gaos - el sueño de un sueño

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    1/19

    El sueo de un sueoAuthor(s): Jos GaosReviewed work(s):Source: Historia Mexicana, Vol. 10, No. 1 (Jul. - Sep., 1960), pp. 54-71Published by: El Colegio De MexicoStable URL: http://www.jstor.org/stable/25135039.

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    2/19

    EL SUE?O DE UN SUE?O

    Jos?

    GaoSj

    Universidad

    de

    M?xico

    El

    primer

    sue?o,

    poema

    de Sor

    Juana

    In?s

    de

    la

    Cruz,

    per

    tenece

    a

    la

    historia

    de

    las

    ideas

    en

    M?xico.

    Empieza

    con

    una

    soberbia

    imagen

    astron?mica

    y

    b?lica

    de

    la

    noche:

    la

    imagen

    de

    la

    guerra

    "intimada"

    por

    la

    sombra

    de

    la

    Tierra,

    es

    decir,

    por

    la

    noche,

    a

    las

    estrellas. Guerra

    perdida

    por

    la noche

    o

    la

    sombra,

    pues

    que

    ?sta ni

    siquiera

    llega

    a

    la

    esfera

    de

    la

    Luna,

    no

    rebasando

    la

    del

    aire.

    Con

    dominar

    en

    ?sta

    ha

    de

    conten

    tarse

    la

    noche,

    pero

    como

    la

    esfera

    del

    aire

    es

    la

    del

    sonido,

    el

    dominio

    de

    la noche

    sobre

    el

    aire

    se

    manifiesta

    en

    el

    silencio

    que

    ni

    siquiera

    interrumpen

    las

    voces oscuras

    de

    las

    aves

    nocturnas. As? transita el

    poema

    a la

    representaci?n

    simb?

    lica

    de

    la

    noche

    por

    medio de

    las

    im?genes

    tradicionales,

    y

    mitol?gicas,

    de

    Nictimene,

    la

    lechuza,

    de

    las

    hijas

    de

    Minias,

    los

    murci?lagos,

    del

    ministro

    de

    Plut?n,

    el

    buho,

    y

    de

    Har

    p?crates,

    el

    dios

    del

    silencio.

    Pero

    no se

    queda

    en

    esta

    repre

    sentaci?n

    simb?lica

    de

    la

    noche. Insistiendo

    en

    el

    elemento

    del

    aire,

    pasa

    sucesivamente

    a

    los

    elementos

    del

    agua

    y

    de la

    tierra,

    para

    evocar en

    cada

    uno

    de

    los

    tres

    a

    algunos

    seres

    durmientes.

    En

    el

    aire

    es

    el

    can.

    En el

    mar

    son

    los

    peces

    en

    general

    y

    la

    mitol?gica

    Alcione.

    En

    el

    monte es

    el

    "vulgo

    bruto",

    tambi?n

    en

    general,

    pero

    en

    particular

    el

    le?n

    y

    el

    venado,

    la

    "leve turba"

    de

    los

    p?jaros

    descendidos

    del

    aire

    al

    nido

    y

    el

    ?guila.

    La noche

    es tan

    profunda

    que

    si

    el

    ?guila

    vigila

    sosteniendo

    en

    un

    pie

    la

    piedrecilla encargada

    de

    despertarla

    caso

    de

    dormirse,

    hasta

    el

    rey

    de

    los

    animales

    duerme. Pero la profundidad de la noche la sugieren mejor

    que

    ninguna

    de las

    anteriores

    figuras

    zool?gicas

    las

    figuras

    humanas

    que

    sobrevienen:

    la

    noche

    es

    tan

    profunda,

    tan

    pro

    funda,

    que

    dormidos

    se

    hallan hasta

    el

    ladr?n

    y

    el

    amante,

    habituales

    vigilantes

    de

    las

    noches.

    Con

    estas

    figuras

    humanas

    termina

    el

    poema

    la

    pintura

    de

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    3/19

    SUE?O

    DE

    UN

    SUE?O

    55

    la

    noche,

    de

    la

    media

    noche,

    como

    precisa

    justamente

    en

    este

    punto,

    pasando

    de ellas

    a

    los

    miembros

    y

    los

    sentidos del

    cuerpo y a la descripci?n del sue?o fisiol?gico o del dormir.

    Fatigados

    del

    trabajo

    y

    cansados

    del

    deleite,

    han

    quedado

    "ocupados

    de

    profundo

    sue?o

    dulce

    los

    miembros"

    y

    los

    sen

    tidos

    suspendidos

    de

    su

    ordinario

    ejercicio,

    "cediendo

    al reto

    del

    contrario de

    la

    vida",

    de

    Morfeo.

    El

    alma

    se

    limita

    a

    dar

    al

    cuerpo

    el

    m?nimo

    de

    animaci?n

    necesario

    para

    que

    sigan

    funcionando

    el

    coraz?n

    y

    el

    pulm?n,

    mientras

    que

    sentidos

    y

    lengua

    callan

    todos, y

    el

    est?mago

    env?a

    al

    cerebro

    vapores

    tan

    claros,

    que

    no

    s?lo

    no

    impiden

    la actividad

    de

    la

    imagi

    naci?n,

    sino

    que, por

    el

    contrario,

    la

    estimulan.

    A

    la

    descripci?n

    del

    dormir

    o

    del

    sue?o

    fisiol?gico

    sigue,

    as?,

    la del

    so?ar

    del

    alma,

    o

    con

    m?s

    exactitud,

    la del

    sue?o

    del alma

    de

    la

    poetisa

    de

    que

    ?sta

    hace

    tema

    central

    de

    su

    poema.

    As?

    como

    en

    el

    Faro

    de

    Alejandr?a

    se

    espejaban

    las

    naves

    que

    iban

    o

    ven?an

    por

    la

    mar,

    as?

    la

    imaginativa

    des

    pierta

    de

    la

    poetisa

    dormida

    "iba

    copiando

    im?genes

    de todas

    las

    cosas",

    "no

    ya

    s?lo

    de

    todas

    las criaturas

    sublunares,

    sino

    tambi?n

    de

    aquellas

    que

    son

    claras

    estrellas

    intelectuales",

    los

    astros

    de

    las

    esferas

    animadas

    por

    las

    inteligencias.

    Pero

    el

    alma

    de

    la

    poetisa

    no

    se

    conforma

    con

    contemplar

    estos

    esp?

    ritus:

    contempla

    el

    suyo

    propio,

    y

    consider?ndose

    emancipada

    del

    cuerpo

    dormido,

    se

    imagina

    puesta

    en

    la cumbre

    de

    un

    monte.

    La

    imagen

    de la altura de este monte suscita toda una

    serie

    de

    im?genes

    aptas

    para

    ponderarla:

    Atlante,

    el

    Olimpo,

    el

    "volc?n

    m?s soberbio

    que

    intima

    guerra

    al

    cielo",

    el

    ?guila,

    las

    pir?mides

    de Menfis

    y

    la Torre

    de

    Babel.

    Mayor

    que

    to

    das

    estas

    alturas

    es

    la

    de

    "la

    elevada

    pir?mide

    mental

    donde

    se

    mir?

    colocada

    el

    alma",

    y que

    resulta

    no ser

    sino

    una

    ima

    gen para

    la

    parte

    m?s

    alta

    del

    alma

    misma

    y

    el

    remontarse

    de ?sta a tal

    parte

    suya y desde ella por encima de s?misma:

    "su

    ambicioso

    anhelo,

    haciendo

    cumbre

    de

    su

    propio

    vuelo,

    la

    encumbr?

    en

    la

    parte

    m?s

    eminente

    de

    su

    propia

    mente,

    tan

    remontada

    de

    s?

    que

    sal?a

    de s?

    a

    otra

    nueva

    regi?n".

    As?

    elevada,

    el

    alma

    tiende

    la

    vista

    de

    sus

    ojos

    intelectuales

    "por

    todo

    lo

    criado"

    ?mas

    para

    experimentar

    tan

    s?lo

    una

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    4/19

    56

    JOS?

    GAOS

    decepci?n

    comparable

    a

    la

    de

    los

    ojos

    corporales

    que

    intentan

    mirar

    al

    Sol

    o

    a

    la

    de ?caro.

