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V ienen apareciendo informaciones recientes sobre la “crisis” del sector vitivinícola español, moti- vadas por una disminución de precios de compra de uva y vino a los productores y amplificada por la creciente sensación de competencia internacional por parte de nuevos países que amenazan la posi- ción dominante que siempre han tenido Francia, Italia y España en este mundo del vino. Sin embargo, siendo la situa- ción del sector preocupante, no parece que deba dramatizarse y entendemos que el vino español puede tener un futu- ro prometedor si se toman las medidas adecuadas. LA SITUACIÓN DE PARTIDA Efectivamente, los precios de adquisi- ción en origen de uvas y vinos vienen dis- minuyendo desde el pico alcanzado en la vendimia de 1999, aunque es igualmen- te cierto que esta bajada fue precedida de aumentos considerables, que situa- ron al vino español entre los productos agroalimentarios más rentables para los productores durante los últimos años. Y si miramos algo más lejos en el pasado, comprobaremos que los precios del vino tienen una gran tendencia a oscilar más de lo normal en otros productos. Pero el precio de adquisición de uvas y vino, como de cualquier otro producto en las economías actuales, es un dato variable y dependiente de la ofer ta y de- manda. Oferta y demanda que, en este sector, vienen reflejadas en una ecua- ción relativamente simple: Oferta = Stock inicial + Producción anual + Importaciones; Demanda = Con- sumo de zumo y mosto + Consumo na- cional de vino + Exportaciones + Desti- lación + Stock final De estos factores: –La producción anual, a pesar de estar muy intervenida (prohibición europea de nuevas plantaciones y control de rendi- mientos en vinos de calidad) es extraor- dinariamente variable –entre los 22 y los 46 millones de hectolitros en los últimos diez años– debido a la distinta producti- vidad anual de las viñas en función de necesidades y situación climatológica. –Las importaciones, y pese a comenta- rios interesados, son marginales, osci- lando entre los 0,05 y los 2,2 millones de hectolitros. –El consumo nacional de zumos y mos- tos ronda los 2,5 / 3 millones de hecto- litros anuales. –El consumo nacional de vino viene dis- minuyendo fuertemente –de 18,5 a 15,2 millones de hectolitros en la última dé- cada–, con una cierta tendencia a cam- biar el tradicional consumo diario de vi- no de mesa por un consumo menos fre- cuente y de mayor calidad; –Las exportaciones se han beneficiado de un fuerte crecimiento en nuestro pa- Distribución y Consumo SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2002 47 Un futuro posible para el vino español RAFAEL DEL REY SALGADO Secretario General Adjunto de la Federación Española del Vino

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Vienen apareciendo informacionesrecientes sobre la “crisis” delsector vitivinícola español, moti-

vadas por una disminución de precios decompra de uva y vino a los productores yamplificada por la creciente sensaciónde competencia internacional por partede nuevos países que amenazan la posi-ción dominante que siempre han tenidoFrancia, Italia y España en este mundodel vino. Sin embargo, siendo la situa-ción del sector preocupante, no pareceque deba dramatizarse y entendemosque el vino español puede tener un futu-ro prometedor si se toman las medidasadecuadas.

LA SITUACIÓN DE PARTIDAEfectivamente, los precios de adquisi-ción en origen de uvas y vinos vienen dis-minuyendo desde el pico alcanzado en lavendimia de 1999, aunque es igualmen-te cierto que esta bajada fue precedida

de aumentos considerables, que situa-ron al vino español entre los productosagroalimentarios más rentables para losproductores durante los últimos años. Ysi miramos algo más lejos en el pasado,comprobaremos que los precios del vinotienen una gran tendencia a oscilar másde lo normal en otros productos.

Pero el precio de adquisición de uvas yvino, como de cualquier otro productoen las economías actuales, es un datovariable y dependiente de la oferta y de-manda. Oferta y demanda que, en estesector, vienen reflejadas en una ecua-ción relativamente simple:

Oferta = Stock inicial + Producciónanual + Importaciones; Demanda = Con-sumo de zumo y mosto + Consumo na-cional de vino + Exportaciones + Desti-lación + Stock final

