el ministerio de apostol hoy

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El ministerio de apóstol hoy Por Eleuterio Uribe Villegas Introducción ¿Existen los apóstoles hoy? Esta pregunta parecía tener una respuesta ya dada, aceptada y concluida en nuestra Iglesia. Pero, hoy nos la volvemos a hacer. Las corrientes actuales del mundo pentecostal - carismático han puesto de nueva cuenta en la mesa de la discusión dicho tema. Ellos afirman que existen los apóstoles hoy. Que no solamente existe como don y ministerio, sino también como cargo gubernamental y fundacional 1 . Así, dichos grupos aseguran que la autoridad, unción, oficio y rango más alto de gobierno está siendo depositado por Dios en el apóstol, oficio que el Espíritu Santo está restaurando a la iglesia de nuestros tiempos. Ya tiempo atrás se afirmaba la existencia del don de apóstol, y nuestra Iglesia no parecía tener problemas con el tema. Entonces, al don de apóstol se le identificaba como el don básico para la obra misionera. Pero, ahora ¿qué debemos opinar acerca del cargo de gobierno de apóstol? Ahora bien, es claro que para responder en uno u otro sentido tenemos que ir a las fuentes de nuestra fe y regla de conducta. Y que el asunto central a analizar, no es el título de apóstol per se 2 , sino toda la carga de significado que se le atribuye como aplicable para hoy. Intentaremos en este escrito mostrar que el apostolado está presente hoy como un ministerio, y trataremos de ver cómo podría ser aplicable hoy. Pero, veremos que como oficio de gobierno eclesial no aparece en la Biblia con carácter normativo para nuestros días. Veremos también, que asignarle a alguien el título de apóstol con la carga de autoridad, unción 1 Esta una de las afirmaciones básicas de la corriente apostólica – profética. 2 Frase latina que significa “por sí misma” 1

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Doctrina cristiana fundamentada en el Nuevo Testamento sobre el apostolado

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Page 1: EL MINISTERIO DE APOSTOL HOY

El ministerio de apóstol hoy

Por Eleuterio Uribe Villegas

Introducción

¿Existen los apóstoles hoy? Esta pregunta parecía tener una respuesta ya dada, aceptada y concluida en nuestra Iglesia. Pero, hoy nos la volvemos a hacer. Las corrientes actuales del mundo pentecostal - carismático han puesto de nueva cuenta en la mesa de la discusión dicho tema. Ellos afirman que existen los apóstoles hoy. Que no solamente existe como don y ministerio, sino también como cargo gubernamental y fundacional1. Así, dichos grupos aseguran que la autoridad, unción, oficio y rango más alto de gobierno está siendo depositado por Dios en el apóstol, oficio que el Espíritu Santo está restaurando a la iglesia de nuestros tiempos.

Ya tiempo atrás se afirmaba la existencia del don de apóstol, y nuestra Iglesia no parecía tener problemas con el tema. Entonces, al don de apóstol se le identificaba como el don básico para la obra misionera. Pero, ahora ¿qué debemos opinar acerca del cargo de gobierno de apóstol?

Ahora bien, es claro que para responder en uno u otro sentido tenemos que ir a las fuentes de nuestra fe y regla de conducta. Y que el asunto central a analizar, no es el título de apóstol per se2, sino toda la carga de significado que se le atribuye como aplicable para hoy.

Intentaremos en este escrito mostrar que el apostolado está presente hoy como un ministerio, y trataremos de ver cómo podría ser aplicable hoy. Pero, veremos que como oficio de gobierno eclesial no aparece en la Biblia con carácter normativo para nuestros días. Veremos también, que asignarle a alguien el título de apóstol con la carga de autoridad, unción y gobierno que tuvieron los apóstoles de la Iglesia primitiva, no tiene base ni antecedente bíblico.

Más bien, encontraremos en el texto bíblico que los apóstoles levantaron un nuevo liderazgo eclesial, entre los cuales no consideraron necesario aplicar el título de apóstol, sino velar cuidadosamente para que la continuación de sus ministerios apostólicos se diera a través de los ministerios de esas nuevas autoridades eclesiales establecidas por ellos. Pero, sobre todo, nos dejaron un legado para que pudiéramos, nosotros mismos hoy, darle continuación a sus ministerios, enseñanzas, doctrina y mensaje, a pesar de la distancia histórica que nos separa: la palabra escrita, el Nuevo Testamento, la palabra revelada por Dios a través de ellos y sus ministerios apostólicos.

1 Esta una de las afirmaciones básicas de la corriente apostólica – profética.2 Frase latina que significa “por sí misma”

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I. Trasfondo del vocablo apóstol

Indudablemente es importante conocer el significado etimológico de la palabra griega apostolos (apóstolos = apóstol). Pero, vamos a descubrir que, por si misma, la palabra apóstol no nos ayuda a definir con exactitud si alude a un don, ministerio u oficio. No obstante, es necesario conocer a continuación su valor etimológico, para que a partir de ahí, podamos analizarla en medio de su contexto bíblico, y nos aproximemos a definir, de esta manera, el apostolado y la carga de significado que tiene como ministerio, don u oficio.

A. Trasfondo griego

El sustantivo griego apostolos (apóstolos)3 fue usado profusamente por los griegos clásicos con el significado de embajador, mensajero y enviado. Se utilizó relacionándolo especialmente con las cuestiones navales.

El verbo apostollein (apostollein), de donde se deriva el sustantivo apóstol, era enviar una flota, o una expedición de colonos a fundar una colonia por mandato del rey. El comandante de tal expedición a veces era llamado apóstol, esto es, el comisionado al mando de fundar la colonia.

B. Trasfondo hebreo

Los estudiosos consideran que el término apóstol entre los griegos no fue conocido con el significado con el que se usó en el Nuevo Testamento por nuestro Señor Jesucristo. Aunque el vocablo apóstol se deriva del griego, su trasfondo es hebreo en cuanto a la carga de significado en el uso neo-testamentario. Así, apóstol es un vocablo relacionado con el sustantivo shalíaj (enviado). Esta palabra se deriva de un verbo que significa enviar. Veamos lo que era un Shalíaj entre los judíos a continuación:

1. El Shalíaj era un enviado2. Un representante de quien lo enviaba3. El que lo enviaba le entregaba plenos poderes para actuar en su nombre en

el marco de la misión encomendada.4. El Shalíaj como enviado o representante tenía un mandato bien definido que

debía cumplir, del cual no podía desviarse.5. Tenía la misma autoridad jurídica que si la persona que lo enviaba hubiese

actuado personalmente.6. Tenía que identificarse completamente con la causa del que lo había enviado,

no con sus intereses personales.7. Al regresar de su misión tenía que rendir cuentas.

II. El apostolado de los doce en los evangelios sinópticos y Hechos

3 “Apóstolos” es transliteración y pronunciación del griego koiné.

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Es importante analizar, en primera instancia, a los evangelios sinópticos sobre este tema del apostolado. Pues, todos sabemos, que son los documentos bíblicos que contienen de primera mano, la narración fidedigna del ministerio de nuestro Señor Jesucristo. Y, que además, son los escritos que se vinculan mucho más a una paternidad apostólica, en cuanto a los datos de la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús.

A. El apostolado en el Evangelio de Mateo

1. El carácter ministerial del apostolado

Hay que aclarar de inicio, que el vocablo “apóstol” sólo aparece una sola vez en el Evangelio de Mateo. Este se encuentra escrito en el pasaje conocido con el título de “El discurso misionero”. Así, después de Mateo 10:2, ya no vuelve a mencionarse el término apóstol, incluso, ni siquiera en el pasaje tan relevante y conocido como “La Gran Comisión”.

