mundo, demonio y fausto 1

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Pongo a disposición de todos, por entregas, una obra no publicada de Antonio Priante (Lesbia mía, El silencio de Goethe...etc). Con su permiso, de momento.

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ANTONIO PRIANTE

MUNDO DEMONIO Y FAUSTO

TRAGICOMEDIA FANTSTICA EN TRES ACTOS Y NUEVE JORNADAS

PERSONAJES PRINCIPALES (POR ORDEN DE APARICIN)

FAUSTO MEFISTO D. EUREKA MARGA BHO FILEMN BAUCIS

El mismo de Goethe, pero un poco ms bobo. El mismo de Goethe, ms burln, si cabe, pero tambin ms humano. Cientfico-burcrata, especialista en subvenciones. La antigua Margarita, pasada por la posmodernidad. Rara avis. Anciano mtico Anciana mtica, esposa del anterior.

EMPERADOR de Occidente, con aspiraciones globales. MAX WOODY SPARTACUS EL MAHDI KUO-FEI Joven ejecutivo washingtoniano, muy wasp. Woody Allen, antes de conocer la dieta mediterrnea. Lder de los pobres blancos. Lder de los pobres oscuros. Lder de los pobres amarillos.

HOMUNCULUS Hombrecito, producto de laboratorio. MODERADOR Tertuliano mayor en una emisora de radio. Mr. DOLLAR Tertuliano invitado

GIACCHETTA Periodista tertuliano. CAZZOLA Tertuliana periodista.

VISCONTI BARN JOHANN GUILA FERNANDO AMALIA CONDESA DIOSA DUPCHER CATHERINE JEAN-PAUL DENEUVE

Tertuliano exquisito La Ilustracin, en versin estrecha. Mira por dnde. Rara avis. Joven noble napolitano Madre de Fernando, y algo ms. Amante de Fernando, y algo ms. Cibeles, tambin llamada la Gran Madre. Catedrtico francs, con los adjetivos propios de su condicin. Estudiante francesa, rubia, bella, realista y con carcter. Estudiante francs, novio de Catherine. Padre de Catherine, catedrtico francs que sufre y supera una extraa crisis de adjetivos. Ms francs que taxista. Estudiante aragons, vive con los duques de Zaragoza y no es mal poeta. Ver captulo XXX y siguientes de la segunda parte del Quijote. Ver captulo XXX y siguientes de la segunda parte del Quijote.

TAXISTA BERNARDO DUQUE DUQUESA

ECLESISTICO Ver captulos XXXI y XXXII de la segunda parte del Quijote MARGOT KERENSKI IRIS Novia de Deneuve, alma del Pars plusquamposmoderno. Intelectual latinoamericano en Pars. Hija de Margot, tan tan como su madre.

MAGRITTE

Intelectual de no se sabe donde en Pars.

MORENO

Barcelons, anfitrin de don Quijote.

CABALLERO No es el famoso personaje que se busca, sino otro no menos famoso.

BERNAT MODERADOR

Funcionario municipal y literato en ciernes, con asombroso parecido al Bernardo aragons de cuatro siglos atrs. Entre demonlogos, guardin de lo polticamente correcto.

CARDENAL PRIMADO, LUEGO PAPA Ver prensa de abril de 2005.

ELENA DAVID ALCALDESA PRESIDENTE SECRETARIO BOBBY STODDART OSCAR WILDE CONAN DOYLE WALTER

Extraa joven de 18 aos Padre de Elena de Parads de la Comisin de Recuento de la Comisin de Recuento Tpico polica de Londres, con su casco y con su pito. Editor de la revista norteamericana Lippincott Magazine Literato ms bien exquisito Literato ms bien popular Productor Ejecutivo

FABRIZIO ISABEL RAFAEL

Director Directora de Reparto Guionista

ACTO I ( PEQUEO MUNDO)

Una colina boscosa, en el centro de Alemania ECO DEL CORO MSTICO.- Solo lo femenino eterno nos atrae a lo alto. FAUSTO.- Ya est? MEFISTFELES.- Ya est. FAUSTO.- Estoy salvado? MEFISTO.- He de responder siempre a tus preguntas? T qu crees? Te sientes salvado? FAUSTO.- No s. Un extrao sopor me invade. Creo que me estoy durmiendo. MEFISTO.- Duerme, te lo aconsejo. (Fausto se queda dormido). Nada mejor para los mortales que un buen sueo. Cuando estn despiertos creen que su actividad mueve las cosas, imaginan que el mundo es algo ajeno, agradable u hostil, segn los casos. Slo cuando duermen regresan a la verdad. Y hablando de regresar, no estara de ms darse una vuelta por el laboratorio del doctor durmiente. Laboratorio del doctor Fausto. Irreconocible. La parafernalia del alquimista medieval ha sido sustituida por la de un moderno laboratorio bioqumico. MEFISTO.- Hola! Hay alguien por ah? Ha cambiado un poco esto. Imagino que el doctor Wagner estar criando malvas. Han pasado por lo menos quinientos aos. Quin ser el usuario de instrumental tan resplandeciente? Echo de menos el polvo, las polillas, las chinches y todo aquel ejrcito de diminutas criaturas que salan a recibirme cuando sacuda la pelliza del doctor; tampoco la pelliza est. En su lugar, una bata de un blanco que hiere la vista. Parece que los grises, pardos, ocres y negros de mi poca han desaparecido. Todo es claro y reluciente. Pero tampoco es la claridad del mundo clsico; es un brillo de cristal y de metal que nada tiene que ver con la vida. DOCTOR EUREKA.- (Aparece con bata blanca y con unos papeles en la mano). Quin anda por ah? No est permitido que los estudiantes permanezcan ms tarde de las siete, ya lo sabe. MEFISTO.- Tengo aspecto de estudiante? D. EUREKA.- Ms bien no. Quin es usted? Qu hace aqu? Haga el favor de identificarse, voy a llamar a seguridad. MEFISTO.- Soy un viejo amigo de la casa. D. EUREKA.- No le entiendo. Ah... perdone. De la Direccin General? de Inspeccin? De todos modos sera conveniente que se identificase, son las

