historia del sistema monetario...
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Historia del Sistema Monetario Internacional
Desde 1870 hasta la actualidad, se han utilizado diversos esquemas organizativos
del SMI. Los tipos de SMI resultante han sido básicamente tres, habiéndose
reimplantado elementos de los tres para un segundo periodo: el patrón oro entre
1880 y 1914 y entre 1925 y 1931; el régimen de flotación dirigida entre 1918 y
1925, y nuevamente desde 1973 hasta la actualidad; y el sistema de Bretton
Woods, articulado institucionalmente en torno al FMI y operativo desde 1946 hasta
1973, aunque sus principales instituciones y algunas de sus normas perviven en la
actualidad. Los principales rasgos diferenciadores de cada modelo radican en la
mayor o menor flexibilidad de los tipos de cambio resultantes, así como en el
mecanismo de ajuste asociado a cada uno y en el funcionamiento de las
instituciones de decisión y supervisión.
El Patrón Oro
En los años del patrón oro (1870-1914 y 1925-1931), la clave del SMI radica en el
uso de las monedas de oro como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito
de valor. Los bancos centrales nacionales emitían moneda en función de sus
reservas de oro, a un tipo de cambio fijo, pues expresaban su moneda en una
cantidad fija de oro, aunque a su vez pudieran establecer cambios con la plata o
algún otro metal. Esto estimulaba el desequilibrio inicial entre países que tenían
oro y los que no lo tenían; aunque con el tiempo el sistema tendió a ajustarse. La
cantidad de dinero en circulación estaba limitada por la cantidad de oro existente.
En un principio, el sistema funcionaba: la masa monetaria era suficiente para
pagar las transacciones internacionales, pero a medida que el comercio y las
economías nacionales se fueron desarrollando, se volvió insuficiente para hacer
frente a los cobros y pagos. Si las exportaciones de un país eran superiores a sus
importaciones, recibía oro (o divisas convertibles en oro) como pago, y sus
reservas aumentaban provocando a la vez la expansión de la base monetaria. El
aumento de la cantidad de dinero en circulación corregía automáticamente el
desequilibrio haciendo crecer la demanda de productos importados y provocando
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inflación, lo que encarecía los productos nacionales reduciendo sus exportaciones.
Si el comercio exterior del país era deficitario, la disminución de las reservas de
oro provocaba contracción de la masa monetaria, reduciendo la demanda interior
de bienes importados y abaratando los productos nacionales en el exterior. Pero el
sistema tenía también serios inconvenientes. El país cuyo déficit exterior
provocaba contracción de la masa monetaria sufría una fuerte reducción de su
actividad económica, generalizándose el desempleo. Los países con superávit
podían prolongar su privilegiada situación "esterilizando el oro", impidiendo que el
aumento en sus reservas provocase crecimiento en la circulación monetaria e
inflación. De ahí que los principales países abandonaron el patrón oro durante la
primera Guerra Mundial, para financiar parte de sus gastos militares imprimiendo
dinero. A consecuencia de la guerra, la fuerza de trabajo y la capacidad productiva
se redujeron considerablemente, lo que hizo subir los precios. El recurso
generalizado al gasto público para financiar la reconstrucción provocó procesos
inflacionistas, agravados por aumentos de la oferta monetaria. La vuelta al patrón
oro tras la guerra agravó la situación de recesión mundial, aunque en el periodo de
entreguerras, por la aparición relativa de la potencia estadounidense, tras 1922 se
otorgó junto al oro un papel importante tanto a la libra como al dólar, consagradas
como instrumentos de reserva internacional, si bien las devaluaciones de ambas y
el retorno al proteccionismo impidieron que el patrón resistiera. Los resultados se
habían manifestaron en inestabilidad financiera, desempleo y desintegración
económica internacional. Ya en 1931, como moneda convertible en oro a efectos
de transacciones entre los Bancos centrales, sólo quedó el dólar.
El Sistema de Bretton Woods
En 1944, al crearse en Bretton Woods el Fondo Monetario Internacional, se
estableció un patrón de cambios dólar oro, que funcionó hasta 1972 como casi
verdadera moneda universal. Así lo previó de hecho Mr. White, el delegado
estadounidense en Bretton Woods, cuando John Maynard Keynes, como delegado
británico, preconizó la idea de un Banco Mundial de emisión (que habría sido el
propio Fondo Monetario Internacional), y una moneda igualmente universal, a la
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que incluso puso como nombre: Bancor. La respuesta de Mr. White fue drástica:
“¿Para qué crear una nueva moneda mundial si ya tenemos el dólar; y para qué
un Banco Mundial si ahí está el Sistema de la Reserva Federal?". Pero allí se
crearon el FMI y el Banco Mundial, el primero para coordinar y controlar el SMI, y
el segundo para facilitar financiación para el desarrollo. Sus objetivos eran diseñar
un SMI que pudiera promover el pleno empleo y la estabilidad de precios de los
países (equilibrio interior y exterior) sin perjudicar el comercio exterior. Surgió así
un sistema de tipos de cambio fijos pero ajustables, con el dólar como eje central y
con la referencia del oro, de modo que los países quedaban obligados a mantener
el tipo de cambio, aunque la paridad se podía modificar hasta un 10% sin que el
FMI pidiera explicaciones o pusiera objeciones. Los Estados Unidos, que fijaban el
precio del oro en dólares, se comprometían a comprar y vender el oro que se le
ofreciese o demandase a ese precio. Las demás monedas fijaban sus tipos de
cambio con respecto al dólar. Los bancos centrales nacionales que se sumaron a
los 44 iniciales se comprometían a intervenir en los mercados de divisas para
mantener el tipo de cambio de su moneda. Si las compras de mercancías de su
país eran superiores a las ventas, esa economía demandaba más divisas que la
cantidad de moneda nacional demandada por los extranjeros. Eso presionaba
hacia la depreciación de la respectiva divisa, y el banco central debía intervenir
para evitar la fluctuación en los tipos de cambio, vendiendo divisas de sus
reservas a cambio de su moneda. La solución era sólo válida a corto plazo, porque
las reservas de divisas eran limitadas. Si las causas del déficit por cuenta corriente
permanecían a largo plazo, el país debía devaluar. Cuando las dudas sobre la
estabilidad de una moneda generaban expectativas de devaluación (o
reevaluación), la oferta (o la demanda) de esa moneda en los mercados de divisas
presionaba con tanta fuerza que obligaba al reajuste. Y al confirmarse las
expectativas, los especuladores obtenían pringues beneficios, por lo que el
sistema incentivaba la especulación. Pero el problema más grave fue que la
expansión del comercio internacional requería una gran liquidez que no podía
seguir dependiendo de los Estados Unidos.
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El fin del régimen de cambios fijos
En efecto, como el dólar era el mayor instrumento de la liquidez internacional, ya
desde los años cincuenta y en el transcurso de la década de los sesenta
aparecieron los problemas de liquidez que hicieron necesario crear como nuevo
instrumento de reserva a partir de 1969: los Derechos Especiales de Giro emitidos
por el FMI. Pero el problema paso a ser que no todos los países tenían igualdad
de derechos y obligaciones, lo que unido a los propios problemas norteamericanos
(malas cosechas, efectos inflacionistas de la guerra de Vietnam, necesidad de
devaluar el dólar, etc.) llevó a los EEUU a suspender en 1971 la convertibilidad del
dólar en oro, dando lugar a ajustes cambiarios que llevaron a la ruptura de uno de
los principales pilares del SMI surgido en Bretton Woods, a consecuencia de la
falta de liquidez y de confianza, así como de la necesidad de un ajuste cambiario.
Durante un par de años más el SMI siguió teniendo formalmente al dólar como
patrón, hasta que en 1973 se decidió permitir la libre flotación de las monedas en
los mercados de divisas. La situación no ha cambiado desde entonces. Lo
ocurrido en las más de tres décadas posteriores confirma que era inevitable la
pérdida de referencia del oro y del dólar, pues los EEUU han incurrido en
persistentes déficit por cuenta corriente, hasta el punto de convertirse en mayor
deudor mundial que la suma de todos los demás países en vías de desarrollo y
con problemas de balanza de pagos que les han llevado a incrementar también
considerablemente la deuda, lo que ha causado desde principios de los años
ochenta periódicos episodios de suspensiones de pagos y consiguientes
renegociaciones e impagos de la deuda. Pero el sistema ha sobrevivido gracias a
las sucesivas reformas del FMI y, sobre todo, a que EEUU ha encontrado siempre
crédito para mantener su hegemonía económica, tecnológica, cultural, militar e
incluso política, primero con los superávit europeos (sobre todo alemanes), luego
con los de Japón, y desde los años noventa en que ambas economías han
atravesado también problemas con otros países asiáticos, tarea financiadora a la
que en los últimos años se han sumado China (cuyas reservas rondan los 800.000
millones de dólares) e incluso recientemente la India (cuyas reservas llevan
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camino de los 200.000 millones de dólares). Por eso el euro, el yen, el yuan (cuya
revaluación reclaman desde hace años sin éxito los EEUU),y ahora la rupia india,
han erosionado la hegemonía del dólar.
El régimen de flotación
Entre tanto, e instalado el mundo desde los años setenta en un patrón fiduciario,
las reformas instrumentadas en el SMI desde el FMI no acabarían en la de los
DEG de 1969 para mantener tipos fijos. En 1975 hubo acuerdos para el aumento
de las cuotas del FMI un 32,5%, abolición del precio del oro y reajuste de las
reservas de oro y en 1978 hubo que pasar de tipos de cambio fijos a flexibles o
múltiples, con el fin de desmonetizar el oro, que desaparece como activo de
reserva, mientras que en 1992 el FMI se dota del poder de suspender los DEG a
los países que no cumplen sus obligaciones. De ahí que el FMI, surgido con los
objetivos centrales de regular el funcionamiento del SMI y ayudar a los países
pobres con problemas en balanza de pagos, haya tenido que reajustarse en
función de los problemas de cada etapa, para encajar los desafíos del derrumbe
del sistema de paridades de Bretton Woods, las crisis del petróleo en los setenta,
la crisis de la deuda de los años ochenta y las perturbaciones de los mercados
asiáticos emergentes en la década de 1990, el colapso de las economías
estatistas de Europa oriental y ahora los problemas de los países pobres muy
endeudados (FMI, Libro 45 de Organización y operaciones financieras del FMI,
Fondo Monetario Internacional, 2001). Hoy lo integran 184 países con cuotas por
valor de 312.000 millones de dólares (al 31 de agosto de 2005) y préstamos
pendientes de reembolso por 71.000 millones a favor de 82 países, de los cuales
59 reciben préstamos por 10.000 millones en condiciones concesionarias.
Mientras que algunas voces claman por su desaparición, siguen siendo necesarias
funciones que se le atribuyeron al nacer como fomentar la cooperación monetaria
internacional, facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio
internacional, fomentar la estabilidad cambiaria, coadyuvar a establecer un
sistema multilateral de pagos y poner a disposición de los países miembros con
dificultades de balanza de pagos (con las garantías adecuadas) los recursos de la
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institución. El penúltimo presidente, el español Rodrigo Rato, ha propuesto
algunas reformas para atender la necesidad de dar una nueva orientación al
asesoramiento que a sus miembros, nuevos rumbos en sus tareas de supervisión
para corregir desequilibrios, la mejora de su función en las economías emergentes
(prevención de las crisis y respuesta a las mismas), más eficaz participación en los
países de bajo ingreso. y la actualización del propio Gobierno del FMI, sin olvidar
el Fortalecimiento de las capacidades.
El SMI hoy y en el futuro
Las dudas sobre si esto será suficiente permanecen, mientras el valor de los
intercambios diarios de divisas, multiplicado por cien en quince años, será al
menos trescientas veces mayor que el del comercio mundial en el espacio de 30
años. Igualmente, los intercambios de activos financieros, que habrán pasado de
cinco billones de dólares en 1980 a 83 billones hacia el año 2000 (tres veces el
PIB de la OCDE), aumentarán todavía más. Las transacciones en bonos del
Estado habrán pasado en el mismo intervalo de 30.000 millones a ocho billones de
dólares, y los créditos bancarios internacionales de 24 billones de dólares a 50
billones hacia el año 2005. En conclusión, sin una moneda universal2 o moneda
internacional3 cuyo advenimiento aporte soluciones duraderas a la actual
economía de casino, en cualquier momento puede aparecer una enorme crisis
financiera que mine el crecimiento mundial mucho más de lo que lo hizo en etapas
pasadas. Ya en 1987, The Economist planteó que en el año 2017, debería haber
una moneda mundial, por ejemplo el Fénix (ave mitológica que siempre renace de
sus cenizas), pasando por un período de zonas meta, con tipos de cambio en una
banda estrecha para estabilizar los cambios entre las cinco divisas que en las
próximas décadas tendrán economías con cuotas similares y podrán disputarse la
hegemonía del SMI: dólar, euro, yen, yuan, y rupia.
Definición del Sistema Monetario Internacional El sistema monetario
internacional (SMI) es el conjunto de instituciones, normas y acuerdos que regulan
la actividad comercial y financiera de carácter internacional entre los países.
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El SMI regula los pagos y cobros derivados de las transacciones económicas
internacionales. Su objetivo principal es generar la liquidez monetaria (mediante
reserva de oro, materias primas, activos financieros de algún país, activos
financieros supranacionales, etc,) para que los negocios internacionales, y por
tanto las contrapartidas de pagos y cobros en distintas monedas nacionales o
divisas, se desarrollen en forma fluida.
Estructura
Las cuatro principales funciones del sistema monetario internacional son:
Ajuste (corregir los desequilibrios reales medidos por las balanzas de pagos
que afectan a las relaciones entre las divisas)
Liquidez (decidir los productos de reserva, formas de crearlos y posibilidad
de cubrir con ellos los desequilibrios en una balanza de pagos)
Gestión (repartir y atender competencias, más o menos centralizadas en
organizaciones como el actual Fondo Monetario Internacional y los bancos
centrales de cada país)
Generar con las tres anteriores confianza en la estabilidad del sistema.
