bienaventurados abril 2013

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Año 9 | 89 Abril 2013. Distribución gratuita CARTA DEL PÁRROCO Dios me sorprendió IGLESIA El valor de la renuncia JÓVENES Pascua, tiempo de fiesta y alegría Catedral Isidro - Sta. María de la Cabeza - La Ribera - Stella Maris www.catedraldesanisidro.org finished.indd 1 25/03/2013 2:27:42

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Revista Parroquial de la Catedral de San Isidro

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Page 1: Bienaventurados Abril 2013

Año 9 | 89Abril 2013. Distribución gratuita

CARTA DELPÁRROCODios mesorprendió

IGLESIAEl valor dela renuncia

JÓVENESPascua, tiempo de

fiesta y alegría

Catedral Isidro - Sta. María de la Cabeza - La Ribera - Stella Mariswww.catedraldesanisidro.org

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Correo de lectores y anunciantes: [email protected]

CoordinadoraFlor Tapia Gómez

Diseñadora GráficaAnita Bartolini

CorrectoraSofí Costa

ColaboradoresJocha Castro VidelaNichi Gorchs

STAFF

Distribución: gratuitaTirada: 5.000 revistasOrigen: año 2002

ÍNDICE

Dios me sorprendió Lumen gentium: "Luz de los pueblos"

¿Cuánto vale una vida?

Pascua, tiempo de fiesta y alegría

03 • Carta del Párroco 10 • Especial Año de la Fe

04 • Padre Mariano

05 • Jóvenes

06 • Jóvenes II

15 • Avisos | info Catedral07 • Última audiencia,Benedicto XVI

Espiritualidad de la Pascua12 • Espiritualidad

Despedida a Magui14 • Comunidad

Despedida Tomi Chavarría

El valor de la renuncia8 • Iglesia

El Papa y la Unidad13 • Igesia II

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3Bienaventurados 2013 •

CARTA DEL PÁRROCO

Queridos amigos,Acabo de ver al Papa Francisco aparecer en el balcón de la basí-

lica de San Pedro. Me conmoví hasta las lágrimas, como muchos de ustedes, y sentí la necesidad de subir a la torre de la Catedral para tocar personalmente las cam-panas, con la ayuda de los que encontré en mi camino. Las hicimos sonar hasta quedar exhaustos.

Sin duda, había en esta enorme alegría una cuota lógica del orgullo que sentimos por saber que por primera vez teníamos un Pontífice argentino, también el primero de nuestro continente, alguien conocido y cercano.

Fuimos casi compañeros de estudios, aunque él estaba en Filosofía cuando yo cur-saba Teología porque entró más grande al seminario y fue ordenado tres años más tar-de, en 1969. Tuve trato personal con él en algunas ocasiones, tanto cuando era sacer-dote como cuando era cardenal y arzobispo de Buenos Aires (aunque muchísimo menos que Mons. Ojea, que fue su Obispo Auxiliar).

La verdad es que me impresiona haber es-tado tan cerca de quien hoy tiene la enor-me y compleja tarea de gobernar la Iglesia Católica. Pero esto también me permite tener una mirada más real sobre su persona y su pensamiento.

Sin duda, por este conocimiento personal, en mi emoción y alegría también estaba la convicción de que va a ser un gran Papa, que le hará mucho bien a la Iglesia. Sus primeras actitudes y palabras lo están indicando.

Pero, por sobre todo esto, había en mi corazón algo más profundo: tanto en la re-nuncia de Benedicto como en la elección de Francisco, sentí una enorme cari-

cia de Dios a toda la Iglesia. Caricia que me llega al alma y me hace cantar mi agradecimiento, porque fue la sorpresa más hermosa que recibí de Él en los últimos tiempos.

Como muchos en la Iglesia, hace años que le venía pidiendo a Dios que le dé un nue-vo impulso que nos acerque más a vivir el Evangelio, que la renueve pu-rificándola de tantas cosas en las que los seres humanos nos hemos apartado de Su voluntad y la impulse a anunciar su Palabra a todos.

Estoy convencido de que Él nos ha escu-chado. Hoy siento un aire nuevo, de alegría, esperanza. Es sólo un comienzo y queda mucho por hacer, pero ya se nota que dejamos de estar a la defensiva, abri-mos las puertas del cenáculo donde esta-mos encerrados por temor a los demás, para anunciar al mundo que Cristo está vivo, que ha vencido a la muerte.

¡Gracias, Señor, porque nos enviaste tu Espíritu! ¡Gracias Benedicto porque escu-chaste Su voz que resonó en tu corazón! ¡Gracias señores cardenales porque se deja-ron guiar por Él! ¡Gracias Francisco por esa sonrisa con la saliste al balcón, esa sencillez y humildad que ma-nifestaste! ¡Qué el Señor te bendiga y te colme con sus dones!

Dios me sorprendió¡Gracias Francisco por esa sonrisa con la saliste al balcón, esa sencillez y humildad que manifestaste!

Pedro Oeyen

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4 • Bienaventurados 2013

Padre Cholo padrecholo.blogspot.com | [email protected]

PADRE MARIANO

Al comenzar la cuaresma, me sucedió un hecho curioso y, a la vez, doloroso. Estaba dando la Comunión en misa y una persona se me acercó desde un cos-tado para hablar. Mi primera reacción fue decirle que estaba repartiendo la Eucaristía pero, al mirarlo, me di cuen-ta de que estaba desconsolado. Dejé por un minuto de hacerlo, y le expliqué que la misa estaba por terminar que me esperara unos minutos que le iba a dar todo el tiempo que necesitara.

