mundo, demonio y fausto 2

8/14/2019 Mundo, Demonio y Fausto 2

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ANTONIO PRIANTE

MUNDO

DEMONIO

YFAUSTO

TRAGICOMEDIA FANTSTICA

EN

TRES ACTOS

Y

NUEVE JORNADAS

ENTREGA 2


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ACTO II

(GRAN MUNDO)

Despacho oval del Emperador de Occidente. Reunin de Consejeros Fcticos. En

torno de la mesa, presidida por el Emperador: el Consejero Fctico de la Guerra, el

Consejero Fctico de la Banca, el Consejero Fctico de la Salud nica, el Consejero

Fctico de la Industria Pesada, el Consejero Fctico de la Buena Imagen, el

Consejero Fctico de la Opinin Programada, el Consejero Fctico de Banderas,

Iglesias y Smbolos y el Consejero Fctico de Informacin y Propaganda; a la

izquierda del Emperador, Ideator (Mefisto) y Henry Fost (Fausto).

EMPERADOR.- Estimados Consejeros, os he mandado llamar con tanta urgencia

porque necesito vuestra ayuda para tratar de resolver un problema de la mxima

gravedad; tan grave es que, si no le damos respuesta en breve plazo, el Imperio puede

perecer.

CONSEJEROS FCTICOS.- No, no! Dios no lo permitira! Nadie puede contra el

Imperio! Antes habrn de pasar por encima de las cabezas de los nuestros! Estamos

a tus rdenes, oh jefe carismtico.

EMPERADOR.-Y yo a las vuestras, por descontado... Escuchadme, el peligro que

nos acecha, el problema que hemos de resolver antes de que sea demasiado tarde

es...que...no tenemos enemigo.

CONSEJERO BUENA IMAGEN.- Alabado sea Dios, no hay enemigo que el Imperio

no pueda descabezar. Nuestra victoria ha sido completa.

CORO DE CONSEJEROS.- Alabado sea Dios. No hay enemigo que el Imperio no

pueda descabezar...

EMPERADOR.- Atentos. Parece que no habis entendido. Si no hay enemigo, no hayImperio. Si no hay enemigo...en qu se emplearn nuestras armas? adnde


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dirigiremos nuestra propaganda? cmo nos mantendremos como la salvaguarda

mundial frente a una amenaza que ya no existe? Mientras el Imperio de Oriente

mantuvo, por las armas y por la insidia, sus siniestras asechanzas sobre el mundo,

nuestro Imperio floreca y se fortificaba...y se justificaba hasta el ltimo rincn de la

Tierra. Ahora que Oriente se ha desmoronado, de qu clase de enemigos habremos

de salvar al mundo?

CONSEJERO INDUSTRIA PESADA.- Perdona, Emperador, pero...por qu hemos

de salvar al mundo?

EMPERADOR.- Consejero, te conviene un buen repaso de nuestro diccionario de

sinnimos y eufemismos. Salvar al mundo quiere decir...( Ideator carraspea con

fuerza) bien, todos sabemos lo que quiere decir. Abreviemos. Hay que adelantarse a

los acontecimientos. Me he permitido contactar con una de las firmas ms antiguas de

la vieja Europa, experta en conflictos internacionales. Os presento al seor Ideator y

al seor Fost, sus delegados en Amrica. Ellos mismos os expondrn el estado de la

cuestin y la metodologa a adoptar. Adelante, seor Ideator.

IDEATOR.- Honorables consejeros, no es oro todo lo que reluce, ni hay mal que por

bien no venga, y aunque es cierto que a quien madruga Dios le ayuda, no es menos

cierto que a la ocasin la pintan calva, claro est que hay quien opina que un clavo

saca otro clavo, pero yo ms bien pienso que ande yo caliente rase la gente. Alguna

pregunta?

CONSEJERO BANCA.- Qu consecuencias puede tener esa aplicacin en la

fluctuacin del ndice burstil?

IDEATOR.- Buena pregunta. La respuesta est en el viento, y en los demselementos, pero no hay que desesperar, dado que poco a poco hila la vieja el copo.

Ms preguntas?

EMPERADOR.- Hay algo que no acabo de entender, seor Ideator. Qu es copo?

IDEATOR.- El masculino de copa. Pero ste es un aspecto no sustancial en el tema

que nos ocupa (o nos ocopa).

EMPERADOR.- Muy bien. Y ahora quiz el seor Fost tenga alguna precisin quehacernos al respecto.


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IDEATOR.- No...

FOST.- S, slo quiero...

IDEATOR.- (Al odo de Fost) No, hables, no puedes hablar todava...

FOST. - (Como si no le oyese) Slo quera decir que es un gran honor para m

hallarme ante vosotros, dignos representantes del nuevo mundo. Yo vengo de un

mundo antiguo, de un continente anclado en las profundidades de la historia, que

desde hace ya siglos agoniza bajo el peso de los mrmoles y las sonatas. Vosotros sois

los hombres nuevos, vosotros sois los nuevos romanos que vuelven a arrebatar el

cetro a los caducos griegos.

CONSEJEROS VARIOS.- (entre ellos) Qu dice?... No se le entiende nada...Nos

ha llamado marranos?....No, ha dicho romanos...Qu es romanos?...Yo vi una

pelcula de romanos, llevaban pecho de hojalata y faldita corta...No, esa era de gays.

EMPERADOR.- Silencio!

IDEATOR.- No hay que ser impacientes, seores, todo se aclarar. Una primera

exposicin es como un amanecer en el Polo: siempre hay algo que no cuadra. (A

Fost) Ya ves t, por qu no callars cuando se te dice?

EMPERADOR.- Y ahora al trabajo, seor Ideator. El Imperio confa en ustedes.

Piense que en sus manos est ahora el futuro del orden y la libertad mundiales.

IDEATOR.- Okey. (Por cierto, nunca ha estado en otra parte).

Atardecer. Fausto y Mefisto pasean por el West Potomac Park.

MEFISTO.- Lo has entendido?FAUSTO.- Lo he entendido, y aun siendo mi ilusin muy alta y mi fuerza irresistible,

no s si lograr estar a la altura de tamaa empresa. Se trata de crear un Imperio,

nada menos! No me dirs que no habr que recurrir a algo de magia.

