“Yo estoy con ustedesTODOS LOS DÍAS…” Mateo 28:20

La Fe VivaDevociones católicas diarias para

10-16 de mayo de 2020

Hechos 6:1-7 • Salmo 33:1-2, 4-5, 18-19 1 Pedro 2:4-9 • Juan 14:1-12

10 de mayo • Quinto Domingo de Pascua

En la Comunión… lo conozcoSi me conocen a mí, también conocerán al Padre. Pero ya lo conocen y lo han visto. Juan 14:7

ESTA ES MI CERTEZA: Jesús es donde la fe empie-za y termina, el Alfa y la Omega, como lo describe el Apocalipsis. Porque el universo y sus misterios son tan profundos, y el Creador de todo está tan… por encima de mí. Si alguna vez leíste las Confesiones de san Agus-tín, sabrás que los primeros párrafos de esta magnífica obra de uno de los más grandes y brillantes teólogos están compuestos, casi en su totalidad, por preguntas dirigidas a Dios, preguntas que nunca reciben respuesta porque es imposible, no en esta vida, no por parte de nosotros. Hay muchos motivos por los que me iden-tifico con las Confesiones, empezando por todas esas preguntas, y la honestidad de Agustín al plantearlas. ¿Cómo puedo saber? Estas preguntas profundas ame-nazan desmoronarse en mi cerebro.

¿Pero Jesús? ¿Amoroso, misericordioso hasta en la Cruz, que resucitó de entre los muertos? ¿Que habla y practica la misericordia? Gracias a esa benévola miseri-cordia, llego a la comunión, y lo sé.

Amy Welborn

Lunes, 11 de mayo

Dios no tiene sustitutoNo a nosotros, Señor, nos des la gloria

no a nosotros, sino a tu nombre… Salmo 115:1

EN LISTRA, PABLO Y BERNABÉ curan a un hombre que era inválido de nacimiento. En un momento está sentado inmóvil en el suelo; al siguiente, se pavonea con sus piernas recientemente restauradas. Al ver al hombre sanado, las multitudes piensan que Pablo y Bernabé son dioses “que han venido en forma de hombres”. Y la sanidad no vino de ellos, sino del “Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra”.

En ocasiones, somos como el pueblo de Listra. Ten-demos a rendir culto a “ídolos”, simples mortales que tienen talentos que admiramos: la capacidad de cantar, actuar, jugar un deporte determinado, inventar cosas increíbles o hacer mucho dinero. Incluso en nuestra Iglesia, en ocasiones idolatramos a cierto papa, párro-co, orador popular o escritor espiritual. Aunque está bien admirar a individuos, nunca debemos sustituir a un “simple mortal” por el verdadero Dios vivo.

Amado Dios, sé que solo tú eres el verdadero Dios vivo. Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Hechos 14:5-18 • Salmo 115:1-4, 15-16 Juan 14:21-26

Hechos 14:19-28 • Salmo 145:10-13, 21 Juan 14:27-31

Martes, 12 de mayo • San Nereo y Aquiles; san Pancracio

Buscar y encontrar pazLes dejo la paz, les doy mi paz. Juan 14:27

EL ESTABLECIMIENTO de la paz mundial y dura-dera no es posible solo por medio de esfuerzos huma-nos. Nuestras esperanzas de lograr la paz no pueden depender únicamente de nuestros tratados, nuestros desarmes, nuestras armas defensivas. Estos solo demo-ran la crisis inevitable que anulará lo que alguna vez se ratificó. La paz no puede existir como un freno a la violencia ni como una calma temporal en medio de un huracán. La verdadera paz es un don de Dios, una apertura a aquello que no podemos crear con nuestro propio esfuerzo. La recibimos como un don.

El don vivo y verdadero de la paz vive en el cora-zón de quienes se esfuerzan por alcanzarla aquí, en la tierra, al tiempo que saben que su presencia plena y duradera aún está por venir. Se oculta en la sabiduría creativa y la generosidad de Dios. Tenemos en nuestro corazón la vida misma de Dios. Y esa vida es la verda-dera fuente de todos los esfuerzos humanos por buscar y encontrar la paz.

P. James Stephen Behrens, O.C.S.O.

Miércoles, 13 de mayo • Nuestra Señora de Fátima

Alabar a Dios con cantos y danzasMe puse alegre cuando me dijeron:

“¡Vamos a la casa del Señor!”. Salmo 122:1

EN LA DÉCADA DE 1980, había una canción muy animada que decía: “¡Estoy tan entusiasmado que no puedo ocultarlo!”. De alguna manera, esos sentimien-tos se asemejan a los que se expresan en el Salmo 122. Se trata de un Salmo que los peregrinos cantaban y bailaban cuando, después de un viaje largo y peligroso, finalmente llegaban a Jerusalén. Al ver las puertas im-ponentes y los muros gruesos de la ciudad, se llenaban de inmensa alegría. ¿A qué se debía la exaltación? A que Jerusalén era el sitio del majestuoso Templo en el cual Dios moraba de manera especial y hacía ma-ravillas para su pueblo. En el Templo, los peregrinos dejaban de lado sus desacuerdos y se unían para alabar a Dios con cantos y danzas.