De estos factores:–La producción anual, a pesar de estar

muy intervenida (prohibición europea de

nuevas plantaciones y control de rendi-mientos en vinos de calidad) es extraor-dinariamente variable –entre los 22 y los46 millones de hectolitros en los últimosdiez años– debido a la distinta producti-vidad anual de las viñas en función denecesidades y situación climatológica.–Las importaciones, y pese a comenta-

rios interesados, son marginales, osci-lando entre los 0,05 y los 2,2 millonesde hectolitros.–El consumo nacional de zumos y mos-

tos ronda los 2,5 / 3 millones de hecto-litros anuales.–El consumo nacional de vino viene dis-

minuyendo fuertemente –de 18,5 a 15,2millones de hectolitros en la última dé-cada–, con una cierta tendencia a cam-biar el tradicional consumo diario de vi-no de mesa por un consumo menos fre-cuente y de mayor calidad;–Las exportaciones se han beneficiado

de un fuerte crecimiento en nuestro pa-

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Un futuro posible para el vino español� RAFAEL DEL REY SALGADO

Secretario General Adjunto de la Federación Española del Vino

ís, convirtiéndose en el factor más diná-mico de la ecuación anterior y pasandode 5,5 a 10,8 millones de hectolitros en-tre 1990 y el 2000.–Finalmente, las destilaciones gozan

de una importante subvención europeaque facilita su uso para alcoholes deriva-dos del vino (por ejemplo, brandy) y sir-ven como deseado –por algunos– ele-mento de regulación del mercado paralos productores, aunque dependen deuna cambiante política comunitaria deapoyos a la agricultura.

En definitiva y como muestra el gráfi-co nº 1, los factores de la ecuación deoferta y demanda de vino en España hanevolucionado desde una situación de re-lativa escasez –déficit– en la primera mi-tad de los años 90, hacia una relativaabundancia –superávit– en tiempos másrecientes. Lo que en cifras absolutasmedias de los períodos considerados,supone haber pasado de una “falta” devino de 1,42 millones de hectolitros demedia en el primer quinquenio a una “so-

bra” de 3 millones de hectolitros en elsegundo, con el efecto previsible en losprecios: fuerte subida en la primera mi-tad de los años 90 y disminución cadavez más acusada en la segunda mitad.De una forma quizás más clarificadora,puede comprobarse cómo la distintaevolución de oferta y demanda de vinoha ido modificando el factor que más cla-ramente influye sobre los precios: elstock de vino almacenado en las bode-gas. Stock que ha superado la media enlas dos últimas campañas y ha reducidola necesidad de nuevas compras.

Por otro lado, esta situación en Espa-ña ha coincidido con situaciones simila-res en el resto de países productores. Auna primera parte de los años 90 degran demanda, principalmente en paísesno tradicionales que incrementaronfuertemente el comercio exterior de vi-no, han seguido años de grandes pro-ducciones y relativa abundancia en todoel mundo. Y ha preocupado especial-mente en nuestro país comprobar que el

resto de productores, ante la nueva si-tuación de creciente competitividad,empezaban a planificar el futuro del sec-tor. Así, ya en 1996, Australia diseño elllamado plan “Estrategia 2025”, realiza-do con el objetivo de alcanzar un lideraz-go mundial en las exportaciones de vi-nos de calidad y posteriormente especi-ficado en planes de más corto plazo, co-mo el “Plan 1997-2001”. En EE UU, unnumeroso grupo de bodegas y producto-res diseñaron una “Visión del Vino” en elaño 2000, también con ambiciosos obje-tivos para su producción, aunque menosconcretos que los australianos. TambiénSudáfrica ha diseñado su plan. Pero máspreocupante para nuestro país, por pro-ximidad y mayor similitud de condicio-nes, han sido los informes emitidos enFrancia. En el año 2001 y por encargodel ministro francés de agricultura, elexperto Jacques Berthomeau realizó unimportante estudio, muy crítico con lanormativa europea sobre el vino y la evo-lución del sector. Más recientemente,en julio de este 2002, ha aparecido unsegundo “informe Berthomeau” que,con el título de “Cap 2010” y tras exten-sas consultas con representantes delsector, indica los cambios necesariosdel sector vitivinícola en Francia y Euro-pa para recuperar competitividad.

