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AZUCAR MANUELITA S.A Historia La historia de Manuelita es la historia del azúcar en el Valle del Cauca. La caña de azúcar llegó a tierras vallecaucanas en los tiempos de la conquista, traída de Santo Domingo por Pedro de Atienza -un vasallo de Sebastián de Belalcazar- y fue cultivada por los sacerdotes jesuitas, hasta 1767 en las tierras que hoy hacen parte de Manuelita S.A.. Ese año la Corona Española confiscó todos los bienes de la Compañía de Jesús y le dió el nombre de Hacienda Real al inmenso fundo que esta congregación poseía en cercanías de Santiago de Cali. En 1770 la hacienda, dotada de un rudimentario trapiche, una hermosa capilla, una amplia casona y numerosas cabezas de ganado, pasó a manos de don Pedro González de Penilla, quien luego la heredó a su hija Florencia. Posteriormente ella le vendió estos terrenos a don Mariano Becerra Carvajal y él los fraccionó en varias fincas. Una de ellas llamada Concepción de Nima, fue comprada en 1840 por don Jorge Enrique Isaacs, padre del célebre poeta colombiano autor de la novela María. En homenaje a su esposa Manuela Ferrer Scarpetta, el señor Isaacs la bautizó como Hacienda La Manuelita. Más tarde, la dividió en cuatro parcelas: La Rita, La Primitiva, El Oriente y La Manuelita. Años después les sumó la hacienda El Paraíso que sirvió de escenario a la novela del poeta Isaacs. Don Santiago Eder, hombre de gran espíritu empresarial, adquirió en 1864 conjuntamente con su amigo Pio Rengifo, de los herederos del señor Jorge Isaacs las haciendas “La Manuelita” y ” La Rita”. Después de tres años el señor Eder obtuvo todos los derechos sobre esas tierras repletas de cañaduzales con las que se había propuesto forjar una productiva empresa que fuera modelo de organización y eficiencia.

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AZUCAR MANUELITA S.A

Historia

La historia de Manuelita es la historia del azúcar en el Valle del Cauca. La caña de azúcar llegó a tierras vallecaucanas en los tiempos de la conquista, traída de Santo Domingo por Pedro de Atienza -un vasallo de Sebastián de Belalcazar- y fue cultivada por los sacerdotes jesuitas, hasta 1767 en las tierras que hoy hacen parte de Manuelita S.A.. Ese año la Corona Española confiscó todos los bienes de la Compañía de Jesús y le dió el nombre de Hacienda Real al inmenso fundo que esta congregación poseía en cercanías de Santiago de Cali.

En 1770 la hacienda, dotada de un rudimentario trapiche, una hermosa capilla, una amplia casona y numerosas cabezas de ganado, pasó a manos de don Pedro González de Penilla, quien luego la heredó a su hija Florencia. Posteriormente ella le vendió estos terrenos a don Mariano Becerra Carvajal y él los fraccionó en varias fincas. Una de ellas llamada Concepción de Nima, fue comprada en 1840 por don Jorge Enrique Isaacs, padre del célebre poeta colombiano autor de la novela María. En homenaje a su esposa Manuela Ferrer Scarpetta, el señor Isaacs la bautizó como Hacienda La Manuelita. Más tarde, la dividió en cuatro parcelas: La Rita, La Primitiva, El Oriente y La Manuelita. Años después les sumó la hacienda El Paraíso que sirvió de escenario a la novela del poeta Isaacs.

Don Santiago Eder, hombre de gran espíritu empresarial, adquirió en 1864 conjuntamente con su amigo Pio Rengifo, de los herederos del señor Jorge Isaacs las haciendas “La Manuelita” y ” La Rita”. Después de tres años el señor Eder obtuvo todos los derechos sobre esas tierras repletas de cañaduzales con las que se había propuesto forjar una productiva empresa que fuera modelo de organización y eficiencia.

