hans thomas, un muchacho noruego de 12 años, y su padre
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HansThomas,unmuchachonoruegode12años,ysupadreemprendenunviajehaciaAtenasenbuscadelamadre,queochoañosatráslosabandonópara«encontrarseasímisma».ElazarhacequesedetenganenDorf,unpequeñopueblo dondeun viejo panadero regala al joven un panecillo queocultaundiminutolibro,queHansThomascomenzaráaleerconlaayudadeuna lupa que un misterioso enano le regala. A partir de ese momento, elmuchachoiniciaotroemocionanteviajeparalelo:eldelaimaginación.SabrádeFrode,unmarineroquenaufragóysobrevivióenunaisladesierta,desubarajadenaipesydecómocombatiósusoledadhaciendoquecadaunadelas 53 cartas tuviera vida propia (52 de ellas bastante inconscientes; unasola,Comodín,entiendeverdaderamentelasreglasdelsolitarioquehaceelanciano).Pensandoen todo ello, aHansThomas le surgirá una pregunta:¿Hastaquépuntopodemosnosotros,adiferenciadelosnaipes,determinarnuestrodestino?
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Títulooriginal:KabalmysterietJosteinGaarder,1990Traducción:KirstiBaggethunyAsunciónLorenzoIlustraciones:PabloÁlvarezdeToledoRetoquedecubierta:SlytherinEC
Editordigital:SlytherinECePubbaser1.1
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ENESTAHISTORIATEENCONTRARÁSCON
Hans Thomas que, de camino al país de los filósofos, va leyendo el libro queencontródentrodelpanecillo.ElpadrequesecrióenArendalcomo«hijodealemán»antesdehacersea lamarcomomarinero.Mamáquesehaperdidoenelmundodelamoda.LinequeeslaabuelapaternadeHansThomas.Elabueloaquienenviaronalfrentedelesteen1944.ElenanoqueregalaunalupaaHansThomas.UnaseñoragordaenlacasadehuéspedesdeDorf.ElviejopanaderoquedaaHansThomasunrefrescodeperaycuatropanecillosenunabolsadepapel.Unaadivinagitanaysubellahija,unaseñoraamericanaqueesdospersonasalavez,unagentegriegodelamoda,unneurocirujanoruso,Sócrates,elreyEdipo,Platónyuncamarerocharlatán.
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ENELLIBRODELPANECILLOTEENCONTRARÁSADEMÁSCON
Albertquesecriócomounniñocallejerotrasperderasumadre.Hans elPanadero que naufragó en 1842 cuando iba deRotterdam aNuevaYorkantesdeestablecersecomopanaderoenDorf.Frode quenaufragó conungran cargamentodeplata en1790yendodeMéxico aEspaña.StinequeeralaprometidadeFrodeyqueyaesperabaunhijocuandoélsemarchóaMéxico.EllabradorFritzAndréyeltenderoHeinrichAlbrechts.52naipesincluidosAsdeCorazones,JotadeDiamantesyReydeCorazones.Comodínquevedemasiadoydemasiadoprofundamente.
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Han pasado seis años desde que me encontrara delante del viejo templo dePoseidón, en el Cabo Sunion,mirando almar Egeo. Hace casi siglo ymedio queHans el Panadero llegó a la singular isla del Atlántico. Y hace exactamentedoscientosañosqueFrodenaufragócuandoibadeMéxicoaEspaña.
TantohederemontarmealpasadoparaentenderporquémamáhuyóaAtenas.Realmente, me gustaría pensar en otra cosa. Pero sé que tendré que procurar
anotarlotodo,mientrasquedetodavíaenmíalgodelniñoquellevodentro.EstoysentadodelantedelaventanadelsalóndeHisoyviendocómofueracaen
lashojasdelosárboles.Bajanvolandoporelaireyseposansobrelascallescomouna finaalfombra.Unaniñapequeñavaandandosobre lascastañas,quea supasosaltanporentrelasvallasdelosjardines.
Escomosiyatodohubieraperdidosusentido.CuandopiensoenlosnaipesdelsolitariodeFrode,escomositodaslasfuerzas
delanaturalezasehubierandesencadenado.
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ASDEPICAS
…pasóporallíunsoldadoalemánenbicicleta…
El gran viaje al país de los filósofos comenzó en Arendal, una vieja ciudadmarítimaalsurdeNoruega.NavegamosdeKristiansandaHirtshalsenelBolero.NohaymuchoquedecirdelviajeporDinamarcayAlemania.ApartedeLegolandiaylasenormesinstalacionesportuariasdeHamburgo,novimosotracosaqueautopistasygranjas.Pero,cuandollegamosalosAlpes,comenzaronaocurrircosas.
Miviejoyyohabíamosllegadoaunacuerdo:yonoprotestaríasiteníamosqueconducirhastatardeantesdepararadormir,yélnofumaríaenelcoche;acambio,decidimos hacer largos descansos para fumar. Esos descansos son lo que mejorrecuerdodelviajeantesdellegaraSuiza.
LosdescansossiemprecomenzabanconunpequeñodiscursodemipadresobrealgoquehabíaestadopensandomientrasélconducíayyoleíaalPatoDonaldohacíasolitariosenelasientodeatrás.Casisiemprehablabadealgoqueteníaqueverconmamá.Sino,hablabadecosasquelepreocupabandesdequeyoleconocía.
Desdequemiviejodejódesermarineroyvolviótierraadentrodespuésdepasarmuchosañosenelmar,sehabíainteresadoporlosrobots.Quizáesonofueraensítanextraño,perolodemiviejonoacababaahí.Estabaconvencido,además,dequelaciencia lograría crear algún día seres humanos artificiales. No se refería a esosestúpidosrobotsmetálicosqueparpadeanconlucesverdesyrojasyhablanconvozhueca.No, no,mi viejo creía que un día la ciencia lograría crear verdaderos serespensantescomonosotros.Yaúnhabíaalgomás:tambiénpensabaquetodoslossereshumanosenrealidaderanprecisamenteeso,artilugiosartificiales.
—Estamosplenamentevivos,¿sabes?—solíadecir.Los comentarios de este tipo eran habituales después de haberse tomadouna o
doscopitas.Cuando estuvimos en Legolandia, se quedómirando fijamente a esos seres de
Lego.Lepreguntésiestabapensandoenmamá,perodijoqueno.—Imagínate si todoesto cobraravidade repente,HansThomas, imagínateque
todas esas figuritas empezaran de pronto a moverse entre sus casitas de plástico.¿Quéharíamosentonces?
—Estás chiflado—me limité a decir, pues estaba seguro de que esa clase decomentarios no era muy normal entre los padres que llevaban a sus hijos aLegolandia.
Estuveapuntodepedirleunhelado,aunquehabíaaprendidoque,parapediralgo,
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era aconsejable esperar hasta quemi viejo comenzara a airear sus chifladas ideas.Creoquedevezencuandoleremordíalaconcienciaporhablardeesascosasconsuhijo,ycuandoaunoleremuerdelaconciencia,suelemostrarsemásgenerosoquedecostumbre.Antesdequemehubieradadotiempoapedirelheladodijo:
—Enelfondo,nosotrosmismossomosfigurasvivasdeLego.Supequeteníaelheladoasegurado,porquepapáestabaapuntodecomenzaruno
desusdiscursosfilosóficos.ÍbamosdecaminoaAtenas,peronose tratabadeunasvacacionesnormalesde
verano.EnAtenas,oalmenosenalgún lugardeGrecia, intentaríamosencontraramamá. No era seguro que lo consiguiéramos, y aunque así fuera, puede que noquisiera volver con nosotros a Noruega. Tenemos que intentarlo, decía mi viejo,porqueniélniyosoportábamoslaideadevivirelrestodenuestrasvidassinmamá.
Mamánosabandonóamiviejoyamícuandoyoteníacuatroaños.Poresoyoaúncontinuaballamándola«mamá».Amiviejolehabíaidoconociendomásafondoyundíayanomeparecióoportunoseguirllamándole«papá».
Mamáselanzóalmundoparaencontrarseasímisma.Tantoamiviejocomoamínosparecíaque,conunniñodecuatroaños,yaerahoradequelohiciera;demodoqueapoyamoselproyecto.Peronuncalleguéacomprenderporquétuvoqueirsetanlejos. ¿Por qué no podía arreglárselas en nuestra ciudad, Arendal, o contentarsesimplementeconunviajeaKristiansand?Miconsejoa todosaquellosquequieranencontrarseasímismosesquesigan justamentedondeestán.Sino,existeungranpeligrodequesepierdanparasiempre.
Habían pasado ya tantos años desde que mamá nos dejó que no era capaz derecordarcómoerasuaspecto.Sólorecuerdoqueeramuchomásbonitaquetodaslasdemás mujeres. Al menos eso decía mi viejo. Además opinaba que cuanto másbonita,másdifícilleresultabaaunamujerencontrarseasímisma.
Yohabíaestadobuscandoamamádesdequedesapareció.CadavezquecruzabalaplazadeArendalpensabaque laveríaderepente,ycadavezque ibadevisitaacasademiabuelaenOslo,labuscabaporlacalleKarlJohan.Peronuncalavi.Nolavihastaquemiviejomeenseñóunarevistagriegademodas.Allíestabamamá,enlaportada y dentro de la revista. Se veía claramente en la foto que aún no se habíaencontrado a sí misma. Porque las fotos de la revista no eran de mi mamá; eraevidente que intentaba parecer otra persona. Tanto mi viejo como yo sentíamosmuchísimalástimaporella.
Larevistademodasentróennuestracasaporunatíademiviejoquehabíaestadoen Creta. Allí estaban las fotos de mamá en todos los quioscos de periódicos.Pagandounpardedracmas,larevistaeratuya.Meresultóunpococómico;nosotrosllevábamosañosbuscandoamamáyella,enCreta,sonreíaatodoslosquepasaban.
—¿En qué demonios se habrá metido? —se preguntaba mi viejo mientras se
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rascabalacabeza.Y,sinembargo,recortólasfotosdondeellaaparecíaylaspusoenlapareddeldormitorio.Pensabaqueeramejortenerfotosdealguienqueseparecieraamamáquenotenerninguna.
FueentoncescuandomiviejodecidióqueiríamosaGreciaabuscarla.—Tendremosque intentar arrastrarlahasta casa,HansThomas—dijo—.Sino,
metemoquesevaaperderenesecuentodelamoda.Noentendímuybienloquequeríadecirconesaúltimafrase.Envariasocasiones
había oído que uno podía perderse en un enorme vestido, pero no sabía que unopudieraperderseenuncuento.Hoyyaséqueesalgodeloquetodoelmundotienequecuidarse.
Cuando nos paramos en la autopista en las afueras de Hamburgo, mi viejoempezóahablardesupadre.Yoyaconocíalahistoria,peroahoraparecíadiferente,conloscochespasandoatodavelocidad.
LoquepasaesquemiviejoeraloqueenNoruegallamamos«hijodealemán».Ahorayanomedavergüenzadecirlo,porqueyaséqueloshijosdealemanespuedensertanbuenoscomolosdemás,aunqueclaro,esoesfácildedecir.Yonohesentidoenmipropiacarnecómo resultacriarse sinpadreenunapequeñaciudadal surdeNoruega.
Supongo que mi viejo volvió a hablar de lo que sucedió entre mis abuelospaternos,precisamenteporquenosencontrábamosenAlemania.
Todoelmundosabelodifícilqueresultabaconseguircomidadurantelaguerra.TambiénlosabíamiabuelapaternaeldíaenquecogiósubicicletaparairaFrolandacogerarándanos.
Sólotenía17años.Elproblemasurgiócuandoselepinchóunarueda.Aquellaexcursiónaporarándanoses lomás importantequehasucedidoenmi
vida.Puedepareceralgoextrañoquelomásimportantedemividasucedieramásdetreinta años antes de que yo naciera, pero si la abuela no hubiese pinchado aqueldomingo,miviejonohabríanacido.Ysiélnohubieranacido,yotampocohubieratenidomuchasposibilidadesdeexistir.
Comoyahedicho,alaabuelaselepinchólaruedaenFroland,conlacestallenade arándanos. Naturalmente, no llevaba nada para arreglarla, y aunque lo hubierallevado,seguramentenohabríasabidorepararlabiciellasola.
Entoncespasóporallíunsoldadoalemánenbicicleta.Aunqueeraalemán,nosemostrómuyagresivo;alcontrario,fuemuycortésconla joven,quenosabíacómopoderllegaracasaconsusarándanos.Además,llevabatodolonecesariopararepararlallanta.
Sielabuelohubierasidodeese tipodebrutomalvadoquesolemospensarquefueron todos los soldados alemanes en Noruega, habría pasado de largo sin más.Pero,claro, loquepasaesquelaabueladeberíahabersenegadoarecibircualquier
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tipodeayudadelasfuerzasalemanasdelaguerra.Lo malo fue que el soldado alemán comenzó a enamorarse de esa joven que
tendríaundesliztangrandeydelque,enparte,tambiénélseríaculpable.Perotodoestonosucedióhastavariosañosmástarde…
Al llegar a este punto del cuento, mi viejo solía encenderse un cigarrillo.Resultaba que también a la abuela le gustaba el alemán, ésa fue precisamente lameteduradepata.Nosóloleagradecióalabueloquelerepararalabicicleta,sinoquetambién accedió a que la acompañara hasta la ciudad. La abuela no solamente eradesobediente,tambiéneratonta.Deesonocabíaningunaduda.LopeordetodofuequeestabadispuestaavolveraveralunterfeldwebelLudwigMessner.
Así fue como mi abuela se hizo novia de un soldado alemán.Desafortunadamente,noseeligesiemprealapersonadelaqueunoseenamora.Peroelladeberíahaberelegidonovolveraverlo,antesdeenamorarseenseriodeél.Nolohizoasí,ytuvoquepagarlocaro.
El abuelo y la abuela siguieron viéndose en secreto. Si la gente deArendal sehubiera enterado de que ella se citaba con un alemán, habría sido lo mismo querenunciaraformarpartedela«gentebien»delasociedad.Porquedelaúnicamaneraquelagentenormalycorrientepodíalucharcontralosalemaneseranoteniendonadaqueverconellos.
Enelveranode1944,LudwigMessner fueenviadodevuelta aAlemaniaparadefender el Tercer Reich en el frente este. Ni siquiera tuvo tiempo de despedirsecomoesdebidodemiabuela.EnelmomentoenquesesubióaltrenenlaestacióndeArendal,desaparecióparasiempredesuvida.Miabuelanovolvióasabernadamásde él —aunque durante muchos años después del final de la guerra lo estuvobuscando—.Coneltiempo,seibaconvenciendo,cadavezmás,dequehabíamuertoenlabatallacontralosrusos.
Tanto la excursión en bicicleta como lo que pasó después, a lo mejor habríaquedado en el olvido, si no hubiera sido porque la abuela se había quedadoembarazada.Esopasójustoantesdequeelabuelosemarcharaalfrentedeleste,peroellanolosupohastamuchassemanasdespuésdesupartida.
Loquesucedióluego,es loquemiviejollamalamaldadhumana,yal llegaraeste punto, suele encenderse otro cigarrillo. Mi viejo nació justo antes de laliberación,enelmesdemayode1945.Nadamásrendirselosalemanes,miabuelafuecapturadapornoruegosqueodiabanatodasaquellaschicasnoruegasquehabíanestadoconsoldadosalemanes.Desgraciadamente,habíamuchaschicasdeésas,perolas que peor lo pasaron fueron las que habían tenido un hijo con un alemán. Laverdad es quemi abuela estuvo conmi abuelo porque le quería, y no porque ellafuera nazi. De hecho,mi abuelo tampoco era nazi. Antes de que lo cogieran paradevolverlo a Alemania, él y la abuela estaban haciendo planes para huir juntos a
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Suecia.Loúnicoquelosfrenabaeranlosrumoresdeque,losvigilantessuecosdelafrontera, habían comenzado a pegar tiros contra los desertores alemanes queintentabancruzarla.
La gente deArendal se abalanzó sobre la abuela y le cortaron el pelo al cero.También lepegaronygolpearon, aunqueacababadedar a luz.Sepuededecir contodaseguridadqueLudwigMessnersehabíacomportadomejorqueesagente.
Sinunsolopeloenlacabeza,miabuelatuvoqueiravivirconsustíosTrygveeIngridaOslo,porqueyanoestabaseguraenArendal.Aunqueeraprimavera,yhacíacalor, tenía que usar gorra porque estaba calva como un viejo. Su madre seguíaviviendoenArendal,ycincoañosdespuésdelfinaldelaguerra,miabuelavolvióaArendalconmiviejoenbrazos.
NilaabuelanimiviejopretendendisculparloquesucedióenFroland.Loúnicoquepodríacuestionarse,eselalcancedelacondena.Porejemplo,resultainteresantepreguntarse durante cuántas generacionesdebe ser castigadoundelito.Es evidentequemiabuelatuvopartedeculpaporhabersequedadoembarazada,esotampocoloha negado nunca. Pero me resulta más difícil determinar si fue correcto castigartambiénalniño.
He pensado bastante en esto. Mi viejo nació como resultado de un pecadooriginal. Pero todos los seres humanos tienen sus raíces enAdán yEva, ¿no?Soyconscientedequeestacomparaciónfallaenalgo.Enuncasosetratabademanzanasy, en el otro, de arándanos. Si bien en ambos casos fue una serpiente[1] la quedesencadenólatentación.
Cualquiermadresabe,sinembargo,quenopuedepasarselavidareprochándoseunhijoqueyanació.Yopiensoquenosedebeculparalniño; tambiénunhijodealemán tienederechoagozarde lavida.Pero, en esepunto,miviejoyyononosponíamosdeacuerdo.
Mi viejo se crió, pues, como hijo de alemán. Aunque los adultos de Arendalhabían dejado de azotar a las «fulanas de alemanes», los niños —que aprendenfácilmentelasmaldadesdelosadultos—seguíanacosandoaloshijosdealemanes.Estosignificaquemiviejotuvounainfanciadura.Cuandocumpliódiecisieteaños,yanoaguantómás.Aunquequeríamuchoa suciudad, sevioobligadoaenrolarsecomo marinero. Siete años más tarde volvió a Arendal; para entonces, ya habíaconocidoamamáenKristiansand.SefueronaviviraunviejochaletenHisoy,dondeyonacíel29defebrerode1972.Porsupuesto,yotambiéndebocargarconpartedeloquesucedióenFroland.Esoesloquesellamapecadooriginal.
Con una infancia como hijo de alemán y luegomuchos años demarinero, miviejosiempretuvociertaaficiónporlasbebidasfuertes.Enmiopinión,legustabandemasiado. Solía decir que bebía para olvidar, pero se equivocaba, porque cuandobebíasiempreempezabaahablardelaabuelaydelabuelo,ydesuvidacomohijode
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alemán.Avecestambiénlloraba.Yocreoqueesasbebidasfuertescontribuíanaquerecordaraaúnmás.
Cuandomiviejomehubocontadolahistoriadesuvidaenlaautopistaalemana,enlasafuerasdeHamburgo,dijo:
—Yentoncesdesapareciótumamá.Cuandotúempezasteairalaguardería,ellatrabajó primero como profesora de baile. Luego empezó a trabajar de modelo.ViajababastanteaOslo,devezencuandotambiénaEstocolmo,yundíanovolvióacasa. El únicomensaje que nos llegó fue una carta en la que nos decía que habíaconseguidountrabajoenelextranjeroyquenosabíacuándovolvería.Esoesloquedicelagentequesevaaquedarfueraunasemanaodos.Peromamáyallevaochoañosfuera…
Tambiénhabíaoídomuchísimasvecesloquemiviejoañadió:—En mi familia siempre ha faltado algo, Hans Thomas. Siempre ha habido
alguien que se ha perdido por el camino. Creo que es una maldición en nuestrafamilia.
Cuando dijo eso de la maldición, al principio me asusté un poco. Me quedépensandoenello,ylleguéalaconclusióndequeteníarazón.
En definitiva, ami viejo y amí nos faltaban padre y abuelo paterno,mujer ymadre. Y aún había una cosa más, que mi viejo seguramente también tendría encuenta:cuandomiabuelaerapequeña,asupadrelecayóunárbolencimaylomató;demodo que también ella se crió sin padre.Quizá por eso tuviera un hijo con unsoldadoalemánquehubodeiralaguerraamorir.Yquizáporeso,eseniñosecasóconunamujerquesefueaAtenasparaencontrarseasímisma.
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DOSDEPICAS
…Diosestásentadoenelcieloriéndoseporquelossereshumanosnocreenenél…
En la frontera con Suiza, pasamos por una misteriosa gasolinera con un solosurtidor. De una casa verde salió un hombre que era tan pequeño que parecía unenanooalgosemejante.MiviejosacóunmapagrandeparapreguntarporlamejormaneradecruzarlosAlpesparallegaraVenecia.
Elenanocontestóconvozchillonamientrasseñalabaenelmapa.Hablabasóloalemán, peromi viejome iba traduciendo, y dijo que el hombrecillo opinaba quedebíamoshacernocheenunpueblollamadoDorf.
Mientras hablaba, me miraba todo el tiempo, como si nunca hubiera visto unniño. Creo que le gusté, sobre todo porque éramos exactamente igual de altos.Cuando estábamos a punto de arrancar, me dio una pequeña lupa dentro de unestucheverde.
—Cógelo —susurró (Mi viejo tradujo.)—. Hace mucho tiempo la pulí de unvidrioviejoqueencontréenlatripadeuncorzomalherido.TeresultaráútilenDorf,yalocreo.Voyadecirteunacosa,chico:nadamásverte,medicuentadequepodríasnecesitarunapequeñalupaparaelviaje.
MepreguntésiDorfseríatanpequeñoqueharíafaltaunalupaparaverlo.Peromelimitéadarlelamanoylasgraciasporelregalo,antesdemetermeenelcoche.Sumanoeramuchomáspequeñaquelamíayestabamuchomásfría.
Miviejobajólaventanillaydijoadiósconlamanoalenano,queasuvezdecíaadiósconsusdoscortosbrazos.
—VenísdeArendal,¿verdad?—preguntójustocuandomiviejoarrancaba.—Asíes—respondiómiviejo,ynosmarchamos.—¿CómosabíaquevenimosdeArendal?Miviejomemiróporelretrovisor:—¿Noselodijistetú?—¡Yono!—Quesí—insistiómiviejo—.Desdeluego,yonofui.Peroyosabíaqueyonoselohabíadicho,yaunqueasíhubierasido,elenanono
lohabríaentendido,porqueyonosabíaniunapalabradealemán.—¿Por qué crees que era tan pequeño?—pregunté cuando ya estábamos en la
autopista.—¿No lo sabes? Ese tipo es tan pequeño porque es un ser artificial. Fue
construidoporunmagojudíohacemuchossiglos.
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Medicuentadequemeestabatomandoelpelo,ysinembargodije:—Entonces,tienevarioscentenaresdeaños,¿verdad?—¿Tampocosabíaseso?Losseresartificialesnosehacenviejoscomonosotros.
Ésaessuúnicaventaja,queyaesimportante,puessignificaquejamásvanamorir.Saquémilupaparaaveriguarsimiviejoteníapiojosenelpelo.Novininguno,
perosíteníaunospelosmuyfeosenlanuca.Despuésdehaberpasado la fronteradeSuiza,vimosuna señalque indicaba la
salida aDorf.Nosmetimospor una pequeña carretera que subía por losAlpes.Ellugar estaba casi desierto, sólohabía algunaqueotra casade estilo suizo entre losárboles,sobrelasaltascolinas.
Empezabaa anochecery estaba apuntodequedarmedormidoenel asientodeatrás,perocuandomiviejoparóelcoche,medespertédepronto.
—¡Descansoparafumar!—dijo.Salimosalfrescoairealpino.Yaeratotalmentedenoche.Porencimadenosotros
se extendía el cielo estrellado como una manta eléctrica con miles de lámparasminúsculas,cadaunadeunamilésimapartedeunvatio.
Miviejosepusoahacerpisenlacuneta.Luegosevolvióhaciamí,encendióuncigarrillo,señalóelcieloestrelladoydijo:
—No somos más que unos pequeñísimos seres, hijo mío. Somos minúsculasfiguritasdeLegointentandoiragatasdesdeArendalhastaAtenas,enunviejoFiat.¡Vivimosenunguisante!Allífuera,quierodecir,fueradeesteguisantesobreelquevivimos,HansThomas,haymillonesymillonesdegalaxias.Cadaunadeellasconstademillonesymillonesdeestrellas.¡YDiossabecuántosplanetashabrá!
Sacudiólacenizadelcigarrilloyprosiguió:—Nocreoqueestemossolos,chico,no locreo.Eluniversohiervedevida.Lo
que pasa es que nunca obtenemos una respuesta cuando preguntamos si estamossolos.Lasgalaxiassoncomoislasdesiertassincomunicaciónporbarco.
Sepodríandecirmuchascosasdemiviejo,peronuncamehaparecidoaburridohablar con él. No debería haberse contentado con sermecánico. Si demí hubieradependido, lehabríadadounasubvencióndelEstadocomofilósofo.Élmismodijoalgoparecidoenunaocasión.Tenemosministeriosdeestoyaquello,dijo.Peronohay ningún ministerio de filosofía. Incluso los países grandes creen que puedenarreglarsesinél.
Como lo llevaba en los genes, yo intentaba de vez en cuando participar en lasconversacionesfilosóficasa lasqueaspirabamiviejocasicadavezquehablabademamá.Entoncesdije:
—Aunqueeluniversoseagrande,nosignificaqueesteplanetaseaunguisante.Se encogió de hombros, tiró la colilla al suelo y encendió otro cigarrillo. En
realidad,nuncalehabíapreocupadograncosaloqueopinaranlosdemáscuandoél
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hablabadelavidaydelasestrellas.Sabíademasiadobienloqueélmismoopinaba.Enlugardecontestar,dijo:
—¿Dedónde demonios venimos los seres comonosotros,HansThomas? ¿Haspensadoalgunavezenello?
Yohabíapensadoenesomuchísimasveces,perosabíaque,enelfondo,aélnoleinteresabaloqueyopudieracontestar.
Demodo que le dejé seguir.Mi viejo y yo nos conocíamos desde hacía tantotiempoquehabíaaprendidoqueésaeralamejormaneradeactuar.
—¿Sabesloquemedijoundíatuabuela?DijoquehabíaleídoenlaBibliaqueDiosestásentadoenelcieloriéndoseporquelossereshumanosnocreenenél.
—¿Yporqué?—pregunté;siempreresultabamásfácilpreguntarquecontestar.—Veamos. Si existe un Dios que nos ha creado, entonces somos de alguna
maneraartificialesasusojos.Charlamos,regañamosypeleamos.Nosabandonamoslosunosa losotros,ynosmorimosdejandosolosa losdemás.¿Entiendes?Somosmuy cojonudos, hacemos bombas atómicas y cohetes que llegan a la luna. Peroningunodenosotrossepreguntadedóndevenimos.Simplementeestamosaquí,ynonoscuestionamosnadamás.
—YentoncesDiosseríedenosotros,¿quieresdecir?—¡Exactamente! Si nosotros, Hans Thomas, hubiéramos sabido crear un ser
humanoartificialquefueracapazdehablarynosehicieralapreguntamássencillaymásimportantedetodas,esdecir,cómohasidocreado,tambiénnoshabríamosreídodebuenagana.
Justamenteasíseriómiviejoantesdeproseguir:—DeberíamosleerunpocomáslaBiblia,chico.DespuésdehabercreadoaAdán
yEva,Diossequedópaseándoseporeljardínespiándolos,enelsentidoliteraldelapalabra.Sepusoalacechotrasárbolesyarbustos,vigilandomuydecercatodoloquehacían.¿Entiendes?Noeracapazdequitarlesojo,tanabsortoestabaenloquehabíacreado.Ynoseloreprocho.Todolocontrario,lecomprendoperfectamente.
Apagóelcigarrillo,conloquedioporconcluidoeldescansoparafumar.Medijeque, al fin y al cabo, podía considerarme un chico muy afortunado por tener laocasión de participar en unos treinta o cuarenta descansos como éste para fumar,antesdellegaraGrecia.
Dentro del coche, saqué la lupa que me había regalado el misterioso enano.Decidíusarlaparainvestigarmásdecercalanaturaleza.Simetumbabaenelsuelomirandodurantemuchotiempounahormigaounaflor,alomejorllegabaasonsacaralanaturalezaalgunodesussecretos.EntoncesleregalaríaamiviejounpocodepazinteriorparaNavidad.
SeguíamossubiendoporlosAlpes,estábamostardandomuchoenllegaraDorf.—¿Estásdormido,HansThomas?—preguntómiviejodespuésdeunlargorato.
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Sinollegaadeciralgo,mehabríaquedadodormidoenesemismoinstante.Paranomentirdijequeno,yconestomedespabilémás.—¿Sabes?—dijo—,estoyempezandoapensarqueeseenanonosengañó.—¿Noeraverdadquelalupaestuvieraenlatripadeuncorzo?—murmuré.—Estáscansado,HansThomas.Merefieroalcamino.¿Porquénoshaenviado
por estedescampado?También la autopistapasapor losAlpes.Llevamos cuarentakilómetrossinverunasolacasa,yesmás,sinversiquieraunlugardondepasar lanoche.
Tenía tantosueñoqueno tuve fuerzasparacontestar.Solamentepenséquea lomejor tenía el récordmundial en querer ami viejo. No debería sermecánico, no.Deberíatenerocasióndehablardelossecretosdelavidaconlosángelesdelcielo.Mi viejome había enseñado que los ángeles sonmuchomás sabios que los sereshumanos.NosontansabioscomoDios,peroentiendentodoloqueelserhumanoescapazdecomprender,sintenerqueesforzarsenada.
—¿Por qué diablos querría que fuéramos aDorf?—continuómi viejo—.A lomejornoshaenviadoalpueblodelosenanos.
Esofueloúltimoqueoíantesdequedarmedormido.Soñéconunpueblollenodeenanos. Todos eran muy buenos. Hablaban por los codos, pero ninguno sabíacontestardedóndeveníanoenquépartedelmundoseencontraban.
Creorecordarquemiviejomesacóenbrazosdelcocheymemetióenunacama.Habíaunaromaamielenelaire,yunavozdemujerquedecía:
—Ja,ja.Abernatürlich,meinHerr.
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TRESDEPICAS
…unpocoextrañoqueadornenelfondounpocoextrañoqueadornenelfondo…
A la mañana siguiente, cuando me desperté, me di cuenta de que habíamosllegadoaDorf.Miviejoestabadurmiendoenunacamaalladodelamía.Eranmásdelasochoypenséqueélnecesitaríadormirunpocomás.Aunqueselehicieramuytarde, siempre solía tomarse una copita antes de quedarse frito. Él las llamaba«copitas», pero yo sabía que esas copas podían llegar a ser bastante grandes. Y aveces,tambiénpodíansermuchas.
Por laventanaviungran lago.Mevestídeprisayfuialpisodeabajo.Allímeencontréconunaseñorasimpáticaygordaqueintentabahablarconmigo,aunquenosabíaniunapalabradenoruego.
—Hans Thomas—dijo varias veces. Eso quería decir que mi viejo me habíapresentadodormido,mientrasmellevabaenbrazosalahabitación.
Salíalcéspedquehabíadelantedellagoymontéenunextrañocolumpioalpino.Eratanlargoquepodíacolumpiarmeporencimadelostejadosdelpequeñopueblo.Cuantomásaltosubía,máspaisajeveía.
Estabaunpocoimpacienteporquemiviejosedespertara.SequedaríaalucinadocuandovieraDorfalaluzdeldía.Dorferauntípicopueblodemuñecos.Alolargodeunaodoscallesestrechas,entrepuntiagudasmontañascubiertasdenieve,habíaalgunas tiendas. Cuando subíamuy alto en el columpio ymiraba hacia abajo,meparecíaestarviendounodeesospueblecitosdeLegolandia.Elhostaleraunedificioblancodetresplantas,concontraventanasrosas,ymuchasventanitasdecristalesdecolores.
Cuandoempezabaahartarmedelcolumpioalpino,miviejosalióadecirmequeeldesayunoestabapreparado.
Entramos en lo que puede que fuera el comedor más pequeño del mundo.Solamentecabíancuatromesas,y,porsifuerapoco,miviejoyyoéramoslosúnicoshuéspedes.Alladodelcomedorhabíaunrestaurantegrande,peroestabacerrado.
Medi cuenta de que ami viejo le remordía la conciencia haber dormidohastamástardequeyo,asíquepedíunanaranjadaconburbujas,enlugardebeberlechedelos Alpes. Cedió enseguida, y él, a su vez, pidió un viertel. Sonaba bastantemisterioso,peroloqueecharonenelvasoteníaunsospechosoparecidoconelvinotinto,porloquededujequenocontinuaríamoselviajehastaeldíasiguiente.
MiviejomecontóqueestábamosalojadosenunaGasthaus,quesignifica«casadehuéspedes»,peroapartedelasventanitas,nosediferenciabamuchodeunhostal
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cualquiera.LacasadehuéspedessellamabaSchönerWaldemaryellagosellamabalagodeWaldemar.Sinomeequivocaba,ambascosassellamabanasíporunmismohombrellamadoWaldemar.
—Nosengañó—dijomiviejodespuésdehaberbebidosuviertel.Comprendí inmediatamente que se refería al enano. Él debía de ser el tal
Waldemar.—¿Hemosdadounrodeo?—¿Un rodeo, dices?Desde aquí estamos exactamente a lamisma distancia de
Veneciaquedesdelagasolinera.Exactamentelosmismoskilómetros,sabes.Loquequiere decir que, todo lo que condujimos después de preguntar por el camino, fuetiempoperdido.
—¡Quédemonios!—exclamé,puespasabatantotiempoconmiviejoquehabíacomenzadoacopiarlesulenguajedemarinero.
—Sólome quedan dos semanas de vacaciones—continuó—.Y además, no esprobablequeencontremosamamánadamásllegaraAtenas.
—¿Yporquénopodemosseguirviajehoy?—tuvequepreguntar,puesestabataninteresadocomoélenencontraramamá.
—¿Yporquépiensaseso?Nomediolaganacontestaraesapregunta,melimitéaseñalarelviertel.Entoncesempezóa reírse.Soltó talcarcajadaque laseñoragorda también tuvo
quereírse,aunquenoentendíaniunapalabradeloquehablábamos.—Hemosllegadoaquíalaunadelamadrugada—dijo—.Porlotantopodríamos
tomarnosundíalibrepararecuperarfuerzas.Meencogídehombros.Yoeraelquehabíapuestopegasaconducirdeuntirón,
sinhacernocheenningunaparte,poresonomeparecióbienoponermeestavez.Loúnico que me preguntaba era si realmente quería «recuperar fuerzas», o si estabapensandoenaprovecharelrestodeldíaparabeber.
Miviejoempezóa sacaralgodeequipajedelFiat.Al llegar tan tarde lanocheanterior,nosehabíapreocupadonidesacarloscepillosdedientes.
Cuandoeljefepusoordenenelcoche,decidimosdarunbuenpaseo.Laseñoradelacasadehuéspedesnosmostróunamontañaconunaestupendavista,perodijoqueestabaunpocolejos,yqueyaeramuytardeparallegarhastaarribayvolverabajar.
Entonces,miviejotuvounadesusbrillantesideas.Porque¿quéhaceunocuandoquierebajarapiedeunamontañaynotieneganasdesubirlaantes?Puespreguntasialguna carretera llega hasta arriba, claro. La señora dijo que sí, pero que, sipensábamossubirencocheybajarapie, luego tendríamosquevolvera subirpararecogerelcoche.
—Podemoscogeruntaxihastaarribayluegobajarandando—dijomiviejo.Y
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esofueexactamenteloquehicimos.Laseñorallamóauntaxi,yeltaxistapensóqueestábamoslocos,peromiviejole
mostróunosfrancossuizosyentonceseltaxistahizoexactamenteloquelemandó.Laseñoradelacasadehuéspedesteníamássentidodeladistanciaqueelenano
de lagasolinera.Nuncahabíamosvistounpaisaje semejante, tanmontañosoycontanbuenasvistas,yesoqueveníamosdeNoruega.
Abajo, en la lejanía, vislumbramos un minúsculo charco, delante de unmicroscópicogrupodecasasqueerancomopuntitos.EranDorfyWaldemarsee.
Aunque estábamos en pleno verano, cuando llegamos a la cima, el viento sefiltraba a través de nuestra ropa.Mi viejo dijo que estábamos amuchamás alturasobreelniveldelmarqueenningunamontañanoruega.Amímeparecíaestupendo,pero mi viejo estaba decepcionado.Me confesó que había querido llegar hasta lacima,conelsólopropósitodeverelMediterráneo.Quizápensóquepodríaverloqueestabahaciendomamáalláabajo,enGrecia.
—Cuando trabajaba en el mar, estaba acostumbrado a lo contrario —dijo—.Podíaestarsobrelacubiertadurantedíassinvertierra.
Intentéimaginarmecómoseríaeso.—Aquello era mucho mejor —dijo mi viejo como si me hubiera leído el
pensamiento—.Cuandonohepodidoverelmar,siempremehesentidoencerrado.Iniciamos el descenso siguiendoun senderoquepasaba entre altosy frondosos
árboles.Tambiénallíolíaamiel.Sólounaveznostumbamosenelsueloparadescansar.Cuandosaquémilupa,mi
viejoencendióuncigarrillo.Encontréunahormigaque se arrastrabaporunpalito,peronoqueríaestarsequieta,demodoqueresultabaimposibleinvestigarla.Entoncessacudí el palito para que la hormiga se cayera.Ampliada, parecíamuy interesante,peronomesentíamássabiodespuésdehaberlavisto.
De pronto, oímos un ruido entre los árboles. Mi viejo se estremeció, como sitemieraqueen loaltode lamontañahubierapeligrososbandidos.Perosóloerauninocente corzo. El animal se quedómirándonos a los ojos durante unos segundos,antes de desaparecer por el bosque.Observé ami viejo yme di cuenta de que sehabíaasustadotantocomoelcorzo.Desdeentonces,siemprehepensadoenmiviejocomouncorzo,peronuncameheatrevidoadecirloenvozalta.
Aunque mi viejo se había bebido un viertel para desayunar, se mantuvo enbastantebuenaformadurantetodoeldía.Bajamoscorriendolaladeradelamontaña,ynonosdetuvimoshastadescubrirunmontóndepiedrasblancascolocadasenfilaenun pedazo de tierra entre los árboles.Habría en total varios centenares, todas eranlisasyredondas,yningunamásgrandequeunterróndeazúcar.
Miviejosequedóparadorascándoselacabeza.—¿Creesquecrecenaquí?—pregunté.
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Negóconlacabezaydijo:—Aquíhueleasangredecristianos,HansThomas.—¿Peronoteresultaunpocoextrañoqueadornenelfondodelbosquetanlejos
delagente?Nocontestóinmediatamente,peroyosabíaqueestabadeacuerdoconmigo.Nadaledisgustabamásamiviejoquenoencontrarexplicaciónaalgo.Enesas
situaciones,merecordabaunpocoaSherlockHolmes.Porfindijo:—Escomouncementerio.Cadapiedrecita tienesu lugarbiendefinidoenunos
pocosmetroscuadrados…Creíqueme ibaadecirque loshabitantesdeDorfhabíanenterradoahíaunos
minúsculosseresdeLego,peroesohabríaresultadodemasiadodisparatado,inclusoparamiviejo.
—Seguramente loschiquillosentierranaquímariquitas—dijo,evidentemente,afaltadeunaexplicaciónmejor.
—Puede ser—dije; acababade tumbarme encimadeunade las piedras con lalupa—.Peronocreoquefueranlasmariquitaslasquepusieranloshuevosquehayenlaspiedrasblancas.
Mi viejo se rió. Estaba turbado. Puso un brazo alrededor de mi hombro, ycontinuamoseldescensoaunavelocidadalgomáslentaqueantes.
Prontopasamosporunacabañademadera.—¿Creesquevivealguienaquí?—pregunté.—¡Claroquesí!—respondiómiviejo.—¿Ycómopuedesestartanseguro?Selimitóaseñalarlachimenea,delaquesalíahumo.Unpocomásabajo,bebimosaguadeuntuboquesalíadeunpequeñoarroyo.Mi
padredijoqueesoeraunafuente.
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CUATRODEPICAS
…loqueteníaenlasmanoseraunminúsculolibro…
CuandovolvimosaDorf,erayabastantetarde.—¡Québienvaasabernoslacena!—dijomiviejo.El restaurante estaba abierto, así que no tuvimos que meternos en el pequeño
comedor.Habíaalgunos«dorfienses»sentadosentornoaunamesa,conunajarradecerveza.
Comimossalchichasychoucroutesuiza.Depostre,tomamosunaespeciedetartademanzanaconnatadelosAlpes.
Despuésdelacena,miviejosequedósentado«saboreando»ellicordelosAlpes,comoéldijo.Yoestabatanaburridoquemesubíunabotelladerefrescodecerezasalahabitaciónymepusealeer,porúltimavez,lostebeosnoruegosdelPatoDonaldquemehabíaleídoyadiezoveinteveces.Luegomepuseahacersolitarios.Hice«elsiete»dosveces,perolasdosvecessemeestropeócasinadamáshabercolocadolascartas.Entoncesvolvíabajaralrestaurante.
Queríaintentarconvenceramiviejodequesubieraalahabitación,antesdequeestuvieratanborrachoquenomepudiesecontarhistoriasdelossietemares.Peroeraevidente que aún no había terminado de saborear el licor de los Alpes. Estabahablandoenalemánconalgunosdorfienses.
—Puedesdarunavueltayverelpueblo—dijo.Mepareciómuymalquenoquisieravenirseconmigo.Peroahoramealegrodehaberhecholoquememandó.Creoquehenacidocon
mejorestrellaquemiviejo.En «dar una vuelta y ver el pueblo» tardé exactamente cinco minutos, así de
pequeño era. Prácticamente, constaba de una sola calle, que se llamabaWaldemar.LoshabitantesdeDorfnoteníanmuchaimaginaciónparainventarnombres.
Estababastantecabreadoconmiviejo,porquesehabíaquedadosentadoconlosdorfienses,bebiendolicordelosAlpes.¡«LicordelosAlpes»!Sonabaunpocomejorquedeciralcohol.Enunaocasión,miviejohabíadichoquenoteníasaludparadejarde beber. Esa frase se quedó dando vueltas y vueltas en mi cabeza hasta que laentendí.Comotodoelmundosabe,lonormalesquelagentedigalocontrario,peropodíaserquemiviejofueraunaexcepción.Poralgoerahijodealemán.
Todaslastiendasdelpuebloestabancerradas,peroviqueunafurgonetarojasedetuvo delante de una tienda de ultramarinos para entregar mercancía. Una chicasuizajugabaalapelotacontraunapared,unviejoestabasentadoenunbancodebajo
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deungranárbolfumandoenpipa.¡Peroesoeratodo!Apesardesusmuchascasasde cuento, el pequeño pueblo alpino me resultó horriblemente aburrido y, a decirverdad,noentendíaenabsolutoparaquépodíanecesitarunalupa.
Loúnicoquemeanimabaunpocoeraque,alamañanasiguiente,proseguiríamosnuestro viaje. Y que por la tarde llegaríamos a Italia. Desde allí atravesaríamosYugoslaviaparallegaraGrecia.YenGreciaquizápodríamosencontraramamá.Elsolohechodepensarlomeproducíaunaespeciedecosquilleoenelestómago.
Crucélacalleendirecciónaunapequeñapanadería.Eraelúnicoescaparatequeaún no había visto. Junto a una bandeja con pastas resecas había una pecera queconteníasolamenteunpeznaranja.Enlapartesuperiordelrecipientefaltabauntrozodecristal.Elhuecoeramásomenosdelmismo tamañoque la lupaquemehabíaregaladoelmisteriosoenanodelagasolinera.Saquélalupadelbolsilloylamiré,eraunpocomáspequeñaqueeltrozodepeceraquefaltaba.
Un minúsculo pececito de color naranja nadaba sin parar dentro de la pecera.Seguramentesealimentabaconmigasdepastas.Penséquealomejoruncorzohabíaqueridocomersealpezysehabíallevadountrozodepecera,enlugardelpez.
Derepente,porlaminúsculaventana,entróelsoldelatardeeiluminólapecera.Entonces vi que el pez no sólo era de color naranja, también era rojo, amarillo yverde.Tantoelaguacomoelcristaldelapeceraestabancogiendoelcolordelpez,eracomounacajadepinturas.Cuantomásmirabaalpez,alcristalyalagua,másmeibaolvidandodedóndeestaba.Duranteunossegundos,creíqueyoeraelpezdelapecera,yqueelpezeraelqueestabafueramirándomeamí.
Mientras estaba observando al pez,me di cuenta, de repente, de que había unseñorviejo,depeloblanco,detrásdelmostradordelapanadería.Meestabamirandoy,conlamano,mehizounaseñalparaqueentrara.
Meparecióunpocoraroqueunapanaderíaestuvieraabierta tan tarde.PrimeroechéunvistazoendirecciónalSchönerWaldemar,paraversimiviejohabíaacabadodetomarsulicordelosAlpes,perocomonolevi,abrí lapuertadelapanaderíayentré.
—GrüssGott!—dijesolemnemente.Eraloúnicoquehabíaaprendidoadecirenalemánsuizo,ysignificaba«saludadoseaDios»oalgoporelestilo.
Inmediatamentemedicuentadequeesehombreeraunabuenapersona.—¡Noruego! —dije golpeándome el pecho para que entendiera que yo no
comprendíasuidioma.Elviejoseinclinósobreelanchomostradordemármol,mirándomefijamentea
losojos.—¿Deverdad?TambiénheyoenNoruegavivido.Haceañosmuchísimos.Ahora
hecasitodoelnoruegoolvidado.Sevolvióyabrióunaviejanevera,delaquesacóunabotelladerefresco.Quitóel
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corchoylapusosobreelmostrador.—¿Und,gustanatilosrefrescos?—preguntó—.¿No?Toma,mijovenamigo.Es
unmuybuenorefresco.Mellevélabotellaalabocaybebíunossorbos.Sabíaaúnmejorqueelrefresco
decerezasdelSchönerWaldemar.Creoqueeraunrefrescoconsaborapera.Elviejodepeloblancovolvióainclinarsesobreelmostrador,ydijoenvozbaja:—¿Estábueno?—Buenísimo—exclamé.—Sí,claro,verdaderamenteesmuybueno.Aquí,enDorf,otraclasederefresco
hay.Esaúnmejor.Peronosevendeenlastiendas.¿Comprendestú?Asentí con la cabeza. Hablaba tan bajo y de unamanera tan rara que casime
asusté.Perovolvíamirarsusojosazules,queerantodobondad.—Vengo de Arendal. Mi viejo y yo vamos a Grecia a buscar a mi mamá.
Desgraciadamente,sehaperdidoenelmundodelamoda.Melanzóunamiradapenetrante.—¿Dices tú Arendal, amigo mío? ¿Se ha perdido? Hay más gente que se ha
perdido.YotambiénheenGrimstadvivido.Peroallímehabránolvidado.Lemiré.¿SeríaverdadquehabíavividoenGrimstad?Eralaciudadmáspróxima
alanuestra.Miviejoyyosolíamosirhastaallíenbarcolosveranos.—Noestá…muylejosdeArendal—balbuceé.—No,no.Yyosabíaqueun jovenaquíaDorfundíavendría.Para recogerel
tesoro,hijomío.Yanoessólomío.Derepenteoíquemiviejomellamaba.Porsuvozdedujequehabíabebidoun
montóndelicordelosAlpes.—Muchas gracias por el refresco. Ahora tengo que irme, mi viejo me está
llamando.—Padresí.Abernatürlich, amigomío.Esperaunmomento.Mientras túhas el
pezmirado,yoheenelhornopanecillospuesto.Quetú la lupateníasvi.Entoncesmedicuentadequeeljoveneras.Yaloentenderás,hijomío,yaloentenderás…
El viejo desapareció en la trastienda y volvió al instante con cuatro panecillosreciénhechosquemetióenunabolsadepapel.Mediolabolsaydijomuyserio:
—Sólo una cosa importante me tienes que prometer. Debes el panecillo másgrandeparaelfinalguardarycuandotúsoloestáscomer.Ynuncadebesnadaanadiecontar,¿comprendestú?
—Sí,sí—contesté—.Ymuchasgracias.Salíalacalle.Todotranscurriótanrápidamentequenorecuerdonadamáshasta
elencuentroconmiviejo,entrelapequeñapanaderíayelSchönerWaldemar.Le conté que un viejo panadero que había emigrado de Grimstad me había
regaladounabotelladerefrescoycuatropanecillos.Seguramente,miviejopensaba
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quemeloestabainventando,perosecomióunodelospanecillosdecaminoalhostal.Yomecomídos.Elpanecillomásgrandelodejéenlabolsa.
Mi viejo se quedó frito nadamás echarse en la cama. Yome quedé despiertopensandoenelviejopanaderoyensupeznaranja.Alfinal,meentrótantahambrequemelevantédelacamaparacogerlabolsaconelúltimopanecillo.Mesentéenunasillaymordíuntrozoenlaoscuridad.
Derepentenotéquemisdientessetoparonconalgoduro.Hurguéenelpanecilloyencontréunobjetodeltamañodeunacajadecerillas.Miviejoestabaensucamaroncando.Encendílalámparaeiluminélasilla.
Lo que tenía en las manos era un minúsculo libro. En la portada ponía: «Labebidapúrpuraylaislamágica».
Empecéahojearlo.Eramuypequeño,pero teníamásdecienpáginascon letratambién diminuta. Lo abrí por la primera página e intenté leer sus pequeñísimasletras, pero era totalmente imposible.Entoncesmeacordéde la lupaquemehabíaregaladoelenanodelagasolinera.Busquéenmispantalones;enunodelosbolsillosencontré la lupadentrodesuestucheverdey lapusesobre las letrasde laprimerapágina.Seguíansiendominúsculas,peroahoraeranlosuficientementegrandescomoparapoderleerlasinclinandolacabezasobrelalupa.
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CINCODEPICAS
…oíalviejoandarporeldesván…
Queridohijo(permítemellamarteasí),estoynarrandolahistoriademivida.Séque un día vas a venir a este pueblo. Quizá pases por la panadería de la calleWaldemar,y teparesdelantede lapeceraparamirarla.Túnosabesporquévienesaquí, pero yo sé que has venido a Dorf para continuar la historia sobre la bebidapúrpuraylaislamágica.
Estoy escribiendo en el mes de enero de 1946 y soy aún un hombre joven.Cuandoteencuentresconmigo,dentrodetreintaocuarentaaños,seréviejoytendréelpeloblanco.Estoycontandomihistoriaaalguienquevendrádespuésdemí.
Elpapelsobreelqueescriboescomounbotesalvavidas,hijodesconocido.Unbotesalvavidaspuedenavegarcontravientoymarea,hastallegar,talvez,aunpuertolejano. Pero algunos de esos botes toman un rumbo totalmente distinto. NaveganhaciaelPaísdelMañana,y,desdeallí,nohaycaminoderetorno.
¿Ycómoséyoqueerestúelquevasallevarlahistoriaalfuturo?Loverécuandovengashaciamí,hijo.Veréquellevaslaseñal.
Escribo en noruego para queme entiendas, pero también para que la gente deDorfnopuedaleerlahistoriadelosenanos.Siasífuera,elsecretodelaislamágicaseconvertiríaenunasensaciónyunasensaciónfuncionasiemprecomounanovedad,yunanovedadnuncatieneunalargavida.Atraelaatenciónduranteundía,yluegoseolvida.Pero lahistoriade losenanosnodebeapagarse jamásconelbrillode lanoticia.Espreferiblequesólounserhumanoconozcaelsecretodelosenanosaquetodoslossereshumanosseolvidendeél.
Yo fuiunode losmuchosquebuscaronunnuevoparaderodespuésde laGranGuerra.MediaEuropasehabíaconvertidodegolpeenuncampoderefugiados.Uncontinente entero se estaba despidiendo. No sólo éramos refugiados políticos,tambiénéramosalmasdesalojadas,enbuscadenosotrosmismos.
TuvequeabandonarAlemaniaparainiciarunanuevavida,perocomosuboficialdelejércitodelTercerReich,lasposibilidadesdehuidanofueronmuchas.
Nosólomeencontréenunanacióndestrozada.Deesepaísdelnortemehabíatraído un amor también destrozado. Todo el mundo estaba fragmentado a mialrededor.
SabíaquenopodíavivirenAlemania,perotampocopodíavolveraNoruega.Alfinallogréllegar,atravésdelasmontañas,aSuiza.
Porallíestuvevagandoalgunassemanas,peroenDorfmeencontréconelviejopanaderoAlbertKlages.
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Yobajabadelamontaña.Agotadoporelhambreylacaminatademuchosdías,videprontounpequeñopueblo.Elhambremehizocorrer,comounanimalperseguido,atravésdelespesobosque.Alpocotiempo,medesplomédelantedeunaviejacabañademadera.Oíaelzumbidodelasabejasymellegabaunoloralecheymiel.
Elviejopanaderodebiódellevarmeenbrazoshastael interiordelacabaña.Aldespertarme sobre un camastro, vi a un hombre de pelo blanco sentado en unamecedora fumando en pipa. Cuando me vio mover los párpados, acudióinmediatamenteamilado.
—Hasvueltoacasa,queridohijo—dijoconvozreconfortante—.Sabíaqueundíallegaríasamipuertapararecogereltesoro,hijomío.
Debídevolveradormirme.Cuandodespertédenuevo,estabasoloenlacabaña.Me levantéy salí afuera.Allí estaba sentadoelviejo, inclinado sobreunamesadepiedra en la que había una hermosa pecera. Y, dentro de la pecera, nadaba unhermosopezdemuchoscolores.
Semeocurrió inmediatamentequeeramuyextrañoqueunpececitodeunmarmuy lejano pudiera nadar tan a gusto aquí, entre altas montañas, en el centro deEuropa.UnapartevivadelmarhabíasidollevadahastalosAlpessuizos.
—GrüssGott!—saludéalviejo.Sevolvióymemiróconojosbondadosos.—MellamoLudwig—ledije.—YyosoyAlbertKlages—replicó.Semetióenlacabaña,perovolvióasaliralsolconleche,pan,quesoymiel.Señalandohaciaabajo,alpequeñopueblo,dijoquesellamabaDorfyqueéltenía
allíunapequeñapanadería.Mequedéavivirunassemanasconelviejo.Prontoempecéaacompañarleala
panadería.Albertmeenseñóahacerpanybollos,rosconesytodaclasedepastas.Yosabíadeantesquelossuizoserangrandesexpertosenbolleríayenpastelería.
Albert se alegró de tener ayuda, sobre todo para vaciar los enormes sacos deharina.
También intentaba relacionarme con la gente del pueblo. De vez en cuandovisitabalaviejatabernaSchönerWaldemar.
Creoque lagentedelpueblo llegóaapreciarme.Seguramentesabíanquehabíasidosoldadoalemán,peronadiemehacíapreguntassobremipasado.
Una noche, alguien hizo un comentario sobreAlbert, quien tan bienme habíarecibido.
—Estáunpocochiflado—dijoellabradorFritzAndré.—También lo estaba el anterior panadero—continuó el viejo tenderoHeinrich
Albrechts.Cuando intervineen laconversación,preguntandoquéqueríandecirconeso,al
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principiome contestaron con evasivas.Había bebido algunosvasosdevinoynotéquelacarameardía.
—¡Si no queréis contestar a mi pregunta, retirad por lo menos esos chismesmaliciosossobreelqueoshaceelpanquecoméis!—dije.
NosedijonadamássobreAlbertaquellanoche.Peroalgunassemanasmástarde,Fritzvolvióahablardeello:
—¿Sabesdóndeconsiguetodossuspececitosdecolores?Mehabíadadocuentadequemeprestabanuninterésespecial,porquecompartía
lacasaconelviejopanadero.—Nosabíaquetuvieramásdeuno—contesté,yeraverdad—.Seguramenteése
lohabrácompradoenZurich,enunatiendadeanimales.Elviejolabradoryeltenderoseecharonareír.—Tienemuchosmás—añadió el labrador—.Una vez quemi padre volvía de
cazar,Albertestabaventilandosuspececitos.Loshabíacolocadotodosalsol,ynoeranpocos,telodigoyo,aprendizdepanadero.
—Además, nunca ha salido de Dorf —replicó el tendero—. Tenemosexactamentelamismaedad,y,queyosepa,nuncahaestadofueradeaquí.
—Algunos opinan que es unmago—añadió el labrador—, hay gente que diceque, además de hacer pan y bollos, también fabrica esos pececitos.Almenos unacosaescierta,yesquenoloshapescadoenellagodeWaldemar.
También yo empecé a preguntarme si verdaderamente Albert no estaríaguardando un gran secreto. Había algunas frases que siempre se repetían en misoídos.«Hasvueltoacasa,queridohijo.Sabíaqueundía llegaríasamipuertapararecogereltesoro,hijo».
Noquiseheriralviejopanaderocontándoleloschismesdelpueblo.Sideverdadguardaba un secreto, yo estaba seguro de que me lo desvelaría cuando llegara elmomentooportuno.
Durante mucho tiempo, pensé que se hablaba tanto del viejo panadero porquevivíasoloalláenloalto,enlasafuerasdelpueblo.Pero,esaviejacasa,tambiénamímedabaquepensar.
Alentrarenella,teencontrabasenunagransalaconunachimeneayunrincónqueservíadecocina.Enlasalahabíadospuertas,unaeraladeldormitoriodeAlbertylaotra,ladeunpequeñocuartoquemeasignócuandolleguéaDorf.Lostechosnoeranespecialmentealtos,peroalmirarlacasadesdefueraresultabaclaroquedebíade haber un gran desván. Desde la colina detrás de la casa se veía, además, unapequeñaclaraboyaeneltejadodepizarra.
LocuriosoeraqueAlbertnuncahablabadeldesván.Tampocosubíanunca,asíquecadavezquemiscompañerosmencionabanaAlbert,meerainevitablepensarenesedesván.
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PerounanochequeestuveenDorfyquevolvítardeacasa,oíalviejoandarporeldesván.Mesorprendítanto,ydeboreconocerquetambiénmeasustéunpoco,quesalícorriendoacogeraguadelafuente.Tardémucho,ycuandovolvíaentrar,Albertestabasentadoenlamecedorafumandosupipa.
—Llegastarde—dijo,perotuvelasensacióndequeestabapensandoenotracosamuydistinta.
—¿Has estado en el desván?—pregunté. No sabía cómome había atrevido amencionareso,simplementesemeescapó.
Diounrespingo.Peroluegomemiróconesosojostanbondadosos,conlosquemehabíamiradoaqueldía,variosmesesantes,enquemerecogiódelantedelaviejacasacuandolleguécompletamenteagotado.
—¿EstáscansadoLudwig?Neguéconlacabeza.Erasábadoporlanoche.Aldíasiguientepodíamosdormir
hastaquenosdespertaraelsol.Selevantóyechóalgunasramasmásalfuego.—Entoncesnosquedamossentadosaquíestanoche.
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SEISDEPICAS
…unabebidaquetesabrámilvecesmejor…
Estuveapuntodequedarmedormidoencimadelalupaydellibrodelpanecillo.Sabía que había leído el principio de un gran cuento, pero nome parecía que esecuento pudiera tener algo que ver conmigo. Arranqué un trocito de la bolsa delpanecilloparausarlocomomarcador.
Una vez había visto algo parecido en la librería de Danielsen, en la plaza deArendal.Eraunminúsculolibrodecuentos,metidoenunacajita.Ladiferenciaeraqueaquel librito teníaunas letras tangrandesquesólocabíanunasquinceoveintepalabrasencadapágina.Tampocosetratabadecuentosmuylargos,claroestá.
Eralaunaycuarto.Antesdeacostarme,metílalupaenunbolsillodelpantalónyellibritoenelotro.
A lamañana siguiente,mi viejomedespertó temprano.Dijo que teníamos quedarnosprisaycontinuarnuestroviaje.Sino,notendríamostiempodellegaraAtenasantesdetenerquevolveracasa.Sepusounpocopesadoporqueyohabíadejadounmontóndemigasdepanecilloenelsuelo.
¡Migasdepanecillo!,pensé.Entonces lodel libritonohabíasidounsueño.Mepuselospantalonesatodaprisaynotéqueencadabolsilloteníaalgoduro.Dijeamiviejo que había tenido tanta hambre por la noche queme había comido el últimopanecillo.Noquiseencenderlaluz,expliqué,poresocayeronalsuelotantasmigas.
Nos dimos prisa en hacer el equipaje y meterlo en el coche, y luego fuimoscorriendo hasta el comedor para desayunar. Eché un vistazo al restaurante vacío,dondeLudwighabíaestadoalgunavezbebiendovinoconsusamigos.
Despuésdedesayunar,nosdespedimosdelSchönerWaldemarynosmetimosenelcoche.AlpasarporlastiendasdelacalleWaldemar,mipadreseñalólapanaderíaypreguntósieraallídondemehabíandadolospanecillos.Notuvequecontestaraesapreguntaporque,enesemomento,elpanaderodepeloblancosalióalaescaleraynosdijoadiósconlamano.Tambiéndijoadiósamipadre,quienledevolvióelgesto.
Pronto llegamos a la autopista. Con cuidado, saqué la lupa y el libro de losbolsillosdelpantalón,yempecéa leer.Miviejomepreguntódosvecesquéestabahaciendo.Laprimeravez,dijequeestabacomprobandosihabíapiojosopulgasenelasiento de atrás; la segunda vez queme preguntó, le dije que estaba pensando enmamá.
Albert vino a sentarse en la mecedora. Encontró algo de tabaco en un viejoestuche,llenólapipaylaencendió.
«Nací aquí en Dorf en 1881», empezó. «Era el más pequeño de cinco hijos.
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Quizásporesoeraelqueestabamásapegadoamimadre.Aquí,enDorf,existíalacostumbredequeloschicossequedaranencasa,conlamadre,hastalossieteuochoaños,pero,cuandocumplíanocho,empezabanaacompañarasupadrealbosqueyalcampo.
Recuerdotodasaquellasluminosasmañanasenqueestabaenlacocina,pegadoalasfaldasdemimadre.Sólolosdomingosnosreuníamostodalafamilia.Entoncesdábamoslargospaseosjuntos,comíamostranquilaypausadamenteyjugábamosalosdadosporlanoche.
De repente, un día llegó la desgracia a la familia.Cuando yo sólo tenía cuatroaños,mimadre enfermó de tuberculosis. Convivimos con esa enfermedad durantemuchotiempo.
Comoeramuypequeño,noentendíamuybienloquepasaba,perorecuerdoquemimadreseteníaquesentaramenudoparadescansar.Pocoapoco,seibaquedandopostrada en la cama durante largas temporadas.A vecesme sentaba al lado de sucamaylecontabacuentosqueyomismohabíainventado.
Undíalaencontréinclinadasobreelbancodelacocina,conunviolentoataquede tos.Alverque tosíasangre,meenfadé tantoqueempecéadestruir todo loqueencontréenlacocina:platos,tazas,vasos,todoloquetuveamano.Enesemomento,comprendíqueellaibaamorir.
Tambiénrecuerdoquemipadreentróenmihabitaciónundomingoporlamañanatemprano,antesdequelosdemássehubierandespertado».
—Albert—dijo—.Túyyotenemosquehablar,porqueyanofaltamuchotiempoparaquetumadremuera.
—¡Novaamorir!—gritéenfurecido—.¡Estásmintiendo!Peronomentía.Sólopermanecióconnosotrosalgunosmesesmás.Aunqueera
muypequeño,meacostumbréavivircon la ideade lamuertemuchoantesdequellegara. Notaba que mi madre se iba quedando cada vez más pálida y delgada.Siempreteníafiebre.
Loquemejorrecuerdoeselentierro.Tantomisdoshermanoscomoyotuvimosquepedirprestadaropadelutoaamigosdelpueblo.Fuielúnicoquenolloré;estabatan enfadado con mamá porque nos había abandonado que no derramé ni unalágrima.Desdeentonces,siemprehepensadoquelamejormedicinacontraeldolordelalmaeselenfado»…
Elviejomemiró,comosisupieraquetambiényollevabadentroungrandolor.«Asími padre tuvo que ocuparse de cinco hijos», prosiguió. Al principio, nos
arreglamosbastantebien.Ademásdetrabajarenlapequeñagranja,mipadretambiénseconvirtióenel jefedeCorreosdelpueblo.Enaquellos tiempos,Dorf sólo teníadoscientosotrescientoshabitantes.Mihermanamayor,queteníatreceañoscuandomuriómimadre, empezó a ocuparse de la casa, y yo, que era demasiado pequeño
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para ayudar, pasaba mucho tiempo solo. Con frecuencia, iba al cementerio y mesentaba delante de la tumba demimadre a llorar. Todavía no le había perdonadohabermuerto.
Pronto,mipadrecomenzóabeber,primerosólolosfinesdesemana,peroalcabode poco tiempo, también todos los días. Primero perdió el puesto enCorreos,mástarde también la granja comenzó a decaer.Mis dos hermanos se fugaron a Zurichantesdehacerseadultos.Yoseguíasolocomosiempre.
Coneltiempo,lagenteempezóamolestarmediciéndomequemipadresiempreestaba«alegre».Si leencontrabancompletamenteborrachoenelpueblo,alguien lesolíaayudarameterseenlacama.Peroelquerecibíaelcastigoerayo.Alparecer,siempreerayoelqueteníaquepagarporlamuertedemimadre.
