sobre la ingratitud matilde sanchez

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La ingratitud, de Matilde Sanchez: representaciones del exilio* Graciela Ravetti** RESUMEN: Este artículo reflexiona sobre el concepto de identidad en este final de milenio, teniendo en mente cuestiones teóricas que piensan la contemporaneidad desde el punto de vista de la postcolonialidad. EI análisis focaliza ellibro de la escritora argenti- na contemporánea Matilde Sánchez, La ingratitud. Otras lenguas me inspiran un sagrado rencor: el miedo de perder con la lengua materna toda la realidad. Nunca salí de nada. Enrique Lihn: Nunca Sall Dei Horroroso Chile Nada nos destruye más certeramente que el silencio de otro ser humano. George Steiner (usado como epígrafe por Cristina Peri-Rossí) EI personaje femenino, el yo de La ingratitud, comienza el relato diciendo que se instaló en Alemania, dejando a su padre en ellugar «original», la Argentina, con el objetivo de iniciar una comunicación con él, a través de cartas o del teléfono. Esta primera figura, que en "Recebido para publicaçãocmjulho de 1999. ** Professorado Departamento de LetrasRomânicasda rALE/UrMG.

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Artículo sobre literatura argentina contemporánea

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  • La ingratitud, de Matilde Sanchez:representaciones del exilio*

    Graciela Ravetti**

    RESUMEN: Este artculo reflexiona sobre el concepto de identidaden este final de milenio, teniendo en mente cuestiones tericas quepiensan la contemporaneidad desde el punto de vista de lapostcolonialidad. EI anlisis focaliza ellibro de la escritora argenti-na contempornea Matilde Snchez, La ingratitud.

    Otras lenguas me inspiran un sagrado rencor:el miedo de perder con la lengua materna

    toda la realidad. Nunca sal de nada.Enrique Lihn: Nunca Sall Dei Horroroso Chile

    Nada nos destruye ms certeramente que el silenciode otro ser humano.

    George Steiner (usado como epgrafe por Cristina Peri-Ross)

    EI personaje femenino, el yo de La ingratitud, comienza el relatodiciendo que se instal en Alemania, dejando a su padre en ellugaroriginal, la Argentina, con el objetivo de iniciar una comunicacincon l, a travs de cartas o del telfono. Esta primera figura, que en

    "Recebidopara publicaocmjulho de 1999.** Professorado Departamento de LetrasRomnicasda rALE/UrMG.

  • 42 CALlGRAMA Belo Horizonte, 4:4152 dczcmbro/l999principio podemos leer como una apoda, es el movimiento de apartarsepara acercarse. Entretanto, las respuestas que ese personaje espera,no Ilegan, y toda su vida se ordena en funcin de la bsqueda dediferentes maneras de escritura: cartas, escritura mental-imaginaria,la oralidad deI telMono, la propia novela. La enunciacin, desde laposicin que ocupan los nuevos sujetos sociales postcolonialestransnacionales, es, en un primer momento, un desplazamiento entrela contradiccin con el pasado/tradicin y un confuso impulsoproyectivo de imgenes hacia el futuro.

    La bsqueda obsesiva de la aprobacir deI padre se focalizaen las consideraciones sobre la respuesta, que puede Ilegal' o no, a lascartas escritas desde el exilio. La indagacin se centra en las razonesdel silencio del padre - no responde o lo hace muy brevemente - queprovoca angustia en la hija. El padre/frontera es tambin el padre-razn, caracterizado por el silencio absoluto y ellaconismo; ambas,ctitudes que la mujer que est Iejos ve como propias de alguienque, quizs, alcanz la objetividad absoluta, no contaminada desentimientos, un racionalismo extremo, al que ella no puede aspirar,aunque ms tarde, en otro procedimiento contradictorio, comienza apracticar, estableciendo para s misma un programa de enrnudecimientoprogresivo. El antagonista de la serie de oposiciones padre-profesor/hija-alumna es al mismo tiempo la tierra abandonada, alguien queelimin los sentimientos (supone la hija) y que no tiende una manogenerosa que transfiera tranquilidad y paz de espritu, que acalle lasvoces de la inquietud. Ese patriarca sabe, pero se guarda el saber, poreso slo es posible plagiaria. La marginalidad de la mujer narradoratiene que ver, entonces, con el quedar afuera del territorio del saberdel padre, que tanto anhela y, con el hecho de estar extranjera enun territorio que no es el de la patria. Estas desterritorializacionesse representan por media de diferentes procedimientos: la relacinfilial padre-hija es sustituida por las cartas I ; las cartas lo son por el

    'DELEUZE/GUATTARI,1990.

