gaos, josé, antología de filosofía griega.pdf

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  • Antologa filosfica : la filosofagriega

    Gaos, Jos

    ndice

    Antologa filosfica: la filosofa griega

    Introduccin

    Bibliografa

    Apndice

    Textos

    Cicern

    Herodoto

    El fragmento de Anaximandro

    El fragmento de Anaxmenes

    Los fragmentos de Herclito

    Sobre el universo

    Introduccin Lgica

    Cosmologa

    Antropologa

    Poltica

    Teologa

    El poema de Parmnides

  • Introduccin

    Platn

    La Sofstica

    El Mito y Discurso de Protgoras

    Scrates

    Apologa

    La alegora de la caverna

    Apndice

    La Teora de las ideas segn el Fedn

    Aristteles

    Metafsica

    Libro A

    Libro L

    tica

    La doctrina del trmino medio

    Libro II

    Notas

    Explicacin

    Notas sobre Cicern

    Notas sobre Herodoto

    Notas sobre Anaximandro

    Notas sobre Anaxmenes

    Notas sobre Herclito

  • Notas sobre Parmnides

    Notas sobre Platn

    Mito y discurso de Protgoras

    Apologa de Scrates

    Alegora de la caverna

    Apndice

    Notas sobre Aristteles

    Metafsica. Libro A

    Metafsica. Libro L

    tica. Libro II

  • Antologa filosfica:la filosofa griega

    Jos Gaos

    [1] A los asistentes a mi curso de

    Introduccin a la Filosofa,profesado en la Facultadde Filosofa y Estudios Superioresde la Universidad Nacional de Mxicoen el ao de 1939.

    [3]

    Introduccin

    I

    El Historicismo y la enseanza de la filosofa

    La enseanza de la filosofa ha venido poniendo en prctica muy variados planes ymtodos a lo largo de la historia, pero principalmente en nuestros das. Para hacerreferencia a stos solos, varan los grados y ramas de la enseanza en que se incluye la dela filosofa, varan el contenido y la forma con que se ensea en aquellos grados y ramasen que se incluye su enseanza. Se trata, ya de practicar un mtodo ocasionalista, deaprovechar las ocasiones que ofrece la enseanza de las dems materias para prolongarlaso profundizarlas hasta la filosofa, (1) ya de hacer de sta materia de una enseanza aparte,propia. Esta enseanza se concibe como la de un sistema, disciplina o cuerpo [4] dedisciplinas, o como enseanza de la historia de la filosofa. En el primer caso, el sistemapuede ser un sistema oriundo de un pasado ms o menos remoto, pero al que se atribuyeuna perennidad excepcional (2) o una actualidad renovada y renovadora (3), o un sistemaarticulado originalmente en nuestros das (4); la disciplina o el cuerpo de disciplinaspueden ser elegidas por una presunta aptitud propedutica o normativa y prctica (5), o porsuposicin fundamental o central en la enciclopedia filosfica (6), o pueden extenderse a

  • esta enciclopedia entera (7). En el caso de la enseanza histrica, se opta por la enseanza,bien de los orgenes de la filosofa occidental exclusivamente (8); bien de los orgenes dela filosofa en general, occidental y oriental, pero de los orgenes solos (9); bien de lafilosofa de grandes pensadores de distintas edades y culturas, pero de puros grandespensadores (10); bien de la historia entera de la filosofa (11). Y todas estas variantes distande ser las nicas que puedan registrarse en punto a lo que cabe llamar el contenido de laenseanza (12), a diferencia de lo que cabe llamar su forma, en punto a la cual seencuentran practicados [5] como mtodos constitutivos de otras tantas variantes laleccin o conferencia (13), la lectura y explicacin o comentario de textos (14), los llamadosejercicios (15), el dilogo (16).

    Pero me parece creciente y hasta decididamente preponderante ya la tendencia a laenseanza histrica y textual de la filosofa. Las variantes no histricas enumeradasincluyen todas partes histricas que llegan en casos a equilibrarse con las otras y a dar alconjunto un carcter sistemtico-histrico. Las variantes histricas han venidoextendindose e imponindose. La enseanza universitaria de la filosofa gravita en tornoa la Historia de la Filosofa, si es que no se reduce a sta. Los cursos de las distintasdisciplinas filosficas versan en buena porcin y hasta exclusivamente sobre los filsofosclsicos y contemporneos, cuyas obras se leen y comentan en la clase, como en los [6]cursos de Historia de la Filosofa, y difcil en todos los casos, imposible en muchos,advertir ni sealar diferencia alguna entre la manera de tratar a los filsofos en los cursosde aquellas disciplinas y en los de esta Historia, ni entre la manera de tratar a los clsicosy la de tratar a los contemporneos. En fin, se ha acabado por afirmar explcita yresueltamente que la Historia de la Filosofa es el rgano, como de la filosofa misma,afirmacin hecha ya con anterioridad (17), de la iniciacin en ella, y que a esta iniciacines inherente la lectura de los textos mismos de los filsofos (18).

    Ahora bien, la enseanza de la filosofa, la transmisin didctica de la filosofa, esparte de la trasmisin histrica de la filosofa, de la historia de la filosofa, y en la medidaen que la filosofa es, segn veremos, su historia, parte de la filosofa misma, como, porlo dems, lo prueban irrefragablemente los claros -en todos sentidos- ejemplos que seremontan, por lo menos, hasta Platn. No es de extraar, pues, que las variantes de laenseanza de la filosofa respondan, desde luego a las ideas pedaggicas imperantes -ellas mismas en relaciones complejas con la filosofa (19)- pero fundamentalmente a lasideas profesadas acerca de la filosofa misma, a la filosofa de la filosofa (20). Unmtodo como el ocasionalista no ha podido ser [7] inspirado sino por la idea positivista ocriticista de que la filosofa no es tanto algo aparte de las ciencias cuanto algo a que sellega pasando sin solucin de continuidad desde los problemas y nociones de las cienciashasta las cuestiones y supuestos que hay en el fondo de estos problemas y nociones (21).La enseanza de un sistema del pasado o de nuestros das es la consecuencia de ideasacerca de la verdad de la filosofa en relacin con su historia: mientras que hay quienesestn convencidos de que la verdad ha sido descubierta y expuesta definitivamente pordeterminados pensadores del pretrito (22), otros piensan, ms o menos consciente yfundadamente, que la verdad es en cada momento histrico propia de la filosofaproducida en l (23). La inclusin de determinadas disciplinas en los planes de enseanzade la filosofa o su exclusin de ellos estn codeterminadas por las ideas acerca de la

  • posibilidad o imposibilidad de estas disciplinas o acerca de su posicin fundamental ocentral en la filosofa: as, la eliminacin o la restriccin de la metafsica y el favorotorgado a la psicologa y a la teora del conocimiento durante el predominio de las ideaspsicologistas y criticistas antimetafsicas (24). Y en general y [8] mucho ms profunda ydecisivamente, la inclusin de la filosofa en los planes de enseanza responde a laconviccin de su valor de ilustracin y formativo, para la vida y salvador, conviccinprcticamente universal -pero que no por ello deja de ser problemtica (25).

    Anlogamente, el auge en nuestros das de la enseanza histrica y textual de lafilosofa -como de la literatura y de otros sectores de la cultura -se debe, sin disputa, alhistoricismo de nuestro tiempo, todo un fenmeno tpico y caracterstico, al par, de estetiempo. Sin duda que desde los orgenes de la historia, peculiarmente unidos a los de lahistoriografa, los hombres de todas las edades y culturas han venido teniendo memoria,conciencia, saber histricos de antepasados y de s mismos como sucesores de estosantepasados, destinados a pasar a ser antepasados de sucesores venideros. Mas pareceque nunca esta conciencia histrica alcanz las dimensiones ni tom los caracteres y lasignificacin de la propia de nuestro tiempo. Nuestra conciencia histrica se extiendehasta los tiempos prehistricos humanos, y an ms all, con la paleontologa e historiade la tierra y la teora de la evolucin. Nuestro saber histrico da la vuelta al globo conlas culturas que abarca. Nuestra historiografa no es historia de sucesos particularespolticos y blicos, sino historia universal de la cultura humana. Las ciencias del esprituo de la cultura, o ciencias humanas, son todas ms o menos creacin, cuando no de unaescuela histrica de identidad precisa, del espritu histrico general al siglo de estaescuela, estn todas ms o menos historizadas y para algunas es problema expresamenteplanteado, fundamental y difcil de resolver el de [9] su distincin respecto de la Historia.Hasta la ciencia natural, hasta la matemtica misma estn historizadas, y a travs de laprimera la naturaleza, lo no humano, en un sentido muy distinto del de la tradicionalexpresin Historia Natural: se habla de la matemtica griega y de la matemticamoderna como histricamente diferentes, y se considera la naturaleza como unaconcepcin de la ciencia fsica, variante con sta a lo largo de la historia. A lo largo de lahistoria vena siendo tradicionalmente imperante la concepcin de obras de la culturacuales las del arte como incorporacin y expresin de valores ejemplares y eternos, ellasmismas poseedoras de una objetividad y perennidad peculiares: en nuestro tiempo havenido generalizndose en proporcin siempre creciente el considerar todas las obras ymanifestaciones de la cultura fundamental y hasta exclusivamente como expresinhistrica de su poca, por productos histricos de esta poca. Pero el paso definitivo lo hadado la filosofa, que ha sido tan poco ajena a este historicismo, que lo ha empujado hastael extremo bajo el cual ha cado ella misma. La filosofa contempornea ha llegado aensear que la historicidad es esencia de la naturaleza humana -o mucho mejor, que elhombre no tiene naturaleza ni esencia, sino historia: que es historia, su historia. Enparticular, pues, que todas las cosas humanas son histricas, tienen historia, son unahistoria: historia de la religin, de la ciencia, del arte... congruentemente, tambin lafilosofa misma.

