antología de la filosofía griega-josé gaos

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  • 8/12/2019 Antologa de La Filosofa Griega-Jos Gaos

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    Jos Gaos

    Antologa filosficaAntologa filosfica

    La filosofa griega

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    ndiceIntroduccin........................................................................................ 7Bibliografa ....................................................................................... 27

    Apndice. .... ... .... .... .... .... .... .... ... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... .... ... 31Textos.............................................................................................. 33

    Cicern ...................................................................................... 33Herodoto.................................................................................... 35El fragmento de Anaximandro......... ........ ......... ........ ......... ........ ..... 37El fragmento de Anaxmenes....... ........ ......... ........ ......... ......... ....... 39Los fragmentos de Herclito........ ........ ......... ........ ......... ......... ....... 41El poema de Parmnides......... ........ ......... ......... ........ ......... ........ .. 53Platn ........................................................................................ 57

    Aristteles...... .... .... .... ... .... .... .... .... .... .... ... .... .... .... .... .... .... .... .... ... 83Notas ..............................................................................................103

    Explicacin................................................................................103

    Notas sobre Cicern....................................................................105Notas sobre Herodoto.................................................................107Notas sobre Anaximandro............... ......... ........ ......... ........ ......... ..109Notas sobre Anaxmenes ......... ........ ......... ......... ........ ......... ........ .111Notas sobre Herclito..................................................................113Notas sobre Parmnides... ........ ......... ........ ......... ......... ........ ........123Notas sobre Platn......................................................................127Notas sobre Aristteles........ ........ ......... ........ ......... ........ ......... .....143

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    INTRODUCCIN 7

    [3]

    Introduccin

    I El Historicismo y la enseanza de la filosofa

    La enseanza de la filosofa ha venido poniendo en prctica muy variados planes ymtodos a lo largo de la historia, pero principalmente en nuestros das. Para hacerreferencia a stos solos, varan los grados y ramas de la enseanza en que se incluyela de la filosofa, varan el contenido y la forma con que se ensea en aquellos grados yramas en que se incluye su enseanza. Se trata, ya de practicar un mtodoocasionalista, de aprovechar las ocasiones que ofrece la enseanza de las demsmaterias para prolongarlas o profundizarlas hasta la filosofa1, ya de hacer de stamateria de una enseanza aparte, propia. Esta enseanza se concibe como la de unsistema, disciplina o cuerpo [4] de disciplinas, o como enseanza de la historia de lafilosofa. En el primer caso, el sistema puede ser un sistema oriundo de un pasado ms

    o menos remoto, pero al que se atribuye una perennidad excepcional2

    o una actualidadrenovada y renovadora3, o un sistema articulado originalmente en nuestros das 4, ladisciplina o el cuerpo de disciplinas pueden ser elegidas por una presunta aptitudpropedutica o normativa y prctica5, o por su posicin fundamental o central en laenciclopedia filosfica6, o pueden extenderse a esta enciclopedia entera7. En el caso dela enseanza histrica, se opta por la enseanza, bien de los orgenes de la filosofaoccidental exclusivamente8, bien de los orgenes de la filosofa en general, occidental yoriental, pero de los orgenes solos9; bien de la filosofa de grandes pensadores dedistintas edades y culturas, pero de puros grandes pensadores10; bien de la historiaentera de la filosofa11. Y todas estas variantes distan de ser las nicas que puedanregistrarse en punto a lo que cabe llamar el contenido de la enseanza12, a diferenciade lo que cabe llamar su forma, en punto a la cual se encuentran practicados [5] como

    1Cf. G. Lambeck, Philosophische Propdentik.(N. del A.)2Cf. p. e. J. Maritain, Introduction gnrale la philosophie.(N. del A.)3Cf. M. G. Morente, La filosofa de Kant,oP. Natorp,A B C dela filosofa crtica, traduccin de F.Larroyo.(N. del A.)4Cf. p. ej. H. Rickert,Allgemeine Grundlegung der Phi losophie, o ms recientemente Th. Litt, Einleitungin die Philosophie.(N. del A.)5Cf. cualquier manual del bachillerato francs, p. ej. el clsico de A. Rey o el ms reciente de F. Challaye; laPsicologa, Lgica y tica del primerotraducidas respectivamente por D. Barns, J. Besteiro y M. G.Morente y publicadas por La Lectura, partes del segundo traducidas y publicadas por la Coleccin Labor.Cf. J. L. Guerrero, Psicologa; F. Romero y E. Pucciarelli, Lgica; J.Romano Muoz, El secreto del bien ydel mal.(N. del A.)6Cf. O. Klpe, Introduccin a la filosofa, traduccin de C. Jessinghaus. (N. del A.)7Cf. A. Mller, Introduccin a la filosofa, traduccin de J. Gaos. (N. del A.)8Cf. E. Khnemann, Grundlehren der Philosophie.(N. del A.)9Cf. G. Misch, Der Weg in die Philosophie.(N. del A.)10Cf. J. Cohn, Los grandes pensadores, traduccin de D. Miral. (N. del A.)11Cf. E. v. Aster, Historia de la filosofa, traduccin de E. Huidobro y E. Tech de Huidobro. M. G. Morente,Lecciones preliminares de filosofa.(N. del A.)12Ejs. de otras, particularmente importantes o interesantes: E. Baudin, Qu'est-ce que la philosophie?;W.

    Windelband, Einleitung in die Philosophie; J. D. Garca Bacca, Introduccin a filosofar.(N. del A.)

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    8ANTOLOGA FILOSFICA . LA FILOSOFA GRIEGA

    mtodos constitutivos de otras tantas variantes la leccin o conferencia13, la lectura yexplicacin o comentario de textos14, los llamados ejercicios15, el dilogo16.

    Pero me parece creciente y hasta decididamente preponderante ya la tendencia a laenseanza histrica y textual de la filosofa. Las variantes no histricas enumeradas

    incluyen todas partes histricas que llegan en casos a equilibrarse con las otras y a daral conjunto un carcter sistemtico-histrico. Las variantes histricas han venidoextendindose e imponindose. La enseanza universitaria de la filosofa gravita entorno a la Historia de la Filosofa, si es que no se reduce a sta. Los cursos de lasdistintas disciplinas filosficas versan en buena porcin y hasta exclusivamente sobrelos filsofos clsicos y contemporneos, cuyas obras se leen y comentan en la clase,como en los [6] cursos de Historia de la Filosofa, y difcil en todos los casos, imposibleen muchos, advertir ni sealar diferencia alguna entre la manera de tratar a los filsofosen los cursos de aquellas disciplinas y en los de esta Historia, ni entre la manera detratar a los clsicos y la de tratar a los contemporneos. En fin, se ha acabado porafirmar explcita y resueltamente que la Historia de la Filosofa es el rgano, como de lafilosofa misma, afirmacin hecha ya con anterioridad17, de la iniciacin en ella, y que aesta iniciacin es inherente la lectura de los textos mismos de los filsofos 18.

    Ahora bien, la enseanza de la filosofa, la transmisin didctica de la filosofa, es partede la trasmisin histrica de la filosofa, de la historia de la filosofa, y en la medida enque la filosofa es, segn veremos, su historia, parte de la filosofa misma, como, por lodems, lo prueban irrefragablemente los claros -en todos sentidos- ejemplos que seremontan, por lo menos, hasta Platn. No es de extraar, pues, que las variantes de laenseanza de la filosofa respondan, desde luego a las ideas pedaggicas imperantes -ellas mismas en relaciones complejas con la filosofa19- pero fundamentalmente a lasideas profesadas acerca de la filosofa misma, a la filosofa de la filosofa20. Unmtodo como el ocasionalista no ha podido ser [7] inspirado sino por la idea positivista ocriticista de que la filosofa no es tanto algo aparte de las ciencias cuanto algo a que sellega pasando sin solucin de continuidad desde los problemas y nociones de las

    ciencias hasta las cuestiones y supuestos que hay en el fondo de estos problemas ynociones21. La enseanza de un sistema del pasado o de nuestros das es laconsecuencia de ideas acerca de la verdad de la filosofa en relacin con su historia:mientras que hay quienes estn convencidos de que la verdad ha sido descubierta yexpuesta definitivamente por determinados pensadores del pretrito22, otros piensan,

    13Los libros citados en las notas anteriores son en general la expresin literaria de estas lecciones oconferencias. (N. del A.)14A esta forma de la enseanza de la filosofa responden las antologas y colecciones como: A. Fouille,Morceaux choisis des grands philosophes,los Classiques de la philosophie de Delagrave,losTextes philosophiques de Vrin, M. Dessoir y P. Menzer, Philosophisches Lesebuch,E. Feldmann,Schule der Philosophie, Philosophische Quellen-Hefte de Teubner, Sammlung philosophischerQuellen-Stoffe de Schningh, los Textos filosficos de la Revista de Occidente,parte de laBiblioteca

    filosfica de la Editorial Losada.(N. del A.)15Cf. A. Mller, Ob. cit.(N. del A.)16Un estudio de las variantes modernas de la enseanza de la filosofa -posiblemente exhaustivo para la fecha-y de los problemas pedaggicos y filosficos que plantea esta enseanza, lo llev a cabo en mi trabajo Lainiciacin en la filosofa, presentado en las oposiciones a la ctedra de Introduccin a la Filosofa de laFacultad de Filosofa y Letras de Madrid, indito y probablemente perdido. (N. del A.)17Cf. W. Windelband, Ob. cit., y Windelband-Heimsoeth, Lehrbuch der Geschichte der Philosophie (Cf. laBibliografaal final de esta Introduccin).(N. del A.)18Cf. E. v. Aster, Ob. cit.(N. del A.)19. Cf. mi artculo Filosofa y Pedagoga en la revista Educacin y Cultura, enero de 1940. (N. del A.)20Cf. J. Gaos y F. Larroyo, Dos ideas de la filosofa (Pro y contra la filosofa de la filosofa), La Casa deEspaa en Mxico, y mi artculo Sobre la filosofa de la filosofa en la revistaUniversidad de la Habana,septiembre-diciembre, 1939. (N. del A.)21Quien parece que dio al mtodo el nombre de ocasionalista y la personalidad filosfica ms importante quelo ha preconizado es H. Vaihinger, cuya posicin filosfica se encuentra en una peculiar cercana al positivismo

    y al criticismo conjuntamente. Sobre la apuntada idea de la filosofa como positivista cf. M. Schlick, AllgemeineErkenntnislehre; como criticista, la citada Einleitung de Windelband. (N. del A.)22Cf. J. Maritain, Ob. cit.(N. del A.)

