revista de historia naval nº58. año 1997

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  • 8/13/2019 Revista de Historia Naval N58. Ao 1997

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    REVISTE

    -HfS TORTA NAVAL

    INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVALARMADA ESPAOLA;1]

    L4I44_____________; ]

    1.

    Ao XV 1997 Nm.

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    REVISTA DE HISTORIA NAVALCONSEJORECTOR:Presidente: Directordel Instituto de Historia y Cultura Naval, Jos IgnacioGonzlez-Aher Hierro, contralmirante.Vicepresidentey Director: JosCervera Pery, coronel auditor. Periodista.Vocales: FernandoGonzlez de Canales y Lpez Obrero, Secretario Generaldel Instituto de Historia y Cultura Naval; Manuel Martnez Cerro,Jefe del Departamento de Cultura del Instituto de Historia y Cultura

    Naval; Hugo ODonnell y Duque de Estrada, de la Comisin Espaola de Historia Martima.Redaccin, Dfnsin yDistribucin: IsabelHernndez Sanz, Ana Berenguer Berenguer.Administracin: JuanM. Gamundi Fernndez, comandante de Intendencia de laArmada.DIRECCINY ADMINISTRACIN:

    Instituto de Historia y Cultura NavalJuan de Mena, 1, 1.aplanta.28071 Madrid (Espaa).EDICIN DELMINISTERIODEDEFENSAIMPRIME:

    Servicio de Publicaciones de la Armada.Publicacin trimestral: tercer trimestre 1997.Precio del ejemplar suelto: 650 pesetas.Suscripcin anual:

    Espaa y Portugal: 2.600 pesetas.Resto del mundo: 4.000 pesetas.Depsito legal: M. 16.854-1983.ISSN-0212-467X.NIPO: 076-97-018-5.Impreso en Espaa. - Printed in Spain.CUnIERTA: Logotipo del Instituto de Historia y Cultura Naval.

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    SUMARIOPgs.

    NOTA EDITORIAL . 5El catedrtico Severo Catalina, ministro de Marina de buenrecuerdo, por Jos Cervera Pery7Geografa conflictiva en la expansin martima luso-espaola.(Siglo xvi), por Eduardo Trueba y Jos Llavador19Un aspecto militar de la religin romana: los ritos de purficacin de la Marina de guerra, por Sabino Perea Ybenes39 Quin decidi el desembarco del capitn Bayo en las Baleares?,por Jos Luis Infiesta Prez55Alusin histrica a la Virgen del Carmen como patrona de navegantes. (1623), por Balbino Velasco 73La historia vivida:Alejandro Laliemand, un mdico del 9879Documento: Proceso por la prdida de La Habana (1792)91La Historia Martima en el mundo: Construccin de un velerohistrico, por Jos Antonio Ocampo Aneiros95Noticias Generales97Recensiones 103

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    COLABORAN EN ESTE NMERO

    Jos Cervera Pery es coronel auditor y periodista. Diplomado en Tecnologa de laInformacin y en Derecho Internacional. Miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y de numerosas Academias hispanoamericanas y autor de una seriede libros de historia naval. Conferenciante y articulista. Premio Santa Cruz deMarcenado del Ministerio de Defensa. Actual director de la REVISTA DE HISTORIANAVAL.Eduardo Trueba es un investigador sevillano centrado en la historia jurdico-martima de los enlaces entre su ciudad y Amrica. Colaborador en la REVISTA DE HISTORIANAVAL, autor de los libros Sevilla Tribunal de Ocanos y Sevilla Marti,na. Sucontacto con el mar se debe, tanto a las singladuras deportivas como a los aos detrabajo en la gestin martima. Una buena formain jurdica completa el perfil deeste autor que ya cuenta con bastantes aos de lectura documental en el ArchivoGeneral de Indias de Sevilla.Jos Llavador nace en Bocairente (Valencia), pasando a la capital en donde estudialas licenciaturas de Filosofa y Letras (Seccin de Historia) y de Derecho. Obtieneuna beca de la Junta de Ampliacin de Estudios, por lo que se traslada a Sevilla,donde se doctora en Historia. Es profesor de Segunda Enseanza, ocupando las ctedras en los Institutos de Valdepeas y Sevilla y en la Universidad de Sevilla hasta sujubilacin. Asiste diariamente, desde hace muchos aos, a la sala de investigacin enel Archivo General de Indias de Sevilla. Publica la Gobernacin de Venezuela en elsiglo xvii, La parte paleogrfica de los Pleitos Colombinos,Mapas y planos de Venezuela, siglos xvi, xvii y xviii y Philippines under Spain, siglos xvi y XVII.Sabino Perea Ybenes es doctor en Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid. Publica regularmente artculos relacionados con su especialidad enpublicaciones nacionales y extranjeras de las que Hispania Antigua, Gerin, Habis,Latomus son slo un ejemplo.Jos Luis Infiesta Prez es mdico y ha venido firmando sus trabajos con el seudnimo de Alcofar Nassaes. Colaborador del Centro de Historia Contempornea deCatalua y encargado de su archivo grfico. Publicista naval e investigador tenaz, seha dedicado al estudio de la Guerra Civil espaola, 1936-1939, especialmente a susaspectos menos conocidos, aquellos en los que intervinieron personas y fuerzasextranjeras. Ha publicado numerosos libros y artculos sobre la materia y colabora conasiduidad con la Revista de Historia y Vida, entre otras publicaciones, de la que esconsejero de redaccin.Balbino Velasco Bayn, natural de Lovingos (Segovia). Carmelita. Doctor en Filosofa y Letras. Acadmico de la Real Academia de la Historia. Autor de numerosostrabajos relacionados con la Historia y el Arte.

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    NOTA EDITORIALPaso a paso la REVISTA DE HISTORIA NAVALcamina ya hacia el nmero 60.Parece que fue ayer cuando conmemorbamos su cincuentenario con alegra

    esperanzada, y ya le han seguido aguas ocho nmeros ms, lo que denota quese sigue navegando y se navega bien.Un catedrtico de hebreo, nombrado ministro de Marina, dej sin embargoun buen recuerdo en la institucin. Este es el trabajo que abre el nmero de laREVISTA, para enfrentarse de inmediato con la Geografa conflictiva de laexpansin martima luso-espaola en el siglo xvi, de Eduardo Trueba y JosLlavador; todava ms en el pasado y en otro escenario, la interesante aportacin de Sabino Perea Ybenes sobre los ritos de purificacin de la Marina deguerra romana.La ltima guerra espaola naval en el mar sigue concitando an la atencinde los historiadores, y as el episodio del desembarco del capitn Bayo enMallorca es estudiado por Jos Luis Infiesta, desde el punto de vista de sudecisin, cerrando el tema de los estudios una alusin histrica a la Virgen delCarmen como patrona de navegantes en 1623, de Balbino Velasco.Prximo ya el 98, del que tanto habr que revisar, la Historia Vividacontempla la figura de Alejandro Lallemand, mdico en Cuba, y el Documento, circunscrito tambin a la capital de la isla, nos sita en la prdida deLa Habana en 1792.Los espacios habituales de la Historia Martima en el Mundo, las Noticias generales y las Recensiones, mantienen la atencin informativa en losaspectos ms sustanciales de estas temticas, tan familiares para nuestroslectores y suscriptores.

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    EL CATEDRTICOSEVERO CATALINA,MINISTRODE MARINA DE BUEN RECUERDO

    Jos CERVERA PERYDirector de la Revista de Historia Naval

    Un ministro poco comnDos meses y un da dur el paso del catedrtico de Hebreo, acadmico dela Lengua y poltico conservador don Severo Catalina del Amo por el Ministerio de Marina, y sorprende que en tan poco tiempo de gestin pudiese contartantos afectos y gratitudes como las que logr allegar, con pliegos de firma decasi el total de la Armada, sobre todo despus de la largusima sesin delCongreso de los Diputados del 3 de abril de 1868, en que bajo la presidenciadel conde de San Luis se aprobaron los presupuestos de Marina tras un encendido y vibrante discurso de don Severo.Merece la pena, por tanto, la revisin testimonial de aquel corto mandatoque logr aunar tantas voluntades en una poca en que la Marina no pasabapor su mejor momento, extinguidas ya las luminarias de las campaas exteriores y la vuelta al mundo de la fragata Numancia, que tantos ecos triunfalesdespertaron en los odos espaoles.Severo Catalina del Amo haba nacido en Cuenca en 1832 y se dio a conocer como periodista, primero en su ciudad natal y ms tarde en Madrid. Cursla carrera de Filosofa y Letras en dicha capital, en la que se doctor y en cuyaUniversidad Central gan la ctedra de Lengua Hebrea. Su carrera poltica fuerpida y brillante. Diputado a ortes en varias legislaturas, director de Regis

    tros y de Instruccin Pblica, fue ministro de Marina y de Fomento en los ltimos gobiernos de Isabel II, a la que siempre fue fiel, siendo el autor del manifiesto que la reina destronada dirigi desde Pau a los espaoles despus de suextraamiento. La represent ante la Santa Sede y fue en todo momentoconsejero de gran influencia y probada lealtad y, lo que es ms elogiable,nunca quiso recompensa alguna.Vuelto a Espaa en 1870, falleci en Madrid al ao siguiente, dejando unvalioso legado de obras y discursos. Perteneca a la Real Academia Espaoladesde 1861, y como erudito, su dominio del latn, del hebreo y del rabe lepermiti el desarrollo de una profunda labor de investigacin y percepcintanto del momento cultural como del poltico. Poeta del postrromanticismo,versific con lirismo y galanura, y su obra fue tambin muy estimada en losambientes culturales de su poca. Orador notable y fogoso, hizo gala en todossus discursos de una atinada observacin personal y de enfoque directo en losAo 1997

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    JOS CERVERA PERYtemas que afrontaba, lo que motivenno pocasocasionesconfundiro aturdira sus replicantes.Es difcil imaginar que con este currculum brillantsimo, por supuesto,pero muy ajeno a los avatares y bandazos de la poltica naval se pudiera serun buen ministro de Marina, sobre todo en una poca como escribe Bordej cuya cartera sola adjudicarse por valimientos polticos a personajesineficaces desconocedores de los problemas navales y martimos, hacindoseclebre la frase Yo ministro de lo que sea, aunque sea de Marina. SeveroCatalina, sin embargo, fue la excepcin de la regla, y a las pruebas me remito.Una Marina en cuesta abajo