    La filosofa ha tenido conciencia de s como de algo que se realiza histricamente enpluralidad de filosofas, desde el momento inmediato a su momento originario en que

  • ste pas a ser pasado para aqul, como puede comprobar el lector en los fragmentos deHerclito y de Parmnides incluidos en esta antologa. Pero esta conciencia [10] histricade s misma tenida por la filosofa ha estado hasta nuestros mismos das organizadantimamente por la concepcin tradicional de la verdad y la concepcin de la realidadimplcita en esta concepcin de la verdad, que son sendas concepciones ahistricas de laverdad y la realidad, y el efecto ha sido un contrasentido en el fondo de la concienciahistrica tenida por la filosofa de s misma. De la verdad, de la proposicin, o mejor,cuerpo de proposiciones conformes con la realidad mentada mediante ellas, se predicacomo atributo esencial la unidad: cuerpo de proposiciones conformes con la realidadmentada mediante ellas no puede haber ms que uno -supuesta la unidad de la realidadmentada mediante las proposiciones del cuerpo, como unidad de una realidad nicaincluso en el sentido de su no multiplicacin, no diversificacin en el tiempo, de lainmutabilidad, eternidad, o mejor, intemporalidad: cuerpos de proposiciones conformescon realidades distintas ya simplemente en el sentido del cambio en el tiempo de unarealidad originaria, no slo puede haber muchos, los hay de hecho. Pues bien, regida portal idea de la unidad de la realidad ha sido la concepcin de sta que han venidotrasmitindose tradicionalmente las filosofas, y tal cuerpo de proposiciones conformescon la realidad as entendida ha pensado ms o menos consciente, pero efectivamente,cada filosofa, que debe ser la filosofa, y ha pretendido ms o menos expresamente, perocon toda conviccin, ser ella misma. Consecuencia indefectible: considerar cada filosofaintegrando la realidad histrica de la filosofa de distinta manera ella misma y las dems,ella misma como filosofa verdadera y verdadera filosofa, las dems como filosofasfalsas y falsas filosofas -contra el sentido propio, autntico, de la conciencia histrica dela filosofa, que se revela al realizarse, con plena congruencia [11] consigo mismo, en elreconocimiento de realidades histricas, y aun en toda una concepcin histrica de larealidad universal, y en la correspondiente concepcin histrica de la verdad, producidasy generalizndose en nuestros das. Una manera de considerar la relacin entre lafilosofa y la historia como la tradicional, equivale a pensar que la historia afecta slo alas filosofas falsas, a las falsas filosofas, en suma, a lo falso en general, peroexclusivamente a lo falso -la historia, del error: error, errar: un andar errante, la historia.Equivale a pensar, correlativamente, que es trascendente -en expresin definitiva- a lahistoria la filosofa verdadera, la verdadera filosofa, la filosofa y la verdad, en suma.Manera de considerar la relacin entre la filosofa y la historia que se anula a s misma enla reciprocidad del exclusivismo de las filosofas que la profesan... La historicidad de lafilosofa consiste en la pertenencia de todas las filosofas por igual a la historia -o en lainherencia de sta por igual a todas las filosofas. A todas las filosofas, como a todas lasrealidades humanas, y a toda realidad correlato de una realidad humana en cuanto talcorrelato: a toda la realidad en cuanto correlato de la realidad humana. La realidad, encuanto correlato de la humana, trascurre histricamente, muda, se diversifica, semultiplica, es plural en el tiempo. Y a esta realidad plural, temporal, corresponde unapluralidad de cuerpos de proposiciones conformes con ella, entre ellos los constitudospor las filosofas integrantes de la historia de la filosofa, integrantes de la filosofa -todaspor igual. Si no todas como igualmente falsas, s todas como igualmente verdaderas,igualmente conformes con la realidad -de su tiempo, igualmente contribuyentes al cuerpode proposiciones conforme con la realidad histrica de todos los tiempos- porque lapluralidad histrica no deja de tener su unidad, y [12] ahora es la cuestin pensar con

  • coherencia la igual verdad de todas, el concepto, aparentemente imposible contradiccinen los trminos, pero forzoso, de verdad histrica... -En rigor, la pluralidad histrica delas filosofas tiene an una dimensin que no se reduce exhaustivamente a la temporal: laindividual-personal de los filsofos. Pero por dispensable aqu, no he querido complicarimpertinentemente con ella la exposicin (26).

    Este historicismo se ha manifestado tambin, naturalmente, en la didctica y lapedagoga en general, y ha influido sobre ellas, y no sobre la sola didctica filosfica. Lapersona humana se forma en el medio de la cultura en que se encuentra al nacer y conque va encontrndose en el curso de su vida, y este proceso de su formacin consisteinicial, bsicamente, en una predominante incorporacin de la cultura en su autenticidadpor el fondo nativo del individuo y una incorporacin de ste, del individuo, a la cultura,y consiste en una incesante conformacin mutua de los individuos y personasconvivientes en la cultura de que son los sujetos sustantivos. Esta formacin yconformacin, funcin constitutiva de lo humano en general, como se ve, es la educacinen el sentido ms lato del trmino, y la educacin en sentido estricto y la enseanza sonespecificaciones tcnicas y profesionales de ellas (27). En la preexistencia de lacolectividad humana, de la Humanidad, no a los individuos humanos en general, puesque individuos humanos y colectividad humana son [13] trminos rigurosamentecorrelativos (28), sino a cada individuo humano actual en singular, y en la preexistencia deuna determinada formacin de la persona a las partes de la cultura sucesivamenteencontradas por ella en cuanto tales, consiste, en uno de sus puntos o modos, lahistoricidad de la naturaleza humana, de la humanidad, lo que hace patente laconexin de lo pedaggico y lo histrico en las mismas races esenciales de lo humano.Porque, pues, as es histrico lo humano, y tambin lo no humano por su correlacin conlo humano, que lo humaniza o hace en definitiva humano igualmente; porque as sonhistricos, en suma, los sujetos, las circunstancias, los contenidos y las formas de lacultura, o sea, todos los sujetos y objetos, medios y fines de la educacin, y en particulartodas las materias de la enseanza; por esto por su propia naturaleza es, yconsecuentemente en el fondo de su realidad ha sido siempre, histrica todaincorporacin de la cultura en su autenticidad, como se conceder fcilmente, y todaeducacin y enseanza, como se experimentar alguna sorpresa en tener que conceder, y,en nuestros das historicistas o conscientes de la historicidad de lo humano, ha venidocrecientemente manifestndose tambin como tal, o en particular como una enseanzacuyo rgano es la historia, segn prueban hechos en nmero de significacin irrecusable.Lo humano es su historia -la historia de la religin, de la literatura, de la ciencia. Laenseanza de lo humano no podr ser sino la enseanza de esta su historia, de estashistorias. Pero el rgano de esta enseanza, como ya de la concepcin historicista, es laHistoria, la disciplina que tiene por objeto la historia de lo humano, la realidadhistrica de lo humano -porque lo humano es su historia [14] slo para quien sabe de estahistoria, es decir, sabe de ello con el saber que toma cuerpo en la Historia, y la enseanzahistrica de lo humano no es ms que la trasmisin didctica de este saber. Entre los de lainclusin de enseanzas histricas hasta en la enseanza de las ciencias naturales ymatemticas y del auge de la enseanza de las disciplinas histricas de la cultura humana-Historia literaria, del arte, de las religiones, etc.-, el de la filosofa no es ms que un caso

  • particular, bien que el preeminente, por la intervencin de la filosofa en el historicismocontemporneo, ya mencionada.

    Ahora bien, toda Historia tiene una organizacin, consiste en funciones determinadas,al menos en parte, bien que parte fundamental, por la naturaleza de su objeto, como a lainversa, y segn vamos a ver, este su objeto es determinado tambin parcialmente porella: historia e Historia se influye de manera recproca. A todo lo cual no puede menos deajustarse la enseanza histrica. De todo lo cual, pues, he menester decir aqu algo,aunque en referencia exclusiva ya a la filosofa, su Historia y su enseanza histrica, lonico que interesa aqu propiamente.

    La Historia consiste en una primaria funcin narrativa de los hechos en la que estnsita la de determinacin y hasta constitucin de los hechos mismos. La filosofa sepresenta ante todo como una realidad histrica textual: las obras literarias de losfilsofos. Esta realidad textual es, meramente la expresin de una realidad ideal: lasproposiciones significadas por las expresiones del texto, los filosofemas, que cifrados porel autor en sus expresiones, son conjurados por stas en la mente de los lectores; pero, esal mismo tiempo la reliquia material autntica de su [15] realidad pasada en la nuestrapresente, nica capaz de conjurar en sta tambin la parte ms propia, la ideal, de surealidad ntegra. A las obras literarias de los filsofos, a los textos en primer trmino,tienen que acudir, pues, por lo pronto la Historia de la Filosofa, pero tambin laenseanza histrica de la filosofa, para saber de sta directamente en su autenticidadplena y rigurosa, no simplemente a travs de trasuntos ms o menos cercanos y fieles,como son todas las noticias sobre ella, todas las referencias a ella, todas las exposicionesde ella. La lectura e inteligencia de los textos mismos de los filsofos es el nico mtodoque puede, no ya iniciar en el filosofar, ejercitar en l, adiestrar, formar en la filosofa,sino simplemente dar idea verdadera de sta. Fecundidad de este mtodo que le da laprimaca didctica sobre todos los dems, motivo de su boga ya en otras edades ycreciente en la actualidad. Por obra suya, la Historia de la Filosofa y la enseanzahistrica de la Filosofa asumen una naturaleza bsicamente filolgica. El problemafilosfico de esta filologa el problema de la identidad entre lo pensado por el autor y porel lector, o de la comprensin del pensamiento del autor por el lector, no puede ser aqusino afectado indirectamente por las consideraciones que siguen.

    En ntima unin con su funcin de narrar los hechos, tiene la Historia la de explicarloso hacerlos comprensibles en algn sentido. Ahora bien, explicacin y comprensinconsisten o fundan en las relaciones entre los objetos, entendidas como causacin de unospor otros o como dependencia recproca de las estructuras de unos y otros, hasta latotalidad infranqueable -meta ideal- de ellos. Por consiguiente, la Historia no puede llevara cabo esta su otra funcin sino por medio de la recurrencia de unos hechos a otros. Peroesta recurrencia ha sido y puede ser entendida y practicada en la Historia de la Filosofa,y en la enseanza histrica de la filosofa, de varias maneras cardinalmente [16] distintas:no filosfica y filosfica, que se cruzan, como la lnea Norte-Sur con la Oeste-Este, conla doxogrfica y la universal.

