estudios sociales de la tecnología. nuevos problemas teórico-metodológicos

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r e d e s , v o l . 1 4 , n º 2 7

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  • seccin temtica

    estudios sociales de la tecnologa. nuevos problemas terico-metodolgicos

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    presentacin estudios sociales de la tecnologa: hay vida despus del constructivismo? herNN thomas* mariaNo Fressoli** alberto lalouF***

    introduccin: acerca de la seleccin

    Los estudios sociales de la tecnologa constituyen un extenso campo en el que convergen diversas perspectivas tericas y disciplinares: sociologa de la tecnologa, historia de la tecnologa, economa del cambio tecnolgico, an-lisis de polticas de tecnologa e innovacin, antropologa y filosofa de la tecnologa. En estos estudios se aborda una multiplicidad de objetos: insti-tuciones de i+d, trayectorias tecnoproductivas, dinmicas sociotcnicas, polticas pblicas de i+d, prospectiva del cambio tecnolgico, entre otros. Si bien es posible registrar una gran cantidad de trabajos que corresponden a claras matrices disciplinares, tambin se han desarrollado mltiples inves-tigaciones en las que convergen diferentes abordajes terico-metodolgicos transdisciplinares.

    El objetivo de esta seccin temtica es, por una parte, proponer una breve agenda de lectura sobre algunas de las producciones ms recientes en el campo de los estudios sociales de la tecnologa. Por otra, reflejar esta reno-vada diversidad de objetos de estudio, cruces disciplinares y espectro de posibles abordajes metodolgicos. Y finalmente, proponer nuevos desafos, tanto en el plano de la reflexin sobre los fenmenos sociotcnicos, como en el de la investigacin de nuevos temas y vas de anlisis.

    Por estos motivos, seleccionamos una serie de artculos de base emprica, orientados a la reflexin crtica sobre las limitaciones y potencialidades de nuevos abordajes terico-metodolgicos.

    En 1993, Wiebe E. Bijker escribi un artculo, titulado Do not despair: There is Life after Constructivism (No se desesperen: hay vida despus del constructivismo) (Bijker, 1993) en el que polemizaba con Steve Woolgar. En tanto Woolgar (1991) denunciaba las restricciones de las teoras y prcticas de

    * Profesor Titular unq, conicet, unsam. Correo electrnico: .** iec, unq. Becario conicet. Correo electrnico: .*** Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnologa (iec, unq), Centro de Estudios

    de Historia de la Ciencia y la Tecnologa Jos Babini (cejb, unsam). Correo electrnico: .

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    los autores constructivistas, y su escaso potencial en trminos de crtica pol-tica y social, Bijker afirmaba la capacidad de los estudios de la tecnologa para traspasar la esfera restringidamente acadmica de las perspectivas internalistas y desarrollar la agenda de temas polticos relevantes de los estudios en ciencia, tecnologa y sociedad. Los cinco artculos aqu seleccionados permiten reto-mar ese debate 15 aos ms tarde y elucidar quin tena razn.

    Esperamos que, al mismo tiempo, estos comentarios previos operen como una introduccin informal al campo de los estudios sociales de la tecnologa.

    No queremos terminar esta introduccin sin antes agradecer a los autores de los artculos, quienes cedieron gentilmente sus derechos y autorizaron su traduccin (en los casos en que esto fue necesario) para esta publicacin.

    1. disciplina o posdisciplina?

    Los estudios sociales de la tecnologa no parecen encuadrarse bien entre las descripciones acadmicas tradicionales. Lo que intenta representar esa eti-queta parece mucho ms amplio que cualquier esfuerzo acadmico. Si bien estn incluidos en el campo de las ciencias sociales, los saberes implicados en estas producciones exceden las fronteras disciplinarias acotadas. No solo porque muchas de las producciones implican frtiles cruces entre sociologa, historia, economa, antropologa, ciencias polticas, administracin de empresas, administracin gubernamental, sino tambin porque integran conocimientos de ingeniera, as como diversas ciencias exactas, y an los saberes de culturas locales.

    Para comprender mejor las caractersticas y el alcance de los estudios sociales de la tecnologa quizs sea conveniente analizar las relaciones pro-blema/solucin presentes en la produccin de estos trabajos y las agendas de investigacin que las que se enmarcan.

    Una parte sustantiva de estudios sociales de la tecnologa de produc-cin reciente emerge de los numerosos movimientos de protesta social de la dcada de 1960 y principios de la dcada de 1970. Grupos de activistas proclamando hablar en nombre de los intereses pblicos (en reas tales como el consumo, los derechos civiles, el medio ambiente), junto con protestas contra la guerra de Vietnam, las corporaciones multinacionales, la energa nuclear, etc., marcaron la seleccin de objetos y temas de inves-tigacin.

    Dentro de este contexto emergi una crtica a la idea de progreso, una crtica radical para los estndares anglosajones, y una creciente adopcin a partir de la dcada de 1980 de perspectivas relativistas/constructivistas.

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    Siguiendo el colapso de la visin optimista de la tecnologa y la ciencia como motores de progreso econmico y social, surgi el reconocimiento de la necesidad de enfrentar los impactos negativos de artefactos y sistemas tecno-lgicos. En otros trminos, comenz a cuestionarse la concepcin de sentido comn de la tecnologa como bendicin de la sociedad: exista un nmero de externalidades negativas directamente asociadas con esas supuestas bendi-ciones derivadas del desarrollo tecnolgico.

