erase una vez el amor y tuve que matarlo

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Page 1: Erase Una Vez el amor y tuve que matarlo
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Érase una vez el amor~ .pero tuve que matarlo '

Autores Españoles e Iberoamericanos

Page 3: Erase Una Vez el amor y tuve que matarlo

I

.

Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin elprevio permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.

@ Efraim Medina Reyes, 2003@ Editorial Planeta Colombiana S. A., 2003

Calle 73 No. 7-60 Bogotá

COLOMBIA: www.editorialplaneta.com.coVENEZUELA: www.editorialplaneta.com.veECUADOR: www.editorialplaneta.com.ec

Cubierta: Mariela Agudelo P. sobre un diseño de Editorial PlanetaFotografia de Cesare Cicardini

Primera edición de Proyecto Editorial: abril de 2001

Primera edición de Editorial Planeta: febrero de 2003Segunda edición de Editorial Planeta: junio de 2003Tercera edición de Editorial Planeta: octubre de 2003Cuarta edición de Editorial Planeta: febrero de 2004Quinta edición de Editorial Planeta: abril de 2004

ISBN 95842-0519-6

Impresión y encuadernación: Cargraphics S. A.

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,

.

Ttt me recuerdas un poema que no logro

recordar u,na canción que nun,ca existió

y un lugar al que jamá.5 habría ido.

\,¡.,

\-[tOZ (.J L'l1.1\1)C\-aa~~Q"ttI

~~2'~¡~

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DILLINGERjAMÁS TUVO

UNA OPORTUNIDAD

,

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INTERIOR-NOCHEMúsica de Sex Pistols

"

Me llaman Rep -diminutivo de reptil- desde que re-cuerdo. Mido seis pies y peso ochenta y un kilos (como loscolvboys de Marcial Lafuente Estefanía), tengo ojos negrosy hundidos como aglyeros de escopeta a punto de dispa-rar, la boca sensual y una verga de 25 centímetros en losdías calurosos. No soy eyaauador precoz ni suelo tenermal aliento, me gusta cortarme las ul1as hasta hacerlas san-grar, tengo huellas de acné en la cara y el culo, unos dien-tes fuertes y el olor natural de mi piel es fascinante. Parala eficaz e inolvidable saaldida que toda ml~jer sueña, soyel tipo indicado. También me destaco bebiendo. No sébailar ni cantar, pero si los que saben hacer esas cosaspudieran hacerlo como yo, estarían en la cima. Mis ami-gos piensan que soy la verga herida, mis enemigos que soyun fantoche. A y B son opiniones acertadas, aunque yasabrán cuál prefiero. Soy heterosexual y mi inteligenciaes feroz. He recibido heridas de bala, cuchillo y objetosno identificados. Jamás he matado a nadie pero he de-jado a muchos al borde de la muerte física o espiritual.No es bueno meterse conmigo. Mi corazón es dentado

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como esquirlas de explosión. No me gusta la gentequejumbrosa ni las madres que golpean a sus hijos. Existeuna bella mujer llamada Nilda que me encanta.

Este es un cuarto pequeño pintado de negro. En lasparedes hay afiches de Teo Monk, Sócrates y Morrison.Hay fotografías de Ma-pi, Adriana Cadavid y UrnaThurman. Las persianas están cubiertas de una delgadacapa de polvo donde a veces escribo nombres y teléfonosporque me divierte ver cómo el polvo los borra. Si sobre-viven tres días es mala señal y entonces los borro yo mis-mo. Siempre hay mujeres rondando por aquí y si tengoganas o algún especial interés les pongo el aceite a punto.Algunos dicen que soy cruel, sin embargo, jamás mato unacucaracha si no es necesario. Tengo una grabadora, libros,abanico, cama, máquina de escribir y un cenicero para las

visitas.

El tipo que canta se llama Sid Vicious, un demente dela peor calaña. La mujer que amó se llamaba NancySpungen: juntos trataron de hacer 10 mejor posible, rom-per los duros bordes de la realidad y para eso tiraron consaña, se taparon la crisma con todo tipo de drogas, vo-mitaron su rabia en hoteles malolientes. Hicieron valer-en todo el sentido- su libertad en un mundo demuñones caminantes. Quisieron robar un pequeño espa-cio de vida en el reino de la muerte. Vivieron como ánge-les infernales y cayeron como perros callejeros. Nancysostuvo una dulce sonrisa mientras Sid hundía el cuchilloen su pecho catorce veces. Gary Oldman interpretó aSiden un film de Alex Cox pero Oldman no estuvo a la al-

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tura, era un caguetas, ¿alguna vez has ~ido un caguetas?Yo sí, justo cuando estuve enamorado de cierta chica peroella no era como Nancy, ella era blanda como un flan yterminó casándose con otro flan y tttvieron flancitos. Ellaquería ser actriz pero con su blanda personalidad no ha-bría podido interpretar ni una voz en off Sentados en laplaya mirábamos la luna y yo le inventaba con palabras unreino de duendes alucinados y castillos medievales, gasta-ba el poder de mi mente en ella, una ml~jercita que usabala cabeza para separar las orejas, adentro sólo había pio-jos de ratón enfermo. Sid era el alma de los Sex Pistolspero cuando lo enterraron vino otro hijo de perra y lafiesta siguió tal cual. En realidad se trataba de unos esco-lares tratando de ser malos pero se les olvidó que los ma-los no cantan ni bailan. La gente que tiene pelos en elcorazón y piensa mucho antes de dormirse jamás consi-gue ser mala. Sid habría podido serio pero meneaba eltrasero con verdadera gracia yeso es un imperdonabledesliz.

No digo que soy malo pero digo ten cuidado. Soy de unaraza indómita, que se mueve rápido, esa clase de seres quedeja a su paso un rastro de ansia. Ya no digo mentiras por-que perdí la imaginación pero no hay nada que seaconfiable en mis verdades. Abro los ojos y miro el cieloraso. Eso me da ganas de pensar. Pienso echado muchashoras. No siempre fue así. Como Sid y Nancy, yo tambiéntraté de llegar a tiempo para la cena pero las vallas publi-citarias y las señales de tránsito nteron pudriéndome lasangre. Mamá venía cada noche a revisar mi sueño: pri-mero me quitaba el libro de las manos, luego me arropa-

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ba bien, me bendecía dos veces, apagaba la luz y se iba sinhacer el menor ruido. Como Sid y Nancy, yo también adi-viné formas en las nubes y no siempre fueron agradables.Como ellos, me aburrí viendo desfilar hediondos profeso-res y bandas de guerra mientras al fondo soltaban ferocesescupitajos y pedos entrecortados. Entonces salté por laventana y pisé el acelerador a fondo, entré en contactocon el pasto y las libélulas, y luego ya no hubo pasto sinoun tictac prometedor, un brusco amago de música y otrosque como yo buscaban la comba al palo.

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(1

EXTERIOR-DÍA¿ Sabes qué pa.\'a en lo.\' hosPitales a medianoche, qué cla.\'e de gen-

te recorre sus pa.\'illos, cuántos dulces de menta se consttmen allí

por hom?

Estoy agachado frente a la universidad en compañía deToba. Él está de pie, recostado contra una puerta. Ambosestamos bebiendo desde la tarde anterior y ahora espera-mos a que salga Ortega para pedirle dinero y tomarnosunas cervezas donde Miss Blanché. Ortega es profesor enese antro y a veces escribe poemas. Su nombre es Augustopero todos le dicen Ortega y él lo prefiere así. Los estu-diantes que entran y salen nos miran con sorna y las chi-cas con asco y curiosidad. Imagino que debemos tener unaspecto repugnante pero lo esencial nos sigue pesando.A Toba un poco más por cierto. La mirada de esos estudian-tes espanta, hay más lucidez en un pabellón psiquiátrico,en la misma morgtle. Algunas chicas tienen buen aspecto.

-¿Qué es buen aspecto, Rep?-Tetas grandes y nalgas prominentes.-No me gustan las tetas grandes.-A mí sí.Uno de los mutantes se acerca: es el pequeño Nico.

No sólo es estúpido sino que además piensa que tiene cosas

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en común con nosotros. Su sentido del humor es tan eficazcomo el pataleo de una tortuga en agua hirviendo. Se ras-ca la cabeza. No es mala persona, no tiene la culpa de serescaso, un pedazo de basura genética vacía y sonriente.Durante un rato trata de flotar a nuestro lado para chu-par imagen pero Toba se tapa uno de los hoyos de la narizy resopla por el otro dejando salir todo tipo de objetos einmundicias. Nico observa la pila multicolor en el suelo,entre sus pies, y pone tierra de por medio.

