le cuento la historia naval (volumen i)

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Obra temática sintetizada de Historia Naval.

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Page 1: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)
Page 2: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)
Page 3: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

VOLUMEN I

Tomo I

Página

INTRODUCCIÓN Planeta Tierra…………………………………………………………………….. I

CAPÍTULO I (El Mediterráneo a.C.)……………………………………………………………. 1

La Antigüedad……………………………………………………………………. 1

Los Fenicios……………………………………………………………………… 6

Persia……..……………………………………………………………………… 11

Grecia……….…………………………………………………………………… 12

Cartago…...……………………………………………………………………… 23

Roma………..…………………………………………………………………… 24

CAPÍTULO II (El Oriente Próximo y Extremo)...……………………………………………… 36

Bizancio……….………………………………………………………………… 36

El Islam…….……………………………………………………………………. 40

La antigüedad de Asia...………………………………………………………… 44

CAPÍTULO III (Merodeadores y Mercaderes).....……………………………………………….. 46

Edad Media.….…………….……………………………………………………. 46

Los Vikingos…….………………………………………………………………. 51

La ―Hansa‖...………………………………….................................................. 60

CAPÍTULO IV (Feroz competencia)…………...………………………………………………... 63

Baja Edad Media.….…………….……………………………………………… 63

Venecia………….………………………………………………………………. 66

Los Turcos....…….……………………………..................................................... 78

CAPÍTULO V (El Renacimiento)……….……...……………………………………………….. 82

Asia: a partir de la Alta Edad Media.…………………………………………… 82

Inicio de la Edad Moderna……………………………………………………… 87

Las costas atlánticas….………………………..................................................... 89

CAPÍTULO VI (Primeras exploraciones)………………………………………………………... 91

Los comienzos del colonialismo europeo.…....…………………………………. 91

Cartografía……………….……………………………………………………… 97

África: continente desconocido……………….................................................... 101

Exploraciones portuguesas……………………………………………………... 106

CAPÍTULO VII (La Santa Liga)……..…..……...……………………………………………….. 114

Imperio español…………………………..…………………………………….. 114

Lepanto…..……………….…………………………………………………….. 117

CONTENIDO

Page 4: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

Tomo II

CAPÍTULO I (El Encuentro)………………………………………………………………….. 125

América: 1492………………………………………………………………….. 125

Europa y el Mundo: 1492……………………………………………………… 133

En busca del ―Gran Khan‖...…………………………………………………… 136

CAPÍTULO II (Exploración y Colonización)…....……………………………………………... 150

El Tratado de Tordesillas ………………………………………………………. 150

Exploraciones...………………………………………………………………… 156

Prosiguen las exploraciones…………………………………………………… 164

Colonización de las ―Indias‖………………………………………………….... 172

CAPÍTULO III (El ―Mar del Sur‖ y el ―Caribe‖).....……………………………………………. 178

El ―Mar del Sur‖…..……………………………………………………………. 178

Protagonista: el Galeón …..….…………….…………………………………… 197

Las ―Flotas‖ ...…………………………………................................................. 200

CAPÍTULO IV (La calle principal: el Caribe y el Norte del Atlántico)….…….…………......... 208

Corsarios y piratas……………………………………………………………... 208

El Primer Imperio Moderno……………………………………………………. 219

Colonias norteñas...……………………………................................................. 230

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES……………………………………………………………………... 236

ÍNDICE DE MAPAS…………………………………………………………………………………. 238

Apéndices

CRONOLOGÍA…………………………………………..…………………………………………... 240

REFERENCIAS GEOGRÁFICAS ACTUALES, AL AÑO 2000…………………………………... 250

GLOSARIO…………………………………………………………………………………………... 271

PERSONAJES.……………………………………………………………………………………….. 311

Page 5: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)
Page 6: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)
Page 7: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

I

PLANETA TIERRA

l presente escrito, estimado lector, es una

narración sobre la Historia Naval Mundial.

Sus acontecimientos se desarrollan en este cuerpo

celeste, errante en el espacio, al que los griegos

llamaron ―planeta‖ Tierra, pero cuyo color

predominante es el azul de las aguas de sus mares y

océanos.

Pienso que sería interesante que conozcamos

algo de las características de nuestro mundo,

compuesto de tres capas principales: la corteza, el

manto y el núcleo.

La corteza se divide en continental y oceánica; la

continental, la superior, está formada por roca

granítica, rica en silicio y aluminio (SI-AL); la

oceánica es esencialmente basáltica, compuesta de

silicio y magnesio (SI-MA). Los grandes espacios

entre el fondo de los mares -corteza oceánica- y los

continentes están cubiertos por las aguas, que

suponen, nada menos que el 70.8% de la superficie

del planeta.

En la corteza, la continental (SIAL) tiende a

flotar sobre la oceánica, pues los materiales de su

composición son más livianos que los que

conforman el SIMA y su grosor es de unos 60 kms,

mientras que la oceánica tiene un espesor medio de

10 kms bajo los grandes océanos, siendo más

delgada –unos 5 kms- la que se encuentra bajo las

fosas oceánicas, que en algunos lugares llegan a

tener de 8 a 11 kms de profundidad.

El aspecto de la corteza del planeta a base de las

rocas graníticas de la continental y basálticas de la

oceánica, sería algo así como la cáscara de un

huevo, sumamente fina y quebradiza; la clara del

huevo, sería el manto –una zona de 2.900 kms de

profundidad- semi-líquida, viscosa, que se va

endureciendo con la profundidad, compuesta de

silicio, aluminio, magnesio y hierro; al final, la

yema; es decir, el núcleo, formado por níquel y

hierro, soportando una enorme presión y a una

temperatura, según se cree, de unos 5.000 Cº, y

todavía en el núcleo, se encuentra el ―grano‖ central

una parte muy sólida y sumamente densa.

Así pues, tenemos que en la cáscara del huevo –

la capa continental y la oceánica- ambas placas no

son una sola masa uniforme, sino que están

fragmentadas en forma de placas rígidas y sus

fracturas no se corresponden con los límites

continentales. En los fondos de la oceánica existen

unas grandes cordilleras, a manera de ―espinas

dorsales‖ con multitud de fallas en sus rocas y

profundas grietas en la línea de sus cumbres. Desde

el manto –esa inmensa masa viscosa-, asciende

―magma‖ en una forma intermitente y al deslizarse

por las laderas, se solidifica. Como la superficie de

la Tierra permanece constante, se ha de destruir

―litosfera‖ para dar paso a la continua creación de

una nueva. La pérdida o destrucción ocurre por

subducción en las fosas oceánicas. O sea, hay una

―expansión‖ del fondo oceánico, pero también una

―contracción-eliminación‖ del mismo. Y por

supuesto, un movimiento de los continentes –

―deriva continental‖- sobre la capa oceánica, ya que

el granito, componente principal continental flota

sobre el basalto, material principal de la oceánica.

Los impulsos para esos movimientos, a veces

más lentos, otros más acelerados, son producto, a su

vez, de las placas tectónicas, influenciadas por esos

tremendos escapes de ―magma‖ –viscosos

materiales del manto- calentados por el infernal

horno-núcleo, que al perder densidad, ascienden

hacia la superficie a través de las grietas de las

grandes cordilleras submarinas.

Hoy en día, se ha ido adquiriendo un

conocimiento profundo y preciso de estos

fenómenos submarinos y se ha llegado a medir la

velocidad con que se alejan o se aproximan los

continentes y también las seis grandes placas en que

está dividida la litosfera –recordemos, la corteza

continental y oceánica- y otras muchas de menor

tamaño. Las tremendas fuerzas provenientes desde

el núcleo –una especie de pila atómica- desembocan

en la separación o tracción de las placas, en la

colisión o en la fricción. Los terremotos tienen lugar

por la deformación constante de las placas y, en

E

INTRODUCCIÓN

Page 8: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

II

general, los movimientos sísmicos se localizan en

los límites entre ellas. Los de ―tracción‖ tienen su

foco en los bordes de las placas que se separan. Los

de ―colisión‖ se originan donde tiene lugar el

choque de placas y los de ―fricción‖ ocurren cuando

dos placas se desplazan lateralmente. Las zonas de

contacto entre placas producen terremotos muy

dañinos y también son zonas de volcanismo activo,

pues es en esas áreas de la corteza terrestre donde el

―magma‖ –las rocas fundidas del manto-, afloran a

la superficie.

Cuando una placa oceánica se hunde por debajo

de otra placa oceánica, el magma forma las

llamadas ―islas de arco‖ (p.ej. los archipiélagos del

Pacífico: Aleutianas, Filipinas, Japón…); si la placa

oceánica se hunde por debajo de una placa

continental, tenemos montañas volcánicas muy

elevadas (p.ej. los Andes). Por cierto, por este efecto

es que entendemos el por qué el litoral del Pacífico

Sudamericano –sobre todo, del Perú y Chile- no

tienen lo que se conoce como ―Plataforma

Continental‖, es decir, las laderas que a partir de la

costa van bajando, escalonadamente, buscando el

lecho marino. El impacto de la placa oceánica por

debajo de lo que era la plataforma continental de

esas costas sudamericanas hizo que, prácticamente,

el terreno ―se arrugara‖ en forma vertical, dejando

sólo un perfil costero sin laderas y transformando lo

que antes era costa, en cima montañosa. Ahora se

explica el hallazgo de fósiles marinos en las crestas

andinas. Como, según la geología, ese suceso

ocurrió posteriormente a los choques entre placas

continentales que dieron lugar a las grandes

cordilleras del mundo, empezando por la cadena del

Himalaya, tenemos que los Andes son la cadena de

montañas más joven del mundo y cuando

recordamos la facilidad con que se producen

desprendimientos de tierras en los países del área

andina, bien podemos deducir que son consecuencia

de la propia ―juventud‖ de sus montañas … por

supuesto con la ayuda de la indiferencia, desidia e

ignorancia humana.

Y, finalmente, hay placas que no cabalgan una

sobre otra, sino que resbalan longitudinalmente; no

hay, de esta forma, creación de islas o montañas,

sino que en las zonas de fricción se producen

violentos seísmos que en ocasiones, al ser

submarinos –maremotos- concluyen en la formación

de gigantescas olas, a modo de mareas, los celebres

y trágicos ―tsunamis‖, palabra japonesa que designa

tal fenómeno.

“Las fracturas del planeta”

En esa continua formación del planeta, hace 225

millones de años existía la corteza continental

formada por una sola masa y alrededor de ella,

solamente agua. El crecimiento proseguía y las

fuerzas encontradas eran tan potentes que en el

transcurso de 25 millones de años, lo que

conocemos como América del Norte y Eurasia

(Asia y uno de sus apéndices, Europa) formaban

una sola masa (Laurasia); América del Sur y África

era otra masa continental (Gondwana); la Antártida

y Australia, un tercer gran continente, en el Polo

Sur.

Posteriormente, se unieron las Américas, África

se desgajó de Sudamérica, Australia hizo lo propio

de la Antártida y la que se mantuvo después de

desprenderse de América del Norte fué la de Asia y

Europa (Eurasia). Inevitablemente, de todas ellas, al

mantenerse un fuerte movimiento concéntrico, los

bordes, las periferias, se fueron fracturando o casi;

así, de la periferia asiática se separó una masa que

llamarían ―Lemuria‖, produciéndose más adelante

hundimientos hacia la corteza oceánica y quedando

por esas explosiones de los volcanes submarinos,

ciertas partes, las más altas, como tierras

emergentes en el Pacífico –los grandes

archipiélagos y otros más pequeños, todos de origen

volcánicos- (las otras pequeñas islas –atolones- han

sido formadas por seres vivientes –el coral-).

Posiblemente, hubo otros hundimientos por razones

similares, en otras partes, cobijados por las aguas

oceánicas –dado que cuando se intentan juntar las

diferentes masas continentales en su primigenia

forma-, no ―casan‖ adecuadamente, existiendo

ciertos ―huecos‖ que nos remiten a antiguas

Page 9: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

III

―fábulas‖ y que cada día más, dejan de serlo, para

convertirse en realidades.

El mapamundi –la representación gráfica de las

masas continentales- irá cambiando, puesto que

sabemos en qué dirección y con qué velocidad se

mueven ellas. Si los cálculos no fallan, dentro de 50

millones de años, por de pronto, el Mediterráneo

entre Europa y África no existirá; Australia e

Indonesia se juntarán; los océanos Atlántico e

Índico aumentarán sus superficies y el Pacífico se

estrechará.

Por supuesto que estos ―desgajamientos‖

influyeron en el clima del planeta y es sabido que

durante este larguísimo período de su vida se han

sucedido tremendos cambios climatológicos. Como

muestra, en la llamada Era Terciaria (hace 60

millones años), el Polo Norte no estaba siempre

cubierto de hielo, hasta se podían conseguir en sus

picos montañosos, matas y árboles. El clima de

Groenlandia y el de la Antártida eran tropicales.

20 millones de años más tarde la temperatura

descendió y los casquetes polares aumentaron su

tamaño. Lo hicieron, pues absorbieron gran parte

del agua de los mares, provocando una reducción en

su nivel de, aproximadamente, ¡100 metros!. (Y así,

el Mediterráneo desapareció casi por completo y

África y Europa se unieron por el entonces seco

―Estrecho de Gibraltar‖). Seguirían bruscos cambios

climáticos que dieron lugar a períodos fríos

(glaciación) y otros, cálidos.

En fin, estos conocimientos actuales de la

―tectónica de placas‖, la ―expansión del fondo

oceánico‖, la historia del ―cambiante campo

magnético terrestre … ― y la incidencia de todo ello

en la formación y evolución del planeta desde que

hace 4.700 millones de años empezó su ―errante‖

vagabundeo por el espacio estelar, nos hacen

considerar, por una parte, que si en los momentos

que registra la historia de la humanidad, ha habido

tantos desastres naturales, ¡cuáles y cuántos

sucedieron antes de que el hombre plasmara su

huella sobre la tierra!.

Page 10: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

IV

Por otra parte, debemos tomar conciencia de que

habitamos un mundo que está ―vivo‖, en un proceso

similar al del nacimiento, niñez, juventud, adultez

y… muerte. ¿En cuál de estas etapas empezó el

hombre a poblarlo?. ¿Quién sabe? Lo que sí se nota

es que sigue vivo y lo seguirá mientras se produzcan

esos ―movimientos telúricos‖ que cambian la

morfología de su corteza, arrasando con vidas y

haciendas y … convirtiendo en campos abonados

para la fertilidad lo que en tiempos anteriores fueron

aluviones de lodo. Es así, porque este planeta

―viviente‖ se autorregula, mientras su núcleo –su

sol- se vaya extinguiendo. Claro está que por los

momentos, el hombre posiblemente acelera su

destrucción, al seguir rompiendo el ―equilibrio‖

natural, llevado por una prepotencia y egoísmo que

le enceguece de lo que podría ser la comunión

provechosa de una tripulación con su nave.

Los conocimientos que actualmente se tienen

sobre los temas que hemos ido comentando, se

iniciaron cuando, al final de la II Guerra Mundial, el

―Challenger‖, un buque oceanográfico de la Marina

británica, empezó a explorar los fondos marinos,

valiéndose, entre otras técnicas, de un instrumento,

que concebido para fines bélicos –el sonar- sirvió

para ir desvelando los misterios de la formación de

nuestros planeta.

Al presente, existen mapas del fondo oceánico

de gran precisión y se entiende que el fondo del mar

es análogo al registro magnético de un cassette sin

fin.

Si invertimos la cinta, los actuales continentes se

unen –con bastante precisión- en un único

continente de hace 200 millones de años.

Wegener: la “Pangea”

Esa idea de que los continentes estuvieron

alguna vez juntos, no es nueva. El griego

Eratóstenes, el filosofo inglés Francis Bacon y

varios otros lo consideraron así. Por supuesto, a esos

―imaginativos‖ personajes, nadie les hizo el menor

caso; a lo mejor, porque estaban ―adelantados‖

como se dice, a su época. Pero es que, ya en el siglo

XX le pasó lo mismo a otro personaje –admirable

personaje- que moriría al final del primer tercio del

siglo, sin que ningún científico le prestara mayor

atención a sus teorías.

Page 11: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

V

El hombre al que nos referiremos brevemente, se

llamaba Alfred Wegener. Este alemán, tras estudiar

astronomía, se interesó por la meteorología y por la

geofísica. En 1912, en la reunión anual de la

Asociación Geográfica alemana, formuló su teoría

de la ―deriva de los continentes‖. Según él, los

continentes habían estado reunidos en el pasado en

una sola masa, a la que llamó ―Pangea‖ –en griego-,

―toda la tierra‖; de igual manera, que había un solo

océano, ―Pantalassa‖ (todo el mar). En el tiempo, la

Pangea empezó a dividirse y se inició el proceso de

deriva que fue llevando a los continentes a su

disposición actual.

Tres años más tarde publicó su libro titulado ―La

génesis de los continentes y los océanos‖. Hasta ese

momento sus colegas y los científicos ―lo dejaron

pasar‖, hasta que su libro se tradujo al inglés,

francés, ruso y español. Desde entonces, se

opusieron y no aceptaron –en forma hostíl y

sarcástica- la intrusión de un meteorólogo en la

geofísica. A pesar del aporte de un buen número de

pruebas, a las cuales iría sumando otras más, fruto

de sus estudios y trabajos de campo sobre geología,

geofísica, paleontología y paleoclimatología. Hasta

su muerte, en 1930, durante su tercera expedición a

Groenlandia, fue descalificado, incluso por su

propio suegro, hombre de formación científica, ya

que no pudo explicar de dónde provenía la fuerza

capaz de mover enormes masas continentales.

Mitología

Los astronautas, al observar en toda su plenitud a

su bello planeta azul, seguramente estarían de

acuerdo en que Océano sería un nombre más

apropiado para denominar a todo el planeta y no

solamente para referirnos a los grandes mares. Hay

que atribuirles a los griegos el que lo llamemos

Tierra, pero debemos entender que les fue muy

difícil dar sentido al hecho de la creación del

universo y los cuerpos celestes.

De CAOS -el origen indefinido-, surge GEA (la

Tierra) y de ella, URANO (el Cielo). A Caos, no lo

pudieron definir –ni tampoco nosotros- y Gea, es lo

que para ellos tiene sentido- donde pisan, se mueven

y al morir, los acoge; desde ella, alzan sus ojos,

percibiendo la bóveda que los envuelve, el cielo –

Urano-.

De ahí en adelante, empiezan a construir un

árbol genealógico. Gea engendra con Urano, su

propio hijo, a los Cíclopes, Tetis, Océano, Rea,

Crono, (el Saturno romano); los hermanos empiezan

a formar parejas y de esas uniones, Tetis y Océano,

dan nacimiento a todas las aguas del globo. Rea con

Crono procrean varios hijos, dos varones y tres

hembras y finalmente a Zeus (el Júpiter romano).

De los vástagos de esta pareja, todos los

anteriores a Zeus fueron devorados por su padre,

Crono, -decidido a impedir que en el futuro le

―hicieran sombra‖-.

Zeus pudo librarse porque su madre, Rea,

entregó a su esposo una piedra envuelta en pañales

y escondió al niño. Zeus, al crecer, consiguió que

Crono vomitara a sus hermanos. Al producirse el

reparto del mundo, al varón mayor, Hades (el Plutón

romano), se le dio la soberanía sobre el tenebroso

mundo de los infiernos.

Page 12: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

VI

Al segundo varón, Poseidón, le tocó en suerte el

Imperio del mar, y a Zeus, el poder máximo,

reinando sobre todo y sobre todos y, por supuesto,

sobre la Tierra.

Según Homero, Zeus es a la vez ―el padre de los

dioses y de los hombres‖. Poseidón no acepta de

buen grado esa subordinación hacia su hermano

menor y siendo impetuoso y violento como el

elemento natural sobre el cual domina, golpea la

superficie del mar, levantándose las olas con furia,

destrozando naves e inundando la tierra hasta muy

adentro –cuando su ira se acrecienta, se producen

maremotos- terremotos submarinos, y hace surgir

islas desde el fondo de los mares. Todos los

humanos que tengan que ver con el mar, en

cualquiera de sus formas y lo naveguen, deberán

rendirle pleitesía y rogarle que no se encolerice

contra ellos y les permita usufructuar las riquezas de

las aguas marinas.

Por los celos de Poseidón a Zeus, se producirá

una incansable lucha entre el mar y la tierra,

facilitando el ataque marino, ya que el dios del mar

―con sus vigorosos brazos contiene y abarca la

Tierra entera‖, tal como reza la leyenda. ¿No sería

esta tierra abarcada por Poseidón, la ―Pangea‖ de

Wegener, el supercontinente, la gran y única masa

de tierra, rodeada por ―Pantalassa‖, todo el mar?.

Bueno, siempre se puede comentar que los

diferentes cuentos mitológicos son interesantes,

olvidando que el término helenístico ―mitología‖

está compuesto de ―mithos‖ = verdadero, y logos =

palabra, tratado, o sea, que mitología significa,

―Tratado de la verdad‖.

Las riquezas del mar

Demasiado sabían los antiguos griegos sobre

muchas cosas, pero, aunque se figuraron donde

pudo haber surgido, nunca supieron cómo empezó

la vida. Hoy en día, todavía no lo sabemos nosotros,

pero sí, con toda certeza, que los primeros

organismos vivos se iniciaron en el océano y que

esa enorme masa de unos 5.000 millones de

toneladas de agua y con una profundidad promedio

de 3.700 metros, encierra una gran riqueza vegetal,

animal y mineral.

Si valoramos la productividad del mar,

refiriéndonos al peso en seco de los vegetales

producidos en un año, una superficie determinada

del mar es tan rica como una igual terrestre y los

estuarios más fértiles igualan a las selvas terrestres.

Muy ricos los mares, también, en especie animales,

pero que en sus últimos tiempos, el abuso humano,

a través de sus métodos de pesca –indiscriminada y

masiva-, han alterado el equilibrio que debe

mantenerse entre el pescador y su presa, pues el

ritmo de capturas es superior a la renovación natural

de las especies, agotando una fuente alimenticia de

alta capacidad proteínica.

Respecto a los minerales, se ha comprobado que

en los fondos marinos, principalmente en las zonas

donde se producen interacción de corrientes marinas

y en los bordes continentales, se forman por

precipitación de las aguas, unos nódulos

polimetálicos que contienen diferentes minerales –

zinc, carbón, hierro, titanio, manganeso-, en

diferentes proporciones, aunque siempre el

manganeso en acusada proporción mayor que los

demás, tomando de él, esos nódulos, el nombre de

―nódulos de manganeso‖. Ricos en minerales, varios

de ellos considerados ―estratégicos‖ por ser usados

en alta tecnología. Están en las aguas de los océanos

y mientras éstos existan, se renovarán

constantemente, formándose en nódulos. Riqueza

factible de conseguir pues la tecnología para

subirlos a la superficie es conocida y sólo es

cuestión de fuertes inversiones y de acuerdos y

contratos muy precisos entre las compañías

operadores y los países marítimos, ya que el 80%

de estos ―viveros‖ nodulares se encuentran dentro

de las llamadas ―ZEE – Zonas Económicas

Exclusivas‖.

Todos sabemos además, de la importancia de las

riquezas petrolíferas en los fondos marinos y de las

―bolsas‖ de gas. Hay también otros recursos

marinos, si bien, por los momentos, son

especulativos; los que se refieren a la obtención de

energía a través de las mareas y las diferencias de

Page 13: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

VII

temperaturas entre las capas superiores de los

océanos y las frías aguas de los fondos. Otra fuente

de energía es la obtenible con las olas oceánicas.

Según se ha comprobado, la ola de un mar

intermedio, que tenga la anchura de un barco de

carga contiene una cantidad de energía 10 veces

mayor que la que se requiere para que ese mismo

barco se desplace.

“Los siete mares”

En general, usamos indistintamente las palabras

―mares‖ y ―océanos‖. Los antiguos del mundo

mediterráneo conocían 7 grandes extensiones de

agua y creían que esas eran todos los mares y que el

mundo era tierra en su mayor parte. Cuando

comenzó la edad de los descubrimientos, se supo

que había mucha más agua de la que se creyó y

había que darle nombres. Se supo también, que en

realidad no hay ―océanos‖, sino que el océano es

una única extensión de agua, ya que se

intercomunica a través de estrechos en todo el

mundo. Sin embargo, se nos enseña que hay 5

océanos, para facilitar un poco su estudio: Atlántico,

Pacífico, Índico, Ártico y Antártico y dentro de

ellos, delimitando ciertas zonas, a sus aguas las

llamamos mares: Mediterráneo, Caribe, del Norte,

Báltico, Rojo, Caspio, etc… No obstante, bien

podemos coincidir en el número 7 con los antiguos,

pues tanto el Atlántico como el Pacífico mantienen

diferencias muy acusadas entre sus partes Norte y

Sur.

El Atlántico es el más ―húmedo‖, absorbe en su

conjunto la mitad de las lluvias que caen en el

mundo, entre otras razones, porque los ríos más

caudalosos desaguan en él. Toma su nombre de la

legendaria isla perdida de la ―Atlántida‖ y en los

últimos 400 años es el más importante camino

comercial del planeta. Cuenta con más

―mediterráneos‖ que cualquier otro (Mediterráneo,

Caribe, Negro, Báltico, etc). Y gran número de

islas. También es el más salado, aunque la

concentración mayor de sal se encuentra en el mar

Rojo y el Golfo Pérsico, ambos mares

pertenecientes al Océano Índico.

El Atlántico Sur no tiene casi islas; sólo algunas

rocas solitarias y ningún mediterráneo. Su abertura

amplia hacia el Antártico lo convierte en un océano

más frío y áspero que el Atlántico Norte. El Índico

tiene fama por su ―tranquilidad‖. Es famoso por sus

regulares monzones, que soplan en invierno desde

las Indias Occidentales en dirección a África y en

verano, en dirección opuesta; sin embargo, cuando

el monzón cambia, se desatan feroces huracanes en

su sección norte.

El Pacífico se ganó el nombre, porque a

Magallanes, después de sus tormentosas travesías

por el Atlántico Sur y por los Estrechos de la

América Meridional, le parecieron sus aguas

calmadas y soleadas, dulces y pacíficas. Todavía el

influjo de su nombre alienta el deseo de llegar a sus

paraísos isleños y hace olvidar sus temibles

tempestades. El Pacífico Norte no tiene tanto brillo

turístico, se compone de costas y archipiélagos muy

industrializados y escenario de grandes terremotos -

―el cinturón de fuego‖- con el centro de la gran

zona sísmica, cerca de la bahía de Tokio. También

el Pacífico Sur tiene un gran centro sísmico,

localizado en la profunda fosa marina frente a Chile

y Perú. Y, por otro lado, las mayores profundidades,

como la fosa ubicada en el archipiélago de las

Marianas, con una milla más de profundidad que la

altura más alta continental, el Everest.

Considerando, por tanto, la importancia del

OCÉANO en la mente colectiva de la Humanidad,

transcribiré del ―Atlas del descubrimiento del

mundo‖, un poema que recogen Gerard Chaliand y

Jean Pierre-Rageau, de la mitología Koguí, México

pre-colombino:

“No había luna, ni sol, ni gentes, ni plantas, ni

animales.

El Océano se hallaba en todas partes.

El Océano era la madre

Madre que no era nadie, ni nada, ni cosa alguna.

Sino espíritu de lo que había de venir,

pensamiento y memoria”.

Page 14: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

VIII

El Planeta “Tierra”

Vista de Tierra, desde su satélite, la Luna

Page 15: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

1

LA ANTIGUEDAD

El Hombre y el Mar

n nuestra civilización occidental, la historia

nace cuando se consigue información

documentada de acontecimientos ocurridos hace

3.500 años. En la zona central de la ―Pangea‖, la

península India y China, tienen conocimientos

históricos sustentables de 1.500 años antes – libros

sagrados de esas civilizaciones centro-asiáticas

refieren hechos que datan del 7000 a.C.-. Hoy se

conoce del descubrimiento de Catal Kuyuk, en la

península de Anatolia (actual Turquía), considerado

el asentamiento humano más antiguo conocido,

8.500 años, (6.500 a.C.,) ¡muchos años!. Pero

pocos, sí los comparamos con dibujos de

embarcaciones, cuya antigüedad, los científicos, la

cifran en ¡23.000 años a.C.,!

De ahí en adelante, empezaría, por tanto, la

Historia Naval. Pero ¿quién puede asegurar que no

hubo antes embarcaciones?. El hombre cro-magnón,

similar a nosotros, ya poblaba el planeta 35.000

años a.C; tuvieron otros 8.000 años para desarrollar

naves y dibujarlas. Y nos surge otra interrogante. Si

había embarcaciones miles de años antes de los

datos históricos Indios y Chinos de sus

civilizaciones, ¿no hubo evolución alguna de lo que

se muestra en los dibujos de naves de 23.000 años

a.C., con las características de las que tenemos

referencias históricas 3.000 años a.C.?

Es verdad que posteriormente, durante 4.400

años las naves, prácticamente, no evolucionaron; y

aún usando la vela, la fuerza de impulso originada

por el esfuerzo de los remeros, fue predominante.

Solamente en los siguientes 350 años, los barcos

usaron cabalmente, como impulso, la fuerza del

viento, y en los últimos 250 años, se pudo pasar a

impulsos energéticos distintos del músculo humano

y del viento. Pero, ¿tampoco lo hicieron en los

20.000 o 35.000 anteriores?.

El sentido común nos dice que los elementos

más antiguos que pueden ser considerados como

vehículos de transporte, debieron ser los troncos de

árboles caídos al agua. La vía usada, la fluvial; el

hombre cabalgaría sobre un tronco, después uniría

varios de ellos, formando una balsa ó almadía,

consiguiendo una base más firme y amplia que le

permitía transportar algunos enseres. Para ello, unió

los troncos con bejucos, juncos, carrizos, etc.

Posteriormente, logró vaciar un tronco y consiguió

hacer una canoa. Río abajo, aprovechaba la

corriente y una pala le permitió remar para remontar

el río contra corriente.

Las plantas que se daban en sus zonas, en los

ríos, aprendieron a trenzarlas y fabricaron botes con

ellas, impermeabilizando sus fondos con barro, brea

y otras sustancias. Cuando los botes se iban echando

a perder, simplemente, trenzaban nuevamente y

fabricaban otros. Todavía persisten esos sistemas en

el lago Titicaca (Bolivia, Perú) con las llamadas

―totoras‖y las pequeñas, usadas ya en costa marina,

en el litoral peruano, en Trujillo.- Otros pueblos,

como los esquimales, recubren sus canoas –kayaks-

con piel de foca. En el actual Irak, -la bíblica

Mesopotamia- en los ríos Tigris y Eufrates, hasta no

hace mucho, se desplazaban botes redondos,

fabricados con las vainas de plantas que bordean los

lechos fluviales y que los naturales llamaban

―Kuffas‖. Los egipcios usaron para sus primeras

balsas, manojos de tallos de papiro bien atados entre

sí.

Con fuerte fundamento podemos decir que las

primeras embarcaciones –casi en su totalidad-

fueron usadas para el transporte comercial y

podríamos asegurar que muchas de ellas fueron

asaltadas para apoderarse de las mercancías y que

estos actos propiciaron el que una serie de

embarcaciones fueran destinadas a dar protección a

las comerciales.

Así que, despejando ciertas dudas, aseveramos

que la marina mercante fue la primera, luego

apareció la ―piratería‖ y finalmente, la marina

militar. Por tanto, la piratería es casi tan antigua

como la propia navegación. Ha habido piratas que

han actuado en solitario y a veces, agrupados con

otros; piratas que han llegado a mandar en escuadras

completas, y reinos que han actuado como piratas.

E

CAPÍTULO I (El Mediterráneo a.C.)

Page 16: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

2

Se cuenta que en tiempos de Alejandro Magno,

un pirata llamado Dionides, navegaba y asaltaba en

las aguas del Levante (costas del Medio Oriente).

Alejandro mandó una flota contra él y fue

capturado; llevado ante la presencia de Alejandro,

éste le preguntó. ―Dime, Dionides, ¿por qué tienes

escandalizada toda la mar?. Respondió Dionides:

¿Por qué tú, Alejandro, tienes saqueada toda la

tierra y robada toda la mar?. Contestó Alejandro:

porque yo soy rey y tú eres pirata. A esto, contestó

Dionides: ¡Oh, Alejandro! De una condición y de un

oficio somos tú y yo, sino que a mí me llaman pirata

porque salteo (asalto) con pequeña armada, y a ti te

llaman príncipe porque robas con gran flota…‖

Aunque los primeros hombres que se

aventuraron a apartarse de la costa en artefactos

flotantes, balsas, botes, etc., lo pueden haber hecho,

prácticamente en cualquier lugar, los primeros

navegantes de la civilización occidental fueron los

mesopotámicos y egipcios. En el yacimiento de

Eridu, en Mesopotamia, se ha encontrado el modelo

en arcilla de una nave de 3.500 años a.C.

Nacimiento de la Historia Naval

Los primeros datos históricos que poseemos

sobre la actividad naval, se localizan en la

Mesopotamia, la región que se extendió por un fértil

valle delimitado por los ríos Tigris y Eufrates, cuyos

pueblos hicieron aportaciones culturales tan

importantes que han llevado a muchos a considerar

a este pequeño territorio, como la cuna de la

civilización occidental.

Los sumerios, acadios, babilonios y asirios –

todos, pueblos y reinos que poblaron Mesopotamia,

navegaron, por supuesto, en sus dos grandes ríos-;

pero también desde sus desembocaduras –hoy

forman un único cauce- en el Golfo Pérsico, les

impulsaron a recorrerlo y desembocar en el Índico.

Hasta la llegada de los Persas, no se tienen sino

datos fragmentados de sus actividades marítimas.

En torno al caudaloso río Nilo se configuró una

completa y bien definida estructura geográfica,

política y social que recibió el nombre de Egipto. La

civilización del Nilo no fue muy marinera –de

hecho, escaseaba la madera con la que hacer buenos

barcos- pero, no obstante, introdujo innovaciones

tan exitosas como el timón, la vela –que era

cuadrada y estaba montada sobre unos palos en

forma de ^ invertida-, o el concepto de horizonte,

palabra que procede justamente del nombre de uno

de sus dioses, Horus.

Cuando los primitivos querían detener sus

embarcaciones de pesca donde les interesaba,

encontraron la solución utilizando piedras pesadas

atadas a la embarcación, que dejaban caer al fondo

de las aguas. Igualmente, los egipcios procedían de

la misma manera.

Tallados en las rocas del Egipto meridional, hay

cientos de toscos esbozos de naves, que se remontan

al año 3.000 a.C., algunas de las representadas

están aparejadas con velas sencillas.

En el valle del Nilo dominan los vientos del

Norte, favorables para la navegación a vela,

remontando el río contra corriente, mientras que el

tráfico a favor de la corriente depende de los remos.

No siendo los egipcios muy marineros en aguas que

no fueran las del río Nilo, éste era una ―autopista‖

que enlazaba todas las localidades importantes,

puesto que el territorio del país era muy angosto y

tan largo casi como el propio río. Por tanto, el

barco era el medio de transporte más significativo y

éstos variaban notablemente, de acuerdo con su

utilización (de carga, de viajeros, ceremoniales, etc).

Las naves que traficaban en el río y las que

empezaban a desplazarse en aguas mediterráneas

hacia los puertos de las costas de Siria y Palestina,

eran largas, estrechas, frágiles. Como góndolas, se

curvaban, arrancando de unas proas altas y

prominentes hasta unas popas que se levantaban

como enormes abanicos semiabiertos. Los mástiles

egipcios, como ya dijimos, eran dobles. Debido a

que las naves no tenían quilla y sólo contaban con

unas pocas y livianas ―costillas‖, sus cascos no

podían resistir el empuje de un solo mástil. Con el

doble mástil se distribuía la presión sobre el casco y

usaban tirantes para conseguir el necesario soporte.

La vela se veía entorpecida, en gran parte por este

Page 17: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

3

mástil; de ahí, que el viento se aprovechaba cuando

batía desde la popa; consecuentemente, se usaban

con gran frecuencia los remos, abatiendo la vela. El

timoneo también se realizaba con grandes remos, en

la popa, uno por cada banda.

Con la primera mujer que ocupó en la historia un

puesto de gran gobernante, la reina Hatshepsut, se

enviaron flotas completas, por el mar Rojo, con

rumbo Sur, en busca de cargas, más sus sucesores

no se aventuraron más allá de este mar y del

extremo suroriental del Mediterráneo.

Cretenses, aqueos y “pueblos del mar”

La exploración más allá del horizonte era

empresa que quedaba para naciones, menos

poderosas en ese momento, pero con hombres de

mar más osados que ensancharían las rutas

marítimas del mundo civilizado tanto hacia el Norte

como hacia el Oeste, desde la isla de Creta, en el

segundo milenio a.C., donde habitaba el oscuro y

elegante pueblo, cultor de una exquisita civilización,

de origen desconocido, incluso en su hombre, ya

que con el que pasó a la historia -minoico – le fue

asignado por Evans, el arqueólogo británico que

descubrió su capital ―Cnossos‖, basándose en la

mitología griega que habla del legendario Minos,

rey de Creta.

Entre 1.800 y 1.500 a.C., las naves cretenses

navegaron a todos los puertos del mediterráneo

oriental y hasta Sicilia, por el Oeste, abriendo rutas

comerciales que se seguirían utilizando siglos

después. Protegieron sus mercantes con una armada

suficientemente poderosa para hacer frente, sobre

todo, a las naves piratas, hasta que los aqueos –los

primeros griegos- que habitaban en la península e

islas adyacentes al Norte y que durante mucho

tiempo habían comerciado con los minoicos

mientras los imitaban en todo, nutriéndose de su

refinada cultura, finalmente los invadieron. Esa

intromisión, seguida por un tremendo desastre

natural –un terremoto submarino- partieron y

hundieron partes de la isla, acabando con su

civilización.

La navegación en la antigüedad se efectuaba de

dos maneras, la que se hacía costeando –de

cabotaje- con barcos de pequeño y medio tonelaje,

cargados con mercancías y aprovechando la luz

diurna, y el de largo recorrido, por mar abierto y

lugares más alejados. En este caso, se intentaba

siempre navegar, ―viendo la tierra‖ y durante el día

ayudaba el hecho de que en esas aguas

mediterráneas, desde casi cualquier punto se puede

divisar una costa. En la noche se buscaba un

refugio, varando el barco con la proa hacia el mar.

Posiblemente, el primer barco de guerra haya

sido un barco mercante usado como transporte de

tropas y también para la piratería, equipándolo para

la defensa y el ataque. Pero muy pronto se puso en

claro que se necesitaba más velocidad y mayor

capacidad de maniobra. Aún cuando desde antes se

diseñaron y con seguridad, se usaron barcos para la

guerra, es hacia el 2.000 a.C., cuando empezó a

usarse en Creta, un tipo de barco, esbelto, con proa

puntiaguda, con un casco que sobresalía a muy poca

altura de la línea de flotación, propulsado a remo y

con limitada capacidad de navegación a vela. Se

clasificaban por el número de remos, o de sus

remeros. Uno por remo, de 20, 30 y 50 eran los más

habituales.

El de más éxito fue la ―pentecóntera‖ -50

remeros, 25 en cada costado. Todos los barcos eran

―monokrotos‖ o sea, de una sola orden de remos,

con la cubierta ligeramente elevada a lo largo de su

zona central. Poseían un mástil abatible que se

usaba aparejado con una vela cuadra, para la

navegación de crucero, con viento favorable; en

caso de combate, el mástil se abatía. Los timones se

encontraban sobre los laterales de la popa, palas de

mayor tamaño que los remos, colocadas a unos 45º

respecto a la superficie del mar, y con capacidad de

rotar en torno a su eje.

La proa era afilada, la razón de esta forma pudo

ser estético, pero también reducía la resistencia del

agua; más tarde se recubrió de metal y se convirtió

en un espolón, transformando al barco en un arma

por sí mismo, al poder romper la estructura de la

nave enemiga.

Page 18: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

4

Este diseño, con leves modificaciones, que

afectaron principalmente a su capacidad de

propulsión –mayor número de remos y/o remeros-

permanecerá como la nave de guerra usada por más

tiempo -¡38 siglos!-. Las últimas unidades de este

tipo de nave dejaron de formar parte de los

inventarios navales en la mitad del siglo XVIII en el

Mediterráneo y a principios del XIX en el mar

Báltico.

Desde la más remota prehistoria, los humanos

constantemente se han movilizado de unas zonas a

otras en el planeta. Se dice que la primera migración

fue la de los ancestros del ser humano, saliendo de

África y expandiéndose por el mundo.

Allá, por el Neolítico, algunas comunidades en

Asia Menor y en la cuenca del Mediterráneo se

hicieron sedentarias, aparecieron las primeras

ciudades, siendo el foco de las primeras

civilizaciones.

Pueblos con lenguas similares, conocidos

genéricamente como indoeuropeos empezaron a

poblar Europa, sin que se sepa a ciencia cierta de

donde provenían; en su despliegue por el continente,

los que se dirigían hacia el Sur, dieron origen al

mundo greco-latino, mientras que en el centro y el

oeste, serían los llamados celtas y germanos.

Fruto de esos desplazamientos, muchos de ellos

presionados por otros pueblos, fue el de las tribus

dorias que entraron en Grecia, se impusieron a los

aqueos, destruyeron una próspera civilización –la

micénica- y lograron que una gran cantidad de

antiguos pobladores huyeran a las islas del mar

Egeo y las costas de Asia menor (en la actual

Turquía).

De los llamados ―pueblos del mar‖ se desconoce

su origen; sus desplazamientos en las costas del

Mediterráneo Oriental habrían sido originados por

masivos movimientos de poblaciones en Europa. Se

dedicaron por tiempo a la piratería y al pillaje en

tierra, y después de destruir el reino hitita, en

Mesopotamia, avanzaron por mar y tierra,

saqueando las ciudades de la costa oriental, en

dirección a Egipto, donde su flota fue derrotada por

la del faraón Ramsés III en las cercanías de un

Page 19: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

5

pequeño islote situado en el delta del Nilo, llamado

por los griegos PELUSA, en el año 1186 a.C.

Es la primera batalla naval que registra

la historia, con amplia información en las crónicas

egipcias de la época, puesto que, aún suponiendo

los muchos encuentros bélicos navales que pudieran

haberse sucedido en los tiempos anteriores, de

ninguno quedó referencia alguna.

Page 20: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

6

LOS FENICIOS

as circunstancias geográficas fueron

factores decisivos del carácter marítimo y

comercial de los fenicios. En efecto, ellos habitaron

una faja costera de unos 200 kms de longitud y de

una anchura variable, pero siempre bastante

estrecha y con frecuencia interrumpida por las

estribaciones de la cordillera del Líbano que

llegaban hasta el mar.

Eran difíciles sus comunicaciones con el interior y

entre sus propios asentamientos, pero poseían

buenos puertos.

Este pueblo era de raza semítica, como los

hebreos y los árabes. Sus ciudades eran

independientes y ninguna de ellas ejerció

hegemonía sobre las otras, no llegando a constituir

la Fenicia un Estado. Se distribuyeron en una franja

costera, -de la cual, hoy en día, pertenecen los

litorales del Líbano, Israel y Siria, fundando las

L

Page 21: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

7

ciudades-puertos de Biblos, Acre, Beritos (la actual

Beirut), Sidón, Tiro, etc.

Los fenicios no fueron guerreros ni tenían afanes

expansionistas y por esa razón, en diferentes

períodos estuvieron sometidos a conquistadores

egipcios, asirios, babilonios y persas; pero supieron

obtener de sus opresores un régimen especial,

merced a los fuertes tributos que les pagaban y al

servicio marítimo que les prestaban con sus

embarcaciones y pericia marinera. Su poder no

estaba en la tierra sino en el mar.

El comercio era su dios principal, y una

necesidad vital, el arte de navegar. Tenían una

magnífica materia prima, los bosques de cedros que

cubrían la cordillera del Líbano les daban una

excelente madera para construir sus naves, y

descubrimientos de restos han permitido conocer

técnicas de su construcción naval.

Cada trozo de madera llevaba sobre sus bordes

letras del alfabeto fenicio, como referencia para los

carpinteros. Al parecer, se trataba de piezas

prefabricadas por separado y, posteriormente,

unidas: su estructura, una serie de tablas (forro)

sustentadas en el interior por un armazón de vigas

(cuadernas), ortogonal a la quilla. El forro estaba

cubierto por láminas de plomo pegadas al interior y

fijadas con clavos de cobre.

Y ahora que hablamos del alfabeto fenicio, no

podemos pasar de largo, sin comentarlo, que ese

alfabeto fue el mayor logro que ese pueblo dejó a la

humanidad.

El mercader fenicio se dió cuenta de que en

todos los lugares, en todos los idiomas, se repetían

una serie de sonidos que muy bien podían

convertirse en otros tantos signos identificables.

Redujeron los sonidos de las diferentes lenguas de

os pueblos con los que ellos trataban, al reducido

número de treinta signos.

De esta forma surgió el alfabeto, que les permitía

hacer comprensible una lengua extraña. En su

origen no contaba con vocales, se variaba

adecuadamente la entonación para que la suma de

los signos tuviera significado. Los griegos son los

que añadieron las vocales, cuando se lo apropiaron.

Los barcos fenicios de transporte tenían un casco

redondo que permitía una mayor capacidad de

carga, los griegos los llamaron, por su forma,

―gaulos‖ – bañeras-, medían de 20 a 30 metros de

eslora, de 6 a 7 de manga, con un calado de 1.5

metros. La popa era de forma redonda; la proa,

curvilínea, terminaba en una tallada cabeza de

caballo; a ambos lados estaban pintados dos ojos,

cuya función era anular influjos negativos. Su

velocidad era unos tres nudos. Puesto que, en

general, en esos tiempos la navegación comercial se

limitaba a los meses de marzo a octubre, ya que en

los otros meses, la navegación, -al fin y al cabo, en

aquellas frágiles naves- se tornaba muy peligrosa,

los fenicios, en ocasiones y en aras del comercio, se

atrevían a navegar en todo tiempo, sin varadas

nocturnas, pues sabrían orientar el barco con la

observación de la estrella Polar, llamada por los

antiguos, ―estrella fenicia‖. Esa habilidad, y sus

largos viajes comerciales y de exploración, les han

hecho pasar a la historia como los mejores

navegantes de la antigüedad. Crearon nuevos

mercados, dibujaron y recorrieron nuevas rutas y

protegieron esas rutas, con puntos comerciales,

factorías, que se convertirían muchas de ellas en

ciudades portuarias, de las cuales aún subsisten

varias: Palermo, Huelva, Cádiz, etc.

Atravesaron las ―Columnas de Hércules‖ –el

estrecho de Gibraltar- y exploraron las costas de

Galia –Francia, y las -―Islas Casitérides‖–, islas

Británicas. A menudo sus buques transportaban los

bienes de otros pueblos –en barcos fenicios llegaron

los mármoles que sustentaban, en columnatas, el

Page 22: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

8

templo de Salomón-. La relación con sus vecinos,

también semitas, los hebreos, fue en muchos

períodos, intensa –muchas fueron las veces en que

algún hebreo navegó en barcos fenicios-.

Los marineros fenicios, en alguna ocasión,

obligados por las circunstancias -según Herodoto, el

padre de la historia, que oyó el relato en Egipto-,

emprendieron un viaje, contratados por el faraón

egipcio Necao para que exploraran las costas

africanas, partiendo desde el sur del Mar Rojo.

Bordeando la costa tardaron tres años en

circunnavegar África y entrar al Mediterráneo por el

estrecho de Gibraltar, regresando al Delta del Nilo;

para facilitar el cruce del Estrecho, parece ser que

utilizaban la fuerte corriente submarina para

remolcar sus embarcaciones, mediante unas velas

sumergibles que les permitían hacer la travesía

contra la corriente superficial. Los fenicios no sólo

traficaron con los más variados productos, sino que

sus ramificaciones comerciales abarcaron todo el

mundo conocido y ese afán comercial los condujo a

lugares remotos, según parece y según se desprende

de una famosa inscripción hallada en Brasil,

denominada Estela de Parahiba.

El Comercio, siempre el comercio

Para los fenicios, la vida entera giraba en torno

al comercio. Bien es verdad que el comercio es muy

antiguo. Más de 6.500 millones de personas pueblan

hoy nuestro planeta, 5.000 millones más que a

principios del siglo XIX.

Una cifra asombrosa, pues a finales del

Paleolítico se calcula que había, como mucho, 20

millones de ―homo sapiens‖. Y aunque no lo

supieran, también solucionaban sus problemas con

un modelo económico: el de la supervivencia; por

ejemplo, en el Paleolítico solo lograban sobrevivir

las estirpes que cazaban y recolectaban frutos más

eficazmente. Y no hay que remontarse a los fenicios

para descubrir el gérmen de los intercambios

comerciales. Los restos más antiguos de conchas y

minerales, como la obsidiana, encontrados en

cuevas a 2.000 kilómetros de su lugar de origen,

demuestran que desde el principio el hombre era un

ser económico.

Pronto se empezó a necesitar nuevos campos de

juego para el desarrollo del comercio. A partir del

año 1.500 a.C., el Mediterráneo se convirtió en la

principal vía de Europa y quien tomó el timón

fueron los fenicios. Más tarde, se pasó del trueque,

al comercio con monedas, mucho más manejables,

las cuales aparecieron en el 640 a.C., en Asia

Menor.

La oferta de los fenicios, abarcaba prácticamente

de todo. De España, plata, trigo y cobre; del Sur de

Arabia, oro, incienso, mirra y oníx; de la India,

piedras preciosas, especias, marfíl y maderas

perfumadas; de Egipto, caballos, lino y algodón; de

África, oro, ébano, plumas de avestruz. El estaño,

mercancía muy apreciada pues servía para la

composición del bronce –usado para muchas cosas,

sobre todo, armas –lo conseguían en las costas del

mar Negro y las islas británicas (las ―Casitérides‖) y

por ese metal afrontaron tempestades y se dice, que

si eran sus barcos, ya cargados de estaño, atacados

por piratas y sabiéndose perdidos, se hundían con

sus naves, con tal de no caer prisioneros y tener que

revelar –ante el tormento- los lugares de donde

provenía ese metal –materia prima tan solicitada-. A

su vez, exportaban madera, barcos y productos

fabricados con metales, madera, cristal y papiro. El

papiro servía para componer libros en Biblos, la

ciudad fenicia que habría iniciado la técnica que

convirtió las hojas en libros y de cuyo nombre se

derivó el libro de los libros: la Biblia.

A pesar de la belleza de sus artesanías –todas

ellas mercancías de lujo- moldeado del vidrio,

cerámica policromada de barniz rojo, trabajos sobre

bronce y metales preciosos, la técnica de la filigrana

y granulado en las joyas, y la talla del marfil, no

buscaban tanto la originalidad, sino adaptándose a

la moda que en el momento se imponía en el

mercado, influenciada por el espectro político

dominante,- fuera Egipto, Grecia o Persia-, ofrecían

al público lo que el público quería. Perfeccionaron

de los egipcios los procedimientos del tejido, tenían

los mejores tintoreros, y ciertas telas eran teñidas

Page 23: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

9

con un color especial: el ―púrpura‖. Este color se

obtenía con el jugo del múrex, un molusco, un

caracol que habitaba en sus costas. Manteniendo el

secreto y el monopolio de ese teñido de especial

color, de alto costo y elevado precio, esas telas

fueron siendo exclusivas de príncipes y reyes y se

identificó de tal forma el comercio de la ―púrpura‖

con ellos, que pasó a ser su gentilicio, procediendo

del griego ―phoinix‖ que significa propiamente

―púrpura‖ y ―palmera‖, esto es, ―comerciante de

púrpura‖ y ―hombre del país de las palmeras‖.

Aún no teniendo apetencias de conquista, los

fenicios tuvieron barcos militares, pues necesitaban

proteger a sus naves mercantes.

A la larga nave, esbelta, de poco calado y de una

sola orden de remos, le aportaron una innovación: la

convirtieron en ―dikrotos‖, dos órdenes de remos.

Los remeros se colocaron en dos niveles; el original

continuó en la regala, el segundo por debajo, en

portas abiertas en el casco (así se bajaba el centro

de gravedad y la posición del remo, próxima a la

horizontal, era más efectiva). La eslora de la nave

se redujo en un 25%, disminuyéndose la superficie

mojada casi en la misma proporción mientras que

la potencia se mantuvo constante. Se aumentó la

maniobrabilidad y la capacidad de aceleración. Las

portas de los remos inferiores se encontraban muy

próximas al agua (unos 50 cms) por lo que fue

necesario poder cerrarlas con un recubrimiento

flexible de cuero.

Page 24: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

10

Finalizaremos con la descripción de los mejores

navegantes de la antigüedad y también, los mejores

comerciantes, con una nota culinaria: como colofón

de tantos conocimientos y habilidades de ese

pueblo, diremos que, siendo seguramente, amantes

de la buena mesa, dominaron la técnica de la

salazón y fueron los creadores de una salsa, el

―garum‖, al parecer, deliciosa y codiciada, que se

empleó hasta el comienzo de la Edad Media, sobre

todo por los romanos. Los fenicios que finalmente,

entrarían a formar parte del Imperio romano,

sobrepasaron con creces las limitaciones de su

tiempo, gracias a sus habilidades para los negocios.

Page 25: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

11

PERSIA

esde el siglo VI al IV a.C., el antiguo

Imperio Persa aglutinó en 21 provincias ó

satrapías a lo que en la actualidad son 18 países.

Dos grandes tribus arias se asentaron al sur de lo

que se conoce como Irán y lo llamaron Parsa, es

decir, ―país de los persas‖. Fue Ciro II el Grande el

que marcó el punto de partida del desarrollo del

Imperio.

Los reinos que fue sometiendo, conservaron sus

respectivas creencias e idiomas, costumbres y

tradiciones y en ocasiones, incluso, algunas de sus

instituciones políticas, siendo mantenida tal política

por sus sucesores. Al subir al trono Darío I, creó una

administración centralizada, dividida en provincias,

gobernadas por ―sátrapas‖. Como vehículo de

entendimiento estableció el arameo como idioma

oficial en todo el Imperio, e implantó una sola

moneda: el dárico. Impulsó importantes obras de

ingeniería civil y organizó un sistema de correos y

postas que cubrían hasta el último confín del vasto

territorio. Gobierno eficaz, pero de acuerdo con los

cánones de la época, implacable.

Para mejorar la justicia –a la sazón, muy

corrupta– ordenó la desolladura en vivo de los

jueces culpables de prevaricación, para formar con

su piel los asientos de los que fuesen a sucederlos en

sus cargos.

Su política se fue encaminando hacia la

expansión territorial, hacia el Este –penetrando en la

India- y, motivado por algunas sublevaciones de

ciudades e islas costeras de Asia Menor, habitadas

por griegos y apoyados por las ciudades-Estado de

Grecia, le llevaron a iniciar una serie de guerras

contra los griegos, que serían conocidas como

―médicas‖ por una de las dos grandes tribus- los

medos –constituyentes del país y de la cual provenía

el fundador del Imperio, Ciro II el Grande.

Más este Imperio, era todavía de mentalidad

eminentemente terrestre, aún cuando ya tuviera

un gran balcón sobre las aguas mediterráneas,

pues dominaba las costas de Anatolia, y la franja

costera más al sur, además de las costas

de la Península del Sinaí y de Egipto.

La flota imperial se componía por el conjunto de

las naves de guerra egipcias, las de los griegos

de las islas -una vez dominada su sublevación-,

y lo más importante, las naves fenicias.

Los persas, ignorantes todavía de las cosas

del mar, sólo aportaban los guerreros que iban

en las naves, representando la fuerza militar

y la vigilancia sobre los marineros y remeros

de las embarcaciones.

D

Page 26: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

12

GRECIA

ace más de tres milenios, comenzó a

gestarse en las costas del mar Egeo,

Mediterráneo Oriental, una civilización cuyo grado

de perfección sentó las bases sociales y culturales

del mundo occidental, proporcionando los

fundamentos del pensamiento filosófico y científico,

del ocio y de la creatividad –con los juegos, el teatro

y el arte- y hasta de las instituciones y sistemas

políticos.

Los aqueos, llamados así por sí mismos,

―helenos‖ –habitantes de la Hélade- que invadieron

a los cretenses –los minoicos- y asimilaron sus

culturas, y posteriormente, los dorios y jonios

configuraron la civilización griega.

Hacia el siglo VII a.C., se fueron desplazando

fuera de la península griega, atravesaron el

Helesponto estrecho de los Dardanelos, que separa

Asia de Europa- y fundaron Bizancio, colonizando

costas del mar Negro, de la Península de Anatolia y

las islas situadas en el mar Egeo.

En su afán de expansión, se dirigieron hacia el

Oeste del Mediterráneo, fundando colonias al Sur de

la Península itálica, la ―Magna Grecia‖ (Cumas,

Crotona y Sibaris); Sur de Francia (Marsella) y en el

levante ibérico (Rodas, Ampurias y Málaga). Para

todo ello, el camino era el mar y los griegos, lo

usaron amplia y eficazmente, sobre todo los

ciudadanos de Atenas, que ostentó durante más

tiempo entre todas las ciudades griegas la

hegemonía marítima.

Esta se ejercía, por supuesto y en primer lugar,

con el comercio marítimo. Cada propietario –

capitán cargaba las mercancías y zarpaba en

primavera; su barco, de casco redondeado, para ser

capaz y marinero, más que rápido y maniobrero,

llevaba una sola y amplia vela y un ―ancla de

cepo‖, que adoptarían después otros pueblos, entre

ellos el romano.

H

Page 27: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

13

Su nave le permitía cargar entre 100 y 150

toneladas, aunque en algunas se llegaba a las 400.

Con un viento fuerte podían avanzar a cuatro

nudos; si tenían viento de cara, conseguían la mitad

de esa velocidad.

Un recorrido largo hasta un puerto en Sicilia,

suponía que un barco mercante, supeditado a

navegar durante unos siete meses al año, realizaba

tan solo un viaje de ida y vuelta.

Había un mercado muy activo para todo tipo de

mercancías, incluida una viva: los esclavos.

Podían ser prisioneros de guerra o personas

desventuradas que habían sido compradas a los

piratas o a jefes de tribus extranjeras y, también,

cualquier hijo de un esclavo, automáticamente se

esclavizaba y, por lo tanto, también se podía vender.

En Atenas, los esclavos (ilotas) representaban

una tercera parte de la población.

Pocos afortunados se abrían paso hacia puestos

de responsabilidad y alguno, más emprendedor, se

hizo tan indispensable, que se le concedió la

libertad.

La flota de guerra era esencial en el sistema

democrático ateniense, ya que estaba tripulada en su

mayor parte por los ciudadanos más pobres, a

quienes no sólo proporcionaba un medio de vida,

sino también un motivo de orgullo y poder. Puesto

que la riqueza y el poderío de Atenas provenían en

general del comercio y su influencia marítima, el

pueblo llano podía afirmarse como la espina dorsal

del Estado y desempeñar un papel importante en su

vida política.

Page 28: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

14

La “Triera”

Los griegos siempre atribuyeron a Teseo, el

fundador de Atenas y vencedor del monstruo mitad

hombre y mitad toro –minotauro-, que habitaba en

las entrañas subterráneas del palacio del rey Minos,

en Cnossos, Creta, el haber diseñado en el 700 a.C.,

la estilizada nave de combate que persistiría durante

tanto tiempo en el mar Mediterráneo. Pero,

realmente, esta es una historia ―oficialista‖, para

darse gloria y ocultar que ellos, los griegos, habrían

copiado y apropiado el saber náutico de los

cretenses.

Hubo un paso posterior a la nave de dos órdenes

de remos fenicia, que sí puede atribuírsele a los

griegos y es la aparición de la ―Triera‖, con la

incorporación de un nuevo orden de remos.

Esta nave, no sólo fue el barco de guerra

estándar de las ciudades-Estado griegas, sino que lo

fue también de los fenicios, egipcios y cualquier

otro pueblo del Mediterráneo oriental que pudiera

permitirse tener barcos de guerra. Las de uno y dos

órdenes de remos quedaron, dentro de las escuadras,

como auxiliares, cumpliendo también funciones de

―policía marítima‖.

En estas embarcaciones de tres órdenes de

remos, se sacrificaba prácticamente todo en aras a la

rapidez y movilidad. Los remeros ordenados en tres

líneas superpuestas a lo largo de cada banda de la

nave, manejaban remos que llegaban a tener más de

cuatro metros de longitud.

Si la nueva hilera de remos se colocaba

directamente por encima de las dos anteriores,

hubiera sido necesario usar para la hilera alta, remos

de mayor longitud y con un ángulo elevado respecto

a la superficie, obligando a un mayor esfuerzo por

parte del remero y presentando problemas de

sincronización.

Page 29: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

15

Resolvieron este problema mediante la

construcción de una postiza externa al casco (una

especie de balcón), situando así al remero

ligeramente por encima del inmediato inferior y

hacia fuera, sin necesidad de aumentar la real

manga de la nave.

Se pudieron usar remos de longitudes muy

parecidas para todos los remeros, sin elevar

demasiado el centro de gravedad.

Estas naves median 36 metros de eslora, diez

veces su manga; los 170 remeros iban distribuidos

en cada costado, de la siguiente forma: 27 en la

hilera inferior, 27 en la intermedia y 31 en la

superior.

El personal embarcado se complementaba con

timoneles, marineros y oficiales y unos 18

combatientes, (14 lanceros y 4 arqueros), con un

total de unos 210 hombres, bajo las órdenes del

Trierarca o capitán.

Desplazando unas 45 toneladas, era tan baja la

―Triera‖, que la fila inferior de remeros trabajaba

con remos que salían por unas portas situadas a

medio metro por encima de las olas, debiendo

taponarse las citadas portas con bolsas de cuero,

cuando se presentaban mala mar.

Por supuesto que en el transcurso de la historia y

aún operando sólo desde marzo a octubre, flotas

enteras naufragaron al ser sorprendidas por

galernas.

Tal como sus antecesoras, estas naves llevaban

una vela ―cuadra‖ (cuadrada), que dejaban en tierra

si zarpaban directamente al combate.

La nave estaba construida para breves y feroces

combates, no para larga campaña y por supuesto, no

tenía nada de marinera, al punto que para soportar la

mala mar, la ―triera‖ llevaba un cable tendido de

proa a popa, para que aguantara su liviano armazón

y su fino casco.

El espolón en la proa del barco, se convirtió en

un ariete de tres dientes, recubierto de bronce, cuya

finalidad era embestir el navío enemigo para abrirle

una vía de agua o romper los remos de uno de sus

costados, dejando al barco enemigo, ingobernable.

Ya en tiempos de Alejandro el Magno, se fue

aumentando la superficie de la cubierta con el

objeto de acomodar un mayor número de

combatientes, llegando a la configuración de dos

cubiertas elevadas, por encima de las posiciones de

los remeros, con un pasillo central más bajo.

En sus últimas versiones se convirtió en una

construcción ―catafracta‖ (cerrada), con una

cubierta que abarcaba todo el ancho del casco.

“Guerras Médicas”

En el año 490 a.C., el escenario para una gran

confrontación estaba dispuesto; los actores: persas y

griegos.

Este conflicto logró unir al siempre dividido

mundo griego, al asumir la defensa de cierto tipo de

valores contra un poder impositivo.

Habiendo sido ambos pueblos, originalmente,

extranjeros en los territorios en que habitaban para

esos momentos, empezarían a representar cada uno

de ellos dos concepciones distintas en el ámbito

filosófico, social, político y religioso. La península

que era Europa, en relación al inmenso continente

asiático, iba a tomar una ―personalidad‖ propia, con

un peso cada vez más acentuado en el devenir

histórico del planeta Tierra; a tal punto que se

calificaría como uno de los cinco continentes a lo

que geográficamente era un apéndice asiático. Esta

dicotomía persiste hasta nuestros días y está

implícita hasta en las formas de expresión, el

―Occidente‖: Europa, bastante unificada en patrones

culturales por su civilización y, América, su

proyección; en el otro lado, el variopinto, ―Oriente‖

cuna de múltiples civilizaciones y expresiones

culturales.

Darío I lleva la guerra a Grecia, dedicando su

atención, primeramente, a Atenas, encontrándose

los persas con los atenienses, comandados por

Milciades, en una llanura que bajaba en suave

declive hacia el mar, llamada Maratón, situada a la

distancia de 42 kms, 195 metros de las murallas de

Atenas. Sorpresivamente, después de horas de

lucha, el ejercito persa, muy superior en número, es

derrotado decisivamente por los ―hoplitas‖, los

Page 30: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

16

infantes-ciudadanos atenienses. Se envía a un

soldado –Filípides- a dar la buena nueva y calmar la

inquietud de sus compatriotas, y el mensajero se

lanza a correr, eufórico, sin parar, toda la distancia

hasta la ciudad, llevando consigo el desgaste sufrido

en la batalla; jadeante, traspasa la puerta principal

de Atenas, llegando a la plaza central y allí

pronuncia la frase, ―hemos vencido‖, para

derrumbarse, y caer muerto.

Darío vuelve a Persia, humillado y deseoso de

tomar la revancha, más se consigue con dificultades

–rebeliones en algunas provincias- y con su propia

muerte, cinco años después de su fracaso en Grecia.

Por otros cinco años más los griegos tendrían un

respiro, pues Jerjes, el nuevo ―Rey de Reyes‖, debe

aplastar una revolución en Egipto y aquietar a todo

el Imperio antes de proseguir con los planes de su

padre con respecto a Grecia. Tan era así, que un

esclavo, permaneciendo en pie a su lado mientras

comía, le susurraba ―Amo, recordad a los

atenienses‖.

Mientras, en Atenas, los ciudadanos se

dedicaban a sus asuntos, olvidando la latente

amenaza, a excepción de un joven político, llamado

Temístocles, vehemente e impetuoso, pero con una

clara percepción hacia los asuntos públicos. De

familia poco acomodada, había ido ascendiendo en

la vida pública, merced a su constancia e

inteligencia, llegando a ser ―arconte‖ –juez- y

considerado como uno de los principales

personajes de la élite política de la ciudad-

Estado. Cree que el futuro de Atenas residía

en conseguir ser una potencia naval, pues

consideraba que el que ―domina el mar,

domina la tierra‖, y para conseguir esa

―Thalassocracia‖, (dominio del mar), eran

necesarios tres pilares: una gran flota

mercante, una potente marina de guerra y

puntos focales de transacción comercial e

influencia política, en litorales más allá de las

aguas de la República de Atenas. Fomentaba

la construcción de un nuevo puerto en El

Pireo, de mejores condiciones que el existente

en Falero, y más fácil de fortificar.

De hecho, ya había empezado la construcción de

las murallas protectoras del puerto y de un camino

amurallado que lo uniría con la ciudad. Por esta

forma de pensar, tenía a su favor el apoyo de la

mayor parte de la población que vivía del mar y

tenía sus intereses en la navegación. En un golpe de

suerte –la suerte de los elegidos- se descubrió una

rica veta de plata y pudo convencer a la Asamblea,

para que una parte importante de los beneficios se

usaran para incrementar la construcción de naves de

guerra, objetivo que se logró poco antes de que se

precipitaran los acontecimientos que él había

previsto e intentado, con su clamor, que sirvieran

para despertar a sus conciudadanos del peligro que

se cernía sobre su ciudad y todo el mundo griego.

Para el año 483 a.C., cientos de naves de guerra,

de tres órdenes de remos –―Trieras‖, auxiliares y

embarcaciones de transporte, estaban dispuestas en

los muelles de las ciudades marítimas de Fenicia,

Egipto y las costas e islas griegas, sojuzgadas por el

Imperio Persa. El ejército, de unos 250 a 300.000

hombres, cifra en que coinciden los estudiosos y

que suponía para la época el mayor que se había

conocido (y no las disparatadas cifras dadas por

Herodoto de más de un millón de hombres y tres mil

naves, en que pecaba de ―historiador oficial‖ para

enaltecer la gloria de sus compatriotas). Estas tropas

se movilizaron hacia el Helesponto (estrecho de los

Dardanelos que separa Asia de tierras europeas).

Page 31: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

17

Al llegar allí, los ingenieros concibieron dos

puentes paralelos, en las dos zonas más estrechas –

de unos dos kilómetros de largo-, con características

mixtas entre lo que sería un puente colgante y un

puente de pontones. Naves fueron amarradas en

paralelo a las orillas del Estrecho, fondeadas con

grandes anclas para resistir las fuertes corrientes y

los vientos; luego se tendieron cables de papiro y

lino, muy recios, con un gran peso, (Herodoto dice

que pesaban 67 kilos por metro), a través de las

flotantes embarcaciones y de orilla a orilla.

Unos molinetes instalados en ambas riberas

tensaban los cables. Después, se tendieron tablones

sobre los gruesos y tensos cables y se afianzaron en

forma debida. Así, los cables absorbían parte del

peso y daban una estabilidad más consistente que

las naves, que por más que sea, se balanceaban en

la corriente marina.

Por su parte, las embarcaciones, completamente

unidas, a su vez, impedían que los cables se

combaran y entraran en contacto con el agua. Por

encima de los tablones se apisonó tierra,

consiguiendo una calzada por la que pudieron pasar

las tropas y los caballos. Para evitar que los

caballos, al cruzar, vieran el agua y se espantaran, se

plantaron setos de ramaje entrelazado a ambos lados

de la calzada y a una altura superior a la alzada de la

caballería.

Page 32: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

18

Una vez efectuado el cruce, el gran ejército y la

gran flota –unos 1.200 barcos, de los cuales, unos

800 de guerra- se dirigieron, desde el norte de

Grecia, bordeando el litoral hacia Atenas. Sin entrar

en los detalles de la campaña, nos situaremos

directamente en la isla de Salamina, separada por un

estrecho canal de las cercanas costas atenienses, en

donde se encontraba la coaligada flota de los

griegos, con naves de Atenas, Esparta y algunas de

Corinto y otras ciudades.

Temístocles que mandaba a los atenienses, pero,

que en el sistema griego de mando compartido, no

lo correspondía en aquel momento el mando general

-y temeroso de que los barcos griegos se retiraran

por el otro lado de la isla hacia el sur, donde se

encontraban los restos del ejército y los civiles

huidos ante el avance persa-, quiso forzar los

acontecimientos para mantener la flota en el lugar –

estrecho canal- en que se encontraba y lograr que

Jerjes, con su superior escuadra, penetrara en el

canal a su encuentro, dando así una ventaja a los

griegos, al tener que romper su amplio frente de

combate, en uno mucho menor, con una hilera de

naves en cada línea, similar al ofrecido por los

griegos, aunque, por supuesto, superior en

profundidad.

Temístocles debía lograr que sus pensamientos

se convirtieran en acción, obligando tanto a los

persas como a los comandantes griegos. Para ello,

envió a un fiel esclavo, ante Jerjes, con un mensaje

de simpatía, ofreciendo su ―colaboración‖ y le hacia

saber que la asustada escuadra griega se disponía a

escapar sin luchar.

El mensaje, con la convincente actuación del

mensajero, caló en Jerjes, -que oía lo que quería oír-

y respondió como quería Temístocles; rompiendo su

línea original, se lanzó sobre la escuadra griega,

penetrando en el canal y dando comienzo a la

batalla de Salamina (480 a.C.). Resultado: total

derrota de los persas, que podría haber sido

catastrófica sí, posteriormente, los aliados griegos

hubieran seguido la estrategia que Temistocles

proponía, para no sólo conseguir el aniquilamiento

de los restos de la escuadra persa, sino también de

su ejército que se hubiera encontrado sin los puentes

para retornar a sus bases en Asia Menor. La fecha

de esta batalla no sólo significa una gran victoria de

los griegos, sino el primer hito donde se señala el

triunfo del Occidente sobre el Oriente, en forma tal

y con unas consecuencias tan decisivas, que

podemos afirmar que de haber vencido el Oriente, la

Historia sería distinta.

Cultura e Imperio

El temor a nuevos intentos de invasión por parte

de Persia y el papel fundamental jugado por Atenas

en el conflicto, llevaron al nacimiento de la ―Liga de

Delos‖, un organismo federal que reunía bajo el

control de Atenas a muchas ―polis‖ –ciudades-

Atenas obtuvo la supremacía política y económica

en los treinta años que estuvo dirigida por Perícles;

Page 33: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

19

mejoró sus instituciones democráticas y alcanzó la

cumbre en las artes, la literatura y la arquitectura.

La fuerza de Atenas despertaba los temores de

muchas ciudades–Estado griegas, máxime cuando

Perícles intentó inspirarse en Persia, transformando

la Liga de Delos en un Imperio colonial sobre el que

la flota de Atenas imponía funciones de control y

represión. El resultado fue la Guerra del Peloponeso

entre Atenas y alguna ciudad aliada, contra Esparta

y la mayoría de las otras ciudades. Una gran ―guerra

civil‖, entre gentes de la misma etnia y cultura, cuya

duración fue de 27 largos años.

Si toda guerra lleva aparejados males mientras se

desarrolla, las consecuencias de la post-guerra son

malas para el vencido, pero en las guerras civiles,

son pésimas hasta para el vencedor.

Page 34: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

20

Atenas fue derrotada, pero los vencedores

siguieron guerreando entre ellos, predominando

unos sobre otros, en diferentes períodos, pero sin

que alguno lograra la hegemonía, sin que alguna

ciudad-Estado lograra unificar a toda la Grecia. De

esa prolongada crisis se aprovecharía el Reino de

Macedonia, al norte de Grecia -y de raíces griegas,

no consideradas así por el resto de los griegos– y su

rey Filipo II padre de Alejandro Magno, en

Queronea derrotó a las ciudades griegas y les

impuso su ley. De su hijo Alejandro, llamado por la

Historia, el ―Magno‖ no nos detendremos en este

relato, solo mencionaremos que una vez que cruzó

el mar para llevar la guerra al Imperio Persa,

dominó el litoral de dicho Imperio, mediante

ataques por tierra.

Page 35: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

21

Pero sí mencionaremos, para marcar

significativamente su ímpetu, valor y dominio

sobre el ―arte de la guerra‖, que desde su primer

triunfo sobre los persas, batalla de Granico hasta su

temprana muerte, a ese joven le bastaron ¡ONCE!

años de marchas a pie y a caballo, para atravesar y

dominar, venciendo cualquier obstáculo a su paso,

al inmenso Imperio Persa, hasta sus confines en

Afganistán y la India.

Comercio y exploración

Por 700 años los griegos navegaron, guerrearon

y ejercieron su influencia marítima, sobre todo,

porque comerciaron. Pero el comercio necesitaba

abrir cuantas más rutas marítimas mejor, pues se

establecían contactos con otros pueblos. La punta de

lanza de esa apertura era la exploración. Hubo, por

supuesto, exploradores griegos. Destaquemos a

algunos de ellos, como Scylax, griego del Asia

Menor, al servicio de Darío de Persia; llega hasta el

río Indo y regresa por el Mar Rojo.

Mucho más tarde, en el siglo I, Hippalo aprende

a utilizar los vientos monzones para navegar

directamente desde Arabia a la India en el verano, y

a la inversa, en el invierno.

Pero el más importante es Pytheas, griego de

Marsella, quien en el 325 a.C., inicia un viaje que

iba más allá de lo que comúnmente efectuaban otros

griegos, como era el cruce del Estrecho de Gibraltar

y sus contactos con Tartessos, rica ciudad situada en

la Baja Andalucía. Posiblemente Pytheas iba en

busca –como lo había logrado en su tiempo el

cartaginés Himilcon- de estaño, plata y quizás,

ámbar, sin descartar el simple ánimo de investigar.

Pasado el Estrecho, se pegó a la costa avanzando

hasta el Golfo de Vizcaya y costas occidentales de

Francia. De su relato, se han ido localizando los

puntos por él descritos, la desembocadura del Loira

y la ciudad por aquel entonces celta de Saint

Nazaire. Empleando como referencia la Osa Menor,

atravesó mar abierto hasta el Norte de Gran Bretaña,

hacia Thule (más tarde llamada Islandia) y

Escandinavia.

Page 36: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

22

Tomaba medidas precisas de la altura del sol en

varios puntos de su viaje y descubrió la diferencia

entre Polaris, la estrella Polar y el Polo Norte

celeste. También fue el primero en darse cuenta de

la relación entre la Luna y las mareas…

Desde Thule navegó, seis días más allá, al Norte,

donde, según dijo, durante meses el sol se deja ver

con dificultad; al regreso, lo hizo por el lado oriental

de las islas británicas. Viaje extraordinario para las

gentes marineras que oyeron de su relato y quienes

creían que el mundo terminaba al internarse al Oeste

de las azules aguas del Mediterráneo. Por supuesto,

que le oyeron, pero no le creyeron.

¿Cómo podían hacerlo?, si encima se les decía

que en ciertas partes del viaje hacia el norte, se

presentaban condiciones en que la tierra, el agua y

el aire, no se distinguían entre sí y en las que ¡el

agua estaba ―congelada‖!

Page 37: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

23

CARTAGO

n Fenicia, en la ciudad de Tiro, que ya se

destacaba entre sus ciudades hermanas, se

presentó un problema sucesorial por el poder, en

que salió perdiendo una mujer, Dido, de quien se

dice, era la legítima sucesora. Como resultado y

antes de confrontar un serio conflicto, Dido junto

con varios cientos de partidarios, se embarcaron y

partieron para el exilio.

Recorrieron las costas del norte de África

buscando un lugar propicio para fundar una colonia

y lo encontraron muy cerca de la actual ciudad de

Túnez, en el año 814 a.C., y le dieron el nombre de

Cartago.

Su céntrica situación en el Mediterráneo, sus dos

puertos, privilegiados y resguardados y su

emprendedora actividad, al mejor estilo fenicio,

lograron que llegara a controlar un territorio que se

extendió ampliamente hasta el fin de las fértiles

tierras del interior, en el inicio de la zona desértica.

Pronto se convirtió en emporio del comercio e hizo

gala del arte de navegar, como sus propios

hermanos, los fenicios.

En otro e importante aspecto, difirió de ellos,

pues si bien fundó igualmente factorías, no se limitó

a instalarse en esos puntos, sino que penetró hacia el

interior de los territorios y sometió pueblos para su

beneficio.

Aprovechando que el territorio fenicio pasó a

formar parte del Imperio Asirio –tal como en otras

ocasiones había ocurrido y seguiría ocurriendo-

Cartago, se convirtió en la líder de las colonias

fenicias del Oeste del Mediterráneo.

Llevados por su ímpetu comercial, intentaron

abrir nuevas rutas de navegación, distintas a las

establecidas por los fenicios y así se habla del viaje

de Hannon, uno de sus reyes, quien en el siglo V

a.C., con una flota, cruzó las Columnas de Hércules

(Gibraltar) y bajó, bordeando la costa Oeste de

África, hasta más allá del gran Golfo de Guinea.

Cartago, además, conquistó la isla de Cerdeña,

gran parte del Levante español y penetró, con

algunos asentamientos, en Sicilia. Pero los colonos

griegos también estaban desplazándose hacia el

Oeste; estableciendo colonias en Sicilia, en el Sur

de la Península Itálica y fundaron Massilia (actual

Marsella).

Esto marcó el principio de una creciente alianza

entre los cartagineses y el pueblo etrusco, que se

encontraba situado en el sur de Italia.

Esta alianza pudo mantener a los griegos bajo

control e incluso, estrecharon relaciones amistosas

que favorecían el comercio.

E

Page 38: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

24

ROMA

esenta y uno año después de fundarse

Cartago, un pueblo originario de una región

central de la península, el Lacio, fundó una ciudad

y la llamó Roma.

De ahí en adelante, con altibajos, pues estuvo a

punto de desaparecer ante ataques de pueblos

provenientes del Norte –los galos, entre otros- lo

superó y empezó a someter a sus vecinos; al punto,

que después de haberse nutrido de la adelantada

civilización etrusca en lo social, religioso y artístico,

los hicieron desaparecer.

Este pueblo, el etrusco, aparece misteriosamente

en el noroeste de la península itálica,

desconociéndose su procedencia. Hablaban una

lengua que no se relacionaba con ninguna otra

conocida y su desarrollo cultural no tenía

precedente alguno en la región (Etruria) y era muy

superior.

Extendieron su dominio hacia el interior, norte y

sur de la península, donde sus intereses comerciales

les hicieron entrar en competencia con los griegos

que ya tenían colonias allí, y en donde chocaban

hacia un tiempo, con los intereses cartagineses.

Como consecuencia, los etruscos y cartagineses

formaron una alianza contra las colonias griegas.

Llamados por los griegos ―tyrrhenos‖, (al mar que

bañaba sus costas, se le llama Mar Tirreno) y por

los romanos: ―etrusci o tusci‖ (que dio nombre a la

región de Toscana), este pueblo estaba

políticamente dividido en ciudades-Estado, unidas

en una especie de Liga religiosa. Pero esa

atomización en ciudades, propició que cada una de

ellas cayese más fácilmente bajo el dominio

romano.

Finalmente, los romanos prosiguieron con el

sometimiento de las colonias griegas en el sur y

para el 275 a.C., cruzaron el estrecho de Mesina y

se empezaron a instalar en la gran isla de Sicilia; allí

S

Page 39: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

25

se encontraban también los cartagineses, quienes a

su vez, habían dominado a las colonias griegas de la

isla.

No pasarían diez años sin que estallara entre

estos dos poderosos pueblos el primero de tres

conflictos que la Historia denominaría ―Guerras

Púnicas‖ por el nombre de ―Punos‖ que los romanos

daban a los de Cartago.

Las guerras Púnicas

La mesa estaba servida, el gran festín era Sicilia,

-gran proveedora de cereales- y ambos pueblos

querían ser los únicos comensales.

Uno de ellos, los cartagineses, buenos marinos y

poseedores de una gran flota de guerra, dominaban

el mar. Su talón de Aquiles residía en que los

guerreros de que disponían tanto para su ejército

como en sus naves de guerra, eran mercenarios.

Por 500 años, su índice demográfico había sido

bajo, no se mezclaban con los naturales de sus

territorios africanos, ni tampoco con los de sus

posteriores conquistas.

Enfrente, los romanos, campesinos-guerreros,

recios, sufridos y frugales, cada vez más expertos en

la lucha terrestre, creadores de una unidad táctica –

la legión- autónoma, e innovadora en el combate

frontal y en la guerra de sitio, eficaz y muy

disciplinada. Por otro lado, ignorantes en los oficios

de la mar, desconocedores supinos de la fabricación

de embarcaciones de cierta entidad y de la forma de

combatir en y con ellas.

En tiempos anteriores, cuando los cartagineses

intentaban afianzarse en la isla, Dionisio el Viejo,

tirano de la ciudad griega de Siracusa, con objeto de

reforzar su posición ante ellos, inició lo que

llamaríamos ahora una carrera armamentista y un

―centro de investigación militar‖.

Captó, con muy buenos contratos, a ingenieros y

trabajadores especializados, de diferentes lugares.

Resultado: varios ―ingenios‖ de guerra, entre ellos,

la catapulta y una innovación en la ―Triera‖, la nave

de guerra por excelencia, de tres órdenes de remos,

usada por todos en el ámbito marino.

Se buscó incrementar la potencia de la nave.

Para ello se podía intentar aumentar el número de

órdenes de remos, pero en altura, también se

elevaría; por supuesto, el peso aumentaría y se

requerirían unos remos muy largos que formarían

un ángulo muy grande con el agua, haciendo difícil

su manejo. Si se aumentaba el número de remos por

hilera, se aumentaba la eslora del barco, el peso, y

se disminuía la capacidad de maniobra y el margen

de resistencia estructural.

La solución más idónea, ¡qué no se le había

ocurrido antes a nadie!, fue la de colocar dos

remeros por remo. Los segundos en aplicar este

cambio fueron los cartagineses. Así y usando ya

nombres latinos- empezaron las ―cuatrirremes‖, de

dos órdenes, con dos remeros en cada remo y

―quinquerremes‖, de tres órdenes, con dos remeros

en la hilera superior, dos en la intermedia y uno en

la inferior.

Al iniciarse las ―guerra púnicas‖, surgidas de un

incidente de menor importancia y que ambos

adversarios procuraron no solucionar, se radicalizó

inmediatamente y se convirtió en una lucha de

poderes que desembocó en un drástico cambio del

poder político en el mundo del Mediterráneo. En

menos de 100 años, los romanos, no sólo

aniquilaron a los cartagineses, sino también

humillaron a los fragmentados Estados del Este

Mediterráneo, productos de la desintegración del

Imperio de Alejandro y pasaron a ser los soberanos

efectivos de las aguas mediterráneas.

La primera guerra fue, principalmente, de índole

naval; quién dominara las aguas alrededor de

Sicilia, dominaría finalmente la isla. Los inexpertos

romanos fueron derrotados consecutivamente en

cada encuentro naval que se produjo, pero en una

ocasión, una quinquerreme o ―cinco‖ cartaginesa

varó en las costas romanas, cerca de la

desembocadura del río Tiber. Tomándola como

modelo, los romanos, con su sentido pragmático y

una gran organización, crearon, mediante el uso de

piezas prefabricadas, una flota de un centenar de

quinquerremes en dos meses –las naves romanas,

resultaron más pesadas y menos maniobreras-,

Page 40: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

26

debido, al fin y al cabo, a su inexperiencia, no

utilizando las maderas más apropiadas, con las

condiciones adecuadas, y a la premura con que las

naves se construyeron.

Roma contaba con escasos remeros y marineros,

aún reclutando a los ciudadanos griegos de las

colonias del sur de Italia, bajo control romano –la

Flota requería miles de remeros-; jóvenes

campesinos aprendieron en improvisados bancos de

remos colocados en tierra, en donde se les enseñaba

a remar, al ritmo del cómitre. Después, maldiciendo,

vomitando y rezando a los dioses, practicaron en el

mar. Luego alguien, no se sabe quién, ideó un nuevo

ingenio para dotar a las naves de un instrumento que

compensara el problema de la mayor velocidad y

maniobrabilidad de las naves cartaginesas, que les

daba la superioridad de poder atacar con el espolón,

abriendo vías de agua que al cabo, las hundían, con

los legionarios romanos inertes y sin poder hacer

uso de su mayor eficacia en el choque cuerpo a

cuerpo.

El anónimo inventor diseñó lo que llegaría a

conocerse como ―corvus‖ o cuervo, una pasarela de

abordaje de 11 metros de longitud, que colgaba de

modo amenazador del alto mástil de cada barco.

Cada pasarela podía girarse hacia los lados;

incrustados en los laterales del final de la misma, en

la madera frontal, se encontraban dos punzones de

hierro en forma de pico de cuervo. Cuando se

soltaba, la pasarela caía sobre la cubierta del barco

enemigo desde una altura de unos seis metros; los

―picos‖ de hierro se clavaban en la borde del barco

contrario, lo sujetaban, desplazándose a la misma

velocidad, mientras los legionarios romanos lo

abordaban de dos en fondo. Cuando esto se

producía, la efectividad y disciplina de los soldados

romanos decidían la lucha.

El primer enfrentamiento de esta flota ―recién

salida de fábrica‖, dotado de esta nueva arma, se

produjo en aguas cercanas a la ciudad siciliana de

Milas, sellándose con una memorable victoria

romana.

Page 41: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

27

Vendrían otras victorias como la de Ecnomo, en

donde los romanos, no sólo siguieron aplicando el

corvus en el encontronazo entre naves, sino que

maniobraron magníficamente usando el concepto de

espacio-tiempo, fraccionando a la escuadra

cartaginesa y destruyéndola por partes, en tiempos

distintos y con la ventaja numérica suficiente en

cada uno de esos parciales encuentros.

Algunas derrotas sufrieron también y hasta

perdieron una flota completa ante una sorpresiva

tormenta. En poco tiempo, habían construido otra y

a los 19 años de su primera victoria naval,

consiguieron una determinante victoria en las islas

Agatas, situadas en la costa occidental de Sicilia.

Con esta victoria acabó la guerra, o mejor dicho, la

―primera‖ guerra.

Tres años después y aprovechando un

amotinamiento de mercenarios al servicio de los

cartagineses, que debilitó todavía más a la vencida

Cartago, los romanos aprovecharon la situación y

sin declaración de guerra, se apoderaron de la isla

de Cerdeña, posesión cartaginesa, uniéndola de esta

forma a Córcega y Sicilia, también dominadas por

ellos.

La segunda Guerra Púnica fue, por el contrario,

principalmente terrestre, con operaciones navales de

transporte de tropas y desembarco de las mismas en

la retaguardia del enemigo.

Aníbal el gran general cartaginés llevó la guerra

a Italia, atravesando la cordillera de los Alpes y tras

sucesivas victorias, siempre en inferioridad

numérica, más haciendo en cada ocasión, lecciones

magistrales de táctica, puso a los romanos contra las

cuerdas.

Sin embargo, por haber dejado de lado a la

capital, Roma (según le reprochan algunos

analistas) y, sobre todo, por falta adecuada y en

tiempo, de apoyo logístico, tuvo que retirarse a

Cartago. Se firmó un Tratado de Paz que los

romanos no estaban muy decididos a cumplir y

Page 42: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

28

siempre hubo voces belicosas en la sociedad y en el

Senado, en donde el senador Catón, el ―Censor‖, si

intervenía en cualquier debate en la Asamblea,

sobre cualquier tema, al final de su disertación

terminaba con la frase: ―delenda est Cartago‖

(Cartago debe ser destruida).

La última guerra púnica terminó en el mayor

desastre para los debilitados cartagineses, cuando la

armada romana, después de que un ejército romano

venció a pocos kilómetros de la ciudad, en la

localidad de Zama, bloqueó Cartago y los soldados

romanos la asaltaron.

Para el año 146 a.C., la que había sido la capital

marítima del mundo mediterráneo, era un campo

arado, con los surcos cubiertos de sal para que

nunca creciese nada.

Roma no tendría, en adelante, nunca más, una

competidora que le pudiese arrebatar el dominio

marítimo.

La República sigue expandiéndose

El Imperio de Alejandro se destruyó a su muerte.

Sus principales generales se lo dividieron: Filipo se

quedó con la Macedonia y Grecia; Seleuco, con

gran parte de Persia, y Tolomeo, con Egipto y la

franja costera de la antigua Fenicia. Durante algo

más de siglo y medio, esas nuevas potencias

mantuvieron fuertes disputas entre ellas; con el paso

del tiempo, Persia volvió a ser potencia terrestre,

Egipto tuvo períodos prologados de gloria marítima

y Macedonia quedó algo aletargada. Pero, la gloria

egipcia, la de los faraones de origen griego, la

dinastía de los Tolomeos, era una gloria falsa, pues

siendo el centro del tráfico comercial, estando en

sus dominios el cruce focal de caravanas, terminal

del tráfico marítimo del Mar Rojo, corriente

mercantil entre India y Egipto, no lo aprovechó

debidamente y permitió que la isla libre de Rodas,

se convirtiera en repartidora del trigo de Egipto y de

otros productos de la antigua Fenicia, manteniendo

además controlados a los piratas con su escuadra, a

manera de policía marítima, sacándole el jugo a su

alianza con su protector, el Faraón egipcio.

La situación era cómoda para Egipto siempre

que ningún otro rival de características más

potentes no enturbiara las aguas mediterráneas y se

dedicó a la construcción de barcos –siguiendo el

diseño de los de guerra- cada vez mayores, pero sin

ninguna utilidad guerrera práctica. Tolomeo IV

encargó el mayor monstruo; un catamarán, es decir

una nave de dos cascos, unidos por una estructura

superior a modo de plataforma. Cada casco,

posiblemente era, por sí mismo, una gran nave con

cinco órdenes de remos y cinco remeros en cada

remo , sin que sepamos, con propiedad, la eslora y

manga de cada barco; lo que si refiere la crónica es

que el citado catamarán iba propulsado por ¡4.000

remeros y defendido por 3.000 soldados!. Se cree

que mediría uno 130 metros de eslora y 18 de

manga, desplazando más de 2.000 toneladas. Está

claro que aparte de avivar el orgullo del faraón y

asombrar a las gentes, de poco servía en la práctica,

en comparación con cualquiera de los navíos de la

independiente isla de Rodas.

Cuando Macedonia se encuentra en disposición

de derrotar a la descuidada armada egipcia y

amenaza con dominar los confines orientales

mediterráneos, Rodas pide ayuda a Roma y ésta

responde con una escuadra de sus nuevas y rápidas

quinquerremes. Unidos a la armada de Rodas

superaron a los macedonios y los obligaron a pedir

la paz. Pero los romanos, poco a poco, sin métodos

bélicos, sino con astutas políticas comerciales,

intervinieron con mayor frecuente en el Este, hasta

que, ante nuevos intentos de Macedonia, la atacaron

directamente, derrotando a su rey Filipo V en una

batalla terrestre decisiva, en Cinocéfalos, debiendo

el macedonio entregar toda la Grecia a Roma y

retirarse a su viejo reino. No pasaría mucho tiempo

sin que Roma fuese tomando territorios del Imperio

Persa, en Asia Menor, y a Egipto -que se convertiría

en gran proveedor de alimentos-, lo cubrió con su

protección, manteniéndole, en teoría, independiente.

Los piratas navegaban y saqueaban por toda la

zona del Mediterráneo oriental y se fueron

extendiendo en sus recorridos hacia el Oeste para

atacar incluso a ciudades costeras italianas.

Page 43: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

29

Exigían al mejor estilo gansteril, pagos por

protección, secuestraban a nobles, hombres y

mujeres, incluido uno de rancia familia, Julio César

y hasta llegaron a atacar una flota consular. Roma

respondió; la Asamblea comisionó a otro noble muy

conocido, Pompeyo, dándole la facultad de que

utilizase toda la fuerza necesaria, sin reparar en

gastos, para erradicar la piratería de todo el

Mediterráneo. Pompeyo inició una gran campaña;

dividió el mar por zonas, requisó barcos de todas las

provincias y naciones tributarias y las organizó en

flotas autónomas, a las órdenes de los líderes

marinos y militares más aptos, y ordenó un ataque

simultáneo sobre todas las bases piratas. El plan

funcionó; el Mediterráneo quedó libre de piratas.

De esa guerra contra los bandoleros del mar y, más

específicamente, contra los liburnios, habitantes de

los litorales e islas costaneras de los actuales países

de Croacia y Albania, que habían hecho de la

piratería su medio de vida y que desarrollaron un

tipo de nave muy ligera, de un sólo orden de remos,

la marina romana obtuvo un tipo de nave que

potenció, convirtiéndola en birreme y que llamaría,

por su procedencia, ―Liburnia‖.

Con sus 50 remeros y una eslora de 20 metros,

desplazaba unas 15 toneladas y su velocidad era

similar a la de una ―trirreme‖ (6 nudos en crucero y

punta, algo más de 7). Se encontraba equipada con

espolón y su construcción era del tipo ―catafracta‖

(protegido-blindado). Su misión era de servir como

nave exploradora de la flota y mensajera.

Posteriormente, ejercería funciones de vigilancia

marítima, lucha contra el contrabando de

mercancías, personas y otros hechos delictivos,

cumpliendo también con labores de salvaguarda y,

siempre pendiente de abortar cualquier conato de

piratería.

Homologándola, en la actualidad, la nave

cumplía funciones de patrullero guardacostas y así

podemos decir, que por el tipo de nave, sus

funciones y la organización bajo la que operaban, la

marina militar romana había implantado por primera

vez lo que conocemos, hoy en día, como un

Comando Guardacostas. Pompeyo, que más tarde se

enfrentaría a Julio César -en lucha por el poder,

siendo vencido por éste-, después de eliminar la

piratería, siguió prestando buenos servicios a la

República, desenvolviéndose en el medio marino.

Obtuvo el encargo, no se lo asignaron, sino que

pidió y consiguió la responsabilidad de reorganizar

y garantizar el abastecimiento de trigo,

principalmente, y otras mercancías alimenticias a la

capital, por un período de cinco años. Aunque este

encargo pareciera una función burocrática, de poca

categoría para tan gran hombre, tenía en Roma una

importancia política de primer orden a la hora de

asegurarse el apoyo popular para futuras empresas.

Pompeyo desempeñó el cargo con gran

competencia y dedicación, llegando a dirigir

personalmente flotas que se encargaban de

transportar el trigo. En una ocasión, con las naves

llenas de trigo, y a punto de zarpar de regreso a

Roma, se levantó un fuerte viento y los pilotos

desaconsejaron la partida. Pompeyo dió la orden de

levar anclas y lo argumentó así: ―Navigare necesse

est, non vivere‖ (Navegar si es necesario, vivir no).

El “lago romano”

La República dió paso al Imperio con la victoria

de Octavio y éste se convirtió en César Augusto,

primer emperador de Roma. Tras la batalla naval de

Actium (31 a.C.), Roma alcanzó la hegemonía. Esta

batalla se debe considerar la segunda batalla naval

Page 44: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

30

más importante hasta ese momento, después de

Salamina, porque en ella se dio también la

circunstancia de que fuera decisiva en ese

antagonismo entre el Oriente y el Occidente,

quedando nuevamente vencedor el Occidente,

representado en Octavio, sobrino de Julio César y,

liderizando la unión de fuerzas orientales la célebre

pareja de Marco Antonio, general favorito de César

y Cleopatra, la atractiva e inteligente reina de

Egipto.

En tiempo de César Augusto, la Armada estaba

organizada tan eficazmente que sus sucesores,

prácticamente, no necesitaron cambiarla durante dos

siglos. El emperador, al igual que Pompeyo en su

lucha contra la piratería, dividió el mar en sectores,

incluyendo ya la zona atlántica que bañaba las

costas de España, Francia e Inglaterra, y aseguró

escuadras para patrullar en cada una de ellas. La

base naval de Mesina, en Sicilia, se convirtió en el

centro de las operaciones navales del Imperio y

aunque las escuadras estaban compuestas, en su

mayoría de naves ligeras, liburnias y auxiliares, la

flota con base en Mesina, la componían los ―pesos

pesados‖, Trirremes y Quinquerremes.

Estos barcos de guerra contaban con torres de

combate en proa y cámara para el comandante, en

popa; puente levadizo para el abordaje (el corvus),

un tipo ligero de catapulta y una máquina lanzadora

de pesadas flechas y dardos incendiarios.

Se mantenía el espolón, pero sobre él, sobresalía

desde la estructura de proa un ariete, de un largo

más o menos equivalente a la mitad del largo del

espolón. El ariete, actuando de freno, evitaba que el

espolón se hundiera demasiado en la nave enemiga,

facilitando la posibilidad de maniobrar para

despegarse del contrario, a voluntad; ya que, hasta

esa innovación romana, muchas naves atacantes se

habían hundido, arrastradas al fondo, por el

anegamiento de la nave adversaria.

Los romanos llevarían a su más alta cota la

aplicación en la guerra marítima, de su experiencia

y conocimiento en el combate terrestre.

La Thalassocracia alcanzada, el dominio del mar

era tal, que a esta flota se la mantenía con

dotaciones mínimas, sólo necesarias para su

conservación y vigilancia, pues no se vislumbraba

enemigo alguno que pudiera alarmar al mundo

romano, atreviéndose a disputarle el control sobre

sus aguas.

El mar Mediterráneo, circundado por riberas que

pertenecían a territorios en poder de Roma, pasó a

ser un ―lago romano‖, al cual los ciudadanos

llamaron ―Mare Nostrum‖ –nuestro mar-.

Los romanos con su magnífico sentido

administrativo y organizativo, establecieron ―rutas

marinas‖, perfectamente definidas, que enlazaban

con la red de vías terrestres, facilitando el rápido

desplazamiento de tropas, administradores,

Page 45: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

31

recaudadores de impuestos y ciudadanos, en

general; más también, todavía más importante,

permitía a los comerciantes recorrer la totalidad del

Imperio y el mundo romano se convirtió en un gran

―mercado común‖ económico.

Para facilitar la navegación, tanto militar, como

comercial, editaron las primeras ―cartas náuticas‖

(mapas marinos), -los ―portulanos‖- que facilitaban,

con los detalles de los accidentes geográficos,

corrientes, régimen de vientos, etc; la ―derrota‖

entre puerto y puerto. Construyeron múltiples torres

en los cabos de las costas y entradas de los puertos,

que noche y día, todos los días, proyectaban las

llamas de sus hogueras y la luz de sus espejos,

dando mayor seguridad a la navegación.

Torres a las cuales se les dio el nombre de

―faros‖, por la inmensa y bella torre –considerada

como una de las ―maravillas de la antigüedad‖- que

con el mismo fin, se había erigido a la entrada de la

bahía de Alejandría, Egipto, situada en un pequeño

islote, llamado Pharos.

El mayor puerto construido por el

hombre en el mundo antiguo, fue el de

―Portus‖, por orden del emperador

Claudio, en zona pantanosa, a dos millas

al norte de la desembocadura del río

Tiber.

Protegido contra los vientos y

corrientes, tenía dos gigantescos

rompeolas, cada uno de 750 metros de

largo y 15 metros de ancho,

extendiéndose en el mar para cercar una

zona de casi 700.000 metros cuadrados.

En este puerto entraban barcos con

mercancía procedentes de todas partes

del mundo conocido, sus cargamentos se

traspasaban a barcazas que navegaban por un canal

hasta el Tiber y en él, recorrían 28 kilómetros río

arriba hasta los muelles de Roma.

Los barcos mercantes no habían cambiado gran

cosa en su diseño. Casco redondo, buena capacidad

de carga, con una manga que era una cuarta parte de

su eslora, gran vela cuadrada en un mástil situado en

el centro y una vela pequeña –rectangular-la

cebadera- pendiente del palo bauprés, en proa. Los

grandes barcos de grano almacenaban unas 1.200

toneladas de carga y median hasta 54 metros de

Page 46: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

32

eslora. Para ciertos transportes muy especializados

se construyeron verdaderos gigantes. Con el objeto

de llevar un obelisco egipcio de 500 toneladas,

desde Alejandría a Roma, se ordenó la construcción

de un barco, cuyo palo mayor se dice que tenía más

de 6 metros de diámetro y su lastre consistía en 800

toneladas de lentejas, aunque no se conoce su eslora

exacta. Los cascos eran de color negro porque los

pintaban con brea (el color gris, al que estamos

acostumbrados, para confundirse con el horizonte

marino, lo usaban en sus naves los piratas).

Otros barcos mercantes, utilizados para cargas

perecederas ó para navegar en ciertas regiones

costeras donde se cruzaban vientos desde cualquier

dirección, estaban impulsados por remos y velas.

Más voluminosos que los de guerra, de líneas más

finas que los de vela, estos barcos podían avanzar

por sí solos, con la ayuda de sus remos, con el

viento en calma.

Los barcos de las flotas de guerra, así como la

marina mercante, estaban tripulados por los

tradicionales hombres de mar del Mediterráneo:

griegos, sirios, fenicios, egipcios, y de otras

antiguas naciones con tradición marinera, pues los

romanos nunca destacaron como navegantes y para

ellos, la Armada siempre mereció menos respeto

que el ejército.

El marinero romano tenía tan arraigada su

condición de soldado, que él mismo se llamaba

―miles‖; la palabra romana para marinero –―nauta‖-

no se utilizaba en la Armada.

El Mediterráneo era el centro del mundo

romano, su ―lago‖ propio, pero las redes

comerciales se extendían mucho más allá. Eran dos

las grandes rutas que traían a Roma desde Arabia,

Persia, India, Ceilán, China, el incienso árabe –

usado en todos los altares del mundo romano- la

seda de China, ocho años de viaje, ¡y más de 8.000

kms llenos de peligros!.

El hombre viajó de China a Europa solo para

mercadear ¡seda!. La primera de estas caravanas que

realizó tan singular itinerario, conocido como la

Ruta de la Seda, partió de Changan, la antigua

capital de China, en el año 114 a.C.

Los comerciantes partían de China pasando por

el norte de Afganistán, Irán e Irak hasta llegar a

Turquía o la costa mediterránea de Siria.

Las largas distancias y la multitud de aranceles,

más los peligros de asaltantes, ponían su precio por

las nubes.

Complejo recorrido el terrestre, lleno de peligros

de toda índole y sometido a las amenazas de los

belicosos Partos, que gobernaban en Persia, y a sus

frecuentes guerras con Roma.

El otro recorrido era marítimo; tenía su origen en

el sudeste Asiático, la India y a través del Océano

Índico, subiendo por el mar Rojo, pasaba por tierra

hasta el Nilo y bajaba por el río hasta el

Mediterráneo.

La ruta también tenía sus peligros, además de los

provenientes de la naturaleza, y eran los piratas con

base en las costas de Arabia.

Por ella, venían las perlas y los perfumes para las

damas romanas, los animales exóticos para los

anfiteatros, la pimienta y junto a ello, el jengibre, el

clavo, la canela, productos primordiales para

aderezar los alimentos; un lujo, pero sobre todo, una

necesidad, pues las especias no eran solo un

condimento de los alimentos, sino más bien un

―conservante‖ de éstos, sirviendo para aniquilar las

bacterias y evitando la descomposición, algo

esencial en una época en la que no existía la

refrigeración artificial.

En esta ruta se iba bordeando la costa árabe,

desde el mar Rojo al Golfo Pérsico, seguían hasta

llegar a la desembocadura del río Indo, viraban al

sudeste y siempre bordeando, navegaban por la

costa india del Malabar, llegando, incluso, hasta la

gran isla de Ceylan.

Lo fue así, hasta que como mencionamos

anteriormente, al hablar de los griegos, Hippalo

comprendiera el comportamiento de los vientos

monzónicos que podían facilitar el cruce del Océano

Índico, en dirección a la India desde mayo a

septiembre, y el retorno hacia el mar Rojo, el resto

del año, pudiendo realizar en un plazo anual el viaje

a las costas del sur de la India y el regreso a Egipto:

unos 11.000 kilómetros.

Page 47: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

33

El legado romano.

El imperialismo romano fue la consecuencia de

una práctica, de un tipo de actuación que finalizaba

en guerras de conquista, que sirvieron, primero, para

acallar o posponer las reivindicaciones de la plebe y

luego, para enriquecer a los nobles e impulsar sus

carreras políticas.

Más tarde, cuando los triunfos empezaron a ser

muy significativos, estas razones persistieron, pero

además, todo el pueblo sintió, casi en forma natural,

que era a ellos a quienes las correspondía ser los

portadores de ciertos valores, para implantarlos en

los demás pueblos -percepción, muy común, en los

Imperios-.

En la relación con otros pueblos, los romanos

mostraron una peculiar forma de actuar, resumido

en este concepto: quienes no son nuestros aliados,

son potencialmente nuestros enemigos, aunque no

lo hayan demostrado; así es mejor que tras preparar

el motivo de la guerra, ataquemos primero. Este

pensamiento va bastante más allá que la siguiente

frase, atribuida a Julio César; ―Si vis pacem, para

bellum‖ (si quieres la paz, prepárate para la guerra).

Lo interesante es que, aún orgullosos de sus

raíces y sus primitivos valores, eran conscientes de

que éstos eran híbridos, pero jamás se avergonzaron

de ello y tuvieron también como motivo de orgullo

lo que aprendían de los demás, porque si lo

copiaron, lo mejoraron, terminando siendo

superiores a sus propios maestros. Su política de

apertura hacía los pueblos sometidos era respetar,

por lo general, las formas propias de gobierno,

siempre que se aseguraran su sometimientos político

y el pago de los tributos.

En caso de encontrar fuerte resistencia, la

solución oscilaba entre la aniquilación del

adversario o su conversión en esclavo.

Siempre reconocieron lo que les debían a los

etruscos (técnicas arquitectónicas y escultóricas,

vestiduras e insignias regias, la moneda, artes

adivinatorias, el juego y los deportes y el ―dulce

placer de no hacer nada‖); a los griegos (mitos y

leyendas, el plan de cuadrícula de las ciudades con

su eje principal, la guerra de asedio, el pensamiento

filosófico, el gusto artístico, etc); de los samnitas

(escudos alargados, venablos, importancia de la

caballería), de los cartagineses (técnicas agrícolas,

el arte de la guerra en el mar), y del mundo

oriental: Siria, Persia, Egipto, el ceremonial, pompa

y lujo cortesano… y por supuesto, pragmáticos

como eran, nunca les importaron las creencias de

otros pueblos y con su sentido de absorción, muchos

de los dioses ―vencidos‖ fueron incorporados al

panteón romano.

El Estado romano, encontraba en el culto oficial

a los grandes dioses, el espectáculo, la pompa, y la

identificación imperial. Las principales religiones

foráneas tuvieron sus templos y fieles en la

metrópolis y se les rindieron tributo en el vasto

Imperio, hasta que apareció una que acabó con las

demás: el cristianismo.

El legado de Roma permanece en muchas partes

de lo que fue su mundo y en mundos nuevos. En la

arquitectura, las obras públicas, las vías de

comunicación, el idioma, en los títulos (Kaiser-Zar

= César), en las leyes (el Derecho Romano se

impuso, en buena medida en el Código Napoleónico

y en la Declaración de Independencia de los Estados

Unidos), y aún hoy en día, usamos palabras que

evocan la participación ciudadana en la política,

como ―sufragio‖, originalmente el voto por

aclamación o ―plebiscito‖, que proviene de las

resoluciones adoptadas –plebiscita‖ , por la

asamblea de la plebe, el ―Concilium Plebis‖.

Page 48: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

34

Surgimiento de nuevos pueblos

Ya hemos visto que mucho antes de que los

romanos se convirtiesen en Imperio, masas de

pueblos, obligados por cambios climáticos,

superpoblación o simplemente, el ansia de

conseguir nuevas y buenas tierras, se desplazaban

más allá de las fronteras de sus vecinos.

Comentamos lo sucedido en Asia y en el

Mediterráneo oriental; pasaría lo mismo, en

diferentes épocas, con diferentes oleadas

migratorias y casi nunca sucedió en forma pacífica.

Los romanos sufrieron varias invasiones y en la

época en que la República romana se esforzaba por

adquirir una personalidad propia, las tribus de los

galos que habitaban al otro lado de los Alpes,

penetraron en la península itálica y saquearon

Roma. No sería la última vez en que Roma se vio

amenazada por las tribus del Norte. Treinta años

después de salir vencedora contra Cartago, habiendo

destruido a la gran rival, se vieron en serio peligro

ante una belicosa muchedumbre, cifrada en un

millón de ―cimbrios y teutones‖, que destruían todo

a su paso, hasta que, finalmente se les pudo detener.

Mientras extendían su influencia por las riberas del

Mediterráneo, y más allá, los romanos, estuvieron

siempre pendientes, traumatizados y sugestionados

por el latente peligro que representaban esos

―bárbaros‖, término proveniente de la palabra

griega ―barbaroi‖ que calificaba a cualquier pueblo

de lengua y civilización no griegas; en la época

romana la palabra definía a los pueblos semi-

civilizados que habitaban en las fronteras del

Imperio.

A finales del siglo I de la Era Cristiana,

construyeron una línea defensiva a lo largo de los

ríos Rín y Danubio –el ―limes‖ –límite‖-, que

contuvo, con la ayuda de las permanentes

guarniciones de legionarios, la invasión durante cien

años. Sin embargo, los temidos bárbaros superaron

Page 49: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

35

la frontera; nuevamente fueron contenidos,

apelando, no sólo a la fuerza militar, sino a través de

la captación, al concederles el estatus de federados

del Imperio. Cuando ya el dominio de Roma se

agrietaba y se hacía difícil su control por una

autoridad única, se decidió en el año 395 dividir el

Imperio en dos mitades; la occidental seguía con la

capitalidad en Roma y la parte oriental, con capital

en Constantinopla, nuevo nombre dado en honor al

emperador Constantino, de la antigua Bizancio.

En el año 476, un jefe de los hérulos, pueblo de

origen germano y hasta ese momento, mercenarios a

sueldo de los romanos, depone al emperador

Rómulo Augusto y el Imperio romano de Occidente

llega a su fin. ¡Qué ironía! El depuesto, que

representaba el fin de Roma, tenía un nombre

compuesto: Rómulo, uno de los dos hermanos

fundadores de la ciudad y Augusto el título

honorífico concedido a Octavio, sobrino de Julio

César, primero y gran Emperador.

Page 50: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

36

BIZANCIO

ientras el Imperio, con capital en Roma,

desaparecía, el romano de Oriente, con

capital en Constantinopla, mantuvo firmes sus

líneas defensivas en el río Danubio, evitando

invasiones de pueblos de origen germano y aunque

sufrió el ataque de los ―hunos‖ de Atila, pudo

mantener su integridad territorial, asistiendo

impotente al derrumbe del occidental. Intentó ser

una continuación del romano, con sus tradiciones,

símbolos e instituciones. Su lengua, el latín, fue

siendo desplazada por el griego, que adquirió rango

de lengua oficial. A pesar del lenguaje griego, ellos

se consideraban romanos y el Imperio en que vivían

era el Imperio Romano y sus emperadores

consideraban como propios los territorios del

extinguido Imperio occidental.

Así, Justiniano, su más grande emperador

emprendió la reconquista del Sur de la Península

Ibérica y de toda Italia, incluida por supuesto, la

ciudad de Roma.

En ese tiempo, su flota de guerra pudo mantener

el antiguo poder marítimo del nombre romano, ya

que en todo el Mediterráneo no había quien pudiese

ofrecerle una seria resistencia, puesto que todo

Europa y el norte de África estaban desmembradas

entre los diferentes pueblos ―bárbaros‖, de los

cuales, algunos aposentados en determinadas zonas,

empezaban a constituirse en Reinos.

Ahora, los barcos bizantinos, y les daremos tal

gentilicio, tomado del que tuvo anteriormente

Constantinopla -a pesar, como dijimos de que ellos

lo desconocían-, eran de dos ordenes de remos y los

llamaban ―dromons‖ siendo la mayoría de sus

tripulaciones de origen griego.

M

CAPÍTULO II. (El Oriente Próximo y Extremo)

Page 51: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

37

Este Imperio, que duró 1.000 años, después de

Justiniano perdería las conquistas que él obtuvo y en

los 800 años siguientes se encontraría, en general, a

la defensiva, siendo desposeído de sus territorios,

hasta terminar en 1453 defendiendo su último

bastión, Constantinopla.

Esta ciudad, fundada por el griego Bizas –mil

años antes de que el emperador romano Constantino

decidiese que su nueva capital, ―Nueva Roma‖,

fuese esa ciudad cristiana situada en Oriente-, estaba

situada en una posición geográfica y estratégica,

inmejorable. A la entrada del Bósforo, estrecho

canal entre Europa y Asia, que discurre unos 27

kilómetros entre verdosas colinas, hasta encontrarse

con el mar Negro, se encontraba la ciudad en un

hermoso lugar, con buenas defensas naturales y

grandes ventajas comerciales, dominando la ruta

marítima de norte a sur de Rusia al Mediterráneo y a

lo largo de esa ruta, a través del mar Negro y

Bósforo las naves llevaban, trigo y pieles, caviar y

sal, miel y oro… y esclavos. Del sur, de Anatolia, y

Egipto llegaban los grandes cargamentos de víveres

para alimentar a la creciente población, y a través de

Constantinopla se transportaba marfil, ámbar,

Page 52: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

38

porcelana, piedras preciosas, sedas y especias del

África y Asia.

En su larguísima agonía, los ―romanos‖ de

Oriente mantuvieron guerra contra los hunos, godos

y ávaros, persas, rusos, búlgaros, árabes y turcos. En

determinado episodio se pidió ayuda a Venecia y al

Papa -aún cuando existía un ―cisma‖- herida abierta

entre los cristianos obedientes al Papa y la disidente

iglesia ortodoxa.

De esa petición, resultaría la puesta en marcha de

las llamadas Cruzadas. Desde el comienzo del

Cristianismo, los Santos Lugares de Jerusalén

habían sido objeto de peregrinación para los fieles

devotos, no siendo afectados por la conquista árabe,

pues los árabes se mostraron tolerantes con esa

costumbre.

Jerusalén se encontraba bajo el dominio de una

dinastía, de origen turco, islamizada, que

amenazaba al Imperio Bizantino. Si en un primer

momento los ―cruzados‖ beneficiaron al Imperio,

ayudando a contener los ataques de los turcos,

rescatando Jerusalén y fundando un pequeño reino

cristiano en dicha ciudad; a largo plazo ayudaron a

su decadencia. Las ciudades marítimas y

mercantiles italianas recibieron especiales

privilegios comerciales en territorio bizantino; en la

propia Constantinopla, todo un barrio de la ciudad

estaba habitado por genoveses y sus tiendas y

oficinas comerciales tomaron el control de gran

parte del comercio y riqueza del Imperio, sin contar,

que como ―propina‖, los cruzados de la IV cruzada

y, sobre todo los venecianos, que los transportaron

en sus barcos, aprovecharon luchas intestinas para

asaltar, saquear y apoderarse de Constantinopla,

fundando después un nuevo Estado, el Imperio

Latino. Casi medio siglo les costó a los bizantinos

recuperar su capital.

Al cabo de 1.000 años, los principales factores

que precipitaron la caída del Imperio fueron las

continuas luchas por el poder; la competencia

comercial de Occidente, como ya dijimos, y los

crecientes conflictos entre la iglesia oriental y la

romana occidental. A todo esto hay que agregar que

en los últimos tiempos, sus grandes adversarios

fueron los turcos de las tribus selyúcidas y más

tarde, los todavía más fanatizados en la fé islámica,

los turcos otomanos, quienes sitiaron a la que había

sido una gran metrópoli de cientos de miles de

habitantes; en aquel momento de menos de 100.000,

llenos de desidia y fatalistas de su destino, sin

voluntad y fuerza para defenderse, fiados en las

potentes fortificaciones que rodeaban la urbe y las

tropas mercenarias que valientemente resistieron y

murieron ante el ataque turco, que inevitablemente,

penetró y tomó la ciudad, para hacerla su capital,

con el nombre de Estambul.

Un arma secreta

Aunque parezca exagerado y algo fabulístico, el

fin del Imperio Bizantino fue retardado durante

mucho tiempo, por el invento y puesta en práctica

de un arma secreta: el ―fuego griego‖. Este nombre,

―feu gregéois‖ le fue dado por los cruzados, muchos

de ellos, de origen francés, durante su saqueo a

Constantinopla en la IV Cruzada, y se refiere a una

mezcla especial de sustancias que lo hacían

inflamable; ofrecida la fórmula al emperador por un

griego llamado Calónico, Bizancio mantuvo tal

fórmula como un secreto de Estado, conocido sólo

por el Emperador y Calónico. Luego se mantuvo el

secreto con cada nuevo emperador y un

descendiente del griego, sin que jamás fuera escrita.

Se cree que sus principales ingredientes eran nafta,

azufre y salitre, líquido o pastoso; no se apagaba en

contacto con el agua, al contrario, se avivaba y

podía ser propulsado a distancia media a través de

unos tubos metálicos, lanzando la mezcla por un

tipo de bomba impulsadora o sifón, en una especie

de ―lanzallamas‖; también se proyectaba,

impregnando bolas de paños, lanzadas desde

catapultas. La sustancia se adhería a los objetos y

cuerpos y sólo podía ser apagada con arena y,

quizás con vinagre y orina.

Utilizada en el medio marino y en tierra, su

transporte terrestre implicaba un peligro, pues era

algo inestable y se prestaba a explotar con mayor

facilidad en el traslado terrestre y eso hizo que fuera

Page 53: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

39

usada, casi exclusivamente en las naves de guerra,

los ―dromons‖, que la lanzaban desde torres de

madera, en sus proas, desde donde se proyectaban

tres tubos ―lanzallamas‖, y a la vez, por las

catapultas, en cubierta.

Una y otra vez, batallas, y asaltos navales a la

capital se convirtieron en derrotas para las marinas

atacantes.

En los tres ataques más importantes -la fuerza y

cantidad de las flotas adversarias, rusa, en una

ocasión y árabe en dos-, las naves bizantinas,

fondeadas por popa al pie de las murallas,

inflamaron y hundieron los barcos enemigos, que

una vez que empezaban a incendiarse no tenían

como apagarlos, pues el agua avivaba el efecto de la

mezcla y, por supuesto, ¡no podían llevar la

suficiente arena, vinagre y orina para contrarrestar

las continuas llegadas de más líquido o estopas

impregnadas!.

El Imperio Bizantino fue una gran unidad

cultural, en un tiempo en que Europa, dividida en

numerosos feudos e incipientes reinos, había

llegado al mínimo en su actividad intelectual.

Bizancio mantuvo el legado de las culturas

helenísticas y romanas, agregando en una simbiosis

magnífica, el arte y las culturas orientales y

conservando la gran literatura secular de la

antigüedad. Está síntesis de culturas, dominada por

el cristianismo, fue transmitida a los pueblos más

incultos, como los eslavos, balcánicos y rusos,

haciendo de ellos, naciones civilizadas. La

influencia del Imperio Bizantino fue universal en el

campo cultural, más no así en el medio marítimo,

pues sólo por poco tiempo, en proporción con su

larguísima existencia, pudieron ejercer un

consistente poder mercante, un potente poder militar

naval y sus intereses y conquistas, se hallaron más

allá de sus aguas, a través del Mediterráneo.

Page 54: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

40

EL ISLÁM

uando hablamos del Imperio Bizantino,

dijimos que en dos ocasiones

Constantinopla fue atacada por flotas árabes,

asomando, creo que por primera vez en esta

narración, el nombre de ese pueblo, que casi

desconocido hasta el siglo VII se unifico bajo el

impulso de una religión, el Islam.

En su territorio, la Península arábiga, de unos

tres millones de kilómetros cuadrados, contando con

estepas y desiertos rodeados por montes, con un

clima árido y terriblemente caluroso, acogía a tribus

nómadas de beduinos, dedicadas a la cría de ganado,

adorando a las fuerzas de la naturaleza.

En el sur, con eficaces sistemas de irrigación,

tenían agricultura floreciente y sus habitantes

adoraban a muchos dioses. Norte y Sur mantenían

fuertes rivalidades y lo mismo entre ellos, por la

fuerte estratificación entre las tribus, clanes y

familias.

La prodigiosa evolución que transforma a esos

divididos grupos en solo un pueblo, se debe a la fe

en un único Dios, Alá, y en Mahoma, su profeta.

En 20 años, Mahoma impone el dominio del

Islam en toda la península árabe. Bajo sus cuatro

primeros herederos, época en que el califato es aún

electivo, se conquista el Imperio Persa; Bizancio

pierde en el norte de África, Tripolitania y Egipto y

en Medio Oriente, Palestina y Siria.

Durante su califato, Alí yerno del profeta es

asesinado y se desemboca en guerra abierta entre los

pretendientes a sucederle.

Se desencadena la ruptura, no sólo por razones

sucesoriales, sino por los contrastes en materia de

doctrina.

La mayoría, ―Sunníes‖ son los ortodoxos; los

partidarios de Alí son los ―Chiies‖ y los

―Jariyíes‖… que no aceptan ni a unos, ni a otros.

Después del asesinato de Alí, se inicia la dinastía

de los ―omeyas‖, constituyéndose el califato en un

régimen hereditario, que tiene su capital en

Damasco. La expansión territorial prosigue y a

mediados del siglo VIII el Imperio Árabe se

extiende desde las orillas del Atlántico hasta el Indo

y zonas del Asia Central.

C

Page 55: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

41

Se afirma la dinastía de los ―abasidas‖, al vencer,

mediante una rebelión y el asesinato de la familia

omeya reinante. Los abasidas eran descendientes de

Abbás, tío paterno de Mahoma, que no habían

reaccionado cuando los omeyas arrebataron el poder

a su pariente, Alí, pero mantuvieron contactos con

los ―chiitas‖, descendientes y seguidores de Alí.

El desplazamiento del centro del poder, de Siria

a Irak, significaba el fin de un califato gobernado

exclusivamente por árabes, a favor de un Imperio

multiétnico en el que la religión islámica sería el

factor de cohesión. De hecho, se inclinaron por las

cuestiones religiosas y la defensa de la ortodoxia –

que no había sido motivo primordial para los

omeyas-, dando entrada a un gran número de

conversos persas (en el actual Irán). En el año 762

se construyó una nueva capital, Bagdad.

Empieza una época de esplendor cultural y

progreso económico -a esta dinastía pertenece

Harún al-Rachid, el príncipe de ―las mil y una

noches‖. Pero también, sus inestabilidades internas

provocan la debilidad del Imperio y la

desintegración política –y religiosa- del mundo

islámico, y entre el siglo IX y X, la afirmación de

dominios locales autónomos. Nace el califato de

Córdoba, en España, bajo la dinastía de los omeyas

supervivientes, que crean una civilización refinada y

tolerante y otros califatos en Marruecos, Sicilia,

Malta y el de los ―fatimitas‖ en el África

septentrional (Egipto). La crisis del Califato en

Bagdad se agudiza después del año 1000, cuando

tribus nómadas convertidas al Islam, de origen

centro-asiático, los turcos selyúcidas, se apoderan

de Bagdad, y éstos, que eran sunnitas, tomarán el

poder con el título de sultanes, pero en medio siglo

se volverán a fragmentar.

