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Think tanks en México. El combate a la corrupción bajo un proceso de gobernanza Héctor Eduardo Soto Guerrero 1 Universidad Autónoma Metropolitana [email protected] Resumen Los think tanks en México son actores sociales de élite que participan en el proceso de toma de decisiones sobre asuntos públicos complejos de resolver ante la insuficiencia de un solo actor para ofrecer resultados eficientes en la conducción de la sociedad. Se suman a la tarea del gobierno de dirigir a la sociedad bajo un proceso de asociación que sirve para resolver asuntos complejos y mejorar las condiciones de vida hacia situaciones deseables. Se reconoce la existencia de un nuevo orden social que se desarrolla bajo un proceso de gobernanza en el que participan multiplicidad de actores interdependientes y autónomos bajo un arreglo de asociación que tiene como fin resolver 1 Doctorando de tiempo completo en Estudios Sociales en la línea de concentración de Procesos Políticos en la Universidad Autónoma Metropolitana, maestro en Estudios Sociales e internacionalista. Diplomado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas en Migración y Gobernanza.

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Think tanks en México. El combate a la corrupción bajo un proceso de gobernanza

Héctor Eduardo Soto Guerrero1

Universidad Autónoma Metropolitana

[email protected]

Resumen

Los think tanks en México son actores sociales de élite que participan en el proceso de toma

de decisiones sobre asuntos públicos complejos de resolver ante la insuficiencia de un solo

actor para ofrecer resultados eficientes en la conducción de la sociedad. Se suman a la tarea

del gobierno de dirigir a la sociedad bajo un proceso de asociación que sirve para resolver

asuntos complejos y mejorar las condiciones de vida hacia situaciones deseables.

Se reconoce la existencia de un nuevo orden social que se desarrolla bajo un proceso de

gobernanza en el que participan multiplicidad de actores interdependientes y autónomos

bajo un arreglo de asociación que tiene como fin resolver problemas sociales y que da

muestras de una incipiente reconfiguración del poder y de la forma en que se adoptan

decisiones.

Palabras clave: think tanks, gobernanza, corrupción, Sistema Nacional Anticorrupción.

Introducción

Esta ponencia tiene el propósito de dar a conocer los primeros hallazgos de la investigación

académica sobre: “El rol de los think tanks en la construcción del Sistema Nacional

Anticorrupción” que se adscribe al programa de doctorado en Estudios Sociales en la

Universidad Autónoma Metropolitana.

1 Doctorando de tiempo completo en Estudios Sociales en la línea de concentración de Procesos Políticos en la Universidad Autónoma Metropolitana, maestro en Estudios Sociales e internacionalista. Diplomado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas en Migración y Gobernanza.

El interés central de la ponencia es explicar la manera en que participaron algunos think

tanks en la construcción del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), el proceso bajo el

cual se llevó a cabo la interacción entre dichas organizaciones con el gobierno desde una

perspectiva teórica de gobernanza que apunta hacia una incipiente redefinición de los

procesos políticos en el sistema político mexicano y respecto a la manera de adoptar

decisiones sobre asuntos públicos.

La importancia académica del tema se encuentra en brindar información que permita

estudiar el rol que juegan los think tanks en el sistema político mexicano, bajo un modelo

de elaboración de políticas públicas que implica la interacción entre sector social y

gobierno, cuya práctica es asociada tradicionalmente a países desarrollados.

La pregunta que da guía a la investigación es ¿quién propuso la construcción de un Sistema

Nacional Anticorrupción y por qué ahora?

La hipótesis que se vincula con la injerencia del conocimiento en la hechura de políticas es

que la propuesta de construir el SNA fue impulsada por los think tanks aprovechando la

ventana de oportunidad que abrió como candidato a la presidencia Enrique Peña y la

coyuntura de desaprobación ciudadana hacia el gobierno actual ante hechos de corrupción

por la adquisición de inmuebles de alto valor y la impunidad frente al caso Ayotzinapa.

El enfoque metodológico de la presente investigación es cualitativo con el objetivo de

analizar la participación de los think tanks en la construcción del SNA. La metodología

empleada consta de una revisión exhaustiva de bibliografía y del acercamiento empírico al

objeto de estudio con base en entrevistas realizadas a actores relevantes en la construcción

del SNA.

La corrupción es un fenómeno global que genera costos incalculables tanto a la sociedad

como a sus gobiernos debido a su naturaleza. En México se ha insertado en el sistema

político desde inicios de su vida independiente y actualmente es percibida como uno de los

principales problemas que afectan al país. La participación de los think tanks mexicanos

para hacer frente a este problema complejo encontró cabida ante una ventana de

oportunidad que se suscitó durante la campaña electoral a la presidencia en el año 2012.

En este contexto y ante las coyunturas políticas que derivaron de escándalos por posible

conflicto de interés de altos funcionarios en la compra de inmuebles de alto valor y la

impunidad en el caso de desapariciones de estudiantes, se insertaron los think tanks en la

agenda de combate a la corrupción empujando sus propias agendas e intereses en la

construcción del Sistema Nacional Anticorrupción bajo un enfoque gobernanza.

Transformación en el proceso de gobernar para adoptar decisiones

La forma de gobernar contemporánea se ha transformado con la globalización a partir de la

internacionalización de los asuntos públicos que requieren la intervención de diferentes

actores y el intercambio de recursos para hacer eficiente la acción directiva del gobierno.

Los fenómenos sociales, políticos y económicos son observados en el mundo entero con

mayor interés en el entendido de que estos afectan a la comunidad internacional en su

conjunto.