    El alma procede entonces como quien se acostumbra en la

    oscuridad

    a

    la

    luz,

    como

    los

    Galenos

    que

    hicieron

    del

    veneno

    triaca,

    como

    el

    n?ufrago

    que

    recoge

    velas:

    "juzga

    m?s

    conve

    niente

    reducirse

    a

    singular

    asiento,

    discurrir

    separadamente

    una

    por

    una

    las

    cosas",

    que

    caen

    bajo

    las

    diez

    categor?as

    de

    Arist?teles;

    el

    entendimiento

    "quiere

    seguir

    el

    m?todo"

    con

    sistente

    en

    ir

    remontando

    los

    grados

    del

    ser,

    desde

    el

    inani

    mado,

    por

    el

    vegetal

    y

    el

    animal,

    hasta

    el

    del

    hombre,

    "f?brica

    portentosa"

    de

    la

    que

    las

    m?s

    fieles

    cifras

    simb?licas

    ser?an el

    ?guila

    de

    Patmos

    y

    la

    estatua

    de Nabucodonosor.

    Pero

    el

    alma

    fluct?a,

    entre

    el

    seguir

    efectivamente

    tal

    m?todo

    y

    el disentir

    por

    "juzgar

    excesivo atrevimiento

    el

    discurrirlo todo

    quien

    no

    entend?a

    a?n

    la

    m?s

    peque?a,

    a?n

    la m?s

    f?cil

    parte

    de

    los

    efectos

    naturales",

    como

    el

    curso

    subterr?neo

    del

    agua

    de

    las

    fuentes

    o

    la

    figura,

    colores,

    perfume

    de la

    flor.

    A

    esta

    prudente consideraci?n se opone la imagen de ?caro, ahora

    vista

    como

    ejemplo

    estimulante

    de

    valeroso

    af?n

    de

    gloria...

    "Mas

    mientras

    la

    elecci?n,

    confusa,

    zozobrada

    entre

    esco

    llos,

    tocando

    sirtes

    de

    imposibles

    en

    cuantos

    rumbos

    intentaba

    seguir",

    habi?ndose

    agotado

    la

    sustancia

    origen

    de

    los

    vapores

    ascendentes hasta

    el

    cerebro,

    cesa

    esta

    ascensi?n,

    y

    el

    cerebro,

    desembarazado,

    despierta,

    y

    despierta

    a

    los

    miembros

    y

    sen

    tidos.

    Con

    el

    despertar,

    as?

    brevemente

    descrito,

    es

    simult?neo

    el

    amanecer,

    pintado

    en

    otra

    soberbia

    imagen

    astron?mica

    y

    b?lica:

    la del

    combate

    de la Aurora

    y

    del

    Sol

    contra

    la Noche.

    Hasta

    que

    se

    encuentra

    despierta

    del

    todo

    la

    poetisa,

    cuyas

    ?ltimas

    palabras

    revelan

    que,

    no

    gen?ricamente

    humanos,

    sino

    personalmente

    suyos

    son

    el

    dormir

    y

    el

    despertar

    descritos

    y

    el

    sue?o

    contado

    ?por

    m?s

    que

    el

    dormir

    y

    el

    despertar

    no

    haya podido describirlos sino en lo que tienen de gen?rica

    mente

    humano.

    El

    resumen

    que

    acaba

    de

    hacerse

    prueba

    que

    el

    poema

    tiene

    solamente

    las

    siguientes

    cinco

    partes:

    la

    media

    noche,

    el

    dor

    mir,

    el

    sue?o,

    el

    despertar,

    el

    amanecer.

    Se

    trata

    de

    una

    com

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    5/19

    SUE?O

    DE

    UN

    SUE?O

    57

    posici?n

    de

    una

    simetr?a

    perfecta

    en

    torno

    a

    un

    centro:

    en

    los

    extremos,

    la media

    noche

    y

    el

    amanecer;

    el dormir

    y

    el

    des

    pertar, entre los extremos y el centro; en ?ste, el sue?o. Esta

    estructura

    resulta

    reforzada

    por

    el

    n?mero

    de

    versos

    de

    las

    cinco

    partes:

    150

    la

    noche,

    115

    el

    dormir,

    560

    el

    sue?o,

    59

    el

    despertar,

    89

    el

    amanecer.

    Las

    descripciones

    de la noche

    y

    del dormir

    son,

    sobre

    poco

    m?s

    o

    menos,

    dobles

    de

    largas

    que

    las

    del

    amanacer

    y

    del

    despertar,

    respectivamente;

    pero

    la

    de

    la

    noche

    guarda

    con

    la

    del

    amanecer

    una

    proporci?n

    muy

    cercana

    a

    la del

    dormir

    con

    la del

    despertar.

    Pero

    la

    simetr?a

    no

    es

    meramente

    cuantitativa.

    Es,

    ade

    m?s,

    de la

    siguiente

    ?ndole

    cualitativa

    o

    espiritual

    por

    los

    temas:

    en

    los

    extremos,

    los

    procesos

    y

    fen?menos

    f?sicos

    del

    conticinio

    y

    el

    amanecer;

    entre

    los

    extremos

    y

    el

    centro,

    los

    procesos

    fisiol?gicos

    del dormir

    y

    del

    despertar;

    en

    el

    centro,

    el

    proceso

    ps?quico

    y

    espiritual

    del

    sue?o. Pero

    la

    simetr?a

    de

    la

    composici?n

    entra?a

    a?n

    otras m?s

    sutiles

    que

    se

    des

    tacan al adentrarse por la textura ?ntima y m?vil del poema.

    ?ste

    se

    abre

    y

    se

    cierra

    con

    las dos

    soberbias

    im?genes

    as

    tron?micas

    y

    pol?micas

    de

    la

    lucha

    de

    la

    noche

    con

    la

    luz

    de

    las estrellas

    y

    con

    la luz

    del

    Sol.

    Ambas

    im?genes

    son

    gran

    diosamente

    c?smicas.

    La

    poetisa

    se

    imagina

    en

    ambos

    casos

    la Tierra

    y

    el cielo

    entero;

    en

    el

    primer

    caso,

    viendo el

    globo

    terr?queo

    con

    sus

    esferas

    elementales

    suspendido

    en

    el

    centro

    de

    las

    esferas

    celestes

    y

    proyectando

    el

    cono

    de

    su

    sombra

    hasta

    los

    l?mites

    de

    la

    esfera del

    aire;

    en

    el

    segundo

    caso,

    viendo

    a

    la

    Noche

    y

    a

    la Aurora

    y

    el

    Sol

    como

    capitanes

    de

    ej?rcitos,

    de

    sombras

    el

    uno,

    de luces

    el

    otro,

    que

    combaten

    sobre

    la

    faz

    convexa

    de

    la

    Tierra,

    entre

    esta

    faz

    y

    la

    c?ncava

    del

    Cielo,

    hasta

    que

    la

    Noche

    se

    retira del

    hemisferio

    conquis

    tado

    por

    el

    Sol

    al

    abandonado

    por

    ?ste.

    Ambas

    grandiosas

    im?genes

    son,

    pues,

    parejamente prosopop?yicas,

    aunque

    s?lo

    la del amanecer personifique los cuerpos y fen?menos f?sicos

    recordando

    figuras

    mitol?gicas;

    pero

    no

    por

    ello

    es

    precisa

    mente

    menos

    pl?stica

    la

    imagen

    de

    la

    noche:

    la

    poetisa

    ve

    la

    sombra

    de

    la Tierra

    y

    su

    punta

    como

    respectivamente

    un

    cuer

    po

    y

    su

    rostro

    negro,

    ce?udo

    y

    en avance

    contra

    la

    diosa

    de

    tres

    rostros. Y

    si

    el

    cuadro

    de la

    lucha de

    la

    noche

    y

    el

    d?a

    es

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    6/19

    5?

    I

    OS?

    GAOS

    mucho m?s

    detallado

    y

    movido,

    en

    cambio

    a

    ?1

    -se

    reduce

    el

    entero

    del

    amanecer,

    mientras

    que

    el

    cuadro,

    mucho

    m?s

    conciso, de la lucha de la noche y los astros luminosos, es

    s?lo

    el

    inicio

    del cuadro

    entero

    de

    la noche

    que

    prosigue

    por

    los

    elementos

    y

    sus

    habitantes.

    La

    arquitectura

    de

    este

    cuadro

    entero

    de

    la

    noche

    es

    ex

    presivamente

    barroca

    en

    su

    riguroso

    conjunto

    y

    en

    la

    selec

    ci?n

    de

    los

    detalles.

