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REVISTA DE. HISTORIA NAVAL INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL ARMADA ESPAÑOLA / Año 1 1983 Núm. 2

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REVISTA

DE.

HISTORIA NAVAL

INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAÑOLA

/

Año 1 1983 Núm. 2

Page 2: REVISTA DE. HISTORIA NAVAL · REVISTA DE HISTORIA NAVAL CONSEJO RECTOR. Presidente: Director del Instituto de Historia y Cultura Naval, excelen tísimo señor D. Fernando Moreno de

INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL

ARMADA ESPAÑOLA

REVISTA

DE

HISTORIA NAVAL

Año 1 Madrid, 1983 Núm. 2

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REVISTA DE HISTORIA NAVAL

CONSEJO RECTOR.

Presidente: Director del Instituto de Historia y Cultura Naval, excelentísimo señor D. Fernando Moreno de Alborán Reyna, vicealmirante.

Vicepresidente: Jefe del Departamento de Historia y director del MuseoNaval, D. José María Zumalacarregui Calvo, capitán de navío.

Vocales: Secretario general del Instituto de Historia y Cultura Naval,D. Juan Berenguer y Moreno de Guerra, capitán de navío.Subdirector del Museo Naval, D. Ricardo Cerezo Martínez,capitan de navío.

Director: D. Ricardo Cerezo Martínez, capitán de navio.

Redacción: D. María del Pilar San Pio Aladrén, D. Lola Higueras Rodríguez,licenciadas en Filosofía y Letras, y D.f’ María Vigón Tabar, licenciada en Biología.

Administración: D. José Luis Pando Viflarroya, comandante de Intendencia de laArmada, y D.” Paloma Moreno de Alborán Calvo.

DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN:

Museo Naval. Montalbán, 2.MADRID-14 (España).

IMPRIME:

Servicio de Publicaciones de la Armada.

Publicación cuatrimestral: Segundo cuatrimestre 1983.

Precio del ejemplar:

España y Portugal: 250 ptas.Resto del mundo: 2 $ USA.

Depósito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.Printed in Spain.

CUBIERTA:

Del libro Regimiento de Navegación,por Pedro Medina. Sevilla, 1563.

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SUMARIO

Págs.

La campaña de Don Juan José Navarro en el Mediterráneo y la batalla decabo Sicié (1 742-1 744), por Carlos Martínez-Valverde5

La táctica naval en el siglo xvi, por Ricardo Cerezo Martínez29

El personal sanitario que participó en la Jornada de Inglaterra. Nuevasaportaciones, por Manuel Gracia Rivas63

Los astilleros de Antonio López, por Rafael González Echegaray91

La seguridad de los Países Bajos, requisito para la Empresa de Inglaterrade 1588, por Hugo O’Donnell y Duque de Estrada107

La Armada española ante los corsarios colombianos de 1826, por Fernando Serrano Mangas117

Documento129

La Historia marítima en el mundo, por Lola Higueras Rodríguez133

Noticias generales, por Lola Higueras Rodríguez137

Recensiones139

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La dirección de esta REVISTA no se hace responsable de las opiniones expresadaspor los autores en sus artículos.

La reproducción y la traducción, parcial o íntegra, de los textos e ilustracionesdebe ser previamente solicitada por escrito a la dirección de la REVISTA.

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LA CAMPAÑADE

DON JUAN JOSE NAVARROEN EL MEDITERRANEO

Y LA BATALLA DE CABOSICIE (1742-1744)

Carlos MARTINEZ VALVERDEContralmirante H.

Sobre la situación general en Italia y en el Mediterráneooccidental.

A la muerte del Emperador Don Carlos de Austria, en 1740, sin tenerdescendiente varón, surgieron hostilidades que recordaron mucho, en suorigen, a las de la Guerra de Sucesión de España. Así se produjo la deAustria, llamada de la Pragmática Sanción, y en aquélla, los vencedoresaseguraron en el trono a María Teresa, hija de Don Carlos, proclamándose,por fin, emperador a su marido el Duque Don Francisco de Lorena

En Italia se prolongó la guerra, siendo causa principal de ello el queEspaña defendiese los derechos que tenía nuestro Infante Don Felipe a losducados de Parma, Plasencia y Toscana, transmitidos de modo más o menosdirecto por su madre Doña Isabel de Farnesio (1). Se oponían a Austria:España, Francia, Prusia, Cerdeña, los Electores de Polonia y de Baviera.La defendían Inglaterra y después Holanda. En Cerdeña había partidariosde ambos bandos. Apoyaba naturalmente a Don Felipe, su hermano DonCarlos, ya Rey de Nápoles, pero éste se vio forzado a declararse neutralpor la enérgica reacción de Inglaterra, que se oponía a todo ensanchamientóen el Mediterráneo del poderío de la Casa de Borbón, especialmente en surama española. Una escuadra inglesa se presentó en Nápoles (1742) amenazando bombardearla y esa fue la coacción empleada, que nunca fue olvidadapor Don Carlos (2).

(1) En el Tratado de Viena, de 1738, había quedado estipulado que Parma y Plasenciaquedarían para el Emperador de Austria, y Toscana para el Duque de Lorena.

(2) Anteriormente (1734), para ser Don Carlos reconocido como Rey de Nápoles habíatenido que renunciar, personalmente, a sus posibles derechos sobre Parma, Plasencia y Toscana.

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C. MARTÍNEZ-VALVERDE

Mandaba las tropas de Don Felipe, en Italia, el Duque de Monte-mar (3); unos 50.000 hombres, contando los italianos, que había que aprovisionar y reforzar desde España. La guerra con Inglaterra existía desdeoctubre de 1739, desde el punto de vista naval; enfrentaba en bloque a 51buques españoles, de guerra de diferentes tipos, con 115 navíos británicos.En este aspecto parecía inclinarse la balanza del lado del enemigo. Prontoorganizaron los ingleses el bloqueo de nuestras fuerzas navales, así al almirante Norris le cupo el del Ferrol donde había una pequeña escuadra española mandada por Don Ignacio Dauteville.

Pero Norris llegó tarde, pues al Ferrol se había acercado ya Don JuanJosé Navarro con la escuadra de Cádiz; con todos los buques, doce en total,debía dirigirse al Mediterráneo para asegurar las comunicaciones con elejército de Italia (4). Así lo hizo, pese a estar apostada en Gibraltar laescuadra inglesa dedicada a aquel mar y mandada por el almirante Haddockdesde 1738. No pudo interceptar el paso a Navarro a tiempo.

Francia no estaba en guerra con Inglarerra, pero sí dispuesta a ayudara España desde el tratado suscrito por ambas naciones en 1733. La idea eraque sus escuadras no peleasen con las de los ingleses a no ser que éstosatacasen a los españoles. Navarro logró pasar el estrecho sin combatir. Fueseguido por Haddock y, frente a Cartagena, cuando éste estaba a punto dealcanzarle salió de aquel puerto la escuadra francesa. Haddock pensó quesus fuerzas eran escasas para batirse con españoles y franceses y por ello seretiró a Mahón en espera de refuerzos, estando, como estaba, dicho puertoen poder de Inglaterra.

Navarro, tras algunas vicisitudes y sufrir duros temporales con un fondeointermedio en las islas Hiéres, logra pasar un importante convoy de tropasde Barcelona a Génova (enero de 1742). Era sólo el principio, pues sumisión consistía en mantener las comunicaciones con Italia para asegurarel abastecimiento y refuerzo de las tropas del Duque de Montemar. Volvióa las Hiéres y allí estaba la escuadra francesa de Monsieur De Court de laBruyére (5), que era la que le había protegido del ataque inglés frente aCartagena. Ambos generales, de común acuerdo, decidieron entrar en elvecino puerto de Tolón para reparar sus buques, ya que unos y otros,españoles y franceses, habían sido muy maltratados por duros temporales.

Sobre las fuerzas navales inglesas en el Mediterráneo.Por este tiempo la escuadnt inglesa había sido ya muy reforzada. Prime

ro lo fue por seis buques que llevó el vicealmirante Balchen, que dejó los(3) Don José Carrillo de Albornoz, primero Conde de Montemar, había sido elevado a

Duque de la misma denominación por su victoria de Bitonto, que aseguró en el trono deNápoles a nuestro Infante Don Carlos.

(4) Salió Navarro de Cádiz con nueve navíos sustituyendo en el mando al que lo teníaen propiedad, que era Don Francisco Liaño.

(5) Veterano almirante octogenario. Había sido capitán de bandera del Conde de Toulouse en la indecisa batalla de Vélez Málaga (1704). Le enjuician los franceses como ungeneral no de los más inteligentes pero sí muy cumplidor.

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

Don Juan José Navarro, vencedor de los ingleses en los combateshabidos en la batalla de Cabo Sicié. Por su triunfo, el Rey

le otorgó el título de Marqués de la Victoria.(Museo Naval. Madrid.)

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navíos y regresó a Inglaterra. Después por cuatro más y. más tarde, porotros seis mandados por el entonces comodoro Lcstock, que releyó a Haddock en el mando por encontrarse éste enfermo. Por último, fue enviadoal Mediterráneo a tomar el mando de ésta, ya muy fuerte escuadra, elalmirante Mathews, de brillante historial (6). Este situó sus buques en losfondeaderos de las islas Hieres para, desde allí, emprender operacionesofensivas contra las comunicaciones marítimas españolas, bloqueando anuestra escuadra en Tolón y, eventualmente, a la francesa que pudieraayudarla. En el mes de junio (1742), el capitán de navío Norris, con undestacamento naval, incendia en Saint Tropez una escuadra de cinco galerasespañolas mandada por el general Don Donato Domás. Entre estas accionesofensivas debemos citar la ya antes apuntada contra el Rey de Nápoles paraforzarle a la neutralidad. En el mes de agosto, otro destacamento de lasfuerzas de Mathews, mandado por el comodoro Martin Rowley, compuestopor cinco navíos, cuatro hombardas y otros buques menores, se presentaen Nápoles y amenaza con bombardear la ciudad si el Rey no prometemantenerse al margen del conflicto dinástico.

Los ingleses, siguiendo estas actividades, bombardearon Palamós y Mataró y también cortaron algún convoy de tartanas y de otros buques menoresque trataron de forzar el bloqueo.

En Italia, en San Remo, hace también el comodoro Martin que losgenoveses incendien los parques que allí tenía el ejército español, con gravepérdida para éste.

En Ajaccio, Córcega, hace el mismo comodoro que el comandante delnavío español San Isidro tenga que incendiarlo para impedir que caiga enpoder del enemigo (7).

Sobre los combates habidos en otros mares.

En otros mares no les iba tan bien a los ingleses: en aguas americanaslos nuestros se mantuvieron a la defensiva, como imponía la enorme extensión americana. La posibilidad de ataques por sorpresa a puertos y ciudadesy la insuficiente fuerza para emprender la ofensiva, suponiendo se supieseel punto donde atacara el enemigo aconsejaron el corso, autorizado al finpor el Rey, obteniendo grandes ventajas.

Inglaterra había preparado sus ataques ya antes de que empezase laguerra sin que los españoles supiesen de dicha preparación debido a lo quetardaban en llegar las noticias de la declaración del conflicto a tan largadistancia. Pero, tras las costosas tentativas de Caracas y Puerto Cabello, su

(6) Inglaterra, su Almirantazgo, consciente de la importancia que dentro de la situacióngeneral tenía la del Mediterráneo occidental, constituyó en este teatro una poderosa escuadramandada por sun prestigioso almirante del que esperaba mucho.

(7) Era este comandante Monsieur de Lage de Cueilly, un aventurero francés que consiguió se le nombrase capitán de navío de la Armada española, pese al informe contrario quedio el Almirantazgo. En la batalla de Cabo Sicié será el segundo comandante del Real Felipey calumniará a Navarro, su general.

8 Nám.2

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

almirante, Vernon, era batido en Cartagena de Indias (1741), fracasandouna operación de gran estilo. El comodoro Anson también fracasaba en suproyectado ataque a nuestras costas del Pacífico, maniobra con la que sepretendía tomar en tenaza a nuestra América meridional.

En lo que al corso se refiere, los ingleses en 1741 habían perdido 372buques (Campbell). En 1744 ya habían perdido 786. En el Parlamentobritánico se estimó que ello representaba una gran pérdida que sobrepasabaun millón trescientas mil libras esterlinas. Pero esto además implicaba otrapérdida, la del prestigio, ya que los apresamientos suponían un gran númerode victorias españolas en combate naval. Pequeños combates que juntosconstituían una gran batalla.

La opinión británica, indignada al ver vencida su habitual soberbia,provocó la deposición del primer ministro Lord Walpole (1742), que ya sehabía hecho antes impopular al no mostrarse partidario de la guerra. Sebuscó con ansia, en Inglaterra, tener un éxito resonante en el Mediterráneoreforzándose mucho aquella escuadra, como quedó dicho.

Españoles y franceses se preparan para reanudar la campaña.

Durante la larga estancia en Tolón, tanto los españoles como los franceses efectuaron las reparaciones que sus buques necesitaban, los primerosnaturalmente con menos facilidades. El casco del navío español Real Felipe,el más fuerte, hacía mucha agua aumentaba el agua hasta 10 pulgadas cadaampolleta, y aún llegó a más. Hasta se pensó que sería necesario dejarlo enTolón cuando llegase el momento de la salida para continuar las operaciones. Al fin se le reemplazaron planchas y quedó en buenas condiciones denavegabilidad. Sin este buque hubiese quedado muy mermado el potencialde la escuadra española. En nuestros barcos había muchos masteleros queestaban resecos y ello era motivo de frecuente desarbolo con los vientosduros; Secos —dice Navarro— de estar tanto tiempo en la Carraca, no erande servicio. Sigue criticando a los que los suministran en esas condiciones:No miran el riesgo a que se expone un navío en tiempo de invierno si notiene masteleros (buenos), sino a despachar los navíos, y salgan como pudieren mal o bien armados y pertrechados (8).

Los buques españoles estaban pesados pues no se habían carenado antesde salir. Ello fue la disculpa de algunos comandantes al ser reprendidos por

(8) Aprovecha la ocasión, Navarro, para manifestar su opinión sobre la actuación deciertos jefes del Cuerpo del Ministerio, encargado éste del armamento de los buques. puestermina las anteriores palabras: con esto cumplen los señores intendentes. El apasionamientoera debido a las preeminencias del referido cuerpo por aquellas fechas.

(9) En el encuentro de Cabo Sicié los buques españoles van a presentarse constituyendoindebidamente tres grupos, en lugar de mantener una formación cerrada, de tanta importancia para el empleo eficaz de la artillería. Ello será debido al poco andar de algunos. Estaseparación será la que induzca a Mathews a realizar su impulsivo ataque sobre el buque-insignia de Navarro y sobre los que con él iban formando una parte alícuota de la línea decombate.

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Navarro, cuando no acudieron a auxiliar al Real Felipe cuando éste desarboló antes de entrar en Barcelona (9). En Tolón se limpiaron fondos lo mejorque se pudo a fuerza de dar pendoles reales tumbando unos navíos sobre losotros. No fue pues muy perfecto el Sistema. Lo mejor de los recursos es deesperar quedase para los franceses que también los necesitaban y estabanen su casa.

Se adiestraron nuestros artilleros efectuando continuamente de cañón,y con alguna frecuencia ejercicios de tiro al blanco. En el afán de criticar,dicen los franceses que no eran buenos —es frecuente la crítica entre aliados—; pero sea porque lo eran o porque mejoraron, demostraron graneficacia en el combate, rechazando enérgicamente y con graves daños unagran superioridad de los enemigos, batiéndoles, manifestándose eficacesaún los de los barcos marchantes, armados en guerra, de nuestra escuadra.

Los franceses, por su parte, mejoraban su adiestramiento para navegaren escuadra con ejercicios tácticos efectuados por las lanchas de los buques,arboladas con dos palos, con verguillas, para en sus drizas hacer señales conbanderas. Para poner enpráctica, dice Navarro, las evoluciones de Tourville,a cuyo efecto salían a la gran rada, y comenta —ahora les toca criticar alos españoles—: no lo hacían uniformemente, o lo habían olvidado o losque mandaban las lanchas eran muy principiantes.

Dieciocho largos meses en Tolón dieron de sí para muchos ejercicios.Con ellos, aparte de mejorar el adiestramiento, cosa muy necesaria, semantenía algo la moral de las dotaciones, forzosamente caída en unas fuerzas bloqueadas.

Pese a que esas dotaciones de los buques españoles y franceses eran másnumerosas que las de los ingleses comparando buques semejantes (10), seconsideraba que eran necesarios aún más hombres para completar algunasquç se tenían por incompletas. Se esperaba la llegada de personal de Españapor tierra, pero los temporales de nieve del duro invierno retrasaban aquélla. Navarro piensa que la solución será dejar en Tolón, al efectuarse lasalida que todos anhelaban, algunos buques, los más débiles, para completar con sus dotaciones las de los demás. De Court se oponía a esta medidadiciendo que siendo tan grande la superioridad de fuerzas del enemigo todoera poco para hacerle frente... ¡Al fin llegó el refuerzo!, pero insignificante:setenta y seis hombres tan sólo, muchachos los más de ellos y sin ser delgremio de la mar. Navarro decidirá entonces dejar en Tolón tres fragatas yun pequeño navío —fragata puede considerársele—. Piensa que la escuadracombinada —cuesta aún trabajo llamarla así al ser neutrales los franceses—,se arreglará con las fragatas de De Court.

(10) Un buque de 60 cañones francés o español tema 600 hombres de dotación y, encambio, uno inglés del mismo porte tenía 400. Uno de 70, francés o español, tenía 850hombres y 480 uno inglés de dicho porte. Uno de 80 cañones tenía en los nuestros 900hombres y 600 en los ingleses... Al menos así rezan los estadillos suscritos por el inglésCampbell.

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

El contacto en puerto entre el general español y el francés no parecefuese tan directo y sostenido como fuera conveniente para obtenerse unabuena compenetración —j,carácter del octogenario general?... Hay escritosde Navarro a De Court que éste contesta de palabra— a boca —se decíaentonces— por medio del mayor general de Navarro, el capitán de navíoSaint Just, uno de los franceses de nuestra escuadra; éste sí escribe la contestación pero haciendo presente que se la han dado de palabra. Algo rarohay en todo esto, sin duda.

Cuando estuvo decidida la salida de las escuadras hubo consejo de guerra previo, y Navarro y sus comandantes consideraron insufrible la jactanciade De Court que decía que había de combatirse al abordaje, según lasintrucciones que tenía del Rey su Amo,y daba lecciones de cómo habría dehacerse. Navarro llegó a contestarle que él mandase bien y sería bien obedecido. Pese a no estar Francia en guerra con Inglaterra, por el tono de estasconversaciones se daba por seguro que los franceses combatirían en defensade la escuadra española cuando ésta fuese atacada por la inglesa. Cuandollegó la ocasión tardarían en decidirse... presentarán también, como veremos, motivos tácticos.

Durante el bloqueo en Tolón, el 13 de abril de 1734, pasó por dichaciudad el Infante Don Felipe de España que iba a ponerse al frente delejército que en Italia defendía sus derechos a los ducados en litigio. A pesar•de ser el Almirante General de España, jefe del Almirantazgo, y de iracompañado por el secretario del mismo, Ensenada, en calidad de su ministro e intendente de sus ejércitos, no se recogen noticias ni de que pasaserevista a los buques, ni que diesen instrucción alguna. Mas no se puedeasegurar que no lo hiciese. Durante la ausencia del Infante y secretarioquedó en el Almirantazgo, como lugarteniente y también secretario, DonJosé del Campillo, que ya lo era de Marina (11). En cambio sí hay constancia de que Navarro, el 7 de agosto (1743), entregó personalmente a DeCourt, de parte del Infante Don Felipe, como obsequio en respuesta de susatenciones, un medallón con el retrato del Rey, su padre, guarnecido debrillantes.

Y volviendo a la salida de las escuadras... existe la especie de que DeCourt estuvo en contacto con los ingleses en las Hiéres. Dijeron algunosoficiales que le habían visto tomar, a solas, un coche para ir a un embarcadero. Pudo ello ser cierto sin que demuestre traición, ya que pudo ir —recuérdese que Francia no estaba en guerra con Inglaterra— a comunicarlesque tenía órdenes de ponerse del lado de los españoles. Pero no puedeasegurarse que no les dijese que tardaría algo en hacerlo. Resultará un

(11) Don José del Campillo era amigo de Navarro, probablemente le apoyaría cuandollegó la ocasion de otorgarle recompensas —ello no quita que fuesen merecidas—. Conocasion de su toma de posesión escribía a Navarro: Ya me tiene V. S. con las llaves del panen la mano para quanto sea de su agrado. A pesar de todo, por los motivos que fuesen,cuando la escuadra entro en Cartagena después de la batalla, se adeudaban más de docemillones de reales de las pagas de mandos y dotaciones.

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hecho probado que, llevando a los españoles a retaguardia y sabiendo elpoco andar de algunos de nuestros buques, él forzó la vela con la vanguardiay el cuerpo de batalla, cuando llegó la hora del enfrentamiento (12).

Fuerzas contendientes en presencia.

La escuadra combinada se componía de dieciséis navíos franceses y dedoce españoles, en lo que se refiere a los que habían de formar las líneasde combate, pues, además, tenían los franceses tres fragatas, dos brulotesy un buque hospital. Las fragatas españolas quedarían decididamente enpuerto.

Los ingleses, entre sus tres escuadras: de vanguardia, cuerpo de batallay retaguardia, sumaban treinta y dos navíos; los buques fuera de línea erantres fragatas, tres brulotes y tres bergantines. Treinta y dos, pues, en lalínea de combate contra veintiocho franceses y españoles, suponiendo, claroestá, que los de De Court combatiesen como era de esperar. La diferenciadel número de buques no era grande pero sí la de sus armas: 1.806 cañonesespañoles y franceses contra 2.280 ingleses (Campbell). Hay que tener encuenta también, que el portar mayor número de cañones llevaba consigoen la mayor parte de los casos que los del buque que los llevaba más ennúmero, eran de mayor calibre —de mayor peso la bala en libras, comoentonces se medía.

De los doce navíos españoles tan sólo seis eran de guerra, del Rey, elresto eran de la Carrera de Indias, marchantes se les denominaba, metidosen esos lances de batirse bien formados contra una escuadra adversaria. LaVerdadera relación del combate... incluida en la Vida del Marqués de laVictoria, de Vargas Ponce —probablemente publicada muy a posterioribajo la dirección de Navarro— dice que del Rey eran el Real Felipe, de 110cañones montados; el Santa Isabel, de 80; el Constante, de 70, y los América,Hércules y San Fernando, de 64, buques estos últimos construidos con elobjeto de defender la navegación de Indias, no siendo a propósito para elcombate naval entre escuadras de navíos (13). Tenían cañones de 18 y 12libras, en vez de tenerlos de a 24 y aun de 36 —algunos los tenían en la

(12) Mucho se ha especulado sobre el deseo de Francia de destruir la flota de guerraespañola, pero es de suponer que no ocurriría con ocasión de la batalla de Cabo Sicié,después de los pactos de alianza de 1733 y 1743; no puede pensarse, sino por impulso de larivalidad y el apasionamiento, que alguien quiera destruir las armadas de los aliados. Otracosa sería cuando a la muerte de Luis XIV quedo como Regente de Francia el Duque deOrleáns, ese sí enemigo de Felipe V y de España.

(13) Este tipo de navío de 60 cañones fue el primero proyectado cuando renació nuestraMarina, con las construcciones impulsadas por Don Bernardo Tinajero de la Escalera, nuestroprimer secretario de Marina. Estos buques fueron destinados a la defensa del comercio enIndias, después se construirían mayores. Aunque se pensaban construir en La Habana, losprimeros se hicieron en los astilleros de Cantabria. Mal resultado dieron en la batalla de CaboPassaro (1718). Eran más bien buques a proposito para escoltar, y es que mucho representabapara el resurgimiento de Espana asegurar las comunicaciones con las Indias.

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDÍTERRANEO...

batería baja—. Los titulados marchantes eran los Brillante, Soberbio, Oriente, Poder, Halcón y Neptuno, de 60 cañones, en realidad de 52 ó 54 y losmayores de 18 libras tan sólo. Hay que decir en honor de los llamadosmarchantes que se batieron muy bien, debiéndose señalar el heroico comportamiento del Poder.

Los franceses tenían también doce navíos de 64 y aun de 60 cañones;uno de 68 y tres de 70 y 74. Los ingleses tenían diez navíos de 70 cañones,nueve de 80, cuatro de 90 y solamente nueve de 60 o menos. La diferenciaartillera era grande como puede verse. Además, se insiste, los calibres mayores estaban en los buques de mayor porte.

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Baxeles fuera de Utica.

Tres fragatas, dos beulote, y un buque hospital.

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Tres fragatas, tres brulotes y tres brrganthoes.

II

Fuerzas navales en presencia, españolas, francesas y britanicas,según Campbell, en la batalla de Cabo Sicié.

(Apendice 12 de la Vida del Marqués de la Victoria, de Vargas Ponce.)

Año 1983 13

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C. MARTÍNEZ-VALVERDE

En cuanto al personal, las dotaciones de los buques españoles y francesessumaban 19.100 hombres y las de los ingleses tan sólo 16.585. A menoshombres, menos peso de víveres y de agua, cosa importante para buquesque habían de mantenerse mucho tiempo en la mar durante los largosbloqueos. En el combate artillero se empleaban tan sólo los hombres necesarios para manejar las piezas y aprovisionarlas y para tener una razonablereserva, para cubrir bajas, ya que el excesivo número de sirvientes se prestaba a que se estorbasen y a que las bajas propias aumentasen. Algo escasosestaban, sin embargo, los ingleses de gente en su escuadra al empezar lacampaña pues se sabe que completaron sus dotaciones con hombres delPiamonte. Estos no estarían muy bien adiestrados pero sí el resto de losequipajes (14).

En lo que a moral se refiere, los ingleses estaban naturalmente dispuestos a batirse desde el principio, decididos a destruir la escuadra española.Los nuestros estaban igualmente dispuestos a luchar desde el primer momento. Los franceses... podían tener que hacerlo en defensa de la escuadraespañola.

Había, sin embargo, un punto que podía disminuir mucho la eficacia dela escuadra inglesa y la disminuyó indudablemente, hasta hacer inoperantecasi su tercera parte, su retaguardia: era la animosidad de Mathews y deLestock, almirante en jefe y comandante de la referida retaguardia.

Eran dos caracteres muy diferentes: Mathews, honrado y valiente; Lestock, artificioso, vengativo y muy poco flexible, dice uno de los comentaristas ingleses. Mathews tampoco tenía esas cualidades que distinguían a Nelson, de hacerse seguir por todos; Lestock había llegado a la escuadra antesque Mathews y la venida de éste le contrarió grandemente. Su modo de serera lo menos conveniente para un almirante subordinado.

La aproximación.

Dispuesta la salida de las escuadras española y francesa reunidas, segúnlas órdenes de sus respectivas Cortes, tuvo lugar el consejo de guerra de queya hemos hablado. El día 19 de febrero salieron de puerto, pero un accidente hizo que los buques fondeasen en franquía, esperando se reconociesenlos daños que el navío Leopardo y la fragata Volage se habían producidoal abordarse. Ambos buques eran franceses. El Real Felipe no fondeó,quedando voltejeando toda la noche por no darle el viento para tomar elfondeadero. Al siguiente día, resuelto que habían de quedarse en puertolos buques averiados, levaron todos los buques y se mantuvieron dandobordadas a la vista de las islas Hiéres, tras de las cuales estaban fondeadoslos buques ingleses. Navarro, que recibió la orden de penetrar en su fondea

(14) Las cifras que se dan anteriormente para artillería y personal son las especificadasen el estadillo hecho por Campbell —sin contar los baxeles fuera de línea (fragatas, brulotes. . .)—. Sin embargo, refiriéndose a este autor, Vargas Ponce, en la Vida del Marqués dela Victoria, cita 1.820 cañones aliados y 2.490 ingleses. 16.500 hombres de los primeros y15.000 de los segundos. Tomando estas cifras sigue manifestándose la gran superioridadartillera de los británicos

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

dero por el Pequeño Paso, situado al oeste de la isla de Porqueroles, la másoccidental, y allí atacarles al anda y al abordaje, representó a De Court lodisparatada que era la idea, teniendo que pasar barco a barco por un estrecho paso, sin apoyo mutuo entre buques y con la grave amenaza de seratacados con brulotes (15). De Court admitió primero las razones, perodespués reiteró la orden. Ya se disponía Navarro a cumplirla cuando, porfortuna para los nuestros, se vio que los ingleses se ponían en movimientopara salir del fondeadero por el Gran Paso, situado al este de la isla dePorqueroles. Con ello se suspendió el ataque (16) disponidndo De Courtque la escuadra de Navarro, que hasta entonces iba en vanguardia, se retrasase y quedase formando la retaguardia de la escuadra combinada. Tomadala nueva formación, quedó aquélla navegando sensiblemente hacia el sur,con viento suave del nordeste. Era el día 22. La escuadra inglesa se acercódescribiendo una gran curva: primero con el viento muy largo, cazandodespués sus velas según ponían su vanguardia y cuerpo de batalla en unalínea paralela a la de la escuadra combinada, que navegaba también siguiendo una línea muy ligeramente curva. Mandaba la vanguardia de ella Monsieur de Gavaret, el cuerpo de batalla De Court y la retaguardia, comoquedó dicho, Navarro.

En la escuadra inglesa mandaba la vanguardia el contralmirante MartinRowley, el grueso o batalla Mathews y la vanguardia Lestock. Cuandoempezó el combate, éste quedó muy atrasado con respecto a la retaguardiaoponente, y muy alejado, como puede verse en el gráfico que se adjunta.He tomado como directriz la primera de las !arietas que acompañan a LaVerdadera relación... ya citada, en la Vida del Marqués de la Victoria, deVargas Ponce. En ella aparece la escuadra combinada navegando sensiblemente hacia el sur y el combate se produce presentando sus buques alenemigo la banda de babor. Igualmente se ve en la primera vista del combate uno de los grabados de Juan Moreno de Tejada publicado en 1796 pororden de la Superioridad, según el dibujo de Diego de Mesa, donde aparecen las islas y las tierras de Provenza en la parte alta, lo que indica que lasescuadras no navegaban al NNO, como erróneamente se lee en VargasPonce y recoge Fernández Duro (17).

(15) Navarro comentará pasado algún tiempo: Para lograrlo —el éxito del ataque erapreciso que los ingleses dur,niesen o tirasen cañonazos con pólvora... Si el almirante Mathewslo hubiera sabido no podía desear más para esperarnos., nos hubiese rendido o quemado atodos como páxaros bobos en red.

(16) Con respecto a fechas, hay diferencia de lo que se dice en el diario de navegaciónpresentado, que dice que los ingleses salieron el día 21, y la Verdadera relación...; escritamás tarde. Esta dice claramente que Navarro recibió la orden de entrar por el Pequeño Pasoel 21 por la tarde y cuando se disponía a cumplirla, al amanecer del 22, fue cuando laProvidencia divina, oponiéndose a tan loca, cruel y bárbara empresa, dispuso que los navíosingleses puestos a la vela al número de veinte y nueve saliesen por el «gran paso» de las islas.Parece que la Verdadera relación... está más ajustada.

(17) De ser así las tierras correrían por la banda de estribor de los buques. Además, enel relato de Vargas Ponce pone de manifiesto que en el combate el Hércules, matalote depopa del Real Felipe, presento al enemigo su costado de babor, recibiendo en él muchosdisparos, algunos a flor de agua.

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Combates del 22 de febrero de 1744, en Cabo Sicié.

M: Mathews. grueso inglés. L3, L.,. L1: Lestock, retaguardia inglesa. R2, R1: Rowley, vanguardia inglesa. C: De Court, grueso aliado. N3, N2, N1: Navarro, retaguardia aliada. G:Gavaret,. vanguardia aliada. (n): número de buques. a: Namur, buque insignia. RF: Real

Felipe, buque insignia

b: Marlborough, c: Norfolk, d: Princesa, i: Somerset,B: brulote inglés Ann Gailoway, quees lanzado sin éxito contra el Real Felipe y es hundido.

e: Hércules, f: Constante, g: Poder, h: Neptuno.

q: los buques de la vanguardia inglesa se cañonean con los franceses de De Court y con losdos españoles que van con éstos.

pi: los buques de cabeza del grupo retrasado español se cañonean con los de cola del cuerpode batalla inglés.

p,: los mas atrasados lo hacen con los mas avanzados de la retaguardia inglesa.

D1 y D,: al arribar los buques españoles matalotes del Real, quedan dos grandes espaciospor la proa y por la popa de él. Los españoles tratan de cerrarlos lo antes posible.

x: la vanguardia francesa vira por contramarcha para acudir al combate. De Court la seguirácon el cuerpo de batalla, virando sus buques por giros simultáneos.

m: los buques españoles que van con De Court maniobran en socorro de los suyos.

R1(3): grupo de tres buques de la vanguardia inglesa que no arriban para evitar que lavanguardia francesa doble a la inglesa.

P: navío El Poder, desarbolado, sin poder maniobrar y muy destrozado, es apresado por losenemigos.

NE

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R1 (3)G (7)

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LA CAMPANA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

Tarjetas 1 y 2, que acompañan al plano, historio y verdadera relación... que incluye VargasPonce en su biografía del Marqués de la Victoria. En la primera se aprecia perfectamentelos rumbos, con cierta aproximación, a que navegan las escuadras en el momento del primerataque.

En la segunda no se aprecia, sin embargo, que los buques del cuerpo de batalla de DeCourt viren a un tiempo, como lo hicieron según palabras de dicho almirante; se puedeobservar que el Oriente (KK) se destaca para auxiliar al Constante (MM), como lo hizo.—ambos se dirigieron a Cartagena—, que el America (NN) se incorpora a los buques queforman grupo con el Real Felipe , que el Poder (RR) está desarbolado y que el Mar! boroughmuy malparado (SS).

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El combate. Primer ataque.A eso de las doce y cuarto del dia 22, estando los buques británicos

pertenecientes al grueso, mandado por Mathews, a tiro de fusil de los deNavarro: el Real Felipe, sus matalotes y buques mús cercanos, conco entotal; arribó sobre los nuestros el almirante inglés, saliendo de su línea debatalla situada a barlovento de la nuestra. Con su navío insignia el Namur,seguido del Marlborough y del Norfolk, todos ellos de tres puentes, uno de80 cañones y dos de 70, cargó sobre el Real Felipe de Navarro. Al mismotiempo, imitando a su almirante, arribaron varios buques ingleses sobre losespañoles que formaban el grupo central antes dicho: Hércules, Constante,Poder, Real y Neptuno. Algunos enemigos se acercaron también a los dosespañoles que navegaban por la proa del grupo mencionado: Oriente yAmérica que mantenían contacto con el grupo de batalla francés de DeCourt. Con los de aqél —Neptuno incluido— se trabaron dos o tres enemigos contra cada uno de los nuestros. El choque artillero, en muchos casos,casi a tiro de pistola, fue terrible. Volveremos sobre ello... Por la popa delos buques del grupo atacado navegaban, demasiado separados de él, porpoco andar del que iba en cabeza, los navíos Brillante, San Fernando, Alcón, Soberbio y Santa Isabel. Los incorporados a De Court también sehabían alejado al mandar el almirante francés forzar la vela, señal obedecidapor su cuerpo de batalla y por su vanguardia. Los últimos buques de aquélse cañonearon con los buques de la vanguardia inglesa de Rowley..., los decabeza del grupo atrasados de Navarro, que seguían al Brillante, cruzaronsus fuegos con los primeros de la retaguardia inglesa de Lestock. De los deéste la mayor parte de los buques permanecieron inactivos en el combate (18).

Mathews, como se ve, aprovechó el momento en que los españolesestaban algo separados de los franceses y que no iban perfectamente formados y, de este modo, atacó a Navarro con la esperanza de anonadarle consu mayor fuerza. Insistamos ahora en la parte más cruenta de la batalla, encuyo desarrollo se fundamenta nuestra victoria.