Se asume que el proceso de conducción social que efectúa el gobierno respecto al combate

a la corrupción se ha modificado respecto a la manera en que se resuelven otros asuntos y al

mismo tiempo se pretende vincular las instituciones encargadas de combatir la corrupción

en México.

Actualmente existe una mayor participación de actores no gubernamentales en los asuntos

públicos, la inserción de think tanks en el espacio público es una realidad creciente que

influye en el proceso de gobernar. De acuerdo con el índice global de think tanks exitosos

que publica anualmente la Universidad de Pensilvania, México ocupa la posición número

17 entre los países que cuentan con la mayor cantidad de think tanks en el mundo

(McGann,2017: 27).

La adopción de toma de decisiones en gobiernos democráticos es un proceso que requiere

del conocimiento para encontrar soluciones eficaces que arrojen resultados esperados por la

sociedad y parte de la existencia de un nuevo orden social que se desarrolla bajo un proceso

de gobernanza en el que participan multiplicidad de actores interdependientes y autónomos

bajo un arreglo de asociación que tiene como fin resolver problemas sociales.

El modo de gobernar contemporáneo se alterna con la tradicional forma de gobierno

jerárquico a un modo asociado de gobierno como consecuencia del desarrollo del proceso

de globalización y de la participación de actores sociales en los asuntos públicos, que de

manera informada hacen uso de la tecnología y el saber para transformar la realidad y así

jugar un rol cada vez más activo en la vida pública concerniente a la resolución de

problemas que se insertan en la complejidad.

El modelo tradicional de gobernar que se entendía desde una perspectiva weberiana de

control de mando a cargo de la autoridad gubernamental con una estructura jerárquica bajo

la dirección de un único actor se ha agotado ante la complejidad de los problemas que

enfrenta la sociedad contemporánea y ante la insuficiencia del Estado para resolver los

problemas que aquejan a la sociedad. La acción de gobernar actual es más compleja e

interdependiente entre diversos actores que se suman a la dirección de la sociedad.

En este contexto se reconstruye la relación entre gobierno, agentes privados y sociales con

quienes se generan interacciones que sirven para dar rumbo a un determinado asunto

público. El viejo estilo de gobernar se presenta inapropiado para las exigencias actuales de

la sociedad y en su lugar surge la gobernanza con mecanismos de coordinación social en la

cual se conforman redes de sociedad civil que se articulan con redes de políticas

(Aguilar,2008: 6).

Tanto la manera tradicional de gobernar como la gobernanza convergen en una sola

realidad en el sistema político mexicano, es decir, se mantiene la solución de problemas

mediante decisiones unilaterales del gobierno bajo una estructura jerárquica y al mismo

tiempo se genera una apertura hacia un modo asociado de adopción de decisiones con

actores que integran think tanks y el sector privado.

La gobernanza no es un proceso simple mediante el cual se resuelven problemas complejos

por el hecho de incorporar actores que poseen conocimiento, tampoco el resultado de la

colaboración y asociación entre actores interdependientes conduce a mejores resultados de

facto. Es una manera diferente de incorporar nuevos elementos de dirección y sumar

esfuerzos a fin de obtener mayores beneficios sociales que permitan identificar y solucionar

asuntos que de otra manera sería difícil resolver para un solo actor, en este caso para el

gobierno.

El desplazamiento del gobierno tradicional hacia la gobernanza se sustenta en la interacción

entre actores bajo la conducción del gobierno a fin de cogobernar a la sociedad y encontrar

soluciones que permitan mejorar las condiciones actuales en las cuales se ubican diferentes

aspectos de la vida pública: políticos, sociales y económicos.

El concepto de gobernanza comenzó a utilizarse en la última década del siglo XX en

América Latina para referir a un nuevo proceso en la forma de gobernar y dirigir a la

sociedad basado en la cooperación del gobierno con actores no gubernamentales, con

quienes se crea una red de políticas para resolver asuntos públicos bajo la conducción

central de la autoridad e incorporando actores ajenos a la maquinaria gubernamental

(Aguilar,2015: 127).

Esta forma de gobernar contemporánea conocida como gobernanza implica un cambio en la

manera de ejercer la acción directiva de la sociedad que consiste en modificar el proceso de

adopción de decisiones sobre asuntos públicos y construcción de políticas públicas que

tradicionalmente lleva a cabo la autoridad gubernamental de manera unilateral para

transformarla en un proceso de coordinación, colaboración y co-creación entre múltiples

actores interdependientes que se interesan en participar de manera organizada en la

conducción de la sociedad.

La gobernanza significa utilizar formas organizadas de interacción para propósitos del

gobierno. Los actores sociales y gubernamentales que participan en este modo de

gobernanza lo hacen de manera horizontal, es decir, se comunican, colaboran y cooperan

sin un gobierno dominante o central (Kooiman, 2003: 97), lo cual no quiere decir que la

gobernanza sea el autogobierno de la sociedad, en todo caso es una corresponsabilidad

entre el sector social, privado y el gobierno bajo la dirección del último como legitima

autoridad constituida.

Los principales aspectos de la gobernanza refieren a la calidad de los productos, el

beneficio social que implica la adopción de decisiones y el logro de resultados públicos que

otorgan un valor a la vida de los ciudadanos, que generan un cambio en el entorno social

(Aguilar,2013: 368).

La cuestión central de la gobernanza no consiste en considerar que la sociedad se puede

autogobernar, ni en pensar que es un proceso directivo que agota la centralidad del

gobierno para conducir la resolución de asuntos públicos, es un concepto post-

gubernamental que refiere a un modo asociado de dirección de la sociedad en el cual tiene

injerencia el conocimiento y recursos que aportan actores como los think tanks para mejorar

la toma de decisiones directivas, arrojar resultados con efectividad y eficacia a fin de

mejorar el rumbo social (Aguilar, 2013: 298).

