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Edición 0 de la Revista de Alternativas al Militarismo Horizontes.

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Page 1: Revista Horizontes Edición 0
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En este número deHorizontes

HorizontesNúmero 0-Octubre de 2012

http://www.facebook.com/Revistahorizonteshttps://twitter.com/revistahorizon1

[email protected]

Calle52 No.33-32 - 216 8416Colombia - Medellín

Dirección:Leonardo Jiménez García

Publicación apoyada por:Corporación Ciudad Comuna

Foto portada:Mural realizado por Centro Social Libertario

Por: Leonardo Jiménez García

Redactores:Virtor Jiménez Durango

Andreas SpeckAplanadoramineroenergetica.blogspot

Martín RodríguezEduardo Sertanejo

Heidy Cristina GómezJuan David Casas

Howard ClarkJean Marie Müller

Fotografías:Páginas 16,17 y 33: Natalia Gil

Páginas centrales: Raúl SotoPágina 26: Robinson HenaoContraportada: Kelly Gómez

Diseño:Yuri Velásquez López

Impresión:Cocorota.inc

Editorial

Objeción de conciencia

Asistencia Militar Extranjera, Empresa de inteligencia, seguridad y vigilancia, proceso de invasión de EEUU en Colombia

Contra todos los militarismos

Frenemos la locomotora minero-energética

La lucha contra la guerra, son las luchas contra todas sus causas

Ningún Ejército Defiende la Paz

¿Más cuerpo armado=más seguridad?

Jóvenes civiles en el frente de batalla, ¿quién pone los muertos?

Más poder del que imaginamos

En qué consiste la noviolencia activa

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EditorialHorizontes es un intento por recuperar en el contexto social de la ciudad

de Medellín, de Colombia y de Latinoamérica reflexiones, miradas, posturas, alternativas, procesos y resistencias que se promueven desde diversos sectores en medio de la creciente militarización y represión de estado.

Como actividad editorial, Horizontes pretende acercarse a procesos de con-ceptualización y reflexión de temas como la Noviolencia, la Desobediencia Civil, El Antimilitarismo, La Objeción de Conciencia, la Movilización Popular Novio-lenta, como una manera de recuperar la memoria de importantes luchas sociales que existen hace mucho tiempo en Latinoamérica o que surgen actualmente del descontecto y la indignación generada por las imposiciones estatales y la miseria que genera.

Esta revista surge con la intención de aportar a la reintegración de procesos de redes, colectivos y organizaciones que en muchas regiones del país trabajan por la generación de alternativas de resistencia al militarismo, y al conflicto ar-mado, estos procesos merecen ser contados, difundidos, proyectados, buscando desde su reconocimiento la posibilidad de tejer vínculos solidarios, aprender de lo que estamos haciendo, buscando la posibilidad de formar movimiento.

En la agenda política actual de la ciudad y el país, se debate constantemente en relación al conflicto social y armado, a los procesos de negociación, se habla de verdad, justicia y reparación, de reformas a la justicia, de movilización y par-ticipación social, de derechos humanos y derecho internacional humanitario, de resistencia, sin duda alguna todos temas importantísimos en el contexto actual, pero por alguna razón, la reflexión sobre el militarismo y la vinculación de los jóvenes al conflicto armado a sido relegada o invisibilizada en la agenda. Son muy pocas las organizaciones y procesos que en la actualidad promueven la Objeción de Conciencia como una postura política o comuna alternativa de resistencia al conflicto armado. De alguna manera esta revista pretende recuperar y visibilizar la apuesta de la objeción de conciencia y el antimilitarismo a través de procesos de investigación, documentación de casos y experiencias, generación de ensayos de opinión, y reflexión entorno a estos temas.

Horizontes es un espacio abierto para la construcción y difusión solidaria de textos, ensayos periodísticos, crónicas y comunicados de organizaciones sociales comunitarias, Ongs, movimientos, redes, colectivos o individuos que hablen de cómo las comunidades construyen alternativas de resistencia al conflicto, que vi-sibilicen las difíciles realidades que se viven en distintos territorios del país, pero que muestren también como las comunidades se oponen a la guerra de manera pacífica, artículos que cuenten como desde el arte, la cultura, la participación, la organización comunitaria y la movilización social las comunidades encuentran opciones de transformación y de resistencia en medio de la presión ejercida por actores armados, por políticas de estado, por los medios de comunicación, y por el modelo de desarrollo imperante en el mundo.

Por último esta revista es un espacio abierto a la participación de objetores de conciencia, antimilitaristas, activistas de la noviolencia, defensores de derechos humanos, defensores de la madre tierra, desobedientes, insumisos, artistas, or-ganizaciones, redes, colectivos, parches que trabajen en la generación de alter-nativas creativas y pacíficas para construir un país más justo.

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“El que, buscando su propia felicidad, castiga o mata a seres que también desean su felicidad, no encontrará su felicidad ni en esta vida ni después de la muerte” (Budha)

En Colombia la objeción de concien-cia como planteamiento político, ético y filosófico llega a comienzos de los 90; de algún modo llegaron a nuestro país las re-sonancias que causaron los movimientos antimilitaristas originados post conflictos y postguerra (segunda guerra mundial, caída del franquismo, guerra del Vietnam). Procesos que surgieron como expresión de rechazo a los estragos causados por la guerra, y que sustentaron su quehacer bajo la consigna “ La guerra es un crimen contra la humanidad, nos comprometemos a no apoyar ningún tipo de guerra, y a luchar por la eliminación de todas sus causas”.

La objeción de conciencia como plan-teamiento ético surgió en el país con los Cuáqueros y la iglesia menonita, corrien-tes religiosas que se oponían rotundamen-te según sus convicciones morales y sus creencias a que los jóvenes empuñaran las armas, e ingresaran a un ejército con el fin de hacerle daño al prójimo.

En el proceso de la reforma de la cons-titución en 1991, se formo una gran coali-ción adscrita a lo que fue el proceso de la Asamblea Nacional Constituyente. En este proceso también participaron ongs, y Re-des de Derechos Humanos. Toda esta diná-mica generada en torno a la Objeción de Conciencia tenía como propósito incluir un artículo en el capitulo de derechos fun-damentales de la Constitución un artículo que reconociera el derecho que todo ciu-dadano podía tener de rechazar la partici-pación en el ejército, por sus convicciones políticas, éticas, filosóficas y morales. Los movimientos y procesos implicados en esta lucha asumieron como marco de refe-rencia el artículo establecido en la carta de derechos humanos de las Naciones Unidas en la resolución E/CN/4/1987/173 del 10 de Marzo surgida de la convención de Ginebra - Suiza, y donde Colombia voto a favor de respetar el derecho a la obje-ción de conciencia, pero este voto fue letra

muerta, pues hasta ahora ningún gobierno a desarrollado un proyecto de ley que rati-fique dicho compromiso y le de piso jurí-dico al derecho a objetar en nuestro país.

Al final, este proceso arrojo como re-sultado la aceptación -únicamente- del argumento religioso, reduciendo el plan-teamiento inicial (Respetar el derecho de todo ciudadano a rechazar el servicio militar por convicciones políticas, éticas, filosóficas) a la libertad de conciencia, es decir: “libertad de culto, creencia, pensa-miento y religión, haciendo de las convic-ciones religiosas, la única herramienta re-conocida por la corte constitucional para exceptuar a alguien de la prestación del servicio militar obligatorio.

En 1994 el joven Luís Gabriel Caldas León fue encarcelado cuando expresó ante la dirección de reclutamiento de Bogotá su negativa a prestar el servicio militar por razones que el mismo denomino pacifistas y noviolentas, declarándose públicamente objetor de conciencia. Por este acto ter-minaría en la cárcel acusado y juzgado por el delito de deserción, - según el Tribunal Superior Militar- imponiéndole una pena de siete meses en una prisión militar. Du-rante su encarcelamiento, se activaron interesantes procesos de solidaridad y acompañamiento en Colombia y en otros Países de Europa, siendo los procesos más visibles Amnistía Internacional y algunas organizaciones de derechos humanos de Alemania, España, Bélgica. Por varios me-ses se realizo una campaña de presión ante organismos gubernamentales, y de cara a la sensibilización social, este proceso apor-to reflexiones para entender lo que signi-fica asumir la postura de objetor de con-ciencia en un contexto de militarización y confrontación armada, pero como no hubo una propuesta clara de seguimiento y acompañamiento a la problemática que partiera de este caso emblemático, final-mente los logros obtenidos se estancan, y los nexos generados se abandonan.

En este mismo año en Medellín, Ha-milton Chica Bohórquez con 15 años y de octavo grado del Liceo Marco Fidel Suá-rez, fue asesinado cuando junto con sus compañeros gritaban en una movilización estudiantil en el centro de la Ciudad: “No

al servicio militar obligatorio...No quere-mos ser asesinos del Pueblo”. Esto ocasio-nó una sucesión de disturbios que afecta-ron la vida de los estudiantes, sus familias y la institución escolar, llevándolos a adop-tar una posición de objeción colectiva.

Más allá de estos hechos, podríamos de-cir que se instauró como reflexión política en Colombia la Objeción de Conciencia al servicio militar obligatorio, pero fue solo hasta finales del 96, tras el fortalecimien-to de experiencias como el colectivo por la objeción de conciencia en Bogotá, y el proyecto antimilitarista de la Red Juvenil de Medellín, que esta postura adquirió un perfil más político asociado a la filosofía de la noviolencia.

Tanto en Bogotá como en Medellín, las jornadas y desfiles de independencia (20 de julio), se convirtieron desde el 96 en esce-narios propicios para comenzar a visibilizar entre tanta militarización, un planteamien-to que se atreviera a cuestionar el militaris-mo, la utilización de los y las jóvenes en los ejércitos, logrando visibilizar la objeción de conciencia como una alternativa polí-tica para empoderar sujetos, incrementar los niveles de conciencia en la sociedad y rechazar la guerra y el reclutamiento.

Hagamos un pare en la historia para conceptualizar un poco

Es importante aclarar dos términos que encierran distintas concepciones políticas de lo que es la postura de la Objeción: La Objeción de Conciencia Parcial y Obje-ción de Conciencia Antimilitarista.

La objeción parcial es la postura que cuestiona el papel de los jóvenes en las fuerzas militares, pero no asume de mane-ra clara el rechazo a la utilización de los jó-venes y al reclutamiento que se ejerce des-de los ejércitos insurgentes y los ejércitos para estatales, mientras que La objeción de conciencia antimilitarista, cuestiona el papel de los ejércitos en una sociedad, rechaza el reclutamiento a jóvenes venga de donde venga, y rechaza el militarismo, la utilización de la violencia, la confronta-ción armada como recurso para imponer proyectos de sociedad, para defender idea-les o intereses políticos y económicos.

Pero…¿Qué significa ser objetor de conciencia en Colombia?

Ser objetor de conciencia en Colom-bia, es algo así como ir contra la corrien-te; pesa demasiado una tradición cultural basada en la promoción de los “valores” militarista, que ha estado presente en la consolidación de la historia política en Colombia, ha estado presente en la for-mación y las practicas al interior de los hogares colombianos.

En Colombia, el hecho de que los jóve-nes vayan al servicio militar es tan normal y tradicional como asistir a la eucaristía todos los domingos, tener un empleo, ca-sarse, y tener hijos. En la historia colom-biana, la protección y el fortalecimiento de la imagen de lo militar, el militarismo y los militares ha sido una prioridad de cada gobierno de turno y desde luego un factor contun-dente en el manteni-miento de cualquier gobierno, esta ima-gen se a mantenido y fortalecido con sím-bolos también carac-terísticos de la cultura política tradicional colombiana como: la exaltación de símbo-los patrióticos, la exaltación en planteles educativos de practicas de los cuarteles llevadas a la esfera social (La formación, hacer la fila, izar bandera, hacer honores a los símbolos patrióticos, celebrar el día de la independencia de Colombia, celebrar el día de las fuerzas armadas).

Todo, absolutamente todo en la cultura política ha sido instaurado de tal manera, que es prácticamente imposible que de en-trada tengan cabida en el imaginario de las personas posturas como la objeción al ser-vicio militar o las acciones de desobedien-cia civil, de ahí que cuando planteamos la objeción de conciencia, la proponemos y asumimos como una práctica contracultu-ral, es decir; que propone y construye algo distinto a las practicas y principios tradi-cionales de la cultura patriarcal, basada en la sumisión y el autoritarismo. He ahí lo complejo de ser objetor en Colombia.

Por otro lado, no existe en la legislación colombiana ninguna herramienta jurídica que respalde dicha postura, salvo la acción de tutela.

No existen ejercicios de análisis ni re-cursos pedagógicos para construir con los objetores alternativas de acompañamien-to y reconstrucción de tejido y vínculos afectivos, tras la ruptura que implica en la familia, el colegio, el barrio, asumir una práctica contracultural como la objeción de conciencia.

No existen parámetros claros para el acompañamiento y la difusión de los casos de objetores que partan de una practica de articulación y solidaridad entre iniciativas antimilitaristas y de paz a nivel nacional e internacional, sobre todo teniendo pre-sente que asumir dicha postura en el con-texto actual colombiano, pone a los y las jóvenes que la asumen en una condición de riesgo permanente.

La objeción de conciencia una postura de vida

Muchos jóvenes en todas las regiones del país creemos apasionadamente en que es posible una sociedad que no sea regida por ejércitos, que no genere sus cimientos en las practicas del militarismo tan pre-

sentes hoy en nuestras vidas, nuestras es-cuelas, nuestros hogares, nuestras mentes.

Sería atrevido decir que la objeción de conciencia cuenta con un movimiento consolidado, pero en medio del conflicto social y armado que vive actualmente el país, y que afecta gravemente a la comuna 8 de Medellín, se requiere con urgencia que los sectores organizados de la sociedad civil que están en contra de la guerra, y en pro de acuerdos humanitarios, puedan reconocer la objeción de conciencia como una alternativa que se plantea desde la ju-ventud para restarle personas y recursos a la guerra, y desde esta perspectiva tam-bién es fundamental apoyar, generar redes de difusión y de solidaridad con los proce-sos antimilitaristas y con los y las jóvenes que se declaran objetores/as por razones de conciencia a los ejércitos, al militaris-mo y a las guerras, haciendo de esta postu-ra una verdadera alternativa para abolir el militarismo en Colombia.

