misioneros nº 127

22

Upload: omp-espana

Post on 11-Mar-2016

244 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

 

TRANSCRIPT

Page 1: Misioneros Nº 127
Page 2: Misioneros Nº 127

Pese al silencio casi absoluto quelos medios de comunicación brin-dan a la Rep. Centroafricana, estepaís vive una de las peores crisishumanitarias de todo el planeta.

1144

en este número...

y además...

EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIASC/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: [email protected]://www.omp.eshttp://www.domund.org

Nº 127. VERANO, 2012

AGUSTINOS RECOLETOSPaseo de La Habana, 167. 28036 Madrid.Tel. 91 345 34 60 COMPAÑÍA DE JESÚSAvda. de la Moncloa, 6. 28003 Madrid. Tel. 91 534 48 10 COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓNEstocolmo, 9. 28022 Madrid. Tel. 91 313 56 40 FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍACardenal Marcelo Spínola, 38. 28016 Madrid.Tel. 91 302 61 99 MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA(HERMANAS BLANCAS)Asensio Cabanillas, 39. 28003 Madrid. Tel. 91 553 82 60 MISIONEROS CLARETIANOSClara del Rey, 6. 28002 Madrid. Tels. 91 415 23 61 y 91 415 21 99 INSTITUTO ESPAÑOL DE MISIONES EXTRANJERASFerrer del Río, 17. 28028 Madrid. Tel. 91 355 23 42 MERCEDARIAS MISIONERAS DE BÉRRIZFereluz, 2. 1ª A 28039 Madrid. Tel. 91 571 63 03MISIONERAS CRUZADAS DE LA IGLESIAMadre Nazaria, 7. 28044 Madrid. Tel. 91 525 32 04 MISIONERAS DE CRISTO JESÚSPeñuelas, 18. 5º A. 28005 Madrid. Tel. 91 517 41 78 MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIOGeneral Kirkpatrick, 44. 28027 Madrid. Tel. 91 367 36 71 MISIONEROS ESPIRITANOSSanta Engracia, 149. 1º B. 28003 Madrid. Tel. 91 554 21 57 Olivos, 12. 28003 Madrid. Tel. 91 553 36 16 MISIONEROS DE MARIANNHILL Arturo Soria, 249. 28033 Madrid. Tel. 91 359 07 40 MISIONEROS DEL VERBO DIVINO Corazón de María, 19. 5º B. 28002 Madrid. Tel. 91 415 43 55 MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA Diego de León, 36. 28006 Madrid. Tel. 91 411 12 12 Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tel. 91 352 34 16 PADRES BLANCOSMenorca, 3. 28009 Madrid. Tel. 91 574 04 00SOCIEDAD DE MARÍA - MONFORTIANOSGarabay, 7. 2º. 28850 Torrejón de Ardoz(Madrid). Tel. 91 677 69 11 SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS Asura, 34. 28043 Madrid. Tel. 91 300 00 41

coeditores

T E R C E R M I L E N I O

IGLESIA A FONDO

PRIMER PLANO

"Deplorable" es la palabra con la quetodas las instituciones definen la realidadcarcelaria en América Latina. A travésde la pastoral penitenciaria, la Iglesia tratade ayudar a cambiar esta grave situación.

INFORMEApenas se les ve, ni se les escucha. Perolos pueblos indígenas representan el 6%de la población mundial. Su estilo de

vida se ve ahora amenazado ante lainsaciable ambición de multinacionales.

7 TRIBUNA Voluntarios misioneros

10 EL OBSERVADORGUATEMALACOLOMBIA

20 ASÍ VA EL MUNDOMYANMAR - MALÍSIERRA LEONA

36 ENTREVISTAJJooaaqquuíínn AAlleeggrrííaass, misionero de África

40 ANIMACIÓN MISIONERA

43 CARISMASMisionerasHijas del Calvario

46 CULTURALa Mar de Músicasvuelve su mirada a África

52 EN EL OBJETIVO

54 MISIÓN VIVAMMaaiittee OOiiaarrttzzuunn,, misionera de Nuestra Señora de África

56 MISIÓN VIVACCrriissttóóbbaall MMªª BBaarrrriioonnuueevvoo,,misionero en Japón

24

30

Page 3: Misioneros Nº 127

El domingo 17 de junio,el grupo islamista BokoHaram perpetraba unatentado contra la ca-

tedral de Cristo Rey de la ciudadde Zaria, en el estado nigerianode Kaduna. Ese mismo día, a lamisma hora y en la misma ciu-dad, otro terrorista lanzaba el ve-hículo bomba que conducía con-tra la iglesia evangélica de laBuena Nueva. Un tercer templo–una iglesia pentecostal– eratambién atacado, en esta ocasión,en la propia Kaduna, capital delestado. El balance de estas tresdeflagraciones fue de al menos48 muertos y 150 heridos. Másrecientemente, varios ataquesperpetrados supuestamente pormusulmanes armados de la etniafulani en el estado de Plateau, enel centro del país, dejaban al me-nos 104 muertos; entre ellos, cin-cuenta, en su mayoría de muje-res y niños, cuyos cuerpos fueronencontrados en la Iglesia de Cris-to de Nigeria, adonde huyeronpara buscar refugio. Entre tanto,en Kenia, el domingo 1 de julio,dos sangrientos atentados, unocontra la catedral católica de Ga-rissa y otro contra la African In-land Church, se cobraban hasta17 víctimas y más de medio cen-tenar de heridos.

Desgraciadamente, los capítu-los de violencia contra los cristia-

nos en estos dos países africanoshan dejado de ser excepcionales.Obispos y misioneros de ambasnaciones se han apresurado a se-ñalar, con buen criterio, que “noestamos en presencia de unaguerra religiosa” y que “identifi-car a los musulmanes con terro-ristas sería un error imperdona-ble, que beneficiaría a quienquiere fomentar el terror”. De he-

cho, hemos oído cómo la comuni-dad musulmana se ha compro-metido a formar equipos de vo-luntarios para proteger iglesiasde Kenia. Y en otro país africano,como Malí, que también ha vistorecientemente cómo se perseguíaen sus ciudades norteñas a losescasos cristianos que vivían enellas, han sido las propias fami-lias musulmanas la que han aco-gido en sus hogares a sus veci-nos cristianos, para protegerlesde los radicales islamistas.

Pero, independientemente deesta más que oportuna precisión,está claro que alguien está empe-ñado en provocar a los cristianos,en busca de la excusa perfecta

que pudiese desembocar en unaguerra de religión. Y, cuando seindaga algo en el asunto, losnombres que siempre salen res-ponden a minoritarios grupos in-tegristas vinculados con Al Qae-da, como Boko Haram en Nigeria,Al Shabaab en Somalia y Kenia, oAQMI en Malí. Un integrismo quebusca derramar sangre cristianapara sembrar odio y miedo, pero

que también atenta contra la con-cepción más moderada y mayori-taria del islam, al cual provocaun daño irreparable, al proyectarde él una imagen ligada a unaviolencia, un autoritarismo yunas prácticas –lapidación deadúlteras, prohibición de que lamujer acuda a la escuela, destruc-ción de monumentos religiosos...–abocadas al fracaso en el seno deunas sociedades en las que, aun-que cueste conseguirlo, se buscaque primen valores como la justi-cia social, la libertad, la paz, lamutua comprensión, los bienesmorales... Una búsqueda en laque todos deberíamos estar, porel bien de la humanidad.

