psicologia social perspectivas teoricas y metodologicas jose luis alvaro estramiana

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Psicologia Social Perspectivas Teoricas

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  • PSICOLOGIA SOCIAL: PERSPECTIVAS TERICAS

    Y METODOLGICAS'"

    por

    J os L u is A lv a r o Est r a m ia n a

    msiglovein tiunoe d ito r e s

    MXICOESPAA

  • J% \siglo veintiuno editores, saCERRO DEL AGUA. 248 04310 MfcXICO D F

    siglo veintiuno de espaa editores, saC PLAZA > 28043 MADRID ESPAA

    H M Z .S !f)

  • VI In d ice

    3. MARCOS TERICOS EN PSICOLOGA SOCIAL ..... 32

    I. LA TEORA DEL INTERACCIONISMO SIMBLICO .......................................... 32II. OTRAS TEORAS O ENFOQUES EN PSICOLOGA SOCIAL. AFINIDA

    DES CON EL INTERACCIONISMO SIMBLICO .................................................. 37III. EL PARADIGMA CONDUCTISTA EN PSICOLOGA SOCIAL: CONDUC-

    TISMO SO CIAL........................................................................................................................ 41

    111.1. Conducta e intercambio social.................................................. 42111.2. De las teoras del aprendizaje social al conductismo so-

    ciocognitivo..................................................................................... 47

    ^ IV. EL COGNITIVISMO EN PSICOLOGA SOCIAI......................................................... 50

    IV. 1. Teoras de la consistencia. La disonancia cognoscitiva deFestinger........................................................................................... 52

    * IV.2. Las teoras de la atribucin......................................................... 54IV.3. La nocin de esquema ................................................................................ 58IV.4. Sesgos y errores en la cognicin................................................ 59

    V. ASPECTOS INDIVIDUALES Y SOCIALES DE LA COGNICIN SOCIAL .. 60

    \ 4. LA PSICOLOGA SOCIAL EUROPEA 65

    * I. RELACIONES INTERGRUPAI ES, IDENTIDAD SOCIAL Y CATEGORI-

    ZACIN ....................................................................................................................................... 6 6II. LA PSICOLOGA SOCIAL DEL CAMBIOtLA INFLUENCIA MINORITA

    RIA ................................................................................................................................................. 70III LA TEORA DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES ................................. 74

    5. DEL INDIVIDUALISMO AL SUBJETIVISMO. UNA NUEVA PSICOLOGA SO C IA L ? 83

    I. NATURALEZA, HISTORIA Y RELATIVIDAD DEL CONOCIMIENTO SO

    CIAL .............................................................................................................................................. 83II. SUBJETIVISMO Y OBJETIVIDAD EN PSICOLOGA SOCI Al.............................. 8 6III. PARTICULARISMO VERSUS PSICOLOGA SOCIAI. TRANS JUl .TURAL ... 8 8IV. CONSTRUCTIVISMO VERSUS OBJETIVIDAD ........................................................ 90

    6. EL MODELO ESTRATIFICADO DE LA ACCI N Y ENFOQUES TE RICO S AFINES. PRO PUESTAS PARA LA PSICOLOGA SO C IA L 94

    7 . PERSPECTIVAS M ETO D O L G ICAS EN P SIC O LOGA SO CIAL .......................................................................................................... 9 8

    I. TCNICAS CUANTITATIVAS VERSUS TCNICAS CUALITATIVAS 9 9II. TCNICAS CUANTITATIVAS Y TCNICAS CUALITATIVAS: SLO

    UNA CUESTIN EPISTEMOLGICA?........................................................................ 1 0 0III. MTODO HIPOTTICO-DF.DUCTIVO VERSUS MTODO INDUCTIVO.

    EL PAPEL DE LA TEORA ................................................................................................. 101

    IV. LA ACUMULATIVIDAD DEL CONOCIMIENTO CIENTFICO 103V. RAZN CAUSAL FRENTE A INTERPRETACIN 1 0 4VI. EL EXPERIMENTO DE LABORATORIO. DISEOS EXPERIMENTALES O

    DISEOS CORRELACIONALES...................................................................................... 106VIL EL EXPERIMENTO DE LABORATORIO: UN PARADIGMA METO

    DOLGICO PARA LA PSICOLOGA SOCIAL? ....................................................... 108VIII. REFLEXIONES FINALES PERO INACABADAS EN TORNO A LA METO

    DOLOGA .................................................................................................................................. 1 1 4

    8. NOTAS FINALES ACERCA DE LAS CARACTERSTICAS Y OBJETO DE LA PSICOLOGA SOCIAL ............. 1 1 6

    EPLOGO .............................................................................................................................................. 12 5

    BIBLIOGRAFA ............................................ ..................................................................................... 1 2 7

    NDICE DE NOMBRES..................................................................................................................... 1 4 5

    n d i c e vil

  • Como un cruce de caminos entre los destinos individual y colectivo de hombres y mujeres. Ambos tentativos, ambos inacabados, pero ambos narra- bles y mnimamente inteligibles si previamente se dice y se entiende que la verdad es la bsqueda de la verdad...

    Carlos Fuentes

  • AGRADECIMIENTOS

    Este libro est escrito en diferentes momentos y lugares. Distintas son las personas que de una u otra forma han contribuido a su culminacin. Durante mi estancia en la Universidad de Cambridge, la ayuda de Teresa Garlake y de Colin Fraser fue de un gran valor en la elaboracin inicial de este libro.

    Otras personas han contribuido con sus crticas y sugerencias a la finalizacin del mismo: Joelle Bergere, Eduardo Crespo, Nydza Correa, Alicia Garrido, Toms Ibez, Florencio Jimnez Burillo, Fre- deric Munn, Sagrario Ramrez, Jos Luis Sangrador, Mara Ros, Jos Ramn Torregrosa y Josefina Zaiter. A todos ellos mi agradecimiento por el tiempo que dedicaron a discutir conmigo diferentes aspectos de este libro.

    Tambin a Javier Absolo por su estmulo intelectual y confianza personal y a Felipe Contreras por su trabajo en las correcciones de pruebas, tan invisible como necesario.

  • PRLOGO

    Este libro constituye un esfuerzo de sntesis de lo que es uno de los posibles caminos en el anlisis de la psicologa social. Se trata, ante todo, de un camino selectivo antes que de un anlisis exhaustivo de todo lo que hoy en da es o constituye el ser histrico de la psicologa social. Llevar a cabo esta ltima tarea correra el riesgo de convertirse en un catlogo de teoras, mtodos y aplicaciones para el que disponemos de una ingente bibliografa cuyo ritmo de publicacin excede al de la lectura reposada de cualquier persona. Las pginas que someto a tu paciente criterio de lector todava annimo estn divididas en ocho captulos.

    En el primero, tras unas breves consideraciones sobre la naturaleza histrica del conocimiento psicosocial, se describen de forma crtica las aportaciones de la psicologa de los pueblos de Wundt y las aportaciones de la psicologa de las masas. Ambas forman el entramado de lo que autores como Blanco (1988) denominan tradicin grupal en psicologa social. Ambas tradiciones de pensamiento, importantes a finales del siglo XIX, aunque analizadas en algunos textoso artculos a lo largo del presente siglo, han sido ignoradas sistemticamente por una psicologa social predominantemente individualista. En unos momentos como los actuales, de resurgimiento de los nacionalismos y de reforzamiento de los movimientos sociales en todo el mundo, de un nuevo protagonismo social de las masas, la recuperacin de estos textos, desde una visin histrica y crtica, no resultara una tarea balad para la psicologa social contempornea si entendemos que sta debe ser ms social y menos individualista.

    En el segundo captulo se analizan algunos estudios iniciales de lo que podramos denominar, siguiendo de nuevo a Blanco (1988), como tradicin individualista. La contraposicin entre los dos manuales de psicologa social de McDougall y de Ross, aparecidos en el mismo ao de 1908, resulta interesante para poder situar histricamente la polmica entre dos concepciones divergentes de la psicologa social. Algo posteriores, los estudios de Floyd Allport vendrn a

  • XIV J o s Luis A lvaro Estramiana

    consolidar dos aspectos claves del paradigma dominante en la disciplina, como son su carcter individualista y su fe en la metodologa experimental. Un tercer elemento, como es el contexto behaviorista en que se enmarcan sus estudios, tendr, no obstante, una menor incidencia. El seguimiento del primero de los aspectos anteriormente sealados se realiza en los captulos dedicados al anlisis de algunas teoras contemporneas en psicologa social.

    Entre la publicacin de la psicologa social de Floyd Allport en 1924 y la psicologa social de posguerra ocurren hechos significativos en el decurso de la disciplina que han sido cubiertos sealando algunos de los desarrollos tanto tericos como empricos ms importantes que tienen lugar en este periodo.

    La descripcin de aspectos claves del modelo propuesto por Floyd Allport es, obviamente, una de las posibles guas con las que ir estudiando los cambios en la psicologa social acaecidos en los ltimos aos. As, por ejemplo, al surgimiento de las teoras sobre el intercambio o de la comunicacin persuasiva de los aos cincuenta, le seguir una reaccin de teoras cognitivas, como la de la disonancia, que sern predominantes en los aos sesenta. Los diferentes modelos de la atribucin recogern el testigo de este predominio durante la dcada de los setenta para, a su vez, ceder terreno a la consolidacin de diferentes propuestas y modelos que configuran el paradigma so- ciocognitivista en nuestros das. Todas estas teoras y modelos explicativos pueden ser analizados desde dos de los ngulos desde los que interpretar crticamente los cambios en los paradigmas dominantes en psicologa social, y que son la contraposicin entre explicaciones sociales e individuales, por un lado, y entre modelos cognitivos y modelos conductistas, por otro.

    La inclusin del interaccionismo simblico, as como de otras teoras que guardan una mayor similitud con los planteamientos de este marco terico, tambin puede ser analizada desde esos mismos ngulos a los que me acabo de referir. No olvidemos que el interaccionismo se propone como una teora conductista pero sin exclusin de los procesos mentales. Al mismo tiempo, la divisin entre teoras centradas en el medio y teoras centradas en el individuo nos ser til para situar las diferentes concepciones del interaccionismo, as como para analizar otras corrientes tericas afines.

    11 captulo cuarto es una incursin en la denominada psicologa social europea. No en balde, uno de los rasgos distintivos de algunos de los modelos tericos que constituyen dicha psicologa social es su

    P r lo go XV

    reivindicacin de una dimensin ms social para la misma. La psicologa de las minoras activas, la teora de la identidad social y la teora de las representaciones sociales forman los tres enfoques tericos a los que est dedicado este captulo. La finalidad de los captulos tercero y cuarto es la de ofrecer una visin crtica de algunos de los principales desarrollos tericos que han tenido lugar en las ltimas dcadas. Los marcos tericos que aqu se exponen forman el entramado de la psicologa social contempornea y dan continuacin a la constitucin histrica de la psicologa social tratada en los dos primeros captulos del libro.