normas, usted lo sabe. Yo soy el doctor Eureka, jefe del departamento de bioqumica aplicada. MEFISTO.- (Si por identificarse entiende que uno manifieste lo que es, lo tiene crudo. No tendr ms remedio que sacarme de la manga una tarjetita de sas que tanto les gustan, con foto y banda magntica incorporada). (Al doctor Eureka) Aqu est. D. EUREKA.- (Leyendo) Doctor Splendidus, Inspector Jefe Agregado a la Direccin General. Usted dispense, doctor Splendidus, no poda suponer que nos visitase as, de improviso y a estas horas... MEFISTO.- No tiene importancia. Cmo andan los trabajos? D. EUREKA.- Okey, si bien se priorizan segmentos en funcin de mdulos predefinidos. MEFISTO.- ( Raro lenguaje. Debe significar "vamos tirando") D. EUREKA.- Pero tenemos un problema de recursos humanos, ya sabe. MEFISTO.- (Habla claro, muchacho, o te dejo esto perdido de azufre). D. EUREKA.- Hace meses que esperamos el licenciado que nos prometieron. MEFISTO.-(Eso ya es otra cosa). Amigo, no hay promesa que no se cumpla ni plazo que no venza. Maana tendr su licenciado. D. EUREKA.- Con master en Houston? MEFISTO.- Con master en Houston y con todo lo que haga falta. Mefistfeles regresa a la colina, ahora escasa en rboles y rodeada por autopistas. La circulacin de vehculos es intensa. Fausto despierta y ve a Mefistfeles de pie, contemplando el horizonte. FAUSTO.- Dondequiera que despierte, siempre me lo encuentro ah. Hace aos que apenas oigo junto a mi odo otra voz que la suya. En la vieja Alemania, en la Grecia clsica, y ahora dnde me ha tocado despertar junto al mismo de siempre? MEFISTO.- No murmures a mis espaldas, ni me hagas responsable de lo malo que te ocurra. Slo soy una parte de tu destino, y tu destino es slo tuyo. Cada cual es dueo absoluto de sus propios sueos. FAUSTO.- Hicimos un pacto, pero no veo que esto avance. Tengo la impresin de que estamos dando vueltas alrededor del mismo punto. MEFISTO.- No te quejes. Se te ha permitido volver a gozar de la juventud, del poder de la seduccin y de los ms tiernos placeres con aquella dulce criatura FAUSTO.- No me la recuerdes. MEFISTO.- Gracias a las artes que te ense alcanzaste el poder, llegando a sentarte al lado del Emperador, y has conocido la belleza suprema...y si piensas que el episodio de Helena fue slo un sueo, has de pensar tambin que precisamente en eso para toda la belleza. Bajaste a la siniestra regin de las Madres y ascendiste a la ms divertida de los serafines y querubines. No s de nadie... Qu ms quieres? FAUSTO.- Llegar al fondo de m mismo y del mundo. Saberlo todo, gozarlo todo, y que una inquietud siempre renovada mantenga en vilo la curiosidad y el deseo. MEFISTO.- Bello programa. Pero lo primero que deberas saber es que el hombre tiene sus lmites. FAUSTO.- Por eso pact contigo, para romperlos. Si no, de qu me sirves?

MEFISTO.- Amigo, hago lo que puedo. Tampoco puedes pretender que un pobre diablo trastoque de arriba abajo el orden de la naturaleza. De eso ya os encargis vosotros mismos: mira cmo graznan all abajo vuestras criaturas de metal. CORO DE AUTOMVILES: Nuestro rostro es de cristal, el alma de gasolina y es el cuerpo de metal. Comemos distancia y tiempo y si acaso se descuida, tambin al pequeo animal que nos gua desde dentro. Suena un disparo y un automvil se desva y provoca choques en cadena, aparece el Lobo Estepario con un fusil Mauser en la mano. LOBO ESTEPARIO.- Buena pieza. Antes venan de uno en uno y era difcil acertar. Ahora, aunque van ms veloces, basta con tirar al bulto. Esta vez ha valido la pena. CORO DE COMPAAS DE SEGUROS.Pago uno y cobro mil, las cuentas siempre me cuadran y todos confan en m. Terrorismo no cubierto: pago cero y cobro mil, las cuentas siempre me cuadran y todos confan en m. LOBO ESTEPARIO.- Siempre hay alguien que intenta aguarme la fiesta. No importa. Un automovilista menos siempre es un automovilista menos. MEFISTO.- Debes reconocer que tu mtodo es muy primitivo. No se vacia el mar achicando el agua con una cuchara. Pero vayamos a lo nuestro, Fausto, te he encontrado un trabajo. Desaparece el Lobo Estepario. FAUSTO.- Un trabajo? MEFISTO.- Disculpa, quiero decir, una tarea, una misin. En tu antiguo laboratorio te esperan experiencia nuevas. FAUSTO.- Quieres decir que he de volver a empezar desde el principio? MEFISTO.- No exactamente. El panorama es muy distinto de como lo recuerdas. Hablando francamente, todo es nuevo, o lo parece. La magia ha huido de las palabras y ahora acta desde la materia. Los hombres han descubierto que el secreto de lo ms grande se oculta en lo ms pequeo. FAUSTO.- Que el macrocosmos est en el microcosmos es cosa de siempre sabida. MEFISTO.- S, pero ahora hurgan en el microcosmos con mtodos muy eficaces. FAUSTO.- Los secretos de la vida y del universo!... MEFISTO.- S, y sin mitos ni fantasmas. Slo creen en lo que tocan. FAUSTO.- Poca fe se necesita para eso.

