nuestro méxico. el movimiento inquilinario en veracruz (1922)

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EN VERACRUZ INQUILINARIO EL MOVIMIENTO Nuestro México UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

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Page 1: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

EN VERACRUZINQUILINARIOEL MOVIMIENTONuestro México

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Page 2: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

U n iv e r s id a d N a c io n a l A u t ó n o m a d e M é x ic o

D r . O c t a v io R iv e r o

S e r r a n o

Rector

L ic . R a ú l B é j a r N a varro Secretario General

C.P. R o d o l f o C o e t o M o t a

Secretario General Administrativo

D r . L u is F . A g u il a r V lLLANUEVA Secretario de Rectoría

L ic . C u a u h t é m o c L ó p e z

Sá n c h e z

Abogado General

L ic . A l f o n s o d e M a ría y C a m p o s

Coordinador de Extensión Universitaria

Coordinadores de la serie

A l f o n s o d e M a r ía y C a m p o s

A lv a ro M a t u t e A g u ir r e

Responsable del fascículo M ir ey a L a m o n e d a

Supervisión Á n g e l e s R uíz D ía z

Servicios fotográficos G a b r ie l F ig u e r o a I s a a c Z e p e d a

DiseñoP e gg y E s p in o s a

Se agradecen a la H e m e r o t e c a N a c io n a l las facilidades otorgadas.

El m aterial hem erográfico em pleado en este fascículo se tomó en form a textual, salvo algunos párrafos que fueron om itidos por reiterativos.

ISBN 960-58-0606-3

D istribución:L i b r e r í a s U n i v e r s i t a r i a s T i e n d a s U N A M S i s t e m a , c o n a su p o

Fotocomposición y form ación M a g n e t i p o , S . A.

Im presión

I m p r e n t a M a d e r o , S. A.

Publicación ed itada en form a de fascículos quincenales N úm . 11 / 1984

El estado m ayor de P roal.

P roal con veinte m ujeres del m ovim iento in q u ilin a r io .

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Page 3: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

PRESENTACION

El Movimiento Inquilinario en Veracruz

E l MOVIMIENTO inqu ilinario que se desarro lló en el p uerto de V eracruz en el año de 1922 es un acontecim ien to singu lar den tro de la h isto ria nacional. Su im p o rtan c ia rad ica en el h e­cho de que es a ltam en te rep re ­sentativo de las condiciones que prevalecían en el país en aquella época y en los efectos que tuvo sobre m ovim ientos so­ciales posteriores.

El ac ap a ram ien to de vivien­das, edificios, com ercios y tie ­rras en m anos de unos cuan tos prop ietarios, los altos costos del a lqu ile r en general y las cond i­ciones de deterioro e in sa lu b ri­dad en que se en co n trab an g ran p a rte de las casas en ren ta a causa del ab an d o n o po r p a rte de sus dueños y a ú n de los a d ­m in istradores, fueron los facto­res inm ediatos que provocaron el su rg im ien to y la o rg an iza­ción de un S ind icato R evolu­cionario de Inquilinos en el p uerto de V eracruz que p re te n ­dió so lucionar los p rob lem as de aquellos que, por su m ala con­dición económ ica y social, se veían obligados a p ag a r los ele­vados precios de a lq u ile r que la burguesía p o rtu a ria , do m in an ­te en el te rren o económ ico y so­cial, les im ponía. Si b ien el m o­vim iento inqu ilinario se nos p resen ta, en p rim era instancia, com o un conflicto m eram ente local que respond ía a los facto­res inm ediatos an tes m enciona­dos, un a vez que lo ubicam os den tro del m arco general de la h istoria de M éxico en la época

General don A lvaro O bregón.

posrevolucionaria en tendem os que dicho m ovim iento revela un profundo desconten to por p a rte de las clases sociales o p ri­m idas y un m a les ta r cuyas ca u ­sas ten ían raíces en la po lítica porfirista y en la incapacidad , h as ta ese m om ento , de la R evo­

lución de 1910 p a ra so luc ionar­lo. Así pues, este levantam iento popu la r que rep resen ta un p ro ­blem a social privativo del p u e r­to y del estado de V eracruz, no es m ás que un reflejo de un p ro ­b lem a social a nivel nacional.

U na de las dificultades que

surgen cuando se t ra ta de expo­ner y de p ro fu n d izar en el tem a en cuestión es la falta de infor­m ación al respecto ; esto se debe p robab lem ente a que en su m o­m ento el hecho fue solam ente reg istrado y ca ta logado com o suceso p a rticu la r y aislado que, si b ien logró llegar a influ ir fue­ra de su escenario original, fue p ro n ta y v io len tam ente som eti­do sin perm itírsele ob ten er so­lución a lguna favorable p a ra las clases necesitadas. No obs­tan te , destaca la ob ra que sobre el tem a ha escrito M ario G ill y que es m uy breve; la de A rtu ro Boli, p ro tagon is ta y testigo de los hechos ocurridos en 1922 y la de O ctavio G arcía M u ndo que realiza un estud io sobre el m ovim iento y el S ind icato R e­volucionario de Inquilinos a n a ­lizando, sobre todo, la fase a n a rq u is ta que dio nacim ien to a la organización inqu ilinaria .

La p rincipal y casi única fuente de inform ación sobre el m ovim iento inqu ilinario es el diario veracruzano “ El D ic ta ­m e n ” que cubrió co tid ia n a­m ente los acontecim ien tos que nos in teresan . Sin em bargo , el inconveniente de esta fuente es­triba en la caótica presen tac ión y en la confusa in te rp re tac ión que de los hechos hace revelán­dose, en la m ayor p a rte de las ocasiones, con tra rio a los in te ­reses populares. No obstan te , logram os destacar, de la m ane­ra m ás coheren te posible, los hechos p rincipales del m ovi­m iento com o fueron la creación

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

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N u e s t r o M é x i c o

del S ind icato R evolucionario de Inquilinos, sus p rim eras acciones, las m ás im portan tes , los sucesos del 6 de ju lio que m arcaron su declive, la división in te rna de su d irectriz y la creación, com o resu ltado del m ovim iento, de la Ley del In ­qu ilinato por el gobernado r de V eracruz A dalberto T ejeda. Si bien el S ind icato R evoluciona­rio de Inquilinos sobrevivió hasta 1935, ap rox im adam ente , nunca tuvo ni la im p o rtan c ia ni la relevancia que lo caracterizó en 1922.

P ara co m p ren d er la p rob le­m ática del m ovim iento inqu ili­nario procedim os en p rim er lu ­gar, a enm arcarlo den tro del contexto general de la h isto ria de M éxico en 1922; en segundo lugar, a p resen ta r los an tece­dentes directos que provocaron su nacim ien to ; en tercer lugar a exponer los hechos m ás rele­vantes de la evolución del m is­mo p ara p asar, po r últim o, a m encionar las consecuencias m ás im portan tes que de él se derivaron.

Las clases m edias, las bajas, el cam pesinado y el p ro le ta ria ­do m exicano que ta n ac tiva­m ente hab ían p artic ip ad o en la Revolución de 1910 se encon­trab a n , doce años después, en una lam en tab le situación eco­nóm ica, política y social. Las clases m edias a ltas se h ab ían apoyado en las m asas tra b a ja ­doras para e lim inar a la d ic ta ­du ra de Porfirio D íaz ofrecién­doles a cam bio un a reform a ag ra ria y una legislación labo ­ral. Pero las p rom esas no se h a ­bían cum plido y obreros y cam ­pesinos, que en el m om ento no constitu ían una clase o rg an iza­da, educada o ideológicam ente fuerte, q u edaron cond iciona­dos a depender del grupo b u r­gués que tom ó el poder al tr iu n ­fo de la revolución. Las clases m edias, divididas en grupos po ­líticos, m a n ip u la ro n en su p ro ­pio beneficio todo m ovim iento social que brotó llegando inc lu ­so a u tilizarlo com o in s tru m e n ­to de presión con tra los grupos políticos opuestos.

A p a r tir de 1917 la R evolu­ción M exicana ad qu irió un a es­pecie de ca rác te r dua l al disol­verse en dos vertientes: u n a que pregonaba la necesidad de re­form as socialistas y o tra que pretend ía reform ar al país poco a poco y sin radicalizarse. Q u e ­daron así, por un lado, los revo­

lucionarios rep resen tan tes de los diversos sectores del p ro le­ta riad o y, po r otro, los revolu­cionarios constituc ionalistas en el poder. D esde entonces, el go­b ierno m exicano se reveló con­servador y tra tó de llevar a cabo los ajustes políticos necesarios del m ovim iento social sirvién­dose de la carencia de o rgan i­zación política, de ideología defin ida y de dirigentes que p re ­valecía en tre el cam pesinado , y del apoyo que los obreros d ab a n a la bu rguesía en el poder.

La lucha en tre estas dos te n ­

dencias m arcó la época que nos in teresa y en la que apareció com o ejem plo de la m ism a el m ovim iento inqu ilinario de Ve­racruz.

El p rob lem a en tre las clases sociales se agudizó desde el m o­m ento en que M éxico al triunfo de su lucha revolucionaria con­tinuó figurando com o un país d e p e n d ie n te de los E s ta d o s U nidos. Este hecho, ju n to con c ie r ta s m e d id a s económ icas* que se tom aron después de la P r im e ra G u e r ra M u n d ia l , com o fueron serias restriccio­nes en las exportaciones e im ­

portaciones deb idas a la crisis in te rnacional, y la fuerte deuda ex terna que el país con tra jo a raíz de la revolución, hicieron que la clase bu rguesa m exicana en tra ra en crisis an te la inm i­nencia de un a posible qu iebra . Los salarios de las m asas, en re­lación con su poder adquisitivo, descendieron, cundió el desem ­pleo y com enzaron choques violentos en tre las diversas c la­ses sociales ya que era el sector de la clase m edia el que debía sopo rta r la carga de este c a p ita ­lismo dependien te. De este ú lti­

mo grupo resu rg ieron una serie de caudillos m arg inados de la revolución que tra ta ro n de en­cau zar los m ovim ientos sociales y de m ejo rar la p recaria s itu a ­ción económ ica del país.

E jem plo de ello fue, en la dé­cada de 1920, la costa orien tal de M éxico en la que se a d o p ta ­ron los nuevos valores del socia­lismo y aú n los del anarqu ism o. Los gobernadores del Golfo de M éxico, del cen tro y del su r del país e s tab an influidos por las luchas e ideas sociales m ás avanzadas y se convirtieron en los portavoces de las dem andas

cam pesinas a favor de la refor­m a ag ra ria y de las de los ob re­ros en pro de un a legislación la ­boral ju s ta . F ueron estos gober­nadores com o C arrillo P uerto en Y ucatán , G arrid o G an ab al en T ab asco y A dalberto T ejeda en V eracruz, los que to m aro n el control del m ovim iento cam p e­sino y obrero p a ra o rien tarlo en co n tra de los in tereses del go­bierno federal d irig ido en ese m om ento por A lvaro O bregón que se m an ifestaba p ro ca p ita ­lista y que se em p eñ ab a en afianzar sus relaciones con los E stados U nidos. Así fue com o, en un in ten to de c rear d ificu lta­des al gobierno obregon ista , el coronel T ejeda apoyó y favore­ció el m ovim iento inqu ilinario de 1922.

El p ro le ta riado de V eracruz, dad as sus p articu la re s cond i­c iones de d e sa rro llo , h a b ía ad o p tad o ideas de todas partes tales com o las que hab ían p re ­dicado los F lores M agón o las de los españoles an a rq u ista s que se h ab ían rad icado en el país. D esde principios de siglo este p ro le ta riado h ab ía tra tad o de exp resar su descontento a través de varios m ovim ientos obreros que p u g n ab an por re­g lam en tar el trab a jo y po r m e­jo ra r las m iserables condicio­nes de vida de las m asas. Así es­ta lla ro n las huelgas de R ío Blanco y C ananea en 1906- 1907; en 1915 se in ten tó la creación de un partido socialis­ta ; en 1916 se realizó un con­greso p re lim in ar obrero ; en 1919 se fundó la F ederación de T ra b a jad o res del Puerto de V e­racruz y se llevó a cabo u n con­greso socialista y en 1922 el p r i­m er congreso com unista en el que se p resen tó el p rob lem a in ­qu ilinario com o el m ás agudo, en todas las regiones.

La lucha inqu ilinaria vera- cruzana se apoyó más en las ideas de ca rác te r an a rq u is ta que en las socialistas por lo que, si bien apareció com o un m ovim iento popu la r, quedó en g ran m ed ida aislado de las lu ­chas obreras y cam pesinas. Los diversos elem entos que in te r­vinieron en el m ovim iento de los inquilinos rep resen tab an propósitos m uy individuales. T enem os así al gobierno del es­tad o de V eracruz que tra tó de dirigirlo, a través del p residen ­te m unicipal del puerto , Rafael G arcía, p a ra usarlo en con tra del general O bregón ; el P artido

Sr. P orfirio Sosa, protagonista auténtico de la jorn ada inquilinaria; por su capacidad y d inam ism o resulta la figura más relevan te y d istinguida después

de Proal.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

C om un ista M exicano, fundado apenas en 1919, que tra ta b a de dom inarlo p a ra ob ten er in ­fluencia y peso político y, el go­bierno federal y la clase b u r ­guesa que es tab a n en co n tra de las reform as sociales que afec­ta b a n sus in tereses y que bus­ca ro n los m ed ios p a ra a c a ­barlo.

Los fac to re s co n c lu y e n te s que provocaron la p ro testa y la violenta reacción del pueblo de V eracruz en co n tra de la b u r ­guesía y de sus leyes se pueden resum ir de la siguiente m anera: 1) la escasez de viviendas y el acap a ram ien to de las m ism as en m anos de unos cuan tos p ro ­p ie tarios; 2) el a lto costo del a l­quiler, y 3) el dep lo rab le estado en que se en c o n trab a n las casas en renta.

El desm esurado crecim iento dem ográfico de la pob lación del puerto de V eracruz o cu rri­do en tre 1900 y 1910 fue un ele­m ento decisivo en la gestación del p roblem a inquilinario . De una población de 29,164 h a b i­tan tes se pasó a 48,663 h a b ita n ­tes, lo que im plicó un aum ento de poco m ás del 65% en m uy poco tiem po y condujo a la ne­cesidad de p rocu rarse m ás vi­viendas, servicios públicos, etc.

Increm ento dem ográfico enel puerto de Veracruz,

1900-1921

1900 1910 1921

29,164 48,633 54,225

A unado a este desarro llo , la población se increm entó to d a ­vía m ás en los años en que el P residente C a rra n za se es tab le­ció con todo su séquito en V era- cruz; fue m ucha la gente que hubo de tras lad a rse y buscar acom odo en el puerto . Las ren ­tas, que en aquel entonces fluc­tu a b a n en tre los 15 y los 45 pe­sos m ensuales — por un cu arto en un “ p a tio ” o vecindad se p a ­gaban 3, 6, 8, 10 o 15 pesos— se elevaron h as ta en un 50%. P ara poder estab lecer u n a relación tóm ese en cuen ta que un obrero entonces g an ab a de 1.63 a 2.91 pesos d iarios y los niños em ­pleados, 1.10 pesos al día.

La riqueza de V eracruz e s ta ­ba en m anos de una sola clase social, de la que forzosam ente hab ía que depender p a ra con­

seguir hab itac ión ; de ah í las a r ­b itra ried ad es que su frían los a rren d a ta rio s en cuan to se re­fiere a pagos, con tra tos, fian­zas, depósitos y tiem po de p e r­m anencia en el local alqu ilado . E n 1921 el m unicipio de V era- cruz ten ía 54,225 h ab itan te s de los cuales sólo 2,043 poseían bienes raíces; el 96.50% de los hab itan tes del p u erto se veían en la necesidad de a lq u ila r vi­viendas. De estos 54,225 h a b i­tan tes , 9,406 eran extran jeros, o sea un poco m ás del 16% de la población to ta l, de los cuales

4,173 eran españoles y 978 n o r­team ericanos; 181 españoles a c a p a ra b a n fábricas, hoteles, tiendas, pan ad erías , e tc .

A lgunos gobernadores del estado de V eracruz tra ta ro n de so lucionar el p rob lem a del a u ­m ento de la ren ta . Así, el go­bern ad o r C án d id o A guilar ex­pidió un decreto en ju lio de 1915 en el que se p ro h ib ía el alza de las ren tas en m ás de un 10%. O tros, p a ra evitarse p ro ­blem as con la clase económ ica­m ente pud ien te fallaban a favor de ésta com o en el caso del go­b ern ad o r provisional M iguel

A guilar que derogó el decreto an tes m encionado.

En d ic iem bre de 1916, Ve- nustiano C a rra n za , consciente de la g ravedad del p rob lem a in- qu ilinario , tra tó de frenar los desorb itados precios que los dueños de las casas im ponían ; por m edio de un decreto refor­mó la en tonces ley vigente al respecto y estipuló que las ren ­tas de 30 pesos o m enos debe­rían reducirse en un 40% de su an terio r valor; las de 30 a 50 pe­sos a la m itad y las superiores a 50 pesos al 75%. U no de los

efectos de este edicto fue la o r­ganización de los h ab itan tes de V eracruz en un sind icato de in ­quilinos que se form ó el 26 de d iciem bre de 1916 y que incluía diversas agrupaciones obreras con diferentes ideologías y d i­rectrices políticas. Este sind ica­to envió el 30 del m ism o mes un m em orial al gobernado r de V e­racruz p resen tan d o sus quejas en el que ped ían , en p rim er lu ­gar, que se d ec re ta ra la su spen ­sión por té rm in o indefinido de los artícu los referentes al inqu i­linato del C ódigo Civil. En se­cundo, que se n o m b rara una

com isión com puesta por un m iem bro del A yun tam ien to , un m édico, un ingeniero, un veci­no de la localidad y un p rop ie­ta rio p a ra que d ic tam in aran si las viviendas eran hab itab leso no y valo rizaran el im porte de las ren tas. A sim ism o, que r e v is a ra n los c o n t r a to s y desecharan los que contuvieran cláusulas perjudiciales para cua lqu iera de las partes.

U n año m ás ta rd e , 1917, el gobernador C ánd ido A guilar volvió a expedir decretos en con tra del aum en to de las ren ­tas por lo que los p rop ie tarios p ro testa ron vivam ente y am e­nazaron con dejar de pag a r los im puestos y las contribuciones. Pero, en 1920, el gobernador A ntonio N ava derogó los decre­tos de A guilar ju stificándose en el hecho de que las leyes inqui- linarias h ab ían sido reform adas a raíz del triunfo de la revolu­ción pero que en ese m om ento ya e ran inoperan tes. C reó la ley civil de 1920 por m edio de la cual los p rop ie tarios pod ían am pararse an tes de lanzar a un inquilino de su vivienda — lo cual h ac ían cada vez con m ás frecuencia— ya fuese por falta de pago de a lqu ile r o sim ple­m ente p o r vencim iento de con­trato .

No obstan te , el p rob lem a no sólo rad icab a en la c a n tid a d a p ag a r sino tam b ién en la h ab i­tación por la cual se pagaba. Las condiciones de las vivien­das eran lastim osas, sobre todo las de aquellas denom inadas “ p a tio s” , vecindades en las que los cuartos eran verdaderos cu ­chitriles; co n tab an sólo con uno o dos baños p a ra d a r servi­cio a 60 o 70 gentes. Los casate- nientes no se p reo cu p ab an en absoluto en re s ta u ra r o m ejorar sus p rop iedades ya que no veían la necesidad de invertir en algo que dejaba m uy buenas ganancias aú n en el ho rrib le es­tado en que es taban . C om o re­su ltado de una investigación re­lativa a los patios que ordenó el gobernador T ejeda en febrero de 1922, quedó c la ram en te de m anifiesto la situación de los m oradores de los m ism os:

“ T odos los horrores de la ex­p lotación in icua, sin m iram ien ­to alguno, peor que si se tra ta ra de an im ales, q u ed a ro n al des­cubierto an te los ojos de los co­m isionados del gobierno. Las inm undas pocilgas que son ver­güenza de V eracruz, co tizadas

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N u e s t r o M é x i c o

com o si fueran palacios de m á r­m o l... Las accesorias son de m adera co m p rad a hace p ro b a ­b lem ente un m illar de años; no tienen p u erta s ( .. .) los pisos son de tab las viejísim as que se levantan con el m enor esfuer­zo ... los cuarto s in teriores se com ponen de tres tab iq u es con una m edia agua hecha p e d a ­zos, lám inas y un a que o tra te ­j a . . . ”

Los factores m encionados se con jugaron p a ra d a r nac im ien ­to al m ovim iento inqu ilinario que estalló en 1922 y en el que destacaron p o r su ac tu ac ió n las m ujeres del puerto . La revolu­ción h ab ía cobrado la vida de m uchos hom bres, y la m ujer, en general, se encon tró con la obligación de tra b a ja r p a ra su m anu tenc ión y la de su fam ilia; dado que el trab a jo escaseaba proliferó la p rostituc ión y aq u e ­llas m ujeres que tuv ieron que abocarse a ella es tab a n en tre los inquilinos m ás afectados ya que po r lo general se les exigía p ag a r h as ta 150 pesos al mes por los cuartuchos que h a b ita ­ban. F ueron ellas las p rim eras en elevar su p ro testa en con tra de la bu rguesía d om inan te en enero de 1922 y las que con m a­yor firm eza apoyaron la lucha inqu ilinaria .

A lo largo de diez años, de 1912 a 1922, se sucedieron las p ro testas inqu ilinarias a nivel individual h as ta que, poco a poco, se pasó a las colectivas, p rim ero a través de los diversos sindicatos ya existentes en el p uerto de V eracruz y, p o r ú lti­mo, a través del que se llam ó el S ind icato R ojo o R evoluciona­rio de Inquilinos.

T odo parece ind icar que el m ovim iento se venía gestando desde que el general C elestino G asca, líder obrero revolucio­nario , visitó el p uerto y se p e r­cató de la voracidad de los case­ros y de la escasez de viviendas. El general tra tó de prom over la creación de un sind icato que re­p resen tara los in tereses de los a rren d a ta rio s pero no lo logró en su co rta estanc ia en V era- cruz. A finales de enero de 1922 llegó a la c iudad M acario Ló­pez, líder de los m arineros— que sufrían la m ism a s itu a­ción in q u ilin a r ia — y que tra ía instrucciones del general G asca p a ra desarro lla r la creación del sindicato. M acario López reu ­nió a un g rupo de com pañeros, y procedió a convocar un a p r i­

m era sesión.A nte estos acontecim ientos,

el a lcalde del puerto , Rafael G arcía, tra tó , po r encargo del coronel T ejeda, de ad e lan tarse y o rgan izar él m ism o el s ind i­ca to de inquilinos p a ra evitar que éste fuera m anejado por o tras m anos que no fueran las del gobernado r de V eracruz. Se in tegró un com ité en el que M acario López fungió com o te ­sorero y se reun ie ron el 2 de fe­b rero de 1922 en la B iblioteca del Pueblo, reun ión a la que se convocó, por m edio de volan­tes, a todo el pueb lo veracruza- no p a ra que se afiliase al s ind i­cato. E n p lena asam blea irru m ­p ieron en el local c itado varios hom bres en tre los que se encon ­tra b a n Porfirio Sosa y Jo sé O l­m os — fu turo rep resen tan te del S indicato R evolucionario — con la in tención de e lim inar al g ru ­po político que quería d o m inar al s ind icato ; al ver que no lo­g rab an n ingún resu ltado fue­ron en busca de H eró n P roal y lo llevaron h as ta la biblioteca.

H erón P roal nació en T u lan - cingo, H idalgo , el 17 de octub re de 1881. Su padre , V íctor Proal, era de origen francés y su m a­dre, A m ad a Islas, de la c iudad de M éxico. A los trece años t r a ­b a jab a en la casa de cam bio de los herm anos M orell, en la c iudad de M éxico, luego se ins­ta ló p o r su c u e n ta co n un “ c h a n g a rro ” ; desde esta época, según sus declaraciones a la re­vista Sucesos, em pezó a leer li­bros disolventes. E n 1897, se alistó de m arinero en la A rm a­da N acional, la que ab an d o n ó en 1903, a lcanzando el g rado de cabo de p rim era y artillero de cañón , h ab ilitad o co n tra ­m aestre . Q u izás en la m arin a ap rend ió el oficio de sastre y cuando se licenció (1903), ins­ta ló en V eracruz su sastrería en la que confeccionaba uniform es y cachuchas de m arinero . P ara 1906, P roal com enzó su lucha sindical y se ligó a activ idades revolucionarias. P ara 1916, su labor sind ica lista le h ab ía c rea­do u n a b ien conocida p e rso n a­lidad en el puerto y em pezó a des tacar com o líder. En el P ri­m e r C o n g r e s o P r e l i m i n a r O brero , que se celebró en el puerto convocado por la F ede­ración de S indicatos O bre ros del D istrito F ederal, P roal fue nom brado p residen te del C o­m ité E jecutivo. E n ese m ism o año, P roal frisaba los 35 años,

era un luchado r obrero conoci­do y respe tado en el p u erto a excepción hecha de los obreros privilegiados, quienes rech aza­b an su ac tiv idad y su ideología an arq u ista .

P ara h acer funcionar al S in­d icato R evolucionario, H erón P roal p laneó o rg an izar po r lo m enos el 20% de la población del p u erto p a ra que in ic ia ran un a huelga de pagos de alqu ile r que ob ligara a los p rop ie tarios a acep ta r com o pago de ren ta el 2% anua l del valor c a ta s tra l de la p rop iedad . P or ejem plo, si una casa es tab a m an ifestada en1,000 pesos y se com ponía de dos ac ce so ria s , la c a n tid a d anual que deberían p ag a r los inquilinos sería de 20 pesos o sea, 10 pesos p o r cada acceso­ria. P ara o rgan izarse se debía

'c rear un a com isión que p u d ie ra e n tab la r negociaciones con una com isión de p rop ietario s que éstos n o m b ra ran ; deb ía de sus­penderse todo ju ic io de la n za ­m iento , abo lir las fianzas o de­pósitos en efectivo y sustitu irlos po r un a c a r ta de conocim iento p a rticu la r o inform e p re se n ta ­do por una a u to rid ad reconoci­da y, finalm ente, ob ten er la re­paración de las hab itaciones.

El 80% de los h ab itan tes de la c iudad de V eracruz respon­d ieron al llam ado del S ind icato R evolucionario de Inqu ilinos y en tra ro n en huelga. El sind ica­to designó u n a serie de delega­dos p a ra vigilar cada patio de la c iudad , creó com isiones en car­gadas del p roselitism o y de la re­c a u d a c ió n de a p o r ta c io n e s ; p a ra m ediados de m arzo eran casi 100 patios los que es tab an en huelga, hab iendo sido el p a ­tio de “ S an S alv ad o r” el que la inició el 6 de ese mes, p ro p ic ian ­do con esto que con tinuam en te los inquilinos a n u n c ia ra n su re­solución de no p ag a r la ren ta .

P ron to la huelga se ex tendió po r todo el p u erto y po r el es ta ­do a lcanzando ciudades com o O rizab a , J a la p a y C órdoba; su influencia llegó h as ta la c iudad de M éxico de donde enviaron a un rep resen tan te obrero que llegó a V eracruz p a ra es tu d ia r la tác tica del S ind icato R evolu­cionario. Sin em bargo , la p r i­m era m anifestación que lleva­ron a cabo los inquilinos de la cap ita l fue d isue lta a tiros por el ejército federal dejando un saldo de cuantiosos heridos.

C on la finalidad de reu n ir a la m ayor p a rte de la gente afec­

ta d a p o r las ren tas, el S indicato R ojo anunció oficialm ente su creación en p rim er lugar, no a las au to rid ad es del puerto , sino a los grem ios obreros p a ra ob ­ten er el apoyo del S ind ica to In ­qu ilinario anarco -am arillo de los obreros que se fusionó con aquél el 30 de m arzo de 1922. A dem ás, el S ind icato R evolu­cionario dirigió su activ idad a la o rgan ización del cam pesina­do de la que se encargó U rsulo G alván, p o r lo que el coronel T ejeda favoreció a ú n m ás la lu ­cha in q u ilin aria que, poco a po­co, se fue agudizando .

Las funciones del S indicato R ojo se am p lia ro n desde el m o­m ento en que ya no sólo tra tó de evitar el lanzam ien to de in ­quilinos sino que adem ás re in ­tegró a sus viviendas a los que h ab ían sido expulsados, em pe­zó a rep a ra r casas por su cu en ­ta y a t r a ta r de m a n ten e r el o r­den y la lim pieza de los patios; cada día que p asab a se efectua­b an m ás asam bleas, m ítines y m anifestaciones a favor de la huelga.

Pero el m ovim iento inqu i­linario fue v io len tam ente d e te­nido. Las ideas an a rq u is ta s que lo carac teriza ron , su divi­sión in te rn a y su aislam ien to aunado a la g ran fuerza de la burguesía fueron los factores determ inan tes de su fracaso. Los lugarten ien tes de P roal ap rovecharon los nueve meses de encarce lam ien to de este ú l­tim o p a ra d ispu tarse el m ando de un deb ilitado sind icato que años después d esap a re c ió . T ra s la represión, el coronel T ejeda d ic tó —en 1923— la Ley del Inq u ilin a to que no so­lucionó la situación de los in ­quilinos; con los años esta ley perdió su vigencia q uedando sólo com o ejem plo de u n a m e­d ida reform ista.

El m ovim iento inqu ilinario fracasó al no poder a lcan zar sus m etas ú ltim as. Sin em bargo, señaló a las m asas el cam ino a seguir p a ra o b tener m ejoras y generó en ellas el deseo de or­gan izarse a una escala m ayor que un sim ple sindicato . U n ejem plo vivo de ello es la in ­fluencia del m ovim iento en la o rgan ización de los cam pesinos de V eracruz, que años después, buscaron sus prop ias reiv indi­caciones d irig idas p o r U rsulo G alván.

M i r e y a La m o n e d a

Page 7: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

NACIONAL

1922

EneroM a c a r i o Ló p e z , líder de los m arineros de V eracruz, convo­ca a la p rim era sesión del Sin­dicato de Inquilinos.

Febrero

E l GOBERNADOR de V eracruz, A dalberto T ejeda, o rd en a una investigación de las condiciones de vivienda.

Febrero 2

E l ALCALDE del puerto , Rafael G arcía, tra tó de o rg an izar un S indicato de Inquilinos que es­tuviera con tro lado po r el gober­nador.

Febrero 3

E l A y u n t a m i e n t o de V era- cruz urgió a los p rop ietarios p a ra que en un plazo de 15 días m ejo raran las condiciones de sa lu b rid ad de las viviendas de 25 patios.

Febrero 4

Se LLEVA a cabo el m itin proalista en el P arq u e Ju á rez .

CRONOLOGIA

Marzo 11Pr i m e r a m a n i f e s t a c i ó n de los inquilinos afiliados al s ind i­ca to , encabezada por Jo sé O l­m os, m iem bro de la directiva. H erón P roal dijo un discurso en con tra de los caseros desde un balcón del H o tel D iligencias.

Marzo 12

PROAL CELEBRÓ un m itin en la llam ada “ zona de fuego” invi­tan d o a las m ujeres de aquel lu ­gar a pertenecer al S ind icato Rojo d ad a la explo tación de que eran víctim as.

Marzo 21

PROAL fu e deten ido y acusado de ag itador. C ientos de in q u ili­nos se d irig ieron a la In sp ec­ción de Policía y exigieron su in m ed ia ta libertad .

Marzo 23

E l MOVIMIENTO inqu ilinario adqu iere m ayor fuerza y o rg a­nización. E m pieza el d e rra m a ­m iento de sangre que llevaría a la lucha in q u ilin a ria h as ta los trágicos sucesos del 6 de ju lio .

Marzo 30

Se FUSIONA el S ind icato Rojo con el S ind icato Inqu ilina rio anarco-am arillo .

M ayo 1

E l SINDICATO de Inqu ilinos de la c iudad de M éxico realizó un a m anifestación ju n to con ag rupam ien tos de la C R O M y de la C G T .

Mayo 23

Se CONSTITUYO la L iga N a­cional de S indicatos de Com er­cian tes en Pequeño.

Junio 15ESTALLO la huelga de tr a n ­viarios en la c iudad de M éxico.

Julio 20

E l CORONEL T ejeda envió a la leg isla tura un proyecto de Ley del In q u ilin a to en el que m a n i­festaba que el a rren d am ien to de bienes inm uebles e ra de in ­terés público y pro teg ía al in ­quilino co n tra lanzam ien tos y a rb itra ried ad es de los p rop ie­tarios.

Julio (principios)

L o s PROPIETARIOS deciden suspender el pago de las co n tri­b u c io n es . E l A y u n ta m ie n to am enaza con suspender los ser­vicios públicos.

E l EJÉRCITO disuelve un m itin proalista . P roal es deten ido tras sangrien to com bate.

INTERNACIONAL

1922

Enero 22C o n f e r e n c i a d e C a n n e s .

Febrero 18

FINALIZA LA conferencia de W ashington .

Febrero 21

In d e p e n d e n c i a d e Egipto.

Mayo 14

C o n f e r e n c i a d e G énova .

Junio 18

Se FIRMA en L ondres el tra ta d o que hace de Irla n d a un E stado libre.

Julio 24

L a So c i e d a d de N aciones confía el m a n d a to de P alestina a la G ra n B retaña.

Octubre 21

L as FUERZAS inglesas salen de Irlan d a .

Octubre 11F i r m a d e l arm istic io en tre T u rq u ía y G recia.

Octubre 29

Be n i t o M u s s o l i n i m arch a sobre R om a.

B ANTING DESCUBRE la insu ­lina.

Febrero 5Q u e d a ESTABLECIDO el S in­dicato R evolucionario de In-. quilinos con P roal com o secre­tario y jefe del m ovim iento.

Febrero 17

Se EFECTUÓ el C ongreso O b re ro p resid ido p o r Felipe C arrillo P uerto en Itzam al, Y u­catán .

Page 8: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, jueves 2 de febrero de 1922.

EL MALESTAR POR LAS ALTAS RENTAS Y U S MALAS HABITACIONES,

SE RECRUDECE

Hoy se efectuará una gran asamblea de inquilinos en la Biblioteca del Pueblo, para buscar la manera de resistir a la incesante presión de los propietarios

Y éstos p o r su parte se reúnen para acordar que pague el inquilino el aumento de contribución que proyecta el Ayuntamiento

A LAS VEINTE Y MEDIA horas de hoy (8.30 p .m .) te n d rá lugar en la Biblioteca del Pueblo un a g ran asam blea a la que se ha convocado a todos los inquilinos de V eracruz, con objeto de d iscu tir las m ed i­das que deben tom arse p a ra ev itar los abusos de los p rop ie tario sde fincas.

Ayer ta rd e c ircu laron p ro fusam ente p o r la c iu d ad las inv ita­ciones p a ra co n cu rrir a esa asam blea , red ac tad as en la siguiente fo rm a:

Excitativa a todos los Inquilinos del puerto de Veracruz

DESDE HACE m ucho tiem po los inquilinos de V eracruz h a n venido siendo víctim as de innum erab les atropellos de a rte de los usureros a rren d a tario s , que después que nos h an au m en tad o en can tidades a la rm an tes los precios de la P O C IL G A S que ocupam os, nos la n ­zan a la calle cu ando se les p resen ta cu a lq u ie ra que po r g uan te o recom endación p ide la casa donde vivimos. T o d o V eracruz es tes­tigo de que ac tua lm en te nos es im posible p ag a r las ren ta s tan exorb itan tes que com o castigo nos h an im puesto los pu lpos de la sociedad.

¡¡IN Q U IL IN O S !!: D espués de es tu d ia r la form a que se debe em plear p a ra que te rm in en estos abusos, hem os llegado a la con­clusión de que so lam ente n u es tra fuerza po r la un ión es la que d a ­rá al traste con ta n ta inm ora lidad , po r lo tan to , invitam os a todos los inquilinos de V eracruz a la g ran ju n ta que se verificará en la B iblioteca del Pueblo, el día 2 de febrero de 1922, a las 8.20 de la noche, p a ra fo rm ar en tre todos" la G ra n U n ión de Inquilinos.

¡Basta ya de abusos! T odo el que no co ncu rra a esta ju n ta , es que está conform e con seguir sopo rtando el peso de la explotación.¡ Vecinos y vecinas! ¡C oncurrid!!

L a , C o m i s i ó n

En t r e NUMEROSOS ELEMENTOS de la sociedad causó en tusiasm o la invitación y p rinc ipa lm en te en tre h ab itan tes de patios, cuyas accesorias son v erdaderam en te inhab itab les.

C om o m uchas personas han m anifestado su deseo de pertenecer a esa liga, es p robab le que a la B iblioteca del Pueblo co n cu rran hoy num erosas personas.

El docto r R oberto Reyes B arre iro , as istirá a la reun ión y p ro ­nu n ciará un d iscurso en defensa de la clase m edia y trab a jad o ra , que son los elem entos perjud icados con el a lza de ren tas de las casas.

Al que no quiera caldo...

V a r i o s PROPIETARIOS y a d m in i s t r a d o r e s de c a sas v an a c e le b ra r

Sr. José Sandoval, tr ipulante d e l vapor nacional “ T eh u a n tep ec” , tem poral­m ente Secretario de la U n ión Inqu ilinaria que se proyectó en la B ib lioteca

d el P ueb lo .

un cam bio de im presiones con objeto de ponerse de acuerdo acer­ca de la acción que deben desarro lla r con motivo de la in iciativa p resen tad a al A yun tam ien to de este puerto , p a ra c rear un au m en ­to de diez po r ciento ad icional, con objeto de co m p ra r o tra ca ldera p a ra la p la n ta de bom bas del T ejar.

Parece que los p rop ie ta rio s qu ieren ca rg ar a cu en ta de los in q u i­linos el nuevo im puesto y ya algunos h an com enzado a elevar el precio de los alquileres.

Page 9: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de V eracruz, v iernes 3 d e febrero de 1922.

Al mitin de inquilinos acudió mucha gente: se

habló que fue un horror y todo quedó igual

Cada quien propuso una fórmula para acabar con los abusos de los propietarios de casas y ya se

estaba formando una directiva presidida por el Dr. Reyes Barrelro, cuando llegó Proal

Y como P ro a l hace efectos de d inam ita , en un m om ento expulsó y disgregó a la m ultitud , a l

influ jo explosivo de su p a la b ra

CUANDO LLEGAMOS a la B iblioteca del Pueblo a las veinte de ayer, e ra im posible d a r allí un solo paso. El edificio de la b ib lio teca e s ta ­ba repleto de c iudadanos de las clases m edia y trab a jad o ra , éstos en su m ayoría , y m ujeres in te resad as en saber lo que se iba a t ra ta r allí. C on d ificu ltad pod ía llegarse h as ta la p u e r ta de la b ib lio teca y qu ien es tab a d ispuesto a c ru z a r el um bral, ten ía necesidad de re ­p a r tir codazos p a ra ab rirse paso a través de la a p re ta d a m u ltitud .

N o podía calcu larse el núm ero de personas que fueron a la Bi­blioteca del Pueblo, a ten d ien d o al llam ado que hizo la com isión que convocó p a ra form ar el S ind icato de Inquilinos.

A d u ras penas pud im os ab rirnos paso.

A sumar el esfuerzo

CUANDO LLEGAMOS al pie de la tr ib u n a h ab lab a el señor T eodoro E scobar, y decía que era necesario o b ra r con p lena conciencia de lo que se hacía; con reposo, pero siem pre con energ ía y v irilidad p a ra ac a b a r con las in justic ias; hab ló de las leyes y las halló tras- to rnado ras y dijo de la necesidad de bu scar m edios de defensa contra la explotación in icua de los p rop ie ta rio s y ad m in is trad o res de casas. M anifestó su op in ión de que con cap ita l se com batie ra el capital com o la p rensa se com bate con la p rensa . Dijo que si cada inquilino pod ía d isponer periód icam ente de de te rm in ad a c a n ti­dad, p ron to se reu n irían can tid ad es b as tan tes p a ra co n tra rre s ta r la acción de los p rop ie tarios, p a ra evitar los abusos. T erm in ó di­ciendo que él no hab ía ido a p regonar doctrinas que n u n ca se cum ­plían, sino a su m ar su esfuerzo al de todos p a ra que cesa ran las ex­plotaciones.

