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nes de gentes en áreas de contami­nación (la cifra oficial es de 100 mil kilómetros cuadrados), áreas en que no se puede vivir normalmente". Además, indicó que se han encon­trado nuevas concentraciones de material contaminante.

Otras cifras que reveló fueron los millones de rublos que se invirtieron para la "liquidación" de las conse­cuencias del accidente: de los años 1986 al 89, fueron nueve mil millo­nes. "Pero aun en cálculos oficiales, lo que se requerirá hasta el año 95 son 33 mil millones". Allí hay una

discrepancia, pues los científicos calculan alrededor de 160 mil millo­nes de rublos.

"Nos hemos enfrentado a un apo­calipsis nuclear", anunció el cientí­fico soviético, y hasta 1991 han desa­parecido "cientos" de asetamientos humanos, pero "otros miles" son de control estricto y no han sido eva­cuados.

Las causas reales del "caso Cher-nobyl" han sido "oscurecidas por las propias autoridades", señaló el so­viético, y esto ha provocado la crea­ción de "mitos" no sólo del acci­dente, sino acerca de la utilización de la energía atómica en el mundo. Acusó en parte a la prensa de la U R S S . Y es que —asegura el espe­cialista— "de hecho no había ningún medio de control para el reactor nu­clear". Confesó: " Y a el reactor es­taba destruido cuando se empezó la operación de limpieza; toda la radio­actividad que podía emitir, la emi­tió".

También criticó las acciones que implemento el gobierno de la Unión Soviética, ya que "la tarea no era concentrarse en la estación y en el plan de liquidación, sino evacuar y ayudar inmediatamente a toda la gente que vivía en una circunferen­cia de 30 kilómetros. "Sin embargo, la comisión se concentró en un acto de terquedad maniaca".

No obstante que cientos de libros y artículos se han escrito después de la catástrofe de Chernobyl, los auto­res —cataloga Chemo televisivo, a cuatro): fueron 31 muertos los que resultaron durante los trabajos de limpieza (en realidad calcula, como dijimos arriba, 10 mil)

E n la sesión, cuyo tema general fue L a energía fuera de control, participaron también Gert Bastían, Miroslav Holub, Amory Lovins y Monika van Paemel, cuyos enfoques particulares abordaron desde la re­lación de la economía y uso adecua­do y alternativo de la energía, hasta el vínculo entre ecología y carrera armamentista. Sin embargo, el asunto Chemobyl causó interés en­tre estos participantes y le hicieron algunas preguntas a Chemousenko.

Ello le dio pie al soviético para de­cir que de 1971 a 1986 han sucedido 152 accidentes en 14 países del mun­do. Y se refirió al caso Laguna Ver­de, y dijo que a su parecer su imple-mentación se debió "a un argumen­to de orgullo nacional, de decir ¿Có­mo México no puede tener una nu-cleoeléctr ica?"

Y aseveró sin ambages: "Todo re­actor nuclear no es 100% seguro, y desde luego, en algún tiempo tendrá algún tipo de desastre. La gente de­

be darse cuenta que vivir junto a uno de estos reactores, es como vi­vir junto a un cráter de cualquier volcán: tarde o temprano tendrá efecto".

Al acercarnos al nuevo milenio, dice Chemousenko, uno de los prin­cipales problemas que amenaza al medio ambiente es la energía nu­clear, primeramente, "porque un accidente nuclear provoca un dete­rioro ambiental irreversible. Antes de que la gente pueda volver al lu­gar donde hubo un accidente nu­clear, debe transcurrir un lapso de cien mil años.

Además un país —como México— que construye su planta nuclear, se vuelve vulnerable para el ataque, in­cluso por algún terrorista.

Al conceder algunas preguntas en conferencia de prensa, el científico soviético dijo que los mismos diri­gentes de la Organización Interna­cional de Energía Atómica que visi­taron Laguna Verde, lo hicieron en Chernobyl, y que allá en la U R S S les dijeron que si no instalaban dicha planta la única luz que les quedaría al pasar de los años, sería la de las velas.