El Real Felipe respondió con vigor al fuego que de tan de cerca le hacíansus atacantes, pero... ¡de qué manera! Según refirieron los mismos inglesesparecía un infierno durante todo el tiempo que duró la acción. Pericia maniobrera y artillera y heroísmo, caracterizan el comportamiento de los nuestrosen este choque; así se explican únicamente las averías que el buque insigniade Navarro infligió a los enemigos, que en un momento llegaron a ser cincolos buques con que le atacaron. El Marlbourough fue el más decidido,llegando a cruzar nuestra línea, tuvo tantos daños que llegó a creerse queera inminente su hundimiento (19). El Hércules, matalote de popa del Real,

(18) Lestock pudo haber doblado el grupo espanol más atrasado. Tuvo, sin duda, malavoluntad para interpretar las órdenes de Mathews haciendo caso de la seiial: línea de batalla,e ignorando la siguiente: combatir, aduciendo que la otra había quedado izada. Disminuidaslas velocidades de los que combatían al cargar las velas bajas, tuvo que hacer esfuerzos porno echarse encima.

(19) No se hundio, contra lo que se esperaba. Su heroico comandante había resultadomuerto y, con grandes destrozos y muchas bajas, fue remolcado a Mahón.

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

rechazó vigorosamente el ataque de tres navíos enemigos. Fue un granapoyo para su capitana; recibió muchos impactos en su costado de babor,algunos a flor de agua, pasados sus palos y vergas y cortado todo su aparejo.Pudo rehacerse saliéndose algo de la línea.

El Constante, matalote de proa del Real, echó abajo la yerga de trinquetey la cebadera del navío que le atacó primero, haciéndole retirarse congrandes destrozos. Este fue reemplazado por dos, con los que siguió batiéndose durante las tres horas que duró este primer ataque. Muerto su valerosocomandante Don Agustín de Iturriaga, con grandes averías y muchas bajas,se sotaventeó algo para poder reparar aquéllas.

El Poder fue otro de los navíos españoles que aguantaron el impetuosoataque —y era de los marchantes—. Al primero de los enemigos que leatacó, el Princesa, de 70 cañones y él tenía 60, le rechazó causándole talesaverías que arrió su bandera, y esto ocurrió por dos veces, impidiendo surendición la resolución de su segundo comandante. El ataque fue continuado por el Somerset, de 80 cañones, al que también rechazó enérgicamentecon el fuego de su artillería y de su fusilería. Tres navíos más acosaron alPoder, el Bedford, el Dragón y el Kinsgton, y aún se zafó de ellos aunqueya muy destrozado. Herido su comandante, Don Rodrigo de Urrutia, y conmuchas bajas a bordo fue, al fin, apresado por el Berwick, que para elloabandonó su puesto en la vanguardia enemiga que no efectuaba este ataque(20).

El Neptuno combatió a distancia de tiro de pistola con cuatro navíosenemigos y una fragata, que casi llegaron a rodearle. Se defendió tenazmente durante casi cuatro horas, pese a tener grandes destrozos y muchas bajas.Al cejar los ingleses en este primer ataque, el Neptuno, puede decirse queanulado su poder combativo, se apartó a sotavento, luchando su dotaciónpara evitar se fuese a pique, tál era la naturaleza de los impactos recibidos.

Los ingleses, muy castigados como ha quedado expuesto, se retirarontambién a reparar en lo posible sus averías.

Segundo ataque.

A eso de las cinco de la tarde, el almirante Mathews, reparados algo losdaños sufridos por su buque insignia, el Namur, volvió al ataque contra elReal Felipe. que muy desmantelado se había quedado momentáneamentesolo, llevando con él otros dos navíos de 70 cañones y un brulote, el AnnGalloway, de gran tamaño. El momento era desesperado, pero el navíoBrillante, el primero de los del grupo retrasado de Navarro, que se acercabaa toda vela, llegó a tiempo para salvar a su capitana cañoneando al brulote,

(20) Su comandante fue depuesto en el consejo de guerra en que se juzgaron las conductas de los mandos ingleses, pero fue rehabilitado por el Rey por su valeroso comportamiento.El comandante del Poder, Don Rodrigo de Urrutia, recibió en Mahón, a donde fue llevadoprisionero, la admiración y el respeto de los enemigos. El almirante inglés le devolvió laespada, manifestándole que rnerecia llevarla. Fue muy agasajado y, después, enviado a Barcelona.

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deteniéndole. Seguidamente llegaron el San Fernando y el Santa Isabel. Fueparticularmente certero un cañonazo disparado por el Real Felipe. La falúade éste, tripulada por una heroica dotación, al mando del teniente de navíoDon Pedro Sáenz Sagardía (21) se acercó al brulote bajo un intenso fuegode fusilería hecho desde él y desde los otros buques enemigos, con ánimode desviarle de su rumbo. Al fin, el brulote voló, proyectando trágicamentepor el aire a los pocos que en él quedaban. Al parecer pegó fuego a susartificios un disparo que su propio comandante hizo con uno de sus cañones.

Grabado de 1783 que representa el combate del flavio Real Felipecon ocasión de serle lanzado un brulote apoyado por el fuego de los navios

ingleses en la batalla de Cabo Sicié, el 22 de febrero de 1744.(Museo Naval. Madrid.)

Con la llegada de los navíos antes mencionados y la nueva intervencióndel Hércules —que al fin tuvo que apartarse, debido a sus averías anteriores— fue rechazado este segundo ataque inglés en el que llegaron a tomarparte siete navíos enemigos. Mathews supo del acercamiento, ¡al fin!, de laescuadra francesa, y tal como estaba —y sin emplear a Lestock con suretaguardia—, juzgó prudente retirarse, dejando pues a los españoles dueños del lugar de combate.

(21) El cañonazo disparado por el Real con gran acierto, lo fue por el ministro de laescuadra Don Carlos de Retamosa, que ya se había distinguido antes en el combate. Debemosnombrar de la dotacion de la falua, por su comportamiento heroico, al alférez de navíoArrigoni, al guardia marina Gayoso, al condestable Noguera y a dieciseis marineros y soldados que voluntariamente la tripularon.

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Maniobras de repliegue y de retirada.

La escuadra francesa, en efecto, había virado y se acercaba en buenorden. De Court manifestará, más adelante, que hizo señal a Gavaret paraque virase con la vanguardia, que aquél no vio la señal con el humo de losdisparos de los buques del cuerpo de batalla que se cañoneaban con lavanguardia británica y que ellos, combatiendo como estaban, no podíanvirar. Al fin Gavaret viró por contramarcha y De Court lo hizo cuandopudo, por giros simultáneos. Gavaret tuvo ocasión de doblar a la vanguardiainglesa, pero De Court lo impidió haciéndole señal de que arribase paraque se acercase a él. Por otra parte, tres buques ingleses salieron de laformación, maniobrando así para impedirlo si lo hubiese intentado.

Conforme se acercaban los franceses, se alejaban los ingleses. Reunidaslas escuadras española y francesa navegaron —ahora sí— con rumbos cercanos al NNO. El Real Felipe iba remolcado por el Santa Isabel. De Courtpropuso a Navarro ir juntos a atacar a los ingleses. Este le hizo ver el estadoen que se hallaban sus buques después de tan duros combates, pero queestaba dispuesto si se interpolaban los navíos franceses con los españoles,para que de este modo no se separasen como había ocurrido durante laacción. Se desistió de la idea y De Court auxilió a los buques españolesenviándoles ochenta hombres de maestranza y marinería.

Al amanecer del día 23 estaba la escuadra española a sotavento de lafrancesa y el enemigo a la vista. El Hércules, muy averiado como iba, sehabía separado mucho por la noche y amaneció cerca de los ingleses, quedestacaron un navío de tres puentes que se lanzó sobre él, manteniéndoseen vivo combate durante casi una hora, hasta que llegaron navíos francesesa socorrerle. La escuadra francesa maniobró como para combatir a la inglesa y ésta la esperó, pero aquélla no siguió adelante y arribó sobre la escuadraespañola para cubrirla de un posible ataque que, sin duda, hubiese tenidolugar con parte de la escuadra inglesa que se mantenía a barlovento. Unnavío francés represó el Poder que navegaba muy separado de los inglesescon dotación de presa. Recogió a ésta y a los españoles que iban, y pegófuego al barco por considerar ya inservible aquél casco tan destrozado ensus gloriosos combates del día anterior.

El día 24, al amanecer, no estaba a la vista la escuadra enemiga. ElHércules hizo señas de grave incomodidad, pidiendo socorro de un buqueque le convoyase. No pudiendo navegar más que con el viento muy largo,se le ordenó dirigirse a Cartagena, y así lo hizo —llegaría el día 27—.

Al amanecer del día 25 se encontraban solos los españoles. La nocheanterior la escuadra francesa se había mantenido a la capa y la españolahabía seguido navegando a poca vela. Los nuestros se hallaban a diez leguasde Barcelona. El punto previsto para una posible reunión era Rosas, perocon el fuerte NE reinante no podían arrumbar allí debido al estado de losbuques y con el Real Felipe a remolque como iba. El Neptuno hacía muchaagua; ésta crecía y no podía aguantar vela alguna; a palo seco y con ayudade alguna bandola se dirigió a Barcelona, entró aquel mismo día.

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Durante esta penosa navegación aún se hizo una presa: una fragatainglesa mercante que con otras cuatro, escoltadas por tres de guerra, sedirigía a Mahón.

La escuadra francesa había continuado procurando cubrir a la española,si bien no a la vista de ella. El día 7 se reunieron al fin ambas... y enconserva se dirigieron a Cartagena. La española entraría el día 9 y el lilafrancesa. Durante todo este tiempo Francia seguía en paz con Inglaterra.

La escuadra inglesa, apartada de la vista de la combinada desde el día24, se dirigió a Rosas en busca de los nuestros, pero al no hallarles lo hizoa Las Hires; mas considerando Mathews el estado en que se encontrabanalgunos de sus buques, que necesitaban urgentes reparaciones, decidió dingirse a Mahón, donde entró el 2 de marzo. El día 5 saldría de nuevo, trasintensa labor de ciento cincuenta carpinteros trabajando día y noche, dice elcapitán de navío Urrutia, comandante del Poder, que estaba prisionero delos ingleses. Tenía la esperanza Mathews de poder interceptar aún a losnuestros antes de que llegasen a Cartagena, pero encontró un nordeste muyduro y, como las reparaciones efectuadas habían sido tan a la ligera, hubode regresar a Mahón a donde llegó el día 10, con tres navíos: uno de 70,desarbolado, y dos con palos rendidos. Todo el mes de marzo estuvierondetenidos los ingleses.

Final de la campaña.

Se aprovechó esta momentánea inmovilización de la escuadra británicapara pasar convoyes de aprovisionamiento para las tropas de Italia.

La escuadra francesa salió de Cartagena para Tolón el 4 de abril. Laespañola efectuó las reparaciones en sus buques. Don Ignacio Dautevillefue destacado a Tolón con ocho navíos. Navarro salió de Cartagena en elmes de julio con diez navíos, una fragata y otros buques menores, conmisión de hostilizar a los enemigos e interceptar sus convoyes. Arbolaba suinsignia en el Santa Isabel, por no haber sido posible habilitar el Real Felipe.Cumplió su cometido y regresó a Cartagena, volviendo a salir el 14 deagosto, con una misión análoga y volvió con muchas presas. El 17 de abrilhabía recibido Navarro la noticia del rompimiento de Francia con Inglaterra. Inglaterra resolvió esta situación de tanta inseguridad para su tráficomarítimo y puso una fuerte escuadra al mando del almirante Rowley abloquear Cartagena. Este bloqueo fue largo. Era mayo de 1746 y aún continuaba (22).

(22) Navarro, en esta fecha, trabajaba en su proyecto sobre el arsenal de Cartagena.Desde el 1 de marzo de 1748 quedó desembarcado, nombrado comandante general del departamento.

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En la Vista 1.” del Combate de Tolón —grabado de Juan Moreno Tejada— (Museo Naval.Madrid). Se aperciben las tierras de la Provenza francesa corridas por la banda de babor delos buques que navegan en línea de combate a un rumbo —por el modo de verse las tierras—de componentes sur y este. Por el dibujo, más al este que al norte. En modo alguno puedennavegar las escuadras al NNO como dice algún relato, probablemente equivocado, al transcri

bir la escritura original.

Regusto de victoria.

Antes de que esto llegase, los españoles tenían muy alta su moral; estaban satisfechos de su comportamiento en Cabo Sicié. Les espagnois fiers etcontents d’eux mémes, dice Ségur. Estaban orgullosos de haber rechazadopor dos veces a fuerzas tan superiores, infligiéndoles grandes pérdidas. Noestaban, sin embargo, de acuerdo los nuestros con la actuación de los franceses, pronto se puso de manifiesto un sentimiento de animosidad entre lasdos Marinas, la de ellos y la nuestra, que perduró por mucho tiempo.

Los franceses, en un principio, no acusaron remordimiento alguno. DeCourt fue a ver a Navarro en Cartagena y se quejó de que los comandantesde los navíos españoles, que habían llegado antes que las escuadras, habíanescrito a la corte diciendo que los franceses nos habían abandonado. Navarro habría visT .ilguna causa de justificación de su conducta cuando lereplicó que n ebía hacerse caso de lo que se escribía, que él sólo sequejaba de quí hubiese combatido estando a sotavento, contrariamentea lo previamLi convenido. De Court le dijo que él no había provocado

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el ataque, que eran los ingleses los que lo habían hecho, a lo que Navarrole contestó que había mil modos de evitar el combate hasta encontrar favorable ocasión para emprenderlo —apreciación muy suya, sin duda, ¿ello essiempre posible?— (23).

Navarro había sido felicitado por muchos comandantes franceses, peroconforme pasaron los días se fueron agriando más las cosas. Mucho influyóen el ánimo de los españoles la calumnia infame levantada contra Navarropor el capitán de navío de nuestra escuadra De Lage, francés de nacimientoy formación anterior, que ya conocimos al hablar del navío San Isidro,destacado en Ajaccio. Ya vimos que estaba juzgado como indeseable y quehabía entrado en nuestra Armada en contra del consejo del Almirantazgo.Era en realidad un antiguo contrabandista enriquecido y, además, intrigante. Iba de segundo comandante en el Real Felipe y vertió la especie de queNavarro había abandonado la acción para ir a curarse de heridas leves. Lareahdad, atestiguada por todos, es que había recibido una herida en unapierna a las dos horas de combate y no había querido retirarse. Después sítuvo que hacerlo cuando recibió otra herida cerca de la yugular; y lo hizoa las cuatro horas de combate, cuando ya casi estaba rechazado el primerataque de Mathews. En cambio De Lage sí se había mostrado rñedroso,escudado tras el cabrestante de proa, y al final tuvo que mandar, al caermortalmente herido Don Nicolás Geraldino, comandante del navío, y lohizo también medrosamente, conforme atestigua el entonces teniente denavío Hidalgo de Cisneros, perteneciente a la plana mayor, que estuvopresente. ¡Así se desfiguran las cosas!: Navarro estuvo a la altura de subrillante historial militar y se mostró digno de mandar a sus muy valerosossubordinados, todos ellos testigos de su valor menos el insidioso De Lage.

Navarro fue ascendido a teniente general de la Armada y, considerándose victoria manifiesta el haber rechazado por dos veces a fuerzas enemigasmuy superiores, con grandes pérdidas para ellas, le concedió el Rey el títulode Marqués de la Victoria, poniendo así de manifiesto que considerabavictoriosos esos dos combates, los principales de una batalla general que,en su conjunto, se puede calificar de indecisa y casi de balbuceante.

Los enemigos son muchas veces buenos jueces de la propia actuación,especialmente cuando en ellos existe un clima de caballerosidad como habíaen los mandos de la escuadra británica, independientemente de la actitudde su gobierno, cuyas órdenes cumplían. Ellos ensalzan el comportamientode los españoles en los combates de Cabo Sicié. El comandante del Poder,Don Rodrigo de Urrutia, en Mahón, a donde había sido llevado prisionero,recibió muchos honores dirigidos a su propia persona por su heroico comportamiento, y también muchas alabanzas dirigidas a Navarro y a sus comandantes y dotaciones: Todos los brindis —dice Urrutia— después del Reybritánico eran al almirante Navarro. Todas las sobremesas caían en la Realy en el valor de los españoles, confesando todos generalmente la superioridad

(23) Vargas Ponce, panegirista de Navarro, opina que este juicio es equivocado. Diceque bien manejados los medios de que se dispone puede obligarse a una acción al enemigo.

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a ellos mismos, y encendiendo el furor contra quien debiera imitarnos (losfranceses). Por si hubiera duda sobre la actuación de los navíos de Navarroretrasados en la línea de batalla podemos recoger: Todos los navíos queestaban a la popa de V. E. —dice Urrutia— hicieron a los enemigos muchodaño que satisfacen a una voz con dignas alabanzas, confesándole al «Hércules» y «Brillante» mucha parte de defensa a la Real, y el fuego de ésta lellaman fuego de los infiernos —de nuevo esta expresión muy británica.

En el lado inglés.

Otro índice de nuestra victoria es el reconocimiento británico de lo queellos perdieron, no solamente en averías y en retirada: perdieron la ocasiónde destrozarnos, como esperaban por la enorme superioridad de su fuerza,aun sin que tomase parte Lestock, con la retaguardia.

Mathews quitó el mando a Lestock al llegar a Mahón por su pasividady le envió a Inglaterra; él recurrió y la Cámara de los Comunes forzó a quese viesen los acontecimientos en consejo de guerra. Así fueron procesadosdos almirantes, seis comandantes de buque y cuatro segundos comandantes.Mathews fue declarado inhábil para ejercer cualquier otro mando. El Reyno quería confirmar esta sentencia para un general que se había batido contanta valentía. Ello es cierto y su fama ha pasado impoluta a la posteridad.No así la de Lestock que fue el blanco de las iras de la opinión pública, apesar de resultar absuelto. Basó su defensa en tener izada Mathews la señalde línea de combate al propio tiempo que la de combatir y atendió a laprimera,jy se le hizo caso! Unos capitanes fueron depuestos y otros despedidos del servicio. Algunos fueron después rehabilitados. Los de los navíosde la cabeza de la vanguardia que maniobraron en contra de las órdenesrecibidas, fueron absueltos, por haber evitado con su actuación el envolvimiento de aquélla iniciado por la vanguardia francesa. Algunos comandantes fueron felicitados por su comportamiento en el combate.

Sobre las averías y bajas.

Largo se haría detallar estos puntos, pero no podemos dejar de hablarsobre ellos. Por nuestro lado, los buques más maltratados fueron el Real,el Poder, el Neptuno, el Constante, el Oriente y el í-íércule.r. En total tuvimosnueve oficiales muertos, de ellos tres comandantes de buques, y cientocuarenta individuos de las dotaciones, y diecinueve oficiales heridos y cuatrocientos cuarenta y ocho hombres de las tripulaciones. De los heridosfallecieron muchos (24).

De los buques ingleses se sabe con menos exactitud, tanto de los destrozos causados a sus buques como del número de bajas. Sus navíos másmaltratados fueron el Marlborough, que estuvo a punto de irse a pique, el

(24) Era muy grande el número de heridos que morían, muchos de ellos de horriblesastillazos que la precaria sanidad de combate de entonces era incapaz de salvar.

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Namur, insignia, el Princesa y el Somerset. Pero se sabe que otros muchosfueron muy seriamente averiados. El comandante del Poder dice en su cartadesde Mahón: Entre todos les hemos muerto y herido ochocientos, de losque pocos viven. Las bajas inglesas. de ser puntualmente ciertas las cifrasanteriores, son mayores que las españolas y ello diría mucho del modo decombatir de los nuestros. Además, no sirve la mera comparación aritméticade cifras para graduar la victoria, pues la superioridad de fuerzas inglesasdebía haber supuesto un mayor número de bajas de los nuestros, y, al seral contrario, la victoria se refuerza del lado de los españoles.

Datos comparativos.

Hemos expuesto, al hablar de las fuerzas en presencia, el número decañones de uno y otro lado, índice de gran impórtancia en la comparación,siendo el cañón el arma naval por excelencia, y suponiendo una buenautilización de ella en el conjunto mediante la maniobra marinera.

En la acción principal de la batalla había 812 cañones en los buquesespañoles, de menores calibres que los 1.410 de los ingleses. Aparte delcañoneo a distancia de la vanguardia inglesa contra el cuerpo de batalla deDe Court —con dos de nuestros navíos— y del fuego cruzado entre buquesde la retaguardia británica y los españoles del grupo retrasado, vemos enel primero de los ataques de Mathews 750 cañones ingleses, contra 368españoles, y en el segundo ataque, 502 de los nuestros contra casi el mismonúmero por parte de los enemigos, salvo los desmontados por el fuego enuna y otra parte. Fue un gran triunfo rechazar por dos veces a los inglesescon grave quebranto para ellos.

Considerando ahora los buques, Navarro dice en su memorial de 1747dirigido al ministro Don José de Carvajal que en Cabo Sicié los navíos de64 cañones y menos, con baterías de 18 y 12 (libras) no podían resistir sinsalir al fin de la línea de combate, porque los navíos ingleses de 90 cañonesy de 70, con baterías de 30 libras y de 18, los pasaron a los primeros balazos... Compárese la resistencia del navío «Real» —sigue— en medio de tenersus baterías de 24, 18 y 12, atacado por cinco navíos, de ellos tres de trespuentes, con qué constancia se defendió y maltrató a los enemigos, y cuántomayor daño les hubiera hecho si hubiera sido artillado de 24 y 24... Losnavíos para la guerra —continúa— han de ser de diferente construcción quelas fragatas o navíos de 60 cañones, con artillería de 18 y 12, buenos, conlos de inferior porte, para solamente el corso y otros usos (no para el combateentre escuadras)... Un buque de tres puentes de 100 cañones debería tener—dice— dos baterías de a 24 y la tercera de 12 (25) y los 70 de cañones de24 y 24 en dos baterías y media... Vemos, pues, qué buques nuestros setuvieron que enfrentar con los ingleses en Cabo Sicié, repitiéndose en parte,

(25) Los cañones de mayor peso de bala que 24 libras resultaban demasiado pesadosaun para la primera batería —la baja— y necesitaban mucho personal, por ello el Marquésde la Victoria no los aconseja ni aun en buques de 100 cañones.

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LA CAMPAÑA DE DON JUAN JOSE NAVARRO EN EL MEDITERRANEO...

en la constitución de nuestra escuadra, el error —por falta de buenos buquesde combate— de Cabo Passaro, independientemente de otros errores detipo táctico. La Marina de Felipe V se había constituido en medio de grandes dificultades y escaseces, partiendo casi de la nada, dado el estado de lade Carlos II, y los buques de 60 cañones eran el primer paso para acometerdespués la construcción de buques mayores; ésros realmente se construyeron, prueba de ella era el Real Felipe, pero en insuficiente número, y senecesitaban también los pequeños para hacer la guerra al corso y a la piratería en aguas americanas. Buques de la Carrera de Indias hubo en CaboPassaro y también los hubo en Cabo Sicié —los marchantes— y hay quereconocer que si bien no eran fuertes, se batieron como buenos (26).

Consideraciones finales.

La batalla de Cabo Sicié resuelve transitoriamente las comunicacionescon el ejército de Italia, mientras los ingleses reparan sus buques y se reorganizan. Francia había declarado la guerra a la Gran Bretaña y ello entorpecía sus planes. De ahí las dos salidas de Navarro desde Cartagena. Lasegunda, en el mes de agosto, eficaz por las presas que hizo, fue en realidadel fin de su campaña mediterránea.

La batalla de Cabo Sicié tiene unas características muy peculiares porno saberse cuándo y cómo intervendrían los franceses. Estos no tomanparte en los combates principales, tan sólo se limitan a un cañoneo lejano,en retirada. Sin embargo, sí auxilian después a un navío español cercanoal enemigo, represan a otro, ayudan a los nuestros a reparar las averías ycubren a la escuadra española en retirada. Es una batalla sui géneris, podemos decir, o con Vargas Ponce, muy desemejante a las de su siglo. El inglésJohn Clark se expresa: esta batalla se distingue en su modo de ser por circunstancias peculiares (This battle distingushed as it is by peculiar circunstances...).

Esta acción de guerra naval nos repite una vez más la lección: que hayque tener buques de combate capaces de hacer frente a los del enemigopara vencerle —en aquel entonces con cañones de mayores calibres y mayornúmero de ellos—. La victoria se obtiene, pese a nuestra debilidad, en unafracción de la batalla, eso sí, la de combates cruentos.

La Marina de Felipe V necesitaba una victoria sobre los ingleses, batiéndose con ellos entre escuadras de buques de línea (27): la necesitaba paraelevar su moral, tan necesaria como tener buques. Obtenida, nos aferramosa ella; Navarro, ensalzado por propios y extraños, es promovido a teniente

(26) En su exposición al Rey Carlos III dice el Marqués de la Victoria que los navíosde 100 cañones y de 90, con baterías de 24 y 24, son los verdaderos navíos de guerra. Asílos construyeron los nuestros por impulso de Jorge Juan. siguiendo el modelo ingles y por elde Gautier el francés. Por último Romero de Landa españolizó todo y obtuvo buenos tiposnacionales.

(27) Recuérdese el éxito de la guerra en aguas de América. con numerosas presas hechasa los ingleses como consecuencia de multitud de combates.

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general de la Armada y nombrado por el Rey Marqués de la Victoria, paraque quedase el triunfo bien marcado. Navarro es amigo de los Reyes y delministro Campillo —los tiempos de la enemistad con Patiño habían pasado—; todos tienen verdadero placer en premiarle. La Reina dice: ¡Ya tene‘nos general de Marina!, lo dice gozosa de tener un general victorioso, puesgenerales ya había otros... Navarro, poco después (1750), será directorgeneral de la Armada y más tarde, ya con Carlos III, capitán general deella. Sirve con lealtad a tres reyes consecutivos y a la Armada con enormeespíritu de trabajo, sostenido hasta muy avanzada edad.

Pese a que su campaña de 1774 no fuera todo lo afortunada que hubiéramos deseado y él merecía, Navarro es una de las figuras señeras de nuestra Armada por sus servicios en tierra y mar, en paz y en guerra, incluyendoel principal: la victoria del Cabo Sicié.

BIBLIOGRAFIA

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CAMPBELL, John—Naval History. Lives of the English Admirals. 1744.GUÉRIN, León.—Hisroire Maritime de France. París, 1846.FERNANDEZ DURO Cesreo.—Arnjada española desde la unión de los reinos de Castilla

y León. Madrid, 1895-1903.MAHAM, Alfred Thayer.—Influencia del Poder Naval en la Historia. El Ferrol, 1901.MARTÍNEZ VALVERDE, Carlos—Constitución y Organización de la Armada de Felipe V.

Ponencia en el Primer Congreso de Historia Militar de Zaragoza, 1982. Publicada por el Estado Mayor del Ejército. Madrid, 1983.

VARGAS PONCE, José de.—Vida de Don Juan José Navarro, Primer Marqués de la Victoria. Madrid, Imprenta Real. 1808.

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LA TACTICA NAVAL EN ELSIGLO XVI

Ricardo CEREZO MARTINEZCapitán de navío

Introducción.

Un buque de guerra es, desde siempre, una posición móvil que puedeorientarse en la dirección más conveniente para que sus armas produzcanal enemigo los mayores efectos destructivos, una posición que lleva consigola capacidad inmediata de reponer sus armas, de aprovisionarse y de repararlos daños; movilidad, masa de fuego y permanencia son, pues, las características bélicas de un buque de guerra. El grado de movilidad es el factor quelo diferencia de cualquier fuerza combatiente terrestre y, actualmente, elde permanencia lo distingue de cualquier unidad aérea.

Mientras las armas utilizadas que proporcionan mayor masa de fuego,es decir, mayor capacidad de destrucción del enemigo en el menor tiempoposible son las esgrimidas por la mano del hombre, la esencia de la tácticanaval, extrapolada de la terrestre, reside en la lucha cuerpo a cuerpo, locual hace necesario el abordaje previo de las naves; esto no descarta elempleo de armas y objetos arrojadizos durante la fase previa al contacto,susceptibles de causar la muerte, daño, o dificultar la acción defensiva-ofensiva del enemigo. Estos elementos arrojadizos cumplen una función de desgaste anterior al choque decisivo de las armas manipuladas; aunque esedesgaste, circunstancialmente, pueda ser resolutivo. La similitud combativaen tierra y en la mar hace que sea norma corriente —aun en el siglo XVI

que los generales dirijan indistintamente la acción de los ejércitos y de lasescuadras cuando se les asigna su mando.

Sin embargo, aunque para combatir en la mar se adopten armas y técnicas utilizadas en tierra, los progresos y mejoras que éstas experimentan enla carrera de armamentos de cada época, hacen que su adopción y adaptación adquiera facetas peculiares de empleo para conjugar sus efectos conlas características del medio en que se utilizan; como sucede con el aprovechamiento de la energía cinética producida por la marcha y masa del buquepropio para abordar de proa el costado de la nave adversaria, interponiendoentre ambos un elemento contundente que cause en aquélla el mayor dañoposible sin sufrir averías la nave propia; este elemento, el espolón, es quizála primera de las armas genuinamente navales utilizada por el hombre 700años antes de Jesucristo (1).

(1) Bajorrelieve en el palacio de Sennacherib, en Ninive.

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A veces la innovación en el ámbito naval de una táctica se debe a laoriginalidad de adaptar el combate en la mar a las condiciones en las quese desarrolla en tierra. Así, los romanos, pueblo de campesinos guerrerosdesconocedores de las cuestiones marítimas y navales, para enfrentarse conlos cartagineses construyen una flota a partir del modelo de un buque púnicoadquirido en un naufragio e ingenian un elemento que permita convertir elencuentro naval en un combate terrestre: proveen a sus buques de pasarelas—denominadas cuervos, de corvus— provistas de un gran gancho en suextremo de modo que queden fijas sobre las bordas de los buques enemigosy puedan ser asaltadas por los legionarios embarcados sin peligro de que seseparen las naves combatientes.

En dos grandes ocasiones (677 y 718), las fuerzas navales bizantinas hansalvado a Constantinopla de caer en poder de los califas; su superioridadsobre las sarracenas ha sido proporcionada por el fuego griego, un elementode composición no conocida hoy con exactitud debido principalmente a ladistinta denominación dada a las materias incendiarias utilizadas en diferentes épocas.

Los brulotes —naves viejas o averiadas en combate, cargadas de leña yramas de pinos— lanzados ardiendo contra los buques enemigos, aprovechando el viento favorable, es otro ejemplo de arma naval capaz de causarla destrucción de los buques enemigos usada desde los tiempos másremotos (2). Asimismo, para impedir el desembarco de los atenienses enSicilia, los siracusanos instalan campos de robustas vigas punzantes clavadasen los accesos más probables donde puede producirse la invasión; los atenienses, a su vez, utilizan nadadores expertos para destruir las defensas enemigas (3), anticipándose 2.360 años a las tácticas similares usadas en lasegunda guerra mundial.

En los siglos x y xii, la táctica combativa del dromón es igual que lautilizada anteriormente por la trirreme y la liburna: ataque de proa paraembestir con el espolón y llegar al abordaje con ventaja —si se hunde elbuque enemigo con la embestida— y alcanzar una decisión favorable mediante la lucha con armas cortas. Durante la fase de aproximación se lanzanarmas arrojadizas y el fuego griego proyectado hacia el enemigo, tratandode crear una situación ventajosa antes del choque y subsiguiente combatecuerpo a cuerpo. En el castillo de proa se sitúan unos 40 hombres parasaltar a la nave contraria, apoyados por los que permanecen en el corredorde crujía, preparados para afluir hacia proa cubriendo las bajas y lanzarseal abordaje detrás de los del castillo. La cofa, móvil, situada alrededor delpalo, es un puesto defensivo y de apoyo a los combatientes que saltan albuque adversario. El castillo de popa cuenta con los hombres necesariospara la defensa del capitán y jefe de la escuadra.

Como puede verse, el sistema defensivo-ofensivo del buque se establecea base de sostener dos puestos fuertes protegidos —a proa y a popa—, que

(2) Tucídides, Las guerras del Peloponeso.(3) Ibídem.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XVI

permiten el encastillamiento de hombres de guerra a la vez que facilitan lairrupción sobre la nave enemiga mediante el abordaje; los encastillamientosen las cofas fijas —gavias— y móviles proporcionan cobertura a los defensores, atacantes de la cubierta desde posiciones dominantes en altura.

Durante siglos la forma esencial de combatir en la mar no sufre grandesvariaciones. El corto alcance de las armas obliga aún al acercamiento, alabordaje, a la lucha cuerpo a cuerpo, como acto resolutivo del combatenaval; cualquier alejamiento hace que las armas sean inútiles. El uso de laartillería en los buques (iniciado al parecer por los españoles en La Rochelaen 1372) dará origen a una evolución lenta en la táctica naval que comenzaráa diferenciarse de la terrestre, pero aún ha de transcurrir mucho tiempopara que el cambio de táctica diferenciada se produzca y el combate en lamar adquiera singularidad propia. Entretanto, la artillería cumple la funciónde desgaste previo a la acción decisiva del combate, resuelto con armas defuego portátiles, sustitutas de las viejas armas arrojadizas. Pero no desaparece de inmediato el empleo del arco, la pica y las armas blancas, que siguenutilizándose en el momento del abordaje. Sin embargo, se depuran las técnicas de empleo de buques y armas, se establecen normas para el uso deambos y se sistematizan las formaciones y las señales para la marcha y elcombate.

La maniobra.

Las ventajas que comporta el apoyo mutuo de dos o más buques paraordenar su defensa, o disponerlos de modo que lancen mayor masa de fuegosobre el enemigo, en determinados sectores, de la que lanzaría uno solo,se conoce desde tiempo inmemorial. Lo mismo sucede con el empleo dediferentes clases y tipos de buques para realizar funciones diferenciadas.Igualmente, el uso de formaciones y dispositivos navales específicos es antiguo por cuanto antigua es la necesidad de obtener sectores de máximaofensa de las armas. Para la marcha también se traslada a la mar la experiencia terrestre. En tierra, el orden de marcha de los ejércitos se hace con elfrente que permite la anchura del camino, ordinariamente se dividen en:vanguardia, cuerpo de batalla y retaguardia; una detrás de otra, colocándose para el combate de izquierda a derecha, con la batalla en el centro. Losdispositivos de marcha se emplean para evitar la sorpresa y permitir el pasoa la formación de combate lo antes posible.

Las evoluciones en presencia del enemigo han tenido lugar en muchasbatallas navales de la antigüedad: los griegos ante los persas en Salaminaaprovechan la geografía para paliar su desventaja numérica; los ateniensesgiran en torno a la flota corintia, como un carrusel, en Corinto, y los romanos presentan a los cartagineses un dispositivo triangular en Ecnomos, apoyado por una fuerza de reserva para penetrar en cuña en el dispositivoenemigo y desorganizarlo. Todos estos son ejemplos que corroboran lavieja existencia de una variedad de disposición de los buques para un mejor

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empleo de la fuerza naval que la experiencia ha sancionado como buenos;pero en general la maniobra se limita a la ejecución de unos movimientospreliminares, preparatorios, con el fin de ocupar posiciones iniciales quefaciliten una victoria de forma rápida y completa mediante el empleo deuna fuerza que chocará frontalmente con el adversario.

En un tratado de Arte militar escrito en la época del Emperador Mauricio (582-602) se dice lo que sigue respecto a la táctica de combate de losdrómones:

Si los drómones son numerosos es preciso dividir en tres cuerpos (escuadras) disponiendo cada uno de portador de órdenes y una corneta. Todos,o al menos la mayor parte de los drómones, deben estar armados de pequeñasbalistas cubiertas por man teletes fabricados de un tejido de cuerdas o de crin;estas armas están destinadas a rechazar al enemigo que se aproxime a losdrómones durante la navegación. Se les refuerza con castillos defendidos porun número conveniente de arqueros (...). Cuando se llega al lugar dondedeben estacionarse, se hace una llamada general a todos los buques de laflota para ver si falta alguno; cuando se ponen en movimiento, los drómonesbogan los primeros y los buques de carga detrás de ellos. Pero éstos sonpesados y tienen la dificultad en seguirlos, es preciso dejar algunos drómonespara escoltar/os. Los buques de carga, separados en divisiones, así como lostransportes de tropas, seguirán el mismo orden de navegación. Su lugar deacampamento debe ser muy próximo al de los drómones, se tendrá cuidadode rodearlo de fosos para protegerlo de los intentos nocturnos del enemigo.Si aparece una flota enemiga y es preciso combatir, los drómones se dispondrán en línea, conservando entre ellos suficiente distancia para que, bogandoholgadamente, los remos de uno no estorben a los del otro. Así se cubrirá,si pueden hacerlo sin riesgo, toda la anchura del río; si su número excede alnecesario para una sola línea, se formará una segunda línea, a retaguardia,a la distancia de un tiro de flecha, y, si es necesario, una tercera (...).