Los aspectos que determinan un modo u otro de gobierno son diversos, entre ellos se

encuentran la disposición de los diversos actores sociales y privados a participar en asuntos

públicos, la complejidad de los problemas sociales a enfrentar, el interés y agendas internas

de los think tanks así como su convergencia con los asuntos de la agenda gubernamental y

la organización entre actores interdependientes que se insertan en un sistema de pesos y

contrapesos para incorporar demandas sociales y lograr avances sobre un tema en

específico.

Es innegable la insuficiencia del gobierno para resolver problemas con sus propios

recursos. Ante esta situación el gobierno se ha visto obligado a incorporar actores fuera de

la maquinaria gubernamental en la elaboración de políticas públicas a fin de intercambiar

recursos que permitan obtener mejores resultados y ha encontrado valiosos recursos en los

think tanks, quienes además dotan de credibilidad el proceso de elaboración de políticas

públicas y la acción directiva del gobierno que emplea mecanismos de gobierno abierto

para incorporar demandas de actores sociales y da muestras de voluntad política para

solucionar problemas complejos en asociación e interdependencia.

Algunos de los factores que conforman la transformación del proceso de gobernar

responden a múltiples aspectos, tanto de carácter exógeno como endógeno, entre ellos los

siguientes:

Globalización y autonomía de capitales financieros modificaron la manera en que

los gobiernos adoptan decisiones difuminando su centralidad.

La ola de democratización de países con regímenes autoritarios llevó a una

transformación del proceso de gobernar al adoptar principios y valores de libertad,

respeto, participación, justicia e igualdad.

Digitalización ha contribuido a la mejora de la conectividad social y nuevos modos

de comunicación más abiertos e inmediatos en un entorno de mayor complejidad

que se suscita en el contexto de la globalización.

Complejidad de los problemas públicos y el surgimiento de múltiples centros que

requieren interactuar entre ellos para compartir recursos y solucionar asuntos de

carácter público.

Exigencia de un Estado de Derecho que garantice la igualdad ante la ley y brinde

seguridad a la población como factor esencial de la función del Estado para el

desarrollo de la vida asociada.

Transformación de la sociedad que se inserta en el contexto de desapego hacia la

política y hartazgo social ante la ineficacia de los gobiernos para dar solución a los

principales problemas que aquejan a la sociedad, lo que ha generado una mayor

participación social en la vida pública y detonado el desarrollo de capacidades en

las principales ciudades.

El gobierno dejo de ser el centro de la dirección de la sociedad (actores como los

think tanks) participan en la elaboración de políticas públicas.

Para hacer eficaz la actividad del gobierno debe realizarse en asociación con

organizaciones privadas y sociales con quienes se forman redes de políticas.

A partir de la dispersión del poder y de la primera alternancia se puede considerar

que se ha transformado la sociedad mexicana de manera estructural y no solamente

coyuntural, lo que da como resultado una nueva manera de gobernar más horizontal

e interdependiente para alcanzar resultados sociales deseados.

Derivado de esta transformación el poder público a cargo del gobierno deja de

poseer la definición única de los problemas, la agenda y sus soluciones.

El rol de los think tanks

El rol de los think tanks en las democracias modernas ha cobrado importancia

especialmente a fin de proponer ideas en los debates públicos que sirven de base para la

implementación de políticas públicas fundamentadas en el conocimiento.

El comportamiento que asumen los think tanks en democracias como la mexicana tiende a

ser crítico y/o colaborativo como socios del gobierno con quienes conforman redes de

políticas, dispuestos a asumir corresponsabilidad en la resolución de asuntos específicos.

Asimismo, cumplen un rol político que legitima las decisiones de gobernantes.

Los think tanks son instituciones sin fines de lucro, no partidistas que se dedican al análisis

e investigación de políticas públicas (Abelson,2014: 127) y al mismo tiempo son

organizaciones autónomas del Estado, mercado y universidades que se insertan en un punto

medio entre las agencias de gobierno, las asociaciones de comercio, las universidades que

producen investigaciones de políticas públicas, los partidos políticos y medios de

comunicación (Medvetz,2008: 1).

El rol que juegan los think tanks en los sistemas políticos suele ser difuso, complejo y

difícil de diferenciarse del resto de actores que compiten en el mercado de las ideas para

ofrecer asesoría que sirva de base a los tomadores de decisiones, comparten algunas tareas

con despachos de abogados, firmas de consultorías y organizaciones sociales que

promueven su agenda en virtud de la defensa de algunos derechos.

Uno de las características que diferencia a los think tanks de otras organizaciones es el

aspecto social no lucrativo, sin embargo, su principal diferencia con otras organizaciones

consiste en que son una fuente de penetración en las políticas públicas, incluso sobre la

función que tienen de generación de conocimiento debido al valor que adquieren como

interlocutores con representantes y funcionarios, lo cual los convierte en bancos de

información (Drezner,2015: 644).

Los think tanks son parte importante de la sociedad civil que pueden jugar roles poderosos

en la construcción de políticas públicas ya que contribuyen a la formación del diálogo

público y conforman parte del conjunto de actores sociales, fuerzas y relaciones que se

reacomodan en el espacio público (Savage,2016: 39).

