puño negro #2

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Una distracción usual por estos días son los gestos y las instancias que tienen intención de generar una efer-vescencia nacionalista o patriótica, es así como elementos como el fútbol o disputas diplomáticas se busca gene-rar un respaldo patriótico en la gente.

El patriotismo es (por lo menos en la sociedad $hilena) un sentimiento ge-nerado desde la niñez, ya que la edu-cación impartida desde pequeñxs es-ta fuertemente contagiada del patrio-tismo, celebraciones y efemérides por las cuales se les somete a reali-zar dramatizaciones de escenas de las cuales seguramente poco saben.

Pero hay que reflexionar sobre algo; en la natura, el lo simple, en lo no alterado no existen fronteras, no exis-ten limites de tierra, aire o agua. El planeta es algo que es completamen-te independiente de líneas trazadas

en mapas.

Es así como actualmente enseñan en las escuelas públicas a tener amor “por” el país, tratan de dibujar una superioridad sobre países vecinos, fomentan divisiones de culturas, odio entre personas que naturalmente son exactamente iguales.

La educación real, será la que genere en lxs jóvenes la conciencia de que todos vivimos en un mismo lugar y que en vez de buscar la subsistencia de una nación por sobre otras, una educación consciente será la que muestre las guerras como algo que hay que evitar y no como una instan-cia para tomar partido entre nacio-nes.

Por ello, ansiar una nueva tierra lejos de demostraciones patrióticas no es algo descabellado, se debe saber

que vivimos en un mundo desolado por la explotación, dividido por muros fronterizos que son vigilados por la-cayos del sistema como lo son los militares o la policía fronteriza que lo único que nos asegura es la supervi-vencia de naciones que explotan este mundo día a día.

Huir de lo social, volvernos fugitivas en guerra

“Abandona el barco, no porque se hunda, sino para ha-

cer que se hunda”

Cuando nuestro manifiesto es un llamamiento y ejercicio de guerra contra la sociedad, no lo declaramos tan solo un sentido metafórico, o quizás podría serlo en los térmi-nos de que la sociedad como tal es una ilusión ficticia, ya que no entendemos por sociedad una forma estática o algo determinado, lo que llaman sociedad es un constan-te desarrollo de relaciones, disciplinas y producciones de “verdad”. La guerra que proponemos pretende e invita a desfigurar este tipo de sujeciones por las cuales funcio-nan esas relaciones productivas, es un fin en sí misma, no parte en la antesala de un programa de revolución siguiente. Cuando hablamos de guerra, hablamos de la revuelta, no lo hacemos solo en un sentido practico de violencia subversiva, sino mucha más como la suma de espontaneas líneas de fuga de lo social; huir de la socie-dad como acción de guerra y no de indiferencia; de-venir anónimo, des identificarnos en una constante des subjetivación. Una huida parecida a la que nos decían Deleuze y Guatarri sobre la locura - “(…) la fuga esquizo-

frénica no consiste tan solo en alejarse de lo social, en vivir al margen: hacer huir lo social por la multiplicidad de agujeros que lo atraviesan y lo roen, siempre apresándo-lo, disponiendo por todas partes las cargas moleculares que harán estallar lo que debe estallar, caer lo que debe caer, huir lo que debe huir, asegurando en cada punto la conversión de la esquizofrenia como proceso en fuerza efectivamente revolucionaria”. Ser fugitivos implicará de-formar, pervertir, buscar aliadas, desviarse de la norma social, practicar la indisciplina, el vandalismo, la delin-cuencia… no por el significado que le otorgan el conceso ético o los dispositivos mediáticos, más bien por la resis-tencia que ejercen. La guerra que adherimos es mons-truosa, no bella, resentida, no romántica, politiza nuestra miseria. La guerra altera no protesta. Practicamos la gue-rra que nos vuelve a las putas, marginados, locos, crimi-nales, pervertidos, deformes, en potencias del incendio contra todo. La guerra es el conflicto, y lo decimos mu-chas veces; nuestra única propuesta es el conflicto.

Anonimx

Editorial: Apuntando al mismo enemigo

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La sociedad terrorista: algunas ideas en torno a la nueva arre-metida del “Antiterrorismo” en Chile y las perspectivas de la

violencia insurreccional anticapitalista. Parte 1. Extraído de Hommodolars.org Eslavus Chichek

En la ‘sociedad terrorista’ reina un terror difuso. La violencia permanece en estado latente. Las presiones se ejercen desde todas partes sobre los miembros de la sociedad; les es su-mamente difícil librarse de ellas, apartar su peso. Cada uno llega a ser terrorista y su propio terrorista; cada uno aspira a llegar a serlo ejerciendo (aunque sea por un momento) el Po-der. No hay necesidad de dictador; cada uno se denuncia a sí mismo y se castiga (…) el “sistema” se apode-ra de cada miembro y lo somete al conjunto, es decir, a una estrategia, a una finalidad oculta, a metas que sólo los poderes de decisión conocen, pe-ro que nadie pone después en duda seriamente” . (Henri Lefebvre)