En España y ante las preocupacionesmostradas por el sector, el Ministro deAgricultura inició en octubre del año

Un futuro posible para el vino español

Distribución y Consumo SEPTIEMBRE - OCTUBRE 200248

GRÁFICO Nº 1

EVOLUCIÓN DE LA OFERTA Y DEMANDA DE VINO EN ESPAÑA

40

35

30

25

20

15

10

5

091/92 A 95/96

MIL

LON

ES

DE

HE

CT

OLI

TR

OS

96/97 A 00/01

0,89

28,34

5,19

6,73

17,03

1,70

0,67

37,73

6,65

9,32

15,85

3,57

PRODUCCIÓN

IMPORTACIONES

DESTILACIÓN

EXPORTACIONES

CONSUMO INT.

ZUMO Y MOSTO

MEDIAS EN MM HL. 1991/1992 A 1995/1996 1996/1997 A 2000/2001

TOTAL PRODUCCIÓN 29,23 38,40

TOTAL CONSUMO 30,65 35,39

DÉFICIT/SUPERVÁVIT -1,42 3,01

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Distribución y Consumo SEPTIEMBRE - OCTUBRE 200250

2001 un proceso de consultas con sin-dicatos agrarios, cooperativas, bodegasy comunidades autónomas que ha de-sembocado en el muy criticado “plan deactuaciones para el sector vitivinícola”,presentado también en julio de 2002.

Pero antes de analizar con mayor de-talle las ventajas e inconvenientes delplan español para el vino y las propues-tas alternativas que pueden presentar-se, conviene detenerse en las causasde la situación presente del sector y lospuntos fuertes y débiles de nuestra viti-vinicultura.

CAUSAS DEL PRESENTEComo ya hemos comentado, una fuertedemanda a mediados de los años 90 yprincipalmente en nuevos consumidores(países anglosajones, nórdicos, EEUU…, en muchos casos, como conse-cuencia de los nuevos descubrimientossobre los efectos beneficiosos del con-sumo moderado de vino), ha provocadoun fuerte crecimiento de la producciónen todo el mundo. Pero el consumo enpaíses tradicionales, que a su vez siguensiendo los mayores consumidores mun-diales (Francia, España), sigue cayendopor nuevas formas de vida, nuevos hábi-tos de alimentación y productos susti-tutivos. De ambos factores –caída delconsumo en productores tradicionales y

aumento en nuevos países– se deriva laimportancia creciente del comercio in-ternacional del vino.

Sin embargo, en la conquista de losnuevos mercados de consumo crecientehan sido más ágiles y han sabido acer-carse mejor al consumidor los nuevospaíses productores (Australia, Califor-nia, Sudáfrica, Chile), que se han con-vertido en una nueva y fuerte competen-cia capaz de atemorizar y retar la tradi-cional hegemonía de los tres grandesproductores mundiales: Francia, Italia yEspaña. Por su lado, Europa, con su es-tructura sectorial atomizada, sus divisio-nes por pequeñas o medianas zonas deproducción, su imagen más clásica ysus numerosas restricciones legales, hareaccionado más lentamente, convir-tiendo el tirón de la demanda de los años90 en: subidas de precio, incremento derendimientos y, en ocasiones, merma decalidades por exceso de productivismo.

Esta reacción de los países producto-res (de hecho, sorprende ver la similituden la evolución de regiones como Burde-os y Rioja) han provocado en Europa unafuerte pérdida de competitividad y la pre-ocupación presente: producimos ahoramás, justo cuando vendemos menos.

Y, sin embargo, algunos creemos que,dentro de esta incertidumbre generaliza-da, España tiene mucho que ganar si ha-

cemos las cosas bien, como puede infe-rirse de un escueto análisis de los pun-tos fuertes y débiles de nuestro sector.

PUNTOS FUERTES Y DÉBILES DE LA VITIVINICULTURA ESPAÑOLAEspaña es el primer viñedo del mundocon 1,1 millones de hectáreas. Somos,sin embargo, los terceros productoresmundiales de vino, con medias de 32 mi-llones de hectolitros, por detrás de Fran-cia (56 millones de hectolitros) e Italia(51 millones de hectolitros); y somos losquintos consumidores mundiales con14,5 millones de hectolitros, por detrásde Francia (35 millones), Italia (34 mi-llones), EE UU (21 millones de hectoli-tros) y Alemania (19 millones de hectoli-tros), así como los terceros exportado-res mundiales con cuota del 14%, frenteal 24% de Francia y el 24% de Italia. Lue-go, tenemos las bases para hacer del vi-no español un sector con gran futuro.

