hercey fred - sombras siniestras - terror

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    SOMBRAS SINIESTRAS

    Fred Hercey

    Ttulo Original: Sombras Siniestras

    1972, Hercey, Fred1978, Editor ial Andina, S.A.

    Coleccin: TERROR 139ISBN: 9788406016306

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    E

    CAPITULO 1

    L furgn de la funeraria se adentr por el camino que conduca rectamente a la enmansin del doctor Cooper ,

    El conductor del furgn y el hombre sentado junto a l, tambin empleado de la funese recataban de evidenciar el nerviosismo que les produca el traslado de ese cadver.

    De cuando en cuando miraban atrs, al atad de pino sin pintar que transportaban. Comiesen que su tapa fuera a levantarse de un momento a otro y el muerto amenazase con sad y reanudar su alucinante carrera de crmenes horr ibles.Slo Jay Fisher, el sheriff de Waden City, sentado junto a la portezuela, se mostraba tranqeno.Para l, ese corto viaje desde el pueblo a la mansin del doctor Cooper llevando el cadv

    mes Milton, significaba el fin del captulo ms importante de su carrera al servicio de la Leyden. Al fin poda respirar tranquilo, con ese mismo alivio que produce despertar de una hosadilla.

    Waden City era una prspera ciudad del Estado de Arizona. Una ciudad erigida a orillas dla, que regaba sus frtiles vegas, proporcionando una riqueza natural, acrecentada por el trlos hombres. Una ciudad tranquila, pacfica, que gozaba el privilegio del turismo interior.Todo empez una noche, que en apariencia no se diferenciaba en nada de las dems nochesdad. Bares, cafeteras, clubs nocturnos encendieron sus letreros luminosos y se dispusie

    cibir a los clientes de r igor.Pero esa noche ocurri algo. Una mujer apareci muerta en su casa. Alguien le

    ccionado la yugular de un terrible tajo.

    Jay inici pesquisas.Se trataba de una mujer que ganaba su vida comerciando con su cuerpo. Pero todos los pospechosos presentaron coartadas inabordables. Tampoco el mvil del crimen fue el robo.

    Jay se encontr en un callejn sin salida. Hasta que ocurri la segunda muerte. Esta vtaba de un hombre de negocios. Un hombre bueno y afable. Un esposo fiel y ordenado. El aba empleado el mismo mtodo que con la mujer . Un tajo en la garganta.

    Otra coincidencia hizo que Jay sospechara que las dos muertes haban sido obra de un msino. Dos testigos declararon haber escuchado una musiquilla de armnica unos minutos anhora establecida por el mdico forense en la que se haba producido la muerte de la m

    incidan en afirmar que se trataba de una especie de meloda rara, escalofriante. Ms bieie de notas suaves, carentes de un ritmo definido. Pero msica al fin.Otros testigos declararon eso mismo cuando se produjo el asesinato del hombre de neg

    mbin haban odo esa rara msica emitida por una armnica.Vicky Hatton, la joven periodista del diario local The Clarion, fue la primera en comense hallaban ante un loco asesino, ante un criminal comparable a Jack el Destripador o al VaDusseldorf.Cuando se produjo el tercer asesinato, a sangre fra y por el mismo mtodo, se desat

    cosis de miedo en Waden City. Un terror colectivo que hizo cambiar en cierto modo la vidastumbres de la ciudad. Sobre todo las costumbres nocturnas. Porque el misterioso asesino

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    mnica y la cuchillada en la garganta actuaba siempre de noche.Despus todo result alucinante. Los crmenes se sucedieron con mayor frecuencia. Sin

    usa aparente que sembrar el pnico, que dar rienda suelta a los instintos asesinos de un loco.Siete vctimas en total. Y el consiguiente bromazo a cargo de unos gamberros habituales. igos que quisieron embromar a otro. La extraa meloda del asesino haba llegado a hapular. Y de pronto empez a sonar una noche junto a la ventana de un hombre grusilnime.El pobre hombre sali a la calle en paos menores, a medio afeitar y dando voces de au

    ego se descubri que todo era debido a una broma de unos amigos.Jay les impuso un correctivo, les solt una bronca fenomenal. Eso fue en realidad lo

    acioso que ocurri durante el tiempo que el asesino actu en Waden City. Todo lo dems epregnado de sordidez, de macabro sadismo. La crueldad ms repugnante presidi todos los ese hombre.Los habitantes de Waden City montaron un servicio especial de vigilancia durante las noo la direccin de Jay. Hombres armados se distribuan por todos los barrios, efectu

    ntinuos recorridos para actuar a la menor seal de alarma. Turnos en los que no derticipar ningn hombre hbil para manejar un arma.

    Y una noche, Jay recibi una llamada. La llamada de una mujer dominada por el pnicnico atroz, horr ible.

    La musiquilla de la armnica del asesino sonaba cerca de su casita, algo apartada de los dedeada por un jardn.

    Jay acudi rpidamente.No pudo salvar la vida de esa mujer. El criminal haba entrado ya en accin. Pero lleg a tidarle caza, de perseguirlo y acorralarlo.Se trataba de James Milton. Un hombre joven y fornido.

    James haba sufrido un grave accidente de automvil. La parte frontal de su crneo se fraco le retuvo varios das en un lecho luchando entre la vida y la muerte.

    La vida triunf al fin. La Naturaleza se impuso sobre su destructora. Pero el cerebro de ri un trauma. Ms de seis meses en un Sanatorio psiquitrico.Cuando sali, no era el mismo hombre simptico y afable de antes del accidente. Se

    nvertido en un ser hurao, introvertido y hosco. Un hombre deformado tambin en su asico por la terr ible cicatriz, de su frente, que lo converta en un hombre casi monstruoso.Bien, James Milton haba sido ajusticiado. Su cadver estaba all, dentro del atad de pin

    ntar.El doctor Cooper haba solicitado la concesin del cuerpo para realizar ciertos experim

    ntficos acerca de las propiedades del cerebro humano.Peter, el hermano de James, no haba puesto inconveniente ninguno para esa concesin. oridades tampoco.Jay abandon el hilo de sus pensamientos cuando el furgn fnebre traspas la amplia verro que daba entrada al parque cubier to de frondosos rboles que rodeaba la mansin de CoYa estaban all. Dentro de unos momentos se separaran del cadver. Entonces todo el a loco asesino quedara terminado.

    El conductor fren junto al porche de entrada, formado por dos columnas de mrmol bl

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    e soportaban la terraza de la planta superior.Bajaron del coche.La caseta de madera se estremeci cuando un enorme perro lobo sali de ella para acercvisitantes todo cuanto le permita la slida cadena.Ladr, gru y ense sus dientes a los tres hombres.Jay puls el botn del timbre.Al sheriff no le gustaba la mansin. El elevado muro que rodeaba el parque, los rbole

    sma forma de la casa hacan pensar en una especie de panten gigantesco. Adems le pro

    calofros pensar en el trabajo del cientfico.Cooper solicitaba la concesin de cadveres con mucha frecuencia. Resultaba repug

    aginarlo en su laboratorio troceando cuerpos humanos y examinando cerebros con tanto pmo el de un coleccionista de sellos contemplando los ejemplares ms raros de su coleccin

    El doctor Cooper en persona les franque la entrada.Disclpeme dijo. Estoy solo. Mi ayudante ha tenido que ir a San Francisco y tarda

    gresar una semana o ms. Pasen por aqu. Pueden dejar eso en el laborator io.El doctor Cooper era un hombre bastante alto y extremadamente delgado. Tanto, que su r

    ba la sensacin de una calavera que haba sido recubierta con un fino pellejo. Un pellejougado. Porque Cooper rondaba ya los setenta aos de edad.Slo los ojos, de un acusado tono gris, tenan vivacidad en ese rostro apergaminado. Ojolejaban la inteligencia de una mente privilegiada.Los empleados de la funeraria se encargaron de colocar el atad en un carrito y llevarlo haoratorio, cuya puerta se abra en la parte derecha del hall.Jay pase su mirada por la estancia, amplia, de forma rectangular.Las vidrieras cubran casi por entero las paredes. Vidrieras repletas de frascos, tubos,

    steriosas de color plata

    En el centro, una mesa de operaciones, moderna. Junto a ella, una mesa porttil que coda clase de instrumental mdico. Y un par de mostradores embaldosados, sobre los que habscos, probetas y toda esa serie de objetos y aparatos que caracterizan el laborator io de un saEl doctor Cooper haba heredado una buena fortuna de sus padres. Mdico eminente,

    ber acrecentado esa for tuna de haberse dedicado a la medicina. Pero lo suyo era la investigdedic a eso todo su dinero.

    La mayor parte de la gente lo admiraba. Pero bastantes personas decan de l que era unflado, un manitico que jams descubrir a nada provechoso para la Humanidad.

    Jay levant la tapa del atad.Es un simple formulismo dijo. La ley es la ley. Se comprende que el difunto nocaparse del atad. Pero me gusta cumplir todos los requisitos. Firme aqu, doctor. Etificante de que le he hecho entrega del cadver de Milton.Cooper firm y entreg unas monedas a los dos empleados.Gracias, doc dijo uno de ellos. Dgame. Qu piensa hacer con ese fiambre? De ve que ese tipo tiene algo aprovechable? Bueno. Yo, por si acaso, dir a mi mujer que no cochicha durante unos das.El compaero r io fuerte. Una risa que inter rumpi de sbito al ver la intensa seriedad del r

    Cooper.

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    No. El cientfico no tena sentido del humor. No entenda que nadie pudiera tomarse a ba cosa tan seria. En realidad era como si viviese en otro mundo diferente.

    Olvdelo, doctor refunfu el bromista.Cooper les mostr un frasco grande, de extrao aspecto, en cuyo tapn haba adosadas

    mas que partan de un raro aparato.Miren esto dijo con esa especie de elevacin que adquiere el hombre muy culto c

    bla con un profano. Saben lo que es? Un cerebro. El cerebro de un hombre que fue ajustila cmara de gas en San Francisco. El cerebro de otro tipo tan deformado moralmente

    mes Milton.Para qu quiere ese cerebro? susurr el empleado de la funeraria. Me parece q

    mo guardar el carburador de un coche viejo al comprar otro nuevo. Pero un carburador qve para el otro motor.Una leve sonrisa de conmiseracin apareci en los plidos labios de Cooper .El hombre que no entiende es como el que camina entre tinieblas adujo. No se da c

    lo que puede haber a su alrededor .Guard un corto silencio antes de decir:

    Es posible que los hombres puedan ser devueltos a la vida despus de muertos.Usted espera volver a la vida a James Milton? exclam el otro.La sonrisa de Cooper fue enigmtica. Y su respuesta tambin:No quiero adelantar acontecimientos. La Ciencia tiene la ltima palabra. Es posibl

    edes vean cosas maravillosas an. El dueo de ese cerebro que ven ah era un asesinolton sufri una deformacin cerebral a causa de un accidente. Eso forma parte d

    vestigacin. Lo otroLos empuj suavemente hacia la salida.Unos minutos ms tarde emprendan el camino de regreso.