Terminada la misa, me acerqué a esta persona, que estaba rezando en la capilla, y le pregunté qué había pasado. Me dijo que mientras trabajaba había muerto uno de sus compañeros, ami-go, compañero de vida. Pero lo que lo tenía todavía más amargado, si es que puede haber un dolor más grande que perder un amigo, era que a nadie del lu-gar de trabajo le había importado. Me acuerdo claramente la frase que usó: “Nuestra vida no vale nada, a nadie le importa. Todos siguieron haciendo sus tareas sin importarles lo que había pasado, mañana lo reempla-zan por otro y listo”. Le pregunté en-tonces por qué estaba ahí ese día en la catedral y me dijo que era porque ha-bía sido el único lugar en donde sintió que lo trataban como persona, que lo escuchaban, que no lo juzgaban, que se daban cuenta de que existía. La charla continuó; me contó que ambos, él y su amigo, tenían conformadas muy lindas familias pero que el dolor de cómo lo trataban en el trabajo y en nuestra so-ciedad era muy profundo.

El resto de la charla me la reservo, pero suscitó muchísimos pensamien-tos en mí. Comenzando nuestro ca-mino hacía la Pascua, una persona me dice que los demás lo tratan como si

no valiese nada. Nos preparamos para celebrar a un Jesús que da la vida para mostrarnos, decir-nos, proclamarnos, gritarnos a viva voz: “Tu vida es valiosa, tu vida vale mucho; sos importan-te”. Y se me acerca alguien que me dice que siente, vive, lo contrario. Esto me suscitó el preguntarme si vivo para que la gente descubra esto. Si me acuerdo de decirlo pero, más importante, de mostrarlo con mis gestos, dando testi-monio de lo que me enseñó Jesús.

La frase que este hombre me dijo refleja lo que muchas veces el mundo le hace sentir a los demás. Vivimos en una sociedad totalmente deshumani-zada, en donde nos peleamos por al-gunos derechos humanos (totalmente válidos) y nos olvidamos del que tene-mos al lado. Pero, más que el mundo, me preocupa mi Iglesia y me suscita algunas preguntas que, como comuni-dad, como cristianos, podemos hacer-nos en este tiempo pascual:

¿Valoramos la vida de los demás? ¿Somos agradecidos con lo que Dios hizo por nosotros e intentamos hacer-lo por los demás? ¿Trabajamos por una sociedad cada vez más justa y frater-na? ¿Nuestra comunidad hace un lu-gar a cada uno que lo necesita?, ¿sabe escuchar, acoger y hacer sentir impor-tante, valioso, al otro?

Pidámosle a Jesús que esta Pascua que hemos vivido, y que continuamos celebrando, transforme nuestras co-munidades en lugares en donde todos –especialmente los más desprotegi-dos, los más pequeños, los que están más solos– encuentren en nosotros un prójimo, un buen samaritano que se preocupa por los demás.

¿Cuánto vale una vida?¿Valoramos la vida de los demás?

¿Somos agra-decidos con lo que Dios hizo por nosotros e intentamos hacerlo por los demás?

¿Trabajamos por una sociedad cada vez más justa y fraterna?

¿Nuestra comu-nidad hace un lugar a cada uno que lo necesita?

¿Sabemos escuchar, acoger y hacer sentir importante, valioso, al otro?

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5Bienaventurados 2013 •

JÓVENES I

Pascua,tiempo de fiesta y alegría

- Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?

- Si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.

- María.

Ella lo reconoció y le dijo: “¡Maestro!”

Con esta primera aparición casi poética, que emociona hasta las lágrimas, empie-za el Tiempo de Pascua.

Nos encontramos en el Año de la Fe, intentando crecer en oración y en diálo-go con el Padre. Como Jesús en el desier-to, tenemos que aprender a retirarnos a orar y a escuchar nuestra conciencia que, como dijo el Cardenal J. H. Newman, y después insistió Benedicto XVI, es la voz de Dios, que susurra dentro de nosotros. Como lo hizo el Santo Padre y confesó a los cardenales al anunciar su renuncia: “Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llega-do a la certeza de que, por la edad avan-zada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”. Este año nos invita a vivir en oración y en obediencia, como María: atentos a la

voluntad de Dios, y con el corazón abierto a

la misión que Él tiene preparada

para cada uno de nosotros.

Esta Pas-cua también encuentra un país política y socialmen-

te partido. Cuesta confiar.

Cuesta crear redes de trabajo en don-de vale la palabra dada, y en donde no se impone el escepticismo. En el aire se respira una confrontación engendrada en años de manipulación y mentiras, en ambos lados de los circuitos de poder. Con un continente en constante ebulli-ción, en el que cuesta a veces sentir la esperanza que trae el Evangelio y la pro-mesa de la nueva vida; en donde, ante la injusticia, dan ganas de gritar lo mismo que Benedicto le preguntó a Dios en su visita a Auschwitz: “¿Por qué callaste?”. Una realidad en la cual la reconciliación aún es posible, pero requiere paciencia y esfuerzo y requiere tener la mirada pues-

ta en Jesús, que siempre da razo-nes para tener esperanza.

Y esta Pascua encuentra una Iglesia que todavía se acomoda a los cambios, que quiere crecer en transparencia, aper-tura y modernización, sin dejar de lado los dogmas ni la tradición apostólica; una Iglesia que busca seguir creciendo en caridad, encontrando en los más pobres el rostro sufriente de Jesús, cuidarlos y nutrirlos, y extenderles sus brazos como lo hizo Él en la cruz. Una Iglesia que so-mos todos y que intenta, con errores humanos, pero dirigida por el Espíritu Santo, hacer presente el Reino de Dios en el mundo.