MEFISTO.- Bueno, en realidad slo creen en lo que sus instrumentos tocan... Bueno, en realidad slo creen en los nmeros y relaciones que deducen de los instrumentos con que tocan. FAUSTO.- Ya veo, un paso ms y de nuevo la magia. MEFISTO.- Alto, no puedes hablar as. Ese papel me corresponde, por algo soy el espritu de la negacin. Lo tuyo es lanzarte al mundo en pos de nuevas experiencias y sentimientos, y siempre con espritu activo. Quiz lo que con tanto afn has estado buscando te espera en el fondo de una de las maquinitas del nuevo laboratorio. Y un consejo: recuerda que no hacen falta conjuros ni ensalmos mgicos (hoy la magia es slo una rama del comercio). Todo consiste en hallar la ecuacin adecuada y en saber aplicarla. Por este camino la humanidad ha de alcanzar cotas muy altas... ahorrndome de paso la mitad del trabajo. Laboratorio. Margarita y Fausto (ahora llamado Enrique), con batas blancas y ante sendos ordenadores. MARGA.- Las magnitudes A las entras con el cdigo Z, y las magnitudes B, con el cdigo Y. Lo has entendido? FAUSTO.- S, no es difcil. MARGA.- Para un licenciado con tu currculum habra de ser sencillsimo. Perdona, comprendo que esto debe ser muy aburrido para ti. Pero, al menos, t has entrado por la puerta grande. Yo tambin soy licenciada y ya ves, ms de un ao de auxiliar. No hay manera de que me den la plaza. FAUSTO.- Hay cosas que no entiendo. Ha cambiado tanto esto! MARGA.- Habas trabajado en un programa parecido? FAUSTO.- S, hace mucho, mucho tiempo. MARGA. Dnde? FAUSTO.- Aqu mismo. MARGA.- Imposible. Si este laboratorio se inaugur poco antes de entrar yo... Antes haba aqu un viejo casern, creo que lo ocupaba una logia masnica. FAUSTO.- No, Marga, ni me engao ni te engao. Mira, ven, acrcate a la ventana. Ves all, entre esos edificios tan altos, el campanario de la vieja iglesia? Es la prueba de que no me equivoco. Yo he estado aqu. Este fue mi reino. MARGA.- Dices unas cosas muy raras, Enrique. Y hablas como un iluminado. Pero me gustas. No s si ests loco o no, pero me gustas. Qu edad tienes? FAUSTO.- Treinta, creo. MARGA.- Para ser un cientfico no eres muy preciso, que digamos. Pareces ms joven. Yo tengo veinticuatro, y vivo sola, bueno, con una amiga. T vives solo? FAUSTO.- S, muy solo. MARGA.- Chico, lo dices de una manera, que das una pena... No sers de esos tos que se hacen los desgraciados para ligar mejor? Qu va, con tu pinta, debes tener muchas novias, a que s? FAUSTO.- Slo una criatura me rob el corazn, y por mi culpa... MARGA.- Por tu culpa qu? FAUSTO,- Nada, historias antiguas. MARGA.- Sabes hacerte el interesante eh? Oye, quieres que salgamos esta tarde? Te gusta el cine? FAUSTO.- S, lo deseo, tengo tantas cosas que aprender!

Salida del cine. Es de noche y cae una lluvia fina. Fausto y Marga van caminado, despacio, junto a la cola que espera entrar a la siguiente sesin. Un mendigo, de cara tiznada y barba negra va pidiendo limosna, cojea un poco. MARGA.- Es una pelcula muy triste. Si lo llego a saber...Te ha gustado? FAUSTO.- S, y me ha causado una gran impresin. Es como un teatro mgico en el que se puede representar todo, hasta los sueos. MARGA.- Qu dices? No tiene nada de teatral. Hay mucha accin. FAUSTO.- S, y qu modo tan maravilloso de representar la accin. MARGA.- Y por qu crees que l se suicida? Por ella? FAUSTO.- No exactamente. Todos los suicidios tienen la misma causa: que no hay vida por delante. A veces, llega un momento en que la fuente de la vida se seca, y entonces uno se muere o se suicida, tanto da. MARGA.- La fuente de la vida? Eso me lo tendrs que explicar en trminos cientficos...maana, por supuesto... Mira qu pena, casi no puede andar, si tengo una moneda... FAUSTO.- No le des nada, no le mires. MARGA.- Pobre, por qu dices eso? FAUSTO.- T eres muy compasiva, y ser compasivo es como estar siempre al borde del abismo. Infinidad de brazos tratan de atraparte para arrastrarte a las profundidades. MENDIGO-MEFISTO.- Una limosna. (a Fausto) No me espantes a la chiquilla, que est muy buena por cierto. Y contigo tengo que hablar. Una limosna MARGA.- Tenga. MENDIGO-MEFISTO.- Gracias, que haya suerte. (a Fausto) Y t a ver si dejas de pasearte como un colegial, por no decir como un imbcil (se va). MARGA.- Qu te ha dicho? FAUSTO.- Nada. Una grosera. MARGA.- S? La verdad es que es bastante repulsivo. Cuando le he dado la moneda le he tocado sin querer la mano y ha sido como si una corriente elctrica me sacudiese de arriba abajo. Da mucho miedo. Es como un monstruo. FAUSTO.-Te lo advert. El universo est lleno de monstruos, y se es de los principales. MARGA.- Qu cosas dices. Como si lo conocieses de toda la vida. Hablas de una manera tan extraa. Me gustara conocerte a fondo. Hace slo tres das que trabajamos juntos y, la verdad, me tienes atrapada. Quieres venir a casa? Hoy estoy sola. FAUSTO.- (Si tiras t de la rienda, pierdo yo toda mi fuerza). Vamos. ESPRITU DE LOS TIEMPOS.Entra sin temor en nuestra esfera, olvida para siempre los antiguos cnones. Un mundo nuevo, veraz, ilimitado tienes ante ti, aunque tambin, algo ms soso.

