viento sur, nº 112, octubre 2010

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    w w w . v i e n t o s u r . i n f o

    SUR

    N 1 1 2 A O X V I I I 8 E O C T U B R E 2 0 1 0

    En el corazn de la crisis: anlisis y alternativas.

    Daniel Albarracn, Nacho lvarez, Manuel Gar, Bibiana Medialdea(edit.) zlem Onaran, Michel Husson, Eduardo Gutirrez, CamiloEspino, Llus Rodrguez, Endika Alabort, Luis Buenda, Salvador

    Comendador, Jos Antonio Garca Rubio, Elena Idoate Ibez Walter Benjamin, crtico de la civilizacin.Michael

    Lowy Extrema derecha. Estavez ha sido en Suecia. MiguelUrbn Crespo Estambul. VI Foro

    Social Europeo. El Foro tocafondo. Josu Egireun Empresastransnacionales en Amrica

    LatinaHacia un nuevo modelo

    de desarrollo? Juan Hernndez Zubizarreta, Pedro RamiroVenezuela. El laboratorio del socialismo del siglo

    XXI sigue buscando la frmula adecuada. SbastienBrulez, Fernando Esteban29-S. El retorno de la cuestinsocial (II).Miguel Romero In memoriam. WilebaldoSolano (1916-2010). Pepe Gutirrez-lvarez y Jaime Pastor

    VIENTO

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    SOM E RIGHTS RESERVED Esta obra se puede copiar, distribuir, comunicar pblicamente o hacer

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    Nmero 112 / octubre 2010 / 8 e

    VIENTOSUR Nmero 112/Octubre 2010 1

    1

    el desordenglobal

    2miradasvoces

    3pluralplural

    4plural2plural2

    5vocesmiradas

    6aquy ahora

    7nuestragente

    subrayados

    subrayados

    Extrema derechaEsta vez ha sido en Suecia. Miguel Urbn Crespo 5Estambul. VI Foro Social EuropeoEl Foro toca fondo. Josu Egireun 11Empresas transnacionales en Amrica LatinaHacia un nuevo modelo de desarrollo?Juan Hernndez Zubizarreta y Pedro Ramiro15VenezuelaEl laboratorio del socialismo del siglo XXI sigue buscando la frmula adecuada (I).

    Sbastien Brulez, Fernando Esteban 23

    Pasajes. Antonio Crespo Massieu y Miguel Romero Baeza. Carmen Ochoa 33

    En el corazn de la crisis: anlisis y alternativas

    De la regresin salarial a la crisis Europea. zlem Onaran 41Unin Europea. Qu respuestas progresistas?. Michel Husson 47Prospectiva de la crisis: la salida diseada por las lites occidentales.

    Eduardo Gutirrez 52Pistas para impulsar prcticas sindicales alternativas. Camilo Espino 59Del anarcosindicalismo a la autogestin: propuestas ante la crisis en clave revolucionaria.

    Llus Rodrguez, Endika Alabort, Luis Buenda y Salvador Comendador 65Salir de la crisis de la mano de los trabajadores.Jos Antonio Garca Rubio 71Salidas a la crisis?.Elena Idoate Ibez 77La izquierda anticapitalista ante la crisis: por una estrategia de transformacin social.

    Comisin de economistas de Izquierda Anticapitalista 81

    Walter Benjamin (1892-1940)Walter Benjamin crtico de la civilizacin. Michael Lowy 89

    Con el paso cambiado. Bernardo Santos (Vinuesa, Soria, 1962)Antonio Crespo Massieu 10 1

    29-S. El retorno de la cuestin social (II). Miguel Romero 107

    Wilebaldo Solano (1916-2010)Un homenaje personal. Pepe Gutirrez-lvarez 113Wilebaldo Solano. Una vida dedicada al POUM y a cambiar el mundo de base.

    Jaime Pastor 120

    Fin de ciclo. Financiacin, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga delcapitalismo hispano (1959-2010). Isidro Lpez y Emmanuel Rodrguez (Observatorio

    Metropolitano). Jaime Pastor 123Luces en el laberinto. Autobiografa intelectual. Jos Manuel Naredo.Javier Morales Ortiz 124Somos lo que comemos. Peter Singer y Jim Mason. Antonio Ferrer Mrquez 125El orden de El capital. Por qu seguir leyendo a Marx. Carlos Fernndez Liria y Luis Alegre

    Zahonero.Daniel Iraberri Prez126The Wire. 10 dosis de la mejor serie de televisin. David Simon et alt.Miguel Romero 127

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    AsturiesConceyu AbiertuLa Gascona, 12 baxu A33001 Uviu

    Tienda de ComerciuXustu"L'Arcu la Vieya"El Postigu Altu 14, baxu33009 Uviu

    BarcelonaXarxa de ConsumSolidari Ciutat VellaPI. Sant Agust Vell n1508003 Barcelona

    La Central del RavalElisabets n6. 08001

    Barcelona.Llibreria DocumentaCardenal Casaas n408002 Barcelona

    LaiePau Clans 8508010 Barcelona

    Espai IcariaArc de Sant Cristfol,11-2308003 Barcelona

    La CentralMallorca, 237080038 Barcelona

    BilbaoLibreria CmaraEuskalduna, 648008 Bilbao

    CantabriaLa Libre (librera alter-nativa)Cisneros, 1739001 Santander

    CrdobaEspacio Social yCulturalAl BordeConde de Crdenas, 314003 Cordoba

    GranadaLibreras PicassoObispo Hurtado, 518002 Granada

    Las Palmasde Gran CanariaAsociacin Canaria deEconoma AlternativaCaf dEspacioCebrin, 5435003 Las Palmas de GranCanaria

    MadridLibrera FuentetajaSan Bernardo n 4828015 Madrid

    Librera AntonoMachadoFernando VI n 17

    28004-MadridLibrera Rafael AlbertiTutor n 5728008 Madrid

    La Libre

    Argumosa n 3928012 MadridLibrera Facultad deCiencas Poltcas ySociologaUniversidad ComplutenseCampus de Somosaguas

    Traficantes de sueosEmbajadores n 3528012 Madrid

    KioskoSan Milln / PlazaCascorro28012 Madrid

    Mlaga

    Libreria ProteoPta Buenaventura n 329008 Mlaga

    Pamplona-IrueaZabaldi (CasaSolidardad)Navarreria, 23, bajo31001 Iruea

    La Hormiga AtmikaLiburuakCuria 2, bajo31.001 Iruea-Pamplona

    SevillaAteneo Tierray Libertad

    Miguel Cid, 45Sevilla

    ValenciaLlibrera tres i quatreOctubre Centre de CulturaContemporniaSan Ferrn, 1246001 Valencia

    ValladolidLibrera SandovalPlazuela del Salvador, 647002 Valladolid

    Vitoria-GasteizESKBeethoven, 10, bajo01012 Vitoria/Gasteiz

    ZaragozaBar Barro SurSan Jorge, 2950001 Zaragoza

    Papelera GerminalSepulcro, 2150001 Zaragoza

    Librera AntgonaPedro Cerbuna, 2550009 Zaragoza

    Librera ClamoPlaza San Francisco, 450009 Zaragoza

    Koskos- Plaza San Francisco50009 Zaragoza- c/ San Juan de la Cruz, 3

    50009 Zaragoza

    Consejo AsesorLuis Alegre ZahoneroNacho varez-PeraltaIaki BrcenaMart Caussaigo ErrejnSandra EzquerraRamn Fernndez DurnJos GalanteJoana Garca GrenznerPepe Gutirrez-lvarezPedro Ibarra

    Petxo IdoyagaGloria MarnLadislao MartnezBibiana MedialdeaJusta MonteroDaniel PereyraEnric PratBegoa Zabala

    RedaccinJosep Mara AntentasAndreu CoIlAntonio CrespoJosu EgireunManolo GarRoberto MontoyaAlberto NadalCarmen OchoaJaime PastorCarlos SevillaPilar Soto

    Miguel Urbn CrespoEsther Vivas

    EditorMiguel Romero

    Diseo originalJerme Oudin & Susanna Shannon

    MaquetaFernando de Miguel & Judit GonzlezTRAZAS S.L. [email protected]

    RedaccinC./ Limn, 20 Bajo ext-dcha.28015 Madrid. Tel. y Fax: 91559 00 91

    Administracin y suscripcionesJosu Egireun. Tel.: 630 546 782

    ImprimeVaroprinter.C/ Artesana 17. Pol. Ind. de Coslada.28823 Coslada (Madrid).

    DL: B-7852-92 ISSN: 1133-5637

    2 VIENTOSUR Nmero 112/Octubre 2010

    Puntos de difusin de VIENTOSUR

    Propuesta grfica a partir de fotografas de Antonio Crespo Ma ssieuy Miguel Romero Baeza

    www.vientosur.info

    vient osur@vient osur.infoVIENTOSUR

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    ste es el n 112 de nuestra revista y 112 es el telfono de lasemergencias. As que viene como un guante el tema del Plural: las alter-nativas a la crisis econmica capitalista. La Comisin de Economistas deIzquierda Anticapitalista lo ha preparado a conciencia y con criterios parti-cularmente plurales: buena parte de las corrientes de la izquierda social y pol-tica han planteado sus enfoques y propuestas. Un punto de partida para la tareaardua y arriesgada que tenemos por delante: est claro que el desafo no esten formular objetivos anticapitalistas, sino en vincular las resistencias actua-les, desde el nivel real en que se encuentran, con esos objetivos.

    Hace 70 aos muri Walter Benjamin. Muri no es la palabra; fueuno de los asesinatos en exilio o camino de l, de los que son responsables losexiliadores. Por una coincidencia dramtica, Benjamin fue as asesinado enel mismo territorio en el que miles de vencidos de la guerra civil espaola,sufrieron un xodo, bajo el acoso brbaro de la aviacin franquista, cuyas im-genes siguen produciendo, an hoy en da, una emocin y una congoja que sete mete dentro y all queda. Quizs por eso, cuando se leen en castellano lasideas de Benjamin sobre los vencidos, vemos las filas agotadas y desespe-ranzadas de nuestra gente derrotada, con los fardos de sus pobres pertenenciasrecogidas apresuradamente, para despus tener que abandonarlas en la cune-tas, luchando por sobrevivir, sin imaginar siquiera lo dursima que ser la vidaque les aguarda a quienes consigan pasar la frontera.

    La obra de Benjamin es inagotable, controvertida, sobre todo cuando se buscasu sentido poltico, muy potente, pero construida a chispazos, buscando en elanlisis del pequeo momento singular el cristal del acontecimiento total, comoescriba Daniel Bensaid en el libro que le dedic y que espera an su versin encastellano (Walter Benjamin. Sentinelle messianique). El texto que publicamos deMichael Lowy, que tiene entre otros mritos, haber sido el descubridor y pri-mer gua de Walter Benjamin para muchos marxistas, sistematiza la crtica cul-

    tural y la poltica de Benjamin desde el punto de vista de su vinculacin herticacon la religin y el romanticismo.En esta ocasin las fotos deMiradas, y las que ilustran portada y contraporta-

    da, estn dedicadas a Benjamin, y particularmente a su sereno y extraamenteesperanzador memorial, a las puertas del cementerio de Port Bou.

