entrevista a matilde coral

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Matilde CORAL Enciclopedia del baile su hija y, en plena presentación, alguien me llama desde el fondo de la habitación y me invita a pasar. Matilde Coral me sonríe desde la puerta de su salón y espera de pie, con el porte de una bailarina que ha trabajado mucho. Es mayor: 74 años no pasan en vano por nadie, y una vida curtida en los escenarios pesa. Pero su cuerpo está cargado de expe- riencia, y le sienta de maravilla. Se sabe guapa, y le gusta que los demás se lo digan. Es una mujer que ya ha vivido de todo, y que considera importante que su legado pase y sirva al futuro. Y aún así, está cargada de esperanza y de ganas de vivir. Charlar con ella pronto se convertirá en un auténtico gus- tazo. Pasamos a su salón y entramos en lo que ella misma define como “su vergel de tran- quilidad”. Las paredes se llenan de cuadros, fotografías y recuerdos. Un retrato suyo pre- side el centro de la estantería, repleta de libros y cargada de fotografías: Matilde Coral es alguien para quien la memoria es muy impor- tante, y sólo hay que echar un vistazo a este salón. Una vez sentada en “su sillón”, esta señora del baile se muestra en todo su esplendor y disfruta de estar realizando esta entrevista; su experiencia inunda la conversación con sólo unas pocas palabras. Tiene las ideas claras, sus principios son inamovibles, y el ser una niña de la guerra, una mujer del franquismo y una señora de la democracia, le da todo el derecho. Por MILA RODRÍGUEZ MEDINA Fotografía por ANABEL MONTILLA BATISTA Es historia del flamenco. Es vida de trabajo. Es andaluza de oro. Es maestra de grandes figuras. Pero sobre todo es saber estar y saber hacer. Entrevistamos a Matilde Coral, bailaora nacida en el 35, y nos habla de sus vivencias, sus sentimientos, y sobre todo, sus ideas. L a casa de Matilde Coral se encuentra en la calle Pureza, pleno corazón del barrio de Triana. Nos abre la puerta MATILDE CORAL: ENCICLOPEDIA DEL BAILE

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Page 1: Entrevista a Matilde Coral

Matilde

CORALEnciclopedia del baile

su hija y, en plena presentación, alguien mellama desde el fondo de la habitación y meinvita a pasar. Matilde Coral me sonríe desdela puerta de su salón y espera de pie, con elporte de una bailarina que ha trabajadomucho. Es mayor: 74 años no pasan en vanopor nadie, y una vida curtida en los escenariospesa. Pero su cuerpo está cargado de expe-riencia, y le sienta de maravilla. Se sabeguapa, y le gusta que los demás se lo digan.Es una mujer que ya ha vivido de todo, y queconsidera importante que su legado pase ysirva al futuro. Y aún así, está cargada deesperanza y de ganas de vivir. Charlar conella pronto se convertirá en un auténtico gus-tazo.

Pasamos a su salón y entramos en lo queella misma define como “su vergel de tran-quilidad”. Las paredes se llenan de cuadros,fotografías y recuerdos. Un retrato suyo pre-side el centro de la estantería, repleta de librosy cargada de fotografías: Matilde Coral esalguien para quien la memoria es muy impor-tante, y sólo hay que echar un vistazo a estesalón.Una vez sentada en “su sillón”, esta señora

del baile se muestra en todo su esplendor ydisfruta de estar realizando esta entrevista; suexperiencia inunda la conversación con sólounas pocas palabras. Tiene las ideas claras,sus principios son inamovibles, y el ser unaniña de la guerra, una mujer del franquismo yuna señora de la democracia, le da todo elderecho.

Por MILA RODRÍGUEZ MEDINAFotografía por ANABEL MONTILLA BATISTA

Es historia del flamenco. Es vida de trabajo. Es andaluza de oro. Esmaestra de grandes figuras. Pero sobre todo es saber estar y saberhacer. Entrevistamos a Matilde Coral, bailaora nacida en el 35, y noshabla de sus vivencias, sus sentimientos, y sobre todo, sus ideas.

L a casa de Matilde Coral se encuentraen la calle Pureza, pleno corazón delbarrio de Triana. Nos abre la puerta

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Matilde Coral es considerada comola maestra y cuidadora de la de laEscuela Sevillana del baile.