Las funciones derivadas o secundarias de todo sistema son:
Asignar el señoreaje de las divisas (las ganancias por la emisión de dinero
o diferencias entre el coste de emisión y el valor del dinero)
Acordar los regímenes de tipo de cambio.
Esta última función (los mecanismos por medio de los cuales se fijan los tipos de
cambio) es el factor más discutido y variable; concretamente, en las últimas
décadas se ha discutido en torno a tres modelos: un sistema de tipos de cambio
flexibles, en el que los precios de cada divisa son determinados por las fuerzas del
mercado, un sistema de tipos de cambio fijos, y otro sistema mixto de tipos de
cambio 'dirigidos', en el que el valor de algunas monedas fluctúa libremente, el
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valor de otras es el resultado de la intervención del Estado y del mercado y el de
otras es fijo con respecto a una moneda o a un grupo de monedas.
Principios
De ahí que todos los imperios hayan tenido un SMI incipiente, e incluso que
algunos emperadores antiguos concibieran como resultado la idea de una moneda
única e incluso mundial. Carlomagno, cuando introdujo el sistema monetario (libra,
sueldo y dinero) en su Imperio (hacia el año 800 D.C) albergaba la posibilidad de ir
extendiéndolo a otros países, lo mismo le había sucedido al Emperador
Diocleciano, en el siglo III, cuyo modelo inspiró el carolingio. Pero las únicas
divisas que se han aproximado a ese objetivo antes del actual dólar
norteamericano han sido el real de a ocho de plata español y la libra esterlina
durante el tiempo del patrón oro, desde mediados del siglo XIX hasta 1931, año en
que Londres abandonó definitivamente el sistema moneda mundial.
Por tanto, y al margen de algunos antecedentes más teóricos que prácticos como
los comentados durante el imperio romano, el carolingio o el español (baste
recordar que en su momento de máximo apogeo la economía y las exportaciones
españolas no llegaron a representar durante su imperio ni siquiera el 2% al que se
aproximan actualmente), la necesidad de un SMI sólo se hizo realmente evidente
cuando se empezaron a dar dos condiciones: un elevado grado de
internacionalización de la economía y la aparición del papel moneda como medio
de pago. Ambas se manifiestan ya con claridad hacia 1870, momento en que se
empieza a desechar como medio de pago el uso de los bienes y a generalizar la
utilización del papel moneda. Es entonces cuando se extiende la idea de que
resulta indispensable contar con unas reglas de valoración de las distintas
monedas, e incluso cuando empiezan a independizarse las decisiones
gubernamentales que en siglos pasados configuraban los sistemas monetarios
nacionales y el funcionamiento de un sistema monetario realmente internacional.
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Necesidad de un SMI
La necesidad de un SMI se deriva de que las transacciones internacionales
(comercio, transferencias, inversiones, etc) se realizan con diferentes monedas
nacionales, ligadas por tanto a la realidad económica de cada país y a la confianza
que ello genera en los demás, cuyas medidas son los precios relativos o tipos de
cambio de cada moneda. Las operaciones entre las monedas que se utilizan como
contrapartida de dichas transacciones reales o financieras se realizan en el
mercado de cambios. Los diferentes tipos dependen de la oferta y de la demanda
de cada moneda, reguladas a su vez por las intervenciones de los diversos
bancos centrales que controlan las fluctuaciones de cada divisa. La demanda de
cada moneda depende de los extranjeros que desean usarla para comprar o
invertir en la economía donde se utilice, mientras que la oferta procede de los
agentes nacionales que quieren operar en el exterior. Un descenso del precio de
mercado de una moneda es una depreciación; un aumento una apreciación,
aunque en una economía o subsistema donde existen tipos de cambio oficiales
(es el caso en un régimen de cambios fijos), una bajada se denomina devaluación,
mientras la subida se llama revaluación.
Regímenes Monetarios Internacionales
La noticia apareció en un periódico sensacionalista. Refiriendo la amenaza de la
inflación en y para la economía actual mundial. Cabe preguntarse si tal amenaza
no ha estado y estaría obedeciendo a la existencia de cierta incoordinación en el
conjunto de los regímenes monetarios más o menos contemporáneos desde, por
ejemplo, los inicios de los periodos post-Bretton Woods. .Podría quizás
caracterizarse parte de esa posible incoordinación internacional entre las monedas
y áreas monetarias, en el hecho de cierta divergencia aproximadamente
estructural (y hasta cierto punto acumulativa) entre los movimientos posibles de
las curvas de rendimientos nacionales (o para zonas monetarias) y los tipos de
cambio operativos respectivos, divergencia que podría ser emergente de la
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escasez de un consenso ex-ante en el diseño de los regímenes monetarios que
así, surgirían de modo relativamente unilateral.
Inflación
La inflación, en economía, es el aumento generalizado y sostenido de los precios
de los bienes y servicios existentes en el mercado durante un período de tiempo,
generalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad
de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación
refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor
real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una
medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al
porcentaje anualizado de la variación general de precios en el tiempo (el más
común es el índice de precios al consumidor).Los efectos de la inflación en una
economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos
negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a
través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la
incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos
positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar
las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar
la inversión en proyectos de capital no monetarios .Entre las corrientes
económicas más aceptadas existe generalmente consenso en que las tasas de
inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un crecimiento
excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que determinan
tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o
moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda de bienes y
servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas,
energía, salarios, etc.), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria. Sin
embargo, existe consenso que un largo período de inflación sostenida es causado
cuando la emisión de dinero crece a mayor velocidad que la tasa de crecimiento
económico.
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Hoy en día, la mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa
pequeña y estable de inflación. Una inflación pequeña (en vez de nula o negativa)
puede reducir la severidad de las recesiones económicas al permitir que el
mercado laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el
riesgo de que una trampa de liquidez impida una política monetaria de
estabilización de la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y
estable se asigna generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En
general, estas autoridades monetarias son los bancos centrales, que controlan el
tamaño de la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a
través de transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la
banca de reservas. Al índice negativo en la tasa de inflación (una baja
generalizada de los precios) se lo denomina deflación.
Para diferenciar los usos del término, un aumento en la oferta de dinero es
ocasionalmente llamado inflación monetaria. La subida de precios puede ser
designada por el término general inflación o, para diferenciar con mayor claridad
los dos usos, inflación de los precios. Los economistas generalmente están de
acuerdo que en el largo plazo, la inflación de precios elevada es causada por la
inflación monetaria (aumento de la oferta de dinero). Sin embargo, para las
variaciones de inflación de precios bajas y las variaciones en el corto y mediano
plazo, existen varias causas propuestas por las distintas teorías económicas.
Otros conceptos económicos relacionados con la inflación son:
Deflación: Caída en el nivel general de precios (índice de inflación
negativo).
Desinflación: Desaceleración de los precios.
Hiperinflación: Espiral acelerada fuera de control de la inflación.
Estanflación: Combinación de inflación, crecimiento económico lento o
estancamiento de la economía y alto desempleo.
Reflación: Intento de elevar el nivel general de precios para contrarrestar
las presiones deflacionarias.
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Mediciones
Puesto que hay muchas medidas posibles del nivel de precios, hay muchas
medidas posibles de inflación de los precios. El Índice de Precios al Consumidor
(IPC), el Índice de Precios al Consumo Personal Gastos (PCEPI) y el deflactor del
PIB (también conocido como Índice de Precios al Productor) son algunos ejemplos
de los índices de precios amplios. Sin embargo, la inflación también puede ser
usada para describir un nivel de precios en aumento dentro de un conjunto más
reducido de los activos, bienes o servicios dentro de la economía, como las
materias primas (incluidos alimentos, combustible, metales), los activos financieros
(tales como acciones, bonos y bienes inmuebles), los servicios (tales como el
entretenimiento y cuidado de la salud), o el trabajo.
La inflación subyacente es una medida de la inflación para un subconjunto de los
precios al consumidor que excluye los precios de los alimentos y la energía, que
suben y bajan más que otros precios en el corto plazo. La Reserva Federal presta
especial atención a la tasa de inflación subyacente para obtener una mejor
estimación de tendencias a largo plazo la inflación futura en general.
La inflación se calcula generalmente mediante la tasa de variación del índice de
precios en el tiempo, por lo general el Índice de Precios al Consumidor, que mide
los precios de una selección de bienes y servicios adquiridos por un consumidor
medio.
Por ejemplo, en enero de 2007, el Índice de Precios al Consumidor de los EE.UU.
fue 202.416, y en enero de 2008 era 211.080. La fórmula para calcular el
porcentaje de la tasa de inflación anual del IPC a lo largo de 2007 es entonces
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La tasa de inflación resultante del IPC en el período de un año es de 4,28%. Es
decir, el nivel general de precios a los consumidores aumentó aproximadamente
cuatro por ciento en 2007.
Para obtener la inflación de un año determinado se toma como base el índice de
precios de diciembre del año anterior y se lo compara con el de diciembre del
último año. La hallada en el ejemplo es del período febrero 2007 a enero del 2008.
Clasificación de la inflación según la magnitud
La inflación según la magnitud del aumento suele clasificarse en distintas
categorías:
Inflación moderada: La inflación moderada se refiere al incremento de
forma lenta de los precios. Cuando los precios son relativamente estables,
las personas se fían de este, colocando su dinero en cuentas de banco. Ya
sea en cuentas corrientes o en depósitos de ahorro de poco rendimiento
porque esto les permitirá que su dinero valga tanto como en un mes o
dentro de un año. En sí, las personas están dispuestas a comprometerse
con su dinero en contratos a largo plazo, porque piensan que el nivel de
precios no se alejará lo suficiente del valor de un bien que puedan vender o
comprar.
Inflación galopante: La inflación galopante sucede cuando los precios
incrementan las tasas de dos o tres dígitos de 30, 120 ó 240% en un plazo
promedio de un año. Cuando se llega a establecer la inflación galopante
surgen grandes cambios económicos. Muchas veces en los contratos se
puede relacionar con un índice de precios o puede ser también a una
moneda extranjera, como por ejemplo el dólar. Dado que el dinero pierde su
valor de una manera muy rápida, las personas tratan de no tener más de lo
necesario; es decir, que mantienen la cantidad suficiente para vivir con lo
indispensable para el sustento de los integrantes familiares.
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Hiperinflación: Es una inflación anormal en la cual el índice de precios
aumenta en un 50% mensual, esto es, una inflación anualizada de casi
12 800% (12794.63%). Este tipo de inflación anuncia que un país está
viviendo una severa crisis económica; debido a que el dinero pierde su
valor, el poder adquisitivo (la capacidad de comprar bienes y servicios con
el dinero) disminuye rápidamente y la población busca gastar el dinero
antes de que pierda totalmente su valor; cuando una hiperinflación ocurre,
se hace necesario el incremento salarial en cuestión de días o inclusive
diariamente. Este tipo de inflación suele deberse a que los gobiernos
financian sus gastos con emisión de dinero inorgánico sin ningún tipo de
control, o bien porque no existe un buen sistema que regule los ingresos y
egresos del Estado.
Causas de la inflación
Existen diferentes explicaciones sobre las causas de la inflación, probablemente
existen diversos tipos de procesos económicos que producen inflación, y esa es
una de las causas por las cuales existen diversas explicaciones: cada explicación
trata de dar cuenta de un proceso generador de inflación diferente, aunque no
existe una teoría unificada que integre todos los procesos.
Teoría monetaria
Índice de precios al consumidor (CPI), PIB real, M2 (escala logarítmica, ajustado a
1960) y velocidad monetaria, para la economía de Estados Unidos. La teoría
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monetaria plantea que la velocidad de crecimiento monetario es aproximadamente
equivalente a la inflación menos el crecimiento real del PIB.
Uno de los esquemas explicativos más aceptados sobre la causa de la inflación es
la que indica simplemente que:
(*)
Donde:
es el precio de los bienes de consumo;
es el monto que representa la demanda agregada por bienes y servicios;
y
representa la oferta agregada de bienes de consumo.
Es decir, los precios subirán si el agregado de suministro de bienes baja en
relación a la demanda agregada por dichos bienes. Siguiendo esta teoría la
demanda agregada está basada principalmente en el monto total de dinero
existente en una economía, lo que se traduce en que: al incrementarse la masa
monetaria, la demanda de bienes aumenta y si esta no viene acompañada de un
incremento en la oferta, la inflación surge. La ecuación (*) está relacionada con la
ecuación de Cambridge (aunque se observan desviaciones respecto a las
predicciones de ambas ecuaciones hasta de un 50%, tal como muestra el gráfico
adjunto para la economía de Estados Unidos).
Existe otra teoría similar que relaciona a la inflación con el incremento en la masa
monetaria sobre la demanda por dinero lo cual significaría que "la inflación es
siempre un fenómeno monetario" tal como lo afirma Milton Friedman. Siguiendo
esta línea de pensamiento, el control de la inflación descansa en la prudencia
fiscal y monetaria; es decir, el gobierno debe asegurarse de que no sea muy fácil
obtener préstamos, ni tampoco debe endeudarse él mismo significativamente. Por
tanto este enfoque resalta la importancia de controlar los déficits fiscales y las
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tasas de interés, así como la productividad de la economía en cantidad de bienes
producidos a la demanda existente. Esta explicación requiere dos suposiciones:
que absolutamente todos los sectores productivos (alimentos, vivienda, transporte,
vestimenta, etc.) simultáneamente tengan problemas de satisfacer la demanda y
que los consumidores sigan demandando todos los productos
indiscriminadamente.
Inflación de costos: (Cost push inflation), producida cuando los costos se
encarecen (por ejemplo, el precio del petróleo o la mano de obra) y en un
intento de mantener la tasa de beneficio los productores incrementan los
precios. Para que esta explicación sea viable se debe suponer que los
productores pueden trasladar los aumentos de precio sin afectar la
demanda y que los consumidores cuentan con el dinero suficiente para
pagar precios más altos.
