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    Universidad Nacional AbiertaDireccin de Investigaciones y PostgradoMaestra en Educacin Abierta y a Distancia

    Unidad Curricular: Filosofa de las Ciencias

    FILOSOFA DE LAS CIENCIASHUMANAS Y SOCIALES. NOTA

    HISTRICA DE UNAPOLMICA INCESANTE

    Mardonez, J. (1991) Filosofa de las

    Ciencias Humanas y Sociales.

    Materiales para una f undament acincientfica. Barcelona: Anthropos Promat

    (Compilacin con fines Instruccionales)

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    FILOSOFA DE LAS CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES. NOTAHISTRICA DE UNA POLMICA INCESANTE

    Entrar dentro del campo de la filosofa de las ciencias sociales equivale atropezar con la polmica. No hay consenso en las llamadas ciencias delespritu, culturales, humanas o sociales, acerca de la fundamentacin de suquehacer. Desde la aparicin de las diversas disciplinas que se acogen alsobrenombre del espritu, humanas o sociales (historia, psicologa, sociologa,economa, derecho, pedagoga...), se ha desatado la polmica sobre suestatuto de cientificidad.

    La aparicin expresa, manifiesta, de estas disciplinas (dicho seaglobalmente y sin muchas precisiones) aconteci en el siglo XX. Es decir, en elmomento histrico en que se hizo evidente que la sociedad, la vida de loshombres en ella con sus mltiples relaciones, no era ni algo claro todas. Desdeesta de crisis, el pensamiento y la reflexin pugnaron por encontrar estabilidad.Fruto de esta lucha con un mundo social que se haba vuelto problemticosurgi la ciencia histrica, sociolgica, poltica, econmica, psicolgica... pero,eran verdaderamente ciencias tales intentos, explicaciones, reflexiones yquehaceres? La respuesta dependera del concepto de ciencia que se utilizaracomo medida.

    Para unos lo eran y para otros no. Unos exigan que las nuevas cienciasse acomodaran al paradigma o modelo de

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    las ciencias verdaderas, es decir, de las fsico-naturales, y otros defendan laautonoma de las nacientes ciencias. Vemos que, desde la cuna, les acompaaa las incipientes disciplinas la disputa acerca del estatuto cientfico que posean

    o no.

    Pero ms all de esta disputa se advierte otra polmica mayor, msantigua, profunda y abarcadora: qu es la ciencia?Porque lo verdaderamenteproblemtico e inquietante es observar la diversidad de criterios que se aplicantras la palabra ciencia.

    Habra, pues, que decir que en el contencioso sobre la cientificidad o no delas ciencias humanas, sociales o del espritu, se da cita el debate sobre laciencia. De aqu su gran inters. Por esta razn, algunos tericos del debatedenominan a este problema de la fundamentacin de las ciencias sociales o

    humanas como tales ciencias, la cuestin candente. Dicho de otro modo:aqu se anudan actualmente los problemas ms acuciantes que rodean a laciencia y las preguntas que van ms a la raz.

    No es extrao que al tratar de indicar brevsimamente algo de la cuestin,en una nota introductoria a unas lecturas de filosofa de dichas ciencias, notengamos ms remedio que ir al encuentro de la gnesis del problema. Lafuerza misma de la, disputa actual nos impele a buscar, aguas arriba, el origendel tumulto. Tambin aqu espera la nisdona el problema no se ve el problemao, menos, nos ayudarlo.

    A. Dos tradiciones importantes en la filosofa del mtodo cientfico: laaristotlica y la galileana

    Si miramos el panorama de la filosofa de la ciencia, o de la reflexinacerca de la ciencia y de lo que tiene que ser considerado por tal, desde laaltura de su historia, se distinguen dos tradiciones importantes: la llamadaaristotlica, y la denominada galilean1 Son dos tipos de ciencia o dosplanteamientos diferentes acerca de las condiciones que ha de satisfacer unaexplicacin que se quiera denominar cientfica. Ambas tradiciones

    1Cfr. G.H. von Wnght: Explicacin y cornprensin, Madrid, Alianza, 1980, p. 18. Vase la

    aceptacin de esta tipologa en K.O. Apel; Die Erkren-Verstehen-Kontroverse inTranszendental-pragrnahsche Sicht, Frankfurt, Suhrlcamp, 1979, p. 56.

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    tienen sus races v representantes en el mundo griego. Desde este punto devista, no nos debe estaar las denominaciones. La tradicin aristotlica seremonta a Aristteles como a uno de sus primeros y ms conspicuos

    representantes, pero la galileana, aunque recibe su nombre de Galileo Galilei(1564-1642), hunde sus races ms all de Aristtele, Pitgoras y Plantn. Noson, pues, tanto los acentos personales los que aqu nos interesan, en cuantolas diferentes concepciones de ciencia que ambas vehiculan. Y esto, en tantoque dos tradiciones vivas que llegan, con su caudal enriquecido por lasvicisitudes histlicas, hasta nuestro hoy, y persisten en una confrontacin, opugilato, cuyo lugar ms visible es la fundamentacin de las disciplinashumanas o sociales como ciencia.

    Con objeto de caracterizar mejor el problema y el estado de la cuestin,varios a detenernos un poco en una breve tradiciones. Atenderemos a aquello

    que les es propio y las conduce a la confrontacin. No nos fijaremos tanto en loque los autores, Aristteles o Galileo, dijeron que era ciencia, cuanto en losacentos que sus tradiciones respectivas ven en ellos, lo que a menudo difiereun tanto.

    B. La tradicin anastotlica, o la ciencia como explicacin teleolgica

    Aristteles2 consideraba que la investigacin cientfica daba comienzo alldonde alguien se percataba de la existencia de ciertos fenmenos. Es decir

    que, para Aristteles, al principio est la observacin. Pero la explicacincientfica solo se consigue cuando se logra dar razn de esos hechos ofenmenos. Y es justamente el cmo se entiende este dar razn de loshechos lo que va a caracterizar a Aristteles y toda una tradicin que dealguna manera guarda semejanza o prosigue el tipo de explicacin propugnadapor el Estagirita.

    2Sobre la filosofa de la ciencia de Aristteles, cfr. J. Losee: Introduccin histrica a /a filosofa

    de la ciencia, Madrid, Alianza, 1976, pp. 5-25; M.W. Wartofsly: Introduccin a la filosofa de laciencia, Madrid, Alianza, 1978, vol. 1, cap. 4. Tambin B. Farrington: Ciencia y filosofa en laAntigedad, Barcelona, Ariel, 1971

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    Aristteles pensaba la explicacin cientfica como una progresin o caminoinductivo desde las observaciones hasta los principios generales o principiosexplicativos. Estos principios eran inferidos por enumeracin simple o por

    induccin directa; por cualquiera de los dos mtodos (que no nos interesadetallar) se obtenan ms generalizaciones acerca de las propiedades de laespecie o gnero. Esta etapa consiste en obtener principios explicativos a partirde los fenmenos que se han de explicar se denomina induccin. ParaAristteles todava exista un segundo momento o etapa en la explicacincientfica: el deductivo. Consiste en deducir enunciados acerca de losfenmenos a partir de las premisas que incluyan o contengan a los principiosexplicativos. Aristteles exiga una relacin causal entre las premisas y laconclusin del silogismo acerca del hecho o fenmeno a explicar. Y aquaparece el nfasis, rasgo o caracterstica de la explicacin aristotlica. La causade un fenmeno tiene, para Aristteles, cuatro aspectos: la causa formal, la

    causa material, la causa eficiente y la causa final.

    Pues bien, una explicacin cientfica adecuada debe especificar estoscuatro aspectos que constituyen su causa. Sobre todo, no poda faltar a unapretendida explicacin cientfica de un fenmeno o hecho, el dar cuenta de sucausa final o telos. Aristteles critic duramente a aquellos filsofos, como porejemplo los atomistas Demcrito y Leucipo, que pretendan explicar los hechos(ej, el cambio) en trminos de sus causas materiales y eficientes, o aquellosque acentuaban excesivamente las causas formales, como los pitagricos.Aristteles exiga explicaciones teleolgicas, que aclarasen con el fin de quocurran los fenmenos, no solo de los hechos referidos al crecimiento odesarrollo de los organismos vivos, sino aun de los seres inorgnicos u objetosinanimados.

    Es precisamente este acento puesto por Aristteles y la cienciaaristotlica en la explicacin teleolgica o finalista, el que se consideraprototpico de esta tradicin y permite encontrar semejanzas con posturasactuales. Ahora bien, no debemos olvidar que las explicaciones aristotlicastenan otros rasgos no mantenidos hoy da: eran explicaciones en trminos depropiedades, facultades o potencias, asociadas a la esencia de algunasubstancia. Tales explicaciones tienen un carcter

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    conceptual que las diferencia de las hiptesis causales y las acerca a lasexplicaciones teleolgicas y, ms all, presupone una cosmovisin oconcepcin del mundo, como conjunto de substancias, que hoy nos es extraa.

    No nos interesa proseguir ms por los caminos del preceptor de AlejandroMagno. Nos bastan las nociones adquiridas para entender por qu la tradicinde la ciencia que se remite a Aristteles discurre al comps de los esfuerzos porcomprender los hechos de modo teleolgico o finalista.

    C. La tradicin galileana, o la ciencia como explicacin causal

    Nada acontece en el mundo cultural v humano de la noche a la maana.Las ideas se van incubando lentamente, o de forma ms acelerada, al socaire

    de los acontecimientos sociales, polticos, econmicos o religiosos.

    Los vientos del cambio o de la crtica nunca dejaron de soplar sobre latradicin aristotlica. Hay toda una lnea revisionista muy visible ya en el sigloXIII, que introduce precisiones en el mtodo inductivo-deductivo de Aristteles.A ella pertenecen nombres como R. Grosseteste (1168-1253), Roger Bacon(1214-1292), Duns Scoto (1265-1308), Guillermo de Occam (1280-1349) yNicols de Autrecourt (1300-1350). Los citamos para que quede constancia quelo que vamos a llamar la ciencia moderna, o manifestacin socioculturalpotente de otra concepcin de ciencia, no irrumpe como algo inesperado, sinocomo resultado de una serie de cambios socioculturales y de la misma historia

    de las ideas.