En el viejo trapiche de La Rita, impulsado por bueyes, se molía la cosecha de caña para producir panela y azúcar de pan que eran distribuidos en la región. La siembra se realizaba manualmente con pala y barretón. Con la reactivación del molino en 1865 y la contratación del ingeniero alemán Enrique Hauesler para realizar ciertas modificaciones operativas, se mejoró visíblemente el trabajo y se despertaron los mejores comentarios a nivel nacional. Estos aumentaron en 1867, cuando se montó un moderno trapiche con rueda hidráulica y un alambique de tipo francés, traídos de Panamá, que permitieron subir la producción diaria hasta 350 libras de azúcar moreno. Un nuevo molino instalado en 1873, junto con las pailas de cien galones de capacidad y otras innovaciones, elevó esa cifra a dos mil libras diarias.

La gran revolución en La Manuelita empezó el “primer día del primer mes del primer año del siglo XX” como lo registró Don Santiago Eder, al inaugurar una de las primeras fábricas suramericanas

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de azúcar blanco granulado, con centrífugas y equipos a vapor importados de Escocia e instalados en una bodega de cinco mil metros cuadrados, que incrementaron la capacidad de molienda a cincuenta toneladas de caña por cada doce horas.

El 9 de febrero de 1953 Manuelita S.A. llegó a la era del azúcar refinado. Tres años de estudios y otro tanto de compras y montajes permitieron que la empresa contara con molinos para procesar cuatro mil toneladas diarias de caña, con cargadores mecánicos, con un moderno sistema de calderas y turbogeneradores, con un equipo completo de refinación tipo Bone Char y con una planta para fabricación y empaque de cubitos de azúcar.

Reencontrando su vocación original, la Organización Manuelita tiene hoy inversiones en diversos negocios del sector agroindustrial, una inversión que genera empleos directos para 6.200 personas y durante el año 2005, registró ventas cercanas a los 228 millones de dólares.

A finales del 2005, tras una serie de operaciones internas de escisión y de fusión, bajo el techo corporativo de Inversiones Manuelita S.A. (IMSA), se logró prácticamente alcanzar el esquema previsto para la nueva Organización Empresarial Manuelita, con una estructura más moderna y enfocada a mejorar la competitividad de sus empresas, a propiciar su crecimiento y a crear valor para sus accionistas.

Los principales negocios de la Organización Manuelita, acogidos bajo la nueva Compañía matriz Inversiones Manuelita S.A. (IMSA), siguen siendo el azúcar producido en Colombia por Manuelita S.A. y por la Empresa Agroindustrial Laredo en el Perú, la cría y comercialización de camarón en su filial Comercializadora Internacional Océanos en Cartagena, la producción de aceite crudo de palma en su División Aceites Manuelita S.A. en los llanos orientales colombianos, una División Comercializadora que distribuye y comercializa los productos de Manuelita S.A. y otros de terceros, y la Destilería de Alcohol Carburante (Etanol) que comenzó a producir 250.000 litros diarios del biocombustible desde el 25 de marzo del 2006.

Actualmente, la organización tiene inversiones en nuevos negocios en Brasil, con la participación accionaria del 25% en la construcción del ingenio sucro-alcoholero Vale do Paraná, un proyecto de acuacultura en Chile, Mejillones América, y un nuevo negocio agroindustrial en Perú para el cultivo de espárragos constituído como Agroexportaciones Manuelita S.A.

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PROPÓSITO CENTRAL

Nuestro Propósito Central es generar progreso y bienestar con empresas y productos ejemplares, a partir del aprovechamiento racional y sostenible de los recursos naturales.

PROPUESTA DE VALOR

Manuelita S.A. ofrece:

Azúcar y derivados de valor agregado a las industrias más exigentes de Colombia y los países vecinos, en los sectores alimenticio, químico y farmacéutico, a través de un modelo de atención diferenciado que responde a sus requerimientos de producto, uso y entrega, a costo total competitivo. En forma complementaria, suministra azúcar de marca reconocida a los consumidores en Colombia.

Alcohol carburante, otras energías renovables y sub productos obtenidos a partir de la caña de azúcar, de la utilización sostenible de los recursos naturales y con un impacto positivo.