    Don Severo Catalina ocup la cartera de Marina el 13 de febrero de 1868,relevando a don Martn Belda, que la haba ocupado desde el 27 de junio de1867. Este don Martn, calificado de inepto por muchos autores y que tambinhaba sido ministro de Fomento en un gabinete de Narvez en 1863, volvi acoger las riendas de la Armada, en relevo a su vez de don Severo, y fue la gotaque desbord el vaso para la adscripcin de la Marina a la revolucin gloriosa de 1868, pues ya el brigadier Topete se encarg de mover los hilos y buscarla regeneracin naval, echando bonn y cuenta nueva a la labor del tan, paratantos, nefasto poltico, que haba seguido aguas de otro ministro, Rubalcaba,al que la Marina odiaba por el escaso celo que haba puesto en sus intereses. Yes importante consignar este dato, pues los hombres de mar, que haban elogiado pblicamente la corta labor desarrollada por Severo Catalina (y las firmasde adhesin lo respaldan), cerraron filas con el brigadier Topete en un movimiento que, aunque tena mucho ms de poltico que de corporativo, buscabala Espaa con honra salvada de las corruptelas o los desaciertos en los que elministro Belda haba tenido papel predominante.La Marina de guerra, en los primeros meses del 68 ao que tan decisivamente iba a influir en sus destinos, no pasaba por buen momento. Desalentada y desmoralizada por un abandono cada vez ms notorio, sesteaba entre laindolencia o la rutina. Se haban extinguido los ecos triunfales de la Campaadel Pacfico y toda lanacin se mova en un hervidero de pasiones polticas.Las diferencias presupuestarias con la Real Casa o el propio Ministerio de laGuerra creaban un fuerte agravio comparativo y el malestar se extenda anumerosos jefes y oficiales, postergados profesional y polticamente, con olvido de sus mritos en las campaas ultramarinas o de Africa. Otras cuestionesque tambin la afectaban, como el proyectado cierre del Colegio Naval de SanFernando decretado por Martn Belda, crearon un mayor descontento y losprogresistas, principalmente, aprovecharon tales desaciertos para hacerse conel mayor nmero de adeptos entre los marinos decepcionados, lo que fue buencaldo de cultivo para los propsitos de Topete de unir la corporacin al movimiento revolucionario septembrino. Todo ello tendra su reflejo pocos mesesms tarde.8 58

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    EL CATEDRTICO SEVERO CATALINA, MINISTRO DE MARINA DE BUEN RECUERDOLa sesin del Congreso de Diputados del 3 de abril de 1868

    El 3 de abril de 1868 comparece ante las Cortes el ministro de Marina,Severo Catalina del Amo, para defender el presupuesto de Marina para el aoeconmico de 1868-1869. Preside el Congreso don Jos Luis Sartorius, condede San Luis, y el Gobierno don Luis Gonzlez Brabo, que ya ha tenido en esemismo gabinete a Severo Catalina como ministro de Fomento. Claramente seadvierte que es una componenda con vista a un mayor reajuste, pues es untrasvase indito por la disparidad de ambas carteras. Pero no contaban con lahonestidad de don Severo, que estudi a fondo el tema y lo traa bien aprendido en su largo y elocuente discurso, que tantas conciencias dormidas despertde inmediato en los hombres del botn de anda.Lgicamente no vamos a reproducir aqu la largusima perorata delministro, no exenta del lujo de la retrica de la poca, pero expuesta conhabilidad y buen sentido, sobre todo en el reconocimiento a la labor de suantecesor que no poda ser sincera con elegancia y buen estilo, y as,cuando el presidente le concede la palabra, sus primeras frases son lassiguientes:

    Seores Diputados: Obligacin es de las ms rudimentarias ynaturales de un ministro de la Corona el defender y apoyar el presupuesto de su Departamento. Hoy vengo yo a cumplir este deber contanto mayor gusto cuanto que vengo a apoyar y defender una obra queno me pertenece; una obra que corresponde, salvas ligersirnas modificaciones que en mi concepto la mejoran, a mi digno antecesor yamigo querido el Sr. Belda, a quien con este motivo reitero el testimonio, no de mi afecto, del cual est bien seguro, por ms que en sudiscurso de anoche me tratase con escasa benevolencia, sino el testimonio del aprecio general que le han conquistado su inteligente actividad en este Departamento, las reformas que ha llevado a cabo y lasventajas que por ellas ha reportado al Erario.No era mal comienzo, sobre todo de una elegante generosidad, pues elseor Belda lo haba vapuleado duramente en un discurso la noche anterior;pero se meta en un terreno peligroso al expresar que su antecesor en el cargogozaba del aprecio general. Que se lo preguntaran a Topete y a buena partede la MarinaSigue despus con una frase que parece querer justificar su intervencin ysu presencia:

    Ajeno a la carrera facultativa de los hombres de la mar, sin vestir elhonroso uniforme de la Armada, mi voz en favor de sus intereses osparecer ms imparcial; seguro estoy de que habis de hacer justicia ala nobleza patritica de mi deseo y la rectitud inquebrantable de mivoluntad.Ao 1997

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    JOS CERVERA PERYY centra despus su discurso, como en una especie de leccin magistral,formulando sus consideraciones sobre el hecho de que Espaa no sea una

    nacin martima, a pesar de que tenga un litoral de 550 leguas nuticas, ms elarchipilago de Canarias, las posesiones del golfo de Guinea, las magnficasAntillas de Cuba y Puerto Rico y el extenso archipilago filipino, y que seasoma en el contienente de Europa como-atalaya colosal de mares inconmensurables.Y no es martima una nacin que cuenta por hijos suyos a los navegantesms valerosos, a los exploradores ms atrevidos; una nacin que acogi en suseno a aquel insigne genovs que adivin un nuevo mundo y llev sus quillaspor mares nunca surcados (y aqu el poeta), Reportando a Castilla ms coronas / que surgieron del puerto carabelas. Hay tambin referencias directas alos Elcano, Mendaa, Vizcano, Churruca, Gravina, Jorge Juan y Navarrete, ya las glorias martimas en los nombres de La Rochela, Valencia, Algeciras,Sicilia y Npoles, y en cuyas ltimas pginas se reproducen frescos y verdestodava los laureles de El Callao. Sigue despus textualmente:.Por qu no es martima una nacin que tales condiciones rene? Yono os lo s explicar, Sres. Diputados. Yo no he encontrado explicacinque satisfaga, Sres. Diputados. Hay en la fisonoma, hay en el genio delas naciones algo que se parece a la fisonoma y al genio de los indivi

    duos; hay facciones del alma que no se prestan ni al colorido ni a la fotografa, que no se pueden copiar ni definir, La nacin espaola, la nacinque, como antes os he dicho, por su posicin geogrfica, por los maresque la circundan, por el genio y valor de sus hijos, por su tradicin y suhistoria, tiene mayores y ms altas condiciones de nacin martima, es lanica nacin de Europa y el Globo en que este concepto ha venido constanteinente contrariando las inclinaciones de su propio ser.- Y despus de este tremendo aserto, que es el que han venido sosteniendoen nuestros das los ms ilustres tratadistas y pensadores de nuestro quehacernaval y slo he de citar al almirante Alvarez-Arenas, en su esplndido libroEl espaol ante el mar, don Severo Catalina emprende un recorrido por lahistoria patria enalteciendo, fustigando y reverenciando, pero tambin poniendo el dedo en la haga en ese quid misterioso, esa ndole antimartima delpueblo espaol, que descuid lo que ms trascendencia tena: la formacin deun personal con mentalidad martima, entregando las naves espaolas unasveces a capitanes extranjeros asalariados, a genoveses y paisanos, y otras aaventureros y gente que no poda encontrar tierra adentro el logro de susambiciones. Y de leva en leva se vino a convertir la Armada Real en una espe

    cie de presidio flotante, o ms bien se vaciaron los presidios en los bajeles, ycon tal gente y tales elementos, por poderosas que fueran las flotas, por grandioso que fuera el aparato de aquellas quillas que surcaban las aguas del ocano, imposible era llegar al resultado apetecido; cada viaje era una tormentainterior, una guerra civil; cada marinero un presidiario, un delincuente, unprfugo, un hombre sacado de la hez de la sociedad.fO 58

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    EL CATEDRTICO SEVERO CATALINA, MINISTRO DE MARINA DE BUEN RECUERDODuras palabras que le abren el camino adonde quiere llegar:

    La Armada espaola tripulada por aquella marinera forzada, singenio militar ni martimo, sin instruccin ni pericia, peleaba con tripulaciones formadas ya en el estudio de condiciones normales, expertasen el navegar y combatir con hbitos de tctica y disciplina, elementostodos contra los cuales de poco servan la material grandeza y el nmero de los bajeles espaoles.Es implacable en el exordio. Alusiones a Felipe II y al desastre de laGran Armada, a don Diego Brochero, a Felipe IV, en cuyo reinado seform la mayor escuadra que ha conocido Espaa y en la que precisamen

    te el exceso de bajeles haca ms deplorable la falta de gentes que los tripulasen. No ha faltado el instinto de la necesidad de una Marina, ni el. deseode los gobiernos de tenerla, ni se han ahorrado sacrificios para agrandarla;lo que ha faltado ha sido siempre personal, ha sido dar consideracionesjustas al servicio de la Armada, as en lo facultativo del Cuerpo como en lopuramente militar. Y entran en juego ahora los Patios y Ensenadas, impulsores de la Marina moderna bajo los auspicios de aquellos excelentes reyesque fueron Felipe V y Fernando VI, con su creacin de cuarteles y arsenales y su redaccin de las primeras ordenanzas, primera piedra del edificiode las matrculas para el cumplimiento del altsimo fin de la instruccin delpersonal.Despus de esta toma de posiciones, rotunda e inequvoca, a travs de lahistoria, que ha de servirle de indiscutible soporte para la defensa del presupuesto, entra de lleno en materia con estas terminantes frases:Yo he odo con verdadero dolor, a propsito de la discusin delpresupuesto que est sometido a vuestra consideracin, tachar deexcesiva, de exorbitante la cifra de los gastos de Marina. El presupuesto de Marina, Sres. Diputados, representa la ms eficaz, la ms

    triste, la ms indispensable de las amputaciones de que nos hablabacon su habitual elocuencia el Sr. Nocedal. Gravsima amputacin queha hecho descender el presupuesto de Marina a punto de figurar en laproporcin de una vigsima quinta parte del presupuesto general delEstado. Sabis cul es la nica nacin del globo que est en unaproporcin casi igual a la nuestra con su presupuesto general? ElAustria (sic), pero el Austria que no tiene costas, tiene un presupuestoextraordinario en el cual estn comprendidas las mejoras de la Marina, el fomento de la escuadra.Tengo aqu, Sres. Diputados [contina don Severo], un estado quees curioso, y no os fatigar mucho; contine y seala la proporcin enque est el presupuesto de la Marina en casi todas las naciones que latienen y el aumento que su presupuesto ha recibido en lo que va del ao1 861 al actual.Ao 1997

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    JOS CERVERA PERYActo seguido se enfrasca en la lectura de cuantoconcierne a los aumentospresupuestarios de Austria, Brasil, Dinamarca, Italia, Prusia, Portugal, Rusia,Suecia, Noruega y Turqua, casi todas con buques blindados y casi todas consus presupuestos navales incrementados y que no bajan de la sptima a ladcima parte de sus presupuestos generales. Slo Espaa se muestra cicatera.Porque, se puede motejar de caro, de exorbitante, el presupuesto de Marina,rebajados de l veinte millones, cuando tantos y tales intereses representan,cuando todava est armada la escuadra del Pacfico?

    MINISTERIO DE MARINA.CRDITOS PREStPUESTOS.

    --.-------.-DESIG1AO1ONDE LOS GASTOS. Por Porartculos, captulos.

