tradición clásica y reflexiones sobre la traducción en la corte de aviz

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TRADICIÓN CLÁSICA Y REFLEXIONES SOBRE LA TRADUCCIÓN EN LA CORTE DE AVIZ MARÍA MANUELA FERNÁNDEZ SÁNCHEZ Y JOSÉ ANTONIO SABIO PINILLA Universidad de Granada 1. INTRODUCCIÓN El comienzo del uso escrito de la lengua portuguesa se sitúa en las primeras décadas del siglo XIII. En 1255 la lengua vulgar sustituye al latín en las cartas reales y con el rey don Dinis (1261-1325) se escriben ya en portugués todos los documentos oficiales. En su reinado se tradu- cen las principales compilaciones legales e histó- ricas del siglo XIII castellano, entre ellas el Código de las Siete Partidas y la Crónica General de su abuelo Alfonso X el Sabio, además de diversas obras del árabe, catalán, francés e italiano. Fuera de la Corte, especialmente en los monasterios de Al- cobaça y Santa Cruz de Coimbra, se traducían obras de asunto religioso no sólo del latín medie- val, sino también del francés y del italiano. Un ejemplo curioso de la actividad desarrollada en los monasterios es la traducción del Uvro de Soli- loquio de Sancto Agostinbo, obra latina apócrifa del siglo XIII atribuida a San Agustín para conferirle autoridad. El traductor anónimo, monje alcoba- cense, se ve en la necesidad de justificar su tra- ducción por el deseo de acercar una obra de ca- rácter edificante a unos lectores que ya no sabían latín. Esta traducción aparece mencionada en el Uvro da Montarla (1433) de don Joào I, debe ha- ber existido en la biblioteca de don Duarte y se recoge en el testamento del Infante don Fernan- do (1437), por lo que la profesora Valle Cintra, apoyándose en el análisis de algunas particulari- dades lingüísticas del texto, la sitúa en el primer cuarto del siglo XV. ' 1 M" Adelaide Valle Cintra (ed.): Uvro de Soliloquio de Sancto Aspstinho, Lisboa, Publicaçôes do Centro de Estu- dos Filológicos, 1957, p. XVIII. Será precisamente a partir del primer cuarto del siglo XV cuando se inicie de forma sistemáti- ca en Portugal la traducción de obras de la Anti- güedad, sobre todo latina. Tiene lugar entonces la divulgación de la cultura clásica a través de las traducciones y compilaciones que promovieron el Infante don Pedro y su hermano don Duarte, hijos del fundador de la dinastía don Joào I (1357-1433), Maestre de Aviz. Este fenómeno está íntimamente asociado a la cultura peninsular de su tiempo y se relaciona con el afán de erudi- ción y ejemplaridad que supone la práctica de la prosa en lengua vulgar por parte del poder políti- co y principesco. Obras tan importantes como el Uvro da VirtuosaBenfeitoria del Infante don Pedro y el heal Conselbeiro del rey don Duarte figuran en los manuales de historia de la lengua y de historia de la literatura como ejemplos del inicio de la prosa literaria en Portugal, y son consideradas modelos de la literatura didáctico-doctrinal del siglo XV. Como ya señalamos en otro lugar 2 , don Duarte es el autor de una de las primeras refle- xiones teóricas sobre la traducción en Portugal. El capítulo 99 del Leal Conselbeiro, Da maneim pera bem tornar algüa kitura em nossa Ijnguagem, es un do- cumento importante para el conocimiento de la historia de la traducción en la península; entre otros aspectos, por el contacto que revela con letrados de la corte castellana, y por el conoci- miento de las obras y traducciones que muestra de éstos. Por su parte, don Pedro se esforzó en 2 M a Manuela Fernández Sánchez y J. A. Sabio Pinilla: "Primeras reflexiones teóricas sobre la traducción en Portugal: El heal Conselheim de don Duarte", comunica- ción presentada en las II Jornadas Internacionales de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga, 17-20 de marzo de 1997 (en prensa). ieronymus omplutensis 61

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Page 1: Tradición clásica y reflexiones sobre la traducción en la Corte de Aviz

TRADICIÓN CLÁSICA Y REFLEXIONESSOBRE LA TRADUCCIÓN EN LA CORTE DE AVIZ

MARÍA MANUELA FERNÁNDEZ SÁNCHEZ Y JOSÉ ANTONIO SABIO PINILLAUniversidad de Granada

1. INTRODUCCIÓN

El comienzo del uso escrito de la lenguaportuguesa se sitúa en las primeras décadas delsiglo XIII. En 1255 la lengua vulgar sustituye allatín en las cartas reales y con el rey don Dinis(1261-1325) se escriben ya en portugués todoslos documentos oficiales. En su reinado se tradu-cen las principales compilaciones legales e histó-ricas del siglo XIII castellano, entre ellas el Códigode las Siete Partidas y la Crónica General de su abuelo

Alfonso X el Sabio, además de diversas obras delárabe, catalán, francés e italiano. Fuera de laCorte, especialmente en los monasterios de Al-cobaça y Santa Cruz de Coimbra, se traducíanobras de asunto religioso no sólo del latín medie-val, sino también del francés y del italiano. Unejemplo curioso de la actividad desarrollada enlos monasterios es la traducción del Uvro de Soli-loquio de Sancto Agostinbo, obra latina apócrifa del

siglo XIII atribuida a San Agustín para conferirleautoridad. El traductor anónimo, monje alcoba-cense, se ve en la necesidad de justificar su tra-ducción por el deseo de acercar una obra de ca-rácter edificante a unos lectores que ya no sabíanlatín. Esta traducción aparece mencionada en elUvro da Montarla (1433) de don Joào I, debe ha-ber existido en la biblioteca de don Duarte y serecoge en el testamento del Infante don Fernan-do (1437), por lo que la profesora Valle Cintra,apoyándose en el análisis de algunas particulari-dades lingüísticas del texto, la sitúa en el primercuarto del siglo XV. '

1 M" Adelaide Valle Cintra (ed.): Uvro de Soliloquio deSancto Aspstinho, Lisboa, Publicaçôes do Centro de Estu-dos Filológicos, 1957, p. XVIII.

Será precisamente a partir del primer cuartodel siglo XV cuando se inicie de forma sistemáti-ca en Portugal la traducción de obras de la Anti-güedad, sobre todo latina. Tiene lugar entonces ladivulgación de la cultura clásica a través de lastraducciones y compilaciones que promovieronel Infante don Pedro y su hermano don Duarte,hijos del fundador de la dinastía don Joào I(1357-1433), Maestre de Aviz. Este fenómenoestá íntimamente asociado a la cultura peninsularde su tiempo y se relaciona con el afán de erudi-ción y ejemplaridad que supone la práctica de laprosa en lengua vulgar por parte del poder políti-co y principesco. Obras tan importantes como elUvro da Virtuosa Benfeitoria del Infante don Pedroy el heal Conselbeiro del rey don Duarte figuran enlos manuales de historia de la lengua y de historiade la literatura como ejemplos del inicio de laprosa literaria en Portugal, y son consideradasmodelos de la literatura didáctico-doctrinal delsiglo XV. Como ya señalamos en otro lugar2, donDuarte es el autor de una de las primeras refle-xiones teóricas sobre la traducción en Portugal.El capítulo 99 del Leal Conselbeiro, Da maneim pera

bem tornar algüa kitura em nossa Ijnguagem, es un do-

cumento importante para el conocimiento de lahistoria de la traducción en la península; entreotros aspectos, por el contacto que revela conletrados de la corte castellana, y por el conoci-miento de las obras y traducciones que muestrade éstos. Por su parte, don Pedro se esforzó en

2 Ma Manuela Fernández Sánchez y J. A. Sabio Pinilla:"Primeras reflexiones teóricas sobre la traducción enPortugal: El heal Conselheim de don Duarte", comunica-ción presentada en las II Jornadas Internacionales deTraducción e Interpretación de la Universidad de Málaga,17-20 de marzo de 1997 (en prensa).