    En el captulo quinto, a propsito de las posturas expresadas por psiclogos sociales como Gergen o Bar-Tal y Bar-Tal, se lleva a cabo una crtica de lo que podramos denominar como el nuevo enfoque individualista en la psicologa social actual.

    En el captulo sexto se definen las caractersticas de algunos modelos no reduccionistas de explicacin del comportamiento social, y que sirven para definir una concepcin terica de la disciplina.

    Finalmente, el captulo sptimo est dedicado a los aspectos metodolgicos de la psicologa social, con una especial referencia al experimento de laboratorio.

    Las conclusiones finales, captulo octavo, intentan ofrecer una sntesis de lo recogido en pginas anteriores y sealar algunas herramientas tericas y metodolgicas desde las que construir una psicologa social ms social y ms abierta a diferentes metodologas.

  • INTRODUCCIN

    Durante los ltimos aos asistimos a un debate en las ciencias sociales en general y , ms concretamente, en nuestra disciplina sobre el tipo de explicacin ms adecuado al comportamiento humano. Este debate ha adoptado, y sigue adoptando, diferentes formas en las que diversos dualism os subjetiv idad-objetiv idad , individualism o- holismo, naturaleza-cultura, idealismo-materialismo, accin-conducta, explicacin-comprensin, etc. han constituido los ejes de una polmica central para la psicologa social.

    Ciertamente, no se trata de una polmica nueva, sino que es consustancial a la propia historia del conocimiento social. Tiene antecedentes tan lejanos como los que caracterizan a posiciones filosficas contrapuestas, como las que representan Platn y Aristteles. Mientras que en Platn el individuo, para convertirse en un ser social, necesita de la asociacin con sus semejantes, para Aristteles el hombre es un ser social por naturaleza. Siguiendo a Graumann (1988), en la actualidad, ambas tradiciones filosficas se corresponderan con dos lneas de pensamiento diferentes. La primera vendra caracterizada por enfatizar el carcter determinante de las instituciones sociales en el comportamiento individual, mientras que la segunda pretendera destacar el carcter autnomo de la conducta y la determinacin de las estructuras sociales por procesos de carcter individual.

    Ambas corrientes de pensamiento pueden ser denominadas, siguiendo el modelo de Gergen (1982), como explicaciones centradas en el medio y explicaciones centradas en el individuo, y han constituido y constituyen, en la actualidad, dos psicologas sociales diferenciadas: una psicologa social psicolgica y una psicologa social sociolgica. Si bien hay un cierto reduccionismo en esta divisin entre ambos tipos de psicologa social, lo cierto es que los paradigmas dominantes en psicologa, y en psicologa social, responden a lo que Buss (1978, p. 59) denomina cambios entre dos supuestos diferentes como son: la persona construye la realidad, por un lado, y la realidad construye a la persona, por otro. Ciertamente, los principales para-

  • XV III J o s Luis A lvaro E stram iana

    digmas tericos en psicologa, como son el conductismo, el enfoque cognitivo, el psicoanlisis y la psicologa humanista, suponen cambios de uno a otro de los supuestos mencionados. No es mi pretensin, en este libro, realizar un repaso de los antecedentes filosficos de las diferentes formas de entender la psicologa social, sino tan slo identificar algunos de los dualismos que han nutrido las polmicas habidas entre los que se dedican a su estudio para, finalmente, describir mi visin de la psicologa social. Se trata de la resolucin de una paradoja, para m slo aparente contradiccin entre lo individual y lo social, en cuya base se encuentra la raison d'tre de la psicologa social. Lejos de mis objetivos, por tanto, el realizar un anlisis exhaustivo de las diferentes teoras y modelos que constituyen el entramado, cada vez ms confuso y extenso, de lo que conocemos como psicologa social, tanto en su vertiente psicolgica como sociolgica (vase Jimnez Burillo y otros, 1992; Collier y otros, 1991; Stephan y Stcphan, 1991). Esa labor ya ha sido realizada, de forma excelente, por otros autores tanto espaoles como extranjeros, que nos han dejado constancia de ello en los ya numerosos manuales de psicologa social existentes. La eleccin de los temas aqu desarrollados es, como ya qued dicho, selectiva antes que exhaustiva, y tiene como hilo conductor el anlisis de aspectos que considero que son claves para ejemplificar mi concepcin sobre la psicologa social.

    1. COMIENZOS DE LA PSICOLOGA SOCIAL

    I. HISTORIA, ACUMULATIVIDAD DEL CONOCIMIENTO Y PSICOLOGA SOCIAL. BREVES APUNTES INTRODUCTORIOS

    Asistimos en los ltimos aos a un renovado inters por la historia de la psicologa social, por desvelar los determinantes sociohistricos de la produccin del conocimiento psicosociolgico. Diferentes autores nos alertan acerca de la necesidad de una reconstruccin histrica de la disciplina (Blanco, 1993; Collier y otros, 1991; Graumann, 1987; Ibez, 1990; Lck, 1987; Morawski, 1979). Algunos de estos psiclogos sociales nos recuerdan que situar los comienzos de la psicologa social en uno u otro estudio, en uno u otro autor, en uno u otro paradigma terico o metodolgico no es algo intrascendente para la psicologa social. Situar un origen supone dar una historia al quehacer de una forma de conocimiento, al tiempo que justifica y legitima la ortodoxia del quehacer presente de ese mismo saber. Asimismo, la propia historia de una forma particular de conocimiento social va dando a quienes la practican la idea de una acumulatividad del saber dentro del paradigma terico-metodolgico al que se est adscrito. Esta nocin de la acumulatividad del saber no es ajena ni a la psicologa social en su conjunto ni a la psicologa social espaola. Recientemente Pettigrew (1991) destacaba como una de las causas de la debilidad de la teora generada en la psicologa social contempornea el hecho de centrarse en efectos aislados y no acumulativos. Tambin, entre nosotros, psiclogos sociales como Meli (1987), afirman que una de las caractersticas que definen a la psicologa social es la de tener un carcter acumulativo. Idea ya expresada con anterioridad por numerosos psiclogos sociales, como por ejemplo Zajonk (1980, p. 185), quien afirmaba que la disciplina ha alcanzado tal grado de desarrollo y sofisticacin que permite que muchas de sus conjeturas pronto se conviertan en teoremas comprobados.

    El establecimiento de principios o leyes universales segn las cuales se regulara el comportamiento humano, supuesto donde asentar

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    la acumulatividad del conocimiento social, no es, sin embargo, apropiado para las explicaciones en psicologa social. El problema bsico reside en reconocer que las ciencias sociales tratan del comportamiento humano y que ste no est sujeto a las regularidades del mundo fsico, sino que se encuentra inmerso en el devenir histrico y cultural de toda sociedad. Esto no quiere decir que no sea posible ningn tipo de acumulatividad en el conocimiento de la realidad social. El establecimiento de leyes probabilsticas garantiza dicha acumulatividad, pero la hace contingente del contexto histrico y social.

    Frente a una idea mecanicista del progreso cientfico, el anlisis histrico nos muestra ejemplos de acomodacin ideolgica del conocimiento generado en las ciencias sociales (vase Bergere, 1988). Asimismo nos alerta de cmo cualquier pugna de intereses y la ciencia no es ajena a intereses econmicos, polticos y sociales... de poder, en ltima instancia entre grupos enfrentados lleva a cada uno de ellos a realizar una particular reconstruccin histrica del conocimiento que legitime sus ideas.

    No debe extraarnos, por tanto, que en un manual de la disciplina se incluya una teora excluida en otro. Tampoco que un autor considerado como fundamental en un caso ni tan siquiera sea mencionado en otro texto de psicologa social (vase Collier, Minton y Reynolds, 1991). Las pginas siguientes de este libro tambin pueden ser objeto de esta ltima crtica, pues como en todo texto los presupuestos tericos y metodolgicos del autor guan la seleccin de los autores y teoras que sirven para ilustrar sus ideas. As, por ejemplo, nos encontramos con interpretaciones histricas de la psicologa social como la de G. W. Allport, publicada en 1954 y reeditada en 1968 y 1-985, en donde se erige como uno de los pilares de la disciplina el mtodo experimental utilizado en las investigaciones de Tri- plett. Partiendo de esta concepcin, una parte importante de psiclogos sociales consideraran que todo aquello que no est sustentado por la lgica expcrimentalista no debera formar parte de la historia de la psicologa social. Esta idea puede ejemplificarse en un interesante libro de un psiclogo social como Fernndez Dols (1990), quien afirma que:

    [...] hablar de una psicologa desenmascaradora desde presupuestos sociolgicos y/o histricos (por ej., marxistas) carece de sentido desde el interior de la propia psicologa, ya que sta construye su objeto desde una tradicin de pensamiento distinta [...]. Desde mi punto de vista, dicho trabajo puede

    C om ienz o s d e la p s ico lo g a so c ia l 3

    desarrollarse perfectamente con el esquema de la actual psicologa social: basta con que el conjunto de signos que sta genera se articulen en torno a un proyecto de crtica utpica [...]. Nos encontraramos entonces con una prctica experimental semejante a la actual pero orientada por un programa utpico [Fernndez Dols, 1990, pp. 145-146].

    Sin negar la importancia que para el desarrollo de la psicologa social ha tenido la prctica experimental, en este libro pretendo defender la necesidad de un pluralismo terico (vase Munn, 1991, 1993) y metodolgico; la idea de que son posibles otras formas de interpretacin histrica de la disciplina, en donde no queden excluidas perspectivas diferentes para su comprensin. En el anlisis del pensamiento psicosocial tienen cabida presupuestos sociolgicos e histricos; y stos forman, en definitiva, parte de su historia. Una historia que est sujeta tanto a omisiones como a mltiples reconstrucciones. El caso de Wundt, del que tratar a continuacin, es un claro ejemplo de lo que acabo de sealar.

    En ltimo trmino, no es slo en un pasado escrito sino tambin en un conocimiento atento a los cambios sociales e influido por dichos cambios en donde debe radicar el rumbo de la psicologa social.Y esto no es vlido slo para sus objetivos sino tambin para sus presupuestos tericos y sus prcticas metodolgicas.