E D I T O R I A L

DIRECTOR Alfonso Blas REDACCIÓN Rosa Lanoix, Rubén Azuara DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES Anastasio Gil, Rafael Santos, DoraRivas, Montserrat Vilaseca, Antonio José Molina, José Beltrán, José Carlos Ro-dríguez, José Ignacio Rivarés, Volusiano Calzada, José Ramón Carvallada, María

Jesús Sahagún, Carmina Sofía Fernández, Juana Gómez, Joaquín Martínez, Julio César Vidal, Vicente Marqués Ruiz,Lourdes Gabilondo DOCUMENTACIÓN Ana Fernández ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael SantosFOTOGRAFÍAS Efe, Missio SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36

T E R C E R M I L E N I O

Desgraciadamente, los capítulos deviolencia contra los cristianos en Nigeriay Kenia han dejado de ser excepcionales.

¿Quién busca elenfrentamiento religioso?

Page 4: Misioneros Nº 127

Gracias a Dios, losprisioneros se rin-dieron, porque esta-ban a punto de sui-

cidarse… Hemos tocado fondo.¿Hasta cuándo permaneceremosen estas condiciones deplora-bles?”. El pasado 18 de mayo, elobispo auxiliar de San Pedro Sula(Honduras) y presidente de la Pas-toral Penitenciaria de este país,monseñor Rómulo Emiliani, ponía,de nuevo, el grito en el cielo por lasituación de las cárceles. Acababa

de salir de una de ellas, a la quehabía sido llamado de urgencia pa-ra tratar de mediar entre los pre-sos y evitar un baño de sangre. Lologró. “Había una lucha de podersobre la forma en que deben sermanejadas ciertas cosas, y estoprovocó el enfrentamiento”, expli-có el prelado claretiano, de origenpanameño. “Podría haber sidopeor –añade– porque todo el mun-do estaba en pie de guerra paradefender sus territorios. (…) El he-cho es que la cárcel local, así como

Las cárceles en AméricaLatina son "deplora-

bles". Así de rotundo. Yen todos los países. Sinexcepción. Desde Méxi-

co, hasta Argentina.Pocas veces un tema

generará comentariostan unánimes. Todosopinan lo mismo: la

Comisión Interamerica-na de Derechos Huma-nos (CIDH) de la OEA,la Iglesia, los propios

Gobiernos y, obviamen-te, los presos que las

sufren y sus familias. El

sistema penitenciariohace agua por todaspartes, y los penales,

más que centros pararehabilitación, son, pordesgracia, "escuelas pa-

ra aprender a delin-quir", tal y como de-nunciaba ya el docu-mento conclusivo de

Aparecida en 2007.

I G L E S I A A F O N D O

“Porque estuve preso,y me visitasteis...”

“Porque estuve preso,y me visitasteis...”

14 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

Chequeo a la realidad carcelaria en AmØrica Latina

Page 5: Misioneros Nº 127

la gran mayoría de las del país, nocumple con las condiciones nece-sarias para garantizar la seguridady una rehabilitación –debido a lasuperpoblación y al mal estado dela infraestructura–, y es urgenteconstruir otra, porque el sistemaactual es una bomba de tiempo”.

En la pelea entre bandas en laque medió monseñor Emiliani mu-rió un preso y otros 11 resultaronheridos. Una desgracia, sí, pero,bien mirado, “poca cosa”, habidacuenta de lo que viene acontecien-do frecuentemente por esos lares.Una “minucia”, por ejemplo, com-parado con los 13 muertos quehabía habido dos meses antes, el29 de marzo, también en San Pe-dro Sula; o con los 66 reclusos ytres familiares que perdieron lavida en la cárcel de El Porvenir enabril de 2003; o con los 107 con-

victos que, igualmente en San Pe-dro Sula, murieron en 2004 en unincendio; o con las ¡361 personas!que murieron carbonizadas en eldesastre de Comayagua, el pasado14 de febrero…

Este último suceso dio la vueltaal mundo. Y con razón, porque pro-

bablemente constituya la mayortragedia carcelaria a nivel mundial.En Comayagua, un penal “modelo”,considerado el mejor del país, concapacidad para 250 personas, esta-ban recluidas 852, más de la mitadde ellas a la espera de juicio. Y encondiciones indignas de seres hu-manos, con entre 100 y 110 presos“viviendo” en 75 metros cuadrados(un espacio concebido para alber-gar a 20 personas), y durmiendo“en literas dispuestas en forma denichos unas encima y al lado deotra, en un área no superior a los80 centímetros cuadrados”.

La tragedia llegó de noche. Sedesencadenó un incendio –fortuitosegún el fiscal, intencionado se-gún algunas informaciones perio-

dísticas–, y la autoridad peniten-ciaria decidió no abrir las puertaspara evitar que los presos se fuga-ran. Los bomberos tardaron en lle-gar y, cuando lo hicieron, tuvieronque esperar, además, a que la si-tuación estuviese bajo control. Elresultado, el consabido: más de

En Comayagua, un penal concapacidad para 250 presos, había852 en el momento de la tragedia.

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 15

Familiares de las víctimas de la prisión de Comayaguamuestran su rabia e indignación por la tragedia.

Page 6: Misioneros Nº 127

350 muertes en una cárcel en laque, como en las demás, no exis-

tía siquiera un protocolo de actua-ción en caso de fuego o de desas-tre natural.

La Relatoría sobre los Derechosde las Personas Privadas de Liber-tad (un organismo dependiente dela CIDH) lo dijo muy claro en su in-forme, publicado tras visitar enabril varios centros penitenciariosde este país. En las cárceles hon-dureñas hay “sobrepoblación” y“hacinamiento”; los presos no tie-nen una alimentación y asistenciamédica “adecuada”; las condicio-nes de higiene y salubridad son“deplorables”; faltan instalacionespara atender a las visitas (“inclui-da la conyugal”); los presos no es-tán seleccionados por categorías; ylo que es más grave: 1) hay sitiosen que ni siquiera están separadoshombres y mujeres, y 2) las auto-ridades han delegado aspectosesenciales de la administración delos penales en los propios reclusos.La conclusión es obvia y rotunda:“Honduras carece de un verdaderosistema penitenciario”.

Drama generalizadoAun siendo todo esto grave,

muy grave, que lo es, lo realmen-te preocupante es que lo que ocu-rre en Honduras no es la excep-ción, sino la regla, lo común en lamayoría de las cárceles de Améri-ca Latina. Las denuncias de haci-namiento, falta de infraestructu-ras adecuadas, malos tratos a pre-sos, control de las prisiones porparte de reclusos organizados enbandas, insuficiente alimentación,falta de atención médica, ausenciade programas de rehabilitación yde prevención, abuso de la deten-ción preventiva, etc. figuran siem-pre en los informes de los orga-nismos encargados de velar paraque se garanticen los derechos hu-

manos también en las prisiones.Un objetivo este que dista muchode cumplirse a día de hoy.