Pero esta Pascua también me encuen-

tra a mí y a vos. En este tiempo es lindo poder ofrecerle a Jesús todo lo que hayamos rumia-do en la cuaresma, lo que nos cuesta, lo que nos aleja de Él, y lo que no nos gusta de dentro nuestro, para que eso muera en la cruz y resucite un Yo nuevo. ¡ES TIEMPO DE FIESTA Y DE ALEGRÍA! ¡De paz con nuestras familias! ¡De en-cuentro con nuestros amigos! ¡Jesús re-sucitó! ¡Y nos está llamando a cada uno por nuestro nombre! Para que abramos los ojos y lo reconozcamos, y para que llevemos la alegría de ser cristianos a nuestras casas, a la calle, al trabajo y al camino. Para que lime asperezas con nosotros mismos y nos ayude a acep-tar su amor gratuito, no porque lo me-recemos sino porque Él quiere darlo sin condiciones para que lo compartamos y

lo multipliquemos con nuestro prójimo. ¿Y quién es nuestro prójimo? “Un hombre bajaba de Jeru-salén a Jericó…”

Fe

Argentina

Prójimo

Pascua

Soy Tobias de Marcos, tengo 21 años y cordino

post confirmación. Me gusta la música y el deporte, la

filosofía, la teología y la economía.

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JÓVENES II

Somos Cami Darmandrail, de 22 años y Pedrito Malbrán de 24 años.ChavarriaLa presencia de Tomi en nuestra co-

munidad fue un verdadero regalo del cielo. Durante el año que estuvo acá, se integró y participó activamente en mu-chos de los grupos de la parroquia. Nos encontramos con una persona que se regala constantemente. Desde el prin-cipio, a pesar de no conocernos mucho, parecía disfrutar de nuestra dinámica parroquial. Siempre hubo algo que lo movió a darse, a entregarse y a querer profundizar más.

En la Catedral hay reuniones todo el tiempo, siempre hay algún grupo que está organizando algo, que está rezan-do o simplemente charlando.Si bien somos muchos los grupos, no hubo uno solo que no haya compartido

un rato con él. A pesar de tener mu-chas obligaciones y estar terminando

sus estudios en el seminario, siempre intentó organizarse y hacerse un es-pacio para poder acompañar-nos. En las reuniones escucha-ba atento e intentaba iluminar todo a la luz del Evangelio y su mensaje.

Como comunidad, tenemos un defecto y es que nos cen-tramos mucho en el “hacer”. Siempre estamos organi-zando cosas, planificando y solemos, muchas veces, olvidarnos de lo importante. Chesterton escri-bió: “a cada generación la convierte el Santo que más la contradice”. Es decir, que los hombres de Dios muchas veces tienen ese carisma de hacer las cosas de un modo distinto y, con ese carisma, corrigen desde el testimonio. Quizás el aporte que nos deja Tomi en su paso por la Catedral tiene que ver con eso ya

que, con su ejemplo, nos mostró la im-portancia de centrarnos más en el “estar”, en el compartir la vida, y no tanto en el “hacer”.

Creemos que eso que lo movía a darse y a entregarse con amor a cada uno de nosotros es una profunda vida de ora-ción. Inspirado por el Espíritu de Dios, nos mostró a lo largo de todo el año

a un Jesús vivo que se hace presen-te en el encuentro con el otro, en el servicio y en la oración.

Si bien nos pone tristes tener que despedirlo, sentimos una enorme ale-

gría por todo lo vivido. Nos llevamos muchos recuerdos: charlas, co-midas, reuniones, retiros, campamentos, partidos de fútbol y, por sobre todo, un gran amigo en Jesús. Nos pone muy con-tentos el don del sacerdocio de Tomi y los frutos que, de éste, ya comienzan a brotar. Le deseamos lo mejor para este año en su nueva parroquia y su entrega desde el diaconado que empezó el 22 de marzo pasado.

Antes de terminar, queremos darle la bienvenida a Maxi, un seminarista de la diócesis que nos va a acompañar durante este año. Estamos muy entu-siasmados con su llegada, y queremos

invitarlo a participar y formar parte de nuestra comunidad.

Tomi con los generales de Caminar de 2012

Con los generales de

confirmación y caminar

(a partir de mitad de 2012)

después del campamento.

Despedida Tomi

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7Bienaventurados 2013 •

IGLESIA

Yo siento en mi corazón que debo dar gracias sobre todo a Dios, que guía y hace crecer a la Iglesia, que siembra su Palabra y alimenta así la fe en su Pueblo.

La Palabra del Evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida. El Evangelio pu-rifica y renueva, da fruto, dondequiera que la comunidad de los creyentes lo escucha y acoge la gracia de Dios en la verdad y en la caridad. Ésta es mi con-fianza, ésta es mi alegría.

Cuando el 19 de abril de 2005 acepté asumir el ministerio petrino, las pala-bras que resonaron en mi corazón fue-ron: Señor, ¿por qué me pides esto y qué me pides? Es un peso grande el que pones en mis hombros, pero si Tú me lo pides, por tu palabra echaré las redes, seguro de que Tú me guiarás, también con todas mis debilidades.