Por lo anterior, existe, pues, de entrada, por estadística del vocablo y por la exégesis que haremos, precisamente, de Mateo 10:1-15, que Mateo no tiene una teología muy desarrollada acerca del apostolado, más bien, es una teología incipiente

Ahora bien, hay que decir, que el discurso misionero de Mateo centra su interés narrativo, no en la asignación del título apóstol, sino en la esencia del apostolado como un encargo misionero, lo cual lo presenta eminentemente como un ministerio. En este sentido “apóstol” aparece con la connotación de enviado, mensajero y representante, en congruencia con el vocablo hebreo “shalíaj”. Veamos, pues, el pasaje de Mateo 10:1-15, a continuación:

1Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; 3Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, 4Simón, el cananita, y Judas Iscariote, el que también lo entregó.

Misión de los doce(Mc 6.7–13; Lc 9.1–6)

5A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones diciendo:«Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Y yendo, predicad, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. 8Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9No llevéis oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; 10ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón, porque el obrero es digno de su alimento. 11Pero en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos de quién en ella es digno y quedaos allí hasta que salgáis. 12Al entrar en la casa, saludad. 13Y si la casa es digna, vuestra paz vendrá sobre ella; pero si no es digna, vuestra

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paz se volverá a vosotros. 14Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies. 15De cierto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad.4

En dicho texto podemos observar los siguientes aspectos:

Mateo, en este pasaje, no centra su interés en afirmar que Cristo dio a sus doce discípulos el título de apóstol, sino en instruir a sus discípulos de la naturaleza del apostolado como un encargo (no como un cargo). Por eso su redacción es: : “Los nombres de los doce apóstoles son estos…”5 (10:2). Lo cual implica que es él quien les llama apóstoles al redactar este episodio.

En virtud de que el apostolado es un encargo, Mateo lo enfatiza como un ministerio.

Ya que un ministerio implica la combinación de diversas capacidades para su realización, lo mismo acontece con el ministerio de apóstol: es una tarea eminentemente misionera; son portadores de un mensaje de primordial importancia, esto es, la palabra del reino; son pescadores de hombres para el reino de Dios; acompañan el apostolado con un ministerio de sanidades y milagros; reciben autoridad para echar fuera demonios; son pioneros de la obra, ya que son enviados a abrir camino en lugares donde no se ha predicado a Jesucristo.

Ahora bien, se les instruye no hacer negocio con el ministerio, misión y autoridad que se les ha delegado: “de gracia recibisteis, dad de gracia” (v. 8b)

Representan a Cristo, de tal forma que si se les rechaza a ellos, rechazan a Jesús mismo; si los reciben a ellos, reciben a Jesús también (v. 14, 15, 40)

Tienen que regresar y rendir cuentas a Jesús que los envió en su Nombre. Esto se encuentra documentado en Marcos 6:30 y Lucas 9:10, pasajes paralelos al episodio respectivo de Mateo.

2. El carácter ministerial y fundacional del apostolado

Aunque, en términos generales, podemos observar en el caso de la Gran Comisión, que se encuentra diseñado en el marco de un encargo misionero, lo cual lo subraya nuevamente con un carácter ministerial, como lo habíamos visto en el discurso misionero de Mateo 10, sin embargo, ahora, no sólo son enviados a las ovejas perdidas de Israel, sino a alcanzar a todo el mundo. La misión ha adquirido, de esta forma, dimensiones universales.

Esto es así, porque el Cristo resucitado se presenta con plenos poderes en el cielo y en la tierra (Mt. 28:18). Cristo ahora es un líder conquistador. Satanás que decía ser el dueño de todos los reinos y la gloria del mundo, ha sido derrotado en la batalla decisiva del calavario, y ha sido exhibida su derrota en la cruz y en la resurrección de Jesús. Existe, entonces, ahora, un mensaje nuevo o más profundo que dar:

4Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.5 De los pasajes paralelos al discurso misionero de Mateo, sólo el de Lucas afirma que Cristo los llamó apóstoles.

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¡Cristo ha resucitado! ¡Satanás, la muerte y el pecado están derrotados! En consecuencia, el Cristo resucitado envía a sus discípulos como portadores de este mensaje de salvación. Los discípulos son apóstoles porque Cristo los escogió para depositar y delegar en ellos su misión y autoridad, para que sean los portadores primarios y fundacionales de este mensaje de salvación a todas las naciones. A partir de aquí, el apostolado de los doce queda establecido para abarcar al mundo entero, y también, para ministrar el mensaje de manera fidedigna a la Iglesia en todas las edades. Este pasaje nos presenta ya, aunque en forma incipiente, un carácter fundacional del ministerio de los apóstoles.

B. El apostolado en el Evangelio de Marcos

Marcos, al igual que Mateo, en todo su Evangelio, sólo menciona una sola vez el término “apóstol”. El pasaje al que aludimos se encuentra en Marcos 6:30. En él se nos relata que los discípulos, después del trabajo misionero, retornaron a Cristo y le rindieron informes de lo que hicieron y enseñaron.

Ese dato, por sí sólo, nos hace ver que Marcos no tiene una teología desarrollada sobre el apostolado. El texto en cuestión al que hemos aludido, sólo nos confirma el dato que ya habíamos visto en Mateo, que el apostolado inició con un encargo eminentemente misionero, ganador de almas, ministrando el mensaje del reino, con todas sus características de señales y milagros, y de poder para echar fuera demonios. Y, sólo nos agrega la información que los apóstoles retornaron del trabajo misionero a rendirle cuentas a Jesús. Aspecto que no nos había informado Mateo.

C. El apostolado en la teología de Lucas: (Sus dos tratados)

1. La autoridad y el carácter fundacional del apostolado de los doce

Al revisar el Evangelio de Lucas, descubrimos que en él aparece el vocablo “apóstol” 6 veces. Todos los versículos en que sucede el término, asignan el título de apóstol a los doce. Así, teniendo a la vista este dato, podemos adelantar que Lucas le da una importancia mayor y más desarrollada al tema del apostolado. La autoridad y el carácter fundacional del ministerio de los doce aparecen en su Evangelio, pero, sobre todo, en su libro, los Hechos de los apóstoles, mucho más explicados que los otros evangelistas. Los textos que en su Evangelio aparece el vocablo apóstol son los siguientes:

Lucas 6:13Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:

Lucas 9:10Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida.

Lucas 11:49

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Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán,

Lucas 17:5Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.

Lucas 22:14Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles.

Lucas 24:10Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.

(énfasis añadido)

En Lucas, a partir del encargo misionero en 6:13, hasta el final de su evangelio, los doce son designados con el título de apóstoles. Sin embargo, lo anterior, por sí sólo, no nos dice mucho de la importancia que le da Lucas al tema del apostolado, o por lo menos, no en su magnitud.

Más bien, encontramos cuestiones importantes del apostolado, partiendo del discurso misionero de Jesús en la versión Lucana (10:1ss.). En este pasaje, Cristo envía a otros setenta con un encargo misionero. Las instrucciones dadas a los setenta, prácticamente, son las mismas que a los doce, lo cual nos muestra que es pasaje paralelo con Mateo 10. No obstante eso, entre el envío de los doce, y el envío de los setenta existe una diferencia fundamental: a los doce que envió primero, Cristo les llamó apóstoles; a los setenta que envió después, no.