    A la altura del siglo XVI durante el Renacimiento tardo y la poca delBarroco, las condiciones sociales y culturales estaban maduras para queaconteciera l giro copernicano en la ciencia y lo que Ortega y Gasset llamala anbasis de Descartes o arreglo de cuentas, en la filosofa, de uno consigomismo. Acontece que se deja de mirar el universo como un conjunto desustancias con sus propiedades y poderes, para verlo como un flujo deacontecimientos que suceden segn leyes. Casi todas las revolucionescientficas testimoniancomo ha mostrado

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    T.S. Kuhn3- la unin indisoluble entre el descubrimiento de nuevos hechos y lainvencin de nuevas teoras para explicarlos, con una nueva imagen o visindel mundo. La concepcin del mundo fruto de la nueva forma de mirarlo, que ya

    es visible en hombres como Galileo o Bacon, no es tanto metafsica y finalista,cuanto funcional y mecanicista. Los nuevos ojos de la ciencia modena estntransidos de ansias de poder y control de la naturaleza. El centro no es ya elmundo, sino el hombre. Por esta razn, su mirada codifica, reduce a objeto parasus necesidades y utilidades, a la naturaleza4.4

    Este inters pragmtico, mecnico-causalista, que no va a preguntar yapor l por qu y para qu ltimos, sino por l cmo ms inmediato yprctico de los fenmenos y sus consecuencias, emerge con fuerza en lacenturia que va desde 1543, ao de la aparicin de la obra de Coprnico Derevolutionibus orbium coelestium, hasta 1638, fecha en que ven la luz los

    Discorside Galileo. En este umbral de la nueva ciencia, como lo denominaDysterhuis se cristaliza un nuevo mtodo cientfico, una nueva forma deconsiderar qu requisitos tiene que cumplir una explicacin que pretendallamarse cientfica. Al triunfo social de las nuevas ideas no le van a ser ajenos

    como venimos indicandouna serie de cambios sociales. Si denominamosfuerzas sociales intervinientes a estos factores sociales que facilitan elsurgimiento e institucionalizacin de la ciencia moderna o galileana, tendramosque sealar, lo siguiente5. En primer lugar, la labor de recuperacin de latradicin

    3T,S. Kuhn, La estructura de las revoluciones cientficas, Madrid, FCE, 1975, p. 19.

    4Sobre este inters dominador que acompaa la ciencia moderna y se alza con pretensiones

    cada vez ms absolutas, cfr. Horkheimer y Adomo: Dialctica del Iluminismo, Buenos Aires,Sur, 1971, esp. cap. I5

    Entre las teoras o explicaciones del surgimiento de la ciencia y pensamiento moderno sehallan: F. Borkenau: Der bergang von feudalen zum burgerlichen Weltbild, Pars, 1934; dem:Zur Soziologie des mechanistischen Weltbildes, en Zeitschrift fur Soziafforschung, I, 3 (1932),

    reeditada en Munich, Kosel, 1970. Para Borkenau, la ciencia moderna, la nueva mecnicagalileana y newtoniana, tendra sus races en la produccin tcnica manufacturada; G.H.Grossmann escribi, corrigiendo a Borkenau, Die gesellschaftlichen Grundlagen desmechanistischen Philosophie und die Manufaktun" en Zeitschrift fur Sozialforschung, I V, 2(1935). En esta lnea continua tambin E, Zilsel Para estos autores la ciencia moderna surge dela unin del humanismo con el artesanado y el capitalismo primitivo. Posteriormente, A. Kojevey W. Kem vern la ciencia moderna como fruto del cristianismo. Cfr. A. Kojeve: Originechrtienne de la science modeme, Sciences et L'enseignement des Sciences, 5, 37 (946).

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    pitagrico-platnica efectuada por los humanistas. Ellos vierten en elpensamiento occidental la concepcin o creencia de raz pitatrico-atnica. quese ver fortalecida por la fe cristiana en el Creador, de que el libro real de la

    naturaleza estaba escrito en lenguaje matemtico. No habr que buscar tanto lasustancia subyacente a los fenmenos cuantos las leyes matemticas que nosdesvelen la estructura real del mundo fsico. Galileo ser un tpicorepresentante de la nueva mentalidad que cambia las explicaciones fsicascualitativas de Aristteles por las formulaciones matemticas de Arqumedes.

    Pero los humanistas solos no hubiesen logrado mucho. Junto a ellosaparecen unas condiciones sociales engendradas por el capitalismo incipientenacido ya en el siglo XIII alrededor de las ciudades italianas y su comercio conOriente, que rompe en contra de la produccin y distribucin instaurada por losgremios. La incipiente produccin, segn el esquema de la oferta y la demanda,

    favorece la acumulacin del capital y el fortalecimiento de una nueva clasesocial urbana: la burguesa. Propio de esta clase social va a ser el gusto poruna cultura ms secular, una propensin a los hechos concretos y su sentidodel orden y lo positivo; lo positivo, que es lo que nuestro lenguaje popular harecogido en expresiones como ir a lo positivo, esto es, a lo til y pragmtico.La nueva ciencia recoge este inters pragmtico, acorde con el intento dedominar la naturaleza, y seala una actitud tecnolgicadel conocimiento y susaplicaciones. F. Bacon ser el gran apstol de esta actitud cientfica.

    Tenemos ya una tradicin matemtica recuperada. que va a proporcionarun gran instrumento a Galileo y sus seguidores para reducir, primerointuitivamente y despus de una frmula matemtica, las propiedades de unfenmeno. Pero si es importante la determinacin mtrica y numrica de unfenmeno, todava lo es ms la suposicin hipottica que posibilitaba El aspectoms importante re-ganado a la tradicin pitagrico-platnica y arquimdica, yreformulado por el genio de Galileo, el nfasis en el valor de la abstraccineidealizacin de la ciencia. El xito de Galileo y del posterior desarrollo de estatradicin radica en su habilidad para arrinconar diversas complicacionesempricas, para trabajar con conceptos ideales, como el pndulo ideal, etc.Es decir, que, junto a las fuerzas sociales indicadas, hay que

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    poner a los hombres: los amstas-ingenieros del Renacimiento, hombresgeniales, como Leonardo da Vinci, que inician la vinculacin sistemtica delsaber acadmico con la emprica artesanal. El mismo Galileo, durante su

    estancia como profesor de matemticas en la Universidad de Padua (1592-1610), tuvo numerosos contactos con al tesanos para trabajar en su laboratorioy solucionar problemas fsicos de las bombas de agua, al tefactos militares, etc.Fueron, en suma, una plyade de cientficos, en su mayora astrnomos (yAristteles ya denominaba a la astronoma una ciencia mixta, por conjuntar lamatemtica con la tcnica), los que pisaron ese umbral de la nueva ciencia:Copmico, Galileo, junto con Simn Stevin y W. Gilbert.

    La nueva ciencia que remplaza a la aristotlica va a considerar comoexplicacin cientfica de un hecho aquella que venga formulada en trminos deleyes que relacionan fenmenos determinados numricamente, es decir,

    matemticamente. Tales explicaciones tomarn las formas de hiptesiscausales. Pero causal va a tener aqu una connotacin funcional en unaperspectiva mecanicista.

    Finalmente, la piedra de toque del valor de nuestras hiptesis causalistasvendr determinada por el anlisis experimental. Ser la comparacin de lahiptesis con las consecuencias deducidas mediante la observacin de larealidad o experimentacin, la que nos dir su valor explicativo.

    Ms de un siglo despus, dir Kant que la actitud del cientfico galileano noes la de un escolar a quien la naturaleza ensea, sino la de un juez que

    ciertamente va a aprender de un testigo, pero sometindolo a un interrogatorio,previamente forjado por el juez, el cual prefija, por tanto, lo que quiereaveriguar. Dicho de otro modo, la fsica griega y, en general, toda la cienciahasta Galileo, se ha montado sobre el supuesto de que el entendimiento gira entorno a las cosas. Galileo, dir Kant, ha montado su fsica sobre un supuestoinverso: el supuesto de que las cosas giran en torno al entendimiento, y, porparadjico que parezca, entonces y solo entonces ha descubierto lo que son lascosas. Se ha consumado lo que Kant llama la revolucin copemicana en laciencia6.

    6I. Kant: Crtica de la razn pura, Buenos Aires, Losada, 1970, p. 130; X. Zubiri: Cinco

    lecciones de filosofa, Madrid, Alianza, 1980, pp. 72, 74. Sobre Galileo, cfr. A, Koyr: Estudiosgalileanos, Madrid, siglo XXI, 1980.

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    Ya tenemos el escenario, o mejor, el ring, donde se debate lafundamentacin de las ciencias del hombre. Ser a caballo de estas dostradiciones, aristotlica y galileana, de sus respectivos puntos de vista sobre la

    explicacin cientfica, donde se desencadenar la disputa. Comprenderemosahora por qu, hablando en un sentido muy amplio, la confrontacin puede serexpresada en trminos de explicacin causal versasversin teleolgica o, comodiremos ms adelante explicacin teleolgicao,como diremos ms adelante,explicacin (Erklren)contra comprensin (Verstehen)

    Vamos a continuar la explicacin del estado de la cuestin actual. Segnlo convenido, seguiremos, a grandes zancadas, el desarrollo histrico de lapolmica. Esperamos ganar as un horizonte heurstico, explicativo, delproblema mismo. De acuerdo con KO. Apel7,7 distinguiremos tres fases en lacontroversia. Y si se nos abre un crdito de atencin, como dira Ortega, desde

    ahora anunciamos nubarrones con claros paisajes, y prometemosarchipilagos.

    D. La primera polmica explcita de la filosofa de las ciencias sociales:positivismo decimonnico frente a hernenutica

    Nos situamos en el siglo XIX. Hay un paralelismo entre este siglo y la centuriade la ciencia moderna: acontece para las ciencias del hombre un despertaranlogo al conocido por las ciencias naturales en aquella poca. El estudio

    sistemtico del hombre, de su historia, lengua, usos e instituciones sociales,adquiere en este tiempo, y merced a hombres como Ranke y Mommsen enhistoriografa, W. von Humboldt, R. Rask, J. Grimm en lingustica y filosofa,Tylor en antropologa social, Saint-Simon, Comte, Spencer y Marx ensociologa, una altura comparable a la alcanzada por la ciencia galilaico-newtoniana.

    Tampoco sucede este auge de estudios culturales, sociales, humanos,porque s. El hombre fue desafiado a finales del siglo XVIII. Tuvo lugar uno deesos acontecimientos que conmueven hasta los cimientos del mundo social yque, segn Kant, no se

    7KO. Apel: Erklren-Verstehen Kontroverse..., ob. cit., pp. 15-57

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    olvidarn jams: la Revolucin francesa. Hasta entonces, digmoslo de unaforma simplificada y general, la sociedad no constitua un problema para laconciencia, dada su relativa coincidencia con ella. Todava era posible una

    visin monoltica, sin problemas, de la conciencia. Hasta cierto punto, lasrelaciones sociales, la cultura, el pasado y porvenir de la sociedad, funcionabaninconscientemente, a semejanza de las fuerzas elementales del cosmos. Perodesde el momento en que la sociedad europea entr en crisis, se convirti enun problema para s misma a nivel de la prctica (modo de organizacin) y sehizo evidente la ignorancia terica (modo de comprensin). De esta manera,quedaba expedito el camino para la aparicin de las ciencias del hombre y, enparticular, de las que conciemen a la sociedad. La crisis, el estado crtico, enque se encontraron los hombres y las sociedades occidentales, enfrentados conla necesidad de una nueva reordenacin social y de obtener equilibrio, sacudilos espritus en favor de una intervencin consciente y refleja de la sociedad

    sobre s misma

    8

    .

    Nos encontramos, por tanto, a mediados del siglo XIX con una ciencianatural asentada cada vez ms fuertemente sobre los pilares de la tradicingalileana, y unas ciencias humanas con grandes logros y con pretensionescientficas. En estas circunstancias, dir Von Wright, result natural que unade las principales cuestiones de la metodologa y filosofa de la ciencia del sigloXX fuera la concerniente a la relacin entre estas dos importantes ramas de lainvestigacin emprica9.9 Las principales posiciones al respecto puedenengarzarse en las dos grandes tradiciones del pensamiento cientfico quehemos esbozado.