Ortega nos da el dinero. Es amable y evasivo. Toba tra-ta de abrazarlo pero no lo dejo. Ortega da explicaciones,le digo que entiendo, que se vaya. Nos metemos dondeMiss Blanché. El lugar está repleto de mutantes que to-man coca-cola o café mientras discuten leyes y teoremascon aires de grandeza. Miss Blanché nos ofrece su mejorsonrisa. Ella prefiere -obvio- a los que toman cerveza.

La cerveza está helada. El alma me vuelve al cuerpo.-Para ser poeta le faltan cojones.-Ortega es profesor, Toba.-Para ser profesor le sobran.-¿Y qué hay de ti?-No sé -dice Toba con la mirada clavada en Miss

Blanché. Ella tiene casi cincuenta y amplias caderas-. Soyun pescador pero el agua está oscura.

-Como el forro de Betty.-No te metas con ella, Rep.-Pero si es sólo una pila de caca asoleada.-Vamos afuera, hijoputa.El sol saca chispas del asfalto, los mutantes van y vie-

nen, las cervezas se calientan en nuestras manos al instan-

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te. Toba tiene lágrimas y moco. Alguien nos azuza desdeuna ventana: estamos frente a frente pero las ganas depelear se han ido. Le digo que entremos y me sigue comoun perro. Voy al baño y cuando regreso está roncando.Sigo tomando solo. Miss Blanché nos observa, parece pre-ocupada. Toba resbala de la silla y queda medio tendidoen el piso. Los mutantes ríen, me gustaría tener un armay matarlos a todos. ¿Y si la razón fuera de ellos, si losmutantes fuéramos Toba y yo? Sería una lástima que ga-naran. Ahora parecemos escoria pero hemos tenido unanoche vibrante. Le pago a Miss Blanché y me despido.Me pregunta por Toba. Le digo que llame a la policía paraque lo saquen.

-¿Acaso no es su amigo?-Sí, lo es.

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INTERIOR-NOCHE

Música de Sex PistoLs

Nancy amaba a Sid pero le gustaba leer filosofía y escu-char música de Wagner. Sid amaba a Nancy y no le gusta-ba nada más. Si cantaba con el grupo era por amor a Nancy.Sid odiaba la filosofía y la música de Wagner y odiaba cual-quier cosa que le gustara a Nancy. Por suerte a Nancy nole gustaba el grupo, así que no tenía que odiarlo. Cuando lloNancy estaba feliz con algo, Sid trataba de arruinar esa 1-felicidad, de matar ese algo. Nancy era feliz con Sid y Sid ~se dañaba a sí mismo, no quería que ella fuese feliz en "2

absoluto, la gente feliz no le era confiable y él quería con- jjfiar en Nancy. Sid golpeaba las paredes con la cabeza has- C

ta sacarse sangre y Nancy lloraba yeso satisfacía a Sido ~Nancy restañaba las heridas de Sid con honda tristeza y él ~la cubría de besos, chupaba su sangre mojada por las lá- ~grimas de Nancy. Así estaban bien las cosas para Sid, pero I

Nancy estaba agotada y solía escaparse por allí para dro-garse sola. La gente decía cosas malas de Nancy. Sid era elídolo y lo querían aislado, expuesto: lo querían jodido pory para ellos. La prensa esculcaba sus intimidades, los lla-maban monstruos sin corazón, muñecos tragamonedas.

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Los conciertos se sucedían uno tras otro, el público pedíaacción. Sid se agitaba furioso y la gente gritaba. Pero Sidno estaba furioso, sólo fingía estarlo. Sid tenía angustia,quería estar con Nancy, la había perdido de vista y se laimaginaba sacándole chispas a cualquier malato en unatrastienda. Sid envenenaba sus canciones, su corazón es-taba al rojo vivo. Abajo, frente a él, se movía aquella sus-

tancia viscosa, delirante. En otro lado, protegidos pormatones, los dueños del mundo contaban billetes y qui-zás uno de ellos se estaría atorando a Nancy, uno bien feo,

uno pequeño y gordo como un sapo prehistórico. Nancyestaba triste yeso la inclinaba hacia la mugre. Estaría gi-miendo bajo ciento cincuenta kilos de sebo cualquiera,sin control de calidad ni fecha de vencimiento, sebo sinalma. Sid no quería cantar más, sus ojos estaban inyecta-dos de sangre y tenía espuma en la comisura de los labios.La multitud coreaba sus maldiciones, lo adoraba como aun dios pero aquel dios, encandilado por los celos, estabasudando sangre. Aquel dios quería la cabeza de Nancy ysus amantes en una bandeja de plata.

Sid y Nancy pasaban juntos la mayor parte del tiempo.Sid golpeaba a Nancy porque Nancy no sabía cocinar.Nancy insultaba a Sid porque lo encontraba atorándoseniñas. A veces alquilaban una mugrosa habitación y dura-ban días encerrados sin darse un beso. El encargado delmotel se preguntaba qué clase de cosa tragaban los Smithspara resistir tanto. Las ganas de abrazar a Nancy enloque-cían a Sid pero no daba su brazo a torcer, sabía que ellaestaba sufriendo, veía formarse aquel rictus de dolor ensu cara, eso era más placentero para Sid que el deseo, eran

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gotas de ácido en los nervios, el sabor de la muerte. Nancyno se atrevía a romper la invisible pared, permanecía muyquieta sin quitar los ojos de Sid, luchando contra el sue-ño. Sabía que Sid estaba loco y no podía darle chance,detrás de aquellos ojos serenos daban una fiesta los demo-nios y ella no quería ser la torta. Cuando llegaba al límitede su resistencia, Sid se deslizaba como un marine en ma-niobras de combate y caía sobre ella con toda su ansia.Nancy se defendía yél soltaba una carcajada salvaje.

Sid inyectaba a Nancy, la bañaba y le limpiaba el culo.Usaban la misma agtüa, el mismo cepillo de dientes, elmismo perfume. Sid detestaba sentirse vulnerable y Nancyle causaba esa sensación. Nancy jamás pensaba en su amorpor Sid, no oponía resistencia, se dejaba anegar por aquelbrusco sentimiento, se sentía a gusto en aquella sustancia.Sid pensaba en matar a Nancy, imaginaba mil formas dis-tintas, para él no había otra salida. Nancy trataba aSidcomo si fuese un escolar asustado. Bob, el baterista, seburlaba de Sid cuando lo encontraba en el regazo deNancy. Bob estaba enamorado de Nancy, todos lo sabían. Nancysabía que Sid iba a matarla tarde o temprano pero optabapor pensar en otras cosas. A Nancy no la seducía pensaren el amor, para ella el amor como idea era una pesadilla,un presente loco e impenetrable. Nancy despreciaba a lagente que hacía un axioma del amor, odiaba las cancio-nes de amoríos y decepciones, prefería quemar susneuronas en las encrucijadas de Spinoza y Kant. Sid sólopensaba en Nancy, cuando estaba drogado tenía alucina-ciones con ella. La idea de perder a Nancy ablandaba sucerebro, imaginarse sin ella le abría un hueco más grande

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que él. Sid componía canciones de amor y muerte paraNancy pero ella no las tomaba en cuenta. Nancy estabaleyendo en un rincón mientras Sid y Bob se golpeaban.Nancy no había hecho el amor con Bob como sospechabaSid pero tampoco lo daba por descontado. Bob era unbuen baterista y quería mucho a Sid, por eso se dejaba

ganar.

Nancy podía quedarse el día entero leyendo. Sid ibade un lado a otro de la casa derribando lo que encontrabaa su paso. No podía entender qué se traía Nancy con aque-llos libros, él quería comprarle un caballo pero Nancy nose interesaba en los caballos. Sid se preguntaba qué clasede chica era Nancy pero no tenía respuesta. .

-¿Para qué rayos lees eso, gatita?-Me gusta.Sid tomó el libro y leyó dos líneas.-¿Y entiendes lo que dice?-No.

