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La formación del profesorado del siglo XXI, por JACQUES BOUSQUET UNA AMPLIACION INMEDIATA DE LA PROSPECTIVA Los sistemas de formación del profeso- rado, actualmente en elaboración, alcan- zarán su pleno rendimiento hacia 1980. Los jóvenes profesores formados en 1980 con- tinuarán en ejercicio profesional todavía para el ario 2020. Con gran probabilidad, los niños educados en el ario 2020 vivirán todavía alrededor de la última década del siglo. Si es verdad que los problemas edu- cativos, en general, son problemas del fu- turo, esto resulta aún más verdad del pro- blema de la formación de los profesores. La prospectiva debería constituir en este cam- po parte integrante de toda acción míni- mamente racionalizada. LAS INTERACCIONES SOCIEDAD- EDUCACION-CUERPO DOCENTE Como puede deducirse de este solapa- miento de las generaciones y de la inciden- cia muy directa que nuestras decisiones actuales pueden tener sobre el futuro le- jano, las interacciones son particularmen- te sensibles, resultando difícil la elección del momento (hoy, ario 2000, primer tercio del siglo XXI), así como la del factor (socie- dad-educación-cuerpo docente) a partir de los cuales comenzar a construir la ca- dena de relaciones prospectivas. Al reflexionar sobre la futura evolución de la profesión docente —su estructura, su estatuto y sus funciones— la primera que surge es que dicha evolución vendrá deter- minada por la evolución de la educación. Sin embargo, se trata de un paralogismo en el que confluyen lo racional deseable y lo posible realizable. Desde un punto de vista estrictamente racional, resultaría tentador el intentar definir lo que debería ser la evolución de la educación —por ejemplo, durante los primeros decenios del siglo xxi— en función del desarrollo lógi- co previsible, por una parte, a la luz de las necesidades económicas, sociales y cul- turales, y, por otra parte, a la luz de los recursos financieros, tecnológicos y con- ceptuales, para, partiendo de esta edu- cación lógicamente necesaria y posible, de- ducir lo que el educador va a ser y lo que va a hacer. Pero, en la realidad, el problema se plan- tea de modo diferente. El cuerpo docente no es sólo una resultante de la evolución de la educación, sino que representa, al mismo tiempo, uno de los factores más im- portantes ; de la misma manera, la educa- ción influencia a la sociedad no menos que es influenciada por ella. No nos ha- llamos en presencia de un modelo de tipo lineal (la sociedad condiciona a la educa- ción, la cual condiciona, a su vez, las fun- ciones del cuerpo docente), sino ante un sistema de interacciones extremadamente 63

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Page 1: La formación del profesorado del siglo XXI,fe002a2… · siglo xxi— en función del desarrollo lógi-co previsible, por una parte, a la luz de las necesidades económicas, sociales

La formación del profesorado del siglo XXI,por JACQUES BOUSQUET

UNA AMPLIACION INMEDIATADE LA PROSPECTIVA

Los sistemas de formación del profeso-rado, actualmente en elaboración, alcan-zarán su pleno rendimiento hacia 1980. Losjóvenes profesores formados en 1980 con-tinuarán en ejercicio profesional todavíapara el ario 2020. Con gran probabilidad,los niños educados en el ario 2020 vivirántodavía alrededor de la última década delsiglo. Si es verdad que los problemas edu-cativos, en general, son problemas del fu-turo, esto resulta aún más verdad del pro-blema de la formación de los profesores. Laprospectiva debería constituir en este cam-po parte integrante de toda acción míni-mamente racionalizada.

LAS INTERACCIONES SOCIEDAD-EDUCACION-CUERPO DOCENTE

Como puede deducirse de este solapa-miento de las generaciones y de la inciden-cia muy directa que nuestras decisionesactuales pueden tener sobre el futuro le-jano, las interacciones son particularmen-te sensibles, resultando difícil la eleccióndel momento (hoy, ario 2000, primer terciodel siglo XXI), así como la del factor (socie-dad-educación-cuerpo docente) a partirde los cuales comenzar a construir la ca-dena de relaciones prospectivas.

Al reflexionar sobre la futura evoluciónde la profesión docente —su estructura, suestatuto y sus funciones— la primera quesurge es que dicha evolución vendrá deter-minada por la evolución de la educación.Sin embargo, se trata de un paralogismoen el que confluyen lo racional deseable ylo posible realizable. Desde un punto devista estrictamente racional, resultaríatentador el intentar definir lo que deberíaser la evolución de la educación —porejemplo, durante los primeros decenios delsiglo xxi— en función del desarrollo lógi-co previsible, por una parte, a la luz delas necesidades económicas, sociales y cul-turales, y, por otra parte, a la luz de losrecursos financieros, tecnológicos y con-ceptuales, para, partiendo de esta edu-cación lógicamente necesaria y posible, de-ducir lo que el educador va a ser y lo queva a hacer.

Pero, en la realidad, el problema se plan-tea de modo diferente. El cuerpo docenteno es sólo una resultante de la evoluciónde la educación, sino que representa, almismo tiempo, uno de los factores más im-portantes ; de la misma manera, la educa-ción influencia a la sociedad no menosque es influenciada por ella. No nos ha-llamos en presencia de un modelo de tipolineal (la sociedad condiciona a la educa-ción, la cual condiciona, a su vez, las fun-ciones del cuerpo docente), sino ante unsistema de interacciones extremadamente

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complejo, dentro del cual cada uno de loselementos interviene continuamente entodos los demás. Sin duda, todo estudioprospectivo se enfrenta con dificultades deeste tipo, pero, en el caso que nos ocupa,revisten una importancia a todas lucesparticular.