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decirle:"Mira, yo soy como una botella debuen vino, pero que la compran los coleccio-nistas. Yo ya estoy con etiqueta de caducidad,pero a los anticuarios les encanta compraresas antigüedades”. Yo ya no tengo precio, nosé lo que vale mi persona hoy levantar losbrazos y bailar, y mucho menos con indu-mentaria, maquillaje y todo. No lo sé, créeme.Y salí: se lo di y se lo regalé.

El momento que fue premiado con elGiraldillo al Momento Mágico de la Bienal deSevilla fue la intervención al final de la obrade la bailaora con el cantaor Miguel Poveda.Ambas figuras eran emoción pura sobre elescenario, en un momento histórico que unospocos privilegiados pudieron vivir. Ahora lorepiten en el Festival de Flamenco de Jerez dela Frontera.

¿Cómo se sintió en ese momento? Yo salícomo si no tuviese nada, y además como acámara lenta, como si la imagen se parara. Separó en aquel momento en mi mente la ima-gen, y yo lo único que hice fue salir y mevolví muy lentamente para el público, y elteatro se vino abajo. Y con un trémolo demúsica, que parecía de ángeles porque tocande maravilla, con Isabel quietita mirando,levante los brazos, hice así [se coloca con losbrazos en alto, en posición de baile], levantéel brazo tranquilamente y le paré la imagen.Se vino el teatro abajo. Yo te prometo, mipalabra de honor, por mi dignidad de profe-sional, que fue para mí un momento maravi-lloso. Ver a ese público entero, con ese respe-to y esas palmas, auténticas de Sevilla, elsilencio y el aplauso de Sevilla, y yo vi aque-llo y me quedé muy satisfecha. Doy gracias aDios por ello con toda mi alma, me encantóque me ocurriera a mis años eso, ¿me entien-des? Bailé con una generación donde todasson flexibles, fuertes, autodidactas, gente todanueva en la Bienal y me dije "tu aquí, dueñade la historia de medio siglo atrás, y aquí contodos delante, te puedes dar por bien emplea-da”. Creo que ha sido uno, por no decirte elmejor, premio que me ha dado Dios del públi-co de Sevilla. Es inmejorable, que la gente mequiera mucho y la opinión pública me respe-te.Ha desempeñado una gran labor docente,dando clases durante muchos años.Durantemuchos años, y con disciplina dancística, por-que tengo danza española 10 años antes deque hubiera conservatorio en Sevilla.Para usted es importante enseñar, ¿no? Esmi vida, me ha gustado mas que la escena: laescena es mágica, pero el modelar un cuerpode un cuerpo tosco. Pero ya te digo que hasido una labor conjunta: esos cuerpos hanestado modelados, bajo mi batuta, por losmejores profesores de danza clásico español,clásico blanco, español... Ellos han venido ami escuela, a la escuela de Matilde Coral sóloy simplemente en cursillos que me costabanun dineral dos y tres veces al año. Y misalumnos tenían que ser los mejores. El que noque se metiera a modisto o peluquero…Aún así, ha tenido problemas por su labor

Tiene usted más de 70 años, baila desdeque era muy joven, y sigue apareciendoaún en escenarios con su baile. ¿Cómo lohace? No lo sé, como no lo he dejado mi sub-consciente me obliga y todo lo que se me ape-tece, que esté dentro de mis facultades a mis74 años, lo hago: no le pido permiso ni a mipersona. Es mi mente directamente a micorazón y mi corazón directamente a mi cuer-po.De hecho, este año ha recibido el Giraldilloal Momento Mágico de la Bienal de

Flamenco por su colaboraciónen “Tórtola Valencia”,¿no?Sí, y también el de la Crítica, yeso ha sido maravilloso porqueyo estoy retirada, y si con lanueva generación de periodis-mo, que me recuerda como unmito, me dan por unanimidad elPremio a la Crítica, pues sola-mente tengo que decir quevivan esos chicos y chicas, queson grandes periodistas y since-ramente, que mi trabajo no hasido en balde, porque es muygrande que a mis 74 años sepanreconocerlo, y así me he retira-do todavía con más honor.Matilde se emociona al pensar

en que aún es reconocida comohistoria viva del flamenco. Hasido maestra de figuras del baileque ahora están consagradas, ycuenta con su respeto por ello.¿Cómo surgió esa colabora-ción? Isabel ha sido alumnamía, de las privilegiadas quetiene un maestro. Una niña pro-digio que me sacó todo aptodesde el primer examen, y todolo demás de la carrera conMatrícula de Honor. Para mí fueun orgullo, y en flamenco yome di por entero a esa niña. Ysalió tan bien... es una gran