I.- Caso Bombas 1 y Caso Bombas 2

Se ha dicho que “segundas partes nunca fueron buenas”. El caso bom-bas de la Nueva Mayoría (o “caso bombas 2”, para diferenciarlo del an-terior que tuvo lugar entre los años 2009/2012) parece hasta ahora des-mentir dicho refrán. El poder parece haberse cobrado una revancha im-portante contra el enemigo interno difuso que se le ha presentado y con-tra el cual, pese a una represión per-manente no exenta de bajas (basta con revisar el número de presos anarquistas o subversivos de los últi-mos tiempos), cundía la sensación de que los persecutores salían derrota-dos una vez tras otra. Dicha “derrota” nunca fue total, como lo prueban los importantes y evidentes efectos inclu-so a nivel psicogeográfico que tuvo el golpe represivo de agosto de 2010 conocido como “operación salaman-dra” al sacar de circulación a varias personas y “centros sociales” ubica-dos en determinados puntos de la ciudad. En rigor, la “derrota” de los aparatos represivos del estado se verificaba en el momento del juicio

(es decir, concluyendo formalmente el circuito de criminalización concreta activado), sea porque los acusados eran totalmente absueltos (Caso Bombas 1, Víctor Montoya) o por re-sultar condenados pero no por delitos terroristas (Luciano Pitronello y Hans Niemeyer: encontrados culpables de delitos de daños más infracción a la lay de control de armas y explosivos; o Carla Verdugo e Iván Salinas: con-denados exclusivamente por porte de bomba). Lo que fracasaba entonces no era la capacidad inicial de aplicar con todos sus efectos la normativa especial antiterrorista, tanto a través de los medios como del sistema pe-nal formal, sino que la posibilidad tan anhelada de convertir esos procedi-mientos iniciales en condenas por delitos de terrorismo. En todo caso, en el “caso bombas 2” no podemos perder de vista que generalmente al inicio de esta fase de la criminaliza-ción siempre son los persecutores oficiales los que tienen la sartén por el mango, y que cuando estos casos se desinflan suele ser al cabo de va-rios meses en que la prensa da por solucionado el tema y en que os sos-pechosos están siempre sometidos a largos períodos de privación de liber-tad.

II.- Nuevos ingredientes y los que se repiten el plato

En el nuevo conglomerado represivo hay actores que cambian y otros que se mantienen. Siguen siendo actores principales fiscales como Guzmán, Barrios y Toledo. Los 2 primeros ya se destacaron durante el Caso Bom-bas 2010/2012 como mentirosos pro-fesionales que venían de la misma escuela de Peña (caído ignominiosa-mente y gran ausente del show ac-tual). El 3ro alcanzó a intervenir en el juicio contra Hans Niemeyer (donde culminó sus alegatos citando a Jaime

Guzmán), y también contra Víctor Montoya. Pese a que en ninguna de sus incursiones se pueda decir que les fuera muy bien, este trío de pel-mazos ha sido coronado ahora como los encargados oficiales del antiterro-rismo en Chile, y el Estado se prepa-ra a conferirles nuevos y reforzados super poderes (además de aumentar-le bastante las provisiones de dinero, única manera de compensar la impo-sibilidad de aumentarles el coeficien-te de inteligencia). En todo caso, da-do que la sentencia absolutoria de Montoya fue anulada dos días des-pués de la bomba en Escuela Militar, la prensa ha informado que Toledo ha pasado a segundo plano en los procedimientos más recientes, por encontrarse preparando el segundo juicio, mientras su lugar operativo ha pasado al fiscal Claudio Orellana. (NOTA mayo 2015: después a Tole-do, aka Toleso, lo sacaron cagando por haberse atrevido a criticar la ges-tión del Caso Bombas 1, a pesar de que como ningún otro sabueso tuvo resultados casi inmediatos -con una ayudita del FBI- en el Caso Bombas 2. ¡Brillante demostración de la estu-pidez de clase que aqueja hoy a la nueva burguesía!).

También se aprecia continuidad en el accionar de la DIPOLCAR, y de la mano de la Nueva Mayoría se reposi-ciona como hombre clave al mafioso sicópata que es Bruno Villalobos, quien ha sido ungido como flamante “Director Nacional de Inteligencia, drogas e investigación criminal” Los partidos de la Nueva Mayoría, inclu-yendo al partido socialdemócrata que insiste en autodenominarse “comunista”, ya olvidaron los tiempos en que se reían del “Fracaso bom-bas” y cuestionaban la Ley Antiterro-rista. Muy por el contrario, desde el Gobierno, el parlamento, y sus me-dios de comunicación, aplauden aho-ra esta nueva cacería y consiguieron

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que una reforma legislativa que en

sus inicios hasta esbozaba la posibili-

dad de derogar dicha normativa, aho-

ra tiene por fin hacerla “más operati-

va”.

La única diferencia más notoria en

este plano ha sido que los viejos es-

talinistas renovados del “PC” de Chile

se muestran más reticentes a la idea

de generar una agencia de inteligen-

cia todopoderosa con capacidad ope-

rativa a través del uso de “agentes

encubiertos”. Sin embargo, tras un

reclamo casi unánime en el mismo

sentido, hasta a editorial de La Terce-

ra (ver la del día 19 de septiembre)

ha reconocido que en realidad de lo

que se trata de es de encarcelar

“terroristas”, y que el debate había

estado excesivamente centrado en

reformas legislativas, siendo que en

rigor todas estas posibilidades de ac-

tuación represiva especialmente in-

tensa ya existen en el derecho vigen-

te. Lo importante es saber aplicarlos.