No hay dinero

JOSÉ Ba r r a z a sube a la tr ib u n a y dice que no está de acuerdo con las teorías de E scobar, po rque así no se llegaría a n ad a práctico , pues que h ab ía que en fren ta rse al cap ita lism o pero no con cap ita l, po rque no pod ía ser, ya que el pueb lo p o d ría reu n ir m il pesos con m uchos trab a jo s m ien tras los ricos en un m om ento pueden afron­ta r m iles y m illones. F ue de op in ión que se b u scara o tro m edio y éste, según su en tender, sería u n a ley pro teccion ista que g aran tice los in tereses de todos y p ropuso que se n o m b ra ra u n a com isión que es tu d ia ra ese proyecto de ley p a ra que se exigiera a la legisla­tu ra que fuera ap ro b a d a p a ra ev itar que co n tin u a ran los abusos y que la leg isla tura se vería ob ligada a hacerlo p o rque se lo ped ía el pueblo con toda ju stic ia .

N icolás Sandoval, m iem bro de la “ U nión de M arineros y Fogo­neros del G olfo” , hab ló de que ya en Y u ca tán y en C am peche ex istían esas leyes p ro teccion istas y que se necesitaba im p la n ta r­las aq u í y que com o en estos m om entos viera e n tra r al edificio al presiden te m unic ipa l, p id ió que se le escuchara, p a ra que d iera alguna orientación.

No con capital sino con valor

ENTRE ACLAMACIONES y ap lausos subió a la tr ib u n a el p residen te m unicipal R afael G arcía , qu ien dijo en su breve d iscurso que e s ta ­b a satisfecho porque al fin el pueblo se co m p en e trab a de la necesi­d ad ingente de h acer algo p o r im ped ir los abusos de que son vícti­m as los trab a jad o res ; añad ió que h ab ía no tado divergencias en tre los o radores que h ab ían h ab lad o an tes, y esto le hab ía causado p e­na, p o rque en asun tos de tal im portancia , seguram ente esas diver­gencias no p ro d u cirían n ingún buen fruto. D ijo que h ab ía oído a l­gún decir de que el cap ita l deb ía com batirse con cap ita l, pero que no se h ab ía sab ido des lin d ar cuál cap ita l era el que deb ía oponerse al del dinero , que era poderoso ind u d ab lem en te ; pero m ás lo era el cap ita l de los trab a jad o re s reunidos a quienes pod ía llam arse los "c ap ita lis ta s del m ú scu lo ” que e ra n tres veces m ás fuertes que los otros. D ijo que le ex tra ñ ab a que se p re ten d ie ra dem o strar que el cap ita l deb ía com batirse con el cap ita l, pues no era eso lo necesa­rio, sino la energ ía, el valor y la en tereza p a ra saber defenderse de cuan tos le a taca ran .

“ C om o funcionario está en mi deber d a r u n a o rien tación y e n ­cau zar la acción p a ra que sea efectiva sin a tro p e lla r las leyes. La Ley O rg á n ic a del M un ic ip io L ib re facu lta a los ayun tam ien tos a in ic iar an te la leg isla tu ra la creación de aquellas leyes que sean en beneficio de todos los c iudadanos. El A yun tam ien to p uede in d u d a ­blem ente h acer esto pero se necesita que sus actos estén resp a ld a­dos p o r un a o rgan izac ión fuerte, pues si no de n ad a serviría lo que hiciera el A yun tam ien to , ni la leg isla tu ra ni el P residen te de la R e ­p ú b lic a .”

El a lca lde m anifestó que su op in ión era que ab a n d o n an d o dis­cursos que no conducían a n ingún lado se fo rm ara desde luego, una directiva que d irig ie ra los actos del S ind icato de Inquilinos, eligiéndose el p residen te y dem ás in teg ran tes, p a ra que fueran és­tos los que llevaran la d irección y rep resen tac ión del grueso de in ­quilinos víctim as de atropellos. U na directiva en la que h u b ie ra un delegado por cada m an zan a , con ob je to de que éstos fueran los que llevaran la voz de queja de los vecinos de la m ism a, pues que si no se hac ía así, seguram ente se p erdería el tiem po; y que esa d irec­tiva se in s ta la ra en un local provisional, d iciendo que seguram ente la U nión de E stibadores fac ilita ría el local p rop io p a ra la p e rm a­nencia tem poral del sindicato.

Sólo se necesita un pequeño esfuerzo

AGREGÓ que no se necesitaba m ás que un pequeño esfuerzo, una pequeña con tribución m ensual de cinco centavos por persona p a ra los gastos que forzosam ente se h a ría n y que se vería p ro n to el resu ltado benéfico de esa organización , que forzosam ente haría sen tir el peso de su esfuerzo.

“ Esto les ay u d a ría a ustedes —siguió d iciendo — , y sería una ayuda p a ra las au to rid ad es ; po rque, señores, es im posible que las au to rid ad es lo hag an todo. A m í d ia riam en te van a verm e an c ia ­nas que tienen diez y doce años de vivir en un cu a rtu ch o m iserable y a quienes se qu iere b o ta r nom ás porque se les an to ja a los p ro ­pietarios. Esto es inicuo, señores, eso es c r im in a l.”

E xhortó a los presen tes a la un ión y te rm inó recom endando que se d esarro llara un a acción efectiva en beneficio de todos, con la se­gu ridad de que m ucho beneficio se h a ría p o r V eracruz.

Bajó el a lcalde de la tr ib u n a y ab an d o n ó la B iblioteca del P ue­blo. En seguida subió el docto r Reyes B arreiro , qu ien se d ispuso a hab lar. C u an d o iba a hacerlo , un a voz fuerte a tronó el recin to , d i­ciendo:

“ Señores, hay que ten er p resen te que los hom bres deben estar con las leyes, no con los hom bres; acuérdense de la fraseología de D iódoro B a ta lla .”

Page 10: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

N u e s t r o M é x i c o

La maldad criminal de los caseros

E l DOCTOR REYES B arreiro cu an d o se restab leció la calm a, dijo que iba allí com o c iu d ad an o y com o socialista, p o rque e ra socialis­ta , no bolsheviki. Explicó que el bishevikism o era p rim o h erm ano del acra tism o y qu ien dice ac ra tism o dice m iseria, espan to , m u er­te ...

Explicó que en Y u ca tán h ab ía com enzado su labo r socialista en defensa de los trab a jad o res ; luego hab ló sobre la necesidad de h a ­cer algo, em p ren d er u n a ca m p a ñ a enérg ica en la p rensa , en la tr i­buna , en todas p a rte s co n tra los exp lo tadores del pueblo , que co­b ra b a n precios excesivos po r inm undas pocilgas inhab itab les.

“ E stam os obligados a defendernos — dijo el doctor B a rre iro — con tra la saña fiera de los p rop ie ta rio s y p a ra esto debem os form ar desde luego u n a liga de resistencia de los inquilinos p a ra evitar que se cebe en nosotros la m a ld ad crim inal de los caseros; p a ra no dejarnos a rro lla r po r la fuerza b ru ta de los a rren d a ta rio s ; no debe­mos p erm itir que nuestro derecho sea a rro llado po r la in justicia. ”

“ A quí no es tán — dijo el d o c to r— todos los h ab itan tes de V era- cruz, el noventa po r c iento de los h ab itan te s son los que p ag an ren ­tas de casas; pues los otros, los ricos, viven ho lgadam ente , ho lga­zanam en te con las ren tas que nosotros les pagam os. N o es ju sto , señores, no puede serlo, com o no lo es que se reú n an en conciliá­bulos p a ra dec re ta r un au m en to descarado e infam e de las ren tas de las inm undas casas que hab itam os.”

Voces: ¡No! ¡No!“ Los p rop ietario s en conciliábu lo h an decre tado au m e n ta r las

ren tas, y esto no debe perm itirse ; unám onos, o rganicém onos p a ra co n tra rre s ta r su acción, p a ra no dejarnos explo tar.”

D ijo que h ab ía que ser hom bres, y estableció un para le lo en tre los pobres que tienen m uchas necesidades que rem ed iar y los ricos que llegan h as ta restrin g ir la prole, h as ta no te n er hijos, p a ra no gas tar d inero en ellos, e irlo am o n to n an d o p a ra después a rra sa r con su fuerza a todos los hom bres. P or esto, dijo, es necesario for­m ar una m ura lla de volun tades, p a ra o rgan izarse no p a ra fines po ­líticos, ni p a ra ir en busca del p resupuesto con el exclusivo objeto de eng o rd ar a su costa y ho lgar a su som bra.

H ab ló de que en el ejercicio de su profesión h ab ía visto m uchos n iños m orir, y al p regun tá rse le p o r qué m oría n, ten ía que decir que eran v íctim as de la san idad , y expresó que la sa n id ad n u n ca e n tra b a a las casas pobres, po rque h ab ía oro suficiente p a ra que los p rop ie tarios se co dearan con los regidores, con las au to rid ad es que pod ían echar un velo sobre las inm und icias de las vecindades, a p esar del c lam or de los que sufrían, com o si la gente po b re no va­liera ab so lu tam en te nada.

El doctor está muy irritado

D ijo q u e si con ese discurso los ricos d e jab a n de as is tir a su consultorio , eso le im p o rtab a poco; pues no qu iere clien tela de ri­cos, sino clien tela de pobres. D espués dijo que él no deb ía ren tas de casa y, sin em bargo , h ab ía recib ido u n a c a rta en la que el case­ro le au m en ta b a la ren ta , exigiéndole le d eso cu p ara en caso de no ac ep ta r el aum ento , y añad ió que esa ca rta no la h ab ía contestado , pues el casero deb ía ir p o r la respuesta a R om a, p a ra que se la con­te s ta ra el nuevo Papa. (R isas.)

Pidió que se o rgan izara u n a m anifestación p ú b lica p a ra p ro tes­ta r co n tra los a rren d a ta rio s , y que se u n ie ra n todos los inquilinos p a ra ac a b a r con la ac tu a l situación , p a ra im ped ir que po r u n a p o ­cilga de m iserab le patio , que los m arran o s se avergonzarían de h a ­b ita r, se co b ra ra com o se cobra , u n verdadero cap ita l.

Palabras que levantan tumulto

CAYETANO H u e r t a subió a la tr ib u n a y, con voz enérg ica dijo:— Señores: Ya no querem os p réd icas, hechos, hechos, no p a la ­

b ras; obras son am ores y no buenas razones. P or es ta tr ib u n a han desfilado o radores que h an venido d izque a darnos luces, m eroli- cos, m édicos sin clien tela que vienen a bu scarla aquí, con frases rim bom ban tes . El alcalde m un ic ipa l tam b ié n nos hab ló pero no

Fachada de la B ib lioteca d el P uerto de V eracruz.

nos dijo n ad a p rác tico ni nos señaló n ingún cam ino y al h ab larnos de que él vivía en un cu arto in terio r, no nos dijo que lo hac ía por cálculo; po rque, señores, gana el a lca lde ochocientos pesos, y con ese sueldo fabuloso deb ía vivir en o tra casa m e jo r ... ¡y todavía ha pedido au m en to de sueldo!

Las p a lab ras de H u e rta provocaron u n a g rite ría a troz : todos h ab lab an , nad ie se en tend ía : algunos ap lau d ían ; m uchos g rita ­ban.

—F u e ra , fuera .— Q u e hable, déjenlo que hable.

Se p rocede a hacer algo

A l FIN H u e r t a n o p u d o h a b la r , y o tro g r i to fuer te : H e ch o s , no p a la b ra s .

G ilberto M ena subió a la tr ib u n a y p ropuso p residen te del S in­dicato de Inqu ilinos al docto r R eyes B arre iro y tesorero a D aniel Salgado.

Se acep tó a Reyes B arreiro , y el docto r volvió a la tr ib u n a p a ra m an ifesta r su ag radecim ien to y p a ra decir que está d ispuesto a lu ­ch a r en favor del pueblo ; que ya se vería lo que h a ría po r V era- cruz, m ás, qu izá que o tros m uchos, y añad ió que si él llegaba a sa­ber que ese elem ento de inquilinos tra ta b a de ser ap rovechado en fines políticos, él sería el p rim ero en retirarse .

S algado subió a la tr ib u n a y no se supo lo que habló.Se oyeron voces de “ Ese no, ése n o .”Se p ropuso secretario a u n señor M a ca rio X ., y cu ando se le

nom braba , subió a la tr ib u n a y m uy ind ignado dijo que él no acep ­taba .

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

E n esos m om entos llegó H eró n P roal al pie de la tr ib u n a , con un rollo de periódicos in titu lados “ El O b re ro C o m u n is ta” , que se de­dicó a vender al precio de cinco centavos.

Se p ropuso secretario a A lberto O rtiz , y entonces se a rm ó una g rita p o rque se dijo que allí h ab ía im posición. T enorio gritó qu ién sabe qué cosa de irregu la ridades y chanchullos.

El doctor Reyes B arre iro quiso h a b la r y no se le dejó.

Proal el to rm entoso

U n GRUPO de concurren tes pid ió que h a b la ra Proal, y esta petición au m en tó la g rita . ¡No, eso no! ¡Q ue no hable!

P roal subió a la tr ib u n a , la g rita arreció , e ra ensordecedora , era terrib le . N ad ie se en tendía .

— ¡Q ue se baje! ¡Q ue se baje! ¡Ese no!El baru llo crecía p o r m om entos.Proal, viendo la im posib ilidad de h ab lar, se bajó de la tr ib u n a y

salió a la calle seguido com o p o r la m itad de los que se en c o n tra ­b an den tro de la B iblio teca del Pueblo.

E n tró un policía y sacó a Luis T rigos, que es tab a m uy ind ig n a­do p ro testan d o co n tra las im posiciones.

Y luego subió a la tr ib u n a , el M acario aquel que se indignó cuando lo p ropusieron y tronó co n tra las p o rra s que h ab ían ido a a rm a r escándalo ; co n tra la p ren sa vendida; co n tra todo lo que se le puso enfrente. D ijo del pueblo de V eracruz que no era un pueblo de hom bres, porque se les llam a p a ra algo noble y resu ltab a n h a ­ciendo po rras y g ritan d o m ucho; que él era g u an a ju a teñ o y que fueran a G u an a ju a to p a ra que vieran lo que era canela; y p o r ese teno r siguió a rrem etien d o co n tra todo, en ta n to que el público cansado de oírle sinrazones, com enzó a a b a n d o n a r el salón.

T odavía se oyó a una m ujer que subió a la tr ib u n a y p ronunció un d iscurso can d en te co n tra los p rop ie ta rio s de casas y después de anunc ia rse que com o no se h ab ía pod ido n o m b ra r la directiva, és­ta se constitu iría bajo la p residencia de B arre iro y que se ab riría un reg istro de inscripción p a ra todos los inqu ilinos explotados; se dio por te rm in ad a la reun ión en m edio de un griterío ensor­decedor.

P ro a l toma la cosa por su cuenta

M i e n t r a s esto sucedía, H eró n P roal se en c aram ab a en la ven tana de la casa C ibert y R o u s tan d y acom odando su rollo de periódicos en la reja, hab ló al n u trid o g rupo que le h ab ía seguido. Echó rayos co n tra los p rop ie ta rio s de casas; dijo que los que h a ­b ían convocado a la reun ión e ran unos políticos que q u ería n a p ro ­vecharse del sen tim ien to la ten te del pueb lo co n tra los a r re n d a ta ­rios con fines políticos y que eso no deb ía ser; que h ab ía que ab rir los ojos p a ra no dejarse explotar.

D ijo que no le h ab ían dejado h a b la r den tro ; pero que estaba conform e, pues que esa negativa h ab ía deslindado los cam pos, y que ya que se q u ed a que se fo rm arán dos sindicatos de inquilinos, los inquilinos rojos a quienes él convocaba y que deb ían reun irse a las ocho de la noche de hoy al pie de la e s ta tu a del licenciado B eni­to Ju á re z y los “ am arillo s” sin color, encabezados po r u n m édico, que h ab ía ido en busca de reclam o p a ra hacerse de clien tela que no tenía.

En los m om entos en que era m ás can d en te e incend iario el d iscurso de Proal, un com pañero “ p ro le ta r ia d o ” se le acercó p i­diéndole le vendiera “ El O b re ro C o m u n is ta ” . P roa l suspendió su d iscurso y vendió el periódico y una vez que dio el vuelto corres­p on d ien te lo reanudó , d iciendo que seguram ente lo que decía, causa ría do lor a m ás de cu a tro vividores a quienes les dolería el corazón y el estóm ago, lo que dio m argen a que un tra b a ja d o r le g rita ra : “ A m í no m e gusta lo que dices, pero no me duele el es tó ­m ago tam poco , soy de pu ro R ío B lanco, ¿oyiste?”

Y después de tres o cu a tro tira d as de re tó rica incend ia ria , P roal bajó de la v en tana que le servía de tr ib u n a , y con tinuó vendiendo “ El O b re ro C o m u n is ta ” a cinco cobres el ejem plar.

El público se re tiró desencan tado de la reunión.

El Dictamen de V eracruz, v iernes 3 de feb re ro de 1922.

DEBEN CORREGIRSE LOS DEFECTOS DE VARIAS

CASAS

El regidor de sanidad se ha dirigido a los propietarios urgiéndoles la compostura

E l s e ñ o r A n t o n i o M a d e r a , regidor de S an idad , ha dado un p lazo de 15 días a los siguientes p rop ie tarios de los patios y ca ­sas que en seguida se expresan p a ra que p rocedan a hacer las m odificaciones que se señalan , advertidos de que en caso de no cum plir con la disposición que se les da a conocer serán casti­gados con to d o r ig o r y de acuerdo con lo p recep tu ad o por el C ódigo S anitario .

C asa M ad ero 14, un ta n q u e en m alas condiciones; 5 de m ayo 29, de J . C ano , igual; M adero 30-A, ta n q u e m al ta ­pado; E. M orales, del señor M. Alvarez, ta n q u e d es tap ad o y llaves en m al estado ; Ju á re z 67, M arcos R uiz, en iguales cond i­ciones; V icario 67, de F rancisco O rtiz , ta n q u e sin ta p a ; Z am ora 56, de R am ón Pérez, igual; C a ­llejón C alifo rn ia 10, de F. O ro- peza, ta n q u e roto; Bravo 29, de S ebastián G onzález, ta n q u e destapado y llaves en m al es ta­do; M adero y Ju á re z 47, h a b i­tación del D r. M elo , se sale el agua po r los caños y va a for­m ar charcas en la calle; L ande- ro y Coss 5, de O . Z am ora , ta n ­que des tap ad o ; Z am o ra y L er­do, de L ucas C an te li, H otel

O rien ta l, igual; Z am ora 12, de José B arqu ín , igual; V icario 3, de F rancisco M éndez, igual; V icario 1, los cuartos del en tre ­suelo am en azan ru in a y las aguas sucias caen al piso bajo donde form an charcas , los ino­doros no funcionan y se en ­cu en tran en m alas condiciones. A dm or. R am ó n M árq u ez; In ­dependencia 47, 45, 57 y 55, tan q u es destapados y en m alas condiciones; A rista 11, de A n­gel S an tacruz, tan q u es d es ta ­pados; V icario 9, M arcos R uiz, igual; L erdo 16, un a a ta rjea en m alas condiciones y las aguas caen del piso alto, causando m olestias a los vecinos del piso bajo. A dm or. R am ó n R o d rí­guez; V icario 15, ta n q u e d es ta ­pado y C asa D uring , tanques en m alas condiciones y algunos desperfectos en los servicios sa­nitarios que es necesario en ­m endar desde luego.

El p lazo de qu ince días, con­cedido por el reg idor de S an i­dad será im prorrogab le , y los p rop ie tarios que no arreg len las irregu laridades señaladas se­rán consignados al p residen te m unicipal, p a ra que les ap lique el castigo que señalan los códi­gos san itarios.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de V eracruz, sábado 4 de febrero de 1922.

Proal ya tomó por su cuenta el Sindicato de

Inquilinos y anoche tocó a Degollina

El “com pañero” no lo g ra rá v iv ir sin p ag a r re n ta ; pero por lo p ron to se cobró en

in ju ria s cad a centavo que ha pagado a los burgueses

D e s d e MUY TEMPRANO co­m enzaron a c ircu lar ayer en la m añ an a los siguientes volan­tes:

“ A lerta a los hab itan tes del puerto p ara fo rm ar el S ind ica­to de Inquilinos.”

Es ind iscu tib le que las ren ­tas que im ponen los p ro p ie ta ­rios desp iadados a las pocilgas en que vivimos, ya no es posi­ble por m ás tiem po resistirlas.

A noche en la B iblioteca del Pueblo se p retend ió fo rm ar un S ind icato de Inquilinos. A que­llo fue una b a tah o la que ni se oía, ni se en tend ía nada de lo que se decía; hab ía especial interés en sacar una directiva im puesta p o r el doctor Reyes B arreiro (últim o M ecías) que so rprendió al aud ito rio con su discurso sobre inqu ilina to ; se festinó el acto de tal m anera, que hubo qu ien qu isiera expo­ner algo referente al pun to que se d iscu tía y se le C O H A R T O el uso de la palab ra .

Por lo que la Local C o m u ­nista de V eracruz tom a este asun to po r su cuen ta y llam a a los que sien tan el rigor de las ren tas de casa, p a ra que concu­rran hoy viernes 3 a las 20 (8 de la noche) al P arque Ju á rez , donde todos te n d rá n derecho p ara hacer uso de la p a lab ra hasta llegar a un acuerdo en que todos efectivam ente estén d ispuestos a lu ch ar con deci­sión para ob ten er que se pa- guen las ren tas del año de 1910.

De no acep ta r los dueños de casas esto, no pag a r ren ta a n inguno has ta que lo acepten .

V eracruz, febrero 3 de 1922. E l C o m i t é Ej e c u t i v o

A l g o m á s de 600 personas se congregaron anoche en el P a r­que Ju á re z al pie de la co lum na al B enem érito de las A m éricas.Y com o la Local C om un ista de V eracruz está in teg rad a por H erón P roal y el joven Jo sé C ortés, em pleado del gobierno federal, com isionado p a ra cu i­d a r el único “ tra w ie r” que queda en bah ía , allí es taban am bos, al pie de la cureña.

El confuso montón

P r i m e r a m e n t e h a b ló el “ c o m p a ñ e r o ” P roal .

— “ Señores, dijo, con ad em án terrib le . Los que se sien tan o p ri­m idos por la m ano de esa casta de infelices explo tadores, pe­rros de los burgueses que se ali­m en tan con el m endrugo de los ricos, y que se llam an adm in is­trado res de casas, que vengan aqu í p a ra que unidos en confu­so m ontón , vayam os a p ro tes­ta r y a rec lam ar nuestros de­rechos.

— “ Ya es tiem po de que sa­cudam os el yugo infernal de esos perros burgueses, porque ¿qué o tra cosa son los b u rg u e­ses, unos perros cochinos, unas vívoras, unos alac ranes, unos rabos pelados. ¿V erdad , m u ­ch ach o s?”

— ¡¡Sí!!, g rita ro n dos doce­nas de pargue tes que escucha­b an a ten tam en te a Proal.

— “ ¿Ya ven ustedes? — clam ó P ro a l— todos los m uchachos están de acuerdo en que los burgueses deb ían ser d in a m ita ­dos. A hora que lo que necesita­mos aqu í es ac o rd ar que todos los presentes, todo el pueblo , la

plebe, no paguem os la ren ta de las casas. ¿P ara qué pagam os ren tas? ¿P ara en g o rd a r a la b u rguesía? No, señores, no p a ­guem os las ren tas y cu ando se p resen te el casero d igám osle que lo que debe h acer es llevar­nos las escritu ras. N o m erecen o tra cosa los burgueses.

P roal a tacó a los gobiernos y dijo que es tab a n form ados de p u ro s c o n v e n e n c ie ro s , q u e cuando necesitaban del voto del pueblo, m uy bien; pero ya que se en c a ram ab a n ni siqu ie­ra se volvían a aco rd ar; dijo que la leg isla tu ra e ra una m a­n ad a de borregos y el A y u n ta ­m iento o tro tan to . Q u e n ingu ­no hacía n ad a por el pobre pueblo que es tab a sufriendo y que se necesitaba com enzar a rep a rtir trancazos p a ra hacer co m p ren d er a la bu rguesía que sólo a golpes p u ed e n reb a ja r las ren tas de las casas.

C om o algunos se rie ran de lo que estaba d iciendo Proal, el “ co m p añ e ro ” se puso serio y luego trág ico y dijo que estaba bueno que les d iera risa; pero que ya vería él si se re ían c u a n ­do llegara el fin de mes y el ca ­sero les p rese n ta ra el recibo o se p rese n ta ra la policía con los correccionales a sacarles los t i­liches a la calle.

C lam ó nuevam ente co n tra los b u rg u ese s d ic ien d o q u e eran unos m arran o s y hab ló de la necesidad de que se reb a ja ­ran las ren tas, po rque el a u ­m ento quería decir no com er, reduc ir el p resupuesto de los frijoles.

P ro a l se pone terrible

E s t a n u e v a FIGURA de Proal, provocó una ca rca jad a general, lo que dio m argen p ara que el “ co m p añ e ro ” poniéndose m ás serio aún , d ijera:

— “ Síganse riendo, síganse riendo. Pero yo lo único que les digo es que tam b ién sé m orir y sé m a ta r y a la hora que yo co­m ience a degollar cristianos, no va a q u ed a r uno ni p a ra m uestra .”

— “ A hora — co n tin u ó — voy a suspender mi d iscurso porque ya me está rech inando el gali­llo, pero p u eden p asa r aqu í o tros com pañeros y com pa­ñeras, pero no los vividores y los sinvergüenzas p o rque ésos no p asan aquí, pues prim ero estoy d ispuesto a co rta rm e el pescuezo.”

Proal todavía con los rech i­nidos del galillo, siguió h a b la n ­do a lrededo r de una hora, si­guiendo en el uso de la p a lab ra el señor Jo sé G arc ía , qu ien tro ­nó co n tra los burgueses y los em pleados del gobierno que vi­vían del p resupuesto y después de sugerir un a S am barto lom é, bajó de la tr ib u n a . Lo sustituyó en el h ab la o tro com pañero que tam b ién lanzó rayos y truenos co n tra los burgueses.

R epuesto P roal de su p rim e­ra jo rn a d a y ya con el galillo en m ejores condiciones, volvió a la carga y dijo que era necesario hacer algo práctico , que allí m ism o se n o m b ra ra un a com i­sión de com pañeros que fueran a so licitar el T e a tro P rincipal p a ra u n a sesión que se ce leb ra­rá el p róxim o dom ingo, con ob ­je to de que en ella se d iscu ta lo que debe hacerse p a ra log rar la baja de los alqu ileres; y com o d ijera que se elig ieran personas hon radas, un c iu d ad an o que m uy a ten to escuchaba gritó es­tentóreo:

—¿Personas ho n rad as qu ie­res? Pues bajen a Ju á re z que está allá a rrib a , ya que ése sí es honrado.

La exclam ación de aquel “ co m p añ e ro ” p rodu jo un a ex­plosión de risas, pero com o Proal no es tab a p a ra fiestas, saltó ind ignado , d iciendo que no se tom ara aquello a relajo porque no se iba a h acer nada p ráctico ; que se n o m b ra ra la com isión y que si no se conse­gu ía el tea tro , entonces fuera el pueblo a tom arlo , p o rque es del pueblo y lo necesita p a ra algo que le interesa.

Le dio la ú ltim a sobada a la burguesía , volvió a llam ar p e­rros sarnosos y con roña a los ad m in istrad o res de casas y co­b rado res de ren tas, in s tru m e n ­tos de explo tación de los b u r­gueses y dijo que el que en a d e ­lan te pag a ra las ren tas no era hom bre y m erecía que le qu e­m aran vivo.

U n num eroso g rupo de p e r­sonas p ro testó no p ag a r las ren tas com prend iendo en este com prom iso las a tra sad a s . T o ­davía h ab laro n com o veinte o radores, en el m ism o sentido que los an teriores.

P roal salió del m itin sin p o ­der hab lar, pero a qu ienes se en co n trab a en su cam ino, por m edio de señas les decía que ya hab ía sonado la hora de co­m enzar a degollar burgueses.

Page 13: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, martes 28 d e febrero de 1922.

OTRO CAMPO DE ACCION DE HERON PROAL

Ahora es en la zona de fuego, pues sus otros inquilinos le huyen

Anoche sublevó a las mujeres galantes

Y de paso, les sacó una contribución d e cato rce pesos, d es tin ad o s a los gastos d e la causa

E l SONADO asu n to de las m ujeres de la zona de fuego y los a rren d a ta rio s de accesorias que ren ta n esas m ism as m ujeres, se ha en cauzado desde ayer po r un cam ino florido y p in toresco, pues que por ta l derro tero lo ha em pu jado H erón Proal, qu ien desde ayer en la ta rd e , y en vista de que los o tros inquilinos le ab a n d o ­nan, tom ó ca rtas en el caso y po r su cu en ta el asunto .

En nuestra inform ación de ayer pub licam os ex tensam ente la ju n ta hab id a en el local de la inspección de policía en tre las m uje­res galan tes y los a rren d ad o res de las casas s ituadas en la zona de to lerancia, en la que no se llegó a n ingún acuerdo en v irtud de que el ún ico a rre n d a d o r que asistió a d icha ju n ta , señor E nrique G ó­mez, se obstinó en no reb a ja r m ás que un peso de las actuales ren ­tas que p ag an d ichas m ujeres; pero en la calificación de ayer, fue­ron p resen tados los o tros dos a rren d ad o res: José M aría M ontero (A) el “ C h a to ” y la señora Luz E strada . El prim ero , en v irtud de habérsele ap rehend ido , por desobedecer una o rden de la a u to ri­dad m unicipal, y la segunda a ten d ien d o a la cita que se le llevó.

La señora Luz E strada , increpó a M o n te ro p a ra que d ijera ante el a lcalde, cuándo lo ha com isionado p a ra que coheche a dicho a l­calde; M o n te ro negó h ab e r com etido el delito de cohecho to m a n ­do el nom bre de los dem ás arren d ad o res , y aú n m ás, negó an te el propio alcalde que le hubiese en tregado los qu in ien tos pesos de que hab lam os ayer.

Luego p asaro n al p u n to relativo a la reba ja de ren tas, y al fin, q u edaron de acuerdo M o n te ro y la señora E strada , en que reb a ja ­rán un peso cincuen ta centavos d iarios, de lo que aho ra cobran, deb iendo com enzar a regir el nuevo alqu ile r a co n ta r del día p ri­m ero del en tra n te ; pero com o no asistió E nrique G óm ez, no se sabe si éste ac ep ta rá lo que los dos an terio res han tom ado como acuerdo definitivo.

A yer m ism o, por m edio de agentes de policía, se com unicó a las m ujeres el acuerdo habido , q u ed an d o de conform idad en consen­tir que la reba ja sea de un peso c incuen ta centavos, y desechada la idea de la huelga que h ab ían adop tado .

La Intervención de Proal

Asi ESTABA el asun to , cu ando el popu larísim o d inam ite ro H erón Proal, tom ó a su cargo la cuestión de las m ujeres de la zona tó rri­da y los a rren d a ta rio s de casas.

A eso de las dos de la ta rd e se p resen tó en la calle de G uerrero y, en trán d o se a la can tin a “ El B osque” p id ió al señor M ariano G arcía que convocara a las m ujeres de m al vivir a una g ran asam ­blea que tenía el p ropósito de ce leb ra r en el patio de la Vega, si­tu ad o en tre Progreso y J u a n Soto.

En m enos que can ta un gallo se reun ieron com o ochenta m uje­res, den tro del patio , y H erón Proal, subiéndose en un m ontículo form ado por palos viejos y escom bros, dirigió la p a lab ra a las ho­rizontales m ás o m enos en la siguiente form a:

In icios d el S indicato de Inqu ilinos que organ izó Proal en la rotonda del B enem érito d e las A m éricas.

Page 14: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

N u e s t r o M é x i c o

“ Q uerid ísim as com pañeras: H a sonado la hora de la reiv indi­cación social y ha sonado p a ra ustedes el m inu to de la liberación. U stedes son las g randes c iu d ad an as de la vida y yo, aqu í donde m e ven, soy H eró n Proal, que si no he nacido en R usia poco me ha faltado. T engo en L an d ero y Coss un estab lecim ien to de sas­tre r ía donde confecciono artícu los p a ra caballero a precios exce­sivam ente bara tos, pero ah o ra no se tra ta de h acer pan ta lones, se tra ta , com pañeras, de que hay necesidad de ir p rend iéndo le fuego a estos cuchitriles inm undos donde ustedes es tán sufriendo la pena negra y donde son m iserab lem ente exp lo tadas p o r la b u r­guesía...

¡Viva, v iva!... — g rita ro n a un a todas las m ujeres allí reun idas.“ Es necesario — con tinuó el g ran P ro a l— que ustedes se revis­

tan de energ ía y le p ren d a n fuego a estas casas. T o ta l no se necesi­ta ni m ucho, con un cerillo y un poco de petróleo, se q u em an h as­ta las chinches. ¿Q ué, no les da vergüenza ser m iserab lem ente ex­p lo tadas po r la burguesía insu lsa? ¿N o tem en que las p a r ta un rayo po r p ag a r alqu ileres ta n excesivos?, án im o y a luchar; p re n ­dám osles in m ed ia tam en te fuego a las accesorias y que rab ien los burgueses; que se m u e ra n los burgueses y que no quede un solo burgués sobre este p icaro m undo.”

— Pero a noso tras no nos exp lo tan esos señores burgueses —gri­tó un a c iu d ad a n a llam ad a A m érica — a noso tras nos explo ta doña Luz.

— Pues ap ág u en la — contestó ráp id a m en te P roal— . ¿P ara qué se hicieron entonces los puñales, las p isto las, las am etra llado ras , las bom bas de d in am ita? Denle el m ate a esa exp lo tadora, des­cuartícen la y d iv ídanse m odestam en te sus fragm entos. T odas u ste ­des son m ujeres de energ ía que no se d e jarán explo tar, de m odo que con que le den su “ a g u a ” se q u ita n de a n d a r p ag an d o ren tas y todo te rm inado .

—¿Y si nos m eten a la cárcel? — volvió a p reg u n ta r la A m érica.—¿Y qu ién osaría? — gritó H eró n en el colm o de la in d ig n a­

c ió n —. ¿Q u ién o sa ría im p ed ir que ustedes se h ic ieran ju stic ia? ¿La au to rid ad acaso? ¿El alcalde m unic ipa l? No, com pañeras;

están ustedes m uy equivocaditas. A qu í hay que ac ab a r con todo, y si el a lcalde m unicipal se negó a hacerles ju stic ia , no hag an ca­so; tóm ensela ustedes, echen m uchas bom bas, pero m uchísim as bom bas; que estalle la revolución social, que tiem ble el m undo, que se desplom en los cielos, que se estrem ezca la hu m an id ad , que se despeñen las ca ta ra ta s del N iágara , que se subleven los m ares, que se rom pa el d renaje, que se apague la luz, que se p are n los tranvías, que exploten los autom óviles, que se a rrase el globo te ­rráqueo , pero que no se queden sin que se les haga ju stic ia . Y p ara te rm in ar, puesto que esto se va a largando , yo les aconsejo que no p aguen ni un centavo de ren ta a los burgueses que las ex­p lo tan y que cu ando les vayan a co b ra r le tiren a la cabeza al b u r­gués todos los trastos. Yo les ayudo, yo soy capaz de revolver el cielo y la tie rra p a ra que se les haga ju stic ia ; pero sólo que a ver si se van cayendo cadáveres con c in cu en ta centavos po r cráneo, p o r­que tengo que poner m uchos te leg ram as a diversas p a rte s del m undo.

Y Proal un iendo la acción a la p a la b ra se qu itó la go rra y se m etió en tre la m u ltitud , diciéndoles:

— A nden, com pañeras, échenle los to sto n es... échenle, échen­le ...

P roal ju n tó com o catorce cañas, se despidió de su d istinguido aud ito rio y desapareció .

C u ando las m ujeres sa lían del m itin , se p resen tab a Jo sé M o n ­tero (a) el “ C h a to ” con objeto de co b ra r la ren ta de las acceso­rias. El d iscurso de P roal causó su efecto: no b ien lo av ista ron y cayó sobre su perso n a lid ad un a lluvia de p ied ras que le hicieron desalo jar ráp idam en te .

Las m ujeres es tán desde ayer sub levadas y se n iegan a pag a r las ren tas, en espera de que P roal resuelva la situación , cu ando h ay an recibido respuestas a los te leg ram as que dijo iba a m a n d a r a todas p artes del m undo.

A hora, que las m ujeres h an dicho que si P roal no regresa, la que va a ser d in a m ita d a es la sastre ría de su d in am ite ra p ro ­piedad.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, m artes 7 de m arzo de 1922.

PRIMER CASO DE RESISTENCIA COLECTIVA AL PAGO DE RENTA

Se dio ayer en este puerto como resultado de la campaña que, con tenacidad, sostiene el “compañero” Proal

Los vecinos del patio “San Salvador” comunicaron a los propietarios y a la autoridad que no seguirán pagando las elevadas rentas que se les exigen por las pocilgas que habitan; y piden

que no se envíe la policía para lanzarles, si los propietarios acuden a los tribunales

El dos p o r ciento sobre el v a lo r c a ta s tra l de la f inca, es lo que h ay que p a g a r

Se HAN PRESENTADO ya las p rim eras m anifestaciones de resistencia po r p a rte de inquilinos de este puerto , com o resu ltado de la incansab le p réd ica que viene llevando a cabo el p ro p ag a n d is­ta soviet H erón Proal, qu ien no cede en su em peño de constitu ir el S indicato Rojo de Inqu ilinos R evolucionarios. D esde ayer, los ve­cinos de algunos patios, acep ta ro n las sugerencias de Proal, de­c lararo n de m an era te rm in an te y ro tu n d a que po r n ingún motivo p ag a rán los alquileres m ien tras éstos no sean d ism inuidos has ta el dos p o r ciento sobre el valor ca ta s tra l m anifestado po r los du e­ños de las fincas en las oficinas ren tísticas respectivas.

A nteanoche, d u ran te uno de los constan tes m ítines que al pie de la e s ta tu a de Ju á re z arreg la y p reside Proal, fue cu ando insistió éste en que se negaran los inquilinos a p ag a r los alquileres, m ien ­tra s las ren tas no fueran equivalentes al dos por ciento sobre el va­lor c a ta s tra l de las fincas; y la p réd ica no cayó en saco roto, pues ya ayer los vecinos del patio S an Salvador, ub icado en la calle de G óm ez F a r ías dec la ra ron que no p ag a rían los alqu ileres a los dueños de la casa, señores C angas H erm anos, has ta que éstos re­b a ja ran los alquileres en la p ropo rc ión señalada.

La notificación al alcalde

REUNIDOS los vecinos en asam blea general, en el patio de la m ism a casa, resolvieron red a c ta r una com unicación que envia­rían al p residen te m unicipal, en la que le no tificaban que en lo sucesivo no p ag a rían las ren tas en vista del abuso que con ellos se es tab a com etiendo, ya que los dueños de la casa es tab a n co­b rando $ 35.00 y $ 45.00 por unas pocilgas inm undas, el colm o de la suciedad y de la p o rquería , que e ra n com pletam en te in h a ­bitables.

Los firm antes del escrito d icen que de n in g u n a m an era p a g a ­rán algo que consideraban inm ora l; y luego, p iden al a lcalde que no m ande policías a arro jarlos de las casas cu ando los C angas re­clam en la acción de la ju s tic ia p a ra que sean todos lanzados.

Los vecinos del patio San S alvador enviaron otro escrito a los p rop ie tario s de la finca, anunc iándo les que no in ten ten ir a co b ra r las ren tas, pues que no p ag a rían las que han venido pagando , ni e s tab an d ispuestos a seguir p ag an d o lo que m ateria lm en te no va­lían las pocilgas que hab itan .