España es, además, un país de muyescasa importación de vino, sometidomás tardíamente que nuestros vecinos alas restricciones europeas (aunque yatuviéramos las nuestras) y con una es-tructura del sector menos atomizadaque la de franceses e italianos, aunquelejos de la concentración de australia-nos y norteamericanos. Tenemos algomás de integración vertical (comerciali-zación por parte de viticultores y viñedoo compra de uva directa por parte de lasbodegas) que nuestros vecinos, aunquemuy inferior a la de los nuevos producto-res. Tenemos también una grandísimacapacidad de producción, almacena-miento y envejecimiento instalada, conuna larga tradición en la producción, ela-

GRÁFICO Nº 2

EVOLUCIÓN DE STOCKS DE VINO AL FINAL DE CAMPAÑA

35

33

31

29

27

25

23

21

19

17

151990/91

MIL

LON

ES

DE

HE

CT

OLI

TR

OS

1991/92 1992/93 1993/94 1995/96 1996/97 1997/98(PROV.)

1998/99(PROV.)

1999/00(PROV.)

2001/01(PREV.)

1994/95

MEDIA: 22,85 HL.

25,0

23,6

21,5

18,7

17,7

17,9

20,2

20,9

23,7

27,3

32,9

STOCKS A FINAL DE CAMPAÑA

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boración y consumo de vinos, una re-ciente mejora sustancial en las técnicasde elaboración y calidades de nuestrosvinos; y con una gran diversidad de sue-los, climas, variedades y, en definitiva,vinos. Luego, no sólo tenemos las ba-ses, sino también los medios para el éxi-to del sector.

Pero –y entramos en los puntos débi-les– nuestra relativa comodidad ha ge-nerado falta de adaptación de nuestro vi-ñedo a las nuevas tendencias de consu-mo. El exceso de protección –que no desubvenciones– y un exceso de tradicio-nalismo no incentiva la reconversión delviñedo hacia nuevas variedades y mayorproporción de vinos tintos de calidad. Lainsuficiente conexión entre bodega yproductor (mercado de vino y produc-ción de uva) o falta de integración verti-cal, provoca gran lentitud en la adapta-ción a nuevos mercados emergentes,gran tensión entre ambas ramas de laproducción, diferencias en cuanto a lacalidad requerida y fuertes tensiones deprecio al alza o la baja.

Mercados tradicionales todavía renta-bles pero de incierto futuro (vinos demenor calidad, alcohol subvencionado,graneles con ayuda a la exportación opara el embotellado por terceros) tam-bién desincentivan el cambio. Por suparte, la concepción oficial –véanse elreciente “Plan de actuaciones” del MA-PA y proyectos de normativa en CC AA–sigue centrada en la rentabilidad de laproducción, sin atención suficiente a laevolución de los mercados. El exceso delocalismo y tradición local, acrecentadopor las comunidades autónomas y unaestructura legal de las denominacionesde origen para la defensa de “lo propio”y “lo de siempre” frente a posibles“agresiones” o “modas” de fuera, restanvisión de futuro, de la competencia y delos cambios que se producen.

Además, un marco legal excesivamen-te detallista y protector impide la inno-vación, la adaptación (por ejemplo, eti-quetados, prácticas de cultivo y de ela-boración) y el crecimiento (por ejemplo,prohibición de plantaciones o diversifica-

ción de aprovisionamientos). Por el ladode la comercialización, la escasa expe-riencia exportadora y reducida ambiciónde nuestros empresarios merma la vo-luntad de crecimiento, la búsqueda denuevos mercados y la reinversión de be-neficios en nuevas estrategias comer-ciales. En definitiva, una orientación delsector hacia la tradición y la protecciónde la producción dificulta el desarrollode empresas potentes y marcas fuertes,capaces de enfrentarse mejor a una dis-tribución cada vez más concentrada y anuevos mercados que requieren mayo-res inversiones y capacidad de innova-ción. Y todo ello, acompañado de una es-casa colaboración intersectorial y faltade estructuras suficientes de diálogo einformación para la mejor orientación yseguimiento del vino español. Luego,también tenemos en qué mejorar.

En conclusión, el sector español delvino tiene las condiciones objetivas ysubjetivas suficientes para convertirseen líder indiscutible del sector a nivelmundial en este marco cada vez máscompetitivo. Pero, para ello, debe tener-se una clara visión del presente y dedu-cir de ella, en forma común y consensua-da, un planteamiento de las reformas ne-cesarias del sector, orientadas por gran-des líneas estratégicas.