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conciliar los deberes de gobierno con sus in-quietudes intelectuales. Además de escribir consu confesor fray |oáo Verba el Uvro da Virtuosalienjeilorici, fue el primer traductor de una obraclásica al portugués —el De oßciis de Cicerón—,y encargó una sene de traducciones a Vasco Fer-nandcs de Lucena destinadas a la educación de susobrino, el rey don Afonso V. Si bien es ciertoque el mecenazgo real y la divulgación llevada acabo por los Infantes y sus letrados no es algoexclusivo de la corte portuguesa,3 creemos que eldesconocimiento de este capítulo en la historiade la traducción peninsular es difícil de justificarhoy en día. Salvo aisladas y honrosas referencias,4

sigue siendo un tema desatendido por los inves-tigadores. Sería presuntuoso querer subsanar esteestado de cosas en los reducidos límites de unartículo. No obstante, procuraremos situar lastraducciones y reflexiones sobre la traducción enel medio sociocultural en el que se produjeron,señalando la identidad peninsular de su origen ysu aportación particular a la historia de la traduc-ción durante el siglo XV hasta principios del sigloXVI, cuando el humanismo portugués se desarrollaen unas circunstancias históricas excepcionales.

2. EL INFANTE DON PEDRO:COMPILADOR DE SÉNECA YTRADUCTOR DE CICERÓN

Kl Infante don Pedro (1392-1449), cuartohijo de don Joño I, fue de todos sus hermanos elque mejor supo conciliar la inquietud de renova-ción cultural de la Corte de Aviz con las tareaspolíticas y militares inherentes a su posición so-cial. De hecho, tuvo que recurrir a la anida de

' Según Pcfcr Russell: l'radiiccionesj traductores en la Pe-

uimiihi Ibérica (1400-15501 Bellaterra, UAB, 1985, p. I l , cl

proceso en la península se inició durante el siglo XIV en

Cataluña como respuesta a los intereses culturales de la

Casa de Barcelona y a sus contactos con la corte francesa.

' Además de P. Russell, podemos citar a María Mo-

rras: "El traductor como censor de la Edad Media al Re-

nacimiento", en Luis Charlo Brea (ed.): Reflexiones sobre la

traducción, Cádiz, Universidad de Cádiz, 1994, pp. 415-425.

letrados para poder compaginar su obra con unaintensa actividad política y reformadora. Juan deMena lo tuvo en alta consideración y la literaturapopular del siglo XVI lo convirtió en el príncipeque había recorrido las siete partes del mundo.Aun así, escribió y tradujo mucho. Rntre lasobras y documentos que conservamos nos ocu-paremos del Uvro da Virtuosa Benfeitoria, escritoen colaboración con su confesor frayjoáo Verba;del LJvro dos Oficios, traducción del De oßciis deCicerón, y de las cartas en las que encarga traduc-ciones o las comenta. Además podemos citar lassiguientes obras, hoy perdidas, que la tradición leatribuye: una traducción del De re militan de Vc-gecio; otra del De regimine principum de Gil deRoma, para la que tuvo presente la versión caste-llana del Regimiento de Príncipes de fray Juan Garcíade Castrojenz;5 un opúsculo en lengua vulgar so-bre la confesión que don Duartc llama Oras daConjissom (Jjeal Conselheiro, Cap. 27), y una traduc-ción suya o de alguno de sus letrados del ÍJvro deMarco Paulo, cuyo original el propio Infante trajode Venecia a Portugal en 1428 al regreso de susviajes por Europa.

LJvro da Virtuosa Benfeitoria

lista obra es el resultado de una labor deapropiación del De beneficüs de Séneca realizadapor el Infante y su confesor fray Joáo Verba. Kllibro refleja un amplio conocimiento, directo oindirecto, de los textos bíblicos y de los autoresclásicos y medievales. A Verba pertenecen lospasos más densos de erudición elaborados a par-tir de las fuentes clásicas v medievales6. La es-

"" Joaquim de Carvalho: listados sobre a cultura portuguesa

do secuto X\ ', Coimbra, Atlântida, 1949, pp. 113-114. lista

traducción castellana también fue seguida por don Duartc

en el I j.:al' Conselbeiiv (Cap. LI).

'' Adelino de Almeida Calado (ed.): LJvro da I 'erluosa

Beu/ejtoria, Coimbra, Acta Universitatis Conimbrigensis,

1994, pp. LVI-LVII. Citamos en adelante por esta edición

crítica. La I 'irtuosa Benfeitoria Ríe publicada por primera

vez completa en 1910 en Oporto por José Pcrcira de

Sampaio. Existen otras tres ediciones más de la obra en

1940, 1946 v 1981.

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tructura del libro está planeada minuciosamente,de acuerdo con la técnica medieval de la ordinaíio.La obra va precedida de una dedicatoria, de uníndice que detalla el contenido de los libros y decada uno de los capítulos; se inicia con unos ca-pítulos introductorios (Caps. I-VI del Libro I);sigue el texto propiamente dicho, y se cierra conotro conjunto de capítulos (Caps. IX-XI del Li-bro VI). La primera redacción remonta a 1418,año de las Cortes de Santarem en que donDuarte le preguntó al Infante por el estado dellibro, liste le respondió que ya había acabado elplan inicial, pero que aún debía enmendar y aña-dir muchas cosas. Como las obligaciones milita-res le impedieran dedicarse a ella, encargó a suconfesor que la continuase y Verba procedió aelaborar una segunda redacción, en la que segu-ramente don Pedro participó, hasta ser concluidahacia 1429, tras una tercera redacción conjunta.7

Un estudio detallado del contenido del libromuestra a las claras su dependencia con respectoal De beneficüs de Séneca. Don Pedro no ocultaesta relación en ningún momento. Ya en la dedi-catoria a don Duarte dice que la primera redaccióntuvo como punto de partida la obra de Séneca y quesu confesor se sirvió del texto latino para acabarla.Este hecho no desmerece su originalidad. La Virtuo-sa Benfeiloria es un libro medieval de una vasta erudi-ción, presidido por una intencionalidad de adoctri-namiento moral como corresponde a una dinastíaque quiere convencer de la conveniencia de la socie-dad estamental que gobierna, y que tiene que res-ponder a problemas reales de estructuración delEstado. El talante didáctico, la elección de un mo-delo clásico sentido como cristiano, la exposicióncuidadosa de las ideas que considera más impor-tantes en el ordenamiento de una sociedad jerarqui-zada, así como el interés por la expresión en vulgar,pese a las dificultades que su uso planteaba, son al-gunos de los instrumentos ideológicos que susten-tan el pensamiento político de la época.