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    INTRODUCCIN 9

    ms o menos consciente y fundadamente, que la verdad es en cada momento histricopropia de la filosofa producida en l23. La inclusin de determinadas disciplinas en losplanes de enseanza de la filosofa o su exclusin de ellos estn codeterminadas porlas ideas acerca de la posibilidad o imposibilidad de estas disciplinas o acerca de suposicin fundamental o central en la filosofa: as, la eliminacin o la restriccin de la

    metafsica y el favor otorgado a la psicologa y a la teora del conocimiento durante elpredominio de las ideas psicologistas y criticistas antimetafsicas 24. Y en general y [8]mucho ms profunda y decisivamente, la inclusin de la filosofa en los planes deenseanza responde a la conviccin de su valor de ilustracin y formativo, para la vida ysalvador, conviccin prcticamente universal -pero que no por ello deja de serproblemtica25.

    Anlogamente, el auge en nuestros das de la enseanza histrica y textual de lafilosofa -como de la literatura y de otros sectores de la cultura -se debe, sin disputa, alhistoricismo de nuestro tiempo, todo un fenmeno tpico y caracterstico, al par, de estetiempo. Sin duda que desde los orgenes de la historia, peculiarmente unidos a los de lahistoriografa, los hombres de todas las edades y culturas han venido teniendomemoria, conciencia, saber histricos de antepasados y de s mismos como sucesoresde estos antepasados, destinados a pasar a ser antepasados de sucesores venideros.Mas parece que nunca esta conciencia histrica alcanz las dimensiones ni tom loscaracteres y la significacin de la propia de nuestro tiempo. Nuestra conciencia histricase extiende hasta los tiempos prehistricos humanos, y an ms all, con lapaleontologa e historia de la tierra y la teora de la evolucin. Nuestro saber histrico dala vuelta al globo con las culturas que abarca. Nuestra historiografa no es historia desucesos particulares polticos y blicos, sino historia universal de la cultura humana. Lasciencias del espritu o de la cultura, o ciencias humanas, son todas ms o menoscreacin, cuando no de una escuela histrica de identidad precisa, del espritu histricogeneral al siglo de esta escuela, estn todas ms o menos historizadas y para algunases problema expresamente planteado, fundamental y difcil de resolver el de [9] sudistincin respecto de la Historia. Hasta la ciencia natural, hasta la matemtica misma

    estn historizadas, y a travs de la primera la naturaleza, lo no humano, en un sentidomuy distinto del de la tradicional expresin Historia Natural: se habla de la matemticagriega y de la matemtica moderna como histricamente diferentes, y se considera lanaturaleza como una concepcin de la ciencia fsica, variante con sta a lo largo de lahistoria. A lo largo de la historia vena siendo tradicionalmente imperante la concepcinde obras de la cultura cuales las del arte como incorporacin y expresin de valoresejemplares y eternos, ellas mismas poseedoras de una objetividad y perennidadpeculiares: en nuestro tiempo ha venido generalizndose en proporcin siemprecreciente el considerar todas las obras y manifestaciones de la cultura fundamental yhasta exclusivamente como expresin histrica de su poca, por productos histricos deesta poca. Pero el paso definitivo lo ha dado la filosofa, que ha sido tan poco ajena aeste historicismo, que lo ha empujado hasta el extremo bajo el cual ha cado ella misma.La filosofa contempornea ha llegado a ensear que la historicidad es esencia de lanaturaleza humana -o mucho mejor, que el hombre no tiene naturaleza ni esencia, sinohistoria: que es historia, su historia. En particular, pues, que todas las cosas humanasson histricas, tienen historia, son una historia: historia de la religin, de la ciencia, delarte... congruentemente, tambin la filosofa misma.

    La filosofa ha tenido conciencia de s como de algo que se realiza histricamente enpluralidad de filosofas, desde el momento inmediato a su momento originario en queste pas a ser pasado para aqul, como puede comprobar el lector en los fragmentos

    23A la mayora de las obras citadas les sirve de base implcita, cuando no explcita, esta idea del progresohistrico de la filosofa. (N. del A.)24Es el fondo de ideas a que ha venido respondiendo hasta los ltimos tiempos la estructura del programa de

    filosofa en el bachillerato francs, al que se ajustan los manuales citados en nota anterior. (N. del A.)25Cf. mi artculo Sobre el auditorio de la filosofa, enUniversidad de la Habana,mayo-agosto, 1939. (N.del A.)

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    10ANTOLOGA FILOSFICA . LA FILOSOFA GRIEGA

    de Herclito y de Parmnides incluidos en esta antologa. Pero esta conciencia [10]histrica de s misma tenida por la filosofa ha estado hasta nuestros mismos dasorganizada ntimamente por la concepcin tradicional de la verdad y la concepcin de larealidad implcita en esta concepcin de la verdad, que son sendas concepcionesahistricas de la verdad y la realidad, y el efecto ha sido un contrasentido en el fondo de

    la conciencia histrica tenida por la filosofa de s misma. De la verdad, de laproposicin, o mejor, cuerpo de proposiciones conformes con la realidad mentadamediante ellas, se predica como atributo esencial la unidad: cuerpo de proposicionesconformes con la realidad mentada mediante ellas no puede haber ms que uno -supuesta la unidad de larealidad mentada mediante las proposiciones del cuerpo,como unidad de una realidad nica incluso en el sentido de su no multiplicacin, nodiversificacin en el tiempo, de la inmutabilidad, eternidad, o mejor, intemporalidad:cuerpos de proposiciones conformes con realidades distintas ya simplemente en elsentido del cambio en el tiempo de una realidad originaria, no slo puede habermuchos, los hay de hecho. Pues bien, regida por tal idea de la unidad de la realidad hasido la concepcin de sta que han venido trasmitindose tradicionalmente lasfilosofas, y tal cuerpo de proposiciones conformes con la realidad as entendida hapensado ms o menos consciente, pero efectivamente, cada filosofa, que debe ser lafilosofa, y ha pretendido ms o menos expresamente, pero con toda conviccin, ser ellamisma. Consecuencia indefectible: considerar cada filosofa integrando la realidadhistrica de la filosofa de distinta manera ella misma y las dems, ella misma comofilosofa verdadera y verdadera filosofa, las dems como filosofas falsas y falsasfilosofas -contra el sentido propio, autntico, de la conciencia histrica de la filosofa,que se revela al realizarse, con plena congruencia [11] consigo mismo, en elreconocimiento de realidades histricas, y aun en toda una concepcin histrica de larealidad universal, y en la correspondiente concepcin histrica de la verdad,producidas y generalizndose en nuestros das. Una manera de considerar la relacinentre la filosofa y la historia como la tradicional, equivale a pensar que la historia afectaslo a las filosofas falsas, a las falsas filosofas, en suma, a lo falso en general, peroexclusivamente a lo falso -la historia, del error: error, errar: un andar errante, la historia.

    Equivale a pensar, correlativamente, que es trascendente -en expresin definitiva- a lahistoria la filosofa verdadera, la verdadera filosofa, la filosofa y la verdad, en suma.Manera de considerar la relacin entre la filosofa y la historia que se anula a s mismaen la reciprocidad del exclusivismo de las filosofas que la profesan... La historicidad dela filosofa consiste en la pertenencia de todas las filosofas por igual a la historia -o en lainherencia de sta por igual a todas las filosofas. A todas las filosofas, como a todaslas realidades humanas, y a toda realidad correlato de una realidad humana en cuantotal correlato: a toda la realidad en cuanto correlato de la realidad humana. La realidad,en cuanto correlato de la humana, trascurre histricamente, muda, se diversifica, semultiplica, es plural en el tiempo. Y a esta realidad plural, temporal, corresponde unapluralidad de cuerpos de proposiciones conformes con ella, entre ellos los constitudospor las filosofas integrantes de la historia de la filosofa, integrantes de la filosofa -todaspor igual. Si no todas como igualmente falsas, s todas como igualmente verdaderas,igualmente conformes con la realidad -de su tiempo, igualmente contribuyentes alcuerpo de proposiciones conforme con la realidad histrica de todos los tiempos-porque la pluralidad histrica no deja de tener su unidad, y [12] ahora es la cuestinpensar con coherencia la igual verdad de todas, el concepto, aparentemente imposiblecontradiccin en los trminos, pero forzoso, de verdad histrica... -En rigor, lapluralidad histrica de las filosofas tiene an una dimensin que no se reduceexhaustivamente a la temporal: la individual-personal de los filsofos. Pero pordispensable aqu, no he querido complicar impertinentemente con ella la exposicin26.

    26Sobre todo lo que antecede, otros detalles en mis artculos Sobre sociedad e historia, en laRevista

    Mexicana de Sociologa, primer trimestre, 1940, Sobre la filosofa de la filosofa, ya citado, yEl mundoy la filosofa actuales y el personismo, en la revista Luminar, nmero especial sobre el personismo. (N.del A.)

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    INTRODUCCIN 11

    Este historicismo se ha manifestado tambin, naturalmente, en la didctica y lapedagoga en general, y ha influido sobre ellas, y no sobre la sola didctica filosfica. Lapersona humana se forma en el medio de la cultura en que se encuentra al nacer y conque va encontrndose en el curso de su vida, y este proceso de su formacin consisteinicial, bsicamente, en una predominante incorporacin de la cultura en su autenticidad

    por el fondo nativo del individuo y una incorporacin de ste, del individuo, a la cultura, yconsiste en una incesante conformacin mutua de los individuos y personasconvivientes en la cultura de que son los sujetos sustantivos. Esta formacin yconformacin, funcin constitutiva de lo humano en general, como se ve, es laeducacin en el sentido ms lato del trmino, y la educacin en sentido estricto y laenseanza son especificaciones tcnicas y profesionales de ellas 27. En la preexistenciade la colectividad humana, de la Humanidad, no a los individuos humanos en general,pues que individuos humanos y colectividad humana son [13] trminos rigurosamentecorrelativos28, sino a cada individuo humano actual en singular, y en la preexistencia deuna determinada formacin de la persona a las partes de la cultura sucesivamenteencontradas por ella en cuanto tales, consiste, en uno de sus puntos o modos, lahistoricidad de la naturaleza humana, de la humanidad, lo que hace patente laconexin de lo pedaggico y lo histrico en las mismas races esenciales de lo humano.Porque, pues, as es histrico lo humano, y tambin lo no humano por su correlacincon lo humano, que lo humaniza o hace en definitiva humano igualmente; porque asson histricos, en suma, los sujetos, las circunstancias, los contenidos y las formas de lacultura, o sea, todos los sujetos y objetos, medios y fines de la educacin, y en particulartodas las materias de la enseanza; por esto por su propia naturaleza es, yconsecuentemente en el fondo de su realidad ha sido siempre, histrica todaincorporacin de la cultura en su autenticidad, como se conceder fcilmente, y todaeducacin y enseanza, como se experimentar alguna sorpresa en tener queconceder, y, en nuestros das historicistas o conscientes de la historicidad de lohumano, ha venido crecientemente manifestndose tambin como tal, o en particularcomo una enseanza cuyo rgano es la historia, segn prueban hechos en nmero designificacin irrecusable. Lo humano es su historia -la historia de la religin, de la

    literatura, de la ciencia. La enseanza de lo humano no podr ser sino la enseanza deesta su historia, de estas historias. Pero el rgano de esta enseanza, como ya de laconcepcin historicista, es la Historia, la disciplinaque tiene por objeto la historia delo humano, la realidad histrica de lo humano -porque lo humano es su historia [14] slopara quien sabe de esta historia, es decir, sabe de ello con el saber que toma cuerpo enla Historia, y la enseanza histrica de lo humano no es ms que la trasmisin didcticade este saber. Entre los de la inclusin de enseanzas histricas hasta en la enseanzade las ciencias naturales y matemticas y del auge de la enseanza de las disciplinashistricas de la cultura humana -Historia literaria, del arte, de las religiones, etc.-, el de lafilosofa no es ms que un caso particular, bien que el preeminente, por la intervencinde la filosofa en el historicismo contemporneo, ya mencionada.