Y ocho años después puedo decir que el Señor realmente me ha guiado, ha es-tado cerca de mí, he podido percibir dia-riamente su presencia. Ha sido un trecho del camino de la Iglesia, que ha tenido momentos de alegría y de luz, pero tam-

bién momentos no fáciles. Me he sentido como San Pedro con

los apóstoles en la barca en el lago de Galilea: el Señor nos ha dado muchos días de sol y de brisa suave, días en los que la pesca ha sido abundante; ha ha-bido también momentos en los que las aguas se agitaban y el viento era contra-rio, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir.

Pero siempre supe que en esa barca estaba el Señor y siem-pre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya. Y el Señor no deja que se hunda; es Él quien la conduce, ciertamente también a tra-vés de los hombres que ha elegido, pues así lo ha querido.

Ésta ha sido y es una certeza que nada puede empañar. Y por eso hoy mi cora-zón está lleno de gratitud a Dios, por-que jamás ha dejado que falte a toda la Iglesia y tampoco a mí su consuelo, su luz, su amor.

Estamos en el Año de la Fe. Desearía invitarlos a todos a renovar la firme confianza en el Señor, a

confiarnos como niños en los brazos de Dios, seguros de que esos brazos nos sostienen siempre y son los que nos permiten caminar cada día, tam-bién en la dificultad.

Quisiera que cada uno de ustedes sin-tiera la alegría de ser cristiano. Demos gracias al Señor cada día, con la oración y con una vida cristiana coherente. Dios nos ama, pero espera que también noso-tros lo amemos.

En estos últimos meses, he notado que mis fuerzas han disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me iluminara con su luz para tomar la de-cisión más adecuada no para mi propio bien, sino para el bien de la Iglesia.

Amar a la Iglesia significa también tener el valor de to-mar decisiones difíciles, sufri-das, teniendo siempre delante el bien de la Iglesia y no el de uno mismo.

Doy las gracias a todos y cada uno también por el respeto y la compren-sión con que han acogido esta decisión tan importante.

AudienciaGeneral

benedicto xviMiércoles 27 de febrero de 2013

AudienciaGeneral

benedicto xviMiércoles 27 de febrero de 2013

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8 • Bienaventurados 2013

REFLEXIÓNNichi Gorchs [email protected]

Valor Renuncia

El gesto de renuncia del Papa nos invita a una profunda reflexión como

Iglesia y como seres humanos.

Hace unas pocas semanas, una noticia de importancia vital impactó tanto a los ca-tólicos como a todo el resto del mundo. En un gesto inédito para los últimos si-glos, el Papa anunció que renunciaba a su cargo para retirarse a una vida de oración. Para cuando esta revista esté en circula-ción, posiblemente ya haya un sucesor y nuevo pontífice; sin embargo, la decisión de Benedicto XVI me generó, como a mu-chos, una serie de reflexiones que me gus-taría compartir en estas líneas.

Más allá del Papa en sí mismo, me pa-rece importante mirar el hecho de la re-nuncia: lo que requiere e implica a la vez. Cuando me enteré, mi primera sensación fue de sorpresa y ante todo admiración. Se necesita mucho coraje para dejar un lugar de tamaña responsabilidad y liderazgo. Dados los ejemplos a lo largo de nuestra

historia, el poder suele transmi-tir una imagen de mezquindad y deseo de perpetuarlo. Sin embargo, acá tenemos a un hombre grande, que re-conoce su límite y que, aun sabiendo que el paso que va a tomar es revolucionario para la institución que conduce, tiene la valentía de hacerse cargo.

Y aquí aparece otra idea, que Monseñor Ojea transmitió en una homilía sobre este tema. La plena y racional conciencia del límite: “(…) ha sido honesto, ha cuidado la Iglesia porque ha reconocido su debi-

lidad”. En el hecho mismo de ad-mitirnos débiles, de decir “yo no puedo” y hacernos a un lado para dejar lugar a otros, se encierra una enorme fortaleza. Reconocer mi límite me abre las puertas a lo nuevo, y les da lugar a los demás para completar ese aspecto mío que ya no es suficiente. La capacidad de autocrítica, entonces, va de la mano con una conciencia racional de lo que se está eligiendo.

Un tercer elemento que también me pa-rece interesante destacar es la capacidad

de la

El

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9Bienaventurados 2013 •

de entrega. El darse de manera libre y autónoma, primero tomando una tarea que se sabe dura para cualquier hombre y después, al momento de dejarla, con-fiando en que Dios va a guiar los pasos

a seguir. La decisión de renunciar a algún aspecto de nuestra vida es siempre también un salto de fe hacia el futuro. Dejo lo conocido, bueno o malo, y me animo a ir un poco más allá. Como mencionaba un texto que me acercaron cuando meditaba el tema, Benedicto cuando renuncia “no va por menos, sino por más; no se baja de la Cruz, sino que trepa más alto: au-dazmente ha dado un paso adelante (no al costado) para afrontar los inmensos retos de la Iglesia con mejor armamen-to que el que le posibilitaba la sede de Pedro: la plegaria, la omnipotencia supli-cante”. Y lo mismo podemos decir sobre nosotros en circunstancias equivalentes (dentro de lo comparable).

El amor a la verdad, por otra parte, parece ser el rector de esta situación.