El primer derecho que estánviolando los Estados –responsa-bles, al fin y al cabo, de los pena-les– es el de garantizar la vida delos reos. Y es que se cuentan porcientos los convictos que muerencada año entre rejas. Las cifras delos últimos meses hablan por sísolas: 361 víctimas en febrero enComayagua, otras 44 ese mismomes en la cárcel de Apodaca (Nue-vo León, México), 13 más en mar-zo en San Pedro Sula… Y no esque este esté siendo un año atípi-co: solo en las cárceles de la pro-vincia de Buenos Aires hubo 117muertos en 2009, otros 133 en2010 y cerca de un centenar más

en 2011. En las prisiones de Vene-zuela –de las peores del continen-te también– se registraron en2010 nada menos que 476 muer-tes, y en 2011, otras 560. Más de90 víctimas mortales dejó el 8 dediciembre de 2010 el incendio delpenal de San Miguel en Santiagode Chile. Y 25 más el motín de ju-nio de 2011 en la cárcel venezola-na de El Rodeo I... El goteo esconstante. El jurista mexicano Car-los Ayala Corao ha calculado que,aproximadamente, “cada tres añosmueren el número de reclusos co-rrespondiente a la totalidad de unpenal”, es decir, entre 1.500 y3.000 personas. ¡Ahí es nada!

El problema del hacinamientotampoco admite discusión. EnHonduras, país al que hemos to-

16 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

Aproximadamente la mitad de lapoblación reclusa de América Latina

se encuentra en espera de juicio.

Page 7: Misioneros Nº 127

mado como referencia en este re-portaje, hay unos 12.000 convictosmalviviendo en unas prisiones quetienen capacidad, a lo sumo, para8.000. Pero es que en la vecina ElSalvador, cuyas 19 cárceles tienenmás o menos el mismo aforo con-junto, hay ¡25.742! Lo que quieredecir que el hacinamiento allí su-pera al 300%. Y lo mismo puededecirse de Guatemala que, con6.700 plazas, tiene 13.039 presos,o de Venezuela, cuyos 35 penalesestán diseñados para albergar a losumo a 14.500 personas, y acogena más de 49.000.

Brasil es el país con mayor nú-mero de reclusos de toda AméricaLatina... y el cuarto del mundo. Ensus cárceles y comisarías estánencerradas unas 514.000 perso-nas. Sí, en comisarías también, yen cualquier estructura cerradaque pueda ser utilizada para re-cluir provisionalmente a alguien(a veces hasta contenedores y vie-jos autobuses), porque las cárceles

están saturadas. México y Colom-bia son los siguientes en la lista.En el primer país, sus 419 cárcelesalbergan a 231.510 internos,mientras que en Colombia la po-blación penitenciaria supera las91.000 personas, distribuidas en142 centros. Les siguen Argentina(63.000 reclusos), Cuba (57.337),Chile (52.000), Venezuela (49.000)y Perú (44.000). En total, el núme-ro de personas privadas de liber-tad en América Latina sobrepasael millón doscientas mil. Y lo peores que la cifra sigue incrementán-dose. De hecho, Brasil ha triplica-do su población penitenciaria enapenas 15 años.

Motivos de esperanzaAsí están las cosas. Hacina-

miento, corrupción, “autogobier-no”... y, también, abuso de la de-tención preventiva. Aproximada-mente la mitad de la población re-clusa en América Latina está, enefecto, a la espera de juicio, y por

tanto cumple una condena queaún no ha sido impuesta. La lenti-tud de la justicia es también algocomún, en parte porque los deli-tos son tantos que los jueces nodan abasto. Las cifras asustan.Honduras, por ejemplo, es el paíscon la mayor tasa de homicidiosdel mundo: 86 por cada 100.000habitantes. Un promedio de 20personas son asesinadas allí cadadía. Y no muy a la zaga le andanpaíses como El Salvador (con unatasa de 72), Venezuela (64) o Gua-temala (39). Se cree que en Cen-troamérica una de cada 50 perso-nas muere antes de los 32 añospor violencia vinculada, sobre to-do, al narcotráfico y al crimen or-ganizado. Muchas de esas muertesse deben a las maras, o bandascriminales callejeras. En El Salva-dor se produjo en mayo un hechoinsólito, muy difícil de entenderpor aquí: nada menos que unaconferencia de prensa, desde lacárcel, de los jefes de las maras

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 17

Page 8: Misioneros Nº 127

“Salvatrucha MS13” y “La 18”,dos de las más sanguinarias. La

ocasión bien lo requería porque enesa comparecencia se hizo unanuncio que invita al optimismo.Los pandilleros, “para contribuir ala pacificación del país”, se com-prometieron a poner fin a “todaslas formas de reclutamiento invo-luntario de personas”. Los cole-gios –dijeron– “ya no serán consi-derados como zonas en disputaterritorial, lo cual permitirá quealumnos y maestros puedan de-sempeñar sus actividades educati-

vas con toda normalidad y que lospadres de familia se liberen de to-da preocupación”. Y concluían subuena nueva con una petición a laprimera dama del país: “Venga aconocernos y encuéntrenos untrabajo digno para alimentar anuestros hijos e impedir que tam-bién ellos hagan esta vida”.

Este esperanzador “gesto” seha producido dos meses después

de que ambas organizaciones de-clarasen –gracias a la mediaciónde la Iglesia– una tregua que enseguida ha hecho descender el nú-mero de homicidios. Nada raro, sise tiene en cuenta que se estimaque son responsables del 90% delos asesinatos que se cometen.

Hay otras noticias que invitanal optimismo. La más importante,la prohibición desde el 1 de junio,

en Venezuela, de la venta de armasde fuego a particulares. No esasunto baladí: el 98% de los homi-cidios que sangran a la nación(¡159.000 entre 1998 y 2011!) se co-meten con pistolas, revólveres, fu-siles, escopetas, etc. en manos dela ciudadanía. En este país, el Go-bierno de Chávez ha anunciadotambién la construcción de 24 nue-vas cárceles, ocho de las cuales de-berían estar acabadas y en funcio-namiento en marzo de 2013. Tam-bién en Brasil el Ejecutivo de Dil-ma Rousseff ha prometido crear48.000 nuevas plazas carcelarias.

Un motivo más de optimismolo encontramos en Chile. Allí, pa-ra reducir el hacinamiento, el Go-bierno del presidente Piñera apro-bó en abril una ley que concede elindulto a más de 6.000 presoscondenados por delitos menoreso que ya disfrutaban de benefi-cios penitenciarios. Se les exige,eso sí, que no vuelvan a delinquir.En caso contrario, a la nueva con-

Miles de personas han hecho de laatención a los presos y a sus familiasel centro de su compromiso cristiano.