Lucas no nos explica en su Evangelio, de manera explícita, el por qué la diferencia entre los doce y los setenta. Sin embargo, el dato anterior cobra sentido si lo revisamos, teniendo como trasfondo el Antiguo Testamento, específicamente, el peregrinaje del pueblo de Israel hacia la tierra prometida y la conquista de ella. Lucas escribió, tanto su Evangelio como el libro de los Hechos con este trasfondo. Una de las claves de lectura de sus dos tratados es peregrinaje - conquista, respectivamente hablando. Hechos 1:8, en este sentido, por ejemplo, abre el segundo tratado narrándonos el envío de los doce a conquistar a todas las naciones. Teniendo en cuenta lo anterior, veamos las siguientes observaciones:

(1) Fueron doce patriarcas que Dios escogió para fundar el pueblo de Israel como nación.

(2) Lucas nos dice, entonces, que fueron doce apóstoles que Cristo escogió para fundar la iglesia, el nuevo Israel (nuevo pueblo de Dios). Esto es, un tanto más claro, cuando vemos que el relato en Hechos 1:15-22, donde Pedro usa la Escritura como fundamento para elegir quien reemplace a Judas Iscariote, a fin de completar el número de los doce.

(3) Por otro lado, algunos comentaristas relacionan a los setenta que envió también Jesús (el texto griego menciona setenta y dos), con el dato de que en la época del Nuevo Testamento existían, precisamente, setenta naciones gentiles.

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(4) Así, los doce, y luego después los setenta, nos hablan del carácter universal de Jesús como único fundamento de la Iglesia en todas las edades, pues, a fin de cuentas es Jesús mismo quien envía a predicar el Evangelio a todo el mundo; y él es el Evangelio mismo.

(5) También, los setenta enviados por Jesús tienen que ver, además, con los setenta ancianos sobre los cuáles Dios mismo transfirió el espíritu profético de Moisés allá en el peregrinaje del desierto: “Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron” (Num.11:25; énfasis añadido).

(6) Estos datos nos darían una razón del por qué Jesús llamó apóstoles a los doce; y a los setenta, no. Y también, nos darían razones exegéticas para interpretar el por qué Lucas al escribir el libro de los Hechos, nos dice que al nuevo liderazgo que iban instalando los apóstoles, les nombraron con el título de ancianos y no de apóstoles. Estos ancianos representaban el nuevo liderazgo que le daría continuación al ministerio apostólico; de lo cual, los doce no vieron la necesidad de darles el título de apóstoles.

(7) Es tan importante este nuevo liderazgo que Lucas relatará posteriormente, que en el concilio de Jerusalén (Hch.15:1ss), fueron convocados tanto los apóstoles como también los ancianos, para resolver el problema que estaban ocasionando los judaizantes, que querían imponer a los gentiles la circuncisión como requisito para ser salvos.

Ahora bien, ¿cómo entienden los doce su apostolado? Veamos para ello el episodio que nos narra Lucas en Hechos 1:15-25 como punto de partida. El pasaje en cuestión dice lo siguiente:

15En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo:

16—Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura que el Espíritu Santo, por boca de David, había anunciado acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17y era contado con nosotros y tenía parte en este ministerio.(énfasis añadido) 18Este, pues, que había adquirido un campo con el salario de su iniquidad, cayó de cabeza y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama (que significa “Campo de sangre”), 20porque está escrito en el libro de los Salmos:

»“Sea hecha desierta su habitación»y:»“Tome otro su oficio”. 21»Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho con nosotros testigo de su resurrección.21»Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el

tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,22comenzando desde el bautismo de

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Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho con nosotros testigo de su resurrección.

23Entonces propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24Y orando, dijeron: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cual de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar».6

(énfasis añadido)

En este pasaje se pueden observar algunas de las líneas importantes que nos muestran la esencia del apostolado. Algunos de nuestras reflexiones al respecto hasta aquí son las siguientes:

(1) Para los doce su apostolado es un ministerio (Vv. 17, 20, 25), el cual implica una función de supervisión o sobreveedor, que es lo que significa el vocablo griego episkophn (episcopen; pronunciación antigua), término que la traducción RV60 traduce como “oficio” en el versículo 20: “Tome otro su oficio”. Esta traducción puede confundir a muchos hoy, y atribuirle al apostolado, de manera anacrónica, un significado o papel institucional que no tenía en su tiempo, y aplicarlo como válido para hoy. En realidad el vocablo episkophn alude a una función de servicio pastoral que implica un liderazgo de cuidado, protección y dirección de la Iglesia en su calidad de rebaño del Señor. Lucas nos lo define muy bien, cuando nos narra el mensaje de Pablo a los ancianos de Éfeso en Mileto (Hechos 20:17,28). Aquí los ancianos son calificados como obispos que fueron puestos por el Espíritu Santo para apacentar la grey de Dios. No alude a un oficio de gobierno, sino más bien al ministerio apostólico con una función pastoral: son los que deben velar y cuidar de la iglesia, de los lobos rapaces, que de dentro y de fuera quieren devorar al rebaño.

(2) Con la ascensión de Cristo a los cielos, los apóstoles tienen como una de sus tareas principales, a partir de aquí, dar testimonio de la resurrección de Jesús como testigos de primera mano (v.22). Ellos son los que poseen la autoridad para dar este mensaje, primero, porque Cristo los escogió y envió como sus representantes para ello y, segundo, porque poseen la autoridad de la presencia personal en el evento de la resurrección. Sólo ellos poseen dos componentes esenciales del apostolado: la autoridad que reside en un testigo ocular y la de haber sido enviados oficialmente por Cristo mismo para dar el mensaje de la resurrección. Lo que ellos recibieron, ellos deben transmitirlo. Esta clase de autoridad y su carácter fundacional es intransferible e irrepetible por los dos aspectos centrales que la componen. Por eso los doce nunca nombraron nuevos apóstoles. La autoridad para predicar el mensaje de la resurrección de las siguientes generaciones dependía y descansaba sobre la autoridad de los apóstoles. De ahí la importancia del legado que ellos dejaron: la palabra oral, pero, sobre todo, la escrita, el Nuevo Testamento. Sobre esta base testimonial tiene peso nuestro mensaje y ministerio hoy, y

6Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

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se vuelve verdaderamente apostólico. Por lo cual, es obvio, que nosotros hoy somos dependientes de la autoridad apostólica, en este sentido.

(3) En vista de lo anterior, es claro por qué Pedro considera que deben ser doce los apóstoles. Él entiende claramente que los apóstoles son creyentes fundacionales, como lo fueron los doce patriarcas en el Antiguo Testamento. Y que por esta razón originalmente Jesús mismo estableció a doce.

Con lo anterior, no estamos diciendo que ellos se entendieron o se presentaron a sí mismos como fundamentos de la iglesia, en el sentido absoluto, sino en un sentido instrumental. Son fundacionales porque ellos son los cimientos que nos edifican en el único fundamento o piedra principal que es Cristo. Esta afirmación era parte central de la predicación de los doce. Pedro mismo lo afirmó con toda claridad, de la siguiente manera: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:11-12; énfasis añadido). Aún más, presentar a Cristo como el único fundamento de la iglesia y la salvación, era una de las formas de predicar y afirmar su resurrección.

3. El apostolado como autoridad eclesiástica

Ahora bien, es indudable que los apóstoles ejercían su oficio ministerial con una autoridad de embajadores de Cristo, pero, al mismo tiempo sabían que Cristo los había enviado como servidores, no como gobernadores, pues, para ser el mayor se tiene que ser el servidor (Mateo 20:25-28).