La evolución socio-política y la influencia del

elemento turco islámizado y su progresiva toma del

Page 56: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

42

poder frente al elemento árabe que siempre lo había

ejercido, modificó la estructura social y política del

Imperio abasí. Al desintegrarse el dominio turco-

selyúcida, le sucedió la dinastía ―ayyubí‖, fundada

por el célebre Saladino, modelo de gobernante culto

y caballeroso, nacido en Irak, (Tikrit), que enfrentó

a la III Cruzada. En 1258, los ejércitos mongoles

conquistan Bagdad, matan al último califa y

reconquistan Jerusalén.

Los mongoles serán contenidos en su avance en

Asia Menor por los turcos, quienes serán en poco

tiempo dueños de la mayor parte de lo que había

sido el Imperio árabe, en el momento de su máxima

expansión. El Imperio más rápidamente constituido

a impulsos de la Fe y que más rápidamente se

fraccionó, por sus luchas internas y, sobre todo, por

diferencias en la interpretación de la doctrina

religiosa.

Mientras duró y aún dividido en diferentes

califatos, sus principales ciudades, como Bagdad,

Damasco, Alejandría y Córdoba, eran, además de

centro de una intensa y fecunda vida social, puntos

claves del comercio entre Oriente y Occidente. Se

acuñaron monedas fuertes –como el ―dinar‖ de oro

y el ―dirham‖ de plata y se fomentaron técnicas

comerciales como las sociedades mercantiles; se

introdujeron en otros mercados su importante

artesanía, sus telas finas (damasquinados),

filigranas en orfebrería, la forja de armas (espadas

de Toledo) y los trabajos en cuero. Pueblo, en su

origen, ―hambriento‖ de agua, supo apreciarla,

conservarla, canalizarla y tratarla para desarrollar

una agricultura y horticulturas intensas, con

sistemas de regadíos eficaces y originales. En sus

fuentes, jardines y en sus baños, la supieron

disfrutar para solaz del cuerpo y el espíritu.

Sus escritores, filósofos, científicos, médicos y

artistas asimilaron la cultura de los distintos pueblos

sometidos, en una perfecta síntesis de elementos

orientales y bizantinos y la aportaron su propia

mentalidad, impregnada por su tolerante religión, y

su lengua, enriquecida con muchos términos

científicos fue un maravilloso instrumento literario

y artístico a la que se tradujeron las más importantes

obras de la Antigüedad clásica, recogiendo y

unificando su legado.

La náutica árabe

¿Y qué podemos decir, en referencia a la

náutica? En principio, el aporte de sus grandes

geógrafos, muchos de los cuales eran también

cartógrafos, astrónomos y viajeros, como Ibn

Haugal, Al Masudi, Al Fargani (escribe un tratado

sobre el astrolabio), Ibn Khaldun, El Idrissi

(―Geografía Universal‖ y mapas célebres), junto a

otros muchos y al más grande de los viajeros del

mundo musulmán y medieval, Ibn Battuta.

Los árabes fueron buenos marinos y navegaron,

no sólo en el Mediterráneo, sino también en el

Océano Índico –costas del África oriental (el

―Cuerno de Oro‖), Mar Rojo, Golfo Pérsico, costas

occidentales y orientales de la India, las aguas del

Sureste asiático, y en el Océano Pacífico, Indonesia

y las Filipinas. Esa tremenda expansión marítima

exploradora y mercantil, sirvió como vehículo

portador de su cultura y de la religión islámica a los

pueblos del Oriente. En las costas de Malabar, al

Suroeste de la India, observaron el uso de una vela

de tipo triangular que usaban los pescadores de la

zona. Los hindúes y luego los árabes, se dieron

Page 57: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

43

cuenta que la vela triangular permitía a un barco

avanzar con vientos contrarios, con un ángulo de

hasta 45º y hacerlo en forma más directa, a través de

un recorrido en zigzag. La incorporaron a sus naves,

la aprendieron a usar muy eficazmente y la

introdujeron en aguas del Mediterráneo, donde su

uso tomó mucho auge, pasando a llamarse también

―vela de cuchillo‖ y sobre todo, ―vela latina‖.

Parece posible que los marineros árabes durante

el siglo IX, en el Océano Índico, pueden haber

usado un simple palo de madera o tabla (kamal)

para medir la altura de la Estrella Polar. Como está

relacionada con la latitud del observador, era

posible usar un tipo de navegación latitudinal, que

simplificaba mucho el problema. Posteriormente, en

el siglo XII usaron y transmitieron el conocimiento

de la brújula, inventada por los chinos, en el

Mediterráneo. Se dice que inventaron el astrolabio,

que permitía medir las alturas y movimientos de los

astros y diseñaron y navegaron diversos tipos de

naves, algunas de las cuales, todavía se usan en el

Mar Rojo y otras, como el ―carabo‖ dieron origen a

las carabelas.

Tuvieron, por tanto, una gran influencia

marítima y un puesto de honor en la historia naval.

Y todas las Armadas del mundo dan el nombre de

―Almirante‖ al máximo grado de sus Oficiales

Superiores, proveniente dicho vocablo del árabe,

significando ―Emir del mar‖, (jefe militar marino).

Su Imperio y los califatos en que se dividió

prontamente, nunca obtuvieron un poder

naval militar significativo en el tiempo, con intentos

fracasados ante los bizantinos y también les faltó

una política de Estado consecuente con la puesta en

acción de una adecuada marina comercial. Debido a

estas carencias nunca ejercieron un poder marítimo

consistente. Como colofón de sus aportes

marítimos, fueron transmisores de los

conocimientos náuticos de los chinos: barcos de

varios mástiles, el timón central, los

compartimentos estancos, la pólvora y la brújula.

.

Page 58: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

44

LA ANTIGÜEDAD DE ASIA

India y Sudeste Asiático

n el segundo milenio antes de Cristo, una

adelantada civilización situada en el valle

del río Indo, aprovechando importantes vías

fluviales y marítimas mantuvo activas relaciones

con Mesopotamia.

Tiempo después, la inmensa península sería

invadida por continuas oleadas de pueblos de origen

ario que sometieron a las etnias originales.

Se instaló un régimen político y religioso

brahmánico, apoyado en el sistema de castas –un

orden social basado en la segregación de la

población en grupos raciales-.

En tiempos del persa Darío I, grandes regiones

del territorio a ambos lados del Indo formaron una

―Satrapía‖ del Imperio Persa, diversificando aún

más el complejo entramado étnico, político, cultural

y religioso de la India.

Al invadir Alejandro el Imperio Persa, acometió

también la conquista de esa satrapía y se adentró en

terrenos que iban más allá.

Al desaparecer Alejandro, algunas de esas

conquistas se convirtieron en enclaves griegos,

siendo más adelante expulsados sus habitantes,

aunque en esas zonas la influencia cultural persistió

hasta épocas recientes.

Desde el siglo II al VI, los hindúes se

expandieron masivamente por la mayor parte de los

territorios del sudeste asiático, Birmania, Laos,

Tailandia, Camboya, Vietnam, Malasia, Sumatra y

Java, donde habitaban numerosas étnias indígenas

que también se habrían visto muy influenciadas por

las culturas del sur de China y de otras, llegadas

desde las islas del Pacífico.

Sin entrar en mayores detalles, diremos que en

India, dividida en múltiples reinos, irán penetrando

los musulmanes (desde el año 711). Afianzado ya el

Islam, se funda un Sultanato con sede en la ciudad

de Delhi.

Extremo Oriente

De la inmensa China y sus culturas milenarias, la

primera surgió al inicio de la Edad de Bronce y dio

lugar a la dinastía Shang en el año 1523 a.C.

Durante siglos, China vivió encerrada en sí misma,

desinteresándose por lo que sucedía más allá de sus

fronteras. Navegación en sus grandes vías fluviales,

pero casi nula la que permitiera la comunicación

con otros pueblos separados por el mar. Será bajo

un emperador de la dinastía Han, hacia el año 140

a.C., que al fomentar el comercio, establecerá las

rutas terrestres y marítimas.

A la dinastía ―Tsin‖ –a la que se debe el nombre

de China- la sucederán la ―Sui‖, la ―Tang‖, cada una

de ellas, imperando por mucho tiempo, y la ―Song‖

que por dos siglos y medio permanecerá en el poder

hasta la invasión mongola.

Más, durante 14 siglos, hasta la llegada de la

dinastía mongol, nunca se plantearon el

comunicarse con el Occidente, tanto a nivel

comercial en forma directa –no a través de

mercaderes intermediarios- como militarmente,

mediante la conquista. Y sin embargo, los chinos,

adelantados en tantas cosas, sin obtener un poderío

marítimo, hay que reconocerles una gran influencia

marítima, pues a ellos les debemos: la brújula, el

barco con varios mástiles, los compartimentos

estancos en las embarcaciones, el timón central ó

timón de codaste (articulado sobre un eje vertical y

situado en el plano de simetría del casco) y la

pólvora. Por supuesto, cuando en el Mediterráneo

usaban piedras atadas al bote, como anclas, los

chinos empleaban ya anclas de madera de dos

brazos; aplicando en ellas el principio de las

llamadas ―anclas de cepo‖.

Japón iniciará un período de reformas a

imitación de la sociedad china y más tarde

proseguirá con un tiempo de transición hacia una

sociedad feudal.

En la península coreana se había ido

conformando un pueblo cuyos orígenes provenían

de Manchuria y del Norte de China.

E

Page 59: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

45

Para el año 658 el rey Silla logra unificar a toda

la península bajo su mandato y consolida su poder

venciendo, cinco años después, a una flota japonesa

que intentaba una invasión.

En ese enfrentamiento destacaron las naves

usadas por los coreanos, por supuesto, impulsadas

por remos, pero blindadas no sólo sus costados, sino

también sus cubiertas, formando algo similar al

caparazón de una tortuga, de tal modo, que fueron

llamadas ―naves tortugas‖.

Japón, luego de esos intentos imperialistas, cae

en período de inestabilidad y bastantes japoneses se

dedicarán a la piratería.

En Kampuchea (Camboya), el enigmático

Imperio Kmer alcanza su apogeo, y mientras

en Europa se produce la IVª Cruzada, el mongol

Gengis Khan inicia la expansión de su pueblo,

domina toda el Asia Central, penetra y conquista la

China, fundando el Imperio Mongol, que

conformaba la mayor masa terrestre continua de

toda la Historia.

Frente a los grandes archipiélagos asiáticos, al

otro lado del inmenso océano, a miles de millas

marinas, en una inmensa extensión de tierra, todo un

continente apartado y desconocido, se producían

movimientos de pueblos en su interior, se fundaban

nuevas ciudades y la civilización del pueblo Maya

entraba en decadencia.

El pueblo quechua instalaba su capital en

Cuzco e iniciaba sus conquistas sobre otros

pueblos, anteriormente asentados en aquellos

territorios.

Page 60: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

46

EDAD MEDIA

lásicamente, la Edad Media se ha

comprendido desde el año 476, caída del

Imperio Romano de Occidente hasta la toma de

Constantinopla por los turcos en 1453, y todo ese

milenio se ha dividido en dos períodos: Alta y Baja

Edad Media.

Sin embargo, cada vez más, se opina que deben

ser tres, considerando que el primero, de cinco

siglos (V al X) –al que algunos llaman ―Edad

Bárbara‖ y otros lo consideran como una

continuación de la Edad Antigua-, ofrece

características marcadamente distintas,- sobre todo

en Europa - a los dos posteriores, ya que después de

la caída del Imperio Romano de Occidente se entró

en un período de confusión.

Su vasto territorio se fraccionó en muchos e

inestables reinos ―bárbaros‖, que excepto en

contados casos, perdieron todo signo de autoridad y

pervivieron apuntalados por una sociedad de más o

menos importantes líderes –nobles guerreros-, que

en teoría, más, no siempre en la práctica, rendían

vasallaje a su Rey.

Edad “Bárbara”

Las siguientes invasiones sufridas por Europa –

la musulmana en España, la de las tribus magiares

en el Este y las incursiones vikingas-,

desequilibraron gran parte de la cultura

sobreviviente y minaron fuertemente la economía.

Europa se encontraba en una especie de letargo.

El Papado quiso reavivar el ideal romano al crear

una entidad política a la que llamaron el ―Sacro

Imperio Romano‖, coronando como su Emperador

al Príncipe cristiano que mejor apoyo prestara al

propio Papado.

El primer elegido, en el año 800, fue

Carlomagno que unificó Francia, conquistó Italia, el

norte de España y territorios en la actual Alemania.

A su muerte, el Imperio aguantó mal que bien,

en forma casi nominal, y con una cierta influencia

en zonas Centro-Europeas.

Alta Edad Media

El período es de una duración de tres siglos (X al

XIII). Llegó el fin del milenio –el año 1000- y

Europa entera se arrodilló, rezando, ante la

inminencia, según se creía, del fin del mundo y… el

año pasó y el mundo siguió. El Imperio Musulmán

experimentó un crecimiento espectacular y la China,

India y parcialmente Bizancio, también se lanzaron

a desarrollar tipos de intercambio con sus vecinos.

Pero como no hay mal que cien años dure,

Europa inició una lenta recuperación que culminó

en un incipiente florecimiento. Pasó de la economía

rural a la urbana y se produjo un importante

incremento del número de habitantes; sin embargo,

al depender de técnicas agrarias muy primitivas,

llegó un momento en que empezó a haber más

población que alimentos, con épocas de hambrunas.

Pero poco a poco cobraron importancia los gremios

de artesanos y surgieron los cambistas, encargados

de garantizar que los cambios realizados entre las

monedas que circulaban por Europa fueran

correctos. Ellos y sus mesas de cambios fueron los

antecesores de los primeros bancos y empezaron a

surgir también las ferias comerciales.

Se producirá también el cisma religioso del

cristianismo, en el 1054, con la consiguiente

división, pero que no afectará en el plano político,

en forma tan drástica como ocurrió en el mundo

islámico. Europa inicia una expansión económica y

experimenta un notable aumento en su población.

Se producen las Cruzadas, de las cuales hablaremos

a continuación.

Las “Cruzadas”

Cuando los bizantinos se enfrentaron a los turcos

en Armenia siendo derrotados en forma aplastante,

entre los territorios que perdieron se encontraba la

ciudad de Jerusalén. De esta forma, las relaciones

ininterrumpidas de la Cristiandad con los tolerantes

musulmanes, quedaron completamente rotas por un

pueblo intransigente y hostíl –fanáticamente

islámico- que no permitía las peregrinaciones a los

C

CAPÍTULO III (Merodeadores y Mercaderes)

Page 61: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

47

Santos Lugares del cristianismo. Prohibición que

fue la chispa que encendió el ánimo de la

Cristiandad e impulsó las ―Cruzadas‖; ocho

expediciones entre los siglos XI y XIII para

recuperar Tierra Santa.

La Iª y la IIª fueron dirigidas por nobles

guerreros, estuvieron imbuidas más bien por

sentimientos religiosos que otros factores de tipo

político y comercial. Se conquistó Jerusalén y

Palestina y se formaron unas Ordenes que si bien,

en principio, tenían una inspiración meramente

religiosa, fueron convirtiéndose en Ordenes

militares (mitad monjes-mitad soldados); los

Hospitalarios, los Templarios y por los caballeros

alemanes, los ―Caballeros Teutónicos‖.

La IIIª la dirigieron los reyes de Alemania

(Federico I, ―Barbarroja‖), Inglaterra (Ricardo I,

―Corazón de León‖) y Francia (Felipe II,

―Augusto‖), enfrentándose contra el célebre sultán

Saladino y entre ellos mismos, pues las rencillas se

iniciaron en poco tiempo, sin conseguir, en todo

caso algo relevante en su propósito inicial.

En la IVª, los motivos religiosos fueron

relegados a un segundo plano por los intereses

materiales (saqueo de Constantinopla, etc).

La Vª marchó contra Egipto y fracasó.

En la VIª, Federico II de Alemania, forzado a

emprenderla por un compromiso dado al

Papa, al llegar a Siria pactó con el sultán de

Egipto, pacto que implicaba la entrega a

los cristianos de Jerusalén, Belén y

Nazareth, a cambio de que los musulmanes

conservaran sus mezquitas y la plena

libertad para realizar sus cultos.

La Cristiandad de aquella época no

supo entender aquella tolerancia y

reaccionó escandalizada ¡Se convocó a otra

Cruzada!

Las dos últimas, la VIIª y VIIIª fueron

líderizadas por San Luís, Rey de Francia y

ambas resultaron un fracaso, entre otras

cosas, por la falta de apoyo de los otros

reinos europeos, en donde ya se había

marchitado el ―espíritu cruzado‖.

Marco Polo

Desde Europa, por tierra, viajeros

particulares, sin ayuda oficial, se internan en Asia,

siguiendo las milenarias rutas comerciales, para

establecer contacto directo con los pueblos del

Extremo Oriente. Ese es el caso que motivó a la

familia Polo, desde su salida de su natal Venecia y

quien culminará con el mayor de los éxitos ese

objetivo, será el joven e inteligente Marco, que

llegará a China en 1271, volviendo a Venecia 24

años más tarde. Cuando llega ante la corte de Kublai

Kahn, hijo de Gengis, iniciador de la dinastía

mongol en China, el joven no hablaba chino

(tampoco Kublai lo hablaba), pero conocía el

mongol, persa, turco y árabe. Su valía le hizo

merecedor de ser nombrado Inspector Imperial;

conoció en su labor diferentes lugares del vasto

Imperio y fue Gobernador de una región por tres

años. Observó mucho, con la mente abierta y supo

describirlo con precisión. Cuando llegó a la China,

Page 62: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

48

ya allí se usaba papel moneda, hecho a base de

hojas de morera y estampado con el sello del Gran

Señor; así mismo, se usaba la imprenta –más

exactamente la técnica de la xilografía-. Regresó por

mar, con 41 años de edad, a su patria y todavía se

ofreció y luchó contra los genoveses, cayendo

prisionero de ellos, y estando en prisión dictó a un

compañero el ―Libro de las Maravillas del Mundo‖.

Page 63: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

49

Estando todavía Marco Polo al servicio de

Kublai Khan y perteneciendo ya Corea al Imperio

Mongol, se prepararán desde sus costas, en dos

ocasiones (1274 – 1281) intentos de invasión al

Japón. En ambas oportunidades, las flotas chino-

coreanas, con cientos de barcos y miles de

guerreros, habiendo iniciado sus desembarcos en las

cabeceras de playas y en lucha contra los guerreros

―samurais‖ japoneses, son azotadas por terribles

tormentas –―tifones‖- con altas y encrespadas olas,

impulsadas por formidables rachas de viento,

destrozando las flotas y hundiéndolas con sus

tripulantes y guerreros a bordo, condenando al

fracaso la posibilidad de conquista del Japón.

Tales hechos quedarán como recuerdo

imborrable en la historia japonesa, atribuyendo la

victoria a la intervención de su diosa Amaterasu –

la diosa del Sol que lanzó contra los invasores al

―kamikaze‖ –el viento divino-. En el comercio

naval, surgieron las ―Repúblicas marineras‖ en el

Mediterráneo, y en las costas Atlánticas del Norte

europeo, una asociación, marítima: la ―Hansa‖.

Tanto las Repúblicas marineras como la Asociación

serán los motores del resurgir económico. De las

ciudades-Estado de la dividida Italia, la primera

ciudad portuaria que inicia la andadura comercial es

Amalfi; su decadencia se produce rápidamente ante

la entrada en escena de Pisa y Génova.

Page 64: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

50

A partir de la mitad del siglo VIII y a

consecuencia del empuje musulmán, el dominio del

Mediterráneo sufre diversas alternativas y pasará de

manos sarracenas a cristianas, y viceversa, hasta que

surgen los nuevos Estados europeos.

Organizan en permanencia sus poderes

marítimos para explotar estrategias propias, en gran

parte favorecidos por la constante defensa del

ámbito que los emperadores de Constantinopla

intentan realizar.

Con la decadencia del ímpetu expansionista

musulmán, las nuevas ciudades-Estado italianas

(Génova, Padua, Pisa y Venecia) comienzan a

adueñarse del tráfico comercial con Oriente, para lo

cual precisan dominar el mar; y en virtud de ese

dominio, se podrán llevar a cabo las Cruzadas.

A partir del siglo XI, estas Repúblicas se

lanzaron a la reconquista de las bases comerciales

mediterráneas que se encontraban en manos

musulmanas.

Más adelante serán eclipsadas por la pujanza de

una de ellas, Venecia, que en competencia feroz –

incluida los conflictos bélicos-, surgió como una

nueva ―Thalassocracia‖; pero antes de hablar de la

―Hansa‖ y Venecia, lo haremos sobre unos pueblos

nacidos muy lejos del Mediterráneo, magníficos

navegantes, que terminarían absorbidos

culturalmente por el viejo ―lago romano‖.

Page 65: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

51

LOS VIKINGOS

os pueblos que hoy conocemos como

vikingos tenían sus tierras de origen en tres

países que juntos forman la Escandinavia actual:

Noruega, Suecia y Dinamarca. Una gran parte de la

península está cubierta de suelos estériles, poco

adecuados para la agricultura. Hacia el año 790 se

data el inicio de las incursiones marítimas vikingas

en Europa Occidental, en forma súbita y destructiva,

mientras que otras tribus se internaban en los

grandes espacios de la Europa Oriental y, a su vez,

familias enteras se lanzarían a navegar en mares

difíciles y desconocidos.

Pero, ¿por qué abandonaban sus tierras estos

hombres del Norte? ¿Qué les impulsó a entrar al

escenario de la historia? Los estudiosos del tema no

han encontrado una respuesta contundente. Algunos

apuntan a que estaban condicionados por la pobreza

del suelo escandinavo, la crudeza del clima y el

escaso espacio cultivable; otros lo atribuyen a un

exceso de población. Las causas siguen siendo

oscuras y lo único cierto es que al empezar sus

correrías y migraciones no pretendían extender su

poderío ni crear un Imperio. Hay dos elementos

importantes que subyacen en sus acciones: el

espíritu de aventura y el viajero.

Los llamamos vikingos, pero este término sólo

se empezó a usar con la aparición de movimientos

nacionalistas escandinavos en el siglo XIX, y en esa

época se les empezó a representar llevando cascos

con cuernos, sin ninguna base histórica, pero que se

convertiría en un signo distintivo. Los escritores de

su época los conocían como nórdicos, escandinavos

y principalmente, como ―nord-man‖ (normandos),

―hombres del norte‖ y Europa se sintió tan aterrada

ante el furor guerrero de esos hombres, que se

rezaba esta jaculatoria: ―A furore normandorum

libera nos‖ (del furor de los normandos, libéranos).

La calificación del nombre ―vikingo‖ es poco clara.

Apenas se menciona en textos contemporáneos y

cuando se hace, se refiere a hombres que se habían

ido ―a-viking‖, es decir, que dejando el normando

su trabajo agrícola se había lanzado a la piratería;

―vik‖ significa bahía y algunos suponen que

―vikingo‖ sería ―asaltador de bahía‖.

Todo lo que se sabe de ellos procede de fuentes

antiguas e incompletas, pero la arqueología

moderna ha empezado, desde hace poco, a sacar a la

luz la historia fascinante de este pueblo. Por

desgracia, los vikingos no mantenían ni diarios de

navegación, ni crónicas de sus andanzas. Las únicas

narraciones son las transmitidas de generación en

generación, en forma oral, llamadas ―sagas‖ y que

finalmente se recogieron y escribieron hacia la

mitad del siglo XIV, cuando ya finalizaba la época

vikinga. Pero las sagas representan un buen

compendio informativo de su forma de vivir, cazar,

explorar, guerrear y comerciar.

Hacia el Sur

Si se toma el primer significado de la palabra

―pirata‖ – del griego Peiratées, ―que significa

emprendedor‖, es un término perfecto para referirse

a los vikingos. Sus ataques a las costas de la Europa

Occidental eran de robo y pillaje. Buscaban piedras

y metales preciosos, riquezas de poco volumen y

peso provenientes de poblados, iglesias,

monasterios y si era conveniente, castillos; objetos

fáciles de cargar en sus largas y estrechas naves.

En sus ataques eran sorpresivos, feroces y

decisivos, efectuando después del terrible golpe, una

rápida retirada que a veces se acompañaba con un

L

Page 66: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

52

nuevo ataque en otra ensenada cercana, sin que los

pobladores de este último punto conocieran del

anterior asalto. Tan fulgurantes y efectivas eran sus

incursiones que nos recuerdan la táctica actual

―relámpago‖ de los grupos de operaciones

especiales y así, podríamos decir de los vikingos

que fueron los primeros ―comandos navales‖.

Su fama de ferocidad y crueldad era bastante

real, más ellos mismos la alentaban y los relatos de

sus ataques y sus consecuencias, los magnificaban y

los dejaban correr. Los cronistas empezaron a

escribir una lista interminable de matanzas y

terrores protagonizadas por los bárbaros vikingos.

Actos ciertos, corregidos, aumentados e inventados,

daban base para la leyenda.

Sus primeros ataques se dirigieron contra las

costas irlandesas y escocesas; al ir bajando, lo

hicieron en costas inglesas y francesas, donde,

aprovechando el poco calado de sus naves, que les

permitía navegar por los ríos, penetraron por el Sena

y asaltaron París.

Las incursiones se producían por una nave en

solitario –como un grupo de amigos que acuerdan

hacer una excursión-, por un grupo de naves o por

escuadras enteras. Así, se presentaban en cualquier

punto costero y a veces, pasado un tiempo, volvían

al mismo. Sus incursiones siguieron en las costas

gallegas, portuguesas y entrando al Mediterráneo,

atacaron Sevilla y las costas de ―Berbería‖ –norte de

África-. Según pasaba el tiempo, sus apetitos se

hicieron mayores; llegan a ocupar Irlanda; intentan,

siendo derrotados, apoderarse de Inglaterra, saquean

Page 67: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

53

ciudades del interior de Francia situadas en las

riberas fluviales y llegando nuevamente a París,

sitian la ciudad con la idea de apoderarse y quedarse

con ella.

De muchos sitios se les paga fuertes tributos para

que se retiren, (incluido París); en otros, se logra

rechazarles por las armas y en ciertas zonas se

instalan decididamente, como en la ciudad de Ruan

y el Sena inferior, consiguiendo que el Rey de

Francia opte por entregarles esa extensa región, a

condición de que se conviertan, se vuelvan

sedentarios, y renuncien a la guerra.

La región donada se llamará desde entonces

―Normandía‖.

Más adelante en el tiempo, a los tres siglos de

sus primeras correrías, los vikingos son

―dominados‖ por la civilización del viejo mar

Mediterráneo, y como diríamos, ―sentando la

cabeza‖, deciden abandonar su nómada estilo de

vida y… conquistan Sicilia.

Aunque todas las naves vikingas eran

bastante iguales, extremos idénticos, construidas

con planchas superpuestas de madera de roble e

impulsadas a remo y una sola vela cuadra,

evolucionaron hasta una variedad de tamaños y

formas, diseñadas para enfrentarse a diferentes

objetivos y condiciones del mar.

Sus naves de guerra (que sin embargo permitían

una carga de hasta unas 15 toneladas), eran

llamadas ―Drakers‖ y ―Snakers‖ –en inglés: Draker

(dragón) y Snaker (serpiente)-, representadas las

cabezas de estos animales, magníficamente talladas,

en las proas de sus ―naves largas‖. Promediaban

unos 25 metros de largo por 6 de ancho y 1.5 de

profundidad, pudiendo embarcar 50-60 hombres,

comprendidos 30 remeros en 15 filas por banda. La

nave, sin cubierta, bastante ligera para eludir las

defensas de la costa y suficientemente capaz para

realizar expediciones de saqueo y muy resistente

para las travesías tempestuosas del Atlántico, podía

navegar a 10 nudos de velocidad y su escaso calado

le permitía hacerlo muy tierra adentro por los ríos

europeos y era bastante liviana para poder

arrastrarse sobre tierra.

Page 68: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

54

Cuando los normandos, en tiempos posteriores,

tuvieron reyes, existieron naves que medían más de

48 metros de eslora y 8 de manga, equipadas con

unos 72 remos.

Con un puntal más alto, permitía a los 300

guerreros de su dotación una cierta ventaja en su

aspecto defensivo.

Para una típica nave de 25 metros, el mástil

medía 10, lo bastante corto para bajarlo con

facilidad y fijarlo entre sujeciones en el centro del

barco para que no estorbara durante un desembarco

o un combate en el mar; –igual que hacían otros

pueblos en el Mediterráneo-.

La vela estaba cortada en un rectángulo

enormemente ancho, que en promedio, alcanzaba

unos 15 metros de ancho.

Para que fuera eficiente al navegar con el viento,

a menudo la vela se extendía con dos arbotantes

enterizos, encajados en cavidades en un par de

chumaceras montadas en cada regala, justo delante

del mástil.

Las ―naves largas‖ vikingas se movían muy bien

con el viento en contra; sólo se empleaba un

arbotante con viento en contra o a través.

Estaban tejidas estas velas con lana áspera, en

una capa doble que proporcionaba resistencia y se

podía obtener de ellas una gran potencia.

Al mojarse, se volvían muy pesadas y en

tormentas o rachas de viento fuerte eran muy

difíciles de maniobrar, pasando a ser mortales.

Las quillas de sus barcos tenían forma de T, la

experiencia había demostrado que esa quilla podía

―cortar‖ los mares tormentosos.

Su timón era un remo guía, corto, que se fijaba a

la aleta de estribor de la nave en un gran bloque de

madera asegurado, de modo que el remo girara al

igual que una palanca en un fulcro; el timonel

empleaba una caña.

Como el vocablo nórdico ―lado de gobierno‖,

para tabla de dirección es ―stjornbordi‖ –en inglés,

―starboard‖- el timón le prestó su nombre al costado

de ―estribor‖, es decir, el lado donde iba el timón, el

lado derecho.

Hacia el Este

En el siglo IX, partiendo de Suecia, los vikingos

penetran a través de los ríos en el Este de Europa,

fundando ciudades a lo largo del Danubio y Neva;

se extienden hasta las inmediaciones del Volga,

recorren las regiones del lago Ladoga y surcan las

aguas del Dvina y el Dnieper. Los nuevos

pobladores empezaron a gobernar esas tierras con la

agudeza de un astuto comerciante y la habilidad del

mejor político, pasando a ser la clase aristócrata

sobre los anteriores pobladores, los eslavos.

Estos escandinavos que a sí mismos se llamaban

―RUS‖ dieron su nombre a un territorio inmenso y

con el tiempo fusionaron sus principados, como el

fundado por Rorik en Novgorod (considerada como

la primera capital de Rusia) y el de Kiev (en

Ucrania), en el primer Estado ruso. A los vikingos,

nunca les importó mezclarse con los nativos;

prefirieron un extranjero valiente que un hombre

mediocre entre sus propias filas. Llegados hasta

Constantinopla, se les permite comerciar pudiendo

entrar en la ciudad, pero, al precederles su fama, lo

tenían que hacer a través de una puerta designada,

en grupos de un máximo de 50 hombres y sin

armas.

En el siglo X, el emperador bizantino Basilio

solicitó ayuda militar a Wladimir, príncipe de Kiev.

Éste le envió 6.000 hombres recién llegados de

Escandinavia. De estos soldados surgió una nueva

élite, los llamados ―varegos‖, quienes pasaron a ser

una guardia personal de los emperadores bizantinos,

sirviéndoles con lealtad.

Hacia el Oeste

El impulso que llevó a los vikingos procedentes

de lo que hoy es Noruega, -a diferencia de las

incursiones de otros paisanos noruegos y daneses en

las costas de Europa Occidental- para lanzarse a

través del Atlántico Norte, hacia el Occidente, no

fue el saqueo, sino la colonización, la ocupación de

tierras y su explotación.

Page 69: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

55

Así, grupos de vikingos, familias enteras

cargaban sus barcos con víveres, parejas de

animales y sus enseres y se dirigían hacia el

noroeste en busca de nuevas tierras.

Si antes dijimos que la información documental

proviene principalmente de las ―sagas‖ y éstas

fueron escritas mucho después del suceso,

seguramente el relato fue embelleciéndose en la

medida en que se iba transmitiendo. Pero es casi

seguro que esos relatos fueron exagerados, con

mayor frecuencia cuando tenían que ver con hechos

guerreros de asaltos y conquistas. En el caso de los

viajes a tierras desconocidas, no necesitaron buscar

la épica, magnificando sus actos, pues de por sí,

cada viaje se convertía en una aventura

extraordinaria, de una tremenda audacia y valor, al

lanzarse a navegar por uno de los mares más

peligrosos del planeta: el Atlántico Norte.

Sin embargo, no fueron los vikingos los

primeros que llegaron a islas situadas al norte de

Escocia. Monjes intrépidos, según se cree, cruzaban

las aguas en frágiles embarcaciones, barcas de

cuero, llamadas ―curraghs‖ y se establecían en islas

deshabitadas, para vivir como ermitaños. Los

vikingos encontraron a estos monjes en las islas

Shetland y en las Feroes, como también en Islandia.

A esta última, los vikingos la empezaron a poblar

hacia el año 900 y establecieron una institución a la

que podría considerarse como el

primer Parlamento de los tiempos

modernos –el ―ALTHING‖- una

asamblea a la cual podían

concurrir todos y que

proporcionaba la ocasión para

atender quejas y establecer leyes,

presidida por el ―hombre que

recita las leyes‖, elegido por los

jefes locales.

Se supone que su primera

reunión se efectuó en el año 930 y

esta fecha se mantiene para

señalar el nacimiento de Islandia

como una nación independiente.

Siguiendo el modelo del Althing

–la Asamblea General- existían las Asambleas

regionales, que igualmente escuchaban las quejas y

resolvían los problemas locales. En una de esas

asambleas regionales se determinó el exilio de un

jefe de familia, Erik, apodado el ―Rojo‖ por el color

de su pelo, que hacía juego con su fogoso

temperamento. Erik había tenido problemas en su

tierra de origen, Noruega y en Islandia, llevado por

su carácter demasiado temperamental, había

asesinado a otro vikingo. La sociedad vikinga, tan

salvaje y libre, polígama, con igualdad de sexos,

donde hombres y mujeres podían unirse y separarse

sin compromiso alguno, era, por el contrario,

socialmente muy disciplinada y mientras las armas

eran usadas cruel y despiadadamente con los demás

pueblos, entre ellos se guardaban, para respetarse y

mantener normas estrictas de convivencia.

Por otro lado, los vikingos durante sus días de

dominio, fueron grandes esclavistas. Ellos no

inventaron la institución de la esclavitud –existente

desde la prehistoria- pero la explotaron en gran

escala. Los supervivientes de los vencidos en batalla

quedaban automáticamente sujetos a la

servidumbre. Ni siquiera los escandinavos estaban

libres de otros escandinavos, pues las mujeres

promiscuas, los deudores y muchos hombres que de

otro modo habían sido condenados a muerte, eran

candidatos a la esclavitud.

Page 70: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

56

Odisea nórdica

Desterrado de Islandia y no pudiendo volver a

Noruega, Erik, ―el Rojo‖, navegó hacia el

Occidente, buscando una tierra sin nombre que unos

60 años antes, alguien había visto pero no visitado.

Erik la consiguió y luego volvió a Islandia hablando

maravillas de esa tierra a la que llamó Greenland

(Tierra Verde).

Posiblemente exageraba, pero debía convencer

para que otros, bajo su liderazgo, se arriesgaran a

seguirle y fundar allí una nueva colonia, logrando

reunir voluntarios suficientes.

Posteriormente, otras familias islandesas

navegaron para unirse a los colonos de Groenlandia.

Una de estas familias, al mando de Bjarni, fue

desviada por el viento y siguió navegando, a través

del Océano, hacia Occidente, hasta que divisó una

tierra llana cubierta de árboles, a la cual Bjarni

llamó ―Tierra de los Bosques‖; bordeó la costa y

virando al Este logró llegar a Groenlandia.

A Erik le hubiera gustado explorar la tierra

avistada por Bjarni, pero su muy avanzada edad le

limitaba.

Su deseo se pudo materializar en su hijo mayor,

Leif Erikson, quien desembarcó allí unos quince

años más tarde, cruzó el hoy llamado estrecho de

Davis, llegó a la isla de Baffin y yendo al Sur

encontró la costa de Labrador, poblada de árboles,

tal como Bjarni la había descrito; siguió navegando

dos días más hasta que llegó a otro lugar, al que

llamó ―Vinland‖ –Tierra de las uvas- debido a las

uvas silvestres que encontró allí.

Se piensa que debía ser Terranova. Vuelto Leif a

Groenlandia, después de haber pasado el invierno en

aquella tierra, es su hermano Thorwald quien se

dirigió al lugar, para morir en una escaramuza con

los nativos americanos.

Parecer ser que luego se estableció una colonia

que sólo duró tres años, debido a la continua

hostilidad de los indígenas y al olvido de que fueron

víctimas por parte de sus paisanos de Groenlandia.

Page 71: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

57

Técnicas de navegación

Para navegar en sus mares y adentrarse en el

océano, centrando su interés en naves para el

comercio, la exploración a larga distancia y para la

emigración de personas a nuevas tierras, produjeron

un barco igualmente bueno, tal como lo era el

―barco largo‖ –Drakers y Snakers- que servían para

la guerra. Barco robusto y fuerte; este barco de

carga era el ―hafskip‖; haf: océano y skip: barco, es

decir, igual a ―barco oceánico‖.

Estaba hecho con los mismos métodos de

construcción que los barcos largos; roda y codaste,

altos y curvos y en las maderas se superponían las

planchas y se clavaban. Con el fin de alojar a los

pasajeros y a su cargamento, se diseñaba para ser

más hondo y de manga ancha, con cuadernas más

robustas, planchas de madera más gruesas y una

obra muerta más alta para evitar en lo posible que

las aguas pasaran por encima de la borda.

Comparado con la ligera y flexible nave de

combate, el hafskip era pesado; con vientos suaves

la nave larga era más veloz, pero una vez que el

hafskip se encontraba entre los violentos

ventarrones del Atlántico Norte, navegaba muy

bien, manteniéndose seguro y surcando las aguas a

velocidades de 10 nudos. Algún remo había, pero

sólo se usaba para entrar y salir de los estrechos

fondeaderos; la proa y la popa estaban cubierta de

planchas de madera y había una bodega grande en el

centro del barco; estos barcos se construían en dos

tipos básicos, uno pequeño de unos 12 metros de

eslora que se usaba para el comercio costero y el

llamado ―knarr‖ de unos 16 metros de eslora, y 5

metros de manga, pudiendo transportar 15 toneladas

de carga. Esta fue la nave con que se efectuaron las

exploraciones y llevaron a los colonos a las nuevas

tierras.

Se fué adquiriendo progresivamente un conjunto

de conocimiento sobre rutas, época de navegación

entre lugares conocidos, mareas, vientos y

corrientes, que se transmitió oralmente de una

generación a otra, pero del cuál no disponían los

primeros aventureros que cruzaron las aguas

desconocidas del Atlántico Norte; los primeros

viajes eran costeros y entre islas. Cuando la tierra

siempre estaba a la vista, en estas condiciones se

usaban las técnicas de pilotaje visual, el marinero

comprobaba su posición con respecto a las señales

de la tierra como unos acantilados característicos,

un estuario o un promontorio prominente o con

respecto a las señales del mar, como bancos de

arenas o arrecifes. Sin brújula magnética, carta de

navegación y cualquier otro instrumento, estos

primeros navegantes usaban métodos ambientales

de navegación para orientarse por los mares sin

caminos; se emplearon tipos de estima basada en los

cálculos de rumbos seguidos y la velocidad

conseguida; las direcciones se calculaban con

relación al sol y las estrellas y a la dirección del

viento y el oleaje. Además, estos primeros

navegantes acechaban cuidadosamente la señal de

cambio de tiempo, de viento y los indicios de tierra

más allá del horizonte.

Estos métodos empíricos sencillos de navegación

oceánica fueron muy usados durante milenios

anteriores por muchas civilizaciones marítimas, por

los antiguos chinos, los fenicios y griegos en el

Mediterráneo.

Los vikingos sacaban mucho significado del

aspecto de las formaciones de nubes, de los cambios

en el viento y de los patrones de las olas, de las

corrientes oceánicas y las marejadas, de las nieblas

marinas y del color y la temperatura del agua;

podían obtener información de los hábitos de las

aves acuáticas, estaban alerta a la migración de las

aves de tierra, y rastreaban el movimiento de los

peces y las ballenas que bajaban del norte.

Para decidir el rumbo, utilizaban un sistema

también curioso; al navegar, soltaban un cuervo,

sabedores de su gran capacidad de orientación; si el

cuervo mantenía el mismo rumbo que la nave, los

vikingos continuaban esa dirección, si no, seguían al

cuervo hacia donde él les indicara.

Por supuesto que en muchos de esos primeros

viajes ignotos, si el cuervo volvía, es que no había

conseguido tierra, si no volvía, algo de tierra había

por delante.

Page 72: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

58

Un veterano navegante vikingo podía saber

cuando se acercaban a las islas Feroe por las

crecidas y los bajíos que rodeaban el grupo de islas,

sabía que se aproximaba a Groenlandia por el

cambio brusco de la temperatura del agua al entrar

en la corriente polar, por el pronunciado cambio en

su color, que pasaba del azul marino al verde y por

la esporádica presencia de témpanos a la deriva. Los

vikingos eran maestros de las implacables corrientes

que remolineaban alrededor del Atlántico Norte y

las aguas árticas. En cuanto a medir la velocidad, el

único modo en que los vikingos podrían haberlo

logrado habría sido tirar una astilla de madera al

mar y contar cuanto tardaba en recorrer la extensión

de la nave hasta la popa u observar pasar la burbuja

de agua. Los navegantes vikingos empleaban una

primitiva navegación astronómica que les ayudaba a

medir el curso y la distancia. Por la noche,

―Polaris‖, la estrella polar, era el principal indicador

celeste; por lo general esa estrella era visible dando

vueltas alrededor del Polo y por ello resultaba una

bendición inapreciable para los marineros; en

noches despejadas sólo hacía falta un método para

determinar el ángulo de Polaris desde la proa, para

establecer un curso aproximado.

Nadie que bajara por la costa de Escandinavia

podía dejar de notar que la altitud de Polaris desde

el horizonte decrecería a medida que el navío iba

hacia el Sur y que lo opuesto tendría lugar en un

viaje al Norte. Por lo tanto, al medir la altitud de la

estrella, los navegantes vikingos eran capaces de

determinar con considerable precisión cuan lejos

habían viajado al Norte o al Sur. El empleo del sol

como instrumento de navegación era algo más

complicado. En pleno invierno, cuando el sol

apenas se elevaba, resultaba inútil como baliza

direccional. Sin embargo, en verano, cuando el sol

se hallaba por encima del horizonte durante gran

parte del día y de la noche, lo aprovechaban al

máximo. Al igual que con Polaris, la altura del sol

mientras cruzaba el cielo en un arco, cambiaría a

medida que la nave navegaba al Sur o al Norte.

En un curso hacia el Sur, la altitud del sol

aumentaría y lo opuesto tendría lugar en un curso al

Norte; el sol también podía indicar la dirección a

medida que iba de Este a Oeste. Para medir esos

valores y aplicarlos a la navegación, los vikingos

inventaron tres ingeniosos instrumentos de

navegación, que llamaron la tabla del sol, la piedra

del sol y la tabla de sombra del sol. La tabla del sol,

da la impresión de haber sido un cuadrante de

rumbo sobre el que había marcadas cuartas, que

salían desde un agujero en el centro. Con la ayuda

de un indicador montado en el cuadrante, eran

capaces de tomar una marcación de curso del sol a

medida que subía por el Este o se ponía por el Oeste

y mantener cualquier curso sólo comprobando esa

triangulación tosca cada día.

Por las narraciones vikingas, se sabe que los

navegantes nórdicos también estaban acostum-

brados a realizar una observación a mediodía

cuando el sol alcanzaba el meridiano Norte-Sur.

Así, aunque carecían de brújula magnética, pues en

sus tiempos la brújula aún no había llegado a

Europa Occidental procedente de Oriente, cada día

podían establecer una determinación razona-

blemente precisa de su rumbo; con cielos nublados

o bajo una densa niebla, los vikingos aprovechaban

un notable cristal mineral de calcita llamado

―cordierita‖. Este mineral tiene la propiedad de

cambiar su color amarillo por el azul oscuro cuando

se orienta perpendicularmente al plano de la luz

solar polarizada por la atmósfera.

Cuando un cristal de cordierita se sostiene en

ángulo recto hacia el plano de luz polarizada del

Sol, al instante cambia de amarillo a azul oscuro.

Incluso con una niebla densa o bajo un cielo

encapotado, un navegante en medio del océano

podía localizar la posición exacta del invisible sol al

hacer rotar el trozo de cordierita hasta que de pronto

se ponía de un azul oscuro. Como se producía el

mismo cambio de color, aún cuando el sol se

hallaba a 7 grados por debajo del horizonte, el

navegante podía realizar observaciones después de

la puesta del sol. Pero para establecer los cursos

generales durante las horas diurnas los vikingos en

su mayor parte dependían de la tabla de sombra del

sol.

Page 73: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

59

Ese aparato que les permitía determinar la latitud

y luego navegar siguiéndola durante una amplia

extensión de océano hacia su destino, parece haber

sido un disco de madera marcado con círculos

concéntricos que eran los toscos equivalentes de las

latitudes. En el centro del disco había una vara

vertical parecida a la de un reloj de sol, que se podía

subir o bajar para alargarla o acortarla según la

posición del sol en el cielo. Por ejemplo, cuando se

la ponía a la altura adecuada para la declinación del

sol a mediados de agosto, la sombra proyectada por

el sol a mediodía, cuando alcanzaba su cenit, caería

sobre un círculo determinado. Al mantener la

sombra del sol en el mismo círculo todos los

mediosdías, el navegante era capaz de mantener su

latitud; si la sombra caía a cualquier lado del

círculo, el timonel podía saber cuanto tenía que

virar al Norte o al Sur para recuperar su curso. Con

el fin de mantener el instrumento equilibrado en el

mar, se asignaba un marinero para que lo sostuviera

flotando en un cuenco con agua.

Sedentarios

Sin importar cuales fueron los inmediatos y

quizás intranscendentes detalles, la retirada de los

nórdicos de Vinlandia y luego de Groenlandia fue

parte del amargo proceso de decadencia que puso

fin a la gran era de los vikingos. Poco a poco se

encontraron domesticados y asimilados por los

mismos pueblos que ellos habían conquistado en el

Este y el Oeste. Sabemos del inicio de sus correrías

en el año 790; en el 1066, Guillermo, el vikingo

Duque de Normandía, desembarca en Inglaterra y

en Hastings obtiene la victoria y se convierte en Rey

de Inglaterra. Y en el 1091, los normandos

conquistan y se asientan en Sicilia.

.

Page 74: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

60

LA HANSA

e olvida frecuentemente, cuando en la

actualidad funciona una Europa de Mercado

Común, que hace ya varios siglos, en una época en

que la inmensa mayoría de la población se dedicaba

a la agricultura y en un intento de conseguir lo que

el Imperio Romano había hecho realidad, es decir,

una unión mercantil, se estuvo en la Edad Media a

punto de convertirse en realidad. Desde mediados

del siglo XII, comerciantes de las ciudades del

Norte de Alemania, conscientes de las dificultades

que limitaban sus intercambios y multiplicaban los

riesgos de su actividad, fueron desarrollando

mecanismos de protección, logrando una

coordinación para sus negocios. Afectó a ciudades,

algunas de ellas sometidas al Sacro Imperio

Germánico, otras eran independientes. El

nacimiento efectivo de la Hansa fue en el año 1161

cuando mercaderes alemanes hicieron un pacto de

solidaridad mutua y eligieron a un Anciano

(Olderman), al que otorgaron poderes

jurisdiccionales. Adoptaron un lema; éste era la

frase atribuida al romano Pompeyo: ―Navigare

necesse est, non vivere‖. Su actuación se fue

extendiendo rápidamente, tratándose en esa primera

época de una agrupación netamente comercial,

llegando a ser más adelante una agrupación también

política cuando las circunstancias motivaron a sus

dirigentes a darle un sentido institucional. La Hansa

protagonizó un movimiento de productos y de

relaciones que afectó a mucha gente y a naciones.

Desde los puertos de Andalucía y Lisboa se

producía un río de intercambios que se acrecentaba

en costas francesas, donde los barcos se dividían

para dirigirse unos a los puertos ingleses de Bristol

y Londres –que eran factorías de la Hansa-,

mientras otros arribaban a Brujas (Bélgica), uno de

los focos más importantes del comercio europeo –

también factoría hansiática-. Desde allí, los barcos

recorrían las costas del mar del Norte y fondeaban

en Hamburgo.

S

Page 75: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

61

En el mar Báltico, procediendo a través de los

ríos, desde Novgorod, o desde Riga para enlazar con

las costas de Escandinavia. Durante siglos lograron

mantener una política consistente en unir en lo

posible los territorios, actuando conjuntamente en

defensa de los mismos intereses.

Pese a lo atrevido de su lema, uno de los motivos

de la perdurabilidad de la Hansa fue su prudencia.

Una serie de graves desastres indujo a la Hansa a

convertir en ley algo que hasta ese momento había

sido solamente una costumbre, por lo que la

navegación fue taxativamente prohibida desde San

Martín (11 de noviembre) a San Pedro (22 de

febrero); al fin y al cabo, siguiendo la costumbre

inmemorial que se mantenía en las aguas del mar

Mediterráneo de solamente navegar en primavera y

verano; máxime, considerando que el clima afecta

mucho más las aguas del Atlántico Norte. Los

barcos que llegaban a puerto en una fecha

comprendida entre esas dos, debían presentar un

certificado que atestiguase que habían iniciado viaje

antes del 11 de noviembre; en caso contrario, su

carga era confiscada. Al principio, las travesías

desde un puerto a otro se efectuaban formando

pequeñas escuadras de entre cinco y diez barcos;

con el paso del tiempo y el aumento de los riesgos, a

causa de las guerras y de los piratas, se adoptó el

sistema de los grandes convoyes escoltados por

buques de guerra.

En el estudio de la Hansa se establecen dos

grandes etapas: la primera es netamente la de los

mercaderes, mientras que en la segunda las ciudades

intervienen sistemáticamente y por eso la influencia

histórica de esta organización se fue reflejando

finalmente en el juego de la política.

Sin embargo, su gran desarrollo a partir de

mediados del siglo XIII, no se puede relacionar con

la superioridad tecnológica de sus naves, ya que su

evolución con respecto, por ejemplo, a la época

vikinga, no fue significativa. A finales del siglo XI

aparece una nave, ―kogge‖, que en castellano se

denominaría ―coca‖; con una estiba superior a las

160 toneladas, medía 30 metros de largo y 7 de

máxima anchura, con cerca de 3 metros de calado;

una única vela la impulsaba e incluso la capacitaba

para avanzar con viento contrario. Su casco,

siguiendo el estilo de construcción norteña, estaba

formado por planchas superpuestas como las tejas

de un tejado, con la quilla rectilínea. Bastante

después en el siglo XIV aparece un nuevo tipo de

nave, a la que se llamaría ―holk‖, más gruesa y

panzuda, que poseía dos castillos, cada uno de ellos

con dos puentes, colocados uno a proa y otro a

popa.

Mientras, en el Mediterráneo se mantenían dos

tipos fundamentales de embarcaciones: una, larga y

ligera, que utilizaba principalmente la fuerza de los

remeros, y el barco, al que se llamaba ―nao‖,

redondo y panzudo, que aprovechaba la fuerza del

viento. Estas naos entre los siglos XII y XIII

ampliaron sus dimensiones. Barcos ―redondos‖ con

dos puentes y a veces tres, menos veloces, pero con

más capacidad. Un progreso significativo fue el

paso al uso exclusivo de velas con forma triangular

–vela ―latina‖, que como sabemos había sido

introducida por los árabes-, a un velamen mixto. El

palo mayor estaba reservado para una gran vela

cuadrada, mientras que el palo posterior, y si había

palo anterior, permanecían usando velas

triangulares. Para ese entonces, legado de los

chinos, el timón se encontraba situado en el centro

de la popa, sustituyendo al gran remo lateral, y a

veces a los dos laterales de la Antigüedad.

Hacia el final de la Edad Media, la economía

mercantil en el Norte de Europa se caracterizó por

el desarrollo industrial y comercial de Holanda e

Inglaterra; estas nuevas economías se desenvolvían

en detrimento de las actividades del grupo

hanseático. Así se perfiló una nueva geografía de

Page 76: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

62

los grandes itinerarios mercantiles. Abierta hacia el

Atlántico, Castilla encontró oportunidades de

expansión en el dominio de los espacios

comerciales comprendidos entre el Cantábrico y el

mar del Norte. Otro factor contribuyó a potenciar la

acción mercantil castellana en el área septentrional:

la conversión de las simples actividades pesqueras y

mercantiles de corto radio de los marinos vascos en

una verdadera función de armadores y transportistas

en los largos itinerarios del comercio internacional.

La desaparición de los feudos, la aparición de los

primeros reinos en Europa, la incorporación de las

ciudades independientes a esos mismos reinos y el

desarrollo mercantil y económico que se suscitaba

cada vez con mayor fuerza, usando principalmente

el mar, hizo que por supuesto, y como ya dijimos

anteriormente, se empezaran a producir conflictos

bélicos entre los reinos.

La brújula

Los avances que tuvieron lugar en el

manejo de las naves, gracias a la combinación en el

velamen y en el nuevo tipo de timón, favorecieron

el arte de la navegación, pero en la capacidad de

establecer una ruta precisa y poder seguirla, se

debió desde los siglos XIII y XIV al

perfeccionamiento y mejor utilización de la aguja

magnética, la ―brújula‖, el pequeño instrumento

basado en las propiedades magnéticas de la tierra

que los marinos han venido utilizando durante

siglos para orientarse en el mar.

El nombre de ―magneta‖ ó ―magneto‖ es uno de

los más antiguos y procede del topónimo Magnesia,

comarca de Tesalia, donde sus habitantes

descubrieron por vez primera para el mundo antiguo

un mineral –ya conocido con anterioridad por los

chinos- que tenía la curiosa propiedad de atraer al

hierro e incluso de imantarlo por frotamiento o

simple contacto.

Se ignora en qué momento los árabes, cuyos

barcos coincidían con los chinos en los puertos de la

India, introdujeron la brújula en Europa. Las

primeras noticias datan de mediados del siglo XII; a

partir de entonces, su uso se extendió rápidamente,

desplazando a otros métodos más rudimentarios:

variaciones en el régimen de vientos, aspecto del

oleaje… En el siglo XIV, se inventaron también las

―cartas de marear‖, que permitían determinar la

línea recta resultante de una serie de recorridos en

zigzag: un procedimiento que abría paso a una

estimación más precisa de la posición del barco.

Esta innovación permite proseguir con la

navegación incluso en los meses invernales, antes

suspendida, además de la mala climatología, debido

a la gran dificultad para orientarse siguiendo el sol y

las estrellas.

Mientras, en verdaderas ―escuelas‖, presentes en

Pisa, Venecia, Génova y Mallorca, se fueron

desarrollando las llamadas cartas marítimas que

proporcionaban a los marineros un instrumento

valiosísimo. A ellas, se unían a menudo ―los

portulanos‖ -provenientes todavía desde el tiempo

de los romanos-, manuales que contenían

descripciones precisas de las costas, los puertos y

las rutas, indispensable para un tipo de navegación –

que como sucedía con la de estos siglos- se

desarrollaba principalmente cerca del litoral.

Hasta el siglo XV no se hizo patente en

Occidente que el Norte magnético –el que señala la

brújula- y el geográfico, no coincidían. Este

fenómeno entonces llamado ―noruesteo‖ de la aguja

–hoy ―declinación‖-, que varía de intensidad según

los lugares, hacía de la brújula un instrumento poco

fiable. En un primer momento se puso una tapa de

cristal sobre el recipiente que contenía la aguja, para

evitar las perturbaciones del viento y minimizar las

causadas por el balanceo del barco.

Sin embargo, los descubrimientos de nuevas

tierras y la necesidad de hacer largas travesías

promovieron nuevas mejoras. Una vez conocido y

difundido el fenómeno de la declinación, se inventó

un tercer tipo de brújula que incorporaba la ―rosa de

los vientos‖ –representación gráfica de los puntos

cardinales que ya se añadía desde el siglo XIII a

mapas y compases- pegada sobre la aguja, de

manera que rosa y aguja giraban a un tiempo al

cambiar de rumbo.

Page 77: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

63

BAJA EDAD MEDIA

legamos al tercer período, la Baja Edad

Media, de menor duración (XIII al XV).

Procedentes del Norte y Centro del desconocido

continente, un pueblo guerrero, los Aztecas,

encontraban un fértil valle y en él, signos favorables

que lo hacían coincidir con la ―tierra prometida‖ de

la cual se hablaba en sus viejas leyendas,

instalándose e iniciando la construcción de

Tenochtitlan, la futura ciudad de México.

Pertenecían al grupo de pueblos chichimecas,

cazadores y recolectores de lengua nahua, que

fueron desplazándose desde el actual Estado de

Utha (USA) hacia el Sur, a partir del siglo VIII d.C.

Tras un período en Nuevo México continuaron su

emigración. Estos chichimecas acabaron con el

reino Tolteca, de origen nahua. Los aztecas o

mexicas se fueron imponiendo hasta constituir un

auténtico Imperio en México central, recibiendo los

tributos de regiones distantes, llegando su territorio

en 1486 a su máxima extensión.

En Europa, los Reinos se van consolidando; los

primeros en conseguirlo son Francia e Inglaterra y,

¡no faltaría más! son también los que asomarán

fuertes rivalidades entre ellos. Como consecuencia

de las pretensiones al Trono de Francia por parte de

Eduardo III de Inglaterra se desata en 1337 la larga,

larguísima contienda, que ha pasado a la Historia

con el nombre de ―Guerra de los 100 años‖,

interrumpida, es verdad, por algunos períodos

acordados de treguas y otro período, diríamos,

impuesto por la terrible epidemia de la ―Peste

Negra‖, que durante cuatro años asoló Europa,

matando a la ¡mitad de su población! Y, por

supuesto, paralizándola, no sólo en sus ímpetus

bélicos, sino en cualquier otra actividad, incluida

una muy importante: el comercio.

Desde el siglo XIII hasta mediados del siglo XV,

el Mediterráneo fue la más activa de las

encrucijadas mercantiles de Occidente. Los

genoveses gozaban de amplias ventajas en

Constantinopla y en las costas del mar Egeo. Desde

el siglo XIII las naves de Génova cargaban el trigo

de las llanuras, la sal de las zonas lacustres, la

madera y especialmente las pieles caras de Rusia, la

pesca salada y el caviar de las grandes pesquerías

del mar de Azov así como los esclavos que los

tártaros llevaban a vender a los mercados italianos.

El mar Negro se convirtió entonces en la etapa

principal del gran comercio con Asia, hasta donde

llegaban las rutas de Persia, la ruta mongola, la ruta

de la India y de la China. El mar de Azov y el mar

Negro, rodeados por colonias venecianas y

genovesas constituían no sólo el punto de partida y

de término para el tráfico asiático, sino que además,

hacia ellos se dirigían los productos que procedían

de los grandes ríos que descendían hasta allí desde

las profundidades de Ucrania, Rusia y los países del

Danubio. Mercancías que pasaban a unirse a las que

eran llevadas por el Bósforo, especialmente la seda

y especias procedentes de la India y del Catay

(China). Los genoveses habían equipado también

una flotilla comercial en el mar Caspio; allí llegaba

la ruta de la seda, la que propició el auge de la

sedería en Toscana, Venecia y Génova.

Castillos marinos

Mientras que en el Mediterráneo, aún en los

tiempos de la llamada Edad Bárbara y Alta Edad

Media, existía suficiente experiencia de luchas en el

mar, en Europa del Norte hubo razones por las que

la guerra a desarrollarse allá no era muy sofisticada;

todavía no se habían iniciado grandes exploraciones

que empezaran a darle la importancia adecuada a la

navegación, no sólo en el hecho de la exploración,

sino en el hecho también de la guerra. Además, el

comercio medieval en aquel entonces todavía se

realizaba la mayor parte por tierra o por rutas

costeras, así pues eran pocas las oportunidades para

que hubiera choque de intereses en el mar.

La navegación europea a lo largo de esos siglos

también se vio frenada por los caballeros. Estos

creían que el único modo correcto de combate era a

caballo y con armadura. Pero en el mar, no podían

montarlos y también se hacía difícil emplear sus

armas favoritas, la lanza y la espada; y es de

L

CAPÍTULO IV (Feroz competencia)

Page 78: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

64

suponer que si se ponían la armadura, debían

sentirse conscientes por la noción de que si el barco

se hundía, se verían obligados a saltar por la borda y

bajarían hasta el fondo como una piedra.

Se puede observar que a lo largo de casi toda la

Edad Media los caballeros odiaban salir al mar, y

cuando tenían que hacerlo regresaban a tierra tan

pronto les era posible; por tanto, el principal uso de

los buques de guerra era para transportar ejércitos,

mientras que la técnica de combatir en el mar,

prácticamente era nula.

Muchos reyes medievales poseían unos pocos

barcos propios, pero no los suficientes para

transportar sus ejércitos, con los caballos y equipos.

Cuando querían mandar un ejército fuera de sus

límites marinos, fletaban o requisaban los barcos

mercantes de sus súbditos con sus capitanes y

dotaciones habituales.

En estos casos los barcos eran alterados

momentáneamente con ciertas fortificaciones, por si

se topaban con un enemigo en el camino.

De allí viene el castillo de popa y de proa. Si por

casualidad se encontraban con barcos enemigos, los

castillos proporcionaban cierta protección contra las

flechas y se podían emplear como plataformas

desde donde poder lanzar cualquier cosa.

A menudo se les ponían pequeñas ventanas y

almenas, efectivamente buscando la similitud con

las de sus castillos; en el mejor de los casos se

trataba de estructuras muy poco náuticas, y eran la

desesperación de los capitanes de los navíos pero

éstos no tenían voto en el asunto; cuando los

caballeros subían a bordo tomaban el mando, y de

los capitanes se esperaba que obedecieran.

En cualquier caso, las batallas en el mar eran

relativamente raras. Con una sola vela cuadra, esos

barcos medievales solo eran capaces de avanzar a

unos pocos nudos y únicamente podían navegar con

cierta prontitud con viento de popa.

Por cierto, cuando dijimos que los reyes tomaban

los barcos de sus súbditos y los fortificaban, en

Castilla se le llamaba ―armar en guerra‖ a esas

naves; de ese sentido con que se querían potenciar

los navíos, poniéndoles además guerreros del rey,

nace al que a las marinas de guerra se les llame

comúnmente, en todo el mundo, ―Armadas‖.

En alguna ocasión se lograba abordar al navío

enemigo, se producía una fuerte lucha en cubierta y

los que iban siendo vencidos, iban siendo arrojados

al mar, tanto si estaban heridos ya, como si nó; esto

suponía generalmente la muerte para el que había

sido lanzado, pues aunque parezca raro, la mayoría

de los marineros no sabían nadar y por supuesto, los

caballeros, mucho menos.

En otras ocasiones se intentó usar una táctica

similar a la que se usaba en el Mediterráneo, es

decir, embestir al barco enemigo al estilo de las

galeras; se dice que en una ocasión, un barco inglés

lo intentó, con tanto entusiasmo, que el mástil de su

propio barco se vino estrepitosamente abajo y todos

los hombres que se hallaban encaramados en lo alto

para tirar flechas, rocas y barras de hierro, fueron

lanzados al mar.

La sacudida partió parte del casco y los

caballeros de este barco inglés tuvieron que

dedicarse a la indigna tarea de achicar agua.

En otra ocasión, otro barco intentó llevar a cabo

la misma táctica con resultados aún más terribles,

pues su propio barco se hundió.

Las únicas armas medievales que se inventaron

específicamente para usar en los barcos, hoy en día

parecerían más bien una broma; se las llamaba

―triboli‖ y eran fragmentos de hierro con tres

clavos, diseñados de modo para que cayeran como

cayeran, se clavaran sobre dos clavos y el otro

quedara apuntando hacia arriba.

La idea era arrojar grasa sobre la cubierta del

enemigo; si éste se portaba según lo planeado,

resbalaría en la grasa y se sentaría sobre aquellos

clavos.

Muy ingenioso, pero bastante limitado. Lo que

se necesitaba para que la guerra naval pudiera

evolucionar era un medio para hundir un barco

enemigo desde la distancia; en otras palabras, el

cañón.

Se dice que hacia la mitad, aproximadamente,

del siglo XIV, una armada castellana que se internó

en el Canal de la Mancha, usó cañones por primera

Page 79: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

65

vez para atacar el puerto francés de Brest. No

debemos olvidar que desde un siglo antes, los

árabes habían introducido en España, no solamente

la pólvora, de origen chino, sino también los tubos o

―truenos‖, para poder expulsar un proyectil por

medio de la pólvora.

Ya cañones pequeños se instalaron en los barcos

del Norte de Europa desde 1406; probablemente no

lanzaban más que balas de ½ libra –demasiado

pequeñas para dañar un barco- y resultaban más

bien útiles en su mayor parte para repeler a las

partidas de abordaje enemigas.

En 1488 durante las interminables guerras de la

época, el rey Enrique VII de Inglaterra construyó un

barco de cuatro cubiertas llamado ―Regent‖, del que

se tiene registrado que portaba muchos cañones;

llevaba un total de 225, todos instalados en las

cubiertas superiores y en los castillos, pero también

eran muy pequeños.

No podían hacerle daño a un barco enemigo

desde lejos y en verdad que el ―Regent‖ se perdió

cuando se enganchó a un navío francés a la vieja

usanza del abordaje y ambos se incendiaron.

Para luchar desde cierta distancia hacían falta

cañones más grandes, con mayor alcance.

No obstante, instalar unos cañones tan pesados

en los castillos de popa y proa, donde se colocaban

las otras armas, habría desequilibrado la estabilidad

del barco. Transcurrirían más de 100 años antes de

que a alguien se le ocurriera el modo de distribuir

ese peso a bordo sin que zozobrara el navío, y como

tratar el problema del retroceso en los cañones.

Page 80: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

66

VENECIA

n el proceso de desintegración del Imperio

Romano de Occidente, cuando los bárbaros

godos y hunos cayeron sobre las ricas tierras de

pastoreo del nordeste de Italia, los asustados

habitantes empezaron a refugiarse hacia el mar.

Ante la invasión de los bárbaros se refugian

entre las lagunas e islas de la región Véneta, para

defenderse de esas invasiones; el mar que les

protege contra el asedio de los asaltantes, les

proporciona medios y vías para su subsistencia y

desarrollo.

Al retroceder al oscuro laberinto de marismas

que bordean el Adriático septentrional, se ganaron

la vida como pescadores y comerciantes de sal,

protegiendo sus refugios e islotes con murallas de

ramas de sauces, entrelazadas.

A su alrededor, el poderoso Imperio Romano se

desintegraba, controlado en Occidente por las tribus

bárbaras, mientras en Oriente se mantenía

gobernado desde Constantinopla.

La invasión de Italia por las tribus lombardas en

el 568 envió muchos más refugiados hacia las

lagunas y con el paso de las décadas, los

diseminados pueblos de los islotes se agruparon.

Los ejércitos invasores que luchaban por el control

de Italia, o bien fracasaban en subyugar a los

moradores de las islas, o bien frenaban sus caballos

ante la barrera cenagosa de la laguna y daban la

vuelta.

Las generaciones descendientes de los fugitivos

organizan un Estado que sabe asegurar un

floreciente comercio basado en su dominio

marítimo del Mediterráneo. La primera tarea de

Venecia es dominar el Adriático. Para conseguirlo,

ha de destruir, expulsar, o atraerse a los piratas que

pueblan las numerosas islas de las costas Dálmatas,

Albanesas y Griegas.

Más adelante, los comerciantes venecianos –

idealmente situados como intermediarios entre el

Occidente europeo y el rico Oriente bizantino-

habían comenzado a comerciar por todo el

Adriático.

E

Page 81: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

67

Algunos navíos venecianos entraron en el

Mediterráneo oriental y comerciaron con los

Estados musulmanes, para cólera de los devotos

cristianos. Las industrias de Venecia se

expandieron, de la recolección de la sal y pescado a

actividades más sofisticadas y lucrativas:

construcción de barcos, manufactura del hierro y el

cristal, fabricación de tintes y joyas. Con el fin de

proteger su creciente comercio y guardarlo contra

los piratas, Venecia desarrolló una poderosa flota de

guerra. Una serie de tratados astutamente

negociados con los emperadores europeos del Sacro

Imperio Romano y con los emperadores de

Bizancio, complementados con acuerdos de

comercio con los Estados musulmanes del Norte de

África, incrementaron la influencia de la República.

En el Adriático continuaba el éxito de Venecia,

cruce desde la Edad Carolingia del tráfico con

Levante y que, con un privilegio en el año 1082,

obtuvo del Emperador bizantino, a cambio de su

ayuda naval, el derecho de comerciar en los

territorios del Imperio en régimen de excepción

fiscal.

A fines del siglo XI, Venecia había crecido hasta

ser una formidable ciudad-Estado, gobernada por un

―dux‖ o duque, que era elegido de por vida, pero

que con el paso de los siglos, llegó a ser responsable

ante altos funcionarios. Su poder estaba sometido al

del Gran Consejo, un grupo de hombres

preeminentes que elegían miembros para el aspecto

consultivo, judicial y legislativo, incluyendo el

Senado, que establecía la política en cuestiones de

comercio y guerra. El ―dux‖, que por lo general

alcanzaba el puesto ya en la vejez, se desempeñaba

una media de 11 ó 12 años. El y otros funcionarios

selectos, por costumbre, se seleccionaban entre un

grupo de no más de 1.600 familias patricias, cuya

riqueza y poder político derivaban del comercio.

Antes de que terminara el siglo XI, Venecia había

crecido hasta ser una ciudad rica y cosmopolita pero

aún no era la metrópolis gótica de ensueño que

estaba destinada a ser. La ciudad se extendía en un

laberinto de canales, llenos de barcas y alineados

por casas de madera y techos de paja con pequeñas

huertas y praderas entre medias; aquí y allá se veían

iglesias y palacios de ladrillos y piedras; ya la

basílica de San Marcos elevaba

sus cúpulas y pináculos hacia el

cielo, los barcos de la República

con sus experimentadas

tripulaciones y sus pertinaces

mercaderes, marcaron autopistas

invisibles en los mares. Pero por

encima de todo, la riqueza del

comercio veneciano dependía de

los lujos del Oriente, ese

inmemorial tráfico de especias,

sedas y perfumes que había

cautivado a los romanos y a los

conquistadores bárbaros después

de ellos.

Al iniciarse las Cruzadas,

impera ya en el Mediterráneo

oriental, y gracias a esta

superioridad, podrán trasladarse

los cruzados por mar hasta Tierra

Santa.

Page 82: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

68

La necesidad de supervivencia de un pueblo,

unida a las características peculiares de la región

veneciana, con facilidad de acceso a Europa Central

y Nórdica a través del paso del Brennero, y su

posición intermedia entre Oriente y Occidente, hace

que Venecia se convierta en un Estado transportista

y distribuidor de productos que apetecen los pueblos

europeos: especias, algodón y seda, principalmente.

Con el tiempo, el tráfico marítimo en el

Mediterráneo, realizado antes por fenicios, griegos y

musulmanes, ha pasado en su mayor parte a manos

de los hijos de la República de San Marcos. Pero,

además, Venecia importa de Oriente otros productos

básicos para su industria y subsistencia, como el

trigo y otros cereales de Egipto y las regiones

europeas sometidas a la soberanía otomana. En las

principales ciudades levantinas existen consulados

venecianos que acopian mercancías para

reexpedirlas a Occidente.

El tráfico se apoya en numerosos puertos

esparcidos por la cuenca mediterránea, que sirven

de base de partida para proteger la navegación de

los buques de transporte, de cantera de marinos para

dotarlos y, muchas veces, de centros de

construcción y mantenimiento naval para sustituir y

mantener el buen estado de las naves. Venecia ha

visto muchas veces entorpecida su expansión

comercial y marítima por otros estados rivales que

le hacen la competencia. Incluso los emperadores

bizantinos le han obstaculizado en ciertos

momentos, en beneficio de Génova, Padua y Pisa,

para evitar un engrandecimiento demasiado

peligroso de la República de San Marcos. Para los

comienzos del siglo XIII, encuentra la ocasión de

desquite y logra dirigir los esfuerzos de la cuarta

Cruzada contra la misma Constantinopla y se

adjudica la mayor parte del territorio bizantino,

convirtiéndose en la primera potencia del

Mediterráneo oriental.

Antes de que los venecianos pudieran reclamar

la primacía en el comercio marítimo en el

Mediterráneo, tuvieron que derrotar a un

competidor vigoroso situado a 175 millas, al otro

lado de la península italiana: la República de

Génova, cuyos mercaderes habían empezado a

invadir los mercados tradicionales de Venecia.

Aunque los rivales libraron tres guerras salvajes

entre 1257 y 1355, ninguno pudo aplastar al otro.

Hizo falta una cuarta guerra que estalló en 1379 y

llegó hasta las mismas puertas de Venecia para

determinar qué flota gobernaría los mares. El

enfrentamiento culminante tuvo lugar en Chioggia,

un islote a 15 millas al sur de Venecia, a la entrada

de la laguna y Venecia resultó vencedora. Todos

dependían de su tráfico marítimo y las pérdidas

sufridas durante la guerra provocan las ruinas de sus

respectivas economías. Venecia se recupera e

incorpora a su Estado los territorios de Padua, y

Génova no se repondrá ya de la derrota. En verdad

que la grandeza y la misma existencia de Venecia

estaba ligada al mar. El Imperio de la ciudad era un

Imperio marítimo: puertos e islas diseminados a lo

largo de las vías fluviales y navales. Su prosperidad

se basaba en dos grandes empresas gemelas: la

guerra naval y el comercio marítimo, y esos a su vez

dependieron, durante su historia de dos clases

distintas de barcos: galera de guerra y el buque

mercante.

Rutas, comercio y transporte

Entre los siglos XIII y XIV, cuando un Imperio

mongol aportó estabilidad a Asia Central, los

productos viajaban por tierra desde la misma China

o eran fletados en barcos a través del Océano Índico

Page 83: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

69

hasta Ormuz en la desembocadura del Golfo

Pérsico, para que desde allá pasaran por el oeste de

Persia y el norte de Siria hasta el Mediterráneo, pero

la ruta más grande seguía el Mar Rojo.

Los comerciantes hindúes, árabes, incluso

chinos, desembarcaban sus tesoros en Jiddah, el

puerto de La Meca y los cargaban en caravanas de

cientos de camellos. Estas, entonces, marchaban al

Norte a lo largo de la costa Árabe hasta Damasco y

los puertos de Siria o entraban en Egipto y bajaban

por el Nilo o atravesaban la ciudad de Suez para

llegar a las galeras venecianas atracadas en el

inmenso y fortificado puerto de la Alejandría

musulmana.

Venecia acabó por imponer una especie de

monopolio de la pimienta; venecianos, genoveses y

catalanes se habían salido del Mediterráneo

costeando el Atlántico Norte europeo y también el

Sur, ya fuera de Europa, alcanzando tierras que los

europeos no conocían o que habían olvidado.

Las especias del Oriente –pimienta, nuez

moscada, canela, jengibre, clavo- eran muy

valoradas en un mundo que conocía pocas maneras

más de condimentar o preservar la carne; las perlas,

las piedras preciosas y las plantas aromáticas

inflaron el exótico comercio; a cambio, el tráfico

veneciano fue siempre muy especializado, los

venecianos eran capaces de vender textiles

occidentales, la plata y el cobre de Germania y –

deshonrosamente- esclavos.

Ya desde el siglo IX habían estado

suministrando eunucos esclavos a los ―khanes‖ de

Oriente, y otros esclavos a los sarracenos, como

soldados, a pesar de las leyes que lo castigaban con

penas de amputaciones o muerte. Por consiguiente,

los africanos capturados eran comprados en

Alejandría y vendidos en Europa y en el siglo X,

cientos de jóvenes eslavas entre las edades de 12 y

16 años se importaban a Venecia desde Rusia y

Asia Menor, como prostitutas o concubinas.

Page 84: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

70

En el siglo XIV la esclavitud de los pueblos

cristianos del Cáucaso se había convertido en una

industria. Esas razas –georgianos, circasianos,

rusos- pertenecían a la Iglesia Ortodoxa y eran

considerados herejes por los europeos occidentales.

Los capturaban los invasores tártaros, que cada año

realizaban incursiones relámpagos montados sobre

los robustos ―poneys‖ de las estepas. Los

venecianos les compraban sus cautivos en la

desembocadura del río Don o en el Mar Negro y se

los llevaban en las bodegas de los barcos mercantes.

Algunos terminaban miserablemente como

trabajadores en las plantaciones venecianas de

azúcar en Chipre o Creta; otros se convertían en

esclavos de hogar en Italia; pero la mayoría era

vendida a los gobernantes musulmanes de Egipto y

el norte de África, con excelentes beneficios.

Por lo general, las mujeres iban como

concubinas, los niños como criados o futuros

soldados. Y la censura de lo sucesivos Papas no

fueron más efectivas que el Senado veneciano en

desanimar a los ávidos esclavistas. Y en esa época,

el tráfico no se veía reducido al mar Negro, pues los

venecianos siguieron dispuestos a comerciar con el

cargamento humano allá donde hubiera beneficio.

África era una fuente rica de esclavos domésticos.

Los tratantes venecianos hasta compraban esclavos

a los turcos.

Los primeros que

habían intentado

romper el cerco

islámico en el

Mediterráneo habían

sido los eternos

rivales, Génova y

Venecia, en el siglo

XIII. Durante dos mil

años, el ámbito

Mediterráneo es el

entorno, es cuna y

fermento de la cultura

occidental; la cuenca

del Mare Nostrum con

sus aguas, accidentes

geográficos y meteorología, es la constante

catalizadora de su cultura. Las conexiones políticas,

sociales y económicas entre los pueblos ribereños

tienen lugar a través de las vías marítimas de

comunicación, de modo que cualquier alteración

sufrida en las mutuas relaciones se traduce,

forzosamente, en una confrontación naval y

viceversa. De ahí que la eficacia política de los

Estados mediterráneos sea una consecuencia del

realismo con que sus emperadores, reyes y régulos,

saben contemplar la estrategia que se sustenta en el

poder marítimo. Naturalmente, los sistemas de

explotación varían con las situaciones, medios y

técnicas en uso en cada época; los fundamentos

estratégicos para asegurar el éxito de éstos sistemas

son ―constantes‖.

Durante tres siglos, entre 1200 y 1500, Venecia

dominó el Mediterráneo oriental y su poderío fue

enorme. Desde luego, una historia tan larga ofrece

una asombrosa complejidad de empresas. Pero en la

extraordinaria saga náutica de la República,

sobresalen dos feroces momentos de guerra –el de

los cruzados y el de los turcos otomanos- y dos

notables campos de actividad: la construcción de

barcos en el Arsenal del Estado y el tráfico con el

Oriente. Peligrosos, pero a rebosar de promesas,

esos desafíos, plenamente encarados, convirtieron a

Venecia en la ciudad más mágica de su época.

Page 85: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

71

La marina veneciana

En cuanto a los barcos, en 1423 la marina

mercante veneciana alcanzaba unas 3.300 naves –

una flota incomparable- y de una población que

tenía la ciudad de unos 150 mil habitantes, los 36

mil marineros de Venecia (alguno de ellos griegos y

dálmatas) conformaban una proporción sustancial

de la fuerza laboral de la república. Venecia no sólo

había creado un Imperio marítimo, sino que se había

asegurado el monopolio y extensiones fiscales en

puertos extranjeros.

La mayor parte de los navíos de las flotas

mercantes de la República, incluyendo a muchas

carabelas de velas latinas, barcos de transporte

ligeros y bajos, perfectos para las excursiones

costeras, se dedicaban a la pesca o al comercio en

granos, aceites, madera y piedras a lo largo de las

costas del Adriático. Pero unos 35 barcos enormes

navegaban por aguas internacionales y llegaban

hasta Inglaterra, Egipto o el Mar Negro con pesados

cargamentos de esclavos, granos, algodón o vino.

Así como la galera larga y veloz era un instrumento

supremo de guerra en el Mediterráneo, el barco

ancho y pesado era el buque mercante natural; al

principio, en su comienzo ese barco era un

transporte típicamente de un solo palo y aparejo

redondo que los marineros mediterráneos adoptaron

del Norte de Europa. Con sus castillos de proa y

popa, que se curvaban en lo alto, se movía por el

mar con poca gracia. Con un peso de 300 o más

toneladas, era lento y pesado pero altamente

económico, ya que empleaba unos 30 marineros,

más un puñado de arqueros para la defensa. Por lo

general navegaban solos o en flotillas establecidas

de forma privada, pero en tiempos de peligro el

Senado podía exigir que incrementaran su

armamento y navegaran en convoy al mando de un

Almirante nombrado por el Estado.

Los marineros, incluidos los remeros de las

galeras, eran en la baja Edad Media, asalariados

libres (sólo más tarde harán su aparición los presos

y los esclavos), que realizaban este trabajo duro y

arriesgado por tradición local y familiar o

simplemente, por el deseo de aventura y ganancias.

Entre el siglo XII y la primera mitad del XIV, sus

salarios eran muy superiores a los que un trabajador,

también cualificado, habría podido recibir en tierra.

Además, todos los marineros, en virtud del llamado

―derecho de pacotilla‖, podían llevar consigo un

pequeña cantidad de mercancía para vender o

cambiar una vez que el barco llegara a su destino.

Los derechos y los deberes de los marineros estaban

a menudo establecidos por la legislación de las

ciudades marítimas. Es interesante comprobar como

la autoridad que el país ejercía sobre ellos no era

absoluta. Un rasgo típico del Derecho Marítimo

Mediterráneo era la idea del barco como una

comunidad de destino, en cuya gestión debían

participar, sobre todo en los viajes comerciales,

tanto los mercaderes como los marineros. Como

podemos observar en textos como la tabla de Amalfi

y el catalán ―Consolat de Mar‖(Consulado del Mar),

las decisiones relativas a la carga o a los cambios de

destino debían ser tomados con la participación de

todos los embarcados, según el principio de la

mayoría.

En las descripciones de los viajeros ocasionales

–como eran los peregrinos en Tierra Santa, los

cruzados o los mercaderes-, la navegación asumía el

color de una aventura arriesgada y desagradable. Y,

en realidad, era así en buena parte. A bordo del

barco, el espacio individual era muy reducido; la

exposición a la intemperie, continua; las

enfermedades debida a la mala alimentación y a la

falta de higiene, frecuentes. Además, la posibilidad

de encontrar piratas o corsarios era bastante elevada,

así como la de naufragar, y no sólo por las

condiciones meteorológicas adversas: también podía

ser por un fondo poco profundo, el choque contra

las rocas o el paso por un estrecho difícil podían

provocar el desastre. Un faro bien situado, en las

noches sin luna y sin estrellas, podía salvar

centenares de vidas.

Si no se garantizaba la ventilación, además del

calor, el ambiente debía encontrarse viciado debido

a la reducción del oxígeno y el aumento del dióxido

de carbono como consecuencia de la respiración, así

Page 86: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

72

como el aumento de vapor de agua proveniente de

la transpiración. Para empeorar las cosas, la época

de navegación se desarrollaba en los meses más

calurosos. En los primitivos barcos de casco abierto

no existía el problemas de la ventilación, pero

conforme aumentaron su protección pasiva, hasta

llegar al catafracta (blindado), se hizo necesaria la

instalación de enrejados en cubierta, para renovar el

aire en la bodega. La importancia de la ventilación

radicaba en la perdida de potencia que suponía el

aire enrarecido. Sobre las galeras medievales se

decía que era posible olerlas antes que verlas; eso

debía ser, también aplicable a otras naves. Aunque

en este caso, al ser hombres libres, es de suponer

que las condiciones higiénicas se cuidasen, tanto por

el propio interés de los tripulantes, como por las

ordenanzas. Defecar u orinar en el puesto de boga es

probable que estuviese penado; y siempre que fuera

posible, al fondear, se limpiarían los barcos.

La piratería marítima es antigua en lo que a la

Historia de Navegación se refiere y difícil de

distinguir de la Guerra de Corso. Es cierto que por

la primera se entiende una forma de vandalismo que

atacaba indiscriminadamente a toda embarcación,

mientras que la segunda era una operación de guerra

autorizada, e incluso apoyada por la autoridad

pública, pero, en la práctica, los límites entre ambas

eran muy débiles. En los siglos centrales del

Medioevo, por ejemplo, los musulmanes (―los

sarracenos‖) practicaban la Guerra de Corso contra

los cristianos y viceversa. Pero no sólo ellos. La

fama de piratas de los genoveses y de los pisanos no

estaba ligada únicamente a las acciones dirigida a

dañar los barcos del Islam. Además, el

Mediterráneo continúo llenándose de piratas hasta

comienzos del siglo XVI, también como

consecuencia de que el tráfico de mercancía creció

en volumen y en valor y los itinerarios gracias a las

innovaciones de la ingeniería naval, se alargaron

progresivamente, incrementando el apetito de los

piratas y corsarios. Los convoyes marítimos

trataban de hacer frente a este omnipresente peligro,

embarcando militares especializados, dispuestos a

defender la nave. En Venecia, se llegó a establecer

que al menos dos de cada diez miembros del barco

fueran ballesteros, una presencia armada que en

realidad, servía también para prevenir y reprimir los

eventuales amotinamientos de la tripulación.

Page 87: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

73

La “galera”

A fines del siglo XV las aspiraciones estaban

predestinadas y todo el aspecto del Mediterráneo

había cambiado dramáticamente. En sus primeras

escaramuzas con los turcos otomanos, los

venecianos les habían asentado un golpe salvaje.

Todavía ninguna potencia del siglo XV era capaz de

rivalizar con la máquina de guerra veneciana, una

institución que se basaba en tácticas practicadas,

personal entrenado y los mejores barcos de la época.

Las galeras de guerra que navegaban en el

Mediterráneo, eran de características similares,

tanto las cristianas como las otomanas. Eran barcos

largos y estrechos, de líneas muy afinadas, con una

proporción entre eslora y manga de siete y ocho a

uno y apenas alzaban un metro o menos sobre la

línea de flotación. Tenían una sola cubierta sobre la

cual corría de popa a proa una pasarela por la que

deambulaba el cómitre animando con su rebenque la

boga de los remeros.

Aunque la galera de trasnporte era

fundamentalmente un barco de remos, cuando el

viento era favorable, navegaba con el impulso de las

velas aparejadas en sus mástiles –dos, a veces tres-

para alivio de los galeotes. Las galeras de combate

estaban dotadas de un largo espolón a proa que

trataban de incrustar en el costado de las

embarcaciones enemigas en el momento del

abordaje. Las líneas alargadas de su estructura, a la

que se añadía el espolón, daba a la galera el aspecto

de un pez espada, cuyo nombre en griego ―galaya‖,

sirvió para designar a este tipo de nave.

Es en el siglo X cuando aparece por primera vez

la denominación de ―galea‖, aplicado a un buque

con un sólo orden de remos, derivado de la

―liburnia‖ romana.

El Comandante y los oficiales de mayor

graduación se alojaban en la toldilla de popa (la

carroza). El puente extendido en la proa (la

arrumbada) que servía de techo a la ―corulla‖ (el

espacio reservado a la batería de cañones de proa),

servía para punto de concentración de los oficiales

de menor graduación y los soldados. La arrumbada

es una plataforma que cubre la parte de arriba de la

propia corulla, pero más amplia, y esa plataforma

sirve de punto de partida para el abordaje y a su vez

es el primer bastión de la defensa.

En cuanto a los remeros, vivían, dormían,

comían y hasta morían, encadenados al banco. La

boga se hacía al ritmo que marcaba un tambor o una

corneta. Las galeras, a pesar de sus magnificas

aptitudes para la navegación en el Mediterráneo,

eran muy vulnerable al mal tiempo por lo que en

invierno se retiraban a sus bases.

El viento era un factor determinante que limitaba

en gran medida la posibilidad de empleo conjunto

de naves y galeras; la galera normal llevaba también

dos velas con dos mástiles, uno el mayor y el otro,

el trinquete, ambos con velas latinas.

El principal instrumento del poder militar de

Venecia era justamente esa galera de guerra, un

navío de bajo perfil con dos medios de propulsión,

las velas y los bancos de remeros que tiraban de

unos remos largos y delgados que impulsaban el

barco por la mar en rítmicos avances, como si fuera

un gigantesco pez espada. Conocida como la ―galia

sottil", dialecto veneciano para ―galera estrecha‖,

esa embarcación era extremadamente ligera, esbelta

y aunque la manga de su casco forrado a tope

apenas tenía 5 metros y medio, se extendía casi 45

metros en su eslora.

La mayoría de las batallas navales de la época se

libraban a corta distancia y en última instancia se

decidían en combates cuerpo a cuerpo. El papel de

la galera era el de poner en contacto a los

combatientes apiñados en la cubierta con la galera

enemiga –de forma ideal en una primera embestida

de proa golpeando al enemigo en el centro del

barco- y al mismo tiempo soltar una andanada a

quemarropa contra su víctima. Esa función táctica

se reflejaba en la proa de la nave. Se convertía en un

huso, en una especie de ariete muy reforzado con

punta de hierro de forma que pudiera atravesar las

planchas de madera del oponente y penetrar en el

casco con un ímpetu desgarrador. Una

superestructura baja que abarcaba la proa de la

galera, proporcionaba una plataforma desde la cual

Page 88: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

74

los arqueros y mosqueteros podían disparar contra

el enemigo y luego saltar sobre su cubierta para

continuar la lucha con espada y mazas.

Las características de una galera ordinaria o sutil

era de unos 170 toneladas de peso, una eslora de 43

metros y con el espolón, de unos 55 metros, una

manga de 6 metros y un calado de 1.5 metros, con

25 bancos, llevando los 3 remeros por cada banco,

dando un total para la galera de 150 remeros y una

dotación en general de 225 hombres. La velocidad

máxima a vela con unas condiciones de mar

óptimas, era de 10 a 12 nudos; la velocidad máxima

a remo que podía aguantarse durante 20 minutos era

de 7 nudos y la de navegación normal a remo era de

3 a 4 nudos; la longitud del remo era de unos 14

metros, y su peso de 60 kilos.

Montado justo en la crujía, con línea central de

la cubierta de proa, había una enorme pieza de

artillería de 5 metros de longitud que pesaba unos

3.000 kilos y por lo general se cargaba con una bala

maciza de hierro, o una mortífera munición de

fragmentos de metal; una batería de artillería menor

flanqueaba al cañón principal: culebrinas de bronce

–cañones estrechos que disparaban balas de hierro

de 5 kilos cada una-. Dos mosquetes de retrocarga,

pivotaban giratorios, montados sobre postes; se

erguían a cada lado de la popa para repeler a

cualquier abordador que atracara desde atrás. En la

proa de las galeras españolas, al lado del cañón de

crujía (se le vino llamando cañón naval), se

montaban dos culebrinas –en vez de cuatro- y dos

pedreros, cañones cortos, de boca ancha.

En las bandas, se solían montar piezas de calibre

pequeño, ahorquilladas, para apuntar en orientación

y elevación; éstos eran llamados esmeriles y

falconetes, más los mosquetes de posta y también

arcabuces. Estos arcabuces pesaban unos 23 kilos,

lanzaban una bala de 28 gramos, a un alcance eficaz

de unos 50 metros: Las culebrinas tenían más

alcance que los cañones, y ambos eran más precisos

en el tiro que los pedreros, porque éstos usaban unas

pelotas formadas por caliza que se rompían y se

convertían en metralla. Cabe advertir que era mucha

la lentitud para realizar la carga de las piezas; por

tanto, pocas veces se podía hacer más de una vez

fuego durante la fase de aproximación. Los

otomanos todavía usaban bastante los arcos y

ballestas, porque ellos decían que en el tiempo de

cargar un arcabuz se disparaba varias veces una

ballesta o un arco.

La galera se maniobraba desde la cubierta con

una caña de timón ensamblada en un timón ancho y

con forma de media luna; los bancos de remo

recorrían la extensión de los dos lados del navío y

los remos sobresalían unos 90 centímetros de las

regalas y los remeros remaban en turno, siguiendo

un método, en gran parte peculiar, de las galeras

venecianas. Debido a la manga estrecha y al calado

muy bajo, la galera avanzaba muy mal con el viento

en contra y era extremadamente vulnerable en alta

mar. Por otra parte, las galeras adolecían de grandes

inconvenientes, a diferencia de los ―round-ships‖,

que eran los barcos típicos de carga redondos; sus

costados eran extremadamente vulnerables y su

fuerza motriz quedaba destruida al menor impacto,

que incluso, sin dar de lleno en el buque, afectara

los remos o la cubierta de remos; su eslora no le

permitía virar en ángulo pronunciado y como la

única forma de disparar cañones pesados era

haciendo que el retroceso fuera absorbido por el

barco en sentido longitudinal, cada vez que se tenía

que apuntar en un sentido distinto, era preciso

modificar la posición del buque.

El mayor obstáculo que se oponía en la

sistemática realización del ideal del táctico naval,

era la composición de la flota que dominaba en cada

sector. Mientras la armada turca estuviera

compuesta por galeras debería ser combatida con

galeras. Una flota de ―round-ships‖, o sea, barcos

redondos, estaba totalmente inerme si el enemigo la

atacaba en aguas tranquilas con fuerzas superiores

y con los cañones con que iban armadas las galeras

hacia mediados de siglo. Tampoco podían los

―round-ships‖, por sí solos obligar a las galeras a

entrar en combate si éstas no lo deseaban. Era

necesario además disponer de varios tipos de

galeras. Una flota de galeras sólo podía ser

combatida por una en las que las ligeras estuvieran

Page 89: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

75

apoyadas por las más pesadas. Las operaciones

combinadas a vela y remo eran siempre poco

seguras a causa de los caprichos del viento.

Los remeros

Casi todos los remeros de las galeras cristianas

eran hombres libres, enrolados voluntariamente, que

contaban con espacio a bordo y que durante la

mayor parte del viaje, mientras se navegaba a la

vela, permanecían ociosos. Fue la dificultad de

conseguir que los hombres libres observaran buen

comportamiento en puerto y regresaran a bordo a su

debido tiempo lo que motivó la sugerencia en 1556,

de que se emplearan equipos de penados en

Venecia.

Manejar uno de los remos que impulsaban a una

galera veneciana de guerra era una tarea precisa y

de gran habilidad. En la mayoría de las galeras del

Mediterráneo, todos los hombres de un banco

trabajaban al unísono, tirando de un único remo. Sin

embargo, los venecianos empleaban un sistema

alternativo que se remontaba hasta la antigüedad y

se llamaba ―estilo sencillo‖… aunque era de todo

menos sencillo, los remeros venecianos se situaban

de a tres en un banco con 25 ordenes de remo a cada

lado del barco; cada uno de los tres hombres

manejaba un remo distinto -un instrumento de unos

14 metros de largo y que pesaba unos 60 kilos-, y

lograba en el espacio notablemente pequeño que se

les asignaba, tirar o bogar al ritmo que imponía el

capitán, sin engancharse en los remos de sus

compañero de banco.

En las galeras españolas, el ―motor de sangre‖

que eran los remeros estaba integrado por dos tipos:

la ―chusma‖ y los ―buenas- boyas‖, (término que

procede de la expresión italiana que significa ―de

buena voluntad‖). En la chusma se encontraban: a)

los condenados por la justicia o ―galeotes‖ y b) los

prisioneros de guerra turcos o berberiscos.

Se llamaban ―buenas boyas‖ a los remeros

voluntarios, en muchos casos, galeotes, que una vez

terminada su condena, eran ya incapaces de

adaptarse a la vida normal. Se distinguían por el

derecho a llevar el pelo largo, en lugar de la cabeza

rapada que exhibían los galeotes y prisioneros, para

facilitar su identificación en caso de fuga.

La comida de la chusma era pésima. Comían

bizcocho y habas, garbanzos o arroz, todo racionado

y sin condimento. Tenían derecho a una azumbre

diaria de agua (aproximadamente dos litros).

Naturalmente, los ―buenas boyas‖ comían mejor; se

les daba carne fresca, tocino, bacalao, queso, aceite,

etc., además de un litro diario de vino. Ahora bien,

en circunstancias especiales en las que había de

realizarse un esfuerzo excepcional, como podía ser

la persecución de un barco enemigo, o la

navegación con mal tiempo, la chusma recibía la

misma ración que los ―buenas boyas‖.

El galeote, es decir, el reo de la justicia, podía

adquirir su libertad por cuatro procedimientos

diferentes: por cumplimiento de la condena, como

premio a algún servicio extraordinario, comprando

su rescate y, obviamente, si lograba fugarse.

Había tal necesidad de remeros, que en las

galeras españolas, venecianas y cristianas en

general, se recomendaba el buen trato a los galeotes,

cosa que no sucedía en la poderosa marina turca,

donde a los esclavos que dejaban la vida en el

barco, se les sustituía con más facilidad.

Page 90: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

76

En la segunda mitad del siglo XVI existen las

llamadas galeras ―bastardas‖ con 27 a 30 bancos y

las llamadas ―sutiles‖ entre 17 y 25 bancos; estaban

a su vez divididas entre las llamadas galeras

ponentinas (por Poniente -el sol que se pone- el

Occidente), levantinas (por el Levante –el Oriente-)

y venecianas. Las llamadas ponentinas comprendían

las galeras españolas, francesas, pontificias y de los

caballeros de Malta, y las levantinas son las

otomanas.

Las ponentinas eran más altas, las venecianas y

levantinas más veloces, de menor resistencia al

viento por ser más bajas y más maniobreras. Las

venecianas, con espolón completamente horizontal,

perdían velocidad cuando había marejada y en el

abordaje se quebraban fácilmente al chocar contra la

obra muerta del buque enemigo. El espolón, al

construirse a nivel de la cubierta de la galera

solamente servía para romper remos y

superestructuras y proporcionar un puente para la

gente de asalto (antes al estar al ras con el agua,

perforaba el casco).

Derivadas de la galera

A su vez, la galera tenía también sus derivadas,

llamadas galeotas, fustas, bergantines y fragatas,

más un híbrido (que explicaremos más adelante)

llamadas ―galeazas‖.

La galeota: con un porte, dimensiones, artillado

y dotación de aparejo, aproximadamente la mitad de

la galera normal, carecía de corulla, su batería

quedaba al descubierto, era veloz, servía para

incursiones y ataque al tráfico. En el combate entre

Armadas se ponían en las alas de la formación para

envolver, o en lugares en que los bajos fondos

impedían la navegación a la galera normal.

La fusta: abierta y sin carroza; era más veloz y

maniobrera que la galeota, su dotación participaba

en la propia boga, y en el combate usaba una pieza

artillera o dos, y servía para incursiones y el corso.

El bergantín, buque abierto como la fusta, pero

más pequeño, carecía de crujía (la pasarela situada

a lo largo del barco, que permitía desplazarse de

proa a popa, sin estorbar a los remeros). Artillería:

una o dos piezas del tipo esmeril, su dotación

también actuaba lo mismo en la boga que en el

combate, servía para el ataque corsario y pirático;

eran buques de vigilancia, reconocimiento y aviso.

La fragata: más pequeña que el bergantín y

también de bancos corridos, pero en los remos, un

solo hombre; tenía buena velocidad y gran

capacidad de maniobra, a pesar de su construcción

robusta; servía para el transporte de hombres de

relevo, como buque de apoyo durante el combate y

de información y aviso.

Page 91: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

77

Las galeazas

Se trataba de un nuevo tipo de embarcación, una

especie de transición entre los barcos de remo del

pasado y los veleros del futuro. Eran barcos

pesados, de tres palos, con propulsión a remo y

velas latinas, más tarde, velas cruzadas. En

comparación con la galera baja y estrecha, la

galeaza era un barco mucho mayor y más resistente

a los embates de los temporales. Como barco de

vela, era lento y pesado, por lo que necesitaba el

impulso de sus remos, muy largos, que requerían el

esfuerzo de muchos hombres para su manejo.

Se usaba la vela en navegación normal y no en

combate, sus remos se ubicaban debajo de una

cubierta para proteger a los remeros del tiempo y de

las armas contrarias. Más amplitud de espacio que

en la galera, pero mucho peso, perdía velocidad y al

maniobrar, a veces para ponerse en posición de

batalla, debía ser remolcada.

Su extraordinario poder ofensivo descansaba en

su formidable artillería, ya que la galeaza montaba

batería de cañones en sus costados, además de los

de proa y popa, de forma que podía hacer fuego en

cualquier dirección.

Iba artillada con unos cuarenta cañones de

calibres diversos. Para defenderse de los abordajes

del enemigo, llevaba a bordo una fuerza numerosa

de arcabuceros.

Las naves a vela, que tendrán una denominación

genérica de bajeles, son las llamadas naos, carracas,

galeones, galeoncetes y filibotes. Su potencial

militar residía en su gran capacidad artillera;

cumplían funciones auxiliares de las galeras, a veces

delante de la escuadra, similar a lo que hacían las

galeazas.

Desde la existencia de las primeras galeras hasta

finales del siglo XVI, en la mar se combatía al

abordaje, es decir, cuerpo a cuerpo. Tan pronto las

naves enemigas entraban en la zona de tiro se hacía

fuego con la artillería. Inmediatamente después se

embestían las galeras unas a otras, procurando

incrustar el espolón propio en el costado de la nave

enemiga. Los arcabuceros disparaban sus armas a

corta distancia, a la vez que, mediante el empleo de

garfios y cabos de amarre se trababan las naves

entre sí, para hacer posible la lucha cuerpo a cuerpo,

en un intento de ocupar la galera enemiga, rendirla,

o destruirla. Las galeras más cercanas acudían en

auxilio de los suyos, pasándose refuerzos de

soldados de un barco a otro para cubrir las

numerosas bajas que se producían en este tipo de

combate.

El empleo de los buques de guerra como

patrulleros, excepcional en el norte de Europa, era

desde hacía tiempo cosa frecuente en Venecia,

acostumbrada desde el crecimiento del poderío

naval de los turcos a considerar la marina no solo

con fines estrictamente bélicos o comerciales, sino

también como instrumento de vigilancia. Venecia se

impuso la tarea de constituir una reserva de un

centenar de galeras para reforzar a sus buques

patrulleros en caso de guerra. Ello significaba la

creación de una armada mucho más potente que la

de cualquier país del litoral atlántico, a pesar de lo

cual, únicamente aliándose a otras potencias podía

Venecia aspirar a igualar el número de galeras que

reunían los turcos y sus aliados norteafricanos.

Page 92: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

78

TURCOS

os turcos otomanos eran al principio hordas

de guerreros musulmanes que merodeaban

por las fronteras orientales del mundo bizantino.

Gracias al genio militar de Otmán u Osmán dejaron

de ser tribus nómadas carentes de instituciones

políticas y conciencia nacional para convertirse en

los dueños de un vasto Imperio, siendo una potencia

militar no sólo terrestre, sino naval. El

empeoramiento de relaciones entre las dos mitades

de la Cristiandad ejerció eventualmente una

influencia directa sobre la caída final de Bizancio en

poder de los turcos. Ya en el siglo VI, los

bizantinos habían estado en contacto con el Imperio

que los turcos habían establecido en el Asia Central.

En siglos posteriores, cuando las tribus turcas se

vieron obligadas a desplazarse hacia el Oeste,

aquellos contactos aumentaron. Pero las fronteras

meridionales y orientales del Imperio bizantino

estaban ahora prácticamente indefensas y el apetito

de los barones fronterizos turcos se había

agudizado. Esos barones -que llevaban el título de

―ghazi‖ -guerrero por la fe-, y observaban una

disciplina semi-mística, desarrollada en los siglos X

y XI, eran guerreros expedicionarios profesionales.

A fines del siglo XI, los expedicionarios ―ghazi‖ –

selyúcidas- habían ya ocupado la mayor parte de

Anatolia y solamente quedaban en manos de los

bizantinos unos cuantos distritos costeros.

L

Page 93: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

79

Cuando los victoriosos selyúcidas procedieron a

la captura de Tierra Santa de manos de los árabes,

aumentó la alarma de Occidente.

La idea de una Cruzada para liberar los lugares

sagrados de Palestina, comenzó a tomar cuerpo y el

pontificado romano, deseoso de aumentar su

poderío, también consideró a Bizancio como país

que debía ser ―salvado‖. Por todo lo cual se

comprende que los jefes seculares de Occidente no

estaban menos tentados que el Papa por la presa de

Bizancio. En 1095, en el

Concilio de Clermont, el Papa

Urbano II exhortó a Occidente

a la acción. Un año más tarde,

una desorganizada turba de

cruzados, conducida por Pedro

―el Ermitaño‖, consiguió llegar

hasta Anatolía donde fueron

fácilmente destrozados por los

turcos. Pocos meses más tarde

llegaron verdaderos ejércitos,

conducidos entre otros, por

nobles de origen normando,

equipados hasta los dientes y

dispuestos a la lucha. A

algunos de los jefes les movía

el celo religioso, pero la

mayoría iban impulsados por

un espíritu de aventura y una

pasión por las ganancias. Al

inicio de la IV Cruzada, los

bizantinos consiguieron de los

cruzados la promesa de que todas las antiguas

ciudades bizantinas reconquistadas de los turcos

volverían al dominio de Constantinopla. Esta

condición fue cumplida para Nicea y algunas otras

localidades, pero el ejército normando se quedó con

Antioquía, después de capturarla. En una sucesión

de complicados acontecimientos -batallas, y todas

clase de embrollos- en 1204, la ciudad capital,

Constantinopla, fue tomada por los cruzados y

saqueada sin piedad. El Imperio bizantino entró

entonces en la fase final de su historia bajo el

fundador de una dinastía -las más larga según

demostraron los hechos-, la de los Paleólogos. Era

un Imperio mutilado y empequeñecido durante los

dos últimos siglos, si bien intelectual y

artísticamente, brillante, que sólo pudo desarrollar

durante muchos años acciones defensivas contra

fuerzas contrarias avasalladoras. El Imperio que

Miguel Paleólogo reconquistó, se reducía a

Constantinopla, el extremo noroeste de Anatolia y

una franja que se extendía por el centro de los

Balcanes.

Los italianos, especialmente los genoveses

continuaban dominando el comercio del Imperio.

Los señores latinos y los comerciantes venecianos

consiguieron conservar sus propiedades en la Grecia

continental y en las islas, pues numerosos de sus

mercaderes gozaban de gran autoridad. La peste

negra en 1347 exterminó casi dos tercios de la

población de Constantinopla. Parece que aquel

terrible azote procedía de las galeras apestadas de

los genoveses, y que los médicos se vieron

impotentes para combatir la epidemia.

Page 94: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

80

Bizancio agoniza

A fines del siglo XIV, los residentes de la ciudad

no eran más que unos cien mil, un sexto de la

población dos siglos antes, pero lo más siniestro era

la formación de una nueva potencia turca al

noroeste de Anatolia, pronta a entrar en Europa: el

Emirato Otomano. Si bien al principio fueron

súbditos del Imperio Selyúcida, los turcos otomanos

habían conseguido su independencia al

desintegrarse aquel Imperio bajo el impacto de las

invasiones mongólicas.

El sultán Murat tomó Adrianápolis en 1365 e

hizo de ella su capital europea. Fundó los

―jenizaros‖, cuerpo de soldados y administradores,

formados por los hijos de los cristianos cautivos y

conversos de los Balcanes y educados en una

obediencia ciega al sultán y bajo la fe islámica.

Después de haber obtenido los ―timars‖ –

concesiones de tierras-, formaron una clase social –

tropas élite-; como no tenian vínculos con los

grupos tribales tradicionales, llegaron a ser la

principal defensa del sultán contra los nobles

turcomanos. Hacia el final, ellos, más que sostener,

manipulaban al gobierno del Imperio Otomano.

Para 1397 todo lo que quedaba del Imperio

bizantino era la ciudad de Constantinopla y una

pequeña área al norte de ella, así como algún

territorio en el Peloponeso (la gran península al sur

de Grecia).

Avanza la “Sublime Puerta”

―Más la hegemonía del poderoso Imperio

Otomano no solamente amenaza la prosperidad

comercial de Venecia, sino también su seguridad

como Estado. Para Venecia, el Imperio Otomano

era un obstáculo que se interponía entre Oriente y

Occidente, que bloqueaba sus actividades

transportistas de los productos procedentes de los

confines de Asia; era un Estado poderoso con el que

convenía mantener buenas relaciones. Pero Turquía

es algo más que una simple barrera, porque la

misma estrategia que la conduce en un principio a

pretender el dominio del mar en zonas limitadas,

pero precisas para su expansión, la obliga a

expandirse, después de eliminar los postreros

vestigios de soberanías territoriales extrañas, desde

las que se interfieren sus propias comunicaciones

marítimas, que pueden servirle de base para explotar

el comercio que otros hacen con Oriente. Por esto,

la apetencia otomana de arrebatar a Venecia su

territorio levantino no es solo afán de crecimiento

geográfico, sino una medida de seguridad ante una

amenaza que afecta el desarrollo de su propio

Estado, que no sin razón se considera sucesor del

Imperio Romano de Oriente. Entre las muchas

causas que favorecen los resultados logrados por los

otomanos en su instalación en Asia Menor, Sureste

europeo y Mediterráneo, destaca la facilidad con

que este pueblo asimila e incluso supera la

tecnología occidental en todos sus aspectos; pero

más brilla, quizá, su facultad innovadora y de

adaptación de los medios de combate Occidentales a

su particular idiosincrasia.

El uso y sostenimiento de su poder marítimo,

considerado en el sentido amplio de su significado,

es decir, la creación de unas fuerzas navales

sustentadas por un sistema de bases, aptas para la

construcción de buques y el apoyo operativo,

concedido para la seguridad de su transporte

marítimo, comercial y militar, es un aspecto muy

particular y concreto de la predisposición turca para

adoptar y desarrollar los medios técnicos necesarios

y figurar con peso especifico propio en los

Page 95: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

81

acontecimientos políticos del mundo. En el campo

de la estrategia y táctica navales, este pueblo de

origen pastoril, acostumbrado a maniobrar con sus

jinetes en las amplias extensiones asiáticas, aportan

un sistema de movimiento que los occidentales

apenas han vislumbrado, aplicando en la mar sus

conocimientos aprendidos en la guerra terrestre. El

ataque a las comunicaciones marítimas, mediante

embarcaciones ágiles, de porte limitado, pero con

gran capacidad de maniobra, es una aportación a la

táctica naval mediterránea, de los hombres cuyo

―espíritu de jinete‖ es parte milenaria de su forma

de concebir la acción de guerra; esto sin menoscabo

del empleo de formaciones navales y dispositivos de

constitución masiva, cuando el enfrentamiento

directo con fuerzas numerosas es necesario, para

resolver situaciones estratégicas y tácticas. En su

expansión vía Occidente, aprenden los otomanos la

utilidad de la artillería, de las fuerzas navales y de la

conjunción de cañones y buques, para proteger el

paso del Bósforo y apoyar desde el mar las

operaciones terrestres; experiencias asimilada tras

reiterados fracasos ante el potencial naval de los

Estados occidentales oponentes, que poseen mayor

experiencia náutica y obstruyen su avance‖.

Así comprende la ―Sublime Puerta‖, nombre

dado a la sede del poder del sultán, que ha de

dominar el paso estrecho que separa Asía de

Europa, y más tarde, que ha de tener supremacía en

el Egeo, si quiere tener acceso al Mediterráneo para

asumir el papel del desaparecido Imperio de

Oriente.

Los turcos entonces rodearon Constantinopla y

pidieron su rendición. La ciudad fue salvada por el

avance de los mongoles bajo Tamerlán, que se

encontraron con las fuerzas otomanas y las

derrotaron en Ankara en julio de 1402. Pero fué

verdaderamente una situación muy crítica; hubo

entonces un período de respiro para Constantinopla.

Entre los otomanos estallaron luchas dinásticas que

hubiesen podido proporcionar a los bizantinos una

oportunidad para recuperar algunas de sus pérdidas.

Pero no podían intentar siquiera el logro de sus

propósitos sin el auxilio de Occidente, y la

condición era la sumisión religiosa a Roma. En

1413 las luchas dinásticas entre los turcos se

calmaron con la ascensión de un nuevo sultán y en

1422 estaban nuevamente frente a las murallas de

Constantinopla. Una insurrección en Anatolia salvó

esta vez la situación, pero el ejército turco devastó

nuevamente el Peloponeso griego.

El emperador Juan VIII Paleólogo decidió hacer

un nuevo intento para conseguir la ayuda de

Occidente: llevando consigo un número de obispos

y teólogos, se embarcó para Italia y se entrevistó

con representantes de la Iglesia Latina, primero en

Ferrara y luego en Florencia. Después de

interminables debates se firmó en 1439 una

declaración de unión entre las iglesias Ortodoxa y

Latina. Si bien algunos de los representantes

ortodoxos no endosaron la declaración, el Papa se

sintió alentado. Y el fracaso de un intento turco por

capturar Belgrado, le incitó a predicar otra cruzada

contra los turcos. Debía estar al mando del rey

Vladislav de Polonia y Hungría. Las tropas

reclutadas por el Papa en Occidente estaban

mandadas por un legado papal, un cardenal. La

fuerza de los cruzados llegó a Varna en la costa del

Mar Muerto y fue atacada por los turcos. Los

cruzados fueron derrotados y tanto el rey como el

cardenal resultaron muertos. En 1448 fue derrotada

otra fuerza húngara, esta vez en la llanura de

Kosovo. Este fue el último intento de Occidente por

mantener el moribundo Imperio; habían llegado los

últimos años de Bizancio. Ya ni siquiera un milagro

podía salvarlos de su suerte. Un nuevo sultán,

Mahomet II heredó el trono turco y comenzó

inmediatamente los preparativos para la toma de

Constantinopla, uno de los mayores acontecimientos

de la historia, y lo logrará en el año 1453.

Page 96: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

82

CAPÍTULO V (El Renacimiento)

ASIA: A PARTIR DE LA ALTA

EDAD MEDIA

n la India se produce una incursión de

Tamerlán (Timur-Lang), un caudillo tártaro,

pueblo de origen mongol y turco, quién siguiendo

los pasos de Gengis intenta restablecer su Imperio.

Llegará a dominar parte de Rusia, Persia, Nepal e

India, derrotará a un pueblo primo-hermano, los

turcos, y fallecerá cuando preparaba una expedición

militar a China, donde se había impuesto la dinastía

de los ―Ming‖, derrocando a la siempre considerada

extranjera, la dinastía Mongol.

De 1526 a 1764 existió el llamado Imperio

Mogol en la India, fue instaurado por Babur, de

religión musulmana, pero que se consideraba

descendiente por un lado de Gengis Khan y por el

otro de Tamerlán; éste fue un Imperio de

dominación musulmana pero profundamente

influido por el propio hinduismo.

Nacido gracias a las conquistas sucesivas de los

descendiente de Gengis Khan, ese Imperio hizo

florecer la cultura y la agricultura, también las artes,

entre ellas, por ejemplo, el Taj Mahal y extendió sus

dominios por casi la totalidad de la India; época

muy fecunda desde el punto de vista artístico,

E

CAPÍTULO V (El Renacimiento)

Page 97: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

83

lográndose una síntesis entre los elementos

islámicos e hindúes. Un gran emperador fue Akbar

que dentro de la distancia, a veces insalvable entre

los hindúes y musulmanes, haciendo gala de

amplitud de mente, organizaba reuniones donde

había confucionistas, musulmanes, hindúes y

cristianos. En representación de estos cristianos

estaban los portugueses, ya instalándose en alguna

costa de la India.

Akbar quiso llegar a un sincretismo religioso

entre los monoteístas, los ritos hindúes y la

adoración al sol; era una mezcla de fe divina, donde

él consideraba que existía una sola cosa –la fe

divina-, pero tolerando a su vez a las demás

religiones. A su muerte se volvió a la ortodoxia

musulmana, lo que provocó sublevaciones entre los

hindúes; además estaban éstos gravados con fuertes

impuestos y tenían que pagar tasas por las

peregrinaciones. Los emperadores mogoles fueron

ampliando su dominio territorial. Dotaron así

mismo al Imperio de una sofisticada administración.

A pesar del control militar y burocrático, los

mogoles se vieron obligados a hacer concesiones a

sus súbditos indios, dar cierta libertad a los

gobernadores provinciales, tolerar el hinduismo y,

sobre todo, evitar inmiscuirse en los asuntos locales.

El poder mogol supervisó, más que gobernó. La

corrupción en 1764 estaba tan extendida que el

Imperio era fruta madura en manos de otras

potencias, en particular de los europeos y

específicamente, de los británicos.

En China, la dinastía Ming en 1368 acabó con el

poder Mongol. El Imperio se extendió hasta el

punto de someter a Estados como Annam y Siam. El

primer emperador Ming inicia el envío de flotas a la

India, Persia y África en misiones políticas y

comerciales.

Exploraciones marítimas chinas

Últimamente, se dan a la luz más informaciones

sobre estas expediciones y algún investigador se ha

adentrado en archivos chinos y por otro lado, se han

escuchado los tradicionales relatos, transmitidos

oralmente, narrando que durante la tercera década

del siglo XV, una flota llegó a la Antártida, otra

entró al Caribe remontando la costa atlántica de

Norteamérica y Groenlandia, y una tercera, atravesó

el Pacífico, tocó tierra en Perú y después en México

y California. El escritor que más se ha extendido

sobre el tema, se basa en que en gran cantidad de

cartas náuticas portuguesas, italianas, japonesas y

árabes, se puede ver África, América y Australia

antes de los conocidos viajes de exploración de

Vasco de Gama, Colón y Cook, deduciendo que a

esos navegantes les llegaron esas cartas desde su

procedencia china.

Para este autor, los chinos, no sólo

circunnavegaron el planeta, sino que establecieron

poblados y comerciaron en las tierras donde

tocaron, en África, América y Australia. Cita

también como pruebas, restos de naufragios en

playas de Australia –que perfectamente pudo ser,

pues sí hay mayor información del asentamiento de

colonias chinas en Indonesia e islas del Sur del

Pacífico-; de las piedras talladas en las costas del

Senegal –se supone que con caracteres chinos-; ya

es más difícil su comprobación pues en este

territorio, situado en la costa centro-occidental de

África y lindando al norte con los desiertos de

Mauritania, no hay vestigios de que su memoria

histórica recoja indicios de la llegada de asiáticos,

prácticamente en la misma época de la presencia

portuguesa, de la cual, por supuesto, hay pleno

recordatorio.

Igualmente, las ―pruebas‖ de la presencia de

gallinas asiáticas en Perú y rastros de ADN en

indígenas venezolanos y colombianos, no son

testimonios definidos –sino argumentos tomados

por los pelos- pues en lo de las gallinas, se olvida el

autor de que en fechas bastante tempranas a los

inicios de la conquista española, ya había un

comercio regular entre los dominios españoles del

Pacífico americano y el archipiélago de Filipinas,

con contactos, justamente, con la China de los Ming

y el Japón. En cuanto a los rastros de ADN, el autor

también obvia que en por lo menos dos estudios

científicos del poblamiento de los aborígenes

Page 98: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

84

americanos, se considera, con toda certeza, que su

procedencia es del norte de Asia, desde Manchuria

y Siberia; como se piensa también, cada vez en

forma más argumentada, que a través de la Polinesia

se llegó a costas americanas desde el sur de Asia.

Tampoco la memoria colectiva de los indígenas

americanos y su tradición oral recuerda tal

presencia, a sólo 70 años de la llegada de gentes de

piel blanca. Así que ni los mapas, ni los

asentamientos, ni los genes, tal como están

planteados como pruebas, son argumentos

convincentes. Sin embargo, no es descartable el que

efectivamente los chinos dejaran huella –restos de

barcos e inscripciones en Australia, África e,

incluso, América-, pero en todo caso, y al igual que

lo que pudo pasar con los fenicios y lo que pasó con

los vikingos, llegando –sin saber donde- y sobre

todo, sin instalarse, aunque fuera por cierto tiempo y

con sentido comercial.

Al hablar de sus sólidos conocimientos náuticos

y astronómicos, simplemente se refrenda lo ya

conocido y autenticado, y al entrar a explicar la

importancia y características de sus naves,

concuerda con lo ya sabido, como también que una

vez regresados los expedicionarios a China, se

encontraron con drásticos cambios en la política

imperial que afectaba a la posibilidad real y

efectiva de comerciar y/o

conquistar en ultramar,

cambiando el curso de la

historia naval, de la propia

Humanidad y por supuesto, de

China.

El problema de poder

fundamentar lo que, por

consecuencia de la lógica,

vistos los antecedentes

históricos es perfectamente

factible, es que no se

mantienen muchos

documentos originales chinos.

En los que se encuentran, la

mayoría son copias de copias y

los originales que aún se

conservan son más bien de tipo administrativo,

considerando por lo visto los más esenciales,

extractándose y compendiándose. Los demás se

destruían y si en ese tiempo se cambió radicalmente

la política marítima, siendo producto, además, de

una interpretación religiosa y filosófica salida de la

mente y potestad de un emperador, es bastante

probable que lo informado por escrito por los

exploradores, sería destruido. También por causas

naturales, muchos documentos, siendo de papel –no

olvidemos, de invención y fabricación china- se

irían deteriorando, por carecer de la resistencia del

pergamino o el papiro.

Hay una información mucho más documentada y

fehaciente; la de la vida y viajes del gran almirante

chino Ma Ho. Nacido en el norte de China, de

familia de religión islámica, -a la cual perdió en los

horrores de las guerras internas- a los diez años fue

entregado al ejército imperial y castrado –como era

bastante habitual- para pasar a servir en la Casa del

Emperador. Convertido en joven y distinguido

oficial, su noble protector se convirtió en

Emperador, le confirió honores, le dio el nombre de

Chen-Ho y el máximo mando naval de una gran

flota que se empezó a construir, de grandes barcos y

con la mejor tecnología hasta entonces conocida.

Page 99: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

85

Junkos de nueve mástiles y una eslora de 150

metros (7 veces el largo de una carabela grande),

capaces de mantener una autonomía de navegación

durante muchos meses. Con la flota conformada por

estos inmensos barcos, el almirante Chen-Ho

emprendió en 1405 su primer viaje y en el

transcurso de los siguientes, cada uno de ellos de

más larga duración, llegando más lejos que el

anterior, exploró, abrió rutas comerciales y

estableció relaciones diplomáticas por todas las

costas del Sureste Asiático, el Golfo Pérsico y las

costas orientales de África, dirigiéndose al sur de

ese continente y… bordeando, muy posiblemente,

su punta austral.

El carácter tolerante y civilizado de este gran

hombre –también en lo físico, pues era de gran

estatura y corpulencia- se reflejó en su respeto con

las costumbres y religiones de otros pueblos. En Sri

Lanka (Ceilán, la gran isla al sur de la India), hay

una mesa de piedra que documenta su visita, en

escrituras china, persa y tamil (el idioma local) y su

respeto por las tres religiones y sus dioses: Alá,

Buda y Visnú. Afectado por la prohibición de salir

al mar, dictada por un nuevo emperador, Chen-Ho

tuvo cargos en tierra, de menor importancia;

fallecido en 1435, en su tumba, restaurada en 1985,

aparecen mapas y pinturas del navegante y la

inscripción ―Alá es grande‖.

Page 100: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

86

Durante siglo y medio la dinastía Ming dio la

espalda al mar –en sus primeras medidas, no se

podían construir juncos de más de dos mástiles y

luego se llegó a prohibir la navegación costera-, tal

prohibición alentaría, como primera consecuencia,

el contrabando marítimo y la piratería.

Interpretando a su conveniencia la filosofía de

Confucio, poseídos de un sentido de prepotencia y

superioridad, buscaron aislarse, como lo habían

hecho durante siglos de su historia y

temiendo, posiblemente los efectos -político

desestabilizadores- de unas sociedades periféricas,

donde ya asomaban las influencias procedentes de

Europa, la China perdió la gran oportunidad de ser,

-a través del dominio marítimo- el factor político y

social más determinante en el mundo.

En el siglo XVI, los portugueses se instalaron en

Macao (1514); en los demás continentes, ya hay

presencia y dominio de portugueses y españoles; en

China, prosigue la dinastía Ming en su esplendido

aislamiento hasta la mitad del siglo XVII.

Se fueron concediendo ciertas facilidades para

comerciar a franceses, portugueses y holandeses. A

partir de 1784 llega el primer buque estadounidense

y para entonces, el monopolio británico de la

Compañía Inglesa de las Indias Orientales había

desplazado a todos los demás.