    Ese doctor me da escalofros mascull el conductor. Me parece que empiezo a entr qu dicen algunos de l que est chiflado. Resucitar a un hombre. Eso slo se ve en las pelFrankenstein.Tranquilo sonri Jay. No mezclemos la fantasa con la r ealidad.El furgn se detuvo junto a la oficina de Jay, que se ape del coche.Una vez adentro, el joven se dej caer en la butaca situada junto a la gran mesa de escritoriRespir hondo.Bien. Waden City volva a ser una ciudad que respiraba paz y tranquilidad despus

    bacin pasada.La normalidad volva a sus calles, a sus habitantes. La psicosis de terror ceda al fin. T

    lvan a respirar tranquilos. Y l ms fuerte que ningn otro .Pens en el doctor Cooper, en sus palabras acerca de la posible resurreccin de un ho

    uerto.Por un momento la idea de que Cooper pudiese volver a la vida a Milton se clav en su muna manera obsesionante.Pero la desech.Fantasas de un viejo chiflado, que haba quemado su vida seccionando miembros y estud

    ceras humanas.

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    Eso era imposible.Se sirvi una generosa racin de caf y decidi olvidarse de Milton y del doctor Cooper. A

    r completo a los prximos acontecimientos, que iban a provocar una nueva psicosis de teraden City. Porque los golpes sobre heridas abiertas son ms dolorosos que los primeros.

    * * *seora despert al sentir contra el rostro el fresco contacto de una rfaga de viento.Consult su reloj de pulsera.

    Las diez de la noche.Buena hora para re tirarse. Su esposo no tardara en regresar. Pero la buscara en casa.Antes de la aparicin del asesino, Farbes acuda siempre a buscarla al parque de la ciudad, qenda en su parte Oeste. Muy cerca de la casita que habitaban su esposo y ella.Despus no se atrevi nadie a salir de casa a partir de cier tas horas de la noche. Eso hizo q

    ostumbrase a permanecer entre las paredes de su casa, corriendo postigos y cerrojos. Pero e todo haba vuelto a la normalidad, quera que su esposo adquiriese la vieja costumbscarla en el Parque.

    La seora Farbes, bostez. Despus, pase su mirada por los bancos, las fuentes y los rbolLa prgola, cubierta por enredaderas pareca dotada de vida propia al ser agitadas las rar el suave vientecillo de la noche.Pero no infunda temor alguno. Todo respiraba tranquilidad. Desde all poda ver al

    reros luminosos que sealaban lugares de esparcimiento nocturno. Y tambin divisaba la ssu casita.Nada haba que temer ya. Waden City era la misma ciudad de siempre. Sin el horrible tr

    e mantuvo en vilo a todos sus habitantes.Mina Farbes era una mujer joven y bonita. Despus de dos aos de matrimonio, cuando esp

    llegada de un hijo, se senta inmensamente feliz.La suerte les empez a sonrer desde que Farbes regres de la excursin a Mxico. Excu

    ganizada por un grupo de antiguos miembros de la Universidad, residentes todos en Waden El viaje result trgico para Ben Turner, que encontr la muerte al precipitarse su coche a

    sde lo alto de un acantilado. Pero Farbes sac su negocio a flote a partir de su regreso.De pronto le llegaron las notas emitidas por una armnica.Se detuvo.Sinti fr o en sus entraas. Un ramalazo de temor pareci paralizar los latidos de su coraz

    Reaccion mediante un esfuerzo de su voluntad.No poda ser. James Milton estaba muerto. La justicia haba hecho pagar con la muer

    menes del asesino. La opinin pblica estaba tan soliviantada, que no prosper el alegaajenacin mental propuesto por la defensa. Se consider a James Milton en plenitud dultades mentales. Y los muertos no resucitan.La musiquilla continu sonando. Muy leve, muy suavemente.Escuch con mayor atencin.S. Era la misma musiquilla que James Milton arrancaba a su armnica antes de caer sobtimas. Y resonaba all mismo, en el Parque. Muy cerca de ella. Entre los rboles que la rodeUn sudor fro ba su cuerpo.

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    No poda ser. Sin duda sufra una alucinacin. El temor a ver aparecer al cruel asesino gado a ser tan profundo durante las ltimas semanas, que todos estaban obsesionados.Sin embargo, la musiquilla se acercaba a ella.La joven seora Forbes se sinti como paralizada. Se dio cuenta de que sus miembr

    gaban a obedecer los firmes dictados de su corazn y su cerebro. No acertaba a mover unsculo.

    Trat de calmarse.Lo ms seguro era que se tratase de algn nio.

    La armnica call de pronto. Con la misma rapidez con que se haban elevado sus calofriantes.

    Los setos situados a su espalda se agitaron.Divis una sombra que se mova entre las plantas que adornaban el Parque. Una sombra q

    antoj siniestra.La sombra apareci de sbito a su lado.Entonces pudo ver al hombre.Se le desorbitaron los ojos al distinguir el rostro. El rostro de James Milton con su ho

    atriz en la frente y los costurones en las mejillas. Pero un rostro rgido ahora, hiertictro en el que slo los ojos adquiran movilidad. Ojos que destilaban odio, odio venenado.

    Vio el cuchillo de ancha hoja de acero que empuaba James.La mujer reaccion al fin. Cuando ya la mano izquierda del aparecido se extenda hacia ellaSu garganta inici un agudo grito de terror. Al mismo tiempo gir su cuerpo para correr

    jarse de la horr ible visin.La mano la atrap antes de que diese un solo paso. La retuvo con fuerza.El cuchillo se movi con rapidez.Muri el grito de una manera sbita. Fue reemplazado por un electrizante gorgoteo.El asesino emiti una bronca carcajada. La risa de alguien que acaba de conseguir una d

    sas que ms ambicionaba en su vida.No se molest en tomarla entre sus brazos para depositarla en el suelo. Dej que se desploLa sangre manaba a borbotones por la herida de la garganta. Sangre que salpic en

    ecciones al chocar el cuerpo contra el suelo de tierra y gravilla.El asesino la contempl durante breves momentos. Brillando su mirada de una manera espEste es el principio de mi venganza musit. El principio del fin para un pua

    nallas. La empiezo con una mujer y la acabar con otra. Las dos sois inocentes en el fondodos tenis que morir .Limpi la hoja del cuchillo en las ropas del cadver y se alej por entre los rboles.

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    CAPITULO 2

    AY Fisher estaba en su oficina conversando con Vicky Hatton cuando son el timbrtelfono.

    La joven periodista se propona escribir para el peridico local una serie de repobre la actuacin de James Milton. Una serie de reportajes pensados con serenidad objetiva

    o necesitaba la colaboracin del sheriff, del viejo amigo de la infancia.Eso era algo que alegraba mucho a Jay. Porque le permita tener cerca a la hermosa muchaJay siempre haba estado enamorado de Vicky. Pero la joven se empeaba en conside

    mo a un amigo. Casi como a un hermano.Ella se prometi a Ben Turner. Un apuesto en las tareas periodsticas.Cuando Ben muri en Mxico, la mujer sufri una profunda crisis. Pero ya se haba sobreplla. Era otra vez la Vicky Hatton de siempre. Slo que continuaba considerndolo comoigo, mientras era asediada por Robert el dueo del The Clarion. Un hombre tenaz, enam

    mbin de siempre de Vicky.

    El sheriff tom el aparato y pregunt el objeto de la llamada.Una voz masculina, muy excitada, empez a decir:Algo ha ocurrido en el Parque, sheriff. Algo hor rible. Me encontraba tomando el fres

    a mecedora, en el jardn de mi casa, cuando pude escuchar esa musiquilla de armnica que nocemos. Me refiero a la del asesino Milton. Poco despus o un grito horr ible. Estoy segue lo lanz una mujer. El grito se cort de sbito. Luego estall una especie de carcajada, queo en mis venas. Estoy seguro de que ha ocurrido algo.

    Est bien. Clmese. Ir al Parque. Pero no creo que sea nada de lo que imagina. Recuerd

    mes Milton est muerto. Creo que todos estamos nerviosos an.Dej el aparato sobre la horquilla.Se miraron los dos jvenes en silencio.Lo has odo? pregunt Jay.S.Qu opinas?Suponiendo que ese hombre tenga razn, que no haya sido traicionado por sus nerv

    eno. Es posible que alguien quiera hacer de las suyas haciendo creer que Milton ha regresatumba. Un buen golpe de efecto. Pero de terribles resultados. El miedo va a hacer estragos

    gente.Salieron juntos.Voy contigo, Jay. No quiero perderme una informacin de primera mano.Jay conect e l encendido y arranc a gran velocidad.El doctor Cooper insinu algo acerca de una posible vuelta a la vida de los muertos. Qu

    o para impresionarnos. Pero es seguro que muchas de sus investigaciones estn encaminade sentido.

    El sher iff gir e l volante para enfilar la amplia cinta asfaltada de la California Street.

    All terminaba Waden City y se iniciaba la carretera que conduca rectamente hasta Phoen

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    pital del Estado.Al rebasar las ltimas casas, torci por el camino que llevaba hasta el cercano Parque.Fren junto a una de las entradas abiertas entre la barrera de setos que rodeaba el Parque.Vicky y l se adentraron por entre los rboles.El sher iff alumbr e l camino con la luz de su potente foco elctrico.Vamos por aqu dijo a su compaera. Ese hombre vive en esas casitas. Si de verd

    do todo lo que dice, no ha podido ocurrir muy lejos de esta zona del Parque.Registraron una buena parte del terreno arbolado.El haz de luz descubri las pantor rillas femeninas enfundadas en medias de nylon, que asom

    r e l costado de unos setos recortados en formas caprichosas.Se miraron los dos jvenes. Luego corr ieron al otro lado de los setos.Vieron el cadver de la seora Farbes. Un cadver de ojos desorbitados, de horrible exprcadver con la garganta seccionada de un tajazo y salpicado de sangre.Los dos sintieron la misma sensacin. Sensacin de estar respirando un aire viciado, enrar

    nsacin de que algo glido recorra su mdula.No puede ser susurr Jay. Nadie puede hacer que la vida vuelva a un cadve

    bargo, todo concuerda. La musiquilla de la armnica, la forma de matar Tambigmticas palabras del doctor Cooper. Pero es imposible resucitar a un muerto.Vicky se estremeci. Apoy su mano en el brazo del sheriff buscando su serenidad

    ntacto con el hombre.Ya no s qu pensar de todo esto, Jay musit. Creo que empiezo a dudar de esa ba

    e separa lo posible que lo imposible. La Ciencia ha avanzado demasiado quiz en estos los. Nadie hubiese credo que alguna vez fuese posible la hibernacin. Hoy es una realidad tadie hubiese credo tampoco en la existencia de la antimateria. Hoy es otra realidad.Jay manote al aire.Esto es diferente. Se pueden hacer salchichas de un perro. Pero nadie puede hacer un per

    as salchichas.La comparacin no sirve, Jay.No, desde luego. Pero yo creo que el hombre compuesto de cuerpo y de alma. Es posibl

    oper logre hacer que un cadver vuelva a moverse, a actuar como si estuviese vivo otraro ser un hombre sin espritu, una especie de robot sin voluntad, sin conciencia. Dicho dma, ese hombre sera un ente horrible.Guard un corto silencio antes de aadir:

    Vamos, Vicky. Avisar al juez y al forense. Mi ayudante llevar a cabo este trabajo. Qitar al doctor Cooper. Esta misma noche. Ahora. Es necesario cerciorarse de todo antelantar conjeturas arriesgadas. Quiero ver el cadver de James Milton. Necesito adquirnquilidad antes de nada.Jay se puso en contacto con el juez, el forense y el fiscal, encargando a su ayu

    ompaarles y efectuar el trabajo rutinario de investigacin.Los hombres escucharon en silencio su explicacin de los hechos. Sobre todo lo concerniinvestigaciones cientficas de Cooper.Cuando acab, el juez fue el nico que pudo romper el silencio para decir con voz entrecorVaya en busca de Cooper y de Milton, Jay. Llmenos desde all. Estamos como sobre a

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    r un gran alivio comprobar que James Milton sigue dentro de su atad. Creo que ha sior concederle su cuerpo al profesor. Todos estaramos ahora ms tranquilos sabiendolton se encontraba unos palmos bajo tierra.Jay y Vicky volvieron al coche patrullero y e l sheriff recorr i a toda velocidad la distanciseparaba de la mansin de Cooper.Fren a escasas pulgadas de la gran verja de hierro labrado que cerraba la entrada al parquDej los faros encendidos. Iluminando la fachada de la mansin.Todo all estaba sumido en la oscuridad y en el silencio. La escasa claridad esparcida p

    ro nocturno apenas bastaba a disipar las tinieblas en algunos trechos, a los que no llegabmbras de los frondosos rboles del parque.