Creo que no poseemos en la actualidadlos instrumentos combinatorios que nospermitirían resolver semejante problemacon cierta precisión. Si, a pesar de todo,queremos descifrar algo del futuro, es pre-ciso, sobre todo tratándose de un estudiotan apresurado como el presente, renun-ciar a mayores pretensiones, aceptandouna hipótesis de conjunto (la sociedadpost-industrial del ario 2000) e intentarimaginar lo que serían en ella la educa-ción y el cuerpo docente. No olvidaremos,sin embargo, que se trata de una merahipótesis —casi de un deseo— e intentare-mos conservar en la mente las posibilida-des de interacciones.

Pasamos, pues, a examinar sucesiva-mente :

La legitimidad de adoptar como hi-pótesis básica el advenimiento de unasociedad post-industrial.El tipo de educación necesaria parauna sociedad post-industrial.El tipo de educación posible en unasociedad post-industrial.Las funciones y el estatuto del profe-sor en la educación de una sociedadpost-industrial.La actitud del profesorado frente auna educación de tipo post-indus-trial.Las líneas generales del reclutamien-to y la formación de profesores en lasociedad post-industrial.Las medidas inmediatas que conven-dría adoptar.

LA HIPOTESIS BASICA:EL ADVENIMIENTO DE UNASOCIEDAD POST-INDUSTRIAL

El cuadro que pasamos a describir esutópico en la medida en que lo es una so-ciedad post-industrial estable. En efecto,la extrapolación de la curva de desarrolloconstituye de por sí un procedimiento in-seguro; resulta perfectamente posible que

el progreso técnico-económico, superadocierto umbral, dé lugar a retroacciones ne-gativas hoy día mal previstas, de maneraque nos hallemos en el camino de la ca-tástrof e atómica o en el de la degeneraciónde la sociedad y la persona. Sin embargo,las hipótesis pesimistas sólo nos interesanen la medida en que interesa evitarlas; es,pues, completamente normal tomar comopunto de partida la hipótesis optimista,analizando cómo la educación puede fa-cilitar el advenimiento de una sociedadpost-industrial y su consolidación, en pri-mer lugar, en los países más desarrolladosy, posteriormente, a escala planetaria.

LA EDUCACION QUE NECESITA UNASOCIEDAD POST-INDUSTRIAL

Concuerdan los futurólogos en imaginarque la sociedad post-industrial estará ca-racterizada por :

Una economía del saber (saber y sa-ber utilizar el saber constituyen laúnica fuente de plusvalía; todas lasprofesiones tienden a la intelectuali-zación).La acumulación vertiginosa de cono-cimientos científicos y culturales.El aumento de la duración media dela vida humana.La importancia de la organizaciónante la creciente complejidad de laciencia, la tecnología y la sociedad.

A cada una de las características enun-ciadas corresponden determinadas solu-ciones educacionales :

1) Una economía del saber exigirá queel mayor número posible de individuos lle-gue al más alto nivel de conocimientos; elobjetivo será, por tanto, una enseñanza su-perior universal y gratuita.

2) La explosión de conocimientos (cien-tíficos, técnicos y culturales) provocará elabandono de los programas tradicionales(listas de datos). La enseñanza se conver-tirá en un aprendizaje de la investigacióny de la estructuración personal de datos,una iniciación a la experimentación cien-tífica y al trabajo intelectual, una intro-ducción al buen uso y a la crítica de lacultura-ambiente.

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3) La aceleración del progreso científi-co y técnico impondrá a los trabajadores—que, al final, serán todos trabajadores in-telectuales— un recyclage permanente;por otra parte, el aumento de la edad me-dia de la vida humana (noventa-cienarios) tornará irrisoria una formación quehaya de darse por concluida alrededor delos veinte arios. La educación permanenteconstituirá una necesidad absoluta.

4) La importancia de la organizaciónexigirá que reciba una formación de diri-gente el mayor número posible; el des-arrollo de la iniciativa y la responsabilidad,el aprendizaje de la gestión y el mando, lacapacidad para elegir y controlar a los di-rigentes de la sociedad, aspectos todosellos reservados ayer a una elite, deberíanllegar a ser elementos de toda educacióngeneral.

Pero el desarrollo mismo de la sociedadposindustrial arriesga provocar graves re-troacciones negativas : desintegración delsentido social, tensiones emotivas, conflic-tos generacionales, catástrofe nuclear obacteriológica. La educación deberá no so-lamente adaptarse a las necesidades de lasociedad post-industrial, sino, además, ve-lar por la supervivencia de dicha sociedad.Estos aspectos remediables de la educaciónserán objeto de una atención mayor cadadía, a medida que la humanidad vaya to-mando conciencia de la fragilidad de suextraordinario progreso; en caso contra-rio, no habrá ni humanidad ni educación.

a) La desaparición o debilitamiento delas estructuras tradicionales, la compleji-dad y, con frecuencia, la inestabilidad delas nuevas relaciones sociales exigirán, yadesde el jardín de niños y durante toda lavida, una educación práctica para la co-municación con el otro.

