movimiento inquilinario

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 Movimiento inquilinario La importancia histórica, geográfica y comercial, inherentes a las ciudades de Panamá y Colón obedecen a una condición muy particular, de la cual ambos aprovecharon y aprovechan: la de ser sitios de Tránsito !e all" que, las ciudades terminales de la #uta, fuesen siempre campos abonados para la siembra de casas de inquilinato$ porque, como dice Tomlinson: %&iendo estos lugares, 'nicos, en los cuales se manten"a cierto movimiento comercial, era lógico que se agrupara en torno a estas ciudades toda la población y se enclavaran en ellas todas las propiedades que necesitaban construirse para alo(ar a sus moradores% Pero, el problema inquilinario no era todav"a un problema )ra apenas un embrión que la situación caótica del *stmo + producto de una estrecha ligaón con la nación colombiana+ imped"a desarrollarse &in embargo, en el a-o de ./01, con la construcción del 2errocarril, aparecen los primeros bodegones y con ellos los perfiles del problema Perfiles que logra contornos definidos con la iniciación de los traba(os del Canal por los franceses %Con el arribo a nuestra tierras de legiones de t3cnicos, empleados, comerciantes y traba(adores en general, que viene a traba(ar en la obra canalera, los capitalistas se aprestan a construir casonas con multitud de cuartos de alquiler para darlas en arrendamiento a la masa de hombres y mu(eres que llegan% )l arrendamiento se da en las circunstancias más deplorables para el arrendatario &us demandas ante los propietarios no pueden ser apuntaladas por normas legales, porque no e4iste todav"a una legislación sobre el asunto !e all" que se vea compulsado a aceptar la vivienda con los numerosos inconvenientes a ella adheridos )sta situación no duró mucho tiempo Porque la Compa-"a

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Movimiento inquilinario

La importancia histrica, geogrfica y comercial, inherentes a las ciudades dePanamy Coln obedecen a una condicin muy particular, de la cual ambos aprovecharon y aprovechan: la de ser sitios de Trnsito. De all que, las ciudades terminales de la Ruta, fuesen siempre campos abonados para la siembra de casas de inquilinato; porque, como dice Tomlinson:"Siendo estos lugares, nicos, en los cuales se mantena cierto movimiento comercial, era lgico que se agrupara entornoa estas ciudades toda lapoblaciny se enclavaran en ellas todas las propiedades que necesitaban construirse para alojar a sus moradores" .Pero, el problema inquilinario no era todava un problema. Era apenas un embrin que la situacin catica del Istmo productode una estrecha ligazn con lanacincolombiana impeda desarrollarse. Sin embargo, en el ao de 1850, con laconstruccindel Ferrocarril, aparecen los primeros bodegones y con ellos los perfiles del problema. Perfiles que logra contornos definidos con la iniciacin de los trabajos del Canal por los franceses."Con el arribo a nuestra tierras de legiones de tcnicos, empleados, comerciantes y trabajadores en general, que viene a trabajar en la obra canalera, los capitalistas se aprestan a construir casonas con multitud de cuartos de alquiler para darlas enarrendamientoa la masa de hombres y mujeres que llegan" .El arrendamiento se da en las circunstancias ms deplorables para el arrendatario. Sus demandas ante los propietarios no pueden ser apuntaladas pornormaslegales, porque no existe todava una legislacin sobre el asunto. De all que se vea compulsado a aceptar la vivienda con los numerosos inconvenientes a ella adheridos.Esta situacin no dur muchotiempo. Porque la CompaaFrancesa fracasa en su intento de abrir el Canal. Y a los centenares de trabajadores que haban venido para hacer posible ese intento, no les queda otro camino que el de prepararse a partir hacia sus tierras de origen.Por esta poca, el Istmo estaba convulsionado por las frecuentes manifestaciones de descontento de una burguesa que aspiraba a librarsepolticay econmicamente delEstadoColombiano. Que buscaba amplias libertades para lapropiedad. Que anhelaba su consolidacin comoclase. De all que se produce el Acto Independentista de 1903; y se produce tambin, casi simultneamente, la firma del Tratado del Canal con losEstados Unidos. Este pas haba realizado ya la compra de todas lasaccionesdel Canal que posea la Compaa Francesa. Sin embargo, ni la autonoma poltica, ni la Construccin del Canal por los norteamericanos dieron los frutos que se esperaban. Las repercusiones sociales de esta nueva pero triste realidad, fueron insospechadas. Soler dice al respecto que: "En los mismos momentos en que la burguesa liberal esperaba un impulso ascendente definitivo, se opera una delicuescencia de clase que determina su prdida de la hegemona intelectual, 'su refugio en la propiedad inmobiliaria', y su marginacin de la actividad comercial en favor de inmigrantes extranjeros. Uno de susintelectualesde hoy as lo reconoce cuando afirma que nunca en lahistoriaestuvo el blanco capitalino en condiciones tan angustiosas como en 1903... su hegemona intelectual estaba perdida. Slo le quedaba la pequea pennsula de lacapitaly esto por obra y gracia de fuerzas colombianas; y dentro de sus murallas, comerciantes extranjeros lo empujaban ms y ms hacia un caserismo esttico" .Esto ltimo va a constituirse en destino y caracterstica fundamental de una clase decepcionada, en las primeras dcadas del presente siglo. Caracterstica que hace posible el establecimiento, por vez primera, de:"Las bases objetivas de la degeneracin de una clase frustrada en lo internacional y cada vez ms en lo nacional, de la cual habra de surgir la lumpenburguesa de hoy..." (4).