Fausto y Margarita en la cama, desnudos; ella fuma un cigarrilo. MARGA.- Siempre que lo hago, sobre todo despus de hacerlo, tengo una sensacin extraa. Me parece que soy otra persona. FAUSTO.- Es todo tan extrao, y sin embargo tan fcil, tan sencillo, tan plano. Apenas he tenido tiempo de... Es como si antes de tocar el fruto, ya me lo hubiese comido. MARGA.- Quieres decir que no te ha gustado? que no he estado a la altura? FAUSTO.- A la altura de qu? Mira, Marga, hay un sentimiento, un sentimiento muy poderoso que se llama amor, o pasin o deseo o como quieras llamarlo. Es un sentimiento que lleva fatalmente al acto. Pero rara vez el acto lleva al sentimiento. MARGA.- Quieres decir que primero nos tenamos que haber enamorado? Y quin te dice que yo no lo estoy? FAUSTO.- Me sorprendes. ltimamente no dejo de sorprenderme. Me sorprendes t, me sorprende este mundo, me sorprende la tranquilidad con que la gente va a ninguna parte. Antes, un tiempo circular lo abarcaba todo, el calendario anunciaba las penas y las alegras de los hombres, fijaba las fiestas pblicas y las pocas de duelo; el pueblo, dentro de un espacio limitador, se senta protegido por sus dioses y sacerdotes. Algunos sabios se apartaban del rebao para lanzarse a empresas llenas de peligros en pos de altas realizaciones, incluso al precio de su vida, o de su alma, como en algn caso que yo s. Hoy es como si todo el pueblo fuese sabio, pero sin sabidura. No tienen dioses, no tienen sacerdotes, pero tampoco emprenden aventuras heroicas. Caminan mansamente hacia ninguna parte procurando no desentonar del balido general. Qu espera este mundo? Qu busca? Qu pretende? Cmo puede sobrevivir as? Su insensibilidad a la realidad divina me espanta. Parece que, por haber dejado de creer en el Dios de las estampitas, no pueden creer en otra cosa que en lo que tocan, en lo que imaginan que tocan. MARGA.- Ests muy filosfico. Me lo explicas maana...Tengo un sueo... Margarita se queda dormida. Se abre el armario ropero y aparece Mefistfeles, todava en forma de mendigo. MEFISTO.- Parece que el seor no est satisfecho. FAUSTO.- Francamente, no. MEFISTO.- Parece que el seor echa de menos ciertas incertidumbres y sobresaltos: el asedio, la conquista, la rendicin, la cada de la inocencia. Crea que, para el seor, todo eso eran penalidades necesarias impuestas por la sociedad. Pero veo que no, veo que era parte sustancial del placer. Si no hay asedio, si no hay conquista, si no hay derrota y humillacin del contrario, no hay placer. No es as, mi viejo pervertido? FAUSTO.- Quizs ocurre que slo tengo joven el cuerpo, que a mi espritu centenario le es imposible entusiasmarse por una jovencita. MEFISTO.- Para esos menesteres el cuerpo basta, te lo aseguro. Ahora mismo, no he visto que hicieses funcionar otra cosa. FAUSTO.- Has estado mirando? MEFISTO.- No lo puedo evitar. Me gusta el espectculo. Un hombre y una mujer en trance amoroso es una llamada a la perpetuacin de la especie humana, y eso

me conviene. FAUSTO.- (Mirando a Margarita cmo duerme) Y reconozco que es muy bella. MEFISTO.- (Se sienta a la otra orilla de la cama. Margarita, dormida y desnuda, queda entre los dos) Digamos que es monilla. Te revelar un secreto: la belleza de la mujer no existe; es slo un prejuicio de los hombres, un prejuicio instintivo y csmicamente necesario. A una mujer no la deseas porque sea bella; te parece bella porque la deseas. FAUSTO.- Esa filosofa, es nueva? MEFISTO.- Qu va. Ms de cien aos. Schopenhauer. FAUSTO.- Quin? MEFISTO.- Schopenhauer, un compatriota tuyo. Muy interesante, te lo recomiendo. Dice verdades como puos, y por un pelo no da con el secreto de la vida y del universo. Pero apenas se le ha entendido, y hoy est prcticamente olvidado. En estos tiempos la verdad slo puede pronunciarse una vez; a la segunda, te dicen "eso est superado". FAUSTO.- Mira cmo se agita. Est soando. Dira que tiene horribles pesadillas. MEFISTO.- No precisamente. FAUSTO.- No hay duda. Es tu proximidad lo que el provoca horribles visiones. MEFISTO.- S, mi proximidad, pero no pesadillas. FAUSTO.- Sabes lo que suea? MEFISTO.- Por supuesto. Suea conmigo, es decir, con un mendigo horrible y asqueroso que la ha arrastrado por la fuerza hasta aqu. El mendigo se ha quitado la spera cuerda que le serva de cinto y la ha atado por las muecas a los barrotes del cabezal. Ahora pasa su barba rasposa, lentamente, por la superficie de su cuerpo, sus pelos hirsutos son como pas de erizo que van rasgando la fina piel en busca de los lugares ms ntimos. FAUSTO.- Es horrible! MEFISTO.- Qu dices? Est a punto de estallar de placer. Si la despierto ahora, recogers los beneficios. FAUSTO.- Djame ya, por favor. Hoy me eres especialmente odioso. Yo siempre trato de aspirar a lo alto, por los medios que sea, lo reconozco, y t te complaces en mostrarme lo ms bajo. MEFISTO.- Yo te muestro lo que hay. Y no me eches a m a culpa. No os he inventado yo. As que no lo olvides: por muy arriba que asciendas seguirs pegado a tu culo. Laboratorio. Fausto y Margarita, ante sus ordenadores. MARGA.- Dnde te habas metido? Desde el viernes por la noche no he sabido nada de ti. No te o marchar. Podas haberme dicho algo, o dejarme una nota. No s tu telfono, ni tu direccin, ni nada de nada. No s nada de ti. He llegado a pensar que no te vera ms, que en realidad no existas, que todo haba sido un sueo. FAUSTO.- Un sueo? Dormiste bien el viernes? MARGA.- S, no me puedo quejar, y t? FAUSTO.- Me pareci que tenas horribles pesadillas. MARGA.- Pesadillas? No, no lo recuerdo. Ms bien creo que so algo bonito. FAUSTO.- Seguro?

