revista de historia naval nº68. año 2000

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    HISTORI N V L

    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    Ao XVIII Nm. 68

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    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA

    REVISTADEHISTORIA NAVAL

    Ao XVIII 2000 Nm. 68

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJORECTOR:Presidente: JosIgnacio Gonzlez-Aher Hierro, contralmirante, director delInstituto de Historia y Cultura Naval.Vicepresidentey Director: RafaelEstrada Jimnez, coronel de Intendencia.Redactor Jefe: JosAntonio Ocampo Aneiros, coronel de Mquinas.Vocales: JosManuel Gutirrez de la Cmara Sen, secretario general del

    Instituto de Historia y Cultura Naval; Jos Cervera Pery, generalauditor y periodista; Hugo ODonnell y Duque de Estrada, de laComisin Espaola de Historia Martima; Enrique Martnez Ruiz,catedrtico de Historia de la Universidad Complutense de Madrid.Redaccin, Difusin yDistribucin: IsabelHernndez Sanz, Ana Berenguer Berenguer, Isabel SurezZaccagnini.Administracin: PalomaA. Rodrguez Andreu, capitn de Intendencia de la Armada;Roco Snchez de Neyra Espuch.DIREcCINY ADMINISTRACIN:

    Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1, 1 aplanta.28071 Madrid (Espaa).Telfono: 91 379 50 00Fax: 91 379 5945E0IcIN DEL MIr4Isumo DE DEFENSAIMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: primer trimestre del ao 2000.Precio del ejemplar suelto: 650 pesetas (3,907 euros).Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.600 pesetas (15,63 euros).Resto del mundo: 4.000 pesetas (24,04 euros).Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-02 12-467-X.NIPO: 076-00-026-6.Impreso en Espaa. - Printed in Spain.CUBIERTAANTERIOR:Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.CUBIERTAPOSTERIOR:Del libro Regimiento de Navegacin, de Pedro de Medina. Sevilla, 1563.

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    SUMARIOPgs.

    NOTA EDITORIAL . 5El desastre de Darin (1698-1 700). La pervivencia del poderimperial espaol en el ocaso de la Espaa de los Habsburgo,por Christopher Storrs7La Armada del Reino de Granada (1492-1550): Apuntes parasu historia, por Esteban Mira Caballos35Cruceros de combate en la batalla de Jutlandia, por Jos ManuelGutirrez de la Cmara Sen55Sobre la ltima larga campaa de Felipe II en la Bretaa francesaen apoyo de los catlicos (1590-1598), por Carlos Martnez-Valverde75Correos martimos en el Archivo General de la Marina. Unproyecto de dfiisin de sus fondos, por Silvia A. Lpez Wehrli y Antonio Caballero Garca87La historia vivida: El autogiro de Juan de la Cierva en la ciudad delos rascacielos, por Fernando de la Guardia Salvetti93Documento: Notas del ministro de Marina Bernger acerca de lamuerte del general Pareja97La Historia Martima en el ,nundo: Las falas reales del Sultanatoen el Museo Naval de Estambul, por Jos Antonio Ocampo107Noticias Generales113Recensiones125

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    COLABORAN EN ESTE NMERO

    Esteban Mira Caballos es doctor en Historia de Amrica y ejerce el profesorado enel Instituto Pblico de E. S. Zurbarn,de Badajoz. Ha publicado numerosos trabajos en diversas revistas y publicaciones nacionales y extranjeras; entre ellos recogemos aqu: En torno a la expedicin de Sebastin de Ocampo a la isla de Cuba(1506), publicado en Revista de Indias (Vol. LVI, n. 206. Madrid, 1996), Indiosamericanos en el Reino de Castilla (1492-1542), en el Congreso de AHILA, Leipzig,1996, y Rectificaciones en tomo al gobierno de frey Nicols de Ovando en La Espaola (i502-1509), en Revista de Estudios Extremeos. Badajoz, 1996.Jos Manuel Gutirrez de la Cmara Sen es capitn de navo, secretario generaldel Instituto de Historia y Cultura Naval. Es autor de varios artculos, tanto de carcter general como relacionados con su especialidad. Colaborador de la Revista Generalde Marina desde el ao 1966. Destacamos sus artculos: j,Es posible la existencia decorsarios de superficie en una futura conflagracin mundial?, i,Queda todava lugarpara los buques de guerra en superficie en la lucha contra el trfico martimo?. Enlas pginas de esta misma revista ha publicado: De la primitiva fragata al crucero decombate y Los cruceros post-Jutlandia.Carlos Martnez-Valverde, contralmirante de la Armada. Prolfico autor, sus aportaciones a la historia martima espaola, tanto en la Revista General de Marina como enla REVISTA DE HISTORIA NAVAL. ori sobradamente conocidas. Ha presentado trabajostanto de temas histricos como de actualidad en diversas publicaciones de ndoleespecializada, colaborando tambin en la elaboracin de la Enciclopedia General delMar. No es posible dejar de mencionar tambin su faceta corno ameno conferenciante.Antonio Caballero Garca pertenece al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arquelogos. En la actualidad es director tcnico del Archivo General Militarde Guadalajara. Anteriormente trabaj como tcnico superior de archivos en el Archivo General de la Marina Alvaro de Bazn. Licenciado con grado en Filosofa y Letraspor la Universidad de Alcal de Henares, ha escrito diversos artculos y participado endiferentes congresos y jornadas relacionados con las fuentes documentales y la investigacin en archivos.Silvia A. Lpez Wehrli, licenciada en Filosofa y Letras (Geografa e Historia) por laUniversidad Autnoma de Madrid, pertenece al Cuerpo Facultativo de Archiveros,Bibliotecarios y Arquelogos del Estado, y al Cuerpo de Tcnicos y DiplomadosEspecialistas (Ayudantes de Archivos) de la Comunidad de Madrid. Actualmente esdirectora tcnica del Archivo General de la Marina Alvaro de Bazn. Ha sido coautora de la Gua de Fuentes Documentales sobre Ultramar en el Archivo General de laMarina: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. 1868-1900, publicacin del Ministerio deDefensa conmemorativa del primer centenario de 1898.

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    NOTA EDITORIALEs realmente difcil y comprometido dar una opinin avanzada sobre loque nos espera en este ao 2000 en relacin con la marcha de nuestra REVISTADE HISTORIA NAVAL, pero deseamos que el efecto, tan de moda en estosmomentos, no perturbe excesivamente la derrota que tenernos marcada.El espritu sigue siendo el mismo, estudiar y difundir con la mxima rigurosidad los acontecimientos histrico-navales que han ido conformando ciertos aspectos de nuestro pasado; en consecuencia, peculiares formas de ser y,sin duda, nuestro futuro.Debemos tener en cuenta que este tiempo venidero va a ser naturalmentefarragoso; que, en lo que se refiere a cronologa, quiz estn todos nuestroscolaboradores de acuerdo; estarnos en el tercer milenio o comienza en el 2001?Si acudimos a otras civilizaciones, antiguas y cultas corno cualquiera,podramos sorprendemos el comprobar que algunas viven todava en el siglo XVy otras ya han pasado del ao 5000.Tratemos de olvidar estas precisiones que al fin y al cabo no pueden nideben variar en manera alguna nuestro trabajo.Enviamos los mejores deseos para todos aquellos que colaboran en hacermejor nuestra REVISTA.Contiene este nmero los siguientes artculos, resultado sin duda deprofundos y dilatados estudios que anuncian un buen porvenir de colaboraciones. Conforman su sumario: El desastre de Darin (1698-1 700). Lapervivencia del poder imperial espaol en el ocaso de la Espaa de los Habsburgo, por Christopher Storrs; La Armada del Reino de Granada (1492-1550). Apuntes para su historia, de Esteban Mira Caballos; Cruceros decombate en la batalla de Jutlandia, de Jos Manuel Gutirrez de la CmaraSen; Sobre la ltima y larga campaa de Felipe II en la Bretaa francesa,en apoyo de los catlicos (1590-1598), de Carlos Martnez-Valverde; Correosmartimos en el Archivo General de la Marina. Un proyecto de difusin de susfondos. de Silvia A. Lpez Wehrli y Antonio Caballero Garca; con las secciones habituales de La historia vivida, Documento, La Historia Martima en elmundo, Noticias generales y Recensiones.

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    EL DESASTREDE DARIN1698-1700). LA PERVIVENCIADEL PODERIMPERIALESPAOLEN EL OCASO DE LA ESPAADE LOS HABSBURGO

    Christopher STORRSUniversidad de Dundee1

    Entre noviembre de 1698 y abril de 1700 la Compaa de Escocia para elComercio con Africa y las Indias, fundada poco antes (1695), trat de establecer una colonia de escoceses en el istmo de Darin, en la Amrica centralespaola, intento que, pese a su seriedad, finalmente no prosper. El malogrado proyecto ejemplifica el afn de muchos estados grandes y pequeos definales del siglo xvirpor introducirse en el lucrativo comercio colonial y deultramar (1), y no es sorprendente que los numerosos historiadores escocesesque lo han estudiado le concedan una parte destacada en los antecedenteshistricos de la Unin de Escocia e Inglaterra en 1707. Algunos piensan queeste intento frustrado en el que Escocia perdi enormes sumas en capital (porno mencionar las prdidas en vidas humanas y trfico martimo), supuso ungolpe crucial para la economa escocesa y, en definitiva, para su independencia; segn otros, el fracaso slo puso de relieve la debilidad de la econma deEscocia y su necesidad de unirse econmica y polticamente al vecino del sur,ms grande y poderoso (2). Tampoco es de extraar y menos an teniendoen cuenta las barreras idiomticas y los problemas de acceso a las fuentes

    (1) Aproximadamente en 1680 el regente de Saboya intent casar a su hijo, el duqueVctor Amadeo II de Saboya, con la infanta portuguesa, en parte porque as abrira el todavavasto imperio comercial portugus de ultramar a los sbditos del duque. El plan fracas, comoocurri con los posteriores intentos del propio duque por hacer valer sus derechos a la sucesinespaola y as conseguir el imperio mundial de Espaa; vase SYMCOX,G.: Victor Amadeus II.Absolutisin iii me SavovardState 1675-] 730. Londres, 1983, p. 82 y todo el ensayo.(2) Vase INSH, G. P.: The Darien Scheme. Historical Association. Londres, 1947;BARBOUR, J. S.: A Historv of William Paterson and rhe Darien Company. Edimburgo, 1907, yHART, F. R.: The Disaster of Darien. The Stor of me Scots Settiement and the Causes of itsFailure 1699-] 70]. Londres, 1930. Que Darin pronto comenz a verse como un momentodecisivo en la historia de Escocia lo sugiere la comparacin que se hizo en aquellos momentosentre la cada econmica de los aos 1770 y los acontecimientos de 1698-1700, citada enSMOUT, T. C.: A f-uistor of me Scottish People 1560-1830. Londres, 1969, p. 229. Para unAo 2000