2. La Etapa RepublicanaDesilusionada la burguesa liberal panamea despus de su intento fallido de estructuracin clasista no le queda otro recurso para seguir subsistiendo muellemente que el arrendamiento de casas.As tenemos que las ciudades terminales se ensanchan, porque los caseros se aprestan a recibir la avalancha de distintosgruposhumanos que vienen a trabajar en las obras del Canal. De esta manera surgen en la ciudad dePanam, los barrios del Chorrillo y Calidonia; luego los de San Miguel y el Maran; y por ltimo, los del Granillo y Malambo. En Coln, Rainbow City y Folk River, representan concreciones de la obsesin por las edificaciones que caracterizaba a los dueos de casas de ese momento. Pero el arrendamiento tornbase difcil. Empezaba a mostrar ya su forma ignominiosa y explotadora. Porque, como nos dice Tomlinson:"Con una legislacin conservadora derivada deColombiay unaConstitucinconfeccionada precisamente por los dueos de casas y nuevos terratenientes del Istmo, la relacin arrendaticia que renaca con motivo de la construccin de los bodegones en los barrios... no poda ser ms desigual. Los arrendatarios estaban sometidos a una situacin desastrosa" (5).Los inquilinos confrontan una situacin similar o peor que aqulla que confrontaron en la segunda mitad del siglo XIX. Esta poltica egosta e inescrupulosa puesta en prctica por los arrendadores, se constituy en una espada de doble filo. Porque si, por un lado, llev a los arrendatarios a condiciones denigrantes e intolerables; por el otro, creconcienciaen esos hombres que se hallaban aprisionados y que sufran por ella. Arribamos as, a 1925. Ao en que la masa inquilinaria decide, en una forma mancomunada, encarar valerosamente el problema. Y as, un da de octubre, el 10 especficamente,sangrey vidas se ofrendaron generosamente en cumplimiento con una lucha que pretenda acelerar su obliteracin.NATURALEZA IDEOLGICA DEL MOMENTO1. El Neoliberalismo2. Anarquismo? Comunismo?1. El NeoliberalismoLa desilusin que satur a la burguesa liberal panamea despus del Acto Independentista y mucho ms, despus del Tratado del Canal con los Estados Unidos, la llevaron a refugiarse en un caserismo ignominioso y expoliador. Y con estaactitudinici unprocesode degeneracin que no ha concluido, y que la conduce a su propia aniquilacin.Durante los aos del 20, hombres como Eusebio A. Morales, Guillermo Andreve y Jos Dolores Moscote, emprenden la gigantesca tarea de renovar elLiberalismoy revisar sus postulados clsicos. Por esta misma poca, y concomitantes a esta actitud, dice Soler:"Se observa un florecimiento inusitado delpensamientopedaggico que, acompaando los intentos tericos de renovacin neoliberal, pretende estructurar unaeducacinde definicin democrtica y de afirmacin nacionalista"Esta tarea la llevaron a cabo Jeptha B. Duncan y Jos Daniel Crespo. Hombres que vieron enla educacinno slo la perpetuacin del liberalismo, sino tambin, la salvacin dela Repblica. Porque los idelogos del Neo-Liberalismo fueron, tambin, los idelogos de la renovacin pedaggica. Concluida laPrimera Guerra Mundialy luego del ejemplo, sin precedentes en la Historia, de laRevolucinRusa, aunado al empuje vigoroso y progresivo de las ideas Socialistas, llev a los tericos Neoliberales a elaborar crticas y a formular paradojas en torno al panorama ideolgico-poltico internacional desde el punto de vista liberal. Y as, Eusebio A. Morales, advierte y acepta laatmsfera proletaria que envuelve a la Revolucin Bolchevique aunque no acepta un elemento y una etapa vital de dicha revolucin en su proceso de realizacin: La Lucha de Clases y LaDictaduradel Proletariado."En ese sentido, ya en el enfoque mismo que de losproblemassociales haca Morales en 1919, se sienta uno de los supuestos del posterior pensamiento poltico neo-liberal: lajusticiasocial es posible sin la agudizacin de las contradicciones clasistas que conduzcan a una dictadura 'tirana' del proletariado" (7).Moscote y Andreve adoptan las ideas de Morales y con ella intentan la estructuracin del ideario neo-liberal. Estructuracin que slo poda hacerla posible una revisin previa de los postulados leseferistas e individualistas del liberalismo clsico. De esa manera, dice Soler:"Moscote en primer trmino, y despus Andreve se abocaron a la tarea revisionista intentando una re-definicin, social y moderna, del liberalismo. Tal re-definicin, en el sentir de estos autores hara incluso posible la asimilacin de aquellos aspectos positivos delsocialismosin que por ello fuere negada la esencia perenne del liberalismo" (8).As tenemos que, para Moscote, el liberalismo no es ms que una "actitud mental", y para Andreve, "una recta tirada al infinito". Estas