    Hoy no parece necesario describir con detalle estos problemas; en mayor o menor medida, todos reconocemos que la tecnologa es una construccin social, que las cosas no siempre funcionan como fueron diseadas original-mente, que el supuesto progreso genera, concomitantemente, exclusin social, asimetras en el acceso a bienes y servicios, deterioro ambiental. A veces, las tecnologas aparecen como amenazas que provienen de las armas y la degradacin de ecosistemas. Otras veces, aparecen como la salvacin mdica las revoluciones agrcolas o las tecnologas reproductivas. Para algu-nos, su contribucin potencial aparece como inversiones econmicas alter-nativas, como elecciones entre las tecnologas que favorecern o quebrarn dinmicas de acumulacin. A veces, implican profundos cambios sociales: nuevos estilos de vida en el trabajo y en los hogares, en la convivencia y la seguridad. Lejos del apacible optimismo lineal de la primera mitad del siglo XX, la relacin tecnologa-sociedad aparece hoy, en cada uno de los campos de la actividad humana, como una tensin en desarrollo, como un campo de debate.

    La tecnologa se convirti en parte constitutiva de la mayora de los pro-blemas crticos que enfrenta la humanidad: problemas de paz y guerra, de medio ambiente, de salud mundial, de subsistencia global. As, el temario de los estudios sociales de la tecnologa se fue haciendo incrementalmente inclusivo. Se extiende alrededor del mundo, desde los pases desarrollados hasta los pases subdesarrollados, desde la industria intensiva en conocimien-tos cientficos y tecnolgicos hasta las producciones de baja intensidad tec-nolgica, desde el despacho del poltico, el comando militar y la junta de accionistas hasta la fbrica, la sala familiar y la calle.

    Por esto, los estudios sociales de la tecnologa refieren en la actualidad al anlisis de la tecnologa en la sociedad, es decir al interjuego de los fenme-nos tcnicos y sociales, interactuando e influencindose mutuamente. Por un lado: la contribucin de la tecnologa en la transformacin de instituciones sociales, la relacin entre la tecnologa y el crecimiento econmico, la discu-sin acerca de los valores ticos y morales implicados en las innovaciones tecnolgicas. Por otro lado, revirtiendo el sentido de la influencia: la forma en que los procesos de generacin, produccin y adopcin de tecnologas

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    son determinados por factores sociales, como la ideologa, poderes polticos y econmicos y valores culturales.

    Pero los estudios sociales de la tecnologa no se restringen a la realizacin de estudios descriptivo-explicativos. Tal vez por derivacin del compromiso social de muchos de los investigadores, se extienden hacia el campo norma-tivo: la generacin de respuestas a los problemas analizados. Este accionar de los estudios sociales de la tecnologa aspira a otorgar direccin, ubicar dentro de un contexto y a elegir entre opciones de nuevos desarrollos tecnolgicos, evaluaciones de riesgo, diseo de artefactos y polticas tecnoproductivas, criterios de evaluacin y seguimiento de experiencias tecnolgicas, genera-cin de estrategias tanto en el sector pblico como en el privado.

    Si bien el escenario tradicional de los estudios sociales de la tecnologa es la industria (territorio privilegiado para las disciplinas de economa y ges-tin) en dcadas recientes se ha ido sumando un contingente de historiado-res, cientistas polticos, ambientalistas, antroplogos y filsofos. La historia de la tecnologa se ha desplazado de un anlisis internalista hacia un anli-sis sociotcnico integrador.

    A la par del nfasis puesto en la produccin de tecnologa, creci la inves-tigacin sobre la incidencia (o, para algunos, el impacto) de las tecnologas en los procesos sociales. Actualmente, est emergiendo una nueva interac-cin interdisciplinaria entre historiadores de la tecnologa, socilogos de la tecnologa y economistas del cambio tecnolgico.

    Cul es la relacin de las disciplinas tradicionales con este nuevo mapa cognitivo o con las personas que continuamente crean la agenda de investiga-cin a travs de sus elecciones de objetos de anlisis? Mientras las disciplinas son an marcas muy evidentes en la comunidad de investigacin, no parece haber una correspondencia uno a uno entre los temas estudiados y las dis-ciplinas tradicionales. As, los estudios sociales de la tecnologa aparecen como constructos transdisciplinarios, en los que se tiende a integrar los estu-dios estrictamente tcnicos con dinmicas sociales e histricas, superando la diferenciacin artificiosa de fenmeno (tecnolgico) y contexto (social).

    Sin embargo, las disciplinas persisten. La mayor parte de los investigado-res an opera dentro de una disciplina singular, sin comprometerse excesiva-mente en la interaccin interdisciplinaria. Por solo citar un ejemplo, los estudios econmicos an presentan dficit de comprensin de los procesos sociales que implica el cambio tecnolgico o la construccin de funciona-miento de un artefacto.

    Este planteo no significa la necesidad de dejar atrs matrices disciplinares de origen para realizar estudios sociales de la tecnologa. De hecho, las for-maciones disciplinares suponen una va rigurosa de formacin de base de

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    recursos humanos para investigacin. Tal vez se trate de un problema de interpretacin (resultante de algunas experiencias equvocas): la interdiscipli-nariedad no tiende a descartar el entrenamiento disciplinario, sino a generar un foro y convertir las contribuciones disciplinares en un juego de interac-cin positiva.