    La

    construcci?n

    por

    esferas celestes

    y

    ele

    mentales

    no

    responde

    s?lo

    al

    estado

    de la

    ciencia

    del mundo

    f?sico

    dominante

    a?n

    en

    el medio cultural

    de

    Sor

    Juana;

    tiene

    obvia

    correspondencia

    con

    m?ltiples

    casos

    aducibles

    de

    la

    poes?a

    y

    de

    la

    pl?stica,

    y

    singularmente

    de la

    peculiar

    uni?n

    de

    la

    pl?stica

    y

    la

    poes?a

    que

    es el

    teatro:

    en

    los

    autos

    sacra

    mentales

    del

    teatro

    del

    mundo

    se

    dispon?a

    por

    esferas

    y

    ele

    mentos la

    escena en

    que

    comparec?an

    y

    dialogaban

    las

    figuras

    simb?licas

    de

    elementos

    y

    astros.

    La

    lechuza,

    el

    buho

    y

    los

    murci?lagos,

    forman

    bien

    conocida

    parte

    del

    attrezzo

    de

    la

    pintura barroca, aunque ?sta no pudiera llegar adonde la poe

    s?a

    en

    presentar

    la

    barroca

    capilla

    musical emisora

    tan

    s?lo

    de

    lentas

    y

    sordas

    notas.

    Ni

    faltan los

    no

    menos

    irreconoci

    blemente

    barrocos

    entre

    los

    detalles

    del

    resto

    del cuadro:

    as?,

    singularmente,

    la

    representaci?n

    del

    elemento tierra

    por

    "los

    senos

    escondidos del

    monte,

    mal

    formados

    de

    pe?ascos

    c?nca

    vos,

    menos

    defendidos

    de

    su

    aspereza

    que

    asegurados

    de

    su

    oscuridad,

    cuya

    mansi?n

    sombr?a

    puede

    ser

    noche

    en

    la mitad

    del

    d?a,

    inc?gnita

    a?n

    al

    cierto

    pie

    montaraz

    del

    cazador

    ex

    perto".

    Pero

    en

    la

    selecci?n

    de

    las

    figuras

    habitantes

    del

    ele

    mento

    hay

    mayor

    originalidad

    personal.

    Si

    no

    en

    la

    contrapo

    sici?n

    del

    le?n

    y

    del

    "t?mido

    venado",

    ni

    en

    la

    de

    la

    "leve

    turba"

    de

    los

    p?jaros

    y

    el

    ?guila,

    ni

    en

    el

    paralelismo

    de

    am

    bos

    grupos

    de

    figuras

    zool?gicas,

    si,

    resueltamente,

    en

    la elec

    ci?n

    del ladr?n

    y

    el

    amante

    como

    figuras

    humanas

    de la

    noche.

    Cualesquiera

    que

    puedan

    ser los antecedentes de la elec

    ci?n,

    es

    ?sta

    la infaliblemente

    certera

    de

    dos

    figuras

    tan

    esen

    cialmente

    representativas

    de

    la

    noche,

    que

    por

    tales

    se

    las

    encuentra

    a

    tanta

    distancia

    en

    el

    espacio

    y

    en

    el

    tiempo,

    en

    el mundo

    cultural

    todo,

    como

    la

    que

    va

    de

    Sor

    Juana

    a

    Bau

    delaire:

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    7/19

    SUE?O

    DE

    UN

    SUE?O

    59

    He

    aqu?

    la noche

    hermosa,

    propicia

    al

    criminal;

    y

    los

    ladrones,

    que

    no

    dan

    tregua

    ni

    perdonan,

    pronto

    van a

    empezar

    su

    trabajo...

    ...

    la

    hora

    en

    que,

    ojo sangriento

    que

    bizquea

    y

    palpita,

    la luz

    hace

    una

    mancha

    rojiza

    sobre el

    alba;

    en

    que

    el

    alma,

    cargando

    con

    el

    cuerpo agotado,

    repite

    este

    combate

    del

    d?a

    y

    de

    la

    l?mpara...

    y

    el

    var?n

    est?

    harto

    de

    escribir

    y

    la

    mujer

    de

    amar...

    Pero

    en

    la

    poetisa

    es

    el

    acierto

    a?n

    mayor,

    pues

    la

    poetisa

    presenta a ambos vigilantes de la noche dormidos, para dar

    concluyentcmente

    la

    impresi?n

    de

    la

    profundidad

    de

    la

    no

    che

    ?y

    del

    sue?o

    universal

    y

    en

    contraste

    con

    ?ste

    el

    singular

    sue?o

    de

    la

    poetisa

    misma, dormida,

    pero

    siempre,

    a?n

    dor

    mida,

    so?adora...

    Entre

    las

    descripciones

    del

    dormir

    y

    del

    despertar hay

    una

    nueva

    simetr?a,

    hincada

    todav?a

    en

    las

    im?genes.

    En

    ambas

    descripciones

    son

    todas

    las

    im?genes

    con

    que

    se

    figuran

    los

    ?rganos

    corporales

    y

    su

    funcionamiento

    im?genes

    tomadas

    a

    las

    artes

    y

    los artefactos mec?nicos

    o

    f?sicos

    en

    general:

    el

    coraz?n

    es

    el volente de

    un

    reloj,

    el

    pulm?n

    es un

    fuelle,

    que

    es a

    su vez

    im?n del

    viento,

    la

    tr?quea

    es

    un

    arcaduz,

    el

    est?mago

    es

    una

    oficina de calor

    que

    utiliza

    un

    cuadrante,

    es

    la

    fragua

    de

    Vulcano,

    de suerte

    que

    hasta la

    comparaci?n

    mitol?gica ocurrente aqu? es la del local de la artesan?a de un

    ol?mpico;

    en

    fin,

    el

    funcionamiento

    entero

    de

    la

    psique

    en

    el

    tr?nsito

    del

    dormir

    ai

    despertar

    es como

    el

    de

    la

    linterna

    m?gica, por

    aquellos

    a?os

    reciente invenci?n

    f?sica

    del

    Padre Kircher.

    Im

    posible

    no

    reconocer

    en

    este

    grupo

    de

    im?genes

    un

    resabio

    po?tico

    de

    la

    concepci?n

    mecanicista

    de

    lo

    som?tico

    y

    fisiol?

    gico que hizo su trayectoria en la filosof?a y en la ciencia

    desde

    los

    animales

    m?quinas

    de

    Descartes

    y

    el

    materialismo

    de

    Hobbes hasta

    el materialismo

    del

    hombre

    m?quina

    de

    Lamettrie.

    Claro

    que

    en

    la

    poetisa

    no

    pasa

    el

    resabio

    de

    con

    sistir

    en una

    comparaci?n

    con

    artefactos

    y

    artes,

    inconsciente

    de

    sus

    or?genes

    y

    de

    intenciones

    de

    mayores

    alcances.

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    8/19

    6o

    JOS?

    GAOS

    Pero

    la

    m?xima

    escrutaci?n

    la

    piden

    y

    merecen,

    natural

    mente,

    las

    im?genes

    sobre

    el

    encadenamiento

    de

    las

    cuales

    se

    articula la parte central del poema, la narraci?n del sue?o de

    la

    poetisa.

    La

    imagen

    inicial,

    del

    Faro

    de

    Alejandr?a,

    encierra

    cuatro motivos

    que

    se

    revelan determinantes

    de

    todas

    las

    de

    m?s

    im?genes

    de

    este

    grupo:

    el

    motivo

    de

    la

    altura,

    un

    motivo

    ?ptico,

    el

    motivo

    del

    mar

    y

    un

    motivo

    de

    cultura

    cl?sica.

    El

    motivo

    de

    la

    altura

    lo

    desarrollan

    inmediatamente

    la

    ima

    gen

    del

    monte

    y

    las

    asociadas

    con

    ella: las

    de

    Atlante,

    el

    Olimpo,

    el

    volc?n,

    el

    vuelo

    del

    ?guila,

    las

    Pir?mides

    y

    la

    Torre

    de Babel.

    El

    motivo

    ?ptico

    vuelve

    en

    las referencias

    a

    los

    ojos

    cegados

    por

    el

    Sol

    y

    a

    los

    que

    se

    habit?an

    en

    la

    oscuridad

    a

    la

    luz,

    a

    la

    primera

    de

    las

    cuales

    se

    asocia

    la

    primera

    evoca

    ci?n

    de

    ?caro,

    h?roe

    tambi?n

    de

    la

    elevaci?n.

    El

    motivo

    del

    mar

    recurre

    en

    la

    imagen

    del

    naufragio.

    Y

    a?n

    hay

    otras

    tres

    recurrencias

    que

    se?alar:

    la

    del

    motivo

    ?ptico

    y

    ?l

    de la altura

    en

    la visi?n

    de

    Patmos,

    la del

    motivo

    de

    la altura

    en

    la

    estatua

    de

    Nabucodonosor

    y

    la de ?caro en la

    segunda

    evocaci?n de

    ?ste.