-¿Entonces?-Me gusta.Cada cierto tiempo Sid echaba los libros de Nancy al

fuego, entonces ella perdía el apetito, se drogaba a cual-quier hora, no contestaba sus preguntas. Sid veía cómoiba apagándose como un lento atardecer de otoño. No erauna sorpresa para Nancy verlo llegar con una caja de pa-pel rosa en cuyo interior había ediciones de lujo de loslibros quemados y nuevos títulos y autores que ella noconocía. Las revistas femeninas escribían sobre Nancy: paraalgunos era una idiota, otros la consideraban genial. Sidsospechaba que Nancy podía entender aquellos libros y

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que se burlaba de él cuando los leía. Sid no podía respon-der bien a los periodistas, Nancy en cambio los manejabaa su antojo. Un periodista le preguntó a Sid si era ciertoque su madre había tenido problemas con la bebida. Sidsacó una navaja y trató de apuñalarlo. Nancy intervino yllevó las cosas de tal modo que el periodista terminó escri-biendo un favorable artículo sobre la infancia de Sido

Sid jamás tuvo una oporttmidad. Sid apuntaba borra-cho alojo de un cuervo en pleno vuelo y atinaba. Deseóamar a una ml~er y encontró a Nancy, la mejor chica quehabía sobre el planeta. No podía ser más afortunado y yasabes lo que hace la Señora Fortuna con los tipos sensi-bles. El pobre Sid tenía corazón de tigre pero alma depoeta. Dillinger salió de aquel bar en compañía de la chi-ca del vestido rojo -esa era la señal convenida- y fueacribillado por una horda de federales que necesitaronalgún tiempo para creer que habían acabado al verdade-ro Dillinger. Sid ftte acribillado por la fama, su nombreestaba en las portadas y cajas de cereales, en la calle ven-dían un muñeco a su imagen y semejanza. Miles de vulvaslo buscaban para atorarlo, miles de lenguas queríanlamerle el trasero. Entonces llegó Nancy con su refrescan-te sabor a ira y desarraigo, con el zumbido azul de la mos-ca reina, la mosca que caga sobre los ojos del cadáver.Nancy era demasiado blues para Sido Dillinger estaba so-bre el asfalto lleno de agl~eros y con la sonrisa partida, lachica del vestido rojo chillaba abrazada a un federal:

Dillinger jamás tuvo una oportunidad.

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SECUEN CIA MÚLTIPLE- VERAN oNo sé cómo pero estoy seguro de haberla amado

El baño es amplio, está iluminado como un escenario. Haytodo tipo de cremas, hay revistas y libros en cuatro idio-

mas, hay cigarrillos y mentas, hay una botella de brandy,hojas en blanco y lápices despuntados, un espejo cubre lapuerta, el botiquín está mejor equipado que una farma-cia. Hay una báscula: ochenta y un kilos, ni un gramo más.Si se lo hago a esta mujer y está infectada pronto empeza-ré a perder peso, si está sana y no se lo hago voy a dañaruna auténtica fiesta. Hablar con ella no tiene objeto: si estáenferma y lo sabe sus intenciones son obvias. ¿Y si el enfer-mo soy yo? Ella no parece considerarlo yeso da qué pen-sar. Lo malo es que si me infecto luego infectaré a ciertachica que me ama y ostenta una fidelidad a toda prueba,en cierta forma su vida depende de una decisión mía y sicometo un error su fidelidad no va a servirle de mucho.No conozco a esta mujer. Tanya, Londres, 1968, profesorade idiomas. Eso no me ayt1da y todos saben que ningunaprotección está garantizada al ciento por ciento. Ella vie-ne aquí, compra un bonito apartamento, entra a un bar,se encuentra conmigo, hablamos, nos besamos y me trae

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aquí. Dice que me sienta como en casa. Es bella e irreal..Le digo que quiero tomar una ducha y aquí estoy, en el

baño perfecto, un baño que da ganas de todo menos de10 que debe hacerse en un baño. Salgo y voy hasta la alco-ba. La cama es enorme. Hay una botella de vino en lamesa de noche. Tanya está envuelta en una toalla, me diceque va a darse una ducha, que no demora.

Camino las solitarias calles con los bolsillos repletos dementas, en una mano llevo la botella de vino y en la otrauna revista Playboy con la que pienso hacerme una paja.Tanya ya debe haber descubierto mi escapada. Si le conta-ra a cierta chica 10 que acabo de hacer no iba a creermeasí que jamás le contaré. Por momentos me dan deseos devolver con Tanya pero cada vez estoy más lejos de ella.Regalo mentas a la gente que me pide dinero. Cruzo laavenida y cojo la orilla del mar. Hay mucha gente rayandola tripa en la oscuridad, mucho turista pobre y putas enpromoción. Llego a casa y regalo la botella de vino a mamá,ella me agradece medio dormida. Entro al baño con la

revista. ,

Al día siguiente vuelvo al bar y encuentro a Tanya encompañía de un tipo, la saludo pero se muestra indiferen-te. Me voy a una mesa. Ciro y jota llegan, hacemos unavaca y compramos media de ron. Les cuento sobre Tanyay no me creen. Tanya se va con el tipo y me dan celos.

-Soy un idiota -digo.-Un poquito más que eso -dice jota.Ciro va hasta la barra y le mete conversación a una ru-

bia. jota suelta un chorro sobre construcción de barcos y

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literatura medieval. Ciro Vtlelve con las manos vacías. Con-fiesa que mi historia lo ha hecho dudar. No le creemos.Ciro y yo salimos a dar una vuelta. Jota se queda ancladoen la mesa, parece borracho. Compramos una botella enel muelle, Ciro la esconde y volvemos al bar. Jota está conToba, han secado la media y toman cerveza. Desocupa-mos un envase de cerveza y vamos echando allí el ron dela botella oculta. Toba dice que él se la hubiera metido aTanya sin pensarlo. Jota dice que tirar es bueno pero ha-blar de ello le aburre.

-Ahora mismo pueden tener cogida a tu mlyer -diceToba.

-Es posible -dice Jota.Todos reímos y ensegtlida nos ponemos serios. Pienso

en cierta chica y la imagino durmiendo en compañía desu madre. Ambas tienen senos lindos pero los de su ma-dre me gustan más. Trato de imaginaria con un tipo cual-quiera y no puedo, confiar tanto en ella me asusta. Tobadice que todas las mujeres son putas. Jota dice que elmundo no acaba en casa de Toba.

."lo Con el tiempo Tanya y yo nos hacemos amigos: suelo ir

a su casa para ducharme. Un día se la presento a ciertachica y traban amistad. Tanya le cuenta la historia y ellaviene y me reclama. Le explico y no me cree ni le cree aTanya y deja de hablarle. Me hace prometer que no verémás a Tanya. Tanya y yo nos hacemos amantes.

Tanya organiza una fiesta y me pide que traiga gente.Al comienzo todo es frío. Hay varias amigas inglesas deTanya. Toba se pone a bailar. La temperatura sube. Qui-

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siera llamar a cierta chica para que venga pero me sacaríalos ojos. Las parejas se van definiendo. Toba pide silencio:

-Aquí no hay riesgo -dice Toba-. Todos estamos

infectados.Hay risas y silbidos. El olor' a marihuana es intenso.

En la pared hay un letrero que dice: LA FIESTA EMPIEZACUANDO LA ROPA SOBRA. Toba está sin camisa.

.

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EXTERIOR-MEDIODÍA

Los asno.\' gttstan más de la ¡iaja que del oro

Estoy jugando como volante mixto. ¿Conoces algo másrata que un tipo que narra o comenta fútbol? Yo tampoco.Vamos perdiendo dos a cero. He botado tres goles y elentrenador está a punto de sacarme. Me emputó comono tienes idea que el presidente, en su discurso televisa-do, no mencionara los estragos de la eyaculación precozen el fracaso deportivo. Que no hablara sobre las discu-siones íntimas de los conductores de autobús y sus ml~e-res a 90 km/h, con sobrecupo. Al menos debió referirse alo complicado que es para míjugar con cierta chica entreel público. Es sólo un partido de playa pero es toda la

gloria que tendré como futbolista, quizá como ser huma-no. No digo que sea excelente pero suelo hacerlo mejorcuando ella no viene. Todo el universo ignora lo que sig-nificaría para mí hacer un gol pero eso no será posible,eso no cabe en la mente de Dios, no mientras ella con elfulgor de sus ojos me ciegtle. En la temporada llevo nuevegoles pero ella no ha visto ningtmo y no es lo mismo con-tarle. Deseo tanto hacerlo delante de ella pero no llega.

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¿Conoces a alguien más rata que yo jugando fútbol de pla-ya frente a cierta chica? Yo tampoco.

Si el presidente hubiera hablado del amor, del sexo y elamor, del amor sexual, algo habría ido mejor, no sé quépero lo sé. Todo el espacio es para la quejumbre, la muer-te y el fraude, la vida no es noticia, a nadie le interesa ypara mí hacer un gol hoyes la vida misma. Julio trata deayudarme, me ha puesto un par de pases magistrales y lehe dado con todo pero el jodido arquero no piensa en elamor o quizá sí, a lo mejor su novia está entre el público yun gol-vida mío sea un gol-muerte para él. He aquí el ba-lón, lo piso, driblo un defensa, me adentro en el área ri-val, se lo paso a Miguel, corro hacia el punto penal. Miguelse abre y lanza el centro, veo el balón viniendo hacia mí,salto en dos tiempos, siento el contacto en la frente y gol-peo con el alma, veo el balón dirigirse hacia el ángulomás difícil, lo empiezo a cantar cuando se revienta contrael palo y regresa a la cancha, trato de ir por el rebote perosoy empujado por detrás. El árbitro pita y voy a toda por elbalón para cobrar el penalti pero el mal parido me encaray dice que fue falta mía. Le reclamo y se ríe. Lo insulto yme saca la roja.