La penetración de los bárbaros del Norte,

representados por los manchúes, acabó con la

dinastía. Los invasores penetraron como

consecuencia de un conflicto interno, donde una de

las partes pidió su ayuda. Los manchúes gobernaron

siglo y medio; en este período engrandecieron al

país y extendieron sus fronteras, penetrando sus

ejércitos en Birmania, Nepal y Annam. Se

establecieron en China como conquistadores y para

protegerse de rebeliones internas, apartaron a los

chinos de cargos militares y crearon una red de

guarniciones, ejerciendo un control estricto tanto

militar como administrativo de la población.

En el Japón, hacia 1476, el creciente poderío

económico y militar de las grandes familias

provinciales era incontrolable; la disputa en torno a

la sucesión de los ―Shogun‖ de la familia Ashikaga,

con guerras cuya duración fueron de casi un siglo

(el hombre se repite… sobre todo en sus errores, en

cualquier parte del mundo), se empezaban a

extinguir y Nobunaga se impone como Shogun e

inicia un dinámico período de centralización y

propuestas de expansión.

En esa época de conflictos, los europeos

desembarcaron por primera vez en Japón e

intentaron influir en su política interior. Reunificado

el país, el Japón se lanzó contra Corea. La muerte de

su líder interrumpió estas expediciones de

conquista. El nuevo ―shogun‖, obligó a los señores

y sus familias a residir en Edo (la actual Tokio).

Los ―Samurais‖, que desde el siglo XI se habían

consolidado como la clase militar jerarquizada,

seguirán siendo los guerreros de élite, impregnados

de su código de honor, el ―bushido‖, seguidos por

los campesinos, artesanos y mercaderes. Los

Samurais, con la llegada de los europeos

comenzaran a adoptar ciertas partes de las

armaduras occidentales, sin abandonar tradicionales

elementos de sus uniformes de combate, ya que

debían acostumbrarse a los nuevos tiempos

venideros y que sus petos, a la europea, fueran

capaces de aguantar una bala de mosquete…

Se reprimió el cristianismo y se restringió el

comercio con el exterior, en el interés de la

estabilidad interior. Algunos comerciantes

holandeses y chinos podían residir en la ciudad

puerto de Nagasaki, pero ningún barco japonés

podía salir de las aguas japonesas.

Y, para finalizar esta síntesis, en África, la

desconocida, de la cual algo narraremos más

adelante, el Imperio ―Songhai‖ alcanzaba su

máximo apogeo.

Page 101: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

87

INICIO DE LA EDAD MODERNA

on la toma de Constantinopla por los turcos,

que desde ese momento se llamará

Estambul, termina la llamada Edad Media. Larga,

larguísima etapa histórica con una duración de casi

1.000 años, 977 para ser exactos; los mismos que el

Imperio Bizantino, indicador y referencia histórica

de ese período.

La época siguiente, según los cánones clásicos,

es la Edad Moderna, que abarca desde 1453 hasta

1789, inicio de la Revolución Francesa, pero

nosotros no haremos caso a esa delimitación, sino

que nos ceñiremos a unas divisiones más en

consonancia con la realidad naval. Así pues, de una

vez confesaremos que la primera división histórica

naval será al término de la acción en la batalla de

Lepanto, es decir, al final del día 7 de octubre de

1571, pues las consecuencias de la misma no sólo

son importantes para la historia de Europa y del

mundo, sino que establecen, sin lugar a dudas, la

pérdida de la supremacía histórica del Mar

Mediterráneo, para dar paso a la entrada en escena,

tal como ya se venía anunciando, de los grandes

Océanos, a través de los cuales las acciones navales

se encaminarían a intentar poseer el dominio

marítimo, eje sobre el cual ha girado hasta nuestros

días el devenir de la historia mundial. En paralelo

con el final de este período histórico naval iba

finalizando la época del Renacimiento, que

justamente se considera nacida hacia la mitad del

siglo anterior, habiendo sido un tiempo de

renovación artística, literaria y científica, basada en

los modelos de la Antigüedad clásica, pero también

a una orientación del hombre, más laica e

individualista.

En concordancia por tanto con la fecha de corte

de la primera etapa de este relato sobre ―Historia

Naval‖, haremos una síntesis de lo que pasó en los

118 años que median entre 1453, caída de

Constantinopla y 1571, batalla naval de Lepanto.

Como ya hemos conocido, el Imperio de

Bizancio sucumbe. Los Reinos europeos prosiguen

en su proceso de consolidación, en su camino hacia

el sentido de soberanías nacionales, a expensas de la

autoridad Papal, que disminuye, como igualmente le

ocurre a la nobleza, que va siendo dominada por los

reyes, mientras nace una ―clase media‖, que en

determinados momentos, incluso, desafía a la clase

noble y a la realeza, en muchos casos, apoyándose

en las disidencias religiosas dentro de los cristianos.

Tanto es así, que la Reforma protestante y la

consiguiente Contrarreforma católica, además de

proporcionar una nueva visión a las guerras

dinásticas, revelan y hacen emerger conflictos

sociales.

Se dá inicio y proseguirá, con mayor ímpetu, la

expansión europea en ultramar. En Italia, las guerras

en sus territorios enfrentan a las casas de los

Habsburgos y los Valois, vale decir, la rama

española de la Casa de Austria y la dinastía

francesa; como resultado, las ciudades-Estado

italianas, van declinando políticamente, aunque

paradójicamente, sea la época de esplendor del

Renacimiento y en Florencia, gobierne la familia de

los Médicis, gran protectora de las Artes, iniciada

esa protección por Lorenzo, el ―Magnífico‖. Solo

pervivirá, cada vez con más dificultades, Venecia,

que lucha contra los turcos para no perder su control

comercial en el Mediterráneo.

En Inglaterra, estando todavía en guerra con

Francia, estado casi natural, pues ya llevaban en eso

90 años, los ingleses se enzarzaron en una guerra

civil, por las apetencias al poder de dos grandes

familias: los Lancaster y York. Vencerá Eduardo IV

de York, que diez años más tarde, ¡al fin!, firma con

Francia el Tratado que pone término a la ―Guerra de

los 100 años‖.

En Francia, Luís XI impulsa la unificación del

país y su sucesor Carlos VIII invade Italia, siendo

detenido por la alianza de Maximiliano de Austria,

el Papa y Venecia. En Rusia, Iván III, el ―Grande‖,

afianza la primacía de la ciudad de Moscú,

reuniendo a los principados bajo su autoridad y

logra detener a los mongoles.

Portugal inicia las grandes exploraciones

marítimas, de las cuales seremos narradores más

adelante, y España empieza a tener una sola entidad

C

Page 102: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

88

política, y la pareja real considera que sus súbditos

deben profesar una sola fe religiosa, como

amalgama de unificación, y expulsan a los

musulmanes que se mantengan en la suya, como así

mismo a los judíos (unos 200 mil)… Llevados por

el interés comercial y político, en competición con

Portugal y también, por celo religioso y misionero,

al fin y al cabo, cónsono con los tiempos que

corrían de intransigencia y confrontaciones

religiosas, apoyan la empresa de un marino

genovés, Cristóbal Colón.

La situación preponderante de Occidente en el

Mediterráneo cambiará cuando los turcos otomanos

se adueñen de los antiguos territorios del Imperio

Romano de Oriente, penetren en Europa hasta las

puertas de Viena y extiendan su dominio por Siria,

Egipto y África del Norte. El ―Mare Nostrum‖ está

a punto de convertirse de nuevo en un mar

dominado por una sola potencia, que ha creado su

propio sistema de explotación estratégica. La

oposición occidental evitará una vez más el peligro,

pero el descubrimiento de la ruta del Cabo de Buena

Esperanza hará declinar la importancia del

Mediterráneo; el tráfico se desviará por el camino

más seguro del Sur y la estrategia mediterránea

adquirirá con el tiempo un valor secundario,

contemplada a la luz de un sistema de explotación

estratégica de ámbito mundial.

En las aguas del Mediterráneo, desde el siglo

XV, el poderoso Imperio otomano se sirvió de los

piratas para enriquecerse, controlar el tráfico

comercial y extorsionar a las potencias

mediterráneas. A estos terribles piratas se les

denominó ―berberiscos‖, derivación de ―beréberes‖,

nombre de la etnia habitante al Norte de África. Uno

de los más célebres fue Kair-Eddin, más conocido

como ―Barbarroja‖. Llegó a ser nombrado almirante

de la flota turca, se dedicó a asaltar barcos, saquear

y arrasar los puertos, tomando como esclavos a los

prisioneros. Estableció su base en Orán y Argel, que

fue fundada por él, y fue el principal aliado de los

turcos, convirtiendo todo el norte de África en

vasallo de Turquía.

Después de la conquista de Granada, en 1492, la

mayor parte de los árabes españoles expulsados de

su patria se han establecido en los Estados del norte

de África, desde donde se lanzarán al corso y la

piratería contra las comunicaciones marítimas y

costas de los países europeos; su afinidad cultural y

religiosa con los otomanos y moriscos que aún

residen, permitirá a los Sultanes emprender una

estrategia de subversión que debilite a España en

beneficio de su proyección hacia Occidente.

Los problemas que la piratería berberisca

ocasiona a la monarquía española, interfiriendo los

suministros de trigo procedentes de Sicilia, y

realizando incursiones contra las zonas costeras,

sirven para que la Sublime Puerta aproveche la

oportunidad que le ofrece esta situación, porque la

presencia de los presidios, o sea fortines, que los

españoles mantienen en el norte de África, para

protegerse de las actividades piráticas, son una

amenaza para la seguridad del Imperio otomano

extendido por Siria, Egipto y demás Estados

vasallos berberiscos.

Amanece un nuevo siglo, el XVI, y se produce

un nuevo cisma religioso. La Reforma protestante se

inicia en 1517 cuando el religioso agustino, Lutero,

publica sus 95 tesis, denunciando los abusos de la

Iglesia, y el protestantismo se expande por todo el

norte de Europa, Alemania y en los Países Bajos

(Holanda), donde, a la vez, empieza la lucha por su

independencia de España.

En Inglaterra, Enrique VIII se divorcia de Roma

y funda la Iglesia Anglicana, que no obedecerá la

autoridad papal.

De la Reforma protestante se derivaran

diferentes movimientos de interpretación de la

doctrina cristiana, y de su aplicación en la práctica,

de forma más abierta o más estricta, como la

propagada por el teólogo y duro reformador, Juan

Calvino, en la ciudad de Ginebra (Suiza), donde

organiza un Estado ―teocrático‖. La forma calvinista

penetró en Francia –en donde, unos años más tarde

de la batalla de Lepanto- se desató una matanza

contra sus seguidores, los llamados ―hugonotes‖.

Page 103: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

89

LAS COSTAS ATLÁNTICAS

l transporte, las comunicaciones y el

suministro hacían de los barcos un

complemento esencial de los ejércitos, viéndose

afectada la suerte de las potencias beligerantes en la

medida en que podían asegurarse sus servicios.

Existían pocos barcos de propiedad real, ya que

apenas se había hecho nada por establecer una

Marina de Guerra en ningún país. Y así, del mismo

modo que se recurría a los suizos y a los alemanes

para completar un ejército, se acudía a los Estados

marítimos italianos para completar la flota. La

diferencia entre el barco de guerra y el mercante era

pequeña y ambos podían combatir juntos. Las

funciones entre la galera y el barco de transporte no

se consideraban tampoco tan dispares que no

pudieran ser utilizados conjuntamente, en algunas

ocasiones, tanto en aguas septentrionales como

meridionales y lo mismo las potencias del Atlántico

que las del Mediterráneo empleaban tipos

intermedios de barcos a vela y a remo. En Francia,

Carlos VIII no contaba más que con 21 barcos

reales y tenía en su contra dos factores que

complicaban el uso de los mercantes: la celosa

autonomía de los respectivos almirantes de Bretaña,

Guyena y Provenza, y la falta de marina mercante

en el Mediterráneo en donde casi todo el comercio

estaba en manos extranjeras. Para la invasión de

Italia se vio obligado por tanto a alquilar barcos a

Génova, aunque este rey comenzó la construcción

de galeras en Tolón. Luís XII construyó barcos

reales en Brest y Francisco I creó el puerto de Le

Havre; Francia nunca se vio libre de la necesidad de

alquilar barcos y de las complicaciones políticas que

ello entrañaba.

Aunque España sufría de la misma escasez de

barcos reales, se encontraba mejor dotada de marina

mercante. La corona subvencionaba los barcos

mercantes y prohibía que los potencialmente útiles

para la guerra fueran vendidos al exterior, mientras

los intereses de España en el comercio de grano con

Sicilia y con el Norte de África le permitían

disponer de un gran número de navíos apropiados

para la requisa. Una vez requisados, sin embargo, su

organización dejaba mucho que desear. Sus flotas

carecían de unidad y tenían muy baja moral. Los

capitanes llevaban una tripulación inferior a la

necesaria con el fin de embolsarse la paga de las

llamadas ―almas muertas‖, que las declaraban como

tripulantes vivos y como transportaban también

mercancías como una especulación privada legal,

preferían la prudencia al riesgo de perder esta.

Las flotas genovesas adolecían de los mismos

defectos. El Estado establecía contrato con

personas privadas que les proporcionaban barcos

para sus servicios. Como no se pagaba

compensación alguna por los daños o las pérdidas y

la paga era pequeña, se evitaba en lo posible el

combatir con los barcos de guerra, no luchándose

más que por la captura de los mercantes, con el fin

de obtener la parte de presa. También allí –y los

mismo ocurría con las flotas toscana y pontificia- se

permitía a los oficiales transportar carga.

En Venecia, esto ocurría solamente en los barcos

que complementaban las flotas del Estado, porque

Venecia era la única potencia italiana que mantenía

una flota de guerra permanente. La amenaza

constante de los turcos, cuya marina de guerra en

1495 contaba con unos 250 barcos, hacía necesaria

esta medida y después de encontrarse con un

número escaso de barcos de guerra, construyó una

flota de 100 galeras de combate que tuvo a partir de

entonces, siempre disponible. Venecia contaba

además con la ventaja de que muchos de sus nobles

tenían experiencia marítima, sus mercantes iban ya

armados y disponía de los mejores arsenales de

Europa.

En Inglaterra, Enrique VII se interesó más por el

comercio pacífico que por la guerra. A él se debe la

creación del muelle de Portsmouth con su dique

seco -el primero de Inglaterra-, y así mismo la

construcción de algunos barcos para la guerra. Pero

su interés se dirigió sobretodo a los barcos

mercantes y al pago de subvenciones a barcos de

gran tonelaje. La atención preferente de su sucesor a

los asuntos del mar, su deseo de poner en práctica

una política exterior expansionista, el peligro de

E

Page 104: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

90

España, pronto unido al de los Países Bajos y de

Escocia, que había construido una flota considerable

durante la ―Guerra de las Dos Rosas‖, fueron las

razones de que la marina de Enrique VIII llegara a

contar con 85 barcos. Para darles abrigo se

ampliaron los muelles, centralizando la

administración para que resultara ésta más eficiente.

Los almirantes por ejemplo no tenían que

preocuparse ya ni de avituallar, ni de equipar sus

propios barcos. Pero esa flota, excepto en tiempos

de guerra, se dispersaba pasando a alquilarse a los

mercaderes privados.

Aunque entre 1519 y 1559 pocas fueron las

grandes batallas libradas en el mar y ninguna de

ellas fue decisiva, este período fue de gran actividad

en la construcción de naves, en las que se invertían

crecidas sumas; a medida que iban aumentando el

tamaño de los ejércitos, aumentaba también el

número de las unidades de transporte y escolta que

se precisaban en las operaciones combinadas. En

1535, Carlos V, atacó a Túnez con unos 25 mil

hombres; años más tarde, los franceses se dirigieron

contra las costas meridionales de Inglaterra con casi

60 mil. Las rivalidades políticas dieron lugar a una

carrera de armamento entre las potencias más

expuestas a ataques desde el mar.

Page 105: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

91

LOS COMIENZOS DEL

COLONIALISMO EUROPEO

La universalización de la historia

finales del siglo XV se inició desde

Europa una gran expansión ultramarina

con fines comerciales y políticos que, en los

siglos sucesivos, llevó a los Estados más

poderosos del Viejo Continente a la conquista,

colonización y explotación sistemáticas de buena

parte de América y de amplios territorios de

África y de Asia.

El espíritu mercantilista y aventurero surgido

durante el Renacimiento, sirvió de estímulo a las

expediciones de comerciantes y exploradores.

Hasta los inicios del siglo XII, el conocimiento

de África por los europeos se había limitado a los

contactos y enfrentamientos con los países -

pueblos del norte mediterráneo-.

A partir de este momento, numerosos navegantes

portugueses e italianos se arriesgaron a realizar

incursiones por el Atlántico. Entre 1402 y 1405,

el francés Jean de Bethencourt, al servicio de

Enrique III conquistó las islas Canarias para la

corona de Castilla. Por su parte, Portugal -

motivado por el espíritu de la Reconquista-

también se lanzó a la exploración del Atlántico v

del África occidental. Se apoderaron de las islas

Madeira, Azores y Cabo Verde. En 1444, crearon

la Compañía de Lagos con el fin de monopolizar

las recién abiertas rutas del comercio atlántico.

Poco después, el tratado de Alcacovas (1479) con

Castilla dió a Portugal la exclusividad para la

exploración y conquista de todos los territorios

africanos -con excepción de las Canarias- y puso

así fin a la creciente rivalidad de los reinos

ibéricos ocasionada por el deseo de hacerse con el

dominio de las nuevas tierras.

El ansia de viajes y conquistas recibió un

A

CAPÍTULO VI (Primeras exploraciones)

Page 106: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

92

fuerte impulso gracias al infante portugués

Enrique el Navegante quien fundó en Sagres una

escuela para marinos y cartógrafos en la que se

pretendió recoger y transmitir los saberes y

conocimientos marítimos, astronómicos y

geográficos conocidos desde la Antigüedad.

Durante los años siguientes se estimuló la

creación y el perfeccionamiento de nuevas

técnicas e instrumentos de navegación, como la

brújula, el astrolabio y el cuadrante, y se

desarrolló la fabricación de navíos más ligeros y

veloces como las carabelas que facilitasen la

navegación y los largos recorridos en alta mar.

Estos avances científicos dieron el empuje

definitivo a la gran expansión de España y

Portugal por el mundo, una expansión motivada,

sobre todo, por causas económicas.

Se mantenían relaciones entre la Cristiandad y el

Islam, pese a todo, en el terreno comercial y a

veces en el político, si bien el antagonismo entre

ambas religiones, subsistía; las cruzadas primero, la

aparición de los turcos, y de los corsarios

norteafricanos después y el hecho de que los

europeos hubiesen de depender de musulmanes para

obtener los productos de Asia, preocupaba e

irritaba a los gobernantes y comerciantes cristianos,

y deterioraba las relaciones existentes. Los europeos

abrigaban la idea, ya desde el siglo XIII, de alcanzar

directamente los lugares de producción de las

mercancías que necesitaban y de atacar por detrás al

Islam, además de provocar un cortocircuito en las

redes, y rutas comerciales árabes. Querían encontrar

otra ruta de las especias que no cruzase tierras

musulmanas, y, si era posible, controlarla, y si se

terciaba, apoderarse de las tierras productoras. El

país que lo consiguiese se convertiría en una gran

potencia, y ese era el sueño de Venecia, Génova y

luego, de Portugal y más tarde de Castilla. Las

necesidades comerciales, serán sin duda el incentivo

para los viajes marítimos y su corolario, los

descubrimientos. Poco a poco se va ampliando el

concepto del mundo habitado. A comienzos del

siglo XV, los europeos ya conocen aceptablemente

el interior del próximo Oriente y del Norte de

África, un poco de China, menos de la India y

Turquestán, menos aún de Etiopía y casi nada del

Sudeste Asiático. Nada, por ultimo, de las costas

Africanas más allá de las Canarias ni del interior del

Continente; ni, naturalmente, de América, ni de los

archipiélagos del Pacífico.

Pero los genoveses habían fracasado en su

búsqueda de rutas alternativas por el Levante y el

Golfo Pérsico, por medio de la alianza con

gobernantes árabes, para dar un golpe a Venecia.

Ahora pretendían buscar esa ruta sólo por mar,

bordeando África –que se estimaba mucho menos

extensa de lo que en realidad es- hacia Oriente. Este

será el primer paso en los grandes viajes de

circunnavegación de África que luego harían

famosos a los portugueses. En 1291, los hermanos

genoveses Vivaldi intentan rodear África, llegan al

cabo Juby frente a las Canarias y aquí se pierde su

rastro: las galeras no eran muy aptas para la

navegación atlántica. Es posible que genoveses y

venecianos hubiesen llegado a las Azores ya en el

siglo XIV y realizado viajes por el Atlántico Norte.

Hay un factor ulterior. Génova y Portugal venían

alternando la competencia comercial y la

colaboración política, militar y científica desde fines

del siglo XIII. En el XIV este proceso se convertirá

en una verdadera simbiosis, realizándose

expediciones conjuntas. Los genoveses -e italianos,

en general– gozaban de gran prestigio como

geógrafos y navegantes en toda Europa y los

monarcas portugueses solían contratarlos para

cargos importantes. Después de un siglo de alianza

luso-genovesa, Portugal no solo quedó totalmente

imbuida del espíritu de aventura marítima de los

genoveses, sino que también tomó en sus manos la

tarea inconclusa de hallar otra ruta hacia el este. Los

portugueses serán excelentes discípulos de los

genoveses e incluso superarán a sus maestros.

Se perfecciona la técnica de construcción de los

barcos. Localizar la posición y los movimientos de

las constelaciones es indispensable para establecer,

con la ayuda de la brújula, la ruta de la navegación

oceánica. Se introducen entonces mapas e

instrumentos náuticos, necesarios para orientarse en

Page 107: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

93

mar abierto. Uno de éstos es el astrolabio, que

permite calcular la posición del barco también de

noche: manteniéndolo suspendido se apunta al sol y

a las estrellas a través de la alidada, y al lado se

tienen los grados de elevación que dan la latitud. La

altura del sol tomado en momentos diferentes,

permite calcular la hora local. Después, a través de

tablas se calcula la hora de verdad y por lo tanto,

con bastante imprecisión, la longitud. La plena

utilización de la brújula permite fijar las direcciones

y puntos de referencia más precisos y se llevan

sobre las cartas y los mapas llamados portulanos,

donde se configuran los perfiles de la costa, los

escollos y los bajíos. Cuando el marinero navega

entre bajíos, utiliza una sonda de plomo llena de

grasa y atada con una cuerda, con la cual sondea el

fondo. La maniobra del timón la ordena el

comandante, que se encuentra en la parte superior

del castillo de popa. Tiene los ojos en la capilla,

(llamada también bitácora), un pequeño mueble

donde se coloca la brújula, el astrolabio y las cartas

con la dirección de los vientos. Para calcular el

tiempo se usa el reloj de arena. El uso de la carta

náutica diseñada a escala, califica al hombre de mar

italiano como el primer técnico en utilizar la

geometría aplicada.

Al mejor conocimiento contribuyen en gran

medida los adelantos alcanzados en la técnica de

navegación y en las ciencias náuticas, tomadas en

parte de los árabes, o desarrolladas en Europa, que

van haciendo perder el temor al mar. En el siglo

XIII se conoce ya la redondez de la tierra; en el

siglo XIV la brújula, que permite orientar mejor los

barcos. Avanza el estudio de la geografía y de la

astronomía; a mediados del siglo XV la navegación

estimativa mediterránea pasa a ser astronómica, por

medio de la observación, por ejemplo, de la estrella

polar.

Se recopila y mejora la cartografía. En el siglo

XV se mejora la corredera, que permitía conocer la

velocidad del barco y ya se conoce el astrolabio y se

inventa el cuadrante que permiten hacer

observaciones astronómicas en el mar. Se avanza en

el estudio del régimen de vientos y de las corrientes

marinas, también mejora la técnica de construcción

de barcos: hasta el siglo XV los barcos europeos

solían ser inferiores a los árabes y asiáticos; eran

toscos, con mástiles de una sola vela, borda baja,

con velas y remos a la vez, escasa capacidad de

carga y poca movilidad.

También mejora desde mediados de siglo la

navegación astronómica. Sobre 1480, al ampliarse

los viajes al hemisferio Sur, se adopta el cálculo de

la latitud por medio de la observación del sol al

mediodía, pues la tradicional estrella polar se perdía

de vista al sur del Ecuador. Simplifican además los

portugueses el astrolabio y adoptan el cuadrante

náutico.

Page 108: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

94

Desarrollan también la artillería naval, al

aumentar el número de cañones en las naves, que

desde ahora disparan no sólo contra las

tripulaciones, sino sobre todo contra los otros

barcos, para hundirlos. Fue a los portugueses, al

parecer, a quienes se les ocurrió, a fines de siglo,

abrir troneras en la borda para el fuego de costado, o

sea, las portas de gran importancia en las batallas

navales del futuro; los cañones de a bordo y

situados en el entrepuente, datan del propio siglo

XVI.

La carabela demuestra ser el barco ideal del

descubrimiento debido a su arboladura, su velamen,

el timón y su maniobrabilidad, así como la

posibilidad de avanzar también con viento contrario.

Se confió en ella, pues en la carabela, que derivaba

de una pequeña embarcación pesquera del

Mediterráneo Occidental, de origen árabe, llamada

―carabo‖, se combinaban los importantes méritos

del régimen a popa y del codaste recto, corrientes en

los barcos de la Europa del Norte, con la agilidad de

los aparejos latinos.

Su calado poco profundo era ideal para explorar

aguas costeras. Gobernada con facilidad por una

dotación de 25 hombres, la carabela también se

podía volver a aparejar, con el fin de incorporarles

las virtudes de las velas cuadradas, siempre que

fuera necesario: excelente velocidad con viento

favorable y sencillez de manejo en una mala

climatología. A esta versión se le llamó carabela

redonda; tal era la versatilidad de este navío que a

menudo los portugueses alardearon de que ninguna

otra embarcación, salvo la carabela, era capaz de

regresar a casa con los imperantes vientos en contra

de la costa africana.

No era nuevo el deseo de viajar y ver tierras

nuevas; lo que hubo de nuevo fue la organización

sistemática del reconocimiento marítimo y el rápido

desenvolvimiento de las técnicas empleadas.

Tan pronto como los gobernantes y financieros

se dieron cuenta de que con barcos perfeccionados,

instrumentos más precisos y mejores métodos

cartográficos era posible encontrar pasos oceánicos,

invirtieron fondos en la exploración. Sus metas no

eran el descubrimiento en sí –lo cual venía a resultar

algo accesorio-, sino el abrir rutas oceánicas a India,

China y Japón, con todo lo que suponía de

importancia comercial. Los hombres que llevaron a

cabo esta labor eran profesionales de temple,

deseosos de servir a cualquier gobernante que los

tomará a su servicio. Hábiles, llenos de imaginación

y ávidos, son ellos quienes hicieron el mapa del

mundo.

¿Por qué los grandes descubrimientos coinciden

con el Renacimiento, en vez de haber ocurrido,

pongamos por caso, en los siglos XII o XIII? ¿Por

qué la iniciativa partió de la Europa Occidental y no

de cualquiera de las muchas otras civilizaciones,

similarmente avanzadas y alguna de ellas, bastante

más?; China, India, en Asia; el Islam en África, el

Medio Oriente, los aztecas, incas y mayas en

América; todas esas civilizaciones poseían grandes

territorios, muchas riquezas y sus niveles de

civilización eran en varios aspectos, iguales o

superiores a las de las Occidentales naciones

europeas. A pesar de todo ello, la exploración

estuvo a cargo casi exclusivamente de Portugal,

España, Inglaterra, Holanda y Francia. Para

empezar, debemos hacer notar dos puntos. Primero

que nada, es en cierta forma engañoso hablar de

―descubrimiento‖; la palabra implica encontrar algo

nuevo, algo que hasta el momento era desconocido

y los pueblos de Asia y de América conocían sus

propias tierras; a veces, incluso tenían libros y

mapas en que se describían sus naciones.

En segundo lugar, debe tenerse presente que el

viajar en sí no era nada nuevo para los europeos. Ya

desde el siglo IX, los escandinavos, como hemos

visto anteriormente, precedieron a Colón en

América y para el siglo XIII otros europeos,

destacándose Marco Polo, habían penetrado

profundamente en Asia.

Así pues, lo que tuvo de nuevo en adelante las

exploraciones fue que los gobiernos y las compañías

mercantiles sistematizaron los viajes; se pasó a una

época en que los viajes tenían un propósito, en que

eran fundamentalmente de exploración y no

simplemente por recorrer el mundo.

Page 109: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

95

En ningún otro período los hombres navegaron

tan lejos o descubrieron tanto como lo hicieron los

navegantes exploradores en la época del

Renacimiento.

La Europa del Renacimiento precisaba de

métales preciosos y de especias. Mientras que en la

Edad Media los mercaderes individuales se habían

lanzado en busca de oro, seda, pimientas y clavo en

el Lejano Oriente, no fue sino hasta el siglo XV

cuando los gobiernos se lanzaron a la misma

búsqueda y no sólo por codicia; necesitaban

desesperadamente métales; fuentes de oro; las de

España habían quedado agotadas en tiempo atrás; a

las de Irlanda, les había pasado lo mismo y las

minas de plata de Alemania, por sí solas, no podían

hacer frente a la demanda.

El metálico y los métales preciosos eran

riquezas, pero también el medio para obtener más

riquezas.

Por otro lado, como ya dijimos anteriormente,

las especias no eran solo el medio de poder agregar

un toque de sazón y originalidad a las comidas; casi

toda la carne que se consumía en el Renacimiento

estaba salada o en mala condición por las

dificultades del transporte, y al faltarle refrigeración

se iba echando a perder; así pues, se necesitaban las

especias, no solo para sentirla más agradable, sino,

más importante, para hacerla comestible.

Además de estas necesidades, estaba el deseo de

servir a Dios, mediante la conversión de los infieles,

sintiendo que era una misión inspirada en la fe. Era

por tanto una función misionera, más destacable en

las potencias católicas que en las protestantes, ya

que éstas no tenían todavía ordenes misioneras. Aún

cuando los motivos religiosos eran sinceros,

tampoco venía mal, si se lograban conversiones,

pues los nativos y sus jefes estarían en mejor

disposición de colaborar.

Ninguna de las necesidades materiales y

espirituales que indujeron a las exploraciones, pudo

haberse logrado sin buenos barcos y sin marineros

diestros que los manejaran. De entre todas las

comunidades marítimas -ya que como vimos, la

China desaprovechó su gran ocasión-, sólo la

Europa Occidental con costas hacia el Atlántico,

tenía los barcos y los hombres.

Bien es verdad que casi todo lo que flote, y más

si esta dotado del algo parecido a una vela, puede

viajar en el mar grandes distancias. Los antiguos

escandinavos cruzaron el Atlántico del Norte en el

siglo X en barcos abiertos que contaban con una

sola vela. Para el tiempo de las grandes

exploraciones europeas, grandes canoas de aparejo

en cruz surcaban el Océano Indico entre

Madagascar y la India y saltaban de una isla a otra

en la inmensidad del Pacifico. Otro barco muy

común en el Indico era el ―dhow‖ árabe, que en

gran número cruzaba las aguas costeras de la India

del Mar Rojo y del África Oriental.

Ahora bien, los escandinavos estaban resueltos a

correr cualquier riesgo y a emigrar con tal de

mejorar sus condiciones de vida y obligados a no

volver a sus puntos de origen. Las canoas que

surcaban el Pacífico dependían de los vientos

favorables y de las corrientes; no podían navegar o

remontar contra el viento. Los ―dhow‖, aunque eran

muy marineros no eran adecuados para largas

exploraciones, sometidos a muchos días de mar. Sus

planchas estaban unidas por fibras hechas de la

corteza del coco, que se pudrían con gran facilidad y

debían ser cambiadas frecuentemente; además las

planchas cosidas son más débiles en mar abierto que

las clavadas y la enorme vela latina exigía, por lo

difícil de su manejo, una tripulación más numerosa

y además no era lo suficientemente rentable para

poder aprovechar los vientos que apoyaran a la nave

en empresas viajeras, cuya duración era incierta.

Los exploradores europeos, sin embargo, daban

por sentado que si zarpaban hacia tierras ignotas,

era con el propósito de aprovecharlas y eso pasaba

por el hecho de poder volver a casa con la noticia de

su hallazgo; sus barcos podían ir a cualquier parte y

volver. Para el inicio del siglo XV esos barcos eran

la simbiosis de dos diferentes tradiciones en la

construcción de los mismo: una, la del Mar del

Norte y de la costa atlántica, produjo los de velas

cuadradas, anchos y fuertes y la otra, la meridional

o mediterránea, produjo las galeras de remos y los

Page 110: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

96

barcos costeros de velas latinas. Para ese entonces,

el comercio entre el norte y sur de Europa produjo

la mezcla de ambos tipos, aprovechando las mejores

características de los barcos hechos para navegar en

aguas interiores y costeras y los construidos para

hacerlo en mar abierto. Tenían otra ventaja enorme

los barcos europeos: estaban armados con cañones

en proa y popa, amén de otros que asomaban sobre

las bordas del barco; en poco tiempo éstos

dispararían a través de agujeros hechos en los

costados del navío; donde llegaron, la artillería

europea resultó invencible, siendo esta superioridad

esencial, pues los gobiernos querían tener la certeza

de controlar los nuevos mercados.

En los medios marinos, siempre se ha dicho que

ningún barco es mejor que su tripulación y cierto es,

que a lo largo de los siglos, las naciones marítimas

de Europa habían consolidado una sólida tradición

marinera. Después de los viajes iniciales en una ruta

determinada, las siguientes no inhibían

significativamente a capitanes ambiciosos y

tripulaciones diestras. Psicológicamente, los

europeos como grupo, se distinguían en ese

entonces por poseer un individualismo que los

impulsaba a obrar. A pesar de los privilegios de los

reyes, nobles, sacerdotes y gremios, la libertad

individual de acción estaba mucho menos limitada

que en la India con su división en castas, o en

China, tan egocéntrica, o en América, con sus reyes-

sacerdotes.

La Europa del Renacimiento, repuesta ya de los

terribles estragos de la Peste Negra del siglo XIV,

tenía prosperidad y deseos de ser todavía más

próspera y rica. Europa era un mosaico comprimido

de Estados independientes, llenos de energía,

vigorosos, celosos unos de los otros y resueltos a no

quedarse atrás en la búsqueda del poder y de la

riqueza. Si Portugal se lanzó hacía adelante, España

la seguiría y más atrás, Francia e Inglaterra

intentarían seguir sus estelas.

España y Portugal alcanzaron un adelanto

notable en cartografía y navegación. Estos estudios,

tan importantes para los exploradores, no dependían

de los haberes que aportaba el Renacimiento.

Eran conocimientos ganados por marinos

experimentados, y principios geográficos

descubiertos por matemáticos y cosmógrafos árabes

que enseñaron a españoles y portugueses lo que

habían aprendido en la gran zona comercial

mahometana que incluía el Levante del

Mediterráneo la India y el norte de África.

No es de extrañar que tanto Portugal como

España fueran las primeras naciones de Europa que

emprendieran una política de descubrimiento. En el

caso de España, su marina se benefició, más que

ninguna otra, con el saludable cruce en la

construcción naval de los tipos mediterráneo y

atlántico. Acabamos de leer que el Infante portugués

Enrique fundó una escuela de marinos y cartógrafos.

Con respecto a la cartografía, vamos a conocer algo

más sobre ella, ya que empezará a ser practicada

con frecuencia, elaborando los muchos mapas

basados en los informes de los exploradores

marinos.

Page 111: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

97

CARTOGRAFÍA

oy en día, los avances técnicos están

permitiendo al hombre conocer cada vez

mejor y con mayor precisión, la forma real de la

tierra y todos sus accidentes. No podemos olvidar

que la cartografía es el ―arte y técnica científica de

representar la superficie terrestre en un plano o

mapa‖; (la corografía, representa áreas terrestres

más reducidas); así pues, un mapa es una

representación geométrica plana de la superficie

terrestre, que es curva. Al representar una superficie

curva sobre un plano, se producen deformaciones.

Para resolverlo, se recurren a las ―proyecciones‖. Se

conocen muchas, pero ninguna es perfecta; el

cartógrafo debe elegir entre conservar los ángulos,

la proporción de las superficies o una solución

intermedia.

En los mapas se busca la respuesta a preguntas

como dónde estoy, o dónde está tal punto. La

ubicación ha de ser lo más exacta posible y los

sistemas de coordenadas facilitan la localización y

el cálculo de distancias y direcciones. Existen dos

sistemas de coordenadas, el primero, se establece a

partir de los meridianos (que definen la longitud) y

los paralelos (que lo hacen con la latitud),

midiéndose en grados, minutos y segundos. Este

sistema se utiliza, básicamente, en la navegación; al

otro sistema, se le superpone a un mapa plano, una

cuadrícula regular. La localización de un punto

viene definida por unos valores X e Y dentro de esa

cuadrícula; es el de Mercator, que se utiliza para la

realización de cartografía básica y para aplicaciones

que necesitan de localizaciones precisas.

Los mapas se elaboran en diferentes medidas

dentro de una relación de proporción con la

realidad, que se denomina ―escala‖. La escala viene

indicada como una relación numérica; por ejemplo:

1 centímetro en el mapa representa 1 millón de

centímetros; es decir, 10 kilómetros reales.

Dependiendo del tipo de información contenida, se

distinguen varios tipos de mapas: ―mapas

generales‖, ―mapas temáticos‖ y ―cartas‖. A los

generales se les llama ―topográficos‖ y representan

la superficie terrestre referente a la posición, forma,

dimensiones e identificación de los accidentes del

terreno. Los temáticos usan los topográficos como

base, pero sobre ellos representan fenómenos

específicos; pueden ser geológicos, de vegetación,

de corrientes acuíferas, etc.

Las ―cartas‖ cubren especialmente las

necesidades de la navegación náutica y aérea, para

señalar rumbos, determinar posiciones o trazar

trayectorias. Los ―mapamundis‖, tal como su

nombre latino indica, representan nuestro mundo en

su totalidad, y son herederos de una tradición

geográfica nacida en el Mediterráneo. El mapa más

antiguo que se conoce, en una tablilla de cerámica,

que representa a la Mesopotamia, se considera que

fue realizado hacia el año 3000 a.C. El Mapamundi

más antiguo encontrado está en una tablilla del 600

a.C., que refleja la concepción babilónica del

mundo, como un disco continental en medio del

Océano.

Los griegos

En un mapa del griego Anaximandro, hacia el

500 a.C., que muestra lo comprendido dentro de los

límites de su mundo conocido –desde el Atlántico

hasta el Caspio, con el mar Egeo, su mar, en el

centro del mapa-, se concibe la tierra como un gran

círculo pero asoma la curvatura en su superficie, sin

que el planeta descanse en alguna base, sino

suspendido en el espacio. Medio siglo después de él,

sus paisanos griegos ya sustentan, normalmente, la

esfericidad de la Tierra y son los griegos los que

introducen los sistemas básicos de la cartografía,

como: el sistema de longitud (distancia de un lugar

al primer meridiano) y latitud (distancia de un lugar

al Ecuador); el sistema de proyecciones (para

representar la forma curva de la Tierra sobre un

plano horizontal); y el cálculo del tamaño de nuestro

planeta. Recordemos que Phyteas, en su viaje desde

Marsella hacia el Norte del Atlántico, vió

confirmada la redondez de la Tierra por la

observación de que la estrella Polar aparecía tanto

más alta en el horizonte cuanto más al Norte se

H

Page 112: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

98

viajaba. Aristóteles confirmará esa redondez

terrestre con argumentos físicos y lógicos.

La medida de la Tierra.

Y así, llegamos a Eratóstenes, que como muchos

de los sabios griegos, era de conocimiento

multidisciplinario. Observó la proyección de la

sombra del Sol que iluminaba un pozo en el poblado

de Siene en Egipto, y determinó la distancia entre el

poblado y la ciudad de Alejandría en 500 millas.

Establecida esa distancia, que equivalía a 1/50 de la

circunferencia de la Tierra, multiplica y le da 25.000

millas. La precisión del resultado es magnífica, pues

actualmente se considera que la circunferencia de la

Tierra en el Ecuador es de 24.899 millas. A pesar de

que hoy se ha comprobado de que tuvo varios

errores, pues no estaba bien medida el ángulo de la

sombra vertical del sol, de que la distancia entre

Alejandría y Siene es algo menos de 500 millas y

que Alejandría no está en el mismo meridiano de

Siene, sino 3º al Oeste, se dio la coincidencia de que

estos errores se compensaran entre sí.

De cualquier forma, nadie como él se acercaría

en siglos a medir la circunferencia de la tierra con

tal precisión. También trata de resolver el problema

de las proyecciones; elabora un mapa del mundo

habitado donde recoge toda la información

proporcionada por las campañas de Alejandro

Magno. Calcula 240º como distancia entre España y

la China (con un error de 10º). Graduó su mapa con

meridianos y paralelos y, por supuesto, para él la

Tierra era redonda, y la parte habitada era una isla

rodeada por mar.

Fue autor de un Tratado de Geografía y Director

de la Biblioteca de Alejandría, la más importante de

la antigüedad, y al tener ese cargo, pudo conseguir

una de las metas perseguida por los humanos:

conjugar el trabajo con el placer. Y él lo consiguió,

pues era un voraz lector; de tal modo, que cuando

fue afectado en sus ojos por ―cataratas‖, quedando

ciego, y no pudiendo seguir leyendo… se suicidó.

Posteriormente, algunos lo criticaron y otros

trabajaron con sus datos, pero los que quisieron

corregirle, produjeron mayores errores. Más

adelante aparece Tolomeo, el Príncipe de la

Geografía y la Cartografía en la Antigüedad. En su

Geografía, en ocho volúmenes, situaba a la Tierra

en forma fija y los astros y el sol girando a su

alrededor. En su mapamundi, dividió el Ecuador en

360º y situó el primer meridiano en las Islas

Afortunadas (Canarias). Llegaba hasta la China

(Serica, el ―País de la Seda‖) y consideraba cerrado

el Océano Índico. Su equivocación con referencia a

las distancias, es que asigna al grado una medida

inferior a la real, haciendo que el planeta aparezca

reducido en ¼ de su circunferencia, a pesar de

prolongar Asia hacia el Este. (Calculó en 29.000

kilómetros el diámetro en vez de los 40.000 reales).

Retroceso y avance

Durante la época romana, el mapa de Tolomeo

permaneció desconocido y fue un período de

decadencia de la cartografía como consecuencia de

la pérdida por parte de los griegos de su influencia

intelectual. Los romanos, tan prácticos en todo, en

este caso se pasaron, pues no practicaron la

geografía matemática con su sistema de longitudes

y latitudes, sus mediciones astronómicas y sus

problemas de proyecciones; a ellos solo les

interesaron y necesitaron determinados mapas, que

mostraban itinerarios de las vías que cruzaban su

Imperio y los ―portulanos‖, que marcaban las vías

marítimas entre puerto y puerto.

Más adelante, en la Edad Media, se acentuó el

retroceso cartográfico, fatalmente influenciado por

las características de su tiempo –aislamiento cultural

y rechazo de toda novedad-. Se abandonó la idea de

la esfericidad de la Tierra y se reflejó en forma

simple, como un disco, con un ordenamiento

teológico. El mundo conocido, habitable y habitado

–―ecumene‖-, se dividió en cuatro partes de desigual

extensión: Asia, África, Europa y la ―Terra

Incógnita‖, que más o menos se situaba en el

territorio austral, mientras que en la parte superior

lo hacía el Oriente, donde se situaba Asia y en ella,

el Paraíso terrenal.

Page 113: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

99

En los mapas contemporáneos, estas masas de

tierra cubrían casi totalmente la superficie terrestre

y dejaban muy poco a los océanos: el Atlántico

estaba reducido a una estrecha vía de agua, no había

Pacífico, y la Terra Incógnita penetraba tanto en el

Índico que lo dejaba reducido a un mar interior. Tal

confusión geográfica se debía no sólo a la muy

comprensible ignorancia de los cartógrafos, sino a

las creencias religiosas que exageraban sus errores.

Según la tradición cristiana, Jerusalén estaba situada

en el centro del mundo; de aquí que los cartógrafos

medievales dibujaron el mundo, piadosamente,

como una rueda en cuyo centro se hallaba la Ciudad

Santa y rodeándola, los continentes conocidos,

cuyas formas y ubicaciones quedaban

irreconocibles. Esta imagen del mundo contrastaba

con la mucho más precisa de los cartógrafos de la

antigüedad clásica.

La influencia de los árabes es trascendental a

través de sus trabajos sobre astronomía, matemática

y geometría; estos trabajos estimulan el progreso de

Europa en estas disciplinas a partir del siglo XIII,

permitiendo que la cartografía empiece a salir del

período oscurantista; los árabes calculan de nuevo la

longitud del grado, obteniendo un valor muy

aproximado al verdadero.

Efectúan nuevas mediciones a la superficie

terrestre, corrigiendo en parte los obtenidos por

Tolomeo. Inventan un nuevo instrumento para

realizar observaciones y mediciones astronómicas,

al que llaman Astrolabio. Construyen esferas

celestes, estudian las proyecciones y emplean los

mapas en sus escuelas como enseñanza de la

geografía. Los famosos traductores hispano-árabes

de la Escuela de Toledo, traducen del árabe al latín,

para conocimiento de Europa, la Geometría de

Euclídes y el ―Almagesto‖, como ellos llamaron a la

Geografía de Tolomeo.

Hacia finales del siglo XIII empiezan a usarse en

Europa unas cartas (mapas marítimos), que son un

adelanto sobre las que usaban los romanos –los

portulanos-. Parece que fueron mejoradas por los

almirantes y capitanes de la flota genovesa. Se

basaban en la observación directa que se hacía de

los accidentes geográficos, por medio de un nuevo

instrumento: la brújula. En estas cartas, las costas

del mar Mediterráneo y Suroeste de Europa, están

trazadas con gran exactitud y su dibujo solo vendrá

a cambiar, en forma sustancial, quinientos años más

tarde, en el siglo XVIII, cuando se empleen las

observaciones astronómicas para fijar puntos. En

el siglo XIV, en Venecia, Génova, y especialmente

en Cataluña, Aragón y Mallorca se desarrollaban

escuelas cartográficas, geográficas y astronómicas

de gran valor.

A mediados del siglo XV los cartógrafos ya

hacían mapas que reflejaban los conceptos de

Tolomeo. Y aunque el conocimiento medieval de

Asia y África fuera muy limitado, lo cierto es que

esos dos continentes fascinaron a los europeos.

Siempre China

Debemos hacer un inciso en la narración y

referirnos, ¡cómo no!, a China, pues la cartografía

de los chinos se merece un comentario aparte, ya

que en esta disciplina, como en tantas otras, la

cultivaron en forma independiente y desconectada

del resto del mundo. Por supuesto, ¡no faltaría más!,

podemos asegurar que la cartografía ya florecía en

China, cuando en Europa apenas estaba naciendo.

En los tiempos lejanos del siglo XXVIII a.C., los

gobernantes del Celeste Imperio utilizaban mapas

descriptivos de los territorios bajo su mando; se

trata de representaciones hechas en bronce y solo en

el siglo X a.C., son grabados en madera, pero en el

siglo I, época en que los chinos inventan el papel,

sus mapas empiezan a hacerse en ese material. En

uno de los antiguos mapas –sin fecha conocida-, en

forma de mapamundi, China aparece en el centro,

rodeada de una serie de islas que simbolizan a los

demás países y regiones, con nombres tan peculiares

como los que siguen a continuación: ―Montaña del

origen del hombre‖ – ―País de los hombres

superiores‖ – ―País de las mujeres‖ – ―País de la

vida difícil‖ – ―Montaña del espíritu del fuego‖ –

―Gran montaña periférica‖ – ―Montaña blanca‖ –

―País del pueblo blanco‖ - ….

Page 114: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

100

Todavía la producción cartográfica china sólo ha

sido examinada muy superficialmente y debemos

esperar datos muy interesantes cuando se haga más

detenidamente; más aún, cuando tantos de ellos

destacan por su originalidad, como el mapa en

madera –en época paralela al nacimiento del

Imperio Persa-, hecho por partes, provincia por

provincia, que viene a ser el precursor de los mapas

mosaicos. Cuando en el siglo XVI logran los

jesuitas entrar al Celeste Imperio, se sirven de los

materiales cartográficos existentes y pueden trazar

los primeros mapas modernos de la China. Desde

entonces, la cartografía China quedó influenciada

por los métodos europeos, que por otra parte,

sirvieron para poder conocer las remotas regiones

de China, siempre tan cerradas a la visión del

mundo occidental.

África

Fueron muy pocos los mapas publicados del

África intertropical, hecho que induce a suponer que

los primeros mapas impresos de África equivalen a

una crónica de la penetración externa. Sin embargo

no es así, los primeros mapas de África, impresos en

Europa, constituyen un testimonio muy incompleto

de los conocimientos árabes. Este tipo de mapas

reproducen más lo que se creía acerca de África que

lo que se sabía realmente. Hubo que esperar a que

las propias potencias coloniales se dedicaran, por

conveniencia propia, a elaborar la cartografía que

les facilitara su dominio sobre los territorios.

Al fin y al cabo, África, excepto en su franja

norte y Egipto, era casi tan ―terra incognita‖ como

la zona austral del planeta.

Page 115: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

101

ÁFRICA: CONTINENTE DESCONOCIDO

oco se sabe de la historia de África, anterior

a su colonización por los europeos. Sin

embargo, es obvio, que más allá del Sahara y

Egipto, han existido durante siglos, grandes y

poderosos Imperios, cuya historia se ha conservado,

aunque sólo en parte, por la tradición oral de sus

habitantes. La extensión territorial de África es

inmensa y su geografía está conformada, en líneas

generales, en sus extremos continentales, por

grandes franjas de tierra fértil; al ir penetrando, se

van convirtiendo en extensas zonas de color pardo;

al norte, el desierto mayor del mundo, el Sahara; y

al sur, el también muy grande desierto de Kalahari;

bordeándolos, se encuentran zonas de arbustos y

bosques de matorrales y luego, la gran selva

tropical.

Se considera que África pudo haber sido el lugar

de nacimiento de la humanidad. Antepasados del

hombre habitaron en las llanuras de las tierras altas

interiores, hace casi dos millones de años. Hace

unos treinta mil años se establecieron, al parecer, las

diferencias fundamentales en el color de la piel, en

la estructura ósea y en otros caracteres. En los

incontables movimientos migratorios de miles de

generaciones, se fueron haciendo borrosos los

contrastes y al mismo tiempo, algunos se

acentuaron, posiblemente a causa de las variaciones

del clima en el planeta y específicamente, al

africano, que fue pasando de muy húmedo a muy

seco, según los movimientos de los casquetes

polares.

La señal más evidente del término de la época

prehistórica en el continente africano, fue el

desarrollo de entidades políticas. En el milenio

comprendido entre el año 500 y el 1500 aparecieron

y se afianzaron los primeros reinos negros que

crearon culturas importantes. La diversa África, tan

variada en pueblos, etnias, lenguas y costumbres, lo

era también en sus ritos religiosos, pero,

prácticamente, todos sus habitantes creían en un

solo Gran Ser (Dios), del que procedían todas las

cosas. En general, se le consideraba como Energía,

que diferenciaba la vida de la materia, siendo, por

tanto, como una ―Fuerza Vital‖, y estaban

convencidos de que había vivido una vez entre los

hombres…

Apartando Egipto, los principales Imperios

africanos se localizaron en el área comprendida

entre el sur del Sahara y el norte de la línea

ecuatorial, con sus selvas, y entre el Atlántico (al

Oeste) y el Valle del Nilo (al Este).

Para los europeos, las primeras noticias sobre

otros pueblos africanos distintos a los asentados en

el litoral Mediterráneo, llegaron a través de los

contactos –comerciales y bélicos- que los egipcios

tuvieron desde varios milenios a. C. con sus vecinos

del sur, especialmente con los nubios, eritreos y

somalíes.

Es el caso del país ―Nuba o Kush‖ –nombre

egipcio del Sudán actual-, una región de gran

prosperidad comercial, al menos desde el año 1000

a de C., gracias a su avanzada metalurgia del hierro

y a su riqueza de materias primas: oro, ébano y

marfil; los nubios de Kush se liberaron del dominio

Egipcio en el siglo VIII a de C. fundando su propio

Imperio, alrededor del 500 a. C., tras ser obligados a

emigrar hacia el sur por el empuje asirio. Este

Imperio gozó de gran pujanza hasta que, debilitado

por sus luchas contra los romanos, sucumbió en el

año 300, ante el surgimiento de un vecino

emergente: Aksum.

Este reino fue fundado, según la leyenda, por

Menelik I, hijo del rey Salomón y de la reina de

Saba, y el fundador y sus seguidores eran árabes del

Yemen (sur de Arabia). Se instalaron en Eritrea, a

orillas del Mar Rojo, y tuvieron muchos contactos

con los griegos –de los que tomaron prácticas

políticas y culturales como la monarquía y la

escritura helénica-. Tras luchar contra persas y

romanos, extendieron su dominio, absorbiendo al

Imperio de Kush. Convertido en el poderoso

Imperio de Etiopía, se hizo cristiano y más tarde,

adoptó el rito copto. En el siglo VIII, contuvo la

penetración islámica, pero perdió su salida al Mar

Rojo. Amenazado en el siglo XVI por árabes y

turcos musulmanes, resistió, pero la llegada de

P

Page 116: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

102

europeos –los portugueses- fue mermando su poder.

Fue sobreviviendo hasta nuestros días. Su último

Emperador fue Haile Selassie I, depuesto en 1974. –

Actualmente, en el territorio abisinio, hay dos

Estados: Etiopía y Eritrea-.

Sudán, el país de los negros

Menos se sabe sobre la franja territorial

subsahariana, conocida anteriormente como

―Sudán‖, (país de los negros), para diferenciarla de

la zona mediterránea, habitada por poblaciones de

piel más clara. Gracias al dromedario, el Sahara

dejó de ser impenetrable a partir del siglo II, –al

principio, el contacto entre los pueblos de ambos

lados del gran desierto se limitó al comercio de

esclavos, pieles, marfil, plumas de avestruz y sal, -

una de las materias ―primas‖, que desde siempre ha

sido indispensable para los humanos, y que debido a

la lentitud en el proceso de extracción, el costo de

transporte y lo largo de las rutas hizo que su precio

fuera muy alto en el pasado-. (En la actualidad

todavía se desplazan las caravanas de la sal, a lomos

de los dromedarios).

También empezaron movilizaciones de

―tuaregs‖, beréberes, hacía las prósperas tierras del

sur del Sahara, que al mezclarse, explica la

naturaleza heterogénea de muchos de los pueblos

subsaharianos, fundados por ellos. El primer

Imperio, fue el de Ghana (País del Oro), cuyo

origen se remonta al siglo III. Para el año 800 ya era

un poderoso Estado comercial, -se dedicó al

comercio del oro- y gobernaba la totalidad del

territorio comprendido entre la cabecera del río

Senegal y del río Níger.

África abraza el Islam.

La invasión del Egipto bizantino por los árabes,

marcó el inicio de la expansión islámica hacía el

oeste y el sur del continente africano, trascendental

en la evolución de los pueblos africanos, pues

muchos Estados que se fueron formando, adoptaron

las modernas estructuras sociopolíticas islámicas.

El Islam siguió dos líneas de penetración: la

oriental, a través del Valle del Nilo, y la occidental,

por el norte del Sahara y costas mediterráneas, hasta

el Golfo de Guinea.

Algún Estado, como el de Aksum, luego Imperio

de Etiopía, quedaron como islas cristianas, y

buscaron establecer buenas relaciones con los

musulmanes colindantes, quienes prosiguieron su

expansión fundando colonias comerciales, todavía

más al sur de la actual Somalia y mezclándose con

los pueblos bantúes. Este mestizaje fructificó en la

cultura ―suahili‖, de rica literatura escrita en árabe.

En el siglo IX, los árabes controlaban toda la costa

del Mar Rojo y del Océano Índico hasta Sofala, en

Mozambique.

Al otro extremo del continente, uno de los

grupos que contribuyó definitivamente a la

expansión geográfica del Islam, fue el pueblo

beréber de los almorávides. A veces, los temibles

nómadas beréberes se volvían contra los Imperios y

Reinos que fueron surgiendo al sur del Sahara –aún

siendo fundadores de algunos-. A mediados del

siglo XI, los ya islamizados beréberes almorávides

emprendieron una Guerra Santa musulmana desde

el desierto occidental del Sahara hacia el norte y el

sur.

En 1054 –cuando se producía el Cisma religioso

entre el cristianismo con cabeza en Roma y el de

Bizancio- los almorávides invadieron Marruecos y

luego la Península Ibérica, y en 1076, yendo al sur

se apoderaron de la capital del Imperio de Ghana.

Hacia el siglo XII, la zona occidental de África

vivía azotada por las guerras entre los reinos de

Ghana y Mali, consiguiendo este último

establecerse como el mayor Imperio negro conocido

hasta entonces, otro Estado islamizado, de lengua

mandinga. Su ocaso llegaría a mediados del siglo

XVI, por el surgimiento del Imperio Songhai. Quien

lo convirtió en Imperio, fue Alí Ber, ―Alí el

Grande‖ considerado el más importante

conquistador del África negra, ya que levantó un

Imperio equivalente al de Carlomagno en tan solo

30 años. Su prestigio fue reconocido dentro y fuera

de África.

Page 117: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

103

El mismo rey de Portugal, Juan II, consciente de

la importancia de este emergente Imperio, trató en

diversas ocasiones con él y llegó a establecer una

embajada en su capital, Gao. El éxito de Songhai se

basó en el control de las rutas auríferas, en especial

las de Tombuctú –ciudad fundada por ―tuaregs‖

hacia el año 1100- e hizo de esta ciudad, un centro

de cultura, pues se contaba con muchos eruditos,

tantos, que los mercaderes conseguían buenos

beneficios ¡traficando con libros!. En muchos

aspectos, gran parte de África, era tan adelantada o

más que Europa.

Más hacia el centro de África, siempre al norte

del Ecuador, se hallaban los Reinos Haussa y el

Estado de Kanem-Bornu, en torno al lago Chad,

también de fe islámica, que logró mantener su

independencia bajo varias dinastías hasta finales del

siglo XIX.

Religión y esclavos.

En las zonas boscosas, más al sur, los reinos

aparecieron más tardíamente. La densidad del

bosque ecuatorial dificultó la configuración de

grandes Estados; convivían un gran conglomerado

de pequeños reinos, formados por una gran cantidad

de poblados en torno a uno principal; el poder

residía en una asamblea de nobles y un jefe asistido

por dos expertos –llamados significativamente-,

―mano izquierda‖ y ―mano derecha‖.

Uno de los pocos reinos poderosos fue el de los

Yoruba, con la Ciudad Santa, Ife, al sureste de la

actual Nigeria; otro poderoso, el de Benin, también

en la actual Nigeria.

Un reino que entre los siglos XIV y XIX, basó su

próspera economía en el comercio de esclavos y

piedras preciosas, y del cuál, viajeros holandeses,

llegados en el XVI, refirieron que sus calles eran tan

anchas como en Ámsterdam y que su rey vivía en

un palacio que ocupaba tanto espacio como la

ciudad holandesa de Haarlem.

El comercio de esclavos hizo prosperar a otros

pueblos, como el de los ―ashanti‖, que formaron un

reino que se extendía desde Costa de Marfil al

Congo, logrando mantenerse hasta que los ingleses

casi los aniquilaron a finales del siglo XIX.

Ya en las vastas regiones al sur del Ecuador,

surgieron una serie de pequeños reinos, con

aristocracias de pastores, dominando a siervos

agricultores, como Ruanda, Buganda y Burundi.

Otros, de los Luba y los Lunda, se desarrollaron en

el siglo XVI en el curso de los ríos Lualaba y Kasai

(actual Zaire). Bastante antes, en el siglo XIII, se

constituyó al sur del estuario del río Congo, otro

reino, que luego absorbería a los anteriores

mencionados. Sería uno de los más importantes, no

sólo por su extensión, sino por la avanzada

organización de sus ciudades y su ejército. La

capital, donde confluían las rutas comerciales de la

costa y del interior, estaba amurallada y defendida

por un temido ejército –más de 200.000 guerreros,

provistos de arcos con flechas envenenadas y

protegidos por corazas de piel de elefante y

rinoceronte. El reino del Congo mantuvo buenas

relaciones con Portugal, con un tráfico de

manufacturas de hierro, alfarería, cestería, marfil,

joyas de cobre y sal-.

La enigmática Zimbabwe

Mucho más al sureste, hacia el siglo V, en la

meseta del río Zambeze, entre este río y el

Limpopo, un pueblo de mineros bantúes y

aksumitas erigió un reino. Se enriquecieron

traficando con oro y marfil que cambiaban por

productos persas, indios y chinos. Para el siglo XV,

su ciudad principal, Zimbabwe, se convertiría en

1440 en capital del Imperio de Monomatapa, que

significa ―Señor de las Minas‖, título honorífico de

su fundador.

La gran cantidad de minas de oro, cobre y hierro;

los extensos cultivos en terrazas, las obras

hidráulicas, las necrópolis, fortalezas y pozos

excavados en la roca, hacen suponer que se trató de

un poderoso Imperio, del que, sin embargo, muy

poco se sabe. Pero si se sabe que muchas de esas

construcciones sirvieron para la principal actividad

económica del Imperio: la cría y venta de esclavos a

Page 118: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

104

gran escala. Los zimbabueses adquirían las

preciosas telas fabricadas por tejedores árabes,

cambiándolas por oro, marfil y esclavos. En el siglo

XVI, comenzó a decaer este Imperio al ir pasando

bajo el dominio portugués.

Hacia el Sur, en la parte austral del continente –

de Este a Oeste-, en siglos anteriores, persistiendo

en los que nos ocupan, se diseminaban pequeñas

aldeas de piedra, aisladas entre sí, habitadas por

ganaderos y agricultores. Se sabe muy poco acerca

de su cultura y grado de evolución. En las

inmediaciones del río Orange, se conservan gran

número de pinturas polícromas, que representan

escenas y rituales de caza, guerra y culto, elaboradas

por un pueblo, al que llamaban ―khoisan‖. La

penetración del Islam –no tanto política, sino

comercial y religiosa-, no cesó, y durante el siglo

XVII, fue penetrando desde el litoral hacia el

interior, incluso en las profundas selvas.

Hacia el siglo XV, rodeando territorialmente los

límites del Imperio Monometapa, otro pueblo, los

―ngonis‖ se fueron instalando –en las actuales

Zambia, Tanzania y Mozambique-, y al irse

extinguiendo el Imperio de sus vecinos, se fueron

afianzando, hasta formar el reino más poderoso de

la zona. Adelantándonos mucho en el tiempo, en

1800, se fueron agrupando con otras tribus más al

Sur, bajo el liderazgo de un gran jefe, Tchaka, que

rebautizó a los pueblos y tribus, llamándoles ―zulú‖

(cielo) –personaje que nos resulta conocido, pues de

su figura se ha escrito, y ha servido para guiones

cinematográficos-. Formó un poderoso reino e hizo

frente con éxito a la penetración de los colonos

―boers‖ y de los soldados ingleses. Tchaka fue

asesinado por su hermanastro, pero éste, no tenía, ni

de lejos, las virtudes guerreras –estratégicas y

tácticas- del gran líder, y fue incapaz de resistir el

avance europeo.

Page 119: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

105

Desde 1850, Europa intensificó su expansión

colonial, imponiendo su cultura sobre las

tradiciones autóctonas, muchas de las cuales serían

aniquiladas y perdidas para la historia y para sus

pueblos. Gran parte de los africanos lucharon

encarnizadamente, pero con una gran desventaja

tecnológica, contra portugueses, holandeses,

ingleses, alemanes, franceses, belgas y españoles.

Su resistencia fue inútil y una gran parte de sus

culturas se perdieron para siempre.

Lo marítimo

Con respecto al mundo náutico, África nunca

recibió la llamada del mar. Hubo movimientos

marítimos –comerciales- en las costas bañadas por

el Océano Índico, pero no fueron motivados por los

propios africanos, sino por los persas, árabes, indios

y malayos que se acercaron para cambiar sus

mercaderías por los muy apetecibles productos que

podían conseguir. En sus costas atlánticas no hay

referencia alguna sobre movimientos navales

significativos.

Quien sabe si ese divorcio con el mar durante

tantos siglos, -y mientras los pueblos europeos,

avanzaban en las artes de la náutica y a través del

dominio del mar, exploraban, comerciaban y

colonizaban-, a los africanos los fueron relegando.

Al final, los africanos quedaron inermes ante la

presencia en sus costas de las naves europeas, tal

cual, como le pasaría a China, pero por diferentes

razones.

África: el siglo XX

Muy adelantado el siglo XX, fueron recuperando

su independencia, pero ni siquiera algunas de las

potencias coloniales contempló la posibilidad de

fraccionar sus posesiones, para hacer renacer las

naciones que fueron en siglos pasados; de tal forma,

que formaron nuevas naciones, en donde pusieron a

convivir a pueblos que desde siempre habían sido

adversarios. Para acentuar más el problema, no

solamente se encuentran dentro de un mismo Estado

diferentes etnias, con ancestrales animosidades y

distintas formas de vida, sino, además, profesando

diferentes religiones, (aun cuando en toda África,

subyacen sus primitivos cultos).

África, ¡tan pobre y tan rica!, ya que estos

Estados, creados muchos de ellos, como dijimos, tan

artificialmente, son teóricamente independientes,

pero sometidos a presiones muy fuertes, en aras de

intereses comerciales que dictan sus propias leyes.

Efectivamente, son muchas las riquezas de África –

si ya no se mercadean con profusión, la sal, el

ébano, el marfil y… los esclavos-, si se hace y en

grandes cantidades, por compañías multinacionales,

con sus abundantes y variados minerales, como:

cobre, hierro, fosfatos, petróleo y gas. Ya vimos que

es muy rica en oro, y por ese metal, el hombre ha

explorado, abierto rutas comerciales y comenzado

guerras. En época de los sumerios, el oro se

utilizaba en Mesopotamia y en Egipto como adorno,

como igualmente lo usaban en el Extremo Oriente y

en la no todavía descubierta América, hasta que en

el Imperio Persa se acuñó en forma de moneda y

desde entonces el hombre ha hecho cualquier cosa,

por vil que sea, para poseerlo, pues su valor persiste,

y es una garantía frente al veleidoso valor del

dinero. No digamos de las piedras preciosas, entre

ellas el diamante, que si bien existe en menor

cantidad que el oro, en África se encuentran las

mayores reservas, pues la mayoría de las minas de

tan carísimo símbolo de lujo y distinción están en

ese Continente.

Entre tantos otros minerales, también tienen en

abundancia los considerados estratégicos, como el

llamado ―coltan‖ (contracción de ―columbita‖ y

―tantalita‖), que se encuentra presente en teléfonos

celulares, computadoras y en las denominadas

―armas inteligentes‖, y de cuyas reservas africanas,

el 80% se encuentra en la República Democrática

del Congo.

Así, se puede deducir en qué consiste,

principalmente, el origen del grave problema de la

inestabilidad, pobreza y los contínuos conflictos que

aquejan al Continente, que fue hogar del primer

humano.

Page 120: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

106

EXPLORACIONES PORTUGUESAS

n misterio envolvía al África de aquellos

días, pues a pesar de que en los puertos del

Norte del continente había un activo comercio de

oro y esclavos, a los mercaderes europeos se les

había negado el acceso al interior; sin embargo,

para principios del siglo XV eran ya muchos los

europeos que no estaban dispuestos a aceptar que se

les siguiera excluyendo de las tierras fabulosas del

Este y del Sur. Estaba, pues, listo el escenario para

la fabulosa serie de expediciones portuguesas por

las costas de África.

El inicio

Las expediciones portuguesas empezaron a ser

auspiciadas por un hombre notable entre los

notables, el príncipe Enrique, el ―Navegante‖, tercer

hijo del Rey Juan I; alto y musculoso, de pelo rubio,

heredado de su madre inglesa. En 1415, teniendo

sólo 21 años, Enrique había luchado con distinción

en la toma de Ceuta por los portugueses. Estableció

en Sagres, en el litoral sureño portugués, con la

asesoría científica de mallorquines, la pronta

famosísima Academia Náutica, una comunidad de

estudiosos a la que dedicó a los estudios

U

Page 121: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

107

geográficos; los conocimientos que fueron

adquiriendo se irían transmitiendo a los capitanes de

expediciones portuguesas y a su vez, se nutrirían de

los reportes y gráficos de esos mismos capitanes.

Aquí encerrado, vá recopilando material sobre

náutica y geografía, sobre viajes, mapas y libros;

reúne expertos, marinos, cartógrafos italianos,

europeos, pero también árabes.

Funda astilleros, impulsa innovaciones técnicas;

capta enormes sumas provenientes de las grandes

rentas de la Orden de Cristo de la que era gran

maestre –orden, se supone sucesora en Portugal de

la célebre Orden de los Templarios- gasta mucho

dinero en expediciones para el reconocimiento

sistemático del Atlántico Meridional y de la costa

africana, obsesionado por hallar el paso marítimo

hacia Asia. Enrique, llamado pronto ―o navegador‖

(el Navegante), aunque apenas navegó, fue un

hombre excepcional e irrepetible, siempre recordado

sobre todo por las exploraciones africanas.

Multifacético, como correspondía a un hombre del

Renacimiento, pero imbuido también del espíritu

medieval se creía elegido por Dios, y el espíritu de

Cruzada será uno de los motores de su actividad.

La exploración de la costa Occidental de África

no presentaba grandes dificultades de índole física a

marinos habituados a vérselas con las tormentosas

aguas que bañan las costas lusitanas. Las

dificultades mayores eran de naturaleza psicológica:

estaba muy extendida la creencia de que la vida era

insoportable en las cercanías del Ecuador. El cabo

Nun en la costa Noroccidental de África, a los 29º

de latitud Norte, se llamaba así porque, según la

leyenda, ninguno (none, que en inglés se pronuncia

igual que Nun) de los marinos que se atreviera a

rebasarlo, regresaría jamás. Y una vez dejado atrás

tal cabo, se decía que el hirviente mar destruiría

todo aquello que los rayos verticales del sol no

hubieran ya tostado.

Para los marinos del siglo XV, el mar abierto era

lo que es el espacio para los astronautas, aunque el

marino sabía menos hacia donde iba y tenía menos

esperanzas de regresar. Temía remontar la Costa

Atlántica de África más allá de Marruecos, porque

entraría al ―verde mar de la oscuridad ―, pantano

innavegable lleno de monstruos, según los

geógrafos árabes; si se internaba en el Atlántico

corría el riesgo de acercarse al Ecuador, lugar en

que los hombres se volvían negros y no podía haber

vida; y si tomaba rumbo al Norte, se encontraría en

una inmensidad helada, en donde Judas merodeaba

cerca de la boca del infierno. En cualquier dirección

que fuera, estaría lejos de tierra.

Más lejos estaban aún las antípodas, una región

donde, según muchos clérigos, no podían vivir más

que monstruos. Argumentaban así: puesto que todos

los hombres descienden de Adán y ningún hombre

puede cruzar los trópicos, ¿qué otra cosa, sino

monstruos pueden existir en la ―Terra Incognita‖?.

En 1441, una expedición regresó de la región del

Río de Oro con un cargamento de esclavos, con lo

que comenzó el inhumano tráfico. Expedición tras

expedición empujaban hacia el Sur las fronteras del

conocimiento de los europeos. El príncipe Enrique

murió en 1460 y con él desapareció buena parte de

la fuerza impulsora que había inspirado por más de

40 años a los exploradores portugueses. En los

cuatro lustros siguientes aunque con menos bríos, la

exploración continuó.

Durante siglos, la Santa Sede había sido el

árbitro entre las disputas de las naciones cristianas;

aunque este papel nadie lo ponía en duda, las

decisiones papales empezaban a perder la enorme

autoridad que habían obtenido en otro tiempo. Sin

embargo, a partir de 1455, los portugueses lograron

que el Papa dictara una serie de fallos en que les

cedía todas las tierras e islas desde el cabo Bojador.

La actividad de los españoles y también de los

ingleses, que en 1481 pidieron la concesión Papal

de derechos de comercio, fue un acicate para el Rey

Juan II de Portugal que subió al trono ese año; a

partir de entonces, los exploradores portugueses se

lanzaron en busca de nuevos logros con un vigor

semejante al de los tiempos del príncipe Enrique.

Se les dieron ―padroes‖, pilares de piedra,

inscritos en latín, portugués y árabe, para que los

erigieran como mojones en aquellos lugares de

importancia que fueran descubriendo.

Page 122: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

108

El rey Juan II mandó en 1487 a Bartolomé Días

al frente de tres barcos a fin de que procurara

circunnavegar el África y de ser posible, se pusiera

en contacto con el celebre Preste Juan, gobernante

cristiano de riqueza fabulosa y de gran poder, que

primero se dijo habitaba en Asia y luego en África.

Bartolomé llegó hasta el sur de África, la parte más

austral y lo llamó cabo de ―las Tormentas‖ e incluso

lo sobrepaso en su crucero. Por supuesto, su

tripulación había tenido bastante; las viejas leyendas

se había desvanecido hace algún tiempo, pero

todavía el pánico podía hacer presa en la marinería

y las tripulaciones obligaron a Días a volverse atrás,

a las puertas mismas del océano Índico. A

regañadientes puso proa a casa; tuvo la

compensación de poder ver el inmenso promontorio

que había circunnavegado, pero el Rey Juan al

enterarse de todo el relato, consideró el futuro que

Días había abierto y con un gran sentido de

relacionista público lo volvió a bautizar con el

nombre de ―cabo de Buena Esperanza‖.

El hombre que escogió el nuevo rey de Portugal,

Don Manuel, para seguir el camino abierto por

Díaz, fue Vasco De Gama. Zarpó De Gama de la

bahía de Lisboa; ateniéndose a las instrucciones de

navegación que había recibido, siguió la ruta entre

Europa y el Cabo, que a partir de entonces seguirían

todos los buques de vela. Después de tres meses y

de haber navegado unos 6.000 kms, De Gama

alcanzó la costa de África en la bahía de Santa

Elena, un poco al Norte de la actual Ciudad del

Cabo y siguiendo por el cabo Aguja llegó a la bahía

Massel. Allí desmanteló el barco almacén y con sus

mercancías y efectos reaprovisionó a los otros

barcos. En la bahía Massel erigió De Gama un

―padroe‖ que los nativos se encargaron de echar por

tierra en cuanto reembarcó y continúo hacia el Este.

Los nombres que dió a los litorales y ríos –Natal-,

así bautizado por el día del nacimiento de Cristo, el

río de los ―Buenos Augurios‖ y otros más, reflejan

su creciente optimismo a medida que la costa subía

más y más hacia el Norte y que las aguas se hacían

más tibias. Doblaron el Cabo de Buena Esperanza y

se alegraron de hallarse ante elevadas ciudades de

piedra, confortables y ricas, a todo lo largo de la

costa oriental africana, por donde iban remontando

sus barcos. Se encontraron con pueblos que sabían

tanto como ellos de cartas de mar y de brújulas y

que, en muchas cosas, eran más civilizados.

Finalmente, después de ver miles de kilómetros

de mar abierto y de regiones desoladas, enfiló hacia

el bullicioso puerto de Mozambique donde estaban

anclados enormes barcos mercantes de formas

extrañas y en cuyos muelles y malecones regateaban

comerciantes árabes y nativos. En vez de hallar

jefes nativos que parloteaban con gran emoción a la

vista de un puñado de campanillas, le dió la

bienvenida un sultán que vio con desdén géneros y

mercancías que llevaban los portugueses y a quien

parece ser que solo interesaba la púrpura, tela que

De Gama no llevaba.

En la ciudad insular de Quiloa, situada frente a la

costa de la actual Tanzania, observarán que esta

ciudad, similarmente a otras ciudades mercantiles

hermanas, era esencialmente intermediaria.

Controlaban el intercambio de géneros entre el

África interior y los barcos de carga de Arabia y de

la India que navegaban en aquella costa. Dominaban

el comercio hacia el Sur, por la costa, hasta Sofala,

situada a unos 1.500 kilómetros de distancia. Quiloa

tenía una casa de moneda, la primera de África y en

el apogeo de su influencia acuñaba monedas de

diversos valores.

Para gran suerte de él, se encontró un piloto

gujarati, nativo de la India Occidental, que se

ofreció a guiarlo en la travesía del mar de Arabia y

Page 123: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

109

que resultó ser un piloto muy experimentado y

capaz. Llevando a este habilísimo guía a bordo, De

Gama se internó con su flotilla en el Océano Indico;

los suyos fueron los primeros barcos europeos que

lo cruzaban. En la India Occidental, soltó el ancla

en Calicut, el 29 de agosto de 1498. De Gama

comprendió que ya no tenía mucho que hacer allí y

puso vela hacia Portugal; la navegación a través del

Océano Indico le llevó tres meses; murieron tantos

hombres de escorbuto, que cerca de Mombasa se

vio obligado a abandonar la nave ―Sao Rápale‖

porque ya no tenía los hombres necesarios para

dirigir el barco; el resto del viaje transcurrió sin

mayores incidentes. Cuando De Gama entró en la

bahía de Lisboa, había estado ausente más de dos

años y había navegado 24.000 millas náuticas

(44.500 kilómetros). De ls 170 hombres que habían

partido de Lisboa, solo regresaban 44. Los

portugueses, como era su costumbre, impusieron el

más estricto silencio y secreto sobre los detalles de

la ruta que había seguido De Gama. Lo único que

pudo saber el resto de Europa fue que había llegado

a la India. Muchas naciones, en particular las

ciudades italianas y sobre todo Venecia, hicieron

esfuerzos frenéticos para enterarse mediante espías

y sobornos, de la naturaleza exacta del viaje. Era el

comienzo de una nueva época en el comercio

mundial. Y otra época a su vez, terminaba.

En el reinado de Manuel, se llega también, a

Groenlandia y al Labrador, y se redescubre

Terranova, junto a Canadá, donde los portugueses

monopolizarán prácticamente la pesca del bacalao,

pese a que no les correspondía por el Tratado de

Tordesillas. En 1500 una expedición militar enviada

a la India, mandada por Pedro Álvarez Cabral, al

dirigirse a alta mar para superar el cabo Bojador,

avistó una tierra muy al Oeste, donde desembarcó, a

la que bautizó con el nombre de Terra do Vera Cruz

(Brasil). A ésta, siguieron otras expediciones para

tomar posesión de estas tierras de las que se

desconocerá la extensión real hasta el siglo XVIII.

Después de casi un siglo de expediciones marítimas,

los portugueses habían visitado innumerables tierras

y pueblos, poco o nada conocidos de los europeos.

Con algunos entrarán en relación pacífica, otros van

a ser objeto de agresiones expansionistas con el fin

de obtener enclaves o imponer políticas de

navegación.

Para proteger y facilitar la ruta de las especias,

los portugueses habían fijado durante el siglo XVI

varios enclaves en las costas africanas -entre

otros, Elmina, Luanda, Benguela, San Salvador,

Mozambique, Zanzíbar y Mombasa-, que, además

de servir como centros de control y distribución

de las mercancías de la ruta, se

convirtieron en los puntos de

salida del tráfico de esclavos

africanos con destino a América.

Los portugueses fueron los

primeros europeos fundadores de

factorías comerciales en Asia,

que se extendían en gran número

desde el golfo Pérsico hasta el

Extremo Oriente, y que, al

contrario que en África y

América, se establecieron al

principio por medio de la

negociación con las autoridades

locales.

Sobre el año 1500, los mayores

buques mercantes conocidos eran

Page 124: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

110

las carracas, el polo opuesto a las ligeras carabelas.

Las carracas portuguesas desplazaban, en general,

unas 1.000 toneladas. Algunas hubo de hasta 1.600.

Solían tener cuatro puentes, tres cubiertas y velas

cuadradas en los palos mayor y trinquete, y latina en

el de mesana. Su tamaño y capacidad para el

transporte de mercancías y soldados y su sólida

construcción convirtieron estas naves en las idóneas

para las grandes expediciones comerciales a Brasil e

Indias Orientales. Pero a causa de sus grandes

dimensiones y su escasa velocidad, estaban negadas

para las tareas de exploración.

Una vez que los portugueses afianzaron en el

litoral de la India una organización que les

aseguraba su comercio, dirigieron su atención a un

lugar más lejano aún, a la zona más rica de todas.

Fue durante este período cuando establecieron

factorías en el archipiélago de las Molucas, también

llamadas a veces, islas de las Especias.

Goa era un simple enclave, pero se convierte en

la capital de la India portuguesa y en una de las

perlas del Imperio. Con los enclaves de Asia se

crea en 1505 la gobernación de la India, a cuya

cabeza estaba un virrey, y que comprendía también

el África Oriental portuguesa. El verdadero creador

del Estado de la India es en realidad Albuquerque

que establece la capital en Goa; aquí se traen

colonos de la metrópolis; se fomentan los

matrimonios mixtos con indios, cuyos hijos eran

naturalmente cristianos, y se fundan escuelas para

hacer portugueses a la población colaboracionista.

Él dejó colocados los cimientos de un imperio

naval, provisto de bases sólidas y de una escuadra

capaz de dominar las rutas comerciales y también

dejó marcada una política relativamente plausible

para con los mercaderes asiáticos.

Desde el frágil punto de partida de la costa

de Malabar, Portugal, una nación tan pequeña y tan

lejana, creó de hecho un monopolio de comercio

en el mar de Arabia. Partiendo de un cordón de

puertos fortificados de la India Occidental y

protegiéndose de los corsarios árabes mediante

barcos con bases en Ormuz y Mombasa, los

buques mercantes portugueses acarreaban con

regularidad cargamentos muy provechosos hacia

Mozambique o bien hacia Europa misma,

rodeando el Cabo.

Una porción de razones explican el buen éxito

de los portugueses. Con gran habilidad sacaron

partido de las rivalidades políticas que dividían a

los potentados de la costa de la India; gracias a la

potencia de su marinería derrotaron a las flotas

que trataron de romper su monopolio comercial;

sus factorías estaban protegidas por

fortificaciones brillantemente ideadas y

sólidamente construidas, muchas de las cuales,

como las de Goa y Diu, en la India, y algunas en la

costa Oriental de África, aún están en pie; llegaron a

construirlas en el golfo Pérsico, como por ejemplo,

en Bahrein.

En territorios adelantados, como era la costa de

Malabar, los portugueses tenían la ventaja de su

potencia de fuego; en los territorios que no habían

llegado a ese desarrollo, como era el caso de Ceilán,

contaban además con la ventaja de la sorpresa.

Para completar el control del Índico, los

portugueses deciden apoderarse del principal punto

por donde pasaba el tráfico de especias antes de

llegar a la India: el estrecho de Malaca, utilizado por

los barcos mercantes indios, árabes, chinos y

Page 125: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

111

malayos. Luego, en consecuencia, se apoderarán de

los ―archipiélagos de las especias‖, directamente.

Islas de especias

Por tanto se envían expediciones desde 1512 a

los archipiélagos que forman hoy Indonesia, centros

de la producción de especias, en particular de clavo

–Ternate, Tidore y Halmahera, en las Molucas- y de

mirística o nuez moscada –Amboina, también en las

Molucas y Banda. En 1521 los portugueses

construyen una factoría en Ternate. En ese mismo

año, la llegada de los españoles bajo el mando del

portugués Magallanes, alarma a los portugueses. El

Sultán de Tidore, para quitárselos de encima, recibe

bien a los españoles. Unos y otros se creen con

derechos sobre el archipiélago: surge el conflicto,

con episodios diversos, que se zanjan finalmente por

el Tratado de Zaragoza (1529), desistiendo España

de sus pretensiones sobre las Molucas mediante una

indemnización.

A fines de siglo, los portugueses controlan una

buena parte de la producción de especias, ―in situ‖ y

semimonopolizan su exportación a Europa. Antes

de llegar a la India su precio ya se ha doblado, y no

se tienen reparos en destruir los excedentes, para

que no baje.

En 1511, Malaca fue convertida en base

fortificada, en el curso de la misma expedición que

fue a explorar Java. En 1514, las naves

portuguesas arribaron a China y, dos años más

tarde, situaron en Cantón su primera base. En

1526 se llegó a la enorme isla de Nueva Guinea. La

exploración siguió siendo una fiebre a la que daba

pábulo la variedad de productos nativos y de

mercancías de lujo que esperaban tan solo a un

marino atrevido, y también, la rivalidad con España.

El Tratado de Tordesillas había asignado a Portugal

desde 1494 todos los descubrimientos que se

hallaran al Oriente de los 46º, 37` de longitud y

daba a España todo lo que se encontrara al Oeste de

esa longitud.

Page 126: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

112

Apenas en el siglo siguiente se empezaron a ver

con claridad las consecuencias cabales de esta

barrera. Los meridianos de longitud corren a lo

largo del globo; la situación de las Molucas en

relación con esa línea no tardó en volverse materia

de viva controversia. En nuestros días nos es fácil

ver que, según la línea de demarcación, las Molucas

quedaban dentro de la jurisdicción de Portugal por

un margen de casi 6 grados, pero en esa época nadie

podía determinar la longitud con precisión; para

asegurarse la posesión de las islas contra las

pretensiones contrarias de España, los cartógrafos

portugueses cambiaron deliberadamente la posición

de ellas en los mapas que publicaron. Aunque la

exploración de las Indias Orientales era su principal

preocupación, los portugueses también iban tras el

comercio del Golfo de Bengala en la costa Oriental

de la India, así como también el de Birmania, Siám

y Camboya. En 1557, establecieron en la costa de

China su colonia de Macao. Pero como China

permitía sólo esporádicamente que los portugueses

comerciaran tierra adentro, estos hombres, llenos de

fuerza, curiosidad e interés, exploraron también

Japón. Allí encontraron un recibimiento más

afectuoso, aunque no tan duradero; en 1549 llegaron

a Kagoshima y en 1571 a Nagasaki. Una vez

obtenidas estas bases, se organizó un viaje anual

que empezaba en Macao y hacía escalas en

Nagasaki, Malaca y Goa, pero todavía el interior de

Asia seguía siendo territorio de leyendas.

Terminando el siglo XVI, el Imperio Portugués

estaba ya en declive en Asia, amenazado por sus

propias limitaciones: corrupción, debilidad militar,

relativa debilidad demográfica –un millón y medio

de habitantes en 1640- y de recursos, lejanía de la

metrópolis, escasez de mujeres portuguesas en las

colonias –en muchos lugares los metropolitanos

acabaran diluyéndose en la población local-, etc. La

violencia gratuita, el proselitismo de los misioneros,

el odio al Islam y la intolerancia en general y la

incomprensión hacia otros pueblos hicieron el resto.

Pero también actuarán varios factores externos.

Al no controlar Aden, ni el Mar Rojo, Portugal

nunca podrá monopolizar totalmente el tráfico de

especias y deberá seguir dependiendo de los árabes

para la comercialización de éstas. Hay que añadir

que después de la anexión a España, gran parte de

sus energías se dirige hacia Europa. Factor

determinante es la formidable competencia de

Holanda, que hará todo lo posible para sustituir a

Portugal en Indonesia y Celián y lo conseguirá por

su mejor organización y medios, que le permitirá

abaratar los precios de las especias.

Hacia final del siglo XVI, los intereses

marítimos europeos confirmaban que Portugal

estaba comprando oro en diversos puntos de la costa

de África Occidental y en 1555 una expedición

inglesa ancló en el Tamesis con un cargamento de

unos 160 kilos de oro y 250 colmillos de marfil,

multiplicando varias veces el capital invertido.

El monopolio portugués se mantuvo hasta el

siglo XVII, cuando ingleses holandeses y

franceses, con mayor apoyo estatal y privado,

dotados de una moderna flota y bajo el impulso

decisivo de la doctrina económica mercantilista -

que pretendía a toda costa limitar la salida de

divisas de oro y plata mediante el control

aduanero y favorecer la exportación de productos

manufacturados, y mediante la creación de

monopolios-, se hicieron con la hegemonía

comercial en la zona.

A lo largo del siglo XVII, la crisis de los

países ibéricos v la rivalidad económica fueron la

causa de graves conflictos navales y territoriales,

que produjeron un continuo trasvase de

posesiones y llevaron a la pérdida de numerosas

colonias españolas y portuguesas a manos de

holandeses, franceses e ingleses en Asia, África y

América.

En 1622, los portugueses fueron expulsados de

Ormuz (golfo Pérsico). En África, los holandeses

les arrebataron diversos territorios; a partir de

1630 se apoderaron de sus enclaves negreros de

Angola y se asentaron en El Cabo. También

tomaron a los portugueses Cochín (sur de la

India) v todas sus posesiones de Ceilán. En

Indonesia, el predominio neerlandés se consolidó

tras apoderarse de Malaca -quedando los lusos

Page 127: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

113

relegados a Timor- y vencer a los británicos, que

dejaron el campo libre a Holanda en la zona.

Finalmente, el poderío militar portugués no es el

mismo en 1600 que en 1500 y sus barcos y cañones

ya no eran los mejores: en la batalla de Bantam

(1601) los portugueses sufren a manos de los

holandeses una derrota decisiva para la continuidad

de su presencia en Indonesia. Por estas fechas

hacían su aparición en el Golfo Pérsico, los

ingleses…

El Imperio portugués es uno de los más duraderos

de la historia, más de cinco siglos, 560 años

exactamente corren entre su primera aventura

imperial en 1415, la toma de Ceuta, y la pérdida de

las últimas colonias en 1975. Fue Portugal el primer

país expansionista de la Edad Moderna europea y el

primero que en forma sistemática llevó a cabo lo

que, desde una perspectiva europea, se llamarán

descubrimientos y que abrirán para Europa mundos

desconocidos. Su imperio presenta dos etapas, una

primera, del siglo XV al XVIII –mercantil-, y otra,

al XX -imperialista-, diferentes entre sí pero que

suelen estudiarse como una secuencia única. El

expansionismo portugués deben marcarse en un

contexto más general, el de la Europa tardomedieval

y renacentista, de la que posee todas las

características: proselitismo religioso, lucha contra

el Islam, desarrollo espectacular del comercio,

adelantos técnicos de conocimiento, ampliación de

los límites de Europa.

Page 128: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

114

IMPERIO ESPAÑOL

arlos había nacido en 1500 en Gante

(Bélgica), durante los años del

Renacimiento, esos años que consiguieron aunar,

como la palabra lo dice, un renacer de las artes,

donde existió también ruptura en el seno de la

Iglesia entre la llamada Reforma y Contrarreforma y

separación de territorios que hasta el momento

habían constituido una unidad.

Él era fruto de un nuevo espíritu individualista

que imperaba en Europa; sin embargo, Carlos luchó

por mantener unido el inmenso Imperio. De su

madre Juana ―la loca‖, hija de Isabel de Castilla –

Isabel la ―Católica‖-, heredó España y sus dominios,

Cerdeña, Sicilia y Nápoles; Melilla, Orán, Trípoli y

Canarias en África y la descubierta América; por su

padre, Felipe el ―Hermoso‖ heredó Borgoña,

Países Bajos, Flandes, Artois, Luxemburgo, Franco

Condado, y de su abuelo Maximiliano, los dominios

de los Habsburgo en Alemania, Austria, Estiria y

Tirol.

Sus disputas mayores fueron contra Francisco I

de Francia y como se dice en el deporte, en cuatro

oportunidades consiguió tres victorias y un empate;

además, Carlos mantiene guerra contra los turcos y

debe hacer frente al conflicto político religioso

alemán.

Francia participa colateralmente en el

enfrentamiento porque Francisco I, en su rivalidad

con la Casa de Austria, busca el apoyo naval de la

flota de Barbarroja (Francia carece prácticamente de

poder naval en el Mediterráneo desde que el

genovés Doria se pone al servicio de Carlos I) y

firma después una alianza (aparentemente

comercial) con Solimán ―El Magnífico‖.

Esta alianza le permite a Francia disponer de una

escuadra que amenaza a España en su mismo

C

CAPÍTULO VII (La Santa Liga)

Page 129: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

115

umbral y el Sultán obtiene unas magnificas bases de

operaciones en el Mediterráneo occidental.

Francia rechaza con fuerza la idea de una

monarquía universal –la oposición entre dos manera

de entender Europa-; Carlos era más dialogante y

menos intolerante que su hijo Felipe II; contra los

protestantes combatió, más porque se rebelaron

contra su autoridad que por cuestiones religiosas, y

contra los turcos, más que una cruzada, fue por la

invasión de los turcos a sus dominios.

Carlos V se vio obligado a aceptar una paz

duradera con los protestantes y a reconocer la

libertad religiosa de los príncipes alemanes, quienes

además obtenían la garantía de que sus súbditos

debían acatar la misma confesión religiosa que sus

señores eligieron.

El Emperador Carlos I de España y V de

Alemania y su hijo Felipe II, cabezas de un Imperio

global, en cuanto a que sus posesiones y sus

intereses se encontraban diseminados en todos los

continentes habitados del planeta, acaudillan la

ofensiva religiosa-católica, política y comercial

contra los príncipes alemanes protestantes, Francia,

Inglaterra, Países Bajos y Turquía, que bajo el

mandato del sultán Solimán, el ―Magnífico‖,

alcanza su mayor esplendor, penetrando con sus

conquistas hasta el corazón de Europa.

Fue cediendo territorios a su hijo Felipe, y a su

hermano, y finalmente se retiró al monasterio de

Yuste, en la región de Extremadura, en España.

Murió en 1558 –él fue defensor del último gran

Imperio Europeo de la Edad Media- y en el plano

económico y político, el precursor de una Europa

unida que pudiera formar un solo Estado. Felipe II

con una vocación ibérica mucho más que europea,

asumió el compromiso de sujetar a Francia, acabar

con los herejes protestantes y contener el empuje

turco, en sus aspectos político, económico y

religioso en el mar Mediterráneo. Contando con las

inmensas y crecientes riquezas que las Indias le

proporcionaban, no dejó en toda su vida de

preocuparse por la consecución de sus objetivos –

los recursos de sus riquezas se lidapidaron en una

especie de lucha cósmica del ―católico monarca‖-;

con el fracaso de la llamada Armada Invencible en

1588, se empezó a perder la supremacía naval en el

Atlántico, fundamental para resguardar las

posesiones ultramarinas y su tráfico comercial.

La afluencia de metales preciosos, sobre todo

plata, causó una fuerte alza de los precios en Europa

durante todo el siglo XVI y lamentablemente no

sirvió para capitalizar la economía productiva

peninsular, acudiéndose cada vez con mayor medida

a los préstamos de banqueros alemanes y genoveses.

Había demasiados estamentos no productivos que

gozaban de privilegios y exenciones fiscales

(nobleza - clero – milicia).

España y Venecia

El Nuevo Mundo atrae gran parte de los

esfuerzos de la Corona española y sus intereses en

aquellas regiones y en el Atlántico, comienzan a

verse perturbados por franceses, ingleses y

holandeses, que ya actúan de formas más o menos

directa, con el apoyo que ofrecen a los piratas y

corsarios. La vastedad y dispersión del territorio,

con los problemas políticos, religiosos y militares

que sus regencias comportan, hacen que Felipe II

sea el primer gobernante de la tierra que haya de

enfrentarse con problemas políticos y estratégicos

―globales‖. Su política y su estrategia, se apoyarán

en un despliegue mundial, y la presión militar en

que se sustenta su política, dependerá de la

prioridad que asigne a cada situación, momento y

lugar.

Venecia, como Estado talasocrático

mediterráneo, carece de problemas marítimos ajenos

al ámbito del Mare Nostrum; esta circunstancia y la

fuerte carga de visión comercial de sus navegantes,

hacen que el eje principal de su política se apoye en

la seguridad de su tráfico marítimo en ese mar y en

la libertad de acceso a Europa Central a través de las

vías de penetración del nordeste de Italia. Su

estrategia, en consecuencia opera contra las

amenazas que sobre ambos fines gravitan: la turca,

que pone en peligro la prosperidad a través del mar

y apunta por tierra hacía el paso de unión entre el

Page 130: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

116

norte de Italia y Centroeuropea; y la española, de la

casa de Austria, cuya expansión en la península

Italiana puede reducir al Estado Veneciano a una

situación de vasallaje similar al de Génova.

Turquía, que goza de un poder marítimo con

capacidad suficiente para permitirse el logro de una

soberanía ―ecuménica‖ (aunque limitada a la cuenca

mediterránea y regiones adyacentes, similar y

heredera a la ejercida antaño por Roma) y unos

oponentes que persiguen fines heterogéneos en pro

de una seguridad mediante la contención ofensiva,

cuya única vía de acción es el mar; y a través del

mar tratarán de lograr la victoria.

Desde los albores del siglo XVI, los

acontecimientos que se producen en el Mediterráneo

no son solamente la consecuencia de situaciones

políticas, económicas y sociales, exclusivas de los

pueblos limítrofes de su cuenca, sino también el

resultado de unas relaciones internacionales que se

extienden ya sobre una más vasta geografía

mundial.

En los problemas propiamente mediterráneos

inciden también los europeos, derivados del secular

antagonismo hispano-francés; las luchas religiosas

entre católicos y protestantes; el enfrentamiento

turco-europeo en Hungría.

La constante pugna

religiosa y territorial

sostenida por los turcos y

persas; la contienda

portuguesa con los Estados

musulmanes del Indico

Noroccidental para asegurar

su tráfico marítimo con

Oriente e incluso los

problemas del Atlántico y

del Nuevo Mundo, en

cuanto que precisan

conjunción coordinada de

esfuerzos y medios en la

zona mediterránea de

responsabilidad española.

España y Venecia son

los principales protagonistas

de la estrategia mediterránea en su papel de

oponentes al avance turco en el Mare Nostrum.

España cuyos problemas se extienden no solamente

por el Mediterráneo y Europa, sino a través del

Atlántico y Nuevo Mundo.

Tiende a mantener en el Mediterráneo (mediante

la guerra y la negociación) un sistema estratégico

defensivo que asegure las vías de comunicación

marítima que unen sus reinos y aleje la amenaza que

pesa sobre sus territorios.

Venecia empuña las armas varias veces para

defender sus enclaves y tráfico, ante el empuje

otomano, sin que su política mercantilista olvide la

opción de lograr una pronta paz negociada que le

permita la explotación de monopolios comerciales

entre Oriente y Occidente, que son la fuente

principal de los recursos económicos para su

pueblo.

En la promoción de una causa común, que

permita superar las mediatizaciones particulares de

venecianos y españoles (y que restan eficacia a las

alianzas contra el turco), los Papas actúan aunando

voluntades y criterios, alentados por el celo que les

infunde un añejo espíritu cruzado.

Page 131: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

117

LEPANTO

La “Alianza forzada”

n las continuas hostilidades que se

desarrollaban en el Mediterráneo,

principalmente entre Venecia y Turquía, con fuerte

ofensiva por parte de los turcos que atacaban todos

los enclaves venecianos, se produce en julio de

1570 el desembarco de un gran ejército turco en la

isla de Chipre, posesión veneciana. En tres meses

ocupan la casi totalidad de la isla, resistiendo la

ciudad de Famagusta, dotada de potentes

fortificaciones defensivas. En octubre se inicia el

sitio, donde los turcos –sus zapadores- fabricarán

todo un cinturón de trincheras muy profundas, para

no ser blanco de las armas de los sitiados e

impedirles cualquier fuga.

Durante diez meses, las labores de zapa y

colocación de minas junto a las murallas para abrir

brechas –y las contraminas de los defensores-, se

alternarán con grandes asaltos de los 250.000 turcos

contra los 10.000 defensores, venecianos y griegos,

que resistirán valerosamente, produciendo terribles

pérdidas entre los sitiadores y, sobre todo, con un

gran porcentaje de muertos y heridos entre los

hombres que componen su infantería de élite, los

temibles jenízaros.

Los gobernantes cristianos decidieron en 1571

realizar un gran esfuerzo para destruir el poderío

naval turco y privar a los piratas de la protección del

sultán, además de, por consecuencia, levantar el

sitio de Famagusta. Los componentes de la flota

aliada –la ―Santa Liga‖, nombre dado por el Papa al

Tratado de alianza, de clara connotación religiosa-,

serán España, Venecia –las más grandes afectadas

en sus intereses, y quienes aportarán en la mayor

proporción, barcos, hombres y dinero –y Génova, el

Papa y los caballeros de Malta- la orden de monjes-

soldados, que antes de aposentarse, en propiedad, en

la isla de Malta, donada por Carlos V, eran llamados

―Hospitalarios de San Juan‖. Como miembro

principal de la alianza, el rey de España, Felipe II,

disfrutó del privilegio de designar al Comandante de

aquella Armada. El elegido fue su hermano Juan,

hijo ilegítimo de Carlos V, que para ese momento

contaba con solo 24 años de edad.

Por meses se intentó poner en marcha la

operación, que no resultaba fácil, no sólo por la

concentración de naves, hombres y pertrechos, sino

por los celos y rivalidades entre los aliados. El joven

Don Juan, haría gala de gran tacto, así como, de

gran determinación para imponerse sobre los viejos

y curtidos capitanes, logrando aunar voluntades en

búsqueda de los objetivos propuestos.

Finalmente, al amanecer del 16 de septiembre,

muy avanzada la temporada, en pleno otoño y

corriendo el riesgo de posibles tormentas, la flota

salió del puerto de Mesina (Sicilia), para acercarse a

las costas occidentales de Grecia, en procura de la

flota turca, esperando conseguirla concentrada, al

tope de sus efectivos y así, poder plantear una

batalla decisiva, que sí se lograba la victoria,

obtendrían los logros deseados, permitiendo, como

primer paso, levantar el cerco de Famagusta. Esa

liberación de la isla de Chipre, no se produciría. En

los primeros días de octubre, la flota cristiana recibe

la información de que el último bastión veneciano

en la isla de Chipre había sucumbido hacía más de

un mes.

El 1 de agosto, el valeroso Comandante

veneciano Marco Antonio Bragadin, con dos tercios

E

Page 132: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

118

de sus hombres muertos, y heridos el resto, de

menor o mayor gravedad, negocia una tregua,

aceptada por los turcos, por la cual, a las tropas y

habitantes de la ciudad les serían respetadas sus

vidas y, aun cayendo prisioneros, tratados con

dignidad. El Comandante turco retractándose de la

palabra dada –furioso por las grandes pérdidas

sufridas- una vez ocupada la ciudad, someterá a

todo tipo de crueldades a los supervivientes y

llevado de su ira y odio religioso, mandó cortar a

Bragadin, nariz y orejas, le obligaron a acarrear

piedras y tierra, y días después, para rematar la

faena… le despellejaron vivo.

En un estado de ánimo de furia asesina, la flota

aliada, enterada de la posición de las naves turcas –

al abrigo del Golfo de Lepanto, parte final del gran

Golfo de Corinto-, y protegida en esas aguas

interiores por costas amigas en posesión turca, se

acerca en la madrugada del 7 de octubre de 1571 y

al amanecer, su vanguardia entraba al golfo y a los

pocos minutos, avistaba a la totalidad de la flota

adversaria.

La Armada aliada estaba compuesta por 209

galeras, en las que navegaban 91.000 hombres, entre

remeros, guerreros y marineros. La turca estaba

conformada por 275 galeras y 92.000 hombres.

Exceptuando el uso del cañón, el modo de

manejar aquellos barcos en el combate le hubiera

resultado familiar a los que intervinieron en la

batalla de Salamina, dos mil años antes.

Los remos seguían siendo el principal medio de

propulsión, si bien las velas eran mayores y

manejadas bastante mejor.

Lo distinto, la artillería, carecía

de una puntería eficaz, pues los

artilleros no disponían de

instrumentos que compensaran el

continúo cabeceo de las naves y el

fuego de sus cañones tenía muy

poco alcance; eso sí, a poca

distancia eran capaces de ocasionar

terribles daños. La táctica consistía,

después de descargar los cañones,

en penetrar la nave enemiga con el

espolón y/o acercarse, situarse a su

costado y abordarla. El momento

decisivo era aquel en que los

soldados luchaban cuerpo a cuerpo

sobre puentes resbaladizos.

Page 133: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

119

Page 134: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

120

Cervantes

En la galera la ―Marquesa‖, un joven infante de

marina –―soldado de distinción‖- llamado Miguel de

Cervantes Saavedra, a pesar de haber estado todo el

día y noche anterior aquejado de fuerte fiebre, se

apresta al combate y toma el mando de otros cinco

infantes, para cumplir con la misión de defender la

popa de la nave.

Nacido en Alcalá de Henares, cerca de Madrid,

se había ido a Italia para hacerse soldado y como él

diría tiempo después, ―conseguir fama y fortuna‖.

Sienta plaza de infante de marina en el ―Tercio de la

Armada de la Mar Océano‖. En el combate, recibe

dos arcabuzazos en el pecho, que afortunadamente

fueron poco graves, al tener la protección del peto;

sin embargo, otro disparo, recibido en el brazo

izquierdo, le produce la invalidez de brazo y mano

para el resto de su vida, circunstancia que le vale el

sobrenombre de ―el manco de Lepanto‖. Cervantes

calificaría los acontecimientos de esa gran batalla

como ―la más alta ocasión que vieron los siglos y

esperan ver los venideros‖.

Cuatro años más tarde, cuando regresaba a

España con su hermano Rodrigo, es hecho preso por

los piratas berberiscos y queda cautivo en Argel; se

pagará por su rescate y, ya libre, Cervantes se

alistará de nuevo en el mismo Tercio –a pesar del

brazo inmovilizado-, embarcando en la galera San

Mateo como soldado ―aventajado‖ –distinguido- y

en 1582 toma parte en la batalla naval de la isla

Tercera (archipiélago de las Azores), junto con su

hermano Rodrigo, acción en la cual, Alonso de

Bazán derrotaba a una escuadra inglesa. Terminada

esa campaña, en lo particular –sin fama y sin

fortuna-, Cervantes se retira del servicio de las

armas. Un día, estando en la cárcel, pudo terminar

de escribir el libro: ―El ingenioso hidalgo Don

Quijote de la Mancha‖, más la fortuna nunca le

llegará y la fama se hará de rogar, hasta que después

de muerto, lo ensalzará ante la posteridad como ―El

príncipe de las letras castellanas‖.

Amigo lector, como usted habrá apreciado al

hablarle de Cervantes, lo califiqué no sólo como

soldado, sino como un soldado perteneciente a la

Infantería de Marina. Ciertamente lo era, y el

Cuerpo al cual pertenecía, estaba naciendo

históricamente en ese tiempo.

Bien sabemos a estas alturas de la narración, que

guerreros los hubo siempre en las naves, desde que

éstas aparecieron surcando ríos y mares, pero estos

hombres eran asignados a luchar en el mar, sin que

estuvieran organizados como fuerza perteneciente a

alguna Marina. Solamente los romanos, en época

del Imperio, formaron las llamadas ―cohortes‖

marinas, pero con casi

nula vocación naval y sin

que nunca efectuaran

tarea alguna que tuviera

que ver con desembarco

en costa enemiga, sin

tampoco dotarlas de una

organización adecuada.

Infantería de marina

La continua expansión del Poder Naval turco y

el aumento de sus fuerzas de operaciones obligaron

a embarcar frecuentemente en las galeras españolas,

―guarniciones extraordinarias‖.

El difícil reclutamiento de estos refuerzos,

compuestos con excesiva frecuencia por gente sin

actitud ni vocación para el oficio de las armas y por

si fuera poco sin experiencia de soldados, hizo

volver los ojos a las bien adiestradas unidades de

Infantería Española, compuesta por soldados de

vocación y oficio: los llamados Tercios.

Pronto el infante se adaptó al medio naval y

aunque nunca tuvo en el abordaje y en la defensa

contra el abordaje, la agilidad del marinero, la

suplió con la destreza en el tiro del arcabuz, en el

manejo de la espada y con su disciplina.

Como Cuerpo autónomo, fueron creadas las

primeras unidades en 1537 por Carlos I.

Asignó de forma permanente a las Escuadras de

Galeras del Mediterráneo, las ―Compañías Viejas

del Mar de Nápoles‖ (treinta arcabuceros por

galera).

Page 135: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

121

La voz ―tercio‖ data del tiempo de los Reyes

Católicos; como Unidad Táctica fue creado en Italia

por Gonzalo Fernández de Córdova, como una

unidad autónoma, que supo utilizar brillantemente,

con una original doctrina de combate.

Su denominación no aparece muy clara; unos la

atribuyen al de tercera parte del antiguo cuadro de

picas que se formaba en la batalla como masa de

choque; otros, a la repartición por terceras partes de

sus hombres (un tercio de arcabuceros, otro de

piqueros y otro de rodeleros) y, posiblemente, al

mantenimiento de un cuerpo de tropas en Italia,

distribuidos por terceras partes entre las posesiones

españolas de Nápoles, Sicilia y Lombardía, cada

una de las cuales era un tercio del conjunto; su

carácter era esencialmente móvil, expedicionario,

no creado para guarnecer. Tenía el Tercio entre

3.000 hombres y 3.600, constaba de tres coronelías

(con unos 1.000 hombres cada una), de cuatro

compañías (250 hombres), divididas en escuadrillas

o escuadras de 25 hombres y un núcleo de tropas de

apoyo, incluidos prebostes -―policía militar‖-

directamente dependiente del Jefe del Tercio, el

Maestre de Campo. Felipe II consideró que era

preciso organizar equipos permanentes de fuerzas

navales y terrestres que estuviesen en condición de

combatir a bordo y en tierra y de que mantuviesen

una ―disponibilidad casi absoluta‖. A cada escuadra

se le asignó un Tercio y cada galera no tenía su

propia Infantería, sino que ésta le era asignada y

dosificada según el tipo de misión.

En 1564 se dispone que en las galeras que

estuvieron a sueldo de la Corona, se embarque en

lugar de su propia gente de guerra, unidades de la

infantería que se tiene en Nápoles, Sicilia,

Lombardía y España; así como también de la que se

organiza en lo sucesivo a partir de este momento; la

Infantería embarcada desplaza totalmente en los

nuevos asientos a los viejos núcleos de gentes de

pelea que formaban parte de la dotación ordinaria de

la galera. La necesidad de disponer en las campañas

de suficiente guarnición para galeras y bajeles, sin

tener por ello que debilitar la defensa de plazas y

fortalezas, induce a la adscripción permanente de un

―Tercio‖ al conjunto de las Fuerzas Navales

españolas del Mediterráneo; se instituye así el

Tercio de Armada que no sólo embarca en los

bajeles redondos sino que constituye guarnición

extraordinaria en las galeras y que, posteriormente,

con sede en San Fernando, Cádiz –sin estar adscrito

a ninguna Escuadra en particular- se le puede

considerar como la primera Unidad Táctica de

Desembarco de la Infantería de Marina. Esta

necesidad de adscripción permanente de

guarniciones se advierte también a nivel de

Escuadras. Se trata de dotar a las escuadras de

galeras de su propia infantería; aparecen así los

Tercios de galeras como el Tercio de la Mar de

Nápoles, adscrito a la Escuadra de Galeras de

Nápoles, y el Tercio de Sicilia, a la Escuadra de

Galeras de Sicilia. A la Escuadra de Galeras de

España se le adscribe un Tercio; cuando precisa

refuerzos se recurre a la Infantería de Armada (al

Tercio de Armada). En el Atlántico, para guarnición

a los galeones de Armada que protegían a la Flota

de Indias, se crea el Tercio de Galeones.

Causales

La guerra es multifacética, son muchas y

variadas las razones que subyacen en el inicio de los

conflictos bélicos. Pero se considera que en cada

uno de esos conflictos, destaca una razón en forma

preeminente sobre las otras. Al examinar las guerras

que en el mundo han sido y siempre dejando que la

última examinada esté a bastante distancia en el

tiempo del analista, se ha podido establecer un

gráfico –una torta- en que cada trozo de esa torta es

una de las razones que los contendientes alegaron

para dar inicio al conflicto. Una vez examinadas,

desde que se tiene noticia histórica, se puede

constatar que en un 80%, un segmento –un trozo de

la torta- destaca sobre los demás. Ese segmento es el

económico y nos ilustra, por tanto, que en esa gran

proporción, la motivación principal fue por los

intereses económicos.

En un 13% de las guerras, la motivación que

predominó fue el sentido ideológico/político y sólo

Page 136: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

122

el 7% restante fue por motivos religiosos. En el

primer caso, el más común, el económico, los

contendientes, aún vencido uno de ellos, llegaron a

ciertos arreglos que incluso suponían ayudas

económicas del vencedor al vencido, para colaborar

en la reconstrucción del país y de sus

infraestructuras. Más difícil es llegar a arreglos

cuando la motivación ha sido de tipo

ideológico/político, pero también se ha conseguido.

Lo que es prácticamente imposible para

conseguir algo positivo y que incluso impide la

rendición de uno de ellos –aún en fase de su

aniquilación- es cuando el fanatismo, y sobre todo,

el fanatismo religioso convierte a los hombres en

seres irracionales.

El fanático religioso está dispuesto a exterminar

al de distinta fé, pero si sucediera lo contrario, la

posibilidad de perder la vida es visto con

complacencia, pues pasará directamente a su

Paraíso particular, confundiéndose con la Divinidad.

Curiosamente, en el caso de la guerra en donde

se enmarca la batalla de Lepanto, la torta

correspondiente muestra tres trozos que destacan

sobre los demás y que son similares entre sí. O sea,

que hubo razones muy fuertes y análogas de tipo

económico, ideológico/político y religioso. Pero en

el momento de la batalla, a los hombres de ambos

barcos que iban sobre las naves, el motivo directo,

determinante, vengativo, intransigente y cruel, fue

el del odio religioso.

Los barcos se estremecieron al chocar entre sí;

los hombres gritaban en todas las lenguas y

dialectos del Mediterráneo y la lucha era feroz y

mortífera. El encuentro está considerado como uno

de los más sangrientos que se conocen.

En las cuatro horas de duración, los aliados

admitieron haber tenido ocho mil muertos y

dieciséis mil heridos.

Nadie sabe a ciencia cierta las bajas turcas pero

los historiadores aceptan generalmente la cifra de

25.000 muertos.

Frases como que ―las aguas del golfo cambiaron

del azul al rojo‖ no parecen exageradas ante tal

mortandad.

Las claves de la victoria

En el triunfo resonante que obtuvo la escuadra

aliada intervinieron diversos factores, entre los que

cabe destacar la excelencia de los infantes de los

Tercios españoles, la potencia artillera de las

galeazas venecianas, y la oportuna intervención de

la Escuadra de Socorro en los momentos decisivos.

La potencia de fuego de las seis galeazas de

Venecia hizo mucho daño al enemigo.

Colocadas en vanguardia, la descarga de sus más

de 260 cañones, rompió las formación de los turcos

en el primer momento de la batalla. Durante las

cuatro horas que siguieron, actuaron como

auténticas fortalezas flotantes, castigando

duramente a las galeras turcas desde las posiciones

que mantuvieron después del pase por sus costados

de las naves turcas, manteniéndose en su

retaguardia.

La superioridad de la infantería española se hizo

patente en la prolongada lucha que caracterizó a la

acción de Lepanto, en donde 1.500 arcabuceros

reforzaron a las galeras venecianas. Los

protagonistas eran veteranos de muchas batallas y se

puso de manifiesto claramente su mayor dominio de

las armas de fuego, su disciplina y mejor

preparación para el combate.

Por el contrario, los guerreros turcos eran tropas

altamente fanatizadas pero sin mucha disciplina,

provenientes del interior del Imperio, que preferían

usar ballestas y sobre todo, arcos, por su mayor

facilidad en la carga y disparo de las flechas. Por

supuesto, también se encontraban los ―jenízaros‖,

sus tropas de élite, pero no en la cantidad que

hubieran deseado los Almirantes turcos, pues, en los

dos meses anteriores a la batalla naval, en el asedio

y asalto a la ciudad de Famagusta, en la isla de

Chipre, ante la heroica resistencia de sus defensores,

los jenízaros habían sufrido muchas bajas.

Igualmente se considera decisiva la soberbia

utilización que Don Álvaro de Bazán hizo de las

treinta galeras que integraban la Escuadra de

Reserva o Socorro, cuyo mando se le había

confiado.

Page 137: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

123

LA CAPITANA

Page 138: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

124

Para muchos, el ―marqués de Santa Cruz‖ fué en

efecto, el verdadero artífice de la victoria. Sus

barcos y hombres aparecieron invariablemente en

los momentos más críticos del combate para decidir

la lucha a favor de los aliados.

Del mismo modo, parece importante la

circunstancia de que en la escuadra de la Liga había

bastantes remeros voluntarios a los que se armaron

para intervenir en la lucha y también a los galeotes.

A todos ellos, para facilitarles sus movimientos y en

caso de hundimiento de la nave, poder intentar

salvarse, se les quitó los grilletes por orden de Don

Juan de Austria, incluidos los remeros prisioneros,

turcos y berberiscos, aún cuando, por supuesto, a

éstos, sin darles armas.

Por otra parte, los musulmanes luchaban a la

vista de las costas, que eran posesión turca, y que

podían alcanzar con relativa facilidad si la suerte le

era adversa a la nave de la cual formaban parte y

ellos caían al agua, tanto heridos como ilesos. Sin

embargo, los cristianos solo podían esperar lo peor,

si por circunstancias similares, se refugiaban en

aquellas tierras hostiles. No tenían pues, otra

alternativa que vencer o morir.

El resultado estratégico de Lepanto es una

victoria infructuosa, porque la destrucción de la

fuerza naval enemiga no trajo consigo la

explotación del dominio del mar, al no conquistar

las bases operativas turcas y sus astilleros y

arsenales. Lo avanzado de la estación –octubre-

imposibilitaba proseguir la campaña.

Si Lepanto hubiera tenido otro signo, todo el

flanco sur europeo y las costa de África del Norte

habrían quedado a merced del vencedor y, con sus

ejércitos ya instalados en el corazón de Europa,

posiblemente ésta habría perdido su papel

preponderante en la cultura del mundo.

Muy pocos años después de la batalla, españoles

y turcos se repartían tácitamente el Mediterráneo,

que quedaba dividido en dos zonas de influencia; la

occidental, bajo el dominio de España y la oriental

sometida al poderío turco que se había recuperado

con gran rapidez de las tremendas pérdidas

experimentadas en Lepanto.

La gran perdedora fue Venecia, empezando

desde ese momento su inevitable decadencia. Pero,

a partir de entonces el famoso mar interior –el lago

Romano- el ―Mare Nostrum‖, quedo fuera de poder

ser el escenario de la lucha por la hegemonía naval,

al trasladarse la escena a los grandes océanos:

Atlántico y Pacífico.

En dos ocasiones anteriores, Salamina y Actium,

se enfrentaron el Occidente y el Oriente. Ambas son

consideradas batallas decisivas porque del resultado

de las mismas, se podía deducir la marcha en el

futuro de la Historia. Lepanto es la tercera ocasión

en que ese razonamiento se producía. En los tres

casos, la victoria fue del Occidente pero podría

decirse que esa acción también marca el fin del

protagonismo del Mar Mediterráneo, ya que unos

años antes se habían iniciado las grandes

exploraciones marítimas que a través del comercio y

la conquista, harían bascular los centros de poder,

usando como camino, los grandes océanos:

Atlántico y Pacífico.

Page 139: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)
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125

AMÉRICA: 1492

Especulaciones

as especulaciones acerca de quiénes eran los

habitantes del Nuevo Mundo y de dónde

habían llegado, empezaron ya con los primeros

contactos. Colón creyó que eran nativos de las

Indias orientales, tal vez sujetos al Gran Khan,

descrito por Marco Polo. Durante el siglo XVI

acudieron a América frailes y sacerdotes con un

notable grado de cultura. Muchas de las tradiciones

indígenas que encontraron en México hablaban de

la llegada de los indios ancestrales en barcos que

procedían del mar oriental, y numerosos misioneros

se convencieron de que estaban tratando con des-

cendientes de las diez tribus perdidas de Israel, que

se describen en el Antiguo Testamento. En 1590, el

jesuita José de Acosta publicaba su ―Historia natural

y moral de las Indias‖, en la que exponía otra teoría:

que los nativos del Nuevo Mundo no se parecían a

los judíos, sino a las gentes de Tartaria, y que

habían pasado desde el Asia nororiental a su

hemisferio.

La teoría de Acosta, claro está, es la que ha

sobrevivido al paso del tiempo, aunque este autor no

tuvo manera de conocer el cuándo, dónde y porqué

de la migración desde Asia al Nuevo Mundo, toda

vez que en aquel tiempo los europeos nada sabían

de Alaska, Siberia o el estrecho de Bering. Después

de la Revolución norteamericana, cuando los

blancos avanzaron por el Oeste más allá de los mon-

tes Apalaches, penetrando en territorio indio,

empezaron a surgir nuevas especulaciones, es-

pecialmente en las primeras décadas del siglo XIX.

A medida que los blancos avanzaban por las

cuencas de los ríos Ohio y Mississippi encontraron

fortificaciones antiguas que las tribus indias

coetáneas no sabían explicar. En algunas hallaron

enterramientos con objetos de cobre, perlas, mica y

otras ofrendas exóticas y maravillosas. El pueblo

misterioso que construyó tales fortificaciones fue

conocido como los ―Mountbuilders‖. En la con-

cepción racista y anti-india, se pensó que aquellos

constructores no habían podido ser indios de piel

oscura, sino de alguna raza blanca, desaparecida

hacía mucho tiempo.

Hay quien afirma que los nativos americanos son

continuación de la mítica civilización de la

Atlántida que al hundirse en el mar provocó la

huida de la población hacía Mesoamérica y Egipto;

otros dicen que es la consecuencia de la

intervención de una inteligencia extraterrestre.

Piri-Reis fue un marino turco del siglo XVI, que

pasó su vida entre el corso y el estudio de la

cosmografía. Escribió libros y, entre ellos, uno que

tituló ―Bahriye‖: el ―Libro del Mar‖ o ―de la

Navegación‖, que ilustró con doscientos quince

mapas, algunos de los cuales eran ―antiguos y

secretos‖. Conocía el español, el portugués, el

italiano, el griego y, gracias a esto, pudo consultar

notas de otros marinos, entre ellas un mapa que, al

parecer, había sido utilizado por Cristóbal Colón y

que le fue facilitado a Piri-Reis por un primo suyo,

que a su vez se lo confiscó a un marino español que

había formado parte de la expedición de Colón. La

copia de Piri-Reis fue descubierta en 1929, mientras

se realizaba un inventario del museo de Topkapi. Su

descubridor, un cartógrafo adscrito al Servicio

Hidrográfico de la Marina norteamericana, no le dió

la mayor importancia. Pero un profesor, de la

universidad de Bonn, lo presentó como

descubrimiento en el XVIII Congreso de Estudios

Orientales de Leyden (1931) y en 1956, otra copia

del mismo mapa fue mostrada en un forum de la

universidad de Georgetown.

Lo increíble de aquella carta náutica saltó a la

palestra científica mundial, por varias razones. La

primera, porque el mapa trazaba el perfil atlántico

de América en una época en la que ese perfil era

aún desconocido en su totalidad. La segunda,

porque confirmaba, con localizaciones precisas, un

remoto descubrimiento de zonas septentrionales de

América por parte de navegantes normandos de los

inicios de la Era cristiana. La tercera, porque el

mapa de Piri-Reis trazaba perfiles de costas del

Ártico y de la Antártica que, por estar cubiertas por

cientos de metros de hielo, no pudieron ser

L

CAPÍTULO I (El Encuentro)

Page 142: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

126

verificados hasta que métodos científicos, como el

sonar, los revelaron, demostrando la exactitud del

mapa del cosmógrafo de Solimán el Magnífico.

Sólo cabe preguntarse qué pueblo pudo trazar los

perfiles exactos de una América que, teóricamente,

era tierra desconocida hasta que las carabelas

colombinas la hollaron. El mapa de Piri-Reis ha

suscitado polémicas que llegan hasta la sospecha de

que nunca habría podido realizarse sin la ayuda de

máquinas voladoras.

Divagaciones aparte, el continente sufrió una

migración humana que se esparció por todo el

territorio. Existen tres teorías sobre la llegada de los

primeros hombres a América. La primera, con

origen en Melanesia, atravesando las islas del

Pacifico en canoa. Hay que admitir que algunos

eruditos recientes contemplan con seriedad la

posible transmisión de ciertos rasgos culturales

desde Asia a través del océano Pacífico. En

particular habría que referirse, en este sentido, a

ciertos detalles del sistema del calendario

centroamericano que prueban una difusión al otro

lado del Pacífico; probablemente no es casual, por

ejemplo, que el calendario maya de eclipses que

aparece en el códice de Dresde se fundamente

exactamente en los mismos principios.

La segunda, de origen australiano; durante la

última glaciación, el hombre cruzaría por la

Antártica desde Australia, entrando en América por

la Tierra de Fuego. La tercera y más aceptada teoría:

migración desde el noroeste de Siberia, cruzando el

Estrecho de Bering hasta Alaska, hace unos 40.000

años y luego se fueron asentando de norte a sur.