III.- Bomba en la sanguchería

Una detonación en el subcentro de la

estación de metro Escuela Militar ha

servido de excusa perfecta para que

la comparsa antiterrorista se vea res-

paldada y relegitimada por todos los

sectores políticos y de la ciudadanía.

Era lo que esperaban y venían anun-

ciando con fuerza desde hace tiem-

po, sobre todo en boca de pelmazos

como Gonzalo Yusseff, síntesis per-

fecta de instinto de clase, estupidez

profesional y fanfarronería política

que desde los tiempos en que reem-

plazó por unos pocos años a Gustavo

Villalobos en la cabeza de la ANI, úni-

ca agencia de inteligencia del mundo

que es capaz incluso de citar cumbes

de inteligencia con gran cobertura

periodística en directo. El “ataque

anarquista contra personas” es la

profecía autocumplida de estos ex-

pertos en inteligencia, y ha permitido

aplicar un tapabocas a todos los sec-

tores que insistían en que en Chile no

hay terrorismo.

IV.- Adjudicaciones (de acciones que

no hablan por sí solas)

Pero la verdad es que se sabe poco

aún de lo que en realidad pasó en

Escuela Militar el 8 de septiembre, y

una de las dudas más grandes la po-

ne un “comunicado de adjudicación”

dado a conocer curiosamente el mis-

mo día de las detenciones, y no des-

de los sitios que tradicionalmente los

han dado a conocer, sino que en un

blog trasandino. Sobe este comunica-

do poco se ha dicho en la prensa y

no fue siquiera mencionado en la for-

malización efectuada el 23 de sep-

tiembre, donde 3 personas fueron

acusadas de 5 delitos terroristas,

quedando 2 de ellas en prisión pre-

ventiva por un período inicial de in-

vestigación que se fijó en 10 meses.

Pese a las dudas que genera la pro-

cedencia y ocasión de aparición de

dicho texto, lo cierto es que se plan-

tea ahí que hubo un llamado de aviso

a Carabineros hecho más de 10 mi-

nutos antes de la hora programada

para la detonación, sin que se haya

realizado operativo alguno de seguri-

dad y evacuación del lugar. De ser

efectivo ese dato, se haría más difícil

llegar y admitir que se trató de un ac-

to cuya finalidad era la de dañar tran-

seúntes, y de paso se pondría en evi-

dencia a lo menos una gran negligen-

cia por parte de la policía, eso si es

que no resulta que en definitiva nada

se hizo porque para el Poder era pre-

cisamente un atentado con “víctima

aleatoria” lo que estaba atando para

poder aspirar a lograr ¡al fin! Una

condena por delito terrorista.

V.- Ideología de la represión

En esta arista del funcionamiento del

sistema penal actual, podemos com-

probar que si bien la represión atien-

de supuestamente al tipo y gravedad

de los hechos delictivos de que se

trate, y el buen derecho penal bur-

gués tiene prohibido el accionar como

“derecho penal de autor”, a sus agen-

tes les resulta imposible reprimir sin

acudir a la invocación de algún tipo

de criminalidad “grupal”, que es lo

que les posibilita realizar una forma

de criminalización política que la dis-

tingue claramente de otras formas

“normales” de criminalización.

En un primer nivel, esto es bastante

evidente cuando tras años de soste-

ner (en consonancia con la vieja Ley

18.314 en la forma en que rigió de

1991 a 2010, es decir, la Ley

“concertacionista” de conductas terro-

ristas) que “toda colocación de explo-

sivos en sí misma es terrorista”, ante

la avalancha de bombazos efectua-

dos por bandas de delincuentes co-

munes para sustraer dinero de los

cajeros automáticos, ahora resulta

más o menos consensuado el que si

usted entra a un banco para hacer

explotar un cajero y llevarse la plata

es un “robo en lugar no habitado”, en

cambio si tras hacerlo explotar no se

lleva el dinero, el comportamiento se-

ría en principio un “delito terrorista”, y

lo único que cabría entrar a demos-

trar para avalar esa primera impre-

sión es que el o los autores tiene un

“perfil antisistémico” o como se ha

dicho en algunos procesos recientes,

si tienen "características anarquistas”.

Este perfil del anarcoterrorista ha sido

elaborado pacientemente por la poli-

cía y los medios (ver por ejemplo el

artículo del año 2011 en la revista

Mujer de emol, sobre “cómo orientar

a hijos anarquistas y rebeldes”, y a

grandes rasgos incluye: vestir de ne-

gro, andar en bicicleta, ser vegeta-

riano/vegano, y ahora último se ha

agregado el hecho de vender pan in-

tegral como estrategia de subsisten-

cia). En una breve digresión, es in-

teresante comprobar que la decisión

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política de promocionar o no una de-terminada “alarma social” es siempre una parte importante de la política criminal realmente existente, y así, por ejemplo, a todos les parece grave la “ola de bombazos” atribuidos a los anarquistas o antisistémicos (las que sumarían alrededor de 200 bombas en 10 años: un promedio de 20 al año), pero se reacciona de maneras muy diferentes ante lo que objetiva-mente parece un aumento mucho más preocupante y literalmente ex-plosivo de un comportamiento que materialmente al menos es casi igual: de 30 robos de cajeros por técnica de explosión de gas registrados en la región metropolitana el año 2013, en los primeros 9 meses del 2014 la cifra ya superaba las 280 explosiones). La política criminal en sentido amplio que se ha intentado acá es bastante diferente: modificación legal para amentar las penas por este tipo de robo en el Código Penal, creación de un Decreto 222 del Ministerio del In-terior para regular las medidas de seguridad aplicables en los bancos, y últimamente el anuncio de Mamut Aleuy en cuanto a la aplicación de multas de 40 millones de pesos por cada cajero detonado, si es que el Banco en cuestión no había imple-mentado las medidas a que lo obliga el aludido Decreto de Interior (política de “banco detonado, banco multa-do”).