    En

    fin,

    de

    cultura

    cl?sica,

    sagrada

    o

    profana,

    son

    todas

    las

    im?genes

    acabadas

    de

    enumerar,

    menos

    la

    del

    volc?n,

    en

    que

    hay

    que

    reconocer

    el

    Popo

    nativo

    y

    cercano,

    pero,

    en

    cambio,

    con

    la

    de

    los

    Galenos

    adem?s.

    Este

    conjunto

    de

    im?

    genes

    tiene

    una

    profunda

    unidad,

    de

    origen,

    en

    el

    sentido

    mismo del

    sue?o,

    el

    contenido

    o

    la

    narraci?n

    del

    cual

    se

    articula por medio de ellas: unidad y origen que se concen

    tran

    peculiarmente

    en

    la

    imagen

    de

    ?caro;

    todo,

    seg?n

    se

    dir?

    al

    exponer

    el

    sentido

    del

    sue?o.

    Antes

    de

    proceder

    a

    esto,

    hay

    que

    se?alar

    los

    otros

    ingre

    dientes

    que,

    adem?s

    de

    las

    im?genes,

    integran

    la f?brica

    del

    poema:

    en

    un

    extremo,

    los

    ingredientes

    m?s

    intelectuales,

    los

    de

    saber;

    en

    el

    otro

    extremo,

    los

    ingredientes

    afectivos,

    los

    sentimientos, tradicionalmente estimados como esenciales

    a

    la

    poes?a,

    si

    no

    como

    los fundamentales

    y

    decisivos

    de

    ella.

    El

    saber

    atestiguado

    por

    la

    poetisa

    con

    este

    poema

    es:

    astron?mico,

    en

    los

    pasajes

    relativos

    a

    la

    noche

    y

    el

    d?a;

    f?sico,

    en

    la referencia

    a

    la

    linterna

    m?gica;

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    9/19

    SUE?O

    DE UN SUE?O

    61

    fisiol?gico

    y

    psicol?gico,

    en

    las

    descripciones

    del

    dormir,

    el

    despertar

    y

    el

    sue?o;

    human?stico cl?sico y b?blico, y el cl?sico, mitol?gico e

    hist?rico,

    en

    detalles

    esparcidos

    por

    todo

    el

    poema;

    jur?dico

    y

    pol?tico,

    como en

    la

    reflexi?n sobre los efectos

    de

    la

    publicaci?n

    de

    los

    castigos

    y

    en

    alguna

    observa

    ci?n

    m?s

    incidental,

    as?

    las

    referentes

    a

    los deberes

    de

    vigilancia

    de

    los

    monarcas

    y

    a

    la

    consiguiente

    pesadum

    bre

    de

    la

    corona;

    filos?fico,

    por

    ?ltimo,

    en

    la

    narraci?n del

    sue?o.

    El

    saber

    astron?mico

    atestiguado

    se

    contiene dentro del

    sistema

    antiguo

    y

    medieval

    del

    mundo,

    dominante

    a?n,

    inclu

    so

    entre

    los

    cultos,

    incluso

    entre

    los

    cultos conocedores

    del

    sistema

    copernicano,

    pero

    fieles

    a

    la

    Iglesia,

    que

    a?n

    no

    ad

    mit?a

    este

    ?ltimo

    sistema.

    El

    saber

    human?stico

    y

    el

    jur?dico

    y

    pol?tico

    no

    rebasan

    el

    propio

    de

    un

    var?n culto

    en

    el medio

    de

    la

    poetisa.

    Pero

    quiz?

    s? rebasa

    semejante

    saber el fisiol?gico, pues no parece

    que

    las

    nociones m?s

    elementales

    de

    este

    saber formasen

    en

    aquel

    medio

    parte

    de

    la cultura

    general,

    fundada

    todav?a

    en

    la

    tradici?n

    del

    trivio

    y

    del cuadrivio

    o

    en

    la

    human?stica exclu

    sivamente.

    La

    descripci?n

    del

    dormir

    y

    despertar

    en

    el

    poema

    denuncia

    la

    lectura

    de

    libros

    de

    Medicina

    o

    la

    conversaci?n

    sobre materia m?dica

    con

    personas

    doctas

    en

    esta

    materia.

    La

    referencia

    a

    la

    linterna

    m?gica supone

    un

    conocimiento

    directo

    o

    indirecto

    de

    la

    obra

    del Padre

    Kircher,

    del cual

    hay

    otras

    muchas

    pruebas

    por

    parte

    de

    Sor

    Juana.

    Pero

    es

    sobre todo el

    saber

    filos?fico el

    que

    se

    destaca,

    por

    lo

    que

    se

    dir?

    al

    exponer

    el sue?o

    y

    su

    sentido.

    El

    poema

    transcurre

    en

    su

    gran mayor

    parte

    sin dar

    expre

    si?n

    a

    otra

    emotividad

    que

    la

    implicada,

    por

    ejemplo,

    en

    ep?tetos

    admirativos:

    nada

    de

    todo

    esto

    denuncia

    otros

    senti

    mientos

    que

    los intelectuales

    y

    comunes

    anejos

    a

    semejante

    terminolog?a

    o

    fraseolog?a.

    Las

    razones

    de

    tal

    general

    impa

    sibilidad

    son

    la

    ?ndole

    objetiva

    o

    material

    de

    los

    temas

    sim?

    tricamente

    dispuestos

    en

    torno

    al

    central,

    la

    ?ndole

    descrip

    tiva

    del

    tratamiento

    de

    estos

    temas,

    la

    narrativo-discursiva del

    tratamiento

    del

    central,

    el

    contenido

    intelectual

    de

    ?ste

    y,

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    10/19

    62

    JOS?

    GAOS

    sobre

    todo,

    el

    hecho

    de

    que

    la

    poetisa

    procede

    en

    este

    poema

    preferentemente

    por

    im?genes,

    el hecho

    de

    que

    su

    poes?a

    es

    en esta composici?n mucho m?s cosa de imaginer?a e ideolog?a

    que

    de

    ninguna

    otra,

    de

    suerte,

    que

    al

    sentimiento

    no

    le

    que

    dan

    sino dos

    lugares y

    dos formas

    posibles

    de

    aparici?n:

    o

    el

    intersticio

    incidental

    por

    donde

    escapar

    expresado

    directa

    mente,

    o

    entra?ado

    en

    el sentido

    simb?lico

    de la

    imaginer?a

    misma,

    estremecida

    entonces

    por

    la

    emoci?n. Ambos

    lugares

    y

    formas

    se

    encuentran

    realmente

    en

    el

    poema,

    y

    si

    bien

    con

    gran

    parquedad

    de

    lugares,

    en

    cambio

    con

    gran

    intensidad

    y

    significaci?n.

    Tal s?lo

    dos,

    y

    breves,

    lugares,

    e

    incidentales,

    hasta

    por

    la

    ortograf?a,

    pues

    se

    encierran

    entre

    par?ntesis,

    tan

    s?lo

    estos

    dos

    lugares

    son

    de

    directa

    expresi?n

    de

    sentimiento

    pero

    el

    as?

    expresado

    no

    es

    otro

    que

    el

    fundamental sentimiento

    anejo

    al

    sentido

    esencial

    del

    sue?o

    y

    del

    poema

    entero: el

    senti

    miento

    de

    la dificultad del

    trabajo

    intelectual

    y

    de

    la

    decep

    ci?n que le aguarda. Si en los versos 609 y siguientes se trata

    s?lo

    de

    la

    primera,

    los

    299

    y

    siguientes

    hab?an

    anticipado

    tambi?n la

    segunda:

    la

    honrosa cumbre mira

    ?t?rmino

    dulce de

    su

    af?n

    pesado,

    de

    amarga

    siembra fruto

    al

    gusto

    grato,

    que

    a?n

    a

    largas

    fatigas

    fue

    barato?

    .

    corporal cadena,

    que

    impide

    el vuelo

    intelectual.