¿Por donde empezamos? Empecemos por la historia:

Leonardo Jiménez García

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Lo que se está viendo con la instalación de las bases y las multinacionales estado-unidenses en el territorio colombiano es un modelo norteamericano de fuerzas armadas en grupos con-juntos de militares del ejército, la fuerza aérea, la armada, el departamento de seguridad y policía que no es nada nuevo. En esta estrategia es crucial la implementación de una guerra aérea, pues desde allí vienen los principales ataques, los cuales no dis-tinguen entre civil y combatiente.

Este modelo y estrategia militar de EE.UU que se implementa en el país traen consigo la continuación de la carre-ra armamentista y el aumento de gasto militar, convirtiendo a Colombia en una base militar contra Latinoamérica, que

Asistencia Militar Extranjera, Empresas de inteligencia, seguridad y vigilancia y proceso de Invasión de

EE.UU en Colombia

colabora en el Control del Canal de Pa-namá y garantiza un Plan antinarcóticos hasta 2025 para América Latina guiado de la mano oscura del imperio.

Los inversionistas y multinacionales están copando el mercado con las merca-derías extranjeras antes de haberse firma-do el TLC, tomando posesión de nuestro territorio para, incursionar en la región y romper con sus productos y estrategias las economías nacionales desde “zonas fran-cas”, fronteras y planes militares [1].

Ahora bien, empece-mos con la ubicación en

los departamentos del país de las brigadas del ejército colombia-

no que reciben asisten-cia o ayuda militar de EE.UU, eso sin contar la asistencia a la poli-

cía nacional de Colombia. Lo que se nos muestra es que la mayoría de las brigadas del ejército tienen algún tipo de vínculo con la cooperación militar, exceptuando 3 ó 4 brigadas. Las que más “ayuda” reciben son las brigadas 12 de Caquetá, la 6 del Tolima y la 18 de Arauca haciendo un ba-lance general entre los años 2000 y 2009, seguidas por la brigada naval de Nariño, la 7 del Meta y Guaviare y la 11 con juris-dicción territorial en Bolívar, Sucre, Cór-doba y Urabá Antioqueño. “La experiencia

del financiamiento militar de los Estados Unidos a Colombia nos muestra que exis-ten vínculos alarmantes entre las unidades militares colombianas que reciben asisten-cia de los Estados Unidos y la comisión de homicidios de civiles por el Ejército[2]”.

Seguidamente, las brigadas a las que se les acusa de cometer ejecuciones de civiles y llamarlos como insurgentes o pertene-cientes a bandas paramilitares para el pe-riodo de 2000 a 2009 son la Brigada 10 de la Guajira, la brigada 11 en Córdoba, Sucre y Bolívar, la brigada 4 y 17 de Antioquia y la brigada 7 en los departamentos del Meta

y Guaviare. De la misma manera las briga-das con jurisdicción en los departamentos de Norte de Santander, Santander, Arauca, Tolima, Huila, Cauca y Caquetá reportan un número alto de ejecuciones extrajudi-ciales. También se puede observar la ayuda militar que recibe la policía de EEUU y las ejecuciones extrajudiciales que han come-tido entre el 2000 y el 2009[3].

Luego ubiquemos las unidades de in-teligencia militar (RIME’s) que reciben apoyo de los Estados Unidos en Medellín, Bogotá y Villavicencio, para pasar a los lu-gares en donde se encuentran los radares

militares que operaba EE.UU más otros que opera la fuerza pública colombiana[4], y las 7 bases del convenio de cooperación militar (Ver mapa) que se le entregan a los gringos; lo anterior con el fin de visualizar desde la herramienta del mapeo a un actor con mucho poder, beligerante, propiciador de la guerra y detractor de los procesos so-ciales, pues defiende los proyectos que se nombran de Inversión Extranjera Directa para hacer crecer el “desarrollo económi-co” y mantener el estatus quo de las élites que viven de la economía de la guerra.

El mapeo propuesto aquí sobre la Asis-

“La no-violencia es decir...(No! a la violencia y, sobre todo, a sus formas más virulentas, que son la injusticia, el abuso, la mentira”.Lanza del Vasto

Victor Jiménez DurangoHistoriador

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tencia Militar Extranjera y proceso de Invasión de EE.UU, es una síntesis de la historia de las relaciones cívicas militares de estas dos naciones en los últimos 20 años, la cual se resume así: Cooperación militar, entrenamiento militar a oficiales y altos mandos en la escuela de las Américas, préstamos para la guerra, administración de la inteligencia militar y el desarrollo de infraestructura, apoyo a la fuerza pública en unidades militares pequeñas y en la ase-soría de planes de guerra como el patriota, exención de impuestos y garantías jurídicas a multinacionales gringas para que invier-tan y exploten recursos, convenios comer-

ciales entre ambos países, lucha contra el terrorismo e instalación o entrega de bases de guerra colombianas a militares, empre-sas y personal de inteligencia extranjeros.

Digamos para cerrar esta corta narra-ción que estas transformaciones del terri-torio tienen dentro de sus presupuestos construir guerras como forma de impo-sición del proyecto neoliberal sobre las resistencias sociales y los derechos de los pueblos a la autodeterminación, al medio ambiente y la naturaleza.

Concluiremos esta breve presentación sobre el militarismo con algunos datos de empresas que ofrecen servicios a las fuerzas

militares y a los planes de guerra en Defen-sa, Seguridad e Inteligencia en Colombia.

DynCorp es la compañía más impor-tante del mundo en el mercado de empre-sas militares privadas. Hasta hace dos años contaba con aproximadamente 26.000 empleados. Sus ganancias anuales se es-timan en unos 2,3 billones de dólares al año. La mitad de sus ingresos provienen de contratos con el Pentágono. DynCorp administra en los Estados Unidos la in-formática de diferentes instituciones del sector estatal, bancos de datos de los mi-nisterios de defensa, relaciones exteriores y justicia, de estamentos de control de la bolsa de valores, DEA, FBI y CIA, NSA y de las reservas estratégicas de petróleo de los Estados Unidos.

La sigla CSC corresponde a Computer Science Corp., una multinacional vinculada a las fuerzas de seguridad estadounidenses. En marzo de 2003 CSC adquirió DynCorp, una de las Sociedades Militares Privadas (SMP) preferidas de Washington[5].

En Colombia, DynCorp aparece regis-trada con el nombre DynCorp Aerospace Operation (UK) LTDA, y como sucursal aparece la ciudad de Bogotá, en la direc-ción Av. 82 No. 10 - 62 Piso 5. Pero tam-bién están en las bases de Tolemaida, Putu-mayo, Apiay y Palanquero.

Su papel en general es proveer de pi-lotos, técnicos y apoyo logístico al ejército colombiano. En otras palabras los Esta-dos Unidos impulsa oficialmente la gue-rra contra el narcotráfico, pero, niega la guerra contra la insurgencia que lleva en Colombia. Sin embargo la guerra existe y de ella se ocupa DynCorp, fundamental-mente entrenando y dirigiendo a los ba-tallones contrainsurgentes y actuando con las fuerzas paramilitares[6].

DynCorp está instalada en Colombia desde fines de 1993. Su actividad supuesta-mente se encuadra dentro de la lucha con-tra el narcotráfico, pero la empresa partici-pa, junto a más de 30 SMP a fin de proteger los intereses estratégicos de EE.UU, espe-cialmente las explotaciones de petróleo de las multinacionales gringas, y ha sido justi-ficada en razones de seguridad nacional de ese país y de lucha transnacional contra el narcotráfico y el terrorismo.

En nombre de este interés estratégi-co se han vulnerado los principios de so-beranía y autodeterminación del Estado

“Las armas son instrumentos nefastos, cosas aborrecibles. El hombre que sigue a Tao no se sirve de ellas”.Lao Tse

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colombiano, pues ha infringido las normas y acuerdos internacionales de aspersión aérea. El gobierno ecuato-riano ha acusado a las avionetas de DynCorp de rebasar en sus fumigaciones la línea fronteriza y entrar en el es-pacio aéreo ecuatoriano[7].

Son autores de varios delitos en el país, principal-mente relacionados con narcotráfico de cocaína y he-roína. Además fueron arrestados dos instructores de la empresa por traficar con más de 30.000 proyectiles para los grupos paramilitares, en Carmen de Apicalá, en la vía que comunica a los departamentos de Tolima y Cundinamarca.

En el año 2004 se supo, que mercenarios de esta transnacional sometieron a ofensas sexuales a niñas me-nores de edad del pueblo de Melgar, cerca a la base de Tolemaida, en el departamento del Tolima.

La privatización total de la guerra en Colombia se da a través de la utilización y financiamiento de transna-cionales mercenarias que no tienen la obligación de res-ponder legalmente a ningún sistema judicial del mundo. En otras palabras, gozan de total inmunidad. Dyncorp, asi como Lockheed-Martin, el Grupo Rendon, Oakley Network-, ITT, ACS, Northrop, ARINC, AirScan, BAE Systems y Military Professional Resources Inc, estas úl-timas tres empresas ofrecen servicios y productos en el área aeronáutica de defensa.

Lockheed-Martin es una de las más grandes de las multinacionales mercenarias del complejo industrial mi-litar de Estados Unidos. Se dedica a fabricar armamento, tecnología y aviones de guerra.

Lockheed Martin realiza un 78% de sus ventas al Go-bierno de los Estados Unidos: un 26% a las fuerzas aé-reas, un 19% a la marina, un 10% al ejército de tierra, un 16% al Ministerio de Seguridad interior, y un 7% a los otros Ministerios[8].

En Colombia ofrece -entre otras prestaciones- entre-namiento y formación en radares militares, asistencia a los helicópteros de combate y a los aviones de transporte de tropas.

El Grupo Rendon[9] es uno de las más conocidas empresas expertas en operaciones psicológicas por ser una multinacional del Pentágono, dedicada a diseñar este tipo de campañas, en especial hizo el apoyo comunica-cional al Plan Colombia y el plan contra el narcotráfico, y es quien maneja en gran parte la campaña mediática contra Venezuela y Ecuador.

Su papel actual en Colombia es enseñar a los oficiales de la policía y del ejército cómo explicar el Plan Colom-bia y los otros planes de guerra.

Oakley Network[10]- seguridad fue adquirido por Raytheon. Ofrece y vendió la provisión de software de

“Para alcanzar un fin pacífico, debemos emplear métodos pacíficos”.Martin Luther King

monitoreo de Internet y para asistir en los programas de espionaje condu-cidos por la división de crímenes de la policía nacional de Colombia. Tuvo un contrato de US$5 milliones con el Dpto de Defensa para dar software a SIJIN que interviene en comunicaciones por internet, en 2006, según la lista de compañías con contratos para Plan Colombia, publicado por De-partamento de Estado de EEUU.

Vale decir que se estipula en el contrato que tiene con el pentágono para el Plan Colombia el uso del sistema Echelon, sistema de espionaje más grande conocido, inventado en los años 70 por la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de EEUU).

“Es un sistema satelital que tiene la capacidad de monitorear todas las comunicaciones en el mundo. Ellos introducen palabras específicas en el sistema y éste se enlaza con el resto de los sistemas de comunicación. Si encuentran que alguien utilizó esa palabra por teléfono, celular o compu-tador, la atención se dirige hacia ese lugar, da la ubicación exacta y permite monitorear la conversación”.

ITT - Seguridad y vigilancia[11], es una transnacional de las telecomu-nicaciones que opera un sistema de radar hemisférico, apoyo logístico y provisión de equipos a radares en territorio colombiano y que son opera-dos vía satélital.

Northrop instaló y maneja siete poderosos radares, coordinados con un sofisticado sistema de espionaje aéreo. Esa compañía entrena además a militares y paramilitares para “operaciones especiales[12].

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El Foro Social Mundial ha cumplido ya seis años. Desde los inicios en Porto Alegre en 2001, ha crecido, ha inspirado procesos regionales, y ha cambiado. Con el éxito del Foro Social Mundial vino el interés de la izquierda tradicional, y de los gobiernos de iz-quierda. El presidente de Brasil Lula intervino en el Foro Social Mundial, y el gobierno venezolano instrumentalizó el “policéntrico” foro de Caracas para promocionar la “Revo-lución Bolivariana”. ¿Está entonces el FSM abrazando la anticuada política tradicional de izquierda y abandonando sus propios principios? ¿Está cayendo el FSM en la vieja trampa de oponerse a un sector del espectro político – el imperialismo de EE. UU. – y a hacerse el de la vista gorda ante las violaciones de derechos humanos y el militarismo cuando suceden en el sector “izquierdo” del espectro político, según el sencillo principio de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”?

Por qué una perspectiva antimilitarista es importante para todos los

movimientos sociales

Andreas SpeckIntegrante de la IRG(1) En Colombia posee las mayores reservas de carbón del continente. La geopolítica del despojo. 23-02-10. En: http://www.biodiversidadla.org/content/

view/full/54937 07/04/10. 3:39 pm.(2) Informe del Movimiento por la Reconciliación (FOR) de EE.UU Asistencia Militar y Derechos Humanos. Colombia, responsabilidad de los Estados Unidos, y consecuencias a nivel mundial. Julio de 2010. (3) Anexo 1. Mapa Asistencia de los Estados Unidos a la Policía Colombiana (2000 - 2009)(4) Los radares se comenzaron a instalar con base en un memorando de entendimiento firmado por EE.UU y Colombia en febrero de 1989. En 1990 ya habían radares en Leticia y Araracuara, Amazonas; Caquetá; Marandúa (Guainía) y Vichada (“Drug War in the Skies,” Drugs and Democracy Program, Transnational Institute, 1999). Actualmente hay uno en la Base de Palanquero (Cundinamarca) según Teo Ballvé (http://nacla.org/node/4736, y hay otro en Tres esquinas que se oficializó en el 2001, el cual puede ser el que se nombra dese los años 90’s como el de Caquetá, para más información http://www.defense.gov/contracts/contract.aspx?contractid=1912. En la misma línea Colombia posee al 2004 además de los mencionados, 4 radares militares situados en Turbo (Antioquia), San José del Guaviare (Guaviare), La Guajira (Riohacha) y San Andrés, ir a http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/colombia-toma-el-control-de-cinco-radares-militares-que-eran-operados-por-eu_6128067-1. Sumando estos radares obtenemos un total de 10 en el País si tomamos en cuenta que hay uno en la región del pacifico y otro en el oriente de Colombia desde finales del 2005. En la misma línea la Aeronáutica Civil, que posee una red de 17 radares que vigilan minuto a minuto qué aviones están surcando el espacio aéreo de una manera legal o ilegal, realizó un proceso de instalación de cinco nuevos radares, que funcionarán a partir de julio de este año y estarán situados en Leticia (Amazonas), El Picacho (Bucaramanga), Cerro Belalcázar (Pereira), El Tablazo (Bogotá) y Carepa, en la región del Urabá antioqueño. Ver http://www.fac.mil.co/index.php?idcategoria=1828&facmil_2007=53b65b41b23e735c6871e6bdca852df2(5) Hernando Calvo Ospina, periodista Le Monde Diplomatique, noviembre 2004. Los negocios de las sociedades militares privadas. En: http://www.prensarural.org/calvo200411.htm 30/03/2010 12:41 pm.(6) Dyncorp http://www2.redjuvenil.org/content/view/389/68/ 30/03/2010 12:25 pm.(7) Dyncorp http://www2.redjuvenil.org/content/view/389/68/ 30/03/2010 12:25 pm.(8) http://es.transnationale.org/empresas/lockheed_martin.php(9) Eva Golinger. EE.UU. privatiza guerra colombiana con sus transnacionales mercenarias http://www.telesurtv.net/noticias/entrev-reportajes/index.php?ckl=345# el 30/03/2010 12:18 pm(10) Eva Golinger. EE.UU. privatiza guerra colombiana con sus transnacionales mercenarias http://www.telesurtv.net/noticias/entrev-reportajes/index.php?ckl=345# el 30/03/2010 12:18 pm(11) Eva Golinger. EE.UU. privatiza guerra colombiana con sus transnacionales mercenarias http://www.telesurtv.net/noticias/entrev-reportajes/index.php?ckl=345# el 30/03/2010 12:18 pm(12) Según los Cahier d’études stratégiques, n° 36-37. Cirpes, París, junio 2004. En: Hernando Calvo Ospina, periodista Le Monde Diplomatique, noviembre 2004. Los negocios de las sociedades militares privadas. En: http://www.prensarural.org/calvo200411.htm 30/03/2010 12:41 pm.(13) García, David. La guerra también se privatiza en América Latina – domingo 9 de diciembre de 2007. Rebelión. http://www.nodo50.org/tortuga/Empresas-transnacionales-de Consultada el 30/03/2010 12:00 m.

