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JUDU TU ANGUIZ()LA HERRERA

INTltOOUCOON:En este ensayo hemos inten-

tado e! enfoque de un hechohistÓrico que ha tenido, a nues-

tro juicio, las más espectacularesconsecuencias para la vida de!

Istmo. La Guerra de los Mil12i. æar:G~ d-flwi-l ie lJ ~ca, ya que fue la úliiina ~~rra çli ç," G(ÛQæ mß, unacontienda trágica, y el i!)icio de

.!-, \ia re-P_lJblic.;ma ilc;. &iostentando ésta todás las huellasque acarreó el desgarramiento

económico, social e idcológicode los panameños, lo cual con-dujo inexorablcmcnte a una in-dependencia plagada de fragili-dades, intervenida y protegida.

Estudiamos los personajes clavesque dominaron las dos etapas dela guerra, las motivaciones que

sub yacen a las decisiones que setoman; la pugna por el poder, laactitud a nivel individual que

acarrea insospechadas conse-cuencias a nivel de facción po-

lítica, ejército, y llega a afectarel futuro del propio país.

y concluimos en que las ne-gociaciones y los recién ratifica-dos tratados Torrijos-Carter sonfácilmente traceables a través de

los aÙos de dependencia metro-

politana.

Se ratificó hoy algo que fueimpuesto en el artículo XXXVdel Tratado Mallarino-Bidlack de

J 848 entre la República deNueva Granada y los EstadosUnidos de América en e! que seentregó al Istmo al rcgimen de

protectorado neo-coloniaL.

En 1903 sÚlo se suprimiÓ lapresencia de Colombia y semantuvo el derecho de interven-Clon de Estados Unidos deAmérica.

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ANTECEDENTES HISTORI.COSo

Para escribir sobre un hechohistórico de la vida de un país,

por imperativo metodolÓgico es

necesario estudiar sus anteceden~

teso

El Istmo de Panamá vivía su

siglo xiX. Como parte de Co-lombia experimentaba un per-manente alejamiento del gobier-no central, al punto de no serparte integral de la nacionalidad

colombiana jamás. En el Actadel 28 de noviem bre de 1821Panamá, "espontáneamente yconforme al voto general de lospueblos de su comprehensión se

declaraba libre e independiente

del gobierno español".En su artículo 90. decía: "El

Istmo por medio de sus repre-sentantes formará los reglamen-

tos económicos convenientes pa-ra su gobierno interior; y en elintcrim gobernarán las leyes vi-gentes en aquella parte que nodiga contradicción con su actualestado... "

Ya para el 31 de diciembre

de 1821 se contaba con un"Reglamento para el Comercio

del Istmo de Panamá". En éste

se enumeraban medidas aduane-

ras para diferentes mercancías

provenientes de diversos países

dando protección arancelaria alos producloS americanos sobre

los europeos.Panamá tenía clara conciencia

de la importancia de su autono~

mía para usufructuar los bene-

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ficios de su posiclOn geográfica,

y también de su debildad anteEspafia e Inglaterra. Esta la llevóa unirse a Colombia, pero dejan-

do establecido su ideal federalis-ta en el acta mencionada en la

que ya solicitaba para sí legisla-ción especial, diferente de la delos demás depariamentos.

La idea federalista, ampliadaa los ojos colombianos por eléxito logrado en la aplicación

del sistema por Estados Unidos

de América, indujo siempre amuchos colombianos a pensarque este régimen sería una es-tructura ideal como sistema degobierno.

Pero en Colombia la federa-ciÓn en vez de unir los deparla-mentos para aglutinarlos en unanación fuertc, el sistema de~

bilitaba el cuerpo nacional al

convertirse en estados pseudo-

nacionales de caracleres pa-rroquialcs.

Además, la tendencia fede-ralista estructuraba distintiva-mente las tendencias políticas.Los liberales eran federalistas,1 a icos, propugnadores delcambio, de mayores libertadesciudadanas. Los conservadoreseran centristas, propugnaban elstatu quo y la hegemonía ecle.

siástica.

Sin embargo, las considera-

ciones en torno a un cuerpo na~

cional homogéneo no sc aplica-ban al Istmo de Panamá y a éstese le convirtió en el Estado Fe-

deral de Panamá en 1855.

Esta era la época de Justo

Arosemena, paladín de la patriafederaL.

Para 1863, tras una atrozguerra civil la antigua NuevaGranada se convirtió en los Es-tados Unidos de Colombia, con

la constitución federalista de

Río Negro.

La realidad se encargó de de-

mostrar que el sistema no fun-cionaba ni en lo regional ni en10 nacionaL. Lo que para elIstmo por razones de distancia,la separación de Colombia, mo-tivaciones y actividad económi-

co-cultural era el máximo idea-rio político, para Colombia sig-nificó la total anarquía. Esto

porque la asociación federal dePanamá y Colombia conservabala unidad entre ambas, pero no

así el federalIsmo para los de-

partamentos de Colombia. Fueun error aplicar el mismo mcto-do, fuera el central o el federal,

igualmente a Panamá y a los De- ~partamentos colombianos, porser entidades de distinto carác-

ter. Panamá no era parte históri~ea de la nación colombiana, sinootra nación asociada a Colom-

bia. En esto, el liberalismo co-

lombiano no supo imitar el mo-delo de Estados Unidos, que era

para agregar Estados ya consti-tuidos y no para subdividir losterritorios que de antemano for-maran parte de un Estado.

El regimen federal hubieraservido para invitar a asociarse aVenezuela, o Ecuador, o soste-nérselo a Panamá, pero no para

fragmentar partes constitutivasde Colombia como sí lo eran ylo son sus Departamentos.

y vino la guerra de 1885. Ra-

fael Núnez, el Regenerador, po-

lítico contrario al federalIsmo

fue agrupando en torno a sí a

conservadores hasta lograr una

victoria militar a través de la cual

abrogó la constitución de 1863,

federalista, y luego hizo expedirla centralista de 1886.

MIENTRAS ESTOOCURRIA INTERNAMENTEEN LO INTERNACIONAL SEJUGABA LA SUERTE DELISTMO.

Regía el Tratado Mallarino-Bid I a c k del 84 6. E s t adosUnidos e Inglaterra se disputa-ban la esfera de poder america-

na. Celebraban el TratadoClayton- Bul wer en 1850 dondeambos se comprometen a que"ni el uno ni el otro obtendrá

jamás para sí mismo ningún pre-dominio exclusivo sobre un Ca-

na para buques que se constni-ya entre los Océanos Atlánticoy Pacífico y convienen en que

ni el uno ni el otro construirá nimantendrá jamás fortificacionesque lo dominen, o que estén en

sus inmediaciones, ni tampoco

ocupará ni fortificará ni coloni-zará Nicaragua, Costa Rica, o laCosta de los Mosquitos, ni asu-

mirá ni ej ercerá ningún dominiosobre estos países ni sobre nin-guna otra parte de América Cen-tral." (Arl. io.

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Ese mismo ario, 1850, se ini-cia el Ferrocarril de Panamá. Laidea del ferrocarril, "el f-'lanpensamiento" databa de muchosaños, pero se tornh viable paraEstados Unidos cuando 10t,'laroncon el Tratado cle 1846 conver-

tirse en protectores y guardianesdel orden de esa regi(m. El fe-rrocarril eliminaría los sufrimien-

tos que emanaban del cruce apie y lomo de mula lleno de pe-ligros en un área insalubre en

exlremo que convertía la aven-tura en un auténtico vía-crucis.

Se concertaron las concesio-nes de rigor entre Nueva Granaday los financIstas norteamerica-

nos y el proyeclo echó a andar.

El ferrocarril se concluyÓ en1855. Primera obra de granmagnitud hecha por el imperia-lismo norieamericano, distantede su territorio, en trrea de cli-ma inhóspito e insalubre, queprobó ser una veta de oro paralos inversionistas.

Para Panamá aquel ferrocarrilno representÓ más que el espe-jismo del progreso. Durante su

construcción había fuentes detrabajo y el dinero circulaba; pe-

ro al finalizar éste, hubo una

gran desocupación, y del oro quenuía del oestc al cste de Esta-

dos Unidos sólo fuimos especta-dores.

1\ través del Istmo se alimen-

th todo el litoral pacífico de

Estados Unidos en la época do-

rada de la California. Las con-di ciones soÓo-econhmicas delIstmo eran deplorables y las tcn-

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SlOnes enormes que produjo la

conslante presencia norteameri-

cana y los vejttmenes recibidos ypobrezas de los Islmeñös semanifestó en el famoso episodio

de la Tajada de Sandía.

En Francia, la magnética per-

sonalidad de Fernando deLesscps reaJizaba sus actividades

al margen de Inglaterra '/ Esta-dos Unidos, tras la finalizaciÓndel Canal de Suez en 1869. Elinicio de sus aventuras america-

nas estuvo en Nicaragua donde

trató de conseguir una conce-

sión para un canal a esclusas,que no logrh. El sentimientopro-norteamericano era tan fuer-te que el Francés no pudoalcanzar su objetivo, por lo quevolvió a la idea de un canal a

nivel del mar en el Istmo de Pa-

namá.

FormÓ la Compañía clel CanalInteroceánico con el objeto de

promover la '\'lan idea". Paralograr su prophsito, el 6 deoctubre de 1876 la sociedadautorizÓ al Teniente Lucien Na-

poleÓn Bonaparle Wise de laMarina Francesa a explorar elIstmo. Wyse fue a Bogotá enmarzo de 1878 y firmó con elMinistro de Relaciones Exterio-

res la llamada ConcesiÓn Wyse.