MEFISTO.- No es tanto como parece. Si dices "crear un Imperio", la tarea parece

abrumadora, lo reconozco. Pero si dices "crear un enemigo", la cosa se simplifica

mucho. Un Imperio requiere soldados, armas, propaganda, dinero, mucho dinero...Unenemigo no requiere necesariamente todo eso. Basta con que sepa hacerse percibir


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como enemigo. En realidad, ni siquiera es necesario que exista. Mrame a m: desde

hace veinte siglos el Enemigo por excelencia soy yo, y sin embargo hace ya tiempo

que la ciencia y la filosofa dictaminaron que nunca he existido.

FAUSTO.- No me sirven tus palabras. La dificultad est ah, es algo real, y t slo

sabes oponerle palabrera vana. Espero que hagas algo prctico, algo efectivo.

MEFISTO.- Hacer es algo que te corresponde a ti. Pero no menosprecies mis

palabras. En ellas est toda la sabidura de los mundos. Si te quedas ms ac, no

saldrs del agujero, si pretendes ir ms all, te estrellars. Algo prctico y efectivo?

De acuerdo. Lo mejor ser abandonarte a tus propias fuerzas. Desaparezco.

Mefisto desaparece. Se acerca, patinando, un joven ejecutivo (Max).

MAX.- Increble, increble. Seor, qu hace usted aqu, a estas horas en el Parque?

FAUSTO.- Paseo, y hablo conmigo mismo.

MAX.- Paseo? Error, no reconozco "paseo". Es usted extranjero no? No sabe lo

peligroso que es esto a estas horas.

FAUSTO.- Peligroso? No veo ningn peligro. De hecho, fuera de estos rboles tan

hermosos no veo nada ni a nadie. Dnde est el peligro?

MAX.- Usted es el peligro, hombre! A quin se le ocurre. Tendra que estar

prohibido.

FAUSTO.- Prohibido? Qu? Pasear?

MAX.- Error, no reconozco, ya se lo he dicho. Qu significa eso?

FAUSTO.- Pasear? Es caminar lentamente, sin rumbo ni destino, al ritmo depensamientos, que vienen y se van como hojas mecidas por el viento, aqu aspiro el

aroma de una flor, all aparto una piedrecita del camino, mientras el sol de la tarde

declina su majestad entre el rojo decorado de las nubes. Nadie pasea aqu?

MAX.- Es usted extranjero, claro. Alemn no? Me caen bien los alemanes. Ser

mejor que me acompae. Yo le pondr a salvo. Monte!

Max se agacha para que Fausto pueda montar a horcajadas sobre sus hombros, y


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emprende veloz carrera. Al salir del Parque se le unen grupos de jvenes ejecutivos

patinadores.

PATINADOR 1.- Qu llevas ah, Max?

MAX.- Un extranjero loco. Estaba solo en el Parque.

PATINADOR 1.- Solo en el Parque? Y qu haca?

MAX.- Dice que paseaba.

PATINADOR 1.- Error, no reconozco "paseaba".

MAX.- Eso mismo le he dicho yo, y me ha dado una explicacin muy rara.

PATINADOR 2.- Tretelo a la fiesta. Ser una bomba.

MAX.- En eso pensaba.

PATINADOR 3.- De dnde es?

MAX.- Alemn.

PATINADOR 3.- Nazi?

MAX.- (a Fausto) Eres nazi?

FAUSTO.- Mucho corris, y no puedo captar vuestras palabras, a parte de que esta

cabalgadura es bastante ms incmoda que los lomos del viejo Quirn.

MAX.- Lo veis? No se le entiende nada, y eso que apenas tiene acento. (a Fausto)

Hace mucho tiempo que vives aqu?

FAUSTO.- S, hace mucho tiempo que vivo. Y lo peor, es que el tiempo no aporta

nada. La selva de las confusiones se va enredando en vez de desenredarse.

PATINADOR 2.- Te lo he dicho: una bomba. Corramos.

CORO DE PATINADORES.-Corramos, volemos, saltemos,

pasear? no reconocemos.

Skating, jogging, surfing,

el mundo es una pista,

la vida va por ella

sobre ruedas o tablaso enfundados los pies


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en suaves deportivas.

Libertad en las manos

y viento en el cerebro,

skating, jogging, surfing,

corramos, volemos, saltemos,

pasear? no reconocemos.

FAUSTO.- Alto! Te lo suplico, no lo resisto ms.

Max se detiene, y tambin los dems patinadores. Fausto descabalga, se sienta en el

suelo, y los patinadores tambin se sientan formando crculo alrededor de l.

MAX.- Qu te ocurre? Te mareas? Vaya alemn flojo ests hecho.

FAUSTO.- Es que...no s adnde me llevis. Yo tengo una misin.

PATINADORES.- Una misin?

FAUSTO.-Un trabajo.

MAX.- Y cul es ese trabajo, si puede saberse?

FAUSTO.- No puedo decirlo.

MAX.- Eres espa?

PATINADOR 1- Espa? De quin? De qu pas puede ser espa si no hay

enemigo?

FAUSTO.- Cierto, no hay enemigo. El Imperio goza de un esplndido perodo de

paz...Pero yo tengo una duda, que a la vez es un temor: puede ser, pregunto, que enalgn lugar de este mismo pas exista alguien que, quiz sin saberlo, est incubando

en este momento el huevo de un poderoso enemigo, alguien, quiero decir, tan opuesto

a las esencias de este Imperio que lleve en su mente el germen de un Imperio

contrario?

MAX.- Te explicas como un libro, muchacho, pero yo tampoco soy tonto, y si no te

he entendido mal, la respuesta es: s, lo hay, y ms de uno.PATINADOR 2.- Pero todos estn en Nueva York.


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PATINADOR 3.- Y son intelectuales.

MAX.- Y judos.

FAUSTO.- Dadme un nombre, os lo suplico.

MAX.- Woody Allen.

FAUSTO.- Eso es un nombre?

MAX.- S, el que merece el representante de la basura neoyorquina.

FAUSTO.- Dnde lo puedo encontrar?

PATINADOR 1.- Donde haya una nia china.

FAUSTO.- No es una gran pista. A qu se dedica?