El fútbol es el deporte más estúpido del mundo, sobretodo cuando además de botar goles y hacerte expulsarterminas discutiendo con cierta chica porque de repentesu vestido de baño te parece pequeño y vulgar (vestidoque tú mismo le sugeriste y que se ha puesto media doce-na de veces sin que hicieras ningún comentario). Ciertachica se aleja por la playa, la radio informa que Molina

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acaba de pegarse un tiro en su casa de Malibú. Me sientocomo él pero sin cadáver no hay noticia.

La muerte de Molina nos reconcilia. Ella ha visto casitodas sus películas. Molina tenía treinta y cuatro años ymañana la prensa dirá que las drogas y el desenfreno fue-ron sus asesinos. A mí no me parece tan simple, creo queel presidente debió ser más personal en su discurso, creoque tiene su tajada en la muerte de Molina. El sol calien-ta, la gente habla, ríe, come frutas y toma coca-cola. Lasparejas se abrazan con el agua hasta la cintura. Una veztratamos de hacerlo en el agua y no es nada fácil, en laarena el problema es la arena. Ella y yo lo hemos hechoen los lugares más insospechados: una vez lo hicimos enel lavaplatos mientras su madre y su hermana veían la te-levisión del otro lado. Ella y yo lo hacemos bastante bien.Eso suelo pensar. Eso me dice ella.

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INTERIOR-NOCHE

Los asnos se la saben toda

Toba conoció a Betty en Bogotá. Entonces usaba el cabe-llo largo y sólo escuchaba a Bob Marley, tenía una chaque-ta de cazador de alces y unas altas botas de alpinista, estabatan flaco como siempre pero su aspecto era duro y BettyBlack se volvió loca por él. Ella estudiaba antropología ymúsica, llevaba media vida en Bogotá y conocía un mon-tón de gente del medio artístico. Era una negra alta y sen-sual, un poco afectada y medio candelaria pero sabía sersuave. Toba llevaba dos años en Bogotá, vivía en una pe-queña habitación en Chapinero y la montaba de pintormarginal y rastafari. Trabajaba como DJ. en un bar de laZona Rosa y los domingos vendía acuarelas en el Mercadode las Pulgas. A las pocas semanas de conocerse Betty semudó a vivir con Toba. Para Toba era su primera convi-vencia. Ella tenía un repertorio variado.

Entonces, un fin de semana, Toba llegó a Ciudad In-móvil. Aquí se le conocía comojuancho, un muchachocallado, con algunas ideas de izquierda y cierta inclina-ción por la plástica. Dos años antes había recibido su tí tu-

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lo de economista y ante la falta de empleo decidió probarsuerte en Bogotá. Su nueva apariencia me gustó aunquesupuse que las botas no resultaban cómodas bajo los cua-renta y pico grados a la sombra de Ciudad Inmóvil. Sinembargo noté que las mujeres lo miraban con interés yme sentí raro, Toba nunca había tenido éxito con las chi-cas, era invisible para ellas, por lo visto su pinta rastafarianaestaba dando resultado. Pensé en conseguirme unas bo-tas. Me dijo que allá le decían Toba y me habló de Betty.

La madre de Toba casi muere al verlo, pensó que ha-bían usado a su hijo para un terrible experimento. Hubocruentas discusiones. Toba aceptó guardar las botas y ra-surarse pero en cuanto a cortarse el pelo no cedió un ápi-ce. Otras cosas asustaron a su madre: tenía novia negra,sehabía vuelto bebedor, fumaba y escuchaba esa horrendamúsica. Lo que más nos agradó, a Ciro y a mí, del nuevoToba era que había perdido todo interés político, Bob

Marley era su profeta, un profeta marihuanero y gozón.Todo iba bien para Toba hasta que una noche, mientrasdormía, su madre le cortó el cabello. Bajo aquella matade pelo supuso que encontraría a juancho pero no fueasí, Toba sobrevivió a la rapada, sólo que un Toba triste ydesplumado. Al día siguiente regresó a Bogotá.

Betty está en el aeropuerto y no reconoce a Toba. Él diceque es él. Ella ve a un judío acabado de salir de un campode concentración. Toba le cuenta la historia y ella lo man-da al infierno. Toba busca ayuda con los amigos pero noquieren verlo ni en pintura. El dueño del bar dice que yano encaja con el ambiente y lo despide. Toba se siente

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como un apestado. Busca varios días a Betty y por fin laencuentra, almorzando con un tipo, en un restaurante dela 17 con séptima. Toba arma un escándalo, el porterollama a la policía y Toba va a dar con sus huesos en la cár-cel. Allí le roban la chaqueta y las botas. Toba trata de ha-cerse el bravo y entonces lo apuñalan en la pierna.

Un fantasma cojo llamado Toba recorre Bogotá. El fan-tasma se distrae toreando carros en la Caracas. Está borra-cho y medio desnudo. Uno de los amigos se ablanda y lolleva a su apartamento. Toba habla incoherencias. Estebuen tipo le cede un par de croydons viejos, un suéter delana y una gorra de beisbolista. Lo deja dormir y cuandodespierta le da de comer. Toba le pide dinero prestadopara regresar a Ciudad Inmóvil. Esa misma noche viaja enun avión de carga. Sus padres lo reciben con indiferencia.Toba se encierra en su habitación. Lo que más cabrea a IJJ

Toba es que el tipo que anda con Betty es un jodido 'iicagatinta de metro y medio, mal vestido y, para acabar de ~joder, calvo. -!

~Me dice que el amor es un fraude, que Betty es una Q

puta sin corazón. Le pregunto si amaría a Betty aunque ~perdiera las tetas. Me dice que el pelo volverá a crecer. ~Le digo que las tijeras de su madre no pierden el filo. ¿ Cómo ffipuedR Bett.v ~:spet;r a un tiPo cuya vida la re~ume una madre ~armada de tyeras. No, Toba, no se trata de cuantos meses demo- ~ra el cabello para crecer en un clima inhó.\'pito, se trata de si Tobaes capaz dR dRfender lo que ama, de cuán lejos es capaz Toba de i1;de si Toba es el hijo de .\'U madre o el marido de Betty. Su madrele había cortado algo más que el pelo aquella noche y Betty

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lo supo enseguida. A ella no le importaba si tenía el cabe-llo corto, ella quería saber si él podía ser él, quienquieraque fuera él, y no perderlo cada vez que pasara un fin desemana en otra parte. El amor no es un fraude, Toba. El amores un límite y nos mide. Toba mira la ventana del bar dondeel amanecer empieza, ha estado moqueando ocho horasseguidas, sobre sus piernas una puta duerme. Toba agarrael cabello de la puta, la levanta, pega su boca a la de ella,la puta ronca. Toba la deja caer en sus piernas. Me dice

que el amor es un fraude.

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SECUENCIA MÚLTIPLE-INVIERNONada que pretenda ser real merece respeto

Después se supo que Betty había dejado a Toba porqueno le gustaba con cabello corto. Así de sencillo. Entretan-to Toba consiguió man tener a su madre a raya y su cabellocreció en buena forma. Una vez Ciro, Ray, Alonso y yo nosfuimos con Toba a Bogotá. Bogotá es una ciudad comocualquiera sólo que más grande, fría y sangrienta. Haymuchos bares y mlljeres pero las mlljeres en su mayoríatienen traseros de miseria, sólo son pelo y ojos. Toba setopó con Betty por casualidad, la insultó, le pegó dos bue-nos ganchos y se la llevó a un motel. Betty no era bonita,era una negra boca de saco y con un trasero blandengue.Se daba mucha importancia pero tenía los talones llenosde rajas. Toba no estaba seguro de amarla, era violento yjugaba sucio con ella. Nosotros vivíamos en una habita-ción doble de Chapinero y Toba, en el apartamento deBetty. A Toba le iba otra vez bien con las mlljeres, se veíaapropiado en Bogotá, encajaba donde fuera. Betty le ha-bía comprado una chaqueta de cuero y unas botas de COllJ-boy. Ciro yyo pasábamos echados la mayor parte del tiempo.Un día se nos presentó Ray con la mala noticia de un tra-

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bajo. Cuando quisimos pensarlo, ya nos tenía en un anda-mio a cuarenta metros de altura, pintando el aviso de unmotel.