conceptualizaciones que inventaron Moscote y Andreve, no fueron ms que intentos por salvar unaideologaque ya haba sido superada enEuropapero que aqu entraba en su etapa agnica."La perenne 'actitud mental' liberal de Moscote, y la 'recta tirada al infinito' de Andreve, reconocan implcita, y en Moscote explcitamente, la caducidad del liberalismo doctrinario que slo intentaba superar a travs de la perennidad de frmulas sin contenido, es decir, a travs de la perennidad de un liberalismo 'sin Doctrina' " .De all que, agrega Soler,"La caducidad de las fuerzas histrico-sociales que inevitablemente representa lo llev a superar el siglo XVIII con el siglo XIII" .Por eso, la concepcin neo-liberal con un forma moderna pero con un contenido refugiado en laEdad Media, no cumpli ni cumplir sumisin: impedir la aniquilacin del liberalismo. Este, hoy, se encuentra en sus ltimos estertores agnicos en manos de un partido nefasto e incapaz. Esto es lo que afirman y tienden a reafirmar las palabras que a continuacin transcribo y que, en los actuales momentos, expresa uno de los que fue y es uno de sus legtimos representantes."Los liberales que, como yo, nos vemos obligados a atacar al Partido Liberal, en obediencia a un ineludible deber, no lo hacemos para hacerdaoal Liberalismo; lo hacemos para salvar al Liberalismo y darle nueva vida..." .Esta era, pues, la ideologa de los hombres delgobiernodel Presidente Rodolfo Chiari. Ideologa vacua y precaria. Vacuidad y precariedad que se puso de manifiesto el 10 de octubre de 1925; despus con la renuncia de laSoberana, y finalmente, con la penetracin de las tuerzas norteamericanas para solucionar un orden de cosas que, segn palabras de uno de los defensores de los inquilinarios, ... El mismo Presidente de la Repblica haba creado con sus coqueteras de Liberalismo barato" (12).2. Anarquismo? Comunismo?Es incuestionable que, en la dcada del veinte, exista en Panam una amplialibertadde pensamiento. La misma Constitucin de 1904 as lo sealaba en su Artculo 27, cuyo contenido, era el siguiente:"Todapersonapodr emitir libremente su pensamiento, de palabra o por escrito, por laimprenta, o cualquier otro medio, sin sujecin a censura previa, siempre que se refiera a los actos oficiales de funcionarios pblicos. Pero existirn los responsabilidades legales cuando por alguno de estosmediosse atente contra la honra de las personas" (13).Por ende, es natural que el Movimiento Inquilinario se incubase en un medio fecundo en ideas y hasta es posible que fuese apuntalado por algunas de ellas. Pero calificar tal movimiento con los adjetivos de "anarquista" o de "comunista", fue uno de los grandes errores del Gobierno de aquella poca. Error que se proyecta hasta nuestros das, por obra y gracia de nuestros "historiadores". Y ese error, esa concepcin del movimiento de los Inquilinos tan alejada de la verdad, impidi que el Ejecutivo diesesolucionesjustas e inmediatas al problema inquilinario, que hubieran evitado el derramamiento de sangre y que, por tanto, se enlutecieran muchos hogares de inquilinos proletarios panameos como, efectivamente, ocurri.Antes de seguir adelante es preciso hacer constar que, ni el Anarquismo ni el Comunismo, como ideologas, constituan en s mismas, en ese momento, infracciones a la Constitucin o a laLeyesde la Repblica. Por eso, la imputacin de los adjetivos anteriormente mencionados a la lucha de los Inquilinos no fue ms que una premeditada y abominableaccinde quienes queran atraer sobre ellos el recelo y la desconfianza deinstitucionesgubernamentales y hasta de pases extranjeros.De all que, el primer ataque contra el Movimiento Inquilinario tuviese como blanco directo, supropaganda; la cual era calificada de poltica, anarquista, comunista y subversiva. Calificativos que, con posterioridad, resultaron ser infundados; porque los arrendatarios, ab initio, se preocuparon por precisar que su campaa propugnaba por mejoras en las condiciones del arrendamiento. Y solamente eso. En otros trminos, era un movimiento absolutamente reivindicativo. Prueba de esto es que, cuando se trat de impedir la celebracin de sus mtines, acordaron que su propaganda se circunscribira estrictamente al problema del arrendamiento, y prohibiendo, adems, que se criticase algn gobierno o que se enfocasen temas ideolgicos en ella. Empero, esta accin sincera y honesta de los inquilinos, no fue ningn atenuante para que cambiase la actitud del Gobierno. Este prosigui en su poltica obstinada de dificultar las reuniones inquilinarias.Esta situacin, como era natural, provoc un disgusto inmenso en los arrendatarios; y ms cuando se saba que tal poltica no se asentaba en razones