Las de Guerrero se dirigen al Presidente Obregón

E n LA ZONA de fuego, las m ujeres no qu ed a ro n conform es con el arreg lo que h ab ían ten ido con los dueños de accesorias, y ah o ra exigen que se les rebaje aú n m ás la cuota, a legando que el peso cincuen ta centavos que se h ab ía resuelto d ism inu ir e ra un a bicoca y que deb ía pagarse m ucho menos.

Proal h a an d ad o activando la cuestión en este sentido; y parece que las p réd icas del “ co m p añ e ro ” h an dado resu ltado , pues a n ­teanoche m uchas de esas m ujeres in te n ta b a n ya sacar a la calle colchonetas, cam as y sillas, de las que les son a lqu iladas p a ra con todo ello form ar un a g ran hoguera , lo que no h ic ieron al fin de­bido a que la policía tuvo a tiem po conocim iento del caso y se ap o staro n varios gendarm es p a ra im ped ir que la quem azón se efectuara.

Las horizontales que ah o ra ven la suya, se d irig ieron po r la vía telegráfica al P residen te de la R epúb lica haciendo varios cargos a los dueños de las pocilgas que ren tan , y a quienes acu san de vivir a costa del esfuerzo de d ichas m ujeres.

M a ría G onzález, que es la que tra b a ja con m ás activ idad la cuestión del inqu ilinato , y que fue la que envió el te leg ram a al P residen te de la R epúb lica , recibió ya con testación al m ensaje, y ha m anifestado que el p residen te les con testa que ya las a u to rid a ­des d ic taron órdenes p a ra la ap rehensión de esos individuos que viven explo tándolas.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de V eracruz, j ueves 9 de m arzo de 1922.

Doce patios declararon que no pagan

Cada día aumenta el número de los convencidos por Herón Proal, de que las casas

deben vivirse sin pagar

Cinco m il inscritos en el S indicato Rojo

Todos están dispuestos a oponer toda clase de resistencias, hasta contra la autoridad si

es necesario

La entrada a otro de los patios que en riq u ecieron a sus propietarios.

C o m o EPIDEMIA ha cund ido en V eracruz “ la huelga de los in q u ilin o s” , de patios de vecin­dad , quienes se ap re su ra n a m an ifesta r a los p rop ie tario s y al S ind icato Rojo de Inquilinos R evolucionarios, a que p e rte ­necen, que de acuerdo con la resolución del sind ica to sus­p enden el pago de ren tas, has ta nueva orden, y que no p ag a rán m ás de un dos p o r ciento sobre el valor ca ta s tra l de la finca.

A yer fueron doce patios los que d ec la ra ron la huelga.

D esde m uy tem p ran o envia­ron notificación al sind icato , lo m ism o que a los p rop ietarios, de que no es tán conform es con seguir p agando los elevados a l­quileres que p agan desde hace a lgunos años y que cada día son aum entados.

Los patios que ayer h icieron su notificación de huelga, sonlos siguientes: “ El P erfum e” , s ituado en J u a n Soto y Bravo; “ La H o rta liz a ” , en Bravo y P rogreso; “ El A serrad e ro ” , en E steb an M orales y A llende; “ V allejo” en G uerre ro ; “ La P rov idencia” en G uerrero ; “ La Jo se fin a” en G uerre ro ; “ San B ru n o ” en A llende; “ Ni me ol­

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vides” , “ P a ra íso ” y “ L ié b an o ” en lo . de M ayo, “ La C onch i­t a ” en lo . de M ayo y “ 21 de A b ril” en S an Lorenzo.

Los m iem bros de la delega­ción del S ind icato Rojo de In ­quilinos R evolucionarios, e s ta ­blecidos en cada patio se p re ­sen taron ayer an te la directiva del s ind icato con objeto de p e ­d ir las form as que deben lle­narse p a ra hacer la m an ifesta­ción y después de h ab e r con­vencido a los vecinos de la ne­cesidad de no pag a r alquileres, firm aron ellos y los inquilinos haciéndose inm ed ia tam en te la notificación.

N um erosas son las personas que se han p resen tado al sind i­ca to con objeto de m an ifesta r que sim patizan con el movi­m iento y han es tam p ad o sus firm as en los libros de registro.

H asta ayer, según pudim os ver en dicho libro, hay m ás de cinco mil inquilinos inscritos.

A base de ideal com unista , los d irectores del sind ica to es­tá n fo rm ulando las bases de la ag rupación , que serán d ad as a conocer en una asam blea gene­ral que se ce leb ra rá el dom ingo en la g lorie ta Ju á re z .

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, sá b ado 11 de m arzo de 1922.

UN PROYECTO DE LEY DE INQUILINATO ENVIADA POR EL ALCALDE,

AL CONGRESO

En tales condiciones se deja al propietario, que a nadie le quedarían ganas de serlo, en caso de aceptarse dicho proyecto

P a r a SER e n v i a d o a la L eg isla tu ra del E stado p a ra su estudio, p resen tó el a lcalde R afael G arcía a considerac ión del A y u n ta ­m iento, un proyecto de Ley de Inq u ilin a to , fo rm ado de dieciséis artícu los y tres transito rio s, en los que propone reform as a los có­digos, en beneficio de los inquilinos.

El proyecto de ley que p ropone el a lcalde G arc ía está in sp irado en la ley vigente en los estados de Y u ca tán y C am peche, de la que se ha com enzado a h ab la r con calo r desde que se inició en este puerto el m ovim iento con tra los p rop ie tario s y en defensa de los intereses de los inquilinos, sujetos a p ag a r ren tas elevadas.

El proyecto de ley es com o sigue:

Proyecto de Ley de Inquilinato

Ar t . 1o. Se declara de in terés público el a rren d am ien to de predios u rbanos y patios in te rio re s destinados p a ra hab itac ión , estab lecim ien tos com erciales, industria les y docentes.

A r t . 2o. L os con tra tos de a rren d am ien to no p o d rán celebrarse por un té rm ino m enor de dos años; pud iendo p ro rrogarse po r un té rm ino igual en caso de así convenir al inquilino y esté éste al co­rrien te en sus pagos. Si el p ro p ie ta rio se negase a rec ib ir el im p o r­te de la ren ta , el inquilino p o d rá deposita r ésta en la T eso rería G eneral del E stado o agencias recau d ad o ras y la constanc ia co­rrespond ien te que d icha oficina expidiere q u ed a rá ac red ita d a de hab e r verificado el pago y al m ism o tiem po q u ed a rá po r hecho p a ­ra todos los efectos legales, la p ró rro g a consigu ien te de su con tra to .

A r t . 3o . El p rop ie tario no te n d rá derecho p a ra lan za r o expu lsar al inquilino de un p red io u rb an o sino ún icam ente en los casos que lo prevenga la reg lam entac ión de la p resen te ley.

A r t , 4o . El p rop ietario de un solo p red io u rb an o que lo tenga a rren d ad o y lo necesite p a ra h ab ita rlo personalm en te , el in q u i­lino que lo ocupa te n d rá el p lazo im prorrogab le de un año p ara desocuparlo.

A r t . 5o . El im porte de la ren ta de los predios u rbanos ten d rá por base p a ra su cobro y que no po d rá exceder del seis y m edio por ciento anual, sobre su valor ca ta stra l, o fiscal, considerándose inclu idas en esta ren ta las contribuciones p red ia l y m unic ipa l del p redio a rrendado .

A r t . 6o . Si el p ro p ie ta rio se rehusare , sin causa ju stificada, a recib ir el pago de sus a rren d am ien to s o su persona lidad no es tu ­viere suficientem ente ca p ac ita d a p a ra rec ib ir la ren ta , él inquilino podrá efectuar el depósito de d icha c a n tid a d en la T eso re ría G e­neral del E stado o recep to ría respectiva de H ac ienda , qu ed an d o a disposición del p rop ie ta rio del p red io la constanc ia respectiva de depósito que ob tenga, qu ed an d o con sólo este hecho legalm ente ex­tingu ida la obligación p a ra todos los efectos legales subsecuentes.

A r t . 7o. T erm in a n te m en te q u ed a p roh ib ido exijir la cons­titución de depósito o fianza p a ra la celebración de co n tra to de arren d am ien to , po r ca n tid a d que exceda del valor de un mes de arrendam ien to .

A r t . 8o . Se considera acto inm oral y pun ib le exijir en alguna form a que ésta verifique re tribuc ión a lguna m ayor de la ren ta convenida. Infracción de este p recep to será castig ad a con m ulta de $ 500.00 oro nacional o en su defecto el arresto co rrespond ien­te de qu ince días.

A r t . 9o . C on excepción del caso previsto en el Art. 4o. de esta ley, no se d a rá curso a la dem an d a p resen tad a an te los juzgados que no vaya aco m p añ ad a de los docum entos que esta m ism a ley previene.

A r t . 10o. E n los ju ic ios pend ien tes que se tram iten por falta de pago de ren tas, se sobreseerá de oficio, si el inquilino exhibe en cua lqu ie r estado de ju ic io la constanc ia respectiva de h ab e r efec­tuado el depósito de las ren tas es tipu ladas en las oficinas de H a ­cienda que esta ley designa.

A r t . 11o. Es ind ispensab le p a ra prom over dem an d a de a rren d am ien to aco m p añ ar un ejem plar del co n tra to de a rre n d a ­m iento respectivo, un certificado del valor ca ta stra l de la finca que la m otiva y la constanc ia que acred ite que está al co rrien te en sus pagos de contribuciones, al estado y al m unicipio.

A r t . 12o . Será ind ispensab le la notificación personal a los in teresados el au to de la adm isión de la dem anda en lo s ju ic ios de arren d am ien to que se prom uevan , así com o del au to en que se decrete la a p e rtu ra del ju ic io a p ru eb a , la sentencia de p rim era y segunda in stanc ia y el au to de lanzam ien to , sin dichos requisitos se te n d rá n por nulas d ichas notificaciones. E n caso de no encon­tra rse los in teresados en sus dom icilios, las notificaciones recib i­das se h a rá n por m edio de cédulas que se fija rán en un lugar visi­ble del mismo.

A r t . 13o . Sólo será lícito y legal la ejecución de la sentencia de a rren d am ien to que cause ejecu toria con el expreso consen tim ien­to de los in teresados o por m in isterio de la ley.

A r t . 14o . S erán de cuen ta exclusiva de los p rop ie tario s todas las reparaciones que se efectúen después de a rren d ad o , por d ispo­sición san ita ria o por los del ingeniero de la ciudad , p a ra que qu e­de en com pleto estado de ser hab itab le .

A r t . 15o . Las disposiciones conten idas en la p resen te ley, no serán ap licables a los predios pertenecien tes a la federación, al es­tado y a los m unicipios.

A r t . 16o . Q u e d a n reform ados los artícu los relativos de los códigos Civil y de P rocedim ientos Civiles vigentes en el estado, que se opongan a lo d ispuesto en la p resen te ley y disposiciones respectivas.

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N u e s t r o M é x i c o

T ransito riosA r t . 1o. Los con tra tos ac tu a lm en te existentes se en ten d e rán m odificados en cuan to al valor de las ren tas en los térm inos que expresa la p resen te ley, pues en cu an to al plazo, co n tin u a rán lo que se hubiese estipu lado .

A r t . 2o . A p a r tir de la p rom ulgación de esta ley, se concede un a m o ra to ria de u n año, respecto de las ren tas de casas que se ad eu d en h as ta el d ía an te rio r de su prom ulgación . T odos los ju i ­cios de desocupación iniciados po r falta de pago de ren tas, q u ed an com prend idos en d icha m o ra to ria y en consecuencia q u ed a rán sus­pensos po r todo el tiem po fijado p a ra la d u rac ión de aquélla .

A r t . 3o . L a p resen te ley com enzará a su rtir sus efectos el m ism o día de su prom ulgación.

Hay que estudiar el proyecto con cuidado

CUANDO TERMINÓ el secretario la lec tu ra del proyecto an terio r, el síndico 1o., M anuel B a rrán Bravo, dijo que su opinión era que deb ía n om brarse un a com isión que se en c arg ara de es tu d ia r el proyecto, pues consideraba que h ab ía a rtícu los en él, que e ra n un a taq u e a las leyes creadas, com o son las de la p ro p ied ad y las de H acienda . H ab ló de las con tribuciones y se refirió a que p ag a b an los p rop ie tarios el 13 por cien to rep a rtid o en cinco al estado y ocho al m unicip io , m ás el federal, y rela tó cóm o y quiénes son los encargados de hacer la calificación. D ijo tam b ié n que en la for­m a p ropuesta , se afectan los in tereses del m ism o m unicip io y del estado.

C ueto apoya la op in ión del síndico lo . y votó po r la necesidad de h acer el estudio p a ra fijar la form a en que deb ía resolverse el p rob lem a del inqu ilinato , que a su m an era de ver no es tan fácil com o parece. H ab ló del ed ito rial de “ El D ic tam e n ” , pub licado en la edición del día, d iciendo que en ese a rtícu lo se es tu d iab a a fon­do la cuestión y seguram ente si a ten d ie ra n lo que expone, m ucho podía tom arse de él, por las buenas ideas que contiene.

B arrán expone que d ado que no es el A yun tam ien to a qu ien toca resolver sino a la leg isla tu ra, deb ía es tud ia rse la ley p o r la co­m isión que propon ía, p a ra que ésta h iciera el estud io y lo enviara a la C á m a ra P opu lar; pero ya d iscu tida só lidam ente, p o rq u e sería m ucho m ás satisfactorio que el p royecto enviado no fuera re­form ado, sino que ta l y com o se env iara fuera ap ro b a d o y p ro m u l­gado.

Cómo piensa el alcalde García

Se REFIERE al alcalde a que según la op in ión del síndico 1o. e ran dos los pun tos m ás im portan tes de la cuestión: lo que afectaba a la Ley de H ac ienda y al C ódigo Civil del estado , pero que segu ra­m ente hab ía que p en sar que si al fo rm u lar un proyecto de ley se iba a considerar que o tras leyes no ib an a re su lta r afectadas, n u n ­ca iba a hacerse un a sola reform a y h ab ía necesidad de sostener las leyes que ex istie ran po r pésim as que se les en c o n tra ra o p e rju ­diciales en sus efectos. H a b la de que si con el p royecto de ley re­su lta ran afectados in tereses o leyes que les p ro teg ieran lo ju s to y equitativo era b u scar la form a de resarc irse de las pérd idas que p u d ie ra ten er el m unicip io o el estado , pero insistir en la e te rna y apo lillada p rác tica de fo rm u lar un p lan de econom ías basado siem pre en el ca rtab ó n an tes im puesto , resu lta ab su rd o e in to lera­ble. Explicó que los econom istas al fo rm u lar los p lanes de egresos tienen en cu en ta los ingresos firm es, no los p robab les, a base de que si se necesitan cinco pesos era necesario im poner en el p lan de ingresos esos m ism os $ 5.00, au n cuando no se sup ie ra de dónde iba a sacárseles; y si de los $ 5.00 h ab ía que a u m en ta r a $ 10.00, tam b ién el econom ista a u m en ta ría a $ 10.00 los ingresos sin tener un a sola noción de cóm o iba a tenerlos; o acab an d o p o r recarg ar­los a cuen ta del con tribuyen te con perju icio de los in tereses de las clases en general. H ab ló de los perju icios a las leyes existentes y se refirió al caso del artícu lo 123 constituc ional p a ra explicar que la C onstituc ión del 57 n ingún derecho da a la clase trab a jad o ra , p o r lo que en la del 17 se in trodu jo el 123 y a pesar de que m uchas le­yes resu ltan afectadas el artícu lo 123 sigue adelan te.

Que se hagan leyes, pero que causen sus efectos

Ba r r á n B r a v o , escucha sin p a rp a d e a r las argum en tac iones del a lcalde en apoyo de su p royecto y cu an d o ha te rm in ad o expone que, en princip io , está de acuerdo con el proyecto que se propone, ya que considera que es m uy loable el p ropósito que le ha in sp ira ­do; pero que si el proyecto está fundado en la ley im p eran te en Y u ca tán y en C am peche, bueno es p a ra aq u e lla región, su je ta a o tras condiciones políticas y económ icas. El estud io se im pone, p o rque se necesita legislar según el m edio de cada región y p a ra que no haya n ingún tropiezo, p a ra que el p restig io del A y u n ta­m iento quede a la a ltu ra de su decoro.

Y d a su toquesito a las leyes y reg lam entac iones, d iciendo que se necesita ap o y ar éstas en aquéllas, en form a in q u eb ran tab le , p a ra evitar que o tras leyes vengan a echar p o r tie rra lo que se im ­p onga con ca rác te r de ley; y hab ló , p o r ejem plo, de la m ism a Ley del T rab a jo , co m b atid a con la Ley del A m paro que en m uchas ocasiones deja sin efecto sus o rdenam ien tos, p o rq u e no está p e r­fectam ente sosten ida en leyes constitucionales.

T odav ía h ab la el a lcalde p a ra defender su proyecto y luego se pone a votación si se tu rn a a u n a com isión o se envía d irec tam en te a la legislatura.

Se discute, se to m a la votación y se a p ru e b a la ú ltim a de las dos proposiciones que se p resen tan .

El Dictamen de V eracruz, lunes 13 d e m arzo de 1933.

Los propietarios de casas bajarán las rentas si bajan

los impuestosEnviaron un memorial al presidente, quien se

mostró dispuesto a disminuir la contribución federal

P ero an te s deben s e r el gobernador y el m unicipio qu ienes re b a je n sus cuotas, que s irv en de

b ase a la federac iónC o n t r a l a ACCION de los in ­quilinos dec larados en huelga de pago de ren tas, los p ro p ie ta ­rios de casas es tán haciendo d i­versas gestiones p a ra salva­g u a rd a r sus derechos.

La m ayor p a rte de los p ro ­pie tarios de fincas firm aron un m em orial que enviaron al P re­sidente de la R epúb lica , m a n i­festando que es tán d ispuestos a b a ja r el valor de las ren tas, pero que esto será cuando los gobiernos del estado y la fede­ración d ism inuyan el m onto de los p rop ie tarios. El alza de ren ­tas tiene origen en los im pues­tos que pag an ac tua lm en te .

U n com isionado de los p ro ­p ie tarios acab a de reg resa r de la cap ita l de la R epúb lica, a donde fue con objeto de en tre ­gar en p rop ia m ano del P resi­den te de la R epúb lica el m e­m orial a que aludim os.

Según ese enviado, el P resi­dente de la R ep ú b lica m anifes­

tó que inm ed ia tam en te tu rn a ­ba el ocurso al S ecretario de G obernación , G ral. P lu tarco E lias C alles, p a ra que éste a su vez lo enviara al gobernado r del estado , ya que es la ún ica au to rid ad a qu ien toca conocer este asunto .

Dice la persona que fue e n ­viada por los p rop ie tarios, que el p residen te m anifestó des­pués de en terarse del m em o­rial, que el gobierno federal d ism inu irá los im puestos, pero que se necesita que an tes lo haga el gobierno del estado , en v irtud de que la co tización fe­deral se hace de acuerdo con la cotización del es tado y m un i­cipio.

Se cree que ya haya recib ido el coronel T ejed a el m em orial de los p rop ie tario s de casas, pues el S ecretario de G obernac ión m anifestó que in m ed ia tam en te lo enviaría al E jecutivo del es­tado.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen d e V eracruz, lunes 13 d e m arzo d e 1922.

Las excitativas de Proal a los inquilinos para

que no paguen

A yer o rgan izó una m anifestación que estuvo m uy concurrida y el “com pañero” se desahogó vociferando co n tra la bu rguesía

M u y N U T R ID A fue la m a n i­festac ión c e le b ra d a an o ch e co n tra los p rop ie tario s de casas y o rgan izada p o r el S ind icato R ojo de Inqu ilinos Revolucio­narios.

D esde an tes de las ocho de la noche com enzaron a llegar a la glorieta del P arque Ju á re z n u ­m erosas personas, en tre ho m ­bres, m ujeres y pequeños que iban atend iendo el llam ado que les hizo el sindicato .

P ara hacer tiem po a que se reun iera el m ayor núm ero po­sib le de in q u ilin o s , H eró n Proal, dirigió la p a lab ra a los que iban llegando, invitándoles a seguir firm es com o has ta aqu í en la decisión de no p ag a r ren tas de casas, pues seg u ra­m ente esa resistencia sería la fuerza de los huelgu istas, q u ie ­nes en c o n tra ría n po r ta les m e­dios la fuerza necesaria p a ra ev itar los abusos de los caseros, a quienes com o de costum bre llam ó explo tadores, burgueses odiados, dignos de todos los castigos.

Poco después de las ocho y m edia, Proal invitó a los m a n i­festantes a recorrer las calles y la g ran m u ltitu d , encabezada p o r Jo sé O lm os, m iem bro de la d irectiva del sind ica to que lle­

vaba la b an d e ra ro ja del com i­té, se encam inó po r la calle 1o. de M ayo, h as ta la esqu ina P a l­m a, apostándose prec isam ente frente al despacho de los seño­res C angas, los caseros a q u ie ­nes m ás cargos hace el sind ica­to y los inquilinos.

F ren te al despacho de los C angas hizo uso de la p a la b ra alguno de los m anifestan tes, siendo in te rru m p id o co n s tan ­tem en te p o r los g ritos d e :

— ¡A b a jo los b u rg u e s e s ! ¡M ueran los exp lo tadores del pueblo! ¡M uera la burguesía! ¡M ueran los C angas!

Por espacio de diez m inutos los m anifestan tes estuvieron frente al despacho de los seño­res C angas y luego de d isp a ra r algunos cohetes, se d irig ieron p o r 1o. de M ayo h as ta D o b la ­do, en tran d o p o r d icha calle p a ra sa lir a la te rm inac ión de In d e p e n d e n c ia , y s ig u ien d o por ésta hacia el norte, llegaron a la p laza principal.

En el Diligencias

U n a COMISIÓN de huelgu istas fue a rec ab a r perm iso del p ro ­p ie tario del D iligencias p a ra h ab la r desde un balcón , y una

vez que consiguió esto, subió Proal, aco m p añ ad o de Porfirio Sosa y de la V da. de Alvarez, conno tada com unista .

Y a en el balcón de unos de los cuartos del D iligencias hizo la p resen tac ión de la com pañe­ra com unista , qu ien com enzó a h ab la r al pueblo , de la em oción que la em b arg ab a po r verse an te ta l núm ero de m an ifestan ­tes rebeldes, que ib an a recla­m ar sus derechos, pero la seño­ra no podía hacerse oír y los m anifestan tes ya com enzaban a desesperarse e in te n ta b an m archarse . P roal les gritó que la voz no ay u d a a su com pañera pero que ya se h a ría o ír en a lgu ­n a form a po r m edio de escritos encam inados a levan tar el esp í­ritu de los explo tados por los burgueses.

L a señora cesó de h a b la r sin que nad ie le oyera, y entonces P roal p resen tó a Porfirio Sosa, qu ien con voz v ib ran te llam ó al pueblo a la lucha co n tra los ex­p lo tadores, co n tra la bu rguesía que vive y m ed ra a costa de la sangre del pueblo ; co n tra los caseros, co n tra los p rop ietarios de fincas, instó a los m anifes­tan tes p a ra que se u n ie ran en estrecho ab razo y en fuerte n ú ­cleo p a ra ac a b a r con las am b i­ciones de los burgueses.

H erón P roal siguió en el uso de la p a la b ra ; refirió varios ca ­sos ocurridos la sem ana p asa ­da, de caseros que v illanam ente h ab ían arro jad o de sus tugurios a pobres ind ígenas que apenas si se hacen en ten d e r en caste lla ­no, y de la im piedad con que los hab ían arro jado . El tem a lo ex­tendió p a ra p in ta r con negros colores cóm o son los burgueses. Se refirió a los que h an in te n ta ­do form ar sind icatos de inqu ili­nos y hab ló de que a p a rte de la c a la m id a d g o b ie rn o , h a b ía aparecido o tra cá m a ra legisla­dora ch iqu ita , aq u í en el p u e r­to, que es el A yun tam ien to , donde G arc ía lanzó un p royec­to de ley de in q u ilin a to capaz de dejar a d m irad a a la h u m a n i­dad . D ijo que ese proyecto te ­nía cosas buenas pero cosas d e­testables, y que no pod ía ap li­carse en la form a que estaba ; que h ab ía sido un a calca de la ley de Y u ca tán y que en resu ­m en no servía p a ra nada .

Siguió h ab lan d o de que se decía que los gendarm es ib an a echar de sus casas a los inqu ili­nos que no p a g a ra n y que se p e­d iría el auxilio de las fuerzas fe­

derales con ta l objeto. Proal aseguró que n in g u n a de am bas fuerzas lo in te n ta ría porque los gendarm es y los so ldados son tam b ién explotados.

En la zona de fuego

L u e g o l o s m a n i f e s t a n t e s

recorrieron varias calles de la c iudad h as ta llegar a la zona de to le rancia, en la calle de G ue­rrero , donde nuevam ente Proal hizo uso de la palab ra .

L as m ujeres se ag lom eraron en to rno de los m anifestan tes que ya e ran en núm ero m uy re ­ducido y com enzó P roal su d is­curso d iciendo poco m ás o m e­nos lo siguiente: “ U stedes, d iri­giéndose a las m ujeres, m ere­cen un voto de confianza del co­m ité de la huelga y de todos los hab itan tes de V eracruz, po rque fueron las p rim eras en d ecre ta r la huelga que hoy ha tom ado p roporciones gigantescas: uste­des son en rea lidad verdaderas heroínas, po r hab e r puesto la p rim era p ied ra de este edificio gigantesco que hem os aho ra le­van tado ; son las in ic iadoras, y por tan to , m erecen un estrech í­sim o ab razo de confra te rn idad .

El S ind icato R ojo de In q u ili­nos les ab re sus brazos y les lla­m a con todo cariño sus q u eri­das herm anas. Sí, señores y no se rían (porque la p a lab ra her­m anas causó risa en tre el a u d i­torio), estas pobres y desprecia­das m ujeres, no solam ente son nuestras com pañeras, sino que tam bién nuestras herm anas, porque ana lizando las cosas, resu lta que ellas son de carne y hueso com o nosotros, y no hay motivo p ara excluirlas de la herm an d ad , ta n to m ás, cuan to que son carne de explotación de los b u rg u eses .”

Luego siguió h ab lan d o de la redención de la m ujer, del odio al burgués y term inó pid iendo a sus com pañeros que im itaran a sus com pañeras. Parece que no todos q u ed a ro n m uy confor­mes y em pezaron a d isp e rsar­se. P roal, con un grupo m uy re­ducido llegó al T ea tro Eslava en los m om entos en que la fun­ción te rm in ab a , y ap rovechan ­do la sa lida de los espectadores, dirigió de nuevo la p a lab ra , tre ­pado en un a silla. R epitió c u a n ­to hab ía dicho y del Eslava se d i­rigieron al P arque Ju á re z donde se disolvió lo que q u ed ab a de la m anifestación.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, lunes 20 de marz o de 1922.

Proal colmó de injurias al alcalde por su criterio expresado y dijo que el sindicato se afrontará con todos

Los dos sindicatos de inquilinos que se habían formado se fusionaron anoche durante las manifestaciones, en que hubo abrazos fraternales

P roal anuncia su acometida sindicalista contra los alimentos caros, contra las cantinas y centros de vicio, donde piensa establecer escuelas

L o s DOS SINDICATOS de inquilinos, el R evolucionario enca­bezado por H erón P roal y el de la C á m a ra del T ra b a jo form ado por las ag rupaciones obreras, se un ieron anoche, con m otivo de las dos m anifestaciones que o rgan izaron y las cuales anunciam os en nuestra edición an terio r.

El p rim ero en h ab la r fue el señor C ortés, qu ien se refirió a la fuerza que ha ido tom ando el sind icato del que form a parte . L ue­go habló H erón Proal, p a ra lam en tarse de que los inquilinos es tu ­vieran divididos en dos sindicatos y p ropuso que se enviara una. com isión a inv itar a los de la C á m a ra del T rab a jo , a fusionarse.La proposición se acep tó y m arch aro n a cum plirla los com isio­nados.

Proal con tinuó hab lan d o de esta guisa:“ P ara esperar el regreso de los hijos pródigos, les voy a hacer

un análisis de lo que es un idiota.“ Un idiota es un individuo que no tiene noción de lo que hace

ni de lo que dice; hay idio tas por descendencia, hay tontos, hay cínicos, hay tuertos, cojos, etc., todos éstos pueden reconocer com o princip io general de su degeneración las condiciones atáv i­cas de los p ro g en ito re s .”

D espués de este en tro ito dijo que el alcalde Rafael G arcía , se hab ía puesto en el m ayor ridículo, en la m añana , cuando inform ó al pueblo de sus gestiones d u ran te el tiem po que lleva en el poder.

Dijo que G arcía se ha m areado con la a ltu ra , y es n a tu ra l; se ha deslum brado , y así fue com o ha renegado de su origen. H a dicho— continuó P ro a l— con el m ayor desp lan te, al referirse al asunto de los inquilinos que él com o prim era au to rid ad m unicipal en el puerto , h a ría cum plir las leyes, que si los jueces o rdenan la expu l­sión de algún inquilino, cum pliría esa o rden ; pues que no podía vu lnerar esas leyes, po rque p ara eso es au to rid ad .

A gregó que con tra lo asen tado por G arcía , el S ind icato de In ­quilinos R evolucionarios se en fren ta rá con quienes p re ten d an u l­tra ja r a sus socios; que así com o hab ían sido restitu idos a su ho­gar V aldés y otros individuos m ás, que pertenecen al sindicato , y a quienes se les h ab ía a rran c ad o las p u erta s de sus casas p a ra obligarlos a ab an d o n arla s , así sab ría hacerlo con quienes fueron a tropellados por los p rop ie tarios y jueces.

(En esos m om entos llegó la m anifestación del S indicato de In ­quilinos O breros con sus es tan d a rtes y pasó el a b a n d e rad o con una com isión al balcón del D iligencias, en donde P roal los felicitó y se d ieron un abrazo fra ternal.)

Luego prosiguió n a rran d o que G arc ía h ab ía dicho en su infor­me que los p rop ie tarios se negarían desde el próxim o mes a pagar sus im puestos, que eso trae rá por consecuencias la d ism inución de en trad as al m unicip io ; que G arcía se p reocupó hon d am en te de ello, porque no hab ría d inero con qué pagarle sus seiscientos to le­tes, que aho ra le caen m uy de perilla, im portándo le m uy poco que

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Sr. don Rafael García A u li, a lcalde de la ciudad y puerto de V eracruz, en el año que se produjo la huelga in quilinaria .

esos dineros sean el p roducto del sudor del obrero y que esos d ine­ros sirvan p a ra m an ten e r a una p a r tid a de holgazanes que viven del presupuesto , y que ah o ra ni siqu iera se qu ieren aco rd ar del “ gancho".

T erm inó su pero rac ión Proal d iciendo que aho ra el triunfo del sind icato h ab ía sido sobre los p rop ie tarios; que luego sería sobre los alim entos; luego sobre las can tinas y centros de depravación, p a ra sustitu irlos por escuelas, d ando un “ fren tazo ” a esas au to ­ridades que sólo han sab ido a b r ir en cada esqu ina un cen tro de vi­cio y trae r toros y toreros.

Explicó Proal lo que ocurre cada vez que hay co rridas de toros. Por ver a G aona, el pueblo em peña hasta la cam isa, y en cam bio al día siguiente no hay en su hogar ni siqu iera p a ra frijoles. Eso es bochornoso, eso es envilecer, h u n d ir en el cieno al pueblo, en vez de dignificarlo, levantando escuelas.

A las diez y m edia de la noche te rm inó esta pero ra ta . H ab la ro n algunos socios del sind icato obrero fusionado y luego desfilaron los m anifestan tes rum bo a la C á m a ra de T ra b a jo p a ra dejar los es tandartes , y después al dom icilio de Proal, en donde quedo g u ard ad a la b an d e ra roja.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, Jueves 23 de marzo de 1922.

CON MOTIVO DEL ARRESTO DE HERON

PROAL SE SUSCITARON AYER VARIOS TUMULTOS

La gendarmería fue Impotente para hacer cumplir las órdenes del alcalde y Proal acabó por ser libertado y paseado

por las calles

El alcalde acudió en solicitud de auxilio, para a p o y a r sus órdenes a los jefes militares, pero

éstos le manifestaron que no habiendo trastornos graves, su intervención era innecesaria

A y e r a l a s n u e v e de la m a ñ an a fue deten ido H erón P roal en la esquina de las calles de V icario y Z aragoza, ex trem o noreste del M ercado de Flores, p o r el agente de la reservada Luis E nríquez y el gendarm e 36, llevando el p rim ero la o rden p a ra que se p resen ­ta ra el referido Proal, inm ed ia tam en te , an te el a lcalde m unicipal Rafael G arcía, que se h a llab a en la Inspección de Policía califi­cando a los presos.

D esde luego Proal p reg u n tó al agente la causa de esa d e ten ­ción, a lo que respondió el agente que era u n a o rden que ten ía que cum plir; pero com o el lugar escogido por el agente fue dem asiado cén trico y m uy concurrido , d ad a la hora de com pras en el m erca­do, en m enos de cinco m inu tos circuló la noticia en dicho lugar, form ándose en el acto un a ag lom eración considerab le de personas que qu erían oponerse a que Proal fuera llevado a la cárcel. Este, en previsión de algún tum u lto , suplicó al agente que le perm itiera llegar a su dom icilio, d istan te una cu a d ra del lugar referido para dejar un rollo de papeles que ten ía en la m ano y d ic ta r unas d is­posiciones al secretario del sind icato ; el agente se negó a conceder esta gracia, y a ello se debió que au m e n ta ra n las p ro testas del p ú ­blico, que por m om entos au m en ta b a en núm ero. Se avisó por te ­léfono a la Inspección de Policía, y a poco llegó el co m an d an te P latas y su ayudan te , qu ien con auxilio de o tros gendarm es ya se hab ían provisto de la b an d e ra del S ind icato de Inquilinos.

Ante el alcalde

P R O A L fue in troducido has ta el despacho del in specto r de policía donde se hallaba el a lcalde Rafael G arcía, con qu ien sostuvo una polém ica que duró por m ás de una hora; lo tra ta d o en esa en tre ­vista no pudim os escucharlo deb idam en te en v irtud de haberse ordenado que no p a sa ran los rep resen tan tes de la prensa , pero se sabe que el alcalde G arcía a tribuyó a P roal una p ro p ag an d a su b ­versiva, no so lam ente con tra el m ism o alcalde sino co n tra el go­bierno de toda la R epúb lica. A esto contestó Proal que si se refirió a Rafael G arcía en la penú ltim a m anifestación, fue una conse­cuencia de sus declaraciones en la B iblioteca del Pueblo, en las que hizo constar que apoyará a los p rop ie tarios de predios p a ra que sean lanzados los inquilinos que no paguen ren tas; a esto repuso G arcía que Proal lleva com o p rincipal móvil en su p ro p ag an d a crear dificultades al m ism o G arcía, por enem istad personal que le tiene. D espués de m ucho discu tir, m anifestó el a lcalde a Proal, que en ade lan te se abstuv iera de hacer m ás m anifestaciones p o r­que siendo éstas inconvenientes y peligrosas, serían d isueltas, y reprim ido cua lqu ie r in ten to que haga el pueblo co n tra las a u to ri­

dades. P roal dijo que, en lo relativo a la no celebración de m an i­festaciones públicas, no puede aseg u rar n ada : toda vez que no es él el sindicato, ni siqu iera el C om ité E jecutivo; allí el pueblo sab rá lo que debe hacer y las m edidas que debe tom ar.

El alcalde increpó entonces a P roal d iciéndole que en las luchas obreras en este p uerto no se le ha visto p a ra nada, y ah o ra aparece con su S ind icato de Inquilinos haciendo política. Proal contestó que no está haciendo po lítica sino que p red ica al pueblo que no se deje de los políticos y em p ren d a su lucha por la acción d irecta , sin in term ediación de au to rid ad es ni de p ro p ag an d is ta s de partidos.

Comienza el tumulto

M i e n t r a s E S T O P A S A B A en el in te rio r de la Inspección de Policía, la m u ltitud au m en ta b a por m om entos en las p u erta s de d icha ins­pección; un núm ero considerab le de m ujeres, po rtan d o ban d eras rojas, d ieron la voz de a le rta en los patios m ás cercanos y en m e­nos de un a hora h ab ía cerca de mil personas en tre hom bres y m ujeres, p id iendo a voz en cuello la lib e rtad de Proal, y arm ados de leños que h ab ían cogido de un ca rre tón cargado de leña.

El alcalde pudo a b a n d o n a r la inspección sin que la m u ltitu d se d iera cuen ta de su salida; pero tan p ro n to se supo que ya no es ta ­ba allí, se nom bró una com isión que fuera a palacio m unicipal p a ra p regun ta rle la causa de ten er deten ido a P roal; esa com isión estuvo in teg rad a por F iliberto C ejudo, M anuel Sánchez, D em e­trio Landeros, M anuel C arbonell, C elestino D ehesa y A rnulfo Pérez. Este ú ltim o fue el que hizo uso de la p a lab ra ta n p ron to llega­ron a palacio, frente al alcalde, qu ien recrim inó a los com isionados, por considerar que siendo obreros tra ic io n ab an la causa y tra b a ja ­b an c o n tra los in te re se s del p a r t id o ; y les m an ifestó que no estaba d ispuesto a p e rm itir o tras m anifestaciones; agregó que Proal no es m ás que un opo rtun ista , pues en las d istin tas huelgas de obreros nunca ha querido es ta r con ellos; que no era el pueblo el que se en co n trab a en las p u erta s de la Inspección de Policía vo­ciferando, sino unos cuan tos individuos m anejados por dos o tres individuos a quienes conoce perfec tam en te bien, y que estaban ob rando a im pulsos de la p rensa burguesa que ahora se pone al lado del obrero ; por últim o les m anifestó que Proal no estaba de­tenido, pero que hab ía dado órdenes al inspector, de que no salie­ra de la inspección en tan to esos m anifestan tes no se re tirasen de allí.

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N u e s t r o M é x i c o

El tumulto crece y se encrespa

MIENTRAS h a b l a b a ASÍ a los com isionados, recib ió u n te le­fonazo de la Inspección de Policía, en que se le av isaba que ya el pueblo se enfurecía por m om entos y p re ten d ía p en e tra r al in te rio r a sacar a Proal; a esto contestó que en ese m om ento se d irig ía al general C arvallo p id iendo suficientes fuerzas de in fan tería de m a­rina p a ra disolver a los m an ifestan tes, y que de n inguna m anera se perm itiera el asalto a la inspección; p a ra evitarlo, el co m an ­dan te P latas con qu ince gendarm es de la m o n tad a , se co locaron a las p u erta s de d icha inspección.

Se desp id ieron los obreros con la esperanza de que al conseguir que los m an ifestan tes se re tira ra n sería puesto en lib e rtad H erón Proal, tal com o se los p rom etió el alcalde.

Nuevo contingente de manifestaciones

C u a n d o SONARON las once de la m a ñ an a y los obreros de la term inal y de los m uelles se re tira b a n de su trab a jo , m arch aro n en su m ayoría a la calle de A llende a en g ro sa r el núm ero de los m anifestan tes; entonces el inspector de policía pidió inform es al a lcalde de lo que debía hacer, en vista de que en vez de que d ism i­nuyera la m u ltitu d au m en ta b a p o r m om entos; poco después de esto llegó a d icha inspección el secretario del A yun tam ien to , señor O choa D íaz, qu ien conversó unos m om entos con P roal y el in s­pector y q u ed a ro n conform es en que se com un icara al pueblo la o rden de que se re tira ra y que pasados unos veinte m inu tos sa l­d ría Proal.

Este acuerdo lo com unicó el p rop io inspecto r de policía, qu ien ab rió una ven tana p ara h a b la r a la m u ltitud , pero ésta p ro rru m ­pió en un grito unán im e de p ro testa , y p id ió que fuera P roal el que d iera esa orden.

