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1 # 01 AÑO 5 ONG - Magazine Mosquero. Cuidado del ambiente y difusión de pesca con mosca PUBLICACION DE PESCA CON MOSCA • DISTRIBUCION GRATUITA www.magazine-digital.net PUYEHUE Suplemento Especial

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# 01AÑO 5

ONG - Magazine Mosquero.Cuidado del ambiente y difusión de pesca con moscaPUBLICACION DE PESCA CON MOSCA • DISTRIBUCION GRATUITA

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PUYEHUESuplemento

Especial

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sección

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# 01AÑO 5

ONG - Magazine Mosquero.Cuidado del ambiente y difusión de pesca con moscaPUBLICACION DE PESCA CON MOSCA • DISTRIBUCION GRATUITA

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Especial

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Agradecimientoespecial para Alejandro del Valle

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FOTO DE TAPA Junín de los AndesAlejandro del Valle

SuplementoespecialVolcán Puyehue

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ONG

Magazine MosqueroCuidado del ambiente y difusión de pesca con mosca.

Asociación Civil

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informe

Cuando escribí esta re-copilación sólo había pasado algo más de un mes y medio del inicio de la erupción del complejo volcán Puyehue - Cordón Caule. Ahora, tras más de 5 meses ininterrumpidos de expulsión de mate-rial volcánico han podido comprobarse en los am-

bientes más afectados, con mayor o menor intensidad, muchos de los efectos sobre los peces, las comunidades acuáticas y sus hábi-tats, tales como los cambios físicos de cauces y lechos, incremento en el contenido de mer-curio en vísceras y músculos de los peces, flo-recimientos algales, incluyendo el incremento de las poblaciones de diatomeas, indiscutible incremento del estrés en los peces debido a la turbiedad del agua, inconvenientes en el desove y también la pesca de truchas fuertes y saludables, entre otras varias cosas. Con respecto a la pesca de esas truchas cabe acotar, a juzgar por los antecedentes, que van a pescarse aún mejores en esos ambientes. Obviamente son las más poderosas de la po-blación ya que han superado casi indemnes la hecatombe y son el futuro de poblaciones saludables... El hecho de no verse truchas muertas, lamentablemente no es indicativo de que no haya habido mortandad, de hecho, todos los años mueren de viejas miles porque completan su ciclo vital, en especial después del desove, y raramente se las ve. Con mi mayor admiración por quienes sufren las consecuencias de las cenizas y luchan diariamente por recuperarse y lo harán, como las truchas. Alejandro del ValleJunín de los Andes12 de diciembre de 2011

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ERUPCIÓN DEL COMPLEJO VOLCÁNICO VOLCÁN PUYEHUE CORDÓN CAULLEEfectos potenciales sobre las poblacionesde peces

LLuvia de material volcánicoNi la reacción por la acción del hombre sobre la naturaleza ni el enojo del planeta, simplemente se alcanzaron las condiciones críticas necesarias en la corteza de la Tierra en el lugar más frágil del cordón Caulle y, el 4 de junio de 2011, el magma del manto superior llegó a la superficie produciendo uno de los espectáculos naturales más portentosos que podemos presenciar a escala terrestre.

A partir de ese día a través de la nueva boca del Caulle (no del cráter existente del Puyehue, aunque a poca distancia de éste) han sido -y están siendo a la fecha- expulsados hacia la atmósfera varios hectómetros cúbicos de material volcánico particulado, gases y algo de lava.

La superficie afectada por la deposición de ese material es inmensa, basta pensar que las partículas más finas están viajando y siendo depositadas alrededor de toda la superficie de la Tierra en la faja de latitudes por donde el viento transporta a la pluma del volcán.

Figura 1 - ‘Cenizas volcánicas de Mendoza’. Benito Quinquela Martín. Imagen tomada de Museo Benito Quinquela Martín, 2011.

Alejandro del ValleJunín de los Andes, 21 de julio de 2011

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informe

Un evento de esta naturaleza necesariamente provoca impactos severos en los medios natural y humano, cuyos efectos son devastadores en las cercanías del punto de erupción y, en general, su magnitud va disminuyendo a medida que se incrementa la distancia al mismo.

El caso que nos ocupa es la lluvia de partículas volcánicas de diversos tamaños que fueron y están siendo diseminadas y que, específicamente, entran en contacto con el agua de los ambientes acuáticos de importancia para la pesca deportiva de salmónidos en la zona de influencia de Villa La Angostura, Bariloche y otras localidades del Oeste de Neuquén y Río Negro.

El primer registro que he podido encontrar de mortandad de peces por lluvia de cenizas en nuestro país ocurrió en el año 1932 en la laguna de Luro o La Salada, la que poseía en aquella oportunidad unas 300 ha de superficie y una profundidad máxima estimada de 3 m. Está ubicada en las cercanías de la localidad de Pedro Luro, al Norte del río Colorado en la parte alargada del Sur de la Provincia de Buenos Aires, y a 830 km al Sudeste del volcán Quizapú que se encuentra en Chile a unos 80 km de la ciudad de Talca.

Dicen que hace bastante tiempo alguien le preguntó a un huaso en el campo por un determinado nombre del volcán y él respondió ‘quiza pú’ (‘quizá, pues’) y así le quedó el nombre... El tema es que en abril de 1932 el Quizapú entró en erupción de forma muy violenta, expulsando obscenas cantidades de material a gran altura. Parte de ese material cayó en la zona de Pedro

Luro e ingresó a la laguna produciendo una gran mortandad de peces, sobre todo de truchas y bagres y menos de pejerrey (Mac Donagh y Thormáhlen, 1945).

Muy interesante aquella erupción. Por si fuera poco, las cenizas del Quizapú llegaron también a la ciudad de Buenos Aires, revolucionaron a todo el mundo e, incluso, inspiraron a Quinquela Martín, quien luego pintó el cuadro ‘Cenizas volcánicas de Mendoza’ (Museo Benito Quinquela Martín, 2011) (Figura 1).

Bueno, me enganché con el Quizapú y me fui. A las cosas...

El material del complejo Puyehue-Caulle comenzó a depositarse, a menor o mayor distancia según su tamaño, el día de la erupción y muchos de los días subsiguientes hasta, al menos, la fecha de esto que estoy escribiendo.

Las zonas de depósito, lógicamente, han sido muy variables de acuerdo con los vientos de cada día, sin embargo han podido diagramar una zonificación de afectación de acuerdo con el predominio de los mismos desde el inicio del evento (Bermúdez y Delpino, 2011b) (Figura 2).

La zona de mayor afectación posee una superficie de unos 15.000 km2 y, de acuerdo con datos suministrados por Fabián Mirabete (comunicación personal), en el casco urbano de Villa La Angostura, hasta el 27 de junio, el espesor de la deposición era de 16 cm de material húmedo y compactado y de 38 cm en las cercanías del Paso Internacional Cardenal

Figura 2 - Zonificación de la deposición del material expulsado por el complejo Volcán Puyehue - Cordón Caulle. Zonificación tomada de Bermúdez y Delpino (2011b) y superpuesta a imagen de Flash Earth (www.flashearth.com). Los valores indican espesores de los sedimentos caídos hasta el 27/06/2011.

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relato

Samoré, valores coherentes con los que se indican en la Figura 2. Después de esa fecha, la deposición continuó disminuida e intermitentemente en la zona.

Junto a mi gran amigo Pocho Espinós, tuve la gran oportunidad de viajar dos veces, hasta ahora, a la zona de Villa La Angostura por la Ruta de los 7 Lagos y ver este impactante fenómeno ‘en vivo y en directo’, quizás por única vez en nuestras vidas (espero). Todo gris, repleto de ceniza a partir del lago Machónico.

Pudimos ver la colmatación total de las lagunas y cursos de agua más cercanos al volcán con partículas de hasta 7 cm, en los alrededores del Paso Cardenal Samoré (Figuras 3), el cubrimiento del lecho de los cursos un poco más alejados con una gruesa capa de sedimentos finos (Figura 5) y, en general, el cambio de coloración por las partículas más pequeñas suspendidas en los lagos y los ríos conectados a ellos (Figuras 6 y 7).

Las cenizas‘Llueven cenizas’. Todos hablamos de ‘cenizas’ en forma genérica, pero técnicamente ese término se refiere exclusivamente al material de menor tamaño expulsado por los volcanes.