Inflación autoconstruida: (Build-in inflation), se trata de inflación inducida
por expectativas adaptativas, a menudo relacionadas con una espiral de
ajustes de la relación precios-salarios. Se produce cuando trabajadores
tratan de mantener sus salarios por encima de los precios (por encima del
índice de inflación) para compensar las expectativas inflacionarias a futuro
con base en la inflación del presente, y las empresas trasladan esta subida
de costos laborales a sus consumidores a través de la subida de precios,
originando un círculo vicioso de inflación. La inflación autoconstruida en un
punto de tiempo refleja efectos inflacionarios pasados.
Cualquiera de estos tipos de inflación pueden darse en forma combinada. Sin
embargo, las dos primeras mantenidas por un período sustancial de tiempo dan
origen a la tercera. En otras palabras, una inflación elevada persistente originada
por elementos monetarios o de costos da lugar a una inflación de expectativas.
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Teoría del lado de la oferta
Esta teoría afirma que la inflación se produce cuando el incremento en la masa
monetaria excede la demanda de dinero. El valor de la moneda entonces está
determinado por estos dos factores. La inflación en los años 1970 en EE.UU. se
ve como causada por el incremento en la masa monetaria que ocurrió tras la
salida de este país de los acuerdos de Bretton Woods, que sujetaba el valor de la
moneda al patrón oro. Según esta teoría, el incremento en la masa monetaria no
tiene efectos inflacionarios en la medida que la demanda de dinero aumente
proporcionalmente.
Esta teoría explicaría la baja en la tasa de inflación en los años 1980 en EE.UU.
debido a la expansión económica que se produjo a raíz de la reducción en los
impuestos. Se explica esto indicando que una expansión en la economía origina
un incremento en la demanda de dinero, lo cual contrarresta el efecto inflacionario
que normalmente conlleva el aumento en la masa monetaria.
Postura estructuralista
Trataba de explicar la inflación en los países sudamericanos, donde las
explicaciones relacionadas con la demanda o de costes no pueden explicarla. Se
trata de países muy dependientes de la exportación de materias primas y que
importan productos manufacturados. Cuando baja el precio de las materias
primas, se producen desequilibrios en sus economías que les lleva a una espiral
inflacionista.
Teoría austríaca
La Escuela austríaca de economía, afirma que la inflación es el incremento de la
oferta monetaria por encima de la demanda de la gente. Los productores de
bienes y servicios demandan dinero por sus productos, si la generación de dinero
es mayor que la generación de riqueza, hay inflación. Por el contrario si la oferta
de moneda es menor que la demandada existe deflación. Como consecuencia de
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la inflación se produce un efecto en cadena de distorsión de precios relativos al
alza, es decir que algunos precios suben más que otros. Si todos los precios de la
economía (incluido el salario) subieran uniformemente no habría ningún problema,
el problema surge por la subida no-uniforme. En los procesos deflacionarios, la
distorsión de precios relativos generada, es a la baja. Esta teoría rechaza de plano
la popular definición de "aumento sostenido del nivel de precios" por lo
anteriormente expuesto.
Esta escuela asigna la causa de la inflación/deflación a la existencia de un
monopolio emisor de moneda (Banco Central). Como solución a la inflación
propone la eliminación del monopolio emisor de moneda, y liberar a los privados la
impresión de la moneda, los que competirían por tener la moneda más fuerte para
permanecer en el mercado. Propone volver a la moneda-mercancía, respaldando
la moneda con algún activo tangible (oro, plata, platino, etc). O por alguna
combinación de varios metales, con lo cual se minimiza la volatilidad que pudiera
tener el valor del dinero, como en el caso, por ejemplo de usar sólo oro, cuya
volatilidad en el precio es elevada por cuanto la gente tiende a refugiarse en él en
épocas de incertidumbre.
Efectos de la inflación
Efectos generales
Un aumento en el nivel general de precios implica una disminución del poder
adquisitivo de la moneda. Es decir, cuando el nivel general de precios sube, cada
unidad monetaria permite comprar menos bienes y servicios. El efecto de la
inflación no se distribuye uniformemente en la economía. Por ejemplo, los
prestamistas o depositantes que reciben una tasa fija de interés de los préstamos
o depósitos pierden poder adquisitivo de sus ingresos por intereses, mientras que
los prestatarios se benefician. Las personas e instituciones con activos en efectivo
experimentarán una disminución de su poder adquisitivo. Los aumentos de
19
salarios a los trabajadores y los pagos de pensiones a menudo se mantienen por
debajo de la inflación, especialmente para aquellos con ingresos fijos.
Los deudores que poseen obligaciones monetarias a tasas de interés nominal fijo,
observan una reducción en la tasa real proporcional a la tasa de inflación. El
interés real de un préstamo, es la tasa nominal menos la tasa de inflación
aproximadamente. Por ejemplo, si alguien toma un préstamo donde la tasa de
interés establecida es del 6% y la tasa de inflación es del 3%, la tasa de interés
real que pagará por el préstamo es del 3%. Los bancos y prestamistas pueden
ajustar en ocasiones incluyendo una prima de inflación en los costos de los
préstamos del dinero mediante una tasa inicial más alta o mediante el
establecimiento de los intereses a una tasa variable.
Efectos negativos
Las tasas de inflación elevada e impredecible son consideradas nocivas para la
economía. Añaden ineficiencias e inestabilidad en el mercado, haciendo difícil la
realización de presupuestos y planes a largo plazo. La inflación puede actuar
como un lastre para la productividad de las empresas, que se ven obligadas a
detraer capital destinado a las producciones de bienes y servicios con el fin de
recuperar las pérdidas causadas por la inflación de la moneda. La incertidumbre
sobre el futuro del poder adquisitivo de la moneda desalienta la inversión y el
ahorro.
La inflación puede también imponer aumentos de impuestos ocultos: los ingresos
inflados pueden implicar un aumento de las tasas de impuesto sobre la renta si las
escalas de impuestos no están indexadas correctamente a la inflación. Sin
embargo, tasas de inflación moderadas no parecen tener efectos negativos sobre
las economías, así un estudio de Robert Barro, muestra que estadísticamente que
una inflación inferior al 8-10% no muestra correlación negativa con la tasa de
crecimiento del país.1 Otros estudios empíricos sitúan el umbral a partir del cual la
inflación puede ser realmente dañina en el 20 o el 40%.
20
Pérdida de poder adquisitivo: En primer lugar, el deterioro del valor de la
moneda es perjudicial para aquellas personas que cobran un salario fijo, como los
obreros y pensionados. Esa situación se denomina pérdida de poder adquisitivo
para los grupos sociales mencionados. A diferencia de otros con ingresos móviles,
estos ven cómo se va reduciendo su ingreso real mes a mes, al comparar lo que
podían adquirir con lo que pueden comprar tiempo después. Sin embargo, debe
señalarse que si los salarios son rápidamente ajustados a la inflación se mitiga o
elimina la pérdida de poder adquisitivo de algunos grupos sociales.
Con alta inflación, el poder adquisitivo se redistribuye desde las personas,
empresas e instituciones con ingresos fijos nominales, hacia las que tienen
ingresos variables que pueden seguir el ritmo de la inflación. Esta redistribución
del poder de compra también se produce entre los socios comerciales
internacionales. Si existen tasas de cambio fijo, una economía con mayor inflación
que otra hará que las exportaciones de la primera sean más costosas, afectando
la balanza comercial. También pueden generarse efectos negativos para el
comercio debido a la inestabilidad en los precios de cambio de divisas.
Perjuicio para los acreedores
La inflación es perjudicial para aquellas personas acreedoras de montos fijos, ya
que el valor real de la moneda decrece con el tiempo y su poder de compra
disminuirá. Contrariamente aquellos deudores a tasa fija se verán beneficiados, ya
que su pasivo real irá disminuyendo.
Como consecuencia de los puntos anteriores, surge lo que se suele denominar
“inflación autoconstruida”. Este fenómeno consiste en trasladar el aumento de
precios hacia delante en el tiempo, esto es así ya que las personas esperan que la
inflación continúe como en períodos anteriores. Así se genera un espiral
inflacionario, en el que se indexan contratos, se aumentan los sueldos y los
precios por expectativas futuras.
21
Inflación diferencial
La inflación diferencial es una situación en la que dos o más países, cuyas
economías son fuertemente dependientes o forman un área económica especial,
presentan diferentes tasas de incremento de precios. La inflación diferencial,
especialmente si se sostiene durante un período largo, provoca por lo general que
el país con mayores tasas de inflación sufra un aumento de costes de producción
y consiguientemente una pérdida de competitividad.
Inflación de costos
La alta inflación puede inducir a los empleados a la demanda de un rápido
aumento de salarios para mantenerse al día con los precios al consumidor. En el
caso de la negociación colectiva, el crecimiento salarial se establecerá en función
de las expectativas inflacionarias, que será mayor cuando la inflación es alta. Esto
puede provocar una espiral de salarios. En cierto sentido, la inflación puede
generar una situación de inestabilidad que se retroalimenta: la inflación genera
expectativas de más inflación, lo que engendra a su vez una mayor inflación.
Acaparamiento
La gente tiende a comprar productos duraderos y no perecederos para evitar en
parte las pérdidas esperadas de la disminución del poder adquisitivo de la
moneda.
Hiperinflación
Si la inflación se torna fuera de control (en aumento), puede interferir gravemente
con el funcionamiento normal de la economía, afectando su capacidad de producir
y distribuir bienes. La hiperinflación puede llevar al abandono de la utilización de la
moneda como medio de intercambio de bienes, derivando en las ineficiencias del
trueque.
22
Ineficiencia en la asignación
Un cambio en la oferta o demanda de un bien normalmente modificará su precio,
señalando a los compradores y vendedores que deben reasignar los recursos en
respuesta a las nuevas condiciones del mercado. Cuando los precios son
inestables y cambian marcadamente debido a la inflación, los cambios de precios
debido a las señales de oferta/demanda son difíciles de distinguir de los cambios
de precios debido a la inflación general. El resultado es una pérdida de eficiencia
asignativa.
Ciclos económicos
De acuerdo con la teoría austriaca del ciclo económico, la inflación pone en
marcha el ciclo económico. Los economistas austriacos sostienen que este es el
efecto más dañino de la inflación. Según la teoría austriaca, las tasas de interés
artificialmente bajas y el aumento asociado de la oferta monetaria conducen
préstamos imprudentes altamente especulativas, lo que incrementa la probabilidad
de malas inversiones, que a largo plazo resultan ser insostenibles.
Efectos positivos
Mercado de trabajo-ajustes
Los keynesianos creen que los salarios nominales son rápidos para subir, pero
lentos para ajustarse hacia la baja. Si los salarios están sobrevaluados, esta
diferencia de velocidad de ajuste conduce a un desequilibrio prolongado,
generando altas tasas de desempleo. Dado que la inflación sería menor que el
salario real, si los salarios nominales se mantuvieran constantes, los keynesianos
argumentan que un poco de inflación sería buena para la economía ya que
permitiría a los mercados de trabajo alcanzar un equilibrio con mayor rapidez.
23
Margen de maniobra
Las herramientas principales para el control de la oferta de dinero son la
capacidad de fijar la tasa de descuento, la tasa a la cual los bancos pueden pedir
prestado al banco central, y las operaciones de mercado abierto que son las
intervenciones del banco central en el mercado de bonos con el objetivo de afectar
las tasas de interés nominales. Si una economía se encuentra en una recesión
con un interés nominal bajo, entonces el banco encuentra límites para reducir las
tasas aún más con el fin de estimular la economía (ya que las tasas negativas de
interés nominal son imposible). Esta situación se conoce como un trampa de
liquidez. Un nivel moderado de la inflación tiende a garantizar que las tasas
nominales de interés se mantengan bastante por encima de cero, de modo que, si
surge la necesidad, el banco puede reducir la tasa de interés nominal.
Crecimiento e inversión productiva
La experiencia concreta de países concretos parece indicar que una inflación alta
es compatible con el crecimiento económico rápido. En las décadas de 1960 y
1970, Brasil presentó una tasa media de inflación del 42%, pero fue una de las
economías que más rápidamente crecieron en el mundo, y su renta per cápita
aumentó un 4,5% anual.4 Durante el mismo período, los ingresos per cápita de
Corea del Sur crecían el 7% anual, pese a una tasa media de casi el 20%.4
Existen varias explicaciones de esto, entre ellas está que con una inflación
elevada la rendibilidad neta de las inversiones financieras, que es igual al interés
nominal menos la inflación, decae mucho y en esas circunstancias la inversión no
financiera en la economía productiva es más atractiva. Por si fuera poco las
políticas antiinflacionistas pueden ser perjudiciales para la economía. Desde 1996,
Brasil tras padecer una hiperflación empezó a controlar subiendo los tipos de
interés efectivos hasta el 10-12% (cifra entre las mayores del mundo), la inflación
cayó al 7,1% pero también se resintió el crecimiento que no pasó del 1,3%.4
24
También Sudáfrica tuvo una experiencia similar en 1994, cuando empezó a dar
prioridad absoluta al control de la inflación y elevó los tipos de interés a los niveles
brasileños.
Métodos de reducción de la inflación
Se han usado y sugerido diferentes métodos para detener la inflación. En casi
todo el mundo, se ha impuesto la política de control de la inflación, a pesar de que
no existen pruebas de que resulte dañina por debajo del 8-10%5 o incluso el 20 o
40% según otros estudios.6 De hecho la priorización de medidas anti inflacionistas
severas produjo efectos adversos en Sudáfrica (1994) y Brasil (1996).4
Economistas institucionalistas como Ha-Joon Chang han señalado que los
partidarios del neoliberalismo han aprovechado el miedo justificado a la
hiperinflación para impulsar políticas anti inflacionistas excesivas (dados los
niveles de inflación en muchos lugares donde se han impulsado). El hincapié
neoliberal en la reducción de la inflación se justifica a que los activos financieros
tienen tasas de rentabilidad fijadas de modo nominal, por lo que la inflación reduce
la rentabilidad real, algo que perjudica a los inversores financieros, pero no tanto a
la población general.
Políticas monetarias
Hoy en día, la herramienta principal para controlar la inflación es la política
monetaria. Los bancos centrales pueden influir significativamente en este sentido
fijando una tasa de interés más alta y reduciendo la masa monetaria.