“YO SOY COMO UNA BOTELLADE BUEN VINO, PERO QUE LACOMPRAN LOS COLECCIONISTAS”

maestra hoy por hoy, es una gran intérprete.Vino a que yo hiciera un personaje en su obra.Ella bailó como una reina; a mí me sabe malque yo tenga esa premio y que no lo tengaella, que lo hizo tan bien, pero ella es gran-diosa en todo, le sobra señorío. Vino a bus-carme: "Matilde, yo quisiera que usted mehiciera este personaje de Tórtola Valenciamayor”. Como yo la conozco respirando, fuealgo mágico. Y el cante de Miguel Povedafue…Para mí era una obsesión bailar para él.Le hice eso con toda mi alma. Le quiso ponerprecio. Me dijo "Bueno, ¿cuánto vas a cobrar-te?" Y a mí no se me ocurrió nada más que

Matilde Coral, a pesar de contar yacon 74 años a sus espaldas, siguebailando en ocasiones especiales

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docente. Yo me preocupé de hacer buenasbailarinas. Rezo como escuela flamenca, perono es verdad. Una vez que yo empecé con ladanza española, y me traje a buenas maestros,y luego a maestros superiores a mi casa, puesllevo la friolera de 42 años dando danzaespañola.

Ella misma reconoce que se consideramaestra sobre cualquier otra cosa. De suescuela han salido bailaoras como IsabelBayón, Merche Esmeralda, María Pagés,Manuela Carrasco o Milagros Mengíbar. Atodas las recuerda con el cariño que una granmaestra pone sobre los alumnos que le res-ponden, y se llena de orgullo al hablar de cadauna al ver cómo se han convertido en figurastan importantes como la que ella es.Sin embargo, el hablar de su escuela la per-

turba: por numerosos problemas con elgobierno local y autonómico, su escuela correpeligro de desaparecer.

¿Qué ocurre con su escuela? Yo ya lo estoyborrando de mis pensamientos. Yo sigodiciendo que las instituciones no cuidan de lahistoria. Tanto que se habla de la memoriahistórica y de lo otro histórico, ¿qué maestrosquedan de la época histórica de la posguerra?Que me lo digan. ¿Yo tengo que demostrarlea ningún gobierno hoy lo que he sido, lo quehe hecho con la danza, lo que sigo haciendopor la danza? ¿Por qué ignoran a esos testigosvivos de la historia, hoy que se está hablandotanto de la memoria histórica de España? ¿Porqué? Amí no me tienen que dar dinero, yo noquiero nada. Yo lo que no quiero es que lainformación auténtica de lo que he vividoentre deformada para los estudiantes, porqueyo lo he vivido. A mí no me pueden decirnada, y como yo quedan unos cuantostodavía: Fosforito, Habichuela,…Hay genteque te puede hablar de eso todavía muy bien,maestros todavía vivos que podemos hablar,como es Victoria Eugenia, como es JuanLinares,…¿Hay que morirse en este país paraque nos den una lapidita en la puerta "Aquínació…"? Mire usted, a mí no me pongausted ‘ná’. Aquí naci para Dios, y muero paraDios y por mis hijos. Lo demás me da igual.Y sigo diciendo que no, que la historia viva deeste país no la cuidan, no la conservan;todavía no ha habido nadie que diga: "Pues siesta mujer o este hombre, hizo esto por lavida, por que no le cedemos un sitio determi-nado para ellos, para que expliquen". No, telo explican gente nueva.... pero el testigo vivovale por dos. Y lo he demostrado desde mijuventud hasta llegar a mi vejez, que no soyuna mujer de decir ahora una cosa y luegootra. Yo siempre digo lo mismo: las artes, en

“LAS ARTES, EN ESTE PUEBLONUESTRO, SON LA CENICIENTADE ANDALUCÍA”

Matilde Coral fotografiada por Ruven Afanador,para su exposición por la XV Bienal de Flamenco deSevilla.

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este pueblo nuestro, son la cenicienta delcuento de Andalucía.

Matilde Coral es considerada por la historiacomo la maestra de la Escuela Sevillana delbaile y se ha dedicado durante años a conti-nuar ese legado con los alumnos de su escue-la.