La filosofía escruta la existencia pero no nos ayuda aexistir. La religión nos enseña a despreciarnos. El arte esuna buena coartada pero lejos de casa se vuelve innecesa-rio. No había nada mejor que echarse a mirar el cielo raso.Ray nos sacó del nirvana, nos sacó la leche con aquel in-terminable aviso y para completar su hazaña nos invitó aun par de cervezas. Cuando le exigimos nuestra paga dijoque todavía no estaba el cheque y asípasaro~ los días y losaños y el jodido cheque nunca apareció. La moraleja es:Pintar sobre andamios no es buena idea. A veces es mejor nopensar, no ir más allá. Betty es plana como los traserosque recorren est~ ciudad, no tiene una maldita idea de loque es un matamoscas, no sab~ quiénes son Sid y Nancy,no lo sabe. Pero inspiró aquella conversación que tuvi-mos Toba y yo en un bar de Ciudad Inmóvil. Yo necesitoun tipo que me hable como yo les hablo a mis amigos,que me haga reaccionar. Cierta chica si~e doliéndome,no encuentro lo que busco y lo que busco ya no puede serella, ella me mandó a ver si la puerca puso y cuando ledije que sí, me mandó a peinar tortugas. Estuve intentan-do un tiempo pero ya sabes que cuando el amor se apagaes más frío que la muerte. Lo malo es que los dos extre-mos no se apagan al tiempo y cuando eres el extremo quesi~e activo más te valdría estar muerto.

Toba ha peleado con Betty y está deprimido. Betty estáen el hospital recuperándose. Toba ha venido a ocultarse

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aquí. Un hermano de Betty busca a Toba y no es para de-searle felices pascuas. Toba dice que la ama y parece cier-to: Toba no come, no orina, no quiere hablar con nadie.Ciro y yo administramos el dinero de Toba. Una madru-gada suena el timbre, Alonso abre la puerta y un gigantenegro lo encuella y le pregunta por Toba. Alonso le diceque se ha largado, que está con su familia en Ciudad In-móvil. El tipo suelta a Alonso y golpea con el puño cena-do el marco de la puerta. El estallido nos deja sordos, lacasa tiembla. Cuando el tipo se va Toba sale del clóset ybravea un poco, dice que la próxima vez va a enfrentarlo.Ciro se asoma y dice que el gigante está de vuelta. Tobavuelve como un rayo al clóset. Ciro ríe con ganas.

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.

INTERIOR-NOCHE¿ Qué culPa tiene el hacha de tus alaridos?

A cierta chica le gtlstaba el campo, le gustaban las vaqui-tas, le gustaba la hierba mü.jada. A mí eso me enferma.Ella iba al campo con su familia, casi nunca los acompa-ñaba. Su familia no me quería bien pero entonces lo ig-noraba, lo supe después, cuando todo se jodió y ya dabaigual una cosa u otra. Yo los quería mucho, sobre todo asu madre, era linda, con un hermoso cabello blanco y se-nos redonditos que deseaba chupar. Su hermana era lin-da a veces y estúpida siempre. Era una familia tipo: unamadre abandonada, dos hermanos soñando con hacerdinero, una hermana que quería un trasero más grande yse pasaba horas en el gimnasio, un padre bebedor, arro-gante y mujeriego que sólo aparecía de vez en cuando.A pesar-de eso ellos lo amaban y él sabía sacarle partido aese amor. Era gente que trataba de salir adelante yaun-que yo no quería salir hacia ningún lado sino quedarmeen sus ojos, en los serenos ojos de cierta chica, los quería,después de todo eran parte de ella.

Tenía dos perritas: Zeppelin y Floyd. En el fondo del pa-tio la ayudaba a bañarlas y sacarles bichos. Soy excelente

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para dos cosas: sacar bichos y perder lo que amo. Su madrenos veía y parecía pensar que si hacíamos eso juntos nadaiba a separarnos. Sin embargo fue eso 10 que nos separó:un bicho, uno oscuro, tamaño familiar, fofo, llorón, chu-pamoco. Las perritas eran lindas: Fioyd, más bien nef\'Íosay escurridiza, ZejJpelin melosa y brava, una noche la vi ca-zar una rata enorme.

Una vez fuimos al mar, no a la zona turística sino a unpueblo de pescadores. Ella nada bien. Yo, como en todaslas cosas, me las arreglo. No es que sepa hacer algo perot.engo mi propia forma de no saber hacerla, un estilo incon-fundible que convierte en arte la torpeza: eso es suficie~-te a menos que te topes con un experto. Por fortuna paramí el mundo está repleto de gente insatisfecha y nimÍa,gente que sólo puede señalar lo que está mal en algo quese ve mal, así que es poco probable que vaya a toparmecon un experto. Por si no lo sabes, un experto es esa clasede gente que puede descubrir lo que está mal en algo quese ve muy bien y que goza descubriéndolo. Esa vez medivertí como nunca: tumbados en la arena. Retozando enel agua. Jugando con una pelota. Tratando de hacerla trasunos matorrales. Sentado en una roca mirándola jugarcon las olas. No sé cómo ignoré entonces que ella era lamejor cosa que nunca tendría.

Su piel es blan<;~ pero el sol la oscurece un poco y se vepreciosa. Cuando se está así todo es apropiado, el mundogira sobre tu mano y aunque no es nada, brilla. Ella tiem-bla cuando la rozas, te entrega todo, aun lo que guardabapara el mal tiempo. Una dulce y sensible criatura de Dios.

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Eres su héroe y no tienes que esforzarte para ser bueno yconfiado. Los pescadores miran a tu chica y aunque temolesta un poco puedes entenderlos: ella es un regalopara los ojos y tú eres el dueño, puedes besarla y hacerleel amor cuando se te antoje, eres el primer y único hom-bre de su vida, el jardinero que cortó esa flor, la cortastecon ternura, no hubo dolor, fue lento y placentero comochupar una pastilla de menta. Los pescadores la mirancomo si hiera una estrella, ellos no pueden cortar florestan suaves, ellos comen hierba como los burros. Si tuvie-ran flores así las destrozarían porque la ansiedad los que-ma, en cambio tú no tienes prisa. ¿Para qué? Ella es tuya

para siempre.

y un día todo acaba, ella dice jamli5 y es en serio. Te en-loqueces tratando de abrir la puerta que abriste mil veces.

.Eres para ella menos que un mojón en la carretera. Un do-mingo la encuentras en ese pueblo de pescadores con unbicho que la apercolla. El bicho es gordo, exento de gra-cia y humor, es apenas una babosa flotante. Ella lo mira yno hay amor en sus ojos, al bicho eso no le importa, estáacostumbrado a comer sobras. Es quien la tiene ahora yde nada te sirve ser mejor. Si no la tienes a ella quién va acreer que eres mejor, y como dijiste: los expertos no abun-dan. y allí vas, entre los pescadores, observando a la bella

chica y el feo bicho. Los pescadores parecen encantados,el bicho tiene mucho en común con ellos, los hace pensarque ellos pueden cortar flores así, que no están condena-dos a la hierba como les hiciste creer. La hostilidad te ron-da y optas por salir con el rabo entre las piernas, tú quepodrías partir a ese bicho en tres pedazos iguales y enviár-

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selo a su madre en papel celofán. Pero nada va a traerla

contigo y ya jodiste bastante.

Pensabas que con el tiempo iba a cansarse, que él no

podía llenar los espacios abiertos por ti, que no tenía ta-

lento para darle risa y dolor. Durante un tiempo anduvis-

te seduciendo tipas para enseñarle lo que valías pero no

hubo respuesta. A ella le gustan el cine, el teatro, la lectura,

ella sueña con ser actriz y ese subnormal no tiene idea de eso.

Pasan los días y el bicho no se desprende. Una tarde en-

cuentras a su mejor amiga en un anticuario y te cuenta

que cierta chica y su bicho son felices y van a casarse, que

el subnormal ha aprendido mucho de cine y ya está escri-

biendo sus primeros poemas, que juntos han logrado sa-

carIes todos los bichos a las perritas, que él lo hace con

destreza, sin arrancarles el pelo, y tanto Fioyd como Zeppelin

lo adoran. ¿Piensas que esa vejiga de cerdo es mejor que yo? Ella

dice que soy cien mil veces mejor en cualquier sentido

pero que él es suave y fiel. Tal vez sea feo pero la quiere y la

cuida. Salimos del anticuario y nos detenemos en una es-

quina.Y yo qué soy, ¿un ogro? Ella se ríe. Eresfuertey engreído,

por eso me gustas. Así que voy a un bar y luego a un motel

con su mejor amiga.

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2PRODUCCIONES FRACASO LTDA.

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CIUDAD INMÓVIL. ABRIL-92

Para ver mis cicatrices y escuchar mi corazón hay que pagar laentrada, nada de esto es un acto

Marvin, el primo de Toba, había llegado de USA con me-dia docena de levi 's y una cámara de video VHS formato Cde segunda. Toba me lo presentó en el parque. Marvinestaba buscando clientes para sus levi 's. Le dije que a Ciroy a mí quizá nos interesaría un par pero debían ser decolor negro.

-No tra.je negros -dijo Marvin.-Se pueden teñir -dijo Toba.-Pero eso es estúpido -dijo Marvin-. ¿A quién se le

ocurre comprar levi's azules para teñirlos de negro?-A ellos -dijo Toba-. Rep a veces usa otro color pero

Ciro siempre va de negro. El cuarto de Rep parece unacueva: pintó las paredes, el piso y el cielo raso de negro.¿Te imaginas? Con este calor...