    Los estudios en los que actualmente se verifica interaccin interdiscipli-naria aparecen, en la prctica, en reas limitadas y especficas de intercambio. Por ejemplo, la convergencia entre economistas del cambio tecnolgico e historiadores y socilogos de la tecnologa, antes mencionada. Economistas y socilogos se han asociado recientemente para el anlisis de problemas de cambio tecnolgico y desarrollo. Y cientistas polticos, ingenieros, filsofos y analistas de la comunicacin estn interactuando en estudios sobre tic.

    Pero no se trata simplemente de dinmicas colectivas vinculadas a la inte-raccin entre investigadores formados en diferentes disciplinas. Tal vez lo ms interesante de la tendencia actual de los estudios sociales de la tecnologa sea el surgimiento de producciones posdisciplinarias, donde la brecha entre ciencias exactas e ingenieras versus ciencias sociales y humanidades tiende a desaparecer en los propios autores singulares. En otros trminos, no solo los objetos de anlisis de los estudios sociales de la tecnologa son considerados hoy como hbridos (de naturaleza y cultura, de informtica y poltica), sino que los propios investigadores tienden a constituirse, para cada proyecto de investigacin, en sujetos hbridos posdisciplinarios (socilogos/ingenieros, economistas/biotecnlogos).

    Los artculos seleccionados son una clara muestra de este doble movi-miento cognitivo. Al tiempo que combinan conocimientos correspondientes a diferentes disciplinas, evidencian la preocupacin poltica y social de sus autores.

    En Amrica Latina, un enfoque posdisciplinario parece an ms necesa-rio para comprender la dinmica tecnolgica local y las posibilidades de desarrollo que estas pueden brindar a la regin. Las condiciones en las que se producen y utilizan tecnologas en nuestros pases presentan una dinmi-ca muy distinta a la de los pases desarrollados. Esta situacin obliga a un anlisis que tenga en cuenta distintas dimensiones tcnicas, cognitivas, eco-nmicas, polticas y culturales, y, consecuentemente, genere un pensamiento propio para la regin, adecuado a las condiciones sociotcnicas locales.

    Las necesidades y desafos que enfrenta Amrica Latina demandan res-puestas pertinentes. Estas respuestas pueden ser ledas, en este sentido, como interpelaciones dirigidas a los tomadores de decisin locales. Obviamente, no se trata de realizar una ingenua convocatoria solidaria, ni de sobredimen-sionar las eventuales repercusiones de una investigacin acadmica, pero

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    tampoco debera minimizarse el potencial aporte que una rigurosa investiga-cin de base emprica puede significar para mejorar el proceso de toma de decisiones de las instituciones o la eficiencia de las actividades cientficas y tecnolgicas en la regin. An queda un largo camino por recorrer, si la intencin es mejorar las condiciones de vida, consolidar la democracia y desarrollar el potencial creativo de Amrica Latina.

    Lamentablemente, la produccin de estudios sociales de la tecnologa es an muy escasa en la regin. En este sentido, la intencin de esta seleccin es tanto mostrar dos de los productos locales recientemente generados como llamar la atencin acerca del potencial de desarrollo terico e investigacin de base emprica a desplegar.

    2. la tensin determinista

    Las primeras realizaciones de lo que, en sentido amplio, se denominan estu-dios sociales de la tecnologa pueden datarse a mediados del siglo XiX. En opinin de Nathan Rosenberg (1982: 34) la obra de Karl Marx marca un punto de inflexin en la forma de estudiar los desarrollos tecnolgicos: fren-te a la forma tradicional, centralizada en la figura del inventor singular y su genio, Marx propone un abordaje social de la tecnologa, y, al mismo tiempo, incorpora el desarrollo tecnolgico como un elemento constitutivo de las explicaciones histricas.

    Tambin es posible ubicar en ese momento el inicio de una tensin que atraviesa el desarrollo de los estudios sociales de la tecnologa. Desde enton-ces, es posible registrar diferentes trabajos que abordan la relacin entre tecnologa y sociedad, cuyas lneas argumentales plantean, en trminos gene-rales, dos lneas monocausales deterministas: a) determinismo tecnolgico: los cambios tecnolgicos (descubrimientos, nuevos productos, etc.) determi-nan cambios sociales; b) determinismo social: los cambios tecnolgicos son explicados mediante causas sociales.

    El inicio de esta tensin puede ser registrado en la obra del propio Marx. Una de sus frases ms conocidas ha dado sustento a una tradicin de trabajos focalizados en el determinismo tecnolgico: El molino movido a brazo nos da la sociedad de los seores feudales; el molino de vapor, la sociedad de los capitalistas industriales (Marx, 1981: 90-91). Al mismo tiempo, la obra de Marx ha dado lugar a crticas del determinismo tecnolgico desde posiciones deterministas sociales.1

    1 El trabajo de Bruce Bimber (1990) aporta elementos significativos acerca de la cuestin del determinismo en Marx.

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    A lo largo del siglo XX es posible registrar diferentes trabajos en los que esta tensin se prolonga y profundiza. En la historia de la tecnologa, el determinismo tecnolgico se expresa en relatos internalistas de invencio-nes de artefactos explicadas por argumentos tecnologicoingenieriles: el hallazgo de soluciones tcnicas a problemas tcnicos, en el impacto de nue-vos artefactos y tcnicas sobre la produccin industrial y la vida cotidiana (Daumas, 1983; De Gregori, 1988). La historia de la tecnologa tradicional afirma que las caractersticas internas de la dotacin tecnolgica actual deter-minan los desarrollos tecnolgicos derivados. La tecnologa evoluciona a partir de la dotacin tecnolgica previa disponible.