    1. Sueldodel Ministro12.000l. 2. Personalde las direcciones, archivoy Secretara del Ministerio 113.5903. dela junta consultiva de la armada32.300 157.8902. inico. Materialde las direcciones, Secretara y junta consultiva30. 000

    1. Personaldel cuerpogeneral de la armada285.0022. deingenieros58.3303. deartillera infanterade liarlos358.4484. delas compaas cte invlidos3.9293 5. deIcuerpo administrativo233.360del de sanidad65.357del eclesistico27.8468. deIde maquinistas64.6959. delde contramaestres45.59710. dejefes y oficiales exentos de servicio218. 480 1.261.044

    Diario de Sesiones de las Cortes, nm. 54, de 3 de abril de 1864.Se extiende Severo Catalina ahora en consideraciones de menor cuanta:sobre los cabos de mar, que ejerce un cmulo de funciones interesantes, y. grpolica de costa, como si dijramos la Guardia Civil de la Marina, que el anterior ministro Belda ha querido suprimir (como tantas otras cosas) de un antiptico plumazo, y hace una defensa a fondo de estos modestos subalternos; sepreocupa de otras gratificaciones, como las del profesorado de guardiamarinas, y justifica los aumentos de los treinta mil duros que suponen, en unarebaja sobre el material. Don Severo contina incansable, en un quita y poncontinuo de lentes y un absorber de azucarillos para alivio de su voz y sugarganta, y va a cenar su larga intervencin rebatiendo los ataques de su antecesor, Belda, que dice que a sus reformas slo han puesto enmiendas la inte

    ligencia de un seor diputado con quien debata y la autoridad del seor Catalina. Y Catalina quiere dejar bien sentado qu entiende sobre la autoridad:A la autoridad en materia de marina se puede llegar por dos caminos; o naciendo con instinto, con vigor y con arranques de hombres de

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    EL CATEDRTICO SEVERO CATALINA, MINISTRO DE MARINA DE BUEN RECUERDOmar, educndose en un colegio especial del Cuerpo, haciendo largosviajes de instruccin, mandando primero una corbeta, despus unafragata y un navo y dirigiendo despus una escuadra y bombardeandoEl Callao; a esta autoridad no aspiro yo y esta autoridad no puede atriburmela el Sr. Belda sin dirigirme una irona cruel, casi casi tan cruelcomo la hubiera podido dirigirle dos meses antes cualquier Sr. Diputado.Pero tambin se llega a esa autoridad por otro camino, que es por elcamino de aplicar toda actividad del entendimiento, poco o mucho, ytoda la energa del corazn y la conciencia para aprender lo que esbueno y lo que es malo, lo que es provechoso y lo que es perjudicial,para tener aquella serenidad elevada que se necesita si se ha de or atodos y no seguir ciegamente a ninguno, para distinguir cul es la vozdel patriotismo y del inters general y verdadero de aquella otra quepuede ser la voz de una clase determinada o de un inters particular ymenguado.

    Muchos diputados subrayaron las ltimas frases con muestras de asentimiento, muy bien , bravo , por lo que, animado por el ambiente,don Severo continu:Conste, Sres., que el presupuesto de Marina est valientemente

    castigado. No vengo a reclamar que vosotros votis mayores sumas,pero quisiera yo inspirar perfectamente en vuestro corazn el sentimiento de la verdadera pena y lstima por no poder emplear ms.Yo no tengo duda, Sres. Diputados, que si otra fuera la situacindel Tesoro; si hubiera medios razonables y posibles de proporcionarfondos para ese servicio [se refiere a la construccin de una nuevaescuadra] os apresurariais a votarlos, a concederlos, porque esto suponegrandes ventajas, supone beneficios incalculables para el comercio,para la industria, para los altos intereses de la nacin.Como algunos diputados se removan inquietos en sus asientos y el seorMartn Belda haca gestos no interpretables, Catalina del Amo fue rotundo ensus ltimas palabras:

    Es preciso convencerse de que la Marina de guerra, acercandonuestro pabelln a tierras extraas, aumenta la consideracin; queaumentando la consideracin produce amistad; que la amistad da de slos tratados comerciales, y que los tratados comerciales facilitan eldesarrollo de las fuerzas vivas del pas. Es preciso convencerse de queen las ideas y en la manera de ser de las sociedades presentes, unaembarcacin de guerra es considerada como una embajada flotante quelleva a todas partes el nombre y las costumbres y la historia y la grandeza de los pueblos.

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    JOS CERVERA PERYTerminado su discurso, el presidente concedi la palabra al seor Balboapara consumir un voto en contra. No he llegado a saber quin era este diputa

    do ni a qu partido perteneca, pero s que le honran las palabras que pronunci con cierta emocin contenida:Despus del elocuente discurso que acaba de pronunciar el Sr.Ministro de Marina, todo lo que pudiera salir de mis labios sera plidoal lado de las elegantes formas y los elevados conceptos de S. S. Por lotanto renuncio a la palabra.

    No habiendo ningn otro diputado que pidiese la palabra en contra, se pasa la votacin por artculos y fueron votados y aprobados en la forma que seexpresa.Los ecos y las firmas

    Los ecos del discurso de Severo Catalina llegaron rpidamente a losDepartamentos martimos, de por s bastante escpticos a creer que alguien setomase el inters de defenderlos, por lo que de inmediato se recogieron pliegos de firmas de gratitud hacia el ministro, que le fueron remitidos a travs deuna carta fechada en San Fernando el 7 de abril de 1868 y que textualmentedeca:

    Excmo. Sr. Don Severo Catalina, Ministro de Marina.Muy respetado Seor Ministro:Lo que Vd. ha hecho ya en favor de la Marina, la cumplida defensa quede ello aparece en el brillante discurso del 3 del actual y lo mucho queen el mismo se revela, desea y piensa llevar a cabo para su desarrollo yprosperidad, nos mueve dirigirnos a V. E. ofrecindole el testimonio denuestra gratitud juntamente con el de la alta consideracit y respeto deSS. SS. y subordinados [y aqu varios pliegos con las firmas de todo elpersonal de Marina del Departamento].

    Cartagena tambin se sum a la adhesin con otra carta anloga, y posiblemente tambin lo hiciera Fenol, aunque sta no he podido encontrarla. Todopareca, pues, encaminado al logro de mejores das, pero manes polticos alpoco tiempo Severo Catalina era sustituido en la cartera por el odiado MartnBelda... Lo que vino despusTopete y la Gloriosa ya lo han contado loshistoriadores.De todos modos, y a pesar de su corta gestin, el catedrtico Severo Catalina fue un ministro de Marina de buen recuerdo.

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    NMERO 54.

    DIARIODE LASSESIONESDECORTESCONGRESODE_LOSDIPUTADOS.

    PRESIDENCIA-BELEXCIO,_SR.CONDEBESANLUIS.SESION DEL VIERNES 3 DE ABRIL DE 1868.

    SUMARIO: Se abre la sesito d las dos y cuarto.=Se lee y aprueba el Acta do l a anterior.==pa,a d la comision respectiva una exposicion de la junta de comercio de Barcelna, presentada por el Sr. Barnoia.=El Sr. Moriano avise baflarse enfermo.=Oazp DEL OLe: Se aprueba el dictamen de la comision deActas admitiendo s.l Sr.- Armero como Diputado por SevIlia.==Queda proclamado como tal.=Contlnilala dlscusion sobre presupuestos, pendiente en el de Marina .==Discurso del Sr Ministro de Marina..rlSboarenunclalapaiabra.==Stn mds discuslon se rocededla.tacionporcapitules aprobndosetodos lo, del px.esuuesto.=srIa scus e el presupuesto de Estado.= iscurso ijediii=Del Sr. Ministro de Estado.=Rectiilcaciones de smbos.==No habiendo mdsdiscnslon, se aprueban todos los capltulosdel presupuesto.=So suspende la discuston.=El Congreso pareuniese en secciones.=Se suspende laseston d las cinco.==Abierta de nuevo d las neve y cuarto,se ley, y anunci se Imprimirta y d iscatiria en su din el dictamen de la comlsion de Peticiones desde landihero 23 d la 46.==Pasa la comision de Presupuestos una adicion al dePomento para la adqnislcionde la Biblioteca de D. Serafin Estebases Caldaron;Contintia la discusion do presnpuestos.Puesto debate el del Ministerio de la Guerra y no habiendo quien pidiese la palabra sobro l quedan aprobadostodos loe capitulas Sa pone d disusi0u el del Ministerio de Presento =Enm enda del Sr Marqus daSanta Cruz de Inguanzo para que se aumente en el art 1 del capItulo 32 la cantidad de 200 000 eshados para las obras del puertode refugio de Algeciras.=La comision no la ad.nite.=Discurso del sefloi Marqus do Santa Cruz de Inguanzo en su apoyo.Contestacion del Sr. Ministro de Fomento.=F ectificacion del Sr. Marqus do Santa Cruz, y retira su enmienda.=Discusion de la totalidad: discurso delSr. Naranjo, en coutra.=Idem del Sr. Ministro do Fomento.=Rectidcacion dci Sr. Naranjo.==Sln msdisculon se aprueban todos los.cagitulos del presupuesto y su disposicion final, adicionando al art. 1del capitulo 21 8.000 escudos para la adquislcion de la bibliotecade . Serafl.n Estbanez Caldern,=..Sepone ddiacusion el presupuesto de Hacienda.=No habiendo quien pidiese la palabra, se aprueban todossus capitulos y disposiciones finales, condes adiciones para el restablcimiento del juzgado de Jergal ypara la indemnizacion por el buque Quees Victory.=Se procede d la discusion de las seccion dcima,Gastos afectos al producto, de las ventas de bienes nacionales. ,=No habiendo quien pidiese la palabrase aprueban todos sus capitulo, la disposicien final de la misma.=. invitclon del Sr. Presidente seacuerda suspender las sesiones de noche.=Ordeh del dia para mafisna: Discuslon de lo. dictamenes depeticiones, y nombramiento de la comision mista sobre instruccion primaria.=Se levanta la ssion d lasonce.

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    JOS CERVERA PERY

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    EL CATEDRTICO SEVERO CATALiNA, MINISTRO DE MARINA DEBUENREC1JERDO.-

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    FUENTES DOCUMENTALES:Archivo del Congreso de los Diputados.

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    GEOGRAFA CONFLICTIVAEN LA EXPANSIN MARTIMALUSO-ESPAOLA. Siglo XVI)

    Eduardo TRUEBA InvestigadornavalJos LLAVADORDoctor en Historia

    PrembuloDeseamos aportar con estas pginas una divulgacin resumida, cierta yfidedigna del interesante tema que el ttulo refleja, pensando principalmenteen el lector general no especialista, carente tal vez del tiempo y ocasiones paraacceder a la ingente informacin documental o bibliogrfica dispersa, y recordando tambin a los jvenes profesores, a quienes acaso sea til disponer deuna referencia al preparar la conespondiente clase.Aunque no pretendemos haber inventado nada utilizando el vocabloen su ms noble acepcin etimolgica, s nos ha llevado largo tiempobuscar y comprobar en el Archivo General de Indias los importantes documentos que citamos (informes de cosmgrafos y navegantes, por ejemplo deUrdaneta), y proyectarlos sobre las modernas cartas nuticas y planos.