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VALORES

Respeto por la Gente

El buen trato, la equidad y el reconocimiento de los derechos de nuestra gente, rigen las relaciones humanas en la Organización Manuelita. Valoramos la diversidad y fomentamos un ambiente en el cual todas las personas se sientan incluidas y motivadas a brindar su mejor contribución individual al desarrollo de nuestra organización.

Responsabilidad Social

Participamos activamente como organización empresarial y como individuos vinculados a ella, en el mejoramiento de la sociedad en la que vivimos y trabajamos. El compromiso con el desarrollo de nuestra gente, la comunidad, nuestros clientes y proveedores, así como con el cumplimiento de las normas ambientales, es permanente.

Integridad

Es el núcleo de todos nuestros valores, nos caracteriza en el actuar y soporta todas nuestras decisiones. La ética, la honorabilidad, la honestidad, la rectitud, la seriedad en los negocios, el culto a la verdad, son herencia centenaria y quienes laboramos en la Organización Manuelita los compartimos.Respetamos las leyes y las normas de los países, los gobiernos y las organizaciones con las cuales nos relacionamos.

Austeridad

Austeridad en la Organización Manuelita significa invertir en lo esencial, con criterio de excelencia, sin ostentación. Evaluamos la contribución de cada inversión y cada gasto, para la permanencia de nuestra organización.

Espíritu Pionero

Nos caracterizamos por la constante búsqueda de la mejor tecnología existente para la organización. En los negocios en los cuales participamos, incorporamos lo que aprendemos de los mejores y marcamos la ruta de innovación del sector.

Orientación al Cliente

Nos orientamos a desarrollar relaciones de largo plazo con nuestros clientes, entregándoles siempre productos y servicios de alta calidad. Buscamos ser preferidos por nuestros clientes a partir de un entendimiento continuo de sus necesidades y un esfuerzo permanente por superar sus expectativas

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Política de calidad

Manuelita S.A. es una organización que de manera permanente busca satisfacer las necesidades de sus clientes por medio del mejoramiento continuo de sus procesos, el constante desarrollo de sus colaboradores y el cumplimiento de la normatividad establecida para la fabricación de sus productos.

Con base a lo anterior se guía por los siguientes principios:

Suministrar productos y servicios que cumplan con las necesidades de nuestros clientes y con las disposiciones legales establecidas.

Mantener contacto permanente con nuestros clientes para conocer sus expectativas e inquietudes con respecto a los productos y servicios ofrecidos y con los proveedores para que conozcan nuestras necesidades.

Aplicar sistemáticamente al ciclo PHVA para la administración y mejoramiento continuo de nuestros productos.

Desarrollar en nuestros colaboradores las competencias necesarias para el logro de los objetivos organizacionales.

Utilizar la tecnología apropiada en todos nuestros procesos para la fabricación de los productos a costos competitivos.

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PRODUCTOS:

AZÚCAR ALTA PUREZA GRANO ULTRAFINO

Azúcar refinado y anticompactante certificado, en cantidad mínima el contenido de anticompactante es máximo el 1%. Este azúcar es el resultado de un proceso de molienda tamizado, cuidadosamente monitoreado entre azúcar refinado y el anticompactante, garantizando que se evite la formación de grumos, la entrega de un producto con la mejor calidad y la selección de un tamaño de grano de 0,18mm en promedio.

Es un endulzante especial para:

Mezclas secas de postres, bebidas especiales, salsas y sopas.

Tratamiento de superficie o cobertura para productos horneados, frituras o confitería.

Para productos donde una estructura más fina es requerida.

AZÚCAR PULVERIZADA

Azúcar refinado y anticompactante certificado. El contenido de anticompactante es máximo el 4%. Este azúcar es el resultado de un proceso de pulverización y mezcla, cuidadosamente monitoreado entre azúcar refinado y anticompactante garantizando que se evite la formación de grumos y la entrega de un producto con la mejor calidad.

Es un endulzante especial para:

Rellenos de dulces y galletas.