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    CHRISTOPHER STORRShistricas que pese a la gran atencin que le han dedicado, los historiadoresescoceses (e ingleses) hayan olvidado en gran medida la dimensin espaoladel asunto. As, en un estudio reciente sobre la Gran Bretaa del siglo XVIII, seinterpreta el fiasco de Darin como la conjuncin de la indiferencia inglesa yla incompetencia de Escocia (3). Pero el inters de los historiadores escocesesal menos ha rescatado el episodio de la oscuridad ms completa, pues lo ciertoes que la mayora de los anlisis sobre este perodo de Espaa y su imperioapenas aluden a l, como ocurre con las dos principales investigaciones enlengua inglesa sobre la Espaa del siglo xvii: las de John Elliott a quieninteresa ante todo la Amrica espaola, y John Lynch; as como el posteriorestudio de Henry Kamen sobre el reinado de Carlos II (4). La misma lagunaes patente en la obra de los historiadores espaoles que han abordado laspostrimeras de la Espaa de los Habsburgo (5), y tambin entre los estudiososdel comercio con las Amricas y las Indias, para quienes el principal ncleode debate ha sido ltimamente el empuje y carcter de ese comercio entre 1650y 1720, aproximadamente (6). Pero ms inslito resulta que la incursin escocesa apenas se mencione en una reciente investigacin sobre Panam (y susdefensas) en los albores de la era moderna (7). Por ltimo, pese a que labreve estudio reciente sobre el debate en torno a la fortaleza y perspectivas de la economaescocesa alrededor de 1700, vase WHATLEY,C. A. W.: Bought and Soldfor English GoId?Esplaining me Union of 1707. Economic and Social History Society of Scotland, 1994, esp. 28y Ss.; vase tambin ARMITAGE, D.: The Scottish vision of empire: intellectual origins of theDanen venture, en J. Robertson, ed., A Unionfor Empire. Political Thought and me Union.of1707. Cambridge, 1995.(3) OGORMAN,F.: The Long Eighteenth Century. British Political and Social Histor1 688-] 832. Londres, 1997, p. 56.(4) LYNCH, J.: Spain under the Habsburgs. Vol. 2. Spain and A,nerica 1598-1700. 2. ed.Oxford, 1981; ELLIorr. J. H.: imperial Spain, 1469-1716. Londres, 1961, y KAMEN, H.: Spainin the larer Seventeenrh Centurv, 1665-] 700. Londres, 1980. HUSSEY, R. D.: The SpanishEmpireunder Foreign Pressures 1688-1715, en J. 5. Bromley. ed. The New CanibridgeModern History [en adelante NCMH], vol. 6: The Rise of Great Britain and Rusia 1688-171 5/25. Cambridge, 1970, p. 360. s describe brevemente el episodio.

    (5) Vase MOLAS RIBALTA, P.: Manual de Historia de Espaa, 3. Edad Moderna (14 74-1808). Madrid, 1989, e ibid., ed., Historia de Espaa R. Menndez Pidal. Vol. XXVIII. LaTransicin del siglo xvii al xviii. Entre la decadencia y la reconstruccin. Madrid, 1993.(6) NiMCLACHLAN, J. O.: Trade and Peace with Oid Spain, 1667-] 750. Cambridge,1940; reimpreso por Octagon, 1974, ni PARRY, J. H.: The Spanish Seaborne Empire. Harmondsworth, 1973, menciona la empresa de Darin. BURKHOLDER,M. A. y JOHNSON, L. L.:Colonial Latin America, 2.a ed. Oxford, 1994, buen estudio global, tambin la pasan por alto.Quiz la mejor introduccin reciente en lengua inglesa al imperio colonial de Espaa seaGARCA-BAQUEROGONZLEZ.A.: Andalusia and the crisis of the ludies trade 1610-1720, en1. A. A. Thornpson y B. Yun Casalilla, eds., The (astilian Crisis of me Seventeenth Century.New Perspectives on the Economic and Social History of Seventeenth Century Spain. Cambridge, 1994, pp. 115 y ss. Es la traduccin de un captulo de GARCA-BAQUEROGONZLEZ,A.:Andaluca y la carrera de indias, 1492-1824. Sevilla, 1986. OLIVAMELGAR,J. M.: Realidady ficcin en el monopolio de Indias: una reflexin sobre el sistema imperial espaol en elsiglo xvii. Manuscrits, vol. 14, 1996, pp. 321-55, constituye una importante contribucin alos debates contemporneos y una valiosa visin panormica.(7) WARD,C.: imperial Panarna. Comrnerce wid Conflict in Isthmian America, 1550-1800. Nuevo Mxico, 1993, pp. 178 y 255.8

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-] 700)...empresa de Darin complic las relaciones entre ciertas potencias europeas,los ltimos estudios sobre las relaciones internacionales del perodo apenasaluden tampoco al episodio, concediendo lgicamente un lugar privilegiado ala sucesin espaola (y los Tratados de Particin de 1698 y 1700) en el anlisis del intervalo entre la guerra de los Nueve Aos (1688-97) y la guerra deSucesin espaola (1701-14) (8).Es un olvido muy comprensible. Al fin y al cabo la visin ms extendidade la Espaa de las ltimas dcadas del siglo XVII es la de una potencia endeclive, cuya riqueza y poder eran slo sombras de lo que fueron cuando Felipe II envi la Armada Invencible contra Inglaterra en 1588. Rega ahora Espaa un hombre cuyas psimas condiciones fsicas eran buen emblema del declive: el supuestamente embrujado o hechizado Carlos 11(1665-1700), ltimo delos Habsburgo, cuya falta de herederos varones directos hizo de la sucesinespaola punto de mira crucial en los asuntos internacionales europeos de lasdcadas postreras del siglo XVII, y cuya muerte puso fin a la Espaa de losHabsburgo (9). Pero aunque su poder, sin duda, hubiera disminuido y en supugna con la Francia de Luis XIV llegara incluso a necesitar de la cooperacin de antiguos enemigos, es tambin cada vez ms patente que Espaa o laMonarqua espaola, tal y como la conceban sus contemporneos (elconjunto de territorios en la pennsula Ibrica, Italia, Pases Bajos, Africa yultramar que el monarca Habsburgo espaol gobernara desde Madrid), nodesapareci con el reinado de Carlos II. Espaa sigui siendo una de las grandes potencias (al lado de Austria, la Repblica de Holanda, Inglaterra y Francia), y sus vastos territorios y recursos la distinguan claramente de la granamalgama de potencias europeas menores, muchas de las cuales acudan al Reyespaol en busca de ayuda en sus propios intentos de expansin (10). A pesarde ciertos contratiempos, como la prdida de Portugal a manos de Luis XIV amitad del siglo XVII, y del Franco Condado y Luxemburgo (este ltimo recobrado en 1697), la monarqua espaola, tanto en Europa como en las colonias,segua siendo extensa y constitua por tanto un preciado objetivo. Por esomismo Espaa y su imperio fueron el detonante de una guerra de magnitudeuropea entre 1701 y 1713.Los historiadores revisionistas de las ltimas dcadas algo han hecho porcorregir esa imagen tradicional de una Espaa desmoralizada y en inexorabledeclive. Y tambin es cierto que los primeros investigadores de la empresa de

    (8) Vase McKAY, D. y SCOTT,H. M.: The Rise of the Great Powers 1646-1815.Londres, 1983, y BAXTER,5. B.: William III. Londrs, 1966. Sin embargo Legrelle s habaprestado cierta atencin al episodio con anterioridad, en su estudio sobre la sucesin espaola,vase INSH:op. cit., p. 3.(9) Vase ELuorr, J. H.: The Decline of Spain, Past and Preseni. vol. 20, 1961.(10) El mismo elector Palatino, hermano de la segunda esposa de Carlos, Mara Anna dePfalz-Neuburg, quiso obtener Darin de su cuado a finales de la dcada de 1690 como posiblecentro de actividad comercial a su cargo (vindolo como la plataforma de lanzamiento hacia lariqueza colonial que los escoceses tambin esperaban conseguir con sus propias expediciones).DUQUE DE MAURA: Vida reinado de Carlos Ji, ed. P. Gimferrer. Madrid, 1990, p. 563.Aunque Maura no aporta referencias (sus papeles se encontraron entre restos de la guerra civilespaola), hasta donde puede verificarse su estudio est bien fundamentado.Ao 2000

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    CHRJSTOPHER STORRSDarin nunca olvidaron por completo su dimensin espaola ni negaron laimportancia de las abundantes fuentes histricas espaolas (11). Pero paragran parte de los revisionistas, el verdadero inters estaba en la propia Espaa(ms que en sus territorios europeos o americanos); y tambin para muchos ladcada de 1690 sigue siendo una dcada de decadencia (12). En cuanto a laempresa de Darin lo que interesa primordialmente a la mayor parte de loshistoriadores que se han ocupado del episodio no es lo que ste revela sobre lamonarqua espaola, sino lo que signific para Escocia. Queda mucho porinvestigar de las instituciones, mentalidad, poltica y actuacin de Espaa (enel extranjero) durante el reinado de Carlos II para rescatar las postrimeras dela Espaa de los Habsburgo del gran olvido histrico en que han cado. Elpropsito de este artculo es contribuir a subsanar el olvido con un anlisis dela respuesta espaola al intento colonizador de Escocia en Darin. El primerobjetivo es probar que en los aos finales de la Espaa de los Habsburgo, losresponsables de las decisiones polticas en Madrid, al igual que los soldados,marineros y administradores de Espaa y de las Amricas espaolas, no setomaron con ligereza la amenaza escocesa, siendo su principal pretensinpreservar la monarqua a toda costa. En segundo lugar, la contestacin a esaamenaza prueba que no se haba agotado la capacidad de respuesta del sistema espaol de defensa imperial, respuesta an ms notable teniendo en cuenta que los otros compromisos de defensa de Espaa eran muchos y acuciantes.Por ltimo, pretendemos mostrar que la reaccin de la monarqua espaola ysu habilidad para responder a la provocacin escocesa sin apenas ayuda,demuestra la gravedad con que en Espaa y en todas partes se consider laempresa de los escoceses en Darin y no sin razn, en vista del extraordinario xito inicial de la expedicin, y por otro lado prueba las escasas posibilidades reales de xito a largo plazo que tenan los escoceses frente a la potencia espaola. Para estudiar estas cuestiones hemos recurrido a la inmensariqueza de los archivos espaoles, que atesoran los cuantiosos registros (informes de virreyes, almirantes y otros comandantes locales) del Consejo deIndias, cuerpo administrativo con plenas competencias en la Amrica espaola, ahora en el Archivo General de Indias de Sevilla. Tambin hemos consultado los abundantes registros militares y navales, producto de la compleja administracin militar y naval espaola (centrados en el Consejo de Guerra),

    (11) HART, F. R.: op. cO.,en concreto, hizo buen uso de los registros del Consejo deIndias y dej en deuda con l a todos los estudiosos posteriores del tema al publicar muchos deestos registros, o extractos de ellos. Gran parte de estos y otros materiales histricos espaolessobre el tema fueron clasificados brevemente en idem., Spanish Documents Relating to theScors Settlement of Darien. Boston, MA 1931.(12) KAMEN, H.: op. cO..importante revisin, slo aborda la Espaa peninsular, mientrasque STRADLING, R.: Europe and dic Decline of Spain. A Study of the Spanish Svstem. 1580-1720. Londres, 1981. ve poco de positivo en los aos 1680 y 1690. El reciente ensayo deGOODMAN, D.: Spanish Naval Fiower, 1589-] 665. Reconstruction and Defeat. Cambridge,1997, se detiene en 1665. aunque admite que no hay motivos de peso para hacerlo. Muchas deestas cuestiones se discuten con ms profundidad en STORRS, C.: The Army of Lombardy andthe resilience of Spanish Power in Italy, 1665-1700, War in Historv, vol. 4., 1998, pp. 371 y Ss.10 68

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-] 700)...actualmente en el Archivo General de Simancas; y otros registros navales,como la coleccin Navarrete del Museo Naval de Madrid. Por ltimo, adems,cmo no, los numerosos despachos diplomticos que recibi por el Consejode Estado, cuerpo asesor de la monarqua en materias de poltica exterior,asimismo en Simancas (13).