    Puls el botn del timbre en repetidas llamadas.Desde all podan percibir, amortiguado, el sonido del zumbador en el interior de la casa.Nadie respondi a sus llamadas.No queda otro remedio que saltar la verja mascull Jay. No estoy dispuesto a regre

    evo a Waden City sin ver antes el cadver de Milton.Uniendo la accin a la palabra, el sheriff trep gilmente por los hierros, que ofrecan co

    ujos buenos puntos para facilitar su escalada.Pas al otro lado.Espera un poco, Jay adujo la joven. Voy contigo. No me seduce la idea de quedarme

    u. Siempre me he burlado de la supersticin. Pero la muerte de esa mujer en el Parque reasesino suelto. Y eso nada tiene que ver con lo otro.Cuando Vicky pas sobre la parte ms elevada de la verja para iniciar el descenso, el sher

    rest para ayudarla.Al elevar su mirada top con un autntico espectculo de striptease. Porque Vicky, a pes

    mao escaso de su falda, haba prescindido de esos pantaloncitos que son la desesperacin d

    jos verdes. Usaba unas panties de color rosa, con puntilla, que eran todo un poema.Pero Jay tena su mente demasiado ocupada con los ltimos sucesos para reparar en otra coCuidado ahora, Vicky susurr, Cooper tiene un perro lobo adiestrado para atacar

    rusos. Lo deja suelto por el parque durante la noche.Empu su revlver de reglamento.Los dos juntos iniciaron su avance hacia el porche de la casa.Al sheriff le caus extraeza el silencio en que se mantena el perro guardin. No era cor

    o en un animal adiestrado para el ataque contra los intrusos desconocidos.

    Jay alumbr la caseta de madera.Vio la cadena suelta. Pero ni rastro del perro lobo.Mira ah, Jay musit la joven. Cerca del primer peldao del porche. Parece que hto en el suelo.Jay desvi el haz de luz en la direccin indicada por su compaera.El perro. El animal estaba tendido en el suelo, rgido, inmvil.Se arrodillaron junto al animal.Cerca del perro vieron unos trozos de carne. Los labios del pobre animal estaban impregn

    espuma de color verde claro, que despeda un fuerte olor como de almendras amargas.Le han envenenado arrojndole trozos de carne saturados en cianuro adujo Jay.

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    S. Parece que la carne le ha sido proporcionada por alguien desde el interior de la caszos estn juntos al porche y es de suponer que Cooper disponga de cianuro en su laboratoriUna deduccin muy lgica, Vicky. Pero que no quiere significar nada. La carne ha podid

    ojada tambin desde lo alto del muro.Ascendieron los amplios escalones.Jay no se molest en pulsar el botn del zumbador. La puerta estaba entornada y su impac

    haca pasar por alto ciertos formulismos.Entraron al hall.

    Jay avanz decididamente hacia el laboratorio, cuya puerta encontraron sin cerrar con llavConect la llave instalada junto al marco y la luz de las lmparas fluorescentes invad

    ancia.Vicky sinti como un ramalazo de horror ante el sangriento y desconcertante espectcul

    ofreca a sus miradas.El cuerpo del doctor Cooper se hallaba tendido junto a uno de los mostradores sobre lo

    aban instaladas las probetas y los frascos que contenan cidos y cultivos biolgicos. La hocuchillo haba seccionado su yugular. Una terrible herida por la que haba manado la sang

    undancia, formando un charco en el suelo. Un charco siniestro, que empezaba a adquiusado color negruzco, pero a cuya superficie arrancaba an un tenue brillo la luz de las lmpEl atad de pino sin pintar continuaba en el suelo, donde lo haban dejado los empleados

    neraria. Pero estaba vaco. Sin rastro alguno del cadver de James Milton.El sher iff descubri otros detalles inquietantes.Mira esa mesa de operaciones, Vicky pronunci. Recuerdas lo que te dije sob

    plicaciones del doctor Cooper?Cmo olvidar eso?La mesa contiene rastros de sangre. Rastros que no tena antes. Pude darme cuenta d

    ando estuve aqu para entregar e l cadver. Como si sobre ella se hubiese efectuado una operrradora. Tambin falta el cerebro del delincuente ajusticiado en la cmara de gas de

    ancisco.El cuerpo de Vicky se sacudi en un espasmo involuntario, motivado por los pensamiento

    blaban su mente.Es cierto. Recuerdo perfectamente todo lo que me dijiste acerca de eso. Todo hace su

    e el doctor Cooper ha resucitado a Milton. Es posible que le haya realizado un trasplanebro. Algo inaudito segn la Ciencia mdica. Y el efecto ha sido fulminante. Sin emb

    lton contina matando de la misma forma que cuando era un ser vivo y tena su propio cerebJay propin un furibundo manotazo al aire como si pudiese apartar de su cabeza ciertas diante ese sencillo procedimiento.No puedo creerlo exclam. No puedo creer que Cooper haya podido realizar una

    mejante. La Ciencia no puede llegar a ese extremo. El cncer es un misterio an. Lo serucho tiempo. Y cuando consigan curarlo, otra enfermedad tomar su puesto para ser un

    re los hombres. La Ciencia puede descubrir el origen de la vida, aumentar los aos de existgar a otros planetas, y si lo quieres as, instalarse en ellos. Pero jams podr vencer a la muSin embargo, lo que estamos viendo hace sospechar que nos hallamos ante uno de

    chos milagrosos de la Ciencia.

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    La Ciencia descubre cosas que parecen inauditas ante la propia razn. Pero no puede lagros. No, Vicky. No puedo creer en eso. Tengo que encontrarme cara a cara con James Mra considerar que su vuelta a la vida es una realidad. Tiene que haber una explicacin.

    Jay se dedic a registrar toda la casa con la secreta esperanza de encontrar algn rastro qrmitiese descubrir el cuerpo sin vida del asesino.

    Pero todo result intil. Ni en la mansin ni en el parque pudo encontrar el menor rastrdver.

    Al terminar se puso en contacto con las dems autoridades de Waden City. Mientras, Vick

    iraba con objeto de preparar su artculo para el peridico que saldra a la venta por la maaTerminadas las pesquisas ms elementales, los hombres que encarnaban la ley en la cntuvieron una reunin en la oficina de Jay. Una reunin de la que no sali nada en limpio.No se poda guardar el secreto de lo ocurrido. Y las opiniones estaban divididas entre loan que la vuelta de Milton a la vida era un hecho y lo que decan que tena que habe

    plicacin ms racional.Al quedarse solo, Jay se adormil sentado en el silln. Pero no hall descanso. Las pesa

    blaron en su sueo. Pesadillas en las que vea multitud de cadveres saliendo de sus tuvadiendo las ciudades de los vivos. Cadveres descarnados algunos, de rostros tumefactos to

    Sinti alivio cuando vio la claridad del nuevo da filtrarse a travs de los cristales del ventaSe desperez ruidosamente y se duch.El agua fra pareci devolverle una parte de su perdido optimismo.Cuando se dirigi junto con su ayudante a los escenarios de los dos crmenes para b

    ellas y establecer conjeturas, el The Clarion estaba ya en la calle.Adquiri un peridico.Vio la ansiedad, la avidez con que la gente lea la noticia de la posible reaparicin de J

    lton. Incluso escuch comentarios desfavorables a la decisin de las autoridades al conce

    oper la posesin del cadver .Una seal de que muchos crean que la Ciencia poda realizar ese milagro de devolver la ser muerto.Vicky haca un relato detallado de los acontecimientos. La joven periodista no recargab

    tas negras. Pero tampoco era necesario escribir sobre eso de una forma sensacionalista. El ultaba escalofriante por s mismo.Mal asunto gru. Volvemos al terror, al pnico desbordado. Tenemos que encont asesino, muchacho. Si de verdad se trata de James Milton, matarlo por segunda vez.

    Jay estudi a fondo el Parque y la mansin. Trabajo que le llev casi todo el da.Pero el asesino no haba dejado el menor rastro que permitiese abrir una puer ta a la esperaAnocheca cuando regresaron a Waden City. Cansados y tambin desalentados.Alguna novedad? pregunt Jay a su segundo ayudante , que haba quedado de guardia

    cina.S, una novedad que puede resultar interesante . Hace una hora ms o menos llam

    fono Peter Milton, el hermano de James. Estaba muy interesado en hablar contigo Jay.El sher iff hizo sonar sus dedos en un chasquido peculiar.Peter Milton adujo. Lo haba olvidado. Ser interesante conocer la opinin del herJames. El pobre muchacho fue el ms sorprendido cuando se descubrieron las actividades

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    rmano. Sin embargo, tengo la intuicin de que empezaba a sospechar algo.Jay acudi en busca de Peter Milton.Este habitaba un apartamento en uno de los barrios ms viejos de la ciudad. Un barrio s

    casas anticuadas, macizas, que apenas vea la luz del sol.Jay haba estado all otras veces, a raz de la detencin del criminal. Fue entonces cuando

    enta de la miseria que se acumulaba sobre una parte de la poblacin de Waden City, en conn el lujo y el despilfarro que hacan ostentacin muchos de sus habitantes de los bntricos. En realidad daba la sensacin de tratarse de otra ciudad aparte por completo, pese a

    cerca, tan dentro de ella misma.Peter Milton era un buen hombre. Un sencillo empleado que trabajaba en un mercad

    mentacin. Honrado y fiel a s mismo.El apartamento era amplio, dispona de tres habitaciones, que los dos hermanos M

    mpartieron con otro hombre. Un tipo extrao que responda al nombre de Barber .Al parecer, Barber sufri tambin un accidente de automvil. Eso no afect su cerebro, p

    cuerpo. Una sola lesin en la columna vertebral lo haba condenado a pasar el resto de subre un silln de ruedas. Sus hombros tambin mostraban alguna deformidad.