La transferencia de conocimiento que emplean los think tanks hacia la arena política se basa

en la profesionalización de los integrantes de think tanks, de este modo juegan un rol

importante para ganar credibilidad ante la sociedad respecto al problema público que se

desea modificar, considerando que no son representantes electos y que son actores que

persiguen un interés basado en el bien común y sustentado en el saber.

Los think tanks son organizaciones que usan el conocimiento como el recurso mediante el

cual intentan incidir en los asuntos públicos partiendo de la idea de que no puede haber

dirección efectiva de la sociedad sin conocimiento, que es el medio del cual se valen para

generar causalidad y un destino social esperado.

El conocimiento es la categoría que valida las decisiones públicas de la autoridad

gubernamental y en la cual se fundamentan las políticas públicas para ser efectivas. Es un

recurso fundamental para generar eficacia en la dirección de la sociedad a fin de alcanzar

los resultados planeados.

En la literatura anglosajona los think tanks no son percibidos como agentes de cambio

social y político, sino como instituciones dispuestas a generar discusiones de políticas

(Abelson,2014: 136). En México los think tanks se asumen como generadores de cambio

social a través de la generación de ideas, elaboración de documentos, investigación y

análisis para transmitirlos hacia la arena política.

El cambio social se entiende para dichos fines como una alteración en las relaciones o

conductas que se centra en la solución de problemas para arrojar resultados más eficaces

basada en la acción colectiva, sin ejercer violencia o asumir posiciones de transformación

radical como lo es a través del uso de la fuerza ilegitima, sino a través de mecanismos de

participación democrática y deliberación pública.

El cambio que pretenden generar los think tanks es democrático, bajo mecanismos de

participación ciudadana y con apego a la legalidad, mediante el uso del poder de las ideas

para contribuir al desarrollo de la sociedad y de su gobierno a fin de resolver problemas

públicos.

Los think tanks son instituciones públicas, privadas o mixtas, con ideología política y

valores organizacionales propios. Existen diferentes tipos de think tanks: académicos, de

defensoría, de partidos políticos, institutos de investigaciones, agencias bajo contrato, entre

otros, todos ellos interesados en analizar asuntos de interés público o de o incidir en

políticas públicas.

Por otra parte, los think tanks asumen intereses particulares que persiguen a través del

impulso de sus propias agendas y para mantener credibilidad social deben coincidir con el

bienestar común y la consolidación del Estado de Derecho basados en capacidades

cognoscitivas para intentar incidir en asuntos públicos que son de su interés.

El rol que juegan los think tanks en el sistema político mexicano se entiende a partir de la

interdependencia con otros think tanks y con el gobierno que sirve para alcanzar sus

objetivos mediante la interacción permanente, en el entendido de que ningún actor es capaz

de ofrecer soluciones a la sociedad por sí mismo, razón que los obliga a asociarse para co-

crear bajo un modelo de interdependencia con otros actores con quienes se comparten

recursos para alcanzar sus metas.

Las fronteras de los think tanks se extienden más allá del territorio nacional y crean redes

con otros think tanks nacionales e internacionales para lograr sus objetivos en articulación o

asociación interdependiente, manteniendo su capacidad de autonomía, financiera e

intereses.

La interacción que mantienen los think tanks con gobierno y actores privados es necesaria

para fortalecer un pensamiento público estructurado y acorde a las necesidades de

transformación social que resulta indispensable para generar conocimiento que sirva de

base a la toma de decisiones sobre asuntos públicos.

Los think tanks en México se integran por académicos, expertos y analistas que evalúan las

políticas públicas para mejorarlas, algunos de sus integrantes han formado parte de la

administración pública y ocupado altos cargos como funcionarios públicos, lo que

contribuye a tejer una red mucho más sólida con funcionarios que se encuentran activos.

Asimismo, algunos de los miembros de think tanks que ocupan cargos públicos se han

formado profesionalmente en las mismas organizaciones que se ajustan al modelo de think

tank académico, lo cual genera un mayor vínculo de confianza y credibilidad en sus pares

que sirve para formar redes de políticas y tender un puente entre el conocimiento y la

política.

Interacción entre think tanks y gobierno

La interacción es un aspecto conceptual clave en la gobernanza que da sentido a la

participación de think tanks en asuntos públicos en aras de incidir en las decisiones

gubernamnetales con base en el conocimiento que se transfiere hacia la arena política.

La interacción conceptualmente hace referencia a las relaciones entre actores políticos y

sociales e individuos, organizaciones e instituciones particularmente en un contexto de

complejidad de las sociedades modernas para reforzar la idea de que la mayoría de los

problemas que se enfrentan no pueden ser vistos desde una sola perspectiva o dimensión

(Kooiman,2003: 11).

La interacción entre actores públicos, privados y sociales es clave en el proceso de

gobernanza para alcanzar un diálogo que ayude a construir el contenido y definición de los

asuntos públicos que se desean atender y deben ser productivas con implicaciones socio-

políticas.

La interacción es un intercambio de información y recursos que funge como la vía

interdependiente y organizada de articular a los actores que de manera horizontal, formal e

informal se disponen a alcanzar objetivos colectivos que permitan arrojar resultados a la

sociedad.

Esta forma de gobernar participativa, colaborativa e interdependiente se basa en la

formación de redes compuestas por funcionarios públicos y actores sociales que se

constituye como la forma apropiada de conducir a la sociedad (Aguilar,2013: 306).

La gobernanza implica un substancial nivel de coordinación entre el sector público y

privado a fin de proveer la dirección de la sociedad a través de complejas interacciones de

múltiples actores en diversas áreas de política (Peters,2015: 4).