    ?culpa

    s?

    grave,

    merecida

    pena,

    torsedor

    del

    sosiego

    riguroso

    de

    estudio

    vanamente

    judicioso?;

    De

    este

    ?ltimo

    sentimiento,

    del

    sentimiento

    de

    la

    decepci?n,

    est?n transidas la

    mayor?a

    de las

    im?genes

    articuladoras del

    sue?o,

    que

    no

    son,

    en

    efecto,

    sino

    im?genes

    del

    fracaso:

    unas,

    por

    ocurrentes

    justo

    para

    figurarlo,

    como

    la vista

    cegada

    por

    el

    Sol,

    el

    naufragio,

    la

    estatua

    de

    pies

    de

    barro

    y

    sobre

    todas,

    ?caro;

    otras,

    porque

    aunque

    aducidas

    a

    otros

    fines,

    como

    el

    de

    ponderar

    la

    altura,

    o

    la

    ponderan

    con no

    poder

    alcanzarla,

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    11/19

    SUE?O

    DE UN

    SUE?O

    63

    o

    son

    de

    suyo

    ejemplos

    tan

    ilustres de

    fracaso

    como

    las

    ocurren

    tes

    para

    figurar

    ?ste,

    as?

    la

    Torre

    de

    Babel.

    Es que el fracaso, un

    singular

    fracaso, es el sentido esencial

    del

    sue?o,

    tema

    central del

    poema,

    y

    de

    ?ste

    entero.

    El

    alma

    de

    la

    poetisa

    se

    sue?a

    tan

    librada de

    la

    vinculaci?n

    al

    cuerpo, que

    es

    el

    dormido,

    por

    este

    mismo

    dormir del

    cuer

    po,

    que

    se

    sue?a

    elevada

    a

    la

    cima

    de

    s?

    misma,

    o en

    la

    parte

    puramente

    intelectual

    de

    su

    esp?ritu,

    o

    concentrada

    su

    vida

    exclusivamente

    en

    su

    m?s

    alta

    actividad intelectual.

    ?sta,

    la

    m?s

    alta

    actividad

    intelectual,

    tiene

    por

    objeto,

    en

    virtud

    de

    la

    naturaleza

    misma

    de

    las

    cosas,

    el

    universo

    en

    la

    unidad

    de

    su

    diversidad,

    en

    suma,

    el

    objeto

    tradicional

    de

    la

    filosof?a,

    que

    no

    otra

    que

    ?sta

    es

    la

    m?s

    alta

    actividad intelectual.

    Aho

    ra

    bien,

    como

    la vida

    entera

    de

    la

    poetisa,

    dormido

    su

    cuerpo,

    se

    reduce

    a

    la

    vida

    de

    su

    alma,

    y

    esta

    vida

    ps?quica

    la

    sue?a

    reducida

    a

    la

    pura

    actividad

    intelectual

    que

    es

    por

    excelencia

    la

    filos?fica,

    no

    puede

    menos

    de

    pensarse

    que

    ya

    este

    preludio

    de la narraci?n del sue?o delata el m?s radical af?n vital y

    personal

    de

    la

    poetisa:

    ser

    puramente

    intelectual

    y

    fil?sofa.

    Por

    lo

    dem?s,

    sin

    este

    af?n

    por

    ra?z,

    no

    tendr?a

    el

    sue?o

    sentido.

    La

    actividad intelectual

    as? vuelta

    aut?rtica

    procede

    a

    ejer

    citarse

    primeramente

    por

    la

    v?a de

    la

    intuici?n,

    pues

    este

    nom

    bre

    es

    el

    propio

    para

    lo

    que

    el

    poema

    mismo

    llama

    en

    deter

    minado

    punto

    un

    "conocer

    con un

    acto

    intuitivo

    todo

    lo

    criado".

    La

    intuici?n

    universal

    se

    presenta

    as?

    como

    la forma

    espont?nea

    del

    ejercicio

    de

    la actividad

    filos?fica,

    con

    profunda

    y

    certera

    intuici?n,

    hay

    que

    repetir

    el

    t?rmino,

    as?

    del

    desarrollo

    psicol?gico

    del conocimiento

    humano

    como

    del

    desenvolvi

    miento

    hist?rico

    del

    filos?fico.

    Pero

    la

    intuici?n

    unitaria fracasa

    ante

    la diversidad

    poco

    menos

    que

    infinita

    del

    mundo.

    Y

    entonces

    el intelecto

    acude,

    ya

    reflexivamente,

    al

    discurso,

    a.

    la otra

    forma

    del

    pensamiento

    opuesta tradicional y cardinalmente a la del pensamiento intui

    tivo,

    a

    la

    forma

    del

    pensamiento

    discursivo.

    ?ste

    es

    el

    ?nico

    por

    respecto

    al

    cual cabe hablar

    propiamente

    de

    "m?todo",

    esto

    es,

    de

    recorrido

    de

    un

    camino,

    por

    sus

    pasos

    contados,

    hasta

    una

    meta:

    no,

    por respecto

    a

    la

    intuici?n,

    cuya

    esencia

    est?

    en

    la

    pretensi?n

    de

    adue?arse

    del

    objeto,

    aun

    cuando

    ?ste

    es

    la

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    12/19

    64

    JOS?

    GAOS

    totalidad

    de

    los

    objetos,

    en

    un

    solo

    golpe

    de vista.

    El

    alma

    so?adora

    de

    la

    poetisa piensa

    en

    ir

    discurriendo

    por

    todas las

    cosas, siguiendo el orden de las categor?as que las abarcan to

    das,

    al

    elevarse

    por

    grados

    de

    generalizaci?n

    desde

    las

    cosas

    individuales

    hasta

    los

    g?neros

    supremos;

    pero

    el orden

    en

    que

    procede

    efectivamente

    el

    so?ado

    discurso del entendimiento

    de

    la

    poetisa

    consiste

    en

    elevarse

    por

    los

    grados

    del

    ser

    creado

    desde

    el

    inanimado

    hasta el

    humano.

    Este

    orden

    no

    es,

    sin

    embargo,

    distinto del

    de

    las

    categor?as,

    ni el

    seguirlo

    un

    aban

    dono del

    plan

    anunciado inmediatamente

    antes:

    el

    orden

    de

    los

    grados

    del

    ser

    creado

    es

    el orden

    de las

    sustancias creadas.

    Lo

    que pasa

    es,

    pues,

    que

    el

    so?ado discurso

    no

    pasa

    de la

    pri

    mera

    categor?a,

    porque

    ya

    antes

    de

    pasar

    de

    ella lo detiene

    la

    duda. Es

    capital

    reparar

    en

    algunos

    de

    los

    t?rminos

    en

    que

    el

    poema

    habla de

    esta

    duda. "Mi

    entendimiento

    quer?a

    seguir

    el

    m?todo"

    de

    los

    grados

    del

    ser:

    este

    pret?rito

    podr?a

    no

    signi

    ficar

    m?s

    que

    la relaci?n natural

    entre

    el

    tiempo

    anterior del

    sue?o narrado y el tiempo posterior de la narraci?n del sue?o.

    "Estos

    grados,

    pues,

    quer?a

    unas veces

    discurrir,

    pero

    otras

    di

    sent?a",

    "Otras,

    m?s

    esforzado,

    acusaba demasiada

    cobard?a

    ceder

    el

    lauro antes

    que

    haber

    siquiera

    entrado

    en

    la

    lid

    dura",

    "Mientras

    la

    elecci?n, confusa,

    zozobrada

    entre

    escollos,

    tocan

    do

    sirtes

    de

    imposibles

    en

    cuantos

    rumbos

    intentaba

    seguir":

    pero

    estos

    otros

    imperfectos

    tienen

    el

    sentido

    frecuentativo

    que

    es

    peculiar

    de

    este

    tiempo

    verbal,

    como

    responde

    al

    sen

    tido de los

    contextos

    todos

    en

    que

    se

    encuentran.

    La

    poetisa

    pinta

    la

    fluctuaci?n

    de

    su

    entendimiento

    entre

    el

    insistir

    en

    discurrir

    y

    el desistir

    de

    hacerlo,

    con

    el

    vaiv?n

    o

    la frecuencia

    propia

    de

    toda

    fluctuaci?n;

    pero

    ?se

    trata

    de

    una

    fluctuaci?n

    padecida

    s?lo

    en

    el

    sue?o,

    o

    de

    que

    la

    narrada

    como

    padeci

    da

    en

    el

    sue?o

    es

    s?mbolo

    sint?tico

    de

    una

    fluctuaci?n

    padecida

    por

    la

    poetisa

    con

    crecientemente

    pesada

    frecuencia

    a

    lo

    largo

    de a?os enteros de su vida? ... Hay que

    fijarse

    en que el sue

    ?o

    transcurre

    en

    el

    breve

    espacio

    de

    tiempo

    que

    va

    de

    la

    media noche al

    amanecer.

    Lo cierto

    es

    que

    el

    sue?o

    es

    el sue?o

    del fracaso

    de

    los dos

    y

    ?nicos

    m?todos del

    pensamiento,

    del

    intuitivo

    y

    del discur

    sivo,

    si

    se

    quiere

    llamar

    tambi?n

    m?todo

    al

    primero.