    La proyeccin atlntica de Portugal y Castilla origina ya desde sus comienzos algn punto conflictivo. Los viajes portugueses explorando la costa oesteafricana y la Escuela de Sagres, impulsora de estas navegaciones con su actividad cientfica, consiguen que en 1434 Gil Eanes doble el cabo Bojador yque el avance hacia el Sur se contine. Ambas potencias martimas comienzana discutir.Las islas de Cabo Verde en 1462 y el golfo de Guinea diez aos ms tarde(1472), sealarn pronto el principio de las reclamaciones castellanas, al tiempo que los barcos andaluces navegarn desde Palos cada vez con ms frecuencia hacia Guinea.La disputa sobre Canarias se zanj con la Paz de Alcacovas-Toledo, 1479-1480, en cuya virtud Portugal renuncia a sus pretensiones respecto a estearchipilago a cambio de reconocerle exclusividad sobre Guinea, Madeira ylas Azores.La situacin se fue complicando tras haber regresado Coln de su primerviaje. Gestionadas diligentemente por los Reyes Catlicos, aparecen las bulasAo 1997

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    EDUARDO TRUEBA - JOSLLA VADORde Alejandro VI, en el lapso comprendido entre la llegada a Espaa del primerviaje colombino (15-111-1493) y la partida para el segundo (25-IX-1493).Comoquiera que los derechos portugueses sobre las tierras por ellos descubiertas aparecan reforzados por bulas pontificias, debi parecer lgico reforzar los derechos castellanos con bulas paralelas (1). De estas bulas, La segunda nter Coetera, es la ms conocida. Llamada Bula de Particin, por la rayao meridiano a cien leguas de las Azores que delimitaba el mbito nullius,donde las naves castellanas podran descubrir y ocupar por no tener en dichoespacio ttulo alguno el rey de Portugal.Los portugueses, cuando supieron el xito del viaje colombino, se llamaron andana, y en el clima propicio a la negociacin entre ambas Cortes, debido a las bodas reales que a la sazn se haba celebrado o estaban concertando,lograron ciertas ventajas (2).En 1494, por el Tratado de Tordesillas (cuyo resumen aritmtico y plasmacin geogrfica incluimos), Portugal consigui hacer retroceder hacia el Oestela lnea de demarcacin que Alejandro VI haba fijado por las famosas Bulas,de manera que en la lnea acordada en 1494, con la divisoria 370 leguas aloeste de las islas de Cabo Verde, la punta oriental de Amrica del Sur entrabadentro de la zona portuguesa. Trozo que, ampliado despus, fue la base delinmenso Brasil lusitano.La expansin martima de ambos Reinos se haba dirigido a la misma meta(islas de las Especias) por caminos diferentes, al menos desde 1492. Portugal,con sus extraordinarios navegantes Bartolom Daz, quien montandoel temible cabo de Buena Esperanza en 1487 consigui encontrar el camino martimoa la India, y Vasco de Gama, que lleg el 20 de mayo de 1498 a Calcuta. Enmarzo de 1508 una gran flota portuguesa al mando del almirante FranciscoAlmeida derrota a los buques del baj de Calicut y consolida la posicinportuguesa en aquellos parajes.En 1511 los portugueses se apoderan de Malaca (en 1509 lo haban intentado), y a continuacin de las islas de las Especias (hoy las Molucas): Tidore,Ternate, Amboina.Pocos aos antes, algunas expediciones descubridoras andaluzas tocaron lacosta brasilea, al sur de cabo San Agustn; precedentes del Viaje del Cabral,que toma posesin del territorio brasileo en 1500.

    (1) Vase,CASTAEDA, Paulino de: La Teocracia Pontifical y la conquista de Amrica.Vitoria, 1968. El autor analiza las posturas respectivas de Jimnez Fernndez y Garca Gallo.Lopetegui Zubillaga: Historia de la iglesia en la Amrica espaola, B. A. C. Madrid, 1965.Analizan tambin las dos interpretaciones de Jimnez Fernndez y Garca Gallo sobre el terna.(2) Los Reyes Catlicos, en sus negociaciones matrimoniales con Portugal, casaron a suhija primognita Isabel con el heredero de la Corona portuguesa Don Alfonso, primognito delrey Juan 11(1490). El Prncipe muri en 1491 y la joven viuda volvi con sus padres por unosaos, pues en 1495 fue de nuevo a Lisboa, ya como Reina, al casarse con Don Manuel. La muerte del prncipe Don Juan de Castilla en 1497 convirti a la reina de Portugal en heredera de lascoronas de Castilla y Aragn, aunque por poco tiempo, pues en el mismo ao rnuri en Toledosta, Doa Isabel, al dar a luz a su hijo primognito Don Miguel, quien durante los dos aos quevivi fue el heredero de Portual, Castilla y Aragn, pues los tres Reinos le juraron como tal.20 58

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    GEOGRAFA CONFLICTIVA EN L4 EXPANSIN MARTIMA LUSO-ESPAOLADe Lisboa zarparon las naves el 9 de marzo de 1500 hacia Cabo Verde,desde donde tomaron rumbo hacia Occidente, y la derrota seguida les condujohasta Brasil. Fue casual? Pero Vaz de Caminha relata el descubrimiento en

    un escrito que se considera como el acta oficial del nacimiento de Brasil.Castilla. En el ao 1513 Nez de Balboa avista por primera vez el mar delSur (ocano Pacfico). El 10 de agosto de 1519 zarpan de Sevilla cinco buquesal mando de Magallanes (quien ya haba estado con los de su nacin originaria, Portugal, en el Extremo Oriente). El 28 de noviembre de 1520, tras descubrir y atravesar el laberntico estrecho que con toda justicia llevar sunombre, Magallanes entra en el Pacfico. El 27 de abril de 1521 es muerto porlos indgenas en Mactn. Las dos naves entonces supervivientes de las cinco(la Trinidad y la Victoria) llegan el 7 de noviembre de 1521 a las Molucas y elda 8 fondean en el puerto de Tidor o Tidore. Y, finalmente, el lunes 8 deseptiembre de 1522 la Victoria, mandada por Elcano, amarra en Sevilla.Tras este primer contacto con las Molucas, se sigue una etapa de viajes yproyectos organizados por la Casa de la Especiera, fundada en La Corua. El24 de julio de 1525 zarp de La Corua la armada de Loaysa, aprestada enVizcaya y en La Corua, armada en la que iba la flor y nata de los marinosespaoles (Elcano, Urdaneta, etc.), y en la que participan econmicamentepersonajes como el conde de Villalba don Hernando de Andrada, futuro asistente de Sevilla. Esta armada, en la que fueron siete buques Armada delMaluco, tuvo un fin bastante triste, tanto respecto a los hombres como a losbuques. Efectivamente, en julio y agosto de 1526 fallecieron en el PacficoLoaysa y Juan Sebastin Elcano, el glorioso autor de la primera vuelta almundo, con Magallanes. Slo cuatro de las siete naves lograron pasar la zonamagallnica; el San Gabriel regresara al puerto gallego de Bayona el 28 demayo de 1527. El Santa Mara del Parral, mandado por Jorge Manrique (sic),se perdera en Filipinas. Unicamente el Santa Mara de la Victoria alcanzaralas Molucas. Por cierto, el alguacil en este viaje (que fue casi una especie desegunda vuelta al mundo), se llamaba Tristn de Trueba, natural de Bilbao yvecino de Portugalete, en Vizcaya.

    La divisin del territorio a descubrir entre Portugal y Castilla, fundamentada en bulas y tratados, originara alguna duda, cual los contenciosos sobre elMaluco y Filipinas. Son ampliamente conocidas diversas incidencias en larivalidad descubridora luso-castellana, rivalidad que origin muchos doloresde cabeza no slo a los respectivos monarcas y consejos, sino a sus autoridades y a los hombres que en la lejana Oceana, Asia o Africa estaban en labrecha. Baste recordar algn problema de los muchos a que hubo de enfrentarse Elcano mientras completaba el primer viaje en torno al Globo.Comoquiera que para tomar decisiones a nivel poltico internacional eraelemento indispensable conocer la realidad geogrfica, los nuevos mapas,cartas geogrficas, Descripciones, Itinerarios (derroteros), reciben la mayoratencin por parte de todos. Y hacen su aparicin las pequeas esferas terrestres con las que el estudioso de la poca representa en forma clara y asequiblelo que los descubrimientos y viajes (y en especial la circunnavegacin deAo 1997

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    EDUARDO TRUEBA - JOS LLAVADORMagallanes-Elcano), le van corroborando. Ante la dificultad de representar enun plano la esfericidad o giobosidad de la Tierra, los pomas o esferas terrestres estuvieron muy en boga, segn seala don Julio Guilln (3). Pocos aosdespus de que se intentara solucionar en Tordesillas la demarcacin y loslmites, las naves de ambos Reinos ibricos (Castilla y Portugal) cruzaron elmeridiano de la demarcacin situado al otro lado del mundo, en las antpodaslongitudinales. Y con los roces respecto a Filipinas y el Maluco volvi a plantearse ci ya viejo problema, cuya esencia es la siguiente:

    Si la Bula Pontificia dividi la zona a descubrir entre Espaa y Portugal,concediendo a cada uno media esfera, es decir, 180 grados a partir del meridiano que se adopt de particin (cien leguas al oeste de las Azores en laBula), la dificultad ser situar exactamente el meridiano antpoda, el antemeridiano, respecto al establecido como base. Lo que requiere previamente averiguar su lugar de interseccin con el Ecuador o con la lnea equinoccial, puntoque distar lgicamente 180 grados a partir del meridiano base.Siendo, pues, todo ello fundamentalmente una cuestin de longitud, tenemos aqu uno de los dos problemas principales con los que hubo de enfrentar-se el navegante durante el siglo xvi. Resumiremos algn concepto bsico alrespecto, tras lo cual veremos las diferencias sobre Filipinas y el Maluco, paraexponer finalmente la manera en que la poltica zanj tales cuestiones.Dos problemas: longitud, declinacin magntica

    La navegacin cientfica de altura y gran altura(es decir, la que se efectuaba lejos de tierra y sin tener, en general, referencias visuales de la costa niposibilidad de tomar sondas por tratarse de aguas muy profundas), tuvo entreotros dos grandes problemas (que lo seran durante ms de un siglo), a saber:Primero. Dificultad de hallar con precisin la longitud (o sea, conocer elmeridiano de la Tierra donde se encuentra en un determinado instante el buque).