    Ahora bien, toda Historia tiene una organizacin, consiste en funciones determinadas, almenos en parte, bien que parte fundamental, por la naturaleza de su objeto, como a lainversa, y segn vamos a ver, este su objeto es determinado tambin parcialmente porella: historia e Historia se influye de manera recproca. A todo lo cual no puede menosde ajustarse la enseanza histrica. De todo lo cual, pues, he menester decir aqu algo,aunque en referencia exclusiva ya a la filosofa, su Historia y su enseanza histrica, lonico que interesa aqu propiamente.

    La Historia consiste en una primaria funcin narrativa de los hechos en la que est nsitala de determinacin y hasta constitucin de los hechos mismos. La filosofa se presentaante todo como una realidad histricatextual: las obras literarias de los filsofos. Estarealidad textual es, meramente la expresin de una realidad ideal: las proposiciones

    27Cf. el ya citado artculo Filosofa y Pedagoga . (N. del A.)28Cf. mi artculoSobre individuo y sociedaden la Revista Mexicana de Sociologa , julio-agosto,1939. (N. del A.)

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    12ANTOLOGA FILOSFICA . LA FILOSOFA GRIEGA

    significadas por las expresiones del texto, los filosofemas, que cifrados por el autor ensus expresiones, son conjurados por stas en la mente de los lectores; pero, es almismo tiempo la reliquia material autntica de su [15] realidad pasada en la nuestrapresente, nica capaz de conjurar en sta tambin la parte ms propia, la ideal, de surealidad ntegra. A las obras literarias de los filsofos, a los textos en primer trmino,

    tienen que acudir, pues, por lo pronto la Historia de la Filosofa, pero tambin laenseanza histrica de la filosofa, para saber de sta directamente en su autenticidadplena y rigurosa, no simplemente a travs de trasuntos ms o menos cercanos y fieles,como son todas las noticias sobre ella, todas las referencias a ella, todas lasexposiciones de ella. La lectura e inteligencia de los textos mismos de los filsofos es elnico mtodo que puede, no ya iniciar en el filosofar, ejercitar en l, adiestrar, formar enla filosofa, sino simplemente dar idea verdadera de sta. Fecundidad de este mtodoque le da la primaca didctica sobre todos los dems, motivo de su boga ya en otrasedades y creciente en la actualidad. Por obra suya, la Historia de la Filosofa y laenseanza histrica de la Filosofa asumen una naturaleza bsicamente filolgica. Elproblema filosfico de esta filologa el problema de la identidad entre lo pensado por elautor y por el lector, o de la comprensin del pensamiento del autor por el lector, nopuede ser aqu sino afectado indirectamente por las consideraciones que siguen.

    En ntima unin con su funcin de narrar los hechos, tiene la Historia la de explicarlos ohacerlos comprensibles en algn sentido. Ahora bien, explicacin y comprensinconsisten o fundan en las relaciones entre los objetos, entendidas como causacin deunos por otros o como dependencia recproca de las estructuras de unos y otros, hastala totalidad infranqueable -meta ideal- de ellos. Por consiguiente, la Historia no puedellevar a cabo esta su otra funcin sino por medio de la recurrencia de unos hechos aotros. Pero esta recurrencia ha sido y puede ser entendida y practicada en la Historia dela Filosofa, y en la enseanza histrica de la filosofa, de varias maneras cardinalmente[16] distintas: no filosfica y filosfica, que se cruzan, como la lnea Norte-Sur con laOeste-Este, con la doxogrfica y la universal.

    Es tradicional considerar las proposiciones, en general las realidades ideales, y entreellas, naturalmente, y acaso especialmente, los filosofemas, en ellas mismas, solas,aisladas, o con abstraccin de toda otra realidad, en particular de todo sujeto pensante,con participacin ms o menos creadora y activa, de ellas: los filsofos, el pblico... Enel fondo de esta manera de considerarlas hay la suposicin de una identidad de ellas,por su propia naturaleza, tal que no puede ser afectada por diversidad ninguna desujetos. A esta manera de considerar los filosofemas ha respondido la de escribir laHistoria de la Filosofa, y de ensear histricamente la filosofa, desde Hegel hastanuestros das -para referirme slo a los tiempos modernos, prescindiendo de lahistoriografa filosfica de la Antigedad, principalmente de la de Aristteles y su escuelainmediata. Hasta Hegel, en efecto, la Historia de la Filosofa apenas era Historia comognero literario, sino otro gnero, biogrfico, anecdtico, didctico, pero mucho menoscomo ciencia, y desde luego no era Historia filosfica de la filosofa, no era filosofa. Conla excepcin de aquella historiografa aristotlica, acaso de la agustiniana y me pareceque de ninguna ms, o no haba sino narracin selectiva de los hechos histrico-filosficos -vidas, doctrinas y sentencias de los filsofos ilustres, para recordar slo elttulo fielmente significativo del contenido de la obra tpica y ms famosa-, ocomprensin y explicacin de los hechos no eran filosficas. Pero Hegel credefinitivamente la Historia filosfica de la filosofa, la Historia de la Filosofa que es unaparte del sistema de la filosofa y, en cuanto tal, filosofa ella misma [17] -filosofa de lahistoria de la filosofa, filosofa de la filosofa. Hegel piensa que las filosofas han venidosucedindose histricamente en un orden imperado por las relaciones ideales entre losfilosofemas, como manifestacin singularmente relevante de las relaciones ideales entrelos ingredientes de la Idea absoluta. Con arreglo a esta manera de pensar, hace unaHistoria de la Filosofa doxogrfica, esto es, versante sobre las opiniones de los

    filsofos, sobre los filosofemas, narrativa de la sucesin de stos como emergentes losunos de los otros por la fuerza de aquellas sus relaciones -pura y simplemente. Esta

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    INTRODUCCIN 13

    Historia de la Filosofa forma parte del sistema como en general las manifestaciones delEspritu son dentro del sistema objeto de disciplinas que las tratan histricamente,conforme a la historicidad consustantiva a la naturaleza intrnsecamente evolutiva,autorealizadora, del Espritu y de la Idea absoluta -as, la Filosofa de la Historia, laEsttica, la Filosofa de la Religin. Y esta Historia de la Filosofa es tan filosofa de la

    filosofa como la Filosofa de la Historia, la Esttica y la Filosofa de la Religin sonfilosofa del Estado y de la historia, filosofa del arte y filosofa de la religin,respectivamente. Como estas Filosofas de sus objetos respectivos implican unaHistoria de ellos, la Historia de la filosofa da la filosofa de la filosofa misma: lafilosofa, manifestacin y realizacinhistrica suprema del Espritu -una doctrina acercade la naturaleza de la filosofa. En estas partes del sistema hegeliano se anan filosofae Historia -la filosofa se realiza como Historia, la Historia es filosfica- por modoeminente dentro del sistema de la historicidad de lo ideal en s y por s, y por modoejemplar para toda filosofa que tenga ojos para las realidades histricas -para todafilosofa ulterior viable.

    La consecuencia de la gesta hegeliana no poda menos [18] de ser el imperio de laHistoria doxogrfica de la filosofa hasta el mismo da de hoy. Si no la totalidad, la mayorparte de las obras de Historia de la Filosofa, incluso las ms importantes, inclusoalgunas de un programa expreso distinto -si no con exclusividad absoluta, enproporciones francamente preponderantes, narran la historia de la filosofa exponiendolas filosofas como cuerpos de filosofemas, los llamados sistemas filosficos,concatenados entre s, pero en esta su concatenacin abstractos de toda carnehumana. Las noticias biogrficas acerca de los filsofos, ciertamente habituales,constituyen mucho ms meras coordenadas de localizacin temporal, y referencias dedistincin mutua e identificacin consigo mismos de los sistemas en su indivi dualidad,que correlatos causales, o siquiera funcionales, esto es, en alguna manera explicativosde los filosofemas o contributivos a hacerlos comprensibles. En la Historia doxogrficade la filosofa la funcin de explicar y hacer comprender se halla reducida a lasreferencias entre los filosofemas escuetos. Dados tales determinados, tales otros y ellos

    solos son posibles, tales otros han sido reales. Dado el dualismo cartesiano de laextensin y el pensamiento, caban el materialismo de un Hobbes, el opuestoespiritualismo de un Berkeley y un Leibniz -interpretado ste en este sentido- lasposiciones intermedias del ocasionalismo y del paralelismo monista de Spinoza... Yaquellas noticias biogrficas son las nicas habituales. Mucho menos se encuentrantodos los dems correlatos culturales, sociales, histricos y humanos en general: lacomparacin con los otros gneros literarios, no se diga con las otras formas delarte, del arte plstico; la atencin a la vida material, econmica, social, poltica, pues, porejemplo, las formas de vida y convivencia de los filsofos estn en relacin, por unaparte, con el filosofar mismo, por otra, [19] con las formas de vida y convivencia de losprjimos menos filosficos, punto hasta donde tiene razn el materialismo histrico -pero la sociologa del saber es la invencin reciente bien conocida29. Para encontrar estosotros correlatos, es menester acudir a las monografas, a lo sumo trozos de Historia,nunca la Historia. Ello es as hasta en un Nietzsche. La filosofa en la edad trgica de losgriegos es puramente doxogrfica. Un incidente como la relacin entre Herclito y elagonismo, un final como la relacin entre Pericles y el nous anaxagrico, aun siendo tansugestivo el uno, tan decisivo el otro, no pueden aceptarse por cumplimiento satisfactoriode las promesas del prlogo y primer par de captulos. Lo que Nietzsche vio ms ymejor ya poco despus, se qued en las notas de Ciencia y Sabidura en lucha -definitivamente sugestivas, esto s. Ello es, no como queda dicho, sino sin lasrestricciones insinuadas al principio de este aparte, en las obras de Historia de laFilosofa del gnero didctico.