Así, por ejemplo, los doce formaban un grupo colegiado de apóstoles, los cuales se integraban a los ancianos y hermanos de la iglesia de Jerusalén, para tomar decisiones en asuntos de dirección, solución de problemas y elección de líderes de la iglesia. Así, los doce nunca impusieron una decisión desde arriba hacia abajo. De esta manera lo hicieron, por ejemplo, al escoger los diáconos (6:2-6). De igual forma, al establecer ancianos y al resolver problemas de la iglesia, como en el caso del concilio de Jerusalén, donde los judaizantes, de manera intransigente querían circuncidar a los gentiles como requisito para la salvación (15:1ss). Aún en la elección misma de Matías, lo creyentes reunidos señalaron a dos (1:23).

Pablo mismo, junto con Bernabé, establecieron ancianos en cada iglesia al retornar de su primer viaje misionero, haciendo participar a la iglesia local para la elección de ellos. Pues, esto es lo que señala ceirotonew (cheirotoneo)7, vocablo griego traducido como “constituir”, pero que alude centralmente a levantar la mano con el propósito de elegir a una persona para una función ministerial.

Por otro lado, los ancianos eran propiamente líderes que pastoreaban la iglesia en las casas. Así que, no había un solo anciano en la iglesia de cada ciudad, sino

7 Transliteramos la pronunciación antigua del griego koiné. Hemos preferido esta pronunciación porque es la que traen normalmente los libros de teología.

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muchos, los cuales ministraban la enseñanza de los apóstoles, brindaban el cuidado pastoral y tomaban colegiadamente decisiones administrativas de la iglesia.

Así, pues, el apostolado no nació como una jerarquía monárquica, sino como un oficio ministerial con funciones misioneras y pastorales, que para dirigir la iglesia, lo hacía de manera colegiada con los ancianos, y aún a los mismos hermanos los hacía partícipes de ello. Su papel ministerial fundacional no se entendía en el sentido de una jerarquía absoluta, sino el desempeño de un servicio a la iglesia, como Jesús los había enseñado.

4. La teología Lucana y el tenor general del Nuevo Testamento

En virtud de todo lo anterior, podemos aquí hacer un breve comparativo de los hallazgos en la teología Lucana con el tenor general del Nuevo Testamento.

Así, por ejemplo, Pedro hablará en su primera carta que lleva su nombre, que los creyentes son piedras vivas, edificados como casa espiritual en Cristo, el cual es la piedra principal (1 Pe.2:4-7). Ellos eran las piedras vivas edificadas sobre Jesucristo, donde los demás creyentes, como piedras vivas también deben ser sobreedificados. Pero, la piedra principal, la que en realidad sostiene todo el edificio, es Jesucristo.

Juan mismo, el hermano de Jacobo, hablaría tiempo después, de este carácter fundacional de los doce, cuando describió en el libro de Apocalipsis la visión que tuvo de la Nueva Jerusalén: “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero” (Ap. 21:14).

Pablo se los dirá a los efesios de la manera siguiente: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”8 (Efesios 2:20). Existe unánimemente en todos los apóstoles toda una teología de Cristo como piedra principal, y los apóstoles como las piedras fundacionales que nos edifican en Cristo para formar un edificio santo para Dios. Que no están pensando en apóstoles fundacionales para cada nueva generación de la iglesia, se puede ver en el hecho de que nunca instalan nuevos apóstoles.

III. Los apóstoles y la segunda generación de líderes

En esta parte de nuestro escrito trataremos de encontrar, principalmente, en Hechos y las Cartas Pastorales qué clase de liderazgos eclesiales fueron estableciendo los apóstoles para el pastoreo de las iglesias que iban naciendo y creciendo en las diversas ciudades. Empezaremos por el libro de los Hechos de los Apóstoles.

A. La instalación de nuevos líderes en el libro de los Hechos

Nuestros hallazgos en Hechos son los siguientes:

8 La forma unívoca en que todo el Nuevo Testamento afirma por doquiera el carácter fundacional de los apóstoles, pero a Cristo como la piedra principal, no deja lugar a dudas que estamos ante una idea plenamente clara a todos los creyentes.

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Lo primero que podemos observar es, que no se encuentra en el libro de los Hechos, que los apóstoles confieran a algún creyente el cargo de gobierno eclesial asignándoles el título de apóstol. Los doce aceptan a Pablo, Bernabé y a Santiago el hermano del Señor, como apóstoles, pero fuera de ellos a nadie más. Sin embargo, este apostolado lo ven ellos más como una función ministerial que como un oficio de gobierno, pues esto último más bien tiene que ver con la idea de la iglesia como una institución. Lo cual no estaba en la perspectiva de los apóstoles. Ellos, más bien miraban a la iglesia como un organismo vivo del Cristo resucitado.

Además, encontramos que cuando Jacobo el hermano de Juan es asesinado a espada por Herodes, el resto de los apóstoles no escoge a otro creyente para sustituirlo en el ministerio apostólico de los doce (Hch.12:1ss.).

También encontramos en Hechos, que Pablo y Bernabé nombran y constituyen ancianos (en griego el vocablo es presbuíteros = presbítero) para que dirijan y pastoreen las Iglesias en cada ciudad respectiva (Hch. 14:23). Pero esto, mucho más que enfatizar una función gubernamental, tiene un propósito ministerial: atender las necesidades de enseñanza y pastoreo de la iglesia local. De tal forma que el término “constituir” es traducción del griego ceirotonew (cheirotoneo; pronunciación koiné), que significa, en realidad, levantar la mano con el propósito de escoger o elegir. Esto indica la participación de la iglesia local para escoger a sus líderes.

Por otro lado, observamos que en Jerusalén existen liderazgos que se les identifica con el título de apóstoles y ancianos (Hch. 15:4, 6, 22, 23). Pero a los que se alude ejerciendo el ministerio apostólico en la ciudad de Jerusalén, es a los doce y a Jacobo el hermano del Señor (aunque a Jacobo en Hechos nunca se le nombra apóstol, sin embargo, es obvio que se le trata así).

Sólo a Pablo, Bernabé y Jacobo el hermano del Señor se le reconocen como apóstoles.

2. La estructura de gobierno en las cartas pastorales

Las Cartas Pastorales dirigidas a Timoteo y a Tito, se consideran que fueron escritas por Pablo entre el 65-67 d. C. Al revisar estas epístolas, las cuales han sido por siglos las que han guiado a la Iglesia para conocer y establecer los requisitos que deben llenar aquellos que aspiran a liderar y gobernar la Iglesia de nuestro Dios, encontramos lo siguiente:

No se dan requisitos para constituir apóstoles de segunda generación como autoridades eclesiásticas.

En cambio, sí aparecen indicaciones específicas de Pablo para señalar los requisitos para el obispado (1 Timoteo 3:1-7).

Los requisitos para el diaconado (1 Timoteo 3:8-13) Los requisitos para establecer ancianos y obispos, los cuales se considera

que aluden a la misma clase de liderazgos ministeriales (Tito 1:5-9).

Ahora bien, lo que encontramos en las cartas pastorales es que los apóstoles buscaban que la continuación de su apostolado se diera en la conservación y transmisión de la doctrina que ellos habían transmitido. Al establecer oficiales de la

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iglesia (obispos, presbíteros y diáconos) velaban para que fueran fieles a la doctrina apostólica para vivirla, cuidarla y transmitirla fielmente a las siguientes generaciones de creyentes (2 Ti 2:2).