    Es de notar que, en cambio, la latitud sola averiguarse exactamente ya de antiguo (en esencia, observando la elevacin o altura de la Estrella Polar, ya quetal elevacin y su correspondiente ngulo sern tanto mayores cuanto ms alnorte del Ecuador se halle quien la observe). No ocurra lo mismo con la longitud, problema que realmente no se resolvi de una manera prctica hasta que elcarpintero John Harrison, nacido en 1673 en el condado de York, Inglaterra,consigui un reloj-cronmetro susceptible de llevarse a bordo (4).(3) GUILLNTATO, Julio: Un globo terrestre del siglo xvi, en Revista de Indias, pgs. 97-

    106. Madrid, 1941. Del mismo autor: Monumental cartografa indiana. Madrid, 1942; Cartografa martima espaola. (Discurso de recepcin en la Real Academia de la Historia.)(4) MASON, David: Mr. Harrisons Chronometer. British Hit, Illus, 1977. HOWSE,Derek:Greenwich Time and the discovery of the Longitude. Oxford U. pr., 1980. WATERS, David: Thedevelopment of nautical astronomy in the renaissance. Science council of Japan, 1975.MORAIS,J. Custodio de: Determina ao des cordenaads geogrficas pelos pilotos portugueses e pilotosrabs de Seculo xvi. Coimbra.22 58

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    GEOGRAFA CONFLICTIVA EN LA EXPANSIN MARTIMA LUSO-ESPAOLASegundo. El fenmeno de la declinacin magntica, con las graves consecuencias que el desconocimiento o indebida aplicacin de esta realidad fsicapoda acarrear en los rumbos, recaladas y de modo general en las delTo

    tas (la declinacin magntica en el ngulo que forman entre s, en un lugarconcreto, el meridiano geogrfico y el meridiano magntico).Inicialmente se crea que una aguja de material homogneo y perfectamente construida marcaba el Polo Norte geogrfico. Sin embargo, ya durante labaja Edad Media chinos, rabes y europeos vislumbraron la existencia de unmeridiano magntico distinto del meridiano verdadero.Debi tambin contribuir al desconocimiento y a la duda comprobar que elvalor de la declinacin magntica medida en un lugar variaba con la poca(variacin de la declinacin).Seala Garca Franco que el desconocimiento de la declinacin magntica,o las interpretaciones caprichosas a que dio lugar mientras no se comprob yconoci con suficiente exactitud, ocasion muchos y muy graves errores deestima (5). Es claro que si desconocemos los rumbos verdaderos a que vienenavegando el buque (error motivado, por ejemplo, al no aplicar correctamenteen cada nuevo rumbo la declinacin magntica oportuna), nuestra situacinestimada ser probablemente errnea (6).En cuanto a la longitud, puede hallarse mediante observacin astronmica(cuando se disponga de cronmetro), o bien navegando por estima, es decir,llevando la cuenta de la distancia navegada en cada rumbo. Y resulta lgicoque si la estima ha sido errnea, equivocada ser tambin la longitud en quecreamos encontramos.Estos fueron pues, a grandes rasgos, dos de los problemas principales conlos que hubo de enfrentarse el navegante del siglo xvi en las derrotas ocenicas. Las naciones martimas (y, por tanto, en primersimo lugar Espaa yPortugal) se esforzaron buscando soluciones pertinentes. Y as, por ejemplo,en Inglaterra y Francia el Estado ofreci pblicamente conceder fuertesrecompensas a quienes aportaran algn dato cuya eficacia fuese comprobada.

    Exploracin espaola del Pacfico siglo xvi)Sealaremos sus dos fases principales, a saber:a) Los viajes al Maluco.b) Las islas Filipinas.(5) GARCAFRANCO,Salvador: Historia de/Arte y Ciencia de Navegar.(6) La navegacin por Estima o estima, consiste en calcular la posicin de un barco enfuncin de las distancias que se han navegado a cada rumbo. Y las distancias se calculancombinando la velocidad del buque (que se conoce mediante la corredera, mediante enfilaciones a tierra, y tambin usando varios trucos, e incluso.., a ojo ), combinando, decimos, lavelocidad del barco con el tiempo en horas, medido con reloj de arena en ampollas (de mediahora, una hora, etctera).

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    EDUARDO TRUEBA - JOS LLA VADORa) Viajes al Maluco

    La etapa inicial de estas exploraciones se conoce como la de los viajes alMaluco (hoy islas Molucas), ya que su objetivo era en principio reivindicarlas tan codiciadas islas de las Especias. Tngase en cuenta que la dificultadentonces existente para averiguar en el mar la longitud (a que ya hemos aludido), amparaba en cierto modo la interesada interpretacin hispnica de hallar-se tales islas en su zona, tambin segn el lmite pactado en Tordesillas.Ya hemos mencionado que de la primera de estas expediciones (Magallanes-Elcano), el 8 de septiembre de 1522 fondeaban en Tidor (islas Molucas)las dos naves supervivientes, la Trinidad y la Victoria. De la segunda expedicin, que zarp desde La Corua Frey (sic) Jofre Garca de Loaysa, slouna de sus naves llegara a las Molucas. Y de la tercera expedicin, quepartiera desde Mxico, nicamente la nave de Alvaro Saavedra alcanzara lasMolucas.El Tratado de Zaragoza dirimi en 1529 el contencioso de las Molucas afavor de Portugal, poniendo as fin a este primer ciclo de la navegacin espaola en el Pacfico. Aunque pocos aos despus otra expedicin al mando deGrijalva (1536-1537) se acercara a aquellas aguas, este viaje de Grijalvamarc la transicin a distintos planteamientos que abandonaron definitivamente las islas de las Especias para dirigirse a otros objetivos (7).b) Las islas Filipinas

    La segunda etapa de la penetracin espaola en el Pacfico se propusocomo objetivo concreto ocupar las islas Filipinas y establecer un contactoregular del archipilago con la costa occidental de la Amrica espaola. Enconsecuencia, las expediciones fueron ahora organizadas en el vineinato de laNueva Espaa (Mxico), logrando el dominio en Filipinas que se prolongarapor tres siglos y medio, e instaurando la ruta del Pacfico que permanecerhasta 1815.En noviembre de 1542 zarparon de Mxico (puerto de la Navidad) seisnaves al mando del malagueo Ruy Lpez de Villalobos, quien arrib aMindanao y tomara posiciones en Filipinas, explorando sus costas. Sinembargo, el asentamiento definitivo de los espaoles en el archipilago seprodujo a partir de la llegada de la flota al mando de Miguel Lpez de Legazpi (1564-1565), que traa como misin concreta la conquista de las Islas y labsqueda de una va de regreso desde Filipinas hasta Mxico. El hallazgo deeste camino de regreso o tornaviaje por el navegante y fraile Andrs de

    (7) Sonesenciales, de Carlos MARTNEZSHAW, el valioso libro El Pac(fico espaol, publicado por el Ministerio espaol de Asuntos Exteriores bajo la coordinacin de dicho autor. DeLANDN CARRASCOsu Islario espaol en el Pacfico. Madrid, 1984, as como sus otras monografas. De Juan GJLel segundo tomo de sus Mitos y utopas del Descubri,niento, dedicado alPacfico. Madrid, 1989.24 58

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    GEOGRAFA CONFLICTIVA ENLA EXPANS1N MARTIMA LUSO-ESPAOLAUrdaneta, quien regres a la baha de Acapulco, marcaba el establecimientode una lnea regular entre Manila y Acapulco (el llamado Galen de Acapulco)que funcionara durante dos siglos y medio. Con ello, el archipilago filipino dej de ser una ratonera para los barcos espaoles (8).Cosmografa, regateos y poltica

    El 26 de marzo de 1526 casbase en SevillaCarlos con Isabel de Portugal,y el 3 de abril del mismo ao fueron despachados pasando a Sanlcar deBarrameda los cuatro buques que componan la armada de Sebastin Caboto,a descubrir el especiera que ya estaba descubierto (9).A finales de 1526 era ya pblico y notorio que la Corona castellana no ibaa patrocinar ninguna expedicin a la Especiera. El curso siguiente de losacontecimientos se asemeja ms a una subasta que a un concierto diplomtico (10). Despus de muchos regateos, las islas del Maluco fueron empeadasa Portugal en Zaragoza el 27 de abril de 1529 por la suma de 350.000 ducados, con un pacto retro vendendo. Adems, se prohibi la navegacin a lasnaves del rey de Castilla y de sus vasallos, con el trazado de una nueva rayade demarcacin, 297 leguas y media ms al oriente de las islas del Maluco,dando diecisiete leguas y media por grado equinoccial.Los vecinos de Sevilla se alegraron lgicamente con la desaparicin de una

    nonata Casa de la Contratacin (en La Corua), cuya sola idea ya lesmolestaba. De esta manera, Sevilla se alzaba de manera definitiva con elmonopolio, el Maluco se perda para siempre y el fisco imperial, tras unmomentneo desahogo, se vera demandado en varios pleitos que le incoaronlos que haban contribuido a la armada de Loaysa: don Hernando de Andraday, asimismo, la ciudad de La Corua (11).Lo malo es que este empeo a Portugal de las islas y la tierra firme aledaas al Maluco, que Carlos 1 realizara en 1529, habr de plantear posteriormente problemas respecto a las islas Filipinas al iniciar Villalobos el dominio delas mismas. Caba sospechar que las Filipinas entraran tambin dentro delacuerdo en Zaragoza.Indagaciones, sugerencias y posible conclusin

    La Corona espaola, ante la duda interesada o sincera que tuviese acercade sus derechos sobre el Maluco y Filipinas, recab en ocasiones la opinin dejuristas y cosmgrafos. Y es en un informe de estos ltimos, los aos 1565-1566, donde nos detendremos para conocer el tenor de tales pareceres y,(8) GIL,Juan: Ibdem. pp. 40 y 64-67.(9) GIL,Juan: Ibdem, pp. 40 y 64-67.(10) GIL,Juan: Ibdem, p. 40.(11) Seguimosla exposicin de Juan Gil.

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    EDUARDO TRUEBA - JOS LLAVADORasimismo, la argumentacin geogrfica en la que se basaron sus autores altiempo de emitirlos.El Rey orden que se celebrase en Madrid una junta de cosmgrafos paradar respuesta a dos preguntas muy concretas, a saber: si las Filipinas estabanfuera o no del empeo del Maluco en 1529, y si caan en la demarcacin espaola de la particin hecha por Alejandro VI. Reunironse fray Andrs deUrdaneta; el entonces cosmgrafo mayor, Alonso de Santa Cruz; el maestroPedro de Medina; Francisco Falero; el bachiller Jernimo de Chaves (primertitular en la ctedra de Cosmografa creada en Sevilla por las Ordenanzas de1552-1553), y Sancho Gutinez.Se recogieron estos pareceres en un solemne documento, firmado el 8 dede octubre de 1566 en presencia del presidente y consejeros de Indias. Ycomoquiera que en todos los informes se habla, lgicamente, de la demarcacin y del meridiano, debemos aclarar estos conceptos y, asimismo, precisarlo que en aquel entonces se entenda por Meridiano Cero y lo que ahora seentiende de por tal cosa. Veamos.

    a) La lnea de demarcacin que estableci la segunda Bula nter Coetera(1493) se hallaba a cien leguas al oeste de las Azores. Y comoquiera que lalongitud de la ltima isla es 31 grados al oeste del que es el meridiano cero ennuestros das (es decir, el meridiano de Greenwich), situemos la lnea de laBula en la siguiente forma:Longitud de la ltima isla (oeste) delas Azores31 grados oeste de GreenwichEquivalente a 100leguas, en grados 5,7 grados

    Situacin lnea particin36,5 grados (aprox.) al oeste deGreenwichb) Lnea segn el Tratado de Tordesillas (1494)Longitud de la ltima isla (oeste) deCabo Verde25,5 grados oeste de Greenwich(ltima isla, San Antn)Equivalente a 370 leguas en grados 21,40gradosSituacin lnea Tordesillas46,4 grados (aprox.) al oeste deGreenwichAhora bien, nos hemos referido al meridiano considerado en nuestros dascomo Cero (o sea, el meridiano de Greenwich). Pero hay que tener presenteque en la navegacin del siglo xvi sola usarse como cero el de Toledo, Sanlcar de Banameda y el de Lisboa. Veamos pues la situacin relativa y respectiva de tales meridianos. Para ello nos basaremos en los pareceres e informes