Los Estados Unidos reacciona-ron sorprendidos:

"Las noticias de estas activi-dades causaron alarma en losEstados Unidos; y pronto se

reflejaron en las resoluciones

de ambas cámaras del congresocuando declaraban que cual-

quier canal por el Istmo de-

bía ser norteamericano. EnNicaragua se formÓ una com~

paiiía rival norteamericana. Alesparcirse los rumores de queColombia quería abrogar lostratados de 1864 se trató deimpedir con una nota del Se-cretario de Estado Blaine, en

la que llamaba la atenciÓn a

todos los Ministros de Esta-

dos Unidos en Europa, y lesordenaba informar a los res-pectivos gobiernos que cual-quier intento de suplantar sus

garantías será considerado co-mo una intrusión en los dcre~chos de la UniÓn. De Lesseps

fue a Estados Unidos paracrear interés en su empresa yvisitó al Presidente Hayes.

Inmediatamente el 8 de mar-

zo de 1880 éste hizo unafuerte declaración sobre lapolítica de Estados Unidos".

(1 ).

Dijo Hayes:

"Los americanos tienen el de-recho y el deber de ejercer con-

trol y autoridad sobre todavía interoceániea en este con-

tinente. De este modo los Esta~

dos Unidos reclaman el derechode ejercer un protectorado ex-

clusivo sobre el canal que losfr.uiceses se proponen construirsobre territorio de Colombia".

Los trabajos del canal se ini-ciaron.

"En el espacio de pocos me-

ses se contrataron miles deempleados para la gran em-

presa. El registro de sus es-

fuerzos, sus victorias y sus

tragedias constituye unapiedra miliar en el progreso

de la raza humana. Si en cier-to sentido representó un fra-caso, no lo fue; su denuedofue el gran experimento y elpreludio necesario para larealización finaL." (2)

En lo interno, el Istmo veía

desplomarse su ideal de ledera-lismo disfrutado por treintaaños. Los desÚrdenes no tarda-ron en explotar. Aunado al de-sencanto del retorno al centralis-mo, Colombia no otorgÓ ni si-quiera el carácter de Departa~

mento al Istmo sino que estruc-turó una dependencia directa deBogotá, ya que el gobierno deColombia quería el coiitrol di-recto sobre la faja de tierra don-de se construía un CanaL. Pal-

pando el estado de ánimo de lospobladores panamefios, el Minis-tro de Estados Unidos en Bogo-

tá recomendÚ al Departamentode Estado que algunos barcosdeb Ían permanecer alcrta en Pa-namá por los disturbios inmi-nentes. En el resto de Colombialas actividades revolucionarias

eran tales que la fuerza militaracantonada en el IS tmo fue tras-ladhda. Este desplazamiento de-

(1) DUV AL Miles. Cádiz a Catay. Editorial Universitaria 1973 p_ 126

(2) Ibid, p, 128

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jÓ al Istmo inerme para la re-volución en un momento en quela Compañía del Canal estaba enintensa actividad,

El Gobcrnador Pablo Aros e-mena pidió ayuda a las fuerzasde Estados Unidos para custo-diar los depósitos de carga en

ColEm. Esta situaciÓn fue apro-vechada por Rafael Alzuru paraefectuar un intento separatista.Se proiei",-Ó el área dc tránsitocon un dcstacamento de "ma-rines" hasta la llegada de tropas

nacionales que obligaron a Al-

zuru a retirarse.

Para ésto, Pablo Presián orga-

nizó una revuc!ta y tomÚ con-

trol de Colón. Al ser reprimidos,

se retiraron de la ciudad y la in-cendiaron. Antcs dc que pudiera

sofocarse el fuego, la mayor par-te de la ciudad estaba en ruinas.

"La Compañía del Canal seinquietó. ¿Qué ocurriría si a!;us propias dificultades se su-maban las que una guerra ci-vil tendría por necesidad qucacarrear? Por sisiema, la polí-tica de Lesseps tanto en Egip-

to corno en Panamá había si-do la de observar una estrictaneutralidad en caso de con-

flctos inlernos. Sabía que lo

peor para sus empresas era to-rnar partido por uno u otrobando. ¿Además, no estabanpara eso los Estados Unidos?

¿Acaso el Tralado de i R4(ì nolos obliga a man tener libre el

tráfico y restablecer el orden

en el Istmo? ¿No se daba conello una prueba al Gobiernode Washington que la Com-panía del Canal era una com-panía comercial y no un di.

simulado instrumento de polí-ti ca colonialista francesa?"(3)Liquidado el federalismo en

i 886, convertido en territorioadjunto a Bogotá, siendo menos

que un Departamento, destruidala ciudad de Colón, la Compa-ñía del Canal lnteroceánico en

problemas económicos, la si-tuación anímica de los istmeñosera deplorable. La humilaciÓnalcanzaba límites insoportables.

Luego vemos cómo se ma-nifiesta la fragilidad institucionalcolombiana:

"Por manipulcos políticos deMiguel Antonio Caro, presi-dente en 1889 colocó a dosancianos en la presidencia pa-ra seguir manejando a trasma-no al país.

Manuel Antonioy José Manuelconservadores.Frente a esto había dos fac-ciones liberales, un grpo ci-vilista convencido que eón lasarmas nada se solucionaba yun grupo de liberales "guerris-tas" con Uribe Uribe y su pe-

riÓdico para quienes la revolu-ción armada, aunque marcha-

SanclementeMarroquín,

(3) LEMAITln: Eduardo, Panamá y Su separa.cón de Colombia. Banco Popular. Bogotá1972. 2da, edición Italgraf, SA P. i 51

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ra al sacrificio, era indispensa-

ble para heccr salir al libera-lismo de su letargo." ( 4)

El espíritu de antagonismo aColombia se avivaba en elIstmo. Los libera!cs vencidos en1895 volvieron a la carga en1899 iniciando en Santander un

movimiento revolucionario quese vio correspondido en todoslos departamentos.

Se inicia así para Panamá laGuerra de los J\1i1 Días.

Análisis ideológico de las partes,unidas y en conflcto

Las ideologías liberales y con-servadoras no presentaban aris-tas tan agudas en Panamá comoen Colombia ya que la cir,~uns-tancia histÓrica había sido dife-rente. En Panamá no hubo en-comenderos poderosos, ni escla-vitud, ni grandes latifundios. Porel carácter transitista-comercial

del Istmo, la Iglesia no acaparó

tierras aquí; el poder terrate-niente de la Iglesia fue en otroslados uno de los pilares del con-servadurismo. Su poder fue, en-tonces, reducido. Las clases so-ciales no mostraban abismos tanprofundos.

Justo Arosemena delineaba elpensamiento general de su éticay fios of ía liberal as í: Mecan icis-

ta en el método, agnosticismo

radical, cientiticismo y moralexperimental. El, como otrosmiembros de su generación en

(4) LEMAITRE Eduardo. Op. Cipo Pp. 276 y 277

Hispanoamérica forjaron los ins-trumentos conceptuales adecua-

dos para liquidar las pertinacessupervivencias de las ideologías

coloniales y feudales.

La burguesía comercial de lazona de tránsito, como clascascendente en su momento pro-grcsista, constituirá el funda-

mento social y suministrará losinstrumentos políticos exigidos

para la concreción histórica dela conciencia liberal y la realiza-ción práctica de la teoría de lapa tria.

Esta teoría de la patria ha-bría de oponer una conciencianacional panameña en forma-ciiJl, a las estructuras consolida-das del Estado Liberal Colom-

biano. Desde las primeras etapasde la formación de la conciencialiberal istmeña el destino históri-co-político del país estuvo estre-chamente ligado a la zona detránsito y a las formas económi-cas librecambistas que se desea-

ba para dicha zona.

La reivi ndicación para elIstmo de esta autonomía econó-mica constituyó la meta que ca-racterizó el pensamiento econó-mico y político de los paname-

ños más esclareci dos del SigloxiX.

"Este imperativo librecambis-

ta, vinculado al autonomismoeconómico y político, lo en-contramos con reiteración através de los mismos docu-

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mentos oficiales que tratabancle justificar los diferentes in-tentos separatistas cid Siglo

XIX." (5)El Acta adicional a la Consti-

tucifm de la Nueva Gr,uiada que

crea en 1855 el Estado Federal

Soberano de Panam,i dispone ensu artículo 5 que "el sislcma de

Aduanas no podrá restablecerseen el Estado de Panam,i sin laaclquiesencia de su propia legis-latura. "

yecto al1sea tista de unirse a unade las potencIas desarrolladas sinentrar en contradicción.

Estas tesis de genuina califica-ción liberal coniienen los funda-

mentos fiosÓfico-políticos de lateoría federalista que entraría

en pleno auge a partir de 1855.

"El Istmo de Panamá es unaestructura social y política

simple y por lo tanto, máscercana de los intereses de lospanameflOs como individuosconcretos, y más alejacla delas pretenciones, siempre"abstractas", de la naci(m Co-lombiana, requiere, exige, unstatus administrativo, jurídicoy político propio, singular,autónomo." (6)Había, además, una gran masa

que seguía al grupo comercianteburqués. Esto es explicable dadoque, ideolÓgicamente, el libera-lismo postula en un lenguajeabsoluto las reivindicaciones par-ticulares de esa clase y articulatoda una metodología que lepermite reclutar la adhesión delas demás clases gravadas por lascontradicciones del feudalismo.

Este triunfo cle los librecam-

bistas va unido al rechazo per-

manente de involucrar al Istmoen las guerras civiles de Colom-bia. Al liberalismo panamcflO nole importa nada con los motivos

y propósitos que mueven al libe-ralismo colombiano en su lucha

con los conservadores.

Los istmefios en reuniones denotables (ohscrvese que sin espe-cificar que hubiese diferencia

ideolÓgica enlre los notables)

protestaban por el drenaje depobladores reclutados para lash'lerras civiles y se sefialan losgra ves perj uicios que estas

guerras acarreaban al desarrollodel país.