    II. LA PSICOLOGA COLECTIVA

    Si atendemos a lo que se ha venido en considerar como los comienzos de la psicologa social, parece que no tendramos otro remedio que mencionar a Triplett (1898) y sus estudios experimentales o hacer referencia a la fecha de 1908, momento en el que se publican los manuales en psicologa social de Ross, Social Psycbology, y de Mc- Dougall, Introduction to Social Psycbology. No obstante, antes de que Triplett publicase los resultados de sus experimentos Haines y Vaughan (1979) nos muestran cmo la fecha en que Triplett publica sus estudios no puede darse como un acontecimiento histrico en la psicologa social por la sencilla razn de que Triplett no fue el primer psiclogo social experimentalista y de que Ross y McDougall vieran impresos sus manuales, ya existan dos tradiciones que pueden ser consideradas como precursoras y constituyentes de la psicologa

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    social moderna: la psicologa de los pueblos y la psicologa de las masas.

    Analizar, brevemente, las aportaciones de ambas psicologas, intentando enlazar ese anlisis o reconstruccin histrica con lo que constituye una visin de lo que, a mi juicio, debera ser el objeto y marco de la psicologa social.

    Casi cincuenta aos antes de que Wundt publicase sus primeros escritos sobre la Vlkerpsychologie aparecen en Rusia los primeros ensayos sobre una psicologa de carcter etnogrfico que, de acuerdo con Budilova (1984), constituyen los comienzos de la psicologa social en Rusia.VEl estudio de los procesos mentales como un producto cultural e histrico y la importancia atribuida al lenguaje en la construccin de un pensamiento compartido sobre el que se asienta la idea de nacin, son los rasgos principales de esta psicologa social rusa^

    La falta de un desarrollo terico y metodolgico ser la causa de que esta psicologa etnogrfica quede sin desarrollar, salvo en lo que se refiere a los estudios sobre lenguaje y pensamiento.

    Diferente ser el caso de Wundt y su Vlkerpsychologie, donde se nos ofrece un desarrollo conceptual y terico de la psicologa social ciertamente Wundt no utiliza el trmino psicologa social ms que en una ocasin (Lck, 1987) con influencia en el desarrollo de las ciencias sociales contemporneas as como en la propia psicologa social actual (vase Farr, 1983).

    III. VLKERPSYCHOLOGIE: ANLISIS HISTRICO Y CONSECUENCIAS PARA LA PSICOLOGA SOCIAL CONTEMPORNEA

    La divisin poltico-administrativa y el desarrollo de una conciencia nacional son dos de las caractersticas de la Alemania del siglo XVIII, esenciales para entender los antecedentes histricos de la Vlkerpsychologie. Como tal, es esencialmente un producto del pensamiento social alemn y de los esfuerzos de creacin del Estado-nacin alemn, sentimiento que va a cobrar una fuerza especial con el surgimiento del nacionalismo (vase Dazinger, 1983). Sern un lilsofo, M. Lazarus (1824-1903), y un fillogo, H. Steinthal (1823 1899), los encargados de dar a conocer en el mbito cientfico, a travs de los veinte volmenes de la revista Zeitschrift fur Vlkerpsychologie und Sprachwissenschaft (1860), las ideas derivadas de esta nueva ciencia

    del espritu que es la Vlkerpsychologie. Para estos autores es esencial que junto a una psicologa individual exista una psicologa de los pueblos constituida por el estudio de sus productos culturales, como son el lenguaje, las costumbres y los mitos. Esta nueva disciplina encuentra en la comunidad cultural Volk el punto de referencia esencial para explicar esas formas de comportamiento colectivo que trascienden a los individuos y que no pueden ser entendidas ms que por la asociacin de stos en una comunidad cultural y por referencia a un espritu o mente comn Volksgeist a todos ellos.

    La descripcin que Blanco (1988, p. 37) da de la Vlkerpsychologie, en relacin a Lazarus y Steinthal, es la siguiente:

    La psicologa de los pueblos es una especie de historia psicolgica de la humanidad cuyo objetivo se centra en describir cmo son los espritus, las mentes, las almas de los diferentes pueblos, razas y comunidades y encontrar las leyes que estn regulando las manifestaciones concretas de los diversos Volksgeist, es decir, de aquello que convierte la diversidad en comunidad, de aquello que hace de varios individuos un solo pueblo, aquello que configura un modo armnico de hacer, de pensar e instalarse frente al mundo.

    No es, sin embargo, hasta Wilhelm Wundt (1832-1920) cuando la Vlkerpsychologie cobra su formulacin ms detallada en una extensa obra de diez volmenes: Vlkerpsychologie: Eine Untersuchung der Entwicklungsgesetze von Sprache, Mythus und Sitte (Wundt, 1900-1920).

    De acuerdo con Farr (1983), podemos distinguir tres planos diferentes en la trayectoria e inters intelectual de Wundt: creacin de una psicologa experimental, de una metafsica cientfica y de una psicologa social. La postura de Wundt, conocedor de las ideas de Laza- rus y Steinthal, es diferente a la que ambos mantienen por su rechazo del isomorfismo entre procesos individuales y procesos interindividuales y su preocupacin por el estudio de la evolucin humana a travs de sus creaciones mentales, ms que por una psicologa diferencial de las caractersticas de comunidades culturales diferentes.

    Para W undt (1916), la Vlkerpsychologie debe ser entendida como complementaria de una psicologa de la conciencia individual. El desarrollo mental de cualquier comunidad no puede ser entendido como el desarrollo de la conciencia individual, de ah que la investigacin de las funciones y productos del pensamiento a travs del mtodo introspectivo sea en este caso inadecuada. La psicologa experi

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    mental de Wundt, para la que propone el mtodo introspectivo como mtodo de anlisis de los procesos mentales individuales, se ve complementada por el estudio de los procesos mentales como creaciones colectivas (el lenguaje, los mitos, la religin, etc.), como productos de una experiencia colectiva a la que el individuo aislado no puede tener acceso. Para Wundt, el lenguaje, la religin, el arte, etc., no pueden ser entendidos ms que como productos del pensamiento colectivo, mantenidos por la asociacin de los miembros de una comunidad:

    La V lkerpsychologie puede ser considerada como una rama de la psicologa [...]. Su objetivo es el estudio de los productos mentales que son creados por una comunidad humana y que son, por lo tanto, inexplicables en trminos de una conciencia individual, al presuponer la accin recproca de muchos. ste ser para nosotros el criterio que defina el objeto de la V olkerpsychogie [...] en el anlisis de los procesos mentales superiores, la V lkerpsychologie es un elemento indispensable de la psicologa de la conciencia individual. Si bien esta ltima descansa en los principios de la Vlkerpsychologie, no debe olvidarse que no puede haber V lkerpsychologie fuera de los individuos que entran a formar parte de relaciones recprocas, de forma tal que tambin la Vlkerpsychologie presupone una psicologa individual o, como generalmente se la denomina, una psicologa general. La primera, sin embargo, es un suplemento importante de esta ltima, al proveer de los principios necesarios para una interpretacin de los complejos procesos de la conciencia individual [Wundt, 1916, p. 3].

    Si bien la figura y los temas planteados por Wundt en su Vlkerpsychologie aparecen escasamente reflejados en los manuales de psicologa social, diversas cuestiones planteadas por este psiclogo alemn son esenciales para entender algunos aspectos de la psicologa social actual.

    En primer lugar, la Vlkerpsychologie de Wundt es un intento de estudio de la gnesis de la mente humana como producto social e histrico. No nos ha de extraar que la traduccin al ingls de los tres primeros volmenes de su Psicologa de los pueblos lleve el subttulo de Apuntes para una psicologa histrica del desarrollo de la humanidad (1916). Es en este texto donde Wundt explica las razones que le llevan a adoptar el nombre de Vlkerpsychologie y que, si atendemos a su contenido, vemos que se trata de una psicologa social histrica, ya desarrollada de forma pormenorizada en los diez volmenes que constituyen su Vlkerpsychologie. La idea de que la cultura es un proceso colectivo sujeto al devenir histrico es central en el pensamiento de W undt. Una postura muy sim ilar a la defendida por

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    Wundt en su Vlkerpsychologie podemos encontrarla en Vigotski (1896-1934) y Luria (1901-1978), para quienes los procesos cogniti- vos superiores no son fenmenos naturales sino que tienen una gnesis sociohistrica. Asimismo, la incidencia de Wundt sobre Mead es notoria. Ciertamente hay diferencias entre ambos, como es la dificultad de Wundt para relacionar el proceso de comunicacin con el surgimiento de los procesos mentales; pero es gracias a su influencia, a travs de sus estudios sobre el lenguaje de gestos, como el anlisis conductista de Mead ser capaz de ilustrar el proceso de ontognesis de la mente a travs de la comunicacin de gestos significantes, en el contexto de la experiencia social:

    La existencia de la mente o de la inteligencia slo es posible en trminos de gestos como smbolos significantes; porque slo en trminos de gestos que son smbolos significantes puede existir el pensamiento [Mead, 1934/72, p. 90].

    La relacin entre los procesos mentales y el lenguaje la encontramos de nuevo en Vigotski y en Luria, slo que en este caso se trata de contextualizar dicha relacin, de darle unas coordenadas sociohist- ricas y no meramente ontogenticas. En definitiva, la divisin entre psicologa experimental y Vlkerpsychologie no slo refleja, sino que da respuesta a una interesante polmica en psicologa social: de un lado, la interpretacin de los procesos cognitivos superiores como procesos individuales y, de otro, su estudio como productos sociales, originados en el transcurso de la historia.

    La influencia de la Vlkerpsychologie de Wundt en Durkheim, a quien este ltimo visita en Leipizg (1885-1886), es tambin importante para comprender la concepcin sociolgica de este ltimo. Si bien se ha entendido que la influencia de Wundt en Durkheim se debe ms a su enfoque positivista que a su Vlkerpsychologie, lo cierto es que el rechazo mostrado por Wundt a una explicacin psicolgica de los procesos mentales colectivos, aunque diferenciada de la del socilogo francs ya qued sealada la proximidad entre la definicin que Wundt da de Vlkerpsychologie y una concepcin no reduccionista de la psicologa social presenta analogas con la nocin que Durkheim tiene sobre el hecho social como algo externo al individuo e irreductible a una explicacin psicolgica:

    Nos parece totalmente evidente que la materia de la vida social no puede explicarse por factores puramente psicolgicos, es decir por estados de la conciencia individual [Durkheim, 1895/1976, p. 15].