    A partir de inicios de la dcada de 1960, la preocupacin por los riesgos de la tecnologa nuclear atrajo la atencin de socilogos sobre los efectos del desarro-llo tecnolgico. Pero, prcticamente al mismo tiempo, comenzaron a desarro-llarse algunas lneas de estudios externalistas que intentaban develar la confor-macin social de los artefactos tecnolgicos (MacLeod, 1977; Gille, 1973).

    En nuestros das, la tensin permanece en el plano del sentido comn. Por un lado, parece evidente que la tecnologa causa cambios sociales: el cambio tecnolgico ocasiona cambios en la economa, la cultura, los sistemas polticos, la vida cotidiana. El desarrollo de la informtica, en particular, agudiz la percepcin de la centralidad de lo tecnolgico en los procesos de cambio social. Por otro lado, al mismo tiempo, parece tambin evidente que los procesos de cambio social (poltico, esttico, econmico, ideolgico, cognitivo) demandan, promueven o motivan cambios tecnolgicos.

    Pero tal vez lo ms llamativo en el plano terico-conceptual sea que durante los ltimos aos, a pesar de la centralidad que ha alcanzado la per-cepcin de lo tecnolgico en la vida cotidiana, la cuestin de los modos de articulacin de esos cambios en procesos complejos al mismo tiempo socia-les y tecnolgicos an permanece abierta.

    La tecnologa es percibida normalmente como una caja negra que, o bien responde a los inputs que recibe (sociales, econmicos, polticos) o bien genera outputs de impacto social o ambiental (cambios laborales, disminu-cin del empleo, polucin, cambios educativos).

    No se trata simplemente de una percepcin de los estudios acadmicos, sino que la tecnologa tambin aparece configurada como caja negra en el sentido comn de las personas. El determinismo tecnolgico se expresa en el sentido comn en tres nociones: a) la neutralidad de la tecnologa: los efectos, positivos o negativos, no dependen de la tecnologa en s, sino del uso que le dan los hombres; b) el carcter evolutivo de la tecnologa: las nuevas tecnologas son mejores que las anteriores, la innovacin constituye un proceso evolutivo; c) la autonoma de la tecnologa: la tecnologa evo-

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    luciona segn su propia racionalidad interna, ms all del control de los hombres (la tecnologa se aleja de los valores y la moral, la tecnologa evoluciona ms rpidamente que la poltica o los principios ticos).

    La cuestin es ms compleja de lo que parece en esta formulacin simpli-ficada. Porque adems es necesario tener en cuenta que las relaciones de determinacin no aparecen verbalizadas por los autores de estudios sociales de la tecnologa en estado puro por ejemplo: el cambio tecnolgico causa el cambio econmico, o viceversa, sino que los discursos sobre la cuestin suelen contener planteos de mayor complejidad.

    La tensin determinista solo comenz a ser superada recientemente cuando se abandon la representacin analiticaestructural de tecnologa y sociedad como dos entidades equivalentes, de existencia independiente. Pero, evidentemente, no es suficiente con abandonar una perspectiva para resolver un problema. La superacin solo se consigue si es posible adoptar una nueva representacin que evite los inconvenientes de la anterior.

    Tomando como punto de partida las contribuciones de la sociologa del conocimiento cientfico en particular, del Programa Fuerte de Edimburgo, comenzaron a generarse a partir de la dcada de 1980 nuevos estudios sociales de la tecnologa. Estos trabajos se basaron en una conviccin terica: es imposible realizar distinciones a priori entre lo tecnolgico, lo social, lo econmico y lo cientfico.

    Esta caracterstica metodolgica del estudio social de la tecnologa ha sido descripta con la metfora del tejido sin costuras (seamless web) (Hughes, 1986; Bijker, Hughes y Pinch, 1987): El tejido de una sociedad moderna no est hecho de distintas piezas cientficas, econmicas, tecnol-gicas o sociales. Esos dobleces pueden ser vistos como hechos por los acto-res o por los analistas (Bijker, 1993: 120).

    As, el desarrollo de tecnologas no debe ser explicado como un desarro-llo lineal de conocimiento tcnico, influenciado por factores sociales exter-nos, sino que constituye un entramado en el que se integran, de manera compleja, hechos heterogneos (artefactos, instituciones, reglas, conoci-mientos...) y actores diversos (ingenieros, empresarios, agentes polticos, usuarios...), de forma no lineal.

    Del mismo modo en que la evolucin de la sociologa del conocimiento cientfico coloc al conocimiento cientfico como objeto de indagacin sociolgica, la sociologa de la tecnologa de raz relativista/constructivista no se limita a estudiar el contexto o el impacto de los procesos de cam-bio tecnolgico, sino que aborda el contenido mismo de la tecnologa (y las nociones de diseo, calidad, funcionamiento y cambio tecnolgico) como legtimo objeto de anlisis sociolgico.

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    En otros trminos, estos estudios intentaron mostrar el carcter social de la tecnologa y el carcter tecnolgico de la sociedad, generando un nivel de anlisis complejo: lo sociotcnico.