    La manifestacin extrema de esta Historia doxogrfica de la Filosofa es esta en que seindependizan los filosofemas de toda realidad distinta y circundante, hasta el punto de

    29M. Scheler, Sociologa del saber, traduccin de J. Gaos. (N. del A.)

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    hacerlos independientes de la articulacin que en sus sistemas les dan los filsofos. Elcaso tpico contemporneo es Windelband30. El trmino consecuente de este camino esla negacin de la historia de la filosofa. El orden histrico de los filosofemas, indiferente.Todos ellos, constitutivos de un reino cuyo orden, de tener alguno, no puede ser sino deotra ndole: ideal, doctrinal, dialctico... Figuradamente: la filosofa, un dilogo entre

    todos los filsofos, igualmente coeternos. Es notable que hacia este [20] trmino empujatambin la idea historicista de la igual verdad de todas las filosofas... En todo caso, setrata de una concepcin de la filosofa latente en el fondo del pensamiento dehistoriadores de la filosofa y filsofos, incluso que ha apuntado expresamente ac yall.

    Pero a la luz de la filosofa actual se ve siendo la filosofa y debiendo ser la Historia de laFilosofa y la enseanza histrica de la filosofa muy diferentes.

    Los filosofemas son, si no los productos, cuando menos los correlatos de la actividaddel filosofar. Actividad informante de la vida toda, la vida teortica o contemplativa,actividad y vida caractersticas de la personalidad de unos humanos, los filsofos, quetradicionalmente se han considerado a s mismos y han sido considerados por losdems como muy diferentes de estos dems. Actividad y vida caractersticas de lapersonalidad de estos humanos en cuanto determinadas precisamente por estapersonalidad. Actividad ejercida y vida vivida en formas de convivencia y con formas deexpresin sui generis,comolas formas de expresin que se encuentran en los textos deque partieron las presentes consideraciones, pero unas y otras formas en relacionescon las formas de vida y de expresin de la cultura en torno. Personalidad actuada porlas situaciones y movimientos de esta cultura... Textos y filosofemas abstractos de todaesta actividad y vida personal e histrica son exactamente esto: realidades abstractas;en cuanto tales, relativamente irreales. Y relativamente sin sentido -o sin explicacin;relativamente incomprensibles. La redaccin, y publicacin de los textos expresivos depensamientos fueron actos de vidas partcipes en la vida colectiva contempornea -aunel retiro a la soledad es una forma de convivencia: el eremita convive en la imaginacin

    y en el temor, la aversin o el odio, con aquellos de [21] quienes quiere vivir aparte.Pleno sentido da a actos tales lo mismo solo que a todo acto: las vidas cyos son, laconvivencia cyas son estas vidas. Porque plena realidad la tiene lo abstracto sloconcreto con el resto de la realidad en la totalidad no mutilada de sta. La primeraconsecuencia es que la Historia de la Filosofa -y como ella la enseanza histrica de lafilosofa- no debe hacer omisin violenta de la unidad orgnica de los sistemas, expresaen la de las obras literarias que los exponen, una y otra como efecto, en modo algunoinesencial, de la organizacin personal y colectiva creadora de obras y sistemas, losautores y su medio histrico. Windelband procede en oposicin a su reconocimientoinicial de los que llama factores histrico-cultural e individual de la historia de lafilosofa31. Pero mucho ms importante es esta otra consecuencia: la explicacinhistrica de la filosofa necesita rebasar el curso abstracto de los filosofemas paraextenderse hasta la totalidad de la historia. Porque por esta va no puede esquivarse elarribar a esta conclusin: Historia no hay ms que launiversal; lasHistorias, de laliteratura o del arte, de la religin, o de la ciencia, o de la filosofa, o de la poltica -inclusode la poltica- no pueden ser sino la Historia universal con la literatura, el arte, etc., lafilosofa, la poltica, en primer trmino o primer plano, y en los otros planos o trminostodo lo dems de la cultura, explicando as hasta la poltica por todo lo dems, inclusola filosofa, pero tambin la filosofa por todo lo dems, sin excluir -y con razn!- lapoltica.

    Pongamos un ejemplo. Los orgenes de la filosofa. He aqu que en torno al 600 antesde Cristo y en Jonia aparece [22] por primera vez en la vida de la Humanidad esta cosaenorme que poco despus va a quedar designada para siempre con el nombre de

    30Cf. el Lehrbuch de Windelband-Heimsoeth citado en la nota 17. (N. del A.)31Ibidem. Cf. la crtica del apndice de Heimsoeth en Recherches Philosophiques, V,1935-1936, p. 542.(N. del A.)

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    INTRODUCCIN 15

    filosofa. Qu dicen las habituales Historias de la Filosofa, particularmente lasdidcticas, repito, de tal parto? Dicen el filosofema-vagido -todas las cosas son agua-con que la filosofa sali a la luz, del seno del mito, tomado ste como una especie deprefilosofema... Nada dicen de las seales previas, los dolores inherentes, los jbilos yorgullos inmediatos al parto mismo, esto es, de todo lo siguiente. El formulador -que

    sera poco ms que accidental, que casual, con arreglo riguroso a la habitual Historia dela Filosofa-, el formulador del filosofema es uno de los siete sabios. Esto de los sietesabios es una leyenda de formacin posterior a la poca en que ella misma sita a lossiete -aunque no muy posterior, pues estaba formada en tiempos del historiador de laedad. Pero la leyenda no deja forzosamente de tener valor histrico: aun en el casoextremo de carecer de toda verdad histrica en relacin con los hechos legendarios,muy bien puede ser fehaciente documento histrico de lo que pensaban o seimaginaban de un pasado sus forjadores. La leyenda de los siete sabios es larepresentacin que generaciones inmediatas se hicieron de hechos y rasgos tanimportantes y caractersticos como autnticos de su prximo pasado. Pero de esteprximo pasado queda algo ms que la leyenda referente a una, aunque eminente,mera parte de l: queda el gran friso histrico de Herodoto. Y este friso nos pone derelieve una edad de engrandecimientos y declinaciones de ciudades que culmina en lagigantomaquia del imperio persa y el mundo griego. Cada uno de estos dos gigantescosantagonistas es figurado en el friso formndose a lo largo del tiempo en crecienteconciencia y unidad. Para atenernos al que particularmente nos interesa [23] aqu yahora, a Grecia, sus ciudades-estados atraviesan a lo largo de la edad el trayecto quelas lleva en general de la basileia, de la realeza, pasando por la tirana, secularizacinpersonalista de la realeza, a la democracia, sustitucin terica del poder personal por lapotencia impersonal del nomos, de la ley, y a la demagogia, sustitucin efectiva delpoderpersonal por el poder de lapalabra hbil del orador en el consejo o la asamblea, ytambin por el poder de la habilidad para la intriga del agitador en pblico y en privado. Elfondo de esta trayectoria es nada menos que una transformacin del sentido del mundoy de la vida, ms an, de la sensibilidad bsica para uno y otra, de que las pruebas yseales particulares emergen aqu y all a la superficie de la obra del historiador, pero

    que, por encima de todo particular sntoma y fundamento, constituyen su espiritualatmsfera. Como la de la literatura en general de la edad. Porque sta es asimismo lade la lrica -y la del nacimiento de la Historia. En ella pasa la poesa de la arcaicaobjetividad mximamente impersonal de la epopeya, no sin el antecedenteintermediario, aunque lejano, de la poesa didctico-autobiogrfica de los Trabajos y Das,a la subjetividad ms que personal, personalista, de la lrica. El antecedente de un

    Arquloco, el concomitante de un Alceo, los consiguientes de un Teognis y unAnacreonte, tienen un centro de plenitud en Safo. Los fragmentos de la poetisa de laspoetisas estn hoy an trmulos de expresar los juegos pueriles y gozosos y losreposos lnguidos y ardientes, los amores y los celos, la vida toda externa e ntima, dela pequea maestra morena y de sus compaeras de nombres eufnicos y llenos degracia. La Historia declara nacer de una grave voluntad de rememoracin yconmemoracin de lo memorable, que acaso fuera incompatible con todo desembocaren una obra [24] en estilo de primera persona y carcter subjetivo -y sin embargo es unhecho que Herodoto circula l mismo por toda su obra, se hace presente l mismoconstantemente en ella. Porque ella es la exposicin de sus averiguaciones y stas sonel resultado de sus viajes. El historiador padre de la Historia es el viajero, ya no delviaje fatal, azaroso y fabuloso, de la odisea, al par origen y creacin de la leyenda y delpoema, sino genial inventor y libre protagonista del viaje histrico, precisamente, estoes, del que queda la Historia en las memorias que de los resultados de sus viajes,trasparecindose estos mismos, el viajero redacta y publica, y al que es empujado por elafn curioso y simptico, personal y efusivo, y en todo ello placentero, de ver cosasmaravillosas y averiguar cosas notables, de esta autntica teora, la historia, y de admirara los dems con el relato de ellas, tan autnticamente al menos como empujado puedaser por la grave voluntad de re y conmemoracin de lo memorable. Herodoto es, a buen

    seguro, mucho ms que el narrador de historietasad usum discentis; pero su grandioso ydinmico friso de la edad es la obra de aquel afn, que no est forzado a quedarse

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    disperso en las pequeas curiosidades y ancdotas sueltas, sino que es capaz deelevarse hasta el thauma total y unitario de una edad histrica, superlativo portento ypasmo. Pues bien, en el ingente trance histrico-poltico de la edad nos presenta laleyenda a aquellos hombres de buen consejo y legisladores, sus siete sabios, y comoversificadores, cuando no verdaderos poetas, y viajeros. Y algo ms que la leyenda, la

    biografa histrica y la Historia, sta ya la del historiador de la edad, nos presenta al quesera sin rival el ms egregio de los siete, si el auge de la filosofa ulterior no le hubierasobrepuesto el considerado por ella como su fundador, nos presenta a Soln de Atenascomo [25] quien, usando de la elega para la apologa de su obra y vida polticas, haceentrar a stas en la poesa, y como quien viaja impulsado del mismo afn de saber, dela misma filosofa, que el historiador que hace referencia a estos viajes y quiz no otracosa que atribuir a este viajero sus propios mviles, para l, el historiador, slo patentesen semejante objetivacin en figura anterior -atribucin y patencia fundadas ycomprensibles, si los mviles, invencin de la edad, tpicos en ella. Figuras las de lossiete, pues, en notorio ajuste con la estructura y el movimiento de la edad. Mas he aquque la sabidura de uno de ellos, el milesio Tales, se distingue, por la fsica, de lasabidura poltica de todos. Esta fsica prolfera atencin y apelacin a laphysis, a lanaturaleza -de las cosas, en sus continuadores, es que no tendr que ver con laaparicin de la potencia impersonal del nomos, en paradjica pero comprensiblecorrelacin con el desencadenamiento de la subjetividad individual en la lrica -y en lademocracia y la demagogia? Tanto ms cuanto que en las primeras reliquiasrelativamente suficientes que de ella nos quedan -vea el lector los fragmentos deHerclito-, el fsico, l, piensa y profiere la razn segn la cual sucede todo, a diferenciade los dems, almas de brbaros para ella, a quienes conmina a adherirse a ella, enuna significativa comparacin doble: de esta adhesin con la de la ciudad a la ley y de laley con los muros de la ciudad -tema ste de los muros que se puede seguir desde losorgenes de la lrica, a travs de ella, hasta la filosofa, desde ser el guerrero valiente elmuro de su ciudad hasta ser esta muralla la potencia impersonal de la ley. La filosofanace bajo el mismo signo de subjetividad que lrica e Historia, en el mismo mundo yedad, en la misma coyuntura poltica que ambas. Este orto de la fsica, [26] no en el

    horizonte, sino en el centro mismo del mundo de la poltica, de la lrica y de la Historia,es lo que hay que comprender, lo que tiene que explicar la Historia UNIVERSAL de lafilosofa.

