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El Intervencionismo diplomático ,político y militar (IV)

Pon :DR. CELESTINO ANDRÉ S ARAÚZ

DRA. PATRICIA PIZZURN O

1.- La participación de los Estado sUnidos en el conflicto fronterizopanameño-costarricense.

a) El origen del problema.Entre los diversos problemas que l a

Republica de Panamá heredó de Colombia,mención especial merece la controversia delímites con Costa Rica. Durante el siglo XIX,esta última nación estuvo apunto de entrar enguerra con Colombia en varias ocasiones, einútiles resultaron una serie de intentos que sehicieron por la vía diplomática para resolverel diferendo, como fueron: los Tratado sGual-Molina, de 1825 : Herrán-Calvo , de1856; Valenzuela-Castro, de 1865 yCorreoso-Montúfar. , de 1876 . Lo mismo

ocurrió con las Convenciones de Arbitraj eQuijano-Otero Castro de 1880 y Holguín-Femández de 1886 .

Si bien la controversia de límites entreCosta Rica y Colombia se remontaba a lo stiempos coloniales , cuando sus territorio spertenecían a la Capitanía General d eGuatemala y el Virreinato de la NuevaGranada, respectivamente, a principios delsiglo XIX, la Real Cédula del 30 de noviem-bre de 1803, dio lugar a otras discrepanciasde larga duración . En efecto, por esta dis-posición se determinó que la isla de SanAndrés y la costa de Mosquito, comprendi-das entre el Cabo Gracias a Dios y el ríoChagras , se segregarían de la mencionadaCapitanía y pasarían a depender delVirreinato de Santa Fe. No están claros losmotivos para semejante decisión, pero locierto era que San Andrés, Providencia y elterritorio de los Mosquitos, constituían zona sde influencia británica y más aún, bases de unintenso contrabando en todo el Carib eOccidental. Ante las protestas de l aCapitanía General de Guatemala, por otr aReal Orden, de noviembre de 1806, le fuereintegrada la costa de los Mosquitos desde e lCabo Gracias a Dios hasta el sur. Noobstante, la situación se mantuvo en statuquo y surgió otra vez, tan pronto como cul-minó la gesta independentista hispanoameri-cana.

Después del fracaso de los primeros inten-tos diplomáticos para zanjar el diferend olimítrofe, a partir de la tercera década delsiglo XIX, Costa Rica fomentó proyectos d ecolonización en territorio colombiano, espe-cialmente en Bocas del Toro . Lo hizo argu-mentando que su Constitución fijaba lo slímites por la costa del Atlántico desde el río

San Juan hasta el Escudo de Veraguas, ta lcomo se había reconocido en el fallidoTratado Gual-Molina .

Hacia mediados del decimonono, lasautoridades de Bogotá llegaron a tener ideasclaras y precisas sobre lo que había detrás delos propósitos de adquisición territorial de sucontigua vecina del Norte . En realidad, el lei tmotiv de Costa Rica era el de apoderarse d eun buen puerto con el Atlántico del qu ecarecía En ese sentido la Ensenada de Boba sdel Toro y la Laguna de Chiriquí, eran lospuntos más apetecibles, en particular cuand oel litoral Caribe, desde Matina hasta San

Mapa sobre los límitesestablecidos por el Laud oLoubet (1900) . Dibujo porFrancisco Guardia E.

Juan, estaba erizado de bajos, arrecifes,promontorios e islotes que dificultaban l anavegación, a lo cual se añadía el clima mal -sano, principal responsable de la falta depoblación en el sector Atlántico . Y ante elincremento de las exportaciones de añil, caféy otros productos intertropicales, se hacíaimperiosa la necesidad de Costa Rica detener fáciles accesos al mar. Esto explicab alas desmedidas e infundadas pretensionescostarricenses en Bocas del Toro y la Lagun ade Chiriquí; o bien el interés por obtener un

fondeadero en laBahía de Almirante y unafaja de territorio en el interior de la fronter ahasta el punto que Colombia le cediera . Porsupuesto, también se proponía adueñarse delas riberas del Golfo Dulce, y de ser posiblede las fértiles tierras de Chiriquí .