    Es tradicional considerar las proposiciones, en general las realidades ideales, y entreellas, naturalmente, y acaso especialmente, los filosofemas, en ellas mismas, solas,

  • aisladas, o con abstraccin de toda otra realidad, en particular de todo sujeto pensante,con participacin ms o menos creadora y activa, de ellas: los filsofos, el pblico... Enel fondo de esta manera de considerarlas hay la suposicin de una identidad de ellas, porsu propia naturaleza, tal que no puede ser afectada por diversidad ninguna de sujetos. Aesta manera de considerar los filosofemas ha respondido la de escribir la Historia de laFilosofa, y de ensear histricamente la filosofa, desde Hegel hasta nuestros das -parareferirme slo a los tiempos modernos, prescindiendo de la historiografa filosfica de laAntigedad, principalmente de la de Aristteles y su escuela inmediata. Hasta Hegel, enefecto, la Historia de la Filosofa apenas era Historia como gnero literario, sino otrognero, biogrfico, anecdtico, didctico, pero mucho menos como ciencia, y desdeluego no era Historia filosfica de la filosofa, no era filosofa. Con la excepcin deaquella historiografa aristotlica, acaso de la agustiniana y me parece que de ningunams, o no haba sino narracin selectiva de los hechos histrico-filosficos -vidas,doctrinas y sentencias de los filsofos ilustres, para recordar slo el ttulo fielmentesignificativo del contenido de la obra tpica y ms famosa-, o comprensin y explicacinde los hechos no eran filosficas. Pero Hegel cre definitivamente la Historia filosficade la filosofa, la Historia de la Filosofa que es una parte del sistema de la filosofa y, encuanto tal, filosofa ella misma [17] -filosofa de la historia de la filosofa, filosofa de lafilosofa. Hegel piensa que las filosofas han venido sucedindose histricamente en unorden imperado por las relaciones ideales entre los filosofemas, como manifestacinsingularmente relevante de las relaciones ideales entre los ingredientes de la Ideaabsoluta. Con arreglo a esta manera de pensar, hace una Historia de la Filosofadoxogrfica, esto es, versante sobre las opiniones de los filsofos, sobre losfilosofemas, narrativa de la sucesin de stos como emergentes los unos de los otros porla fuerza de aquellas sus relaciones -pura y simplemente. Esta Historia de la Filosofaforma parte del sistema como en general las manifestaciones del Espritu son dentro delsistema objeto de disciplinas que las tratan histricamente, conforme a la historicidadconsustantiva a la naturaleza intrnsecamente evolutiva, autorealizadora, del Espritu y dela Idea absoluta -as, la Filosofa de la Historia, la Esttica, la Filosofa de la Religin. Yesta Historia de la Filosofa es tan filosofa de la filosofa como la Filosofa de laHistoria, la Esttica y la Filosofa de la Religin son filosofa del Estado y de la historia,filosofa del arte y filosofa de la religin, respectivamente. Como estas Filosofas desus objetos respectivos implican una Historia de ellos, la Historia de la filosofa dala filosofa de la filosofa misma: la filosofa, manifestacin y realizacin histricasuprema del Espritu -una doctrina acerca de la naturaleza de la filosofa. En estas partesdel sistema hegeliano se anan filosofa e Historia -la filosofa se realiza como Historia,la Historia es filosfica- por modo eminente dentro del sistema de la historicidad de loideal en s y por s, y por modo ejemplar para toda filosofa que tenga ojos para lasrealidades histricas -para toda filosofa ulterior viable.

    La consecuencia de la gesta hegeliana no poda menos [18] de ser el imperio de laHistoria doxogrfica de la filosofa hasta el mismo da de hoy. Si no la totalidad, lamayor parte de las obras de Historia de la Filosofa, incluso las ms importantes, inclusoalgunas de un programa expreso distinto -si no con exclusividad absoluta, enproporciones francamente preponderantes, narran la historia de la filosofa exponiendolas filosofas como cuerpos de filosofemas, los llamados sistemas filosficos,

  • concatenados entre s, pero en esta su concatenacin abstractos de toda carne humana.Las noticias biogrficas acerca de los filsofos, ciertamente habituales, constituyenmucho ms meras coordenadas de localizacin temporal, y referencias de distincinmutua e identificacin consigo mismos de los sistemas en su individualidad, quecorrelatos causales, o siquiera funcionales, esto es, en alguna manera explicativos de losfilosofemas o contributivos a hacerlos comprensibles. En la Historia doxogrfica de lafilosofa la funcin de explicar y hacer comprender se halla reducida a las referenciasentre los filosofemas escuetos. Dados tales determinados, tales otros y ellos solos sonposibles, tales otros han sido reales. Dado el dualismo cartesiano de la extensin y elpensamiento, caban el materialismo de un Hobbes, el opuesto espiritualismo de unBerkeley y un Leibniz -interpretado ste en este sentido- las posiciones intermedias delocasionalismo y del paralelismo monista de Spinoza... Y aquellas noticias biogrficas sonlas nicas habituales. Mucho menos se encuentran todos los dems correlatos culturales,sociales, histricos y humanos en general: la comparacin con los otros gnerosliterarios, no se diga con las otras formas del arte, del arte plstico; la atencin a lavida material, econmica, social, poltica, pues, por ejemplo, las formas de vida yconvivencia de los filsofos estn en relacin, por una parte, con el filosofar mismo, porotra, [19] con las formas de vida y convivencia de los prjimos menos filosficos, puntohasta donde tiene razn el materialismo histrico -pero la sociologa del saber es lainvencin reciente bien conocida (29). Para encontrar estos otros correlatos, es menesteracudir a las monografas, a lo sumo trozos de Historia, nunca la Historia. Ello es as hastaen un Nietzsche. La filosofa en la edad trgica de los griegos es puramente doxogrfica.Un incidente como la relacin entre Herclito y el agonismo, un final como la relacinentre Pericles y el nous anaxagrico, aun siendo tan sugestivo el uno, tan decisivo el otro,no pueden aceptarse por cumplimiento satisfactorio de las promesas del prlogo y primerpar de captulos. Lo que Nietzsche vio ms y mejor ya poco despus, se qued en lasnotas de Ciencia y Sabidura en lucha -definitivamente sugestivas, esto s. Ello es, nocomo queda dicho, sino sin las restricciones insinuadas al principio de este aparte, en lasobras de Historia de la Filosofa del gnero didctico.

    La manifestacin extrema de esta Historia doxogrfica de la Filosofa es esta en que seindependizan los filosofemas de toda realidad distinta y circundante, hasta el punto dehacerlos independientes de la articulacin que en sus sistemas les dan los filsofos. Elcaso tpico contemporneo es Windelband (30). El trmino consecuente de este camino esla negacin de la historia de la filosofa. El orden histrico de los filosofemas,indiferente. Todos ellos, constitutivos de un reino cuyo orden, de tener alguno, no puedeser sino de otra ndole: ideal, doctrinal, dialctico... Figuradamente: la filosofa, undilogo entre todos los filsofos, igualmente coeternos. Es notable que hacia este [20]trmino empuja tambin la idea historicista de la igual verdad de todas las filosofas... Entodo caso, se trata de una concepcin de la filosofa latente en el fondo del pensamientode historiadores de la filosofa y filsofos, incluso que ha apuntado expresamente ac yall.

    Pero a la luz de la filosofa actual se ve siendo la filosofa y debiendo ser la Historiade la Filosofa y la enseanza histrica de la filosofa muy diferentes.

  • Los filosofemas son, si no los productos, cuando menos los correlatos de la actividaddel filosofar. Actividad informante de la vida toda, la vida teortica o contemplativa,actividad y vida caractersticas de la personalidad de unos humanos, los filsofos, quetradicionalmente se han considerado a s mismos y han sido considerados por los demscomo muy diferentes de estos dems. Actividad y vida caractersticas de la personalidadde estos humanos en cuanto determinadas precisamente por esta personalidad. Actividadejercida y vida vivida en formas de convivencia y con formas de expresin sui generis,como las formas de expresin que se encuentran en los textos de que partieron laspresentes consideraciones, pero unas y otras formas en relaciones con las formas de viday de expresin de la cultura en torno. Personalidad actuada por las situaciones ymovimientos de esta cultura... Textos y filosofemas abstractos de toda esta actividad yvida personal e histrica son exactamente esto: realidades abstractas; en cuanto tales,relativamente irreales. Y relativamente sin sentido -o sin explicacin; relativamenteincomprensibles. La redaccin, y publicacin de los textos expresivos de pensamientosfueron actos de vidas partcipes en la vida colectiva contempornea -aun el retiro a lasoledad es una forma de convivencia: el eremita convive en la imaginacin y en el temor,la aversin o el odio, con aquellos de [21] quienes quiere vivir aparte. Pleno sentido da aactos tales lo mismo solo que a todo acto: las vidas cyos son, la convivencia cyas sonestas vidas. Porque plena realidad la tiene lo abstracto slo concreto con el resto de larealidad en la totalidad no mutilada de sta. La primera consecuencia es que la Historiade la Filosofa -y como ella la enseanza histrica de la filosofa- no debe hacer omisinviolenta de la unidad orgnica de los sistemas, expresa en la de las obras literarias que losexponen, una y otra como efecto, en modo alguno inesencial, de la organizacin personaly colectiva creadora de obras y sistemas, los autores y su medio histrico. Windelbandprocede en oposicin a su reconocimiento inicial de los que llama factores histrico-cultural e individual de la historia de la filosofa (31). Pero mucho ms importante es estaotra consecuencia: la explicacin histrica de la filosofa necesita rebasar el cursoabstracto de los filosofemas para extenderse hasta la totalidad de la historia. Porque poresta va no puede esquivarse el arribar a esta conclusin: Historia no hay ms que launiversal; las Historias, de la literatura o del arte, de la religin, o de la ciencia, o de lafilosofa, o de la poltica -incluso de la poltica- no pueden ser sino la Historia universalcon la literatura, el arte, etc., la filosofa, la poltica, en primer trmino o primer plano, yen los otros planos o trminos todo lo dems de la cultura, explicando as hasta lapoltica por todo lo dems, incluso la filosofa, pero tambin la filosofa por todo lodems, sin excluir -y con razn!- la poltica.

    Pongamos un ejemplo. Los orgenes de la filosofa. He aqu que en torno al 600 antesde Cristo y en Jonia aparece [22] por primera vez en la vida de la Humanidad esta cosaenorme que poco despus va a quedar designada para siempre con el nombre de filosofa.Qu dicen las habituales Historias de la Filosofa, particularmente las didcticas, repito,de tal parto? Dicen el filosofema-vagido -todas las cosas son agua- con que la filosofasali a la luz, del seno del mito, tomado ste como una especie de prefilosofema... Nadadicen de las seales previas, los dolores inherentes, los jbilos y orgullos inmediatos alparto mismo, esto es, de todo lo siguiente. El formulador -que sera poco ms queaccidental, que casual, con arreglo riguroso a la habitual Historia de la Filosofa-, elformulador del filosofema es uno de los siete sabios. Esto de los siete sabios es una