MAX.- Practica el incesto, toca msica de negros y engorda a los psicoanalistas.

Tambin hace pelculas.

FAUSTO.- Cine? Yo he visto una pelcula.

MAX.- Enhorabuena...Esto me empieza a aburrir. Chicos, nos vamos?

Lentamente se aproxima una limousine. Se detiene a unos pasos del grupo. El chfer,

uniformado, con gorra de plato y botas de caa alta, desciende, abre una puerta y se

queda firme con la gorra sobre la mano. Fausto se incorpora y, ante el asombro de

todos, camina hacia el coche. El chfer le hace una seal con la cabeza para que

entre, regresa a su puesto y arranca.

FAUSTO.- Crea que haba de componrmelas solo.

CHFER-MEFISTO.- Y as es. T decides y actas. Yo slo me ocupo de la

intendencia y de la logstica...A Nueva York! Me encanta esa ciudad. Los que lacomparan con el Infierno no saben de lo que hablan.

Nueva York. Apartamento de Woody Allen.

FAUSTO.- Buenas tardes.

WOODY.- Buenas tardes. Qu se le ofrece? Le advierto que tengo de todoaunqueusted no tiene pinta de vendedor.


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FAUSTO.- No lo soy. Solo quiero que hablemos de un asunto que a ambos nos

interesa.

WOODY.- Eso me dijo una vez un tipo y por poco acabo tocando la pandereta con

los hare-krishna.

FAUSTO.- A usted no le gusta este pas.

WOODY.- Hombre, reconozco que el agua corriente podra ser de un color menos

subido.

FAUSTO.- Usted hara cualquier cosa por destruirlo.

WOODY.- No crea, no soy especialmente violento.Usted tampoco lo esverdad

que no lo es?ejemle he dejado entrar en mi casano le conozco de nada, no s

nada de ustedslo que es altoy fuerte, y ese extrao acentoNo pensar

hacerme dao, verdad?Al menos, no me haga sufrirno soporto sufrir por cosas

inevitables, me da mucha rabia, qu quiere que le digaOiga, cuando est distrado,

mirando hacia all, por ejemplo, me da un buen golpe en la cabezay que haya

suerte, caray.

FAUSTO.- No acabo de entenderle, seor. Es bien cierto que para comunicarse con

gente de otro pas (y de otra poca) no basta con conocer el idioma. Acaso teme que

le haga dao?

WOODY.- No, qu va, slo ha sido una idea, se le ocurren a uno tantas ideas al cabo

del da! Mire, si yo no escribiese y no hiciese pelculas no s qu hara con los

montones de ideas que se me vienen encima todos los das. Tendra que poner una

parada en Central Park, supongo. Y ahora volvamos al principio, qu se le ofrece,

seor pacfico?FAUSTO. Ando en busca de la madriguera donde las fuerzas adversas se hallan en

estado de latencia, para desatarlas, organizarlas y empujarlas al gran Enfrentamiento.

WOODY.- Un primo mo tambin buscaba algo as, pero slo encontr dos entradas

para el zoo.

FAUSTO.- Sigo sin entenderle, seor. Dgame con claridad, se lo suplico, si desea

ayudarme en la tarea de configuracin del gran Adversario.WOODY.- Ya s a quien me recuerda, hombre. A la Muerte, slo le falta la cara


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blanca. Una vez la Muerte visit a un personaje mo. Hizo un pobre papel, por cierto.

Perdi jugando al roomy con mi personaje y tuvo que volverse de vaco. Pero lo que

ms me extra es que, en un momento dado, y sin que venga para nada a cuento, le

pregunta a mi personaje Ha ledo Fausto? Y mi personaje responde Qu? y ah

se acaba el tema. Es extrao no?

FAUSTO.- No sabe hasta qu punto. Pero no me ha contestado a mi pregunta.

WOODY.- De si he ledo Fausto?

FAUSTO.- No, de si desea ayudarme.

WOODY.- Oiga, la verdad, no me apetece organizar nada bastante tengo con mi

vida- ni me interesan lo ms mnimo los adversarios, enemigos y especies parecidas.

A usted le han informado mal.

FAUSTO.- No es usted el peor enemigo del sistema de gobierno imperial? No es

intelectual? No es judo?

WOODY.- Por el Dios de los rabinos! se es Chomsky, Noam Chomsky. Ande, vaya

a buscarlo. En alguna Universidad le encontrar, aunque en estos momentos lo ms

probable es que se est tomando un caf doble con veinticinco ex marines reciclados

de vietnamitas. Buenas tardes.

FAUSTO.- Buenas tardes.

Fausto va caminando por las calles de la ciudad. Se adentra por barrios marginales,

poblados por indigentes de todas las razas. Ha anochecido y el fro es intenso. Se

acerca a un grupo formado por una docena de hombres y mujeres que tratan de

entrar en calor en torno a un fuego improvisado. Se abre paso entre ellos paraaproximarse a la hoguera.

NEGRO JACK.- Alerta al seorito.

MULATO PREZ.- A que nos birla la estufa?

NEGRA DAISY.- Eh, to, te has equivocado de planeta. Tienes pasta?

Fausto observa atentamente a la concurrencia. Por unos momentos quedan todos


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amedrentados ante su mirada contemplativa y profunda.

FAUSTO.- De dnde habis salido, criaturas de la noche? Ni en los sueos ms

horribles, ni en las pesadillas ms espantosas he conocido seres como vosotros.

Llevis la oscuridad en la mirada, la derrota en el rostro, la condenacin en todo el

cuerpo. Cuesta creer que hayis salido de vientre humano. Pero si es as, si vuestro

linaje no es distinto del mo y de cuantos pueblan las esferas superiores, decidme

quin os ha arrojado aqu? qu nefando pecado o qu inmerecido conjuro os ha

lanzado a esta tenebrosa antesala del Infierno?

NEGRO JACK.- Joder!

MULATO PREZ.- Qu vaina!

NEGRA DAISY.- Vale, pero tienes pasta o no?

Fausto busca en los bolsillos y saca todos los billetes que encuentra. En cuanto los

tiene en las manos, se abalanzan todos y se los arrebatan. Luego, lo sujetan entre

varios y lo registran de arriba abajo.