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    GEOGRAFA CONFLICTIVA EN LA EXPANSIN MARTIMA LUSO-ESPAOL4que emitieron los especialistas de la Casa de la Contratacin de Sevilla, y alos que nos venimos refiriendo.Dista la lnea de la Demarcacin, de la barra de S. Lcar por 38 Gradoslargos, y S. Lcar dista de Toledo por 4 Grados, como est verificado, luegodel meridiano de Toledo a la lnea de la Demarcacin hay 42 grados. (Tomado del parecer emitido por el bachiller Jernimo de Chaves, primer titular enla ctedra que se cre en Sevilla por las Ordenanzas de 1552-1553) (12).Meridiano terrestre

    Longitud de algunos primeros meridianos con respecto al de Greenwich:Madrid: 34155WSan Fernando (Cdiz)6 12 20 WCul fue el parecer, la opinin sustentada por aquella flor y nata de cosmgrafos reunida en 1565-1566, respecto a los dos problemas consultados? Eldocumento conjunto que firmaron en Madrid a 8 de octubre de 1566 dice losiguiente: dixeron e declararon.., que las Yslas del Maluco, Yslas Philipinas eysla de ubu caen y se conprehenden dentro de la marcacin y parte... del ReyNro. Seor, e q ansimesmo las yslas Philipinas e yslas de ubu caen dentro del

    enpeo que el Emperador Don Carlos hizo en Zaragoza (el ao 1529) (13)Andrs de Urdaneta, respondiendo al primer punto, afirma que la isla deubu y las Filipinas estn comprendidas dentro del empeo que el Emperadorhizo el ao 1529 al Serensimo Rey de Portugal.Respecto al segundo punto, Urdaneta dice que las yslas del Maluco, yslade ubu, yslas Filipinas, estn comprendidas dentro de la demarcacin deS. M., con otras muchas yslas y tierras... lo qual demuestra e pruebo...mediendo con un comps los dichos 180 grados de longitud q pertenecen alSerenysimo Seor Rei de Portugal desde la lnea de la demarcacin q staechada en las 370 leguas ms al ponyente de la ysla S. Antn, medindolospor la Equinocial.El clculo de Urdaneta es el siguiente:Desde la demarcacin hasta el cabo de Comorn (India) 140 gradosDesde el cabo Comorn hasta las yslas de Maluco45 los cuales (grados) juntados suman185 grados(12) Parecer emitido por el bachiller Hiernimo de Chaves, catedrtico de Cosmografa

    en Sevilla, con fecha (el parecer) 10 de octubre de 1566. Archivo General de Indias, seccinPatronato, legajo 49, ramo 12.Nota de los autores: La distancia real entre Toledo y Greenwich es de cuatro grados. Toledose encuentra pues en la longitud 4 oeste de Greenwich.(13) Todos estos pareceres (salvo el de Falero). se encuentran en el Archivo General deIndias, seccin Patronato, legajo 49, ramo 12.Ao 1997

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    EDUARDO TRUEBA - JOS LLAVADOR...q sacados los 180 q pertenecen al serenysimo Seor Rey de Portugal,quedan 5 grados de longitud, los quales son de la demarcacin de Su M.Y termina el informe o parecer de Urdaneta: Concluyo q segn sta cuenta entran en la demarcacin de Su M. las dichas yslas del Maluco, e mstodas las yslas e tierras e mar q en 5 grados de longitud ms al poniente de lasyslas de Maluco suso contenidas.

    Observaciones actuales respecto a este informe de UrdanetaTomando como origen el meridiano de Toledo, Urdaneta sita correcta

    mente la demarcacin acordada en Tordesillas, el meridiano 430 18 al oestede Toledo. En cambio, la distancia desde la demarcacin pactada en Tordesillas hasta el cabo Comorn, extremo meridional de la India distancia queUrdaneta menciona como 140 grados, no coincide con la realidad geogrfica. Veamos.La distancia real es la siguiente:Desde la demarcacin de Tordesillas (situada a 43 18 oeste de Toledo y,por tanto, a 46,4 grados al oeste de Greenwich) hasta el cabo Comorn (situa

    do realmente a 77, 5 grados este de Greenwich habr:Desde la demarcacin de Tordesillas hasta Greenwich 46,4 gradosDesde Greenwich hasta cabo Comorn77,5 Luego, desde demarcacin Tordesillas hasta caboComorn123,5 grados (aprox.)

    Las dos reas, segn la demarcacin de Tordesillas.Zona portuguesa. Clculo: 180 grados al este de la demarcacin de Tordesillas (que se halla 46 oeste de Greenwich). 180 grados 46 = 134 gradosde este de Greenwich. Luego, zona portuguesa son los 189 grados desde el 46Oeste de Greenwich hasta el meridiano 134 Este de Greenwich.Teniendo a la vista la carta nutica moderna del almirantazgo britnicoy, asimismo, las cartas publicadas por el Instituto Hidrogrfico de la Marina(Espaa), podemos advertir que las islas Filipinas (situadas realmente entrelas longitudes 120 y 126,5) y las islas Molucas (entre los 125 y 130 estede Greenwich) no se hallan en la zona castellana pactada en Tordesillas

    (ao 1494).Los autores de estas pginas nos hemos formulado la pregunta de si Urdaneta, al admitir en su informe o parecer que la distancia desde la demarcacinde Tordesillas hasta el Maluco es de 185 grados, basndose en dos Cartasportuguesas (y recordemos que la distancia real son 176 grados), quiso adap

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    EDUARDO TRUEBA - JOS LLA VADORdicho religioso como persona versada en Matemticas y Cosmografa. Urdaneta recoge el clculo realizado en aquel lugar y ao por fray Martn parasituar la divisoria entre ambos Reinos (15).

    t1

    (15) Expuestoen detalle por Juan Gil, en el tomo II, pg. 66, de su obra Mitos y utoptas...Advertencia: Tanto la lmina documental adjunta, firmada por Urdaneta, como el pareceremitido por Jernimo de Chaves, primer titular de la ctedra en Sevilla, como los de los restantescosmgrafos (salvo el de Falero), se hallan en el Archivo General de Indias, seccin Patronato,legajo 49, ramo 12.30 Nm. 58

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    GEOGRAFA CONFLICTiVA ENLA EXPANSIN MARTIMA LUSO-ESPAOLAComentarios a la lmina documental II

    Se trata de un informe o parescer emitido por el gran navegante frayAndrs de Urdaneta respecto a las islas del Maluco.En las primeras siete lneas y media del folio, Urdaneta describe las cartasde navegacin portuguesas que compr en Lisboa hace ms de veintiochoaos, y sobre las que basar sus clculos para este concrto informe. Y en elresto del documento quiere demostrar que las islas del Maluco se hallandentro de la demarcacin de su Monarca.Asimismo hallo por unas cartas de navegacin hechas en Portugal q tengoen mi poder como las dichas yslas del Maluco, como otras muchas yslas etierras que estn ms al poniente dellas caen en la demarcacin de su Mag.Las quales [cartas de navegacin portuguesas] yo ha ms de 28 aos que lashube en Lisboa de uno que andaba en la navegacin y carrera de la Yndia.Una de las quales contiene figurada la tierra desde Europa hasta el cabo deComorn que es en la costa de la Yndia donde llaman costa de Malabar. Laotra carta q es menor tiene desde el Mar de Rubeo hasta el cabo de... chau q.es la costa de la China, que est en 25 grados de Latitud de la parte del Norte.Tiene asymismo las yslas del Maluco, con otras muchas hasta las yslas de losladrones. La mayor carta destas dos estaba ya husada e muy tratada y pareceque navegaban por ella para la Yndia...Y desde la mitad de la lnea siete del folio, argumenta Urdaneta: y q lasdichas islas demaluco, estan en la demarcacin de su M./ de nuestro e prueboen dos maneras ,/ la una, mediendo con un comps los 180 grs q pertenecenal Serenysimo Seor Rei de Portugal desde la dicha linea de la demarcacinque est echada en las 370 leguas ms al ponyente de la isla susodicha de S.Antn.... (Para no repetir el resto de este documento, el lector puede leerlo enlas pginas 11 y 12 del presente trabajo).

    (16) Advertencia. Dado lo trabajoso de su lectura (no tanto por dificultades paleogrficascomo por el deterioro de ste y otros documentos que citamos), incluimos su transcripcinmecanogrfica lnea por lnea.Ao 1997

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    GEOGRAFA CONFLICTIVA EN LA EXPANSIN MARTIMA LUSO-ESPAOLAApndice

    En innumerables documentos de consulta y de gobierno se advierte unaautntica preocupacin regia para cumplir lo establecido. A ttulo de ejemplotraemos a colacin dos de tales documentos:

    Primero.Ao 1519 (fecha en Barcelona a 15 de abril): INSTRUCCIN aGil Gonzlez Dvila (contador de Ysla espaola), en su cargo de capitn deuna armada para descubrimientos (17).Lo que vos Gil Gonzlez Dvila, nro Contador dia ysla espaola abeys dehazer en el cargo que ileuais de nro Capitn de la Armada q mandamos hazeren tierra firme, la otra Vandade la mar del sur para el descubrimiento que seha de hazer con la ayuda de nro snor... LO PRINCIPALQ VOS MANDAMOSE ENCOMENDAMOS ES QUE EN NYNGUNA MANERA NO ENTREYS .. . enlos lmites del Serensimo Rey de PORTUGAL, porque mi voluntad es que loCapitulado entre la corona Real ela de Portugal se guarde e cumpla (18).Segundo.Varios aos despus de la Instruccin arriba citada, durante elviaje de Loaysa (que fue por Capitn General del Armada que V. M. envi aMaluco), hay un lapso durante el cual en Espaa no se tiene certeza acercade si este ilustre navegante se hallaba vivo o muerto. Existe una consulta delConsejo del Rey que transcribimos a continuacin:

    Ya V. M. sabe que por cartas de los fattores de los belzares q estan enPortugal se supo que el... Loaysa que fue por Capitn General del Armada queV. M. envi a Maluco hera biuo/ y como por otra parte escrib Lope Hurtadoque creya que hera muerto y que para saber la verdad dello, y el subceso deaquella Armada se ha platicado en Consejo lo que convena en servicio de V.M.proueer en ello, dems de las Cdulas que el Rey de Portugal ha de dar parasus Capitanes que tiene en aquellas partes, para que hallando al dicho CapitnLoaisa letraygan, lo qual no paresce bastante prouision./ y que comunicadocon el Presidente del Consejo, paresce que para el dicho efecto, y para seguridad de la Real conciencia de V. M. y animar a sus sbditos que aberturan susbidas por su seruia, sera bien que fuese una o dos caravelas en nombre deV. M. a los Malucos, y que porque en ninguna cosa se ynobase lo capituladocon el Rey (...) de Portugal, NO FUESEN AQUELLAS [caravelas] POR EL

    (17) A. G. 1., Seccin Justicia, 971, n. 3. Se contiene un certificado expedido por YoJuan de... escribano de su cesarea catlica mags esu Notario Publico en la Corte y en todos susReynos... e OFICIAL DE LOS LI1ROS DE LA CASA DE LA CONTRATACION DE LASYNDIAS q es... en Sevilla. Dice:Fago saber que en el Libro donde se asientan las Provisiones e otros despachos tocantes alas Yndias... est una INSTRUCCION q su magestad mand dar, su thenor de la qual es esteque se sigue: (y a continuacin viene la Instruccin completa).(El subrayado y maysculas son de los autores de este artculo).(18) ibdem.