EL ESCENARIOEl futuro del sector del vino en el mundose muestra relativamente excedentario,con todos los países productores ten-diendo hacia producciones por encimade su capacidad de consumo interno.Resultará, por lo tanto, más competiti-vo, con todos los productores forzados aexportar y nuevos competidores concreciente cuota de mercado y más con-centrado, con mayores empresas capa-ces de negociar y servir a una distribu-ción previamente concentrada. Tambiénprevemos que el sector se vaya volvien-do más integrado verticalmente, conproducción y comercialización más pró-ximas entre sí para ofrecer mayor agili-dad de respuestas a las necesidades delmercado y más liberalizado, por efectode la competencia de nuevos producto-res que no desean someterse a las es-trictas normas europeas. Finalmente,entendemos que el futuro del sector a ni-vel mundial estará más enfocado a la ca-lidad, entendida como la calidad “de-mandada” frente a la “calidad tradicio-nal del productor”; calidad en cada seg-mento del mercado y para cada precio.

En España, las previsiones apuntan auna producción con tendencia ascen-dente pero con fuertes oscilaciones,que puede rondar los 40/43 millones dehectolitros de media. Las importacionesentendemos que estarán paralizadas enniveles muy bajos por falta de necesi-dad. Por el lado de la demanda, espera-mos un consumo interno que mantengasu tendencia a la disminución, aunquemás moderadamente (entorno a los13/14 millones de hectolitros), unasdestilaciones sometidas a fuertes pre-siones europeas, con difícil futuro antela ampliación de la UE y pasando del ni-vel de 7 millones de hectolitros al entor-no de 5 millones de hectolitros, que ver-daderamente puedan servir las necesi-dades de alcohol para uso de boca yunas exportaciones que, por lo anterior,deben crecer de los 11 millones de hec-tolitros actuales a los 19/20 millonesde hectolitros para conseguir un ciertoequilibrio.

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En definitiva, ante las dificultades pa-ra cambiar la tendencia del consumo lo-cal y la previsión de menores destilacio-nes subvencionadas, el gran reto delsector español del vino está en la expor-tación y para mejorarla debe incremen-tarse la competitividad.

LAS ALTERNATIVASPero para encontrar ese deseado equili-brio de oferta y demanda, se contrapo-nen en España dos planteamientos:

–Reducir la oferta, fijando rendimien-tos máximos donde no los hay, bajandolos ya existentes, paralizando plantacio-nes o primando el abandono de viñedo.

–Incrementar la demanda, analizandoel mercado, analizando la competencia yafrontando los cambios necesarios paraque las empresas españolas vendanmás y mejor en ese mercado.

El primero parece el enfoque adoptadopor las autoridades españolas y partedel sector en Francia, así como por latradicional visión de la Unión Europea.Por nuestra parte, pensamos que, en unmercado abierto, todo lo que España de-je de producir, lo producirá otro país, quevenderá más, adquirirá mayor cuota demercado y forzará a España a seguir ba-jando producciones en busca del equili-brio. Por lo tanto, reducir la oferta paralograr un equilibrio que sustente las ren-tas de los productores no es una solu-ción de futuro.

UNA PROPUESTA DE FUTURO ESTABLE A MEDIO PLAZOEn otoño de 2001, la Federación Espa-ñola del Vino (FEV), a través de su Comi-té Asesor y su Comisión Ejecutiva, ela-boró un planteamiento estratégico, ba-sado en cinco objetivos, con su respecti-vo conjunto de medidas para llevarlos acabo.

Objetivo 1: Adecuar la oferta a la de-manda en calidad, cantidad y precio.Se trata del principal reto para conse-guir la competitividad de nuestros vinos,pero exige una serie de medidas que noson fáciles:

•Mayor integración vertical del sectorpara ganar en agilidad de adaptación dela oferta disponible a la demanda desea-da, con viticultores que comercialicen,cooperativas más próximas a los merca-dos y también –frente a las críticas queen algunas partes del sector puedanplantearse– bodegas con mayor canti-dad de viñedo o acuerdos estables desuministro (contratos a largo plazo, aso-ciaciones empresariales).

•Aprovechamiento máximo de la re-estructuración de viñedos, hacia colo-res y variedades con clara salida demercado, sin perder la identidad denuestros viñedos y nuestros vinos, perosin obcecarnos tampoco en rechazar to-do lo foráneo.