Espolvorear productos alimenticios.

Cubiertas.

Repostería y mucho más.

AZÚCAR ALTA PUREZA

Azúcar refinado, es el resultado de un proceso de doble cristalización y filtración por carbón y tierras inertes. El blanqueamiento del azúcar se hace de esta manera por procesos físicos y no por

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procesos químicos, garantizando que por cada gramo de azúcar, el contenido de sacarosa es mínimo del 99.8%.

Nuestro azúcar cumple con los más altos requerimientos de calidad a nivel mundial para azúcar refinado, tales como la pureza, el color, la turbiedad, las cenizas y los sedimentos, entre otros.

AZÚCAR LIGHT

Azúcar refinado grano fino y stevia. Es el resultado de una mezcla especial entre azúcar grano fino y stevia garantizando un producto que por cada kilo endulza el doble comparativamente al mismo volumen de azúcar tradicional, lo cual garantiza un menor consumo de calorías con el mismo dulzor.

El proceso de producción del azúcar Manuelita light asegura que no exista separación del mezclado de partículas por diferencia de tamaño de los componentes de la mezcla final (azúcar + extracto de stevia), lo que garantiza que mantenga su composición uniforme.

AZÚCAR LABORATORIO

Azúcar refinado, es el resultado de un proceso de doble cristalización y filtración por carbón y tierras inertes. El blanqueamiento del azúcar se hace de esta manera por procesos físicos y no por procesos químicos, garantizando que por cada gramo de azúcar, el contenido de sacarosa es mínimo del 99,8%.

Nuestro azúcar cumple con los más altos requerimientos de calidad a nivel mundial para azúcar refinado, tales como la pureza, el color, la turbiedad, las cenizas y los sedimentos, entre otros.

Cumple la norma técnica colombiana para azúcar refinado. Este tipo de azúcar cumple también con los parámetros de la farmacopea americana (USP) para la sacarosa en cristales.

AZÚCAR SABORIZADA

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Azúcar pulverizada y grano fino, mezclado con saborizantes microencapsulados de alta concentración con los que se garantiza una excelente calidad del producto final, vida útil de 12 meses a partir de la fecha de fabricación. El producto se conserva a temperatura de 35°C.

Mejoras del proceso:

Estandarización de la fórmula.

Garantía de calidad en cada entrega.

Reducción de materias primas en el proceso productivo.

El uso de sabores microencapsulados garantiza la duración de los aromas hasta el consumo del producto.

AZÚCAR ALTA PUREZA GRANO FINO

Azúcar de granulometría fina, es el resultado de un proceso de doble cristalización y filtración por carbón y tierras inertes. El blanqueamiento del azúcar se hace de esta manera por procesos físicos y no por procesos químicos, garantizando que por cada gramo de azúcar, el contenido de sacarosa es mínimo del 99.8%.

Nuestro azúcar cumple con los más altos requerimientos de calidad a nivel mundial para azúcar refinado, tales como la pureza, el color, la turbiedad, las cenizas y los sedimentos, entre otros. Cumple la norma técnica colombiana para azúcar refinado.

La granulometría fina se garantiza con un proceso de tamizado para seleccionar tamaños de grano inferiores a los 0,6mm. Especial para la mezcla de polvos tales como bebidas instantáneas.

www.simanuelita.com/quienes-somos/historia/

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EL SECTOR AZUCARERO COLOMBIANO EN LA ACTUALIDAD

Se encuentra ubicado en el valle geográfico del río Cauca, que abarca 47 municipios desde el norte del departamento del Cauca, la franja central del Valle del Cauca, hasta el sur del departamento de Risaralda. En esta región hay 225.560 hectáreas sembradas en caña para azúcar, de las cuales, el 25% corresponde a tierras propias de los ingenios y el restante 75% a más de 2.750 cultivadores de caña. Dichos cultivadores abastecen a 13 ingenios de la región (Cabaña, Carmelita, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí, Risaralda, Sancarlos, Tumaco, Ríopaila-Castilla, Incauca y Providencia). Desde 2005, cinco de los trece ingenios tienen destilerías anexas para la producción de alcohol carburante (Incauca, Manuelita, Providencia, Mayagüez y Risaralda).