El IJvro cía Virtuosa Benfeitoria ha sido definido

como el primer tratado de filosofía moral y poli-

Id., pp. XXY-XXXYI.

tica en portugués,8 como el primer tratado deeducación de príncipes,'-1 además de como mo-delo de la prosa doctrinal de la Corte.10 De todoesto hay en la obra. A nosotros nos interesa de-tenernos en el proceso de reelaboración llevado acabo por sus autores, tal corno ellos lo entendíany manifestaron en diferentes ocasiones.

V\ primer objetivo de don Pedro es hacer unanueva compilación, a partir del De benefidis de Sé-neca, que sea provechosa para él y para todosaquellos que por su posición social practican elpoder y conceden beneficios:

I i, com gwide desejo de poer a/gtíu coiregimenlo per guisa

que tam nobre cuido e tam pe/fe/to, como be o bem/a^er. nom

perecesse, compos [Séneca] em lalim se/e peqnenos livivs, dun-

do ensinanca ¡ios bornees que desto raspadamente qnisessem

usar, dos (¡lûmes a ssenlença e ordenanca, porq/ie be curta e

mnito sarna, e do fakir que agora usamos desacnstiimada, tm-

balbeyme / / de a ensirir toda com outras cousus que a esto

eram compridojras, ja-^endo nova compdaçom proveytosa a m/m

e a todollos antros que son obligados de praticar o poder que teï

pera faderem bons obras. (LJpiv 1, Cap. II, 15, p p . 16-24)

El empeño del Infante por definir cl asuntode la obra es constante: queda reflejado desde losprimeros capítulos en la precisión etimológicacon que justifica el título y en las explicacionesque ofrece sobre el contenido del libro "em o quainom se m ostra cous a que a esto nom se/a en al<¿u^'¿{uisa

L-ompridoyra" QJvro I, Cap. IV, 20, pp. 23-24).

Es más que probable que la obra estuvieradestinada a ser leída en voz alta. Así se desprendede las referencias a la lectura en los primeros ca-pítulos del texto y, de este modo, cobra sentido laconocida aclaración del Infante acerca del méto-do de trabajo que siguió y que expone en la dedi-catoria a su hermano:

H Ma Helena da Rocha Pereira: "Helenismos no ¡Jvm

da I 'irtuosa Benjeitoría", Bib/os, vol. LVII, 1981, p. 313.

'' Nair de Castro Soares: "A Virtuosa Benfeitoria,primeiro tratado de educaçào de príncipes em portu-gués", Bib/os, vol. LXIX, 1993, pp. 289-314.

111 Véase, entre otros estudios, Antonio José Saraiva yOsear Lopes: ¡listaría da IJtera/ura Portuguesa, Oporto,

Porto Kditora, 1989'\ pp. 109-118.

íeronymus omplutensis 63

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(...) o quai he dictado em algüus logares quanto quer scum

e em on tro s bem claro, e parte troncado e em pausas curtas, que

ao dictar sont de gram trabalho, e outra parte em pansas com-

pridas, que de raspar he mais ebda maneyra. E tal deffemiça

he em elle feyta porque, ayuda que prinápalmettte o liviv aos

principes seja aderençado, a ontivs mnytos dá geera/ donctrina.

E, porque antre mnitos ha desvqyramento, assy de entenderes

como de voontcides, desmiradamente joy a obra composta pera o

engenhoso e sotil adiar delectacom a sen entendimento, e ao

simpre~ porem nom mingnasse ata! clareza per que aprender

podesse as cotisas que a elle convem, e tambem aquelles que fil-

ham prater em novas maneyras de curto fallar achassem hi al-

gñ'i comprimento do que em esto quer o sen desejo, e os que

chaào fallcim e querem ouvyr achassem script tira segundo sen ge-

yto. {Dedicatoria, 4, 16-30)

Este pasaje ha merecido especial atenciónentre los investigadores porque habla de la técni-ca seguida por el Infante, siendo objeto de dis-tintas interpretaciones el significado preciso delverbo dictar. Para Piel," se trata de una nuevatécnica de traducción con la que se intentabaimitar en portugués la concisión del periodo lati-no frente al modo de escribir tradicional em pau-sas compridas. Russell mantiene que la intención dedon Pedro es la de explicar, dentro de la prácticamedieval del dictado, la dificultad que tiene aldictar pasajes cortos del original en lugar de pá-rrafos más largos para conseguir una mayor con-cisión y exactitud.12 Almeida Calado señala el usode dictar con el significado de "expresión escrita delpensamiento organizado" en el capítulo 55 del healConselheirv de don Duarte, y lo hace coincidir con elque tiene en la Virtuosa Benfèitoria, descartando, sinmás explicación, el sentido literal del verbo.'3

Ante este estado de cosas, conviene hacer al-gunas precisiones y considerar el comentario dedon Pedro desde un punto de vista más ampliorelacionado con la práctica de la escritura y el ac-ceso al saber en la Edad Media. Curtius ha seña-lado la evolución semántica de dictare desde "dic-tar" hasta "escribir y componer obras poéti-

cas";14 de hecho, ambos significados coexisten enel uso que hacen del término don Pedro y donDuarte. En la época de don Pedro el acto de laescritura era el resultado de leer y glosar lo leídopara completarlo o desarrollarlo, de manera máso menos novedosa, con un objetivo fundamen-talmente didáctico. En esta práctica de divulgar yproporcionar una formación lo más completaposible se incluyen las compilaciones y las tra-ducciones de los tratados morales de Cicerón yde Séneca, y también los tratados pedagógicos deautores medievales como Gil de Roma o PierPaolo Vergerio. En este caso don Pedro se refie-re, como auctor de un manual de comportamientomoral, a las dificultades que le plantea la organi-zación coherente del discurso en prosa teniendoen cuenta la recepción posiblemente oral deltexto y, sobre todo, la existencia de distintos ti-pos de lectores de acuerdo con el estamento so-cial al que pertenecían. Don Pedro se detiene acomentar lo que resulta más difícil en la prácticadel dictado, a la que se recurría no sólo para tra-ducir, sino también para escribir en lo que era unproceso lento y complejo. El Infante es, pues,consciente de la dualidad de estilo que resulta dela segmentación muy ajustada del texto latino yde su elaboración en periodos breves, junto a laque procede de una elaboración más amplia y re-posada. Osório señala el valor ejemplar de la de-dicatoria como testimonio de las dificultades queofrecía la organización del discurso literario enprosa en una época en la que no había un mo-delo de norma escrita ni convenciones tipográfi-cas que facilitasen la lectura privada.15 Pensamosque su originalidad reside en el esmero y deteni-miento con que reflexionó sobre los aspectoslingüísticos que el proceso de manipulación yelaboración de materiales conllevaba, y en que lohizo de manera coherente, no convencional nirutinaria, con las consecuencias prácticas de utili-

1 ' Joseph M. Piel (ed.): Livro dos Oficios, Coimbra, ActaUniversitatis Conimbrigensis, 1948, p. XXIII.

12 P. Russell, o. cit., p. 38.13 Ed. cit., p. XXVII.

14 Ernst Robert Curtius: Literatura euivpeay Edad Medialatina, Méjico, FCE, 1989 (5a reimpresión de la Ia ed. es-pañola de 1955), p. 118.

15 Jorge A. Osório: «A prosa do Infante D. Pedro. Apropósito do Liwv dos Ofidos», Bibfos, vol. LXK, 1993, p. 110.

64îeronymus omplutensis

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dad y provecho que tenía para él la comunicaciónen lengua vulgar.