En el siglo x aparecen tratados que apuntan métodos de ataque, defensa,distribución del personal y estratagemas tácticas, siquiera de forma esquemática. Así León VI de Bizancio —denominado el Filósofo— en su Tratadode Táctica —Instrucción XIX— señala la distinción entre el orden de marcha y el de combate. Respecto a este último dice: Podéis ordenar vuestraflota en forma de «U», de manera que las galeras, colocadas una al lado dela otra, avancen como dos alas o dos manos. Cuidaréis de colocar las mejoresy las más bien armadas preferentemente en las alas. La capitana estará en elfondo cóncavo, desde donde podréis verlo todo con facilidad y dar vuestrasórdenes. Esta disposición semicircular es la más propia para envolver alenemigo, y tiene además muchas ventajas para la retirada (...). Podréis también ordenaros en línea recta (...). Según el número de barcos que se tenganse han de formar en dos o tres líneas. Cuando la primera de ellas está empeñada en el combate (...) las otras se deslizan a derecha e izquierda paraarrojarse sobre los flancos o sobre las partes traseras, de suerte que los enemigos no puedan parar este nuevo ataque.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XVI

Para proporcionar defensa a las armadas se usan dispositivos de exploración que comunican los movimientos del enemigo mediante señales dehumo o espejos heliógrafos; en caso de emergencia utilizan escudos y espadas bruñidas. Los buques exploradores, ordinariamente en número de cuatro, van escalonados en profundidad de modo que los más alejados estén auna distancia equivalente a una hora de navegación, período de tiemposuficiente para alistar la fuerza para el combate.

El orden normal de combate es la falange recta, y las formaciones cóncava y convexa. La falange recta, utilizada generalmente cuando combatennaves redondas, sitúa los buques en tres o más filas ocupando la primerafila los buques de mayor porte y mejor armados. En la formación cóncavaestos buques se reparten en las dos alas y en la convexa se colocan en elcentro: estas dos formaciones circulares son, ordinariamente, las que utilizan las naves largas, propulsadas a remo, cuando se trata de penetrar en laformación enemiga o envolverla por flancos, respectivamente. La falangerecta tiene aplicación en los casos en que predominando la masa propia delas naves redondas se prefiere el ataque frontal, aconsejado también por laescasa facultad de maniobra que durante el combate proporcionan los sistemas vélicos y de gobierno en esta época.

Los buques más débiles, los transportes y los avisos se colocan detrásde la línea de combate con objeto de que actúen de fuerza de socorrosuministrando hombres y armas donde hagan falta.

A veces las naves redondas, fondeadas, se amarran unas a otras, utilizando palos y antenas para asegurar la firmeza del dispositivo, ofreciendo alenemigo uña fuerza encastillada, defensiva, que sirve de apoyo a las embarcaciones, atacantes propias que pasan entre dos buques para hostigar alenemigo y regresar a buscar abrigo dentro del recinto marítimo protegidocuando son perseguidas. También se utiliza la sambuca (4), consistente enel abarloamiento de dos buques largos de modo que los remos de las bandasexteriores se utilizan para impulsar al conjunto. Con ello se duplica la capacidad combativa en el ataque a la vez que se incrementa la fuerza viva dela embestida contra el costado de la nave enemiga.

En ocasiones se emplea la formación triangular como una variante dela convexa en la que se refuerza la retaguardia para trazarla en masa sobrelos buques enemigos, por las alas y el centro una vez el vértice adelantadoha roto la formación adversaria.

En todo caso, el propósito de estas formaciones no es otro que lograruna superioridad en efectivos humanos sobre el enemigo para vencerle enuna forma de combate en que la fuerza, la ira y la temeridad privan sobrecualquier consideración especulativa de tipo táctico-naval, lejano aún en eltiempo, pero los mandos navales de escuadras y buques tienen ideas empíricas sobre la posición, la defensa y el ataque del combate de nave contranave y escuadra contra escuadra. No existe, depurado por el estudio, ese

(4) A. Jal, Archeología Naval.

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conocimiento teórico de lo que se ha de hacer en cada situación para lograrel fin propuesto, pero se sabe que la destrucción del enemigo es necesariapara alcanzar la victoria. También se sabe sacar partido de la sorpresa, bienutilizando medios y armas desconocidos por el enemigo o atacándole dondey como no lo espera. Y se atacan fuerzas enemigas con decisión si se tienesuperioridad sobre ellas, es decir cuando se pueden concentrar los esfuerzospropios para obtener la victoria.

Buques y armas; su empleo en combate.

A comienzos del siglo xvi no existe diferencia entre los buques de guerray los dedicados al comercio; sin embargo, esta afirmación pierde generalidad cuando se refiere a la galera, buque esencialmente preparado paracombatir más que para transportar carga destinada al tráfico mercantil.Concretamente en el Mediterráneo, la galera renace como arma de guerrareactualizada por los otomanos, después de haber quedado un tanto despreciada por las naves de propulsión vélica. Estas, por el contrario, son mássusceptibles de empleo mixto y se precisará el transcurso del siglo para quesu diseño y construcción se haga con vistas a uno u otro fin.

Este renacimiento de la galera, en un ámbito marítimo —como el Mediterráneo— donde la navegación es prácticamente costera y está sometida aun sistema irregular de vientos, alcanza a toda una familia de buques diversificados que conservan en común la propulsión básicamente rémica, laligereza y la maniobrabilidad. Son las: galeras —sutiles y bastardas—, galeotas, fustas, bergantines y fragatas; diferenciadas en cada una de sus clasessegún características propias de las regiones mediterráneas en que se construyen, tanto en lo referente a la superestructura —más alterosas las delMediterráneo occidental que las del oriental— cuanto al armamento.

Las galeras emplazan su artillería principal a proa para hacer fuego encaza, montadas las piezas sin más posibilidad de orientación que el rumbode la nave en cada momento, y con puntería en elevación fija preparada—mediante cuñas— para hacer fuego a una determinada distancia. El número de piezas suele ser de 3, 4 ó 5, combinando las de tipo culebrina, degran alcance unos 2.000 metros máximo- con las de tipo cañón, demenos alcance —unos 1.500 metros máximo- y los del tipo pedrero, demenor precisión que las culebrinas y los cañones y también de menor alcance —unos 600 metros— pero de efectos más dispersos.

Esta variedad de armamento capacita a las dotaciones artilleras parahacer fuego a diferentes distancias con finalidades tácticas perfectamentediferenciadas y con arreglo a las distintas situaciones y fases del combate.Cabe advertir, sin embargo, que la lentitud con que se realiza la carga delas piezas y el peligro que han de soportar los artilleros para efectuarla,raramente permiten hacer fuego más de una vez durante la fase de aproximación.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XVI

En cuanto a la artillería secundaria, las galeras occidentales —denominadas ponentinas— montan esmeriles y falconetes en la popa, uno a cadabanda y dos o más en cada costado (instalados muchas veces con carácterde eventualidad) para rechazar desde la popa y el través los intentos enemigos de abordaje; porque no hay que olvidar que el sector de mínima ofensade la galera es el correspondiente a popa y que el ataque y abordaje poreste sector es la forma más eficaz de lograr una ventaja táctica inicial. Conestas armas orientables a mano se trata de reforzar la defensa siquiera parahacer frente a la fase de abordaje y asalto en los sectores más vulnerablesde la galera.

Entre esta artillería menuda que montan las galeras se incluyen tambiénlos mosquetes de posta. Su número es variable y oscila entre los diez y loscuarenta, ubicados en las bandas con el fin de ocasionar bajas en las dotaciones enemigas a partir del momento en que entran en su alcance efectivo(unos 200 metros).

Las armas de fuego portátiles son los arcabuces, cuya función de desgaste, similar a la de los mosquetes, hace que ambos tipos de armas formenparte, en las galeras, en proporciones variables a fin de equilibrar los efectostácticos ante cada situación concreta. El arma arcabuz es tanto o más variada que el mosquete; sin embargo, puede decirse que el normal pesa unos23 kilogramos y es capaz de lanzar una pelota de plomo de 28 gramos, comoalcance máximo, a unos 600 metros de distancia. Su alcance eficaz es depoco más de 50 metros.

Las galeras otomanas emplazan un cañón a crujía, con proyectiles cuyopeso, según el tipo de pieza, oscila entre 23,8 y 27,6 kilogramos; cuatropiezas del tipo lombarda o pedrero flanqueando (dos a cada lado) el cañónde crujía, y doce esmeriles. Sin embargo, este artillado no puede generalizarse para todas las galeras otomanas, pues en orden a aligerarlas de peso,en beneficio de la velocidad, muchas de ellas solamente móntan tres piezasprincipales: un cañón de crujía flanqueado por dos pedreros o lombardas.Respecto al armamento portátil cabe señalar que si en 1570 en las galerasponentinas y venecianas se han desechado ya el arco y la ballesta y se hanreemplazado por el arcabuz, en las otomanas aún se utilizan por considerarque el tiempo de carga de un arcabuz permite disparar varias veces unaballesta o un arco, proporcionando mayor masa de fuego. Pero lo cierto esque la evolución del arte de la guerra reclama ya un número creciente dearmas de pólvora para incrementar la eficacia destructiva frente al enemigo.

Como las galeras inician el combate arrumbando hacia el enemigo a lamayor velocidad posible, durante la fase de aproximación tratan de producirel mayor número de daños y bajas al enemigo disparando en primer lugarlas piezas de mayor alcance, las culebrinas, cuando el enemigo cae dentrode su radio de acción, y se prosigue haciendo fuego con las de alcancemedio, los cañones, para finalizar la fase con los pedreros, mosquetes, arca

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buces (ballestas y arcos mientras están en uso). Pero esta táctica de tipogeneral es aplicada con distintas modalidades según el crtiterio del capitángeneral que manda cada armada.

Don García de Toledo, experto en la guerra naval de la época, aconsejaen carta fechada el 13 de septiembre de 1571, a Don Juan de Austria sobresi la artillería se ha disparar primero en nuestra armada o se ha de esperarque lo hagan los enemigos. Y así digo, Señor, que no pudiéndose tirar dosveces como realmente no se puede sin grandísima confusión, lo que con vendría hacer a mi juicio es lo que dicen los herreruelos, que han de tirar suarcabucejo tan cerca del enemigo, que salte la sangre encima, de manera queconfirmando esta opinión digo que siempre he oído a capitanes que sabíanlo que decían, quel ruido de romper los espolones y el trueno de la artilleríahabía de ser todo uno o muy poco menos; y así seríq yo de esta opinión yque no se debe solo cuando debe V.A. mandar el fuego. Y respondiendo alos que di/esen que el disparar primero causa confusión en los enemigos, digoque les causará ánimo si dejase de hacer efecto el disparar de nuestra parteprimero (...). Tengo por muy provechosos ciertos esmeriles como falconetespuestos en crujía sobre caballetes, que se pueden girar a una parte y a otra,que pueden jugar por encima la pavesada, porque esta artillería menudapuede hacer muchos tiros, y la gruesa no por el peligro con que saldría acargar el artillero.

La fase decisiva se inicia con el abordaje de galera a galera para destruirla palamenta, quebrantar el casco y desorganizar la defensa del buque abordado, mediante el impulso que les proporciona la fuerza viva del choqueconcentrada en el espolón, que se prolonga unos seis metros por delante dela proa.

En las primeras décadas del siglo xvi se aceptan como principios decombate tres ideas básicas: constituir un grupo de naves de reserva paralanzarlas a la pelea en el momento crítico; atacar en masa contra el gruesoenemigo sin distraer acciones en combates parciales; hacer fuego con laartillería a corta distancia instantes antes de iniciar el abordaje.

Después del abordaje, mientras se pelea cuerpo a cuerpo con picas yespadas, a tiros de arcabuz, mosquete y ballesta, se intentará también producir orificios en los cascos de los buques enemigos empleando nadadoresy pequeñas embarcaciones, se lanzan estopas encendidas, jabón para hacerresbaladiza la cubierta y. en fin, se usa todo aquello que sirve para destruiral enemigo o dificultarle sus condiciones de combate.

La defensa pasiva reside en disponer de galeras con costados robustosy resistentes, y en el uso de las pavesaduras y tablas que protegen al personalcontra la acción de las armas enemigas. Los grupos de hombres encargadosde la defensa activa procuran impedir el uso de todas las armas disponibles,la penetración de los grupos asaltantes hacia popa aprovechando las ventajas de los bastiones naturales de la galera: arrumbada, fogón, esquife ycarroza; que permiten hacerse fuertes y, en su caso, reaccionar rechazandoal enemigo e introducir en su galera los grupos de asalto propios.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XVI

De mayor porte y potencial artillero que la galera es la galeaza. Peroconviene advertir que únicamente se hace referencia en este ensayo a lagaleaza veneciana, distinta de la llamada galeaza de Don Alvaro de Bazán,que es un buque concebido para el Atlántico, en el que su propulsión es avela, excepcionalmente a remo, y con mayor potencial artillero que la veneciana: cien piezas de artillería de hierro y metal grandes y chicas.

Las galeazas venecianas cuentan con casi treinta piezas, incluidas las detipo culebrina, falcón, cañón y pedrero, además de gran número de mosquetes de posta (de menor alcance que los esmeriles y capaces de lanzar proyectiles de 6 a 8 onzas). Según Olesa, las galeazas de finales del siglo XVIdisponen a proa: dos culebrinas de 40 (proyectil de 19 kilogramos), dosculebrinas de 20 (proyectil de 9,54 kilogramos), dos culebrinas de 14 (proyectil de 7,2 kilogramos) y dos pedreros de 12; en las bandas, dos cañonesde 30 (proyectil de 14,3 kilogramos), seis cañones-cJe 20 y dos pedreros de12: y a popa, dos culebrinas de 14, dos falcones de 6 (proyectil de 2,9kilogramos) y cuatro pedreros de 12. Todo esto, además de los correspondientes mosquetes dispuestos a lo largo de las bandas.

Los otomanos disponen de una galera de gran porte, la mahuana (mahona), que se emplea como galera de fanal, e incluso como buque de apoyoartillero, igual que la galeaza, reforzando su artillería. Sus piezas se distribuyen: un cañón de crujía, capaz de disparar proyectiles de 23,85’kilogra-mos, seis piezas del tipo lombarda, con proyectiles de unas 10 ó 12 libras(4,6 a 5,5 kilogramos) y doce del tipo esmeril.

Se hace notar, sin embargo, que el artillado descrito para las galeazasno agota las combinaciones ni el número de piezas que monta este tipo debuque, pues a medida que transcurre el tiempo su potencial artillero seincrementa notablemente.

La galeota es una galera cuyo porte, dimensiones, artillado, dotación yaparejo se han reducido prácticamente a la mitad. Sin embargo, existengaleotas que difícilmente se pueden diferenciar de las galeras pequeñas.Carecen de corulla, con lo que su batería queda a descubierto, y para elcombate no levantan pavesadura: De ordinario montaban tres piezas, una,la mayor, en crujía, y otras dos, más pequeñas, destinadas a lanzar cadenasy metralla, a banda y banda de aquélla. La galeota otomana estaba ordinariamente artillada con un cañón de crujía, dos lombardas y cuatro esmeriles.

Las funciones de la galeota, por ser un buque veloz, son la incursión yel ataque al tráfico o a galeras aisladas o navegando en número reducido.En el combate entre armadas las galeotas se suelen disponer en las alas,para tratar de envolver al enemigo, o en los lugares en que los bajos fondosno permiten la navegación y maniobra de las galeras.

La fusta es una embarcación abierta y sin carroza, más veloz y maniobrera que la galeota, en la que todos los hombres de la dotación participan enla boga y el combate para atacar a su presa o escapar de sus perseguidores.Monta una sola pieza artillera y a veces dos; la fusta otomana dispone deun cañón de crujía y cuatro esmeriles.

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El papel de la fusta se aplica fundamentalmente a la actuación en corsoy la incursión. En el combate entre armadas desempeñan una función similar a las galeotas, principalmente atacando a las galeras dañadas en la peleay que ya no merecen los esfuerzos de otros buques mayores para destruirlaso apresarlas.

El bergantín es un buque abierto, como la fusta, pero es más pequeñoque ésta y carece de crujía (pasarela situada a lo largo de las galeras, galeotas y fustas que permite a la dotación desplazarse de proa a popa sin estorbarla boga). Su artillería, que es de calibres pequeños, consiste en una o dospiezas del tipo esmeril, instaladas a proa.

El bergantín es más rápido y maniobrero que los buques anteriormentedescritos, pero es poco seguro ante el mal tiempo. Su dotación está formadapor hombres voluntarios, es decir, carece de forzados o esclavos y todosactúan en la boga y en combate.

Su función es eminentemente corsaria y pirática, mas actúa tambiéncomo buque de vigilancia, reconocimiento y aviso, junto con los buques demayor porte.

La fragata es aún más pequeña que el bergantín y también de bancocorrido como éste, pero los remos son accionados por un solo hombre. Suconstrucción es robusta y sus formas diseñadas para lograr velocidades mayores que el bergantín e incluso disponer de más capacidad de maniobra.Se emplea para desempeñar múltiples funciones: transporte de mercancíasy hombres, banquero de soldados durante el combate, acopiar informacióny transmitir avisos y noticias. Su dotación está compuesta por voluntarios.

Ni la fragata ni el bergantín que aquí se mencionan son los buquesveleros que más tarde se harán de uso general en la guerra naval, sinobuques mediterráneos propulsados esencialmente a remo y cuyo aparejo denavegación está constituido por vela latina.

La nave propulsada a vela exclusivamente, es un tipo de buque en cuyadenominación se incluyen embarcaciones distintas: naos, carracas, galeones, galeoncetes, filibotes, urcas y, más tarde, fragatas. En general, se conocen estos buques con la calificación común de bajeles y se utilizan indistintamente para transporte o para participar en combates navales, lo cual noimpide que se construyan naves cuyo fin exclusivo es hacer la guerra.

Como buques de guerra. su potencial. militar reside en su gran capacidadartillera, lo cual no impide que durante el siglo XVI la fase decisiva delcombate entre las naves se resuelva también mediante el abordaje y laconsiguiente lucha cuerpo a cuerpo.

En los bajeles se sitúa la artillería, inicialmente, en los castillos de proay popa, orientada en dirección transversal; las piezas se montan en baluartespara proteger el personal artillero. Hacia 1500 aparecen las portas en loscostados de la nave para sacar las bocas de fuego, pero se siguen conservando los pequeños cañones en el castillo y toldilla para defenderse del asaltolanzado desde buques enemigos.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XVI

Por su movilidad estrategica, el bajel es un buque más propio del Atlántico que del Mediternineo, ímhito el de este mar donde cumple en el combate, muchas veces, una función auxiliar de la galera: para evitar el envolvimiento por parte del enemigo. mediante escuadras de bajeles; situandoestas escuadras en una formación frontal, delante de las escuadras de galeras, en un papel similar al de las galeazas; u operando en acción de desgastecontra los dispositivos enemigos. En todo caso, el viento es un factor determinante que limita en gran medida las posibilidades de empleo conjunto denaves y galeras.

La carraca es una gran nao, lenta y pesada de origen mediterráneo,diseñada para el transporte de grandes cargas. En la guerra se utiliza comobuque artillero, soporte de formaciones de combate; también se empleacomo transporte de hombres de guerra e impedimenta.

Poco antes de mediado el siglo, aparece en España el galeón, naveconcebida a partir de la galera y que. por tanto, ofrece menos obra muertay forma más alargada que lo hace más maniobrero y veloz. Su popa alterosalo faculta para dominar la situación a su alrededor durante el combat,facilitando al mismo tiempo el acceso al abordaje del buque enemigo. Suartillería es potente y se distribuye en varias cubiertas, en la popa y, enalgunos galeones, en la estructura popel orientadas sus piezas pequeñashacia el alcázar propio para barreno en caso de ser abordado.

Más afinados y maniobreros que los galeones, provistos de artilleríamedia de mayor alcance que la pesada, son los filibotes y los galeoncetes,éstos darán origen a las fragatas atlánticas, distintas a las de la familia de lagalera. La zabra cantábrica y la urca, aunque no propiamente naves parala guerra, se utilizan para fines bélicos integrados en flotas y armadas.

Como naves auxiliares se utilizan los pataches, para misiones de aviso yvigilancia, las tafurcas para el transporte de caballos y las barcas o chalupasdestinadas a efectuar operaciones de desembarco en costa hostil.

Formaciones y dispositivos.

Dado que la resolución de los combates en la mar depende del complejobuque-armas, los cambios experimentados por cualquiera de sus dos componentes influyen en la disposición de los buques para obtener mejores resultados en la defensa y en el ataque. En el siglo xvi el progresivo empleo delas armas de fuego, cada vez más diversificadas, condiciona las formacionesy dispositivos navales, pero los órdenes de batalla en la mar dependen másque nada de la imaginación de los generales y de su habilidad personal. Seconsidera como una ventaja situarse a barlovento del enemigo y combatircon el sol por la espalda, pero son pocos los que tienen un conocimientotáctico como fruto de un pensamiento doctrinal depurado.

Mediado el siglo, las ideas de rapidez y flexibilidad en la maniobra,introducidas por Don Gonzalo Fernández de Córdoba en sus campañas deItalia. aplicadas y ampliadas posteriomente por los generales españoles en

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Flandes, se trasladan a los combates en la mar, y se inicia una evolución enla táctica naval que, con el aumento creciente del alcance de las armas, ladiferenciará cada vez más de la terrestre. No significa esto que la evolucióndel pensamiento naval hacia una técnica distinta de la terrestre tenga comoorigen exclusivo la experiencia española. El profesor Olesa encuentra unaíntima relación entre la caballería, núcleo de los ejércitos de la estepa, y lasfuerzas navales. Turcos y mongoles, procedentes de los grandes espacios dela estepa centroasiática, asientan básicamente su poder militar en una bienorganizada caballería. Esta, con su velocidad estratégica, su capacidad demaniobra y su ímpetu resolutivo, constituye én terreno firme despejado, unmagnífico instrumento de dominio, pero su capacidad de acción se anulaante las masas de aguas fluviales o marítimas. Corresponde a los turcos ymongoles el mérito de no haber retrocedido ante el obstáculo y haber adaptado su fuerza a las nuevas circunstancias, creando una marina. En efecto,los turcos, con la aportación de su experiencia ancestral esteparia, hantrasladado a la mar la vivencia de movilidad táctica, en contraste con elestatismo terrestre con que se producen los enfrentamientos navales, motivando una renovación de consideraciones operativas aplicadas en la mar,desconocidas hasta entonces.

El empleo de las armas de fuego influye, por supuesto, en la disposiciónde los buques para el combate. Los de propulsión rémica y los impulsadospor medio de las velas ofrecen sectores ofensivos muy particulares quecondicionan el emplazamiento en la artillería: en las galeras, es en la proadonde se instalan las piezas de mayor calibre, lo mismo que en las galeazas,aunque están también artilladas en sus costados con piezas de calibres menores; en las naves, galeones, y demás buques a vela, los sectores de máximaofensa son los costados. Como resultado de ésto, las formaciones de combate de las galeras, galeazas y galeotas tendrán como base la línea de frente,de la que se derivarán casi todas las demás, y las de galeones y buques devela la línea de fila con todas sus variantes. Se trata de cubrir los sectoresmuertos sobre los cuales pueda el enemigo concentrar su esfuerzo paralograr una decisión favorable.

Los sectores muertos de los buques afectan tanto a la disposición deéstos para el combate como a la dirección del movimiento de aproximaciónrespecto al enemigo (u objetivo): en las galeras el máximo sector muertoes el correspondiente a popa, por cuya razón la entrada de caza en elcombate es la más favorable para el atacante ya que la atacada sólo puedeoponer, como máximo, un par de falconetes o esmeriles al sector de máximaofensa de la galera perseguidora, que puede utilizar en la fase de aproximación, sucesivamente, las piezas tipo culebrina, y, al cerrar las distancias, lasde tipo cañón.

En los buques propulsados a vela, los sectores muertos están a proa ypopa por ser escaso el armamento artillero que se instala en ellos. A comienzos del siglo xvi la artillería se emplaza en el castillo y la toldilla —aunqueorientada hacia las bandas—, pero más tarde se distribuye en las cubiertas:

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la de mayor calibre en las bajas y en las altas la de menor. Con esta disposición artillera en las bandas, la maniobra para presentar el sector de máxima ofensa consiste ensituarse a barlovento del enemigo para estar en condiciones de adoptar un rumbo que permita cortar la proa al buque o formación enemiga y atacar por sri sector de mínima ofensa. Como norma general, la artillería situada en las cubiertas bajas dispara contra el casco paraabrir vías de agua en él y provocar el hundimiento del buque enemigo; yla emplazada en la cubierta alta sobre los palos y aparejo para desmantelarlodejándolo sin gobierno.

La defensa del bajel atacado se basa en maniobrar de modo que se hagaperder barlovento al enemigo y presentar a éste una banda, sector de máxima ofensa. El abordáje se repele, como en las galeras, con fuego de arcabucería y mosquetería y, en última instancia, con las armas blancas.

Alonso de Chaves, en su Espejo de Navegantes —1530—, explica, aplicados a los bajeles, la guerra o batalla que se da en la mar, la forma de labatalla y manera de pelear, la batalla de una escuadra contra otra, etc., entodo similares a las galeras, es decir una acción de desgaste del enemigomediante armas de fuego durante la aproximación, y una fase de combate,con las naves aferradas, en la que se emplean toda clase de armas, tácticaésta en la que los tercios españoles embarcados no tienen rival, y razón porla que sus enemigos se esforzarán en eludir el abordaje y tratarán de obteneruna decisión favorable mediante la acción a distancia, o sea, con el empleode la artillería.

Aunque las cualidades combativas de las galeras y las naves son básicamente distintas, existen agrupaciones de combate en que se conjugan lasventajas de ambos. Generalmente las galeras se ordenan en una o máslíneas paralelas, navegando en línea de frente o marcación pero de formaque se concentre hacia una dirección proel el mayor volumen de fuego; lasnaves se suelen situar en los extremos de las alas (cuernos) para reforzarlosy evitar el envolvimiento por parte del enemigo mediante un eficaz uso desu artillería. Naturalmente, las condiciones de viento, profundidad y proximidad de la costa son factores que condicionan la inventiva y experienciadel capitán general de la armada para disponer sus buques para el combate.

La marcha de las galeras es usual hacerla en línea de fila, línea demarcación, en rombo, o en orden de patulea (formación libre en la cualnavegan los buques sin alineación fijada pero condicionados a mantenersedetrás del que ostenta fanal y delante del que navega en retaguardia). Cuando el número de buques es grande, la marcha se realiza adoptando undispositivo compuesto por varias líneas de fila paralelas (formación en columnas), o en línea de marcación por escuadras.

Adelantado respecto a la marcha se suele destacar un grupo de galerasen misión de descubierta para prevenir cualquier encuentro inesperado conel enemigo o explorar en una determinada dirección; este grupo ocupa

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posiciones adelantadas entre 15 y 30 millas durante el día y de 8 a 111 en lanoche o en períodos de poca visibilidad. Cerrando la marcha navega laretaguardia, una de cuyas misiones es prestar auxilio, remolcar a las galerasretrasadas, y señalar el fin de la formación.

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8 A 10 MILLAS DE NOCHE

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DISPOSITIVO DE MARCHACON GRUPO DE EXPLORACION

El orden de combate y el de marcha son, pues, distintos y existen señalespreestablecidas en cada escuadra y armada para pasar de uno a otro yestablecer el entendimiento entre buques y formaciones durante la navegación. En carta de 12 de agosto de 1571 dice Don García de Toledo a DonJuan de Austria: es imposible sobre casos inciertos y que suceden de unahora y de un punto a otro, como V.A. sabe mejor, dar reglas ciertas a queestuviere ausente, mayormente en casos semejantes. y por eso hallándome yotan lejos no sabría secutar ni poner por obra a mi satisfacción lo que se memanda en este particular. Si esto consiste en la navegación, aunque yo no loescribiere, tiene V.A. personas pláticas cabe si que lo podrán acordar; perosi se desea que yo lo haga, todas las galeras de la armada tienen los capítulos

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y contrasendos con que yo navegaba (Don García fue antaño Capitán General de la Mar) para la inteligencia de los unos y los otros, y cosas que tocabana la navegación; y cuando eso faltase, que es imposible, podríalo enviar quesería lo mismo que estar ahí. Las señales se hacen a la voz mediante trompetas y tambores, luces y llamas, tiros de cañón y banderas, según sea denoche o de día.

La línea de fila para la navegación, y la de frente para el combate, enlos buques a remo, parecen ser las formaciones navales más antiguas de lahistoria del arte de la guerra en el mar, que han servido de base paraadoptar otras, como variantes, que la experiencia ha ido introduciendo através de los tiempos para afrontar situaciones diversas.

De la línea de fila a la de marcación, que facilita el apoyo a cada buquecon el armamento proel del que le sigue en la formación, solamente hay unpaso cuya justificación táctica está previamente demostrada en las formaciones de los ejércitos de tierra. En la edad de oro de los buques de remo sedispone de varias formaciones de combate típicas que sirven de base paraque los generales de mar dispongan de un mínimo de fórmulas para adoptarsus propios dispositivos.

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En las agrupaciones de cuatro buques (mandadas por un cuatralbo) esfrecuente adoptar la formación en rombo que permite facilitar apoyo a lagalera que navega adelantada por parte de las dos que navegan por susaletas, y todas lo reciben de la que marcha cerrando la formación, Con estadisposición en rombo se obtiene flexibilidad para hacer frente a los ataquesprocedentes de cualquier dirección, mediante una simple conversión quesitúe a los buques orientados hacia el lugar de donde viene la amenaza.

Si ante una situación es preciso adoptar dispositivos más complejos, sedispone el conjunto de formaciones o cuerpos de combate de modo que sepuedan graduar esfuerzo y apoyo, aprovechando la movilidad que permitela maniobra. Así, de la línea de frente simple se deriva un dispositivofrontal compuesto de tres cuerpos (ala o cuerno izquierdo, centro o batalla,y ala o cuerno derecho) que aseguran la capacidad de choque con la posibilidad de envolvimiento por parte de las alas.

De la línea de frente se deriva la lúnula, dispositivo semicircular cuyasalas o cuernos avanzados facilitan la función envolvente contra los flancosdel. enemigo. En esta disposición se puede articular la fuerza de modo quelos buques más maniobreros actúen en las alas y los más poderosos en elcentro para aguantar al enemigo; aunque naturalmente, esta no es unanorma rígida y existen ocasiones en que las alas se refuerzan con algunosde los más poderosos y en la batalla se sitúan también los más débiles.

Para oponerse a la lúnula surge el dispositivo semicircular inverso, elarco, con el centro avanzado hacia el enemigo, que permite orientar elmáximo poder ofensivo proel en cada una de las direcciones en que atacanlos distintos cuerpos de combate (ala izquierda, centro y ala derecha) delenemigo.

Una ampliación de la formación en lúnula simple es el dispositivo enlúnula compuesta, que no es más que una formación en línea de frentecompuesta con las alas adelantadas. El desplazamiento de las alas, en adelanto o en retraso, obedece a una adaptación táctica a las circunstancias dedefensa o ataque que se presentan en cada situación concreta: con el avancede alas se trata de envolver al enemigo, con el retraso de ellas se pretendedetener ese envolvimiento y proteger el centro del dispositivo evitando queel enemigo ataque a los buques que navegan en él.

Estos dispositivos frontales pueden reforzarse con buques dispuestos endos o más líneas, en profundidad, para dar más consistencia a la líneasimple. (Los griegos en Salamina adoptan un dispositivo en forma de lúnulaformado por dos líneas, y los persas el inverso con tres. En Actium, Octaviodispone a sus buques también en lúnula, con dos alas y centro, reforzadocon una segunda línea y Antonio le opone el inverso, también con trescuerpos y dos líneas, apoyada por una tercera —con los buques de Cleopatra— en que los buques forman un solo cuerpo). La lúnula y su dispositivoinverso el arco admiten también la variante de dos cuerpos de batalla envez de tres.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XV!

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Una modificación basada en el erizo consiste en avanzar los extremosinteriores de las alas; es la cuña, que permite penetrar en profundidad enel dispositivo enemigo. Las dos alas de la cuña suelen apoyarse con unatercera formación, situada a popa en línea de frente, que asegura reponerel desgaste de las alas con hombres de guerra o mediante la acción mismade los buques acudiendo donde las pérdidas lo hagan aconsejable. Estedispositivo en triángulo es adoptado por los romanos frente a los cartagineses en Ecnomo.

a la cuña o el triángulo surge el dispositivo en tenaza donde losbuques avanzados ocupan los extremos de dos líneas de marcación queconvergen en los buques popeles. Con este dispositivo, en ‘que los sectoresproeles de máxima ofensa quedan hacia su interior, se pretende abrazar loslados de la cuña o el triángulo.

Otra variante de los dispositivos frontales es el de cruz o águila, compuesto por cinco cuerpos: vanguardia, batalla (formado por tres cuerpos,ala izquierda, centro y ala derecha) y retaguardia; de modo que la vanguardia, la batalla y la retaguardia, forman en realidad un dispositivo frontal entres líneas paralelas, apoyado por dos alas que facilitan el envolvimientopor los flancos mientras aquellas absorben y desgastan la potencia desarrollada por el enemigo. Este dispositivo, que puede considerarse como unaampliación de la formación en rombo, ofrece una recíproca protección porparte de los cinco cuerpos que se aseguran la posición más conveniente parareaccionar frente al enemigo, mediante una conversión por escuadras, seacual sea la dirección por donde viene la amenaza.

A los dispositivos en águila o cruz, con todas sus variantes, le son deaplicación lo dicho más arriba sobre el avance o retraso de las alas comomedidas de ataque o defensa frente al enemigo. Las tantas veces aludidasformaciones en media luna no son otra cosa que adaptaciones del dispositivoen cruz a cada situación táctica. El dispositivo utilizado para la marcha dela Gran Armada hacia el canal de la Mancha en 1588 es una adaptación delde águila, con las alas retrasadas para prevenir los ataques de los bajelesingleses contra la retaguardia española.

Menos corrientes, por ser más específicos, son los dispositivos circularescomo la muela formada por buques, dispuestos según los radios de un círculo que se aproan hacia el centro de éste para concentrar sus armas contraun enemigo que se tiene cercado. El dispositivo que se opone a éste es elerizo, dispuestos los buques, también circularmente, con sus proas hacia elexterior de los radios. Sin embargo, este dispositivo en erizo es tambiénantagónico de carrusel, como se ve en el combate del golfo de Corinto entrecorintios y atenienses.

Existen otros dispositivos de combate, como la falange, donde las formaciones, y los buques dentro de éstas, se disponen de igual forma que suhomónima terrestre, con algunas variantes que permiten adoptar la másadecuada en cada momento: falange recta, oblicua, transversa y trifalange.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XV!

Pero no es momento de prolongar una descripción innecesaria, ya que loque se trata de demostrar es la existencia depurada de una técnica en lasformaciones y dispositivos como conjunto de procedimientos experimentales puestos al alcance del arte de la guerra y aplicado a los buques propulsados a remo.

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FA L A NG E

Habida cuenta que la fase decisiva del combate es el asalto, la graicantidad de bajas obliga a sustituir casi continuamente a los combatientesmuertos o heridos, razón por la cual es preciso que los dispositivos dispongan de grupos de socorro que les suministren hombres a medida que lasituación lo requiera. Estos buques de socorro, situados por la popa de losque combaten, en cuanto que cumplen esta función operan de forma distintaque los componentes de la retaguardia. La/función de retaguardia consisteen apoyar, mediante la acción armada de ss buques, la de los que combatenen línea más avanzada. Sin embargo, sucede con mucha frecuencia que losbuques de la retaguardia cumplan también, mientras no sea necesaria su

— SI FALTA VIENTO, O ES CONTRARIO A LA DIRECCION DE LAS NAVES SE SITUAR A BARLOVENTO PARA PODERMARCHA LAS NAVES SE REMOLCAN CON GALERAS CAER SOBRE EL ENEMIGO Y ENVOLVERLO POR SU

RETAGUARDIA.