    Las relaciones puramente sociales solo pueden ser encontradas en la imagina-cin de los socilogos, relaciones puramente tcnicas solo se encuentran en el terreno de la ciencia ficcin. Lo tcnico es socialmente construido y lo social es tecnolgicamente construido. Todos los ensambles estables son estructura-dos al mismo tiempo tanto por lo tcnico como por lo social (Bijker, 1995: 273).

    Esta opcin metodolgica se distanci, entonces, de las visiones determinis-tas lineales, tecnolgicas o sociales, tradicionalmente adoptadas por los ana-listas (economistas, historiadores de la tecnologa, antroplogos) o por los propios actores (ingenieros, empresarios, burcratas relacionados al rea de Ciencia y Tecnologa, usuarios, operarios) intervinientes en los procesos de cambio tecnolgico.

    Tres abordajes: sistemas tecnolgicos, actor-red y constructivismo social, han jugado un papel central en el desarrollo de los actuales estudios sociales de la tecnologa.

    El primero se basa en el trabajo del historiador de la tecnologa norteame-ricano Thomas Hughes. El segundo est asociado al trabajo de Michel Callon, Bruno Latour y John Law. El tercero, iniciado por los trabajos de Trevor Pinch y Wiebe Bijker.2

    En el plano terico, los desarrollos de los tres abordajes se orientaron a abrir la caja negra de la tecnologa, y desconstruir sus heterogneos ele-mentos constitutivos. En un plano prctico, las herramientas analticas de estos abordajes fueron generadas a fin de dar cuenta del carcter complejo y dinmico del objeto de anlisis cambio tecnolgico. Los autores intenta-ron limpiar su aparato conceptual de toda carga determinista a priori. Por ello, los instrumentos analticos generados no incluyen (o al menos intentan evitarlo explcitamente) connotaciones que dejaran entrar por la puerta trasera conceptualizaciones monodeterministas.

    En nuestros das, afirmar que la tecnologa responde a un proceso de construccin social puede ser interpretado como una verdad de Perogrullo. Sin embargo, es necesario distinguir entre un constructivismo moderado y uno radical. El primero cercano al sentido comn, plantea la influencia

    2 Si bien es posible encontrar amplios territorios de coincidencia en las premisas iniciales de estos tres abordajes, tambin es posible verificar diferentes trayectorias conceptuales (Boczkowski, 1996).

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    que los intereses polticos, los grupos de consumidores, los estereotipos de gnero y la mercadotecnia ejercen sobre la forma final de la tecnologa. Simple determinismo social. El constructivismo radical, en cambio, se pro-pone explicar la manera en que los procesos sociales influyen en el contenido mismo de la tecnologa. Desde esta perspectiva, el significado de la tecnolo-ga, incluyendo su funcionamiento, es en s una construccin social y tecno-lgica. En otros trminos, en tanto el planteo moderado supone una autono-ma de la tecnologa que sufre influencias externas, para el planteo radical la tecnologa es social hasta la mdula. El desarrollo de un artefacto tecno-lgico no es simplemente un logro tcnico. Inmersas en l se encuentran las consideraciones sociales, polticas y econmicas. Lo social y lo tcnico son considerados de manera equivalente.

    La agenda de los estudios constructivistas de la tecnologa se configur inicialmente hacia este primer desafo: abrir la caja negra de la tecnologa demostrando la manera en que los artefactos mismos contienen a la sociedad inmersa en ellos.

    Una vez logrado este objetivo, comenz a desplegarse un amplio abanico de investigaciones, no ya destinadas a legitimar empricamente las nuevas perspectivas tericas, sino a abordar nuevos problemas de conocimiento y nuevos objetos de anlisis. Al mismo tiempo, se desarrollaron nuevos niveles de controversia y nuevas conceptualizaciones. En este sentido, la presente seleccin intenta reflejar algunos de estos desarrollos recientes en el campo de los estudios sociales de la tecnologa, de estos nuevos objetos y proble-mas, de estas nuevas soluciones tericas conceptuales, de estas nuevas pre-guntas y sus repuestas tentativas.

    3. el contenido de la seccin temtica

    La tecnoLoga como institucin (trevor Pinch)

    En La tecnologa como institucin reelabora parte de la investigacin rea-lizada para Analog Days. Este artculo puede leerse en tres niveles. En un primer nivel, este trabajo pretende renovar el dilogo de los estudios sociales de la tecnologa con la sociologa, especficamente con la sociologa de las instituciones. Retoma, en este sentido, un tema clsico de los estudios cons-tructivistas: redefinir las fronteras que las ciencias sociales trazaron entre naturaleza, tecnologa y cultura. La confrontacin entre los estudios sociales de la tecnologa y el resto de las ciencias sociales, propuesta por Latour y Callon, aparece hoy como desgastada e improductiva (tanto para estos auto-res, como para quienes desde la sociologa proclaman una disciplina cogniti-va sin tecnologa o naturaleza). En La tecnologa como institucin Pinch

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    reabre el juego, en una propuesta de negociacin y complementacin de ambos espacios: la tecnologa puede entenderse como la construccin mate-rial de un conjunto de reglas y dispositivos que simultneamente permiten y constrien la accin.