Livra dos Ofídos

Esta traducción del De officiis de Cicerón, rea-lizada entre 1433 y 1438, es la primera completade un autor clásico latino en Portugal y la únicaque hoy se conserva de todas sus traducciones."1

Don Pedro la justifica en la dedicatoria a donDuarte por la finalidad práctica que él mismootorgaba a la formulación ciceroniana del debercomo parte del hombre virtuoso, y cuyo conte-nido encajaba de lleno en el programa educativode la Corte. El Infante escribió y tradujo para unauditorio señorial del siglo XV formado porunos lectores sin conocimientos del latín quemantenían vivo el ideal caballeresco:

E esguardando eu como todo bem quanto a mais presta

tanto he melhor, e nom embargando que o latim na christanda-

de he mais geera/ que o portugués, em Portugal esta linguagem

he mais geera/ que o latim, por aproveitar aofs] portugueses

amadores de rirtude que nom som ou ao diante nomforem lati-

nados, Eu me despus ao trabalho de tornar este livro em nossa

linguagem. (Dedicatoria, 1,13-16, 2,1-3)

Es conocido el interés de la clase dominantepor los referentes doctrinales que proporciona-ban las traducciones de Cicerón y Séneca, sobretodo. El liderazgo cultural procedente de letra-dos, eclesiásticos, príncipes y reyes explica, enbuena medida, casos como los de don Pedro ydon Duarte. Sólo así puede entenderse que el In-fante, sin ser un buen conocedor del latín clásico,se atreviera a emprender la traducción de untexto como éste que le planteó muchas dificulta-des conforme le expone a su hermano en otropaso de la dedicatoria:

E deste velume os primaros dons livras, segundo meujui-

%o, meparecem que teem avantagem do teneiro, e aquel/es achei

mais daros. 0 teneiro achey muito scuro, por que recanta esto-

16 Fue publicada por primera vez en 1948 por Joseph.M. Piel, véase la nota 11. La cita es de la Introduçào, p.XXIII.

rías e exemptas, e parece que senda a quem as sabia. E algüas

ve^es poem pallavra por sentença, e per hña pequeña sentença

dá a entender hüa grande estoria. Eporem, Senhor, ainda que

todo o livro se/a mal tornado, este derradeiro entendo que he pe-

or, em tanto que em algüus logares, aínda que nom forom

muitos, eu acerca semita a aventuira, nom entendendo o que no

livro de%a. (Dedicatoria, 4,14-24)

En el caso de don Duarte, cabe preguntarseigualmente por la razón de ser del capítulo 99 delLeal Conselheiro, un conjunto de reglas sobre lamanera de traducir, en un manual cortesano pen-sado para regimentó de casa, o normas de compor-tamiento de la vida familiar de la Corte. La pro-cupación didáctica y normativa va unida a la im-portancia que conceden a su rango social. Por lotanto, no debemos llamarnos a engaño por lasdeclaraciones de falsa modestia que aparecen enlas dedicatorias de don Pedro. Al contrario, lomás fidedigno e importante es toda la informa-ción que proporciona acerca de las circunstanciasen que tuvo lugar su actividad.

Los estudios que se ocupan de los aspectoslingüísticos y estilísticos del Livro dos Oficios desta-can la importancia de esta traducción en el enri-quecimiento del léxico político portugués yapuntan algunos recursos empleados habitual-mente por don Pedro para resolver la distanciaentre el contexto histórico-social del texto latinoy el de los lectores del siglo XV. Así, el Infanteoptó por la aproximación onomástica —Epami-nondas, duque de Atenas—, y equivalencias léxico-semánticas como la repetición sinonímica y laglosa en el propio texto, procedimiento este úl-timo muy utilizado también en la Virtuosa Benfei-toria. "...be outorgada búa vertude moral que em latim he

chamada pietas e nos a podemos chamar em nossa lin-

guagem piedosa reverença" (Livro V, Cap. XI, 295,24-25). Si la glosa facilitaba la comprensión en elplano conceptual e institucional, la repetición si-nonímica lo hacía además en el plano rítmico yexpresivo como se esperaba de la lectura de untexto destinado a ser leído en voz alta. Por lo querespecta al plano sintáctico el Infante tuvo queenfrentarse al problema de la organización frásti-ca e interfrástica del discurso en prosa con fines

^ieronymus omplutensis 65

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literarios. Para ello recurrió a fórmulas tradicio-nales de la prosa medieval como, por ejemplo, etornando a fallar, mas fallaremos primeiro, ora tornemos

aa openiom, sin correspondencia con la latina;frente a la riqueza de conjunciones y partículasargumentativas del texto ciceroniano, don Pedrose sirve, principalmente, de mas y e, además deporém/porende, pero/'empero y ca, aínda, pois, assi y

porque. El Infante, en palabras de Osório:17

buscou sintonizar a mensagem do discurso orignal com o hori-

zonte de expectativas desse público, mediante equivalencias lexi-

cais que denunciam também a ideia de moderni^afào da dou-

trina veicubda pela obra de Cicero. Remeteu, porém, para um

plano menos evidente os mecanismos origináis de va/oritçaçào

argumentativa, deixando en/raqueadas muitas das ocomndas

de morfemas que, ao longo do texto latino, iam gerindo a dis-

cussâo filosófica implicada no discurso expositivo de Cicero a

seu ftlho Marcos.

La utilidad de los tratados filosóficos de Cice-rón en un ambiente caballeresco-cristiano es loque explica la extraordinaria afloración de sustraducciones en la península durante el siglo XV.En un espacio muy reducido de tiempo vemossucederse las traducciones peninsulares de Cice-rón, que arrancan de la época de las misiones di-plomáticas de Alfonso de Cartagena en la Cortede Aviz. En una de ellas (1421-1423), don Duartele pidió a Cartagena que le tradujese el De inven-tions, que éste sólo terminó hacia 1431. DonDuarte también encargó a fray Joäo Verba la tra-ducción del De amiátia como se documenta enuna carta fechada en Pénela el siete de enero de1434, en la que don Pedro le informa a donDuarte del envío de esta traducción, hoy perdida.Asimismo, durante el periodo de regencia de donPedro, Vasco Fernandes de Lucena tradujo a pe-tición suya el De senectute. Por su parte, Alfonsode Cartagena ya había traducido en 1422 el Desenectute y el De offiáis, ambas dedicadas a Juan Al-fonso de Zamora, secretario de Juan II de Casti-lla. Es, por lo tanto, natural que la influencia deun erudito tan eminente como Cartagena se deja-ra sentir en las ideas sobre traducción que circu-

17 Jorge A. Osório, art. cit., p. 127.

laban en la Corte de Aviz y en el uso, más o me-nos directo, de las versiones castellanas del Obis-po de Burgos por parte de don Pedro.18

3. EL LEAL CONSELHEIRODE DON DUARTE

El \Jvro dos Conselhos es una colección de do-cumentos diversos (cartas, avisos, informes polí-tico-administrativos, consejos religiosos y milita-res, recetas de medicinas de la época...), compila-dos sin orden por don Duarte (1390-1438) parasu uso personal entre 1423 y 1438. Entre estosdocumentos figura una de las primeras reflexio-nes sobre la traducción en Portugal: Maneira penibem tornar alsfM lectura em nosa lyngoajem. feyto per el

rey}'1 Aunque el texto no está fechado, debe ha-berse escrito a partir de 1433, año en que donDuarte subió al trono. El rey incluyó una versiónligeramente ampliada de este texto en la segundaparte del Leal Conselheiro (Cap. 99), obra cuya or-ganización final debe remontar a fines de 1437 o1438, y que dedicó a su mujer doña Leonor deAragón.2" Es probable que el interés de don

18 Son numerosos los investigadores que han señala-do con mayor o menor detalle este hecho. Pueden con-sultarse, entre otros, los trabajos de Abdón M. Salazar:"El impacto humanístico de las misiones diplomáticas deAlonso de Cartagena en la Corte de Portugal entre me-dievo y renacimiento (1421-31)", en A. D. Deyermond(ed.): Medieval Hispanic Studies presented to Rita Hamilton,

Londres, Tamesis Books Limited, 1976, pp. 215-226, yAires A. Nascimento: "As Livrarias dos Príncipes deAvis", Biblos, vol. LXIX, 1993, pp. 265-287.

