Para que se acepte la introducción de determinados elementos culturales en un cierto pueblo portador de una determinada cultura se requieren dos condiciones por lo menos. Primera, que el elemento cultural que se va a adoptar por parte de la cultura donatoria sea funcional para ella. Segunda, que ese elemento cultural se ajuste a los demás elementos culturales de la cultura donatoria.

1 Russel, Bertrand, La perspectiva científica, p.7 Versión española de G. Sans Huelin, Ediciones Ariel.

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En la actualidad el fenómeno llamado difusión cultural que es un proceso social, de gran importancia, contribuye a que se lleve a cabo un avance cultural en los pueblos de la tierra, lo cual permite el acrecentamiento global de la cultura de la humanidad, ya que se trata en última instancia de llevar a cabo grandes intercambios culturales entre los distintos pueblos del orbe. En otras épocas este fenómeno de la comunicación cultural y la consecuente realización del proceso de difusión cultural se llevaba a cabo de manera lenta y ello permitía que las sociedades fuesen más estáticas. En nuestro tiempo, debido al gran auge de los medios de comunicación y de difusión, los contactos culturales entre los pueblos son muy frecuentes y ello trae como consecuencia que el proceso de difusión cultural alcance un grado de desarrollo tan extraordinario que nos permita afirmar, que sin este proceso social no se puede entender cabalmente la sociedad de nuestros días. Para entender aún mejor el fenómeno del contacto sociocultural entre diversos pueblos, como origen del proceso de difusión cultural y la distinción de este proceso del de transculturación, veamos que se expresa Linton al respecto: "La difusión incluye en realidad tres procesos bastante distintos: la presentación del nuevo o nuevos elementos de cultura a la sociedad; su aceptación por parte de la sociedad, y la integración del elemento o elementos aceptados dentro de la cultura preexistente. Cada uno de éstos se encuentra bajo la influencia de un gran número de factores variables, la mayor parte de los cuales aún está por estudiar. La presentación de nuevos elementos a una sociedad siempre presupone un contacto. La sociedad con la que se establece ese contacto puede, naturalmente, ser la originaria del nuevo elemento de cultura o simplemente una intermediaria en si¡ difusión. Este factor puede tener muy poca influencia en el proceso. Sin embargo, la naturaleza del contacto es de enorme importancia. Tales contactos varían desde aquellos en que dos sociedades y culturas, tomadas en conjunto, se unen en estrecha relación, hasta los contactos comerciales esporádicos, o aquellos en los que un solo individuo de una sociedad se establece en otra, Es difícil encontrar un ejemplo de ellos, excepto en el caso de grupos conquistadores (late se establecen entre los conquistados y los explotan, o en el caso de grupos inmigrantes tales como los que aún tenemos en muchas partes de América. Semejantes contactos tienen tina cualidad algo diferente de aquellos que supone el proceso ordinario de división, y el proceso de cambio de cultura en estas condiciones se conoce generalmente con el nombre de transculturación (aculturación).2 6. Económicos.- También son de una gran importancia en lo que se refiere a la producción de cambios sociales, así por ejemplo, la mecanización de la agricultura, produjo cambios sociales incalculables en las sociedades rurales, entre otros cambios cabe registrar: el desempleo, los movimientos migratorios de los campesinos hacia los centros urbanos, el aumento de volumen de la producción. La industrialización ha producido también cambios sociales incalculables entre los cuales cabe registrar, en la sociedad urbana, el fenómeno de la automatización del hombre en el trabajo, y consecuentemente unas ciertas formas de cultura deshumanizadas. También la industrialización ha permitido una distribución ecológica diversa a la que existía antes de que tuviese efecto ese fenómeno económico. Las crisis económicas producen cambios sociales incalculables y de gran relevancia, así por ejemplo: el desempleo y el subempleo. Los monopolios también producen cambios sociales de gran envergadura, de una gran importancia, entre los citados cabe registrar el descontento social hacia aquellos que ejercen un determinado monopolio sobre ciertos medios de producción, el encarecimiento de la vida en lo que se refiere a los productos que son efecto de estos monopolios. El ataque a la libre concurrencia como consecuencia de ello, el encarecimiento de los productos y la crisis del sistema democrático allí donde los monopolios llegan a tener una gran importancia. Este tipo de factores producen cambios muy importantes en la vida social, otros ejemplos de factores económicos que producen cambios sociales, resultan ser el desarrollo de la ganadería, explotación de los pozos petroleros, etc. Los cambios sociales producidos por el auge económico, se reflejan directamente en el aumento de los estándares de vida de una parte de la población o de toda ella. 7. Correlación de los cambios sociales.- cambios sociales que provocan los factores del cambio social no actúan en forma aislada, consecuentemente el cambio social no permanece aislado sino que a su vez, ejerce una influencia sobre otros cambios sociales, esto significa que existe una correlación de los cambios sociales. (Un cambio social produce otro cambio social y éste a su vez, produce otro cambio social y así sucesivamente.)