E ntonces se p id ieron instrucciones por teléfono al alcalde, y por fin, decidióse que P roal escrib iera en un papel lo siguiente que dio a uno de los obreros p a ra que leyera al pueblo : “ C o m p a­ñeros: pueden re tira rse a la oficina, que en seguida voy a llá ; si a la m edia hora no voy, p ueden hacer lo que gusten. Su com pañero y herm ano, H erón P ro a l.” El ob rero quiso leer el papel, pero el pueblo no lo dejó, insistiendo en que h a b la ra Proal, p a ra conven­cerse; fue en tonces cuando se le perm itió a Proal que h ab lara .

Proal, ya en uso de su p a lab ra , dijo al pueblo que, en v irtud de la p ro m e sa formal que le h ab ían hecho, y de la p a lab ra del a lca l­de G arcía de dejarlo en libertad , siem pre que se re tira ra n los Max

in festan tes, que se re tira ra n y pasados veinte m inutos sa ld ría en com pañía de u n a com isión que podría quedarse.

Se revoca la orden y vuelve la multitud

E l PUEBLO se retiró , y el inspecto r B u c h e com unicó al alcalde G arc ía que ya el pueblo se h ab ía re tirado y conform e a sus ins­trucciones iba a p oner en lib e rtad a P roal; pero el a lcalde contestó que no se le de jara en lib e rtad sino has ta las seis de la tarde .

Pasados los veinte m inutos y viendo que la p rom esa no h ab ía sido cum plida por n inguna de las au to rid ad es , regresó la m u lti­tu d en m ayor núm ero , p o rtan d o b an d e ras rojas y con un a g rite ría infernal.

El teléfono siguió tra b a jan d o activam ente; a cada ra to el in s­pec to r ped ía h ab la r con el alcalde y le decían que ya no es tab a en la alcald ía ; volvía a llam ar h as ta que al fin le d ijeron que ya R a ­fael G arcía hab ía salido p a ra la inspección a fin de so luc ionar el asun to ; pero com o no llegó, los ánim os se exaspera ron m ás, has ta que el inspecto r logró h a b la r p o r teléfono con el alcalde, a quien le explicó la crítica situación en que se encon traba .

Proal ídolo y caudillo

ENTONCES EL ALCALDE dijo que P roal fuera sacado en un au to con dos o tres de los obreros y el m ism o inspecto r p a ra que el pu e­blo se re tira ra .

El au to no llegó, y decidió el in specto r sa lir con P roal p o r la p u e rta de la secretaría que da p a ra la calle de C anal, con in te n ­ciones de to m ar el tranv ía en la calle de P ino S uárez ; pero no se llegó a este ú ltim o caso, pues ta n p ro n to el pueb lo se dio cuen ta de que P roal se en co n trab a en la calle, fue en m anifestación a ro­dearlo y le llevó en hom bros en los p rim eros m om entos, a lo que se opuso Proal.

Ya con éste a la cabeza de la m anifestación, la m u ltitu d reco­rrió la calle de C anal y luego la de A rista h as ta llegar a la avenida Independencia , de donde siguieron al P arque J u á re z donde se o r­ganizó un m itin.

Al llegar a la esqu ina de A rista y A llende, cua tro jin e tes se acerca ron a Proal, y le ced ieron un caballo en el que m ontó , lle­vando en la m ano derecha la b an d e ra roja del S ind icato de In q u i­linos.

En el P arque Ju á re z , Proal en caram ad o en uno de los peldaños de la esca linata del m onum en to al benem érito , dirigió la p a lab ra a los m anifestantes.

Los rugidos del león

LOS ARENGÓ p a ra que g u a rd a ra n com postu ra después del soberbio, del form idable triunfo que h ab ía a lcanzado ese pueblo sufrido que cuando es azo tado po r los tiranos sabe ru g ir com o un león p a ra defender sus derechos violados. D ijo que los enem igos del sind icato tra ta b a n de a c ab a r con la organización , persigu ién ­dola, aco rra lan d o a sus m iem bros, encarce lándo los; pero que se­gu ram en te es tab a n m uy equivocados quienes persegu ían a los m iem bros del S ind ica to de Inquilinos, pues que si los ac tua les m orían , o tros sucederíanles y la idea p erd u ra ría , po rque era idea grande, p o rq u e era idea nobilísim a. H ab ló de que no creyeran que la obra iba a te rm in a r p o rque a “ él le d ie ran a g u a ” , ya que sabía que h ab ía algu ien in te resado en dársela , pues que si a él le d ab an agua, o tro vendría en su lugar y o tro después y otro m ás, p o rque pueden m orir los hom bres pero las ideas no m ueren n u n ­ca. Dijo a los que es tab an allí reun idos que él ten ía confianza en que seguirían com o has ta esos m om entos ta n unidos com o siem ­pre, p a ra aseg u rar el triunfo y que unidos resis tirían todos los choques de todos los enem igos, que serían im poten tes p a ra an i­quilarlos. H abló de la persecución de G arcía, m al en cu b ie rta con la idea subversiva; y dijo que nad ie hacía labo r co n tra el gob ier­no, que el sind ica to h ab ía aco rdado n o m b rar com ités en cada p a ­tio en huelga, p a ra encargarse del pago de las contribuciones, de ta l m an era que el gobierno no te n d ría n ad a que ob je tar.

Y siguió h ab lan d o sobre los ideales del sind icato y sobre la re­

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

solución de m orir en la lucha, pero no cejar, h a s ta hab e r logrado los ideales que se han venido sosteniendo.

Otra manifestación

TERMINADA la m anifestación cerca de las tres de la ta rd e se dispersó la gente, quedándose H eró n P roal en su sastre ría de la calle de L andero y Coss, donde lo estuvieron v isitando grupos de cua tro y cinco personas, que luego se re tira b an ; m as de im proviso se p resen taron seis gendarm es de la m o n tad a en la esqu ina de V i­cario y L andero y Coss y qu ince en el P arque Ju á re z , con in s tru c ­ciones te rm in an te s de no p erm itir que se fo rm aran reuniones frente a la casa de Proal, ni en el referido parque .

E sa o rden se estuvo cum pliendo , pues cuan tos individuos llega­b an a la p u e r ta de la sastre ría de P roal e ran inm ed ia tam en te re ti­rados; y en cu an to al P arq u e Ju á re z , se p roh ib ió estac ionarse en la p a rte cen tra l donde está la e s ta tu a ; pero, ya com o a las nueve de la noche, h ab ía ta l ca n tid a d de gente en el P arq u e Ju á re z , que los veinte policías m ontados fueron insuficientes p a ra im ped ir que la gente fo rm ara grupo. C om o el cen tro del p a rq u e se en co n trab a ocupado por la gendarm ería , la gente determ inó insta la rse a m e­dia cu a d ra de allí, en la calle de 1o. de M ayo, en a rb o lan d o la b a n ­dera roja en la p u e r ta de la sastre ría del señor Ju liá n A lam illo, uno de los m ás activos p ro p ag an d ista s de la huelga de inquilinos.

Arenga contra García

CUANDO EL n ú m e r o de personas allí es tac ionadas h ab ía aum entado , la gendarm ería , al m ando del co m an d an te P latas, tra tó de disolverlas, pero no pudo.

El señor A lam illo aprovechó ese m om ento p a ra d irig irse al pu e­blo y a los gendarm es, trep a n d o en u n a silla que sacó de su taller. Su peroración se concretó a lan za r p ro testas co n tra los p ro ced i­m ientos del a lcalde G arcía , de qu ien dijo que, olvidando que p e r­tenece al pueblo, y que “ el pueblo lo trep ó en el puesto que aho ra o c u p a ” , tra ta ah o ra de atropella rlo echándole la gen d a rm ería e n ­cim a, atropellando , po r ta n to , los derechos que ese pueb lo tiene para reun irse pacíficam ente a t r a ta r de sus asuntos.

H icieron h isto ria de que n ingún gobierno burgués ha llegado a com eter un acto de esa n a tu ra leza , y se m u estra asom brado de que el gobierno que se dice de los obreros, tra te de disolver por m edio de la fuerza a rm ad a , a un a reun ión de obreros. Luego exci­ta a los gendarm es a que no ejecu ten lo que les m a n d a el alcalde, porque ellos, los gendarm es, tam b ié n son pueb lo adolorido.

Luego h ab la ro n otros, p id iendo al co m an d an te P la tas que se re tira ra , pues su p resencia en ese lugar, con veinte gendarm es a r ­m ados y en a c titu d hostil, e s tab a d an d o lugar a que el pueblo co­m etiera a lgún acto de resu ltados fatales.

El co m an d an te P latas op tó po r re tira rse , y luego la m u ltitu d em prend ió la m arch a y tra tó de seguir por la calle P rincipal, pero los m ontados fueron ce rrando el paso, y los m anifestan tes, ya en m ucho m enor núm ero , siguieron po r la calle Z aragoza, en d irec­ción al cen tro del sind icato , h ab itac ió n de Proal.

T ra s ellos fue el co m an d an te P la tas con sus veinte gendarm es, que se tend ieron en línea de tirado res en la calle de L andero y Coss; al no tarlo la m u ltitu d q u e p or m om entos au m en tab a , p ro ­testó en m edio de un a g rite ría atroz , h as ta que un o rad o r sacando una silla de la sastrería de Proal, suplicó nuevam ente al referido co m an d an te que se re tira ra , pues nuevam ente es tab a o rillando a las m u ltitudes a que com etieran algún exceso, y que ellos no pen ­saban provocar desorden.

Se vio luego que el co m an d an te P la tas dio órdenes p a ra que sus gendarm es se retirasen .

Proal, salió de su local y dirig ió la p a la b ra a los m anifestan tes p a ra decirles ún icam en te que, po r segunda vez, h ab ía tr iu n fad o el pueblo, dando p ru eb as de que no se deja a tro p e lla r ta n fácilm en­te. Luego añad ió que po r algunos d ías d e ja ran de llevar al P arque Ju á re z la m esa p a ra recoger adhesiones, pues le parece que ya no tiene objeto, po rque todo el pueblo veracruzano está de acuerdo en no pag a r ren tas, has ta que no se reba jen al dos por ciento so­bre el valor ca tastra l. Pero esto no qu iere decir que elijan otro cen tro p a ra reunirse, pues segu irá siendo el lugar de c ita el p a r ­que referido, cu n a del sind icato . En cu an to a las m anifestaciones próxim as serán llevadas a cabo si el pueblo acu erd a en ese sen ti­do. T erm in ó p id iendo se re tiren pacíficam ente en v irtud de no te ­ner m ás que decirles. Los concu rren tes se retira ron .

H erón Proal al salir d e la cárcel después de la prisión arbitraria que sufrió por orden de las autoridades m unicipales.

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Page 24: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

N u e s t r o M é x i c o

AYER FUE DEROGADA LA LEY DE INQUILINATO

El D ic tam en d e V e rac ru z , dom ingo 26 d e m a rz o d e 1922.

En su lugar queda en vigor la derogada por el ex gobernador A. Nava

El alcalde de Jalapa augura mayores dificultades y desconfía de la sinceridad de esta legislación, que tiene orientaciones electorales

JALAPA, m arzo 2 5 .— H oy po r la m añ an a , la leg isla tu ra celebró sesión. En ella y después de a lgunas discusiones, se ap robó la p ro ­posición p rese n tad a por el d ip u tad o C ortina , relativa a que se de­rogara la Ley de In q u ilin a to en vigor, restab leciéndose la obser­vancia de la ley que derogó el ex g o b ernado r Nava.

D eseando conocer la op in ión del señor N ava, ac tua l p residen te m unicipal, a este respecto, me acerq u é a él y m e hizo las siguien­tes declaraciones:

“ Al derogar la Ley de In q u ilin a to que es tab a en vigor, los c iu ­d adanos d ip u tad o s h an p roced ido sin p en sar las consecuencias de ta l acto, pues el papel de los legisladores es siem pre te n er en cuen­ta los d istin tos factores que fo rm an la sociedad, encam inando sus d isposiciones a a rm o n iza r todos sus intereses, sin que sufran lesiones los de cua lqu ie ra de estos factores. El gobierno está ob li­gado a ver, no sólo por tal o cuál clase social, sino po r todas en ge­neral p a ra que el equilib rio se m an ten g a y no se p rovoquen tra s ­tornos económ icos o políticos.

El p rocedim ien to ad o p tad o por nuestros legisladores — dice el señor N av a—, tra e rá com o lógica consecuencia que el cap ita l que se hub ie ra em pleado en la fabricación de nuevas casas de alqu iler, se oculte o se ded ique a o tros em pleos en negocios fuera del e s ta ­do, com o ha sucedido ya, po r la falta de pro tección y seguridad.

Los únicos que p ueden constru ir casas son, sin lugar a dudas, aquellos que tienen d inero; pero éstos sólo lo em p lea rán en cons­tru ir casas p a ra sus p rop ias hab itac iones y no en la construcción de casas p a ra a lq u ila r y adem ás no m e jo ra rán tam poco las que ya posean, dejándolas deterio rarse p a ra ob ligar así a los inquilinos a ab an d o n arlas , ya que no será posible ob ligar a los p rop ie tarios a que reconstruyan sus casas.

La exhum ación de la ley de que se tra ta d a rá lu g a r a que los “ ch an en d ile ro s” se aprovechen, pues p o d rán vivir sin p ag a r renta.

El A yun tam ien to que presido — sigue exponiendo el señor N a ­v a—, tiene to m ad o un acuerdo p a ra p ro p o n er al E jecutivo del es­tado , que sug iera a la leg isla tu ra la expedición de un a ley po r la que se conceda la exención del pago de con tribuciones po r cinco o diez años a qu ienes co n stru y an casas p a ra a lqu ila r, cóm odas, h i­giénicas y b a ra tas , en todo el estado , así com o aquellas en las que se em p leara cap ita l de c ie rta im portanc ia , p o r su a rq u itec tu ra herm osa y que em bellecerían las poblaciones.

U n a ley de esta n a tu ra leza , serviría p a ra co n tra rre s ta r la crisis de traba jo , pues se o cu p a rían num erosos braceros, el com ercio se beneficiaría, el d inero te n d ría u n a g ran circu lación y se a u m e n ta ­ría el cap ita l y al m ism o tiem po vendría la oferta y por ta n to la com petencia, con lo que las ren tas serían no tab lem en te m enores, m ejorándose de esta m an era las condiciones del inquilino y co rri­giéndose los actuales m ales po r m edios indirectos, po r regla gene­ral de resu ltados m ás efectivos que los directos.

C on la exhum ación de la ley derogada es im posible que se h a ­gan nuevas construcciones ni com petencia; esta m ism a ley va a ob ligar a los legisladores a apoyar la in iciativa fo rm u lada p o r el

En la planta baja de este ed if ic io , ub icado en la calle de “ L andero y C oss” , núm eros 5 y m ed io , estuvo la o ficina d el S indicato de In q u ilin os que jefaturó

H erón Proal.

A yun tam ien to ja lap e ñ o y que es tab a a p u n to de ser enviada ai E jecutivo del estado.

P ara te rm in ar, el señor N ava expuso que todo este m ovim iento m uy lejos de ten er su cuna en asp iraciones de m ejo ram ien to de las clases sociales hum ildes sólo es de ca rác te r político p a ra p re ­p a ra r la p róx im a lucha e lec to ra l.”

Exclusiva para “El D ictam en"

JALAPA, m arzo 25. — El d ip u tad o E d u ard o C o rtin a suplica que p o r conducto de “ El D ic ta m e n ” se haga del conocim iento del público que al p re se n ta r su in iciativa p a ra que volviera a ponerse en vigor la Ley de In q u ilin a to que fue derogada p o r la que está en obser­vancia, no lo hizo de n in g u n a m anera in sp irado en lo que dijo uno de los ediles del p u erto de V eracruz, cu lpando a los d ipu tados de los sucesos que se h an reg istrado en aquel puerto , m otivados po r el m ovim iento de inquilinos, sino que po r el deseo de favorecer a los m ism os inquilinos. Q u e el reg idor veracruzano no h a estado en lo ju sto , pues las leyes po r m uy buenas que sean, cuando los encargados de cum plirlas no saben in te rp re ta rla s deb idam ente , resu ltan m alas.

Page 25: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen d e Veracruz, martes 25 de abril de 1922.

Las arcas municipales sufren ya los resultados de la

huelga inquilinariaEl Ayuntamiento comienza a pensar que

tiene que hacer algo ante este conflicto que ha mermado ya el Ingreso trimestral de

ochenta o noventa mil pesos a once o doce mil

Por lo pronto , p a rece que dom ina la id ea de a p lica r a los p ro p ie ta rio s que no pagan , la ley económ ico-coactiva

E l A y u n t a m i e n t o de este puerto h a com enzado a p a lp a r las dificultades que forzosa­m ente ten ía que tra e r consigo la huelga de inquilinos que se n iegan te rm in an tem en te a p a ­gar las ren ta s de las casas que ocupan, d an d o m argen a que los p rop ie tario s a su vez, no cu ­b ra n contribuciones.

Del asunto comenzó a hablarse ayer en corrillos m unicipales. No se decía que el A yuntam iento es­tuviera en bancarrota ni que ya no tuv iera d inero p a ra cu b rir sus p ag o s; a u n cuando esto p u e ­de llegar a o currir, pero el hecho es que el m onto de las co n trib u ­ciones h a d ism inu ido de ta l m a­nera, que com ienza a pensarse en la necesidad de buscar, un ca­m ino expedito p a ra a llan a r las dificultades que existen y las que se p re se n ta rá n con ca rác ter de m ayor g ravedad cada día.

A las cajas de la T eso rería no ha ingresado en lo que va del mes, ni s iqu iera la sép tim a p arte de las can tidades que en meses an terio res, an tes de e s ta ­llar la huelga de inquilinos, se h ab ían recaudado . Los p ro p ie ­tarios o ad m in istrad o res de fin­cas, a legando no ten er d inero para hacer el pago de co n trib u ­ciones, po r no rec ib ir el pago de sus ren tas, no han hecho p rec isam ente d ec la ra to ria de huelga, pero sí han suspend ido sus pagos al m unicip io , lo que ha de term inado un a b a ja n o ta ­ble en las en tra d as a la caja del tesorero público.

P ersona que está perfec ta­m ente in te rio rizada de este asunto , nos decía que en el tr i­m estre an terio r, ya po r el día veinte del p rim er m es en que se

hacen efectivas las con trib u cio ­nes, se ten ía en caja , u n a ca n ti­d ad que fluc tuaba en tre ochen­ta y noventa m il pesos.

El descenso en este m es, que es p rim ero del segundo trim es­tre, ha sido a la rm an te , pues ac­tu a lm e n te p u ed e c a lc u la rse que h an ingresado a las cajas del tesorero m unicipal, apenas unos once o doce mil pesos.

Los inquilinos no h an acu d i­do, com o lo ofrecieron los jefes del m ovim iento en sus p réd i­cas, a cu b rir las contribuciones al m unicip io ; los que h as ta la fecha se han p resen tado a p a ­gar h an sido aquellos p ro p ie ta ­rios que h an ten ido ingresos; m uy pocos, con tados son los que ten iendo patios h an ido a cu b rir sus contribuciones. El A yun tam ien to ve m erm ad o en un a fuerte c a n tid a d el ingreso y se prevén las d ificultades que puedan ocurrir.

T am b ién se tocó en el A yun­tam ien to un caso re lacionado con esa falta de pago y el acuerdo fue em p lea r la eco­nóm ico-coactiva.

El Dictamen d e V eracruz , m arte s 2 de mayo de 1922.

En Orizaba, el Sindicato de Inquilinos entró en funciones

siguiendo el ejemplo del de Veracruz en cuestión de

atentadosA prehendieron y go lpearon los

sindicados, a un p ro p ie ta rio y a un g endarm e

O r i z a b a , m ayo l o . — Las ideas de H erón P roal, que h an p re n ­dido en tre los obreros de ésta com o en te rren o fértil, tuv ieron hoy aq u í una dem ostrac ión de­m asiado p a lm aria , al tra d u c ir ­se en un hecho lam en tab le , que ha causado sensación y d isgus­to en la sociedad, po rque un es­tim ab le m iem bro de ella fue víctim a de un a taq u e b ru ta l, saliendo de él vejado e in ju ria ­do y lleno de golpes.

La huelga de inquilinos

E l SINDICATO de Inquilinos, anunció ayer en una reunión que se celebró en el kiosko del P arque C astillo , que se decre­ta ría la huelga de inquilinos.

En el m ism o lugar y casi has ta el m ediodía, el s ind icato de referencia estuvo recib iendo adhesiones de los vecinos de a l­gunos patios de vecindad que están de acuerdo con no p ag a r renta.

A la una de la ta rd e , se d iri­gieron los m an ifestan tes a los diversos patios de vecindad, con el fin de dec re ta r la huelga de inquilinos, quienes desde esta fecha no p ag a rán ren ta .

El S ind ica to de Inqu ilinos lanzó un m anifiesto en el que p iden a los p rop ie tarios un a re­baja en las ren tas de un 75 por ciento y d icen adem ás que no hay que tem er po r decom isa- ciones o abusos de los p ro p ie ta ­rios, pues que la huelga tiene su ley; esto me pertenece p o r­que yo lo he constru ido.

En el p ropio m anifiesto d i­cen “ no m ás pago de ren tas hasta tr iu n fa r en nuestras p e ti­ciones” .

La primera piedra de la futura Colonia

Comunista

L a COLOCACIÓN de la p rim era

p ied ra de la C olonia C om un is­ta se llevó a cabo ayer en la m a­ñana, tras un a la rga cam in a ta bajo los a rd ien tes rayos del sol, pues que p a ra levan tar en lo fu­turo , la fu tu ra colonia, se eligió un te rreno , p o r a llá por Pocitos y R ivera. C om o anunció el S in d ica to de In q u ilin o s , la peregrinación se organizó en el P arque Ju á re z en la m añana , desde m uy tem prano , y a ella concurrie ron p rinc ipa lm en te m ujeres que iban provistas de algún com estib le, según se h a­bía ten ido cu idado de advertir.

Luego que se consideraron en núm ero suficiente, y con Proal a la cabeza, em prend ie­ron la m archa , llevando, n a tu ­ralm ente , sus ban d eras rojas. Pero sucedió que no todos los reunidos en el P arq u e Ju á re z resistieron la cam in a ta , pues poco a poco fueron quedándose m uchos en el cam ino y luego em p ren d ían el reto rno a la ciu­dad , ya que vieron que h ab ía que ir del o tro lado del ard ien te m édano.

Al fin, y con los que tuvieron el valor de llegar hasta el lugar indicado, se efectuó la coloca­ción de la m encionada p rim era p ied ra de la colonia, m edian te, na tu ra lm en te , el d iscurso de ri­gor y la cerem onia que en estos casos se ac o stu m b ran ; después de este ac to se hizo d ía de cam ­po, an tes de em p ren d er el re­torno a la ciudad .

E n la noche el m ism o S indi­cato de Inqu ilinos llevó a cabo su m anifestación, en conm e­m oración aho ra , de los M á rti­res de C hicago, p ro n u n c ián d o ­se d isc u rso s re la c io n a d o s a dicho día.

Luego de recorrer varias ca­lles, re to rn aro n al P arque J u á ­rez donde se em pezaron a d i­solver.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Varacruz , miércoles 3 de mayo de 1922.

AUNQUE NO LE PAGUEN LA RENTA, SEGUIRA

PAGANDO EL SERVICIO DE LUZ

Ay e r e n la ta rd e se p resen tó en las oficinas de la p residencia m unicipal Jo sé M a ría M o n te ­ro, p rop ie tario de varias casas de lenocinio en la zona de to le­rancia. F ue con objeto de po­ner en conocim iento del a lca l­de que en vista de que n inguna de las m ujeres que se encuen ­tran en las accesorias que él arrien d a , le p ag a la ren ta d ia ­ria, com o se hac ía an tes de la huelga, él no estaba d ispuesto a seg u irles p ro p o rc io n a n d o a lum brado , y que en conse­cuencia iba a ped ir a la C ía. de Luz, que co rta ra in m ed ia ta ­m ente ese servicio.

El alcalde le m anifestó que no creía conveniente que se hi­ciera eso, porque seguram ente iba a provocarse un conflicto, y que era conveniente que con ti­

n u ara dándose el servicio de luz, m ien tras podía llegarse a un acuerdo con las inquilinas.

M on te ro se exaltó po r la res­p ues ta del alcalde, y m anifestó que no veía p o r qué se cu id an los in tereses de las inqu ilinas sien­do que no se veía por los in te re­ses de los a rren d ad o res , y dijo que co rta ría la luz, po rque no estaba d ispuesto a seguir p a ­gando el servicio.

El alcalde contestó a M o n te ­ro que si llegaban a p roducirse desórdenes com o consecuencia de la falta de a lu m b rad o , lo h a ­ría responsab le a él de lo que ocurriera, ya que p arec ía no im portarle provocar un conflic­to. M o n te ro salió de la p resi­dencia m unicipal sum am ente d isgustado y p ro testan d o p o r­que no se le d ab a n garan tías .

El Dictamen de Veracruz, Jueves 4 de mayo de 1922.

Seis gendarmes impidieron que una propietaria fuera paseada por los inquilinos

Ya se habían apoderado de su presa: pero al convencerse que la cosa iba de veras la

soltaron

A y e r , al llevar a cabo los inquilinos sindicados uno de sus acostum brados atropellos, fueron conten idos en su acción por la policía que se p resen tó en escena con o p o rtu n id ad , y con ello se puso coto a la acción d irecta, que es tab a n ejerciendo con tra la señora M an u e la C ó r­doba.

Es es ta señora p ro p ie ta ria de unos predios m arcados con el núm ero 85, en la calle de Revi- llagigedo, y tiene com o inqu ili­na forzada o forzosa, a Felicia­n a H e r n á n d e z , q u ie n , s in esperar a que se te rm in a ra una construcción que está levan­tando la señora C órdoba, m e­tióse de rondón y se apoderó del lugarc ito donde estableció su vivienda. N a tu ra lm en te que no paga n in g u n a ren ta , ni ta m ­poco la cobra la señora C ó rd o ­ba, la cual se h a llab a en espera de la resolución que tenga el asun to de la huelga, p a ra ver qué cam ino to m ab a con su g ra ­tu ita inquilina.

De cua lqu ie r m an era , ese in ­qu ilinato forzado d ab a lugar a constan tes disgustos, pues la señora H ern án d ez , que es de a rm as tom ar, g rita b a su dere­cho a vivir g ratis y m olestaba a la p ro p ie ta ria constan tem ente . P or fin, ayer ta rde , la señora H ern án d ez supo o le dijeron, que la p ro p ie ta ria iba a proce­der a lan za rla o a d es tru ir el pedazo de vivienda, p a ra obli­garla a salir de allí, e in m ed ia­

tam en te dio la voz de a la rm a al sind icato ; y no ta rd ó en reu n ir­se allí b uen núm ero de gente de la sind icada, d ispuesta a ap re ­hender a la p ro p ie ta ria y p ro ­ceder co n tra ella, com o d iera lugar.

La señora C órdoba buscó re­fugio en casa de una herm ana, que vive po r el m ism o rum bo , y allí fueron a sacarla los sind ica­dos, en m edio del aco s tu m b ra­do escándalo y con las consi­guientes am enazas. C om o los del sind icato com enzaron a golpear la p u erta de la vivienda y am en aza ran con echarla a b a ­jo si no sa lía la p ro p ie ta ria a qu ien buscaban , ab rió ésta la p u erta po r la que se p rec ip ita ­ron los sind icados quienes se apo d eraro n de la señora C ó r­doba, y en tre am enazas e insu l­tos in ic iaron el acostum brado paseo po r las calles. Pero en aquel in stan te h icieron su a p a ­rición seis gendarm es que h a ­b ían rec ib id o in s tru c c io n e s para que acud ie ran a poner o r­den, y com o los policías m a n i­festa ran que llevaban in stru c­ciones de p ro teger a la persona que es tab a siendo atrope llada, y los inquilinos com prend ieron que el asu n to se p o n ía serio, o p ta ro n po r a b a n d o n a r su p re ­sa, y la señora C órdoba pudo volver a su dom icilio, con el susto consiguiente.

Los del sind icato se re tira ­ron, y la policía no tuvo que e jercitar o tra acción.

Page 27: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de V eracruz, sábado 6 d e m ayo de 1922.

UNA NUEVA FASE DE LA ACTUACION DE LOS SINDICADOS

Mientras estaba ausente el inquilino de una vivienda la abrieron y dieron a otro posesión de

ellaEl SINDICATO de Inqu ilinos de este puerto , dio posesión a un tal C ejudo, de un cu a rto del patio “ El J a r d ín ” , que es tab a h ab itad o por M auric io Q u in ta n a , qu ien tuvo necesidad de ausen ta rse por a lgunas horas de la c iudad y al reg resar se encon tró con o tra p e r­sona en su habitación .

H ace ya m ás de un añ o que h ab ita el cu arto “ D ” del m enciona­do patio “ El J a r d ín ” sito en el crucero de las calles de la L ib e rtad y Abasolo, el referido M auric io Q u in ta n a .

A ntie r tuvo necesidad de ir a Soledad a llevar a su m ujer enfer­m a, reg resando ayer en el m ixto de O rizab a . Al salir p a ra Sole­dad dejó su cu arto b ien cerrado con un can d ad o Y ale, y fue p a ra él un a sorpresa que, al regresar, h a lla ra la p u e rta asegu rada con o tra ce rrad u ra ; en seguida averiguó en tre sus vecinos, y éstos le in ­form aron que u n grupo de individuos, pertenecien tes al S indicato de Inquilinos, se h ab ía p resen tad o en la m a ñ an a de ayer a d a r po ­sesión del cu arto a C ejudo, individuo que apenas conocen de vis­ta. El señor Q u in ta n a abrió su cu a rto com o pu d o y encon tró en él algunas ropas y trasto s que no e ra n suyos, en ta n to que, lo que era de su p rop iedad , no es tab a allí.

Luego de convencerse de que su cu a rto h ab ía sido invadido y sus objetos desaparecidos, se d irigió a ver a P roal p a ra com un i­carle el asun to ; P roa l le contestó que n ad a pod ía h acer en este ca ­so; en tonces fue a la ju d ic ia l en donde se levantó un ac ta y se m andó c ita r a Cejudo, pero h as ta ya m uy ta rd e anoche, no hab ía sido encon trado . H oy en la m a ñ an a se tu rn a rá el ac ta al ju ez p r i­

m ero m unicipal, p a ra persegu ir los delitos de a llanam ien to de m o rad a y robo, com etidos.

Querían darle caballo porque no permitió que se llevaran sus materiales

E l SEÑOR E dm u n d o C arran o , conocido co n tra tis ta de obras en este puerto , estuvo a p u n to de sufrir un serio percance, h ab ién d o ­se salvado de ello, gracias a la intervención de la policía m ontada.

O cu rrió que al p resen tarse por la m a ñ an a a u n a obra que está d irig iendo en la calle L andero y Coss, ju n to a P escadería , encon­tró a varios hom bres que se ded icab an a llevarse los m ateria les; C a rran o les p regun tó a dónde llevaban aquello que no les p e rte ­necía, recib iendo en con testación u n a a n d a n a d a de insultos.

C om o C a rra n o se opusiera te rm in an tem en te a que los ladrones se llevaran los m ateria les, los ra tas tra ta ro n de agredirlo , po r lo que el co n tra tis ta se consideró en la necesidad de defenderse y sacando la pisto la, ap u n tó hac ia los rate ros , obligándoles a re­tirarse.

El asu n to no quedó allí. A pocos m om entos se p resen tab a un num eroso g rupo de individuos y m ujeres, p o rtan d o la b an d e ra roja del S ind icato de Inquilinos, qu ienes iban en busca de C a rra ­no, p a ra sacarlo y llevarlo po r las calles. Al frente de los inquilinos iban los ra te ros a quienes so rp rend ió ro b an d o sus m ateriales, quienes hab ían ido al s ind icato a decir que C a rra n o ac ab a b a de in su lta r a los huelguistas.

C a rra n o se m etió ráp id am en te al es tab lecim ien to de huevos del señor H u erta , y sin a b a n d o n a r la pisto la, se m ostró d ispuesto a defenderse. Los gritos que d ab a la m u ltitu d d iciendo que allí e s ta ­ba un burgués al que h ab ía que linchar, a tra je ro n la atenc ión de tres gendarm es de la m o n tad a quienes a fo rtu n ad am en te an d a b an a co rta d istancia. Los inquilinos tra ta b a n de ob ligar a C a rra n o a salir, pero éste se negó has ta que los gendarm es le ga ran tiza ro n que lo p ro tegerían .

Protejido por éstos salió el co n tra tis ta , qu ien fue seguido d u ­ran te largo trecho por los inquilinos que p ed ían a gritos que se lo so ltaran p a ra “ darle c a b a llo ” . Al fin se ab u rrie ro n y a b a n d o n a ­ron el grupo, pud iendo salir en tal form a C a rra n o del ap rie to en que lo m etie ron los ra te ro s a quienes so rp rend ió llevándose sus m ateriales.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen d e Veracru z , domingo 7 d e mayo d e 1922.

Proal está en duda sobre si reconoce o no

reconoce alguna autoridad legal

Ayer solicitó d e l alcalde que le fuera a dar posesión de Pocltos y Rivera: pero el alcalde se

abstuvo de meterse en honduras

Las o b ras en construcción fueron v is ita d a s p o r los inquilinos, p a ra llev a rse los m a te ria le s que

u tiliz a rá n en la p ro y ec tad a Colonia Com unista

HERÓN P r o a l , o sea el C om ité del S ind icato R evolucionario de Inquilinos, hizo c ircu lar ayer unos volantes que decían lo si­guiente:

“ El dom ingo 7 del p resen te, segunda expedición a la C olonia C o m u n ista . ” “ P un to de reun ión : E n el P arq u e Ju á re z de 5 a 6 de la m añ an a ; p a ra sa lir a nuestros terrenos.

“ H ay que llevar qué com er.“ H ay que llevar pollos, cascajo o p ied ras — no chinos— . ”

R evolución p ro-C om unism o.El C om ité.

Proal se dedicó casi toda la m a ñ an a y la ta rd e de ayer a h acer p repara tivos p a ra la segunda expedición a “ sus te rre n o s” com o reza la invitación que se hizo po r m edio de hojas volantes.

Una extraña petición d e l “compañero”

QUERÍA que hoy m ism o, el p residen te m unicipal, R afael G arcía le hiciera en trega so lam ente de los te rrenos donde fue co locada la p rim era p ied ra de la C olonia C om un ista , p ro p ied ad del señor F rancisco P ortilla , en Pocitos y R ivera, y p a ra el efecto, com o a las diez y m ed ia de la m a ñ an a se p resen tó en el palacio m un ic i­pal, seguido de los m iem bros de su estado m ayor, y u n policía que se quedó fuera del edificio, po r lo que p u d ie ra ocurrir.

Proal llevaba la copia azu l de un p lano de los te rrenos de Poci­tos y R ivera. Se in trodu jo en la p residencia m unic ipa l y tend iendo el p lano en el escrito rio del alcalde, le señaló con el dedo los te rre ­nos del señor P ortilla , m anifestando que en tales te rrenos era donde el lunes p asado se h ab ía colocado la p rim e ra p ied ra de la C olonia C om unista , en m edio del regocijo de los inquilinos, qu ie­nes p ac ien tem en te esp eran ver elevarse los edificios que les ha p rom etido el red en to r Proal.

Luego de señalarle en el p lano , el lugar exacto donde se colocó la p rim era p ied ra , P roal p id ió al a lcalde G arc ía que hoy en la m añ an a se p resen ta ra en Pocitos y R ivera con objeto de que le h i­ciera so lem nem ente la donación de los te rrenos m encionados y se ex tend iera la escritu ra de rigor, que el día de m a ñ an a pod ía lega­lizarse an te un no ta rio público , p a ra que no q u ed a ra derecho a l­guno a reclam ación.

El alcalde bien quisiera, pero...

E l ALCALDE se m ostró un ta n to cu an to ex trañ ad o de la no m enos ex trañ a petición de Proal, qu ien sin q u ita r el dedo del lugar donde fue co locada la p rim era p ied ra de la C olonia C om unista , señalaba a G arcía h as ta dónde po d ían tom arse te rrenos p a ra las construcciones y con cu á n ta rap idez p o d ían constru irse casas; al

m ism o tiem po que ind icaba , po r cuáles lugares ib an a p a sa r los cam iones, tranv ías y to d a clase de vehículos que van a in sta la rse p a ra el ráp ido tran s lad o de los inquilinos que van a h a b ita r d en ­tro de seis o siete días, a lo sum o, las cóm odas hab itac iones que se co n s tru irán en Pocitos y R ivera. L a ex trañeza del a lca lde se m a­nifestó cuando dijo a P roa l que au n cuando lo qu isiera, no le era posible h acer en treg a solem ne hoy m ism o al “ co m p añ e ro ” de los m encionados te rrenos y lo que era peor, no ten ía la segu ridad de cuándo pod ría en tregarlos, sencillam ente p o rque no se considera au to rizado p a ra d isponer de un a p ro p ied ad ajena; p a ra cederla a Proal, sin an tes co n su lta r con los verdaderos p rop ietarios, po rque se co rría el riesgo de que éstos rec lam aran sus derechos y los h i­cieran valer m ás ta rd e , dejando b u rlad as a las au to rid ad es que por sí y an te sí, h ic ie ran el donativo a P roal y a sus com pañeros, quienes es tán resueltos a a b a n d o n a r la c iudad p a ra irse a vivir a la colonia.

Los terrenos son del pueblo

PROAL, se m ostró m ás ex trañ ad o aú n que el alcalde, de la res­p uesta que se le d ab a y dijo que consideraba que no deb ía co­rrerse n ingún trám ite , ni m enos co n su lta r con los p rop ie tario s burgueses abom inab les, a los que h ab ía que suspender del p rim er poste que estuv iera a m ano en las p rincipales avenidas de la c iu ­d ad ; y que desde este p un to de vista insistía en que hoy en la m a­ñana fuera el a lcalde a d a r posesión de los te rrenos que en resum i­das cuen tas son del pueblo y exclusivam ente p a ra el pueblo , y que el pueb lo se serviría de ellos p a ra levan ta r sus fincas, que es ta rán d o tadas de to d a clase de com odidades, pues te n d rá n baños fríos, tibios y de reg ad era ; com edores con ja rd in es , luz eléctrica y de n i­tro, con ca lzadas de asfalto y o tras superflu idades fáciles de o b te ­ner. Se refirió a que esos te rrenos del señor P ortilla ta n e ra n del pueblo que el g o b ernado r h ab ía aco rd ad o que se les d is trib u y e ran a los vecinos de Pocitos y R ivera en ca lidad de ejidos y qu e desde luego, se h ab ía de cu m p lir con esa d isposición, em an ad a de una au to rid ad com peten te .

El a lcalde m ostró una o rden que tiene del g o b ernado r y a la que hace a lgún tiem po nos referim os, en la que le dice que p roce­da a d a r posesión de los te rrenos a los vecinos de Las B ajadas, Pocitos y R ivera; pero de un a m an era pacífica y m anifestó que, pacíficam ente, qu ién sabe si sería un poco difícil h acer la en trega, puesto que los p rop ie tario s y colonos se resistían a la en trega.

Proal todav ía insistió en que los te rrenos no e ran ya de P ortilla sino del pueb lo ; pero no pudo o b tener la p rom esa de que fuera el a lcalde a h acer la donación de los te rrenos com o el “ co m p añ e ro ” lo solicitaba.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

Ley de Inquilinato

E l GOBIERNO d e l ESTADO sim patizó con la huelga, de ah í la a c titu d to le ran te del co­ronel T ejeda, Jefe del E jecutivo de V era- cruz, qu ien veía con buenos ojos aquellas explosiones populares, que p rin c ip iab an a in q u ie ta r al resto del cap ita lism o nacional.

El propio gobierno, después de los san ­grientos sucesos del 6 de ju lio de 1922, ex­pidió una Ley de In q u ilin a to que no respon­dió a las necesidades reiv ind icadoras de la m asa inqu ilinaria , por lo que d ec la rad a la huelga, se prolongó, has ta o b tener que se llenaran esas lagunas.