Gracias al clima privilegiado de la región, y al contrario de lo que sucede en el resto del mundo (con excepción de Hawaii y el norte de Perú), se puede sembrar y cosechar caña durante todos los meses del año. Esta condición agroclimática, sumada al avance tecnológico impulsado por el Centro de Investigación de la Caña (Cenicaña), que funciona con el aporte de todos los cultivadores e ingenios, ha llevado a que la región se especialice en el cultivo y ostente el liderazgo en productividad a nivel mundial: más de 14 toneladas de azúcar por hectárea al año.

ASPECTOS PRODUCTIVOS

En Colombia, en el año 2013 se produjeron 2,12 millones de toneladas de azúcar a partir de 21,56 millones de toneladas de caña. De alcohol carburante se produjeron 387 millones de litros, destinados a la mezcla con gasolina en una proporción E8 (8% etanol, 92% gasolina), de acuerdo con el mandato de oxigenación establecido por el gobierno desde noviembre de 2005. En la actualidad se da cubrimiento a todo el territorio nacional.

El consumo nacional de azúcar en Colombia fue de 1,69 millones de toneladas, destinado en un 52% al consumo directo en los hogares y un 48% a la fabricación de productos alimenticios, bebidas para consumo humano y otros productos industriales. En el año 2013 se exportaron 671 mil toneladas de azúcar, de las cuales el 66% se dirigió a Chile, Islas del Caribe, Perú, Estados Unidos, Haití, México y Bolivia. El resto del azúcar se exportó hacia múltiples destinos alrededor del mundo.

IMPACTO SOCIOECONÓMICO

Fedesarrollo presentó los resultados del estudio que realizó sobre el Impacto socioeconómico del sector azucarero en su área de influencia y en la economía colombiana. Las principales conclusiones del estudio, señalan que por cada empleo generado por los ingenios azucareros en sus plantas de producción, se generan 28,4 empleos adicionales en otros sectores de la economía; gracias a la actividad manufacturera de los ingenios, se generan 265 mil empleos a través de toda la cadena de valor.

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INGENIOS CULTIVADORES Y PRODUCTORES

La industria azucarera colombiana está ubicada en el valle geográfico del río Cauca, desde Santander de Quilichao, en el norte del departamento del Cauca, atravesando el departamento del Valle del Cauca por su zona plana, hasta La Virginia, en el departamento de Risaralda. Su área de influencia cubre más de 47 municipios del Cauca, Valle del Cauca, Risaralda, Caldas y Quindío. Esta región ofrece condiciones especiales para la siembra y cosecha de la caña de azúcar a lo largo de todo el año debido a sus ventajas agroclimáticas.

MANUELITA S.A.

COMPETENCIA

LA CABAÑA S.A

MAYAGUEZ S.A

INCAUCA S.A

RIOPAILA CASTILLA S.A

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RECUENTO HISTORICO

Azúcar Manuelita, la pionera

Generación tras generación, la familia Eder ha trabajado en el desarrollo de una gran empresa, con significativos aportes para el Valle del Cauca y el país.

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De vuelta a la historia

Manuelita S.A., el ingenio azucarero ubicado en Palmira, Valle, figura entre las primeras organizaciones empresariales que tuvo el país. Durante 114 años y cinco generaciones, Manuelita se ha mantenido como una de las empresas más sólidas del Valle y del país, gracias a una hábil combinación entre tecnología, innovación y comercialización.

Su historia se remonta a 1864, cuando Santiago Eder y Pío Rengifo adquirieron en subasta pública la hacienda La Manuelita, cuyo propietario había sido don Jorge Enrique Isaacs, padre del famoso poeta.