Esto fue posible porque durante los períodos de

glaciaciones, Siberia y Alaska formaban un solo

territorio emergido por el que se podía pasar

caminando.

Tal creencia tenía como base la idea de que los

primeros inmigrantes hacia el Nuevo Mundo fueron

exclusivamente asiáticos de tipo mongol que

atravesaron por Bering en distintas épocas. De

acuerdo con tal hipótesis las diferencias físicas y

culturales observadas en los amerindios podrían

explicarse por distintos grados de evolución

biológica en los diversos grupos que llegaron desde

el noreste de Asia en el transcurso de milenios, y

también por las diferencias ambientales en las

regiones de América donde se instalaron los recién

llegados.

Otros investigadores, por el contrario, piensan

que desde los tiempos más remotos los grupos

humanos «multirraciales», de variado origen y de

características físicas también diferentes, co-

existieron en el continente americano, si bien

aceptando unánimemente el predominio del

elemento mongoloide.

Paul Rivet sostiene que las poblaciones pre-

colombinas proceden de la inmigración de cuatro

grupos étnicos: mongoles y esquimales por Bering,

australoides y melano-polinesios por el Pacífico.

Tales conclusiones se basan en el estudio de los

caracteres somáticos de ciertos grupos indígenas de

la zona austral de América del Sur, de algunas

regiones del Brasil, de Baja California y del

Ecuador, así como sobre analogías culturales y

lingüísticas con algunas poblaciones oceánicas.

En relación a la lingüística, expertos en el tema

asoman, por ejemplo, las afinidades entre ciertas

voces húngaras –que es una lengua de remoto

origen asiático- con palabras aborígenes americanas.

También el profesor Francisco Pérez de Vega, de

nacionalidad venezolana, al estudiar en profundidad

la lengua ―Karibe‖, en análisis comparativo con el

japonés –que conocía bien- halló correlaciones tan

interesantes en su fonética, su morfología y sintaxis,

que comprobarían un origen común entre los indios

―karibes‖ de Sudamérica y los japoneses, aunque tal

origen fuera muy lejano en el tiempo.

Otras autoridades señalan que el grupo

melanesio-polinésico llegó al Sur del continente

americano, en oleadas sucesivas, con intervalos

irregulares, desde las cadenas de islas del Pacífico.

Una de sus etapas intermedias –según las

tradiciones ancestrales de sus habitantes- fue la isla

de Pascua, en la actualidad, territorio chileno. Una

de estas oleadas migratorias empezó a subir,

costeando el litoral atlántico americano, cruzándose

con otros pueblos, como los tupi-guaraníes,

Page 143: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

127

alcanzando el litoral del Golfo de Paria, en el

noreste de Sudamérica, en lo que se denominaría

―Tierra Firme‖; allí, se mezclaron con los arawakos

y empezaron a asentarse en las Antillas Menores y a

incursionar con sus largas canoas en islas mayores

como la Española y Puerto Rico, unos 30 años

antes de la llegada de los europeos.

Este connotado lingüista, Pérez de Vega, nos da

a conocer que las lenguas pueden difundirse mucho

más allá de su lugar de origen y que los pueblos no

se pierden en la historia hasta que no haya

desaparecido su idioma. También asevera ―que el

hombre conoce a su patria, por la lengua que habla‖.

Para Mendes Correa, el elemento australo-

tasmaniano pudiera haber llegado por la Antártica a

las costas meridionales de América, desplazándose

a lo largo de la cadena de islas desde Tasmania a

Tierra del Fuego. Se ha comprobado que entre los

15.000 y 6.000 años a. C. el continente antártico

estaba libre del actual casquete de hielo, y que su

clima era templado. Naturalmente dicho testimonie

geológico no va acompañado de pruebas

arqueológicas o etnográficas. Resulta por tanto muy

difícil juzgar de tal posibilidad y probabilidad,

dadas las actuales características geo-climáticas de

la Antártida.

Según Imbelloni, la historia pre-colombina no

puede olvidar la aportación demográfica del sureste

asiático, afirmando que hubo siete distintos grupos

que inmigraron hacia América en épocas diversas y

por vías de tránsito también variadas: tasmanoides,

australoides, melanesoides, proto-indonesios,

indonesios, mongoloides y esquimales. Ya

establecidos en su nuevo hábitat, y por adaptación

evolutiva, estos siete tipos inmigrantes se

convirtieron en once variedades o sub-razas de

amerindios.

Recapitulando: 1.) De considerar algún pueblo

como autóctono del Continente, sólo podría ser

porque fuera habitado el territorio por humanos

antes de lo que el conocimiento actual

paleontológico cree conocer, pero que sin embargo

no persistieron. Por tal razón, cuando las teorías del

momento datan la llegada del hombre a Sudamérica

hacia el 16.000 a.C., se consiguen en Brasil restos

humanos de hace 30.000 años a.C. 2.) Ni hubo

antes, ni ahora, un tipo amerindio que sea

homogéneo biológicamente. 3.) De las diferentes

inmigraciones, la preponderante es de origen

mongoloide. 4.) Por lo que se refiere a la llegada de

otros tipos humanos para el poblamiento de

América, el problema, subsiste -aún cuando cada

vez más las anteriores teorías se estén sustentando-,

todavía hay partes que están abiertas por las

interrogantes siguientes: ¿cuales?, ¿en qué época?,

¿por cuál vía de comunicación?.

Naturalmente, las teorías de Rivet e Imbelloni

cobran mucha fuerza pero es casi imposible llegar a

una clara definición, en tanto no se disponga de

algún dato más concreto. Sea como fuere, en

América se da un mosaico irrepetible de culturas

que vivieron momentos de expansión, declive y

extinción; su estado de desarrollo tecnológico estaba

bastante atrasado con respecto no sólo a Europa,

sino a Asia y como vimos en el volumen I, también

a África.

Intercomunicaciones

Las pretensiones de una intercomunicación entre

Europa y América del Norte en el período pre-

vikingo están envueltas en una concepción

interesada y en un patriotismo étnico. Esto es cierto

sobre todo por lo que se refiere a los supuestos

viajes de monjes irlandeses al Nuevo Mundo,

aunque puede encontrarse algo de verdad en las

diferentes leyendas que giran en torno al viaje de

Brendan (Barandán), un monje irlandés del siglo VI,

en busca de un paraíso terrenal, llamado la «tierra

prometida a los santos». Que los ascetas monjes

irlandeses eran capaces de alcanzar costas muy

distantes en embarcaciones totalmente primitivas,

para establecer sus comunidades en lugares

alejados, está demostrado por su colonización de las

Orcadas, las Shetland, las Feroes, y muy

probablemente también de Islandia.

El relato del peregrinaje oceánico de Brendan

hacia el Norte y el Oeste lo refieren varias fuentes

Page 144: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

128

de fecha muy posterior y era conocido en gran parte

de Europa occidental. Colón se informó muy bien

sobre él antes de su primera expedición. Brendan y

sus compañeros de hábito pudieron haber alcanzado

Groenlandia y, en alguna otra excursión, haber

tocado efectivamente las tierras más templadas del

Nuevo Mundo continental; tierras que habrían

identificado con el Paraíso Terrenal que andaban

buscando. Sin embargo, no existe prueba

arqueológica alguna que demuestre la existencia de

esos tempranos viajes irlandeses al hemisferio

occidental, y la misma leyenda de Brendan está tan

repleta de maravillas, que la mayor parte debe de ser

una fábula. No es ese, en cambio, el caso de las

grandes exploraciones vikingas alrededor del año

1000.

Hasta hace relativamente poco tiempo, parecía

que los vikingos no habían dejado ninguna prueba

de su presencia física en Norteamérica, además del

mapa de Piri-Reis. Pero en 1965 tuvo lugar el

asombroso descubrimiento de un mapa que

aparentemente databa del siglo XV, y que mostraba

una tierra llamada Vinland, al oeste de la isla de

Groenlandia. Se sostuvo que sólo pudo haber sido

trazado a partir de cartas anteriores de viajeros

nórdicos, y que por lo tanto ofrecía una prueba clara

(si era necesario) de que habían llegado a

Norteamérica. Sin embargo, muchos expertos

ponían en duda la autenticidad del ―Mapa de

Vinland‖, argumentando que no se conoce ningún

otro mapa contemporáneo que describa Groenlandia

como una isla. Las pruebas que se hicieron

posteriormente demostraron que un pigmento usado

en la tinta no habría empezado a utilizarse hasta

finales del siglo XIX, y ahora, por lo general, se

cree que es una falsificación del siglo XX. El

alboroto y posterior polémica suscitada por el

«Mapa de Vinland» desvió la atención del trabajo

arqueológico que entonces se estaba llevando a cabo

y que proporcionó pruebas indiscutibles de la

presencia nórdica en Terranova.

¿Dónde estaba Vinlandia y qué era? Años de

investigación y búsqueda condujeron a un erudito

noruego a demostrar en forma concluyente que se

trataba de la extremidad septentrional de Terranova,

donde descubrió y excavó un asentamiento

escandinavo en un lugar conocido como ―L'Anse

aux Meadows‖ (El Pato de las Praderas). Es el único

yacimiento o asentamiento indiscutiblemente

escandinavo en América del Norte, y debe de

tratarse del lugar descrito en las sagas, y al parecer,

coincide con uno de los puntos del mapa de Piri-

Reis. Una serie de datos obtenidos con el

radiocarbono fija su ocupación en torno al año

1000. Los cimientos de la casa, los sencillos

artefactos escandinavos y las pruebas de fundición

de hierro hidratado son típicos de los asentamientos

escandinavos medievales en Noruega, Islandia y

Groenlandia. ¿Cuál fue el efecto de este contacto

sobre las poblaciones del Nuevo Mundo?

Probablemente muy pequeño; la influencia europea

sobre las culturas indígenas americanas fue mínima

hasta la llegada de españoles y portugueses siglos

más tarde.

Pero antes, mucho antes, hay sospechas bien

fundamentadas de que navegantes fenicios llegaron

a esas mismas costas y que, de paso, establecen

ciertas semejanzas con las tradiciones mexicanas de

la llegada de barcos a su litoral, con hombres

barbados. Grabados con signos fenicios han sido

hallados en varios puntos de la geografía

americana... pero también signos hebreos, desde el

Matto Grosso, en Brasil, hasta el Estado de

Massachussets, cerca de Boston. No hay que

extrañarse de la aparición de signos de ambos

pueblos, pues durante siglos, fenicios y hebreos

mantuvieron fuertes lazos, colaborando en muchas

expediciones mercantiles.

Poblamiento.

Antes de llegar al Nuevo Mundo, los europeos

ya habían contactado con la mayoría de las

civilizaciones del planeta y ninguna de ellas les

sorprendió tanto como las que encontraron en aquel

continente. No se hallaban en muchos casos, ante

sociedades tribales, sino ante civilizaciones

sumamente complejas, desarrolladas aisladamente

Page 145: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

129

del resto de los habitantes del mundo hasta entonces

conocido.

Las fuentes más reconocidas consideran que para

el momento en que se produjo la llegada de Colón a

América, el Continente se encontraba poblado por

unos 15 millones de personas, repartidos de la

siguiente manera: Imperio Azteca y pueblos

aledaños, unos 4 millones; Imperio Inca: 4 millones;

parte de las actuales Chile, Argentina, Uruguay y

Brasil: 3 millones. El resto, 4 millones se asentaban

entre los territorios caribeños, Centroamérica y la

inmensa Norteamérica (EE.UU. y Canadá).

El aislamiento del Continente y la llegada

posterior de étnias, todavía en un proceso bastante

primario de civilización, fueran ellas, melane-

polinésicas, autrolaoides o esquimales, harán que la

evolución cultural americana sea autónoma y

autóctona en sus fundamentos generales, no

habiéndose dado en América hasta la llegada de los

europeos, el fenómeno universal de influencias e

ínter influencias que provocan rápidos ascensos en

el escalafón de la civilización, como ocurre con la

difusión del empleo del bronce o del hierro.

Las civilizaciones americanas siguen el mismo

proceso que las del resto del mundo, en principio; es

decir, cubren las mismas etapas: un ―paleolítico‖,

llamado allí ―pre-cerámico‖; un ―neolítico‖ y una

―edad de los metales‖. Para el momento de su

encuentro, habían llegado al escalón anterior al

descubrimiento y uso del hierro (que ocurrió en

Asia Menor, sobre el siglo XIV a.C.).

Quizá por esta razón, las culturas amerindias son

tan peculiares, singulares y originales. Hay que

señalar cuáles son las características propias y

comunes a todas las culturas indígenas americanas.

Casi se puede hacer la generalización

de que todas ellas son de carencias.

Carecen del conocimiento del hierro,

de las aplicaciones prácticas de la

metalurgia; carecen del conocimiento

de la rueda y de sus aplicaciones,

como el torno del alfarero o la polea

o el arado; carecen de cuadrúpedos

domesticados para tiro, monta y

carga –a excepción de las llamas

peruanas, usadas sólo para carga-;

carecen de escritura, ya que existen

en América petroglifos, como en el

resto del mundo, pero de los

americanos no se derivó la escritura

–a excepción de la sacerdotal, usada

por los mayas-, que sigue un

procedimiento original y autónomo,

diferente del proceso general del

hallazgo de la escritura en las demás

civilizaciones.

Ninguno de esos conocimientos fueron

importados por los siguientes pobladores, que no

habían llegado todavía a tenerlos. Así, se da el caso

de que no tenían ni caballos, ni vacas, ni toros, ni

cabras, ovejas y cerdos; no los había ni tampoco

fueron importados hasta la llegada de los europeos.

Sus conquistas se hacen a pie, como el ―miles‖

romano; con su impedimenta a cuestas. Sus armas

se afilan en el roce con materiales más duros. En el

combate, los encuentros son en masa, y luego,

peleas individuales. Sus edificios son construidos a

Page 146: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

130

fuerza de brazos, aunque, como en el caso de las

pirámides egipcias, persiste la duda, de cómo

pudieron realizarse, aún contando con el aporte de

los mayores esfuerzos humanos.

Auge y ocaso de la civilización maya

Desde el siglo X a. C., pueblos procedentes del

altiplano de Guatemala se establecieron en las

selvas y tierras bajas del interior, en torno al lago

Petén. El llamado «periodo formativo»,

caracterizado por el conocimiento de la agricultura

y la cerámica, y por la existencia de estructuras

sociales igualitarias, terminó en el siglo IV d. C.,

dando paso al periodo clásico (siglos IV-X). Para

entonces, por evolución interna y por influencia de

otras culturas mesoamericanas (olmecas,

Teotihuacán), ya se habían fraguado los rasgos

básicos de la cultura maya, que se diferenció de

otras de la zona por el uso de una escritura

jeroglífica, en el recto sentido de esta palabra, ya

que, si ―hiero-glifo‖ significa ―signo sagrado‖, la

escritura maya fue exclusivamente sagrada, usada y

entendida solo por los sacerdotes, desde el

comienzo de su civilización hasta su segunda

decadencia; una cronología histórica, un complejo

ritual religioso reflejado en el arte y el desarrollo de

nuevos sistemas constructivos. Su ámbito de

difusión abarcó los estados de Yucatán, Campeche,

Quintana Roo y parte de Chiapas y Tabasco, en

México, los departamentos del Petén e Izaba)

(Guatemala), Bélice y el noreste de Honduras.

A partir del siglo VIII se produjo la decadencia

del mundo maya clásico. Las causas no están claras,

aunque probablemente se combinaron factores

ecológicos (agotamiento de los suelos), luchas

sociales e invasiones exteriores de pueblos del valle

de México (toltecas). A partir del siglo X, las viejas

ciudades de las tierras bajas fueron abandonadas y

literalmente «engullidas» de nuevo por la selva,

mientras surgían nuevos centros en la península de

Yucatán y las tierras altas guatemaltecas: Chichén

Itzá, Mayapán, Uxmal, Kaban. Allí, los

descendientes de los mayas clásicos se fundieron

con pueblos procedentes del norte, configurando la

nueva civilización del periodo post-clásico (siglos

X-XV).

La nueva sociedad maya era más guerrera que la

anterior, lo que se reflejó en las estructuras sociales

y las relaciones políticas. Para cuando llegaron los

españoles (siglo XVI), la mayoría de sus ciudades

estaban ya desiertas, por la disolución de las

estructuras sociales y políticas.

La sociedad maya primitiva se estructuraba en

torno a clanes de familias nucleares y monógamas,

con un antepasado común. Poco a poco, los distintos

linajes fueron acaparando funciones específicas,

hasta configurar una sociedad fuertemente

jerarquizada. La cúspide la constituía el ―Halach-

Uinic‖, descendiente de los dioses. Esta monarquía

teocrática se transmitía de padres a hijos. Existía

también una nobleza de sangre, emparentada con los

soberanos, a los que auxiliaban en las tareas de

gobierno y del culto religioso. Una clase de nobles

inferiores procedía de las jefaturas de los clanes, en

un nivel más bajo estaban los funcionarios de la

administración y de los templos, los comerciantes y

los artesanos. Y por último los campesinos, base de

la pirámide social.

Las ciudades eran centros políticos y religiosos,

donde se concentraban las construcciones

monumentales. La población campesina, a

diferencia de las otras clases, no solía residir en

ellas y acudía con ocasión de las grandes

festividades religiosas.

Page 147: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

131

Las grandes ceremonias religiosas servían para

reunir a toda la comunidad, y transmitir a las capas

inferiores la ideología del grupo dominante,

asegurando la cohesión social y política.

Por ello era importante el desarrollo de un

ceremonial complejo e impresionante, desplegado

en los grandes centros religiosos. Estos actos se

celebraban con ocasión de acontecimientos

políticos, fenómenos naturales y en fechas festivas

fijadas previamente. En las ceremonias, que incluían

sacrificios (a veces humanos) servían

fundamentalmente para asegurar el cumplimiento

del ciclo cósmico y la supervivencia del mundo.

Aztecas

Su sociedad: esclavos; plebeyos, altos o bajos;

los altos tenían en propiedad un terreno vitalicio

para edificar su vivienda; los segundos, eran

campesinos de tierras arrendadas; después, los

nobles; por encima, el ―Tlatoani‖- Emperador-; un

semi-dios con atribuciones políticas, militares,

jurídicas, fiscales y legislativas.

Los esclavos solo podían obtener su libertad bien

por pago de ésta, o bien escapando y llegando al

palacio real sin ser atrapados.

La nobleza era un estamento muy rígido, sólo se

podía acceder por línea hereditaria, por línea

religiosa –sacerdotes, o por meritos personales:

guerreros destacados.

En su religión, el sacrificio humano era un rito

habitual, en el que se ofrecían muchísimas vidas a

los dioses, con el fin de evitar que llegara el fin del

mundo, tras la extinción del sol. (Entre 15 y 25 mil

personas al año; en un siglo de dominación debieron

ofrecer sobre dos millones de vidas). La necesidad

de buscar víctimas llevó a las ―guerras de las

flores‖, incursiones en tierras aledañas al Imperio (a

propósito, sin conquistar, para hacer prisioneros –

sin tampoco interesarles su aniquilamiento-,

permitiéndoles que siguieran reproduciéndose; así

aseguraban suficientes víctimas para sus

sacrificios).

El arte azteca es un arte al servicio del Estado, su

componente político-religioso fue omnipresente

(desarrollaron buenos planes urbanísticos, y

obtuvieron ingresos haciendo pagar a los pueblos

sometidos dentro del Imperio), obviamente,

sufrieron de muchas luchas internas y como

consecuencia, de una gran falta de cohesión.

Page 148: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

132

El Tahuantinsuyo.

Los quechuas, llamados Incas por los españoles,

siendo solamente su soberano el ―Inca‖. Se

instalaron a mediados del siglo XIII en el Valle del

Cuzco. Comenzaron su expansión, sometiendo a

poderosas culturas como la Chimú del norte del

Perú. Los distintos soberanos, con capital en Cuzco,

fueron ampliando su territorio, que al fin del siglo

XV abarcaba los actuales Perú, Bolivia, Ecuador y

norte de Chile y Argentina, por medio de un sistema

teocrático y autoritario. El sistema político y

económico quechua se basaba en una teocracia

organizada en estratos sociales y dominada por el

todopoderoso Inca, ―Hijo del Sol‖, adorado como

un dios viviente, con un poder absoluto sobre el

―Tahuantinsuyo‖ (Tierra de los cuatro cuarteles), es

decir, el Imperio, dividido en cuatro regiones.

Se regían por un sistema de castas, sumamente

rígido para los pueblos sometidos; por generaciones,

la persona no podía escalar a otra posición social.

La base era la unidad familiar –―Ayllu‖- que

roturaba un área de tierra, bajo un férreo control

estatal. El Estado, con buen criterio, exigía una

porción de la cosecha para su posterior

almacenamiento en silos. Estos eran utilizados sólo

en caso de catástrofe o hambruna generalizada. Para

el control eficaz de tan vasto imperio se

construyeron más de 20.000 kms. de calzadas. Las

órdenes cruzaban el territorio a mano de los

―chasquis‖, mensajeros que por medio de relevos

garantizaban la llegada de esas órdenes, en breve

tiempo, a los lugares más apartados. Esas órdenes –

no escritas- pues no existía la escritura, se

interpretaban a través de ―quipus‖ – sistema de

cintas de colores anudadas a diferentes alturas y que

de acuerdo a su disposición, ofrecían distintos

significados conceptúales y numéricos. Al final, los

cimientos del Imperio, estaban muy debilitados por

las insurrecciones de los pueblos sometidos.

Una de las más singulares ironías de la Historia

es que las civilizaciones más adelantadas de la

América, la de los mayas, de los aztecas de México

y la de los incas del Perú, fueran más vulnerables al

empuje español que otras más primitivas. Contra

pueblos menos civilizados, como los chichimecas

mexicanos, y los araucanos chilenos, nunca

pudieron ganar una batalla que los librara de

guerras futuras; en cambio, una vez derrotados los

mayas, aztecas e incas, sus complicados sistemas

administrativos cayeron íntegros en manos de los

conquistadores. Esos pueblos, acostumbrados al

orden y a la obediencia, se sometieron a sus nuevos

amos, prácticamente, sin replicar. Aquí también fue

una fortuna para los españoles que estas naciones,

cuyas artes y hazañas arquitectónicas son pasmo de

nuestro tiempo, desconocieran la pólvora y

estuvieran gravemente debilitadas por rivalidades

políticas. Aún así, la victoria de los conquistadores

se debió en gran parte, a su inquebrantable decisión

de vencer, que desmoronó el fatalismo inherente en

la índole de sus oponentes.

Page 149: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

133

EUROPA Y EL MUNDO: AÑO 1492

l mundo conocido a fines del siglo XV,

tanto para los reinos de Occidente como

para los pueblos de grandes culturas asiáticas o

islámicas, era la inmensa extensión de la gran isla-

continente euro-asiática, además de las tierras

africanas septentrionales, aledañas a los litorales del

Mediterráneo, el Mar Rojo y a puntos cercanos al

Estrecho de Gibraltar en su litoral del Atlántico, y el

Estrecho de Aden en su litoral del Indico. Más al

sur, desiertos y montañas y tras éstos, selvas densas

aislaban por entero a lo desconocido. Ese orbe,

esencialmente terrestre y sólo litoralmente marino,

estaba dividido en tres partes: el mundo europeo y

cristiano, el mundo asiático, lejano, con múltiples

religiones, y la cuña expansiva del Islam.

En el mundo europeo y cristiano, en los Reinos

más avanzados, se estaban forjando Estados

nacionales, que requerían de más riquezas para

acrecentar sus poderíos, necesitados, por tanto, de

abrir posibilidades de intercambio comercial con

otras partes del mundo. Sucedía, principalmente, en

Francia, Inglaterra, Rusia, Portugal y España.

En Italia, por el contrario, aun siendo en muchos

aspectos –cuna del Renacimiento- el más avanzado

exponente de la cultura occidental cristiana y en

donde, se pensaba y escribía mejor que en cualquier

otra parte sobre la esencia y fines del Estado

moderno; debido a sus grandes divisiones

territoriales y a sus rivalidades entre las grandes

familias, príncipes de pequeñas Repúblicas y el

Papado, -que los hacían fácil presa para los intereses

expansionistas de los ya consolidados Reinos

europeos-; se encontraba más lejos que ningún otro

pueblo europeo de conseguir un Estado unificado.

En la otra mitad del mundo conocido, en Catay

(China), el último emperador de origen mongol

había sido derrocado y la dinastía Ming –

influenciada por los mandarines- volvía a encerrar

al país, bajo el influjo de una interpretación muy

suya del Confucionismo, auto-alimentándose de su

vieja cultura y recreándose en una visión

egocéntrica .

En Cipango (Japón), el país se encontraba

sumido en los enfrentamientos de guerras civiles,

iniciándose la casta de los samuráis, y el ideal del

código bushido. Se mantenía encerrado en sus islas,

sin interés alguno por relacionarse más allá de los

mares que cercaban y protegían su territorio.

En la India, se enfrentaban desde hacía mucho

tiempo, musulmanes e hinduistas, sin la más

mínima visión de proyección más amplia, fuera del

gran sub-continente. Los muchos otros reinos, de

larga tradición, como Corea, Manchuria, Siam,

Cambodia, etc., estaban también encerrados en sí

mismos, relacionándose solo indirectamente con

Occidente, a través de la ruta de la seda y las

inestables y peligrosas rutas marítimas hacía Arabia

y Persia, como tránsito al mar Mediterráneo.

Entre ambos mundos, el europeo y el asiático, la

fuerza expansiva, guerrera, culta y religiosa del

Islam. Para finales del siglo XV, el turno histórico

de su gran poderío lo había asumido el Imperio

turco-otomano, que después de tomar

Constantinopla y acabar con el Imperio Bizantino,

se internó por los Balcanes, amenazando el corazón

de Europa, que se encontraba cercada, intentando

sostener sus fronteras terrestres y las posesiones

marítimas e insulares que aseguraran el control de la

navegación comercial en el Mediterráneo.

Sólo el territorio portugués –balcón sobre el

Atlántico, tenía la visión, podríamos decir, en

términos modernos, geopolítica- verdaderamente

nueva, buscando abrir los espacios, a la cual

seguiría la de Castilla, por la intuición visionaría de

su reina Isabel. Las dos naciones fueron entonces

las primeras y únicas que estuvieron abiertas al

océano sin límites.

España: 1492

La Reconquista, que a lo largo de ocho siglos

llevaría a la desaparición política de Al-Andalus (

Andalucía ) y a la expansión de los Estados

cristianos por todo el territorio peninsular, supuso

un fenómeno de repoblación progresiva iniciada a

partir de los primeros focos de resistencia que

E

Page 150: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

134

surgieron en la franja cantábrica y pirinaica y que

fue avanzando lentamente hacia el sur. Esta

repoblación, alentada por los monarcas, estaba

basada jurídicamente en la idea romano-visigoda de

que las tierras abandonadas eran propiedad del

Estado y por ende, del monarca, quien podía

entregárselas a quien quisiera.

El sistema utilizado era el de la ―presura‖,

consistente en obtener la propiedad de los terrenos

yermos por el mero hecho de roturarlos y

cultivarlos; algo que sucedía a dos niveles:

individual, por familias de campesinos que se

adueñaban de pequeñas superficies, y colectivo, por

nobles o monasterios que ocupaban extensos

territorios con sus colonos. Con el tiempo, las

peculiaridades de las distintas zonas durante este

proceso repoblador dieron lugar a la fragmentación

política y al surgimiento de distintos reinos.

A partir del siglo XI, comenzaron a hacer su

aparición las ciudades, fruto del desarrollo urbano

de los distintos núcleos cristianos. Tres eran sus

principales tipos: las nacidas con la Reconquista –

autenticas ciudades fortaleza-; las ciudades

comerciales, que disfrutaban de franquicias

mercantiles y atraían a la población que se instalaba

en los alrededores, y las ciudades islámicas, que

conservaron su importancia después de ser

reconquistadas.

El campesinado era el 80 por ciento de la

población total. La tierra era el principal recurso de

riqueza, pero ya entonces, el incremento del

comercio y de la industria promovió una emigración

del campo hacia la ciudad, en donde vivían nobles,

clérigos, militares, artesanos, comerciantes,

jornaleros, menestrales, etc.

El matrimonio entre Isabel de Castilla y

Fernando de Aragón, llevó a la unión de ambas

monarquías, conservando sin embargo, cada una de

ellas su propia organización jurídico-administrativa

y manteniendo una única institución común: la

Inquisición. Los dos reinos, en el plano jurídico,

mantuvieron sus propias leyes hasta el siglo XVIII.

Los fueros -conjunto de normas que regulaban las

relaciones jurídicas de una comunidad- eran un

elemento clave regulador, así como las Cortes

(Parlamento), que alcanzaron su apogeo en el siglo

XIV.

En el plano político se fueron limando las

diferencias, a iniciativa de los propios Reyes

Católicos, en busca de la unidad. La política en

materia de relaciones exteriores, estuvo subordinada

al difícil equilibrio entre la política diplomática de

Aragón, en defensa de sus intereses en el

Mediterráneo y la de Castilla, que buscaba más la

expansión atlántico-africana.

En el ámbito religioso, también se notaron las

aspiraciones unificadoras de los monarcas. Tres

comunidades habían convivido en España durante la

Edad Media: cristiana, musulmana y judía, gracias a

un clima de tolerancia que se vio truncado por los

Reyes Católicos. Las razones de este cambio de

postura fueron varias: motivos religiosos –querían

lograr la unidad de fe-, y motivos económicos;

consideraban que los judíos habían aprovechado su

privilegiada situación económica para cometer

abusos en sus negocios y … motivos sociales; en

estas circunstancias surgió un fuerte malestar social

que alteró la convivencia.

Hacia 1492 sobre unos 474.000 kilómetros,

vivían nueve millones de habitantes. La anexión de

Granada, que los Reyes Católicos conquistan en

enero de 1492, ensancha la dominación española en

30.000 kilómetros y 500.000 habitantes más.

Una vez conquistado el reino de Granada,

forzaron a la conversión de los moriscos, expulsaron

a los judíos, dándoles la opción de permanecer si

abrazaban la fe católica, y realizaron una reforma

del clero que suponía un cambio en la mentalidad de

los altos cargos y una elevación del nivel moral de

la iglesia.

La Edad Media se va rezagando. Triunfa el

humanismo con la Gramática de Elio Antonio de

Nebrija, con la Universidad de Alcalá de Henares y

la edición de la Biblia Políglota Complutense;

Nebrija es el primer gramático de su época, su

Gramática Castellana es la primera impresa en

lengua vulgar y coincide con el descubrimiento de

América. Se dirá que "siempre la lengua fue

Page 151: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

135

compañera del Imperio", pues se está forjando un

instrumento que habrán de utilizar millones y

millones de seres humanos en el correr de los siglos.

Uno de los fenómenos que mejor caracteriza a la

España de comienzos de la modernidad fue la de los

descubrimientos geográficos, hasta el punto de que

dicha modernidad fue, en gran parte, consecuencia

de ellos. En apenas tres décadas, las transcurridas

desde 1492 a 1522, el pequeño país europeo que

había vivido introspectivamente, resolviendo sus

problemas con los musulmanes y ciertas

intervenciones en la cuenca del Mediterráneo, se

posesiona de buena parte de América y de todo un

océano, el Pacífico, viéndose impulsado a una loca

carrera de expansión universal.

En el cuarto de siglo siguiente termina de

adentrarse en el continente americano desde

California y el Medio Oeste norteamericano hasta el

estrecho de Magallanes. Sus pescadores, sus

escribanos, sus licenciados y sus vagabundos se

transforman por arte de magia en expertos

conductores de empresas náuticas y terrestres,

buscando, insaciables, fama, fortuna y los secretos

de la tierra y el mar.

Al momento de producirse el descubrimiento de

las Indias Occidentales, España era una nación

privilegiadamente marítima. No solamente tenía

mares, marinos y marinería, sino que mantenía en

ese campo una acendrada tradición.

No obstante sus empresas guerreras allende el

Mediterráneo, la marina mercante era superior,

cualitativa y cuantitativamente a la marina de

guerra, y también era superior a las similares de

otros países.

En esa época, la marina mercante española

estaba formada por más de 1.000 naves.

España tenía también una Marina Real, que no

era de Real propiedad, en su mayor parte. Se la

organizaba a base de arrendamiento o contrato con

particulares nacionales o extranjeros, utilizándose

con frecuencia el embargo de naves que se

consideraban necesarias. A veces, el Estado

compraba las naves a los particulares, las más de las

veces, las alquilaba.

En ocasiones, utilizaba las escuadras que

pertenecían a alguno de los más importantes

personajes de la nobleza.

El descubrimiento del continente americano es

esencialmente la historia de una conquista. Mientras

los colonos de América del Norte (Canadá –Nueva

Inglaterra) se enfrentan a poblaciones que son con

frecuencia, nómadas, los españoles se encuentran en

el sur de Norteamérica, (México), América Central

y los Andes, civilizaciones sedentarias, bien

organizadas; la cristianización se produce al mismo

tiempo que la conquista.

Razones y apetencias económicas, geográficas y

espirituales van a lanzar a España a su mayor

aventura histórica y cultural. La navegación ha ido

haciendo exploraciones cada vez más avanzadas y

sorprendentes; la preparación de expediciones se

hará por medio de compañías y contratos. Se

buscaban ávidamente las especias orientales,

indispensables para la conservación de los alimentos

de Europa. Y se buscaba derrotar por la espalda a

los musulmanes. Y establecer contactos con un

legendario príncipe cristiano de Etiopía, etc.

"El objeto confesado y hasta proclamado muy en

alto era alcanzar hasta las Indias Orientales en

forma de tomar al Islam por la retaguardia; de

anudar una alianza con el Gran Khan (personaje

mítico que se suponía señor de todos esos países y

favorable a la religión cristiana) y luego de reducir a

la impotencia a los sectarios de Mahoma, difundir el

cristianismo a través de ese continente inexplorado

y comerciar con esas comarcas donde abundaban el

oro y las especias". Así lo expuso a los Reyes

Católicos un marinero misterioso que se firmaba

Cristóbal Colón. . .

Page 152: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

136

EN BUSCA DEL “GRAN KHAN”

Enigmático

oda la historia de Colón es un enigma.

Parece que se conoce mucho de él, pero en

realidad, muy poco es el conocimiento sobre lo

fundamental. Ríos de tinta han corrido

describiéndonos su personalidad, sin que podamos

decir por ello que sabemos verdaderamente cómo

era. Son muchas las lagunas sobre su vida y el

propio Colón contribuyó decisivamente para que

fuera así.

No se tiene certeza absoluta sobre la fecha de su

nacimiento. No se conoce con exactitud el lugar en

que ocurrió. No sabemos los orígenes de su familia.

Siempre se presentó en España como extranjero;

más, curiosamente, sólo escribió en castellano,

salpicado de alguna que otra expresión en

portugués, gallego y catalán; todas, lenguas ibéricas.

Tuvo que conocer el italiano, además de otras

lenguas mediterráneas, por su contacto con hombres

de otros países; como también la jerga marinera, la

llamada lengua ―franca‖, suerte de esperanto de las

riberas del Mediterráneo y Atlántico. Sin embargo,

que se sepa, nunca hizo uso de ninguna de ellas en

sus escritos.

Ni siquiera podemos conocer su físico, pues a

pesar de sus múltiples retratos, no hay pruebas de

que alguno represente al personaje. Le encuentran

sombras a las raíces de su religiosidad,

argumentando que no tenía una base consistente,

sino que estaba sustentada en un cierto fanatismo

que lo llevó a considerarse un elegido de Dios.

Incluso los propósitos que le guiaron en su

proyecto, son interpretados en variadas formas,

según el origen del tratadista que maneja el tema.

Mucho ocultó Colón de sí mismo, como lo hizo de

sus fundamentos para llegar a Cipango y Cathay.

La convicción que siempre demostró en la

factibilidad del viaje, no parece fuera solamente por

claridad de su raciocinio, sino por ciertos

conocimientos previos que sustentaban la gran

aventura por realizar. Así se colije, por ejemplo, de

ciertas frases redactadas en las Capitulaciones de

Santa Fé. (El término Capitulación se refiere a un

pacto o concierto hecho sobre algún negocio

importante, y en su acepción militar, es un convenio

en que se estipula la entrega de una plaza fuerte,

posición militar o una ciudad).

Este es un documento -contrato- donde quedan

bien claras las condiciones a que se obligan ambas

partes -Corona y Colón-. Fueron firmadas el 17 de

abril de 1492, después de una cuidadosa

elaboración. Tiene dos partes: un preámbulo que

afecta al descubridor y, en segundo lugar, los cinco

puntos siguientes referidos a la Corona. El

preámbulo ha dado mucho que hablar porque es

curioso por demás. Dice así: «Vuestras Altezas dan

e otorgan a don Cristóbal Colón en alguna

satisfacción de lo que ha descubierto en los Mares

Océanos y del viaje que agora, con el ayuda de Dios

ha de fazer por ellas en servicio de Vuestras

Altezas, son las que se siguen.» Se destaca el ha

descubierto porque no es un error en lugar de ha de

descubrir cómo algunos hubieran creído. Los que

aceptan el pre-descubrimiento consideran que ésta

es una prueba documental contundente. La

explicación correcta de este término, y por tanto del

preámbulo, era que Colón se atribuía

descubrimientos y navegaciones por el Océano

anteriores a 1492.

El hombre

Pero, ¿quién era el hombre?, ¿de dónde

provenía?, ¿cómo fueron sus primeros años?,

¿dónde y de quién había aprendido los

conocimientos náuticos y cosmográficos de que

hacía gala?. ¿Cómo concibió, alimentó y sustentó la

idea de que podía llegarse al Cipango (Japón) y

Cathay (China), a través del Mar Océano.

La propia fecha de su nacimiento no se conoce,

ni el lugar mismo. Varía desde 1436 a 1440 para

algunos, otros autores señalan los años de 1445,

1446, 1447, 1449 e incluso 1455. Estudios

fundamentados en el descubrimiento de un

documento notarial, otorgado en Génova el 25 de

T

Page 153: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

137

agosto de 1479, en donde Colón declara tener en esa

fecha, 28 años, da la base para creer en el año 1451.

El lugar se lo disputan además de Génova, trece

pequeñas ciudades y villas italianas, no faltando

quien le supone nacido en Inglaterra, Irlanda o

Galicia, Extremadura, Portugal, Cataluña y

Córcega. El propio Colón ayuda, relativamente al

esclarecimiento, a través de un documento

auténtico, fechado el 22 de febrero de 1498, por el

que instituyó un mayorazgo, con el objeto de

perpetuar en la familia la propiedad de ciertos

bienes, en el cuál, se declara nacido en Génova.

Sin embargo, se conoce que su padre, Domenico

(Domingo), de oficio tejedor o cardador de lana, se

trasladó a Terrarossa, pueblo cercano a Génova, en

1451, para estar más en contacto con la industria

lanera, afincada en el citado pueblo. Si damos por

cierta esta fecha de su nacimiento en 1451, según su

propia declaración de edad, ¿se trasladó su padre

con su esposa y su hijo recién nacido?, ¿se fue sólo,

dejando a su esposa y al niño recién nacido, en

Génova?. ¿se mudó con la embarazada esposa y

nació allí, Cristóbal?. De cualquier forma, esa villa,

Terrarossa, pertenecía a la Señoría de Génova

(República de Génova), por lo que, con toda

propiedad, podría decirse que era genovés.

Se dice que Cristóforo Colombo, siguiendo la

costumbre de su tiempo latinizó su apellido,

convirtiéndolo en ―Columbus‖, alterado después a

―Colonus‖, y al entrar al servicio de España adoptó

la forma de Colón. Era el mayor de cuatro hijos

varones habidos del matrimonio de Domingo

Colombo con Susana Fontanarrossa, siendo los

otros, Bartolomé, Juan, Diego y una hija llamada

Blanca. El primer ascendiente conocido es su abuelo

Juan, que vivía en el pueblo de Quinto al Mara, en

el litoral, a 7 kms al este de Génova, ciudad donde

se establecieron sus dos hijos, Antonio y Domingo,

padre de Cristóbal. Su padre, figura por primera

vez, en un contrato fechado el 1 de abril de 1439.

Existían en el país otras personas que llevaban el

mismo nombre y apellido, algunos de ellos,

parientes consanguíneos; lo llevaban también,

corsarios y piratas, como Colombo de Oneilla,

ahorcado en Génova; otro Colombo que apresó

cuatro galeras flamencas en aguas del cabo San

Vicente en 1485, y un gascón, francés, Guillermo

Caseneuve, apodado ―Colomb‖ y ―Colombo‖, con

quien, algunos autores afirman, navegó Cristóbal.

El italiano tuvo que ser su idioma, y existe un

documento fehaciente y este documento es el

testamento, con fecha del 19 de mayo de 1506, en

Valladolid. Dice Colón: ―siendo yo nacido en

Génova‖... para luego añadir... ―pues que de ella salí

y en ella nací‖...

Más... las dudas persisten. En ningún momento,

en cualquiera de sus escritos, y fueron bastantes, se

expresó en italiano. Bien es verdad, que como

reconocimiento al financiamiento, apoyo y honores

a su persona por parte de la Corte Española,

bautizará las tierras por él descubiertas y sus

accidentes geográficos, con nombres castellanos.

Pero ¿necesitó hacerlo siempre?. Y si él, lo

consideraba así, tampoco podría reprochársele que

en lenguaje coloquial y familiar, usara su lengua

natal. Por el contrario, nunca lo hizo, que se sepa, y

sin embargo, si usó con cierta frecuencia,

expresiones gallegas, como la frase que empleó para

describir, en un día ardientemente tropical, el efecto

de un Sol que parecía entrar en el cuerpo como

―hierro enrojecido‖ (―espeto‖, en gallego), diciendo:

―ten o sol espeto‖.

En sus primeros años, sirvió como aprendiz de

su padre, dedicado al comercio de la lana, según

documentos que datan de 1472 y 1473. Después de

agosto de 1473, no se encuentra ningún indicio de

Page 154: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

138

que siguiera viviendo en Italia. Se dice que desde

muy joven embarcó y marineó por las aguas del

Mediterráneo. En 1492, Colón consigna en el Diario

de a bordo: ―Yo he andado 23 años en la mar, sin

salir de ella tiempo que se haya de contar‖.

La práctica debió ser su mejor maestra; tendría

que desarrollar los más duros trabajos, hasta que

con los conocimientos adquiridos, llegó a comandar

barcos; como se traduce de un fragmento epistolar

recogido por su hijo Fernando: ―a mí sucedió que el

rey Reiner (casi seguro, Renato de Anjou), que ya lo

llevó Dios, me envió a Túnez para tomar la galeota

―Fernandina‖ ... Se dice también que en 1474 o

1475 formó parte de una expedición de socorro a la

isla de Quios, cercada por los turcos. Fuera de estos

dos datos, no se encuentra nada más que nos hable

sobre su vida de marino durante los doce años,

aproximadamente, previos a su naufragio y arribo a

las playas portuguesas de la villa de Lagos.

Es su hijo Fernando quien cuenta en la biografía

de su padre: ―Historia del Almirante‖, la batalla que

en Agosto de 1476 se desarrolló en aguas del cabo

de San Vicente, entre la escuadra del corsario

francés Guillermo Caseneuve y una flota comercial

formada por cuatro grandes galeras genovesas y una

gran urca flamenca. Fernando informa que su padre

formaba parte de la escuadra corsaria que atacó a

los genoveses, y en la cruenta lucha que siguió, en

donde, prácticamente, nadie de las tripulaciones de

ambos mandos quedó ileso, su nave fue incendiada

por el fuego de artillería y él saltó al mar, donde

asido a un remo, nadando y dejándose llevar, pudo

cubrir el espacio que le separaba de la costa.

Los barcos

¿Qué tipos de barcos pisó Colón durante esos

años?. Podemos afirmar con seguridad que

habiendo navegado en acciones bélicas, fue

tripulante y posiblemente comandó galeras, tanto

sutiles como pesadas o bastardas, o cualquiera de

sus derivadas, como galeotas y fustas, ya que la

galera fue la nave principal de combate en el

Mediterráneo durante muchos siglos, y para su

tiempo, se encontraba en el momento más

importante de su larga vida. Impulsada a remo, aún

cuando portara un mástil sostenedor de vela, sólo la

usaba en ocasiones, para aprovechar, con cierta

timidez el viento, cuando éste era bonancible.

Sabemos que también navegó en barcos

propulsados solamente a vela, que justamente, tanto

en el Mediterráneo como en el Atlántico europeo, se

les empezó a dar el nombre genérico de naves,

aunque se les denominará, acorde con sus

características,... burcias, filibotes, urcas, carracas,

naos y carabelas.

¿Qué medios se usaban hasta entonces para

navegar?. Durante siglos, se navegó siempre a la

vista de tierra, que aunque no se viera por las

condiciones atmosféricas, se sabía que se

encontraba cerca, dispuesta a ofrecer su amparo.

Más tarde existieron los mapas o cartas náuticas,

llamados ―Portulanos‖, a base de rumbos y

distancias, (en algunas ocasión aparecían paralelos y

meridianos), figurando una o varias ―rosas de los

vientos‖ que facilitaban la determinación del rumbo

entre dos puntos.

Los había donde aparecían los derroteros (donde

se señalaban las derrotas, líneas de enfilación,

accidentes y otros detalles). La derrota es tanto la

ruta que debe hacerse como la que en efecto se

hace, para ir de un punto a otro, teniendo para ello

que seguir uno o varios rumbos.

Usaban la sonda o sondaleza para medir la

profundidad, el compás magnético, (aguja imantada,

indicadora del Norte), y el cuadrante náutico,

utilizado para la determinación de las alturas de los

astros sobre el horizonte; reducido a un cuarto de

círculo, graduado con una regla, -alidada-, con

pínulas (tablillas provistas de una rendija dispuestas

verticalmente), en uno de los lados del ángulo recto,

para visar el astro, y una plomada, cuyo hilo

partiendo del centro del ángulo, servía de índice.

Hasta ese momento de su llegada fortuita a

Portugal, según su hijo Fernando, podemos acreditar

a Colón una gran experiencia marinera, con gran

dominio sobre las aguas, vientos y accidentes del

Mar Mediterráneo, y su penetración en las

Page 155: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

139

turbulentas y distintas aguas de las costas

atlánticas, europeas y africanas.

Durante esos años conocerá mucho más los

diferentes tipos de barcos a vela que privaban en las

riberas del Atlántico. Esas naves veleras,

genéricamente denominadas por las gentes del

Norte, como round ships‖ (naves redondas), un

tiempo atrás se construyeron altas de bordas, con

proa y popa a la misma altura y una eslora poco más

grande que su manga, llevando un solo mástil con

vela redonda. Para la época, son construidas con

proporciones más apropiadas, diferenciándose por

otras características, como son: castillos, mástiles,

cubiertas, tonelaje y aparejo. Al navegar en naves de

diferentes tipos, supo apreciar las cualidades de

cada una de las mismas y así, cuando tuvo la

oportunidad, pudo elegir las más adecuadas para su

empresa.

Portugal.

Fue allí, en Portugal, donde se iniciaron sus

inquietudes científicas. La capital de Portugal era en

aquellos momentos un foco de expediciones

descubridoras; la exploración portuguesa por el

litoral africano estaba ya avanzada. En Lisboa había

una colonia de genoveses dedicados al comercio y

posiblemente el náufrago encontraría protectores

entre ellos. También sabemos que en Portugal

trabajó con su hermano Bartolomé, buen cartógrafo;

él también demuestra ser un buen aprendiz en esa

materia. Con bastante seguridad podemos aseverar

que estaban en capacidad de fabricarse no sólo sus

propias cartas, sino también sus propios

instrumentos náuticos.

Según se dice, un año después de su llegada a

Portugal, Colón embarca de nuevo, dirigiéndose a

Inglaterra y a la lejana Thule, (la actual Islandia).

¿Llevaba una intención determinada? ¿o fue la

derrota de la nave, en que se había enrolado, la que

lo depositó en tierra de vikingos, en donde la gente

hablaba con propiedad de un ... ―Nuevo Mundo‖?.

Viaja a Porto Santo, isla próxima a la de

Madeira, donde, hacia septiembre u octubre de

1479, contrae matrimonio con Felipa Moñiz

Perestrello, cuyo padre, el genovés Bartolomé, ya

fallecido, había sido criado del infante don Juan y

luego del infante don Enrique el Navegante, quien

le dió la Capitanía de Porto Santo. La familia Moñiz

Perestrello tenía influencia en la corte de Lisboa y

gracias a esto pudo Colón introducirse en la misma;

al casarse, su suegra le entregó papeles de

navegación, cartas de navegar e instrumentos que

habían pertenecido a su marido, que estimularían al

joven marino en el estudio de la cosmografía y

astronomía y a inquirir más sobre la práctica y

experiencia de las navegaciones que hacían los

portugueses. Colón y su esposa viven un tiempo en

Porto Santo, donde nace probablemente su hijo

Diego y luego se establecen en Madeira durante los

años 1480 a 1483.

Colón realiza varios viajes comerciales a Lisboa

y también a las Azores, las Canarias, las islas de

Cabo Verde y la costa africana de Guinea, donde los

portugueses poseen establecimientos, alternando

estos viajes con el estudio, maduración y

presentación de su proyecto al rey Juan.

Mientras realizaba esos viajes y en los años

inmediatamente siguientes, fue acopiando

conocimientos científicos y forjando la gran idea

que iba a ser directriz de su vida: una visión

maravillosa del Extremo Oriente, recibida a través

de las descripciones de Marco Polo, que había leído

y meditado mucho y la posibilidad de llegar a

aquellas tierras en navegación directa desde

Occidente, eludiendo la larga y peligrosa ruta de las

caravanas, que las conquistas turcas hacían ya casi

impracticable.

Se conocen los libros que leyó y en donde anotó.

Tales, por ejemplo, la relación del viaje de Marco

Polo a Oriente, obra del siglo XIII, publicada en

1485; la ―Historia rerum gestarum‖, de Silvio

Picolómini, que fue después el Papa Pío II, y la

―Imago mundi‖, del cardenal francés Pedro d'Ailly.

Este último libro se convirtió durante años en su

lectura predilecta y lo dejó colmado de centenares

de anotaciones marginales. En dicho libro se

encuentra la idea, querida por Colón y por él

Page 156: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

140

subrayada, de que "el océano que se estrecha entre

la extremidad de la más lejana España y el límite

oriental de la India, no es de gran anchura. Porque

es evidente que el mar es navegable en muy pocos

días si el viento es propicio... ". Colón en carta a los

Reyes Católicos en 1503 les dice: "El mundo no es

tan grande como dice el vulgo...".

El propio Colón se carteó, al parecer, con el

cosmógrafo Toscanelli, quien insistía en la

posibilidad y conveniencia de la gran aventura. En

esos años, dedicado a la consulta de libros y de

mapas y al estudio de la cartografía, Colón buscaba

datos que sirvieran de apoyo a su proyecto. Tanto él

como Toscanelli sostenían la idea de la esfericidad

de la Tierra.

¿En qué se basó Colón para considerar Asia tan

cerca de las costas europeas?. En un error,

producido en la Antigüedad y acrecentado con otros

y sucesivos errores en el transcurso de los tiempos.

Eratóstenes, sabio griego del año 275, antes de

Cristo, era de esos sabios griegos que sabían de casi

todo. Ejercía, además, el cargo burocrático de lo que

hoy denominaríamos Director de la célebre

Biblioteca de Alejandría. Aplicó a la Geografía la

base matemática; midió la circunferencia de la tierra

con un margen de error inferior a 1%. Por supuesto,

la tierra era redonda; ideó graduar el globo en

meridianos y paralelos. El espacio entre Gibraltar y

el Este de la India, sería 1/3 de la superficie de la

tierra.

Este sabio fijó la distancia entre España y la

China en 240°, cálculo muy exacto, puesto que el

error no alcanza a diez grados. Estrabón lo admitió,

Marino de Tiro creía que abarcaba 225°; Tolomeo

había asignado 180° (de los 360° de la esfera), a la

extensión continental entre Portugal y la China, o el

extremo de Asia. Toscanelli los aumentó a 230°,

con lo cual Portugal, navegando a través del

Atlántico hacia el oeste, distaría sólo 130° de las

costas orientales de Asia. Colón, por su parte, creía

que aún había que hacerle a esas hipótesis dos

correcciones: según él, los 230° de que hablaba

Toscanelli no comprendían las tierras del Extremo

Oriente citadas por Marco Polo, que se extendían

más allá (suponía que quizás 28°); y además

consideraba que si la navegación hacia el occidente

se emprendía, no desde Portugal sino desde

Canarias, las Azores o Cabo Verde, la distancia se

acortaba entre los extremos; siguiendo el

Almagesto, tratado árabe sobre la Astronomía de

Tolomeo, Colón le asignaba al grado en el Ecuador

56 y 2/3 de millas; y a la altura de la isla Gomera

(una de las Canarias), paralelo elegido para su

travesía, mediría sólo 50 millas; pero no advirtió

que las millas del Almagesto eran árabes, de 1.973

metros, mientras que él usaba la milla italiana de

1.481 metros. De Tolomeo, Colón leyó que la tierra

se dividía en 24 horas, de las que los antiguos ya

conocían 15, desde Gibraltar hasta Asia, y los

portugueses sabían que habían llegado hasta la 16.

De manera que no quedaba más que una tercera

parte desconocida de la corteza terrestre, y como los

cosmógrafos, por otra parte, sostenían la hipótesis

de que los mares ocupaban la séptima parte del

planeta, era lógico deducir que no era tan dificultosa

y larga la travesía del Atlántico para alcanzar el otro

extremo de las Indias.

En todo caso, Colón estaba convencido de que

entre el extremo occidental de Europa y el oriental

de Asia había poco mar, y se mantuvo firme en su

idea. Tal fue el plan que en 1483 o 1484 presentó al

rey de Portugal, Juan II, solicitando su apoyo para la

empresa. Las exigencias del marino genovés, en

caso de tener éxito, eran enormes (almirantazgo,

virreinato, la décima parte de los tesoros que se

lograsen...) iguales a los que luego obtuvo de los

Reyes Católicos en España. Se ha escrito que Juan

II no se mostró muy propicio, pues Portugal ya tenía

un pie en África, buscando el camino hacia la India

y no deseaba distraer fondos en una aventura

incierta, máxime con las pretensiones de un

extranjero, cuando tenía marinos portugueses que lo

harían gustosamente sin tantas exigencias. Sin

embargo, hizo estudiar el plan por una Junta,

quienes desecharon la idea. Se dice, que de todos

modos, el rey de Portugal envió secretamente una

nave en ruta hacia Occidente, que nunca regresó.

Dejando en suspenso las negociaciones, Colón, que

Page 157: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

141

había quedado viudo, al parecer supo del envío de

tal nave; decepcionado y temeroso, salió

secretamente de Lisboa con su hijo Diego, de pocos

años de edad, y embarcó hasta la Provincia andaluza

de Huelva, fronteriza con Portugal, donde llegó en

1485.

Arribo a España.

Dos años después de su llegada había logrado

que su plan fuera presentado en Salamanca ante una

Junta de sabios, eclesiásticos y seglares, siendo

desestimado, por considerar,

principalmente, que las Indias

no podrían estar a distancia tan

corta como la sustentada por

Colón, con lo cual, la

esfericidad de la tierra sería

bastante menor que la

calculada por ellos.

No habiendo tenido ninguna

noticia positiva de su hermano

Bartolomé, enviado ante las

Cortes de Francia e Inglaterra,

en procura de apoyo a su

proyecto, Cristóbal Colón

perdía la esperanza.

Intentaría celebrar otra

entrevista con el Rey de

España. Se dirigió en su

búsqueda, en un momento

poco adecuado, pues la pareja

Real, se encontraban Instalados

en forma permanente frente a

la ciudad de Granada, última

posesión árabe en España, la

Corte estaba dedicada de lleno a los esfuerzos por

conquistar la ciudad.

¿Lo lograría Colón, esta vez?. No. Tampoco lo

consiguió.

A pesar de la atención con que el Rey se

dedicaba a la empresa de expulsar a los moros,

recibió a Colón.

Nombrada otra comisión examinadora, reunida

en el propio campamento de Santa Fe, nuevamente

se desautorizó el proyecto.

Colón, abrumado por el golpe, abandonó la

Corte, siendo antes testigo de la toma de Granada

el 2 de enero de 1492.

Regresó a Córdoba para recoger a su hijo Diego,

y dejar bajo el cuidado de Beatriz Enríquez, una

dama cordobesa, con quien mantuvo relaciones,

muerta su esposa, al hijo de ambos, Fernando.

Siguió su camino a pie, llegando al convento de

la Rábida en busca de comida y aposento.

El prior del convento, Fray Juan Pérez, después de

atenderles, oyó su historia.

La estancia en el convento se prolongaría,

mientras el fraile, convencido y convertido en

defensor del proyecto, se comunicaba con la Reina,

de quien era confesor.

Page 158: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

142

¡Viraje del Destino!. De ahí en adelante, todo se

le facilitó. Fray Juan Pérez influyó en la Reina, ésta

en el Rey y así, desde el 17 de abril del mismo mes

de 1492, quedaron firmados los Convenios con la

Corona.

El proyecto que el navegante genovés

presentaba a los monarcas ofrecía la posibilidad de

acceder a los mercados de oro y especias de las

Indias, sin los intermediarios musulmanes y

venecianos – Colón recibe los títulos de almirante,

virrey y gobernador de las tierras que descubriese,

el derecho a percibir la décima parte de cuanto oro,

plata… fuesen adquiridos, y a contribuir con un

octavo en los gastos de nuevas empresas,

percibiendo a su vez la octava parte de beneficios.

Una carta de los Reyes Católicos, fechada el 30

de abril de 1492, trece días después de las

Capitulaciones de Santa Fé, dirigida a los vecinos

de Palos de Moguer, puerto de Huelva, les ordenaba

destinar dos carabelas al servicio de la empresa de

Colón. Estas gentes de la Baja Andalucía conocían

y usaban estas naves al igual que los portugueses,

quienes las navegaban desde el siglo XII, y el

motivo de tal orden soberana, era, al parecer, porque

al contrabandear con el Norte de África –práctica

muy antigua- habían sido condenados a servir,

estando a la disposición por un año, todavía no

finalizado, con dos de tales naves a la Corona.

En alguno de sus escritos, Colón se autodefinió,

―ego marinero, non docto en letras y hombre

mundanal... ". Pero lo cierto es que él tenía su

secreto, adquirido por estudios, por inspiración, por

razonamiento o por confidencias.

El enigma toma cuerpo.

Hay quien dice que Colón sabía con gran

exactitud la distancia a recorrer para tocar tierra.

¿Lo sabía por el mapa que tiempo después terminó

en poder del marino turco Piri Reis, o por las

indicaciones de Alonso Sánchez de Huelva?.

Fernando Pizarro y Orellana, del Consejo de las

Indias del Real de Castilla, quien vivía por los años

de 1630, al escribir la biografía del Almirante

Cristóbal Colón, dice que cerca de 1484, un piloto

llamado Alonso Sánchez, de Huelva, en la pequeña

nave de su propiedad, atrapado por una tempestad,

entre Canarias y Madeira, sin medios para resistirla,

se dejó llevar por ella hasta llegar a una isla al

Occidente, de la cual pudo regresar. Visitó a Colón,

que gozaba de fama como marino y cosmógrafo,

refiriéndole su viaje y los apuntes que tenía del

mismo. Cronistas e historiadores como Oviedo y

Baños, apoyan lo anterior, y el inca Garcilaso de la

Vega, gloria de las letras castellanas, en su obra

―Primera Parte de los Comentarios Reales que trata

del origen de los incas‖, en el capítulo que titula

―De cómo se descubrió el Nuevo Mundo‖, afirma lo

dicho por Hernando Pizarro, ya que su padre, que

sirvió a los Reyes Católicos, sabía de este hecho,

como así mismo, lo conocían los contemporáneos

de los primeros descubrimientos. El hermano

lasallista Nectario María, de nacionalidad

venezolana, opina de la misma manera, aportando

pruebas muy interesantes como resultado de su

magnífico trabajo de investigación histórica.

El historiador español Juan Manzano Manzano,

en fecha relativamente reciente, 1977, publica:

―Colón y su secreto‖, obra rigurosa, de una lógica

aplastante, en la que encaja a la perfección todas las

piezas. (el 7 de octubre, observando señales de estar

cerca de tierra, Colón cambió el rumbo al SO, en

vez de al O que llevaba, y que le hubiera conducido

a América del Norte. ¿Por qué?.) Según Manzano,

Colón siguió los pasos de su predescubridor, y sus

tres primeros viajes fueron con el propósito de

identificar los datos que le fueron suministrados, la

búsqueda de la ―primera‖ tierra, llamada ―Cipango‖

(Japón) y la ―otra‖ tierra, que según el mapa que le

envió el gran cosmógrafo Toscanelli, correspondería

a Cathay (China) y Mangi (India).

Todo lo anterior se une con otros datos que

permiten sospechar que cuando Colón se lanzó

desde las Canarias, el 6 de septiembre de 1492,

hacia el Oeste, sabía que lograría encontrar la tierra

deseada, a la cual se había llegado antes y que él

siempre pensó, era la lejana Asia. Hay sospechas de

que navegantes fenicios pudieron arribar a las costas

Page 159: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

143

americanas hace cuatro mil quinientos años.

Sospechas nunca confirmadas, pero abonadas por

hallazgos de piedras con grabados fenicios y

hebreos que fueron encontradas en varios puntos del

continente, desde el Matto Grosso en Brasil hasta

Massachussets en EE.UU., llenas de signos entre los

cuales se han reconocido caracteres del alfabeto

fenicio. Fijémonos en el hecho de que los fenicios y

hebreos mantuvieron durante siglos fuertes lazos.

Hay noticias de que fenicios y judíos colaboraron en

expediciones mercantiles, del mismo modo que hay

sospechas fundadas de que obtuvieron materias

primas de lugares cuya ubicación mantenían en

secreto, hasta el punto de llegar a hundir sus naves

cuando se supieron seguidos, para no revelar las

fuentes de su abastecimiento.

Limitémonos a constatar unos cuantos hechos

significativos: la Kábala hebrea, bajo una

apariencia mística y esotérica, esconde una serie de

conocimientos científicos que sólo han comenzado a

manifestar su realidad ante el progreso de la

investigación científica, y se piensa que Colón la

estudió. Han surgido cada vez con mayor fuerza,

tanto la versión de las raíces hebreas de Colón, ya

asomadas por muchos, como el aprovechamiento

que él hizo de las mismas. Si el argumento de sus

raíces semíticas fuera válido, tendría bastante razón

de ser el no querer ser demasiado claro en cuanto a

sus orígenes y patria, pues, aún siendo conversos

(―cristianos nuevos‖), no corrían los mejores

tiempos para los judíos.

Precisamente esa Kábala judía tuvo en rabinos

peninsulares de la Edad Media sus más preclaros

estudiosos. El proyecto de Colón tuvo sus máximos

defensores en judíos de enorme prestancia

intelectual, como Abraham Zacuto y fervientes

financiadores como Santángel o Ishaq ben Yehuda

Abrabanel, banquero de la campaña granadina de

los Reyes Católicos y notable kabalista que terminó

sus días en la república de Venecia. Ya sabemos que

los vikingos de Leif Erikson habían establecido

colonia en la península de el Labrador en torno al

siglo XI. Es significativo que la orden del Temple

(desaparecida en 1312, casi siglo y medio antes del

nacimiento del descubridor) tuviera unos archivos

que, al ser disuelta por el papa Clemente V, pasaron

en buena parte a la orden de Calatrava y a la de

Cristo, fundada ésta en 1317 y heredera de todas las

posesiones templarias del reino lusitano.

Significativo también que los templarios hubieran

sido dueños del puerto de la Rochelle, a la entrada

de Bretaña, y que los caballeros de la orden de

Cristo fueran promotores de los grandes viajes

portugueses, bajo los auspicios de don Enrique el

Navegante y siguiendo los conocimientos náuticos

de la escuela de Sagres, que acogió a los mejores

cartógrafos de la época, muchos de ellos judíos

catalanes y mallorquines, versados en los secretos

científicos de la Kabala. A su llegada a Portugal,

Colón se dirigió al Rey, Gran Maestro de la Orden

de Cristo, heredera lusitana, como la española de

Calatrava, de la extinta templaria.

Un Colón presuntamente judío, protegido por

judíos como Zacuto y promocionado en buena parte

por dinero de familias conversas. Un Colón que

parece haber aprendido saberes que los templarios –

protectores de judíos- guardaban celosamente.

Preparando el viaje.

Colón tuvo dificultades para conseguir la

tripulación, pero la influencia de los hermanos

Pinzón, respetados vecinos de Palos de Moguer, fue

determinante para que se enrolaran, dado que los

tres hermanos se unieron a la expedición. Martín

Alonso, el mayor, financió parte de la empresa.

Comerciante próspero, que incluso pensaba iniciar

una empresa similar a las islas e Indias del Mar

Océano, de las que ya tenía noticias, había vuelto de

Italia, trayendo en su poder un tratado denominado

―Avisos para hacer la navegación de las Indias‖.

Pasó a comandar la ―Pinta‖, llevando como Maestre

a su hermano Francisco. Su otro hermano, Vicente

Yánez, magnífico marino, dirigiría la ―Niña‖ (más

tarde exploró las costas de América del Sur, Brasil).

La ―nao‖ capitana, comandada por el propio Colón,

la ―Santa María‖ (llamada anteriormente la

Gallega), era ―nao de gavia‖, es decir tenía cofa; la

Page 160: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

144

consiguió Colón en el Puerto de Santa María,

localidad cercana a Palos de Moguer, siendo villa

conocida como un importante foco cartográfico.

Compró la mitad de la nave a su propietario,

Juan de la Cosa, piloto y cartógrafo, quien lo

acompañaría en la aventura y sería el firmante, un

tiempo después, de la primera carta o mapa náutico

donde se representarían por primera vez las costas

americanas; las otras dos naves fueron aportadas por

los vecinos de Palos de Moguer, siguiendo las

ordenes de los Reyes.

Así pues, a la salida de Palos, la escuadrilla se

compondrá así: Santa María, Nao; Pinta, carabela

redonda, o sea, velas cuadras en mayor y trinquete;

Niña, carabela latina: los tres palos con velas

latinas.

En las Canarias, la Niña fue aparejada en

carabela redonda. La razón para el cambio se debió

al conocido comportamiento del aparejo latino al

navegar con viento largo en popa. Las guiñadas eran

continuas y los timoneles se agotaban de tanto

mover la caña del timón, a banda y banda.

En cambio, las redondas, en esas condiciones

navegaban bien y si el viento cambiaba de banda,

bastaba bracear las vergas. La Niña era la más

apreciada por el Almirante y en ella efectuó el 2do y

3er viajes.

En total, las tripulaciones estuvieron formadas

por 90 personas, así: Santa María (sobre 110

toneladas) – 40 personas – Capitán y Almirante:

Colón – Maestre: Juan de la Cosa. Pinta (sobre 80

toneladas) – 25 personas – Capitán: Martín Alonso

Pinzón – Maestre: Francisco Martín Pinzón. Niña

(sobre 60 toneladas) – 25 personas – Capitán:

Vicente Yánez Pinzón- Maestre y propietario: Juan

Niño. Entre los tripulantes, los había que 4 eran

penados (1 homicida y 3 por delitos menores); 10

eran vascos y gallegos – 1 portugués – 1 genovés –

1 calabrés – 1 veneciano – 1 individuo de raza negra

– 1 interprete: judío converso; el resto, andaluces.

Page 161: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

145

Una “nao” y dos carabelas.

Las proporciones en la construcción de la ―nao‖

estaban expresadas en la fórmula: ―as, dos, tres‖.

La regla tiene dos interpretaciones, según se

apliquen las proporciones indicadas para los

números 1,2,3, a la ―manga‖ (ancho), a la ―quilla‖

(primer madero sobre el cual se comienza a

fabricar), y a la ―eslora‖ (largo); o considerando en

el mismo orden numérico y proporciones, al

―puntal‖ (altura desde la parte inferior de la bodega

hasta la cubierta superior), a la ―manga‖ y a la

―eslora‖.

Se usaba para el comercio, eventualmente para la

guerra; generalmente, llevaban tres mástiles, de

proa a popa: trinquete, mayor y mesana, aún cuando

las hubiera de 2 y 4 mástiles.

Cada mástil aparejaba vela ―cuadra‖ –cuadrada o

en cruz- porque cruz forma la verga que sostiene la

vela en el árbol del mástil, menos el palo de mesana

que izaba vela triangular–―latina‖ o de ―cuchillo‖.

Las ―naos‖ tenían castillos en popa y proa, cofa

para el vigia, y timón de crujía o de codaste,

llamado así por el madero vertical sobre el extremo

de la quilla, inmediato a la popa. Eran menos

marineras y más lentas que las carabelas, como las

quejas del Gran Almirante lo señalarán.

Posiblemente, Colón se hizo de ella por no haber

más carabelas disponibles en Puerto de Santa María

y en Palos de Moguer, porque a buen seguro que

prefería las carabelas para un viaje de exploración,

mucho más aptas para ese fin, como había podido

constatarlo en su experiencia con los portugueses.

De unos buques pequeños, con aparejo latino,

usados por los árabes en el Mediterráneo y

generalmente llamados ―carabos‖, deriva la palabra

latinizada ―carabela‖ y la propia nave. Usada,

principalmente, en el Atlántico, siendo los primeros

los portugueses, revelará su especial aptitud como

buque de descubierta.

La carabela no se diferencia mucho de la nao.

Arbolan igualmente dos o tres palos, más no lleva

La “Niña”

(La preferida del Almirante)

Page 162: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

146

castillo a proa. Los portugueses las usan con velas

latinas en todos sus mástiles. Los españoles

aparejan, como en las naos, velas cuadradas en los

palos mayor y trinquete, manteniendo la vela latina

en el de mesana. Es de menor tamaño que la nao, y

su principal diferencia estriba en la mayor

proporción entre eslora y manga, que la hace más

afinada, más ligera y con gran capacidad para ceñir,

cualidades muy apreciadas para misiones de

exploración.

No conocemos con exactitud ninguna de las tres

naves. No se conservan pinturas o dibujos

contemporáneos. No existen planos, dibujos ni

dimensiones de ellas. El documento gráfico que con

más probabilidad las representa es una carta náutica

de 1509, en que figuran tres barcos frente a la costa

de La Española –isla Dominicana-, aunque aparece

uno de ellos con aparejo latino, cuando sabemos que

a la ―Niña‖ le fue cambiado en las Canarias,

convirtiéndola en ―carabela redonda‖.

Esta carta y el ―Diario‖ de Colón han servido

para reflejar el aparejo en las distintas

reconstrucciones de las naves colombinas. Dado que

en el siglo XV no se utilizaban planos para la

construcción de naves, se refuerzan los detalles,

mediante grabados de la época. También contamos

con testimonios de tratadistas de construcción naval,

que aún siendo de un siglo posterior, y apoyándose

en la lenta evolución de los barcos, proporcionan los

primeros precedentes técnicos importantes, como lo

hicieron García de Palacio y Juan Escalante de

Mendoza, que decía ser: ―poco partidario de las de

gran tonelaje, que se desligan y zozobran con

frecuencia en la mar‖, y declara que el tipo de nave

marinera es de 500 toneladas abajo, opinión tan

general entre los buenos mareantes que Colón,

Vasco de Gama y Magallanes, para las campañas de

sus descubrimientos eligieron bajeles poco mayores

de 100 toneladas.

Por otro lado, no olvidemos que tanto por la

terminología de la época y su falta de precisión,

como sobre todo por las dificultades de reducir unas

unidades de medidas a otras muy concretas, se

impide determinar con exactitud sus medidas de

arqueo, o capacidad de carga, al ser distintas en

cada región o país las unidades de medida para

computarlo. Los constructores se transmitían de

padres a hijos las reglas empíricas para hacer sus

naves, y aún la fórmula del ―as-dos-tres‖, además de

no ser igualmente interpretada, tampoco era

frecuente su aplicación.

A punto de partida.

Situémonos en la tarde del jueves 2 de agosto de

1492. Las naves están listas para la partida. Las

tripulaciones, enroladas más por la influencia de los

hermanos Pinzón, que por su propio entusiasmo o

las instancias de Colón, acaban de subir y montar

algunas piezas de artillería; pequeños falconetes que

disponen y ahorquillan sobre las bordas, y

lombardas o bombardas, de mayor calibre, apoyadas

en cureñas, sobre cubierta. Algunos terminan de

pintar sobre las velas ―cuadras‖ del aparejo las

cruces de Santiago. Otros arbolan la bandera real de

Castilla y León en el palo mayor, y el estandarte

real con las letras Y y F, de Isabel y Fernando, a

popa. Todos lucen inquietos ante la aventura de

cruzar el ―Mar Tenebroso‖, plagado de

espeluznantes leyendas.

En la cámara del Almirante se encuentran

reunidos Colón, Martín Alonso y Vicente Yánez

Pinzón, los capitanes, junto a los ―maestres‖

Francisco Pinzón, Juan de la Cosa y Juan Niño.

Sobre una mesa, el mapamundi que el florentino

Paolo del Pozzo Toscanelli remitió a D. Cristóbal, al

lado de las propias cartas de navegación del

Almirante. Este les comunica que irán directamente

a las Canarias y desde allí, el gran salto de 750

leguas hasta el Cipango (el Japón actual), ya que

está seguro de que ambos puntos se encuentran en la

misma latitud.

Navegarán por ―estima‖, o sea, rumbo y

distancia; estimando el rumbo tomado a la brújula y

la velocidad de la ―Santa María‖, calculada a ojo;

por la observación, en leguas por hora (la legua de

Colón equivalía a 4 millas de 1.481 metros cada

una), de la intensidad de los vientos, las algas

Page 163: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

147

flotantes y la estela del agua. Deberán usar bien sus

instrumentos para no perder la latitud, imitando a

los fenicios, ―que inventaron la consideración de las

estrellas y fueron los primeros que entendieron que

era necesario para caminar por la mar, poner los

ojos en el cielo‖.

Desconocerán no sólo la longitud, como les

pasará a generaciones posteriores de marinos, hasta

que hiciera su aparición el cronómetro, sino que

también les faltará la hora posicional.

Para no perder el sentido del tiempo y poder

medirlo, para regular sus ocupaciones, deberán

cuidar constantemente el reloj de la nave, la

―ampolleta‖.

Este reloj, sustituto de los ―relojes de sol‖ y

―relojes de agua‖, se componía de dos vasos de

vidrio de forma cónica, unidos por la parte más

estrecha, en donde había un orificio de abertura,

calculada para que la arena, lo más fina posible,

cayera del vaso superior al inferior en un intervalo

fijo, que se repite, volteando la disposición del

aparato.

Terminada la conferencia y cuando el Sol

declinaba en el horizonte, las tripulaciones formaron

para pasar revista.

Los ―maestres‖ preguntaron: ¿somos aquí

todos?. Respondió la gente marina: ―Dios sea con

nosotros‖. Replicó el ―maestre‖:

―Salve digamos,

que buen viaje hagamos;

salve diremos,

que buen viaje haremos‖.

La ―Salve‖ cantada, acompañó al Sol en su caída.

Levando anclas.

A la mañana siguiente, media hora antes de

volver a salir el astro rey, las naves expedicionarias

zarpaban rumbo a Canarias como primer destino.

El 6 de septiembre, camino al Oeste, abandonan

las islas. Colón aprovechó los efectos del viento

para obtener máxima propulsión con la vela de cruz

(o cuadrada) y mejor gobierno con las de cuchillo (o

latinas). El 1 de octubre, el Almirante calcula, para

Page 164: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

148

sí mismo, 707 leguas recorridas. Lo mantiene oculto

y comunica a la tripulación una distancia navegada

menor, para no desmoralizarlos y aplacar el

descontento, ya manifestado en forma casi violenta

días atrás. El 7 de octubre, cambia bruscamente el

rumbo, que lo llevaba hacia las actuales costas de

Estados Unidos y enfila al Suroeste. Sin el cambio

de rumbo, el domingo 7 de octubre se hubiera

llegado a Florida o Carolina del Sur y tal vez

hubiera cambiado la historia del mundo.

Page 165: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

149

El 10 de octubre, ante un nuevo conato de motín,

se ve obligado a prometer a las dotaciones de las

naves que volverían a España si no encontraban

tierra en el plazo de tres días.

La marinería se encontraba asustada después de

tanto navegar, viendo sólo cielo y mar, aún cuando

el viaje estaba resultando fácil.

No existían dificultades meteorológicas, no

había habido tormentas ni vientos contrarios,

ni grandes calmas. Los vientos alisios siempre los

habían favorecido durante la casi totalidad del viaje.

Parecía que Colón supiera en ese derrotero todo

lo esencial acerca de los vientos y corrientes

oceánicas, ...‖ y las comprendió tan cabalmente que

no realizó ningún falso movimiento en todo el

viaje‖.

A las dos de la mañana del 12 de octubre, se

avistó tierra. Cuando amanecía, las tripulaciones,

con mayor fervor y alegría unieron sus roncas voces

en la oración matutina.

Page 166: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

150

EL TRATADO DE TORDESILLAS

poco de llegar del primer viaje en marzo

de 1493, ante la buena nueva de unas

tierras conseguidas a través de esta nueva ruta, los

Reyes Católicos se dirigen al Papa para que

convalide los títulos de posesión para España, de lo

descubierto y por descubrir. En ese entonces, en

toda Europa, -el llamado también Mundo Cristiano-,

el Papa representaba no sólo la máxima autoridad

espiritual, sino que ante él, se subordinaban los

Reyes.

Con este procedimiento de recurrir al arbitraje

del Papa Alejandro VI no se hacía sino repetir lo

hecho por Portugal años antes, cuando consiguiera

la exclusiva sobre los mares y tierras africanos al

sur de las Canarias.

Una Bula (Decreto) Papal, con fecha 4 de mayo

de 1493, determina la línea de demarcación entre

los dominios presentes y futuros de España y

Portugal. Esta línea que nace desde el Polo Ártico al

Antártico, pasará a 100 leguas al Occidente de las

Islas Azores y las de Cabo Verde (que ya son

portuguesas). Los territorios situados al este de

dicho meridiano serán para Portugal. Las tierras

situadas al Oeste serán para España.

Por medio de cuatro Bulas Alejandrinas de

donación y demarcación, se concedía la posesión de

todas las tierras descubiertas y por descubrir,

siempre que no perteneciesen a ningún príncipe

cristiano. Castilla podría ocupar esas

tierras al Occidente y al Sur hacia las

Indias con la obligación de evangelizar a

los indígenas. Portugal, por su parte,

tendría los mismos derechos hacia el

Este. A partir de estos momentos se

entablaba entre los dos reinos ibéricos

una verdadera carrera por llegar primero

a la India asiática. Portugal lo

conseguiría pronto, mientras que Castilla

se veía frenada en América.

Estos documentos constituyen una

especie de «Carta Magna», que justificó

el derecho de conquista y orientó la

colonización de las Indias Orientales y

Occidentales, de acuerdo con las ideas teocráticas

de la cristiandad medieval.

Sin ser propiamente un acto de arbitraje,

dirimían de esta manera una serie de posibles

conflictos entre España y Portugal.

Segundo viaje.

Colón inicia su segundo viaje ese mismo año,

1493, en septiembre, con 17 naves (3 carracas, 2

naos y 12 carabelas) y unos 1.500 hombres. Con

mayor seguridad para sus propios intereses y los de

España, pues estaba al tanto de lo establecido por el

Papa. Mientras hace nuevos descubrimientos de las

islas que conforman el Mar Caribe, se produce un

acontecimiento muy importante del cual se enterará

al volver, dos años y medio más tarde, en junio de

1496.

Descubre varias islas en las Antillas Menores,

entre ellas Guadalupe, Dominica, Montserrat,

Antigua y en las Mayores, Puerto Rico – llega a la

Española y constata la destrucción del fuerte de

Navidad y la muerte de los españoles que allí

quedaron – se funda la ciudad de Isabela –

penetración sistemática en la isla – se explora parte

meridional de Cuba y Jamaica. Envío de 5

carabelas, despachadas desde la Española para

localizar una región rica en perlas –tocan en tierras

de Cumaná-.

A

CAPÍTULO II (Exploración y Colonización)

Page 167: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

151

Unos meses después, a fines del año 1494,

rescató el propio Colón una gran cantidad de perlas

en la isla de Margarita. En febrero de 1495

carabelas regresan a Castilla, con cargamentos de

400 esclavos. Y a mediados de octubre llega un

enviado de los reyes para investigar e informar el

comportamiento de Colón como gobernante. Este

segundo viaje finalizaría con la llegada de Colón a

Cádiz en junio de 1496.

No estando conformes los portugueses con la

partición efectuada por el Papa, inician

conversaciones bilaterales con la Corona Española y

el 7 de junio de 1494, en la pequeña villa de

Tordesillas, perteneciente a la provincia de

Valladolid, en España, se firma un Tratado entre

ambas naciones, en virtud del cual, entre otras

cláusulas, una de ellas, la principal, establecía que

la línea de demarcación debía pasar a 370 leguas al

Occidente de las Islas de Cabo Verde.

España parecía favorecida, al dejar en sus manos

toda Asia, en realidad América, pero en la práctica

iba a dejar Brasil para Portugal; ¿conocían su

existencia los portugueses?. Se cuenta que con

ocasión de las bulas pontificias que sancionaban el

Tratado de Tordesillas, firmado por los Reyes

Católicos y Juan II de Portugal en 1494, el

monarca francés Carlos VIII protestó airadamente

ante el papa Alejandro VI, solicitando ver con sus

propios ojos aquel ―Testamento de Adán‖, según

ironizó. El enfado del rey galo no era injustificado,

pues Castilla y Portugal se acababan de repartir de

un plumazo las tierras y mares del planeta que

faltaban por descubrir: todo lo que quedara al

Oriente de una línea imaginaria que cortaba

verticalmente el océano

Atlántico, a 370 leguas al

oeste de las islas de Cabo

Verde, sería para los lusos;

mientras que los territorios

situados a Occidente de ese

meridiano de demarcación

serían para los españoles.

Tercer viaje.

Salida, mayo de 1498,

con 8 carabelas y unas 330

personas – Si en la segunda

expedición la afluencia de

voluntarios fue notable, para

éste, el desprestigio hizo

difícil el reclutamiento.

Después de una estancia en las islas de Cabo Verde

llega a la isla de Trinidad; se divisa por primera vez

la Tierra Firme – primer desembarco en el

Continente - tras atravesar el Golfo de Paria, la

Boca del Dragón y las aguas de la isla de Margarita

llega a la ciudad de Santo Domingo (isla la

Española) fundada por su hermano Bartolomé. En

1499 tiene lugar una grave rebelión contra los

hermanos Colón y en agosto de 1500, después de

haber reducido una segunda sublevación, llega un

nuevo juez pesquisidor, Francisco de Bobadilla; éste

encarcela a los hermanos Colón y los envía a la

Península, donde llegan el 20 de noviembre del

1500.

El ocultamiento por Colón a los Reyes de los

descubrimientos de las perlas, debió ser la causa

principal de su caída en desgracia a comienzos de

Page 168: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

152

1499, cuando estos se enteraron (¿por Peralonso

Niño?) de la conducta tan poco noble de su

Almirante con ellos (Colón en su segundo viaje,

había interrumpido su diario desde el 11 de

diciembre de 1493 hasta el 11 de marzo de 1494).

Cuarto viaje

Salida, mayo de 1502 con 2 carabelas y 2 naos y

unos 140 hombres. Al llegar a Santo Domingo, el

gobernador Ovando le impide la entrada. Llega a

Honduras. Se entera de que está en el istmo y que a

nueve días de marcha se encuentra el otro mar. Su

obsesión por el oro le hace desistir del objetivo

principal de su viaje y se dedica a buscar las

ansiadas minas. Llega a la costa de Veragua. Intenta

fundar una ciudad que llamaría Belén y el

proyecto fracasa. Zarpa en tres carabelas

corroídas por la broma. Llega a la costa

norte de Jamaica donde quedan destruidos

los barcos. Dos tripulantes con destreza y

valor cruzan de Jamaica a la Española en

una canoa para pedir auxilio. Durante

meses, Ovando impidió enviar ayuda a

Colón. Finalmente son rescatados y

llevados a la Española; de allí, vuelta a

España, llegando en noviembre de 1504.

El objetivo fundamental de este viaje era

buscar un estrecho que condujera a la

India. Viaje desastroso, pues abandonó la

búsqueda del istmo cuando lo tenía más cerca;

barcos destrozados, casi aniquilados sus hombres y

regreso a Castilla, enfermo, cargado de deudas y

desprestigiado, desembarcando en Sanlúcar de

Barrameda, para no navegar ya más.

A su llegada, el Almirante encontró el

país sumido en una gran depresión.

Isabel, su protectora, se estaba muriendo

en Medina del Campo, y en Castilla

comenzaba el problema de la sucesión a

la Corona. A pesar de que venía muy

enfermo, Colón partió hacia la Corte,

dispuesto a defender sus prerrogativas

políticas y económicas, pero durante su

viaje falleció la Reina. Colón fue

recibido amablemente por el rey regente,

Fernando, pero éste no estaba dispuesto a

cumplir las Capitulaciones de Santa Fe,

pues no quería entregar tan inmensos

territorios a una persona que él juzgaba

carente de dotes de gobierno y de sentido práctico;

tampoco Colón estaba dispuesto a ceder un punto de

lo que consideraba sus derechos; su esperanza se

cifraba en el joven príncipe Felipe el ―Hermoso‖,

que ocuparía el trono de Castilla, a quien escribió,

pero antes de poder entrevistarse con el nuevo

monarca, Colón murió en Valladolid después de

haber hecho testamento.

Sus restos fueron depositados en un convento de

monjes cartujos situado en una isla del Guadalquivir

Page 169: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

153

frente a Sevilla (y que en 1992 sirvió como sede de

la Exposición Universal). Fueron trasladados unos

30 años después a la catedral de Santo Domingo;

en 1795, pasaron a la de la Habana y finalmente, en

1899, a la de Sevilla. Sin embargo, en Santo

Domingo afirman que los verdaderos restos del

descubridor todavía siguen allí y presentan pruebas.

Su historia, muy resumida, es la siguiente.

Page 170: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

154

Enigmático hasta después de muerto.

Sus restos quedaron depositados en el

Presbiterio, cerca del altar mayor, en el lado del

Evangelio. En 1585, la ciudad sufrió saqueo por el

inglés Drake y producto del mismo, antiguos

archivos, entre ellos los de la catedral,

desaparecieron. Setenta años después, ante la

inminencia de un nuevo ataque pirata, el arzobispo

mandó borrar las inscripciones de las losas que

cubrían las bóvedas donde yacían, Cristóbal, su hijo

Diego y su nieto Luís. Habiendo pasado casi siglo y

medio, España, inmersa en las contínuas guerras

que se sucedían, y perdedora de la última, cede a

Francia la isla Dominicana. El Teniente General D.

Gabriel Aristizabal, al mando de la Real Armada en

el Caribe, hace buscar los restos de D. Cristóbal.

Conseguida una bóveda que contenía restos

humanos en una destrozada urna de madera, sin

inscripción alguna, situada cerca del Altar Mayor,

en el lado del Evangelio, se procedió, con cierta

precipitación, a sacarla y mandarla a La Habana,

con la certeza de que eran del Gran Almirante, pues

la ubicación concordaba con la tradición. En 1877,

se iniciaron una serie de trabajos en la catedral de

Santo Domingo, con la idea de cambiar la posición

del Altar Mayor, situando el coro detrás del mismo.

Al abrir de nuevo una puerta, tapiada de antiguo, al

lado derecho, se notó un hueco. Al perforar, se

consiguió una bóveda y dentro de ella, una caja

metálica deteriorada, que por la inscripción que

llevaba, pertenecía a Luís Colón, el nieto.

Prosiguiendo el trabajo, se encontró una sepultura

vacía, (¿los restos de La Habana?), y a corta

distancia entre está bóveda y la pared lateral, se

hallaba una gran losa, que después de rota,

descubrió otra bóveda con una urna de plomo de 42

cms de largo por 21 de profundidad y 20 y medio de

ancho.

Avisado el obispo y Nuncio de la Santa Sede,

éste se personó, mandó poner vigilancia y lo

notificó a las autoridades. Acudieron las mismas y

el Cuerpo Diplomático, junto a otras personalidades,

notarios y forenses. Procediose a la exhumación y

reconocimiento legal. Sobre la tapa, se leían,

abreviadas, las palabras ―Primer Almirante‖. En la

parte interior de la misma, aparecía la inscripción

cincelada en caracteres góticos alemanes, e

igualmente, abreviada: ―Ilustre y Esclarecido Varón,

D. Cristóbal Colón‖. Dentro de la caja, los huesos,

NO completos de un ser humano. Entre los

asistentes al acto, se encontraba el General

venezolano Lugardis Olivo, al parecer, en misión

especial por el Gobierno del Presidente Guzmán

Blanco. Pidió y obtuvo un pedazo de la losa que

había cubierto la bóveda y una parte de las cenizas

desprendidas de los restos. Hoy en día, el pequeño

pomo conteniendo las cenizas, se encuentra en la

―Alma Mater‖ de la Armada de Venezuela, su

Escuela Naval.

Contradicciones y consecuencias

El primer impacto que ante el mundo produjo el

éxito colombino fue el de sorpresa. Así como los

descubrimientos africanos, cuando sucedieron,

estaban ya más o menos anunciados -incluso en la

cartografía-, lo que en 1493 pregona Colón que ha

descubierto, nadie lo esperaba. Además de hallar

tierras desconocidas, Colón hace otros dos

descubrimientos capitales en el campo de la

navegación a vela: señala la mejor ruta marítima

para ir desde Europa a América del Norte, e

igualmente descubre la mejor ruta de regreso; fruto

todo ello de su gran conocimiento de las corrientes

y vientos oceánicos. Otra consecuencia inmediata

del viaje fue el intento, por parte de los Reyes

Católicos, de asegurar aquellas tierras y mares para

Castilla, lo más exclusivamente posible. Se hubiera

necesitado un jefe con verdaderas dotes de mando

para mantener la disciplina entre aquellos primeros

colonizadores españoles -recelosos, aventureros y

llenos de codicia- para obligarlos a talar el bosque, a

construir casas y a sembrar cosechas, en vez de

dejarlos vagar por la isla en busca de oro o de

esclavos.

Pero aunque Colón fue un buen explorador, además

de un marino brillante, no poseía ni la experiencia ni

Page 171: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

155

el temperamento necesario para ser un adecuado

gobernador colonial.

Era terco y a la vez, irresoluto; al principio

insistió en que se hallaba entre islas, pero cuando

exploró el golfo de Paria y sintió en toda su fuerza

el poderío del Orinoco sobre sus barcos, cambió de

opinión. En ninguna isla podría darse un río con tal

caudal de agua. ―Creo‖, escribió, ―que se trata de un

continente enorme, que hasta la fecha ha

permanecido ignorado‖. Pero enseguida, negando

esta opinión lógica, se persuadió a sí mismo de que

no era una masa continental nueva a donde había

llegado, sino que se trataba del umbral del Paraíso

Terrenal, el bienaventurado dominio cuya ubicación

había sido discutida tan vivamente por los geógrafos

medievales. Aunque anhelando ardientemente

penetrar en este reino encantado, se encontró con

que sus marineros gruñían y se quejaban, amén de

que los víveres y abastecimientos destinados a la

isla de la Española se echaban a perder. Así pues,

puso proa al norte, dejando la exploración de la

América del Sur a otros hombres.

Colón es hombre contradictorio, sorprendente y

se retrata a sí mismo tanto en el triunfo como en el

fracaso. Las páginas de su Diario de a bordo que

siguen al 12 de octubre de 1492 son insustituibles.

Gran observador, meticuloso en extremo, paciente

en el relato de lo que ve o le cuentan, preocupado

por el oro, obsesionado con el Cipango, es además

un cantor del trópico, de la nueva tierra y el nuevo

cielo que él, el muy magnífico don Cristóbal Colón,

acaba de descubrir. Es su gran victoria y la canta

como algo que le pertenece. El trópico, pleno de

verdor, frondosidad y colorido, aparecía tan

diferente del viejo mundo, que era maravilla.

Árboles y huertas, peces y aves deslumbraban a

todos. Era tal la diversidad de lo que estaban viendo

que tenía que recurrir a imágenes o experiencias

conocidas para que el lector se aproximase a su

descripción. La frase comparativa ―cómo en el mes

de abril o mayo en Andalucía‖, es repetida con

frecuencia.

Si este y otros ejemplos nos hacen ver a Colón

como pensador en parte y en parte como místico, se

debe a que por corazón era poeta y, como tal, tenía

la fe poética en la existencia de maravillas y

prodigios que desafían las reglas de la lógica.

Sostenía con ardor las nuevas teorías geográficas de

los doctos italianos y había dado la espalda a los

mapas medievales en que Jerusalén era el centro.

Pero, a pesar de ello, quería creer que en algún lugar

donde se encuentran el Oriente y el Occidente

estaba el Paraíso Terrenal, y así creyó haberlo

hallado cuando en su tercer viaje, y anclados sus

barcos para hacer aguada, frente a la costa de Tierra

Firme, en el Golfo de Paria, quedó cautivado por la

exhuberancia y belleza de lo que se mostraba ante

sus ojos y admirado, comentó que habían llegado al

―Jardín del Edén‖, puesto que lo que contemplaba

era la ―Tierra de Gracia‖. Con este requiebro,

bautizaba galantemente al territorio de la actual

Venezuela.

Pareciera que Colón cayera en el descrédito. Ni

fue el primero, ni fue tan original. Es cierto, pero

también lo es el hecho de que ninguno de los que le

precedieron tenía conciencia clara de sus actos.

Llegaron, circunstancialmente, ocultándolo, como

los fenicios; abandonando el terreno donde pisaron,

como los vikingos. Otro, el posible predescubridor

de las Antillas, sin buscarlo.

Colón persiguió, no solamente otra ―ruta de las

especias‖, sino también la posibilidad de rescatar

por esa vía los ―Santos Lugares‖ del dominio turco.

Profundamente religioso, no siempre ajeno a la

superstición, se consideraba un elegido de Dios. Se

mantuvo constante y tenaz por muchos años en

defensa de su proyecto. Fue el realizador de la suma

de deseos e inquietudes que se agitaban en una

Europa que pugnaba por romper las amarras que la

comprimían dentro de sus límites. No era tan malo

como afirman sus detractores, ni tan santo como

aseguran sus incondicionales. La mayoría, lo

ensalzará, siguiendo los derroteros de su historia

―oficial‖. Algunos, lo denigrarán, pensando que

mejor hubiera sido que ambos Mundos hubieran

seguido su propio camino. Otros, no caerán en la

fácil tentación aislacionista, pero lo someterán a un

juicio más crítico y posiblemente más responsable.

Page 172: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

156

EXPLORACIONES

os descubrimientos de Colón y De Gama

fueron la señal para que se iniciara la serie

de los viajes de exploración del siglo XVI en busca

de Catay (China). Algunos hombres se dirigieron

hacia el oeste, siguiendo a Colón, otros hacia el este,

tras De Gama; aunque ambos grupos hallaron más o

menos los mismos riesgos y penalidades, los que

fueron al este tuvieron menos dificultades. Los

exploradores portugueses que dieron la vuelta al

África contaban con mapas que indicaban

claramente la existencia del Asia. Y si los esbozos

del continente oriental, derivados de las obras de

Tolomeo y Marco Polo eran engañosísimos, al

menos daban una guía rudimentaria a los viajeros.

Además, como comprobó De Gama, una vez

alcanzada la costa oriental del África, el viajero se

hallaba en medio de una antigua red comercial que

se extendía por el Océano Índico, la India y China.

Para los europeos, los informes que proporcionaban

mercaderes y marinos locales eran de muchísimo

valor.

Por otra parte, los sucesores de Colón se toparon

con innumerables dificultades: América no aparecía

en ningún mapa, no había pilotos locales, ni mapas

de los nativos, ni comunidades mercantiles

familiarizadas con la región. Todo lo relativo a las

nuevas áreas (su anchura, su longitud, su relación

con el Asia) tenía que ser descubierto. Considerando

estas desventajas, debemos llegar a la conclusión de

que la rapidez con que América tomó forma de

entre las descabelladas conjeturas que siguieron a

los desembarcos de Colón en las Indias

Occidentales, fue un proceso mucho más notable

que el rápido levantamiento de mapas de la costa

del África oriental y del Océano Índico durante el

siglo XVI. Hacia 1500, los exploradores españoles

habían trazado el contorno de la costa norte de

Sudamérica, desde lo que hoy es la costa atlántica

de Colombia hasta Recife en la protuberancia

oriental del Brasil.

Los grandes descubrimientos geográficos

El período álgido fue el de los 30 años

transcurridos desde 1492 hasta 1522. Constituyen la

―más asombrosa epopeya de la historia humana‖: el

12 de octubre de 1492, Colón llegó a América; en

1498, Vasco de Gama alcanzó India, como

culminación del periplo portugués, cuyos hitos más

importantes fueron los de Gil Eanes, al doblar el

Cabo Bojador en 1434, y el de Bartolomé Días al

hacer lo mismo en 1487, con el Cabo de Buena

Esperanza; en 1500 llegó Álvarez Cabral a las

costas brasileñas; en 1513, Vasco Núñez de Balboa

descubrió el Mar del Sur (el Pacífico); en 1519,

Hernán Cortés desembarcó en las costas de México

y en 1519-22, tuvo lugar el viaje de Magallanes-

Elcano, demostración práctica de la esfericidad de la

Tierra, que los griegos habían intuido teóricamente.

Empresa comercial.

Cuando el 17 de abril de 1492 los monarcas

españoles firmaron con Cristóbal Colón las

―Capitulaciones de Santa Fe‖ se formaba la primera

empresa comercial americana en la que aquellos

actuaban como socios capitalistas y Colón, como

socio industrial. La idea era fundar factorías o

asentamientos de intercambio comercial, para

obtener especias y oro, de cuyos beneficios serían

partícipes ambas partes. Colón, además de un

porcentaje de las ganancias, recibiría status de

nobleza y no pocos títulos honoríficos y de gobierno

(almirante, virrey y gobernador). Este planteamiento

no era diferente en esencia al que ya venían

practicando los italianos y portugueses en sus

factorías situadas en el Medio Oriente del

Mediterráneo y en África.

Ante el clima de descontento de colonos e

indígenas y la escasez de ganancias, la Corona optó

por abrir el monopolio de la empresa extractiva y

comercial. Mediante una Real Orden del 10 de abril

de 1495, se permitió la intervención de la iniciativa

privada. Ojeda, Peralonso Niño, Vicente Yánez

Pinzón y Diego de Lepe fueron los primeros en

recibir licencias. Les autorizaban a realizar

exploraciones en busca de riquezas, sobre todo oro,

L

Page 173: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

157

con la condición de que ello se hiciera bajo licencia

Real y se entregara al Estado una quinta parte de los

bienes obtenidos. El flete y aprovisionamiento de

carabelas propició la formación de sociedades en las

que participaban comerciantes, navieros y pilotos,

muchos de ellos extranjeros, cuyas licencias

obtenidas como residentes durante más de 10 años

en la Península, como propietario de bienes raíces o

como cónyuges de mujeres españolas, rompieron el

supuesto hermetismo del sistema e inspiraron el

espíritu cosmopolita y capitalista de la empresa

indiana.

Eso sí, en cada una de las expediciones viajaba

un veedor para controlar el fiel cumplimiento de los

contratos (capitulaciones); por lo demás, estas

empresas se realizaron, por tanto, sin gastos por

parte del Estado. Esa política colonizadora y

liberalizadora que la Corona ensayó al final de la

primera década antillana, estimuló las exploraciones

hacia el litoral continental, la llamada Tierra Firme

y entre 1498 y 1502 se recorrieron las costas de las

actuales Venezuela, Colombia, Honduras,

Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Se trataba

también de afianzar los asentamientos coloniales

mediante la fundación de ciudades donde los

colonos tenían la obligación de avecindarse (en

1498 se fundó al sur de la isla la Española, la ciudad

de Santo Domingo).

Page 174: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

158

Los primeros exploradores vieron las bocas del

Esequibo y del Orinoco, llegaron a la isla de

Trinidad, recorrieron la costa del golfo de Paria, la

isla de Margarita, y Ojeda se impulsó hacia el

occidente; costeó el litoral de la ―Tierra Firme‖,

hasta la Vela de Coro, Curazao y un golfo, al que

bordeó hasta su sector noroeste.

Prosiguió la navegación hasta un cabo, al que

denominó ―de la Vela‖, desde donde regresaron a la

Española. Cuando costeaban dicho golfo,

observaron a una comunidad indígena, cuyas

viviendas eran palafitos, sus calles, canales

navegables y su vida y actividades se desenvolvían

en y a través del agua.

Page 175: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

159

Esa visión fomentó, por analogía, el recuerdo de

la gran República adriática, Venecia, y se le

atribuye a Américo Vespucio –el hasta entonces

gerente bancario-, y quien formaba parte de la

expedición, el bautizar el lugar como la ―pequeña

Venecia‖ –Venezuela-.

Efectivamente –Vespucio, que era nacido en

Florencia- conocía Venecia y la palabra que usó fue

–Venezuola- y así aparece en el primer mapa sobre

el Nuevo Mundo, que elaboró Juan de la Cosa,

quién era el piloto de la nave expedicionaria.

Ha habido quienes han interpretado que al país,

Venezuela, se le bautizó en forma despectiva, tal

como ocurre con ciertas terminaciones de vocablos

castellanos; como, por ejemplo, de mujer –

mujerzuela-.

Afortunadamente, ―Venezuola” –en castellano,

Venezuela- que desde su localizado bautizo, pasaría,

por extensión, a denominar a todo un país, fue

simple y llanamente lo que Américo quiso reflejar,

pues tal palabra es del dialecto ―véneto‖ –

veneciano- proveniente de una lengua pre-italiana,

de la que, por fusión con el toscano, nació ese

dialecto y, efectivamente, al traducirse al castellano,

significa la “Pequeña Venecia”.

Amerigo

Comentó el Dr. Uslar Pietri –insigne hombre de

letras e historiador venezolano-, que Amerigo

Vespucci (en castellano, Américo Vespucio),

―estaba destinado a ser el único humano que iba a

dejarle su nombre a un continente, legándole al

Nuevo Mundo el apelativo de América. Amerigo,

que trabajaba en la banca de los Médicis en

Florencia y que tenía ante sí un porvenir de buen

burgués florentino, es enviado por sus patronos a

España en una época y en un momento muy

auspicioso. Va a la ciudad de Sevilla, donde había

muchos negocios de toda índole y adónde afluían

tratantes, comerciantes y prestamistas que se

enriquecían a la sombra del creciente poderío

militar y económico de Castilla. Amerigo se va a

encontrar en Sevilla para la época en que comienzan

los grandes viajes de descubrimiento y va a conocer

allí a otro italiano, que está obsesionado con la

peregrina idea de darle la vuelta al mundo para

buscar un camino hacia Asia por el Oeste. Cristóbal

Colón va a ser su amigo. Colón ha regresado de su

primer viaje y viene con la noticia de que ha llegado

a las costas de Asia, porque ignorará totalmente que

hubiera podido topar con un continente nuevo. La

idea de lanzarse a esas nuevas rutas hacia Asia, de

llegar a las islas de la especiería, va a encender la

imaginación y la codicia de los contemporáneos.

Amerigo es uno de los que siente esa llamada,

abandona su situación comercial, su labor sedentaria

de banquero al servicio de los Médicis y se lanza a

la aventura de los descubrimientos. Este hombre no

se va a contentar con hacer los viajes sino que va a

escribir sobre esos viajes. Va a escribir a personajes

importantes de Italia. Estas cartas llenas de

información, de referencias cultas y literarias, van a

circular por Europa. En ellas, por primera vez, va a

asomar la noción de que lo que se ha encontrado no

es Asia, sino un mundo nuevo.

Page 176: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

160

De sus cartas se hicieron numerosas ediciones.

Las hubo en latín a partir de 1505 y después se

hicieron en italiano. Esas ediciones circularon

ávidamente por toda Europa.

Estas cartas que se arrebataron literalmente de

las manos los hombres cultos de Europa, como la

noticia de un inmenso acontecimiento, como en

efecto lo fue, llegaron a manos de muchos

geógrafos y especialmente de un pequeño grupo de

ellos, de hombres interesados en el conocimiento

físico del mundo, que estaban congregados en una

pequeña ciudad francesa de los Vosgos, en Saint

Dié, preparando la edición de una Cosmografía que

iba a aparecer en el año de 1507.

Entre ellos estaba un cartógrafo alemán llamado

Martín Waldseemüller, que aspiraba a hacer una

geografía universal lo más completa posible.

Con ese fin se puso a trazar el perfil de ese

nuevo mundo que acababa de ser revelado a Europa,

valiéndose de las informaciones que estaban en las

cartas de Amerigo Vespucci.

Trazó un bosquejo caprichoso y deformado de

ese nuevo mundo pero se encontró con que no tenía

nombre que ponerle.

Necesitaba un nombre para ir con el de Europa,

con el de Asia, con el de África, y como quien le

había revelado ese mundo a Europa era Amerigo,

pensó que podía llamar a ese Continente con el

nombre de este personaje.

Consideró ponerle Amerigen, pero encontró que

los nombres de los Continentes eran femeninos y le

puso América.

De allí en adelante, por una especie de destino

prodigioso, fue creciendo e imponiéndose ese

nombre al de Nuevo Mundo y al de Indias, con que

España llamaba a sus conquistas, hasta convertirse

en el nombre definitivo del Continente.

Este hecho extraordinario le daba a Amerigo

Vespucci el privilegio incomparable de ser el único

ser humano que le daba su nombre a su Continente.

Detalle que él probablemente no llegó a conocer

durante el resto de su vida, pero que sirvió para que

se echara sobre su memoria una tácita acusación de

fraude y usurpación‖.

Brasil: 1500

En la tarde del 22 de abril del año 1500, una gran

armada portuguesa de 13 buques (la mayor enviada

hasta entonces por el Rey de Portugal al Océano

Atlántico), que iba a la India, dirigida por Pedro

Álvarez Cabral, descubrió Brasil.

El asunto era bastante peregrino, sin embargo, y

está lleno de interrogantes.

¿Qué hacía en Brasil una armada portuguesa

dirigida a la India?. ¿Se había despistado de su

objetivo en el Océano?.

¿Por qué se marchó Cabral tan pronto, sin

explorar la costa brasileña, como habría sido de

esperar?. ¿Por qué no dejó al menos a un grupo de

pobladores en el lugar?. ¿Tuvo algo que ver este

territorio con el Tratado de Tordesillas, firmado

hacia menos de seis años?. Más aún: ¿Tuvo alguna

relación con el descubrimiento de la costa de Brasil

que el castellano Vicente Yáñez Pinzón había

realizado tres meses antes, entre el 20 y 26 de enero

del mismo año 1500?.

En efecto, Vicente Yáñez Pinzón había

descubierto Brasil tres meses antes, llegando al cabo

de San Agustín, punto extremo de dicho territorio

hacia oriente (en el mapa de Juan de la Cosa figura

tal hallazgo el año 1499), al que bautizó como Santa

María de la Consolación. Pinzón había tomado

posesión de Brasil en nombre de Isabel y Fernando

y siguió luego hacia el norte, descubriendo la

desembocadura del río Amazonas, donde se quedó a

explorar, pasándole entonces Diego de Lepe, que

venía tras él y se convirtió por ello en el descubridor

de la zona al norte de dicho río.

Toda esta exploración española quedaría luego

anulada (incluso el nombramiento de gobernador de

una parte de la costa para Pinzón), sin embargo,

gracias a aquella misteriosa e intrascendente

arribada de Cabral a la Isla de Santa Cruz.

Demasiadas preguntas sin respuestas. Que una

armada enviada a la India recalara por accidente en

Brasil y lo descubriera, es lo menos creíble de todo.

Sin embargo, fue lo que el Rey de Portugal trató de

―venderle‖ a su suegro Fernando el Católico.

Page 177: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

161

Podemos hasta suponer que aquella nave

enviada, después de que Colón presentara su plan al

rey portugués Juan II, no se perdió realmente, ó que

ante su pérdida, se lanzó otra en su búsqueda,

llegando a tierra desconocida y esa… sí pudo

volver… Pese a la misteriosa falta de documentos

históricos oficiales sobre este viaje (incluidas en ella

las instrucciones sobre el retiro de Cabral), no puede

dudarse que la poderosa flota fue enviada a la India,

tal como fue anunciado en Lisboa. La armada zarpó

de Belem el 9 de marzo de 1500 rumbo a Canarias y

luego a Cabo Verde, a donde arribó el 22 del mismo

mes. Pero con rumbo sureste, en vez de al suroeste,

como era de esperar, para seguir la singladura de su

antecesor Vasco de Gama. ¿Por qué?. La flota

navegó con dicho rumbo 660 o 670 leguas y soslayó

providencialmente la zona de grandes calmas del

Atlántico ecuatorial, tan temido luego por los

navegantes, lo que le permitió llegar a Brasil en un

tiempo récord: 44 días desde Belem (Lisboa).

Nadie habla de ninguna tormenta que lo desviara

de su rumbo, ni nadie dice por qué avanzó tanto

hacia el suroeste, desviándose de

la longitud del cabo de Buena

Esperanza. ¿Hasta dónde tenía

pensado continuar por dicha

ruta?. Lo único que se sabe es lo

que se escribió por el cronista de

la expedición en la relación

oficial del descubrimiento, según

la cual, la flota ―topó‖ con Brasil.

Se quedó unos días en la tierra

con la que había topado y,

finalmente, prosiguió su viaje a

El Cabo y Calcuta. El cronista

anotó en su carta del

descubrimiento, que Brasil tenía

pocos recursos de interés, pero

que era un lugar estratégico de

recalada o escala en la ruta...

¡hacia la India!...

Se envía una nave de su

flotilla para que dé cuenta al Rey

Don Manuel de su descubrimiento y de que ha

tomado posesión en su nombre, puesto que lo

descubierto considera que se halla en la zona

delimitada para Portugal.

Fue así un hallazgo casual con Brasil, sin ir en su

busca y marchando en dirección al sur de África,

cosa difícil de creer, como lo manifestó meses

después nada menos que Amerigo Vespucci. Para el

florentino no hubo tal casualidad, sino verdadera

intencionalidad. Llamado por el rey Manuel de

Portugal, Vespucio pasó a este país y estuvo en la

Page 178: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

162

primera expedición que se mandó al Brasil, después

de haber sido descubierto por Álvarez Cabral.

Manuel I el Afortunado esperó pacientemente

sin decir una palabra. Esperó más de un año, hasta

que regresó la armada de Álvarez de Cabral de la

India. El Rey de Portugal no comunicó la nueva a

los Reyes Católicos hasta el 28 de agosto de 1501 y

sin reclamarles nada. Simplemente, les dijo que

Cabral había descubierto la isla de la Veracruz en su

derrota a Calicut porque ―Nuestro Señor quiso que

se hallase, porque es muy conveniente y necesaria

para la navegación de la India, porque allí reparó

sus navíos e tomó agua‖.

Bastante diferencia.

Indudablemente que era bastante la diferencia

entre las 100 leguas concedidas por el Papa y las

370 conseguidas por el Tratado de Tordesillas; a tal

punto que aún cuando el Tratado no especificara

desde cual de las islas del archipiélago de Cabo

Verde se iniciaba la medición; si se consideraba

desde la más occidental, llamada San Antonio, el

límite de las 370 leguas era una vertical que llegaba

desde 48° longitud Oeste, a la altura de la

desembocadura sur del río Amazonas,

aproximadamente en la actual ciudad de Belén,

hasta la isla de Santa Catalina (donde se encuentra

la actual ciudad de Florianópolis).

Nuevas expediciones portuguesas siguen a la de

Cabral y se dan cuenta que esas tierras no son

pertenecientes a una isla, sino a un verdadero

continente. Una de ellas será la que descubra la

Bahía de Guanabara el 1 de enero de 1502. La

confunden, al principio, con la desembocadura de

un río y de ahí el nombre de Río de Janeiro (Río de

Enero) con que se la designa.

En Europa la industria textil requería grandes

cuotas de algodón y de sustancias colorantes para el

teñido de los paños. Tales eran el xiquilite –planta

productora de añil de Guatemala-; la cochinilla –

insecto o parásito productor de tinte rojo- y sobre

todo, el palo brasil. Se trataba de un tinte de color

rojo, abundante en árboles de selva tropicales y

especialmente en la costa brasileña, que no tardó en

convertirse en uno de los productos más cotizados

de América y de los primeros en articularse en un

sistema de economía mercantilista.

En esas tierras, los descubridores portugueses

hallaron gran abundancia de ―palo de Brasil‖, por lo

que el primer nombre de Terra da Vera Cruz (Tierra

de la Verdadera Cruz), se sustituye para todo ese

territorio conseguido en la diferencia de 200 leguas,

por el de BRASIL, único país americano de lengua

portuguesa.

El Estado se hace cargo.

Desde el descubrimiento hasta la puesta en

marcha de la Casa de Contratación transcurren

varios años y se vive en trafago extenso e intenso de

las expediciones. ¿Qué papel juega la marina de

guerra en ellas?. Todavía el Estado español no

estaba en condiciones de organizar el

descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo –aún

estando a la cabeza de lo que podían hacer otros

Estados europeos-; será la iniciativa privada en toda

su incoherencia e inicial desorden a la que

corresponda la responsabilizacion de la aventura.

El nuevo mundo fue descubierto, al fin y al cabo,

por la marina mercante española privada. La Corona

se limitará a dar licencias, conceder honores y

cargos y tomar disposiciones ―ad futurum‖, amén de

promulgar las primeras pragmáticas proteccionistas

en orden a la navegación y construcción naval. El

esfuerzo, el capital y los barcos mercantes privados

son los protagonistas.

Será con la Real Pragmática del 1 de septiembre

de 1500, el primer paso de protección de una marina

mercante propia, al disponerse que todo el tráfico

marítimo entre el Reino y sus posesiones deberá

realizarse en barcos que enarbolen el pendón de

Castilla y cuando esos barcos no sean suficientes, se

autorizará en cada caso a los de otras banderas.

Hay que entender que los barcos españoles, son

los de propiedad de españoles, tripulados por

dotación de españoles principalmente y construidos

en España.

Page 179: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

163

En 1503, se fundó en Sevilla por los Reyes

Católicos, la Casa de Contratación, con el cometido

de ocuparse de los asuntos de índole comercial con

América y que mantuvo tal monopolio hasta 1776.

Dicha Institución era una especie de Ministerio

de Colonias, Comercio y Marina Mercante.

También, Universidad de enseñanzas náuticas,

concediendo Títulos de pilotos mayores y

cosmógrafos.

Dependiendo de ella, posteriormente, una fábrica

de pólvora y astilleros. En 1508 se creó el cargo de

Piloto Mayor. Para ese cargo, en ese momento,

Fernando el Católico designa a Américo Vespucio,

ya considerado como español; después lo serán Díaz

de Solís, Sebastián Caboto, Alonso de Cháves…

En 1527 se constituyó el Real y Supremo

Consejo de Indias, máxima autoridad consultiva y

judicial para América.

Page 180: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

164

PROSIGUEN LAS EXPLORACIONES

a exploración inicial se preocupó más de

rodear los obstáculos que de la manera de

explotarlos. Muchos exploradores apenas hicieron

algo más que costear. Las ―entradas‖ mayores

(exploraciones continentales) las llevaron a cabo

principalmente los exploradores españoles, entre los

que destacan Juan Ponce de León que exploró la

costa de Florida e intentó establecer una colonia,

siendo herido de muerte en un ataque indio;

Francisco de Orellana que descubrió el río

Amazonas y lo navegó; Hernando de Soto se internó

en la Florida y recorrió tierras de los actuales

Estados de la propia Florida, Georgia, Alabama,

Arkansas, Lousiana, Texas y el río Missisipi,

muriendo en sus orillas; Francisco Vázquez de

Coronado que descubrió el Gran Cañón de Colorado

y exploró los territorios comprendidos entre el

Missisipi y las Montañas Rocosas.

Pánfilo de Narváez intentó explorar Florida;

desembarcó con una expedición en los alrededores

de la bahía de Tampa y perdió el contacto con sus

naves.

La expedición exploró el territorio a lo largo de

la llanura costera hacia el noroeste de Florida, y

desde allí regresó al mar en botes construidos tierra

adentro. Después de seguir la costa del golfo hasta

las proximidades de la moderna Galveston, Texas,

los botes fueron dispersados por una tormenta, en la

que perecieron Narváez y la mayor parte de sus

hombres. Pero uno de los botes, que transportaba a

Álvaro Núñez Cabeza de Vaca, a un africano

llamado Esteban y algunos hombres más,

embarrancó, dando origen a una «entrada»

involuntaria a través de los desiertos de Texas y del

norte de México, que se prolongó siete años. Cabeza

de Vaca llegó agotado en 1536 a una avanzadilla

española del oeste de México, y más tarde escribió

un diario de sus viajes entre los indios.

L

Page 181: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

165

Norteamérica

Los relatos sobre la exploración europea del

siglo XVI en la parte septentrional de América, al

norte de México, son incompletos e inseguros. A

pesar de lo cual está claro que al menos la mitad de

los años de ese siglo hubo contactos significativos

entre indios y europeos en uno o varios puntos del

continente.

Hacia 1495 llegó Juan Cabot a Inglaterra

procedente de España, con informes sobre los

descubrimientos de Colón y con un plan para seguir

su ruta. Cabot, naviero experimentado, nacido en

Génova, halló que su propuesta se ganó todo el

apoyo de los mercaderes de Bristol. Juan y su hijo,

Sebastián Cabot, en la primavera de 1497 formaban

una expedición en Bristol con el consentimiento del

rey inglés Enrique VII para ir al descubrimiento de

todas las islas y países de los paganos, gobernando

al Norte, con el recuerdo posiblemente de la colonia

vikinga desaparecida en Groenlandia. El rey

autorizó la expedición y Juan partió en un viaje que

lo convertiría en el descubridor de la América del

Norte. No está bien claro qué parte del continente

descubrió porque su mapa y su diario se han

perdido. Seguramente, Caboto desembarcó en la

región de Terranova y Nueva Escocia. Tan

optimista como Colón, corrió la voz de que había

llegado a los límites de la civilizada Catay, y de sus

preciadas sedas. Seguramente convenció de ello a

sus patrocinadores porque se volvió a hacer a la mar

en 1498, muy probablemente con la intención de

acercarse más a la tierra firme de Catay. Nada se

sabe a ciencia cierta de este viaje.

Como consecuencia indirecta de su fracaso para

dar con China, un portugués de Las Azores, Gaspar

Corte-Real plantó la bandera de su patria en

Terranova, donde ya había estado Caboto. Corte-

Real avistó cabo Farewell, en Groenlandia, en 1500,

y volvió a navegar al lado de la costa nororiental de

Labrador y Terranova antes de desaparecer en el

océano al año siguiente.

Una embarcación superviviente regresó a

Portugal e impulsó a Miguel Corte-Real a seguir la

ruta de su hermano en 1502. También él se perdió

en el mar.

Mientras, Caboto se perdió en el olvido; a pesar

de su gran hazaña de haber descubierto la América

del Norte, durante muchos años sólo se le recordó

por haber sido el padre de otro explorador,

Sebastián Caboto, que siguió la ruta de su padre

hacia América en torno a 1508; pero dejó muy poca

información sobre su viaje. Siempre en busca de la

huidiza Catay, se enviaron durante los siguientes

veinte años desde Inglaterra y las Azores otras

expediciones a Groenlandia y el Labrador. Poco

sabemos de las regiones que exploraron; sin

embargo, tanto Inglaterra como Portugal perdieron

el interés en ellas cuando se desvaneció la esperanza

de encontrar sedas o metales preciosos. Empero, el

descubrimiento de Caboto de los Grandes Bancos

frente a las costas de Terranova con sus enormes

cardúmenes de peces, dio nacimiento a

expediciones de pesca regulares y muy productivas.

Pescadores hábiles, aunque analfabetos y

furtivos, pueden haber fundado pesquerías en

Terranova durante el siglo XVI. Ciertamente que en

el XVI barcos pesqueros vascos, bretones,

portugueses, ingleses y franceses explotaban

anualmente los caladeros del gran banco. A

mediados del XVI, al menos 50 barcos faenaban

cada estación en la zona. Para 1580 los barcos eran

ya más de un centenar, y para finales de siglo

Page 182: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

166

alcanzaban ya las 200-300 unidades. Así, varias

décadas antes de que se encontrasen con Hudson,

Champlain y demás exploradores de inicios del

siglo XVII, algunas comunidades indias de la costa

ya conocían a los mercaderes europeos.

Con toda probabilidad, Sebastián Caboto fue la

primera persona en proponer la existencia de un

paso noroeste por el Nuevo Mundo hacia Catay.

Que buscara ese paso lo indica la alta latitud que

estableció para su curso. Varias generaciones de

exploradores seguirían el ejemplo de Sebastián,

explorando aguas septentrionales invadidas de hielo,

en busca del huidizo canal.

La propia ruta permaneció largo tiempo

encerrada en el reino de la conjetura y la

obstinación. Aislados, atrapados durante meses en

un interminable paisaje blanco congelado, tuvieron

que hacer frente no sólo a esos peligros sino a sus

propias emociones. La búsqueda de esos pasos por

el norte estuvo alimentada por algo más que la

recompensa material; la necesidad humana de

conocer lo desconocido.

Francia se anima.

En la década de 1520 la afluencia de riquezas

que entraban en las dos tesorerías ibéricas había

fomentado una codiciosa envidia entre las naciones

con costas al Atlántico. El monarca francés

Francisco I, que estaba muy necesitado de dinero

para su guerra contra Carlos V de España, encargó a

Giovanni Verrazano, un florentino de buena familia

que se hallaba a su servicio, que emprendiera una

expedición en busca de la riqueza de Catay,

navegando al oeste del Atlántico. Verrazano zarpó

en 1524 con provisiones para ocho meses.

Dirigiéndose hacia el oeste desde las islas Madeira,

tenía intención de arribar al Nuevo Mundo al norte

de donde había llegado Colón en su primer viaje.

Prosiguió al norte, esperando en cualquier

momento dar con la vía hacia el Pacífico, siendo el

primer europeo en anclar en lo que hoy es la bahía

de Nueva York. ―Habiendo agotado todos nuestros

cargamentos navales y provisiones y habiendo

descubierto 700 leguas de territorio nuevo, nos

abastecimos de agua y madera y decidimos regresar

a Francia‖. Tres años después, en una expedición al

Caribe en busca de madera de tintes –y siempre

buscando un estrecho hacia el Pacífico-, el

navegante fue capturado por un tribu de indios

caribes, que lo mataron y comieron en la playa,

mientras su hermano y algunos tripulantes

observaban impotentes desde un bote.

Los franceses no abandonaron. En 1534, Jacques

Cartier, un experto navegante bretón, zarpó con

órdenes de descubrir ciertas islas y tierras donde se

decía que se podían hallar grandes cantidades de oro

y objetos preciosos.

El curso de Cartier fue casi en línea recta al

oeste; 20 días después recaló en la bahía Bonavista,

en la costa este de Terranova. Se dirigió al norte del

litoral continental y siguió una prometedora vía

fluvial durante 80 millas, sólo para finalizar en un

callejón sin salida. Cartier regresó, para de

inmediato solicitar apoyo para un viaje de retorno.

Creía saber exactamente donde iba a localizar una

vía de penetración.

El segundo viaje comenzó ocho meses más

tarde, con tres barcos. Le acompañaban dos jóvenes

indios que había traído en el anterior viaje. Al llegar

a los parajes anteriores, ellos lo guiaron a su pueblo

natal, ―emplazamiento de la moderna Québec‖.

En el río, bautizado San Lorenzo, los indios le

contaron que conducía a una tierra rica en oro y

piedras preciosas y así, Cartier continuó río arriba.

Fue una empresa peligrosa, ya que había rápidos,

bancos cubiertos de piedra y una corriente

descendente de unos cinco nudos y medio. Su

pequeño barco apenas podía avanzar más de ocho

millas al día; después de recorrer las últimas

cuarenta en chalupas, arribó a un bien fortificado

pueblo indio situado en la ladera de una

impresionante colina.

La bautizó Mont Real *Montreal* nombre que se

aplicaría con posterioridad a la ciudad que creció a

su alrededor. Había avanzado casi 1.000 millas

desde el océano Atlántico en busca de un paso a

través del continente.

Page 183: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

167

Ahí, el navegante volvió a encontrarse en otro

callejón sin salida. Más adelante había unos rápidos

impenetrables, el clima se volvía frío y, según los

indios, la tierra prometida se hallaba a varias

semanas de viaje. Cartier dió media vuelta y se

estableció a pasar el invierno en el fuerte que sus

hombres levantaron cerca de la actual Québec.