    Pongamos otro ejemplo -pero no, no lo pongamos. Contentmonos con indicar quepara comprender la filosofa griega en su plenitud en Platn y en Aristteles, esnecesario explicarla acudiendo a Tucdides y a los oradores como a la literaturateatral y a las obras de las artes plsticas. Para comprender la mismsima metafsicaaristotlica, no meramente el significado de los teoremas acerca de la sustancia, hastalos culminantes acerca de la eterna, inmvil y no sensible, sino el sentido del buscarhombres esta sopha, doblemente divina, principalsima, propia del sabio del que no estbien que sea mandado, sino que mande -es menester llegar a la solucin al problemaque se plantea desde tica, 1, 2; es menester, no ya la tica y la Poltica del filsofo, sinohasta su Retrica; y tampoco meramente para explicar y comprender unos textos delautor por otros, al modo de los comentarios autnticos e histricos tradicionales,sino porque es menester la consideracin del mundo mismo que es objeto de lostratados mencionados y obtiene expresin en ellos.

    Bien entendido siempre que no se trata de la mera comprensin y explicacin histrica,sino histrico-filosficade la filosofa, ya que la Historia de la Filosofa debe ser siempreHistoria y filosofa. Pero la comprensin y explicacin filosfi ca ms profunda, ltima, quede la filosofa puede intentarse y preverse, es decir, que de s misma puede intentar yprever la propia filosofa, la de su ser en el mbito del ser de la vida humana, requiere laconsideracin de los dems fenmenos, no filosficos, de esta vida. As, el presentarsela filosofa como afn de un saber de los [27] principios de las cosas y de vida que se

    articula en un pensar y un habla peculiares, fuerza a considerar los fenmenos

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    INTRODUCCIN 17

    generales humanos del afn, el saber, el principiar, el pensar, el habla, que figuran enlos dominios de la poltica y la retrica, entre otros.

    Historiador, profesor, aprendiz, aficionado, curioso, tienen, pues, que acudir y recurrir alo que no es la filosofa para historiar, ensear, aprender, cultivar la filosofa, enterarse

    de lo que es. ste es el fundamento del consejo al vocado de la filosofa: practicar otradisciplina32; que puede ensancharse a: vivir algo ms que la filosofa. Si el juvenil yvido principiante es incapaz de placeres y de pasiones, de virtudes o de vicios, si suvida es anodina, si no sabe nada de la vida qu diablos podr, llegar a entender dela filosofa? A pesar de toda su abstraccin de lo dems, la filosofa no funciona en elvaco, ni en el circundante, ni en el de su interior, sino que es slo prole de lafecundacin del pensamiento humano por la ciencia o por la experiencia de la vida.

    Hay, en suma, varios planos de comprensin y explicacin de la filosofa en su realidadhistrica. Desde la comprensin y explicac in del estricto significado de las expresionestextuales, o de stas en su primaria referencia a los objetos ideales o reales mentados yen la ilacin lgica de las ideas as significadas por ellas, hasta el de la comprensin yexplicacin de las relaciones de estas ideas con toda la realidad ideal, psquica, social,material, circundante. Y si el primero es aquel por el que hay que empezar paraempezar a comprender, este ltimo es el nico que explica acabadamente, hasta dondees posible.

    ste es el lugar de decir algo acerca de las traducciones. [28] Porque la traduccin seencuentra en una posicin peculiar entre la narracin determinativa o constitutiva de loshechos y la explicacin de stos. La traduccin afecta a la autenticidad de los textos yes interpretacin de ellos y hasta inicio del comentario. Establece el texto que lee quienno lee el original y esta operacin no es posible sin alteraciones ms o menosimportantes de ste, salvo quiz en algn caso de traduccin a lengua prximaabsolutamente excepcional. Estas alteraciones proceden del hecho de que traducir espersecucin de un ideal imposible, como fundado en un supuesto sin realidad. El

    traducir supone la equivalencia expresiva de las distintas lenguas, lo que es slo unideal. Ya dentro de una lengua puede advertirse la falta de expresiones paradeterminadas realidades. El lector de esta antologa puede ver cmo Aristteles echade menos en su lengua griega nombres para muchos de los excesos, defectos yposiciones intermedias en que consisten vicios y virtudes. Tales faltas en una lenguason particularmente sensibles desde otra. Porque las distintas lenguas no tienen, todas,expresiones para las mismas cosas. Ello se debe a algo ms profundo. Las lenguasresponden a culturas y quiz hasta a mentes, colectivas, distintas. Y estas culturas notienen los mismos ingredientes materiales y espirituales, estas mentes no perciben nipiensan lo mismo. Muchos norteamericanismos del espaol de Mxico son la prueba dela falta original de los objetos designados por ellos en la cultura mexicana.

    Anlogamente sucede con lo que no son cosas materiales. En unas lenguas faltantrminos para denominar, por ejemplo, sentimientos que tienen nombre en otras, o lasunas tienen un solo trmino para denominar los que las otras distinguen con sendos.Indicio de que las mentes correspondientes a las primeras no distinguen lo que estasltimas, acaso por no percibir, [29] o incluso no experimentar, algo de lo queexperimentan y perciben las otras. El francs con su orgueil y el alemn con su Stolznodistinguen como nuestro espaol entre orgullo y soberbia. En la mayora de los casos, loque pasa es que los trminos tienen significaciones plurales y las significaciones de lostrminos de una lengua no se corresponden exactamente con las significaciones de lostrminos de otra. Esto hace que un mismo trmino de una lengua figure en distintoscontextos de ella con otras tantas de sus significaciones, y que al traducir no sea posibleemplear un mismo trmino, sino que sea necesario hacer uso de distintos,consecuencia de todo punto perturbadora cuando el trmino original es un trmino cuyaunidad es esencial, como sucede en los casos en que es un trmino tcnico filosfico.

    32Cf. E. von Aster, Ob. cit.(N. del A.)

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    El lector encontrar en esta antologa un ejemplo con el trmino griego aret traducidopor virtud. Todo esto y otro tanto que no es posible ni interesa detallar, se debe enltima instancia a la irrealidad del supuesto ms profundo de toda actividad detraduccin: la independencia de lo significado, o ms en general an de lo expresadopor las expresiones, respecto de stas mismas. Para que en las distintas lenguas

    pudiera haber expresiones perfectamente equivalentes desde el punto de vistasemntico, fuera menester que lo expresado pudiera expresarse indiferentemente conunas expresiones u otras, es decir, resultara indiferente a la diferencia entre lasexpresiones, independiente, pues, de ellas. Pero mucho dista de ser as. No hay solaslas clsicas suposiciones real o formal, lgica y material, en que el mismo trminosignifica el objeto, o la idea de este objeto, o a s mismo, el trmino; hay vinculacionesrecprocas entre lo expresado y las expresiones, lo uno y las otras en cuanto tales, quese ven muy bien, por ejemplo, en los refranes: las equivalencias [30] entre los dedistintas lenguas son en muchos casos meramente aproximadas. Estas dificultadestienen su potenciacin mxima en la traduccin del estilo. Aqu no cabe proceder sinoartstica, genialmente -y cmo no se sentir el traductor que se advierte lejano a todagenialidad y aun al talento propiamente artstico. El estilo no puede traducirse ms quereproducindolo libremente con la intencin de producir un efecto anlogo al queproduce el original -en rigor, un efecto sobre el lector actual anlogo al que produjera eloriginal sobre el contemporneo del autor- para qu indicar los problemashistoriogrficos, histricos, de composicin de lugar de unas personas en el de otras,de comprensin de unas por otras, a travs de culturas y tiempos, que esta intencinplantea. Traduccin es recreacin en todos los casos; en los ms arduos, empeo conalto componente de creacin. Por todo esto es por lo que la traduccin es, muypropiamente, interpretacin, y a travs de la parfrasis, indispensable o conveniente enmuchos casos, por ejemplo, para hacer inteligible lo que sin ella no lo sera en absolutoo evitar una nota, es conato e inicio de la explicacin del texto, del comentario. Eltraductor, en suma, padece as cogido, por las efectivas discrepancias de las lenguas,entre su doble necesaria fidelidad: al original y a la lengua a que traduce, alpensamiento filosfico o potico y a su expresin tcnica y literaria, y a la propiedad de

    la lengua a que traduce, a la legibilidad en el sentido de la inteligibilidad y de la facilidady fluidez -contrarios entre los cuales es demasiado frecuente no poder hallar ningnheraclitiano acople. Se debe concluir, sin duda, que el ideal es la lectura de losoriginales, y hasta se podra concluir que acaso fuera mejor dedicar a la difusin de laslenguas los esfuerzos ofrendados a la actividad de traducir. Pero la verdad es que nohay [31] que exagerar. El ideal de la comprensin lo ms perfectamente autnticaposible de los textos, no del pasado, ni de un pasado remoto, sino simplemente ajenos,no es ms que esto, un ideal, a la realizacin del que son otros tantos lmites cuantosnos confinan en nuestras individualidades a los humanos. La lectura de originales estambin traduccin, interpretacin, explicacin, recreacin, no ya cuando es unprincipiante quien los deletrea, sino, y sin duda ms, cuando es un grande hombrecargado de saber quien los hace revivir con esta su sabidura y humanidad toda. Y dadoas que todo traducir es recreacin, y puestos a escoger entre recreaciones, las quems lo sean pueden ser las ms sugestivas, cuando menos -si este cuando menoses lcito... La traduccin es la mejor de las introducciones a la lectura de los originales ycomo tal debe ser utilizada por los principiantes y puede serlo por los doctos. Loshechos histricos hablan a favor de esta amplitud de criterio. Hay casi, casi culturas detraducciones y traducciones de ingente repercusin en las culturas. Pero si se quiere uncaso muy agudo y muy ejemplar de lo que se puede hacer a base de traducciones, ypara que la mencin del caso sea de todo punto pertinente en este libro, detraducciones de filosofa griega, bastar citar a Santo Toms y su Aristteles deMoerbeke -que no resulta excesivamente atenuado porque el Anglico Doctor pudieraconsultar el texto griego y las traducciones de su hermano de religin sean uncalco.