    IIDesde el principio los responsables de la administracin y la poltica deEspaa consideraron con la mayor gravedad la incursin de Darin, en la

    baha de Caledonia, donde los escoceses desembarcaron por primera vez ennoviembre de 1698, fundando Nueva Edimburgo. Para los espaoles la colonia escocesa representaba una seria amenaza con diversas vertientes. Enprimer lugar pona en peligro el prestigio y reputacin de Espaa, asunto nodesdeable para una gran potencia, y menos an teniendo en cuenta que supoder ya estaba en entredicho (14). Importante tambin para el dominio espaol en todo el istmo de Panam era el peligro estratgico que la presenciaextranjera all planteaba. Don Jos Sarmiento de Valladares, conde de Moctezuma y virrey de Nueva Espaa, tema que los escoceses tomaran tambinPanam y Cartagena, una de las mayores bases navales espaolas en las Amricas, y que cruzaran el angosto istmo de Panam, ganando acceso nada menosque al ocano Pacfico (15). Adems en Darin los escoceses estaban demasiado cerca de Portobelo, punto neurlgico, junto con Veracruz ms al norte, de la(13) Para estas instituciones, vase SCHFER,E.: El Consejo Real y Supremo de lasIndias. 2 vols. Sevilla, 1935-47; THOMPSON.1. A. A.: War and Governntentin Habsburg Spain,1560-1 620. Londres, 1976, y BARRIOS,F.: El Consejo de Estado de la monarqua espaola,1521-1812. Madrid, 1984.(14) Algunas de las preocupaciones citadas en este prrafo se formularon en la consultadel Consejo de Indias de 12 de febrero de 1699, en el Archivo General de Indias/Audiencia dePanam [en adelante AGI/Panam], legajo 160, impreso en HART: op. cit., Apndice XII,pp. 251 y ss., y en las instrucciones de Carlos II al almirante NavalTete en mayo de 1700 parasu expedicin contra la segunda oleada de colonos escoceses en Darin. en el Museo Naval deMadrid, coleccin Navarrete, papeles correspondientes a la expedicin del Darin [en adelanteMN/NavarretefDarin]. Agradezco al Museo Naval el haberme facilitado una fotocopia de estevaliossimo documento. Sobre el prestigio como factor de la poltica espaola, vase el artculode ELLIOTT.J. H.: A QueStion of Reputation? Spanish Foreign Policy in the SeventeenthCenturyx, Journal of Modern Historv. vol. 55, 1983, pp. 475 y ss. (aunque trata del perodoanterior a 1665).(15) Para Portobelo como bastin del imperio espaol en la Amrica central y otros territorios, vase ANN.:Copia Legal de Carta Escrita (por persona desapasionada. prctica e inte

    ligente) a confidente de Madrid, en razn de la poblacin de Escoceses en el Darien: operaciones executadas por los Ministros de su Magestad Catholica, desde que hizieron los enemigos suprimer arrivo, hasta que por Capitulaciones, fueron desalojados: Todo con distincin, y claridad. Biblioteca Nacional, Madrid, MS 19512 [en adelante copia legal]. Agradezco a la Biblioteca Nacional el haberme facilitado una fotocopia de este relato espaol (incompleto) del episodio de Darin. Puede que don Jos fuera demasiado pesimista, pero este pesimismo estaba muyAo 2000

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    CHRJSTOPHER STORRSdenominada Carrera de Indias (sistema de acceso privilegiado forjado en elsiglo xvi para canalizar la riqueza de las Amricas hacia Castilla y sus monarcas). Portobelo era el destino del convoy anual de galeones que parta de Sevilla cargado de artculos espaoles y europeos para, en la gran feria de,Portobelo, intercambiarlos por plata y otros productos coloniales que despus sellevaban a Europa. En el reinado de Carlos II este sistema de convoyes entreEspaa y la Amrica central ya no funcionaba como antao; entre 1665 y 1700slo llegaron a Espaa quince flotas y nueve galeones. Pero la riqueza de lasIndias sigui siendo trascendental para la economa y finanzas espaolas, sobretodo por tributos como la cuota real fija en lingotes de oro (quinto),.donativos y prstamos ms o menos voluntarios, y cnones (indultos) que segravaban a los comerciantes, as como la incautacin, especialmente en tiempos de guerra, de fletes privados (en su mayora extranjeros).As pues, las autoridades que decidan la poltica de Espaa tenan motivosde inquietud ante esta intrusin extranjera en el corazn de las Amricas, queamenazaba no slo las fuentes de aquella riqueza, sino tambin las flotas quela transportaban a Espaa (16). Por otra parte, el catolicismo de la Amricaespaola y de Madrid vea en la presencia escocesa un serio peligro religioso.De hecho, ste fue uno de los aspectos de la incursin que ms preocup a losespaoles. El riesgo de la introduccin y expansin de opiniones herticas yprotestantes (o reformistas) entre la poblacin de las Indias fue uno de losmotivos por los que en la primavera de 1699 el virrey de Nueva Espaa dioprioridad a la expulsin de los escoceses (ver ms adelante). No debemosolvidar la lgica tendencia de los espaoles a asociar protestantismo y subversin poltica, combinacin de la que Espaa haba sido vctima en el siglo XVI,con la revuelta holandesa. Tampoco ignoraban los espaoles instruidos que supropio imperio en la Amrica central poda considerarse el extraordinariologro de las fuerzas relativamente exiguas con que el conquistador HernnCorts se haba enfrentado a los aztecas a principios del siglo xvi (el hecho deque Darin fuera uno de los puntos de entrada de los primeros conquistadoresextendido, y sus temores no eran completamente infundados: en 1680 Portobelo fue saqueadopor buques corsarios ingleses, que cruzaron el istmo de Darin para embarcarse en actividadesde piratera en el Pacfico, Hussny: op. cit., p. 350. El traumtico episodio fue referencia constante entre los responsables de la poltica espaola que hubieron de hacer frente a la incursinescocesa en 1698-1699.(16) El sistema de explotacin por monopolio y convoyes est muy bien descrito enLYNCH: op. cit., pp. 187 y Ss.; Wno: op. cit., pp. 19 y ss., y KAMEN, H.: op. cit., pp. 131 y ss.(con una tabla de flotas y galeones). Las finanzas de Espaa en este perodo no se han estudiado tanto como las anteriores al ao 1665. Sin embargo, GARZNPAREJA, M.: La Hacienda deCarlos JL Madrid, 1980; SANZ AYN,C.: Los banqueros de Carlos JL Valladolid, 1988, ySNCHEZBELN,J. A.: La poltica fiscal en Castilla durante el reinado de Carlos IL Madrid,1996, son de utilidad; mientras que en lengua inglesa se explica la contribucin del oro americano a los compromisos internacionales de defensa de Espaa en KAMEN, 14.: op. cit., pp. 131 ySS. A finales de 1693, los ministros espaoles vean en la flota (y su cargamento), entoncesrumbo a Espaa, el nico medio de financiar el sorprendente aumento del contingente militarespaol, con ms de 40.000 hombres en 1694; Alexander Stanhope al conde de Nottingham, 4y 11 de noviembre de 1693, Madrid, SP 94/73, folio 233 y 234.12 68

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    EL DESASTRE DE DARiN (1698-] 700)...espaoles a la Amrica central, sumado a que los escoceses hubieran trabadobuenas relaciones con los indios nativos, reacios al dominio espaol, no podamenos que subrayar los paralelismos entre ambas empresas) (17). Adems, elxito inicial de los escoceses podra incitar a otros a seguir su ejemplo e intentar la fundacin de sus propias colonias en el imperio espaol (18). Con estasconsideraciones no es de extraar que la noticia de la presencia escocesa enDarin espoleara a la faccin de la oposicin nada ms llegar a la corte real deMadrid, pues si bien las Cortes de Castilla estuvieron suspendidas a efectosprcticos durante todo el reinado de Carlos II, s exista cierta opinin pblica(sobre todo en Madrid, la capital) especialmente sensible a las cuestiones depoltica exterior que afectaran el destino de la monarqua, y los quepretendan despojar a sus adversarios de sus cargos y del poder vieron aqu laoportunidad de utilizar esa opinin pblica en su favor (19).

    IIIPero la incursin de los escoceses en Darin no fue la nica amenaza exterior, ni siquiera la primera, que sufri la Amrica espaola en 1698. En laprimavera de ese mismo ao Carlos II haba ordenado al virrey de NuevaEspaa establecer un asentamiento fortificado en la baha de Pensacola, en el

    golfo de Mxico, para adelantarse a una expedicin colonizadora francesa quese diriga all. Adems, el Rey orden enviar tres buques de refuerzo a laArmada de Barlovento (o flota de Barlovento, creada en 1598 para la defensadel Caribe espaol y restablecida en 1665-67), mandados por don Martn deAranguren Zavala, general de la Carrera de Indias (y por tanto responsable(17) La ciudad de Darin fue fundada por uno de los primeros conquistadores, Balboa,PARRY: op. CII., p. 29. Los encargados de la poltica de Espaa, sin duda, teman que los indiosnativos ayudaran a los escoceses (consulta del Consejo de Indias, 12 de febrero de 1699 [verms arribal); y tenan razones para ello. HART: op. cU., pp. 72-3.(18) El marqus de Canales, embajador de Espaa, sugiri a Carlos 11(22 de febrero de1699, Londres, Archivo General de Simancas, Consejo de Estado [en adelante AGSIEstado],legajo 3971), que lo que haba alentado a los ingleses fue et xito inicial de los escoceses.(19) El tema requiere ms estudio, pero hay indicios de la existencia en Espaa de ciertaopinin pblica, sensible a las cuestiones extranjeras e imperiales.KAMEN: op. cit., pp. 328 y ss.,constituye la mejor investigacin en lengua inglesa de la poltica de Espaa en el perodo. Sinembargo el autor de este artculo difiere de la opinin de Kamen en Tite War of Succession inSpain, 1700-] 715. Londres, 1969, pp. 26-27, respcto a que muchos espaoles consideraran lamonarqua ms extensa como una carga que deliberadamente se abandon a su suerte. Por elcontrario, la derrota en el extranjero probablemente inspir la idea de que haba que mejorar lascosas y propici la lucha por el poder en Madrid. Vase MAuRA:op. cit., pp. 597-598, sobre

    cmo el abandono del primer intento colonizador de los escoceses (ver ms abajo) alent a peligrosos murmuradores antiministeriales en Madrid. Para ms datos sobre el modo en que losdisturbios por la caresta de alimentos en Madrid en abril de 1699 (los ms graves de comienzos de la era moderna en Espaa, entre la revuelta de los Comuneros de los aos 1520 y elmotn de Esquilache de 1766) pudieron influir en la lucha por el poder en la corte, vase RIBOTGARCA, L. A.: La Espaa de Carlos II, en Molas Ribalta, ed., Historia de Espaa. MENNDEZAo 2000

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    CHRISTOPHER STORRSglobal de la defensa del comercio y comunicaciones de las Indias), quien sehara cargo de la expedicin de Pensacola. Al recibir estas rdenes, el virreyorganiz la leva de nuevas unidades de Infantera con destino a Nueva Espaa para abastecer lo que, al menos hasta el reinado de Carlos III, ya en elsiglo xviii, fue un establecimiento militar un tanto exiguo en la Amrica espaola (20). Tambin organiz el alistamiento para los buques de la Armada deBarlovento, el nombramiento de los oficiales al mando y la preparacin dedotaciones militares y dems suministros. La expedicin zarp de Veracruzhacia Pensacola en octubre de 1698 (un mes antes del desembarco en Darinde la primera expedicin escocesa), y en enero de 1699 regres a Veracruztras cumplir su misin, habiendo establecido el presidio o guarnicin deSan Carlos de Austria (21). Los refuerzos de Zavala haban llegado a Cartagena en noviembre de 1698, demasiado tarde para incorporarse a la expedicin.Pero el episodio demuestra que Espaa saba de la importancia de defender suimperio en las Amricas. y que era perfectamente capaz de hacer frente aintrusiones extranjeras movilizando las fuerzas militares y navales all destacadas y reforzndolas, si era preciso, desde la propia Espaa. Adems, larespuesta a la amenaza francesa haba consolidado el poder espaol en laAmrica central justo en el momento en que comenzaban las tentativas colonizadoras escocesas, de las que estaba al corriente el Consejo de Indias cuando en febrero de 1699 aconsej a Carlos II desviar estas fuerzas (hubiera o nocumplido la expedicin de Pensacola sus rdenes previas) hacia el problemams apremiante de la incursin de Darin (22).El regreso de la expedicin de Pensacola a Veracruz coincidi con la llegada de un informe del gobernador de Caracas al virrey de Nueva Espaa sobreel avance de cuatro embarcaciones escocesas hacia la llamada isla de Oro,donde sus tripulantes pretendan instalarse frente a la costa de Darin. Estecorreo, otra de las ventajas del dilatado sistema administrativo de Espaa en laAmrica colonial y otro punto fuerte del sistema espaol all, fue confirmado posteriormente por el gobernador de La Habana (eje de la Carrera de