Normalmente a un objetivo de tasa de alrededor del 2% a 3% anual, y dentro de
un rango objetivo de baja inflación, en algún lugar entre el 2% al 6% anual.
Hay una serie de métodos que han sido sugeridas para controlar la inflación. Los
bancos centrales como la Reserva Federal de EE.UU. pueden afectar la inflación
en gran medida a través de las tasas de interés y ajuste a través de otras
operaciones. Las tasas de interés y crecimiento lento de la oferta monetaria son
las formas tradicionales a través del cual los bancos centrales combaten o
25
previenen la inflación, a pesar de que tienen diferentes enfoques. Por ejemplo,
algunos persiguen un objetivo de inflación simétrico, mientras que otros sólo
controlan la inflación cuando se eleva por encima de un umbral aceptable.
Las políticas monetaristas enfatizan una tasa de crecimiento del dinero constante
y moderada. Los keynesianos hacen hincapié en la reducción de la demanda
agregada durante la expansión económica y el aumento de la demanda durante
las recesiones para mantener la inflación estable. El control de la demanda
agregada se puede lograr combinando la política monetaria y la política fiscal
(aumento de los impuestos o reducción del gasto público para reducir la
demanda).
Tipo de cambio fijo
Bajo un régimen de cambio de divisas fijo, el valor de la moneda de un país queda
vinculado al valor de otra moneda o una canasta de otras monedas (o, a veces a
otra medida de valor, como el oro u otros comodities). Un tipo de cambio fijo se
utiliza generalmente para estabilizar el valor de una moneda, vinculándolo a otra
moneda más estable. Puede ser utilizado como un medio para controlar la
inflación. Sin embargo, cuando el valor de la moneda de referencia sube o baja, lo
mismo ocurre con la moneda vinculada. Esto esencialmente significa que la tasa
de inflación en el país, tipo de cambio fijo se determina por la tasa de inflación de
la moneda a la que se vincula.
Un tipo de cambio fijo impide que un gobierno utilice la política monetaria nacional
a fin de lograr la estabilidad macroeconómica. Adicionalmente, puede exponer a
los países al peligro de ataques especulativos.
Con el acuerdo Bretton Woods, la mayoría de los países usaba tasas fijas al valor
del dólar de EE.UU. El acuerdo se rompió en la década de 1970, y los países poco
a poco se volcaron a tipos de cambio flotantes. Sin embargo, en la última parte del
siglo XX, algunos países que sufrieron procesos hiperinflacionarios volvieron
temporalmente a un tipo de cambio fijo para estabilizar sus monedas. Esta política
26
se utilizó en muchos países de América del Sur (por ejemplo, Argentina 1991-
2002, Bolivia, Brasil, Chile y Venezuela).
Equilibrio entre Moneda y Precios
La Teoría del Equilibrio Moneda Precios propone que cuando algún producto
aumente su Precio todos, incluido el mismo producto, deben absorber ese
aumento. Por ejemplo, cuando la inflación de un mes sea del 2 por ciento, todos
los productos deben bajar 1,96 por ciento, absorbiendo así ese aumento, logrando
que el valor de la Moneda sea constante, y no se devalúe. Así, se podrá adquirir
menos de los productos que aumentan su precio, pero se compensará al poder
adquirir más de los productos que bajan sus precios. Esta Teoría propone para
ello la creación de un Ente Regulador, en el cual los representantes de los
empresarios, sindicalistas, consumidores, y el Estado, acuerden los precios,
tomando como base el valor de la moneda, con el objetivo de evitar devaluar.
Tiene algo en común con el Equilibrio de Nash, de la Teoría de Juegos.
Proceso hiperinflacionario
Cuando la inflación desborda toda posibilidad de control y planeamiento
económico, se desata lo que se conoce como proceso hiperinflacionario, en el cual
la moneda pierde su propiedad de reserva de valor y de unidad de medida. Es un
proceso de destrucción de la moneda. Se desata la estanflación (inflación con
estancamiento económico), y se hace imposible el cálculo y planeamiento
económico, lo cual lleva a destruir la economía. Entre los procesos
hiperinflacionarios más estudiados en el mundo[cita requerida] se encuentran la
Hiperinflación en la República de Weimar, la Hiperinflación argentina de 1989, la
crisis económica de 1998 en Rusia y el Crack de Wall Street en 1929.
Estanflación
Estanflación (calco del inglés: stagflation, palabra compuesta a partir de
stagnation, estancamiento, e inflation, inflación) indica el momento o coyuntura
27
económica en que, dentro de una situación inflacionaria, se produce un
estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede.
Estanflación es un término que fue acuñado en 1965 por el entonces ministro de
Finanzas británico, Ian McLeod quien, en un discurso ante el Parlamento en ese
año, dijo: "Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado
o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de
"estanflación". Y, en términos modernos, se está haciendo historia”
Causas y consecuencias
Formalmente, se determina que existe una recesión cuando el Producto Interno
Bruto (PIB) decrece durante dos trimestres consecutivos. Cuando la recesión llega
acompañada de alta inflación, el proceso recibe el nombre de estanflación; está
considerado uno de los peores escenarios económicos posibles por la dificultad de
su manejo y corrección. Las políticas monetarias y fiscales que suelen utilizarse
para dinamizar una economía recesiva empeoran el componente inflacionario de
la estanflación y las políticas monetarias restrictivas que se utilizan para combatir
la inflación tienden a profundizar y ampliar su componente recesivo.
La estanflación distorsiona completamente los mercados y coloca a los hacedores
de políticas de los gobiernos y sus bancos centrales en una posición 'perder-
perder'. En la estanflación la recesión suele ser parcial, registrándose
simultáneamente el decrecimiento de algunos sectores, como la producción de
bienes, junto al crecimiento de otros sectores, como la producción de servicios. Si
se trata de una economía relativamente abierta y la inflación viene acompañada
de un proceso de devaluación, puede registrarse una contracción de las
actividades que consumen divisas y una expansión de las que generan divisas.
Esto representa un desafío enorme para las autoridades pues reciben señales
mixtas y contradictorias sobre la economía que hacen muy difícil decidir qué
políticas aplicar, en qué secuencia y en qué momento tomarlas. "Es lo peor de los
dos mundos" dicen muchos economistas.
28
Historia de la Estanflación
Históricamente y con algunos matices, siempre han existido en el mundo dos
posturas económicas en puja: el "Librecambismo" y el "Intervencionismo". En la
época moderna, hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, el
planeta vivió predominantemente una era de "libre mercado", donde las personas
podían desplazarse libremente de un territorio a otro y donde los bienes eran
comerciados según las reglas naturales de la oferta y la demanda, la popular
"mano invisible" que autorregulaba el mercado, metáfora acuñada por el filósofo
Adam Smith en su "La riqueza de las Naciones" 1776.
Otra constante histórica ha sido la existencia de ciclos económicos, es decir
oscilaciones recurrentes donde una fase de expansión es seguida, al cabo de
algún tiempo, por otra fase de contracción. Obviamente, la contracción siempre
deriva en una crisis económica que afecta a la población en general. En una
economía de libre mercado, los efectos inmediatos de una crisis económica suelen
ser un alza aguda del desempleo y una deflación en los precios, ya que la oferta
de bienes y servicios supera a la demanda. Tras la Gran Depresión
norteamericana, tomo fuerza la corriente económica denominada keynesianismo,
que si bien consideraba a los ciclos económicos como fenómenos inevitables,
postulaba que el Estado podía compensar los efectos negativos de estas crisis
incrementando el gasto público, lo que generaría más puestos de trabajo y por
ende una mayor demanda de bienes y servicios. Incrementar el gasto público
significaba generar una mayor emisión monetaria que, aunque no de manera
inmediata, en algún momento comenzaría a traducirse en un alza de los precios
(inflación) y en una disminución del valor real de la moneda (devaluación).
Tras la Primera Guerra Mundial, países como Rusia adhieren al comunismo, la
corriente más extrema de planificación estatal, mientras que en el mundo
occidental se acentúa poco a poco un mayor intervencionismo del Gobierno, una
suerte de economía mixta, donde se respeta la propiedad privada aunque
aumenta considerablemente la participación estatal en defensa de valores como la
29
justicia y el bienestar social. Esta situación se afianza definitivamente tras la
Segunda Guerra Mundial.
El keynesianismo se convirtió no solo en una corriente económica, sino también
ideológica, vinculada al bienestar social. Además, el concepto de un Estado
Benefactor fue bien acogido por las democracias occidentales, amenazadas
durante los años ´50 y ´60 por un imparable avance de los países comunistas. Por
lo tanto, lo que comenzó siendo una propuesta excepcional y temporal para
tiempos de crisis, terminó convirtiéndose en una política económica permanente
basada en el aumento continuo del gasto público y de la oferta monetaria: la
consecuencia inmediata fue la aparición de una inflación crónica. Sin embargo,
esto era considerado un mal menor mientras pudiese mantenerse un alto nivel de
empleo y de consumo. Hasta ese momento inflación y estancamiento eran dos
términos prácticamente opuestos.
Sin embargo, la crisis del petróleo de 1973 consolidó la creación de un nuevo
fenómeno hasta entonces poco conocido: la "estanflación". El extraordinario
aumento del precio de este recurso produjo entre otros efectos un enorme
aumento en los costos de producción, lo que obligó a las empresas a elevar los
precios de los bienes en esa misma proporción. El aumento en el nivel general de
precios no se equilibró con la demanda como en casos anteriores, lo que derivó en
menor consumo y por ende en una reducción de la producción, lo que además
generó mayor desempleo. Por primera vez convivían la inflación y el desempleo.
El Estado, que durante décadas había crecido fomentando la inversión pública y la
asistencia social, no contaba ya con herramientas efectivas para combatir este
nuevo fenómeno. La inflación se había convertido en un verdadero problema que
solo podía resolverse estabilizando la oferta monetaria, lo que requería
inevitablemente una reducción del déficit fiscal, ya fuese a través de mayor deuda,
mayor recaudación o menor gasto público. El principal problema de estos "planes
de estabilización" era que requerían una re-estructuración total de la economía, no
solo reformas aisladas. Para empeorar la situación, la inflación no solía reducirse
30
inmediatamente, sino que por efecto de "arrastre" se mantenía en niveles altos
durante algún tiempo más, agudizando así el cuadro recesivo. El alto costo político
de estas medidas terminaba generando un abandono anticipado de las reformas
propuestas, acelerando aún más el proceso inflacionario. En algunos países, estas
reformas parciales de la economía derivaron en casos extremos de
"hiperinflación".
Paralelamente, los economistas comenzaron a cuestionar las políticas
keynesianas, argumentando no solo cuestiones económicas, sino también factores
socio-políticos, como la falta de incentivos para las personas emprendedoras, la
restricción de las libertades individuales y la escasez de productos o servicios
altamente demandados por la población. Todo esto llevó al surgimiento de una
nueva corriente socio-económica: el neoliberalismo, que alcanzaría su apogeo
durante la década del ´90.
El dilema de la estanflación
La estanflación se convierte en un dilema para la política monetaria que debe
elegir entre las medidas normalmente usadas para incrementar el crecimiento
económico y aumentar por tanto una inflación desbocada o políticas para luchar
contra la inflación que reducen la actividad en una economía en situación de paro.
Normalmente los bancos centrales deben elegir entre reactivar la economía o
drenarla mediante el ajuste del tipo de interés del dinero, siendo este su principal
cometido. Reducir el tipo de interés provoca un crecimiento económico pero esto
dispara la inflación, aumentar el tipo de interés permite luchar con la inflación pero
reduce el crecimiento económico. En la estanflación se dice que ambos problemas
coexisten.
Parte de la dificultad a la que los bancos centrales se enfrentan en la estanflación
es que la misma ocurre selectivamente en distintas clases de activos. Por ejemplo,
a finales de 2007, los valores de las casas en EE. UU. empezaron a caer
(deflación) mientras los precios del consumo comenzaron a crecer (inflación). Los
31
esfuerzos de la Reserva Federal (dígase el Banco Central de EE. UU.) para evitar
la caída de los precios de las viviendas fueron dirigidos a reducir el tipo de interés
para hacer las hipotecas más asequibles. Esto provocó que los consumidores
tuvieran más dinero disponible al reducirse los precios de los créditos.
Nacimiento de una Moneda europea, el euro
El euro es la moneda de 17 países de la unión europea. Es una divisa sólida y
estable que, sin embargo, no ha logrado escapar a los efectos de las crisis de
deuda soberana que afectó a algunos de los países de la llamada zona euro, a
finales de la primera década del siglo XXI.
Los Orígenes
El nacimiento del euro no se explica sin hacer referencia a los esfuerzos
realizados por distintos países europeos, por crear un espacio de integración
económica después del fin de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el
nacimiento de la moneda única en Europa difícilmente hubiera sido posible sin la
creación, en 1957, de la Comunidad Económica Europea (CEE), que agrupaba a
la República Federal de Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los
Países Bajos, y que fue el germen de la actual UE, integrada por 27 países.
Aunque los países fundadores de la CEE originalmente se limitaron a establecer
un mercado común para sus productos, muy pronto se dieron cuenta de que la
cooperación económica y monetaria era necesaria para dinamizar el comercio
entre los miembros de la organización. A lo largo de la segunda mitad del siglo
XX, la CEE fue incorporando nuevos países en su seno, y fue creando
mecanismos para afianzar los lazos comerciales entre sus Estados miembros.
Sin embargo, no fue hasta la promulgación del Tratado de la Unión Europea,
firmado en la ciudad neerlandesa de Maastricht en 1992, cuando los países de la
Europa comunitaria fijaron las reglas para alcanzar la plena integración económica
y monetaria.
32
Dicho tratado, que dio origen a la UE, establecía los objetivos de la unión
económica y monetaria europea, y determinaba las responsabilidades en materia
política, fiscal y financiera que debían asumir los Estados miembros de la
organización. Además el Tratado de Maastricht indicaba los pasos a seguir para
la creación de una moneda única, y fijaba las condiciones que los distintos países
debían cumplir para poder adoptarla.