Finalmente,encontréunbuenamigo:HanselPanadero.Eraunancianodepeloblanco,quehabíallevadolapequeñapanaderíadelpueblodurantemuchísimosaños.PeronosehabíacriadoenDorf,razónporlacualsiemprefueconsideradoforastero.Además,eraunhombredepocaspalabras.Lagentedelpuebloopinabaquenadieleconocíabien.
HanselPanaderohabíasidomarinero,perosehabíaestablecidodepanaderoenelpuebloalvolvertierraadentro,trashaberpasadomuchosañosenelmar.Cuandoandaba por la panadería en camiseta—lo que no era muy frecuente—, mostrabacuatrograndestatuajesenlosbrazos.Esoleconvirtióenunhombrealgomisteriosoanuestrosojos.NadiemásenDorfteníatatuajes.
Recuerdo especialmente el tatuaje de una mujer sentada sobre un gran ancla.Debajo del tatuaje ponía «MARÍA». Circulabanmuchas historias sobre ella.Unosdecíanquehabíasidosunovia,yquehabíamuertodetuberculosisantesdecumplirlos veinte años. Otros decían que Hans el Panadero había matado a una mujeralemanaquesellamabaMaría,yqueporesosehabíainstaladoenSuiza…
Me parecía que Albert me miraba como si supiera que también yo me habíafugadoporunamujer.¿¡Nocreeríaqueyolahabíamatado!?,pensé.
Añadió:«También había quien decía queMaría era el nombre de un barco con el que
habíanavegado,peroquehabíanaufragadoenalgúnlugardelgranAtlántico».Albertselevantóycogióungranquesodecabrayunpan.Tambiénpusosobrela
mesadosvasosyunabotelladevino.—¿Teaburro,Ludwig?—mepreguntó.Dijeenérgicamentequenoconlacabeza,yelviejopanaderoprosiguió:Como yo era una especie de «niño callejero», me quedaba parado de vez en
cuandodelantedelapanaderíadelacalleWaldemar.Teníahambre,ymeparecíaqueelhambresealiviabamirandolospanesy laspastas.Undía,HanselPanaderomehizounaseñalparaqueentraraenlapanadería,ymedioungrantrozodebizcocho
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depasas.Desdeesedíateníaunamigo.Esedíaempiezamiera,Ludwig.DesdeentoncespasabamuyamenudoaveraHanselPanadero.Creoquepronto
descubrió lo solo queme encontraba, totalmente abandonado ami suerte. Si teníahambre, me daba un trozo de un pan recién hecho, otras veces, me regalabasuculentos pasteles y alguna que otra botella de refresco. Como compensación,empecéahacerpequeñosrecadosparaél,yantesdecumplirlostreceaños,mehabíaconvertidoenaprendizdepanadero.Peroesofuedespuésdemuchosylargosaños.Antesdeeso,todofuerevelado.Entoncesyoyamehabíaconvertidoensuhijo.
Esemismoañomuriómipadre.Supongoquehabríaquedecirquelabebidalomató.Hastaelfinal,hablabadequeseencontraríaconmimadreenelcielo.MisdoshermanassehabíancasadoyvivíanlejosdeDorf,ydemisdoshermanosnosénadahastalafecha»…
Porfin,Albertechóvinoenlosvasos.Seacercóalachimeneaavaciarlacenizadesupipa.Luegolallenódetabacoylavolvióaencender.Lahabitaciónseinundódegrandesydensasnubesdehumo.
«HanselPanaderoyyonosconvertimosenunapoyoelunoparaelotro.Enunaocasión,tambiénactuócomomiprotector,cuandocuatroocincochicosselanzaronsobremífueradelapanadería.Mehabíantiradoalsueloapuñetazos.Porlomenos,asíescomolorecuerdoahora.Yoyasabía,desdehacíamuchotiempo,porquéeraposiblequesucedieranesascosas.Eraelcastigoquemerecíaporquemimadrehabíamuertoymipadreeraunborracho.PeroesedíaHanselPanaderosalióhechounafuria.Fuealgoquenoolvidaréjamás,Ludwig.Meseparódeellosylespegóatodos,ni uno se libró de algún que otro rasguño. Quizá estuviera más violento de loestrictamentenecesario,pero,desdeesedía,nadievolvióaatreverseahacermenada.
Bueno,esapeleafue,enmuchosaspectos,unmomentocrucialenmivida.HanselPanaderomehizoentrar en lapanadería, sacudió sudelantalblancoyabrióunabotelladerefrescoquepusosobreelmostradordemármol.
—¡Bebe!—meordenó.Hicecomomedijo,ymeparecióqueyamehabíarecompensadoconcrecespor
lapelea.—¿Tehagustado?—mepreguntó,casisindejarmeacabarelprimersorbodela
dulcebebida.—Muchasgracias—contestésinmás.—Siesterefrescotehasabidobien,teprometoqueundíateofreceréunabebida
quetesabrámilvecesmejor.Yopensaba, claro está, que estaba bromeando, pero nunca olvidé esa promesa.
Fueporlamaneraenquelodijo;ytambiénporlapropiasituación.Élestabatodavíaacalorado por el esfuerzo que había hecho fuera en la calle. Además, Hans elPanaderonosolíabromear»…
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Albert Klages balbuceó y tosió. Pensé que se le había metido el humo por lagarganta,perodebiódesersimplementeporlaexcitación.Memiróporencimadelamesa,consusojosnegrosalgoentornados:
—¿Tienessueño,chico?¿Quieresquesigamosotrodía?Bebíunsorbodevinoyneguéconlacabeza.«Yo no teníamás que doce años entonces», prosiguió ensimismado. «Los días
transcurríancomoantes,peroyanadieenelpuebloseatrevíaameterseconmigo.Yovisitaba constantemente al panadero. Algunas veces charlábamos, otra veces selimitabaadarmeuntrozoderosquillaantesdevolveraenviarmealacalle.Loveíamuchasvecesmuycallado;pero,otras,mecontabaemocionanteshistoriassobreelmar.Asíaprendímuchascosasdelejanospaíses.
Siempreerayoquienpasabaaverlealapanadería.Nomeencontréjamásconélenotrositio.Perounfríodíade invierno,cuandoestabasentado tirandopiedrasalhielodelacalleWaldemar,aparecióderepenteamilado.
—Estáscreciendo,Albert—selimitóadecir.—Cumplirétreceañosenfebrero.—Bueno, bueno, creo que ha llegado elmomento.Dime ¿crees que ya eres lo
suficientementemayorcomoparaguardarunsecreto?—Guardaré todos los secretos que me quieras contar hasta el día en que me
muera.—Eso pensaba yo.Y es importante, hijomío, porque a lomejor nome queda
muchotiempodevida.—Claroquesí—meapresuréacontestar—.Tequedamuchotiempo.De repente, me quedé helado; tan helado como el hielo y la nieve que me
rodeaban.Eralasegundavezenmividaquemeveíaobligadoarecibirunmensajedemuerte.
Hizocomosinomehubieraoído,ysiguiódiciendo:—Sabesdóndevivo,Albert.Quieroquevayasamicasaestanoche».
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SIETEDEPICAS
…unmisteriosoplaneta…
Teníaqueforzartantolavistaparapoderleerellibrodelpanecilloque,despuésdeunpárrafo tan largo,meescocían losojos.Las letraseran tanminúsculasqueavecesmepreguntabasinomeestaríainventandoalgunaqueotracosa.
EstuveunratopensandoenAlbert,quehabíaperdidoasumadre,yqueademásteníaunpadrequeavecesestabaalgo«alegre»,mientrasdesfilabanantemisojoslasenormescumbresmontañosas.Alcabodeunrato,miviejodijo:
—NosestamosacercandoalfamosotúneldeSanGotardo.Creoqueatraviesaeseenormemacizomontañosoquevesallídelante.
MedijoqueeltúneldeSanGotardoeraeltúnelmáslargodelmundo.Teníaunalongituddemásde16kmyhabíasidoinauguradohacíapocosaños.Durantemásdeunsiglo,habíasidountúneldeferrocarril,yantesdeeso,elpuertodeSanGotardofueun lugardepasomuy transitadopor frailes,piratasyotrasgentesqueviajabanentreItaliayAlemania.
—Demodoquesiemprehasidounpuntomuyconcurrido—dijoparaterminar.Alinstantesiguientenosencontrábamosyadentrodellarguísimotúnel.
Tardamosunosquinceminutosenatravesarlo,yyaalotrolado,pasamosporunapequeñaciudadquesellamabaAirolo.
—Oloria—dije.Era una especie de juego al que había estado jugando desde que atravesamos
Dinamarca.Leíatodoslosnombresyseñalesdetráficoalrevés,paraversiescondíanalguna palabra secreta o algúnmensaje oculto. Algunas vecesme salíamejor queotras. «Roma», por ejemplo, se convertiría en «amor», y eso me parecía muyadecuado.
«Oloria» tampoco estaba mal. Sonaba a nombre de un país de cuento. Sientornaba los ojos, me era fácil imaginarme pasando por ese país, justo en eseinstante.
Continuamosporunvallepobladodepequeñasgranjasconcercasdepiedra,yprontocruzamosunríollamadoTesino.Cuandomiviejosepercató,oleadasdemarinundaronsusojos,cosaquenolehabíasucedidodesdequepasamosporHamburgo.
Frenóbruscamente,seapartódelacarreteraydetuvoelcoche.Luegosaliócomouncohete,señalandoelbrillanteríoquefluíaentrelasaltasladerasdelvalle.
Cuando yo salí del coche, ya le había dado tiempo a encenderse un cigarrillo.Dijo:
—Porfinestamosjuntoalmar,hijomío.Notoeloloraalgasyalquitrán.
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Miviejosiempresolíadecircosasasídesorprendentespero,estavez,me temíqueselehubierancruzadoloscablesporcompleto.Yloquemásmiedomediofuequenodijonadamás.Porlovisto,afirmarquehabíamosllegadoalmareraloúnicoqueteníaquedecir.
Yosabíamuybienque seguíamosenSuizayqueesepaísno tienecosta.Peroaunque no hubiera tenido ni idea de geografía, las altas montañas eran pruebaevidentedequenosencontrábamoslejosdelmar.
—¿Estáscansado?—pregunté.—En absoluto—contestó y volvió a señalar el río—. Me temo que no te he
contadograncosasobreeltráficofluvialenelcentrodeEuropa,yesefallolovoyarepararinmediatamente.
Medebiódevertalcaradesustoqueañadió:—Tranquilo,HansThomas;aquínohaypiratas.Señalandolasmontañas,continuó:—Acabamosdeatravesar lasierradeSanGotardo,dondenacenmuchosde los
ríosmás grandes de Europa.Aquí recoge el Rin sus primeras gotas; aquí tiene suorigenelRódano,y,comopuedesver,elTesino,queunpocomásabajoconfluyeconelríoPoy,másadelante,desembocaenelmarAdriático.
Empecéaentenderporquéde repentehabíacomenzadoahablardelmar,peroparaconfundirmeaúnmás,siguió:
—YatehedichoqueelRódanotambiéntienesuorigenaquí—dijoseñalandodenuevo las montañas—. Ese río atraviesa Ginebra y fluye por Francia, antes dedesembocarfinalmenteenelMediterráneo,aunosveinteotreintakilómetrosaloestedeMarsella.YluegotenemoselRin,quediscurreporAlemaniayHolanda,antesdedesembocarenelmardelNorte.Perohaymuchosmásríos,¿sabes?,ytodosnacenaquíarriba,enlosAlpes.
—¿Yporestosríosnaveganbarcos?—pregunté,queriendopillarle.—Claro que sí, hijomío. Pero no sólo navegan por los ríos, ¿sabes? También
naveganentreellos.Seencendióotrocigarrillo,yvolvíapreguntarmesihabíaperdidoyadeltodola
cabeza.Avecesteníamiedodequelabebidaleatacaraelcerebro.—Porejemplo,sinavegasporelRin—continuó—,enrealidadestásnavegando
por el Ródano, el Sena y el Loira a la vez, y también por muchos otros ríosimportantes.Así tienesaccesoa todos losgrandespuertosdelmardelNorte,de lacostaAtlánticaydelMediterráneo.
—¿Pero no son precisamente las altas montañas las que separan los ríos? —pregunté.
—Sí,sí.Ylasmontañasestánmuybienmientrassepuedanavegarentreellas.—¿Perodequéestáshablando?—leinterrumpí;aveces,cuandoseexpresabaen
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clavemeirritaba.—Canales. ¿Nosabíasque sepuedenavegardesdeelmarBálticohasta elmar
NegrosinacercarsenialAtlánticonialMediterráneo?Melimitéanegarconlacabeza;medabaporvencido.—PuedesllegarhastaelmarCaspio,esdecir,muyadentrodeAsia—dijoyamuy
excitado.—¿Escierto?—¡Pues claro que sí! Es tan cierto como el túnel de SanGotardo, aunque ese
túneltambiénresultebastanteincreíble.Me quedé un instantemirando río abajo, y entonces amí tambiénme pareció
notarunlejanooloraalgasyalquitrán.—¿Quéaprendéisenelcolegio,HansThomas?—Aestarnosquietos.Yresultatandifícilquenecesitamosañosparaaprender.—Vale…¿Perocreesquetehabríasestadoquietosituprofetehubierahablado
delasvíasfluvialesdeEuropa?—Probablemente—dije—.Sí,estoyseguro.Conesto,seacabóeldescansoparafumar.Seguimosvalleabajo,a lolargodel
río Tesino. Primero pasamos por Bellinzona, una gran ciudad con tres enormescastillos medievales. Después de que mi viejo me diera una pequeña conferenciasobrelosCruzadosenlaEdadMedia,dijo:
—Sabes que me interesa bastante el espacio, Hans Thomas. Lo que más meinteresasonlosplanetas,y,sobretodo,losplanetasconvida.
Nocontesté.Tantoélcomoyosabíamosmuybienqueesostemasleapasionaban.—¿Sabíasqueacabandedescubrirunmisteriosoplanetadondevivenmillonesde
seres inteligentesqueandansobredospatasyquemiranelplanetaa travésdedoslentesvivas?
Tuvequeadmitirquetodoesomeeratotalmentedesconocido.—Esepequeñoplanetaestáunidomedianteunacomplejareddelíneas,sobrelas
queesostipostanlistosruedandentrodeunosvagonesdecolores.—¿Deverdad?—¡Claroquesí!Yenesemismoplaneta,esosenigmáticossereshan levantado
enormesedificiosdemásdecienplantas;y,pordebajodeesasconstrucciones,hanexcavado larguísimos túneles por los que pueden desplazarse con unos artilugioseléctricosquesemuevensobreraíles.
—¿Estáscompletamenteseguro?—Completamente.—¿Pero…porquénuncaheoídohablardeeseplaneta?—Bueno… En primer lugar, no hace tanto tiempo que se ha descubierto, y
además,metemoquelohadescubiertomuchagente,apartedemí.
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—¿Dóndeestá?En esemomentomi viejo pisó fuerte el freno y detuvo el coche al lado de la
carretera.—¡Aquí!—contestó,ydioungolpecon lapalmade lamanoenelsalpicadero
delcoche—.Ésteeselextrañoplaneta,HansThomas.YnosotrossomosesosseresinteligentesquevanrodandoenunFiatrojo.
Duranteunosinstantes,mesentímuyofendidoporquemehabíatomadoelpelo.Pero, de repente, entendí lo fantástico que es este planeta nuestro, y enseguida leperdoné.
—Loshumanoshubieranenloquecidosilosastronautashubiesendescubiertootroplaneta con vida—afirmó finalmentemi viejo—.Lo que pasa es que no se dejanasombrarporsupropioplaneta.
Secallóduranteun largo rato,yaprovechéparaseguir leyendoaescondidasellibrodelpanecillo.
No era fácil aclararse entre todos esos panaderos de Dorf. Pero pronto me dicuentadequeLudwigeraelquehabíaescritoellibrodelpanecillo,yAlbertelquehabíacontadoaLudwigloqueleocurriócuandoerapequeñoeibaavisitaraHanselPanadero.
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OCHODEPICAS
…comountorbellinodepaíseslejanos…
AlbertKlageslevantóelvasoybebióunsorbodevino.Mirandosuancianorostro,meresultabacuriosopensarqueesehombrehubiera
sido un día aquel niño desamparado que había perdido a su madre. Intentéimaginarmeaquellaextrañarelaciónquesehabía idoentablandoentreélyHanselPanadero.
YotambiénmesentíasoloyabandonadocuandolleguéaDorf,peroél,quemerecibióentonces,habíasidotandesgraciadocomoyo.
Albertvolvióadejarelvasosobrelamesa,yremoviólaleñaenlachimeneaconelatizador,antesdeproseguir:
«Toda la gente de Dorf sabía que Hans el Panadero vivía en una cabaña demaderaenlasafuerasdeDorf.Corríanmuchosrumoressobrecómoeralacabañapordentro,peronocreoquenadiehubieraentradonuncaensucasa.Poreso,noeradeextrañar que sintiera cierto cosquilleo en el estómago, cuando aquella noche deinviernosubíalasnevadascuestasqueconducíanacasadeHans.Yoeralaprimerapersonaqueibaateneraccesoalacasadelenigmáticopanadero…
Sobre las montañas del este, se dibujaba una blanca luna llena y ya habíanaparecidolasprimerasestrellasenelcielodelatarde.
Subiendolaúltimacuesta,mevolvíaacordardequeHanshabíadichoqueundíameibaadaraprobarunabebidamilvecesmejorqueelrefrescoquemediodespuésdelagranpelea.¿Tendríaalgoqueveresabebidaconelgransecreto?
Pronto divisé la casa en lo alto de la colina, y como seguramente ya habrásadivinado,Ludwig,esacasaeslamismaenlaqueteencuentrasahora».
Asentíconlacabezayelviejopanaderocontinuó:«Dejé atras la fuente, crucé el patio, que estaba cubiertodenieve, y llaméa la
puerta.HanselPanaderocontestó:—¡Entra,hijo!Recuerda que yo no tenía más que doce o trece años en aquella época. Vivía
todavíaenlagranjaconmipadre,ymeresultabamuyextrañoqueotrohombremellamara«hijo».
Entréyfuecomoadentrarmeenotromundo.HanselPanaderoestabasentadoenunagranmecedora,yportodalasala,habíapecerasconpecesdecolores.Unafranjadelarcoirisresplandecíaencadarincón.
Peronosólohabíapecesdecolores.Permanecídepiedurantemuchorato,viendocosasquenohabíavisto jamás.Hastamuchosañosmás tarde,no fuicapazdedar
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nombreatodoloquevi.Habíabotellasconbarcosdentro,caracolas,estatuasdeBudaypiedraspreciosas,
boomerangs y muñecas negras, viejos sables y espadas, cuchillos y pistolas, pufspersasymantasindiasdelanadellama.Mefijéespecialmenteenunaextrañafiguradecristaldeunanimal,queteníalacabezapuntiagudayseispatas.Eratodocomountorbellino de países lejanos. A lo mejor había oído hablar de alguno de aquellosobjetos,peroyoaúnnohabíavistoningunafotografía.
Elambientequeserespirabaenelinteriordelapequeñacabaña,eramuydistintodel que me había imaginado. Era como si ya no estuviera en casa de Hans elPanadero,sinoenladeunviejomarino.Habíavariaslámparasdeaceiteencendidas—muydistintasdelosquinquésqueyoconocía—,quedeberíandeprocederdealgúnbarco.
Elviejomeinvitóasentarmeenunasillajuntoalachimenea,yeraprecisamentelasillaenlaqueestássentadotúahora,Ludwig.¿Entiendes?».
Volvíaasentirconlacabeza.«Antes de sentarme en la silla, di una vuelta por la sala,mirando los peces de
colores.Algunoseranrojos,amarillosynaranjas,otroseranverdes,azulesymalvas.Elúnicopececitodeesetipoquehabíavistoantes,eraelquenadabadentrodeunapeceraquehabíaencimadeunamesaenlatrastiendadelapanadería.Amenudomehabíaquedadomirandoesepececito,mientrasHansamasabasuspanes.
—¡Cuántospecestienes!—exclamémientrascruzabalahabitaciónparairhaciaél—.¿Vasadecirmedóndeloshascapturado?
Dijoriéndose:—Todo a su debido tiempo, hijo, todo a su debido tiempo. Dime, ¿te gustaría
convertirteenelpanaderodeDorf,eldíaqueyodesaparezca?Aunquesóloeraunniño,esaideayamehabíapasadoporlacabeza.Noteníaa
nadie más en el mundo que a Hans el Panadero y su panadería. Mi madre habíamuerto,mipadreyahabíadejadodepreocuparsepormisidasyvenidas,ytodosmishermanossehabíanmarchadodeDorf.
—Yahabíadecididoserpanadero—dijesolemnemente.—Eso me parecía, —replicó el viejo pensativo—. Hmm… Entonces, también
tendrásquecuidardemispeces.Yesonoestodo.Tambiénguardaráselsecretodelabebidapúrpura.
—¿Labebidapúrpura?—Eso,ytodolodemás,hijomío.—Cuéntamelodelabebidapúrpura.Levantósusblancascejasysusurró:—Primerohayqueprobarla,chico.—¿Ynopuedesdecirmeaquésabe?
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Negóconsuviejacabeza.—Los refrescosnormales sabenanaranja, perao frambuesa,yya está.Esono
ocurreconlabebidapúrpura,Albert.Esabebidasabeatodoesoalavez,ytambiénafrutasyabayasquejamáshasprobado.
—Entoncesserámuybuena—dije.—¡Másquebuena!Los refrescosnormales solamentedejansaboren laboca…
primeroenlalenguayenelpaladar,yluegounpocoenlagarganta.Perolabebidapúrpuratambiéndejasabormásarriba,enlanarizylacabeza,ymásabajo,hastalaspiernas,ytambiénenlosbrazos.
—Creoqueestásbromeando.—¿Esocrees?Elviejoparecíaperplejo,asíquedecidípreguntarlealgomásfácildecontestar.—¿Dequécolores?HanselPanaderoseechóareír.—Cuánto preguntas, chico; eso me gusta, pero no siempre resulta fácil
contestarte;serámejorquetelaenseñe.Dichoesto, se levantóy fuehacia lapuertaquedabaaunpequeñodormitorio.
Tambiénallíhabíaunagranpeceradecristal,conunpezdecoloresdentro.Elviejosacóunaescaleradedebajodelacama,ylacolocócontralapared.Eneltechoviunatrampillaqueestabacerradaconungruesocandado.
Elpanaderosubióporlaescalerayabriólatrampillaconunallavequesacódelbolsillodelacamisa.
—Venconmigo,hijo—exclamó—.Aquínohapisadonadiemásqueyo,desdehacemásdecincuentaaños.
Leseguíalinteriordeldesván.Poreltejado,atravésdeunapequeñaclaraboya,sefiltrabalaluzdelaluna,que
seposabasobreviejosbaúlesycampanasdebarco,cubiertosporunaespesacapadepolvoytelarañas.Peronoerasólolalunaloqueiluminabaeloscurodesván.Laluzdelalunaeraazul,peroallíseveíaunmaravillosoresplandordetodosloscoloresdelarcoiris.
HanselPanaderoseparóenelúltimorincóndeldesványseñalóunaviejabotelladebajodeltechoabuhardillado.Irradiabaunaluztanindescriptiblementehermosaybrillantequetuvequetaparmelosojos.Elvidriodelabotellaeratransparente,peroloquehabíadentroerarojoyamarillo,verdeymalva,odetodosloscoloresalavez.
Hans levantó la botella y entonces vi que su contenido parecía un diamantelíquido.
—¿Quéeseso?—murmurétímidamente.Laexpresióndelviejopanaderoseendureció.—Eso, chico, es la bebida púrpura. Son las últimas gotas que quedan en el
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mundo.—¿Yesootro?—dijeseñalandounacajitademadera,queconteníaunmontónde
naipestanviejosysuciosquecasinosedistinguíanlasfiguras.Encimadelmontónestaba el ocho de picas.Apenas se podía distinguir el número ocho en el extremosuperiorizquierdodelnaipe.
Sepusoeldedoíndicesobrelabocaysusurró:—SonlosnaipesdelsolitariodeFrode,Albert.—¿¡Frode!?—exclamé.—Frode, sí.Peroesahistoria ladejamosparaotrodía.Ahoravamosabajar la
botellaalasala.Elancianocruzóeldesvánllevandolabotellaenlamano.Parecíaungnomocon
una linterna.Laúnicadiferenciaeraqueesa linternanoeracapazdedecidirseporuna luz roja, verde, amarilla o azul. Salpicaba manchitas de colores por todo eldesván,comosihubieracientosdeminúsculosfarolesdanzando.
Devueltaenlasala,elpanaderopusolabotellasobrelamesaquehabíadelantedelachimenea.Suscoloressereflejabanenlosexóticosobjetosdelahabitación.Laestatua de Buda se volvió verde; un viejo revólver, azul; y un boomerang,completamenterojo.
—¿Eslabebidapúrpura?—Lasúltimasgotas.Sí.Ymenosmal,Albert,porqueestabebidaestandeliciosa
queresultapeligrosa,ypodríaserterriblesisevendieraenunatienda.Selevantóyvolvióconunacopita,enlaquevertióalgunasgotas.Sequedaron
centelleandoenelfondo,comocristalesdenieve.—Basta—dijo.—¿Nomedasmás?—preguntésorprendido.Elviejonegóconlacabeza.—Unpequeñosorboesmásquesuficiente,porqueelsabordeunasolagotade
bebidapúrpuradurahoras.—Entonces,podríabeberunpocoahorayotropocomañanapor lamañana—
sugerí.HanselPanaderovolvióadecirqueno.—No, no.Una gota ahora, y luego nuncamás. Esa gota te sabrá tan bien que
sentirástentacionesderobarelresto.Poreso,encuantotehayasmarchado,volveréaguardarlabebidabajollaveeneldesván.CuandoacabedecontartelahistoriadelosnaipesdeFrode,tealegrarásdequenotehayadadotodalabotella.
—¿Túlahasprobadoalgunavez?—Unavez,sí.Perohacemásdecincuentaaños.HanselPanaderoselevantódesusilla,cogiólabotellaconeldiamantelíquido,y
lametióenelpequeñodormitorio.
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Cuandovolvió,pusosubrazoalrededordemihombro,ydijo:—Bebe ya. Éste es el momento más grande de tu vida, hijo mío. Siempre lo
recordarás,perojamásvolveráarepetirse.Levantélacopaybebílasbrillantesgotasqueestabanenelfondo.Encuantola
primeragotamerozólapuntadelalengua,meinvadióunaoleadadeplacer.Primerosentítodoslosbuenossaboresquehabíasaboreadoantesenmicortavida,yluego,otrosmilsaboresdiferentesinvadieronmicuerpo.
Fue como lo había descrito Hans el Panadero: empezó en la boca, es decir,primero,enlapuntadelalengua,peroluegomesupoafresayframbuesa,amanzanayplátano,tantoenlosbrazoscomoenlospies.Enlapuntadeldedomeñiquedelamano,noté saboramiel;enunode losdedosdelpie,aperasenconserva;yen laespina dorsalme supo a crema de vainilla. En todo el cuerpo sentí el aroma amimadre.Eraunolorquehabíaolvidado,peroquehabía añoradodurante todos esosañosdesdequemurió.
Cuandoelprimerhuracándesaboreshabíacesado,fuecomosielmundoenteroestuviera dentro de mi cuerpo, como si yo fuera el cuerpo del mundo. Sentí derepente que todos los bosques y lagos,montañas y campos, formaban parte demipropiocuerpo.Aunquemimadreestabamuerta,eracomosiellaestuvieraenalgúnlugarallífuera…
Almirar la pequeña figura verde de Buda,me pareció que empezaba a reírse.Volvíamirarlasdosespadasquecolgabancruzadasenlapared;ahoraeracomosiestuvieranpracticandoesgrimaellas solas.Sobreungranarmario,estaba labotellacon el barcoquehabía visto nadamás entrar en la cabañadeHans.Ahora tuve lasensacióndeencontrarmeabordodelviejovelero,navegandohaciaunaexuberanteislaquesedivisabaalolejos.
—¿Aquésabe?—oíquedecíaunavoz.EraladeHanselPanadero.Seinclinósobremíymetiróamistosamentedelpelo.
—Hmm…—dijesimplemente,puesnosabíaquécontestar.Yhastahoy,sigosinsaber.Ignorocómodescribirelsabordelabebidapúrpura,
habríaquedecirquesabíaatodo.Sóloséque,aúnhoy,semesaltanlaslágrimasalrecordarlobuenaqueestaba».
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NUEVEDEPICAS
…siempreveíacosasextrañas,alasquelosdemásestabanciegos…
Mientrasestabaleyendolodelabebidapúrpura,miviejohabíaintentadovariasvecesiniciarunaconversación,peroesabebidaestabatanbuenaqueeraincapazdedejarellibrodelpanecillo.Avecesmeveíaobligado,porpuracortesía,amirarporlasventanillasdelcoche,ycontemplaralgunavistaqueélmeseñalaba.
—¡Estupendo!—decíayo,o—:¡Precioso!Una de las cosas en queme hizo fijarmemi viejo,mientras yo andaba por el
desvándeHanselPanadero,eraenquetodaslasseñalesynombresalolargodelacarretera estaban escritos en italiano. Estábamos atravesando la parte italiana deSuiza,loqueeraevidentenosóloporlosnombres.Mientrasleía,observabaque,enelvalleporelquepasábamos,habíafloresyárbolespropiosdepaísesmediterráneos.
Mi viejo, que había estado en todos los continentes, hacía toda clase decomentariossobrelavegetación.
—¡Mimosas! —exclamaba—. ¡Magnolias! ¡Rododendros! ¡Azaleas! ¡Cerezosjaponeses!
TambiénvimospalmerasmuchoantesdepasarlafronteradeItalia.—NosestamosacercandoaLugano—dijomiviejojustocuandodejéellibrodel
panecillo.Sugeríquehiciéramosnocheallí,peromiviejodijoqueno.—HabíamosacordadollegaraItalia—replicó—.Noquedamucho,ytodavíaes
muytemprano.LoquesíhicimosfuetomarnosunlargodescansoenLugano.Primerodimosuna
vueltapor lascallesy losdistintosparquesy jardinescaracterísticosdeesaciudad.Yollevabalalupaeibahaciendoobservacionesbotánicas,ymiviejosecompróunperiódicoinglésyseencendióuncigarrillo.
Estudiédosárbolesqueeranmuydistintos.Uno teníagrandesflores rojas,yelotro,teníaunasfloresamarillasmáspequeñas.Lasflorestambiénteníanunaformacompletamentediferente,ysinembargo,eraevidentequelosdosárbolespertenecíana lamisma familia, porque, al observar sushojas con la lupa,vique losnerviosytexturaserancasiidénticos.
Derepenteoímosunruiseñor.Gorjeaba,silbabay trinaba tanmaravillosamentequeestuveapuntodeecharmeallorardeemoción.Miviejoestabatanimpresionadocomoyo,peroaélledioporreírse.
Hacía tanto calor que me compró dos helados sin que tuviera que animarle a
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filosofar.Intentéengañaraunagrancucarachaparaquesubieraalpalodelheladoypoder examinarla con la lupa, pero justamente aquella cucaracha tenía pánico aldoctor.
—Las cucarachas aparecen en cuanto la temperatura sube por encima de lostreintagrados—dijomiviejo.
—Yvuelvenadesaparecerencuantohuelenunpalodepolo—repliquéyo.Antesdevolvernosameterenelcoche,miviejocompróunabaraja,loquehacía
con la misma frecuencia con que otros se compran una revista. No le gustabaespecialmentejugaralascartas,nitampocohacersolitarios,esomelodejabaamí.Asíquetengoqueexplicaresascompras.
MiviejotrabajabademecánicoenungrantallerdeArendal.Ademásdeocuparsede su trabajo, siemprehabía estadoobsesionadopor las cuestiones trascendentales.Las estanterías de su habitación estaban rebosantes de libros más o menosdesgastadossobredistintostemasfilosóficos.Peroteníaunhobbynormalycorriente.Aunque…noséhastaquépuntoeranormalycorriente.
Muchagentecoleccionapiedras,monedas,sellosomariposas.Tambiénmiviejoteníaunadeesasmanías:coleccionabacomodines.Lohacíadesdemuchoantesdeque yo naciera, creo que empezó cuando era marinero. Tenía un cajón lleno decomodinesdiferentes.
Cuandoveíaaalguienjugaralascartas,ibaapedirleuncomodín.Eracapazdeacercarse a desconocidos que estuvieran jugando en un café, o en el borde de unembarcadero,ypedirlesuncomodín,sinoleshacíafaltaparaeljuego.Lamayoríabuscabaelcomodínyselodabainmediatamente,perootrosselequedabanmirandocomosiquisierandecirlequehaymendigosmuyextrañosenestemundo.Algunosrespondíanasupeticiónconuncortés«no»,yotroslecontestabangroseramente.Aveces,mesentíacomounniñogitanoutilizadocontrasuvoluntadparapedirlimosna.
Naturalmente, me preguntaba a qué podía deberse ese hobby tan original. Miviejoconseguía,deesemodo,coleccionarunacartadetodaslasbarajasconlasquese topaba.Enese sentido, suhobbyera similar a losqueconsistíanencoleccionarunapostaldetodaslasciudadesdelmundo.Eraevidentequelosúnicosnaipesquepodíaconseguireranloscomodines.Nopodíacoleccionarnuevesdepicasoreyesdetréboles,porejemplo,porquenoseibaaacercarapedirelreydetrébolesoelnuevedepicasaungrupoqueestuvierajugandoalbridge.
La clave estaba en que casi todas las barajas tienen dos comodines. A veceshabíamos encontrado hasta tres y cuatro, pero por regla general solía haber dos.Además,nohaymuchosjuegosqueprecisendelcomodín,ylaspocasvecesqueseusan, suele bastar con uno.No obstante, el interés demi viejo por los comodinesteníaunacausamásprofundaqueesascuestionesmeramenteprácticas.
Miviejo se considerabauncomodín.Lodecíamuypocasveces, peroyo sabía
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desdehacíamuchotiempoqueseconsiderabauncomodíndelabaraja.Elcomodínesunpequeñobufón,distintoa todos losdemás.Noesni trébolni
diamante,nicorazónnipica.Tampocoesunochoounnueve,nireynireina.Eselquesequedafueradetodoaquellodeloquelosdemásformanparte.Estádentrodelamismacaja,contodoslosdemásnaipes,peronoescomoellos.Porlotanto,puedeserretiradosinquenadieloechedemenos.
Creo que mi viejo se sentía como un comodín cuando se crió como hijo dealemán enArendal. Pero eso no era todo:mi viejo era un comodín también en supapeldefilósofo.Siempreveíacosasextrañas,alasquelosdemásestabanciegos.
DemodoquecuandomiviejocompróesabarajaenLugano,nofueporelinterésque tuviera la baraja en sí. Sentía una curiosidad especial por ver cómo eraprecisamente el comodín de esa baraja. Tenía tanto interés que enseguida abrió elpaqueteysacóunodeloscomodines.
—Escomohabíapensado—dijo—.Nuncahabíavistounocomoéste.Semetióelcomodínenelbolsillodelacamisa.Ahorametocabaamí:—¿Medejasverlabaraja?Miviejomelaalcanzóinmediatamente.Eraunaleynoescrita:cuandocompraba
unabaraja,élsequedabaconuncomodín,nuncamásdeuno,ymedabaelrestodelascartas,siteníatiempodepedírselasantesdequesehubieradesechodeellasporotravía.Así,habíaconseguidocercadecienbarajas.Comoerahijoúnico,yademásno había mamá en casa, era muy aficionado a hacer solitarios, y como no eracoleccionista, me parecía que ya tenía suficientes barajas. Por eso algunas veces,cuandomiviejocomprabauna,sacabaatodaprisaelcomodínytirabaelrestoalabasura.Eramásomenoscomopelarunplátanoyluegotirarlacáscara.
—¡Basura!—exclamabaavecesalsepararelgranodelacizaña,ytirabatodoalapapelera.
Porreglageneral,selibrabadelabasuradeunamaneramenosbrusca.Siyonoquería labaraja, solíadárselaaalgúnchaval, sinmáscomentarios.Deesamanera,devolvía a lahumanidad todosesos comodinesquehabía idopidiendoa jugadoresdesconocidos.Enmiopinión,lahumanidadhizounbuennegocio.
Alarrancarelcoche,miviejodijoqueelpaisajeeneselugareratanmaravillosoque quería dar un pequeño rodeo. En vez de seguir por la autopista de Lugano aComo, fuimos por el lago de Lugano. Y cuando tuvimos medio lago a nuestrasespaldas,cruzamoslafronterayentramosenItalia.
Rápidamente comprendí por quémi viejo había elegido ese camino.NadamásdejaratrásellagodeLugano,llegamosaotrolagomuchomásgrandeyconmuchotráficofluvial.Erael lagodeComo.Primeropasamosunapequeñaciudad llamadaMenaggio.Oigganem,dijeyo.Yluegorecorrimosbastanteskilómetrosalolargodelgranlago,antesdellegaraComo,cuandoyaseestabahaciendodenoche.
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Porelcamino,miviejoibareconociendotodoslosárbolesqueveíamos.—Pino—decía—,ciprés,olivo,higuera.Yonosabíadóndehabíaaprendidotantosnombres.Yohabíaoídoalgunosantes,
perocon todos losdemáspodríahabermeengañado,sihubiesequerido,porquemeerantotalmentedesconocidos.
Entretodasesasmaravillasnaturales,seguíleyendoel librodelpanecillo.Teníamuchas ganas de saber dónde había conseguido Hans el Panadero esa fantásticabebidapúrpuray,también,todoslospececitosdecolores.
Antes de continuar la lectura, hice medio solitario, para poder justificar misilencio.LehabíaprometidoalamablepanaderodeDorfqueel librodelpanecilloseríaunsecretoentrenosotrosdos.
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DIEZDEPICAS
…islaslejanasquenopodíaalcanzarconlasvelasdeesebarco…
Cuandovolvíacasaaquellanoche,aúnteníaelsabordelabebidapúrpuraenelcuerpo.Derepente,notéelsaboracerezaenlapuntadeunoído;enelcodo,sentíunrastrodelavanda.Tambiénenunademisrodillassurgiódeprontounácidosaboraruibarbo.
La luna se había escondido tras lasmontañas, y, por encimade ellas, brillabanmuchasestrellas;parecíaquehabíansidoderramadasporunsaleromágico.
Pensaba que yo era una pequeña persona en la Tierra. Pero en ese momento,cuandotodavíallevabadentrolabebidapúrpura,noerasólounpensamiento.Notéentodomicuerpoqueesteplanetaeramihogar.
Comprendíelpeligrodeesabebida.Habíadespertadoenmíunasedquenuncapodríaapagardeltodo.Yameapetecíamás.
Cuando llegué a la calle Waldemar, me encontré a mi padre, que veníatambaleándosedelSchönerWaldemar.Ledijequehabíaestadodevisitaencasadelpanadero.Seenfadómuchísimoymediounfuertecachete.
Enaquelinstanteenquetodomeparecíatanhermoso,elcachetemedoliótantoquemeechéallorar;alverme,tambiénmipadreseechóallorar.Mepreguntósilepodríaperdonaralgunavez.Nolecontesté;simplemente,mefuiconélacasa.
Loúltimoquedijomipadreaquellanocheantesdeacostarsefuequemimadreeraunángel,yqueelalcoholeraunamaldicióndeldiablo.Creoquefueloúltimoquedijo,antesdequelabebidaleahogaradeltodoyparasiempre.
Alamañanasiguiente,meacerquétempranoalapanadería.NiHanselPanaderoni yo comentamos nada sobre la bebida púrpura. Era como si no perteneciera alpueblo, sino, más bien, a otro mundo diferente. Pero los dos sabíamos queguardábamosjuntosungransecreto.
Siélmehubierapreguntadodenuevosiyoseríacapazdeguardarelsecreto,mehubierapuestomuytriste,peroelviejopanaderosabíaquenoteníaquevolvérmeloapreguntar.
Hanssemetióenlatrastiendaparahacermasaderoscón,yyomesentéenunabanqueta para observar el pez naranja. Nunca me cansaba de mirarlo. Tenía unoscolorespreciosos,ynadabadentrodel cristalhaciendodevezencuandopequeñaszambullidasenelagua,guiadosóloporsupropiavoluntadinterior.Teníaconchitasvivas en todo el cuerpo. Sus ojos eran dos puntitos negros que nunca se cerraban.Sólosupequeñabocaseabríaycerrabaconstantemente.
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Incluso el animalmás pequeño es una persona, pensé. Este pececito que nadadentrode lapeceraviviríaúnicamenteesavez.Ycuandosuvida seapagaraalgúndía,yanovolveríajamás.
Cuandome disponía a irme, como hacía siempre después de haber hecho unapequeñavisitamatutinaaHanselPanadero,elviejosedirigióamíymedijo:
—¿Vienesestanoche,Albert?Asentíconlacabeza.Élañadió:—Aúnnotehehabladodelaisla…ynosécuántosdíasdevidamequedan.Yomevolvíhaciaélyleabracé.—Notepuedesmorir—dije—.¡Túnuncatemorirás!—Toda la gente mayor tiene que morir —contestó, apretando con fuerza mi
delgado hombro—. Precisamente por eso, es bueno saber que detrás viene alguienquepuedecontinuardondeelviejotuvoquedejarlo.
Cuandosubíaquellanochehastalacabaña,HanselPanaderovinoamiencuentrohastalafuente.
—Yaestácolocadadenuevoensusitio—dijo.Comprendíquesereferíaalabebidapúrpura.—¿Nuncapodrévolveraprobarla?Elviejoarrugólanariz:—¡No,jamás!Enesemomento,semostrófirmeysevero.Peroyosabíaqueteníarazón,nunca
másvolveríaaprobarlabebidamisteriosa.—Labotellapermaneceráeneldesván.Ynodeberá ser sacadadenuevohasta
dentrodemediosiglo,másomenos.Entoncesllamaráatupuertaunjoven,yaélletocaráprobareldoradobrebaje.Deesemodo, el contenidode labotella fluirápormuchasgeneraciones,yalgúndíaelmaravillosoarroyodesembocaráenelPaísdelMañana.¿Loentiendes,hijo?¿Oesdemasiadocomplicadoparaunmuchacho?
Contesté que lo había entendido, y entramos en la cabaña, donde había tantascosas extrañas de otros tantos rincones del mundo. Nos sentamos delante de lachimeneacomolanocheanterior.Habíadosvasossobrelamesa,yHanselPanaderolosllenóconelzumodearándanosqueguardabaenunaantigualicorera.
«Yo nací en Lübeck, una fría noche de invierno de enero de 1811», comenzó.«Fuedurantelaslargasguerrasnapoleónicas.Mipadreerapanadero,comoyoahora;pero,desdemuypequeño,yohabíadecididosermarinero.Seguramentelaverdadesquemeviobligadoaello,pueséramosochohijosylapequeñapanaderíademipadrenodabaparamantenernosatodos.Conapenasdieciséisaños,en1826,meembarquéenungranveleroenHamburgo.ElbarcosellamabaMaría,yprocedíadelaciudadnoruegadeArendal.
Maríafuemihogarymividaenteradurantemásdequinceaños.Sinembargo,en
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el otoño de 1842, navegábamos de Rotterdam a Nueva York con carga común.Teníamosunabuenatripulación,peroesavez, tantolabrújulacomoeloctante,nosengañaron.CreoquecogimosunrumbodemasiadoalsuryadesdequesalimosdelCanal deLaMancha.Debimos de navegar hacia elGolfo deMéxico.Cómopudoocurrir,siguesiendounmisterioparamí.
Según todos los cálculos, tras sieteuocho semanas enmar abierto, tendríamosquehaberllegadoapuerto,peroaúnnoseveíatierraporningunaparte.Quizáenesemomento nos encontráramos en algún punto muy al sur de las Bermudas. Unamañana, el viento empezó a soplar fuerte y se convirtió en una tempestad. Fue enaumentoyprontosedesencadenóuntremendohuracán.
Noséexactamenteloqueocurrió.Puedequeelgranveleronaufragaraenunadelassacudidasdelhuracán.Delpropionaufragio,sólotengorecuerdosdispersos,todoocurriómuydeprisa.Perosírecuerdoqueelvelerovolcó,yqueentrabaagua.Unodemiscompañeroscayóalmarydesaparecióentrelasenormesolas.Yesoestodo.Losiguiente que recuerdo es que me desperté en un bote salvavidas sobre un marcompletamenteencalma.
Nosécuántotiempoestuvesinconocimiento.Puedequeunashoras,quizávariosdías. Mi vida comenzó de nuevo en el momento en que desperté en el botesalvavidas.Despuéssupequeelveleronaufragósindejarrastronidelbarconidelatripulación.Yofuielúnicosupervivientedelnaufragio.
El bote salvavidas tenía un pequeño cordaje, y debajo de las planchas de proaencontréunaviejalona.Icélavelaeintenténavegarguiándomeporelsolylaluna.PenséquemeencontrabaenalgúnlugardelacostaestedeAméricayprocuréllevarrumbohaciaeloeste.
Asípermanecíaladerivadurantemásdeunasemana,sinotroalimentoqueaguaygalletas.Novinuncanadaqueseparecieraalmástildeunbarco.
Recuerdoespecialmentelaúltimanoche.Porencimademí,lasestrellasbrillabancomo si fueran islas lejanas que no podía alcanzar con las velas de ese barco.MepareciómuyextrañopensarquemeencontrababajoelmismocieloquemimadreymipadreenmicasadeLübeck.Aunqueestábamosviendolasmismasestrellas,nosencontrábamosmuylejoslosunosdelosotros.Pueslasestrellasnorevelannadadenadie,Albert.NolesimportacómovivimosnuestrasvidasenlaTierra.
Prontomispadres recibirían la tristenoticiadequeyohabíanaufragadoconelMaría.
Alamañanasiguiente,muytemprano,cuandoelcielodelanocheseretiraba,ylaauroraaparecíaenelhorizonte,videprontounpuntitoenlalejanía.Primerocreíqueel puntito era una mota en mi ojo, pero, aunque me froté los ojos hasta hacermellorar,elpuntitopermanecíaenelmismositio.Finalmentecomprendíqueteníaquetratarsedeunaisla.
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Intentédirigirelbotehaciaallí,peronotabaqueunafuertecorrientequeprocedíadeaquelpequeño trozode tierraquesedivisabaa lo lejosme lo impedía.Arrié lavela,busquéunparderemos,mesentédeespaldasalaisla,ycoloquélosremosenlossoportes.Remabasincesar,peroteníalasensacióndenoavanzarnada.Antemíseencontrabaelinmensomar,queseríamitumbasinoconseguíallegarhastalaisla.Habíanpasadocasiveinticuatrohorasdesdequemehabíabebidolaúltimaracióndeagua. Luché contra elmar durantemuchas horas,me sangraban las palmas de lasmanos de agarrar tan fuerte los remos, peromi única posibilidad de sobrevivir erallegaraaquellaisla.
Cuandomevolvídespuésdehaberremadocomounlocodurantehoras,ymirédenuevohaciaelpuntito,sehabíaconvertidoenunaisla,consucontornoclaramentedefinido.Viunalagunaconpalmeras.Peroaúnnohabíallegadoamidestino;aúnmequedabamuchotrabajo.
Al finalvi recompensadosmisesfuerzos.Alcabodemuchashoras,entréen lalagunaynotéunsuavegolpeenelbote,alencallarenlaarenadeunaplaya.
Mebajédelboteyloempujéhastalaorilla;despuésdeesosinterminablesdíasenelmar,elsentirtierrafirmebajolospiesmeparecíauncuentodehadas.
Mecomílaúltimaracióndegalletas,antesdearrastrarelboteentrelaspalmeras.Loprimeroquemepreguntéerasienlaislahabríaagua.
Aunquemeencontrabaasalvoenunlugardelosmaresdelsur,nomesentíamuyoptimista.Enseguidamedicuentadequelaisladebíadeestardeshabitada.Además,parecíamuypequeña.Desdedondemeencontraba,podíavercómosecurvaba.Meparecióquepodíaverhastalaotraorilla.
Nohabíamuchosárbolespero,derepente,oíelcantodeunpájaroqueproveníadelacopadeunapalmera.Eraelcantodepájaromáshermosoquehabíaoídojamás.Seguramente me pareció tan maravilloso porque fue la primera señal de vida enaquellaisla.Trasmuchosañosenelmar,sabíaconcertezaqueesepájaronoeraunavemarina.
Abandonéelboteyseguíunpequeñosenderoparaacercarmealpájarodelárbol.Conformeme adentraba en la isla,me parecía que ésta iba creciendo.De repente,descubrí quehabíamás árboles, y ya en el interior, oí el cantodemáspájaros.Almismo tiempo, aunque creo que lo había notado desde el principio, reparé en quemuchasfloresyarbustoserandistintosatodoloquehabíavistohastaentonces.
Desdelaplaya,sólohabíavistosieteuochopalmeras.Mástardedescubríqueelpequeñosenderoporelquecaminabacontinuabaentrealtosrosalesydesembocaba,másadelante,enunpequeñogrupodepalmeras.
Corrí hacia allí, quería hacerme una idea del tamaño de la isla.Cuando lleguéhastaellas,viqueservíandepórticoaunespesobosque.Miréhaciaatrásyaúnpudeverlalagunaporlaquehabíaentrado.Aderechaeizquierda,contempléelAtlántico,
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quebrillabaconluzdoradabajolaintensaluzdeldía.Ya no pensaba en nada, sólo estaba obsesionado por saber dónde terminaba el
bosque.Empecéacorrerentrelosfrondososárboles.Cuandolleguéalotrolado,meencontréconqueportodaspartesselevantabanempinadascuestas.Yanopodíaverelmar».
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JOTADEPICAS
…comocastañaspulidas…
Estuve leyendo el librodel panecillo, hasta que empecé a ver doble.Por fin loguardé debajo de los tebeos del Pato Donald, y me puse a contemplar el lago deComo.
Mepreguntabaporlamisteriosaconexiónquepodíahaberentrelalupayellibroque el panadero de Dorf había metido dentro del panecillo. ¿No era también unmisterioquealguienpudieraescribirconunaletratanpequeña?
CuandoentramosenlaciudaddeComo,alfinaldellago,estabayaoscureciendo.Esonoquieredecirquefueramuytarde,porqueenesaépocadelañooscurecíaantesenItaliaqueenNoruega.Comoíbamoshaciaelsur,cadadíaquepasabasehacíadenocheunahoraantes.
Mientras dábamos una vuelta en el coche por esa alegre ciudad, las farolas seencendierony,depronto,descubríuna feria.Fue laúnicavezen todoelviajequehicetodoloposibleporsalirmeconlamía.
—Podríamospararaveresaferia—dije.—Yaveremos—contestómiviejo.Habíaempezadoamiraraderechaeizquierda
buscandounsitiodondepasarlanoche.—¡Noseñor!Vamosalaferia.Al finalcedió,peroconunacondición:queprimeronos instaláramos.Además,
tambiénseempeñóentomarunacervezaantesdeproseguirconladiscusión.Asíqueluegoseríaimposibleirencocheaningúnsitio[2].
Afortunadamente,encontramosunhoteladospasosdelaferia.SellamabaMiniHotelBaradello.
—OlledarabLetohInim.Mi viejo me preguntó por qué de repente había empezado a hablar en árabe.
Señaléelcarteldelhotel,yleentrólarisa.Cuandohabíamossubidolascosasalahabitaciónymiviejosehabíatomadosu
cerveza, fuimos hacia la feria. En el camino, mi viejo se metió en una tienda ycompródosbotellitasdealgúnlicorfuerte.
Laferianoestabamal,peromiviejoseapuntóúnicamentealtrendelterroryalanoria.Yotambiénmontéenlamontañarusa,queeraguay.
Desdeloaltodelanoriapudimoscontemplartodalaciudadygranpartedellagode Como. Una vez arriba, nos quedamos balanceando mientras subían nuevospasajeros.Flotandoentreelcieloylatierraviderepenteaunhombrecilloqueestabaabajomirándonos.Melevantédelasientoseñalandoalhombrecilloydije:
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—¡Allíestáotravez!—¿Quién?—preguntómiviejo.—Elenano,eldelagasolinera,elquemeregalólalupa.—¡Tonterías!—dijomiviejo.Perotambiénélmiróhaciaabajo.—Esél—insistí—.Llevaelmismosombrero.Yesenano,¿noloves?—EnEuropahaymuchosenanos,HansThomas.Ytambiénmuchossombreros.
¡Siéntate!Estabacompletamentesegurodequesetratabadelmismoenano.Además,estaba
claroqueéltambiénnosmirabaanosotros.Cuandoempezamosaacercarnosdenuevoalsuelo,levidesapareceratodaprisa
entreunascasetas.Habíandejadodeinteresarmeloscacharrosdelaferia.Miviejomepreguntósi
queríaconducirunautodechoque,peroledieducadamentelasgraciasyledijequeno.
—Sóloquierodarunavuelta—añadí.Loquenoconfeséfuequeestababuscandoalenano,aunquemiviejodebíade
sospecharalgoporque,derepente,queríaatodacostaquesubieraaltiovivoyaotrosartilugiosmecánicos.
Algunavezmiviejomedaba la espaldaparabeberun tragodeunade lasdosbotellitas que había comprado. Creo que hubiese preferido hacerlo mientras yovisitabaeltúneldelterroroalgoparecido.
Enmediodelaferia,habíaunatiendadecampañadecincolados.Leílasletrasalrevés:
—Alibis.—¿Cómodices?—preguntómiviejo.—¡Miraallí!—Sibila—dijo—.Significaadivina.¿Quieresquetelealamano?Nolodudéniuninstante,mefuiderechoalatienda.Delantedelaentradahabíaunachicademiedadmuyguapa.Teníaelpelolargo
y negro, y los ojosmuy oscuros, seguramente era gitana. Era tan hermosa que elmirarlameproducíaunligerocosquilleoenelestómago.
Lachicaseinteresómuchomáspormiviejoquepormí.Lemiróypreguntóenuninglésconmuchoacento:
—Willyouseeyourfuture,sir?Only5000lire.Miviejosacóunbillete,meseñalóydioeldineroalachica.Eneseinstante,una
mujermayor asomó la cabeza por una abertura de la lona.Ella era la adivina.Mellevéunapequeñadecepciónalverquenoeralachicalaquemeibaaleerlamano.
Memetieronenlatienda.Deltechocolgabaunalámpararoja.Laadivinasesentójunto a unamesa redonda en la quehabíaunabolade cristal y unapecera conun
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pequeñopezplateado.Tambiénhabíaunabaraja.Meseñalóunabanquetaparaquemesentara.Sinohubieratenidolaseguridadde
quemiviejoestabafueradela tiendaconsubotellaenlamano,mehabríasentidobastantedesgraciado.
—DoyouspeakEnglish,mydear?—preguntóellaprimero.—Ofcourse—contesté.Cogiólabarajaysacóunacarta.Eralajotadepicas.Medijoquecogieraveinte
cartas. Luego tuve que barajarlas. Hice lo quememandó y entoncesme dijo quemetiera la jotadepicasenelmontón.Hechoesto, la adivinaempezóacolocar lasveintiunacartassobrelamesa,mirándomefijamentealosojos.
Lascolocóentresfilas,cadaunadesietecartas.Señalólafiladearribaydijoquerepresentabaelpasado,ladelcentro,elpresenteyladeabajo,elfuturo.Enlafiladelcentro,volvióaaparecerlajotadepicas,ahoraalladodeuncomodín.
—Amazing—murmuró—.Averyspecialspread.Luegosequedócalladaunbuenrato.Empecéapensarqueesascartaserantan
especialesqueestabahipnotizadaporellas,perofinalmenteempezóahablar.Primero señaló la jota de picas de la fila del centro y luego las cartas que la
rodeaban.—Iseeagrowingboy.Heisfarawayfromhome.Hastaahínomeimpresionómucho;nohacíafaltaseradivinoparaaveriguarque
yonoeradeComo.Lagitanasiguió:—Areyounothappy,mydear?Nocontesté,yellavolvióamirarlascartas.Entonces señaló la fila del pasado. Allí estaba el rey de picas ymuchas otras
cartastambiéndepicas.—Manysorrowsandobstaclesinthepast.Levantóelreydepicasydijoqueeramiviejo.Hatenidounainfanciaamarga,
continuó.Luegodijounmontóndecosas,delasquesólocaptélamitad.Envariasocasiones,mencionólapalabra«grandfather».
—Butwhereisyourmother,dearson?Contesté que estaba en Atenas, pero me arrepentí enseguida de haberle dado
tantaspistas.Puedequetodofuerauntimo.—Shehasbeenawayforaverylongtime—continuólaadivina.Señalólafiladeabajo.Allí,aladerecha,estabaelasdecorazones,muylejosde
lajotadepicas.—Ithinkthisisyourmother.Sheisaveryattractivewoman…wearingbeautiful
clothes…inaforeigncountryfarawayfromthelandinthenorth.Continuóconsusadivinaciones,aunqueyocaptabasólolamitaddeloquedecía.
Cuandoempezóahablardelfuturo,susoscurosojosgitanosbrillabancomocastañas
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pulidas.—Ihaveneverseenaspreadlikethis…Señalandoelcomodín,queestabaalladodelajotadepicas,añadió:—Manygreatsurprises.Manyhiddenthings,myboy.Selevantóysacudiólacabezacomosiestuvieranerviosa.Loúltimoquedijofue:—Anditissoclose…Lasesiónhabíaterminado.Laadivinameacompañóhastaelexteriordelatienda
ysefuederechahaciamiviejoparadecirlealgoaloído.Yolaseguí,yellapusosumanosobremicabezaydijo:
—Thisisaveryspecialboy,sir…Manysecrets.Godknowswhathewillbring.Creoquemiviejoestuvoapuntodeecharseareír.Quizásledieraunbilletemás
alaseñorasóloparanomorirsederisa.Cuando ya nos habíamos alejado bastante de la tienda, la adivina seguía
mirándonos.—Meleyólascartas.—¿Ahsí?Lehabráspedidoelcomodín.—Estáscomounacabra—contestémalhumorado.Meparecióunapreguntacasi
blasfema—.¿Quiénessonlosgitanos,ellasonosotros?Miviejoserióconganas.Porsurisadedujequesehabíabebidoelcontenidode
lasdosbotellitas.Devuelta en el hotel, convencí ami viejopara queme contara algunahistoria
sobrepiratasdelossietemares.DurantemuchosañosnavegóentrelasAntillasyEuropa,yasíllegóaconocera
fondoelGolfodeMéxicoytambiénciudadescomoRotterdam,HamburgoyLübeck.Peroelbarcotambiénhacíaotrasrutas,yasímiviejoviajóportodoslosrinconesdelmundo.YahabíamosvisitadoHamburgo,yhabíamospaseadoduranteundíaenteroporlazonaportuaria.Aldíasiguiente,llegaríamosaotropuertoquemiviejohabíaconocidodejoven:eldeVenecia.YcuandofinalmentellegáramosaAtenas,queríavisitarElPireo.
Antes de que emprendiéramos ese largo viaje, pregunté ami viejo por qué noíbamosenavión.AsítendríamosmástiempoparabuscaramamáenAtenas.Peromiviejodijoqueiríamosencoche,porqueelgranobjetivodelviajeeratraernosamamáacasa,y seríamuchomás fácil empujarladentrodelFiatquearrastrarlahastaunaagenciadeviajesycomprarleunbilletedeavión.
Por otra parte, me pareció que él no tenía mucha fe en que fuéramos aencontrarla.Enese caso,queríapasar, almenos,unasbuenasvacaciones.MiviejodeseabaconocerAtenasdesdequeeraunniño.CuandoestuvoenElPireo,queestáapocoskilómetrosdeAtenas,sucapitánnolepermitióvisitarlaviejaciudad.Enmiopinión,esecapitándeberíahabersidodegradadoagrumete.
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MuchagenteviajaaAtenasparaestudiarlosviejostemplos.MiviejoqueríairaAtenas,sobretodo,porqueallívivieronlosgrandesfilósofos.
A mi viejo no le sentó bien que mamá nos abandonara y, mucho menos, queeligieraAtenaspara encontrarse a símisma,yaque erauna ciudadque él siemprehabíaqueridovisitar,ypodríanhaberlohechojuntos.
Despuésdecontarmedosinteresanteshistoriassobrelavidaenelmar,miviejosedurmió.Yomequedédespiertoenlacama,pensandoenellibrodelpanecilloyenelextrañopanaderodeDorf.
Mefastidiabahabermedejadoellibritoenelcocheporque,hastaeldíasiguiente,nopodríasaberloqueleocurrióaHanselPanaderodespuésdelnaufragio.
Antesdedormirme,penséenLudwig,enAlbertyenHanselPanadero.TodoselloshabíantenidounpasadodifícilantesdeserpanaderosenDorf.Loquelosuníaeraelsecretodelabebidapúrpuraydetodoslospecesdecolores.Luego,Hanshabíamencionado a un tipo llamado Frode, que tenía unos extraños naipes con los quehacíasolitarios…
Sinome equivocaba, todo eso estaría relacionado con el naufragio deHans elPanadero.
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REINADEPICAS
…esasmariposasemitíanunsonidoquerecordabaelcantodelospájaros…
Mi viejo me despertó temprano a la mañana siguiente, lo que no era nadahabitual,porloquededujequeellicordelasbotellitasquecomprócuandoíbamosalaferianoseríademasiadofuerte.
—HoyvamosaVenecia—dijo—.Saldremoscuandosalgaelsol.Encuantomelevantédelacama,meacordédequehabíasoñadoconelenanoy
laadivinade la feria.Enmi sueño, el enanoerauna figuradeceraenel túneldelterror,quederepentecobravidaporquelaadivinagitanadepelonegro,quemontaeneltrenconsuhermosahija,lemirafijamentealosojos.Enlaprofundaoscuridaddelanoche,elenanosalefurtivamentedeltúnelyandaerranteporEuropatemiendoa cadamomentoque alguien le reconozcay le devuelva al túnel del terror.En esecaso,volveríaaconvertirseenunafiguradecera.
Miviejoestabalistoparapartir,antesdequeyohubieraconseguidoquitarmeeseextraño sueño de la cabeza y me hubiera puesto los pantalones. Me hacía muchailusión ir a Venecia. Allí veríamos el Mediterráneo por primera vez desde queiniciamosellargoviaje.Nuncahabíavistoesemar,ymiviejonoloveíadesdesustiemposdemarinero.DesdeVenecia continuaríamos, a través deYugoslavia, haciaAtenas.
Bajamos al comedor y nos tragamos ese pobre desayuno que sirven en todaspartes al sur de los Alpes. Antes de las siete, estábamos ya en el coche, y en elmomento de arrancar, el sol salía por encima del horizonte.Mi viejo se puso susgafasoscurasydijo:
—Supongoquetendremosesaresplandecienteestrelladelantetodalamañana.DecaminoaVenecia,pasamosporlafamosallanuradelríoPo,queesunadelas
másfértilesdelmundo,debido,claroestá,alafrescuradelaguadelosAlpes.Pasábamos por campos de naranjos y limoneros, y al momento siguiente,
estábamosrodeadosdecipreses,olivosypalmeras.Enlaszonasmáshúmedashabíagrandesextensionesdearrozalesentrealtosálamos.Por todaspartesalbordede lacarreteracrecíanamapolas.Erandeunrojo tanintensoqueteníaquemirarconlosojosentreabiertos.
Antesdelmediodía,llegamosaunacolinadesdedondepudimoscontemplarunamesetatanricaencoloresque,parapoderhaceruncuadrorealista,unpintorhabríatenidoqueutilizartodasucajadepinturasalavez.
Miviejoaparcóelcoche,salióatodaprisayseencendióuncigarrillo,mientras
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se concentraba para darme una de esas breves conferencias que soltabaconstantemente.
—Todoestobrotaachorroscadaprimavera,HansThomas.Tomatesy limones,alcachofasynuecesy,comopuedesver,toneladasdeverdemateriavegetal.¿Notepareceincreíblequetodoesopuedasurgirdelanegratierra?
Sequedómirandolaobradelacreaciónyañadió:—Loquemásmeimpresionaesquetodoestoprocedadeunasolacélula.Enuna
ocasión, hacemiles demillones de años, brotó unapequeña semilla que empezó adividirse.Yconlosaños,esapequeñasemillaseconvirtióenelefantesymanzanos,frambuesasyorangutanes.¿Loentiendes,HansThomas?
Le dije que no con la cabeza, y él siguió con su rollo. Fue una exhaustivaconferenciasobreelorigendelasdistintasespeciesdeplantasyanimales.Alfinal,señaló una mariposa que acababa de abandonar una flor azul y explicó queprecisamenteesamariposapodíavivirenpazaquí,en la llanuradelPo,porque lospuntosdesusalasseparecíanalosojosdelosanimalessalvajes.
Cuandomiviejosequedabacalladoduranteundescansoparafumar,enlugardeabrumarasu indefensohijoconconferencias filosóficas, loqueocurríamuypocasveces,yoaprovechabaparasacarlalupadelbolsillodelpantalónyhaceralgunaqueotrainteresanteobservaciónbiológica.Lalupatambiénmeeraútilparaleerellibrodelpanecillosentadoenelasientodeatrás.Meparecíaque,tantolanaturalezacomoellibro,conteníanunaenormeriquezadesecretos.