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    La influencia de Wundt en Durkheim (1898) es tambin perceptible en su separacin entre representacin individual y representacin colectiva (Dazinger, 1983; Farr, 1983, 1986a\ Graumann, 1988). La primera sera objeto de la psicologa, la ltima se correspondera con el campo de estudio de la sociologa. Conciencia/representacin indivi- dual-conciencia/representacin colectiva son los dos extremos de una contradiccin en la que se va a encontrar la psicologa social desde sus orgenes y de la que trataremos posteriormente, al describir la teora de las representaciones sociales como un intento de superacin de ambos polos en dicha polmica. Lo que aqu interesa destacar es no slo la influencia que los estudios de Wundt ejercieron en el pensamiento de figuras tan destacadas para la psicologa social como George Herbert Mead, o para la sociologa, como es el caso de Emile Durkheim, sino, lo que es an ms importante, sealar lo que su Vlkerpsychologie puede aportar para la psicologa social contempornea.

    Diversos acontecimientos, entre los qu cabe destacar el predominio conductista en psicologa, la influencia del paradigma positivista (Farr, 1983, 1990; Dazinger, 1983), el individualismo metodolgico, caracterstico de una gran parte de la psicologa, y acontecimientos posteriores a la muerte de Wundt en 1921, en los que se asociaba su psicologa cultural con el surgimiento del nacional-socialismo, han llevado, sin embargo, bien a ignorar su Vlkerpsychologie, que no ser traducida al ingls ms que muy parcialmente, bien a una representacin distorsionada de su pensamiento, que resalta su carcter precursor en los orgenes de la psicologa como ciencia experimental y olvida su Vlkerpsychologie: claro ejemplo por otra parte de una psicologa social de carcter sociolgico, constituida por el estudio de las propiedades de la conciencia individual, como productos de la asociacin de las personas, y de la cultura, como producto de dicha interaccin.

    Los orgenes de la psicologa social se encuentran asociados a esta segunda perspectiva de carcter sociolgico, en la que el objetivo es el estudio de la vida mental colectiva, resultado de la interaccin entre individuos (vase Graumann, 1988). La importancia de la Vlkerpsychologie de Wundt para la psicologa social actual es clara y as ha sido destacada por autores como Dazinger (1983, p. 311), quien describe excelentemente este hecho de la siguiente forma:

    Los psiclogos y los psiclogos sociales a menudo encuentran dificultades en considerar los procesos sociales en trminos diferentes a los que provee el

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    modelo de sujetos independientes que persiguen fines individuales. Es ciertamente arriesgado asumir la validez universal de este modelo, a travs de culturas, subculturas y en un tiempo histrico. Lo que la Vlkerpsychologie ofrece es un modelo alternativo donde los procesos psicosociolgicos son tratados como atributos de un sujeto colectivo constituido por la interaccin de las personas y su accin comn no intencionada.

    Opiniones similares a la expresada por Dazinger las encontramos en otros psiclogos sociales como Jaspars (1986), quien propone una psicologa social de orientacin sociolgica como la que encontramos en los inicios de la Vlkerpsychologie, o Farr (1990), para quien la recuperacin de los postulados tericos y metodolgicos de la Vlkerpsychologie es necesaria para el renacimiento de una psicologa societal.

    Recuperar los postulados de Wundt para la psicologa social contempornea no slo constituye un ejercicio de memoria histrica sino que es, como acaba de quedar descrito, importante para una psicologa social contempornea que, tal y como indica Graumann (1988), tan slo muy recientemente ha empezado a tener en consideracin los temas centrales de la Vlkerpsychologie.

    Ciertamente, la psicologa social de Wundt adolece de una mayor sntesis entre su psicologa individual y su psicologa colectiva, entre lo individual y lo social, as como de no haber considerado la posibilidad de estudiar la interaccin social como objeto de su psicologa social, sntesis que encontraremos formulada en Mead con su concepto del self y su estudio de la interaccin social (Dazinger, 1983; Farr, 1986i). Sin embargo, el estudio de los procesos mentales como productos histricos y sociales, y por tanto no reductibles a una psicologa individual, la importancia atribuida al lenguaje, tanto en la formacin de toda organizacin social como en la explicacin de todo estado psicolgico individual, y su apertura hacia mtodos no experimentales en el estudio de los productos de la mente colectiva como el lenguaje, la religin, las costumbres o los mitos, son aspectos a tener en cuenta en una concepcin no reduccionista de la psicologa social.

    IV. LA PSICOLOGA DE MASAS

    La psicologa de masas, junto con la Vlkerpsychologie, constituyen los enfoques principales en la formacin moderna de la psicologa so

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    cial. El estudio de las masas constituir una preocupacin desde la que se ir construyendo la psicologa social europea. No slo en Italia y Francia (vase Blanco, 1988), sino tambin en Rusia (vase Budi- lova, 1984), los orgenes de la psicologa social se encuentran asociados a los estudios sobre la psicologa de las masas. Tampoco Alemania, aunque de forma ms tarda, ser ajena a esta tradicin, como lo demuestra la publicacin por Park (1904/72) de su disertacin doctoral, influida por los estudios de Le Bon y Tarde, y donde la diferencia entre masas y pblico constituye uno de sus ejes centrales. Las ideas de Le Bon tam bin tendrn in fluencia en Freud * (1921/69). Asimismo en Espaa, Ortega y Gasset (1930/83), se preocupar por el tema publicando su libro La rebelin de las masas.

    En las pginas siguientes no ha sido mi pretensin hacer un examen pormenorizado de los estudios de psicologa de masas realizados en los inicios de nuestra disciplina, sino ms bien, al hilo de alguno de sus autores ms representativos, dar una idea del carcter no individualista, al menos en sus objetivos, de la psicologa social en sus or-

    cgenes. Una psicologa social que con el devenir del tiempo ha reducido su objeto de inters, pasando de las masas al grupo, del grupo a la diada, y de la diada a los procesos cogmtivos que transcurren en la cabeza del individuo (Ibez, 1990, p. 57).

    La comparacin entre esta tradicin psicosociolgica y lo que Blanco (1988) llama la tradicin individualista, y que no es otra cosa que una psicologa social psicolgica, nos permitir analizar uno de los debates que mayor tensin ha generado entre los defensores de ambas tradiciones.

    V. LA PSICOLOGA DE MASAS: APUNTES PARA UNA PSICOLOGA SOCIAL DE LAS MULTITUDES

    Como toda forma de conocimiento social, la psicologa de masas tiene unas coordenadas sociohistricas. El siglo XIX se caracteriza, principalmente, por ser un siglo de cambios acelerados e inestabilidad social: los procesos revolucionarios en diferentes lugares de Europa, la creciente industrializacin y consiguiente urbanizacin y crecimiento de las grandes ciudades, los desplazamientos migratorios, el surgimiento de los diversos movimientos nacionalistas y la cada vez mayor influencia de los sindicatos, forman un conjunto de factores

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    que determinan todo un periodo de convulsiones y agitacin poltica en la mayor parte de los pases europeos. En definitiva, el temor al poder de las masas, poder expresado a travs del sufragio universal o de un proceso revolucionario, y el miedo a su irrupcin en el devenir de la historia son los factores que provocarn la reaccin de las clases dominantes y por ende de los cientficos sociales alineados con la ideologa de las mismas. Un recorrido por algunos de los autores ms representativos en el estudio de la psicologa colectiva nos servir como pretexto no slo para indicar los orgenes de la psicologa social europea sino tambin para hacer una reflexin sobre la importancia de la incorporacin de los estudios de psicologa colectiva en el quehacer de la psicologa social actual.

    Es en la Psicologa de las masas de Le Bon (1895/1983) donde encontramos un claro reflejo de los factores anteriormente sealados. En palabras de este autor, el ascenso de las masas es sinnimo del declinar de la raza y de la civilizacin.

    Si bien el libro de Le Bon conoci una rpida difusin, sus ideas no son novedosas y se encuentran en escritos anteriores, como los de Gabriel Tarde o de Scipio Sighele (1891), autor de Les foules crimine- lles, quien acusa a Le Bon de haber plagiado sus ideas.

    Le Bon comparte con otros autores contemporneos, si exceptuamos la tradicin psicosocial rusa, una concepcin negativa del comportamiento de la masa. En opinin de este autor, al formar parte de la masa organizada, todas las caractersticas positivas que definan el comportamiento individual se difuminan, pierden su fuerza, y el individuo deja de comportarse racionalmente para dejarse llevar por el espritu irracional de aqulla. El hecho ms llamativo que presenta una masa psicolgica es el siguiente:

    Sean cuales fuesen los individuos que la componen, por similares o distintos que puedan ser sus gneros de vida, ocupaciones, carcter o inteligencia, el simple hecho de que se hayan transformado en masa les dota de una especie de alma colectiva. Este alma les hace sentir, pensar y actuar de un modo completamente distinto a como lo hara cada uno de ellos por separado [Le Bon, 1895/1983, p. 29],

    Los mecanismos a travs de los cuales se puede explicar el proceder inconsciente e irracional de las masas son la sugestin y el contagio:

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    La desaparicin de la personalidad consciente, el predominio de la personalidad inconsciente, la orientacin de los sentimientos y las ideas en un mismo sentido, a travs de la sugestin y el contagio, la tendencia a transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas, son las principales caractersticas de la masa. Ya no es l mismo sino un autmata cuya voluntad no puede ejercer dominio sobre nada [Le Bon, 1895/1983, p. 32],

    Graumann (1988) resume el origen de la psicologa de las masas basndose en dos modelos diferentes. El primero deriva de la sugestin hipntica, que de prctica teraputica es adaptada como modelo de influencia social por los psiclogos de las masas. El segundo se deriva de los descubrimientos epidemiolgicos sobre el contagio bacteriolgico de Louis Pasteur (1822-95) y de Robert Koch (1843-1912), y que aplicados a la explicacin del comportamiento colectivo devienen en contagio mental. Ambos modelos dan pie a Le Bon para lo que el mismo denomina como ley psicolgica de la unidad mental de las masas, una concepcin de la masa organizada como una entidad psicolgica diferente e independiente de la de sus miembros.