    Barber se ganaba la vida escribiendo novelas de ciencia ficcin, que tenan bastante xitoaficionados a ese gnero.Jay ascendi los empinados escalones de la casa.Los descansillos eran muy amplios y la bombilla que colgaba del techo apenas bastmbrar un reducido crculo bajo ella. La luz se vea frenada por la espesa capa de telaraas q

    bra.El apartamento de Milton se encontraba en la segunda planta.El ambiente que se respiraba all era srdido, estremecedor. La atmsfera apestaba a gu

    rato. De cuando en cuando se elevaba alguna voz de mujer, amonestando a los chiquillo

    una travesura.El terror que invada de nuevo la ciudad pareca adquirir ms consistencia en un lugar com

    gar que inspiraba de por s un extrao sentimiento de repulsin.Jay golpe en la puerta.Quin es? inquiri una voz.Antes de que Jay respondiese, otra voz se elev despus de lanzar una carcajada burlona:Abre, hombre. No va a ser el coco.El sheriff reconoci esa voz, cuyo timbre haba tenido ocasin de or otra vez. La v

    rber, el pobre paraltico. Una voz extraa, pastosa, como si tuviese algo en la boca queupara por completo.Soy Jay Fisher respondi en voz alta.Se abri la puerta y Jay entr en la estancia central del apartamento. Una estancia que

    mo comedor, cuarto de estar y algunas cosas ms.

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    B

    CAPITULO 3

    ARBER estaba all, en su silla de ruedas.Los hombres se saludaron framente.

    Sobre la mesa destartalada de tablero mugriento, el nmero del The Clarion que publicquietante noticia de la misteriosa reaparicin de James Milton.

    En la oficina me han dicho que quera hablar conmigo adujo Jay a guisa de prembuloS, desde luego respondi Peter.El sheriff vio el temor reflejado en las pupilas de su interlocutor. Un temor ancestral

    persticioso.Barber solt una de sus extraas carcajadas. Una risa la suya que encerraba una carga expsarcasmo, de irona, de burla sangrienta. Era como s mediante esa r isa el invlido se mofamundo que lo tena marginado por su incapacidad fsica. Sobre todo un hombre que

    nocido el vigor varonil del hombre sano y normal.Jay lo mir con fijeza.Al sheriff le produca una rara impresin ese hombre. Sus ojos se movan con extraord

    vacidad, lo escudriaban todo, parecan penetrar hasta los rincones ms hondos del pensamro su rostro era esttico, rgido, sin expresin definida.Peter tiene las tr ipas flo jas por el miedo, sheriff pronunci el invlido con su tono pa

    voz. Teme que sea cierto lo que dice el The Clarion acerca de su hermano James.Jay pase su mirada por los rostros de los dos hombres antes de inquirir :Me parece que usted es la persona ms segura en Waden City, Peter. Qu puede temer

    rmano, suponiendo que se confirme esta especie de milagro cientfico?

    Lo teme todo fue la rpida r espuesta de Barber. Yo le dir por qu.Calla, Barber refunfu Peter.Pero el invlido se mantuvo firme:No hay por qu callarlo, muchacho. Es mejor que el sheriff lo sepa todo. Ver, Jay. Dela muerte de la sexta vctima, encontramos un cuchillo debajo del colchn de la cama de Jniendo en cuenta el estado mental de James, eso despert nuestras sospechas. Para Peter fs, horas de terrible incertidumbre. Al fin decidi hablar con su hermano cara a cara, ponientas sobre el tapete. Como puede imaginar. James lo neg todo. Incluso se mostr ofendidhecho de que su propio hermano pudiera sospechar semejante cosa. Bien. Cuando fue capt

    spus de su ltimo crimen, la idea de que Peter lo haba denunciado se clav en su mentus as durante una de las visitas que le hizo Peter a la prisin. Lo llam Can y otras ores. Le amenaz de que no habra compasin para l si alguna vez consegua escapar dntiende ahora el temor de Peter?Desde luego.Sigui un largo silencio.Peter Milton se haba situado junto a la mesa y apoyaba sus manos en el tablero. Su expr

    a de abatimiento. Un abatimiento que se mezclaba con el temor.

    Qu opina usted acerca de esto, Barber? pregunt el sheriff. Usted es un hombnte aguda. Confieso que estoy vacilando entre creer en el xito de la investigacin cientfi

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    ctor Cooper y la sospecha de que alguien usurpa la personalidad de James para llevar a cabmenes.La respuesta de Barber fue rpida, tajante:Esa segunda hiptesis no encaja bien con los hechos, sheriff. Suponiendo que al

    cidiese usurpar la personalidad de James, se limitara a hacer sonar la armnica y degollartimas. Pero dgame una cosa: para qu hacer desaparecer el cadver y ese cerebro en cone guardaba Cooper? Yo me inclino ms por el xito de Cooper. Me parece que hoy todsible.

    La conviccin ms absoluta vibraba en las palabras del invlido.Quiz tenga razn, Barber.Venga conmigo, Jay terci Peter. Quiero hablar a solas con usted.Al terminar de pronunciar estas palabras, tom al sheriff por un brazo y lo llev fue

    artamento.Empezaron a bajar las escaleras, sumidas en la semipenumbra.Peter se detuvo al llegar al rellano de la primera planta.Su mirada escudri todos los r incones. Como si temiese ser escuchado por alguien.

    Tengo que decir le algo muy importante, Jay susurr. Quiero adelantarle que esto sa hiptesis por el momento. Pero tambin que existen algunos detalles interesantes que panfirmar mis sospechas. Es cierto que tengo miedo. Temo que el asesino se haya dado cuens sospechas.Creci el inters de Jay.Siga, Peter. No se detenga.Creo que nos hallamos ante un loco cargado de odio queCall al llegar a este punto de su frase.En la planta super ior haba sonado un leve chirr ido de librillos enmohecidos.De pronto se elevaron las notas emitidas por una armnica. Unas notas discordantes, sin ritLa extraa meloda del asesino!Un bronco gemido escap de la garganta de Peter Milton.Las notas llegaban amortiguadas, como de lejos. Pero desde el interior de la casa.

    ncretamente, desde la planta superior.Un grito agudo de miedo desbordado restall en uno de los apartamentos. Una mujer

    nda suelta a su pnico al percibir las misteriosas notas de la armnica. O acaso al verse de se la presencia del cr iminal.

    Jay reaccion. Empu el revlver y corri escaleras arriba a toda la velocidad de sus pierLo sigui Peter.El rellano de la segunda planta estaba sumido en la oscuridad ms absoluta. La bombilla cu

    telaraas haba dejado de lucir.La sombra agazapada junto a la esquina del rellano se movi cuando Jay alcanz el

    caln. Una sombra ms entre las sombras que poblaban la planta. Una sombra siniestra, dotavimiento.El sheriff sinti el roce de las manos que se apoyaban en su pecho.

    No pudo impedir la accin de la sombra. El empelln le hizo perder el equilibrio, lo lanzs.

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    Rod escaleras abajo, sin soltar su arma.Percibi el ahogado gemido que el terror pona en la garganta de Peter Milton. Un Peter M

    e pareca haberse convertido de pronto en una estatua de piedra, en un ser al que el pancaba toda posibilidad de escape.Jay se detuvo al fin. En una extraa postura. Su cabeza colgaba entre dos escalones mientrrnas permanecan ms arriba.Los golpes, las magulladuras recibidas en todo el cuerpo lo haban conmocionado. Una es

    neblina invada su cerebro y pareca invitarle a la flacidez, al sueo.

    Peter se desplom, seccionada su garganta por el terr ible tajazo del cuchillo.Eso espole al sher iff.Antes de que acabara de incorporarse, sinti e l portazo de la entrada del apartamento de MVolvi a subir la escalera. Renqueando algo de su pierna izquierda, resintindose de uno d

    lpes recibidos en la rodilla durante e l accidentado descenso.Cruz junto al cadver de Peter .A Jay se le enarcaron las cejas al percibir el siniestroplop plop de la sangre que man

    rbotones por la terr ible herida.

    El sheriff, a travs del denso silencio, sinti el terror que se haba colado en todoartamentos de la casa. Un terror que dominaba las voluntades, que exoneraba los nimos.La voz de Barber restall como un trallazo:No!! No quiero morir , maldito asesino.Seguidamente se produjo un ruido sordo. El ruido de un cuerpo al desplomarse contra el lpe que pareci hacer retemblar toda la casa.El asesino tambin se haba cebado en el pobre invlido. Quiz su mente tortura

    nsideraba culpable de haber inducido a su hermano a la declaracin. Aunque esa idea imper en un todo en el xito del doctor Cooper al devolverle la vida a un cadver.Carg contra la puer ta.El asesino la haba cerrado desde dentro.Jay tom impulso, arremeti contra la hoja de madera con todas sus fuerzas.La cerradura cedi al tercer embate y la fuerza de la inercia lo llev casi hasta el centro de

    oblig a apoyar las manos en el suelo para no caer de bruces.El balcn posterior que comunicaba con la escalera para incendios, estaba abierto de par enLa silla de ruedas de Barber se encontraba volcada de costado junto a la mesa.El invlido tambin estaba all, tirado en el suelo.

    Jay corri al balcn, atisb abajo y arriba.Era intil intentar perseguir al criminal. Este haba dispuesto del tiempo suficiente para al

    all por el ddalo de estrechas callejuelas que formaban esa parte de la ciudad.Jay sinti que algo se mova en el inter ior del hall.Sher iff pronunci la voz de Barber. Aydeme, por favor. No puedo moverme.El joven se apresur a llegar al lado del invlido.Es un alivio verlo vivo, Barber. Lo crea muerto. Pens que ese asesino lo haba m

    mo ha matado al pobre Peter .

    No ha sido as, gracias a Dios. Quiere llevarme a mi lecho? No me siento con nimontinuar en esa silla. Se lo explicar todo. Y traiga la silla junto a la cama. Yo me las arreglo

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    ra pasar a ella cuando quiero levantarme.

    * * *

    rber tena un leve rasguo en su garganta.Un rasguo inferido por la cortante hoja del cuchillo del asesino.El rostro del invlido continuaba siendo tan inexpresivo como siempre, tan esttico comscara.Usted ha podido ver bien a ese hombre, Barber pronunci el sheriff.

    El invlido cerr los ojos. Su cuerpo se sacudi en un estremecimiento.S respondi. Lo he visto bien. Horrible, sher iff. Es James. El propio James Milton. ido demasiado cerca para no reconocer lo. La cicatriz en la frente, los costurones en los pm rostro cadavrico, rgido. Como si la sangre no circulase por sus venas. Como si realm

    ntinuase muer to, pero dotado de movimiento.Fue Jay quien se estremeci ahora.Usted ha tenido suerte, Barber. La muerte ha estado a su lado.No creo en la suerte. Siempre existe una razn al margen de ella. Cuando escuch esa m

    usiquilla confieso que me llen de pavor. Present la muerte de Peter, casi como si la huesenciado. Luego, de repente, se abri la puerta y entr James. La hoja del cuchillo chorngre. Vino hacia m con rapidez. Me apoy el cuchillo en la garganta. No dijo nada, no pronmenor palabra. Pero sus ojos eran muy expresivos. Unos ojos vidriosos y refulgentes al mmpo. Creo que gr it algo. No puedo recordarlo ahora.S, Barber. Yo lo o.Bien. El instinto de vivir y no la suerte me salv de la muerte, y tambin su interve

    eriff. Volqu la silla hacia un costado. Fue un esfuerzo enorme para m. Un esfuerzo qunsigo realizar en una situacin normal. Eso me permiti escapar del cuchillo homicida

    ero rasguo me lo hice entonces. Y carg usted contra la puerta. Fue eso lo que me salvgunda vez. James se abalanz entonces al balcn y desapareci.