Arinc, empresa contratista privada del complejo industrial militar, ofrece servi-cios de mantenimiento, y formación a la policía nacional de Colombia en los proce-sos de recolección de señales y otros equi-pos asociados con el espionaje.

Así, este panorama de las multinacio-nales de servicios de inteligencia y defen-sa militar, evidencian que la estrategia del gobierno de EE.UU pone a los derechos humanos en una situación aun más pre-caria y vulnerable, pues no hay instancias que garanticen el control sobre el uso de la fuerza y la información que poseen, di-ficultando e impidiendo cualquier tipo de control democrático, jurídico y político del uso de la fuerza y la muerte, propio del estado de derecho que no respiramos.

Es una estrategia macabra y minuciosa-mente elaborada, pues cuando estos “con-tratistas” cometen un crimen ¿en qué tri-bunal, en qué país se les puede demandar? Hasta ahora no se ha encontrado una res-puesta. El gobierno de los Estados Unidos no es responsable ni financiera, ni jurídica-mente por estas empresas, a pesar de ser uno de los principales contratantes. Para poner un ejemplo; en el Putumayo llegan

militares y mercenarios extranjeros en he-licópteros y varias veces se les ha visto en combates directos.

Por ello la contratación de los “ser-vicios” de mercenarios de las empresas transnacionales de seguridad vulnera gra-vemente los derechos de los pueblos: el derecho a la existencia, la autodetermina-ción política, los derechos económicos, el derecho al medio ambiente y a los recur-sos comunes, así como el derecho a garan-tías y sanciones, quedan profundamente afectados por las prácticas que realizan es-tas empresas transnacionales y privadas de (in)seguridad[13].

Las bases son para proteger y apoyar a las empresas transnacionales o especula-doras de la guerra, pues al apoderarse y extraer nuestros recursos naturales y hu-manos agudizan y mantienen las causas del conflicto, deterioran el medio ambiente, aumentan el armamentismo, la asistencia y la cooperación militar, la cual siempre va acompañada de empresas privadas de vigilancia legal e ilegal como sistema de aseguramiento de inversiones y ganancias.

La instalación de bases extranjeras es una renuncia a la soberanía que de paso es

casi inexistente, no se juzgara a los solda-dos que violen los derechos humanos o la constitución colombiana. No hay inmu-nidad sino impunidad; tampoco es cier-to que estas tropas estén bajo el mando de oficiales colombianos, ya que Estados Unidos no acepta esto ni siquiera cuando envía tropas bajo la bandera de la ONU, sus soldados sólo reciben órdenes de ofi-ciales norteamericanos. Tampoco es cierto que se trate de acuerdos como manda la constitución en sus artículos 9, 150 nume-ral 16; 226 y 227, sobre bases de recipro-cidad, porque ellos no aceptarían una base colombiana o de otro país en su territorio.

En definitiva, no son para acabar con los cultivos ilícitos ni para atacar y acabar la insurgencia, ni para protegernos o ase-gurarnos… son estrategias de guerra para utilizar personas, explotar y mantener los megaproyectos por parte de empresas pri-vadas o trasnacionales. Son gastos que se hacen de nuestros impuestos para seguir reproduciendo el hambre en nombre de la Defensa y la Seguridad y de esa manera consolidar a Estados Unidos como el im-perio regido por la economía de guerra.

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toria, entonces se requiere un ejército, un ejército de soldados dispuestos a matar sin rechistar, operando en firmes cadenas de mando, y dependientes de abastecedores de armamento que desean explotar la lu-cha, ya por influencia política o por bene-ficio económico. Las necesidades militares tienen prioridad sobre cualquier conside-ración humana o social.”

Hay multitud de ejemplos, y no dis-ponemos de suficiente espacio para anali-zarlos aquí. Así que algunas “instantáneas” serán bastante:

• Tras la victoria de los Sandinistas en Nicaragua en 1979, los EE.UU. inició una campaña de guerra de baja intensi-dad y apoyó a la contra. Como respues-ta, el gobierno Sandinista de Nicara- gua estableció el reclutamiento forzoso, con el fin de poder reclutar un número sufi-ciente de jóvenes para una lucha militar contra los contras.

• La lucha armada por la independen-cia en Angola desde los años 60 condu-jo a la independencia política en 1975, pero fue seguida inmediatamente por una guerra civil, que duró hasta 2002. En esta guerra, actores externos – el apartheid de Sudáfrica, los EE.UU., y la Unión Soviética y Cuba, que enviaron a su ejército en apoyo al MPLA – tuvieron un importante papel.

• Eritrea consiguió su independencia de Etiopía tras décadas de lucha armada del EPFL que concluyeron en 1991. Sin embargo, desde la independencia for-mal en 1993, Eritrea se ha embarcado en un política de militarización y viola-ción de los derechos humanos. Todos lo jóvenes eritreos – chicos y chicas – es-tán sometidos a un servicio militar an-tes de finalizar su escolarización, y los castigos por eludir el reclutamiento o la deserción incluyen torturas, muerte, encarcelamiento e incluso el encarcela-miento de familiares.

Esta lista continuaríaEl presidente venezolano Hugo Chávez

dijo en 2005 que el FSM necesita que “agreguemos una estrategia de poder” a su agenda. No estoy de acuerdo con Chávez muy a menudo, pero en esto sí. Pero una

estrategia de poder necesita un análisis del poder, y en este análisis el antimilitarismo difiere enormemente del populismo anti-imperialista de Chávez.

El poder es fundamental. El poder no sólo en el sentido de poder sobre – el po-der de un grupo de gente para dominar a otro grupo de personas (violencia es-tructural). La comprensión del poder es también crucial para vencer al poder y a la violencia; poder con como el poder de la gente actuando unida en cooperación, para conseguir cosas que no podrían conseguir en solitario; y el poder hacer algo, basado en habilidades, conocimiento, convicción. Un análisis del poder necesita incluir un análisis del Estado.

Según Gustav Landauer, “el Estado es una condición, una cierta relación entre seres humanos, una forma de comporta-miento humano; que destruimos estable-ciendo otras relaciones, comportándonos de manera diferente.] Esto es incluso más importante para los antimilitaristas. Lan-dauer lo afirma sin rodeos: “La guerra es un acto de poder, de asesinato, de robo. Es la más aguda y clara expresión del Estado. La lucha contra la guerra es una lucha con-tra el Estado; cualquiera que se implique en la política de Estado, incluso desde un punto de vista revolucionario, es parte de la guerra.”

El Foro Social Mundial y el antimilitarismo

La Carta de Principios del Foro Social Mundial está abierta a perspectivas antimi-litaristas, pero dicha perspectiva no es to-davía parte de ella. El llamamiento de Ba-nako carece de perspectiva antimilitarista, y esto lleva por una dirección errónea.

El movimiento anti-globalización, el movimiento radical homosexual, el movi-miento feminista, el movimiento anarquis-ta, son algunas de los áreas donde buscar y construir nuevas relaciones, donde pre-tendemos superar la violencia estructural y cultural. Grupos de afinidad, grupos co-munitarios, de acción directa noviolenta, pero también el desarrollo de alternativas – okupas, cooperativas alimentarias, vi-

Notas:[1] http://www.forumsocialmundial.org.br/ main.php?id_menu=4&cd_language=4[2] http://www.globaljusticecenter.org /ponencias2006/bamakoESP.htm

“Señor, haz de mí un instrumento de tu paz”. (San Francisco de Asís)

vienda alternativa, etc. – son lugares don-de podemos establecer otras relaciones, comportarnos de manera diferente, no con la intención de formar parte del Esta-do, sino la de disolver esta forma de orga-nizar las relaciones humanas que está ba-sada en la violencia estructural, y que crea violencia en la sociedad y mundialmente.

Haciendo esto, incrementaremos “la capacidad de resistencia social no violen-ta al proceso de deshumanización”, tal y como el Foro Social Mundial pretende, y aprender a practicar “una democracia verdadera y participativa, las relaciones igualitarias, solidarias y pacificas entre las personas, etnias, géneros y pueblos, con-denando a todas las formas de dominación o de sumisión de un ser humano a otro”.

En su declaración de 1990, la Inter-nacional de Resistentes a la Guerra afir-ma: “Pueden existir ocasiones en las que parezca que la noviolencia ha fallado. Pero estamos seguras/os de que, si la noviolen-cia activa trae como consecuencia la re-presión, la lucha armada proporcionará un pretexto para una represión incluso más brutal. Si la noviolencia activa no puede provocar el cambio rápidamente, ninguna otra forma de resistencia popular la hará en un plazo de tiempo más corto. Se nece-sita un nuevo marco de estrategia, basado en la construcción de la confianza y en la cohesión de las personas en actividades en-raizadas en comunidades locales.

Estamos convencidos/as de que una perspectiva de noviolencia y antimilitaris-mo es crucial para todos los movimientos sociales comprometidos en el proceso del foro social.

Los principios del Foro Social Mundial

La Carta de Principios del Foro Social Mundial [1] data del 2001. El primer pá-rrafo de esta carta establece las bases del FSM: “El Foro Social Mundial es un espa-cio abierto de encuentro para: intensificar la reflexión, realizar un debate democráti-co de ideas, elaborar propuestas, estable-cer un libre intercambio de experiencias y articular acciones eficaces por parte de las entidades y los movimientos de la so-ciedad civil que se opongan al neoliberalis-mo y al dominio del mundo por el capital o por cualquier forma de imperialismo y, también, empeñados en la construcción de una sociedad planetaria orientada hacia una relación fecunda entre los seres huma-nos y de estos con la Tierra. ”

El párrafo 5 afirma: “El Foro Social Mundial reúne y articula a entidades y movimientos de la sociedad civil de todos los países del mundo”, y así excluye a go-biernos y ejércitos. El párrafo 9 incluso lo especifica, si bien de forma suavizada “No deben participar del Foro represen-taciones partidarias ni organizaciones mi-litares. Podrán ser invitados a participar, en carácter personal, gobernantes y par-lamentarios que asuman los compromisos de esta Carta”.

El párrafo 10 trata de valores impor-tantes: “El Foro Social Mundial se opone a toda visión totalitaria y reduccionista de la economía, del desarrollo y de la histo-ria y al uso de la violencia como medio de control social por parte del Estado. Pro-

pugna el respeto a los Derechos Humanos, la práctica de una democracia verdadera y participativa, las relaciones igualitarias, solidarias y pacíficas entre las personas, etnias, géneros y pueblos, condenando a todas las formas de dominación o de sumi-sión de un ser humano a otro.” Y el párrafo 13 menciona como uno de los objetivos que “busca fortalecer y crear nuevas arti-culaciones nacionales e internacionales, entre entidades y movimientos de la so-ciedad, que aumenten, tanto en la esfera pública como la privada, la capacidad de resistencia social no violenta al proceso de deshumanización que vive el mundo y a la violencia utilizada por el Estado”.

El Llamamiento de Bamako[2] , que es como una variante de estos principios, se presentó en el FSM policéntrico de Mali en enero de 2006. El llamamiento de Ba-nako está repleto de la anticuada retórica de la izquierda, y pone especial énfasis en la clase trabajadora ; de hecho, casi parece como si el término “organizaciones civiles” empleado en la Carta de Principios des-apareciera del lenguaje del llamamiento de Banako. Por ejemplo, el llamamiento de Banako pide acríticamente “Ampliar las campañas de solidaridad con Venezuela y Bolivia, en cuanto constituyen lugares de construcción de alternativas al neolibera-lismo y son artesanos de una integración latinoamericana”. No obstante, el llama-miento reconoce “que el fracaso del sovie-tismo y de los regímenes que provienen de la descolonización, resulta en gran medida del hecho de que han negado las liberta-des y subestimado la democracia. La ela-

boración de alternativas debe integrar esta constatación y dar un sitio preeminente a la construcción de la democracia”.

Sin embargo, de forma más notable, tanto en la primera Carta de Principios como en el llamamiento de Banako, hay una total ausencia de análisis del propio militarismo. El antimilitarismo se consi-dera como anti-imperialismo, y se limita al rechazo a las actividades militares de EE.UU y la OTAN, pero no se extiende a otros actores.

¿Por qué antimilitarismo?

En su declaración Noviolenta, La In-ternacional de Resistentes a la Guerra escribió: “Desde nuestro punto de vista, los movimientos de liberación son válidos mientras que fortalecen la autogestión y la autoorganización y reflejan las aspi-raciones de las/os excluidas/os. Pueden contener a muchos grupos sociales y ten-dencias políticas distintas, pero dependen de la participación de las/os que no tienen ningún poder.