    Una de estas posiciones es la filosofa de la ciencia del positivismodecimonnico, representada tpicamente por A. Comte y J. Stuart Mill. Elpositivismo es un concepto que se ha vuelto escurridizo, porque se puedeaplicar a una serie de autores, que van desde Hume hasta Popper y susdiscpulos hoy da. Conviene buscar el comn denominador de esta corrientepositivista

    8Sobre el nacimiento de las ciencias humanas y el contexto sociohistrico de crisis, cfr. M.

    Foucault: Las palabras y 1as cosas, Madrid, Siglo XXI, 1971, pp. 334 s.; J. Habermas: Teora ypraxis, Buenos Aires, Sur, 1966, pp. 105 s.; A. Touraine: La production de la societ, Pars,Seuil, 1973, pp. 62 s.9G.H. von Wright: Explicacin y comprensin, p. 20.

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    que se desliza persiguiendo la tradicin galileana de la ciencia. Reducida a susrasgos caractersticos, cuatro seran las aspectos que configuran el contenidode este vocablo acuado por Comte:

    1. El monismo metodolgico. Los objetos abordados por la investigacincientfica pueden ser, y son de hecho, diversos, pero hay, como dira Comte,unidad de mtodo y homogeneidad doctrinal. Es decir, solo se puede entenderde una nica forma aquello que se considere como una autntica explicacincientfica.

    2. El modelo o canon de las ciencias naturales exactas. Para Comte, Mill,la unidad de mtodo, el llamado mtodo positivo, tena un canon o idealmetodolgico frente al que se confrontaba el grado de desarrollo y perfeccinde todas las dems ciencias. Este baremo lo constitua la ciencia fsico-matemtica. Por l vendra medida la cientificidad de las nacientes ciencias del

    hombre. La explicacin causalo Erklaren como caracterstica de la explicacin

    cientfica. La ciencia trata de responder a la pregunta de por qu ha sucedidoun hecho, es decir, responde a la cuestin acerca de las causas o motivosfundamentales. Las explicaciones cientficas son, por consiguiente, causalistas,aunque sea en un sentido muy amplio. Si nos remitimos a Comte y Mill, talexplicacin de carcter causal viene expresada tambin en la bsqueda deleyes generales hipotticas de la naturaleza que subsanan los casos o hechosindividuales. Hay un vocablo alemn que resume y condensa este mtodocientfico: es el ERKLAREN (explicar, explicacin); en ingls, explanation(traducido, a veces, por explanacin)10.'

    4. El inters dominador del conocimiento positivista. Desde F. Baconscientia et potentia in idem coincidunt11.A. Comte pondr el nfasis en lapredicacin de los fenmenos. Su voir pour prvoir pour pouvoir es todo unindicador del inters que gua el conocimento positivo. El control y dominio de la

    10As sucede, por ejemplo con la traduccin de la recopilacin de artculos de P.H. Hidditch:

    Filosofa de la ciencia, Mxico, FCE, 1975, cfr. pp. 100 s. Habra que unificar la terminologa yreservar el trmino tcnico explicarpara la explicaci6n de tipo causal11

    F. Bacon: Novum Organum (1620) libro I, aforismo 3

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    naturaleza constituye el objetivo de dicho inters. La amenaza que le ronda escodificar, reducir a objeto todo, hasta el hombre mismo. Cuando la razn seunilateraliza hacia este lado y absoluta sus posiciones, estamos ante lo que

    Adomo y Haberrnas denominan la razn instrumental.

    Este positivismo cientfico va a pretender hacer ciencia social, histrica,econmica... siguiendo la tipificacin ideal de la fsica matemtica, acentuandola relevancia de las leyes generales para la explicacin cientfica y tratando desubsumir bajo el mismo y nico mtodo a todo saber con pretensionescientficas. No ser, pues, extrao que A. Comte quiera hacer fsica scial,por ciencia de la sociedad o sociologa. El debate no tard mucho en estallar.Porque, frente a la filosofa positivista de la ciencia, se fue fraguando en elmbito alemn, sobre todo, una tendencia anti-positivista. A esta concepcinmetodolgica la vamos a denominar hermenetica, atendiendo a algunos de

    sus rasgos ms caractersticos. Entre las figuras representativas de este tipo depensamiento se encuentran filsofos, historiadores y cientficos socialesalemanes de la talla de Droysen, Dilthey, Simmel y Max Weber, con losneokantianos de la escuela de Baden, Windelband y Rickert. Fuera deAlemania, se suele citar al italiano Croce y al ingls Collingwood comorepresentantes afines a los anteriores y de tendencia ms idealista. Lo queunifica a todos estos pensadores es su oposicin a la filosofa positivista. Elrechazo a las pretensiones del positivismo sera el primer elemento comn.Rechazo al monismo metodolgico del positivismo; rechazo a la fsica-matemtica como canon ideal regulador de toda explicacin cientfica; rechazodel afn predictivo y causalista y de la reduccin de la razn a razninstrumental.

    El descubrimiento de los hermeneutas, desde Droysen, es que lamanifestacin de lo singular es comprendida (verstanden) como unamanifestacin o expresin de lo interior en cuanto se retrotrae a lo interior12.

    Para Droysen, el ser humano expresa su interioridad mediante manifestacionessensibles, y toda expresin

    12G. Droysen: Grundriss der historik (1858), ciadoen K.O. Apei: Die ErkrenVerstehen

    Kontroverse, ob. cit., p. 15.

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    humana sensible refleja una interioridad. No captar, por tanto, en unamanifestacin, conducta, hecho histrico o social esa dimensin interna,equivale a no comprenderlo.

    Droysen fue el primero que utiliz la distincin entre explicacin ycomprensin (en alemn Erklren y Verstehen) con intencin de fundamentarelmtodo de la historia comprender, en contraposicin al de la fsica matemtica,explica, y al de la tecnologa y filosofa, conocer (Erkennen). Desde entonces eltrmino Verstehen (comprender), viene a representar una concepcinmetodolgica propia de las ciencias humanas. El contenido positivo del trminocomprender vara y tiene nfasis diversos segn los autores; as, a ttulo deejemplo, para Simmel (y el primer Dilthey) la comprensin, tiene una resonanciapsicolgica, es una forma de empat (Einfuhlung) o identificacin afectivo-mental que reactualiza la atmsfera espiritual, sentimientos, motivos, valores,

    pensamientos, de sus objetos de estudio.

    13l3

    Pero Dilthey acentuar adems enlas ciencias humanas la pertenencia del investigador y la realidad investigada almismo universo histrico: el mundo cultural e histrico del hombre. Se da, portanto, una unidad sujeto-objeto que permite la comprensin desde dentrode losfenmenos HISTORICOS SOCIALES, HUMANOS.

    La comprensin se funda para Dilthey en esa identidad sujeto-objetopropia de las ciencias del espritu. Se justifica de esta manera, adems, laautonoma de las ciencias del espritu frente a las ciencias de la naturaleza.Windelband, sin embargo, en su Historia y ciencia natural (1894) sostiene quelo importante no es la distincin diltheyana, fundada en el diverso objetomaterial de las ciencias naturales y del espritu, sino en fenmenos repetidosuniformemente y fenmenos individuales e irrepetibles. Las ciencias delespritu, como la historia, pretenden comprender hechos particulares, mientrasque las ciencias naturales tratan de formular leyes generales. Windelbandcalific de nomotticaslas ciencias que persiguen leyes, e ideogrficas,

    13 Hacemos notar que este rasgo psicolgico es el ms vulgarizado cuando se habla de la

    comprensin. Hasta autores como Stegmuller, cuando tratan de esquematizar la concepcin delVestehen de Dilthey, acuden a esta teora psicolgica de la comprensin. Lo menos que sepuede decir frente a esta interpretacin es que se toma abusivamente la parte por el todo.

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    las dedicadas a la comprensin de las peculiaridades individuales y nicas desus objetos.

    Weber, siguiendo a Rickert, va a insistir en la comprensin como elmtodo caracterstico de las ciencias, cuyos objetos presentan una relacin devalor que hace que dichos objetos se nos presenten relevantes, con unasignificatividad que no poseen los objetos de las ciencias naturales, los tomos,por ejemplo. Esta significatividad permite identificar y seleccionar tales objetos.El investigador llega a la comprensin de tal significado porque puedecompartir, mejor, comparte con el objeto, los valores que atribuyen elsignificado.

    El ltimo Dilthey14l4 insiste en que el Verstehenno es solo un conocimientopsicolgico, sino la comprensin del espritu objetivo (Hegel), en cuanto

    objetivacin sensible, histrica, en realizaciones culturales, del espritu o vidahumana. Acunando una frase expresiva y brillante, dir que el espritu solopuede comprender lo que ha hecho (Nur was der Geist geschaffen hat,verstehet er).

    De todo este esfuerzo por precisar una filosofa de la ciencia que no caigaen las redes del positivismo y haga justicia a la peculiaridad de las cienciashumanas, culturales o del espritu, una cosa queda clara: el rechazo a aceptarel modelo de explicacin cientfica triunfante en Occidente desde Galileo. Hayuna recuperacin de la tradicin aristotlica, a travs de Hegel. Para ciertosfilsofos la explicacin (cientfica) consiste en procurar que los fenmenos sean

    inteligibles teleolgicamente, ms bien que en determinar su predicibilidad apartir del conocimiento de sus causas eficientes.1515

    El debate iniciado con la relacin antipositivista de finales del siglo XIX noconcluye aqu. Es, ms bien, el comienzo de una polmica incesante hasta hoy.Esto indica que no hay vencedores ni vencidos, aunque s reacciones ms omenos fuertes en uno u otro sentido. Por ejemplo, al terminar el siglo XIX, dos

    14 Cfr. W. Dilthey. Der Aufbau der gerschichtlichen Wek in der Geisteswissenschaften,

    Frankfurtt, 1970. Para una buena presentacin del pensamiento de Dilthey e incluso de 1:-problemtica que vinimos abordando, E. Itnaz: Et pensamiento de Dilthey, Mxico, FCE, 1978-KO. Apel: Die Erklaren-Verstehen Kontr#erse, pp. 17 s., J. Freund: Las teoras de las cienciashumanas, Barcelona, Peninsula, 1975.15

    G.H. Wrigth: Explicacin y comprensin, p. 27.

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    grandes socilogos, E. Durkheim y Max Weber, seguan metodolgicamentecada uno una tradicin. Durkheim (Las reglas del mtodo sociolgico) segua latradicin galileana (positivismo); M. Weber, la sociologa comprensiva.

    E. La segunda fase de la polmica o el racionalismo crtico frente a lateora crtica

    Nos hallamos entre las dos guerras mundiales. Este tiempo conoce elresurgimiento de la lgica, iniciado en 1850, tras un estancamiento que seremonta a 1350. Por una serie de azares, el desarrollo de la lgica se vinculcon el positivismo y dio como resultado, en la dcada de los aos veinte, eldenominado positivismo lgico. A esta corriente pertenecen B. Russel, el primer

    Wittgenstein (o del Tractatus logico-philosophicus) y el denominadoneopositivismo del circulo de Viena.