Aunque quizás no sea atractivo para muchos, brindo ahora algo de información sobre las partículas expulsadas a la atmósfera por los volcanes ya que, creo y espero, ayudará a entender su efecto sobre las comunidades acuáticas.

En conjunto, las partículas expulsadas por los volcanes son denominadas piroclastos (de: ‘piro’: fuego y ‘clasto’: fragmento -de roca-) o tefra, que significa: ceniza.

De acuerdo con Le Maitre (1989) estos ‘fragmentos de fuego’ se pueden clasificar según su tamaño en:

1. Cenizas: Son partículas de menos de 2 mm de diámetro. Suele hacerse la distinción entre la ceniza gruesa o arena volcánica, que comprende a las partículas entre 2 y 0,06 mm, y la ceniza fina o polvo volcánico, cuyas partículas miden menos de 0,06 mm. 2. Lapilli (plural de ‘lapillus’: pequeña piedra): Son partículas de 2 a 64 mm, común y localmente conocidas como ‘chicharrón’, especialmente las que conforman capas características del suelo, depositadas por erupciones anteriores, en la zonas de Villa La Angostura y Aluminé, por ejemplo.

Figura 5 - Lecho cubierto por una capa de ceniza volcánica en la orilla del río Bonito. Foto-grafía de A. del Valle. 04/07/2011.

Figura 3 - Río Totoral totalmente colmatado con piroclastos. Fotografía de A. del Valle. 27/06/2011.

Figura 6 - Lago Correntoso Norte de color verde lechoso por causa de la gran cantidad de ceniza fina en suspensión. Fotografía de A. del Valle. 27/06/2011.

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Figura 7 - Río Ruca Malén teñido de verde lechoso por causa de la gran cantidad de ceniza en suspensión. Fotografía de A. del Valle. 27/06/2011.

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3. Bombas o bloques: Son partículas de más de 64 mm de diámetro; las más grandes pueden pesar varios cientos de kilos. Las bombas presentan formas suaves que nos indican que estaban fundidas por la elevada temperatura cuando se formaron. Los bloques presentan formas angulosas o subangulosas indicándonos que, en el momento de su formación, eran elementos sólidos. Algunas clasificaciones consideran que esta categoría parte desde los 32 mm.

Además, podemos encontrar por ahí que los piroclastos se clasifican según su composición, su contenido de vesículas de gases (“burbujas”) y otras características.

Se ha encontrado que las partículas del complejo Puyehue-Caulle están compuestas mayoritariamente por sílice, promediando un 70 % (Mogni y col., 2011). Químicamente la sílice (no ‘el’ sílice) es dióxido de silicio, su molécula está formada por un átomo de silicio y dos de oxígeno, lo que se simboliza así: SiO2.

El silicio es un elemento en extremo común en la corteza terrestre, segundo detrás del oxígeno en abundancia, y en la naturaleza es muy común encontrarlo como el mineral sílice. Tan abundante es que, por ejemplo, es el principal constituyente de la arena.

La sílice comúnmente se presenta en forma de cuarzo en sus variadas formas, según su estructura e impurezas, la más pura de las cuales es el conocido ‘cristal de roca’. Piedras tan conocidas como: Amatista, calcedonia, ágata, ónix, sílex, jaspe son algunas de las variedades o subvariedades del cuarzo, mientras que el ópalo es sílice hidratada.

La sílice también se encuentra en la forma no cristalizada, amorfa, llamada obsidiana y que conocemos como ‘vidrio volcánico’. Históricamente ha sido utilizada para la construcción de puntas de flecha y otros utensilios por los aborígenes. A propósito, la obsidiana es el mineral municipal de Junín de los Andes, de acuerdo con su Carta Orgánica (esto no aporta mucho pero quería decirlo...).

La obsidiana suele encontrarse en los piroclastos como partículas de tamaño muy pequeño, como las denominadas “trizas vítreas”, extremadamente abrasivas, encontradas en el material depositado proveniente del Puyehue-Caulle (Bermúdez y Delpino, 2011a; Bermúdez y Delpino, 2011b; Vallés y col., 2011) (Figura 8).

Por su parte, la muy conocida pómez conforma piedras con muchas “burbujas” en las que se alojan los gases

y que nos llaman la atención porque flotan, cosa para nada común para una piedra (Figura 9).

A las que, de tanto en tanto aparecían flotando en la orilla del lago Paimún, con tamaño moderado y formas redondeadas, mis hijos bautizaron ‘piedras papa’, por su parecido con ese tubérculo. Su carácter abrasivo hace que muchos las usen para descamar la piel, especialmente, de los pies.

Sin embargo, el material tipo ‘pómez’ puede ser de muy pequeño tamaño, como los fragmentos pumíceos de vidrio vesiculado conformados principalmente por vidrio volcánico provenientes del Puyehue-Caulle y depositados en la zona de Neuquén Capital y el Alto Valle (Vallés y col., 2011).

Debo advertir que unas de las partículas más peligrosas que se pueden inhalar son las que forman el polvo de sílice. Un folleto de advertencia laboral (CPWR, 2004) lo indica claramente, me permito transcribirlo en forma textual y completa porque es extremadamente ilustrativo:

‘La exposición a este óxido ocurre cuando se trabaja con arena, rocas, concreto y con algunas pinturas en labores de limpieza con abrasivos, o cuando se va a cortar, serruchar, usar el martillo neumático, moler, perforar, triturar o barrer en seco o al demoler estructuras de concreto o de piedra, ladrillo o cantera. En los pulmones, el óxido de silicio puede producir silicosis: unas cicatrices en los alvéolos que impiden que el oxígeno llegue a la sangre. La silicosis puede dificultar la respiración y a veces, incluso puede ocasionar la muerte. Además, aumenta el riesgo de padecer de tuberculosis y de cáncer pulmonar. Muchos países industrializados han restringido el uso de la arena de silicio en el trabajo de limpieza con chorro de arena’

¡Ah! Otra de las formas de cuarzo es denominada cristobalita; sus pequeños cristales son extremadamente abrasivos y también se encuentran en las cenizas del Puyehue-Caulle.

Toda esta información silícea quiero completarla diciendo que una de las mejores formas de terminar de comprender el poder abrasivo del cuarzo es saber que tiene una dureza tal que es capaz de rayar al acero y al vidrio. Hace mucho tiempo, un señor apellidado Mohs (1824) estableció una escala que clasifica a los minerales desde 1 (correspondiente al talco, el menos duro) hasta 10 (correspondiente al diamante, el más duro). En esa escala, que obviamente se llama ‘la

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escala de Mohs’ y tan práctica resultó que aún se sigue usando ampliamente, el cuarzo se encuentra en el 7º lugar, detrás del topacio, el corindón y el mineral estrella, el diamante.

Por estas razones, en Junín de los Andes debimos usar barbijos las veces que el viento hizo que la pluma del volcán apuntara hacia estos lares (Figura 10). Sin embargo, muy pocos los usamos a pesar de la constante advertencia en todos los medios de difusión locales y provinciales. Es como si las personas tuvieran vergüenza de usarlos o no le dieran importancia a las advertencias, en fin, así somos...

Figura 8 - Trizas vítreas (vidrio volcánico, obsidiana) muy angulosas encontradas en la ceniza del Puyehue-Caulle. Arriba, izquierda: Partículas de hasta 0,06 mm (Villa La Angostura), imagen y fotografía tomadas de Bermúdez y Delpino, 2011a. Arriba, derecha: Partículas de 1,5-3 mm (Villa La Angostura), fotografía tomada de Bermúdez y Delpino, 2011b. Abajo: Partículas de 0,001 a 0,079 mm (Neuquén Capital), fotografía tomada de Vallés y col., 2011.

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¿Y qué pasa con los peces ?A lo que vinimos e interesa.

Voy a hacer un rápido repaso de los daños potenciales sobre los peces y las pesquerías deportivas (o recreativas, según le guste a cada uno).

Pensé mucho en cómo encarar este tema para no caer en el alarmismo fácil como la declamación de ‘la fin del mundo’ (ha habido muchas fechas embusteras en las que se acababa el mundo, ahora están esperando el 2012 para ver si los Mayas tenían razón... ¡y bueh!), tampoco en la aplicación de la estrategia, fácil también, del ‘está todo controlado’ o del ‘no pasa nada’, a la que podríamos denominar ‘estrategia ocultista del alcalde de la película Tiburón’.

En cada caso les voy a presentar algunos importantes antecedentes y después lo que pasa, pasará o podrá pasar, siempre hablando de la zona de mayor afectación.