La liberación que pretenden no pue-de tener como consecuencia la opresión de otras/os, sino que debería respetar los derechos de todas/os: somos demasiado conscientes del peligro de que las/os libe-radores de hoy pueden convertirse en las os opresores de mañana.”

“No hay nada romántico en la expe-riencia bélica, ni siquiera en la guerra re-volucionaria. Podemos comprender las ra-zones para recurrir a la lucha armada, pero

prevenimos contra sus conse-cuencias. No importa, ni si la lucha armada es el último recurso; la guerra degrada. Los sabotajes discriminados tienden a desdibujarse entre ataques indiscriminados, ase-sinando ciudadanos no com-batientes y trayendo como consecuencia represalias. Los conflictos locales estallan en disputas que se mantienen a sí mismas bajo ningún con-trol político, la violencia se convierte en el patrón para manejar el conflicto.

Si la lucha militar persi-gue como fin último la vic-

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El pueblo colombiano desconoce las graves implicaciones que tiene para la vida del país el futuro minero-energético que el gobierno nacional y las Empresas Transna-cionales han trazado en el Plan Nacional de Desarrollo. El discurso oficial y la campa-ña publicitaria engañan la opinión pública en relación con las ventajas económicas y laborales que esa inversión extranjera trae-rá para todos, y con que se garantizará la conservación de los ecosistemas naturales.

Eso lo han dicho en estos 80 años de explotación petrolera, y en los 30 años de explotación carbonífera que llevamos, am-bas entregadas a los capitales internaciona-les. Hoy la calidad de vida de nuestro país está muy por debajo de la de cualquier país del norte que no tiene ni una botella de petróleo, o ni una libra de carbón. Más de la mitad de la población vive en la pobre-za, inclusive en las zonas donde funciona esta economía del saqueo. El informe de Naciones Unidas explica en alguna me-

dida esa paradoja: Colombia es el tercer país más inequitativo del mundo; esto es: hay una alta concentración de la riqueza, la que está en manos de las grandes empresas nacionales y extranjeras que se aprovechan de nuestros recursos y de nuestro trabajo.

Que ahora digan que para tener ‘pros-peridad’ Colombia debe ser un país mine-ro no va a modificar en nada esa condición histórica, porque son los mismos con las mismas. Montar el país en la lógica de la minería transnacional es profundizar las estructuras de la inequidad. Los múltiples conflictos que estamos soportando las co-munidades urbanas y rurales constatan que los impactos de esa locomotora minero-energética son lesivos para la vida:

1. El territorio y la cultura. El modelo colonizador que caracteriza la intervención de la locomotora minero-energética en los territorios, transgrede el entorno natural con el que los poblado-res han sobrevivido y convivido por tiem-

pos, modifica las economías tradicionales, rompe los tejidos comunitarios y contagia de individualismo y corrupción todas las relaciones sociales y ambientales que iden-tifican las culturas formadas en las reali-dades concretas de los territorios. En Co-lombia existimos 102 pueblos indígenas, por ejemplo, y cerca de 30 pueblos nos encontramos en extinción; 30 lenguas, co-nocimientos milenarios que la humanidad pierde a manos de la ambición.

2. El agua, los ríos y la biodiver-sidad. La fractura de los ciclos hídricos es uno de los impactos directos más re-levantes de esta absurda injerencia sobre nuestra biodiversidad. La apropiación y utilización extrema del agua en la minería de cielo abierto, en la explotación petro-lera, en la expansión de la agroindustria energética y en las represas hidroeléctri-cas, afectan gravemente el equilibrio am-biental y el acceso adecuado y saludable al agua. Mucha gente ha sufrido los estragos

Aplanadoramineroenergetica.blogspot

de la desertificación y las inundaciones, como de la contaminación y el agota-miento del agua. El despojo de los bienes ambientales seguirá siendo un factor de empobrecimiento.

3.La seguridad alimentaria. Los megaproyectos mineros y energéticos compiten con la producción alimentaria, por varios “daños colaterales”: el cambio drástico en la tenencia y el uso de la tierra, la privatización y degradación del agua y los suelos, la pérdida de la vocación agrí-cola de las comunidades rurales y la susti-tución del mercado natural y solidario por el de los alimentos ficticios y la ganancia.

Quienes gobiernan ahora, han pro-puesto una falsa solución: que toda la producción alimentaria quede definitiva-mente en manos de las empresas transna-cionales que trafican con el hambre y la sed del planeta, a través de los Tratados de Libre Comercio. Es decir, ampliar la de-pendencia alimentaria.

4. El trabajo digno. La industria ex-tractiva no soluciona las necesidades de empleo del país, porque es una actividad intensiva en maquinaria y limitada en el tiempo. La mano de obra local es utili-zada en la primera etapa. El número de empleos no se corresponde con los altos niveles de producción; y si lo medimos por hectárea/año, genera menos empleos que una actividad agrícola integrada. Las trasnacionales mineras y petroleras im-piden la organización sindical de los tra-bajadores, lo que reduce la exigibilidad de los derechos laborales; la mayoría del trabajo es contratado a través de Coopera-tivas de Trabajo Asociado. Los salarios no compensan la afectación social y física que

produce, ni es comparable con las grandes ganancias que generan.

5. La pequeña minería tradicio-nal. Cerca de 2 millones y medio de per-sonas que subsisten de la pequeña minería hace muchas décadas, enfrenta la persecu-ción del gobierno. Después de imponerle requisitos financieros, técnicos y jurídicos difíciles de cumplir, la ha declarado ilegal y ha autorizado su erradicación a la fuerza. El propósito es entregar esas explotacio-nes mineras a las transnacionales, quienes en muchos casos ya tienen títulos sobre las actuales áreas mineras tradicionales. El go-bierno favorece la minería a cielo abierto, que genera significativamente más perjui-cios sociales y ambientales que la minería de pequeña escala. La persecución a la minería de subsistencia familiar ahonda la situación de miseria y exclusión.

6. La renta de la producción mi-nera y energética. Colombia es el país de América Latina que menos retribución obtiene por la explotación minera y ener-gética; se bajan los impuestos por estas ac-tividades, -hasta se exoneran; y las regalías se reducen y ni se cobran de acuerdo a los precios internacionales. La renta de esta actividad, además, no considera los pasivos ambientales y sociales que produce. Esta es la denominada “confianza inversionista” que le da beneficios al capital extranjero, a costa del desmejoramiento de la calidad de vida de los colombianos. Así se hagan intensas campañas publicitarias, lo cierto es que en términos tributarios, una empresa transna-cional del sector aporta relativamente me-nos a la nación que una mina de sal. Estas empresas se terminan llevando gratis los recursos minero-energéticos que extraen.

7. La paz y la convivencia. Los te-rritorios en donde se posicionan estos pro-yectos calientan la violencia social y políti-ca que soportamos hace rato. Comenzando por el mismo gobierno, quien criminaliza y reprime la minería informal y la protesta social de las comunidades frente a la inva-sión de la locomotora minero-energética. Con el ya consabido señalamiento de la ‘infiltración’, ahora somos perseguidos asimismo por estar ‘en contra del desa-rrollo’. Los grupos armados ilegales son utilizados también como instrumentos de esa política represiva. Las empresas aplican además el engaño y la corrupción para imponer sus intereses; hacen consul-tas tramposas con las poblaciones étnicas, compran autoridades y cooptan dirigencia social y política. Así dividen las organiza-ciones y provocan enfrentamientos entre las comunidades.

Las organizaciones y comunidades que afrontamos todos estos conflictos en distintas partes del territorio nacional, nos hemos propuesto iniciar una campa-ña conjunta que desde la visibilización de cada proceso de resistencia, aportemos a provocar conciencias y voluntades sobre un problema tan crucial del cual no fuimos suficientemente informados, y una políti-ca en la que no tuvimos participación. Una campaña que genere espacios para que se expresen de diversas maneras las voces críticas a semejante despropósito que ava-salla nuestras soberanías.

Este no es el país que buscamos los pue-blos, no es el futuro que nos merecemos. Por esa razón nos llamamos a que nos ma-nifestemos en defensa de la vida. La loco-motora minero-energética va a conducir el país hacia mayores abismos. Parémosla!

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Una pequeña reseña de dos experiencias que han mostrado un camino y que además han recorrido buena parte de este en la búsqueda por acabar o transformar una de las peores invenciones del ser humano, la guerra, sin duda alguna, es una verdad histó-ricamente contundente el hecho de que la sociedad actual se ha construido sobre las cenizas de los derrotados, son los poderosos quienes han escrito esta historia y quienes han impuesto una vi-sión del mundo a base del terror, la depredación y el miedo, es tal su cinismo, que cada día inventan o amenazan con una nueva guerra para mantener el statu quo intacto y para mantener a toda la población funcionales a sus intereses. Estamos en el peligro de que nuestras luchas sean reducidas a que no nos maten aunque esto nos implique no cuestionar este statu quo y aceptar nuestro lugar en él, el de ser esclavos para mantener y alimentar al siste-ma, que solo una minoría puede disfrutar y vivir placidamente en él.

Es así que la Internacional de resistencia a la guerra WRI-IRG y el movimiento de Objeción de Conciencia del Estado Es-pañol (MOC), les hago visible en este trabajo, en gran medida por el aporte práctico que han hecho al movimiento antiguerra

del mundo, por las condiciones en las que surgieron además, han servido de inspiración para muchos jóvenes en varios rincones del planeta y nos han posibilitado ver que aunque en nuestros países halla guerra y parezca imposible librarse de cooperar con ella y además tratar de acabarla, en realidad si existen caminos, en los cuales no solo aportan mostrando su experiencia, también se atreven a estar en estos países acompañando los procesos que existen de Objetores de conciencia y resistentes a la guerra, en actitud de solidaridad y construcción mutua.

Pienso también, que sus aportes están encaminados a no con-tinuar aplazando la utopía, pues no solo se enfocan en las criticas al statu quo y a vulnerarlo, dentro de sus procesos organizativos, se esfuerzan por cambiar todo tipo de prácticas que tienen que ver con el sistema patriarcal haciendo de la transformación, tam-bién un proyecto de vida tanto como activistas, como colectivos, las transformaciones que proponen entonces, van desde como se organizan, hasta como llevan a la practica una vida acorde a sus ideales, muchos de estos colectivos, bien sean los que están afi-liados a la WRI-IRG o los que conforman el MOC de España, se autofinancian como un principio organizativo.

La Internacional de Resistencia a la guerra WRI-IRG: [1]

Fundada en 1921, WRI es una red de organizaciones, grupos e individuos que suscriben la declaración de WRI:

La guerra es un crimen contra la humanidad. Por ello me comprometo a no apoyar ningún tipo de guerra, y a luchar por la eliminación de todas sus causas.

La IRG fue creada para promover la noviolencia. La Declaración y los Princi-pios explican: “la noviolencia puede com-binar la resistencia activa, incluyendo la desobediencia civil, con el diálogo. Puede combinar la no-cooperación - retirada del apoyo de un sistema de opresión - con el trabajo constructivo de construir alterna-tivas. A veces la noviolencia intenta traer la reconciliación consigo, como una forma de tomar parte en el conflicto: fortaleciendo la estructura social, atribuyendo poderes a la clase social baja y además incluyendo a gente de diferentes partes para buscar una

solución.” La IRG se da cuenta de que “ para algunos la noviolencia es una forma de vida. Para todos nosotros, es una forma de acción que afirma la vida, denuncia la opre-sión, y reconoce el valor de cada persona”.

La IRG también fue creada para pro-mover el antimilitarismo, lo que sig-nifica no apoyar ningún tipo de guerra, y mecanismos que hagan que una guerra sea posible. En septiembre del 2001, la Inter-nacional de Resistentes a la Guerra publi-có una declaración titulada “!Di No!”, en la que se pedía la objeción de conciencia y la resistencia no-violenta a la guerra.

La Declaración de Funciones de la IRG define entre sus funciones:

Unir a la gente: La IRG se propone unir a la gente comprometida a sus prin-cipios mediante la organización de confe-rencias y otros eventos, publicando revis-tas, panfletos y libros, y proporcionando información por Internet. De esta manera la IRG ayuda a la gente a ponerse en con-tacto entre ellos.

Iniciar campañas y proyectos de acción: La IRG ofrece una perspectiva internacional. Promoviendo y coordinan-

do acciones y proyectos a un nivel inter-nacional, la noviolencia se encuentra en el corazón de cada acción y campaña. La IRG busca la creación de una base estable para cualquier proyecto de acción. Su iniciativa es involucrarse con otras organizaciones, grupos e individuos que puedan enton-ces llevar a término el proyecto, dándose cuenta de la importancia del apoyo local.

Apoyar acciones: La IRG apoya or-ganizaciones, grupos e individuos encaran-do las causas de la guerra y rechazando el apoyo a cualquier tipo de guerra. Este apo-yo toma varias formas, dependiendo de los medios y las circunstancias. Algunos ejem-plos de estos trabajos son la lista de Pri-sioneros por la Paz, la asistencia a juicios, la organización de charlas y la recaudación de fondos para campañas específicas.

Promoción y Educación Pública: La IRG promueve la noviolencia como un medio de transformación social. La IRG se propone intensificar el pensamiento y el estudio sobre la noviolencia y el análisis desde el punto de vista de la noviolencia, organizando conferencias de estudio y discusión, publicando artículos y libros y

“Busca la paz y no la guerra”. (Anselm Turmeda, Abdal.lah ibn Abdal.lah)

Martín RodríguezObjetor de conciencia

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estimulando la discusión. En este marco, el programa de noviolencia de la IRG res-ponderá a las siguientes necesidades:

•promoción de la noviolencia dentro de los movimientos sociales, especial-mente el movimiento para la justicia mundial (movimiento antiglobalización), y el más amplio movimiento de paz;

•crear más conciencia en la conexión entre las corporaciones y los militares en el análisis de movimientos, a través de medios de una nueva campaña de la IRG.

Crear más conciencia sobre la necesi-dad de la inclusión de una percepción de la globalización en el trabajo del movimiento de paz.

La WRI-IRG, se ha preocupado por ar-ticularse a otros movimientos con los que comparte ideas y propósitos, es así que en los últimos 5 años ha tenido importantes participaciones con sus aportes al movi-miento antiglobalización, lo ha hecho a través de organizaciones socias, como es el caso de la Liga Antiguerra de los EEUU, quienes participaron activamente en la di-fusión de recursos para el entrenamiento en la acción directa noviolenta antes du-rante y después de las movilizaciones de Seattle en el marco de las reuniones de OMC del año 99; también han participado y apoyado la dinamización de los foros eu-ropeos ligados al Foro social mundial (rea-lizado en Londres Inglaterra en el 2004),

a través de afiliados en América Latina ha tenido su participación durante el FSM de Porto alegre en el 2002, además de lograr hacerse presente también en Mumbai.