Los nuevos liderazgos tenían que ser, a su vez, forjadores de una nueva generación de líderes que fueran fieles a la sana doctrina. Con esta finalidad Pablo envía a Tito a Creta: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé” (Tito 1:5). Creta era una Isla con muchas ciudades y pueblos donde había diversas iglesias. Así que se piensa que el encargo para establecer ancianos incluía a todas ellas.

Por eso a Timoteo mismo, Pablo le dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina (de lo que enseñas a otros, traduce la Biblia DHH); persiste en ello, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen” (1 Timoteo 4:16; RV 95).

IV. Otros apóstoles

Sin lugar a dudas, tanto a Pablo como a Bernabé se les reconoce como apóstoles. Lucas los menciona con el título de apóstoles dos veces en los siguientes versículos: Hechos 14:4,14. También sabemos que en todas las cartas de su autoría, Pablo mismo se asigna el título de apóstol, afirmando que fue llamado para ello por el Señor Jesucristo. Aún más, Lucas en su teología narrativa de Hechos nos presenta a Pablo y a Bernabé como apóstoles fundacionales. Ellos son los hombres enviados por Cristo mismo a los gentiles con un carácter fundacional. Veámoslo a continuación.

A. El apostolado de Pablo

Las Escrituras nos presentan algunas razones para asignar a Pablo el título de apóstol, que a continuación queremos considerar.

Desde antes de su conversión, Pablo ya había sido escogido por el Señor Jesucristo para ser enviado a los gentiles con un ministerio muy especial. En el camino a Damasco, Cristo se le apareció9 en el camino y le reveló que para eso se le había manifestado, para designarlo su ministro y testigo a los gentiles (Hch.9:15; 22:14,21; 26:16).

Pablo mismo interpretaba su apostolado con un carácter fundacional a los gentiles. Este consistía en la revelación del Evangelio que había recibido, el cual, según el plan eterno de Dios revelado en Jesucristo, era que los gentiles serían coherederos con los judíos de las promesas de Dios, por medio del Evangelio, siendo miembros del mismo cuerpo (Ef.3:5-6). Este aspecto central del Evangelio a los gentiles no lo habían entendido, ni les había sido revelado a los doce. Por eso, él decía, que el 9 El verbo griego que Pablo utiliza para aludir a que Cristo se le apareció es oraw (orao), utilizado en aoristo se conjuga wfqhn (ofthen; pronunciación antigua, conjugación verbal pretérito en castellano) en Hechos 26:16, que significa “se te apareció” o, también, “se dejo ver por ti”, para señalar que Cristo se dejó ver de manera visible por Pablo, y que esto fue determinante para hacerlo su ministro y testigo a los gentiles. Pablo sabe esto y lo narra en su testimonio como defensa ante los fariseos, y para mostrar las razones de su conversión y de su ministerio apostólico.

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Evangelio que predicaba a los gentiles, no lo recibió ni lo aprendió de hombres, sino por revelación de Jesucristo (Gal.1:12).

Además, el mismo Espíritu Santo lo había enviado con un encargo misionero a los gentiles cuando se encontraba en Antioquia (Hch.13:2-4). Y como él mismo lo dijera, para no haber corrido en vano, después de 14 años de trabajo misionero, subió a Jerusalén y les expuso a los apóstoles el Evangelio que él predicaba a los gentiles. Luego, asegura que ellos le dieron la diestra en señal de compañía. Es decir, le reconocieron a él su ministerio apostólico a los gentiles, y el de los doce a la circuncisión (Ga.2:1,9).

Pablo fue el hombre llamado, enviado y encargado por Cristo mismo, no sólo a misionar entre los gentiles, sino a determinar, con precisión, en qué grado ya no tenían validez “los rituales judíos, las leyes alimentarias, las diversas prohibiciones y, sobre todo, los requisitos de la circuncisión”, como lo explica hábilmente el teólogo Suizo, Emil Bruner (El malentendido de la Iglesia; 1951). A través de Pablo, Dios liberó al Evangelio de las tradiciones judaicas y logró que judíos y gentiles formaran un solo cuerpo, que es la iglesia.

B. El apostolado de Bernabé

Quizás no tenemos mucha información sobre Bernabé. Pero, es claro que los datos generales nos hablan que a Bernabé se le reconoce como apóstol.

Su apostolado, desarrollado al lado de Pablo, tiene un carácter fundacional, en cuanto al mensaje que se debe predicar a los gentiles. Su ministerio de apóstol conserva, además su carácter misionero, donde comparte y ministra la palabra, equipa líderes, y es pionero junto con Pablo, en la predicación de la mayor parte de las naciones gentiles. Es escogido y enviado por el Espíritu Santo. Luego, en cierta forma, su apostolado es reconocido por los doce, cuando a él y a Pablo, los apóstoles les dieron la diestra en señal de compañía para que fuesen a predicar el Evangelio a los gentiles (Gal.2:9).

C. Jacobo el hermano del Señor

Jacobo, conocido como Santiago el hermano del Señor, en la carta que lleva su nombre, es reconocido por Pablo como apóstol en Gálatas 1:19. Preside el concilio de Jerusalén, según se observa en el relato de Lucas en Hechos 15:1ss. Y Pablo nos informa que tuvo un encuentro con el Cristo resucitado, donde seguramente se convirtió al Señor (1 Corintios 15:7). La Biblia no nos explica mayores detalles acerca de su apostolado.

D. Junias y AndrónicoHay quienes han asegurado que Junias y Andrónico son mencionados en Romanos 16:7, como apóstoles. Y que además, el nombre Junias alude a una mujer creyente. Sin embargo, existen aspectos textuales que no parecen favorecer dicha idea. El texto en cuestión dice de la siguiente manera: “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo” (Ro.16:7).

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Primero que todo debemos decir que este texto es de difícil interpretación, debido a que su redacción es muy confusa. Sin embargo, podemos observar en el texto los siguientes aspectos:

Es imposible asegurar que Junias era hombre o mujer. Son muchos los comentaristas que aseguran que dicho término es un vocablo redactado como abreviación de Iunianus (Junianus;latín). Estas abreviaciones eran comunes entre los romanos como es el caso de Silas, que en realidad era una abreviación de Silvano (Silvanus; latín)10.

Por otro lado, la frase “muy estimado entre los apóstoles”, en términos sintácticos es un dativo locativo en griego “hpisemoi hn tois apostolois” (episemoi en tois apostolois; pronunciación griego koiné), que se traduce “estimados entre los apóstoles”. El dativo locativo en griego es un recurso sintáctico, que en este caso específico, se utiliza para darle ubicación espacial a la acción verbal y su complemento directo. Así, la pregunta que nos daría la clave para entender el texto sería: ¿En donde son estimados Andrónico y Junias? La respuesta es que entre los apóstoles. El texto enfatiza en dónde está ubicada su fama o estimación, no en dónde se encuentran ubicados ellos.

Por otro lado, debemos entender que el término apóstol tiene también un uso general, tomando el significado de mensajero, enviado o representante. Tal es el caso, por ejemplo, de Epafrodito que fue enviado por la iglesia de Filipos a colaborar con Pablo en sus necesidades en la prisión. Pablo lo menciona como “vuestro mensajero”. El vocablo mensajero es traducción del griego apostolon (apóstol). Pero, el contexto muestra que Epafrodito no era ningún apóstol, era el enviado de Filipos para atender a Pablo. Aquí el término apóstol se encuentra en un uso general de mensajero o enviado, no en su sentido técnico de oficio ministerial.