    Tpico de esta tendencia, englobada hoy dentro de lo que se denominafilosofa analtica, sera afirmar que nicamente los enunciados sometidos a lalgica y la verificacin emprica pueden ser calificados como cientficos. Losdems deben ser considerados de antemano como absurdos y sin sentido.Cientfico es solo, por tanto aquel anlisis de la realidad que trabaje con estosdos pilares: la teora de la relacin lgico-matemtica y la fase o verificacinemprica. El gran objetivo, a la larga, claramente expresado por el representantems significativo del crculo de Viena, R. Carnap, era tpicamente positivista:

    reconstruir racionalmente todos los posibles enunciados de la ciencia unitaria,universal, lgicamente trabada.

    No es extrao que el nfasis de los neopositivistas del crculo de Viena, deun R. Carnap, por ejemplo, se centrase en:

    a. La superacin de la pseudociencia (especialmente la metafsica)mediante el anlisis lgico del lenguaje. Carnap persigui toda su vida elideal de un lenguaje cientfico universal hecho de signos y smbolosnuevos, neutrales, unvocos, sin lastres histricos. W. Stegmuller1616 veren este intento la persecucin

    16W. Stegrnuller: Hauptstromungen der Gegenwarts-philosophie, Kroner, Stuttgart, 6, 1976,

    XXX, II, obra muy recomendada de la que hay trad. cast.: Corrientes actuales de 1a filosofaactual, Buenos Aires, Nova, 1967.

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    del antiguo ideal de absolutez; en lugar del saber absoluto, debeaparecer ahora la exactitud absoluta. Exactitud, precisin y formalizacinson rasgos exigidos a todo enunciado con pretensiones cientficas.

    b. La comprobacin y verificacin emprica de todas lasafirmaciones, nicamente tendr por verdadero y pleno de sentido lo queexpresa un estado de cosas objetivo, lo cual equivale a decir, capaz deser sometido a observacin directa y comprobacin medianteexperimentos.

    La moderna teora de la ciencia ha sido fuertemente influida por estasideas. Pero pronto se vieron las aporas a las que conduca el programa delpositivismo lgico. Respecto a la construccin de un lenguaje cientfico,universal, transparente y de interpretacin unvoca, surgan las preguntas: el

    lenguaje cientfico formalizado, no depende del lenguaje cotidiano?; esposible un lenguaje cientfico totalmente independiente de un saber cotidianoprevio?

    Gravsimas eran tambin las consecuencias que se derivaban de aplicarestrictamente el principio de la verificacin. Popper dir que la exigencia mayorde verificabilidad en la experiencia no solo eliminara las afirmacionesmetafsicas, sino aniquilara tambin las hiptesis empiristas y con ello, todo elconocimiento cientfico natural17. Esto porque la mayora de los enunciadoscientficos no son verificables empricamente. Por consiguiente, habra querechazarlos como afirmaciones sin sentido. Pero, con qu derecho se hace

    precisamente a la experiencia sensible, emprica, el criterio de todo sentido?

    Ya se advierte que, por este camino, muy poco del pensamiento filosficoy de las ciencias humanas quedara en pie. Sera rechazado comopseudociencia. De hecho los filsofos del positivismo lgico se ocuparon, casiexclusivamente, de cuestiones relativas a los fundamentos de las matemticasy de las ciencias naturales exactas. Solo O. Neurath, uno de los miembros msactivos, junto con Camap, del crculo de Viena, trat

    17K Popper La lgica de la investigacin cientfica, Madrid, Tecnos, 1973.

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    de fundamentar la sociologa desde sus supuestos18. Uno de los resultados fuerechazar las exigencias metodolgicas del mtodo del Verstehen. Este quedareducido a un nuevo elemento externo, accidental, dentro del proceso cientfico.

    Tomando su comparacin, sera equivalente a un buen caf que elinvestigador necesita para su trabajo.

    Ser K. Popper, crtico del crculo de Viena, aunque situado en la corrientepositivista, el que comenzar a prestar atencin a la problemtica de lasciencias sociales19. Desde entonces, la filosofa analtica de la ciencia entr enliza en el debate positivismo-antipositivismo. Las antiguas controversias seavivaron alrededor de la mitad del siglo.

    El racionalismo crtico de K. Popper arremete duramente contra elpositivismo lgico del crculo de Viena. Popper haba tenido contactos con sus

    miembros en su Viena natal. En 1934 aparece su Logik der Forschung (Lgicade la investigacin) donde analiza, sutilmente, las reglas de juego de laobtencin de las hiptesis y teoras cientficas. Constituye el fundamento de uncriticismo racional o racionalismo crtico.

    Para Popper, como hemos indicado ya, la pretensin de verificarempricamente todo enunciado cientfico conduce a la muerte de la ciencia. Lahiptesis cientfica ms sencilla (por ejemplo: el cobre conduce laelectricidad), si hubiera de ser verificada experimentalmente, exigiracomprobar esta cualidad en todo el cobre del universo. Pero esto,evidentemente, es imposible. Por tanto, las hiptesis cientficas que pretenden

    posibilitar el conocimiento de las leyes de la naturaleza y poder

    18O. Neurath: Empirische Soziologie, Viena, 1931. En castellano puede verse su obra de 1944:

    Fundamentos de las ciencias sociales, Madrid, Taller de Ediciones J.B., 1973.19

    Sobre el positivismo de K. Popper, cfr. G.H. Wngth: Explicacin y comprensin, p. 29; K.O.Apel: Die Erklaren-Verstehen Kontroverse, pp. 45, 92, 291, matiza la posicin ltima de Popper,que exigira tambin una herrneneutica; cfr. K. Popper Conocimiento objetivo, Madrid, Tecnos,

    1974, cap. 4, pp. 147 s. Para una introduccin al pensamiento de K Popper, Madrid, Grijalbo,1974; J.F. Malherbe: La philosophie de K Popper et le positivisme logique, Pan's, PUF, 1976; K.Popper Bsqueda sin trmino. Una autobiografa intelectual, Madrid, Tecnos, 1977. Popperrechaza enrgicamente el apelativo de positivista que le endosan los crticos de la escuela deFrankfurt; cfr. K Popper: Reason o Revolution?, Archives Europeennes de Sociologie, Xl, 2(1970) pp. 252-265, 253. Victor Kraft, miembro del crculo de Viena, le ve, por el contrario, comocontinuador en lo esencial de dicha orientacin neo-positivista, cfr. V. Kraft: El crculo deViena, Madrid, Taurus, 1966, p. 18 y nota 13 bis.

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    efectuar pronsticos con validez para el futuro no son verificables.

    No se puede acudir al principio de induccin para resolver el problema.

    Como Hume, la oveja negra de la filosofa, mostr ya, un enunciado generaljams puede ser verificado con la observacin. De aqu que, estrictamentehablando, el intento de fundamentar la ciencia sobre el mtodo inductivo(partiendo de experiencias particulares concluir leyes generales) conduce a unaconstruccin ilgica de la ciencia.

    La ciencia tendr que ser deductivista en su justificacin, o no ser unedificio racional.

    Popper les descubrir a los hombres del crculo de Viena que suverificacin est ligada a un dogma empirista que no se puede sostener: la

    certeza ltima proporcionada por la percepcin de los sentidos. Para elpositivismo lgico, el edificio de la ciencia se construa sobre las piedraselementales de los enunciados elementales, bsicos, protocolarios, cuyacerteza vena dada por la percepcin inmediata de los sentidos. Pero, aunquees innegable que una relacin importante une las experiencias perceptivas a losenunciados de base o protocolarios, no hay tal justificacin emprica. Losenunciados elementales solo se pueden justificarmediante otros enunciados.Adems no hay percepcin de los sentidos que no suponga una interpretacin.As pues, nuestro saber es, desde el comienzo, conjetural, hipottico, siempresometido a revisin. Que los enunciados de la ciencia tengan unafundamentacin ltima, exenta de toda ulterior crtica, es una fe, una ciencia

    que desemboca en el famoso trilema de Mnchhausen

    20

    .

    Por estas razones, dir Popper, los enunciados cientficos hay queentenderlos como esbozos arbitrarios, creativos, que solo tienen un valorconjetural e hipottico y necesitan la comprobacin ulterior. Y puesto que nopodemos comprobar todos los posibles casos subsumidos por una hiptesiscientfica, no podremos utilizar la verificacin, sino la falsificacin. Es decir, loque podemos hacer no ser verificar si todos los cisnes son blancos, sinocomprobar si algn cisne no es blanco; por ejemplo, negro. Si encontramosalgn caso que contradiga

    20Cfr. H. Albert: Tnatado de la razn critica, Buenos Aires, Sur, 1973

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    nuestra hiptesis, esta quedar falsificada. El fundamento lgico de esta teoraes que de un enunciado o frase singular se puede seguir la negacin de unafrase o enunciado general, pero no una frase general.

    En el caso de que nuestra hiptesis resista los intentos de falsificacin,ser aceptada, provisionalmente, mientras no se demuestre la contraria, comocientfica.

    En resumen, la ciencia, para Popper, deja de ser un saber absolutamenteseguro para ser hipottico, conjetural. Deja de seguir un camino inductivo, paraser deductivo. Abandona el criterio de verificacin para seguir el de falsificacin.Al principio de la ciencia no hay fundamentos infalibles, sino problemas y unconvencionalismo crtico que se apoya en la fe, en la fuerza crtica de larazn21. Tampoco se puede pretender evitar el lenguaje ordinario y, con ello, los

    conceptos no claros. La ciencia no es posesin de la verdad, sino bsquedaincesante, crtica, sin concesiones, de la misma22.

    Para Popper, este es el mtodo cientfico al que se tienen que sometertambin las ciencias sociales humanas23. Hay, pues, un monismometodolgico24. Toda explicacin cientfica adopta en ltimo trmino, la formade un esquema lgico bsico, donde el hecho o fenmeno que hay que explicar(explicandum) ser la conclusin de una inferencia lgica deductiva, cuyaspremisas estn constituidas por la teora y las condiciones iniciales(explicans)25.. El tipo de explicacin es causal en sentido amplio.

    Si prescindimos del giro que parece haber efectuado el ltimo Popper, y alque ya hicimos referencia, este planteamiento se sita en la lnea de la tradicinpositivista y galileana.

    Durante las dos guerras mundiales tambin se fund en el mbito alemnun instituto de investigacin social anejo a la universidad de Frankfurt, queandando el tiempo sera el origen

    21Cfr. K. Popper La lgica de la investigacin cientfica, p. 38

    22Ver el titulo de su autobiografa: Bsqueda sin trmino.

    23Cfr. K. Popper "La lgica de las ciencias sociales" en Adorno y otros, La disputa del

    positivismo en la sociologa alemana, Barcelona, Grijalbo, 1973, pp. 101-I 1924

    K. Popper La miseria del historicismo, Madrid, Alianza, 1973, pp. 145-158.25

    K. Popper .La lgica de las ciencias sociales, tesis vigsima. Volveremos mas adelante sobreeste modelo nomolgico-deductivo.