Durante unos cuantos kilómetros,mi viejo condujo pensativo.Yo sabía que encualquier momento podría decir algo importante, bien sobre el planeta en quevivimos o bien sobre mamá, que un buen día nos abandonó. Pero ahora lo másimportantedetodoeraleerellibrodelpanecillo.
Mesentíaliviadoporhaberaterrizadoenunlugarquenoeraunsimpleisloteenel mar. Pero aún había algo más. Era como si esta isla guardara un secretoinescrutable. Conforme me seguía adentrando en ella, me parecía que continuabacreciendo, que se desdoblaba por todos los lados a cada paso que daba. Se estabaextendiendo en todas las direcciones, como si estuviera expulsando algo desde suinterior.
Continuéelsendero,adentrándomecadavezmásenlaisla,peroprontosedividióendoscaminosytuvequeelegiruno.Empecéacorrerporeldelaizquierda.Luegotambiénésesedividíaendos.Volvíacogereldelaizquierda.
Elsenderomeintrodujoenunaprofundagrietaentredosmontañas.Porallí,entrelamaleza,habíaunasenormestortugas,lasmásgrandesmedíanmásdedosmetrosde largo.Yohabíaoídohablardegrandes tortugas,peroera laprimeravezque lasveíaconmispropiosojos.Unadeellassacólacabezadelaconchaymemirócomosiquisieradarmelabienvenidaalaisla.
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Seguí andando toda la mañana. Vi nuevos bosques, valles y llanuras, pero novolvíaverelmar.Eracomosihubiesepenetradoenunpaisajemágico,unlaberintoalrevés,enelqueloscaminosnuncasetopabanconningunapared.
Yamuyavanzada la tarde, lleguéaunpaisajeabierto,conunagran lagunaquebrillabaaltenuesoldelatardecer.Melancéalaorillaybebíhastaapagarlased.Porprimeravezenvariassemanas,bebíaaguafresca.
Tambiénhabíapasadomuchotiempodesdequemehabíalavadoporúltimavez.Me quité el ceñido traje de marinero y me zambullí en el agua para nadar. Erarefrescante,despuésdehaberandadotodalatardebajoelabrasadorsoltropical.Medicuentadequemehabíaquemadolafrenteporhabernavegadosinprotecciónenelbotesalvavidas.
Unpardevecesbuceéhastaelfondo.Cuandoabrílosojos,descubríunbancodepequeñospecesdetodosloscoloresdelarcoiris.Unoseranverdes,comolasplantasdel borde del agua, otros azules, como piedras preciosas, y otros emitían destellosrojos,amarillosynaranjas,yalmismotiempo,cadaunodeellosteníaalgodetodosloscolores.
Salídelaguaymesequéalsoldelatarde.Notéqueelhambreinvadíatodomicuerpo.Entoncesdescubríunosarbustosconbayasamarillasdeltamañodeunafresa.Jamáshabíavistounasbayasdeesetipo,perosupusequeerancomestibles.Sabíanaunamezclaentrenuezyplátano.Cuandomehabíahartadodecomerbayas,volvíaponermeeltrajedemarineroy,alfinal,medormíagotadoenlaorilladelgranlago.
A lamañana siguiente,medesperté sobresaltadoantesdequehubiera salidoelsol.Fuecomounarepentinatomadeconciencia,querecorriótodomicuerpo.
¡He sobrevivido al naufragio!, pensé. Por fin lo entendí en toda su magnitud.Tuvelasensacióndehabernacidodenuevo.
Alaizquierdadellago,seextendíauntortuosopaisajedecolinas.Estabacubiertodehierbaamarillaydealgunas flores rojascon formadecampana,que semovíanligeramenteconlasuavebrisadelamañana.
Antes de que el sol hubiera salido, me encontraba en la cima de una colina.Tampocodesdeallípudeverelmar.Veíadelantedemíunagranextensióndetierra,uncontinente.HabíaestadoenAméricadelNorteyenAméricadelSur,peroahoranome encontraba en ningunode esos continentes, pensé.Nohabía rastro de sereshumanos.
Mequedéallíhastaqueelsol,deunintensocolorrojo,yresplandecientecomounespejismo,aparecióporeleste,encimadeunaestepaalláenlalejanía.Comoelhorizonte estaba tanbajo, era el solmásgrandeymás rojoque jamáshabíavisto,inclusoenelmar.
¿SeríaelmismosolquebrillabasobrelacasademispadresenLübeck?Continué caminando por esos parajes durante toda la mañana. Cuando el sol
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estabayaaltoenelcielo,bajéhastaunvalledondehabíarosalesamarillos,porentrelos que volaban unasmariposas gigantes. Lasmás grandes eran del tamaño de lascornejas,peroinfinitamentemásbonitas.Todaserandeunintensocolorazul,peroenlasalas teníandosgrandesestrellasdecolor rojo sangre.Meparecían floresvivas.Eracomosi algunasde las floresde la isla,de repente, sehubiesendespegadodelsueloyaprendidoelartedevolar.Sinembargo,lomáscuriosodeesasmariposaseraqueemitíanunsonidoquerecordabaelcantodelospájaros.Seasemejabaaundébilsilbidodeflautacondiferentestonos.Así,unasuavemúsicainundabatodoelvalle,comocuandotodoslosinstrumentosdevientodeunagranorquestasonafinadosalavezantesdelconcierto.Avecesmerozabansuavementeconsusalas,eracomounrocedeterciopelo.Notésuolor,pesadoydulzón,comoeldeuncaroperfume.
Por el valle fluía un caudaloso río. Decidí seguir su cauce, para no vagar sinrumboporlagranisla.Penséquedeestemodo,seguroqueantesodespués,llegaríaal mar. Pero no resultó tan fácil porque, al poco tiempo, el gran valle se acabó.Primero se estrechó como un embudo, y finalmenteme topé con la pared de unamontaña.
Noentendíacómopodíasereso,porqueunríonopuededarlavueltaycomenzarafluir,ensentidocontrario,porelmismocaminoporelquehallegado.Albajarporelprecipicio,descubríqueelríocontinuabaporuntúnelqueatravesabalamontaña.Meacerquéhastalaentradaymiréhaciaelinteriordelamontaña.Elaguaformabaallíuncanalsubterráneo.
Delantedelaentradadeltúnel,unasranastangrandescomoconejossaltabanenel borde del agua y, cuando croaban todas a la vez, hacían un ruido ensordecedor.Nuncamehubieraimaginadoqueenlanaturalezaexistieranunasranastanenormes.
Por la húmeda hierba se arrastraban grandes lagartos y otros reptiles tambiénenormes.Aunquejamásloshabíavistotangrandes,estabahabituadoaveranimalesdeesetipoenmisvisitasalospuertosdetodoelmundo.Peroeralaprimeravezquelosveíadetantoscolores.Enesaisla,losreptileseranrojos,amarillosyazules.
Descubríquesepodía irpor laorilladel ríoyentrarenel túnel.Asíqueentréparaverhastadóndellegaba.
Dentrodelamontañahabíaunaenigmática luzazulverdosa.Elaguaapenassemovía.Tambiénallídentro,enelaguacristalina,habíabancosdepecesdecolores.
Al cabo de un rato, percibí un débil sonido más adentro del túnel. Conformeavanzaba, el sonido se hacía cada vez más fuerte, parecían atronadores timbales.Comprendíquemeestabaacercandoaunacascadasubterránea.
Asíquetendréquedarlavueltadetodosmodos,pensé.Peroantesdellegaralacascada, el espacio se llenó de una intensa luz. Miré hacia arriba y descubrí unapequeña oquedad en la montaña. Empecé a trepar hacia ella, y poco despuéscontemplédebajodemíunanaturaleza tan indescriptiblementehermosaque seme
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saltaronlaslágrimas.Aduraspenas,logrésalirporelhueco.Cuandomepuseenpie,antemisojosse
extendíaunvalletanfrondosoyverdequeyanoañoréelmar.Andando por la ladera, descubrí varias clases de árboles. De unos colgaban
manzanas y naranjas, y de otros, otras frutas queme eran conocidas. Pero, en esevalle, también crecían frutos y bayas que jamás había visto. En los árboles másgrandes,crecíaunafrutaparecidaalasciruelas,peromásalargada.Losárbolesmáspequeñosteníanfrutosverdesdeltamañodeuntomate.
Seguíbajandoporelvalle.Entoncesdescubrílosmolucos.Lasabejasylasmariposasmehabíanhechoabrirojoscomoplatos,pero,aunque
eranmásgrandesymáshermosasquelasdesumismaespecieenAlemania,alfinyalcaboeranabejasymariposas,ylomismopasabaconlasranasylosreptiles.Peroahorateníaantemíunosgrandesanimalesblancos,tandistintosdetodoloquehabíavistoyoídonuncaquetuvequefrotarmelosojos.
Eraunrebañodeunosdoceoquinceejemplares.Erangrandescomocaballosovacas,peroteníanunapielgruesayblanquecina,quemerecordabaaladelcerdo,ytodosteníanseispatas.Encomparaciónconloscaballosylasvacas,suscabezaseranmáspequeñasypuntiagudas.Aveces laselevabanhaciaelcielodiciendo¡«bratch,bratch»!
Notuvemiedo.Aquellosanimalesdeseispatasteníanpintadesertanbuenosytan tontos como las vacas de Alemania. Me hicieron darme cuenta de que meencontrabaenunpaísquenofigurabaenelmapa.Esedescubrimientomepareciótanescalofriantecomosimehubieraencontradoconunserhumanosinrostro.
Naturalmente, se tardabamuchomás en leer lasminúsculas letras del libro delpanecilloquelasletrasnormales.Habíaquesacardelconjuntocadaminúsculaletrayenlazarlaconlasdemás.Cuandoacabéelapartadosobrelosanimalesdeseispatas,erayabastantetarde,ymiviejosaliódelaautopistaycogióotracarretera.
—VamosacenaraVerona—dijo.—Anorev—repliqué,porqueyahabíavistolaseñal.Mientrasentrábamosenlaciudad,miviejomecontólatristehistoriadeRomeoy
Julieta,quenopodíanestarjuntosporperteneceradosfamiliasrivales.Losjóvenesnovios, que sacrificaron su vida por un amor imposible, habían vivido en Veronahacíamuchosaños.
—Merecuerdaunpocoalosabuelos—dije.Miviejorióporqueesonuncaselehabíaocurrido.
Comimos «antipasto» y pizza en un gran restaurante al aire libre. Antes decontinuar, dimos una vuelta por las calles, y en un quiosco de souvenirs,mi viejocompróunabarajaconcincuentaydosmujeresmediodesnudas.Comosiempre,seaseguró rápidamente de que hubiera comodín, pero esta vez se quedó con toda la
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baraja.Creoque sintióunpocodevergüenzaporque lasmujeresde labaraja llevaban
aún menos ropa de la que se había imaginado. Se apresuró a guardárselas en elbolsillodelacamisa.
—Enrealidadesincreíblequehayatantasmujeres—comentó,másbienparasímismo.Algoteníaquedecir,claro.
Peroerauncomentarioque,ensí,noservíaparanada,yaque,dehecho,lamitaddelapoblaciónmundialsonmujeres.Supongoqueloquequeríadecireraquehabíamuchasmujeresdesnudas,porqueaeso,unonoestátanacostumbrado.
Sieraesoloquequeríadecir,estabadeacuerdoconél,puesmeparecíaunpocofuertejuntarcincuentaydosejemplaresenunasolabaraja.Encualquiercaso,erauninventomalo,puesnosepuedejugarconunabarajaquesólotienedamas.Esciertoqueponíareydepicas,cuatrodetréboles,etc.,etc.,enelextremosuperiorizquierdo,peroestoysegurodeque,jugandoconunabarajaasí,lagentesequedaríamirandoalasmujeres,enlugardeconcentrarseeneljuego.
Elúnicohombredelabarajaerauncomodín.Enestaocasióneraunaesculturagriegaoromana,concuernosdemachocabrío.Tambiénélestabadesnudo,peroesoesnormalentodaslasesculturasclásicas.
DevueltaenelFiat,seguíapensandoenlaextrañabaraja,ydije:—¿Nuncahaspensadoenlaposibilidaddebuscarteunanuevamujer,enlugarde
emplearmedia vida en volver a encontrar a una que aún no se ha encontrado a símisma?
Primerosoltóunacarcajada,peroluegocontestó:—Tienes razón, es unpocomisterioso; en este planeta vivenmás de cincomil
millonesdeseres.Teenamorasdeunapersonaynolaquierescambiarpornadieenelmundo.
Nohubomáscomentariossobreaquellabaraja.Aunqueconteníacincuentaydosmujeres,todasesforzándoseenestarlomásguapasposible,miviejopensabaqueaesabarajalefaltabaunacartaimportante.ÉsaeralacartaquedebíamosencontrarenAtenas.
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REYDEPICAS
…encuentroencuartafase…
CuandoporfinllegamosaVenecia,yatarde,tuvimosqueaparcarelcocheenunenorme aparcamiento antes de poder entrar en la ciudad en sí, porqueVenecia notiene ni una calle de verdad. En cambio tiene 180 canales,más de 450 puentes ymilesdelanchasmotorasygóndolas.
Desde el aparcamiento, fuimos en un taxi-góndola hasta el hotel, que seencontraba junto al Gran Canal, el más importante de Venecia. Mi viejo habíareservadolahabitacióndesdeelhoteldeComo.
Dejamostiradoelequipajeenlahabitaciónmáspequeñaymásfeade todasenlas quenos alojamosdurante el viaje, y nos fuimos a pasear por los canales y poralgunosdelosinnumerablespuentes.
Íbamosaestardosdíasenesaciudadllenadecanales,antesdeproseguirelviaje.Por eso, yo sabía que había un grave peligro: quemi viejo aprovechara lo que laciudadpodíaofrecerle,enloqueabebidaserefería.
DespuésdecenarenlagranplazadeSanMarcos,conseguíconvencerleparaquediéramosunpequeñopaseoengóndola.Miviejoseñalóenelplanodóndequeríair,yelgondoleronoparabademoverlapértiga.Loúnicoquenofuecomoesperabaesqueelgondoleronocantóniunaestrofa.Nomeimportólomásmínimo,porqueesosgritosdegondolerosiempremehabíanrecordadolosmaullidosdegato.
Mientrasestábamosenlagóndola,sucedióalgosobreloquemiviejoyyonuncallegamosaponernosdeacuerdo.Enelinstanteenquenosdisponíamosapasarpordebajodeunodelospuentes,unacaraconocidaaparecióencimadenosotros,sobrelabarandilla.Yoestabaconvencidodequeeraelenanodelagasolinera,yestavezelsorprendente reencuentro me disgustó. Me pareció que estábamos siendoperseguidos,enelsentidomásliteraldelapalabra.
—¡Elenano!—exclaméymepusedepieenlabarcaseñalándole.Ahora entiendoquemi viejo se enfadara, porque la góndola estuvo a puntode
volcar.—¡Siéntate!—me ordenó, aunque, una vez pasado el puente, también él miró
haciaarriba,peroelenanoyahabíadesaparecido,exactamenteigualqueenlaferiadeComo.
—Nohaydudadequeeraél—dije,yempecéallorar;unpocoporelsustodelodelagóndola,pero,sobretodo,porqueestabasegurodequemiviejonomecreía.
—Sonimaginacionestuyas,HansThomas.—Peroeraunenano—insistí.
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—Puedeser,peronoelmismo—protestó,aunquenisiquieralehabíavisto.—¿QuieresquemecreaqueEuropaestállenadeenanos?Conestapreguntadienelclavo,porquemiviejosequedósentadoenlagóndola,
conunapícarasonrisaenlacara.—Puedeser.Todossomosunosextrañosenanos.Somosesasmisteriosasfiguras
queaparecenderepentesobrelospuentesdeVenecia.Elgondolero,quenohabíacambiadolaexpresióndelacaraentodoelviaje,nos
dejóenunaplazaconmuchasterrazasenlasaceras.Miviejomeinvitóaunheladoyaun refresco,y élpidiócaféyalgoasí comoVecchiaRomagna.Nome sorprendídemasiadoaldescubrirqueloqueacompañabaalcaféeraunabebidamarrón,servidaenunaelegantecopaquemerecordabaaunapecera.
Trasdoso tres de esas copas,miviejomemirómuy serio a los ojos, como sihubieradecididoconfiarmeelmayorsecretodesuvida.
—¿NotehabrásolvidadodenuestrojardínenHisoy,verdad?—empezó.Nome digné contestar una pregunta tan tonta, y él tampoco esperaba ninguna
respuesta.—Bueno—continuó—,entoncesescúchamebien,HansThomas.Imaginémonos
que un día sales al jardín y descubres un pequeño marciano entre los manzanos.Digamosqueesunpocomáspequeñoquetú,yenloquerespectaasielhombrecilloesamarillooverde,selodejoatuimaginación.
Asentíconlacabeza,nohubieraservidodenadaprotestarporeltemaelegido.—Elforasterosequedamirándotefijamente,comosesuelemiraraseresdeotro
planeta.Lacuestiónescómoreaccionaríastú.EstuveapuntodedecirquelehabríainvitadoaundesayunodelplanetaTierra,
pero dije que seguramentemehubiese entrado tal pánico quemehubiera puesto agritarcomounloco.
Mi viejo asintió con la cabeza, evidentemente satisfecho por mi respuesta. Almismotiempo,comprendíqueteníaalgomásquedecir.
—¿Nocreesque también tepreguntaríasquiénera esehombrecilloydedóndevendría?
—Naturalmente—contesté.Volvió a echar la cabeza hacia atrás, como si estuviera examinando a todas las
personasdelaplaza.Luegopreguntó:—¿No se te ha ocurrido nunca pensar que tú mismo podrías ser uno de esos
marcianos?Estabaacostumbradoaescuchartodoloquesalíadesuboca,peroentoncestuve
que agarrarme al borde de la mesa, para no caerme de la silla en la que estabasentado.
—Ounterrestre,siquieres.Enrealidad,noimportagrancosacómollamemosal
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planetaenquevivimos.Loimportanteesquetúeresunhombrecillodedospatasqueandaagatasporunplanetadeluniverso.
—Exactamentecomoesemarciano.Miviejoasintióycontinuó:—Aunque no te tropieces con un marciano en el jardín, puede ocurrir que lo
hagascontigomismo.Eldíaenqueesoteocurra,alomejortambiénteponesagritarcomounloco.Nofaltaríamás,puesnotodoslosdíasdescubresqueeresunterrestredecarneyhuesosobreunapequeñaisladeluniverso.
Entendía loquequeríadecir,peronoresultabafácilañadirnada.Loúltimoquedijosobreelmarcianofue:
—¿RecuerdasquevimosunapelículaquesellamabaEncuentro?Asentí.Eraunaextrañapelícula,sobregentequedescubreunplatillovolantede
otroplaneta.—Elverunanaveespacialdeotroplanetasellamaencuentroenlaprimerafase.
Siademásseveaseresdedospatassalirdelanave,sellamaencuentroenlasegundafase.PeroalañosiguientedeverEncuentro,vimosotrapelícula…
—QuesellamabaEncuentrosenlatercerafase.—Exactamente.Esoesporquetocaronaesosseresdeotrosistemasolar.Esese
contacto directo con lo desconocido lo que se llama encuentro en la tercera fase.¿Vale?
—Vale.Permaneciósentado,mirandolaplazacontodaslasterrazas,ysiguiódiciendo:—Perotú,HansThomas,túhasvividoelencuentroencuartafase.Medebídequedartotalmenteperplejo.—Porquetúeresunmisteriososerdelespacio—dijomiviejoconénfasis.Solté
la taza de café en lamesa con tal ímpetu que a los dos nos sorprendió que no serompiera—.Túeresesemisteriososer,ytúloconocesdesdedentro.
Yoestabayabastantealucinado,perocomprendíquemiviejoteníarazón.—DeberíasrecibirunasubvencióndelEstadoporfilósofo—melimitéadecir,y
esaspalabrassalierondelfondodemicorazón.De vuelta en el hotel, ya de noche, descubrimos una enorme cucaracha en el
suelo.Miviejoseinclinósobreelladiciendo:—Losiento,amiga,peronopodrásdormiraquíestanoche.Hemosreservadouna
habitacióndoble,ysólocabemosnosotrosdos.Ademássoyyoelquepagalafactura.Creíquesehabíavueltoyatotalmenteloco,peroentoncesmemiróycontinuó:—Estacucarachaesdemasiadogordaparapodermatarla,HansThomas.Es tan
enorme que habrá que considerarla un individuo, y no se mata a los individuos,aunquesereaccioneconciertorechazoantesupresencia.
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—Entonces,¿vamosadejarquesepaseeporlahabitaciónmientrasdormimos?—¡Claroqueno!Laacompañaremosfuera.Y eso fue exactamente lo que hizo. Mi viejo empezó a sacarla fuera de la
habitación,comoharíaunpastorconsurebaño.Primerocolocólasmaletasybolsasde modo que formaran una especie de larga pista sobre el suelo. Luego, con unacerillaempezóahacercosquillasalacucarachaeneltrasero,parameterleunpocodeprisa.Alamediahora,consiguiósacarlaalpasillo,fueradenuestrocuartucho.Coneso,miviejosedioporsatisfecho,ynolaacompañóhastaabajo.
—Yahoravamosadormir—dijocerrandolapuertatrasél.Semetióenlacamaysequedófritoinstantáneamente.
Dejé encendida la luz de encima de mi cama, y seguí leyendo el libro delpanecilloencuantoestuvesegurodequemiviejoyahabíaselladosupasaporteenlafronteradelpaísdelossueños.
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ASDETRÉBOLES
…eranexactamenteigualquelasfigurasdelosnaipes…
Durantetodoaqueldía,permanecíenelfrondosovergel.Derepente,descubríalolejosdosfigurashumanas.Micorazónempezóalatirmásdeprisa.
Estoysalvado,pensé.Despuésdetodo,quizáhabíallegadoaAmérica.Mientras caminaba hacia ellos, iba pensando en que seguramente no nos
entenderíamos.Yosólohablabaalemány,despuésdecuatroañosabordodelMaría,algodeinglésynoruego,peroesasgenteshablaríanunidiomatotalmentediferente.
Conforme me iba acercando, vi que estaban inclinados sobre un sembrado, ytambiéndescubríqueeranmuchomásbajosqueyo.¿Seríanniños?
Cuandomeencontrabayamuycercadeellos,observéqueestabancogiendounasraícesdecolorrosaquemetíanenunacesta.Depronto,sevolvieronymemiraron.Erandoshombresregordetes,quemellegaríanalaalturadelpecho.Losdosteníanelpelonegro,ylapieloscuraygrasienta.Vestíanidénticosuniformesazulmarino.Laúnica diferencia era que uno de ellos tenía tres botones en la chaqueta y el otrosolamentedos.
—Goodafternoon—dijeprimeroeninglés.Loshombrecillosdejaronenel suelo lasherramientasque teníanen lamano,y
memiraronfijamentealosojos.—DoyouspeakEnglish?—empecédenuevo.Losdosselimitaronaagitarlosbrazosyadecirquenoconlacabeza.Instintivamente, los saludéenmi lenguamaterna.Entonces, elhombrecilloque
teníatresbotoneseneluniformemecontestóenunfluidoalemán:—Si vales más de tres, tienes derecho a vencernos, pero te rogamos
insistentementequenolohagas.Mequedé tanpasmadoquenosupequécontestar. ¡En lomásprofundodeuna
isla desierta del Atlántico, alguien me contestaba en mi propia lengua! Además,tampocosabíaquésignificabalode«valermásdetres».
—Vengoensondepaz—dijeporsiacaso.—Mástevale;sino,elreytecastigaría.¡Elrey!,pensé.EntoncesnoestoyenNorteamérica.—Megustaríahablarconelrey.Entoncesintervinoeldelosdosbotones:—Loqueyopensaba.Noconocelasreglas.Elqueteníatresbotonesmemiróydijo:
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—Haymásdeunrey.—¿Ahsí?¿Cuántos?Los dos hombres se echaron a reír, dándome a entender con ello que mis
preguntaslesparecíanestúpidas.—Unoporcadapalo—suspiróeldelosdosbotones.Por fin me di cuenta de lo bajos que realmente eran. No medirían más que
cualquier enano, pero sus cuerpos estaban perfectamente proporcionados. Noobstante,esosliliputiensesmeparecieronmentalmenteretrasados.
Estuveapuntodepreguntar cuántos eran los«palos»,para saber el númerodereyesquehabíaenlaisla.Peroevitéesapreguntaehiceotra:
—¿Cómosellamaelreymáspoderoso?Semiraronymovieronlacabeza.—¿Creesquenosestátomandoelpelo?—preguntóeldelosdosbotones.—Nosé—contestóelotro—.Perotenemosquecontestarle.El de losdosbotones espantó aunamoscaque sehabíaposado enunode sus
mofletesydijo:—Porreglageneral,elreynegrotienederechoavenceraunorojopero,devez
encuando,unreyrojotambiéntienederechoavenceralnegro.—¡Québruto!—dije.—Asísonlasreglas.Derepente,seoyeronunosagudosestallidosenlalejanía.Ajuzgarporelsonido,
se estaba rompiendoalgode cristal.Losdos enanos sevolvieronhacia el lugardedondeveníaelruido.
—¡Idiotas!—dijo el de los dosbotones—.Rompenmásde lamitadde lo queproducen.
Durante el breve instante en que estuvieron de espaldas a mí, descubrí algosiniestro:eldelosdosbotones,teníadibujadosenlaespaldadostréboles,yelotrotres.Eranexactamenteigualquelasfigurasdelosnaipes.Estedescubrimientohizoque la extraña conversación que estábamos manteniendo pareciera menosincongruente.
Cuandosevolvierondenuevohaciamí,optépordarotroenfoquealamisma.—¿Vivemuchagenteenestaisla?—pregunté.Tambiénentoncessemiraronextrañados.—¡Cuántopreguntaéste!—dijouno.—Sí,esvergonzoso—replicóelotro.Si no hubiéramos hablado el mismo idioma, seguro que la conversación no
hubierasido tanabsurda,porqueaunqueentendía todas laspalabrasquedecían,nocaptabaloquequeríandecir.Casihubierasidomejorhablarnosporseñas,sinutilizarpalabras.
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—¿Cuántossois?—lointentédenuevo,empezandoyaaimpacientarme.—VesquesomosDosyTres,¿no?—contestóelquellevabatres trébolesenla
espalda—.Sinecesitasgafas,másvalequehablesconFrode,porqueéleselúnicoaquíqueconoceelartedepulirelvidrio.
—¿Yporcierto,cuántoserestú?—preguntóelotro.—¿Cómo?Yosólosoyuno.El de los dos botones en la chaqueta se volvió hacia el de tres y silbó
ruidosamente.—¡As!—dijo.—Entonces hemos perdido —contestó el otro perplejo—. También habría
vencidoalrey.Dichoesto,sacóunabotellitadelbolsillointeriordesuchaqueta.Bebióunlargo
sorbo,ypasólabotellaalotro,quetambiéndiounbuentrago.—¿PeroelAsnoesunadama?—preguntóeldelostresbotones.—No necesariamente—contestó el otro—. Sólo las reinas son siempre damas.
Puedequeélvengadeotrabaraja.—¡Tonterías!Nohaymásbarajas.YelAsesunadama.—Quizá tengasrazón.Pero,paravencernos,sólo lehubieranhechofaltacuatro
botones.—Paravencernosanosotrossí,peronoanuestrorey,tonto.¡Noshaengañado!Siguieron bebiendo de la botellita y sus miradas eran cada vez más distantes.
Pero,derepente,elhombrecillodelosdosbotonesseestremeció.Memirófijamentealosojosydijo:
—ELPEZDECOLORESNOREVELAELSECRETODELAISLA,PEROSÍELPANECILLO[3].
Dichoesto,setumbaronlosdosenelsuelomurmurando:—Ruibarbo… mango… curibayas… dátiles… limón… hunja… cocos…
plátanos…suka…Siguieronnombrandounmontóndefrutasybayas.Yosóloconocíaalgunosde
esosnombres.Alfinalsetumbaronbocaarribaysedurmieroninstantáneamente.Intentédespertarlosaempujones,peronosirviódenada.De nuevo me encontraba solo y abandonado. Recuerdo que en ese momento
penséqueesaisladebíadeserunreductoparalocossinremedio,yquelabotellitadebíadeconteneralgúntranquilizante.Enesecaso,prontoapareceríaporallíalgúnmédicooalgunaenfermera,acusándomedeexcitaralospacientes.
Mefuipordondehabía llegado,peroenseguidasemeacercóotrohombrecillo.Llevabaununiformedelmismotipo,peroconunachaquetacruzadaconuntotaldediezbotones.Teníalapieltanoscuraygrasientacomolosotrosdos.
—¡CUANDOELMAESTRODUERME,LOSENANOSVIVENSUPROPIA
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VIDA!—exclamóagitandolosbrazosydirigiéndomeunamiradaausente.Éstetambiénestáloco,pensé.Señaléalosdosqueestabantumbadoscercadeallí.—Parecequetambiénlosenanossehandormido—ledije.Esto le hizo apresurarse. Aunque corría tanto como sus cortas piernas le
permitían,noavanzabamucho.Secaía,selevantabaysevolvíaacaer.Tuvetiempodesobraparacontarhastadieztrébolesensuespalda.
Pronto me encontré en un estrecho camino de carros, y al cabo de muy pocotiempo, fui testigodeungran tumulto.Primerooíun tremendo ruidodetrásdemí.Porelsonido,parecíancascosdecaballosqueestabancadavezmáscerca.Mevolvíy,deunsalto,meapartéaunlado.
Eranlosanimalesdeseispatasquehabíavistoantes.Dosdeellosibanmontadosporsendosjinetes,ydetrásdetodos,corríaunenanoagitandoungranpalo.Lostresllevabanlosmismosuniformesazulmarino.Observéquelaschaquetaserancruzadasconcuatro,seisyochobotonesnegrosrespectivamente.
—¡Parad!—gritémientraspasabanatodavelocidadporelsendero.Sóloelque ibaandando frenóunpoco lamarcha.En la chaqueta llevabaocho
botones.—¡TRAS52AÑOS,ELNIETODELNÁUFRAGOVUELVEALPUEBLO!—
gritómuyexcitado.Losenanosylosanimalesdeseispatasyahabíandesaparecido.Mefijéenque
los enanos tenían tantos tréboles sobre la espalda como botones en las chaquetascruzadas.
A ambos lados del sendero, crecían altas palmeras con racimos de frutasamarillas,deltamañodeunanaranja.Debajodeunodeestosárboleshabíauncarrollenohastalamitaddeesasfrutas.Noeramuydistintoalcarroqueutilizabamipadrepara transportarelpanenLübeck,miciudad.Loúnicodiferenteeraelanimalquetirabadeél,que,enlugardelcaballodemipadre,eraunodeesosanimalesdeseispatas.
Cuando estaba yamuy cerca del carro, descubrí que debajo del árbol había unenanosentado.Antesdequeélmeviera,tuvetiempodefijarmeenquesuchaquetano era cruzada, sino que tenía sólo una fila de cinco botones. Por lo demás, eluniformeeraidénticoaldelosotros.Observétambiénque,losredondoscráneosdetodos los enanos que había visto hasta entonces, estaban cubiertos por una gruesacapadepelomarrón…
—¡Buenastardes,CincodeTréboles!—dije.Levantólacabezaymemiróconindiferencia.—Buenasta…—seinterrumpió,ysiguiósentado,mirándomefijamentesindecir
palabra.
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—Datelavuelta—dijofinalmente.Hiceloquemeordenó,ycuandoestuvedenuevofrenteaél,estabarascándosela
cabezaconsusgordosdedos.—¡Problemas!—suspiróylevantólosbrazos.En ese instante, alguien tiró dos frutos desde lo alto de la palmera. Uno cayó
sobrelasrodillasdeCincodeTréboles,yelotro,casimedaenlacabeza.NomesorprendídemasiadoaldescubriraSietedeTrébolesyNuevedeTréboles,
quebajarondel árbolunos segundosmás tarde.Asíque,deDosaDiez,ya loshevistoatodos,pensé.
—Intentamosgolpearleconlafrutasuka—dijoSiete.—Peroseapartójustoenelmomentoenquelalanzamos—dijoelotro.SesentarondebajodelárboljuntoaCinco.—Vale,vale—dijeyo—.Osperdonaré todo, simecontestáisaunaspreguntas
muysencillas.¿Entendido?Logréasustarloslosuficienteparaquesequedaransentadosdebajodelárbolsin
decirnada.Unoporuno, les fuimirandoa todosa losojos.Los tres los teníandecolormarrónoscuro.
—Comencemos…¿Quiénessois?Se pusieron de pie y cada uno de ellos pronunció una frase, a cuál más
disparatada:—ELPANADEROESCONDELOSTESOROSDELAISLAMÁGICA—dijo
Cinco.—LAVERDADESTÁENLASCARTAS—dijoSiete.—SÓLOELCOMODÍNDELABARAJADESENMASCARAELESPEJISMO
—dijoNueve.Yosacudílacabeza.—Osagradezcolainformación—lesdije—.¿Peroquiénessois?—Tréboles—contestóCincoalinstante.Parecíaquesehabíatomadoenseriomi
amenaza.—Sí,deesoyamehedadocuenta. ¿Perodedóndevenís?¿Habéis llovidodel
cielo,ohabéiscrecidodelatierracomolosotrostréboles?Semiraronrápidamente,yNuevedeTrébolescontestó:—Venimosdelpueblo.—¿Ahsí?¿Ycuántos…gnomoscomovosotrosvivenallí?—Ninguno—dijoSietedeTréboles—.Quierodecir,solamentenosotros.Nadie
estotalmenteidénticoaotro.—No,tampocoeradeesperar.Peroentotal…¿cuántosgnomoshayenestaisla?Semirarontodos.—¡Vamos!—dijoNuevedeTréboles—.¡Noslargamos!
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Setumbaronenelcarro.Unodeellosarreóalanimalblanco,quesepusoacorreratodavelocidadconsusseispatas.
Jamásme había sentido tan impotente. Los hubiera podido detener, claro está.Inclusopodríahaberlesretorcidoelcuello.Peronilounonilootromehabríadadomásinformaciónsobreellos.
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DOSDETRÉBOLES
…empezóaagitardosbilletes…
LoprimeroenquepenséaldespertarmeenelcuartuchodelhoteldeVeneciafueenHanselPanadero,yenaquellosextrañosenanosquehabíaencontradoenlaislamágica.Saquélalupayellibrodelpanecillodelospantalones,queestabanalladodelacama.Perojustocuandoibaaencenderlaluzparaempezarlalectura,miviejodioungritoysedespertótanrepentinamentecomosolíadormirse.
—TodoeldíaenVenecia—bostezó.Nohabíapasadoniunsegundo,cuandoyasehabíalevantado.
Sinquemeviera,tuvequevolverameterellibrodelpanecilloensuescondite,elbolsillo del pantalón. Había prometido que eso sería un secreto entre el viejopanaderodeDorfyyo.
—¿Estásjugandoalescondite?—preguntómiviejojustocuandoconseguímeterellibroensusitio.
—Estoymirandosihaycucarachas.—¿Yparaesonecesitasunalupa?—Quizátengancrías—contesté.Naturalmenteerauna respuestamuy tonta,peroasí, sobre lamarcha,no seme
ocurrióningunamejor.Porsiacasoañadí:—Además,puedequevivanaquícucarachasenanas.—Nuncasesabe—dijomiviejo,ysemetióenelbaño.El hotel en el que nos hospedábamos era tan malo que ni siquiera servían
desayunos,peronosvinomuybien,porque lanocheanteriorhabíamosdescubiertouncafémuyguay,dondeservíandesayunosdeochoaonce.
Lascallesestaban tranquilas,y también loscanalesy lasanchasacerasque losbordeaban. Cuando llegamos al café, pedimos zumo de naranja, huevos revueltos,pantostadoymermeladadenaranja.Esedesayunofuelaúnicaexcepción,entodoelviaje,queconfirmólaregladequenohaydesayunocomoeldecasa.
Mientrasdesayunábamos,miviejotuvounadesusbrillantesideas.Derepente,sequedómirandoalinfinito,yyopenséqueelenanohabíavueltoaaparecer.Pero,porfin,dijo:
—Espérameaquísentado,HansThomas.Vuelvoencincominutos.Yonoteníaniideadeloqueiríaahacer,perolehabíavistoasíantes.Cuandoa
mipadreseleocurríaalgunaidea,nohabíacasinadaquepudieradetenerle.Desapareciótrasunapuertadecristalalotroladodelaplaza.Cuandovolvió,se
comióloshuevosrevueltossindecirpalabra.Luegoseñalólatiendaenlaquehabía
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estado.—¿Quéponeenesecartel,HansThomas?—preguntó.—Sartap-Anocna—leíalrevés.—Ancona-Patras,esoes.Mojó el pan tostado en el café, antes de metérselo en la boca. Apenas podía
tragar,porquenoparabadesonreír.—¿Yqué?—pregunté—.Esasdospalabrasmesuenanagriego,tantosilasleoal
revés,comosino.Entoncesmemiróalosojos.—Nunca hemos estado juntos en el mar, Hans Thomas. Nunca has navegado
conmigo.Empezóaagitardosbilletesycontinuó:—UnviejomarineronopuedebordearelAdriático.Dejemosdesermarinerosde
aguadulce.MeteremoselFiatenungranbarco,ynavegaremoshastaPatras,en lacostaoestedelPeloponeso.DeallíaAtenassólohayveinteotreintakilómetros.
—¿Deverdad?—¿Quécoñoquieresdecir?¡Puesclaroquesí!Seguramente empezó a decir tacos sin pensárselo dos veces, porque estaba a
puntodevolveralmar.AsíquenopasamosundíaenteroenVenecia,comohabíamosplaneado,porqueelbarcoparaGreciasalíadeAnconaaquellamismanoche,yhastaallíhabíacasitrescientoskilómetros.
Loúnicoquemiviejoquisover,antesdeponersealvolante,fueelfamosoartevenecianodetrabajarelvidrio.
Parafundirelvidriosenecesitanfogones,yelpeligrodeincendiofueloquehizoquelosvenecianosllevaran,yaenlaEdadMedia,laproducciónvidrieradelaciudadaunosislotesfueradeVenecia.Hoyendía,esosislotessellamanMurano.MiviejoinsistióenpasarporMuranodecaminoalaparcamientodondehabíamosdejadoelcoche.Peroprimerotuvimosqueirarecogerelequipaje.
EnMurano,visitamosprimerounmuseo,dondehabíavidriodetodosloscoloresyformas,concientosdeañosdeantigüedad.Luegovimoseltallerdelossopladoresde vidrio, donde soplaban jarrones y vasijas de cristal ante la atentamirada de losturistas.Loquehacían,lovendíanluego,peromiviejodijoqueesoeramejordejarloparalosamericanosricos.
Desde la isla de los sopladores de vidrio, cogimos un taxigóndola hasta elaparcamientoy, a launa, estábamosyaen la autopista endirecciónaAncona,queestabaatrescientoskilómetrosalsurdeVenecia.
La carretera iba bordeando todo el tiempo la costa del Adriático, y mi viejodisfrutabacomounenanosóloconverelmar.
A veces pasábamos por colinas desde donde había magníficas vistas al mar.
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Entoncesmiviejoparabaelcocheyhacíacomentariossobrelosvelerosybarcosqueveíamos.
Ya en el coche,me contómuchas cosas que yo no sabía sobreArendal, comociudad naval. Mencionó una larga lista de años y nombres de grandes veleros, ytambiénmeenseñóladiferenciaentregoletas,bergantinesybarcosdetresmástiles.MehablódelosprimerosvelerosdeArendal,quenavegaronrumboaAméricayalGolfodeMéxico.Medijoademásque,elprimerbarcoavaporquellegóaNoruega,atracó primero enArendal. Era un velero al que pusieron unmotor a vapor y unapaletilla.ElbarcosellamabaSavannah.
MiviejohabíanavegadoenunpetroleroquehabíasidoconstruidoenHamburgo,propiedaddelanavieraKuhnledeBergen.Elbarcopesabamásde8000toneladasyteníaunatripulaciónde40hombres.
—Hoyendíalospetrolerossonmuchomásgrandes—dijo—.Perolatripulaciónsereduceaochoodiezhombres,ahoratodoserealizaconmáquinasytecnología.Lavida del marinero ya no es como antes, Hans Thomas. Me refiero a la vida quehacíamos en el mar. En el siglo que viene, habrá unos idiotas sentados en tierra,dirigiéndolotodoadistancia.
Si no le había entendido mal, quería decir que, lo que él llamaba vida demarinero,acabóhacecientocincuentaaños,cuandoterminólaeradelosveleros.
Mientrasmiviejohablabadelavidaenelmar,saquéunabaraja,separédeldosaldiezdetréboles,yloscoloquéamiladosobreelasientotraserodelcoche.
¿Por qué todos los enanos de la isla mágica tenían tréboles en la espalda?¿Quiéneseranydedóndevenían?¿SeencontraríaHanselPanaderoaalguienconquien poder hablar en el país al que había llegado? Mi cabeza estaba llena depreguntassinrespuesta.
DosdeTréboleshabíadichoademásalgoquenopodíaolvidar:«Elpezdecoloresno revelael secretode la isla,perosíelpanecillo».¿Podría
tratarse del pez de colores del panadero de Dorf? Y el panecillo, ¿podría ser elpanecilloquemehabíandadoenDorf?,puesCincodeTréboleshabíadichoque«elpanadero esconde los tesoros de la islamágica». ¿Pero cómo era posible que esosenanosqueHanselPanaderohabíaconocidoamediadosdelsiglopasadopudiesensaberalgodeeso?Durantemuchoskilómetros,miviejofuesilbandocancionesquehabíaaprendidocuandoeramarinero.Yoaprovechéparacogerellibrodelpanecilloycontinuarlalectura.
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TRESDETRÉBOLES
…nosomostréboles…
Seguíladirecciónquehabíatomadoelcarroconlostresgnomos.Elcaminoseadentraba entre altos y espesos árboles. Era como si el fuerte sol de la tardechisporrotearaentrelashojasdelosárboles.
En un claro del bosque, apareció una casa muy grande hecha con troncos demadera. Tenía dos chimeneas por las que salía un humo negro. A lo lejos vi unafiguravestidaderosaquesemetíaatodaprisadentrodelacasa.
Prontomedicuentadequealacasademaderalefaltabaunapared,yvialgoquemesorprendiótantoquetuvequeagarrarmeauntroncoparanoperderelequilibrio.En una gran superficie, que carecía totalmente de tabiques, había una especie detaller.
Notardémuchoencomprenderqueteníaquetratarsedeunafábricadevidrio.El tejado estaba sostenido por gruesas vigas. Encima de tres o cuatro enormes
hornos,habíaunosgrandesrecipientesdepiedrablanca,enlosquehervíaunlíquidoalrojovivodelquesalíaungrasientovapor.Porentre losrecipientes,corríanunasmujeresvestidasde rosa, todasdelmismo tamañoque losgnomosquehabíavistoantes. Metían los extremos de unos tubos de hierro huecos muy largos en losrecipientes,cogíanunpocodemasay,porelotroextremodeltubo,soplabanhastaformar una esfera hueca de vidrio que luego manipulaban para crear diferentesobjetos.Enunextremodelsolarhabíaunmontóndearenay,enelotro,losartículosfabricados estaban apilados en estantes a lo largo de la pared. Enmedio del suelohabía,además,unmontóndemásdeunmetrodealturadebotellas,vasosyvasijasrotas.
Denuevomepreguntéqueaquépaíshabíallegado.Denoserporsusextrañosuniformes,esosgnomospodríanhabervividoigualmenteenunasociedaddelaEdaddePiedra.Peroresultóquelaislateníaunaexquisitaproduccióndevidrio.
Lasmujeresquetrabajabanenlafábricallevabanvestidosrosas.Supieleracasiblancaylastresteníanunpelolargoylacio,decolorplata.
Enseguida constaté asustado que todos los vestidos llevaban imágenes dediamantesen laespalda.Eran idénticasa las imágenesdediamantesde lasbarajas.Unadeellasteníatresdiamantes,otrasieteylaterceranueve.Laúnicadiferenciaeraqueestosdiamanteserandecolorplata.
Las tres mujeres estaban tan ocupadas soplando vidrio que tardaron muchotiempo en percatarse demi presencia, aunque estaba de pie justo donde faltaba lapared.Andabanconpasosmuyrápidosporelampliosolar,moviendolosbrazoscon
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tantaligerezaqueparecíancasiingrávidas.Siaunadeellaslehubieradadoporvolarbajoeltecho,nomehabríaasombradomásdeloqueyaestaba.
De repente, una de ellas me descubrió. Era la que tenía siete diamantes en elvestido.Porunmomento,estuveapuntodesalircorriendopero,cuandomevio,sesorprendió tanto que se le cayó una vasija al suelo y, con el estruendo, todas sevolvieronhaciamíyyaeratardeparahuir.
Entréylassaludéenalemán,conunaprofundainclinacióndecabeza.Semiraronlasunasalasotrassonriendotanabiertamentequesusblancosdientesbrillaronalaluzdelosincandescenteshornos.Meacerquéaellas,yellasmerodearon.
—Esperoquenolesimportequeleshagaunavisita—dije.Volvieronamirarseysonrieronaúnmásqueantes.Todasteníanlosojosazules.
Eran tan parecidas que seguro que procedían de la misma familia. Quizá fueranhermanas.
—¿Entendéisloquedigo?—Entendemos todas las palabras corrientes—dijo Tres deDiamantes con una
agudavozcomodemuñeca.Empezaronahablartodasalavez.Algunasmehicieronreverencias,yNuevede
Diamantesinclusoseacercóamíymediolamano.Mesorprendióquesupequeñayfinamanoestuvieratanfríadentrodeesetallertancaluroso.
—Quétrabajotanbonitohacéis—dije,yellasseecharonareíralegremente.Esasartesanasdelvidrioeranmásamablesquelosirasciblesgnomosconqueme
habíatopadoantes,pero,aparentemente,eranigualdeinabordables.—¿Quién os ha enseñado el arte de soplar el vidrio? —proseguí, dando por
sentadoquenolohabíanaprendidoporsucuenta.Tampocoaestomecontestóninguna,peroSietedeDiamantessefuecorriendoa
buscarunavasijadecristal,quemeentregó.—¡Tenga!—dijo.Ylasmuchachascomenzarondenuevoareír.Enmediodetantaamabilidad,noresultabafácilconseguiralgunainformación,y
sinomeenterabaprontodequéestabapasandoallí,ibaavolvermecompletamenteloco.
—Acabodellegaraestaisla—comencéadecir—,peronotengolamenorideadeenquépartedelmundomeencuentro.¿Podríaiscontarmealgosobreestelugar?
—Nopodemoshablar…—dijoSietedeDiamantes.—¿Hayalguienqueosloprohíba?Las tresdijeronqueno,moviendo la cabezacon tanto ímpetuque sus cabellos
plateadosrevolotearonalaluzdeloshornos.—Sabemos soplar el vidrio—continuó Siete de Diamantes—. Pero no somos
capacesdepensar.Yporesotampocopodemoshablar.
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—Entoncessoiscomolostréboles.Estecomentariohizoque,denuevo,lesentraralarisa.—Nosomostréboles—replicóSietedeDiamantes,moviéndoseelvestido—,¿no
vesquesomosdiamantes?—¡Idiotas!—semeescapó,ylastresseestremecieron.—Nodebesenfadarte—dijoTresdeDiamantes—.Nosentristecemosfácilmente,
yesonoshaceinfelices.No estaba totalmente seguro de si debía creerla o no. Su sonrisa era tan
convincente que me parecía que un pequeño enfado no conseguiría borrarla. Noobstante,toménotadelaadvertencia.
—¿Deverdadtenéislamentetanvacía?—pregunté.Asintieronsolemnementeconlacabeza.—Megustaría…—dijoNuevedeDiamantes.—¿Sí?—preguntéamablemente.—Me gustaría pensar algo tan difícil que no fuera capaz de pensarlo, pero no
puedo.Mequedémeditandosuspalabras,ylleguéalaconclusióndequeeseartedebía
deserigualdecomplicadoparatodasellas.Derepente,unaempezóallorar.EraTresdeDiamantes.—Quiero…—sollozó.Nuevelepusoelbrazoalrededordelhombro,yTresdeDiamantescontinuó:—Megustaríadespertarme…peroestoydespierta.Esoeraexactamenteloqueyosentía.Finalmente,SietedeDiamantes sequedóobservándomecon lamiradaausente.
Luegodijomuyseria:—EL HIJO DEL VIDRIERO SE HA BURLADO DE SUS PROPIAS
IMAGINACIONES.Enseguida,lastresempezaronalloriquear.Una,cogióunagranvasijadecristaly
la tiró con todas sus fuerzas contra el suelo. Otra, empezó a tirarse de su peloplateado.Yyolleguéalaconclusióndequedebíamarcharmeya.
—Perdonadqueoshayamolestado—melimitéadecir.—¡Adiós!Yanomecabíaningunadudadequemeencontrabaenunreductoparagentecon
trastornos mentales. Además, estaba convencido de que en cualquier momentoaparecería algún enfermero vestido de blanco, pidiéndome cuentas por habersembradolaangustiaylaintranquilidadentrelospacientes.
Sin embargo, había algo que no entendía. En primer lugar, el tamaño de loshabitantesdelaisla.Debidoamicondicióndemarinero,habíaviajadopormuchospaíses, y sabía que no había ningún lugar en el mundo donde la gente fuera tan
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pequeña.Losgnomosy lasmuchachasque trabajabanelvidrio tenían, además,uncolor de piel completamente distinto, lo que indicaba que no podían ser parientesmuycercanos.
¿Podría ser que en algúnmomento hubiera brotado una epidemiamundial quehicieramástontaymásbajaalagente,yquelasvíctimasdeesaepidemiahubieransido confinadas en esa isla para no contagiar al resto? Si eso fuera así, pronto yomismoseríaigualdetontoypequeño.
Otracosaquenoentendíaera ladivisiónendiamantesy tréboles,comoenunabaraja.¿Seríaparaquelosmédicosyenfermerospudierandistinguiralospacientes?
Seguí andandopor el caminopara carros, que ahora se internaba entre espesosárboles de altas copas. El suelo del bosque estaba cubierto por una alfombra demusgo verde claro, y por todas partes crecían unas flores azules, parecidas a losnomeolvides.Losrayosdelsolnoatravesabanlascopasdelosárboles,ylasramasformabanunaespeciedetejadodoradosobreelpaisaje.
Al cabo de un rato, divisé una figura clara entre los troncos. Era una mujermenuda,depelolargoyrubio.Llevabaunvestidoamarilloynoeramásaltaquelosdemásenanosdelaisla.Devezencuando,seagachabaparacogerflores,ypudeverque,enlaespalda,llevabaungrancorazóndecolorrojo.
Alacercarme,oíquetarareabaunamelancólicamelodía.—¡Hola!—susurrécuandoestabayamuycercadeella.—¡Hola!—dijoyse levantó.Lodijodeunmodotannaturalyespontáneoque
parecíaquenosconociéramosdeantes.Eratanbellaquenomeatrevíaamirarla.—Cantasmuybien—logrédecirporfin.—Gracias…Deslicélosdedospormipelo.Porprimeravezdesdequelleguéaestesitiopensé
enmi aspecto.Nome había afeitado desde hacíamás de una semana. Ella siguiódiciendo:
—Creoquemeheperdido.Moviósupequeñacabeza,parecíadesconcertada.—¿Cómotellamas?—pregunté.Sequedócalladaunmomentoyluegocontestó:—¿NovesquesoyAsdeCorazones?—Puessí…—dejépasarunlargoratoantesdeproseguir—:Yesomepareceun
pocoextraño.—¿Porqué?Seagachóacogerotraflor.—Porcierto,¿quiénerestú?—MellamoHans.
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Sequedópensando.—¿TeparecemásextrañoserAsdeCorazonesqueHans?Estaveznosupequécontestar.—¿Hans?—continuó—.Creoqueloheoídoalgunavez.Oquizáhayasidosólo
unpensamiento…Esalgotanlejano…Sevolvióaagacharparacogerotraflor.Depronto,sufrióunaespeciedeataque
epiléptico.Convoztemblorosadijo:—LACAJITADEDENTRODESEMBALAALADEFUERA,ALAVEZQUE
LADEFUERADESEMBALAALADEDENTRO.Eracomosiesafrase tanabsurdanohubierasidopronunciadaporella.Parecía
quelaspalabrassalíandesubocasinquefueraconscientedeloqueestabadiciendo.Cuandoterminólafrase,volvióasuestadoinicial,yseñalandomitrajedemarinero,dijoasustada:
—¡Perosivastotalmentedeblanco!—¿Terefieresaquenollevoningúnsignoenlaespalda?Dijoquesí.Luegoseechóelpelohaciaatrás:—¿Sabesquenopuedesvencerme?—Yonuncavenceríaaunadama—dije.—¡Québobadasdices,yonosoyunadama!Teníadosprofundoshoyuelos en lasmejillas.Suhermosura era tan enigmática
como un elfo. Cuando sonreía, sus ojos verdes brillaban como esmeraldas, y mesentíaincapazdeapartarlamiradadeella.
Depronto,surostroadquirióunaexpresióndepreocupación.—¿¡Noserástriunfo!?—exclamó.—No,no,nosoymásqueunmarinero.En ese instante, se metió detrás del tronco de un árbol y desapareció. Intenté
seguirla,perofuecomosiselahubiesetragadolatierra.
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CUATRODETRÉBOLES
…unagranloteríaenlaquesolamentesonvisibleslosboletosganadores…
VolvíaguardarellibrodelpanecilloymepuseacontemplarelAdriático.Loqueacababadeleerabríatantosinterrogantesquenosabíaporcuálempezara
pensar.Cuantomásleíasobrelosenanosdelaislamágica,másenigmáticosmeparecían.
HanselPanaderoyahabíaconocidoahombrecillostrébolesymuchachasdiamantes.InclusosehabíaencontradoaAsdeCorazones,aunqueluegodesapareció.
¿Quiéneseranesosenanos?¿Cómohabíansurgidoydedóndevenían?Estaba convencido de que, al final, el libro del panecillo desvelaría todos los
secretos. Pero había algo más: las muchachas con los signos de diamante en laespalda se dedicaban a soplar vidrio, y yo, justamente entonces, acababadevisitarunafábricadevidrio.Eramuchacasualidad.
EstabaconvencidodequeteníaquehaberalgunaextrañaconexiónentremiviajeporEuropayellibrodelpanecillo.PeroloqueenélsenarrabaeraalgoqueHanselPanadero había contado a Albert hacía muchisísimos años. ¿Habría, aun así, unamisteriosarelaciónentremividaenlaTierrayelgransecretoquehabíancompartidoHanselPanadero,AlbertyLudwig?
¿QuiéneraelviejopanaderoquehabíaconocidoenDorf?¿Quiéneraelenanoque me regaló la lupa y que, además, aparecía constantemente en mi viaje porEuropa?Estabaconvencidodequeteníaquehaberalgunarelaciónentreelpanaderoyelenano,aunqueellos,posiblemente,nolosupieran.
Nopodíahablar amiviejo sobre el librodelpanecillo,por lomenos,hastanohaberterminadodeleerlo.Noobstante,erabuenotenerunfilósofoenelcoche.
AcabábamosdepasarRávenacuandopregunté:—¿Túcreesenlascasualidades,viejo?Memiróporelretrovisor.—¿Quesicreoenlascasualidades?—Esoes.—Puesunacasualidades,precisamente,algoqueocurrecasualmente.Cuandome
tocarondiezmilcoronasenlalotería,miboletoresultópremiadoentremilesymiles.Evidentemente, el resultado me satisfizo, pero fue pura casualidad que me tocarajustoamí.
—¿Estás seguro? ¿No recuerdas que habíamos encontrado un trébol de cuatrohojas aquellamismamañana?Y si no te hubiera tocado todo ese dinero, quizá no
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habríamospodidoemprenderelviajeaAtenas.Selimitóarefunfuñarunpocoyyocontinué:—¿FueigualmenteunacasualidadquetutíafueraaCretaydescubrieraamamá
enaquellarevistademodas?¿Oeraeldestino?—¿Pretendespreguntarmesicreoeneldestino?—medijo,ytuvelasensaciónde
quesesentíasatisfechoporquesuhijoseinteresaraporcuestionesfilosóficas—.Larespuestaesno.
Meacordéde lasmuchachasque soplaban el vidrio, y dequeyomismohabíavisitado una fábrica de vidrio, justo antes de leer en el libro del panecillo eseepisodio. Pensé, además, en el enano que me regaló una lupa justo antes de quecayeraenmismanosunlibroconletramicroscópica.TambiénmevinoalamemoriacuandoamiabuelaselepinchólaruedadelabicienFroland,ytodoloquesucediódespués.
—Nocreoqueminacimientosedebaacasualidades.—¡Descansopara fumar!—exclamómiviejo.Alparecer,habíadichoalgoque
hizosaltarlachispaparaquecomenzaraunadesusconferencias.Aparcó el coche en una colina desde donde había una magnífica vista del
Adriático.—¡Siéntateaquí!—meordenóseñalandounagranpiedra—.1349—empezó.—Lapestenegra—dije.Sabíabastantehistoria,peronoeracapazde imaginar
quérelaciónpodíahaberentrelapestenegraylascasualidades.—Vale—dijosimplemente,yluegoyanohuboquienloparara.—Seguramente sabrás que, durante la peste negra, la mitad de la población
noruegamurió.Perohayalgorelacionadoconesoquenuncatehecontado.Poresaformadeempezar,dedujequelaconferenciaibaaserlarga.—¿Te das cuenta de que tenías miles de antepasados en aquella época? —
prosiguió.Resignado,neguéconlacabeza.¿Cómoeraesoposible?—Se tienen dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos,
etc.Sivassumandoasí,haciaatrás,puedesllegarhastael1349.Asentí.—Y entonces llegó la peste. La muerte iba de pueblo en pueblo, y los más
afectados fueron los niños. En algunas familias murieron todos, y en otrassobrevivieron quizá uno o dos. Muchos de tus antepasados eran niños en aquellaépoca,HansThomas,peroningunodeelloslapalmó.
—¿Ycómopuedesestartansegurodeeso?—preguntésorprendido.Diounacaladaalcigarrillo.—Porquetúestásaquíahora,contemplandoelAdriático.Una vezmás, había dicho algo tan sorprendente que no supe cómo reaccionar.
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Pero comprendí que tenía razón, porque si uno solo de mis antepasados hubieramuertocuandoeraniño,nopodríahabersidomiantepasado.
—La posibilidad de que ninguno de tus antepasados muriera de niño, era unacontramilesdemillones—continuó,yapartirdeesemomento,laspalabrasfluíandesubocasinparar,comoelaguadeunacascada—.Porquenosetrataúnicamentedelapestenegra,¿sabes?,sinoque,además,todostusantepasadossehicieronmayoresytuvieronhijos,inclusodurantelaspeorescatástrofesnaturales,einclusoentiemposenquelatasademortalidadinfantileramuyalta.Naturalmente,muchospadeceríanalgunaenfermedad,perosiempreserecuperaron.Enesesentido,hasestadoaunpasodelamuertecienmilmillonesdeveces,HansThomas.Tuvidasobreesteplanetaseha visto amenazada por insectos y animales salvajes, por meteoritos y rayos,enfermedades y guerras, inundaciones e incendios, envenenamientos e intentos deasesinato.En labatalladeStiklestad[4], pormencionar sóloun ejemplo, te hirieroncentenaresdeveces,porquehabríaantepasadostuyosenambosbandos;enrealidad,luchabascontratimismoytusposibilidadesdenacer,milañosmástarde.Y,comopuedes suponer, en la últimaGuerraMundial se dio elmismo caso: si a tu abuelopaterno lo hubieramatado de un tiro algún patriota noruego, durante la ocupaciónalemana,entoncesnohabríamosnacidonitúniyo.Loquequierodeciresqueestohaocurridomilesdemillonesdevecesa lo largode laHistoria.Cadavezquehanvoladoflechasporlosaires,tusposibilidadesdenacerhanestadobajomínimos.¡Y,sin embargo, aquí estás, bajo el cielo, hablando conmigo, Hans Thomas! ¿Loentiendes?
—Creo que sí—contesté. Al menos creí comprender la importancia de aquelpinchazodelabicidemiabuelaenFroland.
—Estoyhablandodeunacontinuacadenadecasualidades—continuómiviejo—.Y,dehecho,estacadenaretrocedehastalaprimeracélulavivaquesedividióendos,dandoasíorigena todo loquecreceenesteplanetahoy.Laposibilidaddequemicadena no se rompiera en ningún momento en el transcurso de tres o cuatro milmillones de años era tan remota que resulta casi impensable. Pero, como ves, hesobrevivido. Ya lo creo, coño. Por otra parte, creo que tengo una gran suerte porpodervivirenesteplanetacontigo.Piensoquecadapequeñohabitantede laTierratieneunaenormesuerte.
—¿Yquépasaconlosquenotienentantasuerte?—¡Ellosno existen! —gritó—. Nunca han nacido. La vida es como una gran
loteríaenlaquesolamentesonvisibleslosboletosganadores.Permaneciósentadoduranteunlargorato,mirandoalmar.—¿Continuamoselviaje?—preguntétrasunosminutos.—¡Noseñor!Ahorasiguestranquilamenteahísentado,HansThomas,porqueno
heacabadotodavía.
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Lodijocomosinofueradueñodesuspropiaspalabras,comosiseconsideraseunreceptorderadioquesólocaptalasondasquelleganalaparato.Quizáfueraesoquellamaninspiración.
Mientrasélesperabala inspiración,saquéla lupadelbolsillodelpantalón,paraestudiarunpulgónrojoquecorríaporunapiedra.Atravésdelalupa,seconvirtióenunmonstruo.
—Yasíocurrecontodaslascasualidades—dijomiviejo.Dejé la lupa y lo miré. Cuando se quedaba así sentado, durante un rato,
concentrándoseantesdecomenzarahablar, sabíaqueestabaapuntodedecir algoimportante.
—Veamosunejemplosencillo:mepongoapensarenunamigoy, justoenesemomento,mellamaporteléfonoollamaalapuerta.
Mucha gente cree que una casualidad como ésa se debe a algo «sobrenatural».Pero,otrasveces,tambiénpiensoenesteamigoyélnoapareceporesoencasa.Y,además,enmuchasocasionesmellamasinqueyohayapensadoenél.Yousee?
Asentí.—Loquequierodeciresquelagentesólocoleccionaaquellasocasionesenque
ambascosasocurrenalavez.Siseencuentranunbilletejustocuandoleshacemuchafalta, creenqueha sidomotivadopor algo«sobrenatural», incluso cuando siempreestán faltos de dinero.De esta forma empiezan a propagarse un sinfín de rumoressobre distintas experiencias «sobrenaturales» cuando, en realidad, son experienciasquetodosloshumanoshantenido.Lagentemuestratantointerésporestascosasqueenseguidasurgenlashistorias.Peroconestoocurretambiénloquetehedichoantes:solamentesonvisibleslosboletosganadores.¡Sicoleccionocomodines,noresultarámuyextrañoquetengaelcajónlleno!
Suspiróalgoirritado.—¿Nuncahaspensadoenpedirunasubvención?—pregunté.—¿Dequédemoniosestáshablando?—gruñó.—DeunaposiblesubvencióndelEstadocomofilósofo.Soltóunacarcajada,yluego,bajandounpocolavoz,añadió:—Cuandolagenteseinteresatantoporlo«sobrenatural»,esdebidoaunaextraña
ceguera.Nosoncapacesdeverlomásmisteriosodetodo,esdecir,elhechodequehayaunmundo.Lespreocupanmáslosmarcianosylosplatillosvolantesquetodalamisteriosaobradecreaciónqueseextiendeanuestrospies.Yonocreoqueelmundoseaunacasualidad,HansThomas.
Finalmenteseinclinósobremíysusurró:—Yocreoquetodoeneluniversoesintencionado.Puedequetrasesainfinidad
deestrellasygalaxiashayaunaintención.Me pareció que lo que acababa de decir formaba parte de una larga serie de
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instructivosdescansosparafumar.Peromeseguíaextrañandoquetodoloqueteníaqueverconel librodelpanecillo fueracasual.Quizá fueraunaciegacasualidadelquemiviejoyyoestuviéramosenMurano justoantesdeempezara leer sobre losenanosdediamantes.Tambiénpodíaserelmismotipodeciegacasualidadelquemehubieran dado una lupa justo antes de encontrar dentro de un panecillo un libroescritoconunaletraminúscula.Peroelquefueraprecisamenteyoelquerecibieraellibrodelpanecillo,deberíadeteneralgunaintención.
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CINCODETRÉBOLES
…yanomeresultabafácilseguirjugandoalascartas…
CuandollegamosaAnconaaquellanoche,miviejoestabadetanbuenhumorquecasi me daba miedo. Mientras estábamos esperando en el coche para embarcar,permanecióensilencio,conlamiradaclavadaenelbarco.
Eraungranbarcoamarillo,llamadoMediterraneanSea.LatravesíahastaGreciaduraríadosnochesyundía.Elbarcozarparíaa lasnuevede lanoche.Pasaríamostodoeldomingoenelmar,y,denoseratacadosporpiratas,pondríamospieentierragriegaellunesalasochodelamañana.