Tomar como base este pasaje para afirmar la vigencia del apostolado hoy, aislado del resto de las Escrituras, e interpretados de manera diferente al tenor general del Nuevo Testamento, no sería lo recomendable. Este pasaje no nos brinda elementos probatorios, mucho menos definitivos, para afirmar que los apóstoles le dieron continuidad al apostolado, nombrando o reconociendo como apóstoles a otros creyentes. Los pasajes mencionados no poseen el carácter que se les quiere adjudicar, por algunos, en este sentido. El tema del apostolado requiere mucho más que la mención de un texto como elemento de prueba. Demanda, más bien, toda una exégesis sustentada en todo el Nuevo Testamento, que de manera unívoca nos dicte así un resultado definitivo.

V. El apostolado en la Carta a los Efesios

A. Carta a los Efesios a la luz de las Cartas Pastorales

10 La mayor parte de los comentarios y diccionarios bíblicos reconocen este hecho.

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A fin de comprender más profundamente Efesios 4:11, tendremos que hacer primero algunas observaciones comparativas de la Carta a los Efesios con las Cartas Pastorales. Pues, hay que recordar, que a final de cuentas las cartas dirigidas a Timoteo, también, aunque de manera indirecta, son dirigidas a los Efesios. Ya que la misma carta nos informa que Timoteo estaba al frente de la Iglesia de Éfeso, precisamente, porque ahí lo había dejado encargado pastoralmente Pablo: “Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina” (1 Ti.1:3; RV60). Si las dos tienen al mismo auditorio, entonces, una a la luz de la otra nos deben ayudar a comprenderlas mejor. Así, veamos las siguientes observaciones:

La Carta a los Efesios no contiene ninguna enseñanza que pretenda dar criterios para establecer una estructura de gobierno con carácter normativo para todas las etapas de la Iglesia, pues no fue escrita con esa finalidad. Mas bien presenta a la iglesia como un organismo vivo: el cuerpo de Cristo.

En cambio, en las Cartas Pastorales, donde el tema central es la nueva estructura de gobierno, abundan instrucciones para establecer los procedimientos y requisitos, con los cuales seleccionar los líderes que serán instalados para ejercer un ministerio eclesialmente reconocido.

Por lo tanto, tomar la Carta a los Efesios con la finalidad de establecer, a partir de ella, los criterios de la estructura de gobierno que nos debe regir hoy, se sale de las normas y los principios exegéticos más elementales.

Así, pues, la Carta a los Efesios fue escrita con la enseñanza central de afirmar la unidad de la Iglesia: Judíos y gentiles forman un solo cuerpo, del cual sólo Cristo es la cabeza, el único fundamento. Sólo así, teniendo en mente esta idea central es que debemos revisar Efesios 4:11, y lo que implica para nosotros hoy.

B. Análisis de Efesios 4:11

En virtud de lo anterior, la Carta a los Efesios al tocar el tema eclesiológico, lo examina desde la perspectiva cristológica de un organismo vivo: la iglesia es el cuerpo de Cristo. No desde la perspectiva de una organización como si fuera una institución. Por lo tanto, cuando menciona en el Cap. 4:11 a apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, Pablo no se ha desconectado de su tema central que Cristo es la cabeza y la iglesia es su cuerpo, y los menciona en cuanto a la función ministerial que desarrollan en el cuerpo vivo; no qué grado de jerarquía ejercen. Así, pues, con esto en mente tenemos que examinar el capítulo 4, y hacer las siguientes observaciones:

(1) Desde los versículo 7-10, Pablo establece que el Cristo resucitado repartió dones a la iglesia al ascender a los cielos.

(2) En los versículos 11-12, el apóstol afirma la ministerialidad de todos los creyentes. Es decir, todos los creyentes tienen un ministerio que desarrollar en el cuerpo de Cristo, y se necesita la participación de todos ellos para el crecimiento y edificación de la iglesia como cuerpo vivo.

(3) Los 5 ministerios mencionados en el verso 11: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros fueron dados para ser instrumentados,

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Y él mismo constituyó

A unos, apóstoles; A otros, profetas; Y maestrosA otros pastoresA otros, evangelistas

A fin de perfeccionar a los santos

Para la obra del ministerioPara la edificación del cuerpo de Cristo Para que crezcamos en todo en CristoPara que ya no seamos llevados por doquiera de todo viento de doctrinaHasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocim. Del hijo de Dios

con la finalidad de perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.

(4) Los 5 ministerios gozan de una misma dignidad, la cual podemos observar, cuando vemos que gramaticalmente están regidos por la misma acción verbal del mismo sujeto, que en este caso es Cristo: “Y él mismo concedió…” (DHH). Pablo no pone aquí a un ministerio por encima de otro.

(5) Por otro lado, las 5 funciones ministeriales del verso 11 fueron concedidos para perseguir la misma finalidad: 1º capacitar a los santos para la obra del ministerio; 2º para la edificación del cuerpo de Cristo; 3º hacer llegar a judíos y gentiles a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Por eso, el trabajo ministerial de todos ellos está definido por el mismo verbo: “perfeccionar”.

Para clarificar lo anterior, vea el siguiente diagrama:

Ahora bien, este pasaje, que hemos diagramado arriba, nos muestra aspectos esenciales de la función ministerial del apostolado: este ministerio es uno de los 5 que Cristo dio a la Iglesia para equipar a los santos. El contexto nos ayuda a entender que se refiere a ministrar a todos los miembros de la iglesia, ayudándoles a

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descubrir y desarrollar sus funciones ministeriales en el cuerpo de Cristo. El vocablo katartismon (katartismón), que se traduce “perfeccionar”, se utilizaba entre los griegos en el terreno de la cirugía, para referirse a la idea de colocar un hueso en su lugar y restaurarlo a su función correcta. Lo asombroso de este texto en cuestión, consiste en que para esa tarea de cirujano espiritual están capacitados por Cristo mismo los 5 ministerios. La razón de capacitar a cada creyente para que desempeñe su función ministerial, se debe, a que se necesita la participación de cada miembro, para que todo el cuerpo crezca, en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.

C. Efesios 4:11 a la luz de 1 Corintios 12:28

En este apartado haremos algunas consideraciones más del pasaje de Efesios 4:11, pero, a la luz de su pasaje paralelo de 1 Corintios 12:28; el cual dice: “Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno (kibernhsis = cibernesis), diversidad de lenguas” (BJ; énfasis añadido).

Estos pasajes no colocan en un orden jerárquico los ministerios, más bien, estos tienen que ver con un orden cronológico. Por eso, podemos ver que los que gobiernan están mencionados casi al final del versículo, lo cual muestra que la finalidad del pasaje no es señalarnos una estructura de gobierno a seguir, sino enfatizar que los dones y ministerios deben usarse para la edificación de la iglesia, la cual está compuesta de judíos y gentiles; los dones y ministerios deben promover y guardar la unidad del cuerpo. Los ministerios de gobierno deben manejarse como áreas de servicio más. Todo el capítulo 12 de 1 Corintios, en realidad, confirma la ministerialidad de todos los creyentes como cuerpo vivo de Cristo. Nadie está sin recursos para nutrir a los demás en el cuerpo de Cristo.

VII. Los que se dicen ser apóstoles y no lo son

La carta a la iglesia de Éfeso en el libro de Apocalipsis

Es asombroso ver, cuántas veces, de manera recurrente hemos tenido que analizar la iglesia de Éfeso, en relación con el tema del apostolado. Con justa razón, y con una visión profética, el apóstol Pablo exhortó a los ancianos de la iglesia en cuestión a cuidar de la grey del Señor, a la cual Dios los había llamado a apacentar.