Cada vez que he tomado datos o expresiones de otros autores he incluido la correspondiente cita, como debe ser y se hace habitualmente en los informes científicos, espero que este escrito no sea tan aburrido como aquéllos... Aquí vamos.

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Figura 9 - Arriba: Lapilli y bloques flotantes en cuerpos de agua cercanos al Paso Cardenal Samoré. Fotografías de A. del Valle. Abajo: Lapilli flotando en la Bahía Brava, lago Nahuel Huapi, Villa La Angostura. Fotografía tomada de Maradona, 2011.

Figura 10 - La pluma del Puyehue-Caulle en Junín de los Andes. Fotografía de A. del Valle. 12/06/2011.

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LA TEMPERATURA DEL AGUA PUEDE ELEVARSE

Algunos antecedentes generales: Como todos sabemos, las truchas son peces de aguas frías y templadas, tal es así que, por ejemplo, para la trucha arco iris el límite de mortalidad incipiente se encuentra entre los 25 y 30 ºC, variando según el resto de las condiciones de vida, las características y el estado de los individuos y el tiempo de exposición.

En las cercanías de las erupciones volcánicas los cursos de agua suelen calentarse muy significativamente, por ejemplo, durante la erupción del volcán Lonquimay en Chile (1988-90) la lava “exprimió” un terreno pantanoso (mallín) liberando miles de metros cúbicos de agua a 71 ºC hacia el río Lolco, tributario del Biobío en Chile provocando un impacto brutal en las comunidades acuáticas (SERNAGEOMIN, 2011).

Situación actual en la zona de mayor afectación: En las primeras etapas de la erupción el río Nilahue de Chile, ubicado en la ‘zona roja’ de la erupción del Puyehue-Caulle, incrementó su temperatura hasta 45 ºC provocando la muerte de todos los salmónidos silvestres y del criadero que se abastece del agua del mismo (Mundo Acuícola Pesquero, 2011a).

En los ambientes del lado argentino no hay indicios de incrementos en la temperatura del agua a pesar de que en la zona del Paso Cardenal Samoré algunos pobladores han reportado que ‘caían piedras grandes y tibias’ (Diario Andino Digital, 2011a) las que, hasta donde se, no produjeron calentamientos significativos en los cuerpos de agua cercanos.

LA ACIDEZ DEL AGUA PUEDE INCREMENTARSE

Algunos antecedentes generales: Los materiales expulsados por los volcanes, en general, acidifican las aguas que los reciben. La acidez del agua se expresa mediante el ‘pe-hache’ que se simboliza ‘pH’ y cuyo valor varía normalmente entre 0 y 14. El agua destilada presenta un pH neutro de valor 7, las aguas ácidas presentan un pH menor a ese valor, es decir, a mayor acidez, menor pH. Los valores mayores a 7 corresponden a aguas básicas.

Según el autor Wedemeyer (1996), las truchas presentan un rango de tolerancia del pH para su adecuado crecimiento de 7,0 a 8,0 y de supervivencia de 6,0 a 9,0.

Encontré que en la erupción de 1992 del volcán Copahue, los lahares que escurrieron hacia el río Lomín en Chile hicieron descender el pH de sus aguas hasta un valor de 4 a 5, produciendo la mortandad de miles de peces (SERNAGEOMIN, 2011).

Por las dudas, para quienes no conocen el término, les comento que los lahares son los muy peligrosos deslizamientos de barro resultantes de la mezcla de ceniza volcánica y escombros con agua.

Situación actual en la zona de mayor afectación: En los análisis de la ceniza que he podido acceder, los valores del pH son bastante diversos, aunque, en general ácidos:

- pH= 5,2 - Bariloche, 04-06-11 (Hufner y Osuna, 2011).- pH= 5,5 - Pichileufú, 09-06-11 (Ferrari y Cremona, 2011).- pH= 6,2 - Pilcaniyeu, 09-06-11 (Ferrari y Cremona, 2011).- pH= 6,5 - Bariloche, 05-06-11 (Ferrari y Cremona, 2011).- pH= 8,0 - Neuquén, 12/13-06-11 (Vallés y col., 2011).

Con respecto al pH del agua sólo dispongo de datos preliminares del 22-06-11 de los lagos Correntoso y Nahuel Huapi, del Arroyo Piedritas y del río Bonito brindados por Fabián Mirabete (comunicación personal) los que varían de 7,3 a 7,7.

Siendo el pH normal de esos cuerpos de agua cercano a 7, después de la lluvia de material volcánico creo que debería esperarse un pH más ácido del indicado en los valores informados.

Tendremos que esperar nuevos resultados para poder estimar el grado de afectación sobre las truchas por este parámetro. Más aún al existir datos en Internet de pHs superiores a 8 en algunos ambientes (no me atrevo a citarlos porque no se su nivel de confianza, pero que existen... existen).

PUEDE HABER SUSTANCIAS TÓXICAS

Algunos antecedentes generales: Los volcanes arrojan cantidades variables de diferentes compuestos gaseosos, cuya composición y volumen tienen gran relevancia por sus potenciales efectos sobre la salud humana, animal, vegetal y sobre los ecosistemas en general.

Entre los gases más tóxicos podemos mencionar: Monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2), ácido sulfhídrico (H2S), ácido

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encuentran: Nahuel Huapi, Escondido, Espejo Chico y Traful.

Veamos algo del peligroso mercurio...

El mercurio es expulsado por los volcanes en forma vaporizada por lo que no suele aparecer en los análisis de los piroclastos. En el trabajo que recomendé, se encontraron altos contenidos de mercurio en los sedimentos de varios lagos por enriquecimiento en varios períodos preindustriales, “evidenciando que las fuentes naturales de mercurio son muy importantes en esta región”, dentro de las cuales resaltan los incendios forestales y los eventos volcánicos, bien conocidos éstos últimos como fuente de mercurio a escala regional o global, aún en zonas sin actividad volcánica cercana (University of Oxford, 2008; Martin y col., 2008; Witt y col., 2008).

Un caso totalmente esclarecedor que viene como anillo al dedo: En el lago Moreno y la laguna Toncek, cercanos a Bariloche, se encontraron incrementos significativos de mercurio asociados a las erupciones de los años 1960-1961 de los volcanes Cordón Caulle y Calbuco (Ribeiro Guevara y col., 2010).

Me parece que estos hechos, de por sí, nos indican claramente que debe monitorearse el eventual incremento de mercurio en el músculo de las truchas posiblemente causado por la actual erupción.

Situación actual en la zona de mayor afectación: En Internet podemos encontrar que se realizaron análisis preliminares sobre la composición de los piroclastos que cayeron en zonas de Neuquén y Río Negro por parte de varios organismos como: El Centro Atómico Bariloche (Mogni y col., 2011), el INVAP (Hufner y Osuna, 2011), la Universidad Nacional del Comahue (Vallés y col., 2011), el INTA (Ferrari y Cremona 2011) y el Asentamiento Universitario Zapala (2011).

Tras esos análisis se difundió en muchos medios que las cenizas no eran tóxicas, sin embargo, el hecho de que contengan “atrapados en forma de microburbujas gases como el flúor, azufre y el cloro, que aún en pequeñas concentraciones, al entrar en contacto con el agua reaccionan formando ácido clorhídrico, sulfhídrico y fluorhídrico” (Bermúdez y Delpino, 2011a) ya es suficiente como para que se realice un seguimiento estricto del agua, cosa que fue advertida en un informe que considera que las cenizas no son inofensivas por los elementos nombrados y otros potencialmente nocivos (Montenegro, 2011).

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clorhídrico (HCl) y ácido fluorhídrico (HF). Estos gases, en cuencas cerradas y poco ventiladas, al pie de los volcanes activos pueden concentrarse y llegar a ser letales.

La conocida ‘lluvia ácida’ puede ser generada por el dióxido de azufre que coacciona con la condensación del vapor de agua. Además, las lluvias meteorológicas pueden cruzar los hongos y las plumas volcánicas y concentrar cenizas y componentes ácidos. Las lluvias ácidas son muy corrosivas y alteran drásticamente los suelos y las aguas superficiales.

Algunas erupciones emiten cantidades elevadas de cloruros y/o sulfatos que precipitan junto con las cenizas formando costras salinas que alteran significativamente las propiedades de los suelos, como lo ocurrido con la erupción del volcán Hudson en 1991 (SERNAGEOMIN, 2011).