MARGA.- Claro cmo iba a ser, despus de...? Bueno, vale, de esas cosas no se habla en el trabajo...Mira! Pero qu es esto? FAUSTO.- S, ya veo, un mensaje que dice "No ms fondos. Programa Homnculus cancelado" Qu significa? MARGA.- Qu significa! Que el programa se cancela, que me quedo sin trabajo, que me despiden ya. Dios mo, qu voy a hacer? Y mis padres, mis pobres padres...(llora) FAUSTO.- Te despiden? Tus padres? No entiendo nada, explcamelo, por favor. MARGA.- Oh, Enrique, mis padres son muy viejos, me tuvieron ya muy mayores. Nunca se preocuparon de nada ms que de vivir felices y en paz, nunca han tenido un trabajo estable, ni un seguro, ni nada. Con sus pequeos ahorros se compraron una casita en el campo, hipotecndola, claro. Hace unos meses no pudieron pagar unos plazos de la hipoteca. Yo pensaba que, con mi trabajo, podra conseguir un crdito para ayudarles, pero ya ves. Ahora les embargarn la casa, los echarn a la calle. Es lo nico que tienen, pobres, pobres... FAUSTO.- No llores, Marga, no llores, todo tiene solucin. Todava no sabes si te despedirn Cunto deben tus padres? MARGA.- Unos cuatro mil euros, es mi sueldo de tres meses. Pero lo peor es que ya est en proceso ejecutivo, o como se llame, que les van a embargar ya. FAUSTO.-Quieres decir que la cosa era irremediable antes de...? MARGA.-S, creo que s, pero tena esperanzas de que si reuna el dinero... FAUSTO.- Bueno, antes de nada tendremos que hablar con el doctor Eureka. Entra el doctor Eureka acompaado por el doctor Splendidus-Mefisto DOCTOR EUREKA.- Muchachos, malas noticias: el programa Homnculus se suspende. Bien, veo que ya lo sabais. Consecuencias: todos a la calle. T, Marga, ya puedes recoger tus cosas. En cuanto a Enrique, quiza...Hay un programa que tiene una vacante. MEFISTO.- Nada de excepciones. La Direccin General no lo aprobara. Enrique, tambin a la calle. DOCTOR EUREKA.- Ah, yo crea que siendo usted...que siendo ustedes...Bien, bien, todos a la calle. Marga, acompame a secretara. Salen el doctor Eureka y Margarita. FAUSTO.- Ha sido cosa tuya, claro. MEFISTO.- Naturalmente, esto se tena que acabar. FAUSTO.- Por qu razn? MEFISTO.-Quieres razones? Tmalas. Primera: esto no es un laboratorio, sino una cueva de ladrones, todo el mundo cobra y no se hace nada, es un montaje para que unos cuantos como el tal Eureka reciban dinero, subvenciones lo llaman. Segunda: aqu no aprenders nada, lo nico que hacis es repetir investigaciones obsoletas. Tercera: tu familiaridad con esa Margarita te est convirtiendo en un papanatas. FAUSTO.- Y si yo no estoy de acuerdo? T qu sabes lo que me conviene? MEFISTO.- Lo sabes t acaso? Habras recurrido a m si lo supieras? Lo tuyo no es aspirar a lo alto? Pues qu haces aqu entre tanta mierda?

FAUSTO.- S, yo aspiro a lo ms alto...pero hay tanta desgracia, tanta tristeza aqu abajo. MEFISTO.-Compasivo ahora? Recuerda: ser compasivo es como vivir al borde del abismo. FAUSTO.- De acuerdo, me ir. Slo pongo una condicin. MEFISTO.- Veamos. Despus de todo, lo nuestro es negociar. Pactemos una vez ms, si la condicin es aceptable. FAUSTO.- Tienes que darme cuatro mil euros. MEFISTO.- Dinero? Yo no tengo dinero, eso es cosa de los diablos menores. FAUSTO.- O un buen abogado. MEFISTO.- Entonces no sern cuatro sino cuarenta mil. FAUSTO.- Es mi condicin. MEFISTO.- De acuerdo. Quieres solucionar el problema de los padres de la chiquilla eh? Veremos qu se puede hacer...Aqu tienes el abogado. Mefistofles se transforma en otro personaje: traje caro bajo un abrigo de astracn abierto y cartera de piel suspendida de la mano izquierda. MEFISTO.- Qu tal? FAUSTO.- No s, supongo que debe ser as. Entran el doctor Eureka y Margarita. DOCTOR EUREKA.- Y el doctor Splendidus? Y usted... MEFISTO.- Abogado Babelius, para servirle. DOCTOR EUREKA.- Abogado? Le advierto que Margarita ya ha firmado el finiquito. MEFISTO.- No se preocupe, no estoy aqu por eso. Soy amigo de Enrique. DOCTOR EUREKA.- Ah, ya le he dicho al doctor Splndidus que, por m, Enrique puede continuar. MEFISTO.- Tampoco es eso. Bien, disculpen, tengo una reunin. Me esperan en el Colegio de Abogados. Esos chicos no pueden hacer nada sin m. Colegio de Abogados. Asamblea general de colegiados. Preside el abogado Babelius . BABELIUS.- Para tiempos de cambios, soluciones cambiantes. CORO DE COLEGIADOS.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- Nuestra herramienta es la ley, nuestro inters el cliente; nuestro beneficio, lo que uno y otro pierden. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- Somos la sal de la sociedad. Gracias a nosotros no se descompone, por mucho que apeste. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- Somos el escudo del acusado, la espada del acusador y el tragaperras de todos. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- Somos el escudo del demandado, la espada del demandante y el