Han sido también un apoyo importan-te para objetores de conciencia en países como Turquía, Rusia e Israel los cuales a causa del actual conflicto global, tienen mas que nunca profundizados sus estruc-turas militaristas y donde casi no hay mar-gen de maniobra para que los jóvenes que no quieren participar de la guerra puedan hacerlo libremente, este acompañamien-to, no solo es determinante para cada jo-ven que logra hacer visible su situación, además, hace visible ante el mundo, como estos países ocultan gran cantidad de vio-laciones de derechos humanos de sus pro-pios ciudadanos.

Son 33 países y alrededor de 70 orga-nizaciones afiliadas, las que desde cada uno de estos lugares del mundo, ponen tanto su vos, como sus actos para ir contra la co-rriente contemporánea de la guerra, bien porque están sufriendo la confrontación de manera directa, bien porque desde sus países o se apoya, o se está interviniendo directamente en una guerra; así, no solo se apoya y anima a objetores de concien-cia a no vincularse a los ejércitos, además, impulsan campañas de objeción fiscal con-tra el gasto militar y de boycott contra las multinacionales que financian la guerra.

Este, es uno de los movimientos que asume la noviolencia y que sin dudarlo, toma como parte de su historia, los apor-tes que Gandhi le ha hecho a la humanidad y la motivación de la que ha impregnado la idea descabellada, utópica, de construir un movimiento mundial noviolento que se oponga a las guerras y apuesta a construir una sociedad sin estas.

El movimiento de Objeción de conciencia en España

Un mundo sin ejércitos, es el sue-ño que ha unido y une desde principios de las 70 un gran número de objetores de conciencia en el llamado Estado Español, ¿a que loco se le podría ocurrir alguna vez en la vida que un país puede existir sin ejército? ¿Quién defendería la sobera-nía de un país de no ser por su ejército? ¿Cómo podría defenderse la paz mundial de no ser por los ejércitos? Simples uto-pías, solo eso, idealistas o ilusos. Imagino que han dicho dicen y dirán a quienes les es difícil concebir un mundo diferente al que se encontraron al toparse con este mundo; como objetor de conciencia, en un país que lleva mucho mas de la mitad de su historia sumido en guerras [2], ¿po-dría un país como estos que ha visto nacer tantas generaciones en medio de la guerra algún día librarse de ella? ¿Podría pensarse que alguna vez en Colombia se aboliesen los ejércitos? Totalmente convencido de esto, prefiero compartirles en unos cuan-tos párrafos uno de los movimientos en los que mas he encontrado identidad, ni me imaginaba que mi negativa a prestar el ser-vicio militar cuando tuve edad para ello, se llamaba Objeción de Conciencia y mucho menos pasó por mi mente, la posibilidad que existía de que mi negación es y ha sido un clamor ocultado durante muchos años, y a lo mejor durante la misma historia de la humanidad, por los señores de la guerra.

Comenzando este nuevo siglo justo en el mítico año 2.000 gran sorpresa me llevé cuando por televisión nacional se anuncia-ba que España suspendía el servicio militar obligatorio en la búsqueda de profesiona-lizar su ejercito y poder tener una institu-ción acorde a los retos del siglo XXI; esta a pesar de que era una noticia tergiversada por los medios y la salida mas “digna” que

pudo tener el poder militarista dominante en España tras 30 años de activismo antimilitar por el fin del Servicio militar obligatorio, fue de las noticias mas alegres que he podi-do escuchar en mi tiempo como Objetor de Conciencia, muchos no solo en España si no

alrededor del mundo que estuvimos cercanos a este movimiento, sabíamos de primera mano

y por sentido común, que era una situación insos-tenible para este estado y sus fuerzas militares, pues

durante 30 años y de manera ininterrumpida y cre-ciente, el movimiento de objeción de conciencia

logró que en el imaginario social se le quitara el apoyo y la credibilidad al ejército español.

Josemi Lorenzo Arribas para la última pu-blicación del MOC de España[3] ha rescatado algunos antecedentes de gran importancia en los cuales nos cuenta la forma como en di-ferentes momentos de la historia de España,

hubo personas que se negaron a hacer parte de los ejércitos, parte del año 1665 para dar algunos

de estos ejemplo tanto de la preocupación de los res-pectivos regimenes, como de las acciones de quienes

se negaban. Desde luego motiva cuestionamientos que vale la pena resaltar en sus propias palabras

¿Por qué nunca, en tantos años de escolarización, nos enseñaron que la gente no quería servir en el oficio de las armas?, ¿ningún de nuestros nu-merosos/as maestros/as de historia lo sabría?, ¿por qué sabían más de armas,

cargos militares, “heroicidades” suyas, pertrechos...?, ¿por qué?[4]Esta búsqueda de antecedentes, también les

ha llevado a encontrar en épocas mas recientes, ex-periencias de resistencia a la guerra, incluso muy

parecidas a las actuales, hacen referencia en este importante documento [5] al significado de la lucha antimilitarista de los años 30, la co-nexión con otros movimientos antiguerra de otros países y en particular, el apoyo de parte de la WRI-IRG con el que llevaron gran par-te de este momento histórico en España[6].

Sin embargo, la relación del movimiento ac-tual con estos antecedentes no es muy clara y

quizás hace parte del legado heredado de manera espontánea a cada generación, pues importante re-

conocer que finalmente quienes terminan por escribir la historia son quienes terminaron por imponerse

por la fuerza y como bien lo explica el citado articulo, lo menos malo que quedó para estos antimilitaristas, fue el exilio.

Si bien el movimiento actual de objeto-res de conciencia en España no desconoce lo sucedido –con antecedentes documenta-dos desde los años 50- en relación con los

testigos de Jehová, si recalcan una diferencia ideológica que le puso otro rumbo a la objeción de conciencia, pues pasaron de dar argumentos religiosos para su declaración como objetores, a sustentar sus posturas desde razones éticas pues-tas desde el antimilitarismo y la noviolencia, dando inicio a principios de la década del 70 con la declaración del primer objetor Pepe Beunza [7] a una lucha que en la actualidad cumple casi 35 años y con la cual como ya les he menciona-do, han logrado hasta el momento, la suspensión del servicio militar obligatorio, por ahora en Es-paña, nadie mas tiene que declararse objetor o insumiso y correr el riesgo de ir a la cárcel.

«Soy católico, pero me parece equivoca-do alegar este motivo cuando en mi país los obispos tienen graduaciones y honores militares y presiden los desfiles... Creo me-jor plantearlo por motivos éticos. Soy no-violento y considero que la historia tiene suficiente experiencia de las consecuen-cias desastrosas de la violencia como para que nos sintamos obligados a experimen-tar otras vías de cambio social...[8]

Tras la declaración de Beunza, comienzan a hacerse públicos más objetores, con procesos de acompañamiento y solidaridad de grupos de apoyo tanto en España como desde otras par-tes de Europa, lo interesante, es que dicho apo-yo no era una reacción a los encarcelamientos, era parte de la estrategia de desobediencia ci-vil emprendida para impedir el reclutamiento, por consiguiente con esta estrategia, se lograba poner en el debate publico un asunto hasta el momento exclusivo de las fuerzas militares y el gobierno, dando como resultado la liberación de Pepe y otros objetores, sin embargo bajo las leyes[9] de ese momento, estos volverían a ser llamados a resolver su situación militar (prestar su servicio militar) con una nueva negativa y de nuevo, una nueva retensión y juicio, Pepe fue condenado a un año de prisión siendo traslado a cumplirla en un batallón de castigo en el Sahara.

Con la intermediación de la organización Justicia y Paz, se logra la excarcelación de Pepe en 1974, fecha a partir de la cual comienza una nueva etapa para el naciente movimiento.

Comienza el desarrollo de una estrategia de servicio civil voluntario[10], impulsada por 5 objetores, teniendo de por medio la notificación a los organismos militares tanto de su propues-ta de servicio civil como del porque iniciaban dicho servicio civil y no militar; esta puesta en marcha, estuvo precedida por una negativa del gobierno a ser aceptada bajo la tutela del minis-terio de agricultura.

“Los ideales se parecen a las estrellas en que nunca los alcanzamos; pero, como los navegantes dirigimos por ellos el rumbo de nuestras vidas”. (Albert Schweitzer)

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Cada uno de los objetores de Can Se-rra remite una carta al Capitán Gene-ral correspondiente explicando los mo-tivos de la no incorporación al Servicio Militar: «Ante una expresión tan vieja y aceptada como “Si quieres la paz, pre-para la guerra”, siento decirle que estoy en total desacuerdo» (Bustillo), «Me declaro objetor de conciencia por consi-derarme noviolento, y querer vivir toda la vida conforme a estas ideas. Quiero aceptarlas con todas las consecuencias que me traigan» (Amurgos), «En pri-mer lugar, he de decirle que mi postu-ra tiene la raíz en una ética humanis-ta de base. No he podido comprender que la mejor manera de respetar al prójimo es matarle. Tampoco las bien-aventuranzas me dejan duda sobre la postura pacífica del cristiano» (Viñas), «El desarme universal quizás sea una utopía pero no lo es que empecemos por nosotros mismos» (Cereceda), «No creo en la violencia como medio de lucha por la justicia, pues con ella la victoria es para el más fuerte y no para el más justo, y la espiral de violencia nos lleva inexorablemente al caos. Estoy conven-cido de que las guerras hoy en día son el gran negocio de los fabricantes de armamentos y de que estamos abocados al suicidio de la Humanidad... por todo

esto, me niego a participar en ningu-na institución que facilite las guerras, aunque estoy dispuesto a realizar un servicio civil de ayuda al necesitado» (Faixat) (Rius: 142) [11].

Un mes después los 5 objetores son encarcelados en muy malas condiciones, sin embargo la organización y sensibiliza-ción lograda con una campaña de desobe-diencia civil como está, motivo muchos mas jóvenes a dar continuidad no solo a declararse como objetores, también a to-mar iniciativa de otras experiencias de ser-vicio civil en otros lugares de España.

En adelante, no solo comenzó un im-portante aumento de declarados objetores de conciencia y encarcelamientos, tam-bién un debate publico en cual el gobierno y las entidades militares intentaron des-movilizar la lucha a través de leyes en su primer momento de represión a los obje-tores, luego leyes de servicio civil y regu-lación de este bajo el mando del ejercito, y de parte de los objetores de conciencia y sus grupos de apoyo, del acompañamiento a objetores presos, realización de marchas, acciones y demás campañas que fortale-cieron su lucha y con la que lograron una gran sensibilidad social en toda España.

Puede observarse en el desarrollo de este proceso de OC en España, cómo pau-latinamente el estado fue cediendo ante

la presión y la constancia del MOC, se podría decir que los Objetores siempre tuvieron el sartén por el mango, no solo acorralaron al gobierno con el apoyo po-pular con el que contaron y la creatividad y estrategia de sus acciones (al margen de las versiones oficiales y los medios de co-municación) además cada intento del go-bierno para apaciguar el movimiento, se convertía en una nueva plataforma de lu-cha que visibilizaba el vacío de contenido de los argumentos oficiales.

Una explicación que encuentro al por-que se dio la relación de esta manera, es al hecho de que la lucha del MOC, no estuvo limitada, ni se dejó estar en los marcos ins-titucionales [12] si bien en principio se es-tuvo oscilando entre el marco institucional al presentar iniciativas para una legislación sobre el tema, a finales del 70 lograron acuerdos asamblearios que les clarifica-ron su rol como movimiento. A partir de la conciencia que existe en la relación con esa institucionalidad, en cuanto es esta la que obliga a los ciudadanos a cumplir sus deberes para con el estado y la que castiga en el caso de que estos se revelen, pero no se trata mas que de eso, pues la rela-ción establecida, busca la deslegitimación de dicha institucionalidad (en este caso la militar) y demostrar que no es necesaria para la vida en sociedad.

(1) www.wri-irg.org(2) En Colombia durante el siglo XIX se registraron mas de 200 guerras civiles y durante el siglo 20, prácticamente se configuró la guerra que heredaron a las nuevas generaciones del siglo XXI, con alrededor de 50 años de confrontación armada de grupos llamados al margen de la Ley (guerrillas) y la violencia del estado ejercida a través de sus entidades legales y con el apoyo a grupos paramilitares.(3) EN LEGITIMA DESOBEDIENCIA, “Tres décadas Objeción, Insumisión y Antimilitarismo” Editado por el Movimiento de Objeción de Conciencia y Traficantes de Sueños en 2002.(4) Arqueología de la Objeción de Conciencia, “Introducción a una memoria desobediente” Ibid.(5) Ibíd. (6) Xavier Aguirre Aramburu, quien aportó para esta publicación el articulo, “LOS INSUMISOS DEL 36: EL MOVIMIENTO ANTIMILITARISTA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1996) Ibíd. (7) Activista del Sindicat Democratic d´Etudiantic, se niega a cumplir el ser servicio militar a principios de 1971 (8) Fragmento de la declaración dada por Pepe en su primer Juicio el 23 de abril de 1971, en el cual, por orden del tribunal militar, fue suspendido cuando leía el cuarto párrafo.(9) A finales de los 50, se comienza a implementar las llamadas condenas en cadena, lo que consistía en darle una pena mínima al objetor declarado por desobediencia, al terminarla, este era nuevamente convocado a filas si se volvía a negar volvía a ser encarcelado, así sucesivamente hasta pasar la edad militar (fijada para la época a los 38 años) o cuando se le otorgaba un indulto. (De los testigos de Jehová al voluntariado para el Desarrollo, Ibíd..)(10) La experiencia de los Objetores en el barrio Can Serra de Hospitalet de Llobregat, tras seguir una estrategia propuesta por el propio Pepe Beunza y Gonzalo Arias que estuviera fuera de la jurisdicción militar. Ibíd.(11) Ibíd.(12) Durante todo el año de 1977 se una de los mayores tire y afloje entre el estado y las iniciativas de OC incluso haciendo visible el ya activo Movimiento de Objeción de Conciencia, a principios de este año ante la puesta en marcha por vías de hecho y de manera ilegal de iniciativas de servicio social, se le pidió al gobierno que diera una respuesta tras una propuesta de estatuto para los objetores presentada a través de la comisión Nacional de Justicia y Paz, inicialmente el gobierno permaneció en silencio lo que motivo posteriormente el inicio de una campaña que consistía en la presentación ante tribunales militares de estos objetores, muchos fueron retenidos y llevados a cárceles; para este época, habían un poco mas de 200 objetores ocupando estos sitios de reclusión entre activistas del MOC y testigos de Jehová, la primera legislación al respecto, concebía el reconocimiento a objetores declarados por asuntos de religión, lo que beneficiaba directamente a los testigos de Jehová, pero desconocía las razones políticas de otros grupos en este caso del MOC; a finales de este año y tras una ley de amnistía se dejan en libertad a los objetores que hasta ese momento habían en cárceles, aunque esto no paró las detenciones debido a la falta de una legislación mas precisa; finalmente en noviembre desde el ministerio de defensa se tramita una orden interna que autorizaba el aplazamiento indefinido a todos aquellos por razones de objeción de conciencia se negaran a prestar el servicio militar se conoció como “Incorporación Aplazada” de esta manera tratarían este asunto de la objeción de conciencia en tanto no saliera una legislación clara al respecto. Dicho directiva interna nunca fue puesta en gacetas públicas y por esto careció de validez legal, así que las detenciones aunque en menor escala continuaron por varios años.