R esu ltado de la acción de los inquilinos, proseguida con m ás fuerza después de la prisión de P roal y qu ed an d o al frente de la lucha inqu ilinaria , m ien tras el jefe p e rm a­neció en el encierro , el d ip u tad o local por V eracruz, C arlos Palacios, qu ien en una form a poco com ún en tre los políticos, com ­prendió su responsab ilidad com o rep resen ­tan te po p u la r y desin te resadam en te se hizo cabeza en un m om ento por dem ás peligro­so, fue la expedición de la Ley de In q u ilin a ­to, p rim era en su género en el país que por lo m ism o, levantó g ran revuelo y fue p ro ­m ulgada el día 2 de m ayo de 1923, estando redactado tal h istórico docum ento en los siguientes térm inos:

“ A dalberto T ejeda, G o b ern ad o r C onsti­tucional del E stado L ibre y S oberano de V eracruz-L lave, a sus h ab itan tes , sabed:

“ Q u e la H. L eg islatu ra del m ism o, ha te ­nido a bien exped ir la siguiente

La ley de inquilinato

“ La H. L e g i s l a t u r a del E stado L ibre y Soberano de V eracruz-L lave, en nom bre del pueblo, expide la siguiente Ley:

“ A rtículo lo. Se dec lara de in terés p ú ­blico:

“ a). El a rren d am ien to de casas o edifi­cios destinados p a ra hab itac ión , industrias en pequeño y expendios de artícu los de p r i­m era necesidad.

“ b). El a rren d am ien to de casas o edifi­cios destinados a estab lecim ien tos escola­res, de beneficencia y casas sociales de obreros.

“ A rtículo 2o. Se excep túan de la cond i­ción que im pone el a rtícu lo an terio r:

“ I. Las casas o viviendas a que se refiere

D on F elipe C arrillo P uerto , gobernador de Yucatán, protegió a Pedro R uiz, de origen español y pion ero de la huelga inquilinaria en V eracruz, cuando lo exp u lsó del país el P residente de la R e­

púb lica , Gral. A lvaro O bregón.

la fracción a) del a rtícu lo p receden te y que a isladam ente devenguen una ren ta m ayor de $ 50.00 m ensuales, conform e al tipo m á­ximo au to rizado por esta Ley.

“ II. Las que sean ocupadas por sus p ro ­pietarios.

“ III. Las que des tinadas al com ercio e industria en pequeño com ercien en beb idas alcohólicas.

“ A rtículo 3o. El tipo de a rren d am ien to p a ra las casas o edificios de que tra ta el a r ­tículo 1o., no po d rá ser m ayor del seis por ciento anua l sobre su valor real y los con­tratos de a rren d am ien to se a ju s ta rá n a las prevenciones de esta Ley.

“ Las excep tuadas conform e al artícu lo 2o. q u edan libres de co n tra tac ió n y se regi­rán por las disposiciones del Código de P rocedim ientos Civiles.

“ A rtículo 4o. Se considera com o valor real p a ra el efecto de fijar el tipo de a rre n ­dam iento , aquel con que consten las casas en las O ficinas C atastra les, donde las h a ­ya, en el R egistro Público si se en cu en tra reg istrada, o en el P adrón Fiscal del E stado; pero si a ju ic io de a lguna de las partes, el valor reg istrado no fuere el verdadero , el avalúo de las casas se h a rá po r J u n ta s C a li­ficadoras, fo rm adas por tres rep resen tan tes de los inquilinos, tres de los p rop ie tario s y uno de la au to rid ad m unicipal. Igual p ro ­cedim iento se seguirá cuando los p ro p ie ta ­

rios, en v irtud de las reform as in troducidas en sus respectivos inm uebles y que no sean necesarias a la conservación de los m ism os, consideren excesivam ente bajo el valor de éstos en relación con la ú ltim a inscripción hecha en el R egistro de la P ropiedad . Estos avalúos serán acordados por los A y u n ta­m ientos, a solicitud de a lguna de las partes.

“ A rtículo 5o. Las dificultades que se sus­citen en tre p rop ietarios e inquilinos y que no fueren resueltas sa tisfac to riam en te por las J u n ta s nom bradas de acuerdo con el a r ­tículo an terio r, serán resueltas desde luego a petición de alguna de las partes, por el Ju e z com peten te de lo Civil, que procederá a las siguientes diligencias:

“ I. El prom ovente, al p rese n ta r su escri­to an te el Juez, p ro p o n d rá su perito y el te r­cero en discordia.

“ II. El Juez , den tro de las 24 horas si­guientes a la recepción del escrito del p ro ­m ovente, requerirá a la p a rte con tra ria p ara que den tro de cu a ren ta y ocho horas nom bre su p e rito y diga si está conform e con el tercero en discordia.

“ III. Si la p arte requerida no está con­forme con el tercero en discordia, será éste n om brado por el Juez.

“ IV. Si la m ism a p arte requerida no nom bra su perito d en tro del plazo fijado por la fracción segunda o no m anifiesta su conform idad con el tercero en d iscordia, el

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N u e s t r o M é x i c o

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

Ju e z los n o m b ra rá en sus respectivos casos, den tro de las vein ticuatro horas siguientes, señalando a los peritos un p lazo h as ta de tres d ías p a ra que r in d an su d ic tam en.

“ En caso de que u n a de las partes no haga el nom bram ien to a que se refiere este inciso, po r im posib ilidad ju stificad a de su­fra g a r los gas to s de p e rito s , el J u e z n o m b rará al Ingeniero de c iudad , y en los lugares donde no exista éste, a cua lqu ier Ingeniero o M aestro de O b ras, p o r cuen ta del G obierno.

“ V. El Ju ez , en vista de los d ic tám enes periciales, fallará el incidente d en tro de cu a ren ta y ocho horas.

“ VI. Los té rm inos a que se refiere este a rtícu lo serán im prorrogables.

“ A rtículo 6o. Se facu lta a los a r re n d a ta ­rios y p rop ie ta rio s p a ra que, en asam bleas, nom bren tres c iudadanos que in teg ren en cada caso las J u n ta s de que h ab la el a r tícu ­lo cuarto .

“ A rtículo 7o. Los con tra to s de a rre n d a ­m iento co rrespondien tes a casas o vivien­das afectadas po r es ta Ley, serán po r tiem ­po indefinido.

“ A rtícu lo 8o. Q u ed a p ro h ib id a la consti­tución de fianzas o depósitos com o g a ra n ­tía de las rentas.

“ A rtículo 9o. El pago de ren tas será p re ­c isa m e n te a d e la n ta d o ; en ten d ié n d o se com o ta l, el efectuado d u ran te la p rim era qu incena del m es que corresponda.

“ A rtículo 10. V encido el p lazo que p res­cribe el a rtícu lo an terio r, sin que el inqu ili­no efectúe el pago, el p rop ie ta rio puede prom over el ju ic io de desocupación, con­form e a las disposiciones del C ódigo de P rocedim ientos Civiles; en el concepto de que notificado el fallo en el ju ic io de lanza­m iento, se concederá al inquilino un plazo de qu ince d ías p a ra la desocupación.

“ A rtículo 11. N o p rocederá la d esocupa­ción de u n a casa o v iv ienda:

“ I. En caso de en ferm edad del inquilino que lo im posibilite p a ra trab a ja r , a ju ic io del m édico san ita rio o práctico .

“ II. E n caso de falta de trab a jo , d eb id a­m ente ju stificad a an te el Ju e z respectivo o el D ep a rtam en to de T rabajo .

“ A rtículo 12. Los ju ic ios de desocupa­ción se sobreseerán si an tes de d ic tarse el fallo, el inquilino se pone al co rrien te en sus pagos, ya sea en treg an d o el im porte de su adeudo al p rop ie tario , p rocediendo confor­m e al artícu lo 16, o b ien exhibiéndolo an te el Ju ez , en cuyo caso, éste m a n d a rá que se en tregue a qu ien co rresponda , recabando el com proban te que debe q u ed a r en poder del inquilino.

“ A rtículo 13. C u an d o algún p rop ietario desee hacer uso personal de a lguna casa o vivienda que tenga d ad a en arren d am ien to , puede p ed ir la desocupación, siem pre que com pruebe an te el P residen te M un ic ipa l respectivo, la necesidad de ocuparla ; pero tiene la ob ligación de p ro p o rc io n ar o tra al inquilino en las m ism as condiciones de a l­quiler.

“ A rtículo 14. Las O ficinas de H ac iendaIII

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N u e s t r o M é x i c o

del E stado, llevarán un p ad ró n especial de fincas u rb an as, con los siguientes datos:

“ I. N om bre de los propietarios.“ II. N úm ero de casas que posee cada

propietario .“ III. U bicación de cada una de ellas.“ IV. N úm ero de viviendas de que se

com pone cada casa.“ V. V alor de cada casa o vivienda.“ VI. N om bre del inquilino o ano tac ión

de es ta r ocupada por el p rop ietario .“ VII. Im porte del a rren d am ien to de

cada casa o vivienda.“ V III. N úm ero de registro de con tra to

de a rrendam ien to .“ IX . Fecha has ta la cual d u ra la exen­

ción de parte de la contribución .“ A dem ás, llevarán un libro que se lla ­

m ará “ R egistro de C o n tra to s de A rren d a ­m ien to ” , en el que se ex tra c ta rán bajo n ú ­m ero progresivo, todos los co n tra to s que para este efecto se p resen ten ; haciéndose constar el reg istro al calce de los con tra tos, que serán devueltos a los interesados.

“ A rtículo 15. Los p rop ietarios quedan obligados:

“ I . A p rese n ta r una m anifestación por dup licado a las O ficinas de H ac ien d a res­pectivas, m in istrando los datos en u m era ­dos en el a rtícu lo an terio r, de los cuales un ejem plar q u ed a rá en la O ficina y o tro se devolverá con no ta de haberse cum plido con esta obligación.

“ II. D ar aviso a las O ficinas co rrespon ­dientes, de la fecha en que quede d esocupa­da una casa o vivienda, así com o de la fecha en que sea ocupada, com probando esto ú l­tim o con la p resen tac ión del co n tra to de a rrendam ien to , que servirá, adem ás, p a ra los efectos de la parte final del artícu lo a n ­terior.

“ III. A m an tener sus casas o viviendas en el estado de higiene y seguridad que prescriben las leyes de S a lu b rid ad y Poli­cía. Las infracciones de este inciso deben ser d enunc iadas por los inquilinos.

“ IV. A ren ta r las casas o viviendas deso­cupadas al p rim er inquilino que lo solicite y cum pla con las prevenciones de esta Ley.

“ A rtículo 16. Si el a rren d a d o r se reh u ­sare sin causa justificada a recib ir el pago de ren tas o fuere persona incierta o inca­p ac itad a p a ra recibirlo , el a rren d a ta rio de­berá efectuar el depósito del im porte en la O ficina de H acienda co rrespondien te , a disposición de su acreedor, recabando el com proban te respectivo, con lo cual dejará legalm ente ex tingu ida su obligación. De los fondos ob ten idos por dichos pagos, la O ficina respectiva h ará la ap licación por im puestos al E stado y m an d ará cu b rir los m unicipales.

“ A rtículo 17. Al p rac tica rse un lan za­m iento no se p o d rán re tener con el p re tex to de cu b rir pensiones y costas, bienes m ue­bles de uso dom éstico.

“ A rtículo 18. Son au to ridades com pe­tentes p ara hacer cum plir las disposiciones de esta Ley, fuera de los casos en que se concede ju risd icción a los Jueces de lo C i­

vil, los P residentes M unicipales, en sus res­pectivas jurisd icciones. E n consecuencia, éstos serán quienes castiguen ad m in is tra ti­vam ente a los infractores, conform e a sus facultades, sin perju icio de que los Jueces de lo Penal conozcan a su vez de las que constituyan un delito que m erezca pena corporal.

“ A rtículo 19. Se d ec lara co n tra rio al bie­nestar social el su b a rren d am ien to de casas p a ra hab itac ión , com prend idas en los p re ­ceptos de esta Ley y, en consecuencia, se p roh íbe la celebración de con tra to s re la ti­vos a d icha operación.

“ A rtículo 20. En los lugares donde no ex istan O ficinas de H ac ienda del E stado, las T esorerías M unicipales e jercerán las funciones co rrespondien tes a las p rim eras, por lo que al cum plim ien to de esta Ley se refiere.

“ A rtículo 21. N o son renunciab les las disposiciones de esta Ley. En consecuen­cia, la renuncia que de ellas se haga en los con tra tos de a rren d am ien to , se te n d rá por no puesta.

“ A rtículo 22. Q u ed a derogada la Ley de Inqu ilina to de 1922, y reform ados los a r ­tículos del C ódigo Civil y del de P rocedi­m ientos Civiles, que se opongan a la p re ­sente.

“Transitorios”“ ARTÍCULO 1o. Las deudas que p o r concepto de a rren d am ien to de fincas u rb a ­nas tengan los inquilinos has ta el mes en que en tre en vigor esta Ley, se considera­rán de ca rác te r civil.

“ A rtículo 2o. Los con tra to s de a r re n d a ­m iento de casas o viviendas que afecta la presen te Ley, q u ed an m odificados en el sentido de la m ism a, desde la fecha de su vigencia.

“ Los inquilinos que ocupen sin co n tra to alguno casa o vivienda, tienen obligación de ce leb ra r el con tra to respectivo al ser re­queridos por los p rop ie tario s den tro del té rm ino de un mes, a p a r tir de la fecha en que en tre en vigor esta Ley, en el concepto de que la infracción de este precep to , será causa de lanzam iento .

“ A rtículo 3o. Las casas o edificios p a ra viviendas o patios de vecindad que estén en construcción o em piecen a constru irse d en ­tro de un período de tres años y queden constru idas d en tro de cinco, q u ed a n exen­tas del 75% de la con tribución que deben p ag a r conform e a las Leyes de H acienda , com o sigue:

“ I. Por diez años, las que ren ten has ta veinte pesos m ensuales.

“ II. Por seis años, las que ren ten has ta cincuen ta pesos m ensuales.

“ III. Por tres años, las que ren ten m ás de c incuen ta pesos m ensuales.

“ Pero sólo gozarán de estas franquicias las que se co n stru y an bajo las deb idas con­diciones de higiene y com odidad necesa­rias, a ju ic io del A yun tam ien to respectivo, a cuya C orpo rac ión som eterán p a ra su ap robación los proyectos respectivos de

IV

construcciones y presupuestos.“ Los A yun tam ien tos co m un icarán a la

O ficina de H acienda respectiva, el re su lta ­do de cada caso, p a ra su ano tac ión o p o rtu ­na en el p ad ró n co rrespondien te .

“ A rtículo 4o. Las casas o viviendas que no tengan de term inado valor alguno, sólo p od rán co b ra r las ren tas de 1910, en tre ta n ­to se les asigna su valor real, conform e al artícu lo c u a rto de la p resen te Ley.

“ A rtículo 5o. La p resen te Ley e n tra rá en vigor desde la fecha de su pub licac ión en la “ G aceta O fic ia l” del Estado.

“Ja lap a -E n ríq u e z , a los veintiséis días del mes de abril de mil novecientos veinti­trés. J . O . D íaz, D ip u tad o P residente. C. J. R endón, D ip u tad o Secretario .

“ Por tan to , m ando se im prim a, pub lique en la “ G aceta O fic ia l” del E stado y circule, p a ra su cum plim ien to y efectos.

“Ja lap a -E n ríq u e z , el 2 de m ayo de 1923. A. T E JE D A . S ecretario de G obierno , A N ­G E L C A S A R IN .”

Asi LAS COSAS, con la expedición de la Ley de Inqu ilina to , la ag itac ión que llegó a su clím ax en la jo rn a d a trág ica del 5 y 6 de ju ­lio de 1922, vino desm ereciendo has ta no r­m alizar, d en tro de lo relativo, la vida social del estado.

A m ed ida que los años tra n sc u rría n y con el advenim ien to de nuevos regím enes en el estado , poco a poco, uno a uno, fueron cercenándose a los inquilinos los derechos que les h ab ían sido am pliam en te reconoci­dos por la Ley de m ayo de 1923, sufriendo la m encionada d isposición, con el tra n sc u r­so de los años, in fin idad de reform as que la h ac ían cada vez m ás confusa.

Por fin, en 1937, fue exped ida una nueva Ley de Inqu ilina to , to ta lm en te d istin ta a la que expidió el gobierno del coronel T ejeda; por cierto que tal nuevo o rdenam ien to en ­contró desde luego la oposición de la clase trab a jad o ra del estado, de cuyos in tereses se hicieron defensores en la X X X V I Legis­la tu ra local, que la aprobó , los d ipu tados cetem istas Rafael O rteg a C. y A ndrés A guirre V., rep resen tan tes po r J a la p a y V eracruz, respectivam ente, po r cuya acti- tu d estuvieron a pun to de ser desaforados.

Y de allí a la libre con tra tac ión , al “ g u a n te ” oprobioso, al “ c o rre ta je” , todo fue uno, reg resando el p rob lem a de la h ab i­tación — de la hab itac ión p a ra los pobres, desde luego— al m ism o plano que ocupaba antes de 1922.

No o b stan te los resu ltados negativos de la ca m p a ñ a inqu ilinaria , no o b stan te los sacrificios hechos y la sangre d erram a d a pród iga en esa lid, tiene que ap u n ta rse en su hab e r un engendro benéfico, que en g ran p a rte está llam ado a em an c ip ar de la ren ta om inosa al inquilino hum ilde: el n a ­cim iento de las C olonias O bre ras.

Rafael Ortega. L as luchas proletarias en Veracruz. H istoria y autocrítica. M éxico, 1942.

Page 33: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen d e Veracruz, martes 9 de mayo d e 1922.

PENSARON MEJOR SUS COSAS LOS DUEÑOS

DE CASAS

Y decidieron no hacer la rebaja de rentas que h ab ían ofirecido an te el a lca lde

A y e r en la m a ñ an a salieron con d irección a la cap ita l del estado, los señores A ntonio M oreno y M anuel D íaz C ueto, p rop ie tarios de fincas, quienes h an an d a d o hac iendo gestiones p a ra ver la form a en que pueda resolverse el ac tu a l p rob lem a del inqu ilinato en V eracruz.

En ediciones p asad as a n u n ­ciam os que dichos señores, en unión de o tros pequeños p ro ­pietarios, se h ab ían acercado al a lc a ld e G a rc ía c o n q u ie n celebraron u n a conferencia,

ofreciendo p o n er de su p arte cuan to fuere necesario p a ra la te rm inac ión de la huelga de in ­quilinos, y p a ra que la c iudad volviera a su estado an te rio r de norm alidad .

E n la p rim e ra reun ión que celebraron con el a lcalde, dijé- ronle que a ser necesario ellos es tab an dispuestos a reb a ja r considerab le ta n to p o r ciento sobre los ac tua les valores de fincas, au n cu ando com pren ­d ían que iban a ten er fuerte oposición; p rin c ip a lm en te de

los grandes p rop ietarios que sin tiéndose ho n d am en te afec­tados en sus intereses, se nega­rían a a c ep ta r el convenio que sobre esta base se tuv iera con el alcalde.

H ab ía n q uedado con el p re ­sidente m unic ipa l de reg resar el d ía de ayer, p a ra p resen ta r las bases que serv irían p a ra el convenio que se ce leb ra ra con los inquilinos, pero D íaz C ue­to, M oreno , Ju n c o y o tros, se p resen taron el dom ingo an te el alcalde y le m an ifesta ron que h ab ían resuelto cam b ia r de ac­titu d y que no p rese n ta ría n ya las bases, pues consideraban que no era posib le h acer la con­cesión que h ab ían anunc iado ; y que m ejor h ab ían resuelto m a rc h a r a J a la p a , con obje to de

conferenciar con el gobernador y con los d ip u tad o s a la legisla­tu ra , p a ra te n er un cam bio de im presiones y ver si e ra posible que se so luc ionara po r o tros m e­dios el conflicto.

De acuerdo con lo m anifes­tado m a rc h a ro n ayer a la C iu ­d ad de las Flores.

Ja la p a , m ayo 8 .— P roceden­tes del p u erto de V eracruz lle­garon a esta cap ita l los señores M anuel D íaz C ueto y A ntonio M oreno, que en un ión de va­rios p rop ie tarios de casas en d i­cho puerto , ges tionarán lo que estim en conveniente relativo al asu n to del inqu ilinato . T odas las gestiones que co n ju n tam en ­te lleven a cabo serán con el se­ñor g o bernado r del es tado y con la legislatura.

El Dictamen de V eracruz, martes 9 d e maya d e 1922.

Un inquilino dio muerte a un casero en la capital de la

República, como consecuencia de la huelga iniciada

M ÉXICO, m ay o 8 .— M a l p r in ­c ip ia en e s ta c a p ita l la h u e lg a de in q u ilin o s , a c o rd a d a el d ía p r im e ro del m es en c u rso , y la cu a l p ro d u jo hoy u n a v íc tim a que fue u n case ro .

H oy en la ta rd e , el p ro p ie ta ­rio de una casa de la calle de C am po F lorido, se p resen tó a co b ra r la ren ta a los inquilinos de la m ism a, y com o éstos con­testa ron que no p ag a rían hasta no reducírseles el precio del arren d am ien to de las h a b ita ­ciones, lo que qu ieren sea en un se ten ta y cinco por ciento, el citado individuo tuvo un fuerte a lte rcado con los ocupan tes de la casa, a quienes llam ó lad ro ­nes. O ído esto po r uno de los inquilinos, sacó la p isto la que p o rtab a y d isparó dos veces con tra el p rop ie tario , dejándo­lo m uerto en el sitio.

Este asu n to ha causado sen­sación en tre los p rop ietarios, que van a reunirse con el fin de defender sus intereses. P or su p a rte los inquilinos e s tu d ian la m anera de ten er m ás fuerza en su sindicato , que ya com ienza a ser trág ico com o el del puerto de V eracruz.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, martes 9 de mayo de 1922.

LA ESTANCIA EN MEXICO PARECE QUE DECIDIO AL ALCALDE A

PROCEDER MANU MILITARI SI LLEGABA EL CASO, Y DEL MISMO

ESPIRITU ANIMO A TODO EL AYUNTAMIENTO

El resultado fue que ayer se dieron garantías contra una ocupación de

viviendas; y que en lo sucesivo, todo propietario dañado que acuda a la acción judicial, verá ésta cumplida con el apoyo

de la policía y los soldados

El A yuntam iento de acuerdo con d a r g a ra n tía s

E l p r e s id e n t e m u n ic ip a l, co m o re p re s e n ta n te del A y u n ­ta m ie n to , d a rá to d a c lase de g a ra n t ía s a q u ie n e s las so lic i­ten , c u a n d o sean v íc tim as de a tro p e llo s p o r p a r te de los in ­q u ilin o s , y a p o y a rá a los ju e c e s c u a n d o ésto s p id a n g a ra n t ía s p a ra p ro c e d e r c o n tra los a u to ­res d e ta le s a tro p e llo s .

A noche se tra tó este asun to en el A yun tam ien to llegándose a tal conclusión, al ser leído un m em orial que elevó la Sociedad de P ropietarios de H oteles y C asas de H uéspedes en el que ped ían g aran tías con tra indivi­duos que han am enazado en com enzar a d ec la ra r la huelga en sus propios estab lecim ien­tos, y que se niegan a pag a r los alqu ileres de los cuartos que han tom ado com o suyos.

La huelga en los hoteles

D e c ía el m em orial de la aso­ciación de p ropietarios, que se han dado ya varios casos en

que individuos que tom aron cuartos en arren d am ien to , de hoteles o casas de huéspedes, escudados en la huelga de in ­quilinos, se h an negado a hacer el pago de alquileres. C itaba , casos ocurren tes en las casas de huéspedes “ P a r ís” , “ La Sire­n a ” , y en el H otel A rista, donde los huéspedes han dec larado la huelga negándose a p ag ar; y ag regan que tal negativa reves­tía g ravedad , po r cu an to los dueños de hoteles o casas de huéspedes no e ran prop ietarios de casas y es tab a n am parados por el a rtícu lo 1314 del Código de P rocedim ientos Civiles. T e r ­m inaba p id iendo g aran tías , y d iciendo que los p rop ietarios no hab ían querido acu d ir a otros m edios po r no ser ellos causa de que se a lte ra ra el o r­den, y en vista de la ac titu d vio­len ta asum ida po r los inqu ili­nos, que han provocado varios escándalos.

Al te rm in a r la lec tu ra del m em orial, el regidor A lpuche, m anifestó que com o existía un

El Dictamen de Veracruz, miércoles 10 de mayo de 1922.

El sindicato rojo va entrando en razón

Ayer se metió un inquilino gratuito en una casa desocupada, sin otra autorización

que la de Proal; pero más tarde lo sacó la policía a pesar de las banderitas

Una huelguista decidida hirió a una señora que se rehusaba a sindicarse y la heridora está en la

cárcel

E l PRIMER caso en que falló la om nipo tencia del S ind icato Rojo de Inquilinos, ocurrió ayer, cu ando la policía sacó a un individuo llam ado Luis C am pos, de una casa que h ab ía en con trado m uy a gusto en la esqu ina de A rista y C alle jón de la C am p an a , y a la cual se m etió sin cu idarse de lo que o p in a ra el dueño de la vivienda.

A yer en la m añ an a , C am pos se encon tró desocupada la casa en cuestión y sin encom endarse a D ios ni al d iablo , procedió a incau ­ta rse de la hab itac ión , pues la que o cu p ab a se en co n trab a en m a­las condiciones y no era posible seguirla h ab itan d o , según d ec la ra­ción que hizo a los vecinos.

Pero p a ra ocu p ar esa casa no fue solo, tem iendo que algo p u d ie ­ra ocurrirle. A ntes se p resen tó al S ind icato de Inquilinos, m a n d a ­do po r Proal, de qu ien requ irió auxilio p a ra po d er insta la rse en la nueva casa. P roal ordenó que, un a fagina de hom bres aco m p añ ara a C am pos, y éste, seguido de com o veinticinco, unos a rm ados de hachas y cuchillos se p resen ta ro n en la casa escogida, d ispuestos a in s ta la r allí al inquilino sindicado.

C am pos y sus com pañeros m etie ron en la casa los m uebles y lo dejaron en posesión de su hallazgo. Pero sucedió, que pocos m om entos después, se d ab a noticia del a ten tad o al p residen te m unicipal, a qu ien se p id ieron garan tías , o rd en an d o el alcalde que acu d ie ra la policía en auxilio del p ro p ie ta rio de la finca, p a ra restab lecerla a su dom inio.

L a policía se presentó , a rm ándose el escándalo consiguiente. C uan d o los gendarm es aparecieron , com enzaron a dejarse oír los silbatos de los inquilinos requ iriendo el auxilio de sus com pañe­ros; p ro n to se reun ieron en la P lazuela de la C a m p a n a un a n u tr i­da m u ltitu d que es tab a d ispuesta a defender a C am pos co n tra la

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te leg ram a del P residen te de la R epúb lica , o rd en an d o que se d ieran g aran tías a quienes las so licitaran , p roced ía que se die­ran a los p rop ie tarios de hoteles y casas de huéspedes.

El alcalde dijo que ignoraba que tam b ién se hub ie ra dec la­rado a lguna huelga co n tra los p rop ie tarios de hoteles, pues hab ía estado ausen te algún tiem po y no sab ía lo que d u ra n ­te su ausencia h u b ie ra ocu­rrido.

B enjam ín G arcía inform ó que cuando fungía com o a lca l­de el señor B arrán Bravo, se h a ­bía p resen tado un a queja de prop ietarios de casas de hués­pedes po r la negativa de unos

pasajeros a p ag a r el a lo jam ien­to; que entonces B arrán Bravo llam ó a P roal qu ien le m anifes­tó que él no hab ía au to rizado que se ap o d e ra ran de los cu a r­tos de los hoteles, pero que siem pre el asun to hab ía q u ed a ­do sin resolución, y que com o esto hab ía ocurrido en m om en­tos en que iba a llegar el a lca l­de, se prefirió esperarle p a ra que él tra ta ra la cuestión. L ue­go dijo que en vista de que el p residen te m unic ipa l e ra el en ­cargado de d a r garan tías , com o au to rid ad ejecutiva, desde lue­go p roced iera a resolver la cues­tión dándo las a los p rop ietarios que las requerían .

Page 35: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

H erón Proal en 1939. La casa d on d e v ive.

acción de !os gendarm es. E stos no se resolvían a ejercer un a acción enérgica, tem erosos de lo que pu d ie ra ocurrir. E l g rupo de in q u ili­nos que se en co n trab a allí, asum ió ac titu d agresiva y has ta llegó a am en aza r a la gendarm ería ; po r cuya razón, el p residen te m un ic i­pal, que o p o rtu n am en te fue avisado de lo que es tab a ocurriendo , se dirigió telefónicam ente al jefe de la guarn ic ión , p id iendo fuerzas federales.

Acuden 15 soldados

A POCOS MOMENTOS se p re se n tab a u n a fuerza com o de quince hom bres, arm ados de m ausseres y con do tación de cien cartuchos en dos carrilleras cruzadas, al m an d o de un ten ien te y con in s tru c ­ciones de p re s ta r apoyo a la policía.

Los inquilinos que h ab ían asum ido un a a c titu d hostil, en c u a n ­to vieron aparecer a los so ldados federales g u a rd a ro n silencio y los m enos valerosos com enzaron a re tira rse , en previsión de lo que p u ­diera ocurrir.

Ya con la p resencia de las fuerzas federales, se o rdenó a C am pos que p roced iera a desalo jar la casa que hab ía ocupado a la fuerza, y C am pos, sin decir p a lab ra , com enzó a ca rg ar con sus m uebles, desocupando la hab itac ió n en m enos tiem po del que em pleó p ara m eter los m uebles.

U na vez que esto ocurrió , se llam ó al p rop ie tario , haciéndole en ­trega de su casa. Los inquilinos se re tira ro n sin decir p a lab ra , m archándose a sus casas con todo y banderas.

Un mitin en la plaza

A ESO DE LAS CUATRO de la ta rd e com enzaron a desfilar po r las calles de la c iudad m uchas m ujeres p o rtan d o la b an d e ra roja del S ind icato de Inquilinos; se les veía ir p o r el rum bo de la casa que h ab ita Proal y donde está el asien to del sindicato.

L a m archa de estas m ujeres dio m otivo a q ue se d ijera que P roal es taba o rgan izando una m anifestación co n tra el A yun tam ien to .

Los inquilinos se reun ieron frente a la casa de Proal, a donde h ab ían sido c itados y a eso de las cinco de la ta rd e se d irig ieron p o r la calle V icario, h as ta la avenida Independencia , d o b lando po r és­ta a la derecha y apostándose frente al H otel D iligencia.

Proal y varios de los sindicados se p resen ta ro n al señor Jo a q u ín D íaz, ad m in is tra d o r del hotel, p id iéndo le que les p erm itie ra h a ­b la r desde uno de los balcones, hab iéndo les con testado el señor D íaz, que no le era posible acceder a sus deseos, en vista de que to ­dos los cuarto s es tab a n ocupados. P roal dijo que eso no le im p o r­tab a , que el pueb lo q u ería un cuarto y que ya que no se le daba , lo to m aría po r la fuerza y un iendo la acción a la p a la b ra subió al p r i­

m er piso, m etiéndose al p rim er cu a rto que encon tró a m ano y que estaba ocupado por un a fam ilia que vino de la cap ita l. P roal pene­tró h as ta el balcón seguido de varios individuos del sind icato y de las delegaciones de M éxico, C órd o b a y P ero te que llegaron a V e­rac ruz a inform arse de la m arch a de los trab a jo s de los inquilinos.

D esde el balcón habló al público , d iciendo poco m ás o m enos lo m ism o que en todas las m anifestaciones y luego p resen tó a M a ­nuel R am írez y a un ta l B ernard , com o delegados del S ind icato de Inquilinos de M éxico y a los dem ás que vinieron procedentes de C órd o b a y Perote. T odos los p resen tados d irig ieron la p a lab ra al público, ab om inando de la bu rguesía y diciendo que sólo el p ro le­ta rio tiene derecho a subsistir.

Fuerzas en prevención de desórdenes

ENTRE t a n t o se h ac ían algunos m ovim ientos de fuerzas. El presiden te m unicipal, in fo rm ando de que la m anifestación que es­ta b a organ izando P roal e ra con tra el A yun tam ien to , dio ó rdenes al inspector de policía de que tuv iera listas fuerzas de caballería , de la gendarm ería , p a ra que en caso de que llegara a provocarse a l­gún desorden, se im p artie ran g aran tías a quienes las rec lam aran .

Al m ism o tiem po conferenció te lefón icam ente con el jefe de la guarn ic ión , coronel A arón López M anzano , a qu ien le refirió lo que se le h ab ía inform ado expresándole la conveniencia de s itu a r algunos soldados a conveniente d istanc ia , p a ra el caso de que lle­gara a a lte rarse el orden.

El jefe de la guarn ic ión , a ten d ien d o a la so licitud del alcalde, d is­puso que inm ed ia tam en te se tra s la d a ra n al P alacio M un ic ipa l, veinte hom bres de caballería del 56 regim iento , que sa lieron del cuarte l M orelos rum bo a Palacio, apostándose en la calle de Z a ra ­goza, esqu ina a M iguel Lerdo.

C u ando esto ocu rría se p resen tó en P alacio M u n ic ip a l el co­m an d an te P latas con una fracción de fuerzas de caballería m o n ta ­da, apostándose frente al m ism o edificio.

El propio coronel jefe de la guarn ic ión , llegó al P alacio M u n ic i­pal, y conferenció con el alcalde, resolviéndose que las fuerzas ú n i­cam ente in te rvend rían en caso de que o cu rrie ra algún trasto rn o del o rden público. Esto no llegó a o cu rrir; n inguno de los m anifes­tan tes p re tend ió a lte ra r el o rden, au n cuando se escucharon gritos aislados con tra la gendarm ería y las fuerzas federales, que p a rtie ­ron del grupo de inquilinos.

Se advirtió que los oradores, y especialm ente Proal, no u saron el lenguaje v iru lento que u san en casi todos sus discursos. D esde que hizo su ap aric ió n la fuerza federal a bo rdo del cam ión, los o rad o ­res g u a rd a ro n una a c titu d conveniente, y so lam ente se escuchó una que o tra frase h irien te p a ra los abom inados p rop ietario s de casas.

Herida porque no quiso ser huelguista

E n LOS MOMENTOS en que la m anifestación desfilaba rum bo a la T erm ina l, la C ruz R oja condu jo al puesto de socorros a u n a m ujer llam ada M an u e la B retón, vecina del patio “ El J a z m ín ” ubicado en la calle lo . de M ayo, que ac ab a b a de ser herida en el cuello por un a vecina, p o rq u e se h ab ía negado a secu n d a r la huelga de in q u i­linos.

La señora p resen tab a un a herida en el cuello, a la derecha, h a ­biendo sido a ten d id a en el puesto de socorros de la C ruz R oja, de donde m ás ta rd e pasó al H osp ita l “ M a d e ro ” .

El esposo de la m ujer h erid a se p resen tó en la C ruz R o ja en los m om entos en que se le im p a rtían auxilios m édicos, hab iendo m a­nifestado que su señora nunca se m etía con nadie y que vivía com ­p le tam en te a le jada de toda acción in q u ilin aria , causa po r la cual los inquilinos le h ab ían tom ado ojeriza, m olestándo la co n s tan te ­m ente h as ta que por fin, ayer, le cau sa ro n la herida que p resen ­taba.

La ag reso ra consum ó su h az añ a cu an d o la señora B retón salía de sus hab itac iones llevando las dos m anos ocupadas con útiles de cocina que iba a lavar.

La heridora fue ap reh en d id a po r algunos vecinos, en vista de que a p esar de que se llam ó a la policía, és ta no se presentó .

Page 36: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, domingo 14 de mayo de 1922.

Las inmundas pocilgas que son vergüenza de Veracruz,

cotizadas como si fuesen palacios de mármol. Cómo se han multiplicado las rentas

en pocos años

LOS SEÑORES Ing. B enigno A. M a ta y S alvador G onzalo G a r­cía que vinieron de J a la p a en re p re se n ta c ió n del g o b ie rn o p ara t ra ta r del p rob lem a del in ­qu ilinato y b u scar un a fórm ula de arreglo , recorrieron ayer d u ­ran te el día varios de los patios de la c iudad , con objeto de d a r ­se cu en ta de lo que son esas b a ­bilonias repugnan tes y odiosas; escuchando de labios de los in ­quilinos las quejas que tuv ieran que exponer y viendo las cond i­ciones que cad a uno de los p a ­tios visitados guardaba .

E n la gira a través de la c iu ­dad , fueron acom pañados de los p rop ie tarios de casa M a ­nuel D íaz C ueto , A ntonio M o ­reno, A ntonio R am os y A n to ­

nio G ranés, del ex síndico lo . M anuel B a rrán Bravo y de dos rep resen tan tes de la p rensa.

Salió la com isión a eso de las nueve de la m añana , a bordo de dos au tos, de las p u erta s del H otel Im peria l. F uéronse a p a ­lacio m unic ipa l a hacer inv ita­ción al alcalde G arcía p a ra re­co rrer los patios pero el a lcalde se excusó:

—¿P ara qué voy? — d ijo — de­m asiado conozco, com o cono­cem os todos los que vivimos en V eracruz, lo que son esos infier­nos. —Y esta frase del alcalde era repe tida después po r el Ing. M a ta , qu ien en el p rim er reco­rrido que se hizo, pudo com ­p ro b a r que efectivam ente aq u e ­llo que se afirm aba era cierto.

El h o rro r d e los h o rro res

L o s COMISIONADOS se d iri­gieron d irec tam en te hac ia el occidente de la c iudad ; no se ten ía derro tero fijo; de m anera que se en tró al p rim er patio que se encon tró a m ano y éste fue el “ Patio V arie d ad es” si­tu ad o en la calle Progreso, en ­tre Bravo y G uerre ro y que p e r­teneció h as ta hace pocos meses al señor A urelio L echuga. Allí la com isión visitó a todos y cada uno de los inquilinos, cuando las fam ilias se e n te ra ­ron de que e ran com isionados del gobierno salieron a rec ib ir­los expresándoles sus quejas; las lam entaciones e ran genera­les. Los que viven en las acce­sorias que d a n a la calle ab rie ­ron sus p u erta s p a ra que los com isionados p asa ran , y uno a uno fueron desfilando po r ella; es v erdaderam en te bochornoso el espectáculo. Las accesorias son de m adera , co m p rad a hace p robab lem en te un m illar de años; no tienen puertas. El robo allí sería lo m ás fácil del m undo ; los pisos son de tab las viejísim as que se levan tan con el m enor esfuerzo. E stas acce­sorias g an a b an en 1910, sola­m ente $ 10.00 m ensuales; en 1918, g an a b an $ 15.00, en la ac tu a lid ad g an an d e ... $ 30.00 a $ 35.00. C a d a accesoria com

p r e n d e u n a su p e r f i c i e d e 32

m etros cuadrados.D en tro hay lo que se llam a

“ cuartos in te rio re s” . Se com ­ponen éstos de tres tab iq u es con u n a m edia agua hecha a pedazos de tab las , lám inas y una que o tra teja. Los ojos se n iegan te rm in an tem en te a ver el in te rio r de esos cuarto s; m a­te ria lm en te son inhab itab les.

T odos los vecinos se quejan de que n u n ca se les a tiende; de que el dueño n u n ca h a querido hacer un a reparación y refieren que p ag an de ren ta po r cada cu arto $ 15.00 m ensuales. E n 1910 p ag a b an $ 3 .0 0 ; en 1914 p ag a b an $ 6.00 y hay personas a qu ien se le ha exigido una fianza de i 60.00; m ás de la can tid ad en que p ueden v a lu ar­se esas in m u n d a s pocilgas . P a ra un a población de a lrede­dor de ciento c incuen ta perso­nas, hay sólo dos inodoros que g u ard a n un estado de asq u ero ­sidad inenarrab le , y dos baños en m alísim o estado.