b) Las tensiones emocionales —provo-cadas por el aislamiento del individuo enuna sociedad compleja, el peso de las li-bertades y las responsabilidades genera-lizadas y acrecentadas por la ansiedad delcambio permanente, por la excesiva rique-za de información, por las tentativas deuna economía de la abundancia— condu-cirán a insistir sobre la educación afectiva(educación socio-psicológica y psico-so-mática, amor a la naturaleza, creación, re-flexión).

c) La rebelión de la juventud, que ha-brá sumado a sus filas a la primera ado-lescencia y, quizá, a los niños, obligará ala autoridad académica a revisar radical-mente el estilo tradicional de la escuela yde la enseñanza; se generalizarán fórmu-las inspiradas en la pedagogía institucio-nal; la autoevaluación y la evaluacióngrupal sustituirán a los exámenes y a lasclasificaciones de los alumnos; desapare-cerán los programas secuenciales, que im-ponen al conocimiento un orden preesta-blecido; la relación profesor-alumno, araíz de estos hechos, se tornará mucho másespontánea y fácil. En especial la escueladejará de ser exclusivamente una prepa-ración para el mañana del adulto; serátambién, y sobre todo, preparación para lavida presente del muchacho. Nada de estocausará escándalo, sino que todo el mundoaceptará que una plenitud de vida en lajuventud constituye la preparación ópti-ma para la vida adulta.

d) Finalmente, si la humanidad llegaa tomar en serio la amenaza de una guerraatómica y biológica (en caso contrario, re-petimos, corre el riesgo de no existir parael ario 2000), la educación para la paz ocu-pará un lugar de prioridad absoluta; elcuadro de los horrores de la guerra pasa-da y futura, el análisis de los mecanismosreales de los conflictos, el costo de la in-justicia social, la estimación positiva deotras maneras de ver y de vivir, la impe-riosa necesidad de que los países ricoscompartan con los más pobres, etc...,constituirán otros tantos temas esencialesde estudio y discusión.

LA EDUCACION POSIBLE EN UNASOCIEDAD POST-INDUSTRIAL

Ahora bien, es notable que la sociedadpost-industrial suministrará los mediosnecesarios para producir el tipo de educa-ción que necesita; en otros términos, lonecesario resulta ser también, en este caso,lo posible.i) Ante todo, los países que hayan en-

trado en la época post-industrial dispon-drán, por definición, de un producto na-cional que les permitirá hacer frente algasto de la educación permanente a nivel

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de una enseñanza superior gratuita y re-tribuida para todos.

ii) Los futurólogos están de acuerdo enaceptar que el tiempo de trabajo se verásensiblemente reducido (entre veinticincoy treinta horas por semana), viéndose in-crementado en otro tanto el tiempo libre,el cual, a su vez, significa una posibilidady una demanda de educación permanentey de cultura.

iii) Máquinas de aprender (ordenado-res, cine, televisión, teléfono, laboratoriosde idiomas, etc...), incesantemente perfec-cionados y cada día más asequibles, per-mitirán una enseñanza personalizada; alobjetivar la información, facilitarán laautonomía del grupo de niños y la crea-ción de un nuevo tipo de relaciones con elprofesor; finalmente, estos artefactosconstituirán preciosos instrumentos de au-todidactismo y harán posible de hecho laeducación permanente.

iv) Las máquinas, sin embargo, repre-sentan sólo el aspecto más llamativo de latecnología; los progresos de la epistemo-logía genética, de la semiología y de lasocio-psicología no revestirán, sin duda,importancia menor. El desarrollo de laepistemología genética permitirá una pro-gramación más racional y ágil de los co-nocimientos. La semiología pondrá a dis-posición de la enseñanza técnicas de men-sajes mucho más sofisticadas. La dinámicade grupos ayudará a resolver los problemasafectivos que constituyen, quizá, el princi-pal obstáculo para la comunicación y, enconsecuencia, para el aprendizaje.

v) Los riesgos aterradores que puedaprovocar la manipulación del cerebro hu-mano deberían ser un obstáculo para queviéramos las posibilidades benéficas de lafisio-electroquímica: movilización oportu-na de la atención, estimulación y enrique-cimiento de la memoria, neutralización detendencias patológicas, etc. Dentro de lahipótesis optimista por la que aquí hemosoptado, es de prever que la humanidadhabrá logrado el dominio y el buen uso desus nuevos poderes.

vi) La educación, a lo largo de los úl-timos siglos, ha sido asunto de adminis-tradores-políticos y de pedantes; la refle-xión sobre la educación apenas si tuvo afi-cionados. Numerosos indicios dan pie a

pensar que esta situación se halla en tran-ce de cambio : La educación empieza a serreconocida como el centro mismo del fe-nómeno humano, tendiendo a convertirseen una ideología en sí misma. Podemos, enconsecuencia, imaginar que el progreso vi-sible de la educación a comienzos del si-glo XXI vendrá sostenido por una nuevafilosofía de la educación, concebida a lavez como el medio y la esencia de una li-beración ilimitada del hombre.