" Liviv dos Conselhos de EAR« D. Dnarte (LJvro da Car-

tuxa). Edición diplomática, transcripción de J. J. AlvesDias, introducción de A. H. de Oliveira Marques y J. J.Alves Dias, revisión de A. H. de Oliveira Marques y Te-resa F. Rodrigues. Lisboa, Estampa, 1982, [30], pp. 151-152. Es la primera edición integral de esta obra. Kn estelibro se recoge la carta de don Pedro a don Duarte sobreel envío del De amiátia, [14], pp. 87-89.

211 Joseph M. Piel: Leal Conselbeiro, o quai fe% Dom

Eduarte Rey de Portugal e do Algarve e Senhor de Cepta, Lisboa,

Livraria Bertrand, 1942, p. X. Citamos en el presente tra-bajo por esta edición crítica. El manuscrito del heal Con-selheiro no se publicó por primera vez hasta 1843 en dos

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Duartc por los problemas de la traducción se vie-ra avivado por la influencia de Alfonso de Carta-gena, embajador en Portugal de Juan II de Casti-lla durante el año 1422, con quien solía conversaren la Cámara Real. Alfonso de Cartagena, al igualque don Pedro, comenta en las dedicatorias yprólogos de sus traducciones las circunstanciasque rodearon su labor. Así, en el Prólogo a la ver-sión española del De inventione de Cicerón, el pro-pio Cartagena nos da una prueba de sus relacio-nes con el aún príncipe don Duarte:

Pablando con vos, príncipe esclarecido, en mate-rias de sciencia en que vos sabedes fablar, en algunosdías de aquel tiempo en que en la vuestra corte, pormandado del muy católico Rey, mi señor, estaba, ví-novos a voluntad de haber la "Arte de la Retórica" enclaro lenguaje, por conocer algo de las doctrinas quelos antiguos dieron para fermoso fablar. Et mandás-tesme, pues yo a esa sazón parecía haber algunt espa-cio para me ocupar en cosas estudiosas, que tomaseun pequeño trabajo, et pasase de latín en nuestra len-gua la retórica que Tullio compuso.21

En ambos aparecen los sinónimos tradicio-nales que hacen referencia a la noción de trasladoen la operación del traducir: tornar em nossa lingua-gem y pasar de latín en nuestra lengua. En el capítulo99 del Leal Conselheiro el verbo tornar alterna contrasladar en el sentido de 'traducir'. En otros pa-sos del libro, trasladar aparece usado con el de'transcribir' o 'copiar', como ocurre en castellanoy en catalán. Además de tornar em linguagem y detrasladar y sus variantes, encontramos con menorfrecuencia en los traductores de la época tirar emlinguagem. Más curioso es el empleo de raspar en elsentido de 'decir en portugués', o en palabras dePiel '"formular a versào portuguesa"', conforme

ediciones simultáneas: una anónima en Lisboa y otra enParís por José I. Roquette, con prólogo y notas del Viz-conde de Santarem. Hay otra edición de 1981; la últimaes de 1982 publicada por la Imprensa Nacional de Lisboaal cuidado de Joào Moráis Barbosa, que actualiza la orto-grafía del texto para el gran público.

2 ' í\ larcelino í\ lenéndez Pelayo: Historia de las Ideas Estéticasen España, en Obras Completas (vol. I). Santander, Consejo Su-perior de Investigaciones Científicas, 1946, p. 489.

aparece en don Pedro y don Duartc. Como ve-remos más adelante, interpretar es usado por Vas-co Fernandes de Lucena haciendo referencia auna operación más compleja de comprensión delsignificado y de adecuación a unos lectores de-terminados. Hasta el siglo XVI no se documentael verbo traducir,22 aunque sólo se impondrá a lolargo del siglo XVII sustituyendo a trasladarP

Capitullo LRIX

Da maneira pera bem tornar algia leitura em nossa Ijn-

guagem.

Por que muytos que som leterados nom sabem trelladar

bem de latym em Ijnguagem, penssey escrever estes avysamentos

pera ello necessarios.

Pijmein, conhecer bem a ssentença do que ha de tornar, e

poêlla enteiramente, nom mudando, acrecentando, nein myn-

guando algia cousa do que esta scripto.

O ssegundo, que nom ponha pallawas latinadas, nem

doutra Ijnguagem, mas todo se/a [em] nosso lynguagem scripto,

mais achegadamente ao geeral boo costume de nosso faltar que

se pode fa^er.

O tercero, que sempre se ponham pallawas que sejam de-

reita lynguagem, respondentes ao latym, nom mudando hüas

por outras, assy que onde el disserper latym "scorregar", nom

ponha "afastar", e assy em outras semelhantes, entendfendoj

que tanto monta hüa como a outra; por que grande deferença

fa% pera se bem entender, seerem estas pallavras propriamente

scriptas.

O quarto, que nom ponha pallavras que segundo o nosso

cus turne de fallar sejam avydas por desonestas.

O quinto, que guarde aquella ordern que igualmente deve

guardar em quäl quer outra cousa que se screver deva, scilicet

que screva(m) cousas de boa sustancia, claramente, pera se bem

poder entender, e fumoso o mais que elle poder, e curtamente

quanto for necessario. E pera esto aproveita muyto parragrafar

e apontar bem. Se h"« raspar; torna[n]do de latym em Ijngua-

gem, e outro screver, achara melhoria de todo juntamente per

hüu seer jeito.

Don Duarte justifica sus consejos por la in-capacidad de muchos letrados para traducir biendel latín. Es de suponer la escasez de latinistas

22 José Pedro Machado: Dicionário etimológico da lingua portu-

guesa, Lisboa, HorÍ2onte, 1987 (4a ed.), vol. IV, p. 321.21 Luís Filipe Iindley Cintra: «Sobre urna traduçào

portuguesa da General Estoria de Afonso X», Boletim deFilología 12,1959, nota 2, pp. 185-186.

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competentes en la Corte, así como un sincerointerés del monarca por conseguir libros en len-gua vulgar que repercutieran en su formación yen la de sus cortesanos. La reflexión teórica —arriba transcrita— no se distingue por un análisisexhaustivo de los problemas del traducir. Contodo, hay que reconocer en el rey un esfuerzonormativo por sistematizar unos principios delos que la práctica de la traducción carecía enPortugal y de los que fue precursor. Estos prin-cipios recogen comentarios e ideas tradicionalessobre el tema que pudieron gestarse en las con-versaciones que mantuvo en la Cámara Real coneruditos como Cartagena. Asimismo, son revela-dores del proceso de evolución de la lengua lite-raria portuguesa en su emancipación de la latina,para lo cual fue decisiva la preocupación por ha-cer accesibles los textos latinos.