tragaperras de todos. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- Sin nuestras armas de luz la oscuridad de la ley cegara a los hombres. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.Oh, oscura ley, con tus mil borrosas caras, con tus mil manos de humo nos inundas con tus dones, que nosotros afanosos ordeamos en tus ubres, mantn tu rostro oculto a los ojos del profano. Nosotros transmitimos tu luz y tu palabra ...segn los casos. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- Se abre el turno de los ruegos y tambin de las preguntas. En cuanto a las respuestas, ya veremos. COLEGIADA UNO.- He perdido mi supuesto material y no puedo construir el inters protegido. Cul es la solucin fctica? BABELIUS.- Vamos, una respuesta. Cul es la solucin fctica? COLEGIADA DOS.- Buscar primero el enlace subsumible en el marco del precepto. COLEGIADA UNO.- Si no tengo el supuesto, cmo voy a hallar el enlace? BABELIUS.- Eso, cmo lo va a hallar? COLEGIADO JOVEN.- En la norma delegante. COLEGIADO VIEJO.- No, en la norma delegante, no; en la clusula legal habilitante. VARIOS/AS COLEGIADOS/AS.-Claro, claro, elemental, qu estpidos. COLEGIADO NI VIEJO NI JOVEN.- En puridad, deben cohonestarse ambos preceptos. COLEGIADO VIEJO.- Por qu mvil? COLEGIADO NI VIEJO NI JOVEN.- Por esa su esencialidad para la definicin normativa. BABELIUS.- Una curiosidad. Nadie cita en latn? CORO.- No, porque en latn parece que queremos confundir al cliente. BABELIUS.- Claro est. CORO. - Y tambin, es decir, otros, porque no tenemos ni puta idea. BABELIUS.- Siendo as, ego claudo hoc actum et pedico vos in nomine Satanae. CORO.- A mayor abundamiento. BABELIUS.- (retirndose) (Deb presentarme en forma de macho cabro y que todos pasasen a besarme el culo. Hubiese quedado ms claro). Noche cerrada en el bosque. Fausto camina solo, con la ayuda de un bastn. FAUSTO.- Ni quedarme, ni seguir las instrucciones de mi socio. Lo mejor es escapar, marchar hacia algn lugar donde alumbre una luz nueva....Pero todo es oscuridad. Apenas distingo donde pongo el pie. Y sin embargo, he de avanzar, siempre adelante. Avanzar, siempre avanzar, y sin mirar nunca atrs. Cuntos

sueos enterrados! cuntos recuerdos perdidos!,...Qu lejanos los primeros aos de la vida, y tambin la adolescencia, cuando los padres bondadosos teman por m sin saber qu nombre darle a su temor, y la juventud, a la vez estudiosa y disipada, y la edad plena, entregada a los ojos de todos, a mil ocupaciones vanas, y la ancianidad, con la vuelta a las inquietudes juveniles: el afn de saber, infinito pozo sin fondo; el afn de ser, impulso ciego que alimenta la nostalgia de la juventud perdida. Pero siempre es lo mismo: o quedarte inmvil como la muerte, o avanzar sin saber adnde...Avanzar, la accin tiene en s misma su premio...Si fuese capaz de actuar como acta la naturaleza ciega...pero hay un rumor constante en mi cerebro: una catarata salvaje de palabras...Ese par de estrellitas en la oscuridad son sin duda los ojos de un bho. BHO.- Bho soy, aunque tambin he sido hombre. Una noche estaba tan perdido como t ahora. Para ver mejor, abr los ojos al mximo, y as me qued. No importa la oscuridad, todo lo veo. FAUSTO.- Lo entiendes tambin todo? BHO.- Qu entiendes por entender? Ver es entender. FAUSTO.- Supongo que eres muy sabio y que me vas a sorprender con algunas frases sentenciosas. Te lo advierto, no me interesa. Slo quiero saber el camino para salir de esta oscuridad. BHO.- Si slo aspiras a la luz, no es preciso que sigas caminando. Siempre acaba amaneciendo. FAUSTO.- Sabes dnde estoy? BHO.- Donde siempre has estado. Por mucho que te muevas no logrars apartarte de ti. FAUSTO.- Te lo advert, no quiero frases. (alza el bastn contra el bho). Dme slo adnde conduce este camino. BHO.- En tus ojos lo veo: a un paraje delicioso, donde hay una modesta casa de campo. En la casa viven dos ancianos, que trabajan la tierra y esperan la muerte. l se llama Filemn y ella Baucis. FAUSTO.- Poderes celestiales! Todo se ha de repetir bajo diferente forma? sta es sin duda la ocasin para que repare mi antiguo crimen. Mientras Fausto sigue caminando, amanece. Fuera ya de la arboleda, se extiende un pequeo campo de cultivo; en medio hay una casa; al fondo el mar. Un anciano cava la tierra cerca de la casa. FAUSTO.- Qu cansancio! No s si tendr fuerzas para llegar hasta la casa...Aquello es el mar? S, parece que s; si no sufro alucinaciones esta tierra est baada por el mar. Y esas higueras, esas vides emparradas, este sol inclemente... en qu lugar del sur me encuentro? Fausto cae desfallecido. El anciano, Filemn, llena un cubo de agua en un pozo y se dirige hacia l. FILEMN.- Ya lo tenemos aqu, el consabido viajero extraviado. Es una pesadez eso de tener un nombre asociado a un destino. Porque una vez auxili a Zeus, que viajaba de incgnito, estoy condenado a soportar a cualquier desaprensivo que decide perderse por aqu para reclamar nuestros cuidados? (Echa el agua sobre la