EL PROFESOR DE LA SOCIEDADPOST-1NDUSTRIAL

Necesidades y medios nos permiten así,pues, trazar un cuadro suficientementepreciso de una educación posible en la so-ciedad post-industrial. En primer lugar, laeducación, en una sociedad de este tipo(sociedad del saber, sociedad de responsa-bilidades y libertad, sociedad de comuni-cación) tendría una importancia muchomayor de la que en nuestro tiempo tiene.Esta importancia se traduciría especial-mente en el acceso de todos a un nivel su-perior de estudios y por el triunfo de laeducación permanente. Pero esta mismaextensión de la educación contribuirá in-dudablemente a cierto desdibujamiento delas fronteras de la educación; nocionescomo edad escolar y grado de enseñanzase difuminarán; desaparecerá la obsesiónde los títulos académicos; las escuelas noserán más que uno entre muchos otros ser-vicios educativos; la educación, omnipre-sente, será descentralizada y desinstitu-cionalizada. La transmisión de los datosde conocimiento pasará a un segundo pla-no; se hará hincapié sobre la estructura-ción de los conocimientos, la preparaciónal trabajo intelectual, la organización y laresponsabilidad, el uso de la libertad, laeducación afectiva y la comunicación conlos demás, la conciencia plena de la uni-dad humana. Finalmente, la educacióndispondrá de medios materiales (máqui-nas de aprender) e intelectuales (episte-mología, dinámica de grupos, psicologíaprofunda, filosofía general de la educa-ción) considerablemente más fuertes quelas actuales.

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¿Qué tipo de profesor corresponderá aeste tipo de educación?

1. Se acepta, en general, que las actua-les categorías por niveles (profesores deenseñanza primaria, de secundaria o su-perior) y por asignaturas (profesores delenguas, de matemáticas, de ciencias so-ciales, etc.) desaparecerán para ser susti-tuidas por dos grandes categorías : los in-genieros de la información y los consejerosdel aprendizaje; los primeros serían losresponsables de elaborar el software demúltiples medios de autoaprendizaje, y lossegundos, en contacto directo con los es-tudiantes de toda edad, serían los educa-dores propiamente dichos.

2. Los ingenieros de la informacióneducativa serán especialistas en las diver-sas materias, lógicos y psicológicos, reali-zadores y artistas, técnicos de los medios.Se verán obligados a trabajar en equipo.

3. El ingeniero de la información noconsagrará forzosamente toda su vida, enrégimen de plena dedicación, a la ense-ñanza. Puede imaginarse que un matemá-tico, un sociólogo, un médico, un periodis-ta, un diseñador o un técnico en electróni-ca dediquen un cierto número de horassemanales a la enseñanza y continúen, porlo demás, ejerciendo su profesión básica.La movilidad profesional, en consecuencia,será incomparablemente mayor.

Incidentalmente puede pensarse que losmejores ingenieros de la información lle-guen a percibir honorarios muy elevados,análogos a los de un gran especialista enmedicina o de un actor famoso.

4. El educador propiamente dicho—consejero o testigo adulto en medio delgrupo de jóvenes, animador de formaciónpermanente en una empresa o comuni-dad— no tendrá ya prácticamente la fun-ción de enseñanza. Importa, por tanto,poco que sea o no un sabio. Incluso en psi-cología, se le exigirán menos conocimien-tos que actitudes: capacidad de comuni-cación, empatía cognitiva y afectiva, equi-librio emocional, sentido de la vida pro-funda.

5. Semejantes cualidades, por defini-ción, no pueden pagarse. De ello se siguela versimilitud de que la educación dejede ser poco a poco un oficio, para conver-tirse en una especie de servicio social yo-

luntario. Serían educadores jóvenes de-seosos de intercalar un período de refle-xión entre el fin de sus propios estudiosy la entrada en una profesión, adultos quequisieran hacer un «retiro> en el mediode su vida activa, mujeres cuyos hijos hanllegado a la edad adulta y la independen-cia, personas de edad avanzada, de uno yotro sexo, que encontrarían en el contactocon los niños un sentido para sus arios endemasía. Semejante esquema no es en ab-soluto utópico: las culturas brahmánica ybúdica han conocido sistemas de este tipo;lo que ha sido posible en el marco de eco-nomías de subsistencia lo será, sin duda,en el marco de las economías de la abun-dancia.

6. Este nuevo educador, ello es eviden-te, no será ya un funcionario asalariado;teniendo asegurado lo necesario para susustento gracias a una pensión, una bolsade servicio social o una contribución delos beneficiarios de sus servicios, no de-penderá más de las directrices de jerar-quías superiores y de los informes de lainspección; la libertad y la iniciativa delos alumnos comenzará con la libertad yla iniciativa del educador. Gracias a la ri-queza de los medios de información, lasdimensiones de los establecimientos do-centes podrán ser reducidas; su gestiónestará asegurada, siempre en equipo, porlos educandos, los educadores, la pequeñacomunidad. Dentro de este contexto des-centralizado, el educador dejará de repre-sentar la autoridad o la coerción, para serel portador del libre desarrollo de la per-sona y de la comunicación humana.

LA RESISTENCIA DELOS PROFESORES ANTELA REVOLUCION EDUCATIVA

Si existe, indudablemente, un tipo deeducación que se corresponda con la socie-dad posindustrial, esta correspondenciano implica una relación causal desde lasociedad posindustrial a la nueva educa-ción, que sería su consecuencia. La nuevaeducación necesita una sociedad nueva;pero la recíproca es igualmente válida y,a mi modo de ver, quedó suficientementeclaro en lo dicho anteriormente, que el

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advenimiento de la sociedad post-indus-trial exigirá una educación bastante dife-rente de la educación que conocemos. Noexiste un primer factor absoluto : sociedado educación; el esquema es el de una fugamusical, en la que los temas cabalgan unossobre otros.