En el primero aconseja seguir lo más fiel-mente posible el pensamiento del autor original.En el segundo advierte contra el uso de latinis-mos (que él mismo usa), defiende la pureza de lalengua vernácula y su capacidad como instru-mento de comunicación. En el tercero manifiestasu empeño por utilizar el término más exacto. Enel cuarto propone el decoro lingüístico ante laposibilidad de interpretaciones alejadas de la or-todoxia cristiana. En el quinto condensa el idealde lengua escrita al que aspira: rectitud, claridad,belleza de estilo y brevedad. La propuesta final,que se relaciona —suponemos— con su manerade traducir sin intermediarios, es difícil de enten-der. La técnica de la traducción medieval requeríala presencia, al menos, de dos colaboradores. A latécnica del dictado recurrieron Alfonso de Carta-gena y el Infante don Pedro, por sólo citar dospersonajes muy ligados al rey. Una posible expli-cación de la opción escogida por don Duartepuede ser su desconfianza ante la labor de losamanuenses y copistas quienes, por ausencia deuna norma gráfica y lingüística, transcribían demanera aproximada lo que oían, dejándose llevaren ocasiones por la más absoluta arbitrariedad.

La perplejidad del investigador ante el últimoconsejo de don Duarte se ve acentuada al final

del capítulo, cuando habla de las dos manerastradicionales de traducir sin decantarse por nin-guna de ellas; y no sólo eso, 'sino que deja lacuestión sin resolver al aconsejar a la reina queante la necesidad de encargar una traducciónconfíe simple y llanamente en la manera de tra-ducir de aquel a quien se la encomienda:

E traladey do livro dos Stabelliámentos de sam Joham

Casiano por exempro esta parte de />üu capitolio ajuso scripto

aopee da ktera, que chamar» os leterados «a contexto», o qual

a aljf"s nom muy to pra% por seer scripto na manara latina-

da. E queriam que se tirasse a ssentença posta em mais geeral

maneira de fallar. E ou tros di^em que be m Ibes parece. Porem,

quando mandardes tornar algia leitura de latim em nossa lin-

guagem, a maneira que mais vos prouver mandaae que tenha

aquel que de Ib te ver cárrego.

Otro testimonio importante, en relación conla falta de criterios en la práctica del traducir,procede —como señalamos— del Infante donPedro, cuando le comenta a su hermano las difi-cultades que tuvo en la traducción del libro terce-ro del De ofjuiis que tradujo sin entender lo que eltexto decía.

La divulgación de las obras clásicas latinaspromovida por don Pedro y don Duarte y susobservaciones sobre la traducción forman partedel interés que despertaban en la península losautores filosófico-morales de la Antigüedad, enespecial Cicerón y Séneca, así como de las difi-cultades que presentaba la traducción de susobras al vulgar para un público no habituado allatín clásico, desconocedor de la realidad socio-cultural romana. Su singularidad reside en haber-se detenido a reflexionar sobre los problemasteóricos que tal actividad conllevaba desde unaóptica poco convencional. Don Pedro escribió ytradujo para los príncipes y nobles de la Corte.Don Duarte fue un rey preocupado por sistema-tizar una actividad de la que no ignoraba su re-percusión en el plano educativo. Sus obras refle-jan la concepción del Estado y de la vida socialque expresaron los tratadistas cristianos de laEdad Media, sobre todo Santo Tomás de Aquinoy Gil de Roma. La coherencia ideológica de donPedro en el Uvro da Virtuosa Benfeitoria, destinada

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a regular las relaciones entre el rey y su pueblo, yen el programa de traducciones que encomendóa Vasco Fernandcs de Lucena, llama la atenciónen relación con el tono personal y la aparentefalta de unidad de la obra de don Duarte. Enambos casos, la traducción de la tradición clásicaaparece entre las posibles respuestas a las necesi-dades sociales e intelectuales que les acuciabancomo hombres de Estado y como miembros deuna dinastía que necesitaban legitimar.

4. VASCO FERNANDES DE LUCENA

Pocos son los datos conocidos de este juris-consulto y diplomático nacido en el pueblo cor-dobés de Lucena, que pasó su vida en Portugal alservicio de la Corte desde el reinado de donDuarte hasta el principio del reinado de don Ma-nuel I. Su labor de traductor se sitúa en la épocade la regencia del Infante don Pedro (1439-1448)y está encaminada a la formación del futuro reydon Afonso V (1448-1481). Por encargo del In-fante tradujo el Panegírico de Tro/ano de Plinio elJoven y el tratado sobre la educación de príncipesDe ingenias moribus et liberalibus studiis de Vergerio.

Lucena tradujo también el De senectute de Cicerónpara don Pedro y compuso un tratado sobre lasvirtudes que pertenecen al rey, dirigido a donAfonso V. De todas estas obras sólo conserva-mos dos cartas de la correspondencia entre el In-fante y Fernandes de Lucena y cuatro prólogos,entre ellos el de la traducción de la Oración que elDeán de Virge, embajador del duque de Borgo-ña, pronunció en Evora para rehabilitar la me-moria de don Pedro y que Lucena tradujo en1449 a pedido del Condestable de Portugal.24

Esta traducción, la única conservada de Fernan-des de Lucena, fue publicada por Piel, junto con

24 El Condestable don Pedro de Portugal (1429-1466), hijo del Infante don Pedro y de doña Isabel deUrgel, fue rey de Cataluña (1463-66) y el primer portu-gués que escribió en castellano.

los otros documentos, en su edición del LJvrv dosOficios*

No hace falta extenderse mucho en justificarla elección de las obras traducidas. La literaturapseudohistoriográfica contribuye al ideal caballe-resco al que aspira la nobleza. A semejanza deVasque de Lucène, traductor de la HistoriaAlexandrii de Quinto Curcio (1468) que dedicó aCarlos el Temerario, Fernandes de Lucena recu-pera la ideología imperial romana para adaptarlaal modelo del príncipe cristiano. Es de sobra co-nocido el papel que desempeñaron los tratadosde educación de príncipes en la Edad Media tar-día como lectura obligada en la formación de losfuturos reyes. Fernandes de Lucena era cons-ciente del programa de traducciones fomentadopor don Pedro. Así en el prólogo del Uvro daVelhice relaciona, a modo de justificación, elcontenido del libro de Vergerio, pensado para laeducación de la juventud, con el tratado de Cice-rón, destinado a llevar con dignidad los padeci-mientos de la vejez:

Porem, milito alto [e] excellente Princepe, depots que estes

días passados trasladei por vosso mandado hu livro de Paulo

\/eigerío, que falla dos liberáis estados e virtuosas manhas dos

mancebos, o qual enderece/ a El Rey nosso Senhor, porque em

elle podesse conservar as boas ensinamas que pertencem à sua

idadí, porque estova ocioso eu muito de^ejava oceuparme em al-

gia cotila, que a vossa * S enhoría graciosa fosse, vos traslade)1

de latim em lingoagem este tractado de Tul/o, que falla das ar-

tes e dos officios que aos velhos pertencem, sabendo que em si-

milhaveis livros, quando a occupaçào das cotilas publicas vos

da altfi vagar, degrado estudais, no qual tratado, senhor, acha-

réis muitas virtuosas ensinamas para s[o]pot1ardes ledamente

ospadecimentos da velhice...