Vive y deja vivir”. (Aforismo oriental)

Durante todas las épocas de la historia, la humanidad ha querido la paz y ha creído que hay que prepararse para la guerra si la quiere conseguir y por tal razón no ha hecho otra cosa que armarse. Los adelan-tos científicos han servido principalmente para inventar armas más mortíferas y no para mejorar las condiciones de vida de to-dos los seres humanos y son interminables los debates para explicarse y justificar que la paz haya sido tan esquiva. En cada mo-mento los dirigentes mundiales, los que ocupan los centros del poder, llámense presidentes o reyes o primeros ministros han encontrado justificaciones para seguir con la guerra. En los años recientes hasta la promoción de la democracia que con-ciben los poderosos ha sido motivo para desatar guerras.

Considerar que la organización social que han instalado dentro de sus fronteras es la que debe ser instituida en todas par-tes les ha permitido invadir países. Hasta la protección de los derechos humanos que ellos desconocen, les da autoridad para desatar guerras. Si las condiciones de miseria extrema que sufren la mayoría de

los pueblos del mundo obligan a sus di-rigentes a oponerse por la vía armada al régimen que los oprime, esta guerra es considerada ilegal, esas armas son consi-deradas ilegítimas y en esta apreciación se apoyan para que las armas del estado poderoso que se consideran legítimas, ma-sacren pueblos enteros y violen todas las formas de convivencia. No es indispensa-ble esculcar los registros históricos exis-tentes en bibliotecas o en archivos oficiales para saber a ciencia cierta cuáles han sido los motivos fundamentales por los cuales la humanidad nunca ha gozado de la paz, y así se haya comprendido que la historia no es verdad pues la “verdad” de la historia es la verdad de los vencedores y los vence-dores son los que detentan el poder, sim-ples elementos de juicio sin prejuicios de los ciudadanos alejados de todo poder, no les debería dejar de comprender que los motivos para desatar las guerras no son los que se esgrimen.

Siempre culpan a los pueblos oprimi-dos de las guerras por luchar por su liber-tad, por querer tener una vida digna, por intentar hacer respetar su soberanía, por defender su propia concepción de la vida,

por defender sus costumbres y su propia civilización que no es otra cosa que querer seguir viviendo como creen que son feli-ces. Han impuesto dioses, expresiones de la cultura, ritos, ceremonias, sistemas de gobierno, relaciones económicas, y hasta las concepciones del amor. Como se aman los pueblos originarios no es amor, como conviven con la naturaleza es un atraso, lo avanzado es todo lo que sucede en las me-trópolis dominantes, supuestos avances o desarrollos que quieren imponer a todos los pueblos del mundo y ese es el origen fundamental de todas las guerras, los de-rechos que defienden los pueblos ante los deberes que quieren imponer los dueños del poder. Los pueblos no pueden vivir como quieren, los pueblos tienen que vi-vir como viven sus opresores pero en la miseria, y por eso los invaden y los colo-nizan, colonizaciones que han sido guerras para dominar el mundo, para apropiarse de todos sus recursos despojando de ellos a los pueblos que allí se establecieron des-de tiempos inmemoriales, que lo digan si no los pueblos africanos, los pueblos la-tinoamericanos, los pueblos asiáticos, los pueblos árabes.

Eduardo SertanejoActivista antimilitarista

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hacer protagonistas a los actores armados ilegales, en lugar de hacerlo con l@s habi-tantes de las comunas que realizan diversas actividades para fomentar estrategias al-ternativas de vivir y habitar sus territorios.

La historia de la ciudad nos ha mos-trado la ineficacia de la “pacificación”, dí-cese paz impuesta, a algunas zonas de la ciudad a través de las armas, como en su momento se hizo durante la Operación Orión, y que pese a que fue una de las más nombradas, fue el desenlace “final” de una serie de aproximadamente 8 operaciones armadas[2] que se llevaron a cabo en el año 2002 con el fin de tomar el control por parte del Estado en una zona caracte-rizada por su ausencia y que se valió de las más deplorables estrategias para lograrlo, de esa alianza macabra de la fuerza públi-ca con grupos paramilitares y el traslado de las acciones del conflicto “político” ar-mado que hasta esa fecha no había tenido

tanta repercusión en el contexto urbano.Un elemento que conlleva al análisis,

son los datos estadísticos que reportan los organismos de derechos humanos, en don-de por lo general en aquellas zonas donde se implementa un mayor número de pie de fuerza hay un mayor número de vulnera-ciones a los derechos humanos, asunto que genera toda una serie de cuestionamientos acerca del uso de la fuerza y en consecuen-cia de las armas al momento de resolver los conflictos que afectan la ciudad.

La pregunta entonces es: ¿si los enfo-ques de seguridad implementados me-diante la política pública no han sido lo suficientemente eficaces, porque se con-tinua trabajando sobre ellos y de paso desconociendo formas alternativas para generar seguridad?, ¿a quién o a quiénes benefician estos modelos de seguridad?, ¿por qué no ampliar el enfoque y aplicar enfoques más integrales como la seguri-dad humana?, ¿Qué piensan y qué propo-nen las personas que habitan sectores más afectados por la violencia?

Uno de los conceptos que definen la Seguridad Humana, plantea que ésta se re-fiere a “..la protección del núcleo vital de todas las vidas humanas, de forma en que se mejoren las libertades hu-manas y la realización de las perso-nas…”[3] pero además no solo se limita a este punto de partida como concepto, sino que además brinda unos elementos para su real operatividad como es la con-textualización, la integralidad, la multisec-torialidad y su carácter preventivo y más importante aún, su centro lo constituyen las personas, no los bienes materiales, el territorio o los Estados.

Sin embargo y como es de esperarse existen algunos detractores que leen este enfoque como una potencial amenaza para la seguridad de los Estados, porque al ser las personas su principal interés, deman-da unas mayores garantías en el ejercicio de sus derechos y el cubrimiento de sus necesidades básicas insatisfechas, traduci-do esto en un lenguaje de derechos, es el respeto por los derechos humanos y el de-sarrollo humano, elementos sustanciales para lograr la Seguridad Humana.

La Seguridad Humana, plantea siete dimensiones: política, personal, comuni-taria, ambiental, en salud, alimentaria y económica, sin embargo dado el contexto de nuestra ciudad es necesario agregar la seguridad de las mujeres, en la necesidad actual y urgente de reivindicar sus dere-chos y eliminar todas las formas de violen-cia existentes, en esa medida no es posible pensar la seguridad anclada al ejercicio de la fuerza y el uso de las armas, como erra-damente se ha considerado, por el contra-rio nuestra realidad obliga a tener otros puntos de referencia para buscar solucio-nes a todas las vulneraciones existentes que hacen que las personas no se sientan segur@s en los lugares donde habitan.

Si bien parte de esta realidad son los grupos armados ilegales y la delincuencia, situación que no es pretensión ignorar, no es allí donde se centran las principales amenazas, son elementos que se encuen-tran anclados en la estructura de la socie-dad, como la pobreza, la desigualdad social y la falta de oportunidades, todo esto pa-rece convergir en un caldo de cultivo en el cual solo se viabilizan acciones de fuerza para contenerlo por parte del Estado.

Pensar la seguridad, con un nuevo en-foque propone nuevos sectores, no en tanto le aporten más dinero a la guerra, sino o otras iniciativas; nuevos actores, qué piensan las comunidades de la seguridad, qué plantean para mejorar sus condicio-nes de seguridad, pero además qué opinan los grupos poblacionales más vulnerados, como son jóvenes, mujeres, niñ@s y ado-lescentes, población en situación de des-plazamiento, LGBTI, discapacitados, afro-descendientes, indígenas entre muchos otros, que viven los miedos que conllevan a no sentirse segur@s desde otros instan-cias con otros condicionantes, como tam-bién con otras perspectivas de lo que es estar y sentirse segur@s.

Aunque no se puede desconocer la am-plitud del marco que propone el concepto de Seguridad Humana, tampoco puede des-conocerse que en Colombia y en nuestra ciudad específicamente no solo opera un tipo de violencia originada por el conflic-to urbano, son múltiples violencias, las que

(1) Heidy Cristina Gómez Ramírez, Socióloga, Directora del Observatorio de Seguridad Humana de Medellín.(2) Operación primavera, Primera semana de febrero/2002; Operación Otoño No 1, última semana de febrero /2002; Operación Otoño No 2, 7 y 8/3/2002; Operación Marfil, 14/3/2002; Operación Águila, 17/04/2002; Operación Horizonte (San Antonio de Prado); Operación Mariscal, 21/05/2002; Operación Orión, octubre de 2002.(3) Comisión sobre la Seguridad Humana (2003). Human Security Now Final Report, Nueva York.

“Ama al prójimo como a ti mismo. No hagas a los demás lo que no quisieras que los demás hicieran contigo. Haz a los demás lo que quisieras que los demás hicieran contigo. Ya que todos somos hermanos y porque, más pronto o más tarde, lo que siembres eso mismo recogerás”.

Regla de Oro de la Conducta Humana, sintetizada de todas las religiones y de todas las filosofías éticas de la vida.

Esta es una pregunta que ronda un sector de la población, en especial aquella pobla-ción que ha sido testigo de los más fuertes agresiones a causa del conflicto urbano, y que con toda la intencionalidad omitiré dar ejemplo de comunas o barrios a fin de no aumen-tar el nivel de estigmatización ya existente, producido y re producido por la “efectiva” labor de los medios de comunicación masiva de nuestro país, que se han empeñado en

[1]

Heidy Cristina GómezDirectora Observatorio de Seguridad Humana de Medellín

vulneran la tranquilidad de las personas al-gunas más fácil de identificar en la forma de su materialización, pero también hay otras que no son fácilmente perceptibles, porque si estar segur@ es poder contar con el in-greso suficiente para alimentar una familia, qué tipo de violencia afecta esta situación para que las personas no se sientan seguros, ¿podrá el ejercicio de la fuerza y el uso de las armas generar seguridad a una violencia estructural como es la pobreza?

En este orden de ideas, son múltiples y variados los factores que hacen que las personas no se sientan segur@s sin em-bargo si las propuestas desde la adminis-tración continúan enfocándose a atender las demandas de seguridad solo desde ese enfoque restringido y militarista, no será posible una solución ni a mediano ni a largo plazo, los datos que argumentan el error de este enfoque no son auscultables, pues el incremento de los homicidios, des-aparecidos y desplazados intraurbanos en el sector donde se implemento la labor de “pacificación” mediante la Operación Orión y no solo allí sino también donde hay un mayor número de miembros de la fuerza pública, así lo demuestran.

No es pertinente seguir haciendo oí-dos sordos a lo que clama una gran parte de la población que termina siendo la más afectada por esta situación como son los jóvenes, en sus demandas para el fortale-cimiento y apoyo de propuestas artísticas, culturales y recreativas, muy probable-mente si acudiéramos a la estadística para evidenciar esto, encontraríamos un núme-ro importante de grupos que duplican y casi triplican el número de grupos arma-dos ilegales que operan en la ciudad.

Pero las posibilidades de construir so-bre estas iniciativas se desvanecen, no solo por falta de recursos para consolidarlos como alternativas sino por la adversidad que cada un@ enfrenta en su trayectoria de vida para salir del atolladero de la violencia, para sentirse libres frente al miedo y libres frente a las necesidades, esa es la consigna para estar seguros pero esta no se consigue con las armas, por el contrario incrementa el miedo y triplica las necesidades.

Dígase lo que se quiera, arguméntese como se quiera, la única razón para que no haya habido paz nunca, ni la habrá, son las condiciones de miseria en que viven la mayoría de los pueblos del mundo. Puede ser una utopía pero mientras exista un solo ser sobre la faz de la tierra durmiendo a la intemperie, sin techo y sin cobijo, cuyo lecho sea el duro piso de cemento de los andenes y calles de las grandes ciudades, cuyo alimento tenga que buscarlo en las canecas de basura, no habrá paz en el mun-do. Pongámonos frente a la realización de dos utopías, el cielo que nos tienen pro-metido o el pan diario en la mesa de todos. Siendo la utopía un propósito considerado irrealizable, el cielo inalcanzable no produ-ce hambre, el pan que no se tiene a diario produce hambre y guerras. Son pues res-ponsables de las guerras los que acumulan todas las riquezas, los pocos millonarios que poseen más de mil millones de dó-lares cada uno y que duermen tranquilos sabiendo que 4.200.000 de seres humanos

tratan de dormir en el suelo con hambre.Carlos Castro Saavedra, un sencillo

poeta colombiano, nacido en las entrañas del pueblo, escribió hace muchos años un poema, Matrimonio de ricos, en su libro, Fusiles y Luceros, cuyos versos como lá-tigos azotan la vida de los ricos y fueron premonitorios de las consecuencias de la acumulación de las ri-quezas y de las furias de los menesterosos. Escri-bió Castro Saavedra: Los mendigos se agrupan a la puerta de la iglesia encintada, luchan los azahares con la car-ne llagada y yo siento que en mi mano florece una granada. El novio es un lujoso maniquí, la novia una muñeca displicente, yo los veo pasar y me provoca repartirle fusiles a la

gente. Yo que observo la pugna desata-da, la vanidad gozosa que zahiere, bien comprendo por qué la gente honrada casi siempre entre pólvora se muere. Él, con su cara de maniquí burlado, con-duce una muñeca displicente. Yo los veo bailar y me provoca repartirle fusiles a la gente.