El flúor, esencial para el hombre en bajas concentraciones, puede ser altamente tóxico para la vida humana y animal según su concentración; es captado y concentrado por la vegetación y puede originar la enfermedad conocida como osteofluorosis, como en el caso de la erupción del Cono Navidad del volcán Lonquimay en 1988-90 (SERNAGEOMÍN, 2011).

Los metales pesados que, en realidad, son un grupo compuesto por metales, semimetales y no metales asociados con contaminación y toxicidad potencial. En general se encuentran en baja concentración. Varios de ellos son esenciales para las plantas, los animales y el hombre pero, por encima de una cierta concentración se vuelven tóxicos, tales como: Arsénico, cobalto, cromo, cobre, molibdeno, manganeso, níquel, selenio y zinc.

Otros metales pesados no poseen una función biológica conocida, dentro de ellos encontramos al mercurio, la plata, el cadmio y el plomo. En determinadas concentraciones son muy tóxicos, no son biodegradables, se transfieren a lo largo de la cadena alimentaria y terminan acumulándose en los músculos y vísceras de los peces, convirtiéndolos en un peligro para nosotros si los consumimos.

Podemos encontrar varios trabajos en la zona afectada por el Puyehue-Caulle que pueden utilizarse como base para advertir los eventuales incrementos causados por las cenizas de la erupción actual, entre ellos, recomiendo uno que realizaron Rizzo y col. (2010) en varios lagos de la zona, dentro de los que se

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El flúor debe ser monitoreado ya que es más tóxico para los invertebrados y peces si las aguas son ácidas y blandas con bajo contenido de iones disueltos (Camargo, 2002), más aún si consideramos que las aguas de la zona presentan esas características y que podrían estar siendo acidificadas por la ceniza.

El mercurio, el aluminio, cuya disponibilidad y mayor efecto tóxico para los peces se da también en aguas ácidas (Molony, 2001) y otras sustancias deberían ser monitoreadas durante bastante tiempo, al igual que el dióxido de titanio y el monóxido de manganeso, el que fue informado sólo en un análisis (Asentamiento Universitario Zapala, 2011).

Hasta donde se, no se han analizado los metales pesados a partir de esta erupción, estoy convencido que deberán analizarse de aquí en más, en especial en el músculo de las truchas silvestres y de criadero.

LAS PARTÍCULAS EN SUSPENSIÓN EN EL AGUA PUEDEN TRAER PROBLEMAS

Los efectos negativos potenciales y comprobados sobre los peces que significan las partículas en suspensión son muchísimos y muy variados, y, en general, dependen del tipo y forma de aquellas y de su concentración en el agua.

La ceniza más fina queda en suspensión en los lagos y es la responsable de la coloración de sus aguas, desde turquesa a verde lechoso. Esta coloración puede durar bastante tiempo.

Debemos diferenciar en las formas en que se cuantifica la presencia de las partículas en el agua. Una es la medición de la turbiedad o turbidez, es decir, la afectación de la transparencia del agua por la presencia de partículas en suspensión y en estado coloidal

La turbiedad, en general, se mide con turbidímetros o nefelómetros, los que miden la luz que es dispersada por las partículas en un ángulo de 90º y cuyos resultados se expresan en unidades nefelométricas de turbiedad (UNT). A propósito, ‘nefelo’ proviene del griego que quiere decir ‘nube’.

La otra forma es medir la concentración de partículas, normalmente como sólidos suspendidos totales (SST), lo que se hace estimando el peso de las partículas por unidad de volumen evaporando el agua y pesando los residuos sólidos remanentes; los resultados se

expresan, en general, en miligramos por litro (mg/L) o en su equivalente: partes por millón (ppm). Si la concentración es muy pequeña, se miden en microgramos por litro (mg/L), siendo el microgramo la milésima parte de un miligramo o la millonésima parte de un gramo.

La turbiedad y los sólidos suspendidos están íntimamente relacionados, pero no existe posibilidad de una fórmula universal, ya que la dispersión de la luz depende del tipo, tamaño y forma de las partículas, además de su concentración, mientras que la medida de los SST sólo depende del peso del total de las mismas en el volumen analizado.

Dentro de la larga lista que existe sobre los efectos de los sólidos suspendidos, creo interesante presentarles los siguientes:

Incremento del estrés por turbiedad

Algunos antecedentes generales: Sí, como lo leen, los peces también sufren estrés, el que puede ser definido como una situación en la cual el equilibrio de un organismo es modificado por la acción de un agente estresante. La respuesta del individuo es una serie de reacciones del comportamiento y/o fisiológicas con el objeto de compensar y/o adaptarse a la nueva situación (Chrousos and Gold, 1992).

Desde hace mucho tiempo se sabe que los salmónidos que están acostumbrados a aguas límpidas sufren un fuerte estrés tras un súbito incremento de la turbiedad. Los niveles de cortisol (sustancia que, justamente, es conocida como la ‘hormona del estrés’) se incrementan en la sangre y consecuentemente lo hacen los de glucosa y otros azúcares.

Pero esa respuesta de defensa del organismo tiene doble filo, ya que produce, entre varias otras cosas, la depresión de sistema inmunológico lo que trae como consecuencia que los peces sean más susceptibles a las enfermedades. Por ejemplo, se ha encontrado que la exposición a tan solo 300 mg/L de cenizas volcánicas incrementa la susceptibilidad de juveniles de salmónidos a la ‘enfermedad de la montura’, la que es provocada por una bacteria común en los ambientes acuáticos (Flexibacter columnaris) (Poston y col., 1985).

Fíjense que se encontraron índices de estrés en salmones coho de menos de un año con una concentración de sedimentos mayor a 20 mg/L (Servizi

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del apocalíptico terremoto de Valdivia que se sintió mucho en esta zona, las aguas del Huechu también cambiaron de color.

De acuerdo con datos de la velocidad de hundimiento de los distintos tamaños de partículas brindados por Cooke y col. (1993), calculé que las partículas del tamaño de la que vimos en la Figura 8, como las del limo grueso, tardan en llegar a los 100 m de profundidad unas 5 horas y media, mientras que las más finas, del tamaño de las arcillas, tardarán unos 3 meses y medio o más. Esto si no hay agitación en las aguas.

Creo importante comentarles que las partículas menores a 0,01 mm pueden permanecer desde semanas a años en suspensión en los lagos (Stolzenbach y col., 1992) y las menores a 0,063 mm pueden permanecer indefinidamente en los ríos (Gordon y col., 2004).

Habrá que ver que pasa, además, con los vientos primaverales que soplan fuerte en esta zona y agitan las aguas y sin dudas resuspenderán parte de los sedimentos y también con el ingreso de nuevo material a los lagos debido a aquéllos y a las precipitaciones.

Cambios en el comportamiento de los peces

Algunos antecedentes generales: Dentro de los efectos de la turbiedad sobre los peces, son notorios algunos cambios en el comportamiento habitual de los salmónidos. Estos cambios, obviamente, están asociados al estrés comentado anteriormente.

Dentro de tales cambios podemos encontrar:

Desplazamiento para evitar las aguas turbias. Se ha encontrado que el desplazamiento de salmónidos ocurre cuando la turbiedad alcanza las 40-50 UNT (Lloyd y col., 1987).

Desorientación, extravío y retraso en el retorno de los reproductores a los ambientes de reproducción. El retraso en el retorno puede afectar la calidad y cantidad de huevos depositados en los nidos y también el desarrollo subsecuente de los mismos (McCabe y col., 1981).

Pérdida de territorialidad y ruptura de la organización social. Se ha observado que el comportamiento territorial de los salmónidos va retornando a medida de que los peces comienzan a poder ver nuevamente, por ejemplo, para los juveniles, cuando la turbiedad baja a 20 UNT (Berg, 1982).

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and Martens, 1992) y que los adultos de salmones sockeye mostraron signos secundarios de estrés tras una exposición de 9 y 15 días a una concentración de sedimentos finos de 1.500 y 500 mg/L (Servizi and Martens, 1987).

El estrés por turbiedad también produce un retraso en el crecimiento, encontrándose, por ejemplo, reducciones significativas en la trucha arco iris steelhead y el salmón coho con una turbiedad de sólo 25 UNT (equivalente a 75-100 mg/L de partículas) (Sigler y col., 1984).

También podemos encontrar que concentraciones de 150 mg/L pueden alterar la alimentación, el crecimiento y el comportamiento social, causar algunos desplazamientos de peces e incrementar la susceptibilidad a las enfermedades (Scrivener y col., 1994).