-Me dijeron que tienes una cámara.-Sí, pero es vieja -dijo Toba.-No es tanto lo vieja... -dijo Marvin-. Algo le pasó

al micrófono y da un ruido tenaz.-¿Qué vas a hacer con ella?

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I

-Pensaba usarla para hacer matrimonios y cosas asípero toca arreglar el micrófono.

-Hagamos una película -dije.-¿Con ese trasto?-Puede ser una película underground -dije.-Rep hizo un curso de cine -dijo Toba.-Tú puedes ser el protagonista.-Estás loco -dijo Marvin-. No tengo idea de eso, ni

siquiera me gusta.-A mí me parece que serías un buen actor.Marvin arrugó la cara y miró a Toba. Toba se encogió

de hombros.-Mañana te muestro la cámara y hablamos -dijo

Marvin.

Esa noche fui a visitar a OIga, sabía que Marvin y ellahabían sido compañeros de colegio y aún eran buenosamigos. El marido de OIga me abrió la puerta con expre-sión de fastidio. Ayudé a OIga a sacar las sillas y nos senta-mos en la terraza. Me dijo que Marvin la había llamadopero que todavía no 10 había visto. Le expliqué 10 de lacámara y la película y prometió ayudarme.

-Tengo un personaje que te cuadra perfecto -dije.-A mí no me metas en esa joda -dijo ella.-¿Y 10 del vestuario?-Eso es distinto -dijo ella-. ¿Cómo es la película?-He pensado en un westem pero e.l problema es con-

seguir los caballos.-Hazlo con burros -dijo socarrona.Me quedé pensativo un instante.-Podría ser que la acción pasara toda en sitios cerra-

dos... Un par de pistoleros se encuentran en un bar de

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Montana y traban amistad: hablan, beben whisky, jueganal póquer y son desafiados por otros pistoleros a los queeliminan (todo esto OCUlTe dentro del bar). Hay un cortey enseguida se les ve rasurándose (dentro de una habita-ción de un hotel de Montana). allí deciden buscar orojuntos (podría haber una escena donde entran a la minacaminando. No se necesitan caballos en el interior de unamina). Todo va sobre ruedas entre los pistoleros hasta queuna rubia (que encuentran en otro bar de Montana) cau-sa la discordia (se acuesta con uno y luego con el otro, enla misma habitación de un hotel de Montana). Al finalterminan liándose a tiros (en una calle solitaria. Se da porentendido que los caballos están al extremo de la calle,que no aparece en el plano). Podemos grabar relinchos yusarlos como fondo.

-¿Por qué en Montana?-Es el pueblo de Red Ryder.-¿Quién es ese?-El mejor vaquero del mundo... ¿No lees cómics?

-ella niega con la cabeza-. Olvídalo. Oye, ¿qué tela esbuena para hacer un gabán?

-Si es de pistolero podría ser un dril... A propósito.¿cómo se llamará la película?

-El Perra y el Buche.

Le hace gracia. Repite una y otra vez el nombre y luegollama al marido y se lo dice. Él no le encuentra la gracia.

-Tú. seguro eres el Perra -dice el marido-. ¿Quiénes el Buche?

-Giro -dice Oiga todavía riendo.A Giro le encantó la idea del ilJestern pero me dijo que

realizarlo le parecía difícil. Después de una breve discu-

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sión desistí del western y le propuse que hiciéramos la pelí-cula sobre una estrella de rock del estilo Sid Vicious peroambientada en Ciudad Inmóvil.

-Eso ya lo han hecho -dijo Ciro.Le expliqué que mi idea era contar la historia de un

chico anónimo que soñaba con ser estrella de rock. El chi-co ni siquiera tenía una banda, no cantaba ni tocaba ins-trumento alguno. Sólo andaba por su anónima ciudadvestido de negro y era una leyenda para sus amigos de

barrio.-Eso me suena familiar -dijo.-Podríamos prestarle el Ratapeona a Franco como lo-

cación.-¿Y cuál es el swing de la película?-El chico se inscribe y gana un concurso cuyo premio

es un viaje a New York con todos los gastos pagos paraconocer a Kurt Cobain y ser invitado especial en un con-

cierto de Nirvana.-¿Crees que Kurt se metería en algo así?-Ese no es el punto Ciro.-Claro que es el punto -dice con fastidio-. Un ma-

riquita del estilo Alejandro Sanz o Enrique Iglesias no tie-ne inconveniente en pelar el trasero para que chillen lasniñas pero Kurt las tiene bien puestas, él le cortaría el

cuello al ganador del concurso.-Entonces ¿qué sugieres?-Una escena donde el chico anónimo salga a navegar

con una sierra eléctrica. por un océano de brazos. Otradonde el chico anónimo le saque todos los dientes a sumadre y se haga un collar. Creo que sólo convertido enasesino puede un chico de esta ciudad ser famoso.

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CIUDAD INMÓVIL. ABRIL-92

Música de Pearl Jam

La fiesta era en el apartamento de Carmen. Cuando lle-gué había un alboroto porque Toba se había sacado laverga a petición de Carmen y ésta trataba de calcularle eltamaño con una regla. La verga de Toba colgaba como unoscuro chorizo mientras él, llevado de la traba, se mecíafrente a Carmen como una palmera en la tormenta. Caíen cuenta que las vergas son la cosa más fea que hay. Toniestaba sacando fotos para el recuerdo. En ese momentollegó Sergio, el novio de Carmen, y antes que alguien pu-diera evitarlo apartó a (~armen y las otras chicas que ro-deaban a Toba y le pegó una patada en las huevas. Toba seencogió de dolor y rodó por el piso. Fran agarró a Sergiopara evitar que volviera a golpear a Toba. Toba tardó va-rios minutos en reponerse y cuando lo hizo nte a sentarseen un rincón y allí pasó el resto de la fiesta. Sergio, unavez pasada la rabia, n1e a disculparse con Toba y trató desacarlo del rincón pero Toba siguió allí con la vista perdi-da y la expresión méis estúpida que recuerde. En la prime-ra oporttmidad que tttve le pregtmté a Sergio qué lo habíaemputado tanto.

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-Creí que se la estaba chupando -dijo Sergio.Carmen vino por Sergio y se 10 llevó a bailar. Pensé en

cierta chica, en su manera de ser. A ella no le gustaban lasfiestas, prefería ir a un sitio tranquilo donde se pudieraconversar. Miré alrededor y vi a toda aquella gente con la

que había compartido la mayor parte de mi existencia yde repente me sentí en la dimensión desconocida. Alguienvino por detrás y me tapó los ojos, eran unas manospequeñas que olían a jabón johnson 's revuelto con ajo.

No pude adivinar.

-¿Aburrido?Era Ana. Ella y yo habíamos tenido sexo la noche ante-

rior y 10 último que quería era verla.

-Un poco -dije.-¿Quieres bailar?-Quizá más tarde -dije.Ella me dio un beso en la boca y fue a saludar a Car-

men y el resto.

Encontré a Ciro en el parque. Estaba tumbado en la

banca de siempre. Se levantó al verme. Me preguntó porla fiesta y le dije que era un asco. Le dije que tenía una

nueva idea para la película.-Se llamará Versión de sujetos al atardecer.-Buen título -dijo él-. ¿Y cuál es el rollo?-Un escritor frustrado se encuentra en un bar con un

desconocido y se ponen a hablar paja. El desconocido,según su propia versión, está en la ciudad por negocios yes la primera vez que viene. El escritor le cuenta su histo-ria y el desconocido le dice que trabaja en una importan-te editorial y puede ayudarlo. El escritor 10 invita a una

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botella de whisky y siguen hablando hasta que cierran elbar. Al despedirse el escritor quiere acompañar al desco-nocido hasta su hotel pero éste se niega y cuadran unacita para el día sigtliente. Al día siguiente el escritor, y un

pianista amigo suyo, se encuentran con el desconocido ylo invitan a comer. El desconocido dice que tiene relacio-

nes con gente de la tele que puede ayudar al pianista. Asídía tras día el escritor le presenta sus amigos (todos contalento pero sin fortuna) al desconocido y éste siempretiene algún contacto que los hará famosos. La cosa se ex-tiende por varios días y el escritor y sus amigos están ma-

mados de invitar a comer y a rumbear al desconocido, sinresultado. Nadie sabe en qué hotel se hospeda ni cuándose irá. Él les da largas diciendo que ya ha hecho algunas

vueltas por teléfono y en cualquier momento llegarán unosamigos suyos a Ciudad Inmóvil para hablar con ellos. Todollega a su final cuando una noche, después de pagarle la

rumba, el escritor sigue al desconocido y se pilla que viveen un hotelucho de la calle Medialuna. Después el escri-tor y sus amigos averiguan que el desconocido es en reali-dad un sastre del sur del país que está en Ciudad Inmóvil

huyendo de un crimen.-¿Es un asesino?-Te dije que era un sastre. Lo que pasó fue que mató

a la esposa porque ésta lo engañaba con su mejor amigo.