El hecho de que haga referencia, al mismotiempo, a otra de sus traducciones, o que recurra,como sucede más adelante, al tópico de la infe-rioridad de la lengua vulgar en relación con la la-tina, se encuadra dentro del marco peninsularcuatrocentista en el que nos encontramos. Para elhistoriador de la traducción, Fernandes de Luce-na es un ejemplo excepcional en Portugal, como

25 Joseph M. Piel, ed. cit., 1948, Apéndices pp. XLI-LXXVI.

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lo fue Vasque de Lucène en la corte de Borgotîa,del traductor al servicio del ideal cristiano fo-mentado por el poder político; heredero de laexigencia de fidelidad al pensamiento del autorimpuesta por la tradición y el uso, pero destacán-dose en ella por su aproximación teórica máselaborada sobre lo que era su tarea.

Veamos cómo prosigue el prólogo:

...e se em mini hoiwem tantanha seibedoria, que en podera

compor a/sfi "ovo tratado, assa~ me disposera para o f¡r~er,

mas coiihecendo a [raquera de men engenho, e mingua de men

saber, estnmey tintes de trasladar fielmente o que os antigos

bent escreverào, que escrever mndadameiite, on propiar a mini

em mudado estilo albeas sentemos, e como quer que en veja

certo que entendéis o latim mni cumplidamente, e que as obras

de Tulio [vjos sao assim familiares, que nao haveis mister glosa

nem inteipretacdo para as entender, conheça que a minha fras-

ladaçào nào guardará aquella dulcirá, nem dignidade de elo-

qnencia que he) no latim, emperno porque [vjos pra% de lerdes

por livms de lingoagem, por apmveitardes a muitos me trabalhei

de o trasladar, nam porque o Ihm se/a mais doce, mas porque

se/a mais commun), ca certamente o pequeño bem mi/hor he que

o bem singular, e em is/o nào tirei letra, de letra, que seria

trasladar, nem sentença de letra, que seria glosar, mas tirey

sentence! de sentença, que be bem e proveitosamente inte/pipetar,

segundo pello pivcesso elo Uvro cumplidamente ver poden) a

vossa muj indita Senhoria (Piel, 1948, pp. XLIV-XLX7)

Es difícil valorar el alcance de la distinciónque hace entre trasladar, glosar e interpretar, dada la

brevedad de su comentario y la pérdida de la tra-ducción del Uvro du Velhice. Aun así, de acuerdocon las reflexiones que se encuentran en los do-cumentos conservados, nos atrevemos a hacerun balance provisional de la aportación de esteletrado a la teoría de la traducción de su época.Fernandes de Lucena se une al amplio númerode traductores que desde el siglo XIV en Franciarechazan la práctica de la traducción palabra porpalabra, proponiendo aquella otra que, en unostérminos o en otros, pretende conservar la totali-dad del pensamiento del autor original en un es-tilo natural y accesible. Lo que parece más intere-sante es su rechazo de la glosa, entendemos quepor la propia evolución de una práctica cada vezmás exigente con el resultado que obtenían.

5. EL IMPRESOR Y TRADUCTORVALENTIM FERNANDES

La actividad traductora desarrollada en laCorte de Aviz en la primera mitad del siglo XVestá íntimamente ligada al desarrollo de la prosaliteraria portuguesa. Esta actividad, que alcanzósu momento culminante entre 1430 y 1448, estu-vo favorecida por el mecenazgo del rey donDuarte y del Infante don Pedro a quienes se debe-la primera gran eclosión en Portugal de la traduc-ción de obras latinas clásicas y medievales. Comovimos, además de traducir y reflexionar sobre lasdificultades de esta tarea, contaron con la ayudade letrados —unos conocidos como fray JoñoVerba y Vasco Fernandes de Lucena y otrosanónimos—, quienes contribuyeron con sus tra-ducciones a desarrollar el programa educativo dela Corte. Tras la muerte del rey don Duarte en1438 y la del Infante don Pedro en 1449 en labatalla de Alfarrobeira, la actividad traductoraentra en un periodo de declive hasta finales delsiglo XV. La nueva oleada de traducciones acompa-ña el nacimiento de la imprenta y surge también enesta ocasión bajo el patrocinio de la Corte, especial-mente del realizado por la reina doña Leonor, espo-sa de don Joào II (1455-1495), cuya influencia sedejará sentir durante los primeros años del reinadode su hermano don Manuel I (1495-1521).

La llegada de la imprenta con caracteres móvilesa Portugal en 1487 y en 1488-892Í1 va a significar unnuevo impulso para la traducción. En esta empresasobresale el impresor alemán Valentdm Fernandesque se estableció en Lisboa antes de 1490, junto conotros impresores alemanes. De toda la actividad quedesarrolló como impresor y traductor hasta sumuerte en 1519, nos detendremos en dos obras: laVita Christi y el Uvro de Marco Paulo.

La }/ita Christi de Ludolfo de Sajonia, el Cartuja-no, fue traducida en 1445 por fray Bernardo de Al-cobaça, quien continuó una versión anterior defray Nicolau Vieira. La traducción de fray Ber-

26 Manuel Cadafaz de Matos: "A presença de Cicerona obra de pensadores portugueses nos sáculos XV eXVI (1436-1543)", Hnmanitas, vol. XLVI, 1994, p. 276.

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nardo se realizó en los años de la regencia de donPedro por iniciativa de su mujer doña Isabel deUrgel. Fue impresa en Lisboa en 1495 por Va-len tim Fernandes y Nicolau de Saxónia, por or-den del rey don Joào II y de la reina doña Leo-nor. Fsta traducción presenta un valor culturalimportantísimo por su carácter de incunable yporque se convirtió en la Biblia de los conquista-dores en la India.27 Desde el punto de vista de latraducción nos interesa señalar el cambio de ac-titud con respecto a don Pedro que refleja Va-lentim Fernandes en el proemio dirigido a donJoào II y doña Leonor. El impresor se disculpano por los términos »latinados de la traducción,sino por los "antigos vocablos aos modernos (lestes

nossos lempos, os quaes de gentils e doces termos se pre-

^am, e os en vet erados como grossos engeitam, gosto de sua-

vldade nom offerecerem"'.2S Semejante justificaciónaparece también en el prólogo del Auto dos Apos-tólos, que Valcntim Fernandes imprimió en 1505por mandado de la reina, ya viuda, a quien avisa:"l.i porc//ie //este liv/v va muy tas pa lauras do jalar anli/go

que mais parecègalegas que portuguesas nd pon/M vossa

altera culpa ao empressai: Porque como sabe vossa real

senhoria que ael Rey nosso senhor a prouvée vossa pre-

serica que no fossem mudados os vocablos àtijgosè moder-

no/'. La preocupación del impresor se centra en losvocablos antiguos que parecen más gallegos queporaiguescs, pues proceden de una traducción delos Santos Fvangelios que mandó traducir el reydon Dinis junto con la Crónica General ác Alfonso Xel Sabio.29 Las palabras del impresor reflejan la evo-lución propia de la lengua poraiguesa, la aclimata-ción de los vocablos eruditos y el rechazo de los queresultan ya arcaizantes, que afloran en este mo-

11 Samuel Berger: "Les Bibles castillanes et portugai-ses", Romania, 28, 1899, pp. 551-552.

2ti Joseph. M. Piel: LJviv dos Oficios, p. XXV.:'' Se conservan en 2 códices de la Biblioteca del Es-

corial, uno del siglo XIV y otro del XV con la traducciónde los 31 primeros capítulos del Génesis, v. A. A.Goncalves Rodrigues: A Tradnçào em Portugal, vol. I (1495-1834), Lisboa, Imprensa Nacional-Casa da Moeda, 1992,p.44.

mentó debido a la impresión de traducciones delsiglo XV.