La aspiración última era que todos los Estados de la UE abandonaran sus
monedas nacionales respectivas a favor de la divisa común. Sin embargo, Gran
Bretaña y Dinamarca optaron por firmar, finalmente, la cláusula de exclusión
voluntaria prevista en el tratado, que les eximía de participar en la unión
monetaria.
Las ventajas del Euro
La creación del euro ha conseguido traer diversas ventajas para la economía de
los países que lo han adoptado. Entre ellas:
Precios más estables. La moneda única es útil para
garantizar la estabilidad de precios para empresas y
ciudadanos, en la medida en que atenúa las diferencias del
valor de las mercancías en países distintos.
Ahorros de costes y reducción de riesgos. El euro suprime
33
con las comisiones y costes derivados del cambio entre
monedas nacionales diferentes. Además, elimina los riesgos
vinculados a las variaciones de la cotización entre distintas
divisas.
Estabilidad y crecimiento económico. La adopción de una
política económica común, regida por criterios estrictos, ayuda
a garantizar la estabilidad y el crecimiento de la región en su
conjunto.
Integración de los mercados. La moneda única facilita la
unificación de los distintos mercados nacionales, con el
consecuente estímulo de los intercambios comerciales.
Mayor peso económico. Al unificar las distintas economías
nacionales, la Unión Europea gana peso económico, y
aumenta su influencia en los mercados nacionales.
Historia
La semilla del euro comienza a germinar en una pequeña celda de prisión en la
Isla de Ventotene, en el invierno de 1941. En esa pequeña isla, situada frente a la
línea costera que se forma entre Roma y Nápoles, estaba recluido Altiero Spinelli,
quien había sido arrestado 14 años antes –a la edad de 20 años- por haber
participado en un movimiento clandestino formado para derrocar al gobierno
fascista de Benito Mussolini.
Los largos años de encarcelamiento ofrecieron a Spinelli la oportunidad de meditar
que la tragedia en que se encontraba inmersa Europa, se originaba en la
competencia nacionalista que se había cultivado a lo largo del continente. El
camino para dejar atrás la tragedia, por lo tanto, no podía encontrarse dentro de
los estrechos límites de cada país, sino en el más amplio escenario de una Europa
unida. Con esa idea en mente, junto a dos compañeros de prisión, en 1941
redactó el Manifiesto de Ventotene, el cual empieza con la siguiente frase:
34
‘La línea que divide a los partidos reaccionarios de los partidos progresistas, ya no
coincide con las líneas tradicionales de la democracia o del socialismo, sino que la
división se produce entre los que luchan por la conquista del poder político en sus
naciones… y los que luchan por crear un sólido y unido estado europeo.’
Spinelli sería liberado de su prisión cuando Mussolini fue depuesto temporalmente
del poder en 1943. Una vez libre, inició una larga lucha política dirigida en contra
de la existencia de las naciones-estados dentro de Europa.
La lucha de Spinelli y del Movimiento Federalista Europeo que el mismo creó,
encontró una abierta oposición en todos los partidos políticos, llevaran o no un
membrete liberal, socialista, conservador o demócrata. Parecería que a lo largo y
ancho del mundo es habitual que los intereses de los partidos políticos estén en
abierta confrontación con los intereses de la mayoría de la gente.
Para luchar contra la cerrada oposición de los gobiernos y de los partidos políticos,
Spinelli tenía la ventaja de poseer una personalidad paciente, audaz e
inquebrantable. Por más de tres décadas insistió en solicitar directamente al
pueblo europeo que se pronuncie a favor o en contra de la unificación europea.
Bajo esa consigna, la presión ciudadana obligó a que la posibilidad de unificar
Europa sea puesta en debate en casi todas las sesiones del Parlamento Europeo,
entre 1976 y el 14 de febrero de 1984. Ese día -probablemente el más importante
en la vida de Spinelli- el Parlamento tendría que pronunciarse a favor o en contra
del ‘Tratado de la Unión Europea’, documento redactado por el propio Altiero
Spinelli.
El Tratado fue aprobado casi por unanimidad. Su discurso de agradecimiento
terminaba con estas palabras:
‘Habiendo alcanzado el fin de un capítulo y el comienzo de un nuevo capítulo que
deberá ser completado por otros, y reflexionando en el trabajo de toda mi vida,
debo decir que he sido el enfermero que ha ayudado a que el Parlamento de a luz
esta criatura. Ahora tenemos que ayudarla a vivir.’
35
Pero el octogenario Spinelli no sobrevivió mucho tiempo a la criatura. El 23 de
mayo de 1986 fallecía en Roma. Y la criatura tampoco habría sobrevivido a su
progenitor, sino hubiera sido por un inesperado evento que sacudió al mundo y a
Europa.
Después de la aprobación del borrador del Tratado efectuada por el Parlamento
Europeo, los diversos gobiernos y partidos políticos nacionalistas, comenzaron a
bloquear o boicotear las actividades necesarias para oficializar y ejecutar el
Tratado. En su lugar se impuso un documento que, bajo el nombre de Acta Única,
reducía la unión económica a una promesa protocolaria que podía diluirse en una
serie de reuniones intrascendentes y turísticas, al estilo de las que hasta el día de
hoy predominan en Latinoamérica.
Sin embargo, en 1989 sucedió un evento que nadie esperaba, pero que
estremeció los cimientos mismos del viejo continente: el bloque socialista y
comunista de Europa del Este comenzó a hundirse.
El colapso alcanzó a Polonia, Alemania Oriental, Hungría, Rumania, Bulgaria,
Checoslovaquia, Yugoslavia y, después, a todas las repúblicas de la ex Unión
Soviética. Junto con la economía comunista, también se hundieron el Muro de
Berlín y la Cortina de Hierro. Y sin esas barreras se abrió el paso a los ríos de
gente –sobre todo la que había nacido detrás del muro hace menos de 40 años-
que amenazaban con inundar Europa. Esa amenaza estaba justificaba por los
largos años en que el Occidente había acusado al Este de mantener aprisionada a
la gente. Si el Este ya los dejaba salir, la moral dictaminaba que el Occidente los
debía dejar entrar.
El dictamen era especialmente válido para las dos Alemanias entre las cuales ni
siquiera se interponía la barrera del idioma. Además, la Alemania del Oeste
siempre había expresado que existía una sola Alemania, así que no podría usar el
arbitrio de detener en la frontera a los ciudadanos Alemania del Este. Por otro
lado, no era posible detener la euforia del reencuentro entre parientes y
36
conciudadanos ni tampoco negar que, a pesar de las décadas de aislamiento,
seguía existiendo una sola nación. Así, parecían reprisarse en reversa los
eventos ocurridos al fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando la parte occidental
fue dividida en tres zonas ocupadas por tres distintos ejércitos. En esa ocasión y
sin realizar ninguna consulta política, el Banco Central Alemán -el Bundesbank-
dictaminó que el Marco circule como dinero oficial en las tres zonas. Así,
aglutinadas por una sola moneda, las tres zonas casi de manera automática
comenzaron a ser parte de un solo país: la Alemania Federal.
Esos eventos seguramente fueron recordados por Helmut Khol, Canciller de
Alemania Federal, cuando la tarde del 6 de febrero de 1990 –bajo la intensa
presión de los alemanes del este por ingresar masivamente al Oeste- anunció que,
a partir de ese día, el occidente y el oriente de Alemania compartirían la misma
moneda. El conocimiento histórico del Canciller Khol rindió sus frutos: sin
conflictos y aún antes de que exista un decreto oficial, las dos alemanias se
convirtieron en un solo país.
La inesperada reunificación convirtió a Alemania en la nación más poderosa de
Europa, al incluir a la Alemania Oriental que por sí sola constituía la novena
potencia económica del mundo. El marco alemán pasaba a ser para Europa lo que
el dólar era para América. El Bundesbank podría controlar en Europa, la inflación,
las tasas de interés y los tipos de cambio, tal como el Fed controla esas variables
en Norteamérica.
Así, para las dos partes –Alemania por un lado y el resto de países europeos por
el otro- la unidad súbitamente dejaba de ser un formal compromiso protocolario,
para convertirse en una herramienta de sobrevivencia en un mundo globalizado.
Antes de que termine 1991, los gobiernos del continente se reunían en Maastricht,
ubicada junto al río Mosa en Holanda, para analizar la necesidad de adoptar una
moneda común y un solo Banco Central para toda Europa: el Banco Central
Europeo que, desde luego, tendría su casa matriz en Frankfurt, el corazón
financiero del continente.
37
El Tratado de Maastricht recoge las condiciones que debían cumplir los países
europeos para ingresar a la Unión y que se resumen en: un déficit fiscal que no
exceda el 3 por ciento del PIB; una deuda estatal que no exceda el 60 por ciento
del PIB; una moneda nacional que no se haya devaluado en los últimos dos años;
y, una tasa de inflación que no exceda 1.5 puntos por sobre la tasa media de los
tres países con la inflación más baja. Las condiciones del Tratado tenían que
cumplirse –como en efecto se cumplieron- antes de que finalice el Siglo XX.
Los posteriores eventos son bastante conocidos: el 1 de enero de 1999 se
estableció el valor definitivo del euro en términos de la moneda de cada uno de los
12 países participantes; el 1 de enero del 2002 se puso en circulación las
monedas y billetes del euro; y, el 1 de julio del 2002, se retiraron del mercado
europeo todas las restantes monedas domésticas.
Esta breve historia tiene un final feliz: Europa empieza a transitar el Siglo XXI
como un continente férreamente unido; no por un gobierno, ni por un partido
político, ni por un trazado territorial, ni por una bandera, sino por una moneda. Por
fin habrá paz en la tumba de Altiero Spinelli.
El euro fue lanzado el 1° de enero de 1999 como moneda “electrónica”, pero los
intentos de crear una moneda única se remontan veinte años. Este gráfico
muestra el valor del euro en relación al dólar.
Surgimiento del Sistema Monetario Europeo La crisis económica de los años 70
suscitó los primeros planes para la creación de una moneda única. Se abandonó
el sistema de tipo de cambio fijo ligado al dólar. Los líderes europeos acordaron
crear un sistema para vincular a todas las monedas europeas. Pero dicho sistema
sintió inmediatamente la fuerte presión del dólar y esto causó problemas en las
economías europeas más débiles.
38
Regímenes de Tipo de Cambio
El que sigue es un sistema de calificación de regímenes cambiarios del FMI en
vigencia desde 1999, el mismo define los diferentes grados de flexibilidad de las
tasas de cambios que los países adoptan. Se distinguen tres tipos de regímenes
cambiarios de acuerdo a su flexibilidad: tipo de cambio fijo, bandas de fluctuación,
tipos de cambio móviles. Este sistema de clasificación también identifica el
régimen cambiario seguido por aquellos países que no tienen una moneda oficial.
BRUSELAS, 23 dic 1998 (IPS) - El euro, la moneda única de Europa, entrará en
vigor el 1 de enero de 1999, casi medio siglo después de que varias naciones
arrasadas por la guerra decidieron que era hora de trabajar por la paz y fundaron
el proceso de integración que desembocó en la actual Unión Europea (UE).
El nacimiento del euro es el logro más espectacular de la UE hasta la fecha, pero
el bloque aún tiene mucho camino por recorrer para cumplir el sueño de la
integración total. Mientras se preparan para el "Día E", muchos esperan que la
moneda única sea un factor de unión. "El euro acelerará nuestro proceso de
integración política", señaló Jacques Santer, presidente de la Comisión Europea,
órgano ejecutivo de la UE.
"El euro es el próximo paso en el proceso de integración. También en términos
políticos Europa necesita al euro", agregó el comisario de asuntos monetarios Yve
Thibault de Silguy. Once de los 15 países de la UE adoptarán el euro, mientras
Dinamarca, Gran Bretaña y Suecia se quedarán al margen de lo que se conoce
como "eurolandia", por razones políticas internas. Grecia quería adherirse al
sistema pero no cumplió las rigurosas reglas económicas fijadas para la nueva
moneda.
Entre otras cosas, para adoptar el euro, el déficit y la deuda del Estado no deben
superar, respectivamente, tres por ciento y 60 por ciento del producto interno
bruto. Así mismo, las tasas de inflación y de interés deben situarse dentro de 1,5 y
dos por ciento de la media de los tres países con menor inflación.
39
La moneda entrará en vigor el 1 de enero de 1999. Un año después, el 1 de enero
del 2000, el Banco Central Europeo se hará cargo de la política monetaria. Las
monedas nacionales seguirán vigentes, pero el valor de las acciones y los bonos
estatales y la contabilidad de las compañías se regirán por el euro. Un año
después, el 1 de enero del 2001, comienzan a circular los billetes y las monedas
del euro junto con las monedas nacionales. En este período de transición, las
compañías podrán utilizar tanto el euro como las monedas nacionales.
Finalmente, el 1 de julio del 2002, las monedas nacionales dejarán de existir en
eurolandia y serán sustituidas por el euro, que se convertirá en la única moneda
legal dentro de sus fronteras. El euro promete transformar la zona de 11 países
en el segundo polo monetario del mundo. "Europa está en el umbral de una nueva
y apasionante era", insiste el comisario De Silguy.
"Con el euro, Europa tendrá una existencia monetaria correspondiente con nuestro
peso económico y comercial en el mundo", sostuvo.
"Los países asiáticos deben recibir con entusiasmo la creación de un euro
poderoso porque la excesiva dependencia del dólar ha sido una de las causas de
la crisis monetaria en el este de Asia", opinó Tommy Koh, director ejecutivo de la
Fundación Asia- Europa, de Singapur.
"Vemos la creación de una moneda única como una buena medida", añadió
Ng'andu Peter Magande, secretario general del grupo de los 71 países de Africa,
el Caribe y el Pacífico (ACP).
Funcionarios europeos aseguran que varios países latinoamericanos, incluso
Brasil y Cuba, utilizarán el euro en el comercio y otras transacciones con Europa.
Los expertos monetarios no creen que el euro sustituya al dólar como medio de
transacción financiera dominante del planeta, pero sí representará una fuerte
competencia monetaria para Estados Unidos.