Miviejoyasehabíahechoconunfolletoexplicativodelbarco.—Pesa18000 toneladas,HansThomas,asíquenoesningunabañera.Vaauna
velocidadde17nudosycabenenélmásdemilpasajerosytrescientoscoches.Tienevariastiendasyrestaurantes,bares,solarium,discotecaycasino.Peroesonoestodo:¿Sabíasquehayunapiscinaenlacubierta?Noesqueesoseamuyimportante,sóloqueríacomprobarsilosabías.Yahoratengoquehacerteunapregunta:¿TedamuchapenanopasarporYugoslaviaencoche?
—¿Piscinaenlacubierta?—fueloúnicoquedije.Creoquetantomiviejocomoyocomprendimosquenohabíanadamásquedecir.
Y,sinembargo,miviejoañadió:—Ytambiénhereservadouncamarote,claroestá;tuvequeelegirentrelosque
estánenel interiordelbarcoylosexteriores,congrandesventanasyvistasalmar.¿Cuálcreesqueelegí?
Estabasegurodequehabíaelegidoelcamaroteexterior,ydequeélsabíaqueyolohabíaadivinado.Poresomelimitéadecir:
—¿Habíaalgunadiferenciadeprecio?—Algunas liras, sí.Perono iba a llevar amihijo almarpara encerrarle enun
escobero.Nolediotiempoadecirnadamás,porqueempezaronahacernosseñasparaque
nosmetiéramosenelbarco.Encuantoaparcamoselcoche,fuimosabuscarelcamarote.Estabaenlasegunda
cubierta,y teníaunadecoraciónmuybonita, camasanchas,cortinas, lámparas,unamesadesalónysillones.Porlaventana,seveíaalagentepasearporlacubierta.
Aunqueelcamaroteteníaunasventanasmuygrandesyerasuperguay,decidimosquenopodíamosseguirallídentro.Lodecidimossintenernecesidaddeintercambiaruna sola palabra.Antes de dejar el camarote,mi viejo sacó una petaca y bebió un
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trago.—¡Salud!—exclamó,aunqueyonoteníanadaconquébrindar.Pensé que debía de estar muy cansado, después de haber conducido desde
Venecia.Quizátambiénhabíasentidounligerohormigueoenlaspiernas,alvolveracaminardentrodeunbarco,despuésdetantosañosentierra.Yomesentía,además,muchomás feliz de lo queme había sentido enmucho tiempo.Y, sin embargo, oquizáprecisamenteporeso,hiceuncomentariosobreesamalditacostumbresuyadelabebida.
—¿Tienesqueestarempinandoelcodotodoelsantodía?—¡Síseñor!—dijo,soltóuneructo,ynosehablómássobreeltema.Peroélse
quedópensando,yyotambién.Yavolveríamossobreeseasuntomásadelante.Cuando sonó la campana anunciando que íbamos a zarpar, ya estábamos
familiarizadosconelbarco.Medesilusionéunpocoaldescubrirquelapiscinaestabacerrada,peromiviejoaveriguóenseguidaquelaabriríanalamañanasiguiente.
Nosquedamosasomadossobrelabarandilladelacubierta,hastaqueyanovimostierrafirme.
—Muybien.Yaestamosenelmar,HansThomas.Despuésdeesecomentariotancomedido,entramosenelrestauranteparacenar.
Luegojugamosunapartidadecartasenelbar,antesdemeternosenelcatre.Miviejollevabaunabarajaenelbolsillo.Afortunadamente,noeraladelasmujeres.
El barco estaba lleno de gente de todas las partes del mundo. Algunos meparecíanbajísimos,aunqueeranadultos.Miviejomedijoqueerangriegos.
A mí me tocaron, entre otras cartas, el dos de picas y el diez de diamantes.Cuandodescubríesaúltimacarta,resultóqueteníaotrosdosdiamantesenlamano.
—¡Artesanasdelvidrio!—exclamé.Miviejoabrióunosojoscomoplatos.—¿Quéhasdicho,HansThomas?—Nada…—¿Hasdicho«artesanasdelvidrio»?—Sí—contesté—.Merefieroaesasseñorasdelabarra.Estántanaferradasasus
copas,queparecequenohanhechootracosaentodasuvida.Me pareció que había conseguido salvar la situación. Pero ya nome resultaba
fácilseguirjugandoalascartas.EracasicomojugarconlabarajaquemiviejohabíacompradoenVerona,porquealponer el cincode tréboles sobre lamesa,nopodíadejardepensarenesosgnomosqueHanselPanaderohabíaconocidoenlaextrañaisla.Cuandoveía algún diamante,mevenían a lamente bonitas figuras femeninascon vestidos rosas y cabellos de color plata. Y cuando mi viejo echó el as decorazonesysellevóelseisyelochodepicasenunasolabaza,exclamé:
—¡Allíestáellaotravez!
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Miviejosacudiólacabezaypensóqueyaerahoradequenosacostáramos.Sólolequedabaunacosaimportanteporhacer,antesdeabandonarelbar;comonoéramoslosúnicosqueestábamosjugandoalascartas,antesdemarcharnossepaseóporlasmesas pidiendo comodines. Eso lo hacía siempre al irse, y a mí me parecía muycobarde.
Hacíamuchotiempoquemiviejoyyonojugábamosalascartas.Cuandoyoeramás pequeño lo hacíamos más a menudo, pero el interés de mi viejo por loscomodineshabía idoquitándome lasganasde jugar.Porotraparte él eraungenioparalos trucosconlabaraja.Perolamayordetodassushazañasconlascartasfueunavezqueinventóunsolitarioque,enelmejordeloscasos,tardaríadíasensalir.Parapoderdisfrutardeesesolitario,nosóloharíafaltapaciencia,tambiénhabríaquedisponerdemuchotiempo.
Devueltaenelcamarote,nosquedamosunratomirandoalmar.Noseveíanada,porqueeratotalmentedenoche.Perosabíamosqueaquellaoscuridadqueestábamoscontemplandoeraelmar.
Por delante de nuestra ventana, pasaron unos norteamericanos armandomuchojaleo y, entonces, echamos las cortinas ymi viejo se tumbó en la cama.Debía dehabertomadosuficientemedicinaparadormir,porqueinmediatamentesequedófrito.
Yomequedétumbado,observandocómosemecíaelbarco.Al cabo de un rato, saqué la lupa y el libro del panecillo, y seguí leyendo la
increíblehistoriaqueHanselPanaderohabíarelatadoaAlbert,quien,asuvez,habíaperdidoasumadredepequeño.
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SEISDETRÉBOLES
…comosiquisieraasegurarsedequeyoeraunapersonareal,decarneyhueso…
Continuéandandoporelespesobosqueypronto lleguéaunpaisajeabierto.Alpie de una ladera cubierta de flores, había un pueblo.Entre las casas, discurría uncaminoporelquepululabaunmontóndegentedelmismo tamañoque losenanosquehabíavistoantes.Unpocomásarriba,enlacolina,seveíaunacasitasolitaria.
Eneselugar,nodebíadehaberningúnpolicíamunicipalaquienpoderdirigirme,pero tenía que enterarme, por todos los medios, de en qué parte del mundo meencontraba.
Unade las primeras casas del pueblo era una pequeña panadería. Justo cuandopasabapordelantedeella,unaseñorarubiaaparecióenlapuerta.Llevabaunvestidodecolorrojocontrescorazonesrojosangresobreelpecho.
—¡Pan recién hecho! —exclamó, le salieron como dos manchas rosas en lasmejillasysonriódulcemente.
Elolorapanfrescomehacíacosquillasenlanariz;eraunolortanagradablequenopude resistirme,yentré inmediatamenteen lapequeñapanadería.Hacíamásdeunasemanaquenoprobabaelpan,yallíhabíamontonesderoscasypanesenunaanchaestantería,alolargodeunadelasparedes.
De un horno que había en la trastienda, salía un poco de humo, y otra señoravestidaderojoentróenlatienda.Llevabacincocorazonessobreelpecho.
Lostrébolestrabajanelcampoyseocupandelosanimales,pensé.Losdiamantessoplanvidrio.Losasessepaseanconvestidospreciososcogiendofloresybayas.Yloscorazoneshacenpan.Siconsiguiesesaberaquésededicaban lospicas, tendríaunaideaglobaldetodoelsolitario.
Señalandounodelospanes,preguntéalaseñoradelapanadería:—¿Medejaprobarlo?CincodeCorazonesse inclinósobreel sencillomostrador,hechode troncosde
madera,enelquehabíaunapeceraconunsolopezdentro,ymirándomefijamentealosojosdijo:
—Meparecequehacevariosdíasquenohablocontigo.—Asíes—contesté—.Acabodecaerdelaluna.Además,nuncasemehadado
muy bien hablar, ya que no me resulta fácil pensar, y cuando no se es capaz depensar,tampocosirvedemuchohablar.
Yahabíallegadoalaconclusióndequehablarcoherentementeconlosenanosnoservíaparanada,porloquedecidíexpresarmedeformaincomprensible,aversiasí
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podíacongeniarconellos.—¿Delaluna,dices?—Eso.—Entonces sí debes de necesitar algo de pan, ya lo creo —contestó
lacónicamente Cinco de Corazones, como si lo de caer de la luna fuera algo tannormalcomoestarhaciendopanenunapanadería.
Así queyo tenía razón.Hablando comoellos, no era tandifícil entenderse conesos seres de corta estatura. Pero en ese momento, como si le hubiera dado unrepentino ataque de locura, Cinco de Corazones se inclinó sobre el mostrador ysusurrómuyexaltada:
—LOQUEVAASUCEDERESTÁENLASCARTAS.Alinstante,volvióasuestadonormal,partióungrantrozodepanymelodio.
Melometíinmediatamenteenlabocaysalíalacalle.Mesupounpocomásagrioque el que yo solía comer, pero resultaba agradablemasticarlo y llenaba igual quecualquierotropan.
Yaenlacalle,pudecomprobarquetodoslosenanosllevabancorazones,tréboles,diamantes o picas sobre el pecho. Había cuatro trajes o uniformes distintos: loscorazones iban de rojo, los tréboles de azul, los diamantes de rosa y los picas denegro.
Algunoseranunpocomásaltosquelosdemáseibanvestidosdereyes,reinasyjotas. Los reyes y las reinas llevaban coronas, y los jotas llevaban una espada,colgadadeuncinturón.
Meparecióquesólohabíaunodecadaclase.Viunreydecorazones,unseisdetrébolesyunochodepicas.Ademásnohabíaniñosniancianos.Todosesosenanoseranadultosyteníanmásomenoslamismaedad.
Cuandolosenanossepercatabandemipresencia,primeromemiraban,yluegome daban la espalda, como si no les importara que un extraño hubiera llegado alpueblo.
SolamenteSeisdeTréboles,aquienhorasanteshabíavistomontandounodelosanimalesdeseispatas,sedetuvoenlacalledelantedemíysoltóunadeesasfrasesabsurdas:
—LAPRINCESADELSOLENCUENTRAELCAMINOALMAR—dijo.Alinstante,doblóunaesquinaydesapareció.
Mesentíaaturdido.Eraevidentequehabía llegadoaunasociedadque teníauningeniososistemadecastas.Alparecer,elúnicocódigoqueseguíanloshabitantesdeesaislaeraeldelabaraja.
Mientrasme adentraba en el pequeño pueblo, tuve una incómoda sensación deencontrarmeentredoscartasdeunsolitarioquenuncasalía.
Las casas eranpequeñas cabañas de troncos demadera.Fuera, tenían colgados
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unos faroles de cristal iguales que los que había visto en la fábrica de vidrio. Noestabanencendidos,porque,aunquelassombrasseibanalargando,elpuebloseguíabañadoporeldoradosoldelatarde.
Sobrelosbancosylascornisashabíainnumerablespeceras.Tambiénseveíanportodas partes botellas de distintos tamaños. Unas estaban tiradas entre las casas, yalgúnqueotroenanotambiénllevabaalguna.
Unadelascasaseramuchomásgrandequelasdemás;parecíaunalmacén.Deellasalíanagudoschirridos,yalasomarmeporunapuertaquehabíaabierta,descubríque era una carpintería. Cuatro o cinco hacendosos enanos estaban haciendo unamesamuy grande. Todos llevaban unos uniformes parecidos a los de los gnomos,pero éstos eran completamente negros, y, sobre la espalda, donde los gnomosllevaban tréboles, éstos llevaban picas. Con eso ya había resuelto un enigma: lospicas trabajaban de carpinteros.Tenían el pelomuynegro, pero su piel eramuchomásclaraqueladelostréboles.
Delantedeunacabaña,sentadosobreunpequeñobanco,observandocómoelsoldelatardesereflejabaensuespada,estabasentadoJotadeDiamantes.Llevabaunalargachaquetarosayunospantalonesanchos,decolorverde.
Meacerquéaélylehiceunarespetuosareverencia.—Buenas tardes, Jota de Diamantes—dije intentando ser amable—. ¿Podrías
indicarmequéreyestáenelpoderenestemomento?Jotavolvióaenvainarsuespadaymemiró.—Rey de Picas—dijo hurañamente—. Porquemañana es el día de Comodín.
Peroestáprohibidohablarenlascartas.—Quépena.Tengoquepedirte queme enseñesdónde se encuentra lamáxima
autoridaddelaisla.—Ohcidehet,satracsalneralbahodibihorpatse.—¿Quédices?—Satracsalneralbahodibihorpatse—repitió.—Muybien.¿Yquésignificaeso?—¡Salgersalriugeseuqseneiteuq!—¿Ahsí?—¡Iseuq!—¿Conquesí,eh?Estudié su pequeño rostro. Tenía el pelo brillante y la piel pálida, como las
artesanasdelafábricadevidrio.—Tienesquedisculparme,peronoestoymuyacostumbradoaestedialecto.¿Es
holandés?Jotamemiróconsorna.—Sólo los reyes, reinas y jotas conocen el arte de hablar al revés. Si tú no lo
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entiendes,valesmenosqueyo.Mequedépensando.¿Queríadecirquehablabaempezandoporelfinal?«Iseuq»…sería«quesí».Dosveceshabíadicho«Satracsalneralbahodibihorp
atse».Empezandoporelfinalsería«Estáprohibidohablarenlascartas».—Estáprohibidohablarenlascartas—dije.Cambiódeactitud.—¿Secaholeuqropsecnotne?—preguntótitubeante.—¡Abeurpaetrenoparap!—contestécondecisión.Jotasequedótotalmenteperplejo.—Tepreguntésisabíasquéreyteníaahoraelpoder,sóloparaversierascapazde
dejardecontestar—proseguí—.Peroeseartenoloconoces,yporesohasrotolasreglas.
—¡Quécaratienes!—dijo.—Puesaúnpuedotenermás.—¿Omoc?—MipadresellamabaOtto.¿Puedesdecirmeesenombrealrevés?—Otto—dijomirándome.—Exactamente—exclamé—.Yahora,¿puedesdecirloalrevés?—Otto—dijodenuevo.—Sí,sí,yalohasdicho—repliqué—.Peroahoraquieroquelodigasalrevés.—¡Otto,Otto!—gritóJota.—Almenoslohasintentado—dijeparatranquilizarle—.¿Hacemosunapalabra
unpocomáslarga?—¡Elav!—contestó.—Anilina.—Anilina—repitióJota.Agitélosbrazosydije:—Simplementeestásdiciendolamismapalabraalrevés.—¡Anilina,anilina!—dijoJota.—Gracias,yabasta.¿Erescapazdetraducirunafraseenteratambién?—¡Etnemlarutan!—Entoncesquieroquedigas«Dábalearrozalazorraelabad».—¡Dábalearrozalazorraelabad!—dijoJotainmediatamente.—Exactamente,yahoraalrevés.—¡Dábalearrozalazorraelabad!—dijodenuevo.Yosacudílacabeza.—Nohacesmásquerepetirloqueyodigo.Seráporquenoerescapazdedecirlo
alrevés.—¡Dábalearrozalazorraelabad!—gritódenuevo.
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Medabaunpocodepena,peroyonofuielqueempezóadecirtonterías.Jotadesenvainólaespadaygolpeóconellaunabotella,queserompiócontrala
pareddeunacasa.Unoscorazonesquepasabanporallísequedaronboquiabiertos,peroenseguidamiraronhaciaotrolado.
De nuevo pensé que la isla debía de ser un reducto para dementes incurables.¿Peropor qué eran todos tanpequeños? ¿Por quéhablaban alemán?Y sobre todo:¿Porquéesadivisiónenpalosynúmeroscomoenunabaraja?
Decidí no perder de vista a Jota de Diamantes hasta haber conseguido unarespuesta a todas las incógnitas. Simplemente tendría que procurar no hablardemasiado claro, porque lo único que causaba problemas a estos enanos eran lascosasdichasclaramente.
—Acabodeaterrizar—dije—.Ycreíaqueestepaísestabatandesiertocomolaluna.Ahoramegustaríasaberquiénessoisydedóndevenís.
Jotadiounpasoatrásydijoresignado:—¿Eresunnuevocomodín?—No sabía queAlemania tuviera una colonia en elAtlántico—proseguí—.Y
tengoqueadmitirque,aunqueheviajadopormuchospaíses,nuncahabíavistounaspersonastanpequeñas.
—¡Eres un nuevo comodín! ¡Selocarac! ¡Ojalá no aparezcan más! No esnecesarioquehayauncomodínporcadapalo.
—Pues no lo sé. Si los comodines son los únicos capaces de mantener unaconversación, este solitario habría salido mucho mejor si todos hubieran sidocomodines.
Intentóhacermedesaparecerconlasmanos.—Resultaagotadortenerqueadoptarunaposturaantetantascosas—dijo.Yosabíaqueestoibaaserdifícil,perolointentédenuevo.—DemodoqueandáisarrastrandolospiesporestaextrañaisladelAtlántico—
dije—.¿Ynosería razonablequebuscaraisunaexplicaciónacómohabéis llegadoaquí?
—¡Paso!—¿Quéhasdicho?—Hasinterrumpidoeljuego,tehedicho.¡Paso!Sacóunabotellitadelbolsillodelachaquetaybebióuntragodeloqueparecíala
mismabebidabrillantequehabíanbebidoanteslostréboles.Cuandolehabíapuestoelcorchodenuevo,movióenérgicamenteelbrazoydijoenvozmuyaltaycongranénfasis,comosiestuvierarecitandoelprincipiodeunpoema:
—BERGANTÍNDEPLATANAUFRAGAENMAREMBRAVECIDO.Sacudílacabezaysuspiréresignado.Supusequeenseguidasequedaríadormido
y, en ese caso, tendríaquebuscar aReydePicaspormi cuenta.De todas formas,
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sospechabaquetampocoélmeaclararíamuchomás.Derepentemeacordédealgoquehabíadichounodelostréboles.Dijeparamis
adentros:—AversiencuentroaFrode…JotadeDiamantessedespabiló instantáneamente.Deunsalto,sepusoenpiey
levantóelbrazoderechocomosiestuvierahaciendounsaludomilitar.—¿HasdichoFrode?Asentíconlacabeza:—¿Puedesllevarmehastaél?—¡Etnemlarutan!Empezamosaandarentrelascasas,yprontollegamosaunapequeñaplazacon
unpozoenelcentro,delqueOchoyNuevedeCorazonesestabansacandouncubodeagua.
Susvestidos,deunintensocolorrojo,iluminabanlaplaza.Loscuatroreyesestabancolocadosencírculodelantedelpozo,enlazadosporlos
hombros.Quizáestuvierandeliberandosobrealgúnimportantedecreto.Recuerdoquepenséquedebíade serpocopráctico tenercuatro reyes.Sus trajeserandelmismocolorquelaschaquetasdelosjotas,perosuaspectoeramuchomáseleganteycadaunollevabasucoronadeoro.
También estaban en la plaza todas las reinas. Andaban a paso ligero entre lascasas,ysacabanconstantementepequeñosespejosenlosquesemiraban.Eracomosiseolvidarancontantafacilidadytanrápidamentedequiéneseranydequéaspectoteníanque tuvieranquemirarse unayotra vez en el espejo.También llevaban suscoronas,queeranunpocomásaltasymásestilizadasquelasdelosreyes.
Al fondovide repenteunancianodepelo rubioy conuna largabarbablanca.Estabasentadoenunagranpiedrafumandounapipa.Lomásinteresantedelancianoera su tamaño: era tan alto como yo. Pero también había otra cosa que le hacíadiferente de los enanos. Llevaba una camisa gris de lana gruesa y unos anchospantalones marrones, lo que le daba un aspecto pobre y de estar por casa, quecontrastabaconlosalegresuniformesdelosenanos.
Jotasedirigiódirectamenteaélymepresentó:—Maestro,aquíllegaunnuevocomodín.Fueloúnicoquedijoantesdedesplomarseenlaplazayquedarsedormido.Esto
seguramentesedebíaalabebidaquehabíatomado.Elancianoselevantódeunsaltodelapiedra.Sequedóestudiándomesindecirni
una palabra. Al final, empezó a tocarme. Me rozó las mejillas, me tirócuidadosamente del pelo y tocó mi traje de marinero. Parecía como si quisieraasegurarsedequeyoeraunapersonareal,decarneyhueso.
—¡Nuncahevistonadasemejante!—exclamóalfinal.
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—Frode,supongo—dije,yledilamano.Me la estrechó con fuerza y la retuvo mucho tiempo. De repente, le entraron
muchasprisas,comosisehubieraacordadodealgodesagradable.—Tenemosquemarcharnosdelpuebloinmediatamente.Me pareció que estaba tan trastornado como el resto. Pero, por lo menos, no
reaccionóconlamismafaltadeinterésquelosdemás.Yesobastóparainfundirmeciertaesperanza.
Elancianoempezóacorrerqueriendoescapardelpueblo,aunquesuspiernaserantandébilesqueestuvoapuntodecaersevariasveces.
Sobreunacolinaalfondo,porencimadelpueblo,videnuevounasolitariacasade madera. Pronto llegamos hasta ella, pero no entramos. El anciano me ofrecióasientoenunpequeñobancofuera.
Justocuandoacababadesentarme,aparecióunafiguraporunaesquinadelacasa.Eraunextrañohombrecilloconuntrajevioletayunagorraverdeyrojaconorejasdeasno. De la gorra y del traje violeta colgaban pequeños cascabeles que sonabandébilmentecadavezqueelenanoefectuabaalgúnmovimiento.
Seacercóamí.Primeromepellizcólaoreja,luegomediouncacheteenlatripa.—¡Bajaalpueblo,Comodín!—ordenóelviejo.—Bueno,bueno—dijoelhombrecilloconunasonrisaburlona.—Comoporfinlevisitaalguiendesupatria,elmaestroapartadesuladoalos
viejos amigos. Conducta peligrosa, dice Comodín. Hay que tener en cuenta mispalabras.
Elancianosuspiróconresignaciónydijo:—Tendráscosasquehacerparalagranfiesta.Comodíndiounossaltitosdeburroconsucuerpoágilyligero.—Nohacefalta.Nohayquedarnadaporsentado.Diounosbrincoshaciaatrásysiguiódiciendo:—Nodigamosnadamásporahora,¡perovolveremosavernos!Y,conesto,desapareciócuestaabajohaciaelpueblo.Elviejosesentóamilado.Desdeelbancopodíamosveratodoslospintorescos
enanosmoviéndoseentrelascasasdemadera.
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SIETEDETRÉBOLES
…quedentrodemibocacrecieseesmalteymarfil…
Mequedéleyendoellibrodelpanecillohastamuytarde.Alamañanasiguiente,cuandomedesperté,meincorporédeunsaltoenlacama.Lalámparadeencimadelamesillaseguíaencendida.Debídequedarmedormidoconlalupayellibroentrelasmanos.
Respiré aliviado al ver quemi viejo todavía estaba dormido. Encontré la lupasobrelaalmohada,peronoveíaellibrodelpanecilloporningunaparte.Alfinal,loencontrédebajodelacama.Meapresuréaesconderloenelbolsillodelpantalón.
Despuésdehabereliminadotodaslashuellas,melevanté.Loquehabíaleídoantesdequedarmedormidoeratanindignantequemesentía
muydesasosegado.Aparté las cortinas y miré por la ventana; no se veía más que mar por todas
partes.Exceptoalgúnqueotrovelero,nohabíaningúnbarco.Elsolestabaapuntodesalir.Laauroraeracomounaestrechafranjaentreelcieloyelmar.
¿Cuál sería la explicación al misterio de los enanos en la isla mágica?Evidentemente, no podía estar seguro de que todo lo que ponía en el libro delpanecillofueracierto,aunquetodoloquehabíaleídosobreLudwigyAlbertenDorfmehabíaparecidomuyreal.
En mi opinión, no cabía ninguna duda de que, tanto la bebida púrpura, comotodoslospececitosdecolores,procedíandelaislaalaqueHanselPanaderohabíallegado. Yo mismo había visto con mis propios ojos una pequeña pecera en lapanaderíadeDorf.Noprobéningunabebidapúrpura,peroelviejopanaderomediounabotelladerefrescodeperaymehablódeunabebidamuchomejor…
Sinembargo,todopodíaseruninvento.Talvezesabebidanoexistiera,ytodoloque ponía en el libro del panecillo fueramentira. Tampoco era tan extraño que elpanaderodeDorfquisieraadornarsuescaparateconunpececillodecolores.Perosíerabastantecuriosoquemetieraunminúsculolibrodentrodelamasadeunpanecilloyqueluegoloregalara,metidoenunabolsadepapel,aunforasteroquecasualmentepasaba por allí. Y, en cualquier caso, escribir un libro entero con una letra tanpequeña,eraunaverdaderahazaña.Ysobretodonopodíaolvidarque,justoantes,unmisteriosoenanomehabíaregaladounalupa.
Aunquetodosesosdetallesconcretosnomepreocupabandemasiadoesamañana.Mesentíaindignadoporunarazónmuydistinta.Derepente,mehabíadadocuentadeque los sereshumanos eran tan inconscientes comoesos apáticos enanosde la isla
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mágica.Vivimosnuestrasvidasenuncuentomaravilloso,pensé.Pero,sinembargo,ala
mayoríade lagente,elmundo leparecealgo«normal».Porotraparte, sepasan lavida buscando algo «anormal», como por ejemplo ángeles omarcianos, porque nocomprenden que elmundo, por símismo, es ya unmisterio.Yomismome sentíacompletamentediferente.Elmundomeparecióunsueñoextraño.Yestababuscandounaexplicaciónrazonableatodoeso.
Mientrasestabaviendocómoelcieloseponíacadavezmásrojoyluegocadavezmásclaro,notéunasensaciónquejamáshabíaexperimentado,yque,desdeentonces,nuncamehaabandonado.
Así, de pie, delante de la ventana, me sentí como una criatura misteriosa queestabaviva,peroquenosabíanadadesímisma.Sentíqueeraunservivosobreunplaneta en la Vía Láctea. Seguramente lo había sabido siempre, porque, con laeducaciónquehabíarecibido,noerafácilcerrarlosojosataleshechosperoentonceslosentíporprimeravezenmipropioser.Eraalgoquesehabíametidoencadacélulademicuerpo.
Vivímipropiocuerpocomoalgosorprendenteyajeno.¿Cómopodíaestarenesecamarote, teniendo esos pensamientos tan extraños? ¿Cómo era posible que mecrecieran lapiel, elpeloy lasuñas? ¡Pornodecir losdientes!Noencontréningúnsentidoalhechodequedentrodemibocacrecieseesmalteymarfil,aquetodoesoformarapartedemiser.Perosupongoquelagentenopiensaenesascosashastaqueseveobligadaairaldentista.
Me pareció unmisterio cómo los seres delmundo pueden, simplemente, vagarpor la Tierra, sin preguntarse, a cada momento, quiénes son y de dónde vienen.¿Cómopodíaserlavidadeesteplanetaalgoanteloquesecerrabanlosojosoalgoque,sencillamente,sedabaporsentado?
Todos estos pensamientos y sensaciones queme invadíanme entristecían ymealegraban al mismo tiempo. Me hicieron sentirme solo, pero era una soledadreconfortante.
Detodosmodos,mealegrémuchocuandomiviejoderepenteemitióunrugidodeleón.Antesdequelehubieradadotiempoaponerlospiesenelsuelo,penséqueciertamenteeraimportantetenerlosojosabiertosatodo,peroquenohabíanadatanimportantecomoestarconunserquerido.
—¿Yaestáslevantado?—preguntó.Miróporlaventanajustoenelmomentoenelqueelsolsalíaporencimadelmar.—Yelsoltambién—lecontesté.Asícomenzólamañanadeldíaqueíbamosapasarenteroenelmar.
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OCHODETRÉBOLES
…sinuestrocerebrofueratansencillocomoparapoderentenderlo…
Duranteeldesayuno,mantuvimosunaconversaciónbastantefilosófica.Miviejosugirió en broma que secuestráramos el barco y que interrogáramos a todos lospasajerosparaaveriguarsialgunodeellossabíaalgoquepudieraaclararelmisteriodelavida.
—Éstaesunaoportunidadúnica.Estebarcoescomolahumanidadenminiatura.Somos más de mil pasajeros, procedentes de todas partes del mundo. Pero todosestamosabordodelmismobarco;atodosnoslevantalamismaquilla…
Señalóelcomedoryañadió:—Entre tanta gente, tiene que haber alguien que sepa algo que los demás no
sabemos.¡Contantascartasbuenasenlamano,debehaberalmenosuncomodín!—Haydos—dijemirándole.Susonrisamedioaentenderquehabíacaptadobien
mimensaje.Porfindijo:—Enrealidaddeberíamoscogeratodoslospasajerosypreguntarlesunoporuno
sisabenporquévivimos.Alosquenosupierancontestar,lostiraríamosporlaborda.—¿Yquépasaráconlosniños?—pregunté.—Aprobaránconnotasexcelentes.Decidíhaceralgunasinvestigacioneseneltranscursodelamañana.Primerome
bañémuchoratoen lapiscina,mientrasmiviejo leíaunperiódicoalemán,y luegomesentéenlacubiertaamiraralagente.
Unosseuntabangrasientascremasbronceadoras,otrosleíanlibrosdebolsilloenfrancés,inglés,japonésoitaliano.Otroshablabansinpararmientrastomabancervezao bebidas rojas con cubitos de hielo. También había algunos niños. Los mayoresestaban tomando el sol como los adultos, losmedianos correteabanpor la cubiertatropezando con bolsos y bastones, los más pequeños estaban sentados sobre lasrodillasdelosmayores,yunbebéestabamamandodelpechodesumamá.TantolamadrecomoelbebésecomportabanconlamismanaturalidadquesiseencontraranenlacocinadesucasaenFranciaoAlemania.
¿Quiéneserantodasesaspersonas?¿Cómohabíannacido?Ysobretodo:¿Habríaalguien,apartedemiviejoyyo,quesehicieraesasmismaspreguntas?
Mequedésentado,mirándolosunoporuno,paraaveriguarsihabíaalgoquelosdelatara.Si,porejemplo,hubieraundiosquedecidieratodoloquedecíanyhacían,unaexhaustivaobservacióndesuscomportamientospodríadarbuenosresultados.
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Podía sacar provecho de una importante ventaja: si lograra encontrar uninteresanteobjetodeinvestigación,éstenopodríaescapársemehastaquellegáramosa Patras. De esta forma, sería más fácil estudiar a las personas del barco que apulgoneshiperactivosoágilescucarachas.
Algunosdelospasajerosmovíanlosbrazos,otrosselevantabandelastumbonasparaestirar laspiernas,unseñormayorsequitóysepuso lasgafascuatroocincovecesensólounminuto.
Era evidente que esas personas no eran conscientes de todos sus actos. Noreparabanenningunodesusmovimientos,loqueindicabaqueestabanmásvivosqueconscientes.
Me pareció especialmente interesante estudiar cómo esas distintas personasmovíansuspárpados.Todoelmundoparpadeaba,naturalmente,peronadielohacíaconlamismafrecuencia.Resultabacuriosovercómolospequeñosplieguesdelapielde encimade los ojos semovían por su cuenta hacia arriba y hacia abajo.En unaocasión había visto parpadear a un pájaro. Daba la impresión de que llevabaincorporadaunamáquinaque regulabaelparpadeo.Ahorameparecíaque lagentedelbarcoparpadeabadeunmodoigualdemisterioso.
Algunos alemanes con enormes barrigas me recordaban a las morsas. Estabanechadosenlastumbonasconungorroblancosobrelafrente.Loúnicoquehacíanentoda lamañana erauntarse cremabronceadora.Miviejo los llamaba«alemanesdebratwurst».YopenséqueveníandeunlugardeAlemaniallamadoBratwurst,peromiviejomeexplicóquelosllamabaasíporquesiempreestabancomiendounasalchichamuygordaquesellama«bratwurst».
Yo me preguntaba en qué podía estar pensando un «alemán de bratwurst»tumbadoalsol.Lleguéalaconclusióndequeestabapensandoen«bratwurst».Porlomenos,nohabíanadaqueindicaraqueestuvierapensandoenotracosa.
Seguí con mis investigaciones filosóficas hasta por la tarde. Mi viejo y yohabíamosacordadonoseguirnos lashuellas todoeldía, asíque teníapermisoparamoverme libremente por el barco. Lo único que tuve que prometerle fue que nosaltaríaporlaborda.
Mi viejo me había dejado sus prismáticos. De vez en cuando, observaba aescondidasa algúnpasajero.Resultómuyemocionante,porque teníaquecuidarmebiendenoserdescubierto.
Lomásgravequehice,fueseguiraunaseñoraamericanaqueestabatanlocaquepenséquealomejorpodríadarmeunaexplicacióndeloqueeraelserhumano.
Lapilléescondiéndoseenunrincóndelsalón.Miróhaciaatrás,paraestarseguradequenadielaveía.Yomehabíametidodebajodeunsofá,mirandohaciaarriba,ynadiemedescubrió.Sentíauncosquilleoenelestómago,pero laverdadesquenotemíapormí,sinoporella.¿Quésecretosocultaría?
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Al final,pudeverquesacabadelbolsounestuchedecosméticaverde,delqueextrajounpequeñoespejo.Primero,semiródesdetodoslosángulosposibles,luegosepintóloslabios.
Comprendí inmediatamente que lo que acababa de ver podría tener ciertaimportanciaparaunfilósofo,peroahínoacabótodo:cuandoterminódemaquillarse,empezóasonreírseasímismay,justoantesdevolverameterelespejoenelbolso,levantóunamanoysesaludóatravésdelespejo,mientrassonreíaabiertamenteyseguiñabaunojo.
Cuandodesapareciódelsalón,mequedéagotadoenmiescondite.¿Cómo era posible que se saludara a sí misma? Tras algunas reflexiones
filosóficas, lleguéalaconclusióndequeesaseñoraeratanraraporquequizáfueraunadamacomodín.Porque,si sesaludabaasímisma, loqueestáclaroesqueeraconscientedequeexistía.Deesamanera,eradospersonasalmismotiempo.Eraalavezlaseñoraqueestabaenelsalónpintándoseloslabiosylaquesesaludabadesdeelespejo.
Yo sabía que, en realidad, no está permitido hacer experimentos con sereshumanos, así que no seguí a nadiemás. Pero cuando por la tarde volví a ver a laseñora jugando al bridge, me dirigí a ella y le pregunté en inglés si me daba elcomodín.
—Noproblem—dijo,ymelodio.Levanté una mano y la saludé a la vez que le guiñaba un ojo. Se quedó tan
perplejaquecasisecaedelasilla.Alomejorsepreguntabasiyoconocíasupequeñosecreto.
Ésafuelaprimeravezenmividaquepedíuncomodínpormicuenta.Mi viejo y yo habíamos quedado en vernos en el camarote antes de cenar. Sin
darle muchas explicaciones, le conté que había hecho algunas observacionesimportantes,ydurante lacenamantuvimosuna interesantediscusiónacercadel serhumano.
Yodijequemeparecíacuriosoquelossereshumanos,quesomostanlistosparamuchascosas,comoporejemplolaexploracióndelespacioylacomposicióndelosátomos, no sepamos más sobre nosotros mismos. Entonces mi viejo dijo algo taninteligentequecreoquepuedorecordarlopalabraporpalabra:
—Sinuestrocerebrofueratansencillocomoparapoderentenderlo,seríamostantontosque,detodosmodos,nolopodríamosentender.
Mequedéunbuenratomeditandosobreestafrase.Alfinal,lleguéalaconclusióndequelafrasedecíamásomenostodoloquepodíadecirsesobrelapreguntaqueyohabíahecho.
Miviejocontinuó:—Porquehaycerebrosmuchomássimplesqueelnuestro.Porejemplo,podemos,
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almenoshastaciertopunto,entendercómofuncionaelcerebrodeunalombriz.Perolalombriznopuede;paraeso,sucerebroesdemasiadosimple.
—Puedequehayaundiosquenosentienda.Mi viejo se sobresaltó.Creoque le impresionóun pocoque yo fuera capaz de
hacerunapreguntatanastuta.—Puede ser. Pero, en ese caso, él sería tan enormemente complicado que
seguramentenoseríacapazdeentenderseasímismo.Hizo señas al camarero para pedirle una cerveza con la comida. Siguió
filosofando hasta que se la trajeron.Mientras el camarero echaba la cerveza en elvaso,dijo:
—Sihayalgoquenoentiendo,esporquéAnitanosdejó.Me llamó la atención que de repente utilizara su nombre, ya que solía decir
«mamá»,comoyo.Miviejohablabatantodemamáqueavecesmehartaba.Yolaechabademenos
tantocomoélomás,peromeparecíamejorecharlademenoscadaunopornuestracuentaqueecharlademenoslosdosjuntos.
Añadió:—Meparecequeentiendomásdelacomposicióndelespacioquedelasrazones
por lasqueesamujersimplementesefue,sindarunaclaraexplicacióndeporquédesapareció.
—Quizáellamismatampocoloentendiera—repliqué.Despuésdecenar,dimosunpaseoporelbarco.Miviejoseñalabaalosoficialesy
alatripulación,explicándomeelsignificadodelosdistintosgaloneseinsignias.Yonopudeevitarpensarenunabaraja.
Un poco más tarde, mi viejo me confesó que tenía la intención de darse unavueltecitaporelbar.Penséqueeramejornoiniciarningunadiscusiónalrespecto,yledijequepreferíavolveralcamarotealeermistebeos.
Creoqueleparecióbienquedarseunratoasolas,yyo,pormiparte,estabayapensandoenloquelecontaríaFrodeaHanselPanadero.
Por supuesto,no teníaninguna intenciónde leer tebeosdelPatoDonald.Quizáfueraéseelúltimoveranoenquemegastaradineroenesetipodecomics.
Almenosesedíaaprendíunacosa:yanoerasólomiviejoelquefilosofaba.Yotambiénhabíaempezadoahacerlo.
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NUEVEDETRÉBOLES
…unaespeciedegaseosadulce,deaspectocentelleanteyligeramenteespumosa…
—¡Menosmalquepudimosescapar!—dijoelancianodelabarbablancaylarga.Permaneciósentadodurantemuchotiempo,conlamiradaclavadaenmí.—Teníamiedodequecontarasalgo.Porfindejódemirarme.Señalóhaciaabajo,alpueblo,yseestremeciódenuevo:—¿Nohabráscontadonada,verdad?—Metemoquenoentiendoloquequieresdecir.—Esverdad.Seguramenteestoyempezandoporelfinal.Asentícomprensivo:—Sihayunprincipio—dije—,seguramenteserábuenoempezarporél.—¡Naturalmente!—exclamó—. Pero ante todo quiero queme contestes a una
pregunta:¿Sabesaquédíaestamoshoy?—Noestoytotalmenteseguro—admití—.Debedeserunodelosprimerosdías
deoctubre…—Nomerefieroexactamentealdía.¿Sabesenquéañoestamos?—En1842—dije.Deprontoempecéaentenderalgunascosas.Elviejomoviólacabeza.—Entonceshaceexactamente52años,hijomío.—¿Tantotiempollevasviviendoenestaisla?—Sí,tantotiempo.Seleescapóunalágrimaporelrabillodelojo,querodóporsumejilla,sinqueél
hicieraningúnintentodesecarla.—Enelmesdeoctubrede1790salimosdeMéxico—prosiguió.—Alcabodeunosdíasdetravesía,elbergantínenelquenavegabanaufragó.El
resto de la tripulación se perdió con el barco, pero yo me agarré a unos gruesostroncosqueflotabanentrelosrestosdelnaufragioylogréllegaraestaisla…
Sequedóprofundamenteensimismado.Lecontéqueyotambiénhabíallegadoalaislatrasunnaufragio.
Moviólacabezaconairemelancólico.Luegoañadió:—Dices«isla»yyotambiénlohedicho.¿Peropodemosestartotalmenteseguros
deque se tratadeuna isla?Yohevividoaquídurantemásdecincuentaaños,hijomío,yheexploradomucho,perojamáshevueltoaencontrarelcaminohaciaelmar.
—Seráunaislamuygrande.—¿Unaislamuygrandequenofiguraenningúnmapa?—dijomirándome.
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—Evidentemente puede que hayamos encallado en algún lugar del continenteamericano —repliqué—. O en África, si quieres. No es fácil saberlo, ya queestábamosamerceddelascorrientesmarinas,antesdeserlanzadosalaplaya.
Elancianovolvióasacudirlacabezaconresignación.—TantoenAméricacomoenÁfricahaysereshumanos,joven.—Perosiestonoesunaisla,ytampocounodelosgrandescontinentes,¿quées
entonces?—Algomuydiferente…—murmuró.Volvióaquedarsetotalmenteensimismado.—Losenanos…—dije—.¿Terefieresaellos?Perocontestóamipreguntaconotra:—¿Estássegurodequevienesdelmundoexterior?¿Noserástútambiéndeaquí?—¿Yo…?Porsuspalabrasdedujequealfinyalcabo,seestabarefiriendoalosenanos.—YomeenroléenHamburgo—dije.—¿Ahsí?YosoydeLübeck…—¡Yyotambién!MeenroléenunbarconoruegoenHamburgo,peroyonacíy
mecriéenLübeck.—¿Deverdad?EntoncescuéntameprimeroloquehasucedidoenEuropadurante
miscincuentaañosdeausencia.Lecontéloquesabía.LamayorpartedemirelatoserefirióaNapoleónyatodas
lasguerras.DijequeLübeckhabíasidosaqueadaporlosfrancesesen1806.—En 1812, el año en que nací,Napoleón inició una campaña enRusia—dije
paraterminar—,perotuvoqueretirarsecongrandespérdidas.En1813,fuevencidoenunagranbatallaenLeipzig.EntoncesconvirtióElbaensupequeñoimperio.Peroregresóunosañosmástardeyreinstauróelimperiofrancés.EstavezfuevencidoenWaterloo.ViviósusúltimosañosenlaisladeSantaElena,aloestedeÁfrica.
Elancianoescuchabacongraninterés.—Élalmenospudoverelmar—murmuró.Parecíaestarrememorandotodoloqueleacababadecontar.—Suenacomouncuentodehadas—añadióalcabodemuchorato—.Asípuede
habertranscurridolahistoriadesdequeyodejéEuropa.Perotambiénpodríahaberlohechodeunmodocompletamentedistinto.
En eso tuve que darle la razón. La Historia es un gran cuento, con la únicadiferenciadequeesuncuentoreal.Elsolestabaapuntodeponersetraslasmontañasdel oeste. El pequeño pueblo ya estaba en penumbra. Allí abajo, los enanosdeambulabandeunladoparaotro,comopequeñasmanchasdecolorentrelascasas.
Señalándolos,pregunté:—¿Vasahablarmedeellos?
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—Naturalmente—contestó—. Te lo contaré todo. Pero tienes que prometermequeellosnosevanaenterardenadadeloquetecuente.
Asentíconlacabeza,pendientedeloqueibaadecirme.«YoeramarineroenungranbergantínespañolqueibadeVeracruz,enMéxico,a
Cádiz,enEspaña.Navegábamosconunagrancargadeplata.Eltiempoerabueno,claroytranquilo,
ysinembargonaufragamospocosdíasdespuésdehaberzarpado.DebimosdeestaraguardandoelvientoenalgúnlugarentrePuertoRicoylasBermudas.Yahabíamosoído hablar de extraños sucesos precisamente en esa zona. Pero supongo que losconsiderábamoscuentosdemarineros.De repente,unamañanaelbarco se levantóporencimadeunmarcompletamenteencalma.Fuecomosiunamanogigantescalediera lavuelta.Sóloduróunparde segundos,yvolvimosabajar almar.Elbarcoquedóladeado,lacargasedesplazóycomenzóaentraragua.
Sólotengovagosrecuerdosdelapequeñaplayaenlaquefinalmentemeencontréa salvo, porque enseguida comencé a adentrarme en la isla. Tras andar errantealgunassemanas,meestablecíaquí,yaquíhevividodesdeentonces.
Me las arreglé bien. Aquí crecían patatas y maíz, manzanas y plátanos. Perotambiénhabíaotrasfrutasyplantasquejamáshabíavistoantes,yquedesdeentoncesforman parte demi sustento. Yomismo tuve que inventar nombres para todas lasplantasdesconocidasdeestaisla.
Pasado un tiempo, logré domesticar a los molucos hexápodos. No sólo meproporcionabanuna lechebuenaynutritiva, tambiénmeservíancomoanimalesdetiro.Avecesmatabaalgunoymecomíalacarne,queerablancayfina.Merecordabaalacarnedejabalí,quesiemprecomíamosenAlemaniaporNavidad.
Conelpasode losaños,con lasplantasde la isla fabriqué remedioscontra lasdistintas enfermedades que contraía. También preparé bebidas queme ayudaban alevantarelánimo.Prontoprobarásalgoqueyollamotuf.Esunabebidaalgoamargaqueobtengohirviendoraícesdelapalmeradetufta.Eltufmedespiertacuandoestoycansado,ymeayudaadormircuandoestoydemasiadoexcitado.Esunabebidarica,ycompletamenteinofensiva.
Pero también elaboré lo que llamamos la bebida púrpura. Es una bebidamaravillosapara todoelcuerpo,peroalmismo tiempo tan traidoraypeligrosaquemealegrodequenosevendaenlastiendasenAlemania.Lahagoconeljugodelarosapúrpura,queesunpequeñoarbustoconminúsculasrosasdecolorpúrpurayquecreceportodaspartesenestaisla.Nisiquierateníaquemolestarmeencogerlasrosasysacarel jugo,porqueese trabajome lohacíanunasabejasgigantes,másgrandesque los pájaros en Alemania. Construyen sus colmenas en árboles huecos y allíalmacenansusexistenciasdejugodepúrpura.Simplementehayqueiryservirse.
MezclandoeljugodelasfloresconaguadelríodelArcoIris,enelquetambién
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cojopecesdecolores,obtuveunaespeciedegaseosadulce,deaspectocentelleanteyligeramenteespumosa.
Lo tentador de la bebida púrpura era que no sabía sólo a una cosa, sino queestimulabatodoslosórganosdelsabor,contodoelregistrodematicesqueescapazde saborear un ser humano. Y es más: la bebida púrpura no dejaba el saborúnicamente en la boca y en la garganta, sino que se saboreaba en cada célula delcuerpo.Peronoessanodevorarelmundoenteroenunsolosorbo,hijomío.Esmejoringerirelmundoenporciones.
Cuando obtuve la bebida púrpura, empecé a beberla a diario. Me ponía másalegre, pero solamente al principio. Poco a poco, comencé a perder la noción deltiempo y del espacio. De repente me «despertaba» en algún lugar de la isla sinacordarmedecómohabía llegadohasta allí.Deesamanera,vagabadurantedíasydíassinencontrarelcaminoderegresoacasa.Avecesmeolvidabadequiéneraydedóndevenía.Eracomositodoloquemerodeabafuerayomismo.Empezabacomoun picor en los brazos y las piernas, luego se iba extendiendo hasta la cabeza, yfinalmente la bebida empezó a consumirmi alma. Bueno, al menosme alegro dehaberparadoantesdequefuerademasiadotarde.Hoyendía,labebidapúrpurasóloesconsumidaporelrestodeloshabitantesdeestaisla.Másadelantetecontaréporqué.
Habíamos estado sentados mirando el pueblo mientras hablaba. Estabaanocheciendoy,abajoenelpueblo,losenanoshabíanencendidolosfarolesdeaceitequecolgabanentrelascasas.
—Empiezaahacerfresco—dijoFrode.Selevantóyabriólapuertadelacabaña.Entramosenunapequeñasalaquetenía
lasparedescubiertasde troncosdemadera.Todos losutensiliosqueenellapodíanversehabíansidofabricadosporFrodeconmaterialesencontradosenlaisla.Noseveía nada demetal, todo estaba hecho con barro, madera y piedra. Sólo había unmaterialquerecordabaa lacivilización:había tazasy jarras, lámparasy fuentesdevidrio. Además había varias peceras con peces de colores dentro. También lasventanasdelacabañaerandevidrio.
—Mipadreeramaestrovidriero—dijoelanciano,comosihubieraadivinadomispensamientos—.Yyoaprendíeloficioantesdehacermemarinero.Aquí,enlaisla,meresultómuyútil.Despuésdealgúntiempo,comencéamezclardistintasclasesdearena.Prontopudefundirunaexcelentemasadevidrio,enhornosquefabriquéconunapiedraresistentealfuego,alaquellamédorfitaporquelaencontréenlamontañaqueestáenlasafuerasdelpueblo».
—Yahevisitadolafábricadevidrio.Elviejosevolvióhaciamíydijobruscamente:—¿Nohabráscontadonada,no?
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Noentendímuybienloquequeríadecirconesode«contaralgo»alosenanos.—Sólopreguntéporelcaminoalpueblo—contesté.—¡Bueno!Ahoravamosatomarnosunacopitadetuf.Nossentamossobreunasbanquetasquehabíaacadaextremodeunamesahecha
de una madera oscura que yo no conocía. Frode echó de una jarra de vidrio unabebidamarrón en un par de vasos redondos y encendió una lámpara de aceite quecolgabadeltecho.
Bebí un pequeño sorbo. Sabía a una mezcla de coco y limón. Mucho tiempodespuésdehaberlatragado,unsaborácidopermanecíaenmiboca.
—¿Quéteparece?—preguntóelviejoexpectante—.Eslaprimeravezqueinvitoatufaunauténticoeuropeo.
Contestéquelabebidaerarefrescanteymuyrica,locualeracierto.—¡Bien! Entonces supongo que ha llegado el momento de hablarte de mis
pequeñosayudantesaquíenlaisla.Seguroqueestáspensandoenellos,hijomío.Asentíconlacabeza.Elviejocomenzósurelato.
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DIEZDETRÉBOLES
…noeracapazdeentendercómoalgopodía,sinmás,surgirdelanada…
Dejélalupayellibrodelpanecilloenlamesillaycomencéadarvueltasporelcamarotepensandoenloqueacababadeleer.
Frode había vivido en esa extraña isla durante 52 largos años, y allí se habíaencontradounbuendíaconlosapáticosenanos.¿OhabríanllegadoderepentealaislamuchotiempodespuésqueFrode?
LoqueestabaclaroesqueteníaquehabersidoFrodeelquehabíaenseñadoalosdiamanteselartedesoplarelvidrio,alostrébolesacultivarlatierra,aloscorazonesahacerpanyalospicaseloficiodecarpinteros.¿Peroquiéneseranlosenanitos?
Sabíaquealomejorobteníalarespuestaamispreguntassicontinuabaleyendo,peronoestabadeltodosegurodeatrevermeaseguir,estandosoloenelcamarote.
Apartélacortinadelaventanaymeencontrédirectamenteconunacaritaalotroladodelcristal.¡Eraelenano!Estabasobrelacubiertamirándomefijamente.
Todoestonodurómásquebrevessegundos.Encuantosediocuentadequelohabíadescubierto,saliócorriendoydesapareció.
Meentrótalmiedoquemequedédepie,totalmenterígido,sinpodermoverme.Loúnicoquehiceinmediatamentefuevolveracorrerlacortina.Alcabodeunrato,metumbéenlacamaymeechéallorar.
No seme ocurrió que podía salir del camarote e ir a buscar ami viejo al bar.Teníatantomiedoqueloúnicoquequeríaeraesconderlacabezabajolaalmohaday,enrealidad,niaesomeatrevía.
Nosécuántotiempoestuveallíllorando.Miviejodebiódeoírmisgritosdesdeelpasillo,porqueabriólapuertaviolentamenteyentrócomounloco.
—¿Quétepasa,HansThomas?Mediolavueltaeintentóabrirmelosojos.—El enano…—sollocé—. He visto al enano por la ventana… Estaba allí…
mirándome.Me pareció que mi viejo se había temido algo aún peor, porque me soltó
inmediatamenteyempezóadarvueltasporelcamarote.—Loquedicesesunatontería,HansThomas.Nohayningúnenanoabordode
estebarco.—Pueslohevisto—insistí.—Visteaunhombrebajo.Seguramenteeraungriego.Alfinal,miviejocasilogróconvencermedequemehabíaequivocado.Almenos
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consiguiótranquilizarme.Peroyopuseunacondiciónacambiodedejardehablardelasunto:tuvoqueprometermequepreguntaríaalatripulaciónsihabíaalgúnenanoabordo.
—¿Crees que reflexionamos demasiado? —preguntó mientras yo seguíasollozandodevezencuando.
Dijequenoconlacabeza.—Primero, buscaremos a mamá en Atenas —prosiguió—; dejemos para más
adelante la solución de los enigmas de la vida. No son urgentes, pues nadie va arobarnoselproyectomientras.
Memiródenuevoycontinuó:—Interesarseporquiénessonlossereshumanosydedóndevieneelmundo,es
unhobbytanrarísimoque,prácticamente,somoslosúnicosquelotenemos.Losquenos interesamos por esas cosas vivimos tan dispersos que ni siquiera nos hemospreocupadodecrearnuestrapropiaasociación.
Cuandoporfindejédellorar,echócomomediocentímetrodeaguardienteenunvasito.Añadióaguaymelodio.
—Bebeesto,HansThomas.Asídormirásbienestanoche.Diunpardesorbos.Mesupotanasquerosoquenopudeentendercómomipadre
ibasiempreporahíenbuscadeesascosas.Cuandomiviejosedisponíaaacostarse,saquéelcomodínquehabíapedidoala
señoraamericanaydije:—Teloregalo.Locogióy loestudiódetenidamente.Nocreoque fueraunejemplarmuy raro,
peroeraelprimercomodínqueyoleregalaba.Me lo agradeció con un truco de cartas. Metió el comodín en una baraja que
encontróentreelequipaje.Acontinuación,ladejósobrelamesillaysacódelaireelmismocomodín.
Seguítodomuyatentamenteyhubierajuradoquehabíametidoelcomodínenlabaraja. Quizá sacudiera la carta de la manga de su chaqueta. ¿Pero cómo habíallegadohastaallí?
Noeracapazdeentendercómoalgopodía,sinmás,surgirdelanada.Miviejocumpliósupromesaypreguntóalatripulaciónsobreelenano,perole
aseguraron que no había ninguno a bordo. Entonces tendría que ser lo que yometemía:elenanoeraunpolizón.
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JOTADETRÉBOLES
…sielmundoesungranjuegodemagia,tambiéntienequehaber
ungranprestidigitador…
Decidimos no desayunar a bordo, y esperar hasta desembarcar en Patras.Habíamospuestoeldespertadoralassiete,unahoraantesdelallegada,peroyomedespertéalasseis.
Loprimeroquevifuelalupayellibrodelpanecilloenlamesilla.Alveraquellamisteriosa cara frente a la ventana,meolvidé completamente del libro, así quemiviejonolohabíavistodepuracasualidad.
El jefe seguía dormido. Desde que abrí los ojos, estaba pensando en lo quecontaríaFrodesobrelosenanosdelaisla.Asípues,leíuntrozomásdellibro,hastaquemiviejoempezóahacerruidosenlacama,comohacíasiempre,justoantesdedespertarse.
«Enelmar,jugábamosmuchoalascartas.Yoteníasiempreunabarajametidaenelbolsillodelacamisa,yprecisamenteunadeesasbarajasfrancesasfueloúnicoquetrajeaestaisladespuésdelnaufragio.
Enmi soledad, los primeros años hacíamuchos solitarios. Los naipes eran lasúnicas imágenes que podía contemplar. No sólo hacía los que había aprendido enAlemania y en elmar. Enseguida descubrí que con 52 cartas y todo el tiempo delmundo,nohaylímitesenlainvencióndesolitariosyjuegos.Coneltiempo,empecéa atribuir determinadas cualidades a cada una de las cartas, viéndolas comoindividuos pertenecientes a cuatro familias distintas. Los tréboles tenían la pielmarrón,elpeloespesoyrizado,yerandecomplexiónfuerte.Losdiamanteseranmásdelgados, más ligeros ymás gráciles, tenían la piel casi blanca y su pelo brillabacomolaplata.Yloscorazones…puesloscorazoneseranprecisamenteunpocomáscordialesquelosdemás.Teníancuerposrechonchos,lasmejillassonrosadasyelpelorubio, abundante y rizado. Y finalmente los picas: de figura estilizada, aspectoautoritario,ojospenetrantesypelonegroyescaso.
Empecé a imaginarme las figuras cuando hacía solitarios. Por cada carta queponía, era como si soltara a un espíritu de una botella hechizada. Un espíritu, sí,porqueno sólovariaba el aspectode las figurasde cadapalo, tenían además, cadauno,sugenioysutalante.Lostrébolesteníanunapersonalidadunpocomástorpeyfirmequelosambiguosysusceptiblesdiamantes.Loscorazoneseranmásamablesymásalegresqueloshurañosycoléricospicas.Perotambiénhabíagrandesdiferenciasdentro de cada palo. Todos los diamantes eran muy vulnerables, pero Tres de
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Diamanteseralaqueseechabaallorarconmásfacilidad.Todoslospicaseranalgoirascibles,peroelmásirascibledetodoseraDiezdePicas.
Deesemodo, fuicreando,con losaños,52 individuos invisiblesquedealgunamanera vivían conmigo en la isla. En total fueron 53, porque Comodín llegaría ajugarunpapelmuyimportante.
—¿Perocómo…?—Nosésierescapazdeimaginartelosoloquemesentía.Elsilencioerainfinito.
Metopabaconstantementeconanimales;porlasnochesmedespertabanlosbúhosylosmolucos,peronoteníaanadieconquienhablar.Alospocosdíasdeestaraquí,empecéahablarsolo.Pasadosunosmeses,tambiénempecéahablarconlascartas.Unasveces,lascolocabaencírculoamialrededoryjugabaaqueeranpersonasdecarneyhuesocomoyo.Otrasveces,sólosacabaunacartaconlaquemanteníalargasconversaciones.
Con el uso, la baraja se fue desgastando y, al final, quedó tan deteriorada queestabaapuntoderomperse.Elsolhabíaidoconsumiendoloscolores,yapenaspodíadistinguirya la imagendeunacartade ladeotra.Entoncesmetí los restos enunacajitademaderaqueheguardadohastahoy.Perolasfigurasseguíanviviendoenmiconciencia.Hacíalossolitariosenlacabeza,yanomehacíafaltalabaraja.Escomocuandodeprontoundíasabessumaryrestarsinutilizarelábaco.Porquesietemásseissontreceaunquenoseveaconbolitas.
Continuéhablandoconmisamigosinvisibles,yprontotuvelasensacióndequemecontestaban, aunque sólo fuera enelpensamiento.Cuandodormíaestabanmáspresentesquenunca,porqueenmissueñosmeveíacasisiempreconlasfigurasdelabaraja.Éramoscomounapequeñacomunidad.Enmis sueños, las figurasdecíanyhacíancosaspor sucuenta.Deesemodo, lasnoches semehacíanunpocomenossolitarias que los largos días. Entonces las cartas daban rienda suelta a su propiapersonalidadycorreteabanpormiconcienciacomoverdaderosreyesyreinas,comopersonasdecarneyhueso.
Con algunas de las cartas, entablé una relación más íntima. En los primerostiempos, mantuve largas conversaciones con Jota de Tréboles. Con Diez de Picastambiénpodíabromear,siempreycuandoélfueracapazdecontrolarsugenio.
DuranteunperíodoestuveenamoradoensecretodeAsdeCorazones.Mesentíatansoloqueconseguíaenamorarmedemispropiasimaginaciones.Melaimaginabaconunvestidoamarillo,pelolargo,rubioyojosverdes.Echabamuchodemenosaunamujerenlaisla.EnAlemaniaestabacomprometidoconunachicaquesellamabaStine.Bueno,bueno,Stineperdióasunovioenelmar».
Elancianoseacariciólabarbaypermaneciósentadounbuenratosindecirnada.—Estarde,hijomío—dijofinalmente—.Estarásagotadodespuésdelnaufragio.
¿Quieresquesigamosmañana?
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—No,no—protesté—.Quierooírlotodo.—Deacuerdo,claroquesí.Ademástienesquesaberloantesdequevayamosala
fiestadeComodín.—¿LafiestadeComodín?—¡Eso!LafiestadeComodín.Selevantóydiounavueltaporlahabitación.—Perotendrásmuchahambre—dijo.Nopudenegarlo.Elancianoentróenunaespeciededespensaysacócomidaque
colocó en unos hermosos platos de vidrio. Los puso sobre lamesa junto a la queestábamossentados.
Pensaba que la comida de la isla era sencilla y pobre, pero resultó todo locontrario. Frode puso primero una fuente con pan y bollos. Luego sacó diferentesquesosypatésyfueaporunajarradelechedeaspectodelicioso.Comprendíqueeralechedemoluco.Alfinalsirvióelpostre:unafuentegrandecondiezoquincefrutasdistintas. Reconocí las manzanas, naranjas y plátanos. Las demás clases eranespecialidadesdelaisla.
Cuandoacabamosdecomer,Frodereanudósurelato.Tanto el pan como el queso sabían un poco distinto a lo que yo estaba
acostumbrado.Lomismoocurríaconlaleche,eramuchomásdulcequelalechedevaca.Lamayorsorpresaencuantoasaboresllegó,noobstante,conlasfrutas,porquealgunasteníanunsabortansorprendentequemehacíadarpequeñosgritosysaltarenlasilla.
—Enloquealacomidaserefiere,nuncahepodidoquejarme.Cortóunarodajadeunafrutaredonda,deltamañodeunacalabaza.Pordentro,la
carneerablandayamarilla,comoladeunplátano.«Ocurrióunamañana», prosiguió. «Había soñadomuchopor la noche.Al salir
tempranodelacabaña,cuandoelrocíoaúncubríalahierbayelsolestabasaliendoporencimadelasmontañas,viderepentedosfigurasqueveníanhaciamídesdeunaladeraal este.Penséquepor fin recibía lavisitadealguienenesta isla,y fui a suencuentro.Elcorazónmediounvuelcocuandomeacerquéylosreconocí:eranJotadeTrébolesyReydeCorazones.
Primeropenséqueestabadormidoyqueesteextrañoencuentronoeramásqueunnuevosueño.Alavez,estabacompletamenteconvencidodequeestabadespierto.Pero eso me sucedía a menudo cuando soñaba, así que no podía estar totalmenteseguro.
Mesaludaroncomosiyanosconociéramos,loque,enciertomodo,eraverdad.—Haceundíamuybueno,Frode—dijoReydeCorazones.Ésasfueronlasprimeraspalabraspronunciadasenestaislaporalquienquenoera
yo.
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—Debemoshacerhoyalgoútil—dijoJota.—Ordenoqueconstruyamosunanuevacabaña—dijoelrey.Yesohicimos.Lasprimerasnoches,losdosdurmieronconmigoenestacasa.Al
cabodeunosdías,pudieronmeterseenunacabañanueva,unpocomásabajodelamía.
Se convirtieron en mis amigos y en mis iguales, con una única diferenciaimportante:nunca reconocieronquenohabíanestadoenesta isladurante todos losaños que yo llevaba viviendo en ella. Había algo dentro de ellos que les impedíaentender que en realidad eran producto de mi imaginación. Lomismo ocurre contodoslosproductosdelaimaginación,claroestá.Nadadeloquecreamosennuestraimaginación es consciente de sí mismo. Pero esas imaginaciones no fueronprecisamentecomootrasimaginaciones.Habíanrecorridoelinexplicablecaminodelespaciocreativodentrodemipropiamente,hastaelespaciocreadoalairelibrebajoelcielo».
—¡Es…imposible!—dijesobresaltado.PeroFrodenomehizocaso.«Pocoapocosesumaronmásfigurasalasdosprimeras.Lomáscuriosoeraque
losmásviejosnuncaparecíanreaccionarantelallegadadenuevasfiguras.Escomocuando dos personas que viven en la misma casa se encuentran por el pasillo.Ningunadeellasnecesitahacergestosodeciralgoporelmerohechodecruzarseconlaotra.
Los enanos hablaban entre ellos como si se conocieran desde hacía muchotiempo.Y,enciertomodo,eraverdad:habíanconvividoenestaisladurantemuchosaños,mientrasyosoñaba,dormidoodespierto,quelasfigurashablabanentreellas.
Unatardequeestabatalandoárbolesenelbosquejustoenestelugar,meencontréporprimeravez conAsdeCorazones.Creoque se encontrabamásomenos en elcentrodelabaraja,quenofuenidelasprimerasnidelasúltimasquesalieron,quierodecir.Alprincipionomevio,ibasola,canturreandounahermosamelodía.Medetuveysemesaltaronlaslágrimas,porquemeacordédeStine.