¡En fin! Es casi interminable lo que podemos encontrar sobre los efectos del estrés.

Situación actual en la zona de mayor afectación: Hasta el momento no tengo conocimiento de algún monitoreo del nivel de cortisol en las truchas de la zona con referencia a la turbiedad incrementada por las cenizas. Debo reconocer que se trata de un análisis medianamente complejo del que no existen muchos antecedentes para las truchas de la Patagonia.

De lo que no tengo dudas es que los peces de los ambientes afectados están, sin dudas, estresados.

Sería muy bueno que alguna institución oficial específica, universidad o investigador independiente tome la posta y no se pierda la oportunidad única, y quizás irrepetible, de monitorear el estrés de los peces y sus efectos asociados mientras duren los impactos de la erupción del Puyehue-Caulle.

Los lagos más afectados por las cenizas del Puyehue-Caulle presentan fuertes cambios de coloración e incremento de la turbidez en sus aguas, como vimos en las Figuras 6 y 7. En agosto del año pasado tuvimos oportunidad de ver un efecto parecido, aunque de menor intensidad, en el lago Huechulafquen cuyas aguas se volvieron de color turquesa (La Mañana Neuquén, 2010), fenómeno atribuido a los sismos que removieron los sedimentos glaciáricos y, posiblemente, volcánicos del fondo.

Me contó mi amigo Pablo Núñez (comunicación personal) que algunos pobladores de las costas del lago le comentaron que en el año 1960, después

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Reducción de la distancia de reacción. Con un nivel de turbiedad de sólo 10 UNT se ha visto un frecuente fallo en la captura de las presas y un significativo retraso en la respuesta a la captura a turbiedades de 20 a 60 UNT (Berg, 1982).

Situación actual en la zona de mayor afectación: En la trampa de peces ubicada en el río Bonito en Villa La Angostura, impulsada por la Fundación Salmónidos de esa localidad, me han comentado que los pocos reproductores de trucha marrón que han atrapado en el agua turbia se muestran dóciles y con poca reacción (César Díaz, comunicación personal).

Por otra parte, desde la Dirección de Biología Acuática de la provincia del Neuquén se informó a un periódico regional que ‘ya tenemos algunos cambios que nos están llamando la atención, pero que no podemos interpretar en forma certera’ y que ‘en esta época del año lo normal es que las truchas suban hacia los arroyos de la zona de San Martín de los Andes para desovar y hasta el momento los puestos de medición que tenemos nos indican que las truchas no pasaron, no han subido hacia la zona de desove’ (Diario Río Negro, 2011b).

Evidentemente algo les está pasando a las truchas con esto de la turbiedad y los sólidos suspendidos, aún no hay resultados concluyentes, pero la turbiedad, sin dudas, está produciendo algunos cambios en el comportamiento, los que, supongo, persistirán hasta que la transparencia de las aguas vaya acercándose a la que tenían los ambientes más afectados antes del impacto.

Con respecto a la necesidad de los peces de evitar y escapar de la turbiedad de los ambientes más afectados, la pregunta es: ¿A dónde pueden ir? Lo ideal parecería ser ir al gigantesco Nahuel Huapi, cuya profundidad podría garantizar un mejor pasar, pero aún no lo sabemos. Si buscan y buscan, sin encontrar ambientes más adecuados, el nivel de estrés y el desgaste energético probablemente se incrementarán.

Para poner un poco de humor ante tanta malaria, al escribir se me vino a la mente que muchos pueden pensar que las truchas en los ambientes afectados están ‘como turco en la neblina’; e inmediatamente me pregunté: ¿De dónde viene esto del turco? Buscando en la gloriosa Internet encontré que ‘La frase es producto de una serie de cambios y derivaciones que comienzan cuando en España se llamó turca a la borrachera. (...) De allí viene la primera parte de la expresión en

su forma original: “agarrarse una turca” (...) ¿Quién puede hallarse más confundido que un borracho que se pierde en la niebla? El pasaje de “con la turca” al actual “como turco” lo realizó espontáneamente el uso popular. Y así el turco entró en el dicho y en la neblina, dando lugar a una pintoresca expresión que vale para cualquiera que ande muy desorientado’ (Zimmerman, 1999).

¡En fin!, sigamos.

Afectación de las branquias

Algunos antecedentes generales: Una afectación que puede ser letal para las truchas tiene que ver con las branquias o ‘agallas’. En los lagos, ríos y arroyos afectados por la lluvia de cenizas volcánicas, los peces tragan las partículas silíceas angulosas junto con el agua en cada uno de sus movimientos respiratorios. Esta mezcla pasa por las branquias, las que poseen una estructura muy delicada, frágil y fácilmente alterable.

Siempre batimos el parche sobre liberar a las truchas que tomaron nuestros engaños sin jamás meter los dedos dentro de los opérculos, ya que ‘agallas sangrantes’ son sinónimo de muerte.

Las partículas volcánicas tapan, raspan y/o se clavan en las laminillas branquiales, las que reaccionan generando mucus protector. Pero, si el daño es grande, la cantidad de mucus puede ser de tal magnitud que bloquee todo e impida el normal intercambio gaseoso, lo que significa impedir el ingreso del oxígeno desde el agua a la sangre y la liberación de dióxido de carbono al agua, hecho que lleva a la muerte por asfixia aunque el agua esté saturada de oxígeno.

Por supuesto que esta situación depende del nivel de concentración de partículas en el agua, es así que tanto mayor será el daño como mayor fuere la concentración (Cordone and Kelley, 1961; Birtwell, 1999; Newcomb and Flagg, 1983; Bash y col., 2001), también depende, obviamente, del tiempo de exposición y del tamaño, forma y dureza de las partículas.

También se ha visto que el tejido de las branquias ya es afectado por la exposición de una semana a una turbiedad de tan sólo 25 UNT (Sigler, 1980) y que pudo observarse una mayor mortalidad con partículas de ceniza volcánica que no eran tan pequeñas pero sí, angulosas (Newcomb and Flagg, 1983).

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Por otra parte, se ha hecho pública por Internet la primera fotografía de una trucha marrón silvestre del río Limay afectada por la acumulación en las branquias de ceniza volcánica del presente evento volcánico (Figura 11) (Maglio y Rauque, 2011).

Los mismos autores citados en el párrafo anterior, publicaron la afectación por hongos de las branquias de una trucha arco iris de criadero del lago Alicurá (Figura 12).

Este efecto debería ser monitoreado de cerca en los ambientes afectados por la actual erupción del Puyehue-Caulle de tal forma de estimar el eventual daño en las distintas clases de edad de las truchas.

Disminución de las tasas de alimentación y crecimiento y del estado sanitario

Algunos antecedentes generales: Durante la época de turbiedad la penetración de la luz en el agua de los lagos disminuye grandemente y, por lo tanto, el desarrollo de las algas (fitoplancton especialmente - las algas diminutas que flotan en el agua) y las plantas acuáticas arraigadas en el fondo se resiente significativamente ya que necesitan de la luz para poder vivir a través de la fotosíntesis.

También vieron que la materia particulada en suspensión con una dureza mayor a 1 produce daños en las branquias y otras estructuras delicadas de los peces, moluscos e insectos si aquéllas son lo suficientemente grandes (Ellis, 1944). Vale la pena recordar que el cuarzo tiene dureza 7...

Las branquias también pueden ser atacadas secundariamente por hongos acuáticos (Saprolegnia) si han sufrido algún daño, como se ha visto en truchas criadas en estanques (Ambrosio Espinós, comunicación personal).

También puede haber una obstrucción directa de las branquias por exceso de material particulado sin que haya lastimaduras. Esto también produce graves inconvenientes en la oxigenación de los peces.

Situación actual en la zona de mayor afectación: Hay evidencias de daños en las branquias, por ejemplo en un criadero de truchas de Villa Llanquín, ubicado sobre el río Limay a unos 50 km en línea recta de Villa La Angostura. Durante el mes de junio se constató la presencia de cenizas (piedra pómez) en branquias, lesiones de branquias y aumento de mucus en los reproductores y mortandad en todos los tamaños de truchas (SENASA, 2011).

Figura 11 - Trucha marrón del río Limay con sus branquias llenas de partículas volcánicas. Fotografía tomada de Maglio y Rauque, 2011.