El Istmo tiene razones históri- ~ncas y geográficas que exigen el lNICIACION DEreconocimiento de un estructura LA CONTIENDA:social y política única con unadefinición propia de sus intere-ses colectivos.

Curiosamente, este ideal de

autonorn Ía convivió con el pro-

a) Primera fase de la guerra.En Panamá se alzaron en Na-

tá y ArraÎ ján teas revolucÎona-

rias.

(5) SOLER Ricaurtc: Formas ideológicas de la Nación Panamena. Editorial UniversitariaCentroamericana. 4a, Edición Costa Rica 1972, P. 54

(6) SOLER Ricaiirte. (lp. Cit. p. 58

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El General Rafael UnbeUribe, periodista y fervoroso li-beral, partidario de la lucha ar-

mada desde las columnas de superiódico "El Autonomista" in-flamaba con su pluma a los jÓ-venes panamenos. Ya iniciada lacontienda en El Cauca, visitóPanamá en su ruta a CentroAmérica.

"Era el General Uribe Uribe

hombre de virtudes excelentes eilustración poco común y todaslas cualidades del hombre deci-dido y de acción. Por ello se leconsidera el paladín de la reivin-dicación de nuestros derechos

arrebatados en 1885. De ahíque la idea de alcanzar por me-

dio de las armas el triunfo delpartido calaran hondamente enel espíritu de las masas y de lajuventud que engrosaban la granmayoría del liberalismo locaL."(7)En Centro América estuvo

gestionando ante los gobiernos

de Guatemala y Nicaragua sucolaboración para la guerra co-lombiana en dinero y armas. En

estas gestiones colaboraba conél, el Dr. Belisario Porras, joven

istmeno doctorado en leyes enBogotá y liberal desde siempreque actuaba en los países n'n'troamericanos como a~('nl(: dela revolución.

En la ciudad de Pan;i ni::i seeùitaban "El Aspirante" v "El

Criterio" ambos liberales. Sus

artículos se reproducían a mi.meÓgrafo y eran repartidos paramayor circulación por jÓvenes li-berales.

A fines de 1899 había cona.

tos de levantamientos y comen-

zaban a pasar peripecias losliberales dentro de la ciudad porla falta de armas y de fondos

para obtenerlas. El General Do-

mingo de la Rosa a su regreso

de Colombia narró al Dr. PabloArosemena el sentir de los jefesliberales que iniciaban la revolu-ción en El Cauca.

El Dr. Aroscmena se opuso alproyecto de iniciarla en el Istmodada la falta de preparaciÓn de

que adolecían.

En marzo de 1900 desembar-có cn las playas de Chiriquí laexpedición libnal que encabeza-

ba el Dr. Porras.

Nombrado por el directoriodel Partido Liberal Jefe Civil yMiltar del Departamento de Pa-

namá, se tomaron David. Porrasnombró a Erniliano Berrera co-mo J de de Operaciones de suexpedici ón.

Emiliano Berrera era un malestratega, desconocía el terrenopor completo, y como colofónse le despcrtaron celos terriblescon tra el Dr. Porras lo que lo

hacía vivir al acecho de cual-

quier oporttmidad para torcerlos planes de éste y desconocer

su autoridad.

(7) DE LA ROSA, Domingo, Recuerdos de la Guerra. Imprenta del Departamento. Ba-rranquila. p_7

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Al mando de las tropas con-servadoras estaban los Generales

Carlos Albán y Víctor ManuelSalazar.

Lemaitre nos bosqueja la per-sonalidad de Carlos Albán "co-mo un poeo extravagante, va-liente, y sin duda un hombre su-perior tanto por su ilustracióneomo por su genio polifacéticoy versátiL.

Salazar era, en cambio, laprudencia personificada y su va-lor como soldado tenía el dobleméri to de la modestia y la sen-

cillez." (8)

Estos breves perfiles debemostenerlos siempre presentes, yaque la personalidad de los jefesde esta contienda nos darán en

gran medida la clave de losacontecimientos que habrían de

desarrollarse.

Obviamente toda gestiónacordada por Porras y su estadomayor estaba sujeta a la inter-pretación subjetiva y emotiva desu Jefe de Operaciones. El nuli-ficaba cualquier estrategia porfinamente hilada que estuviese,ciegamente guiado por los celosY por las diferencIas ideolÓgicasmencionadas.

En cambio, en las filas con-servadoras a mb os generales,Albán y Salazar se acoplaron a laperfección supliendo el uno elarrojo necesario en el combate yel otro la prudencia indispensa-

ble para prevenir una temeridad.

(8) LEMAITRE, Eduardo Op. Cit, p. 283

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En el bando conservador iodas

las figirras eran colombianas (nopanameñas ).

De David iniciaron los revolu-cionarios su avance por el inte-rior del país. En realidad, el go-bierno centrano conservadorconcentró su esluerzo militar endefender la zona canalera,oponiendo resistencia menor enel Interior. Sin encontrar resis-tencia avmizaron hasta Aguadul-ce, donde lograron su siguientevictoria al tomar la plaza trasbreve lucha. La popularidad de

Porras aumentaba al tomar me-didas de beneficio popular comola eliminación del impuesto de

degÜello y de la sal permitiendocon esto al campesino sin recur-sos una mejor alimentación.

. De Aguadulce pasaron a Cha-me donde eslablecieron su cam-pamento.

Ya estaban los revolucionariosen las goteras de la ciudad. Al

ver desde la perspectiva históricael desarrollo de estos aconteci-

mientos nos detenemos ante va-rios interrogantes que van pocoa poco delineando respuestas.

¿Por quc se enzarzó el Istmoen esta lucha cuando tradicio-nalmente se apartaba de las con-tinuas contiendas que sacudían

a Colombia"

¿Quiénes de los seguidores po-pulares entendían cabalmente laideología liberal?

Cuáles de nuestros campesi-

nos y habitantes de las ciudades

agrícolas y ganaderas eran capa-

ces de encontrar la resonancia

interior que producían en Be-lIsario Porras los términos"godo" y "filbustero". Hoy endía se diría "mercenario".

¿Qué buscaban los panameñosal segur a Porras?

¿Qué significÓ en el devenirhistórico la guerra que iba to-mando cuerpo?

Veremos más adelante sus res-puestas.

En Chame como en Aguadul-ce se sintió en los campamentosel efecto del no profesionalismo

de los componentes volwitariosde la tropa. El alcohol, el ocio yel difuso significado de los pos-

tulados de la revolución traj olaxitud e indisciplina en la tro-pa. Esto, aunado al evidentedistanciamiento entre el más al-to comando era motivo de ver-dadera preocupaciÓn.

Nos cuenta el Dr. Porras:"En las relaciones de Herreraconmigo se veía ya que habíalaguas, soluciones de con-tinuidad, pero yo no me dabacuenta de ello, ni percibíaquiénes de los que me rodea-

ban podían fomentar divisio-nes entre él y yo." (9)

"En Aguadu!ce y Natá recru-decieron los incidentes áspe-

ros entre ambos. Al mismotiempo que huía o se aparta-ba de nosotros se le veíaatraer solícito a todo oficialdescontcnto; pero sin podcr

reprimir, por otra parte, su

invencible enojo contra losque me mostraban adhesióny simpatía: chocaba con ellosy los alejaba, consiguiendo

sólo anarquizar, desunir elEjército, creando una línea

divorcial entre él y yo." (10)

En estas circunstancias la ela-boración de una estrategia paraalgo nimio es difícil, ahora paraalgo tan delicado como era latoma de la capital que cotÙleva-ba si no el inminente triunfo li-beral en Colombia, algo tan se-rio y complejo como la separa-ción del Istmo de Colombia.

Así:

"La sorda rebelión de Herreradaba pábulo indudablementea las maquinaciones de la dis-cordia. En Chame se ve íanuestra situación cargada de

rivalidades y amenazas. Habíamuchos oficiales desconten-tos." (11 ) "Al principio se

creía en mí como en un

(9) PORRAS Belisaio. Memori de la capañas del btmo. Imprenta Nacional. Panamá1922. p. 205

(lO) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 217

(11) Ibid. p. 218

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oráculo, todo obedecía a mipensamiento; todo recibía elimpulso de mi voluntad, y yaen esa época, con cualquierprctcxto se comentaban mishumanas fallas y se desconfia-ba de mi acierto."El Doctor Porras era miltante

liberaL. Berrera era militar. Estotraía un doble prisma de enlo-que a las decisiones de combate.Porras pelea por el poder políti-co, no por la destrucciÓn deaquello sobre lo cual se desea

ejercer ese poder."La guerra es siempre una lu-cha armada, mas el objetivono es siempre la matanza. Laconsideramos como un artede inteligencia y de audacia,

de ardid -a la vez que de fuer-za, en el que prepondcra el

contingente de la primera a

medida que progresa más. Lavictoria misma que corona unataque o una resistencia no lacreemos sino un medio. El fines otro; colocarse en aptitud

de dominar al enemigo, o re-ducido, si es posible sin

combatir, sin sacrificar un so-lo hombre, sin perder un soloelemento de los que po-seemos." (i 2)

El ejército se enriquecía en

hombres que llegaban al campa-

mento diariamente, desde P..na-má, Taboga, Chorrera, del Da-rién.

Regresaba también de Nicara-gua el incansable Eusebio A.Morales a bordo del barco "Mo-motomb o" con armamento,contingente y jefes.

"El armamento fue transpor-tado a la línea de batalla por

los indios de las montañas deCoclé comandados por Victo-riano Lorenzo, quien pactóesta ayuda con Porras a cam-

bio de ciertos ofrecimientos,

tales como redimidos delinicuo pago de diezmos y deotras cargas que pesaban aúnsobre ellos como resabio delos encomenderos de los tiem-pos coloniales." (13)

Entra por primera vez a esce-na el "Cholo Gucrrilero", Vic-toriano Lorenzo, figura muy dis-cutida en la actualidad.