Isaacs era hombre de empresa e introdujo en la hacienda importantes reformas, así como apreciables mejoras, dándoles preferencia a la siembra de caña, al engorde de ganado, la fabricación de azúcar, miel y panela. No obstante, era jugador, lo que lo llevó a endeudarse fuertemente y cuando murió sus herederos tuvieron que liquidar todos sus bienes para pagar las deudas.

Santiago Eder, por su parte, llamado originalmente James Martin Eder, nació en Mitau, en las Provincias Bálticas, más tarde Letonia. En 1851, cuando tenía 12 años, emigró a Estados Unidos y se naturalizó en ese país. Estudió derecho en Harvard y, por casualidad, llegó a Buenaventura en 1861 donde fijó su residencia. Ahí fundó un negocio de exportación e importación, en el que Pío Rengifo era socio.

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La finca que compraron Eder y Rengifo empezó a dar frutos inmediatamente. Se le hicieron las adecuaciones necesarias y se compró un trapiche con rueda hidráulica de hierro en el exterior. Estas mejoras, sumadas a la sistematización y racionalización del trabajo, llevaron a que en pocas semanas el rendimiento pasara de 250 a 350 libras de azúcar por día.

En 1867, Eder compró la parte que tenía Rengifo en La Manuelita y quedó como único propietario. En este mismo año, el molino entró a funcionar y para el siguiente, la producción había aumentado sensiblemente. Para no saturar el mercado interno, porque había competencia de otros trapiches, La Manuelita empezó a vender en el exterior vía Panamá, que era un activo centro distribuidor.

El molino instalado en 1867 funcionaba muy bien, pero después de 6 años, se empezó a ver la ventaja que para la empresa sería la comunicación de Buenaventura con el mar, no solo por el camino carreteable, que se estaba construyendo, sino por el ferrocarril de que tanto se hablaba. Hasta ese momento, el único transporte posible era por el río Dagua en canoa y luego por caminos con recuas de mulas que subían y bajaban la cordillera.

Se decidió entonces la compra de un molino Louisiana No. 1, el mejor en su género. También se compró la parte mecánica de una nueva rueda hidráulica y se fabricaron pailas en hierro forjado con capacidad de 100 galones cada una.

Esta última inversión fue todo un éxito y La Manuelita adquirió una excelente posición entre los competidores. Se llegó a una capacidad de 2.000 libras de azúcar por día, la producción de cuatro trapiches bajo el viejo sistema. En las prácticas culturales, La Manuelita siguió el esquema de fabricación estadounidense. Fue líder e imitada por toda la industria azucarera.

La última década del siglo XIX marcó el futuro de la empresa. En uno de sus múltiples viajes a Europa, donde su familia se había instalado desde 1886, Eder visitó en Hamburgo un ingenio que llamó mucho su atención. Sus instalaciones y equipos estaban a la vanguardia y producían a partir de la remolacha un producto centrifugado, muy blanco, de atractiva presentación y magnífica calidad. Se propuso hacer lo mismo en Colombia.

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Para tal fin, Eder encargó la fabricación de la maquinaria a McOrnie Harvey y Co., en Glasgow, Escocia. Consciente de las dificultades para transportar la maquinaria desde Buenaventura hasta la fábrica, tuvo todo el cuidado para que el envío desde Glasgow se hiciera de manera muy ordenada. En el desembarque, sin embargo, se perdieron muchas de estas piezas, que tuvieron que ser reemplazadas posteriormente. Tres meses duró la fabricación de la maquinaria, dos el transporte desde Glasgow a Buenaventura y tres años desde este puerto hasta la fábrica.

El nuevo siglo

El primer día del primer mes del nuevo siglo se puso en marcha la fábrica de vapor del Ingenio de La Manuelita para la producción de azúcar blanco, granulado y de excelente calidad. Era la iniciación de la industrialización del Valle del Cauca y fue la primera vez que se utilizaba, al menos en esta región, el vapor como fuerza motriz.