Mearmédevalorylallamé.—AsdeCorazones—murmuré.Entoncesmevioyseacercó.Meabrazóydijo:—Graciasporhabermeencontrado,Frode.¿Quéharíayosinti?Eraunapreguntamuyoportuna.Sinmí,nohabríapodidohacernada.Peroellano
losabía.Ynodebesaberlonunca.Subocaeratanrojaytansuavequemeentraronganasdebesarla,perohuboalgo
quemeretuvo.Conformeibanllegandomásfigurasalaisla,leshacíamosnuevascasas.Así,se
construyóunpuebloenteroamialrededor.Yanomesentíasolo.Prontoformamos
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unapequeñacomunidad,enlaquetodoelmundoteníaunamisiónquecumplir.Haceyatreintaocuarentaañosqueelsolitarioestácompleto,consus52figuras.
Sólohabíaunaexcepción:Comodín llegómuchomás tarde.Noaparecióen la islahastahacedieciséisodiecisieteaños.Fueunalborotadorquealterónuestraarmonía,justocuandotodosnoshabíamosacostumbradoanuestranuevavida.Peroesopodráesperarhastamásadelante.Mañanaseráotrodía,Hans.Silavidaenestaislamehaenseñadoalgo,esquesiemprehayotrodía…».
LoqueFrodecontóeratanincreíbleque,hastahoy,recuerdocadapalabra.¿Cómo era posible que 52 imágenes soñadas dieran de pronto un salto e
irrumpieranenlarealidadcomopersonasdecarneyhueso?—No…noesposible—volvíamurmurar.Frodeinsistió:«Eneltranscursodeunosaños,todaslascartasdelabarajahabíanlogradosalir
demiconcienciayaparecerenlaisladondeyomeencontraba.¿Oerayoquienhabíahechoelcaminoalrevés?Tambiénésaeraunaposibilidadquenopodíadescartar.
Aunque he vivido rodeado de todos esos nuevos amigos durante muchísimosaños, aunque juntos hemos construido el pueblo, cultivado la tierra, preparado ydegustadolacomida,jamáshedejadodepreguntarmesilasfigurasquemerodeabaneranreales.
¿Sería yo el que había entrado en el eterno mundo de los sueños? ¿Me habíaperdido,nosóloenunagranisla,sinotambiénenmipropiaimaginación?Ysiésteeraelcaso:¿Volveríaaencontrarelcaminodevueltaalarealidadalgunavez?
HastaqueJotadeTrébolesnotellevóalafuenteytevi,nopudeestartotalmenteseguro de que la vida que estaba viviendo era real. Porque ¿no serás tú un nuevocomodínenlabaraja;verdad,Hans?¿Notehabrésoñadoatitambién,no?».
Elancianomedirigióunamiradasuplicante.—No,no—meapresuréadecirle—.Amínomehassoñado.Discúlpamepordar
lavueltaalapregunta:sinoerestúquienestádormido,tendréqueseryo.Puedequeseayoelqueestésoñandotodasesascosastanirrealesquemeestáscontando.
Derepente,miviejosemovióen lacama.Melevantédeunsalto,mepuse lospantalonesypuseellibrodelpanecilloasalvoenunodelosbolsillos.
Nosedespertódeltodoenseguida.Meacerquéalaventanayapartélascortinas.Ya se divisaba tierra, pero no le di mucha importancia, pues mis pensamientosestabanenotraparte,yenotraépoca.
SieraverdadloqueFrodeestabacontandoaHanselPanadero,loqueyoestabaleyendoeraeljuegodemagiamásincreíbledelmundo.Sacarporartedemagiaunabaraja completa era en sí bastante impresionante, pero convertir a las 52 cartas enseresvivossobrelaTierra,eramagiaaunniveltotalmentedistinto.
Deahí enadelantedudaríaunayotravezde todo loque leyeraenel librodel
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panecillo.Almismo tiempo,desdeentoncesobservoelmundo,ya todos los seresquelohabitan,comoungranjuegodemagia.
Pero si elmundo es un gran juego demagia, también tiene que haber un granprestidigitador. Espero descubrirlo algún día, pero no es fácil descubrir un trucocuandoelprestidigitadornisiquieraapareceenelescenario.
Miviejosepusocomo lococuando levantó lacortinayvioquenosestábamosacercandoatierra.
—Prontoestaremosenelpaísdelosfilósofos—dijo.
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REINADETRÉBOLES
…almenospodríahaberfirmadosuobramaestraantesdedesaparecer…
LoprimeroquehizomiviejoaldesembarcarenelPeloponeso, fuecomprarunnúmerodelamismarevistaparamujeresquesutíahabíacompradoenCreta.
Nos sentamos en una terraza del puerto y pedimos dos desayunos. Mientrasesperábamos el café, el zumo y el insulso pan tostado con una cucharadita demermeladadecerezaaguada,comenzamosahojearlarevista.
—¡Caray!—exclamóderepente.Me enseñó una foto a toda página demamá. No estaba tan desnuda como las
mujeres de la baraja que mi viejo había comprado en Verona, pero poco faltaba.Aunquemamáteníaunabuenadisculpa,yaquehacíapublicidaddebañadores.
—Quizádemosconella enAtenas—dijomiviejo—.Perova a resultardifícilllevárnoslaacasa.
Debajodelafotoponíaalgo,peroestabaescritoengriego,asíqueapartedenoentender el significado de las palabras, mi viejo tenía ciertos problemas con elalfabeto.Greciaaúnnosehapreocupadoporadoptarelmodoeuropeodeescritura.
Eldesayunoyaestabaenlamesa,peromiviejoaúnnohabía tenidotiempodeprobarlo,porquehabíacogidolarevistayhabíaempezadoapreguntaralagentequeestaba sentada cerca si hablaba alemán o inglés. Al final tuvo suerte con unosjóvenes.Miviejolesenseñólafotodemamáylespidióquetradujeranloqueponíaenletrapequeña.Losjóvenesmemiraron,ytodoelepisodioresultóbastantepenoso.Sólo esperaba quemi viejo no empezara a discutir con ellos y a decirles algo asícomoqueestabansecuestrandoamujeresnoruegas.
MiviejovolvióconelnombredeunaagenciadepublicidadenAtenas.—Nosestamosaproximando—dijosimplemente.También había fotos demuchas otrasmujeres en la revista, peromi viejo sólo
teníainterésporlafotodemamá.Laseparóconcuidadoytiróelrestodelarevistaen una papelera, más o menos como cuando tiraba una baraja totalmente nuevadespuésdehabersequedadoconelcomodín.
ElcaminomáscortoaAtenasatravesabalapartesurdelgrangolfodeCorintoysufamosocanal.Peromiviejonuncahasidodelosquecogenelcaminomásrápidosidandounrodeosepuedeveralgointeresante.
LociertoeraqueteníaalgoquepreguntaralOráculodeDelfos,loquesignificabatener que cruzar el golfo deCorinto con transbordador y luego llegar aDelfos, alnortedelabahía.
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La travesía sólodurómediahora.Despuésde conducirunosveintekilómetros,llegamosaunapequeñaciudad llamadaNafpaktos,dondenosparamosa tomaruncaféyunrefrescoenunaplazaconvistasauncastillo.
Naturalmente, yo estaba pensando en lo que ocurriría cuando encontráramos amamáenAtenas,perotambiénseguíaobsesionadoporloquehabíaleídoenellibrodel panecillo.No sabía cómo hablar conmi viejo de algunas de las cosas quemepreocupaban,sindelatarme.
Miviejollamóalcamareroparapedirlanota.Yodije:—¿CreesenDios,viejo?Sesobresaltó.—¿Notepareceunpocotemprano?—preguntó.No carecía de razón, pero no tenía ni idea de en dónde había estado yo esa
madrugada,mientrasélaúnestabaenelPaísdelosSueños.¡Sisupiera…!,élquedevezencuandohacíaalgúnqueotro trucodecartas,yalbergabaalgúnpensamientointeligente en su mente. Pero yo… yo había visto cómo una baraja, de repente,empezabaavolarbajoelcieloenformadeseresvivosdecarneyhueso.
—Si realmente existe un dios—proseguí—, ese dios esmuy hábil jugando alesconditeconsuscriaturas.
Miviejosoltóunacarcajada,perocomprendíqueestabatotalmentedeacuerdo.—Quizá se asustara al ver lo que había creado—dijo—.Y luego semarchara
dejándolotodo.¿Sabes?,noesfácilsaberquiénseasustómás,siAdánoelMaestro.Yocreoqueunactodecreacióndeesaclaseasustaigualaambaspartes.Peroadmitoquealmenospodríahaberfirmadosuobramaestraantesdedesaparecer.
—¿Firmar?—Porlomenos,podríahabergrabadosunombreenunarocaoalgoporelestilo.—¿DemodoquetúnocreesenDios?—Nohedichoeso.AcabodedecirqueDiosestáenelcieloriéndosedenosotros
porquenocreemosenél.¿«Acabode»?,perosilodijoenHamburgo…Continuó:—Peroaunquenohadejadoningunatarjetadevisita,hadejadoelmundo.Creo
queconesobasta.Sequedópensandounrato.Luegoañadió:—Érase una vez un astronauta y un neurocirujano rusos que discutían sobre
religión.Elneurocirujanoeracreyente,yelastronautano.«Heestadomuchasvecesen el espacio», presumió el astronauta, «pero jamás he visto ángeles». Elneurocirujanosequedóboquiabierto,yluegodijo:«Yoheoperadobastantescerebrosinteligentes,perojamáshevistounpensamiento».
Ahorafuiyoelquesequedóboquiabierto.
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—¿Teacabasdeinventareso?—pregunté.Negóconlacabeza:—EraunadeloschistesmalosdelprofesordefilosofíadeArendal.Loúnicoquehabíahechomiviejoparaconseguiruncertificadodefilósofo,fue
el «examen philosophicum[5]» en la universidad popular de Arendal. Él ya habíaleído muchos libros sobre filosofía, pero el año anterior había recibido clases deHistoriadelaFilosofía,enArendal.
Amiviejonolebastóconescucharalprofesorenlaclase,estáclaro.Tambiénselo trajo a casa. «¡No iba a dejarle solo en el hotel!», dijo. Así que yo también loconocí,hablabaporloscodos,yestabacasitanobsesionadocomomipadreporlascuestionestrascendentales.
Miviejosequedómirandoelcastillo.Dijo:—Dioshamuerto,HansThomas.Ynosotroshemossidosusasesinos.Esa afirmaciónme pareció tan incomprensible y escandalosa que nome digné
contestar.Cuando dejamos atrás el golfo de Corinto, y comenzamos a subir la montaña
caminodeDelfos,atravesamosextensosolivares.NoshabríadadotiempoallegaraAtenasesemismodía,peromiviejoopinabaquenosepodíapasarporDelfossinhacerunavisitaalviejosantuario.
Lo primero que hicimos al llegar a Delfos al mediodía, fue reservar unahabitación en un hotel que estaba situado encima de la pequeña ciudad, con unamaravillosa vista sobre el golfo de Corinto. Había muchos otros hoteles, pero miviejoeligióelqueofrecíalasmejoresvistassobreelmar.
Desde el hotel, atravesamos la ciudad para llegar al famoso lugar donde selevantabanlostemplos,situadoaunospocoskilómetrosmásaleste.Conformenosíbamosacercandoalazonadeexcavaciones,miviejohablabacadavezmás.
—AaquívinolagentedurantetodalaAntigüedadparapedirconsejoaloráculode Apolo. Preguntaban de todo: con quién se casarían, a qué parte del mundoviajarían,cuándodeberíanentrarenguerraconotrosestadosyporquécalendariosdeberíanguiarse.
—¿Peroenquéconsistíaeloráculo?—pregunté.Mi viejo me contó que el dios Zeus había enviado dos águilas que debían
atravesarlaTierravolandocadaunadesdeunextremo.Seencontraronprecisamenteencima de Delfos, por lo que los griegos pensaron que era el centro del mundo.Luego llegó Apolo y, antes de poder establecerse en Delfos, tuvo que matar alpeligrosodragónPitón.PorellosusacerdotisasellamóPitia.Yamuertoeldragón,seconvirtióenunaserpiente,quesiempreacompañaríaaApolo.
Noentendígrancosadeloquemecontó,puesaúnnomehabíaexplicadoloqueera un oráculo. Nos estábamos acercando a la entrada del recinto de los templos.
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Estabasituadoenunagarganta,alpiedelmontedelParnaso.EnesemontevivíanlasMusas,queconcedíanalossereshumanossushabilidadesartísticas.
Antesdeentrar,miviejodijoqueteníamosquebeberdeunafuentesagradaqueestaba a poca distancia de la entrada y en la que todos los visitantes tenían quelavarse antes de entrar en el lugar sagrado. Añadió que, bebiendo de esa fuente,aumentabanlasabiduríaylashabilidadesartísticas.
Yadentrodelrecintodelostemplos,miviejocompróunmapadondepodíaversecómoeraeselugarhacemásdedosmilaños.Esemapameresultómuyútil,porqueloúnicoquequedabaenDelfoseranunasdestartaladasruinas.
Primero pasamos por los restos de las cámaras de los tesoros de las viejasciudadesEstado.ParapedirconsejoaloráculodeDelfos,habíaquellevarregalosaApolo. Esos regalos fueron conservados en edificios especiales que los diferentesEstadostuvieronqueconstruir.
CuandollegamosalgrantemplodeApolo,miviejomeexplicóporfinloqueeraeloracúlo.
—Loquevesaquí,sonlosrestosdelgrantemplodeApolo—empezó—.Dentrodel templo había una piedra tallada que llamaban «ombligo» porque los griegoscreíanqueestetemploeraelcentrodelmundo.Pensaban,además,queApolovivíadentrodeltemplo,almenosduranteciertasépocasdelaño.Yaéleraalquesepedíaconsejo.HablabapormediodelasacerdotisaPitia,quesesentabaenunasilladetrespatas colocada sobre una grieta de la tierra. De esa grieta, emanaban unos gasesalucinógenos, necesariosparaqueApolopudieramanifestarse a travésdePitia.Alllegar a Delfos, había que entregar la pregunta a los sacerdotes, que a su vez latransmitían a Pitia. Lo que ella contestaba era tan confuso y ambiguo que lossacerdotesteníanqueinterpretarlarespuestaalosquehabíanhecholapregunta.Deesa manera, los griegos podían sacar provecho de la sabiduría de Apolo, porqueApolosabíatodo,delpasadoydelfuturo.
—¿Quépreguntavamosahacerle?—VamosapreguntarlesiencontraremosaAnitaenAtenas—dijomiviejo—.Tú
seráselsacerdotequeofrecelapregunta,yyoseréPitia,ytransmitirélacontestacióndeldios.
Dichoesto,sesentódelantedelasruinasdelfamosotemplodeApoloyempezóasacudir la cabeza y los brazos como si estuviera loco. Unos turistas franceses yalemanesretrocedieronasustados,peroyopreguntémuyserio:
—¿VamosaencontraraAnitaenAtenas?Alparecer,miviejoestabaesperandoaqueobrasenenéllospoderesdeApolo.
Luegodijo:—Joven de un país lejano… encontrarse conmujer hermosa… cerca del viejo
templo.
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Prontovolvióensí.Estabamuycontento.—Conesobasta,lasrespuestasdePitianuncahansidomásprecisas.Yo no estaba de acuerdo en que la respuesta fuera lo suficientemente clara,
porque ¿quién era el joven, quién era la mujer hermosa y dónde estaba el grantemplo?
—Echemosacaraocruzsivamosaencontrarlaono—dije—.SiApoloescapazdeguiartuboca,seguramentetambiénserácapazdeguiarunamoneda.
Miviejoaceptólapropuesta.Sacóunamonedade20dracmas;sisalíacara,eraqueíbamosaencontraramamáenAtenas.Echélamonedaalaireymirécongranexpectaciónalsuelo.
¡Salió cara!Unagran caraquenosmiraba como si llevaramilesde años en elsuelo,esperandoaquepasáramosporallíadescubrirla.
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REYDETRÉBOLES
…leresultabamolestonosabermássobrelavidaysobreelmundo…
ConlagarantíadeloráculodequeencontraríamosamamáenAtenas,fuimosaverotraspartesdelrecintodelostemplosyllegamosaunviejoteatroconcapacidadparacincomilespectadores.Desdearriba,habíaunamagníficavistasobreelvalle.
Mientrasbajábamos,miviejodijo:—HayalgomásquedebocontartesobreeloráculodeDelfos,HansThomas.Este
lugartieneunespecialinterésparafilósofoscomonosotros.Nossentamosenunosrestosdetemplo.Resultabacuriosopensarqueteníanmás
dedosmilaños.—¿TeacuerdasdeSócrates?—Nodemasiado—tuvequeadmitir—.Supongoqueeraunfilósofogriego.—Correcto.Yvoyadecirteloquesignificalapalabrafilósofo…Yosabíaqueestoeraelprincipiodeunapequeñaconferencia,y,adecirverdad,
mepareciódemasiado,porqueelsolquemabatantoquesudabacomounpollo.—Un«filósofo»esalguienquebuscalasabiduría.Conellonoquieredecirseque
unfilósofoseaespecialmentesabio.¿Entiendesladiferencia?Asentí.—ElprimeroquemostróesoenlaprácticafueSócrates.Andabaporlaplazade
Atenashablandoconlagente,perojamáslesechabasermones.Alcontrario,hablabaconellosparaaprender.Porque«losárbolesdelcamponomepuedenenseñarnada»,decía.Perosedesilusionabamuchocuandodescubríaquelagentealaquelegustabapresumirdesabermuchísimo,nosabíagrancosa,omejordichonosabíanada.Quizásupierandecirlelospreciosdelvinoydelaceitedeoliva,peronosabíannadadelavida.ElmismoSócratesdecíaqueélsólosabíaunacosa:quenosabíanada.
—Entoncesnoeramuysabio.—Nosaquesconclusionesprecipitadas—replicómiviejocontonosevero—.Si
dospersonasnotienenniideadenada,perounadeellasdaaentenderquesabeunmontón,¿quiéndelasdosteparecelamásinteligente?
Tuvequeadmitirqueelmássabioeraelquenodabalaimpresióndesabermásdeloquesabía.
—Entonceshasentendidoelpuntoclave.LoqueconvirtióenfilósofoaSócratesera precisamente que le resultaba molesto no saber más sobre la vida y sobre elmundo.Sesentíacompletamentemarginado.
Asentíconlacabeza.
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—Unavez,unateniensefuealoráculodeDelfosapreguntaraApoloquiéneraelhombremássabiodeAtenas.EloráculocontestóqueSócrates.Alenterarsedeesto,Sócrates se sorprendiómuchísimo,porquepensabaqueélno sabíagrancosa.Perocuandofueaveratodosaquellosqueteníanfamadesermássabiosqueélyleshizoalgunaspreguntasrazonables,finalmentesediocuentadequeeloráculoteníarazón.La diferencia entre Sócrates y todos los demás era que los demás estaban muysatisfechoscon lopocoque sabían, aunqueno sabíanmásqueSócrates.Y losqueestánsatisfechosconloquesaben,nuncapodránserfilósofos.
Meparecióbastante sensato, peromiviejonohabía acabado aún.Señaló a losturistasquesalíandelosautocarescomoaborbotonesabajoenelvalleysubíanporlaladeracomogruesasfilasdehormigas.
—Sientre todaesagentehubieraalmenosalguienquesintieraelmundocomoalgomaravillosoymisterioso…
Tomóunrespiroantesdecontinuar:—Allí abajo habrá unas mil personas, Hans Thomas. Si tan sólo una de ellas
viviese la vida como una alucinante aventura, y con eso quiero decir vivirla día adía…
—¿Entonces,qué?—pregunté,porquedenuevosehabíadetenidoenmediodeunafrase.
—Entonceséloellaseríauncomodíndelabaraja.—¿Creesquehayaquíalgúncomodín?Seincorporóconunaexpresiónderesignación.—¡No, señor!—dijo—.Evidentemente, no puedo estar completamente seguro,
porquesíexistenalgunoscomodines,perolaposibilidadesmuyremota.—¿Ytú?¿Viveslavidacomounaaventuratodoslosdías?—¡Porsupuesto!Larespuestallegótanprontaytanconcisaquenomeatrevíaaprotestar.Añadió:—Cadamañanamedespiertoconunestallido.Escomosialguienmeinyectarala
sensación de estar vivo, de que soy un muñeco vivo en medio de la aventura.¿Porque, quiénes somos, Hans Thomas? ¿Puedes decírmelo? Estamos remendadosconunaporcióndepolvoestelar.¿Peroquéeseso?¿Dedóndedemoniosvieneestemundo?
—Niidea—contesté,sintiéndometanmarginadocomoSócrates.Miviejoprosiguió:—Y por la noche vuelvo a tener la misma sensación. Soy un ser humano
solamenteestavez,pienso.Ynovolveréjamás.—Entonces,llevasunavidadura…—Durasí,peromuyemocionante.Nonecesitobuscarcastillosparaira lacaza
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defantasmas.Yomismosoyunfantasma.—Yluegotepreocupascuandotuhijoveunpequeñofantasmaenlaventanadel
camarote.Noséporquédijeeso,peromepareciónecesariorecordarleloquehabíadicho
enelbarcolanocheanterior.Simplementeseechóareír.—Supongoquepodrásaguantarlo—selimitóadecir.Lo último que dijo mi viejo sobre el oráculo de Delfos fue que los antiguos
griegoshabíangrabadounainscripciónenelgrantemplo:«Conóceteatimismo».—Perosiempreresultamásfácildecirloquehacerlo—añadió.Volvimosabajarhacialaentrada.Miviejoqueríavisitarunmuseocercanopara
estudiar el famoso «ombligo del mundo», que estuvo en el templo de Apolo. Leroguéquemedejaraquedarmefueray,finalmente,pudesentarmealasombradeunárbolaesperarle.Supusequeenaquelmuseonohabíanada indispensableparamieducación.
—Puedessentartedebajodeeseárbol—dijoseñalandountipodeárbolquenohabíavisto jamás.Habría juradoquenoeraposible,peroelárbolestabarepletodefresonesrojos.
Naturalmenteteníamisrazonessecretasparanoentrarenelmuseo:lalupayellibrodelpanecillomehabíanestadoquemandoelbolsillodurantetodalamañana.Apartir de entonces, no dejé escapar ninguna oportunidad para seguir leyendo. Loúnicoquequeríaeranotenerquelevantarlavistadellibro,hastahaberloterminadodeltodo.Perotambiénteníaqueocuparmeunpocodemiviejo.
Había empezado a pensar que el libro era una especie de librodeoráculo, querespondería al final a todasmispreguntas.Noobstante,me resultaba estremecedorleeracercadelcomodíndelaislamágicaexactamenteentonces,cuandoacabábamosdehablartantosobreloscomodines.
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COMODÍN
…sedeslizóporelpuebloahurtadillas,comounaserpientevenenosa…
Elviejoselevantó,abriólapuertaysalió.Yoleseguí.Enelexterior,eranochecerrada.
—Hetenidouncieloestrelladosobremíyotrocieloestrelladobajomispies—murmuró.
Comprendí lo que quería decir. Sobre nosotros resplandecía el cielo estrelladomásclaroquejamáshabíavisto.Peroéseerasólounodeellos.Abajo,enlaladera,brillaban las tenues luces de las cabañas del pueblo. Parecía como si un poco depolvoestelarsehubiesedesprendidodelcieloyesparcidosobrelatierra.
—Losdoscielossonigualdeinescrutables—yseñalandohaciaelpueblo,añadió—:¿Quiénesson?¿Dedóndevienen?
—Esoesalgoqueellostendránquepreguntarse—objeté.Elviejosevolvióhaciamí:—¡No,no!—exclamó—.Jamásdebenhacerseesaclasedepreguntas.—Pero…—Nopodríanvivirjuntoalqueloshacreado,¿noloentiendes?Entramosdenuevoenlacabaña,cerramoslapuertaynossentamoscadaunoa
unladodelamesa.—Todas las figuras eran distintas —continuó el viejo—. Pero tenían algo en
común: ninguna se preguntaba quiénes eran o de dónde venían. De esa manera,formaban una parte natural de su entorno. Simplemente existían en ese frondosojardín…tantercaydescuidadamentecomolosanimales…EntoncesllegóComodín.Sedeslizóporelpuebloahurtadillas,comounaserpientevenenosa.
Semeescapóunsonorosilbido:—Ya hacía muchos años que la baraja estaba completa, y nunca se me había
ocurrido pensar que pudiera llegar algún comodín a esta isla.Aunque en la barajahabía uno, pensaba que ese comodín era yo mismo. Pero, de repente, un día elpequeñobufónentróenelpueblo.JotadeDiamantesfueelprimeroquelovioy,porprimera vez en la historia de la isla, se armó algo de revuelo en torno a un reciénllegado.No sólo iba vestido de forma extraña, con cascabeles que colgaban de sutraje,sinoque,además,tampocopertenecíaaningunadelascuatrofamilias.Y,sobretodo, enfurecía a los enanos, haciéndoles preguntas a las que no eran capaces decontestar.Pocoapoco,empezóavivirsuvidaalgoretiradodelosdemás.Lehicimosunacabañaparaélsoloenlasafuerasdelpueblo.
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—¿Eracapazderazonarmásquelosotros?Elviejosuspiróprofundamente:«Una mañana que yo estaba sentado aquí, delante de la puerta, apareció de
repenteporlaesquinadelacasa.Diounaalocadavolteretayungransaltodelantedemí,haciendosonartodossuscascabeles,inclinósupequeñacabezaydijo:
—Maestro,hayalgoquenoentiendo…Me pareció extraño queme llamara «maestro», porque los enanos siempreme
habían llamado Frode. Tampoco era corriente que iniciaran una conversacióndiciendoque no entendían porque, cuando alguien asumeque no entiende algo, esqueestáenelbuencaminoparacomprendermuchascosas.
Elpequeñocomodíncarraspeóunpardeveces,ysiguió:—Hay cuatro reyes en este pueblo, así como cuatro reinas y cuatro jotas.
Tenemoscuatroases,y,deldosaldiezencuatropalos.—Correcto—dije.—Pero es que, además, también son trece en cada palo, sean diamantes,
corazones,trébolesopicas.Asentí con la cabeza. Era la primera vez que uno de los enanos daba una
descripcióntanprecisadelordendelquetodosformabanparte.Comodínprosiguió:—¿Yquiénpuedehaberorganizadotodoestotansabiamente?—Debedeserunacasualidad…—mentí—.Escomocuandolanzasunospalitos
alaire;siemprepodrásbuscarunainterpretaciónalaformaenquehayancaído.—Nolocreo—dijoelpequeñobufón.Eralaprimeravezquealguiendeestaislamehacíafrente.Noestabadelantede
unafiguradecartón,sinoqueteníaantemíaunapersona.Porunladomealegré,quizáComodínpodríaconvertirseenunbueninterlocutor;
pero también me entró una gran preocupación: ¿y si los enanos entendieran derepentequiéneseranydedóndevenían?
—¿¡Ah,no!?,¿entoncestúquécrees?—pregunté.Memirófijamentealosojos.Estabainmóvilcomounaestatua,perounadesus
manosletemblabaligeramente,yhacíasonarloscascabeles.—Todo parece muy planificado —dijo intentando ocultar su preocupación—,
perfectamentepreparadoytramado.Creoqueestamosdeespaldasaalgoquepuedeelegirponernosbocaarriba,onohacerlo.
Losenanosutilizabanconfrecuenciapalabrasyexpresionesdel lenguajede lascartas,loquelespermitíaexpresardeformaadecuadaloqueteníanenlamente.Yointentabapagarlesconlamismamonedacuandoeraposible.
Elpequeñobufóndiounosextrañossaltos tanbruscosquehizosonar todos loscascabeles.
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—¡YosoyComodín!—exclamó—.Noloolvides,queridomaestro.Nosoycomolos otros habitantes de este pueblo, ¿sabes?No soy ni rey ni jota, y tampoco soydiamantenitrébol,nicorazónnipica.
Yoyaestabapreocupado,perosabíaquenodebíaponerlascartassobrelamesa.—¿Quién soy yo?—continuó—. ¿Por qué soy Comodín? ¿De dónde vengo y
haciadóndevoy?Optéporunajugadaderiesgo:—Ya has visto todo lo que he obtenido de las plantas de esta isla—empecé a
decir—.¿Quépensarías sidijeraquesoyyoquien tecreéa tiya todos losdemásenanosdelpueblo?
Sequedómirándomefijamentealosojos.Vicómotemblabasufrágilcuerpo,yoíelnerviosotintineodeloscascabeles.
Dijoconvozentrecortada:—Entonces,queridomaestro,sólomequedaría laalternativadematarte,conel
finderecuperarmidignidad.Mereíforzadamente.—Naturalmente—contesté—.Peroésenoes,afortunadamente,elcaso.Se quedó un segundo o dos mirándome con desconfianza. De repente,
desaparecióporlaesquinadelacasa,perovolvióalcabodeunmomento,trayendoconsigo una botellita de bebida púrpura. Era una botella que yo había tenidoescondidaenlomásocultodeunarmariodurantemuchosaños.
—¡Salud!—exclamó—.¡Mmm,diceComodín!Dichoesto,sellevólabotellaalaboca.«Mesentítotalmenteparalizado.Noerapormipropiavidaporlaquetemía.Lo
quemepreocupabaeraquetodoloqueyohabíacreadoenesta islasedisolvieraydesaparecieratanderepentecomohabíallegado».
—Peroesonopasó,¿no?—DedujequeComodínhabíabebidodelabotella,yqueesaextrañabebidafuela
queleproporcionótantalucidez.—¿Peronodijistequelabebidapúrpurahacequeunopierdalacapacidadmental
yelsentidodelaorientación?—Sí, es verdad, pero no enseguida. Al principio, la bebida te vuelve
enormementeinteligente.Esporquetodalainteligenciaesabsorbidadegolpe.Pero,poco a poco, va llegando la apatía. Eso es lo que hace que esa bebida sea tanpeligrosa.
—¿QuéocurrióconComodín?—«¡Se acabó la conversación!», gritó. «¡Pero volveremos a vernos!». —Bajó
corriendoalpuebloydiolabotellaalosenanos,y,desdeesedía,todosloshabitantesdelpueblohanestadoconsumiendolabebidapúrpura.Variasvecesporsemanalos
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tréboles van a recoger jugo de púrpura a los troncos huecos.Luego, los corazonesfabricanlabebidaroja,ylosdiamanteslaembotellan.
—¿TodoslosenanossevolvierontaninteligentescomoComodín?—No exactamente, aunque estuvieron tan lúcidos durante unos días que tuve
miedodequemedescubrieran.Peroluegosevolvieronmásdistantesaúnqueantes.Loquehasvistohoy,nosonmásquerestosdeloquefueron.
Penséentodoslostrajesyuniformesdecolores.Poruninstante,vienmimenteaAsdeCorazonesconelvestidoamarillo.
—Peroalmenossonunoshermososrestos—dije.—Sí,sonhermosos,peroinconscientes.Estánenestanaturalezaexuberantepero
no lo saben.Venel soly la luna, saborean todas lasplantasyverduras,perono lonotan. Cuando dieron el gran salto eran verdaderas personas, pero en cuantocomenzaronatomarlabebidapúrpurasedistanciaronydesaparecieron.Eracomosisehubiesenencerradoensímismos.Todavíasoncapacesdemanteneralgoparecidoa una conversación, pero se olvidan de lo que han dicho nada más terminar dedecirlo.Comodíneselúnicoqueconservaalgodelaantiguachispa.YquizátambiénAsdeCorazones.Dicesiemprequeestáintentando«encontrarseasímisma».
—Hayalgoquenomecuadra.—¿Qué?—Dijiste que los primeros enanos llegaron a la isla sólo unos cuantos años
despuésde tupropia llegada.Pero todosparecenmuy jóvenes.Resultadifícilcreerquemuchosdeellostienencincuentaaños.
Elancianorostroseiluminóconunamisteriosasonrisa:—Nosehacenviejos.—Pero…—Cuandoyoestabasoloenlaisla,lasimágenesdemissueñoserancadavezmás
nítidas;luego,saltarondemispensamientosyselanzaronalavidaenestelugar.Perosiguen siendo imaginación. Y la imaginación tiene la extraña capacidad de que locreadoporellasemantienesiemprejovenyvivo.
—Esincomprensible…—¿HasoídohablardeRapunzel?,hijomío.Neguéconlacabeza.—PerosíhabrásoídohablardeCaperucitaRoja,odeBlancanieves,odeHansel
yGretel.Asentí.—¿Y qué edad crees que tienen? ¿Cien años? ¿Acasomil? Son a la vezmuy
jóvenes ymuy antiguos, porque han surgido de la imaginación de seres humanos.Tampoco yo iba a imaginarme que los enanos de esta isla se volvieran viejos ycanosos;nisiquieralostrajesquellevanhanenvejecidounápice.Esdistintoalcaso
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delosmortales,queunbuendíaestamostangastadosquenosrompemosentrocitosydesaparecemos.Noocurreasíconnuestrossueños,siguenvivosenotraspersonas,mucho,muchísimotiempodespuésdequehayamosdesaparecido.
Seacariciósupelocanoyseñalósugastadachaqueta.—Lagranpregunta—prosiguió—noerasabersilasfiguritasseríanconsumidas
poreltiempo.Lacuestiónerasabersiverdaderamentetambiénestabaneneljardínypodíanservistasporotraspersonas.
—¡Ysíqueestaban!—dije—.PrimeroconocíaDosyTresdeTréboles.Luegomeencontréconlosdiamantesenlafábricadevidrio…
—Hmm…Elviejosequedóabsortoensuspropiospensamientos.Parecíanoescucharme.—Lasegundagranpreguntaes—dijofinalmente—sabersiseguiránaquícuando
yohayadesaparecido.—¿Quécreestú?—Nosé la respuestaaesapregunta,ynunca lasabré.Porquecuandoyoyano
esté,nopodrésabersimisfigurassiguenviviendoenlaislaono.Denuevosequedócalladoduranteunlargorato.Mepreguntésinoseríatodoun
sueño.QuizánoestabaenlacabañadeFrode.Quizáestuvieraenunsitiodistintoy,todolodemás,ocurrierasólodentrodemí.
—Mañanatecontarémás,hijomío.TengoquehablartedelcalendarioydelgranjuegodeComodín.
—¿EljuegodeComodín?—Mañana,hijo.Ahora,losdosnecesitamosdormir.Selevantóymeseñalóuncamastrocubiertoconpielesymantastejidasamano.
Tambiénmediouncamisóndelana.Fueagradablepodermequitarporfinelsuciotrajedemarinero.
Esanoche,miviejoyyonosquedamosenlaterrazacontemplandolaciudadyelgolfodeCorinto.Miviejohabíaexperimentadotantasnuevassensacionesqueapenaspronunció palabra. Puede que estuviera pensando en lo que nos había dicho eloráculoacercadequeprontoveríamosamamá.
Ya tarde, la luna llena se levantó por encima del horizonte al este. Iluminó eloscurovalleehizopalideceralestrelladocielo.
EracomoestarsentadodelantedelacabañadeFrodeobservandoelpueblodelosenanos.
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ASDEDIAMANTES
…unhombrejusto,quequeríaponertodaslascartassobrelamesa…
Comodecostumbre,medespertéantesquemiviejo,aunquenotardómuchoenempezaradesperezarse.
Decidí comprobar si era verdad que todas las mañanas se despertaba con unestallido,comohabíadichoeldíaanterior.
Lleguéapensarquea lomejor teníarazón,porque,enelmomentodeabrir losojos, tenía cara de asombro. Igual podría haberse despertado en un lugar muydiferente.EnlaIndia,porejemplo,oenunpequeñoplanetadeotragalaxia.
—Eres un ser vivo—le dije—. En este momento te encuentras en Delfos, unlugardelaTierra,queesunplanetavivoqueporahoragiraalrededordeunaestrelladelaVíaLáctea.Endarunavueltaalrededordelaestrella,elplanetatardaunos365días.
Clavósumiradaenmí,comosituvieraqueacostumbrarasusojosalcambiodelPaísdelosSueñosaladurarealidadexterior.
—Teagradezcolainformación—dijo—.Todoloqueacabasdedecir,melodigotodoslosdíasantesdelevantarme.
Seincorporódiciendo:—Sería bueno que me susurraras esas palabras al oído cada mañana, Hans
Thomas.Llegaríaantesalbaño.Cerramos el equipaje rápidamente, desayunamos, y enseguida estuvimos de
nuevoenelcoche.Cuandopasamosporelrecintodelostemplos,miviejodijo:—Esincreíbleloingenuosqueeran.—¿Porcreereneloráculo?Nocontestóinmediatamente.Tuvemiedodequedudaradelapalabradeloráculo
sobreelencuentroconmamáenAtenas.—Poresotambién—dijofinalmente—.Peropiensaentodosesosdioses,Apolo
yAsclepio,AteneayZeus,PoseidónyDionisos.Durantecientosycientosdeañosconstruyeroncostosostemplosdemármolparaellos.Porreglageneral,tuvieronquerecorrerenormesdistancias,arrastrandopesadosbloquesdemármol.
Noentendíamuybienloqueestabadiciendo,perosinembargopregunté:—¿Cómopuedesestar tansegurodequeesosdiosesnoexistían?Puedequeya
hayan desaparecido, o se hayan buscado otro pueblo ingenuo; pero durante algúntiempoanduvieronsobreestatierra.
Miviejomemiróatravésdelespejo.
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—¿Esocrees,HansThomas?—Noestoyseguro—contesté—.Perodealgunamaneraestuvieronenelmundo
mientras la gente creía en ellos. Porque se ve lo que se cree.Yhasta que la gentecomenzóadudardeellos,noenvejecieronosedesgastaron.
—¡Biendicho!—exclamómiviejo—.Peroquemuybiendicho,HansThomas.Quizátútambiénlleguesaserfilósofoalgúndía.
Por una vez tuve la sensación de haber dicho algo tan sensato que inclusomiviejotuvoquemeditarsobreello.Porlomenos,sequedósentadosindecirnada.
Enrealidad,eracomounengaño,porqueyonohabríadichonadadetodoesosinohubieraestadoleyendoellibrodelpanecillo.LociertoesquenoestabapensandoenlosdiosesdelaantiguaGrecia,sinoenlascartasdelsolitariodeFrode.
Pasótantoratosinquedijéramosunapalabraquedecidísacarlalupayellibrodelpanecillo.Pero,justocuandoibaaseguirleyendo,miviejoparóelcochealladodelacarretera.SaliódisparadodelFiat,seencendióuncigarrilloymiróunmapa.
—¡Aquí!—dijo—.Sí,tienequeseraquí.Bajo nosotros, a la izquierda, había una hondonada, pero no se veía nada que
pudieraexplicareserepentinointerés.—Siéntate—dijomiviejo.Comprendíquemeibaadarotradesuscharlas,peroestaveznomeenfadé,pues
sabíaqueeraunhijoprivilegiado.—AllífuedondeEdipomatóasupadre—prosiguió,señalandolahondonada.—Muyestúpidoporsuparte.¿Perodequédemoniosestáshablando?—Eldestino,HansThomas.Hablodeldestino.Odelamaldicióndelasfamilias,
si quieres. Es algo que debería atañernos a nosotros dos en especial, que hemosviajadohastaestepaísparabuscaraunaesposaymadreperdida.
—¿Ytúcreeseneldestino?—meviobligadoapreguntar.Mipadreteníaunpieenlapiedraenlaqueyoestabasentado,yuncigarrilloen
lamano.Negóconlacabeza.—Perolosantiguosgriegossícreíaneneldestino.Yenquesialguienserebelaba
contraél,recibiríasumerecidocastigo.Mesentíunpococulpable,yentoncesempezóenserio:—EnTebas, una ciudad por la que vamos a pasar dentro de poco, vivió el rey
Layo con su esposa Yocasta. El oráculo de Delfos había dicho que Layo jamásdebería tener hijos, porque si nacía un varón, éstemataría a su propio padre y secasaría con sumadre.CuandoYocasta, sinhacer casode laprofecía, tuvounhijo,Layo optó por abandonarlo para que muriera de hambre o fuera devorado poranimalessalvajes.
—¡Québárbaro!
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—Tienesrazón,peroescucha.ElreyLayoordenóaunpastorqueabandonaraalniñoenelcampo.Paramásseguridad,perforólostendonesdeAquilesdelniñoparaque éste no pudieramoverse por lasmontañas o encontrar el camino de retorno aTebas.Elpastorhizoloqueelreyleordenó,peroandandoporlasmontañasconlasovejas, se encontró con un pastor deCorinto, ya que la casa real deCorinto teníapastosporesosparajes.ElpastordeCorintosintiógrancompasiónporelpobreniñoqueomoriríadehambreoseríadevoradoporanimalessalvajes.SuplicóalpastordeTebasqueledejarallevaralniñoasupropioreyenCorinto.Deesemodo,elniñosecrió comopríncipede esta ciudad,porque los reyesdeCorintono teníanhijos.LellamaronEdipo,quesignifica«piehinchado»,porelmaltratoquehabíarecibidoenTebas.Edipocrecióy seconvirtióenunhermoso joven,apreciadopor todos.Peronadielecontóquenoeraelverdaderohijodelosreyes.Unavez,enunagranfiestaaparecióunhuéspedquemurmuróqueEdiponoeraelhijolegítimodelosreyes…
—Ynoloera—dijeyo.—Exactamente. Pero cuando se lo preguntó a la reina, tampoco recibió una
respuesta concreta. Entonces decidió visitar el oráculo de Delfos para aclarar elasunto. A la pregunta de si era el legítimo príncipe heredero de Corinto, Pitiacontestó: «Sal de donde está tu padre, porque si vuelves a encontrarte con él lomatarás.Yluegotecasaráscontupropiamadreyengendraráshijosconella».
Diunsilbidodeasombro.EralamismaprofecíaqueeloráculolehabíahechoalreydeTebas.Miviejocontinuó:
—EntoncesEdiponoseatrevióaregresaraCorintoporquepensabaqueelreyyla reina eran sus legítimos padres, así que se dirigió hacia Tebas. Cuando llegóexactamenteallugardondeestamosahora,seencontróconunelegantecaballeroqueibaenunmagníficocarrotiradoporcuatrocaballos.ConélibanvariosguardiasquegolpearonaEdipoparaquedejarapasoal carro.Edipo,que, comosabes, sehabíacriadocomopríncipeherederodeCorinto,noestabadispuestoatoleraruntratoasí,ytras algunas vacilaciones, el trágico encuentro terminó con queEdipomató al ricocaballero.
—Queenrealidaderasupropiopadre.—Exactamente.Matótambiénatodoslosguardias,peroelcocherologróescapar.
VolvióaTebasycontóqueunleónhabíamatadoalreyLayo.LareinayelpueblodeTebasguardaronluto,perohabía,además,otracosaquepreocupabaaloshabitantesdelaciudad.
—¿Elqué?—Unaesfinge,unmonstruoenorme,concuerpodeleónycabezademujer,que
vigilabaelcaminoaTebas.Matabaatodoslostranseúntesquenosabíanresolverlosenigmasquelesplanteaba.Entonces,elpueblodeTebasprometióqueelquesupieraresolverelenigmasecasaríacon lareinaYocastayseconvertiríaenreydeTebas,
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traslamuertedelreyLayo.Volvíadarunsilbidodeasombro.—Edipo,queprontoolvidóquehabía tenidoqueemplear laespadaenel largo
viaje, llegóalmontede laesfinge.LaesfingeplanteóaEdipoelsiguienteenigma:«¿Quiénandaalavezsobredos,tresycuatropatas?».
Miviejomemiróparacomprobarsiyosabíalarespuestaaldifícilenigma.Melimitéanegarconlacabeza.
—«El hombre», respondió Edipo: «Se mueve a cuatro patas por la mañana,caminaerguidoalmediodíayutilizatrespiesalatardecer»,porquenecesitabastón.Edipohabíadadolarespuestacorrecta,locualfuetanterribleparalaesfingequeselanzó desde la montaña y cayó muerta. Debido a este suceso, Edipo fue recibidocomounhéroeenTebas.LedieronlarecompensaprometidaysecasóconYocasta,que,comosabes,erasupropiamadre.Coneltiempo,tuvierondoshijosydoshijas.
—¡Quédemonios!—dije.Nolehabíaquitadoojoamiviejoniunsoloinstante.Pero, entonces, no pude dejar de echar un vistazo hacia aquel lugar, en queEdipohabíamatadoasupadre.
—Perolahistorianoterminaaquí—continuómiviejo—.Pocotiempodespués,brotóunaterriblepesteenlaciudad.Enaquellostiempos,losgriegoscreíanqueesetipodedesgraciassedebíaalacóleradeApoloyquesuenfadotendríaalgunacausa.Asíque,unavezmás,huboquerecurriraloráculodeDelfos,conelfindeaveriguarpor qué el dios les había enviado esa terrible peste. Pitia respondió que deberíanbuscaralasesinodelreyLayo.Sinoloencontraban,todalaciudadmoriría.
—¡Ostras!—dijeasecas.—Fue precisamente el rey Edipo el que hizo todo lo posible por encontrar al
asesino de su antecesor. Él jamás había relacionado la pelea en el camino con elasesinatodelreyLayo.Sinsaberlo,elmismoEdipoeraelasesinoquedebíaaclararsupropiocrimen.Loprimeroquehizofuepreguntaraunvidentequiénhabíamatadoal reyLayo,peroelhombresenegóacontestar,porquepensabaque laverdaderademasiado cruda. Pero Edipo, que quería hacer todo lo posible por ayudar a supueblo, finalmente le sacó la verdad. El vidente le contó que el propio rey era elculpable. Aunque Edipo iba recordando lo que había sucedido en el camino, yfinalmente tuvo que reconocer que había matado a un rey, no tenía aún ningunapruebadequefueraelhijodelreyLayo.PeroEdipoeraunhombrejusto,quequeríaponertodaslascartassobrelamesa.AlfinallogróconfrontaralviejopastordeTebasconeldeCorinto,yentoncesseconfirmóqueélhabíamatadoasupropiopadreyquehabíavividoenmatrimonioconsupropiamadre.Cuandoalfinalsediocuentade toda laverdad, sesacó losojos.Dealgunamanera,habíaestadociego todoesetiempo.
Respiréhondo.Lahistoriamepareciómuytrágicayterriblementeinjusta.
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—Esoesloqueyollamaríaunaverdaderamaldicióndefamilia—dije.—Pero tanto el rey Layo como Edipo habían intentado varias veces huir del
destino.Segúnlosgriegos,esoeratotalmenteimposible.CuandopasamosporTebas,habíaungransilencioenelcoche.Creoquemiviejo
ibameditandosobrelamaldicióndesupropiafamilia,almenosnodijonipío.DespuésdehaberrepasadoafondolatrágicahistoriadelreyEdipo,saquélalupa
yellibrodelpanecillo.
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DOSDEDIAMANTES
…viejomaestrorecibeimportantecomunicadodesupaís…
Alamañanasiguiente,medespertóelcantodeungallo.Porunmomento,penséqueestabaenmicasadeLübeck;pero,antesdedespertarmedeltodo,meacordédelnaufragio. Recordé que había empujado el bote salvavidas hasta la playa de unapequeña laguna rodeada por palmeras. Luegome había adentrado en la isla ymehabía dormido a la orilla de un gran lago.Al despertarme, había nadado entre unmontóndepececillosdecolores.
¿En ese lugarme encontraba ahora? ¿Había soñado con un viejomarinero quellevabamásdecincuentaañosviviendoenlaisla,yqueademáslahabíapobladocon53enanosvivos?
Decidípensarenlarespuestaantesdeabrirlosojos.¡Nopodíasersimplementeunsueño!MehabíaacostadoenlacabañadeFrode,
queseencontrabaenunacolinaporencimadelpueblo…Porfinabrílosojos.Losdoradosrayosdelsolmatutinopenetrabanenunaoscura
cabañadetroncosdemadera.Entendíqueloquehabíavividoeratanrealcomoelsolylaluna.
Melevantéymepregunté:¿DóndeestáFrode?Almismotiempo,descubríunacajitademaderasobreunarepisaencimadelapuertadeentrada.
La bajé y vi que estaba vacía. Seguramente se trataba de la caja que habíacontenidolosnaipesantesdelagrantransformación.
La volví a dejar en su sitio y salí fuera.Allí estaba Frode, con lasmanos a laespaldamirandoelpueblo.Mepuseasulado,peroningunodelosdosdijimosnada.
Losenanosestabanyaocupadosensustareas.Tantoelpueblocomolascolinaslindantesestabanbañadasporelsol.
—Día de Comodín… —dijo finalmente el anciano. Una expresión depreocupaciónensombreciósurostro.
—¿DíadeComodín?—repetí.—Desayunaremosaquífuera,hijo.Túsiéntate,tetraeréeldesayuno.Meseñalóunbancojuntoalapareddelacabañaconunamesadelante.También
estandosentadohabíaunamagníficavista.Unosenanosarrastrabanuncarrohacialasalidadelpueblo.Eran tréboles,quesedirigíanasu trabajoenelcampo.Delgrantallersalíaelruidodemovimientodemateriales.
Frodevolvióconpanyqueso,lechedemolucoytufcaliente.Sesentóamiladoycomenzóacontarmemáscosassobrelosprimerostiemposenlaisla.
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—Piensoamenudoenesaépocacomolaépocadelossolitarios—dijo—.Estabatodolosoloqueunserhumanopuedeestar.Quizáporesonoestanextrañoque53naipesseconvirtieranpocoapocoenunidénticonúmerodefigurasimaginarias.Losnaipestambiénjugaronunimportantepapelenelcalendarioqueempleamosenestaisla.
—¿Elcalendario?—Ah,sí.Elañotiene52semanas,demaneraquecadacartadelabarajatieneuna
semana.—Sietepor52—dije—.Son364.—Exactamente.Peroelañotiene365días.Aesedíadediferencialollamamos
díadeComodín.Noperteneceaningúnmes,ytampocoaningunasemana.Esundíaañadido,enelquetodopuedesuceder.Cadacuatroañoshaydosdíasdecomodín.
—Quéastuto…—Las52semanas…o«cartas»,comoyolasllamo,estánrepartidasen13meses,
cadaunode28días.Porque13por28tambiénson364.ElprimermesesAs,yelúltimomesdelañoesRey.PortantopasancuatroañoshastaquevolvemosatenerdosdíasdeComodín.Se empieza conunañodediamantes, luego sigue el añodetréboles,luegoeldecorazonesyfinalmenteeldepicas.Deesemodo,todaslascartastienensupropiasemanaysupropiomes.
Elviejomemirófugazmente.Parecíasentirsealavezavergonzadoyorgullosodesuingeniosacronología.
—Suenaunpoco complicado al principio—dije—,peromeparece un inventomuyingenioso.
Frodeasintióconlacabezaydijo:—En algo tuve que ocuparmimente. Y luego, el año está dividido en cuatro
estaciones:losdiamantesenlaprimavera,lostrébolesenelverano,loscorazonesenelotoñoylospicasenelinvierno.LaprimerasemanadelañoesAsdeDiamantes,luegosiguenlosdemásdiamantes.ElveranoempiezaconAsdeTréboles,yelotoñoconAsdeCorazones.El inviernose iniciaconAsdePicasy laúltimasemanadelañoesReydePicas.
—¿Enquésemananosencontramosahora?—AyerfueelúltimodíadelasemanadelReydePicas,yalavez,fueelúltimo
díadelmesdelReydePicas.—Yhoy…—…eseldíadeComodín.OelprimerodelosdosdíasdeComodín.Secelebra
conunagranfiesta.—Quéextraño…—Sí,queridocompatriota.Hasidoextrañoquetúhayasllegadoalaislajustoen
elmomentodeponerlacartadecomodín…antesdeempezarunañocompletamente
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nuevoyunnuevoperíododecuatroaños.Peroesonoestodo…Elviejomarinerosequedóensimismado.—¿Sí?—Lascartastambiénseincluyeronenloqueseríalacronologíadelaisla.—Ahoranoteentiendo.—Comoyatehedicho,diunasemanayunmesacadacartaparapoderllevarla
cuenta de los días del año. El primer año que pasé en la isla lo llamé As deDiamantes. Luego siguióDos deDiamantes, y luego todas las demás cartas, en elmismoorden que las 52 semanas del año. Pero te acordarás de que te dije que hevividoaquíenlaisladuranteexactamente52años.
—Ah…—AcabamosdefinalizarelañodelReydePicas,marinero.Ymásalládeestono
hepensado.Porquemásde52añosaquí…—¿Noentrabaentuscálculospasaraquímásde52años?—Supongo que no. Pero, hoy, Comodín inaugurará el año de Comodín y esta
tardesecelebrarálagranfiesta.Lospicasyloscorazonesestánpreparandoeltallerdecarpinteríaparaelgranacontecimiento.Lostrébolesrecogenfrutasybayas,ylosdiamantesdecoranlasalaconvidrio.
—¿Yotambiénvoyaparticiparenlafiesta?—Tú serás el invitado de honor. Pero debes saber algo más. Aún nos quedan
algunashoras,marinero,ytenemosqueaprovecharlas…Echóbebidamarrónenunvasofabricadoeneltallerdevidrio.Bebíunpequeño
sorbo,yelviejocontinuó:—LafiestadeComodínsecelebraalfinaldecadaaño,osiquieres,alprincipio
decadaañonuevo.Perosólosehaceunsolitariocadacuatroaños.—¿Unsolitario?—Sí,cadacuatroaños.EntoncesserepresentaelgranjuegodeComodín.—Metemoquemelotendrásqueexplicarmejor.Carraspeódosvecesyprosiguió:—Comoyatehedicho,cuandovivíasoloenlaisla,necesitabaalgúnpasatiempo.
A veces iba carta por carta y hacía como si cada una «dijera» una frase. Luego,jugabaaintentarrecordardememoriatodaslasfrases.Cuandologréaprenderloquedecían todas las cartas, comenzó la segunda parte del juego, que consistía enbarajarlas para reunir todas las frases.Amenudo, componía una especie de relato,que, como comprenderás, estaba formado por frases que habían «inventado» lascartas,yquenoteníanqueverunasconotras.
—¿EsoeraeljuegodeComodín?—Bueno,supongoqueenrealidaderaunaespeciedesolitarioconelquellenaba
misoledad.PerofueelprincipiodelgranjuegodeComodín,queahoraserepresenta
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eneldíadeComodín,cadacuatroaños.—¡Cuéntame!—Eneltranscursodeloscuatroañosdequeconstacadaperíodo,cadaunodelos
52enanosdebepensarenunafrase.Alomejorresultaunpocoexagerado,perodebestener en cuentaquepiensanmuy lentamente.Además, tienenque aprendérselas dememoria y, para unos enanos casi carentes de razón, no resulta fácil recordar unafraseenteradurantetantotiempo.
—¿YenlafiestadeComodínlasrecitan?—Correcto.Peroesoessólolaprimerafasedeljuego.Luego,letocaelturnoa
Comodín,quenohapensadoenningunafrase,peroque,mientrasse recitan todas,está sentadoenunsillón tomandonotas.Enel transcursode la fiesta,debebarajarparaquelasfrasesdelasfigurasformenunconjunto.Colocaalosenanosporordenycadaunodeberepetirsufrase,cadaunadelascualesconstituyeahoraunaminúsculapartedeungrancuento.
—¡Quéastuto!—dije.—Sí,puedequeseaastuto,perotambiénpuederesultarbastantesorprendente.—¿Quéquieresdecir?—PodríapensarsequeloqueocurreesqueComodín,comopuede,intentacrear
algo coherente partiendo de un caos, porque cada figura ha inventado su frase sintenerencuentaalresto.
—¿Sí?—Pero,sinembargo,dalaimpresióndequeelconjunto,esdecir,elcuentooel
relato,existieradeantemano.—¿Deverdad?—No lo sé. Pero, si es así, entonces los 52 enanos son en realidad algo muy
distinto, y mucho más que simplemente 52 individuos. En ese caso, hay un hiloinvisiblequelosune.Yesonoestodo.
—¡Continúa!—Cuando jugabacon lascartas,alprincipiodeencontrarmeen la isla, también
intentaba leerlas. Naturalmente, no era más que un juego. Pero pensaba que a lomejorhabíaalgodeverdaden loque tantasveceshabíaoídodeciramarineros,enmuchospuertosdelmundo:queunabarajapuededecirnosalgosobreelfuturo.Yesciertoqueprecisamente,en losdíasanterioresa la llegadaa la islade lasprimerasfiguras (Jota deTréboles yRey deCorazones), justo estas cartas jugaron un papelpredominanteenmuchosdelossolitariosquehice.
—Curioso.—NopenséenesocuandoempezamosconeljuegodeComodín,traslallegada
detodaslasdemásfiguras.¿PerosabescuálesfueronlasúltimasfrasesdelcuentodelaanteriorfiestadeComodín,esdecir,hacecuatroaños?
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—¿¡Cómoquieresquelosepa!?—Puesescucha:«JovenmarinerollegaalpuebloelúltimodíadelReydePicas.
Elmarineroresuelveadivinanzasconjotadevidrio.Viejomaestrorecibeimportantecomunicadodesupaís».
—Peroqué…quéextraño.—Noesquenohayaparadodepensarenestaspalabrasduranteloscuatroaños,
perocuandoaparecisteenelpuebloanoche,queeraelúltimodíadelasemana,delmesydel añodeReydePicas, la vieja profecíamevolvió a lamente.De algunamanera,seteestabaesperando,marinero…
Deprontosemeocurrióunacosa:—«Viejomaestrorecibeimportantecomunicadodesupaís»—repetí.—¿Sí?Elviejoclavósumiradaenlamía.—¿DijistequeellasellamabaStine?Elviejoasintióconlacabeza.—¿YeradeLübeck?Volvióadecirquesí.—Mi padre se llamaOtto. Se crió sin padre, pero sumadre se llamaba Stine.
Murióhaceunosaños.—EsunnombremuycomúnenAlemania.—Naturalmente…Mipadreerahijo«ilegítimo»,comosuelendecir,porquemi
abuela lo tuvo sin estar casada. Estaba… comprometida con un marinero quedesaparecióenelmar.Niélniellasabíanqueestabaembarazadacuandosevieronporúltimavez…Hubomuchoscomentarios.Sehablabadeunafugazrelaciónconunmarineroquehabíaabandonadosusobligaciones…
—Hmm…¿Ycuándonaciótupadre,chico?—Creo…—¡Contéstame!¿Cuándonaciótupadre?—NacióenLübeckel8demayode1791,hacealgomásde51años.—¿Yese«marinero»erahijodeunmaestrovidriero?—Nolosé.Laabuelanohablabamuchodeél,quizádebidoalashabladuríasde
lagente.Loúnicoquenoscontóalosnietosfuequeélunavez,alpartirdeLübeck,sesubióalomásaltodelajarciadelbarcoparadecirleadiós,secayóyselastimóunbrazo. Solía sonreír cuando lo contaba, porque toda la función se había hecho enhonoraella.
Elviejosequedócallado,mirandoalpueblo.—Esebrazo—dijoalfinal—,estámáscercadeloquepiensas.Se subió la manga de la chaqueta y me enseñó unas antiguas cicatrices en el
antebrazo.
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—¡Abuelo!—exclaméymeabracéaél.—Hijo—exclamó.Ycomenzóasollozarjuntoamicuello—.Hijo…hijo…
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TRESDEDIAMANTES
…fueatraídahastaaquíporsupropiaimagenreflejadaenelespejo…
Asíquetambiénenellibrodelpanecillosehablabadeunamaldicióndefamilia.Meparecíaqueyaempezabaaserdemasiado.
Nosparamosacomerenunmerenderoenelcampo.Nossentamosaunamesa,bajounosárbolesdegrandescopas.Anuestroalrededor,habíaenormesextensionesplagadasdefrondososnaranjos.
Comimos carne en pinchos y ensalada griega con queso de oveja. Cuandollegamosalpostre, empecéa contar amiviejo lodel calendariode la islamágica.Naturalmente,nopuderevelarsuprocedencia,asíquemeviobligadoadecirquemelohabíainventadotumbadoenelasientodeatrás.
Mi viejo estaba mudo de asombro. Empezó a hacer cálculos con un bolígrafosobrelaservilleta.
—52cartasson52semanas,loquehaceuntotalde364días,exactamentecomodices.Luegoerantrecemesesde28días,quetambiénsuman364.Enamboscasos,faltaundíaparacompletarelaño…
—YéseeseldíadeComodín—dije.—¡Demonios!Mirandofijamentelosnaranjos,preguntó:—¿Ycuándonacistetú,HansThomas?Noentendímuybienquéqueríadecir.—El29defebrerode1972—contesté.—¿Peroenquédía?Depronto,semeiluminólamente:Yohabíanacidoenunañobisiesto,loque,de
algunamanera,eracomoundíadeComodín,segúnelcalendariodelaislamágica.¿Cómosemepudohaberpasadoesedetalledurantelalectura?
—DíadeComodín—dije.—¡Exactamente!—¿Crees que es porque soy hijo de un comodín? ¿O crees que es porque yo
mismosoyuncomodín?—pregunté.Miviejomemirómuyserioydijo:—Porambascosas,claro.YotengounhijoeldíadeComodín.Ytúnaceseldía
deComodín.Todoestárelacionado,¿sabes?Nosési lehizomuchagraciaqueyohubieranacidoeldíadeComodín.Había
algo en su voz que me hizo pensar que quizá empezara a tener miedo de que le
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hicieralacompetenciaensupapeldecomodín.Volviórápidamentealcalendario.—¿Teloacabasdeinventar?—volvióapreguntar—.¡Bueno!Cadasemanatiene
sucarta,cadamestienesunúmerodeasarey,ycadaestacióntieneunodeloscuatropalos. Lo puedes patentar, Hans Thomas. Que yo sepa, hasta la fecha no se hainventadoningúncalendariodelbridge.
Sereíaentredientesmientrasbebíaelcafé.Dijo:—Primeroseusóelcalendariojuliano,yluegosepasóalgregoriano.Puedeque
hayallegadoelmomentodeutilizarunonuevo.Al parecer, lo del calendario le había impresionado más que a mí. Siguió
haciendocálculosenlaservilleta.Luegomemiróconsusastutosojosdecomodínydijo:
—Yesonoestodo…Lemiréyprosiguió:—Si sumas todos los valores numéricos de un palo, suman 91.As es uno, rey
trece,reinadoce,etc.Puessí,suman91.—¿91?—dije,sinentenderaquéserefería.Dejóelboliylaservilleta,ymemirófijamente.—¿Cuántosson91porcuatro?—Nueveporcuatrosontreintayseis…—dije—.¡Jolín,tienesrazón,son364!—¡Exactamente! La suma total de valores numéricos de una baraja es 364,
ademásdelcomodín.Pero,luego,hayalgunosañoscondosdíasdeComodín.Quizáporellohaydoscomodinesenlabaraja,HansThomas.Nopuedeserunacasualidad.
—¿Creesquelabarajaestáhechaasídeliberadamente?—pregunté—.¿Creesqueesintencionadoquehayatantosvaloresnuméricosenlabarajacomodíasenunaño?
—No,tampocoeseso.Creoqueestoesunejemplomásdequelahumanidadesincapazdeinterpretarlossignosvisibles.Loqueocurreesque,sencillamente,nadiesehapreocupadoensumarlosvaloresdelabaraja,aunqueexistanmuchosmillonesdeellas.
Volvióaquedarsecallado.Derepente,surostroseensombreció.—Peroveoungraveproblema—dijo—.Novaaserfácilpedircomodinesala
gente,siéstevaajugarunpapelenelcalendario.Soltóunacarcajada.Porlovisto,noestabatanseriocomoyohabíapensado.Enelcoche,seguíariéndoseentredientes.Creoquetodavíaestabapensandoen
elcalendario.YacercadeAtenas,viderepenteunagranseñalde tráfico.Supongoquehabía
vistolamismaseñalenotrasocasiones,peroahorahizoqueelcorazónmedieraunvuelco.
—¡Para!—grité—.¡Para!
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Miviejoseasustótantoqueseechóaunladodelacarreterayfrenóbruscamente.—¿Quépasaahora?—preguntó,volviéndoseamirarme.—¡Sal!—dije—.¡Tenemosquesalirdelcoche!Miviejoabriólapuertadelcocheysalióapresuradamente.—¿Temareas?—preguntó.Señaléelcartel,queseencontrabasóloaunosmetrosdenosotros.—¿Novesesecartel?Miviejoestabatanaturdidoquedeberíahabersidomáscondescendienteconél,
peroyosólopensabaenloqueponíaenelcartel.—¿Qué pasa con ese cartel?—dijo mi viejo, pensando, seguramente, que me
habíavueltocompletamenteloco.—Léelo.—ATINA—leyómiviejoalgomástranquilo—.Esgriego,ysignificaAtenas.—¿Esoestodoloqueves?¿Quiereshacermeelfavordeleerloalrevés?—ANITA—leyó.Nodijenadamás,simplementelemirémuyserio.—Puessí,escurioso—admitió.Hastaahoranosehabíaencendidouncigarrillo.Selotomócontantatranquilidadquemediorabia.—¿Curioso?¿Estodoloquetienesquedecir?¿Nocomprendesqueesosignifica
queellaestáaquí?Quieredecirquevinoaquí.Fueatraídahastaaquíporsupropiaimagenreflejadaenelespejo.Ésefuesudestino.Supongoqueyaloentiendes.