    Me pregunto cmo ha llegado hasta aqu.Creo que James estaba ya dentro de la casa. El apartamento contiguo est vaco desde

    rias semanas. Es muy posible que James se encontrase ah.Jay decidi averiguar ese detalle.En efecto, el apartamento contiguo estaba vaco. Su puerta permaneca abierta en ese instansu interior encontr detalles que le permitieron descubrir que alguien haba estado all du

    ltimas horas. La cocina estaba templada. Haba sido encendida para preparar caf, cuyos contr en una jarra y en un par de tazas.Retorn junto a Barber.Tiene razn, Barber. El asesino estaba dentro de la casa, acechando. Sali de ese apartam

    ando Peter y yo bajamos. Arranc el cable de la luz del rellano y toc su armnica. Me parvs de estos detalles, que la inteligencia de James se ha vuelto mucho ms sutil que antrir a manos del verdugo.Hizo un inciso antes de aadir:Voy a dejar lo solo, Barber. No creo que vuelva ese asesino. Tengo que ponerme en con

    n el juez y dems. Es posible que encontremos huellas dactilares en ese apartamento. Es

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    rmitir establecer de una vez por todas si se trata de James Milton.Pero ya le he dichoJay le impuso silencio con un ademn de su mano derecha.No dudo de su palabra, Barber. Pero usted ha estado bajo la accin del terror. Eso hace qnte humana deforme las cosas. Prefiero otras pruebas ms veraces que su declaracin.Bueno. No le culpo por eso. Celebro que nuestro sheriff sea en el fondo un hombrional, tan lgico. Y no tenga cuidado. Puede irse tranquilo. Nadie tocar nada en la escenmen. Los vecinos de esta maldita casa no saldrn de sus guaridas hasta que sientan la pres

    la polica.Asinti Jay.Eso es lo que ms me preocupa, Barber. Ese terror que est calando el nimo de todo

    ror infinitamente ms profundo que el anterior. Antes se tema la accin de un asesinosino que seleccionaba sus vctimas a voleo, sin discriminacin. Pero ahora se teme a uido de la tumba. Una sola idea que impone.Jay llam a la oficina desde un telfono pblico.Como haba predicho Barber, los vecinos de la casa no hicieron acto de presencia hasta de

    escuchar la llegada de los coches policacos y las pisadas de los hombres de la ley ecaleras.Todos asomaron a sus puertas mientras el cadver de Peter Milton era llevado en una ca

    bierto con una sbana.Nadie pronunciaba la menor palabra. Se mantenan en un silencio absoluto, sobrecogidos

    gedia. Rostros demacrados, que expresaban el estado de nimo que los dominaba, la sicoror que envolva sus espritus.No encontraron la menor huella. El asesino haba usado guantes en todo momento o ido buen cuidado de limpiar los cacharros con un trapo antes de abandonar el apartamento.

    Jay y sus ayudantes regresaron a la oficina cuando la noche estaba ya bastante avanzada.Las calles de Waden City estaban enteramente desiertas. Continuaban brillando los let

    minosos de los comercios y clubes nocturnos. Pero el miedo volva a todos. Slo en las s cntricas y mejor iluminadas vieron a pequeos grupos formados por eternos noctmbmbres que acudan a sus lugares de diversin, pero buscando la proximidad de otros seresadentrarse por las calles de la ciudad, para sentir una sensacin de seguridad.Jay se acord de Vicky.Era extrao que el rumor de lo ocurrido no hubiese llegado an a odos de la sagaz perio

    cky tena madera de periodista y pareca olfatear los sucesos como olfatean las mbrientas a sus presas.El joven dispuso que uno de sus ayudantes permaneciese en la oficina durante toda la n

    cindole compaa. En realidad, Jay tema que el criminal no se diese por satisfecho cuerte de Peter Milton.

    Se tendi en uno de los camastros de las celdas, mientras su compaero montaba la gunto al telfono.

    Jay despert una hora ms tarde, alertado por el repiqueteo del timbre. Salt del leebat el aparato de las manos de su ayudante para atender l la llamada.

    Quin es? pregunt.

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    Jay. No sabes lo que me alegra or tu voz.Reconoci a su vez la voz de Vicky. Una voz que siempre despertaba vibraciones en su niJay se percat de la ansiedad de la mujer como si la estuviese viendo a su lado.Ocurre algo, Vicky? pregunt.No lo s. Pero me siento muy alarmada. Te llamo desde la granja de to Jorge. No rar ahora en explicaciones. Hace un cuarto de hora, cuando hablaba con to Jorge, omosdos afuera. Eso nos alarm a los dos. Conforme estn las cosas se acaba desconfiando deo Jorge sali armado de una escopeta para inspeccionar en torno a la granja. No regresa. L

    mado varias veces y no responde. Voy a serte sincera, Jay. Tengo miedo. No me atrevo a sabusca. Te necesito. Es posible que todo sea una falsa alarma, pero te necesito.No te muevas de ah. Voy a la granja.Colg y se apresur a ocupar el asiento del baquet en el coche patrullero para poner

    mino a toda velocidad.Vicky era una mujer muy intuitiva. Una mujer animosa, que no se atemor izaba fcilmente.Su inquietud tena una base. Aunque esa base fuese una simple corazonada.La granja de to Jorge, padrino de la periodista, estaba a menos de media milla de Waden

    uy cerca de la mansin del doctor Cooper. Instalada en la cima llana y amplia de una elevsde all era visible la ttrica casa donde se haba originado la segunda oleada de terrovada Waden City.

    Jay fren muy cerca de la entrada de la sencilla casita de la granja. Arrancando chirridosumticos al hacerlo con cierta brusquedad.

    Vicky sali a su encuentro.S. La mujer estaba asustada. Ella tema lo peor.Hacia qu lado desapareci tu to?En esa direccin.Caminaron juntos, siguiendo los senderos marcados ya en las tierras de cultivo.Ms all se extenda un arbolado. Un arbolado de escaso rendimiento econmico, pero dor sentimental para el to Jorge. Por eso jams acceda a talar los pinos y los lamos qmaban.Fue all donde conoci a la mujer que ms tarde fue su esposa. Fue all donde pasaron, junt

    s, los mejores aos de sus vidas. Y all donde la sepult cuando ella muri vctima de fermedad y donde quera ser sepultado cuando le llegase la muerte.

    Vicky le haba referido algunas veces esa historia.

    El sher iff fue alumbrando el camino con su foco. Desviando la luz en todas direcciones, enalgn detalle que les revelase la presencia del granjero.Jay fue el primero en descubrir el bulto tirado en el suelo, sobre un desnivel del terrenoca de la primera hilera de lamos.Corrieron all y el sheriff volvi al hombre para situarlo de cara al cielo tachonado de estrEra el to Jorge. Unos pasos ms all estaba su escopeta. Intacta.Jay auscult su pecho, manchado de sangre.Vive an dijo. Su pulso es muy dbil y apenas se siente su respiracin. Sin dudprendido por el intruso, que lo atac de improviso, antes de que pudiera hacer uso

    copeta. Le han dado unas cuchilladas en el pecho y en el vientre. Su estado parece desespe

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    necesario avisar a una ambulancia.

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    V

    CAPITULO 4

    ICKY y Jay permanecieron cerca de una hora en la sala de espera del Country Hosmientras el granjero era intervenido quirrgicamente a vida o muerte.

    El sheriff pas su brazo por la cintura de la joven y trat de darle nimos al ver apasus pupilas el brillo de las lgrimas.

    Ten calma, Vicky susurr. Queda una esperanza.Lo s. To Jorge es el nico familiar que tengo en este mundo. En realidad ha sido un ra m.

    Asinti Jay.Recordaba perfectamente la desgracia que afligi a Vicky cuando eran dos nios y as

    ntos a la Escuela de Waden City.Los padres de la joven murieron en un accidente de aviacin. Entonces la llev con e l to J

    rmano de la madre de Vicky. El matrimonio de granjeros se haba desvivido por ella, la hnsiderado como a esa hija que la Naturaleza les haba negado a ellos. Le dieron los m

    stos, los mismos caprichos, y la misma carrera que hubiese obtenido de sus padres.Cmo se te ocurri la idea de ir a la granja esta noche, Vicky? le pregunt.Bueno. Sabes cmo somos los periodistas. Dicen que para ser un buen periodista es nece

    cir hoy lo que va a pasar maana. La granja est muy cerca de la casa de Cooper. Se me ocpronto que acaso to Jorge hubiese visto u odo algo. Por eso fui a buscarlo.Y bien?Me dijo que sinti la llegada de un coche a la mansin cuando empezaba a anochecer. N

    nuestro. Le pareci un Chevrolet de modelo algo anticuado. Al parecer permaneci det

    nto a la mansin cerca de una hora. Luego se alej carretera adelante, Y ms tarde singada del patrullero. Nuestra llegada a la casa.Jay medit en esas palabras.De manera que alguien haba visitado al doctor Cooper al anochecer. Ms o menos a la ho

    e Cooper haba muerto, segn el informe del forense. Un visitante que permaneci cerca dra en la mansin.El asesinato de la seora Farbes haba tenido lugar casi tres horas ms tarde que el del docBien. Eran detalles que haba que tener en cuenta. Porque parecan indicar otra cosa difer

    creencia extendida entre la gente.

    Una enfermera asom por la puerta.El doctor les llama. Vengan por aqu.La siguieron por unos amplios corredores flanqueados de puertas. Puertas pintadas, com

    redes, de un color blanco, asptico.El doctor los esperaba junto a una de esas puertas.Lo siento dijo a guisa de prembulo. Debe mostrarse fuerte, seor ita Hatton. Su

    o operado, pero se muere sin remedio. Est despierto ahora. No le haga hablar demasiadebro no est despejado del todo de los efectos de la anestesia.

    Entraron al cuarto.

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    El viejo granjero estaba muy plido, tan plido como un cadver. Pero tranquilo al mmpo. No haba perdido su habitual serenidad.Se situaron a los dos lados del lecho.Vicky tom entre las suyas la trmula mano del moribundo.Responda una sola vez, Jorge adujo el joven. Usted debi ver al hombre que lo

    udo reconocerlo?El granjero afirm con un ademn de su cabeza. Luego abri los labios para dar su respuesSu garganta slo emiti un ronquido.

    Jay se inclin sobre l.Entendi unas palabras inteligibles entre el jadeo y el estertor:James Milton la tumba.Jay las repiti en voz alta.El sher iff vio la impresin que causaban en la enfermera.La mujer mir a su alrededor con aprensin, como si temiese ver surgir ante ellos mento a otro a esa especie de aborto del infierno que andaba suelto por Waden City.Muri el granjero unos minutos ms tarde.

    El doctor cerr los ojos y cubri el cuerpo con la sbana.Jay pas su brazo sobre los hombros de la mujer para llevarla hasta el coche.Lo siento, Vicky. Debes mostrarte fuerte. Se ha hecho por l todo lo que se ha podid

    portante ahora es acabar con se maldito asesino.S. Creo que ahora ya no cabe duda del terrible xito obtenido por el doctor Coopege lo vio antes de morir. Sus ltimas palabras estn claras. James Milton. Un James Miltovuelto de la tumba.Jay la condujo a su casa. Sin aadir nada a las palabras de la joven.

    El sheriff no se senta seguro de nada. Continuaba dudando el retorno de James Miltonmba. Su instinto policaco lo llevaba a meditar de otra forma, teniendo en cuenta la mistgada de ese coche a la mansin al anochecer del da anterior. Tambin la muerte de Petegmtica presencia del asesino en la granja de Jorge.Qu diablos haba ido a buscar all, ese gusano? mascull en voz alta.A qu te refieres, Jay? inquiri ella.A nada. Cosas mas. Creo, que si esto dura mucho, voy a terminar con los sesos baad

    nagre.El sheriff descans por el resto de la noche.