Se le considera la protectora de la escuelasevillana del baile, ¿cómo define usted esemodo de bailar? La escuela sevillana delbaile es muy fácil. Sevilla tiene una idiosin-crasia diferente, no sé por qué... La Semana

Santa de Sevilla, la primera, después están lasdemás: escuela sevillana, barroquismo portodos lados, una joya en la calle... La Feria deSevilla, después están las demás: es la institu-ción, es la que se hizo la primera…Las fiestasprimaverales de Sevilla son únicas: Cruces deMayo, el Rocío, las Cucañas, Santa Ana, esdiferente. La mujer sevillana, vestida de man-tilla, es diferente. El toreo sevillano, es dife-rente. La pintura sevillana, es diferente. Lacostura sevillana, la indumentaria de feria, esdiferente. Es que somos diferentes.Sinceramente te digo que soy andaluza ymuero por Andalucía y no me importaríamorir como murieron tantos. Te digo que laescuela sevillana es diferente. A Madrid íba-mos muchachas como templos, bellísimas,pero, amigo mío, las niñas de Sevilla "partíanla pana", de hermosas, de bien vestidas, dedesparpajo, de esa gama verde de Sevilla. Ytodo es diferente: yo no he puesto la moda nila he quitado, yo he seguido las pautas deotras que estuvieron antes que yo, y yo lo quehe hecho es conservarla, atreverme a hacer unlibro que ha tenido un premio nacional, dán-dole 40 nombres a 40 pasos que estabanhechos, que yo no he inventado, por personasmayores que yo y que seguí. Pues para mí esoes la escuela sevillana. Y te voy a decir unacosa: me encanta que haya muchos estudian-tes de la escuela sevillana, pero eso sí, elnúmero dos va siempre detrás por detrás delnumero uno.De hecho, usted cogió el testigo de PastoraImperio, una de sus maestras. ¿Quérecuerda de sus maestras? Me fui a Madrida trabajar en el año 56, porque a mi marido lomovilizaron allí para ir a la "mili". El generalLesea, que estaba en Sevilla, le arregló lascosas a Gitanillo de Triana y a PastoraImperio para que mi marido, que bailaba porbulerías como nadie, bailara en el tablao "Elduende" en Madrid, y yo trabajara con ellos.Ya estaba yo trabajando en Madrid en eltablao Zambra a finales del año 56, y mi refe-rencia fue Pastora. Yo no la había visto bailarnunca, pero cuando yo vi a aquella mujer memarcó, quedé marcada para toda la vida. Erauna mujer que me impactó. Luego a lo mejorhacerlo como ella era imposible, imposible.Me marcó mucho también Pilar López, quefue referente en mi vida, y Rosa Durán.Fueron los tres referentes más fuertes, porquea Carmen Amaya la admiraba, pero como yodigo, desde el asiento del teatro, porque medaba hasta miedo de verla como bailaba: nose podía bailar mejor.Además, su relación con la cultura gitanaes muy estrecha, a pesar de no serlo. Sí, sí.Mi obsesión era una gitana muy guapa quetrabajaba en el Duende, que era MalenaLoreto, madre del torero Julio Aparicio y lamujer de Julio Aparicio Padre. Esa mujer eraun portento verla bailar, era un Zuloaga, unamaravilla. Me impactó la gitanería de Triana,como bailaban esas gitanas…me impacto vera aquellas gitanas, a Carmen La Aparejero,cómo llamaba por bulerías, era una joya…Yome fui enamorando de la ideología de todosesos gitanos que no eran profesionales. Ibaadquiriendo muchos conocimientos, eso se

“YO HE SEGUIDO LAS PAUTAS DEOTRAS QUE ESTUVIERON ANTESQUE YO, Y LAS HE CONSERVADO”

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La entrada de la casa de esta bailaora estápresidido por gran parte delos reconocimien-tos recibidos a lo largo de su carrera. En todoel centro, la Medalla de Andalucía.

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Esta bailaora, nacida en 1935, se muestraorgullosa de lo que su carrera artística le hareportado: muchos reconocimientos, perosobre todo el cariño de la gente.