    PIDAL, R., pp. 130 y ss., y EGID0, T.: El motn madrileo de 1699, Investigaciones Histricas, vol. 2, 1980, pp. 253 y ss.(20) PARRY: op. cit., p. 330, y BURKHOLDER y JOHNSON:op. cit., pp. 150-151. No queremos con esto pasar por alto el fortalecimiento de las defensas de Panam, sobre todo despus delos ataques piratas de Morgan (1668, 16711)y otros; WARD: op. cit., pp. 174-175. En 1697 losfranceses tomaron fugazmente Cartagena. MCFARLANE, A.: Colombia before Independence.Economy, Societv and Politics under Bourbon Rule. Cambridge, 1993, p. 24.(21) HUSSEY: op. cit., p. 360.(22) Consulta del Consejo de Indias, 12 de febrero de 1699, AGI/Panamll60, en HART:op. cit. Apndice XIH, 25 y ss. La Real Orden de 19 de abril de 1698 respecto a Pensacola, losdatos de la expedicin a Pensacola y la llegada del refuerzo de Zavala, se encuentran en elposterior relato del virrey, escrito a finales de 1699, sobre sus actuaciones en cuanto a la flota,en AGI/Mxico/66. Agradezco al AGI el haberme facilitado una fotocopia de este informe.Para ms datos sobre Zavala, vase tambin copia legal, p. 7. Para el sistema de defensa deEspaa en el Atlntico, vase LYNCI-I: op. cit., p. 187 y PHILLIPs, C. R.: Six Galleons for theKing of Spain. Imperial Defense in the Early Seventeenth Centui-y. Baltimore, 1986, pp. 8 y ss.,y todo el ensayo.14 68

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-1 700)...Indias y punto neurlgico de navegacin e informacin) y otras autoridadesespaolas (23). Una vez ms el virrey puso en marcha el aparato de guerraespaol. Moctezuma orden nuevas levas de Infantera, el alistamiento demarineros y la preparacin de los buques que deban unirse en Cartagena a laArmada de Barlovento, mandada por don Andrs de Pez. Esta flotilla avanzara a continuacin contra la colonia escocesa. El virrey tambin orden incorporar a esta expedicin de la Armada de Barlovento los tres buques de Zavalarecin llegados y los de la flota de don Juan Baptista de Mascarua (es decir,los dedicados a la defensa del convoy de la flota, que ahora estaban en el Caribe), y seal que Espaa an dispona de otros recursos navales en el lugar(los que se ocupaban de la Carrera de Indias) si fueran necesarios. Pero cuando la Armada de Barlovento (cinco buques con seiscientos cincuenta hombresa bordo) lleg a Portobelo en enero de 1699 vio que la colonia de los escoceses era menor de lo que en un principio se haba pensado, lo que haca superfluo el desvio de la flota o el retraso en su regreso a Espaa (que interrumpirael comercio entre Espaa y las Indias). Zavala afirmaba que sus buques noestaban listos y que, tras un brote de epidemia, no tena suficientes marineros;por tanto, tampoco ellos podan, a primeros de 1699, participar en la expedicin espaola combinada por tierra y mar a Darin, mandada por el conde deCanillas, capitn general (es decir, gobernador militar) y presidente de laAudiencia, corte suprema y cuerpo administrativo de Tierra Firme (Panam).La expedicin de Canillas, que tambin supuso levas de nativos de las Indias,sumaba un total de mil doscientos a mil quinientos hombres. Por desgracia lacosta rocosa de Darin se consideraba demasiado peligrosa para los buques dedon Andrs de Pez (que al parecer tambin estaban en mal estado), de modoque poco contribuy en realidad la Armada de Barlovento al ataque a la colo-fha escocesa. Los problemas empeoraron con las copiosas lluvias del invierno, que dificultaban mucho el avance. La expedicin de Canillas hizo pocosprogresos y, tras una episdica escaramuza con los colonos, se vio obligada aabandonar su intento de expulsarlos, regresando Canillas a Panam en abrilde 1699 (24).Este aparente fracaso del sistema espaol en las Amricas puso de relieve ciertos problemas prcticos y la escasez de tropas espaolas y buques,

    (23) Moctezuma a Carlos II, 14 de julio de 1699, Mxico, AGI/Mxico/61, en HART:op. cit., Apndice XXI, pp. 229 y ss. Para ms informacin sobre la importancia de La Habanaen el sistema trasatlntico de Espaa a comienzos de la era moderna, vase MCNEILL, J. R.:Atiantic Empires of France and Spain, Louisbur and Havana, 1700-1763. Chapel Hill, 1985,pp. 85 y ss.(24) El propio Canillas narra la historia a Carlos II, 6 de mayo de 1699, Panam,AGItPanam/l62, en HART: op. cit.. Apndice XVI, pp. 261 y ss., y el virrey de Nueva Espaa,con copias de las cartas a este respecto en AGJJMxico/66: vase tambin copia legal, pp. 4-5(en muchos aspectos se trata de una defensa de Canillas); y PREBBLE, J.: The Darien Disaster.Londres, 1968, pp 165 y 55. Segn la comunicacin a Carlos II, de Andrs de Pez, que se habaquedado sin hombres para el frustrado asalto por tierra, 10 de junio de 1699, Portobelo,AGIJPanamJl6O, en HjsRT: op. cit., Apndice XIX, pp. 293 y ss., la retirada de Darin se acelar an ms con la llegada de informes sobre buques ingleses que se dirigan a Portobelo.Ao 2000

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    CHRISTOPHER STORRSartculos demasiado valiosos para malgastarlos (25). El fracaso de Canillastampoco ocultaba la imperiosa necesidad de actuar nuevamente tras este revsen Darin. De hecho el virrey de Nueva Espaa concedi entonces prioridad ala expulsin de los escoceses, a lo que contribuy el hecho de que se hubierafrenado la expedicin francesa a Pensacola, que (no deseando Luis XIVcontrariar a Espaa) no haba opuesto resistencia frente a los espaoles (26).Por su parte Moctezuma prefera dar prioridad a los escoceses en Darinporque enfrentarse a la expedicin francesa supona el riesgo de reavivar laguerra contra Luis XIV, con quien acababa de firmarse en Europa la paz quepona fin a la guerra de los Nueve Aos (Rijswijk, 1697). No supona elmismo riesgo una confrontacin con los escoceses, sbditos de Guillermo III,antiguo aliado de Espaa contra el Rey francs (27). En mayo de 1699 Moctezuma, para quien la velocidad era vital (pues lo esencial era que los colonosescoceses no se establecieran en Darin), orden la provisin de hombres ymarineros. Insisti en que, contra lo que declaraba Zavala, ste no necesitabanuevas tripulaciones para sus tres buques de la flota (con un cargamento deplata real y privada que ya se reclamaba desde Madrid, pero cuyo regreso aEspaa tambin se haba aplazado por temor a posibles ataques de los colonosescoceses). El virrey, que ya haba dado orden ese mismo mes de que Zavalarecibiera de Mxico los fondos que necesitara, orden entonces el reclutamiento de las tripulaciones de los buques (28). Los preparativos locales delvirrey se completaron con medidas adicionales tomadas en la propia Espaa,donde a comienzos de 1699 se preparaba en Cdiz el refuerzo aadido de dosbuques de guerra y un buque ms ligero, mandados por don Diego Peredo, ycinco compaas de Infantera bajo el mando global de don Juan Daz Pimienta,maestre de campo general y recin nombrado gobernador de Cartagena (29).Estos refuerzos militares y navales espaoles llegaron a Panam en juniode 1699. Entretanto, Moctezuma haba recibido orden de dar apoyo prioritario

    (25) La opinin del oficial espaol don Juan Martnez Retes de la Vega, veterano de lasguerras de Espaa contra Luis XIV en Europa (haba prestado sus servicios a Guillermo III enla llamada guerra de Holanda de Luis XIV), favorable a abandonar el ataque sobre la coloniaescocesa porque continuarlo significara la prdida innecesaria de soldados (y sera contraproducente a largo plazo), opinin enviada con Canillas a Carlos II, 6 de mayo de 1699 (ver msarriba), era comn entre los soldados espaoles de todos los territorios de la monarqua (y sinduda entre los oficiales del ejrcito de toda Europa), cuya consigna era la de conservar lo que setena, que no deba interpretarse como una resistencia a luchar sintomtica de un declive militarde Espaa.(26) HAFFENDEN, P.: France and England in North America, 1689-1713,NCMH, vol. 6,p. 500.(27) La carta del virrey de 28 de marzo de 1699 en la que alega sus razones para dar prioridad a la amenaza escocesa est en AGIfMxico/R3/66. Se menciona brevemente en HART: op.cit., p. 6.(28) Vase Moctezuma a Zavala, 20 de julio de 1699, Mxico, AGlfMxico/6l, en HART:op. cit., Apndice XXIII, pp. 310 y ss. Zavala finalmente zarp de Veracruz hacia La Habana(camino de Darin) a finales de julio, Zavala a Carlos II, 28 de julio de 1699, Veracruz,AGIJMxico/61.(29) Vase AGI/Mxico/66, con una referencia a la orden de Carlos II a Moctezuma deenviar la Flota de inmediato, 3 de abril de 1699; y copia legal, p. 6.16 68

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-1700)...a esta empresa sobre cualquier otro compromiso. Pero en realidad a finales dejunio los escoceses ya haban abandonado su colonia de Darin. Podra pensar-se que el refuerzo espaol estuvo de ms, e incluso que no tuvo influenciaalguna en el fracaso de este primer intento colonizador escocs. Sin embargo,esto equivaldra a olvidar factores determinantes, como la hostilidad de Espaahacia la intrusin de los escoceses, ya evidente para los colonos, y el enconadoempeo espaol en ambos lados del Atlntico por responder a la provocacinescocesa. Aunque Zavala dejara La Habana y el Caribe rumbo a Cdiz en octubre de 1699 creyendo que ya se haba hecho frente a la amenza de los escoceses (30), la resolucin y el empeo de que venimos hablando haban consolidado todava ms el poder militar y naval de Espaa en la Amrica central, lo queiba a ser de mucha utilidad para los espaoles cuando la segunda oleada decolonos escoceses llegara a Darin en noviembre de 1699 (31).La noticia de que los escoceses haban abandonado Darin en junio de 1699no lleg a Madrid hasta tiempo despus, y por eso el refuerzo del escuadrnde Peredo no fue el ltimo intento de Espaa de hallar solucin al problemade los intrusos. En junio de 1699, dentro de ese afn general por recobrarDarin, Carlos II tambin orden la leva inmediata de dos nuevas compaasde Infantera, integradas por 100 hombres y mandada por 50 oficiales reformados (aquellos cuyas unidades haban sido reformadas o reducidas al trmino de la guena de los Nueve Aos y se hallaban sin mando efectivo, por loque podan hacerse cargo de compaas nuevas), 50 granaderos (una de lasfuerzas de choque) y dos ingenieros militares que dirigieran las operacionesde sitio (32). Las levas de estas dos nuevas compaas se realizaran en Andaluca, al sur de Espaa, por razones obvias. En primer lugar, dada la urgenciade la expedicin, era bastante lgico que el reclutamiento tuviera lugar lo mscerca posible de Cdiz, puerto de embarque de todas las expediciones aAmrica, sobre todo porque reduca el tiempo de desplazamiento desde ellugar de reclutamiento hasta el puerto de embarque y tambin las previsiblesdeserciones por el camino. Adems, pese a las dificultades econmicas deEspaa y la cada de su poblacin en el siglo xvii, Andaluca segua siendouna de las regiones ms pobladas de Espaa (gracias sobre todo a la riquezade las Indias, canalizada a travs de Sevilla y Cdiz) y, por tanto, el importante punto de reclutamiento que siempre haba sido (33). Carlos II tambin