La verdad revelada, por un lado; pero, además, la realidad que se impone frente a nosotros y nos impulsa a cambiar de rumbo. Las situaciones críticas de la vida que nos interpelan y nos dicen que no podemos quedarnos quietos. El abrazar las reali-

dades, por duras o dolorosas que sean, y reconocer la necesidad de hacer algo. Desde ese punto de vista, el gesto de re-nuncia del Papa nos pone de lleno frente a uno de esos planteos que no pueden esquivarse: esto es así, esto es duro, esto requiere de otras manos. ¿Cuántas veces, en lo cotidiano, nos lleva tiempo ver esas verdades y decidir cambiar de camino? Quiero entonces pedirle a Dios, como el ciego, “Señor, que yo pueda ver”.

Y de pronto sucede, que frente a esas verdades, y sabiendo que el siguiente paso es quemar las naves, es importan-te también frenar y reflexionar. Aparece entonces la necesidad de pedir perdón.

La humildad de reconocer: tal vez me equivoqué, tal vez ya no soy la per-sona adecuada para hacer esto. Es ese momento de decisión que, para los cre-yentes, requiere ante todo reflexión, pro-funda contemplación de la voluntad de Dios para mi vida. Es hacer un examen de conciencia frente a los demás, pero sobre todo frente a Dios. Así podremos renun-ciar, o elegir, o entregar, con el espíritu más libre y, tal vez, con alegría.

Entonces, cuando el salto ya es in-minente, cuando hemos considerado la situación, juntado el valor, reconocido el límite y decidido entregar, viene el momento de soltar, de confiar en que, habiendo sido sinceros en el camino

previo, lo que sobrevenga ahora va a ser para mejor. Lanzarnos con confianza a la nueva etapa. Confianza de que los que vengan detrás podrán hacer su tarea, y también de que uno mismo, en el nuevo lugar, va a estar mejor.

Y es que somos humanos. Benedic-to lo es. Y, como mencionaba nuestro

obispo, “¡Tenemos que celebrar, como Iglesia, tener un Papa tan humano!”. Dentro de todos los mati-ces, este es, desde mi punto de vista, el más importante y que de alguna mane-ra abarca a todos los demás. El recono-cernos hombres y mujeres con virtudes y defectos, con fortalezas y debilida-des. Sabiendo que no es sino a través de un camino comprometido, respon-sable, libre, que podremos ofrecer lo mejor de nosotros; y, cuando veamos que ya no es así, animarnos a renunciar y a empezar de nuevo.

Fuentes:•Mensaje del Obispo de San Isidro, Monse-

ñor Oscar Ojea, con motivo del anuncio de la renuncia del San Padre, Benedicto XVI.

•Reflexión sobre la renuncia del Papa Benedicto XVI, del Padre Diego de Jesús, del Monasterio del Cristo Orante, de Mendoza.

•El discurso de renuncia de Benedicto XVI.•Editorial del Diario “La Nacion” del

Sábado 16 de febrero de 2013. http://www.lanacion.com.ar/1555199-benedicto-xvi-cuando-la-renuncia-marca-una-virtud

"Tenemos que celebrar, como Iglesia, tener un Papa tan humano!”

Obispo Monseñor Oscar Ojea

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10 • Bienaventurados 2013

Dios formó una congregación de quienes, creyendo, ven en Jesús al autor de la salvación y el principio de la unidad y de la paz, y la constituyó Iglesia a fin de que fuera para todos y cada uno el sacramento visible de esta unidad salutífera. Debiendo difundirse en todo el mundo, entra, por consiguiente, en la historia de la humanidad, si bien trasciende los tiempos y las fronteras de los pueblos. Caminando, pues, la Iglesia en medio de tentaciones y tribulaciones, se ve

confortada con el poder de la gracia de Dios, que le ha sido prometida para que no

desfallezca de la fidelidad perfecta por la debilidad de la carne, antes, al contrario, persevere como esposa digna de su Señor y, bajo la acción del Espíritu Santo, no cese de renovarse hasta que

por la cruz llegue a aquella luz que no conoce ocaso.

LUMEN GENTIUM: “LUZ DE LOS PUEBLOS”

ESPECIAL AÑO DE LA FE

Por P. Eduardo Mangiarotti.

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IGLESIA,¿qué dices de ti misma?

11Bienaventurados 2013 •

Esta pregunta, formulada por Juan XXIII, intentó ser respondida en ese acontecimiento de gracia que fue el Concilio Vaticano II. Es un interrogante inagotable, porque la Iglesia está enraizada en un doble misterio: el de Dios y el del hombre.

Si bien todo el Concilio intentó dar cauce a esta inquietud, el documento que se refiere de manera más nítida y explícita a la identidad de la Iglesia es, sin lugar a dudas, Lumen Gentium (en latín, “Luz de los Pueblos”). Ahora bien, ya estas dos pri-meras palabras dicen mucho sobre la Iglesia. Porque, a dife-rencia de lo que podría pensar quien ve este título portentoso,

no es ella la luz, sino Cristo. Lumen Gentium expresa el deseo de los padres conciliares

de recuperar una presentación más espiri-tual y abierta de la Iglesia, apoyada en la Biblia y en los Padres de la Iglesia. Por eso mismo recobró también una perspectiva más dinámica, humana y profunda de la realidad eclesial.

¿Qué quiere decir esto? Durante los

últimos siglos, se habían acentuado los aspectos institucionales de la Iglesia, de-bido a distintas causas sociales y políticas que influyeron en su vida concreta y en la reflexión en torno a lo que ella era y debía ser. El Concilio implicó un giro de 180° en torno a esta mirada de la Iglesia sobre sí misma. Se logró de-sarrollar en este documento una figura fresca y renovadora de la Iglesia.