2 Linton, Ralph. Estudio del Hombre, pp. 325 y 326. Versión española de Daniel F. Rubin. Fondo de Cultura Económica.

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Para que quede claro este aspecto de la correlación de los cambios sociales, nos basta recordar el ejemplo del maquinismo, que engendró la sociedad industrial. La producción a máquina, produjo un proletariado profesional muy numeroso, éste dio lugar a la formación de idearios políticos, que tienen como función tutelar a los trabajadores asalariados, e influyeron en forma determinante en la creación de legislaciones protectoras de los derechos de los trabajadores. Este ejemplo, muestra con toda claridad, la correlación que se da entre los diversos cambios sociales.

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4-C

RECANSES SICHES,Luis Sociología México, Porrua. 1986 pp. 583-588

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Las dos series de estudios enunciadas en el párrafo anterior pueden desenvolverse de dos maneras: o bien como monografía descriptiva respecto de determinada situación; o bien como un estudio sociológico general. Se trata de la diferencia entre los estudios sociográficos y los propiamente sociológicos. Así como cabe una Historia general sociográfica, cabe también una Historia sociográfica del Derecho. Pero cabe también una Sociología general del Derecho que estudié los fundamentos, el proceso de gestación y de desarrollo sociales del Derecho, así como la reversión social de éste, es decir, sus efectos sobre la colectividad, considerando todos esos fenómenos en sus tipos y regularidades principales. Como investigación sociológica general, la Sociología jurídica no versará que la sucesión de acontecimientos singulares en un determinado proceso histórico concreto, sino que estudiará en términos generales la realidad social del Derecho, analizando la disposición y el funcionamiento de los factores que intervienen en su gestación y en su evolución. No se ocupa, como lo hace la Historia. de relatar en su individualidad y en su sucesión los hechos que han pasado, sino que estudia el funcionamiento de los tipos de mecanismos productores de esos hechos; estudia las constelaciones típicas de factores que influyen en la génesis y en la configuración del Derecho; estudia las formas y los complejos sociales en los cuales y para los cuales surge el Derecho; la Educación en la realidad social entre el Derecho y los otros contenidos de la vida (religiosos, científicos, filosóficos, técnicos, económicos, sexuales, etc.).II

3.- TIPOS DE NECESIDADES SOCIALES QUE EL DERECHO

TRATA DE SATISFACER Antes de estudiar la mecánica de producción del Derecho, lo cual haré en los epígrafes siguientes, soy ahora a analizar los tipos de necesidades sociales que el Derecho trata de satisfacer.

A) Resolución de los conflictos de intereses

Cada persona tiene una multitud de deseos que anhela satisfacer. Como dice el refrán, cada quién desea poco menos que la tierra entera. Pero mientras que los seres humanos son muchos, en cambio, solamente hay una tierra. Así, los deseos de cada uno, esto es, los intereses de cada cual frecuentemente caen en competencia o incluso en conflicto con los deseos de sus prójimos. Hay competencia y conflictos entre los intereses de los varios seres humanos. En este sentido se entiende por interés, la demanda o deseo que los seres humanos tratan de satisfacer, bien individualmente, bien a través de grupos y asociaciones, bien en sus relaciones con los demás. Como la satisfacción de todos los intereses de todos los seres humanos no es posible, por eso hay competencia entre los hombres en cuanto a sus varios intereses concurrentes; y esa competencia da origen muy a menudo a conflictos.5 En principio no hay más que dos procedimientos para zanjar los conflictos de intereses: o bien a la fuerza triunfo de quien sea más fuerte, por su vigor muscular, o por las armas que tenga, o por su astucia, o