    En un segundo plano, Pinch rescata y actualiza una vieja preocupacin de la sociologa clsica: la msica y su inasible carcter material y social. Autores clave como Spencer, Weber y Simmel han reflexionado sobre la msica, indagando sobre sus sentidos y usos sociales. Al retomar esta preocupacin, Pinch muestra que la coconstruccin de tecnologa y cultura es un tema clave no solo para la sociologa de la tecnologa, sino tambin para la sociologa de la cultura y los estudios culturales. La tecnologa musical del sintetizador no solo produce nuevos sonidos sino fundamentalmente genera grandes cam-bios culturales. En este punto se vislumbra el proyecto terico que Pinch parece esbozar: la necesidad de pensar la msica (y, en este caso, los sonidos electrnicos) como nuevos modos de significacin y nuevas formas de agen-cia que escapan a las herramientas tericas disponibles en la sociologa actual.

    En un tercer plano, la crtica reflexiva de Pinch es doble: permite visuali-zar tanto las limitaciones tericas de la sociologa como los problemas pro-pios del campo cts. la limitacin de las categoras tericas metodolgicas no es exclusiva de la sociologa mainstream a la hora de analizar la tecnologa, sino que tambin afecta a la sociologa de la tecnologa cuando aborda la integracin de los artefactos en problemas culturales ms complejos. Para intentar remediar este desafo, propone sumar al uso de conceptos clave de la sociologa constructivista de la tecnologa como: actores sociales relevan-tes, flexibilidad interpretativa y marco tecnolgico, nuevos conceptos ms flexibles como entidades liminales y modificadores de fronteras (quienes fuerzan o modifican lmites establecidos). Estos trminos aportan una va para explorar la interaccin entre cambios tecnolgicos, cambios de la subjetividad y cambios culturales.

    DesarroLLos tecnoLgicos en coLombia. suPeranDo categoras De oPosicin (anDrs vaLDerrama y Javier Jimnez)

    Este artculo presenta un problema clave para los estudios sociales de la tec-nologa en Amrica Latina: cmo construir un relato que d cuenta de los desarrollos tecnolgicos locales sin reproducir el discurso lineal de la moder-nizacin y el progreso? La necesidad de una perspectiva local y autnoma es una preocupacin recurrente de las ciencias sociales en nuestros pases. Este ha sido un tpico presente ya en los primeros estudios de la ciencia y la tec-nologa latinoamericanos, en autores como Amlcar Herrera y Oscar

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    Varsavsky, aunque la propuesta analtica que proponen Valderrama y Jimnez toma cierta distancia respecto de esta tradicin.

    Para Valderrama y Jimnez, el desafo consiste en construir un anlisis que no describa las innovaciones locales como una superacin del subdesa-rrollo, ni como un fenmeno que se inscribe en la dicotoma dominante-dominado. Este problema ha sido planteado recientemente por Donna Haraway (1995), AnneMarie Mol (1999, 2002) y John Law (2002). Estos autores sugieren trocar el discurso lineal y homogneo tradicional de las historias tecnolgicas por un perspectivismo que d lugar a la multiplicidad de prcticas y significados generados alrededor del mismo artefacto. Convergentemente, Valderrama y Jimnez proponen reconocer el carcter situado del funcionamiento de los artefactos tecnolgicos. El complemento lgico de este planteo es la imposibilidad de universalizar los desarrollos locales de manera directa, precisamente porque su carcter situado se cons-truye en el marco de negociaciones de sentido entre actores heterogneos.

    Al descartar el binarismo presente en los anlisis de la difusin y de la dependencia (tecnolgica) Valderrama y Jimnez subrayan una de las cualida-des ms relevantes del constructivismo: la crtica del pensamiento mecanicista y su operatoria reduccionista. Frente a los anlisis deterministas que preten-den encasillar lo real en categoras geomtricas preestablecidas (norte-sur, dominante-dominado, naturaleza-cultura), el constructivismo historiza y desconstruye la naturalizacin y homogeneizacin de estas posiciones.

    La discusin sobre cmo analizar y cmo relatar elementos tan cargados de significados modernizantes como la tecnologa contina siendo un desa-fo para el campo cts en latinoamericano. La desconstruccin de los relatos deterministas, oposicionales y homogneos constituye un primer paso en este sentido.

    La vuLnerabiLiDaD De La cuLtura tecnoLgica (Wiebe biJker)

    Este constituye otro artculo orientado al desplazamiento de la sociologa de la tecnologa hacia problemas culturales ms amplios. La nocin de riesgo se ha convertido en los ltimos aos en un tema de discusin recurrente: tanto por la creciente preocupacin por cuestiones de orden prctico (el terroris-mo, amenazas de dolencias contagiosas como la enfermedad de la vaca loca y el sars), como por cuestiones de orden acadmico, principalmente vincu-ladas a la obra del socilogo alemn Ulrich Beck La sociedad del riesgo (1994).

    En las discusiones sobre la sociedad del riesgo o sobre el principio precautorio, el problema de la tecnologa ha estado continuamente presen-te. Sin embargo, poco se ha debatido sobre la flexibilidad de interpretaciones

  • s e c c i N t e m t i c a

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    que admite la relacin entre riesgo y tecnologa. Por el contrario, en estos debates casi siempre se ha considerado a la tecnologa como un absoluto: como causa de los riesgos o como un elemento que podra contribuir a la anulacin de los riesgos.