Lo definitorio entonces no es la explo-sión en sí misma, sino que la finali-dad para la cual ésta se usa. Por esa vía, lo que en definitiva importa es no qué se hace explotar, sino para qué, y quién lo hace.

El año 2009 era bastante llamativo el que desde El Mercurio y todos los otros satélites de producción y justifi-cación del sentido común ciudadano (estatal y capitalista) los responsa-bles de la ola de bombazos eran una especie de subcultura urbana que se dio en llamar “lumpen inorgánico au-todenominado anarquista”. ¿Quién inventó esa categoría tan curiosa? No tenemos idea, pero es obvio que al-gún tipo de periodista-policía, o poli-cía-periodista. Lo interesante es que de acuerdo a esa suma de términos tendríamos que: en cuanto a sector

social de clase, se trataría de “lumpen-proletariado”; que sería “inorgánico”, es decir, no se trataría en realidad de algún tipo de “organización”; y que no se trataría tampoco de “anarquistas” propiamen-te tales, sino que de personas o sec-tores que se “autodenominan” de di-cha forma. Sabemos que tras cons-trucciones discursivas de este tipo (que puede que ni quienes las usan las comprendan muy bien) lo que es-taría por detrás, o por debajo, es la presencia fantasmal del sujeto “encapuchado” que tanto obsesiona a la prensa y a las policías desde hace muchos años.

El 2010, en cambio, en una importan-te variación del estilo represivo, la prensa se adapta a las necesidades de la maniobra que Hinzpeter/Peña diseñan y ya a mediados de año em-piezan a pavimentar el camino de la “asociación ilícita terrorista”, con le-yendas que apuntan incluso a un fi-nanciamiento internacional desde una cuenta en las Islas Caimanes (figura que finalmente era falsa, pero que curiosamente sí se le comprobó en tanto “delito económico” al payaso empresaria/gremialista de Lorenz Golborne). Dicha AIT era, según se dijo a todo el país en la formalización del caso bombas 1, “informal”, “horizontal” y con “liderazgo democrá-tico”. Su estructura y características eran tan sui generis que finalmente los propios persecutores prefirieron no arriesgarse a probar tan ingenioso Frankenstein político-jurídico en un juicio y retiraron los cargos asociados a dicha figura. Tras el fracaso de di-chos esfuerzos, no se volvió a hablar mayormente de algo así, hasta las detenciones del 18 de septiembre de 2014 (iniciativa represiva que por al-go se produce ese día: mediante el ejercicio orquestado de la fuerza re-presiva se refunda el Estado de Chi-le, casi como un regalo a la ciudada-nía y para el Estado mismo justo para las fiestas patrias).

Raúl Guzmán, sucesor de Peña en la Fiscalía Sur y artífice de ideas tan “geniales” como la de llevar a juicio a dos personas en el caso bombas 1 por “financiamiento de asociación ilí-cita terrorista”, sin importarle el deta-

lle nada menor de que esa asociación ya había sido sobreseída por la pro-pia iniciativa de dicho jurisconsulto), no habló nunca de una nueva AIT, pero tampoco se limitó a decir la ver-dad: que tenían sospechas fundadas de autoría contra Juan Flores, y que justo al ir a detenerlo se encuentran con que estaba acompañado de su pareja y un amigo. No: lo que se dijo fue que se trataba de “una célula inorgánica acotada y hermética”. Va-ya uno a saber qué cresta significa exactamente eso, sobre todo si a uno le parece que por definición una célu-la o es orgánica o es nada, pero lo que en esta fase de los procesos de criminalización importa es que las operaciones represivas se ajusten a una cierta idea de represión que es política, distinta a la del delito común (y para qué decirlo de las formas de criminalidad efectivamente organiza-da que se producen en el país, pero que por representar formas de valori-zación del capital y circulación de mercancías “lícitas” o “ilícitas”, rara vez son reprimidas mediante apara-tos de persecución penal). El valor de dicha forma de retórica es evidente cuando además nos enteramos de que la “célula inorgánica” no fue cap-turada en su integridad, porque otras dos personas habrían quedado prófu-gas.

Fin a la primera parte redactada en Septiembre de 2014

Nota Editorial:

Si bien es el texto anteriormente presentado es extenso, entrega da-tos contundentes sobre la sociedad terrorista que se desarrolla actual-mente.

Este texto pone en evidencia los sucesivos golpes y arremetidas del poder en $hile, y que pone en evi-dencia la capacidad de reacción tanto en lo que fue la concertación (1990 - 2010), lo que fue la derecha (2010 - 2014) y lo que es actual-mente esta “Nueva” “Mayoría” fren-te a las agrupaciones y personas afines libertarias.