•Reconsideración de las ayudas y po-líticas mal encaminadas, dirigidas alsostenimiento de producciones sin sali-da comercial, lo que requiere un grancambio de mentalidad entre nuestras or-ganizaciones profesionales y nuestrasadministraciones, empezando por las eu-ropeas. Un cambio de mentalidad queestá siendo propiciado por los países delnorte de Europa, preocupados por elcoste de las ayudas, y que implicaría re-visar las consecuencias de las actualespolíticas de subvenciones para la com-petitividad del vino. Aunque actualmen-

te las subvenciones europeas o naciona-les al sector del vino son escasas, estáclaro que la pasada ayuda al arranque deviñedos hizo que España perdiera unagran riqueza en forma de hectáreas deviña que años más tarde se echaron enfalta, igual que hoy existe un claro efec-to del apoyo a precios de destilación so-bre el resto de precios del vino y sobre lafalta de estímulo para la reconversión deviñedos hacia varietales de calidad ymás fácil salida comercial a largo plazo.

•Mayor apertura de las zonas de pro-ducción para, evitando compartimentosestancos, mejorar la estabilidad de pre-cios. En España, con el viñedo tan am-plio que existe, pueden convivir muy dis-tintos tipos de vino con diferente re-ferencia geográfica: desde el pequeño“pago” para elaboración de un vino muypeculiar, hasta la gran región vitiviníco-la, pasando por denominaciones de ori-gen de distintos tamaños. Cada cual consus especiales normas y en todos loscasos con veracidad en sus indicacio-nes, pero sabiendo que cuanto menorsea la zona más fáciles resultan las alte-raciones producidas por la climatologíay más variable, por lo tanto, su inciden-cia en disponibilidad y precios del vino.Lo importante, en cualquier caso, es quevinos de distinta procedencia y distintascaracterísticas puedan ser elaborados ycomercializados por productores y em-presas a las que se permita disponer deuna cartera de productos atractiva parala distribución.

Objetivo 2: Incrementar la exportación einternacionalización del vino español.Pero un buen producto no sólo debe es-tar disponible y resultar atractivo, sinoque debe situarse en el mercado y, paraello, debe trabajarse en los siguientesaspectos:

•Mejora de la imagen global de nues-tro país como productor vitivinícola decalidad, lo que conduce al reciente de-bate sobre una mejora de imagen de los“vinos de España” –propiciada por el Ins-tituto de Comercio Exterior (ICEX)– y ala propuesta de la Federación Española

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del Vino de crear una gran zona de “vi-nos de la tierra de España” (o la coinci-dente propuesta francesa de “vinos va-rietales de las tierras de Francia”), conunos mínimos de calidad exigentes yunos controles especiales que permitansu presentación con indicación de aña-da y variedad, pero con las ventajas enestabilidad de calidad y precios que pue-de propiciar la selección de las mejoresuvas y vinos de todo el territorio.

•Apoyo al crecimiento de las empre-sas, su diversificación y ampliación decartera de vinos de calidad y su inter-nacionalización, con incentivos econó-micos y fiscales al establecimiento deredes de distribución internacionales,presencia en el exterior y campañas depromoción de sus marcas. El vino no lovenden los Estados ni las regiones ni losconsejos reguladores, sino las empre-sas comercializadoras (cosecheros, co-operativas y bodegas) y son ellas lasque deben enfrentarse a la distribución,los importadores y los consumidores.España, para conseguir que todo su vinosea vendido, debe favorecer que estasempresas crezcan, desarrollen marcasfuertes y estructuras potentes de co-mercialización, con redes de distribu-ción propias en los principales paísesconsumidores y posibilidad de mayor in-versión en promoción. Sorprende estosdías el ejemplo que viene citándose pa-ra explicar la mayor penetración de vi-nos norteamericanos en el mercado bri-tánico: una sola empresa californianainvierte en promoción de sus vinos ysus marcas en el Reino Unido más que

toda la región de Burdeos junta, con loque ello puede implicar de posibilidadesfuturas de desarrollo.