Con el texto de Apocalipsis 2:2, volvemos a la iglesia de Éfeso con la temática del apostolado. Sólo que ahora es el Señor glorificado el que se dirige a ella. Las palabras de Cristo en dicho texto dicen de la siguiente manera, en la versión de la Biblia de Jerusalén:

Conozco tu conducta:tus fatigas y paciencia;

y que no puedes soportar a los malvadosy que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo

y descubriste su engaño

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Hemos subrayado las partes claves del texto para explicar con mayor claridad qué nos está diciendo con exactitud. Y lo primero que debemos observar es que la oración principal que rige este versículo en griego es Oida ta erga sou (oida ta erga su; transliteración del griego), traducida como “Conozco tu conducta” (BJ), y también como “Conozco tus obras” (RV60).

En realidad, esta oración se encuentra redactada en el griego, en un tiempo gramatical que se le llama aoristo (pretérito en castellano) y que también puede traducirse como perfecto (presente perfecto en castellano), y por lo tanto, es una frase que su traducción más literal es “Yo he conocido tus obras”. Por esta razón, todas las demás frases y oraciones del versículo quedan subordinadas a esta oración.

En este sentido, la frase principal “Yo he conocido tus obras”, resume la historia de la iglesia de Éfeso, desde su nacimiento como iglesia hasta el momento actual en que se le envía esta carta, Por esta razón, Cristo enumera sus obras, pues, serán la base para compartirle elogios o reprensiones. El resto de los verbos en el original griego están en aoristo (pretérito), porque aluden a las obras que la iglesia realizó en el pasado, en el desarrollo de su historia eclesial. Véalo en seguida, en el siguiente mostrador sintáctico, en el cual pondremos la traducción literal del griego oida ta erga sou, añadido al resto de la traducción de la Biblia de Jerusalén:

Yo he conocido tus obras:

(Oida ta erga sou)Tus fatigas (arduo trabajo; RV60)y paciencia;y que no puedes soportar a los malvadosy que pusiste a prueba (epeirasas) a los que se llaman apóstoles sin serlo y descubriste (eures) su engaño

Apocalipsis 2:2, entonces, nos está informando que Cristo ha conocido las obras de la iglesia de Éfeso. Cada una de ellas de manera puntual, desde que nació como iglesia, hasta el momento en que se escribe la carta, de tal forma que la alaba porque, le dice, probaste (epeirasas; tiempo aoristo), desde tiempo atrás, a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los hallaste (eures) mentirosos.

Lo anterior, solamente muestra que la iglesia de Éfeso había sido bien instruida para distinguir con claridad a los falsos maestros, no importando que título quisieran adjudicarse, a fin de no permitir la infiltración perniciosa de ellos en la iglesia. Para ello, pues, habían contribuido las instrucciones de las Cartas de Pablo, el liderazgo pastoral de Timoteo, como el del mismo apóstol Juan, en la iglesia de los hermanos efesios.

VIII. Los padres apostólicos

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Los libros de Historia del Cristianismo llaman padres apostólicos a aquellos creyentes que vivieron en la época de los apóstoles, y les tocó en consecuencia, conocer y convivir en algunos casos, con alguno de ellos.

Justo L. González menciona en su libro de Historia del Cristianismo (tomo I), por ejemplo, a Ignacio de Antioquia, a Policarpo de Esmirna, a Papías de Hierápolis, como hombres que conocieron al apóstol Juan. En su investigación histórica nos informa, que ninguno de ellos menciona en sus cartas dirigidas a creyentes e iglesias, que hubiese apóstoles establecidos para dirigir la iglesia del segundo siglo. Ellos mencionan, más bien, la presencia de diáconos, ancianos u obispos como liderazgos ministeriales que dirigían y atendían las necesidades pastorales de la iglesia de sus días.

El testimonio unánime de ellos es, que los nuevos líderes que asumían la dirección de la iglesia, extendían el Evangelio, cuidando la transmisión fiel de la doctrina que los apóstoles les habían legado.

Conclusión y aplicación: El apostolado entre nosotros hoy

A. El apostolado, un ministerio Con todo lo que hasta aquí hemos analizado, podemos plantear la siguiente conclusión: la vigencia del apostolado hoy, básicamente se manifiesta como un ministerio que Dios le ha dado a la iglesia. Entendiendo ministerio como la combinación de varios dones que dan como resultado ese servicio especial en el cuerpo de Cristo. Pues, ya lo vimos, que para los apóstoles, y principalmente, para el apóstol Pablo, en todas sus cartas, no se instruye la continuación del apostolado como oficio de gobierno.

En este sentido, encontramos que Pablo mismo mencionó su apostolado como un ministerio. Él mismo lo dijo de la siguiente manera: “Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio” (Ro. 11:13).

Luego, entonces, su ministerio apostólico estaba acompañado de capacidades de predicador y maestro. En 1Timoteo 2:7, Pablo lo explica a su hijo en la fe: “Para esto yo fui constituido predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad”. Por esta razón, Pablo como maestro era un forjador de líderes, y como predicador, un ganador de almas. Esto lo hizo ser un apóstol incansable como evangelista, pionero de la fe, fundador de iglesias en los lugares donde no se había predicado a Jesucristo (Ro. 15:20), un misionero inagotable y extraordinario en toda la extensión de la palabra. Tener el ministerio de apóstol implica todo esto.

Su ministerio de maestro lo llevó a defender y transmitir enardecidamente la doctrina apostólica. A forjar y equipar creyentes, convirtiéndolos en líderes con este perfil. Veló por formar y establecer un liderazgo y gobierno eclesiástico que cuidaran la doctrina apostólica, y forjó sus capacidades para que desarrollaran ministerios eficaces y poderosos al dirigir a la iglesia.

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Su ministerio apostólico fue desarrollado y respaldado con señales y milagros. A los corintios se los tuvo que explicar: “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Corintios 12:12). De esta manera enseñó a sus colaboradores.

B. El ministerio apostólico de Tito y Timoteo

Con el perfil apostólico anterior, fue como Pablo procuró formar a las nuevas generaciones de liderazgo. Esto lo podemos ver en los hombres de los cuales él se rodeó y a los cuales forjó como líderes. Para ello podemos mencionar, por lo menos, los siguientes: Timoteo, Tito, Silas y Marcos. A estos hombres no les interesaba el título de apóstoles, les interesaba reproducir el ministerio de apóstol que Pablo les había enseñado, el cual les decía: “lo que has oído de mi… esto encarga…” (2 Ti.2:2). Así, todos los rasgos ministeriales que Pablo ejerce se los pide a ellos también, y ellos los desarrollan.

A Tito le encarga establecer ancianos en cada ciudad de Creta. Y con esto, Pablo le exhorta a que debe forjar líderes que le darán continuación a la edificación de la iglesia. Debe velar por la sana doctrina y corregir lo que haya deficiente.

A Timoteo le especifica, además de lo anterior, que haga obra de evangelista, que cumpla su ministerio, que no permita que otros enseñen diferente doctrina. Que los forje sanos en la fe. Todo lo cual implica que Timoteo debe desarrollar un ministerio ganador de almas, que vele por las ovejas, que cuide la sana doctrina, que la transmita fielmente, que forje líderes, etc. Pablo ve en ellos la continuación de su ministerio de apóstol de esta manera.