  • leyenda de formacin posterior a la poca en que ella misma sita a los siete -aunque nomuy posterior, pues estaba formada en tiempos del historiador de la edad. Pero la leyendano deja forzosamente de tener valor histrico: aun en el caso extremo de carecer de todaverdad histrica en relacin con los hechos legendarios, muy bien puede ser fehacientedocumento histrico de lo que pensaban o se imaginaban de un pasado sus forjadores. Laleyenda de los siete sabios es la representacin que generaciones inmediatas se hicieronde hechos y rasgos tan importantes y caractersticos como autnticos de su prximopasado. Pero de este prximo pasado queda algo ms que la leyenda referente a una,aunque eminente, mera parte de l: queda el gran friso histrico de Herodoto. Y este frisonos pone de relieve una edad de engrandecimientos y declinaciones de ciudades queculmina en la gigantomaquia del imperio persa y el mundo griego. Cada uno de estos dosgigantescos antagonistas es figurado en el friso formndose a lo largo del tiempo encreciente conciencia y unidad. Para atenernos al que particularmente nos interesa [23]aqu y ahora, a Grecia, sus ciudades-estados atraviesan a lo largo de la edad el trayectoque las lleva en general de la basileia, de la realeza, pasando por la tirana, secularizacinpersonalista de la realeza, a la democracia, sustitucin terica del poder personal por lapotencia impersonal del nomos, de la ley, y a la demagogia, sustitucin efectiva del poderpersonal por el poder de la palabra hbil del orador en el consejo o la asamblea, ytambin por el poder de la habilidad para la intriga del agitador en pblico y en privado.El fondo de esta trayectoria es nada menos que una transformacin del sentido del mundoy de la vida, ms an, de la sensibilidad bsica para uno y otra, de que las pruebas yseales particulares emergen aqu y all a la superficie de la obra del historiador, peroque, por encima de todo particular sntoma y fundamento, constituyen su espiritualatmsfera. Como la de la literatura en general de la edad. Porque sta es asimismo la dela lrica -y la del nacimiento de la Historia. En ella pasa la poesa de la arcaicaobjetividad mximamente impersonal de la epopeya, no sin el antecedente intermediario,aunque lejano, de la poesa didctico-autobiogrfica de los Trabajos y Das, a lasubjetividad ms que personal, personalista, de la lrica. El antecedente de un Arquloco,el concomitante de un Alceo, los consiguientes de un Teognis y un Anacreonte, tienen uncentro de plenitud en Safo. Los fragmentos de la poetisa de las poetisas estn hoy antrmulos de expresar los juegos pueriles y gozosos y los reposos lnguidos y ardientes,los amores y los celos, la vida toda externa e ntima, de la pequea maestra morena y desus compaeras de nombres eufnicos y llenos de gracia. La Historia declara nacer deuna grave voluntad de rememoracin y conmemoracin de lo memorable, que acasofuera incompatible con todo desembocar en una obra [24] en estilo de primera persona ycarcter subjetivo -y sin embargo es un hecho que Herodoto circula l mismo por toda suobra, se hace presente l mismo constantemente en ella. Porque ella es la exposicin desus averiguaciones y stas son el resultado de sus viajes. El historiador padre de laHistoria es el viajero, ya no del viaje fatal, azaroso y fabuloso, de la odisea, al parorigen y creacin de la leyenda y del poema, sino genial inventor y libre protagonista delviaje histrico, precisamente, esto es, del que queda la Historia en las memorias que delos resultados de sus viajes, trasparecindose estos mismos, el viajero redacta y publica, yal que es empujado por el afn curioso y simptico, personal y efusivo, y en todo elloplacentero, de ver cosas maravillosas y averiguar cosas notables, de esta autntica teora,la historia, y de admirar a los dems con el relato de ellas, tan autnticamente al menoscomo empujado pueda ser por la grave voluntad de re y conmemoracin de lo

  • memorable. Herodoto es, a buen seguro, mucho ms que el narrador de historietas adusum discentis; pero su grandioso y dinmico friso de la edad es la obra de aquel afn,que no est forzado a quedarse disperso en las pequeas curiosidades y ancdotas sueltas,sino que es capaz de elevarse hasta el thauma total y unitario de una edad histrica,superlativo portento y pasmo. Pues bien, en el ingente trance histrico-poltico de la edadnos presenta la leyenda a aquellos hombres de buen consejo y legisladores, sus sietesabios, y como versificadores, cuando no verdaderos poetas, y viajeros. Y algo ms quela leyenda, la biografa histrica y la Historia, sta ya la del historiador de la edad, nospresenta al que sera sin rival el ms egregio de los siete, si el auge de la filosofaulterior no le hubiera sobrepuesto el considerado por ella como su fundador, nos presentaa Soln de Atenas como [25] quien, usando de la elega para la apologa de su obra y vidapolticas, hace entrar a stas en la poesa, y como quien viaja impulsado del mismo afnde saber, de la misma filosofa, que el historiador que hace referencia a estos viajes yquiz no otra cosa que atribuir a este viajero sus propios mviles, para l, el historiador,slo patentes en semejante objetivacin en figura anterior -atribucin y patencia fundadasy comprensibles, si los mviles, invencin de la edad, tpicos en ella. Figuras las de lossiete, pues, en notorio ajuste con la estructura y el movimiento de la edad. Mas he aquque la sabidura de uno de ellos, el milesio Tales, se distingue, por la fsica, de lasabidura poltica de todos. Esta fsica prolfera atencin y apelacin a la physis, a lanaturaleza -de las cosas, en sus continuadores, es que no tendr que ver con la aparicinde la potencia impersonal del nomos, en paradjica pero comprensible correlacin con eldesencadenamiento de la subjetividad individual en la lrica -y en la democracia y lademagogia? Tanto ms cuanto que en las primeras reliquias relativamente suficientes quede ella nos quedan -vea el lector los fragmentos de Herclito-, el fsico, l, piensa yprofiere la razn segn la cual sucede todo, a diferencia de los dems, almas de brbarospara ella, a quienes conmina a adherirse a ella, en una significativa comparacin doble:de esta adhesin con la de la ciudad a la ley y de la ley con los muros de la ciudad -temaste de los muros que se puede seguir desde los orgenes de la lrica, a travs de ella,hasta la filosofa, desde ser el guerrero valiente el muro de su ciudad hasta ser estamuralla la potencia impersonal de la ley. La filosofa nace bajo el mismo signo desubjetividad que lrica e Historia, en el mismo mundo y edad, en la misma coyunturapoltica que ambas. Este orto de la fsica, [26] no en el horizonte, sino en el centromismo del mundo de la poltica, de la lrica y de la Historia, es lo que hay quecomprender, lo que tiene que explicar la Historia UNIVERSAL de la filosofa.

    Pongamos otro ejemplo -pero no, no lo pongamos. Contentmonos con indicar quepara comprender la filosofa griega en su plenitud en Platn y en Aristteles, esnecesario explicarla acudiendo a Tucdides y a los oradores como a la literatura teatraly a las obras de las artes plsticas. Para comprender la mismsima metafsica aristotlica,no meramente el significado de los teoremas acerca de la sustancia, hasta los culminantesacerca de la eterna, inmvil y no sensible, sino el sentido del buscar hombres esta sopha,doblemente divina, principalsima, propia del sabio del que no est bien que seamandado, sino que mande -es menester llegar a la solucin al problema que se planteadesde tica, 1, 2; es menester, no ya la tica y la Poltica del filsofo, sino hasta suRetrica; y tampoco meramente para explicar y comprender unos textos del autor porotros, al modo de los comentarios autnticos e histricos tradicionales, sino porque

  • es menester la consideracin del mundo mismo que es objeto de los tratadosmencionados y obtiene expresin en ellos.

    Bien entendido siempre que no se trata de la mera comprensin y explicacinhistrica, sino histrico-filosfica de la filosofa, ya que la Historia de la Filosofa debeser siempre Historia y filosofa. Pero la comprensin y explicacin filosfica msprofunda, ltima, que de la filosofa puede intentarse y preverse, es decir, que de smisma puede intentar y prever la propia filosofa, la de su ser en el mbito del ser de lavida humana, requiere la consideracin de los dems fenmenos, no filosficos, de estavida. As, el presentarse la filosofa como afn de un saber de los [27] principios de lascosas y de vida que se articula en un pensar y un habla peculiares, fuerza a considerar losfenmenos generales humanos del afn, el saber, el principiar, el pensar, el habla, quefiguran en los dominios de la poltica y la retrica, entre otros.

    Historiador, profesor, aprendiz, aficionado, curioso, tienen, pues, que acudir y recurrira lo que no es la filosofa para historiar, ensear, aprender, cultivar la filosofa, enterarsede lo que es. ste es el fundamento del consejo al vocado de la filosofa: practicar otradisciplina (32); que puede ensancharse a: vivir algo ms que la filosofa. Si el juvenil yvido principiante es incapaz de placeres y de pasiones, de virtudes o de vicios, si su vidaes anodina, si no sabe nada de la vida qu diablos podr, llegar a entender de lafilosofa? A pesar de toda su abstraccin de lo dems, la filosofa no funciona en el vaco,ni en el circundante, ni en el de su interior, sino que es slo prole de la fecundacin delpensamiento humano por la ciencia o por la experiencia de la vida.

    Hay, en suma, varios planos de comprensin y explicacin de la filosofa en surealidad histrica. Desde la comprensin y explicacin del estricto significado de lasexpresiones textuales, o de stas en su primaria referencia a los objetos ideales o realesmentados y en la ilacin lgica de las ideas as significadas por ellas, hasta el de lacomprensin y explicacin de las relaciones de estas ideas con toda la realidad ideal,psquica, social, material, circundante. Y si el primero es aquel por el que hay queempezar para empezar a comprender, este ltimo es el nico que explica acabadamente,hasta donde es posible.

    ste es el lugar de decir algo acerca de las traducciones. [28] Porque la traduccin seencuentra en una posicin peculiar entre la narracin determinativa o constitutiva de loshechos y la explicacin de stos. La traduccin afecta a la autenticidad de los textos y esinterpretacin de ellos y hasta inicio del comentario. Establece el texto que lee quien nolee el original y esta operacin no es posible sin alteraciones ms o menos importantes deste, salvo quiz en algn caso de traduccin a lengua prxima absolutamenteexcepcional. Estas alteraciones proceden del hecho de que traducir es persecucin de unideal imposible, como fundado en un supuesto sin realidad. El traducir supone laequivalencia expresiva de las distintas lenguas, lo que es slo un ideal. Ya dentro de unalengua puede advertirse la falta de expresiones para determinadas realidades. El lector deesta antologa puede ver cmo Aristteles echa de menos en su lengua griega nombrespara muchos de los excesos, defectos y posiciones intermedias en que consisten vicios yvirtudes. Tales faltas en una lengua son particularmente sensibles desde otra. Porque lasdistintas lenguas no tienen, todas, expresiones para las mismas cosas. Ello se debe a algo