•Apoyo específico a las marcas de ca-lidad de los vinos españoles como pun-tas de lanza de la imagen del país. Denuevo, una medida que la experiencia denuestros competidores nos está demos-trando debe aplicarse, pero que requiereuna cambio de mentalidad en el sector.Una visión algo más amplia del futuronos ha de permitir comprender que apo-yar a las principales marcas españolasde calidad en el extranjero no perjudicaal resto de vinos sino, bien al contrario,beneficia al conjunto.

Objetivo 3: Sostener y mejorar el consu-mo nacional del vino.Quizás sea el objetivo más difícil de con-seguir por la aparentemente inexorabletendencia negativa de los últimos años,pero que puede obtenerse aplicando lassiguientes medidas:

•Con una clara definición del vino co-mo alimento saludable tradicional ennuestra gastronomía y como posible ele-mento de formación en el consumo mo-derado de alcohol, lejos de la actual per-secución a la que está sometido pornuestras autoridades y algunos mediosde comunicación que tienden a equipa-rarlo con drogas y resto de alcoholes.Mal puede enfocarse una recuperacióndel consumo moderado de vino –que go-za de suficiente evidencia científica so-bre sus efectos positivos– si empieza ademonizarse, prohibirse su promoción yla información sobre sus caracterís-ticas, limitar su distribución y perseguira las marcas bajo las que se presentacomo pretenden algunas iniciativas le-gislativas. Por el contrario, España y, enparticular, sus jóvenes, vienen cambian-do de hábitos de consumo con menos-precio de una alimentación tradicionalmás diversificada, más rica y tradicional-mente acompañada de vino. Para evitarun empeoramiento de la situación debehacerse hincapié en las diferencias en-tre consumo moderado habitual y consu-mo intenso esporádico –de fin de sema-

na–, consumo y disfrute del vino comoalimento y acompañando otros alimen-tos, frente a consumo como mera bebi-da euforizante. Es más, estamos conven-cidos de que una educación tempranaen el consumo inteligente de vino (apar-te de sus aspectos históricos, cultura-les, alimenticios y “convivenciales”) eselemento muy positivo para la educa-ción general de los jóvenes frente al al-cohol, otras bebidas y otras sustancias.

•Con mejora de los productos en sucalidad y capacidad de innovación,adaptadas a nuevos consumidores, y es-tabilidad de precios. Algo en lo que se hamejorado notablemente en los últimosaños pero que aún tiene recorrido por de-lante. Los consumidores de hoy en díano son los de ayer y las formas de con-sumo tampoco.

Y ello tiene su claro efecto en la evolu-ción comparada del vino frente a otrasbebidas. Igual que ya no son los tradicio-nales países productores los que máscrecen en consumo de vino y deben plan-tearse nuevas presentaciones o variacio-nes para nuevos países, también en Es-paña pueden y deben explorarse nuevostipos de vinos, más o menos afrutados,más o menos envejecidos, de calidadesdiversas en función de los diversos com-pradores y diversos bolsillos, etc. Nuevosproductos –y sus presentaciones– que,sin embargo, se encuentran con numero-sos impedimentos legales que, por elcontrario, favorecen que todo se hagaexclusivamente como se ha hecho"siempre” (aunque ese “siempre” se re-fiera en muchas ocasiones a como se hahecho en los últimos años).

•Con promoción constante sobre el vi-no, sus cualidades y sus hábitos tradi-cionales de consumo. No quedándonosen que no se demonice el vino, sino yen-do más allá, hacia su efectiva promociónentre la población española.

Objetivo 4: Extender la imagen del vinoen su positiva relación con la salud, elestilo de vida y el medio ambiente.Se trata de un objetivo general, super-puesto y antepuesto a los dos anterio-

Un futuro posible para el vino español

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res, referidos a comercio exterior y con-sumo nacional, y compartido entre to-dos los que integramos este sector: nue-vos y viejos países productores, distin-tos competidores europeos y distintascomarcas vitivinícolas españolas.

Por ello, el trabajo a favor de una ima-gen general positiva del vino puede reali-zarse en esos tres niveles (mundial, eu-ropeo y español) y debe basarse en in-tensas campañas de promoción y unaactitud positiva de las Administracioneshacia el vino, por diferenciación conotras bebidas y sustancias.

Mucho queda por hacer en este terre-no, donde se habla más de competenciaque de colaboración, pero recientes en-cuentros mundiales permiten ver que laspreocupaciones respecto de la imagendel vino son comunes en todos los ope-radores. Interesante resulta en este sen-tido la propuesta –aunque avance lenta-mente– de una fundación europea o fe-deración de fundaciones europeas dedi-cadas al vino en su relación con la salud,la cultura y el medio ambiente.