    La idea que Gabriel Tarde (1843-1904) tiene sobre la conducta colectiva, aunque diferenciada de la de Le Bon, comparte con este autor ciertos supuestos comunes, como la aplicacin de las nociones de sugestin e hipnosis a la explicacin de la conducta colectiva. La propia idea que Tarde tiene de la imitacin es similar a la de un estado hipntico. Sus diferencias con respecto a Le Bon y Durkheim provienen de su concepcin ms psicosocial de la conducta. En su polmica con Durkheim, Tarde mantendr que la conciencia colectiva no tiene una existencia independiente de los individuos, un espritu colectivo, una conciencia social, un nosotros, que exista fuera y por encima de las conciencias individuales (Tarde, 1901/86, p. 41). En consecuencia, dado que los procesos sociales se explican por la combinacin de la interaccin mental de la influencia de unas mentes sobre otras a travs de la imitacin y el contagio y de la innovacin de ideas, la explicacin del comportamiento colectivo se deriva de unos princip ios idnticos (vase M oscovici, 1981/85*). De acuerdo con esta concepcin, los efectos de las masas sobre el comportamiento individual ya no son vistos de forma unidireccional, como vemos en Le Bon y otros autores de la poca, sino como el producto de las relaciones recprocas entre las conciencias (Tarde, 1904/86, p. 42). El pensamiento de Tarde no est, sin embargo, exento de contradicciones, al no poder sustraerse a un cierto determi-

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    nismo social, que no lo sita tan lejano de la doctrina supraindividual de Durkheim, de la ley de la unidad mental de las masas de Le Bon, o del espritu grupal de McDougall:

    l.a gran excusa de las multitudes, en sus abominables excesos, es su prodigiosa credulidad que recuerda al comportamiento de un hipnotizado [...]. Una multitud de hombres reunidos es mucho mas crdula que cada uno de ellos por separado; porque el hecho solo de tener su atencin concentrada sobre un nico objeto es una especie de monoidesmo colectivo, los acerca al estado de sueo o de hipnosis, donde el campo de la conciencia, singularmente reducido, es invadido por entero por la primera idea que se le ofrezca | Tarde, 1901/86, p. 73].

    De nuevo la sugestin, el estado hipntico, la irracionalidad, la credulidad como caractersticas del comportamiento colectivo.

    La importancia de Tarde reside tambin en el hecho de que, a diferencia de los estudios dominantes dentro de la psicologa colectiva, indica que sta no debe preocuparse tanto de las multitudes como del pblico. Un hecho nuevo, como es la irrupcin de la prensa escrita y su amplia difusin en las ciudades, con la consiguiente creacin de corrientes de opinin que agrupan a personas distintas y alejadas entre s, es la caracterstica principal de una nueva y diferente multitud, el pblico, y de un nuevo lder de masas, la prensa escrita:

    Se ha hecho una psicologa de las multitudes, pero queda por hacer una psicologa del pblico, entendido en este otro sentido, es decir, como una colec- lividad puramente espiritual, como una dispersin de individuos, fsicamente separados y entre los cuales slo existe una cohesin mental [Tarde, 1901/86, p. 43],

    Acabamos de sealar el predominio en Tarde de una visin pesimista de las multitudes, a las que caracteriza de intolerantes, orgullo- sas e irresponsables. Con respecto al pblico seala que, si bien en ste predomina en mayor medida lo racional frente a lo irracional, las ideas frente a la pasin, es, al contrario que las multitudes, ms homogneo en sus opiniones y menos variable, y a travs de la opinin modifica el devenir social y poltico.

    La psicologa de masas no slo queda restringida al mbito italiano y francs, sino que encuentra en el segundo volumen de la psicologa social de McDougall, The Group Mind (1920), una continuacin en el rea de in flu en c ia ang lo sa jo n a . El punto de v ista

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    expresado por McDougall en esta obra contrasta fuertemente con el de su Introduction to Social Psycbology (1908). A pesar de que el propio autor indica que su obra posterior no es ms que una continuacin de las concepciones expresadas en su primer trabajo, los contrastes son evidentes. Mientras que en su primera obra predomina una concepcin instintivista como motor y explicacin de la actividad humana, su posterior incursin en la psicologa colectiva le lleva a abandonar su anterior enfoque individualista. La introduccin de un punto de vista gentico y de una visin globalista en el estudio de la mente humana son los nuevos pilares donde se asienta su psicologa social:

    [...] Mientras que el desarrollo de la mente individual est moldeado por la sociedad en la que se desarrolla, esta ltima es a su vez el producto de la interaccin de las mentes que la componen; en consecuencia slo podemos entender la vida de esas sociedades si consideramos la interrelacin entre ambos elementos [McDougall, 1920, p. 6],

    Las acciones grupales o colectivas dejan de ser la suma o el reflejo de acciones individuales o expresin de tendencias particulares de sus miembros. Al formar parte de un grupo, el comportamiento de los individuos se ve modificado. Lo que diferencia a aqul de ste es la existencia de una conciencia colectiva, de un espritu de grupo que se impone sobre las conciencias individuales, pero que no tiene existencia ms que en la estructura organizada de las mismas:

    La influencia que ejerce el medio en el individuo como miembro de un grupo organizado no es ni una suma de sus miembros individuales ni algo cuya existencia no sea mental. Es el grupo organizado como tal, cuya existencia est en las personas que lo componen, pero que no existe en la mente de ninguno de ellos, y que tan poderosamente influye en cada uno de ellos debido a que es algo ms poderoso, ms globalizador que la mera suma de esos individuos [McDougall, 1920, p .12].

    En consonancia con esta concepcin terica del grupo desarrollada por McDougall, su opinin de la muchedumbre no se aleja de la que hemos visto con anterioridad en otros autores:

    En primer lugar, el individuo, cuando forma parte de la muchedumbre, pierde, en cierta medida, su autoconciencia, no se da cuenta de que es una personalidad distinta [...], hasta cierto punto se despersonaliza. En segundo

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    lugar, se da una disminucin del sentido de la responsabilidad personal [...]. Una segunda condicin que coopera con la anterior en mantener los procesos intelectuales de las muchedumbres en un nivel bajo es que sus miembros son altamente sugestionables [McDougall, 1920, pp. 40-41],

    La necesaria conexin entre los procesos individuales y colectivos se halla de nuevo en una encrucijada paradjica para McDougall. Su defensa de una psicologa instintivista y de una teora sociolgica del comportamiento colectivo nos recuerda en gran medida la separacin de W undt entre psicologa experimental y psicologa social. I anto Wundt como McDougall y Tarde, representan un esfuerzo por dar cuenta de ambas dimensiones del comportamiento humano. Sin embargo, habr que esperar todava para que la psicologa social logre integrar el estudio de lo individual y de lo social, algo que s lograr Mead con la introduccin del concepto del self y Kurt Lewin con su nocin del espacio vital.

    No quisiera acabar estas lneas sin mencionar el estudio de O rtega y Gasset (1930/83) sobre el comportamiento de las masas, o ms correctamente del hombre masa. Mucho antes de que Moscovici (1985) descubriera la era de las masas, Ortega ya hablaba de la rebelin de las masas como el fenmeno caracterstico del siglo XX. El lector interesado por las posibles aportaciones de la filosofa orte- guiana a la psicologa social puede leer los artculos de Ovejero (1992) y Torregrosa (1986). No obstante, sirva como botn de muestra su idea acerca de lo social:

    [.os problemas humanos no son, como los astronmicos o qumicos, abstractos. Son problemas de mxima concrecin, porque son histricos. Y el nico mtodo de pensamiento que proporciona alguna probabilidad de acierto en su manipulacin es la razn histrica [Ortega y Gasset, 1930/83, p. 134].

    No est de ms recordar que esto fue dicho ms de cuarenta aos antes de que Gergen (1973) publicase su polmico artculo acerca de la psicologa social como historia.

    Por lo que respecta al anlisis que hace Ortega del comportamiento colectivo, observamos una concepcin de la estructura psicolgica del hombre masa claramente psicosocial, alejada del determi- nismo social (Le Bon, 1983; McDougall, 1920, etc.) o psicolgico (vase Allport, 1924) con los que se ha estudiado el comportamiento colectivo. Pero dejemos hablar a Ortega:

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    La vida no elige su mundo, sino que vivir es encontrarse, desde luego, en un mundo determinado e incanjeablc: en este de ahora. Nuestro mundo es la dimensin de fatalidad que integra nuestra vida. Pero esta fatalidad vital no se parece a la mecnica. No somos disparados sobre la existencia como la bala de un fusil, cuya trayectoria est absolutamente determinada [...]. Todo esto vale tambin para la vida colectiva [Ortega y Gasset, 1930/83, pp. 170-171J.

    Ortega no ve en el comportamiento colectivo ningn mecanismo por el cual la masa necesariamente se imponga sobre el individuo, ningn principio inexorable que imponga su ley determinando finalmente su comportamiento.

    Persiste en Ortega, no obstante, una idea negativa de las masas, contrapuesta a la de elite o minora selecta. Sin embargo, el pesimismo que Ortega mantiene con respecto a la masa no deriva de ningn carcter patolgico de sta, no se trata de un pesimismo ahist- rico abstrado del contexto cultural, como ocurre, en cierta medida, en los estudios ya citados. Prueba de ello es que, para Ortega, lo que define a la masa no es su nmero sino su cualidad, su forma de instalarse en el mundo. As, si socialmente lo que caracteriza a la masa es su incapacidad para dirigir su destino, psicolgicamente el hombre masa se identifica con el hombre medio incapaz de actuar de acuerdo con ideas propias. No es de extraar que Ortega encuentre en el especialista cientfico el ejemplo prototpico de hombre-masa: incapaz de tener una visin globalizadora debido a su conocimiento especializado y particularista. Lo dicho anteriormente no presupone que los anlisis de Ortega sean ajenos al juicio ideolgico-valorativo del autor. Es cierto que el pesimismo de Ortega surge del anlisis de las masas en un contexto de auge de las ideologas autoritarias y de decadencia europea, pero, al no alejarse de ese contexto histrico, Ortega critica al hombre-masa de ese tiempo, y no al comportamiento colectivo, como intrnsecamente perverso.

    Es as como el pensamiento de Ortega, anclado en el devenir histrico de su tiempo y circunstancia, abre una puerta al estudio de la masa desde una perspectiva no reduccionista. Ciertamente incompleta pero merecedora de ser tenida en cuenta.

    Si bien psiclogos sociales como Graumann ( 1 9 8 7 ) o Javaloy ( 1 9 9 0 ) han sealado que el estudio del comportamiento colectivo es una de las tareas inacabadas de la psicologa social actual, lo cierto es que, salvo excepciones (p. ej., Garzn y Rodrguez, 1 9 8 9 ; Gaskell, 1 9 9 0 ; Milgram y Toch, 1 9 6 9 ; Moscovici, 1 9 8 1 / 8 5 ^ ; Turner y Killian,

    C om ienz os d e la p s ic o lo g a so c ia l 17

    1 9 5 7 , entre otros), los procesos colectivos no han sido objeto de investigacin o reflexin sistemtica por parte de los psiclogos sociales. Las razones principales habr que buscarlas en el desarrollo del individualismo metodolgico y el auge del paradigma experimenta- lista dentro de nuestra disciplina (vase Jimnez Burillo, 1 9 8 5 ) . Este ltimo factor explicara por qu, por ejemplo, mientras el estudio de las minoras activas propuesto por Moscovici ( 1 9 7 6 / 8 1 ) ha dado lugar a todo un conjunto de investigaciones en psicologa social experimental, su psicologa de las masas (1 9 8 1 / 8 5 ) no haya generado, comparativamente, una lnea tan prolfica de pensamiento, si exceptuamos su efecto ms bien indirecto en las investigaciones sobre influencia social.