    Ninguno

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    13/19

    SUE?O

    DE UN

    SUE?O

    65

    de

    ambos

    m?todos

    le

    viene

    a

    la

    poetisa

    del

    cartesianismo.

    En

    tre

    el Discurso

    del

    M?todo

    cartesiano

    y

    el

    m?todo

    de

    que

    ha

    bla el poema no hay m?s relaci?n que la sola palabra "m?

    todo".

    El

    m?todo

    de

    las

    categor?as

    y

    los

    grados

    del

    ser sus

    tancial

    es un

    m?todo

    tradicional al

    que

    Descartes

    viene

    a

    oponer,

    con

    y

    como

    a

    todos

    los

    tradicionales,

    su

    m?todo l?

    gico-matem?tico,

    que

    es

    un

    discurrir

    por

    todo

    m?s

    que

    por

    formas

    esenciales

    y

    sustanciales...

    Y

    la

    palabra

    "m?todo"

    sin

    duda

    no

    es

    bastante

    para

    dar

    ni

    siquiera

    el

    grado

    m?nimo

    de

    probabilidad

    a

    la

    conjetura

    de

    una

    influencia,

    a?n s?lo

    sim

    plemente

    indirecta,

    de

    Descartes,

    puesto que

    la

    palabra

    dista

    de

    ser

    peculiar

    de

    ?ste,

    siendo

    un

    vocablo

    constante

    de

    toda

    tradici?n filos?fica

    desde

    la

    Antig?edad

    hasta

    nuestros

    d?as.

    Por

    lo

    dem?s,

    Sor

    Juana

    no

    necesitaba

    ir

    en

    busca

    de

    los

    m?

    todos

    de

    la

    intuici?n

    universal

    y

    del

    discurso

    por

    las

    categor?as

    y

    los

    grados

    del

    ser

    sustancial

    m?s

    all?

    de

    las

    m?ximas

    tradi

    ciones

    y

    escuelas

    persistentes

    y

    enfrentadas

    en

    el

    medio

    cultu

    ral

    que

    m?s cercanamente la envolv?a

    y

    nutr?a intelectual

    mente:

    el

    intuicionismo

    de

    la

    corriente

    agustiniana

    y

    fran

    ciscana,

    el racionalismo

    discursivo

    de

    la

    corriente

    aristot?lica,

    tomista

    y

    suarista. En

    sus

    manuales

    o

    tratados

    escol?sticos,

    o

    en sus

    conversaciones

    con

    los

    doctos

    que

    la

    frecuentaban,

    pudo

    encontrar,

    y

    encontr?

    seguramente,

    Sor

    Juana,

    los

    dos

    ?nicos

    m?todos

    de

    todo

    conocimiento

    posible.

    Si el

    renunciar

    as?

    a

    la influencia cartesiana, para quedarse en la mera influencia

    escol?stica,

    se

    siente

    como

    un

    decepcionante

    renunciar

    a

    un

    interesante

    descubrimiento hist?rico

    por

    una

    apuntaci?n

    que

    pod?a

    descontarse

    por

    consabida,

    quiz?

    la

    decepci?n

    resulte

    compensada

    por

    el

    alcance

    de

    la

    apuntaci?n.

    Pues si

    intuici?n

    y

    discurso

    son

    los

    m?todos

    de

    la tradici?n

    intelectual

    entera,

    por

    ser

    los

    ?nicos m?todos

    posibles

    de

    toda

    actividad

    intelec

    tual,

    el

    sue?o

    del

    fracaso

    de

    ambos

    resulta

    nada

    menos

    que el

    sue?o

    del

    fracaso

    de

    todos

    los

    m?todos

    del

    conocimiento

    hu

    mano

    y

    de la

    tradici?n

    intelectual

    entera.

    ?Se

    tratar?

    realmente

    de

    un

    poema

    de

    escepticismo

    abso

    luto?

    Es

    pregunta

    que

    no

    puede

    responderse puntualmente

    sino

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    14/19

    66

    JOS?

    GAOS

    distinguiendo

    cuatro

    especies

    de

    escepticismo

    de

    que

    puede

    tratarse

    en

    el

    caso.

    Ante todo,

    puede

    tratarse de un

    escepticismo

    filos?fico o

    doctrinal,

    en

    el

    sentido

    acabado

    de

    insinuar.

    En

    t?rminos

    his

    t?ricos

    generales

    no

    es

    nada

    imposible

    un

    poema

    filos?fico

    de

    escepticismo,

    incluso

    absoluto,

    en

    el

    tramo de

    la

    historia,

    no

    ya

    de

    Occidente,

    sino

    del

    Occidente

    hisp?nico,

    que

    va

    del

    escepticismo

    del

    Renacimiento,

    con

    un

    S?nchez

    por

    expresi?n

    m?xima

    del

    mismo,

    hasta el

    escepticismo

    de

    la

    Ilustraci?n,

    con

    el

    Feij?o

    del discurso

    "Escepticismo filos?fico",

    tambi?n

    por

    expresi?n

    m?xima.

    Hay que

    recordar

    ya

    aqu?

    las relaciones

    entre

    escepticismo

    y

    fide?smo

    consistentes

    en

    utilizar el

    escep

    ticismo

    acerca

    de

    la raz?n

    para

    dejar

    a

    la

    fe

    libre el

    campo

    de

    lo

    sobrenatural.

    En

    ellas

    puede

    haber

    una

    clave decisiva

    para

    la

    comprensi?n

    definitiva

    del

    poema

    y

    de

    la

    poetisa

    ?seg?n

    se

    volver?

    sobre esto.

    Las

    probabilidades

    de

    un

    poema

    de

    escepticismo

    doctrinal

    o filos?fico

    por

    influencia del

    esp?ritu

    de la edad suben mu

    cho

    de

    punto,

    en

    cuanto

    se

    recuerda

    el

    papel

    de los

    temas

    del

    sue?o

    y

    del

    desenga?o

    en

    la

    literatura

    y

    en

    la filosof?a

    de

    esta

    edad del

    barroco.

    El

    tema

    de

    la

    duda

    acerca

    de

    la

    realidad,

    de

    la

    decepci?n

    por

    las

    apariencias

    y

    del

    desenga?arse

    de

    ?s

    tas,

    as? cuando

    se

    trata de

    las

    naturales

    o

    f?sicas

    como

    cuando

    se

    trata

    de

    las

    propias

    de

    la

    convivencia

    y

    cultura

    humanas,

    es

    el

    tema

    fundamental

    de la

    filosof?a

    cartesiana

    y

    de

    las obras

    maestras

    de

    la

    literatura

    de

    la

    edad,

    muy

    particularmente

    de

    la

    espa?ola,

    bastando

    recordar

    en

    prueba

    los nombres

    de

    Cer

    vantes,

    Quevedo

    y

    Graci?n.

    Y

    el

    tema

    del

    sue?o

    es

    predilecto

    de

    la

    edad,

    asimismo,

    para

    simbolizar

    la

    decepci?n

    y

    desenga

    ?o de

    las

    apariencias

    de

    la

    vida

    humana,

    pero

    tambi?n

    del

    espect?culo

    de la

    naturaleza,

    sin

    necesidad de

    recordar

    de

    nuevo

    en

    prueba

    los

    nombres

    sin

    duda

    ocurridos

    ya

    a

    todo

    lector.

    A

    pesar

    de

    todo,

    el

    poema

    no

    transpira

    semejante

    inten

    ci?n

    doctrinal,

    y

    la

    raz?n

    es

    la

    patent?sima

    vinculaci?n

    del

    sue?o

    a

    la

    m?s

    entra?ablemente

    personal

    experiencia

    de

    la

    poetisa.

    Los

    temas

    ambientes

    del

    escepticismo

    y

    del

    sue?o

    se

    le

    ofrecieron

    a

    la

    poetisa

    como

    singularmente

    apropiados

    para

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    15/19

    SUE?O

    DE

    UN

    SUE?O

    67

    dar

    expresi?n

    mediante

    ellos

    a su

    intenci?n

    ?pero

    ello

    fue

    todo:

    la

    intenci?n de

    la

    poetisa,

    muy

    otra

    que

    la de filosofar

    en verso sobre los l?mites del conocimiento humano.