La Iglesia se presenta como misterio que, en el lenguaje del Nuevo Testamento, no quiere decir “oscuro” o “inentendible” sino signo de salvación ofrecido por Dios a los hombres. Sólo podemos aproximarnos a lo que la Iglesia es, si la vemos a par-tir de su relación con la Trinidad y con el mundo que la rodea. Pero nunca podemos definirla. Hace falta volver al lenguaje de los símbolos y las imágenes: el Cuerpo o la Esposa de Cristo, el templo del Espíritu Santo… y quizá la más recordada por to-

dos después del concilio: el Pueblo de Dios. Esta última expresión, que Lumen Gentium subrayó, nos ayudó a entender cómo la Iglesia está muy lejos de ser una entidad estática. Es

una comunidad siempre en camino, un signo sen-cillo y humilde del Reino que Jesús vino a hacer

presente con su persona, su palabra y sus gestos, impulsada y transformada una y otra vez por la acción del Espíritu.

Además, en su estructura, Lumen Gentium revela una ima-gen de Iglesia distinta de la que dominaba entonces sobre la teología y la imaginación de los creyentes. La comunidad cris-tiana se presenta como un pueblo en el cual lo fundamental es la igualdad de todos los bautizados. Los distintos ministerios de la Iglesia (el primado, el episcopado, los presbíteros y diáco-nos) sólo pueden comprenderse al interior de esta comunidad

y de una manera colegiada. Toda autoridad está más en el corazón que a la cabeza de la Iglesia y sólo se

la puede vivir comunitariamente, en clave de servicio. Podríamos decir que pasamos de una concepción piramidal de la Iglesia a una más circular.

De la mano de esta conciencia renovada

de quién es, viene una nueva comprensión

de la santidad. No es algo para un gru-

po selecto de cristianos, sino que es don y tarea para todos. Es una vocación uni-versal, alimentada por la Palabra y los sacra-mentos y desplegada en la vida cotidiana.

Esta Iglesia, porque es de Jesús, es pro-

fundamente humana. Y por eso tiene conciencia de sus lími-tes, de su fragilidad y del pecado de sus miembros. Por eso, la Constitución nos revela a un pueblo que se sabe tTntado, y

que a veces se aleja del proyecto original que Dios ha planeado para él. La Iglesia está siempre necesi-tada de renovación y purificación. Pero no deja de caminar hacia la consumación del Reino, tratando de hacerlo presente a través del testimonio de los cristianos, acompañados por la

intercesión de los santos y especialmente de María. A ella mira la Iglesia para verse como en un espejo: ella es lo mejor de la Iglesia, un símbolo de lo que cada cristiano y la comunidad como un todo está llamada a ser.

Vale la pena, en este Año de la Fe, volver sobre este docu-mento que sigue siendo actual y necesario para iluminar la vida de la Iglesia.

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12 • Bienaventurados 2013

ESPIRITUALIDAD

PascuaEspiritualidad

de la

En cierta ocasión, Jesús les dijo a sus discípulos “Felices los que creen sin haber visto”. Nosotros, al igual que Tomás, no hemos visto la Resurrección de Jesús; pero podemos afirmar que, por la fe, hemos experimentado Su presencia y por eso podemos considerarnos felices sin haber visto.También Jesús, viendo a la muchedumbre, les dijo que eran felices, los llamó bienaventurados. Vos, hoy, mirando cara a cara a Jesús, ¿podes llamarte feliz? Quizá no te sientas la persona más feliz del mundo, quizá no estés ni cerca de eso o quizá sí, sos plenamente feliz. Sea cual sea tu situación, seguramente tengas algún motivo por el cual considerarte feliz.

¡¡Feliz de vos por lo que acabás de escribir!! ¡Qué lindo que es poder encontrar algún motivo por el cual considerarse feliz!

El Domingo de Resurrección es un día de fiesta para los cristianos porque Jesús resucitó y está vivo, aquí y ahora. Un Jesús al que no podemos ver pero que es Presencia viva y ardiente. ES y ESTÁ en tu vida, en tu corazón y en cada una de las personas. Él permanece con nosotros. A lo largo de la cuaresma y la semana santa estuvimos explorando las diferentes presencias de Dios. Fuimos a su encuentro y Él nos sorpren-dió a mitad de camino yendo a nuestro encuentro. Te invitamos ahora a que hagas un pequeño recorrido por lo que estu-viste experimentando estos días. ¿Pudiste participar de las celebraciones? ¿Cómo las viviste? ¿Qué significó acompañar a Jesús en su pasión? ¿Pudiste experimentar la presencia de Dios? ¿Descubriste o experimentaste algo nuevo? Supongo que a lo largo de la Pascua habrás sentido muchas cosas in-tensas, fuertes, emocionantes. Quizás en algunos momentos no sen-tiste nada, eso también pasa y está bien. ¿Pudiste conectarte con todo

lo que ibas viviendo, lo que ibas sintiendo en cada momento, con cada sentimiento, cada sensación que iba pasando por tu corazón? Tratá de rememorar todo eso que te fue pasando. Traelo a este mo-mento, recordalo…

Ya estamos en el tiempo pascual. Hemos atravesado, cada uno a su manera, la semana más importante del año para los cristianos. Te proponemos ahora que hagas una reflexión a modo de cierre de estos días. Te invitamos a que pienses, por unos minutos, en lo siguiente: si alguien te preguntase mañana, o en los próximos días, qué te dejó esta Pascua, qué “pasó” en tu vida, en qué te hizo pensar, qué te gustó, qué te hizo bien, qué te sirvió… ¿Qué le dirías? Si querés, anotá acá algunas de estas cosas, brevemente. Tal vez se trata de algo que te dijo alguien, de algún momento que te impactó; de alguna celebración, palabra, gesto que tocó tu corazón; de una mi-rada, una canción…

Y ahora sí, por último, recordá la frase que le dijo Jesús a Tomás “Felices…”, y compartí la alegría, la felicidad de la Pascua con los demás, animate en tu vida a ser testigo de su resurrección.