    (30) Zavala a Carlos II, 11 de enero de 1700, Cdiz, AGIJMxico/61, en HART: op. cit.,Apndice XXIX, p. 338.(31) AGIIMxico/66, donde se hace referencia a las rdenes de Carlos II a Moctezumade 30 de abril y 13 de mayo de 1699, de dar absoluta prioridad al apoyo de la expedicin contralos escoceses; copia legal todo el documento.(32) Vase memorndum de medidas ordenadas por Carlos II, 30 de octubre de 1699,citado anteriormente.(33) Orden Real de 8 de junio de 1699, Archivo General de Simancas, Guerra y Marina[en adelante AGS/G y MI/legajos 3100, 3114; instrucciones de Navarrete, mayo de 1700,MN/Navarrete/Darin. El 29 de agosto de 1699 Carlos II orden la preparacin de nombramientos en blanco para los dos capitanes de Infantera (todava por designar) y uno para quienhaba sido nombrado capitn de Granaderos, AGS/G y M/3 114. Vase sobre la poblacin deAo 2000

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    CHRISTOPHER STORRSdispuso que el Consejo de Guerra diera al capitn general de Artillera deEspaa instrucciones para el envo a Darin de la considerable cantidad demuniciones que se calculaba necesaria para la operacin (34). Una semanadespus el Consejo de Guerra decidi que la Junta de Guerra de Indias, comitconjunto de los Consejos de Guerra y de Indias, y responsable de coordinar elesfuerzo militar en las Indias, asumiera la responsabilidad global de la expedicin de Darin. Tambin solicit al prncipe Jorge de Hesse-Darmstadt, virreyde Catalua, ingenieros militares del Ejrcito de Catalua, una de las principales unidades de combate de Espaa (y claro est, de la monarqua) (35), Lafebril actividad no pas desapercibida al embajador de Luis XIV en la corteespaola (36).Los refuerzos salieron de Espaa en octubre de 1699 (37). Los integrabandos buques, el Nuestra Seora de la Almudena y San Cayetano (adquirido parala ocasin) y el Castilla, mandados por el almirante don Francisco Salmn.Llevaban dos compaas de Infantera de 100 hombres cada una, oficialesreformados (la celeridad con que se reunieron los refuerzos impidi alcanzar los cincuenta que se pretenda en un principio) y una compaa de 50 granaderos: unos 300 hombre en total. Tambin iban a bordo el veterano ingeniero militar don Melchor Vlez de Guevara, otros dos experimentadosoficiales de Artillera y cuantiosas municiones: 500 rifles, 100 quintales deplvora, 2.000 granadas, 1.000 bombas y seis morteros, entre otras. Lacapacidad de Espaa para conseguir (en parte por fabricacin nacional) yenviar estas municiones algunas de ellas montadas originalmente para laexpedicin de Pensacola, es otro indicio de las desigualdad en recursosentre Espaa y los colonos escoceses. La flotilla de Salmn se engrosara confuerzas locales en las Amricas. Al tiempo que parta esta expedicin el virreyde Nueva Espaa recibi la orden de que el ingeniero jefe militar de ese reinose incorporara a las fuerzas de Salmn. Antes incluso, en agosto de 1699, donGaspar Portocarrero, virrey de Per y conde de Monclova, veterano militar encuyo virreinato se hallaba Darin, haba sido enviado a Panam para hacersecon el control global de la operacin contra los escoceses y aportar entreAndaluca BUSTELO, F.: La Poblacin: del Estancamiento a la Recuperacin>, P. Molas Ribalta, ed. Historia de Espaa de Menndez Pidal, pp. 509 y ss.(34) Carlos II adon Jos Prez de la Puente, 8 de junio de 1699, AGS/G y M131l4.(35) Consulta del Consejo de Guerra, 15 de junio de 1699, AGSIG y M/3100. Aunque secentran en los siglos xvi y comienzos del xvii, los siguientes estudios constituyen valiosasaportaciones sobre la estructura general (y explican la terminologa) del Ejrcito espaol.PARKER, G: The Army of Fianders and he Spanish Road, 1567-1659: The Logistics of SpanishVictory and Defeat in he Low Countries. Cambridge, 1972. QUATREFAGES, R.: The MilitarySystem of the Spanish Habsburgs, en Banon Martnez, R. y Barker, T. M., eds., Armed Forcesand Socieiy iii Spain Post and Present. Columbia, 1988, y RIB0T GARCA, L.: El Ejrcito delos Austrias. Aportaciones Recientes y Nuevas Perspectivas, Pedralbes, vol. 3. 1983, pp. 89y ss. Para un raro estudio sobre un contingente espaol de finales del siglo XVII, vase STomi.s:op. cit.(36) MAURA: op. cit., pp. 574-575.(37) Vase memorndum de medidas ordenadas por Carlos II, 30 de octubre de 1699, ennota anterior.18 68

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-1 700)...quinientos y seiscientos hombres de su virreinato. El presidente de la Audiencia de Guatemala recibi las mismas rdenes de reclutar y enviar hombres.Espaa y su imperio americano se preparaban para un nuevo y serio intentocoordinado de expulsar a los colonos de Darin (38).Sin embargo, mucho ms importante es que el refuerzo militar y naval deSalmn (que lleg a Cartagena en noviembre de 1699 y despus se traslad aPortobelo) se concibiera desde el principio como la vanguardia de una empresa militar y naval espaola mucho mayor contra los colonos de Darin, Alconocerse los informes de que haban llegado a Darin ms buques que transportaban no slo escoceses, sino tambin irlandeses y daneses, y que se esperaba la llegada de ms, en Madrid qued patente la necesidad de un esfuerzomayor por parte de la metrpoli. As pues, en junio de 1699 se decidi quepara expulsar a los colonos extranjeros, aparte de las tropas de Salmn, quesumaban unos cuantos centenares de hombres, deba efectuarse en Espaa laleva de otros dos mil quinientos hombres. Esta expedicin, mucho ms ambiciosa, llevara cierto tiempo y exiga a todas luces una esmerada planificacin.Por tanto, el Consejo de Guerra recibi instrucciones de dar las rdenes oportunas al comisario general de Infantera (con responsabilidad global sobre elreclutamiento) para que quedaran asignados los distritos de reclutamientonecesarios, con el fin primordial de evitar duplicaciones innecesarias y retrasos en las tareas de reclutamiento (39). Posteriormente don Pedro Fernndezde Navarrete, caballero de la prestigiosa orden militar de Santiago, hombrecon una distinguida hoja de servicios y que haba mandado el escuadrn deEspaa en Flandes, fue designado por Carlos II responsable de esta empresamucho mayor (40), cifrada en octubre de 1699 en 4.900 hombres entre sldados y tripulacin de distintas especialidades (41).

    (38) Vase instrucciones de Navarrete, mayo de 1700. MN/Navarrete/Darin, prrafos 14y ss., y relacin de la fuerza de Salmn en FERNNDEZDURO,C.: La Armada Espaola desde laUnin de los Reinos de Castilla y de Aragn, 9 vols. Madrid, 1894-1903, vol. 5, pp. 300 y ss.Una vez cumplido su mandato de tres aos como virrey, en el verano de 1699 Monclova iba ser sustituido por el conde de Eril, protegido de la Reina, esposa de Carlos II. Sin embargo,debido a la crisis de Darin, y en vista de la experiencia y capacidad de Monclova (haba sidogobernador de Orn cuando aquel lugar estuvo sujeto al ataque moro a partir de 1681), sumandato se prorrog por otros tres aos; MAURA:op. cit., p. 575. A primeros de julio de 1699Carlos II orden elaborar nombramientos en blanco para los altos mandos militares de maestrede campo general, general de artillera y sargento general, que deban enviarse al virrey de Perpara la fuerza que ste preparaba. AGS/G y M/3 114.(39) Vase memorndum de medidas ordenadas por Carlos II, 30 de octubre de 1699 (verms arriba) y consulta de 29 de junio de 1699, AGS/G y M13114. El sistema general de reclutamiento y su organizacin estn bien descritos por Tnos1PsoN: op. cit., pp. 107 y ss.(40) Vase Carlos II al secretario de Guerra de Tierra, 16 de agosto de 1699, AGS/G yM13 114, aprobando la consulta adjunta de la Junta de Guerra de Indias sobre el suministro debombas para la expedicin de Darin y ordenando al Consejo de Guerra dar las rdenesnecesarias. Para ms datos sobre los comienzos de la carrera de Navarrete, vase Navarrete a[Felipe V de Espaa?I, 12 de junio de 1703, Cdiz, MN/Navarrete/Darin.(41) Consulta de 8 de octubre de 1699, AGI/Panam 16l, folios 443 y ss. Para msinformacin sobre la composicin de las tripulaciones de los buques, vase PrnLLIps: op. cit.,pp. 140 y ss.Ao 2000

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    CHRISTOPHER STORRSEl xito dependa, sin duda, del poder naval adems del militar. Es casi untpico afirmar que el declive de Espaa en el siglo XVII vino acompaado deuna disminucin en su maestra y capacidad industrial y tcnica, de lo que esejemplo el sector astillero del norte de Espaa. Sin embargo esto no era necesariamente un problema, porque Espaa poda comprar en el extranjero losbuques que necesitara (42). Tambin poda recurrir a los corsarios, expedientehabitual en la guerra naval europea a comienzos de la era moderna. Seempleaban corsarios sobre todo cuando la Marina estatal no era suficiente,y haban sido muy utilizados por todos los bandos en la guerra de los NueveAos. En junio de 1699 Carlos II aprob la concesin de patentes a los corsarios vascos para que operaran contra los piratas en las aguas de la Amricaespaola (43). Pero aunque sera errneo establecer distinciones muy preci

    sas entre lo pblico y lo privado en una poca en que el todava incipienteEstado an dependa mucho de financieros y contratistas privados, quiencoste casi todos los esfuerzos sucesivos por desalojar a los escoceses fueel Estado espaol de los Habsburgo, de modo que no debemos exagerareste aspecto (ni otros) del as llamado declive de Espaa. En la primavera de 1699, en Cantabria se estaban construyendo cuatro nuevos buques elSantsima Trinidad, el San Francisco, el Santa Mara de Tesanos y el NuestraSeora de Begoa para la Armada del Mar Ocano (la principal flota espaola, creada en la dcada de 1590, que protega el extremo oriental del Atlntico y a veces se desviaba a tareas de defensa del Mediterrneo), y en Pasajes,Guipzcoa, dos galeones para la Carrera de Indias. Esto indica que Espaa sebastaba pra construir nuevos buques y cubrir al menos algunas de sus propiasnecesidades navales, y que al terminar la guerra de los Nueve Aos el gobierno de Carlos II se haba embarcado en un programa de reconstruccin naval.Esos seis buques constituiran el ncleo del escuadrn integrado en la expedicin de Darin que ahora se montaba. La monarqua espaola, con todos susrecursos militares y navales (hombres, material, experiencia y organizacin)se preparaba as para afrontar de una vez por todas la amenaza de los escoceses (44).(42) Vase consulta de 18 de marzo de 1699, sobre la carta de don Bernardo de Quirs,ministro espaol en La Haya, en la que ste informa de una oferta holandesa para construirbuques para la flota espaola. AGS/G y M/3906.(43) AGS/G y M/3114. Vase Memorndum de medidas ordenadas por Carlos II paraexpulsar a los escoceses de Darin, 30 de octubre de 1699, Madrid, AGlJPanamIl6l, en HART:op. cit., Apndice XXVIII, pp. 322 y ss. (en p. 327). Sobre el uso generalizado de corsarios,vase BROMLEY.J. S. y RYAN, A. N.: Navies, NCMH, vol. 6. pp. 790 y ss. No hay muchoescrito sobre los corsarios espaoles, pero OTEROLANA,E.: Los corsarios espaoles durante ladecadencia de los Austrias. El corso espaol del Atlntico peninsular en el siglo XVII (1621-97).Madrid, 1992, constituye una buena introduccin al tema. Sobre la privatizacin de la guerra

    por los estados, vase THOMPSON, 1. A. A.: op. cit., todo el ensayo.(44) Orden de Carlos II, 22 de junio de 1699, AGS/G y M/3114 y memorndum de medidas ordenadas por Carlos II, 30 de octubre de 1699 (ver ms arriba). Para ms datos sobre eldeficiente estado del sector astillero espaol en tomo a la dcada de 1640, vase LYNCI- : op. cii.,p. 186; y en la de 1690, KAMEN: War of Succession, y WALKER,G. J.: Spanish Poliiics andImperial Trade, 1700-1 798. Londres, 1979, p. 94. Para una visin ms positiva,20 68