Con otra traducción del siglo XV se inicia la ac-tividad impresora en el siglo XVI. Nos referimos alIJiw de Mano Paulo, obra que formaba parte de labiblioteca de don Duarte y que don Pedro trajo en1428 de Venecia, cuya traducción atribuyen algunosautores al propio Infante, pero que Esteves Pereirarechaza para proponer como traductor a alguno desus letrados.3" La traducción fue publicada por Va-lcntim Fernandes en 1502, junto al Uvro de NicolaoVéneto y la Carta de Jemnimo de Santo Eslevam. Si la

elección del libro del Cartujano en portugués teníacomo principal fin la formación de los clérigos y delos fieles, el I Jim de Marro Paulo se inserta dentro delambiente creado por la exploración y conquista de laIndia tras su descubrimiento en 1498 por Vasco deGama durante el reinado de don Manuel I. Así noslo refiere Valentim Fernandes en el proemio de sutraducción del IJvw de Nicolao Véneto al explicar lascausas que le llevaron a incluirlo al lado del libro deMarco Polo:

/ ; me moneo de tralladar e ajuntar lio presente liuro ao de

Mimo panto, bo semiço que njsso espero de fa^er a vossa Sere-

mssima magestade. em anisar e amoestar os vossos subditos de con-

sos perijgosas que em as Indias ha. e onde ha cliristaàos e onde

momos on jdolatras. e dos grandes proueitos e riquezas .s. pedias

preciosas e especias aromáticas, onro e prata. onde e em que lugar

cada hnñ nace, pera ivçeberem algifi i'efrigerio e consolaçom aquel/es

que vossa rea/1 Senhoria manda em busca délias por tam longo e

trabalhoso caminho. E a/nda porque este linro falla mais particu-

larmente de algñas çidades de India a nos outros ja descabellas,

como som as de Calicnd e Cochym etc. E mais por dar testimnnbo

ao Hum de Marco paulo, que andón em as partes orienlaes no

tempo do papa Gregorio bo .x. e foy bo sen caminho contra aparte

do norte pera as tenas do gram Cham. E este outra despoys em ho

tempo deste papa / Eugenio ho quarto se (oj pera parte do suit e

action as sobreditas terras, e estas Jorom as cansas da presente tra-

lladaçam. (Probemio 78,v-79, r).

Según Esteves Pereira,31 el Uvro de NicolaoVéneto es una traducción muy verbal, hecha con

3(1 Francisco Maria Esteves Pereira (ed.): O Uvm deMarco Paulo. O LJviv de Nicolao Vene/o. Carta de jetvidmo de

Santo Estevam, Lisboa, Biblioteca Nacional, 1922, p. XXI.Citamos por la presente edición facsímil.

31 íd., p. XVI.

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toda probabilidad sobre la edición impresa en1492 del texto que Poggio Braccioüni escribió enlatín del viaje a, la India de Nicolao dei Conti.Nos interesa destacar este proemio por las ca-racterísticas que presenta de Valentim Fernandoscomo mediador lingüístico. A pesar de dominarla lengua portuguesa, reconoce la dificultad de laempresa, mantiene una actitud moderada en eltraducir y se distancia del estilo farragoso y recar-gado, así como de las explicaciones innecesarias:

Ajnda que se me fai(_ muy grane ho tnúbdar de latym em

lingoagem. conhecendo os defectos que assy em ho soom das clau-

sulas, como em a verdadeira significaçom de muytos meábalos,

que de mçessario vem as tralladaçoes de hf*° lingoa em outra

conuem de fallar per çircunlocuçoes ou wdeos. CM ho stilo dos

muy eloquentes oradores he augmentar e diminuir as pal/auras

pera afremosentar o seu ornado latym. E eu que som alheo em

ho fallar e no saber, me foy mçessario em a dita tralladaçom al-

gùas pallauras leyxar e outras ajuntar. (¡aquellas que o autor

presupunha. com todo nom dando nem tomando do seu nenhùa

cousa. Ca muytos que de muy doctos querem tralladar suas

obras em stilo tam alto, que tamben/ de muytos ficam reprehen-

didos, fa^endo miles taaes figuras on rodeos que Ihes enpacham

ho entendimento. porque ho simpre^ leedor nom pode percalaír

ou conhecer a verdade de sua sentença. E assy huù por estila

chaäo, e out/vs de muy ornado sempre ficam reprehendidos.

{Prohemio, 79,r-79, v)

6. CONCLUSION

Con este trabajo, centrado en el siglo XVportugués, hemos pretendido contribuir a los yaabundantes estudios sobre historia de la traduc-ción peninsular dedicados a la época medieval yrenacentista. La importancia de la traducción dela tradición clásica en la Corte de Aviz no ha me-recido hasta el presente una atención detenidapor parte de los investigadores. La pervivenciamanuscrita de las obras de este periodo y su tar-día publicación en los siglos XIX y XX; la desa-parición de algunas de las traducciones a lo largode la historia; el carácter fragmentario de muchosde los documentos conservados; el retraso tem-poral con que Portugal divulgó la cultura clásicaen relación con Francia o Cataluña; la dependen-cia de la cultura portuguesa con respecto a lacastellana y el tradicional olvido de las letras

portuguesas en nuestro país a la hora de esbozaruna historia literaria común son algunas de lascausas que pueden explicar esta situación.

Si las figuras más destacadas de este periodo,los príncipes de Aviz, son significativas en lahistoria literaria portuguesa; desde el punto devista de la historia de la traducción peninsular,son casos ejemplares en Portugal de ese impor-tante movimiento de traducciones de las auctori-tates latinas al vulgar fomentado desde el poderpolítico, característico de las principales corteseuropeas cuatrocentistas. Esto no quiere decirque la contribución portuguesa a la historia de latraducción peninsular carezca de interés u origi-nalidad. A modo de recordatorio, la singularidaddel movimiento cultural del que nos hemos ocu-pado puede resumirse en la capacidad para llevara cabo desde la Corte, de acuerdo con la ideolo-gía dominante en el siglo XV europeo, su propioprograma de formación de carácter aristocrático,basado en la lectura de los referentes doctrinalesclásicos y medievales a los que se accedía me-diante traducciones y compilaciones; y en lapreocupación y detenimiento que mostraron lospríncipes y letrados de la Corte de Aviz en la ta-rea de divulgación del saber que protagonizaron.En efecto, pese a la pertenencia por razones fa-miliares, lingüísticas, literarias e históricas a unaidentidad peninsular común, las reflexiones sobrela traducción que hemos estudiado sorprendenen algunos casos por la procedencia de quieneslas hacen; en otros, por la formulación original delas principales ideas sobre el traducir a partir deuna herencia común. Finalmente, merece la penadestacar la variedad de los aspectos tratados eneste conjunto de reflexiones teóricas, y la nuevaluz que aportan sobre el valor instrumental de lastraducciones en la práctica intelectual de loshombres cultos de la Edad Media tardía, o sobrela dificultad de una tarea que se hacía por primeravez y el empeño por explicarla. Y es que todosellos supieron reflejar modestamente, aunquecon esmero, su propia versión de lo que oían,leían o hacían en unas páginas que aún hoy re-sultan de interés.

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