Por ello generar coordinación con actores sociales y privados debe ser una preocupación

del gobierno debido a los costos que implican las políticas ya que a menor coordinación

mayor es el gasto, aunado a la legitimidad que conlleva la cooperación que es otro aspecto

importante que responde a la necesidad de la coordinación, dado que los gobiernos

requieren de legitimidad y confianza por parte de los ciudadanos.

La sociedad contemporánea se ha transformado en las últimas décadas, su desarrollo y

fortalecimiento de capacidades la ha convertido en una sociedad vibrante y participativa en

los procesos políticos, al menos en las principales ciudades del país. Su interés en el

bienestar público se sustenta en el conocimiento e intercambio de información con

organizaciones similares allende las fronteras a partir del tejido de una red de

organizaciones que han trabajado de manera conjunta sobre temas transversales al combate

a la corrupción durante los últimos 15 años.

La participación de los think tanks en el combate a la corrupción es una respuesta de un

sector de la sociedad civil que posee recursos y conocimiento suficiente para intentar

modificar las acciones que el gobierno proponía implementar en la materia.

El enfoque de gobernanza es una manera de gobernar que se ha adoptado en el caso del

combate a la corrupción mediante el cual se transforma la tradicional práctica centralista a

modelos horizontales, abiertos e interdependientes que surgen de una crisis de credibilidad

en la política y la incapacidad de los gobernantes para ofrecer resultados con efectividad a

una sociedad que desea tener un acceso equitativo a la distribución de la riqueza, seguridad

y bienestar social, derechos que actualmente son vulnerados ante la rampante corrupción.

Para fines de este trabajo la gobernanza es entendida como un proceso de dirección de la

sociedad en el cual interactúan el Estado y los think tanks a fin de construir un entramado

institucional, legal y de políticas públicas para combatir la corrupción fundamentado en el

conocimiento para el desarrollo de la sociedad bajo reglas no escritas que involucran tanto

principios de gobierno abierto como mecanismos de participación formales e informales.

Para que este proceso directivo arroje resultados esperados deben existir al menos dos

condiciones mínimas que son necesarias para su desarrollo: una sociedad interesada en los

asuntos de interés público que además sea participativa y un gobierno dispuesto a compartir

recursos a fin de alcanzar un objetivo social que permita hacer eficientes los resultados

sociales. Del mismo modo es importante el contexto nacional de los diferentes sistemas

políticos, las distintas formas de comportamiento de las instituciones o de la ingeniería

institucional de cada país, cabe señalar que la cultura política de los ciudadanos, también

juega un rol importante que da forma a las características de los think tanks en cada lugar.

La importancia que cobra el contexto en la capacidad de actuar global y regional de los

think tanks requiere de una sociedad saludable y una fuerte cultura política que proteja la

libertad de expresión y asociación (Stone,2001: 344).

La participación de los think tanks en los procesos políticos contemporáneos se entienden

bajo el enfoque de la gobernanza que consiste en un nuevo significado del gobierno, donde

se intercambian recursos de información bajo mecanismos de cooperación entre actores

públicos, privados y sociales que conforman redes que pueden ubicarse en diferentes fases

del proceso de políticas públicas.

En suma, las principales capacidades de los think tanks son la generación de conocimiento,

análisis de políticas públicas, procesamiento de información y manejo de la tecnología e

innovación para resolver asuntos complejos ante la insuficiencia de competencias del

gobierno para ofrecer resultados eficientes de manera unilateral en el entendido que en la

actualidad ni el gobierno por sí mismo, ni ningún actor social posee todos los recursos para

dirigir a la sociedad, razón que obliga a compartir los medios y recursos disponibles entre

actores públicos y think tanks a fin de intentar mejorar las condiciones actuales para

alcanzar un mejor futuro social.

El proceso de construcción del Sistema Nacional Anticorrupción

La iniciativa que dio origen al del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) tiene como

antecedente la Ley de Transparencia aprobada en 2002, tanto por su importancia para

acceder a la información gubernamental como por la activa participación de actores

sociales en su elaboración.2 Desde entonces un grupo de think tanks y organizaciones

sociales han impulsado una agenda transversal de combate a la corrupción en temas como

la transparencia, la rendición de cuentas, los derechos humanos y la fiscalización.

El SNA es el resultado de un proceso de deliberación que constituye un avance sobre el

diseño institucional en México para prevenir, perseguir, sancionar e inhibir la corrupción a

partir de la coordinación de diversas instituciones con el objeto de establecer políticas

públicas y procedimientos para la coordinación entre las autoridades de todos los órdenes

de gobierno respecto a las faltas administrativas y hechos de corrupción, así como la

fiscalización y control de recursos públicos.

Este andamiaje se construyó como producto de la reflexión entre sectores que involucró a

legisladores, integrantes de think tanks y funcionarios públicos de algunas dependencias

como el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, la Auditoria Superior de la

Federación y la Secretaria de la Función Pública.

Este esfuerzo se concretó en virtud de dos coyunturas políticas específicas que permitieron

traspasar la batalla por la transparencia, rendición de cuentas y temas conexos del combate

a la corrupción hacia los modelos viables para implementarse en México.

El primer momento clave está vinculado a la campaña electoral a la presidencia de la

República en 2012, y el segundo se relaciona con escándalos de corrupción del gobierno

actual que se convirtieron en aspectos determinantes de hartazgo social aunado a la

indignación causada por la impunidad y poca claridad sobre la tragedia ocurrida con la

desaparición de normalistas de Ayotzinapa que conmocionó a la comunidad internacional.