constitucionales, ni siquiera en razones legales. El choque, por ende, qued planteado; el cual, ms tarde, tornse inevitable. El 10 de octubre de 1925, fue su concretizacin. Un Diez de Octubre, sangriento pero necesario para demostrar a un gobierno avestruz, quines tenan de su parte la razn y la justicia; y quines esgriman laviolenciapara imponer precisamente lo contrario: la sinrazn y la injusticia.Los inquilinos se agrupaban en una Liga, la cual a su vez, era un Departamento delSindicatoGeneral de Trabajadores, organismo que se preocupaba por el progreso econmico-cultural del obrero.Entre los problemas econmicos que se le presentaban a dicho organismo y que requeran solucin inmediata, estaban: el Inquili-nario y el de las Subsistencias. De all que, seledio a la Liga autonoma para que desempease mejor susfunciones. Funciones que slo tenan unobjetivo, una finalidad: resolver la cuestin inquilinaria. Una vez resuelto el problema, dicha Liga dejara de existir. Por tanto y como lo expres anteriormente, las imputaciones de anarquista y comunista de que hicieron objeto a la Liga Inquilinaria, carecan de todo fundamento.A continuacin, tres razones por las cuales tales imputaciones hechas al Movimiento Inquilinario, fueron infundadas:1. El Movimiento Inquilinario fue un movimiento circunscrito. Circunscrito por una reivindicacin. El Anarquismo y el Comunismo, encambio, son movimientos genricos y radicales.2. El primero tuvo como arma lahuelga(parcial o total), la que efectivamente puso en prctica, para la obtencin de las reformas inmediatas; mientras que, los segundos, aspiran a una transformacin de lasociedadpor medio de la Revolucin Social.3. El objetivo inmediato del Movimiento Inquilinario no era la revolucin social. Era sencillamente.1; lograr mejores condiciones de arrendamiento para la clase proletaria.Es evidente, tambin, que detrs del Movimiento Inquilinario se agitaron no slo diversas nacionalidades, sino tambin, ideologas distintas. As tenemos que, Jos Mara Blsquez de Pedro, su mximo inspirador, eraespaoly de conocida tendencia anarquista. Luis Francisco Bustamante, Nicols Terreros y Estaban M. Patle-vitch, peruanos, que haban luchado dignamente contra el Dictador Legua, eran ardientes socialistas. Carlos Manuel Cspedes Jr., colombiano y socialista tambin. Sara Gratz, polaca y anarquista. Martn Blsquez de Pedro, espaol y anarquista, al igual que su hermano. Entre los nacionales: Domingo H. Turner, era un liberal-socialista consecuente. Y finalmente: Digenes de la Rosa, Gabino Sierra Gutirrez, Manuel Lucio Rodrguez, Carlos Sucre C., Samuel Casis, Manuel V. Garrido C., Eugenio L. Cossani y otros, eran simpatizantes entusiasmados de las ideas socialistas. Como se puede ver a simple vista, esta heterogeneidad ideolgica no poda servir jams de sustentculo a una calificacin taxativa como era esa que le haban otorgado al Movimiento Inquilinario. Y el intento de liquidarlo por este camino, result fallido. Ante esta situacin, al Gobierno no le queda otra alternativa que adoptar soluciones defuerza. La deportacin fue una de ellas. Esta se inici con Jos Mara Blsquez de Pedro, el 25 de septiembre de 1925, la cual, en vez de extinguir el Movimiento (como eran los deseos del Gobierno), lo que hizo fue vigorizar el empuje de las masas inquilinarias, que enardecidas y sedientas de justicia se hicieron, ms tarde, incontenibles. Pero losmtodosviolentos fueron siempre descartados de suprogramade lucha, fue el propio Gobierno quien incurri en stos.Concluimos pues, afirmando que la calificacin que las autoridades gubernamentales lanzaron al Movimiento Inquilinario fue, evidentemente, premeditada y con fines claramente definidos. Calificacin que se troc, poco despus, en una aberracin de incalculables proporciones; la cual, slo poda favorecer como en verdad favoreci a quienes la forjaron.En los tiempos actuales todava reviven, con ms intensidad, estos ejemplos. Ejemplos que provinieron ayer y que provienen hoy de una clase corrupta que, dbil para luchar contra los verdaderos movimientos populares, los trata de asfixiar en sus cunas con la simple calificacin de comunistas; logrndolo la mayora de las veces y... con la ayuda del pueblo. Un pueblo que est siendo empujado, por la mencionada clase, a condiciones espantosas de hambre y de miseria. Un pueblo que, hoy ms que nunca, debe encontrar, para su redencin, cimera inspiracin en las palabras de Washington, en aqullas que precisamente cerraban el Manifiesto que los detenidos inquilinarios enviaron, desde la crcel al proletariado panameo, el 12 de octubre de 1925:"Es preferible que las llanuras estn cubiertas de cadveres antes que habitadas por esclavos"