Vamos entonces a intentar tomar el pro-blema en la dirección contraria y ver si esrazonable suponer, para el final del si-glo xx, un cuerpo docente capaz de llevara buen puerto la revolución educativa querequiere el advenimiento de una sociedadpost-industrial estable.

A primera vista, la respuesta es negati-va. Los educadores, en efecto, se presentantradicionalmente como un cuerpo excep-cionalmente conservador ; y a juzgar porlas resistencias del profesorado frente alas reformas relativamente modestas denuestro tiempo, podemos imaginar las re-sistencias que provocarían los cambioscuyo cuadro acabamos de trazar.

Estas resistencias serán de diverso or-den : profesionales, socio-psicoafectivas ypedagógicas.

i) El cuerpo docente ocupa un nivel re-lativamente modesto dentro de la escalasocioeconómica actual y, en virtud de unmecanismo reflejo aparentemente general,defiende encarnizadamente —y, con fre-cuencia, ciegamente— sus categorías cor-porativas y su monopolio. La supresión delas categorías profesionales existentes (ca-tegorías por niveles y por contenidos) y,más aún, la intromisión de forasteros (in-genieros de la información y animadoresaficionados) en el sistema educativo, pro-vocaría hoy una protesta general por partedel estamento docente. La simple menciónde las máquinas de aprender (televisión,ordenador...), por ejemplo, dispara toda-vía con frecuencia reacciones de tipo irra-cional y hace surgir en los profesores elpánico ante el fantasma del paro forzoso.Esta es, sin duda, la razón por la que lasempresas que fabrican máquinas de ense-riar tienen buen cuidado en subrayar, atodo lo largo y lo ancho de su publicidad,que la máquina no podrá jamás. «sustituir»al profesor.

ii) La escuela actual impone al niño unprograma de conocimientos previamenteestablecido, una conducta determinada, un

estilo dado de vida. En estas condicioneses inevitable que la sociedad escolar se ha-lle dominada por relaciones de fuerza en-tre profesores y alumnos. Semejante socie-dad vive permanentemente en equilibrioinestable. El miedo es recíproco. Con fre-cuencia, el joven profesor resulta másgravemente traumatizado que el alumno:depresiones nerviosas, trastornos emocio-nales y afectivos constituyen algo así comoenfermedades profesionales de la docen-cia. Muchos profesores, en consecuencia ycon razón, podrían asustarse de todo lo queponga en cuestión el precario equilibrioque se ven obligados a presidir, y darmuestras de pánico ante la idea de todaliberalización de las relaciones maestro-alumno.

Finalmente, y como hemos señala-do anteriormente, el sistema actual deformación de los profesores es una empre-sa constitutivamente anacrónica. Unmaestro que tenga hoy, en 1970, cincuentaarios de edad, ha sido formado en 1940,dentro del mundo cerrado de una escuelanormal y por profesores cuya formación,a su vez, se remontaba a la pedagogía delsiglo pasado. El ghetto escolar le ha dadomuy pocas oportunidades para abrirse alas corrientes del mundo contemporáneo yrenovarse. Así las cosas, es muy posibleque este maestro mire con desconfianzatodas las innovaciones que choquen con losprincipios que vienen animando la prác-tica profesional de toda su vida y con unaconcepción de la educación que le parecesagrada.

LA APORTACION DE LOSPROFESORES A LA REVOLUCIONEDUCATIVA

Sin embargo, por más que este análisisde las resistencias del cuerpo docente a lainnovación sea perfectamente válido, refe-rido al pasado y a los países que no hanentrado todavía plenamente en la econo-mía industrial, resulta ahora ya desfasadorespecto de los países económicamentemás desarrollados :

1) La mayor parte de las reformas pro-fundas y duraderas en el campo de la edu-cación que han tenido lugar en los grandes

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países industriales a lo largo de los últi-mos cuarenta arios fueron ideadas y lle-vadas a cabo por los profesores mismos ypor ellos solos. El ejemplo más claro vienerepresentado por el movimiento Freinet:nacidas en una humilde escuelita de Pro-venza, las técnicas de libre expresión deCelestino Freinet se han adoptado espon-táneamente por más de 20.000 maestros.

2) Un número creciente de profesoresse sienten insatisfechos del sistema esco-lar. Ya no se limitan a presentar reivin-dicaciones sindicales, sino que abordan elproblema de fondo: el papel de la educa-ción en la sociedad y su propio papel den-tro de la educación. Las experiencias depedagogía salvaje se multiplican lo sufi-ciente como para provocar la inquietud delos pedagogos oficiales. Es cada día mayorel número de profesores que, acusando lainsuficiente formación que han recibido,realizan cursillos privados de dinámica degrupos, pedagogía institucional, etc.

3) La situación cultural de los maestrosha cambiado sustancialmente : aisladostodavía ayer en la escuela de su pueblo,participan hoy en el movimiento culturalde su tiempo gracias a la televisión, la ra-dio, la prensa, el libro de bolsillo, los via-jes; ahora pueden ya encuadrar los pro-blemas de la educación dentro de sucontexto sociológico general.

4) Los sucesos de mayo de 1968 hanconstituido un test precioso acerca del es-tado de ánimo del cuerpo docente. Si bienes cierto que determinados profesores hanpresentado una tendencia a sentirse per-sonalmente amenazados por las reivindi-caciones de los estudiantes, otros, por elcontrario, se solidarizaron abiertamentecon los jóvenes. Pudo verse cómo en los li-ceos y en las facultades se formaban gru-pos y comités en los que los estudiantes ylos profesores discutían juntos un proble-ma que les parecía, por primera vez en lahistoria, común; durante algunos días di-fíciles de olvidar, educadores y educandosse encontraron al mismo lado de la ba-rrera.