II Nº.4 Nardi-Greco (Nardi), Sociología giurdica, 1907; Vaccaro (Michelangelo), Le basi del diritto e dello stato, Turin, 1893; Post (A.H), Der Ursprung des Rechsts,, Oldenburg, 1876. Busteine fur eine allgemeine Rechtswissenschaft, Oldenburg, 1884. Gierke (Otto), das deutsche Genossecnschaftsrecht, Berlín, 1868, vol. I. Kohler (Josef), Rechtsphilosophie and Universalrechtsgeschichte, 6ª ed., Leipzing. A criaco do direito. Sao Paulo, 1953; Lins (Mario) The socioligical foundation of Lau; istambul, 15th International Congress of Sociologyu 1952 INVESTIGACIONES SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE México Estudios sociológicos: Sociología del derecho, Octavo Congreso Nacional de Sociología, México, 1957 y 1959; Scard (Emile), consideraciones acerca del Derecho de clase, en “Rev. Mex. De Soc.”, XX. 1, 1958. 5 Cfr. Pound (Roscoe). Social Control Through Law, Yale University Press. 1942

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bien una regulación objetiva (es decir, que no derive de ninguna de las partes en conflicto, sino que sea impuesta a ellas por un igual) la cual sea obedecida por los antagonistas. Las normas jurídicas positivas representan precisamente la adopción del seguido tipo de procedimiento para resolver los conflictos de intereses, es decir, el camino de una regulación objetiva, que se imponga por lo cual a las partes en oposición, con el fin de evitar que sea la fuerza la que decida tales conflictos. Para lanzar los conflictos de intereses entre los individuos o entre los grupos, el Derecho positivo obra de la siguiente manera: A) Clasifica los intereses opuestos en dos categorías: intereses que merecen protección; y los intereses que no merecen protección. B) Establece una especie de tabla jerárquica en la que determina cuáles intereses deben tener prioridad o preferencia sobre otros intereses, y los esquemas de posible armonización o compromiso entre intereses parcialmente opuestos. C) Define los límites dentro de los cuales esos intereses deben ser reconocidos y protegidos, mediante preceptos jurídicos que sean aplicados congruentemente por la autoridad judicial o por la administrativa, en caso necesario, es decir, en caso de que tales preceptos no sean espontáneamente cumplidos por sus sujetos. D) Establece y estructura una serie de órganos o funcionarios para: a) declarar las normas que sirvan como criterio para resolver los conflictos de intereses (poder legislativo, poder reglamentario); b) desenvolver y ejecutar las normas (poder ejecutivo y administrativo); y c) dictar normas individualizadas -sentencias y resoluciones- en las que se apliquen las reglas generales (poder jurisdiccional). En la realización de dichas tareas (esto es, en la clasificación de los interés, la determinación de los límites dentro de los cuales algunos intereses merecen protección, la especificación de las prioridades y preferencias de unos intereses sobre otros, y la formulación de esquemas de compromiso o armonización entre intereses contrarios), operan muchos y variados hechos sociales. El modo de cumplimiento concreto de esas tareas está influido por una serie de varios factores sociales. Así los conflictos concretos de intereses y su solución dependen de cuales sean las situaciones sociales en que tales antagonismos surgen. Dependen de las necesidades que las gentes sientan. Dependen de la mayor o menor abundancia de medios naturales o técnicos para la satisfacción de esos deseos. Dependen de las creencias o convicciones sociales vigentes sobre lo que es justo, sobre lo que es decente y sobre lo que es honesto. Dependen de la influencia que las ideas y los sentimientos religiosos ejerzan sobre tales convicciones. Dependen de la acción de las tradiciones tengan sobre tales creencias. Dependen de la intensidad mayor o menor con que las gentes anhelan un progreso, o de la fuerza mayor o menor con que se sientan adheridas a los modos del pretérito. Dependen de las aspiraciones colectivas que vayan prendiendo en el ánimo de la mayor parte de las gentes. Dependen de los peligros por los que las gentes se sientan más inminentemente amenazadas, a la defensa contra los cuales estén dispuestas a sacrificar otros deseos. Dependen de la respectiva influencia que sobre la vida nacional ejerzan los varios estratos o clases sociales. En suma, las pautas que se establezcan para la resolución de los conflictos de intereses dependen de una muy variada multitud de factores sociales, entre los cuales hay factores de la naturaleza, hay factores espirituales, hay factores económicos, hay factores de situación y de dinamismo colectivo, hay factores políticos. Y entre todos esos factores hay que distinguir entre aquellos que son los problemas que nacen de determinadas realidades sociales, tal y como ellas son en un conjunto determinado, por una parte, y factores que consisten en fuerzas dinámicas propulsivas de cambios sociales, por otra parte, por ejemplo, ideales, aspiraciones y tendencias. Todos esos factores actúan sobre la mente y la voluntad de quienes hacen el Derecho: legislador, funcionarios administrativos, entes colectivos (en la medida ,en que ellos fabrican autónomamente sus propias reglas para su vida interior), particulares (quienes en uso de la competencia que se les conceda elaboran normas contractuales) y jueces. La tarea del orden jurídico consistente en reconocer, delimitar y proteger eficazmente los intereses reconocidos, nunca llega a terminarse definitivamente, sino ,que, por el contrario, está siempre en curso de reelaboración. Es así, porque los intereses hoy no reconocidos siguen ejerciendo constantemente una presión para obtener mañana el reconocimiento que ayer no consiguieron. Los intereses hoy reconocidos sólo parcialmente se esfuerzan por ampliar el ámbito de su protección. Viejos intereses reconocidos en el pretérito, al cambiar las circunstancias, al modificarse las realidades sociales, pierden volumen e intensidad, o pierden titularmente, razonable para seguir siendo protegidos. Al correr de los días, surgen nuevos intereses, aparecen nuevas demandas, que presionan al legislador, al gobierno o a los jueces. Al transformarse las realidades