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pega, y no me fue difícil comprender la ideo-logía flamenca y sobre todo la gitana. Meenamoré de un gitano, en todo lo más lindo demi juventud, y me casé. Mis hijos están mez-clados. Mi casa es un vergel de tranquilidad:aquí hay comprensión y bienestar entre todos,y he intentado por todos los medios vivir mivida privada a 90 grados de la vida profesio-nal.Su carrera ha estado cargada de reconoci-mientos, ¿ha habido alguno al que le tengaespecial cariño? El premio que más cariño letengo, porque fue un tiempo que me dediqueéexclusivamente a ello ya que había ganadobastante dinero para vivir, fue por todo lo quehice en pro de la infancia cuando Unicefempezó a trabajar fuerte, y me dieron losReyes el premio Unicef de Andalucía. Y mesentí muy bien con ese premio. Eso sí, el quereluce en mi casa como el sol es la Medalla deAndalucía: a mí me tienen que matar y apare-ce. La adoro, la respeto tanto, quiero tanto aAndalucía, que no respiro bacterias purashasta que estoy en Andalucía, sobre todocuando cruzo el puente.Esos premios se aprecian más con una vidacargada de trabajo como la suya, ¿verdad?El doctor que me ha operado de la pierna medice que me mete la pierna en formol y yo laguardo, nada más que por lo que me ha servi-do…Pero yo le dijo que no, no hay manera deguardarla, estaba hecha polvo... Lo he dadotodo, me he sacrificado, he tenido menoshijos por bailar…Pero el premio más gratifi-cante es que la opinión publica, no los gobier-nos, me diga "Doña Matilde, vaya usted conDios" "Qué guapa está" y no mire que tengo74 años y la cara arrugada…Eso es lo másbonito que me ha podido ocurrir en mi vida:"¡Qué guapa está usted, Matilde! ¡Mira cómoestá!". Y yo me miro y digo: "Dios mío de mialma, si yo me veo ya…" Esa opinión publicala adoro… la adoro.Sus principios fueron difíciles, en parte porla época en que nació, ¿no? Nací en el año35, y nacer en ese año y pasar una posguerra,de hambre con el estomago pegado en laespalda, ese hambre que te ponías a bailar yveías luces de colores, porque te mareabas dehambre... pero el hambre despierta los senti-dos. Y yo en aquellos momentos tenía máshambre que cuerpo y que años, y me dediquepor entero. Tuve que ganar dinero para comery para que comieran los míos, porque ya a mipadre lo cogían por política. Lo echaban porpolítica de los trabajos, porque él era republi-cano. Y pasamos mucho, en mi casa se vendiótodo. Mi madre lo vendió todo, vendió su sor-tijita de boda, todo, para un plato de comidapara sus hijos, pero mi padre no podía traba-jar, porque ya no había tajo para él. Era repu-blicano, y estaban siempre con el dedoseñalándole: "Tú, fuera". Hasta que pudimossacar la cabeza poco a poco, trabajando.¿Qué recuerda de esa infancia? Nadie hatenido más voluntad que yo para resistir, por-que para resistir eso en tiempos de hambre ydonde cada uno pensaba de una manera dis-tinta… Empezando por el colegio, saliendo ala calle con los juegos… Por todos sitios tecortaban los vuelos. La época de hablar baji-