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"El uso del euro aumentará en el movimiento financiero internacional a medida que
los mercados lo perciban como alternativa creíble al dólar. Esto crea
oportunidades de mayor influencia para Europa", afirmó De Silguy.
Las preparaciones para el euro comenzaron hace varias semanas. El 4 de este
mes, por temor al menor crecimiento de las economías, los bancos centrales de
10 países europeos recortaron las tasas de interés a tres por ciento, e Italia las
redujo a 3,5 por ciento. Wim Duisenberg, director del Banco Central Europeo, no
descarta futuros recortes si los precios siguen estables.
A pesar de los recortes, la creciente recesión económica mundial sigue siendo una
amenaza para el euro. La Comisión Europea pronostica un crecimiento de 2,5 por
ciento para Europa en 1999, pero las proyecciones independientes son mucho
menores. Así mismo, la nueva mayoría de líderes socialistas y socialdemócratas
en la UE discrepan con Duisenberg sobre el camino correcto al crecimiento.
Los gobiernos de centroizquierda quieren estimular la inversión, con la esperanza
de que esta fomente la creación de empleos. El Banco Central Europeo teme que
los gobiernos, que apenas lograron contener sus déficits presupuestales, se
embarquen nuevamente en la peligrosa vía del gasto.
Existe el consenso de que el euro será bueno para el comercio, tanto para las
compañías europeas como para las extranjeras. Trabajar con una moneda
reducirá los costos de transacción en eurolandia. Las firmas ya no tendrán que
hacer sus balances en múltiples monedas y controlarlos diariamente. Los
tesoreros se manejarán con un número menor de bancos, y eliminarán el precio
de conversón de las monedas. Muchas compañías europeas señalaron que el
cambio al euro se hará primero dentro de la zona de influencia de la moneda, y
luego se aplicará a los clientes y proveedores del exterior.
"Eurolandia ofrecerá nuevas oportunidades de inversión, adquisiciones, alianzas y
fusiones a las compañías asiáticas", agregó Koh.
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El euro facilitará el comercio de las compañías de ACP con Europa, aseguró
Magande. "Nuestra esperanza es que los precios bajen", expresó. La Comisión
Europea pronostica que el uso del euro en la facturación comercial se extenderá
rápidamente a los estados europeos centrales y orientales que solicitaron su
ingreso a la UE. El uso de la moneda también se ampliaría a Africa, donde el euro
sustituirá al franco francés como moneda de referencia del franco de la
Comunidad Financiera Africana, y a los estados del sur del Mediterráneo que
tienen estrechos vínculos comerciales con países europeos. La UE aseguró a los
14 países de la CFA en Africa occidental que el cambio al euro no significará
cambio alguno en la paridad fija entre el franco usado por ellos y la moneda
francesa. El acuerdo es que se convertirá matemáticamente a euros la actual
paridad de 100 francos CFA por un franco francés. Gracias al euro, las
economías de la zona de CFA tendrán mayores facilidades para comerciar con
Europa", sostuvo De Silguy. "Se nos aseguró que la posición del franco de CFA
quedará protegida", dijo Magande.
La Comisión Europea estima que el uso del euro como moneda de reserva se
desarrollará relativamente rápido luego de su entrada en vigor. China ya declaró
que acumulará euros en sus reservas. Nuestra impresión es que los países
extranjeros aumentarán gradualmente la proporción de euros en sus reservas
nacionales. Pero los Bancos Centrales son conservadores y no esperamos
cambios repentinos", señaló un funcionario de la UE.
Régimen cambiario
Sin una moneda nacional de curso legal
Situación en que la única moneda de curso legal es de otro país, o el país
miembro perteneciente a una unión monetaria. En este régimen el país renuncia al
control monetario, ya que las autoridades monetarias nacionales son excluidas a
la hora de tomar decisiones respecto a políticas monetarias independientes.
42
Caja de conversión
En la caja de conversión el régimen cambiario está basado en un compromiso
legislativo por el cual se debe cambiar la moneda nacional por una extranjera
específica a un tipo de cambio determinado, para tal efecto, las autoridades
emisoras aceptan ciertas restricciones que permitan cumplir con su obligación
legal. Esto implica que sólo se emitirá moneda nacional respaldada por moneda
extranjera y que estará totalmente respaldada por activos externos, lo que elimina
las funciones tradicionales del banco central, como la de control monetario y la de
prestamista de última instancia, y deja poco margen de maniobra para aplicar una
política monetaria discrecional. De igual manera se puede tener un cierto grado de
maniobra de acuerdo a la rigidez del conjunto de normas que rijan la caja de
conversión.
Otros de tipo de cambio fijo
En un régimen de cambio fijo o convertible el país vincula su moneda (de manera
formal o de facto), a un tipo de cambio fijo, a una moneda importante o una
Canasta de monedas; el valor ponderado se determina teniendo en cuenta el valor
de las monedas de los principales socios comerciales o financieros. En un régimen
de tipo de cambio fijo, el tipo de cambio fluctúa dentro de un margen de menos de
+/-1% en torno a un tipo central formal o de facto. La autoridad monetaria está
dispuesta a mantener el tipo de cambio fijo mediante la intervención, lo que limita
el grado de discrecionalidad de la política monetaria; no obstante el grado de
flexibilidad de la política monetaria es mayor que en un régimen de caja de
conversión o en las uniones monetarias, ya que el banco central aún puede
cumplir con sus funciones tradicionales, aunque con alcance limitado, y la
autoridad monetaria puede ajustar el nivel del tipo de cambio, aunque con poca
frecuentes .
43
Tipos de cambio fijo dentro de bandas horizontales
En estos regímenes, la moneda se mantiene dentro de ciertos márgenes de
fluctuación de por lo menos +/- 1% en torno a un tipo de cambio central fijo o de
facto. Incluye también a los países que participan en el mecanismo de tipos de
cambio (MTC) del sistema monetario europeo (MTC II). El grado de
discrecionalidad de la política monetaria depende de la amplitud de la banda.
Tipos de cambio móviles
Tipo de cambio flexible
En este caso, la moneda es objeto de ajustes periódicos de pequeña magnitud, a
una tasa fija o en respuesta a cambios de determinados indicadores cuantitativos.
La tasa de fluctuación del tipo de cambio puede fijarse teniendo en mira generar
variaciones del valor de la moneda ajustadas por la inflación (“retrospectiva”) o
puede establecerse una tasa preanunciada menor que los diferenciales de la
inflación proyectada (“prospectiva”). Para mantener este tipo de cambio flexible se
imponen restricciones a la política monetaria al igual que lo que ocurre en un
sistema de tipo de cambio fijo.
Tipos de cambio dentro de bandas de fluctuación
Banda de flotación
La moneda se mantiene dentro de ciertos márgenes de fluctuación de por lo
menos +/- 1% en torno a una tasa de cambio central ajustado periódicamente a
una tasa fija o en respuestas a cambios de determinados indicadores
cuantitativos. El grado de flexibilidad del tipo cambiario depende de la amplitud de
la banda; pueden adoptarse bandas simétricas en torno a un tipo central móvil o
bandas que se amplíen gradualmente con una banda de fluctuación asimétrica de
las bandas superior e inferior (en este último caso, no hay un tipo de cambio
central preanunciado). Para mantener el tipo de cambios dentro de la banda
44
existen limitaciones de la política monetaria, y a su vez su grado de independencia
depende de la amplitud de la banda.
Flotación dirigida sin una trayectoria preanunciada del tipo de cambio
La autoridad monetaria interviene activamente en el mercado cambiario para
determinar el tipo de cambio sin comprometerse con una trayectoria preanunciada.
Los indicadores utilizados para regular este tipo de cambio son, en general, de
carácter discrecional –incluyen, por ejemplo, el saldo de la balanza de pagos, las
reservas internacionales y la evolución del mercado paralelo- y los ajustes pueden
no ser automáticos.
Flotación independiente
En este tipo de régimen la tasa de cambio está determinada por el mercado a
través del juego de oferta y demanda. La intervención sólo tiene por objetivo
moderar la tasa de variación y evitar fluctuaciones excesivas del tipo de cambio,
pero no establecer su nivel. En principio, la política monetaria en estos regímenes
es independiente de la política cambiaria.
Marco de política monetaria
Uso del tipo de cambio como ancla
La autoridad monetaria está dispuesta a comprar y vender divisas a determinadas
cotizaciones para mantener el valor de la moneda al nivel establecido. Estos
regímenes abarcan los regímenes de tipo de cambio en los que no existe una
moneda de curso legal, las cajas de conversión, los tipos de cambios fijos con y
sin bandas y los tipos de bandas móviles con y sin bandas, cuando la tasa de
fluctuación es prospectiva.
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Uso de un agregado monetario como ancla
La autoridad monetaria utiliza sus instrumentos para lograr la tasa de crecimiento
fijada como meta para un agregado monetario y el agregado monetario fijado
como meta se convierte en el ancla nominal o el objetivo intermedio de la política
monetaria.
Marco basado en la adopción de objetivos directos de inflación
Este marco requiere del anuncio público de metas numéricas a mediano plazo
para la inflación y el compromiso institucional de la autoridad monetaria de
alcanzar esas metas. También se pueden incluir una mayor comunicación con el
público y el mercado sobre los planes y los objetivos de las autoridades
encargadas de la política monetaria y una mayor responsabilidad del banco central
por la consecución de sus objetivos de inflación. El pronóstico de inflación actúa
(implícita o explícitamente) como objetivo intermedio de la política monetaria,
Otros marcos
Corresponde a aquellos países que no han establecido un ancla nominal y que
siguen la evolución de un conjunto de diversos indicadores en la gestión de su
política monetaria. También se incluyen a los países de los que no se tiene una
información exacta.
Sistema monetario internacional y el papel que juega en relación al fenómeno de
globalización. Pues esta hace que las instituciones que regulan los flujos
internacionales tengan una vital importancia. Además de las instituciones, los
mismos gobiernos deben poner de su parte para que el sistema fluya
correctamente, en algunos casos sometiéndose ceder un poco su soberanía y
proteccionismo así como sus intereses nacionalistas. Una vez que un estado
nación decide entrar al grupo del sistema monetario internacional debe seguir las
reglas y subordinarse a los términos que el sistema establece, por decirlo de
alguna forma "atenerse a las consecuencias". El mercado financiero internacional
46
se caracteriza por su riesgo cambiario, la alta volatilidad de todas las variables
económicas, en especial de los tipos de cambio. Los gobiernos deben cooperar y
adaptarse a cada situación para reaccionar y administrar de manera efectiva sus
economías.
El régimen cambiario es un conjunto de reglas que describen el papel que
desempeña el Banco Central en la determinación del tipo de cambio. El tipo de
cambio es el precio de la moneda en términos de la moneda de otro. La forma
más común de cotizar el tipo de cambio es la cantidad de la moneda nacional
necesaria para comprar un dólar estadounidense.
Un tipo de cambio es fijo si el banco central establece su valor y después
interviene en el mercado cambiario para mantenerlo. Un ejemplo es el caso de
Argentina que empleó un sistema fijo estableciendo su peso a la par del dólar,
pero el tamaño de su economía no sostuvo esta paridad y tuvo que regresar
resultando en grandes pérdida económicas.
Existen dos tipos de regímenes cambiarios: El fijo y el flexible. Cada uno tiene sus
ventajas y desventajas. En el tipo de cambio fijos se obtiene una estabilidad con
respecto a la inflación y tasas de interés, pero la desventaja es la renuncia a una
política monetaria independiente y un menor margen de maniobra frente a los
choques externos. El sistema monetario internacional contemporáneo se basa en
los tipos de cambio flexibles. Es un sistema en constante transición, caracterizado
por crisis globales. El sistema monetario internacional trata de ajustarse siempre a
las cambiantes condiciones de la economía mundial. Un sistema monetario ideal
tendría los siguientes atributos. Tipo de cambio fijos, libertad de los movimientos
internacionales de capital e independencia de las políticas monetarias. La solución
ideal sería un mundo con una sola moneda y un solo banco central. Lo más
cercano a esta situación es la Unión Europea, que actualmente está viviendo un
colapso de algunos de sus países miembros debido a la falta de coordinación y
acatamiento de reglas y principios diseñados específicamente para evitar la crisis
por la que está pasando. Existe la discusión acerca de los tipos de cambio, sobre
sus ventajas y desventajas en donde expertos argumentan los beneficios del
cambio fijo. Pero en la última década varios acontecimientos demuestran que
47
el desempeño de los países con régimen flexible superó las expectativas, en
donde se mejora la eficiencia de los mercados financieros. A mi parecer, ambos
cuentan con sus propias ventajas y desventajas, el detalle sería que cada
gobierno establezca su régimen cambiario adecuadamente a las necesidades de
su sistema económico, esto acompañado de medidas responsables y programas
coherentes con visión a largo plazo. El sistema monetario internacional puede
definirse como el marco institucional determinado para efectuar pagos
internacionales, adecuar flujos internacionales de capital y fijar los tipos de cambio
entre las diferentes monedas. Es el conjunto de diversos factores para el buen
funcionamiento de la economía mundial.
-Divisa: es la moneda de otro país siempre y cuando sea libremente convertida a
otras monedas en el mercado cambiario. La manera más común de cotizar el tipo
de cambio es la cantidad de la moneda nacional necesaria para comprar USD.
Tipo de cambio fijo--> el banco central establece su valor y después interviene
en el mercado cambiario para mantenerlo. Pueden tener fuertes variaciones.
Ventaja es la estabilidad y confianza, la desventaja renuncia a una política
monetaria independiente. Devaluación --><-- Revaluación
Tipo de cambio flexible--> de libre flotación. Relativamente estables. Depreciación-
-><-- Apreciación.
El equilibrio interno se alcanza cuando el pleno empleo de los recursos de un país
coexiste con la estabilidad de precios. El equilibrio externo es una posición
sostenible de la cuenta corriente
Características principales del sistema monetario europeo.
Crear una zona de estabilidad monetaria en Europa, crear políticas cambiarias
frente a los países fuera de la CCE y preparar el camino para la Unión Económica
Europea.
Las monedas independientes dejaron de serlo para darle paso al euro como
moneda única dentro de la Unión Europea.