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sociales, resultan a veces modificadas las relaciones entre los varios intereses concurrentes; y sucede que esa modificación afecta a las consecuencias que se siguen de aplicar los criterios de valoración para --l reconocimiento de los intereses y para la recíproca delimitación de éstos.6 Por otra parte, suele acontecer con frecuencia que la solución dada por el legislador, o por el gobierno, o por los jueces, a determinados tipos de conflictos, al ser llevada a la práctica, produce resultados contrarios a los que se querían, o se muestra como ineficaz, lo cual plantea tanto al legislador como a los tribunales el problema de rectificar los criterios antes establecidos. Los órganos del Derecho (legislador, gobierno, jueces) se hallan también ante el conflicto entre las fuerzas sociales que desean conservar lo que ellas llaman el orden social, el cual suele ser una especie de cuadro idealizado del orden del pretérito, por una parte, y por otra parte, las fuerzas que pugnan por establecer un nuevo orden social más de acuerdo con las necesidades del presente y con las tareas a cumplir en el próximo futuro, y con las exigencias de la justicia. Nótese que el Derecho trata de resolver o zanjar los conflictos de intereses no de un modo teórico, sino de una manera práctica eficaz, es decir, de tal manera que la solución que él da a tales conflictos sea cumplida necesariamente, forzosamente. Es decir, el Derecho impone sus soluciones, sus pautas, sus normas, de un modo inexorable, irrefragable, sin admitir la posibilidad de rebeldía o expresado con otros términos, las normas jurídicas son coercitivas, no admiten en principio libertad de dejarlas incumplidas; en caso de rebeldía, son impuestas, si fuese menester, mediante la violencia física. Por eso el Derecho es dictado y aplicado por la organización social que quiere ser más fuerte que todas las más fuertes, puesto que sus decisiones deben ser impuestas no sólo a los débiles, sino incluso a los más fuertes, es decir, el Derecho es dictado y aplicado por el Estado, el cual sociológicamente se define como la organización política que intenta crear un Poder capaz de imponerse a todos, incluso a los más fuertes.7 Que el Derecho sea dictado y aplicado por el Estado no quiere decir que los contenidos del Derecho sean siempre efectivamente elaborados por los órganos del Estado. Quiere decir meramente que los contenidos de las normas jurídicas, los cuales pueden ser elaborados no sólo por los órganos del Estado (legislador, gobierno, jueces) sino también por la sociedad -normas consuetudinarias-, por los particulares -normas contractuales-, por los entes colectivos estatutos-, son aceptados como Derecho por el Estado, es decir, por los órganos de éste, los cuales hablan en su nombre.8