  • ms profundo. Las lenguas responden a culturas y quiz hasta a mentes, colectivas,distintas. Y estas culturas no tienen los mismos ingredientes materiales y espirituales,estas mentes no perciben ni piensan lo mismo. Muchos norteamericanismos del espaolde Mxico son la prueba de la falta original de los objetos designados por ellos en lacultura mexicana. Anlogamente sucede con lo que no son cosas materiales. En unaslenguas faltan trminos para denominar, por ejemplo, sentimientos que tienen nombre enotras, o las unas tienen un solo trmino para denominar los que las otras distinguen consendos. Indicio de que las mentes correspondientes a las primeras no distinguen lo queestas ltimas, acaso por no percibir, [29] o incluso no experimentar, algo de lo queexperimentan y perciben las otras. El francs con su orgueil y el alemn con su Stolz nodistinguen como nuestro espaol entre orgullo y soberbia. En la mayora de los casos, loque pasa es que los trminos tienen significaciones plurales y las significaciones de lostrminos de una lengua no se corresponden exactamente con las significaciones de lostrminos de otra. Esto hace que un mismo trmino de una lengua figure en distintoscontextos de ella con otras tantas de sus significaciones, y que al traducir no sea posibleemplear un mismo trmino, sino que sea necesario hacer uso de distintos, consecuenciade todo punto perturbadora cuando el trmino original es un trmino cuya unidad esesencial, como sucede en los casos en que es un trmino tcnico filosfico. El lectorencontrar en esta antologa un ejemplo con el trmino griego aret traducido por virtud.Todo esto y otro tanto que no es posible ni interesa detallar, se debe en ltima instancia ala irrealidad del supuesto ms profundo de toda actividad de traduccin: la independenciade lo significado, o ms en general an de lo expresado por las expresiones, respecto destas mismas. Para que en las distintas lenguas pudiera haber expresiones perfectamenteequivalentes desde el punto de vista semntico, fuera menester que lo expresado pudieraexpresarse indiferentemente con unas expresiones u otras, es decir, resultara indiferente ala diferencia entre las expresiones, independiente, pues, de ellas. Pero mucho dista de seras. No hay solas las clsicas suposiciones real o formal, lgica y material, en que elmismo trmino significa el objeto, o la idea de este objeto, o a s mismo, el trmino; hayvinculaciones recprocas entre lo expresado y las expresiones, lo uno y las otras encuanto tales, que se ven muy bien, por ejemplo, en los refranes: las equivalencias [30]entre los de distintas lenguas son en muchos casos meramente aproximadas. Estasdificultades tienen su potenciacin mxima en la traduccin del estilo. Aqu no cabeproceder sino artstica, genialmente -y cmo no se sentir el traductor que se adviertelejano a toda genialidad y aun al talento propiamente artstico. El estilo no puedetraducirse ms que reproducindolo libremente con la intencin de producir unefecto anlogo al que produce el original -en rigor, un efecto sobre el lector actualanlogo al que produjera el original sobre el contemporneo del autor- para qu indicarlos problemas historiogrficos, histricos, de composicin de lugar de unas personasen el de otras, de comprensin de unas por otras, a travs de culturas y tiempos, que estaintencin plantea. Traduccin es recreacin en todos los casos; en los ms arduos,empeo con alto componente de creacin. Por todo esto es por lo que la traduccin es,muy propiamente, interpretacin, y a travs de la parfrasis, indispensable o convenienteen muchos casos, por ejemplo, para hacer inteligible lo que sin ella no lo sera enabsoluto o evitar una nota, es conato e inicio de la explicacin del texto, del comentario.El traductor, en suma, padece as cogido, por las efectivas discrepancias de las lenguas,entre su doble necesaria fidelidad: al original y a la lengua a que traduce, al pensamiento

  • filosfico o potico y a su expresin tcnica y literaria, y a la propiedad de la lengua aque traduce, a la legibilidad en el sentido de la inteligibilidad y de la facilidad y fluidez -contrarios entre los cuales es demasiado frecuente no poder hallar ningn heraclitianoacople. Se debe concluir, sin duda, que el ideal es la lectura de los originales, y hasta sepodra concluir que acaso fuera mejor dedicar a la difusin de las lenguas los esfuerzosofrendados a la actividad de traducir. Pero la verdad es que no hay [31] que exagerar. Elideal de la comprensin lo ms perfectamente autntica posible de los textos, no delpasado, ni de un pasado remoto, sino simplemente ajenos, no es ms que esto, un ideal, ala realizacin del que son otros tantos lmites cuantos nos confinan en nuestrasindividualidades a los humanos. La lectura de originales es tambin traduccin,interpretacin, explicacin, recreacin, no ya cuando es un principiante quien losdeletrea, sino, y sin duda ms, cuando es un grande hombre cargado de saber quien loshace revivir con esta su sabidura y humanidad toda. Y dado as que todo traducir esrecreacin, y puestos a escoger entre recreaciones, las que ms lo sean pueden ser las mssugestivas, cuando menos -si este cuando menos es lcito... La traduccin es la mejorde las introducciones a la lectura de los originales y como tal debe ser utilizada por losprincipiantes y puede serlo por los doctos. Los hechos histricos hablan a favor de estaamplitud de criterio. Hay casi, casi culturas de traducciones y traducciones de ingenterepercusin en las culturas. Pero si se quiere un caso muy agudo y muy ejemplar de loque se puede hacer a base de traducciones, y para que la mencin del caso sea de todopunto pertinente en este libro, de traducciones de filosofa griega, bastar citar a SantoToms y su Aristteles de Moerbeke -que no resulta excesivamente atenuado porque elAnglico Doctor pudiera consultar el texto griego y las traducciones de su hermano dereligin sean un calco.

    Mas si por parte de su funcin explicativa es la Historia integracin, por parte de lanarrativa es seleccin. Esta funcin selectiva empieza por ser obra de la misma historia:la historia es prdida [32] y destruccin material, base y medio de la funcin amnsica,prdida y destruccin psquica, que juntamente con la funcin mnmica, re yconmemorativa, concurre a la selectiva. Forzosa seleccin, de los hechos del pasado,porque es forzosa abreviatura de ste: la Historia no puede ser la historia por segundavez. Esta seleccin es el trmino subjetivo que tiene por correlato objetivo la estructura,el relieve con que la realidad histrica se presenta ya a la primera mirada a ella -por loque no hay ms remedio que representarse la historia de la filosofa, como en general lade la cultura, orogrficamente. La historia de la filosofa no se presenta integradaigualmente por todas las filosofas -en otro sentido que el dilucidado de la verdad yfalsedad. Hay las filosofas de los grandes pensadores y las de los que no son tangrandes, sino menores y hasta minsculos. De este relieve son elemento articulador lasedades y culturas -antigua, moderna. La filosofa no culmina en una ms alta cumbre,sino en las ms altas cumbres de la antigua y de la moderna: un Platn y un Aristteles yun Descartes, un Kant, un Hegel. (Es una cuestin en lo que no voy a entrar aqu la dellugar y concepto de la filosofa medieval: prolongacin de la antigua, distinguindose deambas la moderna, segn una interpretacin generalizada hasta la interpretacin msreciente, segn la cual la del medievo, origen de la moderna, distinguindose ambas de laantigua) (33). Y l, el objetivo relieve, es la traduccin figurada de una jerarqua de valor.Conformmonos con reconocer todo esto como otros tantos hechos, sin intentar

  • desarrollar, ni siquiera enunciar ntegramente, los formidables problemas que estoshechos plantean: en qu consista la grandeza de los pensadores, [33] cmo y por qu laarticulacin por las edades y culturas... A excepcin de tocar el punto siguiente.

    Las ideas evolucionistas del siglo pasado dieron una importancia singular a losorgenes de las cosas en general. Los orgenes de las cosas contendran los elementosesenciales de ellas, sin las adherencias y complicaciones en que consistira el desarrollo.Por consiguiente, en sus orgenes se podra conocer y dar a conocer con distincin nicala naturaleza de las cosas. Y por resumirse la evolucin de la especie en el desarrollo decada individuo de ella, los orgenes del individuo y de la especie seran hasta cierto puntointercambiables desde estos puntos nticos, gnoseolgicos y didcticos. En aplicacinms o menos consciente y expresa de estas ideas, se ha atribuido a los orgenes de lafilosofa un singular valor de iniciacin en ella. El hombre entrara de la mejor manera enla filosofa por donde entr de hecho en ella la Humanidad. Los primeros filsofoshabran planteado los problemas, eternos, de la filosofa y formulado soluciones, tambineternas, a ellos, en trminos de una lapidaria simplicidad y grandiosidad, como nocargados todava por el lastre de los ulteriores datos y conceptos histricos (34). Mas lasideas evolucionistas del siglo pasado se han vuelto de entonces ac problemticas,cuando menos. Es posible que la naturaleza de las cosas slo sea autnticamenteaprehensible en la madurez de su desarrollo, en las formas adultas y perfectas. Que noquepa juzgar de las cosas por sus orgenes, sino de los orgenes por la plenitud, comoformas, los orgenes, deficientes an de sta ltima. Que la evolucin y desarrollo noconsistan en la mera adhesin sucesiva de elementos accidentales [34] y perifricos almero despliegue y patentizacin de miembros ntegramente preformados, sinoincorporacin reiterada de ingredientes tan esenciales como nuevos, verdadera continuacreacin. Que, en fin, el presunto resumen de la evolucin de la especie en el desarrollodel individuo sea muy diferente de lo resumido. Pero como quiera que sea de las ideasgenerales, en el caso particular de la filosofa son de hecho los orgenes singularmenteinstructivos, relevantes. La filosofa empieza con alturas, acantilada sobre las ondas de lacultura prefilosfica, al elevado nivel que en general se arroga dentro de lo humano.Simples por originarias o no, las primeras filosofas son paradigmas cimeros y perennesde la filosofa.

    En suma, la Historia resulta organizada por dos principios antitticos que han deconciliarse en ella. Ha de extenderse desde los orgenes hasta la actualidad y a toda laanchura de la vida -y dentro de esta doble dimensin ha de entresacar los hechos ms onicos relevantes, valiosos.

    De su parte, la enseanza implica tambin una seleccin forzosa. Por ser tambinabreviatura, de lo que ensea, forzada por la temporalidad del hombre. La enseanza deuna disciplina no puede ser la disciplina misma. Ms en general, no es posible aprendertodo, sino parte; ni sino ir aprendiendo, por partes. El criterio de esta seleccindidctica es doble: la importancia objetiva de la materia, en el cuerpo mismo de ladisciplina correspondiente, y, su adecuacin didctica, su asequibilidad (35) alprincipiante, su facilidad. As, una enseanza histrica implica, en definitiva, unaseleccin en segunda potencia: la historiogrfica y la didctica.

  • El doble criterio de la seleccin didctica, al ser aplicado en la enseanza de lafilosofa, plantea cuestiones, promueve [35] conflictos especficos de esta enseanza,como originadas por su objeto, sui generis.

    La concepcin historicista de la inherencia de las filosofas de todas las edades yculturas a la filosofa, fomenta la tendencia a iniciar ya en la filosofa por medio de laHistoria de la filosofa en su totalidad universal. Pero, sobre que ya la Historia implicaseleccin en esta totalidad, tambin en filosofa hay que principiar, principiar por algunaparte, por algo: ni todo el que se interesa por la filosofa puede pasar de principiante, nipueden menos de empezar por ser principiantes quienes hayan de ser ms. La naturalezamisma de la Historia y de la enseanza fuerza, pues, a reducir la historia enseada a lascumbres de su totalidad. Pero, ya as, a las cumbres eminentes a lo largo de toda sutotalidad. Dialctica histrico-filosfica y didctica. Mas como se trata de ensear lafilosofa en su autenticidad misma, partiendo de sus textos, todo se reduce a discernir losms importantes histrico-filosficamente -cosa juzgada. Pero no son precisamente losms fciles. Hay textos filosficos ms fciles. No suelen ser los ms importantes, nimucho menos. Qu compromiso procurar? Es alguno posible? A fondo: tendra uncompromiso tal, sentido en filosofa? Tambin el desarrollo y resolucin de estascuestiones excede de los lmites de esta introduccin. Han de bastar las conclusiones aque se ha ajustado esta antologa. A la filosofa y a su presunto valor formativo -principalfundamento justificable de su enseanza y en general difusin- es inherente cuandomenos una buena dosis de dificultad. En materia de enseanza de la filosofa, la facilidadno debe buscarse en los textos mismos, sino por medio del comentario: no textos fciles,sino facilitarlos, he aqu el lema. Por ende, primado del criterio de la importancia [36] enla eleccin de los textos, sin compromiso con la facilidad -y satisfaccin de que noresulten en conjunto precisamente los ms difciles de toda la historia de la filosofa- yesfuerzo por facilitarlos ya con la traduccin misma, y con la introduccin, por parte delautor, y por parte del lector, con los materiales que aportan las publicaciones citadas en labibliografa, si a tanto como a moverle a ensanchar su aplicacin hasta ellas llega suaficin o vocacin por la filosofa.