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Esto es más impactante si sucede en la temporada de crecimiento que se inicia en la primavera. Toda la cadena alimentaria se resiente, ya que si falta alimento para los organismos herbívoros faltará también para los carnívoros, en cuya cúspide se encuentran las truchas.

Es tan así que se ha encontrado que un incremento de la turbiedad de sólo 5 UNT puede reducir en un 80 % el volumen productivo de un lago de aguas transparentes y que un incremento de 25 UNT puede reducir en un 50 %, aproximadamente, la producción de plantas acuáticas en un arroyo de 50 cm de profundidad (Lloyd y col., 1987).

La turbiedad, por lo tanto, puede llevar a la reducción de las tasas de alimentación por escasez de alimento, como vimos, o porque las truchas no pueden ver bien como para conseguir alimento suficiente, así es que se ha encontrado que la efectividad en obtener alimento puede verse reducida con una turbiedad de sólo 20 UNT (Berg, 1982).

Esa reducción en las tasas de alimentación puede conducir a una depresión en el crecimiento y un notorio desmejoramiento de la salud de los peces (Gardner, 1981).

Más adelante veremos qué pasa con la comida de las truchas en los cursos de agua con sedimentación de partículas finas.

Situación actual en la zona de mayor afectación: Hasta el momento no poseo datos sobre truchas silvestres. La situación conocida que sí es grave ocurre en los criaderos ubicados en el embalse Alicurá; en ellos no pueden alimentar a los peces por causa de la turbiedad del agua debido a que no toman el alimento peletizado suministrado (La Voz de los Andes, 2011). Afectación a nivel de ecosistema

Algunos antecedentes generales: Con gran turbiedad gran parte de las algas no puede vivir y los nutrientes que estarían dentro de sus células quedan disueltos en el agua. Con el retomo de la transparencia y restaurada la posibilidad de desarrollo de las algas, esos nutrientes, que incrementaron su concentración debido a los aportes de los ríos y del entorno terrestre, pueden ser aprovechados por aquéllas, las que rápidamente aumentan su tamaño poblacional.

Situaciones límite pueden desencadenar ‘explosiones algales’ (también conocidos como ‘floraciones’), es decir, un exagerado incremento poblacional (Tarzwell and Gaufin, 1953) si el aporte de nutrientes fue muy

Figura 12 - Infección secundaria de hongos en las branquias de una trucha arco iris de un criadero del embalse Alicurá. Fotografía tomada de Maglio y Rauque, 2011.

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en estructuras de tipo colonial formando filamentos y otras estructuras. Pero, su más resaltante característica que las hace únicas, es que presentan una cubierta celular compuesta mayoritariamente por, justamente, sílice.

Otros elementos asociados a las cenizas volcánicas pueden tener efectos positivos o negativos sobre la biota acuática, por ejemplo el hierro, el manganeso, el zinc -que es extremadamente tóxico para las truchas-, etc.

Situación actual en la zona de mayor afectación: Afortunadamente en las cenizas no se han encontrado, hasta ahora, los macronutrientes fósforo y nitrógeno; especialmente el primero ya que es el factor que impone los límites hasta donde pueden llegar las poblaciones de algas en estas aguas y su agregado podría causar grandes incrementos poblacionales.

Por causa de la sílice, la que, como vimos, es el componente mayoritario de los piroclastos del Puyehue-Caulle, creo que deberán extremarse las medidas precautorias contra el ingreso de la peligrosa invasora diatomea Didymosphenia geminata, conocida como ‘moco de roca’ por la gran cantidad de mucílago que producen y que se acumula en la superficie de las rocas cuando ‘florece’.

grande durante la depresión de la fotosíntesis, por ejemplo, a partir de la lluvia de ceniza volcánica. Las aguas se tornan verdes por la enorme concentración de algas diminutas.

En los casos más graves, cuando se agotan los nutrientes, la gran masa de algas muere y se deposita en el fondo, donde la descomposición bacteriana puede provocar la ausencia de oxígeno (anoxia) y la consecuente muerte de peces y otros organismos. Esto puede suceder en bahías, sobre todo las de menor profundidad, o en todo el ambiente en el caso de los cuerpos de agua más pequeños.

Tratemos ahora la situación especial que significa el aporte de sílice de los piroclastos al agua. Parte de la misma se disuelve, incrementando su disponibilidad en el ambiente. Se ha visto que tal situación puede provocar explosiones poblacionales de las algas diatomeas, cosa que ocurrió, por ejemplo, en los lagos cercanos al volcán Santa Helena (Smith and White, 1985).

Las diatomeas presentan especies unicelulares muy comunes en el fitoplancton de todos los cuerpos de agua. También existen especies que forman tallos mucilaginosos y otras cuyos individuos están unidos

Figura 14 - Pequeña laguna sobre la Ruta de los 7 Lagos a pocos kilómetros de Villa La Angostura. Se advierte material volcánico flotante y un cambio de la coloración del agua hacia el verde-ocráceo, a diferencia de los otros cuerpos de agua de la zona. Fotografía de A. del Valle.

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El año pasado, en la Boca del río Chimehuín se produjo un enorme incremento, asimilable a una ‘explosión algal local’ de una diatomea colonial que cubrió gran parte del lecho de la porción superior del río. Esto ocurrió inmediatamente después de que el lago se pusiera de color esmeralda, como ya les conté más arriba y alarmó a muchos pescadores, especialmente a los nucleados en la Hermandad de la Mosca de Junín de los Andes, quienes brindaron recursos y esfuerzos para estudiar el problema.

Afortunadamente se trataba de otra especie de diatomea (Gomphoneis herculeana), muy parecida a la anterior pero que no provoca los mismos daños en el hábitat de las truchas. La ‘floración’ terminó en poco tiempo, aparentemente por el agotamiento de los nutrientes involucrados, sin extenderse al resto del río (Núñez, 2010) (Figura 12).

A propósito, Didymosphenia geminata ha sido confirmada en Chile en el río Espolón, tributario del río Futaleufú, cuya cuenca superior se encuentra en Argentina (Aquaciencia Algas, 2010).

Y... sí, es imperioso dedicarse más a la prevención... LAS PARTÍCULAS DEPOSITADAS EN EL FONDO Y LAS FLOTANTES, TAMBIÉN

Algunos antecedentes generales: Todos sabemos que las truchas necesitan ambientes especiales para su reproducción y que cada especie y cada tamaño

de reproductores presentan diferentes necesidades en los tamaños de rocas para construir sus nidos para obtener una reproducción exitosa.

También sabemos que son exigentes en cuanto al oxígeno disuelto, a la temperatura, al pH y a las condiciones químicas del agua. No obstante, si todos los parámetros restantes son adecuados, el factor limitante para la producción y el reclutamiento de los salmónidos es la cantidad de sedimento fino que se acumula entre los intersticios de las rocas/piedras del fondo.

Como en los otros temas aquí tratados, desde hace mucho tiempo se ha acumulado una enorme evidencia sobre los efectos negativos sobre los salmónidos, directos o indirectos, que provocan los sedimentos acumulados en el fondo de los ambientes acuáticos donde viven.

Aquí les presento una pequeña muestra representativa de esos efectos encontrados por trabajos ya clásicos sobre el tema:

- Los huevos depositados en grava pequeña o en grava con alto porcentaje de sedimentos finos presentan bajas tasas de supervivencia (Harrison, 1923; Hobbs, 1937, Shapovalov and Berrian, 1940, Shaw and Maga, 1943).- Existe una relación inversa entre la cantidad de sedimento fino menor a 3 mm y la supervivencia de los alevinos (Bjornn, 1968; Phillips y col., 1975; Everest y col.., 1987).

Imágenes al microscopio de las células y sus tallos de G. herculeana de la Boca del Chimehuín. Fotografías tomadas de Núñez, 2010.