B) Organización del poder político

Acabamos de ver que el Derecho, para zanjar los conflictos de intereses, necesita no solamente un criterio para resolver tales conflictos, sino que además necesita estar apoyado por el poder social que quiere ser más fuerte que todos los demás poderes sociales, es decir, por el poder político, o sea por el Estado. Ahora bien, el Derecho satisface también la necesidad de organizar este poder político, esto es, el poder del Estado.9 El Derecho precisamente organiza la serie de órganos competentes que hablan y actúan en su nombre. Desde un punto de vista sociológico, en uno de sus aspectos, el Estado consiste en una diferencia entre gobernantes y gobernados, entre los que ejercen la autoridad jurídica y los que están obligados y forzados a obedecerla.10 En este aspecto el Estado es un grupo de funcionarios con características especiales que no es -del caso definir aquí- los cuales elaboran representaciones y violaciones que obligan a la colectividad. Ahora bien, si por una parte el Derecho positivo vigente es realmente tal Derecho positivo vigente de un modo efectivo porque lo apoya el poder del Estado, por otra parte, acontece que el poder del Estado está organizado y ungido por el Derecho, o, dicho con otras palabras, el Derecho es uno de los ingredientes más importantes del poder del Estado. En efecto, el poder del Estado se apoya sobre una serie de hechos sociales; es poder estatal, precisamente porque es el resultado de los poderes sociales más fuertes; pero, a su vez, el Derecho da al poder del Estado su título de legitimidad y su organización.

6 Ibid 7 Cfr. Recasens Siches (Luis) Tratado General de Filosofía del Derecho. Edit. Porrua. México 1959, pp. 187-192, 340-342

8 Cfr. Ob.cit., en la nota precedente pp.288-299 9 Cfr. Russell (Bertrand), El poder en los hombres y en los pueblos, trad. De L. Echavarri, Edit. Losada, Buenos Aires, 1939 10 Cfr. Durkheim (Emile), Ob.cit., en la nota Nº. 3, pp. 52,61 y ss

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En cierto aspecto el poder del Estado consiste en la obediencia habitual que recibe por parte de sus súbditos. Pero precisamente la obediencia habitual de las gentes se produce por virtud del Derecho, porque el Derecho se presenta como lo legítimo, y de ese modo produce la organización de esa obediencia habitual. En efecto, el Derecho es la objetivación social que produce la regularidad de las actitudes recíprocas entre gobernantes y gobernados. Sin esta organización jurídica de las actitudes, el poder social superfino, es decir, el poder estatal, resultaría inconcebible, sería solamente algo casual, fortuito, dependiente de las circunstancias de cada momento. Es decir, el poder del Estado, el cual por una parte es la fuente formal del Derecho, no puede surgir sin el Derecho. El Derecho es la forma del poder estatal, es su organización, y es la forma que le da estabilidad, regularidad, permanencia. El poder no es más que la probabilidad de que una actitud humana -la actitud de quienes emiten unos mandatos- influya sobre la actitud de otras gentes son este caso, la actitud de los destinatarios de esos mandatos. Ahora bien, el Derecho, apoyado por el Estado, cuenta con la probabilidad de que los destinatarios de sus normas las cumplan, y si no es así en caso contrario, con la probabilidad de que otras gentes, a saber, los funcionarios del Estado, impondrán una acción sobre los incumplidores de las normas jurídicas. Así, el poder del Estado cuenta con esas probabilidades; es poder del Estado, precisamente porque es un poder jurídico, porque es la expresión del Derecho, y porque está organizado por el Derecho.11 El Derecho es la forma organizadora del poder estatal. Esta organización se efectúa por medio de la concentración de los poderes individuales al Estado constituye el monopolio del uso de la fuerza; y por medio de la distribución de funciones al Estado representa un reparto de competencias entre sus órganos.