18 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

Page 9: Misioneros Nº 127

dena se le añadirá el tiempo con-mutado de la anterior.

La mejor noticia, no obstante,el verdadero motivo de esperanza,lo constituye, y con diferencia, lapastoral penitenciaria, los miles ymiles de personas anónimas (ca-pellanes, agentes de pastoral, vo-luntarios) que han hecho de laatención a los presos y a sus fa-milias el centro de su compromisocristiano. Su labor no tiene precio.Y eso que muchas veces la tienenque ejercer en medio de grandesobstáculos y dificultades. En Mé-xico, por ejemplo, donde hay másde 4.000 agentes de pastoral quevisitan las prisiones al menos unavez por semana, el director de laComisión Pastoral de Prisiones delEpiscopado, Pedro Arellano, de-nunciaba el año pasado en un en-cuentro de trabajo que cuando de-nuncian la corrupción, la tortura,el hacinamiento o el maltrato alos internos, los agentes son “re-presaliados”. ¿Cómo? Impidiéndo-

les el acceso a las cárceles o fa-voreciendo a otras religiones ocreencias. En este mismo país, elgobernador de un Estado llegó aprohibir que el obispo pudiese en-trar durante tres años a las pri-siones de su jurisdicción porquehabía dicho públicamente que losanimales del zoo estaban mejoralimentados que los presos.

El documento de Aparecida, ci-tado ya anteriormente, no solocriticó en su apartado dedicado alos detenidos (puntos 427 a 430)la inhumanidad de los centros pe-nitenciarios. Denunció también,proféticamente, la injusta reali-dad, el vigente orden establecido,que golpea principalmente a lospobres y los conduce a la prisión.Los encuentros internacionales dePastoral Penitenciaria inciden mu-cho, y con razón, en este punto.En un documento de la PastoralPenitenciaria del Cono Sur (Brasil,Argentina, Paraguay, Uruguay yChile) para el Congreso Mundial

que la International Comisión ofCatholic Prison Pastoral Care cele-bró en Camerún en agosto de2011, puede leerse: “(…) El pro-yecto del Evangelio de Jesús difie-re totalmente del proyecto del sis-tema imperante que día tras díapropone más cárceles, más encie-rro, más injusticia, más pobreza. Aello nos referimos cuando expre-samos que nuestra misión debeser cuestionadora del sistema im-perante, de esa globalización sinsolidaridad de la que nos hablannuestros obispos en Aparecida, yque genera exclusión”.

Y más adelante, añade: “El au-mento del número de presos y laconstrucción de cárceles en nues-tros países no son hechos aisla-dos, tienen que ver con este mo-delo social que excluye y conside-ra descartables a muchos que ‘es-conde, guarda, deposita, aísla’ enestablecimientos penitenciariosque no son otra cosa que escuelaspara aprender a delinquir y depó-sito de seres humanos de los cua-les el Estado no se ocupó desde lainfancia. Por eso (…) vemos fun-damental y urgente que los Go-biernos de nuestros países priori-cen e inviertan en una educaciónpública de calidad, especialmentepara los sectores más pobres ymarginados”.

A veces da la impresión de quecuando se produce una tragedia co-mo las de Comayagua o San PedroSula, con decenas de muertos, eldesastre, a ojos de la opinión pú-blica, fuese menor por tratarse dedelincuentes. Olvidamos que sontambién personas. Y que, para loscristianos, no son la venganza y lamuerte las que tienen que tener laúltima palabra, sino la reconcilia-ción y el amor, que permiten darotra oportunidad a quienes se arre-pienten de corazón.

JOSÉ IGNACIO RIVARÉS

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 19

Page 10: Misioneros Nº 127

24 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

P R I M E R P L A N O

La de la República Centro-africana está considerada

como la segunda crisis hu-manitaria del mundo, aun-

que de este país se hablemuy poco. Heredero de una

historia reciente de violen-cia y depauperado por pro-

pios y extraños, sus habi-tantes se debaten entre la

pobreza y conflictos que noterminan por remitir.

República Centroafricana.Muy raramente encon-traremos alguna noticiaen los medios de comu-

nicación españoles sobre este país,lo cual no quiere decir que en él noocurran cosas importantes, inclusomuy graves. Un informe publicadoen abril de este año por OCHA (laOficina de Coordinación Humanita-ria de la ONU) califica su situacióncomo “la segunda peor emergenciahumanitaria del mundo, despuésde Somalia”. Algunos de los datosde las agencias que asisten a la po-blación más vulnerable “cantan”:dos tercios de la población no tie-nen acceso al agua potable o a cui-

dados médicos, un tercio de los ni-ños no van a la escuela, y los quetienen la suerte de acudir se en-cuentran con maestros no cualifi-cados que tienen que atender a unpromedio de 95 niños por clase. Laesperanza de vida ronda los 45años, y se calcula que un 42% de lapoblación está subalimentada. Bas-ta mirar a cualquiera de las listasoficiales, como el Índice de Desa-rrollo Humano o las tasas de mor-talidad infantil en el mundo, paraver que el país figura siempre entrelos últimos cuatro o cinco lugaresde cualquiera de estos indicadores.

Ninguna de estas clasificacio-nes tiene que ver con causas na-

República CentroafricanaRepública Centroafricana

EL ENFERMO CRÓNICOEL ENFERMO CRÓNICO

Page 11: Misioneros Nº 127

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 25

turales. No estamos aquí en unatierra desértica, sino en un territo-rio de bosques abundantes y te-rreno fértil, bendecido por cons-tantes lluvias. El país, gran pro-ductor de diamantes, oro y made-ras, tampoco está falto de recur-sos. El problema de fondo tieneque ver con la existencia de un Es-tado fallido que no consigue ase-gurar los servicios básicos a su po-blación y, mucho menos, gestionarlos múltiples conflictos que germi-nan, desaparecen aparentementepor algún tiempo y rebrotan de es-te a oeste; conflictos que se cebanen una población que sufre cons-tantes abusos contra los derechoshumanos, violencia contra las mu-jeres y reclutamiento de niños engrupos armados de diversa calaña.Cerca de 150.000 centroafricanosviven hoy en campos de refugia-dos en países vecinos, a los quehay que sumar otros 100.000 des-plazados internos que han huidode alguna de las bandas armadasque les hacen la vida imposible.

Eli Noutoukama es uno de ellos.Vive en uno de los campos de des-plazados de Obo, una pequeña lo-calidad del sureste del país, que,además de su población autóctona,acoge a cerca de 10.000 personasque durante los últimos tres añoshan huido de los ataques del Ejér-cito de Resistencia del Señor (LRA,en siglas inglesas). La infame gue-rrilla ugandesa, liderada por Jo-seph Kony, en busca y captura porla Corte Penal Internacional, se in-filtró, en 2009, en las selvas de lasprefecturas de Mbomou y HautMbomou desde sus guaridas de lavecina República Democrática delCongo, tras las masacres de Navi-dad de 2008. Desde entonces hamatado a cientos de personas enpoblados esparcidos por vastos te-rritorios, sin protección de ningunafuerza de seguridad. Muchos otros

cientos de personas permanecendesaparecidas, después de ser se-cuestradas por el LRA para obligar-las a combatir entre sus filas, obien hacer de porteadores y –en elcaso de las chicas– de esclavas se-xuales de sus comandantes.