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    comentario-interpretacin que la narradora hace de ellas; losobstculos que interfieren en la correspondencia provocan nuevosreemplazos (telfono). De hecho, la nica carta que se puede leercompleta en la novela no est firmada y tiene marcas que hacen suponerque fue escrita por la hija asumiendo la identidad deI padre. Es, por lotanto, una cadena de sustituciones. AI final de esa cadena, la mquinade producir sentido que son las cartas se revela como mquina deotra cosa: de crear la ficcin maestra en la cualla hija toma eIlugardeI padre y se interpreta a si misma; las cartas carecen justamente dela pretendida funcin bsica de comunicar (DELEUZE, 1990:55). Lacadena va produciendo una significacin que se construye a travs derelaciones temporales (el diferir derridiano) yespaciales: el exlio, apartir deI juego que se establece entre la subjetividad individual y lalgica de los espacios en los que se inserta, tanto que la iluminacinfinal la narradora la alcanzar luego de un desplazamiento que la colocafrente a la tumba de Nietzsche. La figura deI padre es el personajeausente/presente, que delimita y de alguna forma establece la fronterams lejana, la Thule deI recuerdo (tiempo y espacio) que debe serdesconstruida en sus significados ms obvios - patria, casa, familia-como condicin sine qua non para la sobrevivencia deI sujeto/sujetadeI exilio, conceptos esos que no incluyen la idea de madre, o dernujer, sino que, desde un universo subjetivo femenino, asistimos alesfuerzo inhumano de intentar - y fracasar - ser parte integrantedei universo masculino. EI espacio-borde son las calles dei aqu -Alernaniavista con los ojos de una exiliada - y deI all - una Argentinaabstracta - que se proponen como escenarios de escenas imposibles:las deI reencuentro con el que se qued all y no responde, nodialoga.

    La hija-narradora, Gbusca establecer un contacto estrecho con elpadre o busca eliminarIo de su vida - por eso se va a Alemania volun-tariamente - y luego aguarda pacientemente la desaparicin total deIpadre - la muerte - para su totalliberacin? GEl triunfo o el fracasode la hija tienen que ver con cosas que ella se propone conseguir, suspropios logros, o lo nico que le interesa es triunfar donde el padre

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    fracas antes? Recordemos que ella se desplaza a Alemania, que es ellugar de origen deI padre y no a cualquier otro lugar.

    Observemos el esquema explcito de acciones: Ia hija buscadesesperadamente el contacto con el padre a travs de correspondenciao alguna otra forma de comunicacin, no lo consigue y adapta todasu sensibilidad, personalidad y vida interior a ese propsito, inclusivenarrndose Ia propia realidad que vive. La correspondencia con mipadre no sustituira eficazmente el contacto cotidiano a menos que Iaorganizara en una historia de aventuras positivas (SNCHEZ,1990:35). Organizar Ia escritura es una manera de organizar Ia vida,de dar un esquema a Ia realidad, vivir es narrar/narrarse. Para todoello se usa un recurso retrico que se mueve entre lo.pblico y loprivado: Ia carta. Quien escribe una carta afectiva, amorosa, 10 hacedesde el espacio de Ia rnayor intirnidad, dirigida a otro espaciosemejante. Entre ambos est el camino deI traslado de esa carta y losavatares posibles de Ia entrega, Ias inseguridades de ese paso y losriesgos que se corren. GCmo saber si quien Ia recibe no Ia leer aoiros, Ia publicar, Ia regalar, Ia dar a conocer? GCmo controlarque Ia carta no se perder en el camino o ser abierta por oiros ynunca llegar a destino? Dice Josefina Ludrner que Ia carta

    exhibe ciertos elementos que fundan Ia escritura. Es, antetodo, un dilogo escrito con lo que queda deI otro (supalabra-voz, resonando) cuando se ausenta; en verdadexige deI otro Ia desaparicin elocutoria - el silencio, esaforma de Ia muerte - para incluirlo como destinatario ylector. (LUDMER, 1981 :55)