Objetivo 5: Mejorar la comunicación in-terna del sector, la información y la in-vestigación relacionada con el mismo.Se trata, en este caso de un objetivo ins-trumental pero esencial para el conjuntodel sector, puesto que la evolución re-quiere un cambio de mentalidad y estecambio sólo puede ser fruto del constan-te dialogo sobre el análisis de gran can-tidad de información. Mejorar la comuni-cación, información e investigación in-ternas del sector implica, en primer lu-gar, una convicción compartida de queel sector es un todo integrado, dondeproducción y comercialización se nece-sitan mutuamente y sólo mejoran si am-bos mejoran. Por otro lado, hay una de-manda creciente de estructuras de co-municación permanente, ya sean organi-zaciones interprofesionales, consejosreguladores, “mesas del vino” y el re-cientemente propuesto Consejo Españolde Vitivinicultura, que figura en los bo-rradores de anteproyecto de Ley del Vi-no que ha de sustituir al obsoleto Esta-

tuto de 1970. Todas estas estructurashan de servir para la formación progresi-va de estrategias compartidas, no obli-gatorias, pero sí bien fundamentadas, abase de mucho diálogo y análisis en co-mún de la realidad del sector.

Pero uno de los elementos esencialesque han de manejar estas estructurases una información amplia y detalladacomo base del análisis, sin ocultismo,bien fundamentada, para la obtención delargas series históricas. A pesar de exis-tir muchos datos, debido a la fuerte in-tervención y amplia solicitud de informa-ción que se exige a los operadores, nohay suficientes recopilaciones, el propioMinisterio de Agricultura encuentragrandes dificultades para obtener datosglobales homogeneizados y la escasísi-ma investigación que se produce sobrelos datos disponibles pocas veces esanalizada con detenimiento por los res-ponsables del sector.

CONCLUSIONESEn definitiva, entendemos que el futurodel vino español es esperanzador sobrela base de disponer del primer viñedo delmundo, pero alcanzar ese futuro pasanecesariamente por:

•Una imagen sostenida del vino comoalimento saludable en un consumo mo-derado, tanto nacional como interna-cionalmente.

•Mayor competitividad de nuestrasempresas y productos.

•Un marco legal mucho más flexible,centrado en la trazabilidad y la seguri-dad del vino, con garantías de veracidadde las indicaciones incluidas en la eti-queta; aspectos todos ellos en los quedebería centrarse la próxima modifica-ción de la ley nacional del vino, superan-do intervencionismos excesivos y tradi-ciones de escasa probabilidad de éxitofuturo.

•Más empresa, de mayor tamaño,con relación más estable con la produc-ción, alternativas de aprovisionamien-to, más internacionalizada y con mayorcapacidad de inversión en márketing ydistribución.

•Más marcas potentes, conocidas, deprestigio, asentadas en los segmentos“premium” y superiores y capaces deamparar mayores volúmenes de calidady precios estables

•Y todo ello, con una imagen mejora-da de país productor de una variada ga-ma de vinos de calidad

En conclusión, imagen (de producto,de país, de marca) y capacidad empre-sarial, sobre la base de un producto decalidad, de más fácil acceso y agilidadde adaptación a la demanda. Sobre es-tas grandes líneas creemos que debendesarrollarse las actuaciones futurasque se apliquen en el sector, ya sea enun “plan estratégico” como el que se de-manda unánimemente y a cuyas expec-tativas no responde el plan defensivo yconcentrado en el control de la ofertaque ha presentado el Ministerio de Agri-cultura, ya sea en la nueva Ley del Vinoque deben debatir el Congreso y el Sena-do en los próximos meses o en las nor-mas europeas, nacionales y autonómi-cas que se están desarrollando en los úl-timos meses por la aparente necesidadde “hacer algo”, aunque no se sepa muybien el qué. Pero para conseguir los ob-jetivos deseados, se requiere mayor dia-logo y más información, que favorezcanun progresivo cambio de mentalidad: delproteccionismo a la capacidad de lide-razgo. Una capacidad de liderazgo mun-dial que España puede conseguir si noslo proponemos con inteligencia. �

RAFAEL DEL REY SALGADOSecretario General Adjunto de la Federación

Española del Vino