    Uno tras otro, en cada proceso electoral europeo hay un datoque se repite : crece, y crece mucho, la extrema derecha, que ya puede per-mitirse formar parte de pactos de gobierno. Lo peor de las amenazas es habi-tuarse a convivir con ellas, sobre la base de banalizarlas, de considerar que

    finalmente no nos afectarn o lo harn slo marginalmente. Pero la extremaderecha est ampliando su propio terreno e infectando los prximos, tanto en

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    alvuelo

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    las instituciones polticas, como en la base de la sociedad. Veremos a verqu ocurre en las elecciones catalanas [para quienes no conozcan a ese perso-naje siniestro que es Josep Anglada es interesante que vean http://www.youtu-be.com/watch?v=HJx2eEVUYig ]. Miguel Urbn que tiene ya una larga tra-yectoria en el anlisis de la extrema derecha y la accin militante contra ella,escribe sobre los resultados de las elecciones suecas. Pero en este aspecto,Suecia est ah al lado.

    Qu est pasando en los Foros Sociales Mundiales? La crisis no esnueva, pero la dinmica del proceso es cada da ms inquietante. Josu Egireunanaliza con preocupacin el Foro Social de Estambul e informa de las iniciativasen marcha para revertir cuanto antes una situacin que est comprometiendo elfuturo de un instrumento, con muchas debilidades, pero sin recambio.

    Debemos a Juan Hernndez Zubizarreta y Pedro Ramiro el seguimientominucioso, global y crtico de los desmanes de las multinacionales, especialmen-te de las multinacionales espaolas en Amrica Latina. En esta ocasin se enfren-tan a un tema complejo: las relaciones con gobiernos progresistas latinoameri-canos y el modelo de desarrollo que est subyacente en los acuerdos multina-cionales-gobiernos en especial en las polticas energticas. Los conflictos entre laspropuestas de buen vivir como horizonte de la economa y de la vida social yeste modelo de desarrollo abre debates importantes y oportunos.

    Los resultados de las elecciones venezolanas han supuesto un revs para elgobierno Chaves [en nuestra web pueden encontrarse textos sobre estos resultados:

    www.vientosur.info/articulosweb/noticia/index.php?x=3130, www.aporrea.org/actualidad/n166426.html ] que ha desencadenado especulaciones diversas sobreuna crisis en el proceso bolivariano, que corresponde ms a los deseos de lasprie-tas filas antichavistas que a la realidad. Pensamos que la mejor manera de hacerfrente a estos operativos meditico-polticos es por medio de anlisis crticos rigu-rosos de la situacin venezolana. Ese es el sentido del artculo de Sbastien Brulezy Fernando Esteban, un texto muy extenso que, haciendo una excepcin de nues-tras normas, publicamos en tres partes, dos en la revista impresa, y la tercera en laweb www.vientosur.info/articulosweb/noticia/index.php?x=3128

    Y rendimos homenaje a la respetada y querida memoria deWilebaldo Solano, un militante indomable, en unos tiempos en los que tan-tos han sido y son domados. Pepe Gutirrez-lvarez y Jaime Pastor escri-ben sobre su amigo y camarada.

    M.R.

    Post-data:Dice Olivier Besancenot que lo que necesitamos es un Mayo 68 con loscolores del siglo XXI [www.vientosur.info/articulosweb/ noticia/?x=3167]. La pri-

    mera impresin es que Olivier se ha pasado unos cuantos pueblos, empujado por elentusiasmo del reguero de huelgas en Francia (quien lo pillara!). Pero pensndolomejor, y si llevara razn?

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    Una vez ms, la extrema derecha ha irrumpido en un nuevo parlamento, estavez ha sido en Suecia. El partido Demcratas de Suecia, con 5,7% de los votosy 20 diputados, ha logrado por primera vez representacin en el parlamento ypuede convertirse en un apoyo decisivo para que los conservadores reeditengobierno. Todo ello en un pas que hasta no hace mucho era el paraso de lasocialdemocracia europea y del Estado providencia. Mas all de ser unaexcepcin, el partido Demcratas de Suecia, confirma una tendencia en ascen-so, la aceptacin de las ideas de extrema derecha y los discursos anti-inmigra-cin por gran parte de la ciudadana europea, que ante la crisis econmica bus-

    can refugio en un repliegue identitario de carcter xenfobo y populista auto-ritario.

    A la vista de los resultados electorales de los ltimos aos, parece que la dere-cha avanza con paso firme en toda Europa, ms por la debacle de los partidossocial-liberales que por desarrollo propio. En plena crisis econmica, gran partede los partidos socialistas en el gobierno han sido apartados a favor de opcio-nes ms conservadoras y, cuando se encontraban en la oposicin, no han con-seguido alcanzar la mayora parlamentaria necesaria para poder gobernar, comoha sido el caso de Suecia, en donde por primera vez en la historia el Partido

    Conservador puede reeditar gobierno. Pero paradjicamente, mientras los par-tidos conservadores pierden paulatinamente competencia por su izquierda, lesaparece por su derecha, una derecha radical que est emergiendo en algunospases y consolidndose en otros al calor de la crisis econmica.

    En los comicios europeos del 2009, el Partido Popular Europeo agrand suventaja frente a los social-liberales pero, una vez ms, la sorpresa la volvi adar la heterognea extrema derecha que consigui 37 eurodiputados, con unporcentaje de votos superior al diez por ciento en siete Estados miembros(Pases Bajos, Blgica, Dinamarca, Hungra, Austria, Bulgaria e Italia) y entreun diez y un cinco por ciento en otros seis Estados (Finlandia, Rumana, Grecia,Francia, Reino Unido y Eslovaquia).

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    Esta vez ha sido en SueciaExtrema derecha

    Miguel Urbn Crespo

    1eldesordenglobal

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    Desde las elecciones al parlamento europeo hasta estas ltimas celebradas enSuecia, la derecha radical no ha dejado de crecer. El Movimiento para unaHungra Mejor (Jobbik) fundado en 2003, que en el 2006 apenas alcanz el2,2% de los votos, obtuvo el 16,4% en las ultimas elecciones legislativas,pasando de ser una fuerza insignificante en la vida poltica hngara a uno de losprincipales partidos del arco parlamentario, con un discurso filo-fascista adere-zado con una organizacin seudo-paramilitar, la Guardia Hngara, reminiscen-cia del fascismo de entreguerras hngaro. En las elecciones regionales france-sas, el partido ultraderechista de Le Pen consigui el 12% de los votos recupe-rndose de diversas escisiones y de los malos resultados de las legislativas del2007, en donde cosech uno de sus peores resultados en las dos ltimas dca-das con el 4,29. En las elecciones generales belgas, el partido Inters Flamenco(Vlaams Belang), a pesar de competir con una alianza del centro derecha,

    Nueva Alianza Flamenca, consigui el 7,76% en las elecciones ge-nerales bel-gas, presentando candidaturas slo en la parte flamenca de Blgica.

    En Dinamarca, el Partido del Pueblo Dans, famoso por su islamofobia y dis-curso anti-inmigracin, que les ha llevado a publicar polmicas caricaturas deMahoma y a propiciar una de las leyes de asilo e inmigracin ms severas delcontinente, investigada incluso por la Comisin Europea, consigui el 13,8%de los votos en las ltimas elecciones. El Partido de la Libertad de Austria(FPO) obtuvo una gran victoria en las elecciones presidenciales al pasar a lasegunda vuelta, enfrentndose con el Partido Popular de Austria, obteniendo el

    16% de los votos. Mientras que la Liga Norte, socio de gobierno de SilvioBerlusconi, consigui por primera vez ser el partido ms votado del norte deItalia, en las ultimas elecciones regionales y municipales.

    Pero quizs, la ascensin ms meterica de la derecha radical europea, loconstituya el Partido por la Libertad (PVV), que ha conseguido erigirse en latercera fuerza holandesa con el 17% de los votos, convirtindose en partidobisagra en unas negociaciones para formar gobierno que todava no han finali-zado, y en donde las ultimas encuestas sugieren que hoy podra ser la primerafuerza poltica del pas. El PVV, fue fundado fundado en 2006 tras la salida en

    2004 de su principal dirigente, Geert Wilders, del Partido Popular por laLibertad y la Democracia debido a su desacuerdo con la entrada de Turqua enla Unin Europea. Heredero del meterico ascenso de Pin Fortuny, recoge undiscurso profundamente racista, xenfobo y anti-islmico, resumido en una desus principales consignas electorales: Paremos la islamizacin. Defendamosnuestras libertades.

    La agitacin populista mezcla de xenofobia, inseguridad ciudadana e islamo-fobia est siendo uno de los principales reclamos electorales por parte de lamayora de los partidos de la ultraderecha europea, con especial xito enBlgica, Holanda y los pases nrdicos. De hecho, la mezcla de un discursopopulista autoritario, xenfobo y islamofbico, exaltado con tintes provocati-

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    1/Un conde, miembro de varios consejeros de administracin y dirigente de un instituto de investigaciones liga-do a la Confederacin de Empresarios de Suecia (SAF).2/http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleImpreso/152064

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    vos, ha tenido mucho que ver en el xito de partido Demcratas de Suecia (DS)a la hora de capitalizar un voto de protesta y conseguir entrar en el parlamento.En este sentido, la principal arma electoral de DS fue un anuncio televisivo queacab siendo censurado, en el que se vea a un grupo de mujeres musulmanasataviadas con un burka adelantar a un anciano con muletas para aduearse desu pensin.

    La irrupcin del DS en el Riksdagen tiene sus antecedentes en el efmero par-tido Nueva Democracia (ND), que en 1990 consigui el 6,7% de los votos conun mensaje antipoltico al estilo del qualinquismo italiano de la posguerra y unacampaa estridente, que recorri el pas con una especie de circo con el candi-dato del partido, Ian Wchtmeister /1, vestido de clown, realizando una stiracrtica de la clase poltica. A partir de este primer xito electoral, ND no pudomantener su representacin en las elecciones legislativas de 1994, cuando cen-

    tr su mensaje electoral en el rechazo a la inmigracin, obteniendo 1,2% de losvotos quedando fuera del parlamento y fracturado por las pugnas internas.

    El relevo en el discurso anti-imigracin fue recogido por el Partido PopularLiberal, que puso el nfasis, no tanto en la restriccin de la inmigracin o laspolticas de asilo, sino en la integracin de la poblacin migrante segn losparmetros culturales suecos, el recorte de las prestaciones sociales para losinmigrantes y la vinculacin del permiso de residencia con la obtencin de uncontrato laboral. Este mensaje les permiti obtener un importante rdito electo-ral, pasando del 4,75 de los votos en 1998 a un 13,39 en el 2002, formando

    parte de la Alianza por Suecia, que alcanz la mayora en las elecciones del2006 y que ha revalidado ahora en el 2010.