Eli recuerda muy bien el ataquemasivo a su aldea natal el 3 deagosto de 2009, en el que matarona una de sus dos esposas. Hoy la si-tuación de seguridad ha mejoradoalgo, gracias, sobre todo, a la ofen-siva de soldados ugandeses quepersiguen al LRA y que han conse-guido debilitarlo. Pero ni él ni nin-guno del resto de los desplazadosde Obo u otras localidades vecinas,como Rafai, Mboki, Djema o Bam-bouti, puede volver a sus poblados

de origen. Cada mañana, la mayorparte de los adultos parten con susazadas para cultivar parcelas de te-rreno, no más allá de los cinco ki-lómetros que los militares han de-marcado como zona consideradasegura. En la mayoría de los casos,se trata de campos de cultivo quepertenecen a otras personas. A Elilo eligieron los desplazados hacedos años como líder de su comuni-dad, y muy frecuentemente tieneque mediar en conflictos sobre tie-rras que no terminan nunca. La úl-tima vez que hubo un reparto deayuda humanitaria fue en 2010. Enesta situación, sorprende poco quelos desplazados coman solo unavez al día. La etnia zande, a laque pertenecen, tiene una tradi-

Page 12: Misioneros Nº 127

ción de consumados cazadores dela selva, pero hoy día nadie pue-

de aventurarse por bosques peli-grosos, donde se arriesga uno a serasesinado a machetazos por algunade las bandas del LRA. Así las cosas,la carne ha desaparecido de su die-ta, antaño equilibrada y suficiente.

Golpes, motines y rebelionesLa historia reciente del país ha

tenido pocos momentos de estabi-lidad y ninguno de prosperidad.Conocido durante los tiempos co-loniales como territorio del Uban-gui-Chari (por sus dos ríos princi-pales, que hacen de frontera natu-

ral al sur y al norte, respectiva-mente), los franceses lo administra-ron, con un humillante sistema detrabajos forzados, como una in-mensa finca, en la que explotaroncaucho y maderas preciosas enabundancia. Su independencia, en1960, empezó con mal pie, al moriren un extraño accidente de avia-ción Barthélemy Boganda, conside-rado como el padre de la patria.

Desde entonces, las últimas dé-cadas han conocido una lucha porel poder, que se ha mostrado enuna sucesión de golpes, contragol-pes y motines militares. Primero,de David Dacko contra Abel

Goumba. Después, del primo deDacko, el general Jean-Bedel Bo-kassa, quien, tras hacerse con elpoder, se proclamó emperador en1976 en una fastuosa ceremoniainspirada en la coronación de Na-poleón. Cuando Francia se cansóde él, apoyó un golpe de Estado ensu contra, que llevó nuevamenteal poder a David Dacko, quien a suvez fue derrocado en 1981 por elgeneral André Kolingba.

En 1990, tras la caída del co-munismo en Europa del Este, seformó en Centroáfrica un impor-tante movimiento cívico en favorde la democracia y, en 1993, conuna fuerte ayuda de la comunidadinternacional, se celebraron lasprimeras elecciones libres, quefueron ganadas por Ange-Félix Pa-tassé. El nuevo presidente tuvoque hacer frente a violentos moti-

En las últimas décadas la lucha porel poder ha desatado una sucesión

de golpes y motines militares.

26 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

Page 13: Misioneros Nº 127

nes en 1996 y 1997, acompañadosde saqueos y una escalada de ten-siones étnicas. Varios países afri-canos enviaron una misión militarpara garantizar la seguridad. Estamisión fue reemplazada más tardepor una fuerza de paz de la ONU,conocida como MINURCA.

Patassé volvió a ganar las elec-ciones en 1999, y dos años mástarde reprimió duramente un ata-que rebelde en Bangui. Patassé evi-

tó el derrocamiento gracias al apo-yo de cientos de milicianos deJean-Pierre Bemba –que cruzaronel río desde la orilla congoleña delrío Ubangui, enfrente de la capi-tal– y de soldados libios. Bembaestá siendo juzgado hoy en la Cor-te Penal Internacional de La Hayapor las atrocidades cometidas du-rante aquellos años por sus tropasen Bangui y sus alrededores, unoshechos que muchos habitantes delas barriadas de la capital todavíahoy recuerdan con horror. El gene-ral François Bozizé, a quien Patas-sé acusó de estar detrás de la re-belión, huyó al vecino Chad, y en2002 lanzó un ataque sorpresa,que las tropas de Bemba no consi-guieron, esta vez, detener. Al añosiguiente, Bozizé se hizo de hecho

con el gobierno de la nación, y,aunque ha ganado las eleccionescelebradas en 2005, no ha podidoevitar que una miríada de gruposrebeldes haya surgido en distintosrincones del país.

A finales de 2008, con un fuer-te apoyo de Naciones Unidas (quecambió su fuerza militar MINURCApor otra de estabilización, conoci-da como BINUCA), tuvo lugar enBangui un “diálogo político inclu-

sivo”, con el fin de pacificar elpaís. Desde entonces, algunos gru-pos rebeldes han aceptado inte-grarse y deponer las armas, perootros prefirieron mantenerse almargen. La sopa de letras de orga-nizaciones insurgentes, activas ono, repartidas por casi todo el pa-ís parece no tener fin: CPJP, APRD,FDPC, UFDR, MLJC, FPR... El últimoen sumarse a este infame club hasido el LRA ugandés. A ellos hayque añadir otros grupos armados,como cazadores furtivos y bandi-dos que hacen ganancia en río re-vuelto; sobre todo, los conocidoscomo “cortadores de carreteras”,que desde hace años lanzan ata-ques sorpresa contra vehículos ydespojan a los incautos viajeros detodas sus pertenencias. Además,no raramente son las propias fuer-zas gubernamentales (conocidascomo FACA) las que cometen ex-torsiones contra la población.

Los expertos en seguridad di-cen que la situación ha mejoradoen el último año, aunque con ma-tices. El este y partes del norte deCentroáfrica se consideran comozonas de peligro elevado, el oestey el centro como regiones de peli-gro moderado, y solo Bangui y lasprovincias del sur parecen gozarde una seguridad algo más razo-nable. El último episodio de estahistoria de conflictos y conspira-ciones tuvo lugar a primeros de ju-nio de este año, cuando el presi-dente Bozizé destituyó a su sobri-no, el todopoderoso ministro deminas Sylvain Ndoutingai, uno delos hombres más ricos del país, aquien se acusó de estar preparan-do un golpe de Estado.