    Otro conflicto en apretado nudo con el anterior, porque la dificultad o facilidad de lostextos est en relacin con sus dimensiones, es el que se promueve entre la esencialunidad orgnica de las obras y la seleccin forzosa a la Historia y a la enseanza. Lasprdidas materiales de la historia arrojan hasta el presente slo fragmentos de las obrasms antiguas: la unidad de las obras impone el esfuerzo de reconstruccin, sobre la basedel conocimiento de la totalidad de las reliquias y de las noticias sobre ellas. Pero, ensentido contrario, siendo la unidad de las obras refractaria, si no francamente adversa, alas pginas escogidas y por ende el ideal el conocimiento de las obras en su integridad,la forzosa seleccin, la necesidad de ir por partes, se opone a este ideal. Por ventura hayobras de menor extensin, partes de obras con unidad de sentido relativamente autnoma,documentos insertos. La tendencia, siquiera, debe ser a preferir estas obras, partes ydocumentos sobre las meras pginas escogidas (36).

    Ya la Historia implica una actividad antolgica. Una antologa como sta se remite, ala inversa, a una serie de operaciones historiogrficas -aparte las didcticas y filosficas:ya el escoger los textos y traducirlos, no slo [37] el comentarlos histricamente, son

  • actos de saber histrico. Mas todas las funciones de la Historia, y de la enseanzahistrica, se efectan desde la actualidad, en la actualidad. No haya engao sobre estepunto. No es posible reducirse exhaustivamente a lo histrico. El ms extremadohistoricismo tiene un lmite actual, actualista. Los hechos que se selecciona para narrarlosy los que se aduce para explicar los que se narra, son iluminados por las ideas actuales:las ideas actuales son un haz de rayos sobre lo pretrito que ilumina slo partes, dejandoen penumbras y sombras el ancho resto, y el panorama de lo pasado vara as con elpresente -pero es porque hay, en incesante renovacin, ideas actuales, porque las tienenincluso quienes piensan no tenerlas sino arcaicas. El historicismo es comprensin delpresente por el pasado. Despus de haber sido la historia; la vida humana, origen de lafilosofa, y siendo siempre lo nico que puede dar a la filosofa un sentido, ha venido aser tema de la filosofa, y a ser rgano de sta la Historia. El filsofo de hoy, ms que elde ninguna otra edad anterior, para exponer su pensar, habla por boca de clsico. Lacontrapartida es la comprensin, recproca, del pasado por el presente; la realizacinmisma de aqul por este ltimo. Hasta quien piensa limitarse a adherir a una filosofa deotros tiempos y a profesarla, lo hace por motivos que no figuraban en aquella filosofa,sino que son personales suyos, actuales. Y estos motivos seran su autntica filosofa, si atanto llegasen como a ser en general una filosofa. Y todo esto es as, porque tal es lanaturaleza humana -y nada menos. El hombre es, a cada actual instante de su ser, que esun ser en instantes, de instantes, lo que ha sido hasta el instante actual. Pero el instanteactual es el ser en que es lo que ha sido hasta l y en que lo que ha sido hasta l es. Es elcuerpo, [38] la realidad infranqueable, de que no puede salir, ms all de la cual no puedesaltar.

    Esta antologa histrica es un producto del historicismo actual. [39]

    Las objeciones ms fuertes que pueden hacerse a la iniciacin histrica en la filosofa son sin duda la deBaudin, Ob. cit., que no da una formacin filosfica, sino una seudocompetencia en Historia de laFilosofa; y la de que esta seudocompetencia, como en general el historicismo, engendra el escepticismo.Es fcil ver que la primera est influida por la idea de que la filosofa no es toda la historia de la filosofapor igual, pues si es por igual toda esta historia, no cabe ms iniciacin, ya, en la filosofa que la iniciacinen su historia toda. Adems, se refiere a la iniciacin en la filosofa y no a la ulterior formacin en sta;pero a m me parece invlida para la iniciacin misma. El que la iniciacin histrica no d, es decir, nohaya dado en general hasta aqu una formacin filosfica, no acarrea forzosamente que no la haya dado enningn caso, ni, en todo caso, que no pueda darla. A m me parece que esto depende de que el mtodohistrico se emplee peor o mejor, no se complete o se complete adecuadamente con el de la lectura ycomentario de textos: ensear meramente un manual de Historia de la Filosofa, en lugar de leer y explicarlos clsicos -como un manual de Historia literaria, en lugar de leer y explicar los clsicos de la literatura- no es, ciertamente, para formar en la filosofa. Mas hasta qu punto la formacin filosfica es concebidaen la actualidad forzosamente como histrica ya desde la iniciacin, incluso por los partidarios de la mismaescuela o direccin filosfica que Baudin -neoescolasticismo ms o menos estricto- se ve bien por lareciente Introduction la philosophie de L. de Raeymaeker. En cuanto a la segunda objecin, es -todo elproblema, de vida o muerte, de la filosofa en la actualidad. Me limitar a sostener, pues, que la solucin nopuede consistir en pretender ignorar la historia, para evitar el escepticismo, porque la historia est ah,viene sobre nosotros, y la pretensin se reducira a pretensin y a conducta de avestruz en filosofa, sinoque slo puede consistir en superar el escepticismo historicista por medio de una concepcin verdadera,esto es, histrica, de la historia y de la verdad -que la Historia filosfica de la filosofa y ella sola puedeensear al pensador y al principiante.

  • II

    La presente antologa ha nacido de un ejercicio de la enseanza inspirado por las ideasexpuestas en lo anterior. Los textos que figuran en ella haban sido, en su gran mayorparte, traducidos para los cursos del autor en Zaragoza y Madrid, desde 1930, yexplicados en estos cursos, algunos de ellos repetidas veces. La publicacin responde aldeseo de proporcionar a los profesores y estudiantes de filosofa, y en general al pblicoculto y curioso, de los pases de lengua espaola, materiales y medios que hube depreparar y reunir para mis alumnos y oyentes. A este deseo me han movido la personalexperiencia y las ajenas noticias del creciente inters por las conferencias y hasta por loscursos acadmicos de filosofa, por las publicaciones filosficas de toda ndole, en suma,por la filosofa, en estos pases. Es cierto que en el momento de escribir estas lneas lostremebundos acontecimientos mundiales pueden hacer dudar de la tranquilidad de losespritus para seguir fijando su atencin en temas tales y no dejrsela arrastrar porazorantes inminencias. Pero la Historia puede efundir serenidad aqu. Pues ella enseacmo a travs de las ms arremolinadas vicisitudes del pasado, en mitad mismo deltorbellino -fin del mundo antiguo, guerras de religin, revolucin francesa y guerrasnapolenicas, guerra del 14- filosofa, ciencia, arte... han proseguido su curso secular,milenario, y hasta han prodigado sus flores [40] ms escogidas y frutos de ms sazonadamadurez. No est decidida an la competicin entre las duras armas obstinadas y lasimpalpables y no menos infatigables creaciones del espritu por el triunfo postrero en lahistoria. Me permito confiar, por tanto, en que los nuevos destinatarios del presenteproducto de mi trabajo profesional tengan an ocasiones de encontrar mi deseo deponerlo a su disposicin plausible y merecedor de su agradecimiento.

    La obra puede ser utilizada como libro de iniciacin en la filosofa tanto como deestudio ms avanzado de la disciplina, con arreglo al mtodo en el auge expuesto yfundado a lo largo de las pginas precedentes. Por el pblico aludido, y por profesores yestudiantes en cursos de introduccin a la filosofa, filosofa general, historia de lafilosofa, teora del conocimiento, ontologa y metafsica, tica y hasta pedagoga -quepara todo esto dan la variedad, amplitud e importancia de los textos inclusos en la obra.

    Pues, en efecto, son estos textos los ms importantes de toda la filosofa griega, matrizarquetpica de toda la filosofa occidental.

    Por filosofa griega se entiende, ya toda la filosofa antigua, considerando que lafilosofa del mundo helenstico-romano se reduce a la de escuelas griegas que tienen,adems, sus orgenes en la filosofa de Jonia, Magna Grecia y tica hasta Aristteles (37),ya esta filosofa a distincin de la del mundo helenstico-romano (38). ste es el sentido enque la entiendo aqu.

    Esta filosofa se considera tradicionalmente, con tradicin [41] que remonta ya a laAntigedad, dividida en tres perodos: presocrtico; socrtico -de los sofistas y Scrates;postsocrtico -de los socrticos, eminentemente de los grandes sistemticos y fundadoresde escuelas Platn y Aristteles (39).

  • En el primer perodo, constituyen un centro culminante en torno al cual gravita lafilosofa del perodo entero Herclito y Parmnides. Son estos dos pensadores, adems,los primeros de cuyas obras se han conservado fragmentos suficientes para hacerse unaidea directa de ellas -si se excluye de los filsofos a Jenfanes, mantenindoloexclusivamente entre los poetas, como parece no deja de haber razones para hacerlo. Lapresente antologa contiene todos los fragmentos conservados de la nica obra, en prosa,de Herclito, y todos los conservados de la introduccin y de la primera parte del poemade Parmnides, obra nica tambin del autor. Esta primera parte del poema deParmnides es la que ha dado a este pensador su rango en la historia de la filosofa,formulado tradicionalmente como el de creador de la ontologa. Los fragmentosconservados de la introduccin y de esta primera parte contrastan por la extensin eintegridad con los breves todos y muchos muy dudosos conservados de la segunda parte,en nmero igual al de los conservados de la primera y muy escaso con relacin a lalongitud y contenido presumibles de la segunda parte. Los textos de la filosofapresocrtica dados por la antologa son prcticamente, pues, los ms importantes de todaesta filosofa en su mutilada integridad actual.