    Retomar el estudio emprico sobre los fenmenos colectivos es importante por varios motivos: en primer lugar, supone reconocer su importancia en la vida social e individual del hombre contemporneo; en segundo trmino, porque es imposible entender el comportamiento de las personas sin hacer referencia al comportamiento colectivo y viceversa; en tercer lugar, porque puede facilitar la articulacin de una teora psicosociolgica de los fenmenos de masas normalmente considerados desde el determinismo social (Le Bon, McDougall, etc.) o desde un determinismo individualista (Allport, Blumer, etc.); en este sentido, cabe sealar los diferentes estudios en los que se analizan los fenmenos de masas desde diferentes tradiciones tericas en psicologa social como el interaccionismo simblico, la teora de la categorizacin social o la teora de las representaciones sociales (vase Gaskell, 1 9 9 0 ) . En cuarto lugar, puede hacer que se ensanchen an ms las fronteras metodolgicas del experimentalismo en nuestra disciplina.

    Por ltimo, el estudio de la conducta colectiva nos lleva, necesariamente, a la necesidad de investigar otros aspectos de la realidad ligados a nuesrtra vida cotidiana y de especial trascendencia como, por ejemplo, el impacto de los medios de comunicacin. Tal y como, acertadamente, indica Roda ( 1 9 8 9 , p. IX ) en la introduccin de su libro sobre la influencia de los medios de comunicacin de masas:

    [...] una explicacin de la conducta colectiva en la sociedad actual no es posible sin recurrir a los medios y en esto los datos de la investigacin confirman lo que la gente tiene por cierto. Gran parte de lo que hacemos, pensamos y sentimos se encuentra mediatizado por la realidad simblica que aqullos crean.

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    En resumen, la investigacin sobre la conducta colectiva es una de las formas de recuperar e introducir, en definitiva, una tradicin del pensamiento psicosociolgico, constituyendo un marco privilegiado para el desarrollo de una psicologa social ms sociolgica, tal y como sealan autores como Gaskell (1990) o Farr (1990). La preocupacin por los fenmenos colectivos nos sita en un punto de vista diferente al del individualismo de muchos estudios en psicologa social, al tiempo que recupera la idea de la relevancia social de los mismos.

    2. ORGENES DE LA CONCEPCIN PSICOLGICA EN PSICOLOGA SOCIAL

    I. LA TEORA INSTINTIVISTA

    La divisin entre las concepciones psicolgica y sociolgica del comportamiento humano queda reflejada en los primeros manuales de psicologa social. McDougall, en su texto de 1908, considerar como objetivo especfico de la psicologa social:

    Mostrar cmo, dadas las inclinaciones y capacidades naturales de la conciencia individual, toda la compleja vida de las sociedades se ve modelada por aqullas, reaccionando en el curso de su desarrollo e influyendo en el individuo [McDougall, 1908, p. 3].

    Esa inclinacin y capacidad de la que nos habla McDougall no es otra que la que proveen las disposiciones instintivas, origen de toda actividad humana individual o colectiva:

    Qutense estas disposiciones instintivas con sus poderosos impulsos y el organismo ser incapaz de realizar actividad alguna; permanecera inerte y sin movimiento como un precioso reloj de pared al que se le hubiesen quitado las agujas o un motor a vapor cuyo fuego se hubiese apagado. Los impulsos son las fuerzas mentales que dan forma a todos los aspectos de la vida de los individuos y de las sociedades [McDougall, 1908, p. 44].

    En esta explicacin instintivista de la actividad humana, el medio social juega un papel secundario; influye en dichas tendencias innatas incrementando su complejidad pero dejando invariable su naturaleza. Cada instinto se corresponde con una respuesta emocional que lo identifica; as, por ejemplo, el instinto de huida se corresponde con una respuesta emocional de temor, o el instinto de repulsin con una reaccin emocional de disgusto. La experiencia puede modificar la conducta del individuo a travs de su influencia sobre las percepcio

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    nes de ciertos objetos, pero los componentes emocionales de los instintos son, para McDougall, de naturaleza inmutable.

    Ross (1908), fuertemente influenciado por Tarde, propone, por el contrario, una definicin de la psicologa social claramente diferenciada de la ofrecida por McDougall, considerando a la psicologa social como parte de la sociologa: La psicologa social se ocupa de las uniformidades debidas a causas sociales, es decir, a los contactos mentales o a las interacciones mentales (Ross, 1908, p. 3). Interacciones que, segn Ross, estn determinadas por los principios de invencin y de sugestin e imitacin, fundamentalmente. El propio Ross (1904, p. 405), en un reconocimiento explcito a Tarde, es muy claro al respecto:

    El campo de las interaccioncs y relaciones personales ha sido explorado y no se puede decir que ofrezca problema serio alguno [...]. Lo que nos hace falta resolver es cmo sencillos procesos interindividuales dan lugar a resultados tan espectaculares y difusos como el lenguaje, los mitos, las costumbres [...]. La construccin, difusin y transmisin del lenguaje, los mitos y otros productos similares, dependen [...] de dos fenmenos elementales como son la combinacin original de ideas en la mente individual invencin y la accin de unas mentes sobre otras sugestin e imitacin.

    Como vemos, las definiciones de McDougall y Ross difieren claramente; mientras que en McDougall el comportamiento puede ser explicado, principalmente, mediante los instintos, en Ross se destaca una concepcin en la que es la imitacin el principio explicativo de la misma. El objetivo y nivel de anlisis que ambas orientaciones atribuyen a la psicologa social es lgicamente divergente. Para McDougall se trata de encontrar los instintos sociales que determinan la conducta social. Ross, por el contrario, se propone estudiar las causas y las condiciones que hacen del individuo un ser social. Aunque las interacciones mentales tienen una importancia clave en el esquema explicativo de Ross, su psicologa social no se reduce a una psicologa de las relaciones interpersonales, sino que se centra tambin en las influencias sociales del medio sobre la persona y los grupos o formaciones sociales. Tanto los procesos mentales individuales como la estructura mental de los grupos dependen, segn Ross, de modos de vida impuestos por su posicin en el sistema social. Para Ross, la uniformidad en las creencias y los sentimientos determina tanto la formacin de grupos sociales como las relaciones entre ellos, siendo un

    O rg en e s d e la co n c ep c i n p s ico l g ica en p s ic o lo g a so c ia l 21

    producto social. A su vez, la accin de individuos extraordinarios in- lluye en la transformacin del medio y el progreso social.

    La orientacin instintivista de McDougall contar con partidarios y detractores desde un principio. Su influencia sobre uno de los tericos de la psicologa social con mayor repercusin en los psiclogos sociales de orientacin sociolgica como George H. Mead, ya sealada por psiclogos sociales como Blanco (1988), merece ser tenida en consideracin para comprender algunos aspectos en la evolucin posterior de algunas corrientes de pensamiento dentro del interaccionismo simblico, como es la concepcin desarrollada por Blumer. La publicacin del artculo Social psychology as counterpart to physio- logical psychology (Mead, 1909), resulta reveladora de la influencia de McDougall sobre el pensamiento de Mead. En l, su autor propone una psicologa social fundamentada en tres caractersticas principales. En primer lugar, una visin de la naturaleza humana basada en la nocin de instinto social. En segundo lugar, una teora de la intercomunicacin social. Por ltimo, una teora de la identidad como conciencia social. Para el fundador del interaccionismo simblico, la existencia de instintos sociales en el hombre es condicin necesaria para el surgimiento de la conciencia. Aqullos son los responsables de que el organismo reaccione de formas particulares ante cierto tipo de estmulos y de que dichas respuestas se conviertan en nuevos estmulos que contienen, a su vez, el repertorio posible de actitudes que un organismo diferente puede adoptar ante los mismos:

    La importancia de los instintos en la organizacin social de la conducta o comportamiento no est en el hecho de que una forma que pertenece a un grupo social hace lo que otros hacen, sino que la conducta de una forma es un estmulo para que otra lleve a cabo un determinado acto y que este acto se convierta de nuevo en un estmulo para que la primera reaccione de una determinada manera, y as sucesivamente en una interaccin indefinida [Mead, 1909, p. 406].

    La teora comunicativa de Wundt va a servir a Mead para elaborar su posicin con respecto a la aparicin del lenguaje significante. Ln ella considera que la comunicacin simblica es el resultado del desarrollo del gesto vocal que se da en una situacin de interaccin social. Lo que en un principio es la expresin de emociones individuales se convierte, como consecuencia de la interaccin con otros, en la base de la comunicacin. La aparicin del gesto simblico y del

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    pensamiento presuponen, por tanto, la existencia de una situacin social de interaccin. El surgimiento de la conciencia reflexiva tiene su origen en la conciencia del otro. Es, por tanto, conciencia social antes que conciencia individual. Ahora bien, las formas de interrelacin que fundamentan la aparicin de una conciencia reflexiva dependen de esas tendencias a actuar de una forma predeterminada ante ciertos estmulos que son los instintos sociales:

    Anterior al surgimiento de la conciencia reflexiva dentro de la cual existimos, en los comienzos de la sociedad humana, ha tenido que existir esta condicin que es la interaccin de actos surgidos de los instintos sociales [Mead, 1909, p. 407].

    No nos debe extraar que Mead considerase que la psicologa fisiolgica debera formar parte de la psicologa social.

    La postura defendida por McDougall en Introduction to Social Psychology fue fuertemente criticada con posterioridad por su incapacidad para explicar la variabilidad de la conducta, as como por su concepcin biologicista de la naturaleza humana, errneamente identificada con el determinismo del movimiento eugensico y sus ideas racistas, de las que, desafortunadamente, se har eco en su libro de 1921, Is America Safe for Democracyf (vase Collier, Minton y Reynolds, 1991). Su teora de los instintos sociales caer en el olvido hasta la aparicin de postulados semejantes defendidos por algunos etlogos (p. ej: Ardrey, 1970; Lorenz, 1978; Eibl-Eibesfeldt, 1983) y, ms recientemente, por sociobilogos como Wilson (1983).