"Pero lo que yo les respondí —co­mentó— fue que aconsejar sobre las plantas nucleares equivale a decirle a la gente que se lleve un barril de pólvora a su casa, y además reco­mendarle que encienda fuego para calentar la casa ."

Dijo que de hecho hay una suerte de mafia internacional de energía atómica que promueven su utiliza­ción en todas partes, porque así les conviene a dichas mafias.

"Para acabar con esas mafias no se necesita tanto una protesta emo­cional ni denunciar que se cierren urgentemente las plantas, sino sen­tarse y hacer argumentos con preci­sión", recomendó.

Lo curioso, dice, es que cuando al­go sale mal, "las mafias internacio­nales investigan a las mafias parti­culares de cada país para ver qué falló".

Por su parte, Gert Bastían, quien en la sesión habló sobre las conse­cuencias de la carrera armamentis­ta en el deterioro del planeta, dijo en la conferencia de prensa que la única alternativa para que pueda ser habitable, debe desmantelarse toda la estructura guerrerista y con­vertirla a su vez en brigadas ecolo­gistas.

Comentó finalmente que si el Tra­tado de Libre Comercio implica una introducción de empresas atómicas en México, "definitivamente deben manifestarse en contra de la fir­ma" .

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E n e r g í a N u c l e a r , P r i m e r a A m e n a z a d e l A m b i e n t e

* C h e r n o b y l f u e u n A p o c a l i p s i s : C h e r n o u s e n k o

* E l i m i n ó C i e n t o s d e A s e n t a m i e n t o s H u m a n o s

* L a s C a u s a s , O s c u r e c i d a s p o r l a s A u t o r i d a d e s

A R T U R O A L C Á N T A R A F L O R E S , e n v i a d o

M O R E L I A , 3 de septiembre.— Durante la tercera sesión del encuentro de ecologistas, una de las ponencias fue por demás la que llamó la atención ma­yormente: la sustentada por Vladimir Chernousenko, vicepresidente de la Academia de Ciencias de Ucrania, y coodinador de la tarea de limpieza del desastre de la estación nuclear de Chernobyl.

Apoyado por una selección de imágenes de un amplio documental fílmico, Chernousenko mostró los testimonios de los técnicos que trabajaron en la ta­rea de "liquidación de las consecuencias" del accidente nuclear.

Dijo que muchos de los datos de ese desastre son secretos. Ejemplificó: según la prensa soviética las personas que murieron en los trabajos de "li­quidación", fueron 31, pero después de una evaluación e investigación del propio Chernousenko la cifra asciende a diez mil muertos en la operación. " N o debe haber secretos para los asuntos que afectan la vida humana —di­jo— pero eso se explica cuando se toman decisiones sólo por direcciones polí­ticas".

A cinco años del desastre, confesó empero, la información confiable es muy difícil de obtener. También confesó que los informes secretos que se ob­tuvieron en diciembre del 86 (el accidente ocurrió el 26 de abril de ese año) "no se han publicado a pesar de la perestroika".

Coautor de la película L a sombra del sarcófago y guionista y director de Más allá del límite, que es sobre las consecuencias para los habitantes de las

/ á r ea s afectadas, Chernousenko dijo a los intelectuales ecologistas reunidos / hoy en la mañana: " E s e accidente es uno de los más grandes accidentes tec­

nológicos de la civilización humana, porque no fue un desastre nacional sino internacional".

Las repúblicas afectadas por la radioactividad, dijo, fueron principalmente Bielorrusia, la Federación rusa y desde luego Ucrania. Los habitantes afec­tados de las tres regiones suman 35 millones. E n 1991 se evacuaron a 250 mil personas, "pero lo más crítico del problema es que aún viven de 8 a 10 millo-