Otro factor que azuzaba y tendíaa complicar el conflicto de límites de Colombia co n

Costa Rica, era el expansionismo británico enCentroamérica y el Caribe, Para la terceradécada del siglo XIX, los intereses territori-ales estaban estrechamente relacionados co nlos móviles del capitalismo industrial a cuyacabeza se encontraba la Gran Bretaña. Uno

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Mapa sobre los límitesestablecidos en el fallo White(1914), Dibujo de FranciscoGuardia E.

de sus objetivos concretos era apoderarse delIstmo de Panamá donde de hecho ya ejercíasu predominio comercial, específicamente e nBocas del Toro . En cierta forma, lo sTratados Mallarino-Bidlack, concertadoentro la Nueva Granada y los Estados Unido sen 1846 y el Clayton-Bulwer suscrito entreesta última nación y la Gran Bretaña, cuatroaños más tarde, constituyeron especies d ecortapisas para el expansionismo inglés e nPanamá y Centroamérica. No obstante, en l aregión objeto de la disputa limítrofe, siempre

estuvieron presentes intereses foráneos . Parafinales del siglo, diversas empresas esta-dounidenses estaban establecidas e nCentroamérica y Panamá, dedicadas a laexplotación del banano, incluso en la zon aobjeto de la controversia de límites entreColombia y Costo Rica.

Tras el fracaso de designar como diri-mente al Rey de España, en noviembre de1896, mediante la Convención Holguín -Esquivel, se nombró como árbitro a lPresidente de Francia, o en su defecto alPresidente de México o al' de l aConfederación Suiza. Al atto siguiente, elPresidente de Francia Emile Loubet aceptóesta responsabilidad y, después de examina run buen número de documentos y de mapasinexactos que le entregaron las partes liti-gantes, el 11 de septiembre de 1900, e nRambouillet, dio

a conocer su fallo-histáricamente conocido como el Laudo Loubet .Se indicó en este célebre fallo, que la fron-

tera entre la República do Colombia y CostaRica sería la formada por el contrafuerte de l acordillera que partía del Cabo de la Mon asobre el Océano Atlántico y cerraba al Norte 'del Río Tarire, con el río Sixaola . Luego con-tinuarla por la cadena que dividía las aguasdel Atlántico y del Pacífico hasta los nuev egrados de latitud, aproximadamente. Seguiríadespués la línea que separaba las aguas de lChiriquí Viejo y los, afluentes del GolfoDulce para terminar en Punta Burica sobre elOcéano Pacífico.

Respecto a las islas, archipiélagos, islotesy bancos próximos a la costa en el Atlánticoy situados al Este y Sudeste de Punta de laMona, los mismos, según el Laudo Loubet ,formarían parte de la jurisdicción colom-biana . Pero los ubicados al Oeste y Noroestede dicha Punta pertenecían a Costa Rica .Asimismo, las islas más distantes del conti-nente y que estaban comprendidas entre-l aCosta de Mosquitos y el Istmo de Panamá ,sobre todo Mangle Chico, Mangle Grande ,Cayos de Albuquerque, San Andrés, Sant aCatalina, Providencia, Escudo de Veraguas ycualesquiera otras islas, islotes y bancos qu eantaño habían dependido de la Provincia d eCartagena, bajo la denominación de Cantónde San Andrés, todas pertenecían aColombia . En la vertiente del Pacífico, l aRepública sudamericana poseería, igual-mente todas las islas situadas alEste de PuntaBurica, incluida esta misma. En cambio, losque estaban al Oeste de dicha Punta, se adju-dicarían a Costa Rica

Como era previsible,Costa Rica no aceptóel Laudo Loubet por considerar que el árbitr ose había excedido en concesiones a