GALEAZA NAVE GALERA

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participación directa en el combate, la función suministradora del socorrode hombres. El transbordo se efectúa directamente o mediante embarcaciones ligeras a remo.

Estas formaciones y dispositivos son utilizados para buques de propulsión a remo y vélica, pero los hay también para conjugar las ventajas deunos y otros cuando lo aconsejen las circunstancias. A guisa de ejemplo sepresentan dos: una variante del dispositivo en águila, ideada para la marchacuando la amenaza proviene en dirección contraria, y otra para preveniramenazas procedentes del lado izquierdo.

Es sabido que desie et primer cuarto el siglo xvi hasta bien avanzadoel XVIII los españoles utilizaron el sistema de convoyes —o de flotas—paulatinamente perfeccionado en cuanto a su composición, defensa, derrotas y periodicidad, alcanzando unos resultados muy satisfactorios como lodemuestra el que sólo en una ocasión —1628, almirante holandés PietHein— se logró interceptar un convoy completo y apoderarse de los caudales transportados. Las presas utilizadas por piratas y corsarios fueron buquessueltos o rezagados de los convoyes.

Como el número de buques de una tlota es muy variable, entre 10 y 94,los dispositivos de marcha, defensa y combate empleados son muy flexibles:armadas de guarda en las aguas de recalada en las fechas previstas para elpaso de las flotas, naves fuertemente armadas, integradas en las flotas parauna defensa próxima y armamento de las naves de transporte. He aquíalgunas disposiciones típicas de convoyes españoles durante los siglos xviy XVII en el Atlántico.

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LA TACTICA NAVAL EN EL SIGLO XVI

Nacimiento de la acción naval a distancia en la táctica navaL

La literatura naval, histórica y novelística, abunda en estudios y relatossobre hechos posteriores a la segunda mitad del siglo XVII, pero no es tanpródiga para el siglo xvi y primera mitad del xvii pese a que es en estaépoca de la historia cuando nacen las tácticas navales de acción a distanciaque prevalecerán en la marina vélica de los siglos xviii y xix. E, incluso,algunas tienen todavía vigencia hóy, en pleno auge del armamento nuclear.Y esto es así por dos razones muy generales, pero no por ello menos ciertas:la guerra naval deja de ser mediterránea, de ámbito restringido, para convertirse en oceánica; en consecuencia, el pensamiento de los políticos yestrategas enjuicia las situaciones a escala mundial para establecer los despliegues de armadas y escuadras que neutralicen las amenazas; y los criteriosde empleo de las armas, influenciados como otras ramas del pensamientopor la evolución técnica, se adaptan a los medios que ésta proporciona. El

..desarrollo de la artillería va a permitir la resolución de las situaciones tácticas a distancia incitando con ello a valerse de la maniobra para combatircon las mayores ventajas posibles.

El siglo XVI es muy denso en acciones navales de toda especie: combatengaleras contra galeras, galeras contra naves veleras, naves veleras combatencontra otras de su misma especie, armadas mixtas pelean contra armadasde galeras; escuadras veleras y de galeras rinden al cañón fuertes emplazamientos artilleros terrestres; por primera vez en la historia se llevan a cabodesembarcos en costas hostiles, en pleno océano, teniendo que remolcarhasta el lugar de la acción —las islas Azores, 1583— embarcaciones especiales de desembarco. Y se establece un sistema de convoyes trasatlántico,permanente, que muestra su eficacia durante siglos de duras pruebas, protegiendo el tráfico contra escuadras de corsarios, muchas veces más numerosas que las de escolta, dirigidas por hombres que conocen bien su oficio;tanta fue esa eficacia que los convoyes de la primera y segunda guerramundial no lo aventajan en cuanto a organización, determiriación de derrotas en paz y guerra, y resultados globales: como lo confirma la pérdida desólo un cinco por ciento de los buques entre 1500 y 1650, por hundimientoen combate, naufragios y temporales, en una época en que aún no existencartas náuticas de las zonas navegadas ni predicción meteorológica con basecientífica.

Todo esto es historia anterior a 1660, año en que Alfred Thayer Mahanda comienzo a su Historia Naval sin tener en cuenta que mucho antes deese año el Mediterráneo y el Atlántico —en el mundo occidental— han sidodos magníficas escuelas de estrategia y táctica, en cuyo conocimiento sebasa la utilización del poder marítimo del que él, con todo merecimiento,es el primer filósofo. Lástima que haya pretendido soslayar con unos cuantos juicios sintéticos el largo período de historia al que me refiero, porquelas síntesis en historia, si no son ciertas, desorientan tanto a quien las formula como a quien las toma como base de sus conocimientos. Afortunadamen

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te, autores como León VI el Filósofo, Cristóforo Canale, Pantero Pantera,Alonso de Chaves, Julián Corbett, Jurien de la Gravire, Larronciére, Cesáreo Fernández Duro, William Ledyard Rodgers, Francisco Felipe Olesay Pierre Chaunu, por citar unos cuantos, nos ofrecen vías de conocimientoque cubren con creces las omisiones de Mahan.

En el Mediterráneo los mejores ejemplos de táctica naval nos los danlas guerras entre el Imperio otomano y las coaliciones de estados cristianosque defienden a Europa.

Combate de Prevesa.

En el verano de 1532, después del desastre de Mohacs y del asedio deViena en 1529, una poderosa armada al mando de Andrea Doria, almirantedel Emperador Carlos V de Alemania, Carlos 1 Rey de España, al mandode 44 galeras y 50 navíos de vela, españoles, pontificios, sicilianos, napolitanos y malteses, con 12.000 soldados, rinden, previa preparación artillera,la plaza fuerte de Modón, después la de Patrás, ambas en el Peloponeso,para crear una amenaza de flanco a los otomanos y obligarles a retirar suejército de 200.000 hombres de Europa central, como en efecto hicieron;es lo que los teóricos llaman diversión estratégica. Acción del mar sobre lacosta.

En el mismo marco del enfrentamiento entre potencias marítimas cristianas del Mediterráneo y el Imperio otomano, tiene lugar un encuentro navalentre las armadas respectivas el 27 de septiembre de 1538. Una gran armadacoaligada, al mando del mismo Andrea Doria —262 naves. 2.500 cañonesy 60.000 hombres— acosa al enemigo frente al golfo de Patrás, en Prevesa,muy inferior en número —122 galeras, 336 cañones y 6.000 hombres, segúnfuentes otomanas al mando de Barbarroja. Todo indica que la derrota deéste va a ser definitiva. El almirante cristiano adopta un dispositivo tácticoexcelente, conjuntando la acción artillera de sus bajeles con el empuje frontal y capacidad envolvente de sus galeras. Pero falta el entendimiento delas órdenes y los buques aliados entorpecen su propia acción. Sólo unadocena de galeras y bajeles aliados pelean rodeados de enemigos por todaspartes. Los mandos de armada subalternos a Doria no están a la alturadoctrinal de su jefe y Barbarroja sabe sacar partido del fracaso del procesotáctico de sus adversarios.

Barbarroja ha adoptado el dispositivo en águila o cruz —vanguardia;batalla con tres cuerpos distintos, centro y alas; y socorro retaguardia—apto para atacar y defenderse en cualquier dirección moviendo los buquesmediante una conversión. Al encontrarse con este dispositivo otomano,Andrea Doria evoluciona con las formaciones de su gran armada en buscade un dispositivo flexible, integrado por galeras y naves, que le permitautilizar todo su potencial contra el enemigo haciendo desfilar las navessobre el centro y a la derecha de éste, batiendo a la vez el cañón las tresformaciones centrales, envolviéndolas seguidamente para destruirlas con

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r1 LUGAR DELA ESCARAMUZA ENTRE UNA CARRACA VENECIANA,LJ QUE MANTUVO A RAYA A DOS GALERAS TURCAS.

ARMADA OTOMANA 1_I ARMADA CRISTIANA

1_DRAGUT 1_GALERAS DE MALTA

2_BARBARROJA 2_GALERAS ESPAÑOLAS

3_SEYIT ALI 3_GALERAS PONTIFICIAS

4_SALIH 4_GALERAS VENECIANAS

5_RESERVA — IDEA DE LA MANIOBRA DE ANDREA DORIA

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ayuda de su cuerpo de batalla, constituido por las galeras españolas. Perola confusión de unas galeras con otras le impide su propósito obligándole ala retirada cuando tiene a su favor la fuerza y el número. Al margen de lasconsideraciones políticas achacadas a Doria —algunos autores atribuyen suretirada frente a Barbarroja como un acto paralelo a los intentos de Carlos 1por atraerlo a su servicio—, desde el punto de vista táctico, es evidenteque el dispositivo otomano demuestra su eficacia. Si el conocimiento delempleo de las armas y medios de combate es un paso previo para determinarlos dispositivos, evoluciones y maniobra, para que el enemigo no puedagobernar y evolucionar del modo que pretende, para destruirlo, neutralizarlo, desorganizarlo, o hacerle creer al menos que se está en condiciones delograrlo, Barbarroja consigue en Prevesa su propósito. Es, además, significativo que el resultado de Prevesa, que da la victoria táctica a los otomanos,se produzca entre dos almirantes, es decir, entre dos hombres de gran experiencia naval, y no entre dos generales terrestres que mandan armadas; dehaber sido así es posible que las actitudes de ambos hubiesen sido distintas.Pero Doria, como experto marino, advierte de antemano que su maniobrano tiene éxito y se retira antes de encajar una derrota más severa.

Lepanto.

El reverso de Prevesa es Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Aquí esdigna de tenerse en cuenta la atención que los hombres de mar de la épocacomo Don García de Toledo, Juan Andrea Doria (sobrino-nieto del anterior) y Veniero prestaron al combate de Prevesa ante el enfrentamiento quese prevé con la armada turca. El primero aconseja a Don Juan de Austriano mandar poner toda su armada en un escuadrón, porque del númerogrande es cierto que nacerá confusión y embarazo de unas galeras con otrascomo se hizo en Prevesa. Débense poner tres escuadrones y otros tres en unala, y que los dos de las puntas sean de galeras en quien V.A. tuviere másconfianza, dando los cuernos de cada una a personas señaladas, y quedetanta mar en medio del uno y del otro cuanta bastare a poder escurrir y girarsin embargo de ninguna de los tres, y esta fue la orden que tuvo Barbarrojaen la Prevesa, y habiéndonos parecido muy buena y muy provechosa yo lahe tenido reservada siempre en la memoria para valerme della en caso denecesidad.

En Lepanto se toman en consideración otras cuestiones que hoy merecen la atención de la táctica naval: la adquisición de información con tiemposuficiente para efectuar las modificaciones necesarias en los dispositivosprevistos; la proximidad de las bases enemigas para disponer de un adecuado dispositivo de exploración en la dirección más peligrosa; la geografía quefacilita o no el combate; el apoyo en la costa para eludir un envolvimiento;el papel que han de desempeñar los buques en el combate conforme a sutipo, capacidad de fuego y sectores de máxima ofensa; y la maniobra, comolo mostraron Barbarroja y el viejo Doria en Prevesa.

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Basados en estos conocimientos, introducen los aliados en Lepanto unnuevo dispositivo de combate concebido (posiblemente por Juan AndreaDoria) a partir del águila o cruz. Las seis galeazas se colocan avanzadas, ensituación de la vanguardia o pico, dispuestas en línea de frente, en seccionesde dos buques por cada una de las dos alas y batalla, de modo que el apoyoartillero mutuo entre ambas unidades de cada sección es óptimo sin menoscabo de que cumplan la función que les corresponda respecto al conjuntode la fuerza. El recíproco apoyo que pueden prestarse las dos galeazas deuna sección queda favorecido si se disponen en líneas de marcación debidoa que la galera pope! puede efectuar un fuego más eficaz, en beneficio dela proe!, con su artillería ubicada en su castillo de proa; también porquemediante una sencilla conversión se sitúa y orienta hacia lugar de máximanecesidad ofensiva.

A la vista de cualquiera de los cuadros o grabados de la época que nosofrecen un retrato de lo que fue el combate de Lepanto, parece que éstese produce en un caos de confusión entre las aguas revueltas y sanguinolen

4* 4*ALA IZQUIERDA CENTRO O ALA DERECHA

BATALLA

SO CORRO

GALEAZA GALERA

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tas del golfo, las llamaradas de los cañones y arcabuces, y los chasquidosde las picas y espadas de los combatientes cuerpo a cuerpo, siendo pocomenos que imposible apreciar la existencia de un orden en las maniobrasde los buques o de las formaciones, cuando en realidad existe coordinacióndurante el encuentro. Sin embargo, no hay solamente un plan táctico decombate lógico y evidente, sino también otros de marcha, de exploración yde descubierta. Su fundamento es igual a los que se toman para establecerla relación de movimiento y fuego (maniobra) en los ejércitos de tierra.Pero en la mar se desarrolla ya una guerra terrestre trasladada a un medioen el que se pueden sumar con ventaja la masa de fuego y la movilidad, esdecir se puede obtener, con las mismas armas que se usan en tierra, unamás ágil capacidad de maniobra que facilita el envolvimiento del enemigopara actuar sobre sus flancos y retaguardia, y explotar el éxito.

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En efecto, analizando lo sucedido en Lepanto se deduce que: el fuegoartillero de las galeazas de la vanguardia desordena la línea frontal otomana; el desplazamiento hacia el sur del ala derecha cristiana —que mandaJuan Andrea Doria— para evitar el envolvimiento de la de Uluch Alí,separa del grueso otomano un núcleo importante de buques; la resistenciadel cuerpo de batalla cristiano fija al cuerpo de batalla de Alí Pachá mientras Don Alvaro de Bazán acude con sus galeras a cubrir el hueco dejadopor Doria apoyando a la sección de Cardona; y la presión del ala izquierdade Barbarroja y Quirini sobre el ala derecha otomana arrincona a éste sobrela costa y la destruye. Estas son, en síntesis, las maniobras que deciden elresultado del combate de Lepanto.

Combate naval de las islas Azores.

Los escritores tienen sus preferencias y, a veces, se dejan deslumbrarpor hechos que enaltecen sobremanera. que quedan como hitos imperecederos de la historia, y pasan por alto o minimizan Qtros, de tanta o mayortrascendencia que los que ellos consideran como más descollantes. Tambiénsucede que hechos importantes para una de las partes en litigio puedan noserlo tanto para las otras, y entonces prevalecen los valores de quien mayormente los difunda y prolifere.

VIENTO (OESTE-NOROESTE)

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Yo me refiero ahora a un combate de cuyo resultado dependía la permanencia o liquidación de las posesiones españolas de América, ya que, dehaber sido adverso para la armada de Felipe II, las islas Azores habríancaído bajo el control de Francia y los convoyes procedentes del NuevoMundo habrían carecido de una base imprescindible de aprovisionamientoy de apoyo de escuadras de defensa contra los corsarios y contra las escuadras enemigas que disputaban el dominio del mar.

En el combate de las islas Azores participan dos armadas: una españolade 27 naves gruesas con 4.500 hombres de infantería armados, al mando deDon Alvaro de Bazán, y otra franco-inglesa con 60 naves y 7.000 hombres,a las órdenes de Philippe Strozzi. Pero en la española hay dos galeones —elSan Martín, de 1.200 toneladas, y el San Mateo, de 600— que rebasan conmucho el porte medio de sus enemigos. Así el San Mateo, con sus 34 piezasde artillería y sus 133 arcabuceros podrá sostener una masa de fuego suficiente para contener el ataque de seis naves adversarias, socorridas de personal continuamente, durante más de dos horas, dando tiempo a que elgrueso de la armada de Don Alvaro de Bazán gane barlovento, vire yenvuelva a la escuadra enemiga y la destruya: 10 buques hundidos y apresados. ¿Dónde está aquí la táctica?: en la distribución a bordo de los arcabu

VIENTO (OESTE-NOROESTE)

FLOTA FRANCESA

FLOTA ESPAÑOLA

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ceros, situados en distintos puentes y.cofas, en la precisión del tiro artillero,en la respuesta para rechazar los intentos de abordaje franceses y en elataque de flanco realizado por Bazán, quien no sólo ha tenido visión deconjunto para maniobrar sin precipitaciones, sino que ha dosificado el ataque decisivo lanzando al combate las naves suficientes para provocar laresolución final. Concentración de fuego y economía de esfuerzos son losingredientes de la fórmula empírica que da la victoria a Bazán, negándoselaa Strozzi.

Este combate oceánico no anuncia claramente lo que serán los enfrentamientos navales en líneas de fila para sacar el máximo partido de las andanadas, pero sí indica que la artillería es ya arma decisiva en la guerra naval,al menos en paridad con los hombres de guerra embarcados. Cuando seisaños después se enfrentan las armadas española e inglesa en el canal de laMancha, los marinos de Isabel Tudor tendrán un buen ejemplo para evitarla lucha a corta distancia y más aún el abordaje.

El intento de desembarco en Inglaterra.

Aun teniendo en cuenta que no existen grandes diferencias estructuralesentre los bajeles de guerra y los destinados al transporte, toda vez que unospueden transformarse en otros instalándoles piezas de artillería o quitándoselas, podemos considerar que la Armada española que en 1588 intentóforzar un desembarco en Inglaterra, en colaboración con los Tercios deFlandes, estaba compuesta por 37 buques propiamente dichos de guerra—29 galeones, 4 galeazas y 4 galeras— y 93 naves de transporte y aviso—urcas, zabras y pataches— armadas para concurrir en la empresa. Lascuatro galeras se retiraron del conjunto por no poder soportar los efectosde la marejada.

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En este supuesto general podemos decir que la Gran Armada era ungran convoy constituido por 33 buques de guerra y 93 transportes y auxiliares. Sabemos que existen discrepancias entre diversos autores en cuanto alas cifras exactas, pero este detalle no altera en absoluto el hecho de queel dispositivo adoptado por el duque de Medinasidonia no es exactamenteun dispositivo de marcha ni un dispositivo de combate: es, se insiste, unconvoy organizado tomando como base el dispositivo de águila o cruz. una

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vanguardia, un cuerpo de batalla y dos alas que dan protección a los cuerposde buques de transporte. De ahí que muchos autores citen la formación enmedia luna sin entender que el aspecto semicircular que presenta —con loscuernos de la luna retrasados— se debe a propósitos de cubrir a las formaciones de los buques de transporte que a la vez cumplen misión de socorro.

La disciplina en el mantenimiento del dispositivo, que tanto impresionóa los ingleses, permitiéndoles atacar únicamente a las naves retrasadas, noera más que el fruto de una experiencia adquirida en la Carrera de Indias.Ante este inconmovible orden de marcha, la táctica del Lord almiranteHoward of Effinghan y sus almirantes —Drake, Hawkins, Frobisher y Fenner—, al mando de las 197 naves que de una u otra forma participaron enla defensa de Inglaterra, no podía ser otra que la del hostigamiento contralas alas y retaguardia mediante el empleo a distancia de las armas de fuego:piezas de artillería de distintos tipos, arcabuces y mosquetes. Un ataquefrontal, resuelto mediante el sistema del abordaje, habría sido suicida yaque los tercios de armada españoles embarcados eran cuantitativa y cualitativamente superiores a los soldados ingleses.

No adoptan los ingleses ningún tipo de formación de ataque. Los capitanes de las naves siguen a sus almirantes, los más osados se acercan más alenemigo y le atacan con sus cañones y los menos decididos se reservan parauna mejor ocasión. La batalla se resuelve con un gran consumo de pólvoray proyectiles en pequeños combates en los que los ingleses disponen de la

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iniciativa: sus buques son más maniobreros y los artilleros conocen su oficio... a fuerza de quemar pólvora; muchos de ellos —incluidos sus almirantes y capitanes— se han medido con los galeones españoles en la Carrerade Indias y ninguno se inmuta porque éstos los tilden de cobardes por noquerer medirse con ellos en un abordaje. Dice William L. Rodgers —NavalWarfare Under Oars— que esta cobardía inglesa echó abajo la moral de losespañoles, sumidos poco menos que en la impotencia.

Sobre esta batalla, que al final resolvió la meteorología, se ha dichomucho y no pretendo resolver las controversias que ha suscitado, pero síseñalaré que la seguridad y sorpresa tácticas —en cuanto al efecto causadopor el dispositivo adoptado por Medinasidonia— estaban de parte de éstey la facultad de concentrar las fuerzas dónde y cuándo lo creyera conveniente del lado inglés. Y el objetivo?, ¿cuál debió ser el objetivo de Medinasidonia?, ¿el que asumió cumpliendo al pie de la letra las instrucciones deFelipe II?, ¿atacar a la fuerza naval enemiga?, ¿confiar en su seguridadhasta reunir sus fuerzas con las de Alejandro Farnesio’?, ¿arriesgar en unsolo envite la partida tan arduamente entablada? Dentro de nueve años secumplirá el 400 aniversario de esta batalla. Los estudiosos investigan parahallar nuevas explicaciones del desenlace, pero en historia lo importanteson los hechos y el análisis de los resultados, no las explicaciones de loshistoriadores.

Consideración final.

No será hasta el siglo siguiente —el combate entre las escuadras deOquendo y Tromp en 1639 será una primicia— cuando almirantes y capitanes manejen sus escuadras y buques disciplinadamente para ordenar ensimultaneidad sus andanadas artilleras y concentrar la masa de fuego navegando en formaciones precisas, pero se tiene ya conciencia en 1588 de que

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la artillería ha dejado de ser un arma de desgaste para convertirse en armadecisiva en el combate. Los corsarios, en sus ataques a las flotas españolasde la Carrera de Indias, y los holandeses, que han aprendido a manejarseen sus canales y mares de bajos fondos contra los grandes buques españoles,saben que a éstos se les ha de mantener alejados y combatirles sin llegar alabordaje salvo cuando se tenga superioridad sobre ellos.

Pero no es éste un hallazgo que pueda atribuirse a tal o cual almiranteo capitán, sino el fruto de una experiencia general, acumulativa, que tomacuerpo poco a poco. En Prevesa se vio a una carraca veneciana defendersedel acoso de las galeras otomanas con fuego de artillería quedando totalmente acribillada. Y existe un ejemplo de táctica naval, dado en una campaña no demasiado importante, que en su época dio mucho que hablar. Setrata del combate de cabo Celidonia —Chipre— entre cinco bajeles y unpatache españoles, y 55 galeras otomanas sostenido en tres días consecutivos, logrando el almirante español, Don Francisco de Rivera, manteneralejadas las naves enemigas con el fuego de su artillería hasta que el desgastepor éstas sufrido —38 buques fueron hundidos o dañados seriamente— lesobligó a retirarse.

Rivera unió tres de sus bajeles y el patache con cabos a proa y popapara mantenerlos en línea de fila y batir con su artillería a los atacantescuando intentaban aproximarse. Los otros dos bajeles actuaron como buques de apoyo donde la situación se deterioraba para la línea organizadapor Rivera: 191 piezas de artillería —95 por banda— de los bajeles deRivera se han impuesto a las 224 de sus enemigos instaladas en las proasde sus galeras. La sorpresa táctica, manifiesta en este combate con la originalidad y audacia de Rivera, han mantenido desconcertado a un enemigoque no ha sabido encontrar aquí la forma de aprovechar su superior capacidad de fuego.

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EL PERSONAL SANITARIOQUE PARTICIPO EN LA JORNADA

DE INGLATERRA.NUEVAS APORTACIONES

Manuel GRACIA RIVAS,Capitán Médico de la Armada.

Introducción.

La importancia del servicio de asistencia sanitaria dentro de la GranArmada ha sido valorada de forma diversa por los autores que se hanocupado del tema. No han faltado quienes han achacado a su escasez y maladistribución buena parte de los males acaecidos (1). Pero son mayoría quienes reconocen que fue una asistencia bien concebida y de importancia evidente para su época (2).

Fernández Duro y, posteriormente, otros autores habían publicado elproyecto elaborado por el Marqués de Santa Cruz en 1586 y dentro de élfiguraba un apartado especial dedicado al hospital embarcado, consignándose los pertrechos precisos y la plantilla necesaria. Salvo estos datos, que sinembargo se ignoraba si habían llegado a ejecutarse en la forma prevista porDon Alvaro de Bazán, poco más se sabía en relación con la asistenciasanitaria de la Gran Armada.

Se habían publicado algunos datos numéricos relativos al personal sanitario embarcado en Lisboa y La Coruña, así como el nombre de una de lasurcas en que viajaba el hospital, pero nada se sabía de otros muchos aspectos relativos a esta importante empresa.

Llamaba la atención, por ejemplo, el que, aparte del administrador delhospital, Don Martín de Alarcón, y de un médico, Pero Fernández, naufragado en las costas de Irlanda, nada se conociese de la identidad de losmédicos y cirujanos embarcados, pese a que algunos de ellos, como elprotomédico o el cirujano mayor, tuvieron o hubieron de tener, indudablemente, un cierto realce.

Existía también la convicción de que los médicos y cirujanos participantes se encontraban vinculados al hospital embarcado, aunque ya algunoshabían apuntado la posibilidad de qúe cada escuadra tuviera sus propios

(1) Redondo, Juan: Servicio Sanitario de la Armada Invencible. Madrid, 1907.(2) Incluso obras de divulgación como la de David Howarth La Armada Invencible. Las

verdaderas causas de un desastre naval, destacan la organización de los aspectos sanitarios.Barcelona, 1982.

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M. GRACIA RIVAS

sanitarios, además de los correspondientes a los tercios de infantería que,en el plan del Marqués de Santa Cruz, ya figuraban con una asistenciasanitaria propia.

A resolver esta serie de interrogantes ha estado orientado nuestro trabajo realizado en el Archivo General de Simancas. Pero como quiera que nohemos encontrado ningún documento que de forma directa se refiera a lacomposición o estructura del servicio de sanidad de la Gran Armada, hasido preciso reconstruir la identidad de los médicos y cirujanos participantesa través de noticias indirectas.

En unos casos, se trata se solicitudes presentadas por sus viudas reclamando los haberes adeudados. En otros, de solicitudes de los propios interesados pidiendo alguna merced y también de un expediente relativo a laselección de médicos para el Ejército que se juntaba en Portugal en 1589 yen el que tuvieron preferencia quienes habían servido en la jornada de 1588.

A través de todos estos datos ha podido recomponerse una parte de estaestructura, conociendo algunos personajes y las vicisitudes que sufrieron.Pero con ser importante, es evidente que sigue siendo incompleta. Sin embargo, dentro del trabajo que continuamos realizando habremos de poderampliar en el futuro estos datos que como primicia ofrecemos, y que enalgunos casos será forzoso someter a revisión.

Antes de ofrecer nuestras aportaciones, sintetizamos todos los datos queteniendo algún interés para e! tema han sido publicados por otros autores.

Estado de la cuestión.

Entre los autores que se han ocupado de la Empresa de Inglaterra, seseleccionaron aquéllos que por su relación con la sanidad o por el volumende la documentación publicada, mayor interés ofrecían para el conocimiento de los aspectos sanitarios. Como podrá apreciarse, los pocos datos conocidos fueron publicados por Fernández Duro (3), limitándose los restantesa recogerlos, en algunos casos con errores.

Ofrecemos seguidamente las referencias recogidas en las obras de Fernández Duro, de Redondo y de Clavijo:

Noticias sobre la asistencia sanitaria en la Gran Armada,según Cesáreo Fernández Duro.

Dentro del plan elaborado en 1586 por el Marqués de Santa Cruz seconcede una especial importancia a la asistencia sanitaria y uno de los capítulos de sus previsiones está dedicado al servicio del hospital. En él seevalúan los gastos en la forma siguiente:De Valencia. Mantas frazadas,. 2.000 a 20 rs. cada

una1.360.000Sevilla y Lisboa. Jergones de angeo, 2.000 a 20 rs1.360.000

(3) Fernández Duro, C.: La Armada Invencible. Madrid, 1884-1885.

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Idem. Sábanas de angeo curado, 8.000 a 14 rs.una3.808.000

Idem. Cabezales, 4.000, a 6 rs816.000Idem. Colchones de angeo curado, 2.000 a

50 rs3.400.000Milán. Tiendas de campaña en que está el di

cho hospital, 8 grandes, 4 pequeñas,otras 4, a 1.500 rs. cada una408.000

Sevilla y Lisboa. Estopa de lino para curar los heridos30 quintales a 200 rs102.000

Idem, Paños de lino para curar los heridos. . . 150.000Medicinas y dietas. Para medicinas, carneros, huevos, ga

llinas, conservas y otras dietas, se presupone2.000.000

13.404.000

Así que monta lo que es menester proveer para el hospital, segun va declarado, 13.404.000 maravedís, y porqueesto se presupone que se ha de desembolsar para comenzar a poner en orden el dicho hospital y que con la limosna que se saca de los soldados sepodrá ir entreteniendo y pagando elsueldo de administrador general y administradores y demás oficiales, queserán los siguientes, en esta manera:

Un administrador general con 150 escudos al mes150

Dos administradores a 50 escudos. . . 100Cuatro curas a It.’ escudos40Un protomédico con 50 escudos y otros

4a30180Un cirujano mayor con 50 escudos y

otros 4 a 25150Seis practicantes a 6 escudos36Cuatro barberos a 520Dos boticarios a 1530Dos ayudantes a 612Un veedor 25 escudos25Un tesorero 25 escudos25Otros 6 oficiales a 636Cuatro enfermeros a 1040Doce mozosa224

858

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Los cuales dichos sueldos son los que hade haber en el dicho hospital y se hande pagar cada mes, y porque como está dicho, la paga de ellos ha de ser dela limosna que se descontare a la gentede guerra, no se saca por esta partidaninguna cosa.

En otros capítulos de la obra de Fernández Duro se incluyen tambiénprevisiones sanitarias. Así en el referido a la infantería española, se indica:

Ventajas Las de 140 capellanes a la dicha arma-de da, a razón de 3 escudos cada uno alcapellanes, mes, monta en los dichos ocho meses. 3.360

Oficiales mayores En los dichos 10 tercios ha de haber eny menores cada uno de ellos un sargento mayor,de los un auditor, un barrachel de campañatercios. con cuatro hombres que anden con

él, un médico, un cirujano, un furniermayor, un alguacil, un escribano, untambor mayor y un verdugo, que elsueldo de todos ellos monta cada mes210 escudos, y el de los 10 tercios enocho meses16.800

En el capítulo de la infantería italiana se señala:

Oficiales En cada una de las coronelías ha de hade las ber un sargento mayor, un auditor,coronelías, un médico y un cirujano, que el suel

do de ellos contenido como se pagaen la infantería italiana, cada mes enuna coronelía 87 escudos y en las 6 enlos ocho meses4.176

En el apartado correspondiente al sueldo del capitán general de la infantería italiana, y junto con los de su estado mayor, se especifica:

Por el de un médico a razón de 30 escudos240

Por el de un cirujano, a la misma240Por el de un capellán, a 6 escudos. .‘. . . 48

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Sin embargo, no aparece prevista la presencia de médicos ni cirujanosen la infantería alemana ni en la caballería, a pesar de que los efectivostotales (13.200 hombres) iguala prácticamente al de la infantería italiana(15.000 hombres).

En el estado mayor del capitán general de la Armada y Ejército seincluyen:

Por el de dos médicos60Por el de un capellán12

Y en el del general de caballería no se incluye médico, pero sí capellán:

Por el de un capellán8

Esto por lo que respecta a los aspectos sanitarios recogidos en el plandel Marqués de Santa Cruz. Fernández Duro incluye también en su obra,y con el-número 67, un documento fechado en Madrid el 14 de marzo de1588, en el que S. M. da cuenta al Duque de Medina Sidonia del nombramiento efectuado en la persona de Don Martín de Alarcón, para el cargode administrador general del hospital de la Armada y asimismo de la entregade 2.000 ducados de ayuda de costa, atento a que no ha de llevar ningúnsalario con el dicho cargo, ni se le ha de dar durante el tiempo que le sirviere (4).

Con el número 109, incluye Fernández Duro una relación de los galeones, navíos, pataches y zabras, galeazas, galeras y otros navíos que van enla felicísima Armada que S. M. ha mandando juntar en el río de esta ciudadde Lisboa, de que es capitán general el Duque de Medina Sidonia, y el portedelios y la gente de guerra y mareante, etc. (5).

En el documento que lleva fecha de 9 de mayo de 1588 y que FernándezDuro publica extractado se especifica:

Gente del hospital.

Don Martín de Alarcón, administrador general . 1Teniente1MédicosCirujano mayor1Cirujanos4Ayudantes5Curas4Veedor1Mayordomo1Oficiales y mozos de servicio62

_____ Son detodo85(4) Op. cit., tomo 1. pag. 437.(5) Op. cit., tomo 2. pág. 60.

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Especifica también las órdenes de procedencia de los 180 religiosos quevan en la Armada y al referirse a las personas que se han embarcado porcuenta de la artillería cita:

Capellán mayor1Médico1Cirujano1Boticario1

No recoge referencias a otros médicos embarcados ni en la infantería nien los respectivos estados mayores (6).

Un importante aspecto recogido por Fernández Duro es el referente ala urca Casa de Paz Grande. En el documento número 141 correspondientea una carta del Duque de Medina Sidonia de fecha 11 de julio de 1588 enla que da cuenta al Rey de la marcha de los trabajos de reparación de losbarcos dispersados por la tormenta que sufrieron en las costas gallegas, seafirma: y la urca <(Casa de Paz Grande», en que viene una parte del hospitalde la Armada, de la cual me envía un testimonio por donde consta que noestá para navegar, por hacer tanta agua y otras dificultades que tiene, queson las que yo siempre temí de aquella urca, hele escrito que saque toda lagente de guerra y los marineros españoles, y los meta en las otras dos naos,y asimismo los oficiales del hospital y botica, y ropa de ellos y todos losbastimentos que estuvieren de provecho y se pudiere embarcar, y la artilleríaque hubiere de bronce, y que todo lo demás se entregue a la justicia, y escribíal corregidor Don Ordoño de Zamudio o a su lugarteniente, que se encargarede todo ello, haciendo tomar por inventario y enviare una relación a V. M.dello, y de los marineros flamencos que hubiere para que V. M. sea servidode mandar lo que se ha de hacer dello. Las circunstancias referentes a estebarco y su final fue puesto de manifiesto en una comunicación presentadaal 1 Congreso de Historia Militar de Zaragoza a partir de la documentaciónestudiada en el Archivo General de Simancas (7).

Otro documento importante publicado por Fernández Duro es la muestra tomada en La Coruña el día 13’ de julio, algunos días antes de la salida.En el resumen general se señala:

Ministros y otras personas que sirven en el hospital93

Es preciso señalar la disparidad de la cifra en relación con la correspondiente a la salida de Lisboa.

(6) De acuerdo con el plan de Don Alvaro de Bazán debían embarcar médicos con lainfantería española e italiana, en los estados mayores, etc. El hecho de que se consignen sólolos de la artillería indica posiblemente que Fernandez Duro al extractarlo los omitio. Espreciso revisar con detenimiento no sólo esta muestra, sino todas las que se conservan en elArchivo General de Simancas, para obtener deducciones precisas sobre el estado numericodel personal sanitario.

(7) La urca Casa de Paz Grande se hundio en el puerto de Laredo en el verano de 1588.No participó en la expedición, tras su arribada forzosa.

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Biblioteca Nacional. Madrid.

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Por lo que respecta a nombres concretos del personal sanitario embarcado, en la obra de Fernández Duro, y aparte del correspondiente al administrador general del hospital, únicamente encontramos los siguientes: el doctor Pero Fernández, médico..., Juan de Trato, barbero..., Agustín, pláticodel hospital... Todos ellos en el documento número 186 que corresponde aunos apuntes del Padre Juan de Victoria, de la Orden de Predicadores,divididos en capítulos. En el 31 narra el naufragio de Don Alonso de Luzóny las personas que con él fueron prendidas por los ingleses. Entre ellas seincluyen las citadas, con otras varias (8).

Referencias en la obra «El servicio sanitario de la Armada Invencible»,de Juan Redondo.