    La

    intenci?n

    de la

    poetisa

    es

    inequ?voca,

    indisputablemente

    patente:

    dar

    expresi?n po?tica

    a

    la

    experiencia

    capital

    de

    su

    vida:

    la

    del

    fracaso de

    su

    af?n

    de

    saber,

    del

    que

    hab?a

    orien

    tado

    su

    vida

    toda,

    la

    vida

    de

    ella,

    Juana

    de

    Asbaje,

    desde la

    infancia,

    desde

    antes

    de

    la

    entrada

    en

    religi?n,

    a

    trav?s

    de

    ?sta,

    a

    lo

    largo

    de

    toda

    su

    vida

    hasta

    entonces, el momento ya

    precr?tico,

    si

    no

    resueltamente

    cr?tico,

    de

    composici?n

    del

    poema.

    Por

    eso

    la

    imagen

    culminante

    del

    poema

    es

    la

    de

    ?caro.

    Bajo

    la

    imagen

    de ?caro

    se

    imagina

    Sor

    Juana

    a

    s?

    misma.

    La

    imagen

    de ?caro

    es

    la

    decisiva

    incorporaci?n

    h?pnica

    de

    ella

    misma.

    S?lo

    que

    tal

    fracaso,

    ?c?mo

    lo

    aprecia

    Sor

    Juana?

    ?C?mo

    fracaso del af?n de saber de una

    mujer

    por

    ser

    mujer

    o

    por

    ser

    la

    mujer

    que

    es

    ella?

    ?Se

    trata

    de

    un

    escepticismo

    feminis

    ta,

    por

    llamarlo

    as?,

    o

    de

    un

    escepticismo

    personal?

    El

    Sue?o

    es

    el

    poema

    del

    sue?o

    del

    af?n

    de

    saber

    como

    sue?o.

    La

    poetisa

    fabula,

    finge,

    so?ar lo

    que

    ha

    vivido

    bien

    des

    pierta:

    que

    el

    af?n

    de

    saber

    es un

    sue?o,

    una

    quimera.

    ?Hay en el fingir o fabular que se sue?a lo quim?rico del

    af?n

    de

    saber

    una

    salida

    de

    escape

    hacia

    la

    efectividad

    del

    sa

    ber?

    ?Algo

    m?s

    que

    una

    manera

    m?s

    moderada,

    por

    indirecta,

    de

    presentar

    semejante escepticismo?

    No

    resulta

    puramente

    arbitrario

    pensar

    que

    Sor

    Juana

    bien

    pudo

    no

    s?lo

    conocer,

    sino

    tomar,

    tan

    s?lo

    m?s

    o

    menos

    conscientemente,

    en

    serio,

    la

    formidable

    frase

    inicial de

    la

    Metaf?sica

    de Arist?teles:

    "Todos los

    seres

    humanos

    tienden

    por

    naturaleza

    al saber." El af?n

    de

    saber

    es

    el

    rasgo

    distin

    tivo

    de

    la

    naturaleza

    misma

    de

    todos

    los

    seres

    humanos.

    Ella,

    aunque

    mujer,

    es

    ser

    humano.

    Tiene

    conciencia

    de

    su

    huma

    nidad

    ?sapiencial.

    Pero

    pronto

    tuvo

    tambi?n

    el

    presenti

    miento

    de

    que

    su

    feminidad

    era

    impedimento

    capital

    a

    la

    realizaci?n

    plenaria

    de

    esa su

    humanidad.

    Procura

    la neutra

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    16/19

    68 JOS?

    GAOS

    lizaci?n

    religiosa

    de la

    feminidad

    que

    es

    tal

    impedimento

    ?y

    hasta

    esta

    neutralizaci?n

    fracasa.

    Arribada

    a

    semejante punto,

    no le quedaban sino dos v?as franqueables: la del escepticismo

    como

    ?ltima

    palabra

    o

    de

    la

    muerte

    y

    aniquilaci?n

    en

    todos

    los sentidos

    menos

    en

    el

    simplemente

    f?sico,

    o

    la

    del

    escepti

    cismo

    como

    v?a franca

    hacia

    el

    fide?smo:

    de

    la

    decepci?n

    vital

    al desasimiento

    m?stico:

    el

    refugio

    en

    Dios,

    la

    uni?n

    con

    Dios.

    Sabido

    es

    cu?l

    sigui?.

    Para dar

    expresi?n

    a tan

    sa?udo

    momento

    de

    su

    vida

    como

    el

    de

    culminaci?n

    de la

    experiencia

    de

    la

    imposibilidad

    de

    dar

    satisfacci?n

    a

    su

    af?n

    de

    saber,

    ning?n

    tema

    m?s adecuado

    que

    el

    del

    sue?o

    que

    le

    ofrec?a

    su

    medio ambiente

    cultural;

    pero

    la

    forma

    en

    que

    lo utiliza

    es

    literalmente

    prodigiosa,

    por

    la

    riqueza

    de

    los

    planos

    de

    sentidos

    contrapuestos.

    Hay

    el

    plano

    del sue?o

    de

    la

    naturaleza

    toda,

    que

    duerme

    en

    la

    noche.

    De

    este

    plano

    se

    destaca el

    del

    sue?o

    fisiol?gico.

    Ambos

    planos

    del sue?o no son m?s

    que

    un marco para

    la

    vida

    de

    vigilia

    intelectual

    del alma. Pero

    esta

    vida

    consiste

    en

    so?ar.

    Y lo

    que

    sue?a

    es

    que

    el

    af?n

    de

    saber,

    animador de

    la

    vida real

    de

    los

    seres

    humanos

    en

    cuanto

    humanos,

    es

    un

    sue?o.

    Hay,

    pues,

    el

    plano

    del

    sue?o

    que

    es

    la

    vida

    y

    el

    plano

    del

    sue?o

    que

    sue?a

    que

    la

    vida

    es

    sue?o.

    A

    primera

    vista

    puede

    parecer

    m?s

    profundo

    el

    plano

    del

    sue?o

    que

    es la

    vida,

    por

    encajado,

    como

    ?ltimo

    t?rmino,

    en

    el

    plano

    del

    so?ar

    eso

    mismo.

    Pero

    en

    realidad

    el

    plano

    m?s

    profundo

    es

    aquel

    en

    que

    se

    encaja

    el

    del

    sue?o

    que

    es

    la

    vida:

    el

    del so?ar

    esto

    mismo.

    Sue?o

    es

    la

    vida,

    la

    vida

    toda,

    ha ense?ado

    en

    forma

    defi

    nitiva el

    poeta

    dram?tico.

    Sue?o es, en

    especial

    y

    colmo,

    la vida intelectual, hasta el

    punto

    de

    que

    su

    mismo

    no

    ser

    sino

    sue?o

    es

    cosa

    so?ada,

    es

    sue?o...,

    ense?a,

    m?s

    concluyentcmente,

    m?s

    radicalmente

    a?n,

    la

    poetisa

    filos?fica.

    La

    verdad

    psicol?gica

    de

    tan

    compleja

    fabulaci?n

    es

    de

    veras

    tan

    parad?jica

    como

    impresionante.

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    17/19

    SUE?O

    DE

    UN

    SUE?O

    69

    La

    ciencia

    psicol?gica

    de nuestros

    d?as

    nos

    ha

    ense?ado

    que

    los

    sue?os

    son

    instrumentos

    de satisfacci?n

    imaginaria

    de

    afanes insatisfechos en la realidad de la vida, que corriente

    mente

    se

    estima

    ser

    la

    vigilia:

    se

    sue?an

    precisamente

    los

    sue

    ?os ?los

    quim?ricos.

    Pero

    el

    sue?o

    de

    Sor

    Juana

    es

    un

    sue?o

    de

    decepci?n

    ?por

    que

    es

    el

    sue?o

    fingido

    de

    la

    decepci?n

    de

    un

    sue?o reales

    ambos,

    el sue?o

    y

    su

    decepci?n.

    El sue?o

    de

    Sor

    Juana

    es

    un

    sue?o creado

    en

    vigilia,

    un

    sue?o po?tico: es la poetizaci?n

    como

    sue?o

    del

    sue?o

    vital

    fracasado.

    Pero

    por

    fingido,

    crea

    do

    o

    po?tico

    no

    resulta

    precisamente

    falso,

    sino

    todo

    lo

    con

    trario:

    superlativamente

    verdadero,

    con

    la

    verdad

    que hay

    en

    trasponer

    y exponer

    como

    sue?o la

    concepci?n

    de

    la

    vida

    en

    tera

    como

    sue?o

    y

    la

    experiencia

    del

    af?n de

    saber

    como

    sue?o.

    O:

    puesto

    que

    el

    af?n

    de

    saber

    es

    un

    sue?o;

    puesto

    que

    la

    vida

    toda es

    un

    sue?o,

    ?c?mo presentar

    mejor

    la vida

    con

    su

    af?n

    de saber

    que

    present?ndola

    como so?ada?