    El da amaneci esplndido, con un sol radiante sobre un cielo limpio de nubes.Sin embargo, el ambiente que se respiraba en Waden City daba la impresin de un da gr plmbeo y triste.El The Clarion relataba los hechos con detalle. Y esta vez s que recargaba las tintas neg

    vs de los comentarios intercalados por Robert, el dueo del peridico.La gente se preguntaba con horror si era posible que un hombre que haba muerto estu

    mbrando otra vez el terror entre ellos.Jay asisti al sepelio del to de Vicky, esa maana.

    Fue una ceremonia sencilla, ntima. Slo asistieron a ella las personas ms allegadasuchacha. Aparte del sepulturero y el pastor, estuvieron presentes Robert, el dueo del

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    arion, y Jay.Mientras proceda el sepulturero a bajar el atad al fondo de la fosa recin abierta, contigu

    la esposa de to Jorge, en un clavero del arbolado situado frente a la granja, la inquisitiva m sheriff se fij atentamente en algunos detalles.Ms concretamente en las flores esparcidas sobre la tumba de la mujer y en el suel

    paraba el rectngulo de tier ra de la verja de hierro labrado que rodeaba el pequeo recinto.El pastor pronunci unas oraciones en un tono gris y montono. Luego fueron arro

    ados de tierra sobre la capa del atad.

    Al fin, la tierr a cay en paletadas sobre los restos mor tales de to Jorge.Al terminar, el pastor y el sepulturero dieron el psame a Vicky y se marcharon en un

    che.Quedaron los tres solos.Robert, enamorado de Vicky de siempre, se apresur a tomarla por un brazo adelantnd

    eriff.Los dos hombres eran rivales desde los tiempos del Colegio de Waden City. Dos rivales qron frustrados cuando Ben Turner se cruz en sus caminos y supo ganarse el amor de V

    ro la muerte de Turner en Mxico haba hecho renacer esa vieja rivalidad sin violencia.Qu te ocurre, Jay? inquiri la mujer. Ests encontrando algo raro, algo que se scorriente. No puedes negarlo. Nos conocemos demasiado bien los dos para intentar engauno al otro.Asinti Jay.No se me ha ocurrido negar nada, Vicky. En efecto, encuentro algo raro en esa tumba

    res. Estn tiradas de cualquier forma. Sobre la tumba y fuera de ella. Algunas medio sepula tierr a. Sin embargo, no estn muy marchitas an.Bueno. To Jorge tena la costumbre de traer flores todos los das a la tumba de su e

    as flores las depositara aqu ayer por la tarde. Lo haca siempre despus de terminar las fda.Sin embargo, no creo que las esparciese de esa forma.Desde luego que no. Lo ms seguro es que el viento las haya arrastr ado.Es posible . Lo raro es que hace varios das que no sopla un viento tan fuerte como

    ancar as las flores. Supongo que debe existir una explicacin lgica de esto.Caminaron hacia los coches.Cmo estn los trabajos para contrarrestar la accin del asesino, Jay? le pregunt R

    Por supuesto, esto es a ttulo informativo. Al pblico le causar alivio saber lo que seciendo en este terreno.Puedo adelantarte tres cosas, Robert. Es posible, no seguro, la llegada de miembros delpolica federal no interviene ms que en caso de asesinato con mutilacin criminal de una cuerpo. Pero nos encontramos ante un caso fuera de lo normal. Si se comprueba que tododebe a la mano de James Milton, intervendrn. Para ello va a venir una comisin de ciente estudiarn todos los apuntes de Cooper y examinarn el laboratorio a fondo. Si deciden qsible que James Milton haya sido vuelto a la vida por el doctor Cooper, tendremos al F.B.I. marcha. Las noticias publicadas por el The Clarion han llegado a todos los rincones del

    ro esto llevar cierto tiempo. Ya sabes cmo se mueven todas las cosas en las que intervie

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    rocracia.Trabajo inmediato?Volver a organizar partidas de hombres armados para vigilar por las noches. Hor

    omnio para todos. Molestias para todos. Pero esto nos afecta a todos y todos debemos contn nuestro esfuerzo.

    Vicky se despidi de Jay para compartir el coche del dueo del per idico.El sheriff los vio partir con cierto resquemor .En la nueva lucha entablada para conseguir ganarse a la mujer, su rival tena todas las ven

    os dos se vean a diario durante el trabajo. Adems, despus de una poca ruinosa, el arion era un negocio rentable. Y eso siempre influye mucho en la decisin de las mujeres.

    * * *

    y organiz los turnos que patrullaran esa noche por las calles de Waden City.Los hombres se mostraban muy inquietos. Era evidente que el temor haba calado muy hon

    dos los nimos, aun en los ms templados. La idea de ver aparecer ante ellos a un hombrba vuelto de la tumba erizaba los cabellos, produca un cosquilleo especial en el cuerpo.

    Pero todos estaban decididos al mismo tiempo. El hecho de patrullar en grupos dentribua a que se sintiesen ms seguros.El sheriff decidi permanecer da y noche en la oficina, a la espera de noticias.Tena el presentimiento de que pese a todas las precauciones tomadas, el asesino contin

    ciendo de las suyas, sembrando a manos llenas la simiente del terror en la ciudad.Esa noche fueron bastante los letreros luminosos que no se encendieron. Los propietarios

    as de diversin no queran permanecer en sus puestos slo para atender a meda doceentes nerviosos. Nerviosismo que tambin ellos sentan.Jay desvi su mirada hacia la calle al sentir detenerse junto a la acera a un coche.

    Son el ruido de la portezuela y los pasos del hombre sobre la acera.Reconoci a Aster en su visitante nocturno. Un joven que desempeaba un alto

    rocrtico en la administracin de la ciudad.Aster era un tipo calmoso, tranquilo. Sin embargo, sus facciones estaban demudadas, su lvido y sus labios efectuaban continuamente una especie de tic nervioso.Ocurre algo, Aster?Era un mensaje. Un mensaje formado por palabras recortadas de un peridico y pegadas

    orden sobre una cuartilla.

    Lo encontr en el buzn al regresar a casa habl Aster con voz entrecortada.Jay lo ley en voz alta:Todos los hombres que tomaron parte en mi desgracia morirn en mis manos.T eres uno de ellos.James Milton

    Se miraron los dos hombres.

    Jay se puso en pie y pase por la estancia.Curioso dijo al fin. Esto es inaudito en James Milton. Avisar a sus vctimas ant

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    tarlas. Nos encontramos ante un James Milton totalmente cambiado. Un James Milton quenado en un ser vengativo. Y muy astuto. Ya no es el asesino loco, que elega sus vctimas al

    e descargaba sus golpes bajo impulsos ciegos del cerebro. No. Ahora es metdico y meditacosas antes de realizarlas. Muy curioso.Aster apoy sus manos en el borde del tablero. Manos que temblaban, como temblabaios y sus prpados.Me parece que est claro, Jay. Milton quiere vengarse de todos los que tomamos parte d

    ma u otra en su perdicin. Yo form parte del Jurado que lo declar culpable sin paliativo

    erer tener en cuenta la perturbacin de su mente. Era horrible pensar que un tipo as pucapar algn da de la Prisin Psiquitrica. Y ese maldito doctor Cooper

    Clmate, Aster. Ests muy excitado. Milton mat tambin a la seora Farbes. Y ella no rte en nada de eso. Ni su esposo tampoco. Todo esto es desconcertante en verdad.

    Desconcertante o no, tienes que hacer algo. Presiento el peligro. Voy a serte sinceresenta antes de encontrar ese mensaje de Milton. No puedes entregarte a meditacionrmanecer cruzado de brazos mientras ese criminal salido de la tumba hace estragos.

    Quin te ha dicho que pienso permanecer cruzado de brazos? Lo ves. Aster? Necmarte, recobrar el dominio de tus nervios. Te dir lo que puedo hacer para prevenir el pero t mismo hars la eleccin.Bien. Suelta lo que sea, Jay.Puedes permanecer junto a m toda la noche y dormir en una de las celdas. Tambin p

    ntarte al volante y largarte de Phoenix por unos das. Por ltimo, puedo acompaarte a tu cntar guardia all hasta que amanezca.Aster no perdi tiempo en meditar las propuestas de su interlocutor.Permanecer en una celda me parece algo inadecuado, Jay.Lo comprendo. Eres un ciudadano respetable en todos los aspectos.

    Por nada del mundo me lanzara ahora a la carretera. No voy a andarme por las ramango miedo. El mismo miedo que todos. Siento la impresin de que ese Milton infernal qure nosotros me vigila en todo momento. Temo salir a la carretera y verlo frente a m

    spoblado.No es necesario que sigas. Es necesario que alguien est aqu de guardia y que sepa dn

    cuentro.Despus de cumplir estos requisitos, los dos hombres partieron por la Madison Avenue,

    cer por Parket Street, donde Aster tena su residencia.Como la mayor parte de la gente acomodada de la ciudad. Aster dispona de una

    dividual, una especie de chalet de dos plantas, rodeado por un jardn.Slo en el centro de Waden City se erigan los edificios altos, de lneas modernas. Habili

    ra negocios y apartamentos destinados a la clase media y pequeos burgueses.Aster viva slo all. Su padre estaba destinado en la capital de Estado y por las maana

    ujer efectuaba la limpieza del inmueble. Aster coma en cualquier restaurante.Jay observ en silencio cmo Aster cerraba la cerradura con doble vuelta y cmo echa

    dena de seguridad y el cer rojo de la puerta.Despus fue de un cuarto al otro, atrancando todas las contraventanas.

    Al terminar subieron a la segunda planta y Aster sirvi whisky para los dos.

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    Se supone que un sheriff no puede probar el alcohol cuando est de servicio, Aster.Este no es un servicio ordinar io. Se trata de algo especial. Es natural que se lleve a cabo do especial tambin. Pero si prefieres caf, est sobre el hornillo.Bebieron en silencio.Aster se mostraba demasiado nervioso para permanecer quieto en un mismo sitio durante

    nutos seguidos.Se dejaba caer en el silln, se volva a levantar, paseaba, conectaba la radio y otra v

    agaba.

    Ests destrozando tus nervios, Aster. Creo que debas intentar descansar un poco. Eso te ucho bien.

    Me siento demasiado inquieto para intentar dormir.Debe tranquilizar te el hecho de que no ests solo. Yo velar toda la noche. No te preoc

    toy habituado a pasar las noches en vela. No voy a descuidar la vigilancia. El asesino no gar hasta aqu sin que yo lo advierta.Imposible, Jay. No puedo evitarlo. Es intil que trate de tranquilizarme. Slo resp

    nquilo cuando vea de nuevo la luz del sol. Pero s que antes va a ocurrir algo. Tengo un ho

    esentimiento.Vamos, vamos. Tu imaginacin te traiciona. As no vas a sacar nada en limpio.Pas una hora.Luego, otra.El cansancio empez a hacer mella en Aster, que al fin se dej caer sobre uno de los sill

    ndido. Tambin el whisky empezaba a hacer su efecto sedante sobre sus excitados nervios.No puedo ms, Jay susurr. Estoy al borde del agotamiento. Pero es horrible

    nsacin de saberse sentenciado a muerte por un monstruo semejante. No puedes hacerte idque se siente.