    Mas si por parte de su funcin explicativa es la Historia integracin, por parte de lanarrativa es seleccin. Esta funcin selectiva empieza por ser obra de la misma historia:

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    INTRODUCCIN 19

    la historia es prdida [32] y destruccin material, base y medio de la funcin amnsica,prdida y destruccin psquica, que juntamente con la funcin mnmica, re yconmemorativa, concurre a la selectiva. Forzosa seleccin, de los hechos del pasado,porque es forzosa abreviatura de ste: la Historia no puede ser la historia por segundavez. Esta seleccin es el trmino subjetivo que tiene por correlato objetivo la estructura,

    el relieve con que la realidad histrica se presenta ya a la primera mirada a ella -por loque no hay ms remedio que representarse la historia de la filosofa, como en general lade la cultura, orogrficamente. La historia de la filosofa no se presenta integradaigualmente por todas las filosofas -en otro sentido que el dilucidado de la verdad yfalsedad. Hay las filosofas de los grandes pensadores y las de los que no son tangrandes, sino menores y hasta minsculos. De este relieve son elemento articulador lasedades y culturas -antigua, moderna. La filosofa no culmina en una ms alta cumbre,sino en las ms altas cumbres de la antigua yde la moderna: un Platn y un Aristtelesy un Descartes, un Kant, un Hegel. (Es una cuestin en lo que no voy a entrar aqu ladel lugar y concepto de la filosofa medieval: prolongacin de la antigua, distinguindosede ambas la moderna, segn una interpretacin generalizada hasta la interpretacinms reciente, segn la cual la del medievo, origen de la moderna, distinguindoseambas de la antigua)33. Y l, el objetivo relieve, es la traduccin figurada de una

    jerarqua de valor. Conformmonos con reconocer todo esto como otros tantos hechos,sin intentar desarrollar, ni siquiera enunciar ntegramente, los formidables problemasque estos hechos plantean: en qu consista la grandeza de los pensadores, [33]cmo y por qu la articulacin por las edades y culturas... A excepcin de tocar el puntosiguiente.

    Las ideas evolucionistas del siglo pasado dieron una importancia singular a los orgenesde las cosas en general. Los orgenes de las cosas contendran los elementosesenciales de ellas, sin las adherencias y complicaciones en que consistira eldesarrollo. Por consiguiente, en sus orgenes se podra conocer y dar a conocer condistincin nica la naturaleza de las cosas. Y por resumirse la evolucin de la especieen el desarrollo de cada individuo de ella, los orgenes del individuo y de la especie

    seran hasta cierto punto intercambiables desde estos puntos nticos, gnoseolgicos ydidcticos. En aplicacin ms o menos consciente y expresa de estas ideas, se haatribuido a los orgenes de la filosofa un singular valor de iniciacin en ella. El hombreentrara de la mejor manera en la filosofa por donde entr de hecho en ella laHumanidad. Los primeros filsofos habran planteado los problemas, eternos, de lafilosofa y formulado soluciones, tambin eternas, a ellos, en trminos de una lapidariasimplicidad y grandiosidad, como no cargados todava por el lastre de los ulterioresdatos y conceptos histricos34. Mas las ideas evolucionistas del siglo pasado se hanvuelto de entonces ac problemticas, cuando menos. Es posible que la naturaleza delas cosas slo sea autnticamente aprehensible en la madurez de su desarrollo, en lasformas adultas y perfectas. Que no quepa juzgar de las cosas por sus orgenes, sino delos orgenes por la plenitud, como formas, los orgenes, deficientes an de sta ltima.Que la evolucin y desarrollo no consistan en la mera adhesin sucesiva de elementosaccidentales [34] y perifricos al mero despliegue y patentizacin de miembrosntegramente preformados, sino incorporacin reiterada de ingredientes tan esencialescomo nuevos, verdadera continua creacin. Que, en fin, el presunto resumen de laevolucin de la especie en el desarrollo del individuo sea muy diferente de lo resumido.Pero como quiera que sea de las ideas generales, en el caso particular de la filosofason de hecho los orgenes singularmente instructivos, relevantes. La filosofa empiezacon alturas, acantilada sobre las ondas de la cultura prefilosfica, al elevado nivel queen general se arroga dentro de lo humano. Simples por originarias o no, las primerasfilosofas son paradigmas cimeros y perennes de la filosofa.

    33Cf. H. Heimsoeth,Los seis grandes temas de la metafsica occidental, traduccin de J. Gaos. (N. del

    A.)34Cf. las obras de Khnemann y Misch citadas en notas anteriores y tambin la Einleitungde Windelband,que remite a Herbart. (N. del A.)

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    20ANTOLOGA FILOSFICA . LA FILOSOFA GRIEGA

    En suma, la Historia resulta organizada por dos principios antitticos que han deconciliarse en ella. Ha de extenderse desde los orgenes hasta la actualidad y a toda laanchura de la vida -y dentro de esta doble dimensin ha de entresacar los hechos mso nicos relevantes, valiosos.

    De su parte, la enseanza implica tambin una seleccin forzosa. Por ser tambinabreviatura, de lo que ensea, forzada por la temporalidad del hombre. La enseanzade una disciplina no puede ser la disciplina misma. Ms en general, no es posibleaprender todo, sino parte; ni sino ir aprendiendo, por partes. El criterio de estaseleccin didctica es doble: la importancia objetiva de la materia, en el cuerpo mismode la disciplina correspondiente, y, su adecuacin didctica, su asequibilidad35alprincipiante, su facilidad. As, una enseanza histrica implica, en definitiva, unaseleccin en segunda potencia: la historiogrfica y la didctica.

    El doble criterio de la seleccin didctica, al ser aplicado en la enseanza de la filosofa,plantea cuestiones, promueve [35] conflictos especficos de esta enseanza, comooriginadas por su objeto, sui generis.

    La concepcin historicista de la inherencia de las filosofas de todas las edades yculturas a la filosofa, fomenta la tendencia a iniciar ya en la filosofa por medio de laHistoria de la filosofa en su totalidad universal. Pero, sobre que ya la Historia implicaseleccin en esta totalidad, tambin en filosofa hay que principiar, principiar por algunaparte, por algo: ni todo el que se interesa por la filosofa puede pasar de principiante, nipueden menos de empezar por ser principiantes quienes hayan de ser ms. Lanaturaleza misma de la Historia y de la enseanza fuerza, pues, a reducir la historiaenseada a las cumbres de su totalidad. Pero, ya as, a las cumbres eminentes a lolargo de toda su totalidad. Dialctica histrico-filosfica y didctica. Mas como se tratade ensear la filosofa en su autenticidad misma, partiendo de sus textos, todo sereduce a discernir los ms importantes histrico-filosficamente -cosa juzgada. Pero noson precisamente los ms fciles. Hay textos filosficos ms fciles. No suelen ser los

    ms importantes, ni mucho menos. Qu compromiso procurar? Es alguno posible? Afondo: tendra un compromiso tal, sentido en filosofa? Tambin el desarrollo yresolucin de estas cuestiones excede de los lmites de esta introduccin. Han debastar las conclusiones a que se ha ajustado esta antologa. A la filosofa y a supresunto valor formativo -principal fundamento justificable de su enseanza y en generaldifusin- es inherente cuando menos una buena dosis de dificultad. En materia deenseanza de la filosofa, la facilidad no debe buscarse en los textos mismos, sino pormedio del comentario: no textos fciles, sino facilitarlos, he aqu el lema. Por ende,primado del criterio de la importancia [36] en la eleccin de los textos, sin compromisocon la facilidad -y satisfaccin de que no resulten en conjunto precisamente los msdifciles de toda la historia de la filosofa- y esfuerzo por facilitarlos ya con la traduccinmisma, y con la introduccin, por parte del autor, y por parte del lector, con losmateriales que aportan las publicaciones citadas en la bibliografa, si a tanto como amoverle a ensanchar su aplicacin hasta ellas llega su aficin o vocacin por la filosofa.

    Otro conflicto en apretado nudo con el anterior, porque la dificultad o facilidad de lostextos est en relacin con sus dimensiones, es el que se promueve entre la esencialunidad orgnica de las obras y la seleccin forzosa a la Historia y a la enseanza. Lasprdidas materiales de la historia arrojan hasta el presente slo fragmentos de las obrasms antiguas: la unidad de las obras impone el esfuerzo de reconstruccin, sobre labase del conocimiento de la totalidad de las reliquias y de las noticias sobre ellas. Pero,en sentido contrario, siendo la unidad de las obras refractaria, si no francamenteadversa, a las pginas escogidas y por ende el ideal el conocimiento de las obras ensu integridad, la forzosa seleccin, la necesidad de ir por partes, se opone a este ideal.Por ventura hay obras de menor extensin, partes de obras con unidad de sentido

    35[asequibidad en el original (N. del E.)]

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    INTRODUCCIN 21

    relativamente autnoma, documentos insertos. La tendencia, siquiera, debe ser apreferir estas obras, partes y documentos sobre las meras pginas escogidas36.

    Ya la Historia implica una actividad antolgica. Una antologa como sta se remite, a lainversa, a una serie de operaciones historiogrficas -aparte las didcticas y filosficas:

    ya el escoger los textos y traducirlos, no slo [37] el comentarlos histricamente, sonactos de saber histrico. Mas todas las funciones de la Historia, y de la enseanzahistrica, se efectan desde la actualidad, en la actualidad. No haya engao sobre estepunto. No es posible reducirse exhaustivamente a lo histrico. El ms extremadohistoricismo tiene un lmite actual, actualista. Los hechos que se selecciona paranarrarlos y los que se aduce para explicar los que se narra, son iluminados por las ideasactuales: las ideas actuales son un haz de rayos sobre lo pretrito que ilumina slopartes, dejando en penumbras y sombras el ancho resto, y el panorama de lo pasadovara as con el presente -pero es porque hay, en incesante renovacin, ideas actuales,porque las tienen incluso quienes piensan no tenerlas sino arcaicas. El historicismo escomprensin del presente por el pasado. Despus de haber sido la historia; la vidahumana, origen de la filosofa, y siendo siempre lo nico que puede dar a la filosofa unsentido, ha venido a ser tema de la filosofa, y a ser rgano de sta la Historia. El filsofode hoy, ms que el de ninguna otra edad anterior, para exponer su pensar, habla porboca de clsico. La contrapartida es la comprensin, recproca, del pasado por elpresente; la realizacin misma de aqul por este ltimo. Hasta quien piensa limitarse aadherir a una filosofa de otros tiempos y a profesarla, lo hace por motivos que nofiguraban en aquella filosofa, sino que son personales suyos, actuales. Y estos motivosseran su autntica filosofa, si a tanto llegasen como a ser en general una filosofa. Ytodo esto es as, porque tal es la naturaleza humana -y nada menos. El hombre es, acada actual instante de su ser, que es un ser en instantes, de instantes, lo que ha sidohasta el instante actual. Pero el instante actual es el ser en que es lo que ha sido hastal y en que lo que ha sido hasta l es. Es el cuerpo, [38] la realidad infranqueable, deque no puede salir, ms all de la cual no puede saltar.