    Ninguna de estas opciones es vlida para Bijker. La pretensin de anular los riesgos, ya sea que este motorizada por polticas autoritarias (aumento del control y reduccin de la diferencia y la indeterminacin) o democrticas (crtica de los grandes sistemas tecnolgicos), implica una nocin determi-nista de la relacin tecnologa-sociedad.

    Las primeras preocupaciones terico-polticas de Bijker estuvieron enmarcadas en los movimientos polticos de crtica a la tecnologa de la dca-da de 1960 (en particular, por el riesgo nuclear). Al revisitar esta cuestin, Bijker no solo asocia sus viejos intereses polticos a la teora, sino radicaliza su posicin, descartando soluciones simples y reduccionistas (como las que pretenden neutralizar el riesgo). Para ello propone una nocin constructivis-ta de vulnerabilidad (en el cual no se la considera como algo objetivo y uni-dimensional, sino como un conjunto de caractersticas socialmente construi-das), cercana a otras interpretaciones relativistas de la relacin riesgo/tecno-loga notablemente, Brian Wynne (2002). En este punto, Bijker da un paso ms. En contra del sentido comn, considera la vulnerabilidad de la cultura tecnolgica como un elemento positivo e indispensable para la innovacin y, en un plano an ms interesante, para la cultura democrtica.

    FazenDo-meDinDo a economia Do soFtWare: microsoFt versus oPen source Dos Primeiros encontros at 2005 (ivan Da costa marques y rubens arauJo menezes De souza FiLho)

    Este artculo sigue una lnea de anlisis similar a la Callon y MacKenzie, extendiendo las herramientas de la sociologa de la ciencia y tecnologa al campo de la economa. Para esto, el artculo se apoya fuertemente en herra-mientas tericas desarrolladas por Callon para su antropologa de los mer-cados, especialmente la nocin de encuadramiento acuada por Ervin Goffman (1974).

    Tal como MacKenzie en Abriendo la caja negra de las finanzas globales, Da Costa Marques y Menezes de Sousa Filho rastrean los movimientos y operaciones micropolticas que construyen una macropoltica de la economa del software. Pero, a diferencia del primero, el trabajo de Da Costa Marques y Menezes de Sousa est focalizado en la micropoltica de los procesos de negociacin y disputa en la construccin de un escenario econmico entre dos actores heterogneos: la corporacin Microsoft y el movimiento de Software Libre. Para ello despliega un extenso anlisis del discurso de

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    Microsoft en sus movimientos de negacin, descrdito y finalmente recono-cimiento del movimiento de Software Libre. De esta forma, el artculo permi-te observar no solo el proceso mediante el cual la construccin de artefactos (elementos contables, regulaciones) transforma el espacio de negociacin y disputa, sino tambin la manera en que estos cambios provocan modificacio-nes progresivas en la subjetividad, las prcticas y la agencia de los actores.

    abrienDo La caJa negra De Las Finanzas gLobaLes (DonaLD mackenzie)

    En los ltimos aos, el estudio de la economa se ha convertido en un tpico recurrente del campo cts, y autores como Callon (referenciado por Mackenzie en este artculo) y, ms recientemente, Knorr-Cetina y Preda han publicado importantes trabajos sobre el tema (Callon, 1998; Knorr-Cetina y Preda, 2004).

    En Abriendo la caja negra de las finanzas globales MacKenzie analiza cuatro fenmenos (la teora de los precios de las opciones burstiles, el meca-nismo de arbitraje, la etnocontabilidad de las ganancias financieras y la regu-lacin de las finanzas). La pregunta que gua a MacKenzie es: cmo fue posible la construccin de un mercado de alrededor de 135 billones de dlares en derivativos y cmo contribuy a ello la teora de las opciones de precios? Para MacKenzie, esta pregunta solo puede ser respondida incluyendo en el anlisis elementos heterogneos: regulacin, artefactos tecnolgicos, contra-tos y, aun, acuerdos verbales informales. No obstante, la teora de los precios de las opciones tiene un papel privilegiado en la construccin del mercado de bienes a futuro ya que no solo performa (al estilo calloniano) los mercados, sino que tambin proporciona una visin de cmo estos deberan ser. Se genera, de esta manera, un crculo virtuoso en el cual la teora legitima a los mercados como operaciones racionales y el funcionamiento de los mercados y la creencia de los operadores de bolsa legitima la teora de los precios de las opciones. Este es precisamente uno de los problemas metodolgicos ms interesantes que enfrenta el artculo: cmo dar cuenta del proceso de cocons-truccin entre teora econmica financiera y mercados burstiles.

    Finalmente, MacKenzie propone un ejercicio de reflexividad sobre la posi-bilidad de implementar una estrategia de investigacin oposicional mediante el uso de entrevistas en profundidad. Muestra prudencia para evaluar el uso de este instrumento (en una posicin que recuerda la aprehensin de Law frente al relato homogneo, coherente y proyectivista de los actores entrevistados). Ms que una solucin, el autor sugiere una respuesta ambigua: no es posible evitar cierta empata con el entrevistado. El desafo consiste en que esta subje-tividad inevitable no opaque la intencin del investigador de comprometerse polticamente en el anlisis de las grandes cajas negras de la modernidad.

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    4. coordenadas de lectura

    nuevos problemas cognitivos

    En los ltimos aos, los estudios sociales de la tecnologa han abordado nuevos objetos y problemas. En esta bsqueda han ido incorporndose en la agenda de investigacin del campo tanto nuevos objetos de estudio como diferentes niveles de anlisis.