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    EDUARDO TRUEBA - JOS LLAVADORCABO DE BUENA ESPERANCA NY POR EL ESTRECHO DE MAGALLANES, ny saliesen de aquellos Reynos, sino de uno de los puertos de lasYndias DELA MAR DEL SUR, las quales [caravelas] podrn yr con ttulode descubrir por aquella Mar del Sur Yslas ynciertas en los lmites de V. M.,con expreso defendimiento de que no toquen en la demarcacin de Portugal... (19).Atencin: La respuesta Real dada a esta consulta (o sea, el DECRETO)es el siguiente:Respuesta: Que se les escriba que paresce que en esto ira claramentecontra LO CAPITULADO.Advertencia: En el documento contenido en el A. G. 1. (cuya fotocopiaincluimos), esta resolucin regia se encuentra en el margen izquierdo delfolio, escrita en forma paralela al mismo.Es de sealar que durante los preparativos del viaje de Loaysa, ya desde laInstruccin para el apresto, provisin y despacho de los buques que habrande formar aquella Armada (Instruccin dirigida al capitn Nicols de Artieta,Diego de Cobarrubias y Esteban Gmez) (20), se menciona que

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    UN ASPECTO MILITARDE LA RELIGIN ROMANA:LOS RITOS DE PURIFICACINDE LA MARINA DE GUERRA

    Sabino PEREA YBENESDoctor en Historia Antigua

    Ningn autor de la Antigedad dej escrito tratado alguno, completo yriguroso, sobre la Marina de guerra romana, aunque hay noticia de algunos deellos, perdidos. Por ejemplo, el Ephemeris navalis liber (Tratado de losbarcos), atribuido a Servio, y otras obras que podan hacer referencia a estostemas, como el De ora maritima (Sobre la costa marina), o las Littoraiia(Tierras litorales) atribuido a Solino. El agrnomo y gramtico latino Varrndice ser el autor (1) de una obra, perdida, titulada De Aestuarii (Sobre losestuarios). La nica obra que nos ha llegado es el ltimo captulo de un tratado militar escrito por Flavio Vegecio Renato, autor del siglo iv d. C., queconcluye su trabajo que ya es de por s un resumen, el Epitome rei niilitariso Compendio sobre el arte de la guerra con una enumeracin breve de lastcnicas de navegacin aplicadas a la guerra contenidas en los libri navalesprecedentes varios siglos, los cuales supuestamente haba consultado Vegecio.En esta obra no hay mencin alguna al tema que aqu voy a tratar, enunciadoen el ttulo. Una vez ms, para el estudio de la Marina de guerra romana hayque hacer uso de una panoplia multidisciplinar de fuentes histricas (2). Noobstante, la existencia de ritos purificatorios en la Marina de guerra romanaantes de partir para una campaa militar, o una vez concluida, est certificadapor los historiadores romanos y tiene refrendo en la iconografa de los monumentos antiguos.

    (1) L. L. (Sobre la lengua latina), IX, 26.(2) Sobre la Marina de guerra romana en poca imperial: B0TrIGELLI, M. C.: Ricercheepigrafiche sulla marinena nellItalia romana, en Epigraphica, IV, pp. 69-87 y 139-149, 1942;WIcIRt. L.: Dic Flotte der rtimischen Kaiserzeit, en Wrzburger Jahrbuch, IV, pp. 100-125,1949-1950; KJENAST, D.: Untersuchungen zu den Kriegsflotten der r,nischen Kaiserzeit. Bonn,1966; CHAPOT, V.: La Flotte de Misne. Son histoire, son recrutement, son rgime administratifPars, 1896, reimpreso en Roma: LErma, 1967; SusiNi,G. C.: Indicazioni dellepigrafia per lastoria romana di C1asse>,en Atti del Convegno internazionale di studi su/le ntichith di Classe,pp. 33-53. Rvena, 1961; ID. Un catalogo classiario Ravennate, en Studi Romagnoli, XIX,pp. 29 1-307, 1968; FORNI, G.: Esercito e marina di Roma antia. Stuttgart: Mavors 5, 1988;STARR, Ch. G.: The Roman Imperial Navy. Westport, 1941, reimpresin 1975; ID., The Influenceof sea power on ancient historv. New York, 1989; REDD, M.: Mare Nostrum. Les infractrucrures, le dispositif et lHistoire de la marine nilitaire sous lEmpire romain. Roma, 1986.Ao 1997

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    SABiNO PEREA VBENESConsidero que el tema merece atencin, pues es un aspecto poco conocidoque afecta tanto al conocimiento de la religin romana como al del Ejrcitoromano, puntualmente en este caso la Marina de guerra. Es preciso decir algo

    acerca de las fuentes de informacin, ya que, como si se tratara de un repartode papeles, cuando disponemos de unas (las literarias) faltan las otras (lasrepresentaciones artsticas). As pues, para el periodo romano republicano,particularmente desde los ltimos aos del siglo iii a. C. hasta la batalla navalde Accio en el ao 31 a. C., disponemos de fuentes literarias de la mano de loshistoriadores romanos. Y a partir de esta fecha, una vez conquistado el Mediterrneo, las noticias sobre acontecimientos blicos descienden en este teatrode operaciones, y pasamos a disponer de documentos iconogrficos artsticos,destacando entre todos los relieves de la Columna de Trajano en Roma, en elforo que lleva su nombre, que relata grficamente las campaas militares deeste Emperador en el Danubio. Y en las costas del Adritico y en el frenteblico danubiano volvemos a encontrar los mismos o similares rituales junto alos barcos de guerra, tal como antes haban sido descritos por los historiadorespara siglos precedentes.Los textos clsicos. La poca republicana

    El historiador romano Tito Livio narra la partida del Ejrcito romanorumbo a Africa, en el contexto de la Segunda Guerra Pnica, ao 204 a. C. Laflota est en Lilibeo, en Sicilia. Livio habla de 40 naves de guerra, y otras 400naves de carga que fueron utilizadas para llevar a los soldados. Desde la naveprincipal, Escipin, al amanecer...En cuanto amaneci, Escipin, desde la nave capitana, una vez queel heraldo impuso silencio, dijo: Dioses y diosas que habitis losmares y las tierras, yo os invoco y os ruego que todas cuantas empresasse han realizado, se estn realizando y se realizarn bajo mi mando

    tengan un resultado feliz para m, para el pueblo y la plebe de Roma, ypara los aliados y latinos que siguen el partido, la autoridad y los auspicios del pueblo romano y mos por tierras, mares y ros, y que osdignis favorecerlas todas y colmarlas con felices resultados; que nosllevis de vuelta a nuestras casas sanos y salvos tras vencer a los enemigos victoriosos, honrados con los despojos, cargados de botn y triunfantes; que nos brindis la posibilidad de vengarnos de nuestros enemigos pblicos y privados; que nos concedis a m y al pueblo romano laoportunidad de dar un escarmiento, haciendo contra el pueblo cartagins lo mismo que el pueblo cartagins intent hacer contra nuestraciudad. Terminada esta plegaria arroj al mar, segn es costumbre, lasentraas crudas de la vctima inmolada, y con la trompeta dio la sealde salida (Liv. XXIX, 27, 1-6. Trad. de J. A. Villar).

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    UNASPECTO MILITAR DE LA RELIGIN ROMANA: LOS RITOSEl mismo Livio da otra noticia en el mismo sentido, alusiva a la batalla deMaghnesia, en el ao 190 a. C.:

    Cuando Emilio haca la travesa de Quos a Samos se encontr condos cuatrirremes enviadas por Livio a su encuentro y con l el reyEumenes y dos quinquerremes. Tras la llegada a Samos, Emilio, unavez recibida de Livio la flota y ofrecido. el sacrificio con el rito acostumbrado (et sacrificio, ut adsolet, rite facto), reuni el Consejo (Liv.XXXVII, 14. Trad. de J. A. Villar).Otro historiador romano aunque escribe en lengua griega, Apiano deAlejandra, describe en detalle el sacrificio ofrecido a la divinidad en los

    momentos previos a la partida de la flota de Octavio en portus lulius. En estelugar (3) se encontraba la llamada gruta de la Sibila, un tnel de 200 m delargo por 3,60 de ancho que una el lago Averno con el Lucrino. Agripa aportdinero para la construccin o remodelacin de algunas drsenas de este puertoy de otros edificios, como la llamada cpula del templo de Apolo, en elsector norte del lago Averno, edificio sin duda termal construido para aplacara los dioses irritados por la violacin de la aguas sagradas del lago. A estosprodigios se refiere Servio en su Co,nentario a la Eneida (Vv. 16 1-162),concluyendo que por esta razn los pontfices realizaron sacrificios de expiacin en ese lugar (propter quod Pontifices ibipiacularia sacra fecerunt).En el ao 36 a. C., pues, la flota de Octavio pone rumbo a las costas de Sicilia, donde tendra lugar la batalla naval contra Sexto Pompeyo en Nauloco (4):

    Cuando la flota estuvo preparada, Octavio llev a cabo su purificacin, que se celebra de la siguiente manera: se levantan altares al bordedel mar y la multitud se coloca en torno a ellos, a bordo de las naves, enel ms profundo silencio. Los sacerdotes realizan los sacrificios de piejunto al mar y por tres veces llevan las entraas de los animales a bordode pequeas barcas, acompaados en su navegacin por los jefes yconjurando a los dioses que echen los malos presagios sobre las vctimas propiciatorias y no sobre la flota. Luego trocean las entraas, arrojan una parte al mar y el resto la queman sobre los altares, mientras elpueblo acompaa con su canto de buen augurio. De este modo purificanlos romanos a las flotas de guerra (Ap., B. Civ. V, 96. Trad. de A.Sancho).