NEGRA DAYSI.- Nada, ni reloj, ni joyas, ni tarjetas. cmo vas por el mundo as,

to, sin una mala Visa?

Fausto, ya libre y anmicamente intacto, se dirige con voz potente a la concurrencia,

y de nuevo quedan todos amedrentados, impresionados, con los billetes en las

manos.

FAUSTO.- No me habis contestado, criaturas de la noche, cul es la causa, cul el

origen de vuestra terrible desgracia?

MULATO PREZ.- Somos pobres, seor.

FAUSTO.- Pobres he visto en mi larga existencia, y todos tenan un rostro humano.

Su pobreza era un desequilibrio entre necesidades y recursos, no una cada en losdominios del espanto. Sois seres humanos. Pertenecis a la esfera superior de la vida.


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No podis moveros como lagartijas, entre las grietas de las ciudades. Qu se ha

hecho de vuestra patria, de vuestra comunidad, de vuestra aldea, de ese mbito claro

de afectos y reconocimientos donde cada cual tiene un lugar, un nombre, un rostro?

El seor, el comerciante, el artesano, el estudiante, el sacerdote, el pobre, s, el

pobreQu se ha hecho de todo eso? Cmo, cundo, por qu lo perdisteis y

fuisteis abandonados a esta horrible tiniebla, a este caos de miseria sin sentido?

Mientras Fausto habla, cada vez ms enardecido, va aumentando la concurrencia.

De todas las esquinas surgen multitudes de indigentes. Ya son millares y siguen

aumentando. Aprovechando una pausa del parlamento de Fausto

NEGRO JACK.- He odo a muchos predicadores, hermano, pero a nadie como t, te

lo juro. De dnde has salido? Quin te enva? Qu pretendes?

FAUSTO.- No habis de preguntar de dnde vengo. Preguntaos dnde estis

vosotros, qu hacis aqu, adnde vais, qu esperis de vuestra existencia. Quin os

ha arrancado de la vida, si es que alguna vez la conocisteis? Levantad el rostro del

oscuro suelo. Arriba de estos muros de piedra y de metal hay un cielo, ms all de

este asfalto insensible hay una tierra. La naturaleza an est viva, pero no vosotros,

vosotros estis muertos. Resucitad, no os resignis a ser la escoria de las ciudades,

resucitad!

MILES DE VOCES.- Resucitad!

FAUSTO.- Anunciadlo a vuestros hermanos, el da de la accin ha llegado.

El mensaje se va extendiendo por toda la ciudad, por todo el pas, por todo el

Imperio y llega hasta los ltimos confines de la Tierra, donde inicia el camino de

regreso, debidamente adaptado.

CORO DE LOS POBRES DE LA TIERRA.-

Camina o revienta, camina o revienta.Conoces el pas donde re la abundancia,


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all donde el hombre es hombre y no bestia?

All hemos de ir, all hemos de ir,

al norte feliz.

Los jvenes cuerpos decoran piscinas,

conducen veloces vehculos planos

y en los jardines de todas las villas

los fieles mastines dormitan atados

con longanizas.

Conoces el pas donde re la abundancia?

All hemos de ir, all hemos de ir,

al norte feliz.

Camina o revienta, camina o revienta.

Tres meses despus. Conversacin telefnica en la cumbre del Imperio.

EMPERADOR.- Qu est pasando, Consejero?

CONSEJERO INFORMACIN.- Los informes son confusos.

EMPERADOR.- No me interesa saber si los informes son o no confusos. Quiero

saber qu est pasando.

CONSEJERO INFORMACIN.- Hay un movimiento, una insurreccin, una

rebelin, no s, en algunas partes del Imperio.

EMPERADOR.- De dnde ha salido? Quin la organiza?

CONSEJERO INFORMACIN.- Parece que surgi en Nueva York, luego se traslada frica, y luego a Asia y Amrica del Sur.

EMPERADOR.- Y ahora?

CONSEJERO INFORMACIN.- Ahora el contingente principal se halla concentrado

en la frontera sur de la metrpoli.

EMPERADOR.- El contingente principal? Cuntos?

CONSEJERO INFORMACIN. No sentrequinientos y mil millones.EMPERADOR.- Ests loco? Entre quinientos y mil millones! Cmo es que nadie


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me ha informado antes?

CONSEJERO INFORMACIN.- Hasta ahora no han hecho mucho ruido, seor.

EMPERADOR.- Peroqu quieren? qu buscan? quin los manda?

CONSEJERO INFORMACIN.- No se sabe lo que quieren, seor. Sus consignas

van siempre enmascaradas de cantos y msicas. Nuestros sistemas no estn en

condiciones de descodificar esos sonidosQuin los manda? En principio parece

una masa informe sin estructura ni organizacin, aunque hay tres nombres que suenan

mucho: Spartacus, El Mahdi y Kuo-fei. Tambin es cierto que algunos informes

apuntan la posible existencia de un organizador en la sombra, hablan de una especie

de mago que apareci una noche en el Bronx. Lo llaman el Mago del Bronx, pero

ninguno de nuestros inflitrados ha logrado verlo. Solo se sabe que es europeoLo

siento, seor, pero todo parece indicar que estamos ante una gran amenaza para el

Imperio.

EMPERADOR.- Europeo? Mago? Una amenaza para el Imperio? No puede ser,

no puede ser

El emperador marca otro nmero. Mefisto, que est colgado del puente de Brooklyn

examinando un detalle de su estructura, coge el mvil con la mano izquierda

mientras sigue suspendido del puente con la derecha.

EMPERADOR.- Seor Ideator.

MEFISTO.- A sus rdenes, emperador.

EMPERADOR.- Cmo va el trabajo que les encargu?MEFISTO.- Bien, creo que bastante bien, he ledo algo en los peridicos. Bueno,

quiz haya un pequeo desvo respecto a preferencias de opciones no especificadas.

Es eso lo que le inquieta, no? Lo comprendo, yo tambin me siento muy incmodo

(cambia el mvil de mano al mismo tiempo que la mano con que se agarra al

puente), pero piense que no puedo hacer nada. El tema es de competencia exclusiva

del seor Fost y en estos momentosno s cmo podra localizarlo.