El escándalo que provocó la adquisición de la llamada Casa Blanca del Presidente Peña

incrementó la indignación pública y estas coyunturas abrieron una “ventana de

oportunidad” para los think tanks que comenzaron a impulsar debates para implementar

2 La construcción de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental es un antecedente de la co-creación jurídica bajo un proceso de gobernanza en el que se dio una corresponsabilidad entre actores sociales y gobierno para arrojar resultados que garantizan los derechos de los ciudadanos.

cambios de fondo en el diseño de las instituciones dedicadas a combatir la corrupción en

México.

Estas coyunturas se aprovecharon para impulsar una agenda pendiente sobre el clientelismo

y la cooptación que fue un tema de debate en la opinión pública durante la campaña

electoral, lo que generó un buen momento político para presionar e insertar los temas ya

mencionados que han sido trabajados por algunos think tanks en el debate público durante

años previos.

En un principio los think tanks no tenían una propuesta proyectada ni definida para

combatir la corrupción. Su trabajo estaba concentrado en generar propuestas, análisis e

insumos para fortalecer mediante diversos mecanismos la participación ciudadana y con

ello sentar un piso más firme en la deliberación de asuntos públicos.

El interés específico de los think tanks por discutir un modelo de combate a la corrupción

responde principalmente a las coyunturas mencionadas, sin que esto signifique un

menoscabo de su labor durante años previos en la promoción y defensa de asuntos que

cruzan transversalmente el tema de la corrupción.

Por ejemplo, algunas propuestas presentadas por la Red por la Rendición de Cuentas (RRC)

que anteceden al SNA están relacionadas al combate a la corrupción, como es el caso de la

profesionalización, mejora en el acceso a la información pública, fiscalización, vigilancia

social, acceso a cuentas públicas y efectiva participación ciudadana.

La RRC está integrada por think tanks y a través de ella se propuso crear el SNA como

respuesta a la promesa del entonces candidato a la presidencia Enrique Peña Nieto de crear

un órgano anticorrupción a cargo de un Comisionado designado por el Ejecutivo. Se

elaboró un diagnóstico complejo en el que se evaluaron diversos casos internacionales para

deliberar el modelo que podría responder de la mejor manera al contexto nacional.

Los think tanks que posicionaron la construcción del SNA contaban con la experiencia de

más de una década de trabajo conjunto, lo que les permitió converger sus diversas agendas

en torno a un asunto común pese a los diversos intereses de cada organización y capacidad

de incidencia diferenciada en las decisiones públicas.

La confianza e interdependencia entre las diversas organizaciones fue fundamental para

ejercer presión social a los poderes Ejecutivo y Legislativo a fin de que mostraran voluntad

política para generar un avance sobre un asunto tan importante en la percepción ciudadana,

que ha ocasionado rezago y debilidad institucional.

Por otra parte, la adopción de la agenda global anticorrupción que México ha ratificado

mediante tres convenciones internacionales sirvió de plataforma a los think tanks para

impulsar con mayor efectividad el debate sobre el diseño del modelo idóneo de combate a

la corrupción.3

El rol de los think tanks fue importante en la construcción del SNA para transformar y

corregir las debilidades institucionales al promover las reformas necesarias al marco

jurídico. El SNA se diseñó con el propósito de articular las leyes e instituciones existentes

que permitirán prevenir, perseguir y sancionar la corrupción en México (Merino,2017).

Algunos de los think tanks clave que participaron son: Fundar, México Evalúa,

Transparencia Mexicana, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad

Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el

Centro de Estudios Espinosa Yglesias y el Instituto Mexicano para la Competitividad, entre

otras organizaciones sociales.

La participación de los think tanks en dicho proceso dio legitimidad a la creación del SNA

y condujo a la generación de resultados sobre el diseño de una política pública articulada en

el combate a la corrupción.

Este proceso de deliberación bajo el modelo de incidencia de gobierno abierto refleja una

corresponsabilidad y articulación entre think tanks y el Senado que además de generar

resultados, benefició a ambas partes, al gobierno le permitió ganar legitimidad y

gobernabilidad mientras que a los think tanks les da rentabilidad frente a sus donantes

además de credibilidad en el espacio público y conectividad, lo que los mantiene en el

centro de la arena política.

La manera en que se llevó a cabo el proceso de deliberación fue mediante mesas técnicas en

el Senado y mesas privadas moderadas por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias en las

cuales se elaboraron las leyes que dan sustento al SNA.

3 Las convenciones referidas son: 1) Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, 2) Convención Interamericana contra la Corrupción y 3) Convención para Combatir el Cohecho de Servidores Públicos Extranjeros en Transacciones Comerciales Internacionales.

Las mesas que se establecieron en el Senado generaron el diálogo sobre los modelos que

podrían funcionar en México para combatir la corrupción, tomando como ejemplo los casos

de Hong Kong y Colombia. Mientras que en las mesas privadas se entablaron

conversaciones con algunos principios del sistema de parlamento abierto en donde se

generó la propuesta de la Ley de Responsabilidades Administrativas que se configuró en un

documento que se presentó al Senado como la iniciativa ciudadana popularizada como la

“Ley tres de tres”.

La Comisión Anticorrupción y de Participación Ciudadana del Senado consideró que los

trabajos desarrollados se llevaron a cabo no solo con un seguimiento efectivo y continuo de

la sociedad civil, sino con la realización de labores conjuntas de ciudadanos y legisladores,

lo que produjo una enriquecedora discusión sobre el contenido de las iniciativas de ley que

propusieron los mismos think tanks.