Te invito ahora a que pienses en tu vida y escribas tu propia bienaventuranza....

Te invito ahora a que cuentes qué sentiste....

- Por el Equipo de Pascua Universitaria -

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13Bienaventurados 2013 •

IGLESIA II

Queridos amigos:Con mucha alegría por el nombra-miento del nuevo Papa, me gustaría

reflexionar sobre la misión que tiene en la Iglesia.

1. El primer milenioEn los primeros siglos la fe cristiana se fue

expandiendo por el mundo asumiendo carac-terísticas diferentes según las culturas que preexistían en cada región.

Así se originaron las Iglesias. Eran inde-pendientes entre sí, cada una nombraba sus obispos y se regía por sus propias normas. Asumieron los idiomas de cada lugar, estruc-turaron las celebraciones litúrgicas a partir de ritos anteriores al cristianismo, establecieron normas de vida para los sacerdotes y los laicos respetando las costumbres locales, organiza-ron a su modo las comunidades eclesiales, etc.

Esta diversidad implicaba el riesgo de que se generaran divisiones o terminaran siendo muchas Iglesias y no una como Cristo quería. Entonces construyeron la unidad a partir de la fe, cuyos contenidos básicos se establecieron en los siete primeros concilios ecuménicos. Si bien existieron algunas rupturas, la mayoría permaneció unida.

San Agustín definía esto diciendo: “En lo necesario, la unidad; en el resto, libertad; en todo, la caridad”.

2. El segundo milenioEn el año 1054 la cristiandad se dividió.

Por un lado oriente, con Constantinopla a la cabeza; por el otro occidente, unido a Roma. Se denominaron “Ortodoxos” los primeros y “Católicos” o “Romanos” los otros. Sólo par-tes minoritarias de las Iglesias Orientales se mantuvieron en comunión con el Papa.

Las Iglesias Ortodoxas mantuvieron cada una su identidad y confirieron al Patriarca de Constantinopla sólo una primacía de honor, sin autoridad sobre las otras.

En cambio en occidente se buscó la unidad

por medio de la uniformidad. Se anularon ri-tos antiguos –como el ambrosiano en Milán, el mozárabe en España y otros– para unificar la liturgia en latín. Se impuso la legislación ro-mana suprimiendo toda diversidad, por ejem-plo la obligación del celibato para todos los sacerdotes, que en oriente no existe.

Sólo permitieron algunas de sus peculiari-dades a las Iglesias Orientales unidas a Roma, aunque más de una vez trataron de eliminarlas.

En occidente la función del Papa adquirió cada vez más importancia, otorgándole la misión de ser garante de la unidad de la Iglesia. Así la pertenencia a la Iglesia Católica Romana se definía por la unión con el Sumo Pontífice. Por eso a sus miembros se los llama-ba a veces “papistas”.

3. El tercer milenio El Concilio Vaticano II (1962-65) volvió a

permitir el uso del idioma y la incorporación de la cultura de cada lugar en la liturgia, des-tacó la importancia del obispo como cabeza de la Iglesia diocesana, promovió la constitu-ción de las Conferencias Episcopales, llamó a reconstruir la unidad entre las Iglesias, etc.

Desde entonces existe una tensión entre quienes quieren mantener la uniformidad y los que buscan acentuar las diversidades, afir-mando que se facilitaría la evangelización y la unión con las Iglesias separadas. La misión del Papa se ha vuelto así más compleja. Decía Juan Pablo II: “Debo ser garante de la unidad y a menudo pareciera que el papado es el mayor obstáculo para lograrla”.

Recemos por el nuevo Papa, para que el Espíritu Santo guíe sus pasos en la difícil tarea que se le encomienda.

Hasta pronto,

El Papa y la unidad

"La tarea específica del Papa es construir la unidad de la Iglesia"

Pedro Oeyen

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COMUNIDAD

ESA RUBIA QUE+ con carácter + DISEÑÓ

BIENAVENTURADOS

• Bienaventurados 2013

-

Rubia y menuda. Carácter y desparpajo. Llegó a

Bienaventurados y dio todo. Puso color, puso muchísimo

diseño, dio muchísimas horas de sus fines de semana,

se hizo mala sangre más de una vez y, todo esto, lo

hizo con mucho corazón. Magui se comprometió con

Bienaventurados y los frutos están en tipografías, imágenes

y recursos nuevos. Regaló a la revista tapas originales pero

también, como una hormiga, puso su tiempo y sus

ganas para enriquecer cada nota mes a mes.

Ahora bien, sería injusto quedarnos solo con su aporte

en diseño. También, con su mirada, enriqueció la revista

generando debates y siempre buscando que la revista

fuera por más. Magui fue y será Bienaventurada porque

tiene puesta la remera del equipo. ¡Un gracias gigante y un

abrazo en Jesús! ¡Te vamos a extrañar!

Flor Tapia Gómez

En marzo de 2009, hace cuatro años, se incorporaba al equipo de

Bienaventurados una nueva diseñadora gráfica llamada

Magdalena Alonso. Como las anteriores, se ofreció para

brindar sus conocimientos en forma gratuita.