    No es difcil imaginar lo. Aster. Recuerda que James Milton parece decidido a vengardos los que contribuyeron a su desgracia. Es lo que te deca en su mensaje. Yo tambin rte impor tante en su desgracia. Lo captur y lo entregu a la justicia.

    Tienes razn. Pero esta amenaza no pesa inmediatamente sobre ti. Mientras que yoCall, cort en seco la frase iniciada.Los dos hombres se pusieron en pie al unsono.Las notas de una armnica llegaban hasta ellos.Las notas discordantes y terribles de la meloda del asesino.

    Ya est aqu exclam Aster, al borde de un ataque de pnico desbordante.Jay tom el revlver situado sobre la repisa de la artstica chimenea y lo puso en la ma

    ter.Tranquilo, muchacho, tranquilo. James Milton ha podido ser devuelto a la vida, pero no

    e sea inmortal. Un balazo en la cabeza acaba con todas las malas ideas del mundo. Esa mena detrs de la casa. Voy a investigar. No te muevas de aqu. Y que no tiemble tu mapuar e l arma.Aster hizo un ademn de asentimiento.Sin embargo, el contacto del revlver en su mano, si bien le proporcion cierta sensaci

    vio, no pudo acabar del todo con el miedo que corroa sus entraas. Un miedo horrible a

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    a de verse acaso ante un hombre devuelto por la tumba.Siempre le haba producido una sensacin extraa tener que presenciar a un cadver r gidoamarillenta.Pero pensar en ese mismo cadver dotado de la facultad de andar, de moverse y de matarJay corri escaleras abajo. Dej a Aster a solas con su miedo.La musiquilla continuaba sonando en el mismo sitio. Como en una especie de desafo.Sali al porche y recorr i a buen paso la acera de cemento que rodeaba la casita.Al doblar la esquina, vio la sombra siniestra del hombre que haca sonar la armnica.Estaba al otro lado de la verja, en la parte posterior de la casa. De pie, muy tieso, inm

    mo absort en su tarea de arrancar las escalofriantes notas al pequeo instrumento.

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    A

    CAPITULO 5

    LTO! grit Jay. No se mueva.El otro dej de tocar. Permaneci muy quieto, gruendo algo ininteligible.

    Jay lleg a su lado y le arranc la armnica de las manos.Entonces pudo verlo bien.

    Al sheriff le tembl la mandbula al percatarse de que estaba siendo vctima de una broml gusto. Pero una broma cuyas consecuencias trgicas eran difciles de prever .Ese hombre era Paterson. Un hombre que deba rondar la cincuentena. Un pobre retrntal, que alcanzaba los primeros grados de la idiotez.Paterson se ganaba la vida llevando los equipajes de los viajeros que llegaban por ferrocalos coches de servicio diario desde distintos puntos del Estado. Un hombre al que todo el mbromaba, del que todo el mundo se re a.Paterson gastaba su dinero en comer poco y beber mucho.Y quizs era el nico hombre de Waden City que, por su condicin mental, no estaba pene terror que atenazaba a los otros.Qu diablos haces aqu a estas horas tocando esa armnica, Paterson? inquiri Jay.El otro rio bobaliconamente, enseando unas encas casi descarnadas, en las que asomaban

    cos dientes salteados y ennegrecidos.Un tipo me pag diez dlares por hacerlo, sher iff. Ja, ja, ja. Me sali a la vuelta de una e

    me dijo que viniera aqu. Si tocaba esa porquera de msica poda ganarme diez dlaedarme con la armnica. Siempre he deseado tener una. Ja, ja, ja. Era una buena ocasin, rece, sheriff? Diez dlares para emborracharme y una armnica para m slo por darle la

    tipejo.Est bien, Paterson adujo Jay, armndose de paciencia. Creo que tienes razn y acab

    cer un buen negocio. Pero dime una cosa. Cmo era ese hombre?Uf! El to ms raro que pueda imaginar. Ms feo que un chaparrn de basura. Su

    reca hundida y su cara llena de costurones. Pareca uno de esos tipos que salen en las pelcuedo. Pero se port conmigo muy simptico. Me dijo riendo que alguien iba a ensuczoncillo cuando tocase esto. Ja, ja, ja. Usted ha salido como un cohete, sheriff. No ser el calzoncillos, eh? Ja, ja, ja.Vamos, Paterson. Lrgate de aqu. Puedes quedarte con la armnica y con el d

    mborrchate, bebe whisky hasta que se te salga por las orejas. Pero no vuelvas a tocar esa mninguna parte. Si lo haces, te prometo que te encierro por veinte aos.Paterson dej de re r, de ensear sus dientes deformes y sus encas descarnadas.No lo har. Se lo juro, sheriff. Tocar otra cosa. Pero no me encierre en la crcel. Dice

    n llenas de ratas.No habra all ms ratas que t mascull Jay.El idiota se alej calle abajo con su andar pesado y torpe.Jay re torn al cuarto de estar, donde esperaba Aster con el alma en vilo.

    Le explic rpidamente lo sucedido.

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    Aster solt una sorda maldicin.Cree de verdad que alguien ha tratado de embromarme? pregunt, sintiendo desper

    bito su orgullo, su amor propio.No. En absoluto. Creo que esto es cosa del asesino. Como te he dicho antes, nos hallamohombre vengativo y astuto. Esto es slo una maniobra de diversin. Este tipo carece d

    gullo profesional de otros criminales, que avisan a sus vctimas y cumplen su promesa fredos los riesgos. No, Aster. Su amenaza busca distraernos. Mientras, l ir en busca de otra vendr las manos libres para actuar. Intuyo que piensa cebarse en los hombres que formast

    ado.Cmo sabe cul ser su vctima de esta noche?No veo ms que un camino. T los conoces a todos. Apunta sus nombres en un papel. L

    ma la lista telefnica y busca sus nmeros. Yo ir llamndolos para ahor rar tiempo. Aprisa, Aa vida humana puede depender de nuestra prontitud.Pusieron manos a la obra. Dominados ahora por una prisa febril.La idea de que e l peligro se desviara hacia otro lado haba hecho que Aster recobrase una

    portante de su serenidad perdida.

    Jay disco el primer nmero. El de un anciano hombre de negocios.No le aclar el motivo de la llamada. Pero se dio a conocer y le aconsej atrancar puentanas. Tambin ponerse inmediatamente en contacto con la oficina del sheriff o con el domAster en el caso de or la conocida musiquilla de la armnica.La segunda y tercera llamada obtuvieron el mismo xito. Y Jay imparti el mismo consejoLa sorpresa surgi al llamar al cuarto miembro del jurado.Steel tena una edad aproximada a la de Jay. Tambin haba asistido a la misma escue

    eblo. Y tambin haba estudiado en la Universidad de San Francisco, junto con Aster y RobeSteel? pregunt el joven. Soy Jay Fisher.

    La risita que reson al otro extremo del hilo despus de sus palabras de presentacin erae Jay tena la esperanza de poder olvidar algn da.El peligro haba llegado para Steel, la tragedia marcaba su vida.Habl una voz impregnada de sarcasmo:Celebro poder hablar contigo, Jay. Maldito idiota. Nada puedes contra m. Supongo q

    aginas quin soy: James Milton. Espero que te haya divertido el concierto de Paterson.Jay se inclin sobre su anfitrin, que permaneca muy rgido, intuyendo lo que ocurra.Le susurr al odo:

    Es James Milton. Est en la casa de Steel. Imita mi voz y procura entretenerlo.Aster obedeci como un autmata.Empez a responder en una mala imitacin de la voz serena del sheriff, mientras s

    resuraba a salir a la calle y ocupar el asiento del baquet.Jay rod a la mxima velocidad, tom las curvas sin decrecerla, arrancando chirrido

    otesta a los neumticos.Steel ocupaba un apartamento de soltero en un edificio de diez plantas situado en una d

    les ms cntricas de Waden City.Se apresur a subir a la tercera planta y cerciorarse de que la puerta estaba cerrada.No se molest en llamar. Nadie iba a facilitarle la entrada desde dentro. La muerte haba h

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    o de presencia en el apartamento.Llam al apartamento contiguo.Sinti pasos en el interior y una voz que preguntaba quin era. Una voz trmula.Soy el sheriff. Puede decirme qu apartamento ocupa la persona encargada de la limpiePuer ta C en la ltima planta.Jay busc a la mujer y la hizo bajar con una de las llaves del apartamento.Cuando se disponan a entrar, algunas puertas se abrieron y rostros alucinados asomaron p

    ecos.La luz del apartamento estaba encendida. Eso les permiti descubrir la tragedia a la prada.El cadver de Steel se hallaba sobre la alfombra del hall. Una alfombra rada por el usosentaba grandes manchas rojizas.La yugular de Steel haba sido seccionada de un tajo de cuchillo.La mujer retrocedi lanzando una exclamacin de horror. Se puso tan plida que Jay pens

    en ese instante le pinchaban en el cuerpo, no brotara ni gota de sangre en sus venas.Mi marido oy esa hor rible msica de armnica exclam una mujer. Entonces cerr

    dos los pestillos. Pero no pensamos que viniese aqu el muerto.Se elev un murmullo.Escuche bien esto dijo a la mujer. Cierre con llave y espere en su apartamento. V

    o de mis ayudantes. No abra a ninguna otra persona ni toque nada. Toda la responsabilidya.

    No tema susurr. Nadie entrar. Ni yo saldr de mi casa hasta que llegue su ayudantda del mundo.

    Jay pas junto a una fila de personas enfundadas en batas y en pijamas.El muerto ha estado aqu oy pronunciar a alguien. Estamos en manos de un loco.Del interior de uno de los apartamentos brot un sollozo histrico.Vio el terror reflejado en todas las pupilas. Terror ante la idea de que el asesino salido

    mba haba estado muy cerca de ellos, degollando a un hombre.Jay abandon el edificio.Se meti en una cabina de telfono.La presencia de Steel, muerto, le r esultaba demasiado hiriente. Por eso no haba quer ido l

    sde el apartamento. Adems, como buen polica, tena la secreta esperanza de que el apnservase alguna huella dactilar del asesino.

    La mejor prueba acerca de si se trataba de James Milton o alguien estaba jugando con las rcadas del ter ror impuesto por el loco asesino.Dio instrucciones a su ayudante en ese sentido. Le orden registrar y tomar huellas. Tam

    nerse en contacto con el fiscal y dems.A continuacin disc el nmero perteneciente al telfono de Aster.La voz de Aster reson despus del clickcaracterstico al establecerse la comunicacin di

    a voz chillona, cargada de histerismo:Quin es?

    Soy Jay. Es que ocurre algo. Aster?S. Estoy oyendo la musiquilla de armnica. Y esta vez no se trata de Paterson. Te lo ase

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    y.Est bien. Clmate y mantn firme el revlver. Salgo inmediatamente para ah.Jay no estuvo muy seguro, pero tambin crey percibir las discordantes notas a trav

    fono.S. James Milton actuaba con una astucia demoniaca. Steel era ya cadver, haba muerto enos. Y aprovechaba la coyuntura para cumplir la amenaza que haba dirigido contra Aster .

    * * *

    puerta de la casa estaba abier ta.Mala seal.El mismo, involuntariamente, haba facilitado la entrada al criminal. Cuando sali para acu

    artamento de Steel no se molest en cerrar. Y Aster se senta demasiado asustado ancerlo.