En 1903, Don Juan Redondo, médico de la Armada, publicó en Madrid(9) un folleto de 38 páginas, en el que con el título: Servicio Sanitario de laArmada Invencible atendía según sus manifestaciones a las inquietudes dealgunos médicos de la Marina Imperial alemana que estaban muy interesados en conocer la organización del cuerpo de sanidad de la Armada española, pero no sólo en aquel momento, sino a lo largo de su historia; en concreto, un aspecto que tenían gran empeño en conocer era la organización delservicio sanitario de la Armada Invencible.

Con este motivo, Redondo escribió su trabajo en el que tuvo como base,aunque no lo manifestase, la obra de Fernández Duro. Todos los datosexpuestos fueron recogidos de aquél, limitándose a efectuar sobre ellosalgunas consideraciones y deducciones un tanto precipitadas.

Comenzó revisando el proyecto de organización de la Armada tormulado por Don Alvaro de Bazán, llamándole poderosamente la atención queno citase para nada a los cirujanos de los barcos. Redondo considerabaindudable que a bordo de cada uno de los grandes barcos debía figurarembarcado un cirujano, ya que, según su opinión, era reglamentario en laépoca.

Pasó revista después al personal sanitario que se reflejaba en el plan delMarqués de Santa Cruz, tanto el asignado al hospital embarcado como alcorrespondiente a los tercios españoles, los italianos y los estados mayores.El citó también la existencia de médicos en los tres regimientos alemanesprevistos, dato que no figura, sin embargo, en el documento publicado porFernández Duro (10).

En su opinión, este proyecto de asistencia sanitaria era muy deficientesobre todo en cuanto a la atención a enfermos y heridos a bordo, y a ello

(8) Op. cit., tomo 2, pág. 451.(9) Op. cit.(10) Como quiera que no cita, ni da la impresión de que hubiera consultado otras

fuentes, es muy probable que lo incluyera sin ninguna base concreta.

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se debería el desastre de la expedición, unido al suministro de alimentosque analiza en uno de los apartados de su trabajo resaltando sus deficiencias, siempre en base a los datos recogidos de Fernández Duro.

Podemos afirmar que, en su conjunto, el trabajo es más bien una piezaliteraria que nada aporta, escrita precipitadamente en cumplimiento de uncompromiso, como el propio autor confiesa (11).

Referencias en las obras de Salvador Clavijo y Clavijo.

Entre la abundante producción de este médico de la Armada podemosseñalar dos obras que de alguna forma hacen referencia al suceso que nosocupa.

En la Historia del Cuerpo de Sanidad de la Armada (12) y en su capítuloII referido al ambiente sanitario naval durante el siglo xvi, dedica unospárrafos a la Armada Invencible (13).

Recoge de nuevo el plan del Marqués de Santa Cruz y aunque a pie depágina cita a Fernández Duro, es muy probable que lo tomase de Redondo,pues vuelve a incluir los médicos en los regimientos alemanes, que comoanteriormente he señalado no aparecen en el documento publicado porDuro.• Más adelante afirma carecemos de todo dato que nos permita indicar losnombres de los facultativos de la «Armada Invencible»; únicamente en unacarta del padre Gerónimo de la Torre al Prepósito de Toledo, que estuvo enla jornada y en el capítulo 31, cita al Dr. Pero Fernández, médico, que enunión de los compañeros capitaneados por el maestre de campo Don Alonsode Luzón, fueron prisioneros de los ingleses después de un naufragio.

La cita es de Fernández Duro, pero está equivocada, pues como recogíamos anteriormente corresponde al capítulo 21 del documento número 186Apuntes del P. Juan de Victoria, de la Orden de Predicadores, mientras queel citado por Clavijo, la carta del padre Gerónimo de la Torre, es el documento número 185 bis.

Por lo tanto, nada nuevo aporta esta obra en lo referente a la GranArmada.

Mucho más interesante es su obra La orden hospitalaria de San Juan deDios en la Marina de Guerra de España. Presencia y nexo (14), escrita conmotivo del IV centenario de la muerte de su fundador y para la que utilizólos archivos de las distintas casas hospitalarias.

(11) Dice textualemente: ... a quien por la estimación que le tengo y el alto concepto queme merece, ni puedo, ni debo, ni quiero, negarle nada y esto me obliga a hacer, precipitadamente, en una semana, lo que con toda comodidad he podido hacer en un ano. Op. Cit., pág. 9.

(12) Clavijo y Clavijo, Salvador: Historia del Cuerpo de Sanidad de la Armada (génesis,perspectiva de siglos, ruta de libertad, sus celebridades). San Fernando, 1925.

(13) Op. cit., págs. 23 y ss.(14) Clavijo y Clavijo, Salvador: La orden hospitalaria de San Juan de Dios en la Marina

de Guerra de Espana . Presencia y nexo. Madrid, 1950.

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Su propósito es demostrar la presencia de hermanos hospitalarios en losdiferentes acaecimientos protagonizados por nuestra Armada y el capítuloIV lo dedica a: la primera jornada naval contra Inglaterra vista desde suconexión con la Orden Hospitalaria.

Afirma haber consultado con todo detenimiento el Archivo de Simancassin haber encontrado referencias a la presencia de hermanos hospitalariosen la jornada de Inglaterra.

Sin embargo, las fuentes de la Orden permiten asegurar su presencia enesta empresa. El número de religiosos habría oscilado entre 12 y 2Oy Clavijollega a identificar a diez de ellos, incluyendo algunos datos biográficos (15)(16).

La presencia de hermanos hospitalarios tendría indudable interés ya queaun cuando todos los religiosos cumplían funciones asistenciales sanitarias,esto era mucho más acusado en los miembros de esta orden (17).

Clavijo termina el capítulo con la esperanza puesta en que habrá deconseguirse una mejor puntualización cuando se llegue al conocimiento dela sanidad embarcada en esta página imperecedera.

Nuevas aportaciones al conocimiento del personal sanitario embarcado en la jornada de Inglaterra.

Es evidente que la inexistencia, por el momento, de una relación detallada del personal sanitario embarcado dificulta enormemente su identificación.

No obstante, a través de una paciente investigación en el Archivo General de Simancas, hemos podido reconstruir en gran medida la personalidadde los más importantes médicos y cirujanos que acompañaron a la Armada.

La mayor parte de los datos proceden de expedientes que se sustanciaron con posterioridad a los hechos en reclamación de determinados beneficios, bien a iniciativa de los interesados o de sus familias en los casos defallecimiento o desaparición.

Quedan aún muchas lagunas, pero creemos que esta primera aportacióncontribuye en forma notable al mejor conocimiento de los protagonistassanitarios de esta acción.

Escasez de médicos en Lisboa.

El plan, tantas veces comentado, del Marqués de Santa Cruz para laformación de la Armada, había sido elaborado en 1586 y a lo largo de losmeses siguientes se habían ultimado los diferentes preparativos.

(15) Op. cit., pág. 109.(16) Cita a Fray Luciano del Pozo quien situaba en 20 el número de hospitalarios embar

cados en la Invencible. Fray Rafael Meyer lo sitúa en 12.(17) Los religiosos embarcados tenían también misiones de asistencia sanitaria a los

enfermos, especialmente aquellos que no eran sacerdotes. Al considerar el número de religiosos embarcados no hay que olvidar esta función.

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Pero en lo referente al reclutamiento de médicos y cirujanos hubo evidentes dificultades o retrasos, porque a lo largo del mes de enero de 1588hemos encontrado hasta tres comunicaciones en las que se pone de manifiesto la falta de médicos.

La primera lleva fecha de 2 de enero y está tirmada por Miguel deOquendo, quien comunica al Rey: Mucha gente a enfermado y peligrado sinconocerles la enfermedad. V. Md. tiene en su corte un buen medico con quieny con el dotor Valle mequre yo. Ultimamente y asi sé que es tal, dizese eldotor Sagastiberrieta. Soy cierto que mandandole V. Md. servir en esta jornada, lo hara con mucha voluntad y haria mucho servicio a Dios y a V. Md. aquien torno a suplicar le mande que venga a servir con la mayor brevedadque pueda, que en ello todos recibiremos mucha merced (18).

El 27 de enero es el propio Marqués de Santa Cruz quien suplica al Reyque se envie un médico principal y otro para que vaya en la Armada por nohaber aquí ningún castellano que vaya ni portugués que quiera ir (19).

Don Jorge Manrique el día 28 del mismo mes, escribía al Rey: En estaArmada, no va ningún médico castellano ni portugués, ni le hay castellanoy portugués de los que fueron a la isla Tercera, que quieran ir. Suplico aV. Md. venga uno principal cual conviene y otro accesorio. Ir tanta y tanlucida gente sin medico es de mucho inconveniente. También, siendo V. Md.servido, podría venir Antonio Perez, cirujano.., que es de mucho servicio yplatico en armadas y exercitos (20).

Oquendo, entre cuya gente se había desatado una epidemia de tabardillo, que sería la que ocasionaría la muerte del Marqués de Santa Cruz, erauno de los que mas insistía en el envío de un médico. El pedía que semandase al doctor Sagastiberrieta y así el día 9 de enero había vuelto aescribir: Con el ordinario pasado supliqué a V. Md. fuese servido de enviaral doctor Sagastiberrieta. Lo mismo suplico en esta por ser de mucha importancia (21).

Pero el día 30 seguían sin médico y en esa fecha escribía Oquendo nosin cierto humor: El médico no ha venido. y estos portugueses nos deseanacabar y así lo confiesan. Dios les convierta (22).

Por todas estas comunicaciones podemos ver cómo a finales de enero,cuando la armada se estaba concentrando en Lisboa no habían sido nombrados de hecho los médicos que habrían de atenderla y su falta se hacía sentir.

Aparecen además los nombres de dos sanitarios, el cirujano AntonioPérez y el médico Sagastiberrieta recomendados por Manrique y Oquendo,respectivamente.

Los dos llegaron a embarcar con suerte muy diversa como luego veremos.

(18) Archivo General de Simancas. Guerra Antigua. Leg. núm. 219, núm. 33.(19) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 219, núm. 7.(20) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 219, núm. 24.(21) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 219, núm. 37.(22) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 219, núm. 40.

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Religiosos y médico embarcados en la Escuadra de Andalucía.

Con fecha de 16 de julio de 1587 hemos encontrado un interesantedocumento en el que se relacionan los religiosos, capellán y médico queembarcan en la escuadra de Andalucía para dirigirse a Lisboa, donde habrán de integrarse en la Gran Armada.

Los religiosos aparecen reseñados por sus órdenes y la finalidad de larelación es ser testimonio del socorro que se les dio al embarcar a buenacuenta del sueldo que hubieren de haber del tiempo que se ocuparen en ladicha armada (23).

A cada religioso se le entregaron cien reales igual que al capellán y almédico se le dieron sesenta ducados.

Los relacionados son los siguientes:

Frailes dominicos:

— Fray Tomás de Portugal.— Fray Alonso de Ureña.— Fray Tomás de Velasco.— Fray Reginaldo de Santillana.— Fray Antonio de San Pedro.— Fray Jerónimo de Olocaz.— Fray Martín de Castañeda.— Fray Pedro de Ayllón.— Fray Julio de Vera.— Fray Pedro Martínez.

Frailes agustinos:

— Fray Agustín de Andújar.— Fray Bartolomé de los Santos.— Fray Martín de Aguero.— Fray Luis de Quesada.— Fray Fernando de Morales.— Fray Juan López.— Fray Antonio de Casafonda.

Frailes franciscanos:

— Fray Francisco de Quesada.— Fray Francisco Odama.— Fray Pedro Ximénez.— Fray Tomás Vázquez.— Fray Martín Morón.— Fray Francisco de la Cruz.

(23) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 221, nurn. 5.

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EL PERSONAL SANITARIO QUE PARTICIPO EN LA JORNADA DE...

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Año 1983Biblioteca de la Real Academia de Medicina. Madrid.

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Figura después el licenciado Gaspar de Brema, presbítero, y el licenciado Diego Maldonado, médico.

Esta relación va acompañada con carta del Duque de Medina Sidonia.No hemos encontrado con posterioridad constancia de que todos ellos

llegaran a participar en la Gran Armada, pero parece evidente, atendiendoa la proximidad de las fechas que al menos algunos de ellos lo llegarían ahacer.

Sanitarios embarcados en las galeazas.

Como es bien sabido, en la Gran Armada figuraban cuatro galeazas quehabían sido enviadas del reino de Nápoles a cargo de Don Hugo de Moncada.

En ellas hemos podido identificar embarcados al doctor Cessar Capalbi,médico, y al licenciado Pablo de Cuevas, cirujano. Señalamos seguidamentealgunas circunstancias personales de ambos:

1.—El doctor Cessar Capalbi: En un documento sin fecha remitido alRey por el citado doctor, se hace constar:

El doctor Cessar Capalbi del reino de Nápoles dice que ha servido avuestra Majestad en aquel reino en todas las ocasiones que se han ofrecidode su oficio y así también en la jornada de Portugal y de las Terceras.Ultimamente por orden de vuestra Majestad, el Conde de Miranda, Virreydel reino de Nápoles, volvió a servir con las cuatro galeazas y dos naves quese enviaron de aquel reino, pura esta jornada de Inglaterra, con provisión de15 escudos cada mes y cuatro raciones cada día, sobre las cuales ha servidosiempre con mucho cuidado y satisfacción de los ministros de vuestra Majestad, como todo parece por los papeles, hasta que volvió el armada en LaCoruña, adonde se halló muy malo y alcanzado con mucha necesidad, vinoa esta Corte, a echarse a sus reales pies, y habiéndole suplicado mandarseñalarle alguna plaza adonde vuestra Majestad le quisiere proveer, para elreino de Portugal o para La Coruña, o donde vuestra Majestad fuese servidoy asimismo mandarle dar alguna ayuda de costa para que él se pueda entretener en servicio de vuestra Majestad, conforme a su calidad, que en ellorecibirá merced (24).

Al margen figura la siguiente resolución: Se le de en la Armada lo mismoque tenía en las galeazas.

Parece evidente que se trata de un médico napolitano con indudableexperiencia en el servicio. Había participado en las campañas de Portugaly las Azores y no ofrece duda que estuvo embarcado en la Gran Armada,precisamente como médico de las galeazas. Volvió seriamente quebrantado

(24) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 272. num. 191.

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en su salud, como la mayor parte de los tripulantes y solicitó fe fuese adj udicada alguna plaza en la Península. Parece hubo de quedarse en alguno delos barcos de la Armada con el mismo sueldo que tenía en las galeazas.

2.—El licenciado Pablo de Cuevas: En una carta, remitida por el Condede Fuentes desde Lisboa el 15 de abril de 1589, se hace constar que seremiten a S. M. dos informes, uno de ellos elaborado por el licenciadoPablo de Cuevas, cirujano mayor de las galeazas (25).

El informe se conserva (26) y el mismo va encabezado en la formasiguiente: Lo que refiere el licenciado Pablo de Cuevas, cirujano mayor delas galeazas que fueron a esta Armada.

En él indica cómo se perdió en la galeaza capitana, donde iba embarcado, junto a Calais y, tomado prisionero, fue llevado a Londres, dondeestuvo desde el 8 de agosto de 1588 al 26 de febrero de 1589 en que setrasladó a Persemua, pudiendo embarcar en una nave de Ragusa llamadaSan Nicolás cuyo maestre era Rusco de Cristophulo.

Refiere a continuación algunas circunstancias de esta nave. Que habíasalido de Benicarló cargada de vinos, estando la Armada en Lisboa y queen ella traía también muchas cosas para caballeros de la Armada, pero enlugar de fondear en Cascaes como era su propósito, se alejaron por indicación del escribano de la nave, quien al descubrir en alta mar velas corsariassaltó del barco y propició la captura de la nave que fue llevada a Inglaterra.

Puesta en libertad cargó mástiles y entenas para galeotas y otros bastimentos con el propósito, al parecer, de ir a Berbería, pero el viento lesllevó a la isla de Madeira, donde estuvo un mes y diez días, pudiendo avisaral gobernador de la isla lo que permitió secuestrar la nave, regresandonuestro cirujáno a la península en una carabela.

En el informe daba cuenta también de la situación en Inglaterra de losespañoles cautivos: más de mil entre Londres y Plemua y entre ellos DonPedro de Valdés que estaba a seis leguas de Londres en casa de un cuñadode Dra que, mientras que en el mismo Londres se encontraban Don Alonsode Luzón, Don Rodrigo Lasso, Don Juan de Guzmán y el capitán Aybar.

Personal adscrito al hospital de la Armada.

La existencia de un hospital embarcado es un hecho indudable y conocido desde la publicación del plan del Marqués de Santa Cruz. El propioFernández Duro publicaba como hemos visto un documento en el que sehacía referencia a la urca Casa de Paz Grande, donde iba embarcada unaparte del hospital de la Armada (27)

En la comunicación antes citada (28), señalábamos ya que el hospitalpudiera ir embarcado en dos urcas. Una de ellas era la Casa de Paz Grande

(25) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 247, núm. 106.(26) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 247, núm. 107.(27) Fernández Duro, C.: Op. cit., tomo 2, pág. 172.(28) Gracia Rivas, M.: El hospital embarcado en la Jornada de Inglaterra. 1 Congreso

de Historia Militar. Zaragoza, 1982.

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que se inutilizó en el temporal de Galicia y hubo de refugiarse en Laredode donde ya no pudo salir, hundiéndose algunos meses después. Otra urcaera la S. Pedro el Mayor, quedándonos la duda de si había sido utilizadacon este fin desde Lisboa o tras la pérdida de la anterior.

Hemos senalado también cómo era conocido el nombre del administrador general del mismo, Don Martín de Alarcón, probablemente un clérigocomo los que habitualmente se solía elegir para este importante puesto.Así, al regreso de la Armada, se designó como administrador del hospitalde la Armada en Santander al doctor Manso, canónigo magistral de Burgos,a quien en 1589 se proponía como nuevo administrador del hospital embarcado, suplicando él, con fecha de 25 de julio, se le dispensase de embarcar(29).

El cargo de administrador era el mejor retribuido, con 150 escudos almes aparece en el plan del Marqués de Santa Cruz, aunque sabemos queen el caso concreto de la Gran Armada, se le entregaron 2.000 ducados deayuda de costa sin sueldo concreto.

Junto a este nombre conocido hemos podido identificar otros de indudable trascendencia:

1.—Protomédico del hospital de la Armada: En un documento del A.G. S. (30) registrado como Decretos para los despachos de los médicos ycirujanos que van en la Armada, aparece únicamente: Se hagan cédulas alos médicos del armada y al doctor Martínez de protomédico...

Se trata indiscutiblemente de Francisco Martínez, protomédico de laArmada, quien en 1590 continuaba ocupando este cargo y reclamaba unaumento de sueldo (31).

Desde Ferrol remitía su petición Don Alonso de Bazán con fecha 9 deenero, diciendo: El doctor Martínez, protomédico desta Armada sirvió lajornada pasada de Inglaterra en los hospitales reales della y fue embarcadocon Juan Martínez de Recalde en el galeón almirante general y en ella y alpresente sirvió y sirve con mucho cuidado y acierto su persona en su ministerio, es de mucho servicio a V. Md. y bien común de los enfermos destaArmada y en consideración de sus servicios y del poco sueldo que tiene queson 50 escudos al mes, me ha pedido tuviese por bien de que se le hiciese porbueno el tiempo que estuvo en esa corte, atento a que se le ha acrecentadomas trabajo y no sueldo ninguno mas de lo que tenía antes y que no se le hahecho merced de ayuda de costa alguna... (32).

En su petición señalaba el doctor Martínez que tras el regreso de laArmada había ido con licencia de 5. M. a la corte adonde estuvo entretenido

(29) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 250, núm. 46.(30) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 228, núm. 247.(31) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 280, núm. 96.(32) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 280, núm. 95.

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y señalado para ir al exercito y después se le mandó venir a servir en elArmada, desde donde solicitaba el aumento de sueldo señalando que suantecesor tenía 100 escudos (33).

2.—El cirujano mayor del hospital. Anteriormente hemos visto cómoJorge Manrique en enero de 1588 pedía fuera destinado a la Gran Armadael cirujano Antonio Pérez.

En documento fechado el 4 de julio de 1589 se dice: El doctor «AntonioPérez», médico y cirujano de V.Mad. y «cirujano mayor de su real Armada»y exército, dice que con mucho trabajo y peligro de su persona ejerce el oficioen la dicha armada no sólo de cirujano mayor atendiendo a todo lo necesariopara que los heridos sean curados en los hospitales y fuera de ellos, perotambién hace el oficio de médico siempre que es menester y tiene necesidadde dos pláticos que asistan acerca de su persona para que le ayuden a lasmuchas y grandes curas que se ofrecen de cirugía, como los solía tener enlas armadas de Levante, pagados a diez escudos cada uno.

Pide y suplica a V. Md. ‘que además del salario ordinario que tiene en ladicha armada y raciones, mande se le libren los dichos veinte escudos paralos dichjs dos criados pláticos ayudantes y que le corran desde el día que lospresentare en la dicha armada y todo el tiempo que sirviere con ellos en ella.

Otrosi pide y suplica que salió a dos del pasado de Santander dondeestaba la armada y en venir y tornar y pro veerse de cosas y herramientas quetiene necesidad para la dicha armada, ha menester casi dos meses de tiempo,que se los continuen y libren como los demás y lo hagan merced de algunaayuda de costa para el camino... (34).

No debieron concederle los ayudantes, ya que en otro docurfiento sinfecha vuelve a insistir: El doctor Antonio Pérez, cirujano mayor del Armadade V.Md. dice que ha servido y torna a servir en la dicha armada con elsueldo que ha muchos años que en las demás armadas y exercitos de V. Md.sin otro alguno acrecentamiento ni ayuda de costa ni otra comodidad, antedos pláticos que solía traer en Levante y Flandes pagados por V.Md. a diezescudos cada mes, esta jornada le han hecho mucha falta por ser embarazosaslas curas y muchas y no poder solo.

Pide y suplica a V. Md. le mande pagar un plático, pues otra merced nose le hace... porque no puede pasar sin él... (35).

En esta ocasión le es concedido el ayudante, aunque se señala al margende la anterior comunicación que el sueldo será de 6 escudos.

Estamos, en cualquier caso, ante un profesional acreditado que se titulacirujano mayor de vuestra Majestad y de su Armada (36) que ha participadoen las campañas de Flandes y que ha estado embarcado en las armadas de

(33) A.G.S. Leg. 274, núm. 340. En este documento el doctor Martínez afirma que salióde la Armada en diciembre por dos meses para curarse y solicita ahora reintegrarse a supuesto. No lleva fecha.

(34) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 274, núm. 294.(35) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 274, núm. 375.(36) En el encabezamiento del documento citado en nota 35.

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Levante y en la jornada de Inglaterra ha ido como cirujano mayor. Nohemos encontrado el sueldo que tuvo asignado y aunque se queje de suescasez serían probablemente los 50 escudos mensuales que estaban presupuestados.

Tiene el prestigio suficiente para exigir el concurso de ayudantes pagados por el Rey y sobre todo para que se le conceda uno con un sueldo de6 escudos que era el que correspondía en la Gran Armada a los practicantes.

3.—El doctor Sagastiberría, médico de la Armada: En enero de 1588,Miguel de Oquendo solicitaba el envío a Lisboa del doctor Sagastiberrieta(sic), que se encontraba en Madrid y que era al parecer médico de cámaradeS.M.

Hemos encontrado una reclamación (37), formulada por la mujer e hijosdel doctor Sagastiberría, médico que fue del armada real que fue a Inglaterrael año pasado. El escrito corresponde a 1589 y en él se indica que el citadodoctor murió en la dicha jornada y gastó en ella mucha parte de su haciendaa cuya causa la dicha mujer e hijos quedaron muy pobres y cargados dedeudas. Por ello solicitaban se les librase la cantidad que se le adeudaba almorir, para lo que acompañan certificación del contador García de Vallejo.En ella se hace constar:

La cuenta del doctor Sagastiberría parece está de esta manera:

— Tocó 50 escudos de entretenimiento desde primero de febrero 1588 hasta 15 de octubre quemurió, montan425 escudos

Ha recibido:

— por recaudo de 4 de abril100 escudos— Alsalir de Lisboa100 »— En San Sebastián se gastaron en enterrarle, en

vestirle y curarle35 esc. 5 rs.

Se le adeudan189 esc. 5 rs.

Hase de saber si le dieron alguna cosa en San Sebastián para su enfermedad aunque parece que no le dieron nada más de lo dicho y por los librosde la contaduría no parece que haya recibido otra cosa hasta 7 de julio de1589 (38).

Es seguro que este doctor Sagastiberría es el mismo médico de la corteque había curado a Oquendo y al cual reclamaba con el nombre de Sagastiberrieta.

(37) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 267, núm. 106.(38) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 267, núm. 107.

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‘/ 1FRANCISCI

VAL.LESIIC OVARRVVIANI,

PJ-ITLTPPI II. HISPANIARVMREGIS A CVB.ICVLO MEDICI,

Controucrfiarun-i Meclicaruin, & Piulofophicáruñu Libri dccein

ACCESSIT LIBELLVS DE LOCISrnanfef1� pugnaniibus apid c7alenum eodcm VALLES 1 0 4uthor’.

EDITIO POSTRE?tA, PRACEDENTtBVS MvLTocot’tcioI,& Iiid ¡cc C,piruni Rcninquc incrnorabiliurn adauio.

L?’GDVNYSumptib. A N TO NI 1 C HA R D, Sub figno S. Spiritus.

tM. DC. xXVi. Yvt SYPERIORVM PERMISSV.

Biblioteca de la Real Academia de Medicina. Madrid.

Año 1983 81

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Por la liquidación sabemos embarcó en Lisboa a primeros de febrero yel hecho de fallecer el 15 de octubre en San Sebastián nos indica que viajóen la escuadra de Oquendo con mucha probabilidad.

No podemos precisar cuál era su cometido concreto en la Armada, puesel sueldo de 50 escudos al mes es similar al del protomédico y al del cirujanomayor, lo que da idea de su importancia, circunstancia ésta indudable portratarse de un médico de cámara.

4.—Otros médicos de la Armada: Según el proyecto del Marqués deSanta Cruz, además del protomédico debían embarcar para el servicio delhospital cuatro médicos. He podido identificar los nombres de varios. Enalgunos casos está claro que iban adscritos al hospital, pero en otros quedala duda razonable de si participaban como médicos de la infantería embarcada.

El doctor Juan Rubio: Cuando la armada hubo de refugiarse en el puertode La Coruña fueron desembarcados los numerosos enfermos que entoncesya había, pero como las urcas en que viajaba el hospital y la botica habíancontinuado, se necesitaron con urgencia medicinas y para conseguirlas, eladministrador del hospital comisionó al doctor Rubio, médico, y al licenciado Zarate, cirujano para que se trasladasen a Santiago a buscarlas. Asíconsta en una comunicación remitida al Rey por el arzobispo de Santiago(39).

En relación con este mismo médico hemos encontrado una solicitud desu mujer reclamando se le abone el sueldo adeudado (40) y en la que se dice:

Doña Jerónima de Bera, mujer del doctor Juan Rubio, médico que pororden de V. Md. fue a servir en la armada que se hizo en Lisboa en el galeón«San Marcos» el cual desapareció al doblar el cabo de Clara en el mar deNoruega, ha pedido a V. Md. atento a su pobreza le mandase librar el sueldoque en la dicha armada se le debe a su marido y V. Md. mandó por su decretose le pagase hasta el día que se apartó el dicho galeón San Marcos de laarmada. Esto pudo ser por setiembre empero a ella, le sería muy costosoandar en estas averiguaciones. Pide y suplica a V. Md. atento que ella haperdido a su marido y esta con mucha necesidad y que se entiende su maridoes vivo, la mande librar el dicho sueldo hasta fin de diciembre del dicho añoo lo que V. Md. fuere servido y señale hasta quando es servido se le libre sinremitirle a que haga averiguación...

Al margen se ordena se le libre hasta fin de diciembre de 1588.El licenciado Francisco de Ancona: Es este uno de los casos en los que

no quedando duda de su participación en la Gran Armada, es difícil precisaren qué puesto sirvió.

(39) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 227, núm. 26.(40) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 274. núm. 378.

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De él se conserva una petición tramitada por Don Alonso de Bazán el10 de enero de 1590 en la que solicita le sea concedido el sueldo y título demédico de la Armada (41) (42), lo que indica que su consideración era deun rango inferior.

En la solicitud hace constar que es médico y cirujano y que sirve desdehace 14 años en que vino a esta parte con la gente de Nápoles a la jornadade Portugal, en donde ha servido su oficio en los hospitales y ocasiones quese han ofrecido, asi en la de Phelipe Stroçi, y quedó en la isla de San Miguelcurando en el hospital y.después se halló en la toma de la Tercera, quedo enella tres años curando en el hospital y después curó en el de Lisboa y seembarcó en la Jornada de Inglaterra y se perdió en el galeón «San Felipe»con el maestre de campo Don Francisco de Toledo. Continuó su oficio enSantander en el hospital y agora lo está continuando en este hospital de laarmada (en El Ferrol) con satisfacción de todos...

Como puede apreciarse es un médico veterano, pero el hecho de quehabiendo participado en numerosas acciones no tenga la consideración demédico de la Armada y el que fuera embarcado con Don Francisco deToledo, parece poner de manifiesto que era más bien el médico de estetercio de infantería.

El doctor Santander de Escalante: De él hemos encontrado constancia através de una petición formulada por su viuda en la que dice:

D.’ María de la Cueva, mujer que fue del doctor Santander de Escalante,dice que su marido fue por mandado de V. Md. en la Jornada de Inglaterra,proveydo por uno de los médicos de la real Armada con 600 escudos desalario, yendo en compañía de Don Alonso de Ley va se perdió con él,quedando la suplicante perdida y desamparada, suplicando a V.Mg. muyhumildemente sea servido mandarla pagar lo que se debe del sueldo del dichosu marido... (43).

El doctor Pero Fernández, médico: No podemos dejar de citar aquí aeste médico reseñado en los apuntes del P. Juan de Victoria, recogidos porFernández Duro como documento n.° 186.

Se afirma que viajaba con Don Alonso de Luzón, por lo que pudieraser el médico del Tercio de Nápoles.

5.—Otros cirujanos: Según el proyecto del Marqués de Santa Cruz debían embarcar al servicio del hospital de la Armada 4 cirujanos, además delcirujano mayor, pero el hecho de que hubiere cirujanos en los tercios,dificulta la adscripción al igual que en el caso de los médicos, para los quehemos identificado.

El licenciado Zárate, cirujano, aparece en la carta citada del arzobispode Santiago (44) como comisionado por el administrador del hospital parair junto al doctor Rubio en busca de medicinas para los enfermos de LaCoruña. No hemos encontrado ninguna otra referencia de él.

(41) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 280, núm. 97.(42) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 280, núm. 98.(43) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 274, núm. 336.(44) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 227, núm. 26.

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El licenciado Bizconde: Aparece citado en un interesante documento alque luego haremos referencia, inserto en el expediente formado para laprovisión de médicos para la Armada en 1589, y entre los cirujanos figuraeste licenciado Bizconde del que se dice estudió también en Alcalá y sirvióen la jornada pasada por lo que no cabe ninguna duda que estuvo en laGran Armada.

Pedro Robledo de Tapia: Mayores son las noticias de éste que iba embarcado en la urca «San Pedro el Mayor» donde iba el dicho hospital junto conotros oficiales del mismo.

Tras una larga peripecia a bordo de esa urca fue hecho prisionero consiguiendo evadirse y al regreso a España en febrero de 1589 efectuó unarelación de sus experiencias (45).

En ella afirma que fue por cirujano mayor del dicho hospital embarcado.Sin embargo, en una petición formulada por él algún tiempo después se

dice: Pedro Robledo de Tapia cirujano del hospital del armada de V. Md.dice quel ha ocho años que sirve en las armadas que se han ofrecido con elMarqués de Santa Cruz y de cirujano mayor del Tercio de Sicilia en estaúltima, donde se perdió en Inglaterra, a do por su buena diligencia sacócuatro hombres consigo como en la de su relación dada lo sabrá V. Md. Fuecon mucha diligencia a La Coruña donde V. Magd. manda asista. Llegó atiempo que no hay cirujano que sirva al Hospital como escribe el Marquésde Cerralbo. Suplica a V. Magd, le señale su plaza con que pueda perseveraren su leal servicio, que es de treinta escudos como a los demás venido de ahí,pues cree que sus servicios lo merecen... (46).

Estamos ante otro caso de profesional experimentado en diferentes campañas, que puso, por otra parte, de manifiesto a lo largo de la presente suhabilidad para sortear las mayores dificultades.

Nos llama la atención esa confusa adscripción que dejan traslucir losdocumentos. Por una parte se le llama cirujano mayor del hospital embarcado, cosa que no era cierta pues esta plaza correspondía al doctor AntonioPérez. Por otra parte él se designa como cirujano mayor del tercio de Siciliay, sin embargo, está claro que iba embarcado en la urca S. Pedro el Mayordonde debería viajar una compañía del tercio de Nicolás de Isla.

Quizá el hecho de que reclame una plaza con sueldo de 30 escudospuede guardar alguna relación, pues si pedro Robledo hubiera figurado enla expedición como simple cirujano del hospital, los haberes previstos eran25 escudos, mientras que los cirujanos mayores de los tercios tenían 30. Sibien es muy probable que los haberes reales en esta jornada no fueranexactamente los previstos por Don Alvaro de Bazán, que al fin y al cabohabía redactado un proyecto con notable antelación.

6.—Otro personal administrativo del hospital: De él conocemos dos nombres a través de la relación citada de Pedro Robledo. Se trata de Pedro deSan Millán, veedor del hospital, y Francisco de Ledesma, repartidor del

(45) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 245, núm. 188.(46) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 272. núm. 209.

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hospital. Los dos iban embarcados también en la urca San Pedro el Mayory sufrieron todas las peripecias de la misma por la costa de Irlanda, laprisión y posterior fuga al igual que Robledo (47).

7.—Personal subalterno: En la relación tantas veces citada del P. Juande Victoria (48) se cita a Juan de Trato, barbero, y a Agustín, plático delhospital, sin ninguna otra referencia.

Hemos encontrado noticias de otro barbero a través de una petición deayuda, formulada el 20 de julio de 1589.

Se trata de Pedro Hernández, barbero del hospital de la Armada deInglaterra, el cual afirma que desembarcó tullido en Santander de los naufragios que en el viaje padeció y con todo el trabajo del mundo asistió allí, hastasiete de abril, hasta tanto que del todo quedó inhabil para poder ejercitarseen dicho su oficio y sabiendo esto Don Juan de Cardona me dió licencia paraque pudiese irme a curar adonde yo quisiere y en la enfermedad he gastadocuanto tenía, que no tengo con que volver al servicio de V. Magd. si no seme pagan las plazas caidas y se me da alguna ayuda de costa. Suplico aV.Magd. mande se me libre para que yo pueda volver en servicio de V.Magd. (49). Al margen se indica se le pague lo que se le debe hasta el díade la licencia.

La elección de estos médicos para el servicio en la Gran Armada.No hemos encontrado referencia concreta a la forma en que estos y

otros profesionales que tomaron parte en la Gran Armada fueron seleccionados, aunque aparecen indicios razonables para adivinar la forma en quese produjo. Así he citado anteriormente recomendaciones concretas deOquendo y Manrique para los casos de los doctores Sagastiberría y Pérez.Por otra parte, en el registro de la expedición de cédulas, se cita expresamente al doctor Vallés, de donde podemos deducir que su intervención fuedecisiva.

Pero aunque por el momento no han aparecido los expedientes concretos de selección del personal sanitario para la Gran Armada, sí que heencontrado uno referente a la selección que se hizo para la Armada el añosiguiente, en 1589. Por su indudable relación y por los comentarios que enél aparecen relativos a la expedición de 1588, nos parece del mayor interés.A través de él podemos ofrecer una idea muy aproximada de la forma enque tenía lugar la recluta de los médicos y cirujanos que debían participaren las diferentes expediciones navales y militares. Comentaremos por lotanto este interesante expediente:

1.—El expediente de selección de médicos para el Ejército en 1589: Setrataba de seleccionar una serie de médicos que han de servir en el Ejércitoque se está reuniendo en 1589.

(47) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 245, núm. 4. Asimismo en el documento citado ennota 45.