La im presión que este patio causó en el án im o de los com i­sionados del gobierno, fue sen­cillam ente desastrosa ; no se im ag in ab an encon trarse con tales cen tros de suciedad. El in ­geniero M a ta , después de hacer sus anotaciones com entó sim ­plem ente:

— Se necesita ver esto, p a ra saber lo que es. Yo no me im a­g inaba llegar a encon trarlo .

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Page 37: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, jueves 18 de mayo de 1922.

EL SINDICATO DE INQUILINOS YA PRESENTO

SUS BASES

Se mantienen en reserva hasta que las conozcan los propietarios. Ayer continué el reco rrid o a los

patios y fue el último

ANOCHE p resen taro n los m iem bros del S ind icato de Inqu ilinos las bases, según las cuales creen que puede resolverse la ac tu a l s itu a ­ción creada po r la cuestión de la huelga de inquilinos.

U n a com isión de sindicatos, al frente de la cual iba H eró n P roal, se presen tó en el alo jam iento del Ing. B enigno M a ta , com i­sionado del gobierno p a ra t r a ta r de resolver la cuestión, con objeto de hacerle en trega de las bases que h an discu tido y aco rdado so­m eter a consideración de los m ism os rep resen tan tes y p a ra que se hag an del conocim iento de los p rop ie tarios, quienes son los lla m a­dos a resolver si las acep tan o las rechazan .

Parece que los inquilinos no h an hecho proposición especial acerca de las ren tas, hab iendo dejado en b lanco esa cláusu la, pero desde luego y según oím os decir a alguno de los m iem bros del s in ­dicato, no se acep ta rá la proposición que h icieron los p rop ie tarios de las ren tas de 1910 m ás el c in cu en ta por ciento, p o rque no es aplicab le esto a todos los casos y en m uchos resu lta ría excesiva­m ente gravada la habitación .

Parece que este p un to será el que dé m argen a las la rgas d iscu ­siones ta n to en el seno de la asociación de p rop ie tario s com o en el S indicato de Inquilinos, ya que un a disposición general no puede darse sobre la cuestión.

El Dictamen de Veracruz, lunes 22 de mayo de 1922.

Ya está de regreso la Sra.

Elena TorresA BORDO del vapor francés “ La S alle” , que arrib ó ayer a este puerto proceden te de E uropa , vino de N ueva York, la conoci­da fem in is ta E len a T o rre s , qu ien en un ión de o tras com pa­ñeras, estuvo rec ien tem ente en B altim ore, M ar., rep re se n tan ­do a M éxico en el C ongreso Fe­m inista In ternac ional.

C oncurrió a las sesiones que celebró el congreso y tom ó p a r ­ticipación m uy activa en las discusiones hab iendo p re se n ta ­do algunos estudios acerca del fem inism o en M éxico, su des­arrollo y sus luchas. M ás ta rd e fue a N ueva York, en donde dio conferencias sobre los m ism os tem as y de allí em barcó con d i­rección a V eracruz.

La visita a los patios

NUEVAMENTE los com isionados del gobierno Ing. Benigno M a ta y Salvador G onzalo G arcía , anduv ieron ayer en un ión de P roal y de varios m iem bros del S ind icato de Inqu ilinos hac iendo un reco­rrido po r varios patios de la ciudad . E ste recorrido fue el últim o, pues los com isionados creen que no es necesario e n tra r en m ayores averiguaciones, pues con los datos que h an recogido sobre el te rre ­no, consideran que tienen b as tan te p a ra u n a ilustración sobre los diversos tipos de hab itac iones que hay en el puerto .

Ayer visitaron la casa núm ero 29 de P alm a, que ren ta $ 20.00 y m ide apenas 3 m etros po r 7.

El patio denom inado “ El Bosque de los M e lo n es” , a d m in is tra ­do por los C angas, donde hay cuarto s que m iden tres m etros por cua tro y ren tan $ 5.00, $ 6.00, $ 8.00 y m ás pesos, m ás la im pres­cind ib le con tribución de aguas. Las accesorias de m ateria l, que tienen cu a tro m etros p o r once, ren ta n $ 42.00.

T am b ién se visitó el patio “ La P a lm a ” , ad m in is trad o p o r R a ­m ón B. M árq u ez , que tiene cuarto s inm undos de 4 m etros po r 8 que ren tan $ 40.00.

U n a cu a rte r ía p ro p ied ad de don A ntonio R evuelta, cuyos c u a r­tos que m iden 4 m etros por 5, ren ta n $ 10.00 y $ 15.00.

O tra p ro p ied ad del docto r A rcadio T . O jeda , com puesta de cuartos de 3 m etros po r 4 ren ta n $ 15.00 y que es tán en m alísim as condiciones. T iene o tra serie de cuartos de 4 m etros po r 3 que ren ­tan $ 6.00 y . .. $ 5.00.

C am b ia ro n de rum bo los com isionados y sus acom pañan tes y fueron a visitar el patio “ S an ta C a ta lin a G ra n d e ” situado en Li­b ertad , que ad m in is tra R am ó n M árq u ez . A llí las accesorias que m iden cu a tro m etros p o r diez, ren ta n $ 35.00 y los cuartos de tres y m edio m etros po r tres $ 15.00. Las condiciones san ita ria s de este patio son deplorables.

V isitóse tam b ié n el patio “ S an ta C a ta lin a C h ic a ” , de la m ism a adm in istración , donde las accesorias m iden cu a tro m etros por ocho y se cob ran $ 25.00 m ensuales. H ay cuarto s que ren tan $ 12.00. U n cu a rtu ch o infecto de dos y m edio m etros por dos, ren ­ta $ 6.00.

El Dictamen de V eracruz, jueves 25 de mayo de 1922.

No se permitirá que entren

más chinos al país

M ÉXICO, m ayo 24 .— La Secre­ta ría de G obernac ión ordenó que por n ingún m otivo se p e r­m ita la e n tra d a al país de un chino m ás, po rque la in m ig ra­ción de los celestes viene a ag ravar b as tan te la situación de los p ro letarios m exicanos, com o especialm ente ha sucedi­do en los estados de S inaloa y Sonora.

T odos los chinos que in ten ­ten e n tra r al país, serán devuel­tos al lugar de su procedencia.

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, viernes 2 de Junio de 1922.

Sólo una minoría de los propietarios acepta el acuerdo con el sindicato

De todas maneras el convenio ha comenzado a ser puesto en práctica y ayer fueron visitados varios patios para evaluarlos y fijarles rentas

A LAS NUEVE Y MEDIA de la m a ñ a n a de a y e r se re u n ie ro n e n el p a lac io m u n ic ip a l , las p e rso n a s q u e , de a c u e rd o c o n la re so lu c ió n a d o p ta d a la ta rd e del m iérco les ú ltim o , ib a n a v a lu a r las c a sa s de los p ro p ie ta r io s q u e f irm a ro n el conven io q u e d im o s a c o n o ce r en n u e s tra ú lt im a ed ic ión .

Se reun ieron los señores Jo sé Rivero C ueto , Jo sé A lvarez C am - palleja, Adolfo A lvarez, E verardo Sousa, po r p a rte de los p ro p ie ta ­rios; H erón P roal y varios m iem bros del S ind icato de Inquilinos y dos regidores, quienes después de h a b la r con el alcalde se encam i­naro n a la A dm in istración de R en tas, p a ra h a b la r con el adm in is­trad o r sobre el asunto , llevándose de paso al D irec to r de O b ras Públicas, Ing. U lises D íaz, qu ien fue com isionado p o r el p residen ­te m unicipal p a ra que figu rara en la com isión con ca rác te r de técnico.

E xhib ieron los p rop ie tarios las escritu ras de los patio s y casas de su p rop iedad e h icieron cuen ta de los gastos que en ellos hab ían hecho y después de una m inuciosa inspección, reg resaron a eso de las once y m edia de la m añ an a . El Ing. de la c iudad que tom ó los inform es respectivos com enzó a fo rm u lar un inform e que servirá com o base p a ra la valorización.

Por la m a ñ an a ún icam ente se hizo esta labor, te rm in án d o se la visita a los patios y p rop iedades de los citados señores que firm a­ron el convenio. Estos esp era rán a que se señale el valor efectivo de sus patios, p a ra que de acuerdo con ellos se fijen las ren tas, según reza el m ism o convenio.

Parece que no todos los p rop ie tario s es tán de acuerdo con el p rocedim iento , de ta l m an era que el p rob lem a está m uy lejos de resolverse, pues sólo un a insignificante m inoría en la que están com prendidos los pequeños p rop ietarios, está d ispuesta a secun­d a r la acción de los señores R ivero C ueto y dem ás firm antes del convenio.

A lgunos p rop ietarios nos dec ían ayer que ellos no po d ían suje­ta rse a tales condiciones, p refiriendo que h as ta que el gobierno d ic ta ra a lguna ley que so luc ionara el conflicto, pero que ni recono­cerían al sind icato de inquilinos, ni tra n sa r ía n en la form a que han tran sa d o los señores que fo rm aron el convenio.

Los p rop ietario s que lo firm aron com enzaron a d iscu tir hoy las cláusu las del con tra to , con u n a com isión del S ind ica to de In q u ili­nos, a fin de ponerse de acuerdo y ver si se acep ta com o fue p resen ­tado o si se reform a.

Ayer com enzaron a cobrarse ren tas en los patios de los señores, que según m anifestó Proal, firm aron ya co n tra to con el S ind icato de Inquilinos, y p ag a rán ú n icam en te el dos po r ciento sobre el va­lor ca tastra l.

Rebaja de contribuciones y tratar directamente

JALAPA ju n io 1o .— Los señores A ntonio M oreno y M anuel D íaz C ueto , p residen te y secretario , respectivam ente, de la U nión de P rop ie tarios d e l P uerto de V eracruz , se en c u en tra n en esta cap i­tal, con el objeto de gestionar que se rebajen las con tribuciones so­b re fincas rústicas en el c itado puerto , desde la fecha en que la unión acuerde la d ism inución del im porte de las ren tas.

U n a vez que los señores m encionados consigan la reb a ja de las contribuciones, gestionarán que sea derogada la ley A gu ila r re la ti­va a inquilinato . Sobre este p a rticu la r han en trev istado a algunos d ipu tados haciéndoles p resen te que la un ión ha llegado al acuerdo de reb a ja r las ren tas; pero tra ta n d o d irec tam en te el p rop ie ta rio con el inquilino , los cuales a rreg la rá n la form a y bases necesarias p a ra dejar arreg lado defin itivam ente este asunto .

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, viernes 6 de Julio de 1922.

El haber de anoche que hay que cargar a la acción directa es como sigue: 1 muerto y 8 heridos de más

o menos gravedad; pero algo más grave aún es la agresión al ejército y la provocación hiriente

que no se resolvió en una hecatom be gracias a la serenidad de los oficiales, que con energía y a pesar

del peligro en que se hallaban, contuvieron a los soldados

El motín tuvo origen en la incitación de Proal a sus huestes de ir a castigar la traición de Olmos, quien estuvo a punto de morir con la cabeza machucada a

pedradasU n SUBTENIENTE m uerto y o tros dos heridos a p u ñ a lad as, el am b u lan te de la C ruz Roja, E n rique O rd u ñ a , con un pie des tro ­zado de un balazo, Jo sé O lm os gravem ente lesionado de golpes en el cráneo, y o tros m uchos heridos de m enor g ravedad y lesiona­dos, son el h ab e r de anoche, que hay que ca rg ar a la acción d irec­ta del S indicato de Inqu ilinos y de las p réd icas incend iarias que constan tem en te se d irigen a los sindicados.

Lo que m otivó los trágicos acontecim ien tos que anoche se des­arro lla ron , fue el esp íritu de venganza que an im a a los p roa listas co n tra los d isidentes del g rupo de inquilinos y p rinc ipa lm en te con tra Jo sé O lm os; y el a taq u e a O lm os se hizo com o en respues­ta al m anifiesto que lan za ro n ayer los d isidentes, y del cual ya h a ­blam os en la edición de ayer.

A con tinuac ión vam os a hacer u n rela to de lo sucedido.D esde las p rim eras horas de la m a ñ an a se anunció en el local

del S ind icato de Inquilinos, una “ g ran m an ifestac ión” p o r m edio de un p izarró n colocado a la e n tra d a de dicho local, señalando com o p u n to de reunión el P arq u e F errer.

Los p roalistas, desde la s siete de la noche com enzaron a reu n ir­se en núm ero considerab le en dicho p a rq u e y a poco llegó H eró n Proal, con su escolta de hom bres y m ujeres:

U na de las bancas de dicho p arq u e sirvió de tr ib u n a , siendo el único en h a b la r el m encionado Proal, qu ien desde el p rincip io de su pero rac ión se lim itó a a ta c a r d u ram en te los térm inos del m a n i­fiesto, enderezando sus in ju rias a O lm os a qu ien no cesó de t ra ta r com o tra idor.

Incita a la agresión

LUEGO d e HABLAR am p liam en te del m anifiesto, pasó a aconse jar que h ab ía que castigar al m encionado O lm os, que el pueb lo se h i­ciera ju s tic ia po r su p rop ia m ano p a ra sen ta r un p receden te a fin de que no se a trev ieran m ás personas del sind ica to a seguir el ca ­m ino de la traición ; en repe tidas ocasiones dio a en ten d e r que h a ­bía que ac ab a r con O lm os y com pañeros, pero p rim eram en te con O lm os y que consideró com o peligroso p a ra la causa.

M ie n tras estaba pero rando , grupos de hom bres y a lgunas m u ­jeres, se d esp rend ieron del núcleo d irig iéndose unos hac ia la casa

de O lm os sita en la calle de E steb an M orales núm ero 37 con el objeto de cerciorarse si se en co n trab a allí; pero ha lla ron la casa herm éticam ente cerrada.

El m encionado O lm os, según declaró al em pleado de la ju d i­cial, recib ió aviso, ayer ta rde , de que se h ab ía tram ad o su asesina­to en el local del sindicato , y que h ab ían p agado m il pesos a varios ag itadores que se en c u en tra n en el seno del referido sindicato, p a ra consum ar la agresión. E n previsión de cua lqu ie r suceso, O l­mos salió desde tem p ran o de su casa y se d irigió a la de su h e rm a­na, en la calle de V icario , patio “ El T o ro ” , núm ero 38, con el objeto de desp ista r a sus enem igos. Pero no tuvo la p recaución de g u ar­darse en d icha casa, sino que se situó en la p u e rta de la calle a conversar con su h erm an a Isabel y la señora E n riq u e ta C iprian i.

M ien tras P roal p e ro rab a en el P arque F errer, y los grupos se desprend ieron , fo rm ando p arte de ellos los co tid ianos voceadores del periódico “ El F ren te U n ico” . O lm os se en co n trab a a corta d istanc ia, o sea en la casa de su h erm an a , lugar donde se d esarro ­llaron los acontecim ientos.

Un movimiento envolvente

U n GRUPO de m ujeres con sus b an d e ras p asaron por la acera donde O lm os se h a llab a y al verlo, d ieron aviso al núcleo p rin c i­pal de los m anifestan tes de h ab e r descubierto al “ tra id o r” y a po­co, con m ucho sigilo, se d ieron órdenes de rodear ráp id am en te la m anzana, o sea las calles de M adero , callejón D egollado, Z am ora y Vicario.

O lm os y las señoras con quienes es tab a conversando, al verse rodeados y al escuchar las carreras de los dem ás m anifestan tes que p ro n to aparec ieron en la esquina de M adero y V icario, p en e­tra ro n en la casa y a tra n ca ro n la p u e rta y la ven tana, refugiándose en el cu a rto interior.

A penas pu d ie ro n a tra n c a r la p u erta cuando la m u ltitud se m e­tió po r el patio , llevando un a escalera que sirvió p a ra p en e tra r por el in terio r. Los que q u ed a ro n en la calle se ded icaron a rom per los b arro tes de la p u e rta y los de la ven tana , y un a vez lib re la e n tra ­da, hicieron irrupción .

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N u e s t r o M é x i c o

Una avalancha exterminadora

F u e ENTONCES aquello un a fiebre de destrucción, y de todo género de aten tados.

Las m ujeres no pu d ie ro n h acer n ad a en auxilio de Jo sé O lm os, pues fueron sujetas, abofeteadas, go lpeadas y tira d as al suelo en- m edio de un a g rite ría infernal.

O lm os se h ab ía q uedado d e trás de u n a cam a, donde se refugia­b an las n iñas R ebeca M ira n d a y M a ría Luisa de la T o rre , esta ú l­tim a hija de su herm an a . Al hacer irrupc ión los p roalistas se a rro ­ja ro n sobre O lm os y au n q u e tra tó de defenderse no pudo im ped ir que lo go lpearan con p ied ras en la cabeza y en la cara, causándo le cu a tro heridas de consideración en el cráneo , dos p iquetes con puñales d e trás de la oreja izqu ierda y en el cuello, y num erosas contusiones en todo el cuerpo.

M ien tras ese grupo de encargó de a ju stic ia r al “ tr a id o r” los de­m ás se ded ica ron a d es tru ir cuan to a la m a n o hallaron : las cam as, las sillas, el ropero, objetos de cocina, baúles, etc, etc., todo quedó reducido a pedazos. Las ropas de la señora Isabe l O lm os sus a l­hajas y sesenta pesos en efectivo que se e n c o n trab a n en el ropero desaparecieron . E n una caja de tabacos que ten ía encim a de su m áq u in a de coser se en c o n trab a n 125 billetes de la L o tería N acio­nal que debe ju g a rse m a ñ an a viernes; 10 de la L o te ría de T o luca de $ 10,000; y 10 de la de M ichoacán , de próxim os sorteos, y ta m ­bién fueron robados.

A punto de ser linchado

CUANDO la m u ltitu d hizo irrupción , cinco gendarm es que se en c o n trab a n al m ando del cabo J u a n P in tado , h ic ieron varios d is­paros al a ire p a ra a m e d ren ta r a los asa ltan tes , quienes al escu­ch a r las detonaciones con testa ron el fuego y se a rro ja ro n sobre los gendarm es, logrando d esm o n ta r a uno de ellos a qu ien golpearon; sin em bargo , com o vieron la a c titu d decid ida de los que aú n se­gu ían d isparando , com enzaron a retira rse , y los que se en c o n tra ­ban den tro de la casa, salieron p rec ip itadam en te .

O lm os, al ser sujeto po r sus enem igos, hizo un a resistencia te ­naz, pues tan p ron to com o se consideró en inm inen te peligro, sa­có su p istola, pero com o e ran tan to s los que p en e tra ro n no le die­ron tiem po de defenderse con el a rm a y se lim itó a rech aza r con el puño a sus golpeadores. U na versión que escucham os era de que la p isto la de O lm os no hizo fuego.

Al fin fue vencido, a rra s tra d o has ta la b a n q u e ta con in tencio ­nes de llevárselo o m a tarlo en la calle; pero en esos m om entos se anunció la llegada de fuerzas federales y la m u ltitu d se fue rep le­gando hasta dejar a O lm os, que quedó tirad o en un charco de su p rop ia sangre y de ah í lo levantó la C ruz Roja.

Según supim os después, e s tab a n tam b ién en la casa asa ltad a , el señor Jo sé G. O rtiz , otro de los firm antes del m anifiesto d e los disidentes, y A lberto M olina quienes log raron escapar, no sin h a ­ber recibido varios golpes de los p rim eros hom bres que p e n e tra ­ron, sin que se sepa si los golpes fueron de consideración.

La llegada de las fuerzas

MIENTRAS esto ocu rría en la calle Z am ora , a to d a velocidad cruzó por la A venida 5 de M ayo un cam ión con fuerzas del 32o. regim iento de caballería al m ando del m ayor de órdenes, ca p ita ­nes A rizm endi y R odríguez, llegando has ta la calle Z am ora , d o n ­de volteó hacia el poniente.

En cuan to los inquilinos del escándalo vieron ap rox im arse al cam ión com enzaron a co rrer en diversas direcciones, pero un n u ­m eroso grupo corrió al encuen tro del cam ión con in tenciones de a rro jarse sobre los soldados en cuan to éstos descendieran .

T ra s el cam ión llegó el autom óvil del jefe de la guarn ic ión y a bordo el coronel López M anzano , con algunos oficiales de la je fa tu ra .

El cam ión quedó p arad o a m edia c u a d ra y los so ldados b a ja ­ron, recib iendo órdenes de prevenirse. Los inquilinos que h ab ìan salido a su encuen tro se detuvieron algunos m om entos, pero vien­

do que los so ldados no llevaban a c titu d hostil, rea n u d aro n la m arch a tra ta n d o de llegar h as ta ellos.

V isto esto po r los oficiales que llevaban el m ando de la tro p a d ieron órdenes de rech aza r el asalto y entonces los so ldados co rta ­ron ca rtucho y se d ispusieron a defenderse.

Pretendían desarmar a la tropa

ALGUNO llegó h as ta un soldado echándole m ano al m ausser. E ste individuo era uno de los que m ás se h ab ían encarn izado con O l- mos, y qu ien le arro jó a lgunas p ied ras en la cabeza. El soldado re­trocedió p a ra ev itar el a taq u e y volteando el a rm a le dio u n cu la ­tazo ; el agresor echó a co rrer a lo largo de la calle Z am o ra rum bo a 5 de M ayo seguido po r el so ldado que salió tra s él y viendo que no se deten ía , le d isparó un tiro que no hizo blanco. E n los p rim e­ros m om entos se creyó que lo h ab ía herido porque cayó al suelo frente al salón “ B ach” , pero luego se levantó, lográndose c a p tu ­rarlo . O tro individuo b an d e ra en m ano llegó h as ta el cam ión en ac titu d resuelta , siendo allí esperado po r un so ldado que le rom pió la b an d e ra de un culatazo . O tro m ás tra tó de desa rm ar a o tro sol­dado no lográndolo y recib iendo en cam bio o tro cu la tazo en la ca­beza.

La situación se vuelve crítica

E l MOTÍN era terrib le . Los so ldados a d u ras penas pod ían con tener la ava lancha que no q u ería ceder y seguram ente hub ie ra ocurrido a lguna desgracia m ayor, por el corto núm ero de so lda­dos, si no se p resen tan m ás tro p as del once ba ta lló n que h ab ían sido llam adas al cuarte l M orelos.

En M adero , en tre Z am o ra y Lerdo, otros individuos tra ta ro n de go lpear a un so ldado; éste viéndose agred ido , d isparó su arm a, yendo a herir al am b u lan te de la C ruz R oja, E n riq u e O rd u ñ a , qu ien a c ab a b a de llegar con el cam ión de la cruz p a ra levan ta r a O lm os que todavía yacía en tierra .

C om o los inquilinos am o tinados vieran que p erd ía n te rreno se m arch aro n por toda la calle M adero rum bo al P arq u e F erre r G u ard ia , donde todavía se en co n trab a un fuerte g rupo escuchan ­do la p réd ica de un individuo, pues P roal cu ando tuvo noticias de la p resencia de las tropas en la calle Z am ora , m anifestó que iba a ver qué sucedía y desapareció . M ás ta rd e se le vio a bo rdo de un autom óvil, d iciendo que a n d a b a dando órdenes.

El coronel López M an zan o y varios jefes m ilitares siguieron por la calle M ad ero ru m bo al P arq u e F erre r G u ard ia , con objeto de hacer que los inquilinos se re tira ran .

A ntes de llegar dio órdenes al jefe de la guarn ic ión de que las tro p as se q u ed a ran en la esqu ina de M adero y A quiles S erdán m ien tras él iba a h ab la r con los am otinados.

C u an d o llegó lo recib ieron con ac titu d hostil y com o a p esar de que con buenas p a lab ras les insinuó que se re tira ra n , los a m o tin a ­dos d ijeron que no lo h a ría n has ta que no d esap arec ie ran las tro ­pas. A lguno se acercó al coronel y a los jefes en ac titu d hostil, por lo que d ieron órdenes de que av an za ran las tropas. E stas llegaron a paso de carga y levan tando los rifles, con ca rtu ch o cortado.

El coronel Manzano a punto de ser asesinado

L o s AMOTINADOS no se m ovieron de sus puestos y esperaron a pie firme.

El coronel se volvió a acercar al grupo p a ra decirles que se fue­ran , pues si se resistían, m an d a ría desalojar. E ntonces de en tre el grupo, salieron varios individuos que tra ta ro n de d esa rm ar al co­ronel. M ien tras uno le tira b a una m a n o tad a a la pisto la, o tro sacó un p u ñ al y le tiró un golpe, pero uno de los oficiales que estaba cerca pudo detenerle el b razo y ev itar que el coronel López M a n ­zano fuera asesinado.

El individuo tra tó de confundirse en tre la m u ltitu d , cu ando vio que el golpe le h ab ía fallado, pero un oficial le cortó la re tira d a y viéndose perd ido , salió po r el lado opuesto seguido de cerca por los oficiales. Dos o tres p isto letazos recibió en la cabeza. El ag re­sor in ten tó nuevam ente confundirse con el grupo y echó a correr,

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

yendo tras él los oficiales que tra ta b a n de cap tu ra rle ; corriendo llegó hasta el grupo y los m ilitares se confund ieron con él; en los precisos m om entos en que esto ocurría , se escuchó un grito y lue­go se vio al ten ien te V altie rra del 11o. ba ta lló n que caía, herido de m uerte. Le h ab ían asestado u n a p u ñ a la d a m orta l en el costado derecho.

El agresor del coronel López M an zan o al fin fue c a p tu rad o y conducido al cam ión donde quedó resguardado . Al m ism o tiem po que ocu rrían estos hechos, po r o tro lugar, frente al m ism o parque , los so ldados d is trib u ían cu latazos a g rupos de individuos que t r a ­ta b a n de avanzar.

O tra vez el coronel López M an zan o se vio en peligro de ser m uerto de un a p u ñ a lad a y a no ser por sus oficiales, h ab ría p e re ­cido. En la confusión fueron heridos algunos individuos que des­pués se les ap rehend ió em barcándo les en el cam ión.

Dos oficiales m ás, cuyos nom bres no pud im os averiguar, en m edio del tu m u lto resu lta ro n heridos de cuch illada : uno en la m ano derecha y el o tro en la espalda, aú n cuando de poca consi­deración.

En actitud de desafío

CUANDO los so ldados del 11o. bata llón , en im pulso irresistible ,

tra ta ro n de vengar la m uerte del ten ien te V altierra , hubo necesi­dad de toda la energía de los jefes p a ra contenerlos pues p o r m o­m entos se qu erían echar encim a de los am o tinados y com o éstos vieran a algunos soldados que te n ían ya tendidos sus rifles, lejos de retroceder, y confiados seguram ente en que no se les h a ría fue­go, com enzaron a g rita r: “ T iren , t ir e n ” “ aq u í es tam o s” , “ m á te ­n o s” , y a renglón seguido se p a ra b a n firm es a m edia calle y ab riendo los brazos desafiaban a los soldados.

E ra ya u n a franca provocación. Los so ldados tuv ieron que b a ­ja r sus a rm as an te el im perativo del jefe de la guarn ic ión ; pero se les veía inquietos y pelig rosam ente irritad o s po r la incesan te p ro ­vocación de la m u ltitud . A cada im precac ión que salía del tu m u l­to, se escuchaba la voz de m ando de los oficiales que con ten ían a sus soldados con el im perativo de ¡¡firm es!!

P or m om entos parecía que el tu m u lto ac ab a b a ; la m asa, de pron to , g u a rd a b a silencio, pero era com o p a ra to m ar fuerzas p a ra volver a g rita r que les t ira ra n y desafiaban a los so ldados c a n ta n ­do “ La In te rn a c io n a l” . ¿C u án to tiem po pod ía d u ra r aquello?

Proal resuelve el conflicto

A POCO se p resen ta ro n a lgunas personas conocidas p a ra ver si era

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N u e s t r o M é x i c o

Proa! fulminante

Declaraciones de los heridos

E l PERSONAL de policía ju d ic ia l llegó al H osp ita l A quiles S erdán en los m om entos en que se p rac tica b a una segunda cu ración al herido O lm os y al refresquero J u a n C ruz.

C om enzó por to m a r la dec laración de O lm os qu ien en síntesis relató la h isto ria de la form ación del sindicato , las advertencias que hizo a P roal de lo que se decía en público acerca, del m anejo del d inero y de la conveniencia de in teg rar una com isión de glosa p a ra que h iciera las cu en tas deb idam en te y se d iera cu en ta al p ú ­blico p a ra ac a lla r las versiones de la calle.

En todos estos casos, dijo O lm os, co n testab a P roal que, siendo revolucionario el m ovim iento, no ten ía p o rqué d a r cuen ta , pues el d inero se m an e jab a tam b ién revolucionariam ente.

Al fin llegó el d ía de la ju n ta de p rop ie tario s e inquilinos en el palacio m unicipal, el rom pim ien to , la m anifestación tu m u ltu a ­ria del P arque Ju á re z , etc. etc., h a s ta la separac ión com pleta de O lm os.

P ara ac la ra r el estigm a de tra id o r con que lo h an venido califi­cando ú ltim am en te , estim o necesario la pub licac ión del m anifies­to cuyo estracto dim os a conocer. Este m anifiesto , según dijo, causó ta n to rencor en Proal, que ayer en la m a ñ an a llam ó a sus ad ictos y les insinuó la conveniencia de asesina r a O lm os, esta no­ticia le fue com unicada ayer ta rd e , y en previsión de los sucesos anunciados, fue a refugiarse a casa de su h e rm a n a Isabel O lm os donde acontecieron los hechos ta l com o lo hem os rela tado .

posible ap lac a r el tu m u lto y luego un a com isión de m ujeres m a n i­festó que iba a b u scar a P roal p a ra que acud ie ra a re tira r a los am otinados. F ueron las m ujeres y v inieron y a eso de las nueve y m edia llegó Proal, qu ien fue recibido con aplausos.

P roal no dirig ió la p a la b ra al grupo sino que sencillam ente los llam ó y poniéndose al frente salió con los am otinados, rum bo al su r po r la calle M adero . Y a entonces el g rupo h ab ía au m en tad o considerab lem ente, pues hay que advertir que desde que se p re ­sen taron las tropas, num erosos individuos salieron a recorrer las calles tocando los cuernos de a la rm a y del p a rq u e se d isp a ra ro n incontab les coches, p a ra llam ar m ás inquilinos.

C u an d o los del grupo ib a n a re tira rse , llegaron m ás tro p as del 32o. reg im ien to que se ap o s ta ro n en el callejón frente al P arque F errer, a la expectativa y a poco tro p as de in fan tería de m arina , que llegaron a bordo de varios autom óviles.

R e tirad o s los inquilinos, com enzaron a ser re tira d as las fuer­zas, env iándolas a sus cuarteles; sólo unos tre in ta y cinco hom ­bres fueron em barcados en el cam ión, en el que tam b ién iban com o seis individuos que h ab ían sido ap rehend idos. E stos indivi­duos son: Jo sé M artín ez que fue el que in ten tó m a ta r al coronel L ópez M anzano , con el pu ñ al, re su ltan d o herido a pisto letazos; D onato M ontero , Ja im e R odríguez, T rin id a d C ruz, Pedro G a r­cía, J u a n C a ld eró n y Je sú s M edina.

E l CAMIÓN con tropas salió p o r la calle de A rista siguiendo a d istanc ia a los inquilinos, qu ienes to m aro n po r F rancisco C anal hac ia Independencia , y de allí al norte, h as ta detenerse frente al D iligencias. Allí les hab ló P roal echando rayos co n tra O lm os, con­tra la policía, el ejército y todos los que h ab ían in tervenido en el escándalo .

D espués los inquilinos siguieron por a lgunas calles. Y a p a ra reg resar al C om ité del S indicato , p asa ro n p o r V icario e In d e­pendencia, donde se h ab ía de ten ido el cam ión , que tuvo que re­troceder p a ra d e jar paso a la m u ltitud . C u an d o ésta pasó, sobre los so ldados llovieron to rbellinos de insultos, que fueron recibidos esto icam ente po r los soldados.

Los am o tinados llegaron al sind ica to donde al fin se disolvie­ron, qu ed an d o frente a la casa una fuerte escolta de inquilinos a r ­m ados, p a ra resguardo personal de Proal.

Las tro p as se re tira ro n y la ca lm a se restab leció .C u an d o un oficial ay u d an te rind ió p a rte al jefe de la g u arn i­

ción, anoche, de que h ab ía m uerto el ten ien te V altie rra y de que o tros m iem bros del ejército resu lta ro n heridos, se oyó decir al co­ronel, delan te del secretario del A yun tam ien to : “ H e aq u í la ob ra del a lcalde G arcía ; esto tenem os que ag rad ece rle .”

A las once y m edia de la noche, sólo q u ed a b a la a la rm a en la c iudad ; los vecinos d u ran te los acontecim ien tos sa lieron fuera de sus casas y estuvieron a la expectativa. T odo el m undo ce rrab a sus p u erta s cuando veía un grupo que p asab a con b an d e ras rojas.

A la m edia noche, h ab ía un a tr is te ca lm a en este azo tado V era- cruz.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, viernes 6 de julio de 1922.

LA TRAGEDIA VA MARCANDO EL DESARROLLO DEL PODER DEL

SINDICATO DE INQUILINOSA las dos de la mañana fue aprehendido Proal y como hizo resistencia, hubo un tiroteo que causó muertos y heridos

Un gendarme muerto y otro herido, cinco soldados heridos, doce sindicalistas heridos, inclusive dos mujeres; cincuenta detenidos

por otros m iem bros del ejército, no en com bate sino en agresión traicionera, y tam b ién los a ten tados cr im inales cometidos con ci­viles, obligó a que se p id iera la intervención de la just ic ia federal, y an te el juez de distrito fue p rese n tad a u n a acusación con tra el único que pueda aparece r com o responsable de los acontecim ien­tos registrados, y que no es otro que Proal, ya que todo lo que se refiere al S indicato de Inquilinos y a la acción de este sindicato, es obra de Proal. La acusación fue por homicidio y alteración del o r­den público; y t ra tándose de dos delitos com probados, el ju e z d ic­tó o rden de ap rehensión con tra quien aparece responsable.

D a d a esta orden, la je fa tu ra de la guarnic ión dispuso que fuera cum plida y p a ra ello envióse u n contingente de fuerzas bas tan te num erosas, pues se sabía que en el local del sindicato hab ía m u ­chos de los que form an la g uard ia de Proal, que hab ía sido a u ­m e n ta d a esa noche con motivo de los anteriores acontecimientos.

El combate

CUANDO la fuerza llegó frente al local del sindicato, después de h aber dejado algunos hom bres cu idando la m anzana , p a ra evitar la fuga del acusado en caso de que la in ten ta ra , procedióse a lla­m ar a la p u er ta de la oficina, y una vez que se abrió d ieron a cono­cer la o rden de aprehensión que llevaban las fuerzas. In m ed ia ta ­m ente surgió la p ro tes ta de los inquilinos allí reunidos, y como los soldados m anifes ta ran que cum plir ían la o rden a todo costo y sin remisión, y como in te n ta ra n p en e tra r al local p ara llevar a cabo la

E l EPÍLOGO de los sangrientos desórdenes ocurridos en las p r im eras horas de la noche de ayer tuvo lugar como a las dos de la m a ñ a n a de hoy, en que las fuerzas federales recibieron orden de proceder a la ap rehensión de Proal por acusación que contra él se hizo an te el juez de distrito, y hab iendo encon trado resistencia los soldados por p ar te de los guard ianes de Proal, t rabóse un c o m b a­te en el que hubo dos o m ás m uertos y como dieciocho heridos. Proal se halla desde aquellas horas, preso en la com andanc ia m i­litar.

N adie podía esperar que ocurr ie ran nuevos incidentes después de los sucesos de que en otro lugar inform amos, y la población descansaba tras los obligados com entarios por lo pasado, cuando aprox im adam en te a las dos de la m añ an a , en los m om entos en que se iniciaba el aguacero que cayó a esas horas, escuchóse en una extensa zona de la c iudad el fragor de un tiroteo bas tan te continuado y en el que c la ram ente se des tacaban el elevado d ia ­pasón de los m ausser sobre o tras detonaciones m ás apagadas . La a la rm a cundió por todas partes y au n cuando ya las calles de la c iudad e ran un to rren te y las nubes de jaban caer un m a r de agua, m uchas personas se decidieron a lanzarse bajo la lluvia p a ra in ­qu ir ir lo ocurrido.

C on la concisión que requiere el poco tiem po de que d ispone­mos, vamos a d a r cuen ta de los sucesos.

La acusación y la orden de aprehensión

L a MUERTE del teniente V alt ierra así como las heridas recibidas

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N u e s t r o M é x i c o

detención de Proal, fueron agredidos tan to a p u ñ a lad as como a balazos. Los disparos con tra la t ropa se hac ían desde la p lan ta baja y desde alguno de los balcones que hay sobre el local del s in­dicato.

Los soldados contestaron a la agresión y se trabó un tiroteo que duró algunos minutos, has ta que la t ropa dom inó la situación, cuando ya eran num erosas las víctimas.

La aprehensión de Proal

Los I N Q U I L I N O S guardadores de Proal ten ían bien escondido a éste y seguían resistiéndose a perm itir que fuera llevado preso. Por fin cedieron, y se presentó Proal, qu ien suplicaba en todos los tonos que no se le ap rehend ie ra ni se le perjudicara .

Las tropas procedieron a su detención y lo condujeron a la je fa­tu ra de la guarnic ión al mismo tiem po que eran llevados tam b ién detenidos g ran núm ero de inquilinos, pues que no solamente hi­cieron resistencia desde el local del sindicato, sino tam b ién desde a lguna de las esquinas inm ediatas. El núm ero de los detenidos puede calcularse en más de cincuenta.

Las víctimas

Es I M P O S I B L E en estos m om entos hacer una relación exacta de los muertos y heridos que hubo en el tiroteo. N uestros datos son de que hubo un gendarm e m uerto y otro gravem ente herido, pues hom bres de la gendarm ería fueron los primeros que se p resen ta ­ron a hacer la ap rehensión y fueron recibidos a tiros.

Los heridos fueron numerosos; y tam b ién es imposible en los m om entos en que escribimos estas líneas, d a r noticia exacta so­bre ellos. Unos fueron a tendidos en la C ruz Roja y algunos otros fueron llevados al hospital. El cálculo más ap rox im ado sobre el núm ero de heridos es que éstos fueron quince, entre ellos cinco soldados y algunas de las mujeres sindicalizadas que h an sido s iempre las que más se han distinguido p o r su actividad.

El cateo

A LA LLEGADA a la je fa tu ra de la guarnic ión se procedió a efectuar el cateo de los detenidos. A Proal se le encon traron en las bolsas cartuchos de pistola au tom ática , pero no el a rm a, tam bién se recogió a los dem ás inquilinos diversas a rm as b lancas y pis­tolas.

La consignación

D E S P U E S de las diligencias p rac ticadas en la je fa tu ra de la g u a r ­nición, procedióse a enviar a Proal a la cárcel de Allende, consig­nado al juez de distrito m ien tras éste ac túa y se d e term ina cuál es la justicia que debe ju z g a r a Proal po r los delitos de los que tiene que responder.

Los dem ás ap rehendidos q ueda ron en la je fa tu ra de la g u a rn i­ción bajo la vigilancia de una guard ia especial. Entre los deten i­dos se encuen tran los que redac tan “ El Frente U n ic o ” , que se h a ­llaban ac o m pañando a Proal.

Un detalle curioso

CUANDO ya el tiroteo te rm inaba y m ien tras los sindicados se­guían resistiéndose a en tregar a Proal, habló éste por teléfono a la je fa tura de la guarnic ión y dirigiéndose al coronel M a n za n o le di­jo que se rendía y que ya no se har ía resistencia si se le dab a n garantías. El coronel M a n za n o contestó que no se t r a ta b a de com bate ni de rendiciones o convenios, sino que la fuerza fede­ral cu m plim en taba una o rden y tenía que llevarla a cabo sin más trámites.