    Demcratas de Suecia se fund en 1988 a partir de una escisin de un movi-miento supremacista de nombre Conservemos Suecia Sueca (Bevara SverigeSvenskt o BSS), una organizacin anti-inmigrantes que se inspiraba en el pro-yecto del Frente Nacional Britnico. A pesar de que la gran mayora de sus fun-dadores eran activistas de diversas organizaciones de corte neo-nazi comoNuevo Movimiento Sueco (NSR) o Frente Nacional-Socialista (SNF), el BSSintent actualizar su discurso sobre la inmigracin hacia una orientacin de

    nfasis en las diferencias culturales ms que en connotaciones puramenteracistas/2.Las tensiones internas dentro del BSS condujeron a diversas escisiones: un

    sector que se reclamaba abiertamente neofascista o neonazi form ResistenciaBlanca Aria (VAM) inspirndose en el terrorismo ultraderechista norteamerica-no, llegando, incluso, a efectuar asaltos bancarios y el atraco a una estacin depolica en Estocolmo; el otro gran sector fue el considerado por sus detractorescomo los neonazis de traje y corbata, que se inspiraron en el Frente Nacional

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    3/http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleImpreso/1520644/http://www.publico.es/internacional/337673/extrema/derecha/siembra/incertidumbre/suecia

    8 VIENTOSUR Nmero 112/Octubre 2010

    de Jean Marie Le Pen que por aquellosaos comenzaba a tener sus primeros xi-tos electorales formando un partido,Demcratas de Suecia, que pretenda alcan-zar representacin institucional, huyendo dela imagen del neofascismo clsico de cabe-zas rapadas y violencia callejera, para prac-ticar un discurso xenfobo asimilable a lanueva ultraderecha emergente.

    A pesar de este intento de lavado de cara,los primeros aos de DS estuvieron marca-dos por su estela neofascista, ganada apulso con un intenso activismo callejero,

    que fue puesto de manifiesto por un estudiode Stieg Larsson y Mikael Ekman quepublicaron en el 2001 para la FundacinExpo, sobre los registros criminales de loslderes del DS, durante un periodo queabarca sus primeros diez aos de vida comopartido (1988 a 1998).

    El resultado de la investigacin mostr que el DS era, de lejos, la organiza-cin poltica de Suecia ms inclinada a la criminalidad. Una compilacin de las

    sentencias de las cortes de justicia arroj que los miembros dirigentes del DSfueron sentenciados por una multitud de delitos, de un total de 311 candidatoselectorales del DS, no menos de 72 (23,2%) recibieron sentencias. En conjun-to, fueron declarados culpables por entre 250 a 500 crmenes individuales. Deun total de 84 miembros de la direccin del DS, 17 individuos (20,2%) habansido sentenciados por lo menos en 40 ocasiones (...)/3.

    A partir de este momento, 1998, diez aos despus de su fundacin, margina-do polticamente, empieza, en su feudo en el sur conservador y rural deSuecia donde mantena algunos concejales, de la mano del liderazgo del joven

    Jimmie Akesson, una profunda reestructuracin del partido, basada en un dis-tanciamiento de sus races neonazis, que pas por la expulsin de muchos delos militantes de su ala ms radical, y por una homologacin discursiva con laderecha radical de sus pases vecinos, fundamentalmente Dinamarca yNoruega. Desde este momento, el eje del discurso ha sido la utilizacin popu-lista de la amenaza islmica, que tantos rditos le ha proporcionada a sus hom-logos del Partido del Pueblo Dans, llegando a afirmar que el Islam es la peoramenaza para Suecia desde la Segunda Guerra Mundial o que los musulma-nes son la mayor amenaza para nuestro pas en la actualidad/4.

    La agitacin populista,mezcla de xenofobia,inseguridad ciudadana

    e islamofobia estsiendo uno de losprincipales reclamoselectorales por partede la mayora de lospartidos de laultraderecha europea,con especial xito en

    Blgica, Holanda y lospases nrdicos

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    5/http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20100918/54005069609/la-ultraderecha-tienta-a-suecia-par-lamento-segunda-guerra-mundial-fredrik-reinfeldt-partido-liberal-.html6/http://www.presseurop.eu/es/content/article/253761-la-receta-danesa-gobernar-sin-exponerse

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    La profesora de historia de las ideas de la Universidad de de Sdertrn, UllaEkstrm von Essen, que sigue al partido desde sus orgenes, afirma que la DSha sufrido una transformacin muy rpida. Han entendido que tenan quedepurar el antisemitismo, dejar de hablar de razas (...) Pero conservan elmismo patrn de pensamiento. Slo que donde antes decan judo ahora dicenmusulmn. Donde antes decan raza ahora cultura, religin, civilizacin.

    Debajo hay la misma conviccin: una sociedad slo funciona si es homog-nea/5.

    De esta forma, la DS han centrado su campaa en la agitacin de la islamo-fobia y la relacin de la inmigracin con el aumento de la delincuencia y losproblemas econmicos, en un pas que ha destacado por sus polticas de asiloe inmigracin, y en donde el 18% de la poblacin es de origen extranjero,segn datos de la Oficina de Estadsticas sueca.

    La entrada de la ultraderecha en el parlamento sueco, no slo ha roto laexcepcin sueca, que se mantena ajena al auge de la derecha radical en lospases vecinos, sino que tambin puede tener como consecuencia su entrada enel gobierno, ya que la Alianza por Suecia no tiene suficientes apoyos paragobernar en solitario. En caso de producirse, no sera un fenmeno nuevo yaque, desde que en el ao 2000 Jrg Haider sorprendiera al entrar en el gobier-no de Austria, otros pases han asistido a la incursin de la extrema derecha enlos centros de poder.

    El ejemplo dans, puede ser el camino a seguir en Suecia, en donde el

    Partido del Pueblo Dans (PPD) form parte en el 2001 de una extraa coali-cin, en la que el Partido Conservador y el Partido Liberal formaron un gobier-no en minora y pactaron el apoyo del PPD en el parlamento. Esta formulapuede que no est muy lejana de la que al final pueda adoptar la Alianza porSuecia en el caso de que no consiga el apoyo de los verdes. El resultado enDinamarca no ha podido ser ms beneficioso para la derecha radical, gobernarsin exponerse no carga con el peso poltico de la gestin, mientras condicionapolticas y rentabiliza los resultados de una de las leyes de extranjera y asiloms severas de Europa. De esta forma, no slo ha conseguido convertirse en

    la tercera fuerza poltica del pas, sino tambin, como afirma el comentaristapoltico Peter Mogensen, en la mquina poltica mejor engrasada deDinamarca/6.

    Los ejemplos de la entrada de la derecha radical en gobiernos europeos noacaban en Austria y Dinamarca, tambin podemos recordar las experiencias dela lista de Pin Fortuny en Holanda, la Liga Norte en Italia, que sostiene alGobierno de Silvio Berlusconi, y la Liga de las Familias Polacas, que formparte del gobierno del 2005 al 2007.

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    7/www.lavozdegalicia.es/mundo/2010/09/21/0003_8737682.htm

    Miguel Urbn Crespo es militante de Izquierda Anticapitalista. Forma parte de la Redaccin deVIENTO SUR.

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    De momento, no sabemos si la derecha radical entrar en el gobierno sueco,apoyar desde el parlamento a la Alianza por Suecia al estilo dans, o simple-mente ser apartada intentando rodearla con un cordn sanitario al estilo belgacon el partido Inters Flamenco en la ciudad de Amberes. Desde luego, paselo que pase finalmente, lo que confirma la entrada del partido Demcratas deSuecia en el parlamento, por primera vez en la historia, es un avance peligro-so de la derecha radical en Europa, que ms all de su representacin institu-cional o participacin en gobiernos, ha mostrado su capacidad de marcar agen-da y permear las decisiones y prioridades de los partidos con representacinparlamentaria. Incluso en aquellos pases en donde ni tan siquiera tienen repre-sentacin o son opciones polticas marginales, como es el caso del Estadoespaol, convirtiendo a los partidos polticos mayoritarios en instrumentosindirectos de su programa de accin, como revela lo que ocurre en Francia con

    la deportacin de gitanos/7 o la polmica y la accin legislativa en torno alburka en Catalua.

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    El Foro toca fondo

    Estambul. VI Foro Social Europeo

    Josu Egireun

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    A pesar de la gravedad de la crisis econmica, de los ataques de la patronal,los gobiernos y las instituciones internacionales, de las importantes moviliza-ciones que hemos conocido estos dos ltimos aos (Grecia, Italia, Francia)y del xito de iniciativas como la contra-cumbre de Copenhague sobre el cam-bio climtico celebrada hace medio ao, en el Foro Social Europeo (FSE) deEstambul la participacin fue su punto ms dbil: no super las 5.000 perso-nas. Las causas hay que buscarlas tanto en las dificultades de los movimientossociales europeos para poner en pie iniciativas frente a la ofensiva capitalista,como en la crisis de un modelo de Foro atrapado en sus contradicciones inter-nas, incapaz de desarrollar iniciativas de movilizacin contra la Europa delcapital, y, a otro nivel, incapazde ser un espacio atractivo para movimientosque se involucran en foros sociales locales como el de Madrid o Barcelona.

    Su expresin ms acabada se dio en el V FSE celebrado en Malm (septiem-bre 2008). A pesar de que la crisis estaba ms que anunciada y asistamos a unaofensiva del capital en toda regla, la propuesta de construir una movilizacineuropea qued totalmente diluida en aras de un consenso paralizante o... de la

    imposibilidad de llegar a un consenso para impulsar iniciativas contra la crisis.

    El Foro de Estambul, a falta de una respuesta coordinada a nivel europeo a losestragos de la crisis (las planes para reflotar las finanzas en crisis al principio ylos planes de austeridad despus) o en solidaridad con las luchas (contra el cie-rre de empresas, el incremento del desempleo, la crisis griega...) a lo largo deestos dos aos, se ha desarrollado en el peor de los escenarios posibles.

    De ah que el debate sobre la crisis del propio Foro haya estado en el centro delas preocupaciones de esta edicin. Un debate que no ha hecho ms que empezar

    y cataliza otro ms general sobre la respuesta de los movimientos a la crisis.El punto de partida de estas reflexiones es que el Foro slo tiene razn deser si deviene un instrumento til para confrontar las polticas en curso, paraconstruir movilizaciones concretas, comunes y coordinar de forma ms efec-tiva los movimientos sociales.

    En cierta medida, esto marca un punto de ruptura con un pilar fundamentaldel Foro que, como indicaba Boaventura Sousa Santos constituye sobre todoel momento negativo (la utopa negativa) de la resistencia a la globalizacinneoliberal, a la mercantilizacin del planeta y a la lgica de guerra que le

    acompaa, y que, a todas luces, resulta insuficiente ante la gravedad de la cri-sis y la ofensiva que estamos padeciendo.

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    1/Entre otras razones, porque desde el punto de visto econmico supone todo un desatino pensar que la solucina la crisis y a la demolicin social que estamos padeciendo va a venir de la mano del crecimiento; y porque desdeel punto de vista ecolgico no tiene agarradera posible.