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Colombia. Por consiguiente, el gobierno deSan José envió una carta al Ministro d eRelaciones Exteriores de Francia M .Delcassé, encaminada a buscar por lo menosuna interpretación del Fallo y solicitando queel árbitro trazara una línea especial comolímite. Delcassé respondió que : " . . .debido ala falta de datos geográficos exactos, e lArbitro sólo pudo fijar el límite por medio deindicaciones generales, creo, por consi-guiente , que habría dificultad en fijarlas enun mapa Pero no hay duda . . . que de con-formidad con los términos de los artículos 2 y3 de la Convención de París de 20 de enerode 1886 esta línea limítrofe debe ser trazadadentro de los límites del territorio en disputa . .Es de acuerdo con estos principios que lasRepúblicas de Colombia y Costa Rica debenproceder a la delimitación material de susfronteras y el Arbitro confía en este punto, e nel espíritu de conciliación y buena inteligen-cia en que los dos gobiernos en litigio se ha ninspirado hasta la fecha" . A partir deentonces, Costa Rica se apegó a la inter-pretación de Delcassé, en tanto que Colombiainsistió en que el fallo no requería de inter-pretaciones y debía ajustarse a sus términos .

De manera que al separarse Panamá deColombia, el 3 de noviembre de 1903, aúnestalla pendiente de arreglo definitivo e lintrincado asunto de los límites . No obstante ,la nueva República reconoció de inmediato l avalidez del Laudo Loubet y lo incorporó en elartículo 3 de su Constitución de 1904 en e lque señalaba sus fronteras . Pese a ello, enabril de ese mismo año, el Canciller costarri-cense inició gestiones ante el MinistroPlenipotenciario de Panamá en San José,Santiago de la Guardia , para fijar nueva -mente los límites entre los dos países, con-forme a su mutua conveniencia. Panamáaceptó de buen grado y, en julio, llegó anuestra capital una delegación de Costa Ricapresidida por Leonidas Pacheco . Las nego-ciaciones por el lado de Panamá las adelan-tó el canciller Tomás Arias, asesorado por e lingeniero Abel Bravo . Esto se hizo sobre elentendimiento de que la base del futuro con-venio de límites, era la declaración expresa ysin reserva por parte de Costa Rica, de suaceptación al fallo Loubet . No obstante, esteacercamiento inicial, no prosperó por la con-troversia que se suscitó con el gobierno de losEstados Unidos, con motivo de la apertura delos puertos de Balboa y Cristóbal al comerci odel mundo y la puesta en vigor de la Tarif aDingley en la Zona del Canal, así como por l arenuncia de Tomás Arias de la Secretaría deRelaciones Exteriores .

Ya por entonces el gobierno norteameri-cano demostró su interés en el litigio entr ePanamá y Costa Rica, sobre todo por lo sintereses económicos de la AmericanBanana Company y la United FruitCompany en al área disputada En este sen-tido, a mediados de febrero de 1904, e lSecretario de Estado John Hay le comunicó aWilliam W. Russell, Secretario de laLegación de los Estados Unidos en Panam áque : "Ha existido por algunos años la dis-cusión limítrofe entre los Gobiernos d eColombia y Costa Rica la cual hace unosaños fue sometida al arbitramiento delPresidente de la República Francesa. El hizouna decisión altamente satisfactoria paraCosta Rica y la cual ese Gobierno pens ópodría disputarse en el terreno legal, pero enlugar de adoptar esa acción extrema, prefiri ódiscutir el asunto con Colombia de una man-era amistosa, y había logrado cierto progreso

hacia un arreglo amistoso cuando se efectuóla revolución de Panamá y desde luego puso

término a las negociaciones con ColombiaEl Gobierno de Costa Rica desea ahora reini-ciar con Panamá las negociaciones sobre lafrontera" .

Como se ve, John Hay consideraba queCosta Rica había resultado favorecida por e lLaudo Loubet y generosamente había renun-ciado a estas ventajas para negociar conColombia, a fin de superar las fricciones oca-sionadas por dicho fallo. En realidad, habíaocurrido precisamente lo contrario . En todocaso, Hay finalizaba sus instrucciones aRussell indicándole : "Este Gobierno aunqueno expresa opinión alguna sobre los méritosdel caso , y es igualmente amigo de ambosGobiernos estarla muy contento si un arregl oamistoso pudiese lograrse entre Costa Rica yPanamá Usted expresará este sentimientodel Presidente, en una comunicación extrao-ficial y verbal al Gobierno de Panamá" .