(48) Fernández Duro, C.: Op. cit., tomo 2, pág. 451.(49) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 274, num. 171.

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Con este motivo, Andrés de Prada, secretario del Consejo de la Guerra,envía al doctor Vallés, médico de cámara de S. M. y su protomédico, unmemorial con las solicitudes de varios médicos que pretenden participar enla campaña.

En el oficio se dice: El consejo me ha ordenado diga a V.m. de su parteque su Md. será servido vea el memorial que aquí va del doctor Martínez ylos demás que a y. m. se han remitido y remitieren de médicos y cirujanosque pretenden servir en el ejército y que vistos diga y. m. lo que entiende dela suficiencia de cada uno y lo que le parece será bien hacer con ellos,teniendo consideración a que en esta jornada no se señalan tan crecidossueldos como se hizo en la pasada. En San Lorenzo a 6 de junio 1589 (50).

El escrito va acompañado de una nota que dice: A consulta los médicosy cirujanos que van señalados con cruces y cuando se llegue a los cirujanosdecir además del doctor Antonio Pérez que sirve de cirujano mayor los quefueron en la jornada pasada.

Juzgamos de interés analizar esto. El Consejo de la Guerra, por intermedio de su secretario, se dirige a Vallés, que es médico de cámara, para quedecida sobre un determinado grupo de médicos en relación con su suficiencia y los emolumentos que ha de dárseles. Son indudablemente funcionespropias de Vallés por su condición de protomédico, ya que a ellos correspondía la regulación y vigilancia del ejercicio profesional (51). Puede advertirse, no obstante, que se le impone en cierto modo el nombre del cirujanomayor Antonio Pérez. Se le dice también señale los que participaron en lapasada jornada esto es en la Jornada de Inglaterra.

Creemos que no se conserva la relación que se remitió a Vallés y por lotanto no sabemos los médicos que iban señalados. Conocemos en cambiola contestación del protomédico (52).

2.—La respuesta del doctor Vallés: Lleva la misma fecha de 6 de junioy está firmada en San Lorenzo, por lo que parece deducirse corresponde auna requisitoria de cierta urgencia.

En ella dice: Dentro de este pliego envío un nombramiento de médicosy cirujanos. y. m. le mande presentar luego en Consejo y si pareciere bien,mandeme V.m avisar luego para que los envíe a llamar y vengan a tomarsus recados con brevedad y si alguno no aceptare se pro vea luego de oficio.

El nombramiento o informe a que hace referencia dice así:

El doctor Martínez es doctor por Alcalá y docto y sirvió muy bien en lajornada pasada. Pareceme debe ser recibido para esta con ventaja sobre losotros que aunque también son doctos empiezan... y así que aunque los salarios de los demás se bajen de lo que en la pasada se dio por ser por mar, a

(50) A.G.S. Guerra Antigu. Leg. 268, núm. 149.(51) Granjel, Luis S.: La medicina española renacentista, cap. III.(52) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 268, núm. 148.

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él no se le baje sino que se le den los 50 escudos que llevó y désele título deprotomédico del Ejercito con que lo use con la instrucción que yo le daré,de que él será contento y estará bien al servicio de S. M.

Después me parece se reciben otros cuatro médicos de quien tengo muchasatisfacción que son:

— El licenciado Feliciano de Huerta.— El licenciado Alvarado.— El doctor Quesada.— El licenciado San Pedro.

A estos me parece se les den a cada 40 escudos por mes y los merecenmuy bien.

También me parece que bastará recibir otros seis cirujanos en esta forma:

— El licenciado Torres de Guadalajara.— El licenciado Pedro de Torres.

Estos dos son demás de ejercitados cirujanos, también buenos médicos ypodrán hacer de todo y por esto me parece se les dé a 30 escudos.

— El licenciado Bizconde estudió también en Alcalá y sirvió en lajornada pasada y tengo buenos papeles... Será bién se le den30 escudos.

— Blandon.— Sósa.— Luis López de...

Estos son buenos, mas son romancistas. Pareceme se les de a 20 escudos.Detrás de esto se que todos ellos tendrán necesidad de alguna ayuda para

el camino y es justo se les haga.

Es interesante señalar que este escrito está redactado personalmentepor el doctor Vallés y lleva unas cruces señalando determinados nombres.Concretamente los siguientes:

— Doctor Mártínez.— Licenciados Feliciano de Huerta y Alvarado.— Licenciados Torres de Guadalajara y Pedro de Torres.— Licenciado Bizconde.

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Como quiera que tanto Bizconde como el doctor Martínez nos constaestuvieron en la Jornada de Inglaterra, sospecho que todos los señaladoscon cruces estuvieron también, pues esta señal sería la indicación de ellode acuerdo con la petición del Consejo de la Guerra.

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Tendríamos por lo tanto nuevos nombres de sanitarios presentes en laGran Armada.

Aparte de ellos, vemos detalles significativos como el hecho de que sereduzcan los haberes, ya que indica los anteriores fueron más elevados porser por mar.

Indica también la procedencia del doctor Martínez, por quien es indudable que Vallés tiene especial simpatía. Nos llama la atención que si Martínezfue el protomédico de la Jornada de Inglaterra y Pérez, el cirujano mayor,únicamente este último sea impuesto por el Consejo de la Guerra, mientrasque Martínez viene resaltado más bien por Vallés.

En el documento aparecen muy claras las diferencias entre cirujanostitulados y romancistas. Por otra parte los cirujanos aunque hayan estudiadoen Alcalá tienen un salario inferior al de los médicos. Este tema, no obstante, excede el campo de este artículo.

3.—Desestimación de una solicitud. Junto con el expediente anterioraparece una solicitud del doctor Duarte Berdugo, médico, quien señala queha muchos años que es graduado en la facultad de Medicina e indica quedesea ir a servir al ejército que se junta en Portugal (53). Al margen se indicainforme el doctor Vallés y éste contesta: El doctor Berdugo es nuevo. Nodeja de tener mediana suficiencia. Supuesto que no se puede hallar para laguerra todo esos, podrá hacelle merced si falta alguno de los señalados o seeligen mas. Lleva fecha de 14 de junio.

La importancia de todo este expediente es evidente y creemos contribuye notablemente a la definición del proceso de selección de los médicos queservían tanto en la Armada como en el Ejército ya que como vemos suadscripción es en muchas ocasiones circunstancial, aunque siempre encontramos hombres con una indudable experiencia profesional y para las grandes empresas se buscan tanto médicos como cirujanos veteranos de otrascampañas.

Conclusiones.1.—Hasta el momento presente, eran inexistentes los datos referidos a

la identidad de los sanitarios que habían participado en la Jornada de Inglaterra.

2.—Los datos recogidos por Fernández Duro habían sido reproducidospor otros autores sin nuevas aportaciones.

3.—El estudio de las solicitudes de pensiones y mercedes, posteriores ala Gran Armada, conservadas en el Archivo General de Simancas ha permitido identificar a los más importantes médicos y cirujanos de la Gran Armada.

4.—Asimismo se han recogido datos de religiosos participantes ya queéstos, junto con su función espiritual, desempeñaban una importante tareade auxiliares sanitarios.

(53) A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 268, núm. 147.

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M. GRACIA RIVAS

5.—Los profesionales identificados se ofrecen en el cuadro resumenjunto con sus sueldos y circunstancias personales.

6.—Ha podido también reconstruirse el proceso de selección de médicosy cirujanos mediante un expediente conservado sobre los informes relativosa los profesionales que habían de tomar parte en las actividades del Ejércitoque se estaba juntando en Portugal en 1589.

7.—El tema ofrece numerosas posibilidades de estudio, tanto en losaspectos de formación de todos estos profesionales, como en los cometidospropios de cada estamento y en la propia asistencia sanitaria tanto a bordode los buques como en tierra, que excediendo los límites de este artículohabrán de merecer en el futuro nuestra atención.

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LOS ASTILLEROSDE ANTONIO LOPEZ

Rafael GONZALEZ ECHEGARAYDirector del Instituto «Juan de la Cosa»

Se cumplen este año —1983— los cien años de la muerte de Don Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, figura estelar por tantosconceptos en la historia económica y marítima de la España del siglo XIX.

La apasionante biografía de este gran naviero y la de las empresas porél fundadas y presididas hasta 1883 está por hacer. No puede decirse otrotanto de la de su hijo y sucesor, el segundo marqués, Don Claudio LópezBru, que hereda y agranda una de las primeras flotas mercantes del mundo—la Trasatlántica española— y que recoge el cetro prácticamente desde lacuna para detentarlo hasta el fin de sus días, bien entrado ya nuestro siglo (1).

No obstante, la escasa bibliografía en torno a la figura de Don Antonioacostumbra a presentarle bajo el aspecto más notorio de su prodigiosa vida,es decir, la faceta naviera, en general, con sus importantes realizaciones enel mundo de las grandes empresas, de la banca y de los negocios. Pero larica personalidad humana del comillano tiene otros muchos campos en losque brilló con su espíritu perfeccionista, su ambición por las cosas completasy bien hechas, y su temeridad verdaderamente singular.

Antes de 1845 empieza su quehacer naviero en Cuba para continuarloininterrumpido en diversas sociedades mercantiles hasta el fin de su vida;la línea marítima del ferrocarril París-Madrid, la campaña logística del ejército de Africa, los vapores trasatlánticos, las guerras coloniales, la Compañía de Filipinas y finalmente la Compañía Trasatlántica. Pero tal como éllo veía, sus flotas no eran concebibles sin la apoyatura sólida de una infraestructura de astilleros de reparación y aun de contrucción que permitiera asus buques las faenas de carenado, reparación y recorrida sin las servidumbres de terceros y esperas por diques ajenos, bien de la Marina o de laempresa privada. Una gran flota de trasatlánticos en servicios regularescontratados, con itinerarios rigurosos, no podía correr el albur de la malasuerte en una época en que las averías en máquinas —y sobre todo enhélices y ejes de cola—. estaban a la orden del día.

(1) El segundo Marques nacio el 14 de mayo de 1853 en Barcelona y murió en Madridel 18 de abril de 1925

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R. GONZALEZ ECHEGARAY

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1

EXCMO. SR. D. ANTONIO LOPEZ Y LOPEZ,

fundador de la Empresa tiasatiántica de arores.correos espaSoles 6. la isla de Cuba.

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LOS ASTILLEROS DE ANTONIO LOPEZ

La experiencia cosechada desde los años 1862 a 1866 había sido extraordinariamente dura. Perdió el Cantabria, tuvo mil averías en casi todos losbarcos y sufrió un sinnúmero de sanciones gubernamentales por deficienciasen el cumplimiento del contrato con el Estado y, hasta que incorpora alservicio las tres magníficas unidades Infanta Isabel, Príncipe Alfonso y Antonio López, construidas en Dumbarton (Escocia), no se consolida la regularidad del servicio. Pero estaba claro que al finalizar los cinco años deexplotación de la contrata, la subvención estatal era a todas luces insuficiente para cubrir los gastos, mantener el material y dejar el margen de beneficiopreciso para tamaña aventura.

Por otra parte, la imprevisión de los sucesivos gobiernos de Armero,Arrazola y Mon dejó sin convocar con la antelación suficiente el nuevoconcurso de comunicaciones, por lo que el 11 de octubre de 1866 hubo queprorrogar por un año más los servicios de la flota de López con objeto depoder dar algo más de tiempo para la preparación del nuevo concurso. Seanunció éste para el 14 de febrero de 1867 exigiendo un mínimo de ochovapores de pasajeros de 1.500 toneladas, cosa nada fácil de improvisar entan sólo unos meses.

El resultado del concurso fue espectacular. La primera oferta presentadapor Jorge Williams, en representación del constructor naval inglés CharlesMitchell, se comprometía a hacer el servicio por 20.408 ducados; el gaditanoDon Luciano Alcón presentó la segunda plica con 24.450; venía en la tercera Don Carlos Eizaguirre, en representación de López, con 30.333; la cuartaera de Don Policarpo Pastor Ojero con 39.950; la quinta de Don José MaríaRetortillo en 36.000 y la última de Don Evaristo Chalbaud en 27.490.

La adjudicación fue, pues, para Mitchell, lo que produjo un gran escándalo en el mundo de los negocios, la administración y la política, porquepor primera vez se confería un servicio público vital para el país, como erael de las comunicaciones oficiales con sus tierras de Ultramar, a un súbditoextranjero y precisamente de un país no demasiado amigo. Luciano Alcónmovió toda su influencia y su poder para obtener la anulación de la subastapero la sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo, el 18 de octubre de1867, rechazaba las alegaciones de Alcón —que además pedía para sí lacontrata, como licitador más próximo en cifras al inglés— porque el pliegode bases de 9 de octubre de 1866 no había hecho ningún distingo ni excepción respecto a no españoles y por tanto no cabían en puridad los alegatosde Alcón.

Pero Mitchell, que era dueño de unos importantes astilleros ingleses quecon el tiempo pasarían a ser de Armstrong, no tenía listos los barcos queestaba construyendo en Newcastle. Contaba con los del propio López,quien, al no ganar el concurso, lógicamente habría de cederlos en buenascondiciones al ganador, y al parecer hubo varios contactos entre ambospersonajes en los que se trató ampliamente de este particular e incluso la

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prensa de Madrid dejó caer la noticia del traspaso de la flota del santanderino. ¡Qué poco conocían todos ellos la astucia y la sangre fría de Lópezen el palenque de los negocios!

Se iba acercando la fecha fatídica de la puesta de los buques a disposición del Gobierno y los buques no aparecían por ningún lado. LÓpeL dabalargas al inglés, so pretexto de que no podía suspender sus viajes —y eraverdad— para hacer la entrega a Mitchell, y el Gobierno, por fin, el 29 denoviembre de 1867, concede un último y definitivo plazo de tres días paraque Mitchell le presente o le designe al menos cuatro buques de los ochopactados. Y no pudo presentarlos. Había caído en la propia trampa que élhabía tendido a Antonio López, quien de la noche a la mañana se convertíade nuevo en el árbitro de la espinosa situación, porque sí tenía los barcosy su competidor lo único de que disponía era de un contrato en suspensocon unas ofertas más baratas... pero nada más.

El 13 de diciembre se declaraba rescindido el contrato del Gobiernoespañol y la casa Mitchell, haciendo cargo a ésta de todos los daños yperjuicios que se derivaban del incumplimiento de las obligaciones contraídas por ella en su día, y se anunciaba un plazo hasta el día de Nocheviejapara recibir proposiciones de cualquier naviero español que deseara hacercon carácter provisional el servicio. Llegó el día primero de año de 1868 yno se presentó más que Antonio López ofertando con el mismo tipo desubvención: 59.000 escudos por viaje redondo. Y se lo llevó.

Pocos meses después, el 14 de abril de 1868, se celebraba el concursocon carácter definitivo y fueron a él Don José Ferrer con 69.990 escudos yAntonio López con 67.000; cifras que resultaban excesivas para el Gobiernoy el concurso se declara desierto, pero se hace una aproximación al santanderino por parte del Presidente del Consejo de Ministros a fin de que enveinticuatro horas manifieste si está dispuesto o no a hacer el servicio conla subvención anterior. Antonio López, con una sangre fría inaudita, contesta negativamente. No puede hacerlo en esas cifras.

La verdad es que el Gobierno está ya contra las cuerdas y ha entrado,aun sin quererlo, en un regateo en el que López lleva todas las de ganar.Y así es. Tiene en sus manos el triunfo de los barcos en servicio y así, el16 de abril de 1868, la Reina autoriza a Carlos Marfori. su Ministro deUltramar, a que contrate directamente con la casa López, sin las formalidades de subasta pública, el servicio del correo a las Antillas en 60.500 escudos. Se había salido López con la suya. Había dejado tirados en la cunetaa sus competidores, que le habían servido para consolidar su postura defuerza, y había conseguido mejorar la subvención. Ahora iba a empezar aver todo el país lo que era capaz de hacer el genial comillano (2).

(2) La Sala 4. del Tribunal Supremo, el dia 4 de diciembre de 1871, fallaba en apelaciónel recurso presentado por Mitchell, basandose en que. si bien no se le autorizó en su día porel Gobierno espanol a la importacion de buques extranjeros a su nombre para poder cumplirel contrato, bien pudo haber fletado para ello buques españoles o haber celebrado subcontratas con navieras espanolas. No existió, pues, la incongruencia que alegara en su defensaCarlos Mítchell.

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El 28 de abril, es decir a los doce días, se transforma la empresa devapores correos trasatlánticos de Antonio López en sociedad colectiva; el7 de mayo trasladaba su domicilio social de Alicante a Barcelona y el 15 dejunio todas las unidades de su flota cambiaron de matrícula a la CiudadCondal ya para siempre. El 30 de agosto de 1868 se concedían, con carácterdefinitivo y por los diez consabidos años, los servicios ultramarinos a lanueva naviera catalana de A. López y Cía.; aunque, a decir verdad, llevabaya bastantes años con sede efectiva en Barcelona, que era el vórtice alrededor del cual giraban los vientos de todos los negocios del que iba a serpronto Marqués de Comillas.

Cuando López tuvo en firme en sus manos el contrato de comunicaciones, empezó a desarrollar inmediatamente todo el ambiciosísimo programaque había venido elaborando durante los seis años de su primera experiencia trasatlántica. Y ese programa se extendía en dos direcciones: una principal, que era la expansión de los servicios con el aumento de las unidadesde la flota, y otra secundaria, la de la creación de una infraestructura navalpropia al servicio de aquélla, que es lo que vamos a considerar en este brevetrabajo.

Los primeros buques encargados para la línea mediterránea que enlazaba el ferrocarril de París a Marsella con el de Madrid a Alicante, con escalasen Barcelona, Málaga y Cádiz, fueron el Madrid y el Alictinte en 1857, quese unieron al Marsella que había sido ordenado dos años antes para otroarmador. Estos barcos se construyeron en el astillero de Archibaid Denny,el octavo hijo de William Denny, que en 1853, en sociedad con JohnMc’Lean, montó sus propias gradas en el Church Yard para armar cascosde hierro. La supervisión de los trabajos de estas unidades se llevó a cabopor Don Patricio de Satrústegui, colaborador íntimo y socio de AntonioLópez, que fue quien llevó personalmente las relaciones con el astillero.

En 1863, nuevamente, Satrústegui, que es además ingeniero. contrataahora con Peter Denny la construcción de la hermosa pareja de trasatlánticos para la línea de América: Príncipe Alfonso e Infanta Isabel, de 3.350toneladas de emplazamiento, que van a sustituir a las bajas que se vanproduciendo en la lista de los antiguos correos de la Trasatlántica belga,comprados de prisa y corriendo, con los que López comenzara en 1862 aprestar los servicios trasatlánticos de comunicaciones. Poco después repetiría el encargo con un tercer buque casi gemelo a la pareja anterior: elAntonio López (1°).

Peter Denny era el séptimo hijo de William, al que sucedió en la presidencia de la empresa y levantó las gradas de Leven en 1864, llegando a seruna de las primeras figuras en el mundo de la construcción naval de entoncesy en general e el mundo naviero y en la banca británica, en donde se lellamaba Pedro el Grande.

Ya para entonces habían alcanzado las gradas de Denny notoria famaen la construcción de buques para el transporte de pasajeros. El Infanta yel Príncipe se contrataron para ser entregados en un plazo de nueve meses

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desde la firma del contrato y con unas penalidades por retraso de 30 librasdiarias. El Príncipe se botó el 3 de abril de 1863 y se entregó el 30 de junioen Cádiz. El Infanta se botó el 21 de julio y llegaba a España, concretamentea Santander, el 21 de septiembre, en donde lo esperaba el propio AntonioLópez.

Acuarela de Monleón. (Museo Naval. Madrid.)

La verdad es que, a pesar de la durísima gestión de Satrústegui, quevolvió loco a Peter Denny y no le dejó pasar ni una sola, Antonio Lópezquedó muy satisfecho de los barcos de Dumbarton, que eran la envidia detodo el mundo y prestigiaron el pabellón español en el Atlántico. Se habíacreado ya un lazo indestructible entre la casa López y Denny que iba adurar muchísimos años (3).

El 31 de mayo de 1864 la Reina concedía a Antonio López la Gran Cruzde Isabel la Católica por el acierto y el excepcional empeño puesto en laconsolidación, de una vez por todas, de los servicios trasatlánticos, tannecesarios para la metrópoli y para las islas, tanto desde el plano comercialcomo desde el militar y el político. Pero unos meses antes le había sido

(3) La trasatlántica llegó a tener en sus listas a lo largo de su historia los siguientesbuques de pasaje construidos por Denny:

Alicante (1°), Madrid, Marsella, Infanta Isabel, Príncipe Alfonso, Antonio López (1),Alfonso Xli (1), Antonio López (2), Ciudad de Santander, Cataluña, Isla de Cebú, BuenosAires, Montevideo, Alfonso XIII (1. 0), Reina María Cristina,0 León XIII, San Fernando,Colón (1°), Alicante (2.°), Covadonga (1°), Antonio López (3. ), Infanta Isabel de Borbón,Alfonso Xlii (2°).

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concedida igual condecoración a Peter Denny, constructor de los correos ytransportes de la Marina de Guerra de España, según decía la orden deconcesión, de donde se infiere el acierto con que estos astilleros británicoshabían cumplido y seguían cumpliendo con los encargos del Gobierno español y sus concesionarios de servicios, tanto en la construcción como en lareparación de los vapores. Análogamente había sido distinguido Denny porlos Gobiernos de Bélgica y Portugal.

¿Qué transportes de la Armada eran esos construidos por Denny? Pertenecían al lote importado por Mac Crohon bajo el gobierno de O’Donnelly fueron, al menos, el San Francisco de Borja, el San Quintín, el Patiño yel Marqués de la Victoria. El San Quintín, en 1881, volvió a ser reconstruidototalmente en Denny e incluso se le montó allí un nuevo equipo propulsor.

También Antonio López, a raíz de la entrega del primer Antonio López,encargó en Denny la remodernización del Puerto Rico con instalación denueva maquinaria, construida por el propio astillero.

Pero era evidente que Escocia, por muy buena armonía que existieracon Denny, y por muy buena calidad que en sus trabajos ofreciera, no erala base apropiada, ni podía serlo en el futuro, para las reparaciones y lasrecorridas de final de viaje de los trasatlánticos españoles, estando fuera delos itinerarios de éstos y tan alejada de Cádiz, que era por entonces el puntode arranque de la línea.

En aquella época no existían en la Península más diques secos que losde las bases de los Departamentos, que eran de propiedad de la Armada,

y varios carros varaderos civiles repartidos por diversos puntos del litoral.Hay que tener en cuenta que el pequeño desplazamiento en rosca de losbuques de entonces —primeros vapores y veleros— permitía hacer usogeneralizado de este sistema de varado en seco, así como del clásico de darla banda para el forrado y carenado de los cascos de los veleros. La llegadade los grandes vapores de casco de hierro, con esloras superiores a 60metros y entre las mil y las tres mil toneladas, hizo cambiar radicalmenteel panorama. El primer dique seco civil fue el de San Mamés, en Bilbao,que se inauguró en 1868 y que sería, con el paso de los años, el origen delos diques de Euskalduna en Olaveaga. Había tanteos, como luego veremos, en Santander y Barcelona, pero en la práctica nada.

Es claro que los diques de San Mamés no eran solución por su distanciaa Cádiz, por sus cortas dimensiones y porque para ese viaje eran muchomejores las alforjas de los diques del Ferrol, que ya venían siendo utilizadospor los correos que gozaban en este punto de trato preferencial como lasunidades de la Armada (4). Había, pues, que desechar esta idea.

Antonio López, con su entorno económico en Barcelona, quería a todacosta apoyarse en la empresa catalana para solucionar este problema ytanteó muy seriamente la posibilidad de establecer su base naval en lacapital barcelonesa. No hay que olvidar que el colosal encumbramiento del

(4) Los diques de Olaveaga tenían 287 y 230 pies de eslora por 50 y 100 de manga cadauno, respectivamente.

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en cuatro años. En este decreto se establecía que los buques de la MarinaMercante o de particulares podrán hacer uso del dique cuando no esténocupados con los de la empresa, mediante unas tarifas establecidas por éstay los del Estado podrán servirse de él en caso urgente con preferencia a losde los particulares, aplicándoles una tarifa especial. Este decreto lo firmóDon Amadeo 1 con ocasión de su visita a la capital del departamento ferrolano en donde visitó la fragata Amadeo que precisamente estaba en diqueseco (5).

La zona destinada estrictamente a la factoría tenía 80.400 metros cuadrados, limitaba por el norte con el fuerte de Matagorda y el camino militarque corría por el borde de la playa de la Cabezuela, enlazaba por el oestecon el fuerte del Caño y al sur la cerraba el Caño de María con el muellede prolongación de los ferrocarriles. Realmente los terrenos de la que luegosería Compañía Trasatlántica se extenderán por el norte hasta el río SanPedro, en el inmenso coto de la Algaida, y por el sur hasta las salinas delConsulado.

La gran factoría naval de Matagorda, frente a Puntales y a mitad delviaje entre La Carraca y Cádiz, fue una obra, como todas las que emprendíaAntonio López, espectacular y, precisamente por lo ambicioso del proyecto,hubo de ser prorrogado en el mes de agosto de 1876, por dos años más, elplazo contractual de terminación de las obras anejas al dique.

El dique de carena era zampeado y tenía 165 metros de eslora y 20 demanga, y el varadero anejo era capaz para buques de hasta 41,5 metros degrada y 3,3 de calado. Había una dársena de antedique formada por dosmuelles de madera y varios muelles cJe atraque y estaba toda la factogíaenlazada con vías de ferrocarril de la red general. Había un depósito paracarbón de Cardiff, almacenes para alijar cargamentos, talleres cJe forja, defundición, de calderería, de carpintería y casa de bombas.

Dirigieron la construcción los ingenieros ingleses Bell y Miller, de Glasgow, juntamente con el español Don Eduardo Pelayo, que habría de acometer también más adelante la obra de los muelles de Santander y fue precisorealizar el dragado de un canal en la bahía para facilitar el acceso de losbuques mayores hasta el antedique y los muelles de armamento. La obracostó, al parecer, treinta millones de reales, es decir, casi tres veces más delo inicialmente presupuestado.

El 24 de marzo de 1877, todavía reciente el dolor de López por lamuerte prematura de su hijo Antonio López Bru, predestinado para llevarlas riendas del emporio económico de su padre, tuvo la alegría de recibiren el Trocadero al Rey Alfonso XII que fue a visitar las obras. Don Alfonsoacababa de llegar a Cádiz con la escuadra, después de realizar un viaje porel Mediterráneo visitando Cartagena, Alicante, Valencia, Tarragona, Barcelona, Palma, Almería, Málaga y Ceuta. En la bahía estaba también fondeada una escuadra inglesa con su insignia en el Minotaur. Cuatro barcos

(5) Esta fragata blindada empezó llamándose en 1863 Principe Alfonso, después fueSagunto, más tarde Rey Amadeo Iy finalmente volvió a ser Sagunto hasta el fin de sus días.

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ción que posee el proponente en el Trocadero, talleres a los que proyecta darel desenvolvimiento necesario para que unidos al astillero, puedan servir debase antes de mucho a la construcción de buques de hierro, industria quetanto ha de contribuir a la vitalidad y progreso de nuestra Marina, dependiente en la actualidad de los astilleros ingleses.

El 31 de octubre de 1879 volvió de nuevo a visitar la factoría el ReyAlfonso XII. Salió de Madrid el 22, a recorrer las zonas afectadas por lasinundaciones en la vega murciana, y embarcó a bordo de la Numancia enCartagena el 24. Zarpó ésta junto con la escuadra y llegó a Cádiz el 27. ElRey, a bordo del cañonero Salamandra, visitó el arsenal de La Carraca, SanFernando y finalmente el complejo de Matagorda, deteniéndose en todaslas instalaciones. Después, siempre a bordo del Salamandra, llegó hastaSevilla.

Se conservan varios cuadros y grabados de Matagorda de esta época.Hay uno, propiedad de Astilleros Españoles, heredera de la factoría, quese repartió en aquellos años con bastante difusión y que es una vista depájaro con el astillero muy pormenorizado, un gran correo en el antedique,varios vapores más y algunos candrais por la bahía. En él se puede ver elantiguo fuerte de Matagorda convertido en depósito de carbón.

En casa de Doña María Antonia de Satrústegui, en Comillas, existe unóleo de grandes proporciones firmado en 1877 por Núñez Jaureguizar, que

es una composición ideal de la factoría con toda la flota de López evolucionando frente al Trocadero, en primer término. Aunque es de escaso méritoartístico, tiene un valor documental extraordinario y fue adquirido hacebastantes años por Don Patricio de Satrústegui y López. Por mil casas deCádiz tiene que haber también importantes recuerdos vivos de los añosprimeros de la factoría.

Después de muerto Antonio López, se acordó levantarle una estatua ala entrada del dique, en donde había también una pequeña capilla, segúncreo recordar. La estatua, de bronce, de dos metros de altura, se erigió en1892.

En 1869 comenzó la línea de Cuba a hacer escala en Santander, unavieja aspiración de López desde que comenzara el servicio. De hecho, deforma esporádica alguno de los correos que iba a limpiar fondos al arsenalde El Ferrol, continuaba después hasta Santander en donde recogían elimportantísimo contingente de pasajeros de La Montana, Las Vascongadasy Asturias, que de ordinario tenía que hacer el viaje con billete corrido enlos vapores de Butler hasta Cádiz para transbordar allí a los correos. En1869 se estabiliza, pues, la salida mensual de Santander, que se mantuvodefinitivamente apoyada principalmente por los movimientos de embarquey repatriación de Cuba de tropa de las guarniciones y acantonamientos delnorte de la Península, y por ello dispuso de su muelle particular en la nuevazona de Maliaño, de la que era concesionario el Marqués de Manzanedo,próxima a la que todavía hoy se llama calle de Antonio López, algo apartada ya de la línea de atraques.

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Pero está claro que el ramal norte necesitaba un punto de apoyo, si notan importante como el de Cádiz, sí por lo menos lo suficiente como paradar servicio a los buques con independencia y desahogo, principalmenteenlas operaciones de recorrida y carboneo. Otra cosa sería el dique seco,como vamos a ver en seguida.

En 1850 había comenzado en Santander una ambiciosa obra portuariaque consistía en la construcción de un carenero y gradas de construcción yreparación en la zona de Dos Hermanas —hoy ya inexistente— entre lapunta de San Martín y Las Higueras. Los trabajos se desarrollaron con unalentitud directamente proporcional a su importancia, suspendiéndose yreemprendiéndose una porción de veces. En 1872 se otorgó al concesionariouna última prórroga y, al quedar incumplida, caducó la concesión en 1877.Dos años después hubo otro intento de resucitarla, sin mejor éxito.

Pero además, en 1862 uno de los socios de Antonio López, Don AngelBernardo Pérez, que era también armador de veleros, junto con otros tresmás presenta un proyecto de construcción de un dique seco, cuya idea—que entonces no prosperó— pasó a incorporarse al Plan Orense, un revolucionario proyecto general del primer ingeniero de la Junta de Obras delPuerto de Santander constituida el 6 de junio de 1872. Posteriormente en1878 se aprobaría el Plan Lequerica, que recogía la construcción del diquepúblico en lo que hoy es la playa de La Magdalena, es decir, a la entradadel puerto (9).

Así pues, Antonio López no tenía por qué preocuparse en cuanto adique seco, pero sí en cuanto al resto de la infraestructura en la base.

El día 11 de noviembre de 1874 presentó una solicitud Don Joaquín delPiélago y Sánchez de Movellán, futuro yerno de Antonio López y gestor enla firma Pérez y García, consignataria de López en La Montaña, para llevara cabo el relleno de la costa norte de la bahía de Santander desde la puntade San Martín hasta la punta de San Marcos, para instalar allí los muelles,almacenes; depósitos y talleres para sus buques.

El 16 de octubre de 1877 se aprobó la petición para construir en laensenada del Promontorio y al oeste de Punta Promontorio muelles, embarcaderos y almacenes para depósito de carbón y mercancías en los terrenosque resultan saneados de dichas obras.

Si la experiencia demostrase que el avance de los mismos produjese en elbuen régimen de la canal algún inconveniente o en el de la navegación enaquella parte de la bahía, la Empresa deberá introducir las reformas indispensables. Además deberá dejar la servidumbre precisa para el camino decircunvalación y servicio desde los muelles de Calderón hasta el extremo delPromontorio.

Como vemos con la sola lectura de la orden, había grandes reservas detipo técnico respecto a la viabilidad del proyecto que desarrolló precisamen

(9) En realidad el dique seco acabaría construyendose en 1883 en San Martín, en unpunto aproximado al previsto para el carenero de 1850. La obra fue muy costosa y difícil, yconcluiría en 1908.

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te Don Eduardo Pelayo, que tanto éxito había tenido en la construcción deMatagorda.

Y comenzaron las obras por la punta Este, es decir, al pie del Promontorio, en donde hoy se levanta la vivienda de Don Jaime Botín. Se construyóuna gran escollera y se levantaron los muelles de madera sobre pilotaje,pero la obra no se llegaría a terminar, ni muchísimo menos. El proyectopreveía tres muelles salientes y en realidad sólo llegó a construirse el arranque general con uno. Los depósitos de carbón comenzaron a instalarseinmediatamente y el primer buque de línea que amarra en la base fue eltrasatlántico Coruña, el día 20 de septiembre de 1881, un gran paquete de3.500 toneladas de desplazamiento y más de 90 metros de eslora.

Coincidiendo esta efemérides con la concentración de Santander deotros seis barcos más de la flota de López, que el día 28 serían revistadospor Alfonso XII en aguas de Comillas. El Puerto Rico, el España, el AlfonsoXII, el Antonio López, el Ciudad de Cádiz y el Gijón desfilaron ante SuMajestad pegados a la costa en donde veraneaba el Monarca. El 5 de septiembre visitaba el Rey el Antonio López fondeado en Santander. En aquelverano glorioso para la saga de los López, se transfirió la titularidad delcontrato de comunicaciones a la recién creada Compañía Trasatlántica.

En realidad, Antonio López no llegaría a conocer el fracaso de la estación santanderina, que, como hemos dicho, se suspendió a poco de comienzo porque los muelles no podían ser utilizados por los vapores a causa dela resaca que, a medida que avanzaba la construcción, empezó a observarseen aquel paraje y que recalaba de alta mar, reflejándose sobre el paramentode la escollera.

El resto de la zona de la concesión quedó convertida en un playazo depiedra y con el paso de los años se abandonó toda idea de su aprovechamiento, excepto en su parte oeste que se transformó en las gradas de construcción de los astilleros de Corcho. Una orden del 21 de abril de 1919 dabapor extinguida la concesión y hoy, al cabo de un siglo, rellena la zona conuna línea de muelles no comerciales, sirve de emplazamiento a la Escuelade Náutica, al Museo Marítimo del Cantábrico y al Instituto Oceanográfico.

Pero, como decimos, nada de esto vio Antonio López. Fallecía repentinamente la noche del 16 al 17 de enero de 1883 en su palacio de PuertaFerrisa de Barcelona, cerrándose así uno de los capítulos más interesantesdelahistoria marítima y económica de España (10).

(10) La falta de gradas volvería a tentar a Trasatlántica, y el segundo marqués, DonClaudio López Bru, sería uno de los creadores de la Sociedad Española de ConstrucciónNaval a la que aportó la factoría de Matagorda; desde entonces todas las unidades trasatlánticas nuevas se construirían en las distintas gradas de la Naval en toda España: Santa Isabel,San Carlos, Manuel Arnús, Cristóbal Colón, Alfonso XIII, Juan Sebastián Elcano, Marquésde Comillas, Magallanes, Guadalupe, Ruiseñada y Comillas. Se proyectó en 1920, sin llegara mas, la pareja de 23.000 toneladas Cortés y Pizarro y en 1964 la de 30.000 Silos y Samos.

Y la última tentativa la protagonizó el Conde de Ruiseñada en 1948, al comprar la mayoríade las acciones del astillero santanderino de Corcho Hijos, 5. A. para Trasatlántica, a fin deefectuar en él las recorridas de la línea del norte. En 1958 fallecía inesperadamente Ruiseñaday en 1962 concluyo la luna de miel entre ambas empresas.