Poralgunarazón,habíalogradoenfadaramiviejo.—Intentatranquilizarteunpoco,HansThomas.Eraevidentequenolegustónilodeldestino,nilodelreflejo.Cuandovolvimosalcochedijo:—Avecestepasasdelarayacontodoese…ingenio.No creo que se refiriera solamente al cartel, sino también a enanos y extraños
calendarios.Mepareciómuyinjusto,puesnoeraélelmásindicadoparacriticaralosdemás por su «ingenio». Además, no fui yo el que había empezado a hablar demaldicióndefamilia.
De camino a Atenas, cogí el libro del panecillo y leí el capítulo sobre lospreparativosparalafiestadeComodínenlaislamágica.
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CUATRODEDIAMANTES
…supequeñamanoestabafríacomoelrocíodelamañana…
Eraamipropioabuelopaternoaquienhabíaencontradoenlaislamágica,porquemipadreera aquelhijo, aúnnonacido,queélhabíadejadoenAlemania, antesdeenrolarseynaufragarenelAtlántico.
¿Qué era lomás extraño de todo? ¿Que una semillita pudiera crecer y al finalconvertirse en un ser humano bajo el cielo? ¿O que un ser humano pudiera tenerimaginaciones tan vivas que éstas comenzaran, finalmente, a introducirse en elmundo real? ¿Pero no eran también los seres humanos figuras vivas de laimaginación?¿Quiénnoshabíapuestoenestemundo?
Frodellevabacincuentaañosviviendoenlaisla.¿Viajaríamosenunfuturojuntosa Alemania? ¿Entraría yo algún día en la panadería demi padre en Lübeck, parapresentarle al anciano que iría conmigo y decir: «Aquí estoy, padre.He vuelto delextranjero.TraigoconmigoaFrode.Estupadre»?
Pormicabezapasaronmilpensamientossobreelmundo, lahistoriay todas lasgeneraciones,mientrasagarrabaaFrodeporlaespalda.Peronotuvemuchotiempopara pensar, porque descubrí un montón de enanas vestidas de rojo, que estabansubiendoatodaprisalacuestadesdeelpueblo.
—¡Mira!Tenemosvisita.—Sonloscorazones—contestó,todavíaconunnudoenlagarganta—.Siempre
vienenabuscarmeparalafiestadeComodín.—Estoyimpacienteporverlotodo.—Yotambién,hijo.¿TedijequefueJotadePicasquienpronunciólafrasesobre
elimportantecomunicadodelpaís?—No.¿Cómoeseso?—Los picas siempre traenmala suerte. Eso lo aprendí ya en las tascas de los
puertos,mucho tiempo antes del naufragio. Y también ha sido así aquí en la isla.Cadavezquemetropiezoconunpicaabajoenelpueblo,puedoestarsegurodequevaaocurrirunadesgracia.
Nolediotiempoadecirnadamás,porquellegaronbailandoantelacabañatodosloscorazones,deldosaldiez.Todas teníanelpelorubio, largoy llevabanvestidosrojosconcorazones.ComparadosconlaropamarróndeFrodeyconmipropiotrajedemarinero,muydesgastado,losvestidosrojosbrillabantantoquetuvequefrotarmelosojos.
Nos acercamos a las enanas, que enseguida formaron un apiñado círculo
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rodeándonos.—¡Buencomodín!—gritaronentrerisas.Empezaronamoverseanuestroalrededor,agitandosusvestidosycantando.—¡Vale!Yabasta—dijoelviejo.Entonces, las muchachas empezaron a empujarnos ladera abajo. Cinco de
Corazonesmecogiódelamanoymearrastróconella.Supequeñamanoestabafríacomoelrocíodelamañana.
Abajoenelpueblo,reinabalacalmaenlaplazayenlascalles.Perodealgunascasas salían ruidos de voces. También los corazones desaparecieron dentro de unacabaña.
Fuera de la carpintería, colgaban lámparas de aceite encendidas, aunque el soltodavíaestabaaltoenelcielo.
—Aquíes—dijoFrode.Yentramosenlasaladondesecelebrabalafiesta.Aúnnohabía llegadoningunodelosenanos,peroyaestabanpreparadascuatro
mesas con platos de vidrio, grandes fuentes repletas de fruta, ymuchas botellas ylicoreras que contenían la bebida centelleante.Alrededor de cadamesa había trecesillas.
Las paredes estaban hechas de troncos de unamadera clara y, de las vigas deltecho, colgaban lámparas de aceite de vidrio policromado. En una de las largasparedeshabíanhechocuatroventanas.Enlasjambasdelasmismas,yenlascuatromesas, se veían peceras con pececillos rojos, amarillos y azules. Por las ventanasentrabansuaves rayosdesolquese reflejabanen lasbotellasypeceras,demaneraqueminúsculasfranjasdearcoirisresplandecíansobreelsueloyporlasparedes.Enmedio de la larga pared sin ventanas, había tres sillas altas puestas en fila. Merecordabanlossillonesdelosjuecesenlosjuzgados.
SeguíaabsortoenlacontemplacióncuandoseabriólapuertayComodínentródeunsalto.
—¡Osdoylabienvenida!—dijoconunasarcásticasonrisa.Cadavezquehacíaelmás levemovimiento,sonaban loscascabelesdesu traje
violetay,cuandosacudíalacabeza,sugorrarojayverdeconorejasdeasnotambiénsemovía.
De repente, vino hacia mí, dio un pequeño salto y me pellizcó la oreja. Loscascabelessonaroncomolosdeuntrineotiradoporuncaballodesbocado.
—¿Bien?—dijo—.¿Sesienteunocomplacidoporhabersidoinvitadoalagranrepresentación?
—Gracias por la invitación —dije. Ese pequeño gnomo me inspiraba ciertomiedo.
—¡Vaya,vaya!¿Conquesehaaprendidoelartededarlasgracias?Noestámal
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—dijoComodín.—Intentatranquilizarteunpoco,bufón—dijoFrodeseveramente.Peroelpequeñocomodínsecontentóconecharunamiradadesconfiadaalviejo
marinero.—Supongo que se sentía intranquilo ante el gran espectáculo. Pero ahora es
demasiado tardeparaarrepentirse—dijoComodín—,porquehoy sepondrán todaslascartasbocaarriba.Ylaverdadestáenlascartas.Nodirémás.¡Listo!
Elpequeñopayasovolvióasalircorriendoporlapuerta.Frodeselimitóamenearlacabeza.
—¿Quiénes,enel fondo, lamáximaautoridadde la isla?—pregunté—.¿Túoesebufón?
—Hastaahorahesidoyo—contestóperplejo.Alcabodeunrato,volvióaabrirselapuerta.PrimeroentróComodínysesentó
solemnementeenunadelassillasaltasjuntoalaparedlarga.Noshizounaseñal,aFrodeyamí,paraquenossentáramosasulado:Frodeenelcentro,conComodínasuderecha,yconmigoasuizquierda.
—¡Silencio! —ordenó Comodín cuando nos sentamos, aunque ninguno denosotroshabíamosdichonipío.
Oímosderepenteacercarseunahermosamúsicadeflauta.Porlapuerta,entraroncon paso ligero todos los diamantes. En primer lugar, entró el pequeño Rey, leseguían Reina y Jota. Luego, todos los demás diamantes y, por último, hizo suentradaAs.Todos,exceptoRey,tocaronunextrañovalsconsuspequeñasflautasdevidrio. El sonido de estas flautas era tan tenue y frágil como el de los tubosmáspequeños de un órgano. Todos llevaban ropa de color rosa, tenían el pelo fino yplateado,ylosojosazulesybrillantes.SalvoReyyJota,todaseranmuchachas.
—¡Bravo!—exclamóComodín,yaplaudió.TambiénlohizoFrode,yyomeuníalaplauso.
Losdiamantessequedarondepieenunrincóndelasalaformandolacuartapartedeuncírculo.Luegollegaronlostréboles,vestidosconuniformesazulmarino.ReinayAsllevabanvestidosdelmismocolor.Todosteníanelpelorizadoymarrón,lapieloscuraylosojostambiénmarrones.Eranmenosestilizadosquelosdiamantes.Delostréboles,todoseranvarones,exceptoReinayAs.
Lostrébolessecolocaronjuntoalosdiamantes,formandoasíunsemicírculo.Acontinuaciónentraronloscorazones,contrajescolorsangre.Entreellos,sólohabíados varones: Rey y Jota, que llevaban un uniforme de color rojo oscuro. Loscorazones tenían el pelo rubio, un sonrosado color de piel y los ojos verdes.ÚnicamentesedistinguíadelosdemásAsdeCorazones.Llevabaelmismovestidoamarilloquecuandomeencontréconellaenelbosque.SecolocóalladodeReydeTréboles.Losenanosformaronyalastrescuartaspartesdeuncírculo.
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Finalmente,entraronlospicas.Teníanelpelonegroyraído,losojosmuynegrosyllevabanuniformestambiénnegros.Sushombroseranunpocomásanchosquelosdelosdemásenanos,ytodosteníaunaexpresióndecaramuyfiera.SolamenteReinayAseranmujeres.Ambasllevabanvestidosdecolorvioleta.
AsdePicassecolocójuntoaReydeCorazonesy,así,los52enanosformaronuncírculocompleto.
—Quéextraño—murmuré.—AsícomienzatodoslosañoslafiestadeComodín—replicóFrodeenvozbaja
—.Constituyenelañoconlas52semanas.—¿PorquéAsdeCorazonesllevaunvestidoamarillo?—Ellaeselsolcuandoestáenelzenit,enplenoverano.EntreReydePicasyAsdeDiamanteshabíaunpequeñoespaciovacío.Comodín
sebajódelasillaysecolocóentreellos.Conesosecompletabaelcírculo.CuandoComodínmirabadefrente,teníaantesíaAsdeCorazonesenelextremoopuestodelcírculo.
Losenanossecogierondelasmanosydijeron:—¡Buencomodín!¡Felizañonuevo!El pequeño bufón hizo una reverencia con un brazo, haciendo tintinear los
cascabeles.—¡Nosólohafinalizadounaño!—dijoenvozmuyalta—.Además,finalizamos
una baraja entera de 52 años. El futuro es de Comodín. ¡Felicidades, hermanoComodín!¡Estodoloquetengoquedecir!¡Listo!
Y con ello, se dio la mano como felicitándose a sí mismo. Todos los enanosaplaudían, aunque, aparentemente, ningunode ellos había entendido el discurso deComodín.Finalmente,sesentaronalrededordelascuatromesas,demodoquecadafamiliaestabareunidaentornoaunadeellas.
Frodepusounamanosobremihombro.—No entienden gran cosa de todo esto—susurró—. Simplemente repiten, año
tras año, la manera en la que yo solía colocar las cartas, formando un círculo, alcomienzodeunnuevoaño.
—Pero…—¿Hasvistocómoloscaballosylosperrosdanvueltasyvueltasenlapistadeun
circo,hijomío?Lomismoocurreconestosenanos.Soncomoanimalitosdomados.SolamenteComodín…
—¿Sí?—Nuncalehabíavistotanseguroytanengreídocomohoy.
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CINCODEDIAMANTES
…lomalofuequeloqueecharonenmivasoresultóserunabebidatanricaydulce…
MiviejomeanuncióqueestábamosentrandoenAtenas,yyanomepareciómuycorrectoseguirenunaisladesiertaenotrolugardelplaneta.
Conunabuenadosisdepaciencia,ysinsoltarelmapa,eljefelogróencontrarunaagencia de viajes. Yo me quedé en el coche, observando a los pequeños griegos,mientrasmiviejoentróenlaagenciaparabuscarunhoteladecuado.
Cuandovolvió,teníaunasonrisadeorejaaoreja.—Hotel Titania —dijo al sentarse de nuevo al volante—. Tienen garaje y
habitación libre, y, por si fuera poco, les dije que ya que voy a estar unos días enAtenas,quieroverlaAcrópolis,asíquenosbuscaronestehotel,quetieneunaterrazaconmagníficasvistassobretodaAtenas.
Nohabíaexagerado.Nosdieronunahabitaciónenelduodécimopiso,einclusodesdelahabitaciónhabíaunavistainmejorable.Sinembargo,loprimeroquehicimosfuecogerelascensorhastalaterraza,desdedondepudimosverlaAcrópolis.
Miviejocontemplólosviejostemplosensilencio.—Esincreíble,HansThomas.Esverdaderamenteincreíble.Empezóadarvueltasporlaterraza.Pocoapoco,sefuetranquilizando.Pidióuna
cerveza. Nos sentamos junto a la barandilla en la parte que daba a la Acrópolis.Pronto se encendieron los focos que iluminaban el recinto de los antiguosmonumentos,ymiviejosepusocomoloco.
Cuandoempezóahartarsedetantomirar,dijo:—Mañana iremos allí, Hans Thomas. Ahora bajaremos hasta la vieja plaza de
Atenas,dondeteenseñarépordóndeanduvieronlosfilósofoshablandosobremuchascuestiones importantesque,desgraciadamente,hansidoolvidadaspor laEuropadehoy.
Ése fue el principio de una conferencia bastante larga sobre los filósofos deAtenas.Alcabodeunrato,meviobligadoainterrumpirle:
—Creía que habíamos venido aquí a buscar a mamá—dije—. ¿No lo habrásolvidado,verdad?
Élibayaporlasegundaoterceracerveza.—No,no—dijo—.Perosinovemos laAcrópolisantes,no tendremosnadade
qué hablar con ella. Y eso sería muy triste después de tantos años. ¿No estás deacuerdo,HansThomas?
Cuando estábamos tan cerca de la meta, comprendí por primera vez, que, en
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realidad,mi viejo teníamiedo de encontrarse con ella. Fue un descubrimiento tandolorosoquetuvelasensacióndeconvertirmeenadultoenesemismoinstante.
Hasta entonces, había dado más o menos por sentado que el llegar a Atenassignificabaencontraramamá.Yquesilaencontrábamos,sesolucionaríantodoslosproblemas.Derepente,comprendíquenoeraasí.
Mi viejo no tenía la culpa de que yo fuera tan tonto como para no haberloentendido.Variasvecesmehabíadichoquenoeraseguroqueellaquisieravenirseacasaconnosotros.Peroyonolehabíahechocaso,porquemenegabaaaceptarqueesopudierasuceder,despuésdetantosesfuerzospornuestraparteparaencontrarla.
Me di cuenta de lo ingenuo que había sido y, de pronto, mi viejo me diomuchísimapena.Y,naturalmente,tambiényomismomedabapena.
Creoquetodoesofue,enciertomodo,lacausadeloquesucedióacontinuación.Después de decir algunas tonterías más sobre mamá y los viejos griegos, me
preguntó:—Puedequequierasprobarunacopadevino,HansThomas.Porlomenos,yosí
quequiero,yesunpocoaburridobebervinosincompañía.—En primer lugar, nome gusta el vino—dije—. Y en segundo lugar no soy
adulto.—Tepediréalgoqueteguste—dijomuysegurodesímismo—.Yanotequeda
tantoparaseradulto.LlamóalcamareroypidióunMartinirojoparamí,yunvasodeMetaxaparaél.Elcamareromemirósorprendido,luegomiróamiviejo.—Really?Miviejoasintióconlacabeza.Lomalo fue que lo que echaron enmi vaso resultó ser una bebida tan rica y
dulce,ademásderefrescante,contodosesoscubitosdehielo,quemetomédosotresvasos,antesdequeocurrieraloquetuvoqueocurrir.
Derepente,mequedéblanco,yestuveapuntodedesmayarmesobreelsuelodelaterraza.
—¡Perohijomío!—sequejómiviejo.Bajóconmigoalahabitación,ynorecuerdonadamáshastaquemedespertéala
mañanasiguiente.Loquesí recuerdoesque,cuandomedormí,mesentíabastanteasqueroso,ycreoquemiviejoteníalamismasensación.
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SEISDEDIAMANTES
…devezencuandobajabanysemezclabanconlagente…
Lo primero que pensé al despertarme fue que ya estaba bien de hacer tanto eltontoconlabebida.
Yoteníaunpadrecuyamenteposiblementefuerade lomáslúcidaquehabíaalnortedelosAlpesy,sinembargo,veíacómo,acausadelabebida,estabacorriendoelriesgodetrastornarse.Decidíquehabríaquedarporzanjadoestetema,deunavezportodas,antesdeencontraramamá.
Pero,cuandomiviejosaltódelacamayempezóahablardelaAcrópolis,optéporesperarhastaeldesayuno.
Dehecho,esperéhastahaberacabadodedesayunar.Miviejohabíapedidootrocaféalcamarero,y seencendióuncigarrillomientrasdesplegabaungranmapadeAtenas.
—¿Noteparecequeteestáspasandodelaraya?—pregunté.Miviejomemiró.—Sabes a qué me refiero—continué—. Hemos hablado antes de esa horrible
aficióntuyaalabebida,perosiahoraquieresquetambiénteacompañetuhijo,meparecequeestásyendodemasiadolejos.
—Losiento,HansThomas—admitióenseguida—.Creoqueaquellascopasnotesentaronnadabien.
—Ésaesotracuestión.Túereselquetienequepararunpoco.SeríaunapenaqueelúnicocomodíndeArendalacabaracomounodeesosborrachosqueandanporahí.
Estabaclaroqueleremordíalaconciencia,ymedabamuchapena,peronopodíaseguirlesiemprelacorriente.
—Lopensaré.—Puesyapuedesdarteprisaenpensarlo,porquepuedequeamamátampocole
gustenlosfilósofosdesgreñadosyqueestánborrachosatodashoras.Noparabademoverseenlasilla.Nodebíadesermuyagradablequetuhijote
regañaradeesemodo,poresomesorprendióunpocooírledecir:—Parasersincero,HansThomas,tediréqueyotambiénhepensadoeneso.Esarespuestafuetancontundentequedecidínoseguirinsistiendosobreeltema.
Y, sinembargo,de repente tuve la sensacióndequemiviejonomehabíacontadotodoloquesabíasobreporquémamánosabandonó.
—¿CómovamosairhastalaAcrópolis?—preguntémirandoelmapa.Paraahorrartiempo,cogimosuntaxihastalaentrada.Desdeallífuimosandando
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porunaarboledaquehabíaenlaladera,antesdesubiralrecintodelostemplos.CuandoporfinnosencontramosanteelgrantemplollamadoPartenón,miviejo
noparabadedecir:—Fantástico…Esfantástico.Primeronospaseamosunbuenratoporallí,yluegonosquedamosmirandolos
dosteatrosqueestabanjustodebajodelmontesobreelquenosencontrábamos.Enelteatromásantiguo,sehabíarepresentadolatragediasobreelreyEdipo.
Alfinal,miviejo,señalandounagranpiedra,dijo:—Siéntateaquí.Yasíempezóunalargaconferenciasobrelosatenienses.Cuando por fin terminó, y el sol estaba tan alto que apenas se dibujaban las
sombras, nos pusimos a recorrer templo por templo.Mi viejome iba señalando yexplicando todo, como ladiferenciaentrecolumnas jónicasydóricas.Tambiénmedemostró que el Partenón no tenía ni una sola línea recta. Lo único que habíaalbergadoelenormeedificio,eraunaestatuadeAteneadedocemetrosdealtura,queeralapatronadeAtenas.
Aprendí que losdiosesgriegosvivían en elOlimpo, ungranmonteque estabamásalnorte,peroquedevezencuandobajabanysemezclabanconlagente.Enesasocasiones,erancomograndescomodinesenlabarajadelossereshumanos,opinabamiviejo.
Tambiénallíhabíaunpequeñomuseo,perodenuevopedíclemencia.Obtuveelpermisoinmediatamente,ynospusimosdeacuerdosobreellugardondeloesperaría.
Con un guía tan bueno, si no hubiera sido porque tenía algo en el bolsillo delpantalón que no me dejaba pensar en otra cosa, seguro que habría entrado en elmuseo.
Habíaescuchadotodoloquemiviejomehabíacontadosobrelosviejostemplos,perotambiénhabíaestadopensandoenloquepasaríaenlagranfiestadeComodín.Enlasaladondesecelebrabalafiesta,los52enanossehabíancolocadoformandoungrancírculoycadaunodeellosibaarecitarsufrase.
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SIETEDEDIAMANTES
…unagranfiestadedisfracesalaquetodoelmundodebíaacudirdisfrazadodenaipe…
Losenanoshablabanporloscodos,ytodosalavez,peroComodínempezóadarpalmadasparaquesecallaran.
—¿Todos tienen ya preparadas sus palabras para el juego de Comodín? —preguntóalaaudiencia.
—¡Sííí!…—contestaronalunísonotodoslosenanos.—¡Puesqueserecitenlasfrases!Almomento,todoslosenanossepusieronarecitarsusfrases.52voceszumbaron
simultáneamenteduranteunos instantes.Luego,sehizoelsilencio,comosi todoelespectáculohubieseterminado.
—Estosucedetodoslosaños—mumuróFrode—.Elresultadoes,comoves,quenadieoyemásquesupropiavoz.
—Graciasporvuestraatención—dijoComodín—.Ahora,nosconcentraremosenunafrasecadavez.EmpecemosconAsdeDiamantes.
Lapequeñaprincesasepusodepie,seapartóelpeloplateadodelafrenteydijo:—Eldestinoesunacoliflorquecreceporigualentodaslasdirecciones.Dichoesto, sevolvióa sentar, consusmejillasencendidasdestacandosobresu
pálidorostro.—Conque una coliflor…, ¿eh?—Comodín se rascó la cabeza—. Han sido…,
¿eh?,unaspalabrasmuysabias.AhoraletocaaDosdeDiamantes.Dosselevantóinmediatamenteydijo:—Lalupacoincideconeltrozorotodelapecera.—¿Ah sí?—comentó Comodín—. Lo más práctico hubiera sido que también
hubieras reveladodequé lupaydequépecerase trata.Pero todo llega, todo llega.Porquedosdiamantesnopuedenencerrartodalaverdad.¡Lasiguiente!
AhoraselevantóTresdeDiamantes:—Padreehijobuscanalamujerhermosaquenoseencuentraasímisma,recitó
gimoteandoy,alfinal,seechóallorar.Meacordédequetambiénlahabíavistollorarenotraocasión.MientrasReydeDiamanteslaconsolaba,Comodíndijo:
—¿Yporquénoseencuentraasímisma?Esonolosabremoshastaquetodaslascartasdelsolitarioesténsobrelamesa.¡Lasiguiente!
Ytodoslosdemásdiamantesfueron,unoauno,recitandosufrase:—Elhijodelmaestrovidrierosehaburladodesuspropiasimaginaciones—dijo
Siete.Meacordédequeenlafábricadevidriohabíadichoexactamentelomismo.
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—Las figuras salen de la manga del mago y se pellizcan en el aire paracomprobarqueestánvivas—exclamóNueve.Eralaquehabíadichoquelehubieragustadopensarunpensamientotandifícilquenofueracapazdepensarlo.Meparecióquelohabíaconseguidobastantebien.
Alfinal,ReydeDiamantesdijo:—Elsolitarioesunamaldicióndefamilia.—¡Muyinteresante!—exclamóComodín—.Despuésdeesteprimertrimestre,se
hancolocadoyamuchasfichasimportantes.¿Seesconscientedelaprofundidaddetodoesto?
Seoyeronsusurrosyconversacionesenvozbaja,peroComodínprosiguió:—Aúnnosquedantrescuartaspartesdelcírculodeldestino.¡Ahoralestocaalos
tréboles!—Eldestinoesunaserpientetanhambrientaquesedevoraasímisma—dijoAs
deTréboles.—Elpezdecoloresnorevelaelsecretodelaisla,perosíelpanecillo—dijoDos.
Comprendíque llevaba tanto tiempoconesta fraseen lapuntade la lenguaque lahabíarepetidojustoantesdequedarsedormidoenelcampo,portemoraolvidarsedeella.
Siguieronporturnotodoslosdemásenanos.Primero,acabarontodoslostréboles,luegotodosloscorazonesyfinalmentelospicas.
—Lacajitadedentrodesembalaaladefuera,alavezqueladefueradesembalaa la de dentro—dijo As de Corazones, que fue exactamente lomismo que habíadichocuandomeencontréconellaenelbosque.
—Unbuendía,unreyyunjotaescapantrepandodelacárceldelaconciencia—dijoalguien.
—Elbolsillodelacamisaescondeunabarajaqueseponeasecaralsol.Así fueron levantándoseunoporuno los52enanos.Todos recitaronsu frase,a
cual más disparatada. Algunos la susurraron, otros la dijeron riéndose, y otrosllorandoosollozando.Laimpresióngeneraldeestediscurso,sisepuedeemplearestapalabra para algo tan confuso e inconexo, era que todo carecía por completo decualquier significado o contexto. Y, sin embargo, Comodín se molestó en anotartodoslosenunciadosyelordenenelqueserecitaron.
Alfinaldetodo,ReydePicas,clavandolamiradaenComodíndijo:—Elquevaadescubrireldestinotienequesobrevivirlo.Éleraelúltimo.Recuerdoqueesaúltimafrasemepareciólamásinteligentede
todaslasquesedijeronenlavelada.Alparecer,Comodínopinabalomismo,porqueaplaudió tanto que sus cascabeles sonaron como toda una orquesta de cacharros.Frodesacudiólacabezaresignado.
Nosbajamosdelassillasalsuelo,dondelosenanosestabanyacorreteandoentre
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lasmesas.Duranteuninstante,tuvedenuevolasensacióndequeestelugareraunreducto
para locos incurables.QuizáFrode fuera el enfermeroy sehubieravuelto tan lococomo sus pacientes. Entonces, no serviría de nada que al mes siguiente llegara lavisitadelmédico.
Todo aquello que me había dicho del naufragio y la baraja, y de las figurasimaginariasquederepentesehabíanvueltoreales,podíanserlaslunáticasideasdeun hombre que había perdido la razón. Yo sólo tenía un verdadero punto dereferencia:elnombredemiabuelamaternaerarealmenteStine,ymispadreshabíancontadoalgunavezquemiabuelo,alcaersedelajarcia,sehabíalastimadounbrazo.
QuizáfueraverdadqueFrodehabíavividodurantecincuentaañosenlaisla.Noera la primera vez que oía hablar de alguien que había sobrevividomucho tiempodespuésdeunnaufragio.Tambiénseríaverdadquesehabíatraídounabaraja.Peronopodíacreerquelosenanosfueranproductodesuimaginación.
Sabía que también cabía otra posibilidad: Que todas esas cosas extrañasocurrieransóloenmipropiaconciencia.Podíaseryoelque,derepente,sehubieravueltoloco.¿Quécontenían,porejemplo,lasbayasquemecomíjuntoalalagunadelospeces?Decualquiermodo,yaeratardeparapensarenesascosas…
Un sonido que recordaba al de una campana de barco me sacó de mispensamientos.Alguienme estaba tirandodel traje demarinero.EraComodín, y lacampanadebarcoeranloscascabelesdesutraje.
—¿Quéseopinadelacolocacióndelascartas?—preguntó.Se quedómirándome con una expresión quemostraba claramente que él sabía
másqueyo.Nocontesté.—Dime—prosiguióelpequeñobufón—,¿noparecepocoprobablequealgoque
unopiensa empiece de repente a danzar por el espacio, fuera de la cabeza que lopensó?
—Puessí,definitivamente—contesté—.Es…escompletamenteimposible,claroestá.
—Sí,esimposible—admitió—.Ysinembargopareceserunhecho.—¿Quéquieresdecir?—Loquehedicho.Porqueestamosenestemomentoaquí,mirándonos.Bajoel
cielo,porasídecirlo…completamentevivos.¿Cómoesposible«escapartrepandodelacárceldelaconciencia»?¿Quéclasedeescaleraseutilizaparaeso?
—Quizáhayamosestadosiempreaquí—dije,intentandoquitármelodeencima.—Naturalmente;pero,detodasformas,lapreguntaquedasinrespuesta.¿Quiénes
somos,marinero?¿Dedóndevenimos?No me gustó que me incluyera en sus reflexiones filosóficas. Pero tuve que
admitirquenoteníarespuestaaalgunasdelaspreguntasquemehabíahecho.
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—Fuimos sacados de la manga del mago, y nos pellizcamos en el aire, paracomprobarqueestábamosvivos—exclamó—.Extraño,diceComodín.¿Quédiceelmarinero?
HastaahoranomehabíadadocuentadequeFrodehabíadesaparecido.—¿DóndeestáFrode?—pregunté.—Sesuelecontestaralapreguntadelotro,antesdepreguntarunomismo—dijo.
Ysoltóunacarcajada.—¿QuéhapasadoconFrode?—volvíapreguntar.—Hatenidoquesalira tomarelaire.Siempre lepasaenestafasedel juegode
Comodín. Le da tanto miedo lo que se recita que a veces se hace pis encima.Entoncesesmejorsalir,opinaComodín.
En esa sala, rodeado de todos los enanos, me sentí terriblemente solo. Laspintorescas figuras correteaban por todas partes, como niños en una fiesta decumpleañosquelesveníademasiadogrande.Nohacíafaltainvitaratodoelpueblo,pensé.
Peroalvolveramirarlos,medicuentadequeesto,alfinyalcabo,noeraunafiestanormaldecumpleaños.Separecíamásaunagranfiestadedisfraces,alaquetodo elmundo debía acudir disfrazado de naipe y en la que se había servido a laentradaunabebidaquehacíadisminuirdetamaño,paraquetodoelmundocupiera.Yohabíaacudidoalafiestaunpocotardeynohabíapodidosaborearelmisteriosoaperitivo.
—¿Acasosedeseaprobar labebidacentelleante?—preguntóComodínconunasarcásticasonrisa.
Mealcanzóunabotellita,yyoestabatanaturdidoquelacogíybebíunpoco.Unpequeñosorbonomeharíaningúnmal.
Pero, aunque el sorbo fue muy pequeño, me venció por completo. Todos lossaboresquehabíaconocidodurantemividaenterapasaronvelozmentepormicuerpocomo unmaremoto de placer. En uno de los dedos del pie sentí un fuerte sabor afresa, en un mechón de pelo un sabor a plátano o melocotón, debajo del codoizquierdoazumodeperayenlanariznotéunadeliciosamezcladeperfumes.Fuetandeliciosoquemequedé inmóvildurantemuchosminutos.Cuandocontempléalgrupodeenanitosconsuspintorescostrajes,tuvelasensacióndequeeranproductodemiimaginación.Poruninstante,meparecióhabermeperdidodentrodemipropiacabeza.Acontinuación,penséquemis imaginacionesquizáhabíanescapadodemimente como represalia por estar retenidas por las limitaciones de mis propiospensamientos.
Se me ocurrieron otras muchas ideas extrañas y audaces, era como si tuvieracosquillas en la cabeza.Decidí inmediatamente que jamás devolvería la botellita yquelavolveríaa llenarencuantosevaciara.Porquenadaimportabamásquetener
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siempreamanoesabebidacentelleante.—¿Tehasabido…bienomal?—preguntóComodínconunaampliasonrisa.Hastaahoranomehabíafijadoensusdientes.Tambiéncuandosonreíasonaban
débilmenteloscascabelesdesutrajedepayaso,comosicadaunodesuspequeñosdientestuviesealgunamisteriosaconexiónconcadaunodeloscascabeles.
—Beberéunpocomás—dije.Justoenesemomento,entróFrodecorriendo.TropezóconDiezyReydePicas,
antesdearrebatarlabotellaaComodín.—¡Sinvergüenza!—gritó.Porun instante, las figurasde lasala levantaron lacabezaparaverquépasaba,
peroenseguidaseabandonarondenuevoalosplaceresdelavidasocial.Descubrí de repente que el libro del panecillo estaba echandohumo, y queme
quemabalapieldelasyemasdelosdedos.Tiréellibroylalupaalsuelo,ylagentememirócomosimeacabarademorderunaserpientevenenosa.
—Noproblem!—dije,yvolvíacogerellibroylalupa.La lupa de repente había empezado a absorber los rayos del sol, produciendo
calor.Abrí de nuevo el libro del panecillo y descubrí que se había quemado en laúltimapáginaquehabíaestadoleyendo.
Cadavezibaviendomásclaro:yanopodíaignorarelhechodequemuchasdelaspartesque leía en el librito erancomoun reflejode cosasqueyomismohabíavivido.
Mequedésusurrandoalgunasdelasfrasespronunciadasporlosenanosdelaisla:—Padreehijobuscanalamujerhermosaquenoseencuentraasímisma…La
lupacoincideconeltrozorotodelapecera…Elpezdecoloresnorevelaelsecretodelaisla,perosíelpanecillo…Elsolitarioesunamaldicióndefamilia…
Yanocabíaduda:Habíaunamisteriosaconexiónentremipropiavidayellibrodelpanecillo,aunquenoteníaniideadecómoesopodíaserposible.PeronosólolaisladeFrodeeramágica.Ellibrodelpanecilloera,ensí,unaobramágica.
Primeromepreguntésiellibroseestaríaescribiendoasímismosobrelamarcha,conformeyo ibaviviendoelmundoqueme rodeaba.Pero, cuando lomiré, vi queestabaescritohastalaúltimapágina.
Sentíescalofríosapesardelcalor.Cuandomiviejovolvió,melevantéapresuradamentedelapiedray lehicea la
veztresocuatropreguntassobrelaAcrópolisylosgriegos.Teníaquepensarenotracosa.
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OCHODEDIAMANTES
…senoshaceaparecerydesaparecerporartedemagia…
Volvimosapasarpor la entradade laAcrópolis.Miviejopermanecióun largoratocontemplandolaciudad.
Señalóhaciaabajo,aunmontellamadoAreópago.Enesemonte,elapóstolPablopronunció en una ocasión un gran discurso a los atenienses sobre un diosdesconocido,quenohabitabaenlostemploslevantadosporlossereshumanos.
MásabajodelAreópagoseencontrabalaviejaplazadeAtenas.Sellamabaágora,ybajo suspórticosmeditaron los filósofos.Perodondeantañosehabían levantadoelegantes templos y otros edificios públicos sólo quedaban ruinas. Lo único queseguía enpie sobreunapequeña colina, era el viejo templodemármoldedicado aHefesto,diosdelosherreros.
—Tenemosqueirbajando,HansThomas—dijomiviejo—.Paramíestoes,másomenos,loqueparaunmusulmánllegaraLaMeca.LaúnicadiferenciaesquemiMecaestáenruinas.
Creoqueteníamiedodellevarseunagrandesilusiónalverelágora,perocuandoentramosenlaplaza,yempezamosaandarentrelosbloquesdemármol,enseguidadio vida a la cultura de la antigua ciudad-estado, ayudado por varios libros sobreAtenas.
No había mucha gente. En cambio arriba, en la Acrópolis, había miles depersonas.Aestaplazasóloacudíaalgúnqueotrocomodín.
Recuerdoquepenséquesieraverdadloquedicenalgunos,sobrequelossereshumanosvivenvariasvidas,miviejosehabríapaseadoporestaplazahacíamásdedosmil años, porque cuandodescribía la vida en la antiguaAtenas era como si lofuera«recordando».
Vireforzadamisospechacuandoderepentesedetuvoseñalandolasruinasydijo:—Un niño está sentado en un cajón de arena haciendo un castillo. El niño
construye continuamente algo nuevo, lo mira con gran entusiasmo, y lo vuelve aaplastar. De la misma forma actúa el tiempo con el planeta. Aquí está escrita lahistoria del mundo, aquí están grabados, y luego borrados de nuevo, todos losacontecimientos. Aquí bulle la vida como en un hervidero. Y aquí también nosmodelarán a nosotros un buen día, con el mismo material frágil que a nuestrosantepasados. Aquí el viento del tiempo nos mece, aquí nos lleva puestos, aquí esnosotros, pero nos vuelve a soltar para que nos caigamos de bruces. Se nos haceaparecer y desaparecer por arte de magia. Siempre hay algo fermentando, algo
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esperandoocuparnuestropuesto.Porquecarecemosdetierrafirmebajolospies.Nisiquieratenemosarena.Somosarena.
Loquedijomeasustótantoqueretrocedíunospasos.Nosólomeasustaronsuspalabras,sinotambiénlafuerzaconquelaspronunció.
Continuó:—Noexiste ningún escondite para el tiempo.Podemos escondernos de reyes y
emperadores,quizá tambiéndeDios.Peronopodemosescondernosdel tiempo.Eltiemponosveentodaspartes,porquetodoloquenosrodeaestáimpregnadodeeseinquietoelemento.
Muy serio, asentí con la cabeza, ymi viejo empezó una conferencia sobre losefectosdevastadoresdeltiempo.
—Eltiemponopasa,HansThomas.Eltiemponohacetictac.Nosotrossomoslosque nos movemos, nuestros relojes son los que hacen tictac. Tan silenciosamentecomoel sol sale por el este, y se ponepor el oeste, el tiempodevora su camino através de la historia. Echa por tierra grandes civilizaciones, corroe antiguosmonumentosydevorageneracióntrasgeneracióndesereshumanos.Poresosediceeso de «diente del tiempo». Pues el tiempo mastica y mastica, y es a nosotros aquienestieneatrapadosentresusfauces.
—¿Losgriegosdiscutíansobreesto?—pregunté.Apenasasintióconlacabeza,antesdeproseguir.—Durante un breve instante, formamos parte de vertiginosas actividades.
Corremosdeunladoparaotrocomosiesofueralomásnaturaldelmundo.Yahasvisto a las hormigas allá arriba, en la Acrópolis. Pero todo esto va a desaparecer.Desaparecerá y será sustituido por un nuevo hormiguero. Porque hay genteaguardandocola.Lasformasvienenyvan.Lasmáscarasvienenyvan.Siempresurgealgún nuevo invento. Ningún tema se repite, ninguna composición aparece dosveces…Nohaynadatancomplicadonitancostosocomounserhumano,hijomío.¡Perosomostratadoscomobaratijas!
Laconferenciamepareciótanpesimistaquealfinalmeatrevíahacerunpequeñocomentario.
—¿Realmentelovestodotannegro?—pregunté.—Calla—meinterrumpió,sindejarmedecirloquequería—.Andamossobrela
tierra como figuras en un gran cuento —prosiguió—. Nos saludamos y nossonreímos. Es como si dijéramos:Hola, ¡vivimos juntos y en elmismomomento!Estamosdentrodelamismarealidad,odelmismocuento…¿Notepareceincreíble,HansThomas?Vivimosjuntosenunplanetadeluniverso.Peroprontonossacarándelapista.Porartedebirlibirloque,habremosdesaparecido.
Mequedémirándole.Nohabíaenelmundoningunapersonaaquienconocieramejor.Tampoco había nadie a quien quisieramás. Pero en esemomento,mientras
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contemplaba losbloquesdemármolde laviejaplazadeAtenas,viquehabíaenélalgoextraño.Nomeparecíaque fueramiviejoelquehablabadeesa forma.CreorecordarquepenséquequizáApolo,oalgúndemonio,sehabíaapoderadodeél.
—Sihubiéramosvividoenotrosiglo—continuó—habríamoscompartidolavidacon otras personas. Ahora nos limitamos a sonreír y saludar a miles decontemporáneos:¡Hola!¡Quéextrañoquenoshayatocadovivirenlamismaépoca!Quizátropiececonunapersona,abraunapuertaygritehaciadentro:¡Hola,alma!
Conlasdosmanos,mostrabacómoabríalapuertaalalma.—Vivimos,¿oyes?Perosólovivimosexactamenteahora.Abrimos losbrazosy
decimosqueexistimos.Perosenosapartaysenosmetedentrodeloscurosacodelahistoria.Porquesomosdeunavez,deusarytirar.Participamosenuneternobailededisfraces,enelque lasmáscarasvanyvienen,hoypormí,mañanapor ti, elviejodesaparecedelafila…Noshabríamosmerecidoalgomejor,HansThomas.Túyyohabríamosmerecidoquenuestrosnombressegrabaranenalgoeterno,enalgoquenoseborraenelgrancajóndearena.
Se quedó descansando sobre el bloque de mármol. Entonces comprendí que,durantemucho tiempo, había estadopreparando este discursoquedaría en la viejaplaza de Atenas. De esta forma, también tuvo la oportunidad de participar en lasdiscusionesdelosviejosfilósofos.
Enrealidad,noeraamíaquienhablaba.Suspalabrasibandirigidasalosgrandesfilósofosgriegos.Eldiscursodemiviejoteníacomodestinatariounremotopasado.
Yo aún no había tenido tiempo de convertirme en un filósofo completo, peropenséque,detodosmodos,teníaderechoaopinaryporesodije:
—¿Creesquehayalgoquenoseborreenelgrancajóndearena?Élmemiró.Ahoraporfinmehablabaamí.Creoqueledespertédeunprofundo
trance.—Aquí—dijoseñalandosupropiacabeza—.Aquíhayalgoquenoseborra.Por unmomento, temí que le hubieran entrado delirios de grandeza, pero, a la
vez,tuvelasensacióndequenosóloseñalabasupropiacabeza.—El pensamiento no fluye. Sólo he recitado el primer verso, ¿sabes? Los
filósofosdeAtenasopinarontambiénquehayalgoquenoseborra.Platónlollamó«elmundodelasideas».Porquelomásimportantenoesesecastillodearena,lomásimportanteeslaimagendeuncastillodearenaqueelniñoteníaenlamenteantesdeempezaraconstruirlo.¿Porquécrees,sino,queelniñoloaplastaencuantoacabadehacerlo?
Tuvequeadmitirquehabíaentendidoelprimerversomejorqueelsegundo,peroélcontinuó:
—¿Nuncahasqueridodibujarohaceralgoquenohasconseguidodeltodo?Lointentasunayotravez,peronoteresignasnunca.Esporquelaimagenquetienesen
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tuinterior,essiempremásperfectaquelascopiasqueintentashacercontusmanos.Asíocurrecon todo loquenos rodea.Llevamosdentro la ideadeque todo loquevemosanuestroalrededorpodríasermejor.¿Ysabesporqué,HansThomas?
Sólopudenegarconlacabeza.Élestabayatanexcitadoqueempezóasusurrar:—Porque todas las imágenes que llevamos dentro son algo que traemos del
mundodelasideas.Allíesadonderealmentepertenecemos,¿sabes?,ynoaquí,aestecajóndearenadondeeltiempointentaacabarcontodoloqueamamosyapreciamos.
—¿Entoncesexisteotromundo,quieresdecir?Miviejoasintióconcarademisterio.—Allíestuvonuestraalmaantesdeentrarennuestrocuerpo.Yaallí regresará
cuandoelcuerposerindaantelosefectosdevastadoresdeltiempo.—¿Deverdad?Seguímirándoleasombrado.—EsopensabaPlatón.Anuestroscuerposlespasarálomismoquealoscastillos
de arena, eso no tiene remedio. Pero tenemos algo dentro que el tiempo no logracorroer,porque,enrealidad,noperteneceaestemundo.Hayquelevantarlavistaporencimadetodoloqueflotaanuestroalrededor.Hayqueveraquellodeloquetodoloquenosrodeaesunasimpleimitación.
Noentendítodoloqueestabadiciendo,perocomprendíquelafilosofíaeraalgograndeyquemiviejoeraungran filósofo.También tuve la sensacióndehabermeacercadomásalosantiguosgriegos.Entendíqueaunquenoseconservabagrancosadelasriquezasmaterialesquenoshabíandejado,suspensamientosseguíanteniendolamismafuerza.
Finalmente, mi viejo señaló el lugar donde había estado encarcelado Sócratesantesdequeleobligaranavaciarelcálizdeveneno.Leacusarondequellevabaalajuventudpor loscaminosde laperdición.Laverdades,naturalmente,queél fueelúnicocomodíndeAtenasenaquellaépoca.
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NUEVEDEDIAMANTES
…todosprocedemosdelamismaestirpe…
DejamosatráslaAcrópolisyelágora,pasamosporunasestrechascallesllenasdetiendas,yllegamosalaplazaSintagma,delantedelgranedificiodelparlamento.Decamino,miviejocompróunainteresantebaraja,queabrióinmediatamenteparasacarelcomodínantesdedarmeelresto.
Comimosenunadelasmuchastabernasquehabíaenlagranplaza.Despuésdetomarse el café, mi viejo dijo que haría algunas averiguaciones para localizar amamá.Me dolían las piernas después de tanto andar siguiendo las huellas de losantiguosgriegos,asíqueacordamosqueyomequedaríaunratosentadoenelcafé,mientrasélhacíaalgunasllamadastelefónicasyvisitabaunaagenciademodasquealparecerestabaporallícerca.
Cuandomiviejosemarchó,mequedésoloenunagranplazallenadepequeñosgriegos.Loprimeroquehicefuecolocarsobrelamesatodaslascartasdelabaraja.Asignéacadaunadeellasunapequeñafrase.Luegointentéunirtodaslasfrasesparaformarungran cuento.Pero resultabamuycomplicado sinpapel y lápiz, demodoque,trasunoodosintentos,lodejé.
Opté por sacar la lupa y el libro del panecillo, y seguir leyendo sobre la islamágica. Estaba seguro de encontrarme en un punto crucial del libro, porque habíallegado elmomento enqueComodín tenía queunir todas las frases dichaspor losenanos.PuedequellegaraaentendermejorlaconexiónquehabíaentremímismoytodoesotanextrañoqueHanselPanaderohabíacontadoaAlberthacíamuchísimotiempo.
Loquehabíabebidoeratanbuenoparatodoelcuerpoquenotécómoelsuelosemecíabajomispies.Fuecomosiestuvieradenuevoenelmar.
OídeciraFrode:—¿Cómosetehaocurridoofrecerleesabebida?OícontestaraComodín:—Porquemerogómuyencarecidamentequeseladejaraprobar.Noestoytotalmentesegurodequeesofueraexactamenteloquedijo,porqueen
eseinstantemedormí.Cuandovolvíadespertarme,Frodeestabaamilado,dándomepequeñosgolpesenelcostado.
—¡Despierta!—dijo—.Comodínestáapuntodedescifrarelgranmisterio.Meincorporédeunsalto.—¿Quémisterio?—El juego deComodín, ¿no te acuerdas?Está formando una sola historia con
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todaslasfrases.Allevantarme,viqueComodínestabapidiendoalosenanosquesecolocaranen
un determinado orden. Formaban un círculo, como antes, pero ahora los distintospalosestabanentremezclados.Medi cuenta rápidamentedeque todos losnúmerosigualesestabanenunmismogrupo.
Comodínvolvióatreparalasillaalta,yFrodeyyoleseguimos.—¡Jotas!—gritóComodín—.Quesecoloquenentrelosreyesylosdieces.Las
reinasentrelosreyesyases.Serascólacabezaunpardevecesantesdeproseguir:—¡NuevedeTrébolesyNuevedeDiamantesquesecambiendelugar!Salióunrechonchotrébolysecolocóenellugardeunfrágildiamanteque,asu
vez,fueaocuparellugardeltrébol.Comodínhizoalgunosajustesmás,antesdedarseporsatisfecho.—Esto se llama dispersión—susurró Frode a mi lado—. Primero se le da un
significadoacadacarta,luegosebarajanyserepartendenuevo.Apenaspudecaptar suspalabrasporque,enese instante,notéenunapiernaun
fuertesaboralimón,alavezqueundeliciosooloralilascomenzóajuguetearenmiorejaizquierda.
—Que todos repitan su frase —dijo Comodín—. Pero el solitario no serácoherente hasta que las partes se hayan reunido en un conjunto. Pues todosprocedemosdelamismaestirpe.
Reinóunsilenciototalduranteunosinstantes.EntoncesdijoReydePicas:—¿Quiénempieza?—Siempreesigualdeimpaciente—susurróFrode.Comodínhizounareverenciaconambosbrazos.—Naturalmente, el principio de la historia determina el resto—exclamó—. Y
nuestrahistoriaempiezaconJotadeDiamantes.PorfavorJotadelVidrio, tienes lapalabra.
—Bergantíndeplatanaufragaenmarembravecido—dijoJotadeDiamantes.AladerechadeJotadeDiamantesestabaReydePicas,quedijo:—Elquevaadescubrireldestinotienequesobrevivirlo.—¡No, no!—exclamóComodín desalentado—.Este juego sigue el sentido del
sol.AReydePicasletocaelúltimo.ViqueFrodesepusotenso.—Entoncesescomomehabíatemido—murmuró.—¿Cómo?—QueaReydePicasletocaráalfinal.Notuvetiempodeasimilarloquemedijoporque,derepente,notéfluirpormi
cabezaunabrumadorsaborayemabatidaconazúcar,deliciadelaquenosehabía
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podidodisfrutarmuyamenudoenmicasadeLübeck.—Empecemosdenuevo—dijoComodín—.Primerotodoslosjotas,luegotodos
losdiecesyluegotodoslosdemásenelsentidodelgirodelsol.¡Porfavor,jotas!Todoslosjotaspronunciaronunoporunosusfrases:—Bergantíndeplatanaufragaenmarembravecido.Elmarineroeslanzadoala
playadeunaislaquecreceycrece.Elbolsillodelacamisaescondeunabarajaquese pone a secar al sol. Las 53 imágenes serán la compañía del hijo del maestrovidrierodurantemuchosylargosaños.
—Asíestámejor—dijoComodín—.Asíempiezanuestrahistoria.Quizánoseagrancosa,peroalfinyalcabo,esunprincipio.¡Porfavordieces,ostoca!
Ycontinuaronlosdieces:—Antesdequepalidezcanloscolores,las53figurasseforjanenlaimaginación
del solitario marinero. Las extrañas figuras danzan en la conciencia del maestro.Cuandoelmaestroduerme,losenanosvivensupropiavida.Unbuendía,unreyyunjotaescapantrepandodelacárceldelaconciencia.
—¡Bravo! Seguramente, no se podría haber dicho de un modo más escueto.¡Nueves!
—Las imaginaciones abandonan el espacio creativo y entran en el espaciocreado. Las figuras salen de la manga del mago y se pellizcan en el aire paracomprobarqueestánvivas.Lasimaginacionestienenunaspectomuyhermoso,perotodasmenosunahanperdidolarazón.Sóloelcomodíndelabarajadesenmascaraelespejismo.
—¡Cierto,cierto!Pueslaverdadesalgosolitario.¡Ochos!—Labebidacentelleanteparaliza lossentidosdeComodín.Comodínescupe la
bebidamágica.Sinelsuerodelamentira,elpequeñobufónpiensaconmásclaridad.Tras52años,elnietodelnáufragollegaalpueblo.
Comodínmedirigióunamiradadeasentimiento.—¡Sietes!—ordenó.—Laverdadestáenlascartas.Elhijodelmaestrovidrierosehaburladodesus
propiasimaginaciones.Lasimaginacionesserebelancontraelmaestro.Elmaestromorirápronto,ylosenanoshabránsidosusasesinos.
—¡Ay,ay!¡Seises!—Laprincesadelsolencuentracaminoalmar.Laislamágicasedestruyedesde
dentro.Losenanosfracasandenuevo.Elhijodelpanaderolograescapardelcuentoantesdequesedesplome.
—Mejor.Cincos, os toca a vosotros.Tenéis que hablar alto y claro, porque unerror de pronunciación, por pequeño que fuera, podría tener dramáticasconsecuencias.
Loquedijosobrelasconsecuenciasdramáticasmedejótanconfundidoqueme
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perdílaprimerafrase.—… El hijo del panadero se refugia en las montañas y se establece en un
recóndito pueblo.El panadero esconde los tesoros de la islamágica. Lo que va asucederestáenlascartas.
Comodínempezóadarnerviosaspalmadas.—Aquí se le cantan las cuarenta al uno y al otro—dijo—.La ventaja de este
juegoesquenosóloreflejaloquehasucedido,sinotambiénloquevaasuceder.Yaúnnohemoshechomásquelamitaddelsolitario.
MevolvíhaciaFrode.Pusosubrazosobremihombro,ymesusurrótanbajoqueapenaspudeoírle:
—Éltienerazón,hijo.—¿Quéquieresdecir?—Nomequedamuchotiempodevida.—¡Tonterías!—dijeirritado—.Novasatomarenseriounridículojuego.—Nosóloesunjuego,hijomío.—¡Nodejaréquetemueras!—dijetanaltoquevariasdelasfigurasdelcírculo
nosmiraron.—Toda la gentemayor tiene quemorir, hijomío. Pero es bueno saber que ha
llegadoalguienquepuedeseguirdondeelviejolodejó.—Supongoqueyotambiénmemoriréaquíenlaisla.Convozindulgente,mecontestó:—¿Pero no has oído? «El hijo del panadero se refugia en las montañas y se
estableceenunrecónditopueblo».¿Noerestúhijodepanadero?Comodínvolvióadarpalmadas,hastaquelaenormehabitaciónsellenódelruido
deloscascabeles.—¡Silencio!—ordenó—.¡Seguid,Cuatros!Yo estaba tan aturdido por la posibilidad de que Frode fuera amorir que sólo
captélasfrasesdeCuatrodeTrébolesyCuatrodeDiamantes.—…Elpuebloalojaalniñoabandonadoquehaperdidoasumadreenferma.El
panaderoledalabebidacentelleanteyleenseñaloshermosospececillos.—Yahoralestocaalostreses.¡Adelante!Tambiénestavezcaptésolamentedosdelasfrases:—…Elmarinerosecasaconunahermosamujerqueledaunhijovarónantes
deirsealpaísdelsurparaencontrarseasímisma.Padreehijobuscanalahermosamujerquenoseencuentraasímisma.
Cuandolostresesdijeronsusfrases,Comodínvolvióainterrumpir:—¡Unabuenabaza!EstamosentrandoenelPaísdelMañana.MevolvíhaciaFrodeydescubríqueteníalosojoshumedecidos.—Noentiendonadadetodoesto—dijeirritado.
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—¡Calla!—susurróFrode—.Tienesqueescucharlahistoria,hijo.—¿Lahistoria?—Oelfuturo, tambiénelfuturopertenecea lahistoria.Este juegonosconduce
hastamuchasgeneracionesmásadelante.EsoesloquequieredecirComodínconelPaísdelMañana.Nosotrosnoentendemostodoloqueestáenlascartas,pero,detrásdenosotros,vienemásgente.
—¡Doses!—dijoComodín.Intentérecordartodoloquedecían,perosólocapté:—…Elenanodemanos fríasseñalaelcaminoalrecónditopuebloyregalaal
niñodelpaísdelnorteunalupaparaelviaje.Lalupacoincideconeltrozorotodelapecera.Elpezdecoloresnorevelaelsecretodelaisla,perosíelpanecillo.
—¡Elegante!—exclamóComodín—.Sabíaquelodelalupaylapeceraeranlaclavedetodalahistoria.Hallegadoelturnoalosases.¡Porfavor,princesa!
Denuevo,sólocaptétresfrases:—…Eldestino esuna serpiente tanhambrientaque sedevoraa símisma.La
cajitadedentrodesembalaaladefuera,alavezqueladefueradesembalaaladedentro.Eldestinoesunacoliflorquecreceporigualentodaslasdirecciones.
—¡Reinas!Estabayatanaturdidoquesólologrétomarnotadedosfrases:—…El hombre del panecillo grita por un tubomágico y su voz alcanza gran
distancia.Elmarineroescupebebidafuerte.—Ahoralosreyesfinalizaránelsolitarioconalgunasverdadesbienfundadas—
dijoComodín—.¡Vamosreyes!Somostodooídos.Captéatodos,menosaReydeTréboles:—…El solitario es unamaldiciónde familia. Siemprehayalgún comodínque
desenmascaraelespejismo.Elquevaadescubrireldestino,tienequesobrevivirlo.EralaterceravezqueReydePicasdecíalodesobreviviraldestino.Comodíny
todaslasdemásfigurasaplaudieron.—¡Bravo! —exclamó Comodín—. Todos podemos estar orgullosos de este
solitario,porquetodoshemosaportadoalgo.LosenanosvolvieronaaplaudiryComodínsediogolpesenelpecho:—¡Bien por Comodín en el día de Comodín! —dijo—. ¡Porque el futuro le
pertenece!
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DIEZDEDIAMANTES
…unhombrecilloquesaliódedetrásdeunquioscodeperiódicos…
Levantélavista,mientrasinfinidaddepensamientospasabanpormicabeza.AllíenlaplazaSintagma,dondelosgriegoscorríandeunladoparaotroconsus
carterasysusperiódicos,viclaroqueellibrodelpanecilloeraunaespeciedelibrodeoráculo,queponíaenrelaciónmipropioviaje,conloquehabíasucedidoenlaislamágicacientocincuentaañosantes.
Volvíahojearlasúltimaspáginasquehabíaleído.AunqueHanselPanaderonohabíacaptadotodalaprofecía,muchasdelasfrases
estabanclaramenterelacionadas.«Elhijodelpanaderoserefugiaenlasmontañasyseestableceenunrecóndito
pueblo.Elpanaderoescondelostesorosdelaislamágica.Loquevaasucederestáenlascartas.Elpuebloalojaalniñoabandonadoquehaperdidoasumadreenferma.Elpanaderoledalabebidacentelleanteyleenseñaloshermosospececillos»…
Era evidente que el hijo del panadero eraHans el Panadero; Frode también lohabíaentendidoasí.ElpueblorecónditoteníaqueserDorf,yelmuchachoquehabíaperdidoasumadrenopodíaserotroqueAlbert.
HanselPanaderosehabíaperdidolasfrasesdedosdelostreses,peroentrelasfrasesdelosotrosdostresesylasquehabíapodidocaptardelosdoses,tambiénseveíaunaclararelación:
«Elmarinerosecasaconunahermosamujerqueledaunhijovarónantesdeirsealpaísdelsurparaencontrarseasímisma.Padreehijobuscanalahermosamujerque no se encuentra a sí misma. El enano de manos frías señala el camino alrecónditopuebloy regalaalniñodelpaísdelnorteuna lupaparaelviaje.La lupacoincideconel trozorotode lapecera.Elpezdecoloresnorevelaelsecretode laisla,perosíelpanecillo»…
Todoesoestabaclaro,perotambiénhabíaunmontóndefrasesquenoentendía:«Lacajitadedentrodesembalaaladefuera,alavezqueladefueradesembalaa
ladedentro»…«Elhombredelpanecillogritaporuntubomágicoysuvozalcanzagrandistancia.Elmarineroescupebebidafuerte»…
Siestoúltimosignificabaquemiviejodejaríadeempinarelcodocadanoche,yoquedaríamuyimpresionado,tantoconél,comoconlaviejaprofecía.
ElproblemaeraqueHanselPanaderosólohabíaescuchadoa42delascartas,yaque le costabamucho concentrarse, sobre todo al final, lo cual no era de extrañarporque,cuantomásseavanzabaeneljuegodeComodín,mássealejabadesupropia
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época. Tanto a Frode, como a Hans el Panadero, les sonaría a chino, y las cosasconfusassiempreserecuerdanpeorquelasqueestánclaras.
Alamayoríadelagentedehoyendía,laprofecíatambiénlehubierasonadoachino.Sóloyosabíaquiéneraelenanodelasmanosfrías.Erayo,ysolamenteyo,elquecontrolabalalupa.Ynohabríanadiemásqueentendieraelsignificadodequeelpanecillorevelabaelsecretodelaisla.
Y,sinembargo,meirritabaqueHansnohubieracaptadotodaslasfrases.Debidoa sus problemas dememoria, gran parte de la vieja profecía sería para siempre untesoro escondido, y precisamente esa parte era la que trataba demi viejo y demí.Estaba convencido de que los enanos también habían dicho algo sobre nuestroencuentroconmamá,ysobresisevendríaconnosotrosaNoruega…
Mientrasestabahojeandoellibro,descubríderepenteaunhombrecilloquesalióde detrás de un quiosco de periódicos. Primero pensé que era un niño que estabajugandoaespiarme,porqueallínohabíanadiemásqueyo,peroluegomedicuentadequesetrataba,unavezmás,delenanodelagasolinera.Hizoactodepresenciaunbreveinstante,yluegodesapareció.
Duranteunossegundos,mesentíparalizadoporelsusto,peroenseguidaempecéapensar:¿Porquétengotantomiedoaeseenano?Eraevidentequemeseguía,peronoeraseguroquequisierahacermedaño.
Puedequeelenanotambiénconocieraelsecretodelaislamágica.QuizámediolalupaymeenvióaDorfprecisamenteparaqueyoleyerasobreella.Enesecaso,noeradeextrañarquequisierasabercómomeiba.
Meacordédequemiviejohabíadichoenbromaqueelenanoeraunserartificial,creadohacía siglosporunmago judío.Esoera,evidentemente,unabroma;perosifueraverdad,alomejorhabíaconocidoaAlbertyaHanselPanadero.
Nome dio tiempo ni a seguir pensando, ni a leermás porque, en ese instante,llegómi viejo corriendo, destacando por encima de las demás personas. Tuve quedarmeprisaenmeterellibritoenelbolsillo.
—¿Hetardadomucho?—preguntócasisinaliento.Ledijequeno.Habíadecididonocontarlenadamássobrelasaparicionesdelenano.Elhechode
queunenanoestuvierapaseándoseporEuropaalavezquenosotrosnoera,alfinyalcabo,nada,encomparaciónconloquehabíaleídoenellibrodelpanecillo.
—¿Ytúquehashechomientrastanto?—preguntó.Leenseñélascartas,yledijequehabíahechounsolitario.Enesemomento,vinoelcamareroparaquelepagáramoslaúltimacoca-colaque
habíapedido.—It'sverysmall!—dijo.Miviejonoentendiónada.
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Yosabía,claroestá,queelcamarerosereferíaallibrodelpanecillo,ytuvemiedodequesedescubrieratodo.Poresovolvíasacarlalupa,selaenseñéalcamareroydije:
—It'sverysmart.—Yes,yes!—contestó,y,deesaforma,evitéunasituaciónembarazosa.Cuandonosíbamos,dije:—Heestadoestudiandolascartasdelabaraja,paraversidescubríaenellasalgo
másdeloquesepuedeverasimplevista.—¿Ycuálhasidoelresultadodelainvestigación?—preguntómiviejo.—Sitúsupieras…—contestéllenodemisterio.
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JOTADEDIAMANTES
…todoloquemiviejoteníadevanidad,estabarelacionadoconelhecho
desentirseuncomodín…
Yaenlahabitación,lepreguntésihabíahechomásaveriguacionessobremamá.Primerodijo:—Fui a ver a uno de esos agentes publicitarios.Me aseguró que enAtenas no
trabajabaningunamodeloconelnombredeAnitaTorå.Estabamuysegurodeello;dijo que conocía a todas las modelos que trabajaban aquí, y sobre todo a lasextranjeras.
Debí de adquirir el aspecto de una puesta de sol en septiembre. Y creo queempezóallover,porquenotélaslágrimaspresionardetrásdelospárpados.Supongoque,poreso,miviejoseapresuróaañadir:
—Entonces le enseñé la foto de la revista de modas, y el griego dijo que sellamabaSolStrand,peroqueéseerasunombreartístico.Alfinal,mecontóquehabíasidounadelasmodelosmáscotizadasenAtenasdurantevariosaños.
—¿Yahora?—preguntémirándolefijamente.Hizoungestoconelbrazoydijo:—Lellamarémañanadespuésdecomer.—¿Yesoestodo?—Puessí.Tendremosqueesperar,HansThomas.Nosquedamosenlaterrazadel
hotelestanoche,¿vale?,ymañanacogemoselcocheyvamosaElPireo.Allíhabráalgúnteléfonodesdeelquepoderllamar.
Aldecirlodelaterraza,meacordédealgo.Mearmédevalorydije:—Hayunacosamás.Miviejomemiró,sinsaberaloquemerefería,aunquequizásílosupiera.—Tenemosalgopendiente—dije—,ymeprometistequeibasapensarenello.Intentóparecermuymachoalreírse,peronoloconsiguiódeltodo.—¡Ah sí! Como ya te dije esta mañana, Hans Thomas, estoy en ello. Pero,
precisamentehoy,hetenidootrascosasenquepensar.De repente, tuve una brillante idea. Me lancé a su bolso de viaje, y encontré
mediabotelladecoñacentrecalcetinesycamisetas.Enunabrirycerrardeojos,melallevéalbañoylavaciéenelváter.
Mi viejo me siguió y, cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se quedómirandofijamentedentrodelatazadelváter.Quizáestabapensandoenagacharseysorber los restos antes de que tirase de la cadena. Pero, afortunadamente, aún no
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habíacaídotanbajo.Sevolviohaciamí,sinsabertodavíaquéhacer,sirugircomounleónomoverelrabocomounperro.Alfinal,dijo:
—Vale,HansThomas,túganas.Subimosalahabitaciónynossentamosfrentealaventana.Alcélavistahaciami
viejo,yélalzólavistahacialaAcrópolis.—LabebidacentelleanteparalizalossentidosdeComodín—dije.Miviejomemiróasombrado.—¿Estásdelirando,HansThomas?¿AúnteduraelefectodelMartinideayer?—¡Claroqueno!Sóloquierodecirqueunverdaderocomodínno tomabebidas
fuertes.Sinbebidasfuertes,Comodínpiensamejor.—Estásunpocochiflado—dijo—.Supongoqueeshereditario.Yosabíaquelehabíaatacadoensupuntomásdébil,porquetodoloquemiviejo
teníadevanidadestabarelacionadoconelhechodesentirseuncomodín.Mepreguntabasitodavíaestaríapensandoenloquehabíaidoapararalatazadel
váter,asíquedije:—Vamos a la terraza. Allí podremos probar todas las bebidas gaseosas y
refrescantes que hay en la carta: coca-cola, zumo de naranja, zumo de tomate,refresco de pera… ¿O quieres,mejor, probar todos esos sabores a la vez? Puedesllenarteelvasodemaravillososcubitosdehieloymoverlosconunagrancuchara…
—Gracias,yavale—meinterrumpió.—Perohemosllegadoaunacuerdo,¿no?—Asíes.Yunviejolobodemarnorompenuncaunacuerdo.Subimosalaterrazaynossentamosalamismamesaqueeldíaanterior.Alcabo
demuchorato,tambiénvinoelmismocamarerodeldíaanterior.Le pregunté en inglés qué refrescos tenían, y acabamos por pedir dos vasos y
cuatrobebidasdiferentes.Elcamarerosacudíalacabezamurmurandoalgoasícomoque un día padre e hijo tomaban vino, y al día siguiente los dos pensabanemborracharseconaguamineralcongas.Miviejocontestóqueeraparacompensar,yquehayquebuscarunaespeciedeequilibrioentodo.