C) Legitimación del poder político Apunté ya que el Derecho no sólo organiza el poder político; además lo legítima. A este respecto observa Francisco Ayala que en el Derecho el puro acto técnico de la dominación del hombre por el hombre queda cohonestado, ingresando en la esfera de los valores espirituales: el Derecho legitima al poder político en cuanto que lo organiza según criterios de justicia. El valor justicia es, pues, en términos absolutos, el principio de legitimación del orden político-social, lo que hace de él un orden jurídico. Eso, en términos absolutos, y desde la perspectiva del Derecho mismo. Mas, como la sistematización en que éste consiste tiene carácter histórico y está respaldada en último término por aquella estructura de poder que ella viene a organizar jurídicamente, el ingreso del hecho técnico de la dominación en la esfera espiritual se cumple, no en la invocación directa de la Justicia según sus concepciones abstractas (que ya supone de por sí una actitud cultural contingente, a saber, la actitud racionalista), sino en la intuición directa de lo espiritual a partir de una determinada conexión de realidad. Así. los principios de legitimación del poder aparecen funcionando al mismo tiempo como principios inmediatos de la organización del Derecho.12

D) Limitación del poder político La organización del poder por medio del Derecho implica una limitación de ese poder. En efecto, un poder no organizado, no sometido a determinadas formas, no especificado en una serie de competencias, sería un poder que llegaría tan lejos como llegase la influencia efectiva que ejerciera en cada momento sobre sus súbditos. La existencia de ese poder no organizado y su alcance en cada momento dependerían exclusivamente de cuál fuese la influencia que de hecho ejerciese en cada instante en la conducta de las gentes sobre las cuales tratarse de imperar. El alcance de tal poder no estaría limitado nada más que por los límites de su propia fuerza: llegaría en cada instante hasta donde llegase esa fuerza; en ocasiones sería tal vez abrumador, y carecería de límites; otras veces, cuando fallase total o parcialmente su influencia efectiva, o llegaría a no existir en aquel momento, o su alcance vendría a ser muy corto cuando fallara en parte. La organización jurídica del poder, como ya se expuso, dota a éste de una mayor estabilidad, de una mayor regularidad; pero al mismo tiempo limita el alcance de ese poder, porque tal alcance está definido, determinado, delimitado por el Derecho, y, consiguientemente, no puede ir más lejos de lo establecido en el Derecho, en tanto quiera permanecer como poder jurídico y no quiera intentar ser un poder arbitrario.

11 Cfr. Horvath (Barna), Ob.cit., en la nota Nº. 4 y además: Socioligie Juridique et Theoric Precessuelle du Droit, en “Archives de Philosophie du Droit et de Sociología Juridique”. 5e. Annee, Nº. 1-2 12 Cfr. Ayala (Francisco) Ob.cit. en la nota Nº4, p.420

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La limitación del poder trae como resultado el reconocimiento y la protección de la libertad, tanto de los individuos como de los grupos sociales. La libertad jurídica consiste precisamente en la ausencia de una coacción que imponga un determinado tipo de conducta, en ciertos aspectos o circunstancias de la vida, ausencia que por lo tanto determina que el individuo -o el grupo- quede con determinado ámbito de franquea para placer lo que guste, para hacer o no hacer una cosa, o para hacer otra. La libertad jurídica se piensa principalmente como estar libre de la intromisión de los poderes públicos dentro del campo que se reputa como debiendo pertenecer a la decisión de la persona. La libertad Jurídica consiste en un estar exento de interferencia por parte de los poderes públicos en determinadas esferas de la conducta, por ejemplo, en las esferas constituidas por los derechos y libertades fundamentales del hombre. Toda limitación de los poderes públicos llevada a cabo por el Derecho constituye, explícita o lmplícitamente el reconocimiento y la protección de una esfera de libertad. En algunos regímenes en los regímenes de los países verdaderamente civilizados de Occidente, el poder estatal está limitado, entre otras barreras jurídicas, como el reconocimiento y protección de los derechos individuales, democráticos y sociales del hombre. En otro, regímenes, tales derechos no están totalmente reconocidos ni protegidos. Pero donde quiera que el poder del Estado está organizado y limitado jurídicamente, las limitaciones puestas a dicho poder representan un ámbito de libertad -suficiente o insuficiente según los diversos casos- para los individuos.