-¿Y cómo termina la película?-Cuando el desconocido se confiesa con el escritor

piensa que éste va a entregarlo a la policía pero para susorpresa el escritor lo felicita por haber matado a la trai-dora y lo lleva a vivir a su casa. Al final el desconocido

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(que a esa altura ya no lo es) seduce a la madre del escri-tor (que es viuda) y el escritor lo mata.

-¿Por acostarse con su madre?-Noooo... Te dije que el desconocido era sastre y por

esto el escritor le encarga arreglar sus pantalones favori-

tos pero cuando se los prueba...-jLe quedan cortos!-Exacto. ¿Cómo adivinaste?-Yo también mataría por eso.

A OIga le gustó la historia y aceptó colaborar con elvestuario (ella trabajaba en Benetton y podía sacar la ropaa escondidas), lo único que criticaba era que hiciéramosapología del crimen del sastre.

-Pero ella lo traicionó -dice Matvin.-¿No sería suficiente con una paliza? -dice OIga.-Si la deja viva ella corre a buscar al otro -dice aro-.

¿Te pillas? ...Cualquiera se repone de una paliza.-A mí me parece exagerado que el escritor lo felicite

por el crimen -dice Matvin tratando de apoyar un poco

a OIga.-Cuando alguien te traiciona no mide los daños

-dice el marido de OIga que hasta entonces parecía ab-sorto en la tele-. Lo que más duele es haber fallado, ha-

ber puesto la confianza en la persona equivocada.-¿Y qué resuelves con matarla? -pregunta OIga con

vivo interés.El marido no responde y OIga clava la mirada en mí.-Cuando una mujer traiciona a un hombre lo pone

en evidencia ante los otros hombres. Eso es lo peor y creoque uno tiene todo el derecho de tomar su vida.

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-Estoy de acuerdo con Rep -dice Ciro-. Matarla esborrar el error, es lo único que te devuelve el respeto. Mejorser un asesino que un idiota.

-¿Y si el hombre traiciona a la mujer?-Es distinto, OIga -dice el marido.-¿Por qué es distinto?Todos miramos al marido esperando su respuesta pero

él sólo sonríe con la vista fija en OIga y luego le da un besoy se mete en la cocina.

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Hay tres reglas: 1. Siempre hay una víctima. 2. Trata de no sertú. 3. No olvides la segunda regla

Encontré aJulia en el supermercado. Había perdido comocincuenta kilos y empezaba a verse mejor. Siempre imagi-né que había algo interesante bajo esa pila de grasa y nohabía fallado. Las tetas se le habían reducido bastante peroel trasero, que era lo mejor que teníaJulia, seguía intacto.Julia era prima de cierta chica y, a pesar mío, el tema fueinevitable. Me contó que cierta chica y Ramón (el malditobicho) se habían casado dos meses atras y habían viajadoa USA para traba.jar con Daniel (un tío de cierta chica quetenía un negocio de música latina en alguna parte de L.A.).Daniel y yo habíamos sido grandes amigos antes de irse aUSA. Primero había trabajado en Miami y después, con eldinero ahorrado, se había ido a L.A. y había montadoel negocio. Al poco tiempo de estar en los L.A. se casó conuna gringa y vinieron a pasar la luna de miel en CiudadInmóvil. Diane, la gringa, era propietaria de un anticua-rio. Ella y cierta chica (que dominaba el inglés y tantasotras cosas) hicieron buenas migas. Antes de regresar aUSA, Daniel nos propuso ir a trabajar con él. Quería apo-

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yar a Diane en 10 del anticuario y necesitaba gente de con-fianza en su negocio. Dijo que podía ayudarnos con lavisa y los tiquetes aéreos. Cierta chica le prometió que 10 Ipensaría pero después que se fueron me dijo que no po-día abandonar a su madre. De nada sirvió recordarle queera su madre quien le había insinuado el asunto a Daniel.Julia, mientras echaba cosas en el carrito, hablaba y habla-ba de 10 buena que era cierta chica. Sentí que me ardía elestómago pero mantuve la sonrisa y el aire indiferente.Ella describió con saña los pormenores del matrimonio ylas bonitas fotografías que habían hecho de Ramón y cier-ta chica. Le comenté que una boda entre un enano y unaprincesa carecía de estilo y era más bien grotesca. Ella dijoque se veían tiernos y agregó, sacando pecho, que las pa-rejas donde el hombre era más bajo estaban de moda yhasta se permitió compararlos con Tom Cruise y NicoleKidman. Para cambiar el tema me referí en tono socarróna su nueva apariencia. Le dije que toda la grasa se le habíaido al trasero. Se puso roja y, a pesar del esfuerzo, no pudoevitar las lágrimas. Entonces me quitó furiosa el carrito y10 empujó lejos de mí. Fue la última vez que hablé con

Julia.

Los enamorados tienden a tres cosas: 1. Decir que elsexo no es 10 más importante entre ellos. 2. Hacerse pro-mesas increíbles. 3. Elaborar todo tipo de planes hacia unbrillante futuro. Cuando se hacen planes con alguienamado uno puede imaginarse cualquier cosa menos queesos mismos planes puedan realizarse con otra persona.U no considera que cada promesa hecha es única e inmor-tal, que la palabra empeñada vale más que el amor. Ape-

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nas decae el sexo (que tenía tan poca importancia), elresto se esfuma. Aquí aparece (como por encanto) un in-significante hombrecillo que sin alardes nos demuestra lopoco avispados que somos y lo vivo que es él. El miserablebicho (¿avispa?) no sólo me quitó a cierta chica sino queademás se empacó mi sueño americano. Bien por él, él nun-ca d~jo que no lo haría. En cambio cierta chica juró quenunca se convertiría en una ml~ercita casera, que no ten-dría h~jos, que iba a ser una actriz y podríamos ser eternoscompañeros de vuelo (claro que mis vuelos con ella no pa-saron del autobús que nos llevaba de su casa al centro deCiudad Inmóvil y otra vez a su casa). La palabra vuelo, se-gún cierta chica, representaba su libertad abstracta. y yo,a diferencia del condenado bicho-avispa, me tragué la pa-traña. Los avispados de este mundo saben que la únicalibertad abstracta es un tiquete gratis con destino a L.A.

Alonso y Fran empl~aron una vez más la camioneta yésta rodó calle abajo con mi madre al volante. Seguí elmovimiento con la cámara hasta que la camioneta se de-tuvo. Mi madre b~jó acalorada y d~jo que tenía que irse apreparar el almuerzo. Traté de convencerla de hacer unaúltima toma pero fue imposible. La acompañé a coger untaxi y regresé al parque. El equipo de trabajo estaba echa-do en una banca, Alonso y Fran eran los más fundidos.Les dije que faltaba la escena donde el pianista tenía sexocon la prostituta y la del escritor matando al sastre. Cirodijo que ni Carmen ni OIga habían aceptado hacer de

prostituta.-¿Y Lina?-Toni es el encargado de hablar con ella.

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-¿Qué tal mi mamá?-¿Vas a ponerla de prostituta?-No idiota, quiero saber qué les pareció.-Actúa mejor que todos.-Para mí el mejor es Marvin -dije.-Tengo que regresar la camioneta -dijo Fran.La camioneta era del abuelo de Fran y éste la había

sacado sin consultarle. La habíamos usado para grabar laescena donde la madre del escritor (interpretada por mimamá) huía luego de discutir con el hijo por culpa delsastre. Como mi madre no sabía conducir tuvimos queempujar la camioneta y hacerla rodar calle abajo. El planA había sido ocultar a Fran en la camioneta para que laencendiera y llevara los pedales y cambios (mi madre sólodebía llevar el volante) pero en el primer intento mi ma-dre giró demasiado el volante y la camioneta en vez debajar por la calle se metió en el parque y casi atropella alequipo de grabación. Se optó entonces por el plan B.

La ventaja de enviar a Toni a hablar con Lina era queella se moría por él. La desventaja era que Toni detestabaa Lina. Cuando llegaron al apartamento de Gustavo (elpianista) y Lina dijo que aceptaba hacer de prostituta mepuse a saltar como loco. OIga se encargó de vestirla y ma-quillarla mientras Ciro le enseñaba las tres líneas que de-bía repetir. Una resultó una actriz estupenda, al menospara ese papel. Cuando terminamos de grabar busqué aToni para agradecerle pero se había ido. Esa noche reuníal equipo y les hice jurar que jamás le preguntarían a Toniqué había hecho para convencer a Lina.