De esa manera, los franceses fueron los primeros

europeos en enfrentarse a la dureza de un invierno

en el norte del nuevo mundo. Durante cinco meses

sus barcos quedaron encerrados en un hielo que

tenía más de dos brazas de profundidad. El

escorbuto estalló entre los europeos y también entre

los indios.

Esa enfermedad, descrita por primera vez por

Hipócrates en el siglo IV a.C., es causada por una

falta de vitamina C, cuya principal fuente dietética

es la fruta y las verduras frescas.

Durante todo el inclemente invierno sus hombres

sufrieron espantosamente por el frío mismo, por el

escorbuto y por el miedo siempre presente de ser

atacados por los indios que quisieran aprovecharse

de su debilidad. Buscando la causa de la

enfermedad, Cartier ordenó que se hiciera la

disección a uno de sus hombres; la operación

posmórtem produjo la primera descripción clínica

del escorbuto, pero no dió ninguna pista para

establecer un tratamiento indicado. Sin embargo, el

remedio de los indios, un cocimiento hecho con

ramas de abeto, curó a los hombres que lo tomaron.

Cuando la primavera liberó los barcos y Cartier

zarpó rumbo a Francia, había enterrado a 25 de sus

hombres.

Cartier regresó a San Lorenzo por tercera y

última vez en 1541. El reino de las riquezas siguió

escapando de él, y su esfuerzo por fundar una

colonia fracasó. Pasarían sesenta años antes de que

Francia volviera a intentarlo.

Inglaterra sigue la estela

Mientras tanto, Inglaterra pecaba de poca

iniciativa en explorar, en parte, debido al continuo

conservadurismo del pensamiento geográfico.

Los escasos ingleses que querían mantenerse al

tanto de las teorías contemporáneas, estaban en

serias desventajas por la escasez de literatura

especializada. Según escribió un cronista de la

época, estaban faltos de conocimientos en la

Cosmografía y el Arte de la Navegación. A

diferencia de España, Inglaterra carecía de

instituciones para el surgimiento de pilotos diestros

y carecía de tradición en la cartografía, como la que

existía en Portugal desde tiempos del príncipe

Enrique el Navegante.

Algo empezó a cambiar. El rey Enrique VIII, en

desafío a Roma, fundaría la Iglesia Protestante de

Inglaterra. Se divorció de su consorte española,

Catalina de Aragón y se casó con Ana Bolena.

Prácticamente aniquiló la alianza anglo-española,

pero se liberó el espíritu emprendedor inglés.

La creciente necesidad de los comerciantes

ingleses contribuyó a una naciente fascinación con

los lugares desconocidos, puesto que se habían

saturado sus tradicionales mercados europeos y

necesitaban encontrar nuevas salidas a sus artículos,

en especial los de la lana inglesa.

A pesar de la enormidad de las dificultades

encontradas, persistía la búsqueda de un paso por el

norte; esta persistencia se debió en parte a la

magnitud de la utilidad que reportaría a quien

tuviera éxito en la empresa. Si existía la manera de

llegar a Catay navegando por la ruta del norte,

entonces los muelles de Bristol, de Londres y de

Ámsterdam se abarrotarían bajo el peso de las

mismas especias preciosas, clavo y pimienta, canela

y nuez moscada, que perfumaban las bodegas de

Lisboa y Sevilla. Si bien el motivo del provecho

económico fue un poderoso acicate de las

expediciones inglesas septentrionales que

empezaron a mediados del siglo XVI, este deseo de

riqueza estaba mezclado con la pura curiosidad

intelectual.

Sin embargo, el apoyo que les faltaba se

compensó mediante las inversiones de personas

entusiastas ansiosas de comprender la geografía del

lejano norte y que eran muy fecundas en ideas para

la solución de los problemas de navegación en las

Page 184: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

168

aguas sub-polares. Una vez que los ingleses

resolvieron llegar a Catay por la ruta del norte,

tuvieron que decidir si intentaban llegar por el

noreste o por el noroeste. Nunca tomaron una

decisión final; a veces el favorecido era el noreste, a

veces lo era el noroeste. La crónica de la

exploración del norte no tiene una índole definida.

Dos razones -una geográfica y otra económica- se

encuentran tras la decisión inicial de hallar un paso

por el noreste.

En 1553 un grupo formó lo que llamaron la

Compañía de Comerciantes Aventureros bajo el

patrocinio de una Carta Real que les concedía un

monopolio de exploración en el norte, noreste y

noroeste. La expedición, con tres barcos, salió de

Londres en ese mismo año, bajo el mando de sir

Hugo Willoughby. Poco se sabe de su anterior

experiencia marítima. Segundo al mando iba

Richard Chancellor, un marino profesional, que era

el piloto jefe de la expedición.

A pesar de la planificación, la expedición

fracasó. Los barcos se separaron y Willoughby con

dos de ellos, fue por delante más allá del cabo

Norte. Más adelante descubrió Nueva Zembla,

desolado archipiélago que conforma el límite

occidental del mar de Kara. Con uno de sus barcos

filtrando agua, Willoughby dió media vuelta pero

con el inmediato invierno encima y aún disponiendo

de suficientes provisiones, no estaban equipados

para enfrentarse al frío y todos ellos murieron

congelados.

En el entretanto, Chancellor, había entrado en el

Mar Blanco y comenzado a explorarlo. Allí

encontró unos pescadores que le informaron que

había arribado al territorio del zar ruso. Chancellor

hizo frente a lo inesperado: bajó a tierra y convenció

a esos rusos de que le prestaran trineos y caballos

para el viaje de 1.000 millas hasta Moscú. Su

llegada a la capital rusa fue oportuna, pues el zar

Iván el ―Terrible‖ había roto hacía poco con la Liga

Hanseática, que era la que le proporcionaba su

único eslabón comercial con Europa. Cuando

Chancellor regresó, llevaba una carta que ofrecía a

los ingleses buenos privilegios de comercio dentro

de Rusia.

El siguiente reconocimiento, realizado en 1556,

estuvo a cargo de Stephen Burrough; este notable

viaje se realizó en un barco pequeño, con ocho

hombres de tripulación El minúsculo bote

sobrevivió a los peligros constantes de las

tormentas, las neblinas y el hielo, los cuales iban

aumentando a medida que se internaba en los

helados mares rumbo a Nueva Zembla. Encontró

que la entrada al mar de Kara estaba bloqueada por

el hielo. Al igual que Willoughby, Burrough tuvo

que retirarse ante el avance del hielo. Invernó con

éxito en el mar Blanco, cerca de Arcángel, y en la

primavera regresó a casa.

Los mercaderes que habían financiado estos

viajes por el noreste quedaron satisfechos por un

tiempo con el floreciente comercio con Rusia a

través del mar Blanco. Por otra parte, el debate entre

los partidarios del paso por el noreste y los del

noroeste se hizo cada vez más vivo, a tal grado que

por prudencia se sugirió un alto hasta que la disputa

se resolviera. Sir Humphrey Gilbert, medio hermano

de sir Walter Raleigh, fue el partidario más

elocuente de la ruta del noroeste.

La tesis general de Gilbert, que era aceptada

ampliamente por los geógrafos, se basaba en la

existencia de un paso por el noreste, pero afirmaba

que era mucho más dificultoso que el del noroeste y

que significaba subir mucho más al norte. En la ruta

del noroeste, seguía diciendo Gilbert, una vez

doblado el Labrador, la costa corría siempre hacia el

Page 185: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

169

sur a lo largo del paso llamado estrecho de Anian,

que desembocaba en el Pacífico. De tal suerte que la

mayor parte del viaje se haría en mares cuya

temperatura sería semejante a la de Inglaterra.

Gilbert concluyó que de todas sus pruebas y

alegatos se sacaba la conclusión irrebatible de que el

paso del noroeste era la única ruta practicable a

Catay. El paso existía, e Inglaterra debía

aprovecharlo. El paso por el norte era más corto que

las rutas española o portuguesa y por lo tanto, el

costo sería mucho menor. Según Gilbert, había otra

ventaja: «Podríamos habitar algunos lugares de esas

regiones y establecer en ellos a la gente de nuestro

país que es tan pobre que nos causa dificultades y

cuya gran necesidad los orilla a delinquir y hace de

ellos candidatos permanentes a las galeras.» Esta

«gente tan pobre» formaría una colonia que serviría

como puesto intermedio; sería el Mozambique de la

América del Norte para los barcos regulares que

cruzaran el paso de noroeste y también serviría

como centro de comercio de pieles y pescado seco.

Así, casi como si se le hubiera ocurrido de repente,

Gilbert enunció la única de sus ideas que habría de

resultar practicable, la colonización inglesa de la

América del Norte.

Independientemente de los apasionados argu-

mentos de Gilbert, las posibilidades del paso del

noroeste parecían buenas. La gente se acordaba que

ya desde 1509 Sebastián Cabot había visto la

entrada de un gran estuario o abra, lo que hoy es la

bahía de Hudson. A Martin Frobisher, capitán

experimentado y temerario, se le dió el mando de la

expedición. Para su viaje al norte se le dieron dos

barcos pequeños, y una pequeña pinaza. En junio de

1576 cuando pasó frente al sur de Groenlandia había

perdido su pinaza y un barco había desertado. A

pesar de ello llevó al otro más allá de la isla

Resolución, a la entrada del estrecho de Hudson, y

encontró lo que creyó era la boca de la ruta

prometida al estrecho de Anian y a Catay. Era, hoy

lo sabemos, una bahía, en la que no pudo penetrar lo

bastante para averiguarlo. Navegando hacia el oeste

bautizó gustoso al «canal» con el nombre de

estrecho de Frobisher (hoy día, bahía de Frobisher)

Consiguió padrinos para dos expediciones más,

ambas infructuosas, en 1577 y 1578. En sus dos

últimos viajes, Frobisher estuvo más interesado en

encontrar oro que en buscar el paso, pero hizo una

observación que desconcertaría a futuras

expediciones. Mientras navegaba entre aquel

laberinto de islas y hielo llegó a la conclusión de

que la gran bahía que Sebastián Cabot había visto

por primera vez setenta años atrás, era, con toda

seguridad, el paso prometido. Esta confusión habría

de ser la ruina de muchos de los siguientes

exploradores de esta región; para quienes buscaban

el paso del noroeste, la bahía de Hudson llegó a ser

un rompecabezas tan desconcertante como lo fue el

mar de Kara para quienes se empeñaban en

buscarlos por el noreste.

Por ello, en 1580 se armó otra expedición para ir

por el noreste. Salieron dos barcos. Según sus

órdenes precisas, los dos capitanes debían navegar

siguiendo la carta de Burrough hasta que hubieran

pasado el mar de Kara, pues entonces debían doblar

el mítico cabo Tabin, trazando el contorno del li-

toral mientras tanto. Después de pasar el cabo

podría ir derecho a la capital de Catay. De allí

podrían seguirse al Japón; hicieran lo que hicieran,

debían tratar de obtener noticias sobre Francis

Drake, a quien se suponía abriéndose paso en ese

momento por el Pacífico. De encontrarlo, debían

llevarlo de regreso a Inglaterra por el paso del

noreste para evitarle las penalidades del regreso por

el Océano Índico.

El 30 de mayo zarparon; en agosto seguían

batallando desesperadamente con los hielos del mar

de Kara, rechazándolos, perdiendo el contacto

recíproco por las moles que se interponían entre

ellos, atándose a témpanos para descansar un poco y

teniéndose que soltar precipitadamente para escapar

de ser prensados. A tientas buscaron su camino

asediados por este ejército fantasmal de blancas

siluetas cuyas filas se abrían y cerraban

confusamente a su alrededor. Por último,

emprendieron el viaje de regreso, agotados. Uno de

ellos, abriéndose paso entre tormentas, regresó a

casa con su tripulación casi en agonía por la

Page 186: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

170

exposición a los elementos. El barco del otro

capitán y todos sus tripulantes se perdieron frente a

las costas de Noruega. Con todos estos rechazos

terminó para siempre el interés de Inglaterra en el

paso del noreste. La iniciativa quedó otra vez en

manos de los animosos partidarios del paso del

noroeste.

Para seguir el camino que tan prometedoramente

había abierto Frobisher, estos padrinos nombraron a

John Davis, un buen marino. Davis era un

navegante tenaz y docto, a quien no afectaba la

ambición personal y a quien los fracasos no

acobardaban ni disuadían. Su primer viaje, en 1585,

fue interrumpido por las tormentas, pero a pesar de

ello llegó más al norte que Frobisher y descubrió el

estrecho de Cumberland poco antes de que el hielo

invernal lo obligara a regresar. Poco fue lo que

agregó en su segundo viaje, al año siguiente; en su

tercero y último, en 1587.

Remontó la costa occidental de Groenlandia y

entró en una bahía que después tomaría el nombre

de Mar de Baffin, por quién, finalmente, la exploró.

Una enorme masa de hielo que encontró en la más

alta latitud alcanzada en estos viajes lo obligó a

regresar.

Posteriormente, Henry Hudson se dirigió

nuevamente por la ruta del noreste, hacia Nueva

Zembla y más tarde, en las costas atlánticas de

Norteamérica exploraría la bahía de Delaware y el

río al que dio su nombre. En 1610 los ingleses

enviaron nuevamente a Hudson al frente de una

modesta expedición de un solo barco; después de

atravesar el estrecho de su nombre, se enfrentó con

una enorme extensión de agua que se extendía al sur

y al oeste; el Pacífico, supuso, estaba a su alcance;

pero a medida que se internaba hacia el sur en la

bahía, el hielo cada vez más grueso lo alarmaba y

preocupaba. Finalmente, desilusionado, también

llegó a un callejón sin salida, y allí tuvo que

invernar.

Page 187: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

171

Fue una experiencia espantosa para la

tripulación, agravada por la ineptitud de Hudson de

llevarse bien con sus hombres. Cuando la primavera

libertó su barco del hielo anunció su propósito de

seguir buscando el paso, ante lo cual la tripulación

se amotinó; los marineros metieron a Hudson, a su

hijo y a cinco marinos leales en un bote abierto, los

remolcaron por entre los hielos flotantes y los

dejaron a la deriva. Jamás se volvió a saber de ellos.

Cuando regresaron a Inglaterra, quedó de

manifiesto la culpabilidad de los amotinados, pero

como sólo ellos podían reconstruir el camino al paso

prometido, eran demasiado valiosos para ser

colgados. Con gran entusiasmo se formó una

Compañía Noroccidental con apoyo de unos 300

inversionistas. Con el increíble tesón que

caracterizó a las expediciones septentrionales, se

llevó a cabo una serie de viajes para explorar la

bahía de Hudson, que no tuvieron éxito; por otros

quince años se ensayaron otras rutas septentrionales

hasta que finalmente, en 1631 se hicieron las

últimas intentonas de esa época para encontrar el

paso del noroeste. Ninguna de todas estas

expediciones podía tener éxito pues, aunque sí había

un paso por el noroeste pasando por la bahía de

Foxe y el golfo de Boothia y luego al oeste por el

estrecho de Lancaster, no era para veleros, y como

el hielo lo cerraba la mayor parte del año, era difícil

adivinar en él un paso. Ciertamente, William Baffin

halló en 1616 la entrada al estrecho de Lancaster,

pero sólo encontró hielo, tan cerrado como la tierra

firme. Aunque los ingleses habían renunciado a la

empresa, otros intentaron la ruta del noreste.

Así, por ejemplo, a fines del siglo XVI Willem

Barents, gran navegante holandés, hizo tres intentos

desafortunados para llegar al mar de Kara. En 1596,

año de la última de estas expediciones, Barents

llegó tan al norte que descubrió Spitsbergen; luego

dio vuelta hacia al este, lo atrapó el hielo y se vio

obligado a invernar en una bahía de la costa oriental

de Nueva Zembla. Al llegar la primavera resultaba

ya evidente que les sería imposible libertar a su

barco, por lo que emprendieron el regreso en dos

botes abiertos. Barents y uno de su tripulación,

debilitados por las enfermedades, murieron frente a

las costas de Nueva Zembla; los demás fueron

recogidos por barcos rusos y finalmente llegaron a

Holanda.

Un vistazo a un mapa en que aparezcan los

límites estaciónales de la masa de hielo explicará

porqué no fue sino hasta 1878-1879 cuando un

barco sueco navegó a la vela por el norte de Europa

y Asia; en cambio, el paso del noroeste, más

tortuoso, no fue recorrido hasta 1906, año en que

Roald Amundsen realizó la hazaña tras un viaje de

tres años en el que quedó inmovilizado en el hielo

durante los peores períodos climatológicos.

También Rusia… por tierra.

Pero había otros europeos que se ocupaban de

buscar nuevos accesos. El último avance registrado

fue el de Rusia.

Después de la unificación de los grandes territo-

rios rusos con Iván III e Iván IV, comenzó una

expansión hacia el este y el sur. La familia

Strogonov recibió permiso para avanzar hacia el

este, y en 1581 cruzaron los Urales con sus tropas

de cosacos.

Quedó abierto el camino para un avance

mediante fáciles transportes desde un sistema fluvial

a otro a través de Siberia. La búsqueda de nuevos

suministros de pieles tan valiosas como el zorro

negro y la marta arrastró a los cosacos y a los

cazadores de pieles hasta Tomsk en 1604, y hasta

las fronteras de China, una década después.

En el ampliado comercio de pieles a que estos

avances dieron lugar, el Estado desempeñó un papel

dominante. Las pieles, por ejemplo, constituyeron la

partida esencial de las caravanas estatales que

comerciaban con Persia, en donde eran cambiadas

por la seda, que era monopolio del shah. Las pieles

eran vendidas también por un escogido cuerpo de

comerciantes estatales en Astracán a los

comerciantes indios, persas y turcos. Otras se

vendían en Moscú a los comerciantes europeos,

entre ellos a los ingleses que explotaban la ruta del

Mar Blanco, descubierto por Chancellor en 1553.

Page 188: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

172

COLONIZACIÓN DE LAS “INDIAS”

a fundación de las Indias españolas es

nacida de la destrucción de las formas de

vida indígenas, por fusión en una nueva raza y

cultura –siendo acontecimientos destacables la

estructuración definitiva del ―Consejo de Indias‖ y

la consolidación de los virreinatos del Perú y Nueva

España (México)-. Durante el proceso colonizador,

la presencia del conquistador fue sustituida por la

del funcionario del Rey; el característico sistema de

la ―encomienda‖ queda sustituido por las divisiones

administrativas: virreinato y gobernaciones,

teniendo como base las ―provincias‖. El sistema

de "repartimiento" o "encomienda", introducido por

Colón y regularizado por Ovando, era una

institución, según la cual, a los colonos se les

asignaba un grupo de indios que debían trabajar

para ellos –―encomienda originaria‖-, o pagarles un

tributo –―encomienda de tributo‖-. Pero las

exigencias de trabajo y tributos impuestas a los

indios por los españoles serían limitadas y los

"encomenderos" tendrían que cumplir su parte del

trato (protección e instrucción religiosa) y observar

toda una serie de reglamentaciones destinadas a

impedir los malos tratos, pero lo cierto es que el

sistema hizo que muchos indios fueran maltratados

y explotados.

L

Page 189: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

173

La Corona había admitido, mediante una ley

oficial, que los indios tenían derechos, y después de

ésto no se daría descanso a la conciencia real. Los

religiosos continuaron su labor, pidiendo

insistentemente que se otorgara mejor trato y mayor

libertad a los indios y que se estableciera una

vigilancia más estrecha sobre los españoles. El más

destacado fue el gran misionero y polemista

dominico, Bartolomé de las Casas, cuyos escritos y

sermones influyeron sobre la política colonial

española durante más de medio siglo.

Se codifica el ―Derecho Indiano‖ y se civiliza y

cristianiza a millares de indios, pero la institución

de la Inquisición sirve de argumento principal a

autores que ya formaban parte de la Reforma

Protestante, ingleses, franceses y holandeses. Las

acusaciones tenían una base, como también que

fueron increíblemente exageradas, difamando y

dejando completamente de lado los aspectos

positivos de la labor colonizadora española. Junto

con la cuestión religiosa estaba el problema político

jurídico, es decir, la legitimidad de la guerra de

conquista y la ―esclavitud‖ de los indios.

Doctrinas jurídicas.

Sabido es, que los Reyes Católicos podían

acceder a nuevos reinos por cuatro vías diferentes:

por herencia, por aclamación, por matrimonio o

bien por otorgamiento del Papa o del Emperador.

Según Manzano, Isabel y Fernando, en un

principio, cuando aceptaron el plan de Colón para

realizar su primer viaje, lo hicieron a sabiendas que

lo descubierto sería suyo por el derecho de

ocupación de tierras no pertenecientes a ningún otro

príncipe cristiano. Será más tarde, a la vuelta de su

viaje cuando se van a modificar los términos

jurídicos y, a pesar de que consideraban

suficientemente válida esta base legal, sin embargo,

los Reyes Católicos piden a Alejandro VI que les

conceda una bula confirmando esta legalidad que

sólo el Papa o el emperador, según las partidas,

podían conceder. Atendiendo a este requerimiento,

el Papa les concede la bula ―Inter Caetera‖ -de

donación- y completando esta primera, la ―Dudum

siquidem‖, o de -ampliación de donación-. De esta

manera, los reyes conseguían un doble apoyo

jurídico al proyecto descubridor del Nuevo Mundo,

a la vez que la concesión papal de este privilegio en

la persona de los reyes les ayudaba contra posibles

pretensiones del Almirante, así como preservaba las

nuevas tierras sin descubrir a la Corona de Castilla.

Tomando de los textos, tan claros y sencillos, del

preclaro venezolano, Dr. Arturo Uslar Pietri,

reproduciremos, casi textualmente, su disertación.

En el año de 1539, hay una voz extraordinaria

que se alza en la Universidad de Salamanca para

plantear ese problema en los términos más precisos,

profundos y elevados en que nunca se haya

planteado, y esa voz es la de un fraile, que era para

entonces profesor de Teología y se llamaba fray

Francisco de Vitoria. Ya llevaba más de trece años

de enseñanza en la Universidad de Salamanca. ¿Qué

dice Vitoria?. Él dice: ―los indios son dueños

verdaderos y legítimos de la tierra americana‖.

Con esto está diciendo que no era una tierra

yerma, ni que estaba a la merced del primer

ocupante, tenía dueños, y esos dueños ejercían una

jurisdicción conforme al derecho. Se había venido

sosteniendo por viejos teólogos, y era la voz de la

Corte española, que el Emperador, por tradición, era

soberano del mundo entero, sólo que de hecho no

ejercía soberanía sobre ciertos lugares, pero de

derecho podía ejercerla en cualquier momento.

A esto responde fray Francisco de Vitoria, que

no es cierto, que no existe razón alguna ni título

alguno por el cual el Emperador sea dueño del

mundo entero. Al otro argumento de que el Papa

había hecho donación a los Reyes de Castilla de la

tierra americana, él contesta que el Papa no puede

hacer donación a nadie de ninguna tierra, porque el

Papa no es señor temporal de ninguna tierra, el Papa

es el Vicario de Cristo, y Cristo dijo: ―Mi reino no

es de este mundo‖, de modo que el Papa no puede

regalarle tierra alguna a nadie, por lo cual está

diciendo que la bula de Alejandro VI no tiene valor.

Luego dice: Se ha invocado el derecho de

descubrimiento: el que descubre una cosa tiene

Page 190: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

174

derecho de apropiársela. Más la tierra americana no

era ―cosa de nadie‖, sino que pertenecía a los indios;

el hecho de haber llegado allí no daba derecho

alguno a tomarla bajo su jurisdicción, como sería el

caso de un primer ocupante que llega a una tierra

desierta. De modo que el título del descubrimiento

tampoco vale. Por último, un argumento que es muy

notable oírlo en boca de un teólogo, el de la

resistencia de los indios a recibir la verdadera

religión. Él dice: ―No se puede, no es de derecho

natural, no se puede esclavizar ni hacer la guerra a

nadie porque se niegue a recibir la religión, porque

el infiel, y aún el hereje, es por derecho natural tan

señor en su dominio como el cristiano en el suyo, de

modo que el hecho de no recibir la verdadera

religión no da derecho a la conquista‖.

Después, se pregunta, ―¿Qué es lo que da

derecho a la conquista entonces?. ¿Qué títulos

hay?‖. Y asoma estos títulos, que tienen una gran

importancia: ―El derecho natural de todas las

naciones a comunicarse entre sí‖, es decir, él

concibe, y esto es una idea absolutamente nueva,

que va a engendrar consecuencias muy grandes, que

hay una comunidad de naciones, que las naciones

no son entes aislados, que constituyen una

comunidad internacional y que la existencia de esa

comunidad internacional impone por derecho

natural el derecho de cada nación a comunicarse con

las otras. Si una nación corta esa comunicación ó la

niega, esa nación infiere un daño a las demás y una

ofensa y daría por ese motivo causa a guerra justa.

De modo que los españoles tienen derecho de venir

a América, tienen derecho a entrar en contacto con

indios, a comerciar, a conocerse y si los indios se lo

impiden ó sé lo prohíben, habría una causa justa de

guerra.

Más adelante, agrega: ―Hay igualmente el

derecho de libre propaganda de religión‖, es decir,

no puede impedirse a los españoles que vengan a

América y prediquen la religión. Este derecho de

libre propaganda es muy curioso, igualmente,

porque tiene una raíz de tolerancia y de libertad de

conciencia. Cada quién tiene derecho a propagar

ideas religiosas, que los demás pueden seguir ó no;

no se le puede impedir al fraile español que llegue a

América y que haga su propaganda. Así, y con otros

trabajos sobre la ―Guerra Justa‖ y en consecuencia,

sobre los ―Derechos Humanos‖, este hombre estaba

fundando, silenciosamente, en aquella cátedra de

Salamanca, el Derecho Internacional, porque

Francisco de Vitoria es el padre de la concepción de

la comunidad internacional de naciones y el padre

de la idea de que por encima de la voluntad de los

Reyes y del capricho de las naciones hay un derecho

natural, un derecho internacional que debe regir esas

relaciones.

A la par que este proceso legal sobre el derecho

de posesión y conquista de las Indias se desarrollaba

en las aulas españolas, la situación política europea

evolucionaba por su parte, y presentaba nuevos

problemas derivados de la pérdida de la autoridad

ecuménica que Roma había tenido en Europa hasta

las guerras de religión, y que afectaba directamente

al "estatus" jurídico castellano en su relación con

América. Las guerras contra los luteranos y la

política religiosa de Enrique VIII acuciada por

Isabel en Inglaterra consiguieron deteriorar, en gran

parte, la autoridad Papal y con ello el segundo

apoyo jurídico sobre el que se edificó la legalidad

de la posesión del Nuevo Mundo, como era la

concesión por bulas que, según opinión de

Manzano, los Reyes Católicos consideraron como

"título jurídico suficiente para justificar su

soberanía". Otras naciones como Francia nunca

aceptaron la decisión del Papa sobre los territorios

descubiertos.

Así termina, tan clara y fundamentada, la

narración del Dr. Uslar Pietri.

La duda de legalidad planteada por los juristas

españoles en sus discusiones doctrinales, en los

estudios para la nueva normativa de derecho de

posesión de América, unido a los avatares políticos

europeos a los que tuvo que hacer frente Felipe II, a

veces con pérdida de la hegemonía tradicional,

hacen que el derecho de exclusividad de América

otorgada por el Papa pierda consistencia, y se pase a

una fase similar a la presentada antes del primer

viaje de Colón hasta las bulas, en la que el único

Page 191: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

175

principio válido de derecho a un territorio era la

ocupación.

La unidad Hispánica.

Desde la hora del descubrimiento se estableció

no solamente la igualdad sino la unidad entre

España y América, en fe, en lengua, en organización

social y política.

Ante todo, los indios, así llamados por la

creencia de Colón de que había descubierto las

costas de Asia regadas por el Indo, fueron

considerados por los Reyes como vasallos, en pie de

igualdad con los naturales de Castilla. Al recibir

Isabel la Católica la noticia de los primeros

repartimientos de indios hechos por Colón como

esclavos, dijo: ¿Quién dió licencia a Colón para

repartir mis vasallos con nadie? Y acto continuo

mandó pregonar que bajo pena de muerte, se les

restituyera la libertad. La misma Reina declaró

enérgicamente que los indios eran tan libres como

los castellanos.

Lo mismo dijeron Fernando el Católico a Diego

Colón y Carlos V a Hernán Cortés. "Las cosas de

esas partes las entiendo yo como las de Castilla"

decía el rey Fernando. Y Carlos V dispuso en las

Ordenanzas para las Audiencias que en lo que no

estuviese particularmente decidido, se observasen

las leyes de Castilla, tanto en el orden sustantivo

como en el procesal, así en los asuntos civiles como

en los criminales.

Felipe II dijo: "Las leyes y orden de gobierno de

los unos y de los otros deben ser los más semejantes

y conformes que se pueda, en cuanto hubiere lugar y

lo permitiere la diversidad y diferencia de tierras y

naciones". Otro tanto sucedió en materia de

instrucción pública, pues las universidades que los

españoles se apresuraron a crear en el mundo recién

descubierto, gozaron de iguales franquicias y

privilegios que la de Salamanca, hasta el punto de

que Felipe II dispuso en 1588 que se usasen los

mismos tratamientos y cortesías.

La equiparación se refleja en toda la

organización política y administrativa. En América,

como en España, se celebraron Cortes, hubo

Audiencias, municipios, alcaides, regidores. Y hasta

el reinado de Carlos III, los territorios de Indias no

fueron llamados Colonias sino Reinos, Estados o

Provincias de la Monarquía y si existieron algunas

diferencias, no fueron mayores que las existentes,

por ejemplo, entre Castilla y Cataluña.

Se crearon los virreinatos, grandes unidades

territoriales y administrativas, regidas por

representantes de la Corona (virreyes), en cuya

jurisdicción se integraban varias divisiones de

índole judicial o audiencias.

Indias del Norte; Centro América y México:

1534, virreinato de Nueva España. Indias del Sur;

Bolivia, Ecuador, Perú y Chile: 1543, virreinato del

Perú. En el siglo XVII se formaron dos nuevos

virreinatos: Nueva Granada (1718), la actual

Colombia, con la inclusión, en algún tiempo, de

Venezuela, y Río de la Plata (1776) con las actuales

Argentina, Paraguay y Uruguay. También se

establecieron otros organismos menores como

Gobernaciones, Capitanías Generales, Provincias y

Municipios.

Pero la unión no fue solo de nombres; fue de

sangre. España, desde el principio, reconoció la

igualdad absoluta de razas, en sentido

auténticamente cristiano. No le inspiró repulsión la

sangre india. Y el menosprecio que en ocasiones

pueda advertirse se funda en inferioridad de

condiciones individuales, pero no en diferencia y

menos en odio de razas. Y así, en el libro sexto de la

Recopilación de Indias (título primero, ley segunda,

Real cédula de 14 de enero de 1514), se dice

expresamente: ―Es nuestra voluntad que los indios e

indias tengan, como deben, entera libertad para

casarse con quien quisieren, así con indios como

con naturales de estos nuestros reinos o españoles

nacidos en Indias y que en esto no se les ponga

impedimento"

Los grandes conquistadores tuvieron hijos

mestizos, que no bajaron, por serlo, de condición

social. Tal los casos de Martín Cortés, fruto de los

amores entre el conquistador de México y la

Malinche; de Garcilaso de la Vega, el Inca, hijo del

Page 192: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

176

capitán Garcilaso de la Vega y de una ñusta

peruana...". Muchas mujeres de la aristocracia

nativa se casaron con encomenderos. Sayri Túpac,

nieto del último emperador inca aceptado por todos,

Huayna Capac, vivió a lo gran señor a finales de la

década de 1550. Y en 1616 se le otorgó el título de

marquesa de Oropesa a la nieta de Sayri, cuyo padre

había sido capitán general de Chile. En México, a

dos de las hijas de Moctezuma se les concedieron

encomiendas perpetuas sobre ciudades indias…

Transculturación.

El conquistador era un hombre que cabalgaba

entre dos épocas. Sentía los impulsos éticos,

caballerescos y religiosos de la Edad Media; recibía

la vitalidad del Renacimiento, los remotos ejemplos

del mundo clásico, el ansia de hazañas que

prolongasen su memoria más allá del tiempo.

Aunque los conquistadores españoles fueron

profundamente cristianos, la moral de muchos de

ellas fue laxa y en ocasiones creyeron lícitos los

actos más inicuos.

Para algunos intérpretes de la colonización

española, el oro figura como el móvil primero y

poderoso de semejante empresa. Lo ha sido de todas

las conquistas y colonizaciones. Y lo cierto es que la

busca del Dorado promovió excursiones de

increíbles penalidades.

A esta fiebre del oro hay quienes le encuentran

sus atenuantes. En primer lugar, dice el venezolano

Picón Salas, ―si luchaban por el oro hasta los

aterciopelados gentiles hombres de la corte de

Isabel de Inglaterra, como sir Walter Raleigh que

quiso crearse en Guayana una especie de Perú

personal, ¿a qué asombrarnos de que esa masa de

pecheros, de pequeños hidalgos empobrecidos, de

bastardos sin herencia, anhelen forjarse sus ínsulas

de metales preciosos‖?

¿Qué más los motivó?: La aventura. El Nuevo

Mundo fascinaba precisamente porque era nuevo.

Todavía, entre los españoles de esa época, se leían

con gusto los libros de caballería, plenos de

maravillas y lances extraños. Ahora, el español sabe

que eso mismo está sucediendo en el mundo nuevo.

Oye hablar del Dorado, de la Isla de Jauja, de la

Fuente de la Juventud.

La voluntad de poder. Nietzche hace de ella la

esencia del mundo. Si no es esencia única de toda

conquista y colonización, es indudable que ese

instinto de mando y preeminencia constituye uno de

sus principales motores.

América significaba una inmensa expansión de

poderío. Poderío de España, entonces gran potencia

imperial. Poderío de Su Majestad, en cuyos

dominios no se ponía el sol. Poderío de los

conquistadores, algunos de los cuales, como Lope

de Aguirre y Gonzalo Pizarro, rebeldes al monarca,

soñaron con asumir la autoridad absoluta y aún con

ceñir corona en suelo americano.

Esa voluntad de poder queda patente en los

frecuentes conflictos de jurisdicción que llenan las

biografías de los conquistadores y primeros

gobernantes.

Concluyendo: ¿Cuál es el estilo de la obra

colonizadora de España?. Digamos primeramente

que fue empresa muy humana. Lo ha escrito

Mariano Picón Salas en su libro "De la conquista a

la independencia". "Ni los conquistadores españoles

fueron siempre esos posesos de la destrucción que

pinta la leyenda negra, ni tampoco los santos o

caballeros de una cruzada espiritual que describe la

no menos ingenua leyenda blanca‖. Una magnífica

virtud española es la franqueza y son los propios

conquistadores los que han contado con cierto

desplante militar lo "demasiado humano" que había

en la conquista.

Y se produjo la transculturación; siempre que

dos pueblos y sus culturas vienen a coincidir sobre

un mismo plano territorial, pueden sobrevenir los

siguientes fenómenos:

1º. Total anulación de la manera nativa. Lo

indígena, desaparece.

2º. Convivencia sin mezclarse, ejemplos; los hay

en abundancia en la Historia.

3º. Prevalece lo nativo sobre lo foráneo. En este

sentido, sin exagerar las consecuencias, se dijo que

Grecia, derrotada militarmente por Roma, acabó

Page 193: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

177

venciendo culturalmente a Roma. Y también se ha

observado que la España romana conquistada

militarmente por los godos, acabó absorbiéndolos

culturalmente.

4º. Fusión, impregnación mutua y creación de un

nuevo elemento racial y cultural. Tal aconteció, en

líneas generales, con lo que hoy se llama

Hispanoamérica.

Page 194: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

178

EL “MAR DEL SUR”

ntes de que fueran conocidas sus propias

riquezas, las ―Américas‖ fueron vistas

como una barrera a la riqueza del Lejano Oriente y

las imaginadas opulencias del gran territorio del sur.

En 1513 el español Vasco Núñez de Balboa cruzó el

istmo de Panamá para convertirse en el primer

europeo que veía el Pacífico, aunque no tenía la

menor idea de que lo que estaba observando era el

Océano más grande del mundo. Se metió en el

Pacífico -con todo y armadura, llevando la espada

en una mano y la bandera de Castilla, ondeando, en

la otra- y reclamó el recién descubierto océano para

su patria; quedaría bien claro que Asia se hallaba

más allá.

Una enorme masa de agua

El océano Pacífico es el rasgo geográfico

individual más grande de la Tierra. Cubre un área de

165 millones de kilómetros cuadrados -un tercio de

la superficie terrestre- y contiene más de dos veces

el volumen de agua del Atlántico, el segundo

océano más grande. De norte a sur, se extiende

15.000 kilómetros desde el estrecho de Bering, en el

Círculo Glacial Ártico, hasta las heladas aguas del

Antártico, casi toda la longitud de la Tierra. En su

punto más ancho, a 5° al norte del Ecuador, se

extiende a través de 180° de latitud y abarca más de

20.000 kilómetros desde la península de Malasia en

el oeste hasta la costa de Colombia en el este.

El Pacífico es tan grande que podría contener

todas las masas de tierra del mundo combinadas, sin

desplazar toda su agua, y todavía quedaría sitio para

acomodar un séptimo continente del tamaño de

Asia. Los científicos han especulado que puede que

existiera en su tiempo un continente melanesio que

se hundió hace millones de años, cuando la

estructura y composición de la superficie de la

Tierra sufrió cambios fundamentales. Las antiguas

formaciones rocosas de algunas de las islas de

Melanesia (es decir, Nueva Guinea y sus

archipiélagos vecinos, las islas Salomón, Vanuatu y

Nueva Caledonia) apoyan esta teoría, pero en

ausencia de mayores pruebas que lo sustenten, sigue

siendo una extravagante creación del mismo orden

que la fabulosa Atlántida de las antiguas leyendas

europeas. Nueva Guinea está a menos de 200

kilómetros de la península de Cabo York, la punta

más septentrional de Australia. Anteriormente

formaba parte de un continente australiano más

grande. Hace unos 10.000 años, a finales de la

última Era Glacial, el angosto estrecho de Torres se

inundó, y Nueva Guinea se vio separada del

continente.

Islas, islas, islas…

La enorme extensión del Pacífico está salpicada

por más de 20.000 islas, una cifra que representa el

80 por ciento del número total de islas del mundo.

En su enorme mayoría, sin embargo, son pequeños

atolones de coral deshabitados que apenas se alzan

por encima de la superficie del océano.

Muchas islas se hallan separadas de sus vecinas

más cercanas por amplias extensiones de océano: la

isla de Pascua, por ejemplo, es uno de los lugares

más remotos sobre la Tierra. Más de 3.500

kilómetros de mar la separan de la costa chilena en

Sudamérica, mientras que la isla de Pitcairn, su

vecina más cercana al oeste, se halla a 2.000

kilómetros de distancia. El enorme y deshabitado

continente helado de la Antártida define los límites

meridionales del océano Pacífico, mientras que en

su perímetro suroeste se extiende el envejecido

continente de Australia, el más pequeño de los

continentes del planeta, que cubre pese a todo,

aproximadamente, 8,5 millones de kilómetros

cuadrados, más de seis veces la masa de tierra

combinada de todas las islas del Pacífico.

Las islas de la cuenca del Pacífico (denominadas

a menudo colectivamente como Oceanía) se hallan

comúnmente agrupadas en tres distintas regiones:

Micronesia, Melanesia y Polinesia. Estos

agrupamientos deben su existencia a supuestas

diferencias etnográficas identificadas en el siglo

XIX.

A

CAPÍTULO III (El “Mar del Sur” y el “Caribe”)

Page 195: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

179

Micronesia se halla al este de las Filipinas, en su

mayor parte entre el trópico de Cáncer y el Ecuador.

Sus dispersos grupos contienen tanto islas altas

volcánicas como atolones de coral.

En el Pacífico oriental se hallan las islas de

Melanesia: Nueva Guinea, Nueva Bretaña y el

archipiélago de las Bismarck, las Salomón y las

islas de la Santa Cruz, Vanuatu (antes Nuevas

Hébridas) y Nueva Caledonia. Junto con Fiji y

Tonga (a menudo consideradas parte de Polinesia),

se hallan en la plataforma continental australiana.

Los grupos de islas de Polinesia cubren un vasto

triángulo en la parte oriental del Pacífico que se

extiende desde las islas hawaianas en el trópico de

Cáncer hasta Nueva Zelanda, entre los 34° y los 47°

S, con la isla de Pascua, justo al sur del trópico de

Capricornio, formando el tercer ángulo.

Complejidad geográfica, histórica y cultural de

una región; dentro de ella, físicamente diversa, hay

enormes contrastes de experiencia y sociedad

humanas. Los pueblos aborígenes de Australia son

quizá la civilización continua más antigua de la

Tierra, que posiblemente se remonta hasta los

140.000 años, mientras que Polinesia oriental fue la

última parte del mundo en ser colonizada por la

humanidad. El Pacífico fue la última zona del

mundo que entró en contacto con los europeos. La

llegada de éstos, hace menos de 500 años, iba a

tener profundas y a menudo catastróficas

consecuencias para los pueblos indígenas.

Los polinesios:

primeros navegantes del Pacifico.

Cuando los exploradores europeos entraron por

primera vez en el Pacifico descubrieron que el gran

océano ya había sido dominado por navegantes cuya

destreza náutica rivalizaba con la suya propia: los

polinesios. La presencia de los polinesios por toda

la constelación de islas volcánicas del océano es

testimonio de una extraordinaria herencia de

navegación. Partiendo desde islas cercanas al

sudeste de Asia, alrededor del 2.500 a.C., sus

antepasados habían saltado de un lugar a otro en el

Pacifico, hasta que llegaron a los grupos de Tonga y

Samoa, más o menos un milenio después. Allí

perfeccionaron una cultura orientada al océano, que

realizó prodigiosas hazañas de migración.

Construían enormes canoas de doble casco que

pudieran transportar a muchas personas en viajes de

ocho o más semanas.

Fabricar una canoa de viaje era un proyecto

comunitario, supervisado por un carpintero

especializado, de rango casi sacerdotal. Los

trabajadores le daban forma de casco a grandes

troncos de árboles y luego, con primitivas

herramientas de piedra, caracola y hueso, construían

una robusta embarcación capaz de recorrer 150

millas al día.

Las canoas eran guiadas a su destino por una

fraternidad de navegantes, a cuyos miembros se

enseñaba desde pequeños a leer información náutica

en variados fenómenos naturales. Conocían las

posiciones que tenían cada año más de 150 estrellas

y poseían un vasto conocimiento de las corrientes

oceánicas, los vientos y los hábitos de las aves

migratorias que les permitieron cruzar 15 millones

de millas cuadradas de océano desconocido.

La colonización europea trajo consigo un cambio

duradero en el Pacífico. Subvaloró e ignoró

persistentemente las diversas y complejas culturas

de sus sociedades. Las sociedades colonizadoras

blancas que se establecieron en Australia y Nueva

Zelanda a finales del siglo XVIII y durante todo el

Page 196: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

180

XIX desplazaron a las poblaciones indígenas de sus

tierras y descompusieron sociedades enteras.

Cientos de navegantes europeos zarparon hacia

el Pacifico entre las décadas de 1560 y 1780. La

historia del «descubrimiento» y posterior

colonización europea del Pacífico se sitúa en varios

períodos independientes: el siglo XVI perteneció a

los portugueses y a los españoles; el XVII y la

primera mitad del XVIII a los holandeses; la

segunda mitad del XVIII y el XIX a los británicos y

franceses.

Los portugueses, desde 1500, cruzando el

Océano Indico, penetran por los Estrechos de

Malaca y de la Sonda en los mares malayos y

javaneses, y los españoles, desde la expedición de

Magallanes y Elcano se lanzarán a la exploración

del desconocido, inmenso y temible Océano

Pacífico, surcándolo en pequeñas naves, con

pobrísimos instrumentos de navegación. Álvaro de

Saavedra, López de Villalobos, Legazpi, Mendaña,

Quiros, Torres, etc., llegarán a las que se conocen

hoy en día como Marshall, Almirantazgo, Bismarck,

Nueva Guinea, Carolinas, Palaos, Tuamotu,

Filipinas, Nuevas Hébridas.... y dominarán la

llamada ―ruta al levante‖, la ruta que permitía, desde

el Pacífico Central, subir hasta alcanzar los 40°

grados de Latitud Norte y desde allí, impulsados por

los vientos del Oeste, conducirlos hasta las

proximidades del Cabo Mendocino, en la Alta

California, algo más arriba de la actual ciudad de

San Francisco.

Magallanes.

Había prestado servicios distinguidos a su patria

en las Indias. De regreso a Portugal, se enrola para

combatir en el norte de África, en las costas de

Berbería, donde recibe una lanzada que lo dejará

cojo. A consecuencia de una disputa con un superior

cayó en desgracia en la corte de Portugal.

Enfrentado al monarca lusitano, quién le ha negado

en varias ocasiones la mejoría de su pensión,

renuncia públicamente a su ciudadanía y busca la

protección del Rey español. Su amigo Francisco

Serrano le mandó desde las Molucas una carta

donde le aportaba datos geográficos de la situación

de las islas, al mismo tiempo que opinaba que, a

tenor de lo acordado en el Tratado de Tordesillas,

1494, las Molucas no estaban situadas en la demar-

cación de Portugal, sino que correspondían a

Castilla. El encuentro fortuito de Magallanes con el

cosmógrafo Ruy Faleiro, el cambio de impresiones

con éste, sobre la duda de la situación de las

Molucas, fue el acicate para que juntos pensasen en

la posibilidad de ofrecer a la Corona Española la

búsqueda de un paso entre el Atlántico y el Pacífico,

y poder así llegar a las Molucas.

Estaba firmemente convencido de que si los

barcos españoles podían rebasar la punta más

meridional de la barrera americana, se tendría un

acceso fácil a las Indias Orientales, tan fácil como el

que había hallado Portugal dando la vuelta al

África. Durante el invierno de 1518 presentó este

proyecto a Carlos 1, rey de España. Rápidamente

logró la aprobación del Rey.

La flotilla la componían 5 naves: ―La Trinidad‖,

―San Antonio‖, ―Concepción‖, ―Victoria‖ y

―Santiago‖. En la ―Concepción‖, como ―maestre‖,

va embarcado Juan Sebastián Elcano, duro y

avezado hombre de mar, nacido en un pequeño

puerto pesquero de la Provincia de Guipúzcoa, costa

norte de España, curtido en su juventud en el bravo

mar del Golfo de Vizcaya y combatiente como

patrón de nave en las campañas africanas e italianas.

El 20 de septiembre de 1519, Magallanes, desde la

toldilla de ―La Trinidad‖ pronuncia la frase ritual ―

¡Larguen en el nombre de Dios! ―, con lo que

comienza ―uno de los más arriesgados, portentosos

y extraordinarios viajes de la historia de la

humanidad‖. Llegan a Tenerife y desde allí, hacia el

Sur, cruzan la zona de calmas ecuatoriales y dan el

salto del Atlántico hasta avistar las costas del Brasil.

Prosiguen al Sur, avistan el estuario del Río de

Plata, donde tres años antes ha muerto Díaz de Solís

en busca del paso hacia Asia.

Magallanes, después de adentrarse en él y

explorarlo, se da cuenta que no es por ahí y sigue

hacia el Sur.

Page 197: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

181

En la Bahía de San Julián, se produce rebelión y

Magallanes ejecuta a varios cabecillas y a otros los

abandona en tierra. Más al Sur, con un frío cada vez

más intenso, la ―Santiago‖, termina embarrancada.

Al iniciar el paso del estrecho, que todavía no saben

que lo es, el piloto portugués Esteban Gomes,

resentido contra Magallanes, toma el mando de la

―San Antonio‖ y deserta con la nave; en su viaje de

vuelta, Gomes, avistará, por primera vez, las islas

Malvinas.

A fines de agosto de 1520 Magallanes se puso en

marcha otra vez, y no fue sino hasta los 52° 30' de

latitud sur donde encontró el estrecho que llevaría

su nombre. En ese pasaje rocoso y lleno de

tormentas, logró que su cansada tripulación salvara

los 515 kilómetros de arrecifes y zigzagueó, en una

obra maestra de marinería, en la que empleó 38

días; cuando salió, había confirmado su teoría:

existía un paso sud-occidental hacia el Pacífico. Las

tres naves, con gravísimas dificultades, atraviesan el

Estrecho y enrumban hacia el Norte, a lo largo de la

actual costa de Chile, siguiendo ese litoral por unos

1.500 kilómetros.

Aprovechando los vientos alisios que soplaban

del este dirigió sus barcos hacia el occidente. Tan

calmo estaba el mar, que lo bautizó ―Pacífico‖,

apelativo que al correr del tiempo, perduraría.

Desesperadamente escaso de provisiones y sin

tener idea de cuánto tendría que navegar antes

de llegar a su meta, siguió un derrotero que fue casi

únicamente mar abierto: de haberse desviado

ligeramente hacia el sur se habría encontrado con

las idílicas Tahití, Samoa, o las islas Fidji. Sus

hombres tuvieron que enfrentarse a la

desesperación, enfermedades y casi morirse de

hambre. El único grupo de islas que encontraron

estaba tan desolado que, rompiendo su propia regla

contra el pesimismo, las llamó las Desventuradas. Y

sobrepasadas las islas de Juan Fernández

(Archipiélago, actualmente chileno, de tres islas:

Page 198: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

182

Robinson Crusoe, Alejandro Selkirk y Santa Clara.

La de Robinson fue descubierta por un piloto

español de ese nombre en 1565 y fue la morada del

escocés Selkirk por cinco años, inspirando a Daniel

Defoe para su conocida novela), se adentran en el

Pacífico, desfilando –sin verlas- a lo largo de las

Islas Marshall y llegando, desde que atravesaron el

Estrecho, después de tres meses y veinte días, a la

isla de Guam, en el grupo de Las Marianas, y sólo

entonces pudo reabastecer sus provisiones.

Cuando Magallanes llegó a las Filipinas, su

ánimo se elevó al cielo al ver los adornos de oro que

usaban los nativos; resultaba indudable que Catay y

la riqueza que había venido a buscar estaba ya a su

alcance. Investigando los recursos de las islas,

desembarcó en Cebú, donde celebró un tratado de

amistad con un jefe nativo, lo cual fue su ruina, pues

por cumplir sus obligaciones con su nuevo aliado,

tomó parte en una escaramuza contra un gobernante

rival de la pequeña isla vecina de Mactán, y murió

peleando en la playa, atravesado por una lanza y

rematado a machetazos.

Ni siquiera tuvo la gloria de completar la

circunnavegación del globo ni tampoco la certeza de

que había dado con la ruta occidental hacia las

Indias, empresa en que Colón había fracasado. Para

los miembros supervivientes de la expedición, el

resto del viaje se convirtió en una monótona crónica

de infortunios. Posteriormente, el Rey de Cebú,

hasta entonces aliado de los expedicionarios, les

invita a una comida. Varios de los tripulantes y

algunos Mandos –no Elcano, que está enfermo-

asisten y en pleno banquete, son asesinados.

Muchas más dificultades sufrirán los hombres y

las naves. La ―Concepción‖ se encuentra en tan mal

estado, que se decide quemarla. Las dos restantes

siguen su exploración, topan con la inmensa isla de

Borneo, vuelven hacia Mindanao, en las Filipinas y

allí se hace cargo del mando de la ―Victoria‖, Juan

Sebastián Elcano. Llegarán a las Molucas donde los

portugueses se habían establecido allí desde 1512.

Tendrán dificultades con ellos y deberán aliarse

con el jefe de una de las islas del archipiélago,

enemistado con los portugueses.

Page 199: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

183

Después de variadas y penosas desventuras, es

elegido como jefe Juan Sebastián Elcano y se

preparan a partir. La ―Trinidad‖, con una gran vía

de agua, no podrá hacerlo. Cincuenta y cuatro

hombres deciden quedarse con la averiada nave y

cuarenta y tres europeos y trece nativos se van en la

―Victoria‖. La nave de ciento dos toneladas, con

aljibes llenos de agua, víveres, bodegas colmadas de

clavo, - una preciada especia – y nuevo aparejo pero

en bastante mal estado el casco, se lanza a otra

impresionante hazaña de la historia de la

navegación, a través de las trece mil millas que la

separan de España. Un 8 de septiembre de 1522,

tres años, menos doce días después de su salida de

ese mismo puerto, Sevilla, llegaban diecisiete

hombres y a su frente, Juan Sebastián Elcano, en la

maltrecha ―nao‖, que hacía honor a su nombre,

―VICTORIA‖.

Por irónico que parezca, la venta del cargamento

de la nave pagó todo el costo de la expedición de

Magallanes. Las 26 toneladas de clavo (la especia

más valiosa en relación con su peso), se vendieron a

un precio ¡diez mil veces más alto que el de su

compra!. El Emperador Carlos V le concedió a

Elcano por su hazaña un escudo consistente en un

globo terráqueo con la inscripción ―Primus

circumdedisti me‖ (El Primero que me rodeó).

Otro camino en Ultramar.

El regreso de Elcano supuso la apertura de una

nueva vía ultramarina para la Corona Española. La

Especiería se incorporaba a la economía hispana y a

la expansión del comercio exterior. Pero, ¿a quién le

interesaban las especias? Por supuesto a las

poblaciones berberiscas del norte de África, no. Los

países que podrían adquirir los exóticos frutos eran

los del norte de Europa: franceses, ingleses,

flamencos, alemanes. Había que buscar localidad

estratégica en el noroeste de la península para que

atrajese la atención de comerciantes europeos y

evitar que continuasen negociando en Lisboa.

Estas razones fueron las que se tuvieron en

cuenta para establecer una Casa de Contratación,

dedicada exclusivamente al control de las especias,

en la ciudad gallega de La Coruña, y fue aquí,

donde se organizó, en 1525 el segundo viaje. García

Jofre de Loaisa como capitán general de una vistosa

flota -en la que figuraba como segundo Juan

Sebastián Elcano- se lanzó desde las costas gallegas

hacia el Atlántico Sudamericano. La travesía del

estrecho ya no fue un obstáculo tan duro de vencer:

iban varios supervivientes de la expedición de 1519

que conocían todos los secretos geográficos del

intrincado paso. Pero, nuevamente, el Pacífico

marcaba nueva ruta de penalidades. El hambre y la

enfermedad volvieron a hacer su aparición, y la

situación era cada vez más angustiosa. El estado de

la tripulación entristecía constantemente al capitán,

y en un momento de abatimiento, un ataque de

melancolía, una depresión, puso fin a la vida de

Jofre de Loaisa, a la altura de la línea equinoccial,

muy cerca de las islas Gilbert, y allí, en aquellas

oscuras aguas, fue arrojado su cadáver. Abiertas las

Instrucciones Reales, el encargado de reemplazarlo

en el mando era Juan Sebastián Elcano, pero

desgraciadamente su jefatura iba a ser muy breve. A

los pocos días, moría. Su cuerpo fue lanzado sobre

las olas del océano, que rompían estruendosas sobre

las cuadernas de las embarcaciones.

Nuevamente había que reunirse para un nuevo

jefe, y el seleccionado, venciendo una penosa

travesía, con una reducida tripulación, logró llegar a

las islas de los Ladrones (las Marianas), donde

murió. Por cuarta vez se volvía a presentar la difícil

tarea de elegir un nuevo capitán. El nuevo líder,

logró arribar a las Molucas, donde seguía el control

lusitano. Se reinició la disputa y las alianzas con los

nativos. Un nuevo jefe portugués estableció tregua y

para celebrarla invitó a un banquete, en donde

envenenó al jefe español. Nuevamente los

castellanos eligieron a un nuevo líder. Con mucho

esfuerzo se mantuvo la soberanía hispánica en dos

de las islas. Un día vieron los castellanos, en la

lejanía, una nao que, a juzgar por el velamen, era de

gran tonelaje. Los miedos y los temores au-

mentaron, aunque también una ligera esperanza

brillaba en sus ojos ¿serían portugueses o españoles

Page 200: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

184

los hombres que venían a cubierta? La

incertidumbre se aclaró al oírlos hablar: eran

hispanos procedentes de Nueva España.

En 1527 había enviado el Emperador una carta a

Hernán Cortés indicándole que los barcos que

estaba preparando para descubrir por las costas

mexicanas del Pacífico, no fuesen empleados en

aquella misión, sino que se dirigiesen hacia las islas

de la Especiería para interesarse de varios asuntos;

primero, ¿qué había ocurrido con los hombres que

se quedaron tras la partida de Elcano?. Segundo,

¿qué había sucedido con la expedición de García

Jofre de Loaisa? Hernán Cortés, cumpliendo

órdenes envió a las Molucas tres naos; solamente la

capitana, la ―Florida‖, logró llegar. Por años, las

hostilidades con los portugueses prosiguieron en

aquellas islas.

El Tratado de Zaragoza.

En 1529 -en plenas escaramuzas hispano-lusita-

nas en el Pacífico- en la ciudad de Zaragoza se

firmaba un documento entre ambas naciones por el

que el Emperador empeñaba, no vendía, los

derechos de la Corona castellana a las islas de la

Especiería.

Se había enfriado el interés por las lejanas islas

del Pacífico, pero el nuevo monarca Felipe II estaba

dispuesto a reanudar la conquista del archipiélago

filipino. Al virrey de Nueva España le escribió una

carta el monarca para que se interesase por el

proyecto del Pacífico, al mismo tiempo que se

dirigía al padre Andrés de Urdaneta, agustino, que

llevaba años viviendo en la ciudad de México. Pero,

¿quién era este fraile al que el mismo Felipe II

escribía?, ¿era tanto su prestigio? A comienzos del

siglo XVI el solar de los Urdaneta gozaba de

abolengo en las tierras vascas. El joven Andrés,

cuando Elcano regresó de la vuelta al Mundo, lo

conoció personalmente, y con él se trasladará a La

Coruña para embarcar en 1525 en la expedición de

García Jofre de Loaisa. Tenía diecisiete años cuando

se lanzó al Atlántico, primero; después, al Pacífico,

ese Pacífico del que fue el mejor conocedor del

siglo XVI, desde las Ladrones (Las Marianas) a las

Molucas. Fue testigo de la muerte de su paisano y

del resto de los jefes que desaparecieron durante la

dura travesía. Participó activamente en aquella

guerra inútil hispano-lusitana por el control de la

Especiería, fue herido varias veces, recibió en su

rostro la explosión de un barril de pólvora que le

dejó para siempre la huella de una horrorosa

quemadura que le afeaba su cara. Intervino como

hombre de confianza en las gestiones diplomáticas

ante los responsables lusitanos. A su regreso a Lis-

boa, le fue requisado un gran baúl en el que traía

mapas y una valiosa información de las Molucas.

Cuando llegó a la Corte y ante los altos miembros

del Consejo de Indias, a pesar de que le habían sido

quitados fichas y papeles, elevó un amplio informe

de todo lo acaecido desde el año 1525 a 1536. Por

aquellas fechas conoció a don Pedro de Alvarado, y

en su séquito se trasladó a la Nueva España,

participando activamente en la guerra mantenida en

territorio chichimeca. Cuando Alvarado murió,

siguió colaborando en la misma empresa a las

órdenes del virrey.

Su contacto con los misioneros agustinos de las

tierras michoacanas influyó, quizá, para que

decidiese abandonar para siempre la carrera de las

armas e ingresar como novicio en el convento que

los agustinos tenían en la capital. Sus vastos

conocimientos, su preparación, hicieron que

rápidamente sus superiores le autorizasen a recibir

los votos, encargándose de la formación de

novicios, y empleando todo su tiempo libre en

ordenar el material que había ido acumulando, y

sobre todo, a profundizar aún más en los estudios de

náutica y cartografía. Cuando el padre Urdaneta

recibió el encargo del Monarca de organizar una

expedición de conquista y evangelización de las

Filipinas, rechazó la propuesta; no se sentía con

fuerzas, participaría, pero no como capitán general;

él mismo recomendó a Miguel López de Legazpi,

que reunía, a su juicio, las condiciones idóneas.

Por fin, en noviembre de 1564 -habían pasado

cinco años desde que se acordó el envío de la

expedición- los barcos soltaron amarras desde las

Page 201: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

185

costas mexicanas del Pacífico, puerto de Navidad, al

Norte de Acapulco. Llegarán a las Filipinas y se

procederá a su conquista, fundándose por Legazpi la

ciudad de Manila. Por su parte, Urdaneta buscará el

conseguir el ―torna-viaje‖, es decir, la posibilidad de

poder retornar a las costas mexicanas, por tanto

tiempo intentado por anteriores expediciones, que

terminaron con la desaparición de las naves y sus

tripulaciones.

El 1 de junio de 1565 desde la isla de Cebú, la

nao ―San Pedro‖, de 500 toneladas, irá ascendiendo

hasta conseguir la corriente del ―Kuro Shivo‖ y

Urdaneta descubrirá, además de esa corriente, el

conocimiento de la circulación de los vientos en el

anticiclón del Pacífico. Avistará tierra en la actual

costa californiana, (entre los Ángeles y San Diego),

en su tornaviaje –vuelta de Poniente-. Seguirá en

bajada hasta recalar en la actual Acapulco (Nueva

España-México). En octubre de 1565, al cabo de

cuatro meses de navegación, Urdaneta había logra-

do encontrar la ruta de regreso hacia las costas de

América. Al fin se podía atravesar el Pacífico sin

riesgos, y la comunicación entre las posesiones

españolas sería más rápida. Una nueva vía

comercial se abría a la economía hispana. Manila y

Acapulco fueron los puertos que unieron tan

remotas tierras.

El Galeón de Manila.

La historia empezaba en Sevilla. En efecto, el

circuito completo arrancaba de la ciudad andaluza y

llegaba cruzando el Atlántico hasta el puerto de

Veracruz, desde donde, a través del país -México-,

se prolongaba por tierra hasta el Pacífico, siguiendo

el llamado Camino de Asia. La Casa de

Contratación de Sevilla era el organismo encargado

de gestionar la ruta que unía a España con el Nuevo

Mundo, el eje del sistema comercial conocido como

la Carrera de Indias. Este sistema comprendía una

red de puertos americanos, especialmente los de La

Habana, Veracruz, Nombre de Dios (y más tarde

Portobelo) y Cartagena de Indias en el Atlántico, así

como Panamá y el Callao en el Pacífico. Desde

Veracruz, los géneros transportados por los barcos

de las flotas sevillanas iniciaban el camino que

conducía hasta la Ciudad de México, donde confluía

asimismo la producción de las minas de plata y de

donde, a partir del último tercio del siglo, partía

también el llamado Camino de Asia, que moría en el

puerto de Acapulco.

El tráfico entre Filipinas y México fue

inaugurado en 1565 por el galeón ―San Pedro‖,

comandado por Urdaneta, que arribaría al puerto de

Acapulco, convertido desde entonces en la cabecera

americana del Galeón de

Manila. El tráfico quedó

regulado a partir de 1593 -la

travesía Manila-Acapulco, por

su larga duración y casi

carencia de escalas en un

recorrido de más de 9.000

millas marítimas, era una de las

más peligrosas que en aquellos

tiempos efectuaban los veleros-

, fecha en la que se estableció

la navegación, en el mes de

julio, para aprovechar el

monzón de verano, siguiendo

la corriente marina de Kuro

Siwo desde que llegaba a la

altura de Japón y hasta las

Page 202: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

186

costas de California, llegando a Acapulco en

diciembre, entre Navidad y Año Nuevo, por lo

regular.

La ruta Acapulco-Manila era más sencilla, corta

y confortable. El Galeón navegaba rumbo al sur

hasta situarse entre los paralelos 13 y 14 y,

valiéndose de los vientos alisios del noroeste, seguía

el derrotero hacia el archipiélago de las Marianas

donde, en la isla de Guam, un fuerte que mantenía

un fuego continúo orientaba al navío que allí

repostaba. A partir de Guam, el trayecto, por ser

muy frecuentado por los piratas, era especialmente

peligroso y pasado el estrecho de San Bernardino, el

Galeón llegaba a Manila entre abril y mayo, casi

tres meses después de su salida, a tiempo de ver

zarpar a su sucesor en la travesía. La navegación

fue, durante los dos siglos y medio de vigencia de la

ruta, relativamente segura, especialmente a partir de

1640. El último de los riesgos frecuentes fue la

acción de los navíos enemigos, especialmente los

holandeses, en la primera mitad del siglo XVII, y

los ingleses a todo lo largo del XVIII. Los navíos,

sólidos y maniobreros, construidos con fuertes

maderas tropicales en los astilleros filipinos, fueron

considerados como los mejores de su tiempo.

Empleando una frase que ha hecho fortuna, el

Galeón en su ruta de Acapulco a Manila

transportaba esencialmente ―frailes y plata‖. Frailes

para llevar a cabo la evangelización del archipiélago

y plata en forma de objetos suntuarios, tanto

religiosos como domésticos, pero sobre todo en

forma de monedas para pagar los productos de

China, de tal forma que los pesos españoles

circularon profusamente por el Celeste Imperio; el

cargamento se completaba con algunos otros

productos, y también con los envíos oficiales, que

comprendían la plata del situado o asignación para

el mantenimiento de la colonia, el papel sellado, los

libros de la Real Hacienda y los artículos destinados

a los Reales Almacenes, para uso de las autoridades

y de las misiones; entre estos últimos, desde cuadros

e imágenes religiosas hasta vino para consagrar. El

comercio de Manila estaba principalmente en manos

de los mercaderes chinos, cuyos juncos llevaban a la

capital filipina productos alimenticios (trigo y

cebada, azúcar y frutos secos y del tiempo, sobre

todo uvas y naranjas), pero especialmente las

manufacturas procedentes de todo el mundo

oriental. Con el paso del tiempo, los comerciantes

chinos hubieron de soportar la competencia de los

mercaderes ingleses, moros, armenios y españoles

interesados en esta contratación. En cualquier caso,

igual que sucedía en Sevilla con los barcos de la

Carrera de Indias, el Galeón era un monopolio de

particulares y el buque –o tonelaje- de los navíos

había de repartirse exclusivamente entre los

españoles avecinados en Manila, que, o bien

viajaban junto a los productos que habían adquirido,

o bien consignaban a los sobrecargos del cuidado y

venta de los mismos una vez llegados a Nueva

España.

Las bodegas del Galeón se convertían entonces

en verdaderas cuevas de Alí Baba, donde tenían

cabida todas las maravillas de Asia. Entre otros

muchos artículos, las remesas se componían en

primer lugar de sedas chinas en todas sus variedades

–bordadas, labradas y pintadas- y de prendas de

seda en todas sus formas: colchas y cojines, batas y

quimonos, casullas y dalmáticas. Otros objetos

suntuarios chinos incluían las bellísimas porcelanas

Ming o Qing, también en todas sus formas –

figuritas, botellas, tibores, peceras, vajillas

completas- y en todas sus variedades: típica

combinación de azul y blanco, series en rosa y

verde. De Japón provenían sobre todo los biombos

de múltiples hojas y delicada decoración, así como

toda clase de objetos de laca negra para uso

doméstico, como cajitas, banderas, estuches,

petacas, plumieres y escritorios. De más lejanas

latitudes llegaban otras manufacturas, como los

tejidos de algodón de la India, las alfombras de

Persia o la canela de Ceilán. De las Molucas

procedían, finalmente, casi todas las demás

especias, singularmente la pimienta, el clavo y la

nuez moscada.

Filipinas participaba en menor medida de los

cargamentos del Galeón. Durante el siglo XVI, sólo

había contribuido con algunos tejidos de algodón,

Page 203: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

187

las celebradas mantas de llocos y la canela de

Mindanao. Más adelante, se incorporarían los

muebles fabricados con maderas locales –sillas,

arcones- y las manufacturas introducidas por los

chinos: las piezas de marfil o los tejidos de seda ya

acabados en los talleres de Manila. Los productos

asiáticos alcanzaban igualmente la metrópolis a

través de México. A España llegaban, en efecto, las

mismas piezas de seda, laca o cerámica, algunas

encargadas expresamente, como las piezas de

porcelana de Compañía de Indias para uso de

funcionarios, de aristócratas o de la propia Casa

Real. Y también se recibían materiales científicos,

como libros, mapas o vistas de aquellas lejanas

tierras. Sin olvidar los productos mexicanos de

inspiración oriental.

En 1785, la Corona española, sin cerrar la vía

tradicional del Galeón de Manila, y tras un período

de prueba de veinte años en que una serie de barcos

militares navegaron en derechura al archipiélago

rodeando las costas de África, aprobó la

constitución de la Compañía de Filipinas, destinada

a realizar el comercio directo entre Cádiz –la nueva

cabecera del monopolio ultramarino español- y

Manila, por la ruta del cabo de Buena Esperanza, así

como, también, por la ruta del cabo de Hornos, con

escala en Montevideo o El Callao. A partir de

entonces, los productos asiáticos llegaban a la

metrópoli por una doble vía, la que atravesaba

México y el Atlántico y la que enlazaba

directamente Cádiz con Manila sin pasar por Nueva

España. Sólo la emancipación de América puso fin

a la ruta del Galeón. En diciembre de 1811, el

Galeón ―Magallanes‖ encontró Acapulco paralizada

por la guerra y se dispuso a soportar lo que habría

de ser una larga estadía. En 1813, las autoridades

españolas, ante la situación creada, decretaron la

suspensión del tráfico entre Filipinas y México. Y

en 1815, el Magallanes zarpaba para cumplir la

última travesía desde el puerto mexicano hasta la

capital de las Filipinas. Se clausuraba así una larga

historia. La historia del eje Sevilla-Veracruz-

México-Acapulco-Manila, que había servido

durante dos siglos y medio como vía permanente

para la circulación de hombres y mujeres y para el

intercambio de metales preciosos y productos

exóticos y, finalmente, de corrientes religiosas,

intelectuales y artísticas entre España,

Hispanoamérica y el Asia española.

El erudito

Cuando los conquistadores españoles invadieron

Perú en el siglo XVI, los quechuas que moraban en

las tierras altas de los Andes les hablaron de un par

de maravillosas islas que había al oeste, en alguna

parte de la vastedad del océano Pacifico. Tal como

los indios lo contaron, Tupac Yupanqui, un gran

gobernante inca del siglo XV, había llegado hasta

allí con una flota de navíos y 20.000 guerreros, y

habló extasiado de campos fértiles e imponentes

montañas, abundante oro y un pueblo dócil, ansioso

por cumplir sus ordenes.

Para los oficiales españoles era una invitación a

más conquistas y aventuras. Nadie quedó mas

fascinado por la historia que un caballero –guerrero,

llamado Pedro Sarmiento de Gamboa, un erudito

excéntrico que pasaba las horas libres aprendiendo

la lengua y el saber de los indios. Un personaje

maravilloso, intrépido, aventurero, de mente

calenturienta. En Nueva España había sufrido un

proceso inquisitorial por irreverencias, siendo

azotado públicamente en Puebla. En 1557 lo

encontramos en el Perú. Por sus aficiones

astrológicas y adivinatorias sufrió otro nuevo

proceso por la Inquisición en 1564, siendo

condenado al destierro de las Indias, pero el apoyo

del virrey, por necesitar de sus servicios científicos,

hizo sobreseer la sentencia.

Como hombre de considerables conocimientos,

Sarmiento estaba predispuesto a aceptar que el

informe del descubrimiento inca; encajaba

convenientemente con la teoría geográfica que los

sabios occidentales habían postulado desde el gran

astrónomo griego Claudio Ptolomeo, que creía que

la Tierra debía estar equilibrada para que sus gentes

no se cayeran; había llegado a la conclusión de que

en alguna parte debajo del Océano Indico había una

Page 204: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

188

masa de tierra aproximadamente igual en tamaño

que Europa y Asia. A lo largo de los siglos, la

hipotética existencia de tal continente, llamado

―Terra Australis Incognita‖, (tierra austral

desconocida) se había convertido en un dogma

intelectual.

Sarmiento asumía que las legendarias islas de las

que hablaban los indígenas se hallaban cerca de la

Terra Australis Incognita.

En 1567 persuadió al virrey de Perú para que

autorizara una expedición en busca de las tierras

prometidas. Por sugerencias suyas, el virrey ordenó

enviar una expedición al mando de Álvaro de

Mendaña, en la que participó como experto

cosmógrafo. Con dos navíos y unos 150 hombres

salieron del puerto del Callao. Siguiendo un rumbo

impreciso, en febrero de 1568 descubrieron una isla,

Samba o Santa Isabel, en el archipiélago de

Salomón.

En Santa Isabel construyeron un bergantín para

explorar el resto de las islas y hallaron otras varias,

Guadalcanal, San Cristóbal, etc; algunas de ellas, en

la actualidad, conservan el nombre español.

Mendaña consultó a su gente y prevaleció la idea de

no colonizar y trasladarse nuevamente al Perú, ante

la falta de especias y oro. La expedición se dirigió

hacia el norte, pasando por las islas Marshall,

llegando a las costas mexicanas a comienzos de

1569 y, desde allí, al Perú. Se interpretó que los

resultados del viaje habían sido un auténtico

fracaso. A su regreso, Sarmiento acusó a Mendaña

por su poco éxito en el viaje y, sobre todo, por no

haber querido seguir la dirección suroeste, que

insistentemente le había aconsejado y que, quizás,

hubiera dado por resultado llegar a Australia o

Nueva Zelanda. De esa manera se inauguró una

búsqueda que ocuparía a los navegantes aventureros

durante más de dos siglos.

Fortificación en el Estrecho de Magallanes.

Sarmiento, gran colaborador del virrey del Perú,

en 1579 y tras los ataques piráticos de Drake, se

dirigió al estrecho de Magallanes para cerrarle el

paso, a raíz del ataque del inglés al Callao, aunque

suponía que no regresaría por él.

A la fortificación del estrecho iba Sarmiento

como Capitán General de la Armada, tomando

posesión del mismo en noviembre. Sus conoci-

mientos, su energía y sus empeños se vieron

obstaculizados por la resistencia de sus gentes a

quedarse en aquella tierra donde no encontraban los

víveres necesarios. En 1580 salió al Atlántico

llegando a España. Durante su estancia en la

Península se entrevisto personalmente con el rey

Felipe II, a quien lo convenció de la necesidad de

colonizar y fortificar el estrecho, idea que siempre

le obsesionó y a la que consagró todos sus

esfuerzos.

Nombrado Gobernador y Capitán General del

Estrecho, en Sevilla se organizó una esplendorosa

flota de 23 navíos en los que se pensaba que

embarcarían unas 3.000 personas, entre soldados y

colonos con sus familias, incluidos 600 que iban a

Chile. Los planos de los fuertes fueron hechos por el

ingeniero Antonelli. El mando de la escuadra se

entregó desacertadamente a un enemigo de

Sarmiento, y que lo único que hizo fue obstaculizar

todas las buenas iniciativas del Capitán General.

A pesar de todo, Sarmiento pudo zarpar, pero en

cuanto se adentraron en el océano sufrieron una

gran tormenta, desapareciendo cerca de 800

personas; a pesar de este grave contratiempo,

continuaron adelante. El 19 de febrero de 1583

llegaron a la boca del estrecho, pero el almirante no

se atrevió a adentrarse, regresando a la Península.

Sarmiento decidió volver a intentar su plan de

colonización del estrecho. Con cinco buques y más

de quinientas personas, iniciaba desde Brasil -

posesión portuguesa, cuya Corona desde 1580

estaba unida a la española con Felipe II-, la travesía

a primeros de septiembre de 1584. En el cabo de las

Vírgenes fundó la ciudad de Nombre de Jesús,

donde dejó trescientas personas, pero desertó el

piloto de su confianza, llevándose en su escapada

tres navíos. Sarmiento, solamente con cien hombres,

siguió la costa por tierra, y en marzo fundó la

segunda ciudad, Rey don Felipe, cerca de la actual

Page 205: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

189

Punta Arenas. La inclemencia del tiempo les obligó

a regresar nuevamente a Nombre de Jesús. El fuerte

viento arrastró al único buque que les quedaba fuera

del estrecho, y aunque volvieron a intentar entrar

nuevamente, no lo consiguieron, dirigiéndose fi-

nalmente a Brasil.

Una vez más intentó la quimera del estrecho, y

habiendo vuelto en 1585, fracasó en su deseo de

llegar a las fundaciones, al mismo tiempo que

reprimía un motín de la tripulación.

Decidió dirigirse a España a solicitar auxilio para

los colonos, pero fue capturado por corsarios

ingleses en 1586 y trasladado a Inglaterra por

considerársele personaje importante; cuando fue

apresado, arrojó al mar sus libros y papeles.

En Windsor conoció a Walter Raleigh quien hizo

amistad con él, valorando sus méritos y

conocimientos; su relación fue tan profunda y tanta

su admiración por el cosmógrafo que éste fue

presentado a la reina Isabel.

Tan grata fue la impresión que causó a la reina

que le concedió la libertad y le encomendó una mi-

sión secreta para Felipe II, le dio mil escudos, y le

devolvió los documentos personales.

De regreso a España fue capturado por unos

protestantes en el sur de Francia, estuvo preso

durante tres años, exigiéndose por él un exagerado

rescate, que pidió varias veces al rey, y que, por fin,

en 1590, fue pagado.

Desde España volvió a intentar una expedición

para socorrer a los colonos del estrecho, de los que

no se había vuelto a tener noticias. ¿Qué había

pasado con ellos? En 1587 pasó por el estrecho el

corsario inglés Cavendish y sólo encontró 18

supervivientes, que le informaron de todo cuanto

había ocurrido. La empresa en la que tanto empeño

había puesto Sarmiento, fracasó. La Corona a pesar

de los esfuerzos económicos hechos hasta entonces,

desistió de continuar con la defensa del estrecho,

punto de mira de la piratería internacional.

Page 206: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

190

Reinicio de expediciones.

Pasaron los años, y en 1595, se autorizó un

segundo viaje a Mendaña. Del puerto del Callao

zarparon seis navíos. El piloto mayor era Pedro

Fernández de Quirós. En julio descubrieron un

conjunto de islas a las que bautizaron con el nombre

de ―Marquesas de Mendoza‖, llamadas así en honor

del virrey, y que todavía hoy conservan la primera

parte de su nombre. No se detuvieron, puesto que su

mira final estaba puesta en las Salomón. A medida

que pasaban los días, el descontento y el malestar

aumentaban, en parte, debido al temperamento

blando y a la falta de carácter de Mendaña. El 7 de

septiembre descubrieron un nuevo archipiélago, las

islas de Santa Cruz, al este de las Salomón, y que

también conservan el nombre en nuestros días.

La indisciplina iba en aumento al no encontrar

los soldados las riquezas que esperaban. Su espíritu

era de conquistadores y no de colonos, y

comenzaron a saquear y a maltratar a los indígenas.

Ante los desmanes que estaban ocurriendo,

Mendaña empleó la dureza con los indisciplinados

soldados. En el transcurso de estos sucesos se

desencadenó una epidemia, y de ella murió

Mendaña. Después de una trágica navegación,

pasando por las islas Marianas, el resto de la

expedición llegó a Manila.

Un místico en las islas del Pacífico.

Pedro Fernández de Quirós no pudo resignarse

únicamente al fracasado segundo viaje de Mendaña.

Gran conocedor de los secretos náuticos que había

ido acumulando a lo largo de su vida, recabó los

fondos necesarios para reparar un navío y regresar a

las costas americanas. Al no encontrar apoyo para

realizar un nuevo viaje al Pacífico, volvió a España.

Allí consiguió autorización para realizar otro

viaje; el temperamento místico de Quirós maravilló

al monarca. Era una empresa que encajaba con el

espíritu piadoso de Felipe III. El virrey del Perú le

consiguió tres buques y víveres suficientes para un

año. Embarcaron unos 300 hombres, entre marinos

y soldados, seis frailes franciscanos y cuatro

hermanos hospitalarios; llevaban semillas y

animales para fundar una colonia. Como figura

competente en asuntos de náutica, iba un marino

llamado Luís Váez de Torres. La finalidad del viaje

era descubrir la ―Tierra Austral‖, buscada desde los

comienzos del siglo XVI. En contraste con el

continente americano, que existía aunque no se le

esperaba, la ―Terra Australis Incógnita‖ fue buscada

ansiosamente.

La teoría se limitaba a sostener que muy al sur

debía haber una masa de tierra lo bastante grande

para equilibrar el peso de los continentes septentrio-

nales e impedir de esa manera que el mundo se

volcara. El concepto no tuvo mayor interés práctico

hasta que los viajes de los portugueses alrededor del

África revelaron que el hombre podía cruzar el

ecuador sin quedar chamuscado. A partir de ese

instante, la ―Terra Australis‖ se convirtió en algo

alcanzable; se podía llegar a ella y quizá fuera

valiosa. Los hombres empezaron a especular sobre

sus límites, habitantes y riquezas.

La Tierra Austral se suponía al sur de Nueva

Guinea y de las islas descubiertas por Mendaña. La

idea de aquellas tierras estaba envuelta en fabulosas

leyendas de riquezas de todo tipo. Pero no eran el

lucro y la riqueza las circunstancias que animaban a

Quirós, sino todo lo contrario, la evangelización. Su

espíritu místico y puritano quiso implantarlo en la

tripulación, incluso vistiendo el hábito franciscano.

Pero su forma de pensar estaba muy lejos de las

apetencias y ansias de riqueza de la soldadesca de a

bordo. En diciembre de 1605 zarparon del puerto

del Callao, rumbo a las Salomón y la Santa Cruz.

Pero el temperamento de Quirós, sus

enfrentamientos con la tripulación, y, sobre todo, la

imposición de criterios del piloto, hicieron apartarse

de la idea inicial del capitán, que de haberla

seguido, sin duda, habrían llegado a Nueva Zelanda

o a Australia.

Hasta finales del siguiente enero no encontraron

la primera isla, que estaba deshabitada; después

divisaron otras del archipiélago de Tuamotú. La

travesía hasta Santa Cruz fue dura y penosa por la

Page 207: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

191

falta de víveres y agua. En abril llegaron a la isla de

Tumaco, o Nuestra Señora del Socorro, ya del grupo

de la Santa Cruz. El cacique les indicó la existencia

de otras islas, pero habiendo desviado el rumbo

equivocadamente, a primeros de mayo de 1606

descubrieron una isla grande en el archipiélago que

hoy conocemos con el nombre de Nuevas Hébridas,

y que Quirós bautizó como ―Australia del Espíritu

Santo‖ -término que creó con los nombres de

―Tierra Austral‖, donde interpretó que había

llegado- y el de la casa de los Austria reinante en

España.

En la bahía de San Felipe y Santiago, y a orillas

de un río, que llamó Jordán, decidió fundar una

ciudad, a la que denominó Nueva Jerusalén. Quirós

vivía fuera de la vida real; su misticismo y fantasía

espirituales habían ido en aumento. Creó la orden de

caballería del Espíritu Santo, de la que hizo

caballeros a la mísera hueste. La belicosidad

indígena les hizo abandonar temporalmente la

recién fundada ciudad; regresaron nuevamente para

pasar el invierno, pero una fuerte tormenta separó a

las tres embarcaciones. Dos de ellas lograron entrar

en la bahía; la de mayor tonelaje consiguió anclar,

pero la de Quirós no pudo hacer la maniobra

completa y fue arrastrada hacia mar abierto; intentó

regresar, pero la oposición de los hombres le hizo

desistir definitivamente, y decidió dirigirse hacia las

costas de América. El barco de Quirós se vio

separado del resto de su flota y regresó a Acapulco.

Su espíritu tenaz no le dejaba descansar, por lo

que nuevamente se trasladó a Madrid en 1607;

durante los siete años que permaneció en la Corte,

viviendo míseramente, siguió buscando las

recomendaciones oficiales y privadas para que le

apoyasen en una nueva empresa. Las autoridades

del Consejo de Indias le alentaban pero, al mismo

tiempo, daban largas a sus peticiones que elevaba

constantemente en memoriales.

El tesón de Quirós casi llegó a aburrir a las

autoridades, y la única forma de hacerle callar y que

no escribiese más documentos era concederle la

correspondiente autorización. En octubre de 1614,

se le ordenaba al virrey del Perú, que aprestase la

Armada a toda prisa, pero al mismo tiempo se le

comunicaba que lo dilatase todo lo posible.

Entusiasmado, partió para Indias. Su muerte,

ocurrida en 1615, quizá le libró de algún grave

disgusto si hubiera descubierto cómo se estaba

jugando con su persona. No fue la desconfianza que

se demostró hacia la persona de Quirós la que

motivó la dilación, sino que la Corona se sentía sin

fuerzas para iniciar una nueva empresa de la

magnitud que representaba la colonización de la

Tierra Austral.

Al separarse Luís Váez de Torres y Quirós ante

la costa de ―Australia del Espíritu Santo‖, aquél

decidió esperar varios días para ver si regresaba su

jefe; convencido de que algo grave le había

ocurrido, decidió actuar por su cuenta. Recorrió las

costas de ―Espíritu Santo‖, reconociendo su

insularidad y, desde allí, se dirigió hacia el suroeste,

pero el mal tiempo le obligó a cambiar de rumbo,

caminando hacia el noroeste, en busca de Nueva

Guinea. Al llegar al extremo sudeste se percató de

que no podía costear el litoral norte, el único

conocido hasta entonces, y decidió recorrer toda la

costa sur, todavía desconocida, a través de un mar

sumamente peligroso. Recorrió el estrecho que hoy

lleva su apellido -estrecho de Torres- entre Nueva

Guinea y Australia, demostrando así que Nueva

Guinea es una isla. Sin embargo, el español guardó

en secreto su descubrimiento, y nadie iba a seguir a

Váez de Torres a través del estrecho hasta el capitán

Cook en 1770. Torres no se dió cuenta de que la

tierra que tenía a su izquierda era el continente

australiano, y que Quirós quería encontrar.

Cambian los actores.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, ya no

eran única ó principalmente los españoles o

portugueses, sino los ingleses, franceses, rusos

(éstos solamente por tierra hacia el Este) y

holandeses quienes protagonizaban los principales

viajes de descubrimiento.

Tres objetivos les movían: el hallazgo de un paso

por el Norte hacia Asia, la exploración del Pacífico

Page 208: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

192

y la búsqueda del continente austral (y para los

rusos, la colonización de Siberia). En el primer caso

las tentativas culminaron con los viajes de Barents

hasta las Spitzberg y Nueva Zembla entre 1594 y

1597.

Tras los viajes de Cabot, de Verrazzano, de

Cartier, etc, tuvieron lugar en está época los de

Hudson y Baffin (de 1609 a 1616) en busca de una

más expedita ruta por el Noroeste, animados por la

política colonial inglesa y francesa en América del

Norte. En cuanto al Pacífico y las tierras australes,

el principal mérito corresponde a los españoles y a

los holandeses, que en 1602 habían creado la

Compañía de las Indias Orientales y en 1619 habían

fundando Batavia (hoy Yakarta –isla de Java-

República de Indonesia); los viajes por ellos

organizados culminaron con los que hizo Abel

Tasman a Tasmania, Nueva Zelandia y Australia.

Page 209: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

193

Los holandeses emprendieron la exploración del

Pacifico casi por accidente. Durante casi todo el

siglo XVI, mientras los españoles extraían las

riquezas de las Américas y sus súbditos portugueses

monopolizaban las rutas de las especias alrededor

del cabo de Buena Esperanza, los imperturbables y

calvinistas comerciantes holandeses —los

preeminentes comerciantes marítimos de su

época— se contentaban con obtener unos ingresos

regulares transportando artículos de almacenes

españoles a otros puertos europeos.

Un error de cálculo por parte de Felipe II de

España rompió esa cómoda situación, que con el

cierre de los puertos españoles a sus barcos, intentó

obligarlos a someterse. El embargo se volvió en su

contra de manera drástica. Esos extraordinarios

navegantes, al serles negado el rico comercio de las

especias de Lisboa y Cádiz, comenzaron a enviar

sus propias expediciones a las Indias Orientales.

Oliver van Noort, fue el primer holandés en dar la

vuelta al Globo... y, en el proceso, inició el fin de la

hegemonía española en el Pacífico.

Van Noort obtuvo una gélida recepción de los

copropietarios cuando su barco, con la bodega casi

vacía, atracó en Rotterdam. Había fracasado como

corsario y como comerciante... y también como

explorador, pues cruzó el vasto Pacífico sin

descubrir ninguna tierra nueva. Pero sus viajes no

fueron del todo infructuosos. Al mes de su arribo,

publicó un diario del viaje. Reeditado ampliamente,

ayudó a atraer a una nueva generación de

holandeses, cuyas experiencias serían bastante más

pragmáticas y más rentables que las de van Noort.

A principios de 1606, el holandés Willem Jansz

navegó desde el asentamiento comercial de Batavia

(la actual Yakarta), en las islas de las Especias

(Indonesia), para explorar la costa meridional de

Nueva Guinea. Alcanzó el estrecho de Torres pero

no entró en él, sino que giró hacia el sur para

alcanzar la costa norte de la península de Cabo York

en el continente australiano, que siguió hacia el sur,

penetrando hasta el golfo de Carpentaria. Sus

mapas, sin embargo, muestran que creía que la

península estaba unida a Nueva Guinea. Diez años

más tarde su compatriota Dirk Hartog llegó por

accidente a la costa oeste de Australia, tras navegar

demasiado al sur del cabo de Buena Esperanza en su

viaje desde los Países Bajos hasta Batavia.

Los holandeses estaban tomando ahora la

delantera en explorar el Pacífico Sur en busca del

fabuloso territorio del sur. En 1609, los holandeses

consiguieron el control sobre las islas de las

Especias de los portugueses, y las rebautizaron

Indias Orientales Holandesas. La Compañía

Holandesa de las Indias Orientales se formó para

proteger los intereses comerciales holandeses

garantizándoles el monopolio de las licencias. Era

ilegal que los comerciantes holandeses comerciaran

privadamente dentro del área del monopolio de la

Compañía Holandesa de las Islas Orientales, que

incluía toda la región del Pacífico, y los contactos

entre los comerciantes holandeses y los insulares del

Pacífico estaban prohibidos a menos que se

efectuaran bajo los auspicios de la Compañía. En

1615 Willem Cornelisz Schouten e Isaac Le Maire

habían rodeado el cabo de Hornos por primera vez y

cruzado el Pacífico, descubriendo las islas Tonga

septentrionales más exteriores, Futuna y Alofi y

algunas de las islas de Nueva Guinea.

Tasman salió de Batavia en 1642, llegó a

Mauricio y luego torció hacia abajo hasta los 49°

sur antes de virar hacia el este y un poco hacia el

norte. A partir de entonces mantuvo el curso y

concluyó que las olas que le llegaban de proa

indicaban que se iba desvaneciendo la posibilidad

de que la Terra Australis estuviera en esa parte del

Océano Índico. Se halló con ―la primera tierra que

hemos encontrado en el mar del Sur‖. Se trataba de

Tasmania, posteriormente bautizada así en su honor;

tomó posesión de ella en nombre de la Compañía

Holandesa de las Indias Orientales, pues era

empleado suyo. Al principio no se dió cuenta de que

había llegado a una isla, pero el hecho de que

pudiera seguir navegando hacia el este le demostró

que la propia Nueva Holanda (Australia) era

también una isla.

Por otra parte, cuando llegó a Nueva Zelandia,

Tasman pensó que se trataba de un promontorio de

Page 210: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

194

la ―Terra Australis‖ que, según él, quedaría muy al

sureste, hacia el cabo de Hornos. En un viaje

posterior, Tasman verificó que el golfo de

Carpentaria no era un estrecho, sino una bahía, pero

lo mismo que a sus predecesores, los bajos y

arrecifes del estrecho de Torres lo hicieron pensar

que la parte nororiental de Australia estaba unida

con Nueva Guinea.

Page 211: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

195

Tras explorar la costa sur de Australia y

convertirse en el primer europeo en divisar

Tasmania y Nueva Zelanda antes de regresar a Bata-

via, fue censurado por no haber traído de vuelta

«riquezas ni cosas de provecho sino tan sólo las

dichas tierras y aparentemente el descubrimiento de

un buen paso». Los holandeses mostraron poco

entusiasmo por establecer colonias comerciales en

alguna parte del Pacífico Sur, y menos aún a lo

largo de la desierta y miserable costa del norte y el

oeste de Australia: estaban mucho más interesados

en defender y extender su próspero imperio

comercial en las Indias Orientales Holandesas

(actual República de Indonesia).

El contacto con los pueblos indígenas del

Pacífico se producía principalmente en forma

de ocasionales escaramuzas entre grupos de marinos

que desembarcaban y grupos de guerreros que

defendían sus tierras.

Luego, se exploraron casi 1.600 kilómetros de la

costa sur del territorio descubierto por Jansz (que

los holandeses llamaban ahora Nueva Holanda), y

otros marineros holandeses acrecentaron el

conocimiento de sus costas norte y oeste.

Después del viaje de Tasman, se desvaneció por

más de un siglo el interés en la región inhospitalaria

que rodea a Australia. Además, los informes del

explorador y antiguo bucanero inglés William Dam-

pier, que visitó la costa norte de Nueva Holanda en

1688 y regresó en 1699 para explorar su costa oeste,

eran tan poco favorables que ninguna otra

expedición fue enviada allí. Los viajeros

simplemente pasaban de largo, en dirección más

hacia el sur y el este.

Page 212: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

196

Un lago ibérico.

Hasta finales del siglo XVI, en todo el Índico,

los únicos europeos que ejercitaban un poder militar

y político y realizaban una actividad comercial

colectiva eran los portugueses. Sus funcionarios, sus

soldados, sus colonos y sus comerciantes, y el clero

que trabajó bajo la protección de la corona

portuguesa, fueron los únicos representantes de

Europa en el amplio territorio que va desde el este

de África a la China. Pero a los portugueses no se

les permitiría que desarrollaran solos y sin

interrupción su comercio y su labor misionera en el

Extremo Oriente.

Pues, en efecto, tras la instalación española de

México, las Islas Filipinas se convirtieron en el

objetivo de sucesivas expediciones, que culminaron

con el hallazgo de la vía de regreso o tornaviaje a

las costas mexicanas. Esta expansión, por otra parte,

se prolongaría hasta principios del siglo XVII

(descubrimiento de las Salomón, las Marquesas, las

Nuevas Hébridas), de modo que el Océano Pacífico

se convertiría en un auténtico lago español.

Ahora bien, hay que advertir que Manila (las

Filipinas) fue para España no sólo la terminal de la

Carrera de Acapulco, sino también una plataforma

situada entre las costas occidentales de América y

las orientales de Asia, un trampolín para impulsar

los contactos con los Estados asiáticos vecinos y, en

sentido opuesto, para colonizar la Micronesia.

En el primer sentido, habría que consignar las

relaciones comerciales con China, las misiones

diplomáticas en Japón y Siam o la intervención

militar en Camboya, así como, en dirección inversa,

la estancia en España de un embajador japonés y las

cartas enviadas a la corte de Felipe III por los

shogunes.

Del mismo modo, Filipinas fue el centro para la

evangelización de Asia, especialmente de Japón,

donde sólo las persecuciones interrumpieron el

proceso.

En el segundo apartado y tiempo más adelante,

en el siglo XVII, la incorporación de las islas

Marianas se operó a partir de la misión dirigida por

los jesuitas (1668), mientras las Carolinas entraban

en la órbita hispana a partir de la llegada al grupo de

las Palaos (1686), poniendo los cimientos de una

Micronesia española. Y, finalmente, hay que añadir

que, a partir de 1580, la unión de las Coronas de

España y Portugal propició la colaboración de

ambos reinos en la defensa de sus territorios

extremo-orientales frente a los ataques de los

holandeses, al tiempo que posibilitaba la presencia

de objetos indo portugueses (muebles, relicarios,

marfiles) y de artículos japoneses con motivos

occidentales en los cargamentos del Galeón de

Manila. En los últimos años del siglo XVI, el

mundo ibérico, al circundar la tierra en dirección

opuesta, mantenía lo que era casi un monopolio del

contacto directo con Asia.

Page 213: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

197

PROTAGONISTA: EL GALEÓN

ntes de mediados del siglo XV, con sus

viajes hacia el sur por las costas africanas,

los portugueses habían acumulado la experiencia

suficiente para explorar con la carabela, en la que se

avanzó en el diseño del casco y, sobre todo, en la

combinación de las velas cuadradas con las

triangulares o latinas, que permitían la navegación

de bolina, es decir, con el viento de través y no

solamente de popa. En América, en su ruta desde y

hacia España, predominaron las carabelas y naos,

siendo las carabelas muy aptas para la exploración.

Sobre 1500, los mayores buques mercantes

conocidos eran las carracas, el polo opuesto a las

ligeras carabelas. Las carracas portuguesas

desplazaban 1000 toneladas y hasta 2000. Solían

tener cuatro puentes, tres cubiertas y velas

cuadradas en el palo mayor y trinquete, y latina en

el de mesana.

Su tamaño y capacidad para el transporte de

mercancías y soldados y su construcción sólida

convirtieron estas naves en las idóneas para las

grandes expediciones comerciales a Brasil e Indias

Orientales. Pero a causa de sus grandes dimensiones

y su escasa velocidad, su adaptación a las tareas de

exploración era menor que las de las carabelas.

Empezó a predominar el galeón, nave hibrida

entre la pesada carraca y la ágil galera. Por eso el

galeón cuando operó en el Atlántico Norte llevaba

velas y remos. El salto atlántico hacia América hizo

que el galeón desechara los remos, dándole más

importancia a su velamen.

Los marinos Álvaro de Bazán, y Pedro

Menéndez de Avilés, Adelantado de Florida,

llegaron a ejercer mayor influencia que nadie en el

progreso de las construcciones navales de España

durante el siglo XVI. Álvaro de Bazán fue el

primero que en la Carrera de Indias empleó grandes

galeones de su propiedad para el transporte de

A

Page 214: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

198

mercancías y caudales. Ideó un nuevo tipo de

galeón, e imitó de genoveses y venecianos, la

galeaza.

El aumento del tamaño y un avance mayor en el

diseño del casco, mucho más hidrodinámico, llevó a

la construcción del galeón, una nave de cuatro palos

-mayor, trinquete, mesana y contramesana-, además

del mástil de proa, el bauprés, con aparejo similar a

las carracas, con los dos últimos mástiles con velas

latinas. Su anchura le hacía un buen mercante, y su

robusto casco era idóneo para soportar un número

elevado de cañones, con lo que el resultado fue una

nave mercante armada, ideal para constituir el

núcleo de los convoyes del tesoro.

La famosa regla de los constructores navales

para las carracas, que se llamaba del ―As, dos, tres‖

(para un puntal determinado, se multiplicaba éste

por dos y se obtenía la manga y luego multiplicando

ésta por tres se lograba el largo de la quilla).

Aparecen también en esta época unas velas que se

envergan en el palo mayor por encima de la gavía y

que llevarán el nombre de ―juanetes‖. Poco tiempo

después, también en el trinquete se aparejarán estas

velas. Se conservaba además, debajo del bauprés, la

vela ―cebadera‖ que se conocía ya desde mediados

del siglo XV en algunas carracas y que ya habían

utilizado los romanos.

Merced al aumento en el porte de los navíos

oceánicos sobrevino la conveniencia de modificar

las reglas de construcción y los principios que les

servían de fundamento, siendo Pedro Menéndez de

Avilés, quien, a lo que parece, concibió primero la

idea de alargar la quilla con relación a la manga,

teoría según la cual construyó a fines del siglo XVI

en la isla de Cuba a varios navíos que llamó

galeoncetes. El galeón poseía uno o dos puentes,

según su tamaño, bien que a fines del siglo XVII se

construyeron galeones de combate provistos de tres

puentes.

En cuanto al armamento en los galeones de

guerra, al hacerse cada vez más usual la utilización

de la artillería, se abrirán en los costados de estas

naves las portas para los cañones que irán ubicados

en dos, tres o más cubiertas.

Aunque ya en el siglo XIV se montaban cañones

a bordo de las naves, fue a partir del siglo XV

cuando los avances en la técnica de construcción de

los barcos, y en la de la metalurgia de grandes

cañones, permitieron colocar a bordo piezas capaces

de dañar la estructura misma de los buques

enemigos si se montaban en número y potencia

suficientes. Esto requería muchos y grandes

cañones, que podían con su peso desestabilizar un

barco si se emplazaban en la cubierta superior. El

proceso evidente era, pues, colocar los cañones –al

menos, los más grandes- en las cubiertas o puentes

inferiores, las más próximas al agua, bajando así el

centro de gravedad. Para poder disparar estas piezas

se hacía necesario crear cubiertas corridas de proa a

popa y, abrir portas alineadas en los costados de los

barcos, así como diseñar pesadas cureñas con ruedas

que permitieran recular el cañón para limpiarlo,

cargarlo por la boca, y luego colocarlo otra vez en

posición de disparo. Surgió así el barco de guerra

propiamente dicho –diferente del navío mercante

armado con piezas ligeras en cubierta-,

caracterizado por una, dos o más cubiertas erizadas

de portas para baterías a babor y estribor.

Pero si todos estos cambios habían convertido al

galeón en un barco especialmente adecuado para la

guerra, compartía con el mercante la capacidad de

permanencia en el mar y era lo suficientemente

grande para transportar provisiones y armamento, y

dejar aún espacio para las mercancías apresadas.

Había quién se pronunciaba aún a favor del más

antiguo tipo de navío que sobresalía más del agua,

con altísimas superestructuras que le prestaban una

apariencia de poder y la realidad de una

superioridad en el ataque y una seguridad en la

defensa contra el abordaje. Pero de cada debate

sobre el tipo de cubierta, del combés cerrado o

abierto, de la velocidad, en contra del peso de los

cañones, surgió cada vez mejor definido, el galeón

propulsado a vela, de tamaño medio, rápido, de bajo

perfil y de popa cuadrada o en forma de yugo. El

debate fue más vivo en Inglaterra en donde sus

resultados, gracias a un eficiente Ministerio de

Marina, pudieron ponerlo en práctica.

Page 215: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

199

Sir John Hawkins, como tesorero de los barcos

de la reina Isabel, fue el hombre que tomó la osada

decisión de eliminar los castillos. Era un marino

pragmático, un veterano de los barcos de esclavos y

de algunas travesías como corsario en África,

Sudamérica y el Caribe, y sabía por experiencia

como los enormes y viejos castillos estropeaban las

cualidades de navegación de un barco. Ideó un

nuevo tipo de buque de combate, el buque raso

(razee).

La palabra no significaba que el barco fuera

veloz, que lo era. Derivaba del francés rase, que

significa afeitado o plano, y describe lo que

Hawkins hizo a los castillos; los aplanó.

Su barco, llamado ―Revenge‖, tenía unas líneas

elegantes con escasa superestructura y se elevaba

poco del agua. No era especialmente grande, y al

lado de los viejos y altos buques, incluso parecía

más pequeño de lo que era. Si alguna vez lo

hubieran abordado u obligado a combatir de cerca,

se habría encontrado en gran desventaja con los

antiguos. Pero estaba ideado para evitar esa

situación. Sin tanta superficie expuesta al viento de

los palos y jarcias del viejo modelo, era más veloz y

maniobrable, barloventeaba mejor y era más ágil al

timón. Podía superar a los viejos barcos,

manteniendo su distancia de disparo mientras hacía

uso de sus cañones.

Page 216: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

200

LAS “FLOTAS”

lota se consideraba a un conjunto de naves

mercantes, que llevaban cierto armamento,

mientras que Armada, que antes había sido de

buques mercantes ―en armas‖, pasó a ser naves de

guerra, con armamento apropiado y fuerzas

pertenecientes a los tercios de mar, de guarnición en

esas naves; hoy en día, infantes de marina. Las

naves de guerra, en ciertas ocasiones, también

cargaban mercancías.

Los barcos que iniciaron en solitario su cruce del

Atlántico, en su vuelta a la metrópolis empezaron a

sentir los ataques de ―corsarios‖. Las cosas

empezaron a cambiar desde mediados del siglo

XVI, cuando los cargamentos aumentaron de valor.

En 1555 se logró aplicar con éxito el procedimiento

de amalgamación en las minas de plata en México,

y empezó la producción masiva, que naturalmente

había que transportar a España a través de una ruta

tan frágil como era el Océano Atlántico.

Se decidió entonces organizar bien el sistema.

En realidad interesaba el tornaviaje o regreso de los

mercantes, que eran los que traían la plata, pero se

aprovechó la ocasión para obtener igualmente

buenos dividendos del viaje de ida, llevando los

artículos que necesitaban los pobladores de

América. Pronto se vio que la demanda indiana se

centraba en artículos de lujo, que podían además ser

gravados fuertemente, por lo que se convirtió en

otro negocio no menos lucrativo. Se configuró así

un circuito comercial completo, de ida y vuelta, que

consistía en llevar a Indias manufacturas extranjeras

y algunos productos alimenticios usados en la dieta

urbana (vino, aceite, pasas, etc.) y traer de ellas la

plata. Artículos suntuarios por numerario, en defini-

tiva, y todo bajo el estricto control de la Corona, que

tomaba a su cuidado la protección de dichos envíos.

Las Flotas de Indias fueron el mecanismo de

funcionamiento del monopolio comercial español en

América, y constituyeron la esencia de la

denominada Carrera de las Indias, que englobaba

todo el comercio y navegación de España con sus

colonias. Se configuraron en 1561 y subsistieron, a

trancas y barrancas, hasta 1778, año en que se

suprimieron definitivamente. Los 217 años de su

existencia le dan un verdadero récord de longevidad

y explican sobradamente su fallecimiento por

arteriosclerosis. A su muerte, la monarquía española

intentó mantener el monopolio comercial con el

llamado Reglamento de Libre Comercio, que nació

también con más de un siglo de retraso, y fue

incapaz de hacer frente a la realidad comercial

americana motivada por la presencia de artículos

procedentes de la revolución industrial. Las flotas

murieron tarde y la reglamentación que las sustituyó

fue también anacrónica, lo que acentuó el

descontento general de los criollos y fue preludio de

las independencias.

El sistema.

El sistema de Flotas fue resultado de un proceso

experimental a lo largo de muchos años. La

necesidad de defender los mercantes españoles que

iban o venían de Indias se evidenció ya en 1522,

cuando Juan Florín, (Jean Fleury) corsario italiano

al servicio de Francia, se apoderó de dos de las tres

naves que Cortés enviaba a España con los tesoros

aztecas. Se recomendó que a partir de entonces los

buques procurasen viajar reunidos o en conserva,

como entonces se decía, para defenderse mejor de

un posible ataque. La advertencia sirvió de poco,

dada la tendencia 'española a hacer caso omiso a las

prédicas gubernamentales, y en 1543 se ordenó que

los mercantes que hacían la Carrera de las Indias

fueran siempre juntos, reunidos en dos flotas, que

saldrían de España en marzo y septiembre, siempre

escoltadas por buques de guerra.

La flota se complementaba con los llamados

―navíos de aviso‖, que eran unas embarcaciones

muy ligeras, de menos de 60 toneladas, encargadas

de llevar a América la noticia de que la flota estaba

a punto de salir, para que se preparara toda la

negociación. Estos navíos no podían llevar

pasajeros, ni mercancías, cosa que incumplían

regularmente. Tanto la Armada de Galeones como

la de Guarda de la Carrera de Indias, destacaban

F

Page 217: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

201

también ―navíos de aviso‖ que se situaban en

crucero en los puntos convenientes.

Resultaba así que la Armada se ponía al servicio

de los intereses comerciales. El asunto es explicable

por cuanto el Rey era el propietario de la mayor

parte del tesoro que se transportaba en el tornaviaje,

y el beneficiario, a través de los impuestos, de los

artículos que se llevaban. No en vano el comercio

indiano era la parte sustancial de la llamada Real

Hacienda, o Hacienda del Rey.

Cada una de las flotas debía llevar un Capitán

General y un Almirante (éste, de menor rango que el

anterior). El nombre también viene de muy atrás en

el tiempo. La voz es de origen árabe, ―Emir del

mar‖. Emir quiere decir un general; señor que tiene

mando. Se puede atribuir a España la concesión de

este título, siendo el Rey de Castilla, Fernando III el

Santo quien, respetando la voz árabe, lo otorgó por

vez primera, en 1248. En tiempos posteriores se

sustituyó a este título en España, el de Capitán

General y quedó el de Almirante para el de Segundo

Jefe de una Armada ó Flota; así sería durante gran

parte del período de las llamadas ―Flotas de Indias‖,

debido a la dependencia de los mandos náuticos a

los mandos terrestres, provenientes de la Nobleza.

En Inglaterra, en cuyo idioma, se mantuvo también

la voz árabe, ocuparía más tempranamente la

categoría máxima; tal como aparecía a principios

del siglo XIII, en el famoso Código de las ―Siete

Partidas‖ del Rey de Castilla, Alfonso X, el Sabio:

Almirante, ―caudillo ó capitán de todos los navíos,

así de Armada como de otros cualquier que fueran

ayuntados en flota...‖

Llevaban además, un Gobernador del Tercio de

Infantería. Los mercantes tenían que ir artillados, y

provistos de armamento para el caso de un

encuentro con el enemigo. El coste de custodiar los

mercantes con buques de guerra se gravaba a la

mercancía transportada mediante un impuesto

denominado ―avería‖ que se prorrateaba sobre el

valor de los productos. De aquí que tuviera valores

variables, según el valor de las mercancías. En

períodos bélicos había que aumentar la defensa

naval y la avería era mayor. Esta incertidumbre

continua sobre lo que había que pagar trajo muchos

problemas a los comerciantes y desde mitad del

siglo XVII la Corona cargó con todo el gasto de

defender las flotas, imponiendo a los comerciantes

un canon fijo en concepto de tal avería.

Al principio, en América, en su ruta desde y

hacia España, se usaron las carabelas y naos, pero

en cuatro décadas más adelante, predominó el

galeón, nave híbrida entre la pesada carraca y la ágil

galera. España realizó un verdadero modelo de or-

ganización para sus flotas, doblemente valioso si

consideramos lo prematuro del montaje. Podría

decirse que para sus necesidades monopolísticas

resultó un sistema insuperable. Cuidadosamente se

reglamentó la forma de preparar las flotas, su

composición, su calendario de salidas y llegadas, el

número de buques que las compondrían, las ferias

en las que se venderían los productos, etcétera. El

error no procedió del diseño organizativo, sino de

no advertir que lo que resultaba funcional para

cubrir las necesidades suntuarias de cien mil

españoles en América, no lo era ya dos siglos

después para los millones de criollos, mestizos y

mulatos que poblaban el Nuevo Mundo.

Raramente se salía en las fechas estipuladas y

tampoco hubo dos flotas por año. El Consejo de

Indias era quien decidía -tras consulta con la Casa

de Contratación que, a su vez, se asesoraba con el

Consulado de Sevilla- si había dos o ninguna flota.

Los comerciantes querían ganar dinero con su

mercancía y jugaron siempre a tener mal abastecido

el mercado americano, para subir los precios. De

aquí que cuando sabían que existía mucho género

europeo en Indias, aconsejaban suprimir la flota.

La necesidad de encontrar rentabilidad a tales

productos fue derivando hacia un comercio de lujo,

único que podía soportar los altos costes. Resultó

así un negocio de artículos innecesarios, de los que

podía prescindir fácilmente la sociedad colonial

americana, como lo demuestra el hecho de que no

tuviera problemas de subsistencia cuando faltaron

tales flotas durante diez, quince y hasta veinte años.

Como comercio de lujo tuvo también mucha

competitividad, ya que era fácil reventar su mercado

Page 218: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

202

con artículos de contrabando a precios más bajos,

sobresaturándolo.

Los impuestos eran la verdadera razón de ser del

monopolio, y la causa por la cual el sistema se

prolongó tantos años. Se cobraba infinidad de ellos.

Aparte de la avería, ya mencionada, estaban los de

alcabala y almojarifazgo. Estos se impusieron en

1543 y eran respectivamente un impuesto a las

ventas y un derecho de aduana. La alcabala que se

recaudaba al entrar en los puertos americanos era el

5 por cien del valor de la mercancía y el 2,5 por cien

a la salida. El almojarifazgo era del 5 por cien para

los artículos que salían de España (2,5 por cien para

los importados) y del 10 por cien al entrar en

América. Había además otros gravámenes extraños

con destino al Hospital de San Juan de Dios, de San

Lázaro, la Inquisición, visitas y registros, palmeo,

tonelada, San Telmo, etc.

“En ruta”

En cabeza iba la Capitana, con estandarte izado

en el mayor. Luego, los mercantes. Cerrando la

formación, la Almiranta, con insignia izada en el

mástil de popa. Los restantes buques de guerra iban

a barlovento de los mercantes, para aproximarse a

ellos rápidamente en caso de ataque.

El andar era muy lento, pues los navíos iban

repletos de carga. Los más pesados imponían su

andar al resto de la flota. La travesía resultaba por

ello extraordinariamente larga. Frecuentemente se

tardaban hasta dos meses y medio en una carrera

que un navío ligero podía cubrir en sólo tres

semanas.

Desde Canarias, la Flota se adentraba en el

denominado Mar de las Damas, porque se decía que

―hasta las mujeres podían gobernar las

embarcaciones‖, dadas las condiciones ideales de

navegación que solían existir, con los vientos alisios

soplando de popa.

El viaje se hacía entonces más monótono,

acompañado del interminable crujir de las

arboladuras y el rechinar de los cables. A veces se

ordenaban zafarranchos de combate para tener

entrenada a la tropa y marinería frente a un posible

ataque enemigo, y ésto era quizá lo único que

rompía el tedio.

La única distracción a bordo eran los oficios

religiosos, a los que tenían que acudir todos. Los

pasajeros no podían jugar, ni blasfemar.

Se daba la comida dos veces al día. Los pajes la

servían a los pasajeros. Al principio no era mala

pues constaba de carne, verduras y frutas, pero se

acababan pronto y empezaban las legumbres para

terminar en la sempiterna dieta de tasajo, miel,

queso y aceitunas. La marinería comía casi exclusi-

vamente tasajo.

Al llegar la noche se encendía el gran fanal en la

Capitana, que guiaba la flota.

Algunos buques encendían también faroles de

situación. Las horas transcurrían interminables,

cantadas siempre por los grumetes con alguna

advocación pía. El Mar de las Damas se atravesaba

en un mes, al cabo del cual se alcanzaba usualmente

la isla Dominica, o Guadalupe donde se hacía una

pequeña escala.

Se bajaba a tierra y se hacían grandes comilonas.

Quienes iban a América por primera vez

contemplaban asombrados a los habitantes, el

paisaje, etc.

La recalada era breve, pues había que proseguir

para Veracruz o para Nombre de Dios, y esto

representaba otro mes más de viaje.

Desde 1552, la Casa de Contratación de Sevilla,

máxima autoridad para el control del comercio y

tráfico con América, prepara dos flotas que van a

efectuar, normalmente, dos viajes al año.

La Flota de Nueva España (México), destinada a

las Antillas Mayores y Golfo de México, y la Flota

de Tierra Firme o de ―Galeones‖, a Cartagena de

Indias. Navegaban unidas hasta las Antillas

Menores; la primera destacaba las naves que iban a

Puerto Rico y Santo Domingo, y seguía hasta

Veracruz.

La segunda destacaba una nave hacia Margarita

y otras naves mercantes se apartaban en su

momento del convoy, dirigiéndose hacia La Guaira,

Maracaibo, Río Hacha y Santa Marta.

Page 219: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

203

Las ferias.

El atraque de las Flotas era saludado con grandes

manifestaciones de júbilo. Subían a bordo las

autoridades locales y los funcionarios encargados

del cobro de impuestos, que revisaban todo y daban

su aprobación. Se entregaba la valija procedente de

la metrópoli y se daba la orden de partida a dos

navíos de aviso, que debían regresar a España con la

correspondencia urgente y la noticia del feliz arribo

de la flota.

Luego empezaba la descarga. Interminables

caravanas de cargadores subían y bajaban por los

planchones con los fardos a las espaldas. En el

puerto todo era bullicio, pues había empezado la

feria. Duraba al menos dos semanas y usualmente

un mes; la de Portobelo se celebraba durante 45

días. A ella acudían no sólo los comerciantes con la

plata contante y sonante, sino gentes de todos sitios

para comprar o vender. Los precios se disparaban y

cualquier chamizo se pagaba a precio de oro.

Las autoridades instalaban por ello alhóndigas, con

artículos de primera necesidad a unos precios

asequibles, pero se especulaba con todo y en todos

sitios; en las calles, en las plazas y en el puerto. Se

vendían telas finas de Holanda, paños de Flandes,

mantas de Quito, chicha, vino, aguardiente, ron,

fritangas de cerdo y gallina, tortillas de maíz,

cazabe, etc. Todo olía, todo chirriaba y todo entraba

por los ojos. La marinería acudía a sus habituales

pulquerías o chicherías. Otros preferían el juego en

los mil garitos, donde se jugaba fuerte y podía

ganarse o perderse una fortuna. Los burdeles hacían

igualmente un magnífico negocio.

Las ferias tenían su contrapartida. Abundaban

los pleitos, las reyertas y no eran raros los

homicidios.

Con todo, lo peor eran las epidemias que

diezmaban a los feriantes. Todos los puertos

caribeños eran insalubres y reunían las condiciones

de humedad y calor idóneos para la propagación de

los virus que se traían del Viejo Mundo. En

Veracruz hubo tales mortandades que las

autoridades decidieron trasladar su feria en el siglo

Page 220: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

204

XVIII a una población cercana, Jalapa, distante 16

leguas de la anterior, pero en un clima más sano.

Las conexiones y la intercomunicación.

No todo era compraventa y disipación. También

se aprovechaba el período de inactividad de las

naves para carenarlas y aderezarlas para la próxima

travesía. Los terminales de las flotas eran las vías de

conexión con una complejísima red americana

configurada sobre los dos océanos, que se

prolongaba luego por el Pacífico hasta el Oriente.

Las flotas de Indias transportaban por ello

mercancías procedentes de cuatro continentes: el

europeo, el americano, el asiático y el oceánico, ya

que en definitiva Filipinas estaba en Oceanía.

Podríamos decir que los comerciantes españoles

manejaron un verdadero negocio mundial, el

primero de su género. De aquí que les salieran

tantos imitadores.

El funcionamiento de las flotas exigía la exis-

tencia de otras flotas auxiliares americanas que

redistribuían sus productos y le suministraban a la

vez los que luego conducirían a Europa. Las flotas

auxiliares eran tres en realidad: la del Caribe y dos

en el Pacífico meridional y septentrional. Estas

últimas movían unos circuitos comerciales que se

internaban hasta el Río de la Plata y Filipinas.

Todo el engranaje descansaba en los puntos de

enlace de las flotas, que eran los terminales de

Cartagena, Portobelo y Veracruz (a veces La

Habana) para la negociación con el Caribe, y los de

Acapulco, Portobelo y Panamá, para el comercio

con el Pacífico y el Oriente. La comunicación entre

Veracruz y Acapulco se realizaba a través de un

larguísimo camino que atravesaba México de costa

a costa y llegaba hasta la misma capital mexicana.

Afortunadamente, era muy funcional, ya que por

parte del mismo transitaba también la plata

mexicana que venía del norte y bajaba desde

México hasta la costa.

En Cartagena, la Flota de Tierra Firme ó de

―Galeones‖ hacía una escala, pues era necesario

descargar la mercancía destinada al Nuevo Reino de

Granada, que usualmente representaba el 25 por 100

de toda la que se llevaba a Tierra Firme. Luego se

proseguía a Nombre de Dios, que era el verdadero

terminal. En 1595 Francis Drake destruyó esta

ciudad y fue sustituida por Portobelo, puerto que

reunía mejores condiciones para albergar la flota y

que fue fortificado por el ingeniero militar

Antonelli.

La comunicación de Panamá con Portobelo, unas

60 millas, se efectuaba por medio de un pequeño

camino llamado ―de Cruces‖, que desembocaba en

la parte alta del río Chagres, utilizado entonces para

conectar con Portobelo. Era una vía transístmica,

paralela a lo que hoy es el Canal de Panamá, y

constituía un verdadero cuello de botella del

comercio. Por él pasaba necesariamente toda la

plata peruana. De aquí que fuera el sueño dorado de

cualquier pirata. Alguno de ellos, como Henry

Morgan, logró cruzarlo con éxito y apoderarse de la

ciudad de Panamá en el momento en que estaba allí

toda la plata peruana para ser traspasada a la flota

del otro océano, e hizo un verdadero arrase. Pero

esto fue el premio mayor de la lotería pirática. Lo

normal es que se fracasara en el intento, como les

ocurrió a los más renombrados piratas.

Las flotas americanas subsidiarias o auxiliares

eran de pequeño o mediano tonelaje y estaban

formadas por buques construidos principalmente en

el Nuevo Mundo. La del Caribe procedía prin-

cipalmente de astilleros cubanos y cartageneros. La

del Pacífico, de los mexicanos y del puerto de

Guayaquil.

La Caribeña era enorme y se componía

fundamentalmente de embarcaciones pequeñas

(barcas, canoas, guairos, etc.) que enlazaban

numerosos puertos: los de Cuba (La Habana,

Santiago, Matanzas), Puerto Rico (San Juan,

Ponce), Santo Domingo (la capital y Puerto

Príncipe), Venezuela (Cumaná, La Guaira, Puerto

Cabello, Coro, Maracaibo), el nuevo Reino de

Granada (Río Hacha, Santa Marta, Cartagena),

además de los centroamericanos y mexicanos. El

Caribe era en realidad un verdadero mediterráneo y

poseía una red autónoma de producción y consumo

Page 221: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

205

que servía de apoyo a las flotas metropolitanas.

Durante los primeros años proporcionó renglones de

escasa importancia para la exportación a Europa,

pero esto fue cambiando con el transcurso de los

años y en el siglo XVIII le suministraba productos

muy cotizados, como el cacao, el azúcar, el tabaco,

el añil, el algodón y los cueros. La flota del Caribe

los colocaba en los puntos clave donde tocaban las

Flotas y entraban así en los circuitos

internacionales.

La existencia de dos flotas americanas en el

Pacífico obedecía a los intereses metropolitanos,

que trataban de cortar la comunicación entre los dos

virreinatos, para evitar la existencia de un circuito

interno ajeno al control estatal, así como la fuga de

plata hacia el Oriente.

La frontera entre ambas estaba a la altura de

Panamá, zona que naturalmente se convirtió en la

confluencia de ambos sub-mercados.

La flota del Pacífico septentrional tenía su centro

en Acapulco, a donde llegaban los productos de

Guatemala, El Salvador y Nicaragua (principal-

mente de los puertos de Acajutla y Realejo), pero su

verdadero negocio era el galeón de Manila. La flota

del Pacífico meridional tenía su base en El Callao, y

se denominaba la Armada de la Mar del Sur. Hacía

la ruta El Callao-Panamá, pero con escalas en

Trujillo y Paita. En este camino se le unía el

llamado ―navío del oro‖, que venía de Guayaquil

con los caudales del reino de Quito. Esta flota

transportaba la plata de Potosí, llevada

anteriormente a El Callao desde el puerto de Arica,

así como los caudales del reino de Chile, que habían

arribado procedentes de Valparaíso.

Page 222: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

206

En realidad, la Armada de la Mar del Sur recogía

todo el negocio y tesoros de Suramérica, a

excepción de los de Venezuela y Colombia y los

conducía a Panamá para su trasvase a Portobelo. La

Armada regresaba luego con las mercancías

europeas hacia el Perú, pero solía descargar

pasajeros y hasta artículos en Paita, ya que las

corrientes contrarias le obligaban luego a adentrarse

en el océano, dando un largo rodeo para alcanzar

finalmente El Callao.

Decir que la flota de los Galeones ó de Tierra

Firme llevaba a Portobelo las manufacturas que

necesitaban los habitantes del Río de la Plata puede

parecer exótico, pero así era en efecto. A esto había

conducido la voracidad monopolista de los

comerciantes sevillanos. Las mercancías destinadas

a dicho territorio se transportaban de Portobelo a

Panamá, se cargaban luego en la Armada de la Mar

del Sur y se conducían a El Callao o Arica, desde

donde eran movidas a lomo de mula hasta la sierra

por uno de los dos caminos alternativos. Una vez en

el Alto Perú otras recuas de mulas las bajaban por

Salta, La Rioja y Córdoba hasta el mismo Río de la

Plata, condenado por este artilugio a recibir los

artículos más costosos de América a causa de los

fletes (tanto marítimos, como terrestres).