cabeza de Fausto) FAUSTO.- (aturdido) Qu ocurre? Ah, buen hombre. Me he extraviado, estoy muerto de cansancio. Si tenis la bondad de acogerme en vuestra morada... FILEMN.- No faltaba ms. Pero eso que ves ah no es una morada, es mi casa. Aqu solemos llamar a las cosas por su nombre. Supongo que no llevas nada encima, ni comida, ni dinero, ni nada de nada. No importa, no importa, para eso estamos. La hospitalidad es nuestro deber. (Y, quin sabe, cualquier da puede caer otro dios). Caminan hacia la casa. Al pasar junto al lugar donde Filemn cavaba, Fausto se detiene. FAUSTO.- Cavbais una zanja? FILEMN.- Ms bien una tumba. FAUSTO. Para un animal? FILEMN.- Para dos: mi mujer y yo. Mrala, all est, el desayuno debe estar preparado. Supongo que, como a todo viajero extraviado, te apetecer un poco de pan, aceite, higos, aceitunas, almendras, avellanas, queso, miel, vino y todo eso que se da por estas tierras. FAUSTO.- Ser un placer. FILEMN.- (Me lo tema) Fausto, Filemn y Baucis, toman el refrigerio sentados en torno a una rstica mesa, bajo un emparrado de vid. FILEMN.- Y qu se te ha perdido por aqu, joven? FAUSTO.- Si pudiese responder a esa pregunta. Pero la verdad es que...no lo s. Busco, busco y no encuentro. FILEMN.- Si labrases la tierra como yo, todo el da encontraras sin necesidad de buscar. FAUSTO.- Qu filosofa tan profunda encierran vuestras palabras. FILEMN.- (Este tipo es un memo). BAUCIS.- Vienes de la ciudad? FAUSTO.- S, vengo de una ciudad. BAUCIS.- Entonces conocers a nuestra hija Margarita, cmo est? FILEMN.- Qu cosas tienes, mujer. FAUSTO.- S, la conozco y me ha confiado un mensaje para sus padres. FILEMN.- (Esta s que es buena. El tipo no es Zeus, pero algo sabe.) FAUSTO.-Me ha encargado que os diga que no os preocupis, que el motivo de vuestra inquietud est a punto de resolverse. FILEMN.- Qu inquietud? FAUSTO.- La hipoteca, el embargo... FILEMN.- Qu hipoteca, qu embargo? Quin piensa en eso! Mira, jovencito, yo tengo muchos aos, bueno, slo ochenta, pero para m son muchos, demasiados... He tenido de todo en la vida, menos poder y dinero. Algunos dirn que si me han faltado estas cosas, en realidad no he tenido nada. Lo niego, rotundamente lo niego. El cielo me ha concedido una cabeza clara, un corazn templado y una pizca de desprecio para quienes convierten este mundo en el

tablado de una farsa. Es cierto que ltimamente me he vuelto un poco irritable, quiz porque he traspasado el lmite del tiempo que deba concederme. He sido viajero, a veces extraviado, a veces no, marinero, soldado, pintor, entomlogo, escritor, he cazado amaneceres como si fuesen mariposas, y mariposas como si fuesen amaneceres, he llevado una vida nmada, sedentaria, otra vez nmada y otra vez sedentaria. No he expuesto en ninguna sala, no he vendido ningn cuadro ni he publicado ningn libro, de manera que, al tiempo que cumpla mi destino, me zafaba de las garras de marchantes, crticos, editores...Brava gente los editores, s seor. La gente piensa que su funcin consiste en posibilitar que las obras de los autores lleguen al pblico, craso error! La funcin de los editores comerciales, que son todos, consiste en impedir que la obra de un escritor autntico sea conocida por el pblico. Amparados en el nivel intelectual medio, o sea, bajsimo del pblico lector, se niegan a publicar cualquier cosa que se adentre en la realidad profunda, actuando como eficaz filtro que rechaza lo slido y slo deja pasar las briznas y el viento. Qu posibilidades tendra hoy Kafka de que le publicasen sus libros? Menos an de las que tuvo en su tiempo, y fjate bien que he puesto un buen ejemplo, porque a Kafka no lo descubri ningn editor, sino un amigo que casualmente era editor. Cuntos Kafkas (menos afortunados en la amistad) han escrito obras que nunca conoceremos gracias a la labor concienzuda de los editores, murallas impenetrables levantadas entre el autntico poeta y el pblico? Y no hay excepciones, y si alguna hay, que se atreva a publicar esto. Pero qu me importan los editores, los marchantes, los crticos...De qu hablbamos? Ah, s, la hipoteca...cosa de banqueros. Ves? Los banqueros son gente ms clara, porque no ocultan sus intereses reales: enriquecerse como sea a costa del dinero y de las necesidades de los dems. Y es que no pueden hacer otra cosa, los pobres. No mandan ellos, es el dinero el que manda. El dinero es un poder autnomo con su propia lgica implacable; si entras en su crculo, no tienes ms remedio que plegarte a sus dictados. Puede un hombre bueno ser banquero? Puede un banquero ser un hombre bueno? No, claro que no. Puede una oveja ser un lobo? Puede un lobo ser una oveja? No, claro que no. Es lo mismo...La hipoteca, el embargo... Qu me importa a m! Si yo ya he acabado... BAUCIS.- Vamos, amor? Es la hora. FILEMN.- En seguida, cario. Pero antes completemos nuestros deberes de hospitalidad con el viajero extraviado. Despus, l nos har un pequeo favor. FAUSTO.- Todo lo que est en mi mano. Y ahora permitidme que os diga que estoy profundamente conmovido ante la valenta y la entereza de vuestro carcter. Ha sido una sorpresa para m descubrir un Filemn tan fuerte, tan audaz, tan independiente, tan hombre, en una palabra. Slo una pequea nube enturbia para m el cielo clarsimo de vuestra potente personalidad. Y es que creo advertir cierta actitud hipocondraca, negativa. No creis, mi estimado anfitrin, que una actividad eficaz y perseverante, conciliadora de los mundos contrarios, dirigida al mejoramiento individual en correspondencia con lo social, habra de llevarnos a la perfeccin de la personalidad en ntima paz con uno mismo y en completa armona con el mundo? FILEMN.- No. BAUCIS.- Es la hora, mi amor. FILEMN.- S, es la hora, cario. FAUSTO.- Dispuesto estoy a prestaros el favor, si est en mi mano.