    La ltima frase de Apiano indica que el rito as ejecutado toma formasromanas, distintas del rito griego que se vena practicando.En el siglo i a. C. Cicern afirma que los nuestros, ciertamente... el jefemilitar a la cabeza, al empezar el viaje por mar, tenan por costumbre sacrificar ceremonialmente un animal (Nostri equidem... ducem, mare ingredientes,

    (3) Sobreel portus lulius, REDD,M.: op. cit., pp. 164-171.(4) Paralos detalles de la guerra, ver Casio Dion: Historia Romana, XLIX, p. 6 y ss.Ao 1997

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    SABINO PEREA YBENESimmolare hostiam consueverunt) (5). No hay testimonios literarios que nosaseguren la supervivencia de estas prcticas en tiempos de las flotas pretorianas, si bien, afirmaba Victor Chapot, lesprit conservateur des romains estencore plus frappant en religion quen politique, et il nest pas possible quunusage traditionnel comme celui-l ne soit pas perptu (6).La iconografa sacrificial en la Marina de guerra romana. La pocaimperial

    El Museo Vaticano conserva un relieve con escena de partida/llegada de unbarco militar a puerto. Se trata de una nave birreme sobre cuya cubierta vemosdiez soldados pertrechados con los uniformes y bien armados. Junto a la quillahay un cocodrilo. A partir de este detalle algunos autores (7) consideran que laescena hay que ponerla en relacin con Egipto, concretamente con la derrotade Marco Antonio en Actium. La obra se data, pues, a finales del siglo i a. C.Este monumento es importante porque, de hecho, enlaza con las imgenes dela Columna Trajana, en Roma, que permiten asegurar que los sacrificios departida o de llegada de la flota de guerra a puerto eran acompaados deun ritual, ya sea latrutico (de agradecimiento) o lustratorio (de purificacin).Ya he hecho mencin a la excepcionalidad de la Columna Trajana. En ella serepresentan 2.639 figuras humanas a lo largo de 200 m de friso esculpido (8),donde, como en una especie de pelcula, se van narrando las hazaas de Trajanoen la guerra contra dacios y otros pueblos sometidos del rea danubiana. Losfragmentos de este friso que ms nos interesan ahora hacen alusin a la segundaguerra dcica, esto es, a partir del ao 105 d. C. (9).El hecho de que esta guerra tuviera como escenario un escenario navalfluvial no conviene olvidar que se trata del Danubio, ro de enormes dimensiones y caudal, no influye ni en el tipo de barcos empleados por la Marinade guerra, ni, por referirme a otro aspecto, en el tipo de maderas utilizadas enla carpintera naval (10). Aunque haba hexeres (barcos grandes con seis hileras de remos), cuatrirremes, trirremes, etctera, en el Ejrcito las ms comn-

    (5) CICERN:Nat. Deor. (Sobre la naturaleza de los dioses), III, 20.(6) CHAPOT,Y.: op. cit., p. 108.(7) Por ejemplo, RoBINsoN, H. R.: The armour of Imperial Ro,ne, p. 148, fig. 424.London, 1975.(8) Rossi, L.: Trajan s Column and the Dacian Wars. London, 1971;SETFIS, S. et al.: LaGolonna Trajana. Tormo, 1988; LEPPER,F. A. y FRERE,S.: Trajan s Coiumn: A New Edition ofthe Cichorius Plates. Introduction, Commentarv and Notes. Gloucester, 1988; COULSTON,J. C.N.: Three new books on Trajans Column, en JRA, III, pp. 290-309, 1990 (con ms bibliografaen pp. 307-309); BODE, R.: Der Bilderfries der Trajanssule. Em Interpretationsversuch SiCVIIIC, pp. 123-174, 1992; KOEPPEL.G. M.: Die historischen Reliefs der rdmischen Kaiserzeit.IX. Der Fries der Trajanssaule in Rom. Teil 2: Der Zweite Dakische Krieg, Szenen LXXIX-CLV BJ CVIIIC, pp. 61-122, 1992 (incluye copiosa bibliografia actualizada en pp. 116-121).(9) Sobrela guerra dcica de Trajano: STROBEL, K.: Untersuchun gen zu den DakerkriegerTrajans. Bonn, 1984.(10) Lasmaderas ms usadas en la construccin de los barcos romanos son las conferas:ciprs, pino silvestre y cedro. Sobre este tema, ver RIVAL, M.: La charpenterie navale romame,passim (en p. 305 y ss. el autor da todas las fuentes clsicas). Pars, 1991.42 58

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    UN ASPECTO MILITAR DE L4 RELIGIN ROMANA: LOS RITOSmente utilizadas eran las birremes y las liburnae debido a su manejabilidad yrpidez (11). Lgicamente iban escoltadas por otros barcos de apoyo con caractersticas distintas ms pesados, que transportaban las armas y los vveres,as como la enfermera.La ceremonia de la lustratio militaris (12), es decir, la purificacin del ejrcito, ya sea terrestre o naval, se realizaba al comienzo de campaas, o bien, unavez iniciadas stas, en acontecimientos de especial peligrosidad. Los textos deLivio, Apiano o Cicern no precisan qu animales eran sacrificadosen esta ceremonia realizada en las ensenadas del puerto, aunque s estamos mejor informados de los animales que eran sacrificados en las lustraciones del Ejrcito detierra: el rito consista en una suovetaurilia,una ceremonia donde eran sacrificados tres animales explcitos en el nombre del rito: un toro, un cerdo y una oveja,segn la ceremonia arcaica iguvina de origen indoeuropeo (13), tal como ilustrandos escenas de la Columna Trajana (14). Otro ejemplo es una inscripcindeBridgeness-Mumrills, Britania, dedicada al emperadr Hadriano, que muestra auno de los lados un relieve de la ceremonia. Se ven las figuras de los animales, elara del sacrificio y los sacerdotes encargados de efectuar el rito, un tibicen, yotras autoridadescon toga; detrs, y sobre las cabezas, se ve un vexillum o bandern militar que lleva inscrito el nombre de la legin IlAugusta. La inscripcin deltexto principal honra al emperador Hadriano (15). Para Collingwood (16) se tratade la ceremonia de purificacin con que se inaugura un nuevo tramo del MuroHadrianeo, aunque para otros autores, como MacDonald (17), la escena simbolizes the lustratio or solemn ceremony of purification wich the soldiers wouldhave to undergo before embarking on the Caledonian campaign (18).

    (11) Sobre este tema es fundamental FOLEY,Y. y SOEDEL,W.: Naves de guerra a remoen la Antigedad, en Investigacin y Ciencia, LVII, pp. 104-119. 1981.(12) Sobre la lustratio classis, ver BOEHM,VOZlustratio: Realenzyclop. der klassischenAltertum. Pauly-Wissowa, cols. 2035-2036.(13) NONY,D.: Recherches sur les reprsentations du sacrifice des suovetaurilia AnHE(hist.), 521 Ss, 1966-1967.14) RICHMOND,1.: Trajan s Army on Trajan s Column, pp. 8 y 51. London, 1982.(15) Corpus Inscriptionum Latinarum / Corpus de Inscripciones Latinas (cito a partir deahora CIL) VII 1088 = COLLINGWOOD,R. G. y WRIGTH,R. P.: The Roma,s Inscriptions ofBritain (= RIB). 1. Inscriptions on Stone. Oxford, 1965, nm. 2.139 con foto de pequeo tamao que no permite apreciar los detalles.(16) Comentarioa RIB 2.139 (citado en nota anterior).(17) MACDONALD,G.: The building of the Antonine Wall: a fresh study of the inscriptions, en Journal of Roman Studies, XI, pp. 1-24 (con lmina de la escena ritual), 1921.(18) Situando por tanto esta escena de la inscripcin en un recordatorio de acontecientosdel ao 82, narrados por Tcito en el contexto de expansin romana llevada a cabo por el general romano Gneo Julio Agrcola, el historiador romano nana as el embarque del ejrcito deAgrcola al comienzo de la campaa contra los caledonios:En el quinto ao de operaciones, pas Agrcola en la primera nave y, tras numerososcombates favorables, someti a pueblos desconocidos hasta ese momento. Coloc guarnicionesen la zona de Britania que ira a Hibernia [Irlandal, ms que por temor, con la esperanza de queHibernia, situada estratgicamente entre Britania e Hispania, y tambin respecto al mar de laGalia, poda ponernos en contacto, con ventajas mutuas, con esta parte tan importante del Imperio (Tcito, Agricola, XXIII-XXIV; trad. de J. M. Requejo).

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    Detalle de la inscripcin del siglo u d. C., hallada en Bridgeness-Mumrills, Britania, conescena de sacrificio suovetaurilia en la legin IlAugusta.

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    UN ASPECTO MILITAR DE LA RELIGiN ROMANA: LOS RITOSLa ceremonia de la lustratio era, a decir de Bayet, muy simple, aplicablea cualquier lugar y a cualquier comunidad, cvica o militar (19); pero somosde la opinin que en mbito militar, y en ocasiones como las descritas por

    Apiano en el portus lulius, el acto nada tena de sencillo, sino, al contrario, erasumamente complejo y posea una gran efecto sensorial para participantesactivos o pasivos, como una especie de representacin teatral. Al coloridomltiple de exhibicin de estandartes, que reciban las aspersiones del agualustral, los trajes de parada o :de campaa especialmente aseados para laocasin, la formacin de los soldados, los trajes sacerdotales de los celebrantes, en fin, componan un colorido cuadro a la vista. A ello hay que sumar lostoques montonos y acaso estremecedores cuernos, tubas y bucinas(cornua, tubae, bucinae) de las comparsas militares en medio de un profundo silencio de los soldados en formacin, as como el fuerte olor producidopor los sahumerios y los efluvios procedentes de la carne quemada en los altares sacrificiales. Sobre estos msicos estamos bien informados por inscripciones donde no slo se cita a los hombres que las tocan, cornicines, tubicines ybucinatores, sino que los relieves representan la forma de estos instrumentosde viento, metlicos, de los que los arquelogos han rescatado algunos ejemplares (20). Adems, al lado mismo del altar se situaba el tibicen, msico quetocaba la tibia (generalmente la tibia doble) acompaando los momentosculminantes del rito (y. mf,la fig. 5). La tibia era un instrumento que, comoindica su propio nombre, estaba elaborado sobre una tibia, hueso de animalsobre el que, una vez vaciad el tejido medular seo, se practiaba una seriede agujeros. Se haca sonar soplando, al modo de la flauta actual. Acerca deluso de las tibias-instrmentos en los ritos nos informan, entre otros autoresclsicos, el naturalista Plinio (21) y el pota Ovidio, para quien la flauta

    Hay que recordar que Gneo Julio Agrcola fue nombrado gobernador de Britania en elao 78, corno legado augsteo, ttulo que llevaba anejo el mando supremo del Ejrcito en estaprovincia. Inmediatamente, indica Tcito, le fue concedido el honor del pontificado mximo: etsatatim Briranniae praepositus est, adiecto pontificatus sacerdotio (Agric. IX. 6). Sobre lacampaa del ejrcito de ocupacin romano contra los caledonios, Tcito, Agricoia, 23-24 (aqurerproducidos), y HANSON,H. y GORDON, M: Rome sNorth West Frontier. TIzeAntonine Wali,pp. 40-42. Edinburgh, 1983. La flota de guerra britnica en poca romana, de la que quedanpocos testimonios, ha sido estudiada por CLEERE. H.: The Classis Britannica, en The SaxonShore (edited by D. E. Johnston), pp. 16-19. London, 1977. Sobre el embarque de Agrcolaen el quinto a de campaa: Tcito, Agricoia, XXIV; y el estudio de REED, N. H.: The fifthyear of Agricolas campaigns. en Britannia, II, pp. 143-148, 1971.(19) BAYET,J.: La religin romana. Historia poltica y psicolgica, p. 96. Madrid. 1984.(20) Sobre el tema, SPEIDEL, M. P.: Eagle-Bearer and Trumpeter. The Eagle-Standanand Trumpets of the Legions. Illustrated by Thee Tombstones Recently found at Byzantion, enBonner Jahrhcher CLXXVI, pp. 147-162, 1976 = Ronian Armv Studies, 1, Amsterdam:Mavors 1, pp. 27-42. 1984. Cornicines y tubicines en la flota romana de guerra estn citados enun laterculus c/assiarium, datado a finales del siglo u o comienzo del siglo iii, sin ms i