Era Gobernador de los indiosde "La Trinidad." ¿Cuáles eranlos propósitos que lo llevaban a

colaborar con la revolución "res-tauradora"?

Victoriano era un cholo enarmas, uno de esos pobres cho-los ignorantes, oprimidos por elfeudalismo panameño.

(12) Ibid. p. 279

(13) CARLES Rubén D. Vktoriano Lorenzo. Editorial Litográfica. Panamá 1966, 2da.Edición P. 25

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"La revolución liberal de lostres años le abrió una senda

inesperada y el Cholo históri-co se arrojó a ella. ¿Por qué

tomó el Cholo Victoriano Lo-renzo el fusil del guerrilero?¿Por qué le siguieron las cho-ladas y las indiadas? Porque

en Victoriano Lorenzo se veían

e identificaban. Todo caudi-

llo, todo conductor, se ha di-cho, es una respuesta personal

a una interrogación colectiva.El indio y el cholo coc!esano

avistaban en Victoriano Loren-zo producto telúrico comoellos, la posibilidad de evadir-

se de su miseria y de recon-

qwstar, no la libertad meta-

física que no podían vislum-brar ni comprender, sino latierra que un día no tuvolímites para sus plantas. En

Coclé como en Veraguas, tu-vo el gamonalismo feudad pa-

nameñc) su más hosca faccióny más durable arraigo."Fue allí una realidad casi has-ta i 903, quizás hasta después,el gamonal dueño de vidas yhaciendas. El indio y el cholo

vieron a sus iguales ajusticia-dos por el amo en castigo defaltas contra la intocabilidad

del feudo. La cerca era para

ellos el símbolo concreto y

asequible de su opresión. Elganado del amo, un intrusoque les expulsaba de sus lade-ras y valles. Por reacción na~

tural, elemental, instintiva

quemaban las cercas y mata-ban el ganado. La "candela"

era un instrumento libertador.Toda esta fuerza geológica,

toda esta protesta primaradel hombre oprimido nutrió ye nardeció las guerrilas deVictoriano Lorenzo. Ni éste

ni alguno de sus secuaces ha-

brían podido ofrecer una ex-plicación doctrinal de su in-surgencia. El hombre común,horro de infecciones retóricas,no analiza apenas sus necesi-

dades. Las siente, las vive yactúa bajo su determinación.

No sabe tal vez a dónde va,pero sí que hubo de empren~

der la marcha y la continúa

con ansia finalista." (i 4)

Evidentemente su ideologíano era liberal. Era una esperanzade cambio, de obtener algunos

beneficios tan escamoteadossiempre a los indios. En su pri-mer trabajo pide a cambio lomás elemental. Suprimir losdiezmos.

Ya con armas el ejército avan-za.

"Se trazó la estrategia. Partedel ejército iría de Arl'aiján aCocolí, Miraflores y Corozal

hasta encontrarse con un con-tingente que venía de Chepoen Perry's Hil al mando delGeneral Emiliano Herrera.El Dr. Porras iría en la flotillahasta las playas de La Boca,

con el fin de subir el Cerro

(14) DE LA ROSA Diógenes. Eniiyo. Vario.. Editora lstmeña. Panamá. p. 84

37

Ancón y asaltar la ciudad aldía siguiente." (15)El Dr. Porras nos dice:

"En la Chorrera, el 1 7 de ju-lio nos reuniremos en Consejode Guerra para acordar elplan de ataque finaL. Por lovisto, pues, Panamá no tieneacceso por el lado de tierrasino por una estrechura de700 a 800 mts. Fuera de éstano queda, hallándose sobreuna península, sino el marque la rodea por todos lados

casi. Habiendo estudiado de-tenidamente los mapas de laciudad y sus alrededores, pro-puse asaltar la ciudad ennuestros botes, por los lados

de Farfán. El grueso del ejér-cito avanzaría por Arraiján,en seguida a Cocolí y al acCl-carse a la vía fcrrea cruzaría aMiraflores, seguiría luego aCorozal y se apoderaría desus lomas. De Corozal ocupa-

rían otras lomas hasta la mar,Cangrejo, Bella Vista yPerry's Hil. Mientras 300hombres ocultos en Farfánaguardarían el aviso para ata-car por la noche la cosla.Por la Boca y Barraza. Subir

con sigilo al Cerro Ancón yatacar por detrás en la ma-

ñana al enemigo en la estre-chura y favorecer la entradade los aparentes atacantes de

las lomas." (16)

(15) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 292

(16) PORRAS Belisario, Op. Cit. p_ 295

38

Al Uegar Rertera a Corozaltiene lugar la más flagrante de-sobediencia de Berrera, ya quese apartó de 10 aprobado por elconsejo mayor y atacó dos días

antes de lo convenido iniciándo-se así un desencadenamiento desucesos que tenían que desem-

bocar en iragedia.

Herrera atacó y venció. Pero

no persiguió a sus enemigos en-

tre los cuales iba el propio Ge-

neral Albán. Perdió dos días

ofreciéndo capitulaciones de Pa-

namá y Colón a Albán dándoletiempo a reorganizarse. De ha-ber atacado Panamá la hubieratenido sin resistencia algua.

El estado de pánico nos lodescribe el General de la Rosa

así:

"Tras la derrota en Corozalen vista de la entrada inmi-

nente a la ciudad por los libe-rales la plana mayor del con-selVatismo y los jefes superio-res encargados de la defensa

de la plaza se apresuraron a

abandonar sus puestos y serefugiaron en las naves mer-

cantes surtas en las aguas de

la Isla Flamenco. El General

Herrera envió a la ciudad con-

minacion de rendimiento.Albán y Salazar pasaron gran-des aprietos pues su posiciónera muy débiL. Pero negaronrendición. Segundo error deHerrera fue perder dos días

yendo y regresando de la ges-tión de rendición cuando sihubiera atacado la ciudad hu-biera caído irremediablemen-

te." (1 7)

Así las cosas, los destacamen~tos que debían ir por mar hastaLa Boca que habían quedado en

Farfán a Órdenes del Dr. Porras

hacían preparativos. Pero tam-bI(~n cometieron dos crasoserrores:

"Un barco, El Gaitán, aban-

donó la playa sin órdenes ytraía un velero a remolquecuando se oyeron cañonazosdesde las Bóvedas.

Gran imprudencia cometidapor los nuestros. La sorpresa

del ataque se había perdido.."( 18)

"Avistando el gobierno delataque por mar el enemigo nocesÓ de disparar con su gran

cañón." (19)En tretanto, Herrera asume

otro papel que sella la suerte delos restauradores:

"Herrera había trocado supapel por otro muy distinto;su impetuosidad de antes delcombate se había convertidoen moderaciÓn tras la victo-ria. No quería forzar, con-

quistar, emplear la violencia

para entrar a la ciudad, sino

(17) DE LA ROSA Domingo. Op, Cit, p, 76(18) PORRAS ßelisaio. Op, CiL p. 295

(19) PORRAS ßelisario. OP. Cit, p, 306

(20) Ibid. p. 307

(21) Ibid. p. 310

entrar a ella como amigo a re-cibir los lauros, en virtud deuna entrega oficial: renuncia-ba a su actitud batalladora de

guerrero y se asentaba en elsilón del magistrado; envaina-

ba la espada y empuñaba lapluma.

"Entregue usted incondicio-nalmente -había dicho- lasplazas de ColÓn y Panamá ytoda nave, puerto o ciudadocupada por la Regeneración'y el otro había hallado las

condiciones duras." (20)

Dispuesto a destruir el Inte-rior pero no a dañar la Ruta-no era panameño- (para losinterioranos, la capital es un en-

clave colombo-extranjero).

Como colofón en Farfánocurría:

"El General.J osé CicerÚn Cas-

tillo hizo en Farfán un simu-lacro de batalla al aire libre,ensayando la toma del CerroAncón, a la vista de la ciudadque los miraba tranquila y ca-llada, frente a nosotros, y pa-

recía animarse y mirarnosalelada y triste, sus torres em-pinándose para vemos bien yconvencerse del sainete pere-grinamente ridículo que se es-taba represenlando," (21)

39

Sc recibe entonces la visita deun emisario de Herrera:

"El Coronel Carlos E. J arami-llo emisario de Herrera trajolas noticas de Coroza! y la so-licitud de rendición y una soli-citud para que Porras le envia-ra las tropas con las que Porrasdebía atacar por La Boca parareforzar su ataque a la ciudad.

Porras se negó. El GeneralSimón Chaux intervino a favorde Herrera, y ante la negativa

de Porras exclamÓ: --"Puesbien doctor, IIerrera atacará

mañana a la ciudad y si lohace sin las fuerzas que usted

retiene aquí y es rechazado,

usted y no otro será el res-ponsable. "

Ante 10 cual Porras declinó ysometió su opinión a la dc

sus colegas preguntándoles:

¿Creen que voy errado y quie-rcn que cambie de camino?Lo haré de tal modo sacrifi-cando mi opinión pero repi-tiendo que vamos al desastre.De los amigos presentes EUse-

bio A, Morales que siempreestuvo identificado con Po-

rras dijo: Sí, creo que usteddebe poner las fuerzas a Órde-nes del General Chaux para

que se les lleve a Herrera."

Mendoza dijo: "Mándalaspues". Icaza guardó silencio.Dos horas después quedabanen Farfán con un 6'1UPO de

(22) Tbidem. p. 3 i 1

(23) DE LA ROSA Domingo. Op. Cit, p. 86

40

oficiales y emplcados y conlos restos del llamado Bata-

llón Panamá. El Gaitán y La

Cisterna bajo el mando deChaux habían salido del este-ro en dirección a la Boca de

la Caja en vía al Campamentode Perry's HiU." (22)

Parten las tropas en los dos

barcos, pero dado el aviso impru-dente de los revolucionarios enFarfán al gobierno, no pudieronllegar a la dirección propuesta

por encontrarse reforzada.