Afortunadamente, el Río de la Plata tenía que

sostener abierta la ruta hasta el Alto Perú por

necesidad, ya que le servía para exportar su ganado

a la zona minera y para importar la plata que

necesitaba su desarrollo económico, pero eso no

justificaba en modo alguno que las exportaciones

europeas tuvieran que dar un rodeo semejante,

pudiendo importarlas directamente por el frente

atlántico. La política de la Corona, que se plegó a

los intereses de los comerciantes monopolistas, era

que el Río de la Plata representaba un peligro para

la fuga de plata potosina y se decidió por ello

clausurarlo como enclave comercial, dejándolo

descolgado de todas las conexiones marítimas

hispanoamericanas. Ante las protestas continuas de

los porteños, que manifestaron lo absurdo de tener

que recibir lo que necesitaban por una ruta tan poco

funcional (Tucumán – Charcas – Callao – Océano

Pacífico – Panamá – Portobelo – Atlántico Norte –

Sevilla), se autorizó un navío de permiso al año que

iba desde Sevilla a Buenos Aires, pero esto no

satisfizo a los rioplatenses que siguieron

demandando la apertura de su puerto al comercio

atlántico. La situación no se arregló en realidad

hasta el siglo XVIII con la creación del nuevo

virreinato.

Ante el temor de que la plata del Perú cayera en

manos de piratas se procuró que la Armada de la

Mar del Sur se sincronizara con la flota de los

Galeones. De aquí que cuando se autorizaba la

salida de una flota, partía un navío de aviso o

buscarruidos hacia Portobelo para que se pusiera en

marcha todo el mecanismo suramericano. La idea es

que al tiempo que los galeones partían de Cádiz lo

hicieran también los buques que llevaban los tesoros

de Chile (Valparaíso), Alto Perú (Arica), Perú

(Callao) y Quito (Guayaquil), para confluir en

Panamá al tiempo que la flota alcanzaba Portobelo.

De esta forma se haría un simple cambio de plata

por manufacturas a través del Camino de Cruces. La

realidad es que esto no sucedió casi nunca, a causa

de múltiples factores: Vientos poco favorables,

tempestades, negociaciones demoradas, trámites

engorrosos, etc. La plata tenía que permanecer en el

istmo durante meses, expuesta al peligro de un

ataque pirata y, lo que era peor, al saqueo

sistemático de los comerciantes y autoridades

españolas, que siempre solían mermar su valor

considerablemente, empleándola para adquirir mer-

cancía de contrabando.

Terminadas las Ferias, tanto la Flota de Nueva

España como la de Tierra Firme retornaban a La

Habana, volvían a España, embocando juntas el

canal de las Bahamas. Estas dos Flotas eran

escoltadas y protegidas en ruta por la Armada de

Galeones, y al regreso, a la altura de las Islas

Azores, las esperaba la ―Armada de Guarda de la

Carrera de Indias‖, de mayor cuantía y potencia en

sus naves.

Finalmente se alcanzaba el suroeste español y

por último a Sanlúcar, desde donde los galeones

comenzaban a remontar con dificultad el

Page 223: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

207

Guadalquivir para llegar al puerto fluvial de Sevilla,

ciudad que tuvo el monopolio comercial de Indias

hasta entrado el siglo XVIII. La Corona tuvo

siempre miedo de que se perdiera plata americana si

se abrían otros puertos peninsulares a la Carrera de

las Indias y además le resultaba más cómodo

controlar ésta desde un solo terminal, motivos por

los cuales favoreció los intereses de la ciudad

andaluza, que se convirtió gracias a las Flotas, en

una de las más importantes de Europa.

El aumento del tonelaje de los buques

fue convirtiendo a Sevilla en un puerto inútil para el

comercio indiano, ya que impedía la subida por la

barra del Guadalquivir. En 1680 se decidió que los

galeones partieran y llegaran a Cádiz, puerto que

tenía mejores condiciones para esta negociación

atlántica. Los comerciantes sevillanos hicieron el

último esfuerzo por controlar el monopolio y fue

lograr que la Casa de la Contratación siguiera en su

ciudad, con lo cual las flotas se organizaban

marítimamente en Cádiz y burocráticamente en

Sevilla. Por más de cuarenta años el sistema de

flotas subsistió, hasta que se dispuso, durante el

reinado de Carlos III, la libertad de comercio.

Page 224: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

208

CORSARIOS Y PIRATAS

asta mediados del siglo XVI, las potencias

marítimas del mundo eran, además de

España, Turquía y Portugal. Turquía, embotellada

en el Mediterráneo, y Portugal, aliado o amigo de

España. Ningún país amenazaba a los reinos

americanos. Francia, Inglaterra y Holanda habían

sido obligadas, en virtud de la Bula Papal ―inter

caetera‖ -que otorgaba el dominio exclusivo del

continente a España y Portugal-, a ser simples

espectadoras de las grandezas de los dos países

peninsulares.

Ya hemos visto que España justificó la posesión

del continente americano en dos títulos:

El 1°, la donación del Papa.

El 2°, según Francisco de Vitoria, el derecho

natural a la libre comunicación y comercio entre los

pueblos.

Lógicamente, el título de la donación Papal era

desconocido por los que no aceptaban el poder del

Papa, ni siquiera en el orden espiritual. Y el

segundo título era negado ... por la propia Corona

española, desde el momento que se reservaba el

monopolio del comercio con las Indias (dos siglos y

medio). Consecuencia: el contrabando y la piratería.

Durante el siglo XVI, el dominio de los

territorios de ultramar por España y Portugal dejó en

desventaja a reinos como Gran Bretaña, Francia y

Holanda, pero en el curso del siglo XVI culminan

sus respectivos procesos de unidad política,

quedando en capacidad, por consiguiente, de

realizar una política internacional cuya más acabada

expresión sería de contenido y proyección

mercantiles, y necesariamente, ultramarina.

España no sólo imperaba en América sino en

Europa. Lo hacía en Europa gracias a la

superioridad de sus ejércitos y escuadras, lubricados

con los metales preciosos americanos. De ahí que

para debilitar y destruir la supremacía española en el

Viejo Mundo, fuese necesario apoderarse de las

riquezas provenientes del Nuevo Mundo. Y para

lograr ese propósito sólo existían dos medios:

capturar a los bajeles en ruta y atacar los centros

comerciales del mal protegido continente

americano. Hasta las últimas décadas del siglo XVI,

los rivales de España no se preocuparon demasiado

por capturar el territorio español en América; el

Imperio resultaba demasiado poderoso,

excesivamente distante para un ataque abierto, y su

coste demasiado elevado. Los demás pueblos

marítimos de Europa querían algo más sencillo:

quitar la plata, que era el nervio de la guerra, a los

españoles, y adquirirla para ellos mismos, bien por

la fuerza de las armas en el mar, bien mediante el

comercio ilícito.

El corsario.

Se denomina corsario a quienes mandan

embarcaciones armadas particulares con patente real

o de un gobierno, para asaltar y apresar buques

mercantes de una nación enemiga. También se

llama así a los buques armados con dicho propósito.

Pero corsario es, también, "el que manda alguna

embarcación armada en corso con patente del

gobierno" para perseguir a los piratas.

Frecuentemente la embarcación corsaria no era

exclusivamente particular, pues la Corona o

gobierno que concedía la patente tenía una parte en

el gasto del negocio, por la que cobraba luego una

parte del botín capturado, como ocurría por ejemplo

con la Corona británica.

El corso es una institución militar, ó paramilitar.

En efecto, los "corsarios tienen la obligación de

conducirse conforme a las leyes y usos de la guerra

y deben observar rigurosamente las instrucciones

contenidas en su autorización oficial", tanto general

o particular, para poder gozar de todas las ventajas

de los beligerantes.

La Monarquía española siempre se mostró poco

favorable a su autorización; incluso contra el Turco.

Es necesario, para valorarla, comprender esta

actividad, en un todo diferente de la piratería, si se

respetan los usos bélicos. El corsario es un

empresario particular de la guerra; de una guerra al

servicio de su Patria y de acuerdo con su Soberano,

pero llevada por su propia iniciativa, cuenta y

H

CAPÍTULO IV (La calle principal: el Caribe y el Norte del Atlántico)

Page 225: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

209

riesgo, sin integrarse en las formaciones regulares,

pagando al César lo que es del César y tomando

para sí los restantes frutos de sus campañas.

Es, además, una institución de Derecho Público.

En 1746 se edita en Cádiz una obra intitulada

―Tratado jurídico-político sobre presas de mar y

calidad que deben concurrir para hacerse

legítimamente Corso‖, de la autoría del caraqueño

Félix Joseph de Abreu y Bertodano -acaso la más

significativa contribución venezolana a la historia

del Derecho Marítimo-, en la cual se exalta "el

noble exercisio" del corso, pues "por su medio se

asegura el que los Vasallos se haviliten en la Guerra

de Mar, y su Navegación, como cosa tan necesaria

para sostener los Estados, y conservar el honor de la

Nación, y la gloria de su Soberano".

Mare clausum, Mare liberum.

En el ámbito marino predomina, a su vez, un

principio capital: el del ―mare clausum‖ ibérico, es

decir, hispano-lusitano. Pero a este principio se

enfrenta por otras naciones, el del ―mare liberum‖.

Francia, primero; luego Inglaterra, y por último Ho-

landa, rompen, en nombre de este principio, las

"líneas" y barreras que España y Portugal les opo-

nen. Proclaman, precisamente, el principio del

―mare liberum‖, esto es, el de la libertad de co-

mercio, y defienden, asimismo, otro principio -un

principio realmente monstruoso-, pues concede

"patente de lenidad a todos los crímenes y atropellos

cometidos por los piratas en América" que se

formula con la célebre frase: ―There is no peace

beyond the line‖, es decir, que los actos hostiles

perpetrados fuera de los límites de Europa no debían

ser considerados como rompimiento de la paz

europea, dado el estado salvaje y ajurídico de las

Indias.

De acuerdo con esta distinción, se pueden

distinguir dos períodos: el primero, correspondiente

al siglo XVI, es el de los corsarios; el segundo, siglo

XVII, el de los piratas. Los procedimientos de

corsarios y de piratas eran fundamentalmente los

mismos; unos y otros recurrían al bandidaje, saqueo,

asesinatos, violaciones, torturas e incendios de

ciudades para obtener rescate. Teóricamente, los

corsarios debían limitarse a los enemigos de la

nación cuya patente tenían, pero esta limitación era

frecuentemente desconocida ante la tentación del

botín, sin que entonces importase mucho ni poco

que no hubiese hostilidades con la nación

propietaria, que generalmente era España. Como se

decía, «no hay paz más allá de la línea», y evi-

dentemente, América quedaba más allá de la línea

de los acuerdos de paz. Así se explica -y es sólo un

ejemplo- que cuando en el siglo XVII, estalla la

guerra entre Gran Bretaña y Holanda y el go-

bernador inglés de Jamaica provee a los piratas de

patentes de corso contra los holandeses, aquellos

prefieren desviarse para atacar las ricas ciudades

españolas, engañosamente adormecidas en la paz

oficial.

Inglaterra y Francia dieron gran ayuda a sus

corsarios y piratas con objeto de minar el poderío

español, y el problema adquirió incluso

connotaciones religiosas, al considerarse una lucha

contra la hegemonía de los papistas. El corso se vio

además favorecido por las continuas guerras de los

españoles contra distintas naciones de Europa, pues

siempre hubo algún gobierno inglés, francés u

holandés dispuesto a dar «patente de corso» para la

captura de buques españoles; o a lo menos un apoyo

encubierto a los que realizaban tales empresas. Es

muy difícil separar la historia del corso de la

piratería, ya que sus actuaciones fueron similares y

a veces actuaban conjuntamente. Los corsarios no se

limitaron a atacar y capturar las embarcaciones

españolas, sino que a menudo, desembarcaban en

las poblaciones costeras, asolándolas y pidiendo

rescate por su liberación.

El siglo XVI es el de los corsarios. Se puede dis-

tinguir una etapa francesa y otra inglesa. Dentro de

la primera hay, a su vez, un período durante el cual

la actividad corsaria se desarrolla principalmente en

el triángulo que forman las Azores, Gibraltar y las

Canarias, y un segundo período en el que se va des-

plazando hacia las Antillas, inicialmente en las islas

y poco a poco en Tierra Firme.

Page 226: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

210

Al mismo tiempo disminuye el número de barcos

capturados y aumenta el de localidades asaltadas,

siguiendo la ley del mínimo esfuerzo, puesto que

para defenderlas no hay generalmente fuertes ni

murallas, ni guarnición siquiera, sino su población

civil, falta de preparación militar y armada

únicamente con picas y espadas, y,

excepcionalmente, algún arma de fuego. Se cita

como manifestación inicial del corso francés la

amenaza de un navío que obliga a Colón a

refugiarse en Madeira cuando vuelve de su tercer

viaje, en 1497. La primera captura importante es la

que hace el italo-francés Jean Fleury, que en 1521

se apodera en las Azores del Tesoro del emperador

Moctezuma, que transportaban tres carabelas. Al

año siguiente, Diego Colón, hijo del almirante,

escribe al rey que «estaba la mar llena de corsarios».

Los franceses dominaron tan a sus anchas los

mares de las Antillas que cesó virtualmente el

comercio ínter-colonial. Una partida de trescientos

cayó en octubre de 1554 sobre la infeliz ciudad de

Santiago de Cuba, la ocupó durante treinta días y

cargó luego con ochenta mil pesos. El año siguiente

presenció un hecho todavía más notable, pues en

julio de 1555 otro capitán pirata desembarcó

doscientos hombres, a media legua de la Habana;

marchó antes de amanecer sobre la ciudad y rindió

el castillo por la fuerza. Es verdad que por aquellos

años hubo en Europa constante guerra entre el

Emperador y la Francia, pero ello no explica del

todo la actividad de los corsarios franceses en la

América del Sur, porque también los encontramos

allí ejerciendo sus depredaciones en los interregnos

de paz. Tampoco se puede invocar ningún estado de

guerra para excusar la mayor parte de la actividad

de los grandes corsarios ingleses durante el siglo

citado.

Hawkins.

En el decenio de 1560-70 el contrabando de los

comerciantes extranjeros se convirtió por primera

vez en un serio problema para el gobierno español

en el Caribe. Los comerciantes intrusos no eran

franceses en su mayoría, sino ingleses, conducidos

inicialmente por el hábil e ingenioso John Hawkins.

Su padre fue uno de los principales capitanes

marinos de Enrique VIII, alcalde de Plymouth,

miembro del Parlamento y fundador de la trata

inglesa de negros en África. Como su padre, fue

traficante negrero; realiza entre 1562-1563 un

primer viaje hacia Santo Domingo con sus barcos

cargados de 400 negros, que vende y trueca por

cueros. Se apresta al servicio de Isabel I de

Inglaterra, con una flota en parte propiedad de la

Corona británica y en parte de la aristocracia

inglesa.

Organizó viajes comerciales al Caribe entre 1562

y 1568, tres de ellos dirigidos por él mismo en

persona, llevando ropas y mercancías generales de

Inglaterra, y esclavos que compró directamente a los

tratantes de la costa occidental de África. Su plan

era vender sus artículos y sus esclavos a los colonos

españoles de las Indias y conseguir cargamentos de

azúcar, cueros y plata en su viaje de regreso a

Inglaterra. Sus dos primeros viajes resultaron muy

provechosos.

La tercera expedición la realiza en 1567, esta vez

acompañado de su amigo, discípulo y primo,

Francis Drake, entonces de 25 años, con 450

esclavos traídos de la costa de Guinea en 6 buques,

uno de los cuales le fue proporcionado por la propia

reina Isabel; con este alijo humano pasa por la isla

de Margarita, sigue hacia el Cabo de La Vela, ataca

Río Hacha y finalmente el 16 de septiembre de 1567

toma San Juan de Ulúa, frente a Veracruz (México),

y luego de tener un combate con la flota de Nueva

España, ambos jefes regresan a Inglaterra, donde

cuatro años más tarde ingresa en el Parlamento. Al

año siguiente fue designado tesorero de la Marina, y

pasó casi toda su vida luchando contra los galeones

españoles que regresaban de Indias con varios

cargamentos.

En 1588, contribuyó con el vicealmirante Francis

Drake a la destrucción de la Armada Invencible,

frente a las costas de Inglaterra, esta vez en calidad

de contraalmirante. En 1590, con Martín Frobisher,

expediciona sobre Portugal, al año de haber sido

Page 227: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

211

designado contador de la Armada y cuando ya anda

en la reorganización de la flota isabelina. En agosto

de 1595, junto con Drake sale de Plymouth hacia

Puerto Rico a la búsqueda de 2.000.000 de ducados

allí depositados por la pérdida de un galeón, para

continuar rumbo a Panamá, pero en el trayecto y ya

frente a las islas Vírgenes, enferma de gravedad y

muere.

A John Hawkins, se le llama ―el mayor negrero

de su tiempo y quizá de todos los tiempos‖; no se le

ocurrió motivo mejor para su escudo que un negro

encadenado, cuando fue ennoblecido por la reina

Isabel de Inglaterra, la cuál, participaba de los

resultados económicos del inhumano tráfico.

Drake.

Fue el más grande de los corsarios ingleses y

héroe nacional. En 1561 incursionaba en el mar

Caribe contra posesiones y buques españoles.

Acompañó a Hawkins en su tercera expedición,

siendo derrotados en el puerto de Veracruz

(México). En 1572 recibió patente de corso de la

reina Isabel de Inglaterra y ese mismo año, al

mando de una expedición de 3 buques, se apoderó

de Nombre de Dios, en el istmo de Panamá. A su

regreso, sirvió durante dos años en Irlanda bajo las

órdenes del duque de Essex. En el mes de diciembre

de 1577 emprendió a bordo del ―Golden Hind‖, un

viaje de tres años que lo llevaría alrededor del

mundo (fue el primer inglés en lograrlo).

La vuelta al mundo que dió entre 1577 y 1580,

meritoria sin duda, lo es menos si consideramos

hasta qué punto fue repetición, con pasmosa

coincidencia de circunstancias y situaciones, de la

que medio siglo antes habían realizado Magallanes

y Elcano, con la ventaja para el inglés de que utilizó

las cartas de navegar diseñadas por españoles y a

pilotos de esa nacionalidad, que contrató ó a los que

secuestró; el oro que obtuvo de su paso por la

indefensa costa del Pacífico fue su mejor reco-

mendación ante su reina, la cual, dejando de lado la

Page 228: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

212

relación de saqueos que le presentó el embajador

español, nombró caballero al corsario y le concedió

la divisa de un globo terráqueo con la misma divisa:

―Primum circundedisti me‖ que la concedida a Juan

Sebastián Elcano por el emperador Carlos V.

Por todas estas proezas fue promovido al grado

de vicealmirante de la Armada Real. Declarada la

guerra contra España, comandó una poderosa

escuadra contra las Indias Occidentales, tomó y

saqueó Santo Domingo y ocupó Cartagena durante

seis semanas. En 1587 realizó la atrevida empresa

de dañar seriamente los buques de la Armada

Invencible en los astilleros de Cádiz, penetrando a

la bahía gaditana al mando de 30 navíos y

saqueando la ciudad. En 1588 participó igualmente

en la lucha contra la ―Armada Invencible‖ española.

Su último viaje lo realizó zarpando en 1595 desde

Plymouth y fijando como meta la conquista del

istmo de Panamá; esta expedición juntó a Drake con

el otro más temido filibustero de la época: su

maestro John Hawkins. Ambos estuvieron al frente

de 26 barcos y 5.000 hombres. Incursionaron sin

éxito contra San Juan de Puerto Rico, y ya en el

continente, Drake hostilizó a Rancherías, Río Hacha

y Santa Marta, ocupando nuevamente Nombre de

Dios. Acometió la empresa de atravesar el istmo y

tomar Panamá; derrotado en su empeño, se

reembarcó. A bordo de su nave capitana, murió de

fiebres y fue sepultado frente a la costa de Darién.

Raleigh

Un botín suculento era la mejor carta de

introducción con la reina inglesa, que por eso no

tuvo reparo en honrar a sir Thomas Cavendish

asistiendo al banquete que éste la ofreció en su

navío cuando en 1583 regresó victorioso de la

tercera vuelta al mundo, con las velas cubiertas por

las sedas capturadas en la travesía. A otra gran

figura de la época, sir Walter Raleigh, se atribuye la

frase: ―¿se han visto alguna vez piratas de millones?

Sólo son piratas aquellos que roban menudencias‖.

Este personaje, a los 16 años ingresó en el

Colegio de Oxford, y aunque estuvo allí sólo un

año, se empezó a distinguir por sus dotes de

humanista. Al año siguiente, pasó a Francia, al

Ejército Calvinista y allí se le arraigó su odio hacia

los católicos. Regresó a Inglaterra a estudiar Leyes,

pero lo dejó, ya que privaba en él su espíritu

aventurero y así, acompañó a su hermano en su

expedición para intentar colonizar Terranova. Luchó

con el grado de Capitán, en la represión de la

sublevación de Irlanda. Estando en la Corte, sus

conocimientos y don de gentes, conquistaron el

afecto de la soberana y llegó a ser el principal

favorito. La protección de la Reina le hizo llegar a

ser uno de los más acaudalados señores de

Inglaterra. Tuvo la clara visión del futuro poder

naval inglés y decidió dirigir sus esfuerzos y sus

bienes hacia la formación de colonias en Ultramar.

Ayudó y financió a su hermano a una nueva

expedición a Terranova, donde éste murió, pero

Walter equipó otra flotilla para que exploraran las

costas entre Terranova y La Florida. Cuando regresó

con éxito la expedición, Raleigh pudo poner a los

pies de su soberana un territorio al que llamó Reino

de Virginia, en alusión al sobrenombre que se le

daba a Isabel –la Reina Virgen-. Equipó tres

expediciones más que le ocasionaron fuertes gastos,

pero la Reina se lo recompensó con creces.

Aparecido en la Corte el apuesto Conde de

Essex, Raleigh fue siendo desplazado en los favores

de la Reina y para sobrepasar a su rival, se embarcó

en una nueva flotilla por él equipada, a pesar de la

Page 229: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

213

prohibición real. Hizo la guerra a los galeones

españoles en la Carrera de las Indias y vuelto

triunfante y con riquezas, fue perdonado, para caer

nuevamente en desgracia, y luego volver a

conseguir el favor real. Para reafirmarlo, equipó una

expedición en busca de El Dorado, que desde 60

años antes, cuando se conquistó el Perú, se decía

existía entre el Orinoco y el Amazonas, en la mítica

ciudad de Manoa, donde su Rey, cada día, era

bañado con polvo de oro.

Raleigh partió desde Inglaterra en 1579, con 5

barcos y atacó la Isla de Trinidad. Remontó después

el Orinoco, más de 100 leguas, con 100 hombres

embarcados en tres lanchas, teniendo que regresar

sin haber hallado nada. De esta expedición publicó

una obra titulada ―Descubrimiento de Guayana‖,

llena de relatos fantásticos, pero con observaciones

de gran interés, además de ser una de las mejores

muestras literarias de prosa inglesa del siglo XVI.

Raleigh armó a sus expensas otras dos expediciones

en busca de El Dorado, que levantaron planos,

señalaron la desembocadura de 52 ríos y recogieron

noticias de los pueblos que habitaban aquellas

tierras, pero.... sin encontrar la fabulosa Manoa.

Defendió con parte de la Flota inglesa el Canal, ante

el paso de la llamada ―Armada Invencible‖, enviada

por el rey español Felipe II. En 1596, Raleigh, con

el cargo de Contralmirante, tomó parte en el ataque

a Cádiz y al año siguiente se apoderó de Fayal, en

Las Azores.

Muerta la Reina Isabel, perdió el favor real, con

el nuevo Rey, Jacobo I. Fué prisionero en la célebre

prisión de la Torre de Londres, donde escribió su

―Historia del Mundo‖. Liberado tiempo después,

empleó el resto de sus riquezas a preparar la

conquista de El Dorado. El rey Jacobo, a quien le

interesaba la paz con España, le prohibió que

atacase a los españoles, y sin embargo, Raleigh,

atacó y destruyó la ciudad de Santo Tomé, capital

de la Guayana, muriendo en dicha acción su hijo. Se

internó para proseguir la exploración pero

amotinadas las tripulaciones y él, enfermo, resolvió

volver a Inglaterra. En cuanto fondeó, fue hecho

preso por atacar a una nación amiga, debido a las

denuncias del Embajador español. Fué juzgado y

decapitado en ese mismo año de 1618. Así terminó

el Precursor del Poderío Naval de Inglaterra,

idealista cultivado, romántico, pero también hombre

de acción y lucha.

Piratas

Las tentativas realizadas por los franceses v los

ingleses en el siglo XVI para romper el monopolio

comercial español y su poder territorial en las Indias

Occidentales fracasaron en conjunto, o, por lo

menos, su éxito fue simplemente pasajero. Las

incursiones esporádicas continuaron y se desarrolló

un amplio pero arriesgado comercio de

contrabando.

Page 230: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

214

Del monopolio, la consecuencia inevitable fue el

contrabando. Los barcos extranjeros ofrecían más

mercancías, de mejor calidad y más baratas que los

de la península, y compraban en condiciones más

beneficiosas, y eran por eso amparados por los

colonos y aún a veces por las autoridades. Una

propuesta inteligente, en 1601 para que se

concediese al norte de la Española, donde el

contrabando era habitual e intenso, comercio libre

como el que había en Canarias, fue desoída. Lo que

se hizo fue abandonar el noroeste de la isla, con lo

cual se crearon las condiciones para el posterior

establecimiento de los piratas, sin que se acabase

con el contrabando.

Verdad es que el apoyo principal al monopolio

fue de los que se aprovechaban de él y consiguieron

que tan nefasta práctica se mantuviese durante dos

siglos y medio, pero las propuestas serias de abrir

las Indias al libre comercio fueron poquísimas y

nunca encontraron ambiente propicio. Y es que las

mismas naciones que clamaban contra la medida

cuando beneficiaba a España, se apresuraban a

establecerla en provecho propio en cuanto tenían

ocasión. Y que a su disposición estuvo durante años

y años el norte de América sin que sintieran

tentación de establecerse en él, porque les resultaba

más rentable asaltar las naves y ciudades de los

españoles.

Pero, además, téngase en cuenta que no se

trataba solamente de intereses particulares. Holanda,

sede del comercio más rico de la época y poseedora

de una marina numerosísima, hasta 1580 había

compensado el cierre del mercado de las Indias

Occidentales con el libre comercio en las Orientales.

También esta posibilidad se le cerró cuando en 1580

Portugal se incorporó a España. Traficar en América

se convirtió para Holanda en cuestión de vida o

muerte, donde se jugaba su subsistencia nacional.

Los holandeses -nuevos en el Caribe-, al serles

impedido el acceso a la sal marina portuguesa y

española, por su guerra con España, dieron

comienzo en los últimos años del siglo a un

lucrativo comercio en la costa de Venezuela,

llevando artículos manufacturados y volviendo a

Europa con tabaco y cueros además de la sal que

extraían de los yacimientos naturales de Araya

(península en la costa oriental venezolana). Pero los

españoles podían todavía desquitarse. En 1605

galeones de guerra, de protección de la Flota de

Indias fueron desviados de esa tarea y capturaron

doce barcos holandeses en Araya y se les acabó ese

comercio a los holandeses.

Pero del contrabando a la piratería sólo había un

paso. Consideremos ahora dos factores: el espacio y

el tiempo, las distancias enormes, los miles de

kilómetros de costa en los que se puede hacer acto

de presencia sin que la noticia llegue a las

autoridades hasta después de meses, a menudo años;

otro, la insuficiencia militar de España. Nos

explicaremos que desde el primer momento la pi-

ratería sea una plaga de dificilísima extinción.

El pirata es, jurídicamente, el hombre que

recorre los mares con buque armado sin condición o

patente de ningún príncipe o soberano, sino sólo de

su propia autoridad, con el fin de apresar y

apropiarse por la fuerza de todas las naves que

encuentre. Esto, desde un punto de vista jurídico.

Históricamente, el pirata es algo más que eso. Es el

hombre sin patria y sin ley -los más, desertores de

buques corsarios- entregado a toda clase de pillajes

y depredaciones.

Page 231: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

215

Desde principios del siglo XVI habían sido

introducidos ilegalmente en América pequeños

grupos de franceses, ingleses y holandeses,

asentándolos en pequeñas islas caribeñas como la

de San Cristóbal, en las Antillas Menores donde se

desempeñaban como agricultores furtivos,

constituyendo así una serie de bases en sitios

ocultos, y aunque ejecutaron algunas acciones que

pudieran calificarse de «piratería», fueron

excepcionales pues evitaban a toda costa delatar su

presencia. Expulsados de aquellos terrenos por los

españoles, se establecieron en la banda norte de La

Española (ahora Santo Domingo), poco poblada.

Los primeros colonizadores habían dejado en esos

parajes algunas cabezas de ganado que al paso del

tiempo se hicieron salvajes. Toros y puercos fueron

el sustento de los exploradores que iban llegando a

las islas. Los recién llegados adquirieron de los

nativos la costumbre de asar la carne en parrillas de

madera, actividad que en voz caribe se llamaba

―boucan‖: estos hombres semisalvajes recibieron el

nombre de bucaneros; otros ven el origen del

calificativo en el francés. ―bone‖ (macho cabrío) o

―boucon‖, albergue de vicios; de ahí, ―boucanier‖:

hombre vicioso. Se especializaron en secar carnes y

curtir pieles que comenzaron a cambiar por rifles y

pólvora con los barcos ingleses, franceses y

holandeses, que tenían prohibido atracar en las

posesiones españolas. Las autoridades coloniales no

lo vieron con buenos ojos y, comenzaron a

organizar expediciones para acabar con los

bucaneros que abastecían a sus enemigos. Los

cazadores de ganado fueron empujados hacia las

costas, y algunos consiguieron huir a una isla

cercana, en el extremo noroeste de Haití.

Esta pequeña isla, la Tortuga, ya era refugio de

los ladrones, desertores y libertarios que desde

mediados del siglo XVI llegaron a las Antillas. La

palabra filibustero proviene de ―vrij buiter‖, que en

holandés quiere decir ―el que va tras el botín‖ o

posiblemente, del holandés ―freebooter‖ (patrón de

barco libre) y del inglés ―filibuster‖; o también del

inglés ―flyboats‖, así llamados quizá por referencia

a la ligereza de sus barcos. La Tortuga mide poco

más de cuarenta kilómetros de longitud y diez de

ancho en su parte central; en ella, los bucaneros y

filibusteros llevaron al cabo uno de los ensayos

anarquistas más significativos de la historia. Al

organizar la cofradía, los hermanos juraron

mantener lealtad entre ellos, bajo la consigna de que

si no había botín, no había paga. Nombraron un jefe

a quien todos reconocían como autoridad para una

mejor organización cuando hacía falta defender la

isla. Cuando el peligro pasaba, el jefe y sus

ayudantes volvían a sus actividades cotidianas y no

eran más importantes que cualquier otro filibustero.

Los hombres que por algún motivo llegaban a la

Tortuga y deseaban unirse a la cofradía, tenían que

servir durante dos a tres años como aspirantes.

Luego, el Consejo de Bucaneros les nombraba

Hermanos de la Costa. Por tres veces los españoles

expulsaron a los piratas de la Tortuga, en 1635, en

1638 y en 1653, pero las tres veces se retiraron,

dando lugar al retorno de los piratas.

En 1640, en pleno apogeo de la cofradía, los

franceses veían con envidia cómo un centenar de

hombres se apoderaban del oro peruano y la plata

mexicana que transportaban los navíos españoles.

Lonvilliers de Poincy, gobernador de la isla de San

Cristóbal, decidió hacer de la Tortuga una colonia

francesa. De Poincy designó al capitán Le Vasseur

para encabezar una expedición contra la Tortuga. El

capitán francés organizó una pequeña fuerza de

cincuenta hombres y se instaló en las costas de la

Española, ya muy cerca de su objetivo. Cuando

sintió que las condiciones eran apropiadas para

realizar el asalto, se lanzó sobre la Tortuga, donde

casi no encontró resistencia, Asesinó al jefe pirata y

se adueñó de la isla. Pero el aguerrido francés no

escapó a la atmósfera de anarquía que envolvía a la

isla; olvidó los acuerdos firmados con De Poincy y

los compromisos con el gobierno francés y

estableció una especie de república independiente,

antes de ser asesinado. En 1665, d´Ogeron asumió

la gobernatura de la Tortuga, que había sido

adquirida por la Compañía Francesa de las Indias

Occidentales. Los Hermanos de la Costa se

mantenían ajenos a estas transacciones y seguían

Page 232: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

216

viviendo de acuerdo con sus leyes; d´Ogeron los

respetaba, pero a la vez tenía que acatar las

disposiciones de la Compañía, que quería organizar

un Estado. Así que ideó un plan para que los

filibusteros llevaran una vida más sosegada: hizo

traer de Francia un centenar de mujeres de dudosos

antecedentes, prometiéndoles una nueva vida en la

isla paradisíaca.

Los filibusteros no abandonaron sus fechorías,

pero en la Tortuga comenzaron a aparecer los

tendederos y la comida casera. Los filibusteros se

fueron integrando insensiblemente a la economía

francesa. Un último gran filibustero, Juan Bautista

Du Casse, inició sus correrías como traficante de

esclavos, blancos y negros. Era el principal

candidato para capitanear la causa de la cofradía,

pero el gobierno francés se adelantó y lo nombró

gobernador de lo que después sería Haití. Una vez

convertido en hombre de Estado, Du Casse mandó

deshabitar la isla Tortuga de manera definitiva. El

esplendor de la Tortuga duró unos 70 años. En

1701 estaba despoblada, en abril de 1712 fue

convertida en lazareto y en 1766 la corona francesa

prohibió el acceso a la isla con el fin de preservar

los bosques y el ganado. A partir de 1806, cuando

Haití se independizó de Francia, es parte del

territorio de esa nación.

Narrando sus aventuras.

El libro clásico sobre el tema pirático lo escribió

Alejandro Esquemelín, que estuvo al servicio y

vivió entre los piratas como cirujano, durante el

período de gobierno de Bertrand d'Ogeron. Se

publicó en Ámsterdam en 1678 y fue traducido al

castellano tres años después con el título «Piratas de

la América y luz a la defensa de las costas de Indias

occidentales». Aunque el libro fantasee

frecuentemente y magnifique las hazañas de los

filibusteros, no disimula sus hechos de codicia y

crueldad que hicieron de la Tortuga «refugio de toda

suerte de maldades y seminario de tal especie de

ladrones». De lo que eran, además de eso, son

testimonio las espeluznantes referencias de

Esquemelín a las salvajadas de Francois Nau, llama-

do el ―Olonés‖, cortando la cabeza uno a uno a

treinta y tantos prisioneros y chupando golosamente

la sangre del sable, o lo que a otro hizo, que ―con su

alfanje le abrió toda la parte anterior, arrancándole

el corazón con sus sacrílegas manos, mordiéndolo

con sus propios dientes‖, hasta que, ―como harto

Dios de tantas iniquidades y llegado el tiempo

predeterminado de su terrible justicia, se sirvió para

ministros de ella de los indios de Panamá‖ que

atraparon al pirata, le despedazaron y, naturalmente,

se lo comieron.

No fueron mucho menores las crueldades de

Morgan, que eclipsó el saqueo de Maracaibo por el

―Olonés‖ con el suyo propio. Nació en el país de

Gales (Gran Bretaña) y siendo muy joven, huyó de

su casa, dirigiéndose a Jamaica, donde residía un tío

suyo. Esta isla había pasado a ser posesión inglesa

como resultado menor de la expedición que

Cronwell montó para conquistar todas las Antillas,

pero que dotó a los filibusteros de una nueva base.

Al poco tiempo, Morgan se convirtió en pirata. Con

otros tres capitanes piratas y con base en Jamaica,

15 barcos y 1200 filibusteros, atacó la isla de Santa

Catalina, a la que llamaron Providencia, donde

estaba establecido un presidio correccional,

incrementando sus fuerzas con los reclusos. Ante el

conocimiento de un seguro ataque por parte de una

escuadra española, pidieron auxilio al gobernador

de Jamaica, el cuál lo negó, pretextando que España

estaba en paz con Inglaterra, pero en realidad para

que no dejasen de estar supeditados a Jamaica, ya

Page 233: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

217

que la isla, con los botines piratas, vivía con

prosperidad. En 1660 llegó Morgan a reunir en la

isla de Pinos, -Cuba- una docena de naves con 700

hombres de desembarco. Pensaba caer sobre La

Habana, más al estar está ciudad prevenida, saltó a

tierra en la caleta de Santa María, dirigiéndose

contra Puerto Príncipe a la que saqueó, torturando a

sus habitantes y obligándoles a embarcar más de

500 reses vacunas. Se dirigió a Portobelo, y en la

toma del castillo de Santiago, Morgan mandó por

delante de sus hombres a los frailes y monjas,

cargados con escalas para que las arrimasen a las

murallas; hubo además las acostumbradas prácticas

de torturas y muertes y las violaciones motivadas

por lo que Esquemelín denomina ―libidinosas

demandas‖ .y ―voluptuosas concupiscencias‖ de los

piratas.

Al marcharse, impuso a los habitantes un duro

tributo. Atacó también Maracaibo y la saqueó. En

1670, poseía ya Morgan una cuantiosa fortuna,

habiéndose decidido a retirarse de la piratería para

gozar de la misma. Pero sus compañeros se

opusieron, haciéndole ver que les había prometido

capitanearles en una empresa de mucha mayor

envergadura que las anteriores. Reunidas 37 naves

con 3.000 hombres, atacó primero una ranchería

cerca de Cartagena de Indias, tomando el castillo de

San Lorenzo. Dejó 500 hombres de guarnición y

con los restantes, en canoas, remontó el río Chagres

durante ocho días. Continuó la marcha por tierra,

dirigiéndose a Panamá. Se apoderó de ella, la

saqueó y ordenó prenderle fuego; esta acción es

considerada la más resonante de los piratas en toda

su historia.

Se retiró después de cobrar un cuantioso botín

que trasladó al otro lado del istmo a lomo de mulas,

llevándose también 600 prisioneros, para obtener su

rescate.

Al llegar a orillas del Atlántico, arrasó las

fortificaciones españolas que encontró a su paso y

después de un reparto de ―ganancias‖ bastante

arbitrario y ante la amenaza de un motín,

emborrachó a sus hombres y escapó con el botín,

dejando abandonados a muchos seguidores que

murieron a manos de los españoles y de los indios

cazadores de cabezas.

Mientras esto ocurría, España e Inglaterra

estaban oficialmente en paz; en 1684, Morgan se

apareció en la Corte Inglesa; salió convertido en

―caballero‖ -sir Henry Morgan-, y nombrado vice-

gobernador de Jamaica. Como en aquel entonces, el

monarca inglés inició un período de amistad con

España e incluso mando perseguir la piratería,

Morgan, flamante vice-gobernador de Jamaica,

cumplió sus funciones, ordenando ahorcar o

entregar a los españoles, a sus antiguos camaradas,

los filibusteros. Murió en su cargo, en Jamaica.

Quienes recibían mayor perjuicio con las

incursiones de los bucaneros y filibusteros eran las

ciudades costeñas del Caribe y del Golfo de

México, para las cuales la cuenta resultaba terrible.

En el solo período de 1655 a 1671, los piratas

habían saqueado dieciocho ciudades, cuatro pueblos

y más de treinta y cinco aldeas: Cumaná;

Cumanacoa, dos; Maracaibo y Gibraltar, dos;

Margarita y Puerto de Borburata, dos; Caracas y

Santo Tome de Guayana; Río Hacha, cinco; Santa

Marta, tres; Tolú, ocho; Portobelo; Chagres, dos;

Panamá; Santa Catalina, dos; Trujillo; Campeche,

tres; Santiago de Cuba, y muchas veces otros

pueblos y aldeas de Cuba, la Española y Centro

América, desde la costa hasta treinta leguas tierra

adentro. Y este cuadro de latrocinios y estragos no

abarca las razias hechas en Portobelo, Campeche,

Cartagena y otros puertos españoles, después de

1671, como las ocurridas en Maracaibo, Trujillo,

Gibraltar, Margarita y La Guaira (1678-1680).

A fin de siglo, los holandeses aparecen en escena

y más destacadamente cuando en 1621 se rompe la

tregua que se había acordado doce años antes,

aunque no había impedido que los navegantes

holandeses, además de descubrir el paso al Pacífico

por el cabo de Hornos, saqueasen la costa del Pa-

cífico. De la fuerza con que la nueva potencia

irrumpió en América es prueba el que, sólo entre

1623 y 1626, enviase 806 barcos. Los holandeses

consiguieron establecerse en Brasil y mantenerse

durante treinta años; tomaron posesión, ya para

Page 234: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

218

siempre, de algunas islas de las pequeñas Antillas;

durante el predomino holandés destacaron los

asaltos a La Guaira y Maracaibo, así como el gran

botín conseguido al sorprender en 1628 a la flota del

tesoro de Indias en la bahía de Matanzas, (Cuba).

En 1693, Port Royal, capital de Jamaica, que

había llegado a ser la segunda y más importante

capital de los filibusteros, fue aniquilada por un

terremoto y engullida por el mar. Para entonces, la

Tortuga había entrado en decadencia. Durante algún

tiempo tuvo cierto auge la localidad de Petit Goave,

al oeste de la Española. Todavía la filibustería

obtuvo una gran victoria: la conquista y saqueo de

Veracruz en 1683, cuando estaba

almacenada la plata para su envío a

España. Pero el saqueo de Guayaquil

en 1687 indicó que el objetivo de los

piratas se había desplazado al

Pacífico, donde los asentamientos

españoles se sentían mucho más

seguros que los del Atlántico, debido

a que, por estos años, el Pacífico era

un mar Mediterráneo de dominio

exclusivo de la Península Ibérica.

La actividad de esos piratas -

bucaneros o filibusteros-, comenzó a

declinar cuando Holanda, Inglaterra y

Francia se establecieron firmemente

en el Caribe. En 1670, Inglaterra

retiró las licencias de corso en virtud

del Tratado de Paz con España, y ésta

a su vez transfirió a la actividad

privada la lucha contra el tráfico

clandestino, extendiendo patentes de

corso a partir de 1674, y la Armada

española se destinó a las acciones

propiamente de guerra. A partir del

año de 1700, España y Francia

quedaron unidas por el vínculo

monárquico de los Borbones.

En 1713 Inglaterra obtiene el

asiento de negros que le abrió

mercados hispanoamericanos del

Caribe, y Holanda se convirtió en un

canal mercantil de estos dominios con Europa, sobre

todo en tiempos de guerra en los que el Caribe fue

uno de los escenarios principales del choque entre

las grandes potencias navales.

Page 235: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

219

EL PRIMER IMPERIO MODERNO

e manera sorprendente, especialmente si se

considera la época, España empezó a

constituir el primer Imperio de la Edad Moderna, un

imperio cuyo modelo copiarían en mayor o menor

medida y con posterioridad, otras potencias

europeas. A diferencia de Francia o Inglaterra,

España tenía antecedentes imperiales cuyas raíces se

hundían en la Edad Media; con los Reyes Católicos

España había extendido su dominio a Italia –en

confrontación directa y victoriosa con Francia-, se

había asentado en África y había navegado hasta las

Indias. Las razones para semejante expansión eran,

grosso modo, las mismas que han caracterizado las

de otros imperios.

En primer lugar, se encontraba la seguridad en

las fronteras. La amenaza más peligrosa que se

cernía sobre España era la del expansionismo

islámico. La segunda gran amenaza contra España –

Francia- se hallaba también neutralizada.

En segundo lugar, el Imperio surgió por razones

económicas. El descubrimiento de América –

contemplado como un avance hacia las Indias-

estuvo asentado sobre un conglomerado de causas

que iban del ambicionado tráfico de especias a la

evangelización de los paganos, pasando por la

extensión territorial de una España que no dudó en

convertir a los indios –y en eso se diferenció de

británicos, portugueses, holandeses y franceses- en

ciudadanos con derechos semejantes a los de las

coronas de Castilla o Aragón. Similarmente, las

Capitulaciones de Santa Fe de abril de 1492, que los

Reyes Católicos suscribieron con Colón, tuvieron

paralelos con los pactos que la corona inglesa

concluiría siglos después con distintas compañías

privadas pero, a diferencia del sistema inglés,

España adoptó antes una forma de actuación estatal

de carácter netamente imperial.

El paso de mera explotación comercial a

Imperio, que a Inglaterra le llevó siglos, fue

recorrido por España en sólo unos años.

La conquista de América transcurrió sobre

patrones que recordaban enormemente la expansión

territorial de Roma. A diferencia de los ingleses o

portugueses, que construyeron inicialmente sus

imperios estableciendo bases comerciales en la

periferia, los españoles siguieron el modelo romano

de sustituir a las monarquías existentes si no se

sometían, lograr la alianza con los indígenas

dispuestos a aceptar el dominio, imponer una lengua

común y desarrollar una imponente labor de

infraestructuras que incluía caminos, acueductos o

centros educativos.

Enseñando a navegar.

España entra en el siglo XVI por la vía de la

expansión marítima, pero no parece comprender el

poderío que de ella puede esperar. Juega el primer

papel sobre la escena internacional, pero no sabrá

mantenerlo a lo largo de los dos siglos de recorrido

histórico. Inglaterra, su gran antagonista en la

disputa del mar, lo asume con evidente oportunismo

y visión política, y el declive de uno marcará el

auge del otro. Este será el precio de la indiferencia

hacia el mar. La vocación marítima de los pueblos

contribuye sustancialmente a una evolución

histórica, que la geografía puede favorecer, pero que

en todo caso no impone.

La formidable expansión territorial de España

exigía un esfuerzo naval extraordinario, superior a

las disponibilidades de astilleros y tripulaciones.

Las Indias siguen ampliándose, se llega a las

Filipinas, con lo cual se constituye en el primer

Imperio verdaderamente marítimo de la historia y el

primer ejemplo histórico de cobertura estratégica

general basado en la distribución de flotas en zonas

geográficas.

Un desarrollo sin precedentes de la construcción

naval, de la arquitectura e ingeniería militar y de la

fabricación de pólvora y cañones, produjo

innovaciones técnicas importantes, unas originales,

otras importadas y adaptadas de otros lugares. Basta

contemplar las obras de fortificación que hoy siguen

en pie en las costas de la península o del Caribe para

hacerse una idea del alcance de algunos de estos

aspectos.

D

Page 236: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

220

Lo mismo cabe decir de las técnicas de

extracción minera y de todo lo relacionado con el

"arte de navegar".

En esto último, instituciones como el Consejo de

Indias y la Casa de la Contratación desde 1503 -con

cátedras de cosmografía, navegación, fábrica de

instrumentos y sucesivamente de artillería y otras

enseñanzas-; organizaron la formación de cosmó-

grafos y pilotos, aportando los instrumentos

necesarios para las naves (astrolabios, cuadrantes,

ballestillas, agujas y cartas de marear, tablas astro-

nómicas), así como la reglamentación de patentes y

publicaciones de libros técnicos, y los concursos

para proponer métodos tendentes a solucionar

problemas técnicos como la determinación de la

longitud o la declinación magnética. Además de los

metales preciosos, la riqueza natural de las Indias

aportó también otras cosas con importantes conse-

cuencias técnicas y científicas. La alimentación de

los europeos, así como los medicamentos, drogas y

remedios con los que aliviaban sus enfermedades,

comenzaron a cambiar a partir de la introducción de

nuevos productos traídos del otro lado del Atlántico

en las naves españolas.

Desde el punto de vista institucional, la Casa de

Contratación sevillana fue el centro que capitalizó

buena parte del conocimiento geográfico del Nuevo

Mundo. Allí se elaboró desde 1512 el ―Padrón

Real‖, un mapa general hecho a partir de las

informaciones de los sucesivos viajes y que se

modificaba al ritmo veloz de los nuevos hallazgos.

Por otro lado, los mapas portulanos dieron paso a

las cartas planas, un tipo de cartografía con

paralelos equidistantes según la proyección de

Tolomeo, que incluían meridianos graduados,

corrientes marinas, dirección de los vientos, etc.

Entre las más famosas cabe citar la de Juan de la

Cosa (el portulano de 1500 que recoge por primera

vez al Nuevo Mundo).

Juan, después de navegar en 1492, como maestre

de la capitana de Colón, cuyo propietario también

era, en 1500 trazó el primer mapa de las costas de

América, carta hecha sin duda a su vuelta del viaje

de 1499-1500, como piloto de la expedición de

Ojeda. Además, como su nombre aparece en los

libros de la tesorería de la Casa de Contratación, el

propio año de la fundación de ésta, antes que el de

ningún otro marino de importancia, puede

considerársele asimismo como el primer cartógrafo

de la Institución. Pedro Mártir, uno de los testigos

coetáneos más fidedignos, dice que los navegantes

de la época preferían sus mapas a todos los demás.

Juan de la Cosa acompañó a Ojeda en su segunda

expedición a Tierra Firme y fue muerto por los

indígenas durante una escaramuza en las playas de

Cartagena; otro de los primeros navegantes

celebrado por su habilidad de cartógrafo fue Andrés

de Morales. Acompañó a Colón en uno de los

viajes, acaso el tercero, le sirvió de piloto a Rodrigo

de Bastidas; navegó con Juan de la Cosa y residió

algunos años en Santo Domingo. El gobernador

Ovando lo empleó en explorar las costas de las

Antillas y en hacer el mapa correspondiente, y sus

cartas parecen haber sido consideradas en Sevilla

como las mejores y más exactas que podían

obtenerse entonces. Dotado de profundo espíritu de

observación, fue el primero en idear la teoría de las

corrientes oceánicas en el Atlántico, que tanto

contribuyó a facilitar la navegación de las Indias.

Para ese entonces, en la expedición de Pedrarias

Dávila a Costa Firme, efectuada en 1514, se

protegió por primera vez el casco de los bajeles con

un forro de plomo para prevenir los estragos del

teredo, que tanto daño habían hecho en el cuarto

viaje de Colón.

El primer tratado moderno de navegación y la

primera descripción geográfica del Nuevo Mundo

fue escrito por Martín Fernández de Enciso. En

1519 publicó en Sevilla su ―Suma de Geografía‖,

dedicada al nuevo soberano, Carlos V. El propósito

de Encisó al escribir la obra consistía en

proporcionar a los pilotos y demás marinos

suficientes informes geográficos y astronómicos que

les permitieran proseguir la tarea del

descubrimiento, y en este sentido fue el primero en

recoger las reglas, preceptos y observaciones que

por más de un siglo constituyeron el fundamento de

todas las obras de tal índole. En 1529, aparece un

Page 237: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

221

Mapamundi, una pieza maestra de la cartografía

universal que refleja el esplendor de la escuela

sevillana y que fue elaborado por un portugués al

servicio de España, Diego Ribero.

Más tarde surgirán otros célebres cartógrafos

como el también portugués Pedro Nunes y el

flamenco Mercator, quien ideó el célebre sistema de

proyección que lleva su nombre. El siguiente tratado

náutico de importancia fue el de Pedro de Medina,

uno de los examinadores de la Casa de Indias; su

―Arte de navegar‖ fue publicado en Valladolid en

1545, con la aprobación del piloto mayor y los

cosmógrafos de la Casa. Los marinos ingleses

preferían ―El Breve compendio de la esfera y del

arte de navegar‖, de Martín Cortés, que, aunque

escrito por la misma época, no fue impreso en

Sevilla hasta 1551. La obra de Cortés era en muchos

aspectos superior a la de Medina, no sólo por su

diafanidad y exactitud de exposición y ordenación,

sino también por la profundidad y originalidad de

las ideas. Su teoría más notable consistió en suponer

que el fenómeno de la variación de la brújula se

debía a un polo magnético diferente del terrestre,

idea que de entonces a nuestros días ha servido de

punto de partida para las investigaciones de una

larga serie de matemáticos y observadores ilustres.

Otra de las aportaciones de la Casa de

Contratación fue la creación en 1552 de la cátedra

de Navegación y Cosmografía. Más tarde, Felipe II

fundó también una Academia de Matemáticas. Su

reinado constituyó una época dorada en cuanto al

conocimiento geográfico del Nuevo Mundo: por

entonces se impulsaron las ―Relaciones

Geográficas‖ –unos cuestionarios destinados a las

distintas regiones- y se fletó la primera expedición

naturalista americana, protagonizada por el médico

Francisco Hernández. Hasta finales del siglo XVI,

España se mantuvo en la cresta de la ola de los

saberes científico-técnicos asociados a la

navegación y la geografía y así, Alonso de Santa

Cruz fue uno de los más ilustres cosmógrafos de la

Casa, aunque menos conocido en el extranjero

porque sus obras nunca llegaron a imprimirse.

Consagró la mayor parte de su vida al estudio de las

variaciones magnéticas, y a descubrir un método

para fijar la longitud; fue el primero que en Europa

concibió y trató de poner en práctica la idea de las

cartas magnéticas del océano, tarea no cumplida de

modo satisfactorio sino siglo y medio después, y

también anticipó en cierta medida la solución del

problema relativo a la construcción de mapas

esféricos.

El ―Itinerario de navegación‖ de Juan Escalarte

de Mendoza es una notable obra hispánica de fines

del siglo XVI, escrita en 1575. El principal objeto

de Escalante consistía en señalar las rutas entre

España y los puertos e islas de Norte América, con

una descripción de las últimas y los vientos,

corrientes, tempestades y otros fenómenos

ordinarios de la navegación; pero en el discurso de

la obra, presentada en forma de diálogo, se las

arregla hábilmente para introducir gran acopio de

noticias acerca de la construcción, tripulación,

abastecimiento, etc., de navíos ; acerca de las

condiciones de la guerra naval, con mucho de

práctica y teoría náutica. El libro se convirtió en una

especie de enciclopedia de la navegación americana,

suma de los conocimientos marítimos del día, que

posee importancia considerable para la historia

naval. Así, su ―Itinerario‖ representaba el resultado

de veintiocho años de experiencia y había sido

elogiado por los mejores cosmógrafos y marineros y

aprobado y recomendado por el Consejo de Indias;

sin embargo, está misma Institución prohibió que se

imprimiera, so pretexto de que los enemigos

extranjeros podrían obtener preciosos

conocimientos de los mares españoles y de las rutas

navegables.

Por estar escrito en términos claros y concisos

fue adoptado y aplicado como texto de enseñanza en

las escuelas españolas un ―Compendio del arte de

navegar‖, publicado en 1581 por Rodrigo de

Zamorano, profesor de cosmografía en la Casa y

luego su Piloto Mayor; obra elemental debida a un

autor versado en matemáticas, pero sin experiencia

del mar. Pero obra de verdadera importancia fue el

―Regimiento de navegación y de hidrografía‖,

publicado por Andrés García de Céspedes,

Page 238: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

222

Cosmógrafo Mayor del rey, en 1603. Imprimióse

por Real Orden y constituía una exposición de las

reformas árduas e indispensables en la hidrografía

española y fabricación de instrumentos, que

Céspedes había emprendido en 1596 en sociedad

con los mejores pilotos de Sevilla. Su tratado

constituyó un adelanto considerable sobre las

primeras producciones hispánicas de igual índole;

su autor estaba también imbuido de los

conocimientos científicos de la época, era un

matemático y astrónomo de nota y contribuyó

asimismo al desarrollo de la artillería y la

hidráulica. En suma, el ―Regimiento‖ superó entre

las personas entendidas los libros de Medina y de

Cortés, y fijó la ciencia de la navegación en España

para el resto del siglo XVII.

Pensamiento militar.

El pensamiento militar de mediados del siglo

XVI prestó poca atención a la guerra naval. Los

barcos se consideraban útiles para transportar tropas

y protegerlas en ruta, para hacer correrías por las

costas enemigas, para bloquear sus puertos, pero

había escasas diferencias en el diseño entre el barco

de guerra y los mercantes, que en último término

constituían el grueso de una fuerza combatiente y

mientras las tácticas navales consistieron

principalmente en el abordaje y en el arreglo de las

cuestiones a la manera del soldado más que a las del

marino, y mientras las acciones en el mar fueron

planeadas y ejecutadas por soldados, hubo poco

incentivo para pensar de manera específica en

términos navales. Rondando el inicio del siglo

XVII, los barcos de guerra se diseñaron de forma

que se distinguiesen de los mercantes, las tácticas de

andanada hicieron que resultaran menos útiles las

analogías militares y se fue prestando cada vez más

atención en el planeamiento de la acción a los

consejos de los marinos más experimentados. Pese a

todo ello, la marina seguía siendo el pariente pobre

de las fuerzas de tierra, poco era lo que se escribía

acerca de la guerra en el mar y cuando se hacía se

relegaba al último o a los dos últimos capítulos.

En cuanto a la defensa, veamos cómo lo hizo

España. Fueron tres los elementos de esa defensa:

las Flotas de Indias, la defensa por mar y la defensa

en tierra, mediante fortificaciones y guarniciones.

Naturalmente, los envíos desde América fueron,

desde el primer momento el gran objetivo de los

piratas. La respuesta de España desde 1543 fue

prohibir los arriesgados transportes aislados. El

sistema lo mantuvo España hasta 1748, cuando el

marqués de la Ensenada dispuso la libertad del

comercio con Indias. Hasta entonces, aunque el

sistema impuso una rigidez dañina, que evi-

dentemente favoreció el contrabando, no cabe duda

de que el objetivo fundamental -el traslado de los

metales preciosos- se consiguió plenamente, como

demuestra el que en sólo dos veces un convoy

marítimo fuera afectado gravemente; en conjunto, el

número de navíos perdidos en la Carrera de Indias

fue de 5,05 por cien entre 1551 y 1600, y 3,07 por

cien desde 1600 hasta 1650; y de ellos, sólo el 1,5

por cien lo fue por la acción de barcos enemigos, de

otras potencias o de piratas.

La conclusión es que las tempestades fueron

enemigo más temible que los hombres. Lo que el

sistema no podía garantizar era la seguridad de los

mares y costas americanos, salvo mientras la

Armada recalaba en los puertos y era empleada

ocasionalmente en la persecución de los piratas.

Hay que reconocer que la deseada seguridad no se

consiguió nunca y ni siquiera se llegó a una decisión

firme sobre el modo de conseguirla, dando

preferencia a la defensa en el mar o a la defensa en

tierra, tema constante de discusión a lo largo del

siglo XVII en la Junta de Guerra de Indias.

La coordinación de las defensas marítimas y

terrestres en el Caribe destinadas a reprimir la

actividad de corsarios enemigos, piratas y

contrabandistas, exigía un mando unificado que fue

confiado a Pedro Menéndez de Avilés, uno de los

marinos más capacitados de su época. El primer

encargo importante confiado a Menéndez fue el

mando de la escolta de la Flota que en 1556 regre-

saba a España. En 1561 fue nombrado capitán

general de la Armada de la Carrera de Indias.

Page 239: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

223

Durante los dos años siguientes estuvo

encargado de colaborar con la Corona acerca de las

reglamentaciones del comercio de las Indias. Sus

propuestas recayeron sobre tres cuestiones princi-

pales: el convoy obligatorio para los viajes

transatlánticos; la construcción de fortificaciones y

astilleros navales en los principales puertos de las

Indias, y la organización de flotas de crucero -

armadillas- con base en las Indias, para patrullar las

principales rutas comerciales.

Cuando en 1565 la amenaza de asentamiento

extranjero se hace evidente en Florida, se organiza

una armada al mando de Pedro Menéndez de Avilés

destinada a combatir la piratería en América y

expulsar a los hugonotes franceses instalados en

aquella península, restableciendo la situación y

destruyendo el establecimiento francés en la

Florida, donde construyó el fuerte español de San

Agustín y reforzó las defensas locales de Santo

Domingo y Santiago de Cuba.

La Habana era el quicio del sistema de convoyes,

al menos para la travesía de regreso, que era la que

interesaba principalmente a los enemigos de

España. Menéndez la convirtió en una fortaleza casi

inexpugnable, a salvo de los ataques enemigos

durante más de doscientos años, con unos astilleros

capaces de construir barcos de guerra ligeros con

madera local y de reparar cualquier clase de buques,

fabricando ―galeones agalerados‖ de unas 200

toneladas –cubierta corrida, sin castillo ni cámara,

híbridos de velas y remos-. Construyó también en

Cuba ocho fragatas ligeras de vela y remo para

persecución de corsarios, de velocidad superior a los

ya usados. Después se construyeron los

―galeoncetes‖ con unas 300 toneladas, alargados en

puntal, manga y eslora y con la incorporación de un

castillo.

El obstáculo con que se tropezaba en las Indias

en el ramo de las construcciones navales era la falta

de cordajes, aparejos y artículos de ferretería, la

mayor parte de los cuales había que traer de España,

inclusive las herramientas de carpintería, siendo ello

una fatídica consecuencia del sistema que vedaba la

fabricación de tales útiles en América y que a veces

hacía el costo de construcción casi doble del de la

Península.

Tanto en los trabajos de fortificación como en la

organización de las patrullas navales, se vieron sus

planes constantemente demorados por la carencia de

dinero. Los años que Menéndez pasó en las Indias

fueron años de intensa actividad y, en conjunto, de

éxitos patentes. Su muerte se produjo en 1574, pero

su obra de fortificación de las bases y de

adiestramiento y organización de los convoyes

trasatlánticos fue continuada por una serie de

sucesores suyos, enérgicos y capacitados (entre

ellos un hijo y un sobrino), permitiendo a las

colonias españolas sobrevivir intactas, y a sus

comunicaciones con España permanecer

ininterrumpidas a lo largo de una prolongada y

devastadora guerra naval.

En Cartagena y en la Habana se organizan

defensas navales con galeras -no del tipo

mediterráneo, sino más altas de borda y aptas para

navegar con velas cuadradas y latinas-, que son efi-

caces contra bucaneros y piratas menores, pero

inadecuadas para hacer frente a las armadas

corsarias como las de Drake, Hawkins y los émulos

holandeses que seguirán sus aguas en el siglo XVII,

todas ellas organizadas con el patrocinio de sus

respectivos Estados. No obstante, las medidas

parciales adoptadas a partir de 1577 contra la

pequeña piratería surten efectos positivos.

En este escenario de ámbito mundial, la

Monarquía hispánica aparece de antiguo empeñada

en la defensa del Mediterráneo ante la presencia

ofensiva de las armadas otomanas y la piratería

berberisca, hasta que en 1565 la acción naval

hispánica logra detener en Malta la expansión turca

hacia occidente y la rechaza definitivamente en

Lepanto en 1571 con la ayuda de los aliados de la

Santa Liga. Se estabiliza entonces la situación en el

Mare Nostrum, trasladándose el centro de gravedad

de la política y de la estrategia al Atlántico. De

ahora en adelante las flotas, las Armadas de ―Guar-

da de la Carrera de Indias‖, las escuadras regionales

y la ―Armada del Mar Océano‖ van a sostener otra

larga batalla defensiva, para contener el asedio naval

Page 240: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

224

de Francia, Inglaterra y Holanda, en el océano, en el

Caribe y en los puertos de los virreinatos america-

nos.

Ofensiva

Se remonta los orígenes del antagonismo

hispano-inglés al Tratado de Tordesillas, de 1494 -

nunca aceptado por Inglaterra- que dividió el mundo

recién descubierto o aún por descubrir, entre

españoles y lusitanos.

Los ingleses, incapaces de oponerse al poderío

español, optaron por aliarse con España para

negociar algún acuerdo ventajoso en el futuro.

De ahí los matrimonios de la infanta Catalina -

hija de los Reyes Católicos- con el príncipe de

Gales, Arturo, y, a la temprana muerte de éste, con

su hermano Enrique -futuro Enrique VIII-

renovándose la antigua alianza hispana con

Inglaterra.

Sin embargo, en fecha tan prematura como 1497,

Inglaterra despachó a Juan Caboto, navegante

genovés al servicio de Enrique VII Tudor, a

explorar las costas del norte del nuevo continente.

A esta ilegal expedición siguieron otras, mal

contempladas por España. El matrimonio de Felipe

II con María Tudor impuso un paréntesis a esta

iniciada hostilidad.

En 1580, la unión de Portugal a la Corona de

Felipe II trajo consigo la multiplicación de

compromisos y también las ventajas de la

explotación del soporte geográfico de las islas Azo-

res. Esto era necesario para equilibrar

operativamente la incidencia de los factores de

espacio y tiempo en el sistema naval defensivo en

una época en que los medios de comunicación no

facilitaban la transmisión de las noticias con

prontitud y las reacciones operativas ante las

amenazas eran tardías.

Asimismo, la incorporación de la costa atlántico-

portuguesa y el estuario lisboeta del Tajo al sistema

de defensa de la Monarquía, proporcionó a las

fuerzas navales un respaldo estratégico para operar

en el Atlántico, que antes no tenían.

El extraordinario crecimiento del comercio

experimentado en Europa consolidó en el entorno

del Canal de la Mancha y Mar del Norte el polo de

atracción de la economía del Viejo Continente,

desde el que se irradió la penetración mercantil y

política inglesa y holandesa en el continente, en el

Atlántico, en el Mare Nostrum y en Asia.

Se trata de un proceso expansivo de la economía

europea, impulsado por Inglaterra y Holanda, en el

que la rivalidad religiosa juega el papel de factor

político justificante de la oposición de estos países a

la añosa hegemonía hispánica.

La competencia mercantil, endurecida con

ataques contra los intereses de España en Europa, en

el Atlántico, en América, en el Mediterráneo y en el

Pacífico deja de ser acto de depredación particular,

como fueron en la primera mitad del siglo XVI las

piraterías de los corsarios de la Bretaña francesa,

para convertirse en acciones persistentes

promovidas por los gobiernos con propósitos de ca-

rácter estatal, en los que la acción pirática es pareja

con el comercio de contrabando -como réplica

política, económica y armada- al monopolio

mercantil hispánico -español y portugués- en Amé-

rica y Asia.

Felipe II se apercibe del cambio de la situación

político-económica y decide pasar a la ofensiva,

después de más de dos décadas de aplicar una

política marítima defensiva como le recomendara

Carlos I en las instrucciones que le redactó en 1548,

antes de que el Canal de la Mancha y el Mar del

Norte quedaran vedados a la navegación propia,

vital para su política y para la economía de España y

de Flandes.

En agosto de 1585, Isabel I de Inglaterra firmó

con Holanda el Tratado de Nonsuch, por el que

apoyaba con tropas y dinero a los rebeldes

holandeses.

De hecho, eso ya iniciaba la guerra entre

Londres y Madrid. La ejecución de la católica reina

de Escocia, María Estuardo, y las expediciones

navales de Drake contra Galicia, Canarias, el Caribe

y contra Cádiz, provocaron la puesta en marcha de

la "Empresa de Inglaterra".

Page 241: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

225

Sorpresa.

La sorpresa en el terreno de la estrategia tiene

principalmente aplicación en el período de

iniciación de las hostilidades, en el período de

tensión máxima que sirve de prólogo a una guerra.

Es muy raro que en un momento dado los dos

futuros beligerantes sientan en igual grado el deseo

de resolver inmediatamente el conflicto mediante

las armas, puesto que es también muy poco

frecuente que ambos futuros beligerantes se crean

suficientemente preparados en un mismo momento.

Esto hace que aquel beligerante que se estime en

conjunto mejor preparado para resolver la discordia

por la fuerza de las armas, o bien aquel que tema la

futura preparación de su enemigo, trate de obtener

ventajas estratégicas actuando por sorpresa.

Un ejemplo mostrará bien claramente las

grandes ventajas que se pueden obtener actuando

por sorpresa cuando una guerra se considera ya

inevitable.

Cuando Felipe II comenzaba en 1587, a preparar

su Armada, destinada a cubrir el desembarco de

fuerzas españolas en Inglaterra, como se encontraba

la flota inglesa en estado lamentable, como

consecuencia de la política de economía de la Reina

Isabel, le era preciso a Inglaterra ganar tiempo para

equipar sus barcos y prepararlos a la defensa.

El mejor medio para conseguir este cometido

consistía, indudablemente, en retardar la

movilización española, y a este fin se pensó en

Drake, marino muy audaz, y realmente, la forma en

que realizó la delicada empresa a él encomendada,

justificó plenamente tal confianza.

Con sólo 6 navíos de guerra y 17 barcos

mercantes armados, se presentó por sorpresa frente

a Cádiz, donde estaba reunida una buena parte de la

Armada española.

Tras breve lucha consiguió forzar la entrada y

destruyó 37 naves españolas, volviendo luego a

Inglaterra, sin grandes averías y hasta con rico

botín.

Gracias a este golpe audaz, consiguió Inglaterra

el fin estratégico que se proponía, puesto que la

Armada española tuvo que aplazar en cerca de un

año su salida, dando así tiempo a la flota inglesa

para prepararse en la medida de lo posible.

La “Gran Armada”.

A diferencia de otras campañas de su reinado, la

empresa contra Inglaterra no se sustentó en intereses

reales de España sino más bien en los de la religión

católica, tal y como Felipe II personalmente la

entendía. En 1588, Isabel I de Inglaterra estaba

desengañada de su intervención en los Países Bajos

y bien dispuesta a llegar a la paz con España.

Semejante solución hubiera convenido a los

intereses españoles e incluso hubiera liberado

recursos para acabar con el foco rebelde de Flandes.

Sin embargo, Felipe II consideró que era más

importante derrocar a Isabel y recuperar las islas

británicas para el catolicismo. Con una Escocia

gobernada por el católico Jacobo y una Inglaterra

sometida de nuevo a Roma, sería cuestión de tiempo

que el catolicismo volviera a imperar en Irlanda.

Hubo varios planes pero, finalmente, se decidió

que Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz,

reuniera en Lisboa una gran Armada que partiría de

la capital portuguesa hacia el Canal de la Mancha y

en un punto, todavía sin determinar, cercano a las

costas inglesas, se encontraría con 20.000 veteranos

de los Tercios de Flandes, embarcados en naves y

barcazas flamencas, cuyo transporte a un lugar de la

desembocadura del Támesis sería protegido por los

galeones de la Armada.

Al fallecer Santa Cruz, en febrero de 1588, fue

sustituido por el duque de Medina Sidonia,

empresario y administrador capáz que logró acopiar

en menos de noventa días, tantos barcos, tropas y

material como jamás se había visto en un puerto

europeo. Pero Medina Sidonia no era un marino,

como él mismo escribió al rey: "Ni tengo

experiencia de lo poco que he andado en la mar, que

me marea ... no es justo que acepte esta empresa

quien no tiene experiencia de mar ni de tierra". No

obstante, Felipe II le confirmó en el mando como

Capitán General de la Mar Océano.

Page 242: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

226

La Armada estaba compuesta de 130 navíos, de

ellos 32 de guerra. Los choques con la flota de

Charles Howard, supremo almirante de los navíos

ingleses tuvieron poca repercusión para ambos

bandos. Los ingleses atacaron sin éxito sus flancos.

Howard era consciente de que para batirla era

necesario quebrar su formación y con esa esperanza

la seguía de cerca. Medina Sidonia tuvo entonces la

ocasión de ocupar la isla de Wight, situada a menos

de cinco millas del puerto de Portsmouth que

hubiera servido de fondeadero de emergencia y

auténtica cabeza de puente para la conexión con los

Tercios de Farnesio y la invasión de Inglaterra:

"porque invadir por mar una costa peligrosa, sin

estar en posesión de un puerto y sin recibir ayuda de

ninguna parte, es más decisión de osados que de

gente con entendimiento". No lo hizo porque sus

órdenes eran continuar hasta Dunkerque.

Medina Sidonia, por temor a verse arrastrado a

los bajíos de Flandes ancló la Armada frente a

Calais, a 10 millas de Dunquerke, pero con

preocupación contempló como 50 naves inglesas de

refresco, se aproximaban. Esta nueva fuerza sumada

a la flota de Howard harían un total de 160 bajeles.

Mientras tanto, Farnesio se encontraba bloqueado

en Dunkerque y Nieuport con sus 20.000 hombres.

Las más de 35 naves ligeras y bien armadas del

holandés Justino de Nassau le impedían la salida.

Para hacerlo, era imprescindible que la Armada

dominara esa zona del Canal de la Mancha, pero ese

objetivo no se había alcanzado.

En la medianoche del 7 al 8 de agosto, los

ingleses lanzaron contra la Armada ocho barcos

incendiarios o "brulotes" que aunque fueron

esquivados por los marinos españoles, provocaron

confusión y dispersión de buques. Y ésta fue la

ocasión esperada por Howard para arremeter contra

las naves españolas separadas o rezagadas. De los

navíos de Howard, varios fueron desarbolados,

ninguno hundido o inutilizado. Los españoles

equivocaron la táctica: tras las primeras andanadas

de la artillería, trataban de "embestir y aferrar" la

nave enemiga para abordarla, cosa que los ingleses

evitaron con suma habilidad.

El método de combate de los galeones españoles

consistía en aproximarse al adversario, abordarlo si

era posible, hacer sobre él un denso fuego de

mosquetería desde la cubierta y lo alto de los

castillos y luego lanzar sus tripulantes al abordaje y

dejar a la lanza y a la espada hacer su trabajo, como

en Lepanto; por otro lado sus cañones eran difíciles

de recargar (carretillas de 2 ruedas, no las

compactas inglesas, construidas para el propio

cañón), aunque disponían de ingenios para la lucha

cercana, como la ―bomba‖, aparato incendiario

montado sobre un palo que despedía fuego y

metralla y granadas de fuego, hechas de cerámica,

conteniendo una mezcla letal de pólvora de cañón,

alcohol y resina (precursoras de la moderna bomba

de napal).

Los tipos de barcos, con castillos, eran un

vehículo para llevar soldados a la batalla – los

ingleses, sin castillos – sin soldados – dependían de

sus cañones y eficaces carretillas que podían

recargarse rápidamente por marineros bien

entrenados. Así, se demostró que los barcos

mercantes no podían seguir adaptándose para barcos

de guerra.

La auténtica victoria de Howard fue dispersar la

Armada y hacer imposible su conexión con los

tercios de Farnesio. Howard, Hawkins y Drake

combatieron como marinos, utilizando sus barcos

más gobernables para elegir su posición y su

distancia, impidiéndoles acercarse a los españoles y

dirigiendo el fuego de su artillería, de mayor

alcance y mejor servida, sobre los grandes blancos

que ofrecían los galeones.

Rehecha la formación de la Armada, Medina

Sidonia decidió el retorno a España superando las

costas de Escocia e Irlanda, puesto que el regreso

por el Canal de la Mancha controlado por las flotas

de Howard y Justino de Nassau, era impracticable.

Las inusuales galernas y tempestades del mar del

Norte fueron responsables del hundimiento y

violenta encalladura de un gran número de naves

contra las rocosas costas de Escocia e Irlanda; por

supuesto, el bravío mar lanzó las naves contra los

acantilados, a pesar de las maniobras marineras

Page 243: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

227

para evitarlo, más, nunca pudieron conseguirlo,

pues se producía en aquellas aguas un fenómeno

que en aquel entonces se desconocía su existencia

en aquellos parajes: una corriente marina, muy

fuerte, proveniente de América del Sur, que pasa

cercana al oeste de Irlanda, en dirección a

Groenlandia y el Círculo Polar.

Fueron inútiles, por tanto, los esfuerzos para

alejar las naves. El tremendo río submarino las

lanzaba inexorablemente a su destrucción.

España perdió entre 45 y 50 barcos y unos

12.000 infantes y marineros. Y especialmente

perjudicial para sus intereses, fue la muerte de

valiosos oficiales y gente de mar. Para los ingleses,

la catástrofe de la Armada supuso sólo que habían

ganado el primer asalto, impidiendo el desembarco

español, pero la amenaza persistía. España, con una

asombrosa capacidad de recuperación, pronto

reemplazaría los barcos perdidos v estaría dispuesta

a defender sus costas y posesiones.

Page 244: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

228

Según analistas ingleses, si la Gran Armada

hubiera sido un éxito, depuesta Isabel I, Jacobo I

Estuardo, rey católico y amigo de España, habría

ocupado el trono inglés, la cercada Francia habría

sido sometida, la rebelde Holanda pacificada y con

el control de Occidente, nada le hubiera impedido a

Felipe II extender su dominio sobre los importantes

territorios protestantes de Suiza y Escandinavia.

Conocidos los datos del retorno a España de más

de 70 naves, Inglaterra temerosa de la recuperación

española y de otro intento de invasión, preparó la

contra-Armada, dirigida por Drake al mando de 150

naves y 20.000 hombres. En mayo de 1589 los

infantes y marinos ingleses fueron derrotados en La

Coruña, y sus navíos obligados a huir. Su posterior

desembarco en costa portuguesa, con la intención de

conquistar Lisboa, se saldó con otro fracaso. La

contra-Armada constituyó un estrepitoso fracaso

para Isabel I (20 bajeles y 12.000 hombres

perdidos). El 13 de septiembre de 1589 el Consejo

Privado de Isabel I en un reservado informe

manifestaba: ―la expedición de la contra-Armada ha

sido, no sólo una catástrofe financiera, sino también

estratégica‖.

Sin embargo, la guerra continuaba; ese fracaso

inglés levantó los ánimos de Felipe II. La Corona

contrató la construcción de nuevos galeones y en los

astilleros se trabajaba sin descanso. Marcó el

comienzo de los preparativos para otras empresas

encaminadas a aquel mismo fin, más la suerte de la

guerra fue tornadiza en los postreros años de Felipe

II. La expedición del duque de Essex contra Cádiz

en 1596 fue un éxito para Inglaterra; destruyó

numerosos barcos y la inexplicablemente

desprotegida ciudad fue saqueada. Como respuesta,

en octubre de aquel año y el siguiente, Felipe II

despachó dos Escuadras con más de cien navíos

cada una, contra Inglaterra. No llegaron a

enfrentarse a los ingleses

Fueron notables los reveses ingleses en las

Azores; se apuntaron un éxito al apoderarse de San

Juan de Puerto Rico, pero acosados por los

españoles, a los tres meses tuvieron que abandonar

la isla, lo que ponía de manifiesto la debilidad

inglesa para consolidar sus conquistas. En cuanto al

envío de otra Armada, estaba ya planeada la

expedición, cuando le llegó la muerte a Felipe II en

septiembre de 1598. La Armada nunca llegó a salir,

pero el temor de los ingleses y los rumores de un

posible desembarco fueron tan intensos que

reinando ya Felipe III, en el verano de 1599 se

tendieron cadenas de seguridad en Londres y

ciudades del litoral para intentar cerrar el paso; se

concentraron 30 mil hombres en la capital y todo el

sur de Inglaterra se mantuvo alerta. Como se ve, la

derrota de la Gran Armada no constituyó un

supremo desastre; todavía la guerra se prolongaría

por otros 17 años y concluiría en una paz por

agotamiento que no sería honrosa ni útil a

Inglaterra, ni de grandes consecuencias para España.

Como dice un autor ingles ―no añadió un metro

cuadrado al territorio español ni sustrajo un solo

metro cuadrado del inglés‖. Ni tampoco cambió la

dinastía de Inglaterra o España, ni modificó las

políticas de las partes contendientes o influyó en sus

respectivas religiones.

Los sucesores de Felipe II y de Isabel I, Felipe

III y Jacobo I Estuardo, pudieron negociar la Paz de

Londres. Para Inglaterra esta paz tuvo

consecuencias negativas: según los historiadores

británicos, su marina se debilitó y no logró

recuperarse hasta medio siglo después. El respeto a

la Corona se deterioró y el divorcio entre el

Parlamento y el pueblo se agudizó progresivamente

hasta llegar a la gran crisis de los reyes de la

dinastía Estuardo. España tampoco salió favorecida.

La paz supuso la renuncia a los grandes planes de

Felipe II: la hegemonía en Europa y la derrota del

protestantismo: su población y su economía,

quedaron exhaustas. El proceso imperial español iba

a sufrir en breve de notables fisuras.

Comercio global.

España sufrió el primer pulso entre el poder

político (el Imperio) y el capitalismo (los banqueros

y grandes mercaderes). Pulso que, por supuesto,

ganaron los capitalistas.

Page 245: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

229

Cuando Carlos V asciende al trono, todo hace

suponer que Flandes, su cuna, marcará el ritmo.

Pero superados los primeros problemas, Castilla

presentará sus credenciales. Primero, gozaba de una

base monetaria que no tenía nada que envidiar a

Flandes. En 1477, los Reyes Católicos habían

logrado la unidad monetaria española con el ducado,

que por su inalterabilidad y riqueza metálica se

erigió en tiempos de Carlos V en una de las

monedas más sólidas. Empujado por la Carrera de

Indias, el ducado acabará siendo el dólar de la

época. Para no encrespar más los ánimos de

Flandes, Carlos V no permitirá que España adquiera

el papel de motor financiero y limita su riqueza a la

exportación de materias primas, reservando para

Flandes y los emporios italianos la transformación

manufacturera. O sea, España produce, el resto del

Imperio industrializa.

Sin embargo, España nunca logró una

saneada balanza comercial. Ni siquiera fueron sufi-

cientes los dos ejes geográficos que articularon el

primer complejo comercial global: el Atlántico -el

Mar del Norte y las Indias- y el Mediterráneo. El

tráfico hacia el Mar del Norte tuvo una vida

próspera pero corta. En 1575, el enquistamiento de

la rebelión en los Países Bajos y la hostilidad

inglesa hundieron la enriquecedora exportación de

la lana castellana.

En la Carrera de Indias, las flotas españolas

acapararon en el siglo XVI el comercio mundial,

tanto en el Atlántico como en el Pacífico; su

magnitud fue total tras la anexión de Portugal y sus

colonias.

El Galeón de Manila es el mejor ejemplo de lo

que se conoció como el "Pacífico de los Ibéricos",

monopolio roto, avanzado el siglo XVII, por

ingleses, franceses y, en especial, por los

holandeses. Se cerraría así la mayor aventura

comercial jamás contada, la del primer Imperio

donde no se ocultaba el Sol.

Page 246: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

230

COLONIAS NORTEÑAS

partir del encuentro con el Nuevo Mundo

en 1492, comenzó una era de grandes

movimientos migratorios. Los avances geográficos

y técnicos permitieron el traslado controlado de

personas a las nuevas colonias ultramarinas, con la

dirección de los gobiernos o a cargo de compañías

mercantiles. Las naciones europeas -España,

Portugal, Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica,

Alemania- se expandieron por África, Asia y, sobre

todo, América. Si Europa, por su alta densidad

demográfica, fue una cantera de emigrantes,

América fue tierra de promisión. La inmensidad de

su territorio, repleto de riquezas naturales, y la

bajísima tasa de población, eran un reclamo

irresistible para los colonizadores, que

emprendieron una nueva vida lejos de las guerras

que sacudían Europa. Como contrapartida, su

llegada fue devastadora para los pueblos de

América Central y del Sur; mayas, aztecas, incas, y

otros pueblos nativos, cuyas culturas fueron

aplastadas y su población mermada a causa de las

luchas de conquista y las enfermedades introducidas

por españoles y portugueses. En el Norte, la

colonización francesa v anglosajona también fue

fatal para los indígenas, que vieron trastocados sus

modos de vida y acabaron exterminados o

confinados a reservas.

Después de 1600, la exploración europea se hizo

más frecuente, comportando unas expediciones más

numerosas y estableciendo colonias. Al mismo

tiempo, las epidemias de viruela, sarampión, gripe y

otras enfermedades letales, fueron adquiriendo carta

de naturaleza, y la población india de América del

Norte empezó a declinar drásticamente. Incluso sin

las epidemias mortales que se propagaban en una

sola dirección, las culturas indias de Norteamérica

estaban en desventaja de adaptación frente a la ex-

pansión europea.

Los europeos, sin saberlo, llevaron a América

enfermedades, como la viruela, ante las cuales, los

nativos no tenían defensas que los inmunizaran.

Estas enfermedades, junto a la guerra, el hambre y

los trabajos forzados, en los primeros tiempos

diezmaron a la población indígena. Las culturas

precolombinas, prácticamente, desaparecieron en el

tremendo choque con otras más avanzadas y más

vigorosas.

Mientras las colonias se mantuvieron

dependientes de las metrópolis, los traslados

presentaron cifras reducidas. Se calcula en 100.000

el número de españoles inmigrados a la América

hispana durante el primer siglo colonial (1492-

1600). En Norteamérica, gentes llegadas de las

metrópolis europeas, Países Bajos, Francia y Gran

Bretaña, empezaron a colonizar, pues veían en esta

nueva tierra la posibilidad de comenzar también una

nueva vida.

El imperialismo europeo de los siglos XVI y

XVII tuvo dos formas distintas de manifestarse: de

un lado, la que desarrollaron los españoles y

portugueses, quienes pretendían implantar en el

territorio virgen la estructura social, política y

religiosa de la vieja cultura de Occidente; de otro, el

caso antagónico, el del proyecto imperialista inglés

del siglo XVII. En tres motivos se basaba este

proyecto: la simple aventura conquistadora, la

búsqueda de riquezas en el sentido mercantilista y,

el afán de lograr una utopía religiosa. Fue esta

última la que llevó a los llamados Padres

Peregrinos a fundar en la llamada Nueva Inglaterra

la ciudad de Plymouth en 1620; les servía la

búsqueda mesiánica de una tierra virgen donde

realizar sus ideales religiosos, que en Gran Bretaña

y Europa Central habían sido objeto de burla

desprecio y hasta persecución. Sin embargo, ésta era

sólo una cara de la moneda colonizadora: la otra

tenía un semblante mucho menos místico y más

práctico: los intereses comerciales.

En 1580, noventa años después del

descubrimiento de América, «los ingleses no habían

puesto pie en lugares fértiles y ricos, de los que los

españoles y portugueses no hubieran tomado

posesión todavía». Tampoco los holandeses,

absorbidos por la lucha de la independencia,

pudieron pasar de otra cosa que no fuese desafiar

organizadamente el monopolio comercial de

A

Page 247: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

231

España. Más preocupados por el comercio que por

la posesión de tierras, no presentaban reivindicación

alguna en las Indias Occidentales. Tampoco los

franceses, que se preocupaban más de la pesca y de

las pieles que de las colonias, habían conseguido la

más pequeña cabeza de puente. Ningún país tenía

colonias comparables a las posesiones españolas del

Caribe o a las islas portuguesas del Atlántico, y

aunque ingleses y holandeses controlaban una parte

cada vez mayor del comercio en las Indias Orien-

tales, y los ingleses y los franceses tenían entre

doscientos y trescientos barcos en las rutas de

Terranova, la hegemonía española no se veía

seriamente desafiada. Pero eso no quiere decir que

no se hubiese formulado la tesis del «desafío

español».

El nuevo interés por la colonización americana

en sí misma hizo su aparición por primera vez entre

los ingleses que habían conseguido una importante

experiencia en Irlanda. Irlanda se encontraba en el

camino hacia América, y muchos de los hombres

que llevaron a cabo tentativas de colonización en

América -Gilbert, Grenville, Raleigh- se habían

destacado en la colonización de Irlanda, y pensaron

de un modo muy natural en aplicar su experiencia

en parajes más prometedores y con personas menos

intratables. La tierra era el principal objetivo de

especulación e inversión en la Inglaterra del siglo

XVI, pero el exceso de especulación la había

encarecido y muchas propiedades resultaban poco

provechosas debido a una serie de engorrosas

disposiciones y a las grandes cargas que los

derechos feudales de la corona habían arrojado

sobre la tierra. Por eso, algunos del grupo «irlandés»

vieron en América la perspectiva de adquirir vastas

propiedades sin apenas cargas y que podrían

gobernar con el poder de nobles feudales. Puede que

los indios fueran (y así resultó) pocos en número y

demasiado primitivos para constituir una fuerza de

trabajo, pero los emigrantes ingleses-todas las

personas que se habían visto desplazadas en

Inglaterra- era muy posible que pudieran ser

persuadidos de que era preferible vivir entre los

indios paganos que entre los papistas irlandeses.

En la patente concedida a Humphrey Gilbert en

1578, la primera para la fundación de una colonia

británica, se mencionaba tanto el descubrimiento

como la conquista, pero el destino de las

expediciones de Gilbert quedaba sin concretar.

Gilbert parece haber intentado dos colonizaciones:

una en la parte norte y otra en la sur de la costa

oriental de América del Norte. El establecimiento

del sur constituiría una base para las incursiones en

las Indias españolas, y el del norte un punto de

descanso en el camino a «Catay». El proyecto del

norte estaba ligado además con la posibilidad de

dominar las pesquerías del Atlántico septentrional.

Había una dosis de conocimiento tanto como de

imaginación detrás de esta idea; durante sesenta

años de pesca en los bancos de Terranova, los

ingleses soportaron la competencia de los

portugueses, españoles, franceses y holandeses por

no tener acceso a un suministro de sal barato y

abundante. Tenían, por consiguiente, que secar su

pescado en tierra, en lugar de salarlo húmedo a

bordo. Así pues, mientras que los pescadores

ingleses estaban en minoría en las aguas de los

bancos de Terranova, eran fuertes y numerosos en

las playas de Terranova, en donde establecieron sus

campamentos de verano y sus secaderos. Este

predominio podía constituir tal vez la base de un

señorío territorial. En su último viaje, en 1583,

Gilbert «tomó posesión» de Terranova, y como

nadie le disputó seriamente este hecho, Terranova

fue británica; claro está que en aquella época la

«posesión» era una mera formalidad y debió

significar muy poco para los pescadores. Raleigh se

dispuso inmediatamente a llevar adelante las ideas

de su hermanastro concentrando su atención en la

zona sur de la costa de América del Norte. En 1584

obtuvo una carta con poderes aún más amplios,

enviando en ese mismo año una expedición

exploratoria. Este fue el final de las tentativas

inglesas de colonizar América del Norte en el siglo

XVI.

Inglaterra había entrado en posesión formal de

«Virginia» (esto es, de toda la América oriental al

norte del paralelo 30°) y el viaje de Raleigh

Page 248: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

232

demostró la utilidad de una organización de

compañías formadas por sociedades que distribuían

los presupuestos coloniales entre comerciantes y

hombres de negocios. La aventura de Raleigh fue

además un intento decidido de asentamiento, y este

objetivo se trasladó de Virginia a Guayana. Bien es

verdad que los viajes de Raleigh de 1595 y 1596 e

incluso el de 1617 tuvieron escasas consecuencias,

pero Inglaterra consiguió establecerse formalmente

cuando en 1609 se anexionó toda la Guayana entre

el Orinoco y el Amazonas; los colonos

sobrevivieron en el delta del Amazonas de 1611 a

1617. Los isabelinos «le disputaron el Atlántico a

España» y consiguieron hacerse con un lugar en él.

De esta manera formulaban una doctrina en el

sentido de que ―la soberanía sin la posesión no tiene

fuerza legal‖. Así las cosas, allá donde los españoles

no manifestaban su presencia física, los ingleses (o

cualquier otra potencia) podían presentar

reivindicaciones, basándolas en el derecho de

descubrimiento o en el de posesión efectiva.

La rebeldía francesa y holandesa ante la

hegemonía española era también clara, pero eran los

ingleses los que más enérgicos se mostraban y

orientaron sus intereses a la zona costera central de

la inmensa zona que los isabelinos llamaron

Virginia. Los holandeses y los franceses estaban tan

convencidos como los ingleses de que el poder de

España dependía de las riquezas de su inmenso

Imperio en el Nuevo Mundo, y para desafiar a la

formidable potencia española, los tres países

estaban dispuestos a aliarse si era necesario. España

no podía evitar que la plata y el oro americanos

provocasen la inflación en la metrópoli y que esta

inflación repercutiese en todos los países del

mundo, porque por aquel entonces «cuando España

estornudaba, el mundo atrapaba una pulmonía».

Pero aun sin contar con el Nuevo Mundo y sus ri-

quezas, que indudablemente contribuían a la

fortaleza española, las demás potencias veían a

España como un poder formidable y consideraban

que todas sus conquistas y estructuras comerciales

podían venirse abajo. Los holandeses,

especialmente, que dependían del comercio, se

vieron en gravísimo peligro cuando España decidió

excluirlos de los puertos ibéricos, a los que llevaban

especias orientales.

La muerte de la anciana reina aceleró el cambio

de mentalidad desde el saqueo al establecimiento

colonial. Jacobo I hizo la paz con España en 1604 e

insistió en que sus súbditos respetaran esta paz,

como lo experimentó a su costa el propio Raleigh.

Muchos armadores respetables que ejercían de

corsarios en la guerra, adoptaban la piratería en la

paz. Por otra parte, el gobierno no puso objeciones

al establecimiento pacífico en lugares todavía no

ocupados, sino todo lo contrario. En las ne-

gociaciones para el tratado de Londres de 1604,

Jacobo declaró que estaba dispuesto a reconocer los

derechos de monopolio español a todos los

territorios ocupados de hecho por España, pero que

no admitía que los españoles tuvieran algún derecho

a las zonas no ocupadas de América. El principio de

la ocupación efectiva fue incorporado en una

cláusula oficial de la tregua de Amberes en 1609,

que puso fin durante algún tiempo a la guerra entre

España y los Países Bajos. Este principio pasó a

figurar en el derecho internacional, siendo aceptado

explícitamente por los juristas e implícitamente por

la mayoría de las naciones marítimas.

El primer asentamiento de carácter permanente

en Norteamérica vino de la mano de una serie de

privilegios que el rey inglés Jacobo I concedió a

unos comerciantes londinenses- quienes

establecieron en 1607, en Jamestown, la Virginia

Company of London. Estos pioneros de la

colonización comenzaron a dirigir los destinos de la

colonia conviviendo -en principio, pacíficamente-

con los habitantes autóctonos: los indios iroqueses.

Los ingleses pronto se hicieron con el control de

la costa al norte de Virginia - Nueva Inglaterra-. Sus

primeros colonos fueron un centenar de peregrinos

puritanos que habían abandonado las islas en 1620 a

bordo del ―Mayflower‖ a causa de las persecuciones

religiosas.

Fue el preludio del tráfico marítimo, que de un

titubeante flujo pas6 a ser una riada y una

inundación.

Page 249: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

233

Durante los siguientes dos siglos y medio, los

barcos serían como los carromatos de las praderas,

pero en el Atlántico, transportando la mayor

migración popular de la historia; antes de finales del

siglo XIX unos once millones de seres humanos

realizarían la travesía del Atlántico siguiendo la

estela de los peregrinos. Los mismos barcos

transportarían de vuelta una cornucopia de

mercancías del Nuevo Mundo: no s6lo el pescado,

la madera y las pieles que se habían previsto desde

el principio, y el nuevo y popular tabaco, sino, con

posterioridad, productos agrícolas como el grano y

el algodón. Con ese intercambio de mercancías —

las manufacturadas al oeste, los recursos al este— la

extensión de 4.500 kilómetros entre el Viejo Mundo

y Norteamérica iba a convertirse en el escenario del

comercio más denso y disputado de los siete mares.

Pero, a pesar de los esfuerzos realizados, las

cosas no fueron bien y no pudieron evitar la

bancarrota, de forma que en 1624 la nueva colonia

de Virginia pasó a ser una colonia Real, dirigida por

un gobernador, ayudado por una Asamblea de

burgueses.

Desde 1607 a 1631, los ingleses fundaron, en la

costa este de Norteamérica un total de 13 colonias

de carácter eminentemente agrícola, poseedoras de

una Asamblea legislativa de tipo parlamentario que

limitaba las atribuciones del gobernador real.

En el otro lado del mundo, la Compañía de las

Indias Orientales, constituida con el aval de un

Decreto Real, en 1600, funda puertos fortificados en

Bengala, Calcuta y Madrás. El matrimonio de

Carlos II Estuardo con la princesa portuguesa

Catalina de Braganza, celebrado en 1662, procuró a

Inglaterra la ciudad de Bombay, que la esposa traía

como dote, y le ofreció la posibilidad de comerciar

en las colonias portuguesas. Los principales

obstáculos a la expansión colonial inglesa eran

España, que controlaba la mayor parte del

continente americano, y Francia, con sus miras

expansionistas en ultramar. Así pues, la primera

mitad del siglo XVII presidió el establecimiento de

colonias permanentes en Norteamérica, el comienzo

de una gran rivalidad entre las distintas potencias en

el Nuevo Mundo y el establecimiento de sistemas de

gobierno definidos. Se asistió también a la

consideración de los holandeses como «la nación

más envidiada», sucediendo en esto a España y

conformando una estructura comercial «atlántico-

colonial» que obligó a las otras potencias coloniales

a adoptar una política imperialista, apoyada en las

―actas de navegación‖ que basándose en el modelo

de la ley inglesa del mismo nombre darían lugar a la

larga etapa del imperialismo europeo. Una vez que

el Imperio holandés hubo declinado y que el área

colonial española quedó delimitado a América del

Sur, Francia era el adversario más temible para la

potencia inglesa. Estaba perdiendo vigencia el

principio de que los problemas de las posesiones de

ultramar no debían interferir en las relaciones entre

los Estados, puesto que se iba considerando cada

vez más a las colonias como parte integrante de la

economía de los distintos países.

En 1612 los holandeses habían llegado a la

desembocadura del Hudson. En 1626, la Compañía

Holandesa de las Indias Occidentales fundó en la

isla de Manhattan, la factoría de Fort Amsterdam -

desde 1653, Nueva Amsterdam- que, en 1667 -junto

con la fundación sueca de Delaware-, fue cedida por

la paz de Breda a los ingleses, quienes le dieron el

nombre de Nueva York. Para entonces, el mapa

colonial mundial estaba ya casi definitivamente

establecido y la etapa histórica del colonialismo

comenzó.

El flujo migratorio no sólo se orientó

fuertemente hacia Norteamérica sino que a

mediados del siglo XVII el azúcar reemplazó al

tabaco como artículo fundamental de las Indias

Occidentales, y las grandes plantaciones trabajadas

por esclavos resultaron ser las de mayor

rendimiento en lo que a la caña de azúcar se refiere.

El azúcar, así como los esclavos que lo producían,

el capital, la maquinaria y gran parte de los barcos

que transportaban el producto, lo facilitaban los

holandeses.

Las preocupaciones de la Compañía holandesa

de las Indias Occidentales por el Brasil formaban

parte de un decidido esfuerzo para hacerse con la

Page 250: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

234

principal colonia de la primera década del siglo

XVII. La Compañía deseaba establecer una colonia

de campesinos holandeses para controlar el

comercio de esclavos desde la costa occidental

africana y minar a los portugueses en el Oeste y en

el Este. Brasil era por lo tanto el primer objetivo de

la Compañía; pero Brasil no lo era todo. La

Compañía de las Indias Occidentales realizaba

continuos ataques de piratería contra los barcos

españoles obteniendo tal provecho que con lo que

saqueaban formaban la fuente principal de sus

dividendos y podían pagar incluso el coste de la

guerra en Brasil. Los holandeses se establecieron en

Esequibo en 1616 y en Berbice en 1624; quisieron

también establecer unas pequeñas colonias en

Tobago y en Cayenne, pero los españoles las

destruyeron y entonces los holandeses se asentaron

en Curazao en 1634 y en Saínt Eustaquius y en

Saint-Martin en 1641. Pero aunque el tratado de

Münster de 1648 confirmaba estas colonias a los

holandeses, éstos las utilizaron más bien como

centros comerciales que como colonias; porque los

holandeses estaban en las Indias Occidentales más

para el comercio que para dedicarse al cultivo de la

tierra.

La actitud de los holandeses era tanto más

importante teniendo en cuenta que en las islas

inglesas, en una época en la que se desafiaba la

autoridad real, terratenientes y plantadores se

preocupaban sólo de aumentar sus beneficios sin

detenerse a considerar las normas que el gobierno

de la metrópoli intentaba imponerse para llegar a

formar una verdadera estructura económica. Ni el

gobierno inglés ni el francés estaban en situación de

obligar a que se cumpliesen sus normas, porque am-

bos estaban maniatados por las guerras europeas y

ambos países habían descuidado sus flotas. Además,

los holandeses, útiles a ambos gobiernos, no habrían

aceptado una política comercial exclusivista y en

1627, mediante el tratado de Southampton,

consiguieron que se les reconociese el derecho a

comerciar con las posesiones inglesas. Tanto en las

colonias inglesas como en las francesas

consiguieron, mediante tratados o mediante el

reconocimiento legal de la libre competencia

comercial, el control del comercio y de la

navegación, por el que estaban dispuestos a

enfrentarse a los portugueses e incluso a desafiar a

la potencia española; a la larga se demostraría que

se hallaban igualmente dispuestos a enfrentarse a

ingleses y franceses.

De esta manera, mientras la Compañía holandesa

de las Indias Occidentales luchaba por Brasil y por

sus plantaciones de caña de azúcar, también se

dedicaba al comercio de esclavos, que era la base de

la economía brasileña, apoderándose de ciertos

enclaves portugueses, en África, que eran buenos

centros de distribución para su mercancía humana,

dedicándose con gran entusiasmo a proveer de

esclavos al Brasil así como a las colonias inglesas y

francesas. Las demás potencias no podían albergar

la esperanza de obtener grandes beneficios de las In-

dias Occidentales hasta tanto no consiguiesen

marginar a los holandeses y llevar el producto de

sus colonias en barcos propios, a sus respectivos

mercados nacionales.

La colonización francesa

Francia conoció uno de los momentos de mayor

expansión colonial en la época de Luís XIV. La

conquista francesa de nuevos mercados fuera de

Europa había comenzado con la política económica

del Cardenal Richelieu, quien creó empresas

comerciales privilegiadas, como la ―Compañía de

Levante‖, que traficaba con los países musulmanes

y la ―Compañía de Nueva Francia‖ para colonizar el

Canadá, y la Compañía del África Occidental.

Ya al comienzo del siglo XVII, los franceses

habían organizado sus primeros asentamientos en el

continente americano, sobre todo en el Caribe y el

Norte. Las islas de Martinica y Guadalupe, así como

la parte occidental de Santo Domingo y Cayena,

situada en la actual Guayana, fueron ocupadas por

bases francesas.

En 1605 se instituyo la primera colonia francesa

en el Canadá, Port Royal, a la que siguieron Québec

y Montreal, de donde comenzó la expansión hacia el

Page 251: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

235

lago Ontario. El primer ministro Colbert prosiguió

la empresa de emancipación económica del país,

creando la marina mercante y dos compañías, la de

las Indias Occidentales y la de las Orientales (1664),

con las cuales Francia alcanzó el nivel de las otras

grandes potencias marítimas. El viaje cumplido por

René de La Salle entre 1678 y 1682 desde el rió San

Lorenzo hasta el lago Ontario y desde éste, a través

de los Grandes Lagos, hasta el rió Mississippi y su

desembocadura, terminó con la fundación de la

colonia de Louisiana.

La primera colonia francesa en el continente

africano se estableció en 1626 en la desembocadura

del rió Senegal. Posteriormente se colonizaron

Madagascar, magnifica base para la etapa de los

buques que navegaban hacia Oriente, y las islas de

Reunión.

Al estallar en 1701 la Guerra de Sucesión

española, tras la muerte de Carlos II, los ingleses se

aliaron con Holanda para impedir que las colonias

españolas de América cayeran en manos de los

franceses. El Tratado de Utrecht, que en 1713 puso

fin a conflicto, sanciono las ventajas de la victoriosa

Inglaterra, que obtuvo Gibraltar, Menorca y Nueva

Escocia, así como la soberanía sobre la Bahía de

Hudson y Terranova. Además, España tuvo que

conceder a la Compañía Británica de los Mares del

Sur un asiento que la autorizaba a llevar esclavos a

sus colonias americanas.

Al comenzar el siglo XVIII, la

presencia francesa en América del

Norte se reforzó con la fundación de

Detroit y Nueva Orleáns. De todos

modos, tal como sucedía en las

colonias de otros países, la población establecida en

el inmenso territorio era muy poco numerosa y los

colonos se dedicaban más bien a la caza y al

comercio de pieles que a la agricultura. La

cronología del desarrollo de la América francesa se

corresponde estrechamente con la inglesa. Los

movimientos de las dos naciones sugieren o bien

una imitación mutua consciente o los contra

movimientos tácticos de una partida de ajedrez.

Las migraciones, incluso de otras partes de

Europa, proseguirían durante el siglo XVIII; unos

200.000 protestantes alemanes abandonaron su

madre patria y emigraron a América, vía Inglaterra,

antes que ceder al resucitado catolicismo en

Alemania. Algunos se establecieron en la colonia de

Georgia, fundada en 1732 por un grupo de

filántropos ingleses con el fin de que sirviera de

refugio a los desafortunados de todos los tipos.

A los españoles se les dejó en posesión, aunque

discutida, del Caribe y de la América Central.

Pequeños establecimientos, el francés en el San

Lorenzo y el inglés en la costa del Atlántico, fueron

echando raíces y adquiriendo la certidumbre de la

distante presencia de uno y otro. Los holandeses,

liberados por la tregua de Amberes, descansaban en

la playa dispuestos a saltar sobre lo que pudiera

ofrecer un botín, legítimo o ilegítimo. El tablero

estaba dispuesto para doscientos años de rivalidad

imperial armada.

Page 252: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

236

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

Fase de la rotura de la ―Pangea‖……………………………………………………………………..................... IV

Representación del dios griego del mar: Poseidón………………………………………………………………... V

El Planeta Tierra y vista desde la Luna………….…………………………………………………………….. VIII

Tomo I

Batalla de Lepanto, 7 octubre 1571 (Portada)

Barco de guerra de Ramses III………………………………………….…………………………………………. 5

Barco comercial fenicio tradicional………………………………………….……………………………………. 7

Barco de guerra fenicio………………………………………….………………………………………………. 10

La ―Triera‖ y disposición de sus remeros………………………………………….…………………………... 14

Puente sobre el ―Helesponto‖.………………………………………….……………………………………….. 16

Los tres puertos de El Pireo……………………………………………………………………………………… 19

Busto de Pericles y Pintura de Alejandro Magno………………………………………….…………………… 22

La pasarela del ―Corvus‖, en acción………………………………………….…………………………………. 26

Trirreme romana………………………………………….……………………………………………………… 27

La imponente Quinquerreme………………………………………….…………………………………………. 30

Barco mercante romano e imagen de ―Portus‖.………………………………………….……………………… 31

La torre de Gálata (Constantinopla) ………………………………………….………………………………… 39

Dhow árabe………………………………………….………………………………………….………………... 42

Patio de los Leones (La Alhambra) y campamento beduino…………………………………………………… 43

―El viento divino‖ y batalla en la playas………………………………………….…………………………….. 50

Guerreros vikingos………………………………………….…………………………………………………… 51

Nave de combate vikinga………………………………………….…………………………………………….. 53

Funeral de un rey vikingo………………………………………….……………………………………………. 56

Casco, cara y espadas de vikingos………………………………………….…………………………………… 59

La ―Coca‖ ………………………………………….……………………………………………………………. 61

Galera de transporte veneciana………………………………………….………………………………………. 68

Galera de guerra veneciana………………………………………….…………………………………………... 72

Remando a la veneciana………………………………………….……………………………………………… 75

La ―Galera, Galeota, Fusta, Bergantín, Fragata y Galeaza‖.…………………………………………………… 76

El ―León de San Marcos‖.………………………………………….……………………………………………. 77

El ―Foro de Constantino‖………………………………………………………………………………………... 81

Comparación entre un gran Junko chino y la ―Santa María‖ …………………………………………………. 84

Junko chino…………………………………………..,…………………………………………………………. 86

Barco de guerra (Atlántico europeo) y primitivos cañones navales…………………………………………... 90

Carabelas, aparejo latino y aparejo cruzado………………………………………….………………………… 93

Puerto de Quiloa………………………………………….……………………………………………………... 108

Carraca………………………………………….………………………………………….…………………… 110

Don Enrique (el Navegante – un ―padroe‖ y Monumento a los Descubrimientos)…………………………... 113

Jenízaros………………………………………….………………………………………….………………….. 117

Tormento de Bragadín – pistola y dotación…………………………………………………………………… 118

Armaduras (defensa personal).………………………………………….……………………………………… 119

Miguel de Cervantes………………………………………….………………………………………………… 120

Page 253: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

237

La Galera (Capitana) de D. Juan de Austria………………………………………….……………………….. 123

Pintura de D. Juan de Austria………………………………………….………………………………………. 124

Tomo II

En ruta: ―la flotilla de Colón inicia su viaje (Portada).

―Los Reyes Católicos‖……………………………………….………………………………………………... 135

Vista del puerto de Génova………………………………………….………………………………………….. 137

Colón en el convento de ―La Rábida‖.……………………………………….………………………………… 141

Características de la Nao ―Santa María‖.………………………………………….…………………………… 144

Características de la ―Niña‖.……………………………………………………………………………………. 145

Instrumentos de navegación (Brújula – Cuadrante – Cruz Geométrica – Reloj Solar – Reloj de Arena – Nocturlabio)..………………. 147

―Un viaje perfecto‖.………………………………………….…………………………………………………. 148

Llegada de Álvaro Cabral………………………………………….…………………………………………… 161

―Botando una canoa‖ ………………………………………….………………………………………………... 179

Carenado de la ―Victoria – apertrechándola – timoneando – luchando por sus vidas……………………….. 181

La vida a bordo………………………………………….……………………………………………………….196

Galeón………………………………………….……………………………………………………………….. 197

Reparando los daños en un galeón………………………………………….…………………………………. 199

El ―Golden Hind‖………………………………………….……………………………………………………. 211

Piratas………………………………………….………………………………………………………………... 213

Piratas………………………………………….……………………………………………………………… 214

Henry Morgan: Pirata………………………………………….………………………………………………... 216

Sir Francis Drake………………………………………….…………………………………………………….. 218

―Contra los elementos‖ y la mala noticia a S.M. ………………………………………….…………………… 227

Jacques Cartier………………………………………………………………………………………………….. 235

Escudos de ―Tercios Navales‖ y Escudo y firma de Colón (Contraportada – Volumen I)

Page 254: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

238

ÍNDICE DE MAPAS

El Mundo Romano (Portada – Mapa).

Placas tectónicas (Mapa)……………………………………………………………………………………….... III

Tomo I

La incursiones de los Pueblos del Mar………………………………………….………………………………… 4

Siria-Fenicia- en el segundo milenio a.C.……………………………………….………………………………… 6

Las rutas del comercio fenicio………………………………………….…………………………………………. 9

Colonias griegas………………………………………….……………………………………………………… 10

El Imperio persa………………………………………….……………………………………………………… 11

Grecia………………………………………….………………………………………………………………… 12

Colonización griega………………………………………….…………………………………………………... 13

Expedición de Jerjes………………………………………….………………………………………………….. 17

Plano de Salamina – Movimiento de la flota persa………………………………………….…………………. 18

La Grecia de Pericles – Las conquistas de Alejandro Magno…………………………………………………… 20

La conquista de Oriente………………………………………….……………………………………………… 21

La colonización fenicia y cartaginesa en el Mediterráneo Occidental…………………………………………... 23

Etruscos, cartagineses y los orígenes de Roma…………………………………………………………………. 24

Actium, formaciones iníciales………………………………………….………………………………………... 29

Roma: la época imperial (segunda mitad del siglo I, d.C)……………………………………………………… 31

El Imperio a la muerte de Trajano..………………………………………….………………………………….. 33

División del Imperio Romano………………………………………….……………………………………….. 34

Invasiones Bárbaras en Europa………………………………………….……………………………………… 35

El mundo Bizantino………………………………………….………………………………………………….. 36

El Imperio de Justiniano – El Imperio Bizantino después de la muerte de Justiniano………………………… 37

Las conquista del Islam………………………………………….………………………………………………. 40

El Océano Índico y el Mundo Islámico, Siglos IX – XIV………………………………………….…………… 41

Gengis Khan y la expansión de los Mongoles………………………………………….……………………….. 45

Conquista de los Cruzados………………………………………….…………………………………………... 47

El Imperio Mongol en el siglo XIII………………………………………….…………………………………... 48

Intentos de invasión a Japón………………………………………….………………………………………… 49

Normandos entre el siglo IX y el XI………………………………………….…………………………………. 52

Movimientos vikingos hacia el Oeste………………………………………….………………………………… 55

Las rutas de la ―HANSA‖.………………………………………….……………………………………………. 60

Europa al final de la Edad Media………………………………………….…………………………………….. 65

Las Repúblicas marineras………………………………………….……………………………………………. 66

Venecia: ciudad flotante………………………………………….……………………………………………… 67

La ruta de la seda………………………………………….…………………………………………………….. 69

Rutas marítimas a las riquezas………………………………………….………………………………………. 70

Formación del Imperio Otomano, del siglo XIII al XVII………………………………………….……………. 78

El Imperio Bizantino en el siglo XIV………………………………………….………………………………… 79

El Imperio Bizantino en vísperas de la conquista otomana de 1453………………………………………….… 80

El Imperio de Timur Lang (1370-1405) ………………………………………….…………………………….. 82

Los siete viajes del Almirante Cheng Ho, siglo XV………………………………………….…………………. 85

El mundo conocido por Herodoto: 400 a.C...………………………………………….………………………… 91

Page 255: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

239

Los grandes descubrimientos de los siglos XV y XVI………………………………………….……………….. 96

Concepto del mundo durante la Edad de la Exploración………………………………………….……………. 100

África medieval pre-europea (siglos VIII – XVIII).………………………………………….………………… 104

Portugal en África (siglo XV)………………………………………….……………………………………….. 106

Exploraciones portuguesas………………………………………….…………………………………………... 109

Exploraciones portuguesas hasta el Extremo Oriente………………………………………….……………… 111

El Mediterráneo y su entorno en 1570-1574………………………………………….………………………… 114

Interese encontrados: la Cruz vs. el Islam………………………………………….…………………………… 116

Rutas indirectas hacia la confrontación………………………………………….………………………………118

Plano de entrada a Lepanto………………………………………….…………………………………………. 119

Tomo II

Las Américas en el siglo XV………………………………………….………………………………………... 129

Máxima expansión de la civilización Maya………………………………………….………………………… 130

Imperio Azteca………………………………………….………………………………………………………. 131

Imperio Inca………………………………………….…………………………………………………………. 132

Islas Lucayas – Derrota del primer viaje de Colón………………………………………….………………… 149

Derrota del segundo viaje de Colón………………………………………….…………………………………. 150

Tratado de Tordesillas………………………………………….……………………………………………….. 151

Derrota del tercer y cuarto viajes de Colón………………………………………….………………………… 152

Los cuatro viajes de Colón………………………………………….…………………………………………... 153

Derrota de Alonso de Ojeda………………………………………….…………………………………………. 157

Primer mapa de América………………………………………….…………………………………………….. 158

Toponimia de las costas del Golfo de Venezuela………………………………………….…………………… 159

La ruta de Álvaro Cabral………………………………………….…………………………………………….. 161

Las primeras exploraciones………………………………………….………………………………………….. 163

Prosiguen las exploraciones: El Caribe y América del Norte………………………………………….……… 164

Rutas de los hermanos Caboto………………………………………….………………………………………. 165

Intentos de dar la vuelta a Europa por el Norte. Siglos XVI – XVII…………………………………………. 168

Los ingleses y el paso del Noroeste. Siglos XVI – XVII………………………………………….…………… 170

El descubrimiento de América del Sur………………………………………….……………………………… 172

Mapa de la época: ―Maris Pacifici‖………………………………………….…………………………………. 177

Primera vuelta al mundo………………………………………….…………………………………………….. 182

Derrota del Tornaviaje de Urdaneta………………………………………….………………………………… 185

Los españoles a la conquista del Pacífico. Siglo XVI………………………………………….………………. 189

La vuelta a América por el Sur………………………………………….……………………………………… 192

Los holandeses se dirigen a Australia y Nueva Guinea. Siglo XVII…………………………………………… 194

El Imperio colonial Neerlandés (siglos XVI-XVIII)………………………………………….………………... 195

El Caribe: las rutas de las ―Flotas de Indias‖…………………………………….…………………………… 203

Las rutas navieras del Imperio Español………………………………………….…………………………….. 205

Toponimia – siglo XVI………………………………………….……………………………………………… 207

Viaje alrededor del mundo de Francis Drake-1577-1580………………………………………….…………… 212

La ruta de la ―Armada Invencible‖.……………………………………….…………………………………… 227

El Imperio colonial Español………………………………………….…………………………………………. 229

El Imperio colonial Francés (siglos XVII-XVIII)………………………………………….…………………... 235

Page 256: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

240

CRONOLOGÍA PERTENECIENTE AL VOLÚMEN I

Acontecimientos relevantes político-militares y navales

Antes de Cristo.

5000000 África sudoriental. Australopithecus, primeros homínidos de paso erecto.

2500000 Homo habilis. Construcción de elementos líticos.

1500000 Homo erectus. Colonización de las zonas templadas de Eurasia

500000 Descubrimiento del fuego

200000 Hombre de Broken Hill (Zambia) perteneciente a la especie de Neanderthal.

100000/40000 África sudoriental. Aparece el hombre moderno (Homo sapiens- sapiens.)

50000 Grupos humanos ocupan Japón y Australia

45000/30000 Poblaciones siberianas llegan a América a través del Estrecho de Bering.

40000/35000 Probable edad media de los hombres de tipo Cro-magnon.

23000 Las primeras embarcaciones

6500/4500 Neolítico. Grupos humanos sedentarios

6500 Catal Kuyuk, importante poblado neolítico de Anatolia (Turquía)

5000 Comienza la sedentarización en el Altiplano de México. Agricultura en Tehuacán.

Agricultores del Norte emigran hacia el Sur y se asientan en la región que se extiende

desde Babilonia hasta el Golfo Pérsico.

4500/1100 Edad de Bronce, período cuando herramientas y armas se fabricaban

principalmente en ese metal.

4500 China. Cultura de Yangshao. Cuenca media del Río Amarillo.

4000 Nómadas semíticos de Siria y la Península arábiga invaden territorio de Mesopotamia

meridional y se mezclan con la población Ubaidiana.

3500 Los sumerios se asientan en las márgenes del Éufrates, probablemente después de emigrar

de Asia Central y cruzar Irán.

3000 El rey Menes-Narmer unifica el Alto y Bajo Egipto.

Las embarcaciones representadas en la cerámica egipcia del período predinástico

llevaban velas cuadras y remos. Embarcaciones de haces de juncos navegaban por el

Nilo.

Los fenicios, pueblos de lenguas semíticas, comenzaron a fundar colonias en la costa de

Siria.

Los sumerios introducen las pictografías, forma precursora de la escritura, para asentar

datos administrativos.

3000/2500 Paso progresivo a la Edad del Bronce en China, Asia Centro occidental, Egipto y Europa.

2500 Costas peruanas. Sociedades estratificadas bastante complejas.

2370 Los sumerios ocupan la parte meridional de Mesopotamia.

Ciudades-Estado independientes

Imperio de Sargón, desde el Golfo Pérsico al Mediterráneo, capital Acad.

2300/1570 Apogeo de las ciudades-Estado cretenses

2250 Shulgi, rey de Ur, extiende el control sumerio que incluye a Elam y las tribus de Zagros

2000/1200 Las invasiones de las tribus arias señalaron el fin de las civilizaciones de Sumeria, del

Indo y, en menor grado, de Egipto. Los Cretenses crearon una ―Thalasocracia‖ y una

floreciente civilización.

Page 257: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

241

2000 Civilización urbana del Indo (Harappa y Mohenjo-daro, 2600 a.C.): su

desaparición y retorno a culturas más atrasadas

1900 Los amorreos procedentes del desierto sirio conquistan Sumeria.

1840/1760 Hammurabi el Grande de Babilonia, sometió a las restantes ciudades mesopotámicas

fundando un imperio que se extendió desde el Éufrates hasta el Golfo Pérsico y que

gobernó según un código jurídico basado en principios tomados de la cultura sumeria.

1785 Invasión de los hicsos a Egipto.

1780 La civilización del Indo, en período de decadencia, fue destruida por la invasión aria.

1700 Invasiones de Hititas procedentes de Turquía determinan el fin de la dinastía de

Hammurabi.

1680/1600 Las embarcaciones se perfeccionaron entre el 2000 a.C. y el 1000 a.C. Al ver

interrumpidas sus comunicaciones con Siria, proveedor de estaño, Mesopotamia potenció

el comercio marítimo para importar dicho metal. La mayoría de las naves que operaban

en el Mediterráneo oriental, construidas con tablones, medían 12 m de eslora; en ellas se

aprecia la influencia minoica.

Los cretenses, bajo su semi-legandario rey Minos (1650 a.C.), establecieron una próspera

Thalasocracia en el Mediterráneo oriental. Su principal foco de influencia fue Cnosos.

1200 Los “pueblos del mar”, procedentes de las costas del mar Caspio, invadieron el

Mediterráneo oriental aniquilando el imperio hitita. Algunos de ellos se establecieron en

el litoral cananeo y se convirtieron en los futuros filisteos.

La hegemonía marítima de la Creta minoica había sido reemplazada por la fenicia (Tiro y

Sidón).

Inicio de las primeras civilizaciones de América: Cultura Chavin en Perú, Cultura Olmeca

y Cultura Zapoteca de Monte Alban en Mesoamérica.

El rey Tiglayh-Pileser I conduce a Asiría a una nueva era de poder, hace llegar su

influencia al Asia Menor e impone tributos a las ciudades costeras mediterráneas.

Los Dorios invaden Grecia destruyendo la civilización micénica.

1186 Ramsés III frenó la invasión de los “Pueblos del Mar” al territorio egipcio, venciéndolos

en la batalla naval de “Pelusa”, momento a partir del cuál, Egipto inició un total

aislamiento cultural y político.

1100 Al parecer, los fenicios desarrollaron la birreme.

Edad de Hierro que duró hasta el año 40 d.C; armas y herramientas se fabricaban

principalmente de hierro.

1066/221 En China, la dinastía Chou; sus gobernantes se identifican como hijos del cielo. China es

un ―imperio celestial‖. Confucio predica su filosofía. El Imperio, amenazado por las

invasiones de pueblos nómadas se desinteresa por lo que sucede más allá de sus fronteras.

1050/1000 Comenzaron a aparecer en Grecia ciudades-Estado de régimen

monárquico entre las que destacaron Atenas, Esparta y Tebas, cuya economía se basaba en

el comercio y en la agricultura.

900/850 En Grecia se produjo un paulatina transformación de las monarquías en oligarquías en casi

todas las ciudades-Estado, a excepción de Esparta.

900/200 En Perú, floreció la cultura Chavín.

814 Los fenicios colonizaron el Mediterráneo oriental y fundaron Cartago.

Page 258: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

242

753 Fundación de Roma (fecha legendaria tomada como punto de partida de la cronología

romana)

750 Las ciudades griegas fundaron colonias en Sicilia y el sur de Italia.

700 El rey Asurbanipal asume el gobierno de Asiría y rige un imperio que se extiende desde el

Nilo hasta las montañas del Cáucaso.

683 Establecimiento en Atenas de una república aristocrática gobernada por arcontes elegidos

por un año

621 En Atenas, Dracón promulga su rígido código legal

600 Nabucodonosor II, gobierna el imperio Neo-Babilónico; arrasa Jerusalén y lleva cautivos a

Babilonia a los judíos.

594 Solón inicia la reforma social y constitucional de Atenas

540/500 Ciro conquista Babilonia en el 538 a.C. propiciando el regreso de los judíos a Jerusalén y

en 525 a.C. vence a Egipto; su sucesor, Darío I el ―Grande‖ gobernó con benevolencia un

imperio centralizado, que se extendía desde el Indo hasta el Mediterráneo, dividido en

satrapías (provincias administrativas)

493 Temístocles, elegido arconte de Atenas, comienza a fortificar el puerto de El Pireo.

490 Darío I de Persia lanza un ataque contra el continente griego, iniciando así las guerras

médicas. Los persas rechazados en la batalla de Maratón.

483 Un rico filón de plata del monte Laurio proporciona a Atenas los fondos necesarios para

ampliar su flota.

480 Los griegos consiguen una gran victoria naval en Salamina

431 Estalla la Guerra del Peloponeso entre Esparta y Atenas

405 La flota de Atenas destruida en Egospótamos (Tracia)

358 Filipo II ocupa el trono de Macedonia y extiende su reino.

338 Filipo derrota a Atenas y a sus aliados en Queronea y se convierte en el poder supremo de

Grecia.

334 Alejandro lanza una expedición contra Persia, y gana la batalla del río Granico

333 Se libra la batalla de Iso. Vence Alejandro.

332 Alejando Magno invade Egipto.

331 Alejandro vence en la batalla de Gaugamela

330 Alejandro entra en Persépolis; una vez destruido el poder persa, avanza hacia Asia

323 Alejandro muere en Babilonia. Sus sucesores comienzan a despedazar su imperio

300/100 d.C Muerto Alejandro, la cultura helenística se difundió por Oriente Medio. Este legado fue

absorbido por Roma que apareció como invencible potencia. Hacia el año 100, el Imperio

Romano se extendía desde Egipto a Britania (Inglaterra)

275 Roma es señora indiscutible de la Italia meridional.

264/241 La Primera Guerra Púnica con los cartagineses termina con la victoria de Roma.

260 Mylas: los romanos vencen en forma decisiva a los cartagineses, por primera vez, en una

batalla naval.

256 Ecnomos: victoria naval aplastante de los romanos sobre los cartagineses.

221/206 En China empieza el gobierno de la dinastía Qin. Se conquista Corea del Norte y se inicia

la construcción de la Gran Muralla.

218/201 La Segunda Guerra Púnica termina con el triunfo romano a pesar de la notable invasión de

Aníbal a través de los Alpes.

Page 259: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

243

216 Aníbal vence en Cannas a los romanos

206/220 d.C Se inicia en China la dinastía Han.