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Se le cae el mvil al vaco. Mefisto trepa hasta arriba del puente. Una vez ah, lanza

una amplia mirada a toda la estructura

MEFISTO.- No es tan distinto de los que yo estuve haciendo durante mil aos.

Despus de todo, la teora es siempre la misma: si quieres tender un puente entre dos

orillas, no olvides dejar un espacio hueco por debajo.

Al sur del Ro Grande, sobre una colina que domina un mar inmenso de

desarrapados, se alzan varias tiendas de campaa. En una de ellas estn reunidos

Spartacus, El Mahdi y Kuo-fei.

SPARTACUS.- Slo una espada en cada diestra y el Imperio caer hecho trizas al

momento.

EL MAHDI.- Una columna de mis hombres armados vale ms que toda esa multitud

inerme.

KUO-FEI.- Y ya no os digo con un subfusil por barba.

SPARTACUS.- Pero es intil. Las rdenes son que ni un arma. En esto el Mago es

inflexible.

EL MAHDI.- l nos ha llevado hasta aqu y merece todo nuestro respetopero

tambin puede equivocarse.

SPARTACUS.- Y yo digo que es una equivocacin no proveernos de armas.

KUO-FEI.- Y las equivocaciones se pagan a no ser que se corrijan antes de que sea

demasiado tarde.SPARTACUS.- Pero quin nos proporcionara armas?

EL MAHDI.- El mismo enemigo quin si no? No sabis que uno de sus principios

morales consiste en venderse por cualquier cosa?

KUO-FEI.- Pero no tenemos nada que ofreceres decir, s, tenemos algo muy

valioso, algo por lo que daran lo que fuese.

LOS TRES.- El Mago del Bronx!


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Entra Fausto, acompaado por su ayudante, el diminuto Homnculus

FAUSTO.- Espero que mi visita intempestiva aparte de vuestra mente los malos

pensamientos.

EL MAHDI.- Nada malo podemos pensar de ti. Eres nuestro benefactor.

FAUSTO.- Precisamente. El acreedor es siempre ms odiado que el deudor. Pero no

os preocupis, no considero que estis en deuda conmigo. Es verdad que yo os he

dado forma, rescatando vuestros rasgos de las sombras de la historia; es verdad que

volvis a lucir, junto a vuestro nombre, el poder que un da os dieron los hados; es

verdad que, gracias a m, estis al frente de un ejrcito que ni los tres juntos podrais

haber soado. Pero no pensis que he hecho todo esto por vosotros, ni tampoco por

esa multitud de desgraciados. La accin tiene en s misma su recompensa.

SPARTACUS.- S, es verdad que, gracias a ti, tenemos un ejrcitopero sin armas. Y

un ejrcito sin armas no es en verdad un ejrcito.

FAUSTO.- Te equivocas, Spartacus. A un ejrcito armado siempre lo puede vencer

otro ejrcito armado. La humanidad desnuda y en marcha es invencible.

KUO-FEI.- Veremos cmo suena eso entre el fragor de los misiles.

HOMNCULUS.- Ms respeto a tu seor, chinito, o te rebano lo que te queda de

nariz.

KUO-FEI.- No soporto a ese tipejo, seor. Es necesario que hayamos de aguantar

siempre su presencia?

FAUSTO.- No os lo tomis a mal, es slo un hombrecillo artificial, el ejemplo

mximo de lo que la ciencia puede hacer en asuntos humanos. Es bueno tenerlosiempre presente. Y ahora, prestadme atencin. Maana es el da sealado. Cuando

ese sol que ahora asciende entre arreboles haya completado su crculo y se halle de

nuevo en el mismo punto, las trompetas llamarn a la accin, y se iniciar el avance,

lento, continuado, sin pausa y sin un paso atrs, de esa multitud de hombres y

mujeres en busca de su dignidad perdida. Las armas contrarias nada podrn. Es cierto

que, si se emplean, morirn muchos. Pero no importa; ya estn muertos; ahora se tratade renacer.


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EL MAHDI.- Y despus, qu ha de venir despus? Sers t el nuevo emperador?

FAUSTO.- No te preocupes de lo que ocurrir maana, cuando el da de hoy tiene

tantos cuidados.

SPARTACUS.- Pero nosotros somos las cabezas visibles de la masa. Tenemos

derecho a saber qu lugares nos reservas en el nuevo Imperio.

FAUSTO.- No ha de haber un nuevo Imperio, sino tantos imperios como seres

humanos. sta es la finalidad explcita de la accin.

KUO-FEI.- No te entiendo, seor. Quieres decir que no hemos de organizarnos en

un nuevo poder?

FAUSTO.- Eso quiero decir. El hombre es un mundo en s mismo. No hay imperio

mayor que el que abarca la mente del ser humano.

KUO-FEI.- Sigo sin entenderlo. Yo he dedicado todas mis vidas a luchar contra reyes

y emperadores. He practicado la guerrilla, el bandolerismo, el terror para desatar la

anarqua all donde haba un asomo de orden, eso es verdad y creo que deseable. Pero

es verdad y deseable visto desde abajo. Porque en cuanto uno ha vencido y se ha

subido sobre el cuerpo del enemigo, es necesario envolver al vencido con una red

opresora, para tenerlo quieto.

FAUSTO.- Esa es la ley que ha regido al mundo hasta ahora, pero yo he venido para

cambiarla por otra. Y el que no lo entienda slo tiene dos opciones: acatarla con ciega

confianza o desaparecer.

HOMNCULUS.- Desaparece, chinito, desaparece.

KUO-FEI.- (a Homnculus) Descudate y te aplasto, engendro. (a Fausto) Perdona

mis dudas y vacilaciones. Ya sabes que, por encima de todo, tengo confianza en ti.SPARTACUS Y EL MAHDI.- Todos confiamos en ti.

FAUSTO.- Y yo confo en vosotros, y espero que la sazn de los tiempos permita el

triunfo de la accin.

Horas despus, en Sant Cugat, Europa. Sala de estar de una vivienda adosada, ms

bien lujosa. Nia de siete aos, Pap, Mam y el perro Rodrigo.


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PAP.- (leyendo el peridico) se calcula que el nmero de extremistas que se

hallan concentrados junto a la frontera sur de la metrpoli supera los mil millones.