Los ejemplos escogidos se refieren casitodos al caso de Francia; pero podrían ha-cerse observaciones análogas hablando delos Estados Unidos, Inglaterra, Países Ba-jos, etc. La resistencia del profesorado a

la innovación es cosa ya pasada : la ten-dencia actual, en los países económica-mente más desarrollados, es justamente lacontraria; lejos de solidarizarse con elsistema educativo vigente, los jóvenes pro-fesores van adquiriendo cada vez una ma-yor conciencia de que ellos son susprimeras víctimas. Sus propuestas en ma-teria de programas, de exámenes, de dis-ciplinas, etc., van, por lo general, más lejosque las reformas oficiales. El hecho de queestas sus propuestas sean o no actualmen-te realistas o coherentes no reviste mayorimportancia dentro del marco de una pers-pectiva del futuro. Lo importante es queel profesorado despierta, que se replanteala educación por su cuenta, que toma, porfin, la educación en sus propias manos.

Sin duda alguna, los profesores embar-cados en la tarea de la innovación repre-sentan todavía una pequeña minoría, in-cluso en los países más avanzados. Peroesta minoría significa el futuro; sobreellos, y no sobre los hombres del pasado,las nuevas generaciones de profesores vana construir su modelo profesional. La casitotalidad de los profesores del ario 2000habrán tenido treinta arios en 1970, demanera que constituirán o, al menos, po-drán constituir un grupo totalmente re-novado. Aquí radica, a mi modo de ver, unadecisiva posibilidad para todo el conjuntodel juego prospectivo. Hasta el momento,en efecto, la educación aparecía como unapesada cadena atada al pie de la sociedaden marcha; se trataba sistemáticamentede adaptarla al resto del progreso y desuperar sus resistencias. Las nuevas ten-dencias que afloran en los estratos jóvenesdel profesorado de los países a la cabezadel progreso nos permiten pensar que den-tro de treinta arios las cosas habrán cam-biado y la educación, a impulsos del pro-fesorado, podrá ser la fuerza renovadoraque necesita el advenimiento de una so-ciedad post-industrial.

LA FORMACION DEL PROFESORADOPARA LA EDUCACION DEL AÑO 2000

Dentro de la perspectiva de los cambiosprevisibles y deseables y habida cuenta dela situación actual (resistencia de unos,

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evolución de otros), podemos intentar aho-ra describir, a grandes rasgos, lo que debe-ría ser la formación de los profesores du-rante los próximos decenios y en los paíseseconómicamente más desarrollados, a finde poder responder a las necesidades de lasociedad post-industrial del ario 2000. En elmarco de este estudio no sería cuestión deentrar en detalles acerca de un plan deformación del profesorado, de modo quenos limitaremos a señalar algunos princi-pios de tipo general agrupados bajo trestítulos : la movilidad, la preparación pro-fesional, el aprendizaje de la iniciativa.

1) La movilidad.—La idea de que aquíse parte es que, en el siglo xxi no existiráya un cuerpo permanente de maestros, pu-diéndose consagrar todo el mundo a laeducación durante algún período de suvida, o bien durante alguna parte de sujornada de trabajo, y ello bajo una de lasdos grandes categorías : ingenieros de lainformación y consejeros orientadores delaprendizaje. Si se acepta esta idea, es claroque lo que importa es no formar ya a na-die con vistas a la profesión exclusiva deenseñante, proporcionando, por otra par-te, al mayor número posible una orienta-ción general sobre los problemas de laeducación.

a) La primera medida sería, pues, lasupresión de la formación profesional ce-rrada (formación de profesores en cuantotales en las escuelas normales o institutosde educación). El futuro profesor —tuvierao no, de entrada, la intención de dedicarsea la docencia— cursaría, como el resto delos estudiantes, estudios especializados que,en cualquier caso, le proporcionarían laposibilidad de dedicarse a otra profesión(derecho, medicina, tecnologia, idiomas,etcétera). Semejante medida resulta posi-ble ya, si se tiene en cuenta el hecho deque los programas de la enseñanza secun-daria contienen cada vez menos materiasde tipo puramente académico (por ejem-plo, latín). Por otra parte, cabe imaginarque un arquitecto, un ingeniero o un pe-riodista poseen un nivel general de culturamás que suficiente para enseñar en unaescuela primaria. Veremos más adelante(punto 2) cómo y sobre qué bases seríaposible organizar la formación profesionalpara la educación, tras la obtención de

los diplomas científicos o técnicos corres-pondientes.

b) Mas será también imprescindibledar al mayor número posible una informa-ción general sobre los problemas de la edu-cación, a fin de orientar posibles vocacio-nes y, asimismo, por la razón de que laeducación llegará a convertirse en un he-cho cada vez más importante y que im-pregnará el ejercicio de toda profesión.Los problemas de la educación, por consi-guiente, deberían llegar a ser, dentro dela enseñanza secundaria o su equivalente,uno de los temas de la cultura general.Por otra parte, y en el nivel de la ense-ñanza superior, todas las especialidadestienen aspectos aprovechables para laeducación; ello resulta evidente en el casode la psicología, la sociología, la economía,la biología, etc.; pero incluso tratándose dedisciplinas aparentement6 las más des-ligadas de la educación, tales como las ma-temáticas, la física o la lingüística, seríaútil que se lleve a los estudiantes a com-prender con mayor claridad cómo apren-den (estructuras cognitivas, epistemologíagenética), quedando con ello eventualmen-te preparados para la enseñanza.