Un Estado fallidoPero esta historia de golpes y

grupos armados bien podría con-siderarse como el síntoma de unproblema que está en el fondo

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 27

Page 14: Misioneros Nº 127

de esta situación tan volátil, yes la existencia de un Estado fa-

llido, algo que viene de lejos. Elpaís apenas tiene una red de ca-rreteras que permitan las comuni-caciones, no existen industrias(con la notable excepción de la fá-brica de la omnipresente cervezaMocaf) y los servicios públicosesenciales solo se sostienen conpinzas, gracias a las 40 agenciashumanitarias que operan en elpaís con limitados recursos. Porno tener, la República Centroafri-cana no tiene ni población, o casi.Su territorio es algo más grande

que Francia, pero está poblado na-da más por 4.400.000 habitantes,de los cuales cerca de la mitad ne-cesitan ayuda alimentaria.

Sus recursos naturales, nota-blemente los diamantes y el oro,proporcionan grandes ganancias alas compañías extranjeras que losexplotan y a una élite de centroa-fricanos bien situados, que sacansu buena tajada de estos negocios.Hay también reservas de caza con

albergues de lujo, adonde acudenen aviones privados jeques árabes,millonarios norteamericanos ymiembros de aristocracias euro-peas. El comercio, hoy como ayer,sigue en manos de la influyentecomunidad libanesa, que tantopreocupa a Israel, por su supuestoapoyo económico a Hezbolá. Muypocos de los beneficios de estasactividades económicas llegan alos cientos de miles de personas

que sobreviven con el trapicheodel pequeño comercio en los ba-rrios populares de Bangui, como elKilomètre 5 o el PK 12; o a los cam-pesinos del interior, que ven cómoun grupo armado tras otro les ro-ba sus cosechas. Además, desdehace varios años, la fiebre del dia-mante ha causado muchas ruptu-ras familiares y ha traído más po-breza a quienes acuden a las can-teras para probar fortuna. Los quepasan el día con el agua hasta lacintura, cribando la tierra con laesperanza de encontrar el brillo dealguna piedrecita como un granode arroz, recibirán solo una pe-queña comisión, si tienen la suer-te de encontrar el preciado tesoro.Huelga decir que muchos vuelvena sus hogares con los bolsillos va-cíos y enfermos, después de ha-berse gastado los pocos francos deganancia en alcohol y prostitutas.

A principios de mayo, la cap-tura del número tres del LRA, elgeneral Caesar Acellam, fue am-pliamente difundida como una se-

28 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

P R I M E R P L A N O

Cerca de 150.000 centroafricanosviven hoy en campos

de refugiados en países vecinos.

Page 15: Misioneros Nº 127

ñal de que la estrategia contraesta insurgencia en el este delpaís está dando buenos resulta-dos, sobre todo desde que el añopasado el presidente Obama die-ra luz verde al envío de asesoresmilitares norteamericanos paraayudar en la lucha contra los re-beldes ugandeses. Pero incluso simañana el mismo Kony fuese de-tenido y todos sus guerrilleros serindieran, quedaría aún sin resol-ver la cuestión de fondo de quéhacer con el corazón de África. Uncorazón que se extiende desdeCentroáfrica al este, en el Sur deSudán, y al sur, en la República De-mocrática del Congo, y que pade-ce una enfermedad crónica de di-fícil curación: la existencia deenormes zonas de jungla habita-das por millones de personas de-jadas a sus propios recursos, conausencia de instituciones públicasfuertes que aseguren serviciosesenciales y con la esperanza devida más baja del planeta.

JOSÉ MANSO ORTIZ

Una Iglesia todavía frágilUna Iglesia todavía frágilos católicosen la Repú-blica Cen-

troafricana repre-sentan un 25%,más o menos elmismo porcentajesumado por lasdistintas Iglesiasprotestantes. Losmusulmanes lleganal 15%, aunque suinfluencia aumentaa marchas forza-das. Una buenaparte de la pobla-ción sigue creen-cias animistas.

Si bien la presen-cia de los primerosmisioneros en elpaís se remonta a1909, cerca de me-diados de siglo ha-bía en Centroáfricaun solo sacerdotelocal, BarthélemyBoganda, el padrede la patria, que,tras casarse, se de-dicó a la política.En 1970 solo habíaonce curas centro-africanos; nada ex-traño, si se piensaque el primer se-minario se abrió

en 1983. Estandoasí las cosas, sor-prende poco quela gran mayoría delos prelados hayansido misioneros ex-tranjeros, entreellos, el combonia-no español Mons.Juan José Aguirre,obispo de Bangas-sou. Desde media-dos de los añosnoventa, las voca-ciones, tanto sacer-dotales como a lavida religiosa, au-mentan de formaconstante.

Durante los últi-mos años, las nue-ve diócesis de laIglesia católica hansufrido fuertes ten-siones, que han su-puesto una pruebade fuego para suscomunidades. En2009 el Vaticanoobligó al arzobispode Bangui y alobispo de Bossan-goa (entonces pre-sidente de la Con-ferencia Episcopal)a dimitir por "faltasgraves". Un número

importante desacerdotes localesprotestaron e inclu-so estuvieron apunto de hacer laque hubiese sido laprimera huelga decuras en la historiade la Iglesia. Tresaños después, lasaguas parecen ha-berse calmado; so-bre todo, tras elnombramiento decuatro nuevos obis-pos para las dióce-sis de Bangui, Bos-sangoa, Berberati yAlindao. Tres deellos son centroafri-canos (dos religio-sos y un diocesa-no) y otro es deGhana (este últi-mo, de la Sociedadde Misiones Africa-nas). A pesar deestos problemasinternos, la Iglesiaofrece a la pobla-ción un camino deesperanza y servi-cios esenciales, co-mo escuelas, centrosde salud y otrosservicios socialesde importancia.

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 29

L

Page 16: Misioneros Nº 127

Hostigadas por aquellos que tienen el poder. Así han vivido durante siglos las pobla-ciones indígenas. Antes, bajo la amenaza de la colonización y de los caciques. Ahora,amedrentadas por la sed insaciable de las multinacionales en su deseo de producira costa de hacerse con la selva que habitan, la tierra que cultivan y la cultura quecustodian desde hace siglos. Frente a esta situación, la Iglesia, más allá de crearuna pastoral indígena, ha trabajado y trabaja para hacer visibles a estas comunida-des, que representan el 6% de la población mundial y que comienzan a contar coninstrumentos para defender sus derechos. Y también, los del planeta.

I N F O R M E

30 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

n los años 60, los indiosxavantes fueron expulsa-dos de su selva, en la re-gión brasileña de Mato

Grosso. Ya en la Conferencia Mun-dial del Clima que acogió Río deJaneiro en 1992, la empresa italia-na AGIP respondió a las denunciasde expropiación que se acumula-ban sobre ella y mostró su volun-tad de devolverles esta tierra. Ungesto que no se materializó hasta2004, cuando los xavantes se con-vertían en propietarios de esta re-serva de 165.241 hectáreas, no sinproblemas con los hacendados ycampesinos que habían ocupadosu espacio. Lamentablemente, asu regreso –en el que han contadocon el apoyo de Manos Unidas–

estos nativos se toparon con queel 90% de la selva amazónica quesus ancestros habían mimado ha-bía sido destruida.