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-1700)...Sin embargo, aun reconociendo la determinacin y capacidad de Espaaen la defensa de su imperio en la Amrica central, tambin hay que admitirque sus ingentes compromisos defensivos le impedan desviar todos sus recur

    sos, tambin ingentes, a la expedicin de Navarrete. Para ser ms precisos,entre 1698 y 1700, nada ms finalizar la guerra de los Nueve Aos, la monarqua espaola tuvo que afrontar una grave contienda en el norte de Africa. Ensu fase expansiva del siglo XVI Espaa haba extendido su imperio por el estrechode Gibraltar, estableciendo una hilera de confinados baluartes en el nortede Africa. Estos solitarios puestos de la monarqua, en cuyas guarniciones elservick tomaba con frecuencia la forma de castigo, se hallaban inmersos enuna prolongada lucha (que el eurocentrismo de los historiadores tiende a olvidar) con los moros vecinos (45). A estos ltimos los instigaban los enemigosde Espaa, deseosos de apartarla de la lucha europea. Durante la guerra delos Nueve Aos los moros haban atacado Orn (en 1693) y Ceuta y Melilla(en 1695), apoyados por Francia (46). En 1698 estall otra de estas crisisperidicas al lanzar el Rey de Marruecos un renovado asalto a Ceuta. En mayode 1698 el Consejo de Estado espaol rechaz las galeras y tropas para ladefensa de Ceuta y Orn que Luis XIV ofreca con la evidente esperanza deaprovechar los aprietos de Espaa ante sus compromisos de defensa paraganar terreno en la lucha, que ya se fraguaba, por la sucesin espaola. (PeroCarlos II busc ayuda de la vecina Portugal, compensndola con privilegioscomerciales en las colonias americanas de Espaa, una forma distinta y mejorque la de los escoceses de conseguir acceso a stas.) Fue decisivo que, al estallar la crisis de Darin, Espaa ya estuviera sumida en una ardua lucha en elnorte de Africa, lo que inevitablemente afect a la atencin y recursos quepoda desviar para responder a la amenaza de los escoceses (47). Aparte devase KArVIEN:Spain jo the Leter Seventeenth Centurv, p. 115. Tambin es til PHLLLIPS:op. cit.,relato de la construccin de seis buques para Felipe IV en los astilleros vascos en la dcada de1620. Pese a su argumento general, hay pruebas de un giro hacia mejor en (desde?) los aos1660 en GOODMAN: op. cit., pp. 136-137 y apndice D. Vase tambin Ibid., pp. 140 y 144, params datos sobre los esfuerzos durante el reinado de Carlos II por garantizar una mayor autosuficiencia espaola en suministros navales. Para una visin general de la Armada espaola eneste perodo, vase FERNNDEZDURO, C.: op. cit., vol. 5, todo el ensayo.(45) El Africa espaola de comienzos de la era moderna es otra esfera que an aguarda asu historiador, pero vase BRAUDEL, F.: The Mediterranean and the Mediterranean World inthe Age of Philip II. Londres, 1975, todo el ensayo; PIKE, R.: Penal Servitude jo Earlv ModernSpain. Wisconsin, 1983, con un provechoso mapa del conjunto, p. 42; y MATHIEX, J.: TheMediterranean, NCMH, vol. 6, p. 554. En 1681, el gobernador de Orn haba perecido concasi todos los hombres a sus rdenes, 300 de Infantera y 150 de Caballera, en una expedicinde castigo contra buques corsarios moros,MAURA: op. cit., p. 274.(46) Stanhopea Nottingham, 22 de julio de 1693, Madrid, SP94/73, folio 180; a Hopkins,11 de mayo de 1695, y a Vernon, 13 y 27 de julio de 1695, todas en Madrid, SP94/74, folios 30,4ly43.(47) Para la oferta del Rey francs en 1698, la respuesta del Consejo de Estado (que estaba dividido en este tema), y el recurso a Portugal, vase MAURA: op. cit., pp. 526-527 y 563. ElRey espaol consigui tambin rechazar las ofertas de ayuda de Luis XIV para la expulsin delos escoceses de Darin, hechas a travs del Papa y del nuncio en Madrid, aludiendo a la prime-

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    CHR STOPHER STORRSCeuta y Darin, otras fuentes de inquietud en Madrid eran la insuficiencia delas guarniciones de NavalTa (llave para la defensa de los Pirineos ms occidentales) y pese al apoyo del Rey de Portugal en el norte de Africa laactividad militar en el lado portugus de la frontera (que en gran medida anticipaba con ansiedad la muerte de Carlos II). Estas otras preocupaciones debentenerse en cuenta en el examen de la respuesta espaola en Darin (48).

    - Ya se estaba efectuando el reclutamiento en Andaluca para el norte deAfrica (frente al estrecho de Gibraltar, lo que haca de Andaluca el mejor puntode reclutamiento para esta expedicin, al igual que para la de Darin) cuandoCarlos II decidi aumentar la dotacin para Darin hasta ms de 2.000 hombres. El intento de satisfacer las exigencias de ambos escenarios blicosinevitablemente trajo consigo dificultades, y pronto hubo que tomar complicadas decisiones sobre prioridades de guerra. En septiembre de 1699 el Reyremiti al Consejo de Guerra un escrito de la Junta de Guerra de Indias, queaconsejaba retirar cinco compaas del tercio de don Francisco de Luna, porentonces en Melilla, para su envo a Darin (49). A esta respuesta enseguidasigui otra que reflejaba la creciente preocupacin en Madrid: si la expedicin de Darin no zarpaba pronto (antes de mitad de diciembre, momento enque empeoraban las condiciones de navegacin en el Atlntico) se desperdiciara el esfuerzo realizado. Por otro lado, se pensaba que la defensa deCeuta, por su proximidad a Espaa, nunca precisara de tropas, mientras queDarin podra perderse para siempre si no se actuaba cuanto antes. En octubre de 1699, aludiendo a la necesidad de dar prioridad a la expedicin deDarin, Carlos II comunic al marqus de Villadarias, gobernador y capitngeneral de Ceuta, la decisin de retirar de Ceuta los tres tercios de armada(marines) ms antiguos los de don Carlos de San Gil, don Jorge deVillalonga y don Antonio Varrientos, lo que refleja la vital importancia delas unidades de veteranos en una operacin de la trascendencia de Darin.As pues el gobernador devolvi a Andaluca esos tres tercios, y all laComisara General de Infantera asign distritos de reclutamiento para reforzarlos antes de que partieran hacia Darin. El conde de Corzana, comisariogeneral, informara de la decisin a los corregidores (principales jueces ycabezas del ejecutivo en las localidades bajo jurisdiccin directa de la Corona) y justicias (magistrados y oficiales que formaban el poder ejecutivobsico en todas las localidades, tanto dentro como fuera de la jurisdiccinreal), cuya cooperacin era esencial para llevar a buen trmino la operacin.ra evacuacin de los escoceses, Carlos II al papa Inocencio XII. octubre de 1699, San Lorenzodel Escorial, AGSIEstado/309 1.(48) Vase varias consultas en AGS/G y M/3099 y AGSIEstado/4044. Las breves historias independientes sobre regimientos espaoles de SOTO DE CLONARD:Historia Orgnica delas Armas de Infantera y Caballera Espaolas desde la creacin del Ejrcito Permanentehasta el da, 16 vols. Madrid, 185 1-1862, esp. vol. 8, aportan una ajustada idea de los muchoscompromisos de Espaa (y del rpido desplazamiento de las unidades de un escenario a otro)en estos momentos.(49) Consultas de 7 de septiembre de 1699, AGS/G y M13115 y de 18 de septiembre de1699, AGS/G y M13101.22 68

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    EL DESASTRE DE DARiN (1698-] 700)...El propio Carlos II se encarg de informar al duque de Alburquerque, capitngeneral de las costas de Andaluca, quien recurrira a su amplia autoridad einfluencias en el reclutamiento, y tambin a los gobernadores de diversospuertos andaluces (como Cdiz y Sanlcar de Barrameda). Para acelerar lascosas se ofrecieron bonificaciones a los capitanes de reclutamiento porcompletar sus compaas, y Carlos II concert grandes facilidades de crditopara estas operaciones (50). Por si tales medidas no atraan a suficientesreclutas se resolvi tambin la leva forzosa de vagabundos (51). Sin duda, enel otoo de 1699 y tras el fracaso de la expedicin de Canillas, la presenciaescocesa en Darin encabezaba las preocupaciones defensivas ms inmediatas de Espaa; y para despejarla se puso en marcha desde la propia Espaa unsistema de movilizacin militar y naval que ya en otras ocasiones haba dadobuenos resultados (52).Sera ingenuo esperar que no hubiera surgido ningn tropiezo en lospreparativos de una expedicin de este calibre. Para empezar, el reclutamiento no fue tan rpido ni tan fluido como se haba esperado. A finales de octubre de 1699 los tercios que se haban retirado de Ceuta todava estaban enGibraltar y sus proximidades (donde haban desembarcado) sin haber partidohacia los distritos y cuarteles de reclutamiento a que estaban destinados enJan, Crdoba, Granada y sus aledaos. A finales de noviembre la ComisaraGeneral de Infantera achacaba el retraso al hecho de que los capitanes de lostres tercios no conocan las cifras exactas, lo que les impeda proseguir. Slocuando stas se supieran, los magistrados de las comunidades por donde ibana pasar y donde seran reclutados y acuartelados podran hacerse una ideaprecisa de sus obligaciones (es decir, del nmero de reclutas que ellos y suscomunidades deban aportar) hasta que embarcaran en Cdiz hacia Darin.Las compaas del tercio de Villalonga no salieron de Gibraltar hacia losdistritos que les haban asignado hasta finales de noviembre de 1699. Indiciode la inquietud por Portugal, entre los distritos estaban ahora Ayamonte, en elgolfo de Cdiz, y el condado de Niebla (patrimonio de los duques de MedinaSidonia), en la frontera con Portugal. A primeros de diciembre Carlos II intent impedir nuevos retrasos con el envo de cartas en blanco a ciudades ymagistrados, que despus se remitiran a Navarrete, quien deba rellenarlas