to, que no se podía levantar la voz y tuspadres de decían: "Shhh, niños, baja la voz" Ynos criamos con ese miedo en el cuerpo.Sabíamos inventar los juegos, éramos arqui-tectos en miniatura con pequeñas piedras.Éramos niños con una sabiduría grandiosa,porque con un muñequito con dos brazos encruz de barro, le hacíamos unas ropitas, y eraalgo precioso. Hacíamos unos trabajosmanuales lindos, leíamos muchísimos, por-que no teníamos forma de entretenernos. Yteníamos que entretener el hambre comofuera, buscando de aquí, de allí, de dondefuera. A mí me daban un real por ir a la vía ycoger el carbón, y no se enteraba nadie. Ledaba el real a mi madre… Esa época maravi-llosa que no la cambio por nada, mis ilusionesno pudieron fusilármela. Mis ilusiones no melas fusilaron, y mis creencias no me la fusila-ron. Y hoy por hoy me siento orgullosa devivir aquella posguerra, porque lo pase muymal. Yo veía a mi madre, que era una señori-ta casada con obrero, muy listo, muy culto,pero un obrero, llorar día y noche. ¿Quéocurría en mi casa que estaba mi madre llo-rando y mi padre discutiendo? Pues que lehabían despedido del trabajo. "Y a la niña hayque sacarla del colegio de pago, y hay quemeterla en uno del gobierno" Con la manoarriba todo el día, haciendo el saludo militar,y mi padre se tragaba aquel orgullo de unhombre con las manos destrozadas de poneradoquines para dar de comer a sus hijas.¿Qué siente ahora al recordarlo? Yo mealegro de haber pasado todo eso [llorando], telo digo con la mano en el corazón. Me alegroporque hoy le doy mas valor a lo que tengo, yhe conocido a los políticos que están hoy, losprimeros, antes que muchos, cuando sereunían en mi casa para hablar, con todos. Yome llevé, según mi padre, una semana dur-miendo en una escalera que daba acceso a unaazotea, y de esa azotea al campo, para irme,porque se llevaban a los niños republicanosfuera de España (esto no se lo he contadonunca a nadie, y te lo estoy contando a ti) y mimadre decía que a mí no me llevaban. Teníaaño y medio o dos años, y me llevé con lacesta preparada para llevar un montón de díasporque "tú no te vas de España". Pero hoy meenorgullezco de todo, ya todo ha pasado. Yamis hijos respiran bien, y puedes decir lo quete de la gana, sentir como te de la gana, y 'seha acabao'. Yo respeto a la derecha, yo respe-to a la izquierda, yo respeto al centro, peroque me dejen a mí con mis ideales.Entonces usted vivió toda su juventud enpleno franquismo. ¿Tuvo problemas? Yono podía cantar, y antes de tiempo le canté yme metían todas las noches en la comisaria.Todas las noches con los Bolecos venía elcomisario de turno y me decía: "¿Pero ustedesque os habéis creído? Eso no se puede hacer"

y yo le decía: “Mire usted, pero si esto es unlibro de poesía" "¿Quién se lo ha dado austed?" "A mi quién me lo va a dar, yo lo hecomprado en el Jueves". Así, y me lo habíandado políticos, pero políticos de verdad, delos que estaban escondidos siempre. Yo digoque esto que hoy estoy diciendo aquí es paraque se sepa que un artista humilde se hace abase de sufrimiento y sacrificio. Todo lo fácilresulta con el tiempo mediocre.

A pesar de su edad, esta bailaora no es unade esas figuras que recuerda el flamenco desus años como el mejor posible, y reconoce elpotencial que se da actualmente en el flamen-co. Es una mujer situada en el momento quevive. Gracias a eso, su relación con el fla-menco es muy cercana, a lo que hay que aña-dir que sigue siendo considerada como unamaestra para todos esos jóvenes.¿Cómo ve el flamenco actualmente? Muybien, mejor que nunca. Tienen más ayu-das…Hoy se trabaja muy bien, se estudiamucho, saben mucho los muchachos. Pero nose pueden olvidar de dónde nació todo esto,de dónde proviene todo esto, quién lo hizoantes que ellos. La historia no se escribe deaquí para adelante, sino de atrás para adelan-te. Y la verdad es que para llegar a cómo bai-lan y como están situados hoy, antes hemosluchado otros. Eso es indiscutible.¿Y qué opina de las nuevas figuras? ¿Hayalguna que le guste especialmente? Meencanta Eva la Yerbabuena, me encanta IsabelBayón, me encanta Merche Esmeralda, meencanta Antonio el Pipa, me encanta PepaMontes, me encanta Manuela Carrasco. Haygente muy buena. En el cante me muero conPoveda, y me quedo con mi voz personal y micante jondo de El Lebrijano.

Definitivamente, tras hora y media de con-versación, ha quedado claro que MatildeCoral es una figura histórica, pero tambiénpresente. Es un testigo vivo de las penas yalegrías que el arte ha sufrido a lo largo detoda su historia en España, sobre todo en susetapas más turbulentas, y ha sobrevivido aello como una gran mujer sabe hacer. MatildeCoral es más que una bailaora, es una mujerque con más 70 años sigue luchando por loque cree, y lo seguirá haciendo hasta que se lepermita. Y aún tiene palabras para terminaresta entrevista a lo grande.

En pocas palabras, ¿cómo podría resumir-se la historia de Matilde Coral? Nacer parael baile, pubertad para el baile, juventud parael baile, casamiento para el baile, hijos para elbaile, vida con el baile, y espero que, si Diosme tiene guardado algo malo, sea rápido,pronto, y a través de un baile.

“MIS ILUSIONES NOME LAS FUSILARON.Y ME SIENTO ORGULLOSA DE VIVIR LAPOSGUERRA”