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    de la llamada escuela de Frankfurt. Su fundador y cabeza de fila es Horkheimer.Junto a l, trabajaron y modelaron las ideas de lo que se denominara la teoracrtica de la sociedadAdomo, Marcuse, Fromm, Loventhal, Polloch... Prosiguen

    la lnea hegeliano-marxista, a la que tratan de incorporar las aportaciones deFreud. Su pretensin es analizar la sociedad occidental capitalista yproporcionar una teora de la sociedad que posibilite a la razn emancipadoralas orientaciones para caminar hacia una sociedad buena, humana y racional.

    La teora crtica de la escuela de Frankfurt se contrapuso desde susorgenes a la tradicin positivista. Se puede decir que los miembros de laprimera generacin mantuvieron hasta su muerte una polmica permanentecontra el positivismo. En 1961, en el congreso de la Sociedad Alemana deSociologa tuvo lugar una confrontacin entre el racionalismo crtico (K. Popper)y la teora crtica (T. Adorno). La polmica fue proseguida por los discpulos

    ms conspicuos de ambos, H. Albert y J. Habermas

    26

    .

    Horkheimer ya critic duramente al positivismo en uno de los artculos quese consideran fundacionales de la teora crtica: Teora tradicional y teoracrtica (1937).27 Aqu ya indicaba Horkheimer el carcter de criterio ltimo y

    justificador que reciben los hechos en el positivismo. Pero no hay tal captacindirecta de lo emprico. El positivista no advierte que su ver, percibir, etc., estmediado por la sociedad (burguesa capitalista) en la que vive. Si renuncia apercibir esta mediacin de la totalidad social del momento histrico que vive, secondena a percibir apariencias.

    La teora crtica no niega con ello la observacin, pero s niega su primacacomo fuente de conocimiento. Tampoco rechaza la necesidad de atender a loshechos, pero se niega a elevarlos a la categora de realidad por antonomasia.Lo que es,

    26Las exposiciones de K. Popper y T. Adomo, as como la polmica posterior estn recogidas

    casi ntegramente en La disputa del positivismo en la sociologa alemana, ob. cit27

    Cfr. M. Horkheimer: Teora crtica, Buenos Aires, Amorrortu, 1974, pp. 223-272. Para unaexposicin de los orgenes de la teora crtica, cfr. M. Jay: La imaginacin dialctica, Madrid,Taurus, 1974. Para una presentacin amplia del concepto de ciencia social que detenta M.Horkheimer, cfr. J.M. Mardones: Dialctica y sociedad irracional. La teora crtica de la sociedadde M Horkheimer, Bilbao, Univ. Deusto/Mensajero, 1979.

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    no es todo, dir Adorno. All donde no se advierte el carcter dinmico,procesual, de la realidad, cargado de potencialidades, se reduce la realidad a lodado. Y tras las reducciones estn las justificaciones. La ciencia moderna,

    galileana, no ha advertido que es hija de unas condiciones socioeconmicas yque est profundamente ligada con un desarrollo industrial. Privilegia unadimensin de la razn: la que atiende a la bsqueda de los medios paraconseguir unos objetivos dados. Pero esos objetivos o fines no se cuestionan,son puestos tticamente o decisionsticamente por quienes controlan y paganlos servicios de la ciencia. La razn se reduce, as a razn instrumental. Y suexpresin ms clara, la ciencia positivista, funciona, con el prestigio de susxitos tecnolgicos y su racionalizacin en la teora de la ciencia, como unaideologa legitimadora de tal unidimensionalizacin de la razn.

    Se imponen, pues, ya algunos correctivos a la concepcin popperiana y al

    positivismo en general. No se puede desvincular el contexto de justificacin delcontexto de descubrimiento. Es decir, no se puede atender a la lgica de laciencia, al funcionamiento conceptual, y prescindir del contextosociopolticoeconmico donde se asienta tal ciencia. Los factores existencialesy sociales, como sabe la sociologa del conocimiento y la historia de la ciencia,penetran hasta la estructura misma del conocimiento. No es, pues, balad parael contenido mismo de la ciencia el atender al entorno social que la rodea y laposibilita. Tambin aqu se juegan los problemas epistemolgicos. Quien olvidaeste entorno, que Adomo y Horkheimer denominan totalidad social, desconoce,adems de las funciones sociales que ejercita su teorizacin, la verdaderaobjetividad de los fenmenos que analiza.

    El racionalismo crtico reduce en exceso toda la problemtica de la cienciaa cuestiones lgico-epistemolgicas. Frente a esta tendencia, la postura de lateora crtica ser, no negar, sino ir ms all de las afirmaciones de K. Popper 28.

    Resumiendo mucho las posiciones, los correctivos de Adorno seran:

    28Cfr. Ia coponencia ya citada de T.W. Adorno a K. Popper, en La disputa del positivismo, ob.

    cit., pp. 121-138.

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    a. Respecto al origen del conocimiento

    Acepta la tensin entre saber y no saber popperianos. Sita el

    problema en el comienzo de la ciencia. Pero no acepta la reduccin dePopper a problemas intelectuales, epistemolgicos, mentales, sino aproblemas prcticos, reales. Dicho de otra forma y para evitarconfusiones: al principio de la ciencia no est el problema mental, sino elproblema real, es decir, la contradiccin. Por consiguiente, al comienzode las ciencias sociales estn las contradicciones sociales.

    b. El mtodo cientfico

    El mtodo cientfico es nico. Pero no se acepta el monismometodolgico de K Popper que eleva el modelo de las ciencias

    fisiconaturales a canon de la ciencia. Se acepta que la raz fundamentaldel mtodo cientfico es la crtica, la razn crtica. Pero Adorno entiendepor crtica algo distinto de Popper. Crtica, para Popper, es confiar en lafuerza de la razn, que nos mostrar si nuestros enunciados se puedenmantener como conformes a los hechos empricos o no. Se constituyeas a los hechos, a lo dado, en criterio ltimo de verdad. Adorno piensaque se priva de esta manera a las ciencias humanas y sociales delmomento hermenutico de la anticipacin. Sin anticipar un modelo desociedad, que exprese el ansia emancipadora, racional y de bsquedadel mundo social bueno del hombre, no hay posibilidad de escapar delanillo mgico de la repeticin de lo dado29, ni de dar cuenta del todo

    social que enmarca y da sentido a los hechos sociales concretos

    30

    .

    La crtica que conlleva la observacin de los datos particulares, sin verlosestructurados en la totalidad social, es superficial. Y la crtica que no estdirigida por el inters emancipador no penetra ms all de la apariencia. Seimpone, por tanto, una metodologa que atienda a los datos de la realidad, peroque no olvide que hay que ir ms all de lo que aparece para captar

    29Horkheimer y Adorno: La sociedad, lecciones de sociologa, Buenos Aires, Proteo, 1969

    30Adorno: "Sobre la lgica de las ciencias sociales" en La disputa del positivismo, ob. cit., p.

    123.

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    el fenmeno en su objetividad. Esto solo se logra si se acepta que la raznmantiene una relativa autonoma respecto de los hechos.

    c. La objetividad de la ciencia

    Para Popper y el racionalismo crtico, radica en el mtodo cientfico de lafalsificacin. Horkheimer y Adorno no rechazan las aportaciones de la lgicacientfica y del falsificacionismo, pero acentan la peculiaridad de las cienciashumanas y sociales. La sociedad no puede concebirse como un objeto ms. Lasociedad es tambin algo subjetivo. En razn de su estructura, es algo objetivoy subjetivo. Olvidar este aspecto conduce a poner el nfasis en la sociedadcomo objeto, como algo que yace ah, enfrente de nosotros, y que solo puedeser captado mediante unos mtodos determinados. La prepotencia del mtodosobre el objeto deriva de esta consideracin reificadora de la realidad social. Al

    final, la pretensin de subsumir toda explicacin racional en el esquemanomolgico-deductivo priva sobre la verdad misma de la cosa, que escontradictoria e irracional.31

    Para Adorno y Horkheimer, la objetividad se alcanza con el mtodo crtico.Pero la va crtica es, en este caso, no solo formal, no solo se limita a lareflexin sobre los enunciados, mtodos y aparatos conceptuales, sino escrtica del objeto del que dependen todos estos momentos, es decir, del sujeto ylos sujetos vinculados a la ciencia organizada32. Dicho con palabras deHorkheimer, si la crtica no se convierte en crtica de la sociedad, sus conceptosno son verdaderos.

    d. El inters que impulsa la ciencia social

    Al final descubrimos que la instancia especfica que distingue la teoracrtica de otras teoras, por ejemplo el racionalismo crtico, es el intersemancipador o, como dira Horkheimer a la altura de 1937, el inters por lasupresin de la injusticia social33.Inters que, pretende radicalmente la teora

    31Adorno: introduccin a La disputa del positivismo, ob. at., pp. 41, 54.

    32Ibid., p. 130

    33Horkheimer Teora tradicional y teora crtica, ob. cit., p. 270.

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    crtica, est nsito en ella. De aqu deriva su no conformismo, su beligerancia enpro de una sociedad buena y racional, y la constante atencin a los desarrollosde la realidad.

    El carcter no ortodoxo de la teora crtica se enraza en su carcterdesideologizador, que nombra lo que nadie nombra y desvela la injusticia comocamino, como va negativa, para hacer aflorar la verdad de la sociedad futuraque ansiamos.

    Las propuestas de la teora crtica no han quedado sin rplica34. Laconfrontacin la han proseguido los discpulos de los protagonistas aqucitados. Pero, ms all de la polmica y mediante ella, tanto las posturas dePopper como las de Adorno Horkheimer han sido matizadas o impulsadas msall. Es decir, la discusin contina y, entretanto, han aparecido los seguidores

    de otro de los creadores de un estilo de pensar en la actual teora de la ciencia:nos estamos refiriendo a las aportaciones del Wittgenstein tardo.35 Nossituamos, pues, en la tercera y ltima fase de la confrontacin explicacin-comprensin (Erklren-Verstehen).

    f. La tercera fase de la polmica: intencin frente a explicacin, o losdiversos juegos de lenguaje frente al modelo nomolgico-deductivo

    Desde 1942, la corriente positivista, en su versin de la filosofa analtica,

    trata de precisar el modelo o teora de cobertura legal (Covering Law Model orTheoIy). Consiste fundamentalmente en el esquema lgico-bsico de KPopper36o de explicacin

    34Cfr. K Popper: Reason or Revolution? en Archives Europeennes de Sociolo gie, V, XI, 2

    (1970) pp. 252-265; tambin H. Albert: Traktat uoer Kritischen Rationalismus, Munich Piper1971. Asimismo los artculos de Albert y J. Habermas en La disputa del positivismo, ob. cit.Desde la teora crtica A. Wellner: Methodologie als Erkenntnistheorie, Frankfurt 196735

    Para G. Radnitzky: Tres estilos de pensar en la actual teora de la ciencia Sus creadores:Wittgenstein 1 Popper y Wittgenstein 11 Pensamiento, 35 (1979) 5-35 los principales crticosactuales de la metodologa popperiana estn muy influidos por la filosofa tarda deWittgenstein. La confrontacin de K.O. Apel con G.H. von Wright sera una prueba de la verdadde este aserto.36

    Hay incluso una disputa por la prioridad (Merton) del descubrimiento de este modelo entreC.G. Hempel y K. Popper cfr. Ias aportaciones de G.H. von Wright: Explicacion y comprension,p. 29 nota 35 que lo hace remontar hasta Mill.