La mayoría de las canciones de entrada y procesiones en la Iglesia ahora son bastante suaves comparadas con la exuberancia de este antiguo salmo de entrada. Pero el motivo de la exaltación y el entusiasmo sigue siendo el mismo: Dios está aquí, haciendo maravillas para nosotros.

Maravilloso Dios, dame el don de rezar y rendir culto con entusiasmo.

Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Hechos 15:1-6 • Salmo 122:1-5 • Juan 15:1-8

Hechos 1:15-17, 20-26 • Salmo 113:1-8 Juan 15:9-17

Jueves, 14 de mayo • San Matías

Una mirada más profunda¿Quién es como el Señor, nuestro Dios,

que se sienta en las alturas?… Salmo 113:5

NUESTRA NIETA DE DOS AÑOS se siente absolu-tamente cautivada por las flores de nuestro patio. No solo las mira; se inclina y tuerce el cuello para poder estudiar su parte inferior. Bromeamos con que crecerá y se convertirá en botánica o, tal vez, será contemplati-va. Sin importar lo que pase, me encanta su curiosidad y su sentido de admiración.

Observarla me hace pensar en la importancia de mantener esa actitud infantil hacia el misterio que llamamos Dios. Me resulta tan tentador pensar que, si le asigno un nombre a algo, significa que realmente lo conozco y lo entiendo. Por supuesto, no hay nada más alejado de la verdad.

Para encontrar realmente una flor, un cielo nocturno, a una persona o a Dios, tengo que estar dispuesta a detenerme, inclinarme y contemplar con asombro.

Terri Mifek

Viernes, 15 de mayo • San Isidro, labrador

Amar como ama JesúsEste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Juan 15:12

EL ESTÁNDAR QUE JESÚS tiene para el amor es real-mente alto: su propio ejemplo del amor. ¿Y qué implica-ba eso? En primer lugar, el amor de Jesús era inclusivo. Él recibía con agrado a pobres y a ricos, a judíos y a gentiles, a mujeres y a hombres, a sanos y a enfermos, a jóvenes y a ancianos, a tímidos y a audaces, a encanta-dores y a irritantes. Nadie quedaba fuera de su círculo de amor, ni siquiera quienes le dieron muerte. Y fue el amor de Jesús lo que le permitió entregar su vida por nosotros. La entrega de nuestra vida por los demás pue-de asumir muchas formas: un solo gesto radical –como un bombero que ingresa a un edificio en llamas– o los incontables pequeños actos de abnegación que implica sostener un matrimonio, criar un hijo, vivir un com-promiso religioso, servir en un ministerio particular o soportar el dolor.

“Ámense unos a otros como yo los amo.” ¡Qué gran desafío! Pero la buena nueva es que Jesús, nuestro amigo, nos fortalece en todos nuestros intentos por ser inclusivos y abnegados al amar.

Jesús, ayúdame a agrandar el círculo de mi amor.Sor Melannie Svoboda, S.N.D.

Hechos 15:22-31 • Salmo 57:8-10, 12 • Juan 15:12-17

Hechos 16:1-10 • Salmo 100:1-3, 5 • Juan 15:18-21

Sábado, 16 de mayo

GratitudEl Señor es bueno:

su amor dura por siempre, y su fidelidad por todas las edades. Salmo 100:5

ALGUNAS MAÑANAS, la gratitud es algo sencillo, ¿no es así? Para mí, al menos, lo es. No hay demasiado que hacer, no hay demasiadas obligaciones, salió el sol, todos se sienten bien. ¡Estoy tan agradecida!

Pero, ¿qué hay de esas otras mañanas, que son el comienzo de días largos y arduos, cuando la noche anterior estuvo marcada por una tensión que no ha ce-sado? ¿Esas mañanas de malestar, dolores y debilidad? ¿Esas mañanas en las cuales el sol puede brillar, pero aún parece nublado? Es posible que, esas mañanas, las oraciones de agradecimiento y los salmos que procla-man la bondad del Señor no salgan tan fácilmente de mis labios. Probablemente, ni siquiera tenga un pensa-miento de agradecimiento.

Esa es exactamente la razón por la cual la Iglesia ordena la vida en torno a esos salmos y por la cual yo también lo intento. Y la manera en que eso funciona es extraña. Es posible que no piense en que estoy agrade-cida, pero, al decir las palabras, lo estoy.

Señor, gracias. Estoy muy agradecida por ti y por tu amor. Amy Welborn

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