Déficit en la balanza de pagos--> Salida de oro--> Reducción de la oferta
monetaria
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Superávit en la balanza de pagos--> Entrada de oro--> Aumento de la oferta
monetaria
Patrón oro consistía en sacrificar el equilibrio interno para mantener el externo.Al
subir el déficit de la balanza de pagos la salida de oro hace que la base monetaria
se reduzca, lo que deprime la actividad económica reduce las importaciones y
aumenta las exportaciones--> reducción del déficit de la balanza de pagos. Así
mismo la balanza se retroalimenta de manera negativa. Es una cadena de
retroalimentación que genera el equilibrio.
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Mecanismo de ajuste real bajo el patrón oro.
Al subir el déficit de la balanza de pagos el banco central restringe el crédito
externo lo que sube las tasas de interés y atrae el capital extranjero contribuyendo
así a una reducción del déficit de la balanza de pagos
Sistema Bretton Woods se basaba en 3 instituciones: FMI, BM y el GATT. Padecía
defectos que hacían inevitable su colapso. Al depender de un sólo país (EEUU) no
logra resolver la contradicción fundamental entre la liquidez y la confianza.
El problema de la balanza de pagos de EEUU: el dólar se convirtió en la moneda
mundial. El señoriaje permitía a EEUU financiar su creciente déficit comercial con
su propia moneda. por la incapacidad que EEUU demostraba para reducir
sus déficit y los extranjeros tenían más dólares de lo que deberían, se perdió la
confianza en esa moneda y el sistema se derrumbó.
El sistema Monetario Internacional Actual
Trata de ajustarse a las cambiantes condiciones de la economía mundial, el
sistema monetario ideal tendría los siguientes atributos: tipo de cambio fijo,
libertad en los movimientos internacionales de capital, independencia en las
políticas monetarias. Los países deben seguir ciertas pautas para ser competitivos
entre las que destacan: eliminar las barreras comerciales, otorgar autonomía a sus
bancos centrales y bajar la inflación, fomentar el ahorro y la inversión, entre otras.
A manera de conclusión de puede apreciar que el régimen cambiario de libre
flotación desalienta los movimientos internacionales de capital a muy corto plazo.
Por su parte el régimen de libre flotación favorece una mayor disciplina fiscal y
monetaria El sistema monetario internacional contemporáneo se basa en los tipos
de cambio flexibles, por ser un sistema en constante transición caracterizado por
las crisis globales, el mundo se encuentra dividido en bloques económicos y es
a través de estos en donde se darán las futuras negociaciones mundiales.
50
Tanto los regímenes cambiarios del actual sistema financiero y monetario
internacional como las características de este sistema han cambiado radicalmente
desde que se celebró la reunión de Bretton Woods en 1944 que creó el FMI y el
Banco Mundial. En el sistema de Bretton Woods:
Los tipos de cambio eran fijos pero ajustables. El sistema tenía por objeto
evitar la excesiva volatilidad que presuntamente caracterizaba a los tipos de
cambio flotantes, evitar las depreciaciones competitivas y otorgar, en el
marco de la supervisión internacional, una flexibilidad que permitiera a los
países hacer frente a desequilibrios fundamentales;
Se consideraba que los flujos de capital privado sólo debían tener una
función limitada en el financiamiento de los desequilibrios de los pagos, y
que el uso generalizado de controles evitaría que dichos flujos fuesen
inestables;
El financiamiento oficial otorgado para hacer frente a desequilibrios
transitorios de los pagos, principalmente por medio del FMI, se traduciría en
un proceso de ajuste más ordenado y permitiría evitar correcciones
innecesariamente violentas de los desequilibrios en cuenta corriente, y sus
consiguientes repercusiones sobre los flujos comerciales, el producto y el
empleo.
En el sistema actual, los tipos de cambio de las principales monedas
(principalmente el dólar de EE.UU., el euro y el yen japonés) fluctúan de acuerdo
con las fuerzas del mercado, registrándose volatilidad en el corto plazo y a veces
considerables cambios de tendencia a mediano plazo (véase el gráfico 1). Algunos
países industriales de tamaño mediano también tienen regímenes de flotación
basados en criterios de mercado mientras que otros países, entre ellos países
europeos que no forman parte de la zona del euro, han adoptado paridades más
rígidas. En los países en desarrollo y en transición se observa una gran variedad
de regímenes, y en muchos de estos países la tendencia es adoptar regímenes
más flexibles (véase el gráfico 2). Esta variedad de regímenes se da en un entorno
que reúne las siguientes características:
51
En parte por motivos de eficiencia y en parte por su limitada eficacia, los
países industriales generalmente han abandonado los controles de capital y
las economías de mercado emergente los han ido abandonando
gradualmente. El aumento de los flujos de capital internacional y la
globalización de los mercados financieros también es resultado de la
revolución que se ha producido en las telecomunicaciones y la tecnología
de la información, que ha reducido acusadamente los costos de transacción
en los mercados financieros y ha fomentado la continuación de la
liberalización y desreglamentación de las transacciones financieras
internacionales;
Los flujos internacionales de capitales privados financian una parte
importante de los desequilibrios en cuenta corriente, pero las variaciones de
estos flujos a veces parecen provocar perturbaciones macroeconómicas o
ser un cauce importante a través del cual dichas perturbaciones se
transmiten al sistema internacional;
Los países en desarrollo y en transición están cada vez más integrados en
la economía mundial, tanto en lo que se refiere al comercio de bienes y
servicios como a las transacciones financieras.
La enseñanza de las recientes crisis de los mercados emergentes es que en
países con importantes vínculos con los mercados mundiales de capital, los
requisitos que deben cumplirse para mantener una paridad fija son actualmente
más exigentes en razón de la mayor movilidad del capital. Por lo tanto, parece ser
preferible adoptar regímenes que otorguen una considerable flexibilidad para
determinar el tipo de cambio, a menos que el tipo de cambio se fije estableciendo
una caja de conversión monetaria, unificando la moneda con otra o adoptando otra
moneda como moneda nacional (dolarización).
Es probable que la flexibilidad de los tipos de cambio de las monedas de los
principales países industriales siga siendo una característica clave del sistema. El
paso al euro en enero de 1999 marcó una nueva etapa en la evolución del
sistema, pero el Banco Central Europeo ha recibido la clara misión de enfocar la
52
política monetaria hacia la estabilidad de los precios internos y no hacia los tipos
de cambio. En un entorno de creciente integración de los mercados de capital, es
posible que muchos países industriales de tamaño mediano, así como las
economías en desarrollo y en transición, sigan manteniendo paridades flotantes
determinadas por el mercado, aunque a más largo plazo quizás aumente el
número de países que adopta paridades de tipo fijo. Por lo tanto, las perspectivas
son las siguientes:
Es probable que los tipos de cambio entre el euro, el yen y el dólar sigan
siendo volátiles, pero no es probable, ni deseable, adoptar mecanismos
para reducir la volatilidad ya que ello impediría centrar siempre la política
monetaria en los objetivos internos de estabilización.
Hay motivos para creer que, con el tiempo, varios de los países en
transición de Europa central y oriental, sobre todo los que se preparan para
ingresar en la Unión Europea, procurarán adoptar la disciplina de políticas y
las estructuras institucionales que permitan la eventual adopción del euro.
El enfoque del FMI sigue consistiendo en brindar asesoramiento a los países
miembros sobre las repercusiones de los diversos regímenes cambiarios,
considerar que la selección del régimen cambiario es un asunto que debe decidir
cada país, y proporcionar asesoramiento de políticas que sea compatible con el
mantenimiento del régimen seleccionado.
Regímenes cambiarios de las principales monedas
En los últimos veinte años, los tipos de cambio de las principales monedas, a
saber, el dólar de EE.UU., el yen japonés y el marco alemán (junto con las
monedas del mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo antes
de que se introdujera el euro en enero de 1999), y de las monedas de los otros
grandes países industriales se han caracterizado por una gran volatilidad a corto
plazo, en cifras nominales y reales, y por fuertes desalineaciones a mediano plazo.
53
La volatilidad ha sido considerablemente mayor que en el período 1945-
1971, cuando imperaba el sistema de Bretton Woods;
Las oscilaciones a mediano plazo han sido considerables, e incluyeron la
apreciación del dólar en el período 1980-85 y del yen en 1990-95, y la
posterior depreciación de estas monedas;
Estas fuertes fluctuaciones de los tipos de cambio provocaron
desalineaciones con respecto a los parámetros económicos fundamentales,
suscitando interrogantes sobre la posibilidad de evitar dichas
desalineaciones, o al menos hacerlas más moderadas, y sobre las medidas
necesarias para alcanzar estos objetivos.
Las opiniones con respecto a la conveniencia de estabilizar los tipos de cambio de
los principales países industriales, y cómo lograrlo, han variado
considerablemente. Algunos analistas, sobre todo los que consideran que las
paridades son siempre el reflejo de los parámetros fundamentales y que los
gobiernos y los bancos centrales no cuentan con mejor información que el
mercado, propugnan la flotación pura, en tanto que otros proponen la adopción de
una moneda mundial única. Entre las propuestas intermedias figuran la creación
de zonas objetivo, la adopción de un régimen cambiario cuasi fijo para las
principales monedas basado en reglas de política monetaria encaminadas a
controlar el tipo de cambio, y la utilización de diversos mecanismos para coordinar
la política económica que tengan en cuenta los tipos de cambio.
En las circunstancias actuales, existen dos argumentos básicos para objetar
cualquier mecanismo que intente lograr una paridad considerablemente fija de los
tipos de cambio entre el euro, el yen y el dólar:
El primero es que se requeriría centrar en gran medida la política monetaria
en satisfacer los requisitos de la estabilidad cambiaria, lo cual
probablemente reñiría con los objetivos internos, incluido el de lograr una
estabilidad razonable de los precios. Esta preocupación parece válida ya
que, con frecuencia, las variaciones de los tipos de cambio de las
54
principales monedas han obedecido a divergencias en las posiciones
cíclicas de los países y en la orientación de la política monetaria necesaria
para lograr la estabilidad de los precios y apoyar el crecimiento.
El segundo argumento es que las tres principales zonas monetarias no
satisfacen las condiciones que habitualmente reúne una zona monetaria
óptima. La evolución de la última década ha puesto de manifiesto la falta de
sincronización en la actividad económica de estas zonas, y no hay motivos
para creer que las discrepancias entre una zona y otra irán desapareciendo
en el futuro. Sin un compromiso político como el que acompañó a la
introducción del euro, todo intento por fijar los tipos de cambio de este trío
de países podría carecer de credibilidad y ser rápidamente derrotado por
las fuerzas del mercado.
Sin embargo, en el contexto de la supervisión que ejerce el FMI, se justificaría
tratar de detectar grandes desalineaciones potenciales y adoptar periódicamente
medidas correctivas.
Regímenes cambiarios de los países industriales de tamaño mediano
En los últimos 25 años, los países industriales de tamaño mediano han hecho un
gran uso de los regímenes cambiarios fijos, especialmente en el marco del
mecanismo de tipos de cambio (MTC) del Sistema Monetario Europeo. La
presencia de restricciones residuales para la circulación internacional del capital, y
el hecho de que las autoridades estuviesen dispuestas a modificar las paridades
antes de que surgieran desequilibrios demasiado pronunciados, contribuyeron a la
relativa eficacia del sistema durante los años ochenta. Posteriormente, sin
embargo, el sistema fue objeto de grandes “perturbaciones asimétricas” derivadas
de la reunificación de Alemania, y se hizo más vulnerable debido a la creciente
movilidad del capital y la adopción de paridades más estrictas tras la negociación
del Tratado de Maastricht sobre la unión política y monetaria en 1991. En 1992-93,
el sistema fue objeto de grandes tensiones a raíz de las presiones especulativas
que ocasionaron el retiro de Italia y del Reino Unido. En el período anterior a la
55
introducción del euro y la formación de la Unión Monetaria Europea en 1999, que
eliminó el riesgo de crisis cambiarias en Europa y vindicó las medidas para lograr
la convergencia, el MTC funcionó relativamente bien y sin tropiezos.
Otros países industriales de tamaño mediano también han logrado mantener
regímenes de flotación durante períodos largos, aceptando que los tipos de
cambio normalmente varían, y a veces por un alto margen, en función de las
fuerzas de mercado. Estos países incluyen a Canadá, que inicialmente adoptó un
régimen de flotación durante el período 1952-60 restaurado en 1970 antes del
colapso general del sistema de Bretton Woods; Suiza; y Australia y Nueva
Zelandia, que comercian con un diversificado número de países, pero que a su
vez dependen de sus exportaciones de productos básicos. Al no tener un vínculo
cambiario, estos países han tenido que establecer anclas nominales para la
política monetaria basadas en un compromiso creíble de mantener la inflación
baja, tarea facilitada en algunos casos por la adopción de metas de inflación y la
independencia operativa del banco central.
Regímenes cambiarios de los países en desarrollo y en transición
Los regímenes cambiarios de los países en desarrollo y en transición varían
considerablemente, desde la vinculación rigurosa a otra moneda hasta la flotación
relativamente libre y una gran diversidad de soluciones intermedias. Habida
cuenta de las grandes discrepancias que presentan estos países en cuanto a su
situación económica y financiera, ello no resulta extraño. Sin embargo, a medida
que estos países se han ido adaptando a las mayores oportunidades que ofrece
una participación más intensa en la economía mundial cada vez más integrada, y
a los cambios en su propia situación económica, han ido adoptando regímenes
más flexibles por las siguientes razones:
Los flujos brutos de capital hacia los países en desarrollo han aumentado
considerablemente desde principios de los años ochenta, y paralelamente
ha aumentado el riesgo de grandes y súbitos cambios de sentido en la
56
dirección de los flujos netos, lo cual dificulta el mantenimiento de una
paridad fija;
Como parte de la tendencia hacia la globalización, muchos países en
desarrollo han establecido relaciones comerciales con una gama más
amplia de países. Los países con regímenes vinculados a una sola moneda
quedan expuestos a las grandes fluctuaciones que pueden producirse entre
las principales monedas.