c) Durante el período de transición, seprocederá seguramente a crear, dentro delnivel universitario, troncos comunes, unade cuyas posibles salidas profesionales se-ría la de dedicarse a la educación. Podríapensarse, por ejemplo, en unos estudioscomunes para las profesiones de la infor-mación (periodismo, publicidad, edición,radio, televisión, cine.., y enseñanza). Se-mejante tronco común presentaría, entreotras, la ventaja de introducir la preocu-pación educativa en los medios de comu-nicación de masas y de enriquecer, porotra parte, las posibilidades de la tecnolo-gía educativa. La asistencia social, la psi-cosomática, la epistemología constituyenotros tantos ejemplos posibles de troncoscomunes con un componente referido a laeducación.

2) La formación profesional.—Había-mos previsto, para las primeras décadasdel siglo xxr, dos categorías de educado-res : los ingenieros de la información y losconsejeros-orientadores del aprendizaje.La preparación de los ingenieros de la in-formación educativa será —es evidente— a

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base de participación en un trabajo deequipo; la preparación de los consejerosdel aprendizaje será, esencialmente, de or-den efectivo (técnicas de grupo, psicodra-mas, sesiones de análisis).

Mas el problema se presenta de maneraespecialmente aguda durante el período detransición de fines del siglo XX, mientrassubsistan paralelamente las actuales cate-gorías docentes. He aquí algunas ideas queparecen deducirse a este respecto de la re-flexión de vanguardia sobre la educación :

a) Todo educador debe comprender,ahora, el lugar de la educación en el con-junto del fenómeno humano y, en especial,dentro del contexto científico, tecnológi-co, económico, social, político y cultural denuestro tiempo. La prospectiva de la edu-cación resulta particularmente valiosapara proporcionar esta visión de conjunto.

b) Ya a fines del presente siglo seráprácticamente imposible dedicarse a la en-señanza sin conocer el manejo de las má-quinas de informar. Esto no quiere decirque el futuro maestro haya de seguir cur-sos acerca del aprendizaje con ordenadoro a través de la televisión educativa; lomás sencillo y eficaz es que él mismo recibasu formación profesional a través de latecnología más avanzada. Esta es la razónpor la que es esencial, por ejemplo, que seutilice desde ahora ya el ordenador parala preparación del profesorado, por másque llegue a ser introducido en las aulasmuchos arios después.

c) Resulta cada vez más evidente quelos problemas más graves y más inmedia-tos de la educación son de orden efectivo;una iniciación sociopsicológica de tipopráctico (participación en grupos de diag-nóstico, por ejemplo) constituiría una delas bases de toda formación.

d) Para aprender a nadar, no es per-judicial recibir algunas indicaciones teó-ricas y realizar algunos ejercicios prepara-torios al borde de la piscina; pero ello nodebe durar demasiado tiempo, y hay quelanzarse al agua en seguida. Algo seme-jante ocurre con la educación; la educa-ción es algo vivo, y hablar demasiado deella, sin vivirla, no sólo resulta inútil, sino,probablemente, nocivo. Todo el problemade la formación profesional se centra enla organización de los primeros meses de

experiencia educativa. La tendencia ac-tual se orienta a dejar prontamente enmanos del joven profesor la responsabili-dad total de una clase (sin maestro mo-delo), pero en condiciones especialmentefáciles, con un número reducido de alum-nos (una docena como máximo) y en ho-rario reducido. De esta manera, el profesornovel evita el trauma de los debutantes ypuede descubrir con la tranquilidad nece-saria su estilo natural frente a los alum-nos. El resto del tiempo, durante este pe-ríodo de docencia experimental inicial, sededicará a discusiones de grupo sobre suexperiencia de la clase, a la participaciónen proyectos de investigación o experi-mentación, a una especialización tecnoló-gica (enseñanza programada, televisióneducativa, enseñanza por ordenador, etc.)o didáctica.

3) El aprendizaje de la iniciativa.—Laeducación del siglo xxi será, esencialmen-te, una educación activa a través de la cualel estudiante aprenderá a operar sobre susconocimientos, a aplicarlos a situacionesnuevas y a pensar y actuar por sí mismo.Tal educación supone un maestro activoque no puede ser formado o, más exacta-mente, que no puede formarse sino porprocedimientos activos. No se trata de sus-tituir las recetas viejas por recetas nuevas(toda receta es, por definición, antiedu-cativa); el objetivo es que cada profesorpueda volver a inventar incesantementela educación.

a) Con vistas a ello, la formación deleducador deberá ser, en la medida de loposible, un autoaprendizaje. Este es el mo-tivo por el que hemos insistido antes(2.d) sobre la importancia de dejar prontoen manos del joven maestro la responsa-bilidad total de una clase. En la actualidadexisten técnicas muy eficaces de autoob-servación (microenserianza) que permitenal profesor volver a ver su propia actua-ción y escucharse cuantas veces lo desee—es decir, aprender a conocerse mejor—,juzgarse a sí mismo a través de las reac-ciones de los estudiantes, corregirse y per-feccionarse.