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    Frente a ella de poco sirve la retrica de otra Europa es posible u otraEuropa es necesaria si no va acompaada de una perspectiva estratgica demovilizacin construida no slo contra las polticas de austeridad o contrarre-

    formas en curso sino, tambin, contra el cierre de empresas, los despidos, eldesmantelamiento de los servicios pblicos, etc. Es decir, un anclaje del Forocon las dinmicas de lucha reales, locales, que haga de l no slo la vitrina deesas luchas sino un espacio til para reforzarlas y coordinarlas.

    Este proceso no va a ser fcil. Entre otras razones, porque para construir unamovilizacin europea el primer paso es construir movilizaciones en los distintospases. Y aqu, el peso de los grandes sindicatos, su obstinada poltica de subor-dinar las movilizaciones a la poltica de dilogo social, de compartir los costosde la crisis, de responder a la crisis a travs de los mecanismos del sistema (ver,por ejemplo, el llamamiento de la CES para la movilizacin del 29 de septiem-bre) sin perspectiva de continuidad, dificultan esta tarea. Ms an cuando estosdos ltimos aos hemos visto experiencias de lucha importantes que moran ais-ladas y descoordinadas vctimas de unas orientaciones sindicales errticas.

    Sin embargo, es necesario salir de ese crculo infernal en el que la necesidad, laurgencia de la movilizacin social topa, la mayora de las veces, con la imposi-bilidad de llegar a un consenso amplio para impulsar las movilizaciones. Y lanica forma de hacerlo es poniendo en pie iniciativas de accin a nivel local (en

    solidaridad con las luchas en curso, de denuncia e informacin sobre las polti-cas en curso...) en la perspectiva de hacerlas converger a nivel europeo.

    Por ello, lo ms importante en el Foro Social Europeo de Estambul es que laAsamblea de los Movimientos Sociales ha puesto todo el peso en impulsarestas movilizaciones, dejando en un segundo plano la organizacin del prxi-mo Foro Social Europeo que, por otra parte, no tiene ni fecha ni lugar previs-to. Lo que constituye todo un sntoma.

    A diferencia de aos anteriores en este Foro el llamamiento de la Asamblea de

    los Movimientos Sociales [ver recuadro] deja de lado toda retricaprogram-tica para centrarse en un solo punto: es urgente movilizar y es necesario darcontinuidad a la movilizacin. Aunque la convocatoria de la ConfederacinEuropea de Sindicatos tanto en su contenido (No a la austeridad, prioridadal empleo y al crecimiento) como por su formato (manifestacin en Bruselas

    un mircoles! e iniciativas en distintos pases) no obtuvo consenso entrelos movimientos sociales/1, todo el mundo era consciente que el llamamien-to a la movilizacin no poda obviar esta fecha.

    Habr que ver su grado de difusin y concrecin.

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    Por ello, tan importante como las iniciativas que se puedan desarrollar en esafecha es retener la convocatoria de la reunin europea para el 23-24 de octu-bre con el objetivo de valorar el estado general del movimiento (las moviliza-

    ciones que se hayan realizado, las luchas en curso, etc.), dar continuidad aestas movilizaciones y reforzar la coordinacin de los movimientos sociales.Reunin cuyo inters transciende en mucho a los sectores directamente implica-dos en el Foro Social Europeo y a la que interesa animar a todos aquellos secto-res sociales con voluntad de construir un dique social a la ofensiva capitalista ypara la que en el Foro de Estambul ya salieron algunas pistas de trabajo.

    La declaracin de la asamblea sobre el mundo del Trabajo, por ejemplo,llama a desarrollar campaas de informacin a nivel europeo, movilizarse yorganizar la solidaridad en Europa contra quienes combaten los planes de aus-teridad, recortes salariales, profundizar el debate tanto en los sindicatos comoen los movimientos sociales sobre cmo hacer frente a la nueva ofensiva, etc.

    Este constituye el punto fuerte del FSE de Estambul. Tras dos aos de crisis enlos que la atencin estaba centrada en la mayora de las ocasiones en redactarmanifiestos frente a las cumbres del G20, Estambul marca un punto de inflexinque, sin embargo, necesita dotarse de mediaciones para que sea til: construircolectivos militantes que permitan este trabajo de informacin y puesta en pie deiniciativas europeas, as como para traducir estas iniciativas al espacio local.

    Qu futuro para el FSE? Como hemos sealado anteriormente no hay fecha

    ni lugar sealado para la realizacin del prximo Foro Social Europeo. Y sepuede afirmar que su futuro depender de dos elementos: la recuperacin deun clima de movilizacin en Europa y que el Foro aparezca como un instru-mento til para los movimientos sociales. Porque en el contexto actual, eldesafi que tiene el Foro es el de su utilidad estratgica espacio de construc-cin de movilizaciones para hacer frente a la crisis del sistema.

    Sin esos dos elementos, el Foro podra continuar como punto de encuentropara abordar debates de inters (en Estambul, por ejemplo, ha habido avancessustanciales en el debate sobre la crisis ecolgica y social y las alternativas a

    la misma; en las costuras del Foro se desarroll el encuentro de la MarchaMundial de Mujeres...), pero se es un espacio que se puede construir ms allde los Foros y limitarlo a l sera vaciar de todo contenido la apuesta y el com-promiso por construir otro mundo que responda a las necesidades sociales ya los imperativos ecolgicos.

    Un elemento que ha pesado mucho a lo largo de estos aos en defensa del FSEes que, a pesar de todo, constitua el nico marco de encuentro de los movimien-tos sociales a nivel europeo. Esa es una realidad incontestable. Es ms, la exis-

    tencia del Foro ha permitido construir redes de movimientos que antes no exis-tan e, incluso, incorporar movimientos de los pases del Centro y Este europeo.

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    Ahora bien, este hecho y su evidente inters no pueden ocultar el problemade que ese marco no ha sido muy til para responder a los retos que tena-mos delante. La crisis exige dar un giro en el rumbo del Foro. Mxime cuan-

    do con el paso del tiempo ha perdido el carcter de incubadora de moviliza-ciones que tuvo en el pasado.Si echamos la vista atrs, al acto de clausura del primer Foro Social Mundial de

    Porto Alegre, nos encontramos con una pregunta que se lanz a los representantesde los cinco continentes que subieron al estrado: Es posible otro mundo? Todo elmundo respondi que s, que era posible, pero que para ello haba que luchar.

    Diez aos despus, pero sobre todo despus de la movilizacin del 15 febre-ro de 2003, hemos podido constatar que la construccin de esas luchas es unterreno difcil y ha ido perdiendo peso en el desarrollo de los foros. EnEstambul ha tocado fondo y por ello es necesario retomar el camino de lamovilizacin y la coordinacin para hacer posible otra Europa, hacer delForo un instrumento til para los movimientos y reflexionar, tambin, si en lascircunstancias actuales una dinmica de Foros Sociales (como el de Barcelonao Madrid) ayuda en ese camino. 22/08/2010

    Los movimientos sociales reunidos en el FSE de Estambul reafirmando nuestrocompromiso contra la guerra y la ocupacin y a favor de una solucin poltica ala cuestin kurda, hemos acordado la siguiente declaracin

    Movilicmonos unidos contra la crisis

    En el contexto de la crisis global y frente a la ofensiva de los gobiernos, de laUnin Europea y del FMI con la voluntad de imponer polticas de austeridad yregresin social, los movimientos sociales reunidos en el Foro Social Europeo deEstambul llamamos a movilizarnos de forma unitaria en Europa.

    Frente a esta ofensiva ya se estn dando luchas y movilizaciones en todo Europa,

    pero es necesario darles continuidad y hacerlas converger impulsando la coordi-nacin de los movimientos sociales, de los sindicatos, del movimiento asociativo yde las redes ciudadanas. En este sentido, como un primer paso, hacemos un llama-miento para impulsar movilizaciones a lo largo y ancho de Europa el 29 de sep-tiembre o en torno a esa fecha.

    Es necesario imponer polticas alternativas que permitan, al mismo tiempo, satis-facer las necesidades sociales y responder a los imperativos ecolgicos.

    Por ltimo, convocamos a una Asamblea europea de los movimientos sociales el23-24 de octubre en Pars para dar continuidad a las reflexiones y las respuestas

    a la crisis; para reforzar las movilizaciones y la coordinacin de los movimientos,as como para realizar un balance del FSE de Estambul y debatir sobre su futuro.

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    Josu Egireun participa en la organizacin de los foros sociales desde su fundacin. Forma partede la Redaccin de VIENTO SUR.

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    Antoni Brufau: Nosotros estamos muy cmodos y siempre con muybuena relacin con el gobierno, con PDVSA y con el ministro

    Hugo Chvez: Te das cuenta? No somos tan diablos, eh?. [...]Hugo Chvez: Brufau, qu vamos a hacer con tanto gas?

    Antoni Brufau: Alguna utilidad le encontraremos/1.

    Este dilogo se produca hace justo un ao, en septiembre de 2009, cuando el pre-

    sidente de Venezuela y el mximo dirigente de Repsol YPF se reunan en Madridpara anunciar que el mayor pozo de gas de ese pas, que entonces acababa de serdescubierto, iba a ser gestionado conjuntamente por la petrolera espaola y laempresa estatal venezolana PDVSA. Unos das despus, el presidente de Boliviase vea en la misma ciudad con una delegacin de los empresarios espaoles, yles explicaba que queremos socios, no dueos de nuestros recursos naturales/2.Ambos hechos, que apenas fueron analizados por los medios de comunicacinalternativos, situaban as a los colectivos y movimientos que haban venidodenunciando los impactos de sta y otras compaas multinacionales en Amrica

    Latina ante una compleja discusin: en caso de que los gobiernos latinoamerica-nos progresistas les otorguen el trato de aliadas, tiene sentido seguir oponindo-se frontalmente a la presencia de las grandes empresas transnacionales en esospases? O se trata de abogar por que paguen ms impuestos y contribuyan real-mente a la generacin de empleo? Dicho de otro modo, es suficiente con que losEstados y empresas multinacionales alteren su correlacin de fuerzas para consi-derar a stas como agentes de desarrollo?

    Lejos de quedarse en algo anecdtico, este debate ha ido ganando mucha fuer-za en el transcurso del ltimo ao. Y es que el acuerdo inicial entre los gobier-

    nos de Ecuador y Bolivia y los movimientos populares que fueron decisivos parasu triunfo electoral, articulado en base a la idea de recuperar la soberana estatalsobre los recursos naturales y los servicios pblicos, ha pasado a convertirse enun desacuerdo muy profundo al definir el modelo de desarrollo. De esta mane-ra, se han generado fuertes tensiones entre quienes, por un lado, apuestan por laredistribucin social del excedente generado con el modelo primario exportador,aquellos que, por otro, abogan por redirigir los beneficios econmicos de estemodelo al desarrollo de polticas estratgicas para la industrializacin, y quie-nes, finalmente, son partidarios de avanzar en el desarrollo post-extractivista

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    1/Repsol hace en Venezuela el mayor descubrimiento de gas de su historia. El Pas, 12/09/2009; Repsol hallaen Venezuela el mayor pozo de gas de su historia. Pblico, 12/09/2009.2/Morales pide socios, no dueos para que inviertan en su pas. El Pas, 15/09/2009.