202 En Zama (Norte de África), el romano Escipión derrota decisivamente a Aníbal.

149/146 Tercera Guerra Púnica; Roma pone sitio, y luego destruye a Cartago.

48 Guerra Civil. César vence a Pompeyo en Farsalia.

44 César es asesinado; Marco Antonio toma el mando en Roma.

43 Octavio, heredero de César, es elegido Cónsul; forma entonces el Segundo Triunvirato

con Antonio y Lépido.

31 Antonio y Cleopatra son derrotados en Actium por Octavio.

Después de Cristo.

57 El rey japonés, Un, de Wa, recibe sello de oro del emperador chino.

70 Conquista de Jerusalén por el romano Tito y destrucción del Templo de Salomón.

100/400 El Imperio Romano alcanzó su máxima expansión bajo Trajano. En India surgieron

prósperas civilizaciones. En América Central, los Mayas iniciaron su período clásico. China

entró en una época de inestabilidad por falta de un poder centralizado

212 Se concede la ciudadanía romana a todos los habitantes libres de las provincias romanas.

239 La reina japonesa Himiko envía embajada a China.

280 Reunificación de la China bajo la dinastía de los Tsin.

330 Constantino hace de Constantinopla la nueva capital del Imperio.

395 El Imperio Romano queda permanentemente dividido en dos mitades, oriental y occidental.

400/700 La predicación de Mahoma proporcionó unidad al mundo árabe. Los musulmanes

amenazaron Constantinopla e iniciaron su expansión hacia India. La dinastía china Tang

completó el desarrollo del Sistema Imperial Chino, tomado como modelo por Japón. A la

caída del Imperio Gupta, India se dividió en pequeños reinos.

476 El último emperador de Occidente, Rómulo Augusto, es depuesto por los hérulos, y el Imperio

Romano de Occidente llega a su fin

481 Clodoveo se corona rey de los francos.

527 Justiniano, sobrino de Justino I, llega a emperador. Constantinopla alcanza su cenit cultural y

económico.

581/618 La dinastía Sui emerge en China después de III siglos y medio de división y conflicto de

poderes.

618/907 Entronización de la dinastía china de los Tang que crearán un gran imperio al controlar Asia

Central, Corea y Manchuría.

622 El profeta Mahoma y sus compañeros emigran de la Meca a Medina, comienzo de la Hégira,

punto de partida de la cronología musulmana.

632 Muerte de Mahoma; Abu Bakr, padre de Aisa, la esposa preferida del Profeta, se convierte

en Califa (sucesor).

634/644 Califato de Omar. Guerra Santa contra Bizancio y Persia. Conquista definitiva de

Mesopotamia, Siria y Egipto.

636 Conquista de Jerusalén por el califa Omar e inicio de la ocupación musulmana.

638 Jerusalén cae en poder de los árabes

644/656 La flota musulmana acaba con la supremacía marítima de Bizancio. El Califa cae

asesinado. Controvertida elección de Alí, yerno del Profeta como cuarto Califa. Se

desencadena la Guerra Civil.

Page 260: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

244

661 Asesinato de Alí. Sus partidarios crean un movimiento político ―legitimista‖ que dará origen

al Chiísmo.

663 Flota japonesa destruida frente a Corea por el rey coreano, Silla.

680 Yazid Al-Husayn, segundo hijo de Alí muere a manos de los Omeyas en Karbala (Irak),

convirtiéndose en la principal ciudad santa de los Chiitas.

700/1000 En el 738, el mundo islámico se extendía desde España a Afganistán. El Papado comenzó a

utilizar sus recién adquiridos Estados, con fines políticos y reavivó el ideal romano al

coronar Emperador del Sacro Imperio al monarca cristiano de quien mayor apoyo recibiese.

En China, las constantes guerras debilitaron a la dinastía Tang y accedió al poder la dinastía

Song; en su tiempo, aparecen inventos como la brújula y la pólvora. En Japón, se inicia una

época de transición hacia una sociedad feudal.

711 Los musulmanes del Norte de África inician la conquista de España.

712 La dinastía árabe de los omeyas penetra en el Sind (India).

718 En Covadonga, victoria de Pelayo sobre los árabes: inicio de la reconquista de Hispania por

los cristianos.

762 Fundación de Bagdad por el Califa Almanzor.

790 Inicio de las incursiones vikingas en Europa occidental.

800 Coronación del Emperador Carlomagno.

850/900 Comienzo de las grandes invasiones Nahuas procedentes del norte de México. Fundación de

Tula por los Toltecas. Derrumbe de la civilización maya (Yucatán y Guatemala).

856/857 Los vikingos saquean París.

859/862 Expediciones vikingas a España y Mediterráneo occidental.

860 Asentamientos nórdicos en las islas Feroe.

860 Los rusos realizan su primer ataque a la capital bizantina y son rechazados.

862 Rorik/Ryurik, gobernante de Novgorod, Rusia.

870 Asentamientos nórdicos en Islandia.

911 Fundación de Normandía por el caudillo vikingo Rollo.

930 Fundación del Althing islandés, asamblea parlamentaria.

960/1279 En China gobierna la dinastía Song.

985 Eric “el rojo” en Groenlandia.

1000/1200 Se producen las ―Cruzadas‖, excelente válvula de escape para la belicosa nobleza del

floreciente sistema feudal, en aras del rescate de los Santos Lugares al mundo cristiano.

Gengis Khan funda un Imperio Mongol en China que se constituyó en el territorio unificado

de mayor extensión de la historia.

1000 Viaje a Vinland, en Norteamérica.

1066 Guillermo, el ―Conquistador‖, invade Inglaterra. Victoria de Guillermo en

Hastings, convirtiéndose en rey de Inglaterra.

1071 Bizancio es derrotado por los turcos selyúcidas en la batalla de Manziquert

1091 Los normandos conquistan Sicilia.

1096 Se inicia la Primera Cruzada

1099 Los cruzados establecen el Reino de Jerusalén.

1113/1118 Creación de las órdenes militares del Hospital de San Juan de Jerusalén y del Temple para

asegurar la defensa de los Estados Latinos de Oriente (Palestina).

1139 Portugal es declarado reino independiente.

Page 261: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

245

1147 Comienza la Segunda Cruzada.

1161 Nacimiento de la “Hansa”; asociación de mercaderes navieros.

1187 Saladino captura Jerusalén.

1189 Comienza la Tercera Cruzada.

1192 Comienzo de la supremacía guerrera japonesa: gobierno shogunal.

1192/1206 El avance del Islam lleva a la creación del Sultanato de Delhi.

1201 Comienza la Cuarta Cruzada.

1204 Constantinopla es capturada por fuerzas de la Cuarta Cruzada.

1211 Gengis Khan entra en China.

1250/1400 En Europa, el feudalismo dejó paso a una sociedad comercial, de carácter liberal y

flexible, representada por las ciudades-Estado italianas, la Liga Hanseática –

asociación de ciudades mercantiles del Norte de Europa – y los gremios de

mercaderes. A partir de 1300, la prosperidad y el aumento de población se vieron

frenados por la llamada ―peste negra‖ que extinguió a casi el 50% de las personas.

1269/1368 Dinastía Yuan, inaugurada por el mongol Kublai Khan, hijo de Gengis, al proclamarse

Emperador de China. Está dinastía siempre fue considerada extranjera.

1250 Instalación de los Incas en Cuzco.

1261 Miguel VIII arrebata a los latinos el dominio de Constantinopla y establece la dinastía de los

Paleólogos.

1270 En Abisinia (África), llegada de una nueva dinastía que proclama su estirpe salomónica

legítima.

1271 Marco Polo parte en viaje hacia Oriente

1274/1281 Intentos de invasión de los chino-mongoles al Japón.

1295 Marco Polo vuelve a Venecia desde el Oriente

1300 Comienzan las conquistas de los turcos otomanos, reduciendo al Imperio Bizantino.

1312/1337 Apogeo del Imperio de Mali (África) durante el reinado de Mussa I.

1323/1324 Conquista aragonesa de Cerdeña.

1325 Asentamiento de los aztecas en México-Tenochtitlan.

1337/1453 Guerra de los Cien años

1368/1644 En China, gobierna la dinastía Ming. Se conquistan nuevos territorios como Manchuria

meridional y Yunán.

1371 Batalla de La Rochelle, en el Canal de la Mancha. El almirante de Castilla, Ambrosio

Bocanegra derrota a una escuadra inglesa.

1389 El Imperio Servio sucumbe ante los turcos en la batalla de Kossovo

1393 El Imperio Búlgaro es subyugado por los otomanos, quienes lo dominan durante los 500

años siguientes.

1400/1500 En Europa prosiguió el proceso de consolidación de los Estados. En Rusia Iván I afirmó la

hegemonía de Moscú. Bizancio sucumbió ante los Turcos Otomanos, de modo que el

Mediterráneo Oriental quedó cerrado al tráfico comercial de los países cristianos. La

expansión europea se orientó hacia Occidente al patrocinar las monarquías española y

portuguesa la exploración de rutas viables para llegar a las Indias.

1402 Derrota de los turcos por Tamerlán, en la batalla de Ankara.

Enrique III de Castilla promueve la conquista de las Islas Canarias.

Page 262: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

246

1405 La dinastía Ming de China empieza a enviar flotas a la India, Persia y África en

misiones políticas y comerciales.

1418 Los portugueses desembarcan en las islas Madeira.

1434 Queda atrás, por el portugués Gil Eanes, el límite meridional del mundo conocido, el cabo

Bojador en África.

1439 Portugal coloniza las Azores.

1441 En la región del Río de Oro empieza el tráfico de esclavos.

1442/1443 Los aragoneses adquieren Nápoles.

1453 Constantinopla es sitiada por Mahomet II y sucumbe finalmente ante los turcos, dando fin al

Imperio Bizantino.

Termina la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia.

1456 Cadamosto descubre, por cuenta de Portugal, las islas de Cabo Verde.

1479 Tratado de Alcacovas: Portugal reconoce la soberanía castellana sobre Las Canarias, en

tanto que Castilla acepta el monopolio portugués de la circunnavegación de África.

1484 Los incas conquistan Chile septentrional y central. Establecen una guarnición en Coquimbo,

límite austral del imperio incaico.

1487 Bartolomé Dias da la vuelta al Cabo de Buena Esperanza.

1492 Al tomar Granada, los españoles terminan la reconquista y expulsan a los moros y judíos.

Colón descubre las islas Bahamas y Cuba, y toma posesión de ellas en nombre de Castilla

(primer viaje).

1493/1496 Segundo viaje de Colón y descubrimiento de Puerto Rico, Dominica, Antigua,

Guadalupe y Jamaica

1493 El Papa otorga a los Reyes Católicos la soberanía de las tierras descubiertas y por descubrir,

más allá de una línea trazada a cien leguas al oeste de las Azores y Cabo Verde.

1494 Carlos VIII de Francia invade Italia.

Tratado de Tordesillas entre los Reyes Católicos y Juan II de Portugal: éste acata las

resoluciones papales a cambio de desplazar la línea divisoria en ellas establecidas, a 370

leguas al oeste de Cabo Verde.

1497 Juan Cabot explora por cuenta de Inglaterra el litoral de la América del Norte.

1498 Colón descubre la costa de la América del Sur (tercer viaje).

Vasco de Gama llega a la India, con lo que abre una ruta totalmente marina para Portugal.

1499 Alonso de Ojeda descubre el “Golfo de Venezuela”.

1500/1600 La Reforma religiosa proporcionó una nueva dimensión a las guerras dinásticas y a los

conflictos sociales que asolaban a Europa. España, vigorizada por las riquezas del Nuevo

Mundo acaudilló la ofensiva católica contra Inglaterra, los Países Bajos y los príncipes

alemanes protestantes. Prosiguió la expansión europea en ultramar. La mayor parte del litoral

americano y de Extremo Oriente fue conquistada por las grandes potencias. Los mogoles

crearon una próspera civilización en India.

1500/1501 Gaspar Corte-Real explora las costas de Terranova y la península del Labrador

1500 Cabral toma posesión del Brasil en nombre de Portugal.

1501/1510 El Shah Ismail conquista a Irán y funda un Estado Chiíta.

1502 Colón explora el litoral de la América Central (cuarto viaje).

1507 Martín Waldseemüller publica su atlas universal, en el que se da al continente del Sur el

nombre de «América».

Page 263: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

247

1509 Sebastián Cabot recorre las costas de Labrador hasta llegar a la bahía de Hudson .

1513 Núñez de Balboa descubre el Mar del Sur (Océano Pacífico).

Los barcos portugueses llegan a China y a las Molucas.

1516 Díaz de Solís descubre el Río de la Plata.

1517 Lutero expone sus 95 tesis en Wittenberg.

Jerusalén es conquistada por los turcos

1519 El Habsburgo Carlos 1 de España es electo emperador del Sacro Imperio Romano y como tal

toma el nombre de Carlos V.

Desembarco de Hernán Cortes cerca del actual Veracruz (México). Los españoles entran en

Tenochtitlan (noviembre) y convierten a Moctezuma II en su rehén.

Comienza el viaje de circunnavegación de Magallanes y Elcano (septiembre).

1520 Comienza el reinado de Soliman el Magnífico, que conquista a Belgrado (1521) y Rodas

(1522), lo que le permite controlar el tráfico comercial veneciano y genovés en el Levante.

Descubrimiento del paso -estrecho de Magallanes- en noviembre.

En Otumba (México), Hernán Cortés derrota a los aztecas.

1521/1530 Los portugueses empiezan a colonizar Brasil.

1521 En la Dieta de Worms, Martín Lutero rompe con el Papado.

1522 Elcano regresa a España, en septiembre.

1524 Bajo la bandera de Francia, Verrazano explora la desembocadura del Hudson.

1525 Zarpa de La Coruña la expedición de García Jofre de Loaisa hacia las Molucas. Van

en ella Elcano y Urdaneta.

1526/1530 Muerte de Huayna Capac. Su hijo Huáscar se proclama Inca en Cuzco, mientras su hermano

Atahualpa se hace aclamar como soberano en Quito. Guerra civil. Derrota de Huáscar.

1526 Babur, victorioso en Panipat establece un gobierno mogol en la India.

1528 Llega a las Molucas la nao Florida, capitaneada por Álvaro de Saavedra. La

expedición fue ordenada por Hernán Cortés desde Nueva España. Cédula del

Emperador Carlos V; concedió a los Welsers la Provincia del “Golfo de Venezuela y

Cabo de la Vela”.

1529 Tratado de Zaragoza. Carlos V empeña las Molucas a Portugal.

1531 Estalla la guerra entre el Emperador Carlos V y los príncipes protestantes.

Francisco Pizarro conquista el Tahuantinsuyu (Perú).

1534 Enrique VIII de Inglaterra rompe con Roma y funda la Iglesia Anglicana.

1535/1538 Gonzalo Jiménez de Quezada conquista Colombia.

1535 Cartier explora el río San Lorenzo.

1540/1541 Valdivia inicia la conquista de Chile.

1541/1543 Francisco de Orellana atraviesa los Andes y desciende por los ríos Napo y Amazonas

hasta el océano.

1542 El virrey don Antonio de Mendoza envía a Ruy López de Villalobos al Pacífico. Dá

nombre al archipiélago filipino, hasta entonces conocido como islas de San Lázaro.

1547 Carlos V vence en Mühlberg a los príncipes luteranos alemanes.

Coronación de Iván IV el Terrible, que adopta el título de Zar.

1549 Los portugueses llegan a Kagoshima (Japón).

1556 Abdica Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano; se dividen los dominios

Habsburgos.

Page 264: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

248

Con el reinado de Felipe II empieza el «Siglo de Oro» de España.

1558 Isabel I sube al trono de Inglaterra.

1562/1570 Guerras de Religión en Francia

1564 Nace la Infantería de Marina como Cuerpo Orgánico.

Salida de la expedición de Legazpi-Urdaneta hacia Filipinas.

1565 Urdaneta inicia el torna-viaje de regreso a Acapulco (Méjico), desde Manila

(Filipinas).

1567/68 Zarpa la primera expedición de Mendaña desde Lima. Descubre las islas Salomón.

1568 Los Países Bajos, calvinistas y de economía predominantemente mercantil, empezaron su

lucha de independencia de España.

1569 Gerardo Mercator publica el mapa del mundo en el que usa su famosa proyección.

1571 Las armadas de España y Venecia derrotan a los turcos en Lepanto.

1576/78 Viajes de Martin Frobisher en busca de un paso hacia Asia por el norte.

1580 Sir Francis Drake completa la segunda circunnavegación del globo.

Portugal queda dentro del Imperio español.

1585 Inglaterra apoya la sublevación de las Provincias Unidas (Países Bajos)

1588 Derrota de la Armada Invencible española.

1589 Combate de las Azores. Alonso de Bazán derrota a la Escuadra inglesa del Almirante

Howe.

1592/1597 El japonés Hideyoshi intenta invadir sin éxito Corea y China.

1595 Los holandeses exploran las Indias Orientales.

Segunda expedición de Álvaro de Mendaña; le acompaña su mujer, Isabel de Barreto.

Descubre el archipiélago de las islas Marquesas

Los holandeses se adueñan de gran parte del comercio portugués en Indias Orientales

1597 Los japoneses expulsan a los misioneros occidentales.

1600/1660 Las tensiones políticas y religiosas generadas por la Reforma protestante en el siglo anterior,

culminaron con la Guerra de los Treinta años – Inglaterra permaneció al margen – el

comercio colonial se extendió por todo el mundo y dio lugar a escaramuzas y guerras

mercantiles en India, América y Europa – Las potencias europeas compitieron por la

supremacía del control comercial, que se consideraba una forma tangible de poder político.

1600 Se constituye la English East India Company.

1602 Se constituye la Dutch East India Company.

1604 Naves japonesas comercian con Luzón (Filipinas), Siam, etc.

1605 Pedro Fernández de Quirós descubre Nuevas Hébridas. Le acompaña Pedro Vaez Torres.

1606 Janszoon avista la costa de Australia.

Quirós descubre las Nuevas Hébridas septentrionales.

Váez de Torres descubre el estrecho entre Nueva Guinea y Australia, el actual estrecho de

Torres.

1608 Champlain funda en Quebec una colonia francesa.

1609 Puesto comercial holandés en Hirado (Japón).

1610 Henry Hudson explora la bahía de Hudson.

1612/1618 La Compañía Inglesa de Indias Orientales se extiende a la India y desplaza a los

portugueses.

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249

1612 El holandés Pieter Minuit funda Nueva Ámsterdam, llamada luego Nueva York por

los ingleses.

1613 Miguel Romanov es elegido Zar de Rusia, iniciando la dinastía que gobernó hasta 1917.

1618 Empieza en Alemania la Guerra de los Treinta Años.

1619 Un grupo de exiliados ingleses, llamados los ―Padres Peregrinos‖ funda el primer

núcleo en Massachussets.

1620 Los Peregrinos ingleses desembarcan en la bahía de Plymouth.

1626 Los franceses fundan sus primeras colonias en Las Antillas, por disposición del Cardenal.

Richelieu

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250

REFERENCIAS GEOGRÁFICAS ACTUALES, AL AÑO 2000

PERTENECIENTES AL VOLUMEN I

TOMO I Mapas

Capítulo I. (El Mediterráneo a.C.).………………………………………………………….. A

Temas: Los Fenicios…………………………………………………………………………... L

Grecia…………………………………………………………………………............. C

Cartago……………………………………………………………………………….. B

Roma………………………………………………………………………………….. A-B

Capítulo II. (El Oriente Próximo y Extremo)

Temas: Bizancio………………………………………………………………………………. E

Islam………………………………………………………………………………….. J-K-L

La antigüedad de Asia………………………………………………………………. J-K

Capítulo III. (Merodeadores y Mercaderes)

Temas: Edad Media ………………………………………………………………………….. J-K-P

Vikingos………………………………………………………………………………. A-B-B1

Capítulo IV. (Feroz competencia)

Temas: Venecia……………………………………………………………………………….. F

Los Turcos…………………………………………………………………………… E-J

Capítulo V. (El Renacimiento)

Tema: Asia: a partir de la Alta Edad Media ………………………………………………. N-S

Capítulo VI. (Primeras exploraciones)

Temas: África: continente desconocido……………………………………………………... Q

Exploraciones portuguesas…………………………………………………………. J-K-Q-S

TOMO II

Capítulo I. (El Encuentro)

Tema: En busca del “Gran Khan”………………………………………………………….. H-Y

Capítulo II. (Exploración y Colonización)

Temas: Exploraciones………………………………………………………………………… H

Prosiguen las exploraciones…………………………………………………………. G-H-I-U-Y

Capítulo III. (El “Mar del Sur” y el “Caribe”)

Temas: El “Mar del Sur”…………………………………………………………………….. I-K-W-X-Y

Las “Flotas”……………………………………………………………………………H

Capítulo IV. (La calle principal: el Caribe y el Norte del Atlántico)

Tema: Corsarios y piratas………………………………………………………………….....H

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GLOSARIO PERTENECIENTE AL VOLUMEN I

(Los términos náuticos van en cursiva)

Abanico: Instrumento semicircular formado por varillas y tela que se pliegan y se despliegan,

utilizado para darse aíre.

Abasida: Perteneciente a la dinastía que gobernó el califato árabe desde el 750 al 1258.

Abeto: Nombre común de diversos árboles de la familia pináceas. Madera resinosa de este

árbol, muy empleada para estructuras, construcción naval e instrumentos musicales.

Abisinio: De Abisinia / Abisinio: Nombre con el que también se conocía al Estado de Etiopía.

Abordaje: Constituía el fin mismo de los combates de galeras, que se identificaban así con los

enfrentamientos terrestres. Practicado igualmente por los corsarios, esta técnica se hizo

mucho menos frecuente en las batallas de navíos. No concernía más que a los buques

cuya capacidad combativa estaba muy reducida por el fuego de la artillería.

Abra: Ensenada o bahía donde las embarcaciones pueden dar fondo y permanecer con alguna

seguridad.

Acadio / sumerio: Etnias de procedencia mesopotámica, sumerios y acadios se fusionaron hacia el IV

milenio a. C., hasta el punto de compartir incluso las divinidades religiosas. Al parecer,

fueron los primeros en utilizar la escritura. Con posterioridad, sus dominios fueron

englobados en el Imperio babilónico. La ciudad de Acad fue capital de un verdadero

Imperio que dominó Mesopotamia bajo la dirección de Sargón en el siglo XXVII a.C.

Acantilado: Se dice del fondo del mar cuando forma escalones o cantiles / Se dice de la costa cortada

verticalmente por la actividad erosiva del mar.

Acopiar: Juntar, reunir en cantidad alguna cosa.

Acta de navegación: (Acta: Relación escrita de lo sucedido, tratado o acordado en una junta). Ley inglesa,

promulgada en 1651, para proteger su comercio, que constituyó la base de la potencia

naval británica.

Adelantado: Se llamó ―adelantado‖ en épocas de la conquista de América, a algunos gobernadores y

capitanes generales que, una vez que llegaban a las tierras que les habían sido asignadas,

fundaban ciudades, administraban justicia y tenían amplios poderes militares.

Aferrar: Asegurar o recoger las velas.

Ágata: Variedad de calcedonia, dura, traslúcida y con colores que se pueden distribuir en forma

de ondas, listas o jaspeados. Sus principales yacimientos se localizan en Brasil, Uruguay

e India. Se emplea como objetos de adornos y, por su dureza, en determinadas

aplicaciones técnicas.

Ágave: Es una planta crasa, de gran tamaño y con hojas carnosas. Originaria de zonas

tropicales, crece en las regiones cálidas y mediterráneas. Con sus hojas se fabrican

fibras textiles y con su vaina se elaboran diversas bebidas alcohólicas (pulque, tequila

y mezcal).

Aguada: Aprovisionamiento de agua para el buque, que se practicaba en islas, enclaves o

puertos intermedios durante la travesía; provisión de agua.

Aguamaniel: Agua mezclada con miel / la preparada con la caña de azúcar / jugo del maguey.

Aguja: Se le llama también así a la brújula; como así mismo “aguja de marear”. Flechilla de

hierro, tocada a la piedra imán, que puesta en equilibrio sobre una pua se vuelve

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272

siempre al Norte y colocada en el control de la “rosa náutica” sirve de gobierno a los

navegantes para conocer los rumbos de las embarcaciones.

Agustino: Religioso de la Orden de Hermanos de San Agustín.

Ahorquillar: Dar a una cosa la figura de horquilla.

Al-Andalus: Nombre árabe que durante la Edad Media dieron los musulmanes a la parte de la

Península Ibérica por ellos dominada. Finalmente, en castellano, ―Andalucía‖, quedó

para región del Sur de España, que engloba a ocho provincias.

Alcabala: Tributo vigente en la Edad Media y Edad Moderna en España y en la América española

que cobraba el fisco por los contratos de compra-venta y permuta. Durante el reinado de

Enrique III adquirió su configuración definitiva: un impuesto ordinario que gravaba el

10% de la compra-venta y trueques.

Alcaíde: El que tenía a su cargo la guarda de una fortaleza.

Aleta: Cada uno de los ángulos direccionales con centro en el buque y comprendido entre la

popa y 45 grados de ella. Hay así aleta de babor y de estribor. Se dice también de la

parte del casco comprendida dentro de esos ángulos.

Alhóndiga: Casa pública para la compra-venta y depósito de mercancía.

Alídada: Regla movible sobre el centro de un instrumento de reflexión, que lleva consigo el

espejo principal y señala en el arco los grados de altura del astro que se observa.

Alijo: Conjunto de mercancías de contrabando / Alijar: Aligerar de peso o descargar una

embarcación.

Alisios: Vientos regulares que soplan en dirección NE en el hemisferio Norte y SE en el

hemisferio Sur, desde las altas presiones sub-tropicales hacia las bajas del Ecuador.

Aljibe: Cisterna. Cada uno de los recipientes en que se tiene el agua a bordo.

Almadía: Conjunto de maderos unidos con otros para conducirlos fácilmente a flote.

Almagesto: Libro de astronomía de Tolomeo, escrito en el siglo II d.C., que gozó de un

extraordinario reconocimiento hasta la formulación de las teorías de Copérnico.

Almiranta: Navío que cumplía funciones de vigilancia o escolta en la retaguardia, y que

generalmente llevaba al segundo comandante o jefe de una armada o flota.

Almirante: Del árabe; emir: jefe militar del mar.

Almojarifazgo: Antiguo impuesto que se pagaba por los géneros o mercaderías que entraban o salían de

España, o por aquellas que se comerciaban de un punto a otro dentro del propio país.

Almorávide: Se dice de una dinastía beréber que reinó en el occidente musulmán. Constituyeron un

movimiento religioso y político. Crearon un vasto imperio en el occidente de África y

llegaron a dominar toda la España árabe desde 1093 a 1148.

Aluvión: Avenida fuerte de agua, inundación.

Amalgama: Aleación de mercurio, generalmente sólida o semilíquida / Mezcla de cosas distintas.

Ámbar: Resina fósil transparente de color amarillo claro o rojizo, más o menos oscuro,

electrizable, con buen olor. Tiene gran importancia para el estudio de la flora y fauna de

las épocas terciarias y cuaternarias, ya que muchos ejemplares quedaron atrapados en

ellas y se han conservado en perfectas condiciones hasta la actualidad.

Ámbito: Contorno de un espacio o lugar / Espacio comprendido dentro de límites determinados.

Amorrita: Se dice del individuo de un pueblo bíblico, descendiente de Amorreo, hijo de Canaan.

Procedían del NO del Próximo Oriente.

Page 289: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

273

Ampolleta Artificio que se compone de dos ampolletas unidas por el cuello y que sirve para medir

(Reloj de arena): el tiempo por medio de la arena que va filtrándose y cayendo de una a otra.

Anarquista: Persona que profesa el anarquismo / Anarquía: Falta de todo gobierno en un Estado.

Ancla (de cepo): Instrumento fuerte de hierro, con arpón o anzuelo de dos lenguetas, el cual, afirmado al

extremo del cable y arrojado al mar, sirve para aferrar o amarrar las embarcaciones.

El cepo es un madero grueso que se sujeta al extremo, en dirección perpendicular a la

caña y al plano de los brazos del ancla y sirve para que el ancla agarre en el fondo.

Andanada: Descarga cerrada, al mismo tiempo, de toda una batería de un buque. De “andana”,

orden de algunas cosas –cañones- puestas en línea.

Anfiteatro: Edificio de forma redonda u oval con gradas alrededor, en el que los Romanos

celebraban ciertos espectáculos, principalmente los combates de gladiadores o de fieras /

Conjunto de asientos colocados en gradas semicirculares en las aulas y en los teatros.

Ánima lisa: Cañón liso (no rayado), usado en la artillería naval hasta la segunda mitad del siglo

XIX.

Anticiclón: Área atmosférica de altas presiones, en la que los vientos superficiales son divergentes y

la presión crece hacia el centro. Da lugar a condiciones de tiempo claras y en calma.

Antípodas: Literalmente, con los pies del lado opuesto; personas que viven al otro lado del mundo.

Usada comúnmente como seudónimo para Australia y Nueva Zelanda.

Añil: Planta que crece en su SE de Europa y Oeste de Asia; pasta de color azul oscuro,

obtenida de esa planta. Sirve para teñir.

Aparejo: Conjunto de palos, vergas, jarcias y velas del buque que se utilizaban para su

propulsión, aprovechando el viento.

Aqueo: Pueblo de la antigua Grecia. Tribus que procedentes del Norte invadieron hacia el 2200

a.C., y de su contacto con los nativos, surgió la cultura micénica.

Arameo: Conjunto de tribus nómadas cuyos recorridos trashumantes los llevaron desde el norte de

Arabia hasta Siria, Palestina y Babilonia. Hablaban una lengua de la misma rama que el

fenicio y el hebreo. Su gran vitalidad la impuso como lengua literaria del Próximo

Oriente en la Antigüedad.

Arancel: Tarifa oficial que recoge y señala para cada mercancía o grupo de mercancías los

impuestos que deben satisfacerse.

Araucano: Indígena sudamericano, de la región de Araucania, en Chile. Fueron guerreros famosos,

resistiendo la dominación de los incas y luego la de los españoles, en sangrientos

combates.

Arawako: Pueblo amerindio que habitó el Caribe y el norte de América del Sur, distinto de los

caribes. Su origen se sitúa en el altiplano central brasileño o en las Guayanas.

Arboladura: (Ver Aparejo).

Arbolar: Poner los mástiles a una embarcación.

Arbotante: Todo trozo o pieza de madera o hierro que sale del cuerpo principal del buque o de otro

objeto, para sostener cualquier cosa / Contrafuerte externo en forma de arco que por su

extremo superior contrarresta el empuje de algún arco o bóveda.

Arcabuz: Arma antigua de fuego, semejante al fusil y que se disparaba prendiendo la pólvora del

tiro mediante una mecha móvil colocada en la misma arma.

Page 290: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

274

Arco: Arma, generalmente de madera, aunque puede ser de cualquier otro material elástico

que, forzada a encorvarse por efecto de la tensión de una cuerda sujeta a sus extremos,

adquiera por su elasticidad la fuerza necesaria para lanzar flechas o bolas de piedra.

Arconte: Nombre con que se designaba a los magistrados principales de una ciudad-Estado

griega.

Ariete: Viga larga que se empleó en la Antigüedad para batir murallas; uno de sus extremos

estaba reforzado con una pieza de hierro o bronce, por lo común con figura de carnero.

Ario: Pueblo primitivo que se supone habitó en el centro de Asia en época muy remota y del

cual proceden todos los pueblos indoeuropeos.

Aristocracia Clase noble de una nación, provincia, etc. / Por extensión, clase que sobresale de las

demás por algunas circunstancias.

Armada: Conjunto de fuerzas navales de un Estado.

Armadilla: Pequeña Armada.

Armenio: Natal de Armenia; región montañosa de Asia Occidental, que se extiende por su parte

septentrional por el Sur del Caúcaso, y por su parte meridional, por las actuales Irán,

Turquía y Azerbaiyán.

Arqueo: Capacidad de carga de un buque.

Arqueología: Ciencia que estudia lo antiguo en su sentido más amplio (épocas prehistórica e

histórica), recuperando, describiendo y estudiando sistemáticamente la cultura material

con la ayuda de técnicas apropiadas.

Arqueta: Caja pequeña, generalmente usada para guardar dinero, joyas, etc.

Arrecife Banco o bajo en el mar, casi a flor de agua, peligroso para la navegación.

Arribada: Llegada imprevista de un buque a un puerto no estipulado en su itinerario.

Arrumbada: Plataforma que cubre la parte superior de la “corulla”.

Arterioesclerosis: Endurecimiento o pérdida progresiva de elasticidad en las paredes de las arterias,

producido por el depósito de sustancia lipoideas en su interior.

Artilugio: Mecanismo, sobre todo si es de cierta complicación; suele usarse con sentido despectivo

/ Ardid o maña.

Asamblea: Cuerpo político y deliberante como el Congreso o el Senado.

Asceta: Persona que hace vida ascética / Ascética: Parte de la teología que trata de la perfección

cristiana.

Ashanti: Se dice del pueblo que habita en el centro de Ghana (África).

Asirio: Pueblo del norte de Mesopotamia; está en el actual Irak.

Astenia: Decaimiento considerable de fuerzas, debilidad.

Astillero: Sitio destinado a la construcción y carena de embarcaciones.

Astracán: Piel de cordero nonato o recién nacido, muy fina y con pelo rizado. De estas pieles,

fueron muy famosas las provenientes de una región del mismo nombre, que hoy forma

parte de la Federación Rusa.

Astrolabio: Instrumento para observar la altura del Polo y de los astros. Se hacía colgar

perpendicular al nivel del mar, mientras el sol o la estrella eran avistados a través de

dos pequeños agujeros situados en las láminas de su veleta móvil. Entonces se podía

leer la altitud del cuerpo celeste en la escala graduada que circundaba al borde.

Atlántida: Isla fabulosa y que se supone existió más allá de las columnas de Hércules, al O. del

estrecho de Gibraltar, en el océano Atlántico.

Page 291: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

275

Atolón: Isla madrepórica o arrecife circular, elíptico o en herradura, con una laguna interior.

Típico del Océano Pacífico.

Atracar: Arrimar a tierra una embarcación. Arrimar una embarcación a otra.

Atraque: Operación de acercarse a tierra o a puerto y asegurar el buque para desembarcar.

Audiencia: Tribunal de justicia que dirime los pleitos o causas de un determinado territorio y el

distrito de la jurisdicción de este tribunal y el edificio en que se reúne. En la América

española fueron uno de los pilares de la administración y el gobierno; además de su

función de tribunal de justicia, las Audiencias actuaron como asesoras del Virrey o

Gobernador, a la vez de servir de contrapeso de su actuación.

Áurica: De oro, dorado.

Austral: Relativo al Polo y al hemisferio Sur.

Australoide: Se dice del individuo que presenta rasgos comunes con algunos grupos étnicos del

Pacífico sur, como los australianos, los extinguidos habitantes de Tasmania y los pueblos

de la Melanesia.

Autóctono: Se dice de los pueblos originarios del mismo país en que viven / Se dice de lo que ha

nacido o se ha originado en el mismo lugar donde se encuentra.

Autónomo: Que goza de autonomía / Se dice del que trabaja por cuenta propia / Autonomía:

Condición del individuo que no depende de nadie.

Ávaros: Pueblo nómada de la región norte del Mar Caspio, que huyendo de los turcos se refugió

en Occidente; se establecieron en la zona media del río Danubio. La formación de los

Estados eslavos y búlgaros limitó sus actividades; hacia el final del siglo XIII sus

incursiones seguían siendo muy pertinaces.

Avería: Impuesto que se grababa a mercancías transportadas, y custodiadas, prorrateándolo sobre

el valor de los productos.

Ayyubí: Dinastía musulmana fundada por Saladino, que sucedió en Egipto a la de los fatimitas.

Dividida en varias ramas, se impuso en Irak, gran parte de Siria y Yemen.

Azteca: Se dice de un antiguo pueblo invasor y dominador del territorio, conocido después con el

nombre de México.

Azufre: Elemento químico no metálico, de color amarillo, quebradizo, insípido, craso al tacto,

que por frotación se electriza fácilmente y de olor característico.

Azumbre: Medida de capacidad para líquidos, equivalente a 2 litros y 16 mililitros.

Babilonio: Pueblo que habitó el sur de Mesopotamia.

Babor: Banda o costado izquierdo del buque, mirando desde popa a proa.

Bacteria: Microorganismo unicelular. Vive en el aire, suelo, agua, animales y plantas. Suelen ser

responsables de la putrefacción y descomposición de la materia orgánica y algunas

ocasionan enfermedades en el hombre, los animales, plantas e incluso otros

microorganismos.

Bahía: Entrada de mar en la costa, de extensión menor que el golfo y mayor que la ensenada o

caleta.

Bajel: Nombre genérico de cualquier embarcación que pueda navegar por alta mar.

Bajío: Área de escasa profundidad, de constitución arenosa, en los mares, ríos y lagos / Banco

de arena peligroso.

Bajo: Bajío, por banco de arena.

Page 292: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

276

Bala: Proyectil de piedra, de fundición de hierro, arrojado por los cañones de ánima lisa hasta

mediados del siglo XIX.

Balcánico: Habitante de los Balcanes, sistema orográfico de Europa que se extiende en el curso

inferior del río Danubio. Esa zona cubre partes de países como Grecia, Albania,

Macedonia, Bulgaria, Serbia-Montenegro, Croacia y Bosnia-Herzegovina.

Baliza: Señal fija o flotante que se pone de marca para indicar bajos, dirección de canales, etc.

Ballesta: Arma portátil antigua con la que se disparaban flechas u saetas. También máquina para

arrojar piedras o venablos.

Ballestilla: Simple varilla graduada, a lo largo de la cual corría un cursor. El observador visaba el

astro y la línea del horizonte; donde quedaba detenido el cursor se leía los grados

indicados y se tenía la latitud.

Balsa: Conjunto de maderos que unidos forman una superficie flotante que se usa como

embarcación.

Bancarrota: Quiebra comercial y más comúnmente la completa o casi total que procede de falta

grave, o la fraudulenta.

Banco de Bogar: Tablones colocados transversalmente en un bote, sirviendo de asiento para los remeros.

Banda: Cada uno de los lados de un buque, contando las de el plano vertical que dividiese por

medio longitudinalmente a la quilla, hasta el costado respectivo.

Bantú: Se dice del individuo de algunos de los pueblos que habla lenguas bantúes y habitan en

África ecuatorial y meridional.

Bao: Gran madero que de trecho en trecho atraviesa de babor a estribor y sirve para

aguantar los costados, al mismo tiempo que sostiene las cubiertas; hace el oficio de las

vigas en las casas.

Bárbaro: Palabra griega usada originariamente para designar a todos los pueblos no griegos,

adoptada por los romanos para indicar a todos los pueblos que estaban fuera de su

Imperio.

Barloventear: Conducir la embarcación contra el viento, en zigzag, variando la posición de las velas

para lograr su mejor aprovechamiento.

Barlovento: Dirección de donde viene el viento. Colocarse en esa posición respecto del adversario,

daba ventajas tácticas.

Barra: Banco de arena o piedra que se extiende en la entrada de algún río o puerto, haciéndola

difícil y peligrosa, especialmente durante las mareas bajas.

Bauprés: Mástil oblicuo, en la cubierta superior que sale de ella por la proa y lleva la vela

cebadera por debajo, y las velas triangulares llamadas foques, por arriba.

Beduino: Tribus nómadas y seminómadas que viven en zonas desérticas del nordeste de África y

de Oriente Medio (Siria, Jordania, Irak y Arabia).

Bejuco: Nombre de diversas plantas trepadoras tropicales de varias familias, cuyos tallos largos y

flexibles se utilizan para toda clase de ligadura y para fabricar tejidos. También se

llaman lianas.

Berbería (Berberisco): Perteneciente o relativo a la antigua región de Berbería, que es el nombre

tradicionalmente aplicado a la parte noreste de África entre el Mediterráneo y el Sahara.

Berberisco: Perteneciente o relativo a la antigua región de Berbería, que es el nombre

tradicionalmente aplicado a la parte noreste de África entre el Mediterráneo y el Sahara.

Beréber (Berebere): Individuo de la raza más antigua y numerosa de África Septentrional.

Page 293: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

277

Bergantín: Embarcación de dos palos o mástiles cuyo arqueo o capacidad de carga era inferior a

200 toneladas. Originalmente, se denominó así, en el Mediterráneo, a una nave sutil

derivada de la galera.

Biombo: Mampara formada por varios bastidores articulados.

Birreme: Galera con dos órdenes de remos.

Blasfemar: Decir blasfemia / Palabra o expresión injuriosa contra dios o las personas o cosas sagradas.

Bodega: El espacio mayor de un buque destinado al acomodo o estiba de la carga, ubicado bajo la

primera cubierta.

Boer: Significa colono en holandés. Habitante del África Austral, al norte de El Cabo, de

origen holandés.

Bogar: Remar.

Bolina, de: Navegación a rumbo muy próxima al eje del viento. Los mejores barcos de aparejo de

cruz podrían estar a 70º del viento, mientras que los yates modernos se aproximan a los

45º.

Bolina, navegar a la: (Ver Barloventear)

Bomba: Máquina para sacar el agua de la sentina o bien la que conviene extraer de otras

partes, achicándola.

Boneta: Vela supletoria que se agrega por abajo a otra para aumentar su superficie en tiempos

bonancibles.

Borda: Extremo lateral de un buque sobre la cubierta superior.

Bosquimano: Se dice de una tribu de África meridional, de pequeña estatura y color negro-amarillento.

Viven en las estepas del desierto de Kalahari.

Bote: Barco pequeño, de remo y sin cubierta.

Bóveda: Construcción arquitectónica curvada que cubre un espacio entre muros o pilares.

Boya: Cuerpo flotante sujeto al fondo del mar, de un lago, etc, y se coloca como señal para

indicar un sitio peligroso o un objeto sumergido.

Bracear: Tirar de las brazas por una u otra banda para situar las vergas en el plano o dirección

conveniente, según el ángulo que hayan de formar con la del viento.

Brahmanismo: Religión de la India, hoy denominada oficialmente hinduismo. El dogma central del

brahmanismo es el de la trasmigración de las almas, y sus prescripciones están

estrechamente ligadas a concepciones sociales.

Braza: Cabo que coloca o ata en cada uno de los penoles extremos de las vergas y sirve para

sujetarlas o tenerlas en tal posición que las velas reciban el viento según convenga para

navegar / Longitud de seis pies de Burgos que servía de medida en todos los usos de la

navegación y el pilotaje, siendo uno de ellos determinar la profundidad del agua.

Bretón: De Bretaña, región del NO de Francia.

Broma (Teredo): Molusco marino, de nombre científico “teredo-navalis”. Vive en el Atlántico y el

Mediterráneo. Se alimenta de la madera, preferiblemente bañada por agua.

Brújula: (del italiano “bussola” y éste del latin “buxis”, caja). La aguja imantada que gira

libremente sobre un pivote vertical y marca los polos magnéticos de la Tierra.

Brulote: Muy usado en los siglos XVI y XVII, el brulote era un buque lleno de explosivos y

materias inflamables. Su tripulación se esforzaba por dirigirlo hacia la línea

adversaria antes de proceder a abandonarlo rápidamente.

Bruma: La niebla que se levanta en el mar.

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278

Bucanero: Una denominación, junto a la de filibusteros, con que fueron llamados los piratas del

Caribe.

Buena – boya: Remeros voluntarios de las galeras, privilegiados por la paga, la comida y permisos en

tierra.

Bula: Documento pontificio relativo a materias de fé o de interés general, concesión de gracias

o privilegios, asuntos judiciales o administrativos, expedido por la cancillería apostólica

y autorizado por el sello de su nombre.

Bularcama: Ligazón de madera gruesa y ancha que se pone sobre el forro de la bodega, ligando

el plan o base plana con las obras altas del buque.

Búlgaro: Habitante de Bulgaria, Estado de Europa sudoriental, en la península de los Balcanes.

Burcia: Buque de carga, de las de mayor porte, con tres palos y de forma semejante a un tonel,

usado particularmente en el mediterráneo.

Burgués: Perteneciente o relativo al ciudadano de clase media.

Burócrata: Persona que pertenece a la burocracia / Burocracia: Conjunto de funcionario públicos /

Conjunto de normas, papeles y trámites necesarios para gestionar un asunto en una

oficina / Influencia excesiva de los funcionarios públicos en los asuntos del Estado.

Bushido: La ―Vía del Guerrero‖ o BUSHI. Ética marcial surgida entre los guerreros del período

medieval japonés que implicaba el patrocinio del señor, a cambio del servicio militar del

vasallo. Este ―código‖ ético tendió a convertirse en lazo unilateral e incondicional de

fidelidad al señor.

Cabo: Cualquiera de las cuerdas empleadas a bordo / Legua o porción de tierra que penetra en

el mar / Cualquiera de los extremo de una cosa.

Cabotaje: Navegación que se hace a vista de la costa.

Caja de Fuego: Donde se conservan los artificios para producir fuego.

Calabrés: Natural de Calabria / Calabria: Región meridional de Italia.

Calado: Profundidad que alcanza en el agua la parte sumergida de un barco.

Calatrava (Orden de): Orden religiosa y militar española fundada en 1158 por San Raimundo para defender la

plaza de Calatrava y su comarca, de los musulmanes.

Calibre: Diámetro del tubo de un cañón. La cantidad de veces que ese diámetro encaja en la

longitud del tubo, expresado como "calibre", por ejemplo, un cañón de calibre de 254

Mm. con un tubo de 756 cm de largo se describiría como "10/30".

Califa: (Árabe: ―Khalifa‖, ―vicario‖, ―sucesor‖). Sucesor de Mahoma como cabeza de la

comunidad islámica. El título implica una soberanía religiosa y política continuada sobre

todos los pueblos muslímicos, pero no una revelación divina directa.

Calvinista: Seguidor de la doctrina religiosa cristiana, predicada por Calvino, teólogo y reformador

religioso francés, que profundizó y radicalizó el mensaje de Lutero.

Cámara: División que se hace a popa de los buques para alojamiento.

Canoa: Embarcación de remo muy estrecha, ordinariamente de una pieza, sin quilla y sin

diferencia de forma entre proa y popa.

Canon: Regla o precepto / Modelo de características perfectas.

Cantábrica: Relativo a Cantabria / Región del norte de España.

Cantera: Sitio a aire libre de donde se saca piedra u otro mineral análogo para la construcción /

Lugar, institución, etc. que proporciona personas con una capacidad específica para una

determinada actividad.

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279

Cantonés: Natural de Guahgzhou (Cantón) / Cantón: Ciudad de China, capital de la provincia de

Guangdong, región Centromeridional.

Caña: La palanca de madera o de hierro con que se hace girar el timón.

Capilla: Caja en donde se depositaba el cuaderno de bitácora, la brújula, etc.

Capitana: Navío que cumplía funciones de vigilancia o escolta en la vanguardia, y que gene-

ralmente llevaba al comandante o jefe de una armada o flota.

Carabela: Buque de los grandes descubrimientos, maniobrable, rápido, apto para ceñir el viento.

De un porte de 80 a 100 toneladas, de dos o tres mástiles.

Carabo: Embarcación ligera de vela latina, usada en el Mediterráneo, en principio, por los

musulmanes.

Caravana: Grupo de gente que en Asía y África se juntan para hacer un viaje con seguridad.

Cardenal: Cada uno de los prelados que componen el sacro colegio o consejo del Papa, Le asesoran

en el gobierno de la iglesia y forman el cónclave para la elección del Sumo Pontífice.

Cardumen: Banco de peces.

Carena: Parte sumergible del casco de una nave, desde la quilla hasta la línea de flotación.

Carenar: Proceso de inclinar un barco sobre su costado para facilitar la limpieza de su fondos.

Caribe (Karibe): Pueblo amerindio extendido por las Antillas Menores y la zona tropical del norte de

Sudamérica.

Carraca: Buque de alta mar, con altos castillos a proa y popa, que asociaba la vela cuadra del

Norte con la latina del Mediterráneo. En el siglo XVI las carracas mercantes de

Venecia, la Hansa o Portugal, tenían un porte de 500 a 800 toneladas y una artillería de

120 a 140 piezas livianas.

Carrizo: Planta herbácea perenne, perteneciente a la familia gramíneas; de distribución

cosmopolita, se cría cerca del agua y en zonas humadas.

Carroza: Armazón, generalmente en popa de la nave, que sirve para defenderse de la intemperie y

la lluvia.

Carta Magna: Documento promulgado por el rey inglés Juan sin Tierra en 1215. Reconocía la libertad

de la iglesia y los derechos señoriales y establecía un ―Consejo del Reino‖ para controlar

la recaudación de impuestos. En el siglo XVIII el Parlamento la adoptó como un

símbolo de las libertades inglesas en su lucha contra el rey.

Carta Náutica: Plano que representa una extensión de mar y de costa, más o menos grande, con

indicación de los accidentes geográficos marinos. También se la llaman de “marear”,

“náuticas” o “marinas” y “de navegación”.

Cartujo: Religioso de la Orden de la Cartuja, de regla muy austera, fundada por San Bruno.

Casa de Contratación: Organismo creado por los Reyes Católicos en 1503, que se ocupaba de los negocios del

tráfico con las Indias y cuya sede se encontraba en Sevilla. En 1717 fue trasladada a

Cádiz y suspendida definitivamente en 1790.

Casco: Cuerpo del buque o embarcación.

Casta: Generación o linaje / Parte de los habitantes de un país que forman un grupo especial.

Castillo: Torre o estructura alzada sobre la cubierta superior, en la proa o parte delantera del

buque.

Castrar: Capar, extirpar o inutilizar los órganos genitales.

Casulla: Vestidura litúrgica que se pone el sacerdote encima de las demás cuando va a decir misa.

Catafracta: Galera en la que los remeros estaban defendidos por el casco de la nave y la cubierta.

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Catamarán: Barca (posteriormente barco) con dos cascos unidos por medio de una cubierta

continua o de varias cubiertas.

Catapulta: Máquina militar antigua para arrojar piedras o saetas.

Catarata: Cascada de agua de gran tamaño y caudal.

Catay: Denominación que daban a China los autores de la Edad Media.

Caucásico: Se aplica a la raza blanca o indoeuropea, por suponerla asentada en el Cáucaso, cadena

montañosa situada en los límites de Europa y Asia.

Caviar: Alimento muy estimado de las huevas del esturión / Esturión: pez que vive en el mar

pero penetra en los grandes ríos de Europa para depositar sus huevas.

Cazabe: Es una especie de torta circular a base de yuca, que formaba parte de la dieta tradicional

de los taínos, habitantes nativos del Caribe, extintos hace siglos con la llegada de los

españoles.

Cebadera: Vela cuadrada de pequeño tamaño que pende del bauprés o palo anterior en la proa

del buque.

Cedro: Nombre común de diversas especies arbóreas pertenecientes a la familia pináceas.

Celta: Se dice un antiguo grupo de pueblos indoeuropeos que habitaban en el centro y o de

Europa.

Cenagosa: Llena de cieno / Cieno: Lodo blanco constituido por materiales finos, que forman

depósitos en los ríos, y sobre todo en lagunas o en sitios bajos y húmedos.

Cenit: El punto más alto del hemisferio celeste, superior al horizonte, que corresponde

verticalmente a un lugar de la Tierra.

Chalupa: Barco prolongado mayor que el esquife, el cuál tiene dos árboles pequeños para el uso

de las velas y además suele tener seis u ocho remos en cada banda.

Chamizo: Choza cubierta de chamiza-hierba usada para techar cabañas o chozas.

Chibcha: Se dice de un pueblo amerindio también llamado ―muisca‖, que a la llegada de los

españoles se asentaba en la región montañosa compuesta por las tres cadenas,

occidental, central y oriental en que se ramifican la cordillera de los Andes en el

territorio de la actual Colombia. Contaban con una organización política de carácter

militar y teocrático. Practicaban la agricultura, sobresalieron en la elaboración de

algodón, así como en la fabricación de joyas y figuras de oro y cobre.

Chichería: Lugar donde se vende chicha / Chicha: Bebida alcohólica que resulta de la fermentación

del maíz en agua azucarada y que se usa en algunos países de América.

Chichimeca: Pueblo que se estableció a orillas del lago Texcoco y se mezcló con otros que ya

poblaban territorio mexicano, que tenían una cultura y género de vida similar. Debido a

la supremacía de sus armas, el arco y la flecha, derrotaron fácilmente a otros pueblos; su

organización y religión estaban centradas en torno a la actividad guerrera.

Posteriormente, formó parte de la confederación azteca.

Chíí – Chiíta: Rama del Islam que considera únicos califas legítimos a los descendientes de Alí. Hoy,

son mayoritarios en Irán. De doctrina muy rigurosa. Cuenta en la actualidad con unos

100 millones de creyentes.

Chimú: Pueblo preincaico que se desarrolló entre 1000 y 1470, en la costa norte del Perú y cuya

cultura sustituyó a la mochica. Contaba con una avanzada organización social, militar y

política. Su economía se basaba en una agricultura de irrigación, y en la producción

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281

textil, cerámica y de objetos de orfebrería. Fueron sometidos por los incas a finales del

siglo XV.

Chumacera: Tablita que se fija sobre la regala, regularmente forrada de cobre o cuero curtido, para

suavizar el roce del punto de apoyo del remo.

Chusma: El conjunto de los forzados o galeotes de una galera.

Cimbrios: Pueblo germánico que habitó en la actual Dinamarca en la Antigüedad. Asociado al

pueblo teutón invadió por el Este los territorios romanos.

Cinta / cintones: Fila de tablones más gruesos y fuertes que los restantes del forro, que se extienden a

lo largo de los costados en diferentes alturas para fortificar el buque y formar los

arcos de arrufo que lo hacen airoso / En barcos menores o sin cubierta se llama

“cintón” cuando es más grueso que ancho (antiguamente, se decía fajadura).

Circasiano: Grupo de pueblos del Noroeste del Cáucaso.

Cisma: Ruptura de la unidad visible de la Iglesia, especialmente entre la latina (católica), pero

también dentro de la iglesia latina medieval, como en el caso de las controversias con

respecto a la sucesión legítima del obispado de Roma.

Cisterciense: Se dice de la orden del Cister, fundada en 1098 por San Roberto, con el propósito de

recuperar la antigua austeridad de los benedictinos.

Clan: Nombre que en Escocia designa tribu o familia y que por extensión se emplea con

carácter general en sociología para aplicarlo a ciertos tipos de agrupación humana, como

por ejemplo, personas unidas por vínculos o intereses comunes.

Clavo: Especie aromática y picante que se obtiene del capullo seco y no abierto de la flor del

clavero, árbol nativo de las Malucas y que se cultiva en regiones tropicales.

Clérigo: El que ha recibido las Órdenes Sagradas.

Coca: Nave mercante de francobordo elevado que apareció en los mares del Norte en el siglo

XIII. Provista de un solo palo con vela cuadra, disponía de dos castillos, uno en proa y

otro en popa que podían servir como plataformas de combate.

Codaste: Madero puesto verticalmente sobre el extremo de la quilla, inmediato a la popa /

Originalmente (y todavía en barcas pequeñas) de sencillos pinzotes conocidos como

machos y unidos directamente a la barra del timón o por cuerdas o cadenas a la rueda

de dirección que, cuando adquiere cierto ángulo con el curso del barco, provoca un

cambio de dirección.

Coetáneo: De la misma edad / Contemporáneo.

Cofa: Meseta colocada horizontalmente en el cuello de un palo. Antiguamente, redondas,

semejantes a un cesto. (Hasta Trafalgar había soldados en las cofas para hostilizar al

enemigo).

Cofradía: Congregación de hermandad de devotos – gremio o asociación.

Cohorte: Antiguo unidad del ejército romano formada por varias centurias.

Colisa: Armazón sobre el cuál se monta todo cañón giratorio.

Colofón: Anotación al final de los libros que expresa el nombre del impresor y el lugar y fecha de

la impresión / Frase, actitud, decisión complementaria que pone termino a una cosa.

Colonia: Conjunto de personas que van de un territorio a otro, nacional o extranjero, para

establecerse en él, y lugar donde se establece / Territorio poseído y administrado por un

país, situado fuera de sus fronteras y ordinariamente regido por leyes especiales.

Coltan: Es la abreviatura de columbita-tantalita, también conocido como colombio-tantalio, una

serie de minerales formados por la mezcla de columbita y tantalita en cualquier

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282

proporción. Es un mineral de color metálico apagado, que se encuentra en la naturaleza

mezclado con otros minerales. Es un componente indispensable para la fabricación de

los cohetes balísticos, para el desarrollo de las telecomunicaciones (teléfonos móviles),

fabricación de los condensadores electrolitos encargados de mantener la carga eléctrica

en los microchips, que a su vez, constituyen la base de los computadores, y para la fibra

óptica y equipos electrónicos. Su gran resistencia, así como su superconductividad, le

hacen especialmente apto para la industria aeronáutica y espacial El principal productor

de Coltan es Australia, si bien existen reservas probadas y/o en explotación en Brasil,

Tailandia y la República Democrática del Congo, esta última con cerca del 80% de las

reservas mundiales estimadas.

Comandos (Marinos): Grupo de tropas, preparado para efectuar Operaciones Especiales.

Combés: Espacio que media entre el palo mayor y el de trinquete, en la cubierta de la batería que

está debajo del alcázar y castillo / Segunda cubierta de los navíos de dos puentes.

Cómitre: Persona que en las galeras vigilaba y dirigía a los remeros o galeotes.

Compás Magnético: (ver también Aguja). Barra de acero tocada a la piedra imán, que puesta en equilibrio

sobre una púa, se vuelve siempre hacia el Norte y colocada en el centro de la Rosa

Náutica sirve de gobierno a los navegantes para dirigir su rumbo.

Complutense: (del Latín complutenses, de Complutum, Alcalá de Henares) / Nombre latino de la

localidad de la provincia de Madrid, Alcalá de Henares.

Concupiscencia: Apetito y deseo de los bienes terrenos / Apetito desordenado de placeres sexuales.

Conserva: Agrupamiento de buques que navegan en conjunto.

Cónsul: Cada uno de los dos magistrados que tenían en la República Romana suprema autoridad

durante un año.

Consulado: Dignidad de cónsula / Casa y oficina en que despacha el cónsul / Cónsul: Representante

de un Estado en una ciudad extranjera para proteger las personas e intereses de los

individuos de la nación que lo nombra.

Contralmirante: Oficial general de la Armada, inmediatamente inferior al vicealmirante.

Contramaestre: Oficial de mar que manda las maniobras del navío y cuida de la marinería bajo las

órdenes del oficial de guerra.

Copto: Cristiano de Egipto que profesa el monofisismo (doctrina que niega las dos naturalezas

de Jesucristo y sólo admite la divina). La iglesia copta se separó de la oriental en el siglo

V. En la actualidad cuenta con 1.200.000 creyentes y está dirigida por un patriarca con

sede en el Cairo.

Coral: Nombre común de diversas especies de celentéreos. La especie más conocida es el coral

rojo / Sustancia dura que segregan los pólipos del coral, que le sirve de esqueleto de

sostén y habitación.

Cordaje: Conjunto de cuerdas de un instrumento musical de cuerda, de una raqueta de tenis, etc.

Cordierita: Mineral transparente que cristaliza y aparece, sobre todo, en rocas metamórficas.

Cornucopia: Vaso de figura de cuerno del que rebosan flores y frutas, representando la abundancia –

Espejo de marco tallado con brazos para poner luces.

Corolario: Preposición que no necesita prueba particular, sino que se deduce fácilmente de lo

demostrado antes.

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283

Corredera: Cordel delgado envuelto en un carrete y dividido en partes que representaban millas

y medias millas y servía para medir la distancia que la embarcación recorría en un

tiempo determinado.

Correría: Movimiento que hace la gente de guerra, saqueando el país.

Corsario: Embarcación u oficial de un gobierno que actúa como su agente represor en el mar bajo

una patente o licencia y ciertas condiciones legales.

Corso: Aparecido a fines de la Edad Media, reglamentado en el siglo XVII, el corso, conducido

por buques del Estado o unidades armadas por particulares que gozan de patentes de

corso, es decir, autorizaciones oficiales, se refiere a la lucha contra el comercio

enemigo. Si bien la convención de 1856 prohibió el corso privado, los alemanes no

dejaron de practicar la guerra de corso por medio de submarinos y buques corsarios

durante ambas guerras mundiales.

Cortes: En los antiguos reinos españoles, asambleas de nobleza, clero y representación de los

hombres de las ciudades, convocadas por el rey para su asesoramiento en tareas

legislativas o para que votaran la concesión de impuestos y subsidios. Alcanzaron su

apogeo en el siglo XV. Nombres dado por analogía a las asambleas parlamentarias

españolas del siglo XIX. La constitución española de 1978 restableció su estructura

bicameral – Congreso de los Diputados y el Senado – sus funciones legislativas y su

representatividad y control sobre el gobierno.

Corulla: En la galera, espacio debajo de la cubierta.

Corvus: Especie de pasarela terminada en un gancho que servía para abordar a las naves

enemigas.

Cosaco: Pueblo ruso, de origen turco tártaro, aparecido en el siglo XIV, en hordas errantes que se

fueron convirtiendo en guerreras. Soldado ruso de tropas ligeras.

Cosmografía: Descripción astronómica del mundo.

Cosmopolita: Se dice de las persona que considera a todo el mundo como patria suya / Se aplica a la

persona, ciudad, etc. abierta a todas las influencias y que acepta con facilidad las

novedades, costumbres ajenas, etc.

Costear: Ir navegando sin perder de vista la costa.

Cristo (Orden de): Orden militar portuguesa, instituida en 1319, por el rey D. Dionis y aprobada por el Papa

Juan XXII en sustitución de la orden de los Templarios.

Cro-magnon: ―Homo sapiens‖, del paleolítico superior (40.000-10.000 a. C.). Se diversificó en

distintos tipos, generalmente dolicocéfalos, el más difundido es el de la localidad

homónima de la Dordoña francesa.

Crónica: Relaciones de acontecimientos históricos en que se observa el orden de los tiempos,

cuyo objeto es la simple consignación / Artículo periodístico sobre tema de la actualidad.

Cronómetro: Reloj de precisión, insensible a las influencias externas.

Crucero: La acción de un buque en la operación de cruzar (recorrer una distancia entre

determinados puntos).

Cruceta: Los palos que atraviesan en el sentido de babor a estribor ó en el perpendicular a la

quilla sobre los baos de las cofas y de los masteleros.

Crujía: Espacio de popa a proa en medio de la cubierta del buque.

Cruzadas: Expediciones militares predicadas en Occidente después del 1095 a fin de proporcionar

una ayuda a los cristianos de Oriente, que al principio tomaron el nombre de

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284

―peregrinaciones‖. El término ―cruzada‖ surgió de la costumbre de coser cruces de tela a

las vestiduras militares de los peregrinos, a los que se dio el nombre de ―cruzados‖.

Cuaderna: Cada una de las piezas curvas, cuya parte inferior va sujeta a la quilla de la

embarcación y desde allí salen a derecha e izquierda en dos ramas simétricas, formando

como la costilla del casco.

Cuadrante: Se conformaba de un cuarto de círculo de madera o latón –arco de 90º, o cuarta parte

del círculo-; servía para observar las alturas de los astros a su paso por el meridiano,

con pínulas o anteojos para medir ángulos. Lo sostenía verticalmente una persona que

alineaba el sol o la estrella a través de la visión que disponía a lo largo de su borde,

mientras otra persona leía la altitud –por lo general inexacta- indicada por el cordel de

la plomada.

Cuadras: (Ver Velas cuadras).

Cuarta: Nombre que se da a cualquiera de los 32 rumbos en que está dividida la “rosa

náutica”; en general, por “cuarta” se entiende todo el ángulo que media entre uno y

otro rumbo.

Cuatrirreme: Nave de cuatro órdenes de remos.

Cubierta corrida: Normalmente un barco sin castillo de proa ni toldilla.

Cubierta: Cada uno de los pisos o entablados que unen los costados de un buque por medio de

los baos o vigas donde se apoyan, y sirven de plataforma para sostener la artillería y

alojar la tripulación. Se dice también Puente.

Cuchillo: Una vela triangular que se enverga en los estáys.

Culebrina: Tipo de cañón del siglo XVI de bastante longitud para su calibre.

Cultor: Cultura / Que significa cultivo, cuidado o cuidador.

Cureña: Pequeño carro de madera donde se coloca el cañón.

Curragh: Barcas fabricadas estirando pieles de buey sobre armazones de madera, con una sola

vela, también de cuero de buey, en un rustico mástil. Se gobernaba con un pesado remo

sujeto a la aleta de babor. El ancla era una voluminosa piedra a la que se fijaban dos

cuñas de madera. Fueron usadas por monjes.

Daimyo: Señor feudal provincial japonés. Ejerció su poder con el apoyo de los samurais.

Dálmata: Habitante de Dalmacia, región que hoy día corresponde a parte de las Repúblicas de

Croacia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro.

Dalmática (vestir): Túnica abierta por los lados, con mangas anchas y cortas, que los romanos tomaron de

los naturales de Dalmacia, región que corresponde actualmente a parte de las Repúblicas

de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro, con costas al mar Adriático.

Damasquinado: Embutido de metales finos sobre hierro o acero, y también se dice de la ropa u objeto

hecho con la tela llamada damasco.

Dárico: Moneda de oro que llevaba la imagen de un arquero real, acuñada por Darío I y

soberanos aqueménidas posteriores / Aqueménida: Se dice del individuo de una dinastía

persa fundada por Aquémenes 670 a.C. A ella perteneció Ciro y terminó con Darío III en

330 a.C.

Declinación: El arco de círculo de ascensión comprendido entre el centro de un astro o planeta y la

equinoccial celeste. Refiriéndose a la aguja náutica, es separarse ésta de la línea Norte-

Sur hacia el Este o hacia el Oeste.

Page 301: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

285

Delta: Desembocadura de un río, dada por la figura triangular que representa la D griega,

dejando cortada en la tierra los brazos en que se divide.

Democracia: Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno / Predominio del

pueblo en el gobierno político de un Estado.

Depredar: Robar, Saquear con violencia y destrozo / Cazar, para subsistir, unos animales a otros.

Derrota (Cuaderno de): El libro en que se registra el rumbo.

Derrota (Oficial de): Aquel a cuyo cuidado se confía el rumbo.

Derrota: Camino marítimo que debe hacerse por uno o por distintos rumbos para trasladarse

entre puertos.

Derrotero: Línea señalada en la carta de navegar para gobierno de los pilotos / La dirección en

que se señala por escrito para el viaje / Cuaderno de derrota.

Desarbolar: Destruir, tronchar o derribar los árboles o palos de una embarcación.

Dhow: Barco de vela árabe aparejado con vela latina, con uno o dos mástiles, normalmente

inclinados.

Dialecto: Forma de una lengua que tiene su sistema léxico, sintáctico y fonético propio y que se

utiliza en un territorio más limitado que la lengua general, al no haber adquirido el

estatuto cultural y social de ésta.

Dicotomía: Bifurcación o división de un tallo o rama en dos partes, formando un ahorquillado /

Método de clasificación en que las divisiones y subdivisiones sólo tienen dos partes.

Dikrotos: Nave con dos filas de remos.

Dinar: Hoy en día, unidad monetaria de Argelia, Bahrein, Bosnia, Irak, Kuwait, Jordania, Libia,

Tunicia y Serbia-Montenegro.

Dinastía: Línea de soberanos, normalmente de una sola familia, pero a veces se aplicaba este

término a los soberanos de una sola ciudad o grupo étnico.

Dióxido de Carbono: Anhídrido carbónico / Es un gas incoloro, de olor débil, más pesado que el aíre y con

propiedades asfixiantes, que se produce la combustión completa de carbones y

sustancias orgánicas, en la respiración, fermentaciones y por la acción de los ácidos o del

calor sobre los carbonatos.

Dique: Cavidad fabricada, situada en la orilla de una dársena u otro sitio abrigado, y en la

cual entran los buques para limpiar o carenar en seco / Dársena: parte resguardada de

un puerto, para carga y descarga de embarcaciones.

Dirham: Hoy en día, unidad monetaria de Marruecos y de la Unión de Emiratos Árabes.

Disipación: Conducta de una persona entregada enteramente a las diversiones.

Dogma: Principio innegable de una ciencia / Verdad revelada por Dios, y declarada y propuesta

por la iglesia para la creencia de los fieles / Punto fundamental de todo sistema, ciencia,

doctrina y religión.

Dolicocéfalo: Se dice del cráneo más largo que ancho y de las personas o razas que lo tienen.

Dominico: Religioso de la Orden de Santo Domingo. Fundada por el Santo en 1216.

Dorado, El: Supuesto país, que según la creencia extendida entre los conquistadores del Nuevo

Mundo, existía en América del Sur. Se referían a una comarca fabulosa en que

abundaban el oro y las piedras preciosas, cuyo origen se basaba en la leyenda de un

poderoso cacique chibcha (también llamado ―muisca‖, asentado en las ramificaciones de

los Andes, en el territorio de la actual Colombia), que se cubría de polvo de oro durante

la ceremonia ritual del baño sagrado. Su ubicación variaba de una y otra empresa de

Page 302: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

286

conquista, dentro del área geográfica que abarcaba las cuencas de los altos Amazonas y

Orinoco y las regiones del Madgalena y el Cauca.

Dorio: Se dice de un pueblo indoeuropeo que, junto a eolios y jonios, constituyó la base étnica

de la antigua Grecia.

Draker: La “nave larga” de los vikingos, llamada así cuando en su proa iba tallada la cabeza de

un dragón.

Dravídico: Se dice de un grupo de pueblos no arios, de piel oscura, que se encuentran entre los que

primitivamente poblaron la India.

Dromedario: Muy semejante al camello, pero con sólo una giba adiposa en el dorso; habita en las

zonas desérticas del norte de África, Asía menor y Arabia.

Dromon: Buque de guerra bizantino de dos filas de remos, provisto de un espolón y armas

arrojadizas, especialmente el fuego griego.

Ducado: Dignidad de duque / Moneda de oro usada en España hasta fines del siglo XVI.

Duque: Título de la nobleza, superior al de marqués e inferior al de príncipe.

Dux: Magistrado supremo de la República de Venecia.

Ébano: Árbol perteneciente a la familia ebenácea, originario de la India y Sri Lanka, su madera

es muy valiosa, dura, pesada y de color negro y se emplea en la fabricación de muebles.

Ecuador: Círculo máximo ideal de la tierra, perpendicular a su eje y equidistante de los polos. Su

perímetro es de 40.076,59 km.

Ecumene: Zona de la Tierra en la que existe vida animal o vegetal. Tiene el sentido también de

―todo el orbe‖, es decir, todo el mundo.

Ecuménica: Universal, que se extiende a todo el orbe / Ecumene: zona de la tierra en la que existe

vida animal o vegetal.

Emir: Comandante militar, gobernador de una provincia.

Emirato: Territorio que gobierna un emir / Emir: Persona revestida de autoridad entre los pueblos

árabes.

Empírico: Relativo a la experiencia o fundado en ella.

Emporio: Ciudad notable por el florecimiento del comercio, las ciencias, las artes, etc.

Encallar: Golpear la quilla de una embarcación en arena o piedra, quedando atascada en ellas.

Ensenada: Seno o recodo que forma el mar entrando en la tierra.

Ente: Aquello que es o existe / Empresa pública, institución, organismo.

Épica: Género literario constituido por los poemas en verso que relatan acciones

extraordinarias y heroicas de personajes míticos, históricos, legendarios o ficticios.

Equinoccio: Cada uno de los movimientos –dos al año- en que se produce la intersección del plano de

la eclíptica con el plano del Ecuador y, por ello, los días son iguales a las noches en toda

la tierra. Se verifica anualmente del 20 al 22 de marzo (equinoccio de primavera) y del

22 al 23 de septiembre (equinoccio de otoño). En el Ecuador también ocasiona la

perpendicularidad absoluta de los rayos del sol a mediodía.

Equipar: Proveer una nave de gentes, víveres, municiones y todo lo necesario para su avío y

defensa.

Eritreo: Natural de Eritrea, Estado de África que hasta 1993 fue una región del norte de Etiopía.

Este nombre se le dió también a los mares situados entre la India y la costa nordoriental

de África: mar Arábigo, golfo Pérsico y mar Rojo.

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287

Ermitaño: Persona que vive en la ermita y cuida de ella / Ermita: Santuario o capilla, generalmente

pequeños, situado por los común en despoblado y que suele no tener culto permanente /

El que vive en soledad.

Errante: Que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo.

Escala de viento: Cuando la escala, formada por dos cuerdas y palos o pedazos de cabo atravesados de

uno a otra, se pone por la popa pendiente de la botavara.

Escala: El puerto o paraje adonde de ordinario tocan los barcos. Cualquier escalera.

Escandallo: (Ver Sondaleza).

Escaramuza: Refriega de poca importancia, sostenida especialmente por las avanzadas de los ejércitos.

Escorbuto: Enfermedad nutricional producida por la carencia de vitamina C en la alimentación y

caracterizada por astenia, hemorragias subcutáneas y alteración de algunos tejidos como

el de las encías, más debilidad general.

Escuadra: Reunión de varios tipos de buques de guerra bajo las órdenes de un oficial de gra-

duación superior.

Eslavo: Pueblo antiguo, de la familia indoeuropea, que se extendió principalmente por el

noroeste de Europa.

Eslora: Longitud máxima de un buque a la altura de la primera cubierta.

Esmeril: Pieza de fuego pequeña, que disparaba balas de hierro de 12 onzas (cada onza, igual a

28.5 gramos).

Especia: Sustancia aromática vegetal con que se sazonan los alimentos y guisos.

Esperanto: Idioma creado en 1887 por el médico polaco Ludwik Zamenhof, con idea de que pudiese

servir como lengua universal.

Espolón: Saliente reforzado, normalmente blindado, de la proa de un barco de guerra, diseñado

para perforar el casco de un enemigo con relativa impunidad. Se empleaba mucho en la

época de la galera, cayó en desuso con la llegada de la vela.

Esquife: Bote pequeño. Bote de dos proas y de cuatro o seis remos que llevaban las galeras

a bordo. Bote alargado y ligero que se emplea en regatas.

Esquimal: Pueblo de raza mongólica que, en pequeños grupos dispersos, ocupa una gran extensión

de terreno alrededor del Polo Norte, desde las costas árticas de Norteamérica hasta el

extremo Noroeste de Siberia.

Estamento: Cada uno de los grupos sociales que durante la Edad Media y el Antiguo Régimen tenían

representación en los Estados Generales, el Parlamento o las Cortes.

Estándar: Tipo, modelo, patrón, nivel.

Estatus / Status: Nivel económico y social de una persona, corporación etc.

Estay: Cabo que sujeta la cabeza de un mástil al pié del más inmediato.

Estiba: Conjunto de pesos que se colocan en el fondo y bodega de un buque para darle estabi-

lidad.

Estima: El cálculo del punto de situación en que se halla la nave y de la dirección que debe

seguir, fundado en los rumbos navegados, según las indicaciones de la aguja náutica, y

en las distancias medidas con la corredera, cuya cuenta se lleva en este intento en el

cuaderno de bitácora y en los diarios de navegación.

Estrategia: Arte de dirigir las operaciones militares.

Estribor: Banda o costado derecho de un buque, mirando de popa a proa.

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288

Estuario: El lugar por donde entra y se retira el mar con su flujo y reflujo. Desembocadura de un

río que desagua en el mar.

Etnia: Agrupación natural de hombres que presentan ciertas afinidades físicas, lingüísticas o

culturales, habitando generalmente un espacio geográfico determinado.

Etnografía: Ciencia que estudia y describe las razas o pueblos.

Etrusco: Pueblo que en la Antigüedad se asentó en la región de Etruria (Italia). Su origen se

desconoce y su lengua también aunque pareciera que pertenece al tronco indoeuropeo,

pues se observan en ella rasgos de ciertas lenguas de Asia Menor.

Eunuco: Hombre castrado, que se destinaba en las Cortes de la Antigüedad a la custodia de las

mujeres. En el Imperio Bizantino y en China alcanzaron cargos importantes en el

ejército y la administración.

Fábula: Acción ficticia que se narra para deleitar/ Ficción artificiosa con que se encubre una

verdad / Mitología y cualquiera de sus ficciones.

Factoría: Fábrica o complejo industrial / Establecimiento de comercio en un país colonial.

Falconete: Tipo de cañón que aparece en el siglo XV. Arrojaba balas de piedra e iba instalado en

las bordas y en las cofas. (Ver Pedrero).

Fanal: Farol grande que se coloca en la entrada de los puertos, como señal nocturna. Farol

grande que, con otro, se utilizaba como insignia de mando en los antiguos navíos de

guerra.

Faraón: Título de los antiguos reyes de Egipto.

Fardo: Lío o bulto grande, generalmente de ropa.

Faro: Torre alta en las costas, con un foco en la parte superior para aviso de los navegantes.

Fatimita: Perteneciente a la dinastía que gobernó en Túnez, desde el principio de siglo X, y en

Egipto (969-1171), de religión Chiíta.

Federalista: Partidario del federalismo / Federalismo: sistema político, y doctrina que lo sustenta, en

el que el Estado, como poder político central, está constituido por la suma de

asociaciones, grupos o entidades políticas, (Estados, cantones, provincias, repúblicas),

que se asocian sin perder su independencia administrativa o judicial.

Feudo: Señorío gobernado por la ley feudal a cambio de servicios de carácter militar.

Filántropo: Persona que se distingue por el amor a sus semejantes.

Filibote: Embarcación de dos palos, de popa redonda y alta y de unas cien toneladas de porte.

Filibustero: Nombre de ciertos piratas que en el siglo XVII infestaron el Mar de las Antillas.

Filigrana: Obra formada de hilos de oro o plata, unidos y soldados con mucha perfección y

delicadeza.

Flamenco: De Flandes; región histórica del NO de Europa, entre el paso de Calais y la

desembocadura del Escalda, hoy dividida entre Francia y Bélgica y los Países Bajos

(Holanda). Desde 1482 pertenecía a los Habsburgo y Carlos I de España la heredó de su

abuelo Maximiliano. Las provincias del Norte, protestantes, lograron la independencia

con el nombre de Provincias Unidas en 1648. El sector meridional fue conquistado por

Francia en el siglo XVIII y tras la derrota napoleónica se integró en los Países Bajos. En

1830 fue una de las provincias que constituyeron el reino de Bélgica.

Flete: El precio que se estipula por el alquiler de una nave o de parte de ella. Carga de un

buque.

Page 305: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

289

Flota: Conjunto de embarcaciones comerciales. Conjunto de buques de guerra. Escuadra.

Total de los buques de guerra o mercantes que posee un país determinado.

Flotilla: Reunión de embarcaciones menores.

Fluvial: Perteneciente o relativo a lo ríos.

Fogón: El sitio donde se guisa la comida en los buques.

Fondeadero: Lugar de fondeo (Ver fondear).

Fondear / Fondeo: Reconocer el fondo del agua. Registrar los aduaneros una embarcación. Desarrumar o

apartar la carga de un navío hasta descubrir el fondo de él para reconocer una cosa.

Asegurar una embarcación o cualquier otro cuerpo flotante., por medio de anclas o pesos,

en el fondo de las aguas / Revisión o registro del fondo o interior de un buque que

practicaban los funcionarios portuarios para establecer la legalidad de la carga.

Foque: Vela triangular que se dispone en el bauprés o palo delantero de un buque.

Foránea: Forastero, extraño.

Forja: Acción y efecto de forjar, es decir, dar forma con el martillo a cualquier pieza de metal.

Fosfato: Sal tomada por la sustitución de uno, dos o los tres hidrógenos del ácido fosfórico por un

metal. Se usa sobre todo como fertilizante.

Fragata: Buque de tres palos con cofas y vergas en todos ellos.

Franciscano: Orden fundada por San Francisco de Asís en 1208.

Francos: Pueblo germánico que conquistó la Galia en el siglo III.

Franquicia: Exención para no pagar derechos o por el aprovechamiento de algún servicio público.

Fueros: Leyes ó códigos dados a un territorio en España, entre los siglo XII y XIII; se

prolongaron más allá del siglo XV, siendo privilegios y exenciones concedidos por un

señor o el rey, a una provincia, ciudad o persona.

Fulcro. Punto de apoyo de una palanca.

Fundación: Origen de una cosa.

Fusil: Arma de fuego portátil que consta de cañón, recámara, cierre, percutor, gatillo y culata.

Fusta: Nave derivada de la galera, muy ligera. La dotación eran a su vez, los remeros. Usada

para rápidas incursiones y el corso.

Galeaza: Nave híbrida aparecida en el siglo XVI, que se esforzaba en asociar la vela al remo, el

espolón y una sólida artillería instalada no sólo en caza (en proa), sino también en los

costados del buque. Su existencia resultó efímera.

Galeón: Buque de alto bordo y tres palos de uso militar y mercante, que dominó el sistema de

transporte marítimo entre Europa y América desde mediados del siglo XVI hasta

finales del XVII. En el último cuarto del siglo XVI, como consecuencia de las

investigaciones de Hawkins y de Matthew Baker, el galeón se convierte en un buque de

combate de líneas lanzadas, con castillos reducidos notablemente en las proas, más

rápido y maniobrable que la carraca.

Galeoncete: Nave de pequeño porte con características de galeón.

Galeota: Galera más pequeña, de 16 a 20 remos por banda y un hombre solo para cada remo.

Galeote: El forzado que remaba en las galeras.

Galera: Embarcación guerrera de remo y vela, de mucha eslora que se usó, sobre todo, en el

mar Mediterráneo en el siglo XVI, pero que duró hasta fines del siglo XVIII. Tenía

espolón. Llevaba hasta 51 ó 61 bancos de remeros, con cinco remeros por banco. En su

origen, desde la Antigüedad y bajo diversas denominaciones, fue la nave militar por

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290

excelencia. En la Edad Media, por su forma, sumamente alargada y fina se la llamó en

griego “galaya” (pez espada), y en castellano, galea o galera.

Galerna: Viento fuerte del noreste en el Cantábrico, acompañado de un fuerte temporal en el mar.

Galo: Individuo perteneciente a los pueblos de raza celta que invadieron la Galia (Francia) e

Italia Septentrional entre 700 y 400 a.C. La Galia, denominación dada por los romanos a

dos regiones, la cisalpina y la transalpina, habitadas por tribus celtas, que a partir del

siglo V a.C., adoptaron el nombre de galos. La transalpina, la Galia propiamente dicha,

es actualmente, Francia. Tras la dominación romana fueron sometidos por los francos,

con quienes se fusionaron.

Gángster: Miembro de una banda organizada de malhechores que actúa en las grandes ciudades.

Garfio: Instrumento de hierro, curvo y puntiagudo, que sirve para aferrar algún objeto.

Garito: Casa de juego ilegal / Local de mala reputación.

Gaulo: Su nombre significaba “bañera”, puesto que en esa nave fenicia de transporte de carga,

la altura de su proa y popa era igual.

Gavía: En un barco de aparejo de cruz, vela cuadra que va colocada más arriba que la mayor y

está sostenida por el mastelero. En un barco de aparejo de velas áuricas, las gavías

pueden ser cuadras o áuricas.

Genealogía: Serie de progénitos y ascendientes de una persona.

Gentilicio: Perteneciente a las gentes o naciones.

Geofísica: Ciencia que estudia las características y propiedades físicas de la tierra.

Geología: Ciencia que estudia la forma exterior e interior del globo terrestre; la naturaleza de las

materias que lo componen y su formación; los cambios o alteraciones que éstas han

experimentados desde su origen, y distribución que tienen en su actual estado.

Georgiano: Habitante de Georgia, Estado trans-caucásico que hasta 1991 formó parte de la URSS.

Germano: Diversos pueblos que ocupaban en el siglo VI a.C. Escandinavia y Jutlandia, de donde

iniciaron una lenta y progresiva emigración hacia Europa Central. Tras la desaparición

del Imperio Romano en Occidente formaron diversos reinos: el suevo en Galicia, el

anglosajón en Gran Bretaña, el vándalo en África, el visigodo en el Sur de Francis y en

España, el ostrogodo y el lombardo en Italia, y el franco en Francia. En el siglo X, una

nueva oleada de pueblos germanos se abatió sobre Europa, los llamados vikingos o

normandos.

Gérmen: Ser vivo unicelular, como bacterias y protozoos, que sin llegar a constituir una célula,

vive parásito de éstas, como los virus.

Ghazi: ―Guerreros por la fe‖. Nobles turcos selyúcidas, similares a los Barones cristianos. Por

otra parte, al profesar la fe islámica en un sentido profundamente religioso, semi-

místico, se les puede comparar con los caballeros monjes-soldados de las Ordenes

Militares cristianas.

Godo: El más importante de los pueblos bárbaros, cuya suerte los puso en contacto con el

imperio romano al otro lado del Danubio hasta el 376, cuando pidieron refugio dentro

del imperio para protegerse contra los Hunos. Los visigodos (godos occidentales) en el

siglo V obtuvieron un importante poder político en el imperio romano occidental; los

ostrogodos (godos del este) terminaron conquistando un reino en Italia (493-534).

Góndola: Embarcación pequeña de recreo, larga y plana, que se usa principalmente en Venecia.

Page 307: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

291

Gótico: Relativo a los godos / Se dice del arte que en la Europa occidental se desarrolló por

evolución del Románico desde el siglo XII hasta el Renacimiento.

Grandes Bancos: Zona donde se encuentran grandes conjuntos –cardúmenes- de peces.

Grillete: Arco de hierro que sirve para asegurar una cadena.

Grosso modo: Por encima, sumariamente, aproximadamente.

Grumete: Nombre de la clase inferior de la marinería en los buques de guerra – Aprendiz de

marinero.

Guairo: Pequeña embarcación que se usaba en América para el tráfico en costas y bahías –

tenía dos palos con velas guairas (triangulares).

Guaraní: Se dice del individuo de un pueblo indígena que, dividido en muchas parcialidades, se

extendía desde el Amazonas hasta el Río de la Plata. Realizaron extensas migraciones,

remontando el Río Amazona, cruzando el mar de las Antillas hasta la Florida y

atravesando el Chaco hasta las estribaciones de los Andes. Durante los siglos XVII y

XVIII fueron organizados en reducciones por los Jesuitas.

Guía: Cualquier cabo o aparejo destinado a mantener un objeto en la situación que debe

ocupar.

Gujarati: Natural de la región de Gujarat, Estado del oeste de la India.

Hábito: Traje de los religiosos o religiosas / Habilidad que se adquiere después de una larga y

constante práctica del mismo ejercicio.

Hafskip: Barco de carga vikingo, más hondo y de manga más ancha que el “barco largo”. Fue la

nave usada para el transporte de personal, enseres y animales, a las nuevas tierras.

Hanseática, Liga: Confederación alemana de ciudades, creada con fines comerciales. Inició su

funcionamiento en el siglo XIII. Comenzó su decadencia a finales del siglo XV, dándose

por terminada en el siglo XVIII.

Haussa: Pueblo negroafricano de raza y cultura sudanesa, que habita en el norte de Nigeria, el sur

de Níger y el Sudán central.

Hegemonía: Supremacía que un Estado, pueblo, partido, persona, etc., ejerce sobre otro.

Heleno: Se dice de cualquiera de los pueblos (aqueos, dorios, jonios y eolios) o del conjunto de

ellos, cuya instalación en Grecia, islas del Egeo, Sicilia y diversas zonas del litoral

Mediterráneo dieron principio a la gran civilización de la Élade o Grecia Antigua.

Hemisferio: Aplicado a la tierra, cada una de las dos partes en que queda dividida por el Ecuador. El

norte se denomina ―Boreal‖ y el sur ―Austral‖.

Herejía: Error en materia de fé, sostenido con pertinacia / Sentencia errónea contra los principios

ciertos de una ciencia o arte / Pertinacia: Obstinación, terquedad.

Hérulo: Pueblo perteneciente a la gran confederación de los suevos, de origen germánico.

Híbrido: Se dice de todo lo que es producto de elementos de distintas naturaleza.

Hitita: Pueblo indoeuropeo que se estableció en Anatolia central durante la primera mitad del II

milenio a.C.

Hito: Mojón para conocer la dirección de los caminos y los límites de los territorios. También

en sentido figurado.

Holk: Nave usada en aguas del Norte europeo en la Edad Media, de manga ancha, con

castillos en proa y popa (ver Coca).

Hoplita: Se llamaba así, en la Antigüedad, al soldado griego de infantería.

Hospitalario: (Ver Orden de Malta).

Page 308: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

292

Hotentote: Se dice de un pueblo koisánido que habita la parte SE de África, cerca del cabo de

Buena Esperanza.

Hueste: Ejército en campaña / Conjunto de los secuaces o partidario de una persona o de una

causa.

Hugonote: Nombre que se dió a los protestantes franceses que adoptaron el credo calvinista.

Húngaro De Hungría / Estado de Europa centrooriental que limita al N con Austria, Eslovaquia y

(Ver Magiar): Ucrania; al E con Rumania; al S con Croacia y Serbia y al O con Eslovenia y Austria.

Huno: Este pueblo ocupó el territorio que se extiende desde el Volga hasta el Danubio. La

derrota de varios pueblos en Germania y la Galia por parte de los hunos, cimentó la fama

de este pueblo de la estepa, que siguió siendo temido, hasta la muerte de su caudillo más

famoso, Atila, en el 453.

Huracán: Palabra de origen taino, usada por los nativos del Caribe para denominar a la

tormenta.

Idiosincrasia: Rasgo, temperamento, carácter, etc.; distintivos y propios de un individuo o de una

colectividad.

Ignoto: No conocido ni descubierto.

Ilota: Nombre que recibían en la Grecia Antigua los siervos procedentes de prisioneros de

guerra y de la población primitiva sometida.

In situ: (Del Latín). En el sitio.

Inca: Se dice de un pueblo amerindio que creó un imperio, en tiempos pre-hispánicos, que

ocupaba el sector occidental de América del Sur, desde el actual Ecuador hasta Chile y

el norte de Argentina, cuya capital era la ciudad de Cuzco.

Incienso: Gomorresina en forma de lagrima, de sabor acre y olor aromático al arder.

Indoeuropeo: Conjunto de pueblos que protagonizaron movimientos migratorios por extensos

territorios de Asia y Europa. Compartían un sustrato lingüístico que daría luego lugar a

diversas lenguas, como las germánicas, las celtas, las eslavas o las latinas.

Indonesio: De Indonesia / Indonesio: Estado del SE de Asía, situado en una zona marítima que

limita al N por la península de Indochina, el mar meridional de la China y las islas

Filipinas; al S por el continente australiano y al E y O por los océanos Pacífico e Indico,

respectivamente.

Ingenio: Máquina o artificio mecánico.

Iniquidad: Maldad, injusticia grande.

Inquisición: Tribunal eclesiástico establecido para perseguir la herejía y demás delito contra la fé.

Insula: Isla pequeña.

Iraní: Ciudadano del moderno Estado de Irán (la antigua Persia).

Iroqués: Se dice de un pueblo amerindio que habitó en el NE de EEUU, en los actuales estados de

Nueva York, Pensilvania, Ohio, Indiana y Wisconsin, y en Ontario y Québec en Canadá.

Islam: Palabra árabe que significa ―Sumisión‖ a la voluntad de Dios (Alá). Sus seguidores son

conocidos como musulmanes o mahometanos y su religión, a través de la ―Shariah‖ –

que es la ley sagrada del Islám-, abarca todos los aspectos de la vida, no sólo las

prácticas religiosas.

Istmo: Lengua de tierra que une dos continentes o una península con un continente.

Jaculatoria: Oración breve y fervorosa.

Jarcia: Aparejos y cabos de un buque.

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293

Jardín del Edén: Lugar ameno y delicioso / Edén: Paraíso terrenal en el que, según el Génesis, Dios puso a

Adán y Eva después de creados.

Jariyi: Facción religiosa musulmana, escindida de los chiitas, que tuvo gran importancia

durante la Edad Media.

Jauja: Lugar imaginario, célebre por su prosperidad, donde los hombres vivían sin ninguna

preocupación y sin necesidad de trabajar. La leyenda procede de las interpretaciones

populares de la descripción que Francisco Pizarro ofreció del valle de Jauja (Xauxa), en

Perú.

Jengibre: Planta herbácea perenne. De olor aromático y de sabor acre y picante, se usa en

medicina y como especia.

Jenízaro: Soldado de infantería de la antigua guardia del sultán otomano. / Se reclutaban entre

jóvenes cristianos cautivos y naturales del Imperio. / Constituían lo mas escogido del

ejército turco.

Jesuita: Se dice del religioso de la orden de clérigos regulares de la ―Compañía de Jesús‖, fundada

por San Ignacio de Loyola.

Jonio: Uno de los pueblos que conformaron los griegos en la Antigüedad.

Jornalero: Persona que trabaja a jornal / Jornal: Estipendio del trabajador por cada día de trabajo.

Juanete: Vela que va colocada más arriba que la gavía y está sostenida por el mastelerillo.

Junko: Nombre europeo a una amplia gama de barcos de vela chinos, de uno a varios mástiles,

empleados en mar y ríos; divididos en compartimentos estancos, fondo plano y con proa

y popa cuadradas. Aparejo con velas en cruz.

Junta: Reunión de varias personas para tratar de un asunto.

Jurista: Persona que estudia o profesa la ciencia del Derecho.

Kabbalah Sistema teosófico: conjunto de doctrinas filosófico-religiosas que surgieron en el siglo

(heb. “tradición”): IV entre los judíos para explicar e interpretar el sentido de los libros del Antiguo

Testamento; alcanzó su cenit de creatividad en la España del siglo XIII. Esencialmente

esotérica, la kabbalah ha ejercido una considerable influencia.

Kaiser: Título aplicado a los tres emperadores alemanes del Segundo Reich: Guillermo I,

Federico III y Guillermo II. Proviene del término latino César.

Kamal: Tabla de madera, graduada, usada por los marinos árabes, para medir la altura de la

Estrella Polar.

Kamikaze: Viento protector del Japón, que destruyó las flotas de los mongoles en sus invasiones al

archipiélago japonés. Durante la II Guerra Mundial se dio este nombre a los aviadores

y aparatos japoneses que se lanzaban contra los barcos enemigos para hacer explotar

sobre ellos su carga de bombas.

Kayak: Canoa empleada, originalmente, por los esquimales.

Khan: Título entre los mongoles y tártaros, que originalmente significaba el soberano de un

Estado.

Khmer: Pueblo del sudeste asiático que constituye el 94% de la población de Camboya;

presentes en ese país desde el siglo I; entre los siglos IX y XII conocieron un período de

esplendor, alcanzando un alto grado de civilización, formando un importante Imperio.

Khoisan: Lengua primitiva que se hablaba desde hace varios milenios entre el África oriental y

meridional (entre las actuales Somalia y Kenya y hasta el Cabo de Buena Esperanza).

Page 310: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

294

Hoy, casi extinguida, solo hablada por grupos minoritarios de hotentotes y bosquimanos.

También llamado khoisan un pueblo que habitaba en las inmediaciones del río Orange.

Knarr: Barco escandinavo de carga, de amplia manga.

Kogui: Pueblo amerindio, chichimeca, de lengua nahua, asentado e imponiendo su dominio en

territorio del valle de Tenochtitlan (México).

Kuffa: Barca de tipo redondeado, fabricada entretejiendo plantas que crecen en las riberas del

Tigres y Eufrates.

Laberinto: Palacio que construyó Dédalo junto a Cnossos, por encargo del rey Minos, para morada

de Minotauro.

Laca: Sustancia resinosa excretada por algunos insectos en los árboles de las selvas

tropicales, que se utiliza para la fabricación de goma laca.

Lasallista: Perteneciente a la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, dedicada a la

enseñanza, fundada por San Juan Bautista de La Salle.

Lastre/ En lastre: Navegar sin cargamento, por ejemplo, con las bodegas vacías/ Peso añadido al barco o

al bote para llevarlo al nivel deseado de flotación y aumentar la estabilidad. En un

principio era grava, después metal y algunas veces hormigón; ahora es más común el

agua, que posteriormente tuvo la ventaja de ser más fácil de quitar y sustituir.

Latina: (Ver Velas Latinas).

Latitud: Arco de meridiano comprendido entre un punto cualquiera de la superficie del globo

terráqueo y el ecuador. Es igual a la altura del polo elevado sobre el horizonte.

Lazareto: Hospital de leprosos – Establecimiento sanitario para aislar a los infectados de

enfermedades contagiosas.

Legado: Lo que se deja o transmite a los sucesores.

Legua: La legua marina es la vigésima parte de la extensión lineal de un grado de meridiano

terrestre / Grado: En su acepción común de ser la trigésima sexagésima parte del

círculo, tiene aplicación a los del meridiano terrestre, cuya extensión lineal ha servido de

tipo para las medidas usadas en el pilotaje; y a los del ecuador y sus paralelos entre los

cuales media cierta razón geométrica que sirve para deducir de la extensión respectiva

de los últimos, la diferencia de longitud.

Lenidad: Blandura, falta de severidad al castigar las faltas.

Leyenda: Narración de sucesos imaginarios.

Libertario: (Ver Anarquista).

Libidinoso: Lujurioso, lascivo / Lascivia: Propensión excesiva a los placeres sexuales.

Libra: Unidad de masa del sistema anglosajón, equivalente a 453, 592 gramos.

Liburnia: Tipo de nave ligera, a remo, usada por los piratas que tenían sus bases en el litoral e

islas de la actual Albania y Croacia.

Limbo: Lugar o seno donde estaban detenidas las almas de los santos y patriarcas antiguos

esperando la redención del género humano / Lugar donde van las almas de los que antes

del uso de razón, mueren sin el bautismo / Estar en el limbo: Estar distraído y como

alelado / Recientemente, la Iglesia Católica ha considerado que tal lugar es inexistente.

Linaje: Ascendencia o descendencia de un progenitor común / clase o condición de una cosa /

vecinos nobles reconocidos por tales e incorporados en el cuerpo de la nobleza.

Linaza: Simiente del lino, en forma de gránulos elipsoidales. Por presión rezuma un aceite

secante de gran aplicación en la industria.

Page 311: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

295

Lino: Planta herbácea anual, perteneciente a la familia lináceas. De su tallo se extrae

abundante fibras utilizadas para producir la hilaza; de sus semillas se extrae aceite de

linaza. Parece que procede de Asía.

Litosfera: Capa rígida de la Tierra, integrada por la corteza y la parte más externa del manto

superior.

Logos: Término griego que equivale a palabra o razón –también ―tratado‖- y a la expresión de la

razón en forma de discurso inteligible.

Lombarda Pieza de artillería de retrocarga, del siglo XVI, de corta longitud y en general, de gran

(bombarda): calibre.

Lombardo: Pueblo germánico que se estableció en el norte de Italia en el año 568, fundando un

reino independiente.

Longitud: Arco del ecuador terrestre comprendido entre dos meridianos.

Luba: Se dice de un grupo de pueblo de raza bantú congolesa, que habita en África desde el N del

lago Tanganika hasta el alto Zambeze.

Luso (Lusitano): Pueblo pre-romano que habitaba la Lusitania, una de las provincias en que se dividió la

Hispania romana, con capital en ―Emerita Augusta‖ (Mérida), comprendiendo todo

Portugal al Sur del Duero, porciones de León y la Extremadura española – Otra forma de

denominar a los ciudadanos de Portugal.

Luterano: Que profesa la doctrina de Lutero, cuyo movimiento religioso surge como alternativa de

la decadencia de la iglesia Católica y con el propósito de renovarla, siendo la Biblia su

único fundamento de la doctrina.

Macho: La púa de bolina que pasa por el guardacabo del chicote de ésta, teniendo uno de las

suyas hecho firme en el garrucho de la vela, mientras que por el guardacabos del otro

pasa la “hembra”/ Parte inferior y más gruesa de los palos de los veleros.

Maestre: Antiguamente era la segunda persona al mando en una embarcación. El vocablo

proviene del latín “magíster”, maestro.

Magiar Pueblo de lengua afín al finlandés. Tras saquear repetidas veces los reinos cristianos y

(Ver Húngaro): ser vencidos por el Emperador germánico Otón, se instalaron en el Danubio medio y

fundaron un reino, origen de la actual Hungría.

Magma: Masa ígnea en fusión, existente en el interior de la Tierra, que se consolida por

enfriamiento.

Maguey: Planta perteneciente a la familia de agaváceas, sin tronco o muy reducido. Puede que

su origen esté en México, pero también se cultiva en Filipinas y Malasia.

Malayo: Perteneciente a una raza de piel morena, que se halla esparcida por Indonesia, la

península de Malaca y Filipinas.

Malecón: Muro construido como protección contra las aguas.

Mamparo (estanco): División vertical empleada para dividir un espacio interno del barco, tanto longitudinal

como transversalmente. Estas particiones pueden ser estancas, en cuyo caso las

aberturas para permitir el paso a ellas tienen que poder sellarse, preferiblemente por

control remoto.

Manchú: De Manchuría, pueblo perteneciente a la rama meridional de los tunguses.

Mandarin: Individuo que en la China y otros países asiáticos tenía a su cargo el gobierno de una

ciudad o la administración de justicia / Dialecto chino, perteneciente al grupo chino-

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tibetano y es, con el cantonés, el principal de los dialectos dominantes en el país,

constituyendo la lengua oficial de la República Popular China.

Mandinga: Se dice de los negros de gran parte de Sudán occidental, de Senegal, Costa de Marfil, Guinea

y Malí. Se caracteriza por su elevada estatura / En América, nombre del diablo en el lenguaje

de los campesinos.

Manga: Anchura máxima de un buque a la altura de la primera cubierta y de la cuaderna maestra.

Manganeso: Metal de color blanco brillante con tinte rojizos, quebradizo y de estructura cristalina

complicada, de dureza 6 en la escala de Mohs.

Maniobra: Operación mediante la cual se dan posiciones y movimientos a las embarcaciones, o

el conjunto de todo el aparejo de ellas.

Manoa: Hipotética ciudad capital de El Dorado.

Mapamundi: Mapa que representa toda la superficie de la Tierra dividida en dos hemisferios.

Marejada: Movimiento tumultuoso de grandes olas.

Maremoto: Terremoto cuyo epicentro se sitúa en el fondo del mar. La propagación de las ondas por

el mar, dá lugar a olas gigantescas, que se desplazan a gran velocidad, provocando

grandes daños.

Marisma: Terreno bajo y pantanoso que se inunda por la subida de las aguas del mar.

Marqués: Título de nobleza inmediatamente inferior al de duque y superior al de conde / En la alta

Edad Media, señor de una marca o territorio fronterizo.

Mástiles: Palos, montados verticalmente, normalmente sostenidos en cada costado y a proa y a

popa, empleados para portar las velas. Los barcos más grandes tenían masteleros e

incluso mastelerillos de juanete montados sobre el mástil más bajo. Un empleo

secundario era proporcionar una plataforma para vigías y banderas de señales. Y eso

continuó, especialmente en los buques de guerra, mucho tiempo después de haberse

eliminado las velas. En los últimos tiempos los mástiles actúan solamente como

plataformas para antenas de radio y radares.

Maya: Familia de pueblos amerindios, establecidos en la parte meridional de México, en

Guatemala y algunos territorios de El Salvador y Honduras. Alcanzaron un alto grado de

civilización. Buenos astrónomos, arquitectos, escultores y orfebres. Poseían un

calendario muy preciso y una escritura jeroglífica.

Mayflower: Nombre del buque que desde Southampton, en 1620, condujo a América del Norte a los

peregrinos que fundaron la primera colonia permanente de los futuros Estados Unidos.

Mayor (Palo): Mástil o palo principal del buque.

Mayorazgo: Institución del Derecho Civil cuya función es perpetuar en la familia la propiedad de

ciertos bienes.

Mediterráneo: Gran mar interior, comprendido entre la Europa meridional, el norte de África y el oeste

de Asia. Se comunica con el océano Atlántico por el estrecho de Gibraltar y con el mar

Rojo y el océano Indico, a través del canal de Suez / Se dice de un mar interior / Dícese

del mar que entrando por una boca estrecha, se halla circundado de la tierra por todos los

demás lados.

Medo: Grupo étnico perteneciente a los pueblos iranios que aparecieron en el milenio I a. C., en

el actual Irán, formando un reino que más tarde sería parte del Imperio Persa.

Menestral: Persona que tiene un oficio manual.

Mercenario: Se dice del soldado que combate por dinero.

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297

Meridiano: Cualquiera de los círculos máximos de la esfera terrestre que pasan por los polo y un

determinado punto de la tierra.

Mesana, palo de: El tercer mástil, contando desde la proa. Ya que la mayoría de los barcos tenían tres

mástiles, era también el de popa e invariablemente llevaba vela áurica fija.

Mesopotamia: Del griego: ―Tierra entre ríos‖/región de Asia, situada entre los ríos Eufrates y Tigris;

cuna de la civilización occidental. Hoy en día, tal región, corresponde en su mayor parte,

a Irak.

Meteorología: Ciencia que estudia los fenómenos atmosféricos.

Metrópoli: Gran centro de actividades urbanas, con un mínimo de población cifrado en torno al

millón de habitantes.

Mezcal: Nombre que se dá en México a varias plantas de la familia amarrilidácias / aguardiente

que se obtiene por fermentación de las cabezas de esa planta.

Mezquita: Edificio en que los Musulmanes practican sus ceremonias religiosas.

Mica: Mineral del grupo de los silicatos, compuesto de hojuelas brillantes, elásticas, sumamente

delgadas, que se rayan con la uña; tienen colores muy diversos y forman parte de varias

rocas.

Miceno (micénico): Perteneciente a una cultura que se desarrolló en la Grecia continental en el II milenio a.

C. y cuyo centro fue la ciudad de Micenas.

Michoacán: Estado de México, capital: Morelia.

Miles: Mílite – epíteto del soldado de las legiones romanas.

Milla náutica: Medida internacional de distancia en el mar que se ha estandarizado en 1852 metros.

Minoico: Lo referente a la civilización prehelénica de la isla de Creta, cuyo nombre procede del

mítico rey Minos.

Minotauro: Monstruo híbrido con cabeza de toro y cuerpo de hombre, nacido de la unión de

Parsifae, esposa del rey cretense Minos, con el prodigioso toro blanco que Poseidón

había enviado al monarca. Cuándo Minos descubrió el nacimiento del minotauro, lo

ocultó a todas las miradas, encerrándolo en el Laberinto.

Mirra: Gomorresina aromática y brillante en su estructura, proviniendo de diversos árboles de

la familia burceráceas. Se emplea como estimulante y astringente.

Mística o Mistico: Experiencia intima y elevada mediante la cual el alma humana entra en contacto con la

divinidad / Persona que se dedica a la vida espiritual.

Mithos: Narración anónima, más o menos fabulosa, de algo acontecido en un tiempo remoto e

impreciso. Constituye un esfuerzo intelectual para dar respuesta al misterio, a todas las

interrogantes que se le plantean al hombre en su existencia.

Mogol: Título de los soberanos de una dinastía musulmana, de origen tártaro y mongol, que

reinó en la India.

Mojón: Señal permanente que se pone para fijar los linderos de fincas, términos y fronteras.

Mongol: Natural de Mongolia. Dedicados a la caza o al pastoreo, los mongoles eran un grupo de

pueblos nómadas que habitaban las estepas de Asia Central. Las diversas tribus podían

unirse en confederaciones bajo el mando de un jefe único, denominado ―gran khan‖.

Monograma: Cifra que como abreviatura se emplea en sellos, marcas, etc.

Monokrotos: Nave con un solo orden de remos.

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298

Monopolio: Concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa para que ésta aproveche

con carácter exclusivo alguna industria o comercio / Concepto económico que se refiere

al polo opuesto al régimen de libre competencia.

Monoteísmo: Doctrina de los que reconocen un solo Dios.

Monzón: Viento periódico que sopla en ciertos mares, particularmente en el océano Indico,

originando abundante lluvias.

Morera: Árbol perteneciente a la familia moráceas. Muy cultivado, para aprovechar la hoja, que

sirve de alimento al gusano de seda.

Morfología: Parte de la biología que trata de la estructura y forma de los seres orgánicos y de las

modificaciones que experimentan.

Morisco: Musulmán, que tras la reconquista de España se bautizó y quedó en ella. También se le

dice a sus descendientes.

Moro: Natural del Norte de África, donde estaba la antigua provincia romana de Mauritania.

Por extensión, moro se aplica a la población musulmana que habita la isla de Mindanao

en Filipinas, y otras islas de Malasia, de religión musulmana.

Mosaico: Se dice de la obra que resulta de encajar pequeñas piezas de piedras o vidrios, generalmente

de varios colores, para formar un dibujo.

Mosquete: Arma de fuego de los siglos XVI y XVII, más larga y de mayor calibre que el fusil, que

se disparaba apoyándola sobre una horquilla.

Motín: Movimiento o levantamiento popular, por lo común, contra la autoridad constituida.

Muisca: (ver Chibcha).

Múrex (múrice): Molusco gasterópodo marino. Segrega un líquido muy usado en tintorería en la

Antigüedad, y por mucho tiempo, en exclusiva, por los fenicios. Al color que resulta, se

le llama ―púrpura‖.

Nafta: Mezcla de hidrocarburo del alquitrán de hulla, del petróleo o de aceites de esquistos. Se usa

como materia prima en petroquímica y como disolvente.

Nahua: Se dice de un grupo amerindio de México, que constituía la principal etnia del país.

Nao: Denominación genérica para todo tipo de barco hasta el siglo XVI, que se originó en

las embarcaciones mayores de 100 toneladas con y características similares a las

carracas medievales, con torres en proa y popa y velas cuadradas.

Napalm: Gel de aceites hidrocarbonados y jabones, inflamable y de fácil manejo que, al explotar,

se disgrega en partículas que se adhieren al blanco mientras está ardiendo; se emplea con

fines militares para incendiar extensas áreas.

Nauta: Así llamaban los antiguos griegos a los navegantes.

Náutica: Ciencia y arte de navegar.

Nave: Cualquier embarcación.

Necrópolis: Cementerio de gran extensión, en el que abundan los monumentos fúnebres.

Neolítico: Se dice del período prehistórico, también conocido como de la piedra pulimentada, que se

desarrolló entre el mesolítico y la Edad de los Metales. Durante este período se produjo el

desarrollo de la agricultura y la ganadería, la aparición del comercio y un espectacular

crecimiento demográfico, con la población tendiendo a hacerse sedentaria.

Ngonis: Pueblo que se instaló con éxito en el Sudeste africano, formando un reino poderoso en

los territorios de las actuales Zambia, Tanzania y Mozambique.

Nódulo: Concreción de cualquier materia redondeada y poco volumen.

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299

Nómada: Personas y animales que no tienen asentamiento fijo y recorren los territorios.

Normando: Conjunto de pueblos escandinavos de raza germánica.

Nubio: Habitante de Nubia, región de África Septentrional, entre la primera y la sexta cataratas

del Nilo y el Mar Rojo, que comprende el Alto Egipto y el Norte de Sudán.

Nudo (Velocidad): Medida internacional de la velocidad de un barco (una milla náutica por hora).

Nuez moscada Fruto de un árbol de las familias miristicáceas. Se utiliza como condimento. También

(Mirística): produce un aceite, empleado en medicina y perfumería.

Nuncio: Representante diplomático del Papa.

Ñusta: Mujer de elevada categoría dentro de la sociedad incaica.

Obra muerta: Toda la parte de un barco comprendida entre la línea de flotación y la borda, es decir,

la que permanece fuera del agua.

Obra viva: Toda la parte de un barco comprendida bajo la línea de flotación, es decir, la que

permanece dentro del agua.

Obsidiana: Cristal volcánico de origen natural. Se empleó ampliamente para cortar herramientas y a

veces en recipientes, espejos y joyerías.

Olmeca: Pueblo amerindio que habitó entre 850 y 1521 la costa mexicana del Golfo, desde

Veracruz a Campeche. La cultura Olmeca se difundió por toda el área mesoamericana y

de ella surgieron algunas de las características que fueron comunes a todas las culturas

de la zona, como la edificación de centros ceremoniales, la utilización de la pirámide,

del calendario y el culto al rey jaguar, etc.

Omeya: Dinastía que gobernó el califato árabe (661-749). Uno de sus descendientes creó el

califato de Córdoba en Al-Alandalus, independiente del Bagdad abasí.

Onix (oníce): Mineral de cuarzo, variedad de ágata con líneas rectas de colores, alternativamente

claros y muy oscuros.

Orden de Cristo: Orden militar portuguesa, instituida en 1319 por el rey D. Dionis y aprobada por el Papa

Juan XXII en sustitución de la Orden de los Templarios. Hoy en día, es meramente

honorífica.

Orden de Malta: En su inicio fueron la Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan, monjes-

soldados. Fundada en Jerusalén en 1099, teniendo por objeto recibir y ayudar a los

peregrinos y defenderlos de los ataques musulmanes. Después de la toma de Jerusalén

por Saladino, pasaron a la isla de Rodas y más tarde, al concederles Carlos V la posesión

de la misma, a la isla de Malta, llamándose por ello, Caballeros de la Orden de Malta.

Allí permanecieron por más de tres siglos hasta que Napoleón les arrebató la isla.

Actualmente, la Orden está considerada una institución soberana, cuyo territorio se

limita a la residencia del Gran Maestre en Roma.

Orfebre: El que labra objetos artísticos de oro, plata y otros metales preciosos, o aleaciones de

ellos.

Ortodoxo: Las personas conformes con el dogma de una religión. Se dice del seguidor de alguna de

las religiones cristianas, pero no católicas, de Europa oriental, como la griega y la rusa.

Ostrogodo: Se dice de la rama oriental del pueblo godo.

Otomano: De Turquía. Pueblo turco que fue liderizado por Omán u Otmán.

Otomano: Pueblo de origen turco que se estableció en Anatolia a partir del siglo X.

Pacotilla: Porción de géneros que los tripulantes de un barco pueden embarcar por su cuenta, libres

de fletes / Ser una cosa de pacotilla: ser de calidad inferior.

Page 316: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

300

Paje: Muchacho destinado en las embarcaciones para su limpieza y aseo, y para aprender el

oficio de marinero.

Palafito: Vivienda lacustre primitiva, construida sobre estacas.

Paleolítico: El período más antiguo y largo de la prehistoria humana, conocido como el de la piedra

tallada.

Paleontología: Ciencia que estudia los seres vivos que han existido en épocas pasadas a través de los

conocimientos aportados por los fósiles.

Palo: Cada uno de los mástiles que conforman la arboladura de un buque. El lanzado hacia

la proa del buque se llama bauprés. Los tres o cuatro verticales se llaman de proa a

popa: trinquete, mayor, mesana y contramesana. Los palos constan generalmente de

tres secciones: el palo macho, mastelero y mastelerillo.

Pangea: El supercontinente, formado por toda la corteza continental primitiva y que

posteriormente, se fue fraccionando.

Paniaguado: Persona que está protegida por otra y se ve favorecida por ella / Servidor de una casa,

que recibe del dueño de ella habitación, alimento y salario.

Pantalassa: Toda la masa acuática que rodeaba a la “pangea”.

Panteón: Conjunto de las divinidades adoradas por un pueblo / Monumento destinado a enterramiento

de varias personas.

Papiro: Planta acuática, propia de África y Suroeste de Asia, que crece en las cercanías de ríos y

lagos. Con las vainas sacadas del tallo, los antiguos las empleaban para escribir sobre

ellas.

Paralelo: Cada uno de los círculos imaginarios terrestres menores paralelos al Ecuador y que

sirven para determinar la longitud.

Parlamento: Cámara o Asamblea nacional o provincial que tiene como funciones básicas elaborar y

aprobar las leyes, y controlar la actividad del Gobierno.

Partidas, (Las Siete): Compilación de Leyes Medievales realizada en el siglo XIII bajo la dirección de Alfonso

X, el Sabio. Ejercieron enorme influencia en la historia del Derecho español.

Parto: Pueblo de origen escita (iranio), que se asentó en el actual Irán. Construyeron un imperio

desde el 284 a.C. hasta el 226 d.C.

Patente de corso: Permiso que bajo ciertas condiciones legales da un Estado al dueño de una embarcación

para capturar presas en el mar.

Pechero: Plebeyo, obligado a contribuir o pagar con pecho o tributo.

Pedrero: Era una pequeña pieza de artillería de muy poco calibre, montada sobre un eje fijado

a la borda, en el cual giraba para lanzamientos de piedras, munición de la cual

tomaba el nombre. Se utilizaba en las abordadas. También los había, cortos, gruesos

y de boca ancha. (Ver Falconete).

Pendón: Insignia militar que consistía en una bandera más larga que ancha.

Pentecóntera: Antecesora del resto de galeras clásicas; contaba con 50 remeros, 25 por costado.

Péntera Nave con tres órdenes de remos, en la que las dos filas superiores llevaban dos remeros

(quinquerreme): por pala y la inferior, uno. Fueron especialmente famosas las cartaginesas, de quienes

las copiaron los romanos.

Percha: Denominación general de las piezas de madera que constituyen la arboladura, vergas,

palancas, etc.

Page 317: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

301

Peregrino: Se dice de la persona que por devoción o por voto va a visitar un santuario. – Se aplica al

que anda por tierras extrañas.

Periferia: Espacio que rodea un núcleo cualquiera / Conjunto de los barrios exteriores de la ciudad.

Persa: Antiguo pueblo establecido inicialmente en el actual Irán. Entre los siglos VI y IV a. C.

gobernó un poderoso Imperio que abarcaba desde Oriente Próximo hasta India. Entre sus

emperadores destacaron Ciro II y Darío I.

Pertinaz: Obstinado, tenaz / Duradero.

Pesquisidor: Persona encargada de indagar e informar a su superior.

Peto: Armadura del pecho / Parte superior de un delantal.

Petroglifo: Grabado sobre roca, producto de los pueblos prehistóricos.

Pie: Medida de longitud subdividida en 12 pulgadas que en la España del siglo XVII

equivalía a 27,8 cm. También conocido como pie de Burgos.

Pilotaje: Ciencia y arte de pilotar.

Piloto: El que dirige un buque en navegación.

Pináculo: Parte más alta de un edificio monumental o templo / Parte más sublime de algo inmaterial.

Pinaza: Embarcación de vela y remo, con tres palos, larga, angosta, ligera y de popa cuadrada.

Pínula: Pieza de metal por donde se dirige la vista para observar en los instrumentos de

reflexión que no tienen anteojo. – También la aguja para marcar. – El agujero por

donde entra el sol en el cuadrante o astrolabio para conocer la altura.

Pinzote: Pedazo de hierro redondo clavado en el tope del pie de la madre del cabrestante, y

sobre el cuál gira esta máquina / especie de palanca con que en lugar de rueda, y antes

de la invención de éste, se hacia girar la caña del timón.

Pirata: Barco, tripulación y capitán. Proviene del griego “peiratées”: emprendedor.

Desalmados que atacaban, asaltaban y asesinaban en busca de un botín, sin obedecer

Ley ni autoridad alguna.

Pirinaico: De los Pirineos / Pirineos: Sistema orográfico del SO de Europa, entre España y Francia.

Planchón (plancha): Tablazón apoyado en la costa o en una ribera y sostenido por un caballete, que sirve

para embarcar o desembarcar.

Plausible: Digno o merecedor de aplausos / Atendible, admisible, recomendable.

Plebe: En la antigua Roma, la clase social más baja, que carecía de cualquier privilegio.

Plebeyo: Propio de la plebe o perteneciente a ella / Persona que en la antigua Roma pertenecía a la

plebe, la clase social más baja.

Plebiscito: Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que se apruebe o

rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales,

etc.

Pleitesía: Muestra reverente de cortesía.

Plomada: Cuerpo sólido, que por gravedad proporciona el descenso de las artes de pesca y de la

sonda (o sondaleza) para llegar al fondo / Pesa de plomo o de otro metal, cilíndrico o

cónico, colgado de una cuerda que sirve para señalar la línea vertical.

Plumier: Caja pequeña y rectangular para guardar plumas, lápices, etc.

Polaris: Forma de llamar a la “Estrella Polar”.

Polígamo: Se dice del hombre que tiene a un tiempo varias mujeres.

Políglota: Se dice de la persona versada en varias lenguas.

Page 318: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

302

Polis: Población helena que se regia a si misma, cualquiera que fuese su sistema de gobierno

monarquía, oligarquía, tiranía o democracia.

Pompa: Fausto, grandeza.

Poney: Nombre que se da a determinados caballos que se distinguen por su poca alzada.

Popa: Toda la sección trasera de un buque.

Porta: Orificio cuadrado hecho en los costados del buque, y con cierta elevación sobre las

cubiertas, por donde asoman los cañones.

Porte: Tamaño o capacidad de un buque.

Portulano: Colección encuadernada de planos de puertos. – Mapa que cubre los accidentes en la

navegación entre un puerto y otro / En la Edad Media se llamó también así a las

“cartas” marinas.

Posta: Conjunto de caballera que se apostaban en los caminos a distancia de 2 o 3 leguas para que

los tiros, los correos, etc. pudieran ser renovados / Casa o lugar donde estaban las postas.

Postiza: Se le llama a algo “agregado” o “sobrepuesto”.

Potosina: De Potosí (Bolivia) / Potosí: Ciudad capital del mismo Departamento, centro industrial,

fundada en 1545, para la explotación de sus minas de plata en la montaña que la rodea /

Valer un Potosí: Valer mucho una cosa.

Pragmática: Disposición que el rey daba, sin contar con ningún Consejo o Asamblea política.

Pragmático: Relativo al pragmatismo / Pragmatismo: Método filosófico, según el cual el único criterio

válido para juzgar de la verdad de toda doctrina debe fundarse en sus efectos prácticos /

Modo de pensar y de actuar que se fija sobre todo en la consecuencias prácticas de los

hechos.

Prédica: Sermón o plática / Por extensión, perorata, discurso vehemente.

Presbítero: Clérigo ordenado de misa, o sacerdote.

Presidio: Establecimiento penitenciario / Fortín / Voz latina y puramente militar. Sinónimo de

castillo, fortaleza y fuerte. Se usó mucho en la América hispana, sobre todo en referencia

a fortines y guarniciones en zonas fronterizas, como en las zonas desérticas del

virreinato de Nueva España (México), en territorios de Arizona, Nueva México, Texas,

California, etc.

Prevaricar: Delinquir los empleados públicos a sabiendas o por ingnoracia inexcusable.

Proa: Toda la sección delantera de un buque.

Profeta: El que posee el don de la profecía (predicción de cosas futuras).

Protestante: Que sigue o pertenece a alguna de las iglesias cristianas formadas como consecuencia de

la Reforma, nacida de discrepancia con la doctrina de la iglesia católica y su

relajamiento de la fe y las costumbres.

Pueblos del mar: Nombre de un conjunto de pueblos indoeuropeos que asolaron las costas de Oriente

Medio y Egipto durante el reinado del faraón Ramsés III.

Puente: (Véase cubierta).

Pulquería: Tienda donde se vende el pulque; voz azteca para una bebida alcohólica que se obtiene

haciendo fermentar el aguamiel o jugo de la pita, maguey, mezcal y ágave.

Puno: Nombre con que los romanos designaban a los cartagineses.

Puntal: Altura del buque desde la quilla hasta la cubierta principal.

Punto de Estima: Posición de una nave determinada sobre una carta, en base al rumbo seguido y

distancia recorrida. Es sólo aproximada, pues el rumbo es modificado por vientos y

Page 319: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

303

corrientes y la distancia es difícil de medir con exactitud, por corrientes y errores

instrumentales. Siempre es más exacto el Punto Astronómico calculado por los astros.

Puritanos: Miembros del movimiento político y religioso, de inspiración calvinista, que propugnó

la reforma de la iglesia anglicana para instaurar una religión más pura. Perseguidos

desde 1583, emigraron a los Países Bajos y posteriormente a América, donde un

pequeño grupo (Padres Peregrinos) fundó en 1619 la colonia de Plymouth.

Púrpura: Tinte muy costoso que los antiguos preparaban con la tinta del molusco ―murex‖, y que

su color –variante del rojo- se convirtió en color distintivo en las vestiduras de

Emperadores, Reyes y Cardenales.

Quechua: Pueblo amerindio que habitó en el área andina, en la zona de la sierra, en las cercanías

del Cuzco.

Quemarropa: Tratándose de un disparo de arma de fuego, hacerlo desde muy cerca.

Quilla: Primera pieza que se coloca al construir el buque; gran madero compuesto de varias

piezas fuertemente empalmadas, que va en la parte más inferior del casco, de proa a

popa y sobre el que se insertan, como en un espinazo las cuadernas, que son como las

costillas del buque.

Quimera: Figuradamente, ilusión, fantasía. Monstruo imaginario que según la mitología griega

vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. – La palabra

designa desde el siglo XVI todas las creaciones vanas de la imaginación y, por

extensión, las ideas falsas.