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Imágenes al microscopio de las células y sus tallos de G. herculeana de la Boca del Chimehuín. Fotografías tomadas de Núñez, 2010.Aguas turbias de color esmeralda del río Chimehuín

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- La disminución de la supervivencia es de hasta el 3,4 % por cada 1 % de incremento de los sedimentos finos menores a 0,85 mm (Cederholm y col., 1981).- Las truchas arco iris steelhead evitan desovar en áreas con altos porcentajes de arena, limo y arcilla (Burner, 1951; Stuart, 1953).- Las truchas arco iris residentes también requieren pequeñas rocas para desovar que tengan un mínimo de sedimentos finos y de material orgánico, ya que ellos afectan negativamente el ambiente de los huevos y alevinos con saco vitelino, debido a que disminuyen el flujo de agua entre las rocas y también significan una barrera física para la emergencia de los alevinos (Cooper, 1959; Wickett, 1958; McNeil and Ahnell, 1964; Koski, 1972; Everest y col. 1987).- Los sedimentos y el material orgánico resultan en mortalidad de huevos y alevinos con saco vitelino de trucha arco iris (McHenry y col., 1994).- La cantidad de sedimentos en las áreas de rápidos (riffles) de los cursos de agua determinan, en gran parte, la supervivencia de los salmónidos en todo el sistema (McCrimmon, 1954).- La presencia de sedimento fino en el lecho afecta a la comunidad bentónica (los organismos que viven en el fondo), lo que puede afectar negativamente a los salmónidos ya que es una importante fuente de alimento para los peces; además, la disminución de la abundancia de presas puede afectar la tasa de crecimiento, la susceptibilidad a la predación, a la competencia y producir un incremento de las enfermedades (Tebo, 1955; Rosenberg and Wiens, 1978; Cederholm and Salo, 1979; Brzezinski and Holton, 1983).- El cambio en la concentración de los sedimentos puede afectar adversamente la producción de animales acuáticos a través de la afectación del crecimiento, la biomasa y la composición de las especies de algas (Newcombe and MacDonald, 1991).- La turbiedad y la sedimentación causan una reducción total en el número de organismos que viven en el fondo y cambios consecuentes en estructura, densidad y diversidad de los mismos (Sorenson y col., 1977).

Esta lista se puede hacer tan larga como se quiera, pero creo que con esto es suficiente para completar la idea sobre la importancia para la reproducción, alimentación, crecimiento y supervivencia que tiene para las truchas un sustrato limpio de sedimentos finos.

Situación actual en la zona de mayor afectación: El sustrato del fondo de los ambientes acuáticos de

Figura 13 - Floración de la diatomea Gomphoneis herculeana en la Boca del Chimehuín Septiembre-Noviembre de 2010.

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la zona más afectada por la lluvia de piroclastos del Puyehue-Caulle (la zona de 10-40 cm de espesor de la Figura 2) está desde parcialmente hasta totalmente saturado por los depósitos de sedimentos.

Me parece que es una conclusión lógica pensar que todos los efectos negativos mencionados antes, sobre los depósitos, son aplicables en mayor o menor medida en esos ambientes.

En el segundo viaje pos-erupción a Villa La Angostura, junto con César Díaz y Pocho Espinós, hicimos una simple estimación de la presencia de organismos en el fondo del río Bonito en la zona de la trampa de peces allí instalada. Usamos una red específica para tal fin que se llama Surber, la que permite muestrear una superficie del fondo de 30 x 30 cm. Allí encontramos que el total de organismos del macrobentos de 4 muestreos fue de 4 ejemplares (2 dípteros, 1 tricóptero y 1 efemeróptero). ¡Magra cosecha! ¿no les parece?

En cuanto al efecto sobre los desovaderos y áreas de cría debo decir que en la zona de la Villa se los ve muy afectados, desde totalmente colmatados hasta con una capa de sedimentos finos de espesores diversos. Habrá que probarlo, pero creo que los juveniles que nacieron el año pasado (es decir, la cohorte 2010) y los ‘remolones’ que nacieron el año anterior (cohorte 2009) han sufrido enormemente, gran parte de ellos puede haber migrado compulsivamente al lago, si es que pudieron, otra parte habrá sucumbido bajo o por las cenizas y, en el mejor de los casos, otros se estarán estresados bancando la situación de la mejor forma posible en sus ambientes de cría, donde lamentablemente las condiciones que gozaban ya no son las mismas ni en estructura de los cauces, ni en calidad de agua, ni en abundancia de comida, ni en nada...

Por otra parte, los nidos de las fontinalis y de las marrones que ‘primeriaron’ el desove han quedado, en mayor o menor medida, tapados en sedimentos con las consecuencias nefastas que vimos anteriormente. Las marrones que restan y las arco iris se encontrarán, cuando pueden encontrar sus ambientes de desove, con un ambiente en el que les costará encontrar el lecho rocoso y límpido que buscan.

Aunque se ha encontrado desde hace mucho tiempo que las truchas arco iris ‘barren’ los sedimentos finos al construir los nidos (Hobbs, 1937), el tema será encontrar lugares donde poder hacerlo.¡En fin! Veo un panorama oscuro también para la cohorte 2011 en esta zona.

En lagos y lagunas, con una capa de sedimentos de gran espesor es esperable una alteración de la dinámica físico-química del fondo y de las comunidades bentónicas. En el caso de los cuerpos de agua pequeños y de baja profundidad, en los que las plantas acuáticas (no confundir con las algas) suelen tener una importante cobertura, el material volcánico pueden empujarlas al fondo y cubrirlas por completo, produciendo una capa de descomposición que puede conducir a graves situaciones anóxicas (ausencia de oxígeno). Algo así puede estar ocurriendo en el único cuerpo de agua que vi que cambió su color a verde-ocráceo; se trata de una pequeña laguna ubicada sobre la derecha de la Ruta de los 7 Lagos (sentido hacia Villa La Angostura y a pocos kilómetros de ésta), pasando el lago Espejo y cuyo nombre no conozco y espero que algún lector me lo diga (Figura 14).

Es una buena oportunidad de que alguien monitoree e informe rápidamente sobre estos importantes temas, tal como hizo un enjambre de investigadores después de la erupción del Santa Helena. Esto servirá, al menos, para que todos sepan lo que pasó y, si los resultados poseen conclusiones y recomendaciones que permitan decidir las acciones necesarias para mitigar el daño, mejor aún.

¡Ah! ¿Y que pasa con la piedra pómez flotante? Sobre este tema quiero contarles algunas cosas.

Los cuerpos de agua colmatados, en los que la capa flotante llegó hasta el fondo, la situación es muy crítica. Sinceramente no se que va a pasar con ellos.

En el caso de los lagos donde quedó una capa flotante de piedra pómez, la situación es diferente. Parte del material se ha depositado en las costas, parte se ha depositado en el fondo después de la saturación de sus poros con agua, parte ha salido por el Limay y el resto sigue flotando. Si bien en Villa La Angostura, personal de la Prefectura Naval Argentina determinó que el material volcánico flotante tarda 34 días en decantar y que en el lecho del lago hay unos 15 cm de cenizas (Diario Andino Digital, 2011b), hay muchísimos antecedentes que indican que la piedra pómez puede flotar durante meses y años, y viajar miles de kilómetros por el mar, e, inclusive, ser, como islas flotantes, una vía de colonización de nuevos territorios por especies de animales y plantas (Nairn y col., 1979; Witham and Sparks, 1986; De Vantier, 1992).

En las represas la situación es un problema ya que la gran masa flotante de lapilli abrasivo puede dañar los álabes de las turbinas, por lo que en la central

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de Alicurá se utilizaron mangas flotantes, como las que usan las empresas petroleras para contener los derrames de hidrocarburos, para dirigir la primera de las ‘manchas’ hacia el vertedero que se utiliza para evacuar los excesos de agua (Diario Río Negro, 2011a).

No obstante, antes de depositarse o moverse, por acción del oleaje en los lagos y por el movimiento aguas abajo en los arroyos y ríos, creo que sin dudas se tiene que haber producido una abrasión de las costas y lechos, como si se hubiera pasado una gran lija sobre la superficie de las rocas. La magnitud de este ‘esmerilado’ deberá ser evaluada y monitoreada.

MIS REFLEXIONES FINALES

Ante estos eventos extraordinarios uno debe ser precavido. Lo que les he presentado es un rápido resumen de lo que pueden producir los volcanes en el medio acuático en la zona de mayor afectación y de los pocos datos que dispongo relativos a la actual erupción del complejo Volcán Puyehue-Cordón El Caulle, algunos propios y otros ajenos.

Aclaro que mi intención, de ninguna manera, es decir que lo que ha pasado en otros lugares del mundo vaya a pasar aquí, sólo digo que es muy bueno saber que puede pasar y que habría que tomar el ejemplo y estudiar qué está pasando, para poder comparar con lo que ha pasado allá y actuar en consecuencia.