C. Diáconos, ministros, pastores, presbíteros, obispos y el ministerio apostólico hoy.

Indudablemente, el perfil que hemos mencionado de Pablo, Timoteo, Tito y Silas, es el que debe de caracterizar a todos los hombres llamados por Dios al ministerio ordenado: ministros, pastores, presbíteros y obispos. En todos ellos se deben ver capacidades para forjar nuevos líderes, equiparlos y enviarlos a ganar almas. Se deben observar capacidades ministeriales para fundar iglesias, defender y transmitir la doctrina apostólica fielmente. Deben ser grandes predicadores y maestros de la verdad. Sus ministerios deben ser esos que son respaldados por Dios con señales y milagros que autentican su llamamiento divino

Aún, incluso, a los liderazgos celulares y los diáconos de nuestras iglesias, se les debe perfilar en sus ministerios, de tal forma que sean equipados y capacitados para desarrollarlos con este perfil apostólico mencionado. Porque a su nivel, ellos se deben capacitar como forjadores de líderes, defensores de la doctrina y transmisores de ella. Deben ser auténticos predicadores de la palabra y ganadores de almas donde se pueda ver un ministerio poderoso, fructífero y multiplicador de células en sus vidas.

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Por lo demás, no percibo la necesidad de un título jerárquico de apóstol. Pues, eso, a fin de cuentas reduciría el apostolado a un cargo de gobierno, y no a un ministerio. Los apóstoles no le imprimieron a la iglesia primitiva el apostolado como un cargo de gobierno eclesial, sino como un ministerio vivo, poderoso, fundador de iglesias, ganador y consolidador de almas, etc.

Por otro lado, sustituir alguno de los títulos que ya usamos como oficio ministerial, tampoco nos brinda ninguna ayuda, pues, históricamente uno de nuestros errores ha sido, ubicar nuestros oficios ministeriales, más como cargos de gobierno eclesial, diluyendo con ello o perdiendo de vista, en gran parte, la función ministerial de nuestro llamado divino.

Más bien, creo firmemente que la aplicación hoy es, formar a la generación actual de diáconos, ministros, pastores, presbíteros, obispos, y a las venideras también, con un perfil ministerial apostólico, de tal forma que se sientan llamados y enviados a ejercer un ministerio de apóstol, a través del oficio ministerial en el que se encuentren operando, para edificación de la iglesia.

Mi propuesta de reforma

En virtud de todo lo que aquí hemos podido analizar y entender, partiendo de la exégesis bíblica y un asomo a la historia eclesial, sin perder de vista la realidad que nos rodea, propongo las siguientes reformas a la constitución de nuestra iglesia:

Artículo 36. Requisitos para ser Obispo

Modificación de la fracción III

III. Haber servido como pastor de la Iglesia por un periodo no menor de 10 años y haber desempeñado, por lo menos, 4 años de esos 10, el puesto de presbítero de manera satisfactoria.

Incluir una fracción nueva con el número V, y que las demás fracciones se recorran respectivamente. La cual diría así:

V. Haber ejercido, por lo menos, en los últimos dos años, un ministerio pastoral fructífero en el cumplimiento de la misión de la iglesia, logrando el crecimiento numérico, conservación de creyentes, multiplicación de células y reproducción de líderes en la iglesia que pastorea.

VI. Haber terminado o estar estudiando en el sistema de educación teológica superior avalado por la Secretaría de Educación Cristiana de nuestra iglesia.

Modificación de la fracción V, que se convertiría en fracción VI

VII. Estar de acuerdo y practicando el sistema doctrinal, organizacional, económico, disciplinario y plan de trabajo de la iglesia, y comprometerse públicamente a cumplir con la parte que le toca.

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Artículo 37. Deberes de los Obispos

Incluir los incisos nuevos con el número VII al X. Los demás se recorren respectivamente.

VII. Deben asesorar y velar porque los pastores bajo su cuidado cumplan con la misión de la iglesia, multiplicando células, reproduciendo líderes, consolidando creyentes y generando un crecimiento numérico en la iglesia local respectiva.

VIII. Deberán organizar los presbiterios en que se dividirá su distrito, según lo ordenan los procedimientos de esta constitución en el Artículo 46.

IX. Deben nombrar la cantidad de presbíteros que necesite el distrito bajo su supervisión, escogiendo para ello de entre aquellos pastores que en sus iglesias locales estén cumpliendo satisfactoriamente con la misión de la iglesia, desarrollando líderes, multiplicando células, generando crecimiento numérico y consolidando a los miembros.

X. Deben velar porque los pastores bajo su supervisión observen el sistema doctrinal, organizacional, económico, disciplinario y plan de trabajo de la iglesia.

BIBLIOGRAFÍA

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Biblias

Biblia de Jerusalén (BJ) Biblia Plenitud Biblia Diario Vivir Dios Habla Hoy (DHH; con comentarios) Reina Valera 1960 (RV60) Reina Valera 1995 (RV95; con comentarios) Westcott y Hort Interlineal Griego – Español (NT)

Diccionarios y Comentarios

Comentario bíblico Siglo Veintiuno Comentario Mathew Henry en Español Diccionario Certeza Diccionario Bíblico 1 Diccionario Vine Nuevo Testamento Diccionario Nelson Diccionario RAVASI Diccionario Barclay Libros de Teología

De Santa Ana, Julio. ECUMENISMO Y LIBERACION. Ediciones Paulinas, Sao Paulo: 1987. Brunner, Emil. EL MALENTENDIDO DE LA IGLESIA. Ediciones Transformación; Guadalajara, Jal. : 1993. Fasold, Jaime. Dones Espirituales. Editorial Portavoz; Grand Rapids, Michigan: 2000. Hamon, Bill. Profetas y Profecía Personal. New Kensington, PA, USA. Publicado Whitaker House: 2001. Hagin, Kenneth E. EL DIO DONES A LOS HOMBRES. Colombia. Publicaciones Librería de Fe González, Justo L. HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRISTIANO. Editorial Caribe; Nashville, TN: 2002. Tomo I, II y III. Maldonado, Guillermo. EL MINISTERIO DEL APÓSTOL . ERJ Publicaciones; EUA: Primera Edición 2006. Maldonado, Guillermo. LA GENERACIÓN DEL VINO NUEVO. ERJ Publicaciones EUA: cuarta edición 2006. Pop, F. J. Palabras Bíblicas y sus significados. Editorial Escatón; Buenos Aires: 1972, segunda edición. Wagner, C. Peter. APOSTOLES EN LA IGLESIA DE HOY. Editorial Peniel; Buenos Aires: Primera edición 2004.

PREGUNTAS SECCION: “El ministerio apostólico hoy”

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Apartado: I. Transfondo del vocablo apóstol

1. ¿Qué significa el vocablo apóstol, según la etimología griega? Consulte para ello el inciso “A” de este apartado.

Apartado: II. El apostolado de los doce en los evangelios sinópticos y Hechos

2. Lea el párrafo ubicado en el inciso “A”, apartado secundario número 1 y complete lo siguiente: El discurso misionero de Mateo 10 ¿Cómo presenta el apostolado?

3. Consulte el inciso “C”, sub-inciso 3, y enumere las dos características con que los apóstoles ejercieron su ministerio apostólico

Apartado: V. El apostolado en la carta a los Efesios

4. Lea el inciso “B”, y escriba las 3 finalidades principales para las que fue constituido el ministerio de apóstol, junto con el de profeta, evangelista, pastor y el de maestro

Apartado: Conclusión y aplicación; El apostolado entre nosotros hoy

5. Lea la conclusión y aplicación, inciso “A” y conteste ¿cómo se manifiesta la vigencia del apostolado hoy?

6. Lea el inciso “C” y conteste ¿con qué perfil debemos formar a diáconos, pastores, presbíteros y obispos, de tal forma que se vea en sus ministerios, un ministerio apostólico? Mencione algunas características de este perfil

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