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El esclavo asumido

desprecia la libertad,

tilda de locos

a los revolucionarios

educa a sus hijos para

que sepan obedecer, y

se siente orgulloso de

traicionar, incluso a

los que luchan por él

Pablo Soler Joler

Anarquismo: La conexión Feminista

El anarquismo proporciona la plataforma de esta trans-formación. Es una imagen, un sueño, una posibilidad que se vuelve «real» si la vivenciamos. El feminismo es la conexión que enlaza al anarquismo con el futuro. Cuando vemos, de una vez, clara la conexión, cuando nos aferramos a esa imagen, cuando nos resistimos a que se nos quite la esperanza, estaremos cruzando el límite, de la nada a aquello que hoy apenas esbozamos. Hemos llevado dentro de nuestros cuerpos de mujer du-rante siglos esta imagen de mujer que es el anarco- fe-

minismo. «Será una lucha continua en cada una de no-sotras el parir esta imagen» (Laurel), pero debemos ha-cerlo. Debemos «conducir nuestra rabia como elefantes en batalla»

Texto Recomendado;

Descárgalo desde la Editorial Anti Ciudadanx en utopi-

ko98.blogspot.com

La muerte se me acerca, me hace un giño y me ofrece de beber, me habla sobre la histeria colectiva, del montón de estúpidos que dirigen el mundo y de lo cercano a la vida que se siente. Nos sentamos y llenamos las copas,

nos fumamos unos pitos y nos reímos

La muerte me dice que me ama, porque sabe que estoy vivo y que somos puros los que no tenemos amo

La muerte se me acerca me corta la piel, lleno su copa con mi sangre, la bebe y la escupe, me besa y yo tomo sangre de su boca

= Maury =

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Ante el regreso del compañero enrique a la

prisión: ¡Solidaridad y acción! Colectivo AntiCarcelario vuelo de justicia

Sin duda alguna la revocación de la medida de arresto

domiciliario total que el 15 juzgado de garantía había or-

denado para el compañero Enrique Guzmán el pasado

viernes 09 de junio, fue otra jugada más perpetrada des-

de el corazón de la bestia represora. Juezas de la corte

de San Miguel, con marcados intereses de elite que de-

fender, una de ellas familiar cercana de un político de de-

recha, de esos con mentalidad sangrienta y fascista. Hoy

para algunxs es más evidente que llamadas telefónicas y

fichas de corruptos persecutores se muevan y logren re-

vertir una decisión basada en el "estado de derecho" con

el que ellxs, lxs mismxs poderosxs, alardean; y sin em-

bargo es algo que sabemos que ocurre desde siempre.

Hoy, a nuestro pesar, el compañero Enrique debe volver

tras los muros de la cárcel-empresa Santiago 1, aislado

de su familia, su compañera y pekeña hija, así como tam-

bién de todxs kiénes nos encontramos con él en la solida-

ridad irrefrenable con lxs compas perseguidxs por el Es-

tado $shileno en el denominado "caso bombas 2".

Hoy es Enrique quién deberá pasar el tiempo nuevamen-

te entre carcelerxs y rejas, pero lo que no podemos negar

es que pudo ser cualquiera de nosotrxs. Cualquiera de

esos indómitxs corazones rebeldes que al momento de

ver cómo apresan a unx de lxs nuestrxs comienzan a latir

con fuerza y rabia. Cualquiera de lxs que decidió no

echar pie atrás en la senda avanzada, no doblar la esqui-

na y correr, sino que seguir por el camino de la libertad,

agudizando el conflicto y apoyando a quiénes habían caí-

do entre las garras del enemigo. Cuando desde hace un

tiempo ya, hablamos de que en este territorio -así como

en otros- se está castigando la solidaridad nos referimos

a esto, a cómo lxs que manejan los hilos de este lugar

deciden encarcelar a kién se levanta con convicción y

decisión frente a la adversidad; nos referimos a cómo una

encomienda, una visita, un apoyo a familiares, y un

vínculo de compañerismo y amistad pueden terminar en-

cerrados en los centros de exterminio que el poder sos-

tiene y defiende sin vacilaciones. Cuando decimos que la

solidaridad es un arma peligrosa si se utiliza más allá de

la linda consigna, entendemos que el poder puede sentir

su fuerza y puede temer. Entonces, apunta y dispara a

quién se atrevió a enfrentarlo.

La prisión de Enrique nos vuelve a recordar las sucias

maniobras con que el poder resguarda sus intereses; pe-

ro también nos permite levantarnos con más rabia y re-

beldía, con más decisión, reafirmando con todas sus le-

tras akello que un valioso hermano nos dijo años atrás:

Fiscales, jueces, gendarmes y policías son y serán desde

hoy y siempre nuestrxs enemigxs.

Lxs compañerxs Juan, Nataly y Guillermo ya entregaron

todo por la liberación del compañero Enrique Guzmán;

más de 50 días en huelga de hambre líkida que hoy les

significa un castigo (de a lo menos 1 mes para la compa-

ñera Nataly sin visitas, y aún por definirse en el caso del

compañero Juan). Más de 50 días de huelga que les des-

gastó irreparablemente sus cuerpos, única arma que pu-

dieron empuñar tras las rejas. Ellxs desde la cárcel-

exterminio y desde el encierro total se levantaron con en-

tereza y dignidad en contra de kiénes les kieren reducir.

Hoy, a este lado del muro, nosotrxs no podemos ser me-

nos, pudiendo hacer mucho más.

¡HASTA DESTRUIR EL ÚLTIMO BASTIÓN DE LA SO-

CIEDAD CARCELARIA!