    No ya sobre Scrates, que no fue escritor, sino tambin [42] sobre los sofistas, lasfuentes ms importantes son las obras de los filsofos del tercer perodo, principalmentela de Platn (40). La obra de Platn debe tomarse, pues, como fuente de conocimientotriple: de la sofstica, de Scrates, de la filosofa -y personalidad- de su autor. Laantologa comprende el texto ms importante de toda la obra platnica relativo a cadauno de estos tres temas de la Historia de la Filosofa. -Platn presenta a los principalessofistas en sus Protgoras, Gorgias y dos Hippias, cuadros escnicos de consumadorealismo y deliciosa comicidad e irona- aunque no slo de esto; con descarada befa, a lospersonajillos en quienes la sofstica degeneraba hasta la bufonera de plaza pblica, en elEutidemo; y en el Teetetes y el Sofista hace una crtica y una definicin definitivas de lasofstica, en su posicin y significacin centrales, desde la suya platnica. De todo estohe escogido el mito y discurso con que Protgoras, el ms importante de los sofistasdesde el punto de vista filosfico-histrico, hace, en el dilogo que lleva su nombre, unaexposicin y defensa de la obra y naturaleza misma de la sofstica a la que puedereconocerse un grado pleno de autenticidad: Platn retrata con fidelidad todava, muchoms que critica, en estas obras, como el Protgoras, de su primer perodo de creacinliteraria (41). -Scrates es orador nico en la Apologa, e interlocutor en todos los dilogosde Platn, con excepcin de las Leyes. Pero como reproduccin de la actividad ypersonalidad del maestro, y no mera utilizacin de su nombre para un ficticio expositor[43] del punto de vista platnico, no pueden tomarse sino las obras del aludido primerperodo de la obra literaria de Platn y el discurso de Alcibiades en el Banquete. Losdocumentos capitales de este conjunto son la Apologa y este discurso. Entre ambos hepreferido la Apologa por contener ms datos biogrficos y por parecer que puedediputarse ms autntico an, en su seguramente mayor cercana temporal a la convivenciacon el maestro, pero tambin por ser de una interpretacin menos compleja para elprincipiante, sobre todo entregado a sus solas fuerzas. Figura ntegra la primera parte, eldiscurso autobiogrfico, prescindiendo de la segunda, las palabras sobre la pena, y latercera, la alocucin de despedida a los jueces-. En cuanto a la filosofa de Platn mismo,aun reduciendo el empeo de dar una muestra de ella al de dar una muestra meramente de

  • la teora de las ideas en la forma clsica en que la exponen las obras centrales y maestrasde la actividad toda filosfica y literaria de Platn, Fedn, Banquete, Fedro, Repblica,para que esta muestra tuviese una cierta plenitud de sentido, fuera menester que abarcasepor lo menos los principales pasajes de los dilogos acabados de citar en que aparecen lasideas. He tenido que conformarme con entresacar la pgina culminante de la obramaestra de Platn, la archifamosa alegora de la caverna, y con ilustrarla a base delFedn. En una publicacin reciente (42) hube de escribir un captulo que es un resumen dela teora de las ideas en el Fedn, hecho a base de la traduccin de las frases del texto, sinms que la omisin de las intercaladas menos importantes o ininteresantes, entre ellasdesde luego las de los interlocutores de Scrates: este captulo es reproducido aqu yseguramente ilustrar con autenticidad al lector acerca [44] del mundo inteligible que lemuestra componiendo con el sensible el universo todo la alegora de la caverna. Encuanto a sta misma, da idea de la idea o visin del mundo de Platn, de la filosofa deste como Weltanschauung; en general, de lo que es como Weltanschauung una filosofa.Para saber lo que la filosofa puede ser como algo ms, como discurso riguroso de larazn, partiendo de la observacin aguda de los fenmenos de la experiencia, entra ellibro L (43) de la Metafsica de Aristteles ntegro en esta antologa. As es como puedeservir sta a dar a conocer la filosofa y a ejercitar en ella con la variedad que a ellamisma es propia. -De todas maneras es el vasto mundo de la obra platnica el que resultareflejado con mayor, singular penuria en esta antologa: si la fortuna del libro alcanzaseun da la segunda edicin, sera aumentado en esta parte platnica con sendosdocumentos nuevos y tan importantes acerca de la sofstica, de Scrates y de la filosofaplatnica- el discurso de Calicles en el Gorgias, el de Alcibiades en el Banquete yalgunos, siquiera, de los aludidos pasajes sobre la teora de las ideas en su ntegro tenorliteral.

    La filosofa de Aristteles culmina en su Metafsica y tica.

    La Metafsica es una obra en que los primeros editores de las de Aristtelesarticularon escritos del filsofo -y quiz alguno no de l mismo, sino de su escuelainmediata- de distintas etapas de su desarrollo filosfico -que tambin Aristteles lo tuvo-y de su actividad literaria, y distinto grado y forma de redaccin. El libro L por s solorepresentara una primera redaccin del sistema metafsico [45] de Aristteles, sumariapero completa; un verdadero, pues, sistema de metafsica in nuce (Jaeger-Stenzel) (44).La mayora de los dems libros, principalmente los centrales, una segunda redaccin, msamplia, pero incompleta: falta nada menos que la doctrina con que culmina la teora de lasustancia a que se reduce el sistema (vase el comienzo del libro L en esta antologa), ladoctrina de la sustancia eterna, inmvil, no sensible, la doctrina de Dios. El sistema nopuede completarse sino mediante el libro L. As es como lo completaron aquelloseditores, situando el libro, a pesar de su primera mitad, a continuacin de los centrales.Esta antologa reproduce el libro L ntegro, pues no es menoscabo de su integridad laomisin del captulo 8, texto interpolado, de una etapa posterior, que contradice yrectifica la doctrina del libro, la suma, clsica e histricamente influyente de Aristteles.Esta antologa da con este libro, por tanto, el texto en que culmina la filosofa griega ytoda la antigua, una de las cumbres ms altas de la universal entera; el texto de unadoctrina filosfica de incomparable repercusin a lo largo de todas las edades

  • subsiguientes en la historia de la cultura occidental y a lo ancho de toda esta cultura, nodentro de la filosofa sola. Cierto, el texto es difcil, sobre todo la primera mitad, loscaptulos 1 a 5. El estudiante necesitar particularmente del profesor, el lector nefito dela ayuda de los medios que ponen a su disposicin obras como las citadas en laBibliografa al final de esta Introduccin. Pero el esfuerzo se experimentarrecompensado.

    Al libro L preceden los dos primeros captulos de toda la Metafsica y el principio deltercero. En los dos primeros, prlogo a la obra, con unidad literaria y de sentido, [46]expone Aristteles su idea de la filosofa -es decir, tiene su expresin la conciencia que lafilosofa griega lleg a tener de s misma definitivamente y ha sido decisiva para toda laoccidental. El principio del captulo tercero completa los datos e interpretacin de losorgenes de la filosofa de los dos primeros con datos ms precisos y muy interesantes.

    De toda la tica de Aristteles me parece el trozo ms importante el que cierra laantologa, los captulos del libro II que exponen la clsica teora de la virtud como unaposicin intermedia entre dos extremos, uno por exceso y otro por defecto, la llamadadoctrina del trmino medio. Esta teora no slo da el plan de la parte central y ms ampliade toda la tica, como teora tica fundamental; suministra un antecedente clsico de lasignificacin que ha venido a tener la tica con arreglo a la filosofa ms reciente (45).Sobre la base de una doctrina del hombre en que tica y antropologa se identifican, esuna ontologa y metafsica esta filosofa. La teora aristotlica de la virtud como posicinintermedia no es la doctrina concerniente a un concepto moral, todo lo importante que sequiera, el de virtud; es toda una doctrina de la naturaleza humana. La aret griega no esnuestra virtud. Es la perfeccin y plenitud de las potencias constitutivas de unanaturaleza, como la de los ojos o la del caballo, en un sentido afn al de la virtus latina,que se conserva parcialmente -slo- en expresiones espaolas como en virtud de. Y eseminentemente la perfeccin y plenitud de la naturaleza humana. Que esta perfeccin yplenitud consista [47] en un complejo de posiciones intermedias entre una pluralidad deparejas de extremos opuestos, quiere decir que el hombre es el ente a quien es privativaesta naturaleza constituida intrnsecamente por extremos y contrarios, tensin yoscilacin entre ellos, descentracin y concentracin en torno a las posicionesintermedias: naturaleza extremosa e intermediaria... -En la traduccin del discurso deProtgoras he indicado entre parntesis la progresin bien perceptible de los sentidos deltrmino aret, al que no se puede menos de dar la traduccin tradicional de virtud. Vasetambin la Apologa, en esta antologa.

    A los textos de que he tratado hasta aqu he antepuesto cuatro concernientes opertenecientes a los orgenes de la filosofa, de acuerdo con las ideas acerca de laimportancia de estos orgenes apuntadas en pasaje anterior.

    El primero de estos textos es uno en que Cicern hace un elocuente resumen de lahistoria de la filosofa desde sus orgenes y los de su nombre hasta las escuelas socrticas-orgenes de las postaristotlicas y con ellas del resto de la filosofa antigua. El ncleo deltexto es la tradicin ms famosa acerca del origen del trmino filosofa, una tradicinque se remontaba por lo menos al platnico Herclides del Ponto y que el lector debeconfrontar con los primeros captulos de la Metafsica aristotlica.

  • El texto de Herodoto inserto a continuacin del ciceroniano encierra el pasaje en quese encuentra por primera vez, dentro de la literatura universal conservada hasta nosotros,un trmino de la familia del trmino filosofa, una forma del verbo filosofar. Elcontexto sugiere bien la significacin de la sabidura en que tuvo su origen la [48]filosofa con arreglo a la interpretacin que los griegos hicieron de ambas y es tradicionaldesde ellos. Texto a confrontar tambin con los primeros captulos de la Metafsica. En latraduccin he procurado que el lector pueda hacerse cargo por s mismo de lospertinentes matices semnticos.

    Siguen los dos primeros fragmentos conservados de la filosofa occidental. Comopuede ver el lector en el principio del captulo 3 del libro A de la Metafsica deAristteles, los antiguos tenan por el primer filsofo a Tales de Mileto. Pero ste noescribi nada -es con mucho lo ms probable- o de sus escritos no conoca nada yaAristteles. Su conciudadano y discpulo Anaximandro fue el primero que escribi unaobra de filosofa. Y escritor fue asimismo el discpulo de Anaximandro y tambinciudadano de Mileto, Anaxmenes. Pero de las obras de ambos no nos han conservado losantiguos ms que un solo y breve fragmento de cada uno, bien que expresivos ambos delncleo mismo de la correspondiente doctrina. He incluido en la antologa estas dosvenerables reliquias de los orgenes de la filosofa, rodeadas del contexto que las cita yque contribuye a explicarlas.

    Los textos estn reproducidos en general sin cortes internos. En el de Cicern y en elde la tica de Aristteles he suprimido las frases, pocas y breves, que remiten a otroslugares de la obra y alguna anloga. Al de la alegora de la caverna he aadido dos trozospoco posteriores que iluminan sobremanera el contorno poltico de la Weltanschauungplatnica.

    La totalidad compone un conjunto considerable de textos filosficos de primer orden,suficiente para dar [49] idea de la filosofa y formar en ella con autenticidad y seriedadtales, que quien los aborde como principiante, al llegar al cabo de su estudio, habrdejado de serlo en buena medida. [51]

    Bibliografa Quien quiera un libro en espaol para iniciarse en la historia de la filosofa griega,debe preferir:

    1. L. Robin: El pensamiento griego (Trad. de J. Xirau).

    Quien quiera orientarse en la bibliografa, con arreglo al estado de la investigacinhistrico- filosfica:

    2. W. Windelband-H. Heimsoeth: Lehrbuch der Geschichte der Philosophie (13 ed., 1935). (Trad.espaola en preparacin para la Editorial Losada, Buenos Aires, Argentina.)