Cuatro décadas para rozar unpunto de no retorno. Esta pareceser la dicotomía entre buena vo-luntad y realidad que recoge la De-claración de Naciones Unidas sobrelos Derechos de los Pueblos Indíge-nas, aprobada en septiembre de2007, tras más de 20 años de ne-gociaciones. Por primera vez se re-conocía el derecho a la libre deter-minación de estos pueblos, su de-recho a la propiedad de la tierra,junto con los recursos y derechoscolectivos. Llegaba casi dos déca-das después de que la Organiza-ción Mundial del Trabajo (OMT) les

dotara del primer instrumento le-gal para defenderse ante los tribu-nales. “Los pueblos indígenas y tri-bales deberán gozar plenamentede los derechos humanos y liberta-des fundamentales, sin obstáculosni discriminación”, reza el artículo3 del Convenio 169 de la OMT, quedata de 1989, en el que también seapunta que “no deberá emplearseninguna forma de fuerza o decoerción que viole los derechos hu-manos y las libertades fundamen-tales de los pueblos interesados”.

A este documento se encomien-dan todas las comunidades localesque, de una manera u otra, se sien-ten amenazadas cuando una mul-tinacional –véase Pluspetrol enel sureste de Perú– logra hacer-

E

Page 17: Misioneros Nº 127
Page 18: Misioneros Nº 127

32 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

se con el control de la región enla que han habitado desde hace

siglos, para explotar las reservasde gas, pues sus habitantes nocuentan con contrato o acredita-ción alguna más allá de su acervocultural. O las desencantadas conun Gobierno, como el boliviano,que, pese a ejercer de abanderadode sus derechos, cambia de terciocuando el empeño por subirse alcarro del desarrollo exige la cons-trucción de una carretera que atra-viesa la selva de sus ancestros y lesdivide como pueblo, como cultura.

Este marco legislativo interna-cional se ha revelado como el pun-to de partida de unas enrevesadasbatallas legales que, en la mayoríade los casos, no se han saldado convictorias determinantes de estospueblos indígenas, que agrupan a370 millones de personas y repre-sentan el 6% de la población mun-dial. “La mayoría de los países yahan firmado acuerdos, establecido

leyes nacionales y apoyado la De-claración de las Naciones Unidas.Hay que seguir, sin embargo, exi-giendo que los Estados cumplancon sus obligaciones y compromi-sos en todas las acciones, finanzasy políticas de desarrollo, y que es-tablezcan los arreglos apropiados anivel nacional, para que se imple-menten estos acuerdos”, defiendeOnel Masardule, del pueblo kuna yportavoz de la Fundación para laPromoción del Conocimiento Tradi-cional de Panamá.

Formación integral“Entre los retos actuales se en-

cuentra mejorar el acompañamien-to a la población, para que conoz-can cómo defenderse con el fin deque se reconozca su tierra; lo quese traduce en un mayor apoyo ad-ministrativo para que la ley seamás comprensible y accesible a surealidad, esto es, liberar el papeleo,para que ellos se puedan desenvol-

ver en estas situaciones”, aseguraHenar Gutiérrez, responsable de laFundación Acción Marianista parael Desarrollo, quien apunta a unasunto tan evidente como olvidado:las distancias. “Para un indígena,desplazarse más allá de la munici-palidad para rellenar un formularioo entregar un documento suponeun coste imposible de asumir”. Deahí que el trabajo de esta funda-ción eclesial se centre en una for-mación integral en la que no solose busca ofrecer talleres ocupacio-nales –donde los profesores hablantanto el castellano como la lenguaoriginaria, el techí en el caso de laregión guatemalteca de la que aca-ba de regresar Henar–, sino que,paralelamente, se les enseña a de-senvolverse en el registro de sushijos, cómo arreglar litigios porocupación de un territorio...

Se trata de poblaciones muyvulnerables. Sufren, por un lado, elacoso de los actores locales, y, porotro, el del Gobierno correspon-diente, que no duda en modificarleyes si la propuesta de una em-presa resulta más rentable quemantener la promesa de respetodada a la comunidad.

Con una cifra próxima a los 370 millonesde personas, los pueblos indígenas

representan el 6% de la población mundial.

I N F O R M E PUEBLOS INDÍGENAS

Page 19: Misioneros Nº 127

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 33

En Brasil, el principal informeanual sobre violencia indígena, quecorre a cargo del Consejo Indige-nista Misionero (CIMI), denunciaque, entre 2003 y 2011, un total de503 nativos fueron asesinados enmedio de pleitos de propiedad opor incursiones ilegales de empre-sas en sus reservas. Su principalpreocupación radica en el aumentode los suicidios en las aldeas, “porla desesperación de los indígenasante la omisión por parte del poderpúblico”. La Conferencia Nacionalde Obispos de Brasil también ha ca-lificado de “auténtico genocidio” ladiscriminación y asesinatos que es-tán sufriendo, en concreto, los gua-raní-kaiowá. La situación de losmapuches en Chile no es muchomejor, como denuncia el obispo deTemuco, Manuel Camilo Vial Riso-patrón, que ha pedido su “recono-cimiento constitucional”, para quepuedan defenderse de los recientesataques policiales que ocurren cadavez que salen a la calle para reivin-dicar sus derechos.

“En algunos países son los gru-pos armados, ligados al contra-bando y la drogadicción, los quehostigan a los poblados”, relataGutiérrez, que explica: “A travésdel miedo, les obligan a abando-nar su zona de referencia, quesuele coincidir con zonas selváti-cas profundas, lo que permite aestos grupos esconderse y cultivarla coca. Basta el asesinato de unniño para que el pueblo respondacon la huida del territorio”. Henarha podido comprobar cómo hansufrido en persona esta situaciónen Guatemala y en Colombia, don-de ha trabajado para la citada Ac-ción Marianista.

“Otro de los puntos clave es elreconocimiento de su memoriahistórica, que pasa por no olvidarel horror sufrido por estos pue-blos. Resulta un pilar clave para

restaurar su ser y hacer. En Guate-mala, la diócesis de Alta Verapazha dado un paso al frente en estesentido, con relación al conflictointerno que vivió el país en las úl-timas décadas. Cuando se descu-brió que el Ejército estaba hosti-gando a las familias que decidíanhacerse las pruebas de ADN paradescubrir si los cadáveres de las fo-sas comunes eran de sus familia-res, con lo que eso implicaba paralos militares, el Obispado decidióceder instalaciones para cotejar

esos análisis respetando la intimi-dad de las familias, lo que ha he-cho que muchas de ellas pierdan elmiedo ante posibles represalias”.

Respaldo eclesialEste es solo un ejemplo del

compromiso adquirido por la Igle-sia desde hace décadas para de-fender los derechos de aquellosque se han quedado sin tierra, queven amenazada su identidad comopueblo. Porque, cuando sobre elpapel no tenían derecho alguno,

El misionero comboniano Juan Antonio Fraile en compañía de un grupo de indígenas pigmeos.