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4-D

MANDUJANO OVILLA, Manuel Teoría del derecho México, Porrúa, 1990. Págs. 48-50

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FORMAS DE CONCIENCIA SOCIAL O COMPLEJOS NORMATIVOS. Debemos de estudiar la identidad y la separación del derecho con otras formas de conciencia social que adoptan prescripciones normativas. Partimos de la premisa que el derecho es positivo, porque es creación humana en un tiempo y en un espacio determinado; pero existen otras técnicas de control social, que tienen posibilidad que hay que considerar: las normas morales, los convencionalismos sociales y las normas religiosas que son creaciones humanas y que también pretenden regular la vida del hombre en sociedad. Todas estas técnicas de control social ocupan un lugar y desempeñan un papel paralelo a lo jurídico y, en la medida en que se confunden dentro de la vida social, algunos doctrinarios reproducen tal confusión (a nivel conceptual.) El hombre al entablar relaciones de producción de riqueza social, simultáneamente crea un mundo de conciencia, en la que encierra sus propias relaciones de producción. La conciencia social expresa las relaciones sociales y se particularizan en diversas formas específicas: ideología, teoría, moral, convencionalismo social, religión, normas religiosas, derecho. También en sentimientos, estados de ánimo, emociones, hábitos y costumbres sociales. Cada una de estas formas específicas cumplen determinadas funciones sociales. La conciencia social es un producto de la sociedad, los hombres son la condición de su existencia. Esto es, los hombres no existen independientemente de su conciencia, pero ésta última es producto de los primeros, de ahí que la fuente donde se originan las normas haya que buscarla no solo en ellas mismas, sino en la vida material de la sociedad. Históricamente el desarrollo del intercambio de las mercancías exigió una complicada red de las relaciones mutuas y, por consiguiente una minuciosa elaboración de normas, particularmente jurídicas en el capitalismo. Pero en virtud de que en el mundo moderno, esta elaboración se efectúa a iniciativa del Estado, a través de sus Agentes autorizados y bajo su influencia y dirección, se forma la idea de que las normas jurídicas no tiene su origen en las relaciones sociales, sino en el Estado, en sus instituciones. La transformación del Estado y del Derecho en potencias suficientes, pone de manifiesto el fetichismo propio de una concepción del mundo.

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Los complejos normativos como también podemos llamarles a estas técnicas de control Social, son Productos de la sociedad, o si se quiere, resultado de las relaciones sociales de producir, riqueza, por ejemplo, el derecho tiene procedimientos y agentes facultades para singularizar normas generales, pero ninguno de los 2 (Agentes y procedimientos), pueden estar desvinculados de la vida real, del quehacer humano concreto. No olvidemos que nos referimos al derecho en su conjunto y no a tal o cual parcialidad de normas o de la norma jurídica aislada. Por su parte los complejos normativos, como conjuntos de normas y formas de conciencia social también ha seguido un camino más c) menos igual al derecho; surgieron en un momento del desarrollo histórico-social del hombre, se desarrollaron y transformaron al calor de las necesidades y luchas sociales y expresan en sus normas, valores que regulan la conducta social. A través de la historia descubriremos que hay diferentes manifestaciones prácticas de estas técnicas de control social y algunas de ellas se nos han impuesto por los grupos gobernantes del momento dado, desde la religión cristiana, con una moral que acepta la clasificación de los hombres en buenos y malos, corderos y lobos; hasta la moderna moral burguesa del mundo occidental, que nos invita a aceptar como eternas cualquier dogmática moral, sopretexto de que tiene principios permanentes. Por cierto que visto históricamente a la moral, observamos la sociedad actual, que no existe una sola moral, sino varias, solo que una es dominante: la que representa a los sectores dominantes de la sociedad. Cuestión importante en torno al problema de la identidad del derecho, es que no hay que confundirlo con las regias de trato social, con la moral o con las normas religiosas. Si bien, hay puntos de coincidencia entre ellos, son diferentes. Todas ellas son productos históricos, son fenómenos sociales, tienen lineamientos, regulan conductas temporalidad, una especialidad, exigen comportamientos humanos, son normativos, tienen un punto central de validez, expresan un deber ser y en cuanto a su contenido pueden y a veces, se refieren a lo mismo e incluso llegan en el extremo a tener sanciones. Sin embargo, si todo lo anterior los identifica, hay un elemento que los separa tajantemente: la coacción del derecho, en el entendido que éste hace el uso reglamentado de la fuerza. Como conjunto de formas es el mecanismo que exige con la fuerza comportamientos realmente a los hombres en sociedad. Los complejos normativos se confunden y hasta se funden en la vida social porque son técnicas específicas de control social, que de paso se arropan convertidos que les proporciona la ideología. Señalan comportamientos, advierten castigos e inducen a los hombres que se comporten de la manera debida para el orden social y político en la que desenvuelven su quehacer cotidiano.

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