MAM:- Qu horror!

PAP.- contingentes de similar importancia se estn concentrando desde hoy

(ayer para el lector) en la orilla sur del Mediterrneo

MAM.- Qu espanto, Dios mo, qu espanto!

NIA.- (jugando con el perro) Qu espanto, Rodrigo, qu espanto.

MAM.- Es horrible. A m que no me digan que no pueden hacer nada.

PAP.- Qu quieres, mujer, si se vea venir. Se aflojan las leyes de extranjeros, se

regala el dinero, el dinero de todos, nuestro dinero, a las oenegs, y luego qu pasa.

Pues ah tenemos lo que pasa, la chusma, la chusma en estado puro, a punto de acabar

con la civilizacin y el progreso, si se vea venir

MAM.- Yo tengo mucho miedo. Qu ser de nosotros? Te imaginas que esa

purria llegase hasta aqu? Y si de verdad llega? Ay, Dios mo, qu espanto.

NIA.- Mam, qu es purria?

MAM.- (abrazando a la nia) Ay, hijita, no lo quieras saber. qu ser de nosotros?

PAP.- No asustes a la nia, mujer. Yo creo que el tema se controlar. El potencial

armamentstico del Imperio ser una barrera infranqueable.

NIA.- Mam, qu es purria?

MAM.- Ay hijita, es una gente horrible, hombres malos, sucios, mal vestidos y que

no creen en Dios.

NIA.- Como el to Ernesto?

MAM.- Nia!NIA.- El to Ernesto va mal vestido y no cree en Dios, verdad, pap?

PAP.- S, hija, por desgracia es as. Pero el to Ernesto no es purria, porque

porque es de la familia, y la purria nunca es de la familia.

NIA.- (al perro) Purria, Rodrigo, t s que eres una purria.

RODRIGO.- Guau!

MAM.- Nia, no le digas esas cosas al pobre animalito. Le has dado la medicina?NIA.- S, mam, y ahora le dar las galletitas. Con qu las quieres, Rodrigo, con


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DOLLAR.- Pues a eso iba. Mi teora es que la vieja idea de que los indicadores

macroeconmicos pueden proporcionarnos

CAZZOLA.- Seor Dollar, por favor, de qu nos est hablando?

DOLLAR.- es falsa, absolutamente falsa. Yo ofrezco una teora sin un slo punto

dbil, donde

MODERADOR.- Seor Dollar, reconduzcamos la cuestin, si le parece, Qu piensa

usted del aluvin de indigentes que parecen dispuestos a asaltar el ncleo privilegiado

del Imperio? Sabe que en estos momentos, en las fronteras de nuestro bienestar, hay

centenares de millones de hombres y mujeres de todas las razas dispuestos a acabar

con nuestro mundo, teoras incluidas?

DOLLAR.- Eso es una falacia.

GIACCHETTA.- Cmo dice?

DOLLAR.- Eso es una falacia. Por qu nos habran de invadir?

GIACCHETTA.- Quiz porque son muy pobres y nosotros somos muy ricos.

DOLLAR.- Eso es una falacia. Si son pobres, cuanto ms ricos seamos nosotros,

mejor les ir a ellos. Si esas gentes supiesen leer, les recomendara que diesen un

vistazo a mi libroEl crecimiento es bueno para los pobres, donde demuestro que no

es cierto que la mundializacin y el crecimiento econmico favorezcan a las clases

medias y altas y empeoren la situacin de los pobres

GIACCHETTA.- Puede usted decir misa, pero ya estn ah.

DOLLAR.- Y demostrarlo no ha sido una tarea fcil.

GIACCHETTA.- Estoy seguro.

DOLLAR.- Junto con mi colega Karay comprobamos datos de 125 pases a lo largode 40 aos referentes al ingreso medio por persona y al ingreso por persona del

quinto ms pobre de la poblacin, con ellos conseguimos varios centenares de puntos

en los que observar la relacin entre el ingreso general y el ingreso

VISCONTI.- Cllese, mentecato!

MODERADOR.- Seor Visconti!

VISCONTI.- Ah, cundo llegarn los brbaros y nos liberarn de tanta basuratecnocrtica!


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DOLLAR.- (algo azorado) Seores, yo he sido invitado aqu a dar mi opinin

CAZZOLA.- No se puede opinar sobre un hecho cuya existencia se niega.

DOLLAR.- Todas las opiniones son respetables.

VISCONTI.- No y mil veces no. Esa s es la gran falacia de nuestro tiempo. Las

opiniones monstruosas, estpidas, absurdas o vulgares no merecen ningn respeto. En

todo caso, las personas sern respetables (suponiendo que lo sean).

MODERADOR.- Calma, seores. Y usted qu opina, seora Cazzola?

CAZZOLA.- Opino que los hechos estn ah y que no se pueden negar. Los pobres de

la tierra reclaman su racin de bienestar; la masa ha dicho basta ya. Para m est muy

claro lo que esto significa, y hay que estar ciego para no verlo. Significa el fin de la

falocracia.

DOLLAR.- La qu?

CAZZOLA.- La falocracia, el dominio absoluto del pene, que nos ha tenido

esclavizadas a lo largo de toda la historia.

VISCONTI.- No estoy de acuerdo contigo, queridsima Carla. Yo creo que, dada la

tendencia natural al dulce no hacer nada, slo una poderossima pasin puede haber

movilizado a tantos millones de seres humanos. Y creo que se trata de una pasin

muy noble, que nada tiene que ver con las vulgares necesidades del comer y del

tener y esa pasin es: la envidia de nuestra decadenciaPero en el fondo se trata

de una pasin intil, porque la decadencia es algo que no se puede obtener si no se

cuenta primero con un rico acervo de cultura y civilizacin. Por eso, yo creo que esa

multitud est condenada al fracaso, es decir, a la eterna ignorancia de las mieles y

hieles del decadentismo.DOLLAR.- Ustedes perdonen, a ver si lo entiendo. Yo he sido invitado como experto

en economa..

MODERADOR.- Seamos sinceros, seor Dollar, usted ser experto en economa, en

tortillera peruana o en lo que se le antoje, pero ha de reconocer que est haciendo un

papel lamentable. Lo menos que se puede esperar de un invitado es que est a la

altura de los contertulios habituales. Su comportamiento me parece vergonzoso,sencillamente vergonzoso luego hablamos. Y ahora, unos minutos de publicidad.