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LA SEGURIDAD DE LOS PAISESBAJOS, REQUISITO PARA LAEMPRESA DE INGLATERRA

DE 1588

Hugo O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADACapitán de Infantería de Marina

Antecedentes y proyectos.

El plan de lo que pudo haber sido la empresa del año 88 tuvo viejosantecedentes; sin embargo, no empezó a tomar verdadera consistencia hastauna década antes.

Si, como algunos opinan, de la victoria naval de Lepanto no se sacó másprovecho que unos años de calma relativa en el Mediterráneo, sin explotación alguna del éxito, en gran parte se debió a que el centro prioritario deatención se había desplazado al norte.

La designación como gobernador general de los Países Bajos del quehabía sido capitán general de la Liga, Don Juan de Austria, parece confirmarlo.

Los graves problemas que la sublevación holandesa planteaba, consumían recursos y tiempo. A Don Juan había sucedido Farnesio, pero ya paraentonces el orden de prioridades había vuelto a alterarse, pasando la sucesión portuguesa a la categoría de asunto principal.

Tras la conquista de Portugal y la consolidación que supuso la operaciónde las Azores (la reválida definitiva no llegaría hasta el año 89, tras elfracaso de la contraofensiva inglesa en Coruña y Lisboa), el tema de laexpedición a Inglaterra vuelve a las sesiones del Consejo.

Dos factores principales actúan de detonantes: los éxitos que Farnesiocosecha en Flandes, haciendo variar diametralmente el signo de la guerray la propuesta de Santa Cruz al Rey de un ambicioso plan de conquista enel que se reserva el papel de organizador y ejecutor absoluto.

Al recibir la propuesta, la larga lista de agravios ingleses vuelve a lamente de Felipe II con renovada intensidad, ya que cuanto más poderosoes el ofendido mayor parece la osadía y gravedad de la ofensa. Aunque noes locuaz, sabe escuchar, meditar y decidir.

El Papa insta repetidamente a una acción inmediata, ofreciendo unacuantiosa aportación económica que más tarde concretará en un millón deducados, a pagar en el momento en que el primer infante español pongapie en suelo inglés, además de otros beneficios con cargo a la Iglesia española.

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H. O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA

Sometida la propuesta al Consejo, los pareceres se dividen. Unos aboganpor el plan de Bazán; otros, como Don Juan de Idiáquez, son partidariosde terminar antes con la sublevación de los Países Bajos... aplíquese y.Ma gestad con ardor a concluir la de Flandes. Reforçado por tierra el exercitodel Duque de Parma, y asaltadas por mar las Provincias de Olanda, y Celan-da, con el esfuerzo que se ha de emplear contra Inglaterra, seguramente severá domada la rebelión, y restituidas en su primer derecho la Iglesia yvuestra Real Corona. Que si entretanto la Reina de inglaterra continuare enagravar contra Vuestra Ma gestad las ofensas; entonces con más pronta, aventajada, y dichosa resolución, podrá con guerra abierta hazer la demostración.Aquel suceso ayudará sin duda mucho a este. Pero sino salen bien (como sepuede temer) el intento de assaltar a Inglaterra temo (y quisiera engañarme)será eterna la rebelión de Flandes (1).

Entre estos pareceres, el Rey forma el suyo propio: la jornada supondríaun esfuerzo conjunto de la flota (que partiendo de la Península, tendría pormisión principal la de proteger y facilitar el paso del convoy, que desde lospuertos de Neuport y Dunquerque, se había de dirigir a la costa inglesaentre Dover y Margate), por una parte, y del verdadero ejército expedicionario, constituido por un contingente selecto de los tercios y regimientos,que en Flandes habría de aprestarse, por otra.

El plan concebido de esta forma es notificado a Parma.

El Príncipe de Parma ante el proyecto.

La magnitud de la empresa debe suponer un fuerte atractivo para elespíritu de aventurero-sobre-seguro, con el bagaje lógico de la experienciadel hombre nacido para el gobierno, que posee Alejandro Farnesio, verdadera antítesis del advenedizo.

Pero no es de los que dejan las cosas a medias y menos ahora que varecorriendo, con aceleración creciente, el camino del triunfo final en Flandes.

Los subsidios, esos medios por los que viene clamando en todas susmisivas, van a ser empleados con largueza en otra empresa cuyo liderazgoha de compartir.

Sin embargo, sabe que una vez que el Rey ha tomado una decisión, elparecer que pide es de la manera de llevarla a efecto y la forma en que élva a contribuir.

Por ello, con fecha veinte de abril de 1586, le escribe una larga carta enla que analiza necesidades y peligros. Hay que iniciar la formación de unejército expedicionario, atender a las necesidades de guarnición y avituallamiento de plazas y fortalezas y mantener unas fuerzas equivalentes a lasque a la sazón existían en los Países Bajos, constituidas en ejército demaniobra. Junto a estos requisitos de personal impone otras tres condiciones de índole político-diplomática:

(1) Bentivoglio, Guido: Histoire des guerres civiles de Flandres, libro IV. París, 1620.

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LA SEGURIDAD EN LOS PAISES BAJOS, REQUISITO PARA...

1. Salvaguardar el secreto de la operación a fin de poder beneficiarsedel factor sorpresa.

2. Atender, durante su puesta en práctica, a las necesidades de seguridad de Flandes.

3. Mantener a los franceses ocupados en sus problemas internos.Y por último, los imperativos financieros: aumentar en trescientos mil

escudos la asignación mensual de los ciento cincuenta mil que suponían losgastos del ejército, al objeto de reclutar soldados valones, alemanes y borgoñones que junto a las levas de españoles e italianos habían de constituirlas nuevas fuerzas, y depositar recursos pecuniarios de liquidez inmediataen Amberes y el Franco Condado, a fin de poder acudir en ayuda de laLiga Católica, si fuera necesario, y reclutar caballería alemana para la defensa interna.

Frente a cada punto del plan de invasión aprecia Farnesio un contrapunto para conservar lo que tanto esfuerzo ha costado recuperar de los PaísesBajos, asunto que él considera vital. -

Si bien se ha de aprestar un ejército expedicionario de treinta mil infantes y quinientos caballos ligeros, a la par se prepara otro de diez mil infantesy mil jinetes como ejército de campaña de Flandes.

Para ambos objetivos se llevan a cabo levas continuas, porque comoahora están los tercios, regimientos y banderas no son ni pueden ser delservicio que se pretende y conviene para la conservación de lo que se posee (2).

Paralelamente a la gestación de ambos ejercitos se van perfilando lbsplanes defensivos del territorio y la neutralización de las amenazas que seciernen sobre las fronteras, ya que la ausencia de gran parte del ejércitopodría ser aprovechada por los diversos enemigos para llevar a cabo unainvasión.

La preocupación de Parma se centra en tres importantes circunstancias:

1. La contraofensiva de las Provincias Unidas, reforzada en diciembrede 1585 por el contingente inglés del Conde de Leicester.

2. La nueva situación creada por la revolución en el electorado deColonia.

3. La amenaza latente de Francia.

Medidas para contrarrestar las amenazas.

1. El enemigo habitual: los rebeldes.

La inexistencia en el norte de una frontera claramente definida como lafrancesa, con múltiples ciudades enclave a uno y otro lado de los límites

naturales defendibles, obligaba principalmente a una estabilización del frente para neutralizar o al menos localizar la actividad enemiga en la zonanorte de Brabante y en las provincias de Güeldres y Overyssel.

(2) Parma al Rey, 30 de marzo de 1586. A.G.S. E-590-34.

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H. O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA

Desde la primavera del 86 el primer objetivo de Farnesio es obtener eldominio estratégico de las avenidas de incursión enemigas y muy especialmente de las cuencas fluviales. A este fin se encaminan las campañas deGrave y Veneloo, que pondrán en manos españolas el curso del Mosa(junio 1586) y el socorro de la plaza de Zutphen (septiembre-octubre 86).

La actividad diplomática, paralela a la militar, rinde sus frutos con laentrega de Wouw, de un fuerte próximo a Zutphen (enero 1587) y de laciudad de Deventer, con lo que extiende su influencia a gran parte del valledel Isser.

En el frente secundario de Güeldres se consigue contrarrestar las incursiones procedentes de Wactendonck mediante la toma de Geldern (agosto1587).

Aunque las perspectivas de éxito para una ofensiva final son óptimas,con esta última conquista finalizan las operaciones. La toma de La Esclusa

OPERACIONES PREVENTIVAS 1586-87

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LA SEGURIDAD EN LOS PAISES BAJOS, REQUISITO PARA...

(5 de agosto de 1587) no tiene el mismo objeto, sino el de obtener un puertoque facilitase el embarque.

Con estas campañas se consigue la estabilidad mínima imprescindiblepara poder llevar a cabo la operación principal.

2. Colonia, un nuevo frente.

La situación del electorado eclesiástico en 1586, tras la deposición deltitular por el Papa, a causa de su vida irregular y posterior apostasía, conla consecuente entronización de Ernesto, príncipe de Baviera, era caótica.

Al verse atacado por los holandeses y por el ejército privado de MartínSchenk, antiguo capitán de Farnesio y actual adalid de la causa de Truchés,el arzobispo depuesto solicitó angustiosamente la ayuda de España.

Farnesio comprendió que los intereses de la Corona coincidían con losdel prelado, ya que no podía dejar este flanco limítrofe con Brabante,expuesto y en poder de unos herejes que ya comenzaban a realizar incursiones más allá de las fronteras; por lo que procuró hacer compaginar supropia campaña contra los rebeldes con una ayuda eficaz a Colonia.

Pronto se comprobó lo acertado de esta decisión, ya que los príncipesprotestantes alemanes, encabezados por Casimiro, Elector del Palatinado,y pagados por Isabel Tudor, preparaban una coalición al objeto .de atacarFlandes, una vez que el electorado cayera en manos de los herejes.

La ofensiva de Farnesio se centró sobre Neuss, que dominaba el cursodel Bajo Rin, impidiendo todo intento de avituallar las provincias leales. Elasedio fue breve pero sangriento. A poco de comenzar, se iniciaron conversaciones para la capitulación que no fueron sino una añagaza para sorprender a los españoles y atentar contra la vida del Duque de Parma. Ante estafelonía y tras nueve horas de intenso cañoneo, que abrió numerosas brechasen la muralla medieval, se dio el asalto, tomándose la ciudad tras espantosacarnicería que el generalísimo español procuró en vano evitar.

Consecuencia de este triunfo fue la rendición de los reductos calvinistasde Meurs y Alpen, con lo que Brabante quedaba asegurado. La guerra civilperdió virulencia y la amenaza desapareció del panorama político.

3. Francia, el gran enemigo potencial.

De todos los requisitos que el plan de conquista de Inglaterra exigía, elde mantener a Francia al margen de toda intervención iba a resultar el másdifícil y costoso.

Los sucesivos intentos de Enrique III para llegar a un entendimientocon los hugonotes y reunificar su país en una empresa común, que muy bienpodría idearse contra España, se verían estrellados contra la intensa actividad diplomática española, que con gran habilidad subvencionaba generosamente aJa Liga Católica.

Detrás de todos los acontecimientos internos de los últimos años de este•reinado está la actividad incansable del embajador Don Bernardino de Mendoza.

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H. O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA

Cuando en 1584 muere el Duque de Anjou, hermano menor del Rey ysuprema esperanza del bando católico, la llamada Guerra de los tres Enriques (Valois, Navarra y Guisa), entra en una nueva fase. Ya no se trata deuna lucha de religión en la que el Rey juega un extraño papel de mediador (3).

Al carecer de hijos, el heredero por orden de primogenitura pasaba aser Enrique de Navarra, el hereje.

Si era aceptado y conseguía la pacificación de Francia, ello supondríael tener frente a Flandes un ejército de setenta mil infantes y seis mil jinetes (4).

Ante esta situación había que improvisar un argumento legitimista quecontrapesase la pretensión del Navarro.

Los Duques de Lorena descendían de Lotario, hijo de Carlomagno, yel Duque de Guisa era el representante de una rama menor de esta casa.Sus partidarios, más convencidos de sus derechos que él mismo, desataronuna campaña de descrédito contra Enrique III por todo el país, produciéndose en mayo de 1588, poco antes de la llegada de la Armada de España aCalais, la Jornada de las barricadas, al grito de Viva Guisa.

El equilibrio parece restablecido, pero aún es posible un ataque francés.Es responsabilidad de Farnesio conservar la parcialidad del Duque de Lorena y atender a las necesidades defensivas de la herencia borgoñona que seadministra desde Flandes.

El de Lorena tiene muchos seguidores, pero para cuestiones de dineroes un pozo sin fondo. A costa de su propio presupuesto anticipa Farnesiolas sumas necesarias para evitar cualquier avenencia con Francia.

El Franco Condado o Condado de Borgoña goza de la inmunidad diplomática que le proporciona su neutralidad. La desmembración de la herenciadel Duque Carlos el Temerario, dejó finalmente a Francia en posesión delDucado de Borgoña, yendo a parar el Condado a manos de los Habsburgo.Desde 1508 se acordó que las dos partes de la herencia mantendrían unaestricta neujralidad y se abstendrían de luchar entre sí. Este tratado, sucesivamente renovado y garantizado por la Dieta de la Confederación Suiza,había sido respetado hasta entonces (5).

A pesar de ello, no era de descartar un posible ataque que cortara lacomunicación con Italia, dejando a los Países Bajos sin posibilidad de ayudaen tropas y dinero. Por ello se recurrió al tradicional sistema de recluta dealemanes por la institución del Wartegeld; es decir: mediante una suma dedinero se apalabraban hombres, que si la ocasión lo requería eran reclutados definitivamente. Este sistema permitía reducir los gastos que una levaefectiva de tipo preventivo hubiera hecho muy onerosos.

(3) Maurois, A.: Historia de Francia. Barcelona, 1968.(4) Van Gelder, E.: Histoire des guerres civiles de Flandres, libro IV. París, 1620.(5) Parker, G.: The Army of Flanders and the Spanish Road. London, 1972.

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LA SEGURIDAD EN LOS PAISES BAJOS, REQUISITO PARA...

La defensa de la frontera francesa:

El peligro especial que la posibilidad de un ataque procedente de Franciasuponía para las provincias limítrofes, había determinado, de tiempo atrás,la creación de un cinturón defensivo que cubría el flanco expuesto.

Las provincias de Artois, Cambray, Hainaut y Luxemburgo, fronterascon la Picardía y la Champaña, como más próximas, tenían un especialsistema defensivo constituido por una línea de fortalezas que corría desdela costa del Canal hasta el Mosela. No se trataba de las únicas plazas fuertesde la región, sino de guarniciones de tropas valonas con misiones específicasde defensa fronteriza; junto a ellas, otras ciudades disponían de milicialocal, formada, en casos de emergencia, por los propios burgueses.

Estas plazas, dotadas de soldadesca profesional que cobraba sus haberescon cargo a las finanzas del país, recibían el nombre de guarniciones ordinarias; todas ellas dotadas de mejores y más modernas murallas, constituíanla primera contención de cualquier ataque llegado del país vecino.

Estaban localizadas en los siguientes puntos:

— Condado de Artois.

Cubriendo la llanura de Picardía, desde las colinas de Artois se encontraban: Renty, Hesdin, Avesnes, Arras y Bapaume. Junto a ellas, aunquesin guarnición profesional: Saint Omer, Bethune y Arien.

— Cambray.

Con las guarniciones de Bourbam y Cáteau Cambresis, frente a la fortaleza francesa de Saint Quentin. Y la propia Cambray.

— Condado de Hainaut.

Con una primera línea formada por las guarniciones de Landrecies,Philippeville (la moderna plaza fuerte construida por orden de Felipe II) yMarieburg, y otra más al interior constituida por Tournai, en la ribera delEscalda, y Quesnoy.

— Namur.

Aunque situada más al interior, la guarnición de Namur controlaba laribera y tráfico fluvial de la cuenca superior del Mosa.

Pasado el enclave del principado soberano de Lieja, el Ducado de Luxemburgo tenía situadas la mayor parte de sus plazas defensivas hacia eloeste, frente a Rhetel y Champagne, ya que la frontera sur de Lorena yBar, aliados, no revestía peligrosidad.

— Ducado de Luxemburgo.

Con las plazas de Malandry, Chavancy, La Frette, Monmedy y DanviIlers.

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CORDON DEFENSIVO FRENTE A FRANCIA

A.G.S. E.-594 sn

1.— RENTY ________ 250 SOLDADOS 11.—PHILIPPEVILLE_300 SOLDADOS2.— HESDIN________ 400 12.—MARIEBURG ____ 1503.— AVESNES _______ 125 13.—NAMUR________ 2004.— ARRAS _________ 200 14.—MALANDRY_____ 205.— BAPAUME ______ 300 15.—CHAVANCY_____ 306 — TOURNAI _______ 200 16.—LA FRETTE_____ 607.— BOURBAM______ 150 17.—MONMEDY______ 1508.— C.CAMBRESIS 150 18.—DANVILLIERS...... 1509.— QUESNOY_______ 150 19.—LUXEMBURGO_ 50lO,— LANDRECIES 200 20.—THIONVILLE 300

TOTAL 3.540 HOMBRES

o

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LA SEGURIDAD EN LOS PAISES BAJOS, REQUISITO PARA...

En el corazón del territorio: Luxemburgo; y dominando la cuenca delMosela: Thionville, La Turmilla de los españoles.

4. Las guarniciones españolas de Flandes.

Como parte del dispositivo defensivo, Farnesio dotó a las ciudades deAmberes (Castillo) y Gante y a la fortaleza de Charlemont, que habían sidoreforzadas con los modernos sistemas defensivos de baluartes con bastiones,de un contingente que ascendía a mil ochocientos españoles, consideradoscomo los de mayor confianza.

Los efectivos finales.

Tras las levas que desde 1586 se habían ido llevando a efecto, el contingente de fuerzas que dio la última muestra general tomada el 29 de abril de1588 (6), ascendía a 59.915 soldados, de ellos 3.650 de caballería.

Si a esta cifra descontamos el número previsto de los que habrían decruzar el Canal y el de los que formarían el cuerpo de maniobra de losPaíses Bajos, encontramos que la fuerza general de guarnición de ciudades,villas y presidios hubiera sido superior a los 16.000 hombres, sin contar losdefensores de las plazas del cinturón fronterizo arriba mencionado.

De forma que el cuadro de fuerzas inmediatamente anterior a la llegadade la Armada quedó formado como sigue:

Infantería Caballería

Ejército expedicionario30.000 1.500Ejército Países Bajos10.000 1.000Guarniciones16.265 1.150

TOTAL56.265 3.650

Conclusiones.

Esta somera exposición, nos permite afirmar:

1. Que la Empresa de Inglaterra sólo se hubiera llevado a cabo cuandolas circunstancias políticas lo hubieran permitido y la seguridad de los PaísesBajos hubiese estado garantizada. Circunstancias ambas que se daban ya enla primavera de 1588.

2. Que las operaciones bélicas de los años 1586 y 1587 tuvieron porobjeto facilitar las circunstancias que en.el primer punto se establecen.

(6) A.G.S. E-594-192 y 55.

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H. O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA

3. Que la seguridad de los Países Bajos se cifraba en estos requisitos:

a) Un ejército de guarnición distribuido entre las plazas del país, demás de 16.000 hombres.

b) Un ejército móvil de 10.000 infantes y 1.000 jinetes ligeros, capazde acudir a cualquier punto.

c) Un cordón de protección especial, frente a la frontera francesa.d) Una fuerte suma de dinero situada en Amberes y el Franco-Conda

do, suficiente para sufragar los gastos de recluta efectiva de la caballeríaalemana que con anterioridad se había apalabrado.

Aunque tal vez no pueda afirmarse con la misma convicción respecto alos preparativos de la Armada de Lisboa, para la Empresa de Inglaterra sebuscó y consiguió el difícil cúmulo de circunstancias favorables que exigíasu viabilidad.

Nada más alejado a la idea de un proyecto improvisado, fruto de laimpaciencia de un Rey, al que los historiadores, muy al contrario, han dadoel sobrenombre de Prudente.

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LA ARMADA ESPAÑOLAFRENTE A LA OLEADA DECORSARIOS COLOMBIANOS

DE 1826Fernando SERRANO MANGAS

Licenciado en Historia

Situación de la Armada en 1826.

Cuando en 1833 murió Fernando VII, dejó detrás de si un país totalmente arruinado económica y moralmente. La Hacienda no era capaz de hacerfrente a todos los gastos del Estado. Especial importancia tüvo este punto,principalmente para la historia naval española, en el conflicto entre Españay sus antiguas colonias. El grueso de los caudales para el mantenimiento dela Armada lo aportaban los virreinatos americanos que ahora estaban sublevados, pero a esto había que sumarle, además, los gastos originados por laguerra. Es decir, no sólo se cortaron los suministros de dinero y materiales,sino que los pocos que podían reunirse en la Península se consumían enintentar reprimir los deseos independentistas de las jóvenes repúblicas. Deesta manera solamente, sumado a las disensiones políticas interiores y a lassecuelas de seis años de guerra contra el invasor francés, puede explicarseel hundimiento de un Estado que veinte años atrás era la tercera potenciamarítima mundial. El desastre del 21 de octubre de 1805 no puede explicarla deplorable situación de la Armada española en 1833.

Frente al buen criterio de la administración del trienio liberal para entablar conversaciones encaminadas al reconocimiento de las nuevas repúblicashispanoamericanas y establecer con ellas acuerdos comerciales, que era loque estaban haciendo Inglaterra y Estados Unidos, sancionando así unasituación real e irreversible, los gabinetes absolutistas de la Década Ominosa se empeñaron en proseguir una contienda que de antemano estaba perdida. Era imposible para España volver a hacerse con el control del continente basándose en sus exiguos recursos frente a los de México, Colombia,Venezuela, Perú y Chile, ayudados por Estados Unidos y la Gran Bretaña,verdaderos beneficiarios del nuevo orden existente.

De ceguera total puede calificarse la actitud del gobierno español que,tras el aldabonazo final de Ayacucho, en 1824, le remitía órdenes al embajador hispano en la Corte de San Jaime, diciéndole: que el referido ministrodebe evitar toda relación con los dichos representantes; que de ninguna manera firme ni refrende doci.mento alguno firmado por ellos, ni por su secre

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F. SERRANO MANGAS

tarjo, y que tanto en su carácter de ministro de V. M., cuanto en su particular,los considere como si no existiesen en aquella Corte, de tal manera que hade evitar todo trato directo de relación on los mismos para que en tiempoalguno pueda citarse el menor de ellos como indicativo del reconocimientode sus operaciones e independencia de aquellos países que jamás puede ydebe consentir al gobierno español en perjuicio de los soberanos derechos deV.M. (1).

El caos hacendístico, presente en todo el reinado del Deseado, repercutió desfavorablemente en el renacimiento de la Armada. Al ser imposiblereunir recursos para su mantenimiento, se pensó en establecer unos impuestos especiales con un asentista encargado de cobrarlos. Pero lo más normalfue gravar el comercio, especialmente en las zonas que mantenían intensasrelaciones con América, con unos cupos para costear la guerra. Era unarma de doble filo, y como muestra de esto podemos citar los incidentesoriginados en Bilbao, en 1820, a causa de los quinientos mil reales que letocaron al Consulado de esa ciudad de los dieciocho millones destinados ala expedición de Ultramar. El Consulado no pagaba y la Comisión de Reemplazos giró letras contra esta institución, después de esperar inútilmente dosmeses. Don Francisco Jáuregui y Don Agustín Lequerica se negaron asatisfacer su cuota, multiplicándose los altercados por los repartos de éstas.Se hiciçron rebajas en algunas, pero como muchos comerciantes seguíanresistiéndose, se les apremió y se allanaron sus casas. Visto el cariz quetomaba este asunto, el jefe político mandó suspender los procedimientospor creer que esto podía ser trascendental a la seguridad pública (2).

Los efectivos de la Armada Real fueron disminuyendo paulatinamentea medida que transcurría el tiempo. Los buques que se daban de baja porestar totalmente deshechos, no se reponían. Los responsables y jefes de laArmada no cesaban de exponer la situación, empezando por Don LuisMaría de Salazar, que fue Ministro de Marina en los dos períodos absolutistas de Fernando VII. Su segundo mandato abarca desde 1823 a 1832. Fueuno de los pocos hombres dignos en aquellos desgraciados años. Trató dereformar y relanzar la Armada con medidas encaminadas a volver a poneren funcionamiento astilleros y fundiciones de artillería. El fracaso fue larúbrica de casi todos sus intentos. Fracasó hasta en querer volver a poneren sevicio el Algeciras, hundido entre el fango de La Carraca. Sus exposiciones siempre eran las mismas: Una marina enteramente aniquilada como lade España, así en la parte material como en la personal, no puede restablecerse sin mucho tiempo y mucho dinero (3). Otras veces, Don Luis Maríatrasladaba hasta el Rey o el Ministro de la Guerra las continuas quejas quedesde abajo le llegaban, como aquella carta del Director General de la

(1) Acuerdo del Consejo de Estado de 17 de junio de 1826. A.H.N. Estado 214.(2) Agustín Argüelles a Juan Madrid Dávila. Madrid, palacio, 6 de junio de 1820.

A.H.N. Estado 133.(3) Luis María de Salazar al Secretario del Consejo de Estado. Madrid, palacio, 26 de

junio de 1826. A.H.N. Estado 214.

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LA ARMADA ESPAÑOLA FRENTE A LA OLEADA DE CORSARIOS...

Armada en que contaba que tras diez meses de incomunicación por la faltade navíos y por el bloqueo de los corsarios colombianos, liberales y contrabandistas, el comandante general de las Canarias había logrado recibir lacorrespondencia por medio de un navío inglés. La amargura y desánimoestán patentes en sus letras: Muchos son, Sr. Excmo., los encargos quequieren darse a la Marina de S. M. Bien veo que todos son de su incumbencia,

Retrato de D. Luis M.’ de Salazar, Ministro de Marina de Fernando VII.

pues así el que se trata cómo guardar las costas, perseguir a los piratas ycontrabando, atender a las islas de Puerto Rico y Cuba como el de hacerfrente a cualquiera otra nación que trata de oponerse al bien y tranquilidada los dominios del Rey N. S. Por mar todo corresponde a la Armada; massin embargo, ésta, aunque con gran dolor de V. E. y mío, claro es en el estadoen que se halla, falta de recursos y de buques para tantas atenciones, nopodrá suplirlas. V.E., lo mismo que yo, sabe el número de buques quetenemos disponibles en la Península. Igualmente no ignora la distribuciónque de ello produce a V. E. contestando a la Real Orden que se sirvió comunicarme en 24 de abril último, diciendo allí mismo que era cuanto podía

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hacerse por ahora, mas que para que pudiese continuar el servicio que proponía y cubrir también la costa de Cantabria eran necesarios muchos másbergantines y corbetas que no bajasen de 18 cañones aquéllos y éstas de 22,debiéndose ser todos de primera marcha. Desde mi dictamen no tan sólo nohemos aumentado de fuerzas, sino que V. E. ha visto la demora que hasufrido la división del capitán de fragata Sevilla que aún se halla en Cádiz acausa de la falta de auxilio para repostar la de los consumos y darla algúnsocorro.

Creo de mi obligación decir a V. E. que con el número de buques que enel día tenemos no es posible, no sólo atender a lo que pide y. E. respecto aestablecer una correspondencia periódica con las Canarias, pero ni guardarlos puntos de las costas y dar convoyes al comercio como es debido y lo deseaS. M., a quien pido haga presente V. E. que con mucho dolor nuestro nosvemos obligados a manifestarle, para que nunca se nos pueda hacer responsable de los golpes que suframos, que en vano nuestros deseos serán mayoresy mejores respecto de sus reales intereses, si no se aumenta la Marina deGuerra y se atiende con la preferencia que exige un cuerpo que está encontinua guerra (4).

Las fuerzas a las que aludía y que no bastaban para los servicios másperentorios, después de la partida hacia el Caribe de la escuadra de Labordecon el único navío de línea en condiciones de navegar, tres fragatas y unacorbeta, eran:

En Cartagena: corbetas Descubierta y Diana; bergantín-goleta Encantadora; goleta Nueva María; faluchos Hércules y Catalán.

Escoltando el convoy de Cantabria por la zona del Estrecho: bergantinesJasón, Jacinta y Diligente; goleta Andaluza.

En Barcelona: goletas Mahonesa y Catalana.

En el apostadero del Ferrol, anclados por ser superiores las fuerzas delos contrabandistas: bergantín Guadiana; faluchos Halcón y Terror; navíoHéroe (reparando); fragata Restauración (reparando).

En Bayona: bergantín Relámpago (en construcción).

En Cádiz: bergantines Voluntario y Vengador. El primero con necesidadde forrarse de cobre y algunos reparos y el segundo totalmente inútil, porlo que se ha propuesto su venta; navío Soberano (reparando); barcas Reglay Número 8.

En Mahón: bergantines Guadalupe y Manzanares. Las obras estabanparalizadas porque los asentistas no recibían ningún dinero (5).

(4) Luis María de Salazar al Secretario del Despacho de la Guerra. Madrid, palacio, 23de junio de 1826. A.H.N. Estado 214.

(5) Distribución que actualmente tienen los buques de guerra que hay armados en laPenínsula y estado en que se hallan los que se aprestan con objeto de ocuparse en lasatenciones que ocurran. No pone quién lo remite. Madrid, palacio. 7 de junio de 1826.A.H.N. Estado 214.

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LA ARMADA ESPAÑOLA FRENTE A LA OLEADA DE CORSARIOS...

Los navíos Héroe y Soberano, con la fragata Restauración, se mandarona América para reforzar las defensas de Cuba y Puerto Rico. Hay que hacernotar que casi todos los buques tenían muchos años de servicio, lo querepercutía en su rendimiento; las unidades que utilizó Laborde en su excelente campaña antillana se desmoronaban por el mal estado de conservación.

Pero si lamentable era el estado de los buques, la situación de las tripulaciones era desastrosa. El 8 de mayo de 1826, el Capitán General de Cataluña contaba que la división del mando de Don Joaquín de Santoballa,compuesta por dos goletas y dos corbetas, había llegado al puerto de Tarragona con los hombres casi desnudos, sin un real para comprar tabaco, ypara lavar los pocos andrajos que llevaban no tenían ni jabón. Desde el 23de agosto anterior sólo habían cobrado un mes (6). A pesar de la escasezde caudales el intendente les había entregado cuarenta y cinco mil realescorrespondientes a media paga y que un poco más adelante entregaría a lagoleta Mahonesa seis mil reales, tras lo cual no se podría aportar ya ningúncaudal (7).

Este era el panorama existente cuando, en 1826, hicieron su apariciónante las costas españolas los corsarios colombianos con buques casi siemprenuevos, bien armados y pertrechados. Según el propio Don Luis María deSalazar, todas las fuerzas navales españolas en la península no eran capacesde resistir el ataque de dos fragatas (8).

Corsarios colombianos, exiliados liberales y contrabandistas.

En 1826, el Congreso de Panamá se pronunció favorablemente a laabolición del corso (9), pero al mismo tiempo se convino hacer los preparativos necesarios para intentar anular el dominio español en Cuba y PuertoRico. Colombia llegó a reunir un navío de línea y cuatro fragatas, y Méxicouna fragata y varios bergantines y goletas. Ante estas noticias, el gobiernoespañol, haciendo un gran esfuerzo, mandó una expedición al mando deLaborde con lo mejor que contaba en aquellos momentos la Armada española: un navío de línea, un bergantín, tres fragatas y una corbeta (10). Elnavío era el Guerrero y las fragatas La Perla, La Iberia y La Lealtad. Mástarde se le unieron los navíos Héroe y Soberano y la fragata Restaura

(6) El Marqués de Campo Sagrado, Capitán General de Cataluña, al Secretario deEstado y del Despacho de la Guerra. Barcelona, 8 de mayo de 1826. A.H.N. Estado 214.

(7) El Marqués de Campo Sagrado al Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra.Barcelona, 10 de mayo de 1826. A.H.N. Estado 214.

(8) Luis María de Salazar al Secretario del Despacho de la Guerra. Madrid, palacio, 23de junio de 1826. A.H.N. Estado 214.

(9) De Azcárraga y Bustamante, José Luis: El Corso Marítimo. C.S.I.C. Instituto Francisco de Vitoria. Madrid. 1950. Pág. 152.

(10) De los Ríos. Juan Miguel: Historia de la Armada Española. Madrid, 1839. Pág. 67.

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ción (11). Pero la realidad era otra. La república de Colombia tenía un ejércitobastante exiguo —vista la imposibilidad española de reaccionar—, y encuanto a sus fuerzas marítimas, unas unidades eran extranjeras, suecas o dearmadores norteamericanos, o estaban en muy mal estado. Un factor quejugó en contra de los deseos independentistas fue la quiebra del banqueroGoldmisth, prestamista de los insurgentes.

Los informes llegados a Madrid señalaban que las fuerzas terrestrescolombianas, entendiendo por Colombia casi todo el antiguo Virreinato delPerú, estaban reducidas a 11.460 hombres, distribuidos de la siguiente forma:

5.000 en el Perú, auxiliares.3.400 en Venezuela.3.060 en Santa Fe.

En cuanto a las fuerzas de mar:

1 navío (sueco, reparándose en Nueva York).1 fragata (sueca, reparándose en Nueva York).2 corbetas (suecas, reparándose en Nueva York).1 bergantín (sueco, reparándose en Nueva York).2 fragatas de servicio.2 corbetas en Cartagena de Indias.2 bergantines en Cartagena de Indias.1 fragata nueva en Nueva York (12).

La actividad colombiana se orientó al corso, con la expedición de patente a buques norteamericanos, en donde, a lo sumo, parte de la tripulaciónera hispanoamericana. El fin de estos corsarios era intentar paralizar elcomercio interceptando los navíos españoles o los neutrales que llevasenmercancías españolas. El ámbito escogido para sus correrías fueron lasinmediaciones de la Península e incluso ataques a lugares costeros, aprovechando que el grueso de la Armada estaba en América. En realidad no erala primera vez que esto sucedía. Como precedente tenemos una oleada decorsarios con bandera artiguista o argentina que alcanzaron algunos éxitosnotables. En 1818. seis corbetas de 24 cañones y seis goletas de 12 a 18piezas bloquearon las costas de España entre Canarias y Cabo de San Vicente. En el estrecho hicieron presas a vista de los puertos, entre las cualesdestacan las dos fragatas de la Compañía de Filipinas en donde iban elCapitán General y el Obispo de aquel archipiélago (13).

(11) De Vilaboa, Antonio: Introducción al estudio de la Marina de Isabel II. «RevistaGeneral de Marina», tomo 133. Madrid. 1947. Pág. 696.

(12) Estado de las fuerzas de la República de Colombia. No lleva firma ni fecha, aunquecon toda seguridad es de 1826. A.H.N. Estado 214.

(13) Fernández Duro, Cesáreo: La Armada española desde la unión de los reinos deCastilla y León. Tomo IX. Madrid, 1903. Pags. 168 y 169.

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LA ARMADA ESPAÑOLA FRENTE A LA OLEADA DE CORSARIOS...

En junio de ese mismo año, yendo de La Habana a Cádiz, una flotamercante de 52 navíos, protegidos por la corbeta Diamante y los bergantinesAlerta, Realista y Vengador, fue asaltada en el cabo de San Vicente por unacorbeta y dos goletas, durando el combate dos horas; y por esos mismoslugares, el correo Voluntario fue atacado por otro navío de bandera argentina con 20 carronadas de 32 libras y un cañón giratorio de 18 (14). Elbergantín-goleta Nereida fue apresado por el corsario Irresistible (15).

No obstante, la capacidad de reacción española en estos primeros añosera muy superior a la de 1826. En 1821, el alférez de fragata Don AntonioRiquer, con un bergantín y una polacra, armados en Barcelona, dio buenacuenta del corsario artiguista Argentino, que de artiguista llevaba sólo elnombre, pues como capitán iba Alfred Gattiery y de segundo Willians H.Jeffries. Su armamento era de 10 piezas de 9 y 12 libras. Sin embargo, nodieron fruto las diligencias realizadas para neutralizar las actividades de laotra nave corsaria que acompañaba al Argentino, llamada General Rivera,comandada por Richard Moore (16). La otra unidad que actuó en esta zonacon patente de Artigas fue la Leona Oriental, del capitán Guillermo Nutter,armada en Baltimore, y que apresó a la fragata María Francisca de Asís (17).