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    causal. La novedad estriba en que se pretende aplicar este modelo nomolgico-deductivo a la historia37.

    Hempel, el principal representante de este esfuerzo por alargar el modelode cobertura legal o de explicacin por subsuncin a la ciencia histrica ysocial, sigue detentando una concepcin positivista de la ciencia.

    Para Hempel, una ley es una implicacin universal (todos los A son B) obien una correlacin probabilstica.38 Es decir, las leyes enuncian laconcomitancia (correlacin) regular o uniforme de fenmenos.

    Pero hoy cada vez ms se cuestiona entre los lgicos la universalidad dela necesidad. Parece haber una verdad universal accidental (emprica,contingente) que es distinta de una lgicamente necesaria. El problema

    consiste en cmo discernir entre ambas. Pero por este camino se llega a laconclusin de que es la necesidad y no la universalidad lo que constituye lamarca de una conexin nmica o legaliforme39.Volvemos a toparnos con lasconcepciones aristotlica y galileana, que estn en el fondo de una u otrarespuesta.

    Ahora bien, en las explicaciones histricas nos topamos con un hecho: laausencia de referencias a leyes generales. Por qu ocurre este hecho? Lateora de los representantes de la teora o mtodo de la subsuncin oscila entre:a) la excesiva complejidad de tales leyes y la insuficiente precisin con que lasconocemos nos impide una formulacin completa y nos fuerza a mantenemos al

    nivel de los bosquejos explicativos (Hempel); b) las leyes histricas son algofamiliar que damos implcitamente por supuesto, y debido a su trivialidad nomerecen una mencin explcita (Popper).

    Frente a este tratamiento positivista de los fenmenos histricos seencendi la polmica. En 1957, W. Dray, en su obra

    37

    C.G. Hempel: The Function of General Laws in History, Journal of Philo sophy (1942). Encastellano se puede ver su famosa exposicin de 1962:La explanacin en la ciencia y en lahistoria, en P.H. Hidditsch (ed.), Filosofa de la ciencia, Mxico, FCE, 1975, 100144. Aqu sereelabora de nuevo su modelo explicativo. En las lecturas se recoge la versin hempeliana enconfrontacin con W. Dray a travs de la exposicin de W. Stegmiiller, la explicacin racional.38

    Vase un resumen critico en G.H. von Wright: Explicacin y comprension, pp 29 s.;K.O. Apel:Die Erklaren-Verstehen Kontroverse, pp. 76 s.39

    Ibid., p. 43.

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    Laws and Explanation in History (Leyes y explicacin en la historia) responde aHempel y Popper que la razn es que las explicaciones histricas no se fundanen absoluto en leyes generales.

    Explicar una accin es, segn Dray, mostrar que esa accin fue elproceder adecuado o racional en la ocasin considerada40. En opinin de G.H.Von Wright,41 Dray ha visto con toda justicia que la explicacin histrica tienesus propias peculiaridades lgicas. Pero ha quedado preso de las cuestionesvalorativas, sin acertar a plantear el problema en la direccin teleolgica. Sumodelo de explicacin es muy deudor de los planteamientos tradicionales de lasciencias del espritu, es decir del cometido metodolgico de la empata y de lacomprensin, sin atender a los desarrollos modernos de esta direccin.

    Un nuevo impulso vino con la aportacin de E. Anscombe42,quien centr el

    problema en la nocin de la intencionalidad ydesat la discusin sobre el temaentre los filsofos analticos. Ayud a aclarar la distincin entre explicacin ycomprensin, al mostrar cmo la conducta intencional lo es a tenor de unadeterminada descripcin, y deja de serlo a tenor de otra. E hizo que se prestarade nuevo atencin al razonamiento lgico denominado, silogismo prctico.Nocin esta que procede de Aristteles y se encuentra en Hegel, siendo muyrevalorizada actualmente para la explicacin teleolgica tpica de las cienciashumanas y sociales por G.H. Von Wright.43 En sntesis, el esquema delsilogismo prctico es el siguiente: 1) el punto de partida de la premisa mayor delsilogismo menciona alguna cosa pretendida o la meta de actuacin; 2) lapremisa menor refiere algn acto conducente a su logro, algo as como unmedio dirigido a tal fin; 3) finalmente, la conclusin consiste en el empleo deeste medio para alcanzar el fin en cuestin44.

    40W. Dray: Philosophy of History, Englewood Cliffs (NJ), Prentice-Hall, 1964.

    41G.H. von Wnght: Expkcacin y comprensin, p. 47

    42E. Anscombe: Intention

    43Cfr. como ejemplo el hbro que venimos citando de G.H. von Wnght: Explicacin y

    comprension, pp. 48 s. La discusin a que ha dado origen manifiesta asimismo el inters eimportancia del intento; cfr. Apel Manninen/Ioumela (eds.): Neue Versuche uber Erklaren undVerstehen, Frankfurt Suhrkamp, 1978; KO. Apel: Die Erklren-Verstehen Kontroverse intranzendental-pragmatischer Sicht, ob cit.; A. Wellmer: C.H. von Wnght uber Erklaren undVerstehen, Phaosophie Rundschau, 26, 1/2 (1979).44

    Cfr. Ia forma que adopta tal silogismo prctico en G.H. von Wright: Explicacion ycomprensin, p. 132.

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    Von Wright ha tratado de mostrar con una gran sutilidad el razonamientoterico complejo que subyace al silogismo prctico. La tesis fundamental deeste autor, que ha avivado ltimamente la polmica en tomo a la explicacin

    cientfica en las ciencias humanas y sociales, es que el silogismo prcticoprovee a las ciencias del hombre de algo durante mucho tiempo ausente de sumetodologa: un modelo explicativo legtimo por s mismo que constituye unaalternativa definida al modelo de cobertura legal terico subsuntivo. En lneasgenerales, dir Von Wright, el silogismo prctico viene a representar para laexplicacin teleolgica y para la explicacin en historia y ciencias sociales, loque el modelo de subsuncin terica representa para la explicacin causal ypara la explicacin en ciencias naturales.45

    Cercanas a esta lnea de ataque al positivismo y defensa de lacomprensin de los fenmenos sociales por mtodos radicalmente diferentes

    de los empleados en la ciencia natural, estn las aportaciones de Ch. Taylor

    46

    yP. Winch47. Este ltimo autor, influido, como los anteriores, por la filosofa delltimo Wittgenstein y la sociologa comprensiva de Weber, se centraprincipalmente en los criterios de la accin social. El investigador social tieneque comprender el significado de los datos del comportamiento o conductasocial que observa y registra si quiere tratarlos como hechos sociales. Alcanzaeste gnero de comprensin mediante la descripcin (interpretacin) de losdatos en trminos de conceptos y reglas que determinan la realidad social delos agentes estudiados. Sin la comprensin de las reglas de juego no haycomprensin del comportamiento en sociedad. La conclusin metodolgica quesaca Winch es que la explicacin cientfica de la conducta social debe servirsedel mismo entramado conceptual utilizado por los propios agentes sociales.

    Un antecesor, que ya es un clsico, de un replantearniento de lametodologa comprensiva weberiana es Alfred Schutz. Desde posicionesinfluidas por la fenomenologa de Husserl, trata de reformular el carcterdistintivo de las construcciones

    45Ibul., p. 49.

    46Ch. Taylor, The Explanation of Behavior (1964).

    47P. Winch: Ciencia social y filosofa, Buenos Aires, Amorrortu, 1972.

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    cientficas naturales y sociales. Los cientficos sociales tratan con hechos ysucesos que revelan estructuras intrnsecas de significatividad. Talsignificatividad es inherente al mundo social y sus fenmenos. Schutz analiza

    en su obra por qu esto es as, es decir, por qu el mundo social es siemprepara el hombre un mundo con sentido estructurado significativamente.48 Laconsecuencia metodolgica que se deriva del planteamiento de Schutz es unrechazo del positivismo, que no ha captado la complejidad de la actitud naturaldel hombre en su vida cotidiana. Las construcciones cientficas en las cienciassociales son construcciones segundas, construcciones sobre las construccionesefectuadas ya por los actores en la sociedad o vida cotidiana. Talesconstrucciones segundas trabajan con un modelo de interpretacin subjetiva delas acciones sociales o fenmenos que deber ser coherente lgicamente y,sobre todo, adecuarse asimismo a la comprensin que de dicha accin tienen elactor social y sus semejantes (expresada en trminos de sentido comn)49.

    Los intentos de Schutz tienen hoy su prolongacin en la corrientedenominada etnometodologa, que prosigue asimismo la reflexinmetodolgica como la elaboracin de tcnicas de anlisis de los fenmenossociales.50

    Pero si la reaccin contra el positivismo, en la versin hempeliana opopperiana, ha sido fuerte, desde 1957-1958, mediante la reivindicacin de laexplicacin teleolgica, la polmica no termina aqu. La revivencia de latradicin aristotlica, que, ya hemos visto, pasa por Hegel, ha despertado en la

    48Cfr. A. Schutz: Fenomenologa del mundo social Introduccin a la sociologa comprensiva,

    Buenos Aires, Paids, 1972; dem: El problema de la realidad social, Buenos Aires, Amorrortu,1974; dem (conLuckmann): Las estructuras del mundo de la vida, Buenos Aires, Amorrortu,1977. Desde la perspectiva fenomenolgica tambin habra que tener en cuenta a Merleau-Ponty, La fenomenologa y las ciencias del hombre, Buenos Aires, Nova, 1969; S. Strasser:Phanomenologie und Erfahrungswissenschaf von Menschen. Grundgedanken zu einen neuen

    Ideal der Wissenschaftlichkei, Berln, de Gruyter, 1964.49

    Cfr. A. Schutz: El sentido comn y la interpretacin cientfica de la accin humana (1953), enEl problema de la realidad social, ob. cit., 67-68.50

    Cfr. por ejemplo P. Filmer/M. Philipson/D. Silverman/D. Walsh (eds.): New Directions inSociologicae Theory, Londres, Crowell, Collier and McMillan, 1972; P. McHugh: Defining theSituation. The Organization of Meaning in social Inleraclion, Nueva York, Bobbs-Merrill, 1968;A.V. Cicourel: Melhod and Measurememin Sociology, Nueva York, Etree Press, 1964.

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    segunda generacin de Frankfurt, especialmente en la obra de J. Habermas yK.O. Apel, unas correcciones que creen necesarias y significativas para laautntica explicacin cientfica en las ciencias humanas y sociales. Coinciden

    con la lnea fenomenolgica, hermenutica y neowittgensteiniana en su crticaal positivismo. Pero introducen una perspectiva nueva, que quiere continuar losanlisis de Kant acerca de las relaciones entre razn terica y razn prctica, yque Marx impuls en su obra, aunque frecuentemente lo expresara mal,obnubilado por el positivismo de su poca51. Esta perspectiva nueva brota delanlisis de los intereses que rigen el conocimiento. La razn humana estimbricada inextricablemente con el inters. No hay conocimiento sin inters.Habermas, siguiendo a Horkheimer, distinguir entre el inters que dirige elconocimiento de la naturaleza (ciencias naturales), que est orientadofundamentalmente al control y dominio de la misma, del inters prctico de lasciencias que tratan de que se establezca una buena comunicacin entre los

    dialogantes (ciencias histrico-hermenuticas), e inters emancipativo queorienta las ciencias sistemticas de la accin o ciencias sociales.52 Cada uno deestos intereses especifica unas reglas lgico-metodolgicas. Pero ninguno deestos marcos metodolgicos puede alzarse con pretensiones de autonomatotal ni de absoluto. En ltimo trmino, lo que se demuestra es que las cienciasestn referidas al inters cognoscitivo emancipatorio, que se asienta sobre laautorreflexin y pugna por conducir al hombre a un ejercicio adulto de la razn,libre de la dependencia de poderes hipostasiados.