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Campamento sin fin al sur del Ro Grande. Tiendas de campaa y otros habitculos

hechos con los materiales ms diversos se extienden hasta donde alcanza la vista.

Hombres y mujeres de todas las razas van de un lado a otro, se cruzan, se saludan,

preguntan por sus familias respectivas, tal que habitantes de una aldea intemporal.

Ha anochecido. Las innumerables fogatas velan el resplandor de las estrellas. Por

las callejas improvisadas, animadas por los cantos, alegres o melanclicos, de sus

pobladores, Fausto camina solo.

FAUSTO.- Nunca estando tan acompaado me haba sentido tan solo. Qu hay de

comn entres estas gentes y yo? La materia de que estn hechas la carne y la sangre,

la facultad de formar conceptos y de hablar. Pero en ellos y en m, los sueos tienen

formas diferentes, los impulsos buscan metas dispares, la memoria contiene paisajes

distintos. Si les hablase como me hablo a m mismo no me comprenderan. Y sin

embargo, he sabido dirigirme a ellos en el idioma adecuado. Debera estar orgulloso:

todo esto es obra ma pero me siento posedo por una extraa sensacin de

malestar. Porque, si lo pienso bien, qu es lo que se puede atribuir a mi autora?

Levantar el velo, descubrir la fuerza, sealar el camino, quiz. Pero ni siquiera la idea

surgi de m mismo, sino que una noche, en los sumideros de la gran ciudad, se dej

caer ante mis pies como fruta madura y ajena.. Y ahora esta gente me sigue, y confa

en m tanto como en sus propias fuerzasMe pregunto he hecho bien llevndoles

hasta aqu, al borde mismo de una frontera que es un abismo? No parecen

desdichados, no, y hasta dira que no les falta nada esencialde dnde sacan lo

necesario para mantenerse? Por lo que veo, comida no les faltay hasta hay sobraspara los perroscomo ese chucho negruzco que hocea entre los cacharros. Qu

animal tan desagradable!Ahora viene hacia aqu. Me mira y se queda quieto, como

si esperase algo. Lo siento, chucho, no tengo nada que ofrecerte. Peroqu es esto?

Se alarga, se agranda, se transforma, es

MEFISTO.- Ya me ofreciste lo ms preciado, no te preocupes.

FAUSTO.- Casi me haba olvidado de tu existencia. Me espas?MEFISTO.- Digamos que te tutelo.


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FAUSTO.- No necesito tu proteccin.

MEFISTO.- No? Hace un momento te preguntabas de dnde saca esta gente lo

necesario para mantenerse. Olvidas que yo me encargo de la intendencia y de la

logstica?

FAUSTO.- Lo malo de este tipo de relacin es que uno no sabe nunca dnde termina

el mrito propio y dnde empieza el del socio.

MEFISTO.- Eso ocurre en todos los casos. Por eso, en todos los casos, el primero que

puede arrambla con todas las medallas.

FAUSTO.- No ser yo. Al contrario, he de confesarte una cosa: aunque he conseguido

lo que pareca imposible, no me siento satisfecho en absoluto.

MEFISTO.- No te llamaras Fausto si la satisfaccin lograra adormecerte (lo siento,

pero de vez en cuando hay que resaltar el carcter del protagonista, dando de paso un

poco de coba al personaje). Pero te comunico que hay alguien que an se siente

menos satisfecho que t, e incluso seriamente cabreado, dira.

Suenan los primeros compases, metlicos, delDies Irae. Mefisto se saca el telfono

mvil y lo mira.

MEFISTO.- Es lIdeator al habla.

EMPERADOR.- Seor Ideator, necesito una entrevista urgente con el seor Fost.

MEFISTO.- Me temo que no ser posible. El seor Fost est muy ocupado

ltimamente.

EMPERADOR.- No me venga con historias. Quiero verle ahora mismo.MEFISTO.- Olvida que estamos separados por una frontera, por un ro con decenas

de alambradas y con todo su ejrcito en pie de guerra en la orilla norte?

EMPERADOR.- Olvida que soy yo quien pone y quita las fronteras, y que puedo ir

adonde me place y como me place? No se muevan de ah!

Un sordo rumor en el cielo se hace cada vez ms audible. Una nave volante se sitasobre la vertical de Fausto y Mefisto. Un potente foco proyecta un crculo de luz


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sobre los dos, que son abducidos por la nave. Salita de estar de la nave imperial.

MEFISTO.- (a Fausto) Vaya susto! He de reconocer que, comparada con la moderna

tecnologa, nuestra vieja magia es cosa de nios.

EMPERADOR.- Seor Fost, a qu jugamos?

FAUSTO.- Estoy cumpliendo mi parte del contrato.

MEFISTO.- En eso de los pactos y contratos es muy cumplidor (espero).

EMPERADOR.- Su parte del contrato! Me parece que los trminos estaban muy

claros. Se trataba

FAUSTO.- De crear un enemigo para el Imperio.

EMPERADOR.- Eso es. Y dnde est ese enemigo?

FAUSTO.- A sus pies, quiero decir, ah abajo.

EMPERADOR.- Por la sangre de Kennedy! Eso es un enemigo? igame bien, en

todo la historia de la teora poltica y militar, desde Aristteles hasta Clausewitz, y sin

despreciar a Mao, un enemigo es un poder organizado, un ente con cara, con ojos,

con manos, con centro de decisiones, con telfono rojo si me apura, con el que se

puede hablar, negociar, pactar. Un enemigo es un colectivo armado, sobre todo

armado, no lo olvide, a quien se puede amenazar, intimidar, chantajear. Un enemigo

es una entidad de derecho pblico con sus representantes con corbata y zapatos

negros con los que uno puede reunirse en las cumbres y cambiar bromas y tomar

copas mientras se juega a los dados sobre el mapa del mundo. Un enemigo es una

potencia, me oye?, una potencia, con su cultura, su economa, sus medios de

comunicacin, su programa espacial, su y eso viscoso que se mueve ah abajo,dice usted que es un enemigo?