Cuandoelcamarerosemarchó,miviejodijo:—Esbastanteincreíble,HansThomas.Estamosenunagranciudaddondeviven
varios millones de personas, y resulta que estamos buscando a una determinadahormigaenesteenormehormiguero.
—Sí,peroesjustolareina—repliqué.Meparecióuncomentariobastantelogrado.Creoquemiviejoopinabalomismo.
Mededicóunaampliasonrisaydijo:—Pero este hormiguero está tan bien organizado que es posible localizar a la
hormiganúmerotresmillonesdoscientostreintayochomilnovecientoscinco.Sequedóunmomentopensando,antesdeproseguir:
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—En realidad,Atenas es sólo una pequeñísima parte de un hormigueromuchomás grande, que cuenta con más de cinco mil millones de hormigas. Pero casisiempreesposiblecontactarconunadeterminadahormigaentreesosmásdecincomilmillones.Sólotienesqueenchufarunteléfonoenlaparedymarcarunnúmero.Porqueesteplaneta tienevariosmilesdemillonesde teléfonos,HansThomas.Losencuentras en lo alto de los Alpes y en lomás profundo de la selva africana; losencuentrasenelTibetyenAlaska,ylospuedesalcanzardesdetupropiacasa.
Suspalabras,mehicierondarunsaltoenlasilla.—El hombre del panecillo grita por un tubo mágico y su voz alcanza gran
distancia—susurrémuyagitado.Derepente,habíaentendidoelsignificadodeesafrasedeljuegodeComodín.Miviejosuspiróresignado.—¿Quétepasaahora?Nosabíaquédecirle,peroalgoteníaquecontestar.—Al decir lo de los Alpes, me he acordado de aquel panadero que me dio
panecillosyrefrescosenelpequeñopuebloalpinoquevisitamos.Mefijéenqueéltambiénteníateléfono.Coneseaparato,puedecontactarcongenteentodoelmundo.Loúnicoquetienequehaceresllamarainformaciónypedirelnúmerodecualquierpersonadelplaneta.
Aparentemente,nolesorprendiómucholarespuesta,porquesequedómirandolaAcrópolisduranteunbuenratosindecirnada.
—Estaba pensando en que a lo mejor no te sienta bien tanto filosofar —dijofinalmente.
Ledijequenoeraeso.Laverdadesqueestabatanimpresionadoportodoloquehabía leído en el libro del panecillo que me estaba resultando ya muy difícilmantenerloensecreto.
Cuando laoscuridad sehabíaposado sobre la ciudady los focos iluminaban laAcrópolis,dije:
—Teprometícontarteuncuento.—Vale—dijomiviejo.Yempecémicuento.Contécasitodoloquehabíaleídoenellibrodelpanecillo
sobre Albert y Hans el Panadero, sobre Frode y los naipes en la islamágica.Meparecía que así no rompía la promesa que había hecho al viejo panadero deDorf,porque contaba todo como si lo estuviera inventando sobre la marcha. Cambiéligeramentealgunascosasyprocurénomencionarnuncaellibrodelpanecillo.
Eraevidentequemiviejoestabaimpresionado.—¡Tienes una imaginación cojonuda, Hans Thomas! Quizá no deberías ser
filósofo,sinomásbienescritor.Denuevorecibíalabanzasporalgoque,enelfondo,noeraméritomío.
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Aquella noche, yome dormí primero.Me quedé despierto, pensando, bastanterato;peromiviejoestuvomástiempoaún.Loúltimoquerecuerdoesqueselevantódelacamaysepusoamirarporlaventana.
Cuandomedespertéa lamañanasiguiente,miviejo seguíadurmiendo.Parecíaunosoqueacabaradeentrarenlalargahibernación.
CogílalupayellibrodelpanecilloyseguíleyendosobreloqueocurrióenlaislamágicatraselgranjuegodeComodín.
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REINADEDIAMANTES
…elpequeñopayasorompióallorar…
ElgrancírculosedisolvióinmediatamentedespuésdequeComodínsegolpearael pecho diciendo unas solemnes palabras en honor a sí mismo. Y el carnavalcomenzó de nuevo. Algunos enanos cogieron frutas de las fuentes, otros tomabanbebidacentelleante.Alcabodeunrato,empezaronagritarlosnombresdetodoslossaboresquelesproporcionabalaextrañabebida:
—¡Miel!—¡Espliego!—¡Curibayas!—¡Raízredonda!—Gramíneas…Frodemeestabamirando.Apesardeserunancianoconpeloblancoyprofundas
arrugasenlacara,susojosbrillabantodavíacomodosdiamantespulidos.Penséqueeraverdadesodequelosojossonelespejodelalma.
Comodíndabapalmadas.—¿SepercibelaprofundidaddeljuegodeComodín?—preguntóalaaudiencia.Alnorecibirningunarespuesta,ledioporagitarlosbrazosimpacientemente.—¿Se ha entendido ya queFrode era elmarinero con la baraja y que nosotros
somoslosnaipesdelamisma?¿Osesigueigualdeobcecado?Eraevidentequelosenanosdelasalanoentendíanaquéserefería,y tampoco
dabanlaimpresióndetenermuchointerésporentenderlo.—¡Uf,quépesado!—exclamóReinadeDiamantes.—Esinaguantable—añadióotra.Elpequeñocomodínduranteunossegundospareciómuytriste.—¿Nohaynadiequeloentienda?—repitió,tantensoquehacíasonartodossus
cascabelesaunqueseesforzabaporestarquieto.—¡No!—dijerontodosalunísono.—¿No se entiende que Frode se ha burlado de todos nosotros y que yo soy el
burlador?Muchosenanossetaparonlosoídosconlasmanos.Algunostambiénsetaparon
los ojos. Otros se apresuraron a llenarse la boca de bebida púrpura. Daban laimpresión de hacer todo lo posible por no entender lo que les estaba diciendoComodín.
Rey de Picas se acercó a una de lasmesas para coger una botella. La levantódelantedeComodínydijo:
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—¿Hemosvenidoaquípararesolveradivinanzasoparabeberlabebidapúrpura?—Hemosvenidoparaescucharlaverdad—dijoComodín.Frodemeagarródelbrazoymesusurróaloído:—No sé loqueva a quedarde todo loquehe creado en esta isla, cuando esta
fiestahayaacabado.—¿Quieresqueintentedetenerle?—pregunté.Frodenegóconlacabeza.—No,no.Apartirdeahoraestesolitariotienequeseguirsuspropiasleyes.Eneseinstante,JotadePicasseacercócorriendoaComodínyletiródelasilla
alta. Los demás jotas acudieron a ayudarle. Tres de ellos se echaron encima delpequeñobufón,mientras JotadeTréboles intentabameterleen labocaelcuellodeunabotellita.
Comodínsedefendiócomopudo,alavezqueescupíaloqueintentabandarlealafuerza.
—Comodínescupelabebidamágica—dijosecándoselaboca—.Porque,sinelsuerodelamentira,elpequeñobufónpiensamejor.
Dichoesto,selevantóapresuradamente,arrebatóaJotadeTréboleslabotellaquetenía en las manos y la tiró al suelo. A continuación, fue por las cuatro mesasrompiendotodaslasbotellasylicoreras.Elenormelocalsellenódeunestrépitodecristales.Aunquelosrestosdevidriollovíanencimadelosenanos,ningunodeellossecortó.SóloFrodesehizounpequeñorasguñoenlamano.
En el suelo, el brillante líquido formaba grandes y pegajosos charcos.Algunosdoses y treses se agacharon para sorber la bebida púrpura de entre los restos devidrio.Avariosdeelloslesentrarontrocitosdevidrioenlaboca,perolosvolvieronaescupir sin sufrir daño alguno.Otros estabanmirando boquiabiertos y con cara deindignación.
ElprimeroentomarlapalabrafueReydePicas.—¡Jotas!Osordenoquedecapitéisinmediatamenteaesebufón.No hizo falta que dijera más. Los cuatro jotas desenvainaron al instante sus
espadasyseacercaronaComodín.No podía quedarme mirando, sin hacer nada; pero, cuando estaba a punto de
intervenir,unamanofirmemeretuvo.Comodínteníayaunaexpresiónderesignaciónensupequeñorostro.—SóloesComodín—murmuró—.Nadiemás…nadiemás…Yelpequeñopayasorompióallorar.Losjotascambiarondeactitud.Tambiénlosquesehabíantapadolosoídosolos
ojos miraron con curiosidad. En el transcurso de los años, habían visto muchasjugarretasporpartedeComodín,peroeralaprimeravezqueloveíanllorar.
Vi queFrode tenía los ojos humedecidos, y en esemomento comprendí que, a
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pesardetodo,nohabíaningunafiguraalaquequisieramásquealpequeñoguasón.IntentóponerunbrazoalrededordelhombrodeComodín.
—Vamos,vamos…—dijo,queriendoconsolarle.ComodínsesacudióparaqueFrodequitaraelbrazo.ReydeCorazonessecolocó
delantedeComodínydijo:—Me veo obligado a recordaros que no se puede decapitar a alguien que está
llorando.—¡Seniloj!—exclamóJotadePicas.YReydeCorazonesprosiguió:—Unareglamuyantiguadicequenoestápermitidodecapitaraalguienantesde
que haya acabado de hablar. En ese caso, faltan todavía varias cartas en la mesa.Ordeno,porlotanto,quesecoloqueaComodínsobrelamesaantesdequehagamoscaersucabeza.
—Gracias, querido rey—dijoComodín sollozando—.Tú eres el único en estesolitarioquetienetrecebuenoscorazones.
Acontinuación, loscuatro jotas levantaronaComodíndel sueloy locolocaronsobreunadelasmesas,dondesequedótumbadobocaarriba,conlacabezasobrelasmanos.Cruzólaspiernasyenestaposturadiounlargodiscurso,mientraslosenanosseibanagrupandoentornoaél.
—Yofuielúltimoquelleguéaestepueblo—empezóadecir—.Todossabéisquesoy diferente a los demás, razón por la cual siempre me he mantenido bastanteapartadodelresto.
De repente, losenanosempezaronaescucharaComodín. ¿Sepreguntaríanporquéeratandiferente?
—Yonopertenezcoaningunaparte—prosiguió—.Nosoycorazónnidiamante,ni trébolnipica.Tampocosoy rey,ni jota,niocho,nias.SólosoyComodín,yhetenido que averiguar por mi cuenta quién soy. Cada vez quemuevo la cabeza, eltintineodemiscascabelesmerecuerdaquenotengofamilia.Tampocotengoningúnnúmerooprofesión.Nopuedocompartirelartedelvidriocon losdiamantes,nielartedehacerpanconloscorazones,tampocotengolashábilesmanosdelostréboles,nilafuerzamusculardelospicas.Poresoheestadocontemplandosuactividaddesdefuera. Pero también por eso he podido ver alguna que otra cosa a la que vosotroshabéisestadociegos.
Comodín seguía tumbado sobre lamesa, balanceando un piemientras hablaba.Loscascabelessonabandébilmente.
—Cadamañanasehaacudidoa la tarea,peronuncasehaestadodespiertodeltodo.Ciertoesquesehavistoelsolylaluna,lasestrellasenelcieloytodoloquesemuevey,sinembargo,nadasehamiradobien.EsonoocurreconComodín,porqueélnacióconeldefectodeverdemasiadoydemasiadoprofundamente.
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ReinadeDiamantesleinterrumpió:—¡Dilo ya, Bufón! Si has visto algo que los demás no hemos visto, debes
decírnosloya.—Mehevistoamímismo—exclamóComodín—.Hevistocómovoygateando
entrearbustosyárbolesporungranjardín.—¿Tepuedesveratimismodesdeelaire?—seleescapóaDosdeCorazones—.
¿Tusojostienenalascomolospájaros?—En cierto modo sí. Porque no basta con mirarse a sí mismo a través de un
pequeñoespejoquesesacadelbolsillo,comohacenconstantementelascuatroreinasde este pueblo. Están tan preocupadas por su aspecto que no descubren que estánvivas.
—¡Qué tipo tan descarado!—exclamóReina deDiamantes—. ¿Cuánto tiempotenemosquetoleraraúnaestebufón?
—Peronoessóloalgoqueveo—continuóComodín—.Esalgoquenotodesdedentro.Notoquesoyunapersonamuy…muyviva…unaplantaextraña…conpielypeloyuñasytodo…unmuñecomuyvivo…concretocomolagoma…¿Dedóndevieneestehombredegoma?,preguntaComodín.
—¿Vamosapermitirquecontinúe?—preguntóReydePicas.ReydeCorazonesasintióconlacabeza.—¡Estamos vivos! —exclamó Comodín con un gesto que hizo sonar
ruidosamente los cascabeles—. Vivimos bajo el cielo en medio de un cuentomisterioso.Extraño,diceComodín.Hatenidoquepellizcarseenelbrazoparaestarsegurodequeeraverdad.
—¿Duele?—preguntóTresdeCorazones.—Ahoranotoqueestoyvivocadavezquesuenaunodemiscascabeles;esdecir,
cadavezquehagoelmáslevemovimiento.Con ello, levantó un brazo y lo sacudió con tanta fuerza que varios enanos se
asustaronyretrocedieronunospasos.ReydeCorazonescarraspeóydijo:—¿Tambiénhasdescubiertodedóndevieneelhombredegoma?—Éseesunenigmaqueyaseharesuelto—replicóComodín—.Perocadauno
sólohaadivinadounapequeñaparte,porquesetienetanpocarazónenlacabezaquehayquejuntarlastodasparapensarelpensamientomássencillo.Ylarazónesquesehatomadodemasiadabebidapúrpura.Comodíndicequeesunmuñecomisterioso,yvosotrossois tanmisteriososcomoél,peronoloveis.Ytampocolonotáis,porquecuandosetomalabebidapúrpurasólosenotaelsaboramielyespliego,curibayas,raízredondaygramíneas.Deesemodo,sehaformadopartedeljardínsinnotarqueseexiste.Porqueelquetienetodoelmundoenlaboca,seolvidadequetieneboca.Y el que tiene todos los sabores en brazos y piernas olvida que es un muñeco
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misterioso. Comodín ha intentado muchas veces decir la verdad, pero no se hantenidooídosparaescuchar.Sehantenidoplieguesdepielaambosladosdelrostro,pero los oídos han estado taponados con manzanas y peras, fresas y bananas. Lomismoocurreconlavista.Seguramentesehantenidoojosconlosquemirar,perodequéhanservidosisólohanbuscadomásbebida.Asíes,diceComodín,porquesóloComodínconocelaverdad.
Losenanosdelasalasemiraronunosaotros.—¿Dedóndevieneelhombredegoma?—insistióReydeCorazones.—SomosimaginacionesdeFrode—dijoComodínyabriólosbrazos—.Peroun
día las imaginaciones se hicieron tan vivas que empezaron a salir a saltos de sucabeza. Imposible, diceComodín. Tan imposible como el sol y la luna, dice. Perotambiénelsolylalunasonverdad.
Losenanosde la salamiraronextrañadosaFrode,y el ancianomeagarrómásfuertedelbrazo.
—Peronoheterminadotodavía—continuóComodín—.Porque¿quiénesFrode?Tambiénélesunextrañomuñeco,diceComodín.Muyvivobajoelcielo,dice.Hasidoelúnicoaquíenlaisla,peroenrealidad,perteneceaotrabaraja,quenosesabecuántascartastiene.Tampocosesabequiénrepartelascartasdeesabaraja.Comodínsólosabeunacosa:tambiénFrodeesunmuñecoque,derepente,undíasepellizcópara comprobar que estaba vivo. ¿De qué frente salió ese muñeco?, preguntaComodín.Ysiguepreguntando,hastaqueundíaencuentrelarespuesta.
Fuecomosilosenanosempezaranadespertartrasunlargoletargo.DosyTresdeCorazoneshabíancogidocadaunasuescobayestabanbarriendoelsuelo.
Loscuatroreyessecolocaronenunapiñadocírculoenlazadosporloshombros.AsípermanecieronconversandoenvozbajahastaqueReydeCorazonessevolvióhaciaComodínydijo:
—Congranpesar,losreyesdeestepueblohanllegadoalaconclusióndequeelpequeñobufónestádiciendolaverdad.
—¿Y por qué es tan triste que diga la verdad? —preguntó Comodín. Seguíatumbado sobre la mesa, pero entonces se apoyó sobre un brazo y miró a Rey deCorazones.EstaveztomólapalabraReydeDiamantes:
—Es muy triste que Comodín nos haya dicho la verdad—dijo—, porque esosignificaqueelmaestrotienequemorir.
—¿Yporquédebemorirelmaestro?—preguntóComodín—.Siemprehayqueremitirseaunareglaantesdematar.
ReydeTrébolescontestó:—Mientras Frode siga en el pueblo, siempre nos recordará que somos seres
artificiales.Poresotendráquemorirbajolaespadadelosjotas.Comodínselevantódelamesaybajóagatasalsuelo.PrimeroseñalóaFrode,y
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luegosedirigiódenuevoalosreyes:—Nuncaesconvenientequelaobrayelmaestrovivandemasiadocercaeluno
delotro,porquedeesamaneraesfácilqueacabenporenfurecerselosunosconlosotros.Porotraparte,nosepuedeculparaFrodedetenerunaimaginacióntanfecundaquesusimaginacionesacabenporsalirsedesucabeza.
ReydeTrébolesenderezósupequeñacoronaydijo:—Cada uno tiene derecho a imaginarse lo que quiera. Pero, en ese caso, está
obligadoainformarasusimaginacionesdequesólosoneso:imaginaciones.Sino,seestáburlandodeellas,y,enesecaso,lasimaginacionestienenderechoamatarle.
El sol se escondió de repente detrás de una gran nube. La sala se oscurecióinmediatamente.
—¿Estáisescuchando,jotas?—preguntóReydePicas—.¡Decapitadalmaestro!Yobajédelasilladeunsaltoy,enesemismoinstante,tomólapalabraJotade
Picas:—Noharáfalta,SeñorRey,porqueelmaestroFrodeacabademorir.MevolvíydescubríqueFrodesehabíadeslizadodelasillayyacíamuertoenel
suelo.SupequeFrodeyanovolveríaamirarmeconsusbrillantesojos.Mesentítremendamentevacíoydesolado.Derepente,mehabíaquedadosoloen
esaextrañaisla.Yestabarodeadodeunabarajaviva,peroningunadelascartasdelabarajaeraunapersonacomoyo.
Los enanos formaron un apiñado círculo alrededor de Frode. Tenían unaexpresión de cara ausente, aún más ausente que cuando yo me había acercado alpuebloeldíaanterior.
Me fijé en queAs deCorazones susurraba algo al oído deRey deCorazones,luegosaliócorriendodelasala.
—Ahora tendremos que valernos por nosotros mismos —dijo Comodínfinalmente—.Frodehamuertoysuspropiascriaturashemossidosusasesinos.
Yoestabatantriste,perotambiéntanenfurecido,quemeacerquéaComodín,lolevantédelsueloylesacudícontantafuerzaquetodossuscascabelessonaronalavez.
—Túlohasasesinado—grité—.Porquetúfuisteelquerobólabebidamágicadesucabaña,ytúhassidoelquehareveladolosconocimientossobresubaraja.
Lovolvíadejarenelsuelo,yentonceshablóReydePicas:—Nuestrohuéspedtienerazón.Porlotanto,estamosennuestroderechosiahora
decapitamosaesebufón.Nonoslibraremosdelqueseburlódetodosnosotroshastaquenonoshayamoslibradodesuburlador.¡Jotas!¡Decapitadleinmediatamente!
Comodíncruzólasalaysólotuvoqueempujaraalgunossietesyochosparasalirdisparado por lamisma puerta por la que había desaparecidoAs deCorazones unmomentoantes.Comprendíquemivisitahabía llegadoasufin.Salía todaprisay
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me escabullí entre las casas del pequeño pueblo. Un velo amarillo de sol tardíoreposabaaúnsobrelascasas,peronoseveíaniaComodín,niaAsdeCorazones.
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REYDEDIAMANTES
…deberíamosllevaruncascabelalcuello…
YaantesdemorirFrode,miviejoempezóamoverseenlacama,peroyoestabatanabsortoenla lecturaquefui incapazdedejarel libro,aunquecuandoempezóagruñirloguardécorriendoenelbolsillodelpantalón.
—¿Hasdormidobien?—preguntécuandoseincorporóenlacama.—Maravillosamente—dijo.Susojosestabanapuntodesalirdesusórbitas—.He
soñadoconcosasrarísimas—continuó.—¡Cuéntame!Aúnnohabíasalidode lacama.Puedequetuvieramiedodeperderelsueñoal
ponerlospiesenelsuelo.—Hesoñadoquelossereshumanoséramosunosenanoscomolosquedescribiste
ayer.Pero aunque todos estábamosvivos, tú yyo éramos losúnicos a los quenossorprendía.Y luegohabía unviejomédicoquede repente descubrió que todos losenanos llevábamosunamarcadebajode lauñadeldedogordodelpie.Hacía faltaunalupaounmicroscopioparaverla.Lamarcaconstabadeloscuatropalosdelosnaipesydeunnúmerodeunoamuchosmillones.Unoteníauncorazónyelnúmero728964, otro tenía un trébol y el número 60143, y otro un diamante y el número2659.Despuésdehacerunaespeciedecenso,sedescubrióquenadieteníaelmismonúmero.De esamanera, toda la humanidad se convirtió en un gran solitario. Peroentoncesresultó(yésteeselpuntoclave)quedosdelosenanosnoteníanesamarca.Y eran Hans Thomas y su viejo. Por esa razón, los enanos tuvieron miedo denosotros,yalfinaldecidieronquedeberíamosllevaruncascabelalcuelloparaquetodossupierandóndeestábamos.
Tuve que admitir que era un sueño muy interesante, pero me pareció quesimplementehabíacontinuadoelcuentoqueyolehabíacontadolanocheanterior.
Finalmentedijo:—Esincreíblelacantidaddepensamientoseideasquellevamosdentro.Perolas
ideasmásprofundassóloafloranmientrasdormimos.—Sobretodocuandonosetienedemasiadoalcoholdentro.Por una vez, memiró sonriente sin hacer un comentario que superara al mío.
Además,nofumóhastadespuésdeldesayuno,algopocohabitualenél.Eldesayunodel hotel Titania era muy austero o muy espléndido. El que estaba incluido en elprecio de la habitación, era una auténtica porquería, pero también había un granbuffetdondeunopodíaservirsecosasmaravillosas,sieraricoypodíapagarlas.
Miviejonoeramuyglotón,peroesedíaqueríazumodenaranja,yogur,huevos,
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tomate,jamónyespárragos.Yocomílomismo.—Creoque tienes razón en lode empinar el codo—admitió,mientras abría el
huevopasadoporagua—.Casihabíaolvidadoqueelmundoeratannítido.—Peronodejarásdefilosofar,¿verdad?—pregunté.Siempre había tenido cierto miedo de que sus pensamientos inteligentes
estuvieran,dealgunamanera,relacionadosconlabebida,ydequeseconvirtieraenunapersonacompletamentenormalcuandodejaradeempinarelcodo.
Memiróasombradoydijo:—No,claroqueno.Ahoramevoyaconvertirenunpeligrosofilósofo.Suspiréaliviado,yalpocoratoestabayalanzadodenuevo:—¿Sabesporquélamayoríadelagentesepaseaporelmundosinextrañarsede
todoloqueveasualrededor?Yonolosabía.—Esporqueelmundosehaconvertidoenunacostumbre.Mientrasechabasalalhuevoañadió:—Nadie habría creído en elmundo si no hubiese dedicadomuchísimos años a
acostumbrarse a él. Eso es fácil de observar en los niños pequeños. Están tanimpresionadoscontodoloquevenasualrededorquenosefíandesuspropiosojos.Poresoseñalantodoypreguntansobretodoloqueven.Conlosadultosesdiferente.Nosotros hemos visto todo tantas veces que al final damos por sentada toda larealidad.
Tardamosbastanteendesayunar.Cuando losplatosyaestabanvacíos,miviejodijo:
—¿Nosprometemosunacosa,HansThomas?—Depende—repliqué.Memirófijamentealosojos.—¿Nosprometemosnoabandonaresteplanetaantesdehaberencontradoalgunas
pistasmássobrequiénessomosydedóndevenimos?—Deacuerdo—dije,yletendílamanoderechaporencimadelamesa—.Pero
primerotenemosqueencontraramamá.Nocreoquepodamoshacerlosinella.
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ASDECORAZONES
…aldarlelavuelta,viqueeraelasdecorazones…
MiviejoestabamuyexcitadocuandonosmetimosenelcocheparairaElPireo.Nosabíamuybiensilaexcitaciónsedebíaaqueíbamosallíoaqueesamisma
tardeibaallamaraeseagentequetalvezsupieradecirnosdóndeencontraramamá.Despuésdeaparcarelcocheenelcentrodelagranciudadportuaria,buscamosel
puertointernacional.—Aquí estuvimos amarrados hace diecisiete años —dijo mi viejo finalmente
señalandounbarcomercante ruso.Yempezóun largodiscursosobrecómolavidaestáformadaporcírculosquesevancerrando.
—¿Aquéhoravasallamar?—pregunté.—Despuésdelastres—replicó.Miróelrelojyyohicelomismo.Sóloeranlasdoceymedia.—Eldestinoesunacoliflorquecreceporigualentodaslasdirecciones—dije.Miviejohizoungestodeenfado.—¿Dequéestáshablando,HansThomas?Comprendíqueestababastantenerviosoporelencuentroconmamá.—Tengohambre—dije.Noeradeltodoverdad,peronoerafácilpensarenotracosaquetuvieraquever
conunacoliflor.Encualquiercaso,fuimosalfamosopuertoMikrolímanoaalmorzar.Decamino,vimospasarunbarcoqueibaaunaislallamadaSantorini.Miviejo
medijoqueenlostiemposprehistóricosesaislahabíasidomuchomásgrandedeloqueeshoy,peroque,debidoaunatremendaerupciónvolcánica,casitodalaislasehabíahundidoenelmar.
Para comer pedimos moussaka. Mi viejo hizo algún comentario sobre unospescadores que estaban trabajando con sus redes justo debajo del restaurante, y nohablamosmuchomásdurantetodalacomida,aunquelosdosmiramoselrelojtresocuatroveces.Tantoélcomoyo,intentábamoshacerlosinquelovieraelotro,peroaningunodelosdossenosdababienesodemirarahurtadillas.
Porfin,miviejodijoqueibaallamarporteléfono.Eranlastresmenoscuarto.Alirse,mepidióunagranracióndehelado,peroantesdequemelotrajeranyoyahabíasacadolalupayellibrodelpanecillo.
Estavezescondíellibritodebajodelcantodelamesaeintentéleersinquenadieloviera.
SubícorriendolacuestahastalacabañadeFrode.Mientrascorría,meparecióoír
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unaespeciederugidolejano,comosilatierraestuvieracediendobajomispies.DenuevoantelacabañadeFrode,mevolvíparamiraralpueblo.Muchosenanos
habíanabandonadoyalasaladelafiestaeibancorriendoporlascalles.Unodeellosgritó:
—¡Matadle!—¡Mataremosalosdos!—replicóotro.Abríapresuradamentelapuertadelacabaña.Mepareciómuyvacíaporquesabía
queFrodenuncavolveríaaponersuspiesenella.Jadeante,medejécaerencimadeunbanco.
Cuandovolvíaponermedepie,mequedécontemplandounpececilloquenadabaen una gran pecera que había sobre la mesa que tenía delante. Almismo tiempo,descubríenunrincónunsacoblanco,quizáestuvierahechodelapieldelosanimaleshexápodos.Metíelagua,conelpezdentro,enunabotellavacíaqueencontrésobreun banco delante de la ventana y puse la botella y la pecera con mucho cuidadodentrodelsaco.EnunarepisaencimadelapuertaencontrélacajitavacíademaderadondeFrodehabíaguardadosusnaipesdurantesusprimerosañosenlaisla.Tambiénmetílacajitaenelsaco.Aunavelocidadvertiginosa,mepuseameterenéldistintosobjetosdelacabañadeFrode.Justoenelmomentodecogerunafiguradevidrioquerepresentabaunmoluco,oíderepentequehabíanrotouncristalenelexteriordelacabaña.AlinstanteentróporlapuertaComodín.
—Tenemosquebajaralmarinmediatamente—dijosinaliento.—¿Nosotros?—preguntéextrañado.—Losdossí.Perohayquedarseprisa,marinero.—¿Porqué?—«Laislamágicasedestruyedesdedentro»—dijo.Yyomeacordéentoncesdel
juegodeComodín.Mientrasestabacerrandoel saco,Comodínbuscabaalgoenunarmario.Pronto
volvióconunabotellabrillante.Estaballenahastalamitadconbebidapúrpura.—Yestotambién—dijo.Salimosynosencontramosconunpanoramaaterrador.Todoslosenanosestaban
subiendolacuesta,unosapie,otrosmontadosenmolucos.Delantedetodos,ibanlosjotasconlasespadasenalto.
—¡Poraquí!—dijoComodín—.¡Rápido!Nos fuimos por detrás de la cabaña y cogimos un pequeño sendero que
desaparecíaentrelosárbolesdelbosque.Cuandonosinternamosenél,vimosquelosenanosyahabíansubidolacuesta.
Comodín daba saltos como una cabra delante de mí en el sendero. Recuerdohaberpensadoqueeraunapena,enestecaso,quelacabratuvieracascabeles,porquesutintineofacilitaríamuchoalrestodelrebañonuestralocalización.
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—El hijo del panadero debe buscar el camino hacia el mar —dijo mientrascorríamos.
Expliqué que había descendido sobre una gran meseta donde había visto lasabejasgigantesylosmolucos,antesdeencontrarmeconDosyTresdeTréboles,queestabantrabajandoenelcampo.
—Entoncesesporaquí—dijoComodínseñalandounsenderoalaizquierda.Alcabodeunrato,salimosdelbosqueynosencontramossobreunapequeñaroca
contemplandolamesetadondemehabíatopadoconlosprimerosenanos.JustocuandoComodínsedisponíaabajar laroca, tropezóysecayóencimade
lasafiladaspiedras.Loscascabelesdesu trajehicierontantoruidoquetemíquesehubiera lastimado.Pero, unavez abajo, se levantó enseguida, hizoungesto con elbrazo y se rió con voz ronca. El pequeño bufón no se había hecho absolutamentenada.
Yotuveunpocomásdecuidado.Yaabajo,notédenuevocómolatierratemblababajomispies.
Cruzandolameseta,tuvelaimpresióndequeéstaeramáspequeñaahoraquelaúltima vez que había estado allí. Pronto descubrimos también las abejas gigantes.Seguían siendo más grandes que las abejas alemanas, pero no me parecieron tanenormescomoenlaocasiónanterior.
—Creoqueésteeselcamino—dijeseñalandohaciaunaaltamontaña.—¿Hayqueescalarla?—preguntóComodíndesanimado.Neguéconlacabeza.—Salíporunapequeñaoquedadenunagrutadelamontaña.—Entonceshabráqueencontraresaoquedad,marinero.Señaló la meseta. Todos los enanos nos estaban persiguiendo. Primero venían
ocho o diezmontados enmolucos. Corrían tanto que los hexápodos levantaban elpolvodelsuelo.
Denuevo,oíunextrañoruido,comounostruenoslejanos,ynoeraelsonidodelgalope de losmolucos.Almismo tiempo,me pareció como si los enanos tuvieranmenoscaminoporcruzardelquehabíamostenidoComodínyyo.Cuandosólonosseparaban algunos metros de los molucos, descubrí la pequeña oquedad en lamontaña.
—¡Aquíes!—dije.Primeropaséyo,condificultadporqueeramuyestrecha.Cuandoestabadentro
delagruta,Comodínintentóseguirmepero,aunqueeramuchomáspequeñoqueyo,tuvequetirarledelosbrazosparameterlodentro.Yoestabasudando,perolosbrazosdeComodínestabantanfríoscomolamontaña.
Oímos llegar a los primerosmolucos, que se detuvieron delante de la gruta, yvimosunrostroasomarseporelagujero.EraReydePicas.Apenas tuvotiempode
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echarunvistazohaciaelinterior,antesdequelamontañasecerraradeltodo.Vimoscómoretiróelbrazoenelúltimomomento.
—Creoqueestaislaestáapuntodeencogerse—dije.—Ode destruirse desde dentro—replicóComodín—.Habrá quemarcharse de
aquíantesdequedesaparezcadeltodo.Cruzamos corriendo la gruta, y no tardamos mucho en salir de ella. Nos
encontramoseneseprofundovallequenoteníasalida.Aúnseveíanporallíranasylagartos,peroyanoerantangrandescomoconejos.
Corrimos por el valle. Era como si saltáramos cien metros por cada paso quedábamos,porloquenotardamoscasinadaenllegarhastalosrosalesamarillosylasmariposas cantarinas. Había tantas mariposas como la primera vez pero, exceptoalguna que otra, era como si hubiesen disminuido de tamaño. Tampoco pudecomprobarsiestabancantando,peroesoquizásedebíaaltintineodeloscascabelesdeComodíncuandocorría.
Alcabodepocotiempo,nosencontramosenesepicodelamontañadesdeelquehabía contemplado la salida del sol el día siguiente al naufragio. Teníamos lasensacióndeestarvolandoporencimadelpaisajeconsólolevantarlospiesdelsuelo.Abajo,vimos la lagunaen laqueyohabíanadadoentremontonesdepececillosdetodosloscoloresdelarcoiris.Mepareciómuchomáspequeñadeloquerecordaba.Y entonces sí pudimos ver elmar.Muy a lo lejos, vimos una espuma blanca queinundabalaisla.
Comodíncomenzóadarbrincoscomounniño.—¿Esoeselmar?—preguntóasombrado—.¿Seveelmar,marinero?Nomediotiempoacontestarleporque,denuevo,oímoslostruenosyelruidode
latierrabajonuestrospies.Crujíacomosialguienestuvieramasticandopiedra.—Eslamontaña,quesecomeasímisma—dijoComodín.Bajamos corriendo por la ladera y llegamos a la laguna donde yo me había
bañado. Ahora no era mayor que una piscina. Pero los pececillos seguían allí,nadandoaúnmásapiñadosqueantes.Fuecomosielarcoirisenterosehubiesecaídodelcieloyestuvierahirviendoenelpequeñocharco.
MientrasComodínestudiabaelpanorama,abríelsacoquellevabaenlaespalda.Saqué cuidadosamente la pecera y la llené de pececillos de colores. Cuando medisponía a levantarla del suelo, se volcó.Apenas la había tocado, fue como si unafuerzainteriorlahubieraempujado.Medicuentadequesehabíarotountrozo.PeroComodínsevolvióhaciamíydijo:
—Hayquedarseprisa,marinero.Meayudóallenarlapeceradenuevo.Yomequitélacamisaparaenvolverla,me
eché el saco al hombro y me coloqué la pecera con todos los pececillos apretadacontraelcuerpo.
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De repente,oímosun sonido tanagudoy tan terroríficoqueparecíaque la islaestuvieraapuntodereventar.Corrimosentrealtaspalmerasypronto llegamosa lalaguna que había sidomi salvación dos días antes. Lo primero que vi fue el botesalvavidas.Estabaretiradodelagua,entredospalmeras,exactamentecomolohabíadejado.Aldarmelavuelta,vique la islanoeramásqueuna isletaenelgranmar.Sólohabíaenlalagunaunacosadistintaaldíaenqueyollegué.Elgranmarestabaigual de tranquilo, pero hacía espuma en la orilla. Comprendí que la isla estaba apuntodehundirse.
Derepente,descubríalgoamarilloyflameantebajounagranpalmera.Notardémucho en ver que eraAs deCorazones.Dejé el saco y la pecera en el bote ymeacerqué a ella,mientras Comodín empezó a bailar alrededor de la barca como unniño.
—AsdeCorazones—susurré.Sevolvióhaciamíymemiróconunosojostanllenosdecariñoyañoranzaque
temíquesemeecharaalcuello.—Porfinheencontradoelcaminoparasalirdellaberinto—dijo—.Ahoraséque
pertenezco a la otra orilla… ¿No oyes cómo las olas golpean la orilla que seencuentraaañosymillasdeaquí?
—Noséaquéterefieres—dije.—Hayunniñoquepiensaenmí—dijo—.Noloveoporaquí…,peroélquizáme
encuentre.Mehealejadodemasiadodeél,¿sabes?Hecruzadomaresyalmas,altasmontañas y pensamientos difíciles. Pero hay alguien que ha vuelto a barajar lascartas…
—Allívienen—gritóComodínderepente.Mevolví y vi que todos los enanos venían corriendohacia nosotros por donde
estabanlaspalmeras.Primerollegaroncuatrojinetesmontandootrostantosmolucos,estavezlosjineteseranlosreyes.
—¡Capturadlos!—gritóReydePicas—.¡Volvedameterlosdentrodelsolitario!Sonóuntremendoestallidodentrodelaisla,ydeprontoocurrióalgoquemehizo
caerhaciaatrásdeespanto.Comoporartedemagia,desaparecieron losmolucosylosenanos.MevolvíhaciaAsdeCorazones,pero tambiénsehabíaesfumado.Fuicorriendo hasta la palmera en la que había estado apoyada y, exactamente en eselugar,encontréunnaipeenelsuelobocaabajo.Aldarlelavuelta,viqueeraelasdecorazones.
Seme saltaron las lágrimas, a lavezqueme subíapor lagargantaunaextrañacólera.Me acerqué corriendo hacia el hueco entre las palmeras por el que habíanentradolosmolucosylosenanos.Justocuandoestaballegando,unfuerteremolinohizo levantar del suelo unmontón de naipes. El as de corazones ya lo tenía en lamano,asíquerecogíelrestodelascartas,hastacompletarlas52.Todasestabantan
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gastadasyrotasqueapenassepodíandistinguirlasimágenes.Memetílas52cartasenelbolsillo.
Almirardenuevoalsuelo,descubrícuatroescarabajosblancos,todosteníanseispatas.Intentécogerlos,perosemetierondebajodeunapiedraydesaparecieron.
Volvíaoíruntremendoestallidoenelcentrodelaisla,alavezquegrandesolasmesubíanporlaspiernas.ViqueComodínyaestabaenelbote,yquesealejabadelaislaremando.Mefuitrasél,ycuandoporfinloalcancéypudemetermedentro,elaguamellegabahastalacintura.
—Demodo que el hijo del panadero al final se escapa—dijoComodín—.Enrealidad,unohabíapensadohuirdeaquísolo.
Me dio un remo y,mientras remábamos almáximo de nuestras fuerzas, vimoshundirselaislaenelmar.Elaguahervíaysearremolinabaentornoalaspalmeras.Cuandodesapareciólaúltimapalmeraentrelasolas,unpajarilloechóavolardesdesucopa.
Tuvimosquelucharamuerteparanoserarrastradosporlaresacadelaisla,quedesapareció en lo profundo del mar. Cuando por fin pudimos dejar de remar, mismanosestabansangrando.Comodíntambiénhabíaremadocomounhombre,perosusmanosestaban tan limpiasy tanblancascomocuandoeldíaanteriorme las tendiódelantedelacabañadeFrode.
Pocodespués,elsolsepusosobreelmar.Nosquedamosaladerivatodalanocheytodoeldíasiguiente.Variasvecesintentéiniciarunaespeciedeconversaciónconmi acompañante, pero no pude sacarle casi nada. Siempre estaba callado, con unasonrisairónicaenlaboca.
Aldíasiguiente,porlanoche,nosrecogióunagoletadeArendal.Lescontamosque íbamos a bordo del María, que había naufragado unos días antes y queseguramenteéramoslosúnicossupervivientes.
LagoletasedirigíaaMarsella.DurantetodalatravesíahaciaEuropa,Comodínseguíatancalladocomohabíaestadoenelbotesalvavidas.Losmarinerospensaríanqueeraunextrañopersonaje,peronadiedijonada.
CuandonosbajamosenelpuertodeMarsella,elpequeñobufónsemetióentreunosedificiosdelmuelleydesapareciósindespedirse.
Mástardeaquelmismoaño,lleguéaquíaDorf.Loquemehabíasucedidoeratanextrañoquemeparecióquenecesitaríaelrestodemividaparapensarenello.Paraeso,Dorferaelsitioideal.Lleguéaquídepuracasualidadhace52años.
Alsaberquenohabíaningúnpanaderoenelpueblo,abríunapequeñapanadería.HabíasidoaprendizdepanaderoenLübeckantesdesermarinero.Desdeentonces,estelugarhasidomihogar.
Nuncacontéanadielosucedido.Detodosmodos,nadiemehubieracreído.Tengoqueadmitirqueyomismohedudado,algunaqueotravez,de lahistoria
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sobrelaislamágica.Pero,cuandodesembarquéenMarsella,llevabaunsacoblancoalhombro,ydurantetodosestosaños,heguardadocelosamentetantoelsacocomotodoloquehabíaenél.
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DOSDECORAZONES
…estaráenunagranplayamirandoalmar…
Levantéunmomentolavistadellibrodelpanecillo.Eranmásdelastresymedia.Descubríquemiheladosehabíaderretido.
Porprimeravezsemeocurrióunaterribleidea:Frodehabíadichoquelosenanosde la isla mágica no se hacían viejos como los seres humanos. Si eso era cierto,entoncesComodínseguiríaenalgúnlugardelmundo.
Me acordé de lo que había dicho mi viejo sobre los efectos devastadores deltiempo cuando estuvimos en la plaza de Atenas. Pero el tiempo no había tenidoningúnpodersobrelosenanosdelaislaporque,aunquehabíanestadoviviendoenlatierra, no eran de carne y hueso como nosotros. En varios puntos del libro delpanecillose insinuabaquelosenanoseraninvulnerables.NingunodeellossecortócuandoComodínempezóaromperbotellasyvasosensufiesta.Comodíntampocosehizonadacuandosecayóporlaroca,ysusmanosnoseresintieroncuandotuvoqueremarcontodassusfuerzasparaalejarsedelaislaquesehundía.Peroaúnhabíaalgomás:HanselPanaderohabíadichoquelosenanosteníanlasmanosfrías…
Sentíunescalofríoenlaespalda.¡Elenano!,pensé.¡Éltambiénteníalasmanosfrías!¿Seríaposiblequeeseextrañopersonajequeconocimosenlagasolinerafuerael
mismoenanoquehacemásdecientocincuentaañoshabíadesaparecidoenelmuelledeMarsella?¿FueelpropioComodínelquemeregalólalupaymeindicóelcaminoallibrodelpanecilloqueestabaleyendo?
¿FueComodínelqueaparecióenlaferiadeComo,enelpuentedeVenecia,enelbarcocaminoaPatrasyenlagranplazaSintagmadeAtenas?
Elsolohechodepensarloera taninquietantequeelheladoderretidodelantedemímedabanáuseas.
Miré a mi alrededor. No me hubiera sorprendido demasiado que el enanoaparecieraderepentetambiénallí,enElPireo.Peroenesemomentollegómiviejobajandoatodaprisaporlacalledeenfrentedelrestaurante.
Por su carame di cuenta de que no había perdido la esperanza de encontrar amamá.
PoralgunaextrañarazónmeacordédequeAsdeCorazoneshabíamiradoalmardiciendoalgodeunaorillaqueestabaaañosymillasdedistancia.
—Meheenteradodedóndevaaestarestatarde—dijomiviejo.Asentímuyserio.Dealgunamanera,nosencontrábamosalfinaldelcamino.—Estaráenunagranplayamirandoalmar—dije.
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Miviejosehabíasentadodelantedemí.—Sí,puedeser.¿Perocómolosabes?Melimitéaencogermedehombros.Miviejocontóqueamamáleestabanhaciendofotografíasenuncabodelmar
Egeo.CaboSunion se llamaba.Estaba en la puntamás al sur deGrecia, a setentakilómetrosdeAtenas.
—EnlapuntadeesecaboestánlasruinasdeltemplodePoseidón—prosiguió—.Poseidóneraeldiosgriegodelmar.IbanahacerfotosaAnitadelantedeltemplo.
—Jovendepaíslejanoseencuentraconhermosamujercercadelviejotemplo—dije.
—¿Dequéestáshablando,HansThomas?—DeloráculodeDelfos—repliqué—.¡TúmismohicistedePitia!—Ahsí,claro.PeroyopensabaquesereferíaalaAcrópolis.—¡Túsí,peroApolono,joder!Nomeresultófácilinterpretarsurisa.—Pitiaestaríatanaturdidaquenoseacuerdadeloquedijo—admitióporfin.Muchodeloquemesucedióenaquellargoviajehasidodifícilderecordar,pero
jamásolvidaréelviajeaCaboSunion.DespuésdepasartodoslospueblosturísticosdelsurdeAtenas,elMediterráneo,
deunazulhelado,quedóanuestraderecha.Aunqueningunode losdospodíamosdejardepensarenelposible reencuentro
conmamá,miviejointentócambiardetema.Creo que lo hizo para que nome hiciera demasiadas ilusiones. Incluso llegó a
preguntarmesimeestabangustandolasvacaciones.—HubierapreferidollevartealCabodeHornosoalCabodeBuenaEsperanza—
dijo—.PeroporlomenosverásCaboSunion.Elviaje tenía laduraciónexactaparaquemiviejonecesitaraundescansopara
fumar.Salimos aun áridopaisaje lunar con elmar embravecidoquegolpeabaunarocaescarpadasobrelaqueestabantumbadasdosninfascomofocasperezosassobrelascálidaspiedras.
El agua estaba tan azul y transparente que se me saltaron las lágrimas alcontemplarla.Yodijequesepodíaverelfondoaveintemetrosdeprofundidad,peromiviejodijoquesólohabíaunosochoodiez.
Yapenasdijimosnadamás.Creoquefueeldescansoparafumarmássilenciosodetodoelviaje.
Muchoantesdellegar,divisamoselgrantemplodePoseidónsobreunaltocabo,delantedenosotrosaladerecha.
—¿Túquécrees?—preguntómiviejo.—¿Siellaestáallí,quieresdecir?
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—Engeneral—contestó.—Séqueestaráallí.YquevendráconnosotrosaNoruega.Soltóunacarcajada.—No es tan fácil, Hans Thomas. Tienes que comprender que alguien que
abandonaasufamiliaydesapareceduranteochoaños,nosedejaarrastraracasasinoponeralgunaresistencia.
—Notieneelección.Creo que ninguno de los dos dijimos nada más, hasta que un cuarto de hora
despuésaparcamoselcochecercadelgrantemplo.Nos abrimos camino entre un par de autocares extranjeros y unos cuarenta o
cincuenta italianos. Tuvimos que pasar por turistas y pagar unos cuantos dracmasparaentraraver las ruinasdel templo.Miviejo sequitóun ridículo sombreroquehabíacompradoenDelfos,ysacóunpeine.
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TRESDECORAZONES
…unaseñoramuyemperifollada,conunsombrerodealaancha…
A partir de entonces, todo ocurrió tan rápidamente que siempre he tenidoproblemasparaordenarlosacontecimientos.
Enunextremodelaexplanada,miviejodescubrióadosfotógrafosyaungrupode personas que aparentemente no eran turistas corrientes. Al acercarnos un pocomás,vimosaunaseñoramuyemperifollada,conunsombrerodealaancha,gafasdesolyunlargovestidoamarillo.Resultabaevidentequeellaeraelcentrodeatención.
—Ahíestá—dijomiviejo.Sequedóinmóvilcomounaestatua,peroyomefuiderechohaciaellayentonces
miviejomesiguió.—Más vale que os toméis un descanso—dije tan alto que los dos fotógrafos
griegossevolvieronbruscamente,aunquenoentendíanloqueestabadiciendo.Recuerdoqueestabaalgocabreadoenesemomento.Meparecíaexageradoque
tantagenteestuvierasacandofotosamamádesdetodoslosángulosposibles,cuandonosotrosnolehabíamosvistoelpeloenmásdeochoaños.
Entoncesfuemamálaquesequedóinmóvilcomounaestatua.Sequitólasgafasdesolymemiróaunadistanciadediezoveintemetros.Acontinuaciónmiróamiviejoyluegodenuevoamí.
Estaba tansorprendidaque tuve tiempodepensarunmontóndecosasantesdequesucedieraalgomás.
Primeropenséquenolaconocía.Ysinembargosupequeeramimadre,porqueeso es algo de lo que un hijo se da cuenta inmediatamente. También me parecióincreíblementebonita.
Elrestoocurrióacámaralenta.Aunquefueamiviejoalquereconocióprimero,fueamíaquienseacercócorriendo.Porunmomento,miviejomediomuchapena,porqueparecíaquemamásóloteníaojosparamí.
Cuando llegóami lado, lanzó lejoselelegantesombrero,e intentócogermeenbrazos, pero no pudo, porque no sólo enGrecia ocurren cosas en el transcurso deochoaños.Optóporabrazarmeyapretarmecontraella.
Recuerdo que reconocí su olor y que me sentí más feliz de lo que me habíasentido enmuchos años. No era la clase de felicidad que sientes cuando comes obebesalgorico,porqueesafelicidadnoseencontrabasolamenteenlaboca,sinoquevibrabaportodoelcuerpo.
—Hans Thomas…—susurró varias veces, pero no le salían las palabras, y se
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echóallorar.Cuandovolvióalevantarlavista,seacercómiviejo.Diounpardepasoshacia
nosotrosydijo:—HemosatravesadotodaEuropaparaencontrarte.Esas palabras fueron suficientes, porque mamá se le echó al cuello y siguió
llorandojuntoaél.Nosólolosfotógrafosfuerontestigosdeeseespectáculomelodramático.Varios
turistas se quedaronmirándonos sin sospechar que habían sido necesarios más dedoscientosañosparaprepararesereencuentro.
Cuandomamáhabíalloradolosuficiente,volvióasupapeldemodernamodelo.Sedirigióalosfotógrafosylesdijoalgoengriego.Ellosseencogierondehombrosycontestaronalgoqueaparentementecabreómuchísimoamamá,porqueempezaronadiscutir. Al final, los estúpidos fotógrafos comprendieron que no tenían otraalternativaquelargarse,asíquerecogieronsuscosasysemarcharon.Unodeellos,inclusocogióel sombreroquemamáhabía tiradoal correrhaciamí.Al salirde laexplanada,señalaronelreloj,gritándonosdemalamaneraengriego.
Estábamos abandonados a nuestra suerte, y nos sentíamos tan cortados los tresquenosabíamosquéhacerniquédecir.Esrelativamentefácilvolveraencontrarsecon una persona a la que no has visto en varios años, pero, pasado ese primermomento,todosevuelvemáscomplicado.
Elsolestabayamuybajo.Lascolumnasdeunadelasparedesdibujabanlargassombrassobrelaexplanada.Measombrémuchísimoaldescubriruncorazónrojoenlapartedeabajodelvestidodemamá.
Nosécuantasvueltasdimosalrededordeltemplo.Alfinalcomprendíquemamáyyonoéramoslosúnicosquenecesitábamosvolveraconocernos.Tampocoerafácilpara un viejomarinero deArendal encontrar la forma adecuada de dirigirse a unaexperimentadamodelo,quehablabaperfectamentegriegoyquehabíavividodurantemuchos años en Grecia. Y no creo que a ella le resultara más fácil. Pero mamáhablabadeltemplodeldiosdelmarymiviejohablódelmar.UnavezhacemuchosañoshabíapasadoporCaboSunionenbarcocaminoaEstambul.
Cuandoelsoldesaparecióporelhorizonteylasiluetadelviejotemplosehacíacada vez más nítida, nos dirigimos hacia la salida. Al final me mantuve un pocoalejado,porquelosqueteníanquedecidirsiésesóloseríaunbrevereencuentrooelfinaldeunalargaseparación,eranesosdosadultosquesehabíanperdido.
Loqueestabaclaroeraque,demomento,mamáteníaquevolverconnosotrosaAtenas,porquesusfotógrafosnolaestabanesperandoenelaparcamiento.Miviejoabrió la puerta del Fiat como si se tratara de unRollsRoyce ymimadre fuera lamujerdeunpresidenteoalgoporelestilo.
Antesdequemiviejo arrancara el coche,noparábamosdehablar los tres a la
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vez.NosdirigíamosaAtenas.Alpasarelprimerpueblo,medijeronque teníaquehacerdemoderador.
Ya en Atenas, aparcamos el coche en el garaje del hotel y salimos a la aceradelantedelaentrada.Depronto,lostresnoscallamos.
LaverdadesquenohabíamosdejadodehablardesdequesalimosdeltemplodePoseidón,peronadiehabíadichoniunasolapalabradeltemafundamental.
Fuiyoquienrompióporfinesesilenciotanembarazoso.—Y,ahora,hallegadoelmomentodehacerplanesparaelfuturo—dije.Mamámerodeóconsubrazo,yelhipócritademiviejosoltóalgoasícomoque
cadacosaasudebidotiempo.Tras algunas vacilaciones, los tres subimos al bar de la azotea, con el fin de
celebrarel reencuentroconalgorefrescante.Miviejo llamóalcamareroypidióunrefrescoparapadreehijoyelchampánmáscarodelacasaparamadame.
Elcamareroserascólacabezaysuspiróconresignación.—Primerolosdoscaballeroshacenunafiestaporsucuenta—dijo—.Luegose
arrepienten.Yestanocheeslanochedelasdamas,¿no?Comonolecontestamos,anotóelpedidoyvolvióalbar.Mamá,quenosabíade
quéiba,mirósorprendidaamiviejo.YaúnsesorprendiómáscuandomiviejomeechóunaseveramiradadeComodín.
Despuésdehablardetodoydenadaduranteunahora,sinquenadieseatrevieraatocareltemaqueatodosnosobsesionaba,mamásugirióqueabandonaralafiestaybajaraa lahabitaciónaacostarme.Ésafuesuaportacióna laeducacióndesuhijo,despuésdehaberledejadosoloduranteochoaños.
Miviejomelanzóunamiradadecomplicidad,comoqueriendodecirme«hazloquetemanda»,yentoncesmedicuentadequeseguramenteerapormíporloquenohablabanconclaridad.Entendíquelosmayoresnecesitabanhablarasolas.Alfinyalcabo,elloseranlosquehabíanprovocadoesacaóticasituación;yosóloeraalgoquehabíacomplicadoelasunto.
Abracécariñosamenteamamáyellamesusurróaloídoquealdíasiguientemellevaría a la mejor chocolatería de la ciudad. Ya empezábamos a tener pequeñossecretosentrenosotros…
Encuantolleguéalahabitaciónmedesnudéymemetíenlacamaaleerellibrodel panecillo, mientras esperaba a mi viejo. Ya no quedaban muchas páginas delminúsculolibro.
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CUATRODECORAZONES
…tampocosabemosquiénrepartelascartas…
HanselPanaderosequedóun ratocon lamiradaperdida.Susojos,deunazulprofundo,habíantenidounbrilloespecialmientrashablabadelaislamágica,ahorafuecomosilachispasehubieseapagado.
La pequeña sala estaba ya casi a oscuras, era de noche. Sólo había un débilresplandorqueprocedíadelachimenea,dondenoquedabanmásquelosrestosdeloque antes había sido unmagnífico fuego.Hans se levantó y comenzó amover lasbrasasconunatizador.Enpocosinstantes,elfuegosevolvióaavivareiluminólaspecerasytodoslosextrañosobjetosdelasala.
Durantetodalanoche,yohabíaabsorbidocadapalabrapronunciadaporelviejopanadero.DesdequecomenzósurelatosobrelosnaipesdelsolitariodeFrode,estabatan abstraído que apenas había respirado.Varias vecesme había sorprendido amímismoconlabocaabierta.Nomehabíaatrevidoainterrumpirle,yaunquesólohablódeFrodeydelaislamágicaesavez,estoysegurodequerecuerdotodoloquedijo.
—Así Frode, a pesar de todo, regresó en cierto modo a Europa —terminódiciendo.
Noestabasegurodesimelodecíaamíosiseloestabadiciendoasímismo.Almenosnoentendímuybienloquequisodecir.
—¿Terefieresalascartas?—pregunté.—Sí,alascartastambién.—Porqueeranlasqueestabanarribaeneldesván,¿verdad?Elviejoasintióconlacabeza,ysefuealdormitorio.Alvolver,traíalacajitade
losnaipesenlamano.—ÉstassonlascartasdelsolitariodeFrode,Albert.Colocó lacajadelantedemí.Notécómoelpulsome latíamásdeprisacuando,
conmuchocuidado, saqué labarajade lacajay lapusesobre lamesa.LaprimeracartaeraCuatrodeCorazones.Repaséelrestodelascartasmirándolasunaporuna.Estabantandescoloridasquenosiempresereconocíalafigura.Peroalgunasseveíanmuy bien. Encontré a Jota deDiamantes, Rey de Picas,Dos de Tréboles yAs deCorazones.
—¿Eranestascartaslasque…vivíanenlaisla?—logrépreguntarporfin.Elviejoasintiódenuevo.Meparecióquecadacartaque teníaen lamanoeracomounserhumanovivo.
LevantandoaReydeCorazonesanteelfuegodelachimenea,meacordédeloquehabíadichoenlaislaextrañaypenséqueunavezestuvovivobajoelcielo.Durante
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un tiempo,vivióentre floresyárbolesenungran jardín.Retuveduranteunrato lacartadeAsdeCorazonesenlamano.Recordéqueellahabíadichoalgosobrequenopertenecíaaestesolitario.
—SólofaltaComodín—dije,cuandocomprobéquenohabíamásque52naipesenlabaraja.
—Asíes—replicóHans—.Élvinoconmigoalgransolitario,¿comprendes,hijo?También nosotros somos enanos vivos bajo el cielo.Y nosotros tampoco sabemosquiénrepartelascartas.
—¿Creesqueél…sigueenelmundotodavía?—Sí,deesopuedesestarseguro,hijomío.Nohaynadaquepuedahacerdañoa
Comodín.Hanssepusodeespaldasalachimeneaysuenormesombramecubrió.Porun
momento, tuve un poco de miedo. No tenía más que doce años. Quizá mi padreestaba enfurecido porque me había quedado hasta muy tarde con Hans, y aún nohabía llegado a casa.Bueno, él casi nuncame esperaba. Lomás probable era queestuviesedurmiendoporalgúnsitio,hastaquese lepasara laborrachera.Enciertomodo, Hans el Panadero era la única persona en quien yo podía confiar en estemundo.
—Peroentoncestienequesermuyviejo—objeté.Hansnegóenérgicamenteconlacabeza.—¿Peronoteacuerdas?—dijo—.Comodínnoenvejececomonosotros.—¿LohasvistoalgunavezdesdequeregresasteisaEuropa?EstavezHansasintiócasiimperceptiblemente.—Unasolavez…nohacemásdemedioaño.Meparecióveralpequeñocuerpo
aparecerenlacalledelantedelapanaderíaduranteuninstante.Pero,cuandosalí,fuecomosiselohubieratragadolatierra.Fuecuandotúentrasteenestahistoria,Albert.Aquella tarde en que tuve el gusto de pegar a unos chicos que te hacían la vidaimposible.Yeso…esoocurrióexactamente52añosdespuésdequelaisladeFrodesehundieraenelmar.Lohecontadoycalculadounayotravez…yestoybastantesegurodequefueeneldíadeComodín…
Lomiréasombrado.—Entonces,¿elviejocalendarioaúnesválido?—pregunté.—Esoparece,hijo.Esedíacomprendíquetúerasaquelchicoabandonadocuya
madrehabíamuerto.Yporesopudedartelabebidapúrpurayenseñarteloshermosospececillos…
Yoestabamudodeasombro.Porprimeravez,entendíqueloquehabíandicholosenanosenelpueblotambiéntratabademí.
—¿Cómo…cómosigueelcuento?—pregunté.—Comosabes,nomeenterédetodoloquesedijoenlaisla.Perotodoloquelos
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sereshumanosoímos,loconservamosenlaconcienciaaunquenonosacordemosdeello.Yluego,puedeaflorardenuevo.Yahora,alhablardenuevodelaislamágica,yrecordarloqueCuatrodeDiamantesdijosobreenseñaralchicolabebidapúrpurayloshermosospececillos,meestoyacordandodeloquedijoCuatrodeCorazones.
—¿Yquéfueloquedijo?—«El chico se vuelve un viejo de pelo blanco, pero antes de morir llega un
soldadoinfelizdelpaísdelnorte»—dijoHans.Mequedémirandoelfuegodelachimenea,llenodeveneraciónporlavida—una
sensaciónquenohevueltoaperderdesdeentonces—.Mividahabíasidoencuadradaen una sola frase.Comprendí queHansmoriría pronto, y que yo sería el próximopanaderodeDorf.Tambiénentendíqueyoeraelque,apartirdeentonces,guardaríaelsecretodelabebidapúrpuraydelaislamágica.Pasaríamividaenesacabañaenla que estaba sentado en ese momento. Ahí cuidaría de los pececillos de la islamágica.Yundía…undía llegaría un soldado infeliz del país del norte. Supequepara eso faltabamuchísimo tiempo, que pasarían 52 años antes de que el próximopanaderollegaraaDorf.
—Y los peces de colores constituyen una larga cadena de generaciones que seremontaalosquemetrajedelaisla—dijoHans—.Algunossólovivenunosmeses,perolamayoríaviveañosyaños.Mepongomuytristecadavezquealgunodeellosdejademoverseenlapecera,porqueningunoesidénticoaotro.Yéseeselsecretodelospececillos,Albert:queinclusounpececilloesunindividuoinsustituible.Poreso los entierro bajo un árbol arriba en el bosque. Y, sobre las sigilosas tumbas,pongounapiedrecitablanca,porqueopinoquecadaunodelospececillossemereceunpequeñomonumentohechodeunmaterialmásduraderoqueellosmismos.
HanselPanaderomuriósólounpardeañosdespuésderevelarmeelsecretodelaislamágica.Mipadrehabíamuertoelañoanterior.Hansllegóaadoptarme,asíquetodossusbienesfueronparamí.Loúltimoquedijofue:
—«Elsoldadonosabequelamuchacharapadadaaluzunhermosoniño».ComprendíqueéstaeraunadelasfrasesnocaptadasdeljuegodeComodín,que,
derepente,pasóvelozmenteporsuconcienciaenelmomentodesumuerte.Estaba mirando al techo cuando mi viejo llamó a la puerta, alrededor de la
medianoche.—¿VuelveconnosotrosaArendal?—dijecasiantesdedarletiempoaentrar.—Yaveremos.Viqueunasonrisamisteriosailuminósucara.—Peromañanamamáyyoiremosaunachocolatería.Miviejoasintióconlacabeza.—Estará en la recepción a las once. La señora ha decidido cancelar todas sus
citas.
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Tantomiviejo comoyonosquedamosmirandoal techounbuen rato antesdedormirnos.Loúltimoquemedijomiviejo—oquizáselodijeraasímismo—fue:
—Noesposiblegirarunbarcoenmarchaenunabrirycerrardeojos.—Puedequeno—repliqué—.Peroeldestinoestádenuestraparte.
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CINCODECORAZONES
…tuvequehacerdetripascorazónparanorendirmeantesdetiempo…
Alamañanasiguiente,cuandomedesperté,meincorporéenlacamaintentandorecordarexactamenteloqueHanselPanaderohabíadichosobrelamuchacharapadaalmorir.Peromiviejoempezóamoverse,yamanecióunnuevodía.
Después del desayuno, nos encontramos conmamá en la recepción, y ahora letocóamiviejometerseenlahabitaciónaesperar,porquemamáinsistióenllevarmeamísoloalachocolatería.Quedamosconélenqueacudiríadoshorasmástarde.
Cuandonosmarchamos,leguiñéunojoparadecirlequeéstaeralarecompensaporlodeldíaanterior.Intentéhacerleentenderqueharíaloposibleparaconvenceralaseñora.
Cuando habíamos pedido lo que queríamos en la gran chocolatería, mamámemirófijamenteydijo:
—Supongoquenopuedesentenderporquéosdejé,HansThomas.Yonomedejéderrotarporesecomienzo,sólomelimitéapreguntar:—¿Quieresdecirquetúmismanoloentiendes?—Quizánodeltodo…Peroesarespuestanomevalía.—Supongoqueunanopuedeentenderporquéhacelamaletayabandonaalhijo
yalmarido,sindejarmáshuellaqueunaspegajosasfotosenunarevistagriegademodas.
Nos trajeronelcafé,el refrescoyunasuculenta fuentedepasteles,peronomedejésobornarportodoeso.
—Sivasadecirmequeentiendesporquénohasenviadoniunasolapostalatupropiohijoduranteochoaños,entoncestambiénentenderásqueyomelevante,tedélasgraciasportodoytedejeaquísolacontucafé.