¡NO OLVIDEMOS QUE LA AGUDIZACIÓN DEL CON-

FLICTO PASA TAMBIÉN POR CADA UNX DE NOSO-

TRXS!

¡POR ENRIQUE, JUAN, NATALY Y GUILLERMO, POR

NOSOTRXS MISMXS: CONFRONTACIÓN PERMANEN-

TE AL PODER, EN TODAS SUS FORMAS Y LUGARES!

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La belleza y la muerte

Los brazos entrelazados con los compañeros, en primera fila tra-tando de oponerse al avasalla-miento y a la muerte del mil for-mas y el choque. Decidido, no lo iban a amedrentar esas escafan-dras de superficie, cavernícolas del tiempo del tenebrosos Poder. Contaba con su pecho, sus pu-ños , algún palo, piedras para enfrentar a los gases, a las ba-las, a las descerebradas maqui-nitas para matar, pero sobre to-do, contaba con su dignidad, ex-presada provocativamente en el pañuelo que le cubría el rostro, como signo de dar pelea. Y la humanidad fue imponente, ante los milenarios y sofisticados por-tadores de la muerte. ¿La muerte pudo con la belleza?

Ante un compañero herido grave-mente en el suelo, les pidió a los demás con vehemencia hasta con algún cachetazo– que se fueras, que se quedaba él y se inclino desde su altura hasta el suelo, a socorrer el compañero moribundo con alguna caricia. Las sombras taimadas al tiro ar-tero en la espalda el primero y el último , arriba y abajo en el suelo infames, una cachetada amorosa y la caricia como cachetada Da-río Santillán.

Amanecer Fiorito

Publicado en La Protesta (1987) junio de 2002

Otros tipos de chanchos asesinos:

De los pacos de rojo y los guardias privados al flaitecapitalismo y seguridad

de tocatas anti-punk

egún Bakunin, el Estado no es sólo

lo que llamamos “aparato de Esta-

do” (tan formal, tan institucional, tan

localizable incluso espacialmente),

sino “el principio estatal”. En nuestro

terreno de análisis, eso explica por

qué junto a las policías formales

“públicas” (pacos y ratis) y

“privadas” (distintas variedades de

guardias proporcionados por empre-

sas privadas de seguridad), tradicio-

nalmente han actuado policías ciuda-

danas, guardias blancas y/o estalinis-

tas en defensa del orden, actuando

precisamente en segmentos sociales

donde a la policías oficial suele serle

más difícil entrar y ser eficaz (al res-

pecto, ver el intento de “atlas” policial

desarrollado en la publicación Anar-

quía & Comunismo N°1, páginas

centrales).

En el último tiempo, se ha hecho muy

visible la labor parapolicial que pue-

den cumplir “ciudadanos” que se

mueven en una zona difusa entre el

lumpen y la pequeña burguesía ile-

galista, un sector social de lo más

reaccionario y amante de los valores

centrales de la cultura capitalista:

acumulación y ostentación. Un mun-

do de autos, marcas, y reggaetón. El

más famoso ejemplar reciente de

esta capa social decadente y proca-

pitalista es el imbécil de Giuseppe

Briganti, el asesino de estudiantes en

Valparaíso, hijo de comerciante/

rentista, y que como producto de sus

transacciones de droga guardaba

bajo la almohada la no despreciable

suma de 5 millones de pesos: poco

más de 20 sueldos mínimos. Trozos

de mierda como éste, si bien para

algunos mistificadores forman parte

del “Pueblo (de Chile)”, desde el pun-

to de vista de la lucha de clases y la

posición proletaria en la misma, son

abiertamente enemigos, y ya se sa-

be: si quieren actuar como policías,

serán tratados como tales. Otro tipo

de pacos bastante nefastos también

son los matones que suelen desem-

peñarse como “seguridad” en diver-

sos espectáculos musicales asocia-

dos a lo que queda de las subcultu-

ras del “rock”. El caso del punk rock

es el más triste de todos. En primer

lugar, porque si el punk tiene algo

que ver con la idea de autogestión y

Hazlo Tú Mismo, no estaríamos ha-

blando de un espectáculo más, sino

que de todo lo contrario: tocatas auto

-organizadas donde la música es

parte importante de la comunión, pe-

ro donde ésta se produce sobre todo

por el hecho de compartir una comu-

nidad de lucha, una cultura de cues-

tionamiento y combate. Nada más

lejos de aquello en que se ha conver-

tido incluso el espectro supuesta-

mente más “combativo” del punk: las

vertientes crust, anarco-punk, o co-

mo se les quiera denominar. No por

nada los miembros de Doom se refe-

rían a los hechos de Santiago usan-

do la despreciable jerga de “our

fans” (“nuestros fanáticos”).

Ya en los inicios del punk, la función

ultra represiva de estos matones -en

parte irracional, pero por otra parte

perfectamente ajustada a la racionali-

dad jerárquica y fascistoide del Esta-

do/Capital- era denunciada incluso

por megaestrellas como The Clash

(nos referimos a la película “Rude

Boy”, de 1980).

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Continuación texto “Otros tipos de chancho asesinos Se supone que en la medida de sus posibilidades,

Strummer y los suyos trataban de contener y si no cuan-

do menos denunciar la actividad parapolicial de plastas.

En otros documentos de la época y por la memoria oral y

escrita de los que estuvieron ahí, podemos decir que los

matones de seguridad eran un fenómeno escaso en los

tiempos del hardcore punk, a diferencia, eso sí, de ten-

dencias a la violencia “horizontal” entre diversos piños.