Durante el proceso de adopción de decisiones se generó una co-creación de las leyes que

conforman el Sistema Nacional Anticorrupción, lo cual denota una transformación en el

proceso de dirigir a la sociedad y un poder real que se transfiere a actores como los think

tanks. A lo largo de este proceso se reviso cada iniciativa de ley de manera conjunta con el

consentimiento de los integrantes de las organizaciones presentes, previo a la votación en el

pleno del Senado para asegurar el consenso de los acuerdos generados entre legisladores e

integrantes de think tanks.

Luego de ese acuerdo se generó una ruptura entre legisladores y think tanks debido al

desgaste natural de un proceso de deliberación complejo y de las declaraciones de algunos

legisladores que intentaron desvirtuar el trabajo realizado. La perspectiva de los integrantes

de think tanks a posteriori es que durante el proceso existía una asimetría de poder,

asimismo se perciben a sí mismos como actores sin poder real, aun cuando la construcción

del SNA es el resultado del esfuerzo conjunto de think tanks que ejercieron un contrapeso a

la propuesta gubernamental de crear una agencia nacional de combate a la corrupción.

Uno de los mayores logros que da muestras de la incidencia de los think tanks en la

construcción del SNA es la composición mayoritaria que ocupan estas organizaciones en la

Comisión de Selección, que fue el primer órgano que se integró en el nuevo diseño del

SNA con la finalidad de designar a los actores de la sociedad civil encargados de vigilar el

funcionamiento del sistema. La Comisión de Selección está conformada por nueve

miembros, de los cuales siete, provienen de instituciones de educación superior e

instituciones de investigación que hacen funciones de think tanks.

La composición de la Comisión de Selección devela el origen de sus integrantes y su

adscripción a think tanks de diversos tipos, entre ellos think tanks académicos como el IIJ-

UNAM y el CIDE y la Universidad Iberoamericana y think tanks de defensoría como

México Evalúa, IMCO y México, ¿Cómo vamos?En la siguiente tabla se encuentra la

relación de integrantes de la Comisión de Selección del SNA de acuerdo a la tipología de

think tanks a la que se encuentran adscritos sus integrantes.

Tabla 1

Think tanks que integran la Comisión de Selección del SNA

Think tanks

académicos

IIJ-UNAM CIDE IBERO ----------

Think tanks de

abogacía

México Evalúa IMCO

México

¿Cómo

vamos?

Causa

en

Común

Otros

Instituto de

Transparencia de

Jalisco

Asociación

Interamericana de

Contabilidad

----------- ----------

Fuente: Elaboración propia

La Comisión de Selección designó a los integrantes del Comité de Participación Ciudadana

(CPC) que es el canal de interacción entre la sociedad civil y las instituciones de gobierno

que se asume como el producto inusitado de una reconfiguración en la toma de decisiones

que generan políticas públicas en nuestro país.

Las facultades del CPC son las de proponer políticas anticorrupción, metodologías e

indicadores de evaluación y, principalmente, vigilar el funcionamiento del SNA. Su trabajo

en conjunto con el Comité Coordinador y el Secretario Técnico es importante para

conformar los informes, recomendaciones y políticas públicas que se consideren necesarios

para el buen funcionamiento del sistema.

Este nuevo entramado institucional está en construcción y da cuentas de la transformación

y necesaria readaptación del sistema político mexicano para lograr mejores resultados

sociales por lo que requiere mantener su legitimidad y credibilidad. La participación de

think tanks en la construcción del SNA podría otorgar esos dos valores a la acción del

gobierno y a su implementación de políticas públicas de combate a la corrupción.

En este contexto, es preciso aclarar que la participación de think tanks en la deliberación de

asuntos públicos en un régimen democrático es un proceso que conlleva por sí mismo a la

heterogeneidad de intereses y objetivos de quienes se involucran en él, para persuadir o

convencer al resto de actores de la idoneidad de sus propuestas a fin de alcanzar objetivos

sociales acordes a sus agendas de trabajo.

Al mismo tiempo, el proceso de elaboración de políticas que produce bienes públicos que la

sociedad demanda otorga recursos al gobierno para legitimarse en particular si su

construcción ha sido el resultado de una dinámica democrática en donde diferentes

intereses han tenido la posibilidad de participar y discutir de manera horizontal (Arellano,

2014: 15).

En el caso de la construcción del SNA el bono de legitimidad lo otorgan tanto los think

tanks como los ciudadanos que han sido nombrados integrantes del CPC, quienes cuentan

con el respaldo social para articular el SNA y establecer un puente de comunicación entre

las instituciones y la ciudadanía.

Ante este panorama el SNA se presenta como un avance en el combate a la corrupción que

es resultado de un proceso de elaboración se llevó a cabo mediante el trabajo conjunto de

funcionarios públicos, legisladores y think tanks lo que visiblemente legitima su

construcción de cara a la sociedad al haber incorporado voces ciudadanas y expertise en su

diseño e implementación.

Primeros hallazgos:

Transformación en la forma de gobernar hacia la gobernanza en la que participan

los think tanks mediante redes de políticas.

Co-creación entre think tanks y legisladores respecto a las leyes que conforman el

SNA

Participación de think tanks que busca prevenir y sancionar la situación de

corrupción rampante y botín de los cargos públicos que refleja el hartazgo de un

sector pensante y activo sobre los asuntos públicos de mayor relevancia que ocurren

en el país y el acontecer internacional.

Voluntad política del Ejecutivo federal y de los legisladores para crear las leyes que

conforman el SNA.

Diálogo e interacción formal entre académicos, expertos, legisladores, funcionarios

públicos y de organismos públicos autónomos para acordar el modelo idóneo de

combate a la corrupción en México.