Se dirigen entonces a PeñaPrieta.

"Las fuerzas fueron avistadas

desembarcando y los fue a re-cibir el General Salazar. La ba-talla fue cruenta. A medidaque avanzaban iban quedandomuchos tendidos en la playa yel mangle, muertos o heridos."(23)

Amanecía y no se iniciaba elataque. Lo inaudito resultó serque Herrera atacaba a la luz ple-na del soL. Había comenzado aretumbar el fuego y ya no cesó

más.

"Con más de i ,000 hombres ysu Estado Mayor en Perry'sHil se inició el combate cn lamañana del 24 de julio. Lasfuerzas del gobierno se vieron

cm pujadas a sus trincheras pe-ro desde ahí causaron granmortandad en los revoluciona-

nos que peleaban gallarda-mcntc a pecho descubierto.Uno tras otro entraban los ba-tallones a la siega imperturba-ble de la muerte." (24)La tragedia continuaba y los

resultados, a lo lejos, eran ob-

vios:

"Al medio día la situaciónera la misma pero en la tardecuando ya el sol se hundía enel ocaso solo retumbaban loscañones. Sus rugidos eran lú-gubres y para nosotros era cla-ro que el enemigo se manteníafirme en sus trincheras y quelos nuestros no habían podidoentrar a la ciudad. Si no, ¿porqué ese incesante estallido delas bombas? ¿Por qué cesó elruido de la fusilería cuando

una vez dentro de la ciudad

la lucha tendría que ser cuer-po a cuerpo?A prima noche no nos queda-ba más que ir a constatar lacatástrofe. Por el plano incli-nado de un abismo Herrera ycuatro o seis más de sus par-tidarios hab ían estado arras-trándonos y aunque habíamosresistido firmemente, soste-niéndonos cuanto pudimos,agarrándonos de lo que en-

contrábamos, habíamos caídopor fin y itodo estaba termi-

nado! En un momento de des-pecho me había quedado enFarfán significando así mi rc-

probación, mi protesta acercade los autores de tan tremenday forzada desgracia; pero aho-

ra, cuando la rabia impotentese sucedía al dolor debíamos

ir al Campamento a ver si po-díamos servir de algo, comoquien da una mortaja paraencubrir la verguenza de lairreparable desventura, frutode obcecados errores." (25)Todo estaba terminado."La revolución había fracasa-do en su intento de tomar lacapital; y aun cuando el Dr.Porras tomó el 25 las dispo-siciones para un nuevo ataque,por mediación de los cónsulesse llegó a un armisticio y final-mente los jefes liberales acep-taron una capitulación el 26,influyendo en la decisión lallegada del General CampoSerrano a Colón, con 1,000hombres de refuerzo para elgobierno, de Barranquila."(26)

y se consumó la pesadila. Ensólo cinco días se habían destrui-do sueños de años, preparativos,vidas valiosas sin cuento. La ba-talla del Puente de Calidonia pa-saba al juicio de la historia comoun absurdo holocausto construi-do por pequeñas pasiones y gran-des errores.

qquidada la invasión del Ejér-cito Restaurador en el Puente de

(24) SOSA Juan B. y ARCE Enrique J. Op. Cit. p. 298

(25) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 314(26) SOSA Juan B. y ARCE Enrique J. Op. Cit. p. 298

41

Calidonia el 26 de julio de 1900,sUs jefes se dispersaron en todas

direcciones: Porras, Mendoza,

Eusebio A. Morales partieron pa-ra Centro América. Pablo Mora~

les, Chaux, Ramírez, Toledo yEmiliano Herrera se dirigieron aTUmaco. No Así Victoriano Lo-renzo. Los indios presurosos re-cogieran las armas de los caídos

y regresaron a sus montañas.

Ocurría entonces en Colombiaun movimiento en el seno delpartido conservador.:

"Derrocan al gobierno nacio-nalista de Sanclemente siendopresidente el Vice-Presidente

Marroquín. El General Albánfue nombrado Jefe Civil y Mi-litar de Panamá.

"Pasada la espectativa sc reini-cIaron en e! Istmo las escenas

de sangre, con la diferencia dcque la guerra regular fue reem-plazada por el sistcma de gue-

rrilas. Desde el Daricn hastaBocas del Toro los indígenas

fueron armados y capitanea-dos por Victoriano Lorenzo.

"El gobierno tuvo que mante~

ner constantemente tropas pa-ra devolver la paz a esos pue-

blos víctimas de las demasías

de los contendores." (27)

Se iba sellando la suerte delIstmo por giros insondables de!destino, cuando comienzan aconcatenarse situacioncs y perso-najes. Colombia se destrozaba in-

(27) Ibidem. p, 299

(28) PORRAS Bclisario. Op. Cit. Introducción p. x.

42

ternamente y nos arrastrabainexorablemente al fondo de su

abismo.

Belisario Porras se defiendeasí:

"La revoluciÓn liberal de Co-lombia que creía contar conmuchos y muy prestigiososconductores, no tuvo propia-mente hablando, un jefe, estoes, una espada que sumara to-das las aspiraciones del parti-do.Las emulaciones dieron origenal desconcierto completo.

La revolución, arrastrada porun vértigo devastador llegÓ alextremo de juzgar indispensa-ble destruir algo, ya que impo-tente había sido para acabar

con el adversario. No tenien-

do laureles que disputarse se

lanzÓ al rostro el lodo de lasderrotas.Los partidos en desgracia son

implacables consigo mismos.

Si no pueden arrancarse las en-trañas se despedazan las hon-

ras.

Sin el franco, decidido, leal yoportuno apoyo con que secontaba para triunfar, el éxitono acudía al llamamiento delos combatientes; en cambio

la desgracia los perseguía, el

monstruo de la anarquía, deldesconcierto: de ahí el desas-tre moral y material del libe-ralismo" (28)

El Istmo en lo internacional

Los Estados Unidos se desarro-llaban como una gran potencia.Con la expansiÓn del país haciael oeste era de creciente impor-

tancia conseguir un medio paramanejar adecuadamente el co-mercio entre las dos costas y

consolidar la expansión ganada

previamente a través de guerras,tratados y compras.

El Tratado Clayton-Bulwer es-taba en el camino de estos pla-nes e Inglaterra no tenía ningúninterés en abrogarlo. Fue nece-

sario esperar la coyuntura his-tórica de la Guerra Bocr en la quese enzarzó Inglaterra y la apertu-ra de los comercios asiáticos a

través del Canal de Suez desde

1869, y para el dominio de loscuales Inglaterra deseaba a Esta-

dos Unidos como aliado en la po-lítica de puertas abiertas.

Dominando Gibraltar, despuésSudáfrica y Suez, Inglaterra seconcentró en la política medite-rránea, retrocediendo en el Cari-be.

Estas circunstancias hicieronque Inglaterra perdiera interésen conservar una posición enAmérica Central y se mostraraanuente a revisar el Tratado. Des-pucs de elaboradas negociaciones

en las que la posibilidad de laruta de Nicaragua era la favorita,el 18 de novicmbre de 1901 se

firmó el Tratado Hay-Pauncefote

(29) DUV AL Miles, Op. Cit. p. 160

(30) lbidem p. 164

en Washington. QuedÓ EstadosUnidos libre para proseguir supolítica del CanaL. La idea del ca-

nal tomaba forma definitiva.

Se inicia entonces la lucha porlas ru taso

Desde finales de 1888 la apa-ratosa quiebra de la Vieja Com-pañía del Canal Interoceánico ha-bía sacudido con sus últimas con-secuencias financieras a Francia

y el proyecto quedó convertido

en una zanja a medio terminar ychatarra.

Buneau Varila que había esta-do trabajando como .J de de laCompañía de Excavación deCulebra fue relevado de responsa-bilidades en su actuación.

"No obstante, al tencr que em-pezar una nueva vida, conser-vÓ los objetivos más importan-tes: la restauración de la gran-deza real de De I,esseps a losojos de Francia y la prosecu-

ción de "la gran idea" hasta suéxito finaL." (29)

Es accionista de la NuevaCompañ ía del Canal de Panamá ydemostró ser un negociador au-

daz que aprendiú muy tempranoel arte de manejar negociaciones

dif Íciles "con hombres situadosen posiciones importantes y en

desarrollar esa "perspicacia intui-tiva" y arrojo característico que

usualmente marcan verdadera-mente al líder victorioso de cual-quier movimiento." (30) Paso a

43

paso va inclinando la opinión sc-natorial y presidencial de EstadosUnidos por la ruta de Panamádesplazándose con rapidez felina,valiéndose de lo que fuera nece-sario para la consecución de suspropósitos.

El 26 de abril de 1900 Colom-bia otorgaba a la Nueva Compa-ñía del Canal una extensión a suconcesión hasta 1910. La situa-ción política y económica de Co~

lombia está en los límites de 10

amorfo y agónico. Graves aprie-tos financieros, absoluta falta de

decisión en gobiernos desgarra-

dos por las luchas de liberales yconservadores hacían de Colom-bia un país de gobiernos débiles,caducos, carente s de estabilidad,de control de decisiones al pun-

to que hubo hasta una tenden-cia a "vender el Istmo a los Esta-dos Unidos." El propio Istmoera escenario de la lucha con He-rrera y Porras en armas en la des-garradora guerra de los mil días.

En este contexto, la negocia-

ción se convirtió en un proyectointerimperialista entre Estados

Unidos y Francia a espaldas deColombia y Panamá que eran laspartes afectadas, ya que al de-

mostrar Marroquín su incapaci-dad de efectuar el traspaso de laconcesión francesa a EstadosUnidos, los franceses decidieron

tomar el asunto directamente ensus manos.