    (50) Vase consulta de 8 de octubre de 1699. AGI/PanamJl6l, folios 443 y ss. Seprometi a los capitanes diez escudos por los primeros diez reclutas presentados en Cdiz, 15 escudos ms por los siguientes diez, 18 escudos por 20 ms (que sumaran compaas de 40 hombres), 25 escudos por los siguientes 20, y 30 escudos por los 40 hombres con los que lascompaas alcanzaran hasta un centenar de soldados.(51) Vase consulta de 23 de diciembre de 1699 para la decisin de Carlos II (sobreconsulta anterior de 21 de octubre de 1699) de emplear vagabundos en la expedicin de Darin,y el envo de las rdenes correspondientes al presidente de la Cancillera de Granada, gobernadores y corregidores, AGS/G y M/3909. (Se sealaba que ya se haban levado 300 vagabundospara Ceuta.)(52) Carlos II al marqus de Villadarias y al duque de Alburquerque, 16 de octubre de1699, San Lorenzo, y Carlos II a don Pedro Fernndez Navarrete. almirante general de laArmada del Mar Ocano, 21 de octubre de 1699, todos en AGS/G y M/3908.Ao 2000

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    CHRISTOPHER STORRScon los nombres correspondientes. Pero el plazo inicial para que la expedicinzarpara, mediados de diciembre, pareca cada vez menos realista (53).Tambin surgieron problemas en los preparativos de la expedicin deNavarrete. En primer lugar estaba la dificultad de encontrar los numerososmarineros necesarios para dotar los buques (54). Ya en julio de 1699 la Juntade Apresto de Armadas, comit del Consejo de Guerra responsable de equiparlas flotas de Espaa (55), se haba convencido de la imposibilidad de reclutara todos en Cantabria (y de facilitarles ropa), aunque se hara lo posible porconseguir tripulaciones en las poblaciones martimas de algunas de las demsregiones en el trayecto de Cantabria a Cdiz (56). En segundo lugar, pronto secuestion la participacin en la expedicin de los cuatro buques recin construidos en Cantabria que se haban asignado a la expedicin de Navarrete. Acomienzos de octubre de 1699 don Mateo de Laya comunic la llegada aCdiz de los cuatro buques (el buque insignia Santsima Trinidad, el SantaMara de Tesanos, el Nuestra Seora de Begoa y el San Francisco). Pero sevio obligado a informar de ciertas deficiencias, contratiempo provocado, sobretodo, por la necesidad de salir de Cantabria antes de que llegara el mal tiempo,sin que los buques estuvieran listos del todo: la urgencia de organizar la expedicin hacia Darin haba contribuido a estos problemas. El buque insigniaestaba en buen estado, pero los dos buques mayores, los galeones Santa Marade Tesanos y Nuestra Seora de Begoa necesitaban reparaciones de importancia. Por fortuna podan realizarse en los astilleros de Cdiz. Se vea inclusofactible concluirlas dentro del plazo de diciembre. Sin embargo estas esperanzas pronto se revelaron vanas: en noviembre la Junta de Guerra de Indias decidi que el Santa Mara de Tesatios y el Nuestra Seora de Begoa no zarparan con la expedicin de Navarrete. Posteriormente orden que tambin el SanFrancisco se quedara atrs (57). En vista de las dificultades y a falta de otros

    (53) Vaseduque de Alburquerque a Carlos II, 29 de noviembre de 1699. Puerto de SantaMara, AGS/G y M/39 13; y don Antonio Ortiz de Otalora al conde de la Corzana, 4 de diciembre de 1699, AGS/G y M13911; y mapa de Andaluca (en el que se indican estos territorios), enPIERSON, P.: Coinmander of the Armada. The Seventh Duke of Medina Sidonia. Yale, 1989, p. 2.(54) Navarrete a don Antonio Ortiz de Otalora, 25 de octubrede 1699, Cdiz,AGSIG y M/39.(55) Consulta de 1 de julio de 1699, AGS/G y M/Mar/3906. En 1607 Felipe III habaordenado la compilacin de un registro de marineros en Guipzcoa, medida extendida al restode Espaa en 1625, en parte para agilizar el suministro de marineros a las flotas reales. Sinembargo este sistema, llamado matrcula de mar, no parece haber funcionado del todo bienhasta que fue reajustado en el siglo XVIII; vase ODOGHERTY, A.: La Matrcula de Mar en elreinado de Carlos III,Anuario de Estudios Americanos, vol. 9 (1952), pp. 347 y SS.; DESDEVISES DU DEZERT. G.: La Espaa del Antiguo Rgimen. Madrid, 1989, pp. 504 y ss., y GOODMAN:op. cir.,pp. 181 y ss. Se echa en falta un estudio moderno y completo de la matrcula.(56) Vase consulta de 19 de diciembre de 1699, AGS/G y M/3906, sobre la carta delmarqus de Astorga, gobernador de Galicia, acerca de la leva de tripulaciones para los cuatrobuques que estaban en Galicia.(57) Consultas de 17 de octubre de 1699, AGSIG y M/3906, 20 de octubre de 1699,AGI/PanamJl6l, folio 560 y 26 de noviembre de 1699, AGIIPanamJl65, folio 679; Navarretea [?J, 19 de noviembre de 1699, Cdiz, AGS/G y M/3914. En 1694-95 las flotas inglesas yholandesas haban pasado el invierno atracadas en Cdiz, en parte por las instalaciones de susastilleros, EHRMAN, J.: The Navy in the War of William III. Cambridge, 1953, p. 526.

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-1700)...buques Carlos II pospuso la partida de la expedicin de Navarrete hasta marzode 1700 (58).Igual de problemtica result la financiacin de las expediciones deDarin. El reclutamiento, suministro de ropa, alojamiento, provisiones y todoslos dems gastos que conlieva una gran empresa militar y naval resultabanmuy onerosos (59) en un momento en que la Corona tena gran necesidad deingresos y no acababa de recuperarse del inmenso coste de la guerra de losNueve Aos (60). Seal de esto es que en junio de 1699, por falta de fondos,no pudiera cumplirse en Sevilla uno de los centros de la industria de armasde Espa, y bien situada para el rpido suministro de municiones a lasIndias la orden real de fabricar seis culebrinas de bronce para su inmediatoenvo a las Indias, al no haberse recibido de Mxico el dinero necesario parapagar el asiento o contrato (61). Los problemas financieros derivados de laexpedicin de Darin se agudizaron con la situacin en el norte de Africa (yotros lugares), que exiga esfuerzos igualmente costosos (62). Pero no hay quedejarse engaar por estas dificultades: aunque el gasto de Madrid no estuvieraa la altura de los aos 1630, 1640 y 1650, la corte todava poda permitirsedesembolsos muy elevados para sufragar la defensa de la monarqua, y estabadispuesta a ello. An no se han estudiado a fondo las finanzas espaolas delreinado de Carlos II, pero sin duda alguna los ministros del Rey lograroncostear la defensa del imperio con mtodos diversos. Entre estos estaban losdonativos (contribuciones o exacciones ms o menos voluntarias) y prstamos de determinados grupos opulentos, como la lite de comerciantes deSevilla, tramitados en este caso a travs de la Casa de Contratacin, quecontrolaba el comercio con las Indias (63). En octubre de 1698 la Corona

    (58) Vase consulta sobre el estado de preparacin de la fuerza de Navarrete, 26 de enerode 1700, AGlJPanam/164, folios 87 y Ss.(59) Vaserelacin de costes de aprovisionamiento del tercio de don Jorge de Villalongahasta su partida, adjunto con duque de Alburquerque a Carlos II, 29 de noviembre de 1699,Puerto de Santa Mara, AGS/G y M13913.(60) Vase GARZNPunJA: op. cit., todo el ensayo; KAMEN: Spain in the Later SeventeenthCentury, pp. 357 y ss.(61) Consulta de 28 de junio de 1699, AGS/G y M/3 114.(62) En 1699 Madrid dedicaba importantes sumas a las fortificaciones de Cdiz, Gibraltar y sus presidios del norte de Africa, vase diversas consultas en AGS/G y M/3099. Enjulio de 1700 se suspendieron todas las asignaciones procedentes de los fondos conocidos poringresos de la Cruzada (es decir, la parte que corresponda al Estado de la venta de bulaspapales) debido a las necesidades de Ceuta, que estaba sitiada (en un esfuerzo global porconseguir fondos para necesidades militares en Catalua, Guipzcoa, el norte de Africa, etc.),MAURA: op. cit., pp. 632-633.(63) Para ms datos sobre donatios vase THOMPSON,1. A. A.: Castile: Policy, Fiscalityand Fiscal Crisis, en Hoffman, P. T. y Norberg, K., eds., Fiscal Grises, Liberty and Representative Government, 1450-1 789. Stanford, 1994, p. 174. En ese artculo y en Castile: Absolutism, Constitutionalism and Liberty, ibid., Thompson ve el abandono de las aspiraciones agran potencia por parte de la Corona de Castilla como la clave que explica la historia fiscal ypoltico-constitucional del reinado de Carlos II y que hizo posibles sus reformas. Sin embargo,yo aduca que precisamente sus ininterrumpidas aspiraciones a gran potencia fueron lo queempuj a la Corona de Castilla hacia cambios encaminados a conseguir fondos con finesAo 2000

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    CHRISTOPHER STORRSsolicit ms de 500.000 pesos a esta comunidad de comerciantes (que yahaba donado al Rey una concesin especial o servicio) para ayudarle acubrir sus numerosos compromisos. En un principio los comerciantes senegaron, pero en agosto de 1699 ofrecieron un prstamo de 300.000 pesos acondicin de que se destinara a expulsar a los escoceses, lo que sin dudarefleja su propia visin de las repercusiones que poda tener la presenciaextranjera en Darin sobre el comercio y riqueza americanos de Sevilla (64).En octubre de 1699 se haban gastado casi 200.000 pesos (lo que restaba delanterior servicio y la primera fraccin de este prstamo posterior), y sepresionaba a los oficiales para que consiguieran 25.000 pesos ms con quesufragar las levas de tropas en Cdiz para la fuerza de Darin (65). Lograronpaliar la escasez de fondos: a finales de octubre de 1699 el asistente (o corregidor real) de Sevilla envi a Gibraltar 10.000 escudos para que los tercios deDarin que se haban retirado a Ceuta pudieran acudir a sus cuarteles de invierno (66). Pero fue inevitable que la escasez de fondos afectara al proyecto. Endiciembre de 1699 Carlos II orden suspender el reclutamiento de los terciosde Darin, al no haberse conseguido los 25.000 pesos y haberse aplazado lasalida del escuadrn de Navarrete (67).Antes de abordar la culminacin de la expedicin de Navarrete analizaremos otro recurso que Espaa utiliz para el contraataque en Darin: la diplomacia, instrumento del poder espaol de finales del siglo xvii, cuyo estudiotambin se ha descuidado. Hasta ahora la opinin ms extendida sobre elpapel de la diplomacia en el asunto de Darin atribuye el desenlace favorablepara los espaoles a la renuencia de Guillermo III a romper con Espaa,aunque fuera a costa de sus sbditos escoceses, debido a su poltica globalcontra Francia. Sin duda hay algo de verdad en que podra hablarse de unde defensa. Y sobre todo fue as porque, aunque puede que los ingresos descendieran de cercade 24 millones de ducados (1665) a unos 20 millones tomando el reinado de Carlos II en suconjunto, el gasto pudo (por ejemplo, en 1674, durante la llamada Guerra de Holanda, y cuandoEspaa tambin hubo de enfrentarse a una grave revuelta en Sicilia) alcanzar los 23 millones deducados (la cifra ms alta desde 1504, segn la tabla de Thompson, publicada en Ibid., pp. 157-158). Muchas de las reformas sealadas en Snchez Beln (aunque por supuesto no todas), sellevaron a cabo durante las numerosas guerras del reinado de Carlos II y deben verse, ante todo,corno dispositivos fiscales propios de tiempos de guerra.(64) SNCHEZBELN: op. cit.. p. 275. Estas negociaciones entre la Corona y los sectoresopulentos de la sociedad castellana a quienes se poda acudir en busca de dinero influyeron sinduda en la paralizacin de las Cortes de Castilla durante el reinado de Carlos II. Del total,200.000 se entregaran slo cuando fuera a pagarse a las tripulaciones y tropas de los buques, esdecir, cuando la expedicin estuviera a punto de partir.(65) Vase memorndum de medidas ordenadas por Carlos II, 30 de octubre de 1699(ver ms arriba) y consulta de 4 de noviembre de 1699 sobre la carta de Navarrete de 25 deoctubre de 1699, AGS/G y M/391l. Segn MAURA: op. cit., p. 596, el Estado, falto de fondos,desvi 80.000 de los 300.000 pesos para sufragar una jornada real o excursin al Escorial enel otoo de 1699, despus del hechizamiento de Carlos II. Cmo, exactamente, no estclaro.(66) Consulta de 6 de noviembre de 1699, AGS/G y M/3101.(67) Vase consulta sobre el estado de preparacin de la fuerza de Navarrete, 26 de enerode 1700, AGIIPanarnJl64, folios 87 y ss.26 68