    El trabajo de Ross ha permanecido relegado en los trabajos contemporneos en psicologa social, as como de los estudios sobre influencia social. Desde el momento de su publicacin, su Social Psychology ser prcticamente ignorada por los psiclogos sociales de formacin psicolgica, convirtindose, por el contrario, en el autor ms citado en los textos de psicologa social escritos por socilogos.

    Contrasta este olvido con la agudeza de algunos de sus anlisis. A este respecto, Collier y otros (1991, pp. 30-51), nos recuerdan, por ejemplo, las evidentes analogas entre el concepto de sugestin en Ross y los estudios de Hovland y colaboradores sobre la comunicacin persuasiva, de notable influencia en la psicologa social de los aos cincuenta:

    Ross crea que la sugestin variaba en funcin del prestigio del orador, el nmero de veces que se repeta el mensaje, el tamao del grupo de referencia y

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    las caractersticas del receptor, como la edad, el sexo, la raza y el temperamento. Este tratamiento se aproxima al de Hovland, Janis y Kelley (1953). Estos autores encontraron que la persuasin variaba con la credibilidad del comunicador y la organizacin de los argumentos (incluyendo la repeticin, la pertenencia al grupo y la personalidad).

    El desarrollo de una psicologa social de carcter individualista es la causa principal de que, como seala Pepitone (1981, citado en Graumann, 1988), el pensamiento de Ross no haya formado parte de la tradicin dominante de la disciplina.

    II. EL MODELO INDIVIDUALISTA, CONDUCTISMOY EXPERIMENTALISMO: TRES RASGOS PARA UNA PSICOLOGA SOCIAL PSICOLGICA

    Las concepciones supraindividualistas del comportamiento humano, representadas por autores como Le Bon, McDougall, Durk- lieim, etc., o la que ilustra Ross (1908) en su Social Psychology, van a ser el centro de ataque de F. Allport (1924).

    El inters en el anlisis de sus ideas reside en haber constituido el punto de confluencia de los elementos del paradigma dominante en psicologa social: el anlisis conductista, el individualismo metodolgico y la investigacin experimental. Elementos que han corrido diversa suerte. Mientras que el enfoque conductista ha ido declinando en favor de modelos de carcter cognitivo, el individualismo metodolgico y el diseo experimental han seguido teniendo una influencia notoria en la psicologa social.

    La concepcin conductista es claramente perceptible en el manual de psicologa-social que F. Allport publica en 1924: en l se seala, como objeto de estudio de la psicologa social, la conducta social entendida como las estimulaciones y reacciones que surgen entre los individuos y la parte social de su medio; es decir, entre los mismos individuos (F. Allport, 1924, p. 3).

    En este texto, F. Allport seguir el modelo behaviorista desarrollado por E. B. Holt, en donde, a diferencia del conductismo radical de Watson, se defiende que, aunque de forma secundaria, la conciencia debe formar parte del estudio de la conducta (vase Jimnez Burillo, 1980). Floyd Allport considera necesario que la psicologa

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    social realice un estudio descriptivo de la conciencia, llegando incluso a afirmar que tomamos conciencia de nosotros mismos a travs de los otros. Sin embargo, la idea predominante en Allport, en consonacia con el pensamiento de Holt, es que la conciencia no es tanto un producto de la interaccin social, tal y como la conceba G. H. Mead, como la respuesta individual a los estmulos del medio. Mientras que para G. H. Mead la conciencia juega un papel activo en la determinacin de la conducta, para F. Allport la conciencia no puede ser nunca un principio explicativo de la conducta. Allport, en alusin al pensamiento de Mead, sustituye el concepto de interaccin de carcter consciente en la explicacin de la accin social por la nocin de inter- estimulacin fisiolgica. Su posicin no es slo reductible a la del individualismo metodolgico, sino que en diversos momentos deja entrever un mecanicismo de carcter b io logicista . Los fenmenos grupales deben ser explicados no ya en funcin del comportamiento de los individuos, sino en ltima instancia por procesos de origen fisiolgico derivados de estmulos sociales:

    La explicacin no se deriva del deseo, el sentimiento, la voluntad o el propsito, por importantes que puedan aparecer a nuestra conciencia inmediata, sino de la secuencia estimulacin-transmisin neuronal-reaccin. La conciencia a menudo acompaa esta cadena de sucesos, pero nunca establece un vnculo de unin en dicha cadena [F. Allport, 1924, p. 2].

    Con el transcurso del tiempo el propio F. A llport ir modificando sus posiciones conductistas y evolucionando hacia una psicologa social ms cognitiva (vase Collier, Minton y Reynolds, 1991).

    El carcter individualista de la psicologa social de F. Allport es desarrollado, entre otros trabajos, en su psicologa de las multitudes. Para este autor, el estmulo social predominante en una situacin multitudinaria es de carcter sugestivo, el cual facilita respuestas que no son otra cosa que la liberacin de impulsos o tendencias preexistentes. Nada diferencia, por tanto, una situacin grupal o colectiva de una individual:

    Los miembros de una multitud pueden ser sugestionados en las manos de un lder, pero dicha sugestin debe estar siempre en consonancia con alguna poderosa respuesta del individuo en la misma direccin. Es, por tanto, el individuo la ra ison d t r e de la multitud. Su respuesta no slo provee el motivo para la conducta colectiva sino que limita su direccin. La accin es facilitada

    )rgen es d e la co n c ep c i n p s ic o l g ica en p s ic o lo g a so c ia l 25

    (. intensificada a travs de la presencia de la multitud, pero aqulla tiene su origen en los impulsos individuales [F. Allport, 1924, p. 295].

    Para F. Allport, por tanto, la psicologa social no se diferencia de la psicologa individual; ms an, la existencia de una supuesta conciencia colectiva, de un espritu grupal, es totalmente negada: la conducta no es ms que una suma de actos individuales. La falacia grupal se corresponde, segn este autor, con la afirmacin del grupo como una entidad psicolgica independiente de la de sus miembros; muy al contrario, afirma, la conciencia del grupo no es ms que la accin uniforme de individuos sometidos a estmulos comunes y que responden de forma singular. En resumen, para l, la psicologa social es la ciencia que estudia la conducta del individuo en tanto en cuanto sta estimula a otros individuos, o es en s misma una reaccin a la conducta de aqullos (Allport, 1924, p. 12).

    El ltimo aspecto que hay que destacar en este psiclogo americano es su defensa del experimentalismo, defensa que ha influido notablemente en el devenir de la psicologa social y que constituye, junto con su nfasis en los procesos individuales, una de las principales diferencias con respecto a la tradicin sociolgica en psicologa social. Sus estudios sobre la influencia grupal en el individuo son una excelente ilustracin del mismo. Los experimentos sobre facilitacin social llevados a cabo por Allport (1924) en el Harvard Psychology Laboratory entre 1916 y 1919 mostraban que la realizacin de una tarea se vea incrementada con la sola presencia de otras personas realizando esa misma tarea. Esa presencia constitua un estmulo social que desencadenaba un incremento de las respuestas asociadas a la consecucin de un objetivo comn. As, por ejemplo, diferentes actividades mentales (razonamiento, atencin, asociacin de palabras) se realizaban con mayor frecuencia en situaciones de grupo que en situaciones de aislamiento; la calidad de dichos procesos se vea, no obstante, disminuida.

    Un dato que, sin embargo, no parece haber sido tenido muy en cuenta por los defensores del paradigma experimental es la advertencia que el propio Allport (1924, p. 284) hace con respecto a las limitaciones del mismo:

    La realidad de la vida social de los grupos en referencia a las interrelaciones que los individuos mantienen entre s es mucho mas compleja que la de las situaciones experimentales descritas con anterioridad. Es por esta razn que,

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    aunque los resultados obtenidos en los experimentos sean de utilidad, las generalizaciones derivadas de los mismos deban realizarse con cautela.

    Tambin su defensa del individualismo es matizada en un artculo posterior (vase F. H. Allport, 1962), donde, si bien sigue manteniendo su crtica a la idea del grupo como poseedor de una entidad suprain- dividual independiente que se impone sobre las mentes individuales, reconoce como errneo considerar a la psicologa social como disciplina individual.

    En resumen, Floyd Allport constituye un punto de referencia obligado para entender el acontecer de la psicologa social. La concepcin defendida por este psiclogo social frente a las de Kantor (1924), Kroeber (1917) o Bogardus (1924), para quienes los fnome- nos sociales no pueden ser reducidos a fenmenos psquicos (vase tambin Blanco, 1988), ser hegemnica en la psicologa social psicolgica, en la que primarn, formando los fundamentos en los que se asentar la concepcin dominante de la disciplina, el experimenta- lismo y la concepcin individualista.

    III. BREVES APUNTES SOBRE LA PSICOLOGA SOCIAL HASTA EL PERIODO DE POSGUERRA

    Entre la publicacin de la Psicologa Social de Allport en 1924 y la psicologa social de la posguerra ocurren algunos hechos significativos que es preciso dejar reseados. En primer lugar, desde un punto de vista metodolgico, el desarrollo de las escalas de actitud (Bogardus, 1925z y 1925; Thurstone, 1929; Likert, 1932) dar un gran impulso a la investigacin desarrollada en psicologa social. Unos aos ms tarde, en 1935, la publicacin del captulo de G. W. Allport sobre las actitudes, en el Handbook of Social Psychology de Murchison, contribuir al apuntalamiento de una perspectiva ms individualista, alejada de concepciones ms sociolgicas de las actitudes como las mantenidas por Thomas y Znaniecki (1918) en su estudio sobre la migracin de campesinos polacos a Estados Unidos y sus consecuencias sobre ei cambio de valores y actitudes (vase Jaspars y Fraser,1984). El predominio de la concepcin ms psicolgica de las actitudes ha generado en nuestros das la profusin de numerosos estudios en los que se utiliza la teora de las representaciones sociales