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Presté el Servicio Militar Obligatorio en 1997, en el contingente 1 del 8, es de-cir, el primer contingente reclutado para ese año; por esa época tenía 17 años de edad, los 18 años los cumplí el 1 de no-viembre de ese año, es decir, de los 12 me-ses en que hice la prestación del servicio militar, durante 10 lo hice siendo menor de edad; hecho que constituye una infrac-ción a las disposiciones internacionales sobre la prohibición del reclutamiento de menores dentro del conflicto, y la prohi-bición de las instituciones internacionales de derechos humanos sobre la inclusión de menores en la guerra, además que cons-tituye un acto abiertamente ilegal para el ejército colombiano.

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Siendo menor de edad y bachiller, presté Servicio Militar como soldado ads-crito a la Policía Militar, con camuflado y fusil, recorrí las calles de Medellín, de sus corregimientos, fuí trasladado lue-go al Oriente Antioqueño y llevado a los campos de reentrenamiento ubicados en el sector de los llanos, en las intermedia-ciones de Santa Rosa de Osos y Yarumal, al norte del Departamento; esta situación fue contra legum, pues se supone, que los jóvenes menores de edad no han adquirido la obligación de prestar el Servicio Militar, y por otro lado, los jóvenes bachilleres, no son llevados al campo de batalla. Pero yo fui de los mejor librados, de los compa-ñeros de estudio, los demás fueron tras-ladados a Puerto Berrío en el Magdalena Medio y al Departamento del Chocó.

Siendo menor de edad, bachiller, de la una zona urbana; fui entrenado para la guerra, la confrontación militar, realiza-mos entrenamiento como cualquier solda-do profesional, fuimos llevados a patrullar junto con soldados profesionales, llevados al polígono, entrenamos en pistas de infan-tería, y sometidos a toda la rigurosidad de la instrucción militar para la guerra duran-te los primeros 3 meses.

Hay muchos detalles sobre la expe-riencia militar en la que no voy a dete-nerme, sobre todo, no pretendía para este caso plantear una situación meramente teórica o abstracta sobre el tema del ser-vicio militar, sino compartir, a partir de algunas experiencias personales una re-flexión alrededor de la masacre a la que son sometidos los jóvenes que prestan el Servicio Militar.

El hecho más doloroso y traumático de esos 12 meses en las entrañas de la milicia, se presentó durante los meses de Mayo y Junio, cuando toda la compañía, compuesta por aproximadamente 500 jóvenes, todos bachilleres, fuimos trasla-dados a los llanos del quivá, una zona de reentrenamiento militar; allí, llevábamos unos 8 días mas o menos, cuando en una mañana tranquila hasta ese momento se escuchó una fuerte explosión en la parte superior del campamento, desde donde estábamos asentados los integrantes del pelotón A, al que yo pertenecía, vimos la llamarada.

Al parecer por un accidente, unos de los dragoneantes había pateado una mina

que se encontraba camuflada en un arbus-to, que no se veia fácilmente, y que al ex-plotar había alcanzado a cuatro soldados, finalmente, el dragoneante murió en ho-ras de la tarde. Ese episodio, que fue un simple accidente, y al que hay que sumarle los tres intentos de suicidio por diferentes compañeros a lo largo de ese año de mili-cia, es de lo que quisiera hablar.

Durante los años por lo que estuve en la milicia, no se generó un debate serio alrededor de lo que significaba que jóve-nes, acabados de graduar del bachillerato fueran llevados al frente de batalla; pero el asunto es más grave que eso; durante los años 2003 y 2004, viajé semanalmen-te al municipio de Yarumal en donde me desempeñaba como profesor, y allí pude constatar como los soldados campesinos eran llevados al frente de batalla solamen-te con tres meses a los sumo de formación militar, la mayoría de ellos caían víctimas de la guerra, eran jóvenes que prestaban el servicio militar como soldados campe-sinos y que eran puestos en los primeros anillos de avanzada.

La poca instrucción, la casi nula con-vicción militar, pues los jóvenes que prestan el Servicio Militar, en su mayoría lo que pretenden es tener la libreta para poder volver a la vida civil y acceder a un trabajo, pues recuérdese además que en Colombia, aunque no sea legal, la empresa

privada, y las entidades de educación su-perior exigen la presentación de la libreta militar para poder acceder a sus servicios; se evidencia más en los nefastos resultados que dejan como víctimas centenares de jó-venes civiles que son llevados a la guerra como carne de cañón por las fuerzas mili-tares cada año.

Algo de cifrasLa fuerza pública en Colombia, según

disposición constitucional está conforma-da aproximadamente por 430.000 per-sonas, entiéndase por ésta la Armada, la Fuerza Aérea y el Ejercito; la Policía que como cuerpo civil, pero que en Colombia, nada lo diferencia de un ejército, se inte-gra aproximadamente por 170.000 Hom-bres (llamémosle hombres, pues el cuerpo femenino que lo integra es casi una mino-ría), son un total aproximado de 608.000 combatientes, que representa para Co-lombia tener el cuerpo militar más grande de América latina después de Brasil, si se calcula que cada uno de esos militares le cuesta al Estado en promedio 8 millones de pesos mensuales, eso da un costo de más de 4.8 billones de pesos mensuales, pero este no es el punto que queremos profundizar en este ensayo.

Se calcula que unos 80.000 jóvenes son reclutados para prestar el Servicio Militar cada año, en las tres modalidades, soldados bachilleres, regulares y campesinos, estas tres modalidades se crearon por la ley 48 de 1993 y desarrollos posteriores no para dejar a discrecionalidad de las zonas de reclutamiento o de la dirección nacional de ésta, sino para diferenciar tres modali-dades de acuerdo a las especificidades de los mismos jóvenes; sin embargo, estas han sido ampliamente desvirtuadas por la Fuerza Pública, reclutando como solda-dos campesinos y regulares a la mayoría de los jóvenes bachilleres.

El promedio de remisos, es decir, de jóvenes que deben prestar el servicio militar, y que no acuden a los llamados, es aproximadamente del 40%, este pro-medio es calculado del personal que in-forma la fuerza pública que requiere en cada contingente, y la que luego de cada jornada reclutamiento realmente tiene, esta cifra muestra de entrada la negativa de los jóvenes a prestar voluntariamente

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convencidos de la guerra, que no quieren la guerra, pero que son llevados como car-ne de cañón por el Estado, a que sean ma-sacrados en los campos de batalla.

Durante este año el debate se ha pues-to fundamentalmente por los ataques en el mes de febrero y marzo en Arauca y Cho-có en donde las bajas fueron numerosas, no se menciona, que con los nuevos planes de los grupos guerrilleros, las bajas de la fuerza pública son permanentes, pero en pequeñas cantidades.

El 80% de los integrantes de la fuerza pública y de los jóve-nes que son obligados a prestar el servicio militar, son, sin duda, jóvenes de estratos 1, 2 y 3. Es decir, la clase empobrecida, ex-cluida, oprimida, subordinada, se ha convertido en la misma clase que es llevada al frente de combate para que defienda los intereses del gran capital, del que no disfrutará.

Y la guerra quien la gana?, mientras los jóvenes van al cam-po en defensa de la patria, que les han dicho que van a defen-der, la empresa privada reporta ganancias por más de 400 mil

millones, los bancos sobrepasan sus ganan-cias esperadas, y el Estado alardea de estar ganando la guerra, así sus jóvenes vuelvan en los cedros que no discriminan.

Ante contextos como estos, y después de las lamentables cifras que se evidencian, ni siquiera la objeción de conciencia es una opción que pueda servir para resolver el problema; es necesaria la movilización, y el llamado a la conciencia por la promoción del antimilitarismo, por el desescalona-miento del conflicto, por la transformación de la cultura militarista que nos está absor-viendo, por la desobediencia a las filas.

Es necesario abrir de nuevo los debates y la reflexión alrededor de nuestro papel como jóvenes, de nuestra condición de clase, y de la necesidad de forjar tal iden-tidad, de manera que seamos capaces de hacer completas rupturas con este modelo de mercado, que solo espera de nosotros soldados para la guerra y soldados para la empresa. Sigue siendo la clase oprimida, la que pone los muertos, la que va al frente, una clase que paradójicamente alimenta el ejército de su opresor.

el servicio militar; por esta razón es que las batidas y levas se han aumentado, por lo tanto, el reclutamiento forzado por par-te de la fuerza pública es cada vez mayor; para el 2002, el promedio de remisos era del 25% aproximadamente.

Las cifras de personal fuera de comba-te sufridas por la fuerza pública durante el año 2011 fue de alrededor de 2.500 miem-bros entre muertos y heridos, durante el 2010 fue de 2.540, según los informes en lo que va corrido de este año esa cifra pue-

de ser superior, pues en los primero 3 me-ses del 2012, ya se calculaban más de 900 miembros fuera de combate; en el 2002 año para el que inició su mandato Uribe Vélez, la cifra de militares fuera de com-bates era aproximadamente de 2.200, lo que indica que el promedio, a pesar, de las voces de estar ganando la guerra no son tan alentadoras; así las cosas, entre el 2002 y el 2012, han quedado fuera de combate haciendo un promedio de 2.200 por año, un total de 22.000 personas .

Actualmente más de 20 mil procesos de deserción se encuentran dormitando en los estantes de la justicia penal mili-tar; y como último dato, para el 2009 se calcula un promedio de un suicidio por semana en las Fuerzas Militares Colom-bianas, nada más en el 2008 26 policías y 33 soldados murieron al parecer en casos de suicidios, en promedio se calcula que durante los últimos 4 años, alrededor de 240 casos se han reportado de suicidio al interior de las filas, lo que ha obligado a que se presenten múltiples campañas, e incluso a que la iglesia católica aumente su

presencia dentro de las filas, en la llamada capellanía castrense.

Es necesario aclarar que los soldados que prestan el servicio militar, no son, propiamente dicho personal de la fuerza pública, por lo tanto, no son tratados en términos de prestaciones sociales y garan-tías laborales en igualdad de condiciones de los demás militares, y a lo sumo acce-den por lo pronto al pago de seguros de vida, sobre este caso en particular ameri-taría un más amplio desarrollo.

La condicion de soldados, una condicion de clase

No es posible saber con exactitud de la totalidad de personas que quedan fueran de combate en la fuerza pública cuantas se encontraban prestando el servicio militar; ello porque las cifras no se hacen públicas, lo que sí es posible es plantear una re-flexión sobre algunos aspectos.

Tal como lo han reportado las noti-cias regionales y nacionales alrededor de los últimos ataques de grupos guerrilleros a patrullas del ejército, es evidente que quienes están siendo llevados al frente de batalla, contrariando la legislación nacio-nal, que además van contra su voluntad, son jóvenes que se encuentran prestando el servicio militar. Jóvenes dados de baja, heridos, muchos de ellos con traumas per-manentes, otros con incapacidades físicas, es lo que está dejando esta guerra, en la cual, son jóvenes civiles, que no han sido formados, que muchos de ellos no van

L@s activistas noviolent@s somos personas que ponemos una cantidad des-proporcionada de nosotr@s mism@s -nuestras vidas, nuestra energía, nuestra emoción- tratando de crear situaciones que supongan un cambio. Osman Murat Ülke, el objetor de conciencia turco, en-carcelado varias veces, podría probable-mente evitar la conscripción si quisiera, y podría, con seguridad, evitar tener que matar a otras personas. Pero en lugar de

Howard ClarkActivista de la IRG

esto está usando su poder dentro de él y dentro de su base social para construir algo diferente.

No escogemos una “solución perso-nal”, si no que perseguimos una solución social o incluso universal. De esta manera, por ejemplo, algunas veces nos arrestan o corremos un riesgo físico al obstruir pro-gramas que generan la muerte -durante unas pocas horas o incluso durante minu-tos- y hacemos otra innumerable cantidad

de cosas, que puestas en una balanza pue-den ser consideradas socialmente mar-ginales, pero que en ocasiones tratamos como asuntos de vida o muerte.

La acción noviolenta -ya sea des-obediencia civil o trabajo constructi-vo- normalmente tiene por objetivo ser contagiosa. Ultimamente esperamos ser catalizador@s de un fortalecimiento so-cial más general, animando a otr@s a no comportarse como víctimas sino a mos-

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trar su asertividad como ciudadan@s activ@s, iniciando un proceso de poder hacia la reestructuración social desde la base. El poder noviolento no trata sobre la dominación : es el poder de ser y el poder de hacer. Combina una sensación de poder personal -poder dentro de- junto con una voluntad de acción colectiva -poder con- y un deseo de llegar a ciertas metas -poder en relación con-.

Poder dentro de Empieza dentro de un@ mism@. La

mayoría de la gente se resigna a que las cosas ocurran “fuera de si mism@s”, y la mayoría se adapta a su propia opresión. No importa qué es lo que lleva a l@s activistas noviolent@s a rebelarse, a descubrir el po-der que llevan dentro, y a mantenerse en la acción, lo importante es que genera empa-tía y por todo esto es digno de ser debatido. Nuestros motivos pueden combinar corazón y cabeza, amor y odio, frustración y deseo. En algunas ocasiones es posible encontrar el equilibrio, pero l@s activistas noviolent@s no somos ángeles - somos seres humanos rebeldes, y podemos hacernos la vida muy difícil l@s un@s a l@s otr@s. Tod@s nos enriqueceremos si hacemos una lluvia de ideas en torno a estas dos preguntas :

• Qué hace que nos compliquemos tan-to la vida?

• Qué nos mantiene en la acción?La posición personal, ya sea una toma

de decisiones cotidiana sobre cosas mun-danales como la comida, la ropa o el trans-porte, o una ocasión donde tú te arriesgas a ser detenid@ o algo peor - está en el nú-cleo de la noviolencia. En ocasiones surge cuando te sientes obligad@ a una deter-minada acción sin haber hecho un cálculo de su efectividad.

Sin embargo, cuando se trabaja por una transformación, nuestro “poder dentro de” necesita estar acompañado de “poder con”, uniéndonos a otra gente. De hecho puede ser duro expresar nuestro “poder dentro de” a menos que lo hagamos de forma colectiva.

Poder conLas estructuras de un movimiento -y

en occidente apuntaría en especial a la práctica de organizarse en pequeños gru-pos- pueden tener un papel de vital impor-tancia a la hora de ayudarnos l@s un@s a l@s otr@s a encontrar nuestra propia voz, generando un equilibrio personal, y manteniéndonos en la lucha. Esto significa que hemos de dar una atención especial a las relaciones y estructuras dentro del mo-vimiento.