Por ello, los diplomáticos estadounidens-es acreditados en Panamá durante estos años ,el propio Russell, William hnsco Buchanan yJohn Barrett ofrecieron sus buenos oficios e nlas negociaciones que iniciaron amba sRepúblicas en torno al problema limítrofe.De este modo, cuando a principios de 1905 ,Leonidas Pacheco reanudó sus gestiones par ala concertación de un arreglo fronterizo,Barrett manifestó su deseo de que la contro-versia se resolviera amistosamente e inclusosuministró valiosas informaciones al gobier-no de Panamá acerca de la existencia de laspoblaciones de San Bernardo, Sipurio y SanJosé Cabecar, ubicadas en el territorio en dis-puta, así como los resultados de los estudioshechos por algunos oficiales de la Marina delos Estados Unidos en la región del GolfoDulce y los puertos de Golfito, Coto y Pavón .

A mediados de febrero de 1905, elPresidente de la República Manuel Amado rGuerrero convocó a una reunión en el SalónAmarillo de la Casa Presidencial para consid-erar el asunto de los límites con Costa Rica. .Asistieron a la misma: Pablo Arosemena ,Facundo Mutis Durán, Eusebio A . Morales,Julio J . Fábrega, José Agustín Arango,Federico Boyd, Manuel Espinosa Batista ,Ricardo Arias, Abel Bravo, así como elProcurador General Ramón Valdés, e lPresidente de la Corte de Justicia Gil Ponce J *y algunos Secretarios de Estado com oSantiago de la Guardia, Francisco V . de la

Espriella, Nicolás Victoria Jaén y Manue lQuintero Villarreal . Después de deliberar siel Presidente podía celebrar un Tratado públi-co ad referendum ., sin que ello modificara oalterara sustancialmente el artículo 3 de l aConstitución de 1904 por el que s eadoptadael Laudo Loubet, se pasó a considerar laposible demarcación conciliadora, optándos epor aprobar la denominada "Línea Amador"que se incorporaba a la propuesta de lMinistro de Costa Rica Leonidas Pacheco . F

El 6 de mayo se verificó la firma ad re-ferendum del Tratado Guardia-Pacheco que ,en realidad, consistía en tres documentosbásicos, a saber. 1 ° Declaración solemnehecha por los dos Plenipotenciarios en que semanifestaba su adhesión a la sentencia arbi-tral dictada en Rambouillet por el Presidentede Francia el 11 de septiembre de 1900 : 2°Convención de Límites propiamente dicha, y3° Convención sobre Amojonamiento . Esemismo día, los Ministros firmantes le infor-maron a John Barrea sobre la concertaciónbel Tratado, al tiempo que le agradecían "porla valiosa ayuda, que con la inteligencia,exquisito tacto y buena voluntad, sirvió uste dprestarnos , durante el curso de esta arduanegociación. Asimismo, le remitían copiaauténtica de los tres documentos suscritos . A

Ernesto T. Lefevre

Eusebio A . Morales

la vez, sintentizaron sus respectivos con -tenidos y le indicaban que los respectivosCongresos lo aprobarían . Recordaban que envirtud del Tratado Hay- Bunau Varilla l aRepública de Panamá tenía garantizada suindependencia e integridad territorial po rparte del gobierno de los Estados Unidos .Ambos Ministros abrigaban la esperanza qu eel Gobierno de Washington, por medio de suMinistro en Panamá, lo encontraría "justo yequitativo" . Como es natural, Barrett semostró complacido y en su respuesta lesrecordó a ambos signatarios que su país, algarantizar la independencia e integridad de laRepública de Panamá, estaba siempre listo"para prestarle sus buenos oficios para e larreglo de las disputas que afecten tal integri-dad . ." .