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..

f Editar la película fue más complicado que rodarla.~Lo hice con dos VHS y un televisor. Cada treinta segundos

, de montaje me tomaba ocho horas. Lo más difícil era ati-" nar a pegar un plano con otro. El sonido era terrible por-l

que la avería del micrófono producía un pito y aunquer trataba de esconderlo bajo una cortina musical el pito se-

guía incólume. Estuve un mes en eso y poco a poco logrédarle cierto sentido a la trama. Cuando se la presenté alequipo estaba nervioso pero ellos parecieron captar lahistoria y se decidió que era presentable. Decidimos al-quilar un proyector y hacer la premiere en el Ratapeona.El idiota que hacía la sección cultural del periódico (elúnico que había en Ciudad Inmóvil) escribió una notasobre la película (que no había visto) y anunció la proyec-ción. Asistió un montón de gente y hubo muchos comen.,tarios (la mayoría venenosos) pero lo que pude captar fueque ninguno había entendido la película. No se tratabade que entendieran el sentido ulterior, eso me habría im-

portado menos, sino la simple historia. y tenían razón deno entenderla porque, como dijo Ciro después, la simplehistoria era más complicada que el sexo de las lombrices.

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CIUDAD INMÓVIL. TULIO-92

Música de Alice in Chains

-¿Es flannelt-Puro como el corazón de una rata.-Está del putas -dijo Toni.Ciro había esperado seis meses aquel pedazo de tela.

Era una tela ordinaria que seis meses antes vendían enWoolworth 's y K-Mart (los almacenes más cutre que había ,:::.en USA) y que ahora, gracias a Kurt Cobain y toda la onda Qdel grunge, era poco menos que un tesoro. Bleach, el pri- ~mer C.D. de Nirvana, no había hecho mucha bulla pero -con Nevennind estaban sonando hasta en la sopa. .Smell5 ~like leen spirit, una canción brusca y delirante, había borra- ~do a Michael Jackson del listado: ya no era blanco, era ¡invisible. En Ciudad Inmóvil la gente prefiere comer can- (

Igrejos y tirarse en la hamaca a lanzar eructos. Otros salen ia buscar turistas (que tirados bajo el ardiente sol caribeño

parecen camarones gigantes) para venderles chucheríasafrodisiacas (lo único que estimula esa basura son lasamibas). Como puedes imaginar, aquí los interesados enel rock y sus tendencias se cuentan con los dedos de unamano. Su dios, en el mejor de los casos, esJoe Arroyo, un

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mulato gordo, repleto de amibas y swing antillano. La ma-yoría adora a un tal Diomedes Díaz (una especie de chi-charrón peludo envuelto en papel regalo). En CiudadInmóvil si no usas guayabera y pantalón con pinzas eresraro. A ellos no les gusta cambiar, se sienten cómodosmeciendo sus hamacas frente a un mar que en esa partese pudre. Mientras no les espantes el sueño puedes que-darte con todo.

-¿Qué vas a hacer con el flannel?-U na camisa -dice Ciro-. La pienso usar con la fal-

da escocesa.-Tu mamá se va a morir -dice Toni.-Ahí viene el Gnomo -dice Ciro.El Gnomo es Alonso, le decimos así porque cuando se

traba puede hablar con los gnomos. Una vez la traba ledio por competir con Bach. Quería hacer una fuga a ochovoces (porque Bach había incluido una fuga a seis vocesen su famosa Ofrenda musical y aquello se consideraba unaproeza). Así que salió a medianoche, grabadora en mano,y se tumbó alIado de un charco para grabar a los sapos.Nunca escuché la grabación pero supe que la había envia-do a la CBS y todavía espera respuesta.

-Sólo faltan Marvin y Toba -dije.-Empecemos sin ellos -dijo Alons~.

La conversación de los tres caminantes se llamaba la novelade Peter Weiss que Alonso había adaptado al teatro. Ciro,Fran y yo hacíamos los personajes centrales. Marvin eraun guardia forestal y Toba, su mujer. La obra me parecía .'

buena pero se suponía que era para presentarla en unjardín infantil (la novia de Alonso le había conseguido el

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contrato) y no creía que niños de tres o cuatro años (amenos que fueran prospectos para la NASA) pudieran en-tender a Weiss. La novia de Alonso le había sugerido mon-tar alguna fábula de rombo pero el genio de Alonso (unavez estando en una fiesta me había llamado aparte y ha-

blándome al oído había dicho: ,\'oy el hombre más importantedel Planeta. ¿ Me guardas el ,\'ecreto?Y no me de.jó en paz has-ta que juré mil veces guardarle el secreto) no se podía

conformar con algo tan simple. Ensayamos durante unmes, lo que para Alonso fue una eternidad (había monta-do una versión del Rey Lear en dos semanas. Claro que enesa obra él hacía todos los persona,jes) y contra todos los

pronósticos divertimos a los niños (mientras nosotros re-citábamos los complicados parlamentos de Weiss, los ni-ños nos arrü.jaban todo tipo de cosas. U no le atinó con un

pedazo de hielo a Toba y le rompió la ce.ja). Al final Alonsorepartió el dinero y cada uno debió ceder una parte paralos siete puntos de sutura que necesitó la ceja de Toba.

Después de intentar con el cine, el teatro y un resto decosas más decidí montar una empresa y la llamé Produc-

ciones Fracaso Ltda. Ciro fue el único que aceptó ser par-te del proyecto, el resto prefería trabajar free lance. Dondi!se necesite un fracaso allí estaremos rezaba el flamante lema

de la empresa y ese era su único activo. Durante algúntiempo la cosa eSU1VO quieta y sólo nos juntábamos parabeber. Cuando lo creí propicio empecé a tantear el terre-no con la idea de una nueva película. No hubo mucho

enu1siasmo. Les dije que mi madre (a quien le había pica-do el gusanillo de la actuación) podía conseguimos una

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cámara más profesional con un amigo suyo, que esta vezsería una verdadera película. Toba mordió el anzuelo.

-¿Y qué historia tienes en mente?~Será algo sencillo.-¿No tienes el guión?-Todavía no pero lo puedo ir escribiendo mientras...-Ni mierda, Rep. Hasta que no tengas el guión no

movemos un dedo.U na de las cosas a las que achacaban el fracaso de la

anterior película era que se había hecho sobre el plano.Aparte de una breve sinopsis y unas cuantas escenas, ha-bía escrito los diálogos de Versión de sujetos al atardecerjustoantes de empezar a grabar. Quizá tenían razón.

Lo primero que tuve de la nueva película fue el título:La muerte de Sócrates. ¿Por qué Sócrates? Porque a pesar deser feo y pobre era íntegro. Había conseguido ser un durocon el poder de su mente. Sócrates era como el PibeValderrama, su carácter no tenía fisuras. Como Sócratesera -a mi modo de ver- el inventor de la entrevista, seme ocurrió hacer el guión en forma de entrevista. Otroaporte de Sócrates había sido el género policiaco y tam-bién se lo metí al guión. La historia era simple y más omenos fácil de llevar al videocine. Se trataba de un sujetollamado Rep que gracias a su talento había salido de Ciu-dad Inmóvil y vivía en New York (mucho más cream queL.A.) donde se le consideraba uno de los hitos del artecontemporáneo. Big Rep, como se hacía llamar el perso-naje, vivía en una mansión de máxima seguridad y sóloconfiaba en Ferdinand, un sirviente filipino que lo acom-pañaba a todas partes. Big Rep dominaba todas las artes y

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algunos deportes, su fortuna era incalculable y, a diferen-cia de todas las celebridades, nadie lo había fotografiadodesnudo. Se decía que la revista Playgttys estaba dispuestaa pagar un millón de dólares por esa foto. Dividí el guiónen dos partes: la primera era una entrevista que Big Repconcedía a una revista de escasa circulación llamada PerroMuerto. La entrevista es hecha por una pare.ja de chicos.A Big Rep le cae bien la chica (rubia y muy hermosa) y laseduce. La segunda parte es el desenlace de esta seduc-ción.

La historia convenció a todos (Alonso dijo que hacerde Big Rep sería mi único contacto con la fama). Ciro fueelegido para hacer de periodista y Elena (una cachaca queToba había pescado en Playa Blanca) haría de fotógrafa.A mi madre (que consiguió la cámara) la puse como amade llaves de Big Rep y Alonso sería el jefe de seguridad.El último viernes de ese julio empezamos a rodar con unaSony 3000 (que debíamos regresar en tres días) La muertede Sócrates.

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Índice

1

Dillinger jamás tuvo una oportunidad 7

2Producciones Fracaso Ltda. 43

3

La muerte de Sócrates 67

4

Guitarra invisible 83

5

Corto y profunda 119

6

Ballenas de agosto 127

7

El complejo del canguro 165

8

Sueño de una zanahoria congelada .., 189

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