El trabajo en equipo ofrece muchas posibilidades para sobrellevar el miedo, las inhibiciones y otros bloqueos que nos impidan ver el “poder dentro de” y además nos ayuda a establecer el equilibrio entre la urgencia de exponernos a situaciones límite al intentar cuidar de l@s que tie-nes más cerca y de cuidarnos a nosotr@s mism@s.

En los momentos difíciles -cuando hay poco espacio para la esperanza y nos sen-timos aislad@s- nos necesitamos mutua-mente para poder seguir en la acción. En general, la tendencia de los movimientos tiene un carácter cíclico: l@s activistas pueden cansarse o quemarse o llegar a un punto en el que sus vidas les presentan otras exigencias. Esto puede ser inevita-ble pero también los movimientos pueden acelerar su propio declive y malgastar su propio potencial no prestando suficiente atención a sus estructuras, olvidando ani-mar a la participación en diferentes niveles o fallando a la hora de ayudar a la gente

a que se adapte a momentos de cambio. Para much@s de nosotr@s es también importante mostrar alternativas al modelo jerárquico de organización propio de las estructuras de poder convencionales. Los rasgos de identidad unen un movimiento, tanto si es están fundados en valores como en opresión.

A veces esto se basa en formas exter-nas. Para l@s indi@s durante el movi-miento de independencia de la India, usar ropas hiladas por ell@s mism@s -khadi, a lo que Nehru llamó “el ropaje de la liber-tad”- era un símbolo de unidad en la lucha y de autodisciplina voluntaria. Algunas ve-ces toma formas de autoafirmación. Slo-gans tales como “lo negro es hermoso” y “encantado de ser gay” han generado poder para transformar la autoopresión. Cuando se ha marginado a un grupo de gente -ya sea por su género o su nacionalidad- y sus logros carecen de visibilidad, su sentido de identidad y su propia historia y cultura son vitales a la hora de restaurar su autoestima.

Los rasgos de identidad pueden, desde luego, tener un doble filo. Sin embargo, para los movimientos basados en una filo-sofía de la noviolencia, la identidad no se basa en la exclusión si no en hacer coin-cidir la autoestima con el respeto por el/la otr@; o, según los términos de Gand-hi, trabajar por la independencia al tiem-po que se cuida la interdependencia. Una fuente generadora de identidad de los mo-vimientos puede ser la manera en la que se intentan hacer cosas, sus métodos de ac-ción y formas de organización, su preocu-pación por ser inclusivos y participativos.

Poder en relación conPensando en “el poder con” se debe te-

ner en cuenta cómo hacer alianzas y con quién. Para algunas personas es suficien-te combinar “poder dentro de” y “poder con”, concentrándose en construir nues-tra propia fuerza. Pero la mayoría de los movimientos tienden a generar conflictos: nuestros objetivos fundamentales normal-mente chocan con las estructuras de poder del sistema y a menudo también con acti-tudes convencionales.

Por lo que el “poder con” tiene que tratar de manejar cuestiones estratégicas: ¿desde qué base social estamos llegando a la acción ?, ¿con qué apoyo contamos para los objetivos particulares ?, ¿qué partes del

poder en la sociedad son susceptibles de presionar para el cambio?

Por lo tanto “poder en relación con” - en relación con nuestros objetivos y la relación con el poder dominante. ¿Qué ventajas tiene un movimiento noviolento frente a las políticas inalterables y corpo-rativas del poder institucional? La respues-ta clásica desde la noviolencia es “el poder de la población yace en la retirada de su cooperación” - y los movimientos nun-ca deberían olvidar que los regímenes se mantienen porque la gente les obedece.

En los tiempos en lo que era más co-mún hablar de una “sociedad alternativa”, también hablábamos sobre cómo hacer del estado algo superfluo.

Sin embargo, cualquiera que sea la validez que retienen estas respuestas clá-sicas, son demasiado generalizadoras para aclarar las necesidades de la mayoría de los grupos. Un cambio social profundo no se consigue de manera simple. Es necesario combinar los métodos: de diálogo con oposición; de persuasión con presión, de construcción autogestionada de alternati-vas con resistencia noviolenta - y los rit-mos de actividad: de periodos tranquilos con dramáticos puntos clave; de asunción de riesgos con precaución.

Una cimentación estrategia

Aquí se convierte en algo vital para un movimiento tener un sentido de la propia efectividad, y que este sentido esté basado en una estrategia colectiva con temas bien definidos y objetivos claros.

Sin esta estrategia de cimentación es fá-cil tener desengaños o falta de efectividad:

• repetir acciones o actividades sólo porque “me apetece” y después descubrir que en un momento dado han dejado de hacerte sentir bien ; crear un círculo de gente agradable que se divierte en grupo pero que falla a la hora de trascender o de transformar la situación en lo más míni-mo;

• apoyarse en criterios falsos a la hora de evaluar, por ejemplo en criterios cuan-tificables - el número de participantes, la cobertura en prensa, el coste causado al oponente, el tiempo de retraso ocasionado a un proyecto, los fondos recogidos;

• quedarse estancad@s en la técnica.Howard Clark y Vesna Terselic (coordinadora de la Campaña Antiguerra de Croacia) se encargan de coordinar el grupo de trabajo “Noviolencia y Fortalecimiento Social”, que ocupará cuatro mañanas de la trienal de la IRG que tendrá lugar en Porec, Croacia del 19 al 24 de septiembre.Traducido por Yolanda Juarros Barcenilla

Existe también el peligro contrario, ser incapaces de reconocer el éxito. Cuan-do el objetivo final de un movimiento no se ha conseguido todavía no significa que no se haya conseguido nada. La estrategia necesita marcar objetivos intermedios, pe-queños pasos en el proceso de cambio.

Los movimientos deberían ser cons-cientes del espacio de tiempo que separa una acción de la evidencia de su impacto. Esto hace referencia tanto en el microni-vel como en el macro. Los movimientos puede haberse desinflado antes de llegar al momento en el que están cercanos a conseguir su gran objetivo. Solidarnosc en Polonia nos mostró un claro ejemplo de este caso: colaboró en poner en marcha un

proceso de erosión del poder del estado el cual condujo a la caída del régimen tiempo después pero llegado ese momento el gru-po había ya perdido su dinamismo.

Tenemos, como apunta Barbara De-ming “más poder del que nos imaginamos”. Un papel central para organizaciones tales como la Internacional de Resistentes a la Guerra y el del periódico Peace News es revelarnos, a nosotr@as mism@as y a l@s demás, las fuentes y alcances del po-der noviolento - desde un nivel personal, grupal o social. Y hay pocos criterios más importantes a la hora de evaluar un movi-miento noviolento que nuestra efectividad al potenciar las capacidades noviolentas en nuestras sociedades.

“La no-violencia completa es completa ausencia de mala voluntad hacia todo lo que vive. La no-violencia, en su forma activa, es buena voluntad hacia todo lo que vive. Es perfecto amor”. (Mahatma Gandhi)

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Conceptos y lecciones prácticas

Quiero en primer lugar mostrar mi solidaridad con las personas activistas, mi-litantes que están corriendo unos riesgos por defender una causa que consideran justa. Así que mi solidaridad con todas las personas que en el mundo se arriesgan por querer hacer respetar su identidad y hacer justo el derecho de reconocimiento de esa identidad.

Voy a hablar de la estrategia de la acción noviolenta. Hemos de reconocer que con Gandhi hay un antes y un después, puesto que él ha experimentado la desobediencia noviolenta en un país con varios millones de habitantes. Aunque Gandhi no fue el primero en practicar esta lucha, sí ha sido el que ha demostrado su fuerza a los países occidentales.

Jean Marie MüllerEscritor francés, autor de diversos libros sobre la noviolencia activa

La noviolencia la podemos dividir en varios apartados:

La noviolencia como filosofía, es decir, sabiduría; la filosofía es finalmente la bús-queda de un sentido en nuestra existencia e historia colectiva, y es cierto que la vio-lencia es, en cierto modo, el sinsentido. Lo importante es buscar en el diálogo un idio-ma común. La violencia es un obstáculo en la búsqueda de ese idioma.

La noviolencia, decía Gandhi, es la ley de la humanidad y esa ley es universal y se acerca a la búsqueda de ese idioma. La violencia va a destruir la búsqueda de ese idioma.

La noviolencia no rechaza el conflic-to, sino que se mete de lleno en él para reivindicar nuestros derechos, para inten-tar construir con el otro una relación de

justicia. Por ejemplo, la lucha de Martin Luther King; su trabajo consistió en mo-vilizar a sus hermanas y hermanos, porque los negros tenían la tentación, en cier-to modo, de resignarse a la injusticia del racismo del poder blanco. Martin Luther King, lo que hizo fue despertar la agresi-vidad del pueblo negro americano en su lucha por la justicia.

La noviolencia nos enseña a negarnos a obedecer para reivindicar el respeto a nuestros derechos. No se consigue la justi-cia sin luchar, no basta con pedirla, hay que conquistarla.

La noviolencia tiene que conseguir cambiar la correlación de fuerzas, hasta conseguir un pacto. Tenemos que tener cuidado con la violencia, porque nos ale-jaría de ese pacto. Sobre todo de un pacto justo, necesitamos al otro para resolver el conflicto, no voy a poder resolver el con-

flicto solo y desde luego tampoco elimi-nando al otro.

En ningún conflicto, por muy justas que sean nuestras reivindicaciones, se tiene que usar la violencia contra el ad-versario, porque caemos en el discurso de poder, de la ideología dictatorial, de eliminación, de no buscar el camino del diálogo, y nos podríamos encontrar ante un conflicto en el que las dos partes usan la violencia porque lo creen justo, y nos estemos alejando del camino de arreglar el conflicto. La violencia es la perversión de mi lucha y por lo tanto de mi causa; si utilizo medios injustos para defender una causa justa, mi causa corre el riesgo de convertirse en injusta. Ya no es sólo una cuestión de moralidad, sino de eficacia. Se dice a menudo de la noviolencia que es un sueño, que no es realista. ¿Son más realis-ta, acaso, los millones de muertos que van dejando los conflictos violentos?

Vemos el conflicto que enfrenta a Pa-lestina e Israel y no podemos pensar que la violencia va a poner fin a ese conflicto. La violencia es un suicidio. En este conflicto cada uno va a justificar su violencia, y cada vez que haya un muerto querrán vengarlo probablemente creando otro muerto que también tendrá que ser vengado. Afortu-nadamente, en los dos bandos hay gente que apuesta por la noviolencia y son es-tas personas las que, si logran cambiar la correlación de fuerzas, pueden parar el conflicto y buscar la justicia. Y lo están haciendo asumiendo sus riesgos, encerra-dos en prisiones como los reservistas del Ejército hebreo que se niegan a ir a hacer la guerra a Palestina.

Es necesario que consigamos, como civilización, poner a la violencia fuera de la ley.

Estrategia de la noviolencia. Cómo la ponemos en marcha

Vamos a recorrer, de forma resumi-da, los pasos a dar. En primer lugar, hay que hacer un análisis de la situación. Co-nocer los mecanismos de la injusticia que se quiere combatir, conocer las razones de mi adversario para negarse a reconocer mis derechos.

En segundo lugar, debo conocer qué riesgos corro si desobedezco la ley. Es importante medir bien los riesgos para poder asumirlos.

Como tercer paso, debo marcarme un objetivo. Que sea sencillo, claro y sobre todo, posible. Se deben medir las limita-ciones que pueda tener mi lucha.

Por ejemplo, cuando Gandhi empezó la desobediencia civil, tenía que buscar una estrategia, buscar un objetivo posible, para ir consiguiendo objetivos progresivos y al-canzar su meta. En aquel momento, en la India estaba en vigor, entre otras leyes, la de pagar el impuesto de la sal. Gandhi em-pezó a desobedecer esta ley, recogiendo él mismo la sal en una playa, haciendo un lla-mamiento a la desobediencia. Al principio, el poder inglés se reía, le parecía ridículo, pero este acto de desobediencia empezó a extenderse por toda la costa. Hubo merca-do negro de sal por todo el país y cobró tal fuerza que puso en evidencia al poder bri-tánico, que empezó a utilizar la represión, encarcelando a Gandhi y a cientos de per-sonas, hombres y mujeres. Y remarco esto, porque quizá fue la primera vez en la cual mujeres y hombres estaban en igualdad de condiciones en una lucha nacional por la independencia. Podemos afirmar que la violencia es ante todo machista, que es aplicada mayoritariamente por hombres.

Así vemos cómo un objetivo pequeño consiguió empezar a movilizar a todo un pueblo.

En cuarto lugar está la elección de la organización. De tipo asambleario, que no excluya la palabra de nadie. Que exista una democracia directa.

Como quinto punto está la negocia-ción. De entrada vamos a dirigirnos a nuestro enemigo, mostrando nuestras rei-vindicaciones y objetivos. Lo más probable es que el adversario se niegue a negociar con nosotros, pero este hecho habrá mar-cado nuestra voluntad de diálogo.

Seguidamente, como sexto punto, está el llamamiento a efectuar a la opinión pú-blica. Va a ser necesario que las personas resistentes convenzan a la opinión pública de que sus causas son justas, que la opinión pública conozca las motivaciones y las apo-yen, para que se vayan convirtiendo en re-sistentes. Con la violencia corres el riesgo de desacreditar la lucha y que la opinión pública no vea tus reivindicaciones sino sólo la destrucción de tus acciones.

En este apartado, quiero mencionar que es bueno que las acciones no violentas tengan un cierto componente de humor: “Haz el humor y no la guerra”.

En séptimo lugar, envío de un ultimá-tum. Si en un plazo, pongamos, de diez a quince días, no han sido satisfechas las rei-vindicaciones, se pasa a la acción.

La acción directa se configura en octa-vo lugar. Las víctimas de las injusticias son cómplices de la injusticia, hay que pasar de la complicidad a la resistencia. Por ejem-plo, suelen ser comunes el boicot, la huel-ga… Es frecuente que la ley y la justicia no sean sinónimos, no vayan juntas, así que tenemos derecho a desobedecer la ley; por supuesto, esto es un riesgo.

Como noveno paso está el programa constructivo. No se trata sólo de oponerse a la injusticia, sino de construir justicia.

La posibilidad de la represión debe ser tenida en cuenta, en décimo lugar. La ac-ción noviolenta va a provocar la represión del poder, Hay que estar preparados para aguantarla. Tenemos que asumirla y asi-mismo, utilizarla y sacar provecho de ella, para aumentar la movilización de la lucha.

Finalmente está la negociación última, la definitiva. Como hipótesis, pongamos que con todo lo realizado ha cambiado la correlación de fuerzas y el poder se ve obligado a negociar. Pero puede haber otros escenarios.

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