A última hora

SEGUN se nos dijo, a n o c h e se o rd e n ó q u e se q u i t a r a n to d a s las b a n d e r a s ro jas q u e o n d e a n co m o señ a l de q u e los h a b i t a n te s de p a t io s y v iv iendas e s tá n s ind icad os , y q u e la o r d e n ser ía c u m p l id a in m e d ia ta m e n te .

El Dictamen de Veracruz, domingo 8 de Julio de 1922.

Cuatro manos tiran ya del Sindicato de Inquilinos para quedarse con él

Carlos Palacios lo ve como negocio electoral, Proal lo quiere administrar

desde la cárcel; Olmos sigue invocando la cuestión monetaria

y las agrupaciones obreras lo consideran organización

asimilable

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CUATRO son las personas o grupos que se es tán d ispu tando la je fa tu ra del S indicato de In ­quilinos, desde el m om ento en que Proal quedó lim itado en sus actividades por la obligada perm anenc ia en la prisión.

Los que se d ispu tan la je fa ­tu ra son como sigue: Carlos Palacios, que llegó ayer de J a ­lapa e inm edia tam ente entró en acción; a ú n cuando sin re ­sultado, pues no logró que Proal le confiara el m ando de sus huestes, ni se a tra jo a los inquilinos a quienes habló y que poco caso hicieron de sus palabras , encon trando en ca m ­bio la seguridad de que no es este el m om ento p a ra ponerse a tras to rna r el orden. M anuel A lm anza , a quien Proal n o m ­bró jefe del sindicato, confian­do en que le m ane ja rá a su a n ­tojo desde la prisión. Jo sé O l ­mos y el grupo que le sigue, y por último, los que m ane jan las uniones de trabajadores.

De Carlos Palacios, ya deci­mos en otro lugar, que viene con "m u ch o s b r íos” , según lo manifestó, creyendo que Vera- cruz es cam po propicio p a ra el am plio desarrollo de sus activi­dades, después de su ensayo en J a la p a ; y pr incipalm ente por­que se puede aprovechar lo del sindicato en las ca m pañas polí­ticas que se avecinan.

José O lm os ha sido visitado en su depa r tam en to del H osp i­tal “ S e rd á n ” por el grupo de disidentes del S indicato de In­quilinos, quienes fueron a to ­

m arle parecer, p a ra seguir los trabajos que em prend ieron y que van encam inados p r inc i­palm ente al buen m anejo de los fondos y a que se dé cuenta de éstos, pues que en cuan to a los principios que persigue el sindicato, ellos son sus sostene­dores como lo h an venido sien­do hasta ahora.

Los que m anejan las uniones de traba jadores se m ues tran interesados en tom ar por su cuenta el S indicato de Inquili­nos, a u n cuando dándole o tra constitución; y según se habló ayer en los centros obreros, la Unión de Estibadores hizo una invitación a todas las dem ás uniones p a ra que se celebre una reunión en la que se trate el asunto, con el fin de conti­n u ar los traba jos del S indicato de Inquilinos, bajo los ausp i­cios de las mismas uniones.

P lan teada así la cuestión, cada uno de esos elementos va a en tab la r la lucha por la je fa­tu ra del sindicato.

Desde luego, Carlos Palacios anunció que m a ñ a n a celebrará un m itin al que convocará al pueblo, con objeto de explicar­le por qué asum e la presidencia del sindicato. Palacios quería organizarlo ayer mismo, pero el jefe de la guarnic ión le hizo advertir que d ad a la excitación que se observaba por los re­cientes sucesos, no era con­veniente todavía un mitin; y que se esperara dos o tres días más. Palacios aceptó y dijo que el mitin en cuestión lo dar ía el

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, lunes 9 d e Julio d e 1922.

Herón Proal, quedó formalmente preso

El Presidente Obregón aprueba la actuación militar

El sindicato se quejó del ejército y pidió la libertad de H. Proal

El ejecutivo contestó reprobando ios actos de Proal y socios y expresando que espera que las autoridades Judiciales sabrán

cumplir con su deber

día de m a ñ a n a en el P arque Juárez .

Los del Com ité del Sindicato de Inquilinos tam b ién a n u n ­cian que rea n u d an sus activi­dades. Desde luego se insta la­ron en una accesoria del patio “ La I lu s ión” en la calle Este­b an M orales, donde ha com en­zado a ce le b ra r reu n io n e s ; p ron to o rgan izarán un mitin p a ra an u n c ia r a los inquilinos que rea n u d an los trabajos.

O lm os y los suyos tam b ién quieren d a r otro mitin, pero p a ra esto esperarán a que el mismo O lm os se mejore y pue­da salir a la calle.

Los de las uniones com enza­rán por o rganizar el sindicato, ya que t ra ta n de constituirlo sobre bases d istintas al Rojo Revolucionario.

A propósito del anuncio de la reanudación de las activ ida­des de los inquilinos, el coronel M a n za n o nos manifestó que m ien tras no se altere el orden no serán molestados, pues que tales son las instrucciones que tienen del gobierno federal; pero que si se in ten ta provocar nuevos in c id en te s d e s a g r a ­dables, las au to ridades milita­res se verán obligadas a interve­nir p a ra sofocar cua lqu ie r de­sorden.

Ayer ta rde circuló profusa­m ente por la c iudad un m a n i­fiesto firmado por el Comité Revolucionario de Inquilinos. En ese manifiesto se hab la de los sucesos registrados el miér­coles y la m a d ru g a d a del jueves como una consecuencia del zarpazo burgués que llega a México; y después de ape lar a la ayuda y la acción decisiva de todos los rojos del m undo , se dice que los inquilinos han agregado a las cláusulas de sus peticiones esta otra:

“ Es condición indispensable pa ra en tra r en negociaciones, pa ra solucionar el conflicto del inquilinato, que todos los que están detenidos, sean puestos en l ib e r tad .”

El día te rm inó sin que se tu ­vieran noticias de que se hub ie ­ran registrado incidentes des­agradables.

Las tropas estuvieron h a ­ciendo servicios de vigilancia, a bordo de camiones que re­co r r ían c o n s ta n t e m e n te las calles.

La noche en tró sin que ta m ­poco hub ie ra incidente alguno.

EXCLUSIVO p a ra El Dictam en.México, ju lio 8 .— El señor

Presidente de la R epúb lica e n ­tregó a la p rensa los siguientes im portan tes boletines, relativos a los sangrientos sucesos de Veracruz:

“ Veracruz, 6 de julio 1922.— A. O bregón , Presidente R e ­púb lic a .— Sindicato Revolucio­nario de Inquilinos y pueblo en general, an te usted, con debido respeto, denunciam os y pro tes­tam os hecho s iguiente .—H oy tres m a d ru g a d a , fuerzas g u a r ­nición asa lta ron Com ité S ind i­cato, apresando dirigente H e ­rón Proal y secretario Porfirio Sosa y R odo lfo M e r c a d o . — Pueblo de Veracruz, ind ignado este hecho, confía usted ordene l ibertad p resos .— M iguel Sali­nas, M anue l A lm a n za .”

La respuesta del presidente

“ SEÑOR Miguel Salinas, Sin- d icato Inquilinos Veracruz. E n ­terado su mensaje de ayer. T o ­dos los datos que o b ran en la presidencia, relacionados con el motin donde fue v illanam en­te asesinado el C. O lm os y con los acontecim ientos que se de­sarrollaron por la ac ti tud a su ­m ida por Proal y sus coasocia­dos, en relación con la o rden de aprehensión d ic tada por el jefe de distrito con tra el m enciona­do Proal, ponen en condición al Ejecutivo de mi cargo, de de­c larar que las fuerzas federales se han limitado a cum plir con su deber, perm itiéndom e hacer saber a, usted que esta presi­dencia está f rancam ente re­

suelta a im poner el o rden y a dar garan tías a los ciudadanos de la República, sometiendo a los individuos o agrupaciones que rebasando los derechos que las leyes les conceden, p ro ­cedan a acudir a violencias, con m engua de los derechos y las prerrogativas de los dem ás c iudadanos de la República, que les o torgan nuestras p ro ­pias leyes.— En cuan to a las r e sp o n sa b i l id a d e s y cas t igo que corresponde a cada uno de los elementos que originaron ta n lam entables y sangrientos sucesos, no es facultad del Eje­cutivo de mi cargo resolver, pero sí estoy seguro de que las au toridades llam adas a desem ­peñar este papel, por m inis te­rio de ley, sab rán corresponder con energía y diligencia, a la elevada misión que la sociedad les tiene encom endadas. — A- fectuosamente. — El Presidente de la República, A. O b re g ó n .”

El informe del alcalde

“ V e r a c r u z , 6 d e j u l i o d e 1922.— Gral. A. O b re g ó n .— Anoche tum ultuosa manifes­tac ión c e le b ra d a S in d ica to In q u i l in o s , fue h e r id o Jo sé Olmos, m iem bro prom inente sindicato, quien retiróse de las filas in q u i l i n o s m a n d a d o s Proal, p o r n o e s ta r confo rm e con la d ic tadura de éste, que fue acu ­sado públicam ente por malver­sación fondos y por h ab e r com e­tido infinidad abusos seno sindi­cato; lo que causó indignación entre filas proalistas, al g rado de l lam ar tra idor a Olmos.

Proal, en manifestación, ex­hortó sus huestes l incharan a Olmos, o rden que consum a­ron, hiriéndolo en com pañ ía de su h e rm a n a y otros sus p a r t i ­darios. A consecuencia de esto, formóse g ran escándalo que te rm inó en com bate , donde gendarm ería m o n ta d a y n u m e ­rosas fuerzas federales estuvie­ron presentes, resguardando orden, cosa imposible hasta hoy .— Está herido gravemente un gendarm e, un teniente re­sultó m uerto y ocho heridos m á s .— Si no hub ie ra sido por la serenidad del coronel M a n ­zano y de sus oficiales, que contenían a sus soldados, que se cansaron de oír insultos, la t ropa y gendarm ería hub ie ran cargado con tra los escandalo­sos.— Proal y m uchos de sus partidarios, es tán presos hasta hoy y la ca lm a se ha logrado res tab lece r , p re su m ién d o se , dada la energía de las tropas, que no se reg is tra rán nuevos d e s ó rd e n e s .— El p re s id e n te m unicipal, Rafael G a rc ía .”

La respuesta del presidente

“ Pa l a c i o N a c i o n a l , 8 d e JULIO DE 1922. — Señor Rafael García, presidente municipal, V e r a c r u z .— C o n v e rd a d e ra pena me he en terado de su mensaje de ayer, en que me co­munica los motines registrados en ese puerto, en uno de los cuales fue asesinado el C. O l ­mos, y de la ac ti tud discreta y enérgica asum ida por los jefes de las fuerzas federales y de la policía m o n ta d a .— Es urgente que todas las au to ridades de ese puerto, dentro de las facul­tades que la ley les señala, p ro ­cedan diligentemente y con toda energía, a d iluc idar y es­clarecer responsabilidades y ap licar el castigo que nuestras leyes señalan a todos los que re­sulten responsables de estos sangrientos sucesos, que ad e ­más de tener ju s tam e n te a la r­mados a todos los habitantes de ese im portan te puerto, se re­flejan en el resto de nuestro país y fuera de él, con un as­pecto de salvajismo, correspon­diendo a las au to ridades de­m ostra r que están capacitadas pa ra reprimirlos con energía y o p o r tu n id a d .— Afectuosamen­te .— El Presidente de la R e p ú ­blica, A. O bregón , rú b r ic a .”

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, v iernes 14 de Julio d e 1922

Ya está en vigor la Ley de Inquilinato que aprobó la Legislatura, y en ella se señala a los inquilinos un

plazo de cuatro meses para ponerse al corriente de las rentas que han dejado de cubrir hasta hoy

E n EL PERIODICO oficial del gobierno del estado, acab a de publicarse la Ley de Inqu il ina ­to, la que, por lo tanto, está ya en vigor. Esa ley ha sufrido nuevam ente algunas reformas en el texto que se dio a conocer y que fue como lo ap robó la cám ara siendo las principales de esas reformas, la fijación del 6 por ciento, como tipo de in te­rés, y el señalamiento a los in ­quilinos, de un plazo de cua tro meses p a ra ponerse al corriente de las rentas que adeudan .

La ley p rom ulgada ya, dice así:

A N G E L C A S A R IN , G o b er­nador C onstitucional In terino del Estado Libre y Soberano de Veracruz-Llave, a sus h a b i ta n ­tes, sabed:

Q u e la H. Legislatura del mismo, se ha servido enviarme la siguiente ley:

“ La H . Legislatura del E s ta ­do L i b r e y S o b e r a n o de Veracruz-Llave, en nom bre del pueblo, expide lo siguiente:

Ley de Inquilinato

ARTICULO 1o. Se dec lara de interés público el a r ren d a m ie n ­to de casas o edificios des tina­dos p a ra hab i tac ión y p a ra es­tablecimientos docentes, así como los que se destinen p a ra establecimientos comerciales o industriales en pequeño, en ten ­diéndose por tales aquellos en que el capita l en giro no exceda de i 500.00. Q u e d a n excep tua­dos los edificios que se hallen hab i tados por sus propietarios.

A r t í c u l o 2o . Se ponen en vigor en todo el estado por el té rm ino de dos años contados desde la fecha de expedición de la presente ley, las ren tas que se p aga ron en el año de 1910, y un 10% más.

ARTÍCULO 3o . Las rentas que no pudie ron ser fijadas de acuerdo con el ar tículo an te ­rior, bien po rque los inmuebles hubieron sufrido reformas ra ­dicales, o bien porque hubiesen sido construidos después del

año de 1910 , se fijarán en una can tidad igual al 6% anua l del valor real del inmueble, to m a n ­do de la ú ltim a inscripción he­cha en el Registro Público de la Propiedad.

ARTÍCULO 4 o . El tiem po del arrendam ien to es indefinido. N ingún propietar io puede exi­gir a un inquilino la desocupa­ción de su casa, en tan to que éste esté al corriente en el pago de su renta.

ARTÍCULO 5o . Las A dm inis­traciones y Receptorías de R e n ­tas del Estado y las Tesorerías M unicipales l levarán un libro especial que se denom inará “ R e g is t ro de C o n t ra to s de A rren d a m ie n to ” y otro “ Regis­tro de casas hab i tadas p o r sus p rop ie tar ios” . E n el primero, se an o ta rán los contra tos de a r r e n ­dam iento celebrados en su j u ­risdicción conforme a la ley con expresión de los nom bres de los con tra tan tes y ren ta ; y en el se­gundo, la relación de las casas ocupadas por los propietarios,

expresando si ellas constituyen o no su única propiedad.

A r t í c u l o 6 o . El que solicite en arrendam ien to una casa, só­lo es tará obligado a d a r fianza a satisfacción del p ropietario o a depositar en casa de recono­cida solvencia, o en la adm in is ­tración o receptoría de rentas respectiva, el valor equivalente a dos meses de renta.

A r t í c u l o 7o . El em pleado de las receptorías o ad m in is t ra ­ciones de rentas, que viole en perjuicio del inquilino las p re­venciones de esta ley, será cas­tigado con la destitución inm e­dia ta de su empleo.

ARTÍCULO 8o. Los p ropie­tarios de casas es tán ob ligados:

I. A d a r aviso a la adm in is ­tración o receptoría de rentas, pa ra los efectos del artículo 5o., dentro del té rm ino de cinco días, los contra tos de a r r e n d a ­miento que celebren.

II. A presen tar a la a dm in is ­trac ión o receptoría de rentas,

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

T ransito rio

p a ra los efectos del a rtícu lo 5o., den tro del té rm ino de cinco días, los con tra tos dé a r re n d a ­m iento que celebren.

III. A a rre n d a r los inm ue­bles desocupados a la p rim era persona que lo solicite, siem pre que ésta llene los requisitos prevenidos en el a rtícu lo 6o.

El p rop ie ta rio que infrin ja a lguna de las disposiciones de esta ley, será castigado con la pena del equivalente a un mes de ren ta de la finca de que se tra te , por la p rim era vez, de dos por la segunda y las subse­cuentes con el duplo de la pena an te rio r y arresto has ta de quince días.

ARTÍCULO 9o. Si el a r re n ­d ad o r se rehusare sin ju s ta causa a rec ib ir el pago de su a rren d am ien to o fuere persona inc ierta o incapaz de recibir, el a rren d a ta rio p o d rá efectuar el depósito de d icha c a n tid a d en la A dm in istración o R ecep to ría de R en tas del E stado , a d isposi­ción de su acreedor, y la cons­tan c ia respectiva de depósito que obtenga, dejará legalm ente ex tingu ida su obligación p ara todos los efectos legales consi­guientes.

A r t í c u l o 10. E n los juicios pendien tes por falta de pago de ren ta , o rescisión de con tra to , el ju ez sobreseerá de p lano si el a rren d a ta rio exhibe la co n stan ­cia de h ab e r depositado las ren ­tas es tipu ladas en las recep to ­rías o adm in istraciones de ren ­tas.

ARTÍCULO 11. T o d a d em an ­da de desocupación debe ir aco m p añ ad a de un e jem p lar del co n tra to de arrendam ien to .

ARTÍCULO 12. Las re p a ra ­ciones aco rdadas p o r disposi­ción san ita ria o po r o rden del ingeniero de la c iudad a las construcciones u rb an as, serán ejecu tadas inm ed ia tam en te por el p rop ie tario , y en caso de que se niegue, po r el A yun tam ien to del lugar por cu en ta del m ism o p rop ietario , sin perju icio de lo que dispone el C ódigo S an ita ­rio , p u d ie n d o re h a c e rse de ellos, a p lic a n d o la fa c u lta d económ ico-coactiva.

A r t í c u l o 13. Los in q u i­linos que dejaren de p ag a r sus arren d am ien to s serán lanzados de las ca sa s o h a b ita c io n e s que ocupen a la extinción del depósito de la g aran tía , sin perju icio de que el ju ic io su­m ario por desocupación se p ro ­m ueva desde la falta del p rim er

pago, pero el lanzam ien to no se c o n s u m a r á s in o h a s ta la e x tin c ió n del d ep ó s ito o garan tía . El depósito no po­d rá ser en tregado al a r re n d a ­dor, sino hasta después de con­sum ado el lanzam iento . P ara los efectos de esta ley, se consi­dera que los fiadores hacen efectiva su g a ra n tía por el té r­m ino de dos meses, que se co­m enzarán a co n ta r p a ra los efectos de la desocupación, desde la fecha que no tifiquen al p rop ie tario o ad m in istrad o r que cesa su g a ran tía . E sta no ti­ficación se h a rá po r ca rta ce rti­ficada an te dos testigos, an te no tario o jud ic ia lm en te . Las prevenciones de este a rtícu lo no serán ap licab les cu ando d u ­ran te el ju ic io el inquilino se ponga al co rrien te en el pago de sus ren tas.

A r t í c u l o 14. Al e fec tu a rse el la n z a m ie n to no p o d rá n re te ­nerse con p re te x to de c u b r i r las p en s io n es y c o sta s , b ien es m u e ­b les de uso d o m éstico .

ARTÍCULO 15. Se reform an los artícu los relativos del C ódi­go Civil y del de P roced im ien­tos Civiles que se opongan a las p rescripciones de la presen te ley.

A r t í c u l o 16. Los con tra tos existentes al tiem po de la p ro ­m ulgación de esta ley, se en ­ten d erán m odificados en los térm inos de la m ism a.

A r t í c u l o 17. Las d ispo­siciones de esta ley no son re- nunciables.

SE CONCEDE un a m ora to ria de cu a tro m eses, contados a p a rtir de la fecha de la p rom ulgación de la presen te ley, p a ra que los inquilinos que ad eu d en ren tas a tra sad a s se p o n g an al co rrien ­te en el pago de ellas lo m ás pron to posible.

D ad a en el Salón de Sesiones de la H . L eg isla tu ra del E s­tado.

Ja lap a -E n ríq u e z , a los cinco

días del mes de ju lio de mil n o v e c ie n to s v e in tid ó s . — F. T rem ari, D ip u tad o P residen­te .— R am ón C. M ora, D ipu tado S ecre tario .”

Por tan to , m ando se im p ri­m a, pub lique y circule p a ra co­nocim iento general.

Ja lap a -E n ríq u e z , a los cinco días del m es de ju n io de 1922.— Angel C a sa r ín .— el S ub ­secretario de G obierno, en car­gado del despacho, G. V ázquez Vela.

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N u e s t r o M é x ic o

El Dictamen de V eracruz, lunes 17 d e Julio de 1922.

Ya fue h a l l a d o e l ú l t i m o

a m a n t e d e M a t a H a r i

Se enclaustró en un monasterio para olvidar su perdido

amor

P a r ís , ju lio 1 6 .- M . M orrilla , de los p rincipales círculos sociales parisienses y el cual fue el ú lti­m o am an te que tuvo la célebre b a ila rin a M a ta H ari, y que m ás ta rd e desapareció , h a sido al fin descub ierto en el m onasterio de capuchinos, que está situado en C a rtu ja de M iraflores, E spaña.

C om o se reco rdará , la bella ba ila rin a desem ­peñó activam ente el papel de esp ía en favor de los alem anes d u ran te la guerra ; pero hab iendo sido descub ierta fue ap reh en d id a po r las au to rid ad es francesas, las cuales la sen tenc iaron a m uerte.

M . M ortilla , al saber la sen tencia p a ra su am ante , p re tend ió en vano salvarle la vida, y una vez ejecu tada , M ortilla desapareció m isteriosa­m ente de París, sin que se h u b ie ra sab ido n ad a m ás de él, h as ta hoy que fue localizado.

El escrito r español V icente Blasco Ibáñez, cuando la sen tencia de la M a ta H ari, escribió su novela Mare Nostrum.

El jefe del m onasterio al ser in te rrogado , dijo que M ortilla no se h ab ía afiliado a la o rden , pero que se en co n trab a allí p a ra olvidar su am or p e r­dido.

El D ic tam en d e V e ra c ru z . 18 d e j u lio d e 1922.

Los inquilinos dieron a conocer ayer las condiciones que

han fijado para tratar de si cumplen la ley, y en ellas

figura como primera, la de la previa libertad de todos los detenidos,

incluso Proal

Además, habrán de efectuar una asamblea todos los sindicatos del

estado para ver lo que se hagaL a s CONDICIONES que el S ind ica to de Inqu ilinos ha puesto p a ra ac ep ta r el cum plim ien to de la nueva Ley de Inq u ilin a to , fueron d a ­das a conocer en el m itin que se llevó a cabo anoche en la g lorieta del P arque Ju á re z , y al que convocó p rev iam ente el nuevo jefe del com i­té, M an u el A lm anza.

La convocatoria hecha p o r A lm anza ind icaba que los delega­dos que fueron en com isión a la cap ita l de la R epúb lica y a la del estado in fo rm arán a los inquilinos del resu ltado de las conferen­cias ce leb radas con el M in istro de G obernac ión , general P lu tarco Elias C alles y el g o bernado r del estado , coronel A dalberto Te- jeda.

El jefe del com ité del S ind icato de Inqu ilinos se dirig ió ayer al presiden te m unicipal, R afael G arcía, en solicitud de perm iso p a ra ce leb rar la reun ión ; pero el a lcalde juzgó p ru d en te ped ir su p a re ­cer al jefe de la guarn ic ión , y al efecto m andó a uno de sus em ­pleados que fueran a decir al coronel M an zan o si la reun ión podía llevarse a cabo. El coronel M an zan o contestó que no era él qu ien tenía que dec id ir sobre ese pun to , sino la au to rid ad civil, p a ra lo cual está facu ltada.

En consecuencia dio perm iso el a lcalde p a ra el m itin en el cual in fo rm arían los delegados M anuel A lm anza y Pedro G arcía, el prim ero que fue a J a la p a llam ado po r el g o b ernado r y el segundo a ¿México, a conferenciar con el M in istro de G obernación .

A ntes de p rinc ip iar, y com o de costum bre se lan zaro n al aire algunos cohetes p a ra llam ar a los inquilinos, quienes, cu ando es­tuvieron reunidos en b as tan te núm ero , en to n aro n com o p relim i­nar del m itin varios cánticos de los que les ha enseñado Proal.

Lo que se habló con el gobernador

A CONTINUACIÓN hab ló A lm anza, qu ien p rincip ió p o r decir que sen tía m ucho no te n er lo que a P roal le sobra: voz. D espués dijo que al ser llam ados por el gob ern ad o r p a ra t ra ta r el asu n to del in ­qu ilina to hab ían acud ido sin saber los pun tos que se d iscu tirían , pero que los p resu m ían en vista de que en el m ism o tren v ia jaban los rep resen tan tes de los p rop ie tarios. A lm anza siguió diciendo que cuando llegaron a Ja la p a , ya los p rop ie ta rio s es tab an confe­renc iando con el g o b ernado r; que dejaron que h a b la ra n todo lo que qu isieran , y que cuando te rm in aro n , ellos, a su vez conferencia­ron con el gobernador, qu ien les m anifestó que h ab ía quedado m uy d isgustado con la a c titu d observada p o r los p rop ie tarios, los cuales calificaron la Ley del In q u ilin a to de confiscatoria , y a n u n ­ciaron que d a ría lugar a m uchos am paros.

E n tre parén tesis, A lm anza dijo que los p rop ie tario s hab ían

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

creído opo rtuno el m om ento p a ra encajonarlos den tro del m arco de la ley; pero que su golpe les h ab ía fallado u n a vez m ás, puesto que no consegu irían sus propósitos, siem pre que los inquilinos p erm an ec ieran un idos y no p ag a ran rentas.

Siguió A lm anza re la tan d o que h ab ía h ab lad o ex tensam ente con el gobernado r sobre los acontecim ien tos trág icos ocurridos en esta c iudad ; y que convino el g o b ernado r en que no eran los in ­quilinos los cu lpables de esos hechos.

Q uiso el gobernador — con tinuó A lm a n za— que nosotros com o delegados d iéram os una solución al conflicto; pues que si los p ro ­pie tarios no ac ep tab a n la Ley del Inqu ilina to y nosotros tam poco, qué era lo que se iba a hacer, A lm anza contestó que los delegados del sind icato no eran nad ie p a ra resolver el conflicto. Pero que de todos m odos, y p a ra que se dec id ieran a tr a ta r sobre el cum pli­m iento de la Ley del Inq u ilin a to , ten ían an tes que resolverse tres pun tos principales.

Las condiciones para tratar sobre la ley

PRIMERO: L ib e rtad ab so lu ta de todos los prisioneros po r a su n ­tos del S indicato de Inquilinos, que se en cu en tran en la cárcel de Allende.

Segundo: L ib e rtad com pleta p a ra ce leb ra r reuniones, m ítines y m anifestaciones.

T ercero : D evolución del local del sindicato , útiles y archivo.Al p rim er pun to —dijo A lm a n za— el g o b ernado r contestó que

sentía m ucho no poder hacer n ada , puesto que ese asu n to es tab a en m anos de las au to rid ad es federales; pero que tuv ieran confian­za en que se haría ju s tic ia a los prisioneros y en que p ron to recib i­rían éstos su libertad .

Al segundo pun to contestó el gobernador, que la C onstituc ión Política de la R epúb lica les d ab a ese derecho, y que n in g u n a a u ­to rid ad es tab a facu ltada p a ra im pedirles ejercitarlo .

R especto al te rcer p u n to dijo que com prend ía que d eb ían devol­vérseles el local y todos sus papeles y docum entos; pero que no veía el motivo del por qué hab ía necesidad de im poner esas tres condiciones p a ra e n tra r en tra to s que resolvieran el p rob lem a.

Hay que consultar a los otros sindicatos

ADEMÁS, A lm anza m anifestó al gobernado r que el p rob lem a no se reducía a ellos solos; que h ab ía m uchas poblaciones en donde existía tam b ién el sindicato , com o en C órdoba, O rizab a , Ja la p a , T u x p an , y o tros lugares que necesariam en te te n ían que ponerse de acuerdo p a ra un a solución definitiva. E n vista de estas razones, agregó el o rador, el gob ern ad o r estuvo de acuerdo con él, en que el día 30 del p resen te m es se ce lebraría un a g ran convención a la

que co n cu rrirán los rep resen tan tes de todos los S indicatos de In ­quilinos que h u b ie ra en el estado.

E n tend idos de que el día 30 se llevará a cabo esa convención y con la p rom esa de que el g o b ernado r in te rp o n d ría su influencia p a ra que el asu n to del S ind icato de Inqu ilinos se resolviera lo m ás favorable p a ra ellos, se desp id ieron A lm anza y su com pañero del gobernado r y regresaron a ésta a d a r cuen ta de sus conferencias. Eso sí, dijo A lm anza p ara te rm in ar, el gobernado r me recom endó que efectuáram os nuestras m anifestaciones y reuniones con la m ayor co rd u ra ; pues dijo que en tre nosotros se m ezclan m uchos enem igos nuestros, que son los que han com etido los actos rep ro ­bables; que tiene la convicción de que esos individuos son los cu l­pables de los incidentes que se han reg istrado ; y que cuando des­cubrié ram os en nues tras m anifestaciones algunos de ellos, les consignáram os a las au to ridades.

Lo que habló con el ministro Calles

L u e g o pasó a in fo rm ar el delegado Pedro G arcía , que fue a M éxico a conferenciar con el M in istro de G obernación . El delega­do G arcía dijo que al ped irle al general Calles in te rp u siera su in ­fluencia p a ra lib e rta r a Proal, le contestó que eso no era de su in ­cum bencia; que en todo caso sería el g o b ernado r T ejed a qu ien hab ría de resolver; y que p a ra no p erd e r el tiem po, a él se d irig ie­ra n .

Le dijo G arcía al general C alles que sen tía m ucho que el P resi­dente O bregón hub iera ap ro b ad o la ac titu d del ejército, y que el M in istro de G obernac ión le contestó que si el P residen te de la R e ­pública h ab ía ap ro b ad o los p rocedim ien tos de las fuerzas federa­les, era porque es tab a bajo la im presión que le causó el inform e del alcalde R afael G arcía, qu ien le dijo en extenso te leg ram a, que los inquilinos h ab ían sido los que provocaron al ejército. E sta declaración fue sensacional y causó g ran excitación en tre los sindicados.

Siguió d iciendo el delegado G arcía, que el general C alles les hab ía p rom etido que se les h aría ju stic ia . El delegado G arcía h a ­bló luego algo re lacionado con el sind icato y sus m iem bros, a quienes recom endó perm anecer unidos, p re s ta r obediencia al co­m ité, y lu ch ar has ta el com pleto triunfo de los fines que persiguen.

T erm in a d a la labor inform ativa de los delegados A lm anza y G arcía, siguieron h ab lan d o o tras personas en form a de p ro p ag a n ­da. H ab la ro n un a m ujer, un m uchacho y un individuo que tronó con tra los tra ido res del sindicato.

El agua que com enzó a caer desin tegró a la reunión, y poco después se te rm in ab a el m itin.

A lgunos grupos recorrieron las calles lanzando gritos po r el triunfo de su causa , pero no se p rodu jo n ingún desorden.

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N u e s t r o M é x ic o

El Dictamen de Veracruz , jueves 20 de Julio de 1922.

Gabriela Mistral es huésped de México

El Dictamen de Veracruz, miércoles 19 de Julio de 1922.

LA LEY DE INQUILINATOORIZABA. ju lio 18 .—La Ley de In q u ilin a to expedida ú ltim a­m ente po r el G ob ierno del Es­tado , significa p a ra los varios miles de obreros de la región o r iz a b e ñ a u n a u m e n to del q u ín tup lo en las ren tas que h a s ta ah o ra h an pagado p o r las hab itac iones que o cupan y que rep resen tan el 20 po r ciento de las que p ag a b an en el año de 1910, ya que la c itad a ley expo­ne que se re s titu irán las ren tas que se p ag a b an el año de refe­rencia con un au m en to de un10 p o r ciento.

C on este m otivo, se no ta en ­tre los obreros u n m arcad o dis­gusto ya que esp erab an que la

ley que al respecto se exp id iera sería en el sen tido de que cu a n ­do m enos ellos —los obreros — , q u e d a r ía n e x c e p tu a d o s del pago de ren tas y p a ra lograrlo se h ab ían hecho secundar por el vecindario de es ta c iudad form ando un S ind icato de In ­quilinos, in teg rado en su casi to ta lid ad po r elem entos fab ri­les.

P or supuesto que a las com ­pañ ías p rop ie ta rias de casas h ab itad a s po r sus obreros, les ha beneficiado esto p a ra elevar cinco veces el rend im ien to que les p ropo rc iona el cap ita l in ­vertido en los inm uebles de re ­ferencia.

El Dictamen de Veracruz, lunes 24 de Julio d e 1922.

La manifestación de los inquilinos en México

MÉXICO, ju lio 2 3 .—H oy en la m a ñ an a el S ind icato de In q u i­linos llevó a cabo su anunc iado m itin , el que tuvo lugar en el H em iciclo a Ju á re z , en la A la­m eda, sitio en el que varios o radores sind icalistas usaron de la p a lab ra , en la form a en que ellos lo acostum bran .

D espués del m itin , los inqu i­linos, llevando sus b an d e ras ro­ja s , in ic ia ron la m arch a p o r las

calles de la c iudad , en m anifes­tación de p ro testa co n tra los propietarios.

D ebido a que la policía m on­ta d a siguió los pasos a los m a­nifestantes, éstos ni p rofirieron insultos, ni com etieron a te n ta ­dos. N ingún desorden se anotó d u ran te la m anifestación , des­pués de la cual, cerca de la una del día, se disolvieron los in q u i­linos.

La admirada p o e tisa chilena trae mensajes de fraternidad d e pueblo a pueblo

G a b r ie l a M i s t r a l , la g ran poetisa ch ilena ta n ad m irad a en tre nosotros, y que figura en p rim era línea en la p léyade de m ujeres a rtis tas que d es tacan en Sud- am érica, pisó ayer tie rra m exicana y perm aneció en este p u erto algunas horas, an tes de seguir viaje a la cap ita l de la R epública.

V iene G abrie la M is tra l a ten d ien d o la invitación que le hizo el Secretario de E ducación P ública, licenciado V as­concelos, y al m ism o tiem po trayendo una m isión del go­b ierno chileno; y su p erm an en c ia en M éxico será has ta fin de año, con el objeto de recoger im presiones, de cono­cer el país en sus p rincipales aspectos, al m ism o tiem po que p a ra dejar es tab lecida la base del in te rcam bio que se desea estab lecer en tre los dos pueblos, ta n sem ejantes en su trad ic ional b rav u ra y la o rgullosa conservación de sus libertades, com o lo son el chileno y el m exicano.

El viaje de G abrie la M is tra l, an u n c iad o desde hace tiem po, y esperado con im paciencia, realizóse, en cuan to a su a rrib o a tie rra m exicana, de m an era im prevista , puesto que no fue conocido de an tem an o el d ía de su lle­gada. A esto se debió que la poetisa al desem b arcar en V eracruz, lo h iciera com o de incógnito , pues ya se p re p a ­rab a a seguir su viaje cu an d o com enzó a ex tenderse en tre el público la no tic ia de su a rribo . E n nom bre de la Secre­ta ría de E ducación vinieron a rec ib ir a la señorita , la p ro ­fesora P alm a G uillen , y los señores Ju lio J im én ez R ueda y Je sú s V illa lpando . C on G ab rie la M is tra l llegaron las señoritas L au ra R odig y A m an tin a R uiz, esta ú ltim a profesora en el Liceo que d irige la poetisa y educadora , y la señorita R odig a r tis ta que tra e la rep resen tac ión de la S ociedad N acional de Bellas A rtes de S an tiago de Chile.

L a estanc ia de G abrie la M is tra l en V eracruz fue corta , pues hab iendo desem barcado cerca del m ediodía , tom ó el tren noctu rno p a ra seguir a J a la p a donde p asa rá un d ía y después m arc h a rá a la m etrópoli. El c lim a de V era- cruz tan d istin to de aquel a que se halla aco stu m b rad a G abrie la M istra l, le im pid ió p ro lo n g ar su estanc ia aqu í; y po r o tra p arte , com o padece un a ligera afección del co­razón, juzgó p ru d en te no llegar sin p rep a rac ió n a la g ran a ltu ra de la c iu d ad de M éxico, y a eso se debe su d e ten ­ción en Ja lap a .

De V eracruz conoció ún icam en te a lgunas calles, y le llam ó la atenc ión el aspecto colonial que todavía ofrece la c iu d ad en algunos lugares y que le recordó o tras p o b la­ciones de su país.

El líd er d e los in q u ilin o s P érez R ea, pron u n ciand o su d iscurso en e l hem ici-clo a Juárez.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen d e Veracruz, lunes 31 d e Julio de 1922.

LA LEY DE INQUILINATO CONVERTIDA EN EL

CADAVER DE PAGANINI

L o s PROPIETARIOS de casas de V eracruz, h a n sido los prim eros en in ic ia r la ofensiva co n tra la Ley de In q u ilin a to ú ltim am en te expedida p o r la cám ara , y sancionada p o r el E jecutivo, acu d ien ­do al recurso de am p aro en v irtud de que consideran u ltra jados, po r esa disposición legal, los derechos que les o torga n u es tra C a r ­ta M ag n a ; y esta a c titu d que ind iscu tib lem ente segu irán los d e­m ás p rop ietarios del estado , n eu tra liza rá los efectos de d icha ley haciéndola inap licab le com o aconteció con la Ley de P a rtic ip a ­ción de U tilidades, ju stificándose con ello, la p rem isa que asen té en an terio res artícu los al d ec la ra r que la flam an te ley sería una ley m ás, pero no la que salvase la situac ión en el estado , ya que sus resoluciones e ran in justas y serían rep u d iad as p o r las dos p a r ­tes afectadas: los p rop ie tario s y los inquilinos.

El tiem po ha com probado m is afirm aciones de entonces, y los recursos de am p aro que ah o ra se in ician , se consideran p recu rso ­res de u n a nueva crisis que se avecina en el deba tido conflicto. Ya tenem os “ la huelga de la r e n ta ” po r p a rte de los inquilinos, y ah o ­ra se agrega la rebe ld ía de los p rop ie ta rio s an te las disposiciones de un a ley que consideran in ju s ta y confiscatoria . ¿C uál será d en ­tro de breves días la situación?

El A yun tam ien to po r su p arte , am enaza a los p rop ie tario s con ap licarles la económ ico-coactiva, y éstos poco se p reo cu p an de d i­cha disposición legal, p o rque saben que lo p rim ero que debe em ­bargarse conform e a esa ley, es la ren ta , y p rec isam en te la ren ta de sus casas es la que no h a n visto en su p oder hace m uchos días.Y el tiem po tran sc u rre en m edio de la m ayor in certidum bre , y d ía a día será m ás difícil la resolución del p rob lem a, p o rque cada vez h ab rá m ayores in tereses que defender y m ás ren tas que cobrar. M as la cu lpa seguirá recayendo en quienes no se p reo cu p aro n desde el p rim er m om ento po r a p a g a r la hoguera que se a lzab a en el porvenir, co rrespond iendo un a g ran p a rte de la m ism a a los p rop ie tarios del puerto . E n V eracruz, y parece un co n trasen tido expresarlo así, los prim eros enem igos de los p rop ie ta rio s cuyas casas se h a llab an en huelga, fueron los m ism os P R O P IE T A ­R IO S . ¿P or qué? P or el e terno egoísm o h um ano . La huelga afec­ta b a p rincipalm en te , a los p ro p ie ta rio s de patios de vecindad, pero no se ex tend ía a las casas de a lq u ile r del cen tro de la pob lación que d isfru tan los m ayores alqu ileres; y los p rop ie ta rio s de estas ca ­sas, no afectados por la huelga, desoyeron el clam or de sus colegas los p rop ie tario s am enazados, an te el tem or de que u n a ley ex­ped ida por el gobierno viniera m ás ta rd e a obligarlos al cobro de ren tas m enores a las que ven ían sosteniendo. A n te ta l perspectiva, la m ayoría de los p rop ie tario s se negaron a fo rm ar p a r te de las nuevas sociedades de defensa que se in ic iaban ; y los pequeños p ropietarios, com batidos po r la huelga y sin el apoyo de sus cole­gas, anduv ieron tocando todos los resortes inú tilm en te , h as ta que llam aron a las p u erta s del gobierno, único que p o d ría resolver la situación con u n a ley equ ita tiva y ju sta .