Page 20: Misioneros Nº 127

y el término “ecología” era tansolo un tecnicismo, obispos,

sacerdotes, religiosos, religiosas ylaicos se empapaban de la manerade vivir, contemplar y obrar de losindígenas, haciéndose como ellos.Y mucho antes de que se crearanorganismos internacionales, tantodesde Roma como a pie de misión,se velaba por su dignidad. Y no co-mo meros espectadores.

Durante 12 años, el combonianoJuan Antonio Fraile ha trabajadocodo con codo con los pigmeos enla República Democrática del Con-go, lo que le ha hecho descubrir“hasta dónde puede llegar la mar-ginación. Son los últimos, los másdespreciados en el país. Hasta talpunto que muchos bromean y ase-guran que se encuentran entre elchimpancé y el hombre. Incluso seles quiso excluir del censo en lasprimeras elecciones del país. Hanvivido tantos siglos de opresión,que resulta complicado hacerlescambiar de mentalidad y lograr quecrean que se deben hacer valer”.

Educación y sanidad son los pi-lares del trabajo en las escuelas ru-rales que regentan los misioneros,para que logren esquivar la altamortalidad, que amenaza con ha-cerles desaparecer, y para que pue-dan tener herramientas para ha-cerse valer. “Si no son capaces deconocer, defender y reclamar susderechos, estoy convencido de quedesaparecerán como pueblo. Esteacoso les ha llevado, sin necesidadde ser nómadas, a abandonar susterritorios originarios para avan-zar al interior de la selva. El pro-blema es que la deforestación y laexplotación les están dejando sinmás selva”. Unos 25 años despuésde que los combonianos abrieransus primeros centros de formaciónpara estas comunidades, aquellosniños son ya padres –algunos, in-cluso, profesores y comadronas–

conscientes de lo que la defensade sus raíces puede beneficiarles.

Este es uno de los motivos porlos que los indígenas han queridoreivindicarse como protagonistasde la cumbre climática Río+20,celebrada a finales de junio en lacapital brasileña, afrontando estacita con el temor de que esa “eco-nomía verde” que han abanderadolos líderes políticos se traduzca enuna privatización del bosque. Y esque, más que ninguna otra pobla-ción, ellos se presentan como víc-timas directas del calentamiento

global y de la destrucción de la ca-pa de ozono, pues su relación ínti-ma y cotidiana con la naturalezales hace padecer la explotación deesa tierra que para ellos es sagra-da y de cuya diversidad biológicase sienten guardianes.

Así, frente a la concepción oc-cidental de la propiedad individualy la idea de que la naturaleza es-tá al servicio de los intereses delhombre, estas comunidades tie-nen lo que Neva Collings –una delas mayores expertas en aboríge-

nes australianos– viene a describircomo “una conexión espiritual,cultural, social y económica” con lanaturaleza, que hace que la sien-tan como parte de su ser y que leslleva a la identificación con la tie-rra que cultivan o los animales quela habitan; muy lejos de la visióndel espacio en el que viven comoun bien que explotar a su antojo.

De ahí el sentido de marchascomo las llevadas a cabo en Boliviaen contra de la construcción deuna carretera y de la brutal repre-

34 misioneros NÚM. 127, VERANO DE 2012

I N F O R M E PUEBLOS INDÍGENAS

La sobreexplotación de la naturaleza estáarrebatando las tierras a los indígenas

y amenazando su identidad como pueblos.

Page 21: Misioneros Nº 127

sión policial ejercida, o protestascomo las protagonizadas haceunas semanas por 300 indios,campesinos, pescadores y ecologis-tas en la región amazónica de Al-tamira, donde se construye la cen-tral hidroeléctrica de Belo Monte.La obra, que tendrá un coste de10.600 millones de dólares, causa-rá daños irreparables en el río Xin-gú, afluente del Amazonas, puesobligará a inundar más de 500 ki-lómetros cuadrados de selva, loque llevará a 50.000 personas aabandonar sus hogares. “En el ca-so del indígena, para acabar con sucultura, basta con quitarle la tie-rra. Sin la tierra el indio no sobre-vive”, explica el líder indigenistaCarlos Terena. No se puede olvidar,por ejemplo, que los indígenasejercen de cuidadores de más de7.000 lenguas que corren el riesgode desaparecer casi en su totalidaden el próximo siglo, en la medidaen que resultan invisibles paraaquellos que toman las decisionesen el planeta. Cerca del 97% de lapoblación mundial habla el 4% delos idiomas, mientras que solo un3% habla el 96% restante.

Un acervo cultural desprotegi-do, que únicamente es la puntadel iceberg de su marginación so-cial. Los indígenas constituyen el15% de los pobres del mundo yrepresentan la tercera parte delos 900 millones de indigentes delas zonas rurales. Por poner unejemplo, sólo en México, de los15,7 millones de indígenas quehabitan el país, ocho de cada diezviven en la pobreza. En EstadosUnidos, un indígena tiene 600 ve-ces más probabilidades de con-traer tuberculosis, y su esperanzade vida es hasta 20 veces inferiora la de aquel que no es indígena.Lo denuncia el único estudio glo-bal amparado por la ONU queexiste hasta la fecha (data del año2008), y lo pone de manifiesto laIglesia. Así, el cardenal ClaudioHummes, presidente de la Comi-sión Episcopal para la Amazonía,no se cansa de repetir una y otravez cómo “los indígenas deberíanpoder decidir lo que es importan-te para ellos. Por lo general, no esasí; sus tierras son invadidas, yellos, pisoteados”.

JOSÉ BELTRÁN

NÚM. 127, VERANO DE 2012 misioneros 35

uando en los 70 lle-gué a Colombia ycomenzamos a tra-

bajar en Nauta, en plena sel-va, lo hicimos sin pretensio-nes ni grandes proyectos, si-no desde la humanidad y laobediencia", relata la agusti-na misionera Ángeles Ber-nardo, que hoy, cuatro dé-cadas después, siente "grati-tud por el continuo discerni-miento en el que hemos vi-vido". Una labor callada,desde un proceso de incultu-ración permanente, que lesllevó a pasar desde un tratodiario con sus vecinos indí-genas, a crear un centro decapacitación, que no funcio-na solo como escuela parala formación de jóvenes yadultos, sino como espaciode integración social y recu-peración de la lengua nativa,el cocama. "Hay que ser loque se es. Esta es mi máxi-ma cuando se trata de abor-dar los derechos de los nati-vos. Por eso, las raíces de unpueblo no se pueden perder.De ahí la importancia, másincluso que del idioma, delpensamiento. Aquel que seacerque a estos pueblos de-be hacerlo con el respeto asu manera de pensar", ase-gura, mientras recuerda có-mo a su llegada "utilizar elcocama era signo de con-frontación y violencia frenteal castellano, mientras queahora se vive como una ri-queza de diversidad cultu-ral". "Los indígenas comien-zan a estar orgullosos de susorígenes y a sentirse autóno-mos", explica a sus 80 añosesta misionera leonesa.

C

“Las raíces de un pueblo no se pueden perder”

Page 22: Misioneros Nº 127