Quimono: Túnica con mangas largas y anchas, abierta por delante y que se cruza, ciñéndose a la

cintura mediante cinturón. – Es una prenda de vestir típica del Japón.

Razia (Razzia): Voz árabe. Incursión, correría asoladora, sin más objeto que el botín y el castigo sobre

una determinada comarca.

Rebenque: Látigo de cuero o cáñamo embreado, con el cual se castigaba a los galeotes.

Recalar: Llegar el buque a un punto conocido, después de un viaje.

Recua: Conjunto de acémilas / Acémila: Bestia de carga, preferentemente, el mulo.

Regala: Tablón que forma el borde de las embarcaciones.

Regidor: Administrador – Funcionario.

Régulo: Señor de un Estado muy pequeño. Reyezuelo.

Relicario: Lugar en que están guardadas las reliquias / Caja o estuche para custodiar reliquias /

Reliquia: Parte del cuerpo u otro objeto de un santo, digno de veneración / Persona o cosa

muy vieja.

Relinga: Cabo con que se refuerzan las orillas de las velas.

Reloj de arena: (Ver ampolleta).

Remo: Pala para impulsar las embarcaciones por el agua.

Renacimiento: Período de renovación artística literaria y científica, surgido a mediados del siglo XV y

desarrollado hasta fines del XVI. Comenzó en Italia, desde donde se extendió a los

demás países de Europa.

Requiebro: Piropo, galantería.

Retrocarga: Cañones que se cargan desde la recámara, por medio de un segmento que se puede

quitar.

Riada: Avenida, inundación y crecida.

Roda: Pieza gruesa y curva que forma la proa de la nave.

Page 320: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

304

Rodelero: Guerrero que usaba rodela / Escudo redondo y delgado.

Rosa de los vientos: El conjunto de líneas en que se supone dividido el horizonte para poder apreciar la

dirección de los vientos. – También “rosa náutica” – Brújula.

Round-ship “Barco redondo”. Tipo de naves usadas principalmente, en los mares del Norte

europeo, durante la Edad Media, más proporcionadas entre eslora y manga y

propulsadas a vela.

Rumbo: Dirección considerada o trazada en el plano del horizonte / Camino que uno se propone

seguir.

Rus: Escandinavos que viajaron y se establecieron en el este europeo. Posteriormente, darían

nombre a Rusia (―la tierra de los ríos‖).

Sacrilegio: Profanación de algo sagrado / Ofensa grave contra una persona a quien se debe veneración.

Saga: Nombre dado a las narraciones orales islandesas y escandinavas.

Sagres: Localidad de Portugal, célebre por la Escuela de Navegación que en ella fundó el

príncipe Enrique el ―Navegante‖.

Salazón: Conjunto de carnes o pescados salados / Industria que se hace con estas conservas.

Salitre: Afloramiento salino en zonas áridas que se presenta con un recubrimiento o corteza de la

superficie del suelo.

Samnita: Antiguo pueblo establecido en Italia. Desde mediados del siglo IV a.C., mantuvieron con

Roma tres guerras sucesivas, hasta que ésta logró su dominación total, a mediados del

siglo III a.C.

Samurai: Fueron en principio los guerreros que guardaban la corte imperial. El término se

extendió paulatinamente a todos los guerreros provinciales, BUSHI, en general.

Después, se aplicó el término a todo guerrero con rango o cargo oficial al servicio de un

shogun o ―daimyo‖.

Sarraceno: El término fue usado en el imperio romano y en el occidente latino para los pueblos

nómadas del desierto sirio-árabe; por extensión, en la época de las cruzadas se aplicó a

los árabes y a todos los musulmanes.

Sátrapa: Gobernador de una provincia del Imperio Persa.

Secular/ Seglar: Que no tiene órdenes clericales / Que dura un siglo o desde hace un siglo.

Selyúcida: Dinastía turca musulmana que dominó el Próximo Oriente y Asia Menor entre los siglos

XI y XIII.

Semita: Según la tradición bíblica, descendiente de Sem. Pueblos originarios del norte de Arabia

que entre el V y el I milenio a. C., se asentaron en Oriente Medio, donde desarrollaron

las grandes civilizaciones posteriores a las sumerias. Son de origen semita los acadios,

amorritas y arameos, así como hebreos, fenicios y árabes.

Septentrional: Relativo al Norte del planeta.

Shah: Título del soberano de Irán (Persia), que llevaron también algunos monarcas de la India.

Shogun: ―Gran General‖. Originalmente, título temporal que se otorgaba a los príncipes

imperiales que dirigían campañas militares. Se hizo extensivo a los jefes guerreros

queriendo legitimar su poder, como resultado de ser el brazo armado del emperador. De

hecho, hubo varios shogun, que por grandes períodos, ostentaron el poder supremo en

Japón.

Sincretismo: Sistema filosófico o religioso que trata de conciliar doctrina diferentes.

Page 321: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

305

Singladura: Camino recorrido por un buque en veinticuatro horas durante una navegación / La

acción de singlar, caminar ó navegar y también la velocidad que lleva la nave.

Sintaxis: Parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y

expresar conceptos.

Situado: Asignación de fondos, caudales, dinero.

Snaker: La “nave larga” vikinga, que se llamaba así cuando en su proa se tallaba la cabeza de

una serpiente marina.

Sobrecargo: Persona que cuida del cargamento en los buques mercantes y tiene a su cargo la

administración del buque.

Sofisticado: Elegante, refinado / Complejo, completo, se dice, de aparatos, técnicas o mecanismos /

Falta de naturalidad, afectadamente refinado.

Sojuzgar: Dominar, mandar con violencia.

Somalí: Habitante de Somalia, república de África Oriental, situada entre el golfo de Aden, al

Este y Sur con el océano Indico y, al Oeste con Kenya, Etiopia y Yibuti.

Somático: Se dice del síntoma que es eminentemente corpóreo o material, para diferenciarlo del

síntoma psíquico / Soma: La totalidad de la materia corporal de un organismo vivo.

Sonar: Siglas de Sound Navigation and Ranking; técnica de emplear ondas ultrasonoras para

detectar objetos debajo del agua y, por extensión, el equipo que se utiliza. (Véase

también ASDIC).

Sondaleza (Sonda): Cuerda con un peso de plomo que sirve para medir la profundidad del agua y explorar

el fondo. En su extremo se amarra el escandallo, que es una plomada cónica con un

hueco para recoger muestras que se pegan al sebo que lleva la plomada.

Suahili: Lengua bantú influenciada por la lengua árabe, formándose una cultura de rica literatura

escrita en árabe. Hablada por los habitantes de los Estados situados a lo largo de la costa

africana del océano Indico, entre los siglos IX y XVIII. Hoy es idioma oficial de varios

países del Este africano.

Sufragio: Sistema electoral para la provisión de cargos / Universal: aquel el que tiene derecho a

participar todos los ciudadanos mayores de edad, sin más excepciones legales.

Sultán: La fuente reinante de la autoridad, que llega a convertirse en el término islámico usual

para designar la soberanía.

Sunní – Sunnita: ―Ortodoxo‖ del Islam; seguidor del primer califa sucesor de Mahoma.

Supino: Se dice de la ignorancia que sucede de la negligencia del sujeto.

Sutil: Término dado a naves ligeras.

Táctica: Conjunto de reglas a que se ajustan en su ejecución las operaciones militares.

Taj Mahal: Mausoleo construido en Agra (1630-48) por mandato del emperador Jehan para tumba

de su esposa favorita Muntaz Mahal.

Tamborete: Trozo de madera cuadrangular y fuerte, de largo el doble de su ancho, que encajado y bien

ajustado por el centro de una de sus mitades en la espiga de los palos y masteleros, sirve

para la sujeción de los mismos, pasando todos por un agujero de proporcionado diámetro

que tiene en la segunda mitad de su largo, quedando por entero fuera de la cara de proa del

respectivo palo.

Tamil: Pueblo de lengua dravídico y raza melanohindú que ocupa la parte oriental del sur de la India

y parte de la isla de Ceilán (Sri Lanka).

Tartaria: País donde gobernaba el ―Gran Khan‖.

Page 322: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

306

Tártaro: Conjunto de pueblos de origen turco y mongol, que durante los siglos XII y XIII

invadieron el Este de Europa. (Hoy en día, su población de unos tres millones, vive

diseminada por Siberia, Asia Central y Rusia europea).

Tasajo: Pedazo de carne seca y salada.

Tasmaniano: Habitante de Tasmania / Tasmania: Estado e isla de Australia separada del continente por el

estrecho de Bass.

Tectónico: Relativo a la estructura de la corteza terrestre.

Telúrico: Relativo a la Tierra.

Témpano: Pedazo de cualquier cosa dura, extendida o plana, como un pedazo de hielo o de tierra unida

/ Quedarse como un témpano: Quedarse aterido de frío.

Templario: Perteneciente a la Orden religiosa-militar fundada en Jerusalén (1118), en el área del

Templo de Salomón –de ahí su nombre-, para proteger a los peregrinos que se dirigían a

los Santos Lugares. Se convirtió en la vanguardia del ejército cristiano de Tierra Santa.

Su organización seguía las normas de la orden religiosa cisterciense y estaba presidida

por un Gran Maestre. Llegaron a poseer grandes riquezas e influencia en la Europa

cristiana.

Temple (Orden de): De los caballeros templarios / Perteneciente a la Orden religiosa-militar fundada en

Jerusalén (1118), en el área del Templo de Salomón –de ahí su nombre-, para proteger a

los peregrinos que se dirigían a los Santos Lugares. Se convirtió en la vanguardia del

ejército cristiano de Tierra Santa. Su organización seguía las normas de la orden

religiosa cisterciense y estaba presidida por un Gran Maestre. Llegaron a poseer grandes

riquezas e influencia en la Europa cristiana.

Teocrática: Sociedad en que la autoridad política, considerada emanada de Dios, se ejerce por sus

ministros.

Teólogo: Persona especializada en Teología, ciencia que trata de Dios, de sus atributos y

perfecciones.

Teotihuacan: Importante centro arqueológico. La actual ciudad de México. Fue la ciudad más

importante de la Mesoamérica precolombina.

Teredo: (Ver Broma).

Teutón: Pueblo de raza germánica / Alemán.

Teutónico: Perteneciente a la Orden religiosa-militar fundada en Jerusalén por los cruzados

alemanes en el siglo XII. Sus miembros, en 1225, conquistaron las tierras de Prusia,

llegando a constituir un gran Estado monástico.

Tibor: Vaso grande de barro de China o Japón, decorado exteriormente.

Tierra Firme: Nombre con que se conoció la parte del continente americano situada al S de las Antillas.

Tifón: Voz castellana del chino “tai-fun”, que designa a una gran tormenta marina.

Timón: Tabla o aleta vertical colocada en la línea central del barco en el codaste,

originalmente (y todavía en barcas pequeñas) de sencillos pinzotes conocidos como

machos y unidos directamente a la barra del timón o por cuerdas o cadenas a la rueda

de dirección que, cuando adquiere cierto ángulo con el curso del barco, provoca un

cambio de dirección.

Timonel: Persona que gobierna el timón de la nave.

Page 323: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

307

Tingladillo: Método de construcción en el que los tablones del casco están colocados para que el

borde más bajo esté montado sobre el borde superior del tablón siguiente. (Véase Tope,

construcción a).

Tirano: Un tipo de gobernante de la antigua Grecia, quienes realizaron reformas sociales e

impulsaron las obras públicas. Al paso del tiempo, este término pasó a calificar al

gobernante que rige sin justicia un Estado y a la medida de su voluntad.

Titanio: Metal pulverulento de color gris.

Toldilla: Cubierta corta, elevada en la popa del barco, originalmente conocido como castillo de

popa. La palabra “poop” en inglés procede del latín puppis, popa.

Tolteca: Pueblo amerindio que desarrolló una importante cultura entre los siglos X y XII en el

centro de México.

Tonel: Cuba grande en la que se vierte vino u otro liquido.

Tonelada (desplazamiento) Unidad que expresaba el peso de una embarcación, que alcanzaba

veinte quintales o dos mil libras.

Tonelada de arqueo: Unidad que expresaba la capacidad de carga de un buque, basada en el codo cúbico de

ribera, cuyo valor era de 1.518 m3. La tonelada de arqueo tenía 8 de estos codos.

Tonelada: Medida de capacidad de carga antigua. Actualmente la tonelada métrica de 1.000

kilogramos es unidad de desplazamiento de la nave. La tonelada de registro bruto o

neto, es una medida de volumen, equivalente a 2.183 metros cúbicos.

Tonelaje: Capacidad de carga transportada por un buque mercante o el desplazamiento de un

buque de guerra. En un buque mercante, el tonelaje se puede calcular de varias formas

(el termino procede de “tonel” –tonel de vino-., la unidad de carga estándar original y

“tonel” significa 100 pies cúbicos). Como los buques de guerra casi siempre están

cargados en su totalidad y preparados para la batalla, el tonelaje naval es una medida

del peso del navío. Se calcula por medio del principio de Arquímedes de que un cuerpo

que flota empuja a los costados, o desplaza su peso en agua. La longitud en pies cúbicos

del casco de un barco bajo el agua con carga de combate corresponde al volumen de

agua desplazada; cada 35 pies cúbicos de agua de mar pesa una tonelada gruesa, a

2.240 libras. Por lo tanto, un buque de guerra que desplaza 35.000 pies cúbicos de agua

de mar tiene un peso, o desplazamiento, de 1.000 toneladas gruesas. Un acorazado

típico desplazaba por lo menos 700.000 pies cúbicos de agua de mar, lo que se traduce

en 20.000 toneladas. Tonelaje bruto es el volumen interno total del casco de un barco

que procede de un cálculo basado en sus dimensiones. El tonelaje neto es el volumen

interno disponible para la carga (es decir, el tonelaje bruto menos el espacio para

acomodo de la tripulación, maquinaria, carboneras, etc). El tonelaje de peso muerto es

una medida de carga total de cargamento, fueloil y provisiones que puede transportar

un buque cuando va a plena carga. La capacidad de los buques de carga a granel se

expresa siempre en metros cúbicos. En los barcos mercantes el tonelaje siempre ha sido

una medida de capacidad antes que de desplazamiento. Se calcula dividiendo el

volumen interior utilizable en pies cúbicos por 100: un número arbitrario. Así pues, un

navío que tenga 100.000 pies cúbicos de capacidad está catalogado como de 1.000

toneladas. Esta medida no tiene nada que ver con el peso del barco. En verdad, la

misma palabra tonelada deriva de la practica inglesa del siglo el de imponerle a los

Page 324: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

308

barcos mercantes un impuesto acorde con la cantidad de barriles o toneles de vino que

cada uno era capaz de transportar en su bodega.

Toneles: Medida de capacidad de carga antigua.

Tope, construcción a: Método de construcción en el cual los tablones del casco estaban colocados a borde:

(Véase Tingladillo).

Topkapi: Palacio del sultán turco, en su ciudad capital de Estambul.

Toponimia: Nombre propio de lugar. / Estudio lingüístico del origen y etimología de los nombres del

lugar. / Conjunto de los nombres del lugar de un país, épocas, etc.

Tornaviaje: Viaje de regreso.

Torre de Londres: Antigua fortaleza, en Londres, edificada por los normandos; sirvió como prisión de

Estado. En ella se conservan las joyas de la Corona inglesa.

Totora: El tipo de barca que todavía surca el lago Titicaca (Bolivia – Perú) y, en versión más

pequeña, el litoral marino de la ciudad de Trujillo (Perú). Construida con una especie

de anea o espadaña, plantas herbácea que crecen en los lagos y ciertas riberas marinas

de la América Meridional.

Travesía: Viaje que hace un buque de un sitio a otro.

Triboli: Objeto de hierro, con tres puntas, que al caer al suelo, siempre quedaba con una punta

hacia arriba.

Tribu: Agrupación de pueblos antiguos / Grupo homogéneo y autónomo, social y políticamente,

que ocupa un territorio propio.

Triera: Galera de guerra griega con tres bancos de remos en cada lado.

Trierarca: Capitán de una “triera”, nave griega de tres órdenes de remos.

Trinquete (Palo de): Palo siguiente a la proa de un buque.

Tripulación: El personal que lleva una embarcación.

Trirreme: Galera romana con tres órdenes de remos.

Trópico de Cáncer: Línea imaginaria paralela al Ecuador, situados a unos 23º, 27´ de latitud Norte. En él, los

rayos solares inciden verticalmente en el solsticio de verano. (Solsticio: época en que el

sol se halla en uno de los trópicos, es decir, en su posición más alta o más baja,

respectivamente, del 21 al 22 de junio por el de cáncer y del 21 al 22 de diciembre por el

de capricornio).

Trópico de Línea imaginaria, situada a 23º, 27´de latitud Sur en la esfera terrestre. En él, los rayos

Capricornio: solares inciden verticalmente en el solsticio de invierno. (Solsticio: época en que el sol

se halla en uno de los trópicos, es decir, en su posición más alta o más baja,

respectivamente, del 21 al 22 de junio por el de cáncer y del 21 al 22 de diciembre por el

de capricornio).

Trópicos: Cada uno de los dos círculos que se consideran en el globo terrestre en correspondencia

con los de la esfera celeste.

Trueno: En la Edad Media, una forma de denominar a los nacientes cañones.

Trueque: Intercambio directo de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero.

Tsunami: Ola marina de gran tamaño, producida por una explosión en el fondo del mar, de tipo

volcánico, o de un seísmo.

Tuareg: Pueblo norteafricano que habita en el desierto del Sahara, de raza etiópica oriental.

Viven del pastoreo nómada de rebaños de cabras y camellos.

Page 325: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

309

Tunguse (tungús): Se dice de un pueblo de raza siberiana del grupo altaico, que habita desde el Yenisei

hasta el Pacífico y por el norte de China.

Tupi – Guaraní: Pueblo amerindio que habitaba en Paraguay y el norte de Argentina. En el siglo XVI, a

la llegada de los españoles, se trasladaron a los Andes bolivianos; desde allí, huyeron

posteriormente al alto Amazonas y a las Guayanas (siglos XVI-XIX), donde se

establecieron definitivamente.

Tupi: Pueblo amerindio que a la llegada de los españoles, habitaba en la costa atlántica de

América del Sur.

Turanio (turcomano): De Turán, región de la antigua Asia Central / se aplica a las lenguas que, como el turco y

el húngaro, se creen originarias del Asia Central y no corresponden a los grupos arios y

semíticos.

Turcomano: Se dice de un pueblo de raza turania, ocupa el Turquestán ruso, entre el Amur-Daria y el

Caspio.

Urca: Fragata construida especialmente para carga, de fondo plano, sin quilla.

Usufructo: Derecho a disfrutar bienes ajenos con la obligación de conservarlo / Utilidad o rendimiento

que se saca de cualquier cosa.

Valija: Saco de cuero, cerrado con llave, donde los correos llevan la correspondencia.

Vándalo: Este pueblo cruzó el Rin en el 406 y después de atravesar la Galia (Francia), penetró en

España. Después de 20 años de pillaje pasaron al norte de África, donde establecieron un

reino que duró hasta el 533.

Varadera: Defensa, en su primera acepción.

Varar: Encallar la embarcación.

Varego: Cuerpo de guardaespaldas escandinavos de los emperadores bizantinos.

Vasallo: Originariamente servidor o subordinado, aunque acabó por indicar el siervo de un gran

señor.

Veedor: Empleo que reunía las funciones de Inspector General con las de Intendente de Ma-

rina.

Velamen: Masa total de las velas de un buque.

Velas Cuadras: Velas rectangulares o trapezoidales regulares, que se envergan por su parte superior en

vergas que cruzan los palos.

Velas Latinas: Velas triangulares, una de cuyas relingas va envergada en una percha que es izada o

arriada con la vela.

Venablo: Dardo o lanza corta.

Verga: Palo largo de madera o de metal que cruza el mástil de un barco y en el que se coloca

una vela.

Vicario Apostólico: Prelado que rige cierta circunscripción eclesiástica. Uno de los títulos del Sumo

Pontífice.

Vicealmirante: Oficial general de la Armada, inmediatamente inferior al Almirante.

Vikingo: Pueblo escandinavo que entre los siglos VIII y XI realizó diversas expediciones

marítimas por las costas de Europa occidental y exploró regiones del Atlántico Norte;

también llamados normandos.

Virreinato: Institución a cargo de un virrey, que gobierna en nombre y autoridad del Rey. Territorio

gobernado por un virrey.

Virrey: El que con este título gobierna en nombre y autoridad del rey.

Page 326: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

310

Viruela: Enfermedad infecciosa aguda, esporádica o epidémica, contagiosa, caracterizada por la

erupción de ampollas con pus en la piel y mucosas, acompañada de fiebre alta.

Virus: Parásito intracelular obligatorio, es decir, que precisa de una célula viva para replicarse.

Visigodo: Rama del pueblo godo que penetró en el Imperio Romano. Fueron asentando su dominio

en la Península Ibérica hasta que en el año 711 fueron derrotados decisivamente por los

musulmanes que penetraron en España.

Xilografía: Arte de grabar sobre plancha de madera.

Yermo: Inhabitado / Terreno improductivo y solitario.

Yoruba: Pueblo negro africano de raza guineana que se asienta por el suroeste de Nigeria hasta la

confluencia de los ríos Níger, Benue y hasta Dahomey y la República de Togo.

Yugo: Cualquier carga pesada, prisión o atadura.

Zafarrancho: Acción y efecto de desembarazar una parte de la embarcación, para dejarla dispuesta a

determinada faena.

Zapador: Soldado que abre trincheras, zanjas, etc.

Zar: Título que se daba al emperador de Rusia y al soberano de Bulgaria. Proviene del latín

―César‖.

Zarpe / Zarpar: Acción de iniciar un buque su travesía al salir del puerto.

ZEE: Zona Económica Exclusiva. Franja costera de 200 millas de anchura medidas desde el

estiaje medio, dentro del cual una nación tiene derecho exclusivo a explotar sus recursos

naturales. Complementa, pero no sustituye al límite territorial tradicional (tres millas, el

alcance eficaz de la artillería costera, posteriormente extendido a 12 millas).

Zozobrar: Perderse la embarcación, yéndose a pique.

Zulú: Pueblo de raza negra que habita en el África austral.

Page 327: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

311

PERSONAJES

PERTENECIENTES AL VOLUMEN I

Abbas: Tío de Mahoma (566-612). Dió nombre a la dinastía de los Abasidas.

Abrabanel, Yehuda: Político y escritor judeo-portugués. Fue Ministro de Hacienda con Alfonso V de Portugal

y después, con los Reyes Católicos. Residió más tarde en Sicilia, Corfú y Venecia, donde murió. Escribió obras

de asuntos religiosos, históricos y filosóficos.

Abreu de Bertodano, Félix Joseph: Se conoce muy poco de su vida, excepto por la importancia de la obra

mencionada. Siguió los pasos de su padre –Antonio José Álvarez de Abreu- en el campo de la jurisprudencia. Su

padre fue gran conocedor de las Leyes de Indias, asesorando al rey Felipe V quien le comisionó a Venezuela con

amplísimos poderes de carácter jurídico, económico y político. Fue Gobernador y Teniente de Capitán General

interino de la Provincia de Venezuela. En España llegó a ocupar los más altos cargos, siendo ministro de tres

Ministerios, en épocas distintas. Obtuvo el título de Marqués de la Regalía.

Acosta, José de: Jesuita, historiador y naturalista español.

Adán: Padre común del género humano, creado por Dios en el sexto día, como culminación de su obra. El

nombre significa, probablemente, ―Tierra roja‖ o ―Tierra de labranza‖.

Aguirre, Lope de: Aventurero español. Conocido como ―el tirano Aguirre‖ y también como ―Aguirre, el loco‖.

Formó parte de la expedición que en 1559 remontó el Amazonas en busca de ―El Dorado‖, al mando, primero,

de Pedro de Ursúa y luego de Fernando de Guzmán, ambos traicionados y asesinados por Aguirre. En plena

selva amazónica, cuando tomó el mando sobre sus compañeros, firma un acta en que reniega de su Rey,

sublevándose, con la idea de apoderarse del Perú. Tras asumir el mando navegó hasta la desembocadura del

Amazonas, siguió a la isla de Margarita, donde desembarcó; pasó a Tierra Firme, Borburata, Valencia y

Barquisimeto. Es sitiado por tropas del Rey y abandonado por sus últimos compañeros –los marañones, como él

los llamaba- (ya que al río Amazonas, se le llamó Marañon). Mata a su hija ―para que no sirva de colchón a tanto

bellaco‖ y es apresado y ajusticiado.

Ailly, Pierre D’: Prelado y teólogo francés. Contribuyó a poner fin al Cisma de Occidente. Autor de una obra

cosmográfica, ―Imago mundi‖ (1410), en que basó sus cálculos Cristóbal Colón.

Akbar: Gran Mogol. Emperador de la India (1542-1605). Descendiente de Tamerlán. Su reinado coincide con

momentos de gran esplendor para la India. Fomentó el comercio, el arte y la ciencia.

Alá: Nombre que dan a Dios los musulmanes y los cristianos orientales.

Albuquerque, Alfonso de: Navegante y conquistador portugués (1453-1515). Consolidó el poder de Portugal en

la India y Oriente. Exploró las costas de Madagascar y conquistó las islas de Socotora, Ormuz, Malabar, Ceilán y

Malaca. Fue nombrado virrey de las Indias en 1508.

Alejandro Magno: Rey de Macedonia (356-323 a.C.) hijo de Filipo y Olimpia. Educado por Aristóteles. A la

muerte de su padre, arrasó algunas ciudades griegas que se habían sublevado. Atacó a Persia y en 4 años derrotó

a los persas y se apoderó de su Imperio. Fundó Alejandría. Realizó expediciones por Oriente y marchó hacia la

India; tuvo que retroceder por el cansancio de sus tropas. Murió de fiebres (o envenenado), sin haber establecido

un mecanismo de sucesión.

Alejandro VI: (Llamado Rodrigo de Borja). Papa de 1492 a 1503. Delimitó el dominio del mundo entre

españoles y portugueses.

Alí: Primo y yerno de Mahoma, asesinado en el 661 tras haber ocupado el cargo de califa durante algunos años.

Alí-Babá: Personaje principal del cuento, ―Alí Babá y los 40 ladrones‖, de la obra anónima ―Las mil y una

noches‖.

Page 328: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

312

Almagro, Diego de: Conquistador español. Fue compañero de Pizarro en la conquista del Perú. Nombrado

―Adelantado‖ organizó una expedición a Chile. Las disputas que surgieron con los hermanos Pizarro provocaron

la guerra civil que culminó con su derrota y ejecución en la localidad de Salinas.

Alvarado, Pedro: Conquistador español. Hombre de confianza de Hernán Cortés.

Álvares Cabral, Pedro: Navegante portugués (1467-1526). En 1500, al mando de una expedición a la India, se

desvió al Oeste y fue a parar a las costas de Brasil, que llamó ―Terra do Vera Cruz‖. Se dirigió después a la

India, donde permaneció hasta 1501, regresando a Portugal.

Amaterasu: En la mitología japonesa, diosa del Sol y de la Luz. De ella se cree descienden los emperadores del

Japón.

Amudsen, Roald: Explorador noruego. Realizó expediciones a ambos Polos y en 1903 descubrió el paso del

Noroeste. Fue el primero en llegar al Polo Sur, en 1913. Sobrevoló el Polo Norte en 1926 y murió al ir en

socorro de otra expedición, la del italiano Nobile.

Anaximandro: Filósofo, geómetra y astrónomo griego (¿610?-547 a.C.). Se le atribuye la invención del

cuadrante solar y de las cartas geográficas. Fijó las épocas de los equinoccios y de los solsticios. Demostró la

oblicuidad de la elíptica.

Anglería, Pedro Mártir de: Geógrafo italiano. Residente en España. Autor de una ―Historia del descubrimiento

de América‖.

Aníbal: General cartaginés (247-183). En la II Guerra Púnica, con su ejército, desde la Península Ibérica,

atravesó los Alpes y venció a los romanos en las batallas de Tesino, Trebia, Trasimeno y Cannas. Se apoderó de

parte de Italia y cercó, sin lograr tomarla, a Roma. Habiendo desembarcado los romanos en África, cerca de

Cartago, Aníbal fue reclamado por el Senado Cartaginés, siendo derrotado por el romano Escipión en Zama.

Exilado en Bitinia y perseguido por los romanos, se suicidó para evitar ser asesinado por ellos.

Antonelli, Juan Bautista: Ingeniero italiano. Estuvo al servicio de Carlos V y Felipe II. Fueron muy

importantes sus trabajos de fortificación en la América Hispana. Presentó un atrevido proyecto de convertir a

Madrid en puerto.

Aquiles: Héroe legendario, hijo de Tetis y Peleo. Cuando era niño, su madre le bañó en la laguna Estigia para

que sus aguas le confiriesen la inmortalidad. Sin embargo, olvidó mojar el talón por donde lo tenía asido, que se

convirtió en su único punto vulnerable. Es el personaje principal de la ―Iliada‖ de Homero; dio muerte a Héctor,

pero pereció a manos de Paris.

Arturo, Príncipe de Gales: Hijo mayor de Enrique VII. Murió muy joven; su viuda, Catalina de Aragón casó

con su cuñado, el futuro Enrique VIII.

Ashikaga: Familia feudal japonesa, establecida en Kyoto, que ocupó el Shogunato de 1338 a 1573.

Atíla: Rey de los Hunos (¿385?-453). Impuso tributo a los emperadores romanos, atravesó Germania y devastó

la Galia, pero fue derrotado en la batalla de los Campos Cataláunicos. Apareció en el norte de Italia, pero se

detuvo en Mantua, por la habilidad diplomática del Papa León I, y se retiró.

Babur: Primer Emperador Mogol de la India (1483-1530). Ocupó el trono de Afganistán y vencedor en Panipat,

estableció en 1526 el Imperio mogol en India.

Bacon, Francis: Filósofo y político inglés (1561-1626). Es uno de los fundadores del método experimental;

combatió la filosofía escolástica y exigió de la ciencia que ayudará al hombre a dominar la naturaleza. En la

novela ―Nova Atlantis‖ proyectó un estado utópico, científicamente organizado.

Baffin, William: inglés. Exploró el mar que lleva su nombre, buscando el paso del Atlántico al Pacífico por el

norte de América.

Page 329: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

313

Barbarroja (Jair-Aldin): Corsario berberisco de origen griego (1467-1546). Fué bey de Argel bajo la soberanía

del sultán otomano; luchó contra los españoles a las órdenes de los sultanes turcos Selim y Solimán y conquistó

Túnez. Nombrado gran almirante, ejerció su dominio en el Mediterráneo hasta su retiro en Constantinopla.

Barents, Willem: Marino holandés. Descubridor del Océano Glacial Ártico, que lleva su nombre, más Nueva

Zembla y el archipiélago de Spitzberg.

Bartolomé de las Casas: Misionero, sacerdote dominico y prelado español, llamado el ―Apóstol de las Indias‖.

Desplegó un celo infatigable en favor de la situación de los indígenas americanos. Autor de ―Brevísima relación

de la destrucción de Indias‖. Se le debe la promulgación de las Nuevas Leyes de Indias.

Basilio II: (¿957?-1025). Conquistó el territorio de los búlgaros. Se anexionó parte de Georgia y Armenia.

Bastidas, Rodrigo de: Navegante español, exploró el mar de las Antillas y fundó el puerto de Darién y la ciudad

de Santa Marta en la actual Colombia.

Battuta, Ibn: El más grande de los viajeros, no solo del mundo musulmán, sino del medieval, es el magrebí

Battuta (1304-1362), se recorrió todo el mundo conocido en su época a lo largo de tres decenios

aproximadamente. Escribió ―Viajes‖.

Bazán, Álvaro de: Marqués de Santa Cruz. Almirante español (1506-1588). Capitán General de las Galeras de

Nápoles y de España. Participó en la batalla de Lepanto y dirigió las operaciones navales durante la ocupación

de Portugal. Felipe II le encargó la organización de la Armada Invencible pero murió antes de completar la tarea.

Bello, Andrés: Pensador, jurista, educador y poeta venezolano. Entre sus discípulos tuvo a Simón Bolívar, a

quien acompañó a Londres en 1810, como representante de la Junta Revolucionaria de Caracas. En 1829 viajó a

Chile, donde fue rector de la nueva Universidad Nacional de Chile, redactó el Código civil, el más antiguo de

Hispanoamérica. Autor de ―Alocución a la Poesía‖, la ―Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida‖, ―Principios de

ortografía y métrica de la lengua castellana‖ y ―Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los

americanos‖.

Bering, Vitus: Navegante danés, al servicio de Rusia. Descubrió el mar y el estrecho que llevan su nombre, las

islas Aleutianas y la península de Alaska.

Bethencourt, Jean: Caballero normando (¿1360?-1422). En 1402 se apoderó de las islas de Lanzarote,

Fuerteventura, Gomera y Hierro, cuya soberanía cedió a Enrique III de Castilla.

Bizas: Hijo de Ceresa y de Poseidón, descendiente de los reyes de Argos y contemporáneo de los Argonautas. Se

le atribuye la fundación de Bizancio.

Bjarni: Líder de una familia islandesa, quien, por primera vez, avistó tierra de Norteamérica, actual Canadá,

posiblemente la llamada ―Península del Labrador‖.

Bobadilla, Francisco de: Comendador español. En 1500 llegó a Santo Domingo para poner fin en las

disensiones entre los colonizadores y mandó preso a España a Cristóbal Colón y a sus hermanos. Su actuación

fue reprobada por los Reyes Católicos. Murió en un naufragio al regresar a España.´

Bolena, Ana: Reina de Inglaterra, segunda esposa de Enrique VIII; fue suplantada por una de sus damas de

honor que la acusó de traición y adulterio. Condenada a muerte y decapitada en la Torre de Londres. La relación

entre Ana Bolena y Enrique VIII fue la causa directa del cisma de la Iglesia Anglicana, ya que el Rey solicitó la

anulación, por no darle heredero, de la española Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos; la negativa del

Papa precipitó la decisión real.

Bragadin, Marco Antonio: (¿ ? – 1571). Valeroso comandante veneciano, defensor de la plaza fuerte de

Famagusta (Chipre), ante el ataque y sitio de gran flota y ejército turco. Negociada una tregua entre él y el jefe

turco, no es respetada y además, después de varias crueldades con su persona, es desollado vivo.

Brahma: Divinidad hindú que, en la Trimurti, en un principio representó lo absoluto y posteriormente fue

dotado de rasgos personales, convirtiéndose en creador del universo.

Page 330: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

314

Brendan (San Brandano): Santo irlandés, famoso por su ―Viaje‖ por lo que se le llama el ―viajero‖. La noticia

de su viaje atrajo a muchos devotos y para satisfacerles levantó un buen número de monasterios. El manuscrito

en el que se relata el viaje es del siglo X u XI; según él, San Brandan, con varios de sus monjes fue por mar a

buscar una ―Tierra de Promisión‖ ó un ―paraíso‖, empleando en la travesía siete años hasta que encontraron un

país de rica vegetación. Entre las diferentes tierras en que se ha pretendido situar tal hallazgo se creyó que

pudiera haber sido la Florida. Muchos geógrafos tienen por pura leyenda tal viaje.

Buda (Siddharta Gautama, llamado): Príncipe indio (560-480 a.C.). Decidió abandonar su vida acomodada

para consagrarse a la vida ascética a fin de conseguir la Verdad. Un día, orando, alcanzó el conocimiento de las

cuatro nobles verdades que se convirtieron en fundamento de su teoría moral y religiosa: el sufrimiento, su

origen, su supresión, y el camino hacia el nirvana. Así se convirtió en Buda, ―el Iluminado‖. Su doctrina es hoy

seguida por más de 500 millones de adeptos.

Burroughs, Esteban: Navegante inglés del siglo XVI que después de haber tomado parte en la expedición

marítima de Chancellor en Rusia, la Compañía de Indias le encargó en 1556 la búsqueda de un paso por el

Noreste. Costeando Rusia, tocó en Nueva Zembla y llegó hasta los 70º, 5´ de latitud norte. Tuvo que retroceder a

causa de los hielos. De vuelta a la patria escribió una interesante relación de su viaje. Hasta entonces ningún

marino había avanzado tanto como él hacia el NE.

Cabeza de Vaca, Alvar Núñez: Conquistador español. Formó parte de la expedición de Pánfilo de Narváez a la

Florida. Tras permanecer cautivo seis años con una tribu de ese territorio, atravesó con tres supervivientes

América septentrional. Relató sus aventuras en ―Naufragios y comentarios‖.

Caboto, Giovanni: Navegante y explorador italiano. Descubrió la isla de Cabo Bretón, al sureste de Terranova y

las costas de Florida y El Salvador.

Caboto, Juan Sebastián: Navegante italiano, hijo de Giovanni. Exploró el río de la Plata y remontó los ríos

Paraná, Uruguay y Paraguay.

Cabral Álvares, Pedro: Navegante portugués. El 25 de Abril de 1500 llegó al Brasil y dio a la ensenada en que

desembarcó el nombre de ―Porto Seguro‖

Calónico: Griego poseedor de una fórmula de mezcla de sustancias inflamables, que se convirtió en un arma

llamada ―fuego griego‖.

Calvino, Juan: Teólogo y reformador religioso francés (1509-1564). Realizó estudios eclesiásticos y se adhirió

a la reforma luterana, que propagó principalmente en Ginebra (Suiza), donde organizó un estado teocrático. Sus

doctrinas dieron lugar al calvinismo.

Caos: Inmensidad vacía que, según los antiguos, había precedido a la formación del universo. En el seno de este

abismo primordial coexistían en cierto modo, estrechamente unidas dos entidades indefinibles, la Tiniebla

(Erebo) y la Noche (Nicte), que al separarse la una de la otra y ambas del Caos, dieron lugar al nacimiento de

Urano (el Cielo) y de Gea (la Tierra).

Carlomagno: Rey de los francos y emperador de Occidente (742-814). Se esforzó en crear un Imperio

romanogermánico en Europa occidental, presidido por la idea cristiana. En la navidad del año 800 fue coronado

por el Papa León III como emperador de Occidente.

Carlos II de España: Hijo de Felipe IV, ciñó la corona a los cinco años, bajo la regencia de su madre. De

naturaleza débil y enfermizo, casó dos veces pero no tuvo descendencia y testó a favor de Felipe de Anjou, nieto

de Luís XIV de Francia. Fue el último monarca de la Casa de Austria en España y a su muerte se desencadenó la

llamada ―Guerra de Sucesión‖.

Carlos II de Inglaterra: Hijo de Carlos I, juzgado y ejecutado por el Parlamento. Marchó a Francia a la muerte

de su padre. En 1651 fue coronado Rey de Escocia, siendo derrotado ese mismo año por Cromwell. Fue

restablecido en el trono por el general Monk en 1660. Enfrentado al Parlamento inglés, las derrotas en las

Page 331: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

315

guerras contra las Provincias Unidas (Holanda) le obligaron a reconocer los derechos del Parlamento y a sentar

las bases de la monarquía constitucional inglesa.

Carlos V: Carlos I de España y V de Alemania (1500-1558). El soberano más poderoso de Europa. Impuso su

poder absoluto en España, mantuvo guerras con Francia, los turcos y los protestantes alemanes. Renunció a la

Corona de España y al Imperio de Alemania y se retiró al monasterio de Yuste, en Cáceres, España, donde

murió.

Carlos VIII: Rey de Francia (1470-1498). Fue proclamado Rey en 1483. Cedió a Fernando el Católico el

Rosellón y la Cerdaña en 1492 y un año después el Franco Condado y Artois a Maximiliano de Austria. En 1495

incorporó Bretaña a su corona.

Cartier, Jacques: Navegante francés. Enviado por Francisco I para buscar un paso por el Norte de América;

reconoció la isla de Terranova y la península del Labrador. En su segundo viaje remontó el río San Lorenzo,

descubriendo la futura Canadá.

Catalina de Aragón: Hija de los Reyes Católicos. Casó con Arturo, príncipe de Gales y tras enviudar, contrajo

matrimonio con su cuñado, Enrique VIII. Al no darle heredero, éste solicitó al papado la anulación del

matrimonio; la negativa produjo el cisma de la iglesia de Inglaterra, Catalina fue la madre de María Tudor.

Murió, al parecer, envenenada por orden del rey.

Catalina de Braganza: Reina de Inglaterra y regente de Portugal. Infanta de Portugal, hija de Juan IV, casó con

el rey de Inglaterra, Carlos II; abandonada por su esposo, regresó a Portugal y llevó la Regencia del reino en

ausencia de su hermano, Pedro II.

Catón, Marco Porcio: Político y escritor latino. Era llamado ―Catón el viejo‖ o ―el Censór‖. Fué célebre por su

severidad y austeridad. Fue cónsul en España y censór. Como escritor se le debe ―Orígenes‖, ―Historia de Roma‖

y ―De re rustica‖, obra didáctica.

Cavendish, Thomas: Navegante inglés; habiendo malgastado su patrimonio, se lanzó, para rehacer su fortuna, a

la vida de aventuras marítimas. En julio de 1586 zarpó de Plymouth para dar la vuelta al mundo en dos años y

cincuenta días. En tal viaje atacó muchas naves españolas, entre ellas a la‖Santa Ana‖ , con un cargamento de

gran valor. Entró a puerto con la tripulación vestida con trajes de seda, las velas de damasco y el palo mayor

enchapado en oro. La reina Isabel I le armó caballero. En tres años gastó su botín y emprendió otro viaje, con el

mismo fin, pero murió en la travesía.

Cervantes Saavedra, Miguel de: Escritor español (1547-1616). Hijo de un modesto cirujano, estudió en

Valladolid y Sevilla. Luchó en Lepanto. Prisionero después de los turcos, fue rescatado por los frailes trinitarios.

Se dedicó a la literatura: novelas y comedias teatrales. Fue comisario para el acopio de víveres destinados a la

Flota de Indias y recaudador de contribuciones. Por cuestiones relacionadas con la rendición de cuentas, le

mandaron a prisión. En esa época pudo dar fin al ―Quijote‖. Cuando escribió la segunda parte, se empezaron a

publicar sus otras muchas comedias.

César, Julio: Dictador, general e historiador romano (100-44 a.C.). Fue tribuno-cuestor-edil-pretor. Dominó a la

Galia. Triunfó sobre Pompeyo, su gran rival. Fue amante de Cleopatra y le dió un hijo. Vuelto a Roma, obtuvo el

poder absoluto. Se preparó una conspiración contra él y fue asesinado en el Senado.

Cíclopes: Seres monstruosos, gigantescos, que poseían un único ojo situado en medio de la frente. Hijos de Gea

y de Urano.

Ciro II (el Grande): Rey de Persia (¿579?-529 a.C.). Era hijo de Cambises I. Fundó el Imperio Persa. Venció al

rey de Lidia, Creso. Se apoderó de Babilonia poniendo fin a la cautividad de los judíos. Extendió sus dominios

hasta el Mar Caspio y el Indo.

Clemente V: Papa francés. En 1309 estableció la Corte Papal en Aviñon (Francia). Disolvió la orden militar del

Temple.

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Cleopatra VII: Reina de Egipto (69-30 a.C.). Julio César la restableció en el trono y tuvo un hijo con ella,

Cesarión. A la muerte de César, en la lucha civil entre Octavio y Marco Antonio, se unió a éste, política y

sentimentalmente. La pareja perdió la batalla naval de Actium (31 a.C.). Posteriormente, Marco Antonio,

creyéndola muerta se atravesó con su espada y Cleopatra, al enterarse, se suicidó.

Colón, Cristóbal: Navegante genovés (¿1451?-1506). Pretendió llegar a Oriente por el Occidente y para ello

solicitó sin éxito la ayuda de Juan II de Portugal. También trató de interesar en su proyecto a Génova, Venecia,

Francia e Inglaterra. En España, en su primer intentó fracasó y en su segundo, convenciendo a la Reina Isabel la

Católica, consiguió la firma de las ―Capitulaciones de Santa Fe‖, según las cuales, recibió los títulos de

Almirante, Virrey y Gobernador de las tierras que descubriese. En su primer viaje, tocó tierra americana en la

isla de Guanahani, archipiélago de las Bahamas. Prosiguió por 3 viajes más sus exploraciones, sin nunca

reconocer que había tocado en un nuevo continente, persistiendo en su idea de que lo que descubría pertenecía al

Cipango (Japón) y que lograría llegar a Catay (China).

Colón, Diego: Acompañó a su hermano Cristóbal en su segundo viaje al Nuevo Mundo. Fué gobernador de La

Española. Al igual que sus hermanos, regresó a España como prisionero.

Colón, Diego: Hijo mayor de Cristóbal; heredó los derechos de su padre y desde 1509 hasta su muerte fue

almirante y virrey de las Indias, con asiento en Santo Domingo.

Colón, Fernando o Hernando: Bibliógrafo y cosmógrafo español. Hijo de Cristóbal y Beatriz Enríquez.

Acompañó a Carlos V en algunas expediciones y a su padre en su último viaje a América. Reunió una biblioteca

de más de 15.000 volúmenes que constituyeron la llamada ―Biblioteca Colombina‖. Escribió la ―Vida del

almirante Cristóbal Colón‖.

Collingwood, Cuthbert: Almirante ingles. Ingresó a la marina cuando tenía solamente 13 años. En 1797 era

capitán de navío y en 1799 contralmirante. Tomó parte importante en diversas victorias navales inglesas, como

la de Brest y la de Cabo de San Vicente. En Trafalgar, ya vicealmirante, era el segundo de Nelson, y a la muerte

de su jefe, asumió el mando total y siguiendo el estilo de Nelson, consiguió la victoria. Por su comportamiento

en esa acción se le dió el título de Barón y ascendió a Almirante. Ocupó más tarde el mando de la Escuadra del

Mediterráneo, a pesar de su mal estado de salud. Murió en el mar, frente a Mahón (Islas Baleares).

Confucio: Filósofo chino (551-479 a.C.). Fué funcionario del gobierno y ascendió al rango de ministro; se

convirtió en una figura muy popular. En el 487 a.C., abandonó la vida pública y empezó a impartir sus

enseñanzas. Sus ideas ejercieron una enorme influencia en la vida, el arte, la política, la religión, la moral y las

costumbres de China. No dejó escritos; sus discípulos compilaron su doctrina que se fundamentan en el culto a la

tradición y la familia, resaltando la importancia de las virtudes naturales.

Constantino (el Grande): Emperador romano (285-337). Promulgó el edicto de Milán sobre tolerancia

religiosa. Convirtió a la antigua Bizancio en capital del Imperio con el nombre de Constantinopla.

Cook, James: Navegante inglés (1728-1779). Emprendió una serie de viajes de carácter científico en los que

exploró Tahití, Nueva Zelanda, el Antártico y Nueva Caledonia. Fue atacado y asesinado por los indígenas en la

bahía de Kealakekua, en las islas Sándwich (Hawai).

Corte – Real, Gaspar: Navegante portugués. Descubrió Terranova y un año después, recorrió sus costas y las

del Labrador y Groenlandia. Desapareció en el mar.

Corte – Real, Miguel: Partió en busca de su hermano. Recorrió las costas de Terranova y del Golfo de San

Lorenzo, pero su navío naufragó y también desapareció.

Cortés, Hernán: Conquistador español de México. El emperador Carlos V le nombró Capitán General de Nueva

España (México) y le concedió el título de Marqués del Valle de Oaxaca: organizó expediciones a California.

Vuelto a España tomó parte en la expedición a Argel.

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317

Cortés, Martín: Cosmógrafo y navegante español. En Cádiz pasó la mayor parte de su vida entregado a la

enseñanza. Muy experto en geografía y cosmografía, como lo demuestra en su obra ―Breve compendio de la

Esfera de la Arte de Navegar…‖. En dicha obra se sienta la variabilidad de la declinación magnética de la

brújula para los distintos lugares del globo, cuando en casi todos los libros de la misma época, se negaba (1551).

Cosa, Juan de la: Marino y cartógrafo español, acompañó a Colón en sus dos primeros viajes y a Alonso de

Ojeda en 1499, tras lo cual, realizó su mapamundi, (año 1500) de gran valor cartográfico.

Crono: Hijo menor de Urano y Gea. Se unió a su hermana, Rea, de la que tuvo varios hijos. Pero como Gea le

había predicho que sería destronado por uno de ellos, se apresuró a devorarlos a medida que nacían. Los

romanos lo asimilaron a Saturno.

Champlain, Samuel de: Explorador francés. Hizo viajes a las Antillas y América Central por encargo de

España. Por mandato de Enrique IV de Francia, fundó una colonia y la ciudad de Québec, en Canadá. Descubrió

el lago que lleva su nombre.

Chancellor, Richard: Navegante inglés. La visita que casualmente hizo a Moscú, mientras buscaba el paso del

Noreste, echó las bases para el establecimiento de una corriente comercial entre Inglaterra y Rusia.

Chávez, Alonso: Piloto y cosmógrafo sevillano. Tomo parte muy activa en los trabajos de la ―Casa de

Contratación‖, fue nombrado además de piloto y cosmógrafo, maestro de hacer cartas e instrumentos de

navegación. Fue profesor del ―Arte de Navegar‖.

Cheng-Ho (Ma-Ho): Almirante chino. Emprendió 7 viajes de exploración y establecimiento de relaciones

comerciales y diplomáticas por las costas del Sureste asiático, Golfo Pérsico, y costas orientales de África,

bordeando, muy probablemente, su punto austral.

Chou (dinastía China): (1066-221 a.C.). Sus gobernantes se identificaban como ―hijos del cielo‖. China era un

―Imperio Celestial‖. Emerge una capa social equiparable a la clase media. Confucio predica su filosofía. El

Imperio, amenazado por las invasiones de pueblos nómadas, se desinteresa por lo que sucede más allá de sus

fronteras. La dinastía se divide en dos zonas geográficas.

Dampier, William: Navegante inglés. Convertido en capitán de filibusteros, en 1678 saqueó las factorías

españolas de las Antillas y el Golfo de México. Exploró las costas de Australia, Nueva Guinea y Nueva Britania.

Publicó en 1706 ―Viaje alrededor del mundo‖.

Darío I: Emperador de Persia ―Rey de reyes‖ (550-486 a.C.). El ataque de los griegos a la ciudad de Sardes

propició la primera guerra ―médica‖ en la que fue derrotado en la batalla de Maratón (490 a.C.).

Davis, John: Navegante y explorador inglés. Descubrió las costas occidentales de Groenlandia, el estrecho de su

nombre, las islas Cumberland y exploró las Malvinas.

Dias, Bartolomeu: Navegante portugués (1450-1500). El rey Juan II le encargó la búsqueda de un paso al sur

del Congo, hacia el reino del Preste Juan. En su viaje dobló el extremo sur de África (1487) y descubrió el que

llamó ―Cabo de las Tormentas‖, nombre que Juan II cambió por el de ―Cabo de Buena Esperanza‖.

Díaz de Solís: Descubridor español. Realizó junto a Vicente Yánez Pinzón viajes por el Caribe y el norte de

Brasil, buscando un paso que condujese a las Indias Orientales. Murió en su empeño al explorar el Río de La

Plata.

Dido: Princesa fenicia (siglo VIII a.C.). Según la leyenda, fue hija de Muto, rey de Tiro, y para sustraerse a la

tiranía de su hermano Pigmalión, se trasladó a África, donde fundó Cartago.

Dionides: Pirata célebre en los mares de Levante, en los tiempos de Alejandro Magno.

Dionisio (el viejo): (¿432?-367 a.C.). Se hizo con el poder, apoyándose en las clases populares, sostuvo varias

guerras contra los cartagineses y se adueñó de casi toda Sicilia.

Direk – Hatichs: Navegante holandés. Segunda mitad del siglo XVI. En 1616 zarpó; reconoció las islas de

Nueva Guinea y la parte septentrional de Australia. Luego de reconocer parte de la costa, tomó tierra y en una

Page 334: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

318

isla de la entrada del golfo de los ―Perros Marinos‖, dejó una placa de su arribada. La isla fue llamada con su

nombre; más tarde se desfiguró éste, siendo el de ―Dirh Hurtog‖ el que aparece en los mapas. Fue uno de los

primeros que pisó tierra australiana.

Doria, Andrea: Almirante genovés (1466-1560). Después de estar al servicio de Francia, pasó al del Emperador

Carlos V, librando la ciudad de Génova de la dominación francesa. Consiguió de España el reconocimiento

formal de la independencia de Génova. Tomó parte en destacadas acciones navales (expediciones a Túnez y

Argel).

Drake, Francis: Navegante y corsario inglés. Durante muchos años atacó a las fuerzas españolas en las Indias

Occidentales. En su viaje de circunnavegación del mundo, dio el nombre de Nueva Albión a la costa de

California. Más tarde, ataca Santo Domingo, la bahía de Cádiz y luchó contra la ―Armada Invencible‖.

Ducasse, Jean Baptiste: Marino francés. Durante la guerra de Sucesión de España, aprovisiona Cartagena en

1703 y en 1714, como Almirante de escuadra francesa, bloquea por mar a Barcelona.

Eanes, Gil: Navegante portugués. En 1434 dobló, por primera vez, el Cabo Bojador, en África, con lo que

contribuyó en gran medida a hacer desaparecer el temor por los mares desconocidos.

Eduardo III: Rey de Inglaterra (1312-1377). Sucesor de Eduardo II. Impuso su autoridad en Escocia y disputó

la corona de Francia a Felipe VI Valois (causa de la ―Guerra de los 100 años‖). En su reinado aumentó el papel

del Parlamento y su fuerza política a través de la Cámara de los Comunes.

Eduardo IV: Rey de Inglaterra (1442-1483). Hijo de Ricardo de York, pretendiente al trono de Enrique IV

Lancaster durante la Guerra de la Dos Rosas. Firmó con Francia el Tratado que puso fin a la ―Guerra de los 100

años‖.

Elcano, Juan Sebastián: Navegante español. Tomó el mando de la expedición de Magallanes, tiempo después

de la muerte de éste y a bordo de la nao ―Victoria‖ llegó a Sanlúcar después de completar la primera vuelta al

mundo. Tomó parte a otro viaje a las Molucas como segundo jefe de la expedición de García Jofre de Loaiza.

Trás asumir el mando, por la muerte de éste, también él falleció.

Enrique (el navegante): Príncipe portugués (1394-1460). Hijo de Juan I de Avis. Luchó contra el Islam en la

toma de Ceuta y estableció en Sagres, cerca del Cabo de San Vicente, un centro donde reunió a constructores de

barcos, cosmógrafos y cartógrafos, para impulsar su proyecto: una nueva ruta para llegar a la India y al mítico

reino del Preste Juan.

Enrique III: Rey de España (1379-1406). Favoreció a la nobleza segundona. Debilitó el poder de las Cortes y

firmó la paz con Inglaterra. Inició la expansión castellana por el Mediterráneo.

Enrique VII: Rey de Inglaterra (1457-1509). Derrotó y mató a Ricardo III en Bosworth, alcanzando la corona

de Inglaterra.

Enrique VIII: Rey de Inglaterra (1491-1547). Sucedió a su padre, Enrique VII. Hasta 1521 apoyó a Carlos V y

se unió al Papa contra Francia. Su intentó de anular su matrimonio con Catalina de Aragón supuso la ruptura con

Roma y la independencia de la iglesia anglicana bajo la soberanía del Rey. Contrajo varios matrimonios y

algunas de esas esposas fueron ejecutadas.

Enríquez, Beatriz de Arana: Dama española. De sus amores con Cristóbal Colón, nació Fernando. Gozó de la

protección de Isabel de Castilla.

Ensenada, Marqués de la: Político español. En 1743 fue nombrado secretario de Hacienda, Guerra, Marina,

Indias y Estado. Fortaleció el Ejército y la Armada y llevó a cabo reformas administrativas en América. En

política exterior, simpatizó con Francia y fue anti-británico.

Eratóstenes: Científico griego (276-194 a.C.). Director de la Biblioteca de Alejandría. Fue el primero en medir

el meridiano terrestre con gran exactitud, así como la distancia de la Tierra a la Luna y al Sol.

Page 335: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

319

Erik (el rojo): Jefe noruego (940-1010). En el 985 llegó a la costa occidental de Groenlandia. Volvió con

colonos y se estableció en los fiordos de la costa, donde murió.

Escalante de Mendoza, Juan: General de Escuadra, español. Actuó en Tierra Firme, muriendo en 1596. Autor

del ―Itinerario de Navegación‖.

Essex, Robert Devereux, Conde de: Militar y político inglés. Favorito de Isabel I. Su fracaso en la sublevación

de Irlanda le hizo perder el favor de la reina. Para vengarse conspiró con Jacobo VI de Escocia, pero fue

descubierto y ejecutado.

Estrabón: Geógrafo e historiador griego. Su ―Geografía‖ en17 libros es, junto a la de Tolomeo, la mejor obra de

este género en la Antigüedad.

Estuardo, María II: Reina de Inglaterra y Escocia, hoja de Jacobo II. Fue proclamada en 1689, conjuntamente

con su esposo Guillermo de Orange.

Euclides: Matemático griego (330-300 a.C.). Por encargo del faraón Tolomeo I escribió los ―Elementos‖ en

trece volúmenes, que sistematiza todos los conocimientos de su época. Influyó también en los matemáticos

árabes y occidentales, prácticamente hasta nuestros días.

Evans, Arthur John: Arqueólogo y escritor inglés (1851-1941). Dirigió las excavaciones del palacio de

Cnossos (Creta).

Fajardo, Luís: Almirante español de la Mar Océano, en el siglo XVII.

Faleiro, Ruy: Astrónomo y geógrafo portugués. Amigo fiel de Magallanes y su compañero en el destierro que

Faleiro voluntariamente se impuso. Sus servicios fueron reconocidos por el emperador Carlos V, nombrándole

Comendador de la Orden de Santiago. Fue probablemente quién imaginó el proyecto de llegar a las islas de las

Especias, doblando la punta austral del continente americano. Tuvo disensión con Magallanes, quedando

excluido del mando de la expedición. Su salud se quebrantó y medio loco, volvió a Portugal para ver a su

familia. Allí fue hecho preso y sólo lo liberaron a instancias de Carlos V. Murió poco después.

Fargani, Al: Astrónomo de Bagdad. Escribió un Tratado sobre el Astrolabio.

Farnesio, Alejandro: Militar italiano al servicio de España. Se educó en España e inició su carrera miliar en la

batalla de Lepanto. En 1578 Juan de Austria le nombró gobernador de los Países Bajos. Estuvo al mando de las

tropas que habían de invadir Inglaterra con la ―Armada Invencible‖.

Federico I (Barbarroja): Emperador alemán (1123-1190). Elegido Emperador a la muerte de su tío, fue

nombrado también rey de Italia. Fue el iniciador de la dinastía Hohenstaufen. Restableció la autoridad imperial

sobre todos los príncipes alemanes e italianos. Se opuso a la autoridad Papal y aspiró a convertirse en Emperador

universal. Organizó la tercera Cruzada, en la que murió.

Federico II: Rey de Sicilia (1194-1250). De origen alemán, subió al trono de Sicilia. Fue proclamado rey de los

romanos y coronado por el Papa Honorio II en Roma. Se enfrentó a la iglesia por el ―dominium mundi‖ y fue

excomulgado. Para salvar esta situación, marchó a Egipto, donde logró la devolución de Jerusalén, de la que se

hizo proclamar rey. La alianza de las grandes ciudades italianas alrededor del Papa y la nueva excomunión

decretada contra él, dió inicio a una Cruzada contra Federico. El nuevo pontífice Inocencio IV, convocó el

concilio que depondría definitivamente al emperador en 1520.

Felipe I, el Hermoso: Soberano de los Países Bajos y rey de Castilla. Hijo de Maximiliano de Austria y María

de Borgoña. Casó con Juana ―la Loca‖ de Castilla, hija de los Reyes Católicos. Felipe, escudándose en la

enfermedad mental de su esposa, reclamó el trono, lo que le valió el enfrentamiento con Fernando el Católico,

regente hasta 1506. Apoyado por la mayoría de la nobleza castellana, ejerció el gobierno efectivo, aunque por

poco tiempo, debido a su muerte prematura.

Felipe II (Augusto): Rey de Francia (1165-1223). Tomó parte con Ricardo Corazón de León en la tercera

Cruzada. Aumentó sus dominios con Normandía, Turena, Bretaña, Anjou. Reorganizó la Hacienda y el Ejército.

Page 336: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

320

Felipe II: Rey de España (1527-1598). Hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Sostuvo guerras contra Francia,

donde reinaba Enrique II, continuación de las que sostuvieron Carlos I y Francisco I. Los franceses fueron

derrotados en San Quintín, el día de San Lorenzo; en memoria de ese hecho mandó a construir el monasterio de

San Lorenzo del Escorial. A instancias del Papa Pio V se formó la Santa Liga contra los turcos, y el hermano del

rey, Juan de Austria, derrotó a la Armada turca en aguas del Golfo de Lepanto. Se enfrentó a los protestantes y

sostuvo una larga guerra en Flandes donde se produjeron levantamientos. A la muerte del rey Sebastián de

Portugal, reclamó y obtuvo la corona de ese país. La ayuda prestada por los ingleses a los rebeldes holandeses y

los ataques de Drake a los barcos españoles, le indujeron a intentar la invasión de Inglaterra con poderosa

Escuadra. La expedición fracasó. El reinado de Felipe II representó el punto culminante del imperio español.

Felipe III (España): Hijo de Felipe II y de Ana de Austria. Escasamente interesado por el gobierno,

institucionalizó la figura del valido (persona que gozaba del favor y la confianza del rey, hasta el punto de

ejercer la dirección del gobierno). Su reinado estuvo supeditado al descalabro de la Hacienda, resultado de la

costosa política exterior de sus predecesores. Puso fin a la guerra de Flandes, con la tregua de los doce años

(1609) y mejoró las relaciones con Francia e Inglaterra; la excepción a esa política pacifista fue la intervención

en la ―Guerra de los Treinta años‖.

Fernández de Córdoba, Gonzalo (el gran Capitán): Militar español (1453-1515). Luchó contra los moros del

reino de Granada, bajo las banderas de los Reyes Católicos. Enviado a Nápoles contra los franceses, derrotó a su

rey Carlos VIII. En otra campaña posterior, consiguió sobre el rey francés Luís XII, las victorias de Ceriñola y

Garellano. Fue virrey de Nápoles y creador de una Unidad Táctica de Infantería, llamada ―Tercio‖.

Fernández de Enciso, Martín: Navegante y cosmógrafo español. Colaboró en la colonización de Dairén y

escribió, ―Suma de geografía que trata de todas las partidas y provincias del mundo, en especial de las Indias‖:

Fernández de Quirós, Pedro: Navegante portugués, al servicio de España. Participó en la segunda expedición

de Mendaña y muerto éste, tomó el mando de la expedición. Descubrió el archipiélago de Nuevas Hébridas.

Fernando V de Aragón, el “Católico”: Casado con Isabel de Castilla. Con él, se unieron ambos reinos. En

1492 derrotó a los moros finalmente, con la toma de Granada. Luchó contra Carlos VIII de Francia, de resultas

de lo cual, ascendió al trono de Nápoles. Conquistó Navarra, completando la unidad de España. Durante su

gobierno se estableció la Inquisición en España. Apoyó la expedición de Colón y la expulsión de judíos y moros.

Fue hábil estadista.

Filípides: Hoplita (infante ateniense), encargado, al finalizar la batalla de Maratón, con la victoria griega, de

llevar la buena nueva a los ciudadanos de Atenas. Cumplido su cometido, muere en la plaza pública de la ciudad,

agotado por el esfuerzo y heridas de la batalla, más la tremenda carrera de muchos kilómetros desde el campo de

batalla a la ciudad de Atenas.

Filipo II: Rey de Macedonia (¿382?-336 a.C.). Padre de Alejandro Magno. Amplió las fronteras de su reino y

reformó el ejército. Fue asesinado.

Filipo III: (¿ ?-317 a.C.). A la muerte de Alejandro Magno fue elegido rey y gobernó nominalmente hasta su

asesinato.

Filipo V: Rey de Macedonia (¿237?-179 a.C.). Combatió a los romanos en dos guerras y fue derrotado

decisivamente por ellos en Cinocéfalos. Perdió la hegemonía en Grecia.

Fleury, Jean: Pirata normando del siglo XVI. Su mayor hazaña fue la captura de las naves enviadas por Hernán

Cortés, con el tesoro de Moctesuma. Tomado prisionero, tras reñida batalla naval en el Cabo de Finisterre, fue

ahorcado por orden de Carlos V.

Francisco I: Rey de Francia (1494-1547). Disminuyó el poder de la nobleza e introdujo en Francia el

Renacimiento italiano. Tuvo diversas guerras contra España. Vencido y hecho prisionero en Pavia se avino a

Page 337: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

321

firmar el Tratado de Madrid, que no cumpliría. Formó una alianza con el sultán turco Solimán el Magnífico y se

enfrentó de nuevo al emperador Carlos V.

Frobisher, Martín: Navegante inglés. En 1576 exploró la parte meridional de Groenlandia y el estrecho que

lleva su nombre. Navegó con Drake en el Caribe y participó en la lucha contra la ―Armada Invencible‖.

Gama, Vasco da: Navegante portugués. Jefe de la expedición que llegó a la India –en Calicut- en mayo de

1498, rodeando África. A su regreso a Portugal fue nombrado almirante de los mares de la India, adonde volvió

otras dos veces, con el título de Gobernador y al mando de un ejército con el que conquistó para la Corona

portuguesa, desde Goa a Cochin.

García de Céspedes, Andrés: Cosmógrafo español. Fue nombrado cosmógrafo Mayor de Indias en Sevilla para

la corrección de los padrones de las cartas de navegación. Construyó ingeniosos instrumento de astronomía y

matemática, ideó un método para la construcción de relojes de sol y propuso al rey la creación de un gabinete de

astronomía en El Escorial.

García de Loaiza, Jofre: explorador español. Enviado por Carlos V, dirigió una expedición a las Molucas para

asegurar el dominio español frente a las pretensiones portuguesas. Murió en el viaje.

García de Palacio, Diego: Jurisconsulto y escritor español, se distinguió por su conocimiento de los asuntos

coloniales. Oidor de la Audiencia de Guatemala. Alcalde de Corte en México y en 1587 Capitán General de la

Escuadra que salió para perseguir al pirata Drake. Escribió mucho sobre el tema colonial y sobre el ―arte de la

navegación‖.

Garcilaso de la Vega, el “Inca”: Escritor peruano. Hijo de un conquistador español y una princesa inca. En

1560 se trasladó a España, donde luchó contra los moriscos a la orden de Juan de Austria. Su obra principal es

―Comentarios Reales‖. Escribió además ―Historia General del Perú‖ y ―La Florida‖.

Gea: Personificación de la Tierra. Es la primera realidad material del Cosmos. Engendró por sí misma al Cielo

(Urano), a las montañas y al medio marino (Ponto). Más tarde se unió a su hijo Urano y de su unión nacieron los

primeros dioses.

Gengis Khan (llamado Temudjin): Emperador Mongol (1167-1227). Después de repetidas victorias se impuso

a la nobleza mongola y unificó los clanes. Fue elegido Khan, Supremo o Rey Universal. Creó un poderoso

ejército con el que emprendió la conquista de China y lo consiguió. Arrasó las principales ciudades de Asia

Central, ocupó Afganistán y llegó hasta el Volga.

Gilbert, H: Navegante inglés, sobrino de Walter Raleight. En 1566 sirvió en Irlanda como capitán. En ese

mismo año presentó a la reina Isabel una instancia para descubrir un paso al Este, e insistió unos meses después.

Finalmente, en 1578, obtuvo la autorización para la expedición. La flota salió de Darmouth pero a la altura de

Cabo Verde fue dispersada por los españoles. Preparó otra expedición que salió en 1583. Desembarcó en

Terranova, siendo aquella la primera colonia que Inglaterra tuvo en América del Norte. Pereció en un naufragio

cuando regresaba a su patria.

Gomes, Esteban: Piloto portugués del siglo XVI, al servicio de España. Pidió permiso al Emperador Carlos V,

para ir a buscar especias a las Molucas pero habiendo solicitado lo mismo Magallanes, se concedió a Gómes el

empleo de piloto en su escuadra. El odio que tomó a Magallanes le llevo a abandonarle con la nave que dirigía,

antes de entrar al Estrecho. Formó parte de la expedición para marcar en ultramar los límites de España y

Portugal. Quiso encontrar por el Norte a las Molucas y volvió a España con la nave cargada de indios, lo cual

disgustó mucho al Emperador.

Grenville, Ricardo: Navegante inglés. Al servicio del emperador Maximiliano tomó parte en la guerra contra

los turcos. En 1585 se le concedió el mando de una expedición al Nuevo Mundo, organizada por su primo

Raleight y cuyo objeto era fundar una colonia en América del Norte, a la que llamaron Virginia. Volvió allí al

año siguiente y aprovechó para saquear varias poblaciones españolas en el Caribe. En 1591 era vicealmirante,

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322

segundo comandante de una flota destinada a interceptar un rico convoy español, pero fueron sorprendidos por

una escuadra española y su buque quedó separado del resto de las naves inglesas. Fue apresado su barco y él,

herido mortalmente.

Guillermo: Duque de Normandía y rey de Inglaterra (1027-1087). Invadió Inglaterra, cuyos derechos al trono le

habían sido usurpados por Harold y tras la victoria de Hastings (1066) fue coronado rey.

Hades: Hijo de Crono y Rea, y hermano de Zeus y Poseidón, con quienes se repartió el universo. Es el soberano

del tenebroso mundo de los Infiernos.

Haile – Selassie I: Emperador de Etiopía (1892-1975). Subió al trono como ―Negus‖ o rey, en 1928. Hubo de

abandonar Etiopía a consecuencia de la invasión italiana en 1936 y en junio de 1941 ocupó de nuevo el trono. En

1974 fue derrocado.

Han (dinastía China): (206 a.C. - 220). Época de esplendor cultural. En 124 a.C. , se funda la primera

universidad imperial para profundizar en el estudio del confucionismo, filosofía convertida en doctrina del

Estado. Se inventa el papel y se alcanzan grandes avances en astronomía, historiografía y obras hidráulicas.

Convulsiones internas y revueltas palaciegas y campesinas debilitan esta dinastía.

Hannon: Navegante cartaginés (siglo V a.C.). Realizó un viaje por la costa occidental de África. La descripción

del mismo está consignada en el llamado ―periplo de Hannon‖.

Harun-al-Rachid: Califa abasí de Bagdad (763-809). Aparece en muchos cuentos de ―Las mil y una noche‖.

Hatsheput: Reina egipcia de la XVIII dinastía. Esposa de Tutmosis II. A la muerte de su marido, se impuso

como soberana legítima, relegando a un segundo término a su hijastro Tutmosis III, de quién se declaró regente.

Hauqal, Ibn: Nacido en Bagdad, a mediados del siglo IX. Realiza numerosos viajes a lo largo de 30 años. Su

geografía descriptiva se basa en el conocimiento directo. Es autor de dos obras ―Descripción de los países del

Islam‖ y ―Configuración de los países del Islam‖.

Hawkins, John: Corsario y almirante inglés. Inició la trata de esclavos entre África y las Indias Occidentales.

Atacó naves y ciudades costeras españolas e impulsó el desarrollo marítimo inglés. Intentó, junto con Drake, un

ataque, que resultó fallido, contra las costas mexicanas. Luchó contra la ―Armada Invencible‖ española.

Hércules: Es el Heracles griego. Hijo de una mortal, Alcmena y Zeus. De niño estranguló a dos serpientes

dando prueba desde la cuna de su prodigiosa fuerza.

Hernández, Francisco: Médico y naturalista español. Fue médico de Felipe II, quien lo envió a México para

realizar estudios sobre historia natural.

Herodoto: Historiador griego (484-425 a.C.). Autor de una ―Historia‖ que constituye una fuente inapreciable

para el conocimiento de la Antigüedad hasta el año 479 a.C., siendo la primera historia escrita con criterio

científico.

Himilcon: Navegante cartaginés. Llega hasta Gran Bretaña e Irlanda y hace una descripción de ellas.

Hipócrates: Médico griego. Nacido en la isla de Cos en el 460 a.C. Su obra fue recogida por sus discípulos,

siendo una colección de 53 escritos. La patología hipocrática se basa en el desequilibrio entre los cuatro humores

orgánicos (sangre, flema y las dos bilis), producida por causas naturales.

Hippalo: Marino griego, aprendió a utilizar los vientos monzónicos para navegar directamente de Arabia a la

India, sin seguir las costas. Los griegos dieron su nombre a estos vientos, ―vientos de Hippalo‖.

Homero: Poeta griego (siglo IX a.C.). Poco o nada se sabe de su vida. Según la versión más difundida fue un

rapsoda, quizás ciego, que cantaba sus poemas en fiestas y banquetes. Las diferentes hipótesis sobre su figura

han dado pie a la llamada ―cuestión homérica‖ que trata de fijar la fecha y la autoría de los libros que se le

atribuyen, la ―Iliada‖ y la ―Odisea‖, obras maestras de la épica griega.

Horus: Dios egipcio, hijo de Isis y Osiris, que simbolizaba el sol naciente. Se le representaba como halcón o

como hombre con cabeza de halcón coronada por un disco solar.

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323

Howard, Charles: Almirante inglés, conde de Nottingham. En el reinado de Isabel I gozó de gran influencia en

la Corte. Se le designó como uno de los comisarios para el proceso de María Estuardo, influyendo para que fuese

juzgada con todo rigor. En 1587 recibió el mando de la Escuadra para combatir a los españoles, teniendo como

segundos a Drake y a Hawkins. En 1590, en combinación con el conde de Essex, que mandaba las tropas del

ejército, entró en Cádiz y destruyó muchos de los buques allí anclados. Contribuyó a la elevación al trono de

Jacobo I, que en 1605 le nombró embajador en España.

Huayna Capac: Inca peruano, nacido en 1450. Completó las conquistas de su padre y durante su reinado el

Imperio Inca alcanzó su mayor extensión y esplendor.

Hudson, Henry: Navegante inglés. Viajó por el Ártico al servicio de Holanda. En otra expedición, hecha por su

patria, Inglaterra, descubrió la bahía y río de su nombre.

Idrissi, El: Nacido en Tetuán (Marruecos), y vivió y trabajó en Sicilia, en la corte del rey normando Roger II. Es

autor de una ―Geografía Universal‖ y de mapas célebres que figuran entre los más elaborados del mundo

musulmán.

Imbelloni, José: Antropólogo argentino, de orden italiano, nacido en 1885. Estableció los fundamentos de la

culturología. Autor de ―Epítome de culturología‖.

Isabel I de Inglaterra: Hija de Enrique VIII y de Ana Bolena. Subió al trono a la muerte de su hermanastra

María en 1558. Restableció el protestantismo y configuró oficialmente el anglicanismo. Para evitar y cercenar

las conspiraciones católicas, ordenó encarcelar y ejecutar a María Estuardo. En política exterior mantuvo una

prolongada rivalidad con la España de Felipe II.

Isabel I: Reina de Castilla (1451-1504). Durante su mandato se establecieron las bases del nuevo Estado

español; institución de la Inquisición; reordenación legislativa en las Cortes de Toledo; promulgación de las

―Ordenanzas reales de Castilla‖; reformas de las finanzas de la Hacienda y del Ejército; asimilación de la

levantisca nobleza por medio de un sistema de servicios a la Corona, etc. … Ayudó a impulsar las ideas de un

navegante genovés, Cristóbal Colón.

Iván III (el Grande): Zar de Rusia. Gran príncipe de Moscú (1440-1505). Terminó con la dominación tártara de

la Horda de Oro y reunió los principados de Rusia bajo el mando único de Moscú.

Iván IV, el “Terrible”: Zar de Rusia. Conquistó Astracán, extendió sus dominios hasta el Volga e inició la

conquista de Siberia. Reformó la administración de las provincias y fortaleció el ejército. Combatió el poder de

los nobles por medio de la represión. Sus últimos años se caracterizaron por un régimen de terror.

Jacob I de Escocia, Inglaterra e Irlanda: Hijo de María Estuardo, sucedió a Isabel I; reinó desde 1603 y en

Escocia, con el nombre de Jacobo VI, desde 1567. Se enfrentó al Parlamento por su política autoritaria. Defendió

la religión anglicana, pero sin oponerse abiertamente al catolicismo.

Janz, Willem: Navegante holandés. Descubre la costa norte de Australia.

Jerjes I: Rey de Persia (¿519?-465 a.C.). Sucedió a su padre Darío I. Sometió a Egipto, que se había sublevado e

invadió Grecia; tras la batalla de las Termópilas, entró en Atenas y la incendió. Su Armada fue vencida en

Salamina. Murió asesinado por un capitán de su guardia.

Jiménez de Quezada, Gonzalo: Conquistador español. Fundador de Santa Fe de Bogotá y Mariscal del Nuevo

Reino de Granada. Autor de ―Relación de la Conquista‖.

Juan de Austria: Militar español (1545-1578). Hijo natural de Carlos I. Fue reconocido como su hermano por

Felipe II. Sometió a los moriscos de las Alpujarras y estuvo al frente de la flota que logró la victoria de Lepanto.

Fue enviado a Flandes como Gobernador y Capitán General. Desarrolló una política de contemporización con

los rebeldes hasta que, desengañado, apeló a las armas y los venció. Murió en campaña, de fiebres infecciosas.

Juan II: Rey de Portugal (1455-1495). Su reinado se caracterizó por la expansión marítima de Portugal y por la

afirmación del poder real frente a la realeza. Firmó con Castilla el Tratado de Tordesillas (1494).

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324

Juan VIII (Paleólogo): Emperador Bizantino (1392-1448). Ante la amenaza otomana, pidió ayuda a Occidente,

ofreciendo a cambio el sometimiento de la Iglesia Bizantina a Roma. Tras la derrota de las tropas cristianas en

Varna (1444), hubo de prestar vasallaje a los turcos.

Juana (La Loca): Reina de Castilla (1479-1555). Hija de los Reyes Católicos, se casó con Felipe el Hermoso,

archiduque de Austria y a la muerte de su madre, Isabel, fue proclamada reina de Castilla. De su matrimonio

nacieron cuatro hijas y dos hijos, Carlos I de España y V de Alemania y Fernando II, más tarde, Emperador de

Alemania. Debido a su enajenación mental se convino un gobierno conjunto de Juana, Felipe y Fernando, padre

de la reina; pero con la muerte de Felipe, el estado de la reina se agravó y fue declarada incapacitada.

Júpiter: Hijo de Saturno y Rea. Es el equivalente romano del griego Zeus. Su función política es muy

importante y no cesará de aumentar bajo la República; el sacerdote de Júpiter, es un personaje importante,

respetado y cubierto de honores. Los emperadores se pondrán a continuación bajo la protección de Júpiter,

haciéndose pasar por una encarnación del dios. Los generales que habían tenido derecho al triunfo acudían a su

templo, en el Capitolio, a ofrecerle su corona de triunfo y un sacrificio.

Justiniano I: Emperador Bizantino (482-565). En su voluntad de restaurar el esplendor del antiguo Imperio

Romano, mantuvo diversas campañas contra los Persas, Ostrogodos, Vándalos y Visigodos, a consecuencia de

las cuales, ocupó Italia, el norte de África y el sureste de Hispania. Su obra más importante es la recopilación de

leyes que, desde el siglo XII, se conoce como ―corpus iuris civilis‖. Constituye la fuente primordial para el

conocimiento del Derecho Romano y sirvió de inspiración para la mayoría de las legislaciones posteriores. Entre

sus muchas obras construidas, está la de Santa Sofía, de Constantinopla.

Khaldum, Ibn: (1332-1408). En su obra sobre filosofía de la historia, se encuentran importantes ideas sobre

geografía.

Kublai Khan: Emperador chino (¿1215?-1294). Nieto de Gengis Khan. Fue el primer emperador de la dinastía

mongol. Estableció su capital en la ciudad de Pekín y completó la conquista de China. Acogió a Marco Polo en

su Corte y abrió el país a la cultura occidental.

La Perouse, Jean-Francois de Galaup, (Conde de): Jefe de Escuadra de la Marina Francesa. Intervino en la

Guerra de los Siete Años y en la guerra en América. En 1785, por orden del rey Luís XVI, salió a ejecutar un

viaje del género de los de Cook y Bougainville. Con dos fragatas se hizo a la mar, con el encargo de encontrar un

paso al Atlántico por el norte del Pacífico, explorar los mares de China, las islas Salomón y la ―Terra Australis‖.

Llegó a las costas de Alaska en 1786 y después de soportar un mal tiempo, se acercó a las Filipinas y de allí a las

costas de Japón, Corea y la ―Tartaria China‖. Recorrió los estrechos que se llamaron de La Perouse y de La

Brújula. Por medio de uno de sus subalternos, Lesseps, antepasado del famoso constructor del Canal de Suez,

envió al rey los diarios, planos y cartas levantadas; a fines de 1787 zarpó otra vez para el Sur, perdiendo al

comandante de la otra fragata, degollado por los indígenas de la isla Mauna, cerca del archipiélago de los

Navegantes. Visitó después las islas de los Amigos, Norfolk y Botanay Bay. Aquí desembarcó y escribió su

último despacho al gobierno francés, y volviendo a zarpar no se llegó a saber más de su expedición.

Le Maire, Jacobo: Navegante holandés. Descubrió el estrecho que lleva su nombre, entre la isla de los Estados

y la Tierra de Fuego, en el extremo Sur de América.

Legazpi, Miguel López de: Navegante y conquistador español. Encargado por el virrey de Nueva España

(México) de la expedición de conquista de Filipinas. Fue nombrado Gobernador y Capitán General del

Archipiélago. Fundó Manila en 1571.

Leif Erikson: Hijo mayor de Erik ―el Rojo‖. Enviado por su padre, llegó a la costa del Labrador y al seguir su

navegación, muy posiblemente llegó a la isla de Terranova.

Lepe, Diego de: Navegante y descubridor español. En 1500, siguiendo la ruta de Vicente Yánez Pinzón, recorrió

la costa brasileña, desde el cabo de Santa María al Amazonas y descubrió la isla de Trinidad.

Page 341: Le Cuento La Historia Naval (Volumen I)

325

López de Villalobos, Francisco: Escritor y médico español. Médico de Fernando el Católico y de Carlos V;

escribió ―El sumario de la medicina‖, primer poema didáctico escrito en castellano.

Lorenzo (el magnífico): (1449-1492). Estadista y poeta florentino. Gobernó y fue prototipo del príncipe rena-

centista; supo combinar la violencia, la intriga y la diplomacia frente a los patricios, el Papa y el rey de Nápoles,

con una amplia reforma administrativa y el desarrollo de su propia obra literaria. Gran protector de las Artes.

Luís IX (San): Rey de Francia (1214-1270). Firmó la paz con Inglaterra e hizo de mediador entre el Papa y

Federico II. Participó en las dos últimas Cruzadas.

Luís XI: Rey de Francia (1423-1483). Hijo de Carlos VII. Combatió el feudalismo, venciendo cuatro coaliciones

formadas por Carlos el Temerario, duque de Borgoña. Logró la anexión del Rosellón y de Cerdaña.

Luís XII: Rey de Francia (1462-1515). Duque de Orleáns, sucedió a Carlos VIII. Se apoderó del reino de

Nápoles pero fue vencido por el ejército español al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba.

Luís XIV, “el Rey Sol”: Durante su minoría de edad, ejerció la regencia la reina madre, Ana de Austria, que

confió el gobierno al cardenal Mazarino. A la muerte del cardenal, Luís asumió personalmente el poder,

encarnando el ejemplo más claro de absolutismo monárquico. Su política expansionista chocó con las potencias

europeas, que llevaron a Francia a una guerra de desgaste. La paz de Utrecht le permitió asegurar a su nieto,

Felipe de Anjou el trono de España.

Lutero, Martín: Religioso agustino alemán, iniciador de la Reforma Protestante (1483-1546). Después de

cursar estudios en la universidad de Erfurt, ingresó en la Orden Agustina y se dedicó a la teología y filosofía. Su

oposición a la venta de indulgencias culminó con la publicación en 1517 de sus 95 tesis en la iglesia del castillo

de Wittenberg. Si bien Lutero no pretendía salir de la iglesia, sino denunciar los abusos, esta publicación marca

el inicio de la Reforma Protestante. Tradujo la Biblia al alemán, y siguió publicando obras, al tiempo que

organizaba su iglesia.

Magallanes, Fernando de: Navegante portugués. Desde la India participó en las expediciones de Sumatra,

Malaca y Goa. Regresó a Portugal. Enemistado con su rey, marchó a Sevilla y logró que Carlos V financiase la

expedición en busca de un paso occidental hacia las Molucas. Salió de Sanlúcar de Barrameda en 1519. Exploró

el estuario del Río de la Plata e invernó en la Patagonia. Tras localizar y atravesar el estrecho de su nombre, se

internó en el Océano Pacífico. Murió en Filipinas, en la isla de Mactán, en un ataque de los indígenas.

Mahoma: Profeta y fundador del Islam (570-632). De ilustre familia, tras quedar huérfano entró al servicio de

Jadiya, viuda, dueña de un fuerte negocio de caravanas, con la que luego se casó. Afianzada su posición

económica, se dedicó al comercio. Según la tradición islámica, tras una crisis espiritual se le apareció el arcángel

Gabriel para revelarle la palabra de Alá. Inspirado en las tradiciones judaicas y cristianas, comenzó a predicar al

Dios único, y él mismo se consideró como su profeta en la tierra. El año de la huida de Mahoma de La Meca,

perseguido por sus opositores, sirve de punto de partida de la Era de los musulmanes. En el año 630 conquistó

La Meca y estableció su primacía sobre Jerusalén como Ciudad Santa. Inició un proceso de unificación de las

tribus árabes e instituyó la Guerra Santa. La doctrina expuesta por él, está contenida en el Corán.

Mahomet II (el Conquistador): Sultán otomano (1432-1481). Conquistó Constantinopla (1453) que convirtió

en la capital de su Imperio.

Manuel I (el Afortunado): Rey de Portugal (1469-1521). Intentó consumar la reunión de los reinos

peninsulares bajo una sola corona, por lo que casó sucesivamente con dos de las hijas de los Reyes Católicos y

con una hermana del Emperador Don Carlos. En su reinado, Vasco da Gama llegó a las Indias Orientales y

Álvarez Cabral tocó en Brasil. Expulsó de su reino a judíos y moriscos.

Marco Antonio: General romano (¿83?-30 c.C.). Formó con Octavio y Lépido el segundo triunvirato. Tuvo una

actuación decisiva en la batalla de Filipos contra los asesinos de César y se hizo cargo del gobierno de Oriente.

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326

Amante de Cleopatra, fue derrotada su flota en Actium (31 a.C.); huyó a Egipto donde, más tarde, al creer

muerta a Cleopatra, se suicidó.

Marco Polo: Viajero veneciano (1254-1324). Miembro de una familia de mercaderes, en 1271 acompañó a su

padre y a su tío a China, donde el Gran Khan le tomó bajo su protección. En 1295 regresó a Venecia. Prisionero

de los genoveses, durante su cautiverio dictó al escritor Rustichello el relato de sus experiencias: ―El libro de

Marco Polo ó libro de las Maravillas del Mundo‖, que en su época, alcanzó una enorme difusión.

María, Nectario: Su verdadero nombre era Luís Alberto Pratlong Bonicel, nacido en Francia en 1888. Hermano

de la orden de San Juan Bautista de La Salle; educador, historiador y geógrafo. Enviado a América para impartir

docencia, primero en Panamá y después en Venezuela desde 1913. Se destacan su ―Historia de Venezuela‖ y su

―Geografía de Venezuela‖. Investigador en el campo de la Paleontología y de la Geología. Graduado de

mineralista y geólogo en París en 1937. Uno de los impulsores en Venezuela del culto mariano. Comisionado

por el Gobierno de Venezuela para realizar investigaciones de tipo histórico en Europa, particularmente en el

Archivo General de Indias, en Sevilla. Logró reunir más de 120.000 fichas de documentos referentes a

Venezuela y más de 1.000 volúmenes de documentos, copiados de dicho archivo; todo ello pasado al patrimonio

de la Academia Nacional de la Historia y del Archivo General de la Nación. Desde 1964 hasta su muerte,

agregado cultural de la Embajada de Venezuela en Madrid, donde continuó publicando los resultados de sus

investigaciones sobre la Historia de Venezuela y América. Desató polémica al afirmar que el verdadero

descubridor de América no fue Cristóbal Colón, sino Alonso Sánchez de Huelva.

Marín (Marino de Tiro): Geógrafo griego del siglo II d.C., Predecesor de Tolomeo; puede ser considerado

como uno de los fundadores de la geografía astronómica y a él se debe haber precisado la posición de algunas

estrellas. En su célebre ―Geografía‖ trató de fijar la posición geográfica de países y pueblos. Tolomeo refundió

en parte la obra de Marín, corrigiéndola y aumentándola.

Martínez de Irala, Domingo: Conquistador español. Participó en la expedición de Pedro de Mendoza. A la

muerte de éste concentro a los expedicionarios en la ciudad de Asunción y fue nombrado Gobernador General

del Río de la Plata.

Masudi, Al: Nace en Bagdad a mediados del siglo X. Viaja intensamente y escribe numerosas obras entre las

que destaca ―Las Praderas de Oro‖, una de las más populares y originales del mundo musulmán entre las

dedicadas a temas geográficos.

Maximiliano I: (1459-1519). Su política matrimonial sentó las bases de la Casa de Austria.

Maximiliano II: (1527-1576). Hijo de Fernando I de Aragón. Se educó en España y fue gobernador de los

Países Bajos hasta 1550. Ascendió al trono como emperador de Alemania en 1564.

Medina Sidonia, Alonso Pérez de Guzmán, Duque de: Capitán general de la costa de Andalucía; a la muerte

de Álvaro de Bazán, Felipe II le encomendó el mando de la ―Armada Invencible‖.

Medina, Pedro de: Célebre cosmógrafo español. Publicó su apreciado ―Arte de navegar‖, que pronto fue libro

obligado, no sólo de los pilotos españoles, sino de los extranjeros. Después publicó otra obra donde corrige y

aumenta la anterior, llamada ―Regimiento de navegación‖. Escribió otras de índole geográfica, y algunas más,

sobre variados temas.

Mendaña, Álvaro de Niera: Navegante español. Hizo dos expediciones en el Pacífico, descubriendo las islas

Salomón y las Marquesas.

Mendes Correia (Correa): Antropólogo portugués. Nacido en 1888. Autor de una ―Introducción a la

antropología criminal‖ y de otros estudios de gran interés científico.

Menelik I: Hijo de Salomón y la reina de Saba. Fundador del reino de Aksum, luego imperio de Etiopía.

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327

Menéndez de Avíles: Marino español. Exploró la Florida, de la que fue Adelantado y Gobernador General.

También, Gobernador de Cuba; en 1574 fue reclamado por el Rey para organizar la ―Armada Invencible‖ pero la

muerte le sobrevino antes de que pudiera hacerse cargo de la misión.

Mercator, Gerardo: Matemático y geógrafo flamenco, quien ideó el célebre sistema de proyección que lleva su

nombre. Mediante el artificio del desarrollo cilíndrico, los meridianos paralelos y los paralelos crecientes, este

gran geógrafo logró trazar lo que los navegantes precisaban: unos rumbos fijos traducidos en el mapa por líneas

que cortan los meridianos formando un ángulo constante. Es el principio de la loxodromía, el sistema que da

lugar a la llamada ―carta esférica‖. Estuvo al servicio de Carlos V.

Miguel VIII (Paleólogo): Emperador Bizantino (¿1224?-1282). Reconquistó Constantinopla y restauró el

Imperio Bizantino, instaurando la dinastía paleólogo.

Milciades: General ateniense (¿540?-489 a.C.). Durante la revuelta de Jonia contra los persas ocupó Lemnos e

Imbros, pero tras la caída de Mileto, se refugió en Atenas. Allí fue elegido estratego y bajo su mando los griegos

ganaron la batalla de Maratón.

Ming (dinastía China): (1368-1644). En su tiempo, florecen el arte y la literatura y se conquistan nuevos

territorios, como Manchuria meridional y Yunán. La población crece a raíz de la prosperidad económica. Se

autoriza la entrada de misioneros cristianos en el país. Se prohíbe la navegación de altura.

Minos: En la leyenda griega, rey y legislador de Creta. Era hijo de Zeus y de Europa, mientras algunos relatos lo

representan como un monstruo de crueldad, otros lo celebran como gran monarca que hizo de Creta una

potencia marítima y fomentó el bienestar de sus súbditos. Después de muerto fue uno de los jueces que juzgaban

a los difuntos en el Hades o Infierno.

Morales, Andrés de: Navegante y cartógrafo español. Acompañó a Colón en su tercer viaje.

Morgan, Henry John: Pirata inglés. Cuando saqueó Panamá, existía un Tratado de Paz entre Inglaterra y

España. Al volver a su patria, fue arrestado. Carlos II lo rehabilitó, nombrándolo Lugarteniente General de

Jamaica.

Narváez, Pánfilo de: Conquistador español. Cooperó en la conquista de Cuba a las órdenes de Velásquez, quien

lo envió en 1520 contra Hernán Cortés; este lo venció e hizo prisionero. Más adelante, fracasó en la conquista de

la Florida y murió en un naufragio.

Nassau, Justino: Militar holandés, perteneciente a la noble familia de los Nassau, dividida en el siglo XIII en

dos ramas, que se asentarán, una en Luxemburgo y otra, en los Países Bajos, donde ejercerían influencia.

Nau, Jean David, “el Olonés”: Pirata francés. Hizo sus desmanes contra los españoles en el mar Caribe. Saqueó

Maracaibo en 1666.

Nebrija, Elio Antonio de: Célebre gramático español. Cronista de los Reyes Católicos. Humanista, profesor y

escritor. Son famosas entre sus muchas obras la ―Gramática Latina‖ y la ―Gramática Castellana‖.

Necao II: Faraón egipcio (¿609?-593 a.C.). Fue el segundo soberano de la XXVI dinastía. Obligó al reino de

Judá a pagarle tributo; restableció la dominación egipcia en Siria, pero vencido por Nabucodonosor de

Babilonia, perdió sus conquistas. Patrocinó el viaje que efectuaron marinos fenicios alrededor de África.

Nietzshe, Federico Guillermo: Filósofo y escritor alemán. Demostró en su juventud un gran entusiasmo por la

filosofía de Schopenhauer, pero más tarde se volvió contra él. Proclamó la necesidad de una subversión de todos

los valores, criticando acerbamente la civilización occidental. La vida es el valor supremo, el fin de la

humanidad es la producción del superhombre. Algunas de sus obras son: ―Así habló Zaratustra‖, ―El ocaso de

los ídolos‖, ―Humano, demasiado humano‖, ―Más allá del bien y del mal‖, ―El anticristo‖ y ―Ecce Homo‖:

Niño, Pedro Alonso: Navegante español. Exploró las costas de Venezuela, acompañó a Colón en el primero y

tercer viaje y entre ambos efectuó otro para llevar provisiones a Santo Domingo. En 1499 zarpó con una carabela

fletada, con la que exploró la costa de Venezuela.

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Noort, Olivier van : Holandés. Da la vuelta al mundo por el Estrecho de Magallanes, Filipinas y el estrecho de

la Sonda. De su apellido, se fue cambiando como le sonaba a los marineros españoles, Horm y, posteriormente,

―Hornos‖ y así se denominaría al cabo más austral del continente.

Nunes, Pedro: Cosmógrafo y matemático portugués. Su principal contribución científica fue la invención del

―nonio‖ (Instrumento de medida para apreciar con exactitud fracciones pequeñas de las divisiones menores).

Núñez de Balboa, Vasco: Conquistador español. Después de tomar parte en la expedición de Bastidas al Darién

(1501), se erigió en Jefe de la colonia allí fundada, desde la cual y mientras Fernández de Enciso conspiraba

contra él en España, organizó la expedición que a través del istmo de Panamá, iba a llevar al descubrimiento del

―Mar del Sur‖, después llamado Océano Pacífico. Tuvo grandes diferencias con el nuevo Gobernador de

―Castilla del Oro‖, Pedrarias Dávila, que bajo la acusación de sedición, lo hizo condenar y ejecutar.

Océano: Hijo de Urano y Gea, es la personificación del elemento acuático y como tal, el padre de todos los ríos.

Esta figura mitológica responde a una antigua creencia según la cual la Tierra era un disco plano circundado por

un inmenso río circular llamado Océano.

Octavio, Octaviano (César Augusto): Primer emperador romano (63 a.C.-14 d.C.). Fue adoptado y nombrado

heredero por Julio César. Formó el segundo triunvirato con Marco Antonio y Lépido y derrotaron a los asesinos

de Julio César en Filipos. Instalado Marco Antonio en la corte de Cleopatra, Octavio marchó contra él. La batalla

naval de Actium (31 a.C.), decidió su victoria y la anexión de Egipto. A su regreso a Roma, rechazó el poder

dictatorial, rehabilitando las funciones del Senado. Se le fueron concediendo títulos y finalmente el de

―Augustus‖. Ya Emperador ensanchó los dominios de Roma; logró la pacificación de los territorios conquistados

y reorganizó el Senado.

Ojeda, Alonso de: Acompañó a Colón en su segundo viaje. En 1499 con Juan de la Cosa y Américo Vespucio

exploró las costas de la Guayana y las norteñas de Tierra Firme, descubrió Curazao y el golfo de Venezuela,

terminando su expedición en la península de la Guajira.

Ojeron, de la Bonére, Beltrán de: Marino y colonizador francés. Se le concedió en 1665 el gobierno de la isla

de la Tortuga. En 1673, proyectó adquirir para Francia la parte española de Santo Domingo; se dirigió a Paris

para interesar al ministro Colbert en sus planes, pero murió poco después.

Ordás, Diego de: Conquistador español. Compañero de Hernán Cortés en la conquista de México.

Orellana, Francisco de: Explorador y conquistador español. Tomó parte con Pizarro en la conquista del Perú y

repobló la ciudad de Guayaquil. A través del Coca y el Napo alcanzó el río Amazonas, que descubrió, y tras

ocho meses de navegación fluvial, llegó al Atlántico.

Otman u Osmán I: (1259-1326). Líder de los turcos, rama otomana. Fundador de la dinastía.

Ovando, Nicolás de: En 1501, fue nombrado gobernador de las Indias occidentales. Emprendió la reorga-

nización del gobierno colonial y durante su administración comenzaron a utilizarse esclavos africanos.

Oviedo y Baños: Escritor neogranadino. Pasó a Venezuela donde era obispo su tío, que había fundado en

Caracas el Colegio Seminario de Santa Rosa. Oviedo y Baños escribió un importante libro intitulado: ―Historia

de la conquista y población de Venezuela‖, publicado en 1732. Se le alaba su imparcialidad como historiador,

siendo su obra fuente importante donde acudir los que estudian las regiones venezolanas. Murió en Caracas.

Pedrarias, Dávila: Conquistador español. Enviado como gobernador a ―Castilla del Oro‖ (1514); organizó

diversas expediciones y coadyuvó a otras, como la conquista de Cuzco por Pizarro y Almagro. Fundó la ciudad

de Panamá. En 1527 le fue otorgada la gobernación de Nicaragua.

Pedro (el ermitaño): (Beato) (1050-1115). Monje francés. Predicó la primera Cruzada. Su fiesta es el 8 de julio.

Pérez de Vega, Francisco: Español, nacionalizado venezolano. Profesor de castellano en la Escuela de Lenguas

Berlitz en Nueva Cork y más adelante, Director de la Berlitz en Washington. Ejerció, junto con la enseñanza y el

estudio de idiomas, la literatura; también tradujo al castellano obras de éxito de habla inglesa. Fue profesor de

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Lengua y Literatura española en la universidad George Washington y otras instituciones académicas. Experto en

lenguas aborígenes americanas y asiáticas.

Pérez, Fray Juan: Religioso franciscano español. Prior del convento de la Rábida, dio hospitalidad y protección

a Cristóbal Colón. Su intervención ante la reina fue muy importante para que Colón consiguiera la ayuda que

solicitaba.

Pericles: Militar y político ateniense (¿495?-429 a.C.). Jefe único del partido democrático; fue estratega y

prosiguió la democratización de la vida política en Atenas. Durante su gobierno, Atenas vivió uno de los

momentos más florecientes de su cultura. Al estallar la guerra del Peloponeso, fue depuesto y condenado a

pagar una multa, más fue elegido de nuevo estratega. Murió víctima de la peste.

Picón Salas, Mariano: Escritor, diplomático, historiador, periodista y profesor universitario venezolano. Con su

familia emigrada en Chile, obtuvo en la Universidad de Santiago la carrera de Historia y el Doctorado en

Filosofía y Letras. Fué profesor de Historia y en la Facultad de Bellas Artes, y Filosofía en la Universidad,

llegando a ocupar el cargo de Rector. Fundó un grupo literario y una revista. Vuelto a Venezuela en 1936,

intervino en forma relevante en política. Ejerció cargos diplomáticos y educativos. Decano – fundador de la

Cátedra de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela y Fundador Presidente del

Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA). Compartió con el Dr. Arturo Uslar Pietri el Premio

Nacional de Literatura. Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia.

Pinzón, Francisco: Hermano menor de Martín y Vicente; navegó como ―maestre‖ de la ―Pinta‖.

Pinzón, Martín Alonso: Marino español. Confiado en la viabilidad del proyecto de Colón, tomó el mando de la

―Pinta‖. Después del descubrimiento de las islas de San Salvador y Cuba, decidió explorar en solitario.

Pinzón, Vicente Yánez: Navegante español, hermano de Martín Alonso y Francisco; en la primera expedición

de Colón, comandó la carabela la ―Niña‖. Realizó un nuevo viaje, zarpando a fines de 1499. Llegó a tierras del

Brasil y descubrió las desembocaduras del Amazonas y el Orinoco. En 1508 navegó en compañía de Díaz de

Solís, con el fin de buscar un estrecho que condujera hacia la región de las especias.

Pio II: Pontífice romano. Se llamaba Eneas Silvio Picolomini y fue Papa desde 1458. Luchó incansablemente

por la pacificación de los Estados cristianos. Escribió una ―Cosmografía‖.

Piri-Reis: Guerrero y marino egipcio del siglo XVI. Se le considera uno de los marinos más entendido de su

tiempo. Discípulo y sobrino del pirata Kemal Reis; él también hizo una activa guerra a los cristianos. Sitió a

Gibraltar, pero aceptó de los sitiados una fuerte suma para levantarlo. Sabido esto por el Sultán, se le prendió y

se le hizo dar muerte. Dejó varias cartas geográficas, dos de las cuales se conservan en la Biblioteca Real de

Berlín, referentes al Mar Rojo y al Mar Egeo, notables por su exactitud geográfica.

Pizarro, Francisco: Conquistador del Perú. Estuvo con Ojeda y con Balboa, luego obró por cuenta propia, que

al cabo de tres años dió por resultado su dominio sobre el Perú. Murió asesinado por los partidarios de Almagro.

Pizarro, Gonzalo: conquistador español. Hermano de Francisco. Tomo parte en la batalla de las Salinas donde

fue derrotado Almagro. En 1539 recibió el gobierno de Quito. Al año siguiente organizó una expedición en

busca de El Dorado. Tras la promulgación de las Leyes Nuevas de Indias, encabezó la protesta de los

encomenderos y dirigió la sublevación contra el virrey. Tras derrotar a las tropas realistas y decapitar al virrey,

se hizo con el poder. Un enviado real, Pedro La Gasca, lo derrotó y mandó ejecutarlo.

Pizarro, Hernando: Hermano de Francisco. Hizo dar muerte a Almagro, luego de vencerlo en batalla. La

venganza de los partidarios de Almagro lo siguió hasta España, donde fue condenado a más de 20 años de

prisión.

Plutón: Uno de los nombre rituales de Hades ―el dios griego de los Infiernos‖. Significa ―el Rico‖ y no evoca su

aspecto terrorífico, sino su poder como protector de la fecundidad de la Tierra.

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Pointis, Jean Bernard Desjeans, Barón de: Marino francés. Al mando de una Escuadra se apoderó en 1697 de

Cartagena de Indias. Al ordenarle, al año siguiente, que pusiese sitio a Gibraltar, buscó la muerte al ver la

imposibilidad de recuperar esa plaza.

Pompeyo Magno, Cneo: General romano (¿106?-48 a.C.). Se distinguió bajo las órdenes de Sila en diversas

campañas. Intervino en España como Procónsul para poner fin a la sublevación de Sertorio. Conquistó Armenia

y Siria y sometió Fenicia y al reino de Jerusalén. Con César y Craso formó el primer triunvirato. En la guerra

civil entre César y él, finalizó con su derrota en Farsalia. Tras huir a Egipto fue asesinado por orden de Tolomeo

XVII, que buscaba congraciarse con César.

Ponce de León, Juan: Conquistador español. Marchó a América con Ovando en 1502. En 1508 pasó a la isla de

Borinquen (Puerto Rico), donde fundó la ciudad de San Juan. Descubrió Florida en 1531, tras recorrer las Islas

Bahamas. Pensó que en la Florida se hallaba la fuente de la ―Eterna Juventud‖.

Poseidón: Dios del mar y del elemento líquido. Hijo de Crono y Rea. Al producirse el reparto del mundo entre

los tres hijos de Crono, le tocó en suerte el imperio del mar. Su morada habitual era un palacio de oro en las

profundidades del mar Egeo. Se desplazaba sobre las olas en un carro tirado por unos animales mitad corceles,

mitad serpientes, escoltado por un cortejo de peces, delfines y divinidades marinas: las hermosas nereidas y los

tritones, seres con la parte superior humana y la inferior de pez. Los romanos lo asimilaron a su Neptuno.

Preste Juan: Uno de los títulos que tenía el emperador de Etiopía (Preste: sacerdote, que celebraba la misa

cantada, asistido del diácono y el subdiácono). Legendario monarca cristiano del siglo XII que unos sitúan en

Oriente y otros en Etiopía. Según la leyenda, se ordenó de presbítero o preste, ante los misioneros nestorianos.

Pytheas: Navegante y astrónomo griego (siglo IV a.C.). Fue el primer navegante que surcó los mares del Norte.

Advirtió por vez primera la relación entre las fases de la Luna y el fenómeno de las mareas.

Qing (dinastía China): (1644-1912). Última dinastía, de origen Manchú.

Raleight, Walter: Espíritu aventurero, organizó varias empresas destinadas a engrandecer a su patria, Inglaterra,

ejecutando actos de piratería en perjuicio de España. Fue favorito de la reina Isabel. Desplegó una labor literaria,

siendo muy estimable su ―Historia del mundo‖, escrita en la cárcel. Desaparecida su protectora, terminó sus días

decapitado por orden de Jacobo I.

Ramsés III: Faraón egipcio (¿ ? – 1166 a.C.). Perteneciente a la XX dinastía. Derrotó a los ―pueblos del mar‖.

Hizo construir los célebres colosos de Memnon y el templo funerario de Medinet Abás.

Rea: Hija de Urano y Gea. Convertida en la esposa de Crono, supo que este devoraba sus hijos y consiguió

salvar al más pequeño, Zeus. Hay una frecuente asimilación de Rea con la diosa frigia Cibeles.

Renato de Anjou: Ascendió al trono en 1435. Rey de Nápoles, se enfrentó al Rey de Aragón, Alfonso V, pero

fue derrotado en 1442 y se refugió en Provenza. Apoyó al monarca francés Carlos VII a recuperar Normandía

(1450). Fue protector de literatos y artistas.

Ribero, Diego: Cosmógrafo. Maestro de hacer cartas o mapas, astrolabios y otros instrumentos de navegación.

Presentó un inventó para achicar el agua de las naves mediante bombas de metal. Tuvo un dictamen favorable

pero se desechó a causa de su excesivo costo.

Ricardo I (Corazón de León): Rey de Inglaterra (1157-1199). Participó en la III Cruzada y se apoderó de Juan

de Acre. Anticipó su regreso a Inglaterra pues en su ausencia Felipe Augusto de Francia habría invadido las

posesiones inglesas en Francia; en el camino de vuelta, fue hecho prisionero por el emperador de Alemania

Enrique VI y liberado tras pagar un elevado rescate y rendirle vasallaje. Puso fin a las intrigas de su hermano

Juan sin Tierra y murió combatiendo a Felipe Augusto de Francia.

Ricardo III: Rey de Inglaterra (1452-1485). Hermano menor de Eduardo IV. Colaboró con él en las luchas de

Escocia. Al morir Eduardo se ocupó de su regencia durante la minoría de edad de su sobrino Eduardo V, a quien

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encerró en la Torre de Londres. Proclamado rey, se enfrentó a la nobleza y fue derrotado por Enrique Tudor en la

batalla de Bosworth.

Richelieu, Armand Jean du Plessis, Cardenal y Duque de: Estadista y prelado francés. En 1624 fue

designado miembro del Consejo Real y desde entonces fue jefe virtual del país. Su política se dirigió hacia la

consolidación del poder real. Combatió a los ―hugonotes‖ (protestantes) quitándoles sus privilegios políticos y

militares y sostuvo una larga lucha con la nobleza para obligarla al reconocimiento de la autoridad real; lanzó a

Francia a la ―Guerra de los Treinta años‖, en lucha contra la Casa de Austria.

Rivet, Paul: Etnólogo francés. Defendió el origen polinésico de la población aborigen americana.

Rómulo Augusto: Emperador romano de Occidente (Siglo V). Fue destronado en el 476 por el germano

Odoacro, lo que puso fin al imperio romano de Occidente.

Rómulo: Fundador legendario de Roma, con su hermano Remo, a quién mató por atentar contra su poder.

Rorik: Jefe escandinavo. Fundó el principado de Novgorod, que por bastante tiempo fue, en la práctica, la

primera capital de Rusia.

Saavedra, Álvaro: Navegante español del siglo XVI que acompañó a México a Hernán Cortés, su pariente,

quién le envió en 1526 a explorar los mares del Sur. Descubrió una tierra austral que se supone fue Nueva

Guinea o Nueva Gales y después de llegar a las Molucas, pereció con su embarcación en una tempestad al volver

a México.

Saladino: Sultán de Egipto y Siria (1137-1193). Al servicio del príncipe turco de Siria, combatió a los cruzadas

en Egipto y sometió al país a la influencia de Bagdad. A la muerte del príncipe turco, se hizo proclamar sultán.

Extendió sus dominios. En su enfrentamiento con los cruzados, se apoderó de S. Juan de Acre, Jaffa, Beirut y

Jerusalén, lo que dio origen a la III Cruzada.

Salomón: Rey de Israel (¿ ? – 932 a.C.). Hijo de David. Hizo levantar el famoso Templo de Jerusalén y alcanzó

fama de sabio. La tradición le atribuye ―Los Proverbios‖, ―El Eclesiastés‖, ―El Cantar de los Cantares‖ y ―El

Libro de la Sabiduría‖.

Salle, René, Señor de la: Francés. Exploró los Grandes Lagos y el valle de Ohio y las cataratas del Niágara.

Bajó el Mississipi hasta Nueva Orleáns.

Santa Cruz, Alonso de: Marino y cosmógrafo español. Formó parte de la expedición de Sebastián Caboto.

Autor del ―Libro de las longitudes‖ y de un ―Islario general del mundo‖.

Santángel, Mosén, Luís de: Facilitó parte del dinero para que Colón marchara a América. Los Reyes Católicos

lo tenían en gran estima.

Sarmiento de Gamboa: Fundó una colonia en el Estrecho de Magallanes, que tuvo desastroso fin. Escribió una

―Historia de las Indias‖ y ―Viaje al Estrecho de Magallanes‖

Saturno: Divinidad itálica y romana identificada con el Crono griego. Se le celebraba en las ―saturnales‖,

tiempo de licencia carnavalesca y desenfreno, donde las clases sociales se invertían; los esclavos daban órdenes

a sus amos y éstos debían servirles.

Scylax: Mercader griego. Llega hasta el Océano Índico. Su itinerario marítimo no ofrece dudas al respecto.

Seleuco I: (354-280 a.C.) General de Alejandro Magno. Fue el fundador de la dinastía Seléucida. De las tierras

del Imperio, quedó principalmente con Persia. Murió asesinado.

Serrano, Francisco: Portugués. De 1511 a 1513 viajó a las islas de la Sonda, las Molucas y Timor.

Shang (dinastía China): (1650-1066 a.C.). Se realizan obras para regar los campos y se construyen graneros y

almacenes. Se desarrolla una escritura logográfica (cada palabra está representada por un dibujo).

Shouten, William: Holandés. Dá la vuelta al mundo con Le Maire. Es el primero que dobló el Cabo de Hornos,

demostrando así que la Tierra de Fuego no estaba unida al continente antártico.

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Silla: Rey de Corea. Unificó por primera vez la península coreana (668), siendo regida por su gobierno. Con su

flota impidió una invasión japonesa, derrotándolos decisivamente.

Soliman (el magnífico): Sultán turco (1494-1566). Sucedió a su padre, Selim I. Ensanchó las fronteras

imperiales. Conquistó Belgrado y la isla de Rodas, venció a Luís II de Hungría y se apoderó del país, pero

fracasó en el sitio de Viena. Al finalizar su reinado, firmó una tregua con Persia y la paz con Austria. Amante de

las artes, mandó edificar numerosas mezquitas y dotó al Imperio de un código legislativo.

Song (dinastía China): (960-1279). Las ciudades se convierten en motores del comercio y de la economía.

Irrumpe una clase mercantil equiparable a la burguesía europea. Las mujeres pierden la consideración social que

tenían en el campo. Aparecen inventos como la pólvora, la brújula o los tipos móviles de imprenta.

Soto, Hernando: Conquistador español. Desempeñó un papel importante en la conquista del Perú. En 1537,

Carlos V le nombró Gobernador de Cuba y le concedió la conquista de la Florida. En ella se internó en busca de

riquezas y recorrió una extensa zona en lucha constante contra los indios. En 1541 descubrió el Mississipi, a

cuyas aguas fue arrojado al fallecer un año más tarde.

Stroganov: Linaje noble de Rusia. En el reinado de Iván I, el Terrible, con la ayuda que les prestaron los

cosacos, los Stroganov dieron cima a la conquista de Siberia. La importancia de esta familia en la historia rusa

fue relevante.

Sui (dinastía China): (581-618). Esta dinastía emerge en China después de tres siglos y medio de división y

conflictos de poderes. Su primer emperador redistribuye las tierras y reduce los impuestos a los campesinos.

Tamerlán (Timur-Lang): Caudillo Tartaro (1336-1405). Se alzó contra el gobernador de Transoxiana, y se hizo

coronar. Fue el fundador de la dinastía de los Timúridas. Sus dominios se extendieron por gran parte de Rusia,

Persia, Turquía, Nepal e India.

Tang (dinastía China): (618-907). El imperio alcanza su máximo esplendor y su mayor extensión territorial. Se

entroniza a una mujer, la emperatriz Wu. Destacó por su energía y falta de escrúpulos. La porcelana china

adquiere fama en toda Asia. Monjes procedentes de India introducen el budismo.

Tasman, Abel Janszoon: Navegante holandés. Al servicio de la Compañía de las Indias Orientales; fue enviado

por el Gobernador General Van Diemen a reconocer el Sur, en 1642. Descubrió una tierra a la que dió el nombre

de ―Tierra de Van Diemen‖, llamada posteriormente Tasmania en su honor, la isla sur de Nueva Zelanda y los

archipiélagos de Tonga y Fidji; recorrió las costas de Nueva Guinea y en 1643 regresó a Batavia. Exploró las

costas occidentales y orientales del golfo de Carpentaria y fue el primer navegante que dio la vuelta a Australia.

Tchaka: Gran líder; en 1800 agrupó las tribus de los territorios actuales de Zambia, Tanzania y Mozambique,

bautizando al nuevo pueblo: ―Zulú‖ (cielo). Formó un poderoso reino e hizo frente a la penetración de los

colonos holandeses ―boers‖ y a los soldados ingleses.

Temístocles: General y político ateniense (525-460 a.C.). Tomó parte en la batalla de Maratón y sometió las

islas del mar Egeo. Dominó la vida política de Atenas. Rechazó la invasión Persa con la victoria naval de

Salamina (480 a.C.) y convirtió a Atenas en la primera potencia marítima. Condenado al ostracismo, se refugió

en Argos. Después se estableció al lado del rey de Persia, Artajerjes, quien le concedió el gobierno de

Magnesia.

Teseo: Según la mitología griega, héroe del Atica, hijo de Egeo, rey de Atenas o según otra tradición, de

Poseidón. Enviado a Creta como tributo al rey Minos, consiguió matar al minotauro y salir del laberinto guiado

por el hilo de Ariadna. Al suicidarse Egeo, le sucedió en el trono de Atenas, donde reorganizó la vida política.

Tetis: Hija de Urano y Gea, simboliza la fecundidad de las aguas. Es la esposa de Océano.

Thorwald: Hijo de Erik ―el Rojo‖. Siguiendo los pasos de su hermano, Leif Erikson, se instaló en la costa de

Terranova, pero murió en un enfrentamiento con los nativos.

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Tolomeo I: (¿366?-283 a.C.). Fundador de la dinastía Tolomeica. General de Alejandro Magno. Se quedó con el

territorio de Egipto. Hizo de Alejandría la capital, donde fundó un museo y una biblioteca famosa en la

antigüedad.

Tolomeo IV: Faraón egipcio, (¿244?-204 a.C.). Con él comenzó la decadencia de Egipto.

Tolomeo, Claudio: Astrónomo, geógrafo y matemático grego-egipcio (100-170). Autor de ―Composición

matemática o Almagesto‖, que contiene un catálogo de mil estrellas y en la que expone su teoría egocéntrica del

universo. Este sistema prevaleció hasta el Renacimiento, en que se impuso la teoría de Copérnico.

Toscanelli, Paolo: Astrónomo italiano. Concibe la posibilidad de llegar a la China, navegando hacia Occidente.

Influyó sobre Colón.

Tsin (dinastía China): (221-206 a.C.). El emperador Qin Shihuang gobierna el Imperio con métodos brutales.

Persigue a los disidentes, desconfía de los intelectuales, ordena la quema de libros (excepto los de carácter

técnico), y conquista Corea del Norte. Se inicia la construcción de la Gran Muralla, se elabora un censo, y se

unifican los derechos aduaneros, pesos y medidas, y la escritura.

Tudor, María I: Reina de Inglaterra, hija de Enrique VIII y de Catalina de Aragón. Restableció el catolicismo y

comenzó una violenta represión contra los no católicos. Estuvo casada con Felipe II de España.

Tupac Yupanqui: Inca, hijo de Pachacupec Yupanqui. Reinó en los comienzos del siglo XV y realizó

importantes hazañas militares.

Urano: Personificación del Cielo, nace de Gea, que lo creó exactamente de su mismo tamaño para que la

cubriera por completo y la fecundase. Se convierte por tanto en el esposo de Gea.

Urbano II: Papa de origen francés (1042-1099). Fue Prior de la orden de Cluny, Obispo de Ostia y Cardenal.

Combatió la simonía y las investiduras laicas. Aprobó la proclamación de la primera Cruzada en el concilio de

Clermont (1095) y murió pocos días después de la toma de Jerusalén por Godofredo de Bouillon.

Urdaneta, Andrés: Navegante español. Estuvo en las Molucas, y en México entró a la orden de los monjes

agustinos. Luego, dirigió una expedición a Filipinas y descubrió la corriente del ―Kuro Shivo‖, permitiendo el

tornaviaje desde las Filipinas y otros archipiélagos, hasta la costa occidental de América.

Uslar Pietri, Arturo: Escritor, político y economista venezolano. Fue Ministro de Educación (1939-1941), de

Hacienda (1942), y del Interior (1945). Fundador del Frente Democrático Nacional. En 1990 se le concedió el

premio Príncipe de Asturias de las Letras. También compartió el premio Nacional de Literatura con el Dr.

Mariano Picón Salas. Cultivó el ensayo, el teatro, el cuento y sobre todo, la novela, con títulos como ―Las lanzas

coloradas‖; es considerado precursor del realismo mágico. En 1991 recibió el premio Internacional de novela

―Rómulo Gallegos‖, por la ―La vista en el tiempo‖. En televisión hizo ciclos de charlas sobre personajes

históricos –―Valores Humanos‖- que obtuvo un gran éxito.

Váez de Torres, Luís: Navegante español. Descubrió el estrecho de su apellido (Torres), entre Australia y

Nueva Guinea.

Valdivia Pedro de: Conquistador español. Su celebridad proviene de las conquistas de Venezuela, Perú y Chile.

Fue fundador de la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura, y la Serena. Nombrado Gobernador de Chile,

fundo además, las ciudades de la Concepción la Imperial y la que llevo su nombre, Valdivia. Ordenó diversas

expediciones y fue derrotado por los araucanos que le hicieron prisionero y le cortaron los brazos, que después

se comerían en su presencia, muriendo en medio de los más atroces sufrimientos.

Vasco da Gama: Navegante portugués (1469-1524). Abrió el camino de las Indias Orientales, después de doblar

el Cabo de Buena Esperanza y empezó a establecer el dominio de Portugal en África y la costa Malabar.

Camoens lo hizo el protagonista de ―Os Lusiadas‖.

Vásquez de Coronado, Francisco: Explorador español. Gobernador de Nueva Galicia (emprendió una

expedición que llegó hasta el Colorado, Río Grande y Arkansas).

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Verrazano, Giovanni da: Navegante y explorador italiano. Exploró la carta atlántica de América del Norte,

recorrió la bahía de Hudson y más tarde, la costa de Brasil.

Visnú: Segunda persona de la Trimurti hindú, en la cual desempeña el papel de conservadora del mundo.

Representa las fuerzas evolutivas del universo. Se la muestra de diversas formas, que reciben el nombre de

―Avatares‖.

Vitoria, Fray Francisco de: Teólogo y jurista español. Fraile dominico; fue catedrático en la Universidad de

París y Salamanca, donde explicó teología. Fundador del Derecho Internacional, autor de ―Relectiones

Theologicae‖.

Vivaldi: Hermanos navegantes genoveses que intentaron a finales del siglo XIII rodear África. Después de llegar

al Cabo Juby, frente a Las Canarias, se pierde su rastro.

Vladimir I: Príncipe de Kiev (¿956?-1015). Durante su reinado, los rusos se convirtieron al cristianismo, en su

forma oriental.

Vladislav: III de Polonia y IV de Hungría (1424-1444). Luchó contra los turcos, conquistando Serbia y

Bulgaria.

Waldseemüller, Martin: Cosmógrafo lorenés. Publicó en Saint-Die el primer mapa en el que llama América al

Nuevo Mundo.

Wallis, Samuel: Inglés. Sale en su nave, acompañando a la de Carteret, separándose a su paso por el Cabo de

Hornos. Descubre Tahití y la isla que lleva su apellido.

Wegener, Alfred Lothar: Geólogo, meteorólogo y explorador alemán (1880-1930). Se le conoce por su

hipótesis de la deriva continental que afirma que todos los continentes estuvieron unidos en uno solo durante la

era mesozoica. Escribió: ―Origen de los continentes y de los Océanos‖.

Willoughsbi, Hugo: Inglés. Llegó hasta el mar Blanco con Chancellor y siguió hacia el Este, hasta el sur de

Nueva Zembla, donde muere.

Yuan (dinastía Mongol): (1279-1368). Inaugurada por el mongol Kublai Khan, nieto de Gengis, en 1279, al

proclamarse emperador de China. Se inicia una etapa de estabilidad marcada por la extensión del sistema de

graneros públicos, la emisión del primer papel moneda y la construcción de carreteras y del Gran Canal. Se crea

en Bejing la Biblioteca Imperial y la Academia de la Historia. Está dinastía fue siempre considerada como

extranjera por los chinos.

Zacuto (Zacut), Abraham Ibn Samuel: Científico e historiador judeoespañol, nacido en Salamanca. Enseñó

probablemente en las universidades de Salamanca y Zaragoza, sufrió persecución y hubo de marchar a Turquía.

Su ―Compilación Magna‖ es un almanaque astronómico y astrológico. Su obra ―Libro de las Genealogías‖ es

una historia de la ciencia hebrea.

Zamorano, Rodrigo: Fue astrólogo, matemático y cosmógrafo de Felipe II, además de escritor. Piloto Mayor de

la Casa de Contratación. Persona de gran sabiduría y entereza. Ayudó a Céspedes en la enmienda de los

padrones e instrumentos de navegación. Entre sus obras, citaremos: ―Cosmografía, compendio del arte de

navegar‖ y ―Carta de marear‖.

Zeus: Dios supremo de los griegos, venerado por todos los pueblos helénicos. Es esencialmente el dios de la

Luz; personificación del Cielo y su esplendor. Dios del rayo, de los elementos y garante del orden cósmico que

encarna. Su poder se extiende también sobre los hombres pues es, según Homero, el ―padre de los dioses y de los

hombres‖.

Fin del volumen I

Luís Antonio Rodríguez Moro.

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