Comienza a mencionarse aaltos niveles el secreto a voces dela decisión que va tomando cuer-po en los istmeños de indepen-

44

dizarse y negociar directamentc

con Estados Unidos si no se llegaa concretar un tratado.

b )S~:ncla fase de la guerraAl cumplirse año y meses de

finalizada la tragedia del Pucntede Calidonia llegó a San Carlos

una fuerza expedicionaria enca-

bezada por el General DomingoDíaz.

El contingente cruzó el Istmo

y sorpresivamente tomó Colón.

Albán los venció en sangrientoscombates en Emperador, San Pa-blo y Buenavista. Colón capituló

el 28 de noviembre de 1901cuando intervino el comandantedel crucero Iowa anclado en laBahía de Limón.

Obsérvese que para esta fechaya el Senado de los Estados Uni-

dos había aprobado la Ley Spoo-ner y las negociaciones para la

construcción del canal están en

fase embrionaria. Es entonces

cuando ocurre la intervención delos marines en 1901. Desde 1885cuando el incendio de Colón nointervenían. En 1899 desembar-caron en Pedregal tras el arribode Porras "para protecciÓn desus nacionales." Se retiraron y notuvieron ninguna actitud adicio-nal mientras Porras avanzaba vic-

torioso por el Istmo.

Pero en 1901 la situación eraotra. La hegemonía de EstadosUnidos en las negociaciones eraevidentemente de mayor enver-gadura. Era del interés norteame-ricano el control sobre el Istmo.

Necesitaban la paz en la región

amparados en el mantenimientode la zona de tránsito durantelas negociaciones las cuales pro-gresarían más satisfactoriamentepara ellos si los liberales eran

aplastados.

Bajo la dirección del Almiran-te Casey fue ocupada la zona de

tránsito y las vejaciones a las tro-pas colombianas hirieron profun-damente el orgullo colombiano.Los Estados Unidos no estabangarantizando la soberanía de Co-

lombia sobre el Istmo. Velaban

por sus propios intereses y eneste momento crítico de las ne-gociaciones la intervención en elIstmo tuvo gran influencia y lascondiciones cambiaban con rapi-dez.

Los métodos del AlmiranteCase y levantaron una oleada de

indignación en Colombia lo cua!afectó severamente las negocia-ciones llevando el incidente a larenuncia del Dr. Concha comoMinistro de Colombia en EstadosUnidos.

La capitulación de Colón fuefirmada en la cubierta del buquede guerra norteamericano Marie-

tta.Luego de esta victoria, el Ge-

nera! Albán ordenó la persecu-ción del indio Victoriano Loren-

zo al Coronel Sotomayor. Este

ordenó la quema de varios ran-chos y los indios dieron el gritode guerra que resonó por lasmontañas circunvecinas.

(31) CARLES Rubén D. Qp. Cit. p. 34

"Si en verdad a Viclorianole atraía la milicia y la vida

de aventuras de los revolu-cionarios, aún no entendía nile apasionaban las razones de

la lucha armada que movíana las huestes liberales. Los cho-los no tenían un concepto cla-ro de la ideología, pero ellos,al igual que las clases sufridasy trabajadoras sobre las que

pesaban toda clase de gravá~

menes, sin privilegios socia-les, se denominaron liberales. "(3 i)

Los capitanes PatIño y Norie-ga, remanentes del fracaso delPuente de Calidonia, al notar larelevancia de Victoriano y viendoen él una esperanza para la causaliberal tan mal parada, llegaron alas montañas con sus contingen-tes y se unieron a las tropas de

Victoriano.

"Sin embargo, los recién llega-dos no pudieron entendersecon Victoriano, quien aunquehabía reconocido la jerarquíade Noriega obraba a su antojosin dejarse supeditar por losjefes revolucionarios que aca-

baban de arribar a sus domi-nios en las montañas de Co-dé. A Victoriano se le acusóde crueldades. Lo cierto es queera odiado por aquellos querecibían vejámenes y cuandohubo que tomarse represaliasninguna víctima fue más pro-picia que el Cholo Victoriano

45

que era la representacifm ge-

nuina de su raza." (32)

"El rompimiento de Noricga y

Victoriano ocurrió. El cholo

no entendía otra manera dehacer la guerra que guerrean-

do. Dc allí partiÓ su resenti~

miento y sospcchas hacia No-

riega quien no estaba colocadoen igualdad dc condiciones a

las CIe Victoriano, a quien sehubiera fusilado sin previo

juicio en el caso de caer pri-

sionero." (33)

En los primeros diez meses de1901 hubo en el Istmo una seriede combates entre los que sobre-salieron los Tres Picachos, cerca

de Olá, Santa Fé que terminócon la retirada de los gobiernistasy Gago en el distrito de Penono-mé. En todos estos combatesvenció Victoriano y su tropa.

VIctoriano se toma Penonomcy entonces envió por el Dr. Po-rras que desde la finalización dela tragedia del Puente de Calido-nia se hallaba exilado en Costa

Rica.

Este vino con Manuel Quinte-

ro Vilarreal y Carlos Mendoza

por la vieja ruta de tránsito con-

trabandista de Codc del Norte amediados de octubre.

Al frente del ejército, Porras y

Victoriano pusieron sitio a Agua-dulce pero fueron sitiados a suvez por Albán.

(32) Ibidem p. 4)

(33) Ibidem. p. 43

46

No hahía transcurrido un mesdel somctimiento total de los ex-pedicionarios del General Domin-go DÍaz cuando una nueva inva-sión más numerosa y mejor equi-pada llega a la Bahía de Búcaro,Tonosí el 24 de diciembre de1901 al mando del bizarro Gene-ral Benjamín IIerrera.

Estratega e intrépido soldado

de acción, enérgico, de mirada

aquilina, valiente, macizo confama de no tolerar en sus filashombres viciosos ni miltares sinhonor.

El General Alhán tenía enton-ces dos problemas gravcs. Victo-riano Lorcnzo en las montañas

de Coclc y a Benjamín Herrera

en TonosÍ.

Así la situación desembarcael Ceneral Benjam ín Herrcra ini-ciando la tercera y última etapade la guerra,

Sus subordinados tenían ver-dadera devoción por éL. Fue cs-parciendo su dominio tanto porAzuero como por Chiriquí. En-tonces propuso Heflera a Albánun canje de prisioneros.

"Cuando los presos liberalcsllegaron a TonosÍ traían todaslas novedades importantes dela capitaL. Se enteró así queAlbán se hab ía apoderado del'L,autaro'. El General Albánestaba a bordo.

De repente, Albán que no dis~tinguía al Padila sintiÚ el ca-ñonazo bajo la línea de flota~ción y una granada que cayÓ

a sus pies lo destrozÓ." (34)El Padila viró de redondo y se

alejó. La conmociÓn que produjola mucrle de Albán fue cnorme.

Salazar fue nombrado en sureemplazo; y desaparecido el pe-ligro marino, Herrera fue en auxi-lio de Porras que se encontraba

pasando dificultades en Aguadul-ce.

En esta guerra la posesión deAguadulcc era de vital importan~cia. Estando cn la mitad del Ist~mo, poseer csta plaza significa-ba poseer AzuelO y Chiriquí, conriquezas agrícolas y centros po-

blados de importancia.

La intervenciÓn de Berrera enesta ocasiÚn es conocida como su"primer Aguadulce,"

"Un mes bastó para ceñirse es-te nuevo laurel y no obstantehaber tenido muchísimas ba-

jas puso prácticamente en fugaal General Castro y obtuvo uncuantioso parque en la escapa-da.

Berrera ya no tenía enemigos

en el Istmo. Desde el ferroca-rril hasta la frontera con CostaRica era suyo." (35)

Ocurre entonces la coyunturafatídica del Istmo. Tras la muer-

(34) LEMAITRE Op. Cit. p. 287

(35) lbidem. p. 290

(36) lhidcm. p. 292

te de Albán, Herrera había cruza-

do cartas con Arjona, J de Civil ymilitar interno de la plaza:

"Haciendo proposiciones deneutralizar en la contienda lasciudades de Panamá y Colón yabogaba por la soberan ía, laintegridad y la dignidad de la

patria, frentc a la intervenciÓnamericana. Arjona contestÚ:Conforme al Tratado de 1846entre el gobierno de NuevaGranada y Estados Unidos, és-te último tiene el derecho de

garantizar positiva y eficaz-

mente la neutralidad de las dosciudades y de la vía con la mi-ra de que en ningún tiempo

sea interrumpido o embaraza-

do el libre tránsito de uno aotro mar. Y si esto es así nopuede privarse al gobierno, le-gítimo representante de la so-beranía nacional del derecho

que tiene al concurso de aque-

Ha nación cuando Hega comoha llegado ya, el caso que

contempla el referido trata-do." (36)

Esta era la tragedia que palpi-taba y determinaba la suerte fa-tal del Istmo y que determinÓ lade la campafia de Benjamín He-

rrera.

Herrera se retirÓ a David de-

jando a buen recaudo Aguadu!ce.

No quería atacar Panamá por-que ya el gobierno de Colombia

47

había solicitado a Estados Uni-

dos que interviniera e! Istmo encaso de ataque a Panamá.

"Quiso atraer los ejércitos dePanamá hacia el interior. Debi-litó a propósito a Aguadulce ySalazar cayÓ en la trampa.Sobre el 'segundo Aguadulce'

como se ha llamado esta famo-sa y última batalla de Herrcra

en el Istmo se ha discutidomucho, dándole y negándolcméritos." (37)

Ocurre entonces 10 inevitable.El gobierno del General Salazar

trata de restar valor a la victoriade Berrera en Aguadulce mien-

tras el gobierno reforzaba Pana~

má y Colón, y conseguía un bar~

co mayor que e! Padila.

Pero sobre todo, corriendoaterrorizado a solicitar oficial-mente al gobierno de los EstadosUnidos el desembarco de su in-fantería de marina para que man~tuviera libre e! tránsito de un mara otro y para que a Herrera no se

le fuera a ocurrir, de una vez portodas, acercarse a Colón o Pana-

má.