FAUSTO.- Lo afirmo, y el nico enemigo capaz de derrotar al Imperio.

EMPERADOR.- Pero de qu me habla, hombre de Dios?

MEFISTO.- (Del Diablo, si no le importa).

EMPERADOR.- Usted no ha entendido nada. Cree que yo quiero que se derrote

al Imperio? Cree que soy idiota? No se trataba de derrotar al Imperio, que Diosguarde, se trataba, a ver si se entera de una vez, de CREAR LA COARTADA QUE


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PERMITA AL IMPERIO EXTENDER Y AFIANZAR SU PODER PARA SIEMPRE

JAMS. Lo entiende ahora, seor estpido?

MEFISTO.- (Cmo las gastan los soberanos de hoy, aunque la verdad es que todo se

les va en palabras. En otros tiempos ya habra actuado el verdugo.)

EMPERADOR.- Le he odo, seor Ideator, y a eso voy. igame bien, seor Fost,

ahora le voy a devolver a tierra, con su querida chusma. Pero a cambio me har un

favor. Convencer a esa cosa para que se disuelva y se vuelvan todos a sus casas.

Si as lo hace, el caso quedar cerrado, y ya me guardar muy mucho de confiar otra

vez en expertos europeos. Si no lo hace, si en seis horas contadas desde el momento

en que entr en esta nave ese ocano de humanidad apestosa no se esfuma, usted

morir entre dolores espantosos.

MEFISTO.- (Suele ser el premio de los que se meten a redentor).

FAUSTO.- Hombre vulgar y abominable, has de saber que el poder no lo es todo. Has

de saber que los que imaginan que la parte de poder que detentan les convierte en

dioses, no son nada, absolutamente nada. Y finalmente has de saber que tu poder no

puede alcanzarme.

MEFISTO.- (No lo jures).

EMPERADOR.- Estoy hablando en serio. Cuando ha entrado en la nave, mientras le

cacheaban, han introducido un minsculo dispositivo en cierto lugar de su cuerpo. Si

a las seis horas desde ese momento, la masa de ah abajo no se ha disuelto, el

dispositivo entrar en accin y en cuestin de minutos su cuerpo quedar reducido a

un montoncito de partculas elementales. Me ha entendido? Va en serio,

absolutamente en serioY ahora, largo de aqu los dos, imbciles!

Amanece sobre ambas orillas del Ro Grande. En el norte, el sol naciente refleja sus

rayos sobre la bruida superficie de las mquinas de guerra. En el sur, el ocano

humano se despereza entre rezos y cnticos. Spartacus, El Mahdi y Kuo-fei

multiplican sus esfuerzos transmitiendo rdenes para que la masa se organice

mnimamente en disposicin de marcha. En la cima de la colina, Fausto y Mefisto.


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FAUSTO.- Llegado este momento, me pregunto vale la pena continuar? Qu le

espera a esa pobre humanidad? Despus de todo, no seran menos desgraciados

acabando sus miserables vidas bajo las mismas estrellas que les vieron nacer. Cunto

dolor, cunta mortandad pesa ya sobre mi conciencia! Pero an hay una pequea

esperanzaCrees t que sern capaces de usar las armas contra una multitud

inerme?

MEFISTO.- No lo dudes, lo primero es lo primero. La palabrera sobre los derechos

humanos, que forma parte de la propaganda oficial del Imperio, no es ms que eso:

palabrera y propaganda. Siempre ha sido as: el que defiende su dignidad est

dispuesto a morir; el que ve amenazados sus privilegios no duda nunca en matar.

FAUSTO.- Morir, matarqu palabras tan espantosas. Y qu alejadas de lo ms

noble del espritu humano, que sin cesar desea vivir, ser, crear.

MEFISTO.- Son dos aspectos de la misma cuestin. Lo que t llamas el espritu

humano cree que se puede alcanzar las alturas con las manos limpias. Pero lo primero

es vivir, y no hay animal que no mate para mantenerse vivo. Entre vosotros, los

individuos matan con preferencia a animales y plantas, mientras que los imperios

matan naciones y sobre todo a los pobres de las naciones.

Se acercan Spartacus, El Mahdi y Kuo-fei.

SPARTACUS.- Seor, ya ha amanecido y todo est dispuesto.

EL MAHDI.- Esperamos la orden.

KUO-FEI. Solo una palabra y el Imperio ser barrido.FAUSTO.- (a Mefisto) Qu debo hacer?

MEFISTO.- No has llegado hasta aqu para volverte atrs.

FAUSTO.- (dirigindose al cielo) Espritu inmortal, t sabes cun pura es mi

intencin, cun limpia de intereses mezquinos es mi accinY yo s que todos, los

del norte y los del sur, estamos acogidos en tu seno y que slo se obra tu voluntad.

MEFISTO.- (Y con estas frasecitas nos ahorramos las largas parrafadas de Krishna yArjuna).


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FAUSTO.- Adelante!

La orden la repiten Spartacus, El Mahdi y Kuo-fei, y se va repitiendo y extendiendo.

Suenan trompetas, tambores, chirimas, cacerolasLa inmensa multitud se pone en

marcha a los sones del himno de los

POBRES DE LA TIERRA.-.

Camina o revienta, camina o revienta.

Conoces el pas donde re la abundancia,

all donde el hombre es hombre y no bestia?

All hemos de ir, all hemos de ir

En la orilla norte hay un silencio tenso, slo roto por el chirriar de las mquinas de

guerra, que buscan en vano algn objetivo destacado. Las primeras lneas de la

multitud comienzan a trepar por las alambradas.

MEFISTO.- Alto ah! Todos quietos!

La multitud se queda paralizada. En el norte, las mquinas y los hombres se han

detenido en seco y el silencio es absoluto.

FAUSTO.- Qu ocurre?

MEFISTO.- Nada grave: la accin ha quedado suspendida, congelada. Mralos, unosy otros no son ahora ms que figuras de un grabado antiguoo ms bien, de una

realidad futura. Porque has de saber que esto tendr lugar. No valoro tanto la

inteligencia de tus congneres como para pensar que sabrn evitarlo.Pero no es

ahora el momento. Otro mundo te est esperando.

FIN DEL SEGUNDO ACTO

mundo, demonio y fausto 2

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