    Hacia un nuevo modelo de desarrollo?

    Empresas transnac ionales en Amrica Latina

    Juan Hernndez Zubizarreta y Pedro Ramiro

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    3/Discurso de Salvador Allende ante la Asamblea General de Naciones Unidas, 4 de diciembre de 1972.4/Hernndez Zubizarreta, J. y Ramiro, P. (2010) Seguridad jurdica, para quin?. Pueblos, n 43.5/Ramiro, P. y Gonzlez, E. (2008) Las iniciativas de resistencia frente a las empresas multinacionales. VientoSUR, 95.6/Entre 2006 y 2010 se han llevado a cabo diversas audiencias del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP)

    dedicadas a investigar y sistematizar los impactos de las empresas transnacionales en Amrica Latina, especial-mente de las europeas. Cabe destacar las tres sesiones organizadas en conjunto con la Red Birregional Europa,Amrica Latina y CaribeEnlazando Alternativas que se celebraron en Viena (2006), Lima (2008) y Madrid (2010).

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    fundamentado en el buen vivir. Por ello, parece urgente reformular un debateque se antoja crucial para los prximos tiempos: cul es el papel que, en un con-texto como el actual, pueden tener las empresas transnacionales en el modelo dedesarrollo? O, por decirlo de otra forma, qu propuestas alternativas pueden lle-varse a cabo, aqu y ahora, desde los gobiernos de izquierda para contrarrestarel poder de las compaas multinacionales?

    Enfrentar a las transnacionales:de la nacionalizacin al proceso de cambioDesde hace dcadas se viene analizando cmo las corporaciones transnaciona-les juegan un papel central en los procesos de globalizacin capitalista:Estamos ante un conflicto frontal entre las grandes corporaciones transnacio-nales y los Estados, deca Salvador Allende cuarenta aos atrs /3. Y es bienconocido que, con un contexto jurdico, poltico y econmico que privilegia losintereses empresariales por encima de la defensa de los derechos humanos de lasmayoras sociales/4. los conflictos provocados por la acelerada expansin glo-bal del capital transnacional han ido creciendo en intensidad y se han extendidopor todo el planeta. As, la crtica a las multinacionales por los efectos de susactividades se ha convertido en un eje fundamental del trabajo que desarrollanlas redes de solidaridad y los movimientos antiglobalizacin/5. Basta con ver,por poner slo un ejemplo, el gran trabajo realizado los ltimos cuatro aos enlas diferentes sesiones del Tribunal Permanente de los Pueblos que se han dedi-

    cado al seguimiento y la denuncia de las violaciones de los derechos humanoscometidas por las compaas multinacionales en Amrica Latina/6.

    Junto a la consolidacin de las dinmicas de resistencia frente al poder corpo-rativo, se han venido llevando a cabo mltiples iniciativas destinadas a reapro-piarse de la soberana ciudadana sobre la alimentacin, el transporte, la energay los derechos sociales. Eso s, toda esta construccin de experiencias alternati-vas desde abajo podra llevarnos a pensar, como dice Daniel Bensad, que elmomento utpico actual es presa de una ilusin econmica segn la cual ciertacantidad de experiencias sustradas a la lgica del mercado bastaran para fre-

    nar la lgica en accin, esquivando la peligrosa cuestin del poder poltico/7.Y es que es precisamente esta cuestin, la de las medidas que han de tomarsedesde las instancias de gobierno para construir un modelo de desarrollo alterna-tivo que permita prescindir de las empresas transnacionales, la que en menormedida ha sido profundizada desde la izquierda social y poltica.

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    7/Bensad, D. (2009)Elogio de la poltica profana. Barcelona: Pennsula.8/Gonzlez, E. y Gandarillas, M. (coords.) (2010)Las multinacionales en Bolivia. De la nacionalizacin al pro-ceso de cambio. Barcelona: Icaria.9/Gandarillas, M.; Tahbub, M. y Rodrguez, G. (2008)Nacionalizacin de los hidrocarburos en Bolivia. La luchade un pueblo por sus recursos naturales. Barcelona: Icaria.

    10/Entrevista a Pedro Pez Prez, ministro de Coordinacin de Polticas Econmicas de Ecuador entre 2007 y2008,ALAI-Amrica Latina en movimiento (www.alainet.org), 1/07/2010.11/Ibdem.

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    En donde s ha habido un acuerdo amplio es en torno a las primera medidastomadas por los gobiernos progresistas, de cara a impulsar una regulacinnacional que redujera los enormes beneficios obtenidos por las empresas

    transnacionales en esos pases. Reflotar las empresas estatales, aumentar laparticipacin estatal en el accionariado de algunas compaas, construir unsector pblico fuerte y aumentar los impuestos a las compaas transnaciona-les han sido algunas de las medidas que se han tomado en estos procesos denacionalizacin. Parece claro que, a pesar de que puede existir discusinsobre el alcance real de las mismas, dichas reformas se han constituido comoun primer paso imprescindible para avanzar en la recuperacin del papel delEstado frente al poder del capital transnacional en la regin/8.

    El caso ms conocido ha sido, sin duda, el de Bolivia: el decreto de nacionali-zacin de los hidrocarburos, emitido el 1 de mayo de 2006, finalmente no provo-c la salida de Repsol del pas, pero s sirvi para aumentar los impuestos perci-bidos por el Estado con la explotacin del petrleo y gas/9. Medidas similarestuvieron lugar ese mismo ao en Venezuela, que promulg una ley por la cual seformaban sociedades mixtas pblico-privadas para explotar los hidrocarburos, yen Ecuador, donde se elevaron los porcentajes de recaudo del Estado alrededordel 50%/10. Y reformas de este tipo se han seguido implementando desde enton-ces: Nuevamente, un primero de mayo, como siempre, recuperando nuestrasempresas privatizadas, deca en mayo pasado el presidente Evo Morales alanunciar la nacionalizacin de cuatro compaas elctricas en Bolivia.

    Lo que planteamos es una mejor generacin de ingresos y una mayor reten-cin de ese ingreso, orientado hacia la inversin productiva y a la generacinde empleo, sostiene Pedro Pez, ex-ministro de Polticas Econmicas deEcuador/11. Es decir, primero se tratara de instaurar eficaces mecanismos deredistribucin social y de control de las empresas transnacionales para, a largoplazo, caminar hacia el cambio de paradigma socioeconmico. De este modo,podra afirmarse que tales procesos de nacionalizacin se constituyen comouna condicin necesaria, aunque no suficiente, para continuar avanzando en elcamino hacia una mayor soberana de los pueblos. Y en el mismo sentido se

    entenderan las propuestas de alianzas regionales como el ALBA y el Banco delSur, en la necesidad inicial de generar bloques econmicos de contrapoder.En los ltimos tiempos, sin embargo, se han venido produciendo muchas cr-

    ticas acerca de la efectividad de los procesos de cambio: desde aquellas vocesque cuestionan que se est generando la industrializacin y la mejora del tejido

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    12/Gaudichaud, F. (2010) Pensando alternativas, entre la crisis europea y el Yasun, entrevista a Alberto Acosta.Rebelin / ContreTemps (www.rebelion.org), 6/08/2010.13/Estas preguntas, y otras en la misma lnea, fueron la base de la discusin en el seminario Transnacionales,

    agentes... de qu desarrollo?, que tuvo lugar en Bilbao entre el 30 de septiembre y 1 de octubre de 2010 y fueorganizado por Hegoa y OMAL.14/Wallerstein, I. (2010) Contradicciones en la izquierda latinoamericana.Rebelin, 28/08/2010.

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    productivo necesarias para disponer de una economa no dependiente de lasempresas transnacionales, hasta quienes cuestionan la insistencia en un mode-lo basado en la exportacin de recursos naturales para el mercado mundial.

    Hay que revisar los contratos petroleros para maximizar el ingreso que tieneel Estado de cada barril de petrleo que se extrae, pero no se trata de maxi-mizar los ingresos fiscales petroleros ampliando la frontera petrolera, diceAlberto Acosta, ex-presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador/12.

    Repensar el desarrollo:entre la redistribucin y el buen vivirPor lo tanto, partiendo del acuerdo en que el aumento de participacin estatalen las empresas extractivas y en una mayor fiscalidad a las transnacionales sonmedidas necesarias en el corto plazo, surgen a continuacin nuevas preguntassobre los siguientes pasos a dar: pueden los Estados hacer ms en esta nego-ciacin que alterar dicho porcentaje de ingresos?, son las nacionalizacionesuna medida tctica a corto plazo que permita pasar posteriormente a otra fasede superacin del modelo primario exportador?/13. Por su parte, Wallersteinresume as el que ya caracteriza como el gran debate del siglo XXI:

    Ese otro mundo posible, para utilizar el lema del Foro Social Mundial, seraun mundo basado en un crecimiento econmico constante, aun siendo stesocialista, que pretendiese elevar el ingreso real de las personas en el Sur glo-bal?, o sera lo que algunos llaman un cambio de valores de civilizacin, unmundo de buen vivir?/14.

    En este sentido, los gobiernos latinoamericanos de izquierda parecen habersedecantado, aqu y ahora, no tanto por la confrontacin directa con el capitaltransnacional como por una relacin de asociacin tctica con las compaasmultinacionales, que sobre todo se concreta en los sectores de la minera ehidrocarburos. Pero esa poltica est generando fuertes tensiones entre losgobiernos de Bolivia y Ecuador y los sectores populares e indgenas que aupa-ron a esos mismos gobernantes al poder. En ambos casos, dice Ral Zibechi,

    los gobiernos optaron por el extractivismo minero y petrolero para asegurarseingresos fiscales, en vez de apuntar hacia el buen vivir como dijeron en sumomento. [...] Todo indica que el proceso que se vive en Ecuador implica unaruptura profunda entre movimientos y gobierno, cuestin que en Bolivia no hallegado tan lejos. Hay un abismo que los separa, cuya lnea divisoria es el pro-yecto de pas y el denominado desarrollo/15.

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    15/Zibechi, R. (2010) Bolivia-Ecuador: El Estado contra los pueblos indios. CIP Americas (www.cipameri-cas.org), 13/07/2010.16/Gaudichaud, F. (2010), art.cit.17/Evo Morales: Las ONGs usan a los pobres para vivir bien. Pblico.es/Efe, 01/10/2009.

    18/Zibechi, R. (2010), art.cit.19/ Entrevista a Hctor Mondragn, activista social colombiano, realizada por Cronicn, ObservatorioSociopoltico Latinoamericano (www.cronicon.net), julio de 2010.