    Subi las escaleras a grandes zancadas.La entrada al cuarto de estar tambin estaba abierta. La estancia sumida en la ms com

    curidad.

    Sus labios pronunciaron el nombre del dueo de la casa antes de traspasar e l umbral.Aster.Silencio.Avanz unos pasos por el oscuro interior.Jay sinti el jadeo de una respiracin. A sus espaldas.Sinti cmo un ramalazo glido en sus entraas.El asesino se encontraba all. Oculto detrs de la abierta puerta.No haba tenido tiempo de escapar. Se dispona a atacar en silencio, como las fieras del bos

    La voluntad de Jay se impuso.Todos sus msculos se pusieron en juego bajo los firmes dictados de su corazn y su cerebMovi el cuerpo en un esguince.Eso le permiti esquivar la aguzada hoja del cuchillo de su enemigo.La punta rasg la camisa de su uniforme y traz un surco sanguinolento en su costado dereEl gruido del asesino ante el fallo de su golpe tuvo algo de fiera herida.Jay retrocedi mientras esforzaba su vista para distinguirla silueta del otro y dispar

    vlver.Sus pies tropezaron con un bulto cado en el suelo y perdi en parte su estabilidad.Se percat de que haba tropezado con el cadver de Aster. Un escalofro recorr i su cuers a cabeza al sentir cmo sus pies se posaban sobre la sangre ver tida en el suelo.El asesino cay sobre l de improviso, en un ataque desesperado.Forcejearon, rodaron por el suelo. Cada cual trat de impedir que su enemigo pudiera hacsu arma al mismo tiempo que buscaban un golpe de suerte que les permitiese domi

    uacin.Alguien, comentando lo sucedido, haba dicho a Jay que imaginaba a James Milton com

    dver rgido y fro, con movimientos de autmata. Un muerto que se mova bajo determi

    pulsos, pero sin voluntad propia, sin agilidad.

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    Comprob que no era as. Estaba luchando contra un hombre de sangre caliente y rpilejos. Nada de automatismo. Un hombre como los dems en todos los aspectos.Jay logr situarse sobre su adversario.Trat de oprimirle la garganta.El otro reaccion con una contundencia inaudita.Distendi las piernas y las impuls hacia arriba al mismo tiempo que imprima a su cuer

    usco movimiento ascendente.Jay sali proyectado como por una catapulta.

    Su cabeza choc contra la pared y el golpe lo conmocion. El revlver cay de su mano.El asesino no pudo percatarse de la clara ventaja obtenida. Temi los disparos del she

    sc la huida.Atraves la estancia y se lanz escaleras abajo.Jay se repuso de su momentnea conmocin. Se incorpor con presteza y corri detrs

    emigo.Lo vio salir por la puerta cuando l iniciaba el descenso de la escalera.Dispar.

    Las detonaciones adquirieron una resonancia especial en el interior de la casa.No lo alcanz con los plomos.Jay baj a toda velocidad, saltando amplios tramos de la escalera.Cuando lleg a la calle, vio la silueta del asesino doblar por la primera esquina.Sigui corr iendo detrs de sus huellas.Alcanz la esquina.La calle que se iniciaba all era ms bien estrecha, pero de gran longitud. El alumbrad

    stante bueno. Suficiente para permitirle descubrir a un hombre a distancia.

    Sin embargo, no vio ni rastro del fugitivo.Se detuvo all.Las puertas y las ventanas de todas las casas estaban cerradas a cal y canto. Una medid

    maban todos los habitantes de Waden City, sin excepcin, desde el retorno del terror a la ciuTampoco haba tenido tiempo de ganar la siguiente esquina.Jay avanz unos pasos. Sigilosamente. Poniendo mucha atencin en los ruidos que pud

    oducirse.El asesino no poda estar muy lejos.La mirada del sher iff escudri todos los detalles.Sus labios se curvaron en una sonrisa al descubrir de pronto el camino empleado p

    emigo para burlarlo.La tercera casa de esa hilera ostentaba en su fachada unos adornos en relieve. Sus esq

    aban trabajadas, de forma que simulaban unas filas de piedras. Y sus intersticios permitann la escalada.All arriba estaba James Milton. No muy lejos. Porque de otro modo l hubiese captad

    adas sobre las tejas.Jay trep sin pensarlo dos veces. Era preferible observar las cosas sobre el terreno, qu

    regarse a conjeturas.

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    Gan el tejado.Las casas de esa parte de la calle eran todas de dos y tres plantas de altura. Pero pareca qsino se haba esfumado.Avanz despacio por el plano inclinado.Jay tuvo la sensacin del peligro. Una sensacin que se manifest mediante una espec

    rr iente fra en la nuca. Una sensacin escalofriante, puesto que e l peligro era invisible an.Gir en redondo.Las sienes le batieron con violencia.

    No vea rastro del asesino. Sin embargo no ceda ni un pice, en lo ms recndito de su suicin inenarrable.El peligro tom cuerpo de pronto.Sinti un ruido en la parte derecha del tejado. Un ruido leve, suave, como un ludir.Vio de sbito el objeto proyectado al aire, que avanzaba a gran velocidad a su encuentro.Su mente trabaj a marchas forzadas. Trat de impedir sus sensaciones en los miembros

    cerlos reaccionar.No pudo impedir que la teja de barro se estrellara contra su frente.

    Solt el revlver en una accin puramente intuitiva. Cuando el golpe le hizo doblar la rodso niebla en su cerebro.

    Una silueta humana brot desde detrs de una chimenea cercana. Un lugar donde las somn densas, impenetrables.Jay quiso moverse, volver a empuar su arma, que haba resbalado hasta el alero.El otro se le ech materialmente encima antes de que acertase a mover un solo msculo.Pudo ver con bastante claridad a su adversario.Era el rostro de James Milton. El rostro que conoca bien, con su cicatriz en la frente

    sturones en los pmulos. Un rostro horrible, porque ahora mostraba un estatismo total, comsculos de su cara fuesen los de un cadver r gido, yer to.No haba expresin en ese rostro. Slo los ojos se movan en sus rbitas, despidiendo un

    pecial. Pero sus labios permanecan cerrados y la piel de la cara se mantena tal y como loto dentro del atad al entregarlo a Cooper .Jay no pudo hacer nada por evitar que le propinase una patada en el mentn.El golpe lo lanz hacia atrs.Resbal sobre el plano inclinado y su cuerpo se fue deslizando hacia el mismo borde del teVio al otro avanzar hacia l. Lo vio a travs del velo rojizo que empa su mirada.

    Como entre sueos se percat de que el asesino no empuaba ese cuchillo que empleabaabar con sus vctimas. Al parecer se senta demasiado seguro de su triunfo y no tena priminarlo.Emiti una risita sardnica. Una risita que llev a Jay el convencimiento de que haba llegaa los ltimos instantes de su vida.Quiz su vida entregada a una lucha contra las fuerzas del mal hizo que no se sintiese dom

    r ese terror que sobrecoga a todas las dems personas. A pesar de adquirir la conciencia ddo iba a terminar para l.

    Una nueva patada lo proyect ms contra e l borde del te jado.No pudo impedirlo. Sus piernas rebasaron el alero, quedaron colgando en el vaco.

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    Su cuerpo se fue deslizando lentamente, pero de una forma inexorable.Su instinto de conservacin le permiti aferrar las manos al alero.Entonces trat de afianzar sus pies para poder mantenerse, para evitar la cada a plomo con

    era.El asesino se situ muy cerca del alero. Mirndolo de arriba abajo, distendiendo los labi

    a sonrisa demonaca. Una sonrisa casi irr eal ante el estatismo de aquel rostro cadavrico.James Milton elev su pie derecho y lo proyect contra la mano del sheriff.Jay afloj un tanto la presin al sentir el agudo dolor que pareci paralizarle todo el mie

    ro continu aferrado a su precaria tabla de salvacin, continu dispuesto a resistir hasta el ento.

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    CAPITULO 6

    AY encontr un precario apoyo para sus pies. Eso le permiti aguantar el segundo pisobre su mano.

    El instinto de conservacin se impuso a todo lo dems. Se impuso al dolor y a la senscalofriante de tener delante de l al mismo hombre que haba visto antes dentro de un atad

    James Milton introdujo su mano por la abertura de su chaqueta. Cuando la sac, empuago cuchillo. El mismo cuchillo que haba terminado esa noche con las vidas de dos hombresJay mir abajo, calcul la distancia.No estaba dispuesto a dejarse degollar como un borrego. Era prefer ible intentar el salto.Bien. Si tena suerte poda salir de mal paso con unos cuantos huesos rotos. Eso en el mecasos.James Milton se acerc ms.Ejecutaba cada movimiento con gran parsimonia. Muy seguro de s mismo. Jay pens que

    a seguridad se la prestaba, ms que e l tener lo en su poder, el haber vuelto del ms all.El instinto del luchador despert en Jay de pronto.Dispar su mano derecha y la cerr en el tobillo del otro. Tir con todas sus fuerzas.El asesino perdi el equilibrio, cay de espaldas sobre el te jado.Cay el cuchillo de su mano y rebot entre las tejas.Jay continu tirando.El sheriff no poda hacer nada para luchar contra el criminal, dada su precaria posicin. Pa de arrastrarlo en su cada se fij en su cerebro.James Milton pareci comprender las intenciones del sheriff.

    Forceje. Asest patadas al brazo derecho de Jay con la otra pierna libre .El joven se vio precisado a soltar su presa.James se arrastr mater ialmente sobre el tejado para ganar una posicin ms elevada.El sheriff vio en sus ojos algo muy parecido al temor. Temor ante la perspectiva de

    astrado a la muerte. Un temor tan acusado como el que deban sentir sus vctimas cuando a sobre ellas. Sin embargo, Jay estimaba que no poda tener miedo a la muerte un hombre q

    gresado de la tumba.Lo dos hombres jadeaban.

    De pronto sintieron ruido de gente. Pisadas recias, sonoras. Muy cerca de la esquina de la cJay sinti renacer su esperanza.Slo poda tratarse de una de las patrullas que recorran las calles de Waden City. Nadie m

    iesgaba a salir a la calle a esas horas de la noche.Grit:Atencin! Aqu, amigo. Soy Jay Fisher.Los pasos se detuvieron durante un instante, dejaron de sonar mientras los tres hombremaban la patrulla escuchaban.Despus, corr ieron hacia el lugar donde se elevaba la voz del sheriff.James Milton barbot algo ininteligible para Jay. Despus corr i por el tejado, se alej ha

  • 7/24/2019 Hercey Fred - Sombras Siniestras - Terror

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    a contigua partiendo tejas y haciendo extraos gestos cuando sus pies resbalaban o tropen algn pequeo obstculo.

    Los hombres de la patrulla llegaron.Uno de e llos llevaba un revlver y los otros dos, escopetas de caza.Qu ha pasado, sheriff? pregunt uno.James Milton. Pude seguirlo hasta aqu y hemos luchado. Escapa por estos tejados. Vayaustedes por la otra calle para impedir que descienda por ese lado. El tercero debe s

    elante por esta misma acera. Yo recor rer los tejados.

    Obedecieron sin rechistar.Jay tom el cuchillo que el asesino haba dejado all y fue pasando de tejado en tejado, at

    do.Fue intil. No pudieron hallar rastro alguno del asesino.Era natural. Esa parte de la calle estaba formada por una doble hilera de casas, unidas p

    rtes posteriores, formando patios en el centro.James Milto