Por algo en “Nazi punks fuck off!” los Dead Kennedys les

dicen a ese tipo de imbéciles que “no son mejores que

los guardias”.

Hoy en día, en cambio, su figura está mucho más acep-

tada, y de hecho uno podría todo esto desde una óptica

de “Economía Política”. Hay un mercado específico de

las tocatas punk internacionales (festivales, nostalgia, y

la patética tendencia al revival de la cual viven todos los

mercachifles delas distintas “contraculturas”). Estos em-

presarios usan como guardias a sus amigos, a cambio

de fiesta, droga y plata pal bolsillo. En los espectáculos

que por respeto al genuino punk llamaremos “anti-punk”,

estos policías frustrados tienen licencia para a lo menos

sacar la cresta, y en lo que la prensa llama “tragedia

punk” de hace dos meses, su festín sadofascista llegó al

extremo de causar (en connivencia con la actitud de los

pacos de verde) 5 muertos de la comunidad punk, que

recién ahora tendrá que confrontar y resolver adecuada-

mente la cuestión del tomar el punk de vuelta en sus ma-

nos, arrebatándolo a los mercaderes y sus guardias.

Finalmente , no fue el

“caos” (la avalancha) lo

que mato a esxs cinco

cabrxs , sino que el

“orden”: el estado y el

capital, con sus

distintas policías:

distintas mierdas con un

olor muy similar...

Comunicado de Mónica caballero y francisco solar: “ante la represión no todo vale”

El Estado recurre a diversas estrate-gias para eliminar a sus enemigxs e incluso a quienes alcen la voz para cuestionar el orden imperante. Intenta cortar de raíz cualquier iniciativa re-belde; para este propósito cuenta con un eficiente aparato judicial el cual posee un amplio abanico punitivo que va desde acusaciones leves, que por lo general terminan en multas o pe-nas remitidas, a la utilización de ins-trumentos duros entre los que el co-modín de la Ley Antiterrorista es una carta que pierde novedad y se hace frecuente en el tablero de juego. Para lxs que hemos asumido la cárcel co-mo una posibilidad dentro de la lucha contra la dominación, vemos el actual contexto político proclive para que esta posibilidad sea más cercana pa-

ra muchxs más, varixs son lxs que no saben si mañana estarán durmiendo en una celda y para quienes ya esta-mos dentro, por cuanto tiempo más estaremos en ellas. La situación por momentos se torna confusa al encon-trarnos frente a una maquinaria ava-salladora movida por sus paranoias y alucinaciones que, en definitiva, constituye una de sus tantas maneras de ejercer el dominio. La rapidez con que se han sucedido los diferentes golpes represivos alimenta esta con-fusión, más aún al ser las acusacio-nes sumamente “imaginativas” acom-pañado todo por la espectacularidad otorgada por los medios de comuni-cación del Poder. Quienes ejercen y sustentan la dominación jamás enten-derán nuestras formas antiautorita-

rias, por lo que intentan amoldarnos a sus lógicas.

Como se ha podido ver, son hetero-géneos los colectivos, espacios e in-dividualidades golpeadas por la re-presión, los cuales presentan distan-cias y cercanías a la hora de enten-der el Estado y su función, y a su vez el cómo se enfrentan los embates del Poder, la prisión y de qué forma y con quienes establecer alianzas. Ante es-to se dice que es preferible superar lo que nos distancia dándole prioridad a nuestros elementos comunes con el propósito de hacer frente a los golpes del Poder de manera eficaz, plantea-miento que a todas luces privilegia la cuestión numérica antes que la deter-

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minación y voluntad, aspectos fundamentales para noso-trxs. Somos conscientes de la importancia de establecer alianzas, el asunto es con quién. La Historia ha dejado en claro las consecuencias nefastas que han significado para lxs anarquistas alianzas con grupos autoritarios y/o a favor de la política institucional, los que siempre se in-clinarán por el Poder aplastando finalmente cualquier ini-ciativa libertaria. ¿Es que debemos agachar la cabeza y dejar pasar aspectos que para nosotrxs son indispensa-bles? De ninguna manera.

El ceder en aspectos éticos importantes ha dado como resultado, entre muchas cosas, el ir cada vez más a re-molque de movimientos izquierdistas, ciudadanos y de-mócratas con lo que nada tenemos que ver, ellos sostie-nen el Poder que nosotrxs intentamos eliminar de nues-tras vidas. La confrontación es inevitable, es necesaria para el crecimiento político. ¿De qué forma nos diferen-ciamos de quienes defienden y refuerzan el actual siste-ma imperante? Con nuestros actos y su coherencia.

Ahora bien, si como anarquistas vemos inviable cualquier alianza o proyecto común con grupos o personas ligadas a la institucionalidad, de la misma manera pensamos que es imposible generar vínculos con quienes optan por es-trategias para hacer frente a la represión que no compar-

timos en absoluto, ni deseamos avalar por ningún medio. En los periodos marcados por la represión, detenciones y cárcel, nuestras convicciones y su coherencia entran en juego, se tensionan de forma inevitable, pero no todo va-le a la hora de evitar entrar en prisión e incluso salir de ella. Creemos que hay opciones que quiebran nuestra dignidad y en definitiva sepulta lo que somos y las ideas que defendemos. La petición de indulto representa una de esas opciones.