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    Vemos, pues, que para caminar en esa transicin hacia otro modelo econmico,parecera ineludible avanzar en el diseo de polticas econmicas alternativasque generasen ingresos para las polticas sociales y con las que, a medio plazo,pudiera prescindirse de las empresas transnacionales como actor central de laactividad econmica. Si queremos llegar a construir una economa post-extractivista, transitando por el camino del buen vivir o sumak kawsay, es unerror y un horror histricos abrir la puerta a un esquema de extractivismo aultranza, plantea Acosta/16. Pero las declaraciones pblicas de los gobernan-tes, por el contrario, parecen ir por otra senda: Morales critica que haya organi-zaciones que defiendan una Bolivia sin petrleo.Entonces, de qu va a vivir

    Bolivia?, se preguntaba el presidente boliviano/17; mientras, Correa se oponea quien le dice no al petrleo, a las minas, a no utilizar nuestros recursos norenovables. Eso es como un mendigo sentado en un saco de oro/18.

    As pues, en Amrica Latina nos encontramos con procesos de transforma-cin en diferentes fases de transicin. Puede constatarse, por un lado, que laconcepcin terica del desarrollo se aleja del neoliberalismo pero, al mismotiempo, la idea de crecimiento econmico y los modelos clsicos de mediciny evolucin del capitalismo siguen formando parte del pensamiento dominan-te: como dice Hctor Mondragn, si el mercado mundial es el que manda ylos pueblos no logran modificar y regular sus estructuras, las leyes del mer-cado fabricadas por el colonialismo seguirn imponiendo el economicismocolonial /19. A la vez, por otra parte, se observa que la reconstruccin del

    Estado que debe construirse, necesariamente, desde el respeto a las diferen-tes identidades de pueblos y comunidades y sus polticas sociales de redistri-bucin son propuestas centrales de los procesos de cambio.

    Queda claro, en resumen, que estas ideas contrapuestas el productivismocon reinversin social versus el buen vivir forman parte central del debate.En este sentido, buena parte de las tensiones gobiernos-movimientos socialesse producen al poner en cuestin, por un lado, si el crecimiento econmico conredistribucin social de la riqueza puede afectar al medio ambiente y a losderechos de los pueblos indgenas, y, por otro, si la lgica del buen vivir

    puede limitar el progreso orientado al conjunto de la ciudadana. Por nuestraparte, convenimos con Houtart en que hace falta

    un pensamiento dialctico para orientar las soluciones: ni el desarrollo linealde la modernidad capitalista, ni un fundamentalismo indgena con mira alpasado, sino una orientacin nueva, teniendo en cuenta las exigencias de la sal-vacin del planeta y de los pueblos/20.

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    23/Aguirre, M. (2010) Salvemos el Yasun de las petroleras! Golpe de timn en Ecuador?.El Viejo Topo, 270-271.24/Hernndez Zubizarreta, J.; Gonzlez, E. y Ramiro, P. (2009) Los movimientos sociales y sindicales ante laRSC: propuestas de intervencin frente al poder corporativo. En J. Hernndez Zubizarreta y P. Ramiro (eds.) Elnegocio de la responsabilidad. Crtica de la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas transnaciona-les. Barcelona: Icaria.25/Cuestiones como la eleccin de los representantes por consulta popular, las listas abiertas, la limitacin de man-datos de candidatos y candidatas, la rotacin en los puestos de direccin y la presencia institucionalizada de muje-

    res en puestos representativos, la elaboracin democrtica y abierta a los movimientos sociales de los programaselectorales, la democracia interna en la toma de decisiones, el respeto a las minoras... son mecanismos elementa-les de correccin de la democracia representativa bsicos para obtener una mayor legitimidad social.

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    cin que, a pesar de las dificultades que est sufriendo el proceso, est llevan-do adelante el gobierno de Ecuador/23, es otra propuesta que debera merecertodo el apoyo de las redes globales de solidaridad.

    En el mismo sentido, la correlacin de fuerzas internacional y nacional y lasalianzas, locales, regionales e internacionales resultan imprescindibles paraavanzar en modelos alternativos capaces de desmantelar a las empresas trans-nacionales y construir economas solidarias y eficaces de largo alcance. Al finy al cabo, la posibilidad de profundizar en polticas econmicas alternativas quegeneren ingresos para polticas sociales y permitan prescindir de las grandescorporaciones slo podr ir hacindose realidad si las disputas con la clasedominante se van ganando. Y para ello la construccin de redes contrahegem-nicas resulta imprescindible: hay que tener en cuenta los espacios globales,nacionales y locales, sabiendo que el Derecho oficial forma parte de la estruc-tura hegemnica de dominacin y slo podr convertirse en vehculo contrahe-gemnico desde su subordinacin a la accin poltica. A nuestro parecer, cual-quier proceso de modificacin jurdica y de instauracin de sistemas de controlde las grandes corporaciones no podr tener xito sin un respaldo de la movili-zacin social y sindical/24.

    Ahora bien, junto a las dinmicas de resistencia al neoliberalismo, y tenien-do en cuenta el actual contexto internacional tan desfavorable para los proce-sos de transformacin se requiere, ms all de las posibles dificultades y peli-gros que pueda plantear el apoyo a algunas de las propuestas y alianzas de corte

    institucional, que su gestacin, formulacin y desarrollo se adecuen a los prin-cipios de los procesos de consulta y de democracia participativa. Dado que elmodelo de desarrollo es inseparable del modelo de democracia, las decisioneshan de estar basadas en procesos deliberativos y no impositivos, donde los car-gos polticos e institucionales se sometan a la democracia radical participativa.Parece evidente que la izquierda tiene como reto central la creacin de un suje-to poltico capaz de construir una nueva hegemona democrtica, popular yanticapitalista. Ahora bien, para ello resulta fundamental que sea profundamen-te democrtico y que sea capaz de aglutinar toda la riqueza de las reivindica-

    ciones y funcionamiento de los movimientos sociales/25.En este sentido, las organizaciones de izquierdas deben tener muy en cuen-ta el funcionamiento y la concepcin de res publica que tiene la sociedad civil

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    26/Bensad, D. (2009), op.cit.

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    organizada. La horizontalidad y autonoma en el funcionamiento de los movi-mientos sociales, el trabajo en red, el uso alternativo de las nuevas tecnolo-gas, la desobediencia civil, las alternativas que presentan libres de ataduras

    institucionales no aparecen condicionadas por consensos, acuerdos y transac-ciones, habituales en esos otros marcos, la radicalizacin de sus propuestassobre polticas pblicas (por ejemplo, el movimiento antimilitarista defiendela abolicin de la industria militar), la democracia deliberativa como mtodoen la toma de decisiones... son buenas prcticas de accin poltica.

    En definitiva, los proyectos polticos y sociales alternativos requieren parasu puesta en marcha, entre otras cuestiones, la de tener en cuenta la correla-cin de fuerzas y las alianzas nacionales, regionales e internacionales entregobiernos progresistas y movimientos sociales. Y, adems, las propuestas pol-ticas necesitan de un continuo contraste social, ya que en estos tiempos resul-ta tan importante el contenido de una decisin poltica como la forma en quese ha adoptado. De ah que el quehacer poltico habra de depender, entre otrascosas, de las alianzas sociales y de la voluntad de someter los acuerdos y lasdecisiones institucionales al contraste social o, al menos, a la idea de reactivarmovimientos sociales y crear pensamiento crtico, y no nicamente a la deconstruir un cuerpo electoral favorable. Porque, en ltimo trmino, la transfor-macin y destruccin del capitalismo implica una confrontacin radical entreintereses contrapuestos, y para ello se requiere considerar no slo el bienestarconcreto de las personas sino tambin la capacidad generada para modificar

    las relaciones estructurales de poder. Las reformas sin ms, adems de mera-mente coyunturales, pueden acabar fortaleciendo el orden establecido y gene-rar una desmovilizacin de los movimientos sociales.

    Las alianzas entre sujetos de transformacin del Norte y del Sur pasa por rela-ciones de igualdad donde queden desterrados los cheques en blanco y dondelas relaciones polticas sean de ida y vuelta. Adems, el apoyo desde las organi-zaciones del Norte debe sustentarse sobre procesos revolucionarios y no sobresiglas concretas, y, en todo caso, la mejor manera de hacerlo efectiva desde aques confrontando con nuestros gobiernos y denunciando su complicidad con las

    empresas transnacionales y el modelo capitalista. Y es que, en cualquier caso,seguimos pensando con Bensad que en el umbral del nuevo milenio, es msnecesario que nunca cambiar un mundo que se precipita hacia la catstrofe, peroes menos posible que nunca predecir cmo sern las revoluciones futuras/26.

    Juan Hernndez Zubizarreta es profesor de la Universidad del Pas Vasco (UPV/EHU) ymiembro de Hegoa. Pedro Ramiro es investigador del Observatorio de Multinacionales enAmrica Latina (OMAL) Paz con Dignidad.

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    1/ Ellner, S. (2009) Une rvolution sans objectifs? Le processus rvolutionnaire au Venezuela. En O.Compagnon, J. Rebotier y S. Revet. Le Venezuela au-del du mythe. Chvez, la dmocratie, le changement social.Pars: les ditions de lAtelier/ditions ouvrires.

    El laboratorio del socialismo del

    siglo XXI sigue buscando la frmulaadecuada (I)

    Venezuela

    Sbastien Brulez, Fernando Esteban

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    [Este texto es la primera parte de un extenso anlisis del proceso bolivariano enVenezuela. La 2 parte se publicar en nuestro prximo nmero. La tercera parte se refie-re al marco poltico de las pasadas elecciones generales y, por razones de actualidad, lohemos publicado ya en la web. Asimismo, est en la web un artculo de Sbastien Brulezsobre el resultado electoral http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=3130]

    En el ltimo decenio, el proceso de cambios sociales emprendido en Venezuelatras la llegada al poder del presidente Hugo Chvez ha suscitado numerosasesperanzas tanto en Amrica Latina como en otros continentes. El movimientoemprendido por Venezuela ha sido seguido de un viraje a la izquierda y de unanueva recomposicin regional en Sudamrica. Tras once aos en el poder, yseis aos despus de haber declarado el carcter socialista de la revolucinbolivariana, en qu situacin se encuentra el socialismo del siglo XXI enVenezuela?

    1. Un proyecto que sigue por definirLa primera cuestin que se puede plantear es la de la definicin del proyecto.Aunque habiendo aportado avances en numerosos dominios para las capas msdesfavorecidas de la poblacin, as como en materia de participacin popular,es contradictorio en muchos puntos. Ms all de los eslganes, el proyecto boli-variano carece dramticamente de debates ideolgicos y de un anlisis en pro-fundidad de las condiciones objetivas.

    Como subraya el historiador Steve Ellner,

    la salida favorable de la confrontacin del movimiento con una oposicin agre-siva, pero polticamente vulnerable, ha convencido a los chavistas de que po-dan ahorrarse un debate ideolgico formal. Los xitos polticos parecen final-mente impedir la puesta en marcha de toda evaluacin crtica de las estrategiasadoptadas. (...) El proceso de radicalizacin poltica en Venezuela ha intenta-do en primer lugar responder a los desafos suscitados por la oposicin, y no aseguir consideraciones ideolgicas o doctrinales/1.