En 1826, los corsarios colombianos se van a encontrar con una coyunturasumamente favorable. Los refugiados liberales en Gibraltar, Portugal e Inglaterra intentaban, por todos los medios, aniquilar al régimen absolutista.

Entre tanto, la Armada española había sufrido reducciones importantes.En 1819 contaba con seis navíos de línea, doce fragatas y noventa y cuatrobuques menores (18). En este año de 1826 ya hemos visto con qué contaba.Fruto de esa casi desaparición de la Marina de guerra fue la proliferaciónde contrabandistas, que llegaron a una osadía increíble. Resulta realmentedifícil delimitar quiénes son corsarios colombianos, quiénes exiliados y quiénes contrabandistas, pues actuaban en íntima colaboración.

Dentro de los revolucionarios los había españoles, franceses e italianos,siendo sus objetivos las costas y comercios de España y del reino de las DosSicilias. El dinero para el armamento de los buques y la recluta de gente losuministraba Inglaterra a los jefes liberales allí refugiados.

La base donde se concentraban los navíos y desde donde actuaban impunemente era Gibraltar. El Secretario del Despacho de la Guerra así lomanifestaba en el Consejo de Estado del 5 de junio de 1826 al decir que loperjudicial que nos es el punto de Gibraltar, por ser donde generalmente sefomentan las expediciones, y Jersey, donde se hallan reunidos la mayor parte

(14) Fernández Duro: Ob. cit. Págs. 168 y 169.(15) Fernández Duro: Ob. cit. Págs. 168 y 169.(16) Beraza, Agustín: Los corsarios de Artigas. Centro de Estudios Históricos Navales

y Marítimos. Montevideo, 1978. Págs. 166 y 167.(17) Beraza: Ob. cit. Pág. 167.(18) De los Ríos: Ob. cit. Pág. 61.

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de dichos revolucionarios, con el objeto todos de la revolución, de arruinarnuestro comercio con sus piraterías y con el contrabando que es ahora elvehículo de sus operaciones (19).

Entre tanto, el liberal Van Halem había pasado de Colombia a losEstados Unidos para ir desde allí a Londres a ponerse en contacto con Minay los demás refugiados españoles (20). Otro líder liberal, Beltrán de Lis,también marchó a Londres para negociar con el cónsul general de Colombiala autorización de armar buques en corso contra España (21).

Poco a poco empezaron a llegar las noticias de las depredaciones deestos corsarios. El místico San Antonio, en trayecto de Santander a Barcelona, con un cargamento de harina fue apresado el 15 de mayo por unpaquebot colombiano, armado con un obús giratorio del 18 y veinticincohombres de tripulación. El capitán, contramaestre y piloto eran angloamericanos y la tripulación españoles de la Península y de América. El 16 delmismo mes fondeó en Gibraltar un bergantín-goleta insurgente con 12 piezas, entre carronadas y cañones. Iba mandado por un tal F. S. Gandolfo.La tripulación estaba compuesta por 40 individuos de la canalla allí refugiada. También se encontraba atracado otro bergantín de 18 piezas al mandodel capitán Samblett.

n la zona de Vera, el 17 de mayo, hubo un sobresalto general entre lapoblación al divisarse trece o catorce barcos colombianos. En Almería también llegaron a verlos, reconociéndose entre ellos una fragata y un bergan

(19) Consejo de Estado de 5 de junio de 1826. AUN. Estado 214.(20) Ibidem.(21) Ibidem.

Vista de Gibraltar. Grabado de la época. (Museo Naval. Madrid.)

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LA ARMADA ESPAÑOLA FRENTE A LA OLEADA DE CORSARIOS...

tín. Dos faluchos fueron apresados en este área por una goleta con diezpiezas. Se esperaba con ansiedad el Regimiento de Caballería de Ligerospara establecer destacamentos en la costa.

Desde hacía tres semanas, a 26 millas de Gibraltar, cruzaban siete buques que reconocían a los que se les acercaban; la identidad de estas unidades se ignoraba, sabiéndose sólo que llevaban una bandera encarnada altope del trinquete (22).

El Secretario del Despacho de la Guerra, en el ya mencionado Consejode Estado del 5 de junio, decía que si se querían guardar las costas yproteger el comercio era indispensable absolutamente y urgente la existenciade buques de guerra, que en su concepto podría verificarse armando tresnavíos con el ahorro que suponía la reciente reducción de 12.000 hombresen el Ejército. A esto contestó el Secretario del Despacho de Haciendadiciendo que las cargas del Estado eran superiores a los ingresos y que sólose podía ir cubriendo las atenciones más urgentes (23).

Mientras, a principios de junio, dos bergantines y una polacra de contrabandistas se presentaron en Gandía y Oliva, donde desembarcaron, y, poniendo tranquilamente sus tiendas de campaña, hicieron público mercadode sus géneros sostenidos por una lancha con un obús y un cañón de acuatro. Que se observaba grande algazara entre ellos, cantando cancionesque se llamaban patrióticas y que en sus tiendas tremolaban gallardetes verdes. Durante dos o tres días hicieron lo que quisieron, sin que ningunafuerza naval o terrestre les importunase (24).

El 15 de julio se apostó en las inmediaciones de Luarca una goletainsurgente que llevaba apresado un quechemarín vizcaíno. Ese mismo día,por la tarde, apresó otro quechemarín, esta vez gallego, procedente deBayona, con 14.000 duros en fardería. Por los prisioneros del quechemarínvizcaíno que echó a tierra, pudo saberse que todo su armamento consistíaen un cañón de 8 libras giratorio y dos pedreros, 25 hombres de tripulación,que toda su maniobra era de esparto y su gente floja (25). También en lasinmediaciones de Luarca dos bergantines de guerra colombianos habíanperseguido y tomado dos mercantes españoles, quemándolos y echándolosa pique. En su atrevimiento llegaron a sacar tres barcos a mediodía, delpuerto de Castropol, a vista de su vecindario (26).

El 18 de julio se presentaron en el fondeadero de Gijón por la mañanay sacaron de debajo del castillo de Santa Catalina, que se halla desamparadopor la falta de cañones, tres buques mercantes procedentes de Bilbao, marchando con ellos. El saqueo lo presenció toda la población de Gijón (27).

(22) Ibídem.(23) Ibídem.(24) José O’Donnell, Capitán General de Valencia y Murcia, al Secretario de Estado y

del Despacho de la Guerra. Valencia, 9 de junio de 1826. A.H.N. Estado 214.(25) El Administrador de Correos de Luarca al Administrador General de Correos de

Oviedo. Luarca, 17 de junio de 1826. A.H.N. Estado 215.(26) El Administrador de Correos de Oviedo, Antonio Guerra, al Director General de

Correos. Oviedo, 19 de julio de 1826. A.H.N. Estado 215.(27) Ibídem.

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La misma goleta que apresó los quechemarines gallego y vizcaíno volvióa tomar otro barco el 22 de julio, el quechemarín del capitán Francisco Cruzde Jáuregui, que hacía el trayecto de San Sebastián a Burdeos (28).

Cada día la situación era más inestable y para evitar que algunos barcosextranjeros con mercancías españolas, que hacían el trayecto entre la Península y las islas antillanas, donde todavía ondeaba el pabellón español, cayeran en manos de los corsarios, se llegó a la determinación de retenerlos enlos puertos españoles, con la excusa de la cuarentena hasta que pasara elpeligro (29).

Tampoco las costas gallegas se vieron libres de las incursiones de loscorsarios. El capitán general de Galicia informaba a Madrid a principios deaosto de que son continuas las presas que hacen los corsarios colombianosy el frecuente desembarco de los contrabandistas en la Isla de Arosa igualmente que en otros puntos, insultándola de modo que el que verificaron enel puerto de Soro alteró la tranquilidad de los habitantes de la villa de Noyay sus inmediaciones. En este lugar acudieron los voluntarios realistas pidiendo a toda prisa algunas armas y municiones (30).

El comandante general de la provincia de Tuy avisaba que por la playade la Casadoura intentó desembarcar una lancha de gente armada, con 100hombres o más. En su descargo, el comandante decía que con la escasafuerza que existe en la provincia no puede dar ningún pronto auxilio a cualquier puñto que sea atacado, siendo indispensable atender a una parte sindejar abandonada otras sumamente necesitadas de observación, ya por lacosta, ya por la frontera de Portugal, donde los refugiados españoles hanprincipiado a moverse (31).

El capitán general de Galicia, visto que el acoso de los corsarios, revolucionarios y contrabandistas iba en aumento, solicitó que no se disolviesenlos tres regimientos de milicias provinciales, como estaba resuelto. El Consejo accedió a la petición, a pesar de que la medida daría lugar a reclamaciones de los demás Capitanes Generales (32).

También a principio de agosto entró en Gibraltar el bergantín-goletacolombiano República, después de haber hecho varias presas sobre el cabode Gata (33).

Pero la preocupación principal del Consejo de Estado era el estrecho,por dos razones esenciales: la protección de una zona en la que confluíanimportantes rutas marítimas y la vigilancia de Gibraltar, que, como hemos

(28) El Cónsul español en Bayona al Duque del Infantado. Bayona, 24 de julio de 1826.A.H.N. Estado 215.

(29) El Duque del Infantado al Secretario del Consejo de Estado. Caserón, 1 de agostode 1826. A.H.N. Estado 215.

(30) El Duque del Infantado al Secretario del Consejo de Estado. Madrid, palacio, 12de agosto de 1826. A.H.N. Estado 215.

(31) Ibídem.(32) El Consejo a 5. M. Madrid, palacio, 17 de agosto de 1826. A.H.N. Estado 215.(33) El Duque del Infantado al Secretario del Consejo de Estado. Madrid, palacio, 18

de agosto de 1826. A.H.N. Estado 214.

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LA ARMADA ESPAÑOLA FRENTE A LA OLEADA DE CORSARIOS...

dicho, acogía a los corsarios. De esta manera, a instancia de una RealOrden de 9 de octubre de 1825, se le encargó a Don José Sumarán quehiciera un presupuesto para la reparación de las torres vigías desde Cádiza Málaga, y de los instrumentos necesarios.

Su presupuesto fue:

Reparación de las 37 torres43.170 reales.74 anteojos (dos por torre)37.000 reales.37 telégrafos de aspas63.418 reales.

Total143.588 reales.

Salario de los tres empleados por torre, en total 111: 464.010 reales más24.000 reales de los sueldos del director y dos ayudantes. Total sueldos deempleados: 488.010 reales.

Se le pidió su parecer sobre este presupuesto al Conde de Venadito, aquien le parecieron excesivos estos gastos; propuso suprimir los telégrafosde aspas y sustituirlos por el método de la tabla pintada con las banderas,usado en los buques de guerra británicos, que cualquiera podía aprenderen veinticuatro horas. En su opinión no era necesario el aumento de torresque proponía Sumarán de no admitirse el telégrafo de aspas, porque ladistancia sería de tres millas de una a otra, pudiéndose ver las banderas conun anteojo. La dirección sería de un .oficial del cuerpo de inteligencia yactividad; un segundo, que debería ser precisamente Sumarán, y un ayudante, que sería un piloto de la Armada. Al director se le abonarían 500 realesmensuales sobre el sueldo de su empleo y 200 reales de sobresueldo alsegundo.

Utensilios para cada torre:

1 barril para agua.1 hacha de partir leña.1 horquilla.1 farol para poner luz por la noche.Fusiles y cartuchos.1 anteojo de 20 a 25 duros, 3 de repuestos en Málaga y otros 3 en

Cádiz (34).El Consejo siguió las recomendaciones del Conde de Venadito y fue

aceptado por el Rey el 15 de agosto de 1826 (35).Poco a poco empezaron a remitir los ataques, por las directrices que

iban tomando los acontecimientos, como el que se hiciera caso de los acuerdos del Congreso de Panamá sobre la supresión del corso, y porque laspocas unidades de la Armada establecieron un control más serio en la zona

(34) El Conde de Venadito a S. M. Madrid, 2 de agosto de 1826. A.H.N. Estado 215.(35) Acuerdo del Consejo de Estado de 3 de agosto de 1826, presentado al rey el 7 del

mismo mes. A.H.N. Estado 215.

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del Estrecho con vistas a interceptar los buques corsarios con rumbo aGibraltar. La oleada masiva había remitido. En adelante nos encontraremoscon casos aislados, más o menos espectaculares. El 26 de septiembre de1826, el quebradero de cabeza del Consejo de Estado lo constituía un solonavío con patente de corso colombiana que había hecho numerosas presasen el golfo de Cádiz, a pesar de todas las medidas tomadas (36).

(36) Papel dirigido al Secretario de Estado y del despacho de Marina. No pone quiénlo remite. Madrid, palacio, 26 de septiembre de 1826. A.H.N. Estado 214.

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DOCUMENTO

Más que documento, se incluye aquí ,una noticia divulgada en letra impresa el 19 de octubre de 1805. Es la relación de la escuadra franco-españolaque se enfrentará dos días después con la escuadra inglesa de Nelson enTrafalgar; la línea de batalla, como la denomina Alcalá Galiano en su relatodel combate.

La publicación de la noticia no desveló ningún secreto de guerra, ya queambos contendientes conocían el número y composición de las fuerzas ene- -

migas, y el encuentro era poco menos que cantado.

(Colección González-AHer.)

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DOCUMENTO

w.‘ RZLACION D& LA ESQUADRA COMBINADA QUE HL

empezado salir de la Bahía de Cádiz el i 9 de

Octubre del presente aiio de i 805.

CUERPO FUERTE.Segunda Eiquatra 6 Vanguardia.

Mr. Co.,nan.Don Trodoro Argumosa, Cap.taii de Navío.Mr. Boudotun.I Teniente General Don Ignacio de Alava y

Capitan de bandera I)on Joacph de Gardo..qui, Capitan de Navío.

oSo. Mr. Hubert.074 Don Miguel Gastan, Capuzo de Nayío074. Mr mf roce.040. Mr, Henaux.

Primera squadra 6 Centro.Mr. lucas.Don oaeph de Quevedo , Capitn de Navío.Mr. Mi.tral.Comandaste general Mr. I’.uniral Villenenye X.

fe del ssad,, Mayor Mr. Prigny ; y Capi.tan de bandua Mr. Llagendir.

El Xefe de Esquadra Don Baltasar Wdalgo dvCisneros ; y Capitan de bandera Don Francisco Uriarte , Brigadier.

074 Mr. Pouliio.074. Don Feipe Xdo Cagigal, Brigadier.040. Mr. (a 7lciiicric.oeS Mr. Duinay.

(Moneblanc . . . 074- Mr. Le Vil egrie.S. Francisco de Asij. 074. Don 1 uis de Flores, Capitan de Navío.¡)uaitr(uio. . . 074. Mr. buffet.J Foimidable . . . oso. El Contra Almirante Dutnanoir; y Capitan daosuna. bandera Mr. Letellier.

1 Rayozoo. Don Henriquie Macdon. 1, Brigadier.CIpi0fl . . . 074. Mr. Rererger.

(j’leptano . . . . oSo. Don Cayetaan Valdes, Brigadier.Fragata. Cornelie . . . . ono. Mr. Martinenq.

Esquadra de Observacion.

1•a Divicion.• J S.JuanNcpoinuceno. Papailol. 074. Don Cosme Churruca, Brigadier.

BC#WiCk. . . - France,. 074. Mr. Causas.

France,. 074.l1spaísol. 074.

• Frentes 074.

• Bspar’iol. ita.

- . France,.EspaisoL

• FrancesFrances.

(Pintan.MonarcaFuguruxSanta Ana.

Navíos 1lodompeshieSan Justo -

IjotrepideFragata. LUisa

(Redoutab’ean Leaudro.Neptune -Bucencaure

Navia,. .e

1 HerasL.san Agutin.

Fragata’ Hortense.Bergarn. Furet.

Frar,ce,. 074.• . ESp3iiCil. ts64.• . Fran.rt. 084.

Francas. o8o,

Sm,. Trinidad . . Espaiol. z6.

• . Prances.Espadol.

- France,.- . France,.

Tercera Esquadra ó Retaguardia.Frances.EspaioI.Francea.France,.

£spaflol.FranCea.Fapaliol.France,.

130 Núm. 2

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DOCUMENTO

Príncipe de Astur ial. Esfaiiol.

Navíos. <1’ AchilkSan II letona

• ir4l1aIslCFrqg ata fhetnts .»cra1 Argu

SwiftsssreArn.usts

AlgecirasNovios. .

‘!ontaiies.1 L’ Aiglek.. Rahaina.

F,agasa. 1-lermione.

1 12. oinaodante General el Teniente General DooFederico Gruvsra Mayw .Generai el Xefede Esuadra Don Antun Focafio; y Capitan de bandera D Rafaelde More. Brigaáicr.

074 Mr. de D’nieuport.074 Don Joseph de Vargas , Brigadier.074 Mr. Epron.040. Mr. Jugan.oid. Mr. Taiiiard.

Divicion.Mr. Villemadrin.han An1onio Pareja , Capítan de Navío.di Conrra.Atmirapce Magon ; y Capitan de han

dera Mr. Brouard.074. Don Francisco Alcedo , Capitan de Navío.074. Mr. Cuurrege.074. Don Dionisio Alcalá Galiano , Brigadier.040. Mr. Mabd.

Esquadra tnglesa consignada al Lord ?1elso, Vice-Almirante de la Bander blanca, teniendo á sus órdenes ñ los de igual 8raduacion Collinwood,

Cilder, y sí los Con tra-Alrniranícs Bickerion , Knigh: y Louis.

Frances.Español.Fr.snces.Francos.France,.

Segunda• . . Frances. 074

Espaiiol. oso.Francos. 074.

• . . Español.Frances.Español.

• . . Frances.

Total de Novios Españoles. . .

¡dore Franceses. . . . oS.Fragatas idemoBergantines idem02.

Que componen todos ¡os referidos Buques. .40.

Novios Ca,.ones. [ Navios. Cajiones.Victrrryioo. il..negal . . . oSo

Navíos. Cañones.Zealcus. . . . 074.

B. osma. . . . zoa. Tigre . . . . oSo. Congueror... 074.

Prirce of Wales. 093 Tpo nt . . . o8o. Revenge . . . 074.

Drradn. s5ht . . 098 Speucer. . . . 074. 1..’ (chi le. . . 074.

TrITeaire . . .

Ntune . . .

098 Le partiate .

098. 1 De.ce . .

. 074. Minotur .

. 074. Colossus .

. .

. •

074

o7..Prire . . . . 098. Siwisure . . . 074 Mars . . . . 074.

QueenCanupus. . . .

098.oSo.

Orcn . . .

Len than. .

. 074 Beilerophon . .

. 074. Polypheinus . .

074.

064.

Con varias fragatas , corbetas y buques menores de guerra. Ademas se ban reunido otrosdá ,.avo de So

Se hallari er Cídiz en la Imprenta de D. Pedro Gomez de Requena,Impresor mayor por S. M., Plazuela de las TabIa, y en el Despacho

de dicha Imprenta , Calle Guanteros esquinas de las Flores.

Año 1953131

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LA COSMOGRAPHTA

DE PEDRO APIANO,corregida y afladidapor GemrnaF’riíio,

Medico y Matheinatico.La manera de dcícruiry uatIosLugre,concl Vío del Anillo Aíltoncmjco, del

nMím3 Autor Geinm Frilio.

El Sitio y Deícripcion ddas tnd y Müdo Nueuo,(cada dela Hifloria de FranciícoLopeL de G omara,y dcLi Coíinographia de ieonyuo Giraua Tarragonez.

1,-u.

o

!1,D. LXXv»

- EN ANVIRs.Por luan Bellero al Aguila de Oro.

Cia Prsaik;i.d, rs N.

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LA HISTORIA MARITIMAEN EL MUNDO

1. PORTUGAL: Instituciones y archivos de interés para el estudio de laHistoria Marítima.

ACADEMIA PORTUGUESA DA HISTÓRIA

Palácio da Rosa.Largo da Rosa, 5.Lisboa.Nace en 1720 como Academia Real da História Portuguesa y se clausuraa mediados del siglo xviii. Se restablece con el nombre actual en 1936.Biblioteca: 50.000 volúmenes.Publicaciones periódicas: Anais, Boletim, Documentos medievais Portugueses, Subsidios para a História Portuguesa, Fontes narrativas daHistória Portuguesa. -

ARQUIVO DISTRITAL DO FUNCHAL

Palácio de Sáo Pedro.Rua da Mouraria.MadeiraFundado en 1931.Archivo con 300.000 manuscritos y una biblioteca muy especializadade 8.100 volúmenes.Publicaciones periódicas: Arquivo Histórico da Madeira.

ARQUIVO NACIONAL DA TORRE DO TOMBO

Palácio de S. Bento.Lisboa.Fundado en 1352-1388.Biblioteca: 13.217 volúmenes, 20.000 manuscritos.Publicaciones periódicas: Inventarios das Portarias do Reino e das Mo-radias da Casa Real.

BIBLIOTECA CENTRAL DE MARINHA

Praça do Imperio.1.400 Lisboa.Fundada en 1835.Biblioteca: 45.300 volúmenes.

Año 1983 133

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L. HIGUERAS RODRÍGUEZ

BIBLIOTECA DA ACADEMIA DAS CIÉNCIAS DE LISBOA

Rua da Academia das Ciéncias, 19.1.000 Lisboa.Fundada en 1779.Biblioteca: 360.000 volúmenes, 3.000 manuscritos, 63 incunables.

BIBLIOTECA NACIONAL

Campo Grande, 83.1.751 Lisboa Codex.Fundada en 1796.Biblioteca: 1.000.000 volúmenes, 12.000 manuscritos.Publicaciones: Boletim de Bibliografía Portuguesa, Repertorio das Publicaçóes Periodicas Portuguesas.

BIBLIOTECA PUBLICA E ARQUIVO DISTRITAL DE ANGRA DOHEROISMO

Palácio Bettencourt.Rua Conseiheiro Jacinto Candido.Angra do Heroísmo.Azores.Fundada en 1948.Biblioteca: 60.000 volúmenes, 1.00.000 manuscritos.Publicaciones periódicas: Boletim da Biblioteca Pública, Arquivo Angrado Heroísmo.

BIBLIOTECA PUBLICA MUNICIPAL DO PORTO

Jardim de Sáo Lázaro.4099 Porto Codex.Fundada en 1833.Biblioteca: 1.325.000 volúmenes, 2.500 manuscritos, 273 incunables.Publicaciones periódicas: Bibliotheca Portucalensis.

CENTRO DE ESTUDOS HISTÓRICOS ULTRAMARINOS

Rua de Junqueira, 86.1300 Lisboa.Creación en 1955.Historia de la expansión marítima portuguesa y descubrimientos.Biblioteca: 7.500 volúmenes.Publicaciones periódicas: Studa (semestral).

134 Núm. 2

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LA HISTORÍA MARITIMA EN EL MUNDO

INSTITUTO ASTRONOMICO

Dependiente de la Universidad de Coimbra.Fundado en 1772.Biblioteca: 20.000 volúmenes.

INSTITUTO DE INVESTIGAÇÁO CIENTÍFICA TROPICAL

Dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia.Ministério da Educaçáo.Rua Jau. 54.1300 Lisboa.Fundado en 1936.Publicaciones periódicas: siete publicaciones distintas. Edita mapas geográficos, planos de ciudades, etc.

Departamentos que dependen de este Instituto.

[1] Arquivo Histórico Ultramarino.

Calçada da Boa Hora, 30.P. 1300 Lisboa.Fundado en 1931.

[II] Centro de Cartografia.

Trav. Conde da Ribçira, 7-9.P. 1300 Lisboa.Fundado en 1982.

[III] Centro de Estudos de História e Cartografia Antiga.

Rua Jau, 54.P. 1300 Lisboa.Fundado en 1961.

INSTITUTO HIDROGRAFICO

Rua das Trinas, 49.1296 Lisboa Codex.Biblioteca: 10.000 volúmenes.

MUSEU ETNOGRAFICO DA SOCIEDADE DE GEOGRAFIA DELISBOA

Rua das Portas de Santo Antáo, 100.1100 Lisboa.

Año 1983 135

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L. HIGUERAS RODRÍGUEZ

Fundado en 1875.Arte popular, armas, trajes, instrumentos musicales, estatuas de navegantes e historiadores, objetos procedentes de los viajes de descubrimientos, instrumentos de navegación e instrumentos científicos.

MUSEU DE MARINHA LISBOA

Monasterio de Santa María dos Jerónimos.Lisboa.Actual emplazamiento desde 1962.Modelos, instrumentos náuticos, etc., «Sala Cartografía» y «Planetario».

MUSEU MARITIMO «ALMIRANTE RAMALHO ORTIGAO»

Capitania do Porto de Faro.Faro.Fundado en 1931 (a partir del Museo Marítimo Industrial, fundadoen 1889).Métodos regionales de pesca, modelos de buques y equipos, pinturasde fauna, uniformes, etc.

SOCIEDADE DE GEOGRÁFIA DE LISBOA

Rua das Portas de Santo Antáo, 100.1100 Lisboa.Fundada en 1875.Biblioteca: 200.00 volúmenes y 6.000 cartas geográficas.Publicaciones periódicas: Relatório, Boletim (mensual).

Núm. 2

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NOTIÇIAS GENERALES

CONGRESOS Y SIMPOSIOS

1983-septiembre 22-24. Aix-eu-l’rovence (Francia).

Mesa redonda sobre I.es Fnit,’raIu)ns níiri1i1nes en !%léditerranée de laPréhistqire á nOS jours.Patrocinada por elCNRS. a tiavs del lnstitut de Recherches Méditerranéennes. y se celcbrari en el Chitcau de Collioure (Aix-en-Provence).

Para más información: Profesor J. L. Miege.Director del Institut de Recherches Méditerranéennes.Aix-en-Provence. Francia.

1984-mayo. Aix-en-Provence (Francia).

Mesa redonda sobre Les migrations maritimes dans l’Océan IndienxlxeXx siécles.

Patrocinada por el CNRS a través del Institut de Recherches Méditerranéennes, se celebrará en el Chateau de Collioure (Aix-en-Provence),

Para más información: Profesor J. L. Miege.Director del Institut de Recherches Méditerranéennes.Aix-en-Provence. Francia.

1984-agosto-septiembre. París (Francia).

XXVC Con grés International de Géographie.

Lenguas oficiales: francés, inglés, alemán e italiano.

Patrocinado por la Unión Géographique Internationale.

Las sesiones de trabajo se desarrollarán en el Palacio de Congresos deParís. Del 27 al 31 de agosto.

Los resúmenes de las comunicaciones deberán enviarse en francés oinglés a dicha dirección antes del 1 de octubre de 1983.

Año 1983 137

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NOTICIAS GENERA LES

Aparte de las sesiones ordinarias del congreso, se desarrollarán sesiones monográficas relativas a: Cartografía y geografía y Medios audiovisuales en geografía.

Para más información: Comité d’Organisation du 25e Congrés International de Géographie. 19 rue Isidore-Pierre. 14.000 Caen. Francia.

1985-agosto 25-septiembre 1. Stuttgart (R. F. A.).

Reuniones sobre el tema: Maritime Aspects of Migration.

Patrocinadas por la Comisión Internacional de Ciencias Históricas.

1985-septiembre 2-6. Dartington (Gran Bretaña).

Reunión sobre el tema England and the Northern Seas ¡400-1800.

Patrocinada por la Association Internationale d’Histoire des Mers Nordiques de l’Europe.

13g Núm. 2

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RECENSIONES

CÉsi’huEs DEL CASTILLO, Guillermo: América Hispánica (1492 1892). Volumen VI de Historia de España. Editorial Labor. Barcelona, 1983;528 páginas.

No son precisas demasiadas palabras para subrayar la personalidad delautor. Su prestigiosa labor docente, principalmente en las universidadesHispalense, de California y Complutense, es equiparable a su capacidadinvestigadora, patente en sus estudios sobre la avería, Lima y Buenos Aires,la hacienda peruana, el seguro marítimo y otros muchos, continuamentecitados por los investigadores.

En contraposición a estas obras de análisis, América Hispánica (1492-1892) es un trabajo de síntesis. No es la primera obra de este género queedita. Recordemos su colaboración en sendos volúmenes de la Historia deEspaña y América, que dirigió Vicéns Vives; su Latin America. The Earlyyears y su América Latina Colonial hasta 1650.La América Hispánica (1492-1892) constituye una ambiciosa síntesis, tanto desde el punto de vista espacial como temporal; por tanto, se trata de un manual que viene a actualizarlas tres obras anteriores.

Es de agradecer y de admirar el esfuerzo del profesor Céspedes paralograr en tan pocas páginas un tratamiento de todos los contenidos, que eltitulo de la obra promete, con equilibrio, ponderación, precisión, claridady sistematización, y nos congratulamos de que lo haya logrado. No obstante,la información que ofrece la obra puede parecer escasa a los investigadoresy especialistas que tratan de hallar solución concreta a las cuestiones quese les planteen en determinadas áreas, pero juzgarían apresuradamente laobra, olvidando el propósito de su autor.

El Dr. Céspedes ha tenido que someter sus vastas lecturas a un procesode selección estricta y de síntesis, para no romper el equilibrio entre lasdiferentes partes y capítulos del libro y no caer en la tentación fácil decomplacerse en el desarrollo de algunos epígrafes, lo que hubiera supuestola minimización de otros. El fruto es este manual de lectura, fácil y atrayente, descargado de erudición para aprovechar al máximo el espacio disponible, pero a la vez sugerente. que estimula a quienes con él se inician en elamericanismo, impulsados por una curiosidad cuyo fruto no dejará de serapreciable. Su lectura tampoco será supérflua para los especialistas porcuanto, al serlo, tendrán un diálogo con el libro permanentemente enriquecedor, como lo es siempre el contacto entre intelectuales.

La obra está estructurada en cuatro partes (La nueva frontera, Los reinos de las Indias, Las provincias de ultramar y La desintegración de laMonarquía) y en quince capítulos, que nos llevan desde la génesis de la

Año 1983 I3

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RECENSIONES

empresa indiana en la exploración atlántica —sin eludir la historia externay sus etapas constructivas, consolidadora de crisis y reconstrucción— a laépoca de madurez y reformismo que da paso a la desintegración.

El autor introduce valoraciones ponderadas y críticas sobre la realidadhistórica y sobre la bibliografía sin caer en polémicas, y no oculta su criteriopersonal o conclusiones. El profesor Céspedes, en medidas palabras, haceigualmente una valoración de la importancia de la Marina y de las consecuencias de su decadencia respecto al imperio ultramarino.

Agradecemos al autor su meritorio trabajo.M. CUESTA

LUCENA, M.: El descubrimiento y fundación de los reinos ultramarinos hastafines del siglo xvi. Volumen VII de la Historia de España y América.Ed. Rialp. Madrid, 1982; 850 páginas.

No es fácil hacer un comentario de conjunto de una obra tan densa yamplia, que aborda una época riquísima de la Historia de España y América, por no decir de la Historia Universal. La dificultad aumenta cuando setrata de una obra realizada por veintiséis especialistas, ya que la distanciageográfica entre los autores, su diferente ritmo de trabajo y la diversidadtemática suponen un obstáculo a la consecución de un resultado homogéneoe interrelacionado, aunque exista un coordinador, el profesor Lucena Sal-moral, y sea buena cada aportación individual.

A pesar de todo este cúmulo de dificultades, la obra está francamentelograda y puede considerarse una magnífica contribución a la historiografíahispanoamericana, válida a muy distintos niveles: libro de consulta, manual,libro de lectura; útil para el universitario e interesante para el aficionado.

Su contenido ha sido estructurado en cinco partes, precedidas de unlargo estudio del profesor Ramos, director de la parte americanista de lacolección.

La primera parte constituye una síntesis de las bases culturales de América hasta el momento del contacto hispano —los pueblos indígenas, protagonistas pasivos de la inmensa obra allí desarrollada—. Está realizada deuna forma sobria y clara, con una bibliografía, como la del resto del volumen, selectiva, orientadora y básica, aunque susceptible de ampliación ydiscusión.

Las partes segunda y tercera ofrecen, en casi doscientas cincuenta páginas de gran densidad, una historia de corte clásico bien trabajada, lo queno es fácil dada la magnitud de la bibliografía y documentación existentessobre las heterogéneas cuestiones que trata: los Colón, los viajes de descubrimiento, los primeros gobiernos indianos, las primeras utopías y las primeras reformas, las grandes conquistas y otras expediciones, y lo que se hadado en llamar la lucha por la Justicia. El apartado gráfico está cuidadosamente preparado y oportunamente situado, de modo que complementa yLflriquece el contenido de los textos.

Núm. 2

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RECENSIONES

En la parte cuárta se plantea la organización de los reinos indianos,siguiendo una sistemática regional: Nueva España y Guatemala, Antillas yTierra Firme, etc., sin dejar de lado Brasil y Filipinas, lo que es de agradecer, ya que esta última cuenta con un número mucho más reducido deespecialistas.

Finalmente, la quinta parte, extraordinariamente interesante, constituyeuna apretada síntesis de una amplia y atractiva temática sobre: economía,sociedad y cultura. Quizá haya sido la parte más difícil de coordinar y dotarde cierta homogeneidad, por cuanto abarca temas de orden institucional—con un marcado énfasis en la Iglesia indiana—, social, demográfico yeconómico, tanto en los aspectos de producción como en los de comercioy finanzas, faceta esta última que incluye el tráfico, las flotas y las defensas.

En esta misma parte aparece un gran epígrafe dedicado a la cultura,cuya importancia está fuera de toda duda, pero que, seguramente por necesidades de programación, da la impresión de tratarse de algo heterogéneorespecto al conjunto de la obra.

En conjunto, puede decirse que se trata de una obra importante, seriay bien concebida y desarrollada, aunque, evidentemente, no responde atodas las preguntas que el estudioso pueda hacerse, podría destacarse elhecho de que el énfasis5puesto en la primera parte, en el mundo indígena,no continúa en la parte correspondiente al siglo xvi, a pesár del detenidoestudio que se hace de la lucha por la Justicia y la Junta Magna. Tampocose han destacado algunos aspectos científicos y técnicos níuy importantes.Pero es claro que la densidad, heterogeneidad e importancia del siglo xvien Hispanoamérica iba a propiciarlo.

Nuestra felicitación por su éxito a autores y editor de esta fundamentalobra que, entre otros aspectos, subraya la importancia de la Marina española en el siglo cumbre de su historia.

M. CUESTA

REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS, FISICAS y NATURALES: Historia dela Cartografía Española. Madrid, 1982; 126 páginas, 25 láminas.

Este trabajo recoge el ciclo de conferencias sobre cartografía españolaque se desarrolló en la Real Academia de Ciencias durante el año 1981.

En él quedan trazados los rasgos fundamentales de la cartografía española a lo largo de la historia, aportando una bibliografía esencial y másinformación sobre las diversas cartotecas de nuestro país.

Han colaborado. en este ciclo de conferencias:

Juan Vernet, catedrático de la Universidad de Barcelona: Cartografía eimagen de la España medieval.

Año 1983 141

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RECENSIONES

Ernesto García Camarero, director del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid: Evolución de la cartografía náutica mallorquina del siglo xiv al xvii.

Eduardo Garrigós, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid:Política cartográfica en España. Siglos xvi al xviii.

Luisa Martín-Merás, jefe de investigación del Museo Naval de Madrid:Cartografía náutica española en los siglos xviii y xix.

Francisco Vázquez Maure (t), ingeniero geógrafo del Instituto Geográfico Nacional: Cartografía de la Península. Siglos xvi-xviii.

Rodolfo Núñez de las Cuevas, ingeniero geógrafo del Instituto Geográfico Nacional: Cartografía española del siglo xix.

Miguel Alonso Baquer, profesor de la Escuela de Estado Mayor delEjército: Cartografía militar española en la primera mitad del siglo xix.

El objetivo de señalar movimientos y tendencias cartográficas españolasse ha cumplido en este trabajo de conjunto, desarrollado con ánimo dedivulgación para los interesados en esta rama de la ciencia. Los mapas,gráficos y la bibliografía incluida en la obra contribuyen a esclarecer losaspectos tratados. Es de desear que la Academia continúe en esta línea deactuación y ofrezca una segunda serie de conferencias que profundicen másen estos temas.

Luisa MARTIN-MERAS

142 Núm. 2

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