En David, otro factor aflora enlos ejércitos de JIerrera:

"Al iniciarse la guerra de losmil días el elemento paname-ño no tenía ninguna experien-cia en el ejercicio de las armas.Estas diferencias con el ejcrci-to veterano de Berrera y el

(37) Ibidem. p. 295

(38) CARLES Rubén D. Op. Cit. p. 79

48

neófito voluntario panamefio

se ponían de manifieslo másen la oficialidad que en la tro-pa pues los panameños no ha-b ían ganado su posición porméritos militares sino por su

capacidad de mando o adhe~sión a la causa liberaL. En este

plan de apreciación siempre

los centranos llevaban la pri-macía y las distinciones de lajefatura de la guerra lo que

motivaba un permanente gra-do de inconformidad de losque hacían méritos para mayo-res reconocimien tos sin lograralcanzarlos y por lo tanto se

consideraban desplazados por

los de afuera aun en su propioterruño." (38)

Las figuras se muestran en unejército ocioso y falto de metas.

"En ese momento culminantede su carrera militar Benjam ín

Herrera llegÓ a tener bajo su

mando entre e! Istmo y el Cau-ca algo más de 8,000 hombresy con razÓn se ha dicho que estal vez el ejército revoluciona-

rio más grande que caudillo al-guno tuvo en América Latina.Pero ¿de quc le servía aquellafuerza? Adelantarse hasta la lí-nea del ferrocarril o atacar lasciudades terminales estrellán-dose contra las defensas de!

gobierno reforzadas CCli "ma-rines" ya llamados por Marro-

quín era un suicidio. Reem-barcarse para e! Cauca era la

confesión de la inutilidad desu campaña Ístmica así hubie-ra resultado ésta. victoriosa.Organizar una expedición porel Atlántico donde el gobiernotenía dos barcos de guerra yla revolución ni siquiera trans-portes era un sueño de hadas.

Además hab Ía fricciones ensus fias. Su autoridad había si-do desconocida por varios ge-nerales y al Dr. Porras llegó

hasta a condenarlo teórica-mente a varios años de prisión.Por otra parte el Istmo estaba

totalmente arruinado. El man-tenimiento de aquel enormeejército ocioso era material-

mente imposible." (39)Los únicos caminos que se

ofrecían al caudilo victoriosoeran: permanecer en su sitio perosin oficio y con muy pocos recur-sos para mantenerse.

Capitular porque ya surcabalas aguas del Pacífico rumbo aPanamá el "Bogotá Herrera quesentía los dolores de la patria co-mo los de su partido se avino ala capitulación.

Ya Uribe Uribe hab Ía capitula-do en el Tratado de Nerlandia. Eljefe liberal no lo pensó más y el21 de noviembre de 1902 firmómediante los buenos oficios delalirante norteamericano Silas

Casey el histórico Tratado delWisconsin celebrado en este aco-razado norteamericano surto en

(39) LEMAITRE Op. Cit. p. 294

la bahía de Panamá con el cualterminó la última guerra civil enColombia.

El Istmo quedó postrado. Ter-minaba ya el 1902 y la situaciónera atroz.

"La Regeneración de RafaelNúñez destrozó de un mano.tón el Estado Federal Istmeño

y "rebajó al Istmo a la humi-

llante condición de territorionacionaL." El exacerbado cen-

tralismo de la Regeneraciónreavivó los sentimientos nacio-

nalistas de los panameños ypreparó las condiciones para

un alzamiento. La revoluciónliberal, de 1899-1902 fue en elIstmo, a más de un movimien-to político, una acción nacio-

nal contra el centralismo rege-

nerador. Es posible que la inne-gable preponderancia numéri-ca del liberalismo en Panamásea en parte expresión y pro-

ducto de la oposición del na-cionalismo panameño al cen-tralismo 'regenerador.' Prue-

ba de ello puede ser el he-cho de que en ninguna delas regiones colombianas logróla revolución liberal imponersetan ampliamente como en elterritorio del Istmo. Entre latoma de David, después delcombate de San Pablo y lapaz del Wisconsin la revolu-ción liberal dominó el Istmoy el gobierno conservador no

ejercía jurisdicción operante

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más allá de las afueras de laciudad de Panamá." (40)

El Tratado Herrán-Hay estaba

en la fase de la estructuración fi-naL. Se podía preveer lo que seríapara el Istmo su implementación.

Tras la firma de la paz del Wis-

consin, se palpó que la amnistía

a los jefes liberales se efectuabapara aquellos que eran colombia-nos. A los jefes y oficiales pana-meños se les persigue y exila, seaprehende a Lorenzo. Se aplastaal Istmo y se preparaba el caminoa su total sometimiento a Colom-bia, tras esto, el Tratado Herrán-Hay. La política norteamericanase transparentaba. Es por elloque la guerra de tres años trasun-ta los rasgos más generalcs de la

guerra de independencia. Los co-

merciantes estaban arruinados sinpoder restablecer sus negocios;los hacendados sin una sola respara recomenzar el procreo; aaquellos que pose ían fortuna se

les había exigido hasta el últimopeso en contribuciones de guerra;las familias que formaban los po-blados estaban ahítas de la in-quietud y sobresalto que produ-

cían los revolucionarios que cir-cundaban las poblaciones o lostoques de cornetas que impartíanórdenes a los soldados para ocu-par sus puestos en las trincheras,

Tras la firma del Tratado del,Wisconsin los jefes y oficialesdebían entregar armas. Victoria-

(40) DE LA ROSA Diógenes Op. Cit. p. 97(41) CARLES Rubén D. Op. Cit. p. 116

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no Lorenzo, a la sazón en San

Carlos no entendía las razones deello. Tras la paz firmada a bordodel Marietta había sido persegui-do y obligado a replegarse a lasmontañas, pero su ejército ibaarmado y tenía cómo defender-se. Ahora la paz del Wisconsin

debía semejarle algo parecido.No iba a someterse y dÚcilmentevolver a la vida de explotación

para él y su pueblo. Al ser reduci-

do por Hellera dijo: "Estoy pre-

so entregado por Herrera al Go-

bierno." Se sintió traicionado.Pensemos ahora, si el perdón

alcanzó a los jefes liberales, sien-do Lorenzo un hombre de Porrassi se vuelve a internar en las mon-tañas, con su ejército en armas, elpeligro de que volviera a llamar aPorras exilado en Costa Rica,como había hecho en años ante-riores, continuaba. ¿No resultabaLorenzo un peligro para las nego-ciaciones que ameritaba que Co-lombia eliminara, y a través de

ello desconyuntara el movimien-to guerrilero que podía volver a

alzarse si su 1 íder permanecía, yasí ase¡"'lraba el total aplasta-

miento de los liberales exilado s,sin una cabeza de puente quepermitiera otro levantamiento?

Al entregar Berrera a Victoriano

Lorenzo a Salazar y Vásquez Co-

bo dijo: "Pongo a la disposiciónde ustedes este oficial, pero bajola garant ía plena del Tratado."(41 )

"A lo cual respondió Salazar:

Ofrezco a usted solemnementeque mientras yo sea Go-bernador de Panamá, Loren-zo será jusgado estrictamente

de acuerdo con las cláusulas denuestro convenio de paz, que

es para mí ley de la Repúbli~

ca." Vásquez Cobo contestóde igual manera. (42)

A bordo del Bogotá permane-

ció Lorenzo hasta el 24 de di-ciembre. Se abrigaba el proyectotrazado de alejar al guerrilero delIstmo y retenerlo en el Cauca

como una garantía de tranquil-dad en el Departamento de Pana-má.

"Pero he aquí que por circuns-tancias que nadie ha podidoaveriguar el General Lorenzo,libre a bordo del "Bogotá" ba-jo la palabra de honor del Ge-neral Nicolás Perdomo, y poralgún torpe consejo o por algu-na trama siniestra prefirió es-caparse del buque y esconder~

se en la ciudad.

Aquello se consideró comouna fuga y la policía lo apre-hendió con suma facilidadhasta el punto de hacersesospechoso que alguno delos jefes del cuerpo fue elque le dio al fugitivo los me-

dios para escaparse y luego lle-narse de gloria capturándolo yen seguida le dieron curso a lossumarios iniciados para expli-

(42) Ibidem p. 122

(43) CARLES Rubén D. Op. Cit. p. 11 7

car su prision, como resulta-do de una investigaciÓn pordelitos comunes." (43)

Sin embargo, su juicio no si-guió dicho curso y fue sometidoa Consejo de Guerra verbal poralgunos crímenes cometidos porlas tropas bajo su mando, a pesarde estar en vigencia el Tratado dePaz y la amnistía.

y así, abandonado de todos,

fue condenado y fusilado en laplaza de armas del Cuartel deChiriquí el General Victoriano

Lorenzo.

Prejuicios y resabios brilaronmeridianamente en el fusilamien-to. Usado mientras fue útil yabandonado después. Es que pen-samos que quizás si Herrera hu-biera estado en lugar de Salazar y

Vásquez Coba la suerte del indiono hubiera sido muy diferente.Quizás no hubiera sido fusilado.,pero sí apartado del lado delblanco.

¿Que fue sanguinario? Sí. Pe-leaba al modo del indio. Losblancos en esa guerra también lofueron. Al modo como fue trata-do el indio por el blanco. Toda lahistoria del indio en América

brotaba del cañÓn de sus rifles yde los de su ejército. No puedeculpársele de ello ni tampoco sepuede culpar a su subalterno delos desmanes de guerra cometidosmientras Benjamín Herrera era elJefe Supremo. ¿Es que Herrera

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acaso los ignoraba? Era h'1erramientras vencían. Eran crímenes

al ser vencidos. Pero no fue He-rrera, Jefe máximo el que tuvoque pagar por lo que hizo sutropa a ciencia y paciencia de to-

do el Estado Mayor. Lorenzo fue

un General de División entre to-dos los que hab ía. Pero es que

era indio, y el único indio en to-ù'o el Estado Mayor. Ese era,pucs, a juicio del blanco vence-

dor y del blanco vencido el que

tenía que morir.