    El padre en este texto es un enigma interpretativo: el paratextode Ias cartas y de Ias comunicaciones telefnicas dan algunas pistasque provocan angustia e inseguridad en Ia hija. EI discurso masculinodel padre encuentra en la reconvencin, el laconismo, Ia crtica spe-ra y el silencio, los procedimientos adecuados. En Ia hija, Ia hesitacin,Ia ansiedad, el anhelo vehemente, Ia inseguridad, los trazos de Ias(im)posibilidades de Ia mujer en un mundo falologocntrico. La hija

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    se preocupa por sus propias incapacidades, sus faltas: he hecho todolo posible, ... he dado lo mejor de mi (op. cit:7). La palabra [racaso ysus derivados se repite incansablernente en el texto, desplazando lossujetos soporte. Sin embargo, otra cuestin es: l.por qu la hija nosigue con mayor eleelicacin las enseanzas del padre, si lo que dicequerer es emularlo? Ella se empena en su propio proyecto narrativo,afirmando que su propsito es complacerlo, pero en realidadarrostrando el castigo del padre al insistir en una escritura propia,que entre otras cosas se ocupa de trabajar sobre materias menores,sin importancia y con una lgica que choca al padre, que la encuentraincoherente. Cuando la novela comienza, la narradora elice que haceun ano ya que dej de escribirle cartas al padre, pero que cuando lohaca

    "escriba detalles eliarios de mi vida en la ciudad, las msacabadas observaciones sobre la gente y tambin toda cosatrivial que me cruzara por la cabeza. Intentaba producir paral mis conclusiones ms ntimas sobre el mundo que merodeaba, y que ineludablemente me pona en estrecho contactocon mi padre... " (op. cit.:9)

    A pesar ele sus protestas ele ingenuielad, lo que la hija hace esintentar su propia escrita, salienelo del canon patriarcal. Escribir comola mujer que ella es, a diferencia del padre y del tipo de escritura porl admiraela.

    La situacin de la hija es de pobreza, humillacin e inhumanidad,lo que la lleva a colocar en el telfono, y la consiguiente posibilidadde llamadas de larga distancia, su resto de esperanza de establecercontactos humanos, alguna variacin sencilla dei carifio (op. cit:8).Humanos es la adjetivacin que usa para definir los contactos con elpadre. Las cartas se revelan insuficientes porque establecen, siempredesde la perspectiva de la narradora, otra simetria perversa. La escri-tura de la hija, piensa ella misma, tiende a establecer estrecho contacto(en cursiva en el texto, op. cit.: 9) alimentando el deseo de creer queel nexo de la escritura establece puentes a pesar de la distancia, pruebasde un amor que busca su objeto/padre y que contina creciendo. Sin

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    embargo, nueva contradiccin, lo primero que la narradora hacecuando llega a la casa que alquila en Alemania, es cortar el serviciode comunicacin telefnica internacional.

    El segundo polo en que se chocan las ideas puestas en juego enesta novela, se observa por la situacin perversa en que padre e hijase encuentran. Tal vez un precursor de esta situacin est en la Cartaal padre, de Kafka, objeto de comentario de Deleuze-Guattari", don-de se dice: El problema con el padre no es cmo volverse libre enrelacin a l (el problema edpico), sino cmo encontrar un caminodonde l no lo encontr. En La ingratitud, el padre vive all (LaArgentina), pero esta situacin slo puede existir luego que l mismoemigr, afos antes, en sentido contrario, Europa-Amrica. La hija,en el aqui (Europa/Alemania), exactamente en ellugar que el padredej al emigrar. La situacin reproduce un hecho sociolgico tpicode la Argentina deI siglo XX, en que el pas se configuraba, en lasprimeras dcadas deI siglo, como tierra prometida para europeosque, despus y durante las guerras mundiales, arribaban a Amricaesperanzados en comenzar una vida nueva y crear una estirpe ameri-cana. En las dcadas de 70 y 80, la Argentina se convirti en ellugarparadigmtico de las dictaduras (cel estado policial, op. cit.: 10)que obligaron a enormes grupos de argentinos a emigrar para salvarla vida y ms tarde a otros grupos no politizados, para escapar de laviolenta recesin econmica y el desempleo propios de los regmenesneoliberales. Es un espada de la historia pero tambin y fundamen-tahnente, deI imaginrio latinoamericano.

    Los nicos contactos reales posibles que puede tener esa mujerson con otros extranjeros - oscuros islmicos, los turcos, los pola-cos, o con nativos de esas ciudades (europeas) ya que no se escribesobre pases sino sobre ciudades - de sensibilidades incomprensibles(c:,de qu se ren, por ejemplo?). Los comentarios de la narradora so-bre los otros revelan prejuicios arraigados en el imaginaria social'DELEUZE, op. cit.: 46. Sustituirel amor con la carta de amor. (?) Desterritorializar el amor. Sustituir 01contrato matrimonial tan temidoporUIl pacto diablico. Las cartas son inseparables de un pactosemejante,Ias cartas sanesc pacto.