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    elaborada por Moscovici y otros psiclogos sociales, y de la que se tratar en pginas posteriores. Autores como Graumann (1988, p. 14) han indicado que la medicin de las actitudes es el logro principal de la psicologa social de los aos treinta y cuarenta (para un estudio histrico de la investigacin sobre las actitudes, vase Rodrguez Prez, 1989). Esto impuls la consolidacin del estatus cientfico de la disciplina, a la que tambin contribuir la creciente utilizacin del mtodo experimental. En esta dcada de los aos treinta, junto a la aparicin de excelentes investigaciones de campo, como la de Jahoda, Lazarsfeld y Zeisel (1933/72) sobre las consecuencias psicosociales del desempleo, o el estudio longitudinal de Bennington, realizado a linales de la dcada por Newcomb (1943; 1958/82) sobre el cambio de actitudes y pautas de conducta en funcin de los grupos de referencia, se publican importantes trabajos en los que se difunden d iversos marcos tericos. Entre estas publicaciones, habra que destacar la aparicin de Espritu, persona y sociedad (Mead, 1934/72), obra clave para el desarrollo del interaccionismo simblico; la psicologa topolgica de K. Lewin (1935, 1936), que culminar con la publicacin postuma de la teora del campo (1951); el enfoque sociomtrico para el estudio de las relaciones y estructuras grupales de Moreno (1934); y los estudios experimentales sobre el efecto autocintico que servirn a Sheriff (1936) para elaborar su teora sobre la formacin de normas, y que pueden considerarse como pioneros en un cambio en psicologa social de un enfoque individualista como el que representa F. Allport por otro de carcter grupal (vase Collier y otros, 1991). Cabe destacar tambin los estudios experimentales de Bartlett (1932) sobre la memoria y los factores sociales del recuerdo. Sus ideas tendrn una notable influencia en el desarrollo posterior de la psicologa (social) cognitiva. Su nocin de esquema se ha convertido en un concepto clave en los estudios sobre cognicin social. La idea actual de esquema como organizacin estructurada de conocimiento, dependiente de factores sociales y culturales, se encuentra presente en las investigaciones de Bartlett sobre la memoria. Por ltimo, desde fuera de la disciplina, hay que destacar la influencia de la antropologa cultural. A travs de los escritos de antroplogos como Franz Boas, Ruth Benedict, Margaret Mead y Ralph Linton, la psicologa social mostrar una cierta preocupacin por la variabilidad cultural de la conducta y las diferencias asociadas a pautas de socializacin y personalidad. Asimismo, un conjunto de conceptos como los de institucin, cultura, estatus y ro l, utilizados profusamente en el

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    campo de la antropologa cultural, se incorporarn a los anlisis realizados por los psiclogos sociales (Jackson, 1988). Aunque el inters por los determinantes culturales de la personalidad pierden su importancia despus de la segunda guerra mundial, los problemas planteados por la antropologa cultural han seguido vigentes en algunos de los planteamientos de psiclogos sociales que propugnan una psicologa social transcultural, como Bond (1988) o Jahoda (1986).

    Es tambin en la dcada de los aos treinta, ms concretamente en 1936, cuando se constituye la Society for the Psychological Study of Social Issues, entre cuyos fines primordiales se encontraba la investigacin de problemas sociales y la intervencin social.

    En los aos cuarenta, el periodo de la segunda guerra mundial marcar un giro en el predominio de los intereses tericos de la dcada precedente hacia una psicologa social aplicada, caracterizada fundamentalmente por un desarrollo tanto interdisciplinar como de diversos mtodos y tcnicas de investigacin. Los trabajos recogidos en Studies irt Social Psycbology in World War I I (Stouffer y cois., 1949; Hovland, Lumsdaine y Sheffield, 1949) resultan paradigmticos de este periodo. Su incidencia, tanto terica como metodolgica, se extiende hasta mediados de la dcada de los sesenta. En esta investigacin colectiva, y durante un periodo de cinco aos, se realizaron ms de trescientos estudios y seiscientas mil entrevistas (para un resumen de los dos primeros volmenes, vase Lazarsfeld, 1949). La diversidad de mtodos empleados para la elaboracin y examen de los datos obtenidos cuestionarios para la medicin de actitudes, anlisis experimentales para el estudio de los efectos de la comunicacin en el cambio actitudinal...; la variedad de temas tratados comunicacin persuasiva, cambio de actitudes, papel de los grupos primarios, satisfaccin con el puesto de trabajo, implicacin en los objetivos de la guerra, estrs emocional, relaciones interraciales..., y la profundidad conceptual con que fueron tratados conceptos como nivel de expectativa, percepcin selectiva, privacin relativa, etc., han mostrado su utilidad conceptual en otras investigaciones posteriores, han contribuido, de forma notable, al desarrollo de las ciencias sociales. Sirva como ejemplo de dicha influencia, adems de lo ya apuntado, su contribucin a la teora de los grupos de referencia y a los estudios sobre el cambio de actitudes (vase con respecto a este ltimo tema el excelente trabajo de Roda, 1989). Corno resumen de lo dicho, sirva la cita de un artculo de Smith (1983, p. 170) sobre la historia de la psicologa social:

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    I .ns psiclogos, durante la guerra, no trataron de demostrar lo cientficos que eran, tan slo trataban de utilizar sus conocimientos cientficos y de todo upo para enfrentarse a problemas que requeran soluciones urgentes.

    Si bien el desarrollo metodolgico y la aplicacin del conocimiento a la resolucin de problemas sociales son las caractersticas principales de la disciplina durante este periodo, tambin se producen aportaciones tericas, fundamentalmente desde tres marcos tericos: las teoras del refuerzo, la psicologa de la Gestalt y el psicoanlisis.

    Enmarcados en el conductismo social e influenciados por la teora del aprendizaje de Hull aparecern las contribuciones de Dollard y otros (1939) y de Miller y Dollard (1941). En un primer libro, Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears (1939) expondrn su hiptesis de la frustracin-agresin, en la que es perceptible la influencia de la formacin psicoanaltica de Dollard y Miller. En el modelo propuesto por estos autores se asume que todo acto agresivo presupone la existencia de frustracin y que la experiencia de frustracin conduce a la agresin. Investigaciones posteriores, como las de Berkowitz (1962), cuestionaran la perspectiva de estos psiclogos, demostrando que la relacin entre frustracin y agresin no es universal: aunque la frustracin puede llevar a una conducta agresiva, tambin pueden darse reacciones no agresivas a la frustracin. De manera anloga, la frustracin no siempre conduce a una conducta agresiva. Tambin Ban- dura y Walters (1963) dan cuenta de diversos trabajos experimentales en los que la agresin puede producirse en ausencia de frustracin. En los experimentos con nios llevados a cabo por ambos psiclogos, la frustracin slo llevaba a respuestas agresivas en presencia de modelos agresivos.

    En un segundo libro, Miller y Dollard (1941) expondrn su teora del aprendizaje, destacando el papel de la imitacin. Para estos autores, el aprendizaje es el resultado de respuestas instrumentales en las que el refuerzo lleva a la repeticin de la conducta imitativa. Ban- dura y Walters (1963) criticarn posteriormente la teora, destacando la importancia del aprendizaje observacional. A este respecto, Ban- dura y Walters (1963/74, p. 18) sealan lo siguiente:

    [...] los tericos del aprendizaje conceden cada vez ms atencin al proceso de imitacin, pero lo siguen tratando normalmente como una forma de condicionamiento instrumental, tal y como lo conceban M iller y Dollard. Sin embargo, hay bastantes pruebas de que puede haber aprendizaje por observacin de la conducta de otros, incluso cuando el observador no reproduce

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    las respuestas del modelo durante la adquisicin y, por tanto, no recibe refuerzo.

    Dentro de tradicin de la teora de la Gestalt hay que destacar los trabajos de Kurt Lewin, Solomon Asch y Fritz Heider. En el caso de K. Lewin, podemos rastrear, tanto en su teora del campo (1951/78) como en sus diferentes escritos, diversos aspectos de su influencia en la psicologa social contempornea. El experimentalismo como mtodo de anlisis de la realidad social, la importancia dada a la experiencia psicolgica en la explicacin de la conducta y su ahistoricismo son tres de esos rasgos. Ciertamente, la figura de K. Lewin no se reduce a esos tres rasgos y habra que sealar entre otros su inters por los estudios grupales as como su nfasis en la investigacin encaminada a la accin social (para un detallado anlisis de la psicologa social de Kurt Lewin, vase Blanco, 1988, 1991).

    Con respecto a Solomon Asch, hay que destacar sus trabajos sobre formacin de impresiones (1946) y sobre conformismo (1952); estos ltimos de una gran importancia por su efecto en las investigaciones sobre influencia social. As, por ejemplo, Milgram (1973/80), en sus trabajos experimentales sobre la obediencia a la autoridad, reconoce, entre otras, la influencia de Asch. En ellos se describen las condiciones y los mecanismos psicolgicos que explican cmo, en ausencia de intimidacin, se produce la aceptacin, por parte de personas normales, de rdenes inmorales emitidas por una autoridad y que implican la posibilidad de causar daos fsicos a terceros. Tambin la psicologa de las minoras activas de Moscovici (1976/81) tendr, en la controversia con el esquema conceptual de Asch y en la reinterpretacin terica de los resultados de sus experimentos sobre influencia mayoritaria, una importante rea de referencia.

    Dos artculos de Fritz Heider (1944, 1946), sobre la atribucin de causalidad en los procesos de percepcin y sobre la nocin de equilibrio psicolgico, respectivamente, supondrn una contribucin decisiva en posteriores teoras de la atribucin y en el desarrollo de las teoras de la consistencia, como la de Festinger. El propio Festinger (1957/75, pp. 21-22) reconocer su deuda con Heider en la formulacin de su teora de la disonancia cognoscitiva al citar el libro de Heider (1958), The psychology of interpersonal relations, indito en esos momentos, y en el que este psiclogo recoge las ideas de sus dos publicaciones ya citadas:

    ( Orgenes d e la c o n c ep c i n p s ic o l g ica en p s ic o lo g a so c ia l 31

    I )ice Heider: Resumiendo esta discusin preliminar de los estados de equilibrio o que se armonizan, podemos decir que se caracterizan por dos o ms relaciones que cuadran bien entre s. Si no existe un estado de equilibrio, aparecern fuerzas dirigidas hacia ello. O bien habr tendencia a modificar estos sentimientos, o, de lo contrario, se tender a cambiar las relaciones unitarias mediante acciones y reorganizaciones cognoscitivas. Si no se puede llevar a efecto el cambio, entonces el estado de desequilibrio producir tensin, y los estados en equilibrio sern preferidos a los de desequilibrio.

    Si se sustituye el trmino en equilibrio por la palabra consonante y el trmino en desequilibrio por la palabra disonancia, la frmula de Heider es casi igual que la nuestra, por lo menos hasta donde hemos llegado.

    Acabada la segunda guerra mundial, Adorno y cois. (1950) publicarn su conocido estudio sobre el antisemitismo y los orgenes del prejuicio, La personalidad autoritaria: muy probablemente, la mayor contribucin de la teora psicoanaltica al campo de la psicologa social. El estudio de Adorno y cois, servir de punto de referencia para otras investigaciones posteriores, como las de Rokeach sobre el dogmatismo (1963/82).

    El periodo analizado en este apartado trajo, desde el punto de vista humano, la tragedia y el sufrimiento. El impara