Con la nueva fábrica, los costos de producción se elevaron más allá de cualquier previsión. El paso de un sistema a otro implicaba tener que abandonar el sistema utilizado durante 35 años y, por tanto, había que capacitar la mano de obra. Para llevar a cabo esta labor se contrató en las Antillas a D.C. Adamson, veterano en el manejo de las fábricas de azúcar a vapor. Adamson importó para aclimatar en La Manuelita la variedad barbados. Adicionalmente, introdujo la práctica del registro pluviométrico utilizando instrumentos de precisión.

El nuevo siglo empezó con grandes expectativas para La Manuelita y el resto de las empresas que ya por esa época se iban estableciendo. No obstante, la separación de Panamá y el apoyo dado por Estados Unidos a la nueva República desataron una fuerte reacción contra los estadounidenses, que terminó afectando a los Eder. En Palmira, se organizó una marcha contra La Manuelita, en la cual tuvo que intervenir el gobernador para evitar que la muchedumbre les hiciera daño a sus ocupantes. Pero ante las amenazas, la familia Eder optó por mudarse a Cali, dejando la empresa en manos de empleados de segundo nivel y tomó la decisión de vender todo, por lo que fuera, para irse del país. No pudieron vender nada y se quedaron.

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En 1904, el general Rafael Reyes se posesionó como presidente y siguieron años de gran prosperidad. La Manuelita se fue consolidando como una de las mejores empresas azucareras de América del Sur. Los Eder se vincularon al desarrollo de la infraestructura de Cali al participar en la construcción del tranvía y la empresa de energía eléctrica.

La nueva organización de la empresa se fue consolidando y el producto, cuyo sistema de producción era exclusivo en América del Sur, ganaba cada vez más confianza entre el público. Los administradores seguían avanzando para preservar la calidad y reducir los costos. Con el ferrocarril del Pacífico, que llegó a Cali desde Buenaventura en 1915, la empresa tuvo un nuevo auge.

La tercera generación

Entre 1920 y 1927, Carlos Eder, principal heredero de Santiago Eder, hizo varios viajes a Europa y Estados Unidos. En 1924 regresó al país su hijo Walter, quien se había educado en el exterior y se ocupó de la gerencia efectiva de la empresa, por tres años, hasta 1927, a la vez que su padre mantenía el título de administrador nominal. Por esta misma época, Harold Eder, hijo de Enrique y graduado de MIT en ingeniería eléctrica, también regresó al país.

Al llegar a Colombia, Harold entró a trabajar en los negocios de la familia, primero como auditor y luego, hacia 1927, como director principal. Esto le permitió dividir la Compañía en dos. Una, Ingenio Manuelita S.A. (IMSA), se dedicaría a la fabricación de azúcar, en tanto que la otra se concentraría en las labores agrícolas y ganaderas.

El Ingenio Manuelita S.A. se independizó el 6 de diciembre de 1927. Entre sus planes estuvo la obtención de un crédito para realizar una serie de ensanches. Phanor, como gerente, decidió cambiar el ingenio térmico por uno eléctrico. Así, ampliaría la producción a 200.000 quintales al año, monto que era igualado apenas por el Ingenio Sincerín, fundado en 1907 en la Costa Atlántica.

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Las ampliaciones se iniciaron en 1928 y duraron cuatro años. Se capacitó al personal técnico y se instauró la jornada continua de 24 horas. En 1930, Anderson se retiró de la dirección y fue nombrado interinamente Harold Eder, quien -con excepción de 1933- estuvo en la gerencia hasta 1953.

Hacia 1937, Manuelita decidió invertir con otro grupo de accionistas en el ingenio azucarero de Pajonales, localizado en el Tolima, a orillas del río Magdalena. El ingenio empezó a operar con grandes pérdidas en los primeros años, y dio utilidades solo a partir de 1951. Para ese entonces, La Manuelita había tomado la dirección técnica del ingenio, lo cual acompañó de grandes inversiones y mejoras. En 1953 se acordó que Manuelita comprara las acciones del resto de accionistas. En 1960 se suspendió la producción de azúcar en este ingenio y la tierra de Pajonales se dedicó a explotaciones técnicas, agrícolas y pecuarias.