Tras las crisis recientes de las economías de mercado emergente, desde el
“efecto tequila” de 1994-95 que se originó en México, hasta las crisis de Asia,
Rusia y Brasil en el período 1997-99, muchos observadores han llegado a la
conclusión de que los regímenes basados en paridades fijas son, de por sí,
propensos a engendrar crisis y que se debe alentar a los países de mercados
emergentes, por su propio interés y el de la comunidad internacional, a adoptar
regímenes de flotación. Al considerar esta conclusión, es importante subrayar que
si bien las crisis recientes afectaron directa y negativamente a muchas economías
de mercado emergente vinculadas a los mercados financieros mundiales, sólo
tuvieron un efecto indirecto (a través de las variaciones de los precios
internacionales de los productos básicos y los flujos comerciales) sobre la mayoría
de los países en desarrollo y en transición. Además, al margen de la relativa
inmovilidad de sus regímenes cambiarios, evidentemente fueron otros los factores
que engendraron los problemas de los países más afectados. Concretamente,
Rusia y Brasil padecían de graves problemas fiscales, y los países de Asia
afectados por la crisis presentaban deficiencias en el sector financiero y el sector
empresarial.
Cuando se dan las siguientes condiciones es probable que un país adopte algún
tipo de régimen cambiario fijo:
La participación en los mercados internacionales de capital es reducida;
La proporción del comercio que se realiza con el país cuya moneda se esté
considerando como vínculo es elevada;
57
Las perturbaciones económicas que podría sufrir el país son similares a las
que confronta el país cuya moneda se esté considerando como vínculo;
Las autoridades están dispuestas a renunciar a la independencia monetaria
a cambio de la credibilidad monetaria del país socio;
La economía y el sistema financiero ya dependen considerablemente de la
moneda de ese país;
A raíz de los altos niveles de inflación heredados, resulta atractiva la
estabilización basada en el tipo de cambio;
La política fiscal es flexible y viable;
El mercado laboral es flexible;
El nivel de reservas internacionales es elevado.
Si los países se evalúan aplicando estos criterios, parecería que las paridades fijas
siguen siendo una opción sensata para las economías pequeñas con una política
monetaria relativamente estable y cuyo comercio exterior se realiza principalmente
con un solo país, tales como las pequeñas economías insulares del Caribe y del
Pacífico o los países de la zona del franco CFA. Para estos países, generalmente
no se justifica el costo de intentar aplicar una política monetaria independiente.
Algunas agrupaciones regionales importantes de economías de mercado
emergente —entre ellas la ASEAN y el Mercosur— están en condiciones de
mantener vínculos diversificados con países industriales y, al mismo tiempo, su
comercio intrarregional es significativo. El problema para estos países es que las
fluctuaciones del tipo de cambio dentro de la agrupación, así como frente a los
países industriales, pueden tener efectos desestabilizadores. Una opción para
resolver este problema sería crear algún tipo de mecanismo monetario y cambiario
regional. Sin embargo, en la actualidad ninguna de estas agrupaciones de países
cuenta con las estructuras institucionales o el consenso político necesarios para
lograr una integración económica, o para aplicar una política monetaria y
cambiaria a escala regional, como la que fue gestándose en Europa a lo largo de
muchos años. A más corto plazo, una alternativa más factible sería crear
mecanismos menos explícitos de coordinación de la política cambiaria. Antes de la
58
crisis reciente, la política cambiaria de los países de la ASEAN se coordinaba en
forma de facto a través de la política nacional que limitaba las fluctuaciones del
tipo de cambio frente al dólar de EE.UU. Análogamente, antes de que se adoptara
un régimen de flotación para el real brasileño a principios de 1999 en el marco del
MERCOSUR, las fluctuaciones del real frente al peso argentino estaban limitadas
por las políticas de Argentina y Brasil con respecto al tipo de cambio frente al dólar
de EE.UU.
La adopción de una paridad fija implica que las autoridades encargadas de
formular la política económica se comprometen explícita o implícitamente a limitar
el grado de fluctuación del tipo de cambio a fin de anclar las expectativas privadas
con respecto a la evolución del tipo de cambio nominal y la política monetaria
subyacente. Las paridades fijas más estrictas son las cajas de conversión
monetaria en que la política monetaria se supedita totalmente al régimen
cambiario. En un régimen de este tipo no hay ningún margen para ajustar el tipo
de cambio real por medio de variaciones del tipo de cambio nominal. Por lo tanto,
cuando cambian las circunstancias, los ajustes deben efectuarse por vías tales
como los precios y los costos internos, el nivel de la actividad económica y el
empleo.
En todos los regímenes cambiarios, exceptuando el régimen de flotación absoluta,
debe preverse una política auxiliar que permita ejercer influencia en el mercado de
divisas a través de intervenciones y controles oficiales. La clave es recordar que
probablemente no convenga una actitud de desatención benévola con respecto al
tipo de cambio. Cuando el mercado de divisas es poco desarrollado y está
dominado por un número relativamente pequeño de agentes, es probable que el
tipo de cambio se vuelva inestable si las autoridades no proporcionan algún tipo
de orientación y respaldo. Este problema se ve exacerbado si no existe un largo
historial de políticas macroeconómicas estables capaces de anclar las
expectativas del mercado. Por lo tanto, en la práctica, incluso los países en
desarrollo y en transición que mantienen regímenes cambiarios relativamente
flexibles habitualmente recurren a la política monetaria y a las intervenciones
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oficiales para influir sobre el tipo de cambio. La intervención es generalmente más
eficaz en países en que el acceso a los mercados internacionales de capital es
limitado, de modo que las autoridades tienen mayor capacidad para influir sobre
las condiciones del mercado de divisas comprando o vendiendo moneda
extranjera directamente.
Mercados emergentes
Se conoce como mercados emergentes a los países con un rápido crecimiento de
su actividad económica que se relaciona, no solo con el crecimiento interno del
propio país, sino también singularmente con un incremento notable de las
relaciones comerciales con terceros países.
Actualmente se considera que más de una veintena de países son mercados
emergentes en el mundo; dos de ellos, China e India, por su tamaño en población
y peso del PIB, claves en las trasformaciones comerciales mundiales de los inicios
del siglo XXI. Según The Economist muchas personas encuentran el término
anticuado, pero ningún término nuevo ha ganado aceptación.2
60
El área de libre comercio ANSA-China fue fundada el 1 de enero de 2010 y es el
mercado emergente regional más grande del mundo.
Terminología
Países en desarrollo que no forman parte ni de los países menos desarrollados ni
de los NIC (2007).
Los países en desarrollo se definen como aquellos que están experimentando un
inicio de crecimiento económico y una primera fase de industrialización, y por lo
tanto, se consideran fuera de los llamados países del tercer mundo y de los países
desarrollados.
El término originalmente se puso de moda en la década de los ochenta por el
entonces economista del Banco Mundial Antoine van Agtmael, pero también se
usa libremente como reemplazo de economías emergentes. Realmente representa
un fenómeno comercial que no está del todo descrito o limitado por la geografía o
poder económico; tales países se consideran en una fase de transición entre los
de vía de desarrollo y desarrollados. Ejemplos de mercados emergentes incluyen
China, India, algunos países de América Latina (particularmente Brasil, Argentina,
Chile, Colombia, México, Venezuela y algunos países del Sudeste de Asia, la
mayoría de los países en el Este de Europa, Rusia, algunos países en el Medio
Oriente (particularmente en los Países Árabes del Golfo Pérsico), y partes de
África (en especial Sudáfrica).
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Destacando la naturaleza fluida de la categoría, el politólogo Ian Bremmer define
un mercado emergente como "un país donde la política importa al menos tanto
como la economía a los mercados.
La investigación sobre los mercados emergentes se difunde dentro de la literatura
de administración. Mientras que los investigadores incluyendo C. K. Prahalad,
George Haley, Hernando de Soto, Usha Haley, y varios profesores de la Escuela
de Negocios de Harvard y la Escuela de Administración de Yale han descrito la
actividad en países como India y China, como mercados que emergen poco
comprendidos.
De hecho, la importancia del tema ha impulsado a otros investigadores a realizar
estudios más específicos sobre el impacto que estos mercados tienen dentro de
las redes de aprovisionamiento y distribución internacionales. Así, investigadores
como Gastón Cedillo y Agustín Pérez, han publicado análisis desde un enfoque de
ingeniería de la cadena de suministro, detectando que en estos mercados (usando
el caso de México) se han impulsado ajustes en el enfoque tradicional del análisis
logístico que han derivado en esquemas híbridos de operación (Hybrid Supply
Chains).
En el Informe de Economías Emergentes de 2008 el ¨Center for Knowledge
Societies¨ define las Economías Emergentes como aquellas "regiones del mundo
que están experimentando una rápida informatización en condiciones de
industrialización parcial o limitada." Parece que los mercados emergentes se
encuentran en el cruce entre el comportamiento de los usuarios no tradicionales,
el surgimiento de nuevos grupos de usuarios de la comunidad y la adopción de
productos y servicios y las innovaciones en tecnologías de productos y
plataformas.
El término "economías en rápido desarrollo" está siendo usado para indicar
mercados emergentes tales como los de los Emiratos Árabes Unidos, Perú y
Malasia que son los que están experimentando un rápido crecimiento.
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En los últimos años, nuevos términos han surgido para describir a los más
grandes países en desarrollo tales como BRIC que significa Brasil, Rusia, India y
China, junto con BRICS (BRIC + Sudáfrica), BRICM (BRIC + México), BRICK
(BRIC + Corea del Sur) y CIVETS (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía
y Sudáfrica). Estos países no comparten una agenda común, pero algunos
expertos creen que están disfrutando de un papel creciente en la economía
mundial y sobre las plataformas políticas.
Un gran número de trabajos de investigación están en marcha en las principales
universidades y escuelas de negocios para estudiar y comprender los diversos
aspectos de los mercados emergentes.
Es difícil hacer una lista precisa de mercados emergentes (o desarrollados); las
mejores guías tienden a ser las fuentes de información sobre inversiones como ISI
Emerging Markets y The Economist o creadores de índice de mercados (tales
como Morgan Stanley Capital International). Estas fuentes están bien informadas,
pero la naturaleza de las fuentes de información sobre inversiones conduce a dos
problemas potenciales. Uno de ellos es un elemento de la historicidad, los
mercados pueden mantenerse en un índice de continuidad, aunque los países se
hayan desarrollado desde entonces más allá de la fase de mercados emergentes.
Posibles ejemplos de esto son Israel,10 Corea del Sur,10 y Taiwán. Lo segundo es
la simplificación inherente en la toma de un índice, los países pequeños, o países
con limitada liquidez del mercado, a menudo no son considerados, por sus vecinos
más grandes, un sustituto adecuado.
Las economías de Grandes Mercados Emergentes (BEM) son: Brasil, China,
Pakistán, Egipto, India, Indonesia, México, Filipinas, Polonia, Rusia, Sudáfrica,
Corea del Sur, y Turquía.
Los países recientemente industrializados son mercados emergentes, cuyas
economías aún no han llegado a los primeros puestos mundiales pero que, en el
sentido macroeconómico, lo han hecho más que sus contrapartes en desarrollo.
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Lista de mercados emergentes de FTSE
El FTSE Group distingue los mercados emergentes entre Avanzados y
Secundarios con base en su ingreso nacional y el desarrollo de su infraestructura
de mercado. Los mercados emergentes Avanzados son clasificados como tales
porque son países de renta media superior a la RNB con avanzadas
infraestructuras de mercado o países de altos ingresos con menores
infraestructuras desarrolladas de mercado.
Los Mercados Emergentes Avanzados son: Brasil, China, República Checa,
Hungría, India, México, Polonia, Rusia, Sudáfrica, Taiwán y Corea del Sur.14
Los Mercados Emergentes Secundarios son mercados emergentes con ingresos
GNI Medio alto, medio bajo y bajo con razonables infraestructuras de mercado de
tamaño significativo y algunos países de ingreso GNI Medio alto con menos
infraestructuras de mercado desarrolladas.
Los Mercados Emergentes Secundarios son: Chile, Colombia, Perú, Egipto,
Indonesia, Malasia, Marruecos,16 Pakistán, Filipinas, Rumania, Tailandia, Turquía.
Los Emiratos Árabes Unidos serán clasificados por FTSE como un Mercado
Emergente Secundario en los índices de septiembre de 2010.17
Lista del MSCI
En abril de 2009, MSCI Barra clasificó los siguientes 22 países como mercados
emergentes: Argentina, Brasil, China, Colombia, República Checa, Egipto,
Hungría, India, Indonesia, Israel, Malaysia, México, Marruecos, Filipinas, Perú,
Polonia, Rusia, Sudáfrica, Taiwán, Tailandia, Turquía.
La lista proporcionada por The Economist es la misma, excepto por Hong Kong,
Singapur y Arabia Saudita incluidas (MSCI clasifica a los dos primeros como
mercados desarrollados) y Japón.
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Se ha considerado que los mercados emergentes son aquellos países que se
encuentran en vías de desarrollo. En la actualidad, se consideran emergentes los
mercados del sudeste asiático, de Latinoamérica y de países europeos del antiguo
bloque comunista.
En cuanto a las características esenciales de los mercados emergentes, los
mismos cuentan con un gran crecimiento de su economía en forma acelerada pero
con un riesgo de situación política y financiera inestable.
El funcionamiento de los mercados emergentes se describen por padecer de
ciclos económicos irregulares y variables donde su política monetaria amerita de
ciertas variables teniendo como indicadores esenciales a la inflación, la balanza de
pagos y la evolución del PBI, siendo sensibles ante la existencia de crisis o
inestabilidades económicas que se reflejan a largo plazo.
Otra de las características de los mercados emergentes es su volatibilidad en
materia monetaria, lo cual hace en muchos casos que estén afectadas por su
carencia de liquidez en sus activos, provocando desaceleraciones y cambios
bruscos en su funcionamiento.
Uno de los indicadores claves de los mercados emergentes es la inversión
seguida del consumo, reflejando el comportamiento de los inversores y
consumidores en la economía doméstica de la demanda agregada.
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