Sofisticada y audaz, Naty Abascal bien hubiera podido inspirar un per­sonaje de la alta sociedad en una novela de Scott Fitzgerald o Dominick Dunne. Su pre­sencia como socialiténo ha eclipsado su po­sición de máximo icono de la elegancia: una esfinge avanzando altiva con su metro ochen­ta, el cuello largo, los colores encendidos, las joyas barrocas. También es una musa eterna para quien se han diseñado trajes exclusivos.

Rizzoli rinde tributo a la modelo legenda­ria con un libro que surge tras la exposición organizada por su amigo Eugenio López, fundador del Museo Jumex de Arte Contem­poráneo de Ciudad de México. Una gran muestra con 82 maniquíes y más de tres­cientos trajes procedentes de la colección privada de Abascal: “Ha sido un ejercicio muy personal, íntimo; y diría que un ejerci­cio de humildad", afirma Abascal.

ARCHIVO DE NATY ABASCAL

Icono de la elegancia Retrato de la musa

La modelo y el modista Rallando en su

realizado por Alexius Ruspoli Rodríguez en 1969

Abascal vivió la explosión de las vanguar­dias estéticas durante los años sesenta y se­tenta: no solo fue pintada por Dalí, sino que incluso inteipretó el papel deguerrillera latina en Bananasde Woody Alien. Nieta del mar­qués Romero- loro, su madre abrió la prime­ra boutique de Sevilla. Y ella se enamoró de la moda de manera orgánica. A su alrededor se rendía tributo a la belleza. "Cuando Elio Ber- hanyer nos propuso a mi hermana gemela, Ana María, y a mí ir a desfilar a Nueva York, a la Exposición Universal de 1964. mi suerte quedó definida", admite. “ The New York li­mes -continúa- se hizo eco de una modelo española que se cambiaba de traje tan rápido que siempre estaba en la pasarela. ¡Lo que no sabían es que éramos dos! Eso llamó la aten­ción de Dick (Richard Avedon), que quiso conocernos. Hicimos un reportaje en el que también participaban Elizabeth Taylor y Ma-

casa de Sevilla, con sugran amigo Oscar de la Renta

ya I °lisetskaya, y poco después vinimos juntos a Eivissa... Con Avedon no se hacían fotos: se narraba una historia; y tú tenías que conver­tirte en el personaje que él tenía en la cabeza... sorprendiéndole. Un maestro".

¿Era transgresor ser modelo cuando usted empezó?

Ser modelo en los sesenta era una profesión diferente a la de hoy. Requería una buena dosis de coraje y valentía. Nosotras no éramos las celebridades en las que se han convertido las tops. En esa época había dos modelos que traspasaban las fronteras del entorno meramente profesional, Twiggy y Verouschka, y otras también fabulosas, pero se quedaban dentro de él (Jean Shrimpton, Penelope Tree, Suzy Parker...). Pero todas te­níamos una pasión por la ropa, que no sé si es la misma hoy en día. Nuestra relación con los diseñadores era muy estrecha, podíamos lle­gar a formar parte del proceso creativo.

¿Cómo define el estilo Naty Abascal?Ecléctico, pero nunca ridículo. Evoca­

dor. pero realista. Sobrio, pero no aburrido. Arriesgado a veces, pero con mucho humor. El estilo no es solo la ropa que te pones, es có­mo vives, comes, duermes, viajas. Cómo te relacionas con las personas, con la vida.

¿Cómo era aquel Nueva York que se recoge en su libro?

Fascinante. En realidad, los sesenta lo fueron también en muchas otras partes... Lo que hacía Nueva York tan especial era esa es­pecie de meltingpoten el que todo tenía cabi­da, todo era nuevo, vital, la gente experimen­taba con todo. Moda, arte, cultura, música...

¿Qué les atrajo a Valentino y usted? ¿Qué les ha unido y les une todavía?

La curiosidad. La pasión por todo. Nos conocimos en Nueva York en 1965, en una cena. Hicimos clic inmediatamente. Empe­zamos a ir juntos a museos, conciertos, casas de amigos en común. Nuestra complicidad fue creciendo y sigue siendo la misma más de 50 años después.

¿Y con Oscar de la Renta?Oscar era un hermano para mí. Desde

que llegué a Nueva York fuimos inseparables. Tenía una energía contagiosa. Siempre de buen humor, sonriente, generoso, ayudando a todo el mundo... Apasionado por todo, culto, refinado; le echo de menos todos los días.

¿Ha tenido una vida más difícil de lo quesecree?

Mi vida, como muchas cosas sobre mí. están basadas en la especulación porque soy, aunque no lo parezca, una persona muy privada y celosa de mi intimidad. Hay vidas mucho más difíciles que la mía, solo hay que mirar el mundo que nos rodea... Pero lo verda­deramente importante no es la dificultad sino cómo se afronta. Si tienes optimismo, energía, pasión, y los problemas se enfrentan como 1 legan, se van, o aprendes a vivir con ellos.

¿Qué ha supuesto para usted ser pa­dre y madre de sus hijos?

Esfuerzo y trabajo Mis hijos han tenido un padre hasta que por desgracia faltó. Y en ese momento, como en otros en la vida, hay que asumir responsabilidades y salir adelan­te. Estoy muy orgullosa de ellos.

Durante años ha sido una de las mu­jeres más elegantes de España en los ran ■ kings. ¿Cómo definiría la elegancia hoy?

Como siempre. Es una cuestión de ac­titud. La elegancia tiende a ser relacionada con el dinero. Gran error. La elegancia está en los gestos, en las formas, en cómo tratamos a otras personas, a la naturaleza, a los anima­les... La elegancia está en cómo vivir día a día con coherencia, con sencillez, apreciando ca­da cosa que tenemos, por pequeña que sea. Diana Vreeland decía que "elegance is refu- sal” y tenía razón. Hay que saber sintetizar, eli­minar. quedarse con la esencia. _

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