IntroduccinEl Movimiento InquilinarioEste movimiento tuvo sus orgenes conocidos hacia el ao 1925, cuando el alto costo de la vivienda oblig al pueblo a una protesta que se manifest por las calles.Alarmado el Presidente Chiari ante la magnitud del problema llam para aplacarle a las tropas americanas acantonadas en la Zona del Canal, las que mataron ms de veinticinco inquilinos pobres e hirieron amuchos ms, por el solo delito de pedir la rebaja de los alquileres. Este grave problema, latente desde esa poca, hizo crisis en 1932, pues se haba ido agravando con la ineptitud o mala fe de losgobiernos que se sucedieron desde entonces y debido a la depresin econmica que azotaba las playas panameas.

Bibliografa

www.wikipedias,com

www,monografas.com

Conclusin

El problema de la vivienda en Panam es muy complicado debido al sistema de construccin;las casas de inquilinato son colectivas y constituyen una lacra y una vergenza. Los capitalistas panameos saben cmo explotar sus capitales construyendo casas-pueblos, incmodas, antihiginicas, peroque les producen un alto tipo de inters que llega hasta el diecisis por ciento al ao, y ni industrias, ni cultivos, ni almacenes llaman su atencin. Solamente casas de alquileres! Estas inmensasjaulas, que podramos llamar, se componen de unos setenta o ms cuartos que, a lo sumo, miden doce metros cuadrados y all se aglomeran las numerosas familias de los trabajadores panameos. Los cuartosestn separados por un tabique delgado y en lo alto, hay una rejilla para la ventilacin; hay adems dos excusados y un bao que nicamente necesidades urgentes pueden obligar a usarlos. Las casasson de madera y techo de zinc: algunas veces pintadas. Una tremenda promiscuidad reina en ellas; all viven mujeres de la vida airada, aves plidas, hijas del arroyo.