  • Las exposiciones ms importantes de la filosofa griega, desde un punto de vista msreciente, son:

    3. J. Stenzel: Metaphysik des Alteriums

    y en conexin con toda la cultura griega:

    4. W. Jaeger: Paideia (Un primer tomo solamente hasta ahora).

    5. (Trad. inglesa de Gilbert Highet. Oxford, 1939. Y espaola en preparacin para el Fondo de CulturaEconmica de Mxico, por J. Xirau.)

    Amplia seleccin de los textos originales de los filsofos, bigrafos y doxgrafosantiguos, con notas, nica hasta ahora:

    6. H. Ritter-L. Preller: Historia philosophiae graecae (10 ed., 1934).

    Los fragmentos de los presocrticos y los textos de los [52] bigrafos y doxgrafosantiguos referentes a ellos estn editados con traduccin de los primeros, en:

    7. H. Diels: Die Fragmente der Vorsokratiker (ltima ed., por W. Kranz, 1934).

    La obra ms importante sobre los presocrticos, conteniendo la traduccin de susfragmentos y de los principales textos doxogrficos referentes a ellos y escrita en unestilo que la hace asequible al nefito:

    8. J. Burnet: Early greek philosophy.

    9. (Trad. francesa por A. Reymond con el ttulo L'aurore de la philosophie grecque.)

    Como edicin de Platn puede utilizarse:

    l0. La de la Collection des Universits de France (Collection Bud), (Con traduccin, introduccin ynotas.)

    11. La traduccin de la Nueva Biblioteca Filosfica (Espasa-Calpe) es la espaola ms reciente, aunque,por ahora, no se puede dejar de preferir en general las hechas en otras lenguas.

    El libro de conjunto sobre Platn, desde un punto de vista ms reciente, es:

    12. J. Stenzel: Platon der Erzieher

    La Metafsica de Aristteles est editada por:

    13. W. D. Ross (con introduccin y comentario).

    14. La Biblioteca Teubneriana.

    La tica, por:

    15. La Biblioteca Teubneriana.

    16. La Biblioteca Oxoniense.

  • Traducciones de la Metafsica por:

    17. J. Tricot (francesa, con notas).

    18. A. Carlini (italiana, con notas).

    19. F. Gallach Pals (Nueva Biblioteca Filosfica, espaola). [53]

    De la tica, por:

    20. J. Souilh y G. Gruchon (Francesa, Libros I y II, con comentario, en los Archives de Philosophie,Vol. VII, cuaderno I, 1929.)

    21. F. Gallach Pals (Nueva Biblioteca Filosfica, espaola)

    Sobre Aristteles:

    22. W. D. Ross: Aristotle

    23. (Trad. francesa)

    Pero sobre todo:

    24. W. Jaeger: Aristoteles

    25. (Trad. italiana)

    La presente antologa estaba en preparacin en Espaa al estallar la guerra civil. Estaban hechas ya lastraducciones de los fragmentos de Anaximandro, Anaxmenes, Herclito y Parmnides, la Apologa y loscaptulos 1, 2 y 3 del libro A y el libro L de la Metafsica, pero con excepcin de la de este libro quedaronen Madrid. Para revisar la de este libro, rehacer las otras y concluir la obra tal como se da a luz, he podidoutilizar slo las publicaciones sealadas con los nmeros 2, 6, 9, 10, 14, 16, 17 y 20 -esta ltima gracias ala amistad del Prof. D. Antonio Gmez Robledo, a quien quiero expresar aqu mi agradecimiento- ms lasediciones del libro I de Herodoto y de las Cuestiones Tusculanas en la Collection Bud: por sussugestiones acerca de la traduccin del texto tomado a estas ltimas, debo expresar mi agradecimientotambin a mi compaero de Madrid el Prof. D. Agustn Millares.

    Como Ritter-Preller (6) no trae todos los fragmentos de Herclito y Parmnides, de los pocos, y menosimportantes, que no trae -y son los sealados con asterisco- he traducido la versin que se encuentra enBurnet (9), dirigindome, en puntos, por mi traduccin directa de la mayora de ellos. Los nmeros de losfragmentos de Herclito que se encontrarn seguidos de puntos suspensivos solamente, corresponden avacos de ambas obras. [55]

    Apndice Como una orientacin al propio tiempo acerca de las explicaciones que buscar o daren la de la filosofa griega por toda la cultura griega, o en la historia de la cultura griegacon la filosofa en primer plano, y acerca de las fuentes a que recurrir para estas

  • explicaciones, reproduzco a continuacin el programa del curso a que alude ladedicatoria de esta antologa, con algunas indicaciones bibliogrficas, complementariasde las dadas en la Bibliografa anterior.

    LA FILOSOFA GRIEGA

    LOS ORGENES DE LOS GNEROS LITERARIOS Y DE LAS CIENCIAS EN LAANTIGEDAD CLSICA

    LOS ORGENES DE LA FILOSOFA

    El mundo de Herodoto. (Herodoto. Traduccin en los Classiques Garnier. Espaolaen la Biblioteca Clsica de Hernando, Madrid.)

    La poesa en el mundo de Herodoto. (Los lricos griegos. Traduccin de los msinteresantes en relacin con la filosofa, en el volumen Potes moralistes de la Grce delos Classiques Garnier. Hay que aadir Homero.)

    Historia y Filosofa. (Sobre el sentido de este apareamiento cf. los artculos y elvolumen mos citados en las notas a la Introduccin.)

    Los predecesores de Herclito.

    Los fragmentos de Herclito.

    La filosofa en Herclito.

    El poema de Parmnides. [56]

    La filosofa en Parmnides.

    La sucesin de Parmnides.

    Pitgoras y la liga pitagrica.

    Matemtica y acusmtica. (Para la matemtica griega, F. Enriques, Gli Elementid'Euclide e la critica antica e moderna.)

    La vida teortica.

    LA FILOSOFA EN PLATN Y EN ARISTTELES

    El mundo de Tucdides. (Tucdides. Traduccin en las mismas colecciones queHerodoto.)

    Retrica y Poltica. (Tucdides. Los oradores ticos, traducciones en la CollectionBud. Aristteles, Retrica, traduccin en la Collection Bud de los dos primeros libros

  • solamente hasta ahora; Poltica, traduccin en los Classiques Garnier; espaola clsicade Simn Abril.)

    La Historia en Tucdides.

    La sofstica en Platn. (Protgoras, Gorgias, Hippias Menor y Mayor, Eutidemo,Teetetes, Sofista.)

    Calicles, la filosofa y la sofstica (Gorgias).

    La significacin de la sofstica.

    Scrates segn Alcibiades (Banquete. Cf. Plutarco, Vidas paralelas, trad. en laColeccin Universal Calpe y en Las Cien Obras Maestras de la Literatura y delPensamiento Universal de la Editorial Losada, Alcibiades.)

    Scrates segn su apologa (Apologa).

    Scrates segn su muerte (Fedn).

    Platn: la reminiscencia de la geometra (Menn);

    las ideas y el alma; las ideas y el eros (Fedn, Fedro, Banquete);

    la caverna;

    las ideas y la polis (Repblica);

    Syracusana: Platn y los Dionisios (Platn, Carta 7. Cf. Plutarco, Vidas paralelas,Din);

    la forma de expresin de la filosofa (Fedro, Carta 7).

    Aristteles. Metafsica. Libro L. Captulo I.

    Captulos II a VI; [57]

    Captulo VII: el amor;

    la vida y la contemplacin: la beatitud.

    Captulos IX y X.

    Libro A. Captulos 1 a 3, principio.

    La doctrina del trmino medio.

    El teatro y la filosofa: Anaxgoras, la sofstica y Eurpides. (Trad. de Eurpides en laColleclion Bud y en Las Obras Maestras de la Literatura Universal de la EditorialPrometeo de Valencia);

  • Scrates y Aristfanes. (Trad. de Aristfanes en las mismas colecciones queEurpides);

    comedia, tragedia y filosofa en el Banquete;

    la tragedia segn Aristteles. (Aristteles. Potica. Trad. en la Collection Bud.)

    La idea y el arte griego. (Sobre el arte griego, A. von Salis, El arte de los griegos,trad. de M. Manzanares, Biblioteca de la Revista de Occidente.) [59]

    LOS ORGENES DE LA FILOSOFA

    [61]

    Textos[63]

    Cicern

    Quin negar que la sabidura no slo en realidad es antigua, sino tambin por sunombre? Que por el conocimiento de las cosas divinas y humanas, y por el de losprincipios y las causas de todas las cosas, consegua este bellsimo nombre entre losantiguos. Y as, los siete considerados y llamados por los griegos sophi, sabios pornosotros, y muchos siglos antes Licurgo, de cuyo contemporneo, Homero, se diceincluso que fue anterior a la fundacin de esta ciudad de Roma, y ya en los tiemposheroicos Ulises y Nstor, hemos odo que fueron sabios y que fueron considerados tales.Y ni se dira de Atlas que sostiene el cielo, ni de Prometeo que est encadenado alCucaso, ni que est convertido en estrella, de Cefeo, con su mujer, yerno e hija, si undivino conocimiento de las cosas celestes no hubiera trasmitido sus nombres al extravode la fbula. Pues bien, a imitacin y continuacin de stos, todos los que ponan susafanes en la contemplacin de las cosas eran considerados y llamados sabios, y este sunombre dur hasta el tiempo de Pitgoras, quien, como escribe un oyente de Platn, elpntico Herclides, varn docto entre los que ms, refieren que estuvo en Fliunte y conLen, prncipe de los fliasios, trat docta y disertamente algunas cuestiones; y comoLen se hubiera quedado admirado de su talento y elocuencia, le pregunt de qu artehaca principalmente profesin, a lo que Pitgoras respondi que, arte, l no sabaninguno, sino que era filsofo. Admirado Len de la novedad del nombre, le pregunt[64] quines eran, pues, los filsofos y qu diferencia haba entre ellos y los dems; yPitgoras respondi que le parecan cosa semejante la vida del hombre y la feria que secelebraba con toda la pompa de los juegos ante el concurso de la Grecia entera; puesigual que all unos aspiraban con la destreza de sus cuerpos a la gloria y nombre de unacorona, otros eran atrados por el lucro y el deseo de comprar y vender, pero haba unaclase, y precisamente la formada en mayor proporcin de hombres libres, que no buscabani el aplauso, ni el lucro, sino que acudan por ver y observaban con afn lo que se hacay de qu modo, tambin nosotros, como para concurrir a una feria desde una ciudad, as

  • habramos partido para esta vida desde otra vida y naturaleza, les vinos para servir a lagloria, los otros al dinero, habiendo unos pocos que, teniendo todo lo dems por nada,consideraban con afn la naturaleza de las