No hay que ser apocalíptico pero tampoco cometer el error de minimizar los efectos potenciales o

dar información aún no probada como lo que se publicó en Internet (Mundo Acuícola Pesquero, 2011b) bajo el título: ’Ríos del Cordón Caulle no están contaminados y son potables’ refiriéndose a muestreos y determinaciones de parámetros del agua de los cursos más afectados realizados por científicos de la Universidad Austral de Chile pocos días después de la erupción; en el interior del artículo dice: ‘Si una persona cuela las piedras pómez y otros materiales sólidos y bebe de las aguas del río Gol Gol o el Nilahue, no tendría problemas’, afirmación atribuida a uno de los científicos. Lo increíble es que el mismo científico, más adelante dijo textualmente: ‘Además, el agua tendría contenidos de mercurio, manganeso y otros metales pesados. Por ello, con el objetivo de verificar el efecto de estos elementos en el agua y su potencial consumo, la investigación contempla una segunda etapa que concluirá en tres semanas y que arrojará evidencias de la concentración de metales en el agua’. Claro, no se tragarían las piedras, pero podrían tragarse el mercurio...

Otra. Recientemente, en su visita a Villa La Angostura, un importante funcionario nacional ‘de cuyo nombre no me acuerdo’ o ‘no quiero acordarme’, como diría Don Quijote de la Mancha (Cervantes Saavedra, 1605), visitó la zona y, entre varias otras cosas, dijo con buen tino que ‘es irresponsable decir en cuánto tiempo se va poder recuperar el medio ambiente’. Todo bien hasta ahí, pero más adelante ‘afirmó que está descartado que

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sección

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0800 666 6636No vacile

en denunciar

Teléfono de Faunapara cualquier necesidad en toda la

provincia del Neuquén con atención las 24 horas.

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el material que cayó sea tóxico. Por eso, sostuvo que “lo peor ya pasó”’. Me parece que los habitantes de Villa La Angostura, que tienen que lidiar con miles de toneladas de piroclastos, y las truchas, que tienen que tratar de sobrevivir en un ambiente hostil, no deben opinar lo mismo...

Los ambientes más afectados y sus poblaciones de peces, poco a poco se irán recuperando, en forma más lenta o más rápida, en meses o en años, tal como lo acaecido en los ambientes cercanos al volcán Santa Helena (Lucas and Weinheimer, 2007). Creo que sería muy bueno ayudar a esa recuperación, en especial si va a quedar un ‘hueco’ en la pesca deportiva por los posibles sufrimientos de las cohortes, en especial, 2010 y 2011. Una cosa buena es que las truchas supervivientes serán las más resistentes y, al ser menos en número, podrán tener mejor crecimiento, alcanzar mayores tamaños y, con el tiempo, dejar mejor descendencia.

¡Ojalá que nada de lo potencialmente negativo que escribí aquí se cumpla, para el bien de todos! Con el pasar del tiempo lo veremos.

Finalmente, quiero terminar diciendo que algo debe quedar bien claro, la temporada de pesca 2011-2012 no está perdida en Neuquén y Río Negro, sólo estará afectada en varios ambientes dentro el área de mayor afectación.

LOS AUTORES Y TRABAJOS QUE ME AYUDARON

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y fluorhídrico", razón por la cual su recomendación era preservar especialmente las masas de agua de la contami-nación con esas partículas.• Por último, Montenegro, reseña el análisis preliminar real-izado por "Mogni, Cotaro, Daga, 2011" del Centro Atómico Bariloche sobre muestras recolectadas en el mismo predio de la institución, junto al lago Nahuel Huapi, el primer día de la erupción. Según ellos, "la ceniza está compuesta por silicio, aluminio, potasio, calcio, hierro, titanio, magnesio, sodio y, en una pequeña cantidad, cloro". No se detectó la presencia de sustancias que afecten la salud como azu-fre o arsénico. Y agregaron que "tampoco cristobalita (una variante volcánica del cuarzo), como sucedió con el Volcán Chaitén en 2008, que es una de las fracciones más nocivas causando problemas pulmonares y respiratorios".Asimismo consignaban los científicos nombrados, en su reporte publicado en el sitio web de la Comisión Nacional de Energía Atómica (www.cnea.gov.ar) el 13 de junio, ap-enas nueve días después de la explosión inicial en el Cordón Caulle, que "se continúa con el análisis en profundidad de las muestras".

Basado en ese reporte , anunciado como preliminar, Mon-tenegro, quien es ampliamente conocido por su militancia antinuclear opina en su informe que la CNEA incurre en una "actitud minimizadora de riesgos".Explica el biólogo que las cenizas (partículas <2 mm) con-forman cócteles primarios de contaminantes (aquellos gen-erados durante el proceso de descarga de los volcanes y su traslado) y cócteles secundarios, cuando los contenidos de las cenizas interactúan por ejemplo con el agua, el aire, el suelo e, incluso, otras formas de energía.

Por ello razona que "sin analizar estos últimos niveles de complejidad está claro que las cenizas volcánicas son alta-mente variables entre distintos volcanes y entre distintas fases de un mismo volcán, y que si bien los análisis cuali-cuantitativos de su composición física y química pueden ori-entarnos sobre su toxicidad o riesgo conjunto, la aplicación práctica de este criterio analítico se torna muy difícil". Esto, porque entre otras cosas, observa que la mayor o menor gravedad de los efectos depende no solamente de la dura-ción, modalidad y magnitud de los eventos volcánicos, sino también de las condiciones meteorológicas y ambientales. "La geomorfología, los vientos, la humedad relativa, la presión atmosférica, la insolación y las inversiones térmicas de superficie son factores que deben ser cuidadosamente analizados".

En función de ello, estima Montenegro "mucho más prác-tico y aplicable asumir que las cenizas no son inocuas", y concluye que "corresponde por lo tanto reducir al mínimo su inhalación e ingesta, por lo menos hasta donde la par-ticular situación de cada lugar lo permita".

Erupción del volcán PuyehueAdvierten sobre efectos de la ceniza a largo plazo02:36 10/12/2011 El ambientalista Raúl Montenegro dio una visión integral del fenómeno. La composición físico-química es sólo un factor de un cóctel más complejo.

Un informe sobre los efectos de las cenizas volcánicas en la salud y el ambiente del biólogo y ambientalista Raúl Mon-tenegro advierte contra el riesgo de minimizar su impacto y considera que en ningún caso son inocuas. Coincide en su apreciación con las informaciones publicadas por "Río Ne-gro" desde el mismo comienzo de la erupción del Cordón Caulle, el 4 de junio pasado.Las autoridades sanitarias de Neuquén y Río Negro, particu-larmente en las zonas más afectadas, como La Angostura y línea Sur, en reiteradas oportunidades han instado a los pobladores a resguardarse de las cenizas los días de mayor precipitación, mediante la utilización de barbijos, gorros y antiparras, o directamente evitando salir al exterior y sellan-do aberturas y filtraciones en viviendas y establecimientos educativos, entre otras recomendaciones. Los más vulnera-bles son los niños, ancianos y personas con problemas res-piratorios.El trabajo del biólogo, quien es titular de la cátedra de Bi-ología Evolutiva en la Universidad de Córdoba, parte de análisis físico químicos realizados por distintos organismos sobre el material expulsado por los volcanes Chaitén y Puye-hue - Cordón Caulle especialmente, aunque también alude en menor medida a otros ubicados en la cordillera argentino - chilena y en diferentes partes del mundo.Para el caso puntual del Puyehue, que desde hace seis me-ses se mantiene en erupción, Montenegro refiere tres estu-dios científicos de los que tomó los datos que sustentan sus aseveraciones:• El efectuado por "Vallés y otros, 2011" de la Universidad Nacional del Comahue en cenizas precipitadas en la ciudad de Neuquén y del Alto Valle, que halló "un predominio de trizas vítreas y fragmentos pumíceos (vidrio vesiculado). En menor proporción cristales y fragmentos de cristales de cu-arzo, plagioclasa , magnetita y cristobalita". La mayoría de las partículas "se encuentran entre las fracciones de polvo inhalables y torácicas " y un "15% del total corresponde a polvo muy fino (...) que se clasifica como fracción respi-rable".• Otro análisis corresponde a los vulcanólogos "Bermúdez y Delpino, 2011", también de la UNC. El estudio determinó que el material analizado es de composición ácida, con más de un 70% de sílice. Los profesionales detectaron la pres-encia de microburbujas con azufre, flúor y cloro dentro de las partículas de ceniza, las cuales, al entrar en contacto con el agua, reaccionan formando ácido clorhídrico, sulfhídrico

OTRO INFORME VINCULADOS AL VOLCAN - ONG mdm

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