    Es

    lo

    que

    el

    poema

    tiene

    de

    expresi?n

    ?nica

    de

    estas

    con

    cepciones

    generales

    por

    expresi?n

    fiel

    de

    la

    experiencia singu

    lar?sima

    de

    la

    autora,

    lo

    que

    decide

    de

    su

    lugar

    en

    la

    historia

    de

    la

    cultura,

    m?dulo

    de

    medida

    de

    su

    valor.

    Hay

    una

    localizaci?n

    ya

    tradicional

    del

    poema

    que,

    a

    pe

    sar

    de

    ser

    tal,

    carece

    de

    todo

    fundamento

    intr?nseco. Sor

    Juana

    se habr?a propuesto emular las Soledades de G?ngora en una

    serie de

    Sue?os. Pero si

    la

    serie

    de

    las Soledades

    qued?

    inte

    rrumpida

    en

    plena

    segunda,

    la

    serie de

    los Sue?os

    qued?

    interrumpida

    al cabo del

    primero.

    Cabe

    pensar

    que

    el Primer

    Sue?o

    es

    el

    poema

    de

    un

    sue?o

    sin

    posible

    segundo,

    por

    lo

    radical

    y

    definitivo

    del

    primero,

    mostrado

    en

    lo anterior.

    Pero

    lo

    que

    no

    es

    conjetural,

    sino

    paladino,

    es

    la

    absoluta

    disimili

    tud

    del

    Sue?o

    2l

    las

    Soledades

    en

    todo lo

    que

    pasa

    de

    la

    super

    ficie

    estr?fica

    de

    los

    poemas y

    de

    algunos

    muy

    generales

    rasgos

    y

    recursos

    de

    la

    poes?a

    del

    barroco.

    Entre las

    obras

    del

    poeta

    y

    de

    la

    poetisa

    no

    hay

    similitud ni

    siquiera

    en

    la

    imaginer?a;

    menos

    que

    en

    nada,

    en

    el

    tema

    exclusivamente

    objetivo,

    iti

    nerante,

    divagador

    y

    puramente

    espectacular

    del

    poeta

    y

    el

    tema

    sim?tricamente concentrado

    hasta

    el

    ?pice

    de

    la intimi

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    18/19

    70

    JOS?

    GAOS

    dad

    intelectual

    del alma de

    la

    poetisa:

    en

    el

    poema

    de

    ?sta,

    hasta

    los

    espect?culos

    c?smicos

    de

    la

    media

    noche

    y

    del

    ama

    necer est?n como desrealizados e interiorizados por su refe

    rencia

    al

    sue?o

    al

    que

    sirven

    de

    marco.

    En

    cierto

    sentido

    est?n

    como

    so?ados

    tambi?n

    por

    la

    poetisa,

    sobre

    todo si

    es

    cierto

    que

    la

    vida

    entera

    es

    sue?o.

    No,

    cualesquiera

    que

    sean

    las

    relaciones

    extr?nsecas,

    no

    ya

    hist?ricamente

    comprobadas,

    sino

    comprobables,

    entre

    Sole

    dades

    y

    Sue?o,

    el

    lugar

    hist?rico

    de

    ?ste

    no

    lo

    determina

    su

    relaci?n

    a

    aqu?llas,

    sino

    su

    ?ndole

    de

    poema

    filos?fico

    en

    el

    m?s

    estricto sentido

    del

    t?rmino,

    del

    g?nero

    designado

    por

    este

    t?rmino.

    Es

    en

    la

    historia

    del

    poema

    filos?fico del Rena

    cimiento

    a

    la

    del

    poema

    filos?fico de la Ilustraci?n donde

    hay

    que

    localizar

    el

    Sue?o,

    como

    ha

    visto

    muy

    bien

    Vossler.

    Pero

    ya

    a

    ?ste,

    al intentar

    localizar

    m?s

    precisamente

    a?n

    el

    poema,

    y

    a

    pesar

    de

    su

    conocimiento

    de

    las literaturas

    occidentales

    en

    general,

    y

    muy

    en

    especial

    de

    las

    rom?nicas,

    y

    singularmente

    de la espa?ola, no se le viene a las mientes un solo t?rmino

    concreto de

    comparaci?n

    y

    referencia,

    una

    sola

    obra

    con

    la

    que

    emparejarlo

    por

    alguna

    influencia

    o

    coincidencia.

    El

    poema

    de Sor

    Juana

    es

    un astro

    de

    oscuros

    fulgores

    absolutamente

    se?ero

    en

    el firmamento literario de

    su

    edad,

    a

    tal distancia

    de

    todas las

    dem?s estrellas

    de

    su

    tipo,

    es

    decir,

    de

    todos

    los

    poemas

    filos?ficos

    coet?neos,

    anteriores,

    simult?neos

    y

    poste

    riores,

    que

    no

    es

    dado

    citar

    ninguno.

    Pudiera atribuirse

    tal

    situaci?n

    a

    la

    ignorancia

    de

    la

    autora

    en

    materia

    de literaturas

    modernas

    extra?as

    a

    las

    ib?ricas

    y

    a

    la

    indigencia

    de

    ?stas

    en

    materia

    de

    poes?a

    filos?fica estrictamente

    tal,

    ya

    que

    estricta

    mente

    tal

    no es

    la

    poes?a

    religiosa,

    ni

    siquiera

    la

    m?stica,

    y

    pudiera

    ocurrirse buscar

    los

    antecedentes

    del

    poema

    en

    las

    literaturas

    cl?sicas,

    hechas

    inmediatas

    por

    el

    Renacimiento

    y

    bien

    conocidas

    de

    Sor

    Juana.

    Y,

    en

    efecto,

    m?s

    antecedentes

    del Sue?o de ?sta habr?a en el de Escipi?n o el de Macrobio

    que

    en

    ninguno

    de

    los

    sue?os coet?neos

    en

    verso

    o

    en

    prosa.

    Pero

    la raz?n

    efectiva

    de

    la

    situaci?n

    hist?rica

    del

    poema

    est?

    en

    la

    absoluta

    originalidad

    de

    ?ste:

    es

    oriundo

    de la

    expe

    riencia

    personal

    de

    Sor

    Juana

    tan

    exclusivamente,

    es

    expresi?n

    tan

    fiel

    de

    esta

    experiencia

    ?nica,

    que

    no

    pod?a

    menos

    de

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  • 7/25/2019 Gaos - El Sueo de Un Sueo

    19/19

    SUE?O

    DE

    UN

    SUE?O

    71

    resultar

    tan

    sin

    antecedentes,

    concomitantes

    y

    consiguientes,

    tan

    incomparable

    como

    ?Sor

    Juana

    misma.

    La literatura de lengua espa?ola ser?a paup?rrima en este

    g?nero

    del

    poema

    filos?fico,

    si

    no

    contara

    justo

    con

    ?ste.

    Pero cuenta

    con

    ?ste,

    y

    ?ste

    no

    cuenta

    en

    la

    historia universal

    de

    la

    literatura

    como

    y

    donde

    debiera,

    pura

    y

    simplemente

    por

    la

    ignorancia

    en

    que

    los

    historiadores

    de

    las

    literaturas

    de

    lenguas

    distintas

    de la

    espa?ola

    est?n

    de

    la

    literatura

    ame

    ricana

    en

    esta

    lengua.

    Mas

    el

    poetizar

    el

    desenga?o

    de

    los

    m?todos

    cardinales del

    co

    nocimiento humano

    como

    experiencia

    de

    una

    vida

    de

    mujer,

    asegura

    al

    poema

    un

    puesto

    tan

    alto

    como

    ?nico

    en

    la

    historia

    de

    la

    poes?a

    sobre

    o

    en

    torno

    al

    tema

    del

    desenga?o

    respecto

    del saber

    como

    experiencia

    vital

    y

    personal

    radical,

    que

    incoada

    en

    la

    realidad de doctores

    como

    Fausto,

    vacilantes

    en

    el

    tr?nsito

    del

    medievo

    a

    los

    tiempos

    modernos, culmina,

    en plena ?poca de las decepciones rom?nticas, en los versos

    iniciales

    de

    la

    primera

    escena

    del Fausto

    goethiano:

    He

    estudiado,

    ah,

    Filosof?a,

    Jurisprudencia

    y

    Medicina

    y

    ?por

    desgracia

    tambi?n

    Teolog?a

    de cabo

    a

    cabo,

    con

    ardiente

    af?n.

    ?y

    veo

    que

    no

    podemos

    saber

    nada