La guerra y sus consecuencias,

como etapa preindependentistaFlota en nosotros ya casi al fi-

nalizar el estudio de la contiendauna pregunta y una certidumbre:

Nos preguntamos, si el Trata-do de 1846 fijaba una realidadescueta que se manifestó tanpronto la invasión de Porras so-

bre David en 1899..."Tan pronto la invasiÚn de Po-rras avanzó sobre David losguardia~marinas del barco deguerra Pennsylvania desembar-caron en Pedregal para infor-marse de la suerte que hubie-ran corrido sus connacionales.

Caso curioso y sorprendente es

que en el transcurso de los su-cesos ocurridos en el avancc dePorras sobre Panamá no me-diara ninguna otra interven-ción de las fuerzas navales nor-teamericanas.

Regía el Vallarino-Bidlack de1846 entre Colombia y Esta-

(44) CARLES Rubén D, Op. Cit. p. 104

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dos Unidos, en el que Colom-bia por temor a Inglaterra su-girió e insistió a Estados Uni-dos que la nación norteña sehiciera garante de la neutra-

lidad del Istmo "con miras a

que en ningún tiempo exis-tiendo este tratado sea inte-rrumpido o embarazado el li-bre tránsito de uno a otro mar;y por consiguiente quedarían

garantizados los derechos de

soberanía y propiedad que laNueva Granada tiene y poseesobre este territorio. Estados

Unidos intervenía o no según

las apreciaciones de las auto-ridades navales." (44)

Es obvio que las intervencio-nes se sucedían conforme al inte-rés norteamericano más que alcolombiano. Prueba absoluta deello fue la intervenci(m de 1903.¿Era lo inteligente ignorar esta si-tuación? ¿Proceder acorde era fa-talismo y resignación? ¿Si luchar

contra la omnipotencia yanquiera suicidio la aceptación de latutela no habría concluido la his-toria del Istmo como Puerto Ri-co, convertido en colonia?

La presencia del poder de uncentro hegemónico persiste en ladeformación de nuestra naciona-lidad. A lo largo de los siglos he-

mos tenido a nuestra derecha aun demonio tutelar.

Pobres, pequeños, inermes, losyanquis nos han tratado de con-vertir en una sociedad a su ima-gen y semeJanza.

El peso formidabla de la rutaha moldeado nuestra personali-dad.

Nos han penetrado amplia-mente. Los historiadores al ser-vicio de la oligarquía extranje-

rizante nos han hecho creer quesomos cobardes, ignorantes, irres-ponsables. Nos tergiversan nues-tra historia para que veamos unpasado inconexo, carente de sig-nificado, sombreado por la ima-gen de uns independencia de"Mentira" hecha a la medida de

las necesidades yanquis. Pero...¿Por qué se luchaba de 1899 a1902? ¿Por qué se enzarzó ellst-mo en esta única y última ?;e-rra? ¿Qué significaba la doctrinaliberal para el ideal istmeño?

La doctrina liberal era el pen-samiento progresista de la épocaque propugnaba por la autono-mía federal o independencia conbase popular.

Este liberalismo expresa en iopolítico al ser social de la bur-

guesía comerciaL. Desdc estepunto de vista, conciencia libe-ral y conciencia nacional son

un todo indiviso.

Era en la que el pueblo veía

su posibilidad de reivindica-ciones. Se luchó en el Istmo en-

conadamente, perdió un cuartode su población de por sí magra,

en esta lucha contra poderes in-mensos.

Huido Porras, muerto Victo-riano, quedaron como dirigen-cia los representantes conserva-

dores que a su vez eran funcio-

narÎos del FerrocarriL. Amador,Arango, o individuos como Huer-tas que tras su actuación en eljuicio de Lorenzo era figura rele-vante.

Pesaba la amenaza de i".iterven-ción. Estaban negociando Marro-

quín, un "buan viejo" epítetoque arropa a un débil y miserable

anciano en la historia y Roos-

Ilvelt, el fatal oso, Teddy Roos-evelt al que no ha podido con-ceder, ni ante sus nacionales, un

atenuante a su conducta con Co-lombia y Panamá,

Cada debilidad de Marroquíny su gobierno era aprovechada

por Roosevelt exigiendo más y

más hasta llegar al ex-abrupto ju-rídico con el que hoy, a casi unsiglo, todavía luchamos.

Finalizada la guerra y liquida-do el ideal liberal para Estados

Unidos la situación se torna enextremo favorable para sus pro-pósitos. Como resultado de la fi-nalización de la guerra, el Istmointervenido, los sectores liberalesdesbandados, el Tratado Herrán-

Hay rechazado por el Senado Co-lombiano la situación no pod.ía

presentarse mejor. Los elementosrepresentativos del Istmo sab ían

y sentían la necesidad de la inde-pendencia y la concertación de

un Tratado con Estados Unidos.

Panamá necesitaba el'canal. '.:así inexorablemente marchamosal encuentro de nuestro destino

marcado por el determinismogeográfico.

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¿y por qué? Porque la guerrade los mil días canceló la posibi-lidad contraria. liquidó al anheloreformista que subyacía a losideales liberalcs y al predominiode uno u otro caudilo.

Los líderes que no murieronmarcharon al exilio, Como anota-mos previamente, al resquebraja-'miento de la economía se aunó ladepresiÓn total de los espíritus.

Ante la derrota, con el corazón

estrujado, hubo que abandonar elcampo a conservadores acomoda-ticios que apresuradamente pac-taron la independencia, y de la

misma forma aprobaron el Trata-do Buneau-Varrila-Hay para elCanal Interoceánico que aúnarrastramos como cuerpo extra-ño en la geografía de nuestro

Istmo.

CONCLUSIONES:

La primera etapa de la Guerra

de los Mil Días fue perdida por

los liberales fundamentalmente

por la rivalidad existente entre

colombianos y panameños.

La segunda etapa se vio obs-taculizada por el cambio operadoen las circunstancias históricas dela negociación que se tramitabapara la construcción del canal en-tre Estados Unidos y Colombia

que impidió el acceso a la capitalde las tropas liberales a través de

la intervención de los marines enla zona de tránsito.

La paz del Wisconsin otorgó

amnistía a los generales colom-

bianos pero persiguió y exiló a

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los panameños y fusiló a Lorenzoliquidando así la dirigencia libe-ral y descoyuntando el movi-miento.

Las causas de la guerra de losmil días fueron:

La decapitación de la autono-mía federal y el propósito del go-bierno central de negociar al Ist-mo con Estados Unidos en untratado que fuera para su único

beneficio. Esta guerra fue en ver-

dad nuestra guerra de indepen-

dencia.

Como consecuencia del resul-tado de esta i"ruerra surge nuestraindependencia, mediatizada, pro-tegida, intervenida. No es acepta-

ble, tras el estudio realizado, la

versión caduca, simplista y tea,i--versada de que nuestra indepen-dencia fue debida al rechazo delTratado Herrán-Hay por el sena-do colombiano y que en virtudde ese rechazo, alewe e irrespon-sablemente coadyuvamos a crearuna independencia de mentira yuna república de opereta comomedio para la consecución de untratado que hiciera el Canal In-teroceánico, y a través de él, rei-vindicaciones económicas.

Nuestra historia es mucho másrica en aconteceres y severa en

consecuencias. Debemos esfor-zarnos en hacerla conocer en for-ma debida para que, a través deese conocimiento observemos eldebido respeto al esfuerzo y li-mitaciones que experimentaron

nuestros antepasados en una lu-cha de trágica desigualdad de

fuerzas. Solo así podremos en-frentar con serenidad y adecuadapreparación el reto que nos pre-

scnta el futuro inmediato al ini-ciarse la implementaciÓn de lostratados Torrijos-Cartcr.

IV BIBLlOGRAFlA:

AL V ARADO Pablo j. Recuerdo de la Guerr de los Mil Días. Impresora Panamá. Panamá1967.48 pgs.

ARCHIVOS NACIONALES. Proceso, Sentencia y Ejecución de Victoriano Lorenzo. Fer-gunson. Panamá 1973. 65 pgs.

AROSEMENA Juan Q. La Guerr de los Mil Días. Imprenta Bárcenas, S,A. Panamá 1964.65 pgs.

CARLES Rubén D. Victoriano Lorenzo. El guerrero de la Tierra de los Cholos. 2da. Edi-ción. Edilto. Panamá 1966. 141 pgs.

DE LA ROSA Diógenes. Ensayos Varos. Editora Istmaña. Panamá 151 pgs.

DE LA ROSA Domino S. Recuerdos de la Guerra. Imprenta del Departamento. Bananqui-Ha 1940. 174 pgs.

DU V AL Miles. Cadiz a Catay. Editorial Universitaria 1973. 680 pgs,

LATORRE Benjamín. Recuerdos de Campaña. Editorial San Juan. Eudes. Colombia 1938.231 pgs.

LEMAITRE Eduardo. Panamá y sU separación de Colombia. Banco Popular. Bogotá 1972,2da. Edición. ltalgraf, S.A. 724 pgs.

PORRAS Belisaio. Memoris de la Campa del Istmo. Tomo 1. Imprenta Nacional. Pa.nará 1922. 380 pgs.

SOLER Ricaurte. Formas ideológicas de la Nación Panameña. Editorial Universitaria Centro-americana. 4ta. Edición Costa Rica, 1972 147 pgs.

SOSA Julio B. José Agstín Arango. Su vid y su obra. Fergunson y Fergunson. Panamá1948. 156 pgs.

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