    Esta antologa histrica es un producto del historicismo actual. [39]

    Las objeciones ms fuertes que pueden hacerse a la iniciacin histrica en la filosofa son sin dudala de Baudin, Ob. cit., que no da una formacin filosfica, sino una seudocompetencia en Historiade la Filosofa; y la de que esta seudocompetencia, como en general el historicismo, engendra elescepticismo. Es fcil ver que la primera est influida por la idea de que la filosofa no es toda lahistoria de la filosofa por igual, pues si es por igual toda esta historia, no cabe ms iniciacin, ya,en la filosofa que la iniciacin en su historia toda. Adems, se refiere a la iniciacin en la filosofa yno a la ulterior formacin en sta; pero a m me parece invlida para la iniciacin misma. El que lainiciacin histr ica no d, es decir, no haya dado en general hasta aqu una formacin filosfica, noacarrea forzosamente que no la haya dado en ningn caso, ni, en todo caso, que no pueda darla.A m me parece que esto depende de que el mtodo histrico se emplee peor o mejor, no secomplete o se complete adecuadamente con el de la lectura y comentario de textos: ensearmeramente un manual de Historia de la Filosofa, en lugar de leer y explicar los clsicos -como unmanual de Historia literaria, en lugar de leer y explicar los clsicos de la literatura- no es,ciertamente, para formar en la filosofa. Mas hasta qu punto la formacin filosfica es concebidaen la actualidad forzosamente como histrica ya desde la iniciacin, incluso por los partidarios dela misma escuela o direccin filosfica que Baudin -neoescolasticismo ms o menos estricto- se vebien por la reciente Introduction la philosophie de L. de Raeymaeker. En cuanto a la segundaobjecin, es -todo el problema, de vida o muerte, de la filosofa en la actualidad. Me limitar asostener, pues, que la solucin no puede consistir en pretender ignorar la historia, para evitar elescepticismo, porque la historia est ah, viene sobre nosotros, y la pretensin se reducira apretensin y a conducta de avestruz en filosofa, sino que slo puede consistir en superar elescepticismo historicista por medio de una concepcin verdadera, esto es, histrica, de la historia y

    36Estas cuestiones, tratadas tambin en mi citado trabajo La iniciacin en la filosofa.(N. del A.)

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    de la verdad -que la Historia filosfica de la filosofa y ella sola puede ensear al pensador y alprincipiante.

    II

    La presente antologa ha nacido de un ejercicio de la enseanza inspirado por las ideasexpuestas en lo anterior. Los textos que figuran en ella haban sido, en su gran mayorparte, traducidos para los cursos del autor en Zaragoza y Madrid, desde 1930, yexplicados en estos cursos, algunos de ellos repetidas veces. La publicacin respondeal deseo de proporcionar a los profesores y estudiantes de filosofa, y en general alpblico culto y curioso, de los pases de lengua espaola, materiales y medios que hubede preparar y reunir para mis alumnos y oyentes. A este deseo me han movido lapersonal experiencia y las ajenas noticias del creciente inters por las conferencias yhasta por los cursos acadmicos de filosofa, por las publicaciones filosficas de todandole, en suma, por la filosofa, en estos pases. Es cierto que en el momento deescribir estas lneas los tremebundos acontecimientos mundiales pueden hacer dudarde la tranquilidad de los espritus para seguir fijando su atencin en temas tales y nodejrsela arrastrar por azorantes inminencias. Pero la Historia puede efundir serenidadaqu. Pues ella ensea cmo a travs de las ms arremolinadas vicisitudes del pasado,en mitad mismo del torbellino -fin del mundo antiguo, guerras de religin, revolucinfrancesa y guerras napolenicas, guerra del 14- filosofa, ciencia, arte... han proseguidosu curso secular, milenario, y hasta han prodigado sus flores [40] ms escogidas yfrutos de ms sazonada madurez. No est decidida an la competicin entre las durasarmas obstinadas y las impalpables y no menos infatigables creaciones del espritu porel triunfo postrero en la historia. Me permito confiar, por tanto, en que los nuevosdestinatarios del presente producto de mi trabajo profesional tengan an ocasiones deencontrar mi deseo de ponerlo a su disposicin plausible y merecedor de suagradecimiento.

    La obra puede ser utilizada como libro de iniciacin en la filosofa tanto como de estudio

    ms avanzado de la disciplina, con arreglo al mtodo en el auge expuesto y fundado alo largo de las pginas precedentes. Por el pblico aludido, y por profesores yestudiantes en cursos de introduccin a la filosofa, filosofa general, historia de lafilosofa, teora del conocimiento, ontologa y metafsica, tica y hasta pedagoga -quepara todo esto dan la variedad, amplitud e importancia de los textos inclusos en la obra.

    Pues, en efecto, son estos textos los ms importantes de toda la filosofa griega, matrizarquetpica de toda la filosofa occidental.

    Por filosofa griega se entiende, ya toda la filosofa antigua, considerando que la filosofadel mundo helenstico-romano se reduce a la de escuelas griegas que tienen, adems,sus orgenes en la filosofa de Jonia, Magna Grecia y tica hasta Aristteles37, ya esta

    filosofa a distincin de la del mundo helenstico-romano

    38

    . ste es el sentido en que laentiendo aqu.

    Esta filosofa se considera tradicionalmente, con tradicin [41] que remonta ya a laAntigedad, dividida en tres perodos: presocrtico; socrtico -de los sofistas y Scrates;postsocrtico -de los socrticos, eminentemente de los grandes sistemticos yfundadores de escuelas Platn y Aristteles 39.

    En el primer perodo, constituyen un centro culminante en torno al cual gravita la filosofadel perodo entero Herclito y Parmnides. Son estos dos pensadores, adems, losprimeros de cuyas obras se han conservado fragmentos suficientes para hacerse una

    37Cf. p. ej. la obra de Ritter-Preller citada en la Bibliografa al final de esta Introduccin (6). (N. del A.)38Cf. p. ej. Windelband-Heimsoeth, Ob. cit.(N. del A.)39Cf. p. ej. Windelband-Heimsoeth, Ob. cit., y el texto de Cicern al frente de esta antologa. (N. del A.)

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    INTRODUCCIN 23

    idea directa de ellas -si se excluye de los filsofos a Jenfanes, mantenindoloexclusivamente entre los poetas, como parece no deja de haber razones para hacerlo.La presente antologa contiene todos los fragmentos conservados de la nica obra, enprosa, de Herclito, y todos los conservados de la introduccin y de la primera parte delpoema de Parmnides, obra nica tambin del autor. Esta primera parte del poema de

    Parmnides es la que ha dado a este pensador su rango en la historia de la filosofa,formulado tradicionalmente como el de creador de la ontologa. Los fragmentosconservados de la introduccin y de esta primera parte contrastan por la extensin eintegridad con los breves todos y muchos muy dudosos conservados de la segundaparte, en nmero igual al de los conservados de la primera y muy escaso con relacin ala longitud y contenido presumibles de la segunda parte. Los textos de la filosofapresocrtica dados por la antologa son prcticamente, pues, los ms importantes detoda esta filosofa en su mutilada integridad actual.

    No ya sobre Scrates, que no fue escritor, sino tambin [42] sobre los sofistas, lasfuentes ms importantes son las obras de los filsofos del tercer perodo, principalmentela de Platn40. La obra de Platn debe tomarse, pues, como fuente de conocimientotriple: de la sofstica, de Scrates, de la filosofa -y personalidad- de su autor. Laantologa comprende el texto ms importante de toda la obra platnica relativo a cadauno de estos tres temas de la Historia de la Filosofa. -Platn presenta a los principalessofistas en sus Protgoras, Gorgias y dos Hippias, cuadros escnicos de consumadorealismo y deliciosa comicidad e irona- aunque no slo de esto; con descarada befa, alos personajillos en quienes la sofstica degeneraba hasta la bufonera de plaza pblica,en el Eutidemo; y en el Teetetes y el Sofista hace una crtica y una definicin definitivas dela sofstica, en su posicin y significacin centrales, desde la suya platnica. De todoesto he escogido el mito y discurso con que Protgoras, el ms importante de lossofistas desde el punto de vista filosfico-histrico, hace, en el dilogo que lleva sunombre, una exposicin y defensa de la obra y naturaleza misma de la sofstica a la quepuede reconocerse un grado pleno de autenticidad: Platn retrata con fidelidad todava,mucho ms que critica, en estas obras, como el Protgoras, de su primer perodo de

    creacin literaria41

    . -Scrates es orador nico en laApologa, e interlocutor en todos losdilogos de Platn, con excepcin de las Leyes. Pero como reproduccin de la actividady personalidad del maestro, y no mera utilizacin de su nombre para un ficticio expositor[43] del punto de vista platnico, no pueden tomarse sino las obras del aludido primerperodo de la obra literaria de Platn y el discurso de Alcibiades en el Banquete. Losdocumentos capitales de este conjunto son laApologa y este discurso. Entre ambos hepreferido la Apologa por contener ms datos biogrficos y por parecer que puedediputarse ms autntico an, en su seguramente mayor cercana temporal a laconvivencia con el maestro, pero tambin por ser de una interpretacin menos complejapara el principiante, sobre todo entregado a sus solas fuerzas. Figura ntegra la primeraparte, el discurso autobiogrfico, prescindiendo de la segunda, las palabras sobre lapena, y la tercera, la alocucin de despedida a los jueces-. En cuanto a la filosofa dePlatn mismo, aun reduciendo el empeo de dar una muestra de ella al de dar unamuestra meramente de la teora de las ideas en la forma clsica en que la exponen lasobras centrales y maestras de la actividad toda filosfica y literaria de Platn, Fedn,Banquete, Fedro, Repblica, para que esta muestra tuviese una cierta plenitud de sentido,fuera menester que abarcase por lo menos los principales pasajes de los dilogosacabados de citar en que aparecen las ideas. He tenido que conformarme conentresacar la pgina culminante de la obra maestra de Platn, la archifamosa alegorade la caverna, y con ilustrarla a base del Fedn. En una publicacin reciente42hube deescribir un captulo que es un resumen de la teora de las ideas en el Fedn, hecho abase de la traduccin de las frases del texto, sin ms que la omisin de las intercaladasmenos importantes o ininteresantes, entre ellas desde luego las de los interlocutores de

    40Cf. en Burnet, obra citada en la Bibliografa (8), la superioridad de Platn sobre Aristteles como

    historiadores de la filosofa anterior. (N. del A.)41Un precedente reciente de esta insercin, en W. Capelle, Die Vorsokratiker.(N. del A.)42J. Gaos y F. Larroyo, Ob. cit. (N. del A.)