    La ausencia de una direccin colectiva tiene mucho que ver en esto. Pocas ini-ciativas son tomadas, no slo por parte de los altos dirigentes sino tambin de

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    2/La IV Repblica designa el perodo del bipartidismo entre socialdemcratas y demcrata-cristianos, que se abrecon la cada de la dictadura del general Marcos Prez Jimnez en 198 y termina en 1999 con la llegada de HugoChvez al poder.

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    los, demasiado reducidos y discretos, movimientos sociales. Cuando elComandante no traza la lnea, son demasiado pocas las propuestas o decisio-nes polticas que emanan de quienes deberan sin embargo ser los cuadros de

    la revolucin. Se asiste pues a un comportamiento conformista, a menudo opor-tunista, y a una profunda institucionalizacin del proceso.Para explicar esto hay que ir ms all de, nicamente, el anlisis poltico y

    meterse en las races de la sociedad venezolana. Histricamente, como ennumerosos pases de Amrica Latina y Central, la ausencia de unEstado socialha llevado al desarrollo de una sociedad individualista en extremo, en la que elcada cual para ses la regla y la ley es la de la jungla. Adems, en la Venezuelade los aos 1990, la prdida de identidad propia llev a la poblacin a asumirel modelo norteamericano como el ejemplo a seguir, desconectando en buenaparte al venezolano de su cultura de origen, ms capaz de permitir la emergen-cia de valores comunitarios. As, la pertenencia poltica no tiende a ser unacuestin de tradicin o de militantismo, sino ms bien una oportunidad de obte-ner un trabajo o una parcela de poder. No me des nada, colcame all donde

    puedo servirme, es una frase popular a menudo citada en referencia a la pocade la IV Repblica /2. Pues la debilidad del Estado no slo ha obligado a cadacual a asegurarse un lugar bajo el sol; ha permitido tambin a muchos servir-se en las arcas constantemente reflotadas por el man petrolero.

    A lo largo de todo el siglo XX, el petrleo y su abundancia de dlares hantenido un impacto sobre la cultura del pas y sobre su modelo de produccin.

    En 1984, el Instituto de Estudios Superiores de Administracin (IESA) publi-caba una obra en la que los autores afirmaban:

    La abundancia de dinero ha servido tambin para amortiguar el efecto de loserrores y para aumentar el nmero de opciones posibles, lo que ha contribuidociertamente al hecho de que no fuera importante discutir a fondo sobre loserrores cometidos ni las opciones disponibles.

    El dinero del petrleo ha jugado as en detrimento de la industria y de la agri-cultura local. Las liberalizaciones de los aos 1990 han terminado de consagrar

    el modelo importador y la famosa agricultura de los puertos.Frente a esta cultura rentista, enraizada incluso en las capas ms desfavoreci-das de la poblacin, la revolucin bolivariana no ha logrado hasta el presenteimponer su propio imaginario colectivo. La hegemona cultural burguesa notiene por el momento que preocuparse: las telenovelas y el consumismo a topetienen an hermosos das por delante. Aqu tambin, la falta de definicin y dedebates ideolgicos concretos ha llevado al gobierno a pensar constantementea corto plazo, tanto en su poltica cultural como de comunicacin.

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    3/ lvarez,V. (2009) Venezuela, hacia dnde va el modelo productivo? Caracas: Ediciones del CentroInternacional Miranda.

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    1.1 Qu modelo de produccin? Desde el siglo pasado, el petrleo haestado pues en el centro de las polticas de desarrollo del pas y no ha permiti-do la emergencia de una industria ni de una agricultura diversificadas. Hoy el

    gobierno habla de sembrar el petrleo (la idea no es nueva, la expresin yaera utilizada en los aos 1980), en referencia a la inversin del man petroleropara el desarrollo de una industria productiva y de una agricultura que permiti-ra reducir la dependencia de las importaciones. Sin embargo Venezuela cuen-ta con una poblacin urbana en su inmensa mayora (ver en la 2 parte el punto2.3 sobre la inseguridad) y una muy dbil tradicin productiva.

    A propsito de esto, el papel jugado histricamente por los grandes propieta-rios de la tierra, que concentraban inmensas superficies de tierra improductivadurante una buena parte del siglo XX, no debe evidentemente ser subestimada.Segn el economista Vctor lvarez, ex ministro de las Empresas de Base einvestigador en el Centro Internacional Miranda (CIM), en 1998, de los 30millones de hectreas que posea Venezuela para la produccin agrcola, slo1.400.000 eran utilizadas. Dicho de otra forma, apenas el 4,2% de las tierrascultivables. Sin embargo, la poltica de redistribucin de las tierras impulsadapor el gobierno bolivariano tras 1998 no ha logrado, hasta ahora, invertir lamarcha, sino todo lo contrario. Si entre 1960 y 1971 el aporte del PIB agrcolaal PIB total era de 6,88% este porcentaje no ha sido luego jams superado.Entre 1990 y 1994 era de 5,28% y ha cado hasta el 3,47% en 2004/3.

    Esto tiene evidentemente consecuencias no slo sobre la economa, sino tam-

    bin sobre la dependencia del pas en relacin al exterior, y se traduce en situa-ciones a veces completamente surrealistas: cuando Venezuela pretende (re)con-vertirse en un exportador de caf, el gobierno se ve en la obligacin de impor-tar granos del Brasil para alimentar una fbrica de torrefaccin recientementenacionalizada. Esta debilidad en el plano alimentario no es sino pan benditopara la burguesa que controla una buena parte de los medios de produccin yde distribucin de los alimentos, provocando as un desabastecimiento recu-rrente que intenta exacerbar al mximo a la poblacin.

    Paralelamente, hay que interrogarse sobre el modelo de produccin industrial

    que est promoviendo el gobierno bolivariano. Desarrollar la industria, s. Peropara producir qu? Hasta el presente, asistimos a un modelo de desarrollo queno se plantea en absoluto la cuestin del impacto ecolgico y que no est siem-pre en acuerdo lgico con las necesidades de la poblacin. Por poner un ejem-plo, cuando las principales ciudades del pas tienen gran necesidad de un siste-ma de transporte pblico eficaz y estn ahogadas por una circulacin catica,la revolucin bolivariana firma acuerdos con Irn para construir una fbrica demontaje de coches. Una fbrica que en tres aos ha montado apenas 3.000 uni-dades, cuando su capacidad mxima de produccin alcanza, segn el Ministerio

    de Ciencia y Tecnologa, los 25.000 por ao!

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    4/Brulez, S. (2010) Venezuela, A la recherche dune deuxime indpendance sociale. Casa

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    Por otra parte, el modelo de desarrollo basado en el petrleo no es en ningnmomento puesto en cuestin. Es evidente que no se puede pedir a Venezuelaque abandone la explotacin de su principal recurso de un da para otro. Sin

    embargo, tras once aos pasados en el gobierno, las cifras demuestran que apesar del discurso oficial de diversificacin de la economa, sta sigue sien-do una utopa. Los picos jams alcanzados por los cursos del bruto estos lti-mos aos habran podido permitir una amplia inversin en diferentes sectores,entre ellos el de las energas renovables, donde Venezuela habra podido desa-rrollar una tecnologa punta y perfilarse como un lder en el continente. Sinembargo parece que la comodidad haya sido ms fuerte que la audacia. Larevolucin bolivariana ni ha logrado proponer un nuevo modelo de desarrollocentrado en valores ms humanos y duraderos, ni ha emprendido la transicinhacia una economa llamada socialista (ver punto 2.4 en la 2 parte) Comodeclaraba recientemente el economista Vctor lvarez a la prensa,

    destruir la economa capitalista sin haber creado la socialista, es el atajo per-fecto para quedar encerrados en el crculo vicioso de recesin, desaprovisiona-miento, especulacin y paro. Los trabajadores que tienen una familia que ali-mentar preferirn ser asalariados en una empresa capitalista a acabar de para-dos inscritos en una lista de espera a la entrada de las empresas pblicas.

    1.2 Democracia participativa y control obrero, en qu situa-cin se encuentran? Desde sus comienzos, la revolucin bolivariana ha

    hecho saltar por los aires el viejo sistema de bipartidismo por el cual socialde-mcratas y demcratacristianos se haban repartido el poder durante cerca de40 aos. El gobierno, que en un primer momento no tena en sus manos todaslas estructuras del Estado, lanz entonces una serie de programas paralelos a lasinstituciones clsicas para luchar contra la pobreza, alfabetizar o tambin ofre-cer cuidados de salud a una mayora de la poblacin hasta entonces excluida delsistema. Ms que simples medidas asistencialistas, esas misiones sociales(lanzadas poco despus del golpe de Estado de abril de 2002) constituyen elgermen de la participacin. Diagnosticando ellos mismos las necesidades de su

    comunidad (sea urbana, rural o indgena), los habitantes comienzan a tomar ensus manos la resolucin de sus problemas/4.En abril de 2006, a iniciativa del Ejecutivo, el Parlamento aprob la Ley de

    los Consejos Comunales que estn definidos en ella como instancias de par-ticipacin, de articulacin y de integracin entre las diferentes organizacionescomunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas. Deben permi-tir al pueblo organizado ejercer directamente la gestin de las polticas pbli-cas y de los proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiracionesde las comunidades por la construccin de una sociedad equitativa y de justi-

    cia social. Y esto en terrenos tan variados como el deporte, la cultura, la edu-

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    5/Consejo de barrio, se trata de una de las antiguas estructuras de organizacin local an presentes hoy.6/Ver la entrevista realizada por Franck Gaudichaud, en http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article12985. .

    Le processus bolivarien: un projet alternatif en tension?7/Les conseils communaux au Venezuela : Un outil dmancipation politique ?. En O. Compagnon, J. Rebotiery S. Revet op.cit.

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    cacin, la salud, la ayuda a las personas de rentas bajas, las infraestructuras, eltransporte, etc.

    Para Oscar Negrin, militante de barrio y miembro de la Junta Parroquial/5

    desde 2006, no hay duda alguna de que los consejos comunales son organiza-ciones que consolidan el poder popular.

    Venimos de una historia durante la cual la participacin ha sido siempre repri-mida, hoy la gente ha adquirido un alto nivel de organizacin y de participa-cin, particularmente a travs de tierras urbanas, la gestin del agua potable,las organizaciones campesinas, los medios alternativos, etc.

    El socilogo Edgardo Lander, profesor en la Universidad Central de Venezuela,confirma este anlisis histrico:

    Venezuela tiene una tradicin limitada de organizaciones sociales autnomas.Hasta 1958 era una sociedad que no tena prcticamente experiencia democr-tica, incluso en su acepcin liberal. Luego, el dominio de los partidos sobre lavida poltica ha sido muy fuerte. Los partidos dominantes, AccinDemocrtica y COPEI, han sido los vectores del reparto de los recursos delEstado, lo que les ha permitido controlar y someter la mayora de las organi-zaciones de la sociedad venezolana/6.