Se quitó las gafas de sol y se restregó los ojos, aunque yo no vi ni rastro delágrimas,peroalomejorestabaintentandoprovocarlasporcuestióndeapariencias.
—Noestansencillo,HansThomas—dijo,ysuvozestabaapuntodequebrarse.—Unañotiene365días.Ochoañossuman2920días,sincontarel29defebrero.
Pero ni siquiera en los dos años bisiestos recibí algo de mi madre. Según miscálculos,esasídesencillo.Ysoybastantebuenoenmatemáticas.
Creoqueesodelosañosbisiestosfueelgolpedegracia.Laformademencionarmicumpleaños,hizoquecogieramismanosentrelassuyas,conlaslágrimascayendoporsusmejillasinclusocuandonoserestregabalosojos.
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—¿Vasapoderperdonarme,HansThomas?—Depende —contesté—. ¿Has pensado en cuántos solitarios puede hacer un
chicoenochoaños?Noestoydeltodoseguro,peroséquesonmuchísimos.Alfinal,las cartas se convierten enuna especie de sustitutodeuna familia deverdad.Perocuandopiensasen tumamácadavezquevesunasdecorazones,hayalgoquenofunciona.
Dijelodeasdecorazonesparaversireaccionaba.Perosólomemiróconcaradeasombro.
—¿Asdecorazones?—Asdecorazones,sí.¿Nohabíauncorazónrojoenelvestidoquellevabasayer?
Lacuestiónesporquiénlateesecorazón.—¡PeroHansThomas…!Ahoraestabarealmenteconfusa.Puedequepensaraquesuhijohabíaenfermado
mentalmente,porqueellalehabíaabandonadodurantetantotiempo.—Loquepasaesquemiviejoyyohemostenidoseriosproblemasparaquenos
saliera el solitario familiar, porque As de Corazones se había perdido en undesesperadointentodeencontrarseasímisma.
Laseñoranocabíaensídeasombro.—Encasa,enHisoy,hayuncajónllenodecomodines.Perononossirvedenada
sitenemosqueandarporEuropaenbuscadeAsdeCorazones.Lodeloscomodineshizoqueesbozaraunapequeñasonrisa.—¿Siguecoleccionandocomodines?—Él mismo es un comodín. Yo creo que no lo conoces bien. Es un tío muy
especial, ¿sabes? Pero últimamente ya ha tenido bastante con sacar a As deCorazonesdelcuentodelamoda.
Se inclinó por encima de lamesa e intentó acariciarme lamejilla. Pero yomeaparté.Tuvequehacerdetripascorazónparanorendirmeantesdetiempo.
—CreoqueentiendoloquedicessobreAsdeCorazones.—Esoestábien.Peronovuelvasadecirqueentiendesporquénosabandonaste.
La explicación de esemisterio está encerrada en algo que ocurrió con una extrañabarajahaceunpardesiglos.
—¿Quéquieresdecir?—QuierodecirqueestabaenlascartaselquetuiríasaAtenasaencontrarteati
misma.Setratadealgotanpocofrecuentecomounamaldicióndefamilia.YesoesalgoquedejahuellatantoenelartedeadivinardelagitanacomoenlospanecillosdelpanaderodelosAlpes.
—Meestástomandoelpelo,HansThomas.Negué con la cabeza. Primero eché un vistazo al local en el que nos
encontrábamos,luegomeinclinésobrelamesayañadí:
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—LociertoesquetehasmezcladoenalgoquesucedióenunaislamuyespecialenelAtlántico,muchísimosañosantesdequelaabuelaseencontraraconelabueloen Froland. Por eso no fue del todo una casualidad que tú te fueras justamente aAtenasparaencontrarteatimisma.Fuisteatraídaportupropiaimagenreflejadaenelespejo.
—¿Hasdichoimagenenelespejo?SaquéunboliyescribíANITAenunaservilleta.—Leeestapalabraalrevés—dije,puessupusequeellasabíagriego.—ATINA…Uf,mehasasustado.¿Sabes?,nuncasemehabíaocurrido.—Claro que no—respondí condescendiente—.Al parecer, hay bastantes cosas
quenosetehanocurrido.Peroesonoeslomásimportanteahora.—¿Entonces,quéeslomásimportante,HansThomas?—Ahoralomásimportanteescomprobarlorápidaqueereshaciendoelequipaje.
Enciertomodo,miviejoyyotehemosestadoesperandodurantemásdecienaños,peroyaestamosapuntodeperderlapaciencia.
Enesemomento,miviejoentróenlachocolatería.Mamálemiró,hizoungestodedesánimoydijo:—¿Quéhashechoconél?Nohacemásquehablarenclave.—Siemprehatenidounaimaginaciónmuyfecunda—dijomiviejoalsentarseen
unasillalibre—.Pero,porlodemás,esunbuenchico.Meparecióunabuenacontestación,porqueélnoestabaalcorrientedelatécnica
deconfusiónqueteníaplaneadaparapoderllevarnosamamádevueltaacasa.—No he hechomás que empezar. Por ejemplo, aún no he dicho nada sobre el
misteriosoenanoquenosestáespiandodesdequepasamoslafronteradeSuiza.Losdosintercambiaronunamiradadecomplicidad,ymiviejodijofinalmente:—Creoqueesopuedeesperar,HansThomas.Esamismamañana,nosdimoscuentadequeéramosuna familiaquenopodía
estarmástiemposeparada.Debídeconseguirdespertarelinstintomaternalenmamá.Ya en la chocolatería, pero sobre todo después,mamá ymi viejo empezaron a
abrazarse como si fueran una pareja de enamorados.Antes de acabar el día, hubofrecuentes besuqueos. Comprendí que debía tolerarlo, teniendo en cuenta los ochoañosdeseparación,peroenvariasocasionesmeviobligadoamiraraotrositiopormeracortesía.
Enrealidad,noimportacómofinalmentefuimoscapacesdemeteramamáenelFiatydirigirnoshaciaelnorte.
Creo que mi viejo se extrañaba de que se hubiera dejado convencer tanfácilmente, pero yo sabía, desde hacíamucho tiempo, que los ocho tristes años seacabaríansiencontrábamosamamáenAtenas.Noobstante,mellamólaatenciónlarapidezconquehizoelequipaje.Además,tuvoqueromperuncontrato,yesoeslo
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peorquepuedehaceruno al surde losAlpes.Miviejodijoque seguroquepodíafirmarunnuevocontratoenNoruega.
Trasunpardedíasmuyagitados,nosmetimosenelcocheynosfuimosporelcaminomásdirecto,atravésdeYugoslavia,hastaelnortedeItalia.Yoseguíaenelasientodeatráscomoantes,conlosdosadultosenlosasientosdedelante.Poresotuve problemas para leer el libro del panecillo, porquemamá se volvía hacia atráscada dos por tres, y no quise ni imaginar qué hubiera pensado si hubiese visto ellibritoquemehabíaregaladoelpanaderodeDorf.
CuandollegamosalnortedeItalia,yaeradenoche,ymedieronunahabitaciónindividual, por lo que pude leer el libro del panecillo sin interrupciones. Seguíleyendohastaquemedormí,encimadellibro,yademadrugada.
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SEISDECORAZONES
…tanverdadcomoelsolylaluna…
Alberthabíaestadohablandodurantetodalanoche.Envariasocasiones,mientrashablaba,mehabíaimaginadocómoseríacondoceaños.
Se quedó mirando fijamente lo que hacía mucho rato fue un fuegochisporroteante.Yonolehabíainterrumpidomientrashablaba,delamismamaneraque él había estado callado, 52 años antes, cuando Hans el Panadero le contó lahistoriadeFrodeydelaislamágica.Porfinmelevantéycrucélahabitaciónhastalaventanaquedabaalpueblo.
Fuera, estaba amaneciendo.Lanieblamatutina flotabapor encimadel pequeñopueblo,ysobreellagoWaldemarsehabíanposadodensasnubes.Arriba,enloalto,elsolacababadeiniciarsudescensoporlaladera.
Yo tenía la cabeza llena de preguntas, pero no dije nada porque no sabía pordóndeempezar.Mevolvíasentardelantedelachimenea,alladodeeseAlbertquetancalurosamentemehabíaacogidocuandocaíagotadodelantedesucabaña.Aúnsalían débiles restos de humo de las cenizas de la chimenea. Parecía como si, depronto,algodeesanieblamatutinasehubierametidotambiéndentrodelacasa.
—Tútequedarásaquíenelpueblo,Ludwig—dijoelpanadero.Por la forma en que lo dijo, podía entenderse como una pregunta o como una
orden,oquizácomoambascosasalavez.—Naturalmente —repliqué. Yo ya había comprendido que sería el próximo
panadero.Yqueguardaríaelsecretodelaislamágicaparageneracionesvenideras—.Peronoestoypensandoeneso.
—¿Enquéestáspensando,hijo?—En el juego de Comodín. Porque si yo soy ese soldado infeliz del país del
norte…—¿Sí?—Entonces tengo… tengo un hijo allí arriba —y, de repente, ya no pude
controlarmemás.Escondímicaraentrelasmanosymeechéallorar.Elancianopusosumanosobremihombro.—Así es—dijo—. «El soldado no sabe que la muchacha rapada da a luz un
hermosoniño».Medejóllorar.Cuandovolvíalevantarlavistadijo:—Perohayalgoquenoheentendidonunca;quizátúmelopuedasexplicar.—¿Qué?—¿Porquéraparonalapobremuchacha?
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—Yo tampoco lo sabía. Ignoraba que le hubieran hecho tanto daño. Pero sí heoídoqueesascosaspasaroncuandolaliberación.Laschicasquehabíanestadoconlos soldados enemigosperdieron el peloy el honor.Por eso…sólopor eso, nohevuelto aponermeen contacto con ella.Quizá seolvidede todo, pensaba.Quizá lecausaraaúnmásdañosiintentarasaberalgodeella.Creíaquenadiesabíanadadelonuestro,yasíera.Perocuandoseesperaunniño…nosepuedeesconderlaverdad.
—Comprendo—selimitóadecirAlbert.Melevantéydiunasvueltasporlahabitación.¿Seríaverdadtodoeso?,pensé.¿YsiAlbertestabarealmenteunpocochiflado,
comosedecíaenelSchönerWaldemar?Derepentemedicuentadequenoteníaningunapruebadequetodoloqueme
habíadichoAlbertfueraverdad.CadapalabradeloquehabíacontadosobreHanselPanaderoyFrodepodíanhabersidopalabrasdeunhombreenajenado.Yonohabíavistonilabebidapúrpuranilaantiguabaraja.
Miúnicopuntodereferenciaeranlasescasaspalabrassobreelsoldadodelpaísdelnorte.Perotambiénpodíahaberlasinventado.Yluegolodelamuchacharapada—mi único punto de referencia de verdad—. Me acordé de que muy a menudohablaba en sueños. Podría haber dicho algo sobre una chica rapada, porque estabamuypreocupadopor cómo le habría ido aLine.Supongoque también tenía ciertomiedo de que se hubiera quedado embarazada. Y Albert podía haber ido sacandotrozos sueltos de lo que yo había dicho en sueños, y haberlos incorporado a suhistoria.Nohabíatardadomuchoenpreguntarsobrelodelamuchacharapada…
Deloúnicoqueestaba totalmenteseguro,esdequeAlbertnomehabíaestadotomandoelpelodurantetodaunanoche.Él,almenos,creíacadapalabraquedecía.Peroprecisamenteenesopodríaconsistirsuenfermedad.PuedequefueraverdadqueAlbert fuese un perturbado mental que vivía en su propio mundo, de uno u otromodo,comodecíanenelpueblo.
DesdequelleguéaDorf,élmehabíallamadohijo.Quizáhubieraalgodeverdaden toda esa fantástica historia. Albert había deseado tener un hijo, quería que unhombre joven se encargara de su negocio en el pueblo.Y luego, sin darse cuenta,podríahaberinventadotodaesahistoriatanconfusa.Yohabíaoídohablardecasosparecidos,depersonasenfermasque,enalgunosaspectos,podíanllegarasergenios.Entonces,elaspectogenialdeAlbertseríahaberinventadoesecuentotaningenioso.
Denuevocomencéadarvueltaspor la sala.El sol seguíasudescensohaciaelpueblo.
—Estásmuyintranquilo,hijo—dijoelviejoderepente.Me senté a su lado y de pronto recordé cómo había empezado esa noche: Yo
habíaestadoenelSchönerWaldemar,dondeFritzAndréhabíavueltoahablardelospecesdeAlbert.Yo,personalmente,sólohabíavistouno,ynomeextrañabaqueel
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viejodecorarasusolitariavidaconunpececillo.Alvolveralacabaña,yamuytarde,oí queAlbert andaba por el desván.Y cuando le dije que le había oído andar porarriba,nossentamos,yasícomenzólalarganoche.
—¿Y todos lospecesdecolores?—dije—.Mehashabladode losque se trajoHanselPanaderodelaextrañaisla.¿EstántodavíaaquíenDorf?¿Osólotienesuno?
Albertsevolvióhaciamíymemiróprofundamentealosojos.—Quépocafetienes,hijomío.Aldecirlo,sumiradaseensombreció.Yo ya me estaba impacientando. Quizá porque estaba pensando en Line le
contestéunpocomásirritadodeloqueeramiintención.—¡Contéstame!¿Quépasóconlospecesdecolores?—Venaquí—dijosinmás.Selevantóyentróenelpequeñocuartoqueerasudormitorio.Yoleseguí.Bajó
una escalera del techo, exactamente como había contado que había hechoHans elPanadero.
—Vamosasubiraldesván,Ludwig—dijoenvozbaja.Élsubiódelante.Si todaesahistoriasobreFrodey la islamágicaes inventada,
entoncesAlbertestáenfermodeverdad,pensé.En cuanto me asomé al desván, comprendí que lo que Albert había estado
contandodurantetodalanocheeratanverdadcomoelsolylaluna.Habíamuchas,muchísimaspeceras,dentrodelascuálesnadabanpececillosdetodosloscoloresdelarcoiris.Además,eldesvánestabarepletodelosmásextrañosobjetos.ReconocíelBuda, la figuradecristalen formademoluco, lasespadas, los sables…ademásdeotrosmuchosobjetosqueestabanenlasalacuandoAlberteraunmuchacho.
—Es…es…fantástico—balbucíalempezaraandarporeldesván,pensandonoya sólo en los pececillos, porque ya no tenía ninguna duda de que toda la historiasobrelaislamágicafueraverdad.
Por la claraboyadel techoentrabaa raudales la luzazulde lamañana.Enesteladodelvalle,nonosllegabaelsolhastaelmediodía,y,sinembargo,eneldesvánhabíaunaluzdoradaquenoprocedíadelaventanitadeltejado.
—¡Allí!—susurróAlbert,señalandoalgoenunrincóndebajodelcaballete.Entoncesviunaviejabotelladelaqueemanabaunaluzbrillantequeseposaba
sobretodaslaspecerasylosdemásobjetosqueseencontrabanenelsuelo,enbancosyenarmarios.
—Es la bebida púrpura, hijo mío. Hace 52 años que nadie la ha tocado, peroahoralabajaremosalasalatúyyo.
Seagachóycogiólabotelladelsuelo.Almoverla,viqueloqueflotabadentroeratanhermosoquesemehumedecieronlosojos.
Cuandoíbamosaatravesareldesvándenuevoparabajarporlaescalera,descubrí
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unaviejabarajaenunacajitademadera.—¿Puedo…mirar?El viejo asintió solemnemente con la cabeza, y yo cogí el montón de naipes
desgastados. Vi a Seis de Corazones, Dos de Tréboles, Reina de Picas yOcho deDiamantes.Contélascartas.
—Sólohay51—dije.Elancianomiróasualrededor.—¡Aquí! —dijo finalmente, señalando una carta que estaba debajo de una
banqueta. La cogí y la puse con las demás. Era As de Corazones—. Sigueperdiéndoseamenudo.Perosiemprevuelvoaencontrarlaenalgúnlugardeldesván.
Coloquélosnaipesdondeloshabíaencontrado,ybajamosalasala.Albertcogióunacopitadelicor,quepusosobrelamesa.—Habrásadivinadoloquevaaocurrir—dijo,ycomprendíquemetocabaamí
probar la bebida púrpura. Antes que yo, hace exactamente 52 años, Albert habíaestadosentadoenestasala,saboreandolamisteriosabebida,yantesqueél(52añosantes,paraserexacto)HanselPanaderohabíaprobadolabebidapúrpuraenla islamágica—.Pero, recuerda, sólodarásunpequeño sorbo.Luego seharáun solitariocompleto antes de que vuelvas a quitar el corcho a esta botella. Así, muchasgeneracionesprobaránsucontenido.
Echóunacantidadminúsculaenlacopa.—Toma—dijoalcanzándomela.—Nosé…nosésimeatrevo.—Sabes que tienes que probarla —dijo Albert—. Porque si estas gotitas no
cumplenloprometido,entoncespuedequeelviejoseaunsimpleperturbadomentalquehaestadotodalanochecontandomentiras.Peroesoesloquenoquiereelviejopanadero, ¿sabes? Y aunque ahora no dudes de la historia, ya dudarías en sumomento.Poresoestanimportantequenotesentodoelcuerpoelsabordeloquetehecontado.SóloasísepuedellegaraserelpanaderodeDorf.
Levanté la copa y tragué las gotas. En unos segundos, mi cuerpo se habíatransformadoenunverdaderocircodedistintossabores.
Fuecomosimeencontraraalmismotiempoentodaslasplazasdemercadodelmundo.EnladeHamburgo,memetíuntomateenlaboca;enladeLübeck,mordíunajugosapera;enladeZürich,fueunracimodeuvasloquecomí;enladeRoma,unhigo;enladeAtenasnuecesyalmendras;yenladelCairo,dátiles.Yaúnpasaronpormicuerpounsinfíndeotrossabores,algunostandesconocidosyextrañosquemeimaginabaqueestabaenlaislamágicacogiendofrutasdelosárbolesqueallíhabía.Estoesfrutadetufa,pensé;yaquelloraízredondaycuribayas.Peroaúnhabíaalgomás:fuecomosiderepenteestuvieradevueltaenArendal.MepareciónotareloloraarándanosyelpelodeLine.
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Nosécuántotiempomequedésaboreandolabebidadelantedelachimenea.NocreoquedijeranadaaAlbert,peroalfinalelviejoselevantódelasillaydijo:
—Ahoraelviejopanaderonecesitadormirunpoco.Primero,volveréaguardarlabotellaeneldesván,ydebessaberquesiemprecierrolatrampillaconllave.Bueno,yaséquetúeresunhombreadulto.Lasfrutasyverdurassonbuenasysanas,viejoguerrero,peronoquerrásconvertirtetúmismoenvegetal.
Hoyno estoy totalmente segurode que él empleara exactamente esas palabras.Sólo sé que me hizo una advertencia antes de acostarse, y que era algo sobre labebidapúrpuraylosnaipesdelsolitariodeFrode.
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SIETEDECORAZONES
…elhombredelpanecillogritaporuntubomágico…
Aldespertarme,muyentradalamañana,comprendíporprimeravezqueelviejopanaderoaquienhabíaconocidoenDorferamipropioabuelo.Porquelamuchacharapadanopodíaserotraquemiabuelapaterna.
Nopodíaestarcompletamenteseguro,porqueeneljuegodeComodínnosedecíadirectamente que lamuchacha rapada fuerami abuela, ni el panadero deDorfmiabuelo. Pero no podía haber muchas «amigas de alemanes» en Noruega que sellamaranLine.
Eso quería decir que aún no se había revelado toda la verdad. Había muchasfrasesdeljuegodeComodínqueHansnorecordabayque,portanto,nohabíansidotransmitidas aAlbert o a otra persona. ¿Volverían a aparecer algún día esas frasesparaquesecompletaratodoelsolitario?
La islamágica había borrado todas las huellas al hundirse en elmar.Y con lamuerte de Hans el Panadero, se cerró la posibilidad de sacarle más información.Tambiénsería imposible intentarhacer revivira losnaipesdeFrodeparaversi losenanossevolvíanaacordardeloquehabíandichocientocincuentaañosantes.
Sóloquedabaunaposibilidad:siComodínseguíaenestemundo,quizárecordaraeljuegodeComodín.
TeníaqueconvenceramispadresparapasarporDorfalvolverhaciaNoruega,apesar del considerable rodeo que eso representaría y de que las vacaciones demiviejoestaban tocandoasu fin.Y teníaqueconvencerlossinenseñarlesel librodelpanecillo.
Lo que más me gustaría hacer sería entrar en la panadería y decir al viejopanadero:Aquíestoy.Hevueltodelpaísdelsur.Traigoamiviejo.Élestuhijo.
El abuelo se convirtió en el gran tema de conversación durante el desayuno.Retrasé la gran revelación hasta el final. Sabía que mi credibilidad estaba algodeteriorada,despuésdetodoloquehabíaidoinsinuandosobreellibrodelpanecillo.
Cuandomamáselevantóaporlasegundatazadecafé,miréfijamenteamiviejoyledijecondecisión:
—HasidoestupendoencontraramamáenAtenas,peroaúnfaltabaunacartaparaterminarelsolitario,ylaacabodeencontrar.
Miviejomirópreocupadohaciadondeestabamamá,luegomemiróamíydijo:—Dime,HansThomas,¿quépasaahora?Lemiréalosojosydije:
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—¿Te acuerdas del panadero que me dio una botella de refresco y cuatropanecillos, mientras tú te estabas poniendo ciego de licor de los Alpes con losdorfianosenelSchönerWaldemar?
Asintió.—Esepanaderoestupadre.—¡Bobadas!Arrugólanarizcomouncaballoalquelehubieranhechocorrerdemasiado,pero
yosabíaquenoteníaescapatoria.—No hace falta que lo discutamos aquí y ahora. Pero estoy completamente
segurodeloquedigo.Mamávolvióasentarseysuspiróconresignacióncuandosupodequéestábamos
hablando.Miviejohabíareaccionadoigual,peroélmeconocíamejor,ycreoquesehabía dado cuenta de que no podía ignorar lo que yo había dicho, antes deinvestigarlomása fondo.También sabíaqueyoerauncomodínyqueavecesmeenterabadecosasdegranimportancia.
—¿Yporquécreesqueesmipadre?—selimitóapreguntar.Nopodíadecirquelohabíaleídoenellibrodelpanecillo,asíquedijealgoquese
mehabíaocurridolanocheanterior:—Enprimerlugar,sellamabaLudwig.—Éseesunnombremuycorriente,tantoenSuizacomoenAlemania—replicó
miviejo.—Esposible,peroelpanaderotambiénmecontóquehabíaestadoenGrimstad[6]
durantelaguerra.—¿Esotedijo?—No exactamente en noruego. Pero cuando le conté que era de Arendal, él
exclamóquehabíaestadoen«derGrimmeStadt».YosupusequeseestabarefiriendoaGrimstad.
—No,no—dijomiviejo—.«GrimmeStadt»significa«laciudadterrible»,oalgoparecido.Enese caso, igualpudohaberse referidoaArendal…Pero, ¿sabes,HansThomas?,hubomuchossoldadosalemanesennuestraregióndurantelaguerra.
—Supongo.Perosólounodeelloseramiabuelo.YéseeselpanaderodeDorf.Esascosaspuedenocurrir.
Finalmente mi viejo se levantó y fue a llamar por teléfono a mi abuela enNoruega.Nosésilohizoporloqueyoacababadedecir,osideprontoseacordódequedebíallamarasumadreydecirlequehabíamosencontradoamamáenAtenas.Comoellanocontestaba,llamóasutíaIngrid,queledijoquelaabuela,derepente,sehabíaapuntadoaunviajealosAlpes.
Cuandomiviejonoslocontó,diunsilbidodeasombro.—Elhombredelpanecillogritaporuntubomágicoquealcanzagrandistancia—
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dije.Miviejopusocaradesorpresa:—¿Nohasdichoesamismafraseenotraocasión?—A lo mejor. Tampoco sería tan improbable que el viejo panadero hubiera
reconocido a su propio nieto. Por cierto, a ti también te vio. Y ¿sabes, viejo?, lafamiliaesmásimportantequeningunaotracosa.Tambiénpuedequeseleocurrierallamar a Noruega después de tantos años, ya que acababa de visitarle un niño deArendal.Y,sillamó,noestanimprobablequeelantiguoamorresurja,tantoenDorfcomoenAtenas.
De manera que emprendimos el viaje hacia el norte, en dirección a Dorf. Nimamánimiviejocreíanqueelpanaderofuesemiabuelo,perosabíanquejamáslosdejaríaenpazsinoaccedíanainvestigarelasuntomásafondo.
EnComo,nosalojamosenelMiniHotelBaradello, como laotravez.La feriahabíadesaparecidoy,conella,laadivinaytodolodemás.Peromiconsuelofuequemevolvieranameterenunahabitaciónindividual.Apesardeencontrarmebastantecansado de tanto coche, decidí acabar de leer el libro del panecillo antes dedormirme.
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OCHODECORAZONES
…tanfantásticoquenoesfácilsabersiunodebeecharsealloraroareír…
Me levanté y salí a la pequeña explanada que había delante de la cabaña.Meresultaba difícil andar derecho, porque enmi cuerpo había unmontón de distintossaboresluchandoporatraermiatención.Alavezqueunadeliciosacremadefresaseposósobremihombro izquierdo,unaácidamezcladegrosellasy limónmeestabapicandoenlarodillaizquierda.Lossaboresrecorríanmicuerpotanvelozmentequenomedabatiempoadarlesnombreatodos.
Entodoelmundohaygentequeenestemomentoestácomiendoalgo,pensé.Enconjunto,puedetratarsedemuchosmilesdesaboresdistintos.Yyoteníalasensacióndeestarparticipandodetodasesascomidasalavez.
Mediunpequeñopaseoporelbosque,queseextendíaporencimadelacabaña.Conforme iba apagándose ese enorme fuego de sabores, me iba invadiendo unasensaciónquejamásmehaabandonadodesdeentonces.
Mirando ami alrededor, fui consciente, por primera vez, delmilagro que es elmundo.¿Cómosepuedeexplicar,pensé,quetengamoslasuertedeestarviviendoenestatierra?Fuecomodescubriralgototalmentenuevoyque,sinembargo,teníaantemídesdequeeraunbebé.Meparecíahabervividoenuntrance,comosimividaenlaTierrahubierasidounalargahibernación.
¡Existo!,pensé.Soyunapersonavivaeneluniverso.Porprimeravezenmividaentendí lo que es un ser humano. Y al mismo tiempo comprendí que, si hubieseseguido tomando la bebida púrpura, la sensación que ahora tenía hubieradesaparecido poco a poco, hasta abandonarme del todo.Habría saboreado todo enestemundo tantas veces que hubiera acabado por fundirme con él.Al final, ya nohubieratenidolasensacióndeestarvivo.Mehabríaconvertidoenuntomate,oenunciruelo.
Mesentésobreuntocón.Alcabodeunratosemeacercóuncorzoquesaliódeentrelosárboles,locualnoeramuyextraño,porquesiemprehabíamuchoscorzosenlosbosquesalrededordeDorf.Peronorecordabahabermedadorealmentecuentadelamaravillaqueesunanimalasí.Claroquehabíavistocorzos;losveíacasitodoslosdías.Peronohabíaentendidoquecadacorzoeraunmisterioinescrutable.Tambiéncomprendíporquéhabíasidoasí.Nomehabíatomadoeltiempoparaverdeverdadloscorzos,precisamenteporquelosveíamuyamenudo.
Así ocurría con todo, así ocurría con elmundo entero, pensé.Mientras somosniños, tenemos la habilidadde sentir elmundo a nuestro alrededor. Pero, luego, el
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mundoensíseconvierteenunacostumbre.Hacersemayoreracomoemborracharsedesensaciones.
Ahoraentendíexactamenteloquehabíapasadoconlosenanosdelaislamágica.Estabancomobloqueadosante lossecretosmásprofundosde laexistencia—quizáporquenuncahabíansidoniños—.Ycuandoquisieronrecuperarel tiempoperdidotomandolapoderosabebidatodoslosdías,acabaronporfundirsetotalmenteconsuentorno.AhoracomprendítambiénquéfuerzadevoluntadtuvieronquetenerFrodeyComodín,paranoaficionarseaella.
El corzo se quedómirándomeunos segundos, y luegodesapareció.Durante unmomento,sentíunsilencioinconcebible.Y,derepente,unruiseñorempezóatrinar.Meparecíaincreíblequeuncuerpotanminúsculopudieraalbergartantosonido,tantarespiraciónytantamúsica.
Estemundo,pensé,esunmilagrotanfantásticoquenoesfácilsabersiunodebeecharsealloraroareír.Alomejorsedeberíanhacerlasdoscosasalavez.
Meacordédeunadelascampesinasdelpueblo.Noteníamásdediecinueveaños,pero un día, hacía poco, había entrado en la panadería con un bebé de dos o tressemanas. A mí nunca me habían llamado la atención los niños pequeños pero, almirarelcapazo,tuvelasensacióndeencontrarmeconlaasombradamiradadelbebé.Nohabíavueltoapensarenellopero,ahora, sentadosobreun tocónenelbosque,escuchando cantar a un ruiseñor, mientras un velo de sol se desdoblaba sobre lascolinasalotroladodelpueblo,semeocurrióque,sielbebéhubierasabidohablar,habría dicho que este mundo al que acababa de llegar, era algo muy extraño.Naturalmente,habíafelicitadoalamadreporlaniñapero,enrealidad,eraalaniñaala que habría que felicitar. Habría que inclinarse sobre cada nuevo ciudadano ydecirle:¡Bienvenidoalmundo,pequeño!Nosabeslasuertequehastenidoenllegaraquí.
Derepente,mepareciómuy tristeque lossereshumanosnosacostumbremosaalgo tan indescriptible como es el hecho de estar vivos. De pronto, un día vemosevidenteque existimos, y luegonovolvemos apensar en ellohastaque estamos apuntodeabandonarestemundo.
Noté cómo me subía un tremendo sabor a fresón por la parte superior de micuerpo.Eraunsaboragradable,perotanfuerteypoderosoquecasimedionáuseas.Pues no, yo no necesitaba que me convenciesen de no volver a probar la bebidamágica.Sabíaqueamímebastabacon losarándanosdelbosquey lavisitadeuncorzoodeunruiseñordevezencuando.
Deprontooíqueunaramasemovía.Allevantarlavista,descubríunpequeñoserentrelosárboles.
ElcorazónmediounvuelcoaldarmecuentadequeeraComodín.Seacercómás.Aunadistanciadediezoquincemetrosexclamó:
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—¡Mmm…!Serelamiódegustoydijo:—¿Sehadisfrutadodeladeliciosabebida?¡Mmm…,diceComodín!Nomeasusté,porquellevabaaúndentrolalargahistoriasobrelaislamágica.El
asombroquemeprodujoenelprimermomentosuvisita,prontosedesvaneció.Meparecíaqueélyyoteníamosalgoencomún.Yomismoerauncomodíndelabaraja.
Melevantéyfuihaciaél.Yanollevabaeltrajevioletadebufónconcascabeles,sinounomarrónconrayasnegras.
Ledilamanoydije:—Séquiéneres.Almoverse,oíunligero tintineodecascabeles,ymedicuentadequesehabía
puestountrajenormalencimadeldebufón.Sumanoestabafríacomoelrocíodelamañana.
—Setieneelplacerdeestrecharlamanodelsoldadodelnorte—dijo,sonriendode un modo extraño y dejando al descubierto sus pequeños dientes, que brillabancomoperlas.
Luegoañadió:—Porqueahoraletocaviviraestesoldado.¡Felizcumpleaños,hermano!—No…noesmicumpleaños—balbucí.—¡Calla!,diceComodín.Noessuficientenacerunavez,diceél.Estanocheel
aprendizdepanaderohanacidodenuevo,Comodínlosabe,yporesolefelicita.Hablabaconunavozchillona.Soltésufríamanoydije:—Losétodo…sobreti…sobreFrode…ytodoslosdemás…—Naturalmente—dijo—.PorquehoyesdíadeComodín,ymañanaseempieza
unanuevavuelta.Ypasarán52añoshastalapróximavez.Entonceselniñodelpaísdelnorteseráunhombreadulto.PeroantesllegaráaDorf.Menosmalqueselehadadounapequeñalupaparaelviaje.Unalupamuyapropiada,diceComodín.Hechadelmejorvidriodelosdiamantes.Puespuedenmetersemuchascosasenelbolsillocuandoserompeunaviejapecera.Comodínbuenchico.Peroelsoldadoeselquevaatenerlatareamásdifícil.
Yonoentendíaloquequeríadecir,peroseacercómásysusurró:—HayqueacordarsedeescribirunpequeñolibrosobrelosnaipesdeFrode.Yel
librotendráquesermetidodentrodeunpanecillo,porqueelpezdecoloresnorevelaelsecretodelaislaperosíelpanecillo…AsílodiceComodín.¡Ynosehablemás!
—Pero…lahistoriadelosnaipesdeFrodenocabráenunpanecillo—objeté.Sonrióamablemente:—Dependedelograndequeseaelpanecillo.Odelopequeñoqueseaellibro.—Lahistoria sobre la islamágica…y todo lodemás…es tan largaque tendrá
queserunlibromuygordo.Ytambiéntendráqueserunpanecilloenorme.
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Memiróconcaradepícaro.—Nohayque estar tan seguro, diceComodín.Unhábitomuy feo.El libro no
tieneporquésertangrandesitodaslasletrassondiminutas.—No creo que ningún ser humano sea capaz de escribir con unas letras tan
pequeñas—insistí—.Ysiesofueraposible,nocreoquenadiefueracapazdeleerlas.—Hayqueescribirel libro,esoes todo,diceComodín.Lomejor seráempezar
ya.Cuandollegueelmomento,seharáunarregloparaquelasletrasseanpequeñas.Quientengalupaverá.
Miréalvalle.Elvelodoradoyasehabíaposadosobreelpueblo.Cuandome volví, Comodín había desaparecido.Miré por todas partes, pero el
pequeñobufón,tanastutocomouncorzo,sehabíaescapadoentrelosárboles.Me sentía completamente agotado cuando regresé a la cabaña. En una ocasión
estuve a punto de perder el equilibrio porque un sabor a cerezasme pinchó en lapiernaizquierda,justoenelmomentodepisarunapiedra.
Pensé enmis amigos del pueblo. Si supieran… Pronto estarían sentados en elSchöner Waldemar. De algo tendrían que hablar, y no había nada más fácil quecotillearsobreelviejopanadero,quevivíasoloenunacabañaalejadadelosdemás.Atodoslesparecíaunpocoextraño,yparajustificaresecomportamientodecíanqueestaba loco. Pero ellosmismos formaban parte del enigmamás grande. El enigmamás grande estaba al descubierto.Quizá fuera verdadqueAlbert guardara un gransecreto,peroelmayorsecretodetodoseraelpropiomundo.
SabíaquenuncamásvolveríaabebervinoenelSchönerWaldemar.Ycomprendíqueundíaseríademídequiensehablaríaallíabajo.Dentrodeunosaños,yoseríaelúnicocomodíndelpueblo.
Cuandoporfinmeacosté,dormíhastaporlatarde.
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NUEVEDECORAZONES
…elmundonohabrámaduradolosuficientecomoparaescucharlahistoriadeFrodeysusnaipes…
Noté que las últimas páginas del libro del panecillo me estaban haciendocosquillaseneldedoíndicederecho,ydescubríqueesaspáginasestabanescritasconletradetamañonormal.Pudedejarlalupaenlamesillayseguirleyendocomoenunlibrocualquiera.
SeacercaeldíaenquevasaveniraDorfpararecogerelsecretodelosnaipesdeFrodeydelaislamágica,hijomío.ApuntétodoloquerecordabadeloqueAlbertmehabíadicho.Sólodosmesesdespuésdeaquellanoche,murióelviejopanadero,yyomeconvertíenelnuevopanaderodelpueblo.
Anoté inmediatamente la historia sobre la bebidamágica y decidí escribirla ennoruego. Lo hice en parte para que tú la entendieras, y también para que losdorfiensesnopudieranleerla.Peroahoraheolvidadotodominoruego.
MeparecíaquenodebíaponermeencontactoconvosotrosenNoruega.Tampocosabía cómome recibiría Line, y nome atrevía a romper la vieja profecía, porquesabíaquetúllegaríasunbuendíaaestepueblo.
Escribíellibroenunamáquinadeescribirnormal.Nopodíahacerunletramáspequeña.Pero luegomeenteré—hace sólounas semanas—dequeelbancohabíaadquirido una extraña máquina capaz de copiar una hoja reduciéndola. Haciendoocho copias reducidas de cada hoja, la letra era tan pequeña que pude preparar unminúsculo libro. Y a ti, hijo mío, Comodín te ha facilitado una lupa, si no meequivoco.
Paraescribirlahistoriaentera,sólocontabaconlasfrasesquehabíacaptadoHansel Panadero. Pero ayer recibí una carta en la que estaba escrito todo el juego deComodín,ylacartalaenviaba,claroestá,elpropioComodín.
En cuanto te hayasmarchado deDorf, yo telefonearé a Line. Quizá algún díapodamosencontrarnostodos.
Los panaderos de Dorf somos todos comodines que guardamos una historiafantástica.Y esa historia nunca debe tener alas para volar, como ocurre con otras.Pero, por nuestra condición de comodines, tanto en solitarios grandes como enpequeños, tenemos la tarea de describir a los seres humanos elmaravilloso cuentoque es el mundo. Sabemos que no es fácil abrirles los ojos para que vean que elmundoesalgograndee incomprensible.Perohastaquenosedencuentadequeloque les parece tan claro es unmisterio, elmundonohabrámadurado lo suficiente
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comoparaescucharlahistoriadeFrodeysusnaipesenlaislamágica.Algunavez,enelPaísdelMañana, todoelmundoconocerá lahistoriasobreel
librodelpanecillo,perohastaentonces,cada52añoscaeránunasgotasdelabebidapúrpura.
Hayotracosaquenuncadebesolvidar:Comodínestáenelmundo.Aunquetodoslos naipes del gran solitario se vuelvan completamente ciegos,Comodín no dejaránuncadecreerquelossereshumanoslleguenaabrirlosojosalgúndía.
Adiós,hijo.Quizáyahayasencontradoa tumamáenelpaísdelsur.YcuandoseasmayorvendrásaDorf.
Lasúltimaspáginas de este libro recogen las anotacionesdeComodín sobre eljuegorepresentadoportodoslosenanosdelaislamágicahacemuchísimosaños.
EljuegodeComodín
Bergantíndeplatanaufragaenmarembravecido.Elmarineroeslanzadoalaplayadeuna isla que crece y crece.El bolsillo de la camisa escondeunabarajaque seponeasecaralsol.Las53imágenesseránlacompañíadelhijodelmaestrovidrierodurantemuchosylargosaños.Antesdequepalidezcan loscolores, las53 figurasse forjanen la imaginacióndelsolitariomarinero.Lasextrañasfigurasdanzanenlaconcienciadelmaestro.Cuandoelmaestroduerme,losenanosvivensupropiavida.Unbuendía,unreyyunjotaescapantrepandodelacárceldelaconciencia.Lasimaginacionesabandonanelespaciocreativoyentranenelespaciocreado.Lasfiguras salen de lamangadelmago y se pellizcan en el aire para comprobar queestán vivas. Las imaginaciones tienen un aspectomuy hermoso, pero todasmenosunahanperdidolarazón.Sóloelcomodíndelabarajadesenmascaraelespejismo.LabebidacentelleanteparalizalossentidosdeComodín.Comodínescupelabebidamágica.Sinelsuerodelamentira,elpequeñobufónpiensaconmásclaridad.Tras52años,elnietodelnáufragollegaalpueblo.La verdad está en las cartas. El hijo del maestro vidriero se ha burlado de suspropiasimaginaciones.Lasimaginacionesserebelancontraelmaestro.Elmaestromoriráprontoylosenanoshabránsidosusasesinos.Laprincesa del sol encuentra el camino almar. La islamágica se destruye desdedentro.Losenanosfracasandenuevo.Elhijodelpanaderolograescapardelcuentoantesdequesedesplome.Elbufónseescabulle trasunossuciosedificiosdelpuerto.Elhijodelpanaderoserefugiaenlasmontañasyseestableceenunrecónditopueblo.Elpanaderoescondelostesorosdelaislamágica.Loquevaasucederestáenlascartas.Elpuebloalojaalniñoabandonadoquehaperdidoasumadreenferma.Elpanaderoledalabebidacentelleanteyleenseñaloshermosospececillos.Elchicosevuelve
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un viejo de pelo blanco, pero antes demorir llega un soldado infeliz del país delnorte.Elsoldadoguardaelsecretosobrelaislamágica.Elsoldadonosabequelamuchacharapadadaaluzunhermosoniño.Elniñotieneque huir al mar por ser hijo del enemigo. El marinero se casa con una hermosamujer que le da un hijo varón antes de irse al país del sur para encontrarse a símisma.Padreehijobuscanalahermosamujerquenoseencuentraasímisma.Elenanodemanosfríasseñalaelcaminoalrecónditopueblo,yregalaalniñodelpaísdelnorteunalupaparaelviaje.Lalupacoincideconeltrozorotodelapecera.Elpezdecoloresnorevelaelsecretodelaisla,perosíelpanecillo.Elhombredelpanecilloeselsoldadodelpaísdelnorte.La verdad sobre el abuelo está en las cartas. El destino es una serpiente tanhambrientaquesedevoraasímisma.Lacajitadedentrodesembalaaladefuera,alavezqueladefueradesembalaaladedentro.Eldestinoesunacoliflorquecreceporigualentodaslasdirecciones.Elniño se da cuentadeque el hombredel panecillo es suabuelo, a la vez que elhombredelpanecillocomprendequeelniñodelpaísdelnorteessunieto.Elhombredel panecillo grita por un tubo mágico que alcanza gran distancia. El marineroescupe bebida fuerte. La mujer hermosa que no se ha encontrado a sí mismaencuentraasuamadohijo.El solitario es una maldición de familia. Siempre hay algún comodín quedesenmascaraelespejismo.Lasgeneracionessesuceden,peroporelmundoviajaunbufónquenuncaesdevoradoporel tiempo.Elquevaadescubrireldestino tienequesobrevivirlo.
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DIEZDECORAZONES
…porelmundoviajaunbufónquenuncaesdevoradoporeltiempo…
NomeresultófácildormirmeenelMiniHotelBaradellodespuésdehaberleídolasúltimaspáginasdellibrodelpanecillo.Enesemomento,elhotelyanomepareciótan«mini»,ytuvelasensacióndeque,tantoesehotelcomolaciudaddeComo,deprontoformabanpartedealgoinmensamentemásgrande.
EncuantoaComodín,eraexactamenteloqueyohabíapensado.Elenanodelagasolinera era elmismo pillo que había desaparecido corriendo entre los edificiosportuariosdeMarsella.Y,desdeentonces,vagabaporelmundosinestablecerseenningunaparte.Algunaqueotravez,sehabíapresentadoantelospanaderosdeDorf.Undíaestabaenunpueblo,aldíasiguienteenunlugarcompletamentediferente.Loúnicoqueescondíasuverdaderaidentidaderaunelegantetraje,quellevabaencimadeldecolorvioletaconcascabelesquetintineaban.Asívestidonopodíavivirenunaciudad dormitorio normal y corriente. Y si permanecía demasiado tiempo en unmismo sitio, acabaría levantando sospechas, porque no cambiaba ni en diez ni enveinteniencienaños.
De la historia de la isla mágica, recordé que Comodín corría y remaba sincansarse como nos cansamos los mortales. Quizá a mi viejo y a mí nos siguieracorriendodesdequelovimosporprimeravezenlafronteraconSuiza.Perotambiénpodíahabercogidountrenenmarcha.
EstabasegurodequeComodíndisfrutabadelgransolitariodelavida,despuésdehaber conseguido escapar del pequeño solitario en la islamágica. Y también aquítenía cometidos importantes: recordar con cierta regularidad a enanos grandes ypequeños que son unos seresmuy extraños, que están vivos, pero que sabenmuypocosobreellosmismos.
Un año podía estar enAlaska o en elCáucaso, al año siguiente enÁfrica o elTíbet. Una semana podía aparecer en el puerto de Marsella, a la siguiente podíacruzaratodaprisalaplazadeSanMarcosenVenecia.
TodaslaspiezasdeljuegodeComodínestabanyacolocadas.ResultóagradablecomprobarlobienqueencajabanenelconjuntolasmaravillosasfrasesqueHanselPanaderonohabíacaptado.
Una de las que había escapado a su atención, era la de uno de los reyes: «Lasgeneracionessesuceden,peroporelmundoviajaunbufónquenuncaesdevoradoporeltiempo».
Mehubieragustadodejarleeramiviejoexactamenteesafrase,mostrárselacomo
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unapruebadequeelpanoramaquemehabíapintadosobrelosefectosdevastadoresdeltiemponoeratannegrocomoélpretendía.Notodosehacetrizasasupaso.Hayuncomodínenlabarajaquevadesigloensiglo,sinperdernisiquieraundientedeleche.
Todo esome parecía una esperanza de que el asombro del ser humano ante laexistencianomoriríanunca.Sibieneseasombronoeramuyfrecuente,tampocoseborraría jamás.Volvería a aparecerunayotravezmientras existieraunahistoriayuna humanidad, en las que los comodines pudieran juguetear. La Atenas de laantigüedadteníaaSócrates;Arendalnosteníaamiviejoyamí.Yseguroquehabíamás comodines en otros lugares y en otras épocas, aunque no fuéramos muycorrientes.
Hans sí había captado la última frase del juego de Comodín. Estaría bueno,porque,acausadelaimpacienciadeReydePicas,fuerecitadatresveces:«Elquevaadescubrireldestino,tienequesobrevivirlo».
TalvezestafrasesereferíasobretodoaComodín,quesobrevivíasiglotrassiglo.Peromeparecíaqueyotambiénestabadescubriendoentonceseldestino,graciasalalarga historia que había leído en el libro del panecillo. ¿Y no era así para todo elmundo?Aunquenuestravidaenestatierrapuedaparecercortísima,formamospartede una historia común que nos sobrevive a todos. Pues no vivimos sólo nuestraspropias vidas. Podemos visitar lugares antiguos comoDelfos yAtenas, por dondepodemospasear y respirar el ambiente que rodeó a seres quevivieron en laTierraantesquenosotros.
Miré por la ventana, que daba a un pequeño patio oscuro como la boca de unlobo, pero enmi cabeza brillaba una luz.Me pareció que tenía una rara visión deconjuntodelahistoriadelossereshumanos.Éseeraelgransolitario.Yenmipropiosolitariofamiliar,yasólofaltabaunacarta.
¿Nos encontraríamos conmi abuelo enDorf? ¿Se habría reunido yami abuelaconelviejopanadero?
La oscuridad del patio acababa de tomar un ligero tono azulado, cuandofinalmentemedormí,completamentevestido,sobrelacama.
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JOTADECORAZONES
…unhombrecilloqueestabahurgandoenelasientodeatrás…
Alamañanasiguiente,denuevoenelcocherumboalnorte,nosehablósobreelabuelohastaquemamádijoqueeseinventodelpanaderodeDorferayaelcolmodelaspayasadas.
Mi viejo no parecía tener más fe en el invento que mamá, pero aun así medefendió,loqueleagradecídecorazón.
—Volveremosporelmismocamino—dijo—.YenDorfnoscompraremosunabolsagrandedepanecillos.Enelpeordeloscasos,porlomenosnonosmoriremosdehambre.Yencuantoalaspayasadas, tendrásqueadmitirquenohastenidoqueaguantarlasdurantemuchosaños.
Mamálosuavizótodoponiendounbrazoenelhombrodemiviejo.—Noqueríadecireso.—Cuidado—murmuróél—.Estoyconduciendo.Ymamásevolvióhaciamí:—Lo siento, Hans Thomas, pero no debes desilusionarte demasiado si ese
panaderonosabemásdetuabuelodeloquesabemosnosotros.LodelospanecillostendríaqueesperarhastaquellegáramosaDorfporlanoche
porque,a lahoradecomer,miviejoaparcóentredos restaurantesenuna tranquilacalledeBellinzona.
Mientrascomíamospastay terneraasada,cometí lamayormeteduradepatadetodoelviaje:empecéahablardellibrodelpanecillo.
Quizá lo que vino después sucedió, precisamente, porque ya no pude seguirguardandoelgransecreto…
Me explayé sobremi hallazgo de un libro de letramicroscópica en uno de lospanecillosqueelviejopanaderomehabíadado,paraloquemeveníademaravillalalupaquemeregalóelenanode lagasolinera.Luegocontéagrandes rasgos loqueponíaenellibro.
Muchasvecesdespuésdeaquello,mehepreguntadocómopudesertanestúpidocomopara incumplir la solemnepromesa que había hecho al viejo panadero, justocuandoestábamosapuntodellegarnuevamenteaDorf.Ycreoqueheencontradolarespuesta:deseabaardientementequeaquelhombrequehabíaconocidoenelpueblodelosAlpesfueramiabuelo,ytambiéndeseabaquemamálocreyera.Pero,pormierror,todosevolviómuchomáscomplicado.
Mamámiróprimeroamiviejoyluegoamí.
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—No es malo tener mucha imaginación, Hans Thomas, pero también laimaginacióntienequetenerciertoslímites.
—¿Nomecontastealgoparecidoen la terrazadelhoteldeAtenas?—preguntómiviejo—.Recuerdoquesentíenvidiadetuimaginación.Peroestoydeacuerdoconmamáenquelodellibrodelpanecilloesirdemasiadolejos.
No sé exactamente por qué, pero me eché a llorar. Me había costado muchoesfuerzomantenertodoensecretoy,cuandoporfinmedecidíaacontarlo,ningunodelosdosmecreía.
—Esperadyveréis—sollocé—.Cuandovolvamosalcocheosenseñaréellibro,aunqueprometíalabuelonoenseñárseloanadie.
Elrestodelacomidatranscurrióatodavelocidad.Yoteníalapequeñaesperanzadequealmenosmiviejomecreyera.
Dejamos cien francos suizos sobre la mesa y, sin esperar la vuelta, salimosdisparadosalacalle.
Alacercarnosalcoche,vimosaunhombrecilloqueestabahurgandoenelasientodeatrás.Inclusohoysiguesiendounmisteriocómofuecapazdeabrirlapuerta.
—¡Oiga!—gritómiviejo—.¡Espere!Y a todo correr se fue hacia el Fiat rojo. Pero el hombrecillo, que teníamedio
cuerpo dentro del coche, salió a la velocidad del rayo y desapareció al doblar laesquina.Enelinstanteenqueseesfumó,meparecióoíruninconfundibletintineodecascabeles.
Miviejo, que sinduda erabuen corredor, lo siguió.Mamáyyonosquedamosesperando junto al Fiat cerca de media hora. Por fin mi viejo volvió doblando lamismaesquinaporlaquehabíadesaparecidoatodocorrer.
—Comosiselohubieratragadolatierra—dijo—.¡Elmuycabrón!Miramostodoelequipaje.—Amínomefaltanada—dijomamáalcabodeunrato.—Amí tampoco—dijomiviejo, conunamanodentrode la guantera—.Aquí
están los pasaportes, el permiso de circulación, elmonedero con la calderilla y eltalonario.Inclusohadejadoenpazloscomodines.
Semetieronlosdosenelcoche,yyomesentéenelasientodeatrás.Sentíunescalofríoalpensarquesólohabíametidoellibrodelpanecillodebajo
deunjersey.¡Ellibrohabíadesaparecido!—¡Ellibrodelpanecillo!—grité—.¡Harobadoellibrodelpanecillo!Ydenuevomeechéallorar.—Hasidoeseenano—dijesollozando—.Loharobadoporquenohesidocapaz
deguardarelsecreto.Mamáacabóporsentarseconmigodetrásymerodeóconsubrazo.—Pobre Hans Thomas—dijo varias veces—. Todo ha sido culpa mía. Pronto
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estaremosencasalostresjuntos;pero,ahora,creoquedebesdormirunpoco.Melevantédisparadodelasiento.—¿PerovamosapasarporDorf,no?Miviejosemetióenlaautopista.—Claroquesí—metranquilizó—.Unmarinerosiemprecumpleloquepromete.Justoantesdedormirme,oíquemiviejosusurrabaamamá:—Escurioso,perotodaslaspuertasestabancerradas.Yestarásdeacuerdoenque
desdeluegoeraunenano.—Esebufónseguroquepuedeatravesar laspuertascerradas—dije—.Yes tan
pequeñoporqueesunserartificial.Ymedormísobrelasrodillasdemamá.
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REINADECORAZONES
…derepente,vimossalirdelaviejafondaaunaseñoramayor…
Medespertéunpardehorasmástarde,incorporándomedeunsaltoenelasiento,ydescubríqueyaestábamosenlosAlpes.
—¿Yatehasdespertado?—dijomiviejo—.LlegaremosaDorfenmediahora,yallídormiremosenelSchönerWaldemar.
Alentrarenelpequeñopueblo—queyodealgunamaneraconocíamuchomejorqueellos—miviejoparóelcochedelantede lapanadería.Mispadressecruzaronmiradasfurtivas,peroyomedicuenta.
Lapanaderíaestabacompletamentevacía.Laúnicaseñaldevidaeraunpequeñopez de colores que nadaba dentro de una pecera a la que le faltaba un trozo. Yomismomesentícomounpezenunajauladecristal.
—Mirad—dije,ysaquélapequeñalupadelbolsillodelpantalón—.¿Noveisquecoincideexactamenteconeltrozodepeceraquefalta?
Ésaeralaúnicapruebamaterialdequemihistorianoeramentira.—Síqueesverdad—dijomiviejo—.Peroparecequenovaaserfácilencontrar
alpanadero.Yonoestabasegurodesidijoesosóloporquedarbienosi,enelfondo,había
creído todo lo que le había contado y estaba desilusionado porque no habíaencontradoenseguidaasupadre.
AparcamoselcocheynosfuimoshaciaelSchönerWaldemar.MamáempezóapreguntarmeconquiénsolíajugarenArendal.Yointentélibrarmedeella,porquelodelpanaderoyellibrodelpanecillonoeraningúnjuego.
De repente, vimos salir de la vieja fonda a una señoramayor.Al vernos, vinocorriendohacianosotros.
¡Eramiabuela!—¡Madre!—gritómiviejoasustado.Laabuelanosabrazóatodos.Mamáestabatandesconcertadaquenosabíadónde
meterse.Alfinal,laabuelameabrazófuertementecontraellayseechóallorar.—¡Ay,hijito!—dijo—.Hijitomío.Ysiguióllorando.—Pero…porqué…cómo…—balbuciómiviejoalcabodeunrato.—Hamuertoestanoche—dijolaabuelamirándonosatodos.—¿Quiénhamuerto?—preguntómamá.—Ludwig—susurró laabuela—.Me llamó la semanapasada.Ypasamosunos
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días juntos aquí.Me dijo que había recibido la visita de un niño en su panadería.Cuandoelniñoyasehabíamarchado,huboalgoquelehizopensarquepodíatratarsedesunieto,yqueelhombrequeconducíaelFiatrojopodíasersuhijo.Todohasidomaravillosoy tristea lavez.Mehizomuchobienvolveraverlo.Ledioun infartoy…murióenmisbrazosenelpequeñohospitaldelpueblo.
Enesemomento,yoperdíelcontrolporcompletoymeechéallorar.Meparecióquemi desgracia eramuchomayor que la de los demás.Los tres hicieron todo loposibleporconsolarme,peronopudieron.
Nosólohabíadesaparecidomiabuelo.Tuvelasensacióndequeelmundoenterosehabíaidoconél.Élyanopodíaconfirmartodoloqueyohabíacontadosobrelabebidapúrpuraylaislamágica.Peroquizáeracosadeldestino.Miabueloeramuymayor,yyosólohabíatenidoellibrodelpanecilloenpréstamo.
CuandodejédellorarenelSchönerWaldemar,unashorasmástarde,estábamossentadosenelpequeñocomedordondesólocabíancuatromesas.Devezencuando,laseñoragordasemeacercabaymedecía:
—HansThomas,¿verdad?—¿NoospareceunmisteriocómopudoocurrírselederepentequeHansThomas
podíasersunieto?—preguntólaabuela—.Nisiquierasabíaqueteníaunhijo.Mamáasintióconlacabeza.—Esincreíble.Paramiviejonoeratansencillo:—AmímepareceaúnmásmisteriosocómoHansThomaspudopensarque se
tratabadesuabuelo.Lostresmemiraron.—Elniñosedacuentadequeelhombredelpanecilloessuabuelo,alavezque
elhombredelpanecillocomprendequeelniñodelpaísdelnorteessunieto—dije.Todosmemiraronconrostrosseriosyalgopreocupados.Yocontinué:—El hombre del panecillo grita por un tubo mágico y su voz alcanza gran
distancia.Deesaformaconseguívengarmeporlafaltadeconfianzaquehabíantenidoen
mí.Además,eneseinstantecomprendíqueellibrodelpanecilloseríaparasiempremigransecreto.
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REYDECORAZONES
…losrecuerdossealejancadavezmásdelinstantequeloscreó…
Cuando continuamos el viaje hacia el norte, éramos ya cuatro personas en elcoche,dosmásquecuandonosdirigíamosalsur.Nomeparecióunamalabaza,peroechabaenfaltaaReydeCorazones.
Denuevopasamospor lapequeñagasolineraque sólo teníaun surtidor,y creoque mi viejo sentía enormes deseos de volver a ver al enano misterioso. Pero noaparecióporningunaparte.Amínomesorprendió,peroélestabafurioso.
Hicimos algunas averiguaciones en la vecindad, pero sólo nos dijeron que lagasolineraestabacerradadesdelacrisisdelpetróleo,enlosañossetenta.
Asíterminóelgranviajealpaísdelosfilósofos.HabíamosencontradoamamáenAtenas,yamiabueloenelpueblodelosAlpes.Peroyotambiénhabíarecibidounaheridaenelalma,ymeparecióqueesaheridateníasusraícesenlaviejahistoriadeEuropa.
Mucho tiempo después de nuestra vuelta aNoruega, la abuelame confesó queLudwighabíatenidotiempodehacertestamentoymehabíadejadotodoloquetenía.Tambiénmedijoquehabíaestadobromeandoconqueyoundíamequedaríaconlapequeñapanadería.
Hanpasadoalgunosañosdesdequemiviejoyyo tuvimosque irdeArendalaAtenasenbuscademamá,quesehabíaperdidoenelcuentodelamoda.
Recuerdocomosifueraayer,cuandoibasentadoenelasientodeatrásdelviejoFiat.Estoytotalmentesegurodeque,enlafronteraconSuiza,unenanomediounapequeña lupa.Todavía laconservo,y tambiénmiviejopuedecorroborarquemeladioelenanodelagasolinera.
PuedojurarqueelabueloteníaunpececillodecoloresensupanaderíadeDorf;todos lo vimos.Además,mi viejo y yo nos acordamos de las piedras blancas quevimosenelbosquedeDorf.Eltiempoquehatranscurridonohaconseguidoborrarelhechodequeelviejopanaderomeregalaraunabolsaconcuatropanecillos.Elsaborarefrescodeperaaúnsigueenmicuerpo,ynuncaolvidaréqueelabuelomehablódeunabebidaqueeraaúnmejor.
¿Perohuborealmenteunminúsculolibroenunodelospanecillos?¿Ibasentadoenelasientodeatrásleyendolahistoriasobrelabebidapúrpuraylaislamágica?¿Oestaba,simplemente,imaginándomela?
Cuandoeltiempotranscurre,ylosrecuerdossealejancadavezmásdelinstantequeloscreó,ladudadelamemoriasiemprenosacechasigilosamente.
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YaqueComodínnosrobóellibrodelpanecillo,hetenidoqueescribirlahistoriadememoria.Si loheanotado todocorrectamente,osialgunavezmehe inventadoalgo,sólopuedesaberloeloráculodeDelfos.
Tuvo que haber sido la vieja profecía de la isla mágica la que hizo que yocomprendiera que el panadero que conocí enDorf erami abuelo. Pues no lo supehastadespuésdehaberencontradoamamáenAtenas.¿Perocómolosupoél?
Sólo tengo una respuesta: fue el abuelo el que escribió el libro del panecillo.ConocíalaviejaprofecíadesdelostiemposdelaGranGuerra.
Quizá el misterio más grande fuera que nos encontráramos en la pequeñapanaderíadeunpueblodemontañaenSuiza.Pero¿cómollegamosallí?Porquenosengañóunenanodemanosfrías.
¿Oelmisteriomásgrandefuequenosencontráramosconlaabuelaenesemismopueblo,enelcaminodevuelta?
Puedequeelenigmamásgrandedetodosfueraquelográramoslibraramamádelcuentodelamoda.Porquelomásgrandedetodoeselamor,queescapazdehacerpalidecereltiempo,conlamismafacilidadqueeltiempoborralosviejosrecuerdos.
Ahora vivimos los cuatro felices en Hisoy. Digo cuatro, porque he tenido unahermanita. Es la que paseaba entre las hojas y castañas caídas en la carretera. SellamaToneAngelika,tienecasicincoañosyhablaporloscodostodoeldía.Quizáellaseaelfilósofomásgrande.
El tiempo hace que nos hagamos mayores. El tiempo también hace que sederrumbenlosviejostemplosyqueislasaúnmásviejassehundanenelmar.
¿Encontré realmenteun librodentrodelpanecillomásgrandede loscuatroquehabíaenlabolsa?Nohayningunapreguntaquemevengamásamenudoalamente.PodríadecircomoSócrates:sóloséquenosénada.
Peroestoycompletamentesegurodeque,poralgúnlugarbajoelcielo,aúnsigueviajandouncomodín.Élseocuparádequeelmundo jamássequede tranquilo.Encualquiermomento,yencualquierlugar,puedesalirdisparadounpequeñobufónconlargas orejas de burro y cascabeles tintineantes. Nos mira fijamente a los ojos ypregunta:¿Quiénessomos?¿Dedóndevenimos?
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JOSTEINGAARDER(Oslo,Noruega,8deagostode1952),supadreeradirectordeunaescuelaysumadremaestrayescritoradeliteraturainfantil.EnlaUniversidaddeOsloestudióFilologíaEscandinavaeHistoriade las ideasy lareligión.Enelaño1974secasóconsunoviaSiri,conquiensetrasladóacomienzosdelosaños80alaciudaddeBergenparadarclasesdefilosofíaenuninstituto.Estaactividaddocentelaabandonaríaenlosaños90.
La primera obra literaria deGaarder fue el libro de relatosEl diagnóstico (1986).Posteriormenteescribióvarioslibrosdeenfoqueinfantilyjuvenil,comoLosniñosdeSukhavati(1987)yElcastillodelarana (1988).Conunodesusmejoreslibros,Elmisteriodel solitario (1990), texto que cuenta la historia de un jovennoruegoqueviajahaciaAtenasconsupadremarino,JosteinganóelPremiode laCríticaensupaísnataly,entreotros,elPremioEuropeodeLiteraturaJuvenil.ElmundodeSofía(1991) logró que su nombre traspasara fronteras convirtiéndose en un best-sellerinternacional. En el mismo seguía las misteriosas peripecias de una jovenquinceañera al mismo tiempo que establecía un sencillo pero completo repasohistóricoalafilosofía.
Posteriormentey,porlogeneralenfocandosuliteraturaalpúblicoinfantilyjuvenilysiempre invocando en sus intrigantes tramas un sentido existencial y filosófico,JosteinGaarderpublicóElmisteriodeNavidad(1992),premioEuropeodeLiteraturaJuvenil,Elenigmayelespejo(1993),Vitabrevis(1996),¿Hayalguienahí?(1996),Maya(1999),LabibliotecamágicadeBibbiBokken(2001),co-escritojuntoaKlaus
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Hagerup,Elvendedordecuentos(2002)yLajovendelasnaranjas(2003).
¿DedóndevieneJosteinGaarder?Éldice:«Vengodelossuburbios.Recuerdolacasade mi abuela. Era muy sencilla. Pero también vengo de las salamandras y losanfibios. Vengo de la Vía Láctea. Mi dirección: Jostein Gaarder/ Oslo/ Noruega/Europa/PlanetaTierra/SistemaSolar/LaVíaLáctea/LamásGrandeRealidad/.Ytambiénalrevés:laGranRealidad/LaVíaLáctea…Deahívengoyhaciaahívoy».Aunque no se considera ya un filósofo sino un escritor que ha escrito un librofilosófico,esentodocasounpensadordepreguntaseternascuyasposiblesrespuestasva desgranando en sus libros, aunque él dice que lo más importante no son lasrespuestassinolaspreguntas.
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[1] Juegodepalabrasennoruego: lacámarade las ruedasde lasbicicletasse llamatambién«serpiente».(N.delasT.)<<
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[2] La legislación noruega es muy severa con el consumo de alcohol. Ya desdepequeños,losnoruegossabenqueconducirbebidoestápenalizadoconcárcel.(N.delasT.)<<
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[3]Juegodepalabrasennoruego:lapalabranoruega«bolle»significa«panecillo»ytambién«pecera».(N.delasT.)<<
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[4]FamosabatallaquetuvolugarenlalocalidadnoruegadeStiklestad,en1030,enlaquemurióelreyOlavelSanto.(N.delasT.)<<
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[5]Se refierealexamenobligatoriode filosofíaquehayqueaprobarparaentrarencualquieruniversidadenNoruega.(N.delasT.)<<
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