Hacia 1939, a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, se hicieron importantes mejoras en la fábrica de Manuelita y se implantaron los procesos modernos de fabricación, que estaba utilizando el mundo. Una vez finalizados los trabajos, sin embargo, los propietarios quedaron con la sensación de que muy pronto tendrían que iniciar nuevas obras, pues se habían quedado cortos.

Azúcar refinado

Durante 25 años, desde comienzos del siglo, La Manuelita fue la única fábrica que produjo azúcar centrifugado. No obstante, en el mundo, la tecnología había cambiado y la nueva tendencia ya no era el azúcar centrifugado y sulfitado, sino el azúcar refinado. Se decidió entonces la construcción de una fábrica, que además de producir azúcar refinado, permitiera el aumento de la capacidad.

Los estudios para la nueva fábrica se llevaron a cabo entre 1947 y 1950. Durante este último año, se ordenó la construcción del equipo mecánico, que tendría una capacidad de molienda de 1.200 toneladas diarias, pero que podría ampliarse a 4.000. Se decidió cambiar el sitio de la fábrica y finalmente se construyó en El Rosario. En diciembre de 1952, aprovechando la visita del presidente Roberto Urdaneta a Cali, se hizo una preinauguración de la fábrica. La inauguración oficial se hizo el 9 de febrero de 1953.

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En 1953, Harold Eder dejó la dirección del ingenio y lo reemplazaron en la gerencia su hijo Henry Eder y Alberto Anzola. En esta época, el país entró en un fuerte proceso de industrialización y Manuelita no se quedó al margen. En 1958, su producción fue de más de 932.168 quintales. Con las buenas perspectivas de crecimiento en el mercado interno y el externo, para 1960 se hizo evidente la necesidad de duplicar la producción de 1953. Se llevó a cabo un nuevo ensanche que culminó en 1959. Este incluía una potente grúa para alimentar de caña a los molinos y el empaque de azúcares especiales.

En 1963, Manuelita fundó el Ingenio del Cauca con una capacidad de producción de 3.000 toneladas diarias. Para su construcción, utilizó la vieja maquinaria del Ingenio Pajonales y aquella de la antigua fábrica de Manuelita.

En el Cauca también continuaron los ensanches hasta llegar en 1980 a una producción de 5.000 toneladas diarias, cuando en un intercambio de acciones el Ingenio del Cauca pasó a ser propiedad de la Organización Ardila Lülle.

También en la década del 60, Manuelita promovió la creación de la Corporación Financiera del Valle. Más tarde, la familia Eder cedió a esa corporación su participación en Pajonales a cambio de las acciones que esta tenía en Manuelita.

El Ingenio Manuelita continuó trabajando en el tema de la calidad, la productividad en fábrica y en el campo, a la vez que llevaba a cabo sucesivos ensanches. Con la apertura económica, a comienzos de los 90 y en particular la reactivación del grupo Andino y el potencial que este auguraba, Manuelita hizo nuevos desarrollos en fábrica para llegar a las 9.000 toneladas diarias que produce actualmente. Esto permitió la ampliación de las ventas externas, las cuales representan hoy entre el 45% y el 50% del total.

En 1998, el Grupo decidió ampliar el negocio azucarero con la adquisición en Perú del ingenio Empresa Agroindustrial Laredo S.A.A., ubicado cerca de Trujillo. En 1999, se llevaron a cabo nuevos desarrollos de fábrica en este ingenio y se construyeron nuevas instalaciones. Se reestructuró la administración y se trasladó la tecnología de Manuelita en campo y fábrica hacia el ingenio recientemente adquirido. La producción pasó de 1.600 a 2.600 toneladas diarias, la más alta en la historia de ese ingenio.

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En 2000, Manuelita obtuvo un crédito de la IFC para la modernización de la fábrica de Laredo, que se renovó totalmente. En 2002, se hicieron experimentos para aplicar riego por goteo en las áridas tierras de Perú. En 2003 se adquirieron 3651 hectáreas para iniciar el proceso. Hoy, Laredo representa una parte importante de las utilidades del Grupo Manuelita.