b) Hay otra razón para evitar, siempreque sea posible, las conferencias teóricasy las pretendidas prácticas de enseñanzajunto a un maestro experimentado. Aca-

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bamos de ver, en efecto, que la formacióndel profesorado es un sistema típicamentede retraso, sistema que remite al presenteideas y procedimientos tiempo ha cadu-cos. Es, pues, cuestión vital provocar unaruptura, y esta ruptura no puede obtener-se sino deteniendo la transmisión de lapedagogía tradicional; es necesario, portanto, que la próxima generación de profe-sores se forme, en gran parte, ella sola.

c) El autoaprendizaje, por otra parte,puede enriquecerse y reforzarse a base dela enseñanza reciproca. Las discusionesentre profesores jóvenes, por ejemplo,pueden constituir un elemento primordialde formación. Ser joven, en efecto, adquie-re aquí un valor absoluto, pues los jóvenesse sienten insertos en la última ola deltiempo social, hallándose de esta maneraen relación directa con el futuro. Los ariosde formación deberían significar una oca-sión dada a los jóvenes para desarrollar encomún los gérmenes del porvenir.

LAS DECISIONES INMEDIATAS

Lo hemos dicho en las primeras líneasde este estudio : la formación de los profe-sores del siglo XXI ha comenzado ya. Elprimer paso para su realización consisteen convencernos seriamente de la verdadde esta afirmación y entender que, aunquequizá no lo parezca, el tiempo ya apremia.Todo retraso de hoy repercutirá inexora-blemente sobre el vencimiento a plazo fijodel ario 2000. Nos hallamos comprometidosen una carrera entre la educación y elcaos; es ahora, y no después, cuando po-demos ganar o perder esta carrera.

En segundo lugar, importa advertir que,en materia de formación del profesorado,solamente las soluciones más radicalestienen una oportunidad de resultar sufi-cientemente innovadoras. Existe siempre,en efecto, una pérdida de energía de inno-vación entre la reforma a nivel de prof e-sorado y la reforma a nivel de las aulas.Todo compromiso oportunista, toda debili-dad en el plan de preparación del profe-sorado se encontrarán luego multiplicadosen la educación. Sin duda, a muchos bue-nos espíritus chocará el que hablemos deruptura; no todo era malo, dirán, en laantigua formación; los jóvenes profesores

tendrían todavía mucho que aprender desus predecesores. Y tienen razón; mas hande comprender que el cambio no es sus-ceptible de ser desmenuzado en porciones;un sistema educativo no es una colecciónde recetas en la que sería loable modificaresto y conservar aquello, sino un todo or-gánico, una fórmula que sólo puede acep-tarse en bloque como un conjunto. La me-jor prueba de amor a la educación que nos-otros, los menos jóvenes, podemos dar hoyes la de desaparecer, dando a los jóvenestoda su oportunidad, poniéndonos a suservicio sólo y exclusivamente si nos lopiden.

Este cambio radical, no obstante, nodebe introducirse violentamente, de unavez, sino progresivamente, sabiendo apro-vechar de un modo sistemático cuantasoportunidades se presenten. Presupone unplan general y una minuciosa programa-ción. Una reforma universitaria, por ejem-plo, sería el tipo de oportunidad que per-mitiría la creación de un tronco comúnpara los estudios de información y ense-ñanza. La puesta en marcha de una red decentros experimentales sería la ocasiónpara disponer de establecimientos escola-res en los que los jóvenes profesores po-drían llevar a cabo su primer ario de do-cencia. No se trata de ir demasiado aprisa,sino de no dejar perderse ninguna opor-tunidad favorable y, sobre todo, de no rea-lizar jamás absolutamente nada que pue-da significar un paso atrás.

Aunque es conveniente dejar a los jóve-nes profesores el mayor margen posiblede autonomía a efectos de su formación,será necesario, no obstante, disponer de unmínimo de especialistas, técnicos y admi-nistradores. Aquí puede esconderse, tal vez,la dificultad más peligrosa: es grande latentación de echar mano de los existen-tes y volver a empezar. Será necesario, enconsecuencia, partir de cero y proceder,ante todo, a una larga y exigente prepara-ción de los que tendrán a su cargo poneren marcha la nueva máquina. Seis mesesde preparación mutua, en régimen de ple-na dedicación, constituirán, sin duda, unmínimo al respecto; la aceptación de estapérdida de tiempo será la primera serialde que la empresa es seria.

Aun reconociéndose, por lo general, que

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la sociedad del siglo xxi —la cual todavíaestá bastante lejos— debe ser una socie-dad de la libertad, algunos estarán menosde acuerdo acerca de la oportunidad depreparar ya desde ahora al cuerpo do-cente para una educación de la libertad.Parece, sin embargo, que no tenemos otraopción posible. Nos hemos comprometidopor el camino de la libertad, y la únicaoportunidad de sobrevivir radica en sercada día más libres, más libres mental,emocional, profesional y políticamente.Ahora bien, la libertad es algo que se

conquista, y la educación, la única armade que disponemos para conquistarla. Re-sulta evidente a todas luces que, paraayudar a los demás a forjar su propialibertad, los educadores han de ser ellosmismos los primeros ejemplos de hom-bres libres. De esta manera, la formacióndel profesorado vale hoy día por un testde nuestra buena fe. Sobre este lugar pre-ciso nosotros decidiremos si queremos real-mente construir el futuro o si, a pesar dehablar mucho de prospectiva, hemos opta-do, de hecho, por abandonarnos al azar.

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