Aceptación del gobierno sobre las ideas y propuestas de los think tanks para adoptar

un modelo de combate a la corrupción diferente del que se proponía desde la

maquinaria gubernamental.

Apertura sobre la participación de actores sociales que poseen recursos

cognoscitivos, informáticos y analíticos para transformar la realidad, especialmente

de think tanks que han mostrado interés en sus agendas internas para impulsar el

diálogo público en aras de fortalecer los mecanismos de la democracia participativa.

Conformación de redes de políticas en las que participan los mismos actores

sociales que se han involucrado en la creación del SNA y de asuntos transversales al

combate a la corrupción como son la transparencia, fiscalización, gobierno abierto,

rendición de cuentas y profesionalización.

Empoderamiento de think tanks que han logrado asumir responsabilidades públicas

en la Comisión de Selección y en el CPC del SNA.

Tabla 2

Primeros hallazgos

Reconfiguración del poder hacia la gobernanza

Participación de think tanks en construcción del SNA bajo principios de gobierno

abierto

Hartazgo público y rechazo de los think tanks hacia la corrupción

Interacción entre gobierno y think tanks para co-creación de leyes anticorrupción

Aceptación y apertura ante propuestas fuera de la maquinaria gubernamental

Conformación de redes de políticas

Incidencia de think tanks en políticas públicas anticorrupción y su andamiaje

institucional

Fuente: Elaboración propia

Conclusiones

El proceso actual de gobernanza que ha adoptado el gobierno mexicano para resolver el

problema de la corrupción es una manera diferente de tomar decisiones que incorporan las

demandas de la sociedad y grupos de expertos que conforman think tanks con intereses

heterogéneos y agendas complejas que convergen en torno al combate a la corrupción.

La acción directiva que asume el gobierno sobre la sociedad debe seguir este modelo de

corresponsabilidad entre actores sociales, privados y gubernamentales para arrojar mejores

resultados sociales bajo la conducción del actor legítimo y constitucional que está dotado

de autoridad en asociación con think tanks para alcanzar mayor eficacia en la acción de

gobernar.

La gobernanza un modo de gobierno incipiente en México que se desarrolla a la par de la

tradicional manera de ejercer el gobierno bajo un control centralista y unitario. En la

actualidad convergen ambas formas de gobernar de acuerdo a la complejidad de problemas

públicos que se requieren atender. Es innegable que este modo de gobernar basado en el

conocimiento e intercambio de recursos entre actores interdependientes es el modo que se

deberá adoptar en el futuro para la resolución de asuntos públicos que buscan mejorar las

condiciones de bienestar social.

Bajo este modo de gobierno se han insertado los think tanks en el sistema político mexicano

para enriquecer el debate público del combate a la corrupción, al transmitir conocimiento

para generar propuestas y análisis que se utilizaron para elegir el diseño del modelo idóneo

combate a la corrupción. Al mismo tiempo que participaron como co-creadores de las leyes

que dan sustento legal a este nuevo entramado institucional.

La participación de instituciones dedicadas al análisis de políticas públicas, conocidas como

think tanks, en el complejo proceso de deliberación conjunta con instituciones públicas y

legisladores resultó en una reforma constitucional aprobada en abril del 2015 que dio

origen al SNA.

El proceso de deliberación entre think tanks y gobierno para la construcción del SNA dota

de legitimidad las decisiones adoptadas ya que es resultado del intercambio de ideas que

favorecen la satisfacción de la necesidad colectiva de hacer frente al fenómeno de la

corrupción en nuestro país y del desarrollo de habilidades que sirve para aportar

información útil a la solución de este problema.

El rol que han desempañado los think tanks en la construcción del SNA es importante para

explicar lo que apunta hacia una reconfiguración en el proceso de deliberación pública de

un asunto complejo.

El Sistema Nacional Anticorrupción es ejemplo de un diseño novedoso, en el cual se dio

protagonismo a la participación ciudadana como eje rector de la vinculación con las

instituciones de gobierno que buscan prevenir y sancionar los actos de corrupción, tanto de

funcionarios públicos como de particulares.

El costo político de no atender las observaciones que expertos de think tanks proveen a

manera de insumos en el diagnóstico de problemas complejos es alto para el gobierno ya

que resta legitimidad a sus decisiones en un entorno de incipiente fragmentación en el que

encuentran contrapeso en dichos actores ante una crisis de credibilidad que permea el

entorno político y muestra una nueva construcción de autoridad que da a los think tanks

poder de veto moral.

Finalmente se muestra que el proceso de gobernanza en México, aunque es incipiente e

inacabado, es un modo de gobernar que se está desarrollando para resolver problemas

complejos que requieren la corresponsabilidad de actores sociales, privados y gobierno.

En este contexto los think tanks han ganado un espacio de poder real que anteriormente no

tenían. Sus ideas, conocimiento y expertise se han conectado con la arena política mediante

una incidencia en la generación de leyes elaboradas de manera conjunta con legisladores,

mismas que dieron forma al SNA y que son producto del esfuerzo conjunto con los think

tanks que ejercieron un contrapeso a la propuesta gubernamental de crear una agencia

nacional de combate a la corrupción.

Se da respuesta a la pregunta inicial que motiva esta investigación y se entiende que la

propuesta de construir el SNA fue impulsada por los think tanks aprovechando la ventana

de oportunidad que surgió durante la campaña presidencial de generar una agencia de

combate a la corrupción y se aprovecharon las coyunturas de desaprobación ciudadana

hacia el gobierno y hartazgo social ante hechos de corrupción.

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