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    EL DESASTRE DE DARiN (1698-1700)...triunfo diplomtico pasivo de Espaa en el episodio de Darin (68). Sinembargo, la diplomacia espaola jug un papel mucho ms activo de lo queesto implica. Al igual que la estructura militar y naval de Espaa, su diplomacia contaba con una gran experiencia y una extensa red forjada en el siglo XVIy a comienzos del xvii. Esta red, integrada por personalidades a menudo muycompetentes, constituy otra valiosa fuente de informacin, y tambin graciasa ella pudo Madrid movilizar recursos adicionales (extranjeros y nacionales)en momentos de apuro (69). Espaa no tena ministros residentes en la propiaEscocia pero el marqus de Canales, hbil diplomtico de Carlos II enLondres, sigui de cerca el proyecto de Darin. En enero de 1696 enviaba alRey de Espaa una copia impresa (con traduccin al espaol) de la ley por laque el Parlamento escocs haba fundado en 1695 la Compaa para elComercio con Africa y las Indias Occidentales, y le aconsejaba que impidieraen lo posible la fundacin de colonias extranjeras en las Indias, a travs de losgobernadores all destacados (70). Dieciocho meses despus, Canales volvaal tema relatando sus intentos de poner trabas al desarrollo de la Compaa,respaldado por los comerciantes ingleses que se oponan a ella. Pero elproyecto cobraba nuevos bros, y Canales envi una copia impresa de otrapropuesta para esta compaa comercial, cuyos agentes, segn comunicaba,haban llevado a buen fin su propsito de adquirir buques en Hamburgo. Canales expresaba adems su preocupacin por no haber recibido respuesta a suanterior informe sobre el tema (que el Consejo de Estado haba remitido alConsejo de Indias). A primeros de 1699, tras el xito inicial de la expedicinescocesa, Canales pareca lgicamente ms alarmado, tanto ms cuanto quetambin los ingleses se mostraban dispuestos a establecer colonias en laszonas tericamente deshabitadas del imperio espaol (siguiendo el ejemplo delos escoceses). Para malestar de Guillermo III, Canales elev una protestaformal en Londres contra la colonia escocesa, expresando sin ambages la ini-

    (68) Sin embargo, a este respecto merece la pena destacar, sobre todo por la luz quearroja sobre la interpretacin que imperaba en Madrid acerca de las relaciones entre losdistintos reinos ibricos de la monarqua de Habsburgo, que los ministros de Carlos II eranescpticos en cuanto a que Inglaterra y Escocia fueran reinos diferentes (y a que no hubieraque castigar a los ingleses por fechoras que haban cometido los escoceses), porque equipaban la relacin entre ambos reinos a la existente entre Aragn y Castilla. Segn los responsables de la poltica espaola, un acuerdo internacional firmado por Carlos II (es decir, un tratadode paz con el Rey de Inglaterra) era vinculante para todos sus reinos (Aragn y Castilla por unlado, Inglaterra y Escocia por el otro). Consulta del Consejo de Indias, 16 de mayo de 1699,sobre la memoria del enviado de Guillermo III, Alexander Stanhope, y sobre los despachosdel ministro de Carlos II en Londres, AGI/Panam/161, en HART: op. cir., Apndice XVIII,pp. 285 y ss.(69) Pese al impresionante alcance y extenso legado documental de Simancas (o quizpor eso mismo), apenas se ha analizado la diplomacia espaola de este perodo. Sin embargo,diversos estudiosos espaoles de las nuevas generaciones empiezan a mostrar inters por eltema. Vase StoRRs: op. cit., pp. 371 y ss.(70) Vase consulta del Consejo de Estado, de 15 de marzo de 1696, sobre el informe deCanales desde Londres de 1 de enero de 1696, acerca de la formacin de la Compaa deDarin, AGSIEstado/3970. Canales tema que una vez que los escoceses tomaran una posicinen los dominios espaoles sera difcil desalojarlos.Ao 2000

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    CHRJSTOPHER STORRStacin de su gobierno. Es de destacar que los informes de inteligencia deCanales y la urgencia de frenar lo que, tras el xito inicial de los escoceses enDarin, empezaba a adquirir visos de una divisin de facto del imperio colonial espaol sin tan siquiera esperar a la muerte de Carlos II, contribuyeron aconvencer a quienes decidan la poltica en Madrid de la necesidad de unafirme contraofensiva en la Amrica central (71).Tambin otros diplomticos espaoles informaban de las actividades de losescoceses desde otros lugares (72). Enviaban a Madrid informaciones delproyecto de Darin recabadas in situ por mediacin de diplomticos ingleses,otra muestra de la extraordinaria vala de esa amplia red diplomtica de Espaa y del gran inters tomado en el asunto, no slo por los directamente afectados (73). Adems, los ministros de Carlos II en el extranjero podran convencer a otras cortes europeas de la determinacin de Espaa de desmantelar lacolonia escocesa en defensa de su monarqua, y movilizar desde Londres elapoyo diplomtico de las dems cortes de la Europa catlica. Estos diplomticostambin podran contribuir de forma ms directa a los intentos espaoles dedesalojar a los extranjeros de Darin: por ejemplo, adquiriendo municiones delas que Espaa careciera, fundamentalmente en la Repblica holandesa, centrode lo que podra llamarse el comercio de armas de finales del siglo XVII (74).La diplomacia espaola se puso en marcha en Roma y consigui del papaInocencio XII fondos adicionales para hacer frente a la incursin escocesa, enforma de un tributo especial impuesto sobre el clero de la Amrica espaola.El clero de las Indias espaolas (como el de la Espaa peninsular) estaba en

    (71) Vase consultas del Consejo de Estado, de 3 de agosto de 1797, sobre la carta deCanales de 9 de julio de 1697 y de 1 de marzo de 1699, sobre la carta de Canales de 22 defebrero de 1699, ambas en AGS/Estado/397 1. (En la ltima el conde de Frigiliana formulabamuchos de los argumentos sealados ms arriba con respecto a la naturaleza de la amenaza quelos escoceses planteaban en Darin.) Vase tambin Canales a Carlos II, 24 de septiembre de1699, Londres, al conocer esa maana por informes procedentes de Jamaica que los escoceseshaban abandonado Darin, AGS/Estado/3971. Hay detalles muy breves de otros despachosdiplomticos en HART: Spanish Documents, todo el ensayo. Los comentarios de Canales sobreel carcter de los escoceses e ingleses representan una de las pocas valoraciones generales sobrelos escoceses hechas por alguien que particip directamente en la solucin de la amenaza deDarin. Copia legal, p. 1, incluye tambin diversas observaciones un tanto peyorativas sobre laambicin insaciable, el espritu depravado y el deseo de lucro de los escoceses, que parecen basarse ms en la reaccin del autor ante Darin que en un autntico conocimiento de losescoceses.(72) Vase don Antonio Navarro a ?], 16 de agosto de 1697, AGIfPanamJl59, folio 658,informando de la adquisicin de buques en Hamburgo por los escoceses.(73) Vase consulta del Consejo de Estado, 24 de noviembre de 1699, sobre dos cartas deBazn, enviado de Carlos II a la corte del duque Vctor Amadeo II de Saboya en Turn,AGS/Estado/3660, pp. 129, 130, 131. Los diplomticos del propio duque de Saboya aportaninteresantes puntos de vista sobre las complejas relaciones anglo-hispanas tras el intento deDarin. De acuerdo con su ministro en Londres algunos atribuyeron al embajador espaol unescrito difamatorio all publicado en el que los escoceses aireaban sus quejas contra Guillermopor el asunto de Darin. Se deca que Canales esperaba distraer as a Guillermo de las negociaciones sobre la particin (ver ms arriba); conte di Prela a Vctor Amadeo, 1 de octubre de1699, Londres, AST/LMJGran Bretagna, m 8 bis.(74) MAURA: op. cit., p. 575.28 68

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    EL DESASTRE DE DARIN (1698-1 700)...buena parte exento de impuestos regulares y directos, aunque la Iglesia contribua a las arcas de la Corona de diversos modos, sobre todo mediante concesiones especficas originalmente asignadas en el siglo XVI a la Corona espaola para ayudarle a combatir a los infieles (turcos) en el Mediterrneo, peroque el Papa deba renovar peridicamente. El permiso papal tambin eraobligatorio en los tributos extraordinarios sobre el patrimonio eclesistico.En 1693, Inocencio (sometido a la presin constante de los representantes deCarlos II en Roma) haba autorizado al Rey espaol a recaudar del clero regular y secular de la Amrica espaola un milln de escudos en forma de dcima(o dcimo) para financiar la defensa contra los piratas herejes (o lo que eslo mismo, no catlicos) que haban irrumpido en el imperio. Por desgracia elnuncio de Madrid bloque el cobro de esta suma (75). El asunto de Darinhizo que la Corona espaola renovara sus intentos de lograr esta concesinvalindose de sus agentes en Roma, entre ellos los cardenales Giudice y Aguirre. En el verano de 1699, con la convocatoria de un cnclave extraordinario,el papa Inocencio XII, que comparta sin reservas la inquietud de Espaa porlas posibles consecuencias para la fe catlica de la presencia escocesa enDarin, confirm su concesin del tributo de un milln de escudos impuestosobre el clero de las Indias espaolas (76).Como hemos visto, ya se haba reconocido que el plazo original para lapartida de la expedicin de Navarrete, mediados de diciembre de 1699, erapoco realista, y se haba fijado otra fecha, marzo de 1700. A comienzos defebrero, Carlos II dispuso (a travs del Consejo de Castilla y la Comisara deInfantera) la leva de 3.000 hombres para la expedicin de Darin (77). Enabril orden tambin la leva de marineros (voluntaria si era posible, peroforzosa si era necesario, dada la urgencia de la expedicin) en los puertos deAndaluca para los buques de la fuerza expedicionaria de Navarrete (78). Perosin duda hubo un retraso: en mayo de 1700 la expedicin an no haba zarpado de Cdiz. Este retraso dio lugar al ltimo escollo de la expedicin, que

    (75) Vase AGI/PanamJl59, p. 162, todo el documento.(76) Consulta del Consejo de Estado, de 8 y 20 de agosto de 1699, AGS/Estado/3091; yde 15 de septiembre de 1699, AGS/Estado/3091, sobre la peticin del nuncio de que Carlos IInombrara a los miembros del clero que supervisaran la leva. Como el Papa no crea que laevacuacin inicial de lo escoc