    Por este camino desemboca Habermas en un anlisis de las condicionestranscedentales o presupuestos universales que presuponen el ejercicio de larazn. Como toda la gran tradicin filosfica, afirma que la razn esintersubjetiva. Pero los fundamentos de tal ejercicio demostrativo de la razn losbusca Habermas por medio del anlisis de los presupuestos universales de la

    51Habermas: Erkenntnis und Interesse, Frankfurt, Suhrkamp, 1973, pp. 59, 85-86.

    52Idem; cfr. el art. Erkenntnis und Interesse, en Technik und Wissenschaf als Ideologie,

    Frankfurt, Suhrkamp, pp. 19, 146-168. Sobre la teora de losactos del habla (speech acts) clr. J.Searle: Actos de habla, Madrid, Ctedra, 1980; dem: Qu es un acto de habla?, Valencia, C.Teorema, 1977. En la misma lnea que J. Habermas, KO. Apel: Transforrnation der Philosophie,2 vol., Frankfurt, Suhrkamp, 1976.

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    comunicacin o las condiciones universales que posibilitan la comprensin encomunidad. Habermas incorpora en este anlisis muchas de las aportacionesde la filosofa del lenguaje, en concreto las debidas a Austin y su discpulo J.

    Searle. Las consecuencias de esta investigacin de los aprioris, o cuasiaprioris,de la comunicacin es el rechazo de lo que Apel llama el ltimo presupuestotcito de la teora del conocimiento positivista: el solipsismo metdico53. Lacreencia de que el cientfico hace ciencia (conocimiento objetivo) sin reparar enel presupuesto del lenguaje como condicin de la intersubjetividad. El positivistasalta por encima de la funcin comunicativa del lenguaje, presuponiendo opostulando (Carnap) un lenguaje objetivo y universal, que sera a prionintersubjetivo. De este olvido o, mejor, carencia de reflexin sobre el apriori dela comunidad comunicatva (Apel) como condicin de posibilidad de laciencia, se deduce la incomprensin del Verstehen, que queda reducido a unelemento heurstico, creativo, de carcter psicolgico, para la formulacin de la

    hiptesis.

    Si los positivistas entendieran que en las ciencias histricas y sociales elverdadero inters es comprender los fines y motivos por los que acontece unhecho, lo cual es distinto de una explicacin causal, estaramos en el camino dela complementariedad de los mtodos. Es decir, del reconocimiento de lapeculiaridad del Erklaren yel Verstehen, de su signficatividad y razn de ser encada caso. Y de la posibilidad de la aplicacin de la explicacin causal(Erklaren) o cuasi-explicativa en servicio de la emancipacin mediante laautorreflexin. Siguiendo el ejemplo del psicoanlisis ledo desde su estructurametodolgica, diversa tambin de la que explicit Freud,54 Habermas y Apelllegan a la conclusin de que es posible la mediacin dialctica del Verstehenocomprensin hermenutica, mediante el Erklaren, o la cuasi-explicacin. Esdecir, es posible y se debe hacer ciencia social crtico-hermenutica con unmtodo que necesariamente

    53K.O. Apel: Das Kommunikahonsaprion und die Begrundung der Geisteswissenschaften", en

    R. Simn Schaefer / W.Ch. Zimmerli (eds.): Wissenschaftstheorie der Geisleswissenschaften,Hamburgo, Hoffmsan und Campe, 1975, p. 2.356; dem: El problema de la fundamentacinltima filosfica a la luz de una pragmtica trascendental del lenguaje, Dianoia. Anuario de laFilosofa(Mxico), 1975, 14-173.54

    Cfr. J. Habermas: Erkenntnis und Interesse, pp. 262 s.

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    tiene que utilizar tanto la interpretacin (Verstehen) como la explicacin porcausas (Erklren), orientada por el inters emancipativo y dirigida a hacer unasociedad buena, humana y racional (ideal anticipado y ansiado de sociedad).

    Observamos que la ciencia, para la segunda generacin de Frankfurt, tiene unafinalidad: servir a la construccin de una sociedad donde los individuos puedanser realmente personas. El carcter ilustrado o crtico de esta teora de laciencia es evidente. Asimismo, la teora de la ciencia est inevitablementeligada con la teora de la sociedad. Aqu resuenan lejanos ecos de la tradicinaristotlica, que cultivaba la ciencia para ser ms y mejores hombres en unabuena sociedad o vida buena (pros to eu shen holos).

    El debate todava se podra alargar ms, enumerando autores y escuelascuya aportacin es digna de tenerse en cuenta. La escuela de Erlangen y supensamiento constructivo,55 por ejemplo, trata de dar una solucin al problema

    del principio o comienzo de la ciencia. Con la hermenutica se ha hecho yafamoso el llamado crculo hermenutico,56 es decir, traducido a nuestrosproblema: siempre partimos de un saber precientfico sobre el objeto queinvestigamos. Lo que quiero saber he de saberlo ya, antes de comenzar areflexionar e investigar. Esta inteligencia previa se articula lingusticamente.Pero, al analizar el lenguaje, me encuentro que lo hago utilizando el habla.Estamos, parece, encerrados inevitablemente en un crculo. No hay comienzoabsoluto.

    El peligro del nfasis en el crculo hermenutico es caer en elirracionalismo: puesto que no hay comienzo claro, al principio est la oscuridad.El pensamiento constructivo afirma, corrigiendo esta conclusin, que, si bien nopodemos poner ningn principio absoluto (ya que nos hallamos siempreinmersos en la vida y el lenguaje cotidiano), podemos edificar sistemticamenteel lenguaje cientfico desde el principio. Podemos, utilizando una imagen de P.Lorenzen, construir un barco nuevo

    55Cfr. P. Lorenzen: Pensamiento metdico, Buenos Aires, Sur, 1973; dem (con W. Kamlah):

    Logiche Prop deutik oa'er Vorschule des vernunftigen Redens, Manhein/Viena Zurich, BIH; NUrsa Ciencia y verdad en la teora constructivista de la escuela de Erlangen, Teorema, X,2/3 (1980), 175-191.56

    G. Gadamer: Mtodo y verdad, Salamanca, Sgueme, p. 197

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    en medio del mar, mediante tablas (predicados) unidas (reglas) que logramosarmar nadando (pensamiento metdico).

    Las aportaciones de J. Piaget,

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    y los estudios epistemolgicos que haimpulsado con su equipo de colaboradores, no son nada despreciables a lahora de una fundamentacin de las ciencias humanas. Pero no cerramos aqunuestro recorrido histrico. Despus de este ir y venir de nombres y esfuerzos,que se hacen una maraa al llegar a nuestros das, nos proponemos, en elltimo apartado, indicar por dnde discurren hoy las tendencias fundamentales.

    G. La situacin actual: de los modelos lgicos y normativos a los modeloshistricos y procesuales

    Las aguas epistemolgicas y metodolgicas han estado muy agitadas enlos aos sesenta y setenta. Han sido dcadas de creacin y discusin, dondepareca que se daban alternativas a la totalidad que iban a cambiar todo elpanorama de la filosofa de la ciencia y, concretamente, de la filosofa de lasciencias humanas y sociales. De dependientes y subordinadas, pareca quepasaban, por momentos, a ser el nuevo canon seorial.

    Crecientemente, han entrado ms y ms en consideracin aquellascondiciones histricas y sociales que antes no parecan tener lugar. El resultadoha sido el paso de los modelos lgicos y normativos a los histricos y

    procesuales. Aunque algo hemos indicado en la denominada tercera fase de lapolmica, sin embargo, queremos detenemos un poco ms en este ltimoperiodo cercano a nuestros das que dibuja el estado de la situacin actual. Locaracterizamos con los trazos ms fuertes que percibimos desde nuestromontculo de hoy.

    El postempiricismo, o la autocrtica de la tradicin positivista

    Una serie de filsofos de la ciencia que, en sentido amplio, seguan lalnea de K. Popper, han introducido una serie de

    57J. Piaget: Epistemologia geneca, Barcelona, Redondo, 1970.

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    correcciones en la obra del maestro. Por su resultado, bien se les puededenominar, con Mary Hesse, postempiricistas58. Descuella entre ellos I.Lakatos,59 para quien el proceso de falsificacin no aparece ni tan simple y

    lgico como da a entender Popper. Lakatos ve el edificio cientfico mscomplejo y menos transparente. Ante las teoras e hiptesis cientficas, no seprocede buscando su fallo o falsificacin. Al revs, los cientficos defienden susteoras con cinturones protectores o de seguridad. De tal manera que, comodir M. Bunge, hay toda una serie de anillos defensivos antes de poder hacermella en la hiptesis propiamente dicha. Ms an, la vuelven invulnerable. Lafalsificacin de hiptesis no es, por tanto, una cuestin fcil y sencilla: bastaencontrar el fallo refutador. La teora o hiptesis se nos muestra envuelta entoda una serie de teoras y visiones que semejan casi una mueca rusa, o,como dira H. Putnam,60 en un marco de referencia que da sentido a losconceptos y aun a las hiptesis. Lakatos llamar programas de investigacin

    cientfica a este conjunto formado por un centro firme, aceptadoconvencionalmente, y el cinturn de hiptesis auxiliares. De esta manera, dir I.Lakatos, el diseo popperiano de conjeturas y refutaciones, o de ensayo-de-hiptesis seguido de error-mostrado-por-experimento, ha de ser abandonado.

    Lakatos seguir manteniendo criterios racionales para la sustitucin oeliminacin de los programas de investigacin. Mientras un programa deinvestigacin siga prediciendo61 nuevos hechos con cierto xito y explicandoms que su rival, no est estancado y no ser necesario reemplazarlo por otro.

    58M. Hesse: Revoluhons and Reconstruchons in the Philosophy of Science, Bnghton,

    Haverster, 1980. Esta revolucin en el marco de la filosofa empirista de la ciencia hizo, porejemplo, que J. Habermas no prosiguiera su proyecto de ajuste de cuentas con el positivismoque iniciara en Conocimiento e inters(Madrid, Taurus, 1982). La crtica estaba realizada desdedentro59

    . I. Lakatos: Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales, Madrid, Tecnos, 1974,pp. 26 y ss.; dem (y Musgrave, A.): La ciencia y el desarrollo del conocimiento, Barcelona,Grijalbo, 1975.60

    H. Putnam: Meaning and the Moral Science, Londres-Boston, Routledge & Kegan Paul, 1982;dem: Razn, liberdad e histora, Madrid, Tecnos, 1988; dem: Racionalidad y metafsica,Valencia, Teorema, 1965; dem: Realism with a Hurnan face, Cambridge, Harvard Univ. Press,1990.61

    I. Lakatos: Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales, ob. cit., p. 28.

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    Las estrategias de inmunizacin,62por tanto, a las que son tan sensibleslos ojos del racionalismo crtico, resulta que se encuentran en su propia casa.Se va dando as un giro en la atencin de las cuestiones de la filosofa de la

    ciencia: la misma tradicin empirista comienza a subrayar los aspectoshistricos y sociolgicos. La filosofa y metodologa de la ciencia emprica seapresta a conceder mayor atencin al procesode la ciencia. Ya no se sostienetajantemente la divisin entre contexto de descubrimiento y de justificacin(Reichenbach).