    Entre estos nuevos objetos, una de las tareas ms consistentes ha sido la aplicacin herramientas de anlisis constructivistas/relativistas al campo de la economa, como una forma de destruir la hegemona y legitimidad racio-nal del pensamiento economicista.

    Otros esfuerzos se direccionaron hacia el estudio de la cultura tecnol-gica. En este movimiento, autores como Pinch y Bijker retomaron y actua-lizaron viejas preocupaciones de los primeros pensadores de la tecnologa y la cultura, como Lewis Munford o William Ogburn.

    El tema del poder y la construccin de escenarios tecnopolticos se ha convertido en una cuestin ineludible para los estudios sociales de la tecno-loga. Para el pequeo campo cts latinoamericano, en particular, esto supone la necesidad de repensar los desarrollos tecnolgicos locales problematizan-do las dicotomas clsicas desarrollo/subdesarrollo, hegemona/contrahege-mona y centro/periferia.

    nuevas herramientas conceptuales

    Lejos de constituirse en una dinmica de simple extensin cuantitativa de las herramientas conceptuales previamente desarrolladas, esta apertura de la agenda de investigacin se ha traducido en una crtica reflexiva sobre estas herramientas tericas metodolgicas. En el marco de esta dinmica se han abierto nuevas posibilidades de triangulacin terica, entre la sociologa de la tecnologa, la microsociologa y la microhistoria, los estudios de gnero (en particular, en el plano metodolgico analtico), la antropologa social y los estudios culturales. La compatibilizacin, integracin y construccin de nuevas herramientas analticas ha resultado en una fuerte crtica hacia los ltimos resquicios antropocntricos y lineales del constructivismo inicial.

    Pero tambin se ha presentado la necesidad de reconstruir el anlisis cr-tico de los grandes problemas de la modernidad. Lejos de haber resultado perjudicial, la tensin entre la modernidad (de las grandes cajas negras y grandes relatos) y la posmodernidad (de la micropoltica y los relatos hete-rogneos) se ha convertido en una usina de creatividad terica, que contina renovando los estudios sociales de la tecnologa en todos sus planos (objetos de estudio, herramientas de anlisis y formas de relato).

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    Una de las tendencias de esta transformacin reciente ha sido la radicali-zacin del relativismo. La dinmica de la produccin terica ha permitido pasar del reconocimiento de la flexibilidad interpretativa de los artefactos y la heterogeneidad de las redes sociotcnicas, al anlisis de los procesos de coconstruccin, y la destruccin del principio identitario. Como conse-cuencia, el anlisis de la tecnologa se ha complejizado. Ya no basta con tra-zar la genealoga del artefacto. Ahora tambin es necesario reconstruir la heterogeneidad de sus historias, mapear los desplazamientos de sentido, y situar las singularidades y diferencias que construyen o desconstruyen el funcionamiento de los artefactos y de las culturas.

    tecnologa, poder y democracia

    Diversas voces han criticado el relativismo de los estudios sociales de la tec-nologa, denunciando una supuesta falta de compromiso poltico, un abuso de la descripcin sobre la explicacin. Sin embargo, contrariamente a lo que preanunciaban estos argumentos, este enfoque no ha generado apata pol-tica. Tal como seala MacKenzie en el artculo aqu presentado:

    [] la crtica ms comn a los estudios cts (que exagera polticamente prestando demasiada atencin a lo que es simplemente la bsqueda de una mejora del conocimiento o de mquinas ms eficientes) tambin se le suma la sospecha de que constituye un anlisis apoltico, porque desva su mira-da de las grandes cuestiones para estudiar pequeos problemas tcnicos. [] lo que esta crtica pierde de vista es que el impulso de analizar las cajas negras se relaciona con un anlisis del poder (vase MacKenzie, en este volumen).

    Los cinco artculos que componen esta seccin temtica platean una particu-lar preocupacin por la dimensin poltica de la tecnologa. En parte, esta es una nueva manera de retomar viejos intereses que se encuentran en el origen de los estudios sociales de la tecnologa de matriz determinista social de la dcada de 1960, como el control pblico de la tecnologa, la participacin ampliada en el diseo y las decisiones de poltica tecnolgica, y la construc-cin de nuevas formas de ciudadana para la cultura tecnolgica.

    En este punto, el constructivismo deja de ser una cuestin exclusivamen-te terica metodolgica limitada al mbito acadmico y pasa a constituirse en una forma de profundizacin de las relaciones democrticas. La apertura de cajas negras operacionalizada por los abordajes constructivistas es tanto una herramienta heurstica como una estrategia poltica. Al historizar los hechos y relativizar valores, al develar decisiones y reconstruir las trayecto-

  • s e c c i N t e m t i c a

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    rias de artefactos y sistemas, los estudios sociales de la tecnologa atentan contra los procesos de naturalizacin, el sentido de inevitabilidad, la opaci-dad de los procesos de decisin poltica, el ocultamiento de las opciones, y proporciona, al mismo tiempo, herramientas adecuadas para la participacin en procesos ms democrticos de diseo, implementacin, evaluacin y uso de las tecnologas y de las polticas.

    Tal vez Woolgar no se equivocara con los riesgos, pero Bijker acert con las potencialidades. Hay vida despus del constructivismo.

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