Como presxs anarquistas manifestamos que no somos ni seremos parte de movilizaciones o manifestaciones anti-rrepresivas con quienes opten por seguir la estrategia del indulto (sea o no parcial). No queremos caminar junto a ellxs por la mencionada diferencia insalvable, no quere-mos ser cómplices por omisión de una estrategia que pa-ra nosotrxs representa un punto de inflexión determinan-te. Y si finalmente las consecuencias de nuestras convic-ciones nos llevan a que encierren nuestros cuerpos por más años, lo seguiremos llevando con la cabeza alta y con la dignidad por delante.

Del Estado no queremos su perdón, sólo deseamos su destrucción.

Dibujo realizado por Mónica Caballero aludiendo al poema del compa Maury llamado

“Abrazando el caos”

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Anarco-feminismo; pensando en anarquismo

Diedre Hogan

Un principio importante del anarquismo y el que más lo diferencia de cualquiera de los otros tipos de socialismo es

el énfasis en la libertad y en las relaciones sociales no-jerárquicas. Es vital en el anarquismo el rechazo de cualquier

jerarquía de poder entre hombres y mujeres. Los anarquistas creen que la libertad de uno está basada en la libertad

de todos, entonces no puede existir sociedad anarquista sin la extinción de todas las estructuras de dominación y

explotación, incluyendo naturalmente la opresión a la mujer. Como anarquistas creemos que los medios determinan

el fin. Esto quiere decir que no esperamos una revolución futura para resolver los problemas del sexismo, sino que

vemos que es importante luchar en contra de él aquí y ahora. Como anarquistas nos esforzamos para asegurar que

ambas, nuestras propias organizaciones y también aquellas campañas en las que estamos involucrados, estén li-

bres de sexismo y jerarquías de poder y que todos los miembros tengan igual poder de decisión y acción.

Reconocemos que la participación total de las mujeres en el movimiento anar-

quista y las luchas sociales de hoy es muy importante. Para formar la sociedad

del futuro las mujeres deben estar involucradas en su creación y, por supuesto,

sin la participación de la mitad de la población no habrá revolución social. Tal

como creemos que la emancipación de la clase trabajadora es tarea de la clase

trabajadora, también vemos que, esencialmente, el desarrollo, libertad e inde-

pendencia de las mujeres debe venir de si mismas. Involucrándose en la lucha

política como un acto de fortalecimiento. Muchas mujeres en la sociedad de hoy

no creen que pueden tener un rol fundamental para cambiar las cosas. Sin em-

bargo, involucrándose, siendo parte —agitando, educando y organizando— no-

sotras comenzaremos a tener control de nuestras propias vidas en el proceso

activo de luchar para cambiar la injusta sociedad en la cual vivimos.

Sólo en una sociedad anarquista manda la base para que la opresión de la mu-

jer cese de existir. Esto es porque las mujeres, debido a su rol reproductivo,

siempre será más vulnerable que los hombres en la sociedad capitalista,la que

está basada en la necesidad de aumentar ganancias. Los derechos de aborto,

la licencia de maternidad pagada, facilidades de sala cuna y cuidado infantil, etc., en resumen todo lo que sería ne-

cesario para asegurar la igualdad económica de las mujeres bajo el capitalismo, siempre será especialmente rele-

vante para las mujeres. Por esto, en general las mujeres son vistas como menos económicas que los hombres para

emplearlas y más susceptibles a ataques a las ganancias como son las facilidades en salas cunas, etc.

Asimismo, las mujeres no pueden ser libres hasta que

tengan control total sobre sus propios cuerpos. Aún bajo

el capitalismo, los derechos de aborto nunca están ga-

rantizados. Incluso si se logran avances en esta área

ellas pueden ser atacadas, como sucede con los dere-

chos de aborto en los EE.UU. La opresión de las mujeres

bajo el capitalismo tiene así un fundamento económico y

sexual. De estas raíces, causas de la opresión femenina,

surgen otras formas de opresión tales como, por ejemplo,

la opresión ideológica de la mujer, la violencia en contra

de la mujer, etc. Esto no quiere decir que las ideas sexis-

tas simplemente desaparecerán con el fin del capitalis-

mo, sino que sólo con el fin del capitalismo podemos li-

brar a la sociedad de un prejuicio institucional que conti-

núa propagando y fomentando el sexismo. Ya que una

sociedad anarquista no será conducida por el lucro, en-

tonces, por ejemplo, no habrá sanción económica por

tener hijos o por querer pasar más tiempo con ellos. El

cuidado de los niños, los quehaceres domésticos, etc.,

pueden ser vistos como la responsabilidad de toda la so-

ciedad y así dar a las mujeres y a los hombres más op-

ciones en general. Anarquismo/Anarcofeminismo1 conec-

tan la lucha contra la explotación de clase y la opresión a

la mujer. La libertad verdadera, para mujeres y hombres,

sólo puede llegar en una sociedad sin clases, donde los

lugares de trabajo son auto-gestionados, la propiedad

privada es abolida y la gente que toma decisiones es la

gente afectada por ellas. Claramente la lucha por la liber-

tad de las mujeres requiere una lucha de clases por parte

de los trabajadores/as. Y al revés, la guerra entre clases

solo puede generar frutos si al mismo tiempo se desarro-

lla una lucha por la liberar a la mujer de la opresión.

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