    R. Hanson63 propondr una lgica del descubrimiento, que equivaldr aestudiar los patrones del proceder racional en la elaboracin de las hiptesiscientficas. Se abrir as camino la penetracin de las consideraciones histrico-sociales, que van a hacer explosin con la obra de Th. Kuhn La estructura delas revoluciones cientficas (1962).

    La estructura de las revoluciones cientficas

    Treinta aos despus de publicada esta obra, somos conscientes de suaportacin a la filosofa de la ciencia. Supuso la entrada de las consideracioneshistrico-sociales en esta disciplina. La confrontacin de teoras ya no aparecacomo una pura demarcacin racional o falsacionismo puro. Entraban en lizadiversos paradigmas o modos de comprender la ciencia, la competicin entreescuelas o comunidades cientficas con su reconocimiento social o no, etc. Solocuando las anomalias detectadas son reconocidas por la mayora o por losmiembros ms influyentes de la comunidad cientfica, estn dadas lascondiciones para que ocurra un cambio de paradigmao de matriz disciplinar64.

    Th. Kuhn mostraba as la inoperancia del criterio popperiano de lafalsabilidad. Enseaba cmo funciona realmente

    62H. Albert: Traktat uber Kritische Vernunft, Tubinga, Mohr, 4.a ed. 1980, trad. cast. de la I a ed.

    de 1968, Tratado sobre la razn critica, Buenos Aires, Sur, 1973.63

    Cfr. N.R. Hanson: Patrones de descubrimiento. Observacin y explicacin, Madrid, Alianza,1977; dem: Constelaciones y conjeturas, Madrid, Alianza, 1978.64

    Th. Kuhn: La estructura de las revoluciones cientficas, ob. cit., pp. 25 s., Madrid, Taurus,1978; dem: La tensin esencial, Madrid, FCB, 1983; idem, Segundos pensamientos sobreparadigmas, Madrid, Tecnos, 1978

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    la ciencia. Cundo y en qu circunstancias cabe esperar una revolucin ocambio, y cmo funciona la ciencia normalmente. Introduca, adems, laatencin al estudio de la dinmica del procesomediante el cual se obtiene el

    conocimiento cientfico. Las discusiones posteriores iban a acentuar una seriede aspectos acerca del carcter no lineal ni acumulativo del desarrollo cientfico,as como la incomensurabilidad de los paradigmas dependientes de suscontextos histrico-sociales y el pluralismo de los mtodos en la ciencia. Estabapreparado el terreno para dar un paso ms all de Kuhn y afirmar una especiede todo vale metodolgico que, adems de destruir la pretenciosidad de unmtodo en la ciencia, ofrece unas perspectivas dadastas o anarquistas de laciencia.

    Todo vale en la ciencia?

    Hay que atreverse a pensar a la contra si se quiere ser fructfero. Estasera una de las mximas que guan el quehacer cientfico, como el creativoliterario o artstico, dir insistentemente- P.K. Feyerabend65. Los repetidores nologran ms que un eco de lo ya visto y conocido.

    La bsqueda de disenso, contradiccin, ruptura, se acenta tanto en esteautor que no solo desembocamos en la bsqueda de lo que pueda falsarnuestras teoras (Popper), sino en aprovechar todo aquello que puede sugerir ydespertar la originalidad. Ya no hay mtodo, sino mtodos; ya no hay ncleosque salvar, sino dogmas que derribar y nuevas teoras que edificar. La cienciase asemeja al arte.

    Al enfant tenihle de la filosofa de la ciencia le han salido apoyospostrnodemos.66 Pero tambin han surgido numerosos crticos que se oponen auna suerte de todo vale epistemolgico. En realidad, como interpreta R.Bemstein,67 tampoco Feyerabend

    65P.K Feyerabend: Contra el mtodo, Barcelona, Ariel, 1974; dem: Tratado contra el mtodo,

    Madrid, Tecnos, 1981.66

    Cfr. J.F. Lyotard La condicin postmoderna, Madrid, Ctedra, 1984, cap. 12.67

    R. Bernstein: Beyond Objetivism and Relativism, Oxford, Blackwell, 1984, pp. 62 s.; P. Munz,Our Knowledge of the Growth of Knowledge, Londres / Boston, Routledge & Kegan Paul, 1985.

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    quiere llegar tan lejos, si prescindimos de algunas de sus expresiones msprovocativas de forma que de contenido. Su obra ha servido para radicalizar lacrtica al inductivismo, para mostrar las debilidades del falsacionismo y para

    tener una concepcin ms matizada del mtodo cientfico. Pero exagerarespecto al pluralismo proliferante de mtodos y al paralelismo entre elfuncionamiento de la poltica y el comportamiento de las comunidadescientficas, cual colegios visibles e invisibles al servicio de la utilizacinpoltica de la ciencia Tampoco se pueden confundir las teoras cientficas conlas concepciones del mundo. Estas estn en el trasfondo de aquellas, pero noal mismo nivel.

    Las discusiones desatadas por Feyerabend han servido para poner demanifiesto varias ideas que ya parece forman parte de la filosofa de la cienciaactual: que la ciencia no est tan claramente demarcada de otras tareas

    intelectuales, ni que hay una unidad de mtodo dentro de la ciencia. El mtodohipottico-deductivo no es el nico mtodo cientfico. La historia de lametodologa sugiere que los mtodos hiptticos son ms fructferos que losinductivos.

    La complejidad de la realidad y la ciencia

    Asistimos en las dos ltimas dcadas al nfasis en la complejidad. Lacomplejidad sera un rasgo general que recorre toda la realidad, desde loinanimado a lo viviente, desde lo humano a lo social. Y, como repetirinsistentemente N. Luhmann, el conocimiento, la ciencia, no es ms que una

    estrategia de reduccin de complejidad.

    Dentro de esta sobreabundancia de relaciones y posibilidades quecaracteriza a la realidad, hay que seleccionar, elegir. Para ello se requiere noperder de vista el todo del sistema, ni tampoco lo singular, temporal y local. Hayque conjuntar la visin totalizadora con la contextual. Una metodologa que,como apuntar E. Morin, no puede tener mtodo propio.68 Pero lo que estclaro es que estamos lejos del mtodo nomolgico

    68E. Monn: El mtodo. La naturaleza de la naturaleza, Madrid, Ctedra, 1977, pp. 103 s., 443 s.;

    dem: Ciencia con consciencia, Barcelona, Anthropos, 1984, pp. 47 s.

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    hipottico-deductivo. Aqu necesariamente predominan las visiones generales,los bosquejos explicativos, la ruptura de compartimentos estancos, laintegracin del observador en la observacin. El tema de la interdisciplinaridad,

    de la centralidad del sujeto, de la comprensin y hasta del canon delconocimiento de las ciencias sociales, vuelve a hacerse presente a travs deesta epistemologa de la complejidad. La totalidad concreta de la primerageneracin frankfurtiana hace de nuevo aparicin en estas nuevascoordenadas.

    Una versin ms objetivista de la complejidad, que propone una teora delos sistemas donde el sujeto desaparece, es la de N. Luhmann. Este socilogode los sistemas presenta una teora de la sociedad sin sujetos69. Predominauna visin de un funcionalismo radical que hace del siste7nael elemento centralde su anlisis y de su propuesta terica. Reaparece el ideal de una

    autocomprensin objetivista del hombre y de su mundo. Una forma, dirHaberlnas, superior de conciencia tecnocrtica.

    Hacia una visin equilibrada

    Despus de esta serie de avatares que han rodeado la filosofa de laciencia en las ltimas dcadas, vamos entrando ms decididamente en unavisin postempiricista. Nos volvemos ms modestos a la hora de preconizar elmtodo cientfico, y nos hacemos cargo de las implicaciones filosficas, de lospresupuestos, que supone la aplicacin razonable de cualquier reglametodolgica. No caben ya las visiones puramente lgicas o metodolgicas; la

    historia y la sociologa de la ciencia tienen mucho que decir a la hora de teneruna imagen adecuada del quehacer cientfico y de su teorizacin.70 Quedan, sinduda,

    69N. Luhmann: Soziale Sisteme. Grurldriss einer allgemeinen 7heorie, Frankfurt, Suhrkamp,

    1984; dem: La ilustracin sociolgica y otros ensayos, Buenos Aires, Sur, 1973. Para unaintroduccin general a este autor, cfr. 1. Izuzquiza la sociedad sin hombres. N. Luhmann o lateora como escndalo, Barcelona, Anthropos, 1991. Una confrontacin crtica en J. Habermas:La lgica de las ciencias sociales, Madrid, Tecnos, 1988, pp. 307 s. Cercanos a las propuestasepistemolgicas de N. Luhrnann y que han influido sobre l: H. Maturana y F. Varela: El rboldel conocimiento. Las bases biolgicas del conocimiento humano, Madrid, Debate, 1990.70

    Cfr. J.R. Brown (ed.): Scientifc Rationality: 7he SociologicalTum, Dordrecht, D. Reidel, 1984;A. Donovan y otros (eds.): Scrutinizing Science. Empirical Studies of Scientific Change,Dordrecht, Kluwer Acadernic Publishers, 1988; E. Medina: Conocimiento y sociologa de laciencia, Madrid, CIS, 1989.

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    muchas de las grandes preocupaciones que movilizaron desde siempre a losgrandes espritus: la reflexin profunda sobre nuestro conocimiento, lossupuestos con los que siempre trabajamos, la adecuacin y rigor en el uso de

    los conceptos, la necesidad de la interpretacin, la vinculacin entre teora ypraxis, descripcin y prescripcin, observador y teora, ciencias de la naturalezay ciencias del espritu... Pero va creciendo el consenso acerca de algunas deestas cuestiones sin acentuar las aristas de la diferencia y sin el tonodiscriminador tan seguro que predominaba tan solo hace tres dcadas71. Amodo de conclusiones, recogemos algunas de estas convicciones que crecen alhilo del debate. Son, quiz, puntos de apoyo para proseguir el camino y lapolmica.

    H. Algunas conclusiones

    1. En el mbito de las ciencias humanas y sociales todava no seha llegado a obtener un consenso acerca de la fundamentacincientfica. No tenemos una teora de la ciencia o epistemologa. Hayvarias en pugna. Simplificando mucho, las diversas posturas se reducena proponer un modelo de explicacin cientfica segn el canon de lasciencias naturales (positivismo), o un modelo diferente donde se acentala peculiaridad del objeto sociohistrico, psicolgico y el modo deaproximaci