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    Scrates: este captulo es reproducido aqu y seguramente ilustrar con autenticidad allector acerca [44] del mundo inteligible que le muestra componiendo con el sensible eluniverso todo la alegora de la caverna. En cuanto a sta misma, da idea de la idea ovisin del mundo de Platn, de la filosofa de ste como Weltanschauung; en general, delo que es como Weltanschauung una filosofa. Para saber lo que la filosofa puede ser

    como algo ms, como discurso riguroso de la razn, partiendo de la observacin agudade los fenmenos de la experiencia, entra el libro L43de la Metafsica de Aristtelesntegro en esta antologa. As es como puede servir sta a dar a conocer la filosofa y aejercitar en ella con la variedad que a ella misma es propia. -De todas maneras es elvasto mundo de la obra platnica el que resulta reflejado con mayor, singular penuria enesta antologa: si la fortuna del libro alcanzase un da la segunda edicin, seraaumentado en esta parte platnica con sendos documentos nuevos y tan importantesacerca de la sofstica, de Scrates y de la filosofa platnica- el discurso de Calicles enel Gorgias, el de Alcibiades en el Banquete y algunos, siquiera, de los aludidos pasajessobre la teora de las ideas en su ntegro tenor literal.

    La filosofa de Aristteles culmina en su Metafsica y tica.

    La Metafsica es una obra en que los primeros editores de las de Aristteles articularonescritos del filsofo -y quiz alguno no de l mismo, sino de su escuela inmediata- dedistintas etapas de su desarrollo filosfico -que tambin Aristteles lo tuvo- y de suactividad literaria, y distinto grado y forma de redaccin. El libro L por s solorepresentara una primera redaccin del sistema metafsico [45] de Aristteles, sumariapero completa; un verdadero, pues, sistema de metafsica in nuce(Jaeger-Stenzel)44.La mayora de los dems libros, principalmente los centrales, una segunda redaccin,ms amplia, pero incompleta: falta nada menos que la doctrina con que culmina lateora de la sustancia a que se reduce el sistema (vase el comienzo del libro L en estaantologa), la doctrina de la sustancia eterna, inmvil, no sensible, la doctrina de Dios. Elsistema no puede completarse sino mediante el libro L. As es como lo completaronaquellos editores, situando el libro, a pesar de su primera mitad, a continuacin de los

    centrales. Esta antologa reproduce el libro L ntegro, pues no es menoscabo de suintegridad la omisin del captulo 8, texto interpolado, de una etapa posterior, quecontradice y rectifica la doctrina del libro, la suma, clsica e histricamente influyente de

    Aristteles. Esta antologa da con este libro, por tanto, el texto en que culmina la filosofagriega y toda la antigua, una de las cumbres ms altas de la universal entera; el texto deuna doctrina filosfica de incomparable repercusin a lo largo de todas las edadessubsiguientes en la historia de la cultura occidental y a lo ancho de toda esta cultura, nodentro de la filosofa sola. Cierto, el texto es difcil, sobre todo la primera mitad, loscaptulos 1 a 5. El estudiante necesitar particularmente del profesor, el lector nefito dela ayuda de los medios que ponen a su disposicin obras como las citadas en laBibliografa al final de esta Introduccin. Pero el esfuerzo se experimentarrecompensado.

    Al libro L preceden los dos primeros captulos de toda la Metafsica y el principio deltercero. En los dos primeros, prlogo a la obra, con unidad literaria y de sentido, [46]expone Aristteles su idea de la filosofa -es decir, tiene su expresin la conciencia quela filosofa griega lleg a tener de s misma definitivamente y ha sido decisiva para todala occidental. El principio del captulo tercero completa los datos e interpretacin de losorgenes de la filosofa de los dos primeros con datos ms precisos y muy interesantes.

    De toda la tica de Aristteles me parece el trozo ms importante el que cierra laantologa, los captulos del libro II que exponen la clsica teora de la virtud como unaposicin intermedia entre dos extremos, uno por exceso y otro por defecto, la llamadadoctrina del trmino medio. Esta teora no slo da el plan de la parte central y ms

    43Los libros de la Metafsica de Aristteles se indican con las letras del alfabeto griego, algunas de las cualespueden transcribirse con las del latino y nuestro. (N. del A.)44Cf. la Bibliografa (24) y (3). (N. del A.)

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    INTRODUCCIN 25

    amplia de toda la tica, como teora tica fundamental; suministra un antecedenteclsico de la significacin que ha venido a tener la tica con arreglo a la filosofa msreciente45. Sobre la base de una doctrina del hombre en que tica y antropologa seidentifican, es una ontologa y metafsica esta filosofa. La teora aristotlica de la virtudcomo posicin intermedia no es la doctrina concerniente a un concepto moral, todo lo

    importante que se quiera, el de virtud; es toda una doctrina de la naturaleza humana. Laaret griega no es nuestra virtud. Es la perfeccin y plenitud de las potenciasconstitutivas de una naturaleza, como la de los ojos o la del caballo, en un sentido afn alde la virtus latina, que se conserva parcialmente -slo- en expresiones espaolas comoen virtud de. Y es eminentemente la perfeccin y plenitud de la naturaleza humana.Que esta perfeccin y plenitud consista [47] en un complejo de posiciones intermediasentre una pluralidad de parejas de extremos opuestos, quiere decir que el hombre es elente a quien es privativa esta naturaleza constituida intrnsecamente por extremos ycontrarios, tensin y oscilacin entre ellos, descentracin y concentracin en torno a lasposiciones intermedias: naturaleza extremosa e intermediaria... -En la traduccin deldiscurso de Protgoras he indicado entre parntesis la progresin bien perceptible delos sentidos del trmino aret, al que no se puede menos de dar la traduccin tradicionalde virtud. Vase tambin la Apologa , en esta antologa.

    A los textos de que he tratado hasta aqu he antepuesto cuatro concernientes opertenecientes a los orgenes de la filosofa, de acuerdo con las ideas acerca de laimportancia de estos orgenes apuntadas en pasaje anterior.

    El primero de estos textos es uno en que Cicern hace un elocuente resumen de lahistoria de la filosofa desde sus orgenes y los de su nombre hasta las escuelassocrticas -orgenes de las postaristotlicas y con ellas del resto de la filosofa antigua.El ncleo del texto es la tradicin ms famosa acerca del origen del trmino filosofa,una tradicin que se remontaba por lo menos al platnico Herclides del Ponto y que ellector debe confrontar con los primeros captulos de la Metafsica aristotlica.

    El texto de Herodoto inserto a continuacin del ciceroniano encierra el pasaje en que seencuentra por primera vez, dentro de la literatura universal conservada hasta nosotros,un trmino de la familia del trmino filosofa, una forma del verbo filosofar. Elcontexto sugiere bien la significacin de la sabidura en que tuvo su origen la [48]filosofa con arreglo a la interpretacin que los griegos hicieron de ambas y es tradicionaldesde ellos. Texto a confrontar tambin con los primeros captulos de la Metafsica. En latraduccin he procurado que el lector pueda hacerse cargo por s mismo de lospertinentes matices semnticos.

    Siguen los dos primeros fragmentos conservados de la filosofa occidental. Como puedever el lector en el principio del captulo 3 del libro A de la Metafsica de Aristteles, losantiguos tenan por el primer filsofo a Tales de Mileto. Pero ste no escribi nada -escon mucho lo ms probable- o de sus escritos no conoca nada ya Aristteles. Suconciudadano y discpulo Anaximandro fue el primero que escribi una obra de filosofa.Y escritor fue asimismo el discpulo de Anaximandro y tambin ciudadano de Mileto,

    Anaxmenes. Pero de las obras de ambos no nos han conservado los antiguos ms queun solo y breve fragmento de cada uno, bien que expresivos ambos del ncleo mismode la correspondiente doctrina. He incluido en la antologa estas dos venerablesreliquias de los orgenes de la filosofa, rodeadas del contexto que las cita y quecontribuye a explicarlas.

    Los textos estn reproducidos en general sin cortes internos. En el de Cicern y en el dela ticade Aristteles he suprimido las frases, pocas y breves, que remiten a otroslugares de la obra y alguna anloga. Al de la alegora de la caverna he aadido dos

    45En un sentido por cierto bien distinto del que pretende N. Hartmann, Ethik.(N. del A.)

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    trozos poco posteriores que iluminan sobremanera el contorno poltico de laWeltanschauung platnica.

    La totalidad compone un conjunto considerable de textos filosficos de primer orden,suficiente para dar [49] idea de la filosofa y formar en ella con autenticidad y seriedad

    tales, que quien los aborde como principiante, al llegar al cabo de su estudio, habrdejado de serlo en buena medida.

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    BIBLIOGRAFA 27

    [51]

    Bibliografa

    Quien quiera un libro en espaol para iniciarse en la historia de la filosofa griega, debepreferir:

    1. L. Robin: El pensamiento griego (Trad. de J. Xirau).

    Quien quiera orientarse en la bibliografa, con arreglo al estado de la investigacinhistrico- filosfica:

    2. W. Windelband-H. Heimsoeth: Lehrbuch der Geschichte der Philosophie (13 ed., 1935).(Trad. espaola en preparacin para la Editorial Losada, Buenos Aires, Argentina.)

    Las exposiciones ms importantes de la filosofa griega, desde un punto de vista ms

    reciente, son:

    3. J. Stenzel: Metaphysikdes Alteriums

    y en conexin con toda la cultura griega:

    4. W. Jaeger: Paideia(Un primer tomo solamente hasta ahora).

    5. (Trad. inglesa de Gilbert Highet. Oxford, 1939. Y espaola en preparacin para elFondo de Cultura Econmica de Mxico, por J. Xirau.)

    Amplia seleccin de los textos originales de los filsofos, bigrafos y doxgrafosantiguos, con notas, nica hasta ahora:

    Arriba6. H. Ritter-L. Preller: Historia philosophiae graecae (10 ed., 1934).

    Los fragmentos de los presocrticos y los textos de los [52] bigrafos y doxgrafosantiguos referentes a ellos estn editados con traduccin de los primeros, en:

    7. H. Diels: Die Fragmenteder Vorsokratiker (ltima ed., por W. Kranz, 1934).

    La obra ms importante sobre los presocrticos, conteniendo la traduccin de susfragmentos y de los principales textos doxogrficos referentes a ellos y escrita en unestilo que la hace asequible al nefito:

    8. J. Burnet: Early greekphilosophy.

    9. (Trad. francesa por A. Reymond con el ttul