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    occidental; tales imgenes tienen una configuracin ms extensa enlos 'agmentos en que escribe sobre su convivencia temporaria con elturco. Sin embargo, cuando los lectores ya han tenido suficientespruebas de la posicin negativa de la narradora frente a los otrosextranjeros, escribe: En realidad, yo soy otra turca. La ltimapersona en este lugar, envuelta en el silencio, el terror, sin documen-tos probatorios, sin papeles, sin un nmero siquiera, en la madrigueralgica de sus ideas (op. cit.: 60). Reconoce la condicin de extranjeraen si misma, en esa mujer que ella es, cuyo rostro no aparece en unafotografia, la rnujer invisible. De modo que la experiencia de realidadde la narradora coincide con la experiencia de la otredad radical queemprende.

    La actitud de espera es otra de las condiciones del exiliado,poblada de fantasas alimentadas por el deseo que se traduce enansiedad, en la necesidad angustiosa de una explicacin, Las cartasfueron una tentativa, las llamadas telefnicas, otra, de ser entendidapor el afro/padre, de que ese afro comprendiera el por qu y la esenciadeI viaje, que se sumara a esa experiencia que est siendo propuestapor la narrativa. Pero, (,cul es, en definitiva, el significado deI viaje?Dice que es un viaje solitario pero se agencia la cornpaa del turco,dice que es para comunicarse mejor y s lo realiza actos dedistanciamiento y practica el silencio como estrategia.

    Los escasos y precarios intentos de comunicacin paulatinamen-te van convirtinc!ose en una autocrtica c!e estilo (op. cit.: 144). Lascartas, que parecan ser una especie de conclusiones ntimas sobre laposible comunicacin/incomunicacin, pasan a ser el ejercicio peno-so de un estilo. En ltima instancia, piensa la exiliada, el padre lehabra aconsejado el exilio con la esperanza de establecer, a partir dela correspondencia, una escritura. EI laconismo, piensa tambin, seelebera aI fracaso elel estilo puesto en funcionamiento por ella en lascartas aI padre, que ste le reprocha con su silencio. Lo que interesa,aI final, no es la escritura como tal sino el cmo construir el discursoy ofrecer un diseio a la "realidad": descubrir el procedirniento,explicitar el movimiento.

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    (Des)arraigoEn primer lugar, el asombro tpico deI sujeto postcolonial, fasci-

    nado por lo que ve, caracterizado bsicamente por el exceso y el con-sumo, aI que la exiliada no tiene posibilidades de sumarse. Pero nomiraba los objetos con afn de poseerlos, debido a que su situacineconmica la mantiene prcticamente fuera deI circuito de consumodonde giran, alocados, quienes viven aqui (op. cit.: 11). Como lasrelaciones que percibe el sujeto postcolonial son las de rechazo y/ocondescendencia, su deambular por el mundo extraio adquiere pro-psitos de anlisis y de distanciamiento. Por eso me gustaba pasearmesin otro propsito que mirar las vidrieras: ese despliegue exhibe laarrogancia y creda superioridad de una nacin (op. cit.: 12). Estaspercepciones se proponen producir los lugares/espacios simblicosdeI desarraigo:1) La casa, de diseo panptico, con centros desde donde se puedeobservar el espacio exterior. La casa tiene la memoria de dos mujeresque la habitaron antes, que vivieron enla marginalizacin deI exilio,incomunicadas con la sociedad hasta la insanidad. Esa memoria estinscripta en la casa. Para aquellas mujeres el telfono era el centro deImundo privado y deI universo, porque a pesar de la precariedad de lascomunicaciones posibles a travs deI aparato, se constituye enla ni-ca esperanza de los marginalizados dei sistema. Cuando la narradorase instala en la casa, el telfono era el centro de la sala, el centroespacial y el centro imaginario, verdadero corazn de la casa, y quizdeI mundo (op. cit.: 16).