FILEMN.- En tu mano est, con ayuda de una pala. Baucis y yo nos vamos, quiero decir que salimos. T qudate aqu y sigue dando cuenta de estos dichosos alimentos. Mira, desde aqu ves el reloj de sol de la fachada de la casa. Cuando haya transcurrido una hora, vas hacia el hoyo que antes has visto. Al lado hay una pala. Lo cubres de tierra. Eso es todo. FAUSTO. - As se har, almas nobles. FILEMN.- (saliendo con Baucis) (No tiene remedio). Ha pasado una hora. Mientras Fausto va echando paladas de tierra en el hoyo, se acercan dos nubes, una desde el Norte y otra desde el Sur. Situadas ya en sendas verticales prximas a Fausto, por la nube del Norte se asoman Werther, Larra y otros suicidas romnticos; por la nube del Sur se asoman Sneca, Petronio y otros suicidas clsicos. CORO DE SUICIDAS ROMNTICOS.El espanto y la noche, la sombra del amor, la galera de tteres sin alma, calaveras que babean palabras monocordes, el infinito yo que no cabe en el mundo. Huye al cielo imposible, oh santo sacramento del plomo y la pistola! CORO DE SUICIDAS CLSICOS.Colmado el cesto rojo de la vida, conocidas sus rosas y todas sus espinas, detengo el espectculo en el punto debido. Nosotros no humos (ni sabemos de otro infierno que no sea la ignorancia de las leyes y los lmites), simplemente, salimos. FAUSTO.- Non fugire, sed exire. Cmo recuerdo tus palabras, Sneca, que con tanto deleite lea en mi adolescencia! Pero nunca he compartido tu visin, seca y enjuta, de la existencia. La vida no es una trayectoria limitada y plana, es un universo de insondables dimensiones...Qu es aquella polvareda que se levanta junto a la lnea de la playa? A medida que la nube de polvo se aproxima se va distinguiendo un coche descapotable, que avanza a toda velocidad hasta que se detiene, con un brusco frenazo, a pocos pasos de Fausto. Al volante, Mefistfeles-Babelius; lleva gafas oscuras y atuendo deportivo veraniego. A su lado, Margarita, muy maquillada, demacrada, envejecida. Ambos descienden del coche. MEFISTO.- Traemos buenas noticias.

FAUSTO.- Demasiado tarde. MARGA.- Dnde paran los viejos? FAUSTO.- Han salido. MARGA.- Qu ocurrencia! Ms de veinte aos sin moverse de aqu y ahora resulta que han salido. FAUSTO.- Ests muy cambiada, Marga. MARGA.- S? Te parece? Pregntale a tu amigo Babelius... es un genio... me ha enseado tantas cosas... FAUSTO.- Ninguna buena, supongo. MEFISTO.- Abstente de afirmaciones gratuitas. Nos lo hemos pasado en grande, no es verdad, Marga? MARGA.- Es verdad. Todo lo he probado, todo lo he gozado, todo lo he apurado. Perdona que te lo diga, Enrique, pero comparado con tu amigo, eres de un soso que espanta. FAUSTO.- (a Mefisto) Adnde la has llevado? MEFISTO.- Adonde quera ir. FAUSTO.- La has arruinado, la has destrozado, has acabado con ella. MEFISTO.- Nunca me acostumbro a tu mana, a vuestra mana, de buscar siempre culpables ajenos. Ella quera tirarse; yo slo he dejado la ventana abierta. Marga busca nerviosamente en su bolso; saca una jeringuilla, se la inyecta y cae desplomada. MEFISTO.- Abre de nuevo el hoyo. Sern tres en vez de dos, y asunto cerrado. Se acab Margarita. Debes reconocer que era un personaje inspido y bastante molesto. Y suerte que esta vez no se oyen voces de lo alto que hablen de salvacin o condenacin. Estoy harto de voces msticas. Ves? me encantan estos tiempos. Si no fuese por ese dficit de inteligencia que observo en todas partes, dira que representan el triunfo definitivo de mi estilo de vida. En cuanto a ti, te conviene un cambio radical, y ste es el momento. FAUSTO.- Qu me reservas ahora? MEFISTO.- Cualquier cosa que puedas pensar y desear de acuerdo con tu genio particular. An no sabes que todo est en ti, incluso ste que te habla? FAUSTO.- No intentes confundirme. El mundo exterior es una realidad tangible que no se puede modificar slo con pensamientos. MEFISTO.- Como gustes. No es mi intencin darte lecciones de filosofa. Aunque no te vendra mal. Siempre has estado flojo en esta materia. Partimos? FAUSTO.- Adelante, ardo en deseos de entregarme a nuevas experiencias. MEFISTO.- Adnde vamos? FAUSTO.- Adonde me lleves. MEFISTO.- (Por lo visto, hasta yo soy para l una realidad tangible). Pues...en marcha! (Respetemos, de momento, su realismo ingenuo: es bueno para la accin). Parten en el descapotable, que conduce Mefisto. Instantes despus, la polvareda se convierte en una autntica nube, que envuelve el vehculo y lo eleva lentamente por el aire. Luego, gira hacia el Oeste

FIN DEL PRIMER ACTO