D esg rac iadam en te p a ra todos, la ley ú ltim am en te exped ida en lugar de salvar la situación , agravó el conflicto p o r la falta de eq u id ad que im pera en sus preceptos. S in em bargo , ha ten ido la v irtud de sacud ir la inercia o de d esp erta r el egoísm o de los p ro ­pie tarios, y ah o ra au n q u e ta rd e , se in ic ian nuevos trab a jo s de reorganización con visos de éxito, en v irtud de que el m ayor n ú ­m ero o la to ta lid ad de los p rop ie tario s de casas, se ap re s tan a la defensa. Fue necesario p a ra ello el fuetazo de la ley; y an te el peli­gro de la p é rd id a h as ta del derecho de p rop iedad , los p rop ie tario s de casas se a g ru p a n p a ra co n ju ra r el cataclism o.

Com o coro lario de las activ idades que desp legarán los p rop ie­tarios, en cu en tro en mi m esa de trab a jo un m anifiesto firm ado por “ varios p ro p ie ta r io s” de la c iu d ad de C órdoba, en el que cam p ean ideas y se hacen a lgunas com paraciones d ignas de to ­m arse en consideración. Paso p o r alto los conceptos que no m ere­cen el honor de ser pub licados, pero no puedo su b straerm e al de­seo de d a r a conocer a los lectores de “ El D ic tam e n ” , los párrafos que considero de m ay o r in terés. D icen los p rop ie tario s de C órdo ­b a ... “ ¿A qué tipo creen ustedes que el gobierno m exicano colocaría un em préstito de qu in ien tos m illones de pesos con el ex tran jero? F ran cam en te a n inguno, p o rque se le h a dec larado su icida; pero , si el m ilagro se o p era ra , a uno no m enor del 8 p o r ciento. Y bien, si ni a m illonadas p o d ría en c o n tra r el gobierno del país ni n inguno o tro del globo, en la ac tu a lid ad , d inero al 6% líq u i­do y m enos con descuentos com o contribuciones, agua , rep a rac io ­nes y servicio san ita rio , cargas todas con que se im pone a los p ro p ie ­ta rios u rbanos el in terés m encionado ; si to d a la m á q u in a g u b e rn a ­m ental, incáp ite el gobernado r y los d ipu tados, tienen sueldos tres veces m ayores que en 1910; si los com ercian tes co b ran dos o tres tan to s m ás sus m ercancías debido en g ran p a rte a la G uerra M u n d ia l; si la m ano de obra h a sub ido tam b ié n en la m ism a p ro ­porción y el gobierno cob ra p o r los cap ita les que p res ta un 10 por ciento m ás de lo que co b rab a en 1910, ¿cóm o es posible que la M E R C A N C IA CASA, valga lo mismo que en el año repetido? ¿Q ué, las casas no es tán en las m ism as condiciones que las o tras m ercancías, m áxim e cu an d o es el cap ita l que m enos p roduce lo que le ha valido el calificativo de cap ita l m uerto , y que en ú ltim o resu ltado , es el asilo de los que h an q uedado fuera de la lucha por la vida, es el am p aro de las v iudas y anc ianos y débiles m ujeres que no p u ed en sin ser defraudadas, m a n e ja r m ás cap ita l que el invertido en casas? ¿C óm o es posible que al dueño de la p ro p ied ad u rb a n a se le im ponga la ley del em budo? N o y mil veces No. Q ue baje todo al precio de 1910 y entonces los dueños de casas no te n ­drem os inconveniente en ac ep ta r la ren ta de ese año ; pero m ien­tras eso no sea, nos opondrem os p o r todos los m edios a cum pli­m e n ta r esa descabellada ley; ape larem os a todos los recursos, y no nos darem os p o r satisfechos, h as ta que se nos im p a rta el dere­cho que nos asiste. P or o tra p a rte , ¿cóm o de u n a p lu m a d a invali­d a r los co n tra to s hechos an te rio rm en te y de acuerdo con las leyes existentes, sin d a r a la m ism a p re te n d id a ley efecto retroactivo y por ende an ticonstituc ional? ¿C óm o a r re b a ta r al p ro p ie ta rio su

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N u e s t r o M é x ic o

fundo sin ac a ta r la libe rtad de c o n tra ta r lib rem ente g a ra n tía por la C onstitución , y d a r al a rren d a m ie n to un valor al gusto de un gobierno y cám ara com un ista y por ende desconocedora de los m ás elem entales p rincip ios de eq u id ad y ju stic ia? Y p a ra los ob re­ros construc to res ¿qué resu ltados trae rá esa ley desqu iciadora? ¿Y los em presarios construc to res de u rb an a s a dónde irán y los capitales dónde? Y de contragolpe, ¿cóm o q u e d a rá n las arcas del estado y m unic ipa les? Si tan b uen negocio es el de explo tación de casas ¿por qué el gobierno no se vuelve em presario? P orque no tiene conqué en p rim er lugar, y en segundo que p a ra ad q u irir fon­dos ten d ría que p ag a r el 2 por ciento m ensual que es al tipo que corre en el m ercado la m oneda, y no el 6 por ciento anua l com o quiere el m ism o gobierno del estado que ganen las casas ten iendo todavía que descon ta r las contribuciones, etc., h as ta m erm arlo en un 2 por ciento anual. Q u e no nos vengan a decir p a ra echarse so­bre lo ajeno y valerse de ello p a ra confiscar n u es tra s p rop iedades, que el pueb lo en m asa viene a p ro te s ta r p o r el a rren d a m ie n to a l­to. No, el verdadero pueb lo com prende que m ien tras no bajen los artícu los de p rim era necesidad ni los otros, el a lqu ile r no puede b a jar tam poco , sin que sirva de lenitivo la en d u lzad a del 10 por ciento sobre la ren ta de 1910. ¿Q u ed aría conform e el gobernado r en rec ib ir el 10 por ciento m ás sobre el sueldo asignado al encargo que tiene en 1910, lo que le d a ría un a e n tra d a de $ 550.00 con tra $ 1,500.00 que aho ra se em bolsa? ¿Y los d ip u tad o s se d a ría n po r satisfechos con sólo el 10 por ciento sobre el sueldo de 1910 que les daría $ 275.00 en vez de $ 800.00 que ah o ra g a n a n .. . ?”

N o s REFIEREN las crón icas que a P agan in i, el inolvidable a r tis ta italiano, el v irtuoso violinista que desde p illuelo en el puerto de G énova llegó a ser el m im ado de los públicos y de las cortes europeas a princip ios del siglo X IX , se le consideró siem pre en perpe tuo pacto con el d iablo , por cuyo motivo cuando m urió , la sociedad supersticiosa de aque lla época, se negaba a a c ep ta r el cadáver del ilustre desaparecido , y así recorrió su cuerpo en irre ­verente peregrinación todas las c iudades, h as ta que la p iedad fi­lial logró darle sep u ltu ra en un ignorado rincón de las costas de Niza.

N uestra Ley de Inqu ilina to , a sem ejanza del cadáver del v irtuo­so Paganini, es un m uerto que rechazan por igual ta n to los p ro ­pie tarios com o los inquilinos, h as ta que la b o n d ad de algún Ju e z de D istrito le conceda p iadosa se p u ltu ra en el a p a rta d o rincón de los archivos de su juzgado .

V eracruz, ju lio 28 de 1922. C a r l o s F e r n á n d e z d e C a s t r o .

El Dictamen de Veracruz, miércoles 26 de julio de 1922.

Los propietarios de aquí y de Jalapa acudieron en demanda de amparo

LOS SEÑORES licenciados Rafael y Jo sé L izán R am írez , en re- presen tac ión legal de la U nión de P ropie tarios del puerto , p re ­sen taron en el ju zg ad o de D is­trito N um erario un a d em anda de am p aro co n tra actos del go­b ern ad o r del estado, la legisla­tu ra del m ism o y los que en a l­guna form a in tervengan en la aplicación de la Ley de In q u ili­nato , rec ien tem ente d ic tada .

El escrito p resen tado contie­ne u n concienzudo estud io de los artícu los de la ley en cues­tión, y p articu la rm en te hace n o ta r que el p rim er a rtícu lo de la m ism a, que dec lara de in te ­rés público la p ro p ied ad u rb a ­na es violatorio de la C o n s titu ­ción Política de la R epública. Así en cada artícu lo de los die­cisiete de que consta la ley.

En la ta rd e ocurrim os al ju z ­gado de D istrito N u m erario en d em anda de inform es sobre el trám ite d ado a la dem anda , pero se nos dijo que no se h ab ía p resen tado y que igno raban com pletam ente todo lo que se relacionase con el ped im ento ; no obstan te que el licenciado L izán R am írez , nos aseguró que a las once del día presen tó el escrito de am paro .

Investigando po r o tros con­ductos hem os sab ido que la re­serva g u a rd a d a en el ju zg ad o se debe a que el ju ez licenciado C árd en as M ac G regor estuvo d u ran te todo el d ía de ayer de­dicado al estud io del asu n to y en la m a ñ an a de hoy resolverá si es de darse e n tra d a al recu r­so y suspender el ac to o negar­se de p lano la in te rposición del am paro .

En Jalapa también se presentó amparo

J a l a p a , j u l i o 25. — E sta ta rd e48

fue p resen tad a al ju ez prim ero de P rim era In stanc ia de esta c iudad , en auxilio del Ju e z N u ­m erario de D istrito de V era- cruz, una dem an d a de am paro con tra la Ley de Inquilinato . D icha dem an d a está suscrita por m ás de c incuen ta p ro p ie ta ­rios de aquí.

A reserva de enviar el texto de la dem anda , daré un a ligera idea de él.

D icen los peticionarios que el p rim er a rtícu lo de la Ley de Inqu ilina to es an ticonstituc io ­nal, po rque dec lara de interés público el a rren d am ien to de casas o edificios destinados p a ra hab itac ión , siendo que la leg isla tura no tiene facultades p a ra d ec larar de in terés p úb li­co n ingún con tra to . Y agregan tex tualm en te: “ Ese in terés p ú ­blico que en el caso debe in te r­pre ta rse com o ‘u tilid ad p ú b li­c a ’, ta n sólo puede hacerse de acuerdo con el a rtícu lo 27 de la C onstituc ión G eneral y la frac­ción 36a. del artícu lo 68 de la p a rticu la r del estado, p a ra ‘ex­p ro p ia r ’ m ás que p a ra ‘exdere- c h a r ’, válgasenos el ab su rdo neologism o, al que nos obliga la ab su rd a ley .”

Se señalan , adem ás, otros artícu los de esa ley com o re­troactivos, y en resum en, dicen que la ley a ta c a d a contiene pun tos h as ta ah o ra no concebi­dos en derecho civil, com o son los de estab lecer con tra to s sin vo lun tad de los in teresados y “ a d m itir” re tirad as de fianzas, todo lo que es una flagrante violación de las g aran tías ind i­viduales.

L a dem an d a de am p aro a que aludo , es co n tra actos de la leg isla tura, que expidió la Ley de Inqu ilina to , y del Ejecutivo del E stado , que tra ta de cum ­plim en tarla .

C onsidera v io la to ria la Ley d e Inquilinato , especialm ente en su artícu lo p rim ero que

d ec la ra d e in te ré s público la p ro p ied ad u rb an a

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen d e V eracruz, martes 1o. de agosto d e 1922.

Procederáse al embargo de las casas que aún no

paguen contribuciones

AYER term inó el plazo que la ley concede a los propietarios p ara que hagan efectivas sus contribuciones sobre fincas u r ­banas y consum o de agua, co­rrespondientes al tercer t r i­mestre del año en curso, y en consecuencia a todos los p ro ­pietarios o adm in is tradores de fincas que no hayan hecho efectivas esas contribuciones, se les ap l icará la Ley Eco­

nómico-Coactiva.En ediciones pasadas infor­

m am os de la resolución que había ad o p tado el A y u n ta ­miento, relativa a que si al te r ­m inar el plazo que m a rc a la ley, los propietarios de casas no hab ían cubierto sus con tr ibu ­ciones, tal y como las mismas disposiciones hacendarías lo m arcan , se procedería al e m ­bargo precautorio de los inm ue­

bles y se acudir ía al remate, p a ra deducir las contribuciones que los propietarios o adm in is ­tradores debieran.

La Com isión de H ac ienda del A yun tam ien to propuso que no se hiciera n inguna excita ti­va a los propietarios p a ra que p rocedieran al pago de contri­buciones, ya que sabían que en caso de no cum plir con la ley, se les aplicaría la económico- coactiva.

Ayer qu ed a ro n te rm inadas en la Tesorería M unic ipa l, las listas de los propietarios o a d ­ministradores de fincas que no hicieron efectivas sus con tr ibu­ciones y con fecha de hoy el síndico 1o., en representación del A yuntam iento , en tab la rá las p r im eras dem andas.

Se sabe que los primeros propietarios que serán d em an ­dados por falta de pago de con­tribuciones serán los señores M anue l C angas y Francisco Ruiz Murillo , quienes ade u d an tres meses de contribuciones,

sobre las fincas de su propie­dad o las que adm in is tran , te­niendo obligación de p ag a r contribuciones.

La m ente del A yun tam ien to es ped ir que se decrete el em ­bargo en p r im er térm ino con­tra los propietarios que a d e u ­dan contribuciones anteriores a la fecha en que estalló la huelga de inquilinos; después seguirán los que inm otivada­m ente han suspendido sus p a ­gos, a pesar de que los inquili­nos de las casas que arrendan , pun tua lm en te han pagado sus rentas; y por último, contra aquellos que es tando en condi­ciones de pagar, no lo han he­cho, ún icam ente porque han tom ado el pretexto de la huelga para no hacer efectivas sus con­tribuciones.

Es respetable el núm ero de los propietarios con tra quienes se decreta rá el em bargo y que ad e u d an considerables can ti­dades al municipio.

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Se aplicará la Ley Económico- Coactiva, primero a los morosos,

después a los que pudiendo pagar no pagan

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, sábado 12 d e a gost o de 1922.

Acógense a la ley los inquilinos que no consiguen

arreglo particular

En Córdoba, los propietarios alcanzaron un amparo definitivo

Y m ien tras a s í van las cosas en el A yuntam iento se p la tica sob re los em bargos

E l ASUNTO del inquilinato entra ah o ra en una nueva fase pues ahora , inquilinos no sindicados com ienzan a acogerse a la ley re­cien tem ente expedida; p a ra lo que ya algunos se d irig ieron a la A dm in istración de R en tas del Estado, p id iendo el cum pli­m iento del a rtícu lo 9o. de la ley del 5 de ju lio sobre alquileres.

Son los vecinos de to d a una m an zan a que h ab itan casas del m ism o p ropietario , los que en vista de la resistencia del m is­mo p a ra e n tra r en arreg los p a r ­ticu lares, se acogen a la ley, y firm aron un escrito que fue di­rigido al ad m in is trad o r de ren ­tas. Este lo recibió, y, cum ­pliendo con la ley, dirigió a su vez una com unicación al p ro ­pietario .

En ig u a les c irc u n s ta n c ia s acud ieron a la m ism a oficina otros inquilinos. F ueron c ita ­dos todos los p rop ie tarios cu ­yos inquilinos desean a ju sta rse a la ley, a efecto de com un icar­les el p rocedim iento que h a de seguirse. Conocem os los nom ­bres de dos de ellos, el señor Roiz, que es p rop ie tario o a d ­m in istrador, y el señor Lom be- ra. No quedó conform e n in g u ­no de los dos en a ju sta rse a la ley, y hoy se p re se n ta rán otros que fueron citados.

U na vez que los nuevos c ita ­dos acu d an a notificarse se d a ­rá vista al agen te del M in is te ­rio Público con el asunto .

Los inquilinos que a este p rocedim iento ocurren , según dicen, lo han ad o p tad o debido a la com pleta in transigencia de algunos p rop ietario s que se nie­gan ro tu n d am en te a reb a ja r las elevadas ren tas que cobraban .

El amparo concedido en Córdoba

E l JUEZ lo. de la . in stanc ia de C órdoba am p aró de m anera definitiva a los p rop ie tario s de fincas u rb an a s que solicitaron ese am p aro co n tra la Ley de Inqu ilina to d ic tad a po r la Le­g isla tu ra del E stado y p ro m u l­gada p o r el gobernador.

H a sido dicho ju ez el único que ha concedido el am paro , pues com o se reco rdará el Ju e z N um erario de D istrito de este puerto , no dio e n tra d a a la de­m an d a que p resen taro n aqu í varios m iem bros de la U nión de P rop ie tarios de F incas de V eracruz.

La noticia del am p aro con­cedido en C órd o b a a los p ro ­pie tarios de casas, se conoció ayer en la U nión de P ro p ie ta­rios de este puerto , en oficio que se recibió de la U nión Lo­cal de P rop ie tarios de F incas de C órdoba y que dice lo si­guiente:

“ C. P residen te de la U nión de P ropietarios de F incas U r­banas, V eracruz.

“ Nos es g ra to com un icar a esa cám ara congénere, que el C. licenciado A gustín C a la ta- yud G aray , ju e z lo. de la . ins­tan c ia de este d istrito jud ic ia l, en auxilio del ju e z de D istrito , de V eracruz, am p aró defin iti­vam ente a los p rop ie tarios p e r­tenecientes a esta U nión, en el o en los escritos de am p aro que prom ovieron an te la p rim era au to rid ad c itada , co n tra la Ley de In q u ilin a to .”

“ N os es g ra to com unicarlo a ustedes, p a ra que se sirvan h a ­cerlo del conocim iento de los m iem bros de la asociación.

“ R eite ram os a usted nues­tra s atenciones.

El p residente , Jo a q u ín G. C a la tayud . — El secretario , F. M ed ina L ag o s.”

A suntos resueltos en Conciliación

E n l a SECCIÓN de conciliación anexa a la U n ión de P ro p ie ta­rios de este puerto , se resolvie­ron ayer dos asun tos en tre p rop ie tarios e inquilinos. El prim ero fue el de la señora C oncepción Z am ud io , que h a ­b ita en u n a casa p ro p ied ad del señor Em ilio M ougin , pues se llegó a un acuerdo sobre las ren tas, com prom etiéndose la p rim era a p ag a r las ren tas que ad eu d a , a base de la reba ja que se h a señalado.

T am b ién se llegó a un acu er­do en tre la señora Jo sefina A la­dro de O tero , p ro p ie ta ria de las casas 16, 18, 20, 22, 24, 26, 28, 30, 32, 34 y 36 de la calle de E m p aran , y los inquilinos de esas casas form uláronse nuevos con tra tos reb a jan d o las ren tas de com ún acuerdo.

Los embargos, el tesorero y la Comisión

de Hacienda

U n CORTO diálogo tra b a ro n el alcalde G arcía y el reg idor de hac ienda en la ú ltim a sesión que celebró el A yuntam iento , re lacionado con los em bargos que se h a n decretado con tra causan tes que se n iegan a p a ­gar contribuciones.

El tesorero m unic ipa l d iri­gió un oficio en el que in fo rm a­ba h ab e r p roced ido a dichos em bargos y ped ía que el A yun­tam ien to d ije ra si a p ro b a b a su ac titud , p a ra n o rm ar su con­ducta.

El a lc a ld e m an ifes tó qu e desde luego deb ía darse su

ap robación a la ac titu d del te ­sorero; y no sólo, sino que no se p erm itie ra a la C om isión de H ac ien d a que in te rv in iera en los negocios de em bargo , p a ra evitar a lgunas d ificultades.

C ueto m arcó el alto al o ír al alcalde, y le dijo que la teso re­ría in tervenía en tales asun tos después que la C om isión de H ac ien d a h ab ía ago tado todos los recursos de ley h as ta que ya n ad a podía hacerse; y el a lca l­de le contestó que sin em bargo de eso, sab ía que algunos ya notificados de em bargo h ab ían pagado p o r la in tervención de la C o m isió n de H a c ie n d a , cuando que |lo ind icado era que se siguiera ad e lan te el p roced i­m iento.

— Pero, si pag an — dijo C u e­to — es m ejor; to ta l, es lo que se persigue.

—¿Y cóm o estuvo el asun to V aldés?

— M uy sencillo: a V aldés se le notificó, pidió u n a p ró rroga; y com o se vio que es tab a d is­puesto a p ag ar, no hu b o incon­veniente en concedérsela .

— Pero el p roced im ien to ya estaba iniciado.

— Pero iba a pagar.— Es que la C om isión de H a ­

cienda, en la calle a rreg la los asun tos; sólo porque vienen y les hab lan , y les ofrecen; y lue­go no les cum plen.

— H ay que saber las cosas y no h a b la r no m ás al vuelo— contestó C ueto al a lcalde — . E ntérese usted p rim ero de la form a que se p ueden arreg la r esos asun tos y luego diga lo que quiera.

— B ueno; sea com o quiera , la cuestión es que se a p ru e b a la acción del tesorero y que se le den am plias facu ltades p ara proceder.

El A y u n ta m ie n to a c o rd ó esto últim o.

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de Veracruz, m iércoles 16 d e agosto d e 1922.

EDITORIAL

Hacia la tribuA y e r NOS referían los reporteros eso que viene ocu rriendo con la llam ada Ley de In q u ilin a to ; que se dio p a ra responder a un a ver­dadera necesidad ; pero en ta l fo rm a se hizo, que h a venido a com ­plicar m ucho m ás el asun to , al g rado de no ex istir ya m odo a lg u ­no de desenredarle , y de que, h a b rá que o p ta r po r el corte, com o en el nudo gordiano. A cércanse p rop ietario s a las au to rid ad es y p iden que se haga cum plir la ley; acércanse a las m ism as a u to ri­dades inquilinos, con igual p re tensión de que la ley sea cum plida , pues que unos y o tros se acogen a las disposiciones de la m ism a. M ien tras q u e o tros p rop ie ta rio s e inquilinos rechazan la ley, se oponen a ella por cuan tos m edios es tán en sus m anos; y no la cum plen. Y bien; la ley —expedida con todas las fo rm alidades del caso — sigue ta n incum plida hoy com o lo fuera el p rim er d ía ; esa ley no ha pasado de es tar escrita . Y ni se llena la petición de qu ie­nes se acogen a la efectividad de la ley expedida, ni tam poco se q u eb ra n ta la resistencia de quienes rech azan la ley y no la cum ­plen.

En m edio de su rudeza, el reg idor E senaro expresó en la ú ltim a sesión m unicipal el verdadero sen tir social; y dio a conocer cóm o la idea de ju stic ia , de equ idad , es in n a ta en las ag rupaciones h u ­m anas y precisa p a ra su subsistencia : “ Q u e se haga cum plir a to ­dos la ley que está expedida, dijo; que a todos se les obligue por igual; y con ello h a b rá desaparecido el conflicto en que nos h a lla ­m o s” .

Pero el alcalde G arcía — que no es el sano de corazón y bien in ­tencionado hom bre del pueblo , sino el político m ás o m enos d u ­cho en los m enesteres del oficio — salióle al encuen tro a E senaro , y le replicó que aquello de h acer cu m p lir la ley estaba m uy bien; pero que a ver cuáles e ra n los m edios p a ra log rar su cum pli­m iento.

Y E senaro contestó : “ H aciéndo la cu m p lir .”T iene m ucha razón E senaro . C uan d o los encargados de gober­

nar, de legislar, d ic tan un a d isposición, dan un a ley, h an de haber m ed itado y estud iado lo b as tan te p a ra que el cam ino de ejecución de esa ley hállese perfec tam en te expedito ; y en todo caso, ha de ser tan fuerte su convicción sobre la bo n d ad , sobre la necesidad de la disposición o la ley que se h ay a dado , que al p resen tarse obs­táculos sean éstos arro llados, vencidos p o r la fuerza legal en m a­nos de las au to ridades.

E ntre nosotros ya no ocurre esto. Las leyes se dan p a ra que queden incum plidas. Se expiden a sab iendas de que no será posi­ble ponerlas en p rác tica ; pero se a rreg lan con un fin político. Y la consecuencia ob ligada de ese fin político — pequeño adem ás y co­m ido de la c ra s— es que perecen todas las o tras activ idades so­ciales.

Com o la Ley de In q u ilin a to tenem os la de P artic ipac ión en las U tilidades; la m ism a Ley del T ra b a jo ; y ta n ta s o tras disposicio­nes que sólo sirven p a ra que quienes se h a llan adueñados del go­bierno, cúb ranse con ch illan tes anuncios m ulticolores en los que se dice que están siendo cum plidas las asp iraciones y llenadas las necesidades del pueblo.

Y cuando las leyes expedidas son hechas cum plir, ello es a te ­nazón, po r la violencia, p reconstituc ional o an tico n stitu c io n al­m ente; com o sucede con la llam ad a tam b ién Ley A graria . Y el efecto de esa violencia fuera de la Ley G eneral, em pleada p a ra h a ­cer cum plir o tras leyes o disposiciones sobre casos particu lares, causa todavía peores daños que la no efectividad de las o tras d is­posiciones.

De m anera , que cu ando una sociedad ha perd ido su base de susten tación legal, cu ando com prueba, por los hechos, que se halla som etida a la a rb itra rie d ad , al dom inio de la fuerza; o bien, cu a n ­do los com ponentes de u n a sociedad ven que no hay fuerza cum - pulsora que obligue a cum plir los m andam ien tos, sino que cada qu ien puede hacer lo que le dé la gana, en fren tándose con el po­der público, se está ya en el in stan te prop icio p a ra la desin teg ra­ción abso lu ta .

De ah í a la tribu , com o decim os al p rincip io , no hay m ás que un paso.

A cabarem os con las m uestras que nos queden de civilización. Y luego, pondrém onos a reco rrer el desierto , p a ra en co n tra r algún oasis n a tu ra l que nos d ispu tarem os los unos a los otros; h as ta te r­m in a r po r estab lecer un a clase de dom inadores y o tra de esclavos que sirvan y m an ten g an a los p rim eros. Eso sí, den tro de la form a m ás prim itiva, en m edio de la natu ra leza .

Por ese cam ino vam os y le recorrerem os de no hab e r una fuer­za, una reacción que nos detenga.

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Page 56: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de V eracruz, m artes 27 de d iciem bre d e 1922.,

Esta es la impresión que ha causado el proyecto

presentado a la Legislatura sobre el inquilinato.El tipo de 6 % no

estimula a construir y por otra parte los inquilinos

dicen que no pagarán nada mientras Proal esté preso

A DIVERSOS prop ietario s de fincas en trev istam os ayer, p a ra pedirles su op in ión acerca del proyecto de ley p resen tado a consi­deración de la L eg islatu ra del E stado , por la com isión en carg ad a de e s tu d ia r las reform as al inqu ilinato , de acuerdo con el deseo expresado por los m iem bros legisladores.

U no de los entrev istados fue el señor S alvador C am pa , p resi­dente de la U nión de P ropietarios de F incas U rb an as de V eracruz a quien encon tram os en su despacho, a te m p ran a hora . Nos dijo no haber estud iado ese proyecto de ley con el deten im ien to del ca­so, p a ra poder fundar un a op in ión exacta, a ju s ta d a al criterio de los p rop ie tarios de casas, pero que desde luego pod ía decir que el proyecto elevado a ley, n ad a a d e la n ta ría a la resolución del ac tua l conflicto, sencillam ente porque ley que im pone restricciones al cap ita l, es ley que tiene que ir al fracaso m ás com pleto.

No habrá capital que se Invierta en casas

R eferíase el señor C am p a al seis por ciento que según el proyecto, debe pagarse por ren ta de casas: y nos decía que estab leciendo ese tipo de rédito al cap ita l que se invierta en construcciones segu­ram en te no h ab rá p rop ie tario que qu ie ra constru ir, po rque m a te ­rialm ente es im posible ob tener n inguna ventaja de la im posición de un cap ita l, que en giro d istin to p u ed a p roducir m ayores ren d i­m ientos.

Nos decia el m ism o señor C am p a que en las conferencias que ce leb ra ron los p rop ie tario s con los señores d ipu tados, en la visita que los p r im eros h icieron a Ja la p a , se h ab ía llam ado la atención de los legisladores sobre el p a rticu la r, p a ra que al expedirse la ley, ésta no corriera el peligro de ir a sum arse al m ontón de leyes que nadie cum ple porque no pueden ser cum plidas.

El p rob lem a está en que dos mil fam ilias ac tua lm en te no tienen dónde m eterse y n a tu ra lm e n te esto hace que la hab itac ió n sea cara y m ala. Si estim ulándose la construcción se ob tuv iera un ex­ceso de hab itaciones, si en lugar de fa lta r so b ra ran las casas, es indudab le que el p rob lem a de la hab itac ió n desaparecería , po rque serían los p rop ietarios los que se verían obligados a b a ja r los a l­quileres, en vista de que h ab ría quienes ofrecieran casas por m u ­cho m enos precio.

L im itando el cap ita l, siguió diciéndonos el señor C am pa , no h ab rá ni rem ota esperanza de estab lecer esa com petencia, en bien del inquilino ; an tes por el con trario , nadie h ab rá que construya y

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el p rob lem a seguirá siendo el m ism o, cad a día peor, po rque no se le h a b rá resuelto en su base, sino que sólo se h a b rá n dado esperas que n ad a resolverán.

Los réditos actuales

PÚSONOS varios ejem plos el señor C am p a sobre réditos im puestos a cap ita les, en el p resen te , hac iendo n o ta r que en operaciones que ha concertado el gobierno, el m enor tip o de in terés h a sido el de diez y doce po r ciento, es tim ando que sería apenas ju s ta un a im ­posición al cap ita l a ese réd ito y nos decía que si el gobierno hacía esas operaciones, resu lta inexplicab le que a los p rop ie tario s se les lim ita ra a de term in ad o tipo de in terés, que les dejaría im posib ili­tados de negociar con su dinero.

D iónos a en ten d e r que la U n ión de P rop ie tarios exp o n d rá sus razonam ien tos a la leg isla tura, haciendo un a explicación c la ra y te rm in an te de la objeción que tiene que o poner al proyecto de ley.

O tro nos decía que en la form a en que está el proyecto de ley, no da n in g u n a g ara n tía a los p rop ie tarios, puesto que se establece la no existencia de fianza o depósito y com o por o tra p arte , el adeudo no es m a te ria de ju ic io , el inquilino q u ed ab a en la m ism a condición en que ah o ra se en cu en tra , con derecho am plio p a ra no p ag a r las ren tas cu an d o no quisiera, sin que se le p u d ie ra su je ta r a un p roced im ien to que le ob ligara a pagar.

A lgún o tro nos exp resaba que estim a im procedente una c láusu ­la que se refiere a la form ación de un a ju n ta de inquilinos p a ra vi­g ilar el cum plim ien to de la ley, con facu ltad p a ra in tervenir en re­visiones de con tra tos, etc., etc. Según nuestro en trev istado , esto significa d a r perso n a lid ad a un sind icato p a ra in te rven ir en tan grave cuestión , lo cual seguram ente seguiría aca rrean d o las m is­m as dificultades que a la fecha subsisten .

Page 57: Nuestro México. El Movimiento Inquilinario en Veracruz (1922)

E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

Los m iem bros de la U nión de P rop ie tarios van a ce leb ra r un cam bio de ideas sobre el proyecto de ley, p a ra enviar un a exposi­ción am plia y fundada a los legisladores.

T am b ién entrev istam os a m iem bros del S ind icato de Inquilinos para conocer sus opiniones acerca del proyecto de ley que ayer publicam os. Todos nos dijeron que de acuerdo con las resolucio­nes que hab ían ad o p tad o en la convención de inquilinos en J a la ­pa, no volverían a p ag a r ren tas, m ien tras P roal y los inquilinos que se en cu en tran detenidos po r los sucesos de ju lio , no fueran puestos en libertad .

“ M ien tras ta n to — nos d ec ía n — no en tenderem os de leyes, ni acep tarem os disposiciones, pues nu es tra resolución es irrevocable y nuestra ac titu d d ependerá de que a nuestros com pañeros se ab ra n las puertas de las prisiones donde indeb idam en te se en ­cuen tran .”

Una comisión de propietarios salió ayer a Jalapa

D U R A N T E la ta rd e de ayer se reun ie ron en el despacho del señor S alvador C am pa , p residen te de la U nión de P ropietarios, los m iem ­bros de la directiva de la asociación, con objeto de ce leb ra r un cam bio de im presiones acerca del proyecto de ley que dim os a co­nocer en n u es tra edición de ayer, sobre la cuestión inqu ilinaria .

Los p rop ietario s es tu d ia ro n uno a uno los artícu los de que la ley está fo rm ada y d iscu tie ron los alcances de cada uno de ellos, haciendo un estud io am p lio de los m ism os. M ás o m enos la im ­presión fue a lrededo r de las declaraciones a que an tes hace nues­

tra referencia y que nos fueron hechas po r los m ism os p ro p ie ta ­rios an tes de ce leb rar la ju n ta .

Com o resu ltado de esa ju n ta , se tom ó el acuerdo de que inm e­d ia tam en te saliera p a ra J a la p a u n a com isión p ara d a r a conocer la opinión de los p rop ie tario s respecto de los pun tos que no les p a ­recen claros, o im posibles de cum plir, tales com o el ta n to por ciento fijado al cap ita l que se invierta en construcciones y que no p roducirá n inguna u tilidad a los p rop ie tarios; la cuestión de las ren tas y su form a de pago; las pocas garan tías que se o to rgan a los p rop ie tarios, quienes no p o d rán tener fianzas ni depósitos por concepto de ren tas; los p rocedim ientos que allí se ind ican p a ra hacer valer los derechos de los dueños de casas y algunos otros p un tos que estim an im procedentes, ta les com o la personalidad , que se reconoce im p líc itam en te a los m iem bros del S ind icato de Inquilinos p a ra to m ar p a rte en la revisión de contra tos, en la fija­ción de condiciones san ita rias, d iciendo que los p rop ie tarios sola­m ente pueden reconocer las disposiciones que en tal sentido d ic­ten las au to rid ad es san ita rias.

D esde luego, y en vista de que el tiem po es corto , se dispuso el n om bram ien to de la com isión, hab iendo q uedado ésta in teg rada por los señores Lic. R afael L izán R am írez , abogado consu lto r de la U nión de P ropietarios, M anuel A ladro y F rancisco R uiz M uri-llo, quienes desde luego acep taron la encom ienda saliendo a b o r­do del tren In teroceán ico con destino a Ja la p a , donde deberán ce­leb ra r hoy m ism o una conferencia con los d ipu tados, p a ra darles a conocer los pun tos de vista de los dueños de casas.

Los com isionados reg resa rán p robab lem en te m añana .

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N u e s t r o M é x i c o

El Dictamen de Veracruz, viernes 30 de diciembre de 1922.

LO QUE HAN PERDIDO LOS ERARIOS, LOS OBREROS Y PROPIETARIOS DE CASAS

Con motivo de la huelga de inquilinos han dejado de pagar alrededor de $720,387 de los cuales a los propietarios corresponde

$372,800UNA PÉRDIDA de m ás de cien mil pesos en las erarios m unicipales del estado y federal, y ap ro x im ad am en te cien mil pesos que han dejado de g an a r obreros, artesanos y em pleados, es el resu ltado económ ico que ha ten ido la huelga de inquilinos en este puerto , según las cuen tas hechas po r la U n ión de P rop ie tarios y que a l­canzan h as ta el p asad o 30 de noviem bre.

E ste to ta l de m ás de doscientos m il pesos perd idos p a ra el teso­rero público y p a ra los obreros, hay que deducirlo del m onto de lo que han perd ido los p rop ietarios, por falta de pago de ren tas y que asciende, en globo, a m ás de setecientos mil pesos.

Y hacen n o ta r los p rop ie tario s que los datos recogidos no son com pletos, pues fa ltan b as tan tes p rop iedades p o r co m p ren d er en la cuen ta general que se ha form ado ten iendo a la vista las ren tas y las contribuciones que no se h an cub ierto , com o resu ltad o de la huelga que subsiste.

A con tinuac ión pub licam os el cuad ro estad ístico que se nos proporcionó por la U n ión de P ropietarios.

A rep a rtir la sum a de $720,387.63 5% que corresponde al estado sobre$720,387.63 $ 36,019.3825% federal $ 9,004.358% que co rresponde al m unicip io sobre$ 720,387.63 $ 57,631.0125% federal $ 14,407.75

$ 117,062.99

E sta sum a, es a favor del gobierno del estado m unic ipa l y federal, que: des­co n tad a de $720.387.63 queda a favor de los p rop ie ta rio s lasum a de $ 603,324.64

A deducir por conceptos:

C on tribuc ión de aguas5% SOBRE LA RENTA b ru ta e n c a ñ e r ía s de 1 ” d a p o r re s u lta d o q u e se p a g a so b re$720,387.63 $ 36,019.38

que descontados de los $663,324.63 q u ed an a favor de los p rop ie tario s $ 567,305.26

A deducir

10% POR ADMINISTRACION sobre$720,387.63 $ 72,038.76Q u ed a líqu ida a favor del p rop ie tario $ 495,266.50

A deducir

10% P o r REPARACIONES. S um a que no h an ganadolos obreros. $ 72,038.76

L íquido a favor del p rop ie ta rio $ 423,227.74

A deducir por pérdidas

5 % POR INQUILINOS que no pagan , vacíosg ratis de desahucios. D .D . sobre 720,387.63 $ 36,019.38

L íqu ido a favor del p ro p ie tario $ 387,208.36

Por otros gastos menores a deducir

2% SOBRE $ 720,387.63. T im b res p a ra recibos, luz en los zaguanes, recobas,recibos, etc., etc. $ 14,407.75

Q u e deducidos del liquidó $387,208.36q u ed a com o líqu ido to ta l: $ 372,800.61A favor de los p rop ie ta rio s h as ta el 30 de noviem bre de 1922

Resumen

5% 8% 25%A l ESTADO, M unic ip io y Federal: $ 117,062.995% sobre consum o de agua $ 36,019.3810% por ad m in istrac ió n $ 72,038.7610% a reparaciones $ 72,038.765% a pérd idas $ 36,019.382% a gastos com unes $ 14,407.76

A L IQ U ID O PA R A E L P R O P IE T A R IO 372,800.61

$ 7 2 0 ,3 8 7 .6 354

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E l M o v i m i e n t o I n q u i l i n a r i o e n V e r a c r u z

El Dictamen de V eracruz, sábado 31 d e diciem bre de 1922.

Se aprobó el 7 por ciento para rentas

En lo sesión de la legislatura, ayer tarde, se aprobó hasta el artículo 4o. de la ley

publicada

Hoy con tinuará la discusión re la tiv a

Los Inquilinos que asistieron a la sesión no quedaron conformes con el 7% y armaron

escándalo a gritos

J ALAPA, DICIEMBRE 30. - E n la sesión de la ta rd e de la legisla­tu ra se d iscutió el p royecto de Ley de Inqu ilina to , en p rim er térm ino.

Las galerías es tab a n com ple-

tam en te ocupadas por inqu ili­nos sindicalizados.

D espués de largas discusio­nes, de las que daré inform ación po rm enorizada p o r co rrespon­dencia, m añ an a , se llegó a a p ro ­

b a r h as ta el a rtícu lo cu a rto de la ley, con m odificación del tipo de ren tas, que d eberá ser a la base de un siete p o r ciento sobre el valor real de las casas.

En ta n to que se desa rro lla ­ban las discusiones, los in q u ili­nos sind icalizados h ac ían es­tru e n d o sa s m a n ife s ta c io n es , la n z a n d o m u e ra s , o vivas, ap laud iendo o siseando, según las frases de las discusiones.

Los inquilinos sa lieron d is­gustados por el tipo de siete por ciento p a ra el pago de ren ­tas y desde palacio h as ta el cen tro que tienen establecido fueron g ritando que no depon­d rían su ac titud .

La discusión se suspendió , debido a que el M in is tro de la G uerra , general S errano y el gobernado r T ejeda, ten ían que tra ta r asun tos de sum a im p o r­tan c ia p a ra el E stado con los d ipu tados, según lo anunció G onzalo G arcía .

Para mayor información sobre el tema puede consultar

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Nuestro México