    La casa, en su antes y ahora, es un repositorio de lgicascontrapuestas: la de las etopes y la de la lgica verdadera, segnopina el arrendador sobre la que l rnismo practica. Tambinla nar-radora tiene 10 que considera su lgica.2) La lengua. A las mltiples y complejas barreras que entorpecen ylimitan la relacin franca entre las personas, aqu los extranjerosdebemos agregar las miserias del dativo y el acusativo (op. cit.: 19).En la Babel de lenguas que es el mundo globalizado, el exiliado

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    descubre un objetivo/paliativo: buscar races lingsticas familiares,que de algn modo le permitan un simulacro de comunicacin. EIalemn, en esta novela, es este idioma, el deI aqu, que suena comolenguaje filosfico. Sorpresa: este idioma hace que e1 relato de hechoshorripilantes suene como una obra deI ms elevado pensamiento.Efecto de control y orden por el que me dejo capturar. (op. cit.: 25)3) El tiempo tiene un ritmo particular, discursivo y no fenomenolgico.En algunos momentos deI discurso los acontecimientos son cosa delpasado, en otras, esos mismos hechos estn en proceso de suceder, ose narra dando imgenes al momento exacto en e1 que las cosassucedieron.

    La narracin del tiempo y deI espacio garantizan la explicitacinde 10 ficticio, el juego realidad/irrealidad como metfora deI exilio -en el pas abandonado, las cosas san reales -, el relato de los hechosdesde la perspectiva de los reflejos que despiertan en la conciencia ya partir de cmo se reflexiona sobre e1los. Estas procedimientos seconfiguran como matrices discursivas que determinan la significacindeI texto, en un proceso continuo e interminable.

    La lnea de fuga, la salida:

    adverti que esa luna sobre el ngel del Filsofo, la lunadeI zoo de Berln y la que ilumina el suefo de los gatossobre los automviles en cualquiera de esas calles es unay la misma cosa. Y que todo el tiempo, mi padre y yohemos estado viviendo en un mismo lugar. (op. cit.: 154).

    El gran descubrimiento final es justamente e1 de la relatividad oimposibilidad de los desplazamientos. No es una respuesta 10 que lanarradora alcanza sino una ubicacin enunciativa y autoconscientefrente a un misterio que contina sindolo a pesar de las revelacionesy de la extincin de la angustia. Este final confirma la falta de inocenciade la narradora: la disolucin de la angustia, del dolor, del deseoanhelante, llega, tambin, con la muerte del padre. La especificidadde la escritura, dice Derrida leyendo a Platn, se relaciona con la

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    ausencia deI padre (1991 :22). La orfandad provoca una miseriaitinerante y desesperada en busca de ayuda pero, dice Derrida, estamiseria es ambigua porque el hurfano tambin es culpable de haberapartado aI padre para emanciparse. LEs sa la irnica ingratitud?Despus de todo, la muerte del padre es la liberacin para la vida y elestmulo para escribir el texto-novela sobre la aparente bsquedagenealgica, la deI padre. Podemos concluir observando cmo lostrminos de lo aparente se invierten nuevamente: lo que se actualizaen la escritura es la muerte deI padre, acompafada por la prdida detodo registro material que hubiera podido dejar respuestas a laspreguntas de la hija, a los enigmas. La ltima movida es la carta enla que la hija toma el lugar deI padre y se da a s misma algunasrespuestas. Se concretiza as el aniquilamiento completo deI padrepor medio de suplementos (Derrida), que fue posible por el primermovimiento, el alejamiento voluntario de la hija. Un disefio se com-pleta. Otro se inicia.

    RESUMO: Este artigo reflete sobre o conceito de identidade nestefinal de milnio, tendo em mente questes. tericas que pensam acontemporaneidade do ponto de vista da ps-colonialidade. A an-lise focaliza o livro da escritora argentina contempornea MatildeSnchez, La ingratitud.

    Bibliografia

    BHABHA, Homi K. Nation and Narration. London: Routledge, 1990.DELEUZE, GiIles e GUATTARI, Flix. Kafka por una literatura

    menor. Mxico: Ed. Era, 1990.DERRIDA, Jacques. A farmcia de Plato. So Paulo: Iluminuras,

    1991.HUTCHEON, Linda. Potica do Ps-modernismo. Trad. Ricardo

    Cruz. Rio de Janeiro: Imago Ed., 1991.

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    LUDMER, Josefina. La novia (carta) robada (a Faulkner). La crticaliteraria contempornea. Antologia. Volumen 2. Buenos Aires:Centro Editor de Amrica Latina, 1981.

    SNCHEZ, Matilde. La ingratitud. Buenos Aires: Ada Korn, 1990.