Pero la ratificación del Tratado no march ósegún lo esperado. Herbert L. Me Connellrepresentante de la American Banan aCompany inició una activa campaña par areclamar las tierras en la desembocadura delrío Sixaola Entretanto, mientras la UnitedFruit Company alegaba poseer derecho sposesorios en el área bajo la jurisdicción deCosta Rica, Me Connell reclamaba derecho sadquiridos del gobierno colombiano a raízdel Laudo Loubet. En consecuencia., MeConnell aducía que le pertenecían alguna stierras , incluyendo el puesto de Gadocan oGuadocan y áreas adyacentes en el valle delSixaola, el puerto existente en la ribera

izquierda del río y sobre el mar Caribe .Mediante un contrato celebrado entre el gob-ernador del Departamento de Panamá yRicardo Roma Romero, posteriormentetransferido a Me Connell en 1902, ést eocupó las tierras, sembró una gran porción ,con plantas de banano y comenzó la cons-trucción de un ferrocarril . Pero el gobierno deCosta Rica alegó derechos jurisdiccionales e nesta área, desconociendo las concesiones qu etenía el empresario norteamericano .

Por medio de su abogado Sydney R.Prince, Me Connell recurrió al Secretario d eEstado John Hay, en octubre de 1904, a efec-tos de que el Ministro John Barrett . en elcurso de las negociaciones entre Panamá yCosta Rica, estuviese al tanto de las reclama-ciones del empresario estadounidense enbase a los derechos adquiridos del gobiern ocolombiano. A su vez, debía suministrarinformación detallada al Departamento deEstado sobre el territorio en litigio .

Después de la firma del Tratado Guardia-Pachew, la presión de Mac Connell aumen-tó, tanto en el Departamento de Estado comoante el gobierno de Panamá En abril de1906, el Secretario de Estado Elibu Roo tenvió extensas instrucciones a sus Ministrosen Panamá y San José para que le prestarancuidadosa atención a las demandas de M eConnell máxime cuando las nueva líne afronteriza pendiente de ratificación, incluíalas concesiones de éste dentro de la jurisdic-ción de Panamá. Al respecto, Root hizoobservaciones que demostraban corno elgobierno norteamericano protegía lo

s intereses e inversiones de sus ciudadanos en e lárea en disputa, independientemente si lamisma quedaba finalmente bajo la potestadde Costa Rica o de Panam á

Según Root, el Departamento de Estadono había desatendido la posición de CostaRica de que existía un acuerdo entre est anación y Panamá por el cual la primera ten-dría temporalmente posesión y contro ladministrativo del distrito, y hasta la ratifi-cación del tratado Guardia-Pacheco, ejercíapoderes policiales y otras atribuciones gen-erales de un Gobierno de facto dentro del ter-ritorio . Al mismo tiempo, era innegable qu eel gobierno de jure o de derecho, había sidode Colombia y Panamá desde el Laud oLoubet aceptado por Costa Rica y Panamá ,de manera que por virtud de un fallo o por eltratado de límites pendientes . el territoriopasaría finalmente a Pa

rMientras tanto, al decir de Root "alguno s

ciudadanos americanos procediendo bajo l aseguridad de tus autoridades de Colombia yPanamá y de acuerdo con las leyes de esosEstados, han ocupado esos territorios, inver-tido cuantiosas sumas en su desarrollo, y e nvirtud de tales actos han adquirido derecho sposesorios, y tienen derecho a ser protegido sen ellos. En el ajuste de los reclamos conflic-tivos de título que han surgido o puedan sur-gir sería impropio de este Departamentointerferir pero, por otro lado, después que s ehan adquirido de buena fe derechos poseso-rios o de otra índole, por ciudadano

s americanos y estos le han sido otorgados, elDepartamento es de opinión que éstos nodeben ser despojados excepto por el debidoproceso legal, por deshaucio u otro adecuadoprocedimiento legal" .

Ante la difícil situación legal del territorioen litigio hasta tanto el Tratado Guardia-Pacheco fuese ratificado por los países sig-natarios, el Departamento de Estado recurri óa consideraciones jurídicas muy sur generis .Así. en opinión de Root, Costa Rica ejercíaentonces jurisdicción temporal de facto sobre