    Pero si los Consejos Comunales permiten practicar la democracia local e impli-car a la poblacin en la gestin de las comunidades, siguen siendo, sin embargo,

    muy dependientes del Ejecutivo nacional en lo que concierne a su financiacin yla ejecucin de sus proyectos. No disponen de la soberana absoluta que les per-mitira decidir al 100% sobre el presupuesto local, como es el caso por ejemploen el presupuesto participativo de Porto Alegre en Brasil/7. Segn Oscar Negrin,el fracaso de la reforma de la Constitucin propuesta en 2007 (rechazada por refe-rndum por el 51% de los votantes) ha representado un freno en la profundiza-cin de esta democracia participativa. Si hubiramos logrado aprobar la refor-ma habramos podido anclar ms profundamente el poder popular y disponer de

    financiaciones ms importantes para alcanzar nuestros objetivos a corto plazo.

    La derrota de 2007 constituy el primer revs electoral del chavismo a nivelnacional desde su llegada al poder. Fue tambin la primera alarma de un ciertodescontento en el seno de la poblacin. Pues frente a los deseos de emancipacinde sta, los cargos pblicos locales ven a veces a estos rganos de participacincomo un peligro para su dominio poltico. Por otra parte, dependientes financie-ramente y legalmente del Estado, los Consejos Comunales, si sus atribuciones noson ampliadas, estn condenados a limitarse a paliar las carencias y la ineficacia

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    8/Brulez, S. Le projet dHugo Chvez se heurte au mur de la bureaucratie.Le Courrier, 14/11/2009.

    9/Las comunas deberan ser en el futuro reagrupamientos de consejos comunales sobre base geogrfica pero tam-bin sobre base de actividades socio-productivas. El concepto de comunas figuraba en el proyecto de reforma cons-titucional rechazado en 2007.

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    de los alcaldes y gobernadores. Para Roland Denis, militante de base y vicemi-nistro de la Planificacin y del Desarrollo entre 2002 y 2003, esto llega inclusoms all. La poltica participativa, aunque siempre presente, est cada vez ms

    contrarrestada por lo que define como la mquina burocrtica, oligrquica yeconmica. Estima que la fuerte capacidad financiera del Estado estos lti-mos aos le ha dado un poder enorme para cooptar el trabajo militante/8.

    scar Negrin confirma l tambin la impresin de un cierto agotamiento enuna parte de la poblacin frente a las prcticas clientelistas: La corrupcincontina siendo uno de nuestros principales enemigos y esto ha decepcionadoa ciertas personas. Sin embargo recuerda que cada proceso pasa por diferen-tes etapas, ciertos consejos comunales avanzan a gran velocidad y estn yaen la construccin de comunas/9, otros se atascan en problemas internos deliderazgo por ejemplo. scar estima que las estructuras clsicas de poder localestn abocadas a desaparecer, incluso la Junta Parroquial de la que formaparte. Pero es consciente de que todos los electos locales no estn dispuestos arenunciar a sus prerrogativas y recuerda el dicho: Si quieres conocer a una

    persona, dale poder.

    1.3 Control obrero. Pero la democracia participativa no se limita slo a losconsejos comunales y misiones sociales. Desde hace algunos aos el gobiernobolivariano impulsa la idea de un control de los trabajadores sobre la gestin delas empresas pblicas y recuperadas. Esta promocin del control obrero y de la

    cogestin es uno de los aspectos ms audaces del proceso. Alcanz su apogeoen 2005 cuando el presidente Chvez llam pblicamente a la ocupacin de lasempresas abandonadas: Empresa cerrada, empresa ocupada, declarabamientras el Ministerio de Trabajo apoyaba la organizacin, el mismo ao, delprimer Encuentro Latino-americano de Empresas Recuperadas. Pero la euforiano llev a la conformacin de un slido movimiento de los trabajadores y delas empresas recuperadas. Adems, la cogestin entre el Estado y las coopera-tivas de los trabajadores sucumbe a menudo bajo el peso de la burocracia queimpone sus propios peones en el tablero.

    Ciertas experiencias continan sobre la va del control obrero, entre avances yretrocesos. Es particularmente el caso de la empresa de papel Invepal y de la fbri-ca de vlvulas para la industria petrolera Inveval. Esta ltima funciona actualmen-te con un Consejo de Fbrica constituido por el 51% de los trabajadores. Sinembargo su produccin sigue siendo modesta (500 vlvulas de diferente tonelajeproducidas desde 2005); lo cual se debe particularmente a que la empresa que lesproporciona las materias primas sigue en manos de los capitalistas y no les per-mite adquirir las materias primas necesarias para la fabricacin de las vlvulas.

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    10/Sidor es la principal fbrica siderrgica de Venezuela. Fue nacionalizada en abril de 2008 tras una lucha devarios meses de los trabajadores. Ver el articulo de Sbastien Brulez y Fernando Esteban, Venezuela: Un an aprssa nationalisation, la nouvelle Sidor explore les chemins de la participation. Tout Est Nous 23/6/2009.

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    1.4 Plan Guayana socialista 2009-2019. Por otra parte, las empresasde la regin de Guayana estn hoy inmersas en el Plan Guayana Socialista2009-2019 que pretende reorganizar todo el sector de la siderurgia con la par-

    ticipacin activa de los trabajadores. El lanzamiento de este plan se debe a lalucha victoriosa de los obreros de la Siderurgia del Orinoco, Sidor /10 quearrancaron la nacionalizacin de su fbrica en mayo de 2008, tras 15 meses delucha contra el grupo argentino Techint.

    Actualmente los trabajadores participan en grupos de trabajo en cada una de lasramas de la produccin, a fin de formarse en el control social de la empresa. Yla cuestin a determinar es quiz tambin sta: qu se entiende por control obre-ro? Un simple derecho de inspeccin sobre la gestin de la empresa o un avan-ce en direccin de la verdadera autogestin? Hoy, a dos aos de la nacionaliza-cin de Sidor, para Jos Melndez, dirigente sindical en la empresa y militante deMarea Socialista, la respuesta est clara: la principal conquista de la nacionali-

    zacin es la puesta en marcha del control obrero. Sidor debe convertirse en unaempresa socialista en la que todo debe ser dirigido por los trabajadores.

    Ante esto, Stalin Prez Borges, l tambin militante sindical y dirigente deMarea Socialista, resume bien la situacin actual de la clase obrera venezolana:

    pillada entre las contradicciones que genera el hecho de tener un gobierno quepermite, de un lado, importantes beneficios sociales y conquistas polticas, quese enfrenta con los patronos y el imperialismo; pero que por otra parte se con-vierte en un freno para el avance hacia el socialismo, incluso cuando hablamucho de l y muchas cosas se han hecho en su nombre.

    1.5 Mortal lucha de clases. Paralelamente, los asesinatos selectivos de diri-gentes sindicales se han multiplicado de forma inquietante estos ltimos aos enVenezuela y principalmente en el Estado de Aragua, situado a un centenar de kil-metros de la capital. Segn la pgina web de informacin alternativa aporrea.org,

    estos ltimos aos, el sicariato ha costado la vida a siete dirigentes obreros,incluyendo a Richard Gallardo, dirigente de la Unin nacional de Trabajadores(nete), sin que hasta el presente las autoridades hayan avanzado en las inves-

    tigaciones de estos crmenes.

    El pasado 25 de abril, el sindicalista Jerry Daz, miembro de la direccin delsindicato de la empresa MANPA-Higinicos (que fabrica papel higinico), hasido acribillado a balazos ante su casa en Maracay (capital del Estado deAragua). Las vctimas son casi siempre cuadros sindicales con una clara visinde clase y de ruptura con la burguesa. Fue igualmente el caso de TomsRangel, asesinado el 7 de enero de 2010 en el Estado de Barinas, donde ocupa-ba el puesto de coordinador regional de nete.

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    Atacan a los ms activos de la clase obrera, incluyendo a algunos que hantomado sus distancias en relacin al gobierno. La clase dominante, sea la delcapitalismo de estado o privado, ataca a nivel campesino, popular y sindical,

    denuncia Roland Denis. Lamenta igualmente el silencio de los medios que per-tenecen al Estado:

    es triste ver cmo los medios pblicos se concentran en las pequeas peleaselectorales actuales, en las primarias de la derecha, y ni siquiera rinden home-naje a estos verdaderos militantes. Esto demuestra una frialdad y un cinismoterribles, y esto prueba que no son sino una casta interesada en mantenerse enel gobierno. Estos trabajadores son personas que han apoyado al gobierno y notienen siquiera el derecho a un saludo de honor.

    En el mismo orden de ideas, la Unin Nacional de los Trabajadores, en sucongreso extraordinario realizado el 24 de abril de 2010, ha decidido deforma unnime exigir a las autoridades nacionales y regionales una res-

    puesta inmediata sobre los autores materiales e intelectuales del asesinato deToms Rangel y de los dems compaeros asesinados. Por otra parte, elcampo tambin se ve afectado. Las organizaciones campesinas denunciancerca de 220 campesinos asesinados desde 2001 (fecha de la entrada en vigorde la Ley de Tierras) por hombres a sueldo de los grandes propietarios terra-tenientes. Ah tambin, la falta de respuesta de las autoridades y de la justiciallama la atencin.

    1.6 Del Estado burgus al Estado Tw itter. El pasado 28 de abril, HugoChvez anunciaba la apertura de su cuenta Twitter, a fin de compartir en direc-to los acontecimientos que marcan el ritmo de su agenda presidencial.Inmediatamente algunos enloquecieron y el nmero de afiliados a la cuenta@chavezcandanga ha batido rpidamente rcords, contando hasta 23.000 nue-vos miembros por da. Nos hubiramos contentado con sealar el cambio radi-cal de posicin de Chvez respecto a este tipo de redes sociales (recordamossus diatribas contra Twitter, el ao pasado en las elecciones iranes), no dando

    a todo esto ms que un carcter anecdtico. Pero, el 7 de mayo, fue franquea-do un nuevo paso. Chvez anunciaba, en efecto, la creacin de la MisinChvez Candanga con el objetivo de tomar en cuenta todas las peticiones quepuedan formular sus afiliados.

    Alrededor de 200 funcionarios han sido pues movilizados para respondercotidianamente a las peticiones de los venezolanos hechas a travs de Twitter ydel blog www.chavez.org.ve recientemente creado. Evidentemente, una deci-sin as lleva a una pregunta: qu ocurre con el aparato de Estado? Qu ocu-rre con las numerosas instituciones que supuestamente responden a este tipo de

    solicitud? Parecera que Chvez hubiera renunciado a reformar en profundidadel Estado para intentar hacerlo ms eficaz.

  • 7/31/2019 Viento Sur, n 112, octubre 2010

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    11/Se trata de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, de Antigua yBarbuda, y de la Dominica. Honduras ha abandonado el ALBA tras el golpe de estado militar contra el presiden-te legtimo Manuel Zelaya.

    VIENTOSUR Nmero 112/Octubre 2010 31

    En numerosas ocasiones hemos saludado el impacto extremadamente positi-vo de las misiones de salud y de educacin, a la vez que subraybamos que esasmedidas eran ante todo medidas de urgencia con el objetivo de responder lo

    ms rpidamente posible a las necesidades vitale