Inmediatamente comenzamos a notar cambios en la revista: un di-

seño más ágil, con mayor cantidad de fotos, tapas más creativas,

etc., etc. Al año siguiente pudimos hacerla a todo color y

cada número superaba al anterior.

Fueron 41 ejemplares que tuviste que componer a costa de robarle

horas al descanso y a otras actividades profesionales, personales o

apostólicas. En ese entregarse de cada mes te fuimos

conociendo, apreciando, valorando y queriendo.

Magui, hoy tu crecimiento profesional te exige dedicación exclusiva

y ya no podés seguir con nosotros del mismo modo. Lo

comprendemos, aunque esperamos que a veces puedas

darnos una mano si hace falta.Y por sobre todas las cosas, te agra-

decemos y deseamos lo mejor. ¡Que Dios te bendiga y

premie tu generosidad,entusiasmo y capacidad!

Pedro Oeyen

-

-

-

Jesús nos enseña que el Reino de los Cielos se parece a un

poco de levadura que una mujer mezcla con una gran cantidad

de harina, hasta que fermenta toda la masa. También se parece

a un grano de mostaza: es la semilla más pequeña pero, cuando

crece, se convierte en la más grande de las hortalizas.Este fue el rol que Magui tuvo en Bienaventurados. Trabajó

en lo secreto con aquello que en principio parece pequeño

pero es lo que hace que la masa fermente: el diseño gráfico.

Pero Magui no solamente aportó eso, su ejemplo evangélico nos iluminó las palabras de Jesús: “cuando tú des limosna,

que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que

ve en lo secreto, te recompensará”. Estoy seguro de que la mayoría de ustedes, lectores de esta

revista, recién hoy se están enterando de que, durante 4 años,

Magui se pasó varias horas al mes trabajando en el silencio y en

lo secreto, durante su tiempo libre, para que la revista fuera lo más atractiva, creativa y dinámica posible.

Esto y mucho más es Magui, y su labor en la revista es sólo

una pequeña parte de su ejemplo evangélico, rico en hechos

más que en palabras. La vida es darse, creía. Y se dio. ¡Gracias!Jocha Castro Videla

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15Bienaventurados 2013 •

ESA RUBIA QUE+ con carácter + DISEÑÓ

BIENAVENTURADOS

AVISOS

Este año, en abril, se cumplen 10 años del comienzo de la Adoración y Rezo del Rosario en la Capilla del Santísimo.

Comenzamos en el año 2003 y los dos primeros años lo llevamos a cabo solamente los lunes; pero en el año 2005, cuando el Papa Juan Pablo II es-taba muy mal de salud, lo extendimos a todos los días de la semana para re-zar por él y luego de su fallecimiento continuamos rezando por el cónclave y por el nuevo Papa. Este año, se da la misma situación y estamos rezan-do con el mismo fervor, pidiéndole al Señor por el nuevo Papa.

Cuando estamos en adoración, Él está allí en la custodia: Jesús es el verdadero Tesoro siempre accesible para nosotros. Él está presente pero no está allí por Él mismo sino por no-sotros, con su divinidad y con su hu-manidad. Su alegría es estar con los

hombres porque sabe que nosotros, tal como somos, necesitamos de su cercanía personal.

Pero no es suficiente descubrir a Cristo allí, hay que llevarlo a los de-más. El mundo de hoy es una inmensa tierra de misión.

Busquemos estar con el Señor. Allí podremos hablar de todo con Él. Podemos presentarle nuestras peti-ciones, preocupaciones, problemas, alegrías, gratitud, decepciones, nece-sidades y también nuestras esperan-zas. Allí podemos repetirle constan-temente: "Señor envía más obreros a tu mies. Ayúdame a ser un buen obrero en tu viña".

Invitamos a todos al Rezo del Rosario y Adoración todos los días de la semana luego de la misa de 10hs.

años deADORACIÓN

en laCATEDRAL

REVISTACATEDRAL

de la

CONTACTO CON ANUNCIANTES:[email protected]

ANUNCIÁen la

tipo precio por un mes

precio por un año

Contratapa $4,680 $3,680

½ Retiración de tapa $2,340 $1,800

¼ de página interior $1,050 $800

Ø de página interior $590 $450

± de página interior $300 $220

¡

Másde

5000hogares¡Llegá a

Por Norma Varone

CAPILLAS

Párroco: Pedro Oeyen

Ntra. Señora de la Ribera

Santa María de la Cabeza

Stella Maris

El Cano 172, AcassusoTel. 4742 7198

33 Orientales 1301, Beccar

España 1016, Beccar

Horarios de Misa:Sábado 19hsDomingo 19:30hsHorarios de Secretaría:Jueves 15 a17hsSábados 17 a 19hs

Horario de Misa:Domingo 11hs

Horarios de Misa:Sábado 19:00hs de niñosDomingo 11:30hs

Vicarios Parroquiales:P. Francisco GamboaP. Mariano CaraccioloP. Hugo ÁlvarezDiáconos Permanentes:Wenceslao Gómez CarideJosé Hamed

Caritas:Atiende en Anchorena 469

Confesiones:Diarias: Media hora antes de la misa de 19hsDominicales: Media hora antes de cada misa

Horarios de misa:Lunes a Viernes: 8, 10 y 19hsSábados y Feriados: 10 y 19hsDom.: 10, 12:30, 19 y 20:30hs

Secretaría Parroquial:8:30 a 12hs y de